Antecedentes históricos en la etapa republicana de la formación humanista del profesional de la Cultura Física a partir del pensamiento de José Martí Historical background of humanist education in Physical Culture professional based on Jose Marti’s thought during the republican age Doctor en Ciencias de la Cultura Física. Máster en Actividad Física en la Comunidad Licenciado en Cultura Física. Profesor de la Universidad “Ignacio Agramonte” de Camagüey y de la Universidad de las Ciencias de la Cultura Física y el Deporte Reynier Rodríguez González [email protected] (Cuba) Resumen Al comienzo del siglo XX, la influencia de los Estados Unidos en la política educativa cubana fomentó la importancia de la Educación Física a nivel escolar. Ante esta influencia, en el decursar del siglo, se constató un reclamo por la creación de un ideario pedagógico propio, inspirado en otras doctrinas de los pedagogos cubanos del siglo XIX. Por tal motivo, se impartieron cursos de verano para la formación de profesores de Educación Física en la Escuela Pedagógica de la Universidad de La Habana. Entre los profesores destacados en estos cursos cabe mencionar a Celso Enríquez Gómez, uno de los primeros en impartir la asignatura Historia de la Educación Física. En su obra Martí y los deportes, se compilan por vez primera los textos de José Martí relacionados con la actividad física.Es el primer antecedente, tal vez el único en esta etapa, de una articulación coherente entre el pensamiento martiano y la formación humanista de los futuros profesionales de la Cultura Física al revelar la función formativa de los textos de Martí relacionados con la Educación Física y los deportes. Palabras clave: Formación humanista. Formación profesional. Cultura Física. Abstract At the beginning of the 20th century, the United States influenced Cuban educational policy and enhanced Physical Education importance at school level. Hence, a claim for an own pedagogical ideology based on the nineteenth century Cuban pedagogy’s' doctrines were put forward. Summer courses were offered at the Pedagogical School in Havana University to graduate Physical Education teachers. Celso Enriquéz Gómez was one of the first teachers of History on Physical Education. His book Martí y los deportes (Martí and Sports) was the first compilation of José Marti’s texts about physical activity. It is the first notice, perhaps the only one during this period, of a coherent link between Marti’s thought and humanist education for Physical Culture future professionals by showing the educative role of Marti’s texts related to Physical Education and sports. Keywords: Humanist education. Professional teaching and training. Physical Culture. EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 17, Nº 178, Marzo de 2013. http://www.efdeportes.com/ 1/1 Introducción El advenimiento del siglo XX, trajo para Cuba con la República (1902-1959) un sentimiento de frustración social y política que influyó en el orden cultural, de forma especial por la intervención norteamericana y la frustración de los ideales martianos. Lo anterior provocó, se buscara en el orden teórico y práctico, respuestas a la importantísima relación existente entre identidad cultural y la problemática nacional que condujeron al despertar de la conciencia nacional. En este período, entre sus características más sobresalientes, cabe destacar las numerosas consideraciones y polémicas en torno a la cultura cubana y la identidad nacional realizadas por prestigiosos intelectuales cubanos, las intenciones por historiar la cultura cubana, la fundación de disimiles instituciones y organizaciones socioculturales, así como de publicaciones seriadas, tanto periódicos como revistas; también existieron diferentes tendencias dentro de la cultura cubana en este período hasta el triunfo de la Revolución el 1º de enero de 1959. Un tema poco abordado en los textos sobre la Cultura Cubana u otras publicaciones actuales relacionadas con la temática, así como también en los textos donde se aborda la Historia de la Cultura Física en Cuba e investigaciones realizadas recientemente1, es el papel de la Cultura Física en el período republicano y su aporte a la conformación de la identidad nacional. Prácticamente se ha criticado este período sin un fundamento teórico convincente aludiendo y apoyándose en problemas políticos de la época, sin considerar la relevancia