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VIDA Y MINISTERIO - JOEL PERDOMO

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Vida
y
Ministerio
JOEL PERDOMO
________________________________
Copyright © 2016 por Joel Perdomo
¡IMPORTANTE!
ESTE LIBRO ES UNA OFRENDA A DIOS Y LOS
DERECHOS DE AUTOR HAN SIDO CEDIDOS
A LA IGLESIA DE CRISTO EN LA TIERRA.
POR TANTO:

PUEDE SER COMPARTIDO GRATUITAMENTE
POR CUALQUIER MEDIO POSIBLE.

PUEDE SER IMPRESO – SIN FINES DE LUCRO.
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PUEDE SER
TRADUCIDO
A
CUALQUIER
IDIOMA – SIN ALTERAR SU CONTENIDO
ORIGINAL.

ES UN REGALO DEL HNO. JOEL PERDOMO A
LA AMADA IGLESIA DE CRISTO EN LA
TIERRA. DANDO POR GRACIA, LO QUE POR
GRACIA HA RECIBIDO.

ESTOS LIBROS TOMARON CASI 20 AÑOS
ESCRIBIRLOS. COMPARTALOS CON OTROS
CRISTIANOS, SERIA TODO LO QUE PIDO A
CAMBIO.
¡DIOS TE BENDIGA! JOEL PERDOMO
2
DEDICATORIA
Dedico este libro a mis queridos padres, Marina Paz y
Conrado Perdomo, que fueron los artífices de la parte
humana de esta historia.
A mis amados hermanos Onil, Geovanny y Nelson,
a quienes llevo en mi corazón.
A mi amada esposa y fiel compañera, Rhodimari
Guzmán, y a mis queridos suegros, los pastores Basilio
Guzmán y Sonia Pintor.
A los miembros de la Iglesia Fundamento Firme y a
todos los pastores, evangelistas, misioneros, maestros
y ministerios que han sido partícipes de las bondades
de este ministerio, gracias por su apoyo y oraciones.
A todos los hermanos y amigos que han colaborado
con este ministerio desde sus inicios hasta hoy día, y a
los testigos oculares de los milagros aquí narrados.
Sobre todo, al Espíritu Santo que en el nombre de
Jesús me ha hecho palpar sus grandes maravillas y me
ha dado el privilegio de ser partícipe de su abundante
Gracia, para la gloria de nuestro Padre celestial. Amén.
¡Que Dios les bendiga a todos!
Joel Perdomo
3
ÍNDICE
Capítulo – 1 – ANTES DE NACER, TU ME CONOCISTE…………………………..13
a. ¡Dios! en tus manos está mi hijo
b. La vida en los campos
c. Los misteriosos caminos de Dios
Capítulo – 2 – BREVE HISTORIA FAMILIAR…………………………..............17
a. Señor: ¿Cuál es la verdadera religión?
b. Tiempo de prueba
c. Poder de resurrección manifestado
d. El éxodo
e. Ejemplo de amor
Capítulo – 3 – BAJO EL PODER DE DIOS…………………………………….29
a. Mi experiencia con Dios
b. El bautismo de fuego del Espíritu Santo
c. Conociendo la voz del Espíritu Santo
d. El ayuno y la oración
II. LA OBEDIENCIA A LA VOLUNTAD DIVINA………………………………...41
a. La formación del carácter cristiano
b. La obediencia a la voluntad de Dios
c. La obediencia a la voz del Espíritu Santo
d. La fe en acción
e. La ministración de los ángeles
4
Capítulo – 4 – EL COMIENZO DEL MINISTERIO……………………………....59
a. Dios apresura sus planes
b. El servicio en la iglesia local
c. Tiempo de formación y espera
d. El Espíritu Santo confirma lo que la Biblia enseña
Capítulo – 5 – EL PODER DE DIOS…………………………………………67
I. TESTIMONIOS DEL PODER DE DIOS
a. El demonio le atacaba en el agua y en el fuego
b. En el nombre de Jesús: ¡Levántate y camina!
II. LA SALVACIÓN Y LA SANIDAD…………………………………………..71
a. ¿Por qué no todos los enfermos son sanados?
b. La salvación del alma y la sanidad del cuerpo
c. Hay que pedir correctamente
III. BAJO EL FUEGO DE LA PRUEBA………………………………………....77
a. El trato de Dios con sus hijos
b. Testimonios del trato de Dios
IV. UNA FE SIN LÍMITES…………………………………………………..82
a. Fe sin límites
b. Operaciones del poder de Dios
V. LA LIBERACIÓN………………………………………………………..85
a. Encerrado por ocho años
b. Bórrenme del libro
c. Aprendiendo del ministerio de liberación
VI. EL MINISTERIO PROFÉTICO…………………………………………….91
a. Comienzos del ministerio profético
5
b. Palabra para los solteros
c. Experiencia personal
Capítulo – 6 – PROMESA DE VIAJAR……………………………………….97
a. El viaje a Puerto Rico
b. Dios cumple sus promesas
c. Un anhelo cumplido
Capítulo – 7 – VIAJE A ESTADOS UNIDOS………………………………….103
a. El llamado a los Estados Unidos
b. Comienzo de la obra en Estados Unidos
c. La iglesia sin nombre
d. El testimonio de la casa
Capítulo – 8 – VIVIMOS EN TIEMPOS FINALES……………………………..113
a. La peor tormenta de herejías se avecina
b. La mezcla con el mundo
c. La mezcla con la religión falsa
ANEXO…………………………………………………………………119
6
PREFACIO
Este libro recoge un cúmulo de aleccionadoras experiencias
durante mi vida y ministerio. En ninguna manera procuran
exaltar la figura del hombre. El objetivo es todo lo contrario,
dar a conocer mis experiencias en los caminos de Dios, a fin
de ayudar a otros a edificar su vida espiritual.
El propósito es que las nuevas generaciones despierten
el interés por la búsqueda de Dios, sin importar el momento
histórico que les toque vivir. Que puedan entender que Dios
es el mismo de ayer, hoy y siempre:
8 Jesucristo
es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos
(Hb. 13:8).
Dios no cambia y quien le busca, sin duda le encontrará.
Jesús dijo:
7
Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os
abrirá. 8 Porque todo aquel que pide, recibe; y el que
busca, halla; y al que llama, se le abrirá (Mt. 7:7-8).
La Biblia dice:
12 Entonces
yo os oiré;
me invocaréis, y vendréis y oraréis a mí, y
13 y
me buscaréis y me hallaréis, porque me
buscaréis de todo vuestro corazón (Jr. 29:12-13).
Es mi anhelo que al final de la lectura de este libro, Dios sea
exaltado, que toda honra y alabanza le sea atribuida
solamente a Él, por su gran amor y bondad de hacernos
partícipes de su poder, su gloria y su reino. Pablo dijo:
6 Pero
esto, hermanos, lo he presentado como ejemplo
en mí y en Apolos por amor de vosotros, para que en
nosotros aprendáis a no pensar más de lo que está
7
escrito, no sea que por causa de uno, os envanezcáis
unos contra otros. 7 Porque ¿quién te distingue? ¿O qué
tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué
te glorías como si no lo hubieras recibido? (1 Co. 4:6-7).
A través de este libro no se procura recibir ningún halago
personal, es más importante que los lectores obedezcan lo
que el Señor dice en su Palabra y que Dios sea conocido,
aunque nosotros seamos desconocidos.
También reconozco que hay innumerables servidores de
Dios que han experimentado grandes manifestaciones del
poder de Dios en sus vida y ministerios, pero quizá no
tengan la forma de traducir esas experiencias en un
aprendizaje práctico y ese es el valor de esta experiencia.
Me es grato tener la valiosa oportunidad de compartir
en vida, lo que Dios me ha permitido vivir en sus caminos a
fin de que no se diga más, ni menos de lo escrito.
Es bien sabido para los que escriben, que el lector puede
interpretar de forma correcta el significado de lo que se
escribe o lo puede interpretar mal, partiendo de sus propios
significantes, es decir, juzgando las cosas por experiencias y
conocimientos adquiridos durante su vida, ya sean correctos
o incorrectos. Implica que los escritos mejor intencionados
se pueden prestar para una mala interpretación de parte del
que lee u oye. Un verdadero maestro cristiano, jamás
desearía ser mal interpretado por sus lectores.
En mi caso, y de acuerdo a mi limitado alcance, he
procurado cerrar los recovecos por los que se pudieran colar
las pequeñas zorras, que pretendan destruir las sanas viñas
8
del conocimiento puro de la Biblia, escritos en mis libros.
Aun así, y recurriendo a las palabras de Jesús, quien dijo que;
peores cosas harían con nosotros:
31 Porque
si en el árbol
verde hacen estas cosas, ¿en el seco, qué no se hará? (Lc.
23:31), reconozco que siempre habrá quien tuerza la sana
doctrina bíblica para su propia perdición (2 P. 3:16).
Cualquier interpretación ajena a la sana doctrina bíblica
que se haga de mis escritos será culpa de quien los
interprete mal y queda bajo el anatema divino, si no se
arrepiente a tiempo, como advierte el apóstol Pablo:
8
Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os
anunciare otro evangelio diferente del que os hemos
anunciado, sea anatema (Gá. 1:8).
Si Satanás y sus demonios han tergiversado las palabras de
Jesús y sus santos apóstoles escritas en la Biblia, de donde
han surgido innumerables herejías, cualquier cosa podrían
interpretar mal de nosotros. No obstante, el privilegio de
poder escribir de mi propia mano esta autobiografía,
minimiza las oportunidades de que se pueda opacar el
verdadero conocimiento bíblico.
Con toda sinceridad y amor en Cristo...
¡Dios les bendiga!
Joel Perdomo
9
10
INTRODUCCIÓN
Nuestra familia fue escogida por Dios con un propósito muy
especial en la tierra. Mi madre fue una fiel testigo de Cristo
para su generación, en medio de una comunidad que
rechazó rotundamente el evangelio. Ella fue comerciante y
Dios le mostró que Él tenía mejores cosas para su vida, que
no se comparaban con todas las riquezas de esta tierra.
Mi madre fue quien abrió su corazón a Jesucristo y trajo
la luz del evangelio a mi familia. Ella alcanzó que sus padres
conocieran a Jesús como salvador, antes que partieran a la
presencia del Señor.
Mis padres se separaron cuando éramos muy pequeños.
Ellos no se volvieron a casar, mi madre decidió consagrarse
para Cristo y mi padre se quedó solo, pero siempre
contamos con su amor. Desde pequeños, mi madre
resaltaba las virtudes de nuestro padre y eso nos hizo
amarlo como si hubiese estado a nuestro lado, siempre.
Dios se metió en la historia de mi familia. Mi padre fue
un hombre muy exitoso en su carrera militar y admirado en
su juventud por sus talentos, pero Dios truncó sus planes
personales a fin de salvar del pecado a su familia.
Mi madre, por su parte, había alcanzado éxito material,
pero repentinamente, lo perdió todo. Allí comenzó Dios a
tomar el control de la situación y doy gracias a Dios, porque
perdimos lo material, para ganar el cielo.
¡Que Dios les bendiga! Es mi gran anhelo.
Joel Perdomo
11
12
Capítulo – 1 –
ANTES DE NACER, TU ME CONOCISTE
_______________________________________________________________
9 Pero
tú eres el que me sacó del vientre; el que me hizo
estar confiado desde que estaba a los pechos de mi
madre. 10 Sobre ti fui echado desde antes de nacer; desde
el vientre de mi madre, tú eres mi Dios (Sal. 22:9-10).
_______________________________________________________________
a. ¡Dios! en tus manos está mi hijo
¡Papá, Papá! -insistía la niña-, ven a ver un niño. Era la hija
del Dr. Díaz, amigo de mi madre. Él tenía una clínica en una
ciudad distante y pasaba por nuestro pueblo por motivos de
negocio. Ante la insistencia de la niña, el Doctor decidió ver
al niño del que le hablaba su hija.
La niña había entrado al cuarto, sin avisar, y encontró al
niño en su cama. Quizá había escuchado su llanto, que había
sido muy continuo en los últimos meses o fue su curiosidad
infantil. Lo cierto es que Dios estaba en medio de aquella
casualidad.
La noche anterior, mi madre le había pedido a Dios (a su
manera, pues ella era religiosa), diciéndole que ya no sabía
qué hacer con su hijo, porque estaba muy enfermo. Esto se
había extendido luego de su nacimiento, hasta muchos
meses después. Desesperada, mi madre le dijo a Dios que
13
hiciera su voluntad, si lo dejaba vivo, que lo sanara; si no,
que se lo llevara al cielo.
Cuando el médico le preguntó a mi madre acerca del
niño, ella le explicó su condición. Él supo de inmediato lo
que sucedía y le prometió que el siguiente día traería una
leche especial, que con eso mejoraría. El médico llegó a
nuestra casa con lo prometido y el niño se recuperó.
Dios utilizó la curiosidad de la niña para darle salud al
bebé, para que pudiera cumplir el destino que Dios le había
trazado. Ese niño, me narró mi madre, que durante muchos
meses se debatió entre la vida y la muerte a causa de una
infección. Ese niño es su servidor, Joel Perdomo.
Satanás puede tratar de estorbar los planes de Dios,
pero no puede interrumpirlos, porque Dios es soberano y lo
que determina se cumple. Él le dijo al profeta Jeremías:
5
Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes
que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las
naciones (Jr. 1:5).
Después de escuchar de labios de mi madre esta crisis que
experimenté de niño, mi fe ha sido fortalecida y he tenido la
plena convicción que, desde mi nacimiento, Dios tenía un
propósito con mi vida a fin de que le sirviera en su reino.
Después de conocer a Jesús como mi salvador (en mi
juventud) mi único anhelo y propósito en la vida ha sido
obedecer y cumplir cabalmente con ese plan divino para mi
vida. La meta ha sido sacarle el mejor provecho a los dones
y talentos que Dios me ha confiado para realizar mi misión
en esta tierra, con el fin de no presentarme ante su presencia
con las manos vacías.
14
b. La vida en los campos
Eran tiempos difíciles para mi familia, mi papá, Conrado
Perdomo, servía en el ejército de Honduras. Los medios de
comunicación en esos días eran lentos, y a veces, él no tenía
n de primera mano acerca de su familia.
Nací en los campos de Honduras, en los años donde la
vida era sencilla y práctica. Donde no había mucha
tecnología, pero la vida era más sana.
Frente a mi casa vivían mis abuelos y aledaño a sus
terrenos vivían sus familiares. Toda aquella extensión de
tierra me servía de parque. Disfrutaba de la naturaleza, los
árboles frutales, podía apreciar las aves y los animales del
campo. Mi niñez fue esplendida.
Mi padre le enfatizó a mí mamá, que él quería que sus
hijos estudiaran; por tanto, nos inculcó el deseo por el
estudio, aunque no logramos todas las metas profesionales
por diferentes circunstancias, que luego Dios tornó todas
para bien de nuestra alma, como muestra la Biblia:
28 Y
sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas
les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su
propósito son llamados.
29 Porque
a los que antes
conoció, también los predestinó para que fuesen
hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él
sea el primogénito entre muchos hermanos.
30 Y
a los
que predestinó, a éstos también llamó; y a los que
llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a
éstos también glorificó.
31 ¿Qué,
pues, diremos a esto?
Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? (Ro.
8:28-31).
15
c. Los misteriosos caminos de Dios
_______________________________________________________________
8 Porque
mis
pensamientos
no
son
vuestros
pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo
Jehová. 9 Como son más altos los cielos que la tierra, así
son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis
pensamientos más que vuestros pensamientos (Is. 55:89).
_______________________________________________________________
Como a la edad de seis años, sentado en una piedra a orillas
del río donde estábamos bañando, le dije a mi mamá:
Cuando sea grande tendré mucho dinero. ¿Cómo? respondió sorprendida-. Moviendo mis pequeños pies -le
dije- con esto. El anhelo de mi vida era ser un jugador
profesional de fútbol, pero a mi mamá no le agradó la idea.
Amaba el fútbol y de adolescente tuve la oportunidad
de lograr esa meta, pues mi Padre, Conrado Perdomo, tenía
amistades en el fútbol. Así surgió la oportunidad de
practicar en un club de segunda división de mi país.
El entrenador estaba contento con mi práctica; pero
precisamente, en esa fecha me enfermé y perdí la
oportunidad. Después, siendo cristiano, entendí que Dios se
había opuesto en el camino, porque tenía otros planes más
lindos para mi vida.
En relación a la infinita sabiduría de Dios Pablo dice:
33 !Oh
profundidad de las riquezas de la sabiduría y de
la ciencia de Dios! !Cuán insondables son sus juicios, e
inescrutables sus caminos! (Ro. 11:33).
16
Capítulo – 2 –
BREVE HISTORIA FAMILIAR
_______________________________________________________________
a. Señor: ¿Cuál es la verdadera religión?
Nací en Honduras, en un hogar católico, religión tradicional
de las familias latinoamericanas del siglo pasado. Mi madre
fue muy devota de una“virgen”, imagen a la que mi
abuela también veneraba.
Mi madre tenía real necesidad de Dios, pero lo buscaba
a su manera, en la religión que había heredado de sus
padres, pues era todo lo que conocía de Dios, ya que no
había tenido la experiencia de conocer a Jesús como su
salvador personal.
¿Cuál es la diferencia entre tener una religión y una
relación con Dios? En Latinoamérica se ha usado la religión
como una excusa para vivir la vida a su manera, pues un
ídolo no habla y no puede exhortar el pecado.
La idolatría es uno de los graves pecados mencionados
en la Biblia y fue la razón por la que los pueblos cananeos e
Israel recibieron grandes castigos de parte de Dios.
La prohibición de la idolatría es el primer mandamiento
que Dios le dio a Moisés:
delante de mí.
4 No
3 No
tendrás dioses ajenos
te harás imagen, ni ninguna
semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en
17
la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra.
5
No te
inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová
tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres
sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los
que me aborrecen (Éx. 20: 3 -5).
Algunos religiosos caen en el engaño satánico del pecado
de la idolatría. El pecado es que la gente deja de pedirle a
Dios y le pide a la imagen. Este pecado ha tratado de ser
matizado por la iglesia católica señalando que las imágenes,
solo representan una figura mediática, como una foto o un
recuerdo familiar; pero el mandamiento divino es categórico
al señalar celosamente que no se debe hacer ninguna
imagen o semejanza de lo creado a fin de ser venerada:
4 No
te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que
esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las
aguas debajo de la tierra (Éx. 20: 4).
Mi mamá tenía un negocio y era común que le visitaran
diferentes personas predicándole distintas religiones. Ante
esa disyuntiva, ella oró a Dios preguntándole: Señor, ¿Cuál
es la verdad entre tantas religiones que me predican? Jesús
se le apareció en una visión y le dijo: ¿Tú preguntaste cuál
es la verdad entre tantas religiones? Yo soy la verdad --le
dijo Jesús- y le mostró sus manos traspasadas por los clavos.
Finalmente, mi madre entregó su vida y la de sus cuatro
hijos al servicio de Jesús, a la edad de 29 años. Esa
experiencia fue diferente a la de ser una religiosa. El
evangelio cambió rotundamente su vida.
18
Algunos hermanos pentecostales que le habían predicado a
mi madre supieron la noticia de su conversión a Cristo y le
comenzaron a discipular en el conocimiento del Evangelio.
Mi madre abandonó el negocio de las bebidas
alcohólicas, siendo consciente que le quitaría mucha
clientela a su negocio de comidas. También dejó de
participar en las fiestas de su pueblo y comenzó a cambiar
su forma de vestir, cambiando los pantalones por vestidos
de mujer y tirando toda prenda de vanidad. Desde esa fecha
hasta hoy día, mi madre no ha parado de servir a Jesucristo.
