Motricidad fina (Motricidad dinámica manual. Maduración grafomotriz 4) 21 OCTUBRE, 2016 NO HAY COMENTARIOS En este apartado partimos de que el niño ha trabajado y sigue trabajando el equilibrio, tanto estático como dinámico; y la coordinación, tanto de sus movimientos como de brazos y piernas (motricidad gruesa). Ahora, vamos a pasar a la motricidad fina: movimientos menores en los que utilizamos partes más pequeñas del cuerpo: brazo, antebrazo, muñeca, hombro, mano…en definitiva, partes del cuerpo directamente implicadas, más tarde, en el proceso escritor. ¿Por qué considero que son necesarios estos ejercicios? Porque el niño es movimiento y el juego forma una parte muy importante en su vida. Por estas razones, estos ejercicios están perfectamente adaptados a las características citadas. Porque mediante estos ejercicios y otros muchos el niño desarrolla la coordinación motora y el tono muscular de brazos, manos, muñeca, dedos… necesario para escribir. Porque es imprescindible dedicar tiempo a los hábitos posturales. Un ejemplo: es necesario que el niño se siente correctamente porque pasa mucho tiempo en el colegio en esta posición realizando sus tareas escolares. Si le trabajamos el sentido de la verticalidad acostado con la columna vertebral pegada al suelo y después pegada a la pared, es muy probable que, con las orientaciones necesarias, no tenga problema para sentarse correctamente en su silla. A continuación, voy a poner un ejemplo basado en un caso real, a ver si soy capaz de explicar lo que quiero en pocas palabras. Hoja 1, la situación está resuelta. Hoja 2. Antes de hacer esta ficha, considero que hubiese sido necesario realizar estos ejercicios: El niño parado de pie en la clase. Yo de espalda, colocada enfrente, ambos con el brazo dominante al frente y un poco flexionado. Hago círculos empezando por la derecha (derecha – arriba –izquierda – abajo – derecha), despacio y a la vez verbalizo lo que estoy haciendo para que lo entienda perfectamente. Realiza el mismo ejercicio y yo lo acompaño, primero despacio y después rápido. Luego lo hace solo, yo observando y él verbalizando lo que está haciendo. A continuación, hacemos el mismo ejercicio desplazándonos de izquierda a derecha, y yo, al lado acompañándolo haciendo lo mismo. Posteriormente, puede realizarlo en el suelo, caminando descalzo sobre papel de embalar doble, con bucles dibujados o colocando cinco ladrillos en línea recta con una separación de dos pasos para que vaya dando la vuelta haciendo el bucle. Después, tendrá que hacer los bucles en el papel de la pared andando a la vez que los hace. Cuando él es plenamente consciente de lo que tiene que hacer y yo he observado que estos estadios previos los ha superado, LO PASO A LA MESA. Si previamente hubiese hecho todo esto, estoy convencida de que la respuesta que el niño hubiese dado, hubiera sido la correcta. Esta ficha nos informa de que el niño no sabe hacer los bucles. ¿Consideramos que este alumno posee el desarrollo motor suficiente? Pero, sobre todo, ¿consideramos que es consciente de lo que tiene que hacer, que ha interiorizado este movimiento? Además, ¿se le podría pedir que escribiese la: e, l, ll, d, j… cuando desconoce el movimiento básico (el bucle) para escribir estas letras? En este caso, al igual que en los anteriores, también el desarrollo motor está íntimamente ligado a los aprendizajes. He comprobado en multitud de ocasiones la relación tan directa que existe, por ejemplo, entre el desarrollo motor de un alumno y su escritura y es, precisamente, en este campo en el que he podido captarlo con mayor facilidad. 1. “Toda actividad grafomotriz en la escuela debe estar precedida de una buena actividad psicomotriz” 2. “El desarrollo cefalocaudal puede condicionar positiva o negativamente el proceso de la escritura.” RIUS ESTRADA, M. D. EDUCACION DE LA GRAFOMOTRICIDAD: UN PROCESO NATURAL. Artículo publicado en: Enciclopedia de Educación Infantil. Editorial Aljibe. Málaga, 2003 En lo que concierne a la “ley cefalocaudal” (el niño empieza a controlar su cuerpo desde la cabeza a los pies), ya se ha hecho referencia en entradas anteriores, por lo que hoy voy a hacer más hincapié en la “ley próximo distal” (el niño llega al control de las extremidades partiendo de la parte central del cuerpo) y en el esquema