Un mayor compromiso social de los museos de la Secretaría de Estado de Cultura INDICE Presentación 1. La función social de los museos: oportunidad del Plan Museos+ Sociales. Objetivos. 2. Ámbito de aplicación y actores del Plan. 3. Diagnóstico: antecedentes y situación actual 4. Líneas estratégicas y programas. o Línea estratégica I: Captación y reforzamiento de audiencias poco representadas: expansión de la visita al museo como hábito de ocio Programa I: La atracción y fidelización de públicos del entorno cercano Programa 2: Actuación en el entorno no inmediato del museo: el público distante o Línea estratégica 2 : Integración y accesibilidad de ciudadanos con necesidades especiales. Programa 1: Mejora de la accesibilidad y atención a personas con discapacidad Programa 2 : Acercamiento del museo a ciudadanos con dificultad de visita. o Línea estratégica 3: Contribución a la cohesión social, atención a la diversidad cultural y difusión del museo sostenible. Programa 1: Atención a colectivos de personas en situaciones sociales vulnerables. Programa 2: Desarrollo de medidas de formación para el empleo. Programa 3 : El museo como centro de referencia intercultural Programa 4: Visualización de la perspectiva de género. Programa 5: El museo, modelo de gestión ambiental responsable. 5.- Metodología, evaluación y seguimiento del Plan. ANEXO 1: Decálogo. Compromiso social de los museos. ANEXO 2: Actuaciones de los museos para el primer semestre de 2015 2 PRESENTACIÓN Es una constatación tan banal como necesaria afirmar que los museos están ahí para todos. Ya cuando se crearon en tiempos de la Ilustración lo hicieron para cumplir una utopía universal, la de poner al alcance de una sociedad de hombres y mujeres libres el conocimiento y el disfrute que proporcionan el saber y la cultura. En los museos se veía un instrumento para luchar contra la desigualdad y la ignorancia, un ámbito de afirmación del individuo, el ejercicio del derecho a contemplar y a «poseer» el patrimonio de la nación, una forma de felicidad terrenal. Esta invención ilustrada triunfó, y, a pesar de los zarandeos históricos sufridos, el museo hoy goza de una eclosión sin precedentes: ha crecido vertiginosamente, se ha modernizado, se ha beneficiado de inversiones millonarias. Gracias al incremento de la movilidad y del tiempo libre, a la universalización educativa o a la mejora en las condiciones de vida de la gente se ha convertido en un foco de atracción: nunca había sido tan visitado ni había alcanzado tal reconocimiento social. El balance es espectacular: el museo público se ha convertido en la institución cultural por excelencia. Y, sin embargo, y quizá a causa de esa expansión pletórica, a pesar de sus resultados cuantitativos, los museos atraviesan un momento delicado porque aquel imperativo ético de llegar a todos que marcó su nacimiento parece haberse desdibujado, olvidando su aspiración inicial de servir al mundo entero, a la gente en todas sus edades y procedencias, en todos sus niveles de formación y de fortuna, al público «natural» del museo. Y sobre todo a los más olvidados, a los menos favorecidos. Cabría preguntarse por qué el increíble aumento de visitantes no se ha traducido en una democratización efectiva, por qué no ha fomentado una mirada más sensible hacia la diversidad cultural y humana, por qué no ha conducido a una mejor comprensión del arte contemporáneo o por qué sigue habiendo tantos que se detienen ante su puerta, recelosos de la seriedad solemne y autoritaria que adivinan tras sus muros -quizá porque lo primero que ven es un listado de prohibiciones-. Este Plan aspira a poner, en el primer plano de las aspiraciones de los museos, una ambición de apertura y una voluntad consciente de insertarse en todo el tejido social; de involucrar a los otros en su actividad; de convertirse en un agente de crecimiento civil; de despertar la curiosidad y fomentar la sensibilidad. No pretende sustituir a la escuela ni a la universidad, ni a las ONG´s. Pero es el lugar idóneo para, renunciando a su dogmatismo institucional, convertirse en un teatro de intercambios, en un lugar de experiencias libres, y para ofrecer un modelo de cultura entendida como un ámbito de enriquecimiento personal, de atenuación de las desigualdades, de aprendizaje de la tolerancia, de cultivo de la imaginación; un lugar de resistencia a la trivialización de la cultura y a la infantilización de la sociedad. Y uno de los últimos refugios que existen, en suma, donde preservar la fragilidad humana, sea del tipo que sea. 3 1.- LA FUNCIÓN SOCIAL DE LOS MUSEOS: OPORTUNIDAD DEL PLAN MUSEOS+ SOCIALES. OBJETIVOS. La función social de los museos. Vivimos en un mundo global que experimenta cambios vertiginosos y significativos en todos sus ámbitos (político, económico, tecnológico, cultural e incluso en sus valores), dando lugar a la aparición de nuevas realidades sociales. Los museos, como parte integrante de esta sociedad, no pueden evadirse de este nuevo contexto sino que han de actuar como instituciones que escuchan, dialogan y responden a los problemas de la sociedad y se comprometen a actuar como elementos dinamizadores capaces de contribuir a su transformación. Un museo cuya única razón de ser resida en aspectos expositivos, descontextualizado de la sociedad en la que se integra e indiferente a estas nuevas realidades, resulta obsoleto. Los museos deben cambiar, junto con las sociedades a las que pertenecen. Y, de hecho, estos cambios son trascendentales. Los museos no deben centrarse exclusivamente en sus colecciones (sin obviamente descuidar este aspecto) sino en sus ciudadanos a partir de dichas colecciones, abriéndose a la sociedad y convirtiéndose en instituciones dialogantes, capaces de responder a los nuevos retos sociales dinamizando la vida ciudadana. Efectivamente, es fácil comprobar cómo muchos museos están inmersos en un proceso evolutivo que les permite adaptarse a las nuevas realidades sociales. Museos que erradican actitudes pasivas, receptivas y acríticas, que elaboran prácticas creativas y concienciadoras de la realidad, que definen programas de actividades enfocados a la cohesión y el desarrollo humano, que se abren a nuevos colectivos, fomentan nuevas formas de actividad económica (rutas e industrias culturales y turísticas), asumen responsabilidad medioambiental en sus prácticas y aceptan la participación de la sociedad dentro del museo como fruto de un diálogo previo entre ambos. Museos innovadores, más comprometidos y socialmente responsables. En este cambio de concepción, es necesario reconocer la influencia de la Nueva Museología y, concretamente de la Declaración de Santiago de Chile (1972) y su propuesta del museo integral; la Declaración de Quebec (1984) y su definición de bases para una nueva museología y la Declaración de Caracas (1992) y su consideración de los museos como expresión de un nuevo desarrollo social, político y económico, que abre caminos para un futuro mejor. Hasta el surgimiento de esta nueva corriente museológica, los museos habían vivido, en gran medida, aislados. Las conclusiones de estos encuentros profundizaron y revisaron conceptos y evidenciaron la necesidad de renovar las bases de la museología y de definir el museo como un instrumento de cambio social y de conciencia crítica. Surgió un nuevo modo de hacer en la práctica museológica que concede protagonismo a la sociedad y asume la responsabilidad social como misión estratégica. 