En su búsqueda de Dios, tuvo otra visión en la que Dios
le dijo; que ella tenía planes de mudarse a Estados Unidos y
que eso no le convenía. Esto le sorprendió más, porque no
le había comentado a nadie acerca de su viaje, el cual había
planificado en secreto.
También, en esa visión vio un rio de agua cristalina en el
cielo y mi madre le preguntó a Dios, que significaba aquello,
pues era la segunda vez que veía esa visión. Dios le dijo que
esperara tres días para ver lo que sucedería.
Mi mamá no sabía a qué se referían los tres días. Ella
pensaba que quizá moriría o que ocurriría otro evento. A los
tres días, mientas se arrodillaba para hacer una oración
junto a su cuñado, Cristóbal Flores, quien fue el primero que
le predicó el evangelio, el Espíritu Santo la bautizó en otras
lenguas y estuvo varias horas bajo la unción del Espíritu,
hecho del que fue testigo su familia.
19
Algunos entendieron la experiencia, otros decían que estaba
fuera de sí. Lo cierto es que todos fueron testigos del poder
de Dios.
b. Tiempo de prueba
_______________________________________________________________
12
Bienaventurado el varón que soporta la tentación;
porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la
corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman
(Stg. 1:12).
_______________________________________________________________
La típica alegría que acompaña la conversión a Cristo llegó
a nuestro hogar, no obstante, la prueba de la fe que
debíamos enfrentar apenas comenzaba.
En los campos de Honduras y en muchos países
latinoamericanos la llegada del evangelio genera mucha
violencia y un ambiente hostil contra los evangélicos. Eso se
debe, en parte, a los mitos que se crean alrededor de los
evangélicos y que fueron comunes desde la iglesia primitiva.
Cuando los primeros cristianos se reunían a comer la
cena del Señor, fueron acusados maliciosamente de comer
carne humana, es decir de niños. Esa clase de mitos,
impulsados por el infierno, ha creado gran aversión al
cristianismo, cuyo fin es todo lo contrario, hacer bien a la
humanidad como nos enseñó nuestro Señor Jesucristo.
20
Las primeras planas de los medios de comunicación están
llenas de escenas de violencia; pero nadie se da la tarea de
visitar una iglesia evangélica para atestiguar de los miles de
personas que han abandonado sus vicios para reinsertarse
a sus comunidades y ser útiles a la sociedad.
En la tierra no existe una comunidad que continuamente
haya sido tan perseguida y señalada injustamente (desde
sus inicios hasta hoy día) como el cristianismo. A pesar de
su gran labor social como agente de cambio.
En nuestros pueblos corrían los rumores de que los
evangélicos enterraban a sus muertos con una vela entre sus
glúteos y a causa del bautismo del Espíritu Santo eran
acusados de hablar lenguas diabólicas.
Adicionalmente, la persecución contra los cristianos en
muchos
países
de
Latinoamérica
está
relacionada
directamente con el adiestramiento que hacen los líderes de
la
iglesia
católica
en
contra
de
los
evangélicos,
aprovechándose de la ingenuidad de los que desconocen el
verdadero evangelio.
Después de la persecución de la iglesia primitiva, la
masacre más grande contra los cristianos se dio en el
pasado milenio, durante la mal llamada santa inquisición,
orden que la iglesia católica aprovechó para desatar la
cacería más atroz de cristianos evangélicos quienes
murieron por millones, siendo perseguidos y torturados con
instrumentos creados para el sufrimiento. El único delito de
estos santos, fue ser cristianos.
21
En muchos pueblos de mi país no existía presencia policial
e imperaba la ley del más fuerte. Ese fue el caso nuestro. Mi
padre -por razones involuntarias- no vivía con nosotros y mi
madre sola, había comenzado una iglesia en su casa, pues
para ese tiempo era de los primeros cristianos de esa
comunidad.
Luego que la iglesia comenzó a crecer se desató la
violencia. Comenzamos a recibir amenazas constantes por
causa del Evangelio. Llegó un momento en que asistir a las
reuniones se convirtió en un verdadero reto de fe para los
convertidos.
Todo desembocó en una ráfaga de disparos durante una
vigilia en la que el evangelista de la noche se apartó de los
caminos de Dios, pues estuvo al borde de la muerte.
Un disparo de escopeta a los congregados se estrelló en
la pared, a escasa distancia sobre la cabeza de mi hermano
menor, Nelson. El niño quedó con su cabeza cubierta de
polvo, mientras dormía en un banco de la iglesia.
Después de este evento la iglesia comenzó a decaer y mi
madre quedo prácticamente sola, congregándose en una
reunión familiar con sus cuatro hijos, durante muchos años.
Cerca de veinte años después de este evento, el
evangelista de aquella noche (ya reconciliado con Dios) al
oír que la persona que le había disparado años atrás estaba
enfermo y al borde de la muerte, fue a su casa y le predicó
el mensaje del amor divino junto con mi madre.
22
En otro incidente relacionado mi madre tuvo que perdonar
a un hombre que llegó armado a nuestro hogar, el cual le
disparó a una empleada causándole la muerte, pero mi
madre oró por ella y volvió a la vida.
Los disparos también dieron en el brazo de mi hermano
quien casualmente cruzaba detrás de la agredida. Mi madre
decidió perdonar al agresor y esto evitó rencillas que
posteriormente hubiesen afectado a toda la familia.
Por causa del ejército, mi padre había partido del hogar.
No obstante, fue un hombre responsable que había dejado
una casa y ciertos ahorros a mi madre. Con ese dinero, mi
madre logró establecer un restaurante, negocio de ropa y
abarrotería. También compró ganado.
En aquella humilde comunidad parecía no faltar nada en
nuestro hogar; pero, a partir de la conversión de mi madre
al evangelio comenzaron una serie de pruebas de nuestra
fe, que debíamos afrontar.
Los clientes del restaurante se movieron a otro lugar. Y
así como le sucedió a Job, el negocio comenzó a decaer y
aun los animales comenzaron a morir de una rara
enfermedad. Mi madre perdió todo el dinero y las
posesiones que tenía.
Aquella prueba era incomprensible en aquel momento.
Con el paso del tiempo, mi madre se vio obligada por las
circunstancias a mudarse a la capital, con sus manos vacías.
Mi madre después comprendería que el propósito de Dios
23
era sacarla de aquel lugar, para que ella y sus hijos sirvieran
mejor a la causa del Evangelio.
c. Poder de resurrección manifestado
_______________________________________________________________
8 Sanad
enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos,
echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de
gracia (Mt. 10:8).
_______________________________________________________________
Me dirigía a la tienda del pueblo cuando me encontré con
el hermano de Purita, nombre cariñoso con el que llamaban
a su hermana. ¿Hacia dónde se dirige tu mamá? -Me
preguntó el joven-, pues él se había encontrado con mi
madre en el camino. Va rumbo a tu casa a orar por tu
hermana enferma -le contesté-. Es demasiado tarde -me
contestó el joven- voy a comprar las velas, porque mi
hermana ha muerto.
Me quedé sin palabras. Pero mi madre había estado en
ayuno y oración cerca de una semana pidiéndole a Dios que
manifestara su poder de resurrección para que la gente
creyera en Él. Cuando mi madre llegó a la casa, toda la
familia hacia lamentación por Purita.
Mi madre, al ver a la mamá de la joven desconsolada le
preguntó: ¿Doña Mencha, usted cree que Dios puede
resucitar a su hija? Ella respondió, ¡Sí creo! Mi mamá
extendió sus manos en oración hacia el cuerpo inerte y la
24
joven dio un suspiro, se levantó y dijo: ¡Tengo hambre! Ese
fue el primer milagro de resurrección que experimentamos
en mi familia.
d. El éxodo
Poco a poco, mi madre fue perdiendo todo lo que tenía, al
final, su condición económica era tan precaria que ella solo
quería huir de aquel lugar. La gente la acusaban de que los
evangélicos la habían dejado sin nada. Finalmente, mi
madre se mudó de aquel pueblo a la capital, sin nada más
en la mano, que su fe.
En aquellos años era muy típico que la gente del campo
se mudara a la capital en busca de mejores condiciones de
vida; pero, generalmente se movían sin ninguna posesión
material.
Este grupo constante de nuevas personas emigrando a
la capital, usualmente se ubicaban en terrenos baldíos y
fabricaban casas de cartón o desperdicios de madera para
habitar. Con el tiempo, si no los desalojaban y se lograba un
acuerdo con los dueños, les vendían los terrenos a los
invasores a precios bajos.
Justamente, cuando mi mamá llegó a la capital por
medio de una hermana en Cristo, dos hermanos en Cristo
habían separado dos pequeños terrenos en una ladera de
los cerros de Tegucigalpa. Los hermanos le cedieron los
25
terrenos gratuitamente a mi mamá y le ayudaron a construir
una casita.
En esas condiciones mi madre nos mandó a buscar y
llegamos a nuestro nuevo hogar. En esa humilde casa el piso
era de tierra, el agua había que buscarla en cubetas que
cargábamos al hombro con mi hermano menor. Mientras
que, mis dos hermanos mayores ingresaron al ejército para
prestar su servicio militar. Este fue un largo período de vivir
en una condición económica muy difícil.
Desde la conversión de mi madre a Cristo, durante
nuestra niñez, nos inculcó el evangelio y el amor a Dios. No
obstante, cuando llegamos a la capital nos apartamos de
Dios y nos involucramos más en las cosas del mundo.
Como muchos adolescentes de la época, me enredé en
las fiestas y el futbol. La música del mundo y las fiestas se
convirtieron en una atadura que no podía dejar por mí
mismo. En ese tiempo estudiaba español en la Universidad,
mi meta era escribir libros. Ese anhelo me lo concedió Dios
después, en sus caminos.
Milagrosamente, como tres meses antes de mi
conversión, me desapareció el deseo por las fiestas. Dios
estaba preparando el terreno para mi conversión.
Mi madre perseveró fervientemente en los caminos de
Dios e hizo un pacto de servirle y que Él, se encargara de
salvar a sus hijos. Dios se lo concedió y sus cuatro hijos nos
convertimos al evangelio en nuestra juventud. A partir de
26
nuestra conversión al evangelio las cosas fueron mejorando
y Dios no nos faltó.
e. Ejemplo de amor
Alguien dijo que: “Nadie es producto de la nada”. En ese
sentido, quiero resaltar las cosas lindas que mi madre me
enseñó. Desde niño era prohibido usar palabras ofensivas
en mi casa y mi madre nos decía que todos sus hijos eran
inteligentes, a fin de crear una buena autoestima.
En mi hogar no se estaba pendiente de la vida del
vecino. Cuando alguna persona le decía a mi madre que
habían hablado mal de ella, les contestaba en tono jocoso
que ella era bien famosa, pues todos hablaban de ella.
Mi madre me enseñó el poder de la oración. Ella ha sido
una intercesora. Yo la veía quedarse orando toda una noche,
hasta el amanecer. Eso le permitió tener grandes
experiencias de manifestaciones del poder de Jesucristo.
Cuando mi madre llegaba de cualquier asunto de la calle, lo
primero que hacía al entrar a su casa, era postrarse de
rodillas y dar gracias a Dios. Eso se constituyó en una
práctica en mi hogar.
Dentro de ese legado que mi madre nos dejó, hay que
resaltar el amor. La Biblia señala que el amor es el mayor de
todos los dones (1 Co. 13).
Recuerdo que en una ocasión mi mamá fue acusada
falsamente
por
unas
compañeras
27
de
trabajo.
Posteriormente, a esas dos jóvenes las despidieron de su
trabajo. Ellas no tenían donde ir y mi mamá les ofreció
alojarlas en su casa. Una de ellas vino con su hijo y mi mamá
le dio posada en su casa. Después fueron buenas amigas.
La Biblia señala que el amor cubre multitud de pecados
y es el arma más poderosa que poseemos los cristianos
contra nuestros enemigos.
28
Capítulo – 3 –
BAJO EL PODER DE DIOS
_______________________________________________________________
a. Mi experiencia con Dios
Mi mamá se convirtió en la década de los 70’s, y nos
enseñó de Dios desde niños, pero en la adolescencia nos
apartamos de Dios. Mi madre oraba incesantemente por mi
salvación, ya que me había involucrado mucho en las fiestas.
Pero, días antes de mi conversión, ya no sentía el deseo de
ir a las fiestas. En esos días, Dios le habló en una visión a mi
madre y le dijo: Ya no me ores por él, está en mi mano.
Fue en una campaña evangelística del hno. Estanislao
Marino, en la plaza los dolores de Tegucigalpa, Honduras, el
9 de agosto de 1986, donde hice confesión pública de Jesús
como mi salvador.
Realmente, yo repetí la oración de arrepentimiento
porque me sentí aludido por el mensaje. No obstante, puse
mi mano en mi boca para que la gente no lo notara, pues
tenía temor de volver atrás y cierta inseguridad de que yo
podría cumplirle a Dios. Para mi sorpresa, sentí el deseo de
congregarme en la iglesia y perseverar en el evangelio.
29
b. El bautismo de fuego del Espíritu Santo
En la primera semana de mi conversión a Cristo, un hermano
en la fe, León Fernández, que había estado recluido en
hospitales psiquiátricos y a quien Dios le había sanado
milagrosamente, me dijo: Quiero que mañana por la noche
vengas a la iglesia para orar por ti a fin de que recibas el
bautismo del Espíritu Santo. Yo estaba dispuesto a recibir
todo lo que el Señor tuviera para mí; pero quizá sin entender
en su totalidad lo que aquello implicaba -le respondí que el
siguiente día estaría allí-.
Llegué a la cita, en el templo no había reunión ese día,
pero estaba abierto para otras actividades. El hermano León
Fernández me llevó a la parte baja de la iglesia, solo
recuerdo que puso sus manos sobre mí y comencé a sentir
el poder de Dios. De repente comencé a hablar en lenguas
extrañas que yo no entendía, comenzó a fluir un gozo
enorme en mi corazón que jamás había experimentado y
una danza que se extendió por todo el amplio salón donde
estábamos. El gozo era tan impresionante que llamó la
atención de algunos hermanos que entraban a aquel lugar
y sin reparos yo les abrazaba con lágrimas en mis ojos, lleno
de gozo. Tiempo después, el Señor me hizo entender que
aquella manifestación del poder del Espíritu Santo, fue
necesaria para fortalecerme en sus caminos.
Aquella temprana experiencia con el poder de Dios,
cambió totalmente mi vida y mi visión acerca de Dios, pues
era una confirmación de la presencia de Dios en mi vida. La
30
Biblia señala que la promesa del bautismo del Espíritu Santo,
tal como Cristo les dijo a sus discípulos que la esperaran: 4 Y
estando juntos, les mandó que no se fueran de
Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la
cual, les dijo, oísteis de mí. 5 Porque Juan ciertamente
bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el
Espíritu Santo dentro de no muchos días (Hch. 1:4-5), es
una confirmación (no la única) de la presencia de Cristo en
él también vosotros, habiendo
oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra
la vida del cristiano:
13 En
salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con
el Espíritu Santo de la promesa, 14 que es las arras de
nuestra herencia hasta la redención de la posesión
adquirida, para alabanza de su gloria (Ef. 1: 13-14).
Las arras, se refiere a un sello que antiguamente se
colocaba para certificar un documento o como una señal de
garantía, durante una compra. Eso implica que el bautismo
del Espíritu Santo es un sello que nos confirma y anticipa
que somos del Señor. A la vez, reviste de poder al cristiano
para cumplir su misión evangelizadora en la tierra: 8 Pero
recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el
Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda
Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra (Hch. 1:
8).
La Biblia señala que esta manifestación del poder de
Dios es para todos los cristianos, no solo para la iglesia
primitiva. Eso fue lo que Pedro les respondió a los que
cuestionaron el derramamiento del Espíritu Santo, el día de
31
Pentecostés:
38
Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese
cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para
perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu
Santo.
39
Porque para vosotros es la promesa, y para
vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para
cuantos el Señor nuestro Dios llamare (Hch. 2:38-39).
El bautismo de fuego del Espíritu Santo, con su
manifestación de hablar en otras lenguas, está vigente para
los cristianos de todas las épocas, según explicó el apóstol
Pedro el día de Pentecostés: “Porque para vosotros es la
promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que
están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios
llamare”. La evidencia histórica muestra que, aunque el
diablo ha tratado de frenar el poder de Dios de la Iglesia; no
ha podido. La historia cristiana evidencia que los cristianos
han sido bautizados con el fuego del poder del Espíritu
Santo alrededor del mundo durante dos siglos continuos,
desde el día de Pentecostés, hasta nuestros días. Y lo sigue
haciendo, aunque haya aun cristianos que traten de
detenerlo, por no entenderlo.
Hay que advertir que existe el peligro de blasfemar
contra el Espíritu Santo, que es el único pecado que no les
será perdonado, a quienes se mofan de las manifestaciones
del Espíritu Santo y se burlan de las lenguas divinas que Dios
imparte a los que creen (Mt. 12:31). Ante esa advertencia
divina de un juicio imperdonable a los blasfemos y
burladores del Espíritu Santo, sería mejor no juzgar, lo que
se desconoce.
32
Para los que hemos experimentado el poder de Dios en
nuestras vidas, estas manifestaciones son incuestionables,
pues no las buscamos. Dios se manifestó sin nosotros
haberlo pensado o planificado, ese fue mi caso.
Lo único que puedo decir es que recién convertido a
Cristo, el Espíritu Santo me bautizó con lenguas de fuego y
a partir de allí comencé a experimentar milagros, sanidades,
liberaciones, dones espirituales, visiones y el poder de Dios
manifestado en mi vida.
Quizá millones de hermanos pentecostales alrededor
del mundo, que no tienen culpa de haber experimentado el
poder de Dios, solo puedan decir como el apóstol Pedro,
cuando los fariseos cuestionaban el poder de Dios:
20 Porque
no podemos dejar de decir lo que hemos visto
y oído (Hch. 4:20).
c. Conociendo la voz del Espíritu Santo
Si Dios es real y creó la voz, es de suponer que Él habla por
medio de su Espíritu Santo (Sal. 94:9). La primera vez que
escuché esa voz del Espíritu Santo, yo tendría solo semanas
de convertido. Durante un servicio de la iglesia, antes que
hicieran el llamado para aceptar a Cristo, escuché aquella
voz que me dijo: Hoy se convertirán ocho personas. Sin
dudar, comencé a dar gracias a Dios en fe por aquellos ocho
convertidos, creyendo que así sería.
33
Cuando comenzó el llamado para aceptar a Cristo cerré mis
ojos y al final los abrí, conté los convertidos, pero solo había
siete. Muy triste, cerré mis ojos y pensé que aquella voz no
era la de Dios. Pero, cuando abrí los ojos nuevamente conté
de nuevo y había ocho convertidos. Una persona más había
pasado después al final del llamado. Ahora estaba triste por
haber dudado de Dios, y con lágrimas en los ojos, le confesé
a un hermano mi duda.
Aunque esta experiencia pudiera parecer insignificante
era el comienzo de una vida de fe que desataría grandes
prodigios de parte de Dios para mi vida.
El Espíritu Santo y la Biblia siempre van juntos, son como
las dos alas de un ave que, sin una de ellas, el ave no puede
conseguir el vuelo perfecto. El Espíritu Santo inspiró la Biblia,
por tanto, no la puede negar o contradecir; solo puede
confirmarla. Eso significa que nadie que hable por el Espíritu
Santo contradice la Biblia.
Aprender a escuchar la voz del Espíritu Santo es una
bendición en la vida del cristiano y solo se consigue a través
de la búsqueda de Dios y la consagración.
