Poema XXVIII He almorzado solo ahora, y no he tenido madre, ni súplica, ni sírvete, ni agua, ni padre que, en el facundo ofertorio de los choclos, pregunte para su tardanza de imagen, por los broches mayores del sonido. Cómo iba yo a almorzar. Cómo me iba a servir de tales platos distantes esas cosas, cuando habráse quebrado el propio hogar, cuando no asoma ni madre a los labios. Cómo iba yo a almorzar nonada. A la mesa de un buen amigo he almorzado con su padre recién llegado del mundo, con sus canas tías que hablan en tordillo retinte de porcelana, bisbiseando por todos sus viudos alvéolos; y con cubiertos francos de alegres tiroriros; porque estánse en su casa. Así que gracia! Y me han dolido los cuchillos de esta mesa en todo el paladar. El yantar de esas mesas así, en que se prueba amor ajeno en vez del propio amor, torna tierra el bocado que no brinda la MADRE, hace golpe la dura deglusión; el dulce, hiel; afeite funéreo, el café. Cuando ya se ha quebrado el propio hogar, y el sírvete materno no sale de la tumba, la cocina a oscuras, la miseria de amor. Poema XXVIII 1. VOCABULARIO: Ofertorio 1. m. Rel. Parte de la misa, en la cual, antes de consagrar, el sacerdote ofrece a Dios la hostia y el vino del cáliz. Nonada. 1. f. Cosa de insignificante valor. Tordillo, lla. 1. adj. Dicho de una caballería: torda. Torda. 1. adj. Dicho de una caballería: Que tiene el pelo mezclado de negro y blanco, como el plumaje del tordo. Bisbiseando. 1. tr. coloq. musitar. Musitar. 1. intr. Susurrar o hablar entre dientes. Tiroriro. 1. m. coloq. Sonido de los instrumentos musicales de boca. Yantar. 2. tr. ant. Comer al mediodía. Deglusión: Marc Martos y Elsa Villanueva (1989, p. 169) sostienen que este es un error ortográfico, pues la escritura correcta es “deglución”. Hiel. 1. f. bilis (‖ jugo amarillento). 2. f. Amargura, aspereza o desabrimiento. Funéreo. 1. adj. poét. Perteneciente o relativo a los difuntos. 2. ANÁLISIS v3 - v4: …facundo ofertorio de choclos El metasemema hace referencia a la oración en el momento de la comida. También, puede referirse a la escena de la consagración del pan y el vino. v5: ... los broches mayores del sonido El metasemema se refiere a los hermanos mayores. v6 - v7: como me iba a servir/ de tales platos distantes El metasemema nos expresa que el yo lirico no puede comer de esos platos, debido a que se siente incapaz de compartir el momento de la cena, pues no tiene a su familia. v8: habrase quebrado el propio hogar El metasemema hace referencia a la disociación de los integrantes de una familia. v9: cuando no asoma ni madre a los labios El metasemema nos da a entender que el yo poético no menciona a su madre debido a que esta ha fallecido. v12: padre recién llegado del mundo El metasemema trata de expresar la llegada del padre del trabajo. v13 - 14: con sus canas tías que hablan/ en tordillo retinte de porcelana Este metasemema se refiere a la vejez representada en la persona que está sentada en la mesa con él en esos momentos. v15: bisbiseando por todos sus viudos alveolos El metasemema hace referencia al sonido producido por una persona avanzada edad que no posee dentadura. de v16: cubiertos francos de alegres tiroriros El metasemema nos expresa el sonido que se produce en la mesa durante la comida. v18 - v19: y me han dolido los cuchillos/ de esa mesa en todo el paladar. El metalogismo expresa el dolor causado por la unión que observa en esa familia durante la cena. v20: el yantar de estas mesas El metasemema hace alusión al momento de la cena. v22 - v23: torna tierra el bocado que nos brinda la Madre El metasemema expresa el dolor que siente al ingerir los alimentos por la falta de la madre. v24: hace golpe la dura deglusión El metasemema expresa ese nudo en la garganta que se siente cuando existe una pena muy grande. v24-v25: el dulce, hiel; aceite funéreo, el café Tanto el metalogismo (el dulce, hiel) como el metasemema (aceite funéreo, café) expresan la sensación de dolor al momento de ingerir tales alimentos. v28 - v29: .. y el sírvete materno no sale de la tumba El metasemema nos expresa que la preocupación y el amor de una madre no se pueden apreciar cuando ella está muerta. 