que han tenido, para la cultura cubana, los resultados alcanzados por diferentes atletas en eventos deportivos nacionales o internacionales, las organizaciones deportivas, la recreación y la educación física en el nivel educacional cubano. Los estudios en este sentido aún son insuficientes, y ameritan la pronta intervención de investigaciones en el orden de las Ciencias Sociales. Al comienzo del siglo XX, es mayor la incidencia de los Estados Unidos sobre diferentes sectores de la sociedad cubana. La influencia norteamericana en la política educativa fomentó la importancia de la Educación Física a nivel escolar. La formación del profesional de la Educación Física se dejó influenciar por modelos pedagógicos procedentes de los Estados Unidos. Varios profesores norteamericanos impartieron cursos cortos sobre Educación Física. Ante esta influencia, en el decursar del siglo se constató un reclamo por la conformación de un ideario pedagógico propio inspirado en los pedagogos del siglo XIX cubano. En este sentido, son importantes las valoraciones realizadas por Manuel Valdés Rodríguez, citado por López Hurtado y otros, al afirmar: “Lástima que hayamos tenido que acudir a textos norteamericanos para informarnos de lo que ya un compatriota nuestro había expresado tan correctamente hace setenta años” (Lopéz Hurtado, Chávez Rodríguez, Rosés Garcés, Esteve Boronat, Ruiz Aguilera, & Pita Céspedes, 1996, pág. 6). En 1902, la Gimnasia “(…) es incluida con carácter obligatorio en la enseñanza media y consecuentemente aparece la Educación Física como asignatura en la Escuela Normal” (Herrera Corzo, 2010) lo cual demandó la formación de especialistas para la impartición de esta asignatura. La preparación de los primeros profesionales de Educación Física e Instructores Deportivos comienza en Cuba en la primera mitad del siglo XX (González Socarás, 1999, pág. 6; López Rodríguez, 2009; Herrera Corzo, 2010). La etapa que abarca desde la instauración de la república en 1902 hasta 1920, se caracterizó por el incremento de la práctica de actividades físico - deportivas y el aumento progresivo de gimnasios y clubes deportivos, que incitaban a practicar los nuevos deportes introducidos en Cuba a partir de la intervención norteamericana (Sánchez Rodríguez, 2004, pág. 82). Desarrollo En Cuba, los primeros profesionales de la Educación Física no eran propiamente graduados sino instructores evaluados por una comisión nacional vinculada al Ministerio de Educación (Pozas Ramos, 1994; González Socarás, 1999; López Rodríguez, 2009).Durante mucho tiempo esta fue la principal fuente de profesionales de Educación Física hasta que en 1919 se crea el Instituto Nacional de Educación (INEF), tras una petición realizada a la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes, en ese momento dirigida por Francisco Domínguez Roldán (Sánchez Rodríguez, 2004, págs. 83 - 84).Como se podrá observar, en lo adelante este instituto tendrá varias reaperturas como consecuencia del poco respaldo del gobierno. El objetivo fundamental de esta institución era “preparar y extender certificados acreditativos a los graduados como profesores de Educación Física” (Alfonso Chacón, 2008, pág. 289). La misma tenía un funcionamiento limitado dada la escasa importancia concedida a la Educación Física. Esto trajo como resultado poco interés por el estudio de esta disciplina, con la excepción de un grupo no muy numeroso adiestrado por el INEF y otros profesionales que cursaron estudios en los Estados Unidos o Europa. En el currículo del INEF existían dos grupos de asignaturas: las teóricas y las prácticas. Las primeras estaban orientadas al desarrollo del cuerpo humano, y las segundas al dominio de los medios de la Educación Física. También se realizaban prácticas de laboratorio para aprender sobre el desarrollo físico de niños y adolescentes (González Socarás, 1999; Herrera Corzo, 2010). Una de las insuficiencias de este currículo era la carencia de asignaturas que contribuyeran a la formación humanística de los profesionales. Julien Fischer, graduado en la Escuela de Educación Física de Bruselas, fue el primer director del INEF. Luego le sucedió José Heider, defensor del Sistema Alemán de Educación Física en Cuba, pero su obra no tuvo el suficiente apoyo del gobierno y limitó su enseñanza a cursos cortos para graduados en Escuelas Normales de Maestros con el objetivo de especializarlos en Educación Física. En la primera mitad del siglo XX se establece en Cuba la llamada “ Batalla de los Sistemas”, que tiene su origen en la influencia del pensamiento europeo sobre la educación cubana y la necesidad de experimentar, en la enseñanza, diferentes sistemas gimnásticos procedentes de Europa. Entre estas corrientes de pensamiento cabe citar las siguientes: 1. El sistema sueco encabezado por Gustavo Beg y otros. 