Si alguien pregunta, cómo es la voz de Dios o no cree,
solo demuestra que le falta buscar más de Dios. No se trata
solo de buscarlo en ayuno y oración, eso es indispensable,
es necesario conocer el carácter de Dios (revelado en la
Biblia) para aprender a relacionarse bien con Él. Eso deriva,
en gran medida, de nuestra obediencia a la Biblia y luego a
la voz del Espíritu Santo, quien guía al cristiano:
34
13
Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará
a toda la verdad; porque no hablará por su propia
cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará
saber las cosas que habrán de venir (Jn. 16:13).
Es de advertir que no hay otra verdad; si no la que está
revelada en la Biblia. Por medio de la Biblia Dios habla a la
humanidad acerca de su plan salvífico. El Espíritu Santo solo
le confirma al cristiano lo que ya Cristo ha enseñado en la
Biblia; sin agregarle, ni quitarle. No obstante, el cristiano
necesita dirección de Dios para su vida personal, ministerial,
etc., y es allí donde el Espíritu Santo nos dirige. Siempre en
obediencia a la Biblia y nunca fuera de ella.
d. El ayuno y la oración
Nuestra generación fue marcada por gente de ayuno y
oración, uno de esos ejemplos fue el evangelista Yiye Ávila,
quien ayunó durante cuarenta días.
La Biblia señala que Moisés ayunó durante cuarenta días
(Éx. 34:28); Elías también ayunó cuarenta días (1 R. 19: 7-8);
Jesús ayunó cuarenta días (Mt. 4:2). El ayuno es necesario
para intensificar la oración a fin de desatar el poder de Dios.
Jesús dijo que hay espíritus inmundos que no salen fuera de
las personas poseídas, salvo por medio de ayuno y oración:
20 Jesús
les dijo: Por vuestra poca fe; porque de cierto
os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza,
diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y
35
nada os será imposible. 21 Pero este género no sale sino
con oración y ayuno (Mt. 17: 20-21).
La fe es lo primero que se necesita para desatar el poder de
Dios; pero la fe requiere acción. Si alguien cree que Dios
tiene poder para sanar y liberar, entonces debe clamar para
que le conceda esos milagros. El ayuno y la oración es la
manera de intensificar nuestra comunión con Dios a fin de
recibir mayor unción para orar por milagros.
El valor del ayuno consiste en que nos negamos a lo que
más nos gusta y necesitamos, nuestros alimentos. De esa
manera le mostramos a Dios que él tiene el primer lugar en
nuestra vida. Jesús dijo que cuando él no estuviera en la
tierra sus discípulos debían ayunar:
18 Y
los discípulos de Juan y los de los fariseos
ayunaban; y vinieron, y le dijeron: ¿Por qué los
discípulos de Juan y los de los fariseos ayunan, y tus
discípulos no ayunan?
19 Jesús
les dijo: ¿Acaso pueden
los que están de bodas ayunar mientras está con ellos
el esposo? Entre tanto que tienen consigo al esposo, no
pueden ayunar.
20 Pero
vendrán días cuando el esposo
les será quitado, y entonces en aquellos días ayunarán
(Mr. 2:18-20).
Cuando Jesús estuvo en la tierra guio a sus discípulos
durante su ministerio, pero después de su partida los
discípulos bajo el poder y la guía del Espíritu Santo, debían
continuar predicando el evangelio en la tierra, y para eso
necesitaban ayunar y orar.
36
El ayuno y la oración fue una práctica de la iglesia primitiva
(Hch. 13: 2, 14: 23) y lo sigue siendo para toda la iglesia del
Señor en la actualidad.
Las grandes victorias que Dios ha dado a mi vida han
estado acompañadas de esos imprescindibles períodos de
ayuno y oración. A medida que vamos profundizando en la
práctica del ayuno y la oración, el Espíritu Santo nos guía
cuando debemos ayunar. El ayuno debe tener un propósito
específico, pero a veces lo hacemos solo en obediencia, sin
saber porque, hasta que Dios nos muestra su propósito.
Al comienzo de mi vida cristiana, cuando ya había
aprendido a ayunar por muchos días, Dios me llamó a
ayunar cuarenta días, entregando el ayuno diariamente.
Estos ayunos eran completos, entregados al caer la noche.
Posteriormente, Dios me habló que los ayunos no deben
ser entregados, sino hasta después de las tres de la tarde,
para que fuesen agradables ante él.
Dios me dio una promesa de salir de mi país y después
de muchos años de espera, al acercarse la fecha del
cumplimiento, Dios puso en mi corazón hacer otra vez el
ayuno de cuarenta días y la respuesta llegó. A mi hermano
Nelson, Dios también le dio la misma promesa, y para ese
tiempo ya se había cumplido, él vivía en Puerto Rico.
En ese período de ayuno y oración dice mi hermano que
comenzó a escuchar la voz de Dios que le decía
constantemente, ayuda a tu hermano; pero él se preguntaba
cómo me podía ayudar, pues no tenía la forma de hacerlo.
37
Un día, mientras pasaba frente a una universidad cristiana y
para deshacerse de aquella voz, llegó para ver la posibilidad
de que yo estudiara allí. Habló con el presidente de la
universidad y le dijo que durante muchos años habían
quitado el programa de estudio para extranjeros, pero que
hacia una semana lo habían reactivado y que yo sería el
primer estudiante extranjero del programa.
En el año 2000, Dios abrió la puerta para salir de
Honduras, hacia Puerto Rico. Estando en Puerto Rico, Dios
me había hablado personalmente y lo había confirmado por
medio de profetas que saldría hacia Estados Unidos.
Cuando se acercaba la fecha del cumplimiento de la
promesa, se dio en medio de circunstancias difíciles, pues
cuando más confiamos en Dios, prueba nuestra fe y a veces
todo parece contrario a los que esperamos. Pero, comencé
nuevamente un período de ayuno y oración el cual desató
la bendición y la puerta se abrió de manera milagrosa para
viajar de Puerto Rico hacia Estados Unidos.
El hermano y amigo José Perdomo, quien vivía en
Charleston S. C., dice que comenzó a sentir el deseo de
llamarme para apoyarme a fin de levantar una obra en
Charleston. Yo había estado orando y esperando durante
dos años, pero en esos días, estaba en un período intenso
de ayuno y oración para que Dios me dirigiera al lugar
correcto, pues sentía que el tiempo de Dios había llegado,
pero no tenía idea a qué lugar de Estados Unidos el Señor
me guiaría. El plan de salir a servir al Señor era solo por
38
medio de la fe. Sé que Dios desesperó al hermano José para
que me llamara.
Antes de esta oportunidad, ya me habían hecho una
oferta de pastorear en Texas, la cual rechacé porque todo se
trataba de dinero y no de salvar almas. Es posible que
durante el tiempo que se espera el cumplimiento de las
promesas de Dios, aparezcan ofertas falsas.
Hay que enfatizar, que para ver las promesas de Dios
cumplidas, se debe mantener la fe durante el período de
espera. Es indispensable para ver resultados.
La fe puede menguar, pero no hay que perderla por
completo. Dios cumple sus promesas a su tiempo y honra a
los que le creen hasta el final, aunque las circunstancias no
sean las mejores y las condiciones sean contrarias.
Solamente hay que asegurarse que sea Dios quien nos guíe
y no nuestras propias emociones.
Dios me había hablado que dentro de las facetas
ministeriales, yo sería pastor. Cuando el hermano Ricardo
Castillo me dio esa palabra, pensé que estaba hablando por
emoción, porque a mí me llamaba más la atención el
ministerio evangelístico.
Después de muchos años de espera, Dios cumplió su
promesa y en el año 2008, salí al ministerio pastoral a
Estados Unidos, solo guiado por el Espíritu Santo, sin el
respaldo económico de ninguna misión cristiana. Dios
también me había hablado que el ministerio sería
independiente, así como comenzaron todos los concilios.
39
Todas las personas que comenzaron un concilio, lo hicieron
de forma independiente. Así nacieron los concilios. Este
llamado se lo comuniqué a mi pastor. Vale la pena aclarar
que eso lo hice guiado por el Espíritu Santo, no por falta de
sometimiento, pues fui obediente con mi pastor.
A veces se critica a los ministros independientes, que
comienzan un nuevo concilio. Si se hace sin la dirección de
Dios puede terminar en fracaso. Hay muchos que lo hacen
porque son rebeldes y no quieren someterse a nadie. Otros
lo hacen dirigidos por el Espíritu Santo.
En nuestro caso, Dios nos dio el reglamento de la misión,
antes de comenzar el ministerio. Uno de los grandes
fracasos de algunos ministerios independientes es que no
saben en lo que creen y tampoco tienen un reglamento
escrito. Esa es la base de un ministerio sólido con
fundamento en la Biblia, pues evitará las herejías en que
incurren algunos ministerios incipientes.
Comenzar un ministerio independiente, debe ser bajo
un llamado divino. Nadie debiera hacerlo, salvo que esté
seguro de haber sido llamado por Dios. De lo contrario,
corren el riesgo de fracasar. Hay quienes trabajan de forma
independiente, bajo la cobertura de otro ministerio. Si eso
se refiere a que un concilio de doctrina sana respalda ese
ministerio, no hay nada malo. Pero, si esa cobertura se
refiere a que tienen la necesidad de un padre espiritual
(apóstol) para poder realizar su ministerio, es herejía.
40
II. LA OBEDIENCIA A LA VOLUNTAD DIVINA
a. La formación del carácter cristiano
Una de las tareas más grandes que Dios tiene que realizar
en la vida del recién convertido a Cristo, es la formación del
carácter. El Espíritu Santo ayuda en esta labor al cristiano, ya
que, de otra manera, Dios no le podría utilizar en su reino
para realizar sus planes. Jesús dijo:
24 Entonces
Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere
venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz,
y sígame (Mt. 16:24).
Es un requisito doblegar nuestra voluntad para aceptar la de
Dios. Jesús dijo que, si alguien le quiere seguir, debe negarse
a sí mismo. Eso implica negarse a hacer su propia voluntad.
Luego debe tomar su cruz o aceptar la voluntad de Dios.
Primero la que está escrita en la Biblia y luego el plan
específico de Dios para su vida en la tierra.
El crecimiento en el proceso de entregar la voluntad a
Dios y dejar que Él forme el carácter, dependerá de cada
cristiano. Pero es determinante para el crecimiento
espiritual. El cristiano comúnmente, viene de un mundo
donde está acostumbrado a hacer su propia voluntad. Pablo
dice:
22 En
cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del
viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos
engañosos,
23 y
renovaos en el espíritu de vuestra
41
mente,
24
y vestíos del nuevo hombre, creado según
Dios en la justicia y santidad de la verdad (Ef. 4:22).
En esta formación del carácter, Dios fue tratando conmigo
desde los inicios de mi vida cristiana. Recuerdo que, a solo
días de convertido, llegué al templo y estaban allí dos
jóvenes. Uno de ellos, que tenía algún tiempo de convertido,
me dijo que el pastor había dado orden que yo cargara una
enorme banca hasta la casa del carpintero, para repararla. El
lugar estaba algo distante del templo.
Le pregunté que si estaba seguro que el pastor había
dado tal orden, pues me pareció extraño. Pero él dijo que sí
y sin intención de ayudarme a cargarla. Sin reparos, cargué
la banca hasta el lugar indicado, pues entendía que debía
obedecer a mi pastor, con un poco de vergüenza pues
estaba en mi juventud y por esa calle transitaban todas mis
amistades.
Al regresar al templo el joven me dijo que no era cierto,
que la orden se la habían dado a él. Me quedé tranquilo,
pues yo deseaba actuar como un cristiano, a pesar de que
ellos eran jóvenes con más tiempo en el evangelio. Desde
allí fui aprendiendo lo que es la humillación, pues Dios
estaba formando mi carácter.
En la vida cristiana hay que enfocarse más en lo que Dios
tiene que enseñarnos a nosotros y no en la condición de los
demás. Hubiese sido fácil para mí ese día reclamarle al
hermano, pero sabía que Dios me estaba formando y era
42
más importante superar mi propio orgullo que pelear con
mi hermano, quien debía servirme de ejemplo.
Cuando me convertí al evangelio fui bautizado con el
Espíritu Santo y Dios utilizó un hermano en Cristo, pero no
sabía que el hermano tenía problemas precisamente de
carácter y eso había creado una situación con el pastor. Le
guardaba cariño al hermano, al igual que amaba y respetaba
a mi pastor. Pero quedé en medio de la situación.
Debido a esa situación el pastor se distanció de mí y yo
no entendía, porque era nuevo en la fe. La situación se
extendió por muchos meses, hasta que sentí el deseo de ir
a casa del pastor y pedirle perdón por si lo había ofendido.
El amablemente se excusó y acepté las disculpas.
No fue fácil para mi entender la situación porque en los
primeros siete meses de convertido no hubo buena
comunicación con él. Pero, Dios me enseñó que todas las
cosas me ayudarían a bien; si las tomaba con humildad y
mansedumbre.
Otra prueba de mi carácter se dio cuando un hermano
en Cristo que dirigía una empresa de seguridad me ofreció
empleo. Me dijo que trabajaría en el departamento de
ventas. Cuando me presenté a la cita me explicó que no
tenía trabajo en ese cargo, que si quería trabajar en
seguridad. Me sorprendí, porque el trabajo de seguridad en
aquel tiempo, lo tomaba la persona que no tenía ningún
estudio, yo había estudiado en la universidad y aunque no
estaba graduado, no esperaba esa posición.
43
Pero Dios me había puesto en medio de esa encrucijada y
me dijo que tomara el empleo. En cuestión de horas estaba
con un arma de seguridad en mi cintura, cuidando una
empresa. Fueron siete meses de sometimiento a la voluntad
divina. A veces sentía el deseo de abandonar todo, pero
escuchaba la sutil voz de Dios, que era necesario que me
quedara allí, hasta que Él dijera.
Gracias al Señor superé la prueba hasta el fin con la
promesa de que allí no pasaría nada y se cumplió.
Durante ese tiempo me enviaban a diferentes lugares a
trabajar y en ocasiones le abría la puerta a mis
excompañeros de estudio, los cuales se quedaban
asombrados al verme allí. Algunos habían sido compañeros
en un colegio privado en el que había estudiado por algún
tiempo y simplemente cambiaban su cara para otro lado y
me ignoraban.
El proceso de formación durante este tiempo fue de los
más fuertes que experimenté como cristiano, pero se debe
acentuar que, sin la formación del carácter, Dios no puede
depositar dones y ministerios en sus hijos.
Esa formación temprana en mi carácter me ayudó a ser
un depósito del poder y la gloria de Dios. Dios no puede
usar personas que no someten a Él su voluntad, a fin de
perfeccionar sus caracteres.
44
b. La obediencia a la voluntad de Dios
El reto más grande que tiene un cristiano es alinear su
voluntad con la de Dios. En la oración modelo Jesús enseñó
que esta debe ser uno de nuestros anhelos y oraciones:
10 Venga
tu reino. Hágase tu voluntad, como en el
cielo, así también en la tierra (Mt. 6:10).
En el cielo se hace la voluntad perfecta de Dios. Así mismo,
debemos anhelar que se haga en la tierra. Esta obediencia
que demanda Dios de cada cristiano, se refiere primero a la
obediencia a la Biblia y después a la voz del Espíritu Santo.
No puede ser al revés.
Nadie que reclame obedecer a la voz del Espíritu Santo
puede contradecir las enseñanzas de la Biblia. Existe el
peligro de creer que los dones espirituales (por sí mismos)
autorizan al cristiano a actuar de manera absoluta. Sin
reconocer la autoridad de la Biblia y de las autoridades
delegadas por Dios (pastores o líderes).
La Biblia señala que los cristianos deben respetar aún a
las autoridades seculares:
13 Por
causa del Señor someteos a toda institución
humana, ya sea al rey, como a superior,
14 ya
a los
gobernadores, como por él enviados para castigo de los
malhechores y alabanza de los que hacen bien (1 P.
2:13-14).
La obediencia que le debemos a Dios como sus hijos
amados, es sin reservas. Dios nos conducirá por el camino
45
correcto a sus bendiciones, si somos obedientes a su
voluntad. Una vez que el cristiano conoce y practica la
voluntad de Dios revelada en la Biblia, puede aspirar a pedir
dirección del Espíritu Santo en su vida personal.
Recuerdo que en mis primeros años de convertido,
anhelaba continuar mis estudios universitarios, pero Dios
tenía otros planes para mi vida. El me llamó a servir de apoyo
en el ministerio pastoral de mi madre.
No fue fácil, pues era joven y sentía temor de ir a aquel
lugar que me alejaba de las luces de la ciudad y el contacto
con las comodidades del mundo moderno. Fue un sacrificio
fuerte, pero obedecí el llamado del Señor.
Al principio vivíamos en casas alquiladas con mi madre
y no teníamos muchos recursos para sostenernos; pero, con
el tiempo, nuestra condición fue mejorando.
Dios le permitió a mi mamá ser la pionera para levantar
muchas obras en ese lugar. Ella predicó la mayor parte del
tiempo a caballo y a pie en la zona de Lepaterique, F. M., y
sus alrededores. Esto fue en Honduras.
Recuerdo que en ese tiempo no había luz eléctrica en el
pueblo y yo acostumbraba dejar una pequeña linterna de
baterías debajo de mi almohada. Una noche, mientras
dormía, el ángel de Dios guio mi mano hacia la linterna, la
tomé y la encendí. Sin darme cuenta, pues estaba dormido,
apunté hacia un lugar específico de la pared. Desperté y abrí
los ojos y me di cuenta que estaba alumbrando a un alacrán
venenoso que estaba en la pared y venía hacia mí. Fue un
46
milagro porque todo lo hice dormido. Obviamente, maté el
alacrán. Dios me libró de ser picado esa noche.
En otra ocasión había una fiesta cerca de donde vivía. La
música estaba alta y era tarde en la noche, no podía dormir.
Recuerdo que apareció un ángel mostrándome un álbum de
fotografías familiares que solamente está en el cielo, porque
nunca vi esas fotos aquí en la tierra. El milagro fue mayor,
porque mientras veía las fotos, el ruido de la música
desapareció y me quedé dormido hasta el siguiente día.
c. La obediencia a la voz del Espíritu Santo
Jesús dijo que el Espíritu Santo guiaría al cristiano a toda
justicia y toda verdad:
13 Pero
cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará
a toda la verdad; porque no hablará por su propia
cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará
saber las cosas que habrán de venir (Jn. 16:13).
Se debe aclarar que esta guía del Espíritu Santo es para la
vida diaria del cristiano. En cuanto a la voluntad de Dios en
su plan de salvación para la humanidad, éste ha sido
revelado en la Biblia. La Biblia fue inspirada por el mismo
Espíritu, así que, el Espíritu Santo solo confirmará lo que la
Biblia enseña. Valga la aclaración porque muchos caen en el
error de obviar las enseñanzas bíblicas, con la excusa de que
el Espíritu les dirá todo lo que deben hacer, sin entender que
el Espíritu Santo siempre dirá amén a la Biblia. Estos se
47
llenan de arrogancia y menosprecian a las autoridades que
Dios ha establecido en todo lugar.
Cuando Jesús estaba en la tierra, el guiaba a sus discípulos:
12
Cuando estaba con ellos en el mundo, yo los
guardaba en tu nombre; a los que me diste, yo los
guardé, y ninguno de ellos se perdió, sino el hijo de
perdición, para que la Escritura se cumpliese (Jn. 16:12).
