Subido por Luisa Loma González

Estudio de las propiedades de la LUZ

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1. ESTUDIO GENERAL DE LA LUZ
1.1 Naturaleza y comportamiento
La naturaleza física de la luz se explica bajo el punto de vista de la radiación
electromagnética, a la que también se le conoce con el nombre más general de energía radiante.
De modo general, la energía se define como la capacidad de la materia para producir
un trabajo mecánico o para generar calor.
De modo particular, la energía radiante es la que se desprende de un cuerpo y se propaga
sin necesidad de un soporte de transmisión. Esta manifestación de la energía difícilmente
puede realizar un trabajo mecánico puesto que la fuerza que posee es extremadamente pequeña.
Sin embargo se manifiesta en forma de calor cuando colisiona con un cuerpo que sea capaz de
absorberla. En este caso el cuerpo receptor aumenta su agitación molecular, lo que supone un
aumento de calor.
La consecuencia de la absorción de la energía radiante puede manifestarse de otros
modos dependiendo de la naturaleza del receptor. Así se explica el fenómeno fotoeléctrico
por el que la absorción de la energía radiante en algunos materiales, se transforma en una
corriente eléctrica.
Los fenómenos fotoquímicos, presentes en la fotografía, suponen una alteración de la
estructura química de los receptores fotográficos como las películas o las emulsiones
fotosensibles.
El comportamiento físico de la luz ha sido desde el siglo XVII motivo de controversia entre
los científicos, los cuales han sustentado hasta hoy 2 modelos diferentes:
- La teoría de la emisión corpuscular argumenta que la luz está compuesta de partículas
materiales extraordinariamente pequeñas y que son emitidas por los cuerpos radiantes. Estas
partículas de ínfima masa pueden atravesar cuerpos transparentes y se reflejan sobre los cuerpos
opacos.
Se trata de una teoría que se apoya en las leyes de la mecánica clásica y que explicaría
algunos fenómenos como: la propagación rectilínea de la luz, los fenómenos de reflexión o el
fenómeno fotoeléctrico. Sin embargo no es un modelo de comportamiento que permita explicar
otras cuestiones como por ejemplo los fenómenos de interferencia constructiva y destructiva, el
dicroísmo o la polarización.
- Por el contrario la teoría ondulatoria afirma que la luz se produce por la vibración de las
partículas del foco emisor, cuya energía se transmite de modo similar a como lo hace el sonido.
La dificultad de esta explicación reside en el hecho de que esta teoría necesita de un medio
material de transmisión que no existe en el vacío, y es sabido que la luz sí que se transmite a través
del vacío.
Desde el primer cuarto del siglo XX la física admite la conciliación de las dos teorías
bajo el nombre de “mecánica ondulatoria”, en la que por un lado se admite la naturaleza
corpuscular formada por una emisión de fotones los cuales se comportan siguiendo un
patrón ondulatorio o vibratorio.
Con ello se disponen de dos modelos físicos que permiten explicar los fenómenos implícitos
en las propiedades de la luz.
1
1.2 Origen de la luz
El origen de la radiación electromagnética hay que buscarlo en la estructura de los átomos de
la materia.
Considerando el modelo atómico más sencillo debido a Rutherford-Bohr, conocemos que la
estructura básica de un átomo consta de dos partes bien diferenciadas: el núcleo, compuesto de
protones y neutrones, y las órbitas en las que se mueven otras partículas de masa prácticamente
nula, pero dotadas de carga eléctrica, los electrones.
El conjunto núcleo-órbitas, generalmente se encuentra en equilibrio puesto que las fuerzas
externas de los electrones se ven neutralizadas en su justa medida por las fuerzas del
núcleo. No obstante este equilibrio se puede romper siempre y cuando alguna fuerza
externa desplace de su órbita uno o varios electrones, los cuales al recibir el impacto de dicha
fuerza externa pueden pasar a una situación meta-estable por haber adquirido una energía
mayor que la que le correspondía según la órbita en la que se encontraba. Equivale a decir
que el electrón ha subido un nivel de energía que no es el que le corresponde en su estado
estable.
