Subido por natalia_arias.96

Texto museos mas sociales

Anuncio
Un mayor compromiso social de los museos
de la Secretaría de Estado de Cultura
INDICE
Presentación
1. La función social de los museos: oportunidad del Plan Museos+ Sociales.
Objetivos.
2. Ámbito de aplicación y actores del Plan.
3. Diagnóstico: antecedentes y situación actual
4. Líneas estratégicas y programas.
o Línea estratégica I: Captación y reforzamiento de audiencias poco
representadas: expansión de la visita al museo como hábito de ocio


Programa I: La atracción y fidelización de públicos del entorno
cercano
Programa 2: Actuación en el entorno no inmediato del museo: el
público distante
o Línea estratégica 2 : Integración y accesibilidad de ciudadanos con
necesidades especiales.


Programa 1: Mejora de la accesibilidad y atención a personas con
discapacidad
Programa 2 : Acercamiento del museo a ciudadanos con dificultad de
visita.
o Línea estratégica 3: Contribución a la cohesión social, atención a la
diversidad cultural y difusión del museo sostenible.





Programa 1: Atención a colectivos de personas en situaciones
sociales vulnerables.
Programa 2: Desarrollo de medidas de formación para el empleo.
Programa 3 : El museo como centro de referencia intercultural
Programa 4: Visualización de la perspectiva de género.
Programa 5: El museo, modelo de gestión ambiental responsable.
5.- Metodología, evaluación y seguimiento del Plan.
ANEXO 1: Decálogo. Compromiso social de los museos.
ANEXO 2: Actuaciones de los museos para el primer semestre de 2015
2
PRESENTACIÓN
Es una constatación tan banal como necesaria afirmar que los museos están ahí para
todos. Ya cuando se crearon en tiempos de la Ilustración lo hicieron para cumplir una
utopía universal, la de poner al alcance de una sociedad de hombres y mujeres libres el
conocimiento y el disfrute que proporcionan el saber y la cultura. En los museos se veía
un instrumento para luchar contra la desigualdad y la ignorancia, un ámbito de
afirmación del individuo, el ejercicio del derecho a contemplar y a «poseer» el
patrimonio de la nación, una forma de felicidad terrenal.
Esta invención ilustrada triunfó, y, a pesar de los zarandeos históricos sufridos, el museo
hoy goza de una eclosión sin precedentes: ha crecido vertiginosamente, se ha
modernizado, se ha beneficiado de inversiones millonarias. Gracias al incremento de la
movilidad y del tiempo libre, a la universalización educativa o a la mejora en las
condiciones de vida de la gente se ha convertido en un foco de atracción: nunca había
sido tan visitado ni había alcanzado tal reconocimiento social. El balance es
espectacular: el museo público se ha convertido en la institución cultural por
excelencia.
Y, sin embargo, y quizá a causa de esa expansión pletórica, a pesar de sus resultados
cuantitativos, los museos atraviesan un momento delicado porque aquel imperativo
ético de llegar a todos que marcó su nacimiento parece haberse desdibujado, olvidando
su aspiración inicial de servir al mundo entero, a la gente en todas sus edades y
procedencias, en todos sus niveles de formación y de fortuna, al público «natural» del
museo. Y sobre todo a los más olvidados, a los menos favorecidos.
Cabría preguntarse por qué el increíble aumento de visitantes no se ha traducido en una
democratización efectiva, por qué no ha fomentado una mirada más sensible hacia la
diversidad cultural y humana, por qué no ha conducido a una mejor comprensión del
arte contemporáneo o por qué sigue habiendo tantos que se detienen ante su puerta,
recelosos de la seriedad solemne y autoritaria que adivinan tras sus muros -quizá porque
lo primero que ven es un listado de prohibiciones-.
Este Plan aspira a poner, en el primer plano de las aspiraciones de los museos, una
ambición de apertura y una voluntad consciente de insertarse en todo el tejido social; de
involucrar a los otros en su actividad; de convertirse en un agente de crecimiento civil;
de despertar la curiosidad y fomentar la sensibilidad. No pretende sustituir a la escuela
ni a la universidad, ni a las ONG´s. Pero es el lugar idóneo para, renunciando a su
dogmatismo institucional, convertirse en un teatro de intercambios, en un lugar de
experiencias libres, y para ofrecer un modelo de cultura entendida como un ámbito de
enriquecimiento personal, de atenuación de las desigualdades, de aprendizaje de la
tolerancia, de cultivo de la imaginación; un lugar de resistencia a la trivialización de la
cultura y a la infantilización de la sociedad. Y uno de los últimos refugios que existen, en
suma, donde preservar la fragilidad humana, sea del tipo que sea.
3
1.- LA FUNCIÓN SOCIAL DE LOS MUSEOS: OPORTUNIDAD DEL
PLAN MUSEOS+ SOCIALES. OBJETIVOS.
La función social de los museos.
Vivimos en un mundo global que experimenta cambios vertiginosos y significativos en
todos sus ámbitos (político, económico, tecnológico, cultural e incluso en sus valores),
dando lugar a la aparición de nuevas realidades sociales.
Los museos, como parte integrante de esta sociedad, no pueden evadirse de este nuevo
contexto sino que han de actuar como instituciones que escuchan, dialogan y responden
a los problemas de la sociedad y se comprometen a actuar como elementos
dinamizadores capaces de contribuir a su transformación.
Un museo cuya única razón de ser resida en aspectos expositivos, descontextualizado de
la sociedad en la que se integra e indiferente a estas nuevas realidades, resulta obsoleto.
Los museos deben cambiar, junto con las sociedades a las que pertenecen. Y, de hecho,
estos cambios son trascendentales. Los museos no deben centrarse exclusivamente en
sus colecciones (sin obviamente descuidar este aspecto) sino en sus ciudadanos a partir
de dichas colecciones, abriéndose a la sociedad y convirtiéndose en instituciones
dialogantes, capaces de responder a los nuevos retos sociales dinamizando la vida
ciudadana.
Efectivamente, es fácil comprobar cómo muchos museos están inmersos en un proceso
evolutivo que les permite adaptarse a las nuevas realidades sociales. Museos que
erradican actitudes pasivas, receptivas y acríticas, que elaboran prácticas creativas y
concienciadoras de la realidad, que definen programas de actividades enfocados a la
cohesión y el desarrollo humano, que se abren a nuevos colectivos, fomentan nuevas
formas de actividad económica (rutas e industrias culturales y turísticas), asumen
responsabilidad medioambiental en sus prácticas y aceptan la participación de la
sociedad dentro del museo como fruto de un diálogo previo entre ambos. Museos
innovadores, más comprometidos y socialmente responsables.