Pero, antes de partir al cielo, Jesús les dijo a sus discípulos
que no los dejaría solos; si no que enviaría al Espíritu Santo
para que les guiara en la tierra:
15 Si
me amáis, guardad mis mandamientos.
16 Y
yo
rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que
esté con vosotros para siempre: 17 el Espíritu de verdad,
al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le
conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con
vosotros, y estará en vosotros (Jn. 14:15-17).
El Espíritu Santo habita en el cristiano desde el momento de
su conversión a Cristo, y si el cristiano permanece en
obediencia, no se apartará de Él. Jesús les dijo a sus
discípulos que: Si guardaban sus mandamientos, Él pediría
al Padre para que enviaría su Espíritu Santo sobre ellos.
El Espíritu Santo habitó en los apóstoles, antes que
recibieran el bautismo de fuego el día de Pentecostés. Jesús
les dijo:
22 Y
habiendo dicho esto, sopló, y les dijo: Recibid el
Espíritu Santo (Jn. 20:22).
48
Eso implica que todo cristiano que vive en obediencia a la
Biblia y se guarda en santidad tiene el Espíritu Santo
habitando en su vida. No obstante, el bautismo de fuego, es
una unción de poder prometida a los cristianos de todas las
épocas de la Iglesia (Hch. 2:38-39).
A partir del derramamiento del Espíritu Santo en el día
de Pentecostés, la iglesia primitiva comenzó a experimentar
un avivamiento, guiado por el Espíritu Santo. Ese mismo día,
los apóstoles fueron bautizados con lenguas de fuego y
hablaron en otras lenguas, según el Espíritu les daba que
hablasen (Hch. 2:4).
Lo interesante es que el derramamiento del Espíritu
Santo tenía el propósito de revestir de poder a la Iglesia para
realizar su misión evangelística en todo el mundo.
Ese día, Dios le habló en su propio idioma a los presentes
de todas las naciones que estaban reunidos en Jerusalén
para celebrar el día de Pentecostés. Los discípulos no
conocían los idiomas de los extranjeros, pero el Espíritu
Santo usó sus labios para predicarles en sus propios idiomas
las maravillas del Evangelio:
7Y
estaban atónitos y maravillados, diciendo: Mirad,
¿no son galileos todos estos que hablan? 8 ¿Cómo, pues,
les oímos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua
en la que hemos nacido? (Hch. 2:7-8).
Debido a las persecuciones, la Iglesia primitiva salió de
Jerusalén a predicar a las naciones, pues ese era el propósito
del Espíritu Santo:
49
8
Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre
vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en
Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último
de la tierra (Hch. 1:8).
El Espíritu Santo fue guiando a Felipe a Samaria. Este
escuchó la voz del Espíritu Santo diciéndole que se acercara
al carruaje de un funcionario:
29
Y el Espíritu dijo a Felipe: Acércate y júntate a ese
carro (Hch. 8:29).
Pedro también fue guiado por el Espíritu Santo, quien le dijo
que fuese a casa de Cornelio, a predicarle el Evangelio:
19 Y
mientras Pedro pensaba en la visión, le dijo el
Espíritu: He aquí, tres hombres te buscan.
20 Levántate,
pues, y desciende y no dudes de ir con ellos, porque yo
los he enviado (Hch. 10:19-20).
Los profetas de la Iglesia primitiva también fueron guiados
por el Espíritu de Dios, en cierta ocasión y confirmaron por
el Espíritu el llamado de Bernabé y Pablo al ministerio:
1 Había
entonces en la iglesia que estaba en Antioquía,
profetas y maestros: Bernabé, Simón el que se llamaba
Niger, Lucio de Cirene, Manaén el que se había criado
junto con Herodes el tetrarca, y Saulo.
2 Ministrando
éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo:
Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los
he llamado. 3 Entonces, habiendo ayunado y orado, les
impusieron las manos y los despidieron (Hch. 13:1-3).
50
Anteriormente, he narrado algunas de mis primeras
experiencias con la voz del Espíritu Santo, la primera fue
recién convertido a Cristo, cuando escuché la voz del
Espíritu decirme que esa noche se convertirían ocho almas,
lo cual fue así. En otra ocasión, el Espíritu Santo me dijo que
le preguntara a una hermana por sus diezmos, los cuales ella
no estaba ofreciéndolos a Dios.
Otra vez, estando en el culto, el Espíritu Santo me dijo:
Pídeme unas botas. A mí no me gustaban las botas, porque
no era un estilo que se usaba en mi juventud. Pero obedecí
y se las pedí, dándole gracias.
Al llegar del culto a mi casa, me encontré un vecino y él
me preguntó: ¿Le gustan las botas? Yo le dije, que sí. Tengo
unas para ti -Me dijo- Y me las dio. Eran muy bonitas, pero
Dios tenía un propósito mayor con las botas.
En ese tiempo era líder a nivel nacional y me asignaron
hacer una visita a un pueblo muy remoto. Fui a predicar a
una iglesia y muchas personas recibieron el bautismo del
Espíritu Santo, con la manifestación de hablar en otras
lenguas. Lo interesante es que en ese lugar el uso de las
botas era muy común y ellos se sintieron identificados
conmigo.
Durante esa visita, yo no conocía el pueblo y no sabía a
quién visitar durante el día. Le oré al Señor y escuché la voz
de Dios decirme que un niño muy fervoroso de la Iglesia me
guiaría en las visitas. Al siguiente día el niño llegó al ho9gar
donde me hospedaba y él tenía la agenda, yo solo obedecía.
51
Creo que Dios prueba nuestra obediencia y capacidad para
humillarnos. Las visitas fueron exitosas.
En este viaje sucedió otro milagro. Antes de salir al viaje,
preparé la ropa para lavarla, pero mientras estaba en remojo
en la parte de afuera de mi casa, desapareció. Sabía que era
un ataque del enemigo, pues el vino a robar, matar y a
destruir. Pero comencé a orar a Dios que me supliera ropa,
pues no tenía para ir al viaje.
Comencé a orar intensamente, pues la Biblia señala que,
si anhelamos respuestas de Dios, debemos orar con
insistencia (Lc. 18:1-8). El día del viaje se acercaba y había
orado con toda mi fe, pero no había recibido respuesta.
Le pregunté a Dios porque no me respondía. Y me dijo:
Debes orar más. Entonces me quedé largo tiempo en
oración por la noche y la respuesta bajó. Dios me dijo que
al siguiente día llegaría una hermana a mi casa, a ella le
llamábamos la hermana Tula.
Nuestra casa tenía dos plantas, fui a la planta alta donde
estaba mi madre y le dije por el Espíritu que, al siguiente día
por la mañana, llegaría la hermana Tula, que la atendiera y
que le dijera que me esperara si yo estaba aún dormido.
Justamente, la hermana llegó a mi casa muy temprano, pero
no traía ropa, ni dinero, porque ella era muy pobre.
No obstante, accioné mi fe, pues cuando Dios abre una
puerta es porque va a obrar. Le pregunté si sabía dónde
vendían ropa. Ella me dijo que cerca de su casa había una
tienda que yo no conocía. Estaba cerca de mi casa, así que
52
decidí ir en fe. Cuando llegué allí, comencé a ver la ropa;
pero yo no tenía dinero. De repente me encontré de frente
a una hermana en Cristo. Ella me saludó amablemente y me
dijo que si necesitaba algo de la tienda ella lo pagaría. Así
obró Dios y tuve la ropa que necesitaba para el viaje.
d. La fe en acción
Cuando trabajaba en seguridad nos pagaban en una oficina,
que usualmente estaba distante de los lugares de trabajo.
En cierta ocasión, solo tenía el pasaje para ir a mi casa o para
ir a cobrar a la oficina. Había rumores de que ese día
pagarían, pero no era algo seguro y no tenía manera de
comunicarme. Tenía que decidir qué hacer, pero si iba a la
oficina no tenía dinero para regresar a mi casa.
Le oré a Dios y le puse una señal. Si al llegar a la estación
de buses, el primero iba hacia mi casa no pagarían; pero si
el autobús iba hacia la ruta de la oficina de pago, entonces
iría a la oficina porque pagarían.
Cuando me aproximaba a la estación estaba un bus que
iba hacia mi casa, pero cuando me acerqué se fue, así que,
el siguiente bus pasaba por la oficina y me fui a cobrar.
Estuve allí esperando, pero no estaban pagando. Decidí
esperar porque había orado a Dios y confiaba en su
dirección. Decidí leer la Biblia y después de unas horas, la
persona encargada dijo: Ya que pagaremos mañana, porque
no le pagamos a este joven. ¡Gloria a Dios!
53
En el mismo trabajo, un compañero me pidió que fuera su
aval en un préstamo. El aval paga en caso de que el
prestamista falle en pagar. Yo le dije que no hacía nada sin
consultar con mi padre. Él se extrañó y me dijo que era muy
raro que consultara con mi padre, si yo era un adulto. Le
explique que él tenía mucha experiencia.
El no entendía que era mi Padre celestial. Le pregunté
a Dios y me dijo que no lo hiciera. Yo solo obedecí y al
siguiente día le dije que no podía. Él se enfadó conmigo.
Pero otro compañero de trabajo le sirvió de aval. Ese
compañero me dijo después tuvo que pagar el préstamo
porque el hombre falló en los pagos y no aparecía por
ningún lado.
Llegó el tiempo en que Dios me llamó a vivir por la fe;
no de la fe, porque es distinto. El que vive por la fe no pide;
sino que espera que Dios le supla sus necesidades.
Durante este tiempo, a veces no tenía dinero, ni que
comer, pero Dios me decía, prepárate que te invitaré a
comer. Me bañaba, cambiaba de ropa y me sentaba en el
mueble de mi casa, esperando. De repente, alguien tocaba
la puerta y me decía que estaba en la calle y Dios le había
dicho que me invitara a comer. Solo les respondía que ya les
estaba esperando. ¡Gloria a Dios!
Siempre que Dios llama a un ministerio o individuo a
vivir por la fe, otros tratarán de hacer lo mismo; sin haber
sido llamados y fracasarán. Muchas personas quisieron
54
imitar mi vida de fe, pero sin un llamado legítimo y les fue
muy mal.
e. La ministración de los ángeles
He escuchado algunas experiencias que algunos cristianos
han tenido con ángeles del Señor. Algunas son muy reales;
pero otras son producto de la imaginación. De entrada, hay
que señalar lo siguiente:

11
Los ángeles están para ayudar al pueblo de Dios:
Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, que te
guarden en todos tus caminos (Sal. 91:11).

Los cristianos un día seremos como los ángeles:
30 Porque
en la resurrección ni se casarán ni se darán en
casamiento, sino serán como los ángeles de Dios en el
cielo (Mt. 22:30).

Los ángeles no admiten adoración, ni deben ser
adorados:
10 Yo
me postré a sus pies para adorarle. Y él me dijo:
Mira, no lo hagas; yo soy consiervo tuyo, y de tus
hermanos que retienen el testimonio de Jesús. Adora a
Dios; porque el testimonio de Jesús es el espíritu de la
profecía (Ap. 19:10).

18
La Biblia condena la adoración de los ángeles:
Nadie os prive de vuestro premio, afectando
humildad y culto a los ángeles, entremetiéndose en lo
55
que no ha visto, vanamente hinchado por su propia
mente carnal (Col. 2:18).
Es importante comprender que, de acuerdo a la Biblia, los
ángeles no reciben, ni obedecen órdenes de los cristianos,
solamente de Dios. A Dios se le puede pedir que envíe
ángeles, pero no se les puede dar órdenes directamente a
los ángeles. Es incorrecto y tampoco obedecerán, pues ellos
solo cumplen la voluntad de Dios.
Hay cristianos que en oración se toman la atribución de
supuestamente, darles órdenes a los ángeles; pero eso es
una arrogancia. Esa orden no será cumplida.
Hay que pedirle a Dios que los envíe, no darles órdenes
a los ángeles, porque no escucharán. Aún Jesús estando en
la tierra no les daba órdenes a los ángeles, sino que se los
debía pedir al Padre en oración:
53 ¿Acaso
piensas que no puedo ahora orar a mi Padre,
y que él no me daría más de doce legiones de ángeles?
(Mt. 26:53).
Dicho lo anterior, contaré algunas experiencias que Dios
me ha permitido tener con ángeles. Durante una
enfermedad en la que estaba solo, el Señor Jesús me visitó
rodeado de cinco ángeles. Al instante y mientras Él partía al
cielo, tomó mi mano y mi alma salió de mi cuerpo. Comencé
a ver las nubes, la tierra hacia abajo y luego las galaxias. De
repente, sentí temor de perderme en el espacio infinito y
exclamé: ¡No! En ese momento mi alma regresó a mi cuerpo.
En otra ocasión, esa experiencia me sucedió nuevamente.
56
La presencia de los ángeles empezó a ser patente en mi vida.
Cierto día mientras oraba en el templo, un ángel del Señor
se me apareció con una espada en la mano. Yo tenía los ojos
abiertos y ante su resplandor tuve que bajar mi vista, pues
no soportaba la luz que irradiaba el ángel. Ese día me trajo
un mensaje del cielo acerca de la labor ministerial.
En otra ocasión, mientras descansaba, recién llegado de
un trabajo, un ángel me tocó los pies y me los movía. De
repente, escuché que alguien que gritaba mi nombre fuera
de mi casa; era un hermano a quien habían enviado para
que yo dirigiera una actividad evangelística. Quizá ese día
no hubiese podido llegar a la campaña evangelística por el
cansancio, pero el toque del ángel me hizo entender que
Dios me quería allí y fui a dirigir el evento.
Hay que señalar que estas experiencias con ángeles no
fueron visiones, fueron experiencias reales.
57
58
Capítulo – 4 –
EL COMIENZO DEL MINISTERIO
_______________________________________________________________
a. Dios apresura sus planes
Mi primera experiencia de predicación en público se dio, a
solo meses de convertido. Algunos hermanos de la iglesia
donde yo asistía, solían predicar en las plazas públicas de la
ciudad. Uno de ellos, me pidió que le acompañara a una de
esas predicaciones.
El comenzó a predicar en la plaza central, pero la gente
afanada no se detenía a escucharle. Al notar que no había
audiencia, inmediatamente les dijo a los presentes: El
hermano Joel dará un testimonio.
En verdad me sorprendió, pues cuando estudiaba en la
universidad y debía exponer al frente de mis compañeros,
prefería perder la nota a causa de la timidez para hablar en
público. Pero aquel día fue diferente. Algo me impulsó a
testificar de lo que Dios había hecho en mi vida, la gente se
detuvo y al hacer el llamado de salvación, algunas personas
cayeron de rodillas en aquel lugar público para aceptar a
Jesús como su salvador personal.
De allí en adelante, me involucré más en el evangelismo
personal, en hogares, autobuses, plazas públicas, etc.
59
Con el tiempo el Señor extendió el ministerio evangelístico
y comenzó a abrir puertas para predicar en diferentes
iglesias y luego en algunos programas radiales.
b. El servicio en la iglesia local
El período de las clases para bautismo en aguas en la iglesia
era de seis meses, pero Dios me permitió bautizarme a los
tres meses de convertido.
A los cinco meses de mi conversión se eligió al líder de
jóvenes de mi iglesia, lista que incluía a todos los jóvenes
bautizados. Dentro de aquella lista de jóvenes con muchos
años de pertenecer a la iglesia, al Señor le plugo elegirme
como líder de jóvenes, ante el asombro de la misma iglesia.
Ese mismo año, comencé a enseñar en un grupo de
discipulado del que salieron líderes, labor que Dios me ha
permitido continuar hasta hoy día en diferentes formas.
El deseo de enseñar a otros acerca del poder real de Dios
y su palabra me ha llevado a estudiar y escribir
fundamentales temas bíblicos que han sido publicados en
más de una decena de libros.
En ese período de líder de jóvenes, nos lanzamos en un
compromiso de evangelizar por las diferentes colonias
aledañas a la iglesia, donde Dios nos permitió predicar.
Aquel tiempo de servicio en la iglesia local fue
determinante en mi formación cristiana, pues Dios me
permitió participar de diferentes cargos dentro de la iglesia
60
de los que aprendí mucho. Dios no puede poner en
autoridad a quien no sabe someterse a la autoridad.
c. Tiempo de formación y espera
Cierto día, mientras estaba retirado en ayuno y oración en
el templo, escuché la voz del Espíritu Santo decirme que
saliera de aquel lugar. Yo no sabía hacia donde iba, pues lo
hice en obediencia a Dios.
Había caminado como unos cien metros cuando al pasar
frente a la casa de una hermana en Cristo, estaban dos
personas afuera que yo no conocía.
Una de ellas me dijo: Te estábamos esperando. Me
sorprendí, puyes no estaba citado a la reunión. Ella dijo:
Entremos, vamos a orar.
Durante esa oración, Dios me habló por medio de
aquellas profetizas, acerca del llamado ministerial que Él
había depositado en mi vida.
En otra ocasión estaba en oración y ayuno en el templo.
Mi pastor estaba en su casa y escuchó la voz del Espíritu
Santo decirle que fuera a la Iglesia y que ungiría a personas
para el servicio del ministerio. Recuerdo que estábamos
como cinco personas orando. Al menos tres de los que
estábamos allí, somos pastores.
Durante ese tiempo, Dios me habló de diversas maneras
confirmando el llamado ministerial a través de diferentes
manifestaciones del Espíritu Santo: En el ministerio
61
evangelístico, profético y de maestro. En dones de sanidad,
liberación de espíritus inmundos, imposición de manos para
recibir el bautismo del Espíritu Santo, como pastor y Escritor.
En los primeros días de mi conversión, no tenía un
trabajo secular. Así que, la mayor parte de mi tiempo lo
pasaba leyendo la Biblia durante largas horas. A veces leía
todo el libro de los Hechos, sin parar; o algunas cartas de
Pablo o un evangelio entero. El hambre de Dios era
insaciable.
Durante ese tiempo me encerraba a orar en la iglesia
donde me congregaba. Cuando terminaba el servicio me
quedaba en el templo orando por las noches y amanecía
orando de madrugada.
Durante un período de casi siete meses clamaba a Dios
diciéndole que estaba bien si no tenía un trabajo o que
comer, pero le pedía que me diera sabiduría para
permanecer en sus caminos. No con el fin de competir u
ostentar; si no para perseverar en sus caminos.
d. El Espíritu Santo confirma lo que la Biblia enseña
En la medida que fui creciendo en los caminos de Dios,
aprendí a escuchar la voz del Espíritu Santo. No obstante, al
principio fue difícil y frustrante.
No quiero decir con esto, que una vez que se aprende a
conocer y a distinguir la voz del Espíritu de Dios, de otras
voces (la del hombre y la de Satanás) es que ya no se
62
necesita buscar a Dios. Al contrario, una vez que se aprende
a conocer la voz del Espíritu Santo, se debe vivir en
obediencia, comunión y santidad para seguir escuchándola.
Pero hay un momento que se logra distinguir.
El joven profeta Samuel, tuvo esa experiencia. Al
principio, no sabía quién le hablaba (1 S. 3), pero después
aprendió a escuchar la voz de Dios. Samuel logró afinar
tanto su oído espiritual, que la Biblia señala que Dios no dejó
caer ninguna palabra suya al suelo (1 S. 3: 9). Eso significa
que sus profecías eran certeras, se cumplían.
Cierto día estaba sentado en el escritorio de una oficina
donde trabajaba. Este lugar quedaba frente a una calle
donde transitaba la gente. De repente, vi a una hermana en
Cristo que asistía a la iglesia que pasaba frente a la oficina.
El Espíritu Santo me dijo: Pregúntale por el diezmo. Me
levanté de la silla y la llamé, luego le saludé y le pregunté
que de dónde venía. Me respondió que venía de su trabajo.
