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COLABORACIÓN
LA GRAf 1STICA MEDICQ-LEGAL, GRAfOPAIOLOGIA, GRAfOLOGlA y GRAFOPSICQLOGIA, EN EL CENTRO DE CALCULO DE LOS ORDENADORES
Por ANGELINA LADRÓN DE GUEVARA
De la Société de Graphologie de Parfs y del Servicio de
Grafología y Graflsílca Médico-Legal de la Escuela de
Medicina Legal (Facultad de Medicina de Madrid?
(Conclusión.)
VIII. LA GRAFOLOGÍA, IMPRESCINDIBLE AUXILIAR EN ESTE CAMPO
Desde hace tiempo se sabe que toda persona tiene su propia escritura; pero en la actualidad, la génesis psieofisiológica de la escritura
ha sido objeto de un detallado estudio científico: la grafología.
Es preciso hacer una distinción: una escritura no puede ser captada, en cuanto a su conjunto, más que bajo la forma de imagen o impresión, o se consigue analizar sus caracteres, más o menos exactamente, definiendo su individualidad con suficiente objetividad.
Para no traicionar la naturaleza de la escritura es necesario renunciar a una clasificación individual de cada escritura.
Para organizar una clasificación que sea cómoda de manejar hay
que recurrir a características científicas; de aquí el que se necesite
agrupar los textos siguiendo un mismo conjunto de particularidades y
partiendo de la base que nos proporcionan las Leyes de la Escritura
de Solange Péllat, agrupando las muestras que llevasen el mismo conjunto de rasgos comunes, es decir, que respondiesen al mismo sistema
de base, y por comparación se llegaría a la identificación.
Entre los datos que deben ser recogidos pueden ser:
— Escritos de los delincuentes y enfermos mentales de todo tipo
(para posteriormente separar, de los primeros, los políticos, comunes, especiales; y de los segundos, los diagnosticados médicamente por su enfermedad), con un resumen de la historia penal
y psiquiátrica de cada uno.
—• Clasificar los grafismos por tipo de delincuencia, o enfermedad,
y proceder.
— Valorar la intensidad de los signos grafométricos en un cuadro
sinóptico.
— Pasar los resultados a las fichas de la computadora.
— Valorar la intensidad de los signos grafométricos con relación
a determinados signos caracterológicos (rasgos esquizoides, ciclondes, epileptoides, histeroides, paranoides, etc.).
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Actitud vital.
Funciones psíquicas.
Predominio de «ánima», «ánimus».
Temperamento.
Fórmula caraeterológica de Heynabs Le Senne, etc.
— Pasar los resultados a las fichas, previa traducción al lenguaje
binario, o al Fortram, para que el ordenador facilite el control
estadístico por signos concomitantes con los signos gráficos, las
concomitancias psicológicas, etc.
Se plantean los siguientes postulados; muy a tener en cuenta:
— El conjunto de caracteres retenidos ha de ser rigurosamente definido y constante.
— Se ha de evitar todo margen en el aprovechamiento del conjunto o «complejo» que defina el grupo, absteniéndose de utilizarlo,
ya sea parcial o totalmente, de un caso a otro.
— Este «complejo» de caracteres debe ser bastante amplio para
que sea posible una subclasificación satisfactoria, evitando así
que los grupos sean excesivamente voluminosos, y también que
sea lo suficientemente reducido si se quiere que la colección sea
manejable.
— Para base de clasificación sólo se puede contar con los caracteres «generales» que nos proporcionan las leyes de Solange Pellar,
aunque ha de precisarse esta definición; también características
del enlace, puntuación, acentuación, números, etc., pero siempre
que sean menos susceptibles de deformación.
Este «complejo» comprende diez caracteres generales, y son:
— La habilidad del autor (sin confundirla con la madurez gráfica).
— El enlace con sus dos subaspectos. según las guirnaldas, arcos y
ángulos.
— El tamaño de las líneas ascendentes.
— Los trazos verticales.
— El grado de enlace.
— La forma de los acentos (ligados o libres, altos o bajos, inclinación y forma).