3. TEMA La tristeza y soledad por la ausencia de la familia 4. INTERPRETACIÓN La primera estrofa del poema XXVIII nos presenta a un yo lírico rodeado de una atmósfera de orfandad “He almorzado solo ahora…”, debido a la ausencia permanente de la madre dentro de su memorado hogar (“… y no he tenido madre, ni súplica, ni sírvete, ni agua,…). La figura materna, en este poema, como en otros de César Vallejo, es retratada como el pilar de la familia, pues imparte calor, amor, seguridad, confianza, ternura, comprensión y apoyo incondicional a todos los integrantes de su entorno familiar. En segundo plano, presenta a su padre, a quien lo describe como aquel que brinda orden, unión y respeto dentro del núcleo familiar. Así se infiere de los versos 4, 5 y 6: “ni padre que, en el facundo ofertorio // de los choclos, pregunte para su tardanza // de imagen, por los broches mayores del sonido…”, en los que indaga, durante la cena, por los hijos mayores. Los sentimientos del yo poético se hacen evidentes, en los primeros versos de la segunda estrofa, al ejemplificarlos a través de situaciones en las que podemos apreciar su impotencia y abandono ante la soledad: “Cómo me iba a servir de tales platos distantes esas cosas”. Por la mitología del autor, sabemos que uno de los eventos que motivó el estilo original de Trilce fue la muerte de la madre de César Vallejo, acontecida el 9 de agosto de 1918. Así lo sostiene Gonzales, Ricardo: “…Pero el impacto de este hecho dolorosísimo, que privó a César de la de la persona a la que más ardientemente amó e idealizó en su vida, se vuelca con un desgarramiento y una ternura insondable (de las mayores en la poesía universal) en Trilce (1995, p 61). La voz lirica nos presenta, a partir de lo expuesto, la figura de un hogar disgregado, especialmente por la ausencia de la madre, “cuando no asoma ni madre a los labios”. La sentida falta aflora en el poeta un sentimiento de abandono y orfandad. En la tercera estrofa, la voz lírica hace explícita la situación que ha generado los sentimientos antes descritos. Se encuentra cenando en la casa de un amigo, en donde ha presenciado el amor hogareño, el afecto maternal y la llegada del padre del trabajo (“con su padre recién llegado del mundo”), lo que le ha motivado la evocación de los momentos en los que él compartía con su familia en la casa provinciana y que ya no volverán (“y no he tenido madre, ni súplica, ni sírvete, ni agua”). En este punto, concordamos con Martos Marco y Villanueva Elsa (1989, p.170) en cuanto a que este ambiente contrasta con su definitivo desarraigo, debido a que podemos encontrar la antítesis de las escenas de la cena con el amigo del poeta, que muestra su unión familiar, en oposición a la situación de desamparo en la que se halla el yo poético. Además, en el verso 16, los sonidos producidos por los integrantes de la mesa (“cubiertos francos de alegres tiroriros”) en la que se encuentra originan en él un gran dolor, pues intensifica su situación de orfandad. Según Monique J. Lemaitre “…canas tías que hablan en tordillo retinte de porcelana...” hace referencia a las conversaciones de las tías del amigo anfitrión. Sin embargo, nosotros sostenemos que estos hacen referencia a la vejez de la persona que está sentada en la mesa con él en esos momentos. El hablante