Le pregunté que donde trabajaba y ella me explicó. Luego
le dije en tono afirmativo: ¡Oh hermana! Usted debe dar un
buen diezmo a la iglesia con ese trabajo. Ella fue sincera y
me confesó que no estaba diezmando.
En ese momento le expliqué que esa era la razón por la
que le había detenido, para preguntarle por el diezmo. Pero,
mientras
platicábamos
el
Espíritu
Santo
me
habló
nuevamente y me dijo que ella estaba pensando que el
pastor de la iglesia me había enviado para decírselo. Sin
explicarle, le advertí que el pastor no me había dicho nada
63
acerca de su diezmo y que yo no sabía algo del tema, ni
recibía algo de ese dinero. Esta experiencia la comparto
porque el Espíritu Santo confirma lo que la Biblia enseña.
Mi segunda experiencia acerca del diezmo, fue cuando
alguien me mandó llamar para orar por una mujer que
estaba delirando en su casa. Fui acompañado de un
hermano en Cristo. Al entrar a la casa, la señora hablaba
incoherencias, como alguien que no tenía control de lo que
decía. Parecía que había perdido la memoria.
Su esposo fue la persona que me llamó para orar por
ella. Antes de orar, el Espíritu Santo habló a mi vida y me
dijo que le preguntara al hermano por los diezmos. El,
asombrado me replicó que como se me ocurría hablar del
diezmo en un momento que su esposa había perdido la
mente. Todo lo que a él le importaba en ese momento era
que oráramos por su esposa. Le dije que no oraría hasta que
habláramos del diezmo porque esa la palabra que Dios me
había hablado. Luego él me dijo que el diezmaba.
Le respondí de nuevo que el Señor me decía que
habláramos acerca del diezmo. Entonces dijo que el daba
una ayuda a la iglesia. Allí está el problema -le respondí-.
Dios no quiere una ayuda, él quiere su fidelidad en el
diezmo.
Luego le pedí al hermano que me acompañaba, que le
explicara acerca del diezmo. El respondió que ya había
entendido. A continuación, oramos y la mujer quedó sana al
instante.
64
A veces, Dios trata con sus hijos de manera que no
entendemos. Dios tuvo que permitir esta circunstancia o la
utilizó para bien de aquella pareja.
La Biblia señala que no dar el diezmo es un robo, y el
robo es un pecado de condenación. Quien no diezma, es un
ladrón ante Dios. Estas experiencias las comparto para que
sepan que el Espíritu santo confirma lo que la Biblia enseña.
Tiempo después encontré al hermano muy alegre en la
calle, y me compartió que justamente, venia de pagar un
recibo muy alto y le dijeron que no debía casi nada. Me
compartió que el dinero lo donaría como una ofrenda
voluntaria para su iglesia. ¡Gloria a Dios! Aparte de entender
el diezmo, el hermano también estaba siendo generoso en
sus ofrendas con la iglesia.
65
66
Capítulo – 5 –
EL PODER DE DIOS
_______________________________________________________________
I. TESTIMONIOS DEL PODER DE DIOS
21
Jesús preguntó al padre: ¿Cuánto tiempo hace que le
sucede esto? Y él dijo: Desde niño.
22
Y muchas veces le
echa en el fuego y en el agua, para matarle; pero si
puedes hacer algo, ten misericordia de nosotros, y
ayúdanos (Mr. 9:21-22).
_______________________________________________________________
a. El demonio le atacaba en el agua y en el fuego
Era muy de mañana, yo recién había despertado al escuchar
personas conversando afuera, en el patio de la casa. Al abrir
la puerta, encontré a una anciana con su hijo que se había
convertido a Cristo. La anciana estaba en el suelo
sacudiendo su cuerpo. Sorprendido le pregunté a su hijo
¿Qué le sucede? El no pudo responder. Inferí, y en voz alta
repliqué, ¡ah! Esto le sucede siempre verdad, pues había
visto otros casos de personas que se desmayan. Si -me
respondió- siempre le sucede siempre. Pero el Espíritu Santo
me habló inmediatamente diciendo: ¡Reprende! porque son
demonios. Reprendí toda fuerza del mal de aquel cuerpo y
la entramos en brazos a la casa donde estuvo acostada cerca
67
de diez minutos. Al despertar, la anciana confesó que se
sentía débil, como si le hubiesen dado una paliza, cosa típica
en personas que son liberadas de demonios.
La anciana señaló que hacía más de veinte años que
padecía de ese tipo de ataques. El demonio le atacaba
cuando lavaba su ropa en los ríos y cuando estaba al lado
de su fogón. Allí entendí aquel caso que se menciona en la
Biblia (Mt. 17:14-15). El plan de los demonios al atacarle en
el agua, era para que se ahogara; y el de atacarle al lado del
fogón, era para quemarla, y así, matarla.
La anciana vivió muchos años más desde el día que fue
liberada. Desde ese día de su liberación y conversión a
Cristo, nunca volvió a padecer los ataques. El Señor la liberó
para siempre, y se fue libre para el cielo, pues partió a la
presencia de Dios, en Cristo.
Estas experiencias me han enseñado que Satanás tiene
diversas maneras de engañar al ser humano. En algunos
casos, los médicos atribuyen las enfermedades solo a causas
físicas; sin saber que estas pueden a la vez, tener causas
espirituales.
He visto personas atacadas con espíritus inmundos de
Epilepsia por causa de la ira, deseos sexuales reprimidos o
después de un accidente que no necesariamente ha
afectado el cerebro. La ciencia dice que la Epilepsia se
produce por un aumento de actividad eléctrica en las
neuronas del cerebro. Lo que ellos no saben es que los
68
demonios tienen poder para alterar, afectar e incluso tomar
control de cualquier parte del cuerpo humano.
En la Biblia se encuentra el caso de un joven al que Jesús
liberó de un espíritu mudo y sordo. Además, lo atormentaba
con ataques epilépticos y procuraba lanzarlo en el agua para
ahogarlo o tirarle en el fuego para matarlo:
20
Y se lo trajeron; y cuando el espíritu vio a Jesús,
sacudió con violencia al muchacho, quien cayendo en
tierra se revolcaba, echando espumarajos.
25 Y
cuando
Jesús vio que la multitud se agolpaba, reprendió al
espíritu inmundo, diciéndole: Espíritu mudo y sordo, yo
te mando, sal de él, y no entres más en él. 26 Entonces el
espíritu, clamando y sacudiéndole con violencia, salió;
y él quedó como muerto, de modo que muchos decían:
Está muerto.
27 Pero
Jesús, tomándole de la mano, le
enderezó; y se levantó (Mr. 9:20, 25-27).
Jesús les atribuyó la mudez y la sordera del joven a los
demonios. Los médicos creen que estas son condiciones
causadas por aspectos solamente físicos. Al no creer en el
mundo espiritual, ellos solo observan los efectos físicos en
los cuerpos de las personas; no las causas. Las evidencias
físicas que ellos muestran son reales, el asunto es que no
pueden identificar a los demonios porque son espíritus.
La ciencia solo cree en lo tangible, aunque los efectos de
los demonios a veces se pueden notar, como en este caso,
donde el demonio hacía que el joven sacudiera su cuerpo
con violencia y echara espuma por su boca.
69
b. En el nombre de Jesús: ¡Levántate y camina!
_______________________________________________________________
41
Y tomando la mano de la niña, le dijo: Talita cumi; que
traducido es: Niña, a ti te digo, levántate. 42 Y luego la
niña se levantó y andaba, pues tenía doce años. Y se
espantaron grandemente (Mr. 5:41-42).
_______________________________________________________________
Había finalizado una campaña evangelística. Multitudes de
personas salíamos de esa actividad. De repente, un niño, a
quien no conocía, se me acercó diciendo: ¡Hermano! le
necesitan para que haga una oración por una persona.
Pensé, si hay alguna necesidad tiene que ser el Señor quien
me envía, porque entre tanta gente el niño se dirigió a mi
sin conocerme. Al llegar al lugar había un grupo de personas
rodeando una joven que estaba sin signos vitales, tirada en
la calle.
Me acerqué al grupo y les pregunté: ¿Qué pasó? La
gente lloraba y decían que la joven no respondía, no tenía
signos vitales. Les pregunté cómo se llamaba y me dijeron
su nombre. Llamé a su nombre y le ordené al alma, en el
nombre de Jesús que volviera a su cuerpo. Le tomé por las
manos y en el nombre de Jesús le dije que se levantara. Se
incorporó y salió corriendo entre la multitud. Seguí de
camino, rumbo a mi casa. Nunca más le vi, pero todos los
que la vieron salieron alegres tras ella.
70
II. LA SALVACIÓN Y LA SANIDAD
a. ¿Por qué no todos los enfermos son sanados?
Quizá esta sea una de las preguntas más intrigantes y
frecuentes que muchos cristianos se hacen durante el
transcurso de su vida. Nunca tendremos una respuesta total
a todas nuestras inquietudes en la tierra; sin embargo, la
Biblia rige la vida cristiana y nos puede ayudar a entender
porque a veces no ocurre lo que esperamos, aunque
tengamos fe.
De inicio hay que señalar, que si alguna petición no es
contestada o no sale como se espera, no es culpa de Dios.
En segundo lugar, cuando no se obtienen los resultados
deseados en las peticiones, es posible en gran medida, que
la razón que impida la respuesta se encuentre en nosotros
mismos o en la forma en que hacemos las cosas. En tercer
lugar, Dios siempre contesta, ya sea un sí, un no o espera.
Aquí se trata de dar alguna luz acerca de este tema,
tomando en cuenta las verdades reveladas en la Biblia que
rigen la vida cristiana, a la par del conocimiento personal en
la ministración de sanidad y liberación divina. Tomando en
cuenta que han sido innumerables los milagros que el Señor
nos ha permitido ver.
Antes de comenzar con los testimonios, es preciso
señalar algunos aspectos que, de acuerdo a la Biblia impiden
las respuestas del Señor.
71

La falta de fe:
En una ocasión los discípulos del Señor no pudieron echar
fuera un demonio de la vida de un joven:
18
Y reprendió Jesús al demonio, el cual salió del
muchacho, y éste quedó sano desde aquella hora.
19
Viniendo entonces los discípulos a Jesús, aparte,
dijeron: ¿Por qué nosotros no pudimos echarlo fuera?
20
Jesús les dijo: Por vuestra poca fe; porque de cierto
os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza,
diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y
nada os será imposible (Mt. 17:18-20).
La principal razón por la que los discípulos no pudieron
echar fuera el demonio del joven se encuentra en la
respuesta de Jesús, a saber, fue por la falta de fe de los
discípulos. No obstante, también hay que prepararse en
ayuno y oración para revestirse del poder de Dios.

La oración y el ayuno
La primera razón por la que los discípulos no pudieron echar
fuera el demonio, fue por su falta de fe. Pero la fe, también
tiene que ir acompañada de una acción. Por eso les dice
después que, para echar fuera ese tipo de demonio, es
preciso ayunar y orar:
21 Pero
este género no sale sino con oración y ayuno
(Mt. 17:21).
72

Pedir mal
Una razón más por la cual Dios no obra milagros, es porque
a veces pedimos mal y eso incluye todas las cosas que
hacemos de forma incorrecta:
3 Pedís,
y no recibís, porque pedís mal, para gastar en
vuestros deleites (Stg. 4:3).
Si no sabemos pedir correctamente a Dios en oración
tendremos gran frustración en nuestras peticiones y esto
podría ocasionar que nuestra fe mengue.

La falta de perdón
La falta de perdón y cualquier cosa que afecte nuestra
relación con el prójimo y con Dios, son obstáculos que
impiden que Dios obre a nuestro favor. La Biblia dice:
23 Por
tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te
acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti,
24 deja
allí tu ofrenda delante del altar, y anda,
reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y
presenta tu ofrenda (Mt. 5:23-24).
Es imperativo estar en paz con nosotros mismos, con el
prójimo y con Dios para que Dios pueda obrar milagros.
Si no recibimos respuestas a ciertas oraciones,
debiéramos buscar la razón que lo impide, que podría ser la
forma en que pedimos o nuestra condición espiritual al
73
pedir. Dios quiere que sus hijos le pidan (Lc. 11:9); solo
espera que pidan correctamente, de acuerdo a su voluntad.
b. La salvación del alma y la sanidad del cuerpo
_______________________________________________________________
13 Entonces
Jesús dijo al centurión: Ve, y como creíste, te
sea hecho. Y su criado fue sanado en aquella misma hora
(Mt. 8:13).
_______________________________________________________________
Como presidente de jóvenes de mi iglesia estaba
desarrollado un plan de evangelismo en las comunidades
aledañas a la iglesia donde asistía. Una vecina de esa
comunidad que asistía a mi iglesia, me comentó que en el
último hogar que yo había evangelizado un domingo, había
un joven con una enfermedad terminal. Lo curioso es que
en la primera visita la familia no me habló del caso del joven.
La siguiente semana volví al hogar y le dije a la mamá
del joven que por favor me permitiera orar por él. Ella me
dijo que el joven había sido desahuciado por los médicos y
lo había traído a su casa para que muriera junto a ella.
Cuando insistí que me diera la oportunidad de orar por
él, me contestó que tenía temor de levantarlo de la cama, ya
que el joven tenía tres meses que comía poco y los últimos
tres días no había comido. Sin embargo, ante mi insistencia,
ella fue con otros familiares y le sacaron a la sala. El joven
parecía una calavera, con sus extremidades inflamadas.
74
¿Cómo te llamas? -le pregunté-. Luis, respondió. Luis, ¿Tú
crees que Jesucristo te puede sanar? Le pregunté. El me
respondió con fe: Sí, yo creo. Como creíste te sea hecho -le
respondí-. Oramos por sanidad y al terminar la oración, dijo:
¡Tengo hambre!
Desde ese día, Luis fue sanado y no paró de comer. Luis
estuvo asistiendo a la iglesia por un tiempo, pero luego se
retiró y no le vi más. Pasaron algunos años y un día un joven
alto, atlético, muy robusto me saludó en la calle, yo no sabía
quién era. Le dije que me perdonara por no acordarme de
él, que no sabía quién era. El me respondió: Soy Luis. Era el
joven que había sido sanado.
De esta temprana experiencia en mi vida cristiana
aprendí una gran verdad que ha marcado mi vida: Dios está
más interesado el salvar que en sanar. Si una sanidad no
conduce a la salvación del alma, es estéril.
El Espíritu Santo habló a mi vida de esta experiencia
señalándome: De que sirve que los sane, sino me quieren
seguir. Entendí que el énfasis en la evangelización, debía ser
la salvación de las almas no la sanidad, ni los milagros. Eso
no implica que Dios no quiera sanar, pero el alma está en
primer lugar en el orden de las prioridades divinas.
c. Hay que pedir correctamente
Recuerdo que, en otra experiencia de fe, mi tía estaba
enferma y ella vino a la ciudad donde vivíamos para hacerse
75
una operación, pero mi mamá tenía fe que Dios la podía
sanar. Empezamos a orar y mi mamá tomaba mi mano y la
ponía sobre ella para que orara a fin de que fuera sanada,
pero yo la retiraba. Ella insistía, pero yo no oraba porque
entendía que ella debía reconciliarse primero con Dios, pues
estaba apartada de sus caminos.
Cuando terminamos de orar le hice el llamado a mi tía y
ella se reconcilió. Después hicimos una oración por sanidad
y cuando fue al hospital la enfermedad había desaparecido.
Hay que aprender a orar correctamente. En el orden de
prioridades, para Dios el alma está por encima del cuerpo.
En esta etapa temprana de mi vida y debido a las
experiencias en la sanidad divina, había aprendido a orar
guiado por el Espíritu Santo, no emocionalmente. Aprendí
que solo así podría ser efectivo en orar por milagros.
En otra ocasión, llegó un joven que padecía de epilepsia
a la iglesia donde pastoreaba mi mamá. Recuerdo que los
hermanos oraban con mucho fervor para que el joven se
sanara, pero al ver que yo no oraba me preguntaron
porque no me involucraba en la oración.
Les dije que el Espíritu Santo me había mostrado que al
joven solo le interesaba la sanidad de su cuerpo, no la
salvación de su alma. Luego de algunas semanas, al no
recibir sanidad, él se fue de la iglesia.
Es importante ser guiado por Espíritu Santo al
momento de orar por cualquier milagro, de lo contrario, nos
encontraremos grandes obstáculos y frustraciones.
76
III. BAJO EL FUEGO DE LA PRUEBA
a. El trato de Dios con sus hijos
En algunas ocasiones específicas Dios trata con sus hijos a
través de muchas situaciones, una de ellas puede ser la
enfermedad. Es claro que toda enfermedad procede de
Satanás, pero en algunas ocasiones (y esto sería un caso
excepcional) Dios le puede dar permiso a Satanás que nos
toque a fin de perfeccionarnos. Esto es bíblico.
El caso más sobresaliente de la Biblia, es el de Job. Este
hombre era justo y temeroso de Dios, pero Dios le permitió
a Satanás que lo tocara para que se mostrara su fidelidad,
pero es obvio que Job aprendió muchas lecciones y Dios
perfeccionó su vida en el proceso (Job, 1).
A Pedro Dios también le permitió vivir una experiencia
en la que fue zarandeado por Satanás (Lc. 22:31). El
propósito era mostrarle su propia debilidad a fin de que
perfeccionara su vida en el temor a Dios.
Hay que aclarar que Satanás solo puede tocar a los hijos
de Dios con su debido permiso y hasta donde se lo permita,
pues el propósito es la perfección del cristiano no la
destrucción del alma. En estos dos casos Dios le puso límites
a Satanás.
Este trato de Dios con sus hijos, no es necesariamente
una regla. Sucede cuando Dios lo determina, en su soberana
sabiduría. No se les puede atribuir a un trato de Dios a todas
77
las enfermedades y problemas que nos sucedan. Eso sería
obviar nuestro deber de obedecer fielmente a Dios a fin de
alejar a Satanás de nuestro lado, como señala la Biblia:
7
Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de
vosotros (Stg. 4:7).
Lo primero que se debe hacer es someterse a Dios
(obedecerle) y luego resistir a Satanás (pelear con las armas
espirituales), para que huya de nuestra vida.
Se han mencionado estos casos porque a veces oramos
con toda nuestra fe por los enfermos, aun siendo cristianos
y no se sanan. En casos específicos la respuesta podría estar
en un trato de Dios a fin de que se perfeccionen.
b. Testimonios del trato de Dios
Cuando oramos con toda la fe por personas enfermas, lo
que esperamos es que sean sanadas. Pero hay ocasiones en
que la verdad es otra, oramos y no sucede nada.
Las limitantes que de entrada pueden impedir la sanidad
son que las personas no quieran nada con Dios, solo su
sanidad o que sean incrédulas (falta de fe en el poder de
Dios para sanarles o liberarles).
En mi experiencia, me he encontrado estos casos
excepcionales en los que he orado con toda mi fe, pero al
final Dios me hizo entender que la razón por la que no se
sanaban, fue porque Él, tenía un trato con esas personas.
78
Recuerdo que el Hno. Vicente me invitó a orar por su esposa.
Él era un ferviente cristiano que creía en el poder de Dios,
pero su esposa no se congregaba en la iglesia solo visitaba
casualmente debido a su afán material, pues ella tenía un
pequeño negocio.
Yo fui con toda mi fe a orar por ella, pero no sucedió
nada. Volví la segunda vez y mientras oraba, Dios me dio un
mensaje fuerte que se lo comuniqué aparte a él. Le dije que
era un trato de Dios con ella, por cuanto no quería
despojarse del materialismo para seguir a Cristo. Además, le
servía de mucho tropiezo a él, pues se le oponía en su vida
de servicio a Dios. Le dije que el trato sería muy largo a causa
de su orgullo, y así fue.