4 La Nueva Museología ha impregnado, desde entonces, el actuar de los museos de manera que, manteniendo sus funciones tradicionales, se han abierto a nuevos horizontes desarrollando su vocación social y su dimensión interdisciplinar. A pesar de que ya han transcurrido 40 años desde la Declaración de Santiago de Chile, sus aportaciones siguen vigentes. Muchas son las declaraciones recientes de foros internacionales que reafirman y actualizan sus principios. Así, pueden mencionarse la Declaración Universal sobre la diversidad cultural (UNESCO, 2001), la Convención acerca de la Protección y Promoción de la Diversidad de las Expresiones Culturales (UNESCO, 2005), el Convenio Marco del Consejo de Europa sobre el valor del patrimonio cultural para la sociedad (2005), las Declaraciones de la Ciudad de Salvador de Bahía y de Montevideo (Encuentros Iberoamericanos de Museos, 2007 y 2012) o las Conclusiones finales de la reunión de especialistas convocada por la UNESCO para estudiar la conveniencia de adoptar un instrumento normativo internacional para la protección y promoción de los museos celebrada en Río de Janeiro en 2012. Todas ellas inciden en la necesidad de fomentar la dimensión social de las instituciones museísticas y del patrimonio en el marco de las nuevas formas de organización y movilización social (que derivan del antiguo concepto de comunidad). Y todas ellas, en mayor o menor medida, enfocan esta nueva configuración a la consecución de objetivos tales como la promoción del diálogo intercultural, el debate y la participación democráticos, el ejercicio de una ciudadanía cultural, el desarrollo económico, político, social y cultural y, por ende, la mejora de la calidad de vida de todos. Estos planteamientos han generado importantes procesos de renovación a nivel internacional, orientados hacia una museología de clara orientación social. Los museos de nuestro entorno vienen profundizando en esta materia abriendo nuevos caminos que reafirman los museos como espacios abiertos al mundo y al diálogo con los diferentes movimientos sociales. Y los países de nuestra esfera cultural han promovido la aplicación de políticas dirigidas a una nueva definición del papel de los museos en la sociedad y a potenciar la participación ciudadana y la inclusión social en los museos. En el ámbito europeo, se han desarrollado políticas dirigidas a potenciar la inclusión social creándose programas para grupos minoritarios en el marco de una nueva definición del papel y el lugar de los museos en la sociedad y con la intención de hacer factible el acceso a la cultura como un derecho del ciudadano. En el caso concreto de los museos con financiación pública del ámbito anglosajón se han desarrollado políticas dirigidas a lograr que dejen de ser percibidos como instituciones elitistas y a enfocar su labor a atender los intereses de un público más amplio, dar cabida a la participación ciudadana y fomentar la cohesión social. En cuanto a los museos iberoamericanos su acción social cuenta con una larga tradición caracterizada por su extraordinaria variedad y por el desarrollo de políticas culturales tendentes al ejercicio de la ciudadanía, a construir significados en relación al patrimonio y a hacer del respeto a la diversidad un factor de crecimiento personal y de enriquecimiento colectivo. España no ha estado ajena a este movimiento. Algunos museos españoles están involucrados activamente en dar respuesta a los cambios sociales, económicos y culturales que tienen lugar en el mundo y dialogar con la sociedad para coadyuvar a erradicar las condiciones de exclusión y marginación en que se encuentran muchos colectivos. 5 Contamos con especialistas y profesionales de museos y colectivos de la sociedad civil que han dado un vuelco a los museos planteándolos como centros al servicio de la sociedad de la que forman parte inseparable. Museos que participan en la formación de la conciencia social como instituciones integradas en un entorno, capaces de contribuir al desarrollo social y a los cambios necesarios para que la realidad pueda ser transformada y como instituciones autoconscientes de la necesidad de desempeñar una función social para cumplir su papel en la sociedad contemporánea. Sin embargo, y a pesar de estos avances, aún debe realizarse una importante labor dado que los museos continúan siendo percibidos como instituciones elitistas centradas en un reducido sector poblacional, poco representativo de la pirámide demográfica y del tejido social. Continúan vigentes en la sociedad prejuicios e imágenes estereotipadas que hay que lograr derribar. Por ello, se debe poner en valor y trabajar una nueva dimensión social en sentido amplio que permita crear un museo más humano y más cercano a las inquietudes y anhelos de la sociedad, más involucrado en su problemática y más atento a la transformación radical en las formas de vivir y de entender el mundo de su público. A estos retos pretende dar respuesta este Plan. Oportunidad y conveniencia de un Plan sobre la función social de los museos . Objetivos. La red de museos dependientes de la Secretaría de Estado de Cultura --SEC- desarrolla múltiples actuaciones centradas en su dimensión social y el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte --MECD- viene dedicando recursos, tiempo y esfuerzo a las mismas. Si bien éstas han tenido como principal objeto ampliar audiencias con sectores infrarepresentados y facilitar la accesibilidad de ciudadanos con discapacidad, se han enriquecido con otras actuaciones, de creciente importancia, dirigidas a afrontar nuevos retos: contribuir a la cohesión social dando respuesta a las necesidades específicas de colectivos de ciudadanos en situación de marginalidad o con riesgo de exclusión social; atender la diversidad fomentando la interculturalidad y la perspectiva de género; atender a grupos con dificultad de visita; contribuir a la educación de nuevos