Vida y Ministerio JOEL PERDOMO ________________________________ Copyright © 2016 por Joel Perdomo ¡IMPORTANTE! ESTE LIBRO ES UNA OFRENDA A DIOS Y LOS DERECHOS DE AUTOR HAN SIDO CEDIDOS A LA IGLESIA DE CRISTO EN LA TIERRA. POR TANTO: PUEDE SER COMPARTIDO GRATUITAMENTE POR CUALQUIER MEDIO POSIBLE. PUEDE SER IMPRESO – SIN FINES DE LUCRO. PUEDE SER TRADUCIDO A CUALQUIER IDIOMA – SIN ALTERAR SU CONTENIDO ORIGINAL. ES UN REGALO DEL HNO. JOEL PERDOMO A LA AMADA IGLESIA DE CRISTO EN LA TIERRA. DANDO POR GRACIA, LO QUE POR GRACIA HA RECIBIDO. ESTOS LIBROS TOMARON CASI 20 AÑOS ESCRIBIRLOS. COMPARTALOS CON OTROS CRISTIANOS, SERIA TODO LO QUE PIDO A CAMBIO. ¡DIOS TE BENDIGA! JOEL PERDOMO 2 DEDICATORIA Dedico este libro a mis queridos padres, Marina Paz y Conrado Perdomo, que fueron los artífices de la parte humana de esta historia. A mis amados hermanos Onil, Geovanny y Nelson, a quienes llevo en mi corazón. A mi amada esposa y fiel compañera, Rhodimari Guzmán, y a mis queridos suegros, los pastores Basilio Guzmán y Sonia Pintor. A los miembros de la Iglesia Fundamento Firme y a todos los pastores, evangelistas, misioneros, maestros y ministerios que han sido partícipes de las bondades de este ministerio, gracias por su apoyo y oraciones. A todos los hermanos y amigos que han colaborado con este ministerio desde sus inicios hasta hoy día, y a los testigos oculares de los milagros aquí narrados. Sobre todo, al Espíritu Santo que en el nombre de Jesús me ha hecho palpar sus grandes maravillas y me ha dado el privilegio de ser partícipe de su abundante Gracia, para la gloria de nuestro Padre celestial. Amén. ¡Que Dios les bendiga a todos! Joel Perdomo 3 ÍNDICE Capítulo – 1 – ANTES DE NACER, TU ME CONOCISTE…………………………..13 a. ¡Dios! en tus manos está mi hijo b. La vida en los campos c. Los misteriosos caminos de Dios Capítulo – 2 – BREVE HISTORIA FAMILIAR…………………………..............17 a. Señor: ¿Cuál es la verdadera religión? b. Tiempo de prueba c. Poder de resurrección manifestado d. El éxodo e. Ejemplo de amor Capítulo – 3 – BAJO EL PODER DE DIOS…………………………………….29 a. Mi experiencia con Dios b. El bautismo de fuego del Espíritu Santo c. Conociendo la voz del Espíritu Santo d. El ayuno y la oración II. LA OBEDIENCIA A LA VOLUNTAD DIVINA………………………………...41 a. La formación del carácter cristiano b. La obediencia a la voluntad de Dios c. La obediencia a la voz del Espíritu Santo d. La fe en acción e. La ministración de los ángeles 4 Capítulo – 4 – EL COMIENZO DEL MINISTERIO……………………………....59 a. Dios apresura sus planes b. El servicio en la iglesia local c. Tiempo de formación y espera d. El Espíritu Santo confirma lo que la Biblia enseña Capítulo – 5 – EL PODER DE DIOS…………………………………………67 I. TESTIMONIOS DEL PODER DE DIOS a. El demonio le atacaba en el agua y en el fuego b. En el nombre de Jesús: ¡Levántate y camina! II. LA SALVACIÓN Y LA SANIDAD…………………………………………..71 a. ¿Por qué no todos los enfermos son sanados? b. La salvación del alma y la sanidad del cuerpo c. Hay que pedir correctamente III. BAJO EL FUEGO DE LA PRUEBA………………………………………....77 a. El trato de Dios con sus hijos b. Testimonios del trato de Dios IV. UNA FE SIN LÍMITES…………………………………………………..82 a. Fe sin límites b. Operaciones del poder de Dios V. LA LIBERACIÓN………………………………………………………..85 a. Encerrado por ocho años b. Bórrenme del libro c. Aprendiendo del ministerio de liberación VI. EL MINISTERIO PROFÉTICO…………………………………………….91 a. Comienzos del ministerio profético 5 b. Palabra para los solteros c. Experiencia personal Capítulo – 6 – PROMESA DE VIAJAR……………………………………….97 a. El viaje a Puerto Rico b. Dios cumple sus promesas c. Un anhelo cumplido Capítulo – 7 – VIAJE A ESTADOS UNIDOS………………………………….103 a. El llamado a los Estados Unidos b. Comienzo de la obra en Estados Unidos c. La iglesia sin nombre d. El testimonio de la casa Capítulo – 8 – VIVIMOS EN TIEMPOS FINALES……………………………..113 a. La peor tormenta de herejías se avecina b. La mezcla con el mundo c. La mezcla con la religión falsa ANEXO…………………………………………………………………119 6 PREFACIO Este libro recoge un cúmulo de aleccionadoras experiencias durante mi vida y ministerio. En ninguna manera procuran exaltar la figura del hombre. El objetivo es todo lo contrario, dar a conocer mis experiencias en los caminos de Dios, a fin de ayudar a otros a edificar su vida espiritual. El propósito es que las nuevas generaciones despierten el interés por la búsqueda de Dios, sin importar el momento histórico que les toque vivir. Que puedan entender que Dios es el mismo de ayer, hoy y siempre: 8 Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos (Hb. 13:8). Dios no cambia y quien le busca, sin duda le encontrará. Jesús dijo: 7 Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. 8 Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá (Mt. 7:7-8). La Biblia dice: 12 Entonces yo os oiré; me invocaréis, y vendréis y oraréis a mí, y 13 y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón (Jr. 29:12-13). Es mi anhelo que al final de la lectura de este libro, Dios sea exaltado, que toda honra y alabanza le sea atribuida solamente a Él, por su gran amor y bondad de hacernos partícipes de su poder, su gloria y su reino. Pablo dijo: 6 Pero esto, hermanos, lo he presentado como ejemplo en mí y en Apolos por amor de vosotros, para que en nosotros aprendáis a no pensar más de lo que está 7 escrito, no sea que por causa de uno, os envanezcáis unos contra otros. 7 Porque ¿quién te distingue? ¿O qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido? (1 Co. 4:6-7). A través de este libro no se procura recibir ningún halago personal, es más importante que los lectores obedezcan lo que el Señor dice en su Palabra y que Dios sea conocido, aunque nosotros seamos desconocidos. También reconozco que hay innumerables servidores de Dios que han experimentado grandes manifestaciones del poder de Dios en sus vida y ministerios, pero quizá no tengan la forma de traducir esas experiencias en un aprendizaje práctico y ese es el valor de esta experiencia. Me es grato tener la valiosa oportunidad de compartir en vida, lo que Dios me ha permitido vivir en sus caminos a fin de que no se diga más, ni menos de lo escrito. Es bien sabido para los que escriben, que el lector puede interpretar de forma correcta el significado de lo que se escribe o lo puede interpretar mal, partiendo de sus propios significantes, es decir, juzgando las cosas por experiencias y conocimientos adquiridos durante su vida, ya sean correctos o incorrectos. Implica que los escritos mejor intencionados se pueden prestar para una mala interpretación de parte del que lee u oye. Un verdadero maestro cristiano, jamás desearía ser mal interpretado por sus lectores. En mi caso, y de acuerdo a mi limitado alcance, he procurado cerrar los recovecos por los que se pudieran colar las pequeñas zorras, que pretendan destruir las sanas viñas 8 del conocimiento puro de la Biblia, escritos en mis libros. Aun así, y recurriendo a las palabras de Jesús, quien dijo que; peores cosas harían con nosotros: 31 Porque si en el árbol verde hacen estas cosas, ¿en el seco, qué no se hará? (Lc. 23:31), reconozco que siempre habrá quien tuerza la sana doctrina bíblica para su propia perdición (2 P. 3:16). Cualquier interpretación ajena a la sana doctrina bíblica que se haga de mis escritos será culpa de quien los interprete mal y queda bajo el anatema divino, si no se arrepiente a tiempo, como advierte el apóstol Pablo: 8 Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema (Gá. 1:8). Si Satanás y sus demonios han tergiversado las palabras de Jesús y sus santos apóstoles escritas en la Biblia, de donde han surgido innumerables herejías, cualquier cosa podrían interpretar mal de nosotros. No obstante, el privilegio de poder escribir de mi propia mano esta autobiografía, minimiza las oportunidades de que se pueda opacar el verdadero conocimiento bíblico. Con toda sinceridad y amor en Cristo... ¡Dios les bendiga! Joel Perdomo 9 10 INTRODUCCIÓN Nuestra familia fue escogida por Dios con un propósito muy especial en la tierra. Mi madre fue una fiel testigo de Cristo para su generación, en medio de una comunidad que rechazó rotundamente el evangelio. Ella fue comerciante y Dios le mostró que Él tenía mejores cosas para su vida, que no se comparaban con todas las riquezas de esta tierra. Mi madre fue quien abrió su corazón a Jesucristo y trajo la luz del evangelio a mi familia. Ella alcanzó que sus padres conocieran a Jesús como salvador, antes que partieran a la presencia del Señor. Mis padres se separaron cuando éramos muy pequeños. Ellos no se volvieron a casar, mi madre decidió consagrarse para Cristo y mi padre se quedó solo, pero siempre contamos con su amor. Desde pequeños, mi madre resaltaba las virtudes de nuestro padre y eso nos hizo amarlo como si hubiese estado a nuestro lado, siempre. Dios se metió en la historia de mi familia. Mi padre fue un hombre muy exitoso en su carrera militar y admirado en su juventud por sus talentos, pero Dios truncó sus planes personales a fin de salvar del pecado a su familia. Mi madre, por su parte, había alcanzado éxito material, pero repentinamente, lo perdió todo. Allí comenzó Dios a tomar el control de la situación y doy gracias a Dios, porque perdimos lo material, para ganar el cielo. ¡Que Dios les bendiga! Es mi gran anhelo. Joel Perdomo 11 12 Capítulo – 1 – ANTES DE NACER, TU ME CONOCISTE _______________________________________________________________ 9 Pero tú eres el que me sacó del vientre; el que me hizo estar confiado desde que estaba a los pechos de mi madre. 10 Sobre ti fui echado desde antes de nacer; desde el vientre de mi madre, tú eres mi Dios (Sal. 22:9-10). _______________________________________________________________ a. ¡Dios! en tus manos está mi hijo ¡Papá, Papá! -insistía la niña-, ven a ver un niño. Era la hija del Dr. Díaz, amigo de mi madre. Él tenía una clínica en una ciudad distante y pasaba por nuestro pueblo por motivos de negocio. Ante la insistencia de la niña, el Doctor decidió ver al niño del que le hablaba su hija. La niña había entrado al cuarto, sin avisar, y encontró al niño en su cama. Quizá había escuchado su llanto, que había sido muy continuo en los últimos meses o fue su curiosidad infantil. Lo cierto es que Dios estaba en medio de aquella casualidad. La noche anterior, mi madre le había pedido a Dios (a su manera, pues ella era religiosa), diciéndole que ya no sabía qué hacer con su hijo, porque estaba muy enfermo. Esto se había extendido luego de su nacimiento, hasta muchos meses después. Desesperada, mi madre le dijo a Dios que 13 hiciera su voluntad, si lo dejaba vivo, que lo sanara; si no, que se lo llevara al cielo. Cuando el médico le preguntó a mi madre acerca del niño, ella le explicó su condición. Él supo de inmediato lo que sucedía y le prometió que el siguiente día traería una leche especial, que con eso mejoraría. El médico llegó a nuestra casa con lo prometido y el niño se recuperó. Dios utilizó la curiosidad de la niña para darle salud al bebé, para que pudiera cumplir el destino que Dios le había trazado. Ese niño, me narró mi madre, que durante muchos meses se debatió entre la vida y la muerte a causa de una infección. Ese niño es su servidor, Joel Perdomo. Satanás puede tratar de estorbar los planes de Dios, pero no puede interrumpirlos, porque Dios es soberano y lo que determina se cumple. Él le dijo al profeta Jeremías: 5 Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones (Jr. 1:5). Después de escuchar de labios de mi madre esta crisis que experimenté de niño, mi fe ha sido fortalecida y he tenido la plena convicción que, desde mi nacimiento, Dios tenía un propósito con mi vida a fin de que le sirviera en su reino. Después de conocer a Jesús como mi salvador (en mi juventud) mi único anhelo y propósito en la vida ha sido obedecer y cumplir cabalmente con ese plan divino para mi vida. La meta ha sido sacarle el mejor provecho a los dones y talentos que Dios me ha confiado para realizar mi misión en esta tierra, con el fin de no presentarme ante su presencia con las manos vacías. 14 b. La vida en los campos Eran tiempos difíciles para mi familia, mi papá, Conrado Perdomo, servía en el ejército de Honduras. Los medios de comunicación en esos días eran lentos, y a veces, él no tenía n de primera mano acerca de su familia. Nací en los campos de Honduras, en los años donde la vida era sencilla y práctica. Donde no había mucha tecnología, pero la vida era más sana. Frente a mi casa vivían mis abuelos y aledaño a sus terrenos vivían sus familiares. Toda aquella extensión de tierra me servía de parque. Disfrutaba de la naturaleza, los árboles frutales, podía apreciar las aves y los animales del campo. Mi niñez fue esplendida. Mi padre le enfatizó a mí mamá, que él quería que sus hijos estudiaran; por tanto, nos inculcó el deseo por el estudio, aunque no logramos todas las metas profesionales por diferentes circunstancias, que luego Dios tornó todas para bien de nuestra alma, como muestra la Biblia: 28 Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. 29 Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. 30 Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó. 31 ¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? (Ro. 8:28-31). 15 c. Los misteriosos caminos de Dios _______________________________________________________________ 8 Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. 9 Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos (Is. 55:89). _______________________________________________________________ Como a la edad de seis años, sentado en una piedra a orillas del río donde estábamos bañando, le dije a mi mamá: Cuando sea grande tendré mucho dinero. ¿Cómo? respondió sorprendida-. Moviendo mis pequeños pies -le dije- con esto. El anhelo de mi vida era ser un jugador profesional de fútbol, pero a mi mamá no le agradó la idea. Amaba el fútbol y de adolescente tuve la oportunidad de lograr esa meta, pues mi Padre, Conrado Perdomo, tenía amistades en el fútbol. Así surgió la oportunidad de practicar en un club de segunda división de mi país. El entrenador estaba contento con mi práctica; pero precisamente, en esa fecha me enfermé y perdí la oportunidad. Después, siendo cristiano, entendí que Dios se había opuesto en el camino, porque tenía otros planes más lindos para mi vida. En relación a la infinita sabiduría de Dios Pablo dice: 33 !Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! !Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos! (Ro. 11:33). 16 Capítulo – 2 – BREVE HISTORIA FAMILIAR _______________________________________________________________ a. Señor: ¿Cuál es la verdadera religión? Nací en Honduras, en un hogar católico, religión tradicional de las familias latinoamericanas del siglo pasado. Mi madre fue muy devota de una“virgen”, imagen a la que mi abuela también veneraba. Mi madre tenía real necesidad de Dios, pero lo buscaba a su manera, en la religión que había heredado de sus padres, pues era todo lo que conocía de Dios, ya que no había tenido la experiencia de conocer a Jesús como su salvador personal. ¿Cuál es la diferencia entre tener una religión y una relación con Dios? En Latinoamérica se ha usado la religión como una excusa para vivir la vida a su manera, pues un ídolo no habla y no puede exhortar el pecado. La idolatría es uno de los graves pecados mencionados en la Biblia y fue la razón por la que los pueblos cananeos e Israel recibieron grandes castigos de parte de Dios. La prohibición de la idolatría es el primer mandamiento que Dios le dio a Moisés: delante de mí. 4 No 3 No tendrás dioses ajenos te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en 17 la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. 5 No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen (Éx. 20: 3 -5). Algunos religiosos caen en el engaño satánico del pecado de la idolatría. El pecado es que la gente deja de pedirle a Dios y le pide a la imagen. Este pecado ha tratado de ser matizado por la iglesia católica señalando que las imágenes, solo representan una figura mediática, como una foto o un recuerdo familiar; pero el mandamiento divino es categórico al señalar celosamente que no se debe hacer ninguna imagen o semejanza de lo creado a fin de ser venerada: 4 No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra (Éx. 20: 4). Mi mamá tenía un negocio y era común que le visitaran diferentes personas predicándole distintas religiones. Ante esa disyuntiva, ella oró a Dios preguntándole: Señor, ¿Cuál es la verdad entre tantas religiones que me predican? Jesús se le apareció en una visión y le dijo: ¿Tú preguntaste cuál es la verdad entre tantas religiones? Yo soy la verdad --le dijo Jesús- y le mostró sus manos traspasadas por los clavos. Finalmente, mi madre entregó su vida y la de sus cuatro hijos al servicio de Jesús, a la edad de 29 años. Esa experiencia fue diferente a la de ser una religiosa. El evangelio cambió rotundamente su vida. 18 Algunos hermanos pentecostales que le habían predicado a mi madre supieron la noticia de su conversión a Cristo y le comenzaron a discipular en el conocimiento del Evangelio. Mi madre abandonó el negocio de las bebidas alcohólicas, siendo consciente que le quitaría mucha clientela a su negocio de comidas. También dejó de participar en las fiestas de su pueblo y comenzó a cambiar su forma de vestir, cambiando los pantalones por vestidos de mujer y tirando toda prenda de vanidad. Desde esa fecha hasta hoy día, mi madre no ha parado de servir a Jesucristo. En su búsqueda de Dios, tuvo otra visión en la que Dios le dijo; que ella tenía planes de mudarse a Estados Unidos y que eso no le convenía. Esto le sorprendió más, porque no le había comentado a nadie acerca de su viaje, el cual había planificado en secreto. También, en esa visión vio un rio de agua cristalina en el cielo y mi madre le preguntó a Dios, que significaba aquello, pues era la segunda vez que veía esa visión. Dios le dijo que esperara tres días para ver lo que sucedería. Mi mamá no sabía a qué se referían los tres días. Ella pensaba que quizá moriría o que ocurriría otro evento. A los tres días, mientas se arrodillaba para hacer una oración junto a su cuñado, Cristóbal Flores, quien fue el primero que le predicó el evangelio, el Espíritu Santo la bautizó en otras lenguas y estuvo varias horas bajo la unción del Espíritu, hecho del que fue testigo su familia. 