Ella tuvo un derrame facial y en un período de siete años
tuvo dos ataques más que le dejaron parapléjica y después
murió. Entiendo que Dios trata con algunas personas de esa
manera porque les ama y no desea que sus almas se pierdan
en una eternidad de condenación.
Esta hermana visitaba ocasionalmente la iglesia y quizá
deseaba ser cristiana, pero su afán material y su orgullo la
tenían atada. Durante este proceso, Dios quitó el orgullo de
su vida y entiendo que se humilló ante Dios, pues le recibió
como su salvador. Cuando hay un trato de esta naturaleza
es porque Dios prefiere que se destruya el cuerpo a fin de
que se salve el alma (1 Co. 5:5).
Hay que advertir que no se debe juzgar a la prisa a los
enfermos porque a veces es una prueba, como la de Job,
79
que al final Dios les sacará victoriosos de su cama. Pero hay
casos específicos que son para purificar a ciertas personas
porque de otra manera, no se salvarían.
Cabe señalar que, antes de Dios entrar en un trato
severo con alguien, primero le da oportunidad de que se
afirme en la fe; pero a veces las personas no escuchan la voz
de Dios, le dan la espalda y es entonces cuando entra en
acción, la mano dura del Señor. Aunque no lo entendamos,
Él lo hace por amor. Jesús habló de la importancia del alma,
por encima del cuerpo:
43
Si tu mano te fuere ocasión de caer, córtala; mejor te
es entrar en la vida manco, que teniendo dos manos ir
al infierno, al fuego que no puede ser apagado,
44 donde
el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca
se apaga. 45 Y si tu pie te fuere ocasión de caer, córtalo;
mejor te es entrar a la vida cojo, que teniendo dos pies
ser echado en el infierno, al fuego que no puede ser
apagado,
46 donde
el gusano de ellos no muere, y el
fuego nunca se apaga. 47 Y si tu ojo te fuere ocasión de
caer, sácalo; mejor te es entrar en el reino de Dios con
un ojo, que teniendo dos ojos ser echado al infierno,
48 donde
el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca
se apaga (Mr. 9:43-48).
Jesús no está invitando a mutilarse el cuerpo en este pasaje,
su propósito es hacernos entender que el cuerpo no es tan
importante, cuando se trata de salvar el alma.
80
Cuando hay un trato fuerte de Dios con alguien o con
nosotros mismos, lo difícil no es entender a Dios; sino
aceptar nuestra condición. Como humanos pensamos que
un Dios amoroso no puede permitir nada que sea difícil en
nuestra vida, aunque sea a fin de perfeccionarnos. A veces
hasta nos justificamos de ser buenos cristianos; pero Él
conoce el corazón y la condición de cada uno de sus hijos.
Dios no ve las cosas como nosotros. Nosotros vemos lo
temporal y postergamos lo espiritual por cosas pasajeras de
este mundo. Dios ve el peligro de que un alma pueda caer
en el infierno por una eternidad.
Nuestra piedad nos puede cegar cuando Dios tiene un
trato fuerte con uno de sus hijos. Existe el peligro de que
justifiquemos a algunas personas alegando conocerlas o
incluso que nos justifiquemos a nosotros mismos en el
proceso. En este caso, es mejor humillarse ante Dios, porque
los seres humanos vemos las apariencias externas; pero solo
Dios conoce el corazón de cada persona. Él no se equivoca.
La Biblia señala que el corazón humano es engañoso,
aunque nosotros creamos conocerlo:
9 Engañoso
es el corazón más que todas las cosas, y
perverso; ¿quién lo conocerá? (Jr. 17:9).
Solo Dios conoce perfectamente el corazón del ser humano:
10 Yo
Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el
corazón, para dar a cada uno según su camino, según
el fruto de sus obras (Jr. 17:10).
81
IV. UNA FE SIN LÍMITES
a. Fe sin límites
Estaba ministrando en una Iglesia, el Señor aumentó mi fe y
me dijo que esa noche no oraría por los enfermos; sino que
al pasar al frente, si la gente tenía fe, serían sanados en el
trayecto. Cuando pasaron al frente le di gracias a Dios y los
declaré sanos.
Pasó el tiempo y un día en la calle, encontré a una
hermana la que me testificó que ella estuvo en ese culto esa
noche y que el Señor la había sanado de un tumor, que
había desaparecido instantáneamente. Ella fue al hospital,
pues tenía cita para operación y no encontraron nada.
Otra vez, mientras estaba en un programa de radio
dimos palabra de sanidad y una mujer llamó llorando, su
tumor había desaparecido instantáneamente. Antes de la
oración, ella podía tocar su tumor; pero, después de la
oración había desaparecido.
En otra ocasión, encontré una hermana en la calle, ella
se sentía mal de salud y me pidió que orara por ella. Yo le
dije que no era necesario que me hablara de su situación y
que Dios la iba a sanar mientras platicábamos. Al terminar
la conversación ella no tenía los síntomas.
Es importante aprender de la fe de otras personas, pero
no es bueno imitar a los demás. El ministro debe aprender
82
que Dios se manifiesta cuando quiere, como quiere, y no hay
que imitar estereotipos o patrones ajenos.
b. Operaciones del poder de Dios
El hermano, Santos Palacios me invitó a orar por su esposa,
a la que iban a operar. Mientras orábamos, ella cayó al suelo.
Le dije a su esposo que no la tocara, estuvo unos minutos
en el suelo y luego le dije que la levantáramos. Le pregunté,
qué le había sucedido. Ella me dijo que mientras estuvo en
el suelo, Jesús se le había aparecido en forma de médico,
que la había operado, pues ella sintió toda la operación.
Cuando fue al médico, su enfermedad había desaparecido
milagrosamente.
En otra ocasión me invitaron a orar por un joven, éste
había sido víctima de un hechizo. Tenía cuarenta días que
casi no comía, estaba muy delgado. Cuando entré a la casa
del hermano Arturo Sierra, donde estaba con su mamá, le
pregunté: ¿Tienes fe que Dios te pueda sanar? Si creo, -me
respondió-. Por el Espíritu, supe que su mamá no tenía fe,
pero al ver la fe del joven oré por salvación y luego poniendo
las manos sobre su estómago lo declaré libre en el nombre
de Jesús y le dije: Te espero en la iglesia.
Por la noche, el joven nos acompañó en la reunión de la
iglesia y testificó que esa tarde había comido sin problema
alguno. ¡Gloria a Dios!
83
Cuando hay fe y las personas buscan a Dios de corazón los
milagros suceden; pero cuando son incrédulas o buscan
intereses mezquinos no son sanados.
Solo el Espíritu Santo puede revelar lo que hay en el
corazón de las personas. Es importante orar guiados por el
Espíritu de Dios a fin de ser efectivos en la oración y saber
cuándo se debe ministrar la sanidad o la liberación divina.
Pero nuestra fe no puede estar fundada solo en ver
milagros. Es peligroso que nos hagamos adictos al poder de
Dios y que, a la vez, nos olvidemos de Dios. Los milagros son
solo manifestaciones del poder de Dios, pero pasan.
Dios quiere que aprendamos a amarle por lo que Él es,
no por lo que hace. Los cristianos o ministros que
experimentan el poder de Dios deben aprender que Dios no
tiene que hacer milagros todos los días para demostrar que
está con ellos. El justo por la fe vivirá.
Dios manifiesta su poder de acuerdo a la necesidad y
circunstancias, pero lo hace por amor. Él no está obligado a
hacer milagros cuando el hombre lo demande. Es peligroso
que nuestra relación con Dios este fundada en ver su poder
manifestado. Al principio de mi vida cristiana comencé a
experimentar milagros del poder de Dios, pero hubo un
período de casi siete meses que la fuente cesó. Preocupado,
le pregunté a Dios por qué no se manifestaba. Él me dijo
que no quería que dependiera de los milagros para servirle
y amarle, que debía de seguirle por lo que Él es; no por los
milagros, ni por lo que me da.
84
V. LA LIBERACIÓN
a. Encerrado por ocho años
_______________________________________________________________
35 Y
salieron a ver lo que había sucedido; y vinieron a
Jesús, y hallaron al hombre de quien habían salido los
demonios, sentado a los pies de Jesús, vestido, y en su
cabal juicio; y tuvieron miedo.
36
Y los que lo habían
visto, les contaron cómo había sido salvado el
endemoniado (Lc. 8:35-36).
_______________________________________________________________
Había estado muchos días en el ayuno del Señor, ese ayuno
que comienza cuando Dios quiere y termina cuando el
Espíritu Santo lo indica. Yo no sabía el propósito, solo debía
obedecer. Señor: ¿Cuál es el propósito? Pregunté. El Señor
me dirigió a orar por un hogar, una familia que yo no
conocía. Alguien me dijo que en ese hogar había un joven
que se había encerrado en su cuarto por ocho años y que
no salía de su casa.
Llegué al hogar y el joven estaba en la sala, acostado en
el mueble, boca abajo, se quedó petrificado, como muerto
y cuando yo le hablaba no me respondía. Por el Espíritu le
dije, sé que estas consciente y sabes que regresaré para
hablar contigo.
Regresé otro día al hogar y el joven estaba encerrado en
su habitación. Desde afuera leí un pasaje de la Biblia y le
85
ordené al espíritu inmundo que le dejara libre. El abrió la
puerta y comenzó a hablar normalmente y le pregunté
porque había estado encerrado durante años. Me confesó
que él solía comer frutas de una propiedad ajena con otros
niños y un día el dueño de la finca les siguió disparándoles
con un arma de fuego. Desde ese día fue presa del pánico y
no volvió a salir de su casa.
Le dije que Dios le había hecho libre y tenía tres
alternativas. La primera era seguir al Señor Jesucristo, este
era el plan divino. Segundo, que rehiciera su vida de nuevo
y se integrara a una vida normal. Tercero, podía volver al
estado en que estuvo. Pasaron los días y aquel joven estuvo
libre, pero decidió volver a su estado de encierro, eligiendo
el estilo de vida al cual se había aferrado.
Otra lección aprendida. A veces se anhela de todo
corazón que las personas sean sanadas y liberadas, pero
olvidamos que al final no depende tanto de Dios, ni de
nosotros; sino de la voluntad y la decisión de cada individuo.
Dios respeta las decisiones personales.
b. Bórrenme del libro
_______________________________________________________________
5 El
que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no
borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su
nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles
(Ap. 3:5).
86
Nos habíamos preparado en oración y ayuno con un grupo
de hermanos para orar por un hombre que estaba
moribundo en su cama y nos pidió oración. Al entrar a la
casa, el Espíritu Santo me advirtió que aquel hombre
solamente procuraba sanidad, pero no quería compromisos
con Dios. Por experiencia, había aprendido que yo podía
orar con mucha fe, pero si el enfermo no estaba dispuesto
a comprometerse con Dios, ¿En qué beneficiaría la eternidad
de su alma?
Salí de su habitación y les comuniqué a los hermanos
que me acompañaban lo que Dios me había mostrado. No
obstante, les insté a que oraran por él. Realmente no
sucedió nada, el hombre no se sanó, luego pidió que lo
llevaran a otra iglesia porque él creía que allí si había poder.
Finalmente, al no recibir la sanidad, pidió a los hermanos
que lo borraran del libro donde lo habían anotado
(haciendo referencia al libro de la vida) y murió en esa
condición. Demostrando que no le interesaba la eternidad
de su alma; sino la sanidad de su cuerpo. Hay quien quiere
ser sanado para seguir practicando el pecado.
De esas experiencias, Dios me ha enseñado a orar
dirigido por el Espíritu Santo y a enfocarme en la salvación
del alma; más que en la sanidad del cuerpo.
87
c. Aprendiendo del ministerio de liberación
Una de las facetas ministeriales en las que Dios me permitió
experimentar su poder, ha sido en la liberación de espíritus
inmundos. Al principio de mi vida cristiana estaba
emocionado viendo como los espíritus salían de las
personas. Pero, Dios me fue mostrando como ministrar esta
unción. La clave para tener discernimiento y poder para
echar fuera los demonios, radica en la fe y la búsqueda de
Dios en ayuno y oración. Jesús dijo:
21 Pero
este género no sale sino con oración y ayuno
(Mt. 17:21).
Obviamente, esta búsqueda debe ir acompañada de una
vida santa y de obediencia a la palabra de Dios, de otro
modo, no tendrá sentido como señala la Biblia:
22 Muchos
me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no
profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos
fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos
milagros?
23 Y
entonces les declararé: Nunca os conocí;
apartaos de mí, hacedores de maldad (Mt. 7:22-23).
No hay nada de malo en echar fuera demonios (Mr. 9:3841). El problema de estas personas es que usaban el nombre
de Jesús, pero practicaban el mal.
Lo más importante en nuestra vida cristiana no es ver el
poder de Dios manifestado; sino que nuestros nombres
estén anotados en el libro de la vida. Jesús dijo:
88
20
Pero no os regocijéis de que los espíritus se os
sujetan, sino regocijaos de que vuestros nombres están
escritos en los cielos (Lc. 10: 20).
Es peligroso obsesionarse con el tema de los demonios, esto
ha llevado a muchas personas a llenarse de temor. Recuerdo
una experiencia durante una predicación, una mujer
comenzó a gritar, poseída por demonios. Dejé el púlpito y
fui donde estaba, oré por ella y fue liberada.
Al finalizar la reunión la busqué y le pregunté que le
sucedía. Me dio curiosidad porque me parecía que ella era
cristiana. Me explicó que durante veinte años ella veía
demonios manifestarse en su casa. Le expliqué que yo le
creía, pero lo malo es que ella les había seguido el juego.
Recuerdo que durante el tiempo que comencé a
experimentar más el poder de Dios en la liberación
demoníaca, sufrí grandes ataques del infierno. Los
demonios me atacaban directamente, me quitaban la
sabana y me la tiraban al suelo. Trataban de agarrarme por
el cuello en la noche y no podía hablar. Eso me creo una
crisis, pues no sabía cómo deshacerme de ellos. Por más que
oraba y les reprendía en el nombre de Jesús, no paraban de
manifestarse.
Desesperado, hablé con mi pastor y él me dijo que había
vivido la misma experiencia en la que no podía dormir. Me
dio la clave. Me dijo que otro ministro había experimentado
lo mismo y le había dado la solución.
89
Resulta que a los demonios lo que les gusta es que el
cristiano les de importancia. Allí radica el problema. Ellos
saben que están derrotados, si pudieran matar al cristiano
lo harían, pero no pueden. Entonces ellos se dedican a
hacerle la vida difícil al cristiano. Allí entra en acción la fe.
Cada cristiano debe decidir si le creerá a la palabra de Dios
o a las mentiras de Satanás y sus demonios.
El pastor me dio la receta y la practiqué esa misma noche
y obtuve gran victoria. Era sencilla. Solamente le dije a los
demonios: Si ustedes quieren desvelarse esta noche ese es
su problema, yo dormiré tranquilo, así que buenas noches.
Siempre quisieron fastidiar, pero simplemente los ignoré,
porque había aprendido que no me podían hacer daño. Al
contrario, Dios nos ha dado poder sobre toda fuerza del mal:
19 He
aquí os doy potestad de hollar serpientes y
escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada
os dañará (Lc. 10:19).
Esta receta la he compartido con muchos amigos y les ha
funcionado. Parece sencilla, pero está cargada de la verdad
revelada en la Biblia. ¡Gloria a Dios!
90
VI. EL MINISTERIO PROFÉTICO
a. Comienzos del ministerio profético
Dentro de los ministerios que Dios me ha permitido
participar, está el profético. Hay que resaltar que el
ministerio profético es de los más delicados, sufridos y
requiere de mucho valor y conocimiento. Recomiendo que
para una explicación amplia del tema se remitan a mi libro:
“La profecía como ministerio de la Iglesia”.
Recuerdo que, en una de mis primeras experiencias en
este ministerio profético, Dios me dio un mensaje para una
persona; pero no era cualquier persona en mi ambiente,
había sido la fundadora de la iglesia en la que yo me
congregaba y el mensaje, no era nada agradable.
Durante dos días me regresé de la puerta de su casa. El
tercer día decidí obedecer a Dios y cumplir con el mensaje.
Toqué la puerta y ella me recibió amablemente. Yo no la
conocía, es decir, solo la había visto en la calle. Le dije que
estaba allí por una sencilla razón, Dios me había dado un
mensaje para ella. Le expliqué que Dios me decía que ella
estaba en un pecado de adulterio. Ella lo reconoció y yo salí
contento de haber cumplido con el Señor y confirmar que
el mensaje era genuino. Procedía de Dios.
91
b. Palabra para los solteros
Todas las cosas santas, se deben hacer con un corazón puro,
sin segundas intenciones. Recuerdo que Dios me comenzó
a dar palabra para los solteros. En una ocasión le dije a un
amigo mío que orara por una joven. Él me dijo que no le
gustaba. No obstante, le seguí diciendo que orara por ella.
Un día que le hablé del tema, me dijo que ella ya tenía novio
y de hecho ese día iban tomados de la mano llegando al
templo. Le dije: Sigue orando, ella es tu esposa y esa relación
que tiene, no durará. Así fue, ella se apartó de aquel joven y
después mi amigo se enamoró de ella y se casaron.
Quiero aclarar que esta palabra solo se puede dar
cuando se está seguro que procede de Dios. No es algo que
se pueda aprender o especular. Por favor no lo haga si Dios
no lo ha llamado a hacerlo, podría causar mucho daño.
En otra ocasión le dije a un hermano que orara por una
joven. Él me dijo que no quería nada con esa joven porque
había sido su novia cuando él no era cristiano. Yo no sabía
eso. Además, me dijo que a él no le gustaba porque él es
bien alto y ella muy bajita. Arguyó que él quería servir a Dios,
que él no se quería casar. Le respondí que no tenía llamado
al ministerio y si no procuraba casarse lo que podía ocurrir
es que caería en pecado. Así fue, cayó en pecado, pero
después se reconcilió con Dios y se casó con la joven que le
había dicho. No porque le dije; si no porque luego él se
enamoró de ella.
92
Este tipo de profecía se dio muchas veces en mi vida.
Algunos jóvenes Dios les advirtió que no se casaran, pero
desobedecieron y
sufrieron consecuencias de vidas
cristianas fracasadas e incluso algunos se apartaron de Dios.
Dios se mete en cada detalle de nuestra vida para
ayudarnos, si le damos el permiso. Él es un caballero.
Debo aclarar que Dios no impone con quien uno se deba
casar; pero si le pides que quieres hacer su voluntad, debes
prepararte para obedecer, pues solo él conoce el corazón de
las personas y lo que te conviene. Obviamente, Dios te dará
el amor por esa persona, antes de casarte. Solo debes tener
cuidado que sea Dios, porque muchos profetas hablan de
su propio corazón y engañan a los solteros.
Cada persona debe orar y pedirle a Dios que se lo
confirme personalmente. Al fin de cuentas, la decisión debe
ser tomada de forma personal y no por imposición.
Lo malo sería dejarse imponer algo a la fuerza. Si notas,
en los casos anteriores, no les impuse a estas personas que
se casaran, solo les dije que oraran para saber lo que Dios
les decía. El verdadero profeta no impone, porque Dios
respeta la voluntad del ser humano, aun la de sus hijos.
Los sentimientos ciegan a las personas y no les permite
pensar con cordura cuando se enamoran. Si quieres que
Dios te guíe a esa persona que Dios tiene para ti, lo correcto
y mi consejo es que no establezcas una amistad o noviazgo,
sin primero orar a Dios acerca de esa relación. Una vez
enamorado, no sabrás si es la voluntad de Dios.
