Subido por VANESSA RODRIGUEZ

MANUALES DE LOS MINISTERIOS LMDJ

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MANUAL PARA UJIERES
IMPORTANCIA Y ORÍGENES BÍBLICOS DE LOS UJIERES
La función del ujier es de gran responsabilidad e importancia. Tiene un trasfondo bíblico
en los porteros del Antiguo Testamento (ver I Cró 16: 38; Neh 7: 1; Jer 35: 4). No
debemos subestimar el significado de esta función en la Iglesia.
Se trata de una función espiritual, no solamente mecánica. Requiere preparación
espiritual previa como cualquier otro ministerio. Se debe orar para estar preparado
personalmente antes del servicio. Se debe orar, también, por el servicio y todos los que
han de oficiar. ¿Por qué otras cosas se podría orar antes de llegar al servicio? ¿Habrá
razón para orar también durante el servicio?
Esa función espiritual de los ujieres es frecuentemente ignorada o subestimada. Es
importante meditar sobre esto, e incluirlo en las consideraciones que atañen a este
importante cargo.
Un ujier podría inclusive tener funciones de consejería en ocasiones. Es importante ser
observador. A veces llegará gente a la iglesia con cargas emocionales evidentes.
Necesitarán a alguien compasivo y alerta que les extienda una palabra de amor y ánimo,
o que ore con ellos, o que los refiera a un pastor o anciano de la iglesia para ministración.
Esto se deberá hacer con extremada delicadeza y discreción.
ACTITUD Y VESTIMENTA DE LOS UJIERES
La actitud del ujier es absolutamente importante. Algunos elementos importantes de esa
actitud:
a) confianza en sí mismo y en el Señor
b) autoridad espiritual
c) simpatía
d) espíritu de servicio
e) humildad
f) paciencia
g) diligencia y dinamismo
h) mentalidad de excelencia
i) esprit de corps
Los ujieres deben ser puntuales, y estar en la iglesia con mucho tiempo de anticipación.
Los ujieres deben vestirse bien, mostrando que toman en serio su trabajo, presentando
una cara elegante y positiva de la iglesia.
Idóneamente, los equipos de ujieres deberán usar un uniforme, o vestirse
coordinadamente. Esto no siempre será posible o práctico, pero es muy útil.
Deben vestirse con modestia, tanto hombres como mujeres; pantalones no demasiado
apretados, camisas abotonadas apropiadamente, escotes adecuados.
Deben usar de higiene apropiada. Importante oler bien, estar bien peinados, usar de un
enjuague bucal si es posible, tener uñas limpias.
EL UJIER COMO EMBAJADOR
La recepción de las personas que asisten a la iglesia debe ser cortés y afectuoso, con un
balance adecuado. No se debe ser demasiado simpático, ni tampoco demasiado serio. Se
debe evitar tocar a la gente. Algunos se sienten incómodos con este tipo de trato,
particularmente las mujeres. El balance es importante.
Una sonrisa agradable, un tono afable al saludar, una palabra de bienvenida, una mirada
directamente a los ojos—todo esto es absolutamente importante.
El ujier es la primera cara de la congregación, la fuente de la primera impresión que recibe
la gente cuando llega por primera vez a la iglesia. Se trata de una gran responsabilidad.
Hay que estar siempre consciente de este hecho, para mantener la actitud correcta en
todo tiempo.
Muchos visitantes no tendrán ningún otro contacto con gente de la iglesia, excepto con el
ujier cuando entran. Ese hecho es extremadamente importante con respecto a si vuelven
a la iglesia o no. Por eso necesario que los ujieres se aseguren de saludar a la gente
cuando llegan, sobre todo si no los han visto antes, y hay una posibilidad de que sean
visitantes.
VISITANTES ESPECIALES
Si el ujier discierne que algún visitante es un pastor, un predicador invitado, o que amerita
algún reconocimiento especial, es importante que alerte discretamente al ujier principal, o
que notifique a alguno de los pastores inmediatamente, para que se determine si se le
debe dar una bienvenida especial, o si se debe invitar a la persona a sentarse en un lugar
preferencial por cortesía. Por eso se requiere que estemos especialmente alerta a esos
visitantes que ameritan un trato especialmente cortés, El ujier juega un papel
extremadamente importante en ese proceso.