corporal. Todo proceso de aprendizaje necesita partir del conocimiento de las características del niño, de sus experiencias previas, de lo que el alumno ya conoce, de las actividades motoras que le permitan vivir experiencias nuevas y que mediante el habla puede comunicar. También es necesario planificar una secuenciación adecuada de todo lo que se quiere trabajar. Por otro lado la relajación y la respiración, que se tratará en la siguiente entrada, son aspectos que hay que tener muy presente. “…no se pretende lograr un verdadero estado de relajación ya que ello sólo es posible a partir de los 7 u 8 años y mediante el dominio de técnicas específicas. Se trata más bien do obtener la posibilidad de distensión muscular en una situación “tranquilizadora””. CONDEMARÍN, M. CHADWICK, M. MILICIC, N. “Madurez escolar”. CEPE.S.A. Madrid. 1985 “Es a partir aproximadamente de los 2 años y medio y en paralelo al aumento de la capacidad de los niños para empezar a comunicarse verbalmente, cuando podemos introducir, si lo consideramos necesario, alguna actividad de relajación más estructurada.” http://psicodiagnosis.es/areageneral/otros-temas/tecnicas-de-relajacion-paranios/index.php Hace mucho tiempo que empecé a trabajar la relajación en mi aula de E. Infantil. Evidentemente, siempre la he enfocado de forma lúdica, como un juego, y si bien animaba las sesiones con múltiples actividades, también es cierto que controlaba que los ejercicios tuvieran una progresión lógica adecuada. Todos los niños entendían lo que era un brazo “duro como una piedra” o dejar los brazos estirados a lo largo del cuerpo “sueltos como un balancín”. No podemos olvidar que, como en cualquier otra actividad, el niño debe de entender perfectamente todos y cada uno de los términos que usemos en las explicaciones: “apretar”, “soltar”, “reposar”, descansar”, “estirar”, etc. Si como se dice, “el niño vive su cuerpo de forma global durante los primeros años de su vida”, debemos apoyarnos precisamente en esta característica para organizar sus actividades. Precisamente por esta razón, en mi primer libro de lectura, una ilustración muestra niños pintando tumbados en el suelo. El niño pinta con todo su cuerpo y manifiesta su tensión e inhibición en todo lo que pinta, ¿quién no ha observado los dibujos tan pequeños y tan localizados que hace un niño pequeño? Empieza a “pintar” o a hacer rayas y no sale de un espacio pequeño del papel aunque éste sea grande. Posteriormente pasamos a utilizar un soporte vertical (yo suelo utilizar mucho el papel de embalar de color blanco). Como el niño ya hizo muchos progresos respecto al estadio inicial, empiezan haciendo “sus obras” de forma totalmente libre y, poco a poco, vamos alternando estos trabajos con otro tipo de actividades que conlleva establecer alguna norma, por ejemplo: pintar líneas verticales, a continuación pintar líneas verticales estableciendo un tope en la parte superior, etc. “Las actividades grafomotrices deben estar situadas al final del proceso y cuando ya se haya conseguido la independencia de brazo, mano y dedos perseguida.” Según J.G. Vidal y M.M. Ponce, los objetivos serían: 1. “Lograr una mayor independencia motora del brazo respecto al resto de los elementos corporales. 2. Alcanzar la disociación adecuada de los movimientos de los brazos y las manos. 3. Disociar los movimientos de cada uno de los dedos que componen la mano etc.” VIDAL, J. y M. PONCE, M.: Manual para la confección de programas de desarrollo individual. Tomo.1. Editorial EOS. Madrid. 1989. Actividades y ejercicios para trabajar la motricidad fina Juegos con pelotas blandas: de goma, papel, tela, esponja… pelotas duras: plástico, tenis, cuero…; También se pueden utilizar pelotas con diferentes superficies y tamaños. Lanzar y recoger pelotas, lanzar pelotas a un espacio señalado en la pared o en el suelo modificando las distancias. Abrir y cerrar pinzas normales de la ropa utilizando el índice y el pulgar (hay que buscarlas que no sean muy duras), también pueden usarse con cartones para pinzarlos alrededor. Se puede hacer lo mismo con cuerdas colocadas a una altura que tengan que estirarse, porque considero que son buenas para realizar estiramientos y para trabajar la pinza escribana, puesto que favorecen, posteriormente, la prensión y prensión del lápiz. Se