En este cambio de concepción, es necesario reconocer la influencia de la Nueva
Museología y, concretamente de la Declaración de Santiago de Chile (1972) y su
propuesta del museo integral; la Declaración de Quebec (1984) y su definición de bases
para una nueva museología y la Declaración de Caracas (1992) y su consideración de los
museos como expresión de un nuevo desarrollo social, político y económico, que abre
caminos para un futuro mejor.
Hasta el surgimiento de esta nueva corriente museológica, los museos habían vivido, en
gran medida, aislados. Las conclusiones de estos encuentros profundizaron y revisaron
conceptos y evidenciaron la necesidad de renovar las bases de la museología y de definir
el museo como un instrumento de cambio social y de conciencia crítica. Surgió un nuevo
modo de hacer en la práctica museológica que concede protagonismo a la sociedad y
asume la responsabilidad social como misión estratégica.
4
La Nueva Museología ha impregnado, desde entonces, el actuar de los museos de
manera que, manteniendo sus funciones tradicionales, se han abierto a nuevos
horizontes desarrollando su vocación social y su dimensión interdisciplinar.
A pesar de que ya han transcurrido 40 años desde la Declaración de Santiago de Chile,
sus aportaciones siguen vigentes. Muchas son las declaraciones recientes de foros
internacionales que reafirman y actualizan sus principios. Así, pueden mencionarse la
Declaración Universal sobre la diversidad cultural (UNESCO, 2001), la Convención
acerca de la Protección y Promoción de la Diversidad de las Expresiones Culturales
(UNESCO, 2005), el Convenio Marco del Consejo de Europa sobre el valor del
patrimonio cultural para la sociedad (2005), las Declaraciones de la Ciudad de Salvador
de Bahía y de Montevideo (Encuentros Iberoamericanos de Museos, 2007 y 2012) o las
Conclusiones finales de la reunión de especialistas convocada por la UNESCO para
estudiar la conveniencia de adoptar un instrumento normativo internacional para la
protección y promoción de los museos celebrada en Río de Janeiro en 2012. Todas ellas
inciden en la necesidad de fomentar la dimensión social de las instituciones museísticas
y del patrimonio en el marco de las nuevas formas de organización y movilización social
(que derivan del antiguo concepto de comunidad). Y todas ellas, en mayor o menor
medida, enfocan esta nueva configuración a la consecución de objetivos tales como la
promoción del diálogo intercultural, el debate y la participación democráticos, el
ejercicio de una ciudadanía cultural, el desarrollo económico, político, social y cultural
y, por ende, la mejora de la calidad de vida de todos.
Estos planteamientos han generado importantes procesos de renovación a nivel
internacional, orientados hacia una museología de clara orientación social. Los museos
de nuestro entorno vienen profundizando en esta materia abriendo nuevos caminos que
reafirman los museos como espacios abiertos al mundo y al diálogo con los diferentes
movimientos sociales. Y los países de nuestra esfera cultural han promovido la
aplicación de políticas dirigidas a una nueva definición del papel de los museos en la
sociedad y a potenciar la participación ciudadana y la inclusión social en los museos.
En el ámbito europeo, se han desarrollado políticas dirigidas a potenciar la inclusión
social creándose programas para grupos minoritarios en el marco de una nueva
definición del papel y el lugar de los museos en la sociedad y con la intención de hacer
factible el acceso a la cultura como un derecho del ciudadano. En el caso concreto de
los museos con financiación pública del ámbito anglosajón se han desarrollado políticas
dirigidas a lograr que dejen de ser percibidos como instituciones elitistas y a enfocar su
labor a atender los intereses de un público más amplio, dar cabida a la participación
ciudadana y fomentar la cohesión social. En cuanto a los museos iberoamericanos su
acción social cuenta con una larga tradición caracterizada por su extraordinaria variedad
y por el desarrollo de políticas culturales tendentes al ejercicio de la ciudadanía, a
construir significados en relación al patrimonio y a hacer del respeto a la diversidad un
factor de crecimiento personal y de enriquecimiento colectivo.
España no ha estado ajena a este movimiento. Algunos museos españoles están
involucrados activamente en dar respuesta a los cambios sociales, económicos y
culturales que tienen lugar en el mundo y dialogar con la sociedad para coadyuvar a
erradicar las condiciones de exclusión y marginación en que se encuentran muchos
colectivos.
5
Contamos con especialistas y profesionales de museos y colectivos de la sociedad civil
que han dado un vuelco a los museos planteándolos como centros al servicio de la
sociedad de la que forman parte inseparable. Museos que participan en la formación de
la conciencia social como instituciones integradas en un entorno, capaces de contribuir
al desarrollo social y a los cambios necesarios para que la realidad pueda ser
transformada y como instituciones autoconscientes de la necesidad de desempeñar una
función social para cumplir su papel en la sociedad contemporánea.
Sin embargo, y a pesar de estos avances, aún debe realizarse una importante labor dado
que los museos continúan siendo percibidos como instituciones elitistas centradas en un
reducido sector poblacional, poco representativo de la pirámide demográfica y del
tejido social. Continúan vigentes en la sociedad prejuicios e imágenes estereotipadas
que hay que lograr derribar. Por ello, se debe poner en valor y trabajar una nueva
dimensión social en sentido amplio que permita crear un museo más humano y más
cercano a las inquietudes y anhelos de la sociedad, más involucrado en su problemática
y más atento a la transformación radical en las formas de vivir y de entender el mundo
de su público. A estos retos pretende dar respuesta este Plan.
Oportunidad y conveniencia de un Plan sobre la función social de los museos .
Objetivos.
La red de museos dependientes de la Secretaría de Estado de Cultura --SEC- desarrolla
múltiples actuaciones centradas en su dimensión social y el Ministerio de Educación,
Cultura y Deporte --MECD- viene dedicando recursos, tiempo y esfuerzo a las mismas.
