El nuevo concepto de escuela Autoría Lorenzo Gómez Lozano Maestro en Docencia (Instituto Ascencio) Licenciado en Terapia de la Comunicación Humana (UJED) Cursando Doctorado en Intervención Educativa (Instituto Ascencio) Maestría en Soluciones Sistémicas Trasngeneracionales (CIUDAC) Durango México En la actualidad, México, para especificar, es un país que está viviendo un proceso de transformaciones a nivel social y económico realmente importantes. Para algunos pensadores este proceso es penosamente retroceso, para otros es un momento de desestabilidad compleja producto de las desventajas de la globalización en un país subdesarrollado, pero no deja de ser un tiempo de movimientos decisivos en los ámbitos laborales federales, estatales y sindicales. El cambio político y los asuntos financieros internacionales han desencadenado procesos que, de manera abrupta, han cambiado los paradigmas de concebir y percibir la problemática social en el siglo XXI. La educación es quizá uno de los temas con mayor cambio en su conceptualización pues pasó de ser una institución honorable, gestora de cambios sociales, de transformaciones culturales, a un problema nacional cuyo bajo perfil de eficiencia ha sido agente causal, desde la perspectiva pública, de las peores calamidades y los retrocesos en el país. La violencia, la baja productividad, la deserción escolar, la desestabilidad económica, la educación deficiente en la transferencia de aprendizajes formales de las matemáticas, las ciencias y la lengua, la educación económica, los procesos de cambio social, la influencia política entre otras temáticas son, en definitiva, áreas crudas que victimizan cada día más a la tan subjetivizada e híper responsabizada educación. En los siguientes párrafos me referiré a la escuela, intentando construir un nuevo concepto que analice este fenómeno social en el que se ha puesto la esperanza de los cambios en muchos de los ámbitos de trascendencia en la cultura de los mexicanos y su relación con el progreso, la economía y la transformación social. Me permito, como primer punto, definir a la escuela como el escenario particular dónde se promueve el liderazgo y se da el proceso conducente para el aprendizaje formal e informal guiado por objetivos determinantes, el aprendizaje formal es el primer compromiso que tiene esta institución, desde la perspectiva social, sin embargo la escuela, que pasa por una serie de connotaciones públicas de descalificaciones y anulaciones generales, es también un centro de socialización y de apropiaciones culturales cuya influencia se prolonga hasta la conciencia colectiva. El presente documento es una tarea personal que motiva a analizar temáticas en las que me involucro de manera directa. Mi papel como agente observador y trabajador de la educación ha permitido la perspectiva general en diferentes instituciones de todos los niveles educativos, desde educación inicial hasta posgrado, para describir y contrastar lo que se espera de la escuela como agente generador de posibilidades de éxito en la vida de los mexicanos. Actualmente el concepto de escuela se queda limitado a procesos particulares de estructura y objetivos, por tanto, me permito, en el presente escrito, proponer un nuevo concepto de escuela que invita a analizar algunas de las pautas indispensables del quehacer educativo pero que deja abierta la posibilidad de enriquecerse y reacomodarlo en base de las transformaciones aceleradas del contexto. Es decir, este ejercicio invita a priorizar algunas ideas que podrían complejizar la educación y su papel como escuela de la vida, más no es lo absoluto y no pretende ser el único. ¿Qué es la escuela? Han existido multiplicidad de antecedentes teóricos que describen la escuela como un centro particular de intercambio de experiencias que facilitan el acceso a aprendizajes elementales; sin embargo, también es un constructo complejo que contiene gran cantidad de factores determinantes, desde la infraestructura hasta las políticas educativas pues es, principalmente, un dispositivo de formación para promover la cultura del aprendizaje de la lengua escrita y el manejo de los procesos de cálculo en un espacio de interacción, un esquema político, psicológico, educativo con objetivos generales y particulares definidos por un programa nacional de educación. La institución educativa desde la infraestructura, la escuela, la entiendo como un edificio de acomodo particular y común con aulas de clase, baños, patio cívico en general, un panóptico, para implementar control y regulación; la mayoría de las instituciones de educación básica cuentan con aulas de clase donde se aíslan a alumnos de mismos perfiles en cuánto a edad y contexto cultural que acceden a la guía por un agente docente que proporciona el orden y la prioridad de contenidos