2. El sistema alemán conducido por José Heider (austriaco). 3. El sistema francés inspirado en el Método Natural de Georges Hébert (1875-1957) y liderado por Desiderio Ferreira. La primera confrontación de pensamiento fue entre Fischer y Heider. El primero defendía el método “ecléctico” (nombrado así por él) inspirado en el sistema sueco. Sobre este método se puede ahondar en su texto La educación física en la escuela. Guía práctica para la educación física del niño y el adolescente (1920). En contraposición con las enseñanzas anteriores, las de Heider aparecen en su Manual de Educación Física (1924). Cabe concluir que el proceso de enseñanza de la educación física en Cuba en las tres primeras décadas del siglo XX se centró “(…) en los métodos de Fisher y Heider su contribución primera.” No obstante, con la clausura del INEF “(…) estarían expuestas las necesidades de la formación de un profesional de la educación física aún insatisfechas” (Sánchez Rodríguez, 2004, pág. 85).Esta batalla de sistemas se extinguió al cesar la influencia de los Estados Unidos sobre la educación cubana. Uno de los exponentes del Método Natural de Hébert fue Desiderio Ferreira, quien lo estudió en París donde aprendió el método con su creador. Al volver, creó en La Habana la Academia “Palestra Hébert” en 1927 y también la Escuela Nacional de Educación Física con el objetivo de propiciar la formación de maestros y auxiliares que promovieran este método de enseñanza (Sánchez Rodríguez, 2004, pág. 86). Ninguna de las corrientes de pensamiento prevaleció sobre las otras, aunque el Método Natural de Hébert alcanzó mayor aceptación entre los profesionales en relación con los demás, pero generalmente todos contribuyeron al desarrollo de la Educación Física en Cuba. La fama alcanzada por el empleo del método garantizó que en 1928 se reabriera el Instituto Nacional de Educación Física (INEF). En 1932 cesó de funcionar, y con posterioridad tuvo varias reaperturas. Ello dependió en gran medida de la fundación, en 1920, de la Escuela Normal para Maestros por Mario García Menocal, presidente de la República de Cuba de 1913 a 1917 y de 1917 a 1921. Posteriormente, Gerardo Machado y Morales, que asumió la presidencia desde 1925 a 1933 ratificó la obligatoriedad de la educación física en las escuelas públicas. En la década del veinte del siglo XX, el redescubrimiento del pensamiento martiano en el ámbito educativo fue decisivo. En este sentido se destacaron Julio Antonio Mella (1903-1929) y Enrique José Varona (1849-1933). La obra de estos pensadores sentó las bases para la posterior formación humanista de los profesionales de la Cultura Física 2 mediante el pensamiento martiano. A comienzos de la segunda década del siglo XX, ocurrió un importante movimiento educativo encabezado por Julio Antonio Mella en la Universidad Popular “José Martí”: se presentó una línea de continuidad histórica con la obra educativa de Martí que tenía como objetivo la toma de conciencia de la clase obrera. En este período, la obra de Mella “Glosas al pensamiento martiano” (1927) fue trascendental para la recepción del pensamiento del apóstol. La generación que sucedió a Mella encontró en Martí un guía para las batallas sociales que se libraron. Diferentes sectores de la población comenzaron a aplicar el pensamiento martiano y le concedieron un elevado valor a sus enseñanzas. Varios intelectuales, no sólo realizaron estudios significativos sobre la obra martiana, sino que fueron consecuentes con su legado. El pensamiento educativo de Enrique José Varona fue muy activo en el período colonial, durante la etapa de la intervención norteamericana y en las primeras décadas de la República; pero, de forma especial en este último período, realizó ajustes pertinentes en su ideario pedagógico. La pedagogía de Varona se sustentaba en la vertiente cientificista del positivismo; no obstante, no desestimó su carácter humanista al concebirla “(…) encaminada a formar hombres para la