En estas condiciones, el electrón desplazado tiene tendencia a regresar a su situación
estable, pero para hacerlo tiene que desprenderse de la energía extra que ha recibido en la
colisión cumpliendo el principio de conservación de la energía; por lo tanto cuando este electrón
regresa a su posición “normal” lo hace desprendiendo la energía sobrante. Este fenómeno
constituye la radiación de energía o energía radiante.
La energía desprendida por el electrón se produce mediante emisiones discretas de
unidades elementales de energía que genéricamente reciben el nombre de “quantos”, los cuales
se llaman “fotones” en el caso de que la radiación corresponda a energía luminosa.
La emisión de “quantos” supone pues, una perturbación electromagnética que partiendo del
cuerpo emisor se propaga alejándose de este. Puesto que la emisión no es continua sino por
pulsaciones discretas, se puede admitir que estas vibraciones se generan con una frecuencia fija
que dependerá de la estructura atómica del elemento emisor. La gama de frecuencias puede
3
oscilar entre 10 Hz y10
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Hz, y el conjunto de las mismas se llama espectro electromagnético.
Toda esta gama de diferentes frecuencias que corresponde a diferentes tipos de radiación
pueden ser recibidas por diferentes tipos de receptores y en cada uno de ellos provocar distintas
respuestas.
La respuesta humana ante una parte muy pequeña del espectro electromagnético es la
percepción visual, por lo que a este fragmento del espectro le llamamos “espectro visible” o
simplemente luz. Las radiaciones del espectro visibles son las comprendidas entre las frecuencias:
13
13
Mínima = 43 x 10 Hz; Máxima = 75 x 10 Hz
(1 Hz = 1 pulsación por segundo)
Las radiaciones del espectro electromagnético constituyen otros espectros nombrados:
5
Ondas de radio
Microondas
hasta 3 x 10 Hz
5
desde 3 x 10 Hz
8
Infrarrojos
desde 6 x 10 Hz
Luz
desde 43 x 10 Hz
Ultravioleta
desde 75 x 10 Hz
Rayos X
desde 3 x 10 Hz
Rayos Gamma
desde 3 x 10 Hz
Rayos cósmicos
desde 3 x 10 Hz
13
2
13
15
18
19
8
hasta 6 x 10 Hz
13
hasta 43 x 10 Hz
13
hasta 75 x 10 Hz
15
hasta 3 x 10 Hz
18
hasta 3 x 10 Hz
19
hasta 3 x 10 Hz
1.3 CARACTERÍSTICAS DE LA LUZ
Admitiendo la luz como una manifestación más del patrón físico de comportamiento llamado
movimiento ondulatorio, cabe aplicar los criterios de medición establecidos por la física para este
tipo de manifestaciones.
El movimiento ondulatorio se caracteriza por el comportamiento repetitivo de su amplitud
de vibración. Cada una de estas repeticiones se denomina “ciclo”, por lo tanto se trata de una
sucesión encadenada de ciclos, cada uno de los cuales es igual a los anteriores. Cada ciclo
supone un crecimiento de la amplitud hasta un valor máximo seguido de un decrecimiento
de la misma hasta alcanzar otro valor máximo de sentido contrario, tras lo cual comienza otro
nuevo ciclo cuyo comportamiento es idéntico al anterior.
La representación gráfica de este comportamiento se
puede expresar en un diagrama de doble entrada en el que
las ordenadas (y ) representan el crecimiento/ decrecimiento
de la amplitud, y en el eje de abscisas (x) se representa el
tiempo que dura este ciclo. Es por lo tanto la representación
de la amplitud con respecto al tiempo.
La figura obtenida es una curva llamada sinusoide, y quizás sea esta forma la que pueda dar
origen a una errónea imagen de que las ondas se transmiten siguiendo un camino ondulado por
el espacio. No debemos olvidar que la transmisión de la luz se realiza a través de un camino recto
y en todas las direcciones del espacio.