LA UBICACIÓN DE LAS PERSONAS EN SUS ASIENTOS
Es de gran importancia acompañar a la gente a sus asientos en todo lo posible. Esta es
una de las funciones más importantes del ujier. En este aspecto, es de suma importancia
que cada ujier muestre gran dinamismo, iniciativa, energía y diligencia. El mero hecho de
entregar una hoja de anuncios y saludar a la gente no es suficiente. Es necesario facilitar
lo más posible su ubicación de un asiento.
Esto se hace doblemente necesario en una iglesia como la nuestra, donde estamos muy
constreñidos con respecto a espacio, y donde la gente muchas veces tiene dificultad en
encontrar asiento, sobre todo cuando se trata de una familia con varios miembros, o
acompañados de visitantes. Abandonar a la gente a que se defiendan solos, como
puedan, para encontrar asiento es una falta de responsabilidad de parte del ujier.
Con respecto a visitantes, esto es de urgente importancia. El visitante generalmente se
encontrará desorientado e intimidado cuando entra a la iglesia. Si se ve obligado a
moverse entre un mar de gente desconocida para tratar de encontrar espacio, y si recibe
un rechazo tras otro al tratar de sentarse—como puede pasar frecuentemente cuando la
iglesia está bien apretada—resulta ser extremadamente desagradable. Ese tipo de
experiencia negativa se debe evitar en todo lo posible. El ujier es la línea de defensa
número uno con respecto a esto.
DÍAS DE MAYOR ASISTENCIA
La función de los ujieres será especialmente útil cuando la iglesia está demasiado
apretada, como suele pasar con frecuencia. Aquí se requiere estar muy alerta, anticipar
necesidades, moverse continuamente, y ejercer doble paciencia. Se requiere, también,
que los ujieres se comuniquen unos con otros, que mantengan contacto visual entre sí y
con el pastor.
Es de extrema importancia que cuando haya pocos asientos libres, los ujieres se muevan
continuamente a través de la iglesia para identificar con anticipación dónde están los
espacios todavía disponibles, a fin de que puedan llevar a los feligreses a esos lugares sin
detenimiento o titubeo cuando estos lleguen.
Por razones de seguridad, es importante mantener los pasillos de los balcones
despejados de gente y objetos que puedan obstruir el paso o la libre circulación. Esto se
hace muy importante en caso de un fuego o alguna otra emergencia. Si hay gente parada
sin razón en esos lugares estratégicos, se le debe pedir con firmeza y cortesía que
desalojen esos espacios, informándoles que se trata de reglamentos establecidos por el
departamento de bomberos de la ciudad.
Es de gran importancia que los ujieres notifiquen a la gente que tiene biblias o carteras
ocupando asientos libres, que los quiten y ubiquen debajo del piso, o sobre la falda. Esto
tiene que hacerse con delicadeza y firmeza, balanceadamente. Debe practicarse una
frase adecuada previamente, a fin de que salga con naturalidad al emplearse.
Esto es muy delicado, y puede llevar a una situación de tensión y hasta conflicto, sobre
todo con respecto a gente rebelde y desagradable. Se debe decir las cosas con una
sonrisa en todo lo posible, y empleando un tono agradable, quizás en forma de pregunta
(“Por favor, ¿podría aclarar esos asientos, para que podamos sentar a un par de
personas? Gracias, hermano.”)
A veces, habrá que pedirle a la gente que se desplacen hacia los lados para consolidar
espacios. Esto también puede resultar en tensión, así que hay que estar alertas al
respecto, y emplear la forma más cuidadosa y balanceada. Es aquí donde la oración
previa en la casa y antes del servicio entre todo el equipo, puede ser de gran utilidad para
evitar y neutralizar esos momentos desagradables.
Como se puede ver, es de gran importancia que los ujieres sea gente dinámica,
observadora, proactiva, y enérgica, con un alto sentido de responsabilidad, que no le tema
a usar su autoridad para mantener el orden en la iglesia, y facilitar el mover del Espíritu en
las reuniones.
