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P. VALENTIN SALINERO Y LAS RR DEL APOSTOLADO

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EL PADRE VALENTÍN
SALINERO, S. J.
Y LAS RELIGIOSAS
DEL APOSTOLADO
La Iglesia en Cuba desde la
guerra a la independencia
CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
EL PADRE VALENTÍN
SALINERO, S. J.
Y LAS RELIGIOSAS
DEL APOSTOLADO
La Iglesia en Cuba desde la
guerra a la independencia
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ÍNDICE
AVISOS PARA LA LECTURA ..........................................
11
PRESENTACIÓN ................................................................
13
PRÓLOGO ..........................................................................
1. Resucitar la memoria ..............................................
2. Hacia la vida desde el silencio impuesto ................
3. La memoria de la comunidad apostólica ................
4. De San Antonio Abad a los hermanos y hermanas
menores ...................................................................
5. El valor de las palabras ..........................................
15
16
19
22
1.
El «peregrino trashumante» ........................................
1. Del comercio al noviciado ......................................
2. Alejados, ignorantes, pobres y negros ....................
3. Teología en Woodstock ............................................
4. Estudiante en Poyanne y estancia en Campolide ...
35
37
40
43
48
2.
Valentín Salinero misionero ........................................
1. La Compañía de Jesús y Cuba ................................
2. «Son tan buenos los pobres y tan sencillos» ...........
3. Cienfuegos: de 1882 a 1884 ...................................
4. Regreso a La Habana .............................................
5. Vísperas de la Fundación .......................................
53
54
59
65
66
71
3.
«Que la interior ley de la caridad dé vida a vuestras
acciones» ..................................................................... 77
1. Un obispo entre la ideología y la compasión ......... 80
25
28
8
ÍNDICE
2. Consagrarse pero «de una manera permanente» ... 82
3. La Compañía de Jesús y la división de los católicos en España ......................................................... 84
4. La Fundación de las Hermanas del Apostolado ..... 87
4.
Una Congregación cubana y con espíritu ignaciano ... 95
1. El noviciado de la «Inmaculada Concepción» ....... 95
2. Los primeros pasos ................................................. 96
3. «Por la necesidad de los tiempos» .......................... 99
4. Una espiritualidad para una «obra de misericordia» ......................................................................... 101
5. Fuertes en la fe ....................................................... 107
6. Una congregación diocesana en Cuba ................... 111
5.
En medio de una «miseria espantosa…» ....................
1. Aquellos tiempos de guerra y aquella Iglesia .........
2. Espiritualidad de transición hacia el apostolado ...
3. La santa indiferencia ..............................................
4. «El carácter de nuestro Instituto…» .......................
5. Pobreza y humildad .................................................
6. Obediencia, misericordia y reparación ..................
7. «Bajo el maternal manto de María» .......................
8. La educación de las niñas y la formación de las
Hermanas ................................................................
115
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121
126
127
127
129
131
«Para esto parece que me quiere el Señor» ...............
1. La fundación de Marianao y la primera profesión
de las Hermanas .....................................................
2. El P. jesuita Salinero y su salida de la Habana ......
3. El «desahogo filial» de un «deportado» .................
4. Destino: Bilbao .......................................................
5. San Sebastián, ¿solamente P. «Sacadinero»? .........
6. «La borriquita de la casa» .....................................
7. Salinero y las Hermanas del Apostolado ................
8. «En un corazón agradecido» ..................................
9. Con «estrechez y angustia» ....................................
137
6.
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139
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154
156
10
ÍNDICE
3. Las hermanas del Apostolado y los jesuitas ........... 252
4. Memoria, libertad y carisma .................................. 256
PALABRAS FINALES ....................................................... 263
FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA CITADAS ......................... 269
AVISOS PARA LA LECTURA
Una biografía del P. Salinero, es decir de una persona. ¿De
qué aspectos de ella tenemos más memoria? De su relación con
las Hermanas del Apostolado. Sin eso, se reduciría a una necrológica, en el que se incluyen unas fechas y una mención a su familia. Es el círculo uno.
La biografía del P. Salinero se hace una historia gracias a la
congregación. A través de ella conocemos las razones de su vida
y su fe: como jesuita, heraldo del Señor, predicador, operario y
profesor, con los seglares, en misiones populares y queriendo
extender la instrucción… También su fe para vencer con alegría
aquella enorme prueba que fue su salida de Cuba y que afectó a
su salud, sus emociones, la estima de sí mismo y de los otros. Es
el círculo dos.
Esta biografía hecha historia por su vinculación con las hermanas, nos lleva al tercer círculo: el de la Iglesia en España y
Cuba. La congregación, círculo segundo, y el P. Salinero, círculo primero, nos conducen a la respuesta de la Iglesia a su Señor y
a la forma de entenderla: espiritualidad y ascética.
El cuarto es la sociedad. Es el más externo, pero proporciona el marco, que debe citarse siempre que sea necesario para entender los otros, del tres al dos para llegar al uno.
Vemos los temas en unos años concretos. Hay que repetir cada uno de ellos para ver cómo se realizan, entienden, se sienten y
viven en cada momento. Un libro de historia es un paciente ejercicio de atención, de escucha. Proporciona esa amistad que se
hace lentamente, con estudio, es decir, con dedicación y un tanto
de esfuerzo, con el deseo de saber… La amistad nace entonces
de esa libertad y esa seguridad que proporciona, sobre todo a través de la lectura, el conocer la fidelidad de alguien a otro Alguien para quien vive y de quien recibe vida.
PRESENTACIÓN
El deseo de todas de ver a nuestro P. Fundador Valentín Salinero en los altares, llevó a recopilar todo el material posible para
la introducción de su causa. La Hna. María Dolores Chico fue la
encargada de este trabajo.
El P. Salinero perteneció siempre a la Provincia jesuítica de
Castilla, por lo tanto había que buscar en Loyola (AHL), Alcalá
de Henares, Villagarcía de Campos, Roma (ARSI)…, etc. Así se
hizo hasta dar por agotadas las fuentes. También se comunicó
con personas de América y de España que pudieran informar a
fin de recoger la mayor información posible. Su familia nos entregó casi 200 cartas. Las Hermanas de Cuba tuvieron acceso al
Archivo del Obispado y al de la Iglesia de Reina donde guardan
todo lo de los jesuitas de Cuba. Aquí no encontraron nada. A la
Biblioteca y Archivo Nacional no tuvieron acceso.
Con todos los datos obtenidos se informó al Capítulo General del año 2003 y éste propuso recoger en un libro tan rica información, que es lo que hoy les presentamos.
Este libro nos va a meter en la Historia tan convulsiva de Cuba y España en aquellos años, dándonos a comprender los tiempos difíciles y casi heroicos en que se desarrollaron los primeros
años de la Congregación. Este contexto social y político agiganta la figura del P. Salinero. Ante una sociedad laica y falta de
educación, él va a salir al encuentro del necesitado, movido por
la compasión, «están como ovejas sin pastor».
Es Salinero un jesuita que no se conforma con las clases del
Colegio ni con vivir la disciplina religiosa, él quiere atajar los
males desde su raíz. Con mirada misionera y audacia admirable
descubre la realidad inmediata, intuye el futuro con sus retos, y,
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CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
poniendo su confianza en el Corazón de Jesús, propone su inquietud, su «llamada», a un grupo de mujeres sencillas del Apostolado de la Oración de la Habana, las cuales, llenas de amor a
Dios y a los demás, responden sí, ofreciendo sus vidas para regenerar y construir una sociedad más justa, valiéndose entonces de
la Escuela, como medio para evangelizar.
Es un libro en el que vemos a una persona envuelta en una
Congregación y en unas circunstancias sociopolíticas muy especiales, por eso hay que leerlo despacio, en plan de reflexión e ir
descubriendo en él al infatigable misionero, pobre, sencillo, obediente y muy humano como se constata claramente en las cartas
a su familia.
Les invito a leerlo con mirada reposada, para volver una y otra
vez a los lugares y situaciones en que se desarrolla la vida del P.
Salinero y su relación con nosotras, las RR del Apostolado.
Agradezco la valiosa colaboración del P. Cristóbal Robles,
de María Dolores Chico y de tantas personas que han respondido
de una u otra forma cuando hemos acudido a ellas.
El Concilio Vaticano II nos invitó a volver a las fuentes; el
Capítulo General XVI pidió este trabajo, y con cariño lo ponemos en sus manos. Que sea para todas un impulso que nos lleve
llenas de compasión y misericordia a los lugares donde haya
más necesidad, sembrando la justicia del Reino, para hacer posible nuestro lema: «Venga a nosotros tu Reino».
Madrid, Julio de 2006
PURIFICACIÓN CASTILLO, R.A.
Superiora General
PRÓLOGO
Consideraba Paolo Molinari, S. J., muy importante hacer una
biografía del P. Salinero, fuera adelante o no en el proceso de beatificación. En una Congregación es un paso necesario para fundamentar su espiritualidad en su verdadero carisma. Es un esfuerzo que aporta una base segura1.
Decía el P. Zalba, S. J. el 8 de febrero de 1992 que la idea de
abrir el proceso de beatificación debía someterse a un «sondeo»
para ver si se daban estas tres condiciones: primera, un epistolario muy rico y valioso2, segunda, una fama notable de santidad
entre la gente de La Habana3, y tercera, «si hubo por parte del
gobierno de la Compañía alguna grave interpretación desacertada sobre la vida y virtudes religiosas del P. Salinero, llevada por
éste con humildad y caridad heroicas».
Apunta el P. Zalba a esos dos cambios extraños, el de diciembre de 1896, de La Habana a Bilbao, y el de su regreso en junio de
1907. En los dos casos se corta un trabajo del P. Salinero, cuya utilidad, eficacia y aceptación parecían claras. «Sospecho que aquí
hay algo oculto». Sin esos tres requisitos, aconsejaba «glorificar
ante los hombres a vuestro fundador debe ceder lugar a otros em-
«Traducción de los apuntes que me dio el R. P. Molinari, S. J.», postulador general de la Compañía de Jesús, DRSN 31.
2 En una carta desde Loyola, Marcelino Zalba comenta el 12 de marzo de
1993 que las charlas del P. Salinero a la Congregación de la Buena Muerte, que
fundó en la ciudad, «muestran una espiritualidad muy notable y muy nutrida
por devociones». No había otros escritos.
3 Es difícil poder probar la fama de santidad y las virtudes heroicas del P.
Salinero, después de todo lo que ha sucedido en Cuba en estos últimos años.
1
16
CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
peños apostólicos más urgente y mucho más necesarios»4. No
erraba el P. Zalba en este último punto. El P. Salinero informó al P.
Luis Martín, prepósito general de la Compañía de Jesús, del significado de su trabajo con las Hermanas. Quizás fue este el motivo
de su regreso a España en diciembre de 1896. Hablaremos de ello
en su momento5.
1. RESUCITAR LA MEMORIA
Al inaugurar el curso sobre San Francisco en la Facultad de
Teología de Estrasburgo, Paul Sabatier dijo que, en la medida en
que su biografía había sido más histórica, más ajustada a las
fuentes documentales tratadas con espíritu crítico, había ganado
en belleza, en emoción, en poder de comunicación acogida. En
cierto modo, ese estudio científico había sido la resurrección de
una memoria sepultada bajo los intereses o la rutina6.
Paul Sabatier, biógrafo de Francisco de Asís y conocedor
del franciscanismo, confesaba que «el alma de toda investigación» eran la humildad y el respeto. Si faltan, se pierde ese soplo que da aliento y vida a todo el trabajo histórico. Esto es especialmente importante para quien recoge la memoria de
alguien que, tras su muerte, sigue teniendo personas que le recuerdan y le siguen.
Hay que evitar el riesgo de creer que se honra a un santo porque fue perfecto y jamás erró. De ese modo se les convierte en
«autómatas», una especie de máquina perfecta, cuyos gestos
pueden imitarse exteriormente. Sacados de la historia, de su
tiempo, a nadie inspiran ya. La historia no debe ser «egoísta», no
debe leerse en beneficio propio. No debe escribirse «de encar4 Marcelino Zalba-Inés Ibarra, RA, San Sebastián 8 de febrero de 1992.
DRSN 27.
5 Carta al P. Luis Martín, Bilbao 7 febrero 1898, ARSI Castellana 1010-IV 4.
6 Paul Sabatier, Études inédites sur S, François d’Assise, editées par Arnold Goffin, Paris, Librairie Fischbacher, 1932, ristampa anastatica, Assisi,
Edizioni Porziuncola 2002 74.
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
17
go», buscando justificar algo que se sitúa por encima del respeto
debido a la memoria y a la verdad7.
La Societé des Bollandistes, una institución de la Compañía de
Jesús, viene trabajando para aportar una base histórica a las vidas
de los santos. En 1905, el jesuita Hippolyte Delehaye publicó Les
Légendes hagiographiques. Fue como un manifiesto. Aquellos
años estaban bajo sospecha los que hacían crítica histórica. ¿Qué
sostenía este escrito? En el catolicismo, los santos no son ni herederos ni sustitutos de los dioses y héroes paganos. Las vidas escritas de los santos procedían del culto, lo recibían y buscaban fomentarlo.
El P. Delehaye avisaba que no aportaban una información
histórica. No podía esperarse de estos escritos. Esta postura fue
recibida entonces con recelo. Había sido minusvalorada en tiempos de León XIII por una persona tan abierta como el cardenal
Rampolla. Hoy nadie sospecharía de ella8. Más aún, la Iglesia
exige una biografía crítica como uno de los pasos necesarios para un proceso de beatificación.
En él se distingue la parte llamada «fama de santidad y virtudes heroicas», que se ajusta a un modelo, y la biografía, que debe
responder a las exigencias del método histórico. La pasión, es decir, la carga afectiva que acompaña a quienes mueren con fama de
santidad y el deseo de conservar su legado, como dos factores de
identidad para la comunidad en la que vivieron o que iniciaron,
convierten la historia personal de un «santo» en «patrón ideal». Se
emplean, pues, una serie de tópicos, que deben revisarse a la luz de
los documentos y de la historia de las instituciones de su tiempo.
Dos ejemplos. El primero, el silencio de la documentación
del seminario de Salamanca sobre Valentín Salinero. No estudió
en él. Aquel joven empleado en un comercio ingresó directa-
Arnold Goffin, introducción a Paul Sabatier, Études inédites sur S,
François d’Assise… VII-VIII y 1-3.
8 Bernad Joosart, Von Hügel, Turner et les Bollandistes. Correspondence,
présentation, édition et commentaire de…, Bruxelles, Societé des Bollandistes,
2002, 8-13. La referencia al cardenal Rampolla, 62-63.
7
18
CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
mente en el noviciado de Loyola. El segundo, lo que se dice
sobre el claretiano Felipe Maroto, cuya conducta fue mal entendida por el P. Salinero y acusada de anti-jesuitismo por el P. Orlando Espín9. Ayudó Maroto a la Madre Carolina. Fue exquisitamente honesto en su actuación para la aprobación de las
Constituciones. Estaba bien visto por los jesuitas que siguieron
de cerca su labor.
No se pretende aquí encorsetar la figura del P. Salinero ni
convertir su memoria ni la de las Hermanas en una pasión que
las aleje de lo que podemos saber que fueron. No debe hacerse
ni siquiera «para edificación» de quienes lean estas páginas10.
Leer es buscar el mundo de los otros yo, como escribió
Antonio Machado. Cuando acogemos y escuchamos, retorna
hacia cada uno lo que los otros fueron. Salimos así desde el
espejo al corazón 11. En él se calienta en el tiempo nuestro
amor. No en lo exterior, que vacío y tedioso parece ocultar su
origen o el momento en que comenzó su existencia. La fidelidad no consiste en repetir el principio, sino en saber que fue
principio, en «querer más allá del propio principio», más allá
en el tiempo12.
El símbolo de la fe se cierra en la esperanza de un tiempo
nuevo en plenitud, «la vida del mundo futuro», que activamente
esperamos como el año de la gracia, el día de la justicia, la jornada en que nuestro caminar alcance su destino.
9 En su excelente reflexión, Carisma y Misión de las Religiosas del Apostolado del Sagrado Corazón de Jesús, Madrid, imprenta Comercial Malvar, s.a.
52. El autor reconoce que no ha podido consultar los documentos necesarios
para hacer un «trabajo completo», por eso juzga este escrito una «reflexión»,
con tono de meditación, p. 4.
10 La denuncia hecha contra esa manipulación de la historia, Julio Caro
Baroja, Introducción a una historia del anticlericalismo español, Madrid 1980,
10, 150 y 243.
11 «Muchas leguas de camino/hizo mi canción. ¿En busca de un espejo?
Buscando un corazón». Antonio Machado, «Viejas Canciones», Los complementarios, (1915), Madrid 1980 213.
12 G. W. F. Hegel, Lecciones de filosofía de la historia (1837), Barcelona
1970, 99-100.
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
19
Nuestra lucha, esa tentativa cotidiana, ese «seremos» resistente y gozoso, sea una canción agradecida, un himno de
quienes han pasado por la tribulación sin pactar con el maligno,
sin caer en su seducción. Otra seguridad no existe13.