De este comportamiento se derivan tres conceptos fundamentales:
- Amplitud (A): es el máximo valor que puede adquirir la vibración. En el caso de la luz
representa la intensidad luminosa; cuanto mayor sea este valor mayor será la energía de radiación
de la luz. Se representa en el eje vertical del gráfico.
- Periodo (T): Es la duración de un ciclo, por lo que también significa la rapidez con la que se
produce cada vibración. Se mide en segundos y se representa en el eje de abscisas
(horizontal) de la gráfica.
- Frecuencia (f): Es un concepto derivado del periodo, y significa el número de ciclos que se
producen en un segundo. Por lo tanto también es una manera de expresar la rapidez de la
vibración. La unidad utilizada es el Hercio (Hz). (1.000 Hz significa que se producen 1.000 ciclos/s)
Periodo y frecuencia están relacionados entre sí mediante la expresión:
Recordamos que la luz es energía electromagnética cuyas frecuencias están comprendidas
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13
entre un mínimo de 43 x 10 Hz hasta un máximo de 75 x 10 Hz. Como podemos observar se
trata de vibraciones extraordinariamente rápidas imposibles de apreciar a través de los sentidos.
1.4 Velocidad de transmisión. LONGITUD DE ONDA
Una de las características importantes de las ondas electromagnéticas es que se propagan
siguiendo un trayectoria rectilínea en los diferentes medios de propagación (vacío, aire,
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vidrio, agua, etc…) y en cada uno de ellos lo hacen a diferente velocidad. La velocidad de
propagación en el vacío es aproximadamente de 300.000 km/s., se representa por la letra c.
Este comportamiento dinámico de la luz permite conocer el espacio que recorrerá un solo
ciclo cuando se desplaza a esta velocidad, simplemente aplicando las leyes de la mecánica clásica:
e=vxt
Como un ciclo tarda “T” segundos (periodo) en producirse, y a una velocidad de “c” (velocidad
en el vacío), el espacio recorrido por un ciclo será:
e=cxT
El espacio recorrido por un ciclo (e) recibe el nombre de “longitud de onda” y se
representa por la letra griega ƛ “lambda” (tanto la expresión de la longitud de onda en
función de la frecuencia será:
De este modo se puede expresar una radiación en función de su frecuencia o en función
de su longitud de onda para una velocidad de propagación determinada.
Es tradicional que el estudio de la luz se haga atendiendo a la longitud de onda de las
radiaciones en lugar de hacerlo considerando la frecuencia, quizás porque los valores resultantes
del cálculo de cómodos de manejar que los de las frecuencias.
De este modo recalculamos los límites del espectro visible bajo la forma de longitudes de
onda a partir de los valores conocidos de las frecuencias límite y para una velocidad de
propagación de 300.000 Km/seg = 300.000.000 m/seg= 3.108 m/seg: Por lo que a partir de ahora
el espectro visible puede ser considerado como las radiaciones electromagnéticas cuyas
longitudes de onda, están comprendidas entre 400 nm y 700 nm.
Es de destacar que la frecuencia no varía cuando se cambia el medio de propagación,
puesto que la frecuencia es un parámetro de tiempo que se genera en el emisor de la radiación
y que se mantiene sea cual sea el medio de transmisión.
La longitud de onda, es consecuencia del carácter dinámico de la radiación, es decir, depende
de su velocidad a través del medio de propagación, y por lo tanto será diferente según el
medio en el que se transmita. Cuando la luz penetra en un medio de transmisión como el vidrio,
su velocidad se reduce hasta 200. 000 Km/seg. En esta situación, una radiación cuya frecuencia sea
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43 x 10 Hz que en el aire tenía una longitud de onda de 700 nm, tendrá ahora una longitud de
onda diferente.
