Subido por Seira Vera

Sesión1-Vera

Anuncio
REPORTE DE LECTURA
Título: Antropología filosófica
Capítulo: Primera parte: ¿Qué es el hombre?
Autor: Ernst Cassirer
Elabora: L.C.C Seira Vera Balderas
Referencia bibliográfica: Cassirer, E. (1968). Antropología filosófica. México: FCE.
http://www.raularagon.com.ar/biblioteca/libros/Cassirer/Ernst%20Cassirer%20%20Antropologia%20Filosofica.pdf
En la primera parte de su obra el autor presenta la discusión filosófica que ha surgido en el
transcurrir del tiempo respecto al hombre y su búsqueda de conocimiento, misma que desde
el comienzo parece debatirse contrastando la visión Aristotélica a la Platónica: ¿Se conoce
a través de los sentidos, por la propia naturaleza humana o es mediante el intelecto, en el
mundo de las ideas donde el hombre halla la verdad?
La cuestión ¿qué es el hombre? surgió en la época Socrática, interrogante que para ser
respondida remplazó al monologo intelectual que se utilizaba por el pensamiento dialéctico,
en el cual, la verdad debía ser obtenida a través de una interrogación y replica constante,
entendiéndola como un acto social. A partir de este momento, se plantea como deber del
hombre la búsqueda de si mismo así como la inspección de las condiciones de su
existencia.
Dicha idea reaparece en el estoicismo de Marco Aurelio, donde el hombre tiene que
obedecer y reverenciar su principio interior, no obstante, este precepto encuentra su
antagónico en la teología de San Agustín y Tomás de Aquino, que ven limitada la razón
humana. A pesar de su oposición, ambas doctrinas comparten un punto, la existencia de una
providencia que gobierna al hombre y al mundo.
Este pensamiento continúo hasta la aparición del sistema Copernicano que se convirtió en
el estandarte del agnosticismo y escepticismo filosófico del siglo XVI, en el cual, el espíritu
científico aparece por primera vez. Seguido a esto, el evolucionismo de Darwin reafirmo
esta nueva postura, donde el conocimiento debía enajenarse de las creencias cristianas.
Aunado a esto, surgió la disyuntiva si el principio de vida presentado por Darwin podía ser
aplicado de la misma manera a la cultura humana, este abrió un nuevo debate entre los
filósofos que continuaron sus estudios dando paso a una multiplicidad de ciencias que
estudian al hombre, las cuales “han contribuido más a enturbiar y oscurecer nuestro
concepto del hombre que a esclarecerlo” (Cassirer, 1968: 23)
UAEH | Maestría en Ciencias de la Educación | Filosofía de la teoría social en educación
Ante este panorama el autor presenta una clave de la naturaleza del hombre que se
encontraba oculta: el símbolo. Plantea que el hombre no vive únicamente en un universo
físico, sino en un universo simbólico donde el lenguaje, el arte y la religión constituyen
partes de éste.
Y pesar de que la racionalidad no pierde fuerza dado que sigue siendo un rasgo inherente a
todas las actividades humanas, no permite abarcar toda la riqueza y diversidad de formas de
la vida cultural humana, por lo tanto, se define al hombre como animal simbólico. Se es un
animal simbólico porque se es previamente racional, el ser humano es capaz de crear e
interpretar signos porque es capaz de pensar en ellos.
El simbolismo con su universalidad, su validez y su aplicabilidad general es el acceso al
mundo humano, al mundo de la cultura; consecuentemente, el ser humano no depende de
sus sentidos para la construcción de su mundo.
Un ejemplo de ello es el caso de Helen Keller, el cual muestra como la función simbólica
del lenguaje es vivificar el mundo y hacer hablar a los signos materiales. Helen descubrió
que cada cosa tiene un nombre pero que esto no se limitaba a casos particulares, sino que
abarca a todo el pensamiento humano.
A través del lenguaje el ser humano es capaz de nombrar cosas que existen en el mundo
físico pero también a aquellas que no son perceptibles por los sentidos, cosas como el amor
y el sufrimiento no podrían ser explicados sin la existencia del ese mundo simbólico
compartido.
En lo que refiere al espacio, Cassirer detalla las diferencias existentes entre sus niveles. El
nivel más bajo, parece responder a una cuestión biológica guiada por impulsos corporales,
en el siguiente nivel, con animales superiores se encuentra una forma de espacio
perceptivo, donde interviene diferentes elementos de experiencia sensible, óptica, táctil,
acústica, kinestésica; finalmente al analizar el espacio simbólico, se habla de un espacio
abstracto, donde podrían surgir los cuestionamientos ¿de dónde venimos? ¿a dónde vamos?