SITUACIONES DE CONFLICTO O TENSIÓN
En ocasiones de tensión o conflicto, mejor buscar ayuda con un superior o un pastor si lo
amerita la situación. En otros momentos, quizás será mejor simplemente voltear la otra
mejilla, evitando así una escena desagradable que afee el ambiente, dé mal ejemplo a
otros, especialmente visitantes, o que contriste al Espíritu.
El ujier debe evitar en todo lo posible crear la impresión de ser prepotente, o de estar
abusando de su autoridad. En ocasiones, sin embargo, se requerirá de cierta firmeza,
sobre todo cuando la seguridad de las personas pueda verse afectada.
Hay que pedirle al Señor mucha sabiduría y discernimiento sobre cuándo ser firme y
cuándo ser flexible. De nuevo, es aquí donde la oración previa es de gran importancia
para evitarnos conflicto, y para proveernos de sana sabiduría, así como del Fruto del
Espíritu, lo cual es tan importante para la función del ujier.
CONTACTO VISUAL CON EL PASTOR O LIDER A CARGO
Es muy útil que siempre haya un ujier, quizás el ujier principal, que mantenga contacto
visual con el pastor que está a cargo del servicio. Esto no será posible en todo momento
del servicio. Pero es de gran ayuda de vez en cuando mirar hacia el pastor para ver si
necesita algo, o si desea comunicar algo a los ujieres. De vez en cuando, inclusive, un
ujier se puede allegar al pastor para preguntar si todo está bien, o si requiere algo de
parte de los ujieres u otra persona.
TIEMPOS DE MINISTRACIÓN
Durante tiempos de ministración regular, cuando el pastor le pide a la gente que pase al
frente para recibir oración después del tiempo de adoración, es importante que algunos
ujieres pasen al frente para estar disponibles en caso que se haga necesaria su
intervención. Su presencia es útil, además, para guiar a la gente a la ubicación apropiada,
y evitar aglomeramiento o mal uso del espacio.
Los pasillos del santuario siempre deben mantenerse despejados durante los tiempos de
ministración. Si alguna persona está obstruyendo la circulación, se le debe informar
cortésmente que es necesario desalojar el espacio, o guiarla suavemente a la ubicación
correcta.
Durante tiempos de ministración, la función de los ujieres adquiere una importancia
extraordinaria. Inmediatamente, que comienza este tiempo, los ujieres deben entrar en
postura de alerta y actividad. Algunos deben desplazarse inmediatamente hacia el frente,
para facilitar la ubicación de la gente al frente. Como el espacio es tan limitado, y a veces
pasa mucha gente, debe haber por lo menos tres o cuatro ujieres ayudando a la gente a
compactarse, y sobre todo, a dejar los pasillos libres para que otros puedan también
pasar al frente.
En ocasiones, será necesario aclarar los asientos de adelante y pedirle a la gente que
esté sentada en esa sección que se mueva a otro lado, para que puedan caber todos los
que acudirán al frente. Aquí es bueno en todo lo posible consultar antes con el pastor, o
con alguien de mayor autoridad, para asegurarse que se proceda en una forma
apropiada.
Durante tiempos de ministración, es importante que los ujieres se mantengan muy alertas,
y en continuo movimiento. Se deberán parar detrás de la gente si se está orando por ellos
e imponiéndole manos, por si acaso son tocados por el Espíritu y caen al suelo. Aquí,
mantener la seguridad y el orden será muy importante.
En el caso de hermanas que lo requieran durante tiempos de ministración, será
importante tener disponibles mantas para cubrirlas y mantener la modestia. Los ujieres
deberán identificar con anterioridad dónde están esas mantas, y emplearlas
inmediatamente si fuere necesario. Es preferible que sean las ujieres quienes cubran a las
hermanas que lo necesitan.
A veces, personas que son tocadas por el Espíritu lloran suavemente,. Es bueno siempre
tener un ujier encargado de desempeñar esta función recorriendo el área donde está
reunida la gente,. Esto se debe hacer con mucha delicadeza y discernimiento,
determinando el momento y la manera más apropiados de hacerlo.