1.5 EL ESPECTRO VISIBLE
Ya sabemos que el llamado espectro visible está constituido por todas las radiaciones
electromagnéticas comprendidas entre las longitudes de onda 400 nm y 700 nm, y que son las
radiaciones de este intervalo las únicas capaces de estimular el sentido de la vista.
Las radiaciones inmediatamente inferiores a 400 nm no son visibles y reciben el nombre
de radiaciones ultravioleta. De igual modo las radiaciones cuya longitud de onda es superior a los
700 nm también invisibles, constituyen la radiación infrarroja.
Tanto la radiación ultravioleta como la infrarroja, aunque sean recibidas por el ojo humano
no constituyen un estímulo visual, por lo que la expresión “luz ultravioleta” o “luz infrarroja”
carecen de sentido, aunque en algunos entornos se sigan utilizando.
Normalmente percibimos como luz blanca una mezcla de radiaciones del espectro visible
simultáneamente. El ojo es incapaz de separarlas según su longitud de onda y las interpreta todas
juntas como una luz única de color blanco. No obstante el color blanco de la luz responde
únicamente a la interpretación que hace el cerebro de este conjunto de radiaciones mezcladas.
Es posible, mediante métodos ópticos, separar las diferentes radiaciones que componen la luz
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blanca, utilizando un prisma de dispersión. De este modo un haz de luz blanca se puede
descomponer visualmente en las diferentes longitudes de onda que la componen. El resultado
de este experimento es que un estrecho haz de luz blanca origina una franja de luz compuesta por
una gran cantidad de colores adyacentes que no se mezclan entre sí. Cada uno de los colores
de esta descomposición se corresponde con una longitud de onda diferente. Es muy difícil
separar completamente las radiaciones, por cuya razón se observa una mancha de luz que va
cambiando continuamente de color a lo largo de su longitud, sin encontrar separaciones
evidentes entre cada uno de estos colores. Teóricamente son infinitos los colores que se
encuentran presentes, aunque coloquialmente se simplifica a la identificación de 7 colores
diferentes (los mismos del arco iris).
Lo cierto es que cada uno de los colores del espectro corresponde a una longitud de onda
diferente, las cuales reciben genéricamente el nombre de “radiaciones monocromáticas”.
La presencia de todas las radiaciones en la luz blanca no significa que todas ellas se
encuentren con el mismo nivel de intensidad, pudiendo apreciarse diferentes niveles para cada
una de ellas. La misma luz solar puede presentar mayor contenido de unas u otras radiaciones
dependiendo de la hora del día o de las condiciones atmosféricas.
Dependiendo del sistema utilizado para producir radiación luminosa, la distribución de las
radiaciones monocromáticas de su espectro puede llegar a ser muy diferente. Esta circunstancia da
origen a dos tipos de espectro:
1.5.1 Espectro continuo.
Es el tipo de espectro que proporciona la emisión de luz por incandescencia de las lámparas
domésticas o halógenas. Se fundamentan en el calentamiento de un metal (tungsteno o
wolframio), que por tratarse de un elemento sólido sus átomos están muy juntos entre si, lo
que propicia la sobreposición de los electrones excitados, dando origen a una rica mezcla de
longitudes de onda que se generan de modo desordenado y simultáneo.
El resultado es una gran variedad de las longitudes de onda emitidas, originándose con ello
una luz que contiene prácticamente todas las radiaciones del espectro visible en mayor o menor
medida.
Este tipo de espectros es el más idóneo para conseguir registros fotográficos en color
puesto que la luz contiene todos los colores posibles. La luz solar también pertenece a este tipo de
espectro.
1.5.2 Espectro discontinuo.
Cuando la luz se obtiene mediante la descarga eléctrica en una atmósfera de gas (por
ejemplo en los tubos fluorescentes), el espectro que se genera no es tan rico ni variado
como en el caso de la incandescencia.
