Subido por j.di.ma

Heráldica

Anuncio
Heráldica
La heráldica es la ciencia del blasón. Según la RAE, blasón se define como el «arte de explicar y
describir los escudos de armas de cada linaje, ciudad o persona». Es también un campo de
expresión artística, un elemento del derecho medieval y de las dinastías reales hasta nuestros días.
Más recientemente, ha sido admitida dentro de las ciencias anexas de la historia junto con la
diplomática, la falerística, la sigilografía y la vexilología.
Se desarrolló durante la Edad Media en toda Europa hasta convertirse en un código coherente de
identificación de personas, progresivamente incorporado por estamentos de la sociedad feudal
como la nobleza y la Iglesia católica para la identificación de linajes y miembros de la jerarquía,
siendo igualmente adoptado por otros colectivos humanos, como gremios y asociaciones, además
de ser adoptado para la identificación de ciudades, villas y territorios. Lo equivalente en la cultura
japonesa es el Kamon.
Índice
Elementos constitutivos
Definiciones
Arma, escudo, blasón y armerías
Ciencias heráldicas
Raíces históricas de la heráldica
Caballeros y batallas
Caballero
Escudero
Torneos y batallas
Heraldo
Creación de la heráldica
La heráldica en la sociedad
Representar una identidad
Desarrollo histórico
Estudio de objetos armados
La nobleza y las armas
Titular
Orden de caballería
Nobleza y armerías
Derecho de armas
Creación y evolución de los blasones
Reglas del blasón
Significado de las armas
Armas compuestas
Esmaltes
Metales
Colores
Forros
Véase también
Referencias
Bibliografía
Enlaces externos
Elementos constitutivos
Representación de blasones y
conjuntos heráldicos en un armorial
siglo XV.
Siguiendo a Alberto Montaner Frutos, la heráldica es un sistema de comunicación que forma parte del sistema de la emblemática y está
formado por signos constituidos por armerías o escudos de armas.1 Estas armerías están conformadas por cuatro conjuntos de elementos o
«repertorios paradigmáticos»:
1) El campo, normalmente limitado por la representación de un escudo, aunque no siempre, que solo excepcionalmente posee valor
distintivo.
2) Las particiones del campo, que delimitan zonas en su interior
3) Las señales, también denominadas muebles, que pueden ser figuras geométricas u objetos.
4) Los esmaltes, o colores heráldicos, que se dividen en metales: oro y plata; y colores: gules, azur, sable, sinople y púrpura.
A partir del siglo XIV aparece un quinto repertorio paradigmático, el de los ornamentos exteriores al campo. Pueden situarse encima del
escudo (timbre), que tiene como formas básicas la corona y el yelmo, este último con o sin cimera; a sus lados, sosteniéndolo (soportes o
tenantes); rodeándolo (collares, cintas, cordones...) o enmarcándolo (mantos y pabellones).
Estos elementos paradigmáticos se seleccionan para formar signos sintagmáticos según ciertos principios, como el que prescribe que no se
utilice en el campo y las señales esmaltes del mismo grupo (colores y metales), sino combinar metal y color.2
Definiciones
Blasón es una palabra de origen oscuro, puede ser que venga de alguna lengua franconia de la palabra blâsjan (antorcha encendida,
gloria), o más probablemente del latín blasus significando ‘arma de guerra’.3 “Blasonar” significa describir las armerías siguiendo las
reglas de la ciencia heráldica. En un estricto sentido, el blasón es, entonces, un enunciado que puede ser oral o escrito. Es la descripción de
las armerías hecha en un lenguaje técnico, el lenguaje heráldico. El blasonamiento es la acción que consiste en describir las armerías (y por
tanto de enunciar el blasón que representa). La ciencia del blasón es muy antigua, se funda menos de un siglo después que se estableciera
el uso de armerías en la Edad Media. En esgrima, los blasones (amarillo, rojo, azul...) son exámenes que permiten probar un nivel de
técnica adquirida, de arbitrar o de participar en ciertas competencias. Algunos son distribuidos igualmente después de una victoria. Se
expresan en una pieza de tela (cuyo color cambia siguiendo el nivel) en el codo o añadida al hombro desarmado.