marcados por un programa de estudios oficial distribuido en general para todos los niños del país. Cada aula de clases es un espacio autónomo que se vive desde la perspectiva del responsable del acompañamiento de los alumnos, él decide e impone el acomodo y la dinámica general de instrucción, desde sus registros discursivos, hasta las prácticas didácticas derivadas a veces de la observación, otra de sus conocimientos teórico-prácticos desde su formación como profesional de la educación y, otras tantas, como pauta de herencia conductual como consecuencia de su acceso personal al aprendizaje. La escuela, un dispositivo de aprendizaje, posibilita aprendizajes formales e informales con un agente educativo que favorece ambientes de estimulación e interacción para promover constructos cognitivos, se toma en cuenta a alumnos de edades promedio, en un contexto sociocultural compartido, en un ambiente situado particular dentro de un complejo de infraestructura regulado por legislaciones oficiales. La escuela promueve educación. La educación en la escuela mexicana parte de un discurso oficialista que se promueve con el Educar para el siglo XXI y se acota en la justificación del desafío de los sistemas educativos nacionales en el mundo con sus particularidades pero percibidos desde sus generalidades descontextualizadas de las realidades cercanas. Argumenta la existencia de experiencias exitosas más no de fórmulas infalibles que conduzcan a todos, con la misma certeza, por caminos de éxito ya trazados y promueve que estos caminos no son permanentes (SEP, 2011: 9). La educación en México ha iniciado una reforma integral de educación que inició en el año 2004 con el programa de educación preescolar, contribuyó luego con la educación secundaria en una propuesta sistemática del programa de estudios en 2006 y culminó en 2009 con la ejecución de la reforma de educación primaria que consolida este proceso con la aportación de una propuesta formativa pertinente, significativa, congruente con un objetivo claro de calidad bajo el enfoque de formación y desarrollo de competencias centrada en el aprendizaje de los estudiantes (SEP, 2011). La tarea de esta nueva escuela implica “difundir, explicar y generar el interés de docentes, madres y padres de familia, la comunidad académica y demás sectores interesados en las políticas públicas para la Educación Básica de nuestro país” (SEP, 2011: 10) para elevar la calidad educativa. Y esta calidad educativa, que se pretende institucionalizar, implica mejorar el desempeño de los componentes del sistema educativo desde los docentes y los estudiantes hasta la participación activa de los padres de familia, las autoridades, el uso pertinente y ético de los materiales y los planes y programas. Por ello es indispensable fortalecer los procesos de evaluación, la transparencia y la rendición de cuentas que indiquen los avances y las oportunidades de mejora para contar con una educación en progresos constantes y con una calidad certificada con niveles de competencias internacionales. Tomando en cuenta que la renovación del saber científico es acelerada y lo tecnológico es una prioridad, habrá que visualizar un enfoque de la importancia del conocimiento como herramienta para la transformación con referentes nacionales e internacionales. Por tanto la figura de los docentes en la escuela cobra un papel de facilitador, de orientador y de tutor más comprometido, con un claro enfoque de metas particulares basadas en un objetivo nacional común y dirigidos por una supervisión y dirección que se caractericen por la experiencia, el liderazgo y los resultados de experiencias exitosas de prácticas educativas personales, es decir, la dirección de la educación debe partir de la congruencia profesional como primer punto y uno de los más importantes en la escuela. La escuela del México del siglo XXI se rige por grandes pactos y análisis de políticas públicas que toman el acuerdo nacional para la modernización de la educación básica como referente para el cambio de la educación y el sistema educativo, ya que se promueve el compromiso social por la calidad de la educación y se protagoniza y complementa con la alianza por la calidad de la educación que se suscribió en el año 2008 en común acuerdo sindical y federal para establecer compromisos de profesionalización de los maestros y las autoridades educativas, con un objetivo de mejorar la educación desde el ejercicio constante de la evaluación y la promoción de estímulos que favorezcan elevar la calidad de la educación (SEP, 2011). Se retoma además el análisis de la infraestructura idealizada de los dispositivos escolares y se generan compromisos para modernizar los centros escolares con el fin de fortalecer la infraestructura y modernizar el equipamiento de los planteles