Ello es debido al hecho de que los átomos de gas se encuentran más dispersos y las
posibilidades de sobreposición son mucho menores, proporcionando una incompleta gama de
frecuencias o longitudes de onda. El resultado es el de una luz que conteniendo una aceptable
colección de radiaciones monocromáticas puede ser apreciada como luz blanca, pero que su
análisis espectral revelaría la ausencia de muchas de las radiaciones del espectro.
La existencia de estas radiaciones se manifiesta en forma de rayas en el espectrograma,
quedando espacios vacíos entre ellas, lo que pone de manifiesto la ausencia de algunas
radiaciones monocromáticas.
La distribución de estas rayas, es distinta para cada elemento gaseoso utilizado y constituye
un valioso elemento de análisis químico (espectrografía). Es, por decirlo de otro modo, la identidad
que caracteriza a cada elemento. Es típico el espectro del hidrógeno: 656 nm (rojo) / 486 nm
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(cian) / 434 nm (azul) / 410 nm (violeta).
La presión del gas contenido en la lámpara propicia que los átomos se encuentren más juntos
o separados, lo que produce que un mismo gas pueda presentar espectros diferentes en función
de su presión. El caso más típico y conocido es el del vapor de sodio a baja presión, el cual presenta
una raya única de 580 nm (amarillo).
El espectro de absorción, es el que se produce cuando la luz blanca de espectro continuo
atraviesa una atmósfera gaseosa o de vapor. El gas en cuestión absorbe determinadas radiaciones
según sea la naturaleza o composición del gas. El espectro del flujo de luz resultante, presenta
rayas negras que corresponden a aquellas radiaciones que han sido absorbidas por el gas.
El espectro de absorción coincide con el espectro de emisión del gas absorbente si este fuera
convenientemente excitado. De este modo el espectro de absorción viene a ser como el “negativo”
del espectro de emisión.
Este efecto confirma la regla de Kirchoff que afirma:
Un cuerpo es capaz de absorber aquellas radiaciones que es capaz de emitir.
El espectro solar es un caso típico de espectro de absorción, que aunque en su origen nace
como espectro continuo, experimenta la eliminación de algunas longitudes de onda debido a la
acción absorbente de la atmósfera de gases menos calientes que rodean al Sol (cromosfera).
Al llegar a la tierra, la luz solar presenta algunas ausencias de longitudes de onda en forma
de rayas negras que reciben el nombre de “rayas de Frauhofer”, que constituye un valioso
elemento de análisis de los gases de la atmósfera solar.
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1.6 PROPIEDADES FÍSICAS DE LA LUZ
La luz cuando incide sobre un objeto se comporta de diferente forma según sean las
características del objeto
Este comportamiento de la luz obedece a una serie de patrones físicos que se cumplen
obedeciendo una serie de leyes, que permiten predecir dicho comportamiento. Un fenómeno
físico tan estudiado y conocido posee una serie de propiedades que darían lugar a un amplio
estudio que está fuera de los planteamientos de este libro, por lo tanto estudiaremos aquellas
propiedades más directamente implicadas en la iluminación.
1.6.1
REFLEXIÓN
Cualquier objeto que no posea luz propia es percibido visualmente gracias a esta propiedad.
Los rayos luminosos que inciden sobre un objeto son reflejados por éste en otra dirección,
dando la impresión de que la luz procede del objeto. Es esta radiación reflejada la que
captamos a través del sentido de la vista para formar una imagen óptica en la retina.
La reflexión puede tener dos formas dependiendo del tipo de superficie sobre la cual se
produzca:
- Cuando las superficies son muy pulidas, sin irregularidades superficiales, todos los rayos que
llegan al objeto se reflejan en la misma dirección, puesto que el plano de la superficie es
exactamente igual para todos ellos. Este tipo de superficies se llaman superficies
especulares y consecuentemente el modo de reflexión recibe el nombre de reflexión
especular.
- Si las superficies son irregulares o rugosas (aunque sea a nivel microscópico), el haz de rayos
que llega a la misma encontrará zonas de reflexión con orientaciones muy diferentes, por lo
que cada rayo saldrá reflejado en una dirección diferente según la orientación de la zona
sobre la que haya caído. Este tipo de superficies (en la mayoría de los objetos) producen una
reflexión dispersa que se llama reflexión difusa.
