REPUBLICA DE VENEZUELA MINISTERIO DE RELACIONES EXTERIORES INSTITUTO DE ALTOS ESTUDIOS DIPLOMATICOS “PEDRO GUAL” CATEDRA DE HISTORIA DIPLOMATICA DEL JAPON PROFESORA TOMOKO ASOMURA CARACAS, MARZO 1998 REVERON RELACIONES DE VENEZUELA Y JAPON EN SU PRIMERA ETAPA El presente informe corresponde al tratamiento general del inicio de las relaciones diplomáticas entre Japón y Venezuela. El tema fue abordado en tres aspectos básicos; el primero, un intento de pintar el telón de fondo histórico de la época correspondiente al inicio de las relaciones, así como, el intento de ofrecer de manera resumida el rasgo característico de un país pequeño que salió del aislamiento para iniciar un proceso de expansión industrial e inmigratoria que lo colocó en la categoría de potencia frente a otro, grande en territorio, pero pequeño en población e industria, que recién salía de un siglo de guerras internas, hasta alcanzar su integración en un ambiente de paz sustentado por la fuerza militar y avalado por la renta petrolera; el segundo aspecto abordado fue la revisión del proceso de apertura de las relaciones entre los dos países; la tercera parte correspondió a la revisión de la gestión de nuestro diplomático en el ámbito de su primera misión en Japón, la cual se vio interrumpida por la Segunda Guerra Mundial. Al comenzar nuestra investigación tuvimos la expectativa de que la vinculación masónica del doctor Carlos Rodríguez Jiménez1 había sido de gran importancia para sus gestiones diplomáticas. En torno a esta circunstancia habían corrido rumores por el hecho de que nuestro representante figura como Gran Maestro de la Gran Logia Masónica de Japón, esto realmente fue así, pero sucedió en 1957, fuera del período que habíamos delimitado. Al principio pensamos que el elemento constituido por el principio fraternal fomentado por la Orden Masónica había servido como elemento para hermanar a los dos países, porque la 1 Cónsul de Venezuela en Japón que ocupó cargo de Gran Maestro Masonería pretende superar las barreras culturales y religiosas para establecer la fraternidad entre los seres humanos, más allá de las nacionalidades. Este enfoque específico hubiera prosperado, pero realmente no encontré elementos en el material revisado que justificaran enfocarlo de esa manera, al menos en el período escogido. En tal sentido no quedó otra alternativa que revisar los aspectos fundamentales durante el período inicial de nuestras relaciones. I.- LA NUEVA SOCIEDAD INDUSTRIAL ABRE LAS PUERTAS AL MUNDO MODERNO. El Mundo moderno es el espacio de una nueva sociedad industrial, esto implica el surgimiento de una clase trabajadora, la concentración de la población en grandes ciudades; las máquinas, las vías férreas, las carreteras y las autopistas transforman aceleradamente el paisaje geográfico, las cosechas de granos se mecanizan, se construyen vehículos en serie, el telégrafo, la luz eléctrica; una serie de cambios en la condición humana de la vida. Mejores y más rápidas armas de fuego se construían. Junto a las industrias nacionales surge la competencia colonial, la confrontación de las potencias. La clase trabajadora se consolida y se une en una lucha por mejores condiciones salariales, con ellas vienen las revoluciones y finalmente las guerras mundiales que terminan polarizando a la sociedad industrial hasta el fin de la Guerra Fría. Hasta la primera mitad del siglo XVIII la China había sido considerada como el centro del mundo y de acuerdo a su criterio se marcaba la pauta del desarrollo de la sofisticación cultural. China fue el gran Dragón de Asia hasta que la Guerra del Opio y la consecuente penetración de países industrializados decididos a establecer el colonialismo en Asia forzaron el cambio del panorama de las relaciones internacionales. Japón, después de desarrollar su industria se unió a la colonización de Asia anexándose Corea y Formosa, había ganado la Guerra Ruso-Japonesa y participaba en la lucha por China.(1) En América latina la influencia de la industrialización europea tuvo carácter colonialista siempre bajo el ojo observador del Big Brother que desde 1823 había advertido mediante la Doctrina Monroe que ninguna república americana podría ser conquistada por potencia europea alguna.