públicos fomentando el desarrollo de proyectos pedagógicos; transmitir valores medioambientales; ampliar su presencia y visibilidad en un mundo abierto; etc. Esta acumulación sucesiva de funciones ha derivado en una multiplicación de acciones que no ha ido acompañado del incremento necesario de los recursos invertidos. Y además, y a pesar de su valor, las actuaciones que se vienen realizando resultan poco conocidas y escasamente reconocidas por el conjunto de la sociedad. Que sean tan desconocidas estas acciones con proyectos muy reseñables que contribuyen a una mejora de nuestra sociedad obedece a diversos factores: se debe en parte a la falta de una planificación ordenada y global y a lo atomizado de las iniciativas y, en parte, a la poca espectacularidad de este tipo de proyectos. Refleja, seguramente, una ausencia de medios en apoyo de estas actividades. Pudiera ser consecuencia, en fin, de la falta de una imagen sólida de marca y de un trabajo de comunicación sobre estas actuaciones. Desde hace tiempo, los nuevos programas para desarrollar la función social de los museos, se suman, simplemente, a los anteriores. En parte, que esto ocurra es inevitable porque han surgido nuevas realidades y se han abierto nuevas líneas. Hace varias 6 décadas, la atención a la realidad social no tenía la complejidad ni la importancia de hoy y estas nuevas realidades han abierto un proceso muy dinámico de innovación en el sistema museístico. Pero esta experiencia de acumulación alimenta el riesgo de dispersión. Aunque con anterioridad se ha reflexionado largamente sobre la función social nunca se había logrado que las diferentes actuaciones e iniciativas tomaran cuerpo en un único Plan que definiera y ordenara objetivos, líneas estratégicas y actuaciones así como mecanismos de seguimiento y evaluación. La racionalidad en la planificación de sus actuaciones y en la atribución de los recursos es una obligación para la Administración, que debe operar con criterios de eficacia y eficiencia y garantizar la oportunidad, coherencia y coordinación de sus políticas, programas o líneas de acción. Es difícil conseguirlo sin una planificación que determine para sus respectivos ámbitos directrices básicas, que señale objetivos realistas y prioridades y estudie los recursos disponibles. El contexto de austeridad presupuestaria ofrece, paradójicamente, una oportunidad, si se apuesta por un análisis racional de la acción. Para una administración pública es el momento idóneo para revisar sus actuaciones, sus procesos de decisión y de gestión; para invertir mejor sus recursos en programas más adecuados para conseguir los fines perseguidos. La austeridad obliga a una especial racionalidad, a considerar qué se hace, jerarquizar su relevancia, apostar más intensamente por las líneas o programas más adecuados. Una austeridad regida por la racionalidad. Pero además, este contexto y la necesaria sensibilidad ante las nuevas realidades sociales hace especialmente necesario dar respuesta a esta materia. Expresiones como cohesión social, lucha contra la pobreza, interculturalidad, sostenibilidad, integración o accesibilidad poseen en estos momentos una relevancia especial. El plan MUSEOS+ SOCIALES . Los actuales tiempos de cambios económicos, sociales y culturales inciden en nuestras sociedades y, en este nuevo escenario de cambio, se percibe la necesidad de que el museo no se manifieste como una institución aislada y ausente, sino que vaya adquiriendo la cercanía, la accesibilidad y la responsabilidad propia de un agente de integración y cambio social, de una institución de convivencia y de intercambio de ideas y experiencias, de un motor de cambio. Es necesario pensar en implicación, en compromiso, en cambio, en acción, en participación, en dialogo, en desarrollo Por todo lo anterior, la función social de los museos debe analizarse hoy para ser puesta en valor y para atender nuevas realidades sociales de manera que tenga lugar más reflexivamente, a partir de una comprensión sistemática de su propio sentido, de una ordenación de sus objetivos y por medio de un instrumento orientado a conseguir resultados: un Plan para desarrollar la función social de los museos. Los resultados alcanzados hasta ahora, sin duda estimables, se pueden mejorar si se parte de un Plan que dé una más precisa definición de los objetivos que se persiguen, adopte líneas y programas prioritarios y establezca mecanismos de evaluación para constatar qué repercusiones o efectos tienen sus programas. No es otra la finalidad que se pretende alcanzar con este Plan. Contar con un elemento esencial de planificación para un plazo medio que permita: 7 Visibilizar la importancia de la acción social de los museos y hacer una reflexión sobre la misma, con el fin de lograr una toma de conciencia sobre su importancia. De este modo, se han de analizar cuál es la misión que esperamos realicen nuestros museos, entendiendo que dicho proceso no es unidireccional, sino participativo, y supone la existencia de un diálogo permanente y mutuamente enriquecedor con la sociedad, con el objeto de llevar adelante un verdadero proyecto de acción que sea capaz de abordar los problemas e inquietudes que preocupan a los ciudadanos. Contar con un diagnóstico racional de la situación actual que identifique las actuaciones realizadas, los logros obtenidos y los problemas planteados. Ello supone realizar una evaluación de los programas existentes y una reflexión sobre la idoneidad de los mismos en el marco de la misión social de los museos. Igualmente, implica la puesta en valor de los proyectos desarrollados por los museos en esta materia dando así visibilidad a su papel en este campo. Y todo ello porque en toda labor de racionalización de políticas públicas ya existentes, es imprescindible partir de la realidad para poder actuar con sensatez. Definir los objetivos a alcanzar e identificar las líneas principales de acción que posibiliten el establecimiento de estrategias, la formulación de programas y actuaciones priorizados y la implantación de metodologías basadas en la ordenación de los proyectos, el dialogo con los colectivos y la asignación realista de recursos. No se trata de diseñar una política pública completamente nueva, sino de tomar conciencia de una existente analizando sus resultados, orientándola y estableciendo prioridades y de complementar lo vigente con líneas de actuación novedosas necesarias para dar respuesta a las realidades emergentes. Definir metodologías de actuación e instrumentos de seguimiento, control y evaluación realistas y suficientes. Es preciso contar con metodologías de actuación y sistemas de evaluación que permitan decidir qué tipos