Hay que constatar que la reflexión especular solamente puede ser percibida desde un punto
de vista, mientras que la reflexión difusa puede ser vista desde diferentes lugares
simultáneamente. Esta facultad de la reflexión difusa es la que permite que un objeto
iluminado pueda ser visto desde varios lugares a su alrededor.
En realidad la reflexión difusa es la suma de múltiples reflexiones especulares sobre
elementos muy pequeños de la superficie cada uno de ellos orientado de modo diferente,
aunque para el observador se presente como una dispersión de los rayos reflejados. Por lo
consiguiente, tanto en la reflexión especular como en la reflexión difusa se cumplen las leyes que
rigen este fenómeno.
1.6.2 Leyes de la reflexión
En toda reflexión se distingue un rayo incidente, un rayo reflejado y la perpendicular al plano
en el punto de contacto, que recibe el nombre de “normal”.
 1ª ley: El rayo incidente, el rayo reflejado y la normal se encuentran en el mismo plano.
 2ª ley: El ángulo de incidencia “i” y el ángulo de reflexión “r” forman el mismo ángulo con
respecto a la normal.
Estas leyes permiten anticipar la dirección que tomará un haz de luz cuando este sea
reflejado sobre una superficie para dirigirlo hacia una parte del objeto.
Por otro lado, la reflexión selectiva es la responsable del color de los objetos, puesto
que una superficie pigmentada o coloreada absorberá algunas longitudes de onda y reflejará las
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restantes, por lo que la luz reflejada sobre el objeto tendrá el color de las radiaciones no
absorbidas.
La reflexión siempre comporta la absorción de una cierta cantidad de luz. Esta
circunstancia es la que determina el brillo o luminancia de los objetos. Los objetos oscuros siempre
absorberán mayor cantidad de luz que los objetos claros.
1.6.3
REFRACCIÓN
Es el cambio de dirección que experimenta un rayo luminoso cuando pasa de un medio
transparente de transmisión a otro (aire-vidrio, aire-agua, agua-vidrio, etc…). Este fenómeno es
consecuencia del cambio de velocidad que experimenta la luz cuando cambia de un medio a
otro.
Esta propiedad es la que permite la formación de imágenes a través de las lentes, puesto que
los rayos divergentes procedentes de un punto del objeto, al refractarse en la lente vuelven a
converger en un punto imagen.
En toda refracción distinguimos: un rayo incidente, un rayo refractado y una “normal” o
perpendicular en el punto de incidencia. Del mismo modo el ángulo que forma el rayo incidente
con la normal se llama ángulo de incidencia “i”, y el ángulo que forma el rayo refractado con la
normal se llama ángulo de refracción “r”.
El mayor o menor grado de refracción que sufre un rayo refractado depende de:
- El ángulo de incidencia; para grandes ángulos de incidencia se producirá un desvío más acusado
que para pequeños ángulos de incidencia. Hasta tal punto que cuando el rayo incidente es
perpendicular a la superficie no se produce desplazamiento del rayo refractado, y se observa
que este sigue el mismo camino con el que incidió.
- El tipo de material o del medio en el que se produce la refracción.
- La longitud de onda del rayo incidente. En este sentido hay que aclarar que cuando se trata
de luz blanca, la cual contiene todas las longitudes de onda del espectro visible, se produce una
verdadera dispersión de los diferentes componentes monocromáticos, los cuales sufren un
desvío diferente y tienden a separarse tras la refracción. Normalmente esta separación no es
apreciable a simple vista y tenemos la impresión de que los rayos siguen juntos formando luz
blanca. Sin embargo cuando la refracción es muy exagerada, podemos llegar a apreciar la
descomposición de la luz blanca en sus diferentes componentes monocromáticos, tal y como
ocurre cuando vemos el arco iris que no es otra cosa que la descomposición de la luz blanca por
refracción sobre las gotas de agua cuando llueve.