19 Algunos entendieron la experiencia, otros decían que estaba fuera de sí. Lo cierto es que todos fueron testigos del poder de Dios. b. Tiempo de prueba _______________________________________________________________ 12 Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman (Stg. 1:12). _______________________________________________________________ La típica alegría que acompaña la conversión a Cristo llegó a nuestro hogar, no obstante, la prueba de la fe que debíamos enfrentar apenas comenzaba. En los campos de Honduras y en muchos países latinoamericanos la llegada del evangelio genera mucha violencia y un ambiente hostil contra los evangélicos. Eso se debe, en parte, a los mitos que se crean alrededor de los evangélicos y que fueron comunes desde la iglesia primitiva. Cuando los primeros cristianos se reunían a comer la cena del Señor, fueron acusados maliciosamente de comer carne humana, es decir de niños. Esa clase de mitos, impulsados por el infierno, ha creado gran aversión al cristianismo, cuyo fin es todo lo contrario, hacer bien a la humanidad como nos enseñó nuestro Señor Jesucristo. 20 Las primeras planas de los medios de comunicación están llenas de escenas de violencia; pero nadie se da la tarea de visitar una iglesia evangélica para atestiguar de los miles de personas que han abandonado sus vicios para reinsertarse a sus comunidades y ser útiles a la sociedad. En la tierra no existe una comunidad que continuamente haya sido tan perseguida y señalada injustamente (desde sus inicios hasta hoy día) como el cristianismo. A pesar de su gran labor social como agente de cambio. En nuestros pueblos corrían los rumores de que los evangélicos enterraban a sus muertos con una vela entre sus glúteos y a causa del bautismo del Espíritu Santo eran acusados de hablar lenguas diabólicas. Adicionalmente, la persecución contra los cristianos en muchos países de Latinoamérica está relacionada directamente con el adiestramiento que hacen los líderes de la iglesia católica en contra de los evangélicos, aprovechándose de la ingenuidad de los que desconocen el verdadero evangelio. Después de la persecución de la iglesia primitiva, la masacre más grande contra los cristianos se dio en el pasado milenio, durante la mal llamada santa inquisición, orden que la iglesia católica aprovechó para desatar la cacería más atroz de cristianos evangélicos quienes murieron por millones, siendo perseguidos y torturados con instrumentos creados para el sufrimiento. El único delito de estos santos, fue ser cristianos. 21 En muchos pueblos de mi país no existía presencia policial e imperaba la ley del más fuerte. Ese fue el caso nuestro. Mi padre -por razones involuntarias- no vivía con nosotros y mi madre sola, había comenzado una iglesia en su casa, pues para ese tiempo era de los primeros cristianos de esa comunidad. Luego que la iglesia comenzó a crecer se desató la violencia. Comenzamos a recibir amenazas constantes por causa del Evangelio. Llegó un momento en que asistir a las reuniones se convirtió en un verdadero reto de fe para los convertidos. Todo desembocó en una ráfaga de disparos durante una vigilia en la que el evangelista de la noche se apartó de los caminos de Dios, pues estuvo al borde de la muerte. Un disparo de escopeta a los congregados se estrelló en la pared, a escasa distancia sobre la cabeza de mi hermano menor, Nelson. El niño quedó con su cabeza cubierta de polvo, mientras dormía en un banco de la iglesia. Después de este evento la iglesia comenzó a decaer y mi madre quedo prácticamente sola, congregándose en una reunión familiar con sus cuatro hijos, durante muchos años. Cerca de veinte años después de este evento, el evangelista de aquella noche (ya reconciliado con Dios) al oír que la persona que le había disparado años atrás estaba enfermo y al borde de la muerte, fue a su casa y le predicó el mensaje del amor divino junto con mi madre. 22 En otro incidente relacionado mi madre tuvo que perdonar a un hombre que llegó armado a nuestro hogar, el cual le disparó a una empleada causándole la muerte, pero mi madre oró por ella y volvió a la vida. Los disparos también dieron en el brazo de mi hermano quien casualmente cruzaba detrás de la agredida. Mi madre decidió perdonar al agresor y esto evitó rencillas que posteriormente hubiesen afectado a toda la familia. Por causa del ejército, mi padre había partido del hogar. No obstante, fue un hombre responsable que había dejado una casa y ciertos ahorros a mi madre. Con ese dinero, mi madre logró establecer un restaurante, negocio de ropa y abarrotería. También compró ganado. En aquella humilde comunidad parecía no faltar nada en nuestro hogar; pero, a partir de la conversión de mi madre al evangelio comenzaron una serie de pruebas de nuestra fe, que debíamos afrontar. Los clientes del restaurante se movieron a otro lugar. Y así como le sucedió a Job, el negocio comenzó a decaer y aun los animales comenzaron a morir de una rara enfermedad. Mi madre perdió todo el dinero y las posesiones que tenía. Aquella prueba era incomprensible en aquel momento. Con el paso del tiempo, mi madre se vio obligada por las circunstancias a mudarse a la capital, con sus manos vacías. Mi madre después comprendería que el propósito de Dios 23 era sacarla de aquel lugar, para que ella y sus hijos sirvieran mejor a la causa del Evangelio. c. Poder de resurrección manifestado _______________________________________________________________ 8 Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia (Mt. 10:8). _______________________________________________________________ Me dirigía a la tienda del pueblo cuando me encontré con el hermano de Purita, nombre cariñoso con el que llamaban a su hermana. ¿Hacia dónde se dirige tu mamá? -Me preguntó el joven-, pues él se había encontrado con mi madre en el camino. Va rumbo a tu casa a orar por tu hermana enferma -le contesté-. Es demasiado tarde -me contestó el joven- voy a comprar las velas, porque mi hermana ha muerto. Me quedé sin palabras. Pero mi madre había estado en ayuno y oración cerca de una semana pidiéndole a Dios que manifestara su poder de resurrección para que la gente creyera en Él. Cuando mi madre llegó a la casa, toda la familia hacia lamentación por Purita. Mi madre, al ver a la mamá de la joven desconsolada le preguntó: ¿Doña Mencha, usted cree que Dios puede resucitar a su hija? Ella respondió, ¡Sí creo! Mi mamá extendió sus manos en oración hacia el cuerpo inerte y la 24 joven dio un suspiro, se levantó y dijo: ¡Tengo hambre! Ese fue el primer milagro de resurrección que experimentamos en mi familia. d. El éxodo Poco a poco, mi madre fue perdiendo todo lo que tenía, al final, su condición económica era tan precaria que ella solo quería huir de aquel lugar. La gente la acusaban de que los evangélicos la habían dejado sin nada. Finalmente, mi madre se mudó de aquel pueblo a la capital, sin nada más en la mano, que su fe. En aquellos años era muy típico que la gente del campo se mudara a la capital en busca de mejores condiciones de vida; pero, generalmente se movían sin ninguna posesión material. Este grupo constante de nuevas personas emigrando a la capital, usualmente se ubicaban en terrenos baldíos y fabricaban casas de cartón o desperdicios de madera para habitar. Con el tiempo, si no los desalojaban y se lograba un acuerdo con los dueños, les vendían los terrenos a los invasores a precios bajos. Justamente, cuando mi mamá llegó a la capital por medio de una hermana en Cristo, dos hermanos en Cristo habían separado dos pequeños terrenos en una ladera de los cerros de Tegucigalpa. Los hermanos le cedieron los 25 terrenos gratuitamente a mi mamá y le ayudaron a construir una casita. En esas condiciones mi madre nos mandó a buscar y llegamos a nuestro nuevo hogar. En esa humilde casa el piso era de tierra, el agua había que buscarla en cubetas que cargábamos al hombro con mi hermano menor. Mientras que, mis dos hermanos mayores ingresaron al ejército para prestar su servicio militar. Este fue un largo período de vivir en una condición económica muy difícil. Desde la conversión de mi madre a Cristo, durante nuestra niñez, nos inculcó el evangelio y el amor a Dios. No obstante, cuando llegamos a la capital nos apartamos de Dios y nos involucramos más en las cosas del mundo. Como muchos adolescentes de la época, me enredé en las fiestas y el futbol. La música del mundo y las fiestas se convirtieron en una atadura que no podía dejar por mí mismo. En ese tiempo estudiaba español en la Universidad, mi meta era escribir libros. Ese anhelo me lo concedió Dios después, en sus caminos. Milagrosamente, como tres meses antes de mi conversión, me desapareció el deseo por las fiestas. Dios estaba preparando el terreno para mi conversión. Mi madre perseveró fervientemente en los caminos de Dios e hizo un pacto de servirle y que Él, se encargara de salvar a sus hijos. Dios se lo concedió y sus cuatro hijos nos convertimos al evangelio en nuestra juventud. A partir de 26 nuestra conversión al evangelio las cosas fueron mejorando y Dios no nos faltó. e. Ejemplo de amor Alguien dijo que: “Nadie es producto de la nada”. En ese sentido, quiero resaltar las cosas lindas que mi madre me enseñó. Desde niño era prohibido usar palabras ofensivas en mi casa y mi madre nos decía que todos sus hijos eran inteligentes, a fin de crear una buena autoestima. En mi hogar no se estaba pendiente de la vida del vecino. Cuando alguna persona le decía a mi madre que habían hablado mal de ella, les contestaba en tono jocoso que ella era bien famosa, pues todos hablaban de ella. Mi madre me enseñó el poder de la oración. Ella ha sido una intercesora. Yo la veía quedarse orando toda una noche, hasta el amanecer. Eso le permitió tener grandes experiencias de manifestaciones del poder de Jesucristo. Cuando mi madre llegaba de cualquier asunto de la calle, lo primero que hacía al entrar a su casa, era postrarse de rodillas y dar gracias a Dios. Eso se constituyó en una práctica en mi hogar. Dentro de ese legado que mi madre nos dejó, hay que resaltar el amor. La Biblia señala que el amor es el mayor de todos los dones (1 Co. 13). Recuerdo que en una ocasión mi mamá fue acusada falsamente por unas compañeras 27 de trabajo. Posteriormente, a esas dos jóvenes las despidieron de su trabajo. Ellas no tenían donde ir y mi mamá les ofreció alojarlas en su casa. Una de ellas vino con su hijo y mi mamá le dio posada en su casa. Después fueron buenas amigas. La Biblia señala que el amor cubre multitud de pecados y es el arma más poderosa que poseemos los cristianos contra nuestros enemigos. 28 Capítulo – 3 – BAJO EL PODER DE DIOS _______________________________________________________________ a. Mi experiencia con Dios Mi mamá se convirtió en la década de los 70’s, y nos enseñó de Dios desde niños, pero en la adolescencia nos apartamos de Dios. Mi madre oraba incesantemente por mi salvación, ya que me había involucrado mucho en las fiestas. Pero, días antes de mi conversión, ya no sentía el deseo de ir a las fiestas. En esos días, Dios le habló en una visión a mi madre y le dijo: Ya no me ores por él, está en mi mano. Fue en una campaña evangelística del hno. Estanislao Marino, en la plaza los dolores de Tegucigalpa, Honduras, el 9 de agosto de 1986, donde hice confesión pública de Jesús como mi salvador. Realmente, yo repetí la oración de arrepentimiento porque me sentí aludido por el mensaje. No obstante, puse mi mano en mi boca para que la gente no lo notara, pues tenía temor de volver atrás y cierta inseguridad de que yo podría cumplirle a Dios. Para mi sorpresa, sentí el deseo de congregarme en la iglesia y perseverar en el evangelio. 29 b. El bautismo de fuego del Espíritu Santo En la primera semana de mi conversión a Cristo, un hermano en la fe, León Fernández, que había estado recluido en hospitales psiquiátricos y a quien Dios le había sanado milagrosamente, me dijo: Quiero que mañana por la noche vengas a la iglesia para orar por ti a fin de que recibas el bautismo del Espíritu Santo. Yo estaba dispuesto a recibir todo lo que el Señor tuviera para mí; pero quizá sin entender en su totalidad lo que aquello implicaba -le respondí que el siguiente día estaría allí-. Llegué a la cita, en el templo no había reunión ese día, pero estaba abierto para otras actividades. El hermano León Fernández me llevó a la parte baja de la iglesia, solo recuerdo que puso sus manos sobre mí y comencé a sentir el poder de Dios. De repente comencé a hablar en lenguas extrañas que yo no entendía, comenzó a fluir un gozo enorme en mi corazón que jamás había experimentado y una danza que se extendió por todo el amplio salón donde estábamos. El gozo era tan impresionante que llamó la atención de algunos hermanos que entraban a aquel lugar y sin reparos yo les abrazaba con lágrimas en mis ojos, lleno de gozo. Tiempo después, el Señor me hizo entender que aquella manifestación del poder del Espíritu Santo, fue necesaria para fortalecerme en sus caminos. Aquella temprana experiencia con el poder de Dios, cambió totalmente mi vida y mi visión acerca de Dios, pues era una confirmación de la presencia de Dios en mi vida. La 30 Biblia señala que la promesa del bautismo del Espíritu Santo, tal como Cristo les dijo a sus discípulos que la esperaran: 4 Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí. 5 Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días (Hch. 1:4-5), es una confirmación (no la única) de la presencia de Cristo en él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra la vida del cristiano: 13 En salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, 14 que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria (Ef. 1: 13-14). Las arras, se refiere a un sello que antiguamente se colocaba para certificar un documento o como una señal de garantía, durante una compra. Eso implica que el bautismo del Espíritu Santo es un sello que nos confirma y anticipa que somos del Señor. A la vez, reviste de poder al cristiano para cumplir su misión evangelizadora en la tierra: 8 Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra (Hch. 1: 8). La Biblia señala que esta manifestación del poder de Dios es para todos los cristianos, no solo para la iglesia primitiva. Eso fue lo que Pedro les respondió a los que cuestionaron el derramamiento del Espíritu Santo, el día de 31 Pentecostés: 38 Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. 39 Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare (Hch. 2:38-39). El bautismo de fuego del Espíritu Santo, con su manifestación de hablar en otras lenguas, está vigente para los cristianos de todas las épocas, según explicó el apóstol Pedro el día de Pentecostés: “Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare”. La evidencia histórica muestra que, aunque el diablo ha tratado de frenar el poder de Dios de la Iglesia; no ha podido. La historia cristiana evidencia que los cristianos han sido bautizados con el fuego del poder del Espíritu Santo alrededor del mundo durante dos siglos continuos, desde el día de Pentecostés, hasta nuestros días. Y lo sigue haciendo, aunque haya aun cristianos que traten de detenerlo, por no entenderlo. Hay que advertir que existe el peligro de blasfemar contra el Espíritu Santo, que es el único pecado que no les será perdonado, a quienes se mofan de las manifestaciones del Espíritu Santo y se burlan de las lenguas divinas que Dios imparte a los que creen (Mt. 12:31). Ante esa advertencia divina de un juicio imperdonable a los blasfemos y burladores del Espíritu Santo, sería mejor no juzgar, lo que se desconoce. 32 Para los que hemos experimentado el poder de Dios en nuestras vidas, estas manifestaciones son incuestionables, pues no las buscamos. Dios se manifestó sin nosotros haberlo pensado o planificado, ese fue mi caso. Lo único que puedo decir es que recién convertido a Cristo, el Espíritu Santo me bautizó con lenguas de fuego y a partir de allí comencé a experimentar milagros, sanidades, liberaciones, dones espirituales, visiones y el poder de Dios manifestado en mi vida. Quizá millones de hermanos pentecostales alrededor del mundo, que no tienen culpa de haber experimentado el poder de Dios, solo puedan decir como el apóstol Pedro, cuando los fariseos cuestionaban el poder de Dios: 20 Porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído (Hch. 4:20). c. Conociendo la voz del Espíritu Santo Si Dios es real y creó la voz, es de suponer que Él habla por medio de su Espíritu Santo (Sal. 94:9). La primera vez que escuché esa voz del Espíritu Santo, yo tendría solo semanas de convertido. Durante un servicio de la iglesia, antes que hicieran el llamado para aceptar a Cristo, escuché aquella voz que me dijo: Hoy se convertirán ocho personas. Sin dudar, comencé a dar gracias a Dios en fe por aquellos ocho convertidos, creyendo que así sería. 33 Cuando comenzó el llamado para aceptar a Cristo cerré mis ojos y al final los abrí, conté los convertidos, pero solo había siete. Muy triste, cerré mis ojos y pensé que aquella voz no era la de Dios. Pero, cuando abrí los ojos nuevamente conté de nuevo y había ocho convertidos. Una persona más había pasado después al final del llamado. Ahora estaba triste por haber dudado de Dios, y con lágrimas en los ojos, le confesé a un hermano mi duda. Aunque esta experiencia pudiera parecer insignificante era el comienzo de una vida de fe que desataría grandes prodigios de parte de Dios para mi vida. El Espíritu Santo y la Biblia siempre van juntos, son como las dos alas de un ave que, sin una de ellas, el ave no puede conseguir el vuelo perfecto. El Espíritu Santo inspiró la Biblia, por tanto, no la puede negar o contradecir; solo puede confirmarla. Eso significa que nadie que hable por el Espíritu Santo contradice la Biblia. Aprender a escuchar la voz del Espíritu Santo es una bendición en la vida del cristiano y solo se consigue a través de la búsqueda de Dios y la consagración. Si alguien pregunta, cómo es la voz de Dios o no cree, solo demuestra que le falta buscar más de Dios. No se trata solo de buscarlo en ayuno y oración, eso es indispensable, es necesario conocer el carácter de Dios (revelado en la Biblia) para aprender a relacionarse bien con Él. Eso deriva, en gran medida, de nuestra obediencia a la Biblia y luego a la voz del Espíritu Santo, quien guía al cristiano: 34 13 Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir (Jn. 16:13). Es de advertir que no hay otra verdad; si no la que está revelada en la Biblia. Por medio de la Biblia Dios habla a la humanidad acerca de su plan salvífico. El Espíritu Santo solo le confirma al cristiano lo que ya Cristo ha enseñado en la Biblia; sin agregarle, ni quitarle. No obstante, el cristiano necesita dirección de Dios para su vida personal, ministerial, etc., y es allí donde el Espíritu Santo nos dirige. Siempre en obediencia a la Biblia y nunca fuera de ella. d. El ayuno y la oración Nuestra generación fue marcada por gente de ayuno y oración, uno de esos ejemplos fue el evangelista Yiye Ávila, quien ayunó durante cuarenta días. La Biblia señala que Moisés ayunó durante cuarenta días (Éx. 34:28); Elías también ayunó cuarenta días (1 R. 19: 7-8); Jesús ayunó cuarenta días (Mt. 4:2). El ayuno es necesario para intensificar la oración a fin de desatar el poder de Dios. Jesús dijo que hay espíritus inmundos que no salen fuera de las personas poseídas, salvo por medio de ayuno y oración: 20 Jesús les dijo: Por vuestra poca fe; porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y 35 nada os será imposible. 