pueden hacer pelotas, rasgarlo, pellizcarlo, doblarlo, mojarlo… Les suele gustar jugar con ella: pueden alisarla, hacer dibujos, agarrarla y soltarla poco a poco… Ejercicios de los miembros superiores encaminados a favorecer el tono muscular de brazos, manos y dedos, etc. Ejercicios de brazos: Acostados en el suelo con los brazos un poco separados del cuerpo levantar y dejar caer los brazos relajadamente. Con las manos encima del pecho, una encima de otra, levantar los codos. Poner los brazos en cruz con las palmas de las manos apoyadas en el suelo y arrastrarlas hasta pegarlas al cuerpo. Estirar los brazos fuertemente hacia arriba, bajarlos y “dejarlos descansar”. Con los brazos en cruz, levantarlos unos 10 centímetros del suelo alternándolos, y a continuación descansar. Ejercicios de manos: Abrir y cerrar las manos, primero despacio y luego más de prisa. Abrir y cerrarlas alternativamente (al principio muy despacio). Con la mano dominante cerrar el puño encima de la mesa e ir sacando los dedos uno a uno. Como al principio les cuesta trabajo, animábamos este ejercicio tocando el piano imaginario encima de la mesa. Poner una palma pegada a la otra y hacer círculos sin “despegarlas” en distintas direcciones. Con los dedos entrelazados y frotando la palma de las manos, moverlas para dentro y para fuera sin que los dedos dejes de estar entrelazados. Cuando realizamos ejercicios que conlleven algo de tensión, como en este caso, al terminarlos sacudíamos las manos para relajarlas. Ejercicios de dedos: Con la mano estirada sobre la mesa y los dedos juntos, ir separándolos uno a uno con la ayuda de la otra mano mientras sea necesario. Levantar los dedos de la mesa uno a uno, primero con ayuda hasta que pueda hacerse sin ella. Arrastrar la mano o arrastrar uno, dos, tres… dedos por una superficie lisa, rugosa, con arena, sobre diferentes tipo de papel, madera…(sirve para sensibilizar las yemas de los dedos). Tocar los diferentes dedos de la mano con el dedo pulgar de esa mano por orden y empezando por el meñique. “Andar” con la palma de la mano (como los elefantes) ejerciendo presión sobre la superficie o con las cinco puntas de los dedos (como las los gatos) suavemente. Hábitos posturales. Primero hay que hacer una valoración del material escolar, no siempre es el más adecuado para todos los niños y, a veces, es mejor utilizar sillas un poco más grandes o más pequeñas que las que tenemos en clase. Yo las trabajo como una rutina más, ya que desde mi punto de vista se deberían cuidar más los hábitos posturales en el aula por la incidencia que tienen en el aprendizaje de la escritura. Empiezo poco a poco explicando cómo deben sentarse y ayudándoles cuando lo necesitan; las piernas perpendiculares a la mesa y con la espalda apoyada en el respaldo de la silla, a una determinada distancia de la mesa y los pies en el suelo, el antebrazo también apoyado en la mesa no demasiado alejado del tronco. ¿Cuántas veces hemos visto a niños, pasados ya los años de E. Infantil, escribir con una tensión constante en el cuerpo, en los hombros, brazos, mano, dedos…? ¿Cuántas veces hemos observado libretas con trazos tan débiles que no se podía leer lo escrito o con trazos tan fuertes que el papel acaba todo sucio y emborronado? Saber escribir es fundamental, pero también estar preparado para ello. En muchas ocasiones nos encontramos ante situaciones en las que el niño no es capaz de sentarse en una silla y coger el lápiz por muy motivadora que sea la actividad. No se trata de tachar al niño de perezoso y poco trabajador, puesto que no podemos esperar que sean capaces de escribir cuando no han desarrollado la motricidad fina en la escritura necesaria para ello. Se trata de encontrar la raíz del problema y facilitarles todas las herramientas posibles para poder hacerlo. Es importante no perder nunca de vista todos los aspectos motorices que influyen en la escritura como la coordinación visomotriz, los ajustes posturales, la lateralidad, etc., de los que a continuación hablaremos. Esquema corporal y percepción del propio cuerpo y los ajustes posturales. Para ello es importante tener una correcta integración de estímulos vestíbulo/ propioceptivos que nos permiten ser conscientes de donde se encuentra cada parte de nuestro cuerpo en todo momento, dándonos la posibilidad