de actuaciones o proyectos resultan más interesantes, facilitando una asignación racional de los recursos, un diseño idóneo, una efectiva ejecución y una evaluación de los logros (instrumentos e indicadores fiables, que no se limiten a un cómputo cuantitativo y permitan una reorientación periódica). En conclusión, el Plan MUSEOS+ SOCIALES parte del cuestionamiento sobre cómo debe ser el museo del siglo XXI, cómo ha de desarrollar sus funciones y cómo ha de afrontar el futuro para atender las demandas de la sociedad de nuestro tiempo, sin perder de vista sus fines fundacionales. El Plan MUSEOS+ SOCIALES parte de la máxima de que el museo debe orientarse a los sujetos, al servicio y colaboración con la sociedad y a la utilidad que puede tener frente a los desequilibrios culturales y socioeconómicos derivados de las transformaciones que el mundo está experimentando. No se trata de renunciar a los principios de los museos tradicionales, sino de potenciar un museo adaptado a las nuevas necesidades de la sociedad, que hace frente a los retos que ésta plantea y es capaz de darles respuestas válidas y eficaces. Un museo entendido como una institución atenta, dinámica, reactiva, que apuesta por la creatividad, el dialogo y que se compromete con esa sociedad plural y diversificada a la que atiende, compromiso que este Plan pone de relieve con la materialización de un decálogo en el que se manifiesta claramente esos objetivos y compromisos en materia social de las instituciones 8 museísticas, un decálogo que tiene su correspondencia y desarrollo en cada una de las líneas estratégicas que se establecen en el presente Plan (Se adjunta decálogo en el anexo 1). Y ello porque los museos que son sensibles a la realidad social en sus actuaciones se convierten en piezas claves de progreso, de desarrollo y armonía social; en motores de cambio, de creatividad y de futuro; en centros de mediación, de aprendizaje, de creación de puentes de comprensión y aceptación de la diferencia. Y porque los museos que asumen una dimensión social pueden ser, en definitiva, una de las garantías del protagonismo de una sociedad plural, cohesionada, crítica, libre y abierta. 9 3.- DIAGNÓSTICO: ANTECEDENTES Y SITUACIÓN ACTUAL A partir de 1975, y en el marco de la recién estrenada democracia, los museos españoles viven una etapa dirigida a recobrar la normalidad tras un largo periodo de autarquía cultural. Se trataba de llevar a cabo la construcción de un nuevo orden cultural y de sus instituciones. La Constitución española de 1978 colaboró a esta gran transformación pues concede un papel primordial a la salvaguarda de la cultura, consagrando responsabilidades públicas en la adopción de iniciativas culturales. Este protagonismo del Estado se articula sobre el derecho más básico que afecta a la dimensión social de la cultura: su acceso universal. Sin embargo, en ese momento, otras reflexiones y tendencias de la comunidad cultural internacional, marcadamente el debate sobre la dimensión social de los museos, no tendrán apenas repercusión en España, ocupada en la modernización de sus instituciones. En consecuencia, las actuaciones del Ministerio de Cultura se centran en el referido cambio institucional, la creación de infraestructuras y dotación de servicios y, en menor medida, el incremento de personal cualificado y la difusión de actividades culturales. Los aspectos sociales aparecen en su concepción más básica e irrenunciable mediante la labor que tanto el Ministerio como su red de museos realizan con el fin de normalizar la vida cultural española y lograr que los museos, cotos restringidos a minorías elitistas, fuesen abriéndose a la sociedad, interesando a sectores hasta entonces excluidos. Se produce un incremento de actividades culturales y un reseñable plan de exposiciones, con impulso del Ministerio de Cultura a través de sus museos y salas públicas, que gozó de una excelente acogida de público. En definitiva, se trata de una época de grandes cambios y avances, lastrada por importantes déficits estructurales heredados, que no impidieron que la cultura y su modernización se convirtieran en seña identitaria de la recién estrenada democracia. Es en la siguiente década cuando el primer gran ordenamiento jurídico sobre el patrimonio, la Ley de Patrimonio Histórico Español de 1985, consagra un concepto de museo plasmando de manera fehaciente su función social. Este texto define estas instituciones conforme a su obligado servicio a la sociedad a la que pertenecen, dando primacía a la función social que los bienes culturales deben desempeñar, a su naturaleza colectiva y al acceso inalienable a los mismos. Las décadas de los ochenta y noventa son una etapa más madura en la que confluyen elementos tan dispares como la incorporación de España al panorama internacional y, en consecuencia, la internacionalización de la cultura, y un contexto de prosperidad económica que deriva en el surgimiento de una importante clase urbana ilustrada. El Ministerio de Cultura centra sus esfuerzos en realizar una importante labor de renovación integral de museos, que contempla la restauración de sus edificios históricos o el acometimiento de mejoras parciales; la innovación de sus instalaciones y medios expositivos -incluyendo planes de seguridad, labores de mejora de la señalización y 13 programas de identidad corporativa-- y la dotación de infraestructuras técnicas y servicios (almacenes para la conservación de fondos, bibliotecas, etc). En este contexto, la función social encuentra cierta cabida en el desarrollo de algunos de estos programas, especialmente en lo referente a las mejoras constructivas puesto que se contemplaba la mejora de la accesibilidad (la mayoría de los museos se encontraban en edificios históricos con problemas de conservación y múltiples barreras arquitectónicas). Igualmente se percibe en la renovación gráfica que experimentan muchos museos que supone la incorporación de nuevos lenguajes y, en consecuencia, nuevas aproximaciones y nuevos discursos para nuevos públicos. Y, por otra parte, en este momento, ideas del contexto internacional que cuestionaban fuertemente a los museos -su misión, su funcionamiento, su proyección y su función social- logran penetrar en los sectores culturales españoles mejor informados. Estas reflexiones, lejos de suponer la desaparición de la institución, derivaron en una excepcional expansión del museo. Y ello debido a que, en este debate teórico, el museo puso de manifiesto su condición de institución idónea para responder cuestiones plurales y facilitar respuestas y propuestas de todo orden, no ya artísticas sino también sociológicas, ideológicas y éticas. De esta manera