“UNIVERSIDAD NACIONAL DE TRUJILLO” FACULTAD DE CIENCIAS BIOLÓGICAS E.A.P: MICROBIOLOGÍA Y PARASITOLOGÍA ENSAYO: IMPACTOS AMBIENTALES EN EL PERÚ ALUMNA: Arroyo Polo Janelle Dánae SECCIÓN: VIII - A DOCENTE: Llenque Díaz Luis Alberto TRUJILLO – PERÚ 2020 IMPACTOS AMBIENTALES EN EL PERÚ I. INTRODUCCIÓN La contaminación ambiental en el Perú está alcanzando cifras alarmantes. Los problemas aumentan tras el continuo incremento de la población, su concentración en grandes centros urbanos y las actividades ilegales, como la minería ilegal, la quema de basura y la falta de regulación del smog en los automóviles chatarra. La pandemia causada por el coronavirus COVID-19, además de mucho sufrimiento y muerte, está provocando terribles estragos sociales y económicos, como es bien conocido. Es verdad que algunos impactos ambientales de esta pandemia son positivos. En el caso de las grandes ciudades como Lima, estos han sido reiteradamente festejados y anunciados como lecciones a aplicar para un futuro mejor. Entre ellos se cita mucho el aire más limpio y la reducción del ruido por la menor circulación vehicular y menor consumo de hidrocarburos y, por tanto, disminución de la acumulación de gases de efecto invernadero en la atmósfera; se festeja la rápida recuperación por la fauna silvestre de los espacios como playas, mar costero y hasta de parques urbanos y, asimismo, la disminución aparente de la contaminación de ríos y mar por reducción del despejo de parte de los residuos en ellos. Todas, evidentemente, son ganancias efímeras, rápidamente reversibles al statu quo apenas concluyan las medidas restrictivas y la vida vuelva a ser como antes. Pero, quizá, una consecuencia concreta de esas percepciones sea el futuro incremento del uso de las bicicletas y, ojalá, más kilómetros de ciclovías en las ciudades. Pero, poco se habla sobre las consecuencias negativas de la pandemia que, claro, ya superan largamente las ganancias y que, hasta que esta sea controlada gracias a remedios o vacuna, o sea, posiblemente una decena de meses más, serán muchísimo peores. Los principales impactos ya constatados incluyen incremento de la deforestación con fines de expansión agropecuaria y, asimismo, por acción de la minería ilegal; aumento de la extracción ilegal de madera, caza de especies en riesgo de extinción tanto para consumo como para tráfico de especímenes valiosos, invasión de áreas naturales protegidas y en especial, de tierras de comunidades indígenas; aumento de ciertas formas de contaminación, como por mercurio así como por arrojo descontrolado de residuos de todo tipo; pesca abusiva y sin control tanto en el mar como los ríos. Muchos de esos impactos, como la deforestación y la extracción ilegal de madera en curso, tendrán consecuencias en el futuro mediato, por ejemplo, con un recrudecimiento de quemas e incendios forestales y, en su conjunto, las consecuencias se harán sentir más a medio y largo plazo. La pandemia no ha detenido a los campesinos informales que invaden bosques naturales para hacer agricultura de tipo familiar ni, mucho menos, a los propietarios que aprovechan la situación para expandir el área dedicada a la producción de cultivos de tipo industrial u, obviamente, a los que hacen plantaciones ilegales como coca, marihuana y amapola. Al contrario, esa situación les ha dado más libertad para actuar. La minería ilegal ha encontrado una oportunidad sin par con la pandemia y se ha expandido en todas partes. La caza para fines de alimentación humana ha aumentado con el pretexto, parcialmente justificado, de que los que la practican no tienen alternativa, pero, también se aprovecha de la situación para la caza con fines de abastecer el tráfico internacional de especies de interés comercial, actividad que suele ir de la mano con el narcotráfico. Ha sido reiteradamente denunciado en los meses de abril y mayo la intensificación del huaqueo en sitios arqueológicos y, en especial, la invasión con maquinaria pesada del parque arqueológico de Caral. II. DESARROLLO Es digno de mención que el Sernanp ha mantenido en servicio a una parte considerable de sus guardaparques, precisamente para evitar los problemas citados, que eran previstos y otro tanto han hecho algunas autoridades regionales. Pero sus condiciones de trabajo en el tiempo de emergencia no son las ideales. Sus jefes y profesionales no están en las áreas y los suministros para ejercer control efectivo no llegan, entre otros problemas. En los EIA se incluyen los aspectos físico-naturales, biológicos, socioeconómicos y culturales del área de influencia (directa e indirecta), con el objetivo de determinar las condiciones existentes y capacidades del medio y analizar la naturaleza y magnitud del proyecto. Con esta información detallada se puede prever los efectos y consecuencias de la realización del proyecto