FAMILIAS CON NIÑOS
Si vienen familias nuevas con niños, se les debe informar que hay clases para diferentes
edades, y darles direcciones sobre cómo llegar a los salones infantiles. Además, se les
debe dejar saber a qué hora comienzan las clases para niños—generalmente después del
tiempo de alabanza. En algunos casos será necesario conseguir a alguien que acompañe
a la mamá hasta el salón infantil.
A veces los padres no quieren llevar a sus niños al salon infantil, particularmente durante
su primera visita, prefieren retenerlos en el santuario. Generalmente, no se debe insistir
que los lleven a clase. Sin embargo, si el niño se pone inquieto y comienza a molestar o a
hacer ruido, se le deberá informar delicadamente al adulto que hay clases disponibles
para los niños, y que con mucho gusto podemos acompañarlos hasta el salón adecuado.
En ocasiones, este trabajo idealmente lo haría una ujier, ya que es más delicado navegar
ese momento potencialmente difícil de mujer a mujer.
RECOGIMIENTO DE DIEZMOS Y OFRENDAS
Cuando se acerca el tiempo de los diezmos y las ofrendas, los ujieres deben comenzar a
prepararse y posicionarse para acudir al frente inmediatamente que el pastor haga el
llamado. Los sobres de las ofrendas deben estar preparados con antelación, de manera
que el recogimiento de los diezmos se dé con la mayor eficiencia y solemnidad posibles.
En el caso de nuevos ujieres, se les debe dar un entrenamiento específico con
anterioridad sobre cómo se lleva a cabo esta operación, a fin de que no haya titubeos
durante este momento.
LA SANTA CENA
La Santa Cena es uno de los momentos más solemnes del calendario eclesiástico. Debe
llevarse a cabo sin titubeos ni errores marcados o visibles. Por eso, siempre deberá
proveerse entrenamiento específico a los ujieres sobre cómo desempeñar su función con
respecto a este importante momento. Los ujieres deben saber con seguridad dónde
posicionarse, y cómo trabajar en equipo de un lado a otro de los asientos para distribuir la
Santa Cena con la mayor efectividad, solemnidad y rapidez posibles.
Los ujieres asignados para pararse al frente y tomar los elementos de la Santa Cena de
manos del pastor deben estar bien preparados para mover la mesa con los elementos a
su lugar apropiado y quitar con cuidado el mantel que la cubre. Deberán estar informados
previamente del rol especial que van a jugar ese domingo, y vestirse con el mayor
cuidado posible. Debe ser gente espiritualmente madura, y conocida por la congregación.
Al final del tiempo de la Santa Cena, los ujieres deben asegurarse de recoger los vasitos
que queden en los asientos, y desecharlos apropiadamente.
CONTEO DE LA ASISTENCIA
El conteo de la asistencia es de gran importancia para mantener estadísticas
concernientes al crecimiento y las fluctuaciones de la congregación. Se requiere, por lo
tanto, que se lleve a cabo con la mayor precisión y cuidado posibles. Por esa razón, lo
más aconsejable es que siempre lo haga la misma persona en cada turno, y que sea
alguien detallista y cuidadoso en este tipo de operación.
De vez en cuando, por alguna razón extraordinaria, la asistencia el domingo puede
reducirse dramáticamente. por ejemplo, domingos o sábados en los cuales se dan
tormentas pueden hacer estragos con la asistencia del domingo. En ese caso, la persona
que toma la asistencia deberá proveer algún comentario o aclaración en el papel del
reporte, dejando saber la razón por la cual hubo una asistencia más baja de lo usual. Esa
información se incorporará a los récords de la iglesia para futura referencia.
SITUACIONES DE EMERGENCIA
Idealmente, los ujieres deberán estar preparados para afrontar cualquier situación de
emergencia que pueda surgir durante un servicio. La directiva de los ujieres deberá
proveer entrenamientos especializados con respecto a situaciones específicas, tales
como fuegos, falsas alarmas de fuego, personas atrapadas en un elevador, o
emergencias médicas.
Idealmente, algunos de los ujieres deberán recibir instrucción sobre primeros auxilios.
Además, todos los ujieres deberán saber dónde se encuentra el maletín de primeros
auxilios.
Propósito de la lección: Enseñar a los ujieres cuáles son sus funciones, deberes y
responsabilidades, qué se espera de ellos y cual debe ser su actitud hacia los demás,
hacia el culto y hacia sí mismo.
