Subido por Maria Carolina Gallo

Folclore

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El canto con caja es una especie folclórica de nuestro país, pero es sobre todo, un elemento esencial en los
ritos sagrados y festivos de las comunidades andinas. Se canta en soledad o en rondas comunitarias con la
caja como único instrumento. ¿Pero cuál es el origen del canto con caja? El canto con caja no sigue los
patrones tradicionales occidentales, en cuanto a lo estético; sino que se nutre de elementos y matices
propios de los cantos originarios de nuestra tierra; se canta con caja y sin importar si está afinado o prolijo.
Se divide en tres especies: la vidala, la tonada y la baguala. Todas ellas tienen un espíritu en común, pero a la
vez cada una tiene una modalidad, una raíz diferente.
Dice Miriam Garcia, Musicóloga y docente: _ “El canto con caja es una expresión del noroeste argentino, que
tiene toda la influencia del mundo andino donde interviene la voz, la melodía y la percusión a través de un
tambor de mano, que en el noroeste se denomina caja.”
El canto con caja tiene orígenes ancestrales y mantiene una gran cercanía con el canto americano original.
¿En qué elementos podemos reconocer esta herencia?
Dice Miriam Garcia: _ “La caja y la voz están energéticamente en oposición en este caso. La caja
rítmicamente tira todo el tiempo a tierra, la voz dibuja en el aire. Esta cuestión de oposición aparece en otras
expresiones y en otras manifestaciones rituales ancestrales y populares, tiene que ver con la conexión del ser
humano con la tierra y con el cielo, o sea, hay un concepto de universo, de sistema, de cosmos.”
La forma de cantar, de poner la voz, de pronunciar, de interpretar es considerada precolombina. En sus
orígenes el canto con caja era cantado en la lengua de los pueblos precolombinos, como el cacán y el
quechua. Esas formas poéticas, propias de los pueblos originarios del mundo andino se fueron perdiendo o
transformando con la llegada de la colonización española. Al momento de la colonia, de la conquista y la
colonización se han acriollado, hay coplas escritas en quechua, donde se comparten en las canciones,
huaynos y otros ritmos de la música andina en particular y se incorpora la forma española concretamente de
la copla, cuatro versos octosilábicos con rima: A B C B. Rima el final del segundo verso con el del cuarto.
Para utilizar una caja, cuando el instrumento es nuevo, hay que bautizarla. Se hace una ceremonia que se
llama “chayar a la caja”, es como darle el bautismo, la bienvenida; debe ser “chayada” por las mujeres
mayores copleras, que son como maestras, llevan la sabiduría del canto de la copla.
Este canto primitivo recorrió una historia de siglos, pero no se puede rastrear en él un solo origen. Sus tres
especies existen justamente porque cada forma de cantar proviene de culturas, lenguas y territorios
distintos. La baguala: su zona de influencia es la de los valles calchaquíes (Salta, Tucumán y parte de
Catamarca). Las copleras dicen que cuando cantan se alegra la Pachamama, es una manera de buscar y
revalorizar sus orígenes diaguita- calchaquíes. Los diaguitas fueron reconocidos por su valentía, por su
organización y por la resistencia que impusieron a los sucesivos embates expansionistas de otros pueblos
sobre sus tierras. Vocalmente es de los cantos más ornamentados, quejidos, derrumbes, falsetes, extertores.
Otras de las especies del canto con caja es la tonada, que proviene de la cultura incaica, se canta en Jujuy y
en Salta, en el marco del paisaje de quebrada plano y puna. Se nutre de la cultura quechua que fue bajando
desde el altiplano peruano, con la expansión incaica hasta llegar al noroeste argentino, por eso la tonada se
canta originalmente en quechua. La melodía es pentatónica, tiene toda la influencia de la pentatonía inca,
aunque no siempre tiene las cinco notas, puede tener dos, tres, cuatro y hasta cinco. La forma de ejecución
es en solisto, solisto y comparsa; y la forma de ornamentación vocal es un sonido similar a un erkencho de
una oveja. Como en otras especies con canto con caja la tonada también se canta en coplas. Estas formas
poéticas traídas por los españoles fueron tomadas como patrón para ordenar las emociones y vivencias que
se expresan a través de los cantos. En las rondas también se da el contrapunto, donde los copleros se
responden con coplas.
La vidala es la especie más cercana a nuestro tiempo, tuvo su mayor desarrollo alrededor de 1800 y por eso
se la considera el primer género folclórico, porque se constituye paralelamente al estado nación argentino.
La zona de influencia de la vidala es la de las cerranías (Catamarca, La Rioja y Santiago del Estero). La vidala
nace ya como una especie folclórica criolla, mixturada con elementos musicales propios de la cultura
española. Las escalas son diatónicas, absolutamente europeas (tienen tonos, semitonos, bimodalidad), se las
pueden cantar en comparsa, al unísono o a dúos en terceras paralelas (una voz hace la melodía original, la
tónica y otra voz hace un intervalo de tercera abajo, entonces se va formando una armonía).
Hay hipótesis de que las vidalas que descienden de las alabanzas lentas, de los rezos que entran con la
evangelización y la del antiguo y originario aborigen que cantaba el joijoi, traído del norte; esta hipótesis lo
toma el santiagueño con sus propios ritmo; como toda la música va fusionándose, va mezclándose.
La vidala tiene el sustento armónico que otras especies no tienen y esto lleva a que muchas veces sea
acompañada también por bombo, guitarra y violín.
El canto con caja nace del deseo del hombre por comunicarse con otros hombres y con el universo. Esta
manera primitiva del canto fue expandiéndose y tomando nuevos rumbos, pero conserva aún su esencia
mística, su conexión y respeto por la tierra y su memoria de siglos pasados.
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