21 Pero este género no sale sino con oración y ayuno (Mt. 17: 20-21). La fe es lo primero que se necesita para desatar el poder de Dios; pero la fe requiere acción. Si alguien cree que Dios tiene poder para sanar y liberar, entonces debe clamar para que le conceda esos milagros. El ayuno y la oración es la manera de intensificar nuestra comunión con Dios a fin de recibir mayor unción para orar por milagros. El valor del ayuno consiste en que nos negamos a lo que más nos gusta y necesitamos, nuestros alimentos. De esa manera le mostramos a Dios que él tiene el primer lugar en nuestra vida. Jesús dijo que cuando él no estuviera en la tierra sus discípulos debían ayunar: 18 Y los discípulos de Juan y los de los fariseos ayunaban; y vinieron, y le dijeron: ¿Por qué los discípulos de Juan y los de los fariseos ayunan, y tus discípulos no ayunan? 19 Jesús les dijo: ¿Acaso pueden los que están de bodas ayunar mientras está con ellos el esposo? Entre tanto que tienen consigo al esposo, no pueden ayunar. 20 Pero vendrán días cuando el esposo les será quitado, y entonces en aquellos días ayunarán (Mr. 2:18-20). Cuando Jesús estuvo en la tierra guio a sus discípulos durante su ministerio, pero después de su partida los discípulos bajo el poder y la guía del Espíritu Santo, debían continuar predicando el evangelio en la tierra, y para eso necesitaban ayunar y orar. 36 El ayuno y la oración fue una práctica de la iglesia primitiva (Hch. 13: 2, 14: 23) y lo sigue siendo para toda la iglesia del Señor en la actualidad. Las grandes victorias que Dios ha dado a mi vida han estado acompañadas de esos imprescindibles períodos de ayuno y oración. A medida que vamos profundizando en la práctica del ayuno y la oración, el Espíritu Santo nos guía cuando debemos ayunar. El ayuno debe tener un propósito específico, pero a veces lo hacemos solo en obediencia, sin saber porque, hasta que Dios nos muestra su propósito. Al comienzo de mi vida cristiana, cuando ya había aprendido a ayunar por muchos días, Dios me llamó a ayunar cuarenta días, entregando el ayuno diariamente. Estos ayunos eran completos, entregados al caer la noche. Posteriormente, Dios me habló que los ayunos no deben ser entregados, sino hasta después de las tres de la tarde, para que fuesen agradables ante él. Dios me dio una promesa de salir de mi país y después de muchos años de espera, al acercarse la fecha del cumplimiento, Dios puso en mi corazón hacer otra vez el ayuno de cuarenta días y la respuesta llegó. A mi hermano Nelson, Dios también le dio la misma promesa, y para ese tiempo ya se había cumplido, él vivía en Puerto Rico. En ese período de ayuno y oración dice mi hermano que comenzó a escuchar la voz de Dios que le decía constantemente, ayuda a tu hermano; pero él se preguntaba cómo me podía ayudar, pues no tenía la forma de hacerlo. 37 Un día, mientras pasaba frente a una universidad cristiana y para deshacerse de aquella voz, llegó para ver la posibilidad de que yo estudiara allí. Habló con el presidente de la universidad y le dijo que durante muchos años habían quitado el programa de estudio para extranjeros, pero que hacia una semana lo habían reactivado y que yo sería el primer estudiante extranjero del programa. En el año 2000, Dios abrió la puerta para salir de Honduras, hacia Puerto Rico. Estando en Puerto Rico, Dios me había hablado personalmente y lo había confirmado por medio de profetas que saldría hacia Estados Unidos. Cuando se acercaba la fecha del cumplimiento de la promesa, se dio en medio de circunstancias difíciles, pues cuando más confiamos en Dios, prueba nuestra fe y a veces todo parece contrario a los que esperamos. Pero, comencé nuevamente un período de ayuno y oración el cual desató la bendición y la puerta se abrió de manera milagrosa para viajar de Puerto Rico hacia Estados Unidos. El hermano y amigo José Perdomo, quien vivía en Charleston S. C., dice que comenzó a sentir el deseo de llamarme para apoyarme a fin de levantar una obra en Charleston. Yo había estado orando y esperando durante dos años, pero en esos días, estaba en un período intenso de ayuno y oración para que Dios me dirigiera al lugar correcto, pues sentía que el tiempo de Dios había llegado, pero no tenía idea a qué lugar de Estados Unidos el Señor me guiaría. El plan de salir a servir al Señor era solo por 38 medio de la fe. Sé que Dios desesperó al hermano José para que me llamara. Antes de esta oportunidad, ya me habían hecho una oferta de pastorear en Texas, la cual rechacé porque todo se trataba de dinero y no de salvar almas. Es posible que durante el tiempo que se espera el cumplimiento de las promesas de Dios, aparezcan ofertas falsas. Hay que enfatizar, que para ver las promesas de Dios cumplidas, se debe mantener la fe durante el período de espera. Es indispensable para ver resultados. La fe puede menguar, pero no hay que perderla por completo. Dios cumple sus promesas a su tiempo y honra a los que le creen hasta el final, aunque las circunstancias no sean las mejores y las condiciones sean contrarias. Solamente hay que asegurarse que sea Dios quien nos guíe y no nuestras propias emociones. Dios me había hablado que dentro de las facetas ministeriales, yo sería pastor. Cuando el hermano Ricardo Castillo me dio esa palabra, pensé que estaba hablando por emoción, porque a mí me llamaba más la atención el ministerio evangelístico. Después de muchos años de espera, Dios cumplió su promesa y en el año 2008, salí al ministerio pastoral a Estados Unidos, solo guiado por el Espíritu Santo, sin el respaldo económico de ninguna misión cristiana. Dios también me había hablado que el ministerio sería independiente, así como comenzaron todos los concilios. 39 Todas las personas que comenzaron un concilio, lo hicieron de forma independiente. Así nacieron los concilios. Este llamado se lo comuniqué a mi pastor. Vale la pena aclarar que eso lo hice guiado por el Espíritu Santo, no por falta de sometimiento, pues fui obediente con mi pastor. A veces se critica a los ministros independientes, que comienzan un nuevo concilio. Si se hace sin la dirección de Dios puede terminar en fracaso. Hay muchos que lo hacen porque son rebeldes y no quieren someterse a nadie. Otros lo hacen dirigidos por el Espíritu Santo. En nuestro caso, Dios nos dio el reglamento de la misión, antes de comenzar el ministerio. Uno de los grandes fracasos de algunos ministerios independientes es que no saben en lo que creen y tampoco tienen un reglamento escrito. Esa es la base de un ministerio sólido con fundamento en la Biblia, pues evitará las herejías en que incurren algunos ministerios incipientes. Comenzar un ministerio independiente, debe ser bajo un llamado divino. Nadie debiera hacerlo, salvo que esté seguro de haber sido llamado por Dios. De lo contrario, corren el riesgo de fracasar. Hay quienes trabajan de forma independiente, bajo la cobertura de otro ministerio. Si eso se refiere a que un concilio de doctrina sana respalda ese ministerio, no hay nada malo. Pero, si esa cobertura se refiere a que tienen la necesidad de un padre espiritual (apóstol) para poder realizar su ministerio, es herejía. 40 II. LA OBEDIENCIA A LA VOLUNTAD DIVINA a. La formación del carácter cristiano Una de las tareas más grandes que Dios tiene que realizar en la vida del recién convertido a Cristo, es la formación del carácter. El Espíritu Santo ayuda en esta labor al cristiano, ya que, de otra manera, Dios no le podría utilizar en su reino para realizar sus planes. Jesús dijo: 24 Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame (Mt. 16:24). Es un requisito doblegar nuestra voluntad para aceptar la de Dios. Jesús dijo que, si alguien le quiere seguir, debe negarse a sí mismo. Eso implica negarse a hacer su propia voluntad. Luego debe tomar su cruz o aceptar la voluntad de Dios. Primero la que está escrita en la Biblia y luego el plan específico de Dios para su vida en la tierra. El crecimiento en el proceso de entregar la voluntad a Dios y dejar que Él forme el carácter, dependerá de cada cristiano. Pero es determinante para el crecimiento espiritual. El cristiano comúnmente, viene de un mundo donde está acostumbrado a hacer su propia voluntad. Pablo dice: 22 En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, 23 y renovaos en el espíritu de vuestra 41 mente, 24 y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad (Ef. 4:22). En esta formación del carácter, Dios fue tratando conmigo desde los inicios de mi vida cristiana. Recuerdo que, a solo días de convertido, llegué al templo y estaban allí dos jóvenes. Uno de ellos, que tenía algún tiempo de convertido, me dijo que el pastor había dado orden que yo cargara una enorme banca hasta la casa del carpintero, para repararla. El lugar estaba algo distante del templo. Le pregunté que si estaba seguro que el pastor había dado tal orden, pues me pareció extraño. Pero él dijo que sí y sin intención de ayudarme a cargarla. Sin reparos, cargué la banca hasta el lugar indicado, pues entendía que debía obedecer a mi pastor, con un poco de vergüenza pues estaba en mi juventud y por esa calle transitaban todas mis amistades. Al regresar al templo el joven me dijo que no era cierto, que la orden se la habían dado a él. Me quedé tranquilo, pues yo deseaba actuar como un cristiano, a pesar de que ellos eran jóvenes con más tiempo en el evangelio. Desde allí fui aprendiendo lo que es la humillación, pues Dios estaba formando mi carácter. En la vida cristiana hay que enfocarse más en lo que Dios tiene que enseñarnos a nosotros y no en la condición de los demás. Hubiese sido fácil para mí ese día reclamarle al hermano, pero sabía que Dios me estaba formando y era 42 más importante superar mi propio orgullo que pelear con mi hermano, quien debía servirme de ejemplo. Cuando me convertí al evangelio fui bautizado con el Espíritu Santo y Dios utilizó un hermano en Cristo, pero no sabía que el hermano tenía problemas precisamente de carácter y eso había creado una situación con el pastor. Le guardaba cariño al hermano, al igual que amaba y respetaba a mi pastor. Pero quedé en medio de la situación. Debido a esa situación el pastor se distanció de mí y yo no entendía, porque era nuevo en la fe. La situación se extendió por muchos meses, hasta que sentí el deseo de ir a casa del pastor y pedirle perdón por si lo había ofendido. El amablemente se excusó y acepté las disculpas. No fue fácil para mi entender la situación porque en los primeros siete meses de convertido no hubo buena comunicación con él. Pero, Dios me enseñó que todas las cosas me ayudarían a bien; si las tomaba con humildad y mansedumbre. Otra prueba de mi carácter se dio cuando un hermano en Cristo que dirigía una empresa de seguridad me ofreció empleo. Me dijo que trabajaría en el departamento de ventas. Cuando me presenté a la cita me explicó que no tenía trabajo en ese cargo, que si quería trabajar en seguridad. Me sorprendí, porque el trabajo de seguridad en aquel tiempo, lo tomaba la persona que no tenía ningún estudio, yo había estudiado en la universidad y aunque no estaba graduado, no esperaba esa posición. 43 Pero Dios me había puesto en medio de esa encrucijada y me dijo que tomara el empleo. En cuestión de horas estaba con un arma de seguridad en mi cintura, cuidando una empresa. Fueron siete meses de sometimiento a la voluntad divina. A veces sentía el deseo de abandonar todo, pero escuchaba la sutil voz de Dios, que era necesario que me quedara allí, hasta que Él dijera. Gracias al Señor superé la prueba hasta el fin con la promesa de que allí no pasaría nada y se cumplió. Durante ese tiempo me enviaban a diferentes lugares a trabajar y en ocasiones le abría la puerta a mis excompañeros de estudio, los cuales se quedaban asombrados al verme allí. Algunos habían sido compañeros en un colegio privado en el que había estudiado por algún tiempo y simplemente cambiaban su cara para otro lado y me ignoraban. El proceso de formación durante este tiempo fue de los más fuertes que experimenté como cristiano, pero se debe acentuar que, sin la formación del carácter, Dios no puede depositar dones y ministerios en sus hijos. Esa formación temprana en mi carácter me ayudó a ser un depósito del poder y la gloria de Dios. Dios no puede usar personas que no someten a Él su voluntad, a fin de perfeccionar sus caracteres. 44 b. La obediencia a la voluntad de Dios El reto más grande que tiene un cristiano es alinear su voluntad con la de Dios. En la oración modelo Jesús enseñó que esta debe ser uno de nuestros anhelos y oraciones: 10 Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra (Mt. 6:10). En el cielo se hace la voluntad perfecta de Dios. Así mismo, debemos anhelar que se haga en la tierra. Esta obediencia que demanda Dios de cada cristiano, se refiere primero a la obediencia a la Biblia y después a la voz del Espíritu Santo. No puede ser al revés. Nadie que reclame obedecer a la voz del Espíritu Santo puede contradecir las enseñanzas de la Biblia. Existe el peligro de creer que los dones espirituales (por sí mismos) autorizan al cristiano a actuar de manera absoluta. Sin reconocer la autoridad de la Biblia y de las autoridades delegadas por Dios (pastores o líderes). La Biblia señala que los cristianos deben respetar aún a las autoridades seculares: 13 Por causa del Señor someteos a toda institución humana, ya sea al rey, como a superior, 14 ya a los gobernadores, como por él enviados para castigo de los malhechores y alabanza de los que hacen bien (1 P. 2:13-14). La obediencia que le debemos a Dios como sus hijos amados, es sin reservas. Dios nos conducirá por el camino 45 correcto a sus bendiciones, si somos obedientes a su voluntad. Una vez que el cristiano conoce y practica la voluntad de Dios revelada en la Biblia, puede aspirar a pedir dirección del Espíritu Santo en su vida personal. Recuerdo que en mis primeros años de convertido, anhelaba continuar mis estudios universitarios, pero Dios tenía otros planes para mi vida. El me llamó a servir de apoyo en el ministerio pastoral de mi madre. No fue fácil, pues era joven y sentía temor de ir a aquel lugar que me alejaba de las luces de la ciudad y el contacto con las comodidades del mundo moderno. Fue un sacrificio fuerte, pero obedecí el llamado del Señor. Al principio vivíamos en casas alquiladas con mi madre y no teníamos muchos recursos para sostenernos; pero, con el tiempo, nuestra condición fue mejorando. Dios le permitió a mi mamá ser la pionera para levantar muchas obras en ese lugar. Ella predicó la mayor parte del tiempo a caballo y a pie en la zona de Lepaterique, F. M., y sus alrededores. Esto fue en Honduras. Recuerdo que en ese tiempo no había luz eléctrica en el pueblo y yo acostumbraba dejar una pequeña linterna de baterías debajo de mi almohada. Una noche, mientras dormía, el ángel de Dios guio mi mano hacia la linterna, la tomé y la encendí. Sin darme cuenta, pues estaba dormido, apunté hacia un lugar específico de la pared. Desperté y abrí los ojos y me di cuenta que estaba alumbrando a un alacrán venenoso que estaba en la pared y venía hacia mí. Fue un 46 milagro porque todo lo hice dormido. Obviamente, maté el alacrán. Dios me libró de ser picado esa noche. En otra ocasión había una fiesta cerca de donde vivía. La música estaba alta y era tarde en la noche, no podía dormir. Recuerdo que apareció un ángel mostrándome un álbum de fotografías familiares que solamente está en el cielo, porque nunca vi esas fotos aquí en la tierra. El milagro fue mayor, porque mientras veía las fotos, el ruido de la música desapareció y me quedé dormido hasta el siguiente día. c. La obediencia a la voz del Espíritu Santo Jesús dijo que el Espíritu Santo guiaría al cristiano a toda justicia y toda verdad: 13 Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir (Jn. 16:13). Se debe aclarar que esta guía del Espíritu Santo es para la vida diaria del cristiano. En cuanto a la voluntad de Dios en su plan de salvación para la humanidad, éste ha sido revelado en la Biblia. La Biblia fue inspirada por el mismo Espíritu, así que, el Espíritu Santo solo confirmará lo que la Biblia enseña. Valga la aclaración porque muchos caen en el error de obviar las enseñanzas bíblicas, con la excusa de que el Espíritu les dirá todo lo que deben hacer, sin entender que el Espíritu Santo siempre dirá amén a la Biblia. Estos se 47 llenan de arrogancia y menosprecian a las autoridades que Dios ha establecido en todo lugar. Cuando Jesús estaba en la tierra, el guiaba a sus discípulos: 12 Cuando estaba con ellos en el mundo, yo los guardaba en tu nombre; a los que me diste, yo los guardé, y ninguno de ellos se perdió, sino el hijo de perdición, para que la Escritura se cumpliese (Jn. 16:12). Pero, antes de partir al cielo, Jesús les dijo a sus discípulos que no los dejaría solos; si no que enviaría al Espíritu Santo para que les guiara en la tierra: 15 Si me amáis, guardad mis mandamientos. 16 Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: 17 el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros (Jn. 14:15-17). El Espíritu Santo habita en el cristiano desde el momento de su conversión a Cristo, y si el cristiano permanece en obediencia, no se apartará de Él. Jesús les dijo a sus discípulos que: Si guardaban sus mandamientos, Él pediría al Padre para que enviaría su Espíritu Santo sobre ellos. El Espíritu Santo habitó en los apóstoles, antes que recibieran el bautismo de fuego el día de Pentecostés. Jesús les dijo: 22 Y habiendo dicho esto, sopló, y les dijo: Recibid el Espíritu Santo (Jn. 20:22). 