— La configuración de las tildes de «t» y «ñ», estén o no de acuerdo con las normas escolares.
— La amplitud de la escritura.
— Su posición.
— Su tamaño (en la zona media).
En la escritura nos encontraremos tres fases: inorganizada, o sea,
la del aprendizaje; organizada, cuando ha pasado el conocimiento al
subconsciente y se domina el útil de escribir; y desorganizada, por decrepitud o enfermedad, especialmente nerviosa o cerebral.
Como base de todo análisis grafotécnico y grafométrico contaremos
con los siete géneros de Crépieux-Jamin, más uno de madame Saint
Morand, que son:
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g
— Tamaño de la escritura.
—• Forma de la misma (caligráfica, angulosa, curva, en arcada, en
guirnalda, etc.).
— Dirección (ascendente, caída, cóncava, descendente, etc.).
— Inclinación (dextrógira, vertical, sinistrógira, regresiva, etc.).
— Velocidad (precipitada, lenta, rápida).
— Presión (firme, floja o blanda, en maza, fusiforme, etc.).
— Continuidad (abierta, agrupada, discordante, fragmentada, indecisa, etc.).
— Orden (clara, confusa, cruzada, subrayada, ordenada, descuidada,
etcétera).
Estos ocho géneros se dividen en «especies», y éstos, a su vez, en
«modos».
También la escritura se rige por unas leyes, que son independientes de los alfabetos empleados, puesto que éstos son invención del espíritu humano y las leyes de la escritura se sujetan a la Naturaleza.
Hay dos clases de leyes: las gráficas y las personales. Las primeras
«e refieren a la escritura en sí y en relación con sus órganos motores;
y las personales, que están sujetas a la manifestación de la personalidad del que escribe, en sus rasgos gráficos, a su yo.
En las leyes gráficas, el gesto gráfico depende directamente del cerebro y no por el órgano escritor (mano, pie, boca, antebrazo, cuello).
Por eso, al escribir, el yo está en acción, y aunque actúe casi inconscientemente, requiere una máxima intensidad de esfuerzo en los comienzos y un mínimo de intensidad hacia el extremo final. Este fenómeno es siempre constante en las personas normales, pero desaparece,
o no se manifiesta, en los enfermos mentales, por escribir éstos de forma automática.
Es una «ley» que se aplica a los escritos desfigurados de propio intento, pero le pasa inadvertido al falsificador, que de una forma personal y
sin que se dé cuenta, su escritura revierte a sus formas esenciales; el
yo acaba actuando inconscientemente y terminando por imponerse.
Como no se puede modificar adrede la propia escritura sino introduciendo en ella el «signo del esfuerzo», éste queda al descubierto en:
desviaciones, interrupciones, cortes, retoques, etc., además de que lo
natural tiende a imponerse, reapareciendo. Por eso en los escritos falsificados lo más interesante es analizar la última parte del documento,
donde queda más al descubierto la personalidad de quien lo ha realizado. Además, al falsificador no le es posible demostrar más cultura de
la que posea, por lo que puede calcar o copiar un original, pero no
puede escribir un nuevo texto.
En cuanto a las leyes fundamentales de la personalidad, quedan reflejadas en los mecanismos psicológicos que producen los gestos escritúrales, y se aplican al estudio del carácter, de la voluntad, de la inteligencia y de la moral.
IX.
PERITACIONES CALIGRÁFICAS
Es verdad que a veces es difícil el diferenciar, sin ambigüedades,
una escritura, aunque este hecho no cambia en nada la realidad de la
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cuestión. Ello es motivo de que alguna vez el técnico concluya sus peritajes con «términos vagos»: «Es probable que Fulano de Tal sea el
autor de esta firma...» Cuesta el hacerse una clara idea de lo que su
autor ha querido decir con exactitud; el «probable» se nos da con frecuencia y puede indicarnos varios grados de certeza en la opinión que
emite, por lo que no nos puede extrañar que las conclusiones del técnico en falsificaciones carezca, un poco, de precisión. Ha de pronunciarse sobre cuestiones, a veces, muy delicadas, donde juega la honra,
de una persona y la mayoría de las veces de una familia, basándose
en similitudes o diferencias ínfimas entre unos trazos, inclinación de
alguna o algunas letras, forma, ligaduras, presión, tinta, etc.