desde finales del siglo XX se vive una incesante expansión del museo (creación de museos de nuevo cuño, ampliación de espacios y de sucursales , enriquecimiento de las colecciones, nuevos equipamientos y servicios, presupuestos ) a la que ayudan elementos dispares como los nuevos hábitos de ocio de una clase media urbana educada, el turismo y sus itinerarios culturales, la industrialización de la cultura, etc. En España, las autoridades culturales asumen este papel del museo como referente de primer orden en el mundo de la cultura y la actuación del Ministerio cristaliza en un fenómeno expansivo de gran magnitud que incluye la construcción de las nuevas sedes del Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira, con su réplica de la cueva y del Museo Nacional de Arqueología Subacuática; la ampliación del Museo Nacional del Prado, Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía y del Museo Nacional de Escultura de Valladolid; las rehabilitaciones y nuevas museografías del Museo Sefardí de Toledo, Museo Nacional de Cerámica y Artes Suntuarias de Valencia o la reciente del Museo Arqueológico Nacional o la creación de museos ex novo como el Museo del Traje o como resultado de una transformación de museos preexistentes como el Museo de la Biblioteca Nacional de España creado a partir del Museo Interactivo del Libro. Nuevamente, y conforme a los nuevos tiempos, el museo centra su función social en ampliar sus audiencias y en la mejora de sus instalaciones. Pero lo hace con un nuevo impulso e importantes matices. El museo modifica su régimen de producción y oferta de bienes culturales y de ocio. Se trata no sólo de intentar ampliar su número de visitantes sino de acceder a nuevas audiencias, las sociológicamente denominadas no públicos , con una reorientación de sus actividades que no se limitan a exponer sus colecciones, sino que convierten los museos en grandes comercios culturales , con programación de actividades recreativas e incorporación en sus instalaciones de tiendas, restaurantes y demás servicios. Igualmente, el museo se expande con el uso de la tecnología. Los museos se virtualizan , crean discursos interactivos y multimedia así como recorridos virtuales, 14 desarrollan páginas web, acceden a las redes sociales; todos ellos fenómenos que se añaden a los ya tradicionales de publicidad, merchandising, edición de boletines, publicaciones y catálogos y producción de exposiciones. Estos cambios en la configuración y comunicación del museo profundizan la función social del mismo al pretender atraer amplios sectores sociales hasta entonces desatendidos. A este respecto debe destacarse como importante hito la puesta en marcha en 2007, en el seno de la Subdirección General de Museos Estatales, del proyecto denominado Laboratorio Permanente de Público de Museos, que constituyó un importante paso adelante para empezar a comprobar y evaluar la aportación a la sociedad de estas instituciones, para orientar su servicio y para conocer de manera fidedigna a sus visitantes. Por lo que hace referencia a la accesibilidad, sus mandatos son tenidos en cuenta en la referida eclosión de nuevos establecimientos y ampliaciones de las sedes de numerosos museos y adquiere asimismo relevancia con actuaciones dirigidas a la inclusión de personas con discapacidad sensorial (visual, auditiva) y, en algunas ocasiones, intelectual: convenios con CERMI, ONCE o la Fundación Orange y planes de accesibilidad de los museos de los cuales el Museo Arqueológico Nacional es, tras su inauguración, referente prioritario. Junto a estos dos aspectos a los que se dedican los mayores esfuerzos, surge una nueva sensibilidad social, una nueva preocupación que deriva en múltiples iniciativas que se superponen intentando ensanchar el museo, abarcando fenómenos sociales olvidados, desarrollando sensibilidad medioambiental y abrazando realidades ignoradas. Propuestas innovadoras que tímidamente empiezan a situar el museo como motor de participación ciudadana, clave para favorecer la cohesión social. En cierta manera, se trata de aspectos consustanciales al museo desde su fundación. Y ello porque, a pesar de sus tradicionales límites (basar su actividad en la conservación y difusión de los objetos), siempre aspiró a ampliar su ámbito de actuación y convertirse en una estructura de conocimiento, que interprete nuestro pasado y nuestro presente. Este fenómeno (que asumen, especialmente en España, una variedad de museos muy vinculados al territorio -museos al aire libre, museos industriales, parques culturales o museos comunitarios- que promueven la relación entre identidad, patrimonio y territorio) influye en los museos de la red estatal que inciden en estas temáticas en beneficio de un mayor diálogo con la sociedad. Abandonado el convencimiento de que el valor incuestionable de sus colecciones les eximía del compromiso social, los museos, en mayor o menor medida profundizan en su conciencia social en un esfuerzo renovador que les permitirá ofrecer visiones inéditas de sus colecciones; desarrollan programas a medida para no públicos o sectores con imposibilidad de visita; potencian medidas de integración y accesibilidad diseñando recorridos y discursos conforme a las necesidades reales de las personas con discapacidad; definen actuaciones que coadyuven a luchar contra la exclusión social, la marginalidad y la pobreza; formulan propuestas y acciones que ponen de manifiesto su implicación activa en el desarrollo de una sostenibilidad cultural y una utilización responsable de los recursos e integran la perspectiva de género y la interculturalidad en su discurso. Todo ello desde el diálogo con la sociedad y, específicamente, con los sectores afectados en el diseño, ejecución y evaluación de lo realizado. 