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Estrés y sexualidad. Relájate y goza

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Estrés
y sexualidad:
relájate y goza
Coordinación editorial
DÉBORA FEELY
Diseño de tapa
MVZ ARGENTINA
Ilustraciones
EZEQUIEL WIERNA
JUAN CARLOS KUSNETZOFF
Estrés
y sexualidad:
relájate y goza
GRANICA
BUENOS AIRES - MÉXICO - SANTIAGO - MONTEVIDEO
© 2008 by Ediciones Granica S.A.
B UE N O S A I R E S Ediciones Granica S.A.
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Reservados todos los derechos, incluso el de reproducción en todo
o en parte, en cualquier forma
ISBN 978-950-641-529-7
Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723
Impreso en Argentina - Printed in Argentina
Kusnetzoff, Juan Carlos
Estrés y sexualidad : relájate y goza - 1a ed. Buenos Aires : Granica, 2008.
176 p. ; 22x15 cm.
ISBN 978-950-641-529-7
1. Sexualidad. 2. Estrés. I. Título
CDD 616.858 3
A mis hijos Diego y Andrés.
A mi nuera Laura.
A mi esposa Liliana.
A los pacientes que toleraron
mis explicaciones sobre el estrés,
a lo largo de todos estos cuarenta
años de ejercicio profesional.
J. C. K.
8
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN
11
PRIMERA PARTE. TODOS TENEMOS ESTRÉS
1. PARA ENTENDERNOS MEJOR
Del stress físico al estrés biológico
Disección de la definición de Seyle
Ahondando en la identificación del estrés
¿Desde cuándo existe el estrés humano?
Más acerca de las respuestas
Más acerca de las demandas
La primera piedra
17
17
19
21
21
22
26
31
2. FISIOPSICOLOGÍA DEL ESTRÉS
Acción y reacción
No me olvides
Mapa del sistema nervioso
Partes y funciones del sistema nervioso central
Mapa del sistema endocrino
Colapsos en el sistema
33
34
36
38
40
43
46
3. ESTRÉS, EN LAS BUENAS Y EN LAS MALAS
La noción de salud humana
Diagnósticos caseros
Las partes por el todo
Las formas extremas del estrés 1: pánico
Las formas extremas del estrés 2: burnout
Qué es estar “quemado”
49
49
50
56
57
60
62
4. TOME NOTA I
65
SEGUNDA PARTE. EL ESTRÉS EN LA SEXUALIDAD Y VICEVERSA
1. NO ES TAN SIMPLE COMO PARECE
Respuesta sexual humana
Fisiología del acto sexual
Psicología del acto sexual
75
75
76
80
2. ESTRÉS Y DESEMPEÑO SEXUAL
Disfunciones sexuales
Una falla no hace la disfunción... pero puede ayudar a desencadenarla
El estrés en el sexo
83
83
83
87
9
ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA
El estrés del sexo
Un poco más de historia
3. TOME NOTA II
89
93
97
TERCERA PARTE. ADMINISTRAR LOS RECURSOS
10
1. USTED TIENE LAS HERRAMIENTAS
Mutatis mutandi
105
107
2. NO SÓLO DE PAN...
Alimentar el cuerpo
Con qué
Cómo
Alimentar la psiquis
111
113
113
119
121
3. DEFENSA PERSONAL
Reparación y mantenimiento
Descanso, sueño y relajación
Ejercicios físicos y mentales
Descontaminación individual
Estibar la carga
Creatividad
Comunicación
Lágrimas y sonrisas
125
125
126
133
135
137
138
139
140
4. ANTE CUALQUIER DUDA, CONSULTE A SU MÉDICO
Zapatero, a tus zapatos
El beneficio de la duda
Su pregunta no nos molesta
Elija a su médico
Guía de profesionales de la salud
Más vale prevenir que curar
143
143
144
5. RELÁJATE Y GOZA
Honrar la vida
Verdadero
Falso
Para hacer bien el amor...
... Y para que el amor nos haga bien
Dodecálogo del sexo en la salud
151
151
152
153
154
157
158
6. TOME NOTA III
161
BIBLIOGRAFÍA
171
146
147
149
INTRODUCCIÓN
Millones de personas de cualquier edad, género y clase social padecen en la actualidad alguna forma de “mal estrés”
o distrés, una patología que invade todos los campos de la
vida: laboral, afectivo, social, anímico, fisiológico y, por supuesto, sexual.
No hace falta que usted no haya tenido, tenga o vaya a
tener problemas en el último aspecto para que la lectura de
este libro le sea útil. Con él, básicamente descriptivo y necesariamente generalizador, no pretendo ofrecer recetas, inducir al autodiagnóstico ni, mucho menos, a la automedicación, sino todo lo contrario: mi intención aquí es orientarlo
en el difícil camino de la toma de conciencia, la percepción
y verbalización de sus señales, si las tiene, con el objeto de
que exorcice fantasmas, determine si necesita o no ayuda y,
en ese caso, facilite la tarea del profesional al que eventualmente acuda en busca del tratamiento adecuado.
Las actitudes más contraproducentes frente a la enfermedad son, para variar, las extremas: negar la existencia del
problema –justificar, buscar pretextos, rehuir el dictamen
autorizado–, o exagerarlo, obsesionarse con él, “comprobar”
11
ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA
la presencia de una dolencia grave “investigando” en fuentes impropias: sitios anónimos de Internet, un vecino… Ambas, aparentemente opuestas, surgen de un mismo tronco,
el miedo, y ninguna de las dos conduce a la solución. Por
eso, en la primera parte (“Todos tenemos estrés”), presento las manifestaciones, grados y causas de tan difundida condición, con el ánimo de abrir un senderito de claridad en
el bosque de información, muchas veces irresponsable, que
proviene de los medios masivos de comunicación. Al reconocer rasgos en usted mismo y quienes lo rodean, comprobará su altísima incidencia que, si bien no lo exime de ser
una afección, lo ubica en la franja de lo estadísticamente normal. Espero que tal certeza lo anime a sincerarse consigo
mismo –el primer indispensable paso hacia el bienestar–, y
a no avergonzarse de compartir con la persona idónea los
indicios preocupantes que haya advertido.
En la segunda parte (“El estrés en la sexualidad y viceversa”), detallo las maneras en que el estrés puede interferir en el ejercicio pleno y satisfactorio de la sexualidad de
hombres y mujeres, y cómo este último puede ser, a su vez,
fuente de más estrés. No deseo sugerir que el estrés acarrea
obligatoriamente disfunciones sexuales –ni, mucho menos,
que usted las esté padeciendo o temiendo–, sino que es capaz de hacerlo o, al menos, de ensombrecer la alegría, reducir el placer, limitar el entusiasmo de un erotismo sano
y dichoso. No todos aquellos a los que solemos juzgar “pobres rendimientos” son verdaderas fallas, no todas las fallas
accidentales revelan una disfunción, y ninguna disfunción
es insuperable. No hay aquí excusas para no disfrutar de la
sexualidad, que es un derecho y un deber inalienable de
las personas, sino explicaciones de por qué algunas veces
tal cosa sucede.
El objeto de la tercera parte (“Administrar los recursos”) es guiarlo para que usted mismo construya estrategias
preventivas, mostrarle los instrumentos de que dispone y la
12
INTRODUCCIÓN
mejor manera de usarlos en su beneficio –aunque esté satisfecho, siempre es factible mejorar–, presentarle a quienes pueden ayudarlo en caso de que lo requiera, garantizarle que las consecuencias del estrés –incluidas aquellas
ligadas a la sexualidad– son reversibles, y predisponerlo a
enfrentar positivamente el desafío de superarlas.
13
PRIMERA PARTE
TODOS TENEMOS ESTRÉS
1. PARA ENTENDERNOS MEJOR
Las cosas empeoran bajo presión.
Ley de la Termodinámica de Murphy
Del stress físico al estrés biológico
La palabra estrés proviene del léxico de la Física. Su forma
original en inglés, stress, se traduce por “tensión” y define
las solicitaciones del medio –entre ellas, presión, temperatura, humedad, y sus variaciones y combinaciones– a que
está expuesto todo material.
Dentro del llamado estrés admisible, los cuerpos se adaptan a su contexto sin consecuencias negativas, por lo menos inmediatas. Pero, más allá de esta frontera, propia para cada elemento, este manifestará distintos grados de
deterioro, incluida su destrucción. El límite no depende sólo de la cualidad e intensidad del agente, sino también de
su duración o continuidad: un resorte puede romperse si
es traccionado con violencia, pero también terminará haciéndolo si se estira y pliega, con suavidad, pero la cantidad de veces suficiente para generarle lo que se conoce como fatiga, o bien perderá su característica elasticidad si se
mantiene un cierto tiempo alargado al máximo. Un tallo joven, que recibe viento moderado de determinada dirección,
17
ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA
se inclina momentáneamente, para retornar a su posición
original cuando se detiene la corriente de aire; pero si se
trata de una ráfaga desmedida, tal vez se quiebre, o se deforme si el soplo es constante, aunque no necesariamente
fuerte. Por supuesto, también depende de las propiedades
del objeto que recibe la acción, esto es, su resistencia, que
no es sinónimo de rigidez, como se advierte en los ejemplos del tallo y el resorte. Otro factor interesante es la reacción tardía, y por eso mismo muchas veces inesperada, frente a acciones exteriores: supongamos que para ajustar el
armado de una cadena hemos tenido que limar un poco
uno de sus eslabones. Aunque el objeto parezca firme, tarde o temprano las fuerzas que inciden sobre él acabarán
por deshacer la cadena al actuar sobre su “punto débil”.
Todos estos aspectos son considerados, por ejemplo,
cuando se seleccionan la forma y los materiales de un edificio, según las expectativas que se tengan acerca del lugar
donde se construirá; así, tanto la ingeniería mediante complejos cálculos, como la arquitectura popular gracias al conocimiento empírico y la intuición, en zonas sísmicas han
privilegiado la flexibilidad, que permite a la estructura “acompañar” los movimientos del suelo sin desmoronarse, es decir, ampliar su admisibilidad a las circunstancias adversas.
Los datos enumerados hasta aquí no constituyen una
digresión ni la simple historia de un nombre. El lector ya
habrá podido establecer algunas analogías entre estas descripciones y el comportamiento humano. De lo contrario,
y aunque volveremos sobre ellas para aclarar criterios, lo
invito a comparar, por ejemplo, el desgaste producido por
repetición de un factor erosivo (“la gota horada la piedra”)
con el desgaste emocional producido en una persona por
la rutina laboral.
El médico austríaco Hans Selye, en la década de 1930,
fue el primero en trasladar el concepto de la Física a los seres vivos, bajo la expresión inicial de estrés biológico, que de18
PARA ENTENDERNOS MEJOR
finió como “respuesta no específica del organismo a toda
demanda del exterior”, a partir de su primer experimento
con algunos estímulos aplicados y sus correspondientes
efectos detectados en ratas. Desde entonces, el término se
incorporó al ámbito de la fisiología y comenzó a difundirse en el lenguaje cotidiano, aunque en este, no siempre con
acierto. O, más bien, casi nunca. Asociado desde el principio con la idea de enfermedad, especialmente “mental”,
paulatinamente fue absorbiendo otras nociones de la esfera psiquiátrica –como las de surmenage, neurastenia, crisis
nerviosa, términos todavía en uso en los años ’50–; fue muy
difícil transmitir al público que una dosis de estrés no sólo
no es negativa, sino que resulta imprescindible para la supervivencia. En un intento de aclarar su descubrimiento,
el mismo Selye inventó los neologismos distrés (con la partícula privativa griega di) para denominar los fenómenos
nocivos, y eutrés (con el adjetivo griego eu, “bueno”) para
los mecanismos necesarios de adaptación. Sin embargo, no
tuvieron trascendencia, y el nombre estrés se fijó con un
único sentido de patología, que hemos finalizado por aceptar incluso los profesionales de la salud, y con el que se usa
la mayor parte de las veces en este libro.
Disección de la definición de Selye
Analicemos juntos la frase “respuesta no específica del organismo a toda demanda del exterior”, palabra por palabra.
Respuesta: es la reacción orgánica y psíquica de las personas a cualquier estímulo. Se trata de una serie de modificaciones involuntarias hormonales, celulares, nerviosas, funcionales y psicológicas –mayor secreción de adrenalina,
aceleración del ritmo cardíaco, elevación o disminución de
la presión arterial, etc.– que, dentro de los límites de admisibilidad (ya explicado para los materiales inertes) permiten
19
ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA
enfrentar con éxito los cambios, obstáculos y circunstancias
novedosas que se presentan a lo largo de la vida. En ese sentido, conforman lo que el profesor Hans Selye llamó síndrome general de adaptación (SGA), sin el cual no sería posible la
subsistencia de los seres animados –entre ellos los humanos–, porque habilita la puesta en práctica de los mecanismos defensivos de resistencia, contraataque y huida. Un
ejemplo de adecuación, esto es, de respuesta positiva a las condiciones del medio es, en el reino vegetal, la transformación
de las hojas en espinas con el objeto de reducir al mínimo
la evaporación y de ese modo resistir un clima árido.
Pero, en exceso, o a destiempo, las respuestas constituyen también un serio riesgo para la integridad. Siguiendo
con el símil del cactus, un exceso sería que perdiese aun
las espinas, con lo que no podría respirar; y una falta de
sincronización la produciría su lentitud para volver a modificarse si empezara a ser regado en abundancia. Cuando
algo así sucede, los efectos de una demanda tienden a convertirse a su vez en demandas y la ecuación completa se desequilibra.
No específica: significa que, por ser automática, la respuesta depende más del individuo que del estímulo. Hans
Selye lo explica mediante la siguiente comparación: los neurotransmisores humanos actúan del mismo modo que una
alarma en un edificio: si el sistema detecta una irrupción,
se activará, ya se trate de un verdadero asalto, como de un
propietario que olvidó su llave e intenta forzar la cerradura, o de una simple falla en el mecanismo; ya suceda de día
o de noche, en forma sigilosa o evidente, con torpeza o habilidad; y, en cualquier caso, advertirá de la anomalía a los
recursos de protección –en este ejemplo, a la policía o el
personal de seguridad–, que actuarán en consecuencia, con
la intención de reducir al agresor, presunto o real.
Toda demanda: el adjetivo toda implica que los factores estresantes pueden ser emocionales –una discusión– o físicos
20
PARA ENTENDERNOS MEJOR
–una enfermedad–; provenientes de cualquier ámbito –social, familiar, laboral, ambiental–; positivos –la obtención
de un premio– o negativos –una pérdida–; repentinos –un
accidente– o continuos –un trabajo aburrido–; existentes
–un ataque concreto– o percibidos como tales o como posibles –una amenaza–.
Ahondando en la identificación del estrés
¿Desde cuándo existe el estrés humano?
El nombre, como vimos, y su estudio datan de hace menos
de un siglo. Pero el estrés existe desde que la especie apareció sobre la Tierra y muchos de sus signos han sido satisfactoriamente explicados como respuestas primitivas de defensa; por ejemplo, el erizamiento del vello y el pelo ante el
peligro –compartido por muchos mamíferos, que lo refuerzan arqueando el lomo– es resabio de la orden neurohormonal prehistórica de desalentar un ataque pareciendo más
voluminoso de lo que se es. Hoy, naturalmente, no cumple
esa función, pero un ruido amenazante, un sobresalto, una
sorpresa intensa nos sigue provocando esa reacción. Lo mismo puede decirse de muchas otras, por ejemplo el grito de
miedo –equivalente de las voces animales de advertencia,
como el gruñido, el rugido, el ladrido, etc.– que procuraba
originalmente asustar al enemigo y a la vez alertar de su proximidad al resto del grupo; de la contractura muscular, heredada de los preparativos para la pelea o la huida, y hasta
del desmayo, que proviene del intento de parecer muerto
a los ojos del predador para librarse de él.
En el síndrome general de adaptación, se pueden distinguir, entonces, tres fases: a) de alarma, b) de resistencia,
y c) de resolución, que puede ser seguida por agotamiento y aparición de patología psicosomática.
21
Rendimiento psicofísico
ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA
Alarma
Adaptación / Resistencia
Resolución
(Agotamiento)
Tiempo
Más acerca de las respuestas
La evolución de la especie humana, el desarrollo de su aparato psíquico, el control de los impulsos a través de la educación, la obediencia a pautas culturales de comportamiento, sumados al cambio de la índole de los desafíos –de bestias
feroces o tormentas, a presiones laborales o dificultades
económicas, por mencionar sólo un par– y su multiplicación fueron haciendo cada vez más complejo el proceso de
respuesta. Una de las claves es que esta puede aparecer hasta un año y medio después de la demanda, y el sujeto no
identificar sus causas, en apariencia no registradas, olvidadas, o escondidas (la limadura no detectada en el eslabón,
que produce tiempo más tarde la rotura de la cadena, equivale aquí a la memoria inconsciente), pero que en algún
momento aflorará, tal vez alimentada su virulencia por el
período transcurrido, durante el que se han ido añadiendo inevitablemente sucesivas exigencias.
Si las respuestas son desmedidas, ya sea porque lo han
sido las demandas, o por un desajuste del sistema de alarma y protección, o por haber sido contenidas de manera
artificial, pueden lesionar en vez de defender, y configurar
de ese modo un cuadro de distrés o, para decirlo directa22
PARA ENTENDERNOS MEJOR
mente en lenguaje coloquial, de estrés, de distintos grados
de seriedad. En algún momento –no siempre inmediato al
desencadenante– y durante un cierto tiempo –no siempre
tan breve como el factor estresante habría requerido hace
un millón de años– las reacciones pasan a ser signos –síntomas– de que las cosas no están funcionando bien y, como he señalado, se vuelven motivo de más reacciones. Entre los efectos somáticos más habituales de este círculo
vicioso, se cuentan los trastornos del sueño, los desórdenes
digestivos –gastritis, diarreas–, y alimentarios –excesos en
las comidas, inapetencia–, problemas cardíacos –taquicardias–, desequilibrio de la presión arterial, agotamiento, baja del nivel de testosterona (hormona masculina segregada
por los testículos); en el plano psíquico, pueden presentarse depresión, ansiedad, angustia, desgano, irritabilidad y
derivados, como síndrome de pánico, hipocondría, burnout,
etc., que consideraré por separado. Las disfunciones sexuales, muchas veces basadas en el estrés, están vinculadas simultáneamente con aspectos físicos y psíquicos.
Créditos energéticos
Cuando el individuo no tiene los suficientes recursos espontáneos para afrontar las presiones del ambiente, o bien cuando mantiene sus respuestas bajo control ejerciendo conductas socialmente permitidas, apela a sus reservas: así, en lugar
de salir corriendo de un examen temido, como en su intimidad quisiera, quizás se limite a temblar, o se descomponga,
o se enferme el día anterior o al mes siguiente de pasar la
prueba. Lo interesante es que ahí no termina la cosa. El mecanismo de adaptación da un préstamo, no un subsidio, obsequio ni beca. En esa operación no se establecen las formas,
plazos ni tasas de devolución, ni el solicitante está en condiciones de aclarar el punto. Solucionado el problema, es muy
probable que olvide su deuda. Pero el banco es implacable
23
ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA
y, a veces, roza los límites de la usura. El día menos pensado, enviará un cobrador que exigirá el pago inmediato y con
creces. Si el moroso no ha tomado precauciones, el prestamista hará uso de su derecho de embargo y se resarcirá con
los bienes disponibles: salud, física y/o psíquica, resistencia,
optimismo, desempeño laboral y, naturalmente, sexual. Por
lo general, la aparición repentina del cobrador no se asocia
con aquel préstamo, muchas veces lejano en el tiempo, y el
deudor se siente asaltado a mano armada. Con el objeto de
reponer lo “robado”, suele recurrir a un nuevo préstamo, y
así, todo tipo de anomalías pueden presentase como indicios aislados, simultáneos o sucesivos, en forma leve o más
seria, y funcionar a la vez como consecuencia del estrés y
causa de más estrés.
Para ilustrar esta situación, supongamos que una persona se ve expuesta a tres intensos desafíos sucesivos (sin duda el lector sabrá reemplazarlos por alguna de sus muchas
experiencias personales...): primero le anuncian el despido
de su empleo; tres semanas más tarde de efectivizada la baja, es contratado en otra empresa; entre ambos hechos, su
esposa empieza a sufrir una serie de malestares, que el médico no consigue diagnosticar hasta 3 días antes del ingreso de nuestro personaje al nuevo trabajo. Cada uno de estos hechos requiere, a su vez, la atención simultánea de varios
frentes: el aviso de despido somete a este hombre a un mes
de incomodidad –pues, sabiendo que deberá marcharse, tiene que seguir en su puesto–, temor acerca del futuro, esfuerzos por conseguir otro trabajo, cálculos, irritación contra su empleador, vacilación de su autoestima –“tal vez me
lo merezca”–; la imprecisa enfermedad de su mujer lo obliga a fortalecerse para contenerla y consolarla, lo llena de
preocupación y tristeza, le suma desconocidas responsabilidades domésticas; y el descubrimiento de su benignidad,
una muy buena noticia, constituye una fuerte emoción; la
búsqueda y obtención del nuevo trabajo implica autoexi24
PARA ENTENDERNOS MEJOR
gencias de rendimiento, ansiedad por el cambio de ambiente, compañeros, tareas y jefes. Sin embargo él termina superando civilizadamente la experiencia: alguna dificultad para conciliar el sueño, calambres de vez en cuando, un poco
de malhumor, dos o tres episodios de migraña y un cansancio corporal desproporcionado es todo lo que expresa en
esos 50 días. Eso lo ha logrado echando mano a una serie
de reservas no específicas y adaptaciones sumamente rápidas. Cuando cada cosa se halla otra vez en su lugar, el individuo recupera plenamente su buen humor, seguridad y
confianza. Pero... Sí, ya lo está el lector adivinando (o recordando): medio o un año después de superado el trance, y en plena armonía, lo sorprende una acidez persistente, o una depresión inexplicable, o un nunca antes
experimentado desinterés sexual, o cualquier otro signo. En
efecto, el “cobrador” del fondo energético ha venido a reclamar lo suyo, y las arcas están vacías. Tras las fases de alarma,
resistencia y resolución, ha hecho su aparición el agotamiento, una grieta por la que se filtran toda clase de anomalías.
Ahora bien: imaginemos que el problema es el primero, la
acidez persistente. Constituye, al mismo tiempo, una cuota
de devolución, y la generación de una nueva deuda. Por cierto, para solventar el costo que conllevan la fantasía de una
enfermedad grave, la tensión de los estudios médicos, el cambio de hábitos que implica el tratamiento, el castigado héroe de esta historia acudirá a renovar el crédito...
Como en otro tipo de contratos, se recomienda leer la
letra chica de este antes de firmarlo. Los procedimientos
preventivos son, fundamentalmente, hacerse cargo de la
deuda en el mismo momento de contraerla. Esto significa
admitir que con los medios inmediatamente disponibles no
se puede afrontar una cirugía, una pérdida, un divorcio,
una deseada graduación; muchas veces, ni siquiera una mudanza. Después, definir el modo de reintegrar el monto,
en cuotas y con el menor interés de plaza.
25
ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA
Más acerca de las demandas
El primer paso requiere conocer y reconocer los factores
de estrés, es decir, aquellos estímulos capaces de hipotecar
parcialmente la integridad, y la medida en que lo hacen.
Por cierto, los grados de influencia de los hechos y las respuestas que convocan son propios de cada persona, y también varían para la misma persona según la situación particular en que se presenten, por ejemplo, su edad. Sin
embargo se han podido tabular los efectos promedio de los
principales factores desencadenantes de un desembolso
inesperado de reservas.
Algunas clasificaciones orientativas
de los factores estresantes
• La importancia del concepto de cambio
Cualquier modificación del contexto solicita una adaptación, es decir, la puesta en marcha del mecanismo de estrés, considerado en sus dos dimensiones. Si el cambio es
más veloz que la posibilidad de respuesta, aun si consiste en
una mejora de las condiciones, ejercerá un efecto negativo
o de distrés. Ya he mencionado el caso de una xerófila, capaz de subsistir en el desierto gracias a una serie de adecuaciones estructurales que sus lejanas antepasadas fueron logrando generación tras generación, acompañando el ritmo
de la transformación climática. Pero también señalamos que
si sucede un nuevo cambio, esta vez repentino –si ponemos
un ejemplar en una maceta y lo regamos en la cantidad que
requeriría una planta tropical– el cactus sufrirá severos daños. Algo similar sucede a las personas: es fácil amoldarse a
las solicitaciones exteriores mediante el hábito y la previsión, que sólo se producen ante la estabilidad o bien ante
la modificación lenta, paulatina, regular y esperable. Así,
26
PARA ENTENDERNOS MEJOR
Borges decía que le había sido posible soportar su ceguera,
porque había ido perdiendo la vista de a poco, pero estaba
seguro de no haber podido resistirla en el caso de que hubiera sucedido súbitamente. Después del parto, la mayoría
de las mamás –y también de los padres– agradecen los nueve meses de plazo que la naturaleza les da para elaborar la
llegada de un nuevo ser a sus vidas.
En la lista más tradicional de agentes de estrés humano,
figuran todos los cambios, incluidos los beneficiosos, como
recibir un ascenso en el trabajo, egresar de una institución
educativa, casarse con la persona amada, o ganar la lotería.
Algunos de ellos, ordenados de mayores a menores consecuencias, son los que siguen. Los valores anotados sólo representan sus interrelaciones, sobre una medida arbitraria
de 100 “puntos” otorgados al factor más estresante.
Muerte del cónyuge
Divorcio
Prisión
Muerte de un pariente cercano
Enfermedad personal
Boda
Despido del empleo
Reconciliación de pareja
Jubilación
Enfermedad de un familiar
Embarazo (deseado o no deseado)
Problemas sexuales
Nuevo miembro en la familia
Cambio en la situación económica (para mejor o peor)
Pérdida de un amigo
Cambio de trabajo
Salida de un hijo del hogar
Gran logro personal
Ingreso o egreso de una institución educativa
Mudanza
Inicio de dieta alimentaria
Vacaciones
100
73
63
63
53
50
47
45
45
44
40
39
39
38
37
36
29
28
26
20
15
13
27
ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA
En los tiempos que corren –y al decir “corren” hablo literalmente–, cuando los cambios en todos los ámbitos –científico, tecnológico, etc.– experimentan una aceleración en
progresión geométrica, la exigencia sobre los mecanismos
humanos de adaptación es feroz. Eso nos conduce a evaluar el siguiente aspecto.
• La importancia del concepto de velocidad
Hace apenas dos décadas, teníamos la suficiente paciencia para sentarnos a escribir una carta, meterla en un sobre, llevarla al correo, esperar que llegara a destino, y seguir esperando hasta que el otro la leyera, encontrara el
momento para pensar y redactar la respuesta, ponerla en
un sobre, llevarla al correo y que el cartero la trajera a casa. Uno y el otro, además, buscábamos las palabras que mejor expresaran nuestro sentimiento y pensamiento, revisábamos la ortografía, nos esmerábamos en la caligrafía si se
trataba de un manuscrito (algo muy recomendado en ese
entonces para la comunicación amorosa, familiar o amistosa, género en el que se consideraba que el uso de una máquina imponía una distancia inadecuada). Hoy, en cambio,
si un e-mail tarda en salir de la bandeja o rebota, perdemos
la calma, tratamos de llamar a nuestro proveedor de Internet, sudamos cuando nos recibe una grabación que nos
anuncia “… todos nuestros operadores están ocupados…”
y nos pide “… aguarde un momento por favor”. ¿Qué momento? No tenemos momentos de sobra, por desgracia; de
modo que conectamos el sistema sin manos y aprovechamos para consultar la agenda, fumar un cigarrillo, dar un
par de órdenes o echar una ojeada a los titulares del diario. Finalmente, el mensaje es enviado y ahora, mientras
aguardamos ansiosamente la confirmación del destinatario, hablando en voz alta con el monitor, lo reforzamos con
uno igual desde el teléfono móvil. Por cierto, para ahorrar
28
PARA ENTENDERNOS MEJOR
tiempo, los hemos escrito apelando al deterioro del lenguaje, la taquigrafía ad hoc y el más extremo laconismo:
“xq to2 los de+ van =” (lo que significa “porque todos los
demás van igual”), y, como el remitente sale en pantalla,
no los hemos firmado. Todo esto, que ha durado en total
4 minutos, nos ha parecido eterno. Como el instante que
pasa entre la pregunta y la respuesta en un diálogo por chat.