Si bien éstas han tenido como principal objeto ampliar audiencias con sectores infrarepresentados y facilitar la accesibilidad de ciudadanos con discapacidad, se han
enriquecido con otras actuaciones, de creciente importancia, dirigidas a afrontar nuevos
retos: contribuir a la cohesión social dando respuesta a las necesidades específicas de
colectivos de ciudadanos en situación de marginalidad o con riesgo de exclusión social;
atender la diversidad fomentando la interculturalidad y la perspectiva de género;
atender a grupos con dificultad de visita; contribuir a la educación de nuevos públicos
fomentando el desarrollo de proyectos pedagógicos; transmitir valores
medioambientales; ampliar su presencia y visibilidad en un mundo abierto; etc.
Esta acumulación sucesiva de funciones ha derivado en una multiplicación de acciones
que no ha ido acompañado del incremento necesario de los recursos invertidos.
Y además, y a pesar de su valor, las actuaciones que se vienen realizando resultan poco
conocidas y escasamente reconocidas por el conjunto de la sociedad. Que sean tan
desconocidas estas acciones con proyectos muy reseñables que contribuyen a una
mejora de nuestra sociedad obedece a diversos factores: se debe en parte a la falta de
una planificación ordenada y global y a lo atomizado de las iniciativas y, en parte, a la
poca espectacularidad de este tipo de proyectos. Refleja, seguramente, una ausencia de
medios en apoyo de estas actividades. Pudiera ser consecuencia, en fin, de la falta de una
imagen sólida de marca y de un trabajo de comunicación sobre estas actuaciones.
Desde hace tiempo, los nuevos programas para desarrollar la función social de los
museos, se suman, simplemente, a los anteriores. En parte, que esto ocurra es inevitable
porque han surgido nuevas realidades y se han abierto nuevas líneas. Hace varias
6
décadas, la atención a la realidad social no tenía la complejidad ni la importancia de hoy
y estas nuevas realidades han abierto un proceso muy dinámico de innovación en el
sistema museístico. Pero esta experiencia de acumulación alimenta el riesgo de
dispersión. Aunque con anterioridad se ha reflexionado largamente sobre la función
social nunca se había logrado que las diferentes actuaciones e iniciativas tomaran cuerpo
en un único Plan que definiera y ordenara objetivos, líneas estratégicas y actuaciones así
como mecanismos de seguimiento y evaluación.
La racionalidad en la planificación de sus actuaciones y en la atribución de los recursos
es una obligación para la Administración, que debe operar con criterios de eficacia y
eficiencia y garantizar la oportunidad, coherencia y coordinación de sus políticas,
programas o líneas de acción. Es difícil conseguirlo sin una planificación que determine
para sus respectivos ámbitos directrices básicas, que señale objetivos realistas y
prioridades y estudie los recursos disponibles.
El contexto de austeridad presupuestaria ofrece, paradójicamente, una oportunidad, si se
apuesta por un análisis racional de la acción. Para una administración pública es el
momento idóneo para revisar sus actuaciones, sus procesos de decisión y de gestión;
para invertir mejor sus recursos en programas más adecuados para conseguir los fines
perseguidos. La austeridad obliga a una especial racionalidad, a considerar qué se hace,
jerarquizar su relevancia, apostar más intensamente por las líneas o programas más
adecuados. Una austeridad regida por la racionalidad.
Pero además, este contexto y la necesaria sensibilidad ante las nuevas realidades
sociales hace especialmente necesario dar respuesta a esta materia. Expresiones como
cohesión social, lucha contra la pobreza, interculturalidad, sostenibilidad, integración o
accesibilidad poseen en estos momentos una relevancia especial. El plan MUSEOS+
SOCIALES .
Los actuales tiempos de cambios económicos, sociales y culturales inciden en nuestras
sociedades y, en este nuevo escenario de cambio, se percibe la necesidad de que el
museo no se manifieste como una institución aislada y ausente, sino que vaya
adquiriendo la cercanía, la accesibilidad y la responsabilidad propia de un agente de
integración y cambio social, de una institución de convivencia y de intercambio de ideas y
experiencias, de un motor de cambio. Es necesario pensar en implicación, en
compromiso, en cambio, en acción, en participación, en dialogo, en desarrollo
Por todo lo anterior, la función social de los museos debe analizarse hoy para ser puesta
en valor y para atender nuevas realidades sociales de manera que tenga lugar más
reflexivamente, a partir de una comprensión sistemática de su propio sentido, de una
ordenación de sus objetivos y por medio de un instrumento orientado a conseguir
resultados: un Plan para desarrollar la función social de los museos.
Los resultados alcanzados hasta ahora, sin duda estimables, se pueden mejorar si se
parte de un Plan que dé una más precisa definición de los objetivos que se persiguen,
adopte líneas y programas prioritarios y establezca mecanismos de evaluación para
constatar qué repercusiones o efectos tienen sus programas.
No es otra la finalidad que se pretende alcanzar con este Plan. Contar con un elemento
esencial de planificación para un plazo medio que permita:
7

Visibilizar la importancia de la acción social de los museos y hacer una reflexión
sobre la misma, con el fin de lograr una toma de conciencia sobre su importancia. De
este modo, se han de analizar cuál es la misión que esperamos realicen nuestros
museos, entendiendo que dicho proceso no es unidireccional, sino participativo, y
supone la existencia de un diálogo permanente y mutuamente enriquecedor con la
sociedad, con el objeto de llevar adelante un verdadero proyecto de acción que sea
capaz de abordar los problemas e inquietudes que preocupan a los ciudadanos.

Contar con un diagnóstico racional de la situación actual que identifique las
actuaciones realizadas, los logros obtenidos y los problemas planteados. Ello
supone realizar una evaluación de los programas existentes y una reflexión sobre la
idoneidad de los mismos en el marco de la misión social de los museos. Igualmente,
implica la puesta en valor de los proyectos desarrollados por los museos en esta
materia dando así visibilidad a su papel en este campo. Y todo ello porque en toda
labor de racionalización de políticas públicas ya existentes, es imprescindible partir
de la realidad para poder actuar con sensatez.

Definir los objetivos a alcanzar e identificar las líneas principales de acción que
posibiliten el establecimiento de estrategias, la formulación de programas y
actuaciones priorizados y la implantación de metodologías basadas en la ordenación
de los proyectos, el dialogo con los colectivos y la asignación realista de recursos.
No se trata de diseñar una política pública completamente nueva, sino de tomar
conciencia de una existente analizando sus resultados, orientándola y estableciendo
prioridades y de complementar lo vigente con líneas de actuación novedosas
necesarias para dar respuesta a las realidades emergentes.