en el medio ambiente y en la población aledaña y, además, elaborar medidas de previsión y planes de control, de modo que se genere una convivencia armónica entre las operaciones de las empresas mineras, el medio ambiente y las comunidades adyacentes. Este documento incluye, además de la descripción del proyecto y del área de influencia, la evaluación de impactos sociales, culturales y ambientales; las líneas de base física y biológica, social y cultural; las actividades de participación ciudadana; el análisis de alternativas de los componentes del proyecto; los planes de mitigación de daño ambiental y el plan de cierre de la mina luego de acabar su vida útil. El SEIA es un sistema único y coordinado de identificación, prevención, supervisión y corrección anticipada de los impactos ambientales negativos. Comprende las políticas, planes y programas de nivel nacional, regional y local que generen implicancias ambientales significativas, así como los proyectos de inversión pública o de capital mixto que podrían causar impactos ambientales negativos significativos. Los EIA son documentos presentados por las empresas mineras, en las que se analiza y describe a detalle la naturaleza del impacto de la actividad minera dentro de la zona de influencia de los yacimientos mineros. III. CONCLUSIONES Aunque a simple vista la pandemia ha traído algunos beneficios ambientales, como ciudades de aire más limpio y menos ruidoso, estos son poco significativos y destinados a acabar apenas termine la emergencia. En cambio, como hemos visto, la enfermedad ha abierto toda clase de oportunidades a los que violan la ley que, claro, aprovechan la oportunidad brindada por la concentración de la fuerza y de la opinión pública en la salud. Muchas de los impactos de esas acciones ilícitas son irreversibles. El mayor riesgo que el futuro post pandemia presenta para el ambiente es que el Gobierno y la sociedad dirijan todos sus esfuerzos a la reactivación económica y que no solo concentren recursos públicos en eso, restándolos a tareas de conservación del patrimonio natural y cultural, sino que con ese pretexto ablanden la legislación ambiental. Es probable que al término de la pandemia la vida retorne a la normalidad previa, aunque muchos afirman que habrá una “nueva normalidad”. Aunque se produzca, la nueva normalidad no dejará de implicar financiamiento muy reducido para la temática ambiental, siempre vista como superflua o postergable, en especial para las áreas protegidas. Además, estas, así como los sitios arqueológicos sufrirán quizá hasta de tres años consecutivos de reducción de las visitas y consecuentemente de sus presupuestos. Como bien se sabe, el turismo es el sector más golpeado por la pandemia y será el que más lentamente se recuperará. Los optimistas de la “nueva normalidad” imaginan una humanidad consciente de los riesgos de maltratar el ambiente capaz de establecer una relación equilibrada con este. Y, realmente, eso sería la reacción sensata, dadas las evidencias del origen de la presente pandemia. O sea que, construir un mundo en el que la contaminación sea mínima, donde se use energía verdaderamente renovable, se evite la destrucción innecesaria de lo poco que resta de la naturaleza y, en especial, en el que se limite el crecimiento de la población humana, condición sine qua non para alcanzar el tal equilibrio, es lo que se debería esperar, en el medio plazo, como reacción a la pandemia. Pero, para eso la humanidad necesita de un sacudón mucho más fuerte, algo así como una rápida guerra nuclear mundial o una lenta agonía debida a las múltiples consecuencias del cambio climático, incluida quizá otra pandemia peor que la actual. IV, REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 1. https://imazon.org.br/publicacoes/boletim-do-desmatamento-daamazonia-legal-abril-2020sad/; https://www.oeco.org.br/noticias/desmatamento-na-amazoniacresceu-279-em-marco-indicaimazon/ ; https://www.oeco.org.br/noticias/desmatamento-na-amazoniaatinge-nivel-recorde-no-primeiro-trimestre-de-2020/ 2. https://www.infobae.com/sociedad/2020/05/03/el-coronavirus-nodetiene-la-deforestacion-la-tala-en-el-amazonas-se-disparo-un-50-yadvierten-sobre-el-grave-impacto-en-el-clima-argentino/ 3. https://idl.org.pe/pandemia-amazonica/ 4. https://www.actualidadambiental.pe/defensores-ambientales-de-madrede-dios-y-su-lucha-en-medio-de-la-pandemia/ ; 5. https://es.mongabay.com/2020/03/peru-tambopata-mineria-ilegalausencia-de-policia/ 6. https://www.actualidadambiental.pe/ayacucho-unas-200-vicunas-fueronasesinadas-por-cazadores-durante-estado-deemergencia/ ; https://es.mongabay.com/2020/06/vicunas-caza-furtivacovid-19-conservacion-peru/ 7. https://www.ipe.org.pe/portal/estudios-de-impacto-ambiental/. 8. https://www.minam.gob.pe/wpcontent/uploads/2013/06/agendambiental_peru_2013-20141.pdf.