2. HACIA LA VIDA DESDE EL SILENCIO IMPUESTO
Varios años tardó el P. Salinero en hallar su camino. Varios
años estuvo donde no había elegido ir ni estar. Varios años necesitaron las Hermanas para abrirse el suyo y ser reconocidas. Esas
jornadas de vigilia forjaron, en el dolor y en las carencias, en la
incertidumbre y en la búsqueda, lo que ellas quisieron ser y lo
que pudieron ser. Cuando se olvida que sucedieron así las cosas,
se alcanzan certezas que parecen no tener otro sustento que el silencio impuesto14.
Aquellos años, los que se inician en 1880, los que preceden
a la fundación y mientras trabaja el P. Salinero como misionero, fueron tiempos de esperanza y de lucha. Desde antes, en el
mundo católico, se habían dado pasos, que hallaron la alta protección de Pío IX, «a la cabeza de las reformas» hasta 1849.
Fue una iglesia volcada en el ejercicio de la misericordia15 y de
El 2 de julio de 1855 denunciaba Julián Sanz del Río un esfuerzo, cuyos
antecedentes establecía en los concilios de Constanza y de Trento, para que
«caminaran de acuerdo» la sociedad y la Iglesia. Había que convertir esta demanda en un aviso que se repite sin descanso. Vicente Cacho Víu, La Institución Libre de Enseñanza, Orígenes y etapa universitaria I (1860-1881), Madrid 1962, 61.
14 La pretensión de la historia, como ciencia social, es desmentir la afirmación de Maquiavelo: gobernar es hacer creer. Maurice Duverger, Métodos de
las ciencias sociales, Barcelona 1965, 15.
15 En manos de la Iglesia se pusieron la instrucción del pueblo, el reparto
equitativo de la riqueza y de los frutos del trabajo, la mejora de los presos… «y
tantos problemas para los cuales era necesaria la intervención de la religión».
«Fisonomía de los presupuestos. Artículo 3º. Gracia y Justicia» y «Revista de
Negocios Eclesiásticos», El Siglo, 7 de enero y 5 de febrero de 1848, 1 y 3.
13
20
CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
rostro femenino 16, al lado de la gente y no de los «príncipes»17.
«Conocer los ideales de nuestro fundador, la historia de
nuestro Instituto, sus intereses actuales, su proyección al futuro,
ha de ser nuestra labor asidua, de la que brotará un amor verdadero al Instituto…»
En él las Hermanas han encontrado su lugar en la Iglesia. Su
decisión de elegirlo se «encuentra» con la gracia de quien guía
sus vidas. Por eso perseverar en él testifica su respuesta a la llamada del Señor»18.
El proyecto del P. Salinero, «sus ideales», nace en un ambiente, el creado en España en los años sesenta del siglo XIX. El
mismo en el que aparecen dos institutos ligados a los jesuitas de
Salamanca, y uno, al canónigo de Santiago de Cuba, Ciriaco
María Sancha. A ellos se van sumando en años sucesivos varias
decenas de nuevos institutos femeninos. Traían horizonte a
aquella Iglesia turbada por lo que, para muchos de sus obispos y
sacerdotes, en pocos años, fue el final de una situación tan antigua que se creyó de derecho divino.
En abril de 1869 el dominico Manuel García Gil veía en los
nuevos institutos «una muestra de la providencia especial de
Dios», que ve y escucha las necesidades de su Iglesia y sale a su
paso. Casi todos ellos se dedicaban a la «instrucción del pueblo,
al servicio de las escuelas y de los enfermos».
Había en ellos una novedad desconcertante, un reflejo más
de que el modelo fijado en el concordato firmado en 1851 era in16 Así denomina el movimiento congregacional francés durante el siglo
XIX su mejor historiador. Claude Langlois, Le catholicisme au féminin. Le
congrégations françaises au supérieure générale au XIXe siècle, Paris 1984.
17 Rota la paz, la Iglesia buscó restablecerla mediante los concordatos. Las
congregaciones no formaban parte del modelo de Iglesia reconocido en ellos.
Por eso fueron las primeras en pasarse a la gente, firmando un acuerdo no con
los poderes públicos, sino con el pueblo, como pidió eso años Gaspard Mermillod, un antiguo alumno de los jesuitas, entonces el obispo auxiliar de LausanaGinebra. En 1890 León XIII lo nombró cardenal.
18 Directorio, I 5 y 4.
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
21
suficiente. Eran un gesto de libertad frente a esa definición, impuesta desde el poder y no elegida, de lo que debía ser y hacer la
Iglesia en la sociedad.
Estas nuevas congregaciones o institutos, de votos simples, de hermanas que no perdían su condición seglar, se establecían en una diócesis, desde la cual se extendían a otras.
Mantenían la dependencia de aquella donde se hallaba su primera casa. Este hecho, escribía, «me parece bastante irregular». Estas congregaciones dedicadas a la enseñanza de niñas
las consideraba «ciertamente muy útiles», pero no entendía
que hubiera motivo para que dependieran de un obispo distinto al de la diócesis donde estaba establecida alguna de sus casas19.
El obispo era como el equivalente de la autoridad civil. En
España se les condecoraba para que tuvieran tratamiento de Excelentísimo Señor. Lo mismo sucedía en Italia. Llevaba razón el
arzobispo de Zaragoza, pues la independencia respecto al obispo
diocesano situaba a las congregaciones fuera del espíritu del
concordato.
Desde Roma tomaban nota de esta realidad que estaba consolidándose en España y en otros países católicos. Se exhortaba
al obispo de Calahorra en abril de 1880 a no ahorrar esfuerzos
para escolarizar a todas las niñas de su extensa diócesis y a encomendar esas escuelas a las hermanas de estas congregaciones.
Había más: entre los religiosos, se prefería a los que se dedicaban a la juventud20.
19 V.
T. Gómez García, El cardenal Fr. Manuel García Gil, O. P. Obispo de
Badajoz y Arzobispo de Zaragoza (1802-1881), Valencia 1990, 791-792 y 802.
20 Respuesta a la «relatio», informe, del obispo, del 14 de diciembre de
1877, fechada el 20 de abril de 1880, ASV Congreg. Concilii Relat Dioec 167,
folio 195.
22
CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
3. LA MEMORIA DE LA COMUNIDAD APOSTÓLICA
En la segunda mitad del siglo IV San Atanasio escribió una vida
de San Antonio Abad, que murió en el año 350. A los dieciocho o
veinte años tuvo que hacerse cargo de su patrimonio familiar y de su
hermana menor. En el origen de su conversión está el recuerdo de la
Iglesia apostólica. Los primeros cristianos lo vendían todo y lo entregaban a los Doce para que repartieran como limosna sus bienes.
Con esos pensamientos, entró en una iglesia y escuchó lo
que estaba leyéndose: «Si quieres llegar hasta el final vende lo
que tienes, da el dinero a los pobres –así tendrás un tesoro en el
cielo– y luego vente conmigo» (Mt 19, 21).
Estas palabras de Jesús al joven rico le movieron a donar a
los aldeanos unas «trescientas parcelas fértiles y muy hermosas», heredadas de sus padres. Vendió también sus bienes muebles, repartió el dinero a los pobres y se reservó una pequeña
cantidad para su hermana.
Vuelto a entrar en la iglesia, escuchó: «No os agobiéis por el
mañana». Al salir, dio todo lo que tenía a los necesitados. Encomendó el cuidado de su hermana a unas vírgenes para que la
educaran bien. Libre de cuidados, «emprendió enfrente de su
misma casa, una vida de ascetismo y de intensa mortificación».
Trabajaba con sus propias manos, pues dice la Escritura: El
que no trabaja que no coma. Lo que ganaba lo destinaba, parte a
su propio sustento, parte a los pobres.
Oraba con mucha frecuencia, ya que había aprendido que es
necesario retirarse para ser constantes en orar. Ponía tanta atención en la lectura que retenía todo lo que había leído hasta tal punto
que llegó un momento en que su memoria suplía los libros.
Todos los habitantes del lugar y todos los hombres honrados,
cuya compañía frecuentaba, al ver su conducta, lo llamaban amigo de Dios. Todos «lo amaban como a un hijo o como a un hermano»21.
Esta lectura se incluye en el oficio de la fiesta de San Antonio, Liturgia
de las Horas III (2ª edición), Madrid 1984, 1130-1131.
21
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
23
El relato de esta etapa de la vida del padre del monaquismo destaca la pobreza y la limosna, la comunión en las necesidades de los
pobres. Vive del propio trabajo para sustentarse y vive austeramente
para compartir con los pobres lo que gana. Se queda en medio de
los hombres, cerca de quienes lo conocen. Se consagra a la oración
y a la lectura. Lo estiman los justos y las personas honradas. Es como un hermano o un hijo y lo consideran un amigo de Dios.
Pasado el tiempo, los monasterios se convirtieron en conventos, en «sociedades aparte»22. La memoria de la fe, aletargada esos
siglos, no dejó de ser una llamada a la compasión23. Hay rasgos
comunes entre lo que sucedió en los siglos XIII y XIX. En aquel
culmina el proceso iniciado doscientos años antes: el cristianismo
se colorea con lo femenino y el sufrimiento. Eso significa un ascenso del culto a la Virgen, la transformación del Cristo resucitado
y victorioso, en un Cristo sufriente, crucificado.
En el siglo XIX otra vez la Iglesia se ponía en camino. Como
sucedió en el siglo V, «se pasaba a los bárbaros», según pedía el
Beato Federico Ozanan en los años en que aparecían estos nuevos Institutos. El monje se hizo predicador y misionero y aceptó
ser obispo24.
22 La descripción de este proceso, Georges Duby, «Obertura», Historia de
la vida privada. Tomo 2: de la Europa feudal al Renacimiento, Madrid, Taurus,
reimpresión 1989, 39-44.
23 «…ninguna doctrina o práctica religiosa puede ser auténtica si no conduce a la compasión práctica». Es una herencia, una vocación que el cristianismo comparte con las religiones monoteístas, los budistas, los taoístas y los hindúes. Cada ser humano es sagrado. Hay que tratarlo con absoluto respeto,
porque su dignidad es también absoluta. Cuando se olvida esto, la fe se convierte en una expresión de la ira y del odio, se hace una teología de la violencia. Karem Armstrong, Los orígenes del fundamentalismo en el judaísmo, el
cristianismo y el Islam. La intolerancia religiosa frente al progreso, Barcelona,
Tusquets 2004, 398 y 453.
24 La alta edad media conoció la aparición de diversas reglas monásticas.
Carlomagno trabajó en su unificación. Apoyó los esfuerzos de un monje catalán de un monasterio situado en Aniane, cerca de Montpellier, que renovó la regla de San Benito. Se le añadió como una de las dedicaciones de los monjes la
predicación. Jacques Le Goff, L’Europe est-elle née au moyen âge? Paris, Ed.
du Seuil 2003, 52-53.
24
CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
En el siglo XIII, a través de los mendicantes, la iglesia dirige
una mirada de piedad al mundo. A través de las obras de misericordia se acerca con una actitud fraternal hacia los humildes, los
enfermos y sobre todo a los pobres. La consigna: seguir a Cristo
desnudo. Es un paso más en esa vía hacia el crucificado25.
Una nueva sociedad, una respuesta diferente. De los monjes
a los mendicantes. Comienza con las ciudades el incremento de
los intercambios económicos, de la circulación monetaria. La riqueza se convierte en un valor. La revolución agraria, los cambios en la vida campesina, la aparición de nuevas clases sociales
urbanas, de la burguesía, el crecimiento demográfico, las nuevas
formas de enseñar, el nacimiento del Estado, todos esos procesos
y la interacción entre ellos forman el mundo en el que surgen las
órdenes mendicantes.
El hombre, hecho a imagen de Dios, salvado tras el pecado,
puede crear en este mundo condiciones positivas de salvación. La
historia no es un descenso sino un ascenso hasta que el mundo se
acabe en plenitud. Los valores descienden del Cielo a la tierra. La
civilización material es incorporada al ámbito religioso. El hombre
siente como propios la fortuna, el cuerpo y el tiempo.
Los monasterios respondían a otra sociedad. La novedad de
las nuevas órdenes es que no son monásticas. Se les llamó mendicantes, porque lo que más llamaba la atención era su práctica
de la humildad y de la pobreza. Vivían de su trabajo26.
25 Jacques Le Goff, o.c. 105 y 110. También en el siglo XIX reaparecen la
atención servicial hacia las mujeres que se prostituyen. La función social de la
prostitución en la Edad Media se entiende mejor si se recuerda que era una sociedad poblada de célibes: clérigos y jóvenes sin esposa. La Iglesia se esforzó en humanizar y evangelizar a las prostitutas envejecidas o arrepentidas. Casarse con una
prostituta se juzgaba una obra de misericordia a partir del siglo XII. Se fundó la
orden femenina de María Magdalena, en cuyos monasterios se las acogía, ib. 145.
26 Tuvieron problemas para ser aceptadas por los Papas. Hubo una floración, que el II Concilio de Lyón redujo a franciscanos y dominicos, a ermitaños
de San Agustín y a Carmelitas. Se añadió en el siglo XIV la de los «Servitas de
María». El IV Concilio de Letrán prohibió en 1215 crear nuevas órdenes. En
1223 Honorio III aprobó la regla franciscana tras suprimir de ella los pasajes
más radicales. Jacques Le Goff o.c. 198-199, 262-263 y 184-186.
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
25
En el siglo XIX, con motivo del VIII centenario del nacimiento de Francisco de Asís, se recuperó la tradición franciscana, en muchos casos, como el de las Hermanas del Apostolado
de la Oración a través del espíritu ignaciano. Lo veremos más
adelante.
Hay diferencias entre las sociedades del XIII y del XIX. Es
un hecho evidente, pero el proceso fue similar. En sus formas de
vida, hubo dos hechos: las hermanas seguían siendo «laicas»
dentro de la Iglesia, sus votos son simples. Conservaban sus derechos civiles. Vivían sólo de su trabajo. Hubo algún caso de
mendicantes. Lo fueron las Siervas de San José, que se establecieron en Zamora. La mayoría, con un guiño irónico, subrayaron
que vivían de su trabajo y pobremente. Como señalaba el obispo
de Lérida al informar de las Carmelitas de la Caridad, atendían
las necesidades de la gente, costando poco a los ayuntamientos y
fundaciones, porque vivían con mucha austeridad.
4. DE SAN ANTONIO ABAD A LOS HERMANOS
Y HERMANAS MENORES
A principios de octubre de 1216, Jacobo de Vitry escribía sobre los Hermanos y Hermanas Menores.
«Viven según la forma de la primitiva Iglesia, según de ella
se escribió: La multitud de los creyentes tenían un solo corazón
y una sola alma (Act 4, 32). Durante el día van a las ciudades y a
las aldeas para conquistar a los que puedan, dedicados así a la
acción, y durante la noche, retornando al despoblado o a lugares
solitarios, se dedican a la contemplación.
Las mujeres por su parte viven juntas en algunos hospicios,
cerca de las ciudades y no reciben nada, sino que viven del trabajo de sus manos. Les causa mucho desagrado el hecho de que
clérigos y laicos las honran más de lo que ellas quisieran.
Los hombres de esta religión, una vez al año y por cierto para gran provecho suyo, se reúnen en un lugar determinado para
alegrarse en el Señor y comer juntos y con el consejo de santos
26
CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
varones redactan y promulgan algunas santas Constituciones,
que son confirmadas por el señor Papa. Después de esto, durante
todo el año se dispersan…
Tengo por cierto que… quiere el Señor salvar a muchas almas antes del fin del mundo por medio de estos hombres sencillos y pobres».
El mismo autor, en su obra Historia orientalis, escrita entre
1219-1221, en su capítulo 32 dice:
«A ningún hermano de esta orden le está permitido poseer nada. No tienen monasterios, ni iglesias, ni campos, ni viñas, ni ganados, ni casas, ni otras posesiones donde reclinar la cabeza (Mt
8, 20). No usan pieles ni lienzos de lino, sino únicamente túnicas
de lana con capucha; no tienen capas, ni palios, ni cogullas, ni ninguna otra clase de vestiduras... Si se les da por misericordia una limosna, no la andan reservando para más adelante».
Una o dos veces al año se reúnen todos en un tiempo determinado con objeto de celebrar el Capítulo General. Sólo dejan
de acudir los que se hallan en tierras lejanas o al otro lado del
mar. Después del capítulo, su superior los vuelve a enviar en
grupos de dos o más a las distintas regiones, provincias y ciudades».
Esta era una de las claves de su extensión y de su presencia
dilatada en muchos lugares de la cristiandad.
En su segundo sermón a los Hermanos Menores, conforme a
lo que advertía ya en su Historia Orientalis, recordaba la pasión
de fidelidad de Francisco de Asís, «que tan expresamente siguió
al Crucificado que en su muerte aparecieron en manos, pies y
costado las huellas de Cristo»27.
Esta fraternidad y minoridad, masculina y femenina, presente
en medio de la gente y consagrada a la vez a la contemplación y la
soledad, la formaban hermanos que vivían del trabajo manual. Su
encuentro anual, para ellos como la reunión capitular de la comuni27 «Testimonios extraños y otros fragmentos», San Francisco de Asís. Escritos. Biografía. Documentos de la Época, edición preparada por José Antonio Guerra, Madrid, BAC, Editorial Católica 2003, 956-957, 959 y 961.