Definir metodologías de actuación e instrumentos de seguimiento, control y
evaluación realistas y suficientes. Es preciso contar con metodologías de actuación y
sistemas de evaluación que permitan decidir qué tipos de actuaciones o proyectos
resultan más interesantes, facilitando una asignación racional de los recursos, un
diseño idóneo, una efectiva ejecución y una evaluación de los logros (instrumentos e
indicadores fiables, que no se limiten a un cómputo cuantitativo y permitan una
reorientación periódica).
En conclusión, el Plan MUSEOS+ SOCIALES parte del cuestionamiento sobre cómo
debe ser el museo del siglo XXI, cómo ha de desarrollar sus funciones y cómo ha de
afrontar el futuro para atender las demandas de la sociedad de nuestro tiempo, sin
perder de vista sus fines fundacionales.
El Plan MUSEOS+ SOCIALES parte de la máxima de que el museo debe orientarse a
los sujetos, al servicio y colaboración con la sociedad y a la utilidad que puede tener
frente a los desequilibrios culturales y socioeconómicos derivados de las
transformaciones que el mundo está experimentando. No se trata de renunciar a los
principios de los museos tradicionales, sino de potenciar un museo adaptado a las
nuevas necesidades de la sociedad, que hace frente a los retos que ésta plantea y es
capaz de darles respuestas válidas y eficaces. Un museo entendido como una institución
atenta, dinámica, reactiva, que apuesta por la creatividad, el dialogo y que se
compromete con esa sociedad plural y diversificada a la que atiende, compromiso que
este Plan pone de relieve con la materialización de un decálogo en el que se manifiesta
claramente esos objetivos y compromisos en materia social de las instituciones
8
museísticas, un decálogo que tiene su correspondencia y desarrollo en cada una de las
líneas estratégicas que se establecen en el presente Plan (Se adjunta decálogo en el
anexo 1).
Y ello porque los museos que son sensibles a la realidad social en sus actuaciones se
convierten en piezas claves de progreso, de desarrollo y armonía social; en motores de
cambio, de creatividad y de futuro; en centros de mediación, de aprendizaje, de creación
de puentes de comprensión y aceptación de la diferencia. Y porque los museos que
asumen una dimensión social pueden ser, en definitiva, una de las garantías del
protagonismo de una sociedad plural, cohesionada, crítica, libre y abierta.
9
3.- DIAGNÓSTICO: ANTECEDENTES Y SITUACIÓN ACTUAL
A partir de 1975, y en el marco de la recién estrenada democracia, los museos españoles
viven una etapa dirigida a recobrar la normalidad tras un largo periodo de autarquía
cultural. Se trataba de llevar a cabo la construcción de un nuevo orden cultural y de sus
instituciones.
La Constitución española de 1978 colaboró a esta gran transformación pues concede un
papel primordial a la salvaguarda de la cultura, consagrando responsabilidades públicas
en la adopción de iniciativas culturales. Este protagonismo del Estado se articula sobre
el derecho más básico que afecta a la dimensión social de la cultura: su acceso universal.
Sin embargo, en ese momento, otras reflexiones y tendencias de la comunidad cultural
internacional, marcadamente el debate sobre la dimensión social de los museos, no
tendrán apenas repercusión en España, ocupada en la modernización de sus
instituciones.
En consecuencia, las actuaciones del Ministerio de Cultura se centran en el referido
cambio institucional, la creación de infraestructuras y dotación de servicios y, en menor
medida, el incremento de personal cualificado y la difusión de actividades culturales.
Los aspectos sociales aparecen en su concepción más básica e irrenunciable mediante la
labor que tanto el Ministerio como su red de museos realizan con el fin de normalizar la
vida cultural española y lograr que los museos, cotos restringidos a minorías elitistas,
fuesen abriéndose a la sociedad, interesando a sectores hasta entonces excluidos. Se
produce un incremento de actividades culturales y un reseñable plan de exposiciones,
con impulso del Ministerio de Cultura a través de sus museos y salas públicas, que gozó
de una excelente acogida de público.
En definitiva, se trata de una época de grandes cambios y avances, lastrada por
importantes déficits estructurales heredados, que no impidieron que la cultura y su
modernización se convirtieran en seña identitaria de la recién estrenada democracia.
Es en la siguiente década cuando el primer gran ordenamiento jurídico sobre el
patrimonio, la Ley de Patrimonio Histórico Español de 1985, consagra un concepto de
museo plasmando de manera fehaciente su función social. Este texto define estas
instituciones conforme a su obligado servicio a la sociedad a la que pertenecen, dando
primacía a la función social que los bienes culturales deben desempeñar, a su naturaleza
colectiva y al acceso inalienable a los mismos.
Las décadas de los ochenta y noventa son una etapa más madura en la que confluyen
elementos tan dispares como la incorporación de España al panorama internacional y,
en consecuencia, la internacionalización de la cultura, y un contexto de prosperidad
económica que deriva en el surgimiento de una importante clase urbana ilustrada. El
Ministerio de Cultura centra sus esfuerzos en realizar una importante labor de
renovación integral de museos, que contempla la restauración de sus edificios históricos
o el acometimiento de mejoras parciales; la innovación de sus instalaciones y medios
expositivos -incluyendo planes de seguridad, labores de mejora de la señalización y
13
programas de identidad corporativa-- y la dotación de infraestructuras técnicas y
servicios (almacenes para la conservación de fondos, bibliotecas, etc).
En este contexto, la función social encuentra cierta cabida en el desarrollo de algunos
de estos programas, especialmente en lo referente a las mejoras constructivas puesto
que se contemplaba la mejora de la accesibilidad (la mayoría de los museos se
encontraban en edificios históricos con problemas de conservación y múltiples barreras
arquitectónicas). Igualmente se percibe en la renovación gráfica que experimentan
muchos museos que supone la incorporación de nuevos lenguajes y, en consecuencia,
nuevas aproximaciones y nuevos discursos para nuevos públicos.
Y, por otra parte, en este momento, ideas del contexto internacional que cuestionaban
fuertemente a los museos -su misión, su funcionamiento, su proyección y su función
social- logran penetrar en los sectores culturales españoles mejor informados. Estas
reflexiones, lejos de suponer la desaparición de la institución, derivaron en una
excepcional expansión del museo. Y ello debido a que, en este debate teórico, el museo
puso de manifiesto su condición de institución idónea para responder cuestiones
plurales y facilitar respuestas y propuestas de todo orden, no ya artísticas sino también
sociológicas, ideológicas y éticas.