Todo examen lo forman elementos subjetivos por lo que las apreciaciones de detalle nos marcan, de forma más o menos consciente,
cuando se llega a las conclusiones que se puedan desprender, y de ahí
el expresar de una manera vaga al decir «Parece probable que...»,,
«Creemos posible...», «Conforme vamos estudiando, creemos...»
En los casos de alcohol en sangre, por ejemplo, entre los conductores, en que se pueden expresar en números ios resultados de un peritaje, además de otras pruebas, tales como el móvil que llevó a que se
cometiese el delito del presunto sospechoso, las declaraciones de testigos, documentos, etc.
La «teoría de la probabilidad» constituye una rama especial de las
matemáticas: el cálculo de probabilidades. Tore Sjoegren hace un trabajo muy interesante sobre el «valor de los números», puesto que los
números dan una idea más exacta de la realidad que las propias palabras. Los cálculos aritméticos a realizar en este sentido son muy sencillos. Esta teoría es muy interesante a tener en cuenta.
Para confeccionar la ficha para su evaluación y poderlas clasificar
por semejanzas y diferencias, se tendrá presente:
— Una recopilación, de forma exhaustiva, las letras modelos.
— Las variantes que observemos serán: fortuitas (dos letras no son
nunca absolutamente iguales); permanentes (idiotismos o costumbres personales que ejercen influencia en los movimientos
del útil sobre el papel).
Por el cálculo de probabilidades se verá que las ligeras variantes
con las que nos encontramos son corrientes y de poca importancia para
la identificación, y por el contrario, las más grandes y raras se dan conmenos frecuencia.
Al comparar dos escrituras de distintas personas, se observa que
ciertos rasgos, signos y letras conservan el modelo escolar, pero desde
luego es menos probable que los idiotismos y las formas de letras más
personales presenten semejanzas, por lo que en los análisis de comparación de escrituras hemos de dar más valor a las semejanzas entre
las formas no corrientes, y menos o ninguna a las desemejanzas, como
prueba de identificación; estos caracteres divergentes y poco corrientes
adquieren un gran valor en sentido opuesto, como prueba de no identidad o falsificación.
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X.
RASGOS EN ESCRITURA A TENER PRESENTE
Los rasgos de una escritura a tener en cuenta serán: los grados de
semejanza o divergencia que presentan los distintos signos y los rasgos generales de las escrituras, o sea, de la similitud o divergencia de
las escrituras. Se partirá comparando los caracteres y los rasgos generales de la escritura del texto sospechoso y de los textos de comparación o indubitados—tal apreciación tiene algo de subjetivo; lo contrario sería imposible—; este factor depende de la capacidad, experiencia
y habilidad del técnico, quien, por lo demás, es infalible.
— Medir las letras en todas sus formas—las medidas tienen la ventaja de ser imparciales y objetivas—. Como el texto a comparar
presenta, por lo general, cierto número de detalles y características para su examen, la influencia de un error parcial sobre el
resultado final no es grande y, en este caso, también la probabilidad formará parte cuantas más observaciones se hagan y más
precisa será la medida obtenida.
— Si una letra falta en uno de los documentos, o si esta misma letra presenta el mismo trazado en los dos textos, con una forma,
impersonal de estilo corriente.
— Si hay un rasgo de carácter ligeramente personal en ambos documentos.
— Semejanza notable de los rasgos cuidadosos del tipo «escolar».
— Si existen letras con dibujo original y muy personal.
— Cualquier trazo verdaderamente característico, llamado «idiotismo», que es el resultado de la voluntad neta del autor.
— El artificio en la escritura. Adornos. Cuando se añaden curvas,
sobre todo lazos a las mayúsculas, rúbricas a las firmas, etc. Excentricidad.
— La naturaleza del material empleado—papel, tinta, útil (bolígrafo, pluma, lápiz, etc.)—.
— Antigüedad del documento (fecha, características del papel, tinta, etc.).