15 Sin embargo, estas nuevas inquietudes y actuaciones surgen en nuestros museos en el presente siglo mediante la creación de múltiples programas y ramas de acción en forma de aluvión. Iniciativas atomizadas y dispersas, encomiables y reseñables en muchos casos, que se acumulan unas a otras. Ello responde en gran medida a que no se han dotado de una planificación centralizada, ordenada y global de sus objetivos, fines y medios, sino que han obedecido, en gran parte de los casos, al empuje, creatividad e inquietudes de los equipos directivos de cada museo. Directo profesionales que crean un territorio socio-cultural donde se entremezclan proyectos e iniciativas. Esta situación se ha agudizado en el marco de la crisis económica que genera nuevas realidades y abre nuevas líneas. En relación a las actuaciones ya realizadas, debe reseñarse: a) Los programas donde se han concentrado la mayoría de esfuerzos son los relativos a atención a audiencias infrarrepresentadas y con necesidades específicas. Igualmente es reseñable la labor dirigida a lograr la integración y accesibilidad de ciudadanos con discapacidad. - En el primer caso, casi todos los museos han desarrollado una importante labor de acercamiento, captación y fidelización de nuevos públicos. A este respecto se han elaborado múltiples propuestas que han obtenido gran eco dirigidas al ámbito escolar diseñando programas específicos para grupos de educación primaria, secundaria y bachillerato. Igualmente se ha potenciado la oferta de ocio familiar con talleres ad hoc que incorporan el juego como elemento esencial de la visita. De esta manera frente a formatos más tradicionales empiezan a incorporarse al museo actividades de ocio familiar como son el teatro, la magia, los juegos de pistas, los cuentacuentos, los talleres interactivos y los itinerarios dramatizados. Ejemplo de las mismas son el juego de pistas Los mil y un viajes y el concurso Haz tu propio juguete del Museo Nacional de Antropología o el espacio Museoteca del Museo de Altamira. Por otra parte, y aunque se han realizado actuaciones dirigidas al público joven, éste sigue siendo el gran ausente en las salas e incluso propuestas diseñadas para lograr captar su atención se han saldado con una participación escasa. Destacan actividades como los programas y participación en redes sociales del Museo Nacional del Romanticismo o el programa para jóvenes Un grafiti para el mundo del Museo Nacional de Antropología en el que los adolescentes cuentan con un espacio en blanco para expresar a través del grafiti sus inquietudes y puntos de vista sobre el mundo en que vivimos. Por último, las personas mayores son también objeto de atención preferente y resulta reseñable el programa de voluntariado cultural desarrollado como consecuencia de la firma de un acuerdo con la Confederación Española de Aulas de Tercera Edad --CEATE-. Por otra parte destacan los intentos de contar con su participación activa mediante programas de recuperación de la memoria como es el caso de la labor dirigida a visibilizar a las personas mayores en el entorno de las redes sociales y de la sociedad de la información emprendida por el Museo de América a través de entrevistas en formato audiovisual, que dan a conocer sus historias vitales, 16 vinculadas a sus experiencias en ese continente, dentro del proyecto Migrar es cultura. Igualmente se desarrollan iniciativas dirigidas simultáneamente a todos estos públicos que tratan de fomentar la participación ciudadana y el establecimiento de lazos afectivos entre el museo y su población más cercana como el programa calleMUSEOescultura, un intento de dinamizar el entorno peatonal del Museo Nacional de Escultura añadiendo a su habitual utilización contemplativa y turística, nuevos usos lúdicos, educativos o deportivos. De forma estacional, la calle se convierte en escenario donde se desarrolla una amplia variedad de actividades los propios ciudadanos y que atraen hacia la zona a sectores de público no habitual que establecen, de esta forma, una nueva relación con el museo. - En relación a la accesibilidad, se han desarrollado importantes actuaciones dirigidas a facilitar y fomentar la participación de personas con discapacidad en actividades culturales, convirtiendo el museo en un agente más de la red de atención a estos colectivos; potenciar su autoestima; aumentar su visibilidad, mejorando sus posibilidades de integración; crear vínculos asociativos entre las personas y favorecer la creatividad de los participantes. Destacan las actuaciones dirigidas a la accesibilidad universal de las personas con discapacidad física. La eliminación de barreras arquitectónicas en el museo, tanto en su acceso como en sus espacios públicos, y de barreras museográficas, se contempla desde hace tiempo en todos los proyectos de ampliación, rehabilitación o construcción de nueva planta de los museos de la SEC. Así la mayoría de estos museos carecen de barreras arquitectónicas y son accesibles desde el punto de vista físico. En el mismo sentido, se han incrementado las actuaciones que facilitan el acceso de las personas con discapacidad sensorial (visual y auditiva). En el primer supuesto destacan la organización de talleres, visitas adaptadas y recorridos táctiles con textos en braille y audiodescripción, magnificadores, guías virtuales multimedia, uso de materiales en 3D y objetos originales. En el segundo el establecimiento de servicios de visita guiadas; la puesta a disposición de signoguías para visitas individuales; la instalación de bucles magnéticos portátiles e inalámbricos que facilitan la accesibilidad de la información a personas con audífonos o implantes cocleares; la elaboración de folletos en lengua de signos; la organización de talleres creativos o la formación en la lengua de signos de trabajadores de atención al público. Una menor presencia tienen las actividades dirigidas a personas con discapacidad intelectual, habiéndose centrado los esfuerzos en la realización de talleres/recorridos didácticos adaptados. Recientemente se han iniciado actuaciones con colectivos de personas con trastornos del espectro autista. Debe destacarse que no solo se rompen fronteras sino que se desarrollan proyectos acorde a las necesidades reales de estos colectivos, contando con ellos desde un primer momento para la definición de los servicios y para su adecuada implantación. b) Un segundo campo de actuaciones donde se desarrollan un número destacable de iniciativas son las referentes a la atención a colectivos de personas en situaciones 17 sociales vulnerables; las relativas a la naturaleza intercultural del museo y las que permiten visibilizar la perspectiva de género. - En el primer caso se atiende a colectivos diversos en riesgo de exclusión social como son los enfermos mentales, las personas sin hogar o los drogodependientes mediante actividades que buscan la recuperación y desestigmatización de estas personas, su participación directa en actividades del museo, la utilización de la creación plástica como herramienta terapéutica y la lucha activa contra la pobreza o la erradicación de la marginalidad. Muy reseñables son los programas desarrollados a este fin por el Museo Nacional de Artes Decorativas como el proyecto Diseño contra la pobreza . Se trata de un proyecto cofinanciado por la Comisión Europea y organizado junto al Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad que convirtió al museo en un espacio de reflexión en torno a la exclusión social y permitió formular propuestas para encararla, por un lado mediante el diseño al servicio de las personas sin hogar y, por