48 Eso implica que todo cristiano que vive en obediencia a la Biblia y se guarda en santidad tiene el Espíritu Santo habitando en su vida. No obstante, el bautismo de fuego, es una unción de poder prometida a los cristianos de todas las épocas de la Iglesia (Hch. 2:38-39). A partir del derramamiento del Espíritu Santo en el día de Pentecostés, la iglesia primitiva comenzó a experimentar un avivamiento, guiado por el Espíritu Santo. Ese mismo día, los apóstoles fueron bautizados con lenguas de fuego y hablaron en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen (Hch. 2:4). Lo interesante es que el derramamiento del Espíritu Santo tenía el propósito de revestir de poder a la Iglesia para realizar su misión evangelística en todo el mundo. Ese día, Dios le habló en su propio idioma a los presentes de todas las naciones que estaban reunidos en Jerusalén para celebrar el día de Pentecostés. Los discípulos no conocían los idiomas de los extranjeros, pero el Espíritu Santo usó sus labios para predicarles en sus propios idiomas las maravillas del Evangelio: 7Y estaban atónitos y maravillados, diciendo: Mirad, ¿no son galileos todos estos que hablan? 8 ¿Cómo, pues, les oímos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en la que hemos nacido? (Hch. 2:7-8). Debido a las persecuciones, la Iglesia primitiva salió de Jerusalén a predicar a las naciones, pues ese era el propósito del Espíritu Santo: 49 8 Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra (Hch. 1:8). El Espíritu Santo fue guiando a Felipe a Samaria. Este escuchó la voz del Espíritu Santo diciéndole que se acercara al carruaje de un funcionario: 29 Y el Espíritu dijo a Felipe: Acércate y júntate a ese carro (Hch. 8:29). Pedro también fue guiado por el Espíritu Santo, quien le dijo que fuese a casa de Cornelio, a predicarle el Evangelio: 19 Y mientras Pedro pensaba en la visión, le dijo el Espíritu: He aquí, tres hombres te buscan. 20 Levántate, pues, y desciende y no dudes de ir con ellos, porque yo los he enviado (Hch. 10:19-20). Los profetas de la Iglesia primitiva también fueron guiados por el Espíritu de Dios, en cierta ocasión y confirmaron por el Espíritu el llamado de Bernabé y Pablo al ministerio: 1 Había entonces en la iglesia que estaba en Antioquía, profetas y maestros: Bernabé, Simón el que se llamaba Niger, Lucio de Cirene, Manaén el que se había criado junto con Herodes el tetrarca, y Saulo. 2 Ministrando éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado. 3 Entonces, habiendo ayunado y orado, les impusieron las manos y los despidieron (Hch. 13:1-3). 50 Anteriormente, he narrado algunas de mis primeras experiencias con la voz del Espíritu Santo, la primera fue recién convertido a Cristo, cuando escuché la voz del Espíritu decirme que esa noche se convertirían ocho almas, lo cual fue así. En otra ocasión, el Espíritu Santo me dijo que le preguntara a una hermana por sus diezmos, los cuales ella no estaba ofreciéndolos a Dios. Otra vez, estando en el culto, el Espíritu Santo me dijo: Pídeme unas botas. A mí no me gustaban las botas, porque no era un estilo que se usaba en mi juventud. Pero obedecí y se las pedí, dándole gracias. Al llegar del culto a mi casa, me encontré un vecino y él me preguntó: ¿Le gustan las botas? Yo le dije, que sí. Tengo unas para ti -Me dijo- Y me las dio. Eran muy bonitas, pero Dios tenía un propósito mayor con las botas. En ese tiempo era líder a nivel nacional y me asignaron hacer una visita a un pueblo muy remoto. Fui a predicar a una iglesia y muchas personas recibieron el bautismo del Espíritu Santo, con la manifestación de hablar en otras lenguas. Lo interesante es que en ese lugar el uso de las botas era muy común y ellos se sintieron identificados conmigo. Durante esa visita, yo no conocía el pueblo y no sabía a quién visitar durante el día. Le oré al Señor y escuché la voz de Dios decirme que un niño muy fervoroso de la Iglesia me guiaría en las visitas. Al siguiente día el niño llegó al ho9gar donde me hospedaba y él tenía la agenda, yo solo obedecía. 51 Creo que Dios prueba nuestra obediencia y capacidad para humillarnos. Las visitas fueron exitosas. En este viaje sucedió otro milagro. Antes de salir al viaje, preparé la ropa para lavarla, pero mientras estaba en remojo en la parte de afuera de mi casa, desapareció. Sabía que era un ataque del enemigo, pues el vino a robar, matar y a destruir. Pero comencé a orar a Dios que me supliera ropa, pues no tenía para ir al viaje. Comencé a orar intensamente, pues la Biblia señala que, si anhelamos respuestas de Dios, debemos orar con insistencia (Lc. 18:1-8). El día del viaje se acercaba y había orado con toda mi fe, pero no había recibido respuesta. Le pregunté a Dios porque no me respondía. Y me dijo: Debes orar más. Entonces me quedé largo tiempo en oración por la noche y la respuesta bajó. Dios me dijo que al siguiente día llegaría una hermana a mi casa, a ella le llamábamos la hermana Tula. Nuestra casa tenía dos plantas, fui a la planta alta donde estaba mi madre y le dije por el Espíritu que, al siguiente día por la mañana, llegaría la hermana Tula, que la atendiera y que le dijera que me esperara si yo estaba aún dormido. Justamente, la hermana llegó a mi casa muy temprano, pero no traía ropa, ni dinero, porque ella era muy pobre. No obstante, accioné mi fe, pues cuando Dios abre una puerta es porque va a obrar. Le pregunté si sabía dónde vendían ropa. Ella me dijo que cerca de su casa había una tienda que yo no conocía. Estaba cerca de mi casa, así que 52 decidí ir en fe. Cuando llegué allí, comencé a ver la ropa; pero yo no tenía dinero. De repente me encontré de frente a una hermana en Cristo. Ella me saludó amablemente y me dijo que si necesitaba algo de la tienda ella lo pagaría. Así obró Dios y tuve la ropa que necesitaba para el viaje. d. La fe en acción Cuando trabajaba en seguridad nos pagaban en una oficina, que usualmente estaba distante de los lugares de trabajo. En cierta ocasión, solo tenía el pasaje para ir a mi casa o para ir a cobrar a la oficina. Había rumores de que ese día pagarían, pero no era algo seguro y no tenía manera de comunicarme. Tenía que decidir qué hacer, pero si iba a la oficina no tenía dinero para regresar a mi casa. Le oré a Dios y le puse una señal. Si al llegar a la estación de buses, el primero iba hacia mi casa no pagarían; pero si el autobús iba hacia la ruta de la oficina de pago, entonces iría a la oficina porque pagarían. Cuando me aproximaba a la estación estaba un bus que iba hacia mi casa, pero cuando me acerqué se fue, así que, el siguiente bus pasaba por la oficina y me fui a cobrar. Estuve allí esperando, pero no estaban pagando. Decidí esperar porque había orado a Dios y confiaba en su dirección. Decidí leer la Biblia y después de unas horas, la persona encargada dijo: Ya que pagaremos mañana, porque no le pagamos a este joven. ¡Gloria a Dios! 53 En el mismo trabajo, un compañero me pidió que fuera su aval en un préstamo. El aval paga en caso de que el prestamista falle en pagar. Yo le dije que no hacía nada sin consultar con mi padre. Él se extrañó y me dijo que era muy raro que consultara con mi padre, si yo era un adulto. Le explique que él tenía mucha experiencia. El no entendía que era mi Padre celestial. Le pregunté a Dios y me dijo que no lo hiciera. Yo solo obedecí y al siguiente día le dije que no podía. Él se enfadó conmigo. Pero otro compañero de trabajo le sirvió de aval. Ese compañero me dijo después tuvo que pagar el préstamo porque el hombre falló en los pagos y no aparecía por ningún lado. Llegó el tiempo en que Dios me llamó a vivir por la fe; no de la fe, porque es distinto. El que vive por la fe no pide; sino que espera que Dios le supla sus necesidades. Durante este tiempo, a veces no tenía dinero, ni que comer, pero Dios me decía, prepárate que te invitaré a comer. Me bañaba, cambiaba de ropa y me sentaba en el mueble de mi casa, esperando. De repente, alguien tocaba la puerta y me decía que estaba en la calle y Dios le había dicho que me invitara a comer. Solo les respondía que ya les estaba esperando. ¡Gloria a Dios! Siempre que Dios llama a un ministerio o individuo a vivir por la fe, otros tratarán de hacer lo mismo; sin haber sido llamados y fracasarán. Muchas personas quisieron 54 imitar mi vida de fe, pero sin un llamado legítimo y les fue muy mal. e. La ministración de los ángeles He escuchado algunas experiencias que algunos cristianos han tenido con ángeles del Señor. Algunas son muy reales; pero otras son producto de la imaginación. De entrada, hay que señalar lo siguiente: 11 Los ángeles están para ayudar al pueblo de Dios: Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos (Sal. 91:11). Los cristianos un día seremos como los ángeles: 30 Porque en la resurrección ni se casarán ni se darán en casamiento, sino serán como los ángeles de Dios en el cielo (Mt. 22:30). Los ángeles no admiten adoración, ni deben ser adorados: 10 Yo me postré a sus pies para adorarle. Y él me dijo: Mira, no lo hagas; yo soy consiervo tuyo, y de tus hermanos que retienen el testimonio de Jesús. Adora a Dios; porque el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía (Ap. 19:10). 18 La Biblia condena la adoración de los ángeles: Nadie os prive de vuestro premio, afectando humildad y culto a los ángeles, entremetiéndose en lo 55 que no ha visto, vanamente hinchado por su propia mente carnal (Col. 2:18). Es importante comprender que, de acuerdo a la Biblia, los ángeles no reciben, ni obedecen órdenes de los cristianos, solamente de Dios. A Dios se le puede pedir que envíe ángeles, pero no se les puede dar órdenes directamente a los ángeles. Es incorrecto y tampoco obedecerán, pues ellos solo cumplen la voluntad de Dios. Hay cristianos que en oración se toman la atribución de supuestamente, darles órdenes a los ángeles; pero eso es una arrogancia. Esa orden no será cumplida. Hay que pedirle a Dios que los envíe, no darles órdenes a los ángeles, porque no escucharán. Aún Jesús estando en la tierra no les daba órdenes a los ángeles, sino que se los debía pedir al Padre en oración: 53 ¿Acaso piensas que no puedo ahora orar a mi Padre, y que él no me daría más de doce legiones de ángeles? (Mt. 26:53). Dicho lo anterior, contaré algunas experiencias que Dios me ha permitido tener con ángeles. Durante una enfermedad en la que estaba solo, el Señor Jesús me visitó rodeado de cinco ángeles. Al instante y mientras Él partía al cielo, tomó mi mano y mi alma salió de mi cuerpo. Comencé a ver las nubes, la tierra hacia abajo y luego las galaxias. De repente, sentí temor de perderme en el espacio infinito y exclamé: ¡No! En ese momento mi alma regresó a mi cuerpo. En otra ocasión, esa experiencia me sucedió nuevamente. 56 La presencia de los ángeles empezó a ser patente en mi vida. Cierto día mientras oraba en el templo, un ángel del Señor se me apareció con una espada en la mano. Yo tenía los ojos abiertos y ante su resplandor tuve que bajar mi vista, pues no soportaba la luz que irradiaba el ángel. Ese día me trajo un mensaje del cielo acerca de la labor ministerial. En otra ocasión, mientras descansaba, recién llegado de un trabajo, un ángel me tocó los pies y me los movía. De repente, escuché que alguien que gritaba mi nombre fuera de mi casa; era un hermano a quien habían enviado para que yo dirigiera una actividad evangelística. Quizá ese día no hubiese podido llegar a la campaña evangelística por el cansancio, pero el toque del ángel me hizo entender que Dios me quería allí y fui a dirigir el evento. Hay que señalar que estas experiencias con ángeles no fueron visiones, fueron experiencias reales. 57 58 Capítulo – 4 – EL COMIENZO DEL MINISTERIO _______________________________________________________________ a. Dios apresura sus planes Mi primera experiencia de predicación en público se dio, a solo meses de convertido. Algunos hermanos de la iglesia donde yo asistía, solían predicar en las plazas públicas de la ciudad. Uno de ellos, me pidió que le acompañara a una de esas predicaciones. El comenzó a predicar en la plaza central, pero la gente afanada no se detenía a escucharle. Al notar que no había audiencia, inmediatamente les dijo a los presentes: El hermano Joel dará un testimonio. En verdad me sorprendió, pues cuando estudiaba en la universidad y debía exponer al frente de mis compañeros, prefería perder la nota a causa de la timidez para hablar en público. Pero aquel día fue diferente. Algo me impulsó a testificar de lo que Dios había hecho en mi vida, la gente se detuvo y al hacer el llamado de salvación, algunas personas cayeron de rodillas en aquel lugar público para aceptar a Jesús como su salvador personal. De allí en adelante, me involucré más en el evangelismo personal, en hogares, autobuses, plazas públicas, etc. 59 Con el tiempo el Señor extendió el ministerio evangelístico y comenzó a abrir puertas para predicar en diferentes iglesias y luego en algunos programas radiales. b. El servicio en la iglesia local El período de las clases para bautismo en aguas en la iglesia era de seis meses, pero Dios me permitió bautizarme a los tres meses de convertido. A los cinco meses de mi conversión se eligió al líder de jóvenes de mi iglesia, lista que incluía a todos los jóvenes bautizados. Dentro de aquella lista de jóvenes con muchos años de pertenecer a la iglesia, al Señor le plugo elegirme como líder de jóvenes, ante el asombro de la misma iglesia. Ese mismo año, comencé a enseñar en un grupo de discipulado del que salieron líderes, labor que Dios me ha permitido continuar hasta hoy día en diferentes formas. El deseo de enseñar a otros acerca del poder real de Dios y su palabra me ha llevado a estudiar y escribir fundamentales temas bíblicos que han sido publicados en más de una decena de libros. En ese período de líder de jóvenes, nos lanzamos en un compromiso de evangelizar por las diferentes colonias aledañas a la iglesia, donde Dios nos permitió predicar. Aquel tiempo de servicio en la iglesia local fue determinante en mi formación cristiana, pues Dios me permitió participar de diferentes cargos dentro de la iglesia 60 de los que aprendí mucho. Dios no puede poner en autoridad a quien no sabe someterse a la autoridad. c. Tiempo de formación y espera Cierto día, mientras estaba retirado en ayuno y oración en el templo, escuché la voz del Espíritu Santo decirme que saliera de aquel lugar. Yo no sabía hacia donde iba, pues lo hice en obediencia a Dios. Había caminado como unos cien metros cuando al pasar frente a la casa de una hermana en Cristo, estaban dos personas afuera que yo no conocía. Una de ellas me dijo: Te estábamos esperando. Me sorprendí, puyes no estaba citado a la reunión. Ella dijo: Entremos, vamos a orar. Durante esa oración, Dios me habló por medio de aquellas profetizas, acerca del llamado ministerial que Él había depositado en mi vida. En otra ocasión estaba en oración y ayuno en el templo. Mi pastor estaba en su casa y escuchó la voz del Espíritu Santo decirle que fuera a la Iglesia y que ungiría a personas para el servicio del ministerio. Recuerdo que estábamos como cinco personas orando. Al menos tres de los que estábamos allí, somos pastores. Durante ese tiempo, Dios me habló de diversas maneras confirmando el llamado ministerial a través de diferentes manifestaciones del Espíritu Santo: En el ministerio 61 evangelístico, profético y de maestro. En dones de sanidad, liberación de espíritus inmundos, imposición de manos para recibir el bautismo del Espíritu Santo, como pastor y Escritor. En los primeros días de mi conversión, no tenía un trabajo secular. Así que, la mayor parte de mi tiempo lo pasaba leyendo la Biblia durante largas horas. A veces leía todo el libro de los Hechos, sin parar; o algunas cartas de Pablo o un evangelio entero. El hambre de Dios era insaciable. Durante ese tiempo me encerraba a orar en la iglesia donde me congregaba. Cuando terminaba el servicio me quedaba en el templo orando por las noches y amanecía orando de madrugada. Durante un período de casi siete meses clamaba a Dios diciéndole que estaba bien si no tenía un trabajo o que comer, pero le pedía que me diera sabiduría para permanecer en sus caminos. No con el fin de competir u ostentar; si no para perseverar en sus caminos. d. El Espíritu Santo confirma lo que la Biblia enseña En la medida que fui creciendo en los caminos de Dios, aprendí a escuchar la voz del Espíritu Santo. No obstante, al principio fue difícil y frustrante. No quiero decir con esto, que una vez que se aprende a conocer y a distinguir la voz del Espíritu de Dios, de otras voces (la del hombre y la de Satanás) es que ya no se 62 necesita buscar a Dios. Al contrario, una vez que se aprende a conocer la voz del Espíritu Santo, se debe vivir en obediencia, comunión y santidad para seguir escuchándola. Pero hay un momento que se logra distinguir. El joven profeta Samuel, tuvo esa experiencia. Al principio, no sabía quién le hablaba (1 S. 3), pero después aprendió a escuchar la voz de Dios. Samuel logró afinar tanto su oído espiritual, que la Biblia señala que Dios no dejó caer ninguna palabra suya al suelo (1 S. 3: 9). Eso significa que sus profecías eran certeras, se cumplían. Cierto día estaba sentado en el escritorio de una oficina donde trabajaba. Este lugar quedaba frente a una calle donde transitaba la gente. De repente, vi a una hermana en Cristo que asistía a la iglesia que pasaba frente a la oficina. El Espíritu Santo me dijo: Pregúntale por el diezmo. Me levanté de la silla y la llamé, luego le saludé y le pregunté que de dónde venía. Me respondió que venía de su trabajo. Le pregunté que donde trabajaba y ella me explicó. Luego le dije en tono afirmativo: ¡Oh hermana! Usted debe dar un buen diezmo a la iglesia con ese trabajo. Ella fue sincera y me confesó que no estaba diezmando. En ese momento le expliqué que esa era la razón por la que le había detenido, para preguntarle por el diezmo. Pero, mientras platicábamos el Espíritu Santo me habló nuevamente y me dijo que ella estaba pensando que el pastor de la iglesia me había enviado para decírselo. Sin explicarle, le advertí que el pastor no me había dicho nada 63 acerca de su diezmo y que yo no sabía algo del tema, ni recibía algo de ese dinero. Esta experiencia la comparto porque el Espíritu Santo confirma lo que la Biblia enseña. Mi segunda experiencia acerca del diezmo, fue cuando alguien me mandó llamar para orar por una mujer que estaba delirando en su casa. Fui acompañado de un hermano en Cristo. Al entrar a la casa, la señora hablaba incoherencias, como alguien que no tenía control de lo que decía. Parecía que había perdido la memoria. Su esposo fue la persona que me llamó para orar por ella. Antes de orar, el Espíritu Santo habló a mi vida y me dijo que le preguntara al hermano por los diezmos. El, asombrado me replicó que como se me ocurría hablar del diezmo en un momento que su esposa había perdido la mente. Todo lo que a él le importaba en ese momento era que oráramos por su esposa. Le dije que no oraría hasta que habláramos del diezmo porque esa la palabra que Dios me había hablado. Luego él me dijo que el diezmaba. Le respondí de nuevo que el Señor me decía que habláramos acerca del diezmo. Entonces dijo que el daba una ayuda a la iglesia. Allí está el problema -le respondí-. Dios no quiere una ayuda, él quiere su fidelidad en el diezmo. Luego le pedí al hermano que me acompañaba, que le explicara acerca del diezmo. El respondió que ya había entendido. A continuación, oramos y la mujer quedó sana al instante. 