Arma, escudo, blasón y armerías
Las definiciones siguientes son precisas, aunque está lejos de reflejar su uso real. En la práctica los términos “blasón”, “armas”, “escudo” y
“armerías” funcionan como sinónimos y son intercambiables, tanto en las obras comunes como en las de los estudiosos de la heráldica.
Las armas son emblemas pintados en un escudo que deben poder ser descritas en la lengua del blasón, y que
designan a alguien o a algo. Tienen el mismo rol que una marca, logotipo o nombre propio: son la manera heráldica de
identificar, representar o evocar una persona, física o moral (casa o familia, ciudad, corporación...). Las armas son
consideradas generalmente como la propiedad (intelectual) de esta persona, que es el titular.
El escudo es el elemento central y principal de las armerías, es el soporte privilegiado sobre el que se representan las
armas. Sin embargo, diversas armas pueden ser representadas en un mismo escudo, sin necesariamente representar a
una sola persona: puede ser la unión de dos armas representando un matrimonio o la superposición de numerosas
armas. Un escudo representa entonces unas armas o una alianza de armas. En todos los casos, el escudo delimita
gráficamente el sujeto del que habla la composición y es suficiente para identificar las armas o una alianza.
Las armerías (siempre en plural) son aquellas que están representadas gráficamente sobre un objeto armado (ejemplo:
el escudo). Las armerías comprenden el conjunto de la panoplia formada por el escudo, que designa al sujeto, y sus
eventuales ornamentos exteriores (soporte, corona, collar de orden...), que dicen algo sobre el sujeto. Algunos
ornamentos exteriores (cimeras, tenantes) forman parte de las armas (y están asociadas sistemáticamente), algunos
son arbitrarios o fantásticos (lambrequines, símbolos alegóricos o votivos), pero la mayor parte son la representación
heráldica de títulos, de cargos o de dignidades: son atribuidos oficialmente y pueden variar según el estado del titular
en un momento dado.
Blasonar significa describir las armerías. El blasón es el resultado de hacerlo: es la descripción (en términos
heráldicos) de todo lo que es significativo en las armerías, y más específicamente en el escudo. La correspondencia
entre un blasón y su representación es el eje de la heráldica: la descripción de un blasón debe permitir representar
correctamente las armerías y la lectura correcta de las armerías debe conducir a un blasón que rinda cuentas sobre sus
rasgos significativos. Dos representaciones (o armerías) son equivalentes si responden al mismo blasón, son por tanto
las mismas armas, aunque puede haber muchas maneras equivalentes de blasonar las armas.
Ciencias heráldicas
La heráldica es lo relativo al lenguaje del blasón, a la ciencia de los heraldos y al diseño de las armerías. Más específicamente, es la
disciplina que tiene por objeto el conocimiento y el estudio de las armerías. La heráldica cubre cuatro disciplinas conexas:
El blasonamiento. Históricamente, la heráldica es la ciencia de los heraldos, que en los
torneos anuncian a los caballeros describiendo en su lenguaje propio las armerías que
portaban en su escudo. Esta disciplina se prolonga hasta la heráldica teórica, que tiene
por objeto precisar las reglas del blasón, su vocabulario, su gramática y su semántica.
Puede convertirse en un deporte mental consistente en describir en términos de blasón
figuras variadas y originales, a veces alejadas de composiciones tradicionales, cuya
legitimidad descansa en ser fiel a un genio heráldico.
La composición. La rama tradicional de la heráldica se refiere a la creación y a la
composición de las armas y blasones para aquel que desea convertirse en titular. Esta
heráldica se apoya en una parte en la genealogía del titular y por otra parte en el
simbolismo particular que desea conferirle a sus armas. La heráldica, no teniendo más
reglamentos que ella misma (salvo en ciertos países), puede llevar a estas
Partido de azur y de gules
composiciones empujadas por la vanidad del cliente a excesos: la heráldica ha creado
numeroso muebles inútiles simplemente por originalidad. La regla fundamental de la
nobleza es que es el titular quien debe darle prestigio a sus armas, no a la inversa, y debe haber, por tanto, una
prudente sobriedad.
La decoración. La rama artística de la heráldica se interesa en la representación gráfica de los blasones en la forma de
armas y de armerías, para armar toda clase de soportes.