El error más grave que puede cometer un ujier en la iglesia es la desatención. Se distrae,
olvida el orden del culto, se le pasan los detalles convenidos, no se escuchan las
instrucciones del líder de ujieres, se pasan por alto las necesidades de las personas, y la
calidad y eficiencia del ujier desciende a cero cuando su mente divaga. El consejo de
Pablo incluye a los ujieres cuando dice: “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como
para el Señor y no para los hombres… porque a Cristo el Señor servís” (Col 3:23, 24). El
ujier requiere la misma concentración que el pastor, el músico, el que dirige el culto o el
maestro de la Escuel Dominical. El ujier está para servir a las personas prestando ayuda
individual. La responsabilidad del ujier comienza antes del culto. Como responsables de
guardar las puertas de la Casa de Dios, deben ser puntuales y tendrán la responsabilidad
de abrir las puertas del local de la iglesia con antelación suficiente a la hora de comienzo
del culto y de cerrarlas una vez concluído el mismo y después de adecentar y ordenar el
local.
En este ministerio hay TRES ÁREAS DE CONCENTRACIÓN:
PRIMERA: Concentrarse en las personas. Como las personas se habitúan a sentarse
siempre en el mismo lugar, el ujier debe aprender esos hábitos. Dirigir con presteza a las
personas a sentarse en sus lugares de costumbre les indicará el conocimiento del ujier.
Sentar a los visitantes cerca de los asistentes regulares con una palabra de presentación
es de gran ayuda para los que asisten por primera vez. Para acomodar a las personas en
orden, es preciso saber dónde quedan asientos vacíos, y para ello hay que estar
pendiente, sobre todo cuando la iglesia ya comienza a estar bastante llena. El ujier debe
ser atento y respetuoso con las personas. Parte de la concentración requerida en el ujier
debe ir encaminada a memorizar los nombres de las personas y dirigirse a ellas por su
nombre propio. Si a los ujieres se les catalogara como en el ejército, se le daría un
ascenso a cada ujier que aprenda a memorizar los nombres de las personas nuevas.
SEGUNDA: Concentrarse en el culto. Un buen ujier sabe concentrarse a la vez en las
personas a las que está atendiendo y en el culto. Como cada parte del culto de adoración
hace su propia contribución dentro del Cuerpo de Cristo. No permanece pasivo, sino que
se suma también a la adoración. Sin embargo, el ujier debe estar muy atento a todo lo
que sucede en el culto y con las personas, por lo que no debe cerrar los ojos.
El líder de ujieres tiene la responsabilidad de adiestrar a los ujieres, darle las instrucciones
oportunas antes del culto, en el culto y despúes del culto. Cada ujier debe conocer la
dinámica y el orden habitual de los cultos, así como el programa de las reuniones y cultos
especiales. Cada ujier debe conocer su posición y su misión concreta en cada parte del
culto, de acuerdo a lo que el líder de ujieres le haya indicado, hasta el más mínimo detalle
y debe favorecer y animar con su ejemplo a que todo el mundo respete los momentos de
quietud y reverencia en la reunión. Por ejemplo:
(a) Adoración. En esos momentos preciosos de quietud reverente, todo lo que un ujier
haga debe ayudar a favorecer ese ambiente. No debe estar distraído ni hacer ruido ni
nada que pueda distraer a los presentes.
(b) Llamamiento. Cuando el pastor está haciendo un llamamiento, ya sea a recibir a Cristo
o para creyentes, el ujier no debe estar distraído. Debe colaborar con el pastor a
mantener la atención de la congregación.
(c) Ministración. Una vez hecho el llamamiento, los ujieres estarán atentos para hacer sitio
cerca de la plataforma, plegando y apartando un cierto número de sillas, con el fin de que
las personas puedan pasar y ser ministrados con orden y sin que haya apelotonamiento.
Una actitud de piadosa atención de parte de los ujieres es una ayuda para la invitación.
Además, deben ayudar a las personas a “pasar al frente” para que se ore por ellas. Es
muy importante que algún ujier quede pendiente de las personas que no pasaron al frente
y les ayuden a mantenerse en actitud de oración y reverencia, no simplemente de meros
espectadores.