De esta manera desde finales del siglo XX se vive una incesante expansión del museo
(creación de museos de nuevo cuño, ampliación de espacios y de sucursales ,
enriquecimiento de las colecciones, nuevos equipamientos y servicios, presupuestos
) a la que ayudan elementos dispares como los nuevos hábitos de ocio de
una clase media urbana educada, el turismo y sus itinerarios culturales, la
industrialización de la cultura, etc.
En España, las autoridades culturales asumen este papel del museo como referente de
primer orden en el mundo de la cultura y la actuación del Ministerio cristaliza en un
fenómeno expansivo de gran magnitud que incluye la construcción de las nuevas sedes
del Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira, con su réplica de la cueva y
del Museo Nacional de Arqueología Subacuática; la ampliación del Museo Nacional del
Prado, Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía y del Museo Nacional de Escultura de
Valladolid; las rehabilitaciones y nuevas museografías del Museo Sefardí de Toledo,
Museo Nacional de Cerámica y Artes Suntuarias de Valencia o la reciente del Museo
Arqueológico Nacional o la creación de museos ex novo como el Museo del Traje o
como resultado de una transformación de museos preexistentes como el Museo de la
Biblioteca Nacional de España creado a partir del Museo Interactivo del Libro.
Nuevamente, y conforme a los nuevos tiempos, el museo centra su función social en
ampliar sus audiencias y en la mejora de sus instalaciones. Pero lo hace con un nuevo
impulso e importantes matices.
El museo modifica su régimen de producción y oferta de bienes culturales y de ocio. Se
trata no sólo de intentar ampliar su número de visitantes sino de acceder a nuevas
audiencias, las sociológicamente denominadas no públicos , con una reorientación de
sus actividades que no se limitan a exponer sus colecciones, sino que convierten los
museos en grandes comercios culturales , con programación de actividades recreativas
e incorporación en sus instalaciones de tiendas, restaurantes y demás servicios.
Igualmente, el museo se expande con el uso de la tecnología. Los museos se
virtualizan , crean discursos interactivos y multimedia así como recorridos virtuales,
14
desarrollan páginas web, acceden a las redes sociales; todos ellos fenómenos que se
añaden a los ya tradicionales de publicidad, merchandising, edición de boletines,
publicaciones y catálogos y producción de exposiciones. Estos cambios en la
configuración y comunicación del museo profundizan la función social del mismo al
pretender atraer amplios sectores sociales hasta entonces desatendidos.
A este respecto debe destacarse como importante hito la puesta en marcha en 2007, en
el seno de la Subdirección General de Museos Estatales, del proyecto denominado
Laboratorio Permanente de Público de Museos, que constituyó un importante paso
adelante para empezar a comprobar y evaluar la aportación a la sociedad de estas
instituciones, para orientar su servicio y para conocer de manera fidedigna a sus
visitantes.
Por lo que hace referencia a la accesibilidad, sus mandatos son tenidos en cuenta en la
referida eclosión de nuevos establecimientos y ampliaciones de las sedes de numerosos
museos y adquiere asimismo relevancia con actuaciones dirigidas a la inclusión de
personas con discapacidad sensorial (visual, auditiva) y, en algunas ocasiones,
intelectual: convenios con CERMI, ONCE o la Fundación Orange y planes de
accesibilidad de los museos de los cuales el Museo Arqueológico Nacional es, tras su
inauguración, referente prioritario.
Junto a estos dos aspectos a los que se dedican los mayores esfuerzos, surge una nueva
sensibilidad social, una nueva preocupación que deriva en múltiples iniciativas que se
superponen intentando ensanchar el museo, abarcando fenómenos sociales olvidados,
desarrollando sensibilidad medioambiental y abrazando realidades ignoradas.
Propuestas innovadoras que tímidamente empiezan a situar el museo como motor de
participación ciudadana, clave para favorecer la cohesión social. En cierta manera, se
trata de aspectos consustanciales al museo desde su fundación. Y ello porque, a pesar
de sus tradicionales límites (basar su actividad en la conservación y difusión de los
objetos), siempre aspiró a ampliar su ámbito de actuación y convertirse en una
estructura de conocimiento, que interprete nuestro pasado y nuestro presente.
Este fenómeno (que asumen, especialmente en España, una variedad de museos muy
vinculados al territorio -museos al aire libre, museos industriales, parques culturales o
museos comunitarios- que promueven la relación entre identidad, patrimonio y
territorio) influye en los museos de la red estatal que inciden en estas temáticas en
beneficio de un mayor diálogo con la sociedad. Abandonado el convencimiento de que
el valor incuestionable de sus colecciones les eximía del compromiso social, los
museos, en mayor o menor medida profundizan en su conciencia social en un esfuerzo
renovador que les permitirá ofrecer visiones inéditas de sus colecciones; desarrollan
programas a medida para no públicos o sectores con imposibilidad de visita; potencian
medidas de integración y accesibilidad diseñando recorridos y discursos conforme a las
necesidades reales de las personas con discapacidad; definen actuaciones que
coadyuven a luchar contra la exclusión social, la marginalidad y la pobreza; formulan
propuestas y acciones que ponen de manifiesto su implicación activa en el desarrollo de
una sostenibilidad cultural y una utilización responsable de los recursos e integran la
perspectiva de género y la interculturalidad en su discurso. Todo ello desde el diálogo
con la sociedad y, específicamente, con los sectores afectados en el diseño, ejecución y
evaluación de lo realizado.
15
Sin embargo, estas nuevas inquietudes y actuaciones surgen en nuestros museos en el
presente siglo mediante la creación de múltiples programas y ramas de acción en forma
de aluvión. Iniciativas atomizadas y dispersas, encomiables y reseñables en muchos
casos, que se acumulan unas a otras.
Ello responde en gran medida a que no se han dotado de una planificación centralizada,
ordenada y global de sus objetivos, fines y medios, sino que han obedecido, en gran
parte de los casos, al empuje, creatividad e inquietudes de los equipos directivos de cada
museo. Directo
profesionales que crean un territorio
socio-cultural donde se entremezclan proyectos e iniciativas.