(2) 2 Después de alcanzar su independencia Estados Unidos se dedicó a desarrollar su industria, su flota, su comercio, y a conquistar sus fronteras acompañado de un proceso veloz de crecimiento territorial y poblacional nutrido de inmigraciones constantes, y a consolidar de manera definitiva la unión de Norteamérica, después de la Guerra Civil. Los norteamericanos habían sacado a los franceses de Loussiana, a los rusos de Alaska, a los Españoles de Cuba y Puerto Rico. América Latina quedó frente a un coloso unido, integrado económica y culturalmente, ordenado de manera jurídica y administrativa, generador de riqueza, bienestar y seguridad para sus ciudadanos gracias a la solidez de sus instituciones. Estados Unidos ha marcado la pauta en la seguridad continental, se hizo presente su interés en torno a la industria petrolera en una Venezuela que no había sabido de relaciones internacionales más que para solicitar reconocimiento internacional como nación independiente, negociar guerra, deudas, empréstitos; bloqueados sus puertos por los barcos de guerra cobradores de añejas deudas. Hubo períodos cortos de intento de pacificación, de búsqueda del progreso, de crear un Estado Nación moderno y generar riquezas. Esta Venezuela que termina su ciclo de guerras recibe la paz que viene acompañada de riquezas. Llegó la paz y con ella, la renta petrolera. Después vinieron las guerras europeas que demandaban combustible para sus tanques, vehículos, y aviones. La Venezuela neutral, que por primera vez en su historia encuentra cierta apertura a las relaciones internacionales en un tono diferente a empréstitos, deudas o reclamaciones fronterizas. Esa Venezuela inexperta fue la que en 1911, comenzó a acercarse al Imperio del Sol. I.A. JAPON Y VENEZUELA SE ENFRENTAN A LA MODERNIZACION En este lugar haremos una visión suscinta de la forma como la modernización se presentó a los países en cuestión. La manera cómo Japón pasa de una nación aislada al caráter de potencia. Venezuela en cambio, sale de un siglo de guerras hacia la renta petrolera. I.A.a .- Del Aislacionismo al Expansionismo. Japón no había salido de su aislamiento sino hasta 1854, cuando el comodoro Perry visitó sus costas. Ese aislamiento había contribuido a fortalecer la unidad del país y también contribuyó 3 como elemento para favorecer el primer paso hacia la modernización porque le había permitido suprimir su dependencia de las importaciones de Asia. Haciéndose autosuficiente e independizándose de la esfera de la economía china (3), desarrolló destrezas industriales para sustituir las importaciones. Se hizo autosuficiente. Nos interesa resaltar que durante el período conocido como el de la restauración Meidyi, la política fundamental de este gobierno fue la de preservar la independencia a través de la apertura de Japón a las relaciones internacionales y la de construir un poder militar, aprendiendo de los occidentales los aspectos esenciales para su beneficio. Enviaron a más de medio centenar de jóvenes al exterior, seleccionados por su destacada capacidad con el objeto de estudiar, invitaron especialistas occidentales como asesores para promover la introducción y asimilación de la tecnología e instituciones. Para 1871 la igualdad jurídica se había establecido, después establecieron la educación como un deber y un derecho ciudadano. Los campesinos adquirieron el derecho de poder vender y comprar tierras, se decretó la circunscripción militar para todos, ya no sólo para los descendientes de la antigua clase samurai. La promoción de la actividad industrial, ferrocarriles operados por el Estado, se inició el sistema de teléfonos y correos, así como el envío de la misión Iwakura. Esfuerzos que estaban orientados a la modernización del Japón.(4) Si tomamos en cuenta otro aspecto de la Política Exterior de Japón que constituyó una base para sus planes expansionistas se manifiesta una voluntad de diversificar las relaciones internacionales en el hemisferio occidental, las cuales se reflejan en el Tratado con Brasil el 5 11 de 1895; las Convenciones sobre Bultos Postales y Reglamento con los EE.UU. en 1904; con México en 1910 y con Canadá en 1914. Japón recibe al siglo XX perfilándose como potencia moderna, ha guerreado con Chinos y Rusos, conquistó Corea, aprendió la lección de occidentalización. Asumió con sus vecinos asiáticos, la actitud que habían asumido los occidentales con Japón. Se convirtió en una potencia al estilo occidental industrializado. Japón sigue siendo una nación insular que tiene mucha mano de obra en estrecho territorio. Los Japoneses enviaron colonias de agricultores a Perú, luego les compraban la producción de algodón. En este sentido Venezuela podía ser atractiva para los japoneses, nos 4 sobraba territorio por poblar, y carecíamos de mano de obra, pero el proceso de acercamiento se dificultó a la hora de revisar nuestra legislación en materia de inmigración. I.A.b.