Los ujieres han de permanecer muy atentos durante la ministración, pues su papel es
relevante: Deben situarse detrás de las personas que están siendo ministradas para evitar
que la persona pudiera caer libremente al suelo y golpearse. Si hubiera alguna
manifestación de desorden mientras se ministra, ayudarán al traslado de la persona a otra
parte del local para tratar con la persona en privado.
(d) Predicación de la Palabra. Aunque las obligaciones de los ujieres continúan durante
todo el culto, es bueno que participen del mensaje escuchando con atención. Como
siempre con atención al culto y a las personas. Los ujieres se preocuparán de que el
predicador y en algunos casos, el intérprete, tengan un vaso de agua en el púlpito.
(e) Traslado de niños a la Escuela Dominical. Los ujieres prestarán su ayuda para que al
terminar el tiempo de alabanza, el paso de los niños a la Escuela Dominical se haga
rápida y silenciosamente.
(f) Dirección del culto. Los ujieres se preocuparán de que el que dirige el culto tenga un
vaso de agua en el púlpito. Además, estarán atentos a sus indicaciones y le prestarán
ayuda cuando se requiera. Durante el tiempo de alabanza si alguien ha llegado tarde, los
ujieres discretamente les ayudarán a encontrar asiento para no distraer el orden del culto.
(g) Ofrenda. La ofrenda es una forma más de adoración y expresa, junto con los diezmos,
la más tangible indicación de compromiso de los miembros con el Señor. Los ujieres son
los encargados de tener listos los cestos de ofrenda, de asegurar que no faltan “sobres de
diezmos y ofrendas”, de recoger y contar la ofrenda en los cultos, así como de
entregársela al Tesorero de la iglesia.
(h) Momentos de meditación. En los momentos antes o después del mensaje en que el
pastor pida a la congregación inclinar la cabeza en reverente silencio, los ujieres deben
permanecer también en actitud de reverencia, pero atentos al pastor por si su ayuda fuera
requerida en algún momento.
(i) Lectura de las Escrituras. Cada ujier tendrá siempre bien a mano su Biblia (se
recomienda lleven Biblias de tamaño bolsillo que facilite su movilidad) y servirá de ejemplo
al resto de la congregación, siguiendo él mismo la lectura de la Palabra, permaneciendo
de pie en la posición que el líder de ujieres le hubiera indicado.
(j) Actividades especiales en el culto. Los ujieres asistirán a los líderes en la preparación
que se requiera de las actividades especiales en el culto, como obras de teatro, mimo,
coro de niños y otras en las que se requiera el movimiento de personas y cosas, para
mantener el orden del culto.
El ujier debe disfrutar del culto, aunque esté pendiente de lo que sucede alrededor. Los
ujieres no deben tomar su función como pretexto para juntarse en la parte de atrás del
templo y ponerse a hablar durante el culto. No hay justificación alguna para esto. El líder
de ujieres es responsable de haberse reunido con los hermanos ujieres, habiendo
planificado previamente lo que cada uno debe hacer y sus responsabilidades durante la
reunión. El ujier de una iglesia que se concentra en lo que está sucediendo en el culto y
en el porqué, realizará un trabajo más eficaz y será ministrado personalmente en el propio
culto. Servir de ujier no significa dejar de recibir, ignorar o ser inmunes a la presencia y la
gracia de Dios. Como miembros de la congregación tienen su necesidad espiritual y
deben ser ministrados, pudiendo acudir a los llamamientos. Ésto debe hacerse de forma
ordenada y coordinada con el líder de ujieres.