La heráldica histórica, finalmente, es una ciencia auxiliar de la historia. Por un lado, se apoya en los documentos y
muebles armados para obtener información particular sobre la historia del titular. Por otro, analiza la composición de
esas armas y blasones para estudiar, de manera general, la simbólica social.
Raíces históricas de la heráldica
Caballeros y batallas
Caballero
El uso de las armerías viene de la evolución del equipo militar entre los siglos XI y XII, que
hicieron prácticamente imposible el reconocimiento del rostro de un caballero. El casco de los
caballeros (que figura todavía en los ornamentos exteriores) cubría progresivamente la cara: la
nariz está protegida por un nasal, la cota de malla (que protege la cabeza y el cuello) tiende a
cubrir la parte baja del rostro y está definitivamente cerrado por una visera móvil.
Para hacerse reconocer en las batallas y los torneos, los caballeros comienzan a pintar figuras
distintivas sobre sus escudos (muebles y piezas o figuras geométricas).
Escudero
De gules con un caballero de plata,
portando un escudo de azur con una
cruz patriarcal en oro, que es de
Lituania
El escudero es un gentil hombre que acompaña a un caballero y carga su escudo. A partir del
momento en el que el escudo porta las figuras distintivas, el escudero que porta el escudo puede
representar al caballero, aun en su ausencia. El escudero es probablemente el origen de la
representación de los tenantes en los ornamentos exteriores.
Las cinco regiones principales del escudo (jefe, corazón, flancos diestro y siniestro, punta) se
refieren a partes del cuerpo del escudero que porta el blasón en el pecho y se presenta de frente.
Como el escudero está visto de frente, “diestra” y “siniestra” están invertidos en heráldica en
cuanto a su significación usual: la diestra del escudero es la izquierda del observador y viceversa.
Torneos y batallas
La razón de ser de un caballero es librar batallas. La batalla le permite probar su valentía a través de sus encuentros y los rescates
recolectados sobre los vencidos aumentaban sus bienes materiales.
En un comienzo no hay gran diferencia entre el desarrollo de una batalla y el de un torneo. En los dos casos se trata de una gran trifulca
armada organizada en un campo de batalla entre dos bandos, donde los participantes respetan ciertas reglas. La diferencia es en el entorno
de la confrontación.
Los torneos se desarrollan en tiempos de paz, para permitir a los caballeros ganar gloria y riqueza, y mostrar cual es el
bando más fuerte y prestigioso, para el honor colectivo.
Inversamente, las batallas son organizadas en tiempos de guerra para mostrar cual
es el bando más fuerte, por ejemplo para vencer a quien gobierna sobre tal o cual
territorio. Permiten también a los caballeros participantes ganar gloria y riquezas (y
por tanto no tenía sentido matar al adversario ya que no habría nadie para pagar el
rescate).
Lo que caracteriza el estado de guerra, en esta época, es la marcha de caballería.
Ella consiste en atravesar el territorio enemigo quemando y masacrando todo a su
paso. La marcha no es muy peligrosa para la tropa armada y sirve sobre todo como
provocación contra el señor del lugar: no pudiendo proteger sus tierras y sus
sirvientes contra las agresiones de los enemigos, se muestra incapaz y por tanto
deshonrado (además, como los cultivos fueron quemados, está privado de ingresos
financieros de sus tierras).
La batalla de Crécy es la primera gran batalla donde la “regla del juego” no fue respetada: las
tropas inglesas libraron una batalla no para obtener gloria y rescates, sino para neutralizar a las
tropas francesas (y lo lograron). Los franceses protestaron que los ingleses no hubieran respetado
las reglas del juego (pérfidamente, de ahí la locución "pérfida Albión") aplicada a Inglaterra, pero
esas reglas simplemente habían cambiado ya. A partir entonces los géneros se separan. Los
torneos se desarrollan en campos cerrados y las batallas se convierten cada vez más en un asunto
de mercenarios y soldados, no de caballeros.
Escena de un torneo - Códice
Manesse
Heraldo
Para los grandes señores, el rol del escudero tomó progresivamente una dimensión diplomática y se
especializó en la función del heraldo. Desarmados, sin valor de rescate, se benefician de inmunidad
diplomática de facto, y pueden desplazarse libremente para asegurar su misión, incluyendo los campos
y países enemigos. Son sujetos, en consecuencia, de una imparcialidad y discreción estrictas. La
actividad de los heraldos se rige por todo un código de derechos y obligaciones.