64 A veces, Dios trata con sus hijos de manera que no entendemos. Dios tuvo que permitir esta circunstancia o la utilizó para bien de aquella pareja. La Biblia señala que no dar el diezmo es un robo, y el robo es un pecado de condenación. Quien no diezma, es un ladrón ante Dios. Estas experiencias las comparto para que sepan que el Espíritu santo confirma lo que la Biblia enseña. Tiempo después encontré al hermano muy alegre en la calle, y me compartió que justamente, venia de pagar un recibo muy alto y le dijeron que no debía casi nada. Me compartió que el dinero lo donaría como una ofrenda voluntaria para su iglesia. ¡Gloria a Dios! Aparte de entender el diezmo, el hermano también estaba siendo generoso en sus ofrendas con la iglesia. 65 66 Capítulo – 5 – EL PODER DE DIOS _______________________________________________________________ I. TESTIMONIOS DEL PODER DE DIOS 21 Jesús preguntó al padre: ¿Cuánto tiempo hace que le sucede esto? Y él dijo: Desde niño. 22 Y muchas veces le echa en el fuego y en el agua, para matarle; pero si puedes hacer algo, ten misericordia de nosotros, y ayúdanos (Mr. 9:21-22). _______________________________________________________________ a. El demonio le atacaba en el agua y en el fuego Era muy de mañana, yo recién había despertado al escuchar personas conversando afuera, en el patio de la casa. Al abrir la puerta, encontré a una anciana con su hijo que se había convertido a Cristo. La anciana estaba en el suelo sacudiendo su cuerpo. Sorprendido le pregunté a su hijo ¿Qué le sucede? El no pudo responder. Inferí, y en voz alta repliqué, ¡ah! Esto le sucede siempre verdad, pues había visto otros casos de personas que se desmayan. Si -me respondió- siempre le sucede siempre. Pero el Espíritu Santo me habló inmediatamente diciendo: ¡Reprende! porque son demonios. Reprendí toda fuerza del mal de aquel cuerpo y la entramos en brazos a la casa donde estuvo acostada cerca 67 de diez minutos. Al despertar, la anciana confesó que se sentía débil, como si le hubiesen dado una paliza, cosa típica en personas que son liberadas de demonios. La anciana señaló que hacía más de veinte años que padecía de ese tipo de ataques. El demonio le atacaba cuando lavaba su ropa en los ríos y cuando estaba al lado de su fogón. Allí entendí aquel caso que se menciona en la Biblia (Mt. 17:14-15). El plan de los demonios al atacarle en el agua, era para que se ahogara; y el de atacarle al lado del fogón, era para quemarla, y así, matarla. La anciana vivió muchos años más desde el día que fue liberada. Desde ese día de su liberación y conversión a Cristo, nunca volvió a padecer los ataques. El Señor la liberó para siempre, y se fue libre para el cielo, pues partió a la presencia de Dios, en Cristo. Estas experiencias me han enseñado que Satanás tiene diversas maneras de engañar al ser humano. En algunos casos, los médicos atribuyen las enfermedades solo a causas físicas; sin saber que estas pueden a la vez, tener causas espirituales. He visto personas atacadas con espíritus inmundos de Epilepsia por causa de la ira, deseos sexuales reprimidos o después de un accidente que no necesariamente ha afectado el cerebro. La ciencia dice que la Epilepsia se produce por un aumento de actividad eléctrica en las neuronas del cerebro. Lo que ellos no saben es que los 68 demonios tienen poder para alterar, afectar e incluso tomar control de cualquier parte del cuerpo humano. En la Biblia se encuentra el caso de un joven al que Jesús liberó de un espíritu mudo y sordo. Además, lo atormentaba con ataques epilépticos y procuraba lanzarlo en el agua para ahogarlo o tirarle en el fuego para matarlo: 20 Y se lo trajeron; y cuando el espíritu vio a Jesús, sacudió con violencia al muchacho, quien cayendo en tierra se revolcaba, echando espumarajos. 25 Y cuando Jesús vio que la multitud se agolpaba, reprendió al espíritu inmundo, diciéndole: Espíritu mudo y sordo, yo te mando, sal de él, y no entres más en él. 26 Entonces el espíritu, clamando y sacudiéndole con violencia, salió; y él quedó como muerto, de modo que muchos decían: Está muerto. 27 Pero Jesús, tomándole de la mano, le enderezó; y se levantó (Mr. 9:20, 25-27). Jesús les atribuyó la mudez y la sordera del joven a los demonios. Los médicos creen que estas son condiciones causadas por aspectos solamente físicos. Al no creer en el mundo espiritual, ellos solo observan los efectos físicos en los cuerpos de las personas; no las causas. Las evidencias físicas que ellos muestran son reales, el asunto es que no pueden identificar a los demonios porque son espíritus. La ciencia solo cree en lo tangible, aunque los efectos de los demonios a veces se pueden notar, como en este caso, donde el demonio hacía que el joven sacudiera su cuerpo con violencia y echara espuma por su boca. 69 b. En el nombre de Jesús: ¡Levántate y camina! _______________________________________________________________ 41 Y tomando la mano de la niña, le dijo: Talita cumi; que traducido es: Niña, a ti te digo, levántate. 42 Y luego la niña se levantó y andaba, pues tenía doce años. Y se espantaron grandemente (Mr. 5:41-42). _______________________________________________________________ Había finalizado una campaña evangelística. Multitudes de personas salíamos de esa actividad. De repente, un niño, a quien no conocía, se me acercó diciendo: ¡Hermano! le necesitan para que haga una oración por una persona. Pensé, si hay alguna necesidad tiene que ser el Señor quien me envía, porque entre tanta gente el niño se dirigió a mi sin conocerme. Al llegar al lugar había un grupo de personas rodeando una joven que estaba sin signos vitales, tirada en la calle. Me acerqué al grupo y les pregunté: ¿Qué pasó? La gente lloraba y decían que la joven no respondía, no tenía signos vitales. Les pregunté cómo se llamaba y me dijeron su nombre. Llamé a su nombre y le ordené al alma, en el nombre de Jesús que volviera a su cuerpo. Le tomé por las manos y en el nombre de Jesús le dije que se levantara. Se incorporó y salió corriendo entre la multitud. Seguí de camino, rumbo a mi casa. Nunca más le vi, pero todos los que la vieron salieron alegres tras ella. 70 II. LA SALVACIÓN Y LA SANIDAD a. ¿Por qué no todos los enfermos son sanados? Quizá esta sea una de las preguntas más intrigantes y frecuentes que muchos cristianos se hacen durante el transcurso de su vida. Nunca tendremos una respuesta total a todas nuestras inquietudes en la tierra; sin embargo, la Biblia rige la vida cristiana y nos puede ayudar a entender porque a veces no ocurre lo que esperamos, aunque tengamos fe. De inicio hay que señalar, que si alguna petición no es contestada o no sale como se espera, no es culpa de Dios. En segundo lugar, cuando no se obtienen los resultados deseados en las peticiones, es posible en gran medida, que la razón que impida la respuesta se encuentre en nosotros mismos o en la forma en que hacemos las cosas. En tercer lugar, Dios siempre contesta, ya sea un sí, un no o espera. Aquí se trata de dar alguna luz acerca de este tema, tomando en cuenta las verdades reveladas en la Biblia que rigen la vida cristiana, a la par del conocimiento personal en la ministración de sanidad y liberación divina. Tomando en cuenta que han sido innumerables los milagros que el Señor nos ha permitido ver. Antes de comenzar con los testimonios, es preciso señalar algunos aspectos que, de acuerdo a la Biblia impiden las respuestas del Señor. 71 La falta de fe: En una ocasión los discípulos del Señor no pudieron echar fuera un demonio de la vida de un joven: 18 Y reprendió Jesús al demonio, el cual salió del muchacho, y éste quedó sano desde aquella hora. 19 Viniendo entonces los discípulos a Jesús, aparte, dijeron: ¿Por qué nosotros no pudimos echarlo fuera? 20 Jesús les dijo: Por vuestra poca fe; porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible (Mt. 17:18-20). La principal razón por la que los discípulos no pudieron echar fuera el demonio del joven se encuentra en la respuesta de Jesús, a saber, fue por la falta de fe de los discípulos. No obstante, también hay que prepararse en ayuno y oración para revestirse del poder de Dios. La oración y el ayuno La primera razón por la que los discípulos no pudieron echar fuera el demonio, fue por su falta de fe. Pero la fe, también tiene que ir acompañada de una acción. Por eso les dice después que, para echar fuera ese tipo de demonio, es preciso ayunar y orar: 21 Pero este género no sale sino con oración y ayuno (Mt. 17:21). 72 Pedir mal Una razón más por la cual Dios no obra milagros, es porque a veces pedimos mal y eso incluye todas las cosas que hacemos de forma incorrecta: 3 Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites (Stg. 4:3). Si no sabemos pedir correctamente a Dios en oración tendremos gran frustración en nuestras peticiones y esto podría ocasionar que nuestra fe mengue. La falta de perdón La falta de perdón y cualquier cosa que afecte nuestra relación con el prójimo y con Dios, son obstáculos que impiden que Dios obre a nuestro favor. La Biblia dice: 23 Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, 24 deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda (Mt. 5:23-24). Es imperativo estar en paz con nosotros mismos, con el prójimo y con Dios para que Dios pueda obrar milagros. Si no recibimos respuestas a ciertas oraciones, debiéramos buscar la razón que lo impide, que podría ser la forma en que pedimos o nuestra condición espiritual al 73 pedir. Dios quiere que sus hijos le pidan (Lc. 11:9); solo espera que pidan correctamente, de acuerdo a su voluntad. b. La salvación del alma y la sanidad del cuerpo _______________________________________________________________ 13 Entonces Jesús dijo al centurión: Ve, y como creíste, te sea hecho. Y su criado fue sanado en aquella misma hora (Mt. 8:13). _______________________________________________________________ Como presidente de jóvenes de mi iglesia estaba desarrollado un plan de evangelismo en las comunidades aledañas a la iglesia donde asistía. Una vecina de esa comunidad que asistía a mi iglesia, me comentó que en el último hogar que yo había evangelizado un domingo, había un joven con una enfermedad terminal. Lo curioso es que en la primera visita la familia no me habló del caso del joven. La siguiente semana volví al hogar y le dije a la mamá del joven que por favor me permitiera orar por él. Ella me dijo que el joven había sido desahuciado por los médicos y lo había traído a su casa para que muriera junto a ella. Cuando insistí que me diera la oportunidad de orar por él, me contestó que tenía temor de levantarlo de la cama, ya que el joven tenía tres meses que comía poco y los últimos tres días no había comido. Sin embargo, ante mi insistencia, ella fue con otros familiares y le sacaron a la sala. El joven parecía una calavera, con sus extremidades inflamadas. 74 ¿Cómo te llamas? -le pregunté-. Luis, respondió. Luis, ¿Tú crees que Jesucristo te puede sanar? Le pregunté. El me respondió con fe: Sí, yo creo. Como creíste te sea hecho -le respondí-. Oramos por sanidad y al terminar la oración, dijo: ¡Tengo hambre! Desde ese día, Luis fue sanado y no paró de comer. Luis estuvo asistiendo a la iglesia por un tiempo, pero luego se retiró y no le vi más. Pasaron algunos años y un día un joven alto, atlético, muy robusto me saludó en la calle, yo no sabía quién era. Le dije que me perdonara por no acordarme de él, que no sabía quién era. El me respondió: Soy Luis. Era el joven que había sido sanado. De esta temprana experiencia en mi vida cristiana aprendí una gran verdad que ha marcado mi vida: Dios está más interesado el salvar que en sanar. Si una sanidad no conduce a la salvación del alma, es estéril. El Espíritu Santo habló a mi vida de esta experiencia señalándome: De que sirve que los sane, sino me quieren seguir. Entendí que el énfasis en la evangelización, debía ser la salvación de las almas no la sanidad, ni los milagros. Eso no implica que Dios no quiera sanar, pero el alma está en primer lugar en el orden de las prioridades divinas. c. Hay que pedir correctamente Recuerdo que, en otra experiencia de fe, mi tía estaba enferma y ella vino a la ciudad donde vivíamos para hacerse 75 una operación, pero mi mamá tenía fe que Dios la podía sanar. Empezamos a orar y mi mamá tomaba mi mano y la ponía sobre ella para que orara a fin de que fuera sanada, pero yo la retiraba. Ella insistía, pero yo no oraba porque entendía que ella debía reconciliarse primero con Dios, pues estaba apartada de sus caminos. Cuando terminamos de orar le hice el llamado a mi tía y ella se reconcilió. Después hicimos una oración por sanidad y cuando fue al hospital la enfermedad había desaparecido. Hay que aprender a orar correctamente. En el orden de prioridades, para Dios el alma está por encima del cuerpo. En esta etapa temprana de mi vida y debido a las experiencias en la sanidad divina, había aprendido a orar guiado por el Espíritu Santo, no emocionalmente. Aprendí que solo así podría ser efectivo en orar por milagros. En otra ocasión, llegó un joven que padecía de epilepsia a la iglesia donde pastoreaba mi mamá. Recuerdo que los hermanos oraban con mucho fervor para que el joven se sanara, pero al ver que yo no oraba me preguntaron porque no me involucraba en la oración. Les dije que el Espíritu Santo me había mostrado que al joven solo le interesaba la sanidad de su cuerpo, no la salvación de su alma. Luego de algunas semanas, al no recibir sanidad, él se fue de la iglesia. Es importante ser guiado por Espíritu Santo al momento de orar por cualquier milagro, de lo contrario, nos encontraremos grandes obstáculos y frustraciones. 76 III. BAJO EL FUEGO DE LA PRUEBA a. El trato de Dios con sus hijos En algunas ocasiones específicas Dios trata con sus hijos a través de muchas situaciones, una de ellas puede ser la enfermedad. Es claro que toda enfermedad procede de Satanás, pero en algunas ocasiones (y esto sería un caso excepcional) Dios le puede dar permiso a Satanás que nos toque a fin de perfeccionarnos. Esto es bíblico. El caso más sobresaliente de la Biblia, es el de Job. Este hombre era justo y temeroso de Dios, pero Dios le permitió a Satanás que lo tocara para que se mostrara su fidelidad, pero es obvio que Job aprendió muchas lecciones y Dios perfeccionó su vida en el proceso (Job, 1). A Pedro Dios también le permitió vivir una experiencia en la que fue zarandeado por Satanás (Lc. 22:31). El propósito era mostrarle su propia debilidad a fin de que perfeccionara su vida en el temor a Dios. Hay que aclarar que Satanás solo puede tocar a los hijos de Dios con su debido permiso y hasta donde se lo permita, pues el propósito es la perfección del cristiano no la destrucción del alma. En estos dos casos Dios le puso límites a Satanás. Este trato de Dios con sus hijos, no es necesariamente una regla. Sucede cuando Dios lo determina, en su soberana sabiduría. No se les puede atribuir a un trato de Dios a todas 77 las enfermedades y problemas que nos sucedan. Eso sería obviar nuestro deber de obedecer fielmente a Dios a fin de alejar a Satanás de nuestro lado, como señala la Biblia: 7 Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros (Stg. 4:7). Lo primero que se debe hacer es someterse a Dios (obedecerle) y luego resistir a Satanás (pelear con las armas espirituales), para que huya de nuestra vida. Se han mencionado estos casos porque a veces oramos con toda nuestra fe por los enfermos, aun siendo cristianos y no se sanan. En casos específicos la respuesta podría estar en un trato de Dios a fin de que se perfeccionen. b. Testimonios del trato de Dios Cuando oramos con toda la fe por personas enfermas, lo que esperamos es que sean sanadas. Pero hay ocasiones en que la verdad es otra, oramos y no sucede nada. Las limitantes que de entrada pueden impedir la sanidad son que las personas no quieran nada con Dios, solo su sanidad o que sean incrédulas (falta de fe en el poder de Dios para sanarles o liberarles). En mi experiencia, me he encontrado estos casos excepcionales en los que he orado con toda mi fe, pero al final Dios me hizo entender que la razón por la que no se sanaban, fue porque Él, tenía un trato con esas personas. 