1.6.4 Índice de refracción
Puesto que cada medio produce un valor de refracción diferente, aparece la necesidad de
cuantificar esta capacidad de refracción de cada medio.
Para expresarlo de un modo normalizado se define el índice de refracción (n). Se establece
que el rayo incidente se propaga en el vacío, y que va a incidir sobre otro medio transparente, y la
expresión del índice de refracción es el cociente entre la velocidad de la luz en el vacío (C) y la
velocidad de la luz en el medio de refracción (V), por lo tanto la expresión algebraica que define
el índice de refracción será:
Puesto que la velocidad en el vacío siempre será mayor que la de cualquier otro medio, el
valor de “n” siempre será mayor que 1 (n>1).
El resultado del valor de “n” es adimensional, puesto que es el resultado de relacionar dos
magnitudes de la misma unidad, por lo tanto se trata de una simple relación.
El índice de refracción también puede ser calculado relacionando el ángulo de incidencia
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con el ángulo de refracción mediante la función del seno, por lo tanto:
De modo práctico se puede admitir que el rayo luminoso propagado por el aire sufre la
misma refracción sobre un medio, que si se propagara por el vacío, puesto que la velocidad de la
luz en el aire apenas difiere de la velocidad de la luz en el vacío. Esta diferencia tan solo se
tiene en cuenta en los cálculos ópticos de mucha precisión.
Indices de refracción con respecto al vacío más comunes, corresponden a los siguientes
materiales:
Vacío
1
Aire
1’0003
Vidrio
1’4 a 1’6
1.6.5 Leyes de la refracción
 1ª ley:. El ángulo de incidencia, el rayo refractado y la normal se encuentran en el mismo
plano, al igual que en la propiedad de la reflexión.
 2ª ley:. La relación existente entre el seno del ángulo de incidencia (sen i) y el seno del
ángulo de refracción (sen r) es un valor constante, y su valor numérico es el mismo que la
relación existente entre la velocidad de transmisión en cada uno de los medios (Vi / Vr). Este
valor es justamente el índice de refracción (n), y por lo tanto:
Esta última expresión permite calcular la dirección que tomará el rayo refractado si se conoce
el ángulo de incidencia y el índice de refracción relativo a los dos medios de propagación.
1.6.6 ABSORCIÓN
Cuando un rayo de luz incide sobre una superficie opaca, hemos visto que se produce el
fenómeno de reflexión, sin embargo no toda la luz incidente es reflejada, sino que parte de la
energía incidente se transforma en calor y queda absorbida por la superficie.
Del mismo modo, cuando un rayo de luz atraviesa una superficie transparente sufre el
fenómeno de refracción, pero no toda la energía es refractada, y parte de la misma es
absorbida por el medio transparente.
Por lo tanto siempre es de esperar que en cualquiera de estos fenómenos se produzca
una pérdida de intensidad luminosa, que dependiendo del tipo de material puede ser de
mayor o menor importancia.
Puesto que se produce absorción tanto en la reflexión como en la refracción cabe establecer
un sistema que pueda valorar la importancia de la pérdida. El modo más sencillo consiste en
dar un valor en tanto por ciento de energía perdida. Para ello basta dividir el valor de la
intensidad absorbida (Iabsorbida) por el valor de la energía incidente (Iincidente), y el resultado
multiplicarlo por 100, y al resultado le llamaremos “absorción porcentual”:
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También se puede expresar como tanto por uno sin multiplicar por cien la expresión, en
cuyo caso recibe el nombre de “índice de absorción” o “absortancia”:
El valor de a nunca pude ser mayor que “1”, puesto que el valor de la energía absorbida
nunca puede ser mayor que la energía incidente.
Este concepto es especialmente importante en iluminación, puesto que suele ser práctica
bastante habitual utilizar las fuentes de luz de manera indirecta reflejándolas sobre una
superficie en lugar de dirigir el haz de luz directamente sobre el objeto. En estos casos
siempre habrá que asumir una pérdida de flujo luminoso como consecuencia de la absorción sobre
dicha superficie.