93
c. Experiencia personal
Recuerdo que, en mi experiencia personal, la espera fue
larga. Yo me preguntaba ¿Por qué Dios me daba palabra
para otras personas y a mí no me daba mi esposa? Pero
puedo decir que me libró de las que no eran en el camino.
Recuerdo que, por ser predicador, joven y soltero,
muchas jóvenes se enamoraban incluso de los dones, no de
mí. Así que no me creía el cuento. En esa etapa aparecían
jóvenes que soñaban, tenían visiones e incluso me daban
profecías de que yo me casaría con ellas, pero a mi Dios no
me decía nada y eso es lo que más importa. Que Dios te
hable a ti de manera personal, no a otros o por medio de
otras personas. No importa si es un gran profeta o el título
que tenga, solo tú debes decidir al final.
Recuerdo que en mi soltería, noté que una joven estaba
interesada en mí. En conversaciones de grupo, ella decía que
quería casarse con un pastor. Yo oré a Dios, antes de hablar
con ella y Dios me dio un sueño en el que me decía que ella
decía que le quería servir, pero que no era cierto.
Me sorprendió, porque Dios sabe todas las cosas,
conoce el corazón y no se equivoca. Seguí orando y en el
segundo sueño, Dios me dijo que a ella le gustaba mandar
a los hombres. Después supe que su última relación había
terminado porque ella quería mandar a su novio. Así de
claro habla Dios cuando se le ora de corazón.
Debo aclarar que no todo sueño es de Dios. A veces
cuando el hombre se enamora de una mujer o viceversa,
94
tienen todo tipo de sueños. Este sueño lo tomé de Dios,
porque yo le oré a Dios, antes de hablarle a esa joven.
Cuando Dios me cerró todas las puertas en mi país, yo
concluí que Dios me daría mi esposa en el extranjero. Pero
habían pasado más de cuatro años viviendo en Puerto Rico
y yo pensaba que tampoco sería allí. Le oré a Dios acerca de
esto y un día predicando en una iglesia y con planes de
regresar a Honduras, la pastora de la Iglesia me dio palabra
profética por el Espíritu y me dijo que mi petición ya estaba
contestada, que no regresaría a Honduras. Pero el tiempo
pasaba y me desesperaba. Le oré nuevamente a Dios y el
me habló personalmente, que él podía hacer las cosas en
seis meses. Así de claro.
Recuerdo que desde el tiempo que conocí a mi esposa
Rhodimari, hasta el día de mi boda pasaron exactamente,
seis meses. Dios cumple lo que promete.
Un día visitando a una hermana en Cristo, simplemente
nos tomó de la mano y dijo: Me gusta el bizcocho de bodas,
me invitan. Nos sorprendió aquella palabra y aunque no nos
dejamos llevar por esa profecía, se cumplió a su debido
tiempo. Para este tiempo, ya tenía una amistad con mi
esposa, pues Dios me había hablado acerca de ella.
95
96
Capítulo – 6 –
PROMESA DE VIAJAR
_______________________________________________________________
a. El viaje a Puerto Rico
La primera vez que Dios me habló de que saldría de mi país,
fue recién convertido, a través de una hermana en Cristo en
un retiro de ayuno y oración. En otro retiro de ayuno y
oración que hacía a solas con Dios, el Espíritu Santo me
habló. En ese instante un avión surcaba los aires y el Espíritu
Santo me confirmó diciéndome, así saldrás tú en un avión.
Dios me siguió confirmando por medio del Espíritu
Santo que saldría de mi país a predicar el Evangelio.
Recuerdo que durante ese tiempo muchos hermanos
soñaban que yo salía de mi país. Hermanos llegaban a mi
casa o me enviaban mensajes diciendo que saldría del país.
Una de las últimas profecías fue a través de uno de los
verdaderos
profetas
pentecostales,
Ricardo
Castillo.
Mientras viajábamos con mi hermano Nelson, en un taxi, el
Espíritu Santo habló por el profeta y le dijo a mi hermano
que saldría a Puerto Rico y que él sería el canal para que yo
saliera también.
No fue fácil el tiempo de espera para que se cumpliera
la promesa del Señor. Recuerdo que la gente se burlaba de
mi espera y recibía mucha crítica, al grado que una hermana
me llamó por teléfono a mi casa y burlándose, me dijo:
97
¿Cómo están las cosas en Puerto Rico? Disimulé la ofensa;
pero para su sorpresa, casi dos meses después, se abrió la
puerta para viajar a Puerto Rico.
Mi hermano salió en el año 1997 a Puerto Rico. Yo
esperaba la promesa, pero se tardaba. Llegue a pedirle a
Dios que no me abriera la puerta por medio de mi hermano,
porque yo creía que se había olvidado de mí.
Comencé una campaña de cuarenta días de ayuno,
entregando cada día por la tarde, y resalto esto porque
siempre que he necesitado una respuesta de Dios para
decisiones importantes, esa ha sido la receta.
Dice mi hermano que empezó a oír la voz de Dios que
le decía: Ayuda a tu hermano. El porfiaba con Dios y decía:
¿Acaso yo doy visas? Pero un día, para demostrarle a Dios
que no era falta de voluntad, mientras pasaba frente a una
universidad cristiana, decidió entrar y preguntar por las
becas para estudiantes. Se entrevistó con el presidente y le
respondió que hacía muchos años el programa había estado
suspendido, pero que una semana atrás lo habían
restablecido. Sus palabras literales fueron: Tu hermano será
el primer estudiante extranjero del programa.
Mi hermano me envió los documentos de la aprobación
de la beca a Honduras, pero yo no quería ir a la embajada,
hasta estar seguro que Dios quería que yo fuera. Esperé más
de un mes, antes que se venciera el plazo, y un día, mientras
iba pasando frente al aeropuerto comencé a hablar en otras
lenguas y el Espíritu Santo me confirmó que era su voluntad.
Fui a la embajada y la visa fue aprobada.
98
El único detalle fue que no tenía el pasaje y en esos tiempos
no era cualquier persona que desembolsaría el dinero para
un pasaje. Pero me llené de fe para decir que el que hizo
una cosa, haría la otra, pues el que invita paga.
Un hermano, bien intencionado, me propuso hacer una
carta de trabajo para que la presentara y me dieran un
préstamo. El Espíritu de Dios me habló que rechazara esa
mala oferta, pues yo no trabajaba para él y mentiría.
Recuerdo que el hno. José tenía un hermano que vivía
en Estados Unidos y me había pedido oración porque él
quería saber si era la voluntad de Dios que viajara a
Honduras. El Señor le confirmó el viaje. Pero lo más
asombroso es que había pasado mucho tiempo y él llegó
justamente en los días que yo estaba supuesto a viajar.
Recuerdo que el joven llegó a Honduras y me pidió que
le guardara un dinero que traía de Estados Unidos. Cuando
se lo devolví, él separó una cantidad y me dijo: Este dinero
es suyo. Justo lo que necesitaba para comprar el pasaje,
pues yo tenía una cantidad ahorrada, aunque solo era como
el veinte por ciento del total. ¡Aleluya!
b. Dios cumple sus promesas
Fue en agosto del año 2000 que Dios me permitió viajar a la
Isla de Puerto Rico, donde cursé estudios teológicos.
Durante ese período alternaba la predicación de la Palabra
de Dios en distintas iglesias con los estudios.
Después de haber estudiado por un período de cuatro
años, conocí a mi esposa Rhodimari, en un culto en su casa,
99
en Río Grande, Puerto Rico, con quien contraje matrimonio
en el año 2005.
Había esperado durante más de diez años para que Dios
me diera mi esposa y cumpliera sus promesas ministeriales.
Fue una etapa de muchas renuncias, pues esperaba a
alguien que Dios me confirmara que fuese su voluntad.
Durante el tiempo de espera me dedicaba a servir a Dios
en mi juventud, con la firme esperanza de que Dios pondría
la mujer correcta en mi camino, para juntos trabajar en el
ministerio. Dios cumplió mi anhelo, pues Rhodimari sabía lo
que era el servicio ministerial. Ella también había recibido el
llamado pastoral. Además, sabía lo que era trabajar en el
ministerio porque sus padres eran pastores y ella trabajaba
juntamente con ellos en el ministerio.
A mi esposa, Dios le había hablado que su esposo era
extranjero y se cumplió a su debido tiempo, pues viajé de
Honduras a Puerto Rico, donde la conocí.
c. Un anhelo cumplido
Cuando llegué a Puerto Rico (en el año 2000), no sabía
utilizar la computadora. Mi hermano Nelson, gentilmente
me regaló una computadora portátil en desuso, que en ese
tiempo era un tesoro, y fue allí donde comencé a escribir.
Nelson me explicó algunas técnicas de escritura, que poco
a poco fui aprendiendo y mejorando para poder escribir.
Después de cuatro años de estar trabajando en los
primeros libros, por fin Dios me concedió publicar el primer
libro: “No hay maldición para los cristianos”, en respuesta
a muchas doctrinas confusas que pululaban con relación a
100
la demonología. Esto fue en Puerto Rico, en la imprenta del
Ministerio “Cristo Vine” del hno. Yiye Ávila.
Desde el principio, todos mis libros han tenido el
propósito de discipular y ayudar a los cristianos en general,
dando respuesta a temas de interés general para la Iglesia.
El propósito de mis libros es simplemente transmitir lo
que Dios me ha permitido conocer acerca de la Biblia. No se
escribieron con fines de lucro, ni para pretender; sino para
edificar al pueblo de Dios. He procurado que todos los
hermanos que deseen leer los libros los puedan adquirir a
ningún costo o al costo mismo de la impresión. Ese ha sido
mi anhelo.
El llamado a escribir los libros me fue confirmado por el
Señor de diferentes maneras. Una de ellas fue que, al
comienzo, yo le pedí a una persona que escribiera el
prólogo del primer libro, pero se negó porque yo no era
alguien conocido, aunque él tampoco era reconocido.
También tuve una visión en la que le pedía a un ministro
importante que me hiciera el mismo prólogo, pero se
negaba. Le respondí que era la segunda persona que se
negaba, pero le dije que ya tenía a alguien que lo haría. En
la visión él me respondió con curiosidad que quien era. Le
respondí: Jesús de Nazaret, Él aprobó mis libros. Eso lo tomé
como una señal de que eran agradables a Dios.
La mayoría de mis libros son temas bíblicos (teológicos),
no tienen experiencias personales narradas; excepto este
libro hasta ahora, que es una autobiografía. Aclaro eso
porque al escribir temas bíblicos no lo hice por un
101
conocimiento humano. El Señor fue quien me guio a escribir
cada tema.
Otra confirmación acerca del conocimiento bíblico que
Dios me permitió conocer me fue dada en una visión. Vi una
joven en la visión, era como un ángel que me dijo: Sabes
que Dios me ha revelado toda la Biblia. Toda la Biblia -Le
respondí, asombrado-. Sí, me dijo. Incluyendo el Apocalipsis
-Le pregunté-. Sí -Me respondió-. Si es así, le pregunté:
¿Qué significa el 666? Ella me dijo que era la marca del
Anticristo y que esto sería más claro en el tiempo de la
tribulación. Le respondí que su respuesta estaba bien, pero
que le faltaba algo de experiencia.
Al terminar la visión, Dios me mostró que la visión era
para mí, porque la joven no existía. Y tampoco la hubiese
puesto a prueba, sin tener dicho conocimiento.
De hecho, yo no sabía que Dios podía revelar toda la
Biblia, eso fue un concepto nuevo para mí. Eso no implica
saberse la Biblia de memoria; si no conocerla con la
capacidad de interpretar cada pasaje. No creo que esto sea
solo para mí, solo me remito a contar la visión.
Debo aclarar que no creo en toda visión o sueño, pero
hay mensajes que son de Dios. La Biblia confirma que Dios
habla de esa manera:
28 Y
después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda
carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas;
vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes
verán visiones (Jl. 2:28). Ver, Job 33:14-16.
No obstante, está en la capacidad del cristiano, discernir con
la Biblia y por el Espíritu, cuando Dios habla.
102
Capítulo – 7 –
VIAJE A ESTADOS UNIDOS
_______________________________________________________________
a. El llamado a los Estados Unidos.
Dios me había hablado que saldría de mi país para servir en
el ministerio. La razón por la que salí fue por un llamado de
Dios. Las puertas en el ministerio en mi país no se abrían; en
esos días deseaba que alguien, al menos, me rentara un
pequeño lugar para comenzar una obra; pero nadie me
apoyó y no tenía los recursos. Esto me sirvió de motivación
para ayudar después a otros ministros, cuando ya estaba en
el ministerio. De esa manera fui entendiendo que mi
ministerio no se desarrollaría en mi país natal. No obstante,
durante ese tiempo serví al Señor como evangelista y en el
ministerio pastoral, con mi mamá.
Llegó el tiempo que Dios me lo confirmó e incluso se lo
comuniqué a mi pastor y Dios lo cumplió a su tiempo. En el
año 2,000, salí de Honduras a Puerto Rico. Creo que Dios me
llamó de manera independiente, para que la visión
ministerial no estuviese limitada.
A veces se señala a las personas que Dios las llama a
levantar un ministerio de manera independiente. Estoy de
acuerdo que no todo ministro está capacitado para eso,
salvo que Dios lo llame genuinamente. Pero, no hay que
olvidar que los grandes concilios cristianos, también
103
comenzaron con una persona que decidió obedecer la voz
de Dios. Es importante entender que no todo ministro está
preparado para trabajar en un ministerio independiente. La
mayoría fracasan porque no tienen una estructura firme en
sus doctrinas y carecen de un reglamento.
Casi cuatro años antes de comenzar en el ministerio,
Dios me guio a trabajar en un reglamento general, lo cual es
indispensable en cualquier ministerio.
b. Comienzo de la obra en Estados Unidos
La primera vez que viajé de Honduras a Puerto Rico, Dios
me habló en el avión señalándome que la misma fe que
había usado en Honduras, la necesitaría en Puerto Rico.
En el año 2001, había viajado a mi país y no quería
regresar a Puerto Rico, pues me sentía feliz sirviendo a Dios
en mi país, pero Dios me volvió a hablar que debía regresar
a Puerto Rico y así lo hice.
Recuerdo que en otra ocasión quise regresar a
Honduras, pues la situación estaba difícil en Puerto Rico,
pues no tenía a nadie, salvo a mi hermano Nelson quién hizo
lo mejor que pudo para apoyarme en mi meta de servir a
Jesús. Él creyó en mi llamado cuando no se veía nada.
Después de casado, Dios nos había prometido (con mi
esposa), que saldríamos al ministerio fuera de Puerto Rico,
a Estados Unidos. En el año 2007 viajé de nuevo de Puerto
Rico a Honduras y pensaba de regreso quedarme en la
ciudad de Charleston, S. C., para trabajar en el ministerio,
pues allí había unos hermanos conocidos y pensaba
visitarles. Pero estando en Honduras un profeta me dio
104
palabra de Dios y me dijo que yo tenía planes de levantar
una obra, pero que no era el plan de Dios todavía y debía
esperar. Él no sabía nada del plan y luego, Dios me lo
confirmó personalmente. Fue difícil esperar un año más,
pero obedecí y regresé a Puerto Rico.
Después de siete años viviendo en Puerto Rico, donde
Dios me permitió escribir los primeros libros y publicar el
primero. El 5 de febrero del 2008 salí para la ciudad de
Charleston (South Carolina) con el propósito de levantar
obra con dos hermanos radicados allí y la familia que me
prestaba su casa.
Después de un período de veinticinco días de ayuno y
oración para que Dios me dirigiera al lugar que debía ir,
recibí una llamada desde Charleston, S. C. El hermano José
Perdomo, dice que mientras iba en un viaje de estudios
teológicos desde Charleston, S. C., hacia Falcón, North
Carolina, sintió el deseo de llamarme y allí me hizo la
invitación de ir a Charleston, a fin de levantar una obra con
su apoyo. Sin duda, yo sabía que esa era la respuesta a la
oración, pues él fue sofocado por Dios para llamarme.
El hermano José Perdomo me abrió las puestas de su
casa para comenzar la obra. Allí comenzamos la primera
reunión el 9 de febrero del mismo año y así estuvimos siete
meses con una sola reunión los días sábados por la noche.
Cierto día, no llegó nadie a la reunión. Pero me quede allí
como si hubiera alguien, cumpliendo con el llamado divino.
105
c. La iglesia sin nombre
A finales de 2008, comenzamos a rentar un local por horas,
eso significa que al terminar cada reunión teníamos que
desmontar todo el equipo y cargarlo en el carro.
Así estuvimos en ese local en Goose Creek, cerca de seis
años. Existían opciones de movernos, pero Dios no me daba
el visto bueno. Como todo lo que emprendí, la misión era
no hacer ningún movimiento que Dios no me lo confirmara.
Israel no se movía en el desierto, si la nube de Jehová no
se movía (Nm. 9: 17-19). Moisés dijo en una ocasión que, si
Dios no iba con él, no se movía (Éx. 33:15). Pero cuando nos
decidimos mover bajo la dirección divina, hay que
prepararse para la crítica.
En ese local la obra fue tomando forma, pero al
principio, no fue fácil. Primero comenzamos en un salón
pequeño y las reuniones siguieron igual, solo los días
sábados. Después el Señor nos permitió movernos a un
salón más grande, en el mismo local y luego se añadió el
culto de los jueves para la enseñanza, después los martes
para la reunión de oración.
En esa espera, llegó el momento en que no cabíamos, y
fue allí que Dios nos abrió la puerta para reunirnos en un
templo con una capacidad aproximada, de mil personas.
En este momento de la Iglesia estaban en auge las
mega-iglesias. Todos los ministros deseaban un templo
inmenso para llenarlo de gente, pero a veces sin importar la
calidad de los miembros.
La Iglesia Fundamento Firme se ha caracterizado por
tener su fundamento firme en la Biblia, como su nombre lo
106
indica. Eso nos ha llevado a predicar un evangelio de
santidad por dentro y por fuera. El Señor nos hizo entender
que lo más importante de una iglesia es que los que los
miembros, sean santos por dentro y por fuera, para que
puedan ver al Señor, no solo el número de miembros.
Dios honrará a cada ministro por la manera que hizo su
trabajo, con uno o con mil. No por la cantidad de miembros;
sino por su entrega e integridad en el ministerio.
Pero esta manera de pensar es un reto de valientes, pues
hay que estar dispuesto a la burla y al menosprecio de los
que creen saber algo, aunque no saben nada, como señala
el apóstol Pablo (1 Co. 8:2).
Estamos en el tiempo de la apostasía y los ministros se
marean con el asunto de la fama, la falsa prosperidad y un
crecimiento solamente numérico. Esto ha producido
grandes herejías, pues los ministros nos son servidores de
Dios, sino ídolos. Los templos no son lugares de oración;
sino centros de entretenimiento.
Nosotros decidimos escuchar la voz de Dios desde el
cielo demandándole santidad a su pueblo. Predicar y vivir
en una sana doctrina, es un reto hoy día. Para el que se
acomoda a su pecado es una gran carga; para los que aman
al Señor, es un privilegio participar de su santidad.
d. El testimonio de la casa
Cuando me mudé a Charleston, S. C., en el año 2008 para
comenzar la obra vivía en casa de mi amigo, José Perdomo.
Ellos amablemente me habían recibido, pero los cuartos
estaban ocupados, así que, preparaba mi cama en la sala.
107
A veces tenía que cargar mi ropa y cosas de uso personal en
el carro.