78 Recuerdo que el Hno. Vicente me invitó a orar por su esposa. Él era un ferviente cristiano que creía en el poder de Dios, pero su esposa no se congregaba en la iglesia solo visitaba casualmente debido a su afán material, pues ella tenía un pequeño negocio. Yo fui con toda mi fe a orar por ella, pero no sucedió nada. Volví la segunda vez y mientras oraba, Dios me dio un mensaje fuerte que se lo comuniqué aparte a él. Le dije que era un trato de Dios con ella, por cuanto no quería despojarse del materialismo para seguir a Cristo. Además, le servía de mucho tropiezo a él, pues se le oponía en su vida de servicio a Dios. Le dije que el trato sería muy largo a causa de su orgullo, y así fue. Ella tuvo un derrame facial y en un período de siete años tuvo dos ataques más que le dejaron parapléjica y después murió. Entiendo que Dios trata con algunas personas de esa manera porque les ama y no desea que sus almas se pierdan en una eternidad de condenación. Esta hermana visitaba ocasionalmente la iglesia y quizá deseaba ser cristiana, pero su afán material y su orgullo la tenían atada. Durante este proceso, Dios quitó el orgullo de su vida y entiendo que se humilló ante Dios, pues le recibió como su salvador. Cuando hay un trato de esta naturaleza es porque Dios prefiere que se destruya el cuerpo a fin de que se salve el alma (1 Co. 5:5). Hay que advertir que no se debe juzgar a la prisa a los enfermos porque a veces es una prueba, como la de Job, 79 que al final Dios les sacará victoriosos de su cama. Pero hay casos específicos que son para purificar a ciertas personas porque de otra manera, no se salvarían. Cabe señalar que, antes de Dios entrar en un trato severo con alguien, primero le da oportunidad de que se afirme en la fe; pero a veces las personas no escuchan la voz de Dios, le dan la espalda y es entonces cuando entra en acción, la mano dura del Señor. Aunque no lo entendamos, Él lo hace por amor. Jesús habló de la importancia del alma, por encima del cuerpo: 43 Si tu mano te fuere ocasión de caer, córtala; mejor te es entrar en la vida manco, que teniendo dos manos ir al infierno, al fuego que no puede ser apagado, 44 donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga. 45 Y si tu pie te fuere ocasión de caer, córtalo; mejor te es entrar a la vida cojo, que teniendo dos pies ser echado en el infierno, al fuego que no puede ser apagado, 46 donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga. 47 Y si tu ojo te fuere ocasión de caer, sácalo; mejor te es entrar en el reino de Dios con un ojo, que teniendo dos ojos ser echado al infierno, 48 donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga (Mr. 9:43-48). Jesús no está invitando a mutilarse el cuerpo en este pasaje, su propósito es hacernos entender que el cuerpo no es tan importante, cuando se trata de salvar el alma. 80 Cuando hay un trato fuerte de Dios con alguien o con nosotros mismos, lo difícil no es entender a Dios; sino aceptar nuestra condición. Como humanos pensamos que un Dios amoroso no puede permitir nada que sea difícil en nuestra vida, aunque sea a fin de perfeccionarnos. A veces hasta nos justificamos de ser buenos cristianos; pero Él conoce el corazón y la condición de cada uno de sus hijos. Dios no ve las cosas como nosotros. Nosotros vemos lo temporal y postergamos lo espiritual por cosas pasajeras de este mundo. Dios ve el peligro de que un alma pueda caer en el infierno por una eternidad. Nuestra piedad nos puede cegar cuando Dios tiene un trato fuerte con uno de sus hijos. Existe el peligro de que justifiquemos a algunas personas alegando conocerlas o incluso que nos justifiquemos a nosotros mismos en el proceso. En este caso, es mejor humillarse ante Dios, porque los seres humanos vemos las apariencias externas; pero solo Dios conoce el corazón de cada persona. Él no se equivoca. La Biblia señala que el corazón humano es engañoso, aunque nosotros creamos conocerlo: 9 Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? (Jr. 17:9). Solo Dios conoce perfectamente el corazón del ser humano: 10 Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras (Jr. 17:10). 81 IV. UNA FE SIN LÍMITES a. Fe sin límites Estaba ministrando en una Iglesia, el Señor aumentó mi fe y me dijo que esa noche no oraría por los enfermos; sino que al pasar al frente, si la gente tenía fe, serían sanados en el trayecto. Cuando pasaron al frente le di gracias a Dios y los declaré sanos. Pasó el tiempo y un día en la calle, encontré a una hermana la que me testificó que ella estuvo en ese culto esa noche y que el Señor la había sanado de un tumor, que había desaparecido instantáneamente. Ella fue al hospital, pues tenía cita para operación y no encontraron nada. Otra vez, mientras estaba en un programa de radio dimos palabra de sanidad y una mujer llamó llorando, su tumor había desaparecido instantáneamente. Antes de la oración, ella podía tocar su tumor; pero, después de la oración había desaparecido. En otra ocasión, encontré una hermana en la calle, ella se sentía mal de salud y me pidió que orara por ella. Yo le dije que no era necesario que me hablara de su situación y que Dios la iba a sanar mientras platicábamos. Al terminar la conversación ella no tenía los síntomas. Es importante aprender de la fe de otras personas, pero no es bueno imitar a los demás. El ministro debe aprender 82 que Dios se manifiesta cuando quiere, como quiere, y no hay que imitar estereotipos o patrones ajenos. b. Operaciones del poder de Dios El hermano, Santos Palacios me invitó a orar por su esposa, a la que iban a operar. Mientras orábamos, ella cayó al suelo. Le dije a su esposo que no la tocara, estuvo unos minutos en el suelo y luego le dije que la levantáramos. Le pregunté, qué le había sucedido. Ella me dijo que mientras estuvo en el suelo, Jesús se le había aparecido en forma de médico, que la había operado, pues ella sintió toda la operación. Cuando fue al médico, su enfermedad había desaparecido milagrosamente. En otra ocasión me invitaron a orar por un joven, éste había sido víctima de un hechizo. Tenía cuarenta días que casi no comía, estaba muy delgado. Cuando entré a la casa del hermano Arturo Sierra, donde estaba con su mamá, le pregunté: ¿Tienes fe que Dios te pueda sanar? Si creo, -me respondió-. Por el Espíritu, supe que su mamá no tenía fe, pero al ver la fe del joven oré por salvación y luego poniendo las manos sobre su estómago lo declaré libre en el nombre de Jesús y le dije: Te espero en la iglesia. Por la noche, el joven nos acompañó en la reunión de la iglesia y testificó que esa tarde había comido sin problema alguno. ¡Gloria a Dios! 83 Cuando hay fe y las personas buscan a Dios de corazón los milagros suceden; pero cuando son incrédulas o buscan intereses mezquinos no son sanados. Solo el Espíritu Santo puede revelar lo que hay en el corazón de las personas. Es importante orar guiados por el Espíritu de Dios a fin de ser efectivos en la oración y saber cuándo se debe ministrar la sanidad o la liberación divina. Pero nuestra fe no puede estar fundada solo en ver milagros. Es peligroso que nos hagamos adictos al poder de Dios y que, a la vez, nos olvidemos de Dios. Los milagros son solo manifestaciones del poder de Dios, pero pasan. Dios quiere que aprendamos a amarle por lo que Él es, no por lo que hace. Los cristianos o ministros que experimentan el poder de Dios deben aprender que Dios no tiene que hacer milagros todos los días para demostrar que está con ellos. El justo por la fe vivirá. Dios manifiesta su poder de acuerdo a la necesidad y circunstancias, pero lo hace por amor. Él no está obligado a hacer milagros cuando el hombre lo demande. Es peligroso que nuestra relación con Dios este fundada en ver su poder manifestado. Al principio de mi vida cristiana comencé a experimentar milagros del poder de Dios, pero hubo un período de casi siete meses que la fuente cesó. Preocupado, le pregunté a Dios por qué no se manifestaba. Él me dijo que no quería que dependiera de los milagros para servirle y amarle, que debía de seguirle por lo que Él es; no por los milagros, ni por lo que me da. 84 V. LA LIBERACIÓN a. Encerrado por ocho años _______________________________________________________________ 35 Y salieron a ver lo que había sucedido; y vinieron a Jesús, y hallaron al hombre de quien habían salido los demonios, sentado a los pies de Jesús, vestido, y en su cabal juicio; y tuvieron miedo. 36 Y los que lo habían visto, les contaron cómo había sido salvado el endemoniado (Lc. 8:35-36). _______________________________________________________________ Había estado muchos días en el ayuno del Señor, ese ayuno que comienza cuando Dios quiere y termina cuando el Espíritu Santo lo indica. Yo no sabía el propósito, solo debía obedecer. Señor: ¿Cuál es el propósito? Pregunté. El Señor me dirigió a orar por un hogar, una familia que yo no conocía. Alguien me dijo que en ese hogar había un joven que se había encerrado en su cuarto por ocho años y que no salía de su casa. Llegué al hogar y el joven estaba en la sala, acostado en el mueble, boca abajo, se quedó petrificado, como muerto y cuando yo le hablaba no me respondía. Por el Espíritu le dije, sé que estas consciente y sabes que regresaré para hablar contigo. Regresé otro día al hogar y el joven estaba encerrado en su habitación. Desde afuera leí un pasaje de la Biblia y le 85 ordené al espíritu inmundo que le dejara libre. El abrió la puerta y comenzó a hablar normalmente y le pregunté porque había estado encerrado durante años. Me confesó que él solía comer frutas de una propiedad ajena con otros niños y un día el dueño de la finca les siguió disparándoles con un arma de fuego. Desde ese día fue presa del pánico y no volvió a salir de su casa. Le dije que Dios le había hecho libre y tenía tres alternativas. La primera era seguir al Señor Jesucristo, este era el plan divino. Segundo, que rehiciera su vida de nuevo y se integrara a una vida normal. Tercero, podía volver al estado en que estuvo. Pasaron los días y aquel joven estuvo libre, pero decidió volver a su estado de encierro, eligiendo el estilo de vida al cual se había aferrado. Otra lección aprendida. A veces se anhela de todo corazón que las personas sean sanadas y liberadas, pero olvidamos que al final no depende tanto de Dios, ni de nosotros; sino de la voluntad y la decisión de cada individuo. Dios respeta las decisiones personales. b. Bórrenme del libro _______________________________________________________________ 5 El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles (Ap. 3:5). 86 Nos habíamos preparado en oración y ayuno con un grupo de hermanos para orar por un hombre que estaba moribundo en su cama y nos pidió oración. Al entrar a la casa, el Espíritu Santo me advirtió que aquel hombre solamente procuraba sanidad, pero no quería compromisos con Dios. Por experiencia, había aprendido que yo podía orar con mucha fe, pero si el enfermo no estaba dispuesto a comprometerse con Dios, ¿En qué beneficiaría la eternidad de su alma? Salí de su habitación y les comuniqué a los hermanos que me acompañaban lo que Dios me había mostrado. No obstante, les insté a que oraran por él. Realmente no sucedió nada, el hombre no se sanó, luego pidió que lo llevaran a otra iglesia porque él creía que allí si había poder. Finalmente, al no recibir la sanidad, pidió a los hermanos que lo borraran del libro donde lo habían anotado (haciendo referencia al libro de la vida) y murió en esa condición. Demostrando que no le interesaba la eternidad de su alma; sino la sanidad de su cuerpo. Hay quien quiere ser sanado para seguir practicando el pecado. De esas experiencias, Dios me ha enseñado a orar dirigido por el Espíritu Santo y a enfocarme en la salvación del alma; más que en la sanidad del cuerpo. 87 c. Aprendiendo del ministerio de liberación Una de las facetas ministeriales en las que Dios me permitió experimentar su poder, ha sido en la liberación de espíritus inmundos. Al principio de mi vida cristiana estaba emocionado viendo como los espíritus salían de las personas. Pero, Dios me fue mostrando como ministrar esta unción. La clave para tener discernimiento y poder para echar fuera los demonios, radica en la fe y la búsqueda de Dios en ayuno y oración. Jesús dijo: 21 Pero este género no sale sino con oración y ayuno (Mt. 17:21). Obviamente, esta búsqueda debe ir acompañada de una vida santa y de obediencia a la palabra de Dios, de otro modo, no tendrá sentido como señala la Biblia: 22 Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? 23 Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad (Mt. 7:22-23). No hay nada de malo en echar fuera demonios (Mr. 9:3841). El problema de estas personas es que usaban el nombre de Jesús, pero practicaban el mal. Lo más importante en nuestra vida cristiana no es ver el poder de Dios manifestado; sino que nuestros nombres estén anotados en el libro de la vida. Jesús dijo: 88 20 Pero no os regocijéis de que los espíritus se os sujetan, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos (Lc. 10: 20). Es peligroso obsesionarse con el tema de los demonios, esto ha llevado a muchas personas a llenarse de temor. Recuerdo una experiencia durante una predicación, una mujer comenzó a gritar, poseída por demonios. Dejé el púlpito y fui donde estaba, oré por ella y fue liberada. Al finalizar la reunión la busqué y le pregunté que le sucedía. Me dio curiosidad porque me parecía que ella era cristiana. Me explicó que durante veinte años ella veía demonios manifestarse en su casa. Le expliqué que yo le creía, pero lo malo es que ella les había seguido el juego. Recuerdo que durante el tiempo que comencé a experimentar más el poder de Dios en la liberación demoníaca, sufrí grandes ataques del infierno. Los demonios me atacaban directamente, me quitaban la sabana y me la tiraban al suelo. Trataban de agarrarme por el cuello en la noche y no podía hablar. Eso me creo una crisis, pues no sabía cómo deshacerme de ellos. Por más que oraba y les reprendía en el nombre de Jesús, no paraban de manifestarse. Desesperado, hablé con mi pastor y él me dijo que había vivido la misma experiencia en la que no podía dormir. Me dio la clave. Me dijo que otro ministro había experimentado lo mismo y le había dado la solución. 89 Resulta que a los demonios lo que les gusta es que el cristiano les de importancia. Allí radica el problema. Ellos saben que están derrotados, si pudieran matar al cristiano lo harían, pero no pueden. Entonces ellos se dedican a hacerle la vida difícil al cristiano. Allí entra en acción la fe. Cada cristiano debe decidir si le creerá a la palabra de Dios o a las mentiras de Satanás y sus demonios. El pastor me dio la receta y la practiqué esa misma noche y obtuve gran victoria. Era sencilla. Solamente le dije a los demonios: Si ustedes quieren desvelarse esta noche ese es su problema, yo dormiré tranquilo, así que buenas noches. Siempre quisieron fastidiar, pero simplemente los ignoré, porque había aprendido que no me podían hacer daño. Al contrario, Dios nos ha dado poder sobre toda fuerza del mal: 19 He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará (Lc. 10:19). Esta receta la he compartido con muchos amigos y les ha funcionado. Parece sencilla, pero está cargada de la verdad revelada en la Biblia. ¡Gloria a Dios! 90 VI. EL MINISTERIO PROFÉTICO a. Comienzos del ministerio profético Dentro de los ministerios que Dios me ha permitido participar, está el profético. Hay que resaltar que el ministerio profético es de los más delicados, sufridos y requiere de mucho valor y conocimiento. Recomiendo que para una explicación amplia del tema se remitan a mi libro: “La profecía como ministerio de la Iglesia”. Recuerdo que, en una de mis primeras experiencias en este ministerio profético, Dios me dio un mensaje para una persona; pero no era cualquier persona en mi ambiente, había sido la fundadora de la iglesia en la que yo me congregaba y el mensaje, no era nada agradable. Durante dos días me regresé de la puerta de su casa. El tercer día decidí obedecer a Dios y cumplir con el mensaje. Toqué la puerta y ella me recibió amablemente. Yo no la conocía, es decir, solo la había visto en la calle. Le dije que estaba allí por una sencilla razón, Dios me había dado un mensaje para ella. Le expliqué que Dios me decía que ella estaba en un pecado de adulterio. Ella lo reconoció y yo salí contento de haber cumplido con el Señor y confirmar que el mensaje era genuino. Procedía de Dios. 91 b. Palabra para los solteros Todas las cosas santas, se deben hacer con un corazón puro, sin segundas intenciones. Recuerdo que Dios me comenzó a dar palabra para los solteros. En una ocasión le dije a un amigo mío que orara por una joven. Él me dijo que no le gustaba. No obstante, le seguí diciendo que orara por ella. Un día que le hablé del tema, me dijo que ella ya tenía novio y de hecho ese día iban tomados de la mano llegando al templo. Le dije: Sigue orando, ella es tu esposa y esa relación que tiene, no durará. Así fue, ella se apartó de aquel joven y después mi amigo se enamoró de ella y se casaron. Quiero aclarar que esta palabra solo se puede dar cuando se está seguro que procede de Dios. No es algo que se pueda aprender o especular. Por favor no lo haga si Dios no lo ha llamado a hacerlo, podría causar mucho daño. En otra ocasión le dije a un hermano que orara por una joven. Él me dijo que no quería nada con esa joven porque había sido su novia cuando él no era cristiano. Yo no sabía eso. Además, me dijo que a él no le gustaba porque él es bien alto y ella muy bajita. Arguyó que él quería servir a Dios, que él no se quería casar. Le respondí que no tenía llamado al ministerio y si no procuraba casarse lo que podía ocurrir es que caería en pecado. Así fue, cayó en pecado, pero después se reconcilió con Dios y se casó con la joven que le había dicho. No porque le dije; si no porque luego él se enamoró de ella. 92 Este tipo de profecía se dio muchas veces en mi vida. Algunos jóvenes Dios les advirtió que no se casaran, pero desobedecieron y sufrieron consecuencias de vidas cristianas fracasadas e incluso algunos se apartaron de Dios. Dios se mete en cada detalle de nuestra vida para ayudarnos, si le damos el permiso. Él es un caballero. Debo aclarar que Dios no impone con quien uno se deba casar; pero si le pides que quieres hacer su voluntad, debes prepararte para obedecer, pues solo él conoce el corazón de las personas y lo que te conviene. Obviamente, Dios te dará el amor por esa persona, antes de casarte. Solo debes tener cuidado que sea Dios, porque muchos profetas hablan de su propio corazón y engañan a los solteros. Cada persona debe orar y pedirle a Dios que se lo confirme personalmente. Al fin de cuentas, la decisión debe ser tomada de forma personal y no por imposición. Lo malo sería dejarse imponer algo a la fuerza. Si notas, en los casos anteriores, no les impuse a estas personas que se casaran, solo les dije que oraran para saber lo que Dios les decía. El verdadero profeta no impone, porque Dios respeta la voluntad del ser humano, aun la de sus hijos. Los sentimientos ciegan a las personas y no les permite pensar con cordura cuando se enamoran. Si quieres que Dios te guíe a esa persona que Dios tiene para ti, lo correcto y mi consejo es que no establezcas una amistad o noviazgo, sin primero orar a Dios acerca de esa relación. Una vez enamorado, no sabrás si es la voluntad de Dios. 93 c. Experiencia personal Recuerdo que, en mi experiencia personal, la espera fue larga. Yo me preguntaba ¿Por qué Dios me daba palabra para otras personas y a mí no me daba mi esposa? Pero puedo decir que me libró de las que no eran en el camino. Recuerdo que, por ser predicador, joven y soltero, muchas jóvenes se enamoraban incluso de los dones, no de mí. Así que no me creía el cuento. En esa etapa aparecían jóvenes que soñaban, tenían visiones e incluso me daban profecías de que yo me casaría con ellas, pero a mi Dios no me decía nada y eso es lo que más importa. Que Dios te hable a ti de manera personal, no a otros o por medio de otras personas. No importa si es un gran profeta o el título que tenga, solo tú debes decidir al final. Recuerdo que en mi soltería, noté que una joven estaba interesada en mí. En conversaciones de grupo, ella decía que quería casarse con un pastor. Yo oré a Dios, antes de hablar con ella y Dios me dio un sueño en el que