- Cien años de guerra o la guerra como único modo de hacer política en Venezuela. De la Consolidación de la estructura del poder interno a la Integración Nacional hay un siglo pletórico de hechos violentos, saqueos, violaciones, batallas, alzamientos, montoneras. Pero también había una sociedad civil que estudiaba, y luchaba por la igualdad de derechos civiles enfrentada en los diarios y panfletos que circularon en el siglo XIX (5) De hecho, Venezuela a partir de 1870 hace un primer intento de modernización basado en los artificios crediticios institucionalizados por el general y doctor Antonio Guzmán Blanco, los cuales dieron a Venezuela un maquillaje de estado moderno, si se compara con el proceso japonés. Sin embargo durante el período de influencia del mencionado caudillo se lograron ciertos objetivos en cuanto a la organización de la hacienda pública, se crearon instituciones bancarias, la moneda nacional, la instauración del matrimonio civil, y los registros civiles para nacimientos, matrimonios y defunciones, la educación gratuita y obligatoria, electricidad, telégrafo, y un sistema ferroviario destinado a conducir la producción agrícola a los puertos, acoplado todo para incluir a Venezuela en el sistema capitalista mundial, pero muy lejos de pretender convertir a Venezuela en potencia, en su lugar resultó un incremento tal de la deuda externa que en 1903 terminó la situación con el bloqueo de los puertos por barcos de las potencias acreedoras. La población venezolana había sido diezmada por las guerras, los terremotos, las pestes y el hambre. Un extenso territorio inexplorado en su mayoría, en condiciones de atraso y analfabetismo. Pero la integración de Venezuela y el fin de la guerra que duro cien anos se dio durante la presidencia del general Juan Vicente Gómez.(6) La guerra de independencia, fue para las clases desposeídas una guerra contra todo lo que les recordara que habían sido esclavos, o humillados por condición racial o religiosa. El fantasma de la “guerra social” señalado por el historiador Germán Carrera Damas (7). La guerra social significó también el exterminio de los blancos criollos y españoles. La población blanca 5 fue casi exterminada, los llaneros del general Páez formaron un ejército poderoso que después respaldó a la oligarquía que se consolidó en el poder en torno a su liderazgo. Desde los primeros días de la república se manifiesta la preocupación por importar gente de “raza blanca” para reforzar a ese sector de la población que había sido diezmado por las guerras. Durante la consolidación de la paz en Venezuela, después de cien años de guerras intestinas que se iniciaron durante la emancipación quedó una inmensa y eterna deuda que amenazó la soberanía política de Venezuela. Una vez cancelada la deuda externa, junto al avance del proceso de transformación de la Venezuela agrícola en la petrolera, Venezuela adquiere tiempo y recursos para iniciar una nueva etapa en el desarrollo de sus relaciones internacionales, que se habían limitado a asuntos de deudas y empréstitos, reclamaciones fronterizas y litigios relativos a ciudadanos extranjeros que habían sido perjudicados por las guerras incesantes del siglo XIX que se prolongaron hasta 1915. II.- APERTURA DE LAS RELACIONES DIPLOMATICAS ENTRE VENEZUELA Y JAPON Japón aspiraba firmar un tratado que le permitiera establecer la misma política seguida con Perú y Brasil, creando colonias agrícolas para liberar su presión demográfica y tener asociados o socios para surtir su industria. El proceso de apertura de relaciones se vio obstaculizado por prejuicios raciales expresos en la legislación venezolana que pesaron más que la necesidad venezolana de poblarse. “Para marzo de 1911 el Embajador japonés en Berlín, Sutemi Chinda comunicó a Dominici que su gobierno no tenía objeción, a título de cortesía diplomática, a la apertura de un consulado venezolano en su país, al cual se le daría una autorización provisional hasta tanto se firme un tratado. Pero la convención consular no se podía firmar antes que un tratado comercial definiese los principios básicos de las relaciones comerciales.” (8) . En tales términos le escribe Chinda a Santos Aníbal Dominici en Berlín el 11 de marzo de 1911. En Venezuela se elaboró un