otro, actuando como catalizador de las iniciativas de muy diversos agentes sociales, ante todo, los propios protagonistas. Dio lugar a una exposición que ofrecía un relato de solidaridad y superación personal y a la campaña "Enlázate contra la pobreza , que anima a la implicación y ha dado lugar a un símbolo -el lazo de cartón-. Vinculado a Diseño contra la pobreza , se realizó el proyecto de investigación aplicada Historias de vida -- Historias de objetos en el que las personas sin hogar proporcionaron más de 24 horas de grabación, centradas en testimonios y objetos, que documentan su voluntad de superación a través de la expresión de deseos vitales, reconstrucción de vínculos sociales, asunción de responsabilidades o desarrollo de proyectos concretos. Igualmente notable es el proyecto Enganchados al arte (dirigido a drogodependientes en proceso de recuperación y que comprende visitas guiadas, talleres creativos o exposiciones como Mi casa, mi espacio íntimo, mi hogar o la denominada IncorporArte ). Junto a estas iniciativas pueden destacarse otras dirigidas a personas con enfermedad mental grave como son el Programa En construcción - Arteterapia" del Museo Nacional de Escultura o el programa Artes escénicas: psicoamnesia del Museo Nacional de Antropología. - En el segundo caso tienen un marcado protagonismo varios de los museos de titularidad estatal (América, Antropología, Sefardí), por estar vinculada la interculturalidad a sus señas identitarias y a su razón de ser. Estos museos ponen en valor sus colecciones y desarrollan proyectos para fomentar el conocimiento recíproco y la cohesión social. Claro ejemplo de ello han sido las actividades de difusión de diferentes culturas como la rumana o india, organizadas por el Museo Nacional de Antropología; el proyecto web Migrar es Cultura o Descubre América en tu ciudad del Museo de América; o el Laboratorio Multicultural Francisco Márquez Villanueva y el Observatorio por la Paz y la Tolerancia impulsados por el Museo Sefardí. Por otra parte, otros museos desarrollan actuaciones para colectivos de inmigrantes, dirigidas a evitar su exclusión social, integrarlos en nuestra sociedad y facilitar el mestizaje cultural en una España marcadamente intercultural. A título de ejemplo el proyecto "Fascinados por oriente" del Museo Nacional de Artes Decorativas en el que se realizaron entrevistas y focus group con inmigrantes y padres adoptantes 18 de niños y niñas orientales, la convocatoria Humanae del Museo del Traje. CIPE, el programa ELE-m que se desarrolla en el Museo Nacional de Escultura dedicado a grupos de inmigrantes desempleados en proceso de aprendizaje de la lengua española en su nivel inicial o la colaboración del Museo del Prado en noviembre de 2013 en las I Jornadas culturales para jóvenes inmigrantes de segunda generación de la Comunidad de Madrid, patrocinadas por la Dirección General de Inmigración de la Consejería de Asuntos Sociales de la Comunidad de Madrid. - En relación al género, los Museos Estatales están desarrollando un papel activo en la adopción de lenguajes correctos en materia de género y en dar visibilidad a las mujeres a través de las colecciones y de las actividades que se organizan. La mayor parte de estas actividades se han realizado con motivo de la celebración del Día Internacional de la Mujer (8 de marzo) con contenidos dispares que incluyen exposiciones, talleres, conferencias, etc., que estudian y, en su caso, reivindican figuras femeninas; presentan objetos de la colección para desarrollar nuevos discursos sobre la historia de las mujeres o aprovechan esta efeméride para la divulgación histórica desde una perspectiva de género. Deben destacarse dos hitos fundamentales en la ejecución de proyectos destinados a promover y potenciar la igualdad efectiva entre mujeres y hombres: o El convenio firmado entre el Ministerio de Cultura y la Universidad Complutense de Madrid entre los años 2009 y 2011, con el objetivo de estudiar los fondos museísticos desde una perspectiva de género. En el marco de dicho Convenio, el Museo Arqueológico Nacional, el Museo del Traje. CIPE, el Museo Nacional del Prado y el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía desarrollaron itinerarios temáticos con la colaboración del Instituto de Investigaciones Feministas de la citada Universidad. o En el marco de la Red Digital de Colecciones de Museos de España, Cer.es, se puso en marcha, en el año 2011, la iniciativa Patrimonio en Femenino , con el objetivo de presentar en línea, a través de las colecciones de los museos, múltiples perspectivas de los bienes culturales en clave de género. De esta manera, anualmente, se publican catálogos en línea destinados a visibilizar a las mujeres de diferentes culturas, sociedades y períodos históricos. Asimismo, se presentan publicaciones electrónicas destinadas a destacar la aportación de éstas a los más diversos ámbitos, desde la educación o la cultura hasta la ciencia, la economía o el deporte. Finalmente, ciertos programas luchan contra imágenes estereotipadas sobre las mujeres, especialmente de las integrantes de minorías como los programas Nada nos para del Museo de América que pretende visibilizar a la mujer inmigrante, ofreciendo una imagen de mujeres profesionales y emprendedoras o atienden mujeres de sectores tradicionalmente ignorados como el proyecto Mujeres de Vallecas de visitas guiadas del Museo Nacional de Artes Decorativas dirigido a mujeres con bajos recursos económicos y nivel de formación, a las que acuden fundamentalmente mujeres mayores en proceso de alfabetización. En este mismo sentido, el Museo del Traje desarrolla un programa de visitas Mujer, moda y sociedad , a lo largo de todo el año que tiene como objetivo visibilizar la relación crítica entre la mujer y la indumentaria a lo largo de los siglos, estableciendo un paralelismo entre la evolución del traje de la mujer y la de su papel social. 