— Condiciones físicas del individuo (enfermedad, alcoholismo, drogas, accidente, etc.).
— Posición adoptada por la persona que ha escrito el documento,,
sobre todo si quiere desfigurar su escritura.
Los signos reveladores de una falsificación los tendremos:
— Las letras son muy grandes o muy pequeñas,
— Los dibujos de las letras son complicados.
— El texto ha sido redactado lentamente, en varias veces y con correcciones.
— Las líneas son irregulares y ondulantes.
— Los caracteres se inclinan hacia la derecha y hacia la izquierda»
— El texto ha sido todo él escrito con mayúsculas.
Siempre se recordará que las personas de edad avanzada o enfermas escriben lentamente y con irregularidad, y algunas tienen la costumbre de escribir con una inclinación muy acusada.
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— Lo normal es que se escriba derecho, pero hay quien su alineación en la escritura le hace que las palabras las escriba por encima o por debajo de la línea como costumbre.
— Se apreciará el nivel de individualización alcanzado en su calidad mental e intelectual, como igualmente Ja calidad y habilidad
como indicio personal. (En un contable se apreciará la habilidad
de su caligrafía y números, pero no la calidad; en un artista distinguiremos la rapidez y apenas legibilidad, pero muy personal;
apreciaremos la calidad y no la habilidad.) La habilidad es relativa al aspecto exterior de la escritura, considerando con qué
exactitud se sigue el modelo escolar y hasta qué punto están
trazadas las letras siguiendo las normas.
— Dirección de las palabras, que puede ser la misma palabra alineada en sentido ascendente o descendente; y las letras que componen la palabra, que pueden tener una oblicuidad constante
creciente o decreciente. La inclinación de las letras suele ser corriente a la derecha, formando un ángulo con la verticalidad
de 30 grados, cuya inclinación puede ser debida a la inclinación
del papel y, en parte, al movimiento del brazo, tomando el codo
como centro del mismo; también puede ser debida a la intervención de los. dedos (éstas son más artificiales y usadas en las falsificaciones, como igualmente se emplea en las falsificaciones el
escribir sin apoyar la mano). Una persona que desea desfigurar
su escritura, lo primero a que recurre es a la inclinación, que
siempre lo hará en sentido distinto a como él tenga por costumbre, por lo que si el ángulo es muy grande, se puede suponer que
la escritura está desfigurada. Por el contrario, la ligera variación en la apertura de los ángulos es una prueba casi segura de
no identidad, por ser difícil modificar una inclinación de forma
a la vez ligera y constante. La verticalidad de las letras toma,
a veces, formas curiosas: estrechas o alargadas, simétricas u
oblicuas, etc.
— La dimensión, de la escritura es una cuestión de costumbre y temperamento, e igualmente también de la posición de la persona al
escribir y del material que emplee. (Los rotuladores pueden desfigurar la escritura y agrandarla.)
— Los espacios en las palabras de un texto, si se presentan en forma excesiva o insuficiente; para ello basta con contar el número
de palabras basándose en la unidad escogida de longitud.
— La proporción en la altura de las letras varía según las formas
de escritura, aunque éstas tengan Una altura relativamente constante en cada persona. Es muy valioso en la identificación.
— El enlace de letras es muy personal; también depende de las clases de escritura; la costumbre de levantar la pluma después de
ciertas letras, o de poner el «punto» sobre la «i» o la «j», la tilde
de la «t» y «ñ», y que vengan arrastradas de los tiempos de escolar. La velocidad y la duda están en razón directa con el número de veces que se levanta la pluma, y es un factor muy a
tener en cuenta.
— La velocidad estará también determinada con su relación con el
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ritmo y la firmeza del rasgo. La rapidez origina rasgos de acusada personalidad. Hay que valorar los indicios de duda si existen párrafos con escritura temblorosa y las borraduras.
— Trazos fvrudes de la palabra, que pueden ser mucho más variables que la forma de empezarla, debido a la velocidad de la pluma. Los trazos iniciales de la palabra se pueden presentar: directamente con una curva, un trazo muy corto que parte de la
línea o de más arriba, con un lazo u otros signos característicos.