vida” (Chávez Rodríguez, 2003, pág. 37). En este mismo sentido, Varona, citado por Chávez Rodríguez, expuso: “(…) desde la Escuela a la Universidad, la necesidad, el propósito y el deber de los profesores se concreta en formar hombres (…)” (2003, pág. 37). Tampoco fue ajeno al estudio y la promoción de la obra de José Martí como fuente formativa; en este sentido, escribió “Martí y su obra política” (1896). Cabe mencionar, además, que el artículo más antiguo publicado en la revista Bohemia (1911) sobre el tema martiano con el título José Martí es de la autoría de Varona. Allí escribe lo siguiente: “Grande en la vida y en la muerte, heroico en la aspiración y en el ejecutar, así fue Martí” (Varona E. J., 2003, pág. 8). Juegos de Infancia (1877) de Varona y Un juego nuevo y otros viejos (Obras Completas, Tomo 18, 1991) de José Martí son dos obras de un carácter excepcional por su valor pedagógico y una referencia para los estudios sobre los juegos en Cuba. En 1932, como consecuencia de los enfrentamientos contra el gobierno, se cerraron diferentes centros formadores de profesionales (universidades, el INEF y otros centros educativos). En 1933, se reabrieron las universidades y otros centros educativos, pero no así el INEF. En 1935, Carlos Mendieta Montefur, presidente de la República de Cuba de 1934 a 1935, aprobó el Decreto Ley número 409 que ratificaba la obligatoriedad de la Educación Física como asignatura en todos los niveles de enseñanza. Aunque el INEF, única institución facultada para emitir títulos de Educación Física, permaneció cerrado, se creó la Comisión Nacional de Educación que certificó oficialmente los primeros profesionales graduados en esa época. Según el parecer de los autores López Rodríguez(2009) y Herrera Corzo (2010) los requisitos para ser autorizados y ejercer como profesores de educación física eran: 1. Haber sido instructores deportivos o de Educación Física durante cinco años. 2. Haber sido atletas destacados. Durante la presidencia de Fulgencio Batista y Zaldívar de 1940 a 1944 y de 1952 a 1959, se impartieron cursos de verano para la formación de profesionales de Educación Física por un período de cuatro años en la Escuela Pedagógica de la Universidad de La Habana como petición al congreso de los profesores de Educación Física (Herrera Corzo, 2010). En el curso académico de 19441945 se ofertaron cursos de verano (6-7 semanas) para la preparación metodológica y la superación profesional. Estos cursos no se consideraban aún una carrera universitaria, pero “constituyeron los primeros indicios de la utilización de cursos cortos como vía de capacitación en educación física y deportes” (2009). El plan de estudio de la Universidad de La Habana “tenía inclinación hacia un egresado de perfil ancho (…) se preveía que el egresado de Educación Física pudiera ejercer como Administrador y/o Planificador, tuviera conocimientos básicos para analizar y perfeccionar programas curriculares y de cómo contribuir por medio de la ejercitación en la apariencia y aceptación personal” (Herrera Corzo, 2010). Según el texto Educación Física. Desarrollo de un Programa de Examen (1948) editado en dos tomos, el plan de estudio contenía las siguientes asignaturas para formación de profesores de Educación Física: Anatomía Humana I y II, Fisiología Aplicada, Primeros Auxilios, Nutrición y Dietética, Kinesiología, Higiene, Masaje, Principios y Didáctica de la Educación Física I y II, Pruebas y Medidas de la Educación Física; Juegos Escolares, Actividades Rítmicas I, II y III, Gimnasia y Actividades Naturales, Juegos y Recreación, Historia de la Educación Física, Sistema Danés, Ejercicios de Orden, Ejercicios Calisténicos Libres y con Aparatos, Ejercicios con Aparatos Transportables, Campo y Pista, Volleyball, Basketball, Gimnasia Natural, Arquería, Natación, Baseball, Softball, Esgrima, Organización y Administración, Práctica Escolar, Currículo en Educación Física y Ejercicios Estéticos. Como se puede observar, la única asignatura humanística era Historia de la Educación Física; el resto se vinculaba con el ejercicio de la profesión y con las Ciencias Biológicas. Es importante señalar que en la sección dedicada a la Historia de la Educación Física, se ofrece una panorámica de la Educación Física en Cuba, que se divide en época primitiva, periodo colonial y republicano. En la sección dedicada al período colonial, aún cuando se mencionan