Los heraldos de armas portan una túnica, el tabardo, que los hace inmediatamente identificables. Es
una túnica densa y desciende hasta las rodillas, armada de las armas de su señor por adelante, detrás y
en las mangas. Es una vestimenta que indica que su portador se beneficia de los privilegios de
inmunidad de los heraldos. El tabardo transforma al heraldo en un símbolo viviente de las armas y del
honor de su señor.
En la Edad Media, el heraldo se vuelve un servidor público al servicio de un príncipe o un señor. En el
desarrollo de la guerra, está encargado de llevar la declaración de guerra, las advertencias. Para los
caballeros que participan en una refriega (sea en batalla o en torneo), puede recibir testamentos o
depósitos sagrados y se asegura de los dignos servicios funerales en caso de ser necesario. Su papel se
completa finalmente sobre todo lo que respecta al honor: reconoce las armas de los nobles y vigila los
blasones, preside las ceremonias y los juegos, y es testigo de actos de valor.
Godofredo de Bouillón portando
un Tabardo
Aunque menos conocidas, también podemos encontrar en esta época heraldas. Tenían las mismas ocupaciones que los heraldos. Las más
destacadas fueron Escolástica de Muñón y Cesarea Taberné.[cita requerida]
Creación de la heráldica
En los torneos y las justas, los heraldos anunciaban al caballero mencionando su blasón, es decir la descripción de las figuras cubriendo su
escudo, antes de nombrar a su titular. Esta práctica es el origen del lenguaje heráldico, en un origen natural y comprensible para todo el
público. Es esta práctica la que funda y establece la heráldica.
Por una parte, fija el vínculo entre un titular y sus armas, lo que impone como primera regla el no tomar las armas
pertenecientes a otros.
Por otra parte, implica la equivalencia heráldica entre la representación gráfica (armerías) y la descripción oral (el
blasón), que no describe sino lo más significativo.
A partir del siglo XIV, los heraldos se convierten en especialistas de la heráldica, o la ciencia de las armerías y blasones. Son ellos quienes
codifican la composición y la descripción formulando, notablemente, las reglas del blasón, viajando y estableciendo armerías para pintar y
retener las que encontraban.
El rey de armas es aquel que está designado para juzgar las armerías (y los títulos de nobleza).
La heráldica en la sociedad
Representar una identidad
Las figuras pintadas en el escudo, establecidas y enunciadas por los heraldos, dan origen a la
heráldica. La heráldica es esencialmente la ciencia de los heraldos, y su origen no puede
comprenderse sino a través de su rol.
El primer elemento que fue armado, con un objetivo militar, fue el escudo del caballero. Después
estos elementos fueron retomados en todo su equipo, para permitir reconocer al titular (en los
lados de sus armas) pero también para representar (estandarte) o marcar su propiedad (cascos y
armaduras de caballos)...
Este vínculo entre las armas y su titular fue retomado en la composición de los sellos. Las armerías
fueron así transformadas en la imagen de la personalidad jurídica. La práctica de sellos armados se
extendió hasta ser de uso común de todas las entidades capaces de tener un sello. Esta práctica aún
está viva en el uso de los anillos armados, los cuales están, en principio, destinados a servir de
sello —es por lo que están grabados de manera cóncava y normalmente usados en el dedo
meñique—.
Escudo, estandarte y casco
armados
Desarrollo histórico
En un principio reservadas a los jefes de guerra que las
portaban en sus escudos (fin del s. XI), el uso de armerías
se extendió progresivamente a los caballeros y después a la nobleza (s. XII). A través de la
identificación de la persona por las armerías, notablemente en los sellos, el uso se extendió a las
mujeres y a los nobles prelados (fin del s. XII). y de los prelados a los burgueses, artesanos y
jueces, capítulos, corporaciones, comunidades urbanas (principios del s. XIII), comunidades
eclesiásticas y órdenes religiosas (s. XIV), señoríos, dominios, provincias, universidades y
administraciones civiles... Transformadas en un signo de identidad social, las armas se vuelven
hereditarias y designan a casas, es decir a las familias y vínculos de parentesco (s. XV), después, y
más generalmente, a vínculos sociales, que son cada vez más representados.