Estamos tan apurados, que almorzamos de pie la famosa y casi siempre tóxica fast food, hablamos a medias (¡cuánto hace que nadie me desea un feliz fin de semana, ni siquiera un formal locutor de televisión, que también elige
el rápido “buenfinde”!), caminamos sin mirar, hacemos varias cosas a la vez… Ningún sistema nervioso está congénitamente preparado para semejante desafío, porque la evolución biológica es más lenta que la social.
• La importancia del concepto de presión
Se considera presión a toda solicitación exterior o interior de adaptación que supere la capacidad o velocidad natural de respuesta.
Entre las clasificaciones de las exigencias estresantes, resultan muy claras aquellas que las organizan según su significado psicológico o según su procedencia.
De amenaza a la integridad, ya sea física –por ejemplo,
la vivencia de un gobierno dictatorial, la desprotección frente a la violencia, los síntomas existentes o percibidos de una
enfermedad, la proximidad de un tratamiento quirúrgico,
la inestabilidad económica y hasta hechos aparentemente
más inocuos, como el de verse obligado a cruzar una calle
peligrosa en forma repetida–, como psíquica: temor a ser
abandonado, ridiculizado, menospreciado, no querido, etc.
De falta de estímulo, como la exposición continua a tareas, relaciones rutinarias, acotadas y previstas.
De frustración frente a situaciones indeseadas que no de29
ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA
penden del propio control: exigencias del medio, diálogos
infructuosos, incomprensión, injusticias.
De fracaso por incumplimiento, no adjudicable a otros,
de expectativas, planes, proyectos o deseos: desaprobación
de un examen, error que acarrea consecuencias negativas.
De duelo por la muerte o alejamiento de un ser querido, la pérdida de objetos de valor, el despido de un empleo,
el deterioro de los atributos de la juventud.
De rendimiento en situaciones en que la persona es o
se siente evaluada, por ejemplo en un examen escolar, en
el ejercicio de su trabajo, en su desempeño social, deportivo, etc.
De superposición o sucesión sin tregua de tareas, responsabilidades, compromisos y roles, como sucede a buena parte
de ejecutivos, directivos o amas de casa, para quienes hasta
las gratificaciones –hacer una escapada de fin de semana, ir
a la peluquería– se convierten en obligaciones adicionales.
El apuro permanente para aprovechar el capital tiempo, cada vez más escaso en el mundo moderno, que lleva
a almorzar en 10 minutos, sin dejar de hablar por teléfono
o escribir el informe solicitado; la prisa desata la impaciencia cotidiana, por ejemplo, con los medios de transporte y
el tránsito, y nos hace tocar la bocina al semáforo en rojo
como si eso pudiera acelerar el cambio de luces...
De acuerdo con su procedencia, y según el Instituto Internacional del Estrés, los estímulos pueden separarse en
físicos, neuropsíquicos, sociales y laborales.
Entre los agentes físicos, pueden mencionarse temperaturas extremas, cambios meteorológicos repentinos, clima
en general –baja o alta presión, vientos, sismos, etc.–, contaminación ambiental, ruidos, dolor, heridas, desnutrición,
sobrealimentación.
Los neuropsíquicos provienen del sistema nervioso central y el autónomo; muchos de ellos suelen considerarse si30
PARA ENTENDERNOS MEJOR
nónimos de estrés, aunque en principio, son causantes y,
en segunda instancia, síntomas: ansiedad, emoción, tristeza, insomnio, agotamiento mental.
Los factores sociales abarcan situaciones como problemas económicos, aislamiento –hospitalización, prisión, impedimento físico–, y su opuesto –familia numerosa, interacción permanente, vivienda en lugares de alta densidad
poblacional–, exposición pública –disertaciones, exámenes,
actuación teatral–, emigración, mudanza de domicilio o
cambio de empleo, deterioro de la apariencia, envejecimiento.
Los estresantes laborales –entre otros, rutina y su contrario, extremada variación, superposición de tareas, plazos y horarios a cumplir, rendimiento esperado, inestabilidad– incluyen la jubilación y el desempleo.
La primera piedra
Queda claro que el estrés no es un “privilegio” de los poderosos industriales o los altos ejecutivos, como se ha popularizado erróneamente. Ellos están sometidos a un tipo
de presión característico y mucho más comentado que otros,
pero no obligatoriamente más lesivo ni excluyente. Como
se ha demostrado, los agentes estresantes son universales y
nadie, hombre o mujer, joven o anciano, rico o pobre, está
libre de verse expuesto a ellos: una familia obrera que es desalojada de su vivienda, la madre de un chico que se enferma, un adolescente que tiene problemas en la escuela son
igualmente vulnerables; hace unos años, el bebé de 6 meses de una amiga hizo un cuadro de estrés con depresión
aguda, inapetencia, apatía como reacción a una mudanza
de departamento: ir perdiendo de vista durante el embalaje para el traslado los objetos que lo rodeaban desde el nacimiento, encontrarse después en un ambiente desconocido, donde todo, hasta los olores, era diferente, sentir a sus
31
ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA
padres alterados y más concentrados en la actividad que en
él mismo, percibir cambios de conducta en ellos le demandó un esfuerzo de adaptación que lo abatió por lo menos
durante tres días. Lo que impone diferencias en los efectos no es la clase social, el sexo o la edad, sino la capacidad
de adaptación individual, es decir, no todos los factores potencialmente estresantes tienen los mismos efectos en todas las personas, ni por su intensidad ni por su manifestación.
32
2. FISIOPSICOLOGÍA DEL ESTRÉS
Para entender mejor la llegada de las demandas al individuo y cómo este elabora las reacciones, me parece útil revisar el funcionamiento de los mecanismos somáticos, químicos y psicológicos que intervienen en el proceso. Todas
las divisiones y clasificaciones que establezca aquí son meramente didácticas, ya que, como cualquier sistema, cada
ser vivo constituye una unidad cuyas partes carecen de sentido si no se consideran sus complejas interrelaciones. Pero sin duda, el sistema nervioso es protagonista absoluto
cuando de estrés se trata. En términos sumamente simplificados (más adelante, en las secciones “Mapa del sistema
nervioso” y “Mapa del sistema endocrino” entro en detalles técnicos, para darle una noción de su incesante actividad) puede decirse que es una suerte de instalación eléctrica cuyo cableado, el sistema nervioso periférico o
simpático (SNP o SNS), cordones de neuronas interconectadas, percibe el mundo y expresa las respuestas a él, y su
generador, el llamado sistema nervioso central o SNC (encéfalo, cerebelo y médula espinal), procesa la información,
y elabora y produce las reacciones. Cuando un organismo
33
ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA
enfrenta un estímulo, el cerebro responde activando el SNP.
Son estímulos las solicitaciones físicas, tanto las provenientes del exterior, registradas por los sentidos (vista, oído,
tacto, olfato y gusto), como las internas que comunican los
mensajeros químicos (secreciones glandulares endocrinas
trasladadas por el torrente sanguíneo y decodificadas en
el cerebro), y las intangibles (aprendizajes, pensamientos,
creencias, deseos, memoria, emociones).
Las respuestas del SNP son involuntarias –se encuentran
entre ellas los reflejos, los latidos del corazón, o los movimientos peristálticos del estómago– aunque no del todo inmodificables; las personas podemos moderarlas, aumentarlas o controlarlas deliberadamente. Por ejemplo, la
crispación muscular debida a la tensión se alivia si se toma conciencia de ella y se apela a ejercicios de relajación, masajes,
“ayuda” química con medicamentos específicos, etc. (he resaltado si se toma conciencia, porque es el concepto básico sobre el que más adelante en este libro desarrollo los recursos
para contrarrestar los efectos negativos del estrés), y también
puede aumentarse el malestar, entre otras cosas, persistiendo en las circunstancias o conducta que le dieron origen,
o preocupándose en exceso por él. Para hablar de sexo,
que desarrollo con mayor profundidad en el Capítulo 5,
la erección del pene y la lubricación vaginal son reacciones espontáneas del impulso sexual, pero se puede incentivarlas –con la fantasía, la imaginación, el recuerdo– o dificultarlas, y hasta anularlas, con el miedo, la inhibición,
la falta de confianza.
Acción y reacción
Cuando sin darnos cuenta acercamos el dedo a una llama,
distintas partes del sistema nervioso actúan a gran velocidad, tan alta que casi parecen hacerlo simultáneamente: a
34
FISIOPATOLOGÍA DEL ESTRÉS
través del sentido del tacto, los nervios perciben la situación; la corriente periférica envía una señal a la torre de
control central, que, a su vez, ordena al SNP que mueva la
mano para apartarse de la fuente de dolor; el circuito recibe el nombre de acto reflejo, en este caso de orden físico.
También es cierto, como he sugerido poco más arriba, que
la conciencia es capaz de interferir en dispositivos de esta
clase: si fuera necesario para salvar a su hijo de un peligro,
los músculos de una madre no obedecerían la instrucción
de su propio cerebro; echando mano a la concentración y
el autodominio, un fakir camina con toda tranquilidad sobre brasas. La educación tiene un papel decisivo en este
sentido. Un bebé no tarda un segundo en llorar ante la sensación de hambre, pero a medida que madura, aprende a
soportar distintos niveles de incomodidad. Lo cual no significa que esta no exista, ni que la piel de nuestra valiente
mamá no se lastime.
Llevado el ejemplo al ámbito psicológico, enfrentar desafíos con impedimentos sociales para poner en práctica
los “movimientos” naturales de defensa, rechazo y huida
pone a prueba el sistema nervioso y, sin duda, va dejando
tantas cicatrices como aprendizajes. El problema es que
no son tan visibles, y que la marca de una “quemadura”
emocional no aparece necesariamente –es más: no lo hace casi nunca– en el lugar afectado, sino que se traslada a
uno o más sitios difíciles de asociar con el estímulo, por
eso se habla de “respuesta inespecífica” y por eso se hace
hincapié en la necesidad imperiosa de tomar conciencia
de su causa si la respuesta es potencialmente dañina. Supongamos que lo que una persona percibe como amenaza en un momento dado no es la proximidad de un elemento que pueda lastimarlo físicamente, sino, por
ejemplo, tener que rendir un examen. El circuito biológico será similar: secretará más adrenalina, lo que, en forma más o menos notoria y más o menos fugaz, hará latir
35
ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA
más rápidamente su corazón, elevará su presión arterial y,
por ende, acelerará el ritmo respiratorio; es probable que
aumente la proporción de ácido clorhídrico en el estómago y de glucosa en sangre; como residuo de los tiempos
en que, al igual que otros mamíferos, marcaba su territorio con determinados olores, el individuo tal vez sude, y
el instinto primitivo que le ordena huir del peligro o atacar primero, crispará sus músculos. También tendrá otras
sensaciones, no fisiológicas: aprensión, miedo, ganas de
llorar… Cualquiera sea el caso, la respuesta en ambos planos tiene la misma función inicial: así como una ampolla
no es más que un recurso del organismo –acumulación de
agua– para evitar que la quemadura se profundice y agrave, la tristeza, el estallido de ira, la ansiedad y otros resultados, son componentes de la batería normal de la adaptación humana al medio, es decir, del estrés. En condiciones
de salud, una vez pasada la dificultad, el cambio, el sobresalto, el peligro, las secreciones de los trasmisores neuroquímicos volverán a sus valores de base, se relajarán los
músculos, el corazón retomará su ritmo.
¿Cuándo el estrés se convierte en un problema? Esencialmente cuando este complejo mecanismo sufre alguna
distorsión o interferencia que hace que las respuestas sean
excesivas, inoportunas, se desvíen de su objetivo original,
se bloqueen, se modifiquen, o se activen en ausencia de
demandas concretas que las justifiquen, es decir, se tornen
crónicas. O bien cuando los estímulos superen, por su cantidad o calidad, la capacidad normal de adecuación humana, en general, y, en particular la de cada sujeto en cada
momento de su historia.
No me olvides
El SNC registra todos los sucesos y vivencias, pero no siempre a nivel consciente. No siempre los archiva en una car36
FISIOPATOLOGÍA DEL ESTRÉS
peta clara y visiblemente rotulada, y no siempre los re-presenta en forma directa, sino simbólica.
Usted ha hecho un viaje muy grato. La habitación del
hotel huele suavemente a jazmines, pero usted no ha reparado en ello. Si alguien le preguntara al regreso qué aromatizante de ambientes utilizaban allí, no podría responder. Sin embargo, a partir de entonces, cada vez que esté
en presencia de un perfume similar, aunque tampoco ahora lo identifique, se sentirá repentinamente muy a gusto, o
evocará alguna escena de su paseo sin saber –y probablemente sin preguntarse– por qué.
Del mismo modo, puede inquietarse o asustarse sin razón aparente, si ve, por ejemplo, un escritorio idéntico a
aquel frente al que rindió, hace más de 12 años, un terrible examen de Matemática.
Sucede que usted sí percibió el olor a jazmín y el escritorio, sólo que estaba pensando en otra cosa, y no recuerda
los datos. Pero su cerebro se encargó de guardarlos y responde en forma independiente de su voluntad e incluso de
su memoria.
Todos los hechos impresionan el sistema nervioso y psíquico en ambos sentidos de la palabra: lo afectan, positiva
o negativamente, y se imprimen en él, dejan su huella indeleble, su impronta1.
El cerebro asocia estímulos con sensaciones y emociones según la interpretación que cada persona les haya dado
en su momento. En palabras de Valdés y de Flores, los acontecimientos “tienen una repercusión subjetiva desigual”2,
que depende de la edad, la situación afectiva, la información previa, la calidad del contexto, el temperamento, los
1. Todos estos vocablos se originan en el latín imprimere, “hacer presión sobre
algo, marcar”, formado con in, “en, sobre” y premere, “apretar”. Ver Galay,
Lucila: Agenda etimológica 2005. Ed. Granica, Buenos Aires.
2. Valdés, Manuel, y de Flores, Tomás: Psicobiología del estrés. Ed. Martínez Roca, Barcelona, 2000.
37
ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA
hábitos. Algunos adultos tienen una reacción de rechazo
inexplicable por los payasos, que puede extenderse a objetos asociados –disfraces, máscaras, el circo en general, las
fiestas infantiles–: seguramente, las primeras veces que vieron uno de niños, los asustó su aspecto, era un mal actor,
gritó, su maquillaje resultó agresivo, etc.; para otros, en cambio, que tuvieron buena experiencia inicial, el espectáculo
sigue siendo divertido.
El mecanismo es similar al de la generación del trauma
psíquico. Del griego tráuma-tráumatos: “golpe, herida”, el
vocablo conserva en lenguas modernas su acepción recta
–en castellano, especialmente en la forma “traumatismo” y,
más especialmente aún, cuando se habla de “cráneo”–, y se
aplica en sentido figurado a las “lesiones” mentales que dejan en ciertas personas determinadas vivencias agresivas o
“impresas” como tales, más profundas cuanto más ocultas
a la conciencia. El sistema nervioso de la víctima –de un accidente, un asalto, una enfermedad grave, o la acumulación de experiencias no tan intensas pero igualmente nocivas, como maltrato familiar, humillaciones en la escuela
o el trabajo, etc.– pone en práctica estrategias de adaptación que desequilibran el flujo hormonal, cambian las conductas, alteran el funcionamiento fisiológico y constituyen,
en conjunto, el llamado “estrés postraumático”3.
Mapa del sistema nervioso
La unidad funcional del sistema nervioso es la neurona, una
célula especializada que recibe los impulsos nerviosos a través de las prolongaciones llamadas dendritas y los transmite a otras células (decenas, y hasta cientos de ellas) a través
de otra prolongación llamada axón. Las neuronas huma3. Ver www.estrespostraumatico.com
38
FISIOPATOLOGÍA DEL ESTRÉS
nas forman una intrincada red a través de la que se desplazan cargas eléctricas que constituyen la base de todas las
funciones del sistema, desde los reflejos instintivos hasta el
razonamiento más elaborado. Entre el axón de una neurona y las dendritas de otras contiguas existen conexiones, las
sinapsis, que no son físicas sino químicas. En efecto, hay un
espacio entre ambas terminales, que se salva o “salta” gracias a sustancias denominadas neurotransmisores.
Dendritas
Terminaciones
del axón
Cuerpo de la
nuerona (soma)
Núcleo
Mielina
Axón
Un nervio es un haz de axones o de dendritas, por lo
general envuelto en tejido conjuntivo, así como un cable
eléctrico es un conjunto de hilos de cobre recubierto por
una capa de material no conductor. Los nervios sensoriales captan y conducen información (estímulo) al sistema
nervioso central, y los nervios motores o efectores llevan
las órdenes correspondientes (respuestas) desde el SNC a
los órganos encargados de ejecutarlas. El estímulo puede
ser interno o externo, y en ambos casos, mecánico, químico o mental: secreción hormonal, ingreso de una sustancia
del medio, presión, luz, temperatura, recuerdo, sentimiento, emoción, deseo…
39
ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA
Partes y funciones del sistema nervioso central
Circuito de las acciones físicas.
Los mensajes sensoriales provenientes de la piel, los ojos, los oídos,
los tejidos internos, ascienden a través de la médula espinal hasta
el encéfalo; según la información recibida, el encéfalo establece órdenes que, trasladadas por las neuronas motoras a lo largo de la
médula espinal, se extienden a los músculos.
El bulbo raquídeo controla la respiración, el ritmo cardíaco y la presión sanguínea.
En el cerebelo se coordinan los reflejos y los movimientos musculares voluntarios.
40
FISIOPATOLOGÍA DEL ESTRÉS
El mesencéfalo interviene –junto con el tálamo– en la
decodificación de los estímulos auditivos y visuales, y registra la sensación de dolor.
El tálamo interpreta los mensajes de los receptores sensoriales (salvo el olfato).
El hipotálamo es, para los propósitos de este libro, una
parte fundamental: fuera de algunas funciones defensivas
orgánicas, como la elevación de la temperatura corporal en
presencia de una infección, tiene a su cargo comunicar el
hambre, la sed, el sueño, el deseo sexual y la satisfacción
de esas necesidades, y participar en la preparación de las
respuestas a situaciones estresantes, manifestar emociones
y sentimientos (miedo, enojo, tensión, tristeza, ansiedad,
placer, amor, odio).
En el cerebro propiamente dicho se realizan los procesos
mentales: aprendizaje, razonamiento, memoria, invención,
41
ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA
lenguaje, comprensión de la información provista por los
sentidos. Está dividido en dos hemisferios que dominan los
lados opuestos del organismo y de los que el izquierdo está especializado en el lenguaje verbal y el derecho en las
imágenes visuales y auditivas.
Cerebro visto desde arriba.
En la capa superior –corteza cerebral o neocórtex– de
cada hemisferio, además, se identifican zonas con misiones
distintivas y comunes:
• en el lóbulo occipital se reciben y procesan los estímulos visuales (luz, formas, color);
• el lóbulo temporal desarrolla tareas visuales complejas, como el reconocimiento de imágenes, iconos y
rostros; recibe y reacciona a los olores y estímulos auditivos, participa en el equilibrio y la estabilidad del
cuerpo e interviene en la elaboración de emociones
como la ansiedad, el placer y la ira;
42
FISIOPATOLOGÍA DEL ESTRÉS
• el lóbulo parietal recibe y procesa información de la
piel, los músculos y las articulaciones, y está especializado en la localización espacial.
Lóbulo parental
Lóbulo
occipital
Lóbulo frontal
Lóbulo temporal
Cerebelo
Mapa del sistema endocrino
Las glándulas son órganos que emiten sustancias. Algunas,
llamadas exocrinas, las liberan al exterior, como las lagrimales, salivales o sudoríparas, o bien las envían directamente a los tejidos sobre los que influyen. Aquí nos interesan las endocrinas, cuyos productos, las hormonas, se
vierten dentro del torrente sanguíneo para que este las distribuya. Las hormonas son mensajeros químicos que trabajan junto con el sistema nervioso activando, modificando y regulando funciones vitales, como el metabolismo, el
crecimiento, las características sexuales, el sueño y la vigilia, el dolor, el placer, la presión arterial, las reacciones
emocionales e incluso el desempeño de otras glándulas.
43
ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA
En individuos sanos, las dosis de las distintas hormonas varían según los estímulos recibidos y las necesidades
detectadas por el cerebro en determinados momentos.
Por ejemplo, un susto demanda una mayor secreción de
adrenalina, que produce, entre otros efectos, el erizamiento del vello, pero una vez cesada la demanda, la secreción
vuelve a los valores normales. El alza o baja duradera de
dichos valores, por ejemplo en la tiroxina, está señalando
una alteración crónica del órgano comprometido –en este caso, la tiroides– y de fenómenos vinculados a él, como
la constitución física –el exceso produce adelgazamiento,
el déficit aumenta el peso corporal–, la tensión nerviosa
–el hipertiroideo es “acelerado”, el hipotiroideo es “lento”– etcétera.
Algunas de las hormonas que trabajan día y noche en
el cuerpo humano son las que siguen.
44
Hormona
Glándula
Efecto
Tiroxina
Tiroides
Regula el crecimiento de huesos y
cartílagos y el metabolismo en general
Calcitonina
Tiroides
Metaboliza el calcio
Aldosterona
Suprarrenales
Retiene agua y calcio, elimina sodio
Eleva la tensión arterial
Cortisona
Suprarrenales
Forma glúcidos y grasa a partir de
proteínas
Fortalece la resistencia al estrés
Somatropina
Hipófisis
Regula el desarrollo corporal
Adrenalina
Médula espinal
Actúa en presencia de emociones,
preparando al organismo para
afrontarlas: eleva la fuerza y
frecuencia del pulso, dilata los vasos
sanguíneos, aumenta la frecuencia
respiratoria y eleva la presión arterial
FISIOPATOLOGÍA DEL ESTRÉS
Noradrenalina
Médula espinal
Como la adrenalina, pero es
vasoconstrictora
Aumenta el contenido de glucosa
en sangre
Glucagón
Páncreas
Insulina
Páncreas
Disminuye el contenido de glucosa
en sangre
Melatonina
Glándula pineal
Regula el sueño y la vigilia
Androgenocorticoides
Suprarrenales
Influyen en los caracteres sexuales y
en la reproducción
Oxitocina
Hipófisis
Interviene en el deseo y el placer
sexuales y ordena las contracciones
del útero en el parto
Endorfina
Pituitaria
Reduce el dolor físico y emocional,
aumenta el placer de los sentidos
Estrógenos
Ovarios
Caracteres sexuales femeninos
Progesterona
Cuerpo lúteo
Testosterona
y otros andrógenos Testículos
Caracteres sexuales femeninos
Tireotropa (TSH)
Regula la secreción de tiroxina
(tiroides)
Hipófisis
Caracteres sexuales masculinos
Adenocorticotropa Hipófisis
(ACTH)
Controla las secreciones suprarrenales
Folículoestimulante Hipófisis
(FSH)
Provoca la secreción de estrógenos
(ovarios) y la maduración de
espermatozoides (testículos)
Luteotropina
Hipófisis
Estimula la secreción de progesterona
(cuerpo lúteo) y testosterona
(testículos)
Dopamina
Ganglios basales Interviene en la excitación y atracción
sexual,la capacidad de desear algo y
repetir comportamientos que
proporcionan placer.
45
ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA
Colapsos en el sistema
El circuito neuroendocrino que acabamos de revisar está
en permanente funcionamiento, recibiendo y respondiendo a miles de estímulos simultáneos de todas las procedencias y procurando mantener el delicado equilibrio de sus
partes, como un extraordinario malabarista que manipulara 400 trillones de bolos (la cantidad estimada de sinapsis),
más de 1.000 millones de aros (el número de neuronas de
un adulto), al milimétrico ritmo de centenas de semifusas
(neurotransmisores y hormonas). Usted está asistiendo a
un concierto, concentrado en los sonidos, pero no deja de
oír los crujidos de las butacas, las toses o susurros del público; y no son sólo sus nervios auditivos y sus lóbulos temporales los que se hallan en acción: por cierto, no se han
interrumpido los latidos de su corazón, ni su respiración,
ni las secreciones internas, ni las sensaciones táctiles del
contacto de su cuerpo con la ropa, de sus manos entre sí,
de la temperatura en toda la piel, de la presión de su cuerpo contra el asiento; continúa la percepción visual de los
contrastes entre la luz del escenario y la penumbra de la sala, la orquesta, las personas y butacas que están frente a usted; los músculos de un pie o de una mano se mueven siguiendo el ritmo; evoca una situación, tararea in mente lo
que está oyendo, se emociona, tal vez se le llenen los ojos
de lágrimas, quizás, por absorto que esté en el espectáculo, experimente hambre, o sed, o deseos de fumar... La maquinaria múltiple que es su organismo es capaz de regular
todas esas funciones simultáneas.
Y para seguir haciéndolo ante una amenaza, un peligro,
un desgaste, una situación irritante, debe establecer algunas modificaciones –como ya le he relatado, todas ellas ancestrales, tendientes a prepararlo lo mejor posible para luchar con o huir del enemigo–, que, en conjunto, constituyen
el estrés.
46
FISIOPATOLOGÍA DEL ESTRÉS
Ahora que conoce un poco más el motor humano, volvamos a ver qué sucede ante determinados estímulos: la hipófisis ordena a las suprarrenales una descarga de adrenalina
que, como acabamos de ver, interviene en distintos aparatos, acelerando la respiración, aumentando la tensión arterial
y la velocidad del ritmo cardíaco –para proveer más oxígeno
a los músculos–; ordena al hígado una mayor liberación de
glucosa para incrementar la energía muscular; con el objeto de que fluya más sangre a los músculos y el cerebro, interrumpe momentáneamente la función digestiva (por eso
se siente un cosquilleo en el estómago), por lo que las glándulas salivales detienen su secreción (se seca la boca), en
cambio solicita más actividad a las glándulas sudoríparas, con
el fin de moderar la temperatura corporal, por un lado, y
marcar los límites de su territorio, por otro; al bazo le encomienda la producción de sustancias que espesan la sangre,
para cicatrizar más rápida y eficazmente las heridas (físicas) eventuales, y a los nervios locales, que tensionen los músculos de cuello y hombros, de modo de volverlos más resistentes a los golpes, crispe los puños, alistándolos para
golpear a su vez, agranden en apariencia la figura erizando
el vello y el pelo, dilaten las pupilas para agudizar la visión, y
aprieten los maxilares en gesto amenazante. Todo eso está
muy bien si la cuestión es que se encuentra solo en medio
de la selva y oye muy cerca el rugido de una fiera. También,
si lo mantiene bajo control, le sirve para mantener el entusiasmo y la energía al enfrentar desafíos profesionales, laborales, deportivos. Pero es un poco excesivo cuando el problema es que los taxis libres parecen haber desaparecido de
la faz de la tierra y probablemente llegue tarde a una cita.
Por otra parte, los preparativos ancestrales sin modificar con
4. Hábito involuntario de apretar y rechinar los dientes por el que gran parte de la población “descarga” durante el sueño tensiones nerviosas acumuladas en la vigilia.