y valoran algunos pensadores del siglo XIX cubano en su estrecho vínculo con la educación física, no se alude a la obra martiana relacionada con la Cultura Física, se intuye que la razón de esta omisión está dada por la insuficiente investigación y estudio de este aspecto vinculado con el pensamiento de José Martí. Uno de los profesores destacados en estos cursos fue Celso Enríquez Gómez (1907-1986), quien impartió la asignatura Historia de la Educación Física.Sus publicaciones tuvieron como objetivo fundamental la formación de profesores de Educación Física en la etapa de 1940 a 1960; en este sentido, sus obras más sobresalientes son: Resumen de Historia de la Educación Física y los Deportes (1948), La Educación Física a través de la Historia (1953) y Curso de Historia de la Educación Física (1956). También dictó varias conferencias sobre José Martí en la Universidad michoacana, se vinculó al 1er Maratón Martiano realizado en La Habana y escribió tres libros sobre José Martí: Martí y los deportes (1948), Significación de José Martí (l953) y Páginas Inolvidables (l958). En otras de sus obras se constata, además, la influencia del pensamiento martiano. En años recientes, su personalidad se ha investigado con más profundidad a través de los talleres sobre el Pensamiento y Obra de Celso Enríquez Gómez (Velázquez Garnica & Portelles Hernández, 2006). En l953, Enríquez expresó sobre Martí: “Ninguna otra figura de su tiempo, ni fuera de él, ha logrado reunir tantas y tan vastas facetas humanas” (Enríquez Gómez, 1953, pág. 9); también señalaba: “No hay que perder de vista que cualquier homenaje que hoy y mañana se rinda al Maestro José Martí, lleva implícita una enorme responsabilidad” (Enríquez Gómez, 1953, pág. 6). Al examinar la obra de Enríquez, es necesario considerar las que dedica al análisis del pensamiento martiano y la presencia del mismo en otras, así como su actuar martiano (Pavón Torres, 1999, pág. 4). A fin de ajustarse al tema tratado, se cree pertinente agregar, sin obviar lo anteriormente expuesto, la relación entre el pensamiento de Enríquez y su percepción de la contribución de la obra de José Martí a la formación humanista de los profesionales de la Educación Física como unidad fundamental de análisis. En su obra Martí y los deportes se compilaron por vez primera citas martianas sobre la actividad física, con una introducción previa. Señalaba Enríquez cómo se vale Martí de las crónicas deportivas para exponer el carácter humanista del deporte no solo al contar los detalles de los eventos, sino también al expresar sus propias conjeturas, “partiendo siempre del punto de vista de su alto sentido constructivo y humano” (Enríquez Gómez, 1948, págs. 8 - 9), y todo con un gran por valor estilístico y conceptual. Enríquez opinaba que el deporte se correspondía con la apreciación humanista de Martí, porque percibía en él la actividad humana que contribuía al desarrollo armonioso del ser humano. Compartió además las críticas martianas a las conductas de algunos deportistas por su carácter alienante y deshumanizador no acordes con un verdadero comportamiento humanista. Los textos martianos seleccionados criticaban el profesionalismo y la violencia en el deporte, porque atentaban contra el carácter humanista del mismo y también contra el ser humano; también destacaban las flaquezas humanas que desvirtúan la función social del deporte. Un elemento importante que Enríquez dejó entrever y lo vinculó con el pensamiento martiano es el carácter unificador del deporte: “Nada debían significar ante el propósito de alcanzar el conocimiento estrecho y cordial de hermanos de raza y de historia” (Enríquez Gómez, 1948, pág. 15). Es el primer autor que destaca la visión de la dimensión pluricultural en José Martí como parte de la actividad humana que contribuye a las relaciones entre los pueblos y el deporte (Rodríguez González, 2010). En su obra Martí y los deportes, Enríquez abordó distintos temas tales como: Aforismos deportivos. Cuerpo y espíritu, Patinaje, Boxeo, Corredores y caminadores, Fútbol americano, Gimnasio, Regatas y velas, Juegos nuevos y viejos y Los Toros, lo cual denota su nivel de actualización y conocimiento sobre la obra martiana. Los profesionales cubanos de la Cultura Física tuvieron que esperar treinta y dos años después de publicada la obra de Enríquez para conocer otra selección de textos martianos (más