proyecto que fue enviado en un largo y lento viaje desde Caracas hasta Tokio. Existió la posibilidad de utilizar el modelo de tratado entre Brasil y Japón, o el de Estados Unidos con Japón. La etapa de conversaciones se alargó y hubo dificultades para 6 llegar a un Tratado, entre ellas la que resalta como muestra de la herencia colonialista que había en nuestra legislación, lo expresa la doctora Tarchov en los siguientes términos: ..., pues las conversaciones en este período de preguerra muestran en forma muy gráfica como subsistían en Venezuela, a pesar de la Guerra de Independencia y la Guerra Federal, los prejuicios heredados de los colonizadores españoles y de europeos y norteamericanos con los que mantenía mayores relaciones diplomáticas y comerciales.(...) Cuando se iniciaron las negociaciones regía en Venezuela la ley de Inmigración de 1894.” (9) En 1912 la ley de Inmigración restringía los beneficios de la misma a individuos de “raza europea” . Aunque hubo propuestas de que se firmarían tratados donde se especificara que las restricciones no serían aplicadas a los japoneses, Soughimoura no aceptó tal solución por la experiencia que habían tenido con otros países. El problema iba más allá de un simple convencionalismo administrativo, era necesaria la modificación de la ley, algo al parecer bastante de difícil en aquella época, sobre todo si la modificación era para favorecer a un país extranjero. El Vizconde Shinda y Santos Dominici reanudaron las conversaciones sobre el tratado en Washington de 1914. Se habían congelado en virtud de que en Venezuela los tratados internacionales no modificaban leyes, que las leyes eran las únicas que podían modificar las leyes. Hasta que “Finalmente el paso aparentemente decisivo se dio en 1918, al ser modificada la Ley en el sentido de que se permitiría la entrada de emigrantes de raza europea e insulares de raza amarilla del hemisferio norte, solo a japoneses. A pesar de la carencia de algún tratado de amistad, comercio o navegación, las relaciones consulares iniciaron su proceso con un carácter señalado por la doctora Tarchov como pintoresco. Después de tantas propuestas y respuestas, fue abierto un consulado Ad Honorem como consecuencia de una carta firmada por “un tal David Bickart” que había escrito al MRE preguntando qué había pasado con la solicitud hecha en favor de su hermano que vivía desde hacía veinte años en Japón y era dueño de importantes casas de comercio en Yokohama y Kobe, buenas relaciones sociales, y gracias a él, había podido exportar algo de café y cacao venezolano para Japón. Lo curioso fue que el canciller interino llevó sus cartas patentes en menos de tres días al general Gómez para la firma, y fueron enviadas a Dominici que se encontraba en Europa, y después de algunos meses regreso el execuatur provisional firmado por el vizconde J. Uchida. 7 Finalmente I. Bickart se enteró que era cónsul a través de la Gaceta Oficial, mucho tiempo después. Durante su primera actuación como cónsul Bickart envió con nueve meses de antelación, los recaudos, reglamentos, precios, exenciones aduanales y formularios para que Venezuela participara en la exposición Tokio Taisho, pero mientras los recaudos llegaron a Cancillería y fueron remitidos al Ministerio de Fomento, la exposición había terminado. Cuando en una oportunidad pidió un permiso para ausentarse y dejar a su asistente al mando, el señor Fernando Blum “lo cual se le concedió. Pero en enero de 1920 se nombró para el cargo a Marcos Bunimovich, cosa que se le comunicó a Bickart. Medio año más tarde el encargado del Consulado le informó que en el Libro Amarillo había un error, el Cónsul era Bickart y no Bunimovich. A su regreso de París Bickart se quejó de que no se hubiera participado este cambio. La Cancillería le transfirió el oficio respectivo, a lo cual Buckart respondió que Buminovich aún no había llegado, que él sigue ejerciendo las funciones consulares y preguntó qué destino darle a los archivos del Consulado para terminar esa situación irregular. A lo cual la Casa Amarilla respondió que el Gobierno proveerá pronto... (10) De las relaciones consulares de esta primera etapa existe poco que considerar que no sobrepase lo meramente anecdótico, además de que en el terremoto de 1 de septiembre de 1923, los archivos del consulado venezolano quedaron sepultados entre los escombros. III.