47
ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA
la conciencia de sí, suelen ser inconducentes: usted (aunque quisiera, y la adrenalina ha dispuesto su musculatura
para que lo haga), no atacará físicamente a su exigente jefe, ni va a salir corriendo del quirófano cuando están por
operarlo, sino que buscará otra vía de escape para toda esa
tensión. Así se pueden provocar “cortocircuitos” nerviosos,
desbalances hormonales y agotamiento general de sus fuerzas.
Si el mecanismo se desencadena una y otra vez a lo largo del día, y un día tras otro, y el sujeto va agregando motivos para que así ocurra, se volverá una forma normal de
actuar, capaz de llevar a una producción permanente de alta presión, taquicardia, dispepsia, contracturas musculares,
respiración agitada, bruxismo4 y otros signos, ahora transformados en disfunciones.
48
3. ESTRÉS, EN LAS BUENAS
Y EN LAS MALAS
La noción de salud humana
En palabras de la organización Mundial de la Salud (OMS),
la salud es “no sólo la ausencia de enfermedades, sino el estado de completo bienestar físico, mental y social”. Tan intrincados están estos tres aspectos del ser humano que, a
veces, el estrés, ya sea como intento impulsivo de salvar de
un mal peor, o como patología en sí mismo, se presenta en
cualquiera de ellos, sin importar el estímulo.
Digo: algunas anomalías son síntomas directos del estrés; otras, en cambio, son síntomas de una enfermedad
–aguda o crónica, somática o psíquica–, originada, auspiciada o independiente del estrés. Tomemos el ejemplo de
una sensación de ahogo: si responde a un estímulo puntual
–un susto, una emoción, una falta real de oxígeno– es tensión pura y pasajera; pero también podría estar denunciando un cuadro de asma, la presencia de un enfisema,
o bien el inicio de una claustrofobia, ya sean efectos indirectos del estrés o de una causa orgánica. No importa, si se
trata de proteger la salud, si el agente es un neumococo,
49
ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA
una reacción nerviosa o una fantasía: en cualquier caso es
la evidencia de una disfunción que debe tratarse.
Diagnósticos caseros
Las palabras del ámbito científico se vuelven muy peligrosas cuando se difunden descuidadamente fuera de él y más
todavía, como es el caso, cuando se ponen de moda.
Necesito insistir aquí en que desde el punto de vista clínico, el estrés es un estado patológico. Resalto “estado”, porque, aun cuando las manifestaciones puedan ser distintas y
aparentemente inconexas, el estrés como enfermedad mantiene una cierta continuidad en el tiempo. En el lenguaje popular, sin embargo, se suele atribuir a conductas episódicas.
Quién no ha dicho u oído “está estresado” ante cualquier cosa: un estallido aislado de bronca, o palpitaciones cardíacas
ante un suceso sorpresivo. Así como la tristeza por una pérdida no es depresión, o la acidez después de una comilona
no es úlcera duodenal, o una falla eréctil circunstancial no es
disfunción sexual, enojarse o asustarse, no es estar estresado.
Como contrapartida, si realmente se está en presencia
de una irregularidad, muchas veces el paciente se la autoexplica adjudicándola al estrés, como si eso pudiera revertir el
cuadro por sí solo. Sean cuales fueren la causa principal y
las evidencias de una enfermedad, si existe, existe. La tendencia a desestimar un síntoma o síndrome porque “es puro estrés” es tan irresponsable como ineficaz. Los consultorios están llenos de pacientes con dermatitis, alergias, alta
presión arterial, ansiedad o depresión reales, verificables y
tratables, no importa si están originados fundamentalmente en el estrés o si provienen de un virus, una malformación
congénita o cualquier otra fuente. Y digo “fundamentalmente”, porque puede afirmarse que todas las enfermedades, y
también la salud, son “psicosomáticas”, otro adjetivo que
50
ESTRÉS, EN LAS BUENAS Y EN LAS MALAS
también ha tenido muy mala suerte en el lenguaje cotidiano, y ha pasado a ser sinónimo de ilusorias o imaginarias. Sin
contar con que la hipocondría es en sí misma una enfermedad, no hay síntoma que no revele un desorden, en el que
siempre están involucrados, en mayor o menor grado, el sistema nervioso, la calidad de vida, los aprendizajes, creencias, contexto, hábitos, etc. de la persona.
Estos componentes se jerarquizan, combinan e interactúan de un modo único e irrepetible, según la persona –que
por eso mismo se llama in-dividuo– y sus circunstancias. Esa
es una de las razones por las que la divulgación masiva de
conceptos médicos –necesariamente generalizadores y no
siempre verdaderos– debe ser tomada con las pinzas de la
prudencia.
La descripción de síntomas por televisión, diarios y revistas no científicas –en artículos, programas, avisos publicitarios y hasta campañas de bien público– siempre, siempre, genera algún grado de miedo en el espectador. El miedo,
por su parte, dispara una de dos clases de mecanismos de
parecidos riesgos: 1) la simplificación y des-responsabilización, y 2.a) el descubrimiento y apropiación de signos no
experimentados en realidad, o bien 2.b) la obediente “fabricación” de cuadros hasta entonces inexistentes.
Veamos estas posibilidades con más detalle.
1) Para no sentirse aludido por la información recibida
se apela a dos recursos: ya sea sostener que a uno nunca le
pasó o le va a pasar algo así (o que la descripción es “parecida” pero no se ajusta con precisión a su caso), o bien abalanzarse a justificarlo todo por el “estrés”, “los nervios”, “la
tensión”. Determinar que una disritmia cardíaca “se debe a
un exceso de trabajo”, “a tomarse todo demasiado a pecho”
(en este caso, literalmente), aunque sea cierto, no exime del
tratamiento. 2 a) Tampoco es sano estudiar todos los síntomas existentes y ponerse a buscarlos… hasta encontrarlos.
Un vecino tiene presión alta, y a usted le empieza a doler la
51
ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA
cabeza, justo ahí, en la nuca. Ve la propaganda de un calmante para la artrosis, y se da cuenta de que hace un tiempo le molestan las rodillas. La predisposición a contraer enfermedades imaginarias es una enfermedad y se llama
hipocondría, como bien lo sabía Molière.
El punto 2.b) merece una explicación: algunas enfermedades pueden ser aprendidas y reproducidas. No siempre los síntomas de una presunta patología lo son en realidad, sino que a veces se reproducen tal cual se los ha visto
desarrollarse en una serie de TV... No se trata, como en la
hipocondría, de inventar síntomas –con tanta fuerza como
para percibirlos–, sino de generarlos, mediante la adopción
de determinadas conductas. Un ejemplo clave es el de los
trastornos de la alimentación, de incidencia poco menos
que nula hasta los años ’80, cuando se comenzó a popularizar, primero desde películas norteamericanas –en las que
la bulimia y la anorexia eran temas originales, precisamente, por su “rareza”– y más tarde en entrevistas, programas
de interés general, publicidades y hasta noticieros. Cuando el bombardeo informático de lo que llamo “cómo hacer para contraer una anomalía, paso a paso” alcanzó a personas afectadas por el conflicto entre esquema e imagen
corporal –o predispuestas a sufrirlo– el desorden alimentario, auspiciado por el marco de las exigencias estéticas de
la sociedad, se propagó como una infección.
Todas estas relaciones con la enfermedad –invención,
elaboración, exageración o negación de síntomas–, distintas y hasta opuestas, responden a un mismo disparador: el
miedo. En este caso, el más elemental y primitivo, el más
simple, universal y arcaico: el miedo a morir.
• La importancia del concepto de miedo
Como todo lo que conocemos de este mundo, la benignidad o malignidad del miedo depende de las dosis, de su
52
ESTRÉS, EN LAS BUENAS Y EN LAS MALAS
justificación, y del control que el individuo pueda ejercer
sobre él. Sin una medida de temor ante los verdaderos peligros, no existirían sus formas favorables, como la prudencia, el cuidado, el respeto por las situaciones que nos exceden, la responsabilidad sobre nuestros actos y... ¡ni siquiera
la valentía!, por cierto, no la ausencia absoluta de miedo
–que se llama temeridad y es algo muy distinto– sino la forma de manejarlo, sobre la base del análisis del enemigo, de
las propias fuerzas y límites, y del valor que se otorgue al
objetivo del esfuerzo. Como elemento del síndrome general de adaptación, como eustrés, el miedo a perder la salud
o la vida misma es el fundamento de conductas defensivas
indispensables y se va construyendo a medida que la persona madura. De hecho, cuando somos pequeños, para protegernos, nuestros padres nos enseñan el miedo. Junto con
la confianza, claro está: nos alientan a subir al tobogán, pero nos prohíben que nos arrojemos de cabeza. Y está muy
bien que evitemos cruzar la calle con el semáforo en rojo
por temor a que nos atropellen.
Es precisamente el miedo el que origina las reacciones
de ataque y de fuga. Como seres vivos, los humanos tenemos un miedo innato al dolor y la pérdida de la integridad
físicos; en el fondo, a morir. Como seres conscientes, sociales y sensibles, tememos, además, al rechazo sentimental,
el fracaso laboral, la falta de dinero, el ridículo…
El problema es cuando se albergan aprensiones vagas, sin
destinatario identificado, con manifestaciones inespecíficas,
y sin tomar conciencia de ellas: se trata de la semilla del cada vez más propagado síndrome de pánico. Este, como otros,
es un mal social, generado por una realidad hostil y alimentado largamente por los medios de difusión masiva.
Continuos mensajes de amenazas latentes ante los que
no alcanza con cerrar ojos y oídos y se debilita el escudo “a
mí no me va a pasar” para ir convirtiéndose no muy lentamente en “y por qué no yo, que también... (me equivoco,
53
ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA
fumo, almorcé una hamburguesa, dejé la ventana abierta”):
noticieros plagados de robos, asaltos, secuestros, accidentes, catástrofes climáticas; películas y series que suceden en
hospitales, campañas alarmantes de “bien” público sobre
normas de tránsito, adicciones y hábitos, con formato moderno pero el tipo de moraleja del sermón medieval: madres que lloran demasiado tarde la muerte de un hijo que
no cruzó bien la calle, autos despanzurrados porque el conductor había tomado una cerveza, chicas que mueren por
haber hecho una dieta, paralíticos que se arrepienten de
no haberse puesto el cinturón de seguridad, ambulancias
que vienen a recoger a un señor que le había puesto sal a
su bife, entrevistas a sobrevivientes milagrosos de una intoxicación masiva, aguas contaminadas, productos cancerígenos, ancianos golpeados, programas de investigación sobre
los peligros de la obesidad y de la delgadez, del sedentarismo y de la actividad física, de los alimentos grasos y de los
dietéticos, de la deshidratación y del exceso de agua... Una
proliferación de imágenes que saltan de diarios y pantallas
para ir depositándose sin ruido en rincones más o menos
insondables de la memoria, hasta que la desbordan. Los
primeros signos son confusos: vagos malestares físicos (“cada vez que como papas fritas me siento mal”), alguna fobia
pasajera (“no me gustan los ascensores”, “detesto las aglomeraciones”) pueden sumarse y llegar a configurar síntomas somáticos, psicológicos y conductuales, como desarrollo más adelante.
• Zapping de un día cualquiera
¿Cómo hacer para no tener miedo en un contexto que
se empeña en asustarnos? Le sugiero dar una vuelta por los
canales de TV con la intención de buscar invitaciones al pánico. Yo lo hago con frecuencia, y puedo contarle los resultados de un mediodía de verano (el dato es interesante,
54
ESTRÉS, EN LAS BUENAS Y EN LAS MALAS
porque todos sabemos que en feriados y vacaciones, los medios se proponen alarmar lo menos posible a la audiencia);
en cinco minutos, pude ver las siguientes situaciones:
• bombardeo en Bagdad, primeros planos de heridos,
camillas, ambulancias;
• un auto atropelló a un canillita y el conductor huyó;
el chico está grave; la imagen, fachada del Hospital
Italiano;
• llamado a la solidaridad: pedido de “un corazón para Nicolás”, un adolescente que necesita un trasplante; la imagen, fachada del Hospital Italiano;
• nota sobre calentamiento global;
• derrumbe de una obra, tres heridos;
• tres muertos en un choque en Mendoza;
• inundaciones en Santiago del Estero;
• derrame de petróleo en costas de Inglaterra, con peligro de explosión del barco;
• alerta sobre robos: cómo proteger la vivienda al irse
de vacaciones;
• incendio de supermercado en la costa; dos bomberos
heridos;
• evocación del asesinato de Lino Palacios;
• incendio incontrolable de bosques en Australia;
• estadística de accidentes viales: las mujeres chocan
menos que los varones;
• propaganda de alarma contra robos;
• campaña “el que bebe no debe conducir”, con imágenes de horribles accidentes;
• campaña “donde está tu hijo, está la droga”;
• campaña “el cigarrillo mata”;
• película: un muchacho le dice a su hermano que el
padre ha muerto;
• película: una chica internada en el hospital se descompensa en presencia de su padre;
55
ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA
•
•
•
•
serie: protagonizada por médicos y enfermeras;
comedia: chistes sobre el cáncer;
magazine: consejos médicos sobre ¡estrés!;
anticipo: entrevista a chico al que hace 17 años un
oso le arrancó el brazo, con detalles...
¡Paren el mundo, me quiero bajar!
Todo esto, en las ciudades más grandes, lleva la música
de fondo de sirenas, alarmas, chirridos de frenos cuyo significado percibimos subliminalmente.
Por otra parte, los medios en asociación con –lo admito– profesionales de la salud, en nuestro afán por difundir
la medicina preventiva, enseñamos a enfermarse a la población. Tal vez esté pensando que todo esto es una gran
contradicción: que al hablarle de cosas que dan miedo, lo
estoy predisponiendo a temer. No es así: el influjo negativo del miedo se produce cuando no sabemos a qué le tememos (y, peor, cuando no sabemos que tenemos miedo)
y fabricamos, por ejemplo, una gastritis sin asociarla con
su origen. Y no es que la gastritis no exista, ni que no haya que tratarla, sino que conocer la causa ayuda a la curación completa y a evitar que se repita o busque otra forma
de expresarse.
Las partes por el todo
Algunas emociones y conductas negativas constituyen parte de la índole del individuo –con frecuencia el pesimista
se verá malhumorado, el violento se comportará agresivamente, el hiperkinético se mostrará impaciente– o bien pueden ser temporarias y justificadas –tristeza por una pérdida, tensión previa a un examen– y no siempre desembocar
en una disfunción crónica. Aquí no vamos a entrar en profundos vericuetos psicoanalíticos. Sin embargo es interesante definir, aunque sea en términos coloquiales, aquellos
56
ESTRÉS, EN LAS BUENAS Y EN LAS MALAS
“estados afectivos penosos”5 que, si bien no son el estrés,
aparecen vinculados con él, como causa, consecuencia o síntoma, separados o combinados. Como el propio estrés, en
cierto grado estos estados son biológicamente útiles para la
supervivencia, pues ayudan a proteger de los riesgos, defenderse de la escasez –por ejemplo, de alimentos– y moderar la tensión, pero se convierten en un trastorno cuando se extralimitan o hacen crónicos. Estoy hablando de la
angustia: del latín angustia, propiamente “angostura, estrechez”, el nombre describe su carácter opresivo y displacentero; es originalmente una reacción al peligro impreciso o
desconocido; se manifiesta como aflicción, congoja, sensación de impotencia, ausencia de deseos y cierta postración
motriz, o bien una agitación desmedida; la ansiedad: respuesta orgánica natural, en este caso a una necesidad real
o percibida, más o menos imperiosa; aunque suele considerarse sinónimo de angustia, difiere de esta precisamente en que se origina en los deseos y el esfuerzo del sistema
neuroquímico por satisfacerlos; puede traducirse como inquietud, impaciencia, nerviosismo; y la depresión del latín
depressio, “hundido”, propiamente “apretado hacia abajo”,
un término también muy representativo del desgano, melancolía, abatimiento, falta de energías –sin causa aparente o inmediata– que la caracterizan.
Las formas extremas del estrés. 1: pánico
Las fobias y el síndrome de pánico son sobreadaptaciones
al medio. Se originan en el buen estrés, reacción instintiva
al peligro, pero terminan constituyendo cuadros patológicos mentales con resonancias somáticas.
5. Freud, Sigmund: “Conferencias de Introducción al Psicoanálisis”, en Obras
completas.
57
ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA
Las fobias son temores excesivos a determinados objetos
o situaciones6. Entre las más comunes se encuentran el miedo a los espacios pequeños y cerrados (claustrofobia), a los
espacios públicos (agorafobia), a algunos animales –como
reptiles (ophidofobia), gatos (elurofobia), ratas y ratones
(musofobia)–, a la altura (acrofobia) o las aglomeraciones
de personas (ochlofobia), todos relacionados con los tiempos remotos en que esos factores representaban verdaderas amenazas. Se puede diagnosticar una fobia sólo si la
reacción es desproporcionada con respecto al agente que
la activa, invalida el desenvolvimiento de las actividades normales del individuo y le provoca malestares clínicos de importancia (desmayo, temblor incontrolable, ahogo)7.
El fóbico, aun cuando no identifica el porqué de sus
reacciones ni las puede controlar por sí solo, sabe qué elementos las despiertan y que son injustificadas o sobredimensionadas.
El síndrome de pánico, en cambio, responde a estímulos más imprecisos. Como el distrés simple, se asienta en
intensos episodios históricos que el paciente ha sorteado
con aparente eficacia, sin registrar su potencial traumático
–una intervención quirúrgica, por ejemplo, enfrentada en
su momento con gran tranquilidad y entereza– pero que
han dejado su huella. La primera manifestación del pánico como desorden es una crisis puntual de ansiedad o angustia (“ataque de pánico”) sin causa inmediata detectable,
pero sin duda relacionada con circunstancias estresantes
no resueltas en su momento, que han reaparecido –a través de cualquier elemento asociado: un olor, una tempera6. La acepción de “fobia” como “odio” o “rechazo”, también legítima, no hace sino describir una de las consecuencias del temor, esto es, el deseo de
apartarse de aquello a lo que se teme, concepto que queda claro en el término “homofobia”, el repudio manifiesto a los homosexuales que alberga
o pretende ocultar el miedo a serlo.
7. Fuente: Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, APA, 2000.
58
ESTRÉS, EN LAS BUENAS Y EN LAS MALAS
tura, un sonido, una persona– cuando el sujeto ha llegado
al límite de sus posibilidades de adaptación normal al miedo. A partir de entonces, todo escenario que por alguna razón –sobre todo aquellas no registradas a nivel consciente–
evoque aquel donde se ha producido la primera señal de
alarma, genera en el sujeto una serie de síntomas funcionales que lo toman por sorpresa y que es incapaz de decodificar. El desorden evoluciona con rapidez y cada vez son
más los estímulos que remiten a la primera crisis. Como el
paciente tiene miedo de que reaparezcan los signos –miedo al miedo–, comienza por eludir aquellas circunstancias
que parecen promoverlos, porque no alcanza a comprender que los disparadores no están en el exterior, sino en su
cerebro y, en su afán de fuga, limita progresivamente sus
espacios de acción. Si sufre un incidente en el supermercado, volverá a vivenciarlo cada vez que entre en el supermercado. La “solución” más a mano es delegar las compras,
o hacerlas por teléfono o por Internet, pero pronto surgirá otro motivo en otro sitio o con otras personas. La confusión se basa en que los signos no son los clásicos del temor específico, sino los de un cuadro fisiológico, y lo que
cree la persona mientras los experimenta es, sencillamente y sin vueltas, que se está por morir. Entre las señales más
frecuentes de síndrome de pánico se han registrado:
•
•
•
•
•
•
•
•
•
palpitaciones o taquicardia,
transpiración profusa,
temblor,
respiración entrecortada, sensación de ahogo, dificultad para suspirar o bostezar,
sofocos,
opresión en el pecho,
náuseas,
inestabilidad,
mareos, vértigo,
59
ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA
• sensación de pérdida de control, extrañamiento, desconcierto, confusión,
• calambres, hormigueos, zumbidos en los oídos,
• calor intenso o escalofríos.
La presencia reiterada de cuatro o más de estos síntomas producidos en forma simultánea o sucesiva puede
orientar a un diagnóstico de pánico. Claro está que eso debe definirlo un médico, porque también podrían estar revelando, según cuáles se presenten y en qué circunstancias
y combinaciones, una disfunción física como insuficiencia
cardíaca, hipertensión, neumopatía, alergia, déficit irrigatorio cerebral, afección del oído medio, desorden hormonal (avecinamiento de la menopausia), entre otras.
El problema aquí es que a pocas cosas les teme más el
paciente de pánico que a la consulta. La intervención en
este sentido de los familiares y amigos, así como la lectura
de material serio al respecto, son fundamentales en la toma de decisión, que es el gigante primer paso hacia la curación. Los tratamientos, tanto de las fobias como del pánico, incluyen psicoterapia y medicación. Su duración
depende, por supuesto, del tiempo que haya pasado desde
el anuncio inicial hasta la elaboración del diagnóstico y las
complicaciones que pudieran haberse generado en ese lapso. Afortunadamente, los primeros signos de mejoría abren
un círculo virtuoso que conduce sin vacilaciones a la reversión del síndrome.
Las formas extremas del estrés. 2: burnout
• La importancia del concepto de agotamiento
Como todo mecanismo, el organismo vivo necesita energía
para funcionar. Los combustibles, corriente eléctrica, lubri60
ESTRÉS, EN LAS BUENAS Y EN LAS MALAS
cantes, anticorrosivos y moderadores de la temperatura del
motor humano son alimento, descanso, afecto, autoestima,
recompensas, novedad, diversión, gratitud, actividad física,
ejercitación intelectual, aprendizaje, logros, reconocimiento, placer de los sentidos, humor... Las exigencias de la vida diaria van vaciando el tanque, evaporando el agua del
radiador, quemando el aceite, agotando la batería… y muchas veces no advertimos la lucecita roja que nos alerta sobre la necesidad de recargarlos y nos informa que el sistema ha acudido a las reservas para seguir operando. Estas
pueden permitirnos avanzar sólo unos kilómetros más –a
costa de un gran desembolso de estrés– antes de consumirse también. Tal vez las reservas nos alcancen para llegar hasta la estación de servicio más próxima. Pero si una vez allí
tratamos de solucionar el problema con el mínimo de atención –una hamburguesa al paso, un par de horas de mal
sueño, una práctica sexual apresurada, un sueldo que no
está a la altura del esfuerzo que demanda, una cena romántica vivida con culpa por el gasto o impaciencia por lo que
tendríamos que estar haciendo en su lugar, un rato de recreo mirando un mal programa de TV– o, ¡peor!, con un
falso refuerzo –tabaco, alcohol, exceso de café, de aspirina
y otros estimulantes provisorios– terminaremos inmovilizando la maquinaria.
Conozco la escéptica expresión del paciente atribulado
por dificultades económicas, presiones familiares, obligaciones laborales, preocupaciones, falta de fuerzas, etc.,
cuando se le indica que duerma 8 horas, se tome vacaciones, altere la rutina, siga una dieta nutritiva y balanceada,
haga gimnasia regularmente, deje el cigarrillo, aprenda a relajarse, encuentre un tiempo para escuchar su música predilecta, practique un hobby, pida ayuda. También sé traducir
ese gesto en palabras (“Si usted se pusiera en mi lugar un
minuto...”, “Qué fácil es decirlo”, “Veo que no ha comprendido por qué estoy aquí”, “Recéteme un medicamento y ter61
ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA
minemos con esto, que tengo una reunión dentro de 15
minutos”...) y actitudes (“Sí, está bien. El lunes me organizo y empiezo”).
Ahora, aprenda esto: el estrés sin tregua aumenta el cansancio físico, mental y emocional, y el cansancio aumenta
el estrés. Si no recurre al auxilio experto, es posible llegar
a la extenuación. ¿Recuerda la descripción de la fatiga de
los materiales, en la página 15 del cap. 1?
Qué es estar “quemado”
Del inglés burnt-out, “consumido por el fuego, fundido”,
burnout es el nombre que el psiquiatra estadounidense Herbert Freudenberger dio, en 1974, al estrés laboral crónico o
síndrome de desgaste ocupacional que detectó en sí mismo
y entre los médicos, enfermeros y auxiliares de la clínica para atención de toxicómanos donde trabajaba. En los primeros años, el diagnóstico, que aludía inicialmente al estado
del cerebro de los pacientes de Freudenberger, fue aplicado sólo a los profesionales de la salud, pero sus síntomas se
hallaron más tarde también entre los docentes y otros grupos expuestos en forma continua a realizar esfuerzos desmedidos en relación con la retribución, sobre todo en aquellos
cuyo quehacer implica una gran responsabilidad sobre el
bienestar o la integridad de otros, como el de los funcionarios públicos, asistentes sociales, abogados o, sin ir más lejos,
las amas de casa. Los signos generales son cansancio extremado, falta de interés en la tarea, manifestaciones de ansiedad y depresión, irritabilidad, baja autoestima, actitudes defensivas… ¿Le suena? Bueno, no se asuste: estamos hablando
de un grado incontrolable, y seguramente no es su caso, pero es interesante que preste atención, porque como bien lo
ha dicho el doctor Ernesto Gil Deza, “El burnout es la etapa final del estrés (…) no se produce de un día para otro.
No se produce sin señales de alarma, no se produce sin te62
ESTRÉS, EN LAS BUENAS Y EN LAS MALAS
ner evidencias de que algo está ocurriendo. Este evento final es algo que no se quiso ver. (…) lo más importante es
tomar conciencia de lo que a uno le está pasando. El primer
paso para poder resolver el problema del burnout es (…)
descubrir nuestros límites y respetarlos. Y esto exige una cosa que no nos damos: tiempo y autoconocimiento”8.
En 1980, la psicóloga social Christina Maslach retomó
el término de Freudenberger y agrupó las señales en tres
categorías: agotamiento emocional, deterioro de las relaciones interpersonales, e insatisfacción consigo mismo; y,
en 1986, elaboró con Susan Jackson una escala, el Maslach
Burnout Inventory (MBI), que permite medir el daño en cada una de ellas. Se trata de un cuestionario de 22 preguntas, entre ellas:
– ¿Se levanta fatigado los días laborales?
– ¿Trata a sus pacientes (clientes, alumnos…) más como objetos que como personas?
– ¿Se siente frustrado con su trabajo?
– ¿Se comporta con insensibilidad?
– ¿Se cansa demasiado durante la jornada?
La tabla tiene siete opciones de respuesta, a cada una
de las cuales corresponde una puntuación:
0: nunca
1: algunas veces en el año
2: una vez al mes o menos
3: algunas veces en el mes
4: una vez por semana
5: varias veces por semana
6: todos los días.
8. “Síndrome de burnout en médicos”, conferencia pronunciada en Buenos
Aires, el 1 de julio de 2005 en las Jornadas IntraMed.
En: www.intramed.net/UserFiles/Gil_Deza
63
ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA
Repito y subrayo las palabras de Gil Deza transcriptas
en el párrafo anterior, a las que adhiero no sólo en referencia al burnout, sino a todos los contenidos de este libro. Antes de pasar al siguiente capítulo, medite sobre su situación
y su historia. La idea central de este trabajo es ayudarlo a
que descubra sus límites y los respete, y encuentre la manera de
concederse más tiempo y autoconocimiento.
64
4. TOME NOTA I
•
•
Este ejercicio pretende conectarlo consigo mismo de una manera lo
más objetiva posible. Cuanto mayor sea el conocimiento de su
estado y sus circunstancias, más sólida será la plataforma desde
la que emprenderá su recuperación, más fácil le será identificar
aquellas cosas que puede corregir en sus hábitos, presentar un
cuadro claro a su médico, cuando recurra a él, y poner en práctica
sus recomendaciones y las que se desarrollan en la tercera parte
de este libro.