TERCERA: Concentrarse en sí mismo. El concepto de prestarse atención a sí mismo
puede parecer repulsivo, pero el respeto personal y el estar seguro de uno mismo, son
virtudes admirables. El ujier que se concentra en las personas y en el culto, hallará fácil
concentrarse en su propia relación con las dos anteriores. Para que esto pueda
entenderse mejor, os indicamos a continuación una lista de cosas que un ujier debe
verificar en sí mismo:
Su aseo:
— Limpieza personal
— Perfume y desodorante
— Boca aseada
— Sin chicle (goma de mascar)
— Cabello arreglado
— Bien afeitados los chicos
— Bien vestidos (con uniformidad entre los ujieres)
— Zapatos limpios
— Camisa y corbata limpias
— Con identificador visible (si procede)
Su tarea
— Ser puntual
— Nunca dejar su puesto
— No abusar ni usurpar autoridad
— Atención especial a los invitados
— Seguir las instrucciones
Su actitud
— Orgulloso de ser un ujier
— Optimista acerca de su iglesia
— Conversación agradable
— Rostro agradable
— Una actitud no crítica
— Piadoso
— Humilde
El Ujier de la iglesia es un embajador de amabilidad
Debido a que los contactos de los ujieres se hacen directamente con las personas de
manera individual, es importante que aprendan a pensar con amabilidad y comprensión
acerca de ellas. No debe esperar demasiado de los demás. Un ujier eficiente aprende
cómo aceptar a las personas como son, en vez de como él quisiera que fueran. Por
ejemplo, ya que la naturaleza de los adolescentes es ser irreflexivos, inestables,
fastidiosos y hasta rebeldes, el ujier no los ayudará a ellos ni a la iglesia, criticando o
teniendo pensamientos poco amables sobre ellos. Dejar que los adolescentes o los niños
sean como son, puede ser de más ayuda que leerles la “cartilla” de deberes. El ujier debe
informar al pastor y a su líder de ujieres de las irregularidades que detecte, pero nunca
debe tomarse como personal un problema o situación, ni tomarse la justicia por su mano,
ni leer la cartilla a nadie. Antes bien, debe hacerse respetar con amabilidad y dando
ejemplo. El ujier logra el respeto de los hermanos con su trato dulce, amable y educado. A
través de la imposición y autoritarismo no se consigue nada de nada. Más bien se logra
que los demás no le respeten a uno. Por el contrario, se consigue más a través de una
actitud conciliadora y comprensiva. No entre nunca en discusiones vanas y ofrezca
siempre “La respuesta mansa aplaca la ira”.
Otro grupo especial en la iglesia son las personas mayores. Ellos necesitan más
seguridad que los adultos que tienen una familia activa. Estar consciente de sus
necesidades especiales -problemas auditivos y visuales, necesidad de acompañarles al
cuarto de baño, etc- puede ser como el vaso de agua fría que damos en el nombre de
Jesucristo.
Probablemente, las personas más necesitadas en un culto son las que visitan la iglesia
por primera vez. Cada uno tenemos nuestra propia experiencia personal y conocemos
historias lamentables sobre ujieres y su encuentro con personas que visitan por primera
vez la iglesia. No cuesta demasiado decir: “¡Hola!”. Una sonrisa de bienvenida ”Bienvenido a nuestra iglesia. Le agradecemos su visita. Nos gustaría que disfrute del
culto de hoy”– le puede dar tanta seguridad a un visitante como una cuerda salvavidas a
un hombre en aguas profundas. Una palabra de presentación con uno o dos miembros de
la iglesia pueden hacer la diferencia entre la ansiedad y la feliz adaptación de un nuevo
visitante. Además, el ujier entregará a cada persona que nos visite la “hojita de
bienvenida” para que nos indique su nombre, dirección y teléfono de contacto. Recogerá
las hojitas de bienvenida y las entregará al Líder de ujieres, quien ya sabe lo que debe
hacer con ellas (Libro de registro y seguimiento de contactos). Los ujieres realizarán
además un recuento de todos los asistentes a cada culto, diferenciando entre:
Ÿ Adultos
Ÿ Niños
Ÿ Visitas
Estos datos nos ayudarán a realizar un buen seguimiento de la actividad de nuestra
iglesia en el tiempo. Pero requiere de ujieres disciplinados que tengan la paciencia de
contar y anotar estos datos en cada culto.
La amabilidad en la conversación es algo que puede desarrollarse por los ujieres que lo
intentan. Declaraciones negativas que tienden a juzgar y parecer críticas son lo opuesto a
la amabilidad. Tampoco utilices las bromas o los chistes, si no tienes la confianza
suficiente con una visita, ya que te pueden malinterpretar. Aquí hay algunos ejemplos:
1. Negativo: “Imposible, usted no puede pasar ahora!” Positivo: “Permítanos un momento
y le buscamos asiento”.