El concepto inverso al de índice de absorción es el de reflexión el cual nos indica el tanto por
uno de la luz (“índice de reflexión”) reflejada (I reflejada) con respecto a la luz incidente, y por
lo tanto su expresión algebraica:
Al igual que en el índice de absorción, el valor de r nunca podrá ser mayor que “1” puesto
que el flujo de luz reflejada nunca podrá ser mayor que el flujo de luz incidente.
Se cumplirá que:
α+ρ =1
Esta última expresión en definitiva está indicando que la cantidad total de luz
incidente siempre será igual a la suma de la luz reflejada más la luz absorbida.
1.6.7 POLARIZACIÓN
La luz en su estado inicial está compuesta de radiaciones (ondas) electromagnéticas de la
misma magnitud que vibran en un número infinito de planos todos ellos perpendiculares a la
dirección en que se propagan.
Cuando un haz de luz se refleja sobre materiales opacos, o se transmite a través de algunos
tipos de materiales transparentes, los rayos emergentes pueden haber perdido la mayoría de los
planos de vibración y ahora lo hacen en un solo plano. Esta característica recibe el nombre de luz
polarizada.
Esta particularidad se da especialmente en los objetos de superficies brillantes con la
excepción de las superficies metálicas.
Cuando percibimos el color de un objeto con una superficie muy lisa (especular), la luz se
refleja como difusa sobre el pigmento del objeto mezclada con una parte de reflexión
especular sobre la superficie. La luz procedente de la reflexión especular no tiene color (es
acromática) y está polarizada, mientras que la luz que se refleja en el pigmento tiene color y
no está polarizada
Cuando vemos o fotografiamos la combinación de ambos tipos de reflejos, la parte especular
(de color blanco),puede prevalecer sobre la parte difusa que es la responsable del color, de
manera que se puede llegar a reducir la saturación del color de fondo hasta tal punto que
solamente sea perceptible la parte blanca de luz ocultando el color del objeto.
Es la situación que observamos en algunos objetos de superficie pulida, en los que en algunos
ángulos aparecen zonas blancas de reflexión especular que llamamos generalmente “reflejos”, y
que impiden la correcta percepción del color del objeto. Un caso corriente es el que se produce en
los vidrios de las ventanas de los escaparates de los comercios o en las ventanillas de vidrio de los
automóviles, en los que el reflejo especular del vidrio impide que podamos ver correctamente el
interior. De igual modo los reflejos sobre la superficie del agua impiden ver el fondo que refleja luz
difusa.
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Estas situaciones se pueden minimizar mediante la utilización de un filtro polarizador
colocado ante el objetivo de la cámara, el cual impide el paso de la luz polarizada en un
ángulo determinado. La utilización de un filtro polarizador se basa en ir girando poco a poco el
filtro hasta encontrar el ángulo de giro que absorbe la luz especular polarizada y si que permite el
paso de la luz difusa que tiene infinitos planos de vibración.
Es de destacar que si en una misma fotografía existen reflejos especulares polarizados en
varios ángulos solo será posible eliminar uno de ellos, puesto que el filtro solo es capaz de
detener un único plano de polarización. En este sentido debe de ser el fotógrafo quien debe de
decidir y dar prioridad al reflejo que desea eliminar.
Aún en el caso de que no existan reflejos evidentes y molestos, la utilización de un filtro
polarizador permite eliminar la poca luz polarizada que pueda existir, con lo que los colores
procedentes de la reflexión difusa ganarán saturación. El caso más evidente de esta situación la
constituye la luz del sol reflejada por el cielo, cuyo color azul está en parte mezclado con luz
polarizada, dando como resultado un azul con poca saturación. Si se utiliza un filtro polarizador con
el ángulo correcto desaparece la luz polarizada y el color del cielo se vuelve de color azul más
saturado.
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