Subido por Cristina Rovirola

REALIDAD VIRTUAL

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Cristina Rovirola Metcalfe
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REALIDAD VIRTUAL – TRASTORNOS DE ANSIEDAD
Actualmente, la realidad virtual se está usando en la terapia de exposición en el tratamiento de
trastornos de ansiedad. Ésta permite al paciente interaccionar con el entorno al que teme de una
manera informatizada, pero con la sensación de presencia en ese entorno (Olasov, GarcíaPalacios, Rothbaum, 2012). Los resultados de varios estudios realizados muestran que la terapia
de exposición con terapia virtual es mejor que el no tratamiento, es eficaz y tiene un impacto en
la vida diaria como lo tienen las intervenciones de exposición en vivo, los resultados que obtiene
son estables con el paso del tiempo y no hay diferencias en el abandono de la terapia con terapias
de exposición en vivo (Opris, Pintea, García-Palacios, Botella, Szamoskozi y David, 2011). En
general, se usa para casos de fobia específica, aunque cada vez se utiliza en mayor medida para
el trastorno de ansiedad generalizada, trastorno por estrés postraumático y el trastorno de pánico,
con o sin agorafobia (Carl, Stein, Levihn-Coon, Pogue, Rothbaum, Emmelkamp, Asmundson,
Cartlbring, Powers, 2019)
Como podemos ver, estos resultados sugieren que es un tipo de intervención eficaz para el
tratamiento de los trastornos de ansiedad. Esto se debe a muchas de las ventajas que presenta. En
primer lugar, y como una de las mayores ventajas, la realidad virtual permite al terapeuta controlar
la situación u objeto que produce el miedo (Shiban, 2018). Cuando el terapeuta controla, puede
decidir qué estímulos se presentan al paciente, la graduación de éstos, si se repiten, cuánto duran,
etc. (Bados y García, 2011). Esto significa que es más fácil realizar una jerarquía específica y que
el paciente se exponga a cada ítem de manera individual cuando esto podría ser más complicado
llevarlo a cabo a partir de la exposición en vivo. Además, comparado con la exposición en
imaginación, no se presentan las dificultades de no saber si lo que imagina el paciente es aquello
que se le ha pedido o si evita imaginar algunos estímulos (Bados y García, 2011). Ligado a este
aspecto, está claro que una gran ventaja es que se puede utilizar en situaciones en las que es
complicado realizar exposición en vivo como puede se puede dar en la fobia a volar en avión, a
estar en una tormenta o a las arañas (Bados y García, 2011). Ligado al punto anterior, controlar
las variables en el ejemplo de fobia a volar avión es algo que sería imposible hacer en la
exposición en vivo, pero con la realidad virtual el terapeuta puede controlar tanto el entorno del
avión virtual, el tiempo de espera, las condiciones de vuelo, el despegue y el aterrizaje, etc.
(Olasov, García-Palacios y Rothbaum, 2012). Comparado con la exposición en vivo, también
requiere menos tiempo y menos organización (Shiban, 2018). Por último, la realidad virtual
presenta un atractivo especial para la generación actual que está tan orientada a la tecnología
(Olasov, García-Palacios y Rothbaum, 2012) y esto puede hacer que las personas estén más
dispuestas a enfrentarse a aquello que les da miedo.
Aún así, como todos los tratamientos, también presenta algunos inconvenientes. Uno de los
mayores inconvenientes es el gasto económico que presenta ya que el desarrollo de los programas
y el equipamiento informáticos que se necesita para realizar este tipo de terapia son caros (Bados
y García, 2011; Olasov, García-Palacios y Rothbaum, 2012). Otro gran inconveniente es que
puede producir mareos durante el tratamiento e incluso efectos después de realizarlo como dolor
de cabeza, somnolencia, fatiga, problemas al caminar y perturbaciones perceptivo-motoras
(Bados y García, 2011; Shiban, 2018). Si el contexto virtual no es el adecuado, los pacientes
pueden presentar dificultades para sentirse implicados (Bados y García, 2011) e incluso pueden
distraerse y utilizarlo como un método de evitación de las emociones. Como pasa con toda la
tecnología, la posibilidad de que falle el equipo y deje de funcionar adecuadamente puede
interrumpir la sesión (Olasov, García-Palacios y Rothbaum, 2012). Por último, también es muy
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importante tener en cuenta que puede ser un peligro para personas que presentan algunas
patologías como trastornos cardíacos, epilepsia o convulsiones y, por eso, es muy importante
recoger información sobre estos aspectos durante la evaluación (Bados y García, 2011).
En mi opinión, y después de realizar la práctica en el laboratorio de realidad virtual, puedo decir
que la exposición al miedo a las alturas puede ser tan real como la exposición en vivo ya que me
hizo sentir las mismas sensaciones físicas y me produjo las mismas emociones negativas que lo
haría el hecho de estar en un sitio alto. Me pareció increíble el hecho de que eso ocurriera estando
de pie en medio de un cuarto que podría ser perfectamente la consulta, sin tener que ir a buscar
un sitio específico para realizarlo. También me dejaron probar un programa de realidad virtual
para la relajación, aunque no me pareció que el entorno fuera tan real y, por tanto, no me relajé
como esperaba hacerlo. Creo que esto demuestra la importancia de que los estímulos virtuales
sean muy parecidos a la realidad para conseguir el efecto que buscamos en el paciente. Uno de
los inconvenientes que yo experimenté fue un poco de mareo, esperable en el de las alturas, pero
no tanto en el de la relajación, y al tener una contractura en el cuello, las gafas que llevaba puestas
me pesaban y me eran bastante incómodas. Creo que, con el tiempo y el desarrollo de la
tecnología, esto son aspectos que se mejorarán y que, por tanto, las ventajas del uso de la realidad
virtual en el tratamiento de trastornos de ansiedad superarán por completo a los inconvenientes.
Algo inconcebible hace un tiempo ahora es una realidad; tenemos entre nosotros una tecnología
capaz de producir unos resultados equiparables a la exposición en vivo sin salir de la consulta.
REFERENCIAS
- Bados, A. y García, E. (2011). Técnicas de Exposición. Documento Interno de la UB.
- Carl, E., Stein, A., Levihn-Coon,A., Pogue, J., Rothbaum, B., Emmelkamp, P., Asmundson, G.,
Carlbring, P. y Powers, M. (2019). Virtual reality exposure therapy for anxiety and related
disorders: A meta-analysis of randomized controlled trials. Journal of Anxiety Disorders, 61(1),
27-36.
- Olasov, B., García-Palacios, A. y Rothbaum, A. (2012). Tratamiento de los trastornos de
ansiedad con terapia de exposición a la realidad virtual. Revista de Psiquiatría y Salud Mental,
5(2), 67-70.
- Opris, D., Pintea, S., García-Palacios, A., Botella, C., Szamoskozi, S. y David, D. (2011). Virtual
Reality Exposure Therapy in Anxiety Disorders: A Quantitative Meta-Analysis. Depression and
Anxiety, 0, 1-9.
- Shiban, Y. (2018). Virtual Reality Exposure Therapy for Anxiety Disorders. Nervenarzt, 89(11),
1227-1231.
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