19 c) Por último, son menores las actuaciones tendentes a lograr un efectivo acercamiento al mundo rural, a ciudadanos con imposibilidad de visita, a que el museo devenga en un modelo de gestión ambiental responsable y a contribuir a la formación para el empleo. - En el primer caso, las actuaciones se centran: por un lado en reivindicar elementos etnográficos -como es el certamen de fotografía popular del Museo del Traje- y, por otro, en atraer visitas del mundo rural -programas que desarrollan especialmente museos cercarnos a esta población como es el caso de programa A través del tiempo y la memoria del Museo Nacional de Escultura de Valladolid-. - En el caso de colectivos con imposibilidad de visita empiezan a surgir unas primeras iniciativas que pretenden trasladar el museo a otros ámbitos. Por un lado, se produce un acercamiento del museo a los hospitales, fundamentalmente a niños y jóvenes ingresados, desde un planteamiento fundamentalmente lúdico que comprende conciertos, talleres, expresión plástica, etc. Ejemplo de ello es el proyecto Extramuros que pretende acercar el arte, la cultura y aportar entretenimiento a niños hospitalizados. Para su puesta en marcha se firmó un convenio entre la Federación Española de Amigos de los Museos (FEAM) y la Sociedad de Pediatría de Madrid y Castilla-La Mancha de manera que diferentes museos (Museo Cerralbo, Museo Nacional del Romanticismo, Museo del Traje, etc.) han empezado a desarrollar talleres en hospitales de la red pública, comenzando en el Hospital Universitario Gregorio Marañón de Madrid. Por otra parte, se inician actuaciones en centros geriátricos con un contenido más divulgativo, que consisten en la explicación de un museo concreto o algunas de sus piezas. Fundamentalmente se trata de que, en el marco de la referida colaboración con CEATE, los voluntarios culturales de diferentes museos han comenzado a dar charlas en residencias y centros de día, completando esta presentación con la oferta de visitas guiadas al museo correspondiente. Respecto a centros penitenciarios, el Museo del Prado ha organizado charlas complementadas ocasionalmente con visitas guiadas al Museo y el Museo Thyssen ha desarrollado actividades para población penitenciaria en el centro Madrid IV de Navalcarnero. - En lo referente al museo como modelo de gestión ambiental responsable empiezan a desarrollarse acciones con montajes comprometidos con la conservación del medio ambiente y la minimización del uso de recursos siguiendo cinco eco-leyes (aprovechar, reutilizar, ahorrar, conservar y reciclar) así como actividades dirigidas a servir de pauta de aprendizaje y modelo de gestión de sostenibilidad. Entre las mismas pueden destacarse actuaciones del Museo del Traje como la jornada de indumentaria y consumo responsable Slow Fashion o las exposiciones y actividades para contribuir a la difusión de prácticas sostenibles del Museo Nacional de Artes Decorativas Reciclaje. La vieja historia de una palabra joven , Diseño ecológico finlandés y el taller de tintes naturales Los dulces colores de los desperdicios . - Por último, el ámbito de la formación para el empleo dirigido a desempleados apenas aparece en un mundo donde se han venido priorizando el desarrollo de estudios científicos por investigadores, los convenios de prácticas establecidos con centros universitarios o las convocatorias de becas de gestión cultural del propio Ministerio. 20 Como prácticas excepcionales pueden mencionarse la realización de actividades formativas para estudiantes o licenciados del sector profesional propio del museo o actividades de difusión de proyectos de estudiantes recién titulados (como el Mes del Diseño Emergente en el Museo del Traje) que convierten el museo en escaparate de nuevos talentos. A estas experiencias cabe añadir como programas modelo la incorporación, a través del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), de trabajadores en situación de desempleo con el objetivo de cumplimentar registros de colecciones de los museos para su visualización en la Red Digital de Colecciones de Museos de España, Cer.es.; y el programa Entender el Arte que está realizando el Museo Lázaro Galdiano para paliar el desaliento y la frustración producida por el desempleo y luchar contra la exclusión del colectivo de desempleados. d) Respecto a los medios de difusión de estas actividades, debe destacarse la preocupación de los museos por usar todas las vías disponibles con el objetivo de dar a conocer su programación y, más específicamente, atraer a los sectores destinatarios de las mismas. En este sentido es reseñable la rápida adaptación a nuevos formatos junto a los tradicionales. Así los museos emplean sus boletines impresos y folletos enviados por correo postal, la inclusión de publicidad en mobiliario urbano y transporte, la elaboración de carteles y dípticos o la nota de prensa a medios de comunicación junto a la difusión a través de su propia página web y de otros sitios de contenido cultural, el correo electrónico a usuarios y listas de contactos y las redes sociales (especialmente facebook y twitter). Por último, se contacta con las administraciones, asociaciones y/o fundaciones del sector objeto de atención. A pesar de ello no siempre se alcanzan los resultados esperados de participación. e) Respecto a los medios materiales, la mayoría de actividades reseñadas implican una inversión pequeña. Se prima la búsqueda de financiación externa, los patrocinios y, en su defecto, el uso de medios propios. No se nutren estas actividades de grandes presupuestos consolidados (excepción serían las actividades constructivas que han requerido importantes inversiones del Ministerio de Cultura o los programas de actividades lúdicas para colectivos como los escolares que cuentan ya con una arraigada tradición) sino que, en general, se trata de actividades que cuentan con un amplio componente de entrega y voluntarismo. Esta generosidad, lejos de ayudar a su consolidación, impide una institucionalización de lo realizado, dejando en suspenso en muchas ocasiones la celebración de sucesivas ediciones. Por el contrario, obligan a una búsqueda permanente de socios y colaboradores, de propuestas asumibles y soluciones económicas e innovadoras en un proceso de imparable creatividad. f) Respecto a las metodologías empleadas se evita, en gran medida, el diseño de productos sin implicación de los colectivos destinatarios. Se es consciente de que solo con una participación de los mismos, desde las fases iniciales de diseño, se logra obtener resultados reseñables. Por ello se busca su implicación en las fases de conceptualización, definición y ejecución en un dialogo y negociación constantes. Por otra parte, se empieza a implantar, de manera creciente, la realización de evaluaciones, fundamentalmente de satisfacción de usuarios, y, en casos aislados, de 21 impacto, que pretende medir los beneficios que los programas producen en la realidad cotidiana de los colectivos destinatarios. Como es manifiesto, el gran valor de lo expuesto, y a su vez sus carencias, son las que obligan a este Ministerio a desarrollar el Plan MUSEOS+ SOCIALES , de manera que los espléndidos avances realizados cuenten con un marco que dote al conjunto de coherencia, visibilice y extienda las mejores prácticas, cubra con nuevas actuaciones los ámbitos necesitados de un mayor empuje y profundización y dote de los recursos necesarios para su puesta en marcha. 22