Repase, adaptándolas a su caso en particular, las enumeraciones
de factores estresantes y respuestas adaptativas del Capítulo 1,
que se reproducen a continuación. Verá que algunos ítems se
repiten. Esto es así porque están contemplados según distintos
ángulos de incidencia. En cualquier caso, meditar sobre el asunto
lo ayudará a determinar su propia predisposición a tolerarlos o
dejarse vencer por ellos y lo encaminará al reconocimiento de la
necesidad de ejercer algunas modificaciones en su modo de vida.
Créame: sé que no puede cambiar el mundo, pero le aseguro que sí
es capaz de mejorar su mundo.
65
ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA
Desencadenantes de estrés
Muerte del cónyuge
•
•
66
100
Divorcio
73
Prisión
63
Muerte de un pariente cercano
63
Enfermedad personal
53
Boda
50
Despido del empleo
47
Reconciliación de pareja
45
Jubilación
45
Enfermedad de un familiar
44
Embarazo (deseado o no deseado)
40
Problemas sexuales
39
Nuevo miembro en la familia
39
Cambio en la situación económica (para mejor o peor)
38
Pérdida de un amigo
37
Cambio de trabajo
36
Salida de un hijo del hogar
29
Gran logro personal
28
Ingreso o egreso de una institución educativa
26
Mudanza
20
Inicio de dieta alimentaria
15
Vacaciones
13
TOME NOTA I
Situaciones potencialmente estresantes
Falta de estímulo
Frustración
Fracaso
Duelo, pérdida
Exigencia, externa o interna, de alto rendimiento
Superposición o sucesión sin tregua de obligaciones
Apuro permanente
•
Procedencia de mis principales factores estresantes
Agentes físicos
Agentes neuropsíquicos
Agentes sociales
Agentes laborales
•
Síntomas de aparición frecuente
Palpitaciones o taquicardia
Transpiración profusa
Temblor
Respiración entrecortada, sensación de ahogo, dificultad para suspirar o bostezar
Sofocos
Opresión en el pecho
Náuseas
Inestabilidad
67
ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA
Mareos, vértigo
Sensación de pérdida de control, extrañamiento, desconcierto,
confusión
Calambres, hormigueos, zumbidos en los oídos
Calor intenso o escalofríos
Signos de burnout
(Calificar de 0 [nunca] a 6 [todos los días])
•
Estoy cansado desde que me levanto
Me canso injustificadamente durante la jornada
Suelo maltratar, o tengo el impulso de hacerlo, a la gente con o
para la que trabajo
Mis tareas me frustran
Emprender las tareas cotidianas me produce rechazo y deseos de
escapar
•
Me estoy volviendo insensible al dolor ajeno
Mi estado de ánimo
Más bien depresivo
Más bien ansioso
68
TOME NOTA I
Mis propios síntomas
(descartadas por el médico lesiones de índole fisiológica,
o adjudicadas por este a un cuadro de estrés)
•
•
69
ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA
Situaciones del pasado, incluido el remoto, potencialmente
traumáticas
Pérdidas no elaboradas
Muerte de un ser querido
Aborto
Quiebra económica
Desempleo
Abandono o alejamiento de un ser querido
Otras
•
•
Miedos no elaborados
Enfermedad de un ser querido
Enfermedad propia
Serias dificultades económicas
Otros
70
TOME NOTA I
Autoevaluación
Aquí no se trata de hacer diagnósticos ni, mucho menos, definir
tratamientos, sino de centrarse en sus posibilidades objetivas
de estar estresado, sus motivos, sus agravantes y los elementos
que supone le ofrecerían alivio, cuáles de ellos están en sus
manos y cuáles no, pero pueden minimizar sus efectos.
•
•
71
SEGUNDA PARTE
EL ESTRÉS EN LA SEXUALIDAD
Y VICEVERSA
1. NO ES TAN SIMPLE
COMO PARECE
Respuesta sexual humana
Es verdad que la atracción sexual es un impulso instintivo
mediante el que la naturaleza garantiza la continuidad de
las especies al promover un mecanismo para incentivar la
unión de una célula reproductiva masculina con una femenina. Pero también es indiscutible que entre las personas
excede largamente ese propósito, incluso si se la contempla desde un punto de vista biológico; de lo contrario sólo
se manifestaría entre seres fértiles, de sexos opuestos, en
edad de procrear, y una vez por mes (el día 14 del ciclo
menstrual, cuando un óvulo maduro se está desplazando
desde el ovario hacia el útero, el único momento en que la
mujer puede quedar embarazada). El hecho de que el “celo” humano sea permanente, que la libido funcione con independencia de la fecundidad –más allá del climaterio, de
la ablación de ovarios, la malformación congénita del útero, la ligadura de trompas, la escasez o debilidad de los espermatozoides, la vasectomía, la utilización de anticonceptivos físicos o químicos–, así como la existencia de prácticas
75
ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA
como la homosexualidad, el sexo oral y la autosatisfacción,
prueban que la búsqueda de placer por el placer mismo es
otro de sus objetivos legítimos, de orden tan fisiológico y
primitivo como el instinto de la procreación. Claro está que
en este aspecto debemos sumar el papel de la mente –capaz de controlar, orientar, modificar ese instinto, adaptar
socialmente su puesta en práctica, estimularlo, inhibirlo– y
de las emociones que puede conllevar, desde la culpa hasta el amor. La intervención del pensamiento y los sentimientos, de la voluntad y de las conductas aprendidas, la incorporación de técnicas para dar y recibir mayor placer, todos
los gestos –la caricia, el beso, la palabra– que preceden o
acompañan el coito, convierten la sexualidad animal en
erotismo y exponen su óptimo ejercicio a más interferencias –y, afortunadamente, más satisfacciones– que lo que es
el caso en otros niveles de la escala zoológica.
La sexualidad de las personas se manifiesta durante toda la vida, y aunque a continuación analizaremos sólo qué
les sucede al cuerpo y al espíritu a lo largo del acto sexual,
abarca y determina también un sinfín de conductas, desde
el enamoramiento infantil hasta los juegos de seducción,
los esfuerzos de la conquista, la ternura, el amor, la elección de la vestimenta, los sueños, los gestos.
Fisiología del acto sexual 9
Sólo en términos de acto sexual, la respuesta humana es el
resultado de una masiva movilización de órganos, sistemas,
conexiones y mensajes coordinados por el cerebro. Se desarrolla a lo largo de cuatro fases:
9. Englobo bajo el nombre “acto sexual” a todas las formas de concretar la pulsión de la libido, incluyendo la masturbación, el coito anal, el sexo oral, las
relaciones homosexuales y heterosexuales, las ocasionales tanto como las estables, con intervención de sentimientos amorosos, o meramente físicas.
76
NO ES TAN SIMPLE COMO PARECE
1) excitación, aparición del deseo;
2) meseta, mantenimiento de la excitación y aumento
progresivo del placer;
3) orgasmo, clímax del placer, acompañado en el varón
de eyaculación seminal;
4) resolución, regreso al estado previo a la excitación.
Cada una de sus etapas implica modificaciones fisiológicas, genitales y extragenitales.
Excitación y meseta:
– en el varón, erección del pene; aumento de tamaño
y elevación de los testículos; tumescencia y coloración
púrpura del glande; secreción mucoide preeyaculatoria; es indispensable para concretar el acto sexual,
pues de otro modo el pene no podría introducirse en
la vagina;
– en la mujer, tumescencia del clítoris y de los labios
menores de la vagina; lubricación vaginal; alargamiento de los dos tercios internos de la vagina; elevación
del útero; estrechamiento del tercio externo de la vagina (plataforma orgásmica); la mujer puede mantener relaciones (recibir el pene en la vagina) sin estar
excitada;
– en ambos sexos, erección de los pezones; aumento
de la frecuencia cardíaca, la presión arterial, el tono
muscular y la ventilación.
Orgasmo:
– en el varón, contracción de las vesículas seminales, la
próstata y el conducto deferente (emisión seminal);
contracción de los músculos bulbo e isquicavernosos
con salida de líquido seminal (expulsión); contracciones del esfínter anal;
77
ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA
– en la mujer, contracciones uterinas de la plataforma
orgásmica y del esfínter anal;
– en ambos, espasmos musculares, aumento de la frecuencia cardíaca y la presión arterial.
Resolución:
– en el varón, pérdida de la erección peneana e ingreso en período refractario; de duración variable, es el
tiempo en que no puede producirse otra erección;
normalmente es muy breve en los más jóvenes y se va
alargando;
– en la mujer, disminución de la congestión pélvica,
pérdida de la tumescencia del clítoris y los labios menores; la mujer no tiene período refractario, por eso
puede experimentar más de un orgasmo en la misma
relación y mantener incontables relaciones sucesivas;
– en ambos, sudoración, descenso de la frecuencia cardíaca y de la presión arterial, normalización del ritmo respiratorio.
Para que todo esto suceda, se producen en el organismo una serie de modificaciones nerviosas, hormonales y
circulatorias.10
Los tejidos eréctiles (pene, clítoris y pezones) son una
red de espacios vasculares intercomunicados (sinusoides o
lagunas), cuyas paredes están formadas por músculo liso, fibras colágenas y elásticas, revestidas por un endotelio. En
las fases de excitación y meseta, estímulos sensoriales (especialmente el tacto y la vista) activan las fibras nerviosas locales que, asociadas a las células endoteliales, se comunican
mediante neurotrasmisores con el sistema circulatorio para promover la vasodilatación y regular el ingreso de san10. Master, W. y Johnson, V.: Respuesta sexual humana. Intermédica, Buenos Aires, 1978.
78
NO ES TAN SIMPLE COMO PARECE
gre en las lagunas, con el consiguiente aumento del volumen de los órganos (en el pene, además, por compresión
hidrostática de las venas se produce un atrapamiento sanguíneo que, en colaboración con un incremento de potasio y calcio, genera su rigidez). Así, el nervio pélvico provoca y mantiene la tumescencia del pene y el clítoris y la
lubricación vaginal a través de la provisión de óxido nítrico, acetilcolina y neurolépticos; el nervio pudendo, también
induciendo el aumento de acetilcolina, aumenta la sensibilidad de los genitales externos, contribuye a la rigidez del
pene y participa de la eyaculación; y el nervio hipogástrico
favorece la secreción de noradrenalina durante la emisión
seminal y las contracciones uterinas durante el orgasmo, y
la detumescencia de los genitales después. Terminaciones
nerviosas de toda la piel, en especial de las llamadas zonas
erógenas –labios, lóbulos de las orejas, cuello, caderas– se
sensibilizan también y refuerzan el efecto de los estímulos.
En los momentos previos y simultáneos a la excitación, la
médula espinal aporta mayor flujo de adrenalina y noradrenalina –energizantes para la acción e incentivos de la secreción de testosterona (testículos), estrógenos y progesterona (ovarios). A partir del juego de seducción y durante todo
el acto sexual, la adrenalina se modera cuando la pituitaria
acrecienta la percepción del placer emitiendo endorfina,
el sistema nervioso central activa el neurotansmisor de las
emociones, la dopamina, y la hipófisis incrementa las dosis de oxitocina y prolactina, respectivamente. Recientes
investigaciones parecen haber demostrado que, además
de en el deseo y el placer, la dopamina (según la Dra. Helen Fisher11, antropóloga de la Universidad de Rulgens), y
la feniletilamina (de acuerdo con las conclusiones de los especialistas Donald Klein y Michael Lebowitz, del Instituto
11. “Helen Fisher desvela la neurobiología del amor”, en Diario Médico, Madrid,
abril 2007.
79
ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA
Psiquiátrico de Nueva York) estarían relacionadas con el
sentimiento de amor romántico y se encontrarían en grandes cantidades en el cerebro de las personas enamoradas
con independencia de su contacto físico. Estas teorías avalarían la expresión popular en nuestros días referida a la
existencia o ausencia de “química entre nosotros”...
Psicología del acto sexual
Mientras tanto, otras partes del cerebro están emitiendo y
recibiendo señales, capaces de incentivar, dificultar o anular el desarrollo del proceso: imágenes, fantasías, creencias,
prejuicios, aprendizajes, mandatos, temores, experiencias
previas, afinidad con la pareja, confianza en sí mismo, autoestima, expectativas acerca del propio desempeño y el del
otro, pasión, ternura... son sólo algunos de los ingredientes
que participan, a nivel consciente e inconsciente, de la conducta sexual. Como en cada instante de su vida, en la cama
también están presentes la historia del individuo, su educación, los valores que ha construido, sus éxitos y fracasos en
todos los planos, sus aspiraciones, dolores y alegrías, su estado de ánimo actual, su sentido estético, etc., algunos alentando un resultado satisfactorio y otros conspirando contra
él. Desde un punto de vista orgánico, la excitación, el placer y el orgasmo se promueven por estimulación táctil de
los genitales y zonas erógenas. Todas las demás motivaciones, como la visión de un cuerpo desnudo o provocativamente vestido, la reproducción mental de escenas voluptuosas
–imaginadas o evocadas–, las palabras o gestos prometedores o insinuantes, entre otras, actúan a nivel intelectual, por
asociación. A eso apelan las películas y fotografías eróticas
o pornográficas, los espectáculos de strip-tease, las líneas telefónicas o sitios web hot. En 2005, por ejemplo, una especie de concurso televisivo de chicas que tomaban un helado, con planos detalle de sus labios y lenguas al momento
80
NO ES TAN SIMPLE COMO PARECE
de introducir en la boca, sorber y lamer el fálico objeto, lograba en el público –hombres, mujeres, adolescentes y adultos– efectos tan contundentes como una caricia directa. Todo esto viene a cuento de demostrar que, si bien es cierto
que la libido es un impulso básico proveniente del cerebro
reptil, entre las personas se elabora a nivel de la corteza cerebral, que alberga pensamientos, sentimientos, emociones,
otorga significado a las percepciones sensibles, e influye tanto negativa como positivamente en la puesta en práctica de
este y otros impulsos.
Si bien parte de la atracción todavía vigente que ejercen
determinados atributos corporales –caderas anchas y pechos
voluminosos en las mujeres, musculatura fornida en los hombres, juventud en ambos– procede de la evaluación instintiva que los homínidos hacían de la probable fertilidad y capacidad para proteger y alimentar a la prole del compañero
o compañera elegido/a, hoy participan también incontables aspectos de orden psicológico, afectivo e intelectual,
conscientes e inconscientes, como rasgos en común con el
padre o la madre, ideales estéticos de moda, facultad de entregar cariño y contención, correspondencia biorrítmica,
compatibilidad “química”, entre otros. Sin contar aquel imponderable, inexplicable, soberano, que es el amor.
81
2. ESTRÉS Y
DESEMPEÑO SEXUAL
Disfunciones sexuales
Si sólo leer la descripción anterior le ha parecido complicado, imagine cuánto le cuesta a su mente organizar semejante despliegue. Sí, de acuerdo: la respuesta sexual es instintiva, pero entre los humanos se halla condicionada por
la conciencia, la voluntad, la cultura. ¿Piensa que puede hacerlo sin fallas si usted está preocupado, alterado, cansado,
distraído, estresado? ¿Si sus hormonas están “en otra parte”?
¿Si la sangre, en vez de acudir a sus genitales, está trabajando en el cerebro, en busca de la solución de un problema
laboral? ¿Si esa contractura muscular lo/la está matando?
Una falla no hace la disfunción... pero puede ayudar
a desencadenarla
Te juro que es la primera vez que me pasa.
Anónimo
Una vez que no llegue al orgasmo, una vez que no consiga
la erección... son fallas, sí, pero nada grave. Nada de qué
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ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA
preocuparse. Aunque no estaría de más analizar si estos pequeños traspiés coinciden con alguna demanda estresante,
considerablemente distractiva, debe dárseles la importancia –ninguna– que se merecen. Supongamos que una pareja acaba de mudarse; por sí mismo eso equivale a 20 puntos de estrés en la escala clásica, a los que deben sumarse
los 38 correspondientes al cambio en la situación económica que se habrá producido para darle lugar, más la incertidumbre frente a un nuevo comienzo, el cansancio físico resultante del traslado, etc. Tal vez, de todos modos, deseen
hacer el amor y encuentren en ello un grato recreo. Pero
no sería motivo de alarma que uno de los dos, o ambos,
tenga algún inconveniente.
Las disfunciones sexuales humanas son las dificultades
que afectan repetidamente alguna o algunas de las etapas de
la respuesta esperable. Cada una de ellas puede ser accidental o crónica –aunque después de un par de “accidentes” tienden a instalarse–, de origen físico, emocional o anímico, estar o no vinculada con las otras, y permitir distintos
grados de reversibilidad, pero en síntesis se trata de:
1. anafrodisia (ausencia de deseo);
2. ausencia o insuficiencia de la erección del pene o de
la secreción vaginal; vaginismo; eyaculación precoz
relacionados o no con anafrodisia; y
3. anorgasmia, imposibilidad o seria dificultad de alcanzar el orgasmo.
Algunas veces la disfunción proviene de daño orgánico,
ya sea local o sistémico, curable o incurable. El problema
puede ser crónico congénito –malformación o atrofia de
los genitales, enfermedad de La Peyronnie–; crónico adquirido –lesión de la médula o de los nervios peneanos-clitorideanos, obstrucción de las arterias peneanas-clitoridianas–; episódico específico –inflamación o infección virósica
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ESTRÉS Y DESEMPEÑO SEXUAL
o tricomónica del aparato urinario o el genital (balanitis,
prostatitis, cistitis, vaginitis, dispareunia, etc.)–, o episódico general –desde un malestar o dolor ocasional, como gripe o migraña, hasta un cuadro de diabetes–12, pero en todos los casos el factor psicológico es determinante del
problema y, sobre todo, de su reiteración: una experiencia
de eyaculación precoz13, de falla eréctil o de dolor vaginal
a la penetración, cualquiera sea su causa, con seguridad va
a obstaculizar los siguientes intentos, aun en ausencia del
motivo original.
• Anafrodisia
La anafrodisia absoluta no existe. Una persona puede
no desear a otra determinada, o en determinado momento
(anafrodisia circunstancial), o bien mantener reprimido voluntariamente el impulso sexual, eludiendo estímulos,
orientando la libido a alguna misión espiritual o científica,
o aplicando sus apetitos a otros hábitos relacionados con
los sentidos (sublimación). Incluso en casos extremos, de
castración o ablación de clítoris, donde la actividad genital
es imposible, el erotismo se mantiene vigente y se expresa
en la necesidad y el placer de ser acariciado y acariciar, ser
besado y besar, dar y recibir muestras físicas de afecto.
• Disfunción eréctil – Disfunción vaginal (escasa lubricación,
vaginismo, dispareunia)
Respuestas genitales, masculina y femenina respectivamente, insuficientes para mantener una relación placentera; la primera impide el coito y la segunda lo admite en
12. Ver Kusnetzoff, J. C.: El hombre sexualmente feliz. Ed. Granica, Buenos Aires,
2003 y La mujer sexualmente feliz, Ed. Granica, Buenos Aires, 2003.
13. Ver Kusnetzoff, J. C: Toco y me voy, Ed. Granica, Buenos Aires, 2004.
85
ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA
ocasiones, aunque casi siempre imposibilita el orgasmo de
la mujer. Ambas pueden ser causadas por anafrodisia circunstancial, falla fisiológica o cualquier clase de inhibición
psicológica.
Hablamos de disfunción eréctil cuando no se produce
la rigidización del pene, o cuando esta es incompleta, de
modo de no permitir la penetración. Es muy importante
tener en cuenta que no siempre –es más, casi nunca– está
relacionada con la ausencia de deseo14.
La escasa segregación mucosa vaginal dificulta el deslizamiento placentero del pene. Cuando es debida a una causa orgánica (déficit hormonal climatérico, por ejemplo),
puede sustituirse por un lubricante externo. El vaginismo
y la dispareunia –distintos grados de estrechamiento vaginal por contractura muscular incontrolable– pueden ser
tan intensos como para obstruir el acceso, no sólo del pene, sino hasta de un dedo.
• Eyaculación precoz
Se considera precoz o anticipada la eyaculación que se
produce antes o inmediatamente después de comenzado
el acto sexual, por lo general, no acompañada de orgasmo.
Es una afección de origen casi netamente psicológico, si
bien algunas condiciones fisiológicas (sobreexcitación, larga abstinencia) pueden contribuir a desencadenarla.
• Anorgasmia
Ausencia de orgasmo, incluso en relaciones placenteras. Era muy frecuente en las mujeres hasta hace unas dos
14. Precisamente para eso sirve el viagra: para proveer la erección correspondiente a la excitación. El éxito del medicamento proviene de la alta incidencia de esta aparente contradicción y actúa sólo en presencia de deseo.
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ESTRÉS Y DESEMPEÑO SEXUAL
décadas, cuando se ignoraba el papel fundamental del clítoris y el hecho de que sólo el primer tercio del canal vaginal es sensible al tacto, y los varones solían pasar por alto
los juegos y caricias preliminares, así como la estimulación
manual y oral.
El estrés en el sexo
Un enemigo mortal del ejercicio pleno de la sexualidad es
el mal estrés, ya sea por sus manifestaciones propias (tensión, malhumor, cansancio, desinterés, irritabilidad, impaciencia) como por su incidencia negativa en la salud general. La entrega que requiere un acto sexual satisfactorio es
difícil, si no imposible, con un malestar físico o un estado
de ánimo negativo. Por otra parte, desde un ángulo puramente fisiológico, durante la respuesta adaptativa a otras
demandas, se produce una baja de los niveles de andrógenos y estrógenos. Si volvemos a nuestro hombre primitivo,
es fácil comprender las razones: en caso de peligro inminente, nada debe distraerlo de aplicar sus estrategias de defensa (pelea o huida), por eso sus sistemas nervioso y glandular se abocarán a reforzar la oxigenación del cerebro y
los músculos, y a proteger sus zonas más vulnerables, disminuyendo, entre otras acciones, el tamaño de los testículos para escabullirlos de una posible herida. Y en circunstancias ambientales adversas (escasez de alimento, clima
desfavorable), la libido disminuye naturalmente, con el objeto de evitar la procreación y de ese modo mantener en el
mínimo la cantidad de integrantes del grupo entre quienes
distribuir los recursos limitados de supervivencia15. El hombre moderno tiene sus propios bisontes, alimañas, sequías
15. Esta es la remota e inconsciente razón por la que aún hoy la abundancia de
la primavera y la benignidad climática del verano incrementan la libido.
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ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA
y hambrunas merodeando, atacando y amenazando por allí,
solicitando su atención, energías y hormonas, y restándoselas al placer.
Las manifestaciones del estrés no se limitan a la tensión
nerviosa o la gastritis. De hecho, una de las más características es, precisamente, la disfunción sexual, surgida en forma simultánea con el factor estresante, inmediatamente
después, o mucho más tarde, que es cuando más difícil resulta relacionarlo con ella. Cuando alguien tiene en claro
que la situación –económica, afectiva, laboral– lo desborda, incluso es preferible que no intente tener una relación;
el riesgo va más allá de una falla accidental, porque, como
sabemos, esta misma es desencadenante de otras y capaz de
instalar la idea de un problema insuperable. Ni pensar en
“usar” el sexo como sustituto16 de otras carencias, porque
lo más probable es que conduzca al fracaso. Hacer el amor
consuela, anima, relaja, alegra y muchas cosas más, pero no
si se practica a la fuerza: no si ese propósito –usarlo como
remedio–, o bien el de complacer al compañero, o cumplir
con lo que espera de sí mismo (o supone que espera el
otro), prevalece sobre el deseo.
Ninguno de los elementos que suelen estar presentes
en un cuadro de distrés es, precisamente, un motor de la
libido.
La depresión –condición de desgano por antonomasia–
es la antítesis de la excitación y la principal causa anímica
de anafrodisia (en términos gráficos, es un “hundimiento”
en lugar de una esperada “elevación”; esto, que parece un
chiste, es etimológicamente correcto y queda demostrado
si recordamos que “apatía” es el antónimo de “pasión”).
La ansiedad –muchas veces emanada de la superposición o sucesión continua de obligaciones, compromisos, ta16. Como el alcohol, el cigarrillo, o las drogas. Ver Valdés, Manuel, y de Flores, Tomás: Psicobiología del estrés. Martínez Roca, Barcelona, 1985.
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ESTRÉS Y DESEMPEÑO SEXUAL
reas pendientes– arrastra la atención a problemas ajenos a
la relación, desconcentra de los sentimientos y sensaciones
que deberían estar disfrutándose, y pone en el juego a dos
invitados de piedra: el apuro –concepto que volverá a aparecer en la siguiente sección–, temible rival de la entrega
gozosa y causa básica de eyaculación precoz, y el agotamiento físico y mental.
La angustia, por definición, intercepta, atrapa y ahoga
toda posibilidad de satisfacción.
Ni hablar de los malestares corporales que suelen acompañar al estrés –dolores musculares y articulares, falta de
energía, sueño, migraña, dificultades respiratorias, infecciones oportunistas por baja de las defensas inmunológicas, entre otros– y, menos aún, de la presencia de síntomas
de pánico o burnout. Obligarse a mantener una relación
en esos estados, o incluso en otros menos perjudiciales
–malhumor, tristeza, enojo, alteración nerviosa, miedo,
preocupación– es un camino corto y directo a algún tipo
de fracaso.
El estrés del sexo
A su vez, el sexo es factor de estrés, por ausencia o presencia. Por un lado, la abstinencia, aun la elegida, como la de
los sacerdotes, implica una sobrecarga de impulsos insatisfechos, por más que se procuren canalizar hacia otros objetivos. De hecho, las glándulas y el sistema nervioso autónomo no se enteran de la decisión tomada en forma
racional, y si bien su actividad merma con la evasión de estímulos, como no hay en el organismo humano ningún interruptor capaz de detener por completo su funcionamiento, la instalación se sobresatura y los fusibles se resienten o,
simplemente, saltan, en la forma de tensión permanente,
agresividad, frustración, etc. Mucho más, por supuesto, si
89
ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA
la privación es establecida por las circunstancias, como fue
el caso de las cárceles antes de la instauración del sistema
llamado “de visitas higiénicas”, o es hoy la libertad coartada por el panóptico de un reality show como Gran Hermano, o la simple falta de pareja.
En cuanto a la práctica sexual, también suele ser agente estresante. En realidad –y por suerte–, si se considera la
acepción extensa de la palabra “estrés”, siempre lo es. En
efecto, la aceleración de los latidos del corazón, el cosquilleo en el estómago, el rubor, la emoción, la energía adicional que el deseo y el amor ponen en marcha forman parte del eutrés más delicioso y ambicionado de la especie, al
tiempo que la satisfacción resultante es un muy eficaz ansiolítico, antidepresivo y energizante. Ahondaré más adelante sobre estos aspectos benéficos y cómo reforzarlos, pero empecemos con la mala noticia: en determinadas
condiciones, la inminencia y el desarrollo de un acto sexual
exponen a los agentes estresantes generales comentados en
el Capítulo 1. Los retomo aquí, ahora enfocándolos en el
tema específico que nos ocupa.
• El factor cambio
Todas las modificaciones situacionales e internas confrontan con distintas exigencias y, por lo tanto, demandan
diferentes respuestas: “la primera vez” y todas las primeras
veces (cada nueva pareja, cada innovación introducida en
la misma pareja); las variaciones funcionales impuestas por
los ciclos vitales (adolescencia, juventud, madurez, tercera
edad); los escenarios extraños, etc., son verdaderos desafíos a la flexibilidad de adaptación, en este caso, inherentes a la actividad sexual. Su efecto estresante proviene de
despojar al sujeto del marco ritual del hábito y lo conocido, y con ello, generarle incertidumbre, desconfianza y desestabilización.