lírico que percibe el amor de aquel hogar, siente que no va dirigido hacia él (“amor ajeno en vez del propio amor”). Según Lemaitre Monique (2001, p. 111), la madre se convierte en lo opuesto a todo lo ausente en la mesa. Esto le hace sentir al yo poético un profundo pesar por la lontananza de su madre, ya que está exánime (“torna tierra el bocado que no brinda la // MADRE”). Por ello, los alimentos recibidos se tornan en amargos (“el dulce, hiel; afeite funéreo, el café”) y le producen un profundo dolor, pues simbolizan la pérdida maternal. Según Ricardo Gonzales Vigil, la voz lírica pertenece a un hombre desamparado que se encuentra en un estado de vacío espiritual que desrealiza los alimentos, donde las viandas dejan de ser sustancia de vida para convertirse en signo y evocación de la muerte, posteriormente el hablante siente un nudo en la garganta como síntoma de la angustia vivida. En la última estrofa, el yo poético perfila la idea de resignación ante la defunción de su madre “…y el sírvete materno no sale de la tumba…”, recordando, en primera instancia, el hogar ya disgregado que necesita de ese amor que solo lo puede prodigar la figura materna (“la cocina a oscuras, la miseria de amor”). Del poema se infiere que el yo lírico busca el cariño y la comprensión de las personas cercanas a él, pues ha perdido a su madre, símbolo de familia. Tiene la intención, además de intentar producir, en cada uno de sus lectores, que se identifiquen con la situación de orfandad que pretende enfocar y nos da a entender que el amor de la familia, en especial el de una madre, no puede ser reemplazado por otro. 5) VALORACIÓN El poema es nostálgico y enternecedor. En él se expresa la falta de amor que siente un hijo que ha perdido a su madre. Este calvario se manifiesta con mayor intensidad en la cena, la cual trae a la mente del hablante lírico recuerdos vividos en el seno familiar. Podemos decir que los momentos aludidos contienen una notoria presencia maternal. El tema tratado es universal, debido a que todo ser pierde, en algún momento de la vida, a sus seres queridos. En especial, el dolor es intenso cuando se trata del ser que te dio la vida. Además, presenta sentimientos intimistas, los que se hacen obvios a partir del dolor por la evocación de las vivencias familiares. Este poema es considerado como uno de los que hacen evidente los sentimientos de desarraigo, crisis y angustia (Gonzales, p. 61), producto de uno de los hechos que más hondamente trastocó el alma del poeta: la muerte de la madre, de ahí que la temática abordada, desde nuestra perspectiva, se encuentre vigente. El dolor sufrido, que se hace evidente en este poema, lo podemos hallar en millones de personas a las que les genera, indefectiblemente, una situación de soledad y abandono. Esta se produce, en ocasiones, por la ausencia familiar, la que hemos vivido los que, en algún momento, abandonamos el hogar en busca de mejores condiciones de vida. Estos sentimientos, incluso, los podemos comparar con el sufrimiento que muchos hombres pasan en la actualidad en el resto del mundo. Aquellas personas desamparadas de los albergues, quienes anhelan el amor y calor familiar, los que, muy probablemente, al presenciar escenas de cariño de hogar sufren al comparar esta situación con la que ellos viven. REFERENCIA BIBLIOGRAFICA Gonzales, Ricardo. César Vallejo. Editorial Brasa S.A.: Lima. 1995. 125 pp. Martos Marco y Villanueva Elsa. Las palabras de Trilce. Editorial Seglusa Editores, Lima Lemaitre, Monique J. 2001. Viaje a Trilce. México, D.F. 06470. Plaza y Valdés, S.A. de C.V. Vallejo, Cesar 1991. Obras Completas. Lima, Ediciones del Centenario, pag.906. Edición Crítica, Prologo, Bibliografía e Índice de Ricardo Gonzales Vigil