Mi esposa trabajaba de maestra en Puerto Rico y tuvo
que esperar algún tiempo para venir a Charleston. Cuando
llegó el tiempo de mudarse para acá, yo no tenía donde
vivir, ni dinero para alquilar un apartamento. Fui a ver un
apartamento, pero era muy caro para mi presupuesto.
Desesperado pensé en vender un aparato de sonido que
había comprado, pero me daban muy poco dinero y perdí
la oportunidad de tomar el apartamento.
Conseguí la otra parte del dinero y llamé al dueño de los
apartamentos y me dio otra oportunidad. Pude pagar el
apartamento y al siguiente día llegaba mi esposa. Cuando
llegó se asombró, pues no vio muebles, salvo unas sillas que
me habían regalado una hermana. Así comenzamos.
No le pedí casa a Dios, solo que no me gustaba estar
encerrado en un apartamento y me daba pesar pagar un
apartamento que no era mío.
Cierto día, al salir de la iglesia un domingo, unos
hermanos en Cristo nos invitaron a su casa. Usualmente los
domingos después del culto no visito, pues uno sale
cansado de la predicación, pero pensé que algunos de ellos
no eran cristianos y tuve en mi corazón visitarles.
En esos días queríamos alquilar una casa, iba
observando las que había por el camino. Cuando estábamos
cerca de la casa de nuestros amigos, mi esposa asombrada
me dijo: Que rara sensación siento. ¿Qué pasó? Le respondí.
Es que no sé por qué, siento que voy para mi casa, me
contestó un poco asombrada. Qué casualidad -le dije- yo
108
también voy observando las casas para ver si alquilamos
alguna. Vi una casa en venta y nos bajamos a tomar el
número de teléfono. Luego llegamos al hogar de los
hermanos.
Hacía como un año atrás que mi esposa había visitado
esta familia y había dicho que, si Dios le daba una casa, la
quería como ésta. En ese tiempo la dueña dijo que la quería
vender, pero no recibimos ninguna respuesta concreta.
Al llegar a la casa de los hermanos, mi esposa le dijo en
broma a uno de los familiares, que como no le habían
querido vender la casa, ella compraría la del vecino.
Allí surgió nuevamente el tema y él dijo que
precisamente, su mamá había decidido vender la casa. Fue
un asombro para nosotros.
Empezamos el proceso de compra que tardó como seis
meses, pero al fin Dios cumplió aquel sentir que tuvo mi
esposa. Como un mes antes de hacer el cierre de la casa, dos
ángeles aparecieron en visión a mi esposa y le entregaron
unos papeles diciéndole: La casa es tuya. ¡Gloria a Dios! Se
cumplió.
Aclaro que nunca le pedí casa a Dios, ni ninguna cosa
personal. Tuve un lema en mi vida cristiana y es que, si le
servía a Dios, el supliría todas mis necesidades, basado en
las palabras de Jesús:
33 Mas
buscad primeramente el reino de Dios y su
justicia, y todas estas cosas os serán añadidas (Mt.
6:33).
Quiero agregar que durante muchos años sirviendo al
Señor sufrí grandes necesidades, eso no tiene nada de malo,
109
porque sufrir por la causa de Dios es un privilegio (1 P. 2:20);
pero cabe señalar que Dios comenzó a derramar
bendiciones en mi vida, a partir del momento que me
comprometí a diezmar cabalmente como pastor.
Eso implica que lo hacía, pero como me dedicaba al
ministerio evangelístico y no tenía un trabajo secular, no
diezmaba a cabalidad.
A veces los cristianos creemos que a Dios le interesa
más la cantidad, que la fidelidad. Olvidamos que el Señor
dijo que la viuda dio más que todos los ricos de su tiempo:
44
Porque todos han echado de lo que les sobra; pero
ésta, de su pobreza echó todo lo que tenía, todo su
sustento (Mt. 12:44).
Los ricos dieron de lo que les sobraba, pero ella dio la mejor
ofrenda, pues dio todo lo que tenía.
Cuando comencé en el ministerio pastoral, escuché el
testimonio de un pastor que su papá es judío y él le dijo que
debía diezmar del diezmo.
La Biblia señala que los levitas no tenían tierras para
cultivar, pero debían diezmar del diezmo y Dios se los
contaría como si fuera labor de campo o del ganado:
25 Y
habló Jehová a Moisés, diciendo:
26 Así
hablarás a
los levitas, y les dirás: Cuando toméis de los hijos de
Israel los diezmos que os he dado de ellos por vuestra
heredad, vosotros presentaréis de ellos en ofrenda
mecida a Jehová el diezmo de los diezmos.
27 Y
se os
contará vuestra ofrenda como grano de la era, y como
producto del lagar (Nm. 18:25-27).
110
A partir de allí, Dios comenzó a bendecir a ese pastor. En ese
momento me comprometí con Dios a dar el diezmo de los
diezmos y desde entonces las puertas de los cielos se
comenzaron abrir para mi vida y ministerio.
Espero que este testimonio les sirva a todos los
cristianos y ministros para que entiendan que no es lo poco
o mucho de sus diezmos lo que agrada a Dios; si no la
fidelidad en dar exactamente el diez por ciento de todo lo
que recibimos de la mano de Dios. ¡Gloria a Dios!
111
112
Capítulo – 8 –
VIVIMOS EN TIEMPOS FINALES
a. La peor tormenta de herejías se avecina
_______________________________________________________________
1
Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros
tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a
espíritus engañadores y a doctrinas de demonios (1 Ti.
4:1).
_______________________________________________________________
El ataque más grande contra el evangelio se dará a medida
que se acerque la venida de Cristo (precedida por el
Arrebatamiento de la Iglesia).
La iglesia de los últimos tiempos tendrá carencia de
poder por haber abandonado su vida de santidad. Pero
habrá un deseo ferviente en los verdaderos cristianos por
volver a la raíz del verdadero evangelio.
Tuve la dicha de nacer en una época gloriosa para la
iglesia de Cristo en Latinoamérica. Esto me hizo conocer una
Iglesia más sana en su fe y doctrina.
La Biblia señala que preguntemos por los caminos
antiguos y que andemos por ellos:
16 Así
dijo Jehová: Paraos en los caminos, y mirad, y
preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen
camino, y andad por él, y hallaréis descanso para
vuestra alma. Mas dijeron: No andaremos (Jr. 6: 16).
113
Las nuevas generaciones parecen desconocer estas sendas
antiguas. Pero hubo tiempos en que no se cuestionaba
como debía conducirse la Iglesia de Cristo en la tierra.
Los cristianos de los últimos tiempos deben ser
advertidos y apercibidos de que, la Iglesia de Cristo ha ido
cambiando para mal en su peregrinaje sobre la tierra.
A medida que el mundo se modernizó, los mismos
cristianos adoptaron las modas y costumbres del mundo.
Estas se introdujeron poco a poco en la Iglesia, con la excusa
de no juzgar a nadie. Hubo tiempos cuando existía mucho
abuso en el mundo y la sociedad fue tomando conciencia
de esto, pero la tolerancia se llevó a un extremo aberrante.
Satanás hace su trabajo sutilmente y ha sido durante
esta última generación (40 años) que la Iglesia se ha
modernizado e introducido tantas herejías.
Hubo tiempos que los cristianos sabían que debían vivir
consagrados a Dios, en una santidad interna y externa. Aun
las personas no cristianas sabían que si visitaban cualquier
Iglesia cristiana debían vestir honestamente, y lo hacían por
respeto. A las nuevas generaciones que no pudieron ver
cómo fue la Iglesia años atrás, les recuerdo que la Iglesia fue
santa por dentro y por fuera, hasta los otros días.
Cristo fundó una Iglesia santa, pero hombres llenos de
ambición y alcahuetes han permitido que Satanás meta sus
herejías y mundanalidad dentro de la Iglesia. Pero siempre
hay un remanente santo en la tierra, que no se doblega ante
los falsos ídolos y las herejías que dañan la sana doctrina.
114
b. La mezcla con el mundo
A partir de la revolución tecnológica y cibernética las iglesias
fueron influenciadas por el mundo y empezaron a cambiar
su forma de pensar en cuanto a la santidad.
Antes de los 80’s, la gente no cuestionaba como debía
vestir una mujer y hombre cristiano. Los ministerios
comenzaron a decir que la luz había que llevarla a las
tinieblas y resultó que a muchos las tinieblas les apagaron
la luz. Estos versos se usan para mezclarse con el mundo,
cosa que la Biblia condena, como muestra el siguiente verso:
4 !Oh
almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del
mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que
quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de
Dios.
5 ¿O
pensáis que la Escritura dice en vano: El
Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos anhela
celosamente? (Stg. 4:4).
La mayoría de los ministros que se han involucrado en
eventos mundanos, perdieron su temor a Dios y la unción
del Espíritu Santo. Sus vidas están igual de vacías que la de
los inconversos.
c. La mezcla con la religión falsa
_______________________________________________________________
14 No
os unáis en yugo desigual con los incrédulos;
porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la
injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? 15 ¿Y
qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el
creyente con el incrédulo?
16 ¿Y
qué acuerdo hay entre
el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el
115
templo del Dios viviente, como Dios dijo: habitaré y
andaré entre ellos, y seré su Dios, y ellos serán mi
pueblo.
17 Por
lo cual, salid de en medio de ellos, y
apartaos, dice el Señor, y no toquéis lo inmundo; y yo
os recibiré, 18 Y seré para vosotros por Padre, y vosotros
me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso (2
Co. 6:14-18).
_______________________________________________________________
En los últimos tiempos habrá un auge en el tema de la
unidad de las iglesias. Esta será una falsa unidad de todas
las religiones. La mayoría de iglesias evangélicas caerán en
esa apostasía, negando el verdadero evangelio que
conocieron un día. Solo quedará un remanente fiel, que será
menospreciado por guardarse en santidad. Estos serán
tildados de estar atrasados, por no acomodarse a las
herejías y pecados de las falsas iglesias.
No hay que olvidar que los verdaderos profetas de Dios
no fueron detrás de las corrientes del mundo, ni eran del
agrado de las multitudes. Ellos parecían correr en contra de
las corrientes en boga.
Elías fue uno de los grandes profetas que vivió en un
momento de crisis espiritual en Israel. Él se sintió solo, pero
Dios reservó siete mil fieles que no doblaron sus rodillas
ante los ídolos de este mundo (1 R. 19:18).
La iglesia también, será solo un remanente en la tierra, a
medida que el fin se acerca. La iglesia será bifurcada en una
corriente mayoritariamente apóstata y una pequeña
manada que sentirá celo por la sana doctrina bíblica.
116
Esto creará confusión entre los cristianos. Millones de
cristianos se acomodarán a sus pecados, engañados por las
falsas doctrinas. Estos se quedarán en la tierra y sufrirán la
tribulación del Anticristo, mientras que los fieles serán
arrebatados al cielo para escapar del juicio venidero.
A medida que los tiempos finales se acercan, habrá un
movimiento en contra de la predicación del arrebatamiento
de la Iglesia y la venida de Cristo. Los cristianos
modernizados creerán que ese es un mensaje atrasado,
pues ellos no quieren esperar a Jesús para que establezca su
reino. Ellos quieren establecer su propio reino basado en el
materialismo.
La gente no querrá escuchar el mensaje de la venida de
Cristo, pues aun los cristianos se cansarán de esperarlo.
Jesús dijo que cuando regresara, no habría fe en la tierra:
8
Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en
la tierra? (Lc. 18:8b).
Es sabido por la Biblia que cuando Dios pregunta algo, no
es porque no sabe; sino porque nos quiere enseñar. Sin
duda, la fe de la gente menguará en los últimos tiempos y
esto sucederá en gran medida porque la Iglesia se mezclará
con el mundo y perderá su poder.
La gente del mundo no respetará la Iglesia del Señor,
pues la verán como una institución religiosa que tiene las
mismas ambiciones de poder político del mundo. La Iglesia
de los tiempos finales, será de manera general, como la
Iglesia de Laodicea que es profética y la última del
Apocalipsis, tibia y mundana.
117
118
ANEXO
_______________________________________________________________
 UNA VIDA DE FE
Las más asombrosas victorias de todos los ministerios
bíblicos y de la historia cristiana comienzan con un llamado
divino y con la fe de los que atienden y obedecen su voz.
Esa fórmula de fe no ha cambiado jamás. Dios sigue
llamando obreros a su viña, pero es necesario que le crean.
En mi vida cristiana este llamado ha sido una experiencia
maravillosa y una aventura de fe. Todo lo que Dios ha hecho
con mi vida, hasta el más mínimo detalle, se ha realizado por
medio de la fe. Eso implica que no hubo nadie de por medio
que me dijera, aquí tiene un templo, un micrófono, una silla
y menos una iglesia. No recibí apoyo económico antes de
comenzar, solo dirección de Dios.
Tampoco quiero decir que sea un mérito propio, salvo la
decisión de creerle a Dios, que es voluntaria. Dios determinó
que todo fuera por la fe, para que toda gloria sea atribuida
a su nombre. Quien decida obedecer el llamado de Dios,
deberá pasar por un proceso donde su fe será probada.
Amigos y hermanos, puedo decirles con sinceridad que,
durante el período de formación, antes del ministerio
pastoral, cruce difíciles momentos en los que no se
vislumbraba ninguna esperanza en cuanto al ministerio.
Experimentaba el poder y la gloria de Dios viendo milagros
de
sanidad,
liberación,
palabra
profética,
visiones,
manifestaciones de ángeles y experiencias espirituales
119
típicas de un verdadero ministro de Dios, pero tenía que vivir
diariamente pidiendo el alimento como el maná en Israel.
Fueron más de diez años que estuve esperando que Dios
me diera mi esposa y el ministerio pastoral que me había
prometido, los cuales determinaban hacia donde se dirigiría
mi vida en la tierra que hasta ese momento estaba llena de
incertidumbres, aunque mantenía una fe inquebrantable.
Desde el principio Dios me llamó a vivir por la fe. No fue
una decisión fácil a causa de las críticas y la incredulidad de
los que no veían una estructura física en mi ministerio. No
obstante, no dejé de creerle a Dios, a pesar de que probó mi
fe en esos largos años de espera. Tenía que mantenerme
viendo al invisible (Hb. 2:7) y esperar su promesa.
En ese tiempo experimenté largos períodos de ayuno,
carencia de alimentos, ropa, y de las necesidades más
básicas. Me fortalecía con las palabras del apóstol Pablo:
12 Sé
vivir humildemente, y sé tener abundancia; en
todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado
como para tener hambre, así para tener abundancia
como para padecer necesidad (Fil. 4:12).
Estas experiencias de padecer por la causa de Cristo me
enseñaron a vivir por la fe y a depender de Dios siempre;
tenga o no tenga algo material, pues en este mundo todo
falla, menos Dios.
Muchos ministros creen que cuando alcanzan alguna
bendición material, ya no necesitan la ayuda del Señor. Es
una farsa, confiar en lo material. El ministro de Dios debe
confiar solo en Dios en esta tierra, hasta el día de su partida
a la presencia del Señor.
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 PRINCIPIOS DE VIDA
Hay ciertos principios de vida que, Dios en su sabiduría, me
dio para practicar a fin de cuidar el corazón. La Biblia dice:
23 Sobre
toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque
de él mana la vida (Pr. 4:23).
Aquí comparto algunos de ellos:
 Personales:
1. No comprar trajes caros para vestir.
2. No cargar más de treinta dólares diarios en el bolsillo
(dependencia de Dios).
3. No aceptar en el corazón los halagos de la gente, ni
ninguna pleitesía (darle toda la gloria a Dios).
4. Examinar que cada palabra de mi boca y acción de mi
vida, procure solamente exaltar a Dios, no mi vida.
5. Saber que todas las cosas obran para bien de los que
aman a Dios. Eso implica dar gracias a Dios por todo,
aunque no entienda o este fuera de mi control.
6. Ignorar los comentarios dañinos, pues no se puede
quedar bien con las personas y con Dios a la vez.
7. Pensar que este podría ser el último día de mi vida
(aprovechar el tiempo y considerar a los demás).
8. Considerar que todas las personas, no importando su
condición o circunstancias, son mayores que yo en algo
y en eso debo aprender de ellos.
9. Aprender no solo de los buenos ejemplos para hacer lo
correcto; si no también de los malos, para no repetir los
errores de otros.
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10. Considerar ser un discípulo, más que un maestro; sin
importar lo que Dios me haya enseñado.
11. Discernir cual es el límite entre, el respeto hacia los
demás, y el miedo a predicar la verdad.
12. No esperar reconocimientos u honores en la tierra; sino
buscar recompensas en el cielo. Eso implica aceptar ser
ignorado, con tal que Jesús sea exaltado.
13. No responder a la ligera a las provocaciones. A veces el
problema no surge por lo que los demás nos dicen o
hacen; sino por nuestra respuesta.
14. El orgullo es el enemigo silente del cristiano, este habla
cuando estamos solos y nos hace creer que las cosas
suceden por nuestras habilidades o talentos. El peor
orgullo que existe, es la falsa humildad.
15. La verdadera humildad se prueba en la abundancia, no
en la escasez.
16. Los ataques más grandes del cristiano, suceden después
de una gran victoria.
 Ministeriales:
1. Orar de madrugada. No descuidar la oración, de la cual
depende nuestra victoria diaria, en la vida cristiana.
2. Ayunar dos o tres días a la semana. Obedecer la voz de
Dios si nos guía a un ayuno aún más largo.
3. No predicar en un lugar donde Dios no me lo confirmara
(el propósito es ser efectivo en la evangelización,
dependencia de Dios).
4. Buscar cada predicación en oración, aunque tenga mil
temas para predicar.
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5.
Orar para conocer la voluntad de Dios, antes de
emprender cualquier decisión.
6. No esperar que Dios obre hoy, de la manera que lo hizo
ayer. El poder de Dios obra de acuerdo a la necesidad
del pueblo o las circunstancias.
7. No obstinarme en pedir algo en oración a lo que Dios
no responde, buscar siempre su voluntad.
8. Considerar que las circunstancias, en ocasiones, podrían
ser utilizadas por Dios para hablarnos.
9. Que ninguna dádiva comprometa mis convicciones
cristianas. Eso implica rechazar aquellas que me podrían
comprometer o limitar a predicar la verdad (Ec. 7:7).
10. No juzgarme a mí mismo (puedo ser muy tolerante o
muy severo conmigo mismo); dejar que Dios me juzgue
por medio de su Espíritu y su Palabra (Biblia). Llegar ante
su presencia sin prejuicios y en humillación cada día para
que él me diga como estoy ante Él.
11. Tratar de no rechazar de entrada una opinión ajena o
una profecía (salvo que este muy seguro); analizarlo
todo y retener lo bueno, como enseña la Biblia.
12. Mi vida de fe consiste en obedecer la voz de Dios (sobre
la base de la Biblia); no en entender o cuestionar sus
caminos.
13. Los demonios usarán miles de formas para atacar a los
cristianos; pero solo pueden hacerle daño, si se les abre
la puerta. El peor enemigo del cristiano no es Satanás,
sino su propia voluntad.
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14. No ir más allá de lo que está escrito en la Biblia a fin de
evitar las herejías. Donde la Biblia habla, yo hablo; donde
la Biblia caya, yo cayo.
Para comunicarse con este ministerio:
USA
Ministerios Misión Mundial, Inc.
Po Box 62503
North Charleston, S. C. 29419
PUERTO RICO:
Ministerios Misión Mundial, Inc.
Box 43002, Suite 370
Rio Grande, P. R. 00745
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LIBROS ESCRITOS POR JOEL PERDOMO
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NO HAY MALDICIÓN PARA LOS CRISTIANOS
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(búsquelos escritos y en audio en internet).
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