90
ESTRÉS Y DESEMPEÑO SEXUAL
• El factor rutina
Es el opuesto del anterior y, sin embargo, igualmente
estresante. Lo que la rutina brinda en seguridad, lo quita
en libertad, creatividad, sorpresa. El resultado de una conducta sexual mecánica, regulada, sin descubrimientos ni
riesgos es la fatiga (¿se acuerda de la pérdida de elasticidad
del resorte?), el aburrimiento y el desinterés. Un paciente
de alrededor de 60 años, desde hacía 30 tenía relaciones
con su esposa todos los jueves –y nada más que los jueves–, en
la misma posición y de la misma manera. Era tal el desgaste que le había producido aquel compromiso implícito, que
ese día de la semana hacía síntomas cardíacos y digestivos,
sin haber conectado causa con efecto. El caso es interesante y revelador porque, además, el hombre acudió a la consulta a causa de la primera falla eréctil de su vida, acaecida
en el intento de tener una aventura extramatrimonial. Es
decir, en este cuadro se sumaban ambos polos: el estrés por
repetición, que no afectaba el funcionamiento casi automático y despasionado de sus genitales, pero sí su salud general, por un lado y, por el otro, el estrés ante la novedad, la
trasgresión, la culpa de su frustrada aventura.
• El factor presión
Juzgar el propio desempeño en la cama y creerse juzgado por el partenaire le ponen mucha presión a la práctica
sexual. Tratar de satisfacer al otro, no por amor o consideración, sino por lucimiento personal; tener relaciones con una
determinada frecuencia, no por ganas, sino porque es lo socialmente aceptable; exigirse una erección, no por deseo, sino para no pasar vergüenza; llegar al orgasmo –o fingirlo–,
no por el placer mismo, sino para corresponder a presuntas
expectativas ajenas; explorar el kama sutra, el tantra, los juguetes mecánicos, no para aderezar una relación, sino para
91
ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA
hacer ostentación de habilidades y desprejuicio; sentirse humillado como persona, autodescalificarse y amargarse por
una falla o un error; competir con el fantasma del “ex” o los
modelos asumidos como ideales, son algunas de las estresantes autoexigencias que restan naturalidad y gozo al acto sexual, y contaminan el comportamiento en otros ámbitos.
• El factor apuro
Ya hemos visto de qué manera la ansiedad y el apresuramiento, como aspectos de un cuadro de estrés general,
perjudican el desempeño sexual. Miremos ahora del otro
lado, para comprobar que el ejercicio del erotismo con frecuencia impone sus propios apuros. Por influjo subliminal
de aquella tradición moralista que nos induce a repetir el
no tan risueño “todo lo que me gusta engorda, está prohibido o es pecado”, tendemos a creer que dedicar tiempo a
cualquier clase de placer es despilfarrar un bien escaso que
debería aplicarse a cosas “útiles”, por eso muchas veces le
retaceamos minutos al amor y, de todos modos, nos sentimos culpables de estar perdiendo algo valioso.
• El factor miedo
El acto sexual propone miedos concretos e intangibles.
Entre los primeros, algunos se pueden dar en cualquier circunstancia –al embarazo no deseado, a no lograrlo cuando
se desea– y otros, más especialmente con parejas nuevas u
ocasionales –a las enfermedades de transmisión sexual; a
ser lastimado, agredido o forzado; a desagradar o no satisfacer al compañero; a ser descubierto por alguien inconveniente, como el padre o la esposa, etc.–; entre los aprendidos en la tradición cultural, que trabajan sobre todo a nivel
inconsciente, están el temor al castigo, a la factura que suponemos nos debe pasar el placer. Un temor –mezclado
92
ESTRÉS Y DESEMPEÑO SEXUAL
con repugnancia– que merece especial atención y –sin ninguna clase de dudas, tratamiento profesional– es el que imprimen antecedentes de abuso o violación. Otro –este unido a la culpa– es el que se presenta en las relaciones
adúlteras, clandestinas o basadas en la mentira.
Un poco más de historia
La evolución de la especie ha aportado sofisticación, creatividad, contenidos y significados a la conducta sexual, al
tiempo que le ha restado espontaneidad y libertad.
Necesariamente, el alejamiento del estado natural implicó progresivas regulaciones políticas y religiosas de comportamiento y convivencia de los grupos sociales. A lo largo de
varios milenios, cada cultura generó y reajustó sus propias
normas y las impuso mediante la ley y las creencias. Con mayor o menor rebeldía o aceptación, las generaciones se fueron adaptando a pautas, hábitos, rituales, prohibiciones y
permisos heredados en parte de las anteriores, modificados
según las circunstancias, y legados, también parcialmente, a
las sucesoras. En el plano íntimo, entre la satisfacción primitiva del instinto a la que seguramente se entregaba el Homo
Neardenthalis hace 120.000 años y las elaboradas tácticas de
la seducción, la conquista, la búsqueda de nuevos placeres
sensuales de la humanidad civilizada, hicieron su aparición
el pudor –la vestimenta, inicialmente un recurso para proteger los genitales, terminó representando la obligación de
ocultarlos–, las ceremonias de iniciación y de bodas, los conceptos de fidelidad-adulterio, monogamia-poligamia, hetero-homosexualidad, incesto; se otorgaron valores –variables
según los pueblos– a la virginidad, la castidad, la fertilidad,
el recato, la belleza física; se establecieron límites morales y,
con ellos, las nociones de pecado, de culpa, de premio y castigo, la idea de que el gozo de los sentidos ha de ser pagado
93
ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA
con algún tipo de sufrimiento; la responsabilidad y la conciencia se intercalaron entre el impulso y su concreción, enriquecieron la sexualidad con el incentivo del riesgo, el desafío, la curiosidad, la trasgresión, la tentación de lo
prohibido, y al mismo tiempo la perturbaron con la imposición del control de los deseos, los requisitos de un desempeño aceptable, la posesión o adquisición de determinadas
dotes, destrezas y artificios, la obediencia a las buenas costumbres de cada época. Grandes cambios, en efecto, que establecieron entre el acto animal de aparearse y el humano
de hacer el amor una distancia equivalente a la que existe
entre saciar el hambre con el primer comestible a mano y
deleitarse, aun sin mucha necesidad, con un plato gourmet,
y similares ganancias (la posibilidad de multiplicar el gozo)
y pérdidas (la capacidad de oír al cuerpo, de decodificar los
mensajes químicos). Pero estos grandes cambios sucedieron
hasta las primeras civilizaciones de la antigüedad: todas las
argucias actuales están inventadas desde hace por lo menos
3.000 años: se ha probado que antes del siglo IV a.C. los egipcios utilizaban cosméticos, atavíos insinuantes, adornos y perfumes –estos últimos fabricados, según se sabe, con fragancias vegetales sobre la base de humores humanos, como el
sudor17– destinados a captar la atención del objeto del deseo; en el siglo I, también a.C., el romano Ovidio reunía en
un poema “didáctico”18 sus agudas y asombrosamente vigentes recomendaciones a varones y mujeres: “Ante todo, preocúpate de encontrar el objeto de tu amor (...). Dedícate luego a cautivar el corazón de la doncella que te agradó; y, en
tercer lugar, a procurar que ese cariño sea duradero. (...) No
17. Con seguridad, los egipcios del Antiguo Imperio no tenían el concepto de
feromonas –nombre colectivo que hoy se da a las sustancias químicas producidas por las glándulas sexuales de los seres vivos para comunicar su disponibilidad y atraer a la eventual pareja– pero ya habían intuido su localización y efectos.
18. Ovidio: El arte de amar. Aguilar, Madrid, 1970.
94
ESTRÉS Y DESEMPEÑO SEXUAL
repares en alabar su rostro, sus cabellos, sus torneados dedos (...). Incluso a las más castas les agradan los elogios a su
hermosura, y las tiernas vírgenes se preocupan también de
sus gracias y atractivos. (...)
”También son eficaces las lágrimas; con lágrimas, ablandarás el diamante (...) ¿Qué hombre experimentado no
mezclará los besos con tiernas palabras (...)? El que habiendo robado besos no se apodera de lo demás, merece perder incluso lo que se le concedió. (...) Si quieres poseerla,
ruega (...). Pero si ves que tus ruegos son desdeñados (...)
detente y retrocede. Muchas desean a quien les huye y rechazan al que las persigue. (...)
”La mujer debe exponerse a las miradas del público; entre muchos, quizás encuentre a alguno a quien atraiga. En
todos los lugares deténgase con el deseo de agradar, y ponga todo su interés en destacar su belleza”.
Mucha agua ha pasado desde entonces bajo el puente de
las relaciones de pareja. Sin embargo ha sido en esencia la
misma clase de agua y se ha deslizado con relativa lentitud
–también se ha estancado y hasta remontado la corriente durante prácticamente toda la Edad Media, detenida por la
gran revolución del pensamiento que significó el Cristianismo–, lo que fue permitiendo un amoldamiento paulatino de
las personas. Hasta los últimos 50 años, en que comenzó a
precipitarse con la vertiginosidad y la violencia de una tempestad y a reclamar transformaciones radicales y veloces de
la mentalidad y la conducta con el estrés que ello supone,
aunque la mayor parte de tales transformaciones sean positivas. A partir de la década de los ’60, la prédica hippie del
amor libre, en coincidencia con el invento y difusión de la
píldora, un anticonceptivo discreto y seguro, y el auge de la
reivindicación feminista que dio acceso a la mujer a la toma
de iniciativas de orden laboral, profesional, doméstico y sexual, una serie de hechos y descubrimientos abrió una brecha en la tradición de la vida privada de la pareja humana,
95
ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA
que se sigue dilatando aceleradamente. Todos, como he dicho, estresantes por el propio hecho de ser cambios; algunos de ellos descomprimieron notablemente la práctica sexual, otros le sumaron una nueva clase de apremios. Entre
los primeros, por mencionar sólo unos pocos, podemos contar con la aceptación masiva de la homosexualidad y las relaciones prematrimoniales, la emancipación de los roles de
género, el abandono de prejuicios y mitos, el hallazgo, en
1996, de los efectos del sildenafil (viagra) en la solución de
la disfunción eréctil; entre los segundos, la aparición y propagación del VIH, que incrementó la desconfianza en los nuevos vínculos; otros más, por fin, constituyen estímulos ambivalentes, que tanto pueden ayudar como complicar las
relaciones, como es el caso de la autonomía económica y
erótica femenina, un progreso indiscutiblemente positivo,
pero que tuvo el resultado colateral de inhibir y consternar
a toda una generación de varones. En este grupo cabe subrayar enfáticamente el papel contradictorio del avance de
la tecnología al ofrecer el correo electrónico, el chat y el fácil acceso a los sitios hot, que amplían los horizontes de la
comunicación, pero restringen los encuentros cara a cara.
Internet no es una mera versión moderna de las cartas de
amor, los coqueteos telefónicos, las citas a ciegas auspiciadas
por algún amigo o amiga, la “inspiración” de las revistas porno, sino que propone el acceso a una sexualidad virtual, sin
piel, sin miradas, sin tacto, pero sin compromiso ni exposición. Promueve así entre los usuarios el encapsulamiento, el
refugio en el anonimato y la invisibilidad, la creación de personajes que responden más a lo que uno querría ser que a
lo que cree que es; por eso mismo, alimenta la ansiedad de
los enfrentamientos reales, genera un miedo más intenso
que nunca a no satisfacer la expectativas del otro. Hay que
tomar todo esto con delicadas pinzas, usándolo para lo que
sirve –acercar a los que están lejos– y desechando la peligrosa invitación a distanciar a los que están cerca.
96
3. TOME NOTA II
•
•
Aunque su desempeño sexual sea satisfactorio, lea estas
preguntas. En su caso, le servirán como disparador de la reflexión
en un tema que muchas veces se rehúye o se aborda desde un
costado equívoco, como resumen de lo explicado hasta aquí,
punto de partida para identificar sus creencias y prejuicios, o
material para elaborar estrategias preventivas, de modo de
mantener y hasta perfeccionar su privilegiada condición.
Si ha tenido o tiene algún inconveniente, primero examine las
vivencias potencialmente traumáticas o estresantes de por lo
menos los dos últimos años, sobre todo aquellas en las que
mantuvo la calma pero puede sospechar que “la procesión fue
por dentro”, como, por ejemplo, una cirugía mayor que
sobrellevó con toda entereza y sin manifestar miedo. Recuerde
que no es necesario que estén relacionadas con el mundo
afectivo para interferir en él. Revise sus respuestas del Capítulo
4 (“Tome nota I”) y trate de vincularlas con el momento en que
detectó la aparición del déficit. Después, contéstese el
siguiente cuestionario.
97
ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA
¿Considera que su actividad sexual podría ser mejor?
¿Cree en todos los récords que le cuentan sus amigos/as o ve
en el cine, y aspira a igualarlos o superarlos?
¿Teme a una declinación de sus capacidades?
¿Cree que no tiene, o ha perdido, atractivo físico, sex appeal,
poder de seducción?
•
Si tiene o ha tenido falla/s, ¿se produce/n o ha/n producido con
un partenaire en especial y con ningún otro? 0, al revés,
¿ocurren con todos sus partenaires menos con uno?
¿Evaluaría las fallas como inconvenientes ocasionales, o como
una disfunción?
•
¿Piensa que fallar una vez condena a la disfunción crónica?
Si el problema se ha repetido, ¿los momentos en que sucede
tienen alguna relación entre sí? ¿Algún factor común, como el
ambiente, el tipo de jornada laboral que los precedió, su estado
físico?
¿Ha tenido experiencias sexuales desagradables o violentas que
intenta sepultar en el olvido?
98
TOME NOTA II
¿Teme ser juzgado/a por su conducta en la cama e intenta
“actuar” la pareja ideal?
¿Está más pendiente de ser “aprobado/a” por el/la otro/a que de
experimentar sus propias sensaciones?
¿Cree que una falla o un error en su desempeño puede desmerecerlo/a como persona? ¿Lo interpreta como un fracaso?
•
¿Intenta adjudicar sus fallas al partenaire, aunque en el fondo
sabe que no es así?
¿Ejerce su sexualidad con espíritu competitivo?
¿Tiende a desdoblarse durante el acto sexual, para contemplar su
comportamiento e intentar corregirlo?
•
¿Evalúa su conducta sexual en términos de rendimiento?
¿Su vida sexual se ha vuelto rutinaria? ¿Aburrida? ¿Poco
estimulante? Por el contrario, ¿cambia con frecuencia de
partenaire, técnicas, espacios, y cada vez siente que está
rindiendo examen de aptitud?
¿Diría que la mayoría de las veces hace el amor...
... por auténtico deseo?
... porque “hay que hacerlo”. ¿Le pesa, como una
obligación más en su ya recargada agenda?
99
ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA
... con un objetivo externo, como el de compensar
alguna falencia o pérdida económica, afectiva, etc.?
¿Le parece que no tiene tiempo que perder en romances, y sólo lo
hace para complacer a su pareja?
¿Cuáles diría que son las condiciones favorables en las que hace
el amor (tiempo suficiente, intimidad, ambientación romántica,
confianza, seguridad)?
•
¿Le han enseñado, explícita o implícitamente, que el sexo
es sucio?
¿Piensa que los conflictos con la pareja se arreglan en la cama?
•
100
TOME NOTA II
Autoevaluación
•
No es necesario que se otorgue puntos ni categorías, sólo que
reflexione, lleve a la conciencia lo que ya sabe o descubra lo que
se ha venido ocultando, y anote mentalmente aquellas ideas y
actitudes que le conviene corregir, ya sea para salvar inconvenientes, como para perfeccionar una saludable vida sexual.
Puede usar el espacio que sigue para registrar sus dudas, las preguntas que le haría a alguien confiable, detalles de su historia
personal que le parezcan significativos y haya recordado al leer
estas páginas.
•
101
TERCERA PARTE
ADMINISTRAR LOS RECURSOS
1. USTED TIENE LAS HERRAMIENTAS
Un buen lugar para comenzar es donde uno está.
Ley de Planificación de Murphy
El estrés es controlable, sus consecuencias, reversibles, y el
erotismo no sólo puede dejar de ser una de sus más notorias víctimas, sino convertirse en fundamental instrumento
de alivio.
Todos disponemos de los medios para superarlo, porque todos sabemos reflexionar, observar, escucharnos, elegir y pedir ayuda, aunque a veces nos olvidemos de hacerlo o de cómo hacerlo.
En esta parte del libro me propongo refrescarle la memoria e invitarlo a que examinemos juntos su bagaje de claves capaces de abrir las puertas al bienestar.
Clave 1: tomar conciencia de sí y determinar “dónde uno
está”. Es estadísticamente muy probable que usted tenga alguna clase de estrés maligno, pero también es posible que
no lo tenga, o que pase cada tanto por situaciones de estrés, sin que lleguen a configurar un cuadro crónico. Si ha
leído hasta aquí y hecho los ejercicios sugeridos en las secciones “Tome nota” I y II, ya tendrá una idea del lugar que
ocupa en el mapa de su salud. Trate ahora de afinar más
105
ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA
sus apreciaciones. Intente distinguir entre un temperamento agresivo y un comportamiento desacostumbradamente
explosivo; entre las casualidades (se resfrió justo el día de
su compromiso) y las causalidades (se resfrió porque era el
día de su compromiso); entre lo exterior (padeció maltrato en su infancia) y lo que en alguna medida depende de
usted (está permitiendo que su jefe lo maltrate); entre una
sintomatología con predominio somático (una malformación innata) y otra con predominio psíquico (una pérdida
dolorosa). No haga diagnósticos, pero ubíquese.
Clave 2: identificar causas y consecuencias. Cada persona
reacciona con estrés a determinados estímulos y configura
sus manifestaciones según predisposiciones propias, congénitas o adquiridas. Así, para algunos resultan más estresantes la rutina, la exigencia horaria, la limitación de la iniciativa, la obediencia de un empleo subalterno, mientras otros
prefieren la estabilidad de un sueldo fijo a los riesgos y responsabilidades de un emprendimiento autónomo; a algunos
los tranquiliza la soledad y el silencio, a otros los agobia; hay
quienes temen a los espacios cerrados y pequeños, y otros
que se angustian al aire libre; algunos (actores, disertantes,
docentes) necesitan al público como al aire, a otros la exposición los saca de quicio. Las presiones, las amenazas, los cambios son agentes de estrés para todos, pero, ¿qué es presión,
amenaza o cambio para cada sujeto? ¿Un maestro autoritario obtiene la misma respuesta de todos sus alumnos? ¿Todos los hermanos reaccionan igual ante una advertencia de
su padre? ¿Se puede afirmar que, por sí misma, una emigración es más estresante que una mudanza?
En cuanto a los efectos, el estrés empujará a algunos a la
depresión, a otros, a la hiperactividad; a algunos les “cerrará el estómago”, a otros los conducirá a comer compulsivamente; algunos recibirán el impacto más notable en el aparato digestivo, otros en el circulatorio; a algunos les subirá la
106
USTED TIENE LAS HERRAMIENTAS
presión, a otros se la bajará, y aun en la misma persona, en
diferentes circunstancias, tendrá distintos alcances.
Si a usted no le consta que está realmente estresado, pero tampoco lo contrario, y ha advertido alguna señal de que
es factible, evalúe por lo menos en qué situaciones o condiciones parecen repetirse determinados malestares (nerviosismo, tensión, tristeza, aprensión, dolor de cabeza, desgano, náuseas, etc.), como para ir bosquejando un mapa de sí
mismo.
Clave 3: equilibrar. Todos los extremos son malos. No voy
a negar que conquistar la “dorada medianía”19 que alabó el
poeta romano Horacio en el siglo I a.C. es muy difícil; el aliciente es que el solo hecho de aspirar a ella es terapéutico
en más de un sentido. El estrés asalta nuestros lados más frágiles y esos son, precisamente, los que se revelan como inmoderados. Identificarlos y buscar el centro es un excelente
adiestramiento para aprender a controlarlos. Buscar el centro significa poner toda la voluntad y pedir toda la ayuda que
sean necesarias para apartarse, aunque sea un pasito por vez,
del cabo pero no tanto como para caer en el rabo: salir del
miedo sin llegar a la imprudencia, de la agresividad sin convertirse en sometido, dominar la glotonería sin volverse anoréxico, contener los excesos sin privarse de lo elemental.
Mutatis mutandi 20
Si buscas resultados distintos,
no hagas siempre lo mismo.
Albert Einstein
Nadie puede por sí solo cambiar el mundo. Pero sí podemos –también debemos– cambiar nuestras formas de inter19. Quinto Horacio Flaco: “Aurea mediocritas”, Odae, II, 10.
20. “Cambia lo que debas cambiar.”
107
ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA
pretarlo y de reaccionar a los estresantes que lo pueblan, y
adaptar la realidad que nos rodea a nuestras necesidades.
Para eso contamos con ¡el mismísimo estrés! Porque, como
dispositivo de defensa, está diseñado por la naturaleza precisamente para protegernos de toda la variedad de enemigos al acecho. Claro que, como racionales que somos, para que los ya descritos reflejos de lucha y huida en que se
basa el mecanismo sean efectivos, tenemos que intervenir
conscientemente de modo de orientarlos en nuestro beneficio. Que el estrés sea destructivo o constructivo depende
de nosotros. La idea general es utilizar la táctica de las artes marciales para, con inteligencia, eludir o vencer sus malas consecuencias a partir de su fuerza intrínseca, en este
caso, el impulso de atacar los obstáculos o escapar de ellos.
Para hacerlo con éxito, es necesario tener en cuenta los límites y medir con la mayor objetividad posible los alcances
de la demanda. Eso significa no pretender derribar una muralla con el puño –que sumaría un fracaso y una mano rota–, ni salir corriendo a ciegas en una dirección inconveniente. Entre ambas posibilidades hay una amplia variedad
de opciones: rodear, escalar, horadar, conseguir herramientas, buscar una brecha preexistente, esperar, obtener colaboración, prescindir de cruzar al otro lado, pero habiendo
encontrado un lugar mejor...
Por cierto, con “tener en cuenta los propios límites” estoy muy lejos de recomendar declararse condenado –por
constitución, herencia, fatalidad, mandatos familiares, promesas o lo que sea– a mantener una línea de conducta si
esta resulta nociva. He oído cientos de veces cosas como
“Y... bueno... yo soy así, me trago todo y me enveneno”, “Soy
como mi madre: estallo cuando me siento agredida, y después me arrepiento”, “Los empleos que me gustarían son
inalcanzables”, “Mi problema es insoluble”. Aquí es donde
viene en mi auxilio un valioso atributo de la lengua castellana: la diferencia entre “ser” y “estar” –no es lo mismo ser
108
USTED TIENE LAS HERRAMIENTAS
enfermo que estar enfermo, no es lo mismo ser nervioso que
estar nervioso– me permite asegurarle que hay muchas cosas que se pueden cambiar para sentirse mejor, que una
modificación de los hábitos es capaz de reformar una realidad hostil.
Por definición, los hábitos son adquiridos: tanto como
se aprenden los inservibles o contraproducentes, pueden
cultivarse otros más provechosos. En general, la gente se
resiste a hacerlo: ya le he dicho que conozco su primera
respuesta: “Para usted es fácil decirlo, pero si se pusiera en
mi lugar...”. Puedo contestar que estoy en mi lugar, que me
proporciona las mismas dificultades que el suyo a usted.
Créame que los médicos también somos personas, tenemos
preocupaciones, temores y tensiones, enormes responsabilidades –a punto tal que somos las principales víctimas del
burnout–, el tiempo suele resultanos escaso, los constantes
descubrimientos científicos nos obligan a actualizarnos a
toda velocidad, y también a nosotros nos cuesta, como a
cualquiera, remplazar el café bebido de pie y con un ojo
en el reloj por un desayuno racional. Cuando un profesional de la salud aconseja un tratamiento, un modo de actuar, un cambio de costumbres, de ambiente, no está teorizando, ni repitiendo una consigna; sabe muy bien que es
indispensable, y también sabe cuánto cuesta empezar pero
qué fácil es seguir y cómo son de estimulantes los resultados del esfuerzo.
En las páginas que siguen se describe una conducta ideal
que puede llevarse a cabo sin transformar lo intransformable –la índole de cada persona, que la hace única e irrepetible– pero sí adaptándolo a los requerimientos de la salud
integral. Léalas con espíritu positivo, predispuesto a planificar un modo de vida mejor para usted que, de paso, le
permita gozar de su sexualidad en forma plena.
109
2. NO SÓLO DE PAN...
El contexto estresante en que vivimos requiere la corrección de hábitos perjudiciales que sólo contribuyen a empeorar el problema. Para empezar por lo más elemental,
es necesario reaprender a alimentarse, física y mentalmente. La velocidad, las presiones diarias, las exigencias ambientales y las autoexigencias en todos los planos consumen una enorme cantidad de energías que tendemos a
reponer mal y pronto. Para compensar la carencia, el organismo sometido al agotamiento recurre a aumentar la producción de adrenalina, glucosa y otros químicos que actúan
como combustibles temporarios, pero ya sabemos que sólo aumentan la tensión nerviosa sin alcanzar a reponer verdaderamente las fuerzas; por el contrario, desencadenan
un círculo vicioso en el que la hiperactividad, la irritabilidad, los trastornos del sueño demandan más secreciones
que, a su vez, producen más aceleración, y así siguiendo.
Es notable cómo, en la medida en que la ciencia avanza
en el descubrimiento de medios para proteger la salud,
retrocede el instinto de supervivencia y desestimamos las
necesidades básicas del organismo, desoímos sus señales
111
ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA
de alarma. La frenética competencia por obtener un lugar
de respeto, afecto y estabilidad en el mundo nos inclina a
enfatizar el cuidado de la apariencia más que el de salud.
Así, el obeso se preocupa más por modelar su figura que
por evitar una complicación cardíaca, la fumadora se asusta más por el deterioro de su piel o el color de su dentadura, que por el estado de sus pulmones. Admito que planificar y cumplir con una recarga regular de víveres21 apropiados
también demanda un esfuerzo, pero este no constituye un
gasto, sino una exitosa inversión.
El ciclo de la nutrición consta de dos fases: ingreso, distribución y asimilación de los combustibles, y eliminación
de las toxinas y desechos. Para mantener funcionando de
manera óptima la compleja usina que es cada individuo,
hace falta proveerla de determinados componentes, materiales e inmateriales, con determinadas propiedades, en determinadas dosis y en determinados momentos, y resguardarla o desembarazarla de elementos dañinos (aspecto este
último que se desarrolla en el capítulo siguiente).
Como le anuncié en la Introducción, este no es un libro de recetas; por lo tanto, no le describiré aquí ninguna
clase de dieta. Sólo apunto a recordarle los conocimientos
que mantiene relegados, informarlo acerca de algunas sustancias y actitudes que contribuyen a aumentar o a combatir el estrés y sus consecuencias, en especial las de orden sexual, y presentarle argumentos válidos para que considere
la conveniencia de buscar una orientación profesional que
optimice los resultados de su esfuerzo.
21. En su sentido literal: “que hacen posible la vida”.
112
NO SÓLO DE PAN...
Alimentar el cuerpo
Con qué
Para cada persona, según su condición clínica, edad, sexo,
actividad, preferencias, poder adquisitivo, y hasta religión,
es posible definir un programa adecuado de comidas. Dado que el ser humano es omnívoro y la mayoría de los nutrientes indispensables y condimentos deseados pueden ser
suplantados por equivalentes, no hay ninguna dificultad en
que el diabético renuncie al azúcar, el cardíaco al sodio o
el musulmán al cerdo, siempre y cuando un profesional habilitado establezca las compensaciones necesarias para que
la dieta contenga todos los ingredientes imprescindibles en
las proporciones convenientes. En términos generales, aunque últimamente ha sido objetada por algunos investigadores, sigue siendo útil la famosa pirámide alimentaria creada en 1992. Esta presenta gráficamente los tipos y cantidades
relativas de productos aconsejados y usted, aunque quizás
no le ha prestado la debida atención, la conoce muy bien.