Sello armado
Hasta el siglo XVI, las figuras empleadas eran principalmente figuras animales, en número
bastante restringido (una quincena de uso corriente), así como algunos muebles inanimados (varias
veces abstractos), y sobre todo figuras geométricas. Sin embargo, el repertorio se engrandece con objetos, armas, partes del cuerpo,
edificios, etcétera.
Estudio de objetos armados
Armar un objeto le agregaba un elemento decorativo y afirmaba un vínculo con el titular, legible y comprensible por aquellos que no
sabían leer. Las armerías se encontraban así en todos los testimonios del pasado: documentos, libros, tapicerías, monumentos, placas de
chimeneas, muebles, joyas, vehículos... La identificación de las armerías (cuando no son fantásticas) permiten reemplazar su soporte en el
tiempo y el espacio social, y de retrasar parte de la historia del origen geográfico. La identificación del titular es facilitada por los
ornamentos exteriores, notablemente las órdenes de caballería representadas. Estos pueden conducir a una gran precisión (incluyendo el
año de creación), cuando esta ha modificado frecuentemente la composición de sus armas y la conjunción de armas sobre un mismo
soporte puede conducir a conclusiones incluso más precisas.
La nobleza y las armas
La composición de un blasón representó gráficamente la situación de un titular conforme a un cierto
orden social, entre los siglos XIII y XIX. El estudio del blasón supone entonces un cierto
conocimiento de la sociedad y de su organización en nobleza, rangos, órdenes y costumbres.
Sin embargo, tener armerías nunca ha sido, desde el punto de vista histórico, un privilegio de una
clase noble.
Las armas no son nobles por naturaleza, en un inicio no son más que la insignia del titular. Es la
obligación de este titular “ennoblecerlas”, es decir manifestar su nobleza por sus actos, otorgándoles
honor y gloria a sus armas. El reconocimiento social oficial de este carácter noble, o
“ennoblecimiento”, no viene a reconocer sino una nobleza que ya ha sido adquirida previamente.
El noble es esencialmente el “jefe” de algo, es quien tiene gloria y honor. El medio para acceder
puede ser por las armas, por violencia o usurpación, por herencia de posesiones o siendo el titular de
un cargo... En esta lógica, el ejercicio eficaz y durable del poder es su propia legitimación y solo el
De azur al chevrón de oro
resultado cuenta en el largo plazo. Una persona es reconocida como noble cuando ocupa una situación de mando o responsabilidad por un
tiempo prolongado, al punto de identificarla con esa persona social. Las armas representan a la vez a la persona, su poder actual y la gloria
acumulada por muchas generaciones.
El éxito atrae más éxito, incluido a los miembros de su familia, y una casa “noble” tiende a mantenerse así. La dirección de unas tierras o
de un territorio es generalmente hereditaria y no es siempre posible distinguir las armas de una tierra de aquellas de la casa que la dirige. En
cambio, un cargo es generalmente personal, aunque está más a voluntad que figure en los ornamentos exteriores que en las armas
propiamente dichas.
Las armas más famosas son el signo de una propiedad colectiva con las que se debe o desea relacionar. La relación se traduce en retomar
las armas integralmente (en caso del jefe de la rama), con una brisura o en una composición. Esta relación se obtiene por derecho (título,
herencia y rama), por adquisición (dominios poseídos) o por privilegio adquirido o concedido. Es un honor el portar armas famosas y este
honor obliga en principio al titular a contribuir a la gloria de esas armas. Es eso lo que se expresa en la frase “Nobleza obligada”: portar
armas nobles significa simplemente que se es de una rama noble pero no dice nada más sobre su propio carácter.
Titular
El titular de un blasón es la “persona” que designa ese blasón. Las armas le pertenecen a un cierto
titular, del cual se representan los atributos por los adornos exteriores. Es el conjunto de esta
relación lo que representan las armerías. El titular puede ser de cualquier tipo (individuo, familia,
colectividad o institución).
La composición de armas nuevas traduce lo que el titular poner por delante en relación a un tejido
de vínculos y de derechos sociales: simbólica primitiva, pero también pertenencia a una rama (por
las armas de la familia), afirmación de su genealogía (por composición de las armas de sus padres,
abuelos), matrimonio (por composición de las armas del cónyuge), dominios sobre los cuales se
tienen derechos reales o supuestos, actuales o pasados. Las armas de las ciudades o instituciones
se componen con aquellas de su fundador o señor.
Sello polaco presentando las armas
de posesión real
Las armas, propiamente dicho, son generalmente invariables pero los adornos exteriores dependen
generalmente del titular: sus títulos, dignidades y cualidades, su función o su condición social.
Orden de caballería
Las órdenes de caballería nacen con las cruzadas, alrededor de órdenes religiosas con vocación militar (Orden del Temple, Orden del
Santo Sepulcro, Orden de los Hospitalarios...). Como todas las órdenes monásticas, esas órdenes pueden asociar a no-religiosos: la
pertenencia a una orden manifiesta su asociación con una cierta vocación (varia de acuerdo a la orden) y el prestigio de la orden descansa
sobre el miembro asociado. Al término de la Edad Media, las órdenes de corte sin vocación religiosa fueron creadas, la más prestigiosa
siendo la orden del Toisón de Oro.
Las órdenes pueden ser soberanas (por ejemplo, la Orden de Malta). Lo más frecuente es que estaban unidas al país o a la casa dinástica
que la ha creado.
Las insignias de la orden de caballería fueron generalmente parte de los ornamentos exteriores de las armerías. Ciertas órdenes se
inscribían, dependiendo del jefe, en el escudo del titular. Lo más usual es que se añadiera un collar de la orden alrededor del escudo.
Cuando el titular era miembro de muchas órdenes, la orden más prestigiosa se situaba en el exterior.
La admisión a una orden era el objeto de un acto oficial y registrado, es por ello que la representación de un collar de la orden en las
armerías permiten identificar al titular más precisamente que simplemente enunciando las armas familiares.
En Francia, las órdenes de caballería nacionales (Saint-Michel, Saint-Esprit...) fueron suprimidas por la Asamblea Constituyente, al mismo
tiempo que los atributos de la nobleza. Napoleón creó la orden nacional de la Legión de Honor y la Orden Nacional del Mérito fue creada
en el Siglo XX.
Nobleza y armerías
En Francia, la Asamblea Constituyente decreta el 19 de junio de 1790 la supresión de la nobleza (como estatuto de la persona) y de sus
atributos reales o supuestos: títulos de dominio, privilegios, órdenes de caballería, armerías y libertades. Prohibidas por un tiempo, las
armerías fueron restauradas al principio del s. XIX por Napoleón por decreto el 1 de marzo de 1808 que limitó, durante el Imperio, su uso
a los nobles, limitación abolida por Luis XVIII durante la restauración. Las armerías ya no son el objetivo social en las que se habían
convertido al final del antiguo régimen.
Derecho de armas
Jurídicamente, las armas son el equivalente designado de un nombre propio (nombre de familia o
nombre de lugar) y son accesorios a ese nombre. Las armas son una propiedad regular, de
transmisión hereditaria y susceptible de ser adquirido o conferido. El derecho asociado con las
armerías se parece como a aquel de las marcas y es probablemente el primer tema sobre el que se
elaboró un derecho internacional (por normas o costumbres).
Como regla general, cada uno puede portar armas, a reserva de no usurpar aquellas de otros.
Algunos países que han conservado una nobleza (notablemente el Reino Unido) le han impuesto
una reglamentación específica, hasta un tribunal dedicado (Escocia). Sin embargo, el “derecho” a
portar tales o tales armas es por la mayor parte un asunto de costumbre.
El principal problema del derecho de armas es, para un titular, el probar la anterioridad en el uso
de un blasón que ha reivindicado. Esta prueba es generalmente aportada a través de actos oficiales
que registran un blasón dado o acuerdan una modificación en las armas preexistentes.
Ejemplo de armerías del Imperio
francés
Las reglas del blasón per se, es decir aquellas que hablan sobre la composición de las armas, están
implícitas y responden a las costumbres. El carácter bien o mal constituido de un blasón se evalúa
en función de un “espíritu heráldico”. La evaluación se apoya sobre el concejo de autoridades eminentes que pronuncian sus lecciones en
sus tratados de heráldica a los que hacen referencia. Estas reglas modificadas o movibles como aquellas de buen tono: cuando el consejo
de las autoridades es unánime, el juicio puede ser trazado, para los casos más marginales este debe ser modificado.
Creación y evolución de los blasones
Aunque la creación de los blasones depende de la iniciativa de sus futuros propietarios, tiene, desde el inicio, reglas más o menos estrictas,
con vistas a hacer la identificación eficaz: lectura fácil por el empleo de colores francos sobreponiéndose los unos sobre los otros, motivos
de gran tamaño con contornos simplificados fácilmente legibles, y sobre todo la unicidad de las armerías —a menudo no respetada, más
por ignorancia que por voluntad de plagio—.
Esta voluntad de identidad se traduce también por el uso de símbolos, recuerdo de hechos
marcantes o traducciones de rasgos característicos vinculados al propietario (Armas alusivas), o
por figuración del patronímico, juego de palabras (Armas parlantes) —p.e. el “jeroglífico” que
constituyen las armas de Gonesse, una comuna del Valle del Oise, el “gozne” (gond en francés)
enlazado por una letra S: gond-esse en francés—.
Pero el blasón no está fijado y puede evolucionar en función:
de una alianza en la que los blasones de los aliados se reúnen para no formar más
que uno, una reunión codificada por reglas que traducen el tipo de unión (ver más
en “partición”);
de una herencia, que impone a veces al heredero una modificación (una brisura)
del blasón inicial en función del grado de parentela;
de una distinción honorífica acordada por un suzerano, que le da a un vasallo el
derecho de añadir en su blasón un elemento distintivo del suyo (una aumentación);
de una distinción o modificación para distinguir un nuevo blasón de aquel del que
se deriva (una brisura).
Blasón de Gonesse
De igual manera puede desaparecer y ser reemplazado por un blasón de sustitución, cuando el blasón original ha sido “deshonrado” por
una acción poco honorable de su propietario o de un ancestro del mismo (ver león, león cobarde, vil, etc.).
Reglas del blasón
De hecho no se conoce más que una sola regla que se pueda enunciar en términos indiscutibles —es decir para la que se pueda determinar
con certeza si es respetada o no—: «No metal sobre metal, no esmalte sobre esmalte». Esta es la regla de contrariedad de los esmaltes.
A veces se puede afirmar:
1. El blasón debe ser regular, completo y breve: esta regla significa esencialmente que debe ser posible blasonar
siguiendo las reglas usuales (regulares), y que el blasón debe ser específico —no es posible tener como blasón “de
azur con tres muebles de oro” sin especificar los muebles, por ejemplo—. El blasón debe ser breve, es decir poco
cargado. Esta regla ha perdido su pertinencia casi totalmente debido a la proliferación de blasones compuestos, de
brisuras y otros añadidos.
2. Los muebles que aparezcan varias veces deben ser idénticos en tamaño, forma y color.
3. No se pueden variar los atributos de un mueble respecto a otro igual, pero existe una excepción: los muebles repetidos
sobre un campo dividido en dos zonas pueden ser “de uno en el otro”, es decir ser del color del campo sobre el cual no
están ubicados. En el caso de que algunos de estos muebles estén ubicados sobre la partición, son particionados de
manera idéntica, y cada una de las zonas formadas se colorea del color del campo
opuesto. Esta regla está lejos de ser absoluta y se conocen numerosos casos de
grupos no homogéneos.
Significado de las armas
Las armas son indudablemente significativas, hay sistemas precisos y completos de interpretación
simbólica de armas ya definidos, pero tales sistemas aparentan ser una “mancia” (arte
adivinatorio). Aunque hay armas que han sido deliberadamente compuestas en referencia a uno de
esos sistemas, no es el caso general, y la identificación precisa del sistema utilizado es igualmente
una tarea delicada.
El valor que puede tomar una figura en un sistema particular es el propio de cada sistema y no
puede generalizarse. Si muchos cruzados portaron una cruz, si el bezante carga usualmente el
blasón de un antiguo cruzado, no podemos deducir por eso que todas las cruces heráldicas fueron
creadas en las cruzadas, ni que la pieza honorable en forma de cruz haya tenido siempre un
motivo religioso: puede no ser más que una figura puramente geométrica, o resultar de una
composición, o referirse a un lugar.
Escudo de armas de la familia noble
húngara Rosty de Barkócz otorgado
en 1632
Pero después de establecer como principio que hay siempre un significado en cada elección de figuras, hemos de decir que numerosas
armas no tienen significados conocidos, y los que se les dan habitualmente no son, frecuentemente, más que hipótesis. La interpretación de
lo simbólico debe ser prudente con su contexto: el titular de las armas no las ha compuesto arbitrariamente y un significado puede tener su
origen en armas preexistentes.
Armas compuestas
Los escudos compuestos pueden corresponder a matrimonios, a piezas concedidas por la Gracia del Rey o por adquisiciones. Quienes
cargan sus derechos en las armas correspondientes los traducen gráficamente en la composición de las armerías.
La composición más simple consiste en poner dos escudos juntos manteniendo la forma individual de cada uno. En la Edad Media se tenía
el hábito de juntar los blasones de los cónyuges, el marido a diestra (el lugar de honor) y la mujer a la siniestra. Después esta moda
evolucionó y se acuartelaron los blasones con las armas de los esposos —en el primer y cuarto las armas del esposo, en el segundo y el
tercero las de la esposa—.
En los siglos XVII al XVIII, las armas subcompuestas buscaban (muy artificialmente) representar sistemáticamente todas las alianzas y
ancestros de un personaje, por sus cuarteles de nobleza, al punto de volverse globalmente ilegibles. En estos excesos, que completaban las
grandes armas, la composición se opone a la primera regla del blasón, que le impone a las armas el ser simples. Sin embargo, es legítimo
(aun por vanidad) representar sobre un mismo escudo las armas de todos los abuelos, bisabuelos, tatarabuelos etc. (para mostrar
respectivamente 8, 16, 32 ó 64 cuarteles de nobleza), pero esta composición es artificial y no muestra más que las alianzas. Las armas
personales deben mantenerse simples.
Esmaltes
Los esmaltes son el nombre de las diferentes tonalidades cromáticas representadas en heráldica. Los esmaltes se dividen en tres grupos:
metales, colores y una combinación de ambos llamada forros.
Colores principales
Azur
Gules
Colores neutros
Sinople
Púrpura
Sable
Metales principales
Oro
Forros principales
Plata
Armiño
Morado
Sanguíneo
Esmaltes secundarios, menos frecuentes
Aurora
Carnación
Celeste
Cenizo
Leonado
Vero
Metales
Oro
Plata
Colores
Aurora (anaranjado)
Azur (azul)
Carnación (rosa pálido)
Cenizo (gris)
Gules (rojo encendido)
Leonado (castaño)
Morado
Púrpura o Balaje
Sable (negro)
Sanguíneo (rojo oscuro)
Sinople (verde)
Forros
Armiño
Vero
Véase también
Portal:Heráldica. Contenido relacionado con Heráldica.
Bandera
Símbolo nacional
Sashimono
Kamon
Tótem, heráldico de los nativos de América
Colegio de Armas en Londres
Puesto del Jefe Heraldo de Irlanda
Referencias
1. Montaner (2012:43)
2. Montaner (2012:43-44)
3. Glosario de M. Guerard para el "Polyptique" del abad Irminon (citado en el diccionario heráldico de Charles
Grandmaison, 1861
Bibliografía
Cadenas y Vicent, Vicente de (2004). Diccionario heráldico. Madrid: Hidalguía. ISBN 978-84-89851-40-5.
Montaner Frutos, Alberto (2012). «Identificación, evocación y conformación en los emblemas heráldicos: el caso de las
armas parlantes» (http://ifc.dpz.es/recursos/publicaciones/32/69/03montaner.pdf) (PDF). Emblemata 18: 41-70.
ISSN 1137-1056 (https://issn.org/resource/issn/1137-1056). Consultado el 2 de octubre de 2014.
Enlaces externos
Heraldry of the World (http://www.ngw.nl) (en inglés)
Obtenido de «https://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Heráldica&oldid=129262255»
Esta página se editó por última vez el 14 sep 2020 a las 06:03.
El texto está disponible bajo la Licencia Creative Commons Atribución Compartir Igual 3.0; pueden aplicarse cláusulas adicionales. Al usar este sitio,
usted acepta nuestros términos de uso y nuestra política de privacidad.
Wikipedia® es una marca registrada de la Fundación Wikimedia, Inc., una organización sin ánimo de lucro.
Descargar