actualizada) en relación con su profesión. Sus valoraciones sobre el pensamiento pedagógico de Martí son importantes. Al referirse a La Edad de Oro, en Significación de José Martí, señalaba: “Ningún pedagogo de su tiempo ha dicho con tanto amor y con tanta ternura a los niños, las cosas que le son inherentes a su edad” (Enríquez Gómez, 1953). También en Páginas Inolvidables (1958) señalaba cómo Martí “fue el pedagogo, el sociólogo, el político, el crítico de arte, de deportes, el humanista por excelencia, porque toda su vida estuvo injertada en el más pleno ejercicio humano en todas sus manifestaciones”(Enríquez Gómez, 1995, pág. 38) y también“(…) un maestro en el decir y en el hacer, lo que muy pocas veces es posible alcanzar en los anales del magisterio de nuestro tiempo y de todos los tiempos”(Enríquez Gómez, 1995, pág. 39). En la obra de Celso Enríquez Gómez está el primer antecedente, tal vez el único en esta etapa, de una articulación coherente entre el pensamiento de José Martí y la formación humanista de los profesionales de la Cultura Física al revelar la función formativa de los textos martianos relacionados con la Educación Física y los deportes. Así, no sólo introdujo el pensamiento martiano en la formación de estos profesionales sino también confeccionó textos acordes con la realidad cubana y americana, en una época en que la bibliografía era fundamentalmente de autores norteamericanos. Otro aspecto fundamental en la obra de Enríquez Gómez son sus valoraciones y escritos sobre la relación entre la antropología y el deporte. Es posiblemente el primer intelectual que escribe sobre esta temática en Crítica de la Antropología (1977), Temas antropológicos (1980) y El Deporte y la antropología (1985) de forma general. El primer texto expone los rasgos antropológicos de América a partir de las culturas precolombinas, valora diferentes teorías de la época, la Educación Física y los Juegos Olímpicos. En el segundo, se valora la cultura prehispánica mexicana anterior a la colonización, su cosmovisión y formas de vida, costumbres y tradiciones de los aztecas, también establece niveles de relación y comparación con otras culturas del mundo antiguo. En el tercero se describen las culturas ancestrales de América. La génesis, desarrollo y evolución de las actividades lúdicas, recreativas y sociales con sus rasgos religiosos, el antiguo juego de pelota, y se valora la influencia de la religión en la Educación Física y su incidencia en la evolución de los elementos socioeconómicos y culturales de las sociedades prehispánicas. Entre los autores que se destacaron en este período cabe mencionar a Alfredo Aguayo (1866-1948), y Diego González. Los textos Introducción a la Filosofía de la Educación (1947) y Filosofía de la educación (1947) de González fueron importantes en la formación de profesionales no solo en la Universidad de La Habana sino en otros centros educacionales de Cuba. Merece atención en esta época la obra Martí, estudio integral (1954) de Medardo Vitier (1886-1960) por sus valoraciones importantes sobre la dimensión filosófica en la obra martiana. El autor reconoce el error de no incluir el pensamiento martiano en su libro La filosofía en Cuba (1938) por conferir atención a la idea de que sólo son filósofos aquellos que crean una doctrina, son catedráticos de Filosofía o escriben tratados sobre esta materia (Vitier, 2002, pág. 387). Supera esta idea errónea al afirmar que “Martí fue en filosofía, como en todo un autodidacta, lo cual tiene desventajas, en general, pero en las mentes superiores acaso sean más las ventajas” (Vitier, 2002, pág. 384) y concluye con la frase: “En realidad creo que Martí debe figurar en el recuento de la filosofía en Cuba” (Vitier, 2002, pág. 387). También son importantes sus textos Notas sobre la formación humana (1948) y Fines de la educación (1952) por contribuir a la conformación histórica de paradigmas importantes de la cultura cubana, estas obras en su momento significaron “un alto nivel de elaboración conceptual y metodológica sobre el modelo de hombre a formar…” (López Hurtado, Miranda Hernádez, Cobas Conte, Valero Alfonso, & Chávez Rodríguez , 2000, pág. 10). En 1947 se reabrió el INEF adscrito a la Dirección General de Educación Física, subordinada al Ministerio de Educación, con una concepción y bibliografía esencialmente norteamericana. El nivel de los graduados equivalía al medio superior