Cada uno de los pisos tiene características predominantes y funciones específicas. En la base se hallan los carbohidratos complejos (harinas, cereales, panes, papas, batatas, legumbres frescas como las arvejas) que proveen
calorías, es decir, balance térmico y energía motriz; en el
segundo nivel, están las frutas y hortalizas, fuentes principales de vitaminas, compuestos químicos que intervienen
en el metabolismo, el sistema inmunológico y la oxigenación; en tercer lugar se encuentran los lácteos y huevos
(aportan proteínas y calcio, esencial en la formación y mantenimiento del sistema óseo), y las carnes (aves, pescados,
mariscos, carnes rojas y de caza), fundamentales proveedores de proteínas, que tienen valor plástico (dan forma y resistencia a los músculos), hierro y zinc (minerales que forman la hemoglobina, proteína de la sangre que transporta
113
ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA
el oxígeno); en la cima, los lípidos (grasa, aceite, manteca)
que constituyen la reserva energética, cuyo sobrante se acumula en forma de tejido adiposo, y los azúcares, que otorgan energía en forma inmediata a su ingesta.
Una alimentación equilibrada promedio es aquella que
incluye diariamente por lo menos uno de los nutrientes de
cada piso, en las cantidades correspondientes a la contextura, tolerancia y actividad de cada individuo, pero manteniendo las proporciones, y excluye las sustancias dañinas o
tóxicas, de modo de proporcionar energía, resistencia, solidez, defensa contra infecciones, renovación y crecimiento de los tejidos, fuerza física, regulación de la actividad de
cada sistema.
Las comidas humanas deben ser planificadas, porque el
cuerpo tiene una sola manera perceptible de anunciar que
necesita algún nutriente: la sensación de hambre, un men114
NO SÓLO DE PAN...
saje ambiguo, amplio e impreciso que no indica de cuál sustancia se trata y por lo tanto podemos responder de cualquier modo, desde ingiriendo lo que verdaderamente solicita –por casualidad o intuición– hasta encendiendo un
cigarrillo “para entretener el estómago” (que es donde la
sensación se localiza y se hace notar). La exteriorización de
una carencia o demasía de algo en particular es más indirecta, como un descenso o aumento anormal de la presión
arterial, ocasionado por la falta o el exceso de ciertas sales.
Los chicos pequeños interpretan más espontáneamente esta clase de señales, por eso –caprichos aparte, claro está–
tienden a elegir lo que su organismo requiere, por ejemplo una banana si su cerebro detecta un déficit de potasio.
Pero la educación, con la adquisición de hábitos, nos desconecta progresivamente de la capacidad de escuchar a
nuestro propio cuerpo. Lo hace a punto tal, que llegamos
a olvidar el suministro apropiado y suficiente de las dos primordiales fuentes de vida: el agua y el oxígeno. Aunque parezca mentira, la sed, por un lado, y los suspiros, bostezos
y sensaciones de ahogo (angustia, por definición), por el
otro, no nos alcanzan para enterarnos de que debemos beber y respirar mejor. Por si acaso, se lo recuerdo una vez
más: necesita el agua –no menos de dos litros diarios– para hidratar cada una de sus células, estabilizar la presión
sanguínea, arrastrar al exterior (por la orina y el sudor) el
material de desecho, disolver los compuestos minerales para facilitar su absorción, y hasta, bebida a pequeños sorbos,
tranquilizarse en momentos de alteración. No todos los líquidos tienen el mismo efecto que el agua, y algunos son
deshidratantes, por ejemplo, aquellos que contienen cafeína o alcohol.
En cuanto a la correcta oxigenación, tendré que recomendarle que respire : sí, como lo leyó: no basta con los movimientos automáticos de inhalación y expiración del aire
contaminado de las ciudades o el de ambientes mal ventila115
ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA
dos; el oxígeno da vida a los tejidos, permite accionar a los
mecanismos fisiológicos, es tónico y a la vez relajante muscular y nervioso (por algo se le llama “respiro” a un momento de calma, recreo o tregua), aporta lucidez, agilidad mental, agudeza perceptiva... si el aire que lo contiene está
limpio, lo más libre que se pueda de monóxido de carbono, humo de cigarrillo, etc. (las plantas, aun las que pueda
tener en macetas en su departamento, purifican la atmósfera) y si ingresa mediante una respiración profunda y rítmica como la de los bebés o los animales. Ejercítese, aunque sea 5 minutos por día y cada vez que se encuentre
expuesto a una gran tensión (antes de un examen, de una
cita inquietante...): inhale por la nariz –que funciona como
primer filtro–, levantando el abdomen para que los pulmones se llenen de abajo arriba, hasta sentirse pleno; retenga
unos segundos, para dar tiempo al sistema de entregar el
oxígeno al corazón; luego exhale por la boca, mejor si lo
hace soplando o siseando levemente, y contrayendo el abdomen para vaciar, de arriba abajo, el dióxido de carbono
(así respiran, entre otros, los cantantes y los músicos que tocan instrumentos de viento; los movimientos del diafragma
que exige la llamada respiración abdominal, además de permitir un mejor llenado de los pulmones, activa el plexo solar, el nervio vago y el sistema nervioso parasimpático en general, lo que contribuye a obtener una relajación activa).
Al favorecer la salud general, todos los comestibles recomendados ayudan a controlar el estrés y optimizar el ejercicio sexual. Algunos de ellos contienen elementos que atañen directamente al sistema neuroendocrino, razón por la
que pueden considerarse químicamente antiestresantes y
afrodisíacos; sus efectos estimulantes y relajantes se concretan cuando estas sustancias se ingieren en pequeñas dosis,
pero, como todo, pueden ser nocivas con un consumo desmedido, o bien para quien las tenga expresamente contraindicadas:
116
NO SÓLO DE PAN...
• el Omega 3, un ácido graso esencial, que se encuentra en los pescados, las paltas, las aceitunas, las semillas como almendras, nueces o sésamo, mejora el estado de ánimo, calma la ansiedad, predispone a la
alegría;
• la feniletilamina, contenida sobre todo en el chocolate y también en algunos quesos, es un compuesto
químico de la familia de las anfetaminas; precursora
de la dopamina22 responsable de las sensaciones del
amor romántico”23 según la teoría de la Dra. Helen
Fisher, antropóloga de la Universidad de Rulgens) y
estimulante de la secreción de endorfina, la “hormona del placer”, tiene un papel preponderante en la
disminución de la ansiedad, la buena predisposición
a las emociones afectivas, la tolerancia a las contrariedades sentimentales, el gozo de la práctica sexual;
• el fósforo (lácteos, legumbres, pescados y mariscos)
aumenta la concentración y la memoria;
• el magnesio equilibra el sistema nervioso central; tienen magnesio los vegetales verdes, las legumbres y
frutas secas, el cacao, etc.;
• el complejo vitamínico B (carnes rojas, especialmente hígado y vísceras, cereales integrales, levadura de
cerveza) tranquiliza y evita la depresión, regula el sueño, refuerza la resistencia del sistema nervioso a las
presiones;
• los glúcidos (azúcar, miel) en general alimentan el
cerebro físico y su déficit incrementa la producción
de adrenalina, que bloquea la respuesta sexual; la
miel y la jalea real, además, contienen ácidos orgánicos, vitaminas y minerales que, en conjunto, resultan
22. Ver págs. 45 y 79 .
23. “Helen Fisher desvela la neurobiología del amor”, en Diario Médico, Madrid,
abril 2007.
117
ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA
•
•
•
•
antisépticos, sedantes, estimulantes sexuales y tónicos psicofísicos;
la vitamina D, además de sintetizar el fósforo y el calcio dentro del organismo, preserva la salud del sistema nervioso central; la aportan algunos alimentos –yema de huevo, aceite de hígado de bacalao– y los rayos
ultravioletas, por absorción dérmica, por eso es tan
importante –con la cautela que impone el deterioro
de la capa de ozono– tomar baños de sol24;
la cafeína se halla, en distintas proporciones, en el café, el té, el mate, el guaraná y las bebidas cola; despeja, despierta, reanima, aviva la atención, mantiene el
nivel de alerta, quita la somnolencia que acompaña
la digestión de una comida pesada y, adicionada con
azúcar, brinda energía en forma instantánea; el exceso produce insomnio, nerviosismo, arritmia cardíaca,
depresión, afecta el hígado y los riñones;
el etanol es el compuesto activo de las bebidas alcohólicas; en pequeñas cantidades es moderadamente
vasodilatador, relajante, desinhibe e incrementa la
sensibilidad emocional y la excitabilidad sexual; un
poquito –sólo un poquito– de más, entorpece los reflejos, afecta la coordinación motriz, el mecanismo
de la erección, la atención y la conciencia; y más todavía... ya sabemos; no es este el lugar para entrar en
detalles sobre la ebriedad y el alcoholismo;
el tabaco no se salva con nada; no hay ninguna dosis
que sea “moderada”, porque siempre hace mal; los
fumadores asocian el cigarrillo con el acto sexual porque la nicotina perturba los circuitos cerebrales que
24. Es indispensable: respetar los horarios alejados del mediodía, sobre todo
en verano; utilizar un bloqueador de rayos UVB en toda la piel expuesta y
renovarlo después de haberse mojado; ponerse sombrero y anteojos oscuros; mantenerse en movimiento durante el baño de sol.
118
NO SÓLO DE PAN...
regulan el placer, al punto de confundirlo todo; si
bien parece calmar los nervios, los altera y es un gran
generador de estrés, por su efecto físico en el sistema
nervioso, por las enfermedades somáticas que auspicia y por la culpa que siente el adicto al saber que está perjudicando su salud y la de quienes lo rodean.
Cómo
Nada en exceso, todo con prudencia.
Solón (S. V a.C.
Con orden, pero sin rigidez. La necesidad fisiológica que se
manifiesta a través del hambre tiene mucho en común con
la que se expresa en el deseo sexual, y las opciones para responder a ella son similares: 1) dar rienda suelta al instinto,
satisfacerlo apresuradamente, cuando se da la oportunidad
y con lo primero que se presenta como apto; 2) controlarlo, seleccionar el objeto y la ocasión mejores para cumplir
con él, disfrutar de hacerlo; o 3) reprimirlo, negarlo; engañarlo, postergarlo. No siempre se dan las condiciones para
comportarse según el segundo modelo, por supuesto, sin
embargo es indispensable tenerlo como meta para mutare
mutandi en pro de alcanzarla. En lo que se refiere a la alimentación, si bien es beneficioso, por ejemplo, establecer
una cierta regularidad de horarios, también es importante
tener la suficiente flexibilidad como para no poner al sistema nervioso en la tarea de coordinar la digestión junto con
la de promover la secreción de adrenalina; esto es, no habría que sentarse a la mesa hasta que no fuera posible tomarse un recreo de los problemas laborales, las tensiones del
día, las secuelas de una discusión o los preparativos de un
enfrentamiento. En la mayoría de los casos, el almuerzo en
días hábiles es el más expuesto a factores estresantes, en especial si se toma en el lugar de trabajo –donde es imposible
119
ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA
mantenerse a salvo de interrupciones u olvidar las tareas
pendientes– o en un restaurante, donde imperan el apuro,
el bullicio y la agitación, y el inexorable avance del minutero nos incita más a atragantarnos que a paladear cada bocado. Tampoco es bueno pasar 9 o 10 horas con el estómago vacío o llenándolo de café, a la espera de la oportunidad
ideal. Pero todo tiene solución. Esa oportunidad ideal puede fabricarse, eligiendo el lugar, aprendiendo a relajarse antes y durante la comida, obligándose, por un ratito, a desacelerar el ritmo, apartarse de la lap-top, el celular y la agenda
y dejar que el teléfono lo atienda el contestador. Además, y
siempre hablando en general, vale la pena levantarse un poco antes de lo acostumbrado para desayunar como es debido, de manera de arrancar la jornada con el tanque lleno y
necesitar menos reposición al mediodía; casi puedo verlo/a
tragando un café negro mientras mira inquieto/a el reloj y
a la vez se prepara para salir o hace la lista de las compras
o cualquier otra actividad. Está mal. Un buen desayuno promedio debe contener vitaminas (frutas o jugos), carbohidratos (pan, tostadas, galletitas o cereales) y proteínas (leche, yogurt, queso, huevos o jamón). ¿Le parece horrible?
¿Impracticable? Pruebe y verá los resultados.
En cuanto a cómo distribuir el resto de los elementos
de la pirámide, es recomendable diseñar un programa básico (del tipo “los domingos, pastas, los lunes, pescado...”
incluyendo las formas de cocción y las posibles guarniciones), para no tener que tomar decisiones a cada instante,
pero lo bastante elástico como para modificarlo.
Por otro lado, los platos, por más sanos que sean, no deben ser aburridos, descoloridos, insulsos, repetitivos; las opciones son muchísimas y es esencial elegir aquellas que conviertan el acto de alimentarse no sólo en una recarga de
combustible, sino también en una ocasión para gratificar
los sentidos –todos juntos, por qué no: una buena música
de fondo, un asiento cómodo, una luz adecuada, una tem120
NO SÓLO DE PAN...
peratura agradable, un aroma estimulante, unos colores
tentadores– saboreando el momento. Y también, en conexión con la psiquis, entregarse a la alegría de hacerlo con
gusto (¿sigue asociando con la sexualidad y el amor? Hace
bien: eso me había propuesto).
Alimentar la psiquis
El hambre inmaterial se manifiesta en formas no tan claras
como la fisiológica, sin embargo, lo hace, a su manera. Mejor dicho, a sus maneras: aburrimiento, malhumor, melancolía, insatisfacción, dificultades para concentrarse, desgano, sensación de vacío, de soledad, de impotencia. Por
suerte, existe una pirámide alimentaria intelectual, anímica y afectiva. La dieta mental no se puede separar de la corporal, pues ambos aspectos de la unidad humana están tan
íntimamente ligados que no tendrían sentido el uno sin el
otro y, de hecho, en la sección anterior he comentado que
una cena bien organizada es fuente de regocijo. Esta clasificación es, por lo tanto, un poco artificial, pero me sirve
para presentar algunos de los nutrientes espirituales esenciales –que muchos de nosotros mantenemos relegados aunque están disponibles dentro y fuera de cada uno– cuyas
medidas y combinaciones se han de establecer de acuerdo
con las carencias y predilecciones particulares, pero que no
deberían faltar en ningún caso.
• Diversión
En su acepción original (del latín divertere, “girar hacia
otro lado, ir en otra dirección25”), la diversión consiste
25. Galay, Lucila: Agenda etimológica 2007. 365 historias de palabras. Ed Granica,
Buenos Aires, 2007.
121
ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA
propiamente en combinar actividades diferentes, apartarse de la rutina y contrapesar la inercia, diversificar. No sólo
–aunque también– se ejerce yendo al cine o jugando, sino
innovando en el trabajo, alternando tareas, usando el cumplimiento de una obligación como recreo de otras, hasta
cambiando de lugar los muebles en la oficina.
• Metas, sueños y proyectos
Darle sentido a todo esfuerzo es el aliciente indispensable para realizarlo. Un propósito constructivo renueva el
entusiasmo, inyecta energía suplementaria, hace que “la pena valga”26.
• Recompensas
Ya sea que provengan de afuera –el salario, la aprobación, el aplauso, la gratitud expresa, una caricia, un elogio–
o de uno mismo –hacerse un regalito, darse un permiso,
dormir una vez la siesta– las retribuciones son las vitaminas
del espíritu... siempre y cuando se acepten sin culpa y con
la convicción de que se merecen.
• Percepción consciente
Hay tantas, pero tantas, cosas bellas y gratuitas, o casi,
en esta vida: paisajes, escenas conmovedoras, música, lecturas, poesía, cuadros, esculturas, esa plantita emergiendo
de una grieta en la piedra... Tantos milagros cotidianos, tantos placeres posibles nos circundan. Pasar distraídos frente a ellos es malgastar un don, y observarlos, registrarlos,
con la admiración y la alegría de un niño, resulta tónico y
reconfortante.
26. El juego de palabras es de Claudia Yelín, en Emigrar. En busca de un espacio
de amparo. Ed. Granica, Buenos Aires, 2004.
122
NO SÓLO DE PAN...
• Responsabilidad
Hacerse cargo de lo que depende de uno confiere poder. Lejos de la culpa, la responsabilidad implica la capacidad de elección y la visualización de soluciones. Es cierto
que usted no va a cambiar el temperamento de su jefe, pero sin duda puede mejorar la actitud que tiene con usted,
o pedir un traslado de sección, o buscar un nuevo empleo.
Tal clase de decisiones, al aumentar su bienestar, refuerza
la seguridad y la confianza en sí mismo.
• Resiliencia
Del latín resilio, “rebotar, volver atrás”, la palabra resiliencia proviene de la Física, donde define la capacidad de
un material para retomar su forma original después de haber sido sometido a presiones; referida al ser humano ha
tomado el sentido de facultad para resistir y superar condiciones adversas. Si bien es un atributo que se obtiene, o no,
durante la infancia, siempre se está a tiempo de desarrollarlo y perfeccionarlo a lo largo de la vida eligiendo una
actitud positiva ante los factores de riesgo, circunstancias
penosas y eventos estresantes. Los buenos resultados de la
puesta en práctica de esta habilidad, aun cuando sea al comienzo forzada por la voluntad, la retroalimentan y terminan por incorporarla como parte de la índole natural del
individuo. A partir de entonces no sólo le permite vencer
las dificultades, sino salir fortalecido27 de cada contienda;
no sólo afrontar y superar los problemas, sino construir sobre ellos28.
27. Infante, Francisco et al.: Manual de identificación y promoción de la resiliencia
en niños y adolescentes. Organización Panamericana de la Salud, Washington,
1998.
28. Suárez Ojeda, Elbio Néstor et al.: Íd.
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ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA
• Autoestima
Uno mismo es su más importante posesión en esta Tierra. Sin embargo 2.000 años de tradición judeocristiana nos
han inculcado que existe la opción –excluyente– de cuidarse o cuidar a los otros y tal parece que amarse a sí mismo –por
lo menos– como a tu prójimo es una trasgresora inversión de
un mandato fundamental. No digo que no haya personas
ególatras, egocéntricas, egoístas y cuanto ego se le ocurra,
pero si se observa bien, se comprueba que pocos se atreven
a insultar, desvalorizar o juzgar a los demás con el rigor que
se aplican a ellos mismos (¿o acaso alguien califica de “idiota, torpe, minusválido” a otro porque se mancha la corbata en el restaurante, o pisa una baldosa floja en un día de
lluvia como lo hace cuando le pasa a él/ella?) y menos aún
se ocupan de su propia salud y bienestar como se ocupan
de los ajenos. Es más fácil convencer a una madre de que
deje de fumar por sus hijos, que por sus pulmones...
Ensayar pensarse como un otro ayuda a hallarse y valorar virtudes, minimizar o superar defectos y actuar con mayor confianza y menor tensión en los estudios, el trabajo...
y la cama.
124
2. DEFENSA PERSONAL
Mens sana in corpore sano.
Juvenal
Los alimentos enumerados en el capítulo anterior no son
los únicos recursos que tenemos para fortalecer el cuerpo
y la mente con el objeto de defenderlos del estrés. Aparte
del combustible, el motor humano requiere también puestas a punto y limpiezas continuas, reposición de líquido de
frenos, recarga de batería, supervisión de conexiones eléctricas y mecánicas, aceitado de engranajes... Todas esas tareas abarcan dos áreas: la atención puesta en evitar las fallas, y la responsabilidad de detectarlas y arreglarlas cuando
se producen.
Reparación y mantenimiento
Forzar la maquinaria más allá de sus límites es tan peligroso como dejarla inactiva. En el primer caso es posible que
se rompa alguna pieza valiosa de difícil reposición; la segunda opción expone a la descarga completa de la batería,
la oxidación, el entumecimiento.
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ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA
Descanso, sueño y relajación
El séptimo día tuvo terminado
su trabajo y descansó en ese día
de todo lo que había hecho.
Génesis, 2, 2-3
Las pausas diarias –recreos–, semanales –asuetos–, y anuales
–vacaciones– no son un invento arbitrario sino la respuesta
a una necesidad fisiológica humana, medida y probada por
especialistas. Los intervalos recomendados dependen de la
actividad, la edad y la resistencia de cada sujeto, y la duración, de su frecuencia. En una jornada escolar, por ejemplo,
la clase se interrumpe durante 5 o 10 minutos cada 40 o 45,
que es el tiempo máximo de concentración intelectual infantil. En una oficina promedio, una hora libre, que generalmente se utiliza para almorzar, permite despejarse a los
empleados. En casi todo el mundo, y así lo indica hasta la Biblia, un día cada siete es no laborable, por eso en las entidades o negocios “abiertos las 24 horas, de lunes a lunes”, se
establecen francos rotativos entre el personal. Y una o dos
veces por año es preciso apartarse como mínimo 10 o 15 días
seguidos de las obligaciones cotidianas. No se me escapa –no
vivo en la Luna– que para muchísimas personas, y en especial en países críticos como la Argentina, tomarse feriados o
licencias es un lujo que se ve inalcanzable; algunos realizan
un trabajo adicional los fines de semana, y aquellos que desempeñan profesiones u oficios autónomos no tienen ni siquiera horario, como no lo tienen las mamás-amas de casa,
cuyo esfuerzo, para colmo, es no remunerativo en términos
de dinero. Pero también sé que con empeño y decisión es
posible destinar un tiempo al ocio. Para descansar no hace
falta inmovilizarse ni hacer turismo, sino cambiar de actividad y, fundamentalmente, liberarse de la responsabilidad que se
sobrelleva en las horas y días hábiles. El cambio implica distintas cosas para cada persona, según el tipo de esfuerzo –fí126
DEFENSA PERSONAL
sico, intelectual– que su ocupación habitual le demande: para un deportista, puede ser leer; para un estudiante, jugar,
correr, moverse; para un oficinista, salir a caminar; para un
obrero rural, visitar una gran ciudad... Analice su situación
y explore sus alternativas, con la mente abierta (a veces las
personas están tan cansadas que no tienen ganas ni siquiera
de descansar; no es un juego de palabras: es una realidad
que compruebo a diario en el consultorio). Una vez que haya encontrado el resquicio donde instituir su tiempo formal
de respiro, respételo. Quiero decir que cuando descansa, descanse ; si ha logrado delegar el compromiso de cocinar los domingos, permita que su familia se las arregle como pueda;
no supervise, despreocúpese, no ofrezca ayuda ni instrucciones, ni “aproveche” para ordenar los placares. Si ha conseguido escapar de su rutina unos días, defiéndalos: desenchúfese, saque el pie del acelerador, no atienda llamadas
ni lea mails relacionados con compromisos, no intente ponerse al día con tareas pendientes –con excepción de las deudas en que haya incurrido consigo mismo–, no se someta al
reloj ni el calendario, no se acuse de holgazán, ni tema la represalia por haberse gratificado.
¿Acaso existe algo más noble y correcto que dormir?
Josep Plá
Un adulto necesita dormir 7 a 8 horas cada 24, idealmente
durante la noche y, si es posible, intercalando unos 30 o 45
minutos diurnos, es decir, una siesta. El horario depende de
la ocupación –médicos de guardia, enfermeros, serenos, personal de seguridad, choferes son algunos de los que se ven
obligados a invertirlo– y, por supuesto, la cantidad depende de la calidad: no miden lo mismo un sueño interrumpido por ruidos, pesadillas, etc., o perturbado por una posición incómoda, dolor o cualquier otra molestia, percibida
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ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA
o no conscientemente, que un sueño plácido y reconfortante. Tampoco se trata de una instrucción inamovible, sino de
un promedio –los recién nacidos duermen entre 16 y 18 horas por día, los adolescentes, alrededor de 10, los ancianos,
mucho menos; una persona que despliega intensa actividad
requiere más descanso que un jubilado, y alguien debilitado, afiebrado, anémico, desnutrido o convaleciente estará
más somnoliento que un individuo sano– que ha de ajustarse a cada caso. Lo importante en este ítem es tener en claro que aproximadamente una tercera parte del día tiene
que destinarse, sin culpa ni vergüenza, a parar las máquinas. En realidad, a aminorar su marcha, ya que aun dormido, el organismo sigue operando, sólo que con menos esfuerzo, porque los músculos permanecen en relativa
quietud, y el metabolismo y las funciones vitales (respiración, latidos cardíacos) se vuelven más pausados –por eso
se recomienda no dormirse inmediatamente después de cenar, ya que la digestión se entorpece–; el cerebro continúa
activo, pero las ondas eléctricas que emite son más amplias
y de menor frecuencia que durante la vigilia, sobre todo en
las etapas del llamado sueño profundo o NREM (non rapid eye
movement, movimiento ocular lento) que se alternan con las
de sueño liviano o REM (rapid eye movement) caracterizado,
precisamente, por el veloz movimiento de los globos oculares, observable bajo los párpados.
Es necesario esmerarse para encontrar el tiempo y las
condiciones mínimos de descanso cotidiano. Los trastornos del sueño –insomnio y su opuesto, hipersomnolencia–
deben ser tratados, sí o sí, por un especialista. Sin embargo, esto no excluye la validez de algunos procedimientos
caseros: antes de intentar dormir, leer unas páginas de un
libro apasionante, o ver una comedia por TV, escuchar una
música sin estridencias; no ingerir alcohol, cafeína, aspirina u otros estimulantes (en todo caso, una infusión de tilo, o un vaso de leche tibia, siempre antes de cepillarse los
128
DEFENSA PERSONAL
dientes: no quiero polemizar con los odontólogos); desechar pensamientos negativos, dejar los problemas para mañana, no hacer listas mentales de compromisos pendientes; concebir fantasías serenas; si se dan la ocasión y el deseo,
hacer el amor (en este asunto profundizo en el último capítulo); asegurarse de estar físicamente cómodo, con ropa
suelta, temperatura agradable, a oscuras y en el mayor silencio posible (o con antifaz y tapones de siliconas para los
oídos si fuese necesario); en resumen, todo aquello que
contribuya a relajarse.
A propósito de relajarse: tómese ahora mismo de sorpresa, vuelva la mente hacia usted y revísese. ¿Siente algún
dolor en la espalda, la cintura, o el cuello? Observe bien:
¿tiene, quizás, el cuero cabelludo rígido, el ceño fruncido,
las cejas levantadas, las mandíbulas apretadas, los hombros
alzados? Cuando leyó la instrucción, ¿estaba tamborileando con los dedos, moviendo un pie al ritmo de una melodía in mente, fumando? ¿Comiéndose las uñas, mordisqueando una lapicera, arreglándose el cabello una y otra
vez, pellizcándose el lóbulo de una oreja? Todas esas crispaciones y movimientos representan energías perdidas, como el agua desperdiciada por una canilla que gotea, y expresan un estado de estrés permanente que se manifiesta
hasta cuando está leyendo pasivamente un libro, como este es el caso. Funciona así: la tensión nerviosa –ya sea justificada por un hecho inmediato como crónica– contractura los músculos, y la contractura muscular aumenta la
tensión nerviosa, que aumenta la contractura muscular, que
aumenta la tensión nerviosa... hasta la extenuación. El proceso es reversible, es decir, si se logra aflojar la musculatura, se distiende el sistema nervioso.
Las técnicas de relajación son varias, pero en general
consisten en concentrarse en el cuerpo, localizar las zonas
tensas, contraer más aún o mover cada músculo comprometido, para después aflojarlos, también de a uno.
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ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA
Se puede hablar de dos tipos de relajación: la completa
y la circunstancial.