- CONSULADO DE CARRERA EN TOKIO Si tuviéramos que colocar en un esquema los intereses que podían motivar a estas dos naciones a la apertura de relaciones diplomáticas, sería suficiente con contestar una pregunta ¿Qué necesita una nación insular, pequeña para su población y mano de obra, que ha surgido como potencia en Asia?. ? Qué le puede ofrecer un país despoblado y urgido de mano de obra y con una extensión territorial como la nuestra?. Japón se esforzaba por conquistar mercados y enviar agricultores a otros países para aliviar la presión demográfica a corto plazo, y a mediano plazo, la producción de las colonias sería comprada por la industria japonesa. 8 Para 1933, fecha cuando Rodríguez Jiménez informa al MRE, habían, según sus cómputos, 759.131 japoneses residentes en poco más de diez países.(11) Venezuela tenía y tiene territorio despoblado, el impulso de la industria petrolera despobló más aún los campos del cultivo, sin embargo se mantuvo reacia a recibir inmigrantes. Su producto de importación ya era el petróleo, y eso lo comerciaban quienes lo producían. Los mercados de otros productos básicos de su producción tenían mejores precios y más bajos fletes que los que podía ofrecer Japón. El doctor Carlos Rodríguez Jiménez fue el segundo Cónsul venezolano de carrera que llegó a Tokio. El primer Cónsul venezolano de Carrera fue nombrado en junio de 1930: Francisco Fraino Mirabal, que también fue el primer Cónsul venezolano fallecido en Japón a poco tiempo de haber llegado a Tokio después de un ataque de apendicitis en enero de 1931. Al año siguiente llegó Carlos Rodríguez Jiménez quien cuenta que: ”A principios de 1931 me designaron Cónsul General de Venezuela en el Imperio del Japón.(...) El desempeño de mi función consular, al comienzo, fue relativamente fácil. El Japón de entonces no estaba industrializado; sus exportaciones a Venezuela eran de mínima cuantía; las importaciones de productos naturales venezolanos estaba en cero;(...) No hacer nada era fácil. Hacer algo equivalía a navegar contra la corriente o pedir peras al olmo. Lo intente con todas mis fuerzas.” (12) En la documentación que revisó la doctora Tarchov que reposa en el Archivo General del Ministerio de Relaciones Exteriores se pueden apreciar los intentos del Cónsul por fomentar el comercio entre las dos naciones. Nos vamos a remitir sólo a un ejemplo de los que recopiló la doctora Tarchov en los siguientes términos: “ Rodríguez logró publicar en la Revista Mercantil (órgano de la Cámara de Comercio de Maracaibo) sendas cartas al presidente de dicha Cámara y al Director de Política Económica del MRE, Julio Planchart, sobre las posibilidades comerciales con el Japón y Nueva Zelandia. El Vice Presidente, W. Büsing, se encargó de darle “un baño de agua fría” como dicen, desglosando sus propuestas e indicando la situación real de la producción, al punto que uno se ve forzado a pensar que Rodríguez no conocía muy bien la geograf´ía económica de su país o que era un optimista inveterado. Así, Büsing afirmó que los cuernos no se exportaban porque la producción es pequeña y los gastos altos; plumas no se cosechan en la región; lana: no hay cría lanar en Venezuela; abonos: se importan, “ (13) 9 El Cónsul nos muestra que no estaba solo, que para sus actividades estaba apoyado por el Ministerio: “En mis esfuerzos por promover las relaciones comerciales entre Venezuela y el Japón tuve el apoyo de nuestro Gobierno, que me envío abundantes muestras de materias primas venezolanas y algunos productos manufacturados y semimanufacturados.(...) abrí una exhibición permanente en el céntrico edificio Marunouchi Building, frente a la estación central de Tokyo,”(14) Al parecer Rodríguez insistía y se quejaba de que no le respondían por cable a sus propuestas de compra, pero Cancillería le sugería consultar primero la lista de exportación de la Estadística Mercantil y Marítima que publicaba el Ministerio de Hacienda. Cita la doctora Tarchov la respuesta de Cancillería cuando le señala: “estas consultas sobre productos de exportación problemática, como lo ha sido la mayoría de los que Ud. ha dirigido, deben hacerse siempre por la vía postal, privadamente, a fin de evitar el ridículo a que expone la publicidad de una consulta inútil.”