Subido por Jose Manuel Hinojosa Torres

Tema 9. El teatro desde 1939 a nuestros días

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TEMA 9: El teatro desde 1939 a nuestros días
EL TEATRO ESPAÑOL DESDE 1939 A NUESTROS DÍAS
El teatro en los años 40
En los años cuarenta, el teatro fue el género que más sufrió las consecuencias de la dictadura, pues
nuestros mejores dramaturgos (Alejandro Casona, Max Aub…) se habían marchado al exilio, y no hay que
olvidar que Valle-Inclán y Lorca ya habían muerto. Por otra parte, la censura, que se mantuvo hasta 1977,
impidió que entrasen las innovaciones del teatro europeo.
Nos encontramos con un teatro poco interesante y conservador, condicionado por la ideología del
momento, en el que hay varias tendencias:
 Teatro cómico.
 Teatro folclórico-musical.
 Teatro histórico-político, de evasión.
Pero las dos tendencias más destacadas son:
 El drama burgués: continuador de la comedia de Jacinto Benavente, de carácter
sentimental y con leve crítica social, encarnado por José Mª Pemán o por Edgar Neville.
Este drama es transmisor de los ideales franquistas: valores como la familia, la religión, el
respeto de las tradiciones…
 El teatro de humor, que intenta renovar el teatro español por la vía del humor y de lo
inverosímil. Aquí destacan Enrique Jardiel Poncela, con obras como Eloísa está debajo de un
almendro; y Miguel Mihura con Tres sombreros de copa, en la que emplea situaciones
irracionales para satirizar las costumbres de la burguesía. En este teatro destacan los
diálogos cuidados e ingeniosos.
El teatro de los años cincuenta
En los años cincuenta surge un grupo de jóvenes dramaturgos que intentan cambiar el panorama
teatral en España haciendo un teatro realista y social, de denuncia, que reflejara los problemas del
momento como una crítica a la situación del país. Esta década se inicia con estrenos importantes: Historia
de una escalera, de Buero Vallejo, y Tres sombreros de copa (estrenada en 1952 pero escrita veinte años
antes) de Miguel Mihura. Estos autores parten de posiciones existencialistas para derivar después a
preocupaciones como la injusticia social, la explotación, la vida de la clase media y baja, etc.
Encontramos dramaturgos como Lauro Olmo (La camisa, drama sobre la emigración); Alfonso
Sastre, con Escuadra hacia la muerte, alegato antimilitarista; y sobre todo Antonio Buero Vallejo, cuya
producción está marcada por su compromiso ante los problemas humanos.
Buero denuncia la situación social mediante un lenguaje escénico simbólico, con personajes
marcados por frustraciones y conflictos internos, que se mueven en escenarios pobres y degradados
marcados por el ambiente de miseria de la posguerra. Sus diálogos destacan por su lenguaje preciso y a
veces coloquial. En cuanto a las técnicas teatrales, son importantes sus acotaciones para describir el
espacio escénico; sus efectos de inmersión, con los que el público comparte las sensaciones que tienen los
actores en la escena; y sus finales abiertos.
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La obra de Antonio Buero Vallejo se puede clasificar en tres grupos:
Dramas de indagación en el ser humano, envuelto en conflictos sociales. En Historia de una
escalera, refleja un mundo gris donde las frustraciones se repiten, no sólo por el peso del medio
social sino también por la debilidad personal de los protagonistas. El tragaluz se centra en unos
personajes marcados inexorablemente por la Guerra Civil.
Dramas de personajes con taras físicas, que simbolizan taras morales, como en En la ardiente
oscuridad, que se desarrolla en una institución para ciegos.
Dramas históricos, con argumentos alejados en el tiempo que pueden aplicarse a la España de ese
momento. Aquí encontramos Un soñador para un pueblo, que muestra el fracaso de las reformas
promovidas por Esquilache enfrentado a la ignorancia de un pueblo manipulado desde el poder; o
El sueño de la razón, sobre Goya.
TEMA 9: El teatro desde 1939 a nuestros días
El teatro de los años sesenta
En los sesenta, la tímida relajación de la censura y el comienzo del aperturismo permitieron la
aparición de un movimiento de renovación caracterizado por un acercamiento al teatro extranjero y por un
teatro vanguardista que apenas pudo ver la luz. En este momento surgen grupos de teatro independiente
que va a encontrar muchos obstáculos porque son fuertemente críticos con la situación del país, y porque
incorporan novedades escénicas que no fueron comprendidas por el público de la época. Destacan dos
autores:
 Francisco Nieva: con un teatro muy vanguardista que denuncia la represión moral sobre el
individuo, con un lenguaje barroco y personajes simbólicos o históricos. En su producción destaca
su “teatro furioso”, con su obra Pelo de tormenta.
 Fernando Arrabal: su teatro “pánico” recoge elementos de las vanguardias, especialmente el
surrealismo, y del teatro del absurdo. Entre sus obras podemos citar El cementerio de automóviles
o Pic-nic.
El teatro de los años setenta y la democracia
La llegada de la democracia y la desaparición de la censura trajeron para el teatro unas grandes
expectativas que no se llegaron a cumplir, pues el público no asimiló los cambios y rechazó los montajes
más experimentales. Se tiende a un teatro institucional subvencionado, que da a conocer nuestro mejor
teatro, clásico y contemporáneo, mediante la creación del Centro Dramático Nacional y de la Compañía
Nacional de Teatro Clásico; y surgen redes de festivales que ofrecen una oferta muy variada pero poco
novedosa. Serán los grupos de teatro independiente los que lleven a cabo las experiencias más
interesantes. Estos grupos se caracterizan por primar la importancia de la creación colectiva y de la
improvisación, infravalorando el texto. Dan una visión crítica de la realidad, rompen con las convenciones
escénicas de espacio y tiempo, y propician la participación del espectador. Entre estas compañías podemos
citar “Els comediants”, “Els joglars” o “La cuadra de Sevilla”, posteriormente se fundará “La fura dels Baus”.
En cuanto a los autores, podemos citar a Antonio Gala quien, valiéndose de registros muy diversos,
crea obras que suelen estar protagonizadas por mujeres, y cuyos temas abordan conflictos individuales que
permiten su interpretación en clave política. De sus obras podemos citar Los verdes campos del edén. Otros
autores de esta época son Ana Diosdado, con Los ochenta son nuestros, José Sanchís Sinisterra con su obra
¡Ay, Carmela!, José Luis Alonso de Santos con Bajarse al moro, o Fernando Fernán Gómez y Las bicicletas
son para el verano.
El teatro de finales del siglo XX y comienzos del XXI es ecléctico, y en él convive el teatro basado en
la palabra con los nuevos códigos audiovisuales, al tiempo que asistimos al éxito del teatro musical, con
montajes muy espectaculares. Entre los temas más habituales del teatro actual destacan la defensa de la
libertad individual, la violencia social contra los más débiles, la denuncia de la sociedad de consumo, así
como el desconcierto ante el discurso posmoderno y global.
Siguen publicando autores de épocas anteriores que ya hemos mencionado. Entre los nuevos
autores podemos mencionar a Paloma Pedrero, Jordi Galcerán o Juan Mayorga. Este último construye
diálogos afilados mediante los cuales habla sobre temas como la corrupción urbanística, la contaminación,
el terrorismo o la memoria del nazismo. Destacamos sus Cartas de amor a Stalin.
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