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
27
dad monástica, reforzaba los vínculos entre ellos. Se alegraban en
el Señor, comían juntos, se exhortaban unos a otros, rezaban juntos. Se dispersan unidos en la obediencia que les envía y gracias a
la cual viven conforme a lo que ellos han decidido.
La obediencia en la fe significa seguir con otros a Jesús, apasionadamente, como Francisco de Asís, realizando una justicia
que va más allá de lo visible. Con su pobreza manifestaban su
esperanza en el futuro de Dios para nosotros.
Siglo y medio más tarde, Gérard Grote, hijo de un comerciante de paños de Deventer, siendo sacerdote abandonó su beneficio
eclesiástico y se retiró a la cartuja de Monnikhuizen en 1374. Se
dedicó luego a la predicación. Formó comunidades religiosas,
asociando a sacerdotes, clérigos y hermanos. Estos «Hermanos de
la Vida Común» tenían una rama femenina. Predicaron Grote y los
suyos la reforma moral. Combatieron la simonía y el concubinato
del clero y el no respeto del voto de pobreza.
Se centraban en los problemas concretos, diarios, proponiendo una «devotio», una espiritualidad sencilla y práctica, cuyo
modelo es la humanidad de Cristo. En ese ambiente se forma la
Imitatio Christi, de Thomas de Kempis, que murió en 1471.
Nos aproximamos al siglo XVI, nos acercamos a la fundación
de la Compañía de Jesús, con la que se identifican las Hermanas.
«Las apostolinas forman no sólo una Congregación fundada
por un jesuita, sino que el fundador les dio un carisma netamente
ignaciano, es decir, una Congregación femenina que, a través de
medios específicos (la evangelización por la escuela) quiere vivir la
espiritualidad de Ignacio de Loyola».
Como sucedió con las Hijas de Jesús, según su primer biógrafo el jesuita P. Alcalde, también el P. Salinero se resistió a que
se redujera la «dependencia obvia» de las Hermanas del Apostolado en relación con «la espiritualidad y formas de la Compañía». Sus Constituciones son «casi copias textuales» de las de la
Compañía de Jesús
Esa pretensión, según el claretiano Felipe Maroto, chocaba
con las Normas de junio de 1901, que diseñaba «el tipo de las
congregaciones religiosas modernas».
28
CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
Del modelo ignaciano, subraya Orlando Espín: la centralidad de la persona de Jesús, la prioridad del amor y «el compromiso con la sencillez». Se da una dimensión justa a lo comunitario, subordinando la comunidad a «las obras», porque la
espiritualidad ignaciana no es «conventual», sino centrada en la
misión. Desde ella se valora la comunidad, recordando el empeño de S. Ignacio de que en la Compañía de Jesús no se introdujeran rasgos conventuales: hábito, coro, oraciones comunitarias…28.
5. EL VALOR DE LAS PALABRAS
Pocos meses después de la aprobación de las Constituciones,
murió Pío X. Benedicto XV consideró su deber restablecer la unidad entre los católicos tras la crisis del modernismo. Tuvo que poner por obra el Código de Derecho Canónico, que introdujo una
importante modificación en lo que habían sido hasta entonces los
nuevos institutos. Hubo que revisar las Normas de 1901. A ese
cambio se acomodaron obedientes las Hermanas. Pasado un tiempo, la extrañeza de esa situación desapareció aparentemente. Luego, cuando se les pidió que se renovaran, tras el concilio Vaticano
II, descubrieron que había que restablecer lo que había sido olvidado. Para superar ese olvido se escribe este libro, una historia del
P. Salinero que es una parte importante de la de las Hermanas.
En 1983 el cardenal Ratzinger examinaba en una conferencia el significado que tenía el «pluralismo» en la Iglesia. Ese
concepto político había venido a llenar el vacío que había dejado
la palabra «sin-fonía» usada por los Padres de la Iglesia. Quizás
sea necesario hacer lo mismo con «carisma». El empleo que de
ella se hizo en la tradición del nuevo testamento ha dejado paso a
un significado social y político. El carisma no es la gracia de ca28 Orlando Espín, Carisma y Misión…23, 25-29. En las Constituciones de
1983, se habla de «prioridad por los pobres y sencillos en su evangelización»
(art. 12).
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
29
da uno, sino la que recibe uno, se le otorga o reconoce por los
demás y va unida muchas veces a una cualidad, a un acontecimiento, una fecha, un lugar. De modo que lo que nace como expresión de comunión fraterna, agradecimiento y alabanza se
transforma en un poder acatado.
Es conveniente recordar esto al comienzo de esta historia.
Porque la invención de este reciente sentido del carisma puede
haber «guiado» la invención de una historia de los orígenes de
algunas congregaciones. Quizás haya sido una defensa frente a
una homogenización jurídica que, a partir de 1921, hubieron de
aceptar todas ellas.
Para leer estas páginas debería fijarse históricamente el significado que la palabra Congregación tenía en la sociedad civil.
Hay una primera confusión en el lenguaje de fuera de la Iglesia.
Los religiosos que no eran como los otros laicos y sacerdotes, se
llamarán «congregacionistas».
Fue este un uso torcido que convino a quienes eran enemigos
de las congregaciones. Los religiosos fueron otra cosa. En el
modelo de vida que configuraban sus formas asociativas, Léon
Moulin ha visto un anticipo de las Constituciones democráticas:
la autoridad era elegida y, en muchos casos, estaba sometida a
ese control que era la reelección o la fijación temporal de su
ejercicio.
Esa tradición la recogió el movimiento congregacional del
siglo XIX. ¿Cómo se explica la hostilidad con que los antiguos y
los nuevos institutos religiosos, unos y otros llamados «congregacionistas», fueron tratados en Francia y otros países católicos?
Se les censuraba su nefasta influencia, ejercida de modo tentacular y reaccionario en las familias y en la juventud, contribuyendo a la escisión dentro de la sociedad. Se hablaba de su riqueza,
que se beneficiaba de una fiscalidad que les eximía de los impuestos en la transmisión de bienes. Se les acusaba finalmente de ser
una milicia disciplinada al servicio de la Santa Sede. Prueba esto,
de forma indirecta dos cosas: que no se ajustaban al modelo
concordatario, que sometía en muchos aspectos la Iglesia al Estado y que recordaban la impronta ignaciana en los nuevos institu-
30
CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
tos: la universalidad de sus fines estaba vinculada a su dependencia de la Santa Sede.
Hubo, pues, dos designaciones: nuevos institutos y congregaciones. La Iglesia prefirió la de Instituto, que, tras el Código
de Derecho Canónico de 1917, borra la diferencia entre nuevos y
antiguos. La legislación francesa mantuvo el de Congregación,
dejando dos rasgos: el hábito y la vida en común. La secularización de las congregaciones suponía la supresión de ambos. Se
explica que en el lenguaje de los nuevos institutos haya desaparecido la referencia a la Congregación, se haya usado durante un
tiempo el de comunidad y, en la medida en que se ha afianzado
su vinculación a la Iglesia, primero con el decretum laudis y luego con la aprobación pontificia de sus Constituciones, se haya
reforzado la asimilación con los institutos antiguos, monásticos,
conventuales y regulares29.
De todos los usos que dentro de la Iglesia tiene el término
Congregación-comunidad, el que mejor se aplica, aunque no
se identifica con él, es el que le dan los benedictinos: federación de abadías autónomas.
Los elementos a tener presentes en la evolución de las formas de vida, que se han designado de diferentes maneras a lo
largo de más de quince siglos han sido el nombre, su habitación,
la condición de sus miembros, su actividad y el vínculo jurídico
que los une.
Según eso, a los nuevos institutos conviene el nombre de comunidad, congregación, fraternidad. Su habitación es casa o residencia, no convento ni monasterio. Todas son hermanas. Trabajan y tratan de reproducir el modelo de vida apostólica, desde
el cual fijan sus compromisos como votos simples, promesas, o
En la Compañía de Jesús, como puede verse en las cartas anuales de las
casas y en los informes de visita del P. Provincial, «instituto» se reduce a observancia regular. Apenas se habla del «Instituto», que precede a las Constituciones de San Ignacio. Las Normae quaedam pretenden fijar el régimen interno
y las relaciones con la autoridad eclesiástica.
29
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
31
prescinden de este último aspecto, usando una fórmula diferente
de unión entre sus miembros.
Cuando se produce ese asalto a los «congregacionistas», que
consigue rango legal en Francia, pero no en España hasta la
II República, no es necesaria una definición de Congregación.
Basta describir cómo son para declararlas fuera de la legalidad y
establecer lo que se llama «delito congregacionista». Lo hace el
procurador general de la República Francesa el 3 de diciembre
de 1905, en la conclusión de su informe a los diputados:
«Una Congregación implica, a grandes líneas, un fin religioso, la sumisión a una regla inflexible, inmutable, la renuncia al
mundo, el abandono de los lazos familiares, de los intereses privados, para adoptar únicamente los intereses de la colectividad a
la que se pertenece, la obediencia pasiva, la abdicación de la
condición individual de la persona, la perpetuidad de la obra y
una fuerza, hecha de sacrificios y renuncias, fuera del control del
Estado, tan grande que ningún Gobierno ha podido desinteresarse de ella so pena de firmar su decadencia».
La confusión de este informe tiene un claro fin político:
revivir entre los franceses la antipatía hacia las antiguas órdenes monásticas y conventuales bajo el fantasma de lo que se
llamó entonces una nueva amortización, es decir, una acumulación de bienes sustraídos a la riqueza nacional.
Volviendo a la historia y a la expansión de estos nuevos institutos, conviene señalar tres rasgos. Son casi todos femeninos.
Son locales. Responden a la conciencia de que hay que reconstruir la Iglesia tras una situación de crisis. Para esa tarea urgente
no bastan o no sirven los medios anteriores30.
30 En Francia en 1878 se publican los datos hasta 1876 sobre «congregaciones», término que, como hemos visto, incluye a los nuevos y antiguos institutos. Había 95 masculinas y 1147 femeninas. A sus escuelas asistían
2.300.000 alumnos. Atendían en sus centros de beneficencia y hospitalarios a
225.000 ancianos, huérfanos o enfermos.
En 1900, según el gobierno francés había 152 institutos masculinos, siendo legales sólo 5. La política de la III República los había ilegalizado en tiem-
32
CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
La novedad en la respuesta se siente como fidelidad al Evangelio, a lo que en esos momentos se define como el centro de la
fe. En el último tercio del siglo XIX, destaca la devoción al Corazón de Jesús, mediante la reparación por los pecados que se
cometen como consecuencia de no haber reconocido su reinado
en la sociedad. El rechazo al liberalismo y a la laicidad, la devoción al Papa, víctima de la «revolución cosmopolita» y roca
frente a la apostasía… irán coloreando esa fidelidad antigua a
medida que se avanza hacia la consolidación de la III República
en Francia, de la unidad italiana, del sentido liberal de la Restauración en España, de la llegada de la República en Portugal y en
el caso de las Hermanas del Apostolado, la guerra contra España, el paso de Cuba a la administración de Estados Unidos, y el
inicio de la independencia con una constitución y una clase política que no son católicas.
La novedad la percibe el Estado. Por eso pedirá que los nuevos institutos pasen a depender de la autoridad de un obispo. A
través de esa vía creían controlarlos dentro del régimen concordatario31. No lo lograron los Estados europeos, como lo muestra
la denuncia del procurador general de la República Francesa. Se
acogieron a la protección de la Santa Sede, que reconoció la autoridad de la Superiora General.
En este lugar hay que indicar que el antecedente más claro
fueron las Hijas de la Caridad. Que se designara a la Madre Carolina «visitadora general» durante un tiempo nos revela esa proximidad.
pos de Jules Ferry. Los institutos femeninos eran 1514, de ellos sólo 909 estaban legalizados. Cuando la ley del 7 de julio 1904 disuelva las congregaciones,
las 597 femeninas a las que se les concede un plazo de 10 años para disolverse,
representaban aún el 88% de las congregaciones antes autorizadas y dedicadas
a la enseñanza. No era fácil su relevo. La legislación revelaba un deseo de acabar con la influencia social que las congregaciones femeninas tenían en Francia, 103 años después de que se firmara el concordato.
31 Émile Poulat, Notre laïcité publique. «La France est un République laïque», Paris, Berg International Éditeurs 2003, 213-235.
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
33
Necesitamos este marco histórico del movimiento congregacional para entender su sentido. Nació en la sociedad liberal,
posterior a las guerras revolucionarias con las que acaba el siglo XVIII. Si se considera el liberalismo como una criatura de
ellas que pretende terminar con el catolicismo, entonces se juzga
la existencia de las congregaciones como una réplica victoriosa a
la persecución sufrida. Las congregaciones serían una respuesta
al laicismo, al anticlericalismo, a la agresión sufrida por una
Iglesia… a la que se identifica, paradójicamente, con los grupos
de poder y, en el caso de Cuba, con «las autoridades coloniales».
Esa conclusión errada impide acoger lo que más salta a la
vista: las congregaciones nacen de la compasión hacia la mayoría, que vive en condiciones humanas degradantes. La moralización significaba entonces superar unas condiciones que no dejaban a las gentes vivir dignamente y trabajar para mejorar la
sociedad32.
Cuando Francisco de Asís se siente tentado, cuando decide
tomar su cruz para seguir a Jesús, en el otoño de 1224, compone
el oficio de Semana Santa, quizás, en palabras de Paul Sabatier,
la interpretación más pura, más sencilla, del sacrificio de Jesús.
En la fiesta de la exaltación de la Cruz, halla Francisco toda la
alegría y el consuelo, presentes en la liturgia de la Iglesia: la cruz
es nuestra fuerza y nuestra gloria33.
Siete siglos después de la muerte de San Francisco y ocho
años después de su bautismo, Edith Stein, Santa Teresa Benedicta de la Cruz, en una conferencia pronunciada en 1930 en Ludwigshafen, decía que el «largo camino de la fe» conduce a poner
la propia vida «en manos de Dios, con la sencillez del niño y la
humildad del publicano»34.
32 Este planteamiento se halla de algún modo presente en el análisis de Orlando Espín, Carisma y misión…10-11 y 18-20. En esta obra se distingue al P.
Salinero de lo que era una gran parte del clero español en Cuba. El P. Espín expone la cristología de la que brota la Congregación.
33 Paul Sabatier, Études inédites sur S, François d’Assise… 2002, 309.
34 Recogido en Edith Stein, Los caminos del silencio interior, Madrid,
Editorial de Espiritualidad 1988, 59-60.
34
CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
Esta introducción quiere cerrarse con estas dos evocaciones,
la de Francisco de Asís, y la de una hija de Israel, testigo de cargo, mártir, frente a quienes la asesinaron «in odium hominis».
En la continuidad y en la comunión de la Santa Iglesia, estamos llamados a hacer historia la gracia, esa posibilidad de existencia, siempre por realizar y que nunca se agota. La gracia nos
ensancha e inmensa. Ella nos permite comenzar y acabar las jornadas con un canto agradecido. Esa alabanza brota de la «bondad del empeño» de quien nos colma en el Resucitado35.
La tarea más ardua, la búsqueda en archivos, la han realizado
varias Hermanas del Apostolado. Lo han hecho a instancias de la
hermana María Dolores Chico. A las Hermanas por su trabajo y
a ella por su eficacia para recoger todo el material y también por
haber guardado la memoria de aquella comida y aquellas palabras en un comedor universitario, Dios se lo pague.
Madrid, 31 julio 2005, fiesta de quien firmaba «Ignacio pobre en bondad» y cuyos hijos gustan llamarse «humilde siervo
en Cristo».
35
Himno del Oficio de Completas de los domingos del tiempo ordinario.
1. EL «PEREGRINO TRASHUMANTE»
Nació Valentín Salinero en Alba de Tormes, población cercana a Salamanca (España) el 10 de noviembre de 1840, según
consta en el libro de bautismos de la parroquia. Fue bautizado el
15 de ese mes por el beneficiado párroco, Luis Guedella Quiroga. Le puso por nombre Valentín Tomás. Sus padres fueron Inocencio Salinero, natural de Alba, y Josefa García, de Berrocal de
Salvatierra, un pueblo que estaba a a unos 30 kms. de distancia.
Valentín era el cuarto de sus hijos. Micaela Petra nació en octubre 1827, Justo Generoso, en setiembre 1829, y Felipa en 1834.
Fue confirmado por Agustín Lorenzo Varela, que estuvo en
Alba desde el 19 hasta el 21 de marzo de 1849, fecha en la que
falleció1. Fue obispo de Salamanca desde el 12 de julio de 1824.
El obispo Fernando de la Puente llevaba 5 años en Salamanca cuando envió el 27 septiembre de 1857 su primer informe
quinquenal a la Santa Sede sobre la situación de su diócesis.
Tres años antes, había tenido lugar en España un pronunciamiento militar. Los progresistas volvieron al poder. Durante el
bienio 1854-1856, sus gobiernos pusieron en marcha varias reformas. Elaboraron un proyecto de constitución, duramente juzgado por los obispos, que denunciaban en la llamada base 2ª el
establecimiento de la tolerancia religiosa. Era un aviso: desde el
poder se impulsaba, según ellos, la des-cristianización de la sociedad. La verdad católica no podía consentir que se reconocieran derechos al error. En 1851 se había firmado un concordato
con el gobierno del partido moderado. En sus artículos 1 y 2 se
reconocía que España era una nación católica y que la enseñanza
1
Fotocopia del Libro parroquial de Bautismos, DRSN 1 y 2.