realizar las adaptaciones motrices en relación a las referencias externas. Esto requiere de un tono muscular. Integración bilateral. Se refiere a la capacidad de poder coordinar y organizar ambos lados del cuerpo realizando las acciones de forma coordinada con la visión. Es necesario para que el niño pueda desarrollar correctamente sus funciones, seguir una secuencia de derecha a izquierda y cruce de línea media. Planificación motriz. Anticipar, organizar y ejecutar un movimiento. Estabilidad en el tronco, hombros, codos, muñecas y manos. Coordinación visomotora. Se refiere a la integración entre los movimientos del cuerpo coordinado con la visión. Organización espacial: Conocimiento del espacio que nos rodea en referencia con el propio yo. Aquí os dejo una serie de actividades lúdicas para estimular al niño y que nos ayudan a reforzar estos aspectos para desarrollar la motricidad fina en la escritura: Columpio. Durante el balanceo, detener el columpio un poco inclinado para trabajar la fuerza de agarre palmar y el control postural. Huchas. Trabajar la coordinación visomotora con las huchas, donde el adulto colocará las fichas desde distintos ángulos para potenciar el seguimiento y la fijación ocular, el cruce de línea media, la anticipación motriz, y la fuerza de agarre. Esta actividad también se puede hacer desde un columpio en movimiento o con la pelota de pilates en posición de pronación. Juegos con texturas. Se pueden utilizar cajas de lentejas, algodón, arroz, fideos, arena, etc. Meter tanto manos como pies, y que el niño experimente distintas sensaciones, tanto en manos como en los pies, esconder objetos, etc., reforzando el esquema corporal. Aprovechemos también cuando cocinamos para potenciar estas actividades: amasar el bizcocho, hacer bolitas, recortar, pelar el huevo, etc., siempre y cuando tengan la edad adecuada para hacerlo. Juego de las pinzas. Colocar las pinzas de diferentes fuerzas en cuerdas, cajas de colores o que vuestros hijos os ayuden a tender y destender la ropa. Esto les ayudara a fortalecer la pinza digital. Juego de las gomas elásticas. Mediante la apertura de los dedos colocamos las gomas alrededor de tubos de distintos tamaños. Actividades de enroscar y desenroscar tuercas, botellas, destornilladores, etc. Actividades de fuerza contra-resistencia. Aprovechar desde casa actividades propioceptivas como llevar las bolsas de la compra, el cartón de la leche, sacar la ropa mojada de la lavadora, etc. Rocódromo. La escalada es una buena forma de trabajar la conciencia corporal, la lateralidad, la atención y la fuerza de agarre. https://www.redcenit.com/tecnica-de-regulacion-sensorial-descargable/ TERAPIA OCUPACIONAL EN ESCRITURA Una de las ocupaciones más importantes y complejas en la infancia es la de aprender a transmitir los pensamientos y la información a través del lenguaje escrito.En el contexto escolar podemos escontrarnos con niños y niñas que presentan dificultades en la escritura. Estos niños/as normalmente requieren más tiempo para completar las actividades, influyendo en su rendimiento académico. Además, a medida que pasan de curso la exigencia es mayor y se incrementa la desmotivación que puede llegar a afectar a su autoestima. PARA QUE LOS NIÑOS/AS REALICEN UNA ADECUADA ESCRITURA PREVIAMENTE SE RECOMIENDA TRABAJAR CIERTAS HABILIDADES COMO: Control postural: se trata de la capacidad que tenemos para mantener nuestra cabeza y tronco alineados y los músculos implicados se coordinan para mantenernos erguidos (por lo que necesitaremos mantener un adecuado tono muscular). Estabilidad en miembro superior y tronco. La fijación voluntaria de cada una de nuestras articulaciones y músculos en el momento adecuado es necesaria para poder realizar movimientos de coordinación y precisión. Coordinación óculo – manual: consiste en la capacidad de sincronizar el movimiento ocular con el manual. Integración motora bilateral: es la capacidad de coordinar ambos lados del cuerpo para realizar una actividad de forma coordinada. Ej: en el uso de las tijeras una mano mueve el papel mientras que el otro abre y cierra las tijeras. Dominancia lateral manual: se refiere al uso de una mano con mayor destreza y eficacia que con la otra. LOS COMPONENTES QUE HACEN QUE SEAMOS CAPACES DE ESCRIBIR, REQUIEREN TAMBIÉN DE UN