me decía que ella decía que le quería servir, pero que no era cierto. Me sorprendió, porque Dios sabe todas las cosas, conoce el corazón y no se equivoca. Seguí orando y en el segundo sueño, Dios me dijo que a ella le gustaba mandar a los hombres. Después supe que su última relación había terminado porque ella quería mandar a su novio. Así de claro habla Dios cuando se le ora de corazón. Debo aclarar que no todo sueño es de Dios. A veces cuando el hombre se enamora de una mujer o viceversa, 94 tienen todo tipo de sueños. Este sueño lo tomé de Dios, porque yo le oré a Dios, antes de hablarle a esa joven. Cuando Dios me cerró todas las puertas en mi país, yo concluí que Dios me daría mi esposa en el extranjero. Pero habían pasado más de cuatro años viviendo en Puerto Rico y yo pensaba que tampoco sería allí. Le oré a Dios acerca de esto y un día predicando en una iglesia y con planes de regresar a Honduras, la pastora de la Iglesia me dio palabra profética por el Espíritu y me dijo que mi petición ya estaba contestada, que no regresaría a Honduras. Pero el tiempo pasaba y me desesperaba. Le oré nuevamente a Dios y el me habló personalmente, que él podía hacer las cosas en seis meses. Así de claro. Recuerdo que desde el tiempo que conocí a mi esposa Rhodimari, hasta el día de mi boda pasaron exactamente, seis meses. Dios cumple lo que promete. Un día visitando a una hermana en Cristo, simplemente nos tomó de la mano y dijo: Me gusta el bizcocho de bodas, me invitan. Nos sorprendió aquella palabra y aunque no nos dejamos llevar por esa profecía, se cumplió a su debido tiempo. Para este tiempo, ya tenía una amistad con mi esposa, pues Dios me había hablado acerca de ella. 95 96 Capítulo – 6 – PROMESA DE VIAJAR _______________________________________________________________ a. El viaje a Puerto Rico La primera vez que Dios me habló de que saldría de mi país, fue recién convertido, a través de una hermana en Cristo en un retiro de ayuno y oración. En otro retiro de ayuno y oración que hacía a solas con Dios, el Espíritu Santo me habló. En ese instante un avión surcaba los aires y el Espíritu Santo me confirmó diciéndome, así saldrás tú en un avión. Dios me siguió confirmando por medio del Espíritu Santo que saldría de mi país a predicar el Evangelio. Recuerdo que durante ese tiempo muchos hermanos soñaban que yo salía de mi país. Hermanos llegaban a mi casa o me enviaban mensajes diciendo que saldría del país. Una de las últimas profecías fue a través de uno de los verdaderos profetas pentecostales, Ricardo Castillo. Mientras viajábamos con mi hermano Nelson, en un taxi, el Espíritu Santo habló por el profeta y le dijo a mi hermano que saldría a Puerto Rico y que él sería el canal para que yo saliera también. No fue fácil el tiempo de espera para que se cumpliera la promesa del Señor. Recuerdo que la gente se burlaba de mi espera y recibía mucha crítica, al grado que una hermana me llamó por teléfono a mi casa y burlándose, me dijo: 97 ¿Cómo están las cosas en Puerto Rico? Disimulé la ofensa; pero para su sorpresa, casi dos meses después, se abrió la puerta para viajar a Puerto Rico. Mi hermano salió en el año 1997 a Puerto Rico. Yo esperaba la promesa, pero se tardaba. Llegue a pedirle a Dios que no me abriera la puerta por medio de mi hermano, porque yo creía que se había olvidado de mí. Comencé una campaña de cuarenta días de ayuno, entregando cada día por la tarde, y resalto esto porque siempre que he necesitado una respuesta de Dios para decisiones importantes, esa ha sido la receta. Dice mi hermano que empezó a oír la voz de Dios que le decía: Ayuda a tu hermano. El porfiaba con Dios y decía: ¿Acaso yo doy visas? Pero un día, para demostrarle a Dios que no era falta de voluntad, mientras pasaba frente a una universidad cristiana, decidió entrar y preguntar por las becas para estudiantes. Se entrevistó con el presidente y le respondió que hacía muchos años el programa había estado suspendido, pero que una semana atrás lo habían restablecido. Sus palabras literales fueron: Tu hermano será el primer estudiante extranjero del programa. Mi hermano me envió los documentos de la aprobación de la beca a Honduras, pero yo no quería ir a la embajada, hasta estar seguro que Dios quería que yo fuera. Esperé más de un mes, antes que se venciera el plazo, y un día, mientras iba pasando frente al aeropuerto comencé a hablar en otras lenguas y el Espíritu Santo me confirmó que era su voluntad. Fui a la embajada y la visa fue aprobada. 98 El único detalle fue que no tenía el pasaje y en esos tiempos no era cualquier persona que desembolsaría el dinero para un pasaje. Pero me llené de fe para decir que el que hizo una cosa, haría la otra, pues el que invita paga. Un hermano, bien intencionado, me propuso hacer una carta de trabajo para que la presentara y me dieran un préstamo. El Espíritu de Dios me habló que rechazara esa mala oferta, pues yo no trabajaba para él y mentiría. Recuerdo que el hno. José tenía un hermano que vivía en Estados Unidos y me había pedido oración porque él quería saber si era la voluntad de Dios que viajara a Honduras. El Señor le confirmó el viaje. Pero lo más asombroso es que había pasado mucho tiempo y él llegó justamente en los días que yo estaba supuesto a viajar. Recuerdo que el joven llegó a Honduras y me pidió que le guardara un dinero que traía de Estados Unidos. Cuando se lo devolví, él separó una cantidad y me dijo: Este dinero es suyo. Justo lo que necesitaba para comprar el pasaje, pues yo tenía una cantidad ahorrada, aunque solo era como el veinte por ciento del total. ¡Aleluya! b. Dios cumple sus promesas Fue en agosto del año 2000 que Dios me permitió viajar a la Isla de Puerto Rico, donde cursé estudios teológicos. Durante ese período alternaba la predicación de la Palabra de Dios en distintas iglesias con los estudios. Después de haber estudiado por un período de cuatro años, conocí a mi esposa Rhodimari, en un culto en su casa, 99 en Río Grande, Puerto Rico, con quien contraje matrimonio en el año 2005. Había esperado durante más de diez años para que Dios me diera mi esposa y cumpliera sus promesas ministeriales. Fue una etapa de muchas renuncias, pues esperaba a alguien que Dios me confirmara que fuese su voluntad. Durante el tiempo de espera me dedicaba a servir a Dios en mi juventud, con la firme esperanza de que Dios pondría la mujer correcta en mi camino, para juntos trabajar en el ministerio. Dios cumplió mi anhelo, pues Rhodimari sabía lo que era el servicio ministerial. Ella también había recibido el llamado pastoral. Además, sabía lo que era trabajar en el ministerio porque sus padres eran pastores y ella trabajaba juntamente con ellos en el ministerio. A mi esposa, Dios le había hablado que su esposo era extranjero y se cumplió a su debido tiempo, pues viajé de Honduras a Puerto Rico, donde la conocí. c. Un anhelo cumplido Cuando llegué a Puerto Rico (en el año 2000), no sabía utilizar la computadora. Mi hermano Nelson, gentilmente me regaló una computadora portátil en desuso, que en ese tiempo era un tesoro, y fue allí donde comencé a escribir. Nelson me explicó algunas técnicas de escritura, que poco a poco fui aprendiendo y mejorando para poder escribir. Después de cuatro años de estar trabajando en los primeros libros, por fin Dios me concedió publicar el primer libro: “No hay maldición para los cristianos”, en respuesta a muchas doctrinas confusas que pululaban con relación a 100 la demonología. Esto fue en Puerto Rico, en la imprenta del Ministerio “Cristo Vine” del hno. Yiye Ávila. Desde el principio, todos mis libros han tenido el propósito de discipular y ayudar a los cristianos en general, dando respuesta a temas de interés general para la Iglesia. El propósito de mis libros es simplemente transmitir lo que Dios me ha permitido conocer acerca de la Biblia. No se escribieron con fines de lucro, ni para pretender; sino para edificar al pueblo de Dios. He procurado que todos los hermanos que deseen leer los libros los puedan adquirir a ningún costo o al costo mismo de la impresión. Ese ha sido mi anhelo. El llamado a escribir los libros me fue confirmado por el Señor de diferentes maneras. Una de ellas fue que, al comienzo, yo le pedí a una persona que escribiera el prólogo del primer libro, pero se negó porque yo no era alguien conocido, aunque él tampoco era reconocido. También tuve una visión en la que le pedía a un ministro importante que me hiciera el mismo prólogo, pero se negaba. Le respondí que era la segunda persona que se negaba, pero le dije que ya tenía a alguien que lo haría. En la visión él me respondió con curiosidad que quien era. Le respondí: Jesús de Nazaret, Él aprobó mis libros. Eso lo tomé como una señal de que eran agradables a Dios. La mayoría de mis libros son temas bíblicos (teológicos), no tienen experiencias personales narradas; excepto este libro hasta ahora, que es una autobiografía. Aclaro eso porque al escribir temas bíblicos no lo hice por un 101 conocimiento humano. El Señor fue quien me guio a escribir cada tema. Otra confirmación acerca del conocimiento bíblico que Dios me permitió conocer me fue dada en una visión. Vi una joven en la visión, era como un ángel que me dijo: Sabes que Dios me ha revelado toda la Biblia. Toda la Biblia -Le respondí, asombrado-. Sí, me dijo. Incluyendo el Apocalipsis -Le pregunté-. Sí -Me respondió-. Si es así, le pregunté: ¿Qué significa el 666? Ella me dijo que era la marca del Anticristo y que esto sería más claro en el tiempo de la tribulación. Le respondí que su respuesta estaba bien, pero que le faltaba algo de experiencia. Al terminar la visión, Dios me mostró que la visión era para mí, porque la joven no existía. Y tampoco la hubiese puesto a prueba, sin tener dicho conocimiento. De hecho, yo no sabía que Dios podía revelar toda la Biblia, eso fue un concepto nuevo para mí. Eso no implica saberse la Biblia de memoria; si no conocerla con la capacidad de interpretar cada pasaje. No creo que esto sea solo para mí, solo me remito a contar la visión. Debo aclarar que no creo en toda visión o sueño, pero hay mensajes que son de Dios. La Biblia confirma que Dios habla de esa manera: 28 Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones (Jl. 2:28). Ver, Job 33:14-16. No obstante, está en la capacidad del cristiano, discernir con la Biblia y por el Espíritu, cuando Dios habla. 102 Capítulo – 7 – VIAJE A ESTADOS UNIDOS _______________________________________________________________ a. El llamado a los Estados Unidos. Dios me había hablado que saldría de mi país para servir en el ministerio. La razón por la que salí fue por un llamado de Dios. Las puertas en el ministerio en mi país no se abrían; en esos días deseaba que alguien, al menos, me rentara un pequeño lugar para comenzar una obra; pero nadie me apoyó y no tenía los recursos. Esto me sirvió de motivación para ayudar después a otros ministros, cuando ya estaba en el ministerio. De esa manera fui entendiendo que mi ministerio no se desarrollaría en mi país natal. No obstante, durante ese tiempo serví al Señor como evangelista y en el ministerio pastoral, con mi mamá. Llegó el tiempo que Dios me lo confirmó e incluso se lo comuniqué a mi pastor y Dios lo cumplió a su tiempo. En el año 2,000, salí de Honduras a Puerto Rico. Creo que Dios me llamó de manera independiente, para que la visión ministerial no estuviese limitada. A veces se señala a las personas que Dios las llama a levantar un ministerio de manera independiente. Estoy de acuerdo que no todo ministro está capacitado para eso, salvo que Dios lo llame genuinamente. Pero, no hay que olvidar que los grandes concilios cristianos, también 103 comenzaron con una persona que decidió obedecer la voz de Dios. Es importante entender que no todo ministro está preparado para trabajar en un ministerio independiente. La mayoría fracasan porque no tienen una estructura firme en sus doctrinas y carecen de un reglamento. Casi cuatro años antes de comenzar en el ministerio, Dios me guio a trabajar en un reglamento general, lo cual es indispensable en cualquier ministerio. b. Comienzo de la obra en Estados Unidos La primera vez que viajé de Honduras a Puerto Rico, Dios me habló en el avión señalándome que la misma fe que había usado en Honduras, la necesitaría en Puerto Rico. En el año 2001, había viajado a mi país y no quería regresar a Puerto Rico, pues me sentía feliz sirviendo a Dios en mi país, pero Dios me volvió a hablar que debía regresar a Puerto Rico y así lo hice. Recuerdo que en otra ocasión quise regresar a Honduras, pues la situación estaba difícil en Puerto Rico, pues no tenía a nadie, salvo a mi hermano Nelson quién hizo lo mejor que pudo para apoyarme en mi meta de servir a Jesús. Él creyó en mi llamado cuando no se veía nada. Después de casado, Dios nos había prometido (con mi esposa), que saldríamos al ministerio fuera de Puerto Rico, a Estados Unidos. En el año 2007 viajé de nuevo de Puerto Rico a Honduras y pensaba de regreso quedarme en la ciudad de Charleston, S. C., para trabajar en el ministerio, pues allí había unos hermanos conocidos y pensaba visitarles. Pero estando en Honduras un profeta me dio 104 palabra de Dios y me dijo que yo tenía planes de levantar una obra, pero que no era el plan de Dios todavía y debía esperar. Él no sabía nada del plan y luego, Dios me lo confirmó personalmente. Fue difícil esperar un año más, pero obedecí y regresé a Puerto Rico. Después de siete años viviendo en Puerto Rico, donde Dios me permitió escribir los primeros libros y publicar el primero. El 5 de febrero del 2008 salí para la ciudad de Charleston (South Carolina) con el propósito de levantar obra con dos hermanos radicados allí y la familia que me prestaba su casa. Después de un período de veinticinco días de ayuno y oración para que Dios me dirigiera al lugar que debía ir, recibí una llamada desde Charleston, S. C. El hermano José Perdomo, dice que mientras iba en un viaje de estudios teológicos desde Charleston, S. C., hacia Falcón, North Carolina, sintió el deseo de llamarme y allí me hizo la invitación de ir a Charleston, a fin de levantar una obra con su apoyo. Sin duda, yo sabía que esa era la respuesta a la oración, pues él fue sofocado por Dios para llamarme. El hermano José Perdomo me abrió las puestas de su casa para comenzar la obra. Allí comenzamos la primera reunión el 9 de febrero del mismo año y así estuvimos siete meses con una sola reunión los días sábados por la noche. Cierto día, no llegó nadie a la reunión. Pero me quede allí como si hubiera alguien, cumpliendo con el llamado divino. 105 c. La iglesia sin nombre A finales de 2008, comenzamos a rentar un local por horas, eso significa que al terminar cada reunión teníamos que desmontar todo el equipo y cargarlo en el carro. Así estuvimos en ese local en Goose Creek, cerca de seis años. Existían opciones de movernos, pero Dios no me daba el visto bueno. Como todo lo que emprendí, la misión era no hacer ningún movimiento que Dios no me lo confirmara. Israel no se movía en el desierto, si la nube de Jehová no se movía (Nm. 9: 17-19). Moisés dijo en una ocasión que, si Dios no iba con él, no se movía (Éx. 33:15). Pero cuando nos decidimos mover bajo la dirección divina, hay que prepararse para la crítica. En ese local la obra fue tomando forma, pero al principio, no fue fácil. Primero comenzamos en un salón pequeño y las reuniones siguieron igual, solo los días sábados. Después el Señor nos permitió movernos a un salón más grande, en el mismo local y luego se añadió el culto de los jueves para la enseñanza, después los martes para la reunión de oración. En esa espera, llegó el momento en que no cabíamos, y fue allí que Dios nos abrió la puerta para reunirnos en un templo con una capacidad aproximada, de mil personas. En este momento de la Iglesia estaban en auge las mega-iglesias. Todos los ministros deseaban un templo inmenso para llenarlo de gente, pero a veces sin importar la calidad de los miembros. La Iglesia Fundamento Firme se ha caracterizado por tener su fundamento firme en la Biblia, como su nombre lo 106 indica. Eso nos ha llevado a predicar un evangelio de santidad por dentro y por fuera. El Señor nos hizo entender que lo más importante de una iglesia es que los que los miembros, sean santos por dentro y por fuera, para que puedan ver al Señor, no solo el número de miembros. Dios honrará a cada ministro por la manera que hizo su trabajo, con uno o con mil. No por la cantidad de miembros; sino por su entrega e integridad en el ministerio. Pero esta manera de pensar es un reto de valientes, pues hay que estar dispuesto a la burla y al menosprecio de los que creen saber algo, aunque no saben nada, como señala el apóstol Pablo (1 Co. 8:2). Estamos en el tiempo de la apostasía y los ministros se marean con el asunto de la fama, la falsa prosperidad y un crecimiento solamente numérico. Esto ha producido grandes herejías, pues los ministros nos son servidores de Dios, sino ídolos. Los templos no son lugares de oración; sino centros de entretenimiento. Nosotros decidimos escuchar la voz de Dios desde el cielo demandándole santidad a su pueblo. Predicar y vivir en una sana doctrina, es un reto hoy día. Para el que se acomoda a su pecado es una gran carga; para los que aman al Señor, es un privilegio participar de su santidad. d. El testimonio de la casa Cuando me mudé a Charleston, S. C., en el año 2008 para comenzar la obra vivía en casa de mi amigo, José Perdomo. Ellos amablemente me habían recibido, pero los cuartos estaban ocupados, así que, preparaba mi cama en la sala. 107 A veces tenía que cargar mi ropa y cosas de uso personal en el carro. Mi esposa trabajaba de maestra en Puerto Rico y tuvo que esperar algún tiempo para venir a Charleston. Cuando llegó el tiempo de mudarse para acá, yo no tenía donde vivir, ni dinero para alquilar un apartamento. Fui a ver un apartamento, pero era muy caro para mi presupuesto. Desesperado pensé en vender un aparato de sonido que había comprado, pero me daban muy poco dinero y perdí la oportunidad de tomar el apartamento. Conseguí la otra parte del dinero y llamé al dueño de los apartamentos y me dio otra oportunidad. Pude pagar el apartamento y al siguiente día llegaba mi esposa. Cuando llegó se asombró, pues no vio muebles, salvo unas sillas que me habían regalado una hermana. Así comenzamos. No le pedí casa a Dios, solo que no me gustaba estar encerrado en un apartamento y me daba pesar pagar un apartamento que no era mío. Cierto día, al salir de la iglesia un domingo, unos hermanos en Cristo nos invitaron a su casa. Usualmente los domingos