2. Negativo: “Llegó tarde, ahora tiene que sentarse en la parte de atrás”. Positivo: “Como
el culto ha comenzado, tenemos un lugar para usted
cerca de la parte de atrás”.
3. Negativo: ”No se puede quedar aquí por donde todos pasan”. Positivo: “¿Podría pasar
para acá donde los demás no interfieran su
conversación?”
4. Negativo: “A su edad, me imagino que no puede oír bien”. Positivo: “Tenemos buenos
lugares en la parte de adelante donde todos pueden ver y oír mejor”.
5. Negativo: “¡Eh chicos, callaos!” Positivo: “Muchachos, por favor ¿podrían ayudarnos a
mantener el orden y reverencia en el culto?”
Hay una palabra final de precaución acerca de expresar amabilidad: Los ujieres deben
tener cuidado de no colocar las manos sobre las personas con el fin de persuadirlas o
expresar familiaridad, porque puede ser malinterpretada. Deja que la amabilidad proceda
del corazón y no de las manos.
Sentando a las personas
Una de las principales funciones del ujier, es sentar a las personas. Se les debe sentar
así:
En primer lugar, los ujieres deben llegar por lo menos treinta minutos antes de la hora del
culto para recibir instrucciones y su tarea concreta en la puerta y pasillo o área
correspondiente, de parte del líder de ujieres. Después de revisar el archivo para
asegurarse de que hay suficientes sobres, himnarios, Biblias, lápices y otros materiales, y
que éstos están en su lugar, el ujier toma su paquete de boletines de la iglesia y
comienza sus responsabilidades de sentar a las personas con la llegada de las primeras
personas. Esas asignaciones de posiciones y áreas de responsabilidad siguen hasta el
final del culto.
En segundo lugar, los ujieres sentarán a las personas lo más cerca posible del frente y del
centro, como parezca apropiado. Los asientos de atrás siempre pueden llenarse con las
personas que se han retrasado, pero a menudo es difícil lograr la cooperación de los que
llegan tarde para sentarlos en frente. Acomodar a las personas de atrás hacia el frente es
una técnica muy pobre. Muchas iglesias emplean cuerdas para reservar los últimos tres
bancos para los que llegan tarde. Sin embargo, si alguien insiste en sentarse cerca de la
parte posterior, es mejor tenerlo atrás que no tenerlo en ningún lugar.
En tercer lugar, cuando las personas llegan al pasillo para que se les siente, el ujier les
dará un amistoso saludo y les sugerirá su plan para sentarlos. Por ejemplo, puede
decirles: “Me gustaría sentarlos cerca de la mitad.” O: “Tengo dos lugares al lado del
pasillo”. “Creo que disfrutará del culto si está sentado cerca de la parte de adelante”. Las
personas normalmente cooperan cuando se les ofrece amablemente una sugerencia.
Sin embargo, un ujier tiene problemas si cae en la trampa de preguntarle a alguien:
“¿Dónde le gustaría sentarse?” Eso puede llevar al visitante a la misma clase de dilema
que algunos enfrentan al elegir el menú. Por tanto, la iniciativa en la sugerencia debe
hacerla el ujier.
En cuarto lugar, el ujier caminará lentamente por el pasillo deteniéndose en el banco
donde sentará a las personas y formará una pequeña puerta en el lugar donde va a
sentarlas, poniendo la mano en el respaldo de la silla de enfrente. Si el ujier camina
demasiado rápido, las personas se quedarán detrás y se sentirán muy solas. Entonces
buscarán un lugar más cerca de la parte de atrás y dejarán al ujier caminando solo. Hay
dignidad en caminar despacio, y las personas están lo suficientemente cerca para
susurrar alguna pregunta o palabra de instrucción al ujier, si es necesario.
En quinto lugar, hay dos reglas fundamentales para sentar a la congregación: (1) El ujier
nunca permite que ninguna distracción le impida estar al tanto de las personas que llegan
a su pasillo. El nunca deja su lugar o cae en la desatención. (2) Un ujier nunca señala a
un lugar y envía a las personas a sentarse por sí mismas. El les muestra personalmente
los asientos.
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