ADECUADO PROCESAMIENTO SENSORIAL PARA PODER LLEVAR A CABO LA TAREA CON PRECISIÓN, LEGIBILIDAD Y FLUIDEZ. El control motor de la mano comienza con información sensorial y tensión muscular óptima; los movimientos de los dedos requieren refinamiento y disociación de los movimientos de la muñeca y del brazo mientras que el cuerpo debe permanecer quieto (Ajuriaguerra y Auzias, 1980). La estabilidad en sedestación, la propiocepción y la sensibilidad táctil son prerrequisitos para mantener un comportamiento motor complejo, aprendido y automatizado, como es la escritura (Bellefeuille, 2006). El sistema propioceptivo envía información sobre la posición del cuerpo desde los músculos y las articulaciones hasta el cerebro. Los niños/as con pobre propiocepción tienen problemas para planificar los movimientos necesarios para ejecutar la acción de escribir. Por otro lado, una alteración en el procesamiento táctil puede repercutir en la manera de realizar un correcto agarre, como por ejemplo, ejerciendo mayor fuerza o debilidad sobre el lápiz. ESTRATEGIAS SENSORIALES Y POSIBLES MODIFICACIONES QUE PUEDEN AYUDAR A MEJORAR EL LENGUAJE ESCRITO Las recomendaciones que os facilitamos son generales, si el niño/a presenta dificultades en la escritura será necesario realizar una evaluación individualizada de sus necesidades llevada a cabo por un terapeuta ocupacional. En primer lugar necesitaresmos desarrollar mayor destreza y fuerza en manos y dedos a través de actividades de motricidad fina, buscar que sean interesantes y divertidas. Paralelamente se pueden realizar ejercicios de grafomotricidad, para realizar trazos en diferentes planos (sobre la mesa, de pie en una pizarra, espejo…), utilizando diferentes materiales para realizar los trazos (tizas gruesas, ceras, pintura de dedos, arena…). Recortar con tijeras, rasgar y arrugar distintos tipos de papel (seda, folios, charol, periódico…). Enroscar y desenroscar botes, atornillar y desatornillar… Manipular juguetes de construcción que requieran ensamblaje. Despegar y pegar adhesivos.Pegar gomets, pegatinas pequeñas… Practicar a subir y bajar cremalleras, además de abrochar y desabrochar botones. Amasar, hacer churros y bolas con distintos materiales (plastilina, arcilla, pasta de sal…). Manipular pinzas de ropa, tenazas… utilizarlas para recoger objetos y traspasar a otro lugar. Trasportar libros con ambas manos, abrazándolos y apretándolos contra su pecho. Tener al alcance juguetes que se puedan apretar o estrujar. Usar materiales como pelotas antiestrés, plastilina… “Descansos en movimiento”: donde se realicen estiramientos, ejercicios de yoga, flexiones contra la pared, etc. Los ejercicios para las manos son una buena manera de “despertarlas” antes de hacer alguna tarea escrita. Animar al niño a que apriete el puño fuertemente. Luego, relajar y estirar la mano y dedos. Repetir el ejercicio varias veces. Se puede hacer el mismo ejercicio, pero cogiendo el lápiz. Probar con una variedad de adaptadores para engrosar el lápiz, también sirven lápices más pesados, con diferentes texturas… Hay bolígrafos vibratorios, los cuales pueden proveer información sensorial a dedos y manos. Trabajar sobre una superficie inclinada mejora la estabilidad del antebrazo y facilita la disociación entre el uso de dedos y muñeca. Hacer que el niño copie de un modelo desde su mesa y no desde la pizarra. Eliminar o disminuir distractores ambientales (ruido, sentarse lejos de la ventana…) Dar feedback de la presión ejercida sobre el lápiz: envolver la zona de agarre del lápiz con plastilina, así el niño tiene que controlar cuánta presión ejerce para que su dedono llegue a atravesar la plastilina y tocar el lápiz. Usar lápices portaminas. Si se aplica mucha fuerza sobre el folio, la mina se romperá. Así,el niño puede aprender a monitorizar la cantidad de presión que ejerce. Practicar la forma de la letra y la aplicación de presión, usando un cuadrado de goma eva con un folio encima. El niño tiene que escribir sobre el folio, pero si aplica demasiada presión lo perforará. Se puede colocar papel de carboncillo debajo del folio, para que cuando el niño escriba quede una copia y se pueda observar si presiona demasiado o muy poco. En la Fundación Salud Infantil contamos con profesionales terapeutas ocupacionales para resolver las dudas que puedan surgir en temas relacionados por ejemplo, con la escritura. