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las emociones

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"Año del Bicentenario del Perú: 200 años de Independencia”
Universidad Nacional de Piura
Facultad de Ciencias Contables y Financieras
DOCENTE:
José G. Fiestas Purizaca
CURSO:
Psicología General
TEMA:
Las emociones
INTEGRANTES:
Benitez Gutierrez Ana Belén
Burneo Chamaya keyla Aday
Cruz Rivas Sheyla Gabriela
Maceda Culquicondor Boris Lionel
Quispe Huayán Jessica Anel
Yarleque Ortiz Dilbert Antonio del Rosario
PIURA- PERÚ
2021
RELACION DE EMOCIONES PRIMARIAS O BASICAS Y SECUNADARIAS
EMOCIONES PRIMARIAS
ALEGRIA
MIEDO
TRISTEZA
IRA
EMOCIONES SECUNDARIAS
OPTIMISMO
EUFORIA
FELICIDAD
SATISFACCION
PLACER
APASIONAMIENTO
PREOCUPACION
INSEGURIDAD
PANICO
INCERTIDUMBRE
ANGUSTIA
ANSIEDAD
PESIMISMO
AFLICCION
SOLEDAD
DESESPERACION
AUTOCOMPACION
MELANCOLIA
DESCONSUELO
VIOLENCIA
ODIO
INDIGNACION
IRRITABILIDAD
RESENTIMIENTO
AGRESIVIDAD
HOSTILIDAD
I. Emociones básicas
Las emociones básicas o primarias aparecen durante el desarrollo natural de cualquier
persona, con independencia del contexto en el que se desarrolle, y tienen como propósito
ayudarnos a sobrevivir, dirigir nuestra conducta y favorecer la relación de los unos con
los otros.
Funciones de las emociones básicas
Las emociones básicas o primarias tienen una reconocible función adaptativa que implica
la inclinación hacia una determinada conducta, es decir, existe una función motivacional
de las emociones:

El miedo nos prepara para la huida, la evitación, el afrontamiento o la
protección ante el peligro

La tristeza tiende a la reintegración personal, la introspección y la
reconciliación

La ira nos dota de recursos para la autodefensa o el ataque

La alegría tiende a la acción, la afiliación, al pensamiento flexible y divergente

La sorpresa a pararse y focalizar la atención en lo imprevisto

El asco o aversión tiende al rechazo o evitación de lo que nos pueda perjudicar

La culpa tiende a reparar

La admiración a imitar

La curiosidad tiende a la exploración

La seguridad al control
II. Emociones Secundarias
Cuando las emociones básicas se combinan para producir otras emociones más
complejas, se producen las denominadas emociones secundarias, complejas o derivadas,
pues se derivan de las primarias. Por ejemplo, la vergüenza es una mezcla de culpa y
miedo.
Funciones de las emociones secundarias
En muchas emociones secundarias encontramos funciones adaptativas reconocibles:

La ansiedad (anticipación del miedo) motiva a prepararse para el peligro

La hostilidad a inhibir conductas indeseables de otras personas, a evitar una
situación de enfrentamiento o inclina hacia la agresividad

El humor y su expresión general, la risa, lleva a una actitud de afiliación, de
propagación de un estado de ánimo positivo en el grupo

El amor lleva al cuidado y protección de la persona amada…
2. ¿Podemos educar o poner un poco de inteligencia a nuestras emociones?
Manejar las emociones de manera inteligente significa canalizarlas para mantener el
equilibrio y la armonía. Gracias a ello, logramos llevar una buena convivencia con
nosotros mismos y para todos los que nos rodean y evitamos que nuestro mundo
emocional nos quite energía vital.
Cuando nuestras emociones logran mantenerse en equilibrio somos más productivos, más
creativos y más felices. Impedimos que aquello que sentimos se adueñe de lo que somos.
Entonces si se pude educar o poner inteligencia a nuestras emociones, pero para que sea
más efectivo nuestra educación emocional es necesario seguir 4 claves para llevar al éxito
nuestras emociones:
1. Entender que no existen las emociones negativas:
Las emociones tienen una razón de ser. Por lo tanto, es un error catalogarlas en el grupo
de las positivas o las negativas. Simplemente hay que tener presente que existen estímulos
que llevan a experimentar determinadas emociones.
El miedo, por ejemplo, es una respuesta a las situaciones de amenaza. Si no lo
experimentáramos, fácilmente caeríamos en conductas temerarias que pondrían en riesgo
nuestra integridad. La ira, por su parte, también es una respuesta defensiva, cuyo papel es
el de prepararnos para el ataque cuando hay un peligro.
Por lo tanto, no hay emociones negativas. Para aprender a gestionar las emociones lo
importante es que sepamos interpretar el mensaje que comunica cada una de ellas. Son
una guía para saber que algo sucede y que esto debe abordarse.
2. Permítete sentir, para manejar las emociones
La educación y la crianza tradicionales casi nunca nos enseñan a gestionar las
emociones. Nos convencen de que hay sentimientos y emociones que no debemos
experimentar. Nos dicen por ejemplo que llorar o tener miedo no soluciona nada.
Sin embargo, las emociones no nacen porque sí, ni desaparecen porque sí. Por lo tanto,
reprimir lo que sentimos no es una manera correcta de gestionarlas. Intentar asfixiar lo
que se siente solo aplaza su expresión. Lo reprimido retorna y a veces de mala manera.
Lo primero entonces es entender que todas las emociones son legítimas y tienen pleno
derecho a existir y a expresarse. Si aceptamos lo que sentimos, será mucho más fácil
gestionar las emociones. No aceptarlo implica propiciar una confusión que termina dando
como resultado una tormenta interna.
3. Observa, observa, observa…
La mejor manera de gestionar las emociones es aceptándolas, pero también
comprendiéndolas. Para lograr esto es indispensable que incrementemos la capacidad de
observación sobre ellas. El solo hecho de prestarles atención ya permite comenzar a
canalizarlas.
Daniel Goleman, el gran teórico de la inteligencia emocional, indica que “La atención
regula la emoción”. Esto quiere decir que cuando se enfoca la atención en aquello que
estamos sintiendo, automáticamente se modula o se matiza esa experiencia subjetiva.
“El éxito de una persona no depende del intelecto o de estudios académicos, si no de su
inteligencia emocional”.
-GolemanPara observar las emociones lo adecuado es preguntarse: ¿qué estoy sintiendo? ¿cómo me
siento? Luego intentar poner el nombre exacto a esa emoción que se experimenta. ¿Es ira
o es frustración? ¿Rechazo o es fatiga? Cuanto más precisa sea la identificación, más
fácilmente llegaremos a comprender el porqué de esas emociones.
4. Ser críticos con nuestros pensamientos
Como señalan Cano y Zea (2012), “si entendemos que todos los seres humanos,
pensamos, actuamos y reaccionamos de forma diferente ante situaciones similares,
lograremos entender que no hay verdades absolutas y que lo que para mí es evidente y no
tiene duda, tal vez para los demás no lo sea tanto”. Aunque nos parezca que nuestra forma
de pensar es la única y la más correcta, en realidad, no es más que otro punto de vista
sobre la realidad. Si interiorizamos esto, lograremos más en armonía con nosotros mismos
y con los demás.
Aprender a gestionar las emociones de manera inteligente implica estar plenamente
despiertos. Atentos y enfocados hacia nuestro mundo interno. Puede que al comienzo sea
difícil, pero los beneficios son tan grandes que bien valen la pena.
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