Esta situación se ha agudizado en el marco de la crisis económica que genera nuevas
realidades y abre nuevas líneas. En relación a las actuaciones ya realizadas, debe
reseñarse:
a) Los programas donde se han concentrado la mayoría de esfuerzos son los relativos a
atención a audiencias infrarrepresentadas y con necesidades específicas. Igualmente
es reseñable la labor dirigida a lograr la integración y accesibilidad de ciudadanos con
discapacidad.
-
En el primer caso, casi todos los museos han desarrollado una importante labor de
acercamiento, captación y fidelización de nuevos públicos. A este respecto se
han elaborado múltiples propuestas que han obtenido gran eco dirigidas al ámbito
escolar diseñando programas específicos para grupos de educación primaria,
secundaria y bachillerato.
Igualmente se ha potenciado la oferta de ocio familiar con talleres ad hoc que
incorporan el juego como elemento esencial de la visita. De esta manera frente a
formatos más tradicionales empiezan a incorporarse al museo actividades de ocio
familiar como son el teatro, la magia, los juegos de pistas, los cuentacuentos, los
talleres interactivos y los itinerarios dramatizados. Ejemplo de las mismas son el
juego de pistas Los mil y un viajes y el concurso Haz tu propio juguete del Museo
Nacional de Antropología o el espacio Museoteca del Museo de Altamira.
Por otra parte, y aunque se han realizado actuaciones dirigidas al público joven, éste
sigue siendo el gran ausente en las salas e incluso propuestas diseñadas para lograr
captar su atención se han saldado con una participación escasa. Destacan actividades
como los programas y participación en redes sociales del Museo Nacional del
Romanticismo o el programa para jóvenes Un grafiti para el mundo del Museo
Nacional de Antropología en el que los adolescentes cuentan con un espacio en
blanco para expresar a través del grafiti sus inquietudes y puntos de vista sobre el
mundo en que vivimos.
Por último, las personas mayores son también objeto de atención preferente y
resulta reseñable el programa de voluntariado cultural desarrollado como
consecuencia de la firma de un acuerdo con la Confederación Española de Aulas de
Tercera Edad --CEATE-. Por otra parte destacan los intentos de contar con su
participación activa mediante programas de recuperación de la memoria como es el
caso de la labor dirigida a visibilizar a las personas mayores en el entorno de las redes
sociales y de la sociedad de la información emprendida por el Museo de América a
través de entrevistas en formato audiovisual, que dan a conocer sus historias vitales,
16
vinculadas a sus experiencias en ese continente, dentro del proyecto Migrar es
cultura.
Igualmente se desarrollan iniciativas dirigidas simultáneamente a todos estos
públicos que tratan de fomentar la participación ciudadana y el establecimiento de
lazos afectivos entre el museo y su población más cercana como el programa
calleMUSEOescultura, un intento de dinamizar el entorno peatonal del Museo
Nacional de Escultura añadiendo a su habitual utilización contemplativa y turística,
nuevos usos lúdicos, educativos o deportivos. De forma estacional, la calle se
convierte en escenario donde se desarrolla una amplia variedad de actividades
los propios ciudadanos y que atraen hacia la zona a sectores de público no habitual
que establecen, de esta forma, una nueva relación con el museo.
-
En relación a la accesibilidad, se han desarrollado importantes actuaciones dirigidas
a facilitar y fomentar la participación de personas con discapacidad en actividades
culturales, convirtiendo el museo en un agente más de la red de atención a estos
colectivos; potenciar su autoestima; aumentar su visibilidad, mejorando sus
posibilidades de integración; crear vínculos asociativos entre las personas y
favorecer la creatividad de los participantes.
Destacan las actuaciones dirigidas a la accesibilidad universal de las personas con
discapacidad física. La eliminación de barreras arquitectónicas en el museo, tanto en
su acceso como en sus espacios públicos, y de barreras museográficas, se contempla
desde hace tiempo en todos los proyectos de ampliación, rehabilitación o
construcción de nueva planta de los museos de la SEC. Así la mayoría de estos
museos carecen de barreras arquitectónicas y son accesibles desde el punto de vista
físico.
En el mismo sentido, se han incrementado las actuaciones que facilitan el acceso de
las personas con discapacidad sensorial (visual y auditiva). En el primer supuesto
destacan la organización de talleres, visitas adaptadas y recorridos táctiles con textos
en braille y audiodescripción, magnificadores, guías virtuales multimedia, uso de
materiales en 3D y objetos originales. En el segundo el establecimiento de servicios
de visita guiadas; la puesta a disposición de signoguías para visitas individuales; la
instalación de bucles magnéticos portátiles e inalámbricos que facilitan la
accesibilidad de la información a personas con audífonos o implantes cocleares; la
elaboración de folletos en lengua de signos; la organización de talleres creativos o la
formación en la lengua de signos de trabajadores de atención al público.
Una menor presencia tienen las actividades dirigidas a personas con discapacidad
intelectual, habiéndose centrado los esfuerzos en la realización de
talleres/recorridos didácticos adaptados. Recientemente se han iniciado actuaciones
con colectivos de personas con trastornos del espectro autista.
Debe destacarse que no solo se rompen fronteras sino que se desarrollan proyectos
acorde a las necesidades reales de estos colectivos, contando con ellos desde un
primer momento para la definición de los servicios y para su adecuada implantación.
b) Un segundo campo de actuaciones donde se desarrollan un número destacable de
iniciativas son las referentes a la atención a colectivos de personas en situaciones
17
sociales vulnerables; las relativas a la naturaleza intercultural del museo y las que
permiten visibilizar la perspectiva de género.
-
En el primer caso se atiende a colectivos diversos en riesgo de exclusión social
como son los enfermos mentales, las personas sin hogar o los drogodependientes
mediante actividades que buscan la recuperación y desestigmatización de estas
personas, su participación directa en actividades del museo, la utilización de la
creación plástica como herramienta terapéutica y la lucha activa contra la pobreza o
la erradicación de la marginalidad.