(15). Después de leer con detalle los argumentos de la doctora Tarchov en relación a la forma como Rodríguez canalizó sus esfuerzos para promover el comercio entiendo porqué el Cónsul escribió que al principio de su misión fue relativamente fácil, y sobre todo que cuando llegó a Japón, este no era un país industrializado. No se trata de un error de imprenta, podría ser un escape senil de su testimonio lo que justifique tal apreciación. En caso contrario no queda otra alternativa que la de reconocer que nuestro Cónsul lució como inepto para el cargo, no, por no tener la menor idea de lo que se producía en Venezuela, porque eso es comprensible; pero no poder imaginarse que el Estado Venezolano tenía instituciones como el Ministerio de Hacienda o uno como el de Fomento que suministrara información o estadísticas de las importaciones y exportaciones para investigar lo que Venezuela podía o no podía ofrecer para la venta, esto es simplemente elemental. Sin embargo es necesario tomar en cuenta que Rodríguez venía de un país novato en relaciones internacionales, donde el conocimiento empírico prevalecía sobre la teoría y el conocimiento científico. Que haya sido tan miope para no darse cuenta del grado de industrialización alcanzado por Japón es difícil de creer, pero que lo diga en sus memorias cincuenta años más tarde, me hace pensar que su testimonio fue resultado de un malabarismo de la arteriosclerosis senil, o la carencia de correctores críticos a la hora de publicar su libro. En 1 todo caso el esfuerzo del Cónsul se ve reflejado a través de las numerosas notas e informes enviados por él desde Japón, fuente interesante para el estudio de la historia japonesa desde su particular punto de vista. También podemos resaltar su virtud para relacionarse, llegó a compenetrarse con el idioma y la cultura japonesa logrando alcanzar el rango de Decano del Cuerpo Consular en Tokio, se mantuvo firme en su puesto a pesar de la situación bélica, sufrió confinamiento domiciliario y finalmente regresó, para volver más tarde como Ministro y como Embajador. CONSIDERACIONES FINALES Vale destacar que las relaciones entre ambos países no tocaron los verdaderos intereses nacionales de cada uno porque se interpusieron los prejuicios racistas prevalecientes en la legislación venezolana, y la falta de iniciativa o interés por cambiarlas. Las relaciones políticas se hicieron presentes solo al final. Además observamos a través del trabajo de la doctora Tarchov que la Cancillería prestó poco interés a los numerosos informes del Cónsul, tampoco se mostró abierta a los intereses japoneses orientados al aspecto comercial, de obtención de materias primas, mercado para sus productos, de encontrar espacio físico donde enviar colonos para aliviar su presión demográfica, la cual desde el principio encontró firme rechazo venezolano a pesar de sus insuficiencias demográficas, hecho que atentaba contra el honor japonés. En ambos países fueron los comerciantes quienes cumplieron objetivos concretos durante este primer período. Todo esto nos permite pensar que si Venezuela se aproximó a Japón, este acercamiento no obedeció a una política determinada por la Cancillería, sino más bien a la iniciativa de dos diplomáticos residentes en Europa; Sutemi Chinda, por Japón; y Santos Aníbal Dominica, por Venezuela; amen de la iniciativa informal de Bickart, que al final resultó gracias a un hecho fortuito, y como ironía, resultó ser la más efectiva, muy a pesar de las circunstancias. 1 NOTAS (1) Valentina Tarchov, Esquema Histórico de las Relaciones Venezolano-Japonesas, (19101942), San Cristóbal, Universidad Católica del Táchira, 1994, p. 479. (2) Harold E. Davis, “La Doctrina Monroe, en: Los Estados Unidos en la Historia, México, Ed.UTHEA, 1967, pp.127-131. (3) Interpretación que elabora Nishio Kanji de la obra de Kawakatsu Heita en 1986, “Una nueva visión de la historia de Japón y de la historia universal” en: Cuadernos de Japón, Vol. X, N 4,, otoño 1997, pp. 28 - 34., (4)“La Restauración Meidyi y la Revisión de los Tratados Desiguales” en: Historia política y diplomática del Japón moderno, Tomoko Asomura. pp. 65-75. Caracas, Monte Ávila Ed, 1997. (5) Ascanio Rodríguez, Juan Bautista, Apuntes y Documentos para la historia del Matrimonio Civil en Venezuela, Caracas, Tip. América, 1925, 137 p. (6) Manuel Caballero, Gómez, el Tirano Liberal, Caracas, Monte Ávila, 1993, 383 p. (7) Una nación llamada Venezuela, p.54 (8) Tarchov Valentina Ob, Cit. p. 477 (9) Valentina Tarchov, Ob.Cit. p. 480. (10) Valentina Tarchov, Ob. Cit, p. 483. (11) Valentina Tarchov, Ob. Cit. p. 487. (12) Rodríguez Jiménez, Vida y Acción en Varios Mundos p. 11. (13) Valentina Tarchov, Ob.Cit. p. 496. 1 (14) Rodríguez Jiménez, Ob.Cit. p. 12. (15) Valentina Tarchov, Ob.Cit. p. 497 1