También aborda el tiempo simbólico que se capta como el pensado en pasado, presente y
futuro. La capacidad simbólica nos lleva a esos estadios de añoranza, nostalgia, ansiedad
por lo que ha sido y será.
El ser humano a través de símbolos ha creado un universo que escapa de lo captado por sus
sentidos, éste le permite pensar el mundo y a sí mismo dentro de él, y compartirlo con los
demás, es esto lo caracteriza a la humanidad.
Por lo tanto, a modo de cierre, se retoma el primer cuestionamiento planteado respondiendo
que el ser humano habita el mundo de los sentidos y de las ideas, pero que conoce,
interpreta y le da sentido a su ser y al mundo, a través del mundo simbólico.
UAEH | Maestría en Ciencias de la Educación | Filosofía de la teoría social en educación
REPORTE DE LECTURA
Título: El papel del trabajo en la transformación del mono en hombre
Autor: F. Engels
Elabora: L.C.C Seira Vera Balderas
Referencia bibliográfica: Engels, F. (1876). El papel del trabajo en la transformación del mono
en hombre. https://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/1876trab.htm
El trabajo ha sido para el hombre el elemento esencial para la transformación de sí mismo y
del entorno. Fue la actividad que logró elevar al hombre de su condición animal.
Desde que los ancestros más primitivos comenzaron a utilizar sus manos para actividades
diferentes, una serie de cambios transcurrieron decantándose en tal perfección de las
mismas, que han pasado de ser recolectoras y creadoras de herramientas rudimentarias a dar
vida a piezas de arte.
Pero esta transformación no fue única del órgano, sino que beneficio a todo el ser. Y con
cada nueva actividad posible, el hombre amplió sus horizontes, descubrió otras formas de
trabajo y se hizo necesaria la participación de más individuos, agrupándose en gran número
hasta llegar al punto de tener que comunicarse, hecho que modificó, paulatinamente, la
laringe, abriendo paso a la palabra articulada.
El trabajo y la palabra fueron los motores de evolución para el cerebro, que a medida que se
desarrollaba también lo hacían los sentidos. Con estos elementos, a través de generaciones,
surgió la capacidad de abstracción y de discernimiento así como la claridad de conciencia
que impactó aún más en las habilidades del hombre estimulando su perfeccionamiento.
El cambio en sus habilidades y actividades llevaron al consumo de carne lo que significó el
uso del fuego y la domesticación de animales, convirtiéndose en medios de emancipación.
Gracias a todos estos avances los hombres comenzaron a plantearse y a alcanzar objetivos
más elevados, y poco a poco la civilización surgió y progreso, dando mayor peso a las
ideas, explicando sus acciones mediante sus pensamientos.
Y así como cada modificación morfológica fue progresiva y tomó generaciones para
perfeccionarse, la labor del pensamiento pasó por lo mismo. A pesar de que el hombre
adquirió influencia sobre la naturaleza y comenzó a realizar acciones intencionadas sobre
ella (que representa la diferencia esencial entre él y los demás animales) no tuvo la
conciencia para prever algunas de las consecuencias de estas mismas.
UAEH | Maestría en Ciencias de la Educación | Filosofía de la teoría social en educación
No obstante, se ha aprendido cada vez más de las leyes de la naturaleza lo cual permite
conocer los efectos de las acciones que se toman. Y pesar de que el autor veía en este
conocimiento un camino para la unidad del hombre con la naturaleza, actualmente ese
concepto luce lejano, dado que se ha centrado en la satisfacción de sus necesidades sin
importar el daño directo y colateral que provoca.
Y así como se tiene poca conciencia para las consecuencias naturales, en el ámbito social el
panorama es similar. Engels veía en la historia la herramienta para aprender de las
consecuencias indirectas y remotas dando como resultado una extensión del dominio y
control del hombre, sin embargo, exhortaba a una revolución para crear nuevos modelos de
producción y orden social, dado que el conocimiento no era suficiente.
A más un siglo de la publicación del texto, el trabajo dentro del modo de producción
continúa jugando el mismo papel, sin embargo, resulta importante retomar su sentido como
creado de cambio.
UAEH | Maestría en Ciencias de la Educación | Filosofía de la teoría social en educación
Descargar