— Cierre de los óvalos o círculos, suele no ser perfecto: unos aparecen abiertos en su parte superior, en la parte izquierda o derecha; otros, perfectamente terminados; otros, abiertos por su
parte inferior, en la parte izquierda o derecha.
La iniciación de los óvalos o círculos, es decir, la parte curva
de la «o», «a», «b», «c», «d», «q», «g». No todas las personas
inician los óvalos por el mismo sitio; unos empiezan por la parte alta, a la izquierda o a la derecha, más o menos lejos a la izquierda o a la derecha, por la parte inferior, etc. Este factor es
de gran importancia en los problemas de identificación.
Estos rasgos generales son de suma importancia. Conforme vayamos estudiando la escritura nos iremos familiarizando con estos rasgos,
lo que simplificará la tarea, y tienen el valor de ser, la mayoría de las
veces, ignorados por la propia persona.
— Otros signos a tener muy en cuenta son los números. Es muy
interesante el estudio de ellos y su colocación en el escrito.
— Una vez terminado el estudio metódico de las cifras, las minúsculas y puntuaciones, se pasará al examen de las mayúsculas. Estas suelen ser pocas y por ello tienen menos importancia al utilizarse menos y porque sus formas están menos arraigadas en el
subconsciente y, por lo tanto, sus variantes suelen ser más frecuentes.
— Las faltas de ortografía nos pueden informar del grado de instrucción de su autor (siempre que éstas no sean realizadas adrede, pero en este caso acusarán duda y titubeo). La excesiva rapidez puede ser motivo de una falta accidental, pero los errores
graves tienen una gran importancia desde el punto de vista de
la identificación. Se pueden presentar casos de personas que escriben «como se pronuncia».
— Es muy revelador el empleo, bueno o malo, de los signos de puntuación: puntos, comas, apóstrofos, guiones, paréntesis, interrogaciones, admiraciones, acentos, comillas, etc. No debemos olvidar la tendencia moderna de suprimir las «comas».
—• Es de forma muy personal quien acostumbra a retocar, añadiendo, corrigiendo o sobrecargando las palabras; unos, para darle
mayor claridad, y otros, para que queden más igual al modelo
que copian. Hay quien hace la «r» con la meseta superior sencilla y posteriormente le agregan una rayita breve cortándola; esto
es también muy significativo.
— No hay que descuidar la presión. Aunque tiene gran importancia
el útil usado al escribir, posición del mismo, naturaleza de la tini
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— 10ta, del papel que sea más o menos poroso y del soporte sobre el
que se escribe, no hay que olvidar, sin embargo, la posición de
la persona, el vigor físico, la disposición de espíritu y ánimo del
que lo realiza.
— La disposición del texto, composición tipográfica, los espacios de
separación de la fecha, de entre renglones, entre palabras, entre
letras, la dirección, la firma, etc. Si se advierte orden es indicio
de que el autor tiene cierta experiencia de trabajo de oficina,
y a la inversa.
— Los márgenes se han de estudiar con todo detenimiento. El izquierdo, que suele comenzar, generalmente, a poca distancia del
borde del papel, pero distancia que puede variar; la curva dibujada al principio de las líneas es a veces característica.
El margen derecho, que generalmente es irregular, unas veces grande y otras pequeño, que obliga a quien escribe a apretar
la escritura o a dejar espacios en blanco para escribir la palabra entera; otros, desconfiados, agregan un guión o más o unas
rayas oblicuas hasta llegar al límite del renglón, en evitación
de que se pueda añadir algo.
Los márgenes superior e inferior proporcionarán interesantes datos psicológicos del individuo.
Sabremos que una escritura es natural cuando se den las siguientes
circunstancias:
— Que el texto del escrito sea natural.
— Si se observan semejanzas.
— Cuando los caracteres en sí (dimensión e inclinación) son normales.
— Si existen ciertos idiotismos, detalles y rasgos personales.
Tore Sjoegren propone para el cálculo de probabilidades y su evaluación los siguientes rasgos generales de una escritura a considerar
{algunos de ellos ya estudiados):
— Papel utilizado.