después del culto no visito, pues uno sale cansado de la predicación, pero pensé que algunos de ellos no eran cristianos y tuve en mi corazón visitarles. En esos días queríamos alquilar una casa, iba observando las que había por el camino. Cuando estábamos cerca de la casa de nuestros amigos, mi esposa asombrada me dijo: Que rara sensación siento. ¿Qué pasó? Le respondí. Es que no sé por qué, siento que voy para mi casa, me contestó un poco asombrada. Qué casualidad -le dije- yo 108 también voy observando las casas para ver si alquilamos alguna. Vi una casa en venta y nos bajamos a tomar el número de teléfono. Luego llegamos al hogar de los hermanos. Hacía como un año atrás que mi esposa había visitado esta familia y había dicho que, si Dios le daba una casa, la quería como ésta. En ese tiempo la dueña dijo que la quería vender, pero no recibimos ninguna respuesta concreta. Al llegar a la casa de los hermanos, mi esposa le dijo en broma a uno de los familiares, que como no le habían querido vender la casa, ella compraría la del vecino. Allí surgió nuevamente el tema y él dijo que precisamente, su mamá había decidido vender la casa. Fue un asombro para nosotros. Empezamos el proceso de compra que tardó como seis meses, pero al fin Dios cumplió aquel sentir que tuvo mi esposa. Como un mes antes de hacer el cierre de la casa, dos ángeles aparecieron en visión a mi esposa y le entregaron unos papeles diciéndole: La casa es tuya. ¡Gloria a Dios! Se cumplió. Aclaro que nunca le pedí casa a Dios, ni ninguna cosa personal. Tuve un lema en mi vida cristiana y es que, si le servía a Dios, el supliría todas mis necesidades, basado en las palabras de Jesús: 33 Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas (Mt. 6:33). Quiero agregar que durante muchos años sirviendo al Señor sufrí grandes necesidades, eso no tiene nada de malo, 109 porque sufrir por la causa de Dios es un privilegio (1 P. 2:20); pero cabe señalar que Dios comenzó a derramar bendiciones en mi vida, a partir del momento que me comprometí a diezmar cabalmente como pastor. Eso implica que lo hacía, pero como me dedicaba al ministerio evangelístico y no tenía un trabajo secular, no diezmaba a cabalidad. A veces los cristianos creemos que a Dios le interesa más la cantidad, que la fidelidad. Olvidamos que el Señor dijo que la viuda dio más que todos los ricos de su tiempo: 44 Porque todos han echado de lo que les sobra; pero ésta, de su pobreza echó todo lo que tenía, todo su sustento (Mt. 12:44). Los ricos dieron de lo que les sobraba, pero ella dio la mejor ofrenda, pues dio todo lo que tenía. Cuando comencé en el ministerio pastoral, escuché el testimonio de un pastor que su papá es judío y él le dijo que debía diezmar del diezmo. La Biblia señala que los levitas no tenían tierras para cultivar, pero debían diezmar del diezmo y Dios se los contaría como si fuera labor de campo o del ganado: 25 Y habló Jehová a Moisés, diciendo: 26 Así hablarás a los levitas, y les dirás: Cuando toméis de los hijos de Israel los diezmos que os he dado de ellos por vuestra heredad, vosotros presentaréis de ellos en ofrenda mecida a Jehová el diezmo de los diezmos. 27 Y se os contará vuestra ofrenda como grano de la era, y como producto del lagar (Nm. 18:25-27). 110 A partir de allí, Dios comenzó a bendecir a ese pastor. En ese momento me comprometí con Dios a dar el diezmo de los diezmos y desde entonces las puertas de los cielos se comenzaron abrir para mi vida y ministerio. Espero que este testimonio les sirva a todos los cristianos y ministros para que entiendan que no es lo poco o mucho de sus diezmos lo que agrada a Dios; si no la fidelidad en dar exactamente el diez por ciento de todo lo que recibimos de la mano de Dios. ¡Gloria a Dios! 111 112 Capítulo – 8 – VIVIMOS EN TIEMPOS FINALES a. La peor tormenta de herejías se avecina _______________________________________________________________ 1 Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios (1 Ti. 4:1). _______________________________________________________________ El ataque más grande contra el evangelio se dará a medida que se acerque la venida de Cristo (precedida por el Arrebatamiento de la Iglesia). La iglesia de los últimos tiempos tendrá carencia de poder por haber abandonado su vida de santidad. Pero habrá un deseo ferviente en los verdaderos cristianos por volver a la raíz del verdadero evangelio. Tuve la dicha de nacer en una época gloriosa para la iglesia de Cristo en Latinoamérica. Esto me hizo conocer una Iglesia más sana en su fe y doctrina. La Biblia señala que preguntemos por los caminos antiguos y que andemos por ellos: 16 Así dijo Jehová: Paraos en los caminos, y mirad, y preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso para vuestra alma. Mas dijeron: No andaremos (Jr. 6: 16). 113 Las nuevas generaciones parecen desconocer estas sendas antiguas. Pero hubo tiempos en que no se cuestionaba como debía conducirse la Iglesia de Cristo en la tierra. Los cristianos de los últimos tiempos deben ser advertidos y apercibidos de que, la Iglesia de Cristo ha ido cambiando para mal en su peregrinaje sobre la tierra. A medida que el mundo se modernizó, los mismos cristianos adoptaron las modas y costumbres del mundo. Estas se introdujeron poco a poco en la Iglesia, con la excusa de no juzgar a nadie. Hubo tiempos cuando existía mucho abuso en el mundo y la sociedad fue tomando conciencia de esto, pero la tolerancia se llevó a un extremo aberrante. Satanás hace su trabajo sutilmente y ha sido durante esta última generación (40 años) que la Iglesia se ha modernizado e introducido tantas herejías. Hubo tiempos que los cristianos sabían que debían vivir consagrados a Dios, en una santidad interna y externa. Aun las personas no cristianas sabían que si visitaban cualquier Iglesia cristiana debían vestir honestamente, y lo hacían por respeto. A las nuevas generaciones que no pudieron ver cómo fue la Iglesia años atrás, les recuerdo que la Iglesia fue santa por dentro y por fuera, hasta los otros días. Cristo fundó una Iglesia santa, pero hombres llenos de ambición y alcahuetes han permitido que Satanás meta sus herejías y mundanalidad dentro de la Iglesia. Pero siempre hay un remanente santo en la tierra, que no se doblega ante los falsos ídolos y las herejías que dañan la sana doctrina. 114 b. La mezcla con el mundo A partir de la revolución tecnológica y cibernética las iglesias fueron influenciadas por el mundo y empezaron a cambiar su forma de pensar en cuanto a la santidad. Antes de los 80’s, la gente no cuestionaba como debía vestir una mujer y hombre cristiano. Los ministerios comenzaron a decir que la luz había que llevarla a las tinieblas y resultó que a muchos las tinieblas les apagaron la luz. Estos versos se usan para mezclarse con el mundo, cosa que la Biblia condena, como muestra el siguiente verso: 4 !Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios. 5 ¿O pensáis que la Escritura dice en vano: El Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente? (Stg. 4:4). La mayoría de los ministros que se han involucrado en eventos mundanos, perdieron su temor a Dios y la unción del Espíritu Santo. Sus vidas están igual de vacías que la de los inconversos. c. La mezcla con la religión falsa _______________________________________________________________ 14 No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? 15 ¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo? 16 ¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el 115 templo del Dios viviente, como Dios dijo: habitaré y andaré entre ellos, y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. 17 Por lo cual, salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, y no toquéis lo inmundo; y yo os recibiré, 18 Y seré para vosotros por Padre, y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso (2 Co. 6:14-18). _______________________________________________________________ En los últimos tiempos habrá un auge en el tema de la unidad de las iglesias. Esta será una falsa unidad de todas las religiones. La mayoría de iglesias evangélicas caerán en esa apostasía, negando el verdadero evangelio que conocieron un día. Solo quedará un remanente fiel, que será menospreciado por guardarse en santidad. Estos serán tildados de estar atrasados, por no acomodarse a las herejías y pecados de las falsas iglesias. No hay que olvidar que los verdaderos profetas de Dios no fueron detrás de las corrientes del mundo, ni eran del agrado de las multitudes. Ellos parecían correr en contra de las corrientes en boga. Elías fue uno de los grandes profetas que vivió en un momento de crisis espiritual en Israel. Él se sintió solo, pero Dios reservó siete mil fieles que no doblaron sus rodillas ante los ídolos de este mundo (1 R. 19:18). La iglesia también, será solo un remanente en la tierra, a medida que el fin se acerca. La iglesia será bifurcada en una corriente mayoritariamente apóstata y una pequeña manada que sentirá celo por la sana doctrina bíblica. 116 Esto creará confusión entre los cristianos. Millones de cristianos se acomodarán a sus pecados, engañados por las falsas doctrinas. Estos se quedarán en la tierra y sufrirán la tribulación del Anticristo, mientras que los fieles serán arrebatados al cielo para escapar del juicio venidero. A medida que los tiempos finales se acercan, habrá un movimiento en contra de la predicación del arrebatamiento de la Iglesia y la venida de Cristo. Los cristianos modernizados creerán que ese es un mensaje atrasado, pues ellos no quieren esperar a Jesús para que establezca su reino. Ellos quieren establecer su propio reino basado en el materialismo. La gente no querrá escuchar el mensaje de la venida de Cristo, pues aun los cristianos se cansarán de esperarlo. Jesús dijo que cuando regresara, no habría fe en la tierra: 8 Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra? (Lc. 18:8b). Es sabido por la Biblia que cuando Dios pregunta algo, no es porque no sabe; sino porque nos quiere enseñar. Sin duda, la fe de la gente menguará en los últimos tiempos y esto sucederá en gran medida porque la Iglesia se mezclará con el mundo y perderá su poder. La gente del mundo no respetará la Iglesia del Señor, pues la verán como una institución religiosa que tiene las mismas ambiciones de poder político del mundo. La Iglesia de los tiempos finales, será de manera general, como la Iglesia de Laodicea que es profética y la última del Apocalipsis, tibia y mundana. 117 118 ANEXO _______________________________________________________________ UNA VIDA DE FE Las más asombrosas victorias de todos los ministerios bíblicos y de la historia cristiana comienzan con un llamado divino y con la fe de los que atienden y obedecen su voz. Esa fórmula de fe no ha cambiado jamás. Dios sigue llamando obreros a su viña, pero es necesario que le crean. En mi vida cristiana este llamado ha sido una experiencia maravillosa y una aventura de fe. Todo lo que Dios ha hecho con mi vida, hasta el más mínimo detalle, se ha realizado por medio de la fe. Eso implica que no hubo nadie de por medio que me dijera, aquí tiene un templo, un micrófono, una silla y menos una iglesia. No recibí apoyo económico antes de comenzar, solo dirección de Dios. Tampoco quiero decir que sea un mérito propio, salvo la decisión de creerle a Dios, que es voluntaria. Dios determinó que todo fuera por la fe, para que toda gloria sea atribuida a su nombre. Quien decida obedecer el llamado de Dios, deberá pasar por un proceso donde su fe será probada. Amigos y hermanos, puedo decirles con sinceridad que, durante el período de formación, antes del ministerio pastoral, cruce difíciles momentos en los que no se vislumbraba ninguna esperanza en cuanto al ministerio. Experimentaba el poder y la gloria de Dios viendo milagros de sanidad, liberación, palabra profética, visiones, manifestaciones de ángeles y experiencias espirituales 119 típicas de un verdadero ministro de Dios, pero tenía que vivir diariamente pidiendo el alimento como el maná en Israel. Fueron más de diez años que estuve esperando que Dios me diera mi esposa y el ministerio pastoral que me había prometido, los cuales determinaban hacia donde se dirigiría mi vida en la tierra que hasta ese momento estaba llena de incertidumbres, aunque mantenía una fe inquebrantable. Desde el principio Dios me llamó a vivir por la fe. No fue una decisión fácil a causa de las críticas y la incredulidad de los que no veían una estructura física en mi ministerio. No obstante, no dejé de creerle a Dios, a pesar de que probó mi fe en esos largos años de espera. Tenía que mantenerme viendo al invisible (Hb. 2:7) y esperar su promesa. En ese tiempo experimenté largos períodos de ayuno, carencia de alimentos, ropa, y de las necesidades más básicas. Me fortalecía con las palabras del apóstol Pablo: 12 Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad (Fil. 4:12). Estas experiencias de padecer por la causa de Cristo me enseñaron a vivir por la fe y a depender de Dios siempre; tenga o no tenga algo material, pues en este mundo todo falla, menos Dios. Muchos ministros creen que cuando alcanzan alguna bendición material, ya no necesitan la ayuda del Señor. Es una farsa, confiar en lo material. El ministro de Dios debe confiar solo en Dios en esta tierra, hasta el día de su partida a la presencia del Señor. 120 PRINCIPIOS DE VIDA Hay ciertos principios de vida que, Dios en su sabiduría, me dio para practicar a fin de cuidar el corazón. La Biblia dice: 23 Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida (Pr. 4:23). Aquí comparto algunos de ellos: Personales: 1. No comprar trajes caros para vestir. 2. No cargar más de treinta dólares diarios en el bolsillo (dependencia de Dios). 3. No aceptar en el corazón los halagos de la gente, ni ninguna pleitesía (darle toda la gloria a Dios). 4. Examinar que cada palabra de mi boca y acción de mi vida, procure solamente exaltar a Dios, no mi vida. 5. Saber que todas las cosas obran para bien de los que aman a Dios. Eso implica dar gracias a Dios por todo, aunque no entienda o este fuera de mi control. 6. Ignorar los comentarios dañinos, pues no se puede quedar bien con las personas y con Dios a la vez. 7. Pensar que este podría ser el último día de mi vida (aprovechar el tiempo y considerar a los demás). 8. Considerar que todas las personas, no importando su condición o circunstancias, son mayores que yo en algo y en eso debo aprender de ellos. 9. Aprender no solo de los buenos ejemplos para hacer lo correcto; si no también de los malos, para no repetir los errores de otros. 121 10. Considerar ser un discípulo, más que un maestro; sin importar lo que Dios me haya enseñado. 11. Discernir cual es el límite entre, el respeto hacia los demás, y el miedo a predicar la verdad. 12. No esperar reconocimientos u honores en la tierra; sino buscar recompensas en el cielo. Eso implica aceptar ser ignorado, con tal que Jesús sea exaltado. 13. No responder a la ligera a las provocaciones. A veces el problema no surge por lo que los demás nos dicen o hacen; sino por nuestra respuesta. 14. El orgullo es el enemigo silente del cristiano, este habla cuando estamos solos y nos hace creer que las cosas suceden por nuestras habilidades o talentos. El peor orgullo que existe, es la falsa humildad. 15. La verdadera humildad se prueba en la abundancia, no en la escasez. 16. Los ataques más grandes del cristiano, suceden después de una gran victoria. Ministeriales: 1. Orar de madrugada. No descuidar la oración, de la cual depende nuestra victoria diaria, en la vida cristiana. 2. Ayunar dos o tres días a la semana. Obedecer la voz de Dios si nos guía a un ayuno aún más largo. 3. No predicar en un lugar donde Dios no me lo confirmara (el propósito es ser efectivo en la evangelización, dependencia de Dios). 4. Buscar cada predicación en oración, aunque tenga mil temas para predicar. 122 5. Orar para conocer la voluntad de Dios, antes de emprender cualquier decisión. 6. No esperar que Dios obre hoy, de la manera que lo hizo ayer. El poder de Dios obra de acuerdo a la necesidad del pueblo o las circunstancias. 7. No obstinarme en pedir algo en oración a lo que Dios no responde, buscar siempre su voluntad. 8. Considerar que las circunstancias, en ocasiones, podrían ser utilizadas por Dios para hablarnos. 9. Que ninguna dádiva comprometa mis convicciones cristianas. Eso implica rechazar aquellas que me podrían comprometer o limitar a predicar la verdad (Ec. 7:7). 10. No juzgarme a mí mismo (puedo ser muy tolerante o muy severo conmigo mismo); dejar que Dios me juzgue por medio de su Espíritu y su Palabra (Biblia). Llegar ante su presencia sin prejuicios y en humillación cada día para que él me diga como estoy ante Él. 11. Tratar de no rechazar de entrada una opinión ajena o una profecía (salvo que este muy seguro); analizarlo todo y retener lo bueno, como enseña la Biblia. 12. Mi vida de fe consiste en obedecer la voz de Dios (sobre la base de la Biblia); no en entender o cuestionar sus caminos. 13. Los demonios usarán miles de formas para atacar a los cristianos; pero solo pueden hacerle daño, si se les abre la puerta. El peor enemigo del cristiano no es Satanás, sino su propia voluntad. 123 14. No ir más allá de lo que está escrito en la Biblia a fin de evitar las herejías. Donde la Biblia habla, yo hablo; donde la Biblia caya, yo cayo. Para comunicarse con este ministerio: USA Ministerios Misión Mundial, Inc. Po Box 62503 North Charleston, S. C. 29419 PUERTO RICO: Ministerios Misión Mundial, Inc. Box 43002, Suite 370 Rio Grande, P. R. 00745 124 LIBROS ESCRITOS POR JOEL PERDOMO 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14. 15. 16. 17. 18. 19. 20. 21. 22. 23. 24. 25. 26. NO HAY MALDICIÓN PARA LOS CRISTIANOS EL DIEZMO DESDE ABRAHAM A CRISTO LA PROFECIA COMO MINISTERIO DE LA IGLESIA LA ORACIÓN EFICAZ LA LEY Y LA GRACIA EL LLAMADO AL MINISTERIO LOS MINISTERIOS DE LA IGLESIA ADORADODES EN ESPÍRITU Y EN VERDAD FE SIN LÍMITES SIN SANTIDAD, NADIE VERÁ AL SEÑOR VIDA Y MINISTERIO (autobiografía). LA IGLESIA E ISRAEL COMO SEÑALES DEL FIN LA AUTORIDAD – El Desafío Cristiano HUMILLACIÓN Y EXALTACIÓN DEL CRISTIANO RESPUESTAS A PREGUNTAS DIFÍCILES DE LA BIBLIA TEMAS INTERESANTES DE LA BIBLIA JESÚS, NOMBRE SOBRE TODO NOMBRE EL ESPÍRITU SANTO EN LA IGLESIA UNA SOLA CARNE – Matrimonio, Divorcio y Recasamiento a la luz de la Biblia. SOLTERO – ¿Cómo esperar en Dios? ADOLESCENCIA. ¿Cómo enfrentar los cambios? LA SABIDURIA DIVINA LOS PRIMEROS PASOS VIDA CRISTIANA – Reflexiones TESOROS DE LA BIBLIA DISCIPULADO DE DOCTRINAS BASICAS (búsquelos escritos y en audio en internet). 125