actual, “como el inicio de una formación regular de profesores de Educación Física de nivel medio. Inicialmente el plan de estudios tenía una duración de tres años y posteriormente se extendió a cuatro años” (López Rodríguez, 2009). También se señalan como deficiencias las siguientes: Su objetivo no era preparar profesores de Educación Física con un plan de estudios adecuado, sino realizar exámenes de algunas asignaturas y capacitar, como profesores de Educación Física, a quienes las aprobaran. La corrupción imperante entonces, permitió el robo, comprobado, de cientos de miles de pesos, por parte de sus organizadores, que llegaron a regalar más de 2000 títulos, por lo cual cesó de inmediato (Martínez de Osaba y Goenaga & Cruz Blanco, 2008, pág. 111). En 1948 hubo una reapertura y se eligieron profesores mediante ejercicios de oposición; este hecho fue el primer intento de formación seria de profesionales para la enseñanza de la Educación Física y se extendió de forma sistemática hasta 1959, cuando se adscribió a la Escuela de Pedagogía de la Universidad de la Habana. Con el triunfo de la Revolución Cubana, el 1ro de enero de 1959, y la creación, en 1961 del Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (INDER), pasó a la dependencia de este organismo. Ulteriormente se convirtió en la Escuela Superior de Educación Física (ESEF). Conclusiones En el período republicano, varios pensadores cubanos, no solo se destacaron en el orden político e intelectual sino también por su identificación con el legado martiano y el estudio de su pensamiento. En la compilación Valoración Múltiple. José Martí (2007) se encuentran las obras de varios de estos intelectuales, tales como: Manuel Sanguily (1848-1925), Enrique José Varona (1849-1933), Juan Gualberto Gómez (1854-1933), Fernando Ortiz (1881-1969), Medardo Vitier (1886-1960), Leonardo Griñán Peralta (1892-1962), Jorge Mañach (1898-1961), Julio Antonio Mella (1903-1929), Raúl Roa (1907-1982), José Antonio Foncueva (1910-1930), José Lezama Lima (1910-1976) y Julio Le Riverand (1912-1998). Entre los extranjeros, se puede nombrar al español Fernando de los Ríos (1879-1949) quien se interesó por el estudio del pensamiento humanista y la eticidad en José Martí. La obra de estos autores, relacionada con el pensamiento martiano, influirá notablemente en muchos profesionales cubanos de la época republicana. Sin embargo, la obra de Celso Enríquez Gómez es una de las pocas donde se puede encontrar una relación entre la cultura física y el pensamiento martiano. Aún así no se encuentra ninguna de sus obras recogida en esta compilación aun cuando fue uno de los intelectuales que se destacó en esta época divulgando y analizando los aportes del pensamiento martiano, en especial los relacionados con la Cultura Física. Notas 1. 2. Con excepción de los autores Herrera Corzo (2009; 2010) y la importantísima investigación “Cultura Física y Epistemología: una propuesta para el estudio de la experiencia cubana” de Sánchez Rodríguez (2004), donde la autora antes mencionada dedica a este período un significativo análisis. Aunque el término Cultura Física no se utilizaba en la etapa republicana en Cuba sino el de Educación Física, su empleo aquí responde a establecer una línea de continuidad en la formación de los profesionales de la Cultura Física a partir de los antecedentes en esa etapa hasta la actualidad. De ahí que aparezcan ambos términos, según la concepción cubana de la Cultura Física en la actualidad, la formación de sus profesionales incluye la educación física, el entrenamiento deportivo, la recreación y la cultura física terapéutica como esferas de actuación de este profesional. La carrera de Licenciado en Cultura Física tiene un perfil de salida amplio. Bibliografía Aguayo, A. M. (1959). Pedagogía científica: Psicología y dirección del aprendizaje. La Habana, Cuba: Cultural, S. A. Alfonso Chacón, J. (2008). Apuntes para la Historia de la Cultura Física (Primera edición ed.). (C. F. Alonso Villauso, Ed.) La Habana: Editorial Deportes. Chávez Rodríguez, J. (2003). En A. Blanco Pérez (Ed.), Filosofía de la educación (págs. 30 - 45). Ciudad de La Habana, Cuba: Editorial Pueblo y Educación. Cuervo, F., Naranjo, A., & Martínez Zequeira, O. (1948). Educación Física. Desarrollo de un Programa de Examen. Tomo I. La Habana, Cuba: Impreso en Siboney. 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