— Útil empleado.
— Tinta.
— Encuadre del grafismo en la hoja: márgenes y bordes.
— Líneas: punto de iniciación, trayectoria y resolución.
— Dimensiones del grafismo: tipos fijos, básicos y mixtos.
— Ligado en el grafismo.
— Espaciado en el mismo.
— Velocidad y dinámica del grafismo.
•
— Sentido caracterológico del grafismo filiforme.
— Características tipográficas del grafismo.
— Presión gráfica.
— Grafismo de presión blanda.
— Grafismos apoyados.
— Grafismos empastados.
— Grafismos vacilantes.
— Grafismo incompleto.
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Grafismo artificial.
Grafismo ardonado.
Estudio de las minúsculas.
Estudio de las mayúsculas.
Posición de las letras.
Análisis de las arcadas.
Diversos tipos de finales; su medición.
Principales ganchos de un grafismc.
Posición de la tilde de la «t» y «ñ».
Estudio de las vocales: posición.
Cierre o apertura de las vocales.
Estudio de la «M», de la «P» y de la «G». Su correlación con el
resto de las letras.
— Significación e interpretación de la puntuación: puntos, acentos, admiración, interrogación, paréntesis, entrecomillados, guiones, etc.
— Estudio de los tipos básicos de las firmas.
— Escritura de los niños.
— Grafismos de mellizos.
— El sexo en la escritura.
— Escrituras feminoides y masculinoides.
— Escritura de zurdos.
— Simulación de la salud y disimulación de la enfermedad. (Patología.)
— Formas de expresión de la voluntad: obstinación y tenacidad.
— Espíritu de iniciativa.
— Voluntad fuerte en un carácter débil. Irascibilidad.
—• Sensibilidad. Impresionabilidad.
— Insensibilidad psíquica.
— El egoísmo; su identificación en letras, sílabas y vocales.
— La franqueza, sinceridad y lealtad.
— Simuladores de la honestidad.
— Introvertidos y extrovertidos.
— Aptitudes, su determinación: estéticas, intelectuales, comerciales,
prácticas (elementos que los confirman o que pueden neutralizarlos). Cálculo y balance grafométrico. Las predisposiciones y
los gestos fallidos como factor de frustración de las verdaderas
aptitudes.
— El criterio: elasticidad, rigidez, tolerancia, limitaciones, amplitud, mediocridad.
— Imaginación: tipos de imaginación.
— Los temperamentos: ambición, economía, gula, sensualidad, brutalidad; relación con el grado congénito o adquirido de inteligencia.
— Ahondamiento en el análisis de los planos consciente y subconsciente.
— Emotividad: acción, y reacción; proyección e inhibición.
— Estudio grafopatológico de las emociones.
— Temperamento, carácter y sexo y sus anomalías. Su reflejo en
la conducta de los jóvenes.
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— Los sentimientos, las pasiones y los tipos rectores que proyectan en determinada dirección la predisposición humana.
— Estudios de la personalidad y enfoque antropológico.
— Relación herencia-ambiente.
— Ambiente, alimentación, clima, situación geográfica.
— Los trastornos mentales. Enfoque alopático y homeopático del
problema del psiquismo.
— Los trastornos cardíacos en la escritura.
— Los trastornos respiratorios. El problema especial del asma.
— Los trastornos nerviosos según los tipos temperamentales.
— Los histéricos (masculinos y femeninos).
— La epilepsia.
— Las enfermedades mentales a la luz de la parapsicología.
— Neurosis y psicosis.
—• Factores desencadenantes de la ruptura en el equilibrio de la personalidad.
— Inteligencia, astucia, mundo real.
— Estímulos endógenos y exógenos.
— Modificaciones morales de la personalidad.
— Factores originarios, adquiridos y accidentales.
—. Desviaciones pseudomaniátieas y genuinamente maniáticas de la
personalidad.
— Inclinaciones positivas y aberraciones.
— Tipos criminales. Homicidas, estafadores, rateros, oportunistas,
etcétera.
