De la resolución de problemas al pensamiento computacional Por Roberto D. Leyva, octubre de 2018, Madrid Los siguientes textos no pretenden ser una revisión fundada de la cuestión, para ello habrá que dirigirse al informe final de la ponencia sobre pensamiento computacional recientemente publicado por el MEFP a través del INTEF. • ¿De qué manera el uso de la robótica y la programación pueden desarrollar la capacidad de resolución de problemas? Ventajas epistemológicas, es decir, aquellas derivadas de la propia naturaleza de la robótica y la programación: La robótica y la programación constituyen en sí mismas respuestas a problemas concretos, su naturaleza práctica transforma el trabajo con estas herramientas en un instrumento de adquisición y desarrollo del pensamiento computacional. La robótica y la programación son aspectos de una única dimensión: el pensamiento computacional. No existe programación sin dispositivos que programar, de la misma manera que no existe la robótica sin un código que determine el comportamiento del prototipo. Y ninguno de los dos es posible sin la intervención de la inteligencia humana, en cuyo esfuerzo por construir la emulación del propio pensamiento en un tercer dispositivo nos reconocemos. A grandes rasgos nos situamos en el terreno de la inteligencia artificial, el papel del aprendiz conllevará ser capaz de identificar los procesos que han sido diseñados para obtener dicho resultado. Comprender estos procesos conlleva una práctica específica de identificación de las relaciones causa-efecto. Programar robots es resolver problemas La conexión que se establece entre ambas disciplinas permite con sencillez establecer la analogía con los términos problema y solución. En cierto modo, la intangible programación, el problema, se hace visible a través de la robótica, la solución. Esta relación constituye una tautología que proporciona al programador novel una respuesta inmediata para afrontar el nivel de abstracción que el lenguaje lógico de la programación requiere. La relación estímulo/respuesta es percibida de forma inmediata por los alumnos: los cambios acertados que hagamos en el código darán como resultado la acción física tangible proporcionada por la robótica. • ¿Qué beneficios tiene el uso de la robótica y la programación en el resto de asignaturas? La capacidad para resolver problemas: una nueva forma de tratar el error Aprender a resolver problemas equivale a fracasar una y otra vez hasta encontrar la solución válida, lo que para las personas que practican la medicina o conducen vehículos de transporte público puede ser un drama de dimensiones colosales, se ve superado por la capacidad de la robótica y de la programación para convertirse en un gigantesco simulador de la actividad cognitiva humana. La robótica y la programación son ideales para poner en práctica el planteamiento tradicional del método científico: las máquinas no se quejan cuando fallan ni se convierten en personas a las que no queremos defraudar, todo lo contrario, soportan pacientemente nuestros ensayos y, en ocasiones, hasta nos informan de nuestros errores al manipularlas. En este sentido, potencian y favorecen el refinamiento de nuestros procedimientos para resolver problemas. El robot o el programa en el que estemos trabajando se convierten en un reto, sin juicios de valor sobre la condición del que aprende, los errores proporcionan tanta información como los propios aciertos; toda una suerte para el que quiere mejorar su capacidad de resolución de problemas. Beneficios metodológicos: El trabajo en el aula con estos contenidos se realiza en general a través de talleres didácticos. Estos se definen como una herramienta pedagógica que pretende lograr la integración de teoría y práctica como elemento facilitador del aprendizaje. Las relaciones entre profesores y alumnos devienen horizontales. Se favorece el desarrollo del aprendizaje colaborativo así como la transferencia de conocimiento entre iguales. Pregúntate cuánto se parece tu clase y a una clase impartida en el aula de informática de tu centro y saldrán a la luz unas cuantas implicaciones metodológicas que pueden alterar por completo el escenario. • ¿De qué manera se puede implementar en las aulas? La respuesta es bien conocida, los profesores necesitan formación, es preciso reforzar la creación de comunidades de aprendizaje colaborativo que impulsen la reflexión acerca de las nuevas dimensiones de la educación en la era digital. Todas las competencias del currículo se interrelacionan, la presencia del pensamiento computacional en nuestras aulas no puede entenderse como parte de la competencia digital, alimenta de forma esencial la competencia de aprender a aprender, constituye una reflexión acerca de cómo gestionamos la información, establece procedimientos probados por la propia experiencia del sujeto para resolver problemas. La receta “¿Sabes qué es un algoritmo? ¿Has oído hablar de los algoritmos de la vida cotidiana?”-podría ser una buena forma de empezar. Afronta tu próximo cocido madrileño con un vídeo-tutorial de Youtube y verás de lo que te hablo. -Cualquier materia del currículo permite diseñar actividades interpretando el concepto de algoritmo. Resulta muy interesante trabajar con las rutinas de pensamiento, en último término inspiradoras del propio lenguaje artificial del código, considero que la metacognición arroja verdaderos torrentes de lucidez al que aprende. El mecanismo que nos permite reflexionar sobre nuestros propios procesos de pensamiento, sobre cómo aprendemos, sobre cómo resolvemos los problemas en definitiva, nos impulsa de forma decisiva hacia el aprendizaje. -Proporcionar a los alumnos la adquisición y práctica de las rutinas de pensamiento. Obra escrita bajo una licencia Creative Commons Reconocimiento – Compartir Igual Roberto D. Leyva, Asesor técnico docente, área de Experimentación en el aula, INTEF.