Muy reseñables son los programas desarrollados a este fin por el Museo Nacional
de Artes Decorativas como el proyecto Diseño contra la pobreza . Se trata de un
proyecto cofinanciado por la Comisión Europea y organizado junto al Ministerio de
Sanidad, Política Social e Igualdad que convirtió al museo en un espacio de reflexión
en torno a la exclusión social y permitió formular propuestas para encararla, por un
lado mediante el diseño al servicio de las personas sin hogar y, por otro, actuando
como catalizador de las iniciativas de muy diversos agentes sociales, ante todo, los
propios protagonistas. Dio lugar a una exposición que ofrecía un relato de
solidaridad y superación personal y a la campaña "Enlázate contra la pobreza , que
anima a la implicación y ha dado lugar a un símbolo -el lazo de cartón-. Vinculado a
Diseño contra la pobreza , se realizó el proyecto de investigación aplicada
Historias de vida -- Historias de objetos en el que las personas sin hogar
proporcionaron más de 24 horas de grabación, centradas en testimonios y objetos,
que documentan su voluntad de superación a través de la expresión de deseos
vitales, reconstrucción de vínculos sociales, asunción de responsabilidades o
desarrollo de proyectos concretos. Igualmente notable es el proyecto
Enganchados al arte (dirigido a drogodependientes en proceso de recuperación y
que comprende visitas guiadas, talleres creativos o exposiciones como Mi casa, mi
espacio íntimo, mi hogar o la denominada IncorporArte ).
Junto a estas iniciativas pueden destacarse otras dirigidas a personas con
enfermedad mental grave como son el Programa En construcción - Arteterapia" del
Museo Nacional de Escultura o el programa Artes escénicas: psicoamnesia del
Museo Nacional de Antropología.
-
En el segundo caso tienen un marcado protagonismo varios de los museos de
titularidad estatal (América, Antropología, Sefardí), por estar vinculada la
interculturalidad a sus señas identitarias y a su razón de ser. Estos museos ponen en
valor sus colecciones y desarrollan proyectos para fomentar el conocimiento
recíproco y la cohesión social. Claro ejemplo de ello han sido las actividades de
difusión de diferentes culturas como la rumana o india, organizadas por el Museo
Nacional de Antropología; el proyecto web Migrar es Cultura o Descubre América
en tu ciudad del Museo de América; o el Laboratorio Multicultural Francisco
Márquez Villanueva y el Observatorio por la Paz y la Tolerancia impulsados por el
Museo Sefardí.
Por otra parte, otros museos desarrollan actuaciones para colectivos de inmigrantes,
dirigidas a evitar su exclusión social, integrarlos en nuestra sociedad y facilitar el
mestizaje cultural en una España marcadamente intercultural. A título de ejemplo el
proyecto "Fascinados por oriente" del Museo Nacional de Artes Decorativas en el
que se realizaron entrevistas y focus group con inmigrantes y padres adoptantes
18
de niños y niñas orientales, la convocatoria Humanae del Museo del Traje. CIPE, el
programa ELE-m que se desarrolla en el Museo Nacional de Escultura dedicado a
grupos de inmigrantes desempleados en proceso de aprendizaje de la lengua
española en su nivel inicial o la colaboración del Museo del Prado en noviembre de
2013 en las I Jornadas culturales para jóvenes inmigrantes de segunda generación de
la Comunidad de Madrid, patrocinadas por la Dirección General de Inmigración de la
Consejería de Asuntos Sociales de la Comunidad de Madrid.
-
En relación al género, los Museos Estatales están desarrollando un papel activo en
la adopción de lenguajes correctos en materia de género y en dar visibilidad a las
mujeres a través de las colecciones y de las actividades que se organizan. La mayor
parte de estas actividades se han realizado con motivo de la celebración del Día
Internacional de la Mujer (8 de marzo) con contenidos dispares que incluyen
exposiciones, talleres, conferencias, etc., que estudian y, en su caso, reivindican
figuras femeninas; presentan objetos de la colección para desarrollar nuevos
discursos sobre la historia de las mujeres o aprovechan esta efeméride para la
divulgación histórica desde una perspectiva de género. Deben destacarse dos hitos
fundamentales en la ejecución de proyectos destinados a promover y potenciar la
igualdad efectiva entre mujeres y hombres:
o El convenio firmado entre el Ministerio de Cultura y la Universidad Complutense
de Madrid entre los años 2009 y 2011, con el objetivo de estudiar los fondos
museísticos desde una perspectiva de género. En el marco de dicho Convenio, el
Museo Arqueológico Nacional, el Museo del Traje. CIPE, el Museo Nacional del
Prado y el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía desarrollaron itinerarios
temáticos con la colaboración del Instituto de Investigaciones Feministas de la
citada Universidad.
o En el marco de la Red Digital de Colecciones de Museos de España, Cer.es, se
puso en marcha, en el año 2011, la iniciativa Patrimonio en Femenino , con el
objetivo de presentar en línea, a través de las colecciones de los museos,
múltiples perspectivas de los bienes culturales en clave de género. De esta
manera, anualmente, se publican catálogos en línea destinados a visibilizar a las
mujeres de diferentes culturas, sociedades y períodos históricos. Asimismo, se
presentan publicaciones electrónicas destinadas a destacar la aportación de éstas
a los más diversos ámbitos, desde la educación o la cultura hasta la ciencia, la
economía o el deporte.
Finalmente, ciertos programas luchan contra imágenes estereotipadas sobre las
mujeres, especialmente de las integrantes de minorías como los programas Nada
nos para del Museo de América que pretende visibilizar a la mujer inmigrante,
ofreciendo una imagen de mujeres profesionales y emprendedoras o atienden
mujeres de sectores tradicionalmente ignorados como el proyecto Mujeres de
Vallecas de visitas guiadas del Museo Nacional de Artes Decorativas dirigido a
mujeres con bajos recursos económicos y nivel de formación, a las que acuden
fundamentalmente mujeres mayores en proceso de alfabetización. En este mismo
sentido, el Museo del Traje desarrolla un programa de visitas Mujer, moda y
sociedad , a lo largo de todo el año que tiene como objetivo visibilizar la relación
crítica entre la mujer y la indumentaria a lo largo de los siglos, estableciendo un
paralelismo entre la evolución del traje de la mujer y la de su papel social.
19
c) Por último, son menores las actuaciones tendentes a lograr un efectivo
acercamiento al mundo rural, a ciudadanos con imposibilidad de visita, a que el
museo devenga en un modelo de gestión ambiental responsable y a contribuir a la
formación para el empleo.
-
En el primer caso, las actuaciones se centran: por un lado en reivindicar elementos
etnográficos -como es el certamen de fotografía popular del Museo del Traje- y, por
otro, en atraer visitas del mundo rural -programas que desarrollan especialmente
museos cercarnos a esta población como es el caso de programa A través del
tiempo y la memoria del Museo Nacional de Escultura de Valladolid-.