36
CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
sería conforme con el dogma y la moral de la Iglesia. Las cosas
no eran tan dramáticas.
El obispo de Salamanca indicaba que, tras la exclaustración
de monjes y frailes no quedaba ni un convento en su diócesis. De
los regulares, sólo los jesuitas, a quienes había encomendado el
seminario. Estaban bajo su autoridad y protección porque legalmente estaban disueltos o expulsados. Los otros religiosos trabajaban como párrocos o ecónomos. Desde la exclaustración, los
22 monasterios femeninos estaban bajo la jurisdicción ordinaria
del obispo o la delegada por la Santa Sede al obispo.
La sede del seminario era en un antiguo colegio de los jesuitas, en ruinas hasta entonces. Se había habilitado empleando mucho dinero. Por privilegio, podían dar grados, incluido el doctorado2.
Era el centro de enseñanza más importante de la Compañía
de Jesús dirigido a estudiantes no jesuitas. El P. Carlos Maldonado, su rector, llegó a Salamanca en 1857. Fue un profesor de mucho prestigio. Había enseñado antes en Fordham, el año mismo
en que comenzó su actividad este centro3, y luego en Loyola y
Laval. En 1869, estaba en Woodstock , donde iniciaría poco después la teología Valentín Salinero.
Los jesuitas impartían todas las materias de la carrera
eclesiástica. Atendían la iglesia de la Clerecía. Cuando se lo
permitía su trabajo en el seminario, se ocupaban de otras obras
pías. En 1862 el seminario tenía 600 alumnos. Había dos casas
de las Hijas de la Caridad. El pueblo se mantenía fiel al catoli2 ASV Congreg. Concilii Relat Dioec. 70 4 b Salmantina I n. 8 y VI. No da
el número de alumnos.
3 Fue fundado en 1841 con el nombre de Colegio de San Juan por la diócesis católica de Nueva York, en una propiedad de 60 hectáreas del entonces
pueblo de Fordham (hoy parte del distrito del Bronx). La Compañía de Jesús
recibió en 1846 el encargo de administrarlo, y ese mismo año la institución se
convirtió en universidad, con capacidad para otorgar todo tipo de títulos académicos. Desde ese año hasta 1860 los jesuitas fueron adquiriendo el edificio y
parte del terreno. La institución cambió su nombre por el de Universidad de
Fordham en 1907, independizándose en 1968 de la Compañía de Jesús.
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
37
cismo, también en las ciudades, gracias al trabajo de los sacerdotes4.
1. DEL COMERCIO AL NOVICIADO
Desde 1857 a octubre 1868, en que los jesuitas fueron expulsados del seminario por la Revolución de Septiembre, llamada
entonces «Gloriosa»5, ingresaron en la Compañía cerca de cuarenta seminaristas. Salinero no fue uno de ellos6. Ingresó el 23
de julio 18597. Hasta ese momento había trabajado como empleado en un comercio de la ciudad.
En su primera «testificatio» para ingresar en el noviciado de
la Compañía de Jesús, firmada en Loyola el 4 enero 1860, informa sobre su vida hasta ese momento. Dice que le enseñó cosas
elementales de gramática Andrés Palomero en Alba durante cinco meses. Cuando tenía catorce años marchó a Salamanca y estuvo trabajando en el comercio –«in mercatura me exercui».
Deseando ardientemente llevar una vida mejor, decidió ingresar en la Compañía de Jesús, siendo admitido por el P. José
Manuel Jáuregui, provincial de la provincia de España.
Inició la primera probación en Loyola el 22 de julio de 1859.
Fue examinado por el P. Pedro Portes, maestro de novicios, conforme lo establecen las normas de la Compañía, cuyas Constitu4 Informe del 31 de mayo 1862, ASV Congreg. Concilio Relat Dioec. 70 4
b Salmantina I n. 8 y VIII n. 1. Anastasio Yusto era obispo de Salamanca desde
1857. Fue trasladado a Burgos en 1867. A sus 62 años, el nuevo nuncio en Madrid lo consideraba un prelado «respetable». 197 Simeoni-Antonelli, 16 junio
1876, ASV SS 249 (1876) I 200.
5 En octubre de 1868 había 13 profesores y cinco hermanos.
6 Esto explica que el P. Benigno Hernández no encontrara nada sobre Valentín Salinero en el Archivo de aquel Seminario. Carta a la Superiora General,
Salamanca 4 junio 1996.
7 Muchos años más tarde recordaba así este momento. «Mes de las flores,
mes de María y en este mes de la Virgen me llamó a la Compañía, pagándome
lo que yo hacía por la Corte de María». Carta a su sobrina Angelita, San Sebastián, 19 mayo 1904.
38
CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
ciones deseaba cumplir. Se le preguntó expresamente por la obediencia, la prontitud de ánimo en lo que se refiere a lugares y cosas, por la indiferencia respecto a cualquier grado dentro de la
Compañía y «por la cuenta de conciencia, conforme en que todos los errores y defectos míos y cualquier cosa que en mi se observare por cualquiera que, fuera del confesionario, las viere en
mi, se manifiesten a los superiores; estoy dispuesto a ayudar a
corregir a los otros, a manifestar sus defectos, según lo prescrito
y la voluntad de los superiores para mayor gloria de Dios e
igualmente a enseñar todos los oficios y letras que hay que enseñar, perpetuamente».
Prometió que, pasado un año desde su ingreso, dejaría todos
sus bienes cuando los superiores se lo mandaran.
Firmó que se le habían explicado las Bulas por las que se regía
la Compañía de Jesús, que había dado cuenta de conciencia, hecho el examen prescrito en las Constituciones y prometido perseverar en la Compañía8.
Viajó desde Salamanca a Loyola «en tren y diligencia».
Años más tarde, en 1896, Pérez Galdós llegaba a Azpeitia, donde había nacido su abuelo materno, antes de ser destinado como
secretario de la Inquisición a las Palmas. Visitó lo que él llama el
«monasterio». Recogía comentarios del siglo XVIII que aseguraban que todo el edificio representaba un águila al vuelo. Sus
alas, el seminario y la santa casa. Aquel era «tan grande como
suntuoso». Vistas sus instalaciones y su biblioteca, creía el escritor que debería llamarse «grandiosa Universidad»9.
Iba a cumplir 19 años. A esa edad, llegaba al tercer lugar en el
que viviría. Comenzaba su historia de «peregrino trashumante»10.
Loyola, 4 enero 1860, 23 julio 1860 y 23 enero 1861, DRSN 3.
Memorias de un desmemoriado (1915-1916), Madrid, Visor Libros
2004, 108-109.
10 Tomada su decisión de ingresar en la Compañía de Jesús, el P. Salinero
en poco más de 15 años estuvo en Cuba, Estados Unidos, Francia y Portugal.
Vivió en 3 casas de formación de los jesuitas en España: Loyola, San Marcos
de León y Salamanca. Antes de cumplir los 35 años se le pudo llamar «peregri8
9
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
39
Ingresaba en el noviciado un joven de quien dirán años más tarde que era «agradable, jovial y hasta bromista». Era un espíritu
de gran comprensión, con un optimismo racional. Deseaba complacer a todos. Había en esos rasgos más que temperamento.
Eran fruto del «dominio de sí mismo y de su espíritu, que era un
poco fuerte».
Su vecino de habitación en el Colegio de Belén, el también
salmantino, Félix Gonzalo Olmedo, lo recuerda como un buen
jesuita, en quien la obediencia y la caridad van juntas, aunque
ésta subordinada a aquella, pues le pone condiciones y modera»11. Era «apacible, plácido, siempre igual, muy caritativo con
todos». Lo era «sin remilgos, sin melosidades ni tiesuras»12. Gozaba en 1859 de buena salud13.
Pasó de Loyola a León para estudiar filosofía entre 1864 y
1867. San Marcos de León era un colegio para las misiones de
no trashumante», cumpliendo en su corta biografía de jesuita lo que el Instituto
de la Compañía recoge como la plena libertad con que los jesuitas pueden ir,
siguiendo la obediencia, allí donde mayor necesidad hubiere de cada uno de
ellos y donde mayor gloria de Dios se pudiese procurar. Antonio López de Santa Anna, Datos Biográficos del R. P. Valentín Salinero, S.J., 1840-1913, Santander 1959, 40. Este rasgo lo destaca también el P. Félix G. de Olmedo, en el
prólogo, ib. 7.
11 Deseaba S. Ignacio que «en la Compañía hobiese una preexcelencia,
con que se igualase a cualquiera de las otras congregaciones, teniendo ellas
otras que la nuestra no puede tener, aunque pueda en alguna igualarse como en
la pobreza; y quería nuestro Rdo. Padre que esta nuestra fuese la obediencia».
Carta escrita por el P. Polanco al P. Antonio Brandâo, por orden de San Ignacio,
Roma 1 junio 1551.
La caridad y la obediencia convierten las «distracciones temporales»,
cuando estas brotan de «la más violenta y fuerte caridad», en «equivalentes a la
unión y recolección de la asidua contemplación», sobre todo en aquellas en que
«la regla infalible de la obediencia de nuestros superiores nos pusiere». Carta
de San Ignacio al P. Manuel Godinho, Roma 31 enero 1552, ambas Obras
Completas, tercera edición revisada, Madrid 1977, 803 y 824.
12 Antonio López de Santa Anna, Datos Biográficos… Santander 1959, 67 y 63, 85.
13 El recorrido del P. Salinero tal como se refleja en los catálogos de la
Compañía de Jesús, DRSN 11.
40
CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
Ultramar desde 185914. Por eso, cuando terminó este ciclo de estudios, fue destinado como «maestro» al Colegio de Sancti Spiritus, Cuba, donde estuvo desde 1867 a 1870. Sancti Spiritus es
un cruce de caminos entre el norte y el sur.
2. ALEJADOS, IGNORANTES, POBRES Y NEGROS
Acabada la filosofía, Valentín Salinero fue a Cuba. Las conspiraciones y los manejos de Estados Unidos en los años cincuenta, el fracaso de la comisión informativa creada por Cánovas como ministro de Ultramar, los vicios de la administración
española... dieron lugar al alzamiento, conocido como la guerra
de los diez años. Duró desde septiembre de 1868 hasta la paz del
Zanjón en 1878.
Desde que llega a Sancti Spiritus en 1867 hasta que marcha a
Woodstock en 1870, se produjo en Cuba la primera etapa de la
«guerra de los diez años», iniciada el 10 de octubre de 1868. Días antes, en septiembre, hubo una revolución en España. Asumió
el poder Juan Prim, «un verdadero estadista», que pudo haber
solucionado el problema negociando primero una autonomía
amplia para la Isla y luego la independencia. Conocía Prim la
simpatía de los norteamericanos hacia los independentistas cubanos. Sabía ya desde 1862 que Estados Unidos poseía un ejército disciplinado y bien armado. La continuidad de la soberanía
española sobre Cuba no era un asunto que pudiera poner del lado
de España a las naciones europeas. Con esos dos datos, entendía
14 Entre sus actividades pastorales destacaba, conforme a la tradición de la
Compañía de Jesús, la enseñanza del catecismo. La comunidad, en 1868, la
formaban 31 Padres y 27 coadjutores, con 80 estudiantes de filosofía y teología. Manuel Revuelta González, La Compañía de Jesús… 87-88. Seis años más
tarde, uno después de la llegada de Salinero, la Congregación de la Provincia
de Castilla incluyó entre sus postulados, trasladar a los estudiantes por motivos
de salud. No estaba de acuerdo con esa propuesta el P. Antonio Zarandona, Zarandona-Beckx, Madrid 20 octubre 1865, ARSI Castellana 1007-II 6. El informe de 1868 sobre la salud del estudiante Salinero se dice que era regular.
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
41
el general Prim las dimensiones colonial e internacional del conflicto.
Dos años después de estallar la guerra otorgó el 28 de octubre
de 1870 poderes a Jaime Jorro para que negociara la independencia
de Cuba. Pero el atentado del 27 de diciembre de ese año acabó
tres días después con su vida. La gestión de Jorro quedó suspendida. No pudo negociarse la paz y la guerra se prolongó hasta 187815.
En la Isla podía palparse el problema social entre los emigrados de la Península y de Canarias y en la persistencia de la esclavitud16. Las impresiones de quien años antes había sido arzobispo de Santiago y los informes de los obispos de La Habana
revelan la ignorancia religiosa y el abandono de los campesinos
por parte del clero, favorecido por la dispersión en que vivían.
Cuba tenía entonces dos diócesis. En el seminario de la archidiócesis de Santiago, metropolitana de La Habana y de San
Juan de Puerto Rico, había 24 alumnos en julio de 1867. Para
instruir al pueblo se limitaban muchos sacerdotes a leer un texto.
La Santa Sede pidió al arzobispo que, en adelante, sólo se nombraran párrocos a quienes fueran capaces de hablar de memoria.
Como sucedía en casi todas las diócesis de España y de Ultramar, eran frecuentes los concubinatos y los hombres vivían alejados de la Iglesia17.
Tras la desamortización de Mendizábal, de los 459 religiosos que había en 1758, en 1841 quedaron 234. El clero secular
sufrió un descenso menor: de 476 a 438. La población pasó de
unos 100.000 habitantes en 1758 a más de un millón en 1841.
15 Esta gestión, en Javier Rubio, El final de la era Cánovas. Los preliminares del «desastre» de 1898, Madrid, Ministerio de Asuntos Exteriores, 2004,
1055-1063.
16 La situación social de Cuba y la respuesta, en Joan Casanovas Codina,
¡O pan, o plomo¡: los trabajadores urbanos y el colonialismo español en Cuba, 1850-1898, prólogo de Nicolás Sánchez-Albornoz, Madrid, Siglo Veintiuno de España Editores, 2000. La estructura social de la Isla, Moreno Fraginals,
El ingenio. Complejo económico y social cubano del azúcar, 3 vs. La Habana,
Editorial de Ciencias Sociales 1978.
17 ASV Congreg. Concilii Relat. Dioec. Sancti Jacobi (in Cuba) 412.
42
CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
En los años cincuenta se inician los ejercicios al clero. Abren
colegios los escolapios y los jesuitas. Comienzan a establecerse
organizaciones seglares de beneficencia. La Iglesia controlaba
los cementerios. Celebraba procesiones con presencia de las autoridades civiles. Se regularizaban la administración de sacramentos y las finanzas eclesiásticas. Denunciaba el arzobispo la
inmoralidad de los bailes y el peligro de la masonería.
El despertar religioso se reducía a un pequeño sector de la
población. La gente de color quedaba fuera. Uno de los argumentos usados contra la insurrección fue que los rebeldes, casi en su totalidad, eran negros. Negros y mulatos constituían
en algunos casos casi el 85% de sus tropas18.
La sociedad española estaba cambiando. Esto afectará en los
años inmediatos a la Iglesia en dos asuntos: la cuestión social y la
des-cristianización. En una década, entre los sucesos de Loja19 y
el debate en el Congreso de los Diputados sobre la Internacional20,
la opinión, prensa y políticos, toma nota de esta amenaza. Aún no
se piensa que las condiciones inhumanas en que viven los trabajadores son una injusticia, como lo denunció luego León XIII.
El alejamiento del pueblo respecto a la Iglesia, fruto de la
propaganda contra el catolicismo o contra la religión, lo percibieron los que predicaban misiones populares. Lo observó San
Antonio María Claret21. Se abrieron casas de misión para aque-
18 Manuel P. Maza Miquel, Entre la ideología y la compasión. Guerra y paz
en Cuba 1895-1903, Santo Domingo, Instituto Pedro Francisco Bono 1997, 7581 y 74.
19 La revolución de Loja, vista en su tiempo «como un delirio», anunciaba
tiempos que traerían la razón de esta sinrazón». Vid. Benito Pérez Galdós, La
vuelta al mundo de la «Numancia», capítulos III-V, cuarta serie de los Episodios Nacionales, escrito en enero-marzo 1906.
20 Joseph Termes, Anarquismo y sindicalismo en España : La Primera Internacional, 1864-1881, Barcelona, Crítica, 2000.
21 Vid. el relato de su viaje a Andalucía, en la autobiografía recogida en
Escritos autobiográficos y espirituales, edición preparada por una comisión de
padres claretianos dirigida por José María Viñas, CMF, Madrid, La Editorial
Católica, 1959.
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
43
llos sacerdotes que, a expensas de algunos obispos celosos, se
consagraban a la predicación. Los primeros claretianos se llamaban misioneros. Las congregaciones femeninas, salvo contados
casos, van a surgir a partir de 187022. Respondían al alejamiento
del pueblo y a la ignorancia religiosa. Ambas cosas buscaban remediarse mediante la «regeneración moral». En esa labor, el papel de la mujer era decisivo, decían desde Roma a los obispos
3. TEOLOGÍA EN WOODSTOCK
Inició los estudios de teología en Woodstock. Fue el sexto
lugar donde vivió. Su paso por Estados Unidos pudo ponerlo en
relación con un catolicismo más arraigado en el pueblo, numeroso entre los emigrantes irlandeses y otras minorías. La Iglesia en
Estados Unidos tenía unas instituciones –escuelas y hospitales–
y una relación peculiar con la sociedad y con el poder civil. Eso
le proporcionó vitalidad. Fue el primer catolicismo que conectó
con los valores surgidos en la sociedad del siglo XIX23.