— Predisposiciones antisociales potenciales en los adolescentes.
— Afecciones renales.
— Afecciones gástricas y hepáticas.
— Reacciones espontáneas y premeditadas de los niños.
— Cuadro familiar.
— Los niños «difíciles».
— Los jóvenes iracundos: prepuberal y postpubertad.
— La angustia y la apatía.
— Problema caractérológico del climaterio y de la menopausia.
— Técnica de la simplificación.
— Correlación de mayúsculas y minúsculas.
— Encuadre del grafismo: márgenes y bordes.
— Dimensiones básicas.
— Sinistrografía. Escritura en espejo.
— Firmas simples.
— Firmas criptográficas. Simbolismo e interpretación, previa medición completa y subdivisión en planos.
— Compilación y tabulación de datos.
— Clasificación de hechos.
— Lectura e interpretación de los mismos.
— Muestreo. Técnicas: muestras simples al az;ar, por estratos, sistemáticos y por conglomerados. Estimación de la media de la
población. Error standard; muestras grandes y pequeñas.
Por último, veremos la suma de anotaciones dada, si predominan
los signos cuyas características son «más» semejantes o los signos con
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«menos», o si su número es aproximadamente igual, para apreciar los
"valores medios.
Esto nos lleva a considerar que un estudio por comparación dará
un resultado tanto más preciso, y con seguridad más correcto, cuanto
más materiales se posean para su comparación, y si éste es escaso, nos
enfrentaremos con resultados cuyo grado de exactitud puede disminuir
en el momento del peritaje: «el valor de un informe es proporcional a
la amplitud del o de los textos».
XI.
FORMA, DE APRECIAR, EN ESCRITUAS MANUSCRITAS, LAS DIFERENCIAS
Lo principal es analizar debidamente las escrituras para su identificación, distinguiendo cuidadosamente las variantes y las diferencias,
o sea, lo fundamental de las desemejanzas que resulten de circunstancias exteriores, de una intención de camuflaje o de otros factores.
Si dos escrituras manuscritas, una de autor desconocido o dubitada, y otra conocido o indubitada, presentan en su examen una o varias
desemejanzas características fundamentales, sin explicación lógica, no
Jiay duda de que son de autor diferente. Esto es aplicable a cualquiera
que sea el número de semejanzas que puedan aparecer en las escrituras. Es suficiente que una sola desemejanza o una sola diferencia fundamental sea revelada entre los dos textos para que el axioma sea valedero. Es extremadamente raro en la práctica que dos muestras de
escrituras de dos sujetos distintos no presenten más que una diferencia importante.
Cuando dos escrituras presentan ligeras diferencias, pero con frecuencia repetidas, se puede asegurar que no son de la misma mano.
Si el perito no tiene presente esto, podrá muy bien condenar a un inocente o por lo menos dejar que se le condene por falta de poder establecer su inocencia de una manera categórica.
Al examinar dos escrituras, y si el número de sospechosos implicados lo exigiese, la identiñcación preliminar y la recopilación libremente
de datos, en la firma o en el fragmento de la escritura a examinar, sería fijar nuestra atención en los detalles significativos de un extremo a
otro de los documentos, anotando en un papel las semejanzas y desemejanzas que se observen, los rasgos generales, el movimiento, la presión, los idiotismos, etc., altura y ángulo de las letras, la rúbrica, comienzo o terminación de las palabras y sobre todo de las letras.
Se nos presentarán casos «dudosos» o «positivos» en el primer examen, y es conveniente estudiar lo que Osborne llama los 24 factores
«objetivos», entre los cuales entran: rapidez, presión, ritmo de la escritura, inclinación, dirección, etc.
Cuando se tengan recopilados todos los datos apreciaremos las semejanzas y desemejanzas, y según que unas u otras dominen, proporcionarán datos suficientes para valorar las dos escrituras. Después se
estudiarán los detalles que se juzguen más parecidos, pero sin olvidar
que es muy peligroso conclusiones afirmando que las dos escrituras,
muy parecidas, son del mismo autor, sin haber considerado de antemano la importancia intrínseca de las diferencias que ha observado.
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