escolares para conectarlos a redes de alto desempeño. A finales de 2012 el Senado de la República y los Diputados federales y locales, dieron prioridad al ejercicio de una reforma laboral educativa, así la entiendo yo, puesto que se analiza y se vota por la posibilidad de que el estado retome la fuerza y el compromiso con la educación, dejando de lado los lazos sindicalistas que han regido la educación y proponen nuevas alternativas para fomentar en los docentes un ejercicio de profesionalización constante para continuar en la difícil labor de educar para las sociedades del conocimiento en un enfoque basado en competencias con docentes formados en esquemas limitados, tradicionalistas y alejados de una filosofía educativa real y contextualizada. La escuela es entonces un eje de importancia trascendental para la política y la sociedad mexicana. Busca implementar la Reforma de Educación Básica de 2011 de manera exitosa con su propuesta de principios pedagógicos donde se centra la atención en los aprendizajes y los procesos de aprendizaje, se promueve la planificación para potenciar el aprendizaje, generar ambientes de aprendizaje, trabajar en colaboración para construir el aprendizaje, poner énfasis en el desarrollo de competencias, el logro de estándares curriculares y guiarse a través de aprendizajes mínimos esperados con sus indicadores particulares de pertinencia, usar materiales educativos para favorecer el aprendizaje, evaluar para aprender, favorecer la inclusión para atender a la diversidad, incorporar temas de relevancia social, renovar el pacto entre el estudiante, el docente, la familia y la escuela, reorientar el liderazgo, promover la tutoría y la asesoría académica a la escuela con un objetivo claro, competencias para la vida (SEP, 2012). Estas características se desean promover en este nuevo concepto de escuela. La escuela es un espacio público, abierto y de interacción que favorece el aprendizaje y el desarrollo de habilidades para hablar, escuchar e interactuar con otros. Es un lugar donde se busca la apertura para fomentar la capacidad de identificar problemas, dar soluciones, comprender, interpretar y producir diversos tipos de textos, que los transformen, que creen nuevos géneros y formatos, que reflexionen a nivel individual y colectivo acerca de ideas, pensamientos y nuevas alternativas (SEP, 2012: 233). La escuela es una estructura que fomenta el pensamiento, lo desarrolla con el uso intencionado de conocimientos, favorece la diversidad de enfoques, el apoyo de los contextos sociales, culturales y lingüísticos en el abordaje de situaciones de aprendizaje para encarar y plantear retos adecuados al desarrollo y de fomentar el interés y gusto por el aprendizaje bajo orientaciones pedagógicas y didácticas que propicien la formación de competencias (SEP, 2012: 281). La escuela por tanto no es ya una estructura paradigmática estable, por el contrario se debe entender la institución como un complejo constructo de progresos indescriptibles constantes que genera el aprendizaje conjunto de conductas y nuevas maneras de pensar que reflejan la realidad conductual de la cultura y su comunidad. Por tanto toda escuela es particular, es diferenciada, es arbitraria, es nueva, es vieja, es compleja, es facilitadora, es pertinente y es subjetiva. La escuela es un dispositivo de formación de constante cambio, no depende de la infraestructura y de las particularidades que las legislaciones públicas han implementado para su puesta en marcha. La escuela es la cultura heredada de generaciones arcaicas que ven la oportunidad de reunir a las personas para compartir experiencias pasadas que consideran no deben quedar en el olvido. Es también un espacio abierto que demanda la intervención de factores diversos y recursos ilimitados. La escuela es un reto, es una necesidad, es una posibilidad, pero sobre todo es el reflejo de la cultura, es la reproducción de su realidad inmediata, es un retrato de la sociedad en una infraestructura aislada que evidencia lo mejor y lo peor de nuestro país. Referencias Secretaría de Educación Pública, (2011). “Plan de Estudios 2011. Educación Básica.”, Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos, talleres de servicios editoriales y de impresión, S.A. de C.V. México, D.F. Secretaría de Educación Pública, (2012). “Programas de estudio 2001. Guía para el maestro. Educación Básica Primaria” Primer grado, Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos. Talleres de servicios editoriales y de impresión, S.A. de C.V. México, D.F. Secretaría de Educación Pública, (2012). “Programas de estudio 2001. Guía para el maestro. Educación Básica Primaria” Cuarto grado, Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos. Talleres de servicios editoriales y de impresión, S.A. de C.V. México, D.F.