Fue a Woodstock porque no era posible regresar a España.
La supresión de la Compañía de Jesús tras la revolución se produjo cuando Valentín Salinero aún estaba en Sancti Spiritus
(1867-1870)24. En el Colegio Máximo de Woodstock (Maryland) estuvo hasta 1872.
22 Apéndice
de las fundadas en España en Jesús Martín Tejedor, Francisco
Butiñá y los Tallares de Nazaret, Madrid, CSIC 1977.
23 Este le creó dificultades con la Santa Sede. El «americanismo» fue condenado por León XIII, pero siguió como un ensayo, que para algunos sectores
del catolicismo europeo, constituía un modelo a seguir.
24 Desde Vitoria escribe el 6 de noviembre de 1868 Eugenio Labarta informando de la situación en la que se hallaban los estudiantes de la Compañía de
Jesús tras la expulsión. Salvo casos aislados, todos estaban en Francia, conforme a las instrucciones del P Beckx. Vid. también la carta del P. Felipe Gómez,
nuevo provincial, Bayona 29 noviembre ARSI Castellana 1007-V 11 y 12. Más
datos sobre la situación en 1869, ib. VI 1-7.
44
CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
Estos hechos permanecieron en su recuerdo. Los consideró
un antecedente de lo que sucedía en 1901, cuando el gobierno
Sagasta abrió la llamada «cuestión religiosa». Lo hará con humor y distancia. «Por aquí no ha habido nuevas pero ya estamos
bien amenazados de un 68. Yo ya tengo el Hotel pagado con fiadora y todo»25.
Desde Hernani donde estaba predicando ejercicios a las Religiosas Canónigas de San Agustín, escribe a su hermana Felipa:
«Además quién sabe, según van las cosas dónde estaremos para
ese tiempo. Por aquí todo tranquilo no ha habido nuevas como
en otras partes pues el diablo anda muy suelto»26.
Semanas más tarde, hablando de la decisión de que Angelita
no ingresara en el Carmelo, le comenta que, quizás además de
cuidar de su madre, deba hacerlo de su tío, «si el Señor en este
tiempo no desbarata el plan de los malvados. Yo no tengo ningún
miedo, pues las persecuciones las pidió San Ignacio. Sobre España, Dios la tenga de su mano»27.
Su siguiente lugar de residencia fue el noviciado y colegio
máximo de Poyanne, en la región de las Landes (Francia). Allí
regresaron los jesuitas cuando fracasó el retorno camuflado a
España, al instaurarse la monarquía con Amadeo de Saboya. Durante once años, desde 1869 a 1880, Poyanne fue la casa más
importante de la provincia de Castilla. Nunca bajó de 150 moradores. Las condiciones del exilio modelaron a los que allí se formaron, «los poyaneos» . Esos años hubo tres cursos de teólogos
en el seminario de Salamanca desde septiembre de 1870 hasta
abril de 1873. A partir de esa fecha y hasta marzo de 1878, en
«Por aquí no ha habido las nuevas de otras partes y creo no habrá riada
pues ha sido mucha la gente que ha acudido a la Iglesia. Malos tiempos corren;
si viene otro 73 ya tendremos en el hotelito un cuarto y una ración» A su sobrina Angelita, 9 y 11 marzo 1901.
26 A su hermana Felipa, 28 abril.
27 «Ese hotel donde se come y no se paga. Es el que me conviene, si el Decreto del 73 nos hace buscar a cada uno su nido» A su sobrina Angelita, 26 noviembre 1901 y 8 enero 1902.
25
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
45
Poyanne están los novicios, juniores humanistas y retóricos, filósofos y teólogos.
«La casa de Poyanne estaba perfectamente adecuada para
producir en sus jóvenes habitantes un espléndido aislamiento».
La presencia de numerosos hermanos, la amplitud de la finca,
permitían a sus habitantes vivir con una cierta autosuficiencia,
incluso en el aprovisionamiento de la comida. Tenían una imprenta. Fue esto, comenta Revuelta, un ensayo para las casas de
formación que se crearon al regreso a España en los antiguos
monasterios de Veruela y Oña, y en el colegio máximo de Salamanca. Poyanne parecía un paraíso en el que se formaban los jóvenes, «lejos de los torbellinos del mundo»28.
Para los jesuitas, al igual que para los otros institutos masculinos, los sucesos revolucionarios y la inestabilidad política entre
1869 y 1874 supusieron un freno para el proceso de «re-instalación» favorecido en la última etapa de Isabel II.
La Restauración de 1875 no suprimió la legislación del sexenio, pero una simple Real Orden del Ministerio de Gracia y Justicia bastaba para autorizar la apertura de una casa o convento.
La fórmula era que «nada se oponía a ese acto».
Las órdenes e institutos religiosos y las congregaciones o
nuevos institutos recibieron el apoyo de los católicos, del clero y
de los obispos. Hubo también un momento heroico en los interesados, a quienes no les faltaron iniciativa y abnegación. Con
ellas ganaron el favor y la estima de la sociedad para unas instituciones con escasos recursos y cuyas personas, de origen humilde, apenas estaban preparadas para esa empresa.
Los institutos masculinos eran simplemente permitidos. Fueron abriendo casas desde 1875. Habían permanecido, durante el
sexenio, escolapios, paules y oratorianos de San Felipe Neri. Los
escolapios mantuvieron un buen número de colegios. Paules y
28 La dispersión de los jesuitas y los medios que se adoptaron para evitar
los inconvenientes que causaba esa medida, en Manuel Revuelta González, La
Compañía de Jesús… 25-278. Sobre la adquisición de Poyanne y la estancia de
los jesuitas allí, ib. 264-270, 275-278 y 527-535.
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CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
oratorianos, cercanos a la vida pastoral, fueron menos beligerantes contra las nuevas instituciones políticas. Los agustinos calzados y descalzos, los franciscanos y dominicos estaban autorizados para las misiones en Ultramar. Buscaron refugio en España a
partir de 1880 algunos institutos masculinos con problemas legales en Francia. Y hay una fundación española, los terciarios
capuchinos (1889).
Al hilo de lo que sucedía en Francia, ese retorno de los frailes, como los designaban sus enemigos, era un retroceso en la
marcha de España hacia la libertad. Era una historia ya larga,
que se remonta a las medidas de los liberales contra quienes apoyaron el absolutismo. La libertad no los podía tener como amigos. Por eso «la polémica estaba servida», como apunta Revuelta29.
Regresemos a 1870. El escolasticado de la provincia de
Maryland se había disuelto en julio de 1863 a causa de la guerra
civil. Cuando acabó, el P. A. M. Paresce escribió en mayo de
1865 al P. Beckx. El proyecto de Woosdtock tenía en cuenta los
problemas anteriores. Fue una casa común de formación, por decisión del propio P. Beckx. Los estudiantes acudían de mala gana. Creyó que, poniendo un superior de cada una de las misiones
que enviaban estudiantes, junto al rector, ese inconveniente podría solucionarse. Habló de ello con el P. Coosemans, de la provincia de Missouri, porque lo consideraba más cercano a su postura. Pero, habida una consulta provincial, sus consultores y él se
manifestaron opuestos. Tras esta entrevista en Cincinnati, Missouri, regresó Paresce a Saint Louis y expuso la oportunidad del
escolasticado común. Era el momento de presentarlo al P. Beckx
para que aprobara el proyecto. La provincia de Maryland correría con los gastos. Estaría situado en el campo y aislado, con espacios para airearse. Estaría a no más de 20 millas de un ferrocarril importante, para que tuviera fácil acceso. Tendría una
excelente biblioteca y un gabinete de física, como era habitual
29
Manuel Revuelta González, La Compañía de Jesús…126-156.
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
47
en los colegios de la Compañía de Jesús. La provincia de Missouri podría enviar un Padre, como profesor o director espiritual.
Debería ser persona prudente y discreta, capaz de cooperar y de
actuar «in aedificationem et non in destructionem». Una vez al
año, aunque no de iure, sed ex convenientia, el provincial de
Missouri visitaría el escolasticado.
Sólo ponía una condición: que los estudiantes de la otra provincia, una vez iniciado el escolasticado, no fueran retirados sin
razones suficientes y sin la aprobación del P. General30.
El edificio fue inaugurado el 23 septiembre 1869. El discurso del P. Keller, en inglés y en latín, insistió en que el escolasticado realizara estas palabras: la Sabiduría se ha construido una
casa y convocaba a todos (Sab 9). Llamó a los Padres a una vida
escondida31 y a confirmar la alegría y la esperanza con las que se
les confiaba la formación de los jóvenes jesuitas32.
Joseph Keller era el provincial. Fue nombrado el 15 de agosto de 1869. Y estuvo en el cargo hasta el 8 mayo 1877. El 15 de
septiembre de 1875 informaba al P. Beckx que la provincia no
crecía33. Había hablado de este mismo problema en su carta al P.
30 A A. M. Paresce-Beckx, 22 mayo 1865. El 14 de abril de 1868 le enviaba noticias sobre la marcha de la construcción del edificio, ARSI Marylandiae
1010 -XV 1 y 2. Paresce fue el primer rector de Woodstock.
31 «Os pido que deseéis mirar y pensar una cosa solamente, que asemeja
vuestra vida y vuestra labor a la de Dios: vuestra vida escondida en Él, vuestro
trabajo ignorado para el mundo. Y de ese modo, el Dios escondido obra sus maravillas».
32 «Esa preocupación enorme, ese trabajo nobilísimo, ese arte el más ilustre de todos, ese mérito que se antepone a casi todos. Estos jóvenes, formados
por vuestra vida, por vuestra enseñanza, por vuestra concordia, fe y diligencia,
trabajarán luego con vosotros. Por medio de ellos lucharéis y venceréis. Os entregarán sus coronas, y a vuestros pies depositarán los despojos arrebatados a
sus enemigos». Texto impreso, ARSI Marylandiae 1010-XXV 4.
33 Como seminario de la Compañía de Jesús aparece en el catálogo de
1870. El P. Salinero figura por primera vez en el de 1871 en el primer curso. Y
en el segundo curso en el de 1872, pero ya no está en el de 1873. Eran 13 maestrillos. La provincia de Maryland 79 sacerdotes, 71 escolásticos y 102 coadjutores, en total 252 jesuitas.
48
CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
General del 13 de diciembre de 1869. El 17 de julio de 1870 informa de los buenos resultados en los exámenes de Woodstock.
Tenía serios problemas económicos, decía el 30 de agosto34.
La estancia de Valentín Salinero en este Colegio Máximo fue
provisional. Hubo de abandonar Woodstock por motivos de salud. La situación de la provincia de Castilla, a causa de los sucesos políticos en España, aconsejaba que los estudiantes de teología, que estaban destinados a las Antillas pasasen allí. La
decisión se tomó en 1872, a la vista del buen resultado de la estancia de algunos en los cursos anteriores. El P. Keller pidió un
Padre que sustituyera al Padre Carlos Maldonado, que había sido
lector de teología dogmática, administrador, confesor, «examinador de los nuestros» y censor de libros35.
4. ESTUDIANTE EN POYANNE Y ESTANCIA EN CAMPOLIDE
Reinando Amadeo I de Saboya en España, el pretendiente
carlista, Carlos VII, llamó a combate al que él mismo llamaba
«ejército de Dios, del trono, de la propiedad y de la familia». La
insurrección se presentaba como solución al estado de cosas creado por la revolución. Era la alternativa, según el canónigo y diputado del partido, Vicente de Manterola.
El P. Félix González Cumplido escribió el 18 de abril de
1872 al P. Beckx. Le urgía visitar Poyanne. Había estallado la
guerra en la frontera vasco-francesa. Se creía que la insurrección
carlista duraría. Temía por las obras de la Compañía de Jesús,
pues la situación «iba de mal en peor; la agitación aumenta de
día en día». Los jesuitas, aunque parezca un milagro, se habían
mantenido a salvo y habían continuado sus labores apostólicas,
aun estando «bajo el dominio de leyes impías». Los obispos
34 Las cartas del P. Keller son muy minuciosas. En la del 8 de septiembre
de 1871, informa del ajuar de los Padres y estudiantes. Estas noticias en ARSI
Marylandiae 1010-I.
35 Lobo-Beckx, Poyanne, 19 mayo 1873, ARSI Castellana 1007-VIII 5.
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
49
«imploraban a porfía» los servicios de la Compañía de Jesús.
Deseaban tener al menos una residencia en sus diócesis, pero
faltaban Padres36.
Para los carlistas, Loyola se convirtió en un santuario, restaurado tras el estallido de la nueva guerra. Don Carlos peregrinó
allí. Cuando acabó la guerra en 1876, se cerró de nuevo como
«réplica liberal –en su versión alfonsina– contra uno de los símbolos más elocuentes del dominio carlista».
Hubo en la zona controlada por los carlistas cuatro comunidades. Orduña, donde atendían a un colegio municipal. En 1873
vivían 17 jesuitas que enseñaban a 200 alumnos, pero su número
disminuyó debido a la guerra. Posteriormente se incorporaron
los jesuitas de Bilbao, que predicaron en Orduña y en los pueblos de alrededor. Durango era una residencia con dos padres y
cuatro coadjutores. Predicaban misiones y daban catequesis a los
niños. En la residencia de Placencia de las Armas permanecieron
dos padres y dos hermanos durante toda la guerra. Azcoitia, donde estaba la comunidad de Loyola, tenía ocho padres. En agosto
de 1873 se les hizo entrega oficial del Santuario. El acta formal
se firmó el 1 de septiembre. Por una orden del general Lizárraga,
del 21 de diciembre, se estableció allí un hospital de sangre37.
«El gobierno nos considera conspiradores, como patrocinadores de la monarquía legítima. Prepara un decreto para expulsar
de España a todos los jesuitas, haciendo una lista de todos ellos,
pidiendo esos datos a los gobernadores civiles». Era normal que
el P. Lobo hablara de D. Carlos como «perillustris et catholicus
Princeps». En aquellas provincias, ya libradas del cautiverio y de
la opresión, las cosas eran diferentes38.
Texto en Manuel Revuelta González, La Compañía de Jesús… 330-331.
Manuel Revuelta González, o.c. 427-433.
38 Lobo-Beckx, Poyanne 21 diciembre 1873, ARSI Castellana 1007-VIII
8. Una carta del P. B. Libman, escrita desde París, 20 diciembre de 1875, anunciando la entrega de un autógrafo de D. Carlos para el P. Beckx, ib. X 34.
36
37
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CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
Cuando se produce la segunda expulsión de Salamanca el 8
de abril de 1873 había en aquel seminario central 24 profesores
y superiores, 7 hermanos y 42 estudiantes jesuitas de teología,
que estudiaban separados de los seminaristas y con profesores
distintos. El curso 1872-1873 estudiaban 248 alumnos, 120 externos, 128 internos. Por ser un seminario central, que podía dar
títulos hasta el doctorado, había también 72 seminaristas de otras
diócesis39.
En abril de 1873, algunos Padres y escolares se quedaron en
Salamanca, en casas particulares y de amigos. Los otros marcharon a Poyanne. Pocos meses más tarde, al iniciarse el curso
1873-1874, el obispo Lluch y Garriga decidió que regresaran al
seminario. Lo hicieron escalonadamente y con discreción entre
septiembre y noviembre. Cuando vieron que las autoridades de
la ciudad eran favorables a la Compañía, todos se instalaron en
el seminario. Eran 15 padres y 6 coadjutores. Esperaron que la
situación política estuviera más tranquila. Comenzaron entonces
a ejercer ministerios fuera del seminario40.
El 10 de enero de 1875 el consejo provincial celebrado en
Poyanne estudió la demanda del rector pidiendo seis u ocho Padres para que volvieran a encargarse del seminario, del que salieron expulsados en abril de 1873. En cuaresma predicaron dos
Padres. Narciso Martínez Izquierdo, el recién nombrado obispo,
era amigo de la Compañía de Jesús.
Los pasos para el regreso al seminario se iniciaron en marzo
de 1876. Se respetaban las condiciones anteriores a 1868, incluyendo la presencia de estudiantes jesuitas. En el curso 18761877, había 23 jesuitas, de los que 14 eran profesores. Tolerados
por el gobierno y deseados por el obispo, los jesuitas volvían a la
situación anterior a octubre de 186841.
Manuel Revuelta González, o.c. 372-373.
Manuel Revuelta González, o.c. 402-403. La Littera Annua, firmada por
el P. Juan Nepomuceno Lobo, con estas noticias, apéndice 12, 1122-1124.
41 Manuel Revuelta González, o.c. 497-499 y 975-983.
39
40
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
51
Fue ordenado diácono y presbítero el 7 y 8 de septiembre de
1873 Valentín Salinero en la capilla del palacio episcopal de Aire-sur-l’Adour por el obispo Louis Olivier42. Al año siguiente siguió en Poyanne preparando su examen de tres años de teología.
Fue destinado a Campolide el 14 de noviembre 1874.