-
En el caso de colectivos con imposibilidad de visita empiezan a surgir unas primeras
iniciativas que pretenden trasladar el museo a otros ámbitos. Por un lado, se produce
un acercamiento del museo a los hospitales, fundamentalmente a niños y jóvenes
ingresados, desde un planteamiento fundamentalmente lúdico que comprende
conciertos, talleres, expresión plástica, etc. Ejemplo de ello es el proyecto
Extramuros que pretende acercar el arte, la cultura y aportar entretenimiento a
niños hospitalizados. Para su puesta en marcha se firmó un convenio entre la
Federación Española de Amigos de los Museos (FEAM) y la Sociedad de Pediatría de
Madrid y Castilla-La Mancha de manera que diferentes museos (Museo Cerralbo,
Museo Nacional del Romanticismo, Museo del Traje, etc.) han empezado a
desarrollar talleres en hospitales de la red pública, comenzando en el Hospital
Universitario Gregorio Marañón de Madrid.
Por otra parte, se inician actuaciones en centros geriátricos con un contenido más
divulgativo, que consisten en la explicación de un museo concreto o algunas de sus
piezas. Fundamentalmente se trata de que, en el marco de la referida colaboración
con CEATE, los voluntarios culturales de diferentes museos han comenzado a dar
charlas en residencias y centros de día, completando esta presentación con la oferta
de visitas guiadas al museo correspondiente. Respecto a centros penitenciarios, el
Museo del Prado ha organizado charlas complementadas ocasionalmente con visitas
guiadas al Museo y el Museo Thyssen ha desarrollado actividades para población
penitenciaria en el centro Madrid IV de Navalcarnero.
-
En lo referente al museo como modelo de gestión ambiental responsable
empiezan a desarrollarse acciones con montajes comprometidos con la
conservación del medio ambiente y la minimización del uso de recursos siguiendo
cinco eco-leyes (aprovechar, reutilizar, ahorrar, conservar y reciclar) así como
actividades dirigidas a servir de pauta de aprendizaje y modelo de gestión de
sostenibilidad. Entre las mismas pueden destacarse actuaciones del Museo del Traje
como la jornada de indumentaria y consumo responsable Slow Fashion o las
exposiciones y actividades para contribuir a la difusión de prácticas sostenibles del
Museo Nacional de Artes Decorativas Reciclaje. La vieja historia de una palabra
joven , Diseño ecológico finlandés y el taller de tintes naturales Los dulces
colores de los desperdicios .
-
Por último, el ámbito de la formación para el empleo dirigido a desempleados
apenas aparece en un mundo donde se han venido priorizando el desarrollo de
estudios científicos por investigadores, los convenios de prácticas establecidos con
centros universitarios o las convocatorias de becas de gestión cultural del propio
Ministerio.
20
Como prácticas excepcionales pueden mencionarse la realización de actividades
formativas para estudiantes o licenciados del sector profesional propio del museo o
actividades de difusión de proyectos de estudiantes recién titulados (como el Mes
del Diseño Emergente en el Museo del Traje) que convierten el museo en
escaparate de nuevos talentos.
A estas experiencias cabe añadir como programas modelo la incorporación, a través
del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), de trabajadores en situación de
desempleo con el objetivo de cumplimentar registros de colecciones de los museos
para su visualización en la Red Digital de Colecciones de Museos de España, Cer.es.;
y el programa Entender el Arte que está realizando el Museo Lázaro Galdiano para
paliar el desaliento y la frustración producida por el desempleo y luchar contra la
exclusión del colectivo de desempleados.
d) Respecto a los medios de difusión de estas actividades, debe destacarse la
preocupación de los museos por usar todas las vías disponibles con el objetivo de
dar a conocer su programación y, más específicamente, atraer a los sectores
destinatarios de las mismas. En este sentido es reseñable la rápida adaptación a
nuevos formatos junto a los tradicionales. Así los museos emplean sus boletines
impresos y folletos enviados por correo postal, la inclusión de publicidad en
mobiliario urbano y transporte, la elaboración de carteles y dípticos o la nota de
prensa a medios de comunicación junto a la difusión a través de su propia página web
y de otros sitios de contenido cultural, el correo electrónico a usuarios y listas de
contactos y las redes sociales (especialmente facebook y twitter). Por último, se
contacta con las administraciones, asociaciones y/o fundaciones del sector objeto de
atención. A pesar de ello no siempre se alcanzan los resultados esperados de
participación.
e) Respecto a los medios materiales, la mayoría de actividades reseñadas implican una
inversión pequeña. Se prima la búsqueda de financiación externa, los patrocinios y, en
su defecto, el uso de medios propios. No se nutren estas actividades de grandes
presupuestos consolidados (excepción serían las actividades constructivas que han
requerido importantes inversiones del Ministerio de Cultura o los programas de
actividades lúdicas para colectivos como los escolares que cuentan ya con una
arraigada tradición) sino que, en general, se trata de actividades que cuentan con un
amplio componente de entrega y voluntarismo. Esta generosidad, lejos de ayudar a
su consolidación, impide una institucionalización de lo realizado, dejando en
suspenso en muchas ocasiones la celebración de sucesivas ediciones. Por el
contrario, obligan a una búsqueda permanente de socios y colaboradores, de
propuestas asumibles y soluciones económicas e innovadoras en un proceso de
imparable creatividad.
f) Respecto a las metodologías empleadas se evita, en gran medida, el diseño de
productos sin implicación de los colectivos destinatarios. Se es consciente de que
solo con una participación de los mismos, desde las fases iniciales de diseño, se logra
obtener resultados reseñables. Por ello se busca su implicación en las fases de
conceptualización, definición y ejecución en un dialogo y negociación constantes.
Por otra parte, se empieza a implantar, de manera creciente, la realización de
evaluaciones, fundamentalmente de satisfacción de usuarios, y, en casos aislados, de
21
impacto, que pretende medir los beneficios que los programas producen en la
realidad cotidiana de los colectivos destinatarios.
Como es manifiesto, el gran valor de lo expuesto, y a su vez sus carencias, son las que
obligan a este Ministerio a desarrollar el Plan MUSEOS+ SOCIALES , de manera que los
espléndidos avances realizados cuenten con un marco que dote al conjunto de
coherencia, visibilice y extienda las mejores prácticas, cubra con nuevas actuaciones los
ámbitos necesitados de un mayor empuje y profundización y dote de los recursos
necesarios para su puesta en marcha.
22
Descargar