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INTRODUCCIÓN
E
L ILUSTRE Concejo Municipal de la capital de Colombia ha re
suelto conmemorar el IV centenario de la fundación españo
la, editando en sus prensas los documentos de la vida colo
nial, pues, ha considerado y con razón, que nada puede compararse en im
portancia al hecho de poner a disposición de los estudiosos, fuentes que
han permanecido inéditas por varias centurias, con riesgo de perderse de
finitivamente al momento menos pensado. Que eso ha ocurrido ya con los
preciosos códices de la vida del Cabildo de Bogotá, nos relata en la magní
fica "Introducción" que para este libro de Actas (se refiere al primer vo
lumen) del siglo XVIII y principios del XIX ha escrito el encargado de
editarlas, docto historiador y hombre de letras, doctor Enrique Ortega Ricaurte. En el año de 1862, un batallón que ocupó el edificio del Cabildo bo
gotano, rompió las puertas del Archivo, se apoderó del tomo primero, que
contenía las actas del Cabildo de Bogotá de 1538 a 1540, y lo despedazó;
destrozó luego la mitad del tomo segundo, que contenía las actas de 1541
y, continuando en su tarea, digna de una horda de salvajes, redujo a pe
dazos siete volúmenes más, dejando intactos sólo los forros de pergami
no. Así se perdieron los documentos del siglo XVI y los del siglo XVII. La
labor de ese cuerpo de ejército fue completada al andar de los años por
el desastroso incendio que en la noche del 19 al 20 de mayo de 1900, redujo
a cenizas el Archivo del Cabildo, del que sólo se salvaron diez y ocho pa
quetes con las "Actas de la Junta Municipal de Propios" y otros compro
bantes de las cuentas de la Mayordomía de Santafé de Bogotá. La desen
frenada soldadesca y el fuego hicieron desaparecer los testimonios del pa
sado colonial de Bogotá. La fuerza y el incendio: dos flagelos. Un patrio
ta, que a la vez es artista distinguidísimo y literato de fuste, dolido de que
la incuria vaya destruyendo lo que jamás podía reponerse, se ha ofrecido
II
para descifrar los documentos salvados y para dirigir su impresión, corri
giendo, con todas las fatigas que ello implica, desde la corrección de las
pruebas hasta la encuademación de la obra. Bien haya don Enrique Orte
ga Ricaurte, por cuyas venas corre sangre de los más notables proceres
colombianos, por esta obra de salvamento que enaltece al Concejo que
convino en ella, vuelve inolvidable la fecha gloriosa en la que se acometió
y lleva a todos los ámbitos de América el nombre y el recuerdo de la ciu
dad a la que Humboldt colocó entre las más cultas del Nuevo Continente.
No es un desconocido en el campo de las letras el doctor Ortega Ri
caurte. Para los quiteños es particularmente grato, pues, fue el primero
de los colombianos que en el magnífico "Registro Municipal", órgano del
Concejo de Bogotá, alabó, en caluroso y fluido estudio, la publicación de
nuestro "Libro Verde". Desde entonces, sólo ha tenido voces de aplauso pa
ra nuestras labores edilicias, y en el número de diciembre de 1937, con que
esta misma "Gaceta Municipal" conmemoró el IV centenario de la funda
ción de Quito, el doctor Ortega Ricaurte colaboró con su monografía sobre
"Juan Díaz de Hidalgo, de los primeros Alcaldes y Regidores de Quito y
Santafé de Bogotá", estudio seguido, luego, del que volvió a escribir en el
"Registro Municipal", sobre el "Libro de Benalcázar", cuando nuestra bue
na fortuna quiso que editáramos por vez primera, de manera limpia y de
cente, la versión de los documentos del Archivo de Indias, hecha por el In
superable paleógrafo de Quito, don Jorge A Garcés G. El doctor Ortega
Ricaurte ha seguido así, paso a paso, lo que acá en la hermana República
se hacía en pro de la historia nacional, y su fervor ha querido llevarlo a la
gran patria de Nariño y Caldas, la que con este tomo de "Actas de la Junta
Municipal de Propios de Santafé de Bogotá", se hace presente de manera
digna de las tradiciones de cultura en el esfuerzo americano por el cono
cimiento de nuestros hombres e instituciones.
Miembro de número de la Academia Colombiana de Historia, el doc
tor Enrique Ortega Ricaurte ocupó en ella el sillón vacante por la muerte
del doctor Eduardo Zuleta. En esta ocasión decía "El Gráfico", de Bogotá:
"Enrique Ortega Ricaurte, de noble ascendencia procera por sus dos
ramas genitoras, es un historiador de vocación, de paciencia y de estricta
equidad. Varios libros y numerosas crónicas bogotanas le abonan como a
real y efectiva unidad de la literatura histórica, ya que con numerosos y
frecuentes trabajos, le ha prestado un generoso servicio. La leyenda his
tórica de nuestra ciudad es en manos de Ortega Ricaurte un plano acota
do que no deja punto sin referencia y sin respaldo".
III
Esta vez, en el tomo I de las "Actas de la Junta Municipal de Propios",
el historiador y el artista dieron libre cauce a sus aficiones. La edición
salió riquísima de los tórculos municipales de Bogotá. Cada tomo de la ti
rada, que por fuerza hubo de ser numerada, es joya digna de un bibliófi
lo. Así es ella de limpia y cuidadosa, y así está enriquecida con los precio
sos retratos de los Alcaldes de la ciudad, desde don José María Domínguez
del Castillo, que lo fue en 1765 y 1773, hasta don Luis Eduardo de Azuola.
Por cierto que al reverso de cada una de las preciosas láminas consta una
biografía de cada uno de ellos, en que el editor resumió sus altos mereci
mientos. Abren el libro el escudo de Armas de Bogotá, y un dibujo acaba
do de la Casa Capitular de Santafé de Bogotá, obra del mismo doctor Or
tega Ricaurte, tan notable artista como distinguido historiador. Las dos
cientas noventa y dos páginas in folio del primoroso libro van seguidas de
copiosísimos índices, así de materias como de nombres propios, y de una
guía bibliográfica que vuelven de veras docta la edición. Contrasta la pu
blicación bogotana, con ciertos desventurados libros que andan por allí
sin un solo índice, sin un resumen de materias y, lo que es peor, sin una
sola lámina, en que se pueda comparar el documento original con la ver
sión que corre impresa. Lanzar ediciones indoctas, se explica acaso cuando
se trata de servir intereses comerciales, jamás cuando es a la historia a la
que se anhela rendir culto. Ella está de plácemes con el volumen bogota
no, que ojalá sea seguido de los demás que completen las Actas, cuya pu
blicación se inicia, y que servirán poderosamente para conocer cuál fue la
organización económica de la Colonia, en esas fértiles tierras que pobla
ron Gonzalo Jiménez de Quesada y nuestro admirable Sebastián de Benalcázar.
J. ROBERTO PAEZ,
Director de las publicaciones del Archivo Municipal de Quito.
("Gaceta Municipal", número 89, de 24 de mayo de 1938, año XXIII, páginas
89 a 91, Quito, Ecuador).
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