En 1869 había en este colegio 6 Padres, 7 maestrillos, 8 coadjutores. Tenían tres cursos, con un total de 198 alumnos. El
colegio tenía superávit, que se empleaba en mejoras. Funcionaba
bien y era apreciado por todos, de modo que ni siquiera los periódicos impíos atacaban a la Compañía de Jesús43. Al igual que
otras casas, la de Campolide, colegio e iglesia, pertenecía entonces a la Missio Lusitana, incluida en la Provincia de Castilla44.
En Campolide hizo su examen de grado en Teología el 17 de
diciembre de 1875, según informaba el superior de Lisboa el 6
diciembre de 1875. Tenía treinta y cinco años.
La noticia de la ordenación, Memorias del padre Luis Martín: general
de la Compañía de Jesús (1846-1906, v. I, edición preparada por J.R. Eguillor,
M. Revuelta y R. Ma. Sanz de Diego, Roma, Institutum Historicum S.I., 1988,
376.
43 Provinciae Castellanae Historia Domorum 1868-1904 ARSI Castellana
1601 75-76.
44 Provinciae Castellanae Historia Domorum 1868-1904 ARSI Castellana
1601 151.
42
2. VALENTÍN SALINERO MISIONERO
Destinado al colegio de Belén, comienza a trabajar por los
pobres en las Escuelas Dominicales y en el barrio de Cayo Hueso. El Capitán General de Cuba ofreció seguridades a los jesuitas
de La Habana cuando estalló la revolución en septiembre de
1868. Salvo un incidente grave con motivo de una manifestación, del que salieron sin ser inculpados, los treinta y un jesuitas
pudieron seguir su trabajo en el colegio y en el templo. Diez eran
sacerdotes, nueve maestrillos y catorce coadjutores. La benevolencia del capitán general era muy valiosa. Por un Real Decreto
de 1856 el Colegio de Belén dependía directamente de él. Eso le
ponía a salvo de extrañas injerencias1.
Valentín Salinero hizo la profesión perpetua en la Compañía
de Jesús el 15 de agosto de 1876 ante el P. Ángel Rudesindo Gallo, rector, delegado del vicario general. Ese mismo día y también ante él, prometió:
• no consentir que se modifiquen las normas sobre la pobreza, si no es para hacerla más estricta;
• no buscar cargos ni dignidades dentro de la Compañía de
Jesús, ni actuar para ser elegido o promovido para ellas;
• jamás buscarlas fuera de la Compañía de Jesús y aceptarlas
si fuere elegido, salvo obligado por quien podría mandárselo en virtud de obediencia;
• manifestar al superior y a la Compañía de Jesús si hubiera
alguien que quisiera actuar en contra de esos dos mandatos.
1 Provinciae Castellanae Historia Domorum 1868-1904 ARSI Castellana
1601 50-54. Informe sobre la visita hecha por el P. Juan Nepomuceno LoboBeckx, 4 marzo 1873, ARSI Castellana 1007-VIII 3.
54
CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
• si fuera promovido como obispo, «in Praesidem alicuius
Ecclesiae», seguiría el consejo del superior general o de la
persona que hiciera sus veces, según las Constituciones y
declaraciones de la Compañía de Jesús, «considerando sus
consejos mejores que los míos».
La primera profesión se hizo «in ecclesia collegii». La segunda, «in sagrario Collegii»2.
1. LA COMPAÑÍA DE JESÚS Y CUBA
Entre 1877 y 1894, la Compañía de Jesús consiguió en España
que se reconocieran como colegios de Ultramar varias de sus casas de formación. Los estudiantes, a condición de que fueran a misiones cuando a ellas los destinaren, quedaban exentos del servicio militar. A esa «legalización» de la Compañía de Jesús se sumó
su reconocimiento como «corporación docente3. Eso suponía mayores facilidades para extender la acción de la Compañía en las
posesiones españolas del Caribe, en Colombia y Ecuador.
En Cuba, la indiferencia religiosa, ya antes muy extendida,
creció con la guerra de los diez años. Ese era el aspecto más destacado en la crónica del cuatrienio 1876-1880. La Compañía tenía prestigio. Los militares celebraban sus funciones religiosas
en la capilla del Colegio de Belén. En 1880 se suprimió la esclavitud. Los Padres atendían a los emancipados que seguían en los
ingenios.
Como sucedía en Salamanca, también en La Habana los Padres ejercían otros ministerios4. En la visita pastoral de 1880
Fotocopia en DRSN 7 y 8.
Manuel Revuelta González, La Compañía de Jesús en la época contemporánea, tomo II. Expansión en tiempos recios (1884-1906), Madrid, Santander, Bilbao, 1991, 63.
4 Los jesuitas del colegio labían predicado misiones en cuatro o cinco ingenios de azúcar y café, a petición de los dueños y para las mujeres negras.
Ángel Rudesindo Gallo-Beckx, 11 enero 1878, ARSI Castellana 1007-XIII 1.
Provinciae Castellanae Historia Domorum 1868-1904 ARSI Castellana 1601
2
3
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
55
quiso el obispo que le acompañaran varios jesuitas. Su vida, su
enseñanza, su predicación, la catequesis, las novenas y la administración del sacramento de la penitencia, en los cuatro meses
de trabajo, produjeron «muy buenos frutos»5.
Se firmó la paz en febrero de 1878. Pocos meses más tarde,
José Martín de Herrera, arzobispo de Santiago, llamó a los jesuitas. Acudieron desde Sancti Spiritus. El arzobispo quería poner
en marcha un «Centro de Piedad, de Catequesis, de Dirección espiritual, de Misión y de Instrucción». De piedad, con funciones
religiosas, congregaciones, administración de sacramentos… De
catequesis: enseñanza de la doctrina algunos días por semana para vencer la ignorancia religiosa, especialmente de los pobres y
de la gente de color. Lo harían en varios puntos y templos de la
ciudad. Había tres escuelas dominicales, dirigidas por unas señoras, con unas cuatrocientas chicas, a quienes, todos los domingos
de 8 a 11 de la mañana, enseñaban lectura, escritura, cuentas y
doctrina. Al acabar las clases, un sacerdote les hacía una plática.
No era fácil hallar uno que fuera constante en esa labor. Por eso
el arzobispo quería que se encargaran los jesuitas. Cuatro veces al
año había confesión y comunión general. Se celebraba la primera
comunión de las alumnas cuando tenían edad y preparación.
Además de la Dirección espiritual en el confesionario, quería el arzobispo que los jesuitas se encargaran de las Hermanitas
de los Pobres, Siervas de María, que cuidaban de los enfermos, y
de las llamadas de la Enseñanza, semejantes a las Ursulinas. Las
Hijas de la Caridad estaban en el Hospital Militar y en la Beneficencia. Estas 22 Hermanas también pedirían a los jesuitas que
fueran sus confesores.
Se necesitaban sacerdotes que predicaran misiones antes de
hacer la visita pastoral. Deseaba también que los Padres dieran
296-302. Sobre la estima de los militares y el prestigio que tenía el observatorio meteorológico de los jesuitas, informe 1880-1882, ib. 336.
5 Provinciae Castellanae Historia Domorum 1868-1904 ARSI Castellana
1601 331.
56
CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
dos tandas de ejercicios al clero y a «cualquier sacerdote privadamente cuando ocurra necesidad o voluntad».
Quería el arzobispo abrir un colegio de segunda enseñanza,
que tuviera anexo uno de primera. De ese modo, se eliminarían
del seminario las materias propias de la enseñanza secundaria y
la formación se centraría en la filosofía, la teología y moral.
Visitaron los jesuitas la iglesia de San Francisco. Con unos
45000 habitantes, casi el 60% de color, pese a la crisis moral de
la sociedad cubana, la ciudad tenía fama de «ser una de las más
religiosas de la Isla, en el sentido y extensión que tiene esta palabra», pese al impacto que tuvo el llamado cisma de Cuba en los
años del sexenio revolucionario6.
En 1879, además de la catedral, había en la diócesis cincuenta y cinco parroquias, con coadjutorías. La guerra había destruido diecinueve. Estaban vacantes cuarenta y dos coadjutorías.
Faltaban sacerdotes y también la dotación del ministerio de Ultramar.
En la archidiócesis había un colegio de Escolapios en Camagüey, entonces Puerto Príncipe. Había tres monasterios. Las ursulinas, también en Camagüey, «casi todas ancianas». En la ciudad de Santiago, un monasterio de las Religiosas de la
Enseñanza, traídas por Antonio María Claret. Vivían muy austeramente, comían pobremente. Ayunaban con mucha frecuencia.
Enviaban mucho dinero a la hermana Antonia de San Pedro, que
residía en Carcagente y era llamada «Superiora General». Desde
septiembre de 1874, las de la Enseñanza tenían otro monasterio
en Baracoa.
Estos dos antiguos institutos femeninos, según informa el
arzobispo, trataban de hacer compatibles su tradición conventual y la vida activa. Por eso destaca la ancianidad de las Ursulinas y la penitencia de las de la Enseñanza. Estas tenían dos
6 Carta al Provincial de Castilla, Sancti Spiritus 22 julio 1878, ARSI Castellana 1007-XIII 12. Un excelente sobre esta crisis., J. M. Solá, El mártir de
Cuba, obispo de Almería, Ilmo. D. José Orberá y Carrión, historia documentada, Madrid 1914.
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
57
rasgos de los nuevos institutos: la «Superiora General» y «la
caja común».
Había «tres casas de religiosas sin clausura». Las Siervas de
María, eran siete. Observa Martín Herrera que no guardan la Regla, «sino más bien las Constituciones aprobadas por la Santa
Sede», una rectificación importante en un obispo que seguirá de
cerca el crecimiento de los nuevos Institutos. Era fundación de
José Orberá, antes vicario general de la diócesis y entonces obispo de Almería. La segunda congregación, «Las Hermanas de los
Pobres Inválidos», fundada por Ciriaco María Sancha, en su etapa de canónigo y secretario de Cámara. Había prohibido a la superiora ejercer las funciones de Superiora General en las casas
de Camagüey y en las que había en la diócesis de La Habana y la
Isla de Santo Domingo. Se dedicaban ya a la enseñanza. Vivían
de limosna. Se regían por la regla benedictina7. Faltaba observancia religiosa. Sobre ellas y sobre las de la Enseñanza pedía el
arzobispo orientación a Roma. No la recibió, porque necesitaban
más datos.
La mayoría de los sacerdotes sólo predicaban en cuaresma.
No llevaban cuenta de quienes practicaban. En la ciudad, José
Martín de Herrera reunía al clero mensualmente para las Conferencias. Fuera, no era posible, porque las comunicaciones entre
los lugares no eran fáciles. Sobre su estado moral y disciplinar,
lo califica de bueno, pero añade «vista la situación general de inmoralidad».
Los fieles eran devotos de la Virgen. Asistían a los cultos el
sábado, pero no a misa los domingos. El concubinato, llamado
«aplazamiento», es de mutuo consenso. Había masones y espiritistas8.
7 Sancha, siendo obispo de Ávila, fue el fundador del primer monasterio
de monjas trapenses. En el archivo de la Congregación de Las Hermanas de los
Pobres Inválidos se encuentran numerosas cartas que explican los problemas
de este monasterio.
8 José Martín de Herrera, 1 marzo 1879, ASV Congreg. Concilio Relat.
Dioec. Sancti Jacobi (in Cuba) III 412.
58
CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
La otra diócesis, la de San Cristóbal de La Habana, era muy
extensa, con una población dispersa en las áreas rurales, incomunicadas durante la estación de las lluvias. El clero se concentraba en la capital. Su escasa dedicación agravaba la dificultad
de su labor. Los que estaban en parroquias urbanas chocaban con
la indiferencia religiosa. El obispo la describe así: «ocupándose
todo el mundo del alma del negocio, nadie piensa en el negocio
del alma». De los 200000 habitantes de La Habana, sólo unos
3000 asistían a misa.
Cuba no fue cristianizada. Por eso urgía Ramón Fernández Piérola al ministro de Ultramar a que autorizase la venida
de los redentoristas para que se consagrasen a las misiones
entre negros y mulatos en el campo. Argumentaba su demanda así: costaba menos mantener 500 frailes que sostener un
batallón. Y su labor era más eficaz para la defensa de la sociedad, que se identificaba «con la permanencia de España en la
Isla».
La secta de las sectas era la masonería. León XIII aludía a
ella como «una reciente enfermedad mortal e infecciosa, que
va extendiéndose calladamente a través de los órganos vitales
de la sociedad». Era parte de una «revolución cosmopolita».
Algunos de sus objetivos los habían conseguido con el final
del poder temporal de la Santa Sede. León XIII trabajará para
emancipar a la autoridad civil de ese control anónimo e irresponsable de la masonería. Por eso su objetivo era evitar la secularización, abogando por el ideal de una «sociedad cristiana»9.
Los datos anteriores importan para situar la fundación de las
Hermanas y la actividad del P. Salinero como predicador de misiones populares. Vamos a empezar por ésta, porque es la premisa para entender aquella.
9 Carta de Ramón Fernández Piérola-Cayetano Sánchez Bustillo, 4 agosto
1880. En la Habana había unas cincuenta logias masónicas en 1880. Manuel P.
Maza Miquel, Entre la ideología y la compasión. Guerra y paz en Cuba 18951903, Santo Domingo, Instituto Pedro Francisco Bono 1997, 36-37 y 103-104.
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
59
2. «SON TAN BUENOS LOS POBRES Y TAN SENCILLOS».
El siete de noviembre de 1878 el P. Gil y el P. Salinero
fueron a Vuelta-Abajo, en la Vicaría Foránea de Pinar del Río,
que tenía once parroquias, insuficientes para atender a los
cristianos. Los fieles tenían que desplazarse por los ríos en la
época de las lluvias para bautizar a sus niños y enterrar a sus
muertos.
La ignorancia religiosa era el resultado de esta lejanía del
sacerdote, de la falta de instrucción y de celebraciones litúrgicas.
Pasaban meses sin oír una predicación ni asistir a una misa. Las
uniones consensuales, los llamados concubinatos, superaban en
muchos casos los matrimonios canónicos.
Gente sencilla, acogía bien la predicación. Estuvieron en
aquella región siete meses, durante la visita pastoral emprendida por Sebastián Pardo, gobernador eclesiástico y vicario
general.
Como sucedía también en otras zonas de España, los objetivos eran acabar con los «abusos», la ignorancia de la doctrina, la
indiferencia religiosa, la carencia de atención por la escasez de
sacerdotes, y fortalecer la familia, celebrando el matrimonio de
quienes vivían en concubinato. Tenían los misioneros licencias
especiales para dispensar los impedimentos hasta segundo grado, sin presentar partidas ni hacer proclamas10. En la misión predicada en San Juan-Martínez –hoy «San Juan y Martínez»– se
encontraron con un dramático caso de espiritismo: una joven se
sacó los ojos y los de su hijo de corta edad, «instigada, según
ella, por el gran espíritu».
10 Nada de esto entendían los vegueros, pero uno de ellos supo resumirles
el mensaje de los misioneros: «Acaba de llegar la cristiandad, está en casa de
mi madre; es preciso ser cristianos y ya sabéis que aquí no había religión, pero
estos Santos Padres y el Padre Obispo la traen ahora». Copia de todos los documentos sobre la actividad del P. Salinero como misionero popular, «Material
Impreso», documentos 1-8.
60
CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
Quisieron hacer competencia a los misioneros los «liberales
separatistas» venidos desde La Habana, pero no lograron su propósito11.
Cuando había que distribuirse el trabajo, como sucedió en
Guane, los dos jesuitas elegían los cuartones más apartados. En
ellos encontraban gentes pobres, que vivían en condiciones pésimas12. Sólo les quedaba de cristiano el bautismo. Apenas dormían los misioneros, que muchas veces acababan de atender a la
gente en la madrugada. Se alimentaban de sardinas en lata y potaje de habichuelas.
Tras descansar en La Habana desde el 22 de diciembre hasta
el 17 de enero, emprendieron ese mismo día la segunda expedición misional en la Vicaría de Guanajay13, a unos cuarenta kms.
al suroeste de La Habana, también en Vuelta-Abajo, con veintitrés parroquias, ingenios y cafetales. La proximidad a la capital
era una de las causas del mal estado moral de sus gentes. Se iban
a celebrar elecciones municipales esos días. La «funesta política» no era una ayuda para los misioneros. Hay dos rasgos en la
crónica de esta misión: la celebración de los matrimonios por la
noche, con asistencia de quienes acudían a la misión y el comentario sobre la diversidad étnica de los contrayentes. «Pobre gente, a quien excusará en parte ante el tribunal de Dios la ignoran-
Identificar a los independentistas con los liberales expresa la convicción
generalizada de muchos católicos entonces. Los liberales eran enemigos de la
Iglesia y, por tanto, una amenaza para la sociedad. La fórmula que tuvo más éxito para expresar esa creencia fue «El liberalismo es pescado», título de un libro
de Félix Sardá Salvany, un sacerdote muy vinculado a la Compañía de Jesús.
12 En los cuartones de San Miguel y Santa María del Rosario predicaron
en un bohío, en el que atendieron a la gente y una noche se quedaron con ella,
porque la lluvia les impidió regresar al Ingenio San Juan en donde residían. Les
cocinaron dos huevos «sepultados en una gran olla de cocinado ajiaco y salieron, como es de suponer, hechos un hojaldre, que, aunque nos tocó en dosis homeopáticas, duró mucho tiempo en los estómagos».