La primera requiere algunos simples preparativos, un
tiempo y un espacio determinados, y es la que se aconseja,
entre otras situaciones, para conciliar el sueño. Puede durar todo lo que se desee, pero no menos de 5 minutos, y para practicarla hay que disponer de una superficie plana y
horizontal donde acostarse de espaldas (una cama, un diván, el suelo), con almohada o sin ella, según el hábito personal. El ambiente debe estar exento de distracciones y posibles molestias –otras personas, ruidos, frío, calor, luz
excesiva– y, si se desea, aromatizado –una vela perfumada,
un sahumerio– y/o enriquecido con música agradable, o sonidos naturales –el mar, el rumor de un arroyo, la lluvia–
reales o grabados. Quien vaya a relajarse tiene que estar convencido de que ese ratito que va a dedicarse le pertenece,
estar muy cómodamente vestido y sin calzado. Entonces:
• se tenderá en el lugar elegido, con los brazos a los lados del cuerpo, o las manos cruzadas sobre el estómago;
• comenzará por la respiración abdominal ya explicada en la página 116.
• cuando crea que ya la ha automatizado, volverá su
atención al cuerpo, de abajo arriba, esto es, empezando por los pies para terminar en el cuero cabelludo,
pero cada tanto controle si su respiración va bien;
• parte por parte, y muy concentrado en sus sensaciones, contraerá los músculos correspondientes y los
aflojará, hasta sentir su peso “muerto” sobre la superficie de apoyo;
• abstraerse en el oxígeno que entra en sus pulmones
y se expande por cada una de sus células, en las toxinas que elimina al exhalar, en el alivio progresivo del
cuerpo lo ayudará a ahuyentar todo pensamiento de
130
DEFENSA PERSONAL
orden práctico o preocupación que procure asaltarlo y a visualizar, en cambio, imágenes plácidas que
otorgarán un descanso profundo y efectivo también
a la mente.
Sin necesidad de ceremonia alguna, la relajación circunstancial se puede ejercer en cualquier momento y sitio: basta con advertir las señales de cansancio o contractura (casi
siempre ubicadas en la cabeza, el cuello y los hombros, y muchas veces dolorosas), “soltar” el músculo afectado, y cambiar la postura forzada (rotar la muñeca, abrir y cerrar los
dedos, dejar caer el mentón sobre el pecho, girar suavemente la cabeza a los lados, etc.). Se trata de una relajación activa, que puede practicarse de pie, caminando o sentado, conversando, comiendo, discutiendo, etc., extremadamente útil
para neutralizar cualquier desafío al sistema nervioso, que se
recomienda incorporar como hábito permanente.
Algo que complementa los beneficios de la relajación y
ayuda a obtenerla es el masaje. Existen muchas clases, de
procedencia oriental y occidental: quiropraxia, reflexología, reiki, digitopuntura, etc. El ideal es que lo realice un
experto, con los conocimientos y el instrumental adecuados, pero hay opciones eficaces, menos costosas en tiempo
y dinero, algunas de las que, contempladas con la óptica
positiva en que vengo insistiendo, son capaces de sumar valor afectivo a la sesión, como es el hecho de que lo brinde
alguien querido; por qué no, la pareja. Este no intentará
ocupar el rol de kinesiólogo, porque podría producir inadvertidamente algún daño: se limitará, por ejemplo, a acariciar la espalda, presionando con delicadeza las zonas más
agobiadas, o cepillar el cabello, aplicar una loción en los
pies, o emplear algún aparato –juegos de esferas de madera, arañas de alambres flexibles con bolitas en las puntas,
masajeadores eléctricos–, respetando las instrucciones que
lo acompañan.
131
ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA
Si bien impiden la relajación total, los automasajes también son efectivos: salvo los artefactos muy pesados, uno
mismo puede utilizar los masajeadores mencionados (los
que vienen en forma de ristra, con agarraderas en los extremos, permiten pasárselo por sí mismo por zonas más
inaccesibles, como la espalda), deslizarse en el suelo sobre
una pelota de tenis que se hará rodar desde el coxis hasta
la nuca; o bien mover el cuero cabelludo sobre el cráneo
con las manos entrelazadas, seguir con los pulgares la línea
de la columna cervical a ambos lados de las vértebras, apretar y soltar los hombros con las yemas de los dedos, etc.
Un curioso, pero eficaz para muchos, método japonés de
automasaje –basado en los principios de la acupuntura y la
digitopuntura– que funciona durante el sueño o el rélax, es
utilizar bolsas rellenas de garbanzos en lugar de almohada
(en Occidente, en cierto modo reemplazadas por las de puntas de goma relativamente rígida). Quienes lo han probado
afirman que los resultados son excelentes. Su función es, para la cabeza, similar a la que cumplen en espalda, glúteos y
muslos los cubreasientos para coches, de enrejados con bo132
DEFENSA PERSONAL
litas de madera, tan populares entre taxistas y colectiveros,
una versión simple de los sofisticados sillones vibradores. Ya
ve que hay posibilidades para todos los gustos y bolsillos.
El baño es una buena ocasión para relajarse. En la ducha, se tarda lo mismo para sólo higienizarse a las apuradas
y pensando en otra cosa, que para aprovechar sus ventajas
adicionales: masajearse el cuero cabelludo con las yemas de
los dedos al aplicar el champú, usar el jabón, la esponja o
un cepillo suave en forma circular y ascendente desde los
pies hasta el cuello, concentrarse en el golpeteo de las gotas, friccionarse con la toalla con los mismos movimientos
que se usan para la esponja, es analgésico, sedante, energizante y activa la circulación. Más dedicación demanda un
baño de inmersión, donde se puede practicar la relajación
completa. Su efecto se refuerza si se agrega al agua un puñado de sal marina o sal gruesa común de cocina29.
Ejercicios físicos y mentales
Una cosa es la contractura y una muy distinta, la acción para que el cuerpo está diseñado. Los músculos y las articulaciones que no se usan, se atrofian; las calorías que no se
gastan, se convierten en obesidad, y la tensión nerviosa acumulada, en estrés. Por supuesto que la indicación de hacer
ejercicio no atañe a atletas o deportistas, ni a ningún otro
cuyo oficio lo mantiene en movimiento toda la jornada, por
ejemplo, un paseador de perros, un obrero de la construcción, un bailarín, un acróbata, o un peón rural (aun cuando también muchos de ellos utilizan sólo algunos grupos
de músculos y les vendría bien hacer gimnasia compensatoria para el resto, además de que no es igual realizarla por
29. El uso de jabones fragantes, aceites, grageas, espumas, lociones, etc. debe
ser controlado por un dermatólogo, porque para muchas personas estos
productos resultan alergénicos.
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ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA
placer que por obligación). Los sedentarios, por su parte,
deben establecer una rutina apropiada a sus características
y condiciones –hay tantas clases de gimnasia como de masajes: yoga, aeróbica, pilates, acuática, tai-chi, aikido, step,
etc., con aparatos o sin ellos–, supervisada por un profesional, que pueda realizarse tanto en un local preparado para tal fin, como en casa o al aire libre. Algunas prácticas
aplicables a todo el mundo, que se pueden intercalar en
una jornada sedentaria –aunque sea unos instantes: poco
es mejor que nada– sin más restricciones que una razonable prudencia son:
• corrección regular (enderezar la espalda, descruzar
las piernas) y cambios periódicos de la postura (sentarse un ratito los que están mucho tiempo de pie,
pararse los que están mucho tiempo sentados);
• elongación (“desperezarse”);
• rotación y flexión articular (girar muñecas, tobillos,
hombros, cuello; abrir y cerrar los dedos, girar el torso con las manos detrás de la nuca, arrodillarse e incorporarse, ponerse en puntas de pie);
• caminata (toda vez que sea posible, aunque sea la mínima de bajarse del micro una parada antes de llegar a destino, o llevar al perro a dar la vuelta a la
manzana).
La caminata programada (con ropa y calzado apropiados,
itinerario medido, velocidad controlada) y la natación están
entre los ejercicios occidentales más completos y eficaces.
La mente también se anquilosa si no se entrena. No importan la edad ni las circunstancias, siempre se puede aprender algo (estudiar una lengua extranjera, retomar los estudios abandonados, comenzar otros, asistir a seminarios o
cursos, leer, escribir...), ejercitar las articulaciones de la tolerancia y adaptación a las novedades, cambios, modas, y jugar.
El esparcimiento intelectual combate el aburrimiento y la
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DEFENSA PERSONAL
depresión; desarrolla la memoria, la creatividad y la concentración; apresta para la resolución de problemas; descansa el sistema nervioso de las obligaciones diarias, aparta de los pensamientos obsesivos; agudiza el ingenio; enseña
a elaborar fracasos y frustraciones (perder) y a valorar los
triunfos (ganar) en un plano lúdico, es decir, sin consecuencias serias; compartido, fomenta la saludable competitividad, la comunicación, el sentido del humor. Entre la
infinidad de posibilidades puedo mencionar desafíos individuales –sudoku, crucigramas, enigmas, sopas de letras,
problemas de pensamiento lateral, solitarios, rompecabezas– y de pareja o grupales, simples (igual divierten y enseñan) o complejos (igual descansan) –dominó, batalla naval, dados, naipes, ajedrez, dígalo con dibujos, dígalo con
gestos, adivinanzas, tests de memoria visual o auditiva, concurso de preguntas y respuestas–, todos ellos muy accesibles, ya que algunos sólo requieren elementos caseros, otros
se encuentran en diarios, revistas, publicaciones especializadas o Internet, y otros más se consiguen en cualquier juguetería, en versiones de distintos precios.
Descontaminación individual
La catarsis se aplica tanto al cuerpo como al alma.
Platón
Todo el tiempo nuestro cuerpo y nuestra psiquis están expuestos a toxinas. Eso es inevitable, porque el contexto social y el físico están plagados de ofertas perjudiciales, desde las agresiones cotidianas hasta las dudosas comidas
rápidas. Sin embargo, lo que cada uno puede hacer en su
defensa es mucho: todos los seres vivos están equipados con
mecanismos naturales de barrera y depuración, destinados
unos a impedir el ingreso de agentes patógenos y otros a
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ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA
expulsarlos del circuito, si han entrado. Las personas tenemos, además, la alternativa de poner en práctica voluntariamente métodos protectores y antídotos auxiliares. Si bien
hemos perdido el olfato y la intuición que en otros tiempos nos permitieran distinguir entre los hongos ponzoñosos y los comestibles, e incrementado copiosamente la contaminación ambiental en todos los niveles, al mismo tiempo
hemos creado métodos privados y colectivos de detección,
filtrado y eliminación de venenos.
El organismo tiene una patrulla natural permanente de
recolección y evacuación de desechos –a través de la circulación, la respiración, el sudor, la orina y las heces–, y tropas
especiales entrenadas para atacar a los invasores eventuales
(vómito, fiebre, tos, inflamación, dolor, espasmo, erupción
cutánea, entre otros recursos, son a la vez formas de expulsión –de comidas indigestas, virus, bacterias, gérmenes, químicos peligrosos, nicotina, alcohol y hasta vitaminas en exceso–) y alertas para solicitar refuerzos. A veces, cuando se
cuela sigilosamente o irrumpe por sorpresa, el enemigo toma desprevenidos a los vigías; pero, en ocasiones, nosotros
mismos le damos paso como los troyanos al caballo ideado
por Ulises; por ejemplo, cuando franqueamos la entrada a
los veinte brutales homicidas que se ocultan en un paquete
de cigarrillos. Aquí es donde debe aplicarse la facultad del
raciocinio: la fortaleza se construye con la abstención de algunas sustancias, el consumo moderado de otras y la neutralización deliberada de otras más, y se protege manteniendo
a la brigada en acción y acudiendo en respuesta de sus voces de alarma.
La palabra griega katharós30, “limpio de cuerpo y alma,
libre de toxinas, pecado o error”, ya en el siglo V a.C. abar30. En el siglo XII, un grupo de cristianos que se consideraban los más auténticos y “limpios” intérpretes de las Escrituras se autodenominaban “cátaros”
por esa razón.
136
DEFENSA PERSONAL
caba el moderno enfoque de la higiene psíquica y somática como instrumento de salud. Kathartikós (“catártico”) era
para la medicina antigua un purgante o emético digestivo,
tanto como un acto de expiación moral para la religión. En
la filosofía, aunque Platón (427-347 a.C.) había aplicado el
concepto de remedio catártico –aquel que induce al organismo a evacuar materias nocivas– a la purificación del alma31, fue Aristóteles (384-322 a.C.) quien ahondó más tarde en esta hipótesis32, al afirmar que un espectáculo de
tragedia aliviaba espiritualmente a los espectadores porque
la exhibición del sufrimiento de los personajes operaba en
ellos la expurgación de dos de las más perturbadoras emociones humanas: el miedo (phóbos, ¿le suena?) y el dolor, y
llamó “catarsis” a dicho efecto. Casi dos milenios y medio
después, la teoría aristotélica está vigente en la base del psicoanálisis (y el principio de catarsis medicinal sustenta la
invención de las vacunas y la inmunización). Si no se digieren a tiempo y como corresponde, enojos, rencores, culpas,
remordimientos, duelos no elaborados, palabras no dichas,
agresiones no respondidas, miedos sepultados, presiones,
exigencias, violencia, fracasos... se almacenan en un depósito inflamable expuesto a encenderse con cualquier chispa, o bien a derramarse en forma lenta pero continua para, de todos modos, emponzoñarnos la vida. Por suerte,
venimos equipados con sistemas de lavado y válvulas de escape. A continuación describo algunas de ellas.
Estibar la carga
La mayoría de las personas están saturadas de responsabilidades y compromisos. Quien se deja aturdir por ellos, tratando de resolver todo junto, arrastrando cuentas pendientes a
31. Platón: “Fedro o de la Belleza”, en Diálogos. Ed. Iberia, Barcelona, 1964.
32. Aristóteles: Poética. Ed. Iberia, Barcelona, 1968.
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ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA
todos lados, estará luchando en inferioridad de condiciones
y muy probablemente los resultados sean inferiores a su esfuerzo. La palabra clave es organización: aprender a distribuir
y separar las cosas, concentrarse en cada una por vez y, al terminar –o darla provisionalmente por terminada–, olvidarse
de ella para concentrarse en la siguiente. A algunos los ayuda imponerse horarios, a otros, actuar con libertad según la
inspiración y las ganas del momento, y hay quienes prefieren que un tercero establezca los límites. Sea como fuere, la
cuestión es impedir que las preocupaciones, los problemas,
las tareas o circunstancias pesadas, agotadoras, estresantes,
desagradables invadan el tiempo del placer (descanso, gratificación, juego, amor), pero fomentar las situaciones inversas, esto es, tratar de descansar, gratificarse, divertirse con las
obligaciones, encontrarles y resaltar su lado apreciable. “Estibar la carga” aporta una visión clara de las propias posibilidades y sugiere estrategias para capitalizarlas. También revela la presencia de objetos inservibles, vencidos, sucios o rotos
que están ocupando un espacio vital. Clasificar, desechar, limpiar y reparar son tareas de efectos deslumbrantes.
Creatividad
Con frecuencia protagonizamos hechos contrarios a nuestros deseos: trabajamos en un empleo que no se corresponde con nuestra vocación o destreza, habitamos lugares que
no coinciden con nuestra estética, nos relacionamos con
personas con las que no tenemos afinidad... Primero hay
que ver si lo aceptamos por inercia, o porque de verdad
no tenemos más remedio. En cualquier caso, la creatividad viene en nuestro auxilio, ya sea para cambiar la situación, si es posible, como para cambiar nosotros, en caso
contrario. Con buena voluntad, pensamiento positivo e
imaginación, convenientemente desenmohecidas las bisagras de la adaptación, enriquecida la resiliencia, si no ha138
DEFENSA PERSONAL
cemos lo que nos gusta, bien podemos lograr que nos guste lo que
hacemos.
Comunicación
“Expresar” procede del latín exprimere, “presionar hacia fuera”, el mismo verbo del que, por otra vía, deriva el más gráfico “exprimir”33. Expresarse es entonces, psicológica y etimológicamente, una acción básica para contrarrestar las
presiones, desahogarse, “descomprimirse expulsando”. Poner fuera de uno los sentimientos, emociones e ideas, darles una forma comprensible para el otro –en cualquier lenguaje– desbloquea al tiempo que otorga la distancia suficiente
para examinarlos con mayor objetividad. El acto comunicativo es un círculo de intercambios. El complemento de la
expresión es la escucha activa, el hecho de prestar atención
a lo que los demás dicen, opinan, aprueban, refutan, aconsejan, relatan, no necesariamente para creerlo, pero siempre para evaluarlo y aprender algo.
Los códigos comunicacionales son muchos: el verbal
–oral o escrito–, el artístico –poesía, pintura, música–, el
gestual –posturas, ademanes, mímica– y cada persona preferirá utilizar el que maneje mejor. Sin embargo, en la era
de la reducción idiomática a la mínima expresión de los
mensajes de texto, el e-mail, el chat, las muletillas, las abreviaturas y los iconos, no es mala idea enriquecer el vocabulario, precisar significados, buscar –en novelas, poesías, ¿por
qué no en el diccionario?: es más entretenido de lo que tal
vez tema– palabras que nos ex-presen debidamente y nos
sirvan, de paso, para evitar suspicacias, aclarar malentendidos, solidificar relaciones y entender mejor al prójimo.
33. Galay, Lucila: Agenda etimológica 2005. Ed. Granica, Buenos Aires, 2005.
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ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA
Lágrimas y sonrisas
Si querés llorar, llorá.
Moria Casán
Que “la risa es un remedio infalible” ya lo decía, en los años
50, la revista Selecciones del Reader’s Digest en el título de su sección de humor. Hoy se sabe que el acto de reír promueve la
secreción de endorfina, dopamina y serotonina y reduce la
de hormonas estresantes (cortisol y epinefrina); relaja los
músculos, activa la circulación sanguínea y aporta oxígeno
al organismo. Lo que tal vez no sea tan popular es que el
llanto emocional tiene propiedades fisicoquímicas similares,
ya que provoca movimientos musculares semejantes y las lágrimas –de pena, alegría, miedo, rabia– arrastran al exterior
el exceso de ciertos neurotransmisores, enzimas, minerales
y proteínas que se acumulan en el organismo durante un
episodio estresante y, cuando no son expulsadas, mantienen
el cuerpo en tensión aun después de finalizado el estímulo,
es decir, cuando ya no son necesarias.
Llorar es sino uno de los más significativos recursos innatos para restablecer el equilibrio químico después de una
demanda adaptativa intensa, que alivia la tristeza, distiende
y aclara el pensamiento ofuscado por determinadas conmociones34. Aunque hoy el mandato de que “los machos no lloran” está en vías de extinción, el científico norteamericano
William Frey afirma que los hombres lloran cuatro veces menos que las mujeres35, lo que explicaría, en parte, la mayor
incidencia de enfermedades asociadas al estrés –como cardiopatías y úlceras– en la población masculina que en la femenina. La ecuación tiende lentamente a equilibrarse, pero no tanto porque los varones lloren más, sino porque las
34. Frey, William: Crying: The Mystery of Tears. Winston Press, Texas, 1985.
35. Revista virtual Mujeres hoy, enero 2004, en www.mujereshoy.com.
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DEFENSA PERSONAL
mujeres, al ir accediendo a roles típicamente masculinos en
lo profesional y laboral, han empezado a evitar o esconder
pudorosamente sus lágrimas, que todavía suelen ser entendidas como signo de debilidad o sensiblería. “Tragarse” el
llanto, “aguantar” la risa son expresiones suficientemente
explícitas de cómo la impasibilidad exterior es capaz de atiborrar nuestro espacio para almacenar emociones y desbordarlo. Si reír y llorar son reflejos espontáneos en los niños
pequeños, se van modificando con la educación. Por eso,
acerca de la célebre consigna del epígrafe, creo que la paráfrasis “Si podés llorar, llorá” se amolda mejor a la realidad.
No vacilo en prescribir un reaprendizaje del llanto, así como de la risa, que también ha sufrido restricciones sociales
al ser vinculada con la falta de inteligencia (“... esa sonrisa
bobalicona...”), de respeto (“¿De qué se ríe, González? Cuente, así nos reímos todos”), de compasión (“No me estaba escuchando, porque sonrió todo el tiempo”), de responsabilidad (“Con los problemas que hay, no comprendo cómo
puede reírse”), de madurez (“¿Cómo puede hacerles gracia
esta tontería?”). Admito que no es tan fácil encontrar la comicidad de algunas situaciones, y que muchas carecen por
completo de ella. Tampoco insinúo que todo debe tomarse
en broma. Menos, que ha de llorarse por cualquier cosa y a
la fuerza. Sólo deseo promover las ventajas del entrenamiento para recuperar la exteriorización espontánea del dolor,
la tristeza, la alegría, la simpatía y el humor, como vehículos idóneos de catarsis y comunicación.
En la práctica, esto significa: darse permiso para emocionarse visiblemente con una película romántica, la contemplación de un recién nacido, un aria de Verdi, una injuria,
una humillación, un abandono; procurarse motivos de risa
–comedias, chistes, juegos– y tener presente que aprender
a reírse de sí mismo pone en una nueva perspectiva incidentes que de otro modo se leen como fracasos, frustraciones,
ineptitudes o torpezas.
141
4. ANTE CUALQUIER DUDA, CONSULTE
A SU MÉDICO
Zapatero, a tus zapatos
Cada uno es responsable de su integridad, pero parte de
esa responsabilidad se ejerce delegando en los que saben.
El grupo social es un tejido de intercambio de saberes entre especialistas: los docentes son los indicados para hacerse cargo de la formación académica de sus hijos, el chapista, de reparar la abolladura de su auto. Es cierto que no
hace falta contratar a un electricista para cambiar la lamparita quemada, ni a un chef profesional para hacer una
milanesa, ni ir al hospital para lavarse un dedo lastimado.
Pero algunas cosas, como la vida misma, no deben quedar
libradas al azar ni ser manejadas por aficionados.
Sin embargo, la frase del título, de puro repetida, ya no
significa nada. Le propongo que la desmenucemos y la rearmemos para volver a dotarla de sentido. Realmente lo tiene, y captarlo en toda su extensión y profundidad es esencial para conservar o recobrar la salud.
143
ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA
El beneficio de la duda
Todo signo anómalo –calambre, fiebre, inflamación, lo que
sea–, debería plantear una incertidumbre, porque es la forma en código que tiene el organismo de comunicar que
algo no está funcionando bien, y pedir una explicación autorizada. En un extremo está quien tiende a interpretar la
señal por sí mismo –“Tengo jaqueca porque anoche tomé demasiado”, o “Yo soy así: cuando me pongo nervioso, me cae
mal la comida”– sin relacionarla con otros aspectos y acudiendo a una solución –un analgésico, un digestivo– que
tal vez acalle el síntoma pero no desentraña el problema y
hasta puede complicar las cosas. Incluso cuando la causa
es obvia –un intenso dolor en la cintura después de un esfuerzo muscular–, ignoramos las consecuencias y no podemos estar seguros de cómo paliarlo. Dicho sea de paso, los
medicamentos son mucho más peligrosos que lo que la venta libre, la accesibilidad en góndolas de autoservicio, la publicidad, y la gauchada del farmacéutico del barrio permiten conjeturar. Todas las drogas tienen contraindicaciones
y efectos colaterales y, como no existen dos personas iguales –ni siquiera los hermanos gemelos–, el remedio que le
recetaron a su amiga quizás no le sirva a usted para nada,
o hasta le haga mal. Un solo comprimido de la aparentemente inocua aspirina que se consigue en cualquier kiosco y se promociona por TV como prevención contra el infarto y estimulante “natural”, puede agravar un cuadro de
hematuria o gastritis, y una sobredosis es tan letal como el
cianuro.
En la otra punta, se halla el que se asusta en exceso, el
que llama a la ambulancia a medianoche porque acaba de
descubrir que el yogur que tomó a la mañana estaba justo
en la fecha de vencimiento y “le parece” que le “está por
doler” el estómago. En el medio, una amplia gama de personalidades y actitudes. Cualquiera sea el caso, la opción es
144
ANTE CUALQUIER DUDA, CONSULTE A SU MÉDICO
la misma: dudar y evacuar esa duda. Todas las molestias,
aun las fáciles de justificar y las crónicas, y hasta las inexistentes pero percibidas como tales, contienen un mensaje.
Al destinatario le corresponde recibirlo y entregarlo a un
intérprete diplomado; la traducción constituye el diagnóstico, y la respuesta, el tratamiento.
Poner en duda el significado de un síntoma y la manera de resolverlo es el recurso prioritario de autoprotección.
Por eso, también los médicos vamos al médico.
Su pregunta no nos molesta
Usted tiene el derecho a enterarse de cualquier cosa que
le ataña y ese derecho se ejerce inquiriendo. Antes de ir al
médico, observe atentamente sus síntomas y, como dicen
las novelas policiales, todo detalle que pueda servir de indicio. Regístrelos por escrito, así como sus miedos, sospechas y dudas. La consulta es siempre estresante (por eso los
clínicos toman la presión al comienzo, en el máximo de
tensión, y al final de la entrevista, cuando se espera que el
paciente se haya relajado un poco) y ese mismo estrés puede hacerlo olvidar de algo importante para usted. No vacile en repreguntar si no entiende algo durante el diálogo.
Nadie puede juzgarlo por desear aclarar su situación e interesarse en su salud. No tema pasar por ignorante –justamente usted está ahí porque considera que el que sabe es
el otro–, ni piense que le está haciendo perder tiempo a
quien tiene la obligación de atenderlo36 incluso si no es usted quien le paga por ello.
36. En su doble sentido de “cuidarlo” y “escucharlo”.
145
ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA
Elija a su médico
El legítimo derecho a preguntar no lo habilita para consultar a cualquiera, guiarse por lo que investiga en Internet o
aturdirse recabando datos de varias procedencias. Tampoco para ir directamente a un especialista, porque eso significaría que presume un diagnóstico y consciente o inconscientemente estará buscando a quien coincida con él.
Si no lo tiene ya, lo primero que debe hacer es buscar
a alguien idóneo, no porque se lo recomienden, sea famoso, o tenga la pared llena de diplomas, sino porque le inspira confianza como profesional y como ser humano. No
vacile en cambiar si experimenta rechazo, recelo, le cuesta
comunicarse, no se siente contenido, le parece que le retacea información, lo intimida, etc. Así como Borges opinaba que si no lo atrapan las primeras páginas de un libro, debe abandonarlo (aunque el mundo entero lo considere de
lectura obligatoria), creo que si no lo cautiva un profesional en los primeros encuentros, debe buscar otro. Por supuesto, haga todo lo posible por discriminar si lo que no le
gusta es el individuo, o lo que le dice : un diagnóstico o un tratamiento indeseado (no mate al mensajero). Ese médico
debe ser un clínico general. El clínico general –o médico
de cabecera, un nombre más antiguo pero más simpático–
tiene en cuenta a cada paciente como unidad indivisible,
como integridad funcional entre los órganos, entre estos y
la mente, y entre la persona y su medio. Si bien puede determinar ocasionalmente la necesidad de derivaciones o interconsultas, a él le corresponde supervisar y coordinar las
distintas prescripciones en caso de que las haya, corregirlas
o adaptarlas si son incompatibles y en ningún caso desatender la re-unión de los pedazos provisionalmente repartidos
entre, supongamos, el gastroenterólogo, el traumatólogo y
el psicólogo. Es el médico de cabecera, por ejemplo, quien
decidirá si su estrés se debe a una lesión orgánica o si la le146
ANTE CUALQUIER DUDA, CONSULTE A SU MÉDICO
sión orgánica se originó en el estrés y cómo atacar los dos
frentes. Es él quien estará al lado del cirujano si tiene que
someterse a una operación, el que le recomendará un nutricionista eficiente para programar su dieta, el que acordará con el ginecólogo el método anticonceptivo más conveniente para su organismo, edad, costumbres y creencias, y
el que estipulará si su corazón está en condiciones de tolerar el sildenafil que le indicó el sexólogo.
Guía de profesionales de la salud
Cuando hablo de médicos, me refiero a la medicina clásica o alopática37. Otras prácticas no convencionales, al menos en Occidente –englobadas bajo el nombre de medicinas alternativas–, pueden ser aliadas de la alopatía, pero
nunca reemplazarla: entre ellas están la cromoterapia o curación por luces de colores, la aromaterapia o curación
por perfumes, la acupuntura –de larga tradición oriental–,
o curación por la aplicación de agujas en los identificados
como “centros energéticos” del cuerpo, la medicina floral
de Bach, o curación mediante extractos de plantas, y la
propia homeopatía que, si bien se dicta en algunas universidades en calidad de posgrado para médicos, no es reconocida como carrera autónoma. Tienen en común el hecho de enfocar al paciente como unidad psicosomática y
alentar sus esperanzas de curarse, y desde ese punto de vista constituyen un interesante aporte filosófico a la medicina formal. Dentro de esta, las especialidades se multiplican,
y es probable que se sigan subdividiendo en la misma medida en que se desarrollan las investigaciones sobre salud
37. Del griego állos, “otro, distinto” y páthos, “enfermedad”, “alopatía” significa
que se procura curar una enfermedad con la sustancia opuesta a la que la
provocó. Las técnicas homeopáticas, en cambio –del griego homós, “igual,
semejante”–, consisten en administrar pequeñas dosis de la misma sustancia que se supone causó la enfermedad.
147
ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA
humana. Le recuerdo algunas de ellas, pero, para que no
se pierda en el laberinto de ofertas, le repito que se deje
orientar por su clínico general. Las especialidades se clasifican según el tipo de enfermedad abarcada (oncología, alergología); la clase de práctica ejercida (cirugía, psiquiatría);
la edad de los pacientes (neonatología, pediatría, gerontología); los órganos o sistemas que les competen (gastroenterología, ginecología, obstetricia, cardiología, neurología,
urología, traumatología, flebología, dermatología, endocrinología); y las superposiciones de dos o más categorías
(neurología pediátrica, cardiocirugía). Otros profesionales de la salud física son los odontólogos (dentistas), los oftalmólogos (oculistas) y una enorme cantidad de auxiliares (anestesistas, kinesiólogos, ecografistas, tomografistas,
radiólogos, bioquímicos, mecánicos dentales, nutricionistas, enfermeros). Todos ellos manejan –o deberían hacerlo– algunos rudimentos de psicología, por lo menos los suficientes para relacionarse positivamente con el paciente.
Sin embargo, la mayoría de las veces –en particular en un
cuadro de estrés o una enfermedad corporal potencialmente estresante– es imprescindible la cooperación de un
psicoterapeuta.
El estrés es una enfermedad cuyas causas, signos y consecuencias atañen tanto a la mente como al cuerpo, al individuo como a sus relaciones con el mundo. Dado que no
existen –todavía– tomógrafos ni estetoscopios mentales, los
únicos aparatos diagnósticos de que disponemos psiquiatras, psicoanalistas y psicólogos son los lenguajes –verbal,
incluyendo el silencio, gestual, corporal– del paciente, por
eso cuanto más claro y confiado este asista a la terapia, más
breve será el tratamiento. En principio, este consiste en
ayudarlo a descubrir las herramientas de que dispone, desempolvarlas, repararlas y aprender a accionarlas en su beneficio; en el caso particular que nos ocupa en este libro,
procurará fortalecer la autoestima, desarrollar la resilien148
ANTE CUALQUIER DUDA, CONSULTE A SU MÉDICO
cia, estimular la expresión, decodificar conductas, vencer
miedos, develar aspiraciones, señalar rumbos para concretarlas, exorcizar mandatos, expiar culpas ajenas, deshacerse de lastres del pasado. Ocasionalmente, el psiquiatra38,
que como médico está habilitado para hacerlo, prescribirá una medicación: los psicofármacos son preparados químicos que imitan a ciertos neurotransmisores naturales, y
están destinados a balancear el exceso o defecto de algunos de ellos.
Más vale prevenir que curar
El chequeo regular preventivo no es infalible pero sí una sana costumbre. Según la edad, los antecedentes y los hábitos
de cada paciente, el clínico fijará los estudios convenientes
–por lo común, análisis completo de sangre y orina, placa
radiográfica de tórax, electrocardiograma, medición de la
presión arterial y auscultación cardíaca y respiratoria– y los
plazos en que deben repetirse.
Si existe alguna enfermedad crónica, por ejemplo diabetes o colesterolemia, pedirá controles más específicos y
tal vez más frecuentes para anticiparse a una recaída o agravamiento.
El factor familiar orienta a verificar o descartar la presencia de ciertos indicios hereditarios, y un modo de vida
de riesgo –drogadicción, promiscuidad– a explorar a tiempo las posibilidades de que el sujeto sea portador de algún
virus, como el VIH. Otras pruebas, como la citología del cuello uterino (papanicolau), permiten la detección precoz de
anomalías no sintomáticas o con síntomas ambiguos y aumentan así las oportunidades de curación.
38. No considero aquí las enfermedades mentales –esquizofrenia, psicosis, bipolaridad, oligofrenia, etc.– asociadas a daños en el cerebro físico, que requieren tratamientos especiales y la intervención del neurólogo.
149
ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA
Los exámenes que arrojan resultados normales, tienen,
por otra parte, la virtud de tranquilizar al paciente aprensivo y suprimir los temores de los “enfermos imaginarios”.
Por último –o primero– las vacunas representan el método médico preventivo por excelencia.
Otro costado de la prevención tiene que ver con la observación de principios elementales de autoprotección,
buena parte de los cuales ya he enumerado en los capítulos “No sólo de pan” y “Defensa personal”, a los que pueden añadirse, por ejemplo: no exponerse a accidentes –instalar disyuntor eléctrico en el hogar, obedecer las normas
de tránsito, emplear cinturón de seguridad en el coche, casco en la moto, confirmar el buen funcionamiento de cocinas y estufas, ventilar los ambientes–; usar preservativo con
parejas inseguras, y cubiertas desechables en inodoros de
baños públicos; mantener una escrupulosa higiene personal y de la vivienda (evitando los productos alergénicos);
revisar los contenidos y fechas de vencimiento de los alimentos envasados, entre otras precauciones.
150
5. RELÁJATE Y GOZA
Que Venus39 propicia te asista,
puesto que lo que deseas
lo deseas abiertamente.
Catulo
Honrar la vida
Vivir con plenitud, salud y armonía psicosomática y social
es un derecho y un deber de todos.
Una sexualidad satisfactoria es parte indiscutible de esa
plenitud. Claro que la noción de satisfacción es individual
y cambiante: depende de que se sea introvertido o extravertido, optimista o pesimista, frío o apasionado, tímido o
audaz, adolescente o mayor. No existe ningún parámetro
para medir la plenitud en términos cuantitativos ni cualitativos: cada uno la reconoce cuando la experimenta y la
desea cuando carece de ella. Nadie puede decir si es mejor o peor hacer el amor todos los días o una vez por semana, de noche o de día, con distintas personas o con una pareja estable, con compañeros del mismo sexo o del opuesto.
Nadie tiene autoridad para establecer si el lugar óptimo es
la cama, la ducha o la alfombra del living; si la duración
ideal es 15 minutos o una hora y media; si es preferible el
39. Diosa romana del amor, equivalente a la Afrodita griega.
151
ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA
sexo anal, vaginal u oral; si para ser un/a buen/a amante
hay que practicar todas las posiciones del kama sutra, ni si
se deben utilizar o no disfraces o juguetes. Sobre gustos,
por lo menos los eróticos, hay, en realidad, demasiado escrito, transmitido, declarado... y mentido; no debemos permitir que todo ese material nos confunda, inhiba o humille.
Honramos la vida (sexual) gozando de ella y procurando
hacer gozar el máximo posible, pero dentro de nuestras aspiraciones, no realizando proezas, teniendo un cuerpo escultural, un pene gigante, ni una juventud de siliconas. Honramos la vida (sexual) manteniéndonos sanos de cuerpo y
alma, respetando y respetándonos, entregándonos y recibiendo. Honramos la vida (sexual) “deseando abiertamente”, esto es: sin reprimirnos (pero, ¡ojo!: sin ofender, sin lastimar, sin forzar, sin violar, sin prostituir, sin pervertir).
Verdadero
• Nada como la salud humana representa mejor la idea
de que “en el problema reside el germen de la solución”: los síntomas nos revelan contra qué y con qué
debemos luchar.
• Todos tenemos los recursos para mejorar la salud, incluida la sexual-amorosa, pero a veces los distribuimos erróneamente, no los reconocemos, o los saboteamos.
• Uno de esos recursos, y no el menor, es la posibilidad
de recibir ayuda profesional.
• El estrés es pandémico. En todo el mundo, en todas
las clases sociales, en todas las situaciones laborales
(incluyendo la jubilación y el desempleo) y todos los
ambientes, existen agentes estresantes.
• El estrés es una amenaza para la salud integral. Pero, así
como todos estamos expuestos a padecerlo en algún nivel, todos estamos pertrechados para combatirlo.
152
RELÁJATE Y GOZA
• Las consecuencias y las causas del estrés abarcan los
planos psíquico, somático y social.
• La sexualidad es potencial víctima y, a la vez fuente,
de estrés, pero esa condición se puede corregir en
ambas direcciones.
• Casi todas las disfunciones sexuales están asociadas
directa o indirectamente con el estrés crónico o con
episodios inmediatos o remotos de estrés intenso.
• El único buen desempeño sexual es aquel al que aspiren cada persona y su pareja, siempre que no dañe
a nadie. Dicha aspiración no tiene que basarse en modelos externos.
• La hipersecreción de algunas hormonas (adrenalina,
noradrenalina, etc.) inhibe la de otras (dopamina, endorfina, andrógenos). Lo bueno es que lo inverso también es cierto y que hay medios para lograrlo.
• Las relaciones a distancia (chat) que culminan en la
masturbación son un recurso aceptable para los solitarios, pero no conviene quedarse en ellas, porque inhiben progresivamente el desempeño en pareja, rebajan la autoestima y exponen a frustraciones.
Falso
(Con la formulación correcta al lado, como piden los maestros en
las actividades escolares.)
• Una erección insuficiente, un acto sexual sin orgasmo, o una eyaculación precoz es signo de disfunción
sexual. (No necesariamente, pero puede producirla si se cree
en ello, se lo teme y no se actúa en consecuencia.)
• Las disfunciones sexuales son incurables. (Algunos
casos son más complejos que otros, pero todos son reversibles.)
• Los conflictos de la pareja se arreglan en la cama. (Este tipo de “arreglo” es muy efímero y, por lo general, insatis153
ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA
•
•
•
•
•
factorio. Lo cierto es lo contrario: el acuerdo, la afinidad, el
cariño y el respeto son afrodisíacos.)
El acto sexual empieza con la penetración y termina
con el orgasmo. (Ni siquiera la masturbación prescinde
de fantasías, estímulos y adornos. Además, un encuentro
que se limite al diálogo, abrazos, besos, mimos y caricias también es un acto sexual.)
Para seducir hay que ser físicamente perfecto y joven.
(La seducción es una actitud. Tiene que ver más con la química, la afinidad, la simpatía, la inteligencia, el sentido del
humor y un montón de imponderables más, que con la apariencia.)
Si no se tiene pareja, no hay posibilidades de liberarse de la tensión sexual. (La autosatisfacción y los partenaires ocasionales son recursos legítimos.)
En la cama, la iniciativa y las decisiones deben tomarlas los varones. (Eso nunca fue así, pero a los hombres nos
ha convenido sostener la mentira durante incontables generaciones...)
Las mujeres no tienen tantas necesidades sexuales como los varones. (Permítame que sonría.)
Para hacer bien el amor...
Ya hemos convenido –eso espero– que “bien” en sexualidad significa lo mejor para cada uno y su pareja, no para
lo que opinen los demás. Hacer bien el amor requiere –pero también proporciona– una buena salud en los términos
amplios de la definición de la OMS, por eso son tan importantes en la vida sexual la provisión de alimentos materiales
y espirituales, el rechazo de agentes patógenos y la ayuda
médica. Como hemos visto, el estrés, con sus componentes
de vulnerabilidad, depresión, ansiedad, angustia y malestares físicos, influye en forma negativa en la práctica sexual
154
RELÁJATE Y GOZA
–si no a través de una disfunción, al menos impidiendo o
estorbando el fluido intercambio de placer sensorial, ternura, pasión y alegría que son legítimamente esperables de
una relación– y esta, a su vez, puede representar una fuente de estrés. Aquí exploraremos los métodos para sacar al
estrés de nuestra cama y para hacer de la propia experiencia sexual una herramienta capaz de defendernos de él y
sus efectos, invirtiendo el sentido del círculo vicioso para
volverlo virtuoso.
Empecemos por repasar los agentes estresantes que pueden emerger de la misma práctica sexual, pero ahora con
el ánimo de contrarrestarlos. Se engloban unos a otros, se
superponen, solapan y retroalimentan, de modo que, por
lo general, presentan un desafío mixto.
El factor presión, expresado por la exigencia percibida o
la autoexigencia de un determinado rendimiento, está relacionado con la idealización de modelos y la creencia en
mitos. Recomiendo enfáticamente: 1) desterrar del vocabulario las palabras impotencia y frigidez y los conceptos
que representan, ya sea adjudicados al desempeño propio
como al de la pareja; 2) no aceptar una relación o un experimento por no ofender o por quedar bien, sino por ganas (pero darse permiso para percibir esas ganas); 3) si hay
un desajuste con la pareja (distintos ritmos o expectativas),
aclararlo y negociar de modo que ni uno se sienta decepcionado, ni el otro forzado; 4) no ir a la cama con el ánimo de rendir examen de aptitud; 5) aceptar y creer en los
elogios o las manifestaciones de satisfacción del compañero sexual.
La persecución del reloj –el factor apuro– es un estresante en particular dentro de los factores de presión. No considero aquí la velocidad ni la duración del acto amoroso
–una apasionada explosión de 5 minutos puede ser muy satisfactoria– sino de que hace falta disponer mental y físicamente de tiempo, de un tiempo libre de interrupciones, te155
ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA
léfonos, compromisos y horarios a cumplir. La exigencia de
terminar cuanto antes inhibe el orgasmo, impide los juegos previos, acota las manifestaciones de cariño, distrae de
las sensaciones, tensiona y hasta puede provocar eyaculación precoz.
Cuando el factor miedo procede de temores concretos –al
embarazo no deseado, a contraer una enfermedad de transmisión sexual40, a ser descubierto, a ser agredido/a o lastimado/a–, se neutraliza recurriendo al sexo seguro, esto es,
evitando la promiscuidad, utilizando preservativo, garantizando la privacidad, eligiendo al/la compañero/a. Otros
miedos deben ser tratados por un profesional, sobre todo
si sus causas permanecen ocultas; algunos son capaces de
generar o incrementar aquello mismo que se teme; por ejemplo, el miedo al fracaso induce a fracasar; el miedo a la violencia, al abuso puede estar basado en experiencias traumáticas no superadas; otros son síntomas que forman parte de
un cuadro de pánico generalizado. En ningún caso hay que
forzarse a sobreponerse antes de desentrañar y desembarazarse de las fuentes profundas de esta clase de ansiedades.
El factor cambio (de pareja, de hábitos, de espacios, de
condiciones físicas propias, de estado civil) requiere una
postura positiva que nos haga capaces de interpretar las innovaciones como incentivos y motivadores. Los cambios
contrarios a nuestras expectativas, entre ellos los producidos en la respuesta sexual por la edad o una enfermedad,
o los acaecidos en algunas circunstancias –divorcio, viudez–
exigen una disposición flexible y creativa para adaptarnos
a ellos con el menor sufrimiento posible.
La resistencia al cambio suele refugiarse en la estabilidad
y la relativa comodidad que brinda la rutina. Pero esta, por
su parte, es un factor de desgaste, desinterés, aburrimiento, automatismo y, finalmente, estrés. Aceptar y proponer
40. VIH-sida, infecciones, micosis o parasitosis genitales, etc.
156
RELÁJATE Y GOZA
novedades rescata el entusiasmo. No se trata de ser excéntrico, sino, por dar un par de ejemplos, de que una pareja
que convive hace tiempo haga una cita en un hotel, o juegue una noche al doctor, o pruebe una posición aún no explorada.
El factor culpa es un duro obstáculo para el goce. Si proviene de estar consumando algo que uno mismo considera indebido, como mentir, fingir, cometer adulterio, es preferible dejar de hacerlo. Esta no es una prédica moralista;
si bien tengo mi opinión sobre la necesidad de respetar y
valorar al otro, ser íntegro y sincero, no me extenderé aquí
en ella. Ahora me preocupa lo que el sentimiento de culpa puede hacerle a la salud emocional de una persona y a
su vida sexual. Más de un paciente podría haber evitado
serlo si no hubiese caído en una conducta impropia. Como he dicho, la solución de esta clase de problema es sencilla y radical: dejar de engañar. Más difícil es sacudirse de
encima las culpas ajenas, las heredadas, la ancestral noción
de pecado original asociada al placer que arrastramos en
el subconsciente. Si hacer el amor honesta y sinceramente
provoca una angustia indefinida, muy probablemente se
deba a un aprendizaje, un mandato familiar o colectivo
acerca de que disfrutar –del sexo, la comida, el descanso–
es una infracción al deber. Si ese es el caso, sí o sí debe buscarse ayuda.
... Y para que el amor nos haga bien
Hacer el amor con sinceridad, deseo, confianza, entrega y
receptividad constituye una válvula de escape para las tensiones acumuladas, es gratificante, auspicia la exteriorización
de emociones y sentimientos, educa y complace los sentidos,
equilibra el sistema nervioso y glandular, levanta el ánimo,
incrementa la autoestima, proporciona la ocasión de reali157
ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA
zar una muy agradable gimnasia, relaja la mente y el cuerpo, ofrece una tregua, moviliza los sentimientos, inspira la
creatividad, consuela, libera, refugia. En suma, ofrece una
excelente oportunidad de apropiarnos de todos los alimentos y antídotos mencionados en las páginas 121 a 124 capaces de beneficiarnos en todos los planos. ¿Revisamos la lista?
Dodecálogo del sexo en la salud
Diversión: la práctica sexual requiere energías, de acuerdo,
pero distintas –diversas– de las que aplicamos al trabajo, los
problemas y los compromisos, por eso, en lugar de agotarlas, las repone. No haga el amor por obligación, ni se obligue a hacerlo para descomprimirse. Elíjalo porque los dos
tienen ganas, y funcionará como ansiolítico y antidepresivo de amplio espectro.
Metas, sueños y proyectos: la seducción, la estrategia de
conquista, la responsabilidad de complacer, el plan de construir –una noche de pasión, una relación, una pareja, una
familia– que se ponen en juego en el deseo, la atracción y
el amor, constituyen un entrenamiento para buscarle la meta a todo esfuerzo y dar sentido al futuro, aun el inmediato.
Recompensas: la vida tiene sus arideces: dificultades económicas, frustraciones, enfrentamientos, peleas, injusticias... El ejercicio de la sexualidad es un remanso que alivia y recarga las baterías, rearma para la siguiente batalla.
Además, cada vez que hacemos el amor recibimos recompensas específicas: placer, aprobación, gratitud. No las desestime, porque son un nutriente básico.
Percepción consciente: la vida tiene, también, muchísimas
cosas buenas que no siempre apreciamos. El amor aguza
los sentidos, entrena en la percepción de estímulos –aromas, imágenes, sabores, sonidos–, cuyos efectos se multiplican al asociarse y ayuda a reconocer los mensajes secretos
de la mente y el cuerpo.
158
RELÁJATE Y GOZA
Autoestima: el interés en gustar lleva a esmerarse en el
cuidado personal, y esmerarse en el cuidado personal refuerza la autoestima. Verificar que uno es capaz de complacer, alegrar, conmover, despertar admiración, cariño, deseo, brinda confianza en sí mismo. Esa confianza excede
los límites de un encuentro sexual.
Descanso y relajación: la excitación y el placer son el reposo del guerrero: distraen de preocupaciones, relajan los
músculos y los nervios, descargan tensiones, dan tregua al
cerebro, equilibran las secreciones neuroquímicas, levantan el ánimo, oxigenan, activan la circulación. Incluir los
masajes mutuos –en la espalda, la cabeza, los pies– entre
los juegos amorosos previos o posteriores al orgasmo completa un verdadero tratamiento de SPA. (¿Sabe que el amor
es un muy buen analgésico de dolores debidos a la tensión
o el cansancio?)
Ejercicios físicos: ¡claro que sí! ¿Acaso en la cama no se
ponen en movimiento los músculos y las articulaciones?
¿Acaso la sexual no es una gimnasia aeróbica? ¿Acaso no se
queman un montón de calorías en una hora de pasión?
Ejercicios mentales: las fantasías, las tácticas de seducción,
los juegos sexuales, la invención de personajes y situaciones, la producción de climas románticos, la anticipación,
los ensueños agilizan la mente, mantienen despierta la creatividad y la imaginación.
Estibar la carga: poner cada cosa en su lugar despeja, aliviana, ordena. Si aprende a sacarse las tareas pendientes,
las demandas, el reloj, las angustias, junto con la ropa, después de hacer el amor verá cómo mágicamente ha quedado un montón de espacio libre y limpio en su cerebro y su
corazón.
Hacerse responsable: cuando sucede una falla sexual, la
primera tendencia es echarle la culpa al compañero. Esa
actitud, aunque suene contradictorio, genera culpa porque, en el fondo, uno sabe que no es cierto y que, en lugar
159
ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA
de enfrentar el problema, lo está disfrazando y trasladando, con lo cual difícilmente podrá solucionarlo.
Desarrollar la resiliencia: la capacidad para asimilar y superar la adversidad tiene que ver con la personalidad forjada en la primera infancia, pero es posible incrementarla
voluntariamete. La frustración sexual o sentimental, si se
lo permite, si se abandona a ella, es capaz de contaminar
todos los planos de su vida con una sensación de fracaso e
invalidez general. Pero como alude a un aspecto tan sensible, a la vez puede transformarse en el impulso más poderoso para corregir, también en todos los planos, su modo
de enfrentar los contratiempos.
Comunicarse: el acto sexual es comunicación, la más íntima y completa que existe. También la oportunidad ideal
para ensayar todos los lenguajes –el de las miradas, las caricias, las palabras, las sonrisas–, expresar todas las emociones y aprender a pedir y a negarse, a preguntar y a dar, a
ofrecer y a recibir, a compartir y a confesar. Desnudarse frente otro desnuda ante uno mismo, comunica con las propias
memorias, aclara conflictos, libera, revela.
160
6. TOME NOTA III
Nada de lo que registre aquí lo exime de la consulta profesional. Más
bien, está diseñado para que vaya al médico armado de algunas reflexiones previas y de ese modo lo ayude a ayudarlo.
•
Alimentación
Anote aquí lo que ha comido en la última semana, con horarios, y
los comentarios que considere pertinentes.
Día 1
•
161
ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA
Día 2
Día 3
Día 4
•
Día 5
•
Día 6
Día 7
Compare con las sugerencias del Capítulo 2 de esta parte, y señale
las correcciones que, a su juicio, tendría que hacer en su dieta. De ese
modo, ya estará preparado para recibir las indicaciones de su médico.
162
TOME NOTA III
•
•
Cuando reciba del clínico o el nutricionista las listas de
ingredientes prohibidos, optativos y permitidos, estos con las
cantidades y formas de cocción óptimas para usted, pida los
equivalentes de aquellos que no le gustan. Un plan alimentario no
es un menú, ni un castigo: las combinaciones, elecciones y
licencias corren por cuenta de su creatividad y preferencias.
Agua: tómesela en serio
Tenga siempre disponibles por lo menos 2 litros de agua mineral, o
de la canilla, filtrada o hervida y ventilada. Utilice una botella, jarra
o vaso cuya capacidad conozca. Recuerde que esa medida es el
mínimo: si despliega un gran desgaste físico, hace deportes o
existe otra razón puntual –disfunción renal, intoxicación
medicamentosa, clima caluroso, etc.– su médico le indicará la
cantidad que le corresponde.
Tenga el agua o algún recordatorio –la alarma de su celular, una
copa– a mano y a la vista. Si no está acostumbrado, al principio,
deberá obligarse a tomarla. Pronto se hará un hábito y no podrá
prescindir de ella. Puede reemplazar una parte de la dosis diaria
por líquidos con alto contenido de agua, pero libres de alcohol,
cafeína, conservantes, colorantes, etc., como jugos naturales de
frutas y verduras, o infusiones de hierbas.
163
ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA
Toxinas: pida ayuda
Si es un fumador empedernido, un adicto a las golosinas, consume
drogas, bebe de más, no podrá resolverlo solo, y lo sabe. Para dejar
de negarlo, empiece por averiguar y anotar aquí adónde puede
recurrir en busca de auxilio, con números de teléfono, direcciones
postales y electrónicas.
•
Descanso y ejercicios
•
Registre aquí los horarios en que ha dormido cada día de la
última semana.
Día 1
Día 2
Día 3
Día 4
164
TOME NOTA III
Día 5
Día 6
Día 7
•
Y aquí, a menos que sea un atleta, cuánto se ha movido (eso
incluye bailar, andar en bicicleta, dar paseos a pie y, ¡por supuesto! hacer entusiastamente el amor).
Día 1
Día 2
•
Día 3
Día 4
Día 5
Día 6
Día 7
165
ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA
¿Cuántas horas invirtió en su trabajo, incluyendo los traslados,
los trámites adicionales, etc.?
Día 1
Día 2
Día 3
Día 4
•
Día 5
Día 6
Día 7
•
¿Cuántas horas dedicó al esparcimiento? (Aquí también considere
el amor: no importa si la suma le da más de 24. Mejor así, en todo
caso: querría decir que ha logrado multiplicar su día).
166
TOME NOTA III
Observe las anotaciones anteriores y busque la manera de
reorganizar su agenda para aumentar el tiempo destinado a
informarse, cultivarse, divertirse, dialogar. (Una manera de ahorrar
es usar los tiempos muertos, como el viaje al y del trabajo, la cola
en el banco o el supermercado, la espera en el consultorio o la
peluquería, etc., para idear proyectos, soñar, leer, socializar, resolver
un crucigrama, escribir una carta, conversar con un amigo por
teléfono, etc.)
•
Responda por escrito las siguientes preguntas. Eso lo inducirá a
“administrar sus recursos” y visualizar las herramientas de que
dispone para hacerlo con eficacia.
¿En qué consisten habitualmente sus vacaciones y cuánto duran?
•
¿Cuáles serían sus vacaciones ideales?
¿Qué cree que podría hacer para concretarlas o aproximarse lo
máximo posible a su ideal?
¿Trabaja en lo que le gusta y domina? Si no es así, ¿qué piensa
que puede cambiar usted para mejorar la situación?
167
ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA
Su/s médico/s
Mantenga lo más completa y actualizada que le sea posible su
historia clínica. Trate de averiguar qué enfermedades ha tenido de
niño, obtenga una copia de su ficha actual, anote las
indicaciones recibidas y los resultados, haga una lista de los
medicamentos que consume. Si tiene dudas o síntomas y no va al
médico ni hace terapia, intente explicar aquí mismo por qué.
•
Relea lo que acaba de anotar pensando que lo escribió otra persona.
Ahora escriba lo que le diría si tuviera que darle un consejo.
•
Su sexualidad
Medite en sus hábitos y creencias sexuales-amorosos. Trate de
discriminar qué cosas hace –o deja de hacer– por elección
sincera, y cuáles por inercia, prejuicios, mandatos o miedos
infundados. Reflexione acerca de sus ideales, sueños,
expectativas, proyectos y dificultades en ese ámbito.
168
TOME NOTA III
Si lo desea, hágalo por escrito. La escritura organiza el
pensamiento, permite “oírse” a sí mismo, detectar errores de
concepto, concientizar debilidades y fortalezas, elaborar
correcciones. Puede anotar aquí mismo las palabras clave y
explayarse en un documento privado.
•
•
169
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