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Ajuriaguerra, J. and Auzias, M. (1980). Preconditions for the development of writing in the child. In J. Hartley (Ed.), The Psychology of Written Communication. London: Billing y Sons, 68–81. Bellefeuille, I. B. (2006). Un trastorno en el procesamiento sensorial es frecuentemente la causa de problemas de aprendizaje, conducta y coordinación motriz en niños. Bol Pediatr, 46, 200-203. Lepe, A (2018). Relación entre los factores ergonómicos, cognitivos y sensoriales en las destrezas grafomotoras de niños en edad preescolar. TFM Centro Universitario Villanueva. Szot, A (2019). Curso abordaje sensoriomotor y ocupacional en la escritura. Centro Glía. CONSEJOS PARA APRENDER A ESCRIBIR Es esencial que los niños adquieran buenos hábitos desde el principio. Según el psicomotricista, Philippe Kostka, los niños pueden empezar a adquirir una buena postura desde el momento en que se sientan correctamente frente al escritorio. También conseguir que un niño sujete correctamente la herramienta de escritura desde el principio es muy importante, porque una vez que los niños se acostumbran a un determinado agarre, es difícil corregirlo. POSICIÓN CORRECTA DE LOS DEDOS Aquí hay algunos consejos para ayudar a los niños a colocar bien los dedos: El lápiz o bolígrafo se sujeta entre el pulgar y el dedo índice y se apoya sobre el dedo corazón. Esto es lo que se llama el agarre «pinza trípode». El instrumento se debe sujetar desde cerca de la punta, pero lo suficientemente lejos para permitir que el niño vea bien lo que escribe en la página. El dedo debe estar siempre flexible y tener facilidad de movimiento, pero se requiere un cierto tono muscular para formar las líneas que irán dando lugar a letras, palabras y frases. Con el papel en ángulo, de modo que tenga total libertad de movimiento, el niño debería crear movimientos como la extensión y la flexión de la muñeca. La otra mano (en el caso de los diestros, la izquierda), debe sujetar la página de forma que no se mueva, así como contribuir al equilibrio del cuerpo. La mano que escribe se debe mover de izquierda a derecha al escribir. POSICIÓN CORRECTA DEL CUERPO No se adquiere una buena postura al escribir de un día para otro. En la escuela infantil, los niños empezarán por aprender lo que se conoce como «imagen corporal». Primero aprenden a identificar las distintas partes del cuerpo, de modo que puedan controlar los movimientos y tengan una percepción del espacio, de lo que significa arriba, abajo, izquierda, derecha, etc. Es la época en la que aprenden a mover los brazos independientemente del cuerpo, a alinear objetos, trazar líneas y curvas con un dedo, y descubren el significado de horizontal y vertical. A continuación, los niños deben adoptar una posición corporal adecuada para la escritura, ayudados en casa por los padres siempre que sea posible. En un lugar bien iluminado, pida al niño que se siente en una silla del tamaño adecuado, con los pies bien apoyados en el suelo, las rodillas por debajo de la altura de los muslos, espalda recta ligeramente adelantada. Los codos y antebrazos deben poder moverse con facilidad. El brazo que no utilice para escribir debe servir de apoyo, pero siempre manteniendo la espalda recta. Todos los músculos de la mano deben estar relajados; el antebrazo se extiende de forma natural, sin flexión o rotación. JUEGO PROPUESTO: Pídele a tu hijo o hija que se coloque correctamente y sácale una foto. Después, analizad juntos cómo puede mejorar la posición. Saca otra foto para ver las diferencias. https://www.bickids.com/es/la-escritura-empieza-antes-que-el-colegio Los lápices lastrados pueden ser beneficiosos para los niños que no presionan lo suficiente al escribir o para niños que tienen conciencia baja sobre su cuerpo y necesitan información propioceptiva adicional para aumentar la conciencia de su mano. El peso y la superficie texturizada proporcionan mayor entrada sensorial y retroalimentación propioceptiva a la mano mientras se escribe, lo que ayuda a aumentar el enfoque, la fuerza de la mano, el desarrollo muscular y la destreza; para normalizar la velocidad de escritura; y / o para disminuir la fuerza de agarre utilizada para sujetar un bolígrafo.