13 «Correspondencia de Ultramar, de la Provincia de Castilla. Antillas.Habana. Misiones dadas por los PP. Gil Y Salinero», Cartas de Oña, continuación de las de la Poyanne 12 (1886) 43-54.
11
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
61
cia». Les «desglosaban a su manera de entender» las cartas de
San Pablo.
Predicaron en la cárcel de Guanajay tres días. Hubo una comida extra, que los dos jesuitas sirvieron a los presos. Trabajaron
en jornadas que enlazaban día y noche, «noches toledanas» las de
Guanajay, según el cronista. Al exceso de trabajo, normal en las
misiones, se sumó esta vez la lluvia.
Estuvieron más de un mes en Pinar del Río. Celebraron 118
bautismos, además de los matrimonios, comuniones y confesiones14.
Hay que destacar en estas extensas cartas las largas jornadas
de los misioneros15 y la insistencia en el retorno a las prácticas
sacramentales abandonadas, especialmente la regularización de
los matrimonios. El escenario de esta labor es siempre el mismo:
la acogida que se da a los misioneros, protegidos por los notables de los lugares y, en casi todos los casos, por las autoridades.
Las procesiones forman parte de ese estilo misional, porque manifiestan los frutos obtenidos y el peso social de la Iglesia frente
a quienes deseaban competir con ella en la lucha por ganarse a la
gente16.
Todo eso no les ocultaba las condiciones de vida de los campesinos, su pobreza, compartida por los misioneros durante esas
jornadas. Ellos remediaban lo que estaba en sus manos: instruir
y administrar los sacramentos. Era una solución provisional. Las
gentes quedaban al cuidado de sus curas, que apenas podían
«Correspondencia de Ultramar, de la Provincia de Castilla. Antillas.Habana. Misiones dadas por los PP. Gil Y Salinero», ib. Cartas de Oña, continuación de las de la Poyanne 2 (octubre 1886) 30-53.
15 Regresaron al colegio de Belén cansados, con la salud quebrantada. Se
salvaron de un naufragio. Cuando llegaron a Esperanza, en su puerto, se rompió la embarcación, porque sus tablas estaban llenas de carcoma. Tardaron dos
días en llegar a La Habana el 10 de junio.
16 Habían predicado misión completa en 20 templos. Más corta, en 38
cuartones. Habían recorrido 371 leguas, 214 a caballo. Habían celebrado 2949
matrimonios y predicado 400 sermones y pláticas y confesado a 19397 penitentes.
14
62
CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
atender a una población dispersa, apartada y desprotegida, como
probarían, en las guerras de independencia la agresión de los revolucionarios y la violencia de la reconcentración hecha a partir
de 1896. Y esto no es otro, sino el mismo asunto. Proteger a esas
gentes, incluso en su necesidad extrema, era «mal visto». Esa
persecución por ayudarlas hizo que muriera en Madrid pobre y
asilado en un convento Manuel Santander Frutos, el obispo que
dio la primera aprobación a la congregación y recibió los votos
de las primeras Hermanas17.
El rector del Colegio de Belén envió el 24 de diciembre de
1878 una carta al provincial resumiendo los resultados de la primera expedición misional, que acabó entonces. Insistía en el trabajo hecho entre los campesinos que vivían en los cuartones. La
Vicaría tenía dos grandes centros: Pinar del Río y Guane, con
unos 32000 habitantes. Tras partir los misioneros, los párrocos
proseguían la labor. Sobre los matrimonios, este apunte: «ha habido bodas de abuelos, hijos y nietos a la vez. Prescindiendo de
los amancebamientos, la gente es sencilla y bien dispuesta»18.
En Consolación del Sur, un domingo estuvieron confesando
los Padres y el Vicario Capitular de La Habana hasta las dos de
la madrugada. Se alegraba de que las lluvias pudieran obligar a
los misioneros a descansar, pero añadía: «No puedo con ellos»19.
El día de la Inmaculada llegó P. Salinero a Guane. Esperaba
a su compañero el P. Gil, para seguir camino de Consolación del
Sur. Se quedó en esta ciudad. Comentaba con humor que, mirando la estadística de lo hecho esos días, «esta vida no es para llegar a viejos». Había «tela y campo para muchos y para mucho
Sobre la situación en la Isla y la actuación del obispo de La Habana,
puede verse la obra ya citada de Maza Miquel. Hace años escribí de ello. «La
Iglesia en Filipinas y Cuba después del 98», Missionalia Hispanica 43 (1985)
259-347.
18 Carta del P. Rector al P. Provincial, sacada de Cartas de Poyanne, en
«Material Impreso» .
19 Carta del Vicario Capitular, Sebastián Pardo al P. Rector, sacada de Cartas de Poyanne, en «Material Impreso» 4.
17
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
63
tiempo». Le daban la una y las dos de la madrugada celebrando
matrimonios20.
En Vuelta Abajo, una de las zonas más ricas, de Cuba, parecía que la religión se había olvidado. Citaba el P. Salinero a uno
de los campesinos: «Ahora ha venido la cristiandad»21. Propuso
al provincial la fundación de una residencia en Pinar del Ríos.
Los trabajadores del tabaco eran buena gente. Había una discreta
crítica a la distribución del personal. Esta era la razón de su propuesta. Aun siendo un campo «hoy estéril y lleno de maleza»,
sería pronto rico y floreciente. La situación religiosa de la gente
le hizo recordar la visión de los huesos, de Ezequiel. Eran una
multitud que esperaba un espíritu que les insuflara vida y los pusiera en pie. De cristianos no tenían ahora más que el bautismo.
En su trabajo, se sabía continuador de San Francisco de Regis,
un jesuita que hizo en el siglo XVII lo mismo. Lo reclamaban
unas gentes de las que el párroco de San Juan y Martínez decía:
«Son tan buenos los pobres y tan sencillos».
La misión había sido una «obra de paz y consuelo». Había
que continuarla y a fecha fija, la cuaresma, como indicaba el gobernador civil de Pinar del Río22.
¿Qué futuro tenía la propuesta de Valentín Salinero? En diciembre de 1880 el P. Muruzábal informaba sobre la situación de
la provincia de Castilla. Se mantiene el espíritu de la Compañía
de Jesús y la observancia regular, obediencia a los superiores y
docilidad de ánimo. En las residencias había «ocasiones» de ma-
Carta del P. Salinero al P. Rector, 8 diciembre 1878, sacada de Cartas de
Poyanne, en «Material Impreso» 5.
21 En 1945, reciente su exilio en el Sur de Italia, Carlo Levi escribió sus recuerdos. Le puso por título, Cristo se paró en Éboli. También para la buena
gente del sur de Italia, la dignidad se identificaba con la presencia de la Iglesia.
Allí donde no llegaba ésta –cristiandad– no quedaba más que resignarse al
abandono. Francesco Rossi hizo una película en 1979. Fue traducida la novela
al español en 1980.
22 Carta del P. Salinero al P. Provincial, 24 diciembre 1878, y carta del párroco, sin fecha. La carta del gobernador al P. Salinero, 11 diciembre. sacada de
Cartas de Poyanne, en «Material Impreso» 6-8.
20
64
CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
yor libertad y de distracción de la mente, y entre los misioneros,
algunos, por tener que tratar con seglares, actuaban de forma un
tanto alejada de la mortificación y de la edificación propias de
los religiosos. Era muy provechosa la actuación de los jesuitas
fuera. Sus colegios tenían mucho prestigio. Proyectaban abrir
uno en Valladolid y otro en Vitoria23. La observancia regular hacía preferir la concentración de los jesuitas en los colegios24. Lo
vemos en los informes sobre la vida de los jesuitas en Cienfuegos y en el Colegio de Belén.
En el verano de 1880 hay un acontecimiento en la vida del P.
Salinero, al que se refiere con frecuencia en las cartas que escribió a su sobrina Angelita, tras su regreso a España, en diciembre
de 1896.
Viajó a Toronto con la M. Adelaida de Santa Teresa, fundadora del Carmelo de Grajal de Campos (España). Llegaron el 4
de septiembre. Los invitó el arzobispo para hacer allí una fundación. La Madre tenía en gran estima al P. Salinero, pues escribe a
las carmelitas de Yonkers, cerca de Nueva York, que regresaría
«si el P. Salinero no se opone», una vez examinado el lugar donde se establecería el convento.
La M. Adelaida llegó en el verano de 1882 a Grajal de Campos. El convento de los franciscanos descalzos, fundado en
1599, llamado de «Nuestra Señora la Antigua», estaba en ruinas.
Escribió al obispo de León, Saturnino Fernández de Castro, que
estaba en Vichy tomando las aguas. El P. Salinero era su persona
de confianza en La Habana, donde tenía dificultades con el apoderado Gonzalo Pellijero para disponer de «lo que nos pertenece». Las rentas del capital que tenía en Cuba estaban destinadas
a sostener esta fundación. En la carta al obispo dice del P. Salinero que era «confesor y gran amigo nuestro».
Francisco de Sales Muruzábal-Beckx, Valladolid 18 diciembre 1880,
ARSI Castellana 1007-XV 12 bis.
24 La expansión de los colegios estos años, Manuel Revuelta la ha destacado en Los colegios de jesuitas y su tradición educativa (1868-1906), Madrid,
Universidad Pontificia de Comillas 1998.
23
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
65
El convento debía ser inaugurado el 15 de octubre de 1882,
pero se aplazó hasta el 18 de diciembre. Asistió el obispo, preconizado ya arzobispo de Burgos25. Durante muchos años el P. Salinero mantuvo la relación con las carmelitas26.
3. CIENFUEGOS: DE 1882 A 1884
Se abrió el Colegio de Nuestra Señora de Montserrat de
Cienfuegos el 3 noviembre 1879. Lo hizo la Compañía de Jesús
porque se había clausurado el único de la ciudad. Tenía 74 alumnos. Pagaban una cuota mensual y lo que faltaba para el mantenimiento se distribuía equitativamente entre los protectores del
colegio. Estaba en proyecto edificar uno de nueva planta. Esperaban que fuera pronto.
Había 8 internos y menos de 40 externos. Ese número bajo
se debía a la crisis económica provocada por la guerra. El inicio
de las obras se retrasó. El 18 de octubre de 1882, se pedía que se
iniciaran, ante la perspectiva de que se abriera un instituto en
Santiago. El clima era duro y facilitaba la propagación del «vómito negro». Murió el P. Iriarte el 22 septiembre a causa de esta
enfermedad27. Varios jesuitas no querían vivir en la región por
sus malas condiciones sanitarias. Por esas razones se consideraba urgente emplear todos los recursos para iniciar de inmediato
las obras28. El P. Salinero estuvo en este colegio entre 1882 y
1884. No tenemos noticia de aquella casa esos años29.
Florencio del Niño Jesús, La Pasionaria de Nueva York. Vida, virtudes y escritos de la R. M. Adelaida de Sta. Teresa, Madrid 1935, 131-133 y 251, 161-168.
26 «En el Grajal murió la Hermana Bernardina, irlandesa, de mis monjitas
de New York y van cuatro inglesitas». A Felipa, San Sebastián, 23 abril 1905.
27 Rdo. P. Iriarte, rector del Real Colegio de Belén», La Unión Constitucional, 22 septiembre 1893.
28 Felix Güell, 19 febrero 1880 y 18 octubre 1882, ARSI Castellana Cuba
1001-I 2 y 7.
29 Provinciae Castellanae Historia Domorum 1868-1904 ARSI Castellana
1601. Parece que enviaban poca información, como puede verse para el período 1886-1888, que ocupa media página, ib. 441.
25
66
CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
En junio de 1883 la oposición a la presencia de los jesuitas
llevó a plantear la continuidad del colegio. Tras reunir a los consultores provinciales, Muruzábal expuso al P. General los datos y
le pidió que le comunicara su decisión. Abandonar Cienfuegos
era reconocerse vencidos por quienes habían hecho todo lo posible para alcanzar ese fin. Dejaba en mal lugar a quienes habían
trabajado por una obra buena. Podría renunciarse al bachillerato.
Era previsible el crecimiento de la ciudad y eso incrementaba
sus ya ingentes necesidades espirituales. No podría privársele de
la ayuda de la Compañía30.
El inicio de las obras el 1 de enero de 1884 provocó una
campaña de la prensa contra los jesuitas. Había crecido el número de alumnos. Eran ya 140. No podía exigirse que fueran ni piadosos ni aplicados31. Los jesuitas habían fundado en Sagua una
congregación de Hijas de María. La vida de los Padres era regular y disciplinada, había unión y caridad32.
El Colegio se incendió el 8 de enero de 1905. En 1908 se abrió
una suscripción voluntaria para construir uno de 1ª y 2ª enseñanza
bajo la dirección de la Compañía. Se envió a Roma una carta razonando la importancia de esa iniciativa, porque la ciudad sería capital de provincia y eso suponía la apertura de un liceo estatal33.
4. REGRESO A LA HABANA
De nuevo estaba el P. Salinero en el Colegio de Belén, una obra
en expansión. Habían crecido sus alumnos. Los internos pasaron de
30 Francisco de Sales Muruzábal-Beckx, 23 junio 1883, ARSI Castellana
1007-XIII 19.
31 Siendo la comunidad jesuítica observante y consagrada a ministerios
propios de la Compañía de Jesús, como visita a hospitales y a las prisiones, trabajando hasta gastar la salud, la piedad de los alumnos era casi cero. Hilario
Retolaza-Luis Martín, 28 enero 1893, ARSI Castellana Cuba 1001-I 22.
32 Félix Güell, 15 febrero 1884, ARSI Castellana Cuba1001-I 12.
33 La noticia del incendio, José Errasti, 9 y 12 de enereo 1905, ARSI Castellana Cuba 1001-V 2-3.
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
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140 a 200. Era una muestra del aprecio a la enseñanza, a la formación religiosa, a la disciplina y a las mejoras en las instalaciones.
Los nuevos horarios habían ayudado a la observancia regular. Se habían suprimido las visitas inútiles de los de fuera a las celdas34. Había una gran unión entre los jesuitas, entre ellos y con el superior35.
La provincia de Castilla, contaba en 1884 con 543 jesuitas,
de ellos 148, un 21,4%, «en misiones». En Cuba se distribuían
así. Colegio de Belén, 17 sacerdotes, 5 maestros y 15 coadjutores, total 37. En el colegio de Cienfuegos, 9 sacerdotes, 5 coadjutores, total 14. Trabajaban en los dos colegios, 26 sacerdotes, 5
maestrillos, 20 coadjutores, total 51 jesuitas36.
En julio de 1884 el P. Ipiña pidió más jesuitas, pero el provincial no disponía de personal. Temía que se dañara la salud de los
jesuitas37. En 1887 nombró Luis Martín, provincial de Castilla,
nueve rectores para los centros de enseñanza que la provincia tenía en España y Cuba y otros ocho en 1891. Había sólo seis residencias. Para el Colegio de Belén nombró a los Padres Ipiña
(1883), Zameza (1885) e Iriarte (1889). En el de Cienfuegos, fueron rectores Güell (1883), y Retolaza (1887), éste hasta 190238.
Instalado en la Habana, después de su estancia de dos cursos
en Cienfuegos, tuvo el P. Salinero tiempo para dedicarse al apostolado fuera del colegio. Trabajó en Cayo Hueso, uno de los barrios más pobres. Sus preferencias eran ellos, tanto en aquel lugar, como en el Colegio de niñas pobres de San Vicente, en la
Calzada del Cerro, y en el de San Francisco de Sales. Admitió a
gente de color en las congregaciones, rompiendo así una exclusión hasta ese momento considerada normal39.
34 No debió durar esa norma. Sabemos que el P. Salinero fue destinado a
España. La razón era las frecuentes visitas que recibía. Hablaremos de ello en
su momento.
35 Tomas Ipiña, 14 octubre 1882, ARSI Castellana Cuba 1001-I. 6.
36 Manuel Revuelta González, La Compañía de Jesús… 258-265.
37 Tomas Ipiña, 9 julio 1884, ARSI Castellana Cuba 1001-I 13.
38 Manuel Revuelta González, La Compañía de Jesús… 209-212.
39 La hermana Carolina, Superiora General, recordaba que el P. Salinero
les había dicho: pongan en los colegios de Cuba, escuelas gratuitas y catecis-
68
CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
Al resumir su vida, entre las muchas obras emprendidas «en
pro del mejoramiento y moralización» de Cuba, se destacó el
Colegio de San Francisco de Sales, «donde multitud de seres
inocentes reciben el pan para sustentar sus cuerpos y el pan del
alma en la instrucción y maternales cuidados que les prodigan
las Hermanas de la Caridad. Todo lo hacía porque era una persona compasiva, que acudía siempre a remediar las necesidades de
sus semejantes»40.
Poco más sabemos. Las cartas anuales se reducen a una crónica que nada aporta sobre la actividad de los Padres, y la situación de la sociedad, salvo en contados casos, como la llegada de
Manuel Santander, el nuevo obispo, en 1888. Lo consideraban
muy adicto a la Compañía de Jesús41. En el informe sobre la
marcha del colegio entre 1888-1892, se habla de las novedades
introducidas en el área de las ciencias experimentales. Falta información de los años 1893-1895. La de 1896 recoge el inicio de
la guerra. Resultó ésta favorable para la estación metereológica,
trasladada a un sitio mejor y más seguro42.
