Este es nuestro modelo de repaso para el sábado: El Sábado Enseñaré Revisa los LECCIÓN 7: LA ADORACIÓN EN LA EDUCACIÓN. Herramienta para los Maestros de Escuela Sabática. materiales del material auxiliar para maestros en tu folleto. Busca las páginas 84 a 87. MOTIVA [1 Minutos] EXPLORA “La adoración es un asunto contundente en el tiempo del fin, pero ¿por qué debería serlo también para la educación cristiana? El repaso de hoy se centra en eso.” Esta sería mi propuesta para que la modifiques de acuerdo con las necesidades de tu clase: [15 Minutos] 1. EL SIGNIFICADO DE ADORACIÓN. Les confieso que encontrar el tema de la adoración dentro de la educación cristiana fue para mí sorpresivo; sin embargo, luego le hallé todo el sentido. Si educar es restaurar en el hombre la imagen de Dios, enseñarle sobre la verdadera adoración en imperativo. Sin embargo, este concepto se ha venido deteriorando con el tiempo dentro del cristianismo. La mayoría de las personas que escuchan el término lo relacionan con un servicio religioso o con la música que se usa en él. Si bien es cierto que la adoración es un asunto espiritual, adorar, no es un acto que se hace una vez a la semana, sino una forma de vivir la vida. Léele a tu clase Mateo 4:8-10 y luego pregúntale: ¿qué entienden por adorar en estos versículos? El texto dice así: “Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares. Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás.” Seguramente muchas de las opiniones serán altamente reveladoras, pero te invito a que complementes con la siguiente información: las palabras bíblicas que se traducen en español como adorar son el hebreo shakjá y el griego proskunéo. La primera significa “deprimir o postrarse,” mientras que la segunda comunica la idea de inclinarse para besar las manos o los pies de alguien, o también “postrarse.” El común denominador en ambos casos es ponerse por debajo de otro o hacerse más pequeño. Este pensamiento es lo que nosotros conocemos como SUMISIÓN. Así que adorar es SOMETERSE. El Salvador no quiso someterse ante satanás, y citó un Deuteronomio 6:13, para decir que sólo es correcto rendirse ante Dios. Por lo tanto, igualar un concepto como este a “cantar en un culto” es sencillamente un desacierto. Debido a que el concepto de adorar equivale someterse, es que devolver los diezmos y obedecer los mandamientos de Dios, incluido el sábado, es parte de la verdadera adoración, porque al diezmar reconocemos a Dios como nuestro dueño y al obedecer nos sometemos a su reinado sobre nosotros. Somos adoradores porque teniendo libre albedrío, elegimos someternos a Él en todo instante de nuestra vida. Cuando estamos en un servicio religioso y usamos música, ésta tan solo es un instrumento para proclamar de alguna manera que Dios es nuestro Señor, nuestro Dueño, nuestro Rey. Las alabanzas que entonamos son solo recordatorios o proclamaciones de una forma de vida que llevamos todo el tiempo y no solo en el servicio de canto o el culto divino. En ese sentido es que el mensaje del tercer ángel llama a la adoración, no es ir a un lugar para cantar himnos y escuchar un sermón, sino rendir la vida en sumisión y obediencia a Dios. Discutir, por ejemplo, si un instrumento musical se debe usar o no en un culto, es una evidencia clara de que no hemos entendido el concepto principal de lo que se nos ha llamado a proclamar como mensaje final para este mundo. 2. CREACIÓN, REDENCIÓN Y ADORACIÓN. La lección enfatiza un concepto importantísimo: adorar hace parte de nuestra esencia. Al ser criaturas, tenemos la necesidad de reconocer a nuestro Hacedor; por lo tanto, la primera razón para adorar a Dios es que Él es nuestro Creador. No obstante, se nos dotó de libertad de elección para decidir hacerlo o, por el contrario, negarnos. Satanás decidió que no se sometería a Dios y, debido a eso, inició su rebelión. Además, aprovechó la necesidad innata de los seres creados de adorar para desviarla hacia otro objeto distinto de Dios, principalmente hacia sí mismo. Aquí en la tierra replicó su modelo y, desde el Edén está procurando que la adoración de los seres humanos se desvíe hacia cualquier otra cosa, impulsando así la idolatría. Por otro lado, la solución al problema del pecado generó una segunda razón en el ser humano para adorar a Dios, además de ser nuestro creador: que también se convirtió en nuestro Redentor. La salvación en esencia consiste en someterse por fe a la provisión que Él hizo. Invita a la clase revisar Juan 3:16 para luego preguntar, ¿cómo se reconoce a Dios como Redentor? El texto dice que Dios nos redime a través del Unigénito, y nos sometemos a Él reconociendo que sólo creyendo en Cristo somos rescatados del pecado, no por nuestras obras que son apenas un trapo de inmundicia. Aceptar al Señor Jesús como nuestro Salvador es reconocer que Él es el único camino para la redención. Porque es nuestro Creador nos sometemos en adoración, por ser nuestro Redentor decidimos entregarnos por completo y obedecer todo cuanto pida. Como Creador nos revela su poder y como Redentor nos muestra su amor, dos razones de peso para someternos a Él. Como el Santuario era el lugar en donde la obra de la salvación se ejemplificaba, no había mejor lugar en Israel para adorar que ese. Allí el personaje principal era el Cordero sustituto, y sus servicios revelaban el plan de Dios para redimirnos. Por eso, aquel se consideraba un lugar de adoración, porque el Salvador y la salvación se describían en él. Eso nos dice que el objeto de nuestra adoración es Jesucristo. En armonía con esto en Apocalipsis 4 y 5 se rinde homenaje al que está sentado en el trono (el Creador) y al Cordero que fue inmolado. 3. LA SAMARITANA Y LA ADORACIÓN. Esta mujer, tratando de esquivar una situación incómoda le pregunta al mismo Salvador sobre el tema de la adoración, específicamente sobre el lugar correcto para adorar. Pide a alguien que lea para todos Juan 4:21-24. Como sabrás, la respuesta del Maestro es que la adoración no tiene que ver con un lugar sino con una Persona, Dios, y entonces demarca tres aspectos fundamentales: que hay verdaderos adoradores, que Dios busca adoradores y que lo deben adorar “en espíritu y en verdad.” a. Adoradores verdaderos. Si hay adoradores verdaderos, implica que también hay falsos, ¿Cuáles son ese tipo de adoradores? Lee a tu clase Marcos 7:5-7: “Le preguntaron, pues, los fariseos y los escribas: ¿Por qué tus discípulos no andan conforme a la tradición de los ancianos, sino que comen pan con manos inmundas? Respondiendo él, les dijo: Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, como está escrito: Este pueblo de labios me honra, mas su corazón está lejos de mí. Pues en vano me honran, enseñando como doctrinas mandamientos de hombres.” Nota que aquí no se trata de gente que adora otra deidad, ellos intentan rendir honra al Dios verdadero, pero lo hacen contrariamente a como Dios acepta. En lugar de someterse a los mandatos del Señor, lo hacen a los mandamientos de los hombres, magnifican las ideas humanas por sobre los requerimientos divinos. Aunque pretendan honrar al Único que merece adoración, lo hacen venerándolo mediante regulaciones de seres mortales, mostrando que su adoración es superficial y no de corazón porque lo tienen comprometido con otros. Así que los verdaderos adoradores son los que se rinden a Dios en genuina sumisión a su voluntad revelada, y no a invenciones humanas vestidas de piedad. b. Dios busca adoradores. No es que Dios no pueda vivir sin adoración, es que quiere darnos el privilegio de ser eternamente felices, al elegir libremente reconocerlo como nuestro Creador y Redentor y además, satisfacer genuinamente esa característica con la que fuimos diseñados por Él. Al “buscar” adoradores, el Señor busca individuos redimidos, de lo contrario diría que “hace” adoradores, ya que Él no tiene necesidad de nosotros, tan solo con crear nuevos seres que lo veneren sería suficiente. c. En espíritu y en verdad. En verdad significa que sea de acuerdo con la verdad, a lo que Él ha revelado y establecido, algo que la samaritana y su pueblo no tenía, porque ellos adoraban “lo que no sabían” mientras que lo contrario sucedía con los judíos. Pero había algo que, sí tenían los samaritanos y de lo que los compatriotas del Señor carecían, y era que lo procuraban hacer “en espíritu.” Eso involucraba dos cosas: que la sumisión judía no provenía genuinamente de su interior, sino que era cosa de labios, y que no se dejaban guiar por el Espíritu sino por sus propias regulaciones humanas. El caso de Mical y David registrado en 2 Samuel 6:13,14,20-22 es un ejemplo de eso. Si te queda tiempo lee este episodio con tu clase y ejemplifica que en la sumisión a Dios hay lugar para el gozo y la espontaneidad, y no solo por una liturgia externa. Por lo tanto, adorar en espíritu y en verdad es la búsqueda del sano equilibrio entre las regulaciones divinas ante las cuales nos rendimos en obediencia y la libre expresión de un corazón que se humilla y se somete a Dios. 1. APLICA [12 Minutos] ¿Qué ejemplos darías para aclarar que adoración es sumisión? 2. Léele a tu clase la siguiente cita de Joyas de los Testimonios tomo 1, página 229: “Muchos de los que profesan ser cristianos se entusiasman por empresas mundanales, y se interesan por diversiones nuevas y excitantes, mientras que su corazón parece helado ante la causa de Dios. He aquí, pobre formalista, un tema que tiene suficiente importancia para excitarte. Entraña intereses eternos. Es un pecado permanecer sereno y desapasionado ante él. Las escenas del Calvario despiertan la más profunda emoción. Tendrás disculpa si manifiestas entusiasmo por este tema.” Ahora pregunta, ¿Por qué si hay lugar para la emoción en la adoración? 3. ¿Cómo podemos enseñar a un hermano de otra denominación lo que significa adorar “en espíritu y en verdad”? CREA [2 Minutos] CONCLUSIÓN [Sencilla y Elegante] Anima a que tus alumnos se tomen unos minutos en su devoción personal para manifestar espontáneamente a Dios su sumisión al adorarlo. “La educación cristiana contempla el tema de la adoración porque al hacerlo contribuye a restaurar en nosotros la imagen de Dios.”