Vamos a recurrir otra vez a la información del arzobispo de
Santiago y del obispo de La Habana para ver la situación religiosa y moral en las dos diócesis. En enero de 1884, el arzobispo de
Santiago informaba al ministro de Ultramar. Se abusaba de los
pobres, incluso de los soldados. Citaba a algunos de ellos, que
trabajaban en una mina propiedad de extranjeros en la provincia
de Oriente. Sus condiciones se parecían a las de la esclavitud.
mos, «que serán la bendición de la congregación». Infunda en las Hermanas el
amor a los niños pobres. En cuanto el noviciado, abierto en San Sebastián, estuviera en condiciones y formadas las novicias, «que enseñen el catecismo a
las niñas pobres, como lo hacen los novicios de Loyola».
40 Antonio López de Santa Anna, Datos Biográficos del R. P. Valentín Salinero, S.J., 1840-1913, Santander 1959, 50, 74-75.
41 Una de las objeciones contra su nombramiento fue su proximidad a los
carlistas.
42 Provinciae Castellanae Historia Domorum 1868-1904 ARSI Castellana
1601 (1882-1886)407-408, (1886-1888 ) 439-440; (1888-1892) 481-482 y
521-522; (1896-1898) 545-546.
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
69
La administración no funcionaba. Había irregularidades e injusticias. La instrucción pública iba mal. Ayuntamientos y diputaciones carecían de recursos. El clero y los templos, en un estado lamentable. La cuestión de la moneda generaba monopolios e
injusticias. Se incumplían las obligaciones del tesoro, se falsificaban a menudo los efectos timbrados o faltaban en las expendurías… De todo eso se valían los separatistas «para argüir contra
el gobierno español»43.
Los Escolapios continuaban en Camagüey. Los Paules se habían establecido en la ciudad de Santiago. Las de la Enseñanza,
que estaban en Camagüey y Baracoa, dependían de una Superiora
General, ahora en Reus, cuya autoridad no reconocían las Hermanas de Tremp. Las Hijas de la Caridad tenían tres casas. Una, las
siervas de María, cuya Superiora General estaba en Madrid. Las
Hermanas de los Ancianos Desamparados, con un asilo en la ciudad de Santiago, tenían su casa madre en Valencia. Estaban bajo la
jurisdicción del arzobispo Martín de Herrera las Hermanas de la
Caridad, la fundación de Ciriaco Sancha, cuya casa madre estaba
en Santiago.
Habían afectado a la condición moral y religiosa del pueblo:
la guerra, la supresión de la esclavitud y los cambios legislativos. Por esas vías había entrado la peste del liberalismo44.
La diócesis de La Habana comprendía cuatro provincias y
1.200.000 habitantes. Había 145 parroquias y 20 templos no parroquiales. En la ciudad, cuatro conventos: Clarisas, Carmelitas,
Dominicas y Ursulinas. Además de las Hijas de la Caridad, que
estaban en Matanzas, había Hermanas de tres congregaciones:
Siervas de María, Hermanas del Sagrado Corazón y Hermanitas
de los Ancianos Desamparados.
José Martín de Herrera-Manuel Aguirre de Tejada, ministro de Ultramar, 4 enero 1884, en Manuel P. Maza Miquel, Entre la ideología y la compasión.. 113-114.
44 José Martín de Herrera, 20 de diciembre de 1885, ASV Congreg. Concilii Relat. Dioec. Sancti Jacobi (in Cuba) 412.
43
70
CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
Los 909 centros de enseñanza se distribuían así en cada provincia. En La Habana, 404; en Matanzas, 109; en Pinar del Río,
136 y en Santa Clara y parte de Camagüey, 189. Había en cada
provincia un instituto de enseñaza secundaria. Los Jesuitas, expulsados de Cuba en 1773 tenían los dos colegios que ya conocemos. Los escolapios, uno.
Había traído a los Carmelitas, pero no llegaban al número
exigido para formar comunidad según sus Constituciones. Ellos,
los Paules y Jesuitas predicaban los ejercicios al clero.
En los fieles, como abusos, la blasfemia y el incumplimiento
del precepto pascual, sobre todo entre los hombres. Pocos guardaban las fiestas. La gente prefería el juego a la misa. Alcoholismo, que avanza entre los jóvenes. Había matrimonios mixtos celebrados con rito protestante y muchos vivían en concubinato.
La libertad de prensa y la acción abierta de las sectas contra
el catolicismo favorecían el alejamiento de la Iglesia. Influían
también los efectos de la guerra civil, la diversidad y heterogeneidad de la población y la legislación civil, no conforme con la
moral católica.
No era habitual examinar las raíces históricas de la situación
religiosa y moral en estos informes a la Santa Sede. Siendo Cuba
menos rica, la colonización se hizo por medio de factorías, que
se quedaban en la costa. Primaba exclusivamente el interés comercial, por eso no se hizo en la Isla un proceso de cristianización, como sucedió en otros lugares
Analizada la situación, reflexionando sobre ella, después de
una larga experiencia, el obispo concluía que el mejor medio para mantener el catolicismo era «scholas elementarias quae veluti
centrum et principium sunt christianae educationis, undique promovere; aliasque tum novas scholas, quae dominicales dicuntur
fundare; concursum quarundam congregationun religiosarum
adhibere, zelum parrocorum in eundem finem stimulare». Esto
es, «promover escuelas elementales , centro y principio de la
educacón cristiana, fundar otras escuelas, las llamadas dominicales, recurrir al concurso de algunas congregaciones religiosas
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
71
y estimular el interés de los párrocos para este mismo fin» 45. En
resumen, escuelas confiadas a las nuevas congregaciones.
5. VÍSPERAS DE LA FUNDACIÓN
Tenemos ya varios datos históricos, que van a acunar la iniciativa del P. Salinero en el nacimiento de las Hermanas del
Apostolado. El primero, la ignorancia y el abandono de la gente, sobre todo, la de fuera de las ciudades. El segundo, la injusticia que sufren los pobres. El tercero, el descubrimiento de la necesidad de evangelizar, esto es, enseñar la doctrina y celebrar
los sacramentos, pero sobre todo, acercarse a la gente, que llama a eso «cristiandad», como los campesinos de Vuelta Abajo.
El cuarto, una memoria cargada de esperanza frente a la desolación: el recuerdo de aquel jesuita insigne, San Francisco de Regis, y de la visión de Ezequiel. El quinto, la convicción de que
eran tiempos de esfuerzo y lucha, tiempos de cambio, cuya dirección y sentido otros disputaban a la Iglesia. El sexto, una
creencia, era el momento de la escuela. El siglo XIX, especialmente su segunda mitad en el caso de España, fue la hora de la
«pedagogía», es decir, de transmitir, en una iniciación acompañada, la verdad de la fe unida a la razón, la verdad como gracia,
de la mano de la verdad como apertura, búsqueda confiada y labor de cada jornada. Séptimo, unir la supervivencia del catolicismo al ejercicio de la misericordia. Fue esta la razón de Valentín Salinero, «una persona compasiva, que acudía siempre a
remediar las necesidades de sus semejantes». Finalmente, para
cerrar aquí esta enumeración, la coincidencia en un momento
en que las nuevas congregaciones, femeninas y seglares, testifican que todo esto está en sazón: un catolicismo en femenino para una Iglesia que vive para la misericordia que ella misma ha
recibido como gracia y justicia.
Ramón Fernández Piérola, 25 de diciembre de 1886, ASV Congreg.
Concilio Relat. Dioec. Sancti Christophoi de Habana 723.
45
72
CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
«Salir del Colegio» no era bien visto. Los colegios eran, en palabras del provincial de Castilla, el medio más adecuado para la observancia regular. El obispo Santander Frutos eligió al P. Salinero
para que lo acompañara como misionero en las visitas pastorales46.
El P. Valentín Salinero hace un primer éxodo: pasa hacia las
clases más pobres, a los campesinos, que sufrían unas condiciones de vida aun peores que las de los trabajadores de las ciudades. A esta vocación llamará el obispo de La Habana a las primeras Hermanas47.
Hubo continuidad en la trayectoria de los jesuitas desde
1814. Tuvieron que combinar audacia y prudencia. Pese a la persecución, fueron «fervorosos por dentro y expansivos por fuera».
Vivieron la espiritualidad de aquel tiempo, «una espiritualidad
romántica, sentimental», testimonial frente a quienes hostigaban
a la Iglesia. Hasta 1932 la Compañía de Jesús fue cinco veces
restaurada y cuatro suprimida, con intervalos de reconocimiento
legal. Parecía que cada cambio político tenía que ver con la expulsión o disolución de los jesuitas o con su regreso y reunión en
sus colegios y residencias48. Revuelta recuerda que ese salir y
46 Al responder al apartado sobre lo que había hecho por su Iglesia, los obispos solían señalar en sus informes Ad Limina el haber escogido y pagado a sacerdotes para que predicaran al pueblo y dirigieran ejercicios espirituales al clero.
47 El 12 de diciembre de 1906, escribe Valentín Salinero a la M. Carolina.
Entre las cosas que le recuerda como importantes: las escuelas para negras. Todavía existía racismo en la sociedad cubana, como sabemos por informes enviados
a Santa Sede. En algunos colegios, también en los de los jesuitas, no había más
que alumnos blancos. Insiste en lo mismo el 3 de enero de 1907. Unas semanas
más tarde habla de escuelas «gratuitas de color». Que hubiera una sección de niñas pobres junto a las pensionistas era una innovación en aquel tiempo, en que
las niñas, por serlo y por ser de color, no tenían acceso a la escuela. María Teresa
Azcona, Una historia de esperanza... Madrid 1991, 37-40, 47-48, 55 y 97-98. Insiste más en la religiosidad que en las condiciones materiales de vida.
48 La restauración de la Compañía de Jesús amparada en la libertad religiosa fue la más eficaz y duradera. Eso sucedió en Suiza y en Estados Unidos, donde la Compañía de Jesús «progresó en toda la línea al amparo de las libertades
individuales». Revuelta señala una ironía, la misma que el conde de Montalembert señaló: la Iglesia se beneficiaba de la libertad allí donde estaba reconocida
la libertad religiosa, condenada esos mismos años por Pío IX.
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
73
entrar fue una constante hasta 1978, en que se aprueban unos
acuerdos que sancionan constitucionalmente lo que deseaba el
cardenal Sancha a comienzo del siglo XX: una separación no
hostil, sino cooperante.
Eso se proyectó en el estilo apostólico de la Compañía de
Jesús. Sus obras se «parecían más a la luz que a la levadura».
Daban la impresión de querer «conquistar» para la Iglesia la
sociedad desde arriba. Actuaban con estilo «apologético, defensivo, ardiente».
Como hemos visto, el P. Salinero se benefició del reconocimiento que recibió la Compañía de Jesús como instituto para las
misiones en Ultramar. Bajo ese título y fin, como colegio para
las misiones de Ultramar se abrió la casa de Loyola, primero para Filipinas y luego para Cuba en 1852. La primera obra fue el
Colegio de Belén, que se les entregó el 26 de noviembre de ese
mismo año. A Puerto Rico fueron en 1858 y a Filipinas al año siguiente.
Nada de esto modificó su situación legal. La Compañía estaba solamente tolerada, en una situación similar a la que la constitución de 1876 dejaba a los no católicos. Permitió hacer visible
lo que desde 1868 era una «restauración camuflada».
Los años siguientes fueron de fervor, de muchas vocaciones.
Entraron muchos novicios. Casi un 25% no perseveró, pero en
1899 habían pasado de los 442 de 1875 a 3151 jesuitas.
Fuera de España, incluida Italia, la Compañía de Jesús pasaba graves dificultades. En 1872 fue consagrada al Corazón de Jesús, «nuestro escudo contra los tiros de nuestros enemigos».
El P. Luis Martín, siendo Provincial de Castilla, dio un giro.
Apoyó las obras de largo alcance. El trabajo de los jesuitas con los
hombres y jóvenes y la acción social con obreros. Inició la apertura de residencias, que continuaría en los años noventa, cuando era
ya Prepósito General. En dos de ellas estuvo el P. Salinero, la de
Bilbao, y la de San Sebastián que inició como superior.
Esta orientación del P. Luis Martín se proyectó en los colegios. En 1904, al cumplirse cincuenta años de su fundación, se
destacaba la proyección del Colegio de Belén. Siempre hubo
74
CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
operarios apostólicos entre los jesuitas. Al amparo y con la ayuda del Colegio habían predicado, dirigido espiritualmente a muchos fieles, administrado sacramentos, cuidando las celebraciones del culto en su iglesia. Además de atender a las cofradías
erigidas en ella y predicar ejercicios, habían ido a las poblaciones e ingenios de la Isla, a Puerto Rico, Santo Domingo y Cayo
Hueso.
Visitaban en La Habana cárceles, hospitales, escuelas y enfermos. Habían promovido los jesuitas «asociaciones e institutos
de enseñanza y de caridad».
«A la Compañía se debe el establecimiento de las Religiosas
del Sagrado Corazón de Jesús, que vinieron a La Habana en
1858 y sostienen los dos colegios de El Cerro y El Tejadillo».
Bajo el patrocinio de la Compañía «se instituyó también la asociación y Colegio de las Apostolinas». Promovió las Conferencias de San Vicente Paul y la Sociedad de las Escuelas Dominicales49.
Los jesuitas no temieron adoptar decisiones esos años.
Dos fueron muy importantes. La primera, comenzar en 1905 a
levantar la hipoteca política que pesaba sobre ellos50, obligados por quienes quebrantaban las libertades para perseguirlos.
La segunda, extender el trabajo de sus colegios hacia «los sectores populares», instalando escuelas nocturnas para obreros o
Álbum conmemorativo del Quincuagésimo aniversario de la Fundación
en la Habana del Colegio de Belén, de la Compañía de Jesús, 1854-1904, 102103.
50 Hay varios ejemplos. Uno de ellos, el voto que sus estudiantes en Tortosa dieron al candidato liberal frente al republicano, aplicando lo que se llamó
entonces «el mal menor». La polémica entre los católicos, en la que estuvieron
los jesuitas, quiso zanjarla la Santa Sede con la carta del Papa Inter Catholicos
Hispaniae, del 20 de febrero de 1906. Sobre este asunto, he tratado en varios
lugares. Una síntesis, coin referencia especial a Bilbao y San Sebastián, José
María de Urquijo e Ybarra, Madrid, CSIC 1997, 133-393. En febrero del 2005
Andrés Martínez presentó su tesis doctoral en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, «Aceptar los poderes constituidos». Los católicos españoles y
la Santa Sede en la Restauración (1890-1914)». Es un excelente trabajo, que
está en prensa.
49
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
75
hijos de obreros y fomentando desde las residencias que las
asociaciones por ellos dirigidas sostuvieran escuelas gratuitas51.
Ahora hay que volver atrás, a marzo de 1887.
51 Manuel Revuelta, «La Compañía Restaurada (1815-1965)»: Los jesuitas en España y en el mundo hispánico, Tteófanes Egido (coordinador), Madrid, Fundación Carolina, Centro de Estudios Hispánicos e Iberoamericanos y
Marcial Pons Ediciones de Historia 2004, 282-325.
3. «QUE LA INTERIOR LEY DE LA CARIDAD DÉ VIDA
A VUESTRAS ACCIONES»
La memoria de la fundación asimila a las hermanas con muchos de los nuevos institutos, nacidos en el último tercio del siglo XIX en España. Un grupo de mujeres que quieren cooperar
en una obra de asistencia a los necesitados y de instrucción religiosa y son invitadas a colaborar. Los dos fines tienen la misma
meta: mantener viva la fe en el pueblo cristiano, especialmente
entre quienes están más abandonados.
Se trata de un éxodo hacia quienes son la mayoría. Eso supuso conocer su abandono, tratar de remediarlo y poner los medios
para suprimir las carencias que les impedían «conservar la fe de
sus mayores», que así se entendía entonces lo que hoy, con otro
concepto bien diferente de la Iglesia y de su misión, se llama
«evangelización».
Las primeras hermanas estaban ya asociadas al P. Valentín
Salinero. Lo que se produce el 6 de mayo de 1891 es no sólo un
paso más, sino otro paso respecto a lo que se inició el 13 de febrero de 1887. En esta fecha se pone en marcha una asociación
devocional, que evoluciona hacia otra realidad eclesial: situar en
el centro de la preocupación de aquellas mujeres lo que había
descubierto el P. Valentín Salinero1.
1 «Enseñad a todos que Dios nos ama; a todos, pero con preferencia a los
pobres, a los más pobres, a los pueblos y campos de Cuba». María Teresa Azcona, Una historia de esperanza... Madrid 1991, 29 y 51. Los campos de Cuba
significaban entonces dos cosas: los guajiros libres que vivían en casas dispersas, con una economía de mera subsistencia, culturalmente sin nada, aislados.
El segundo grupo eran los que pasaron de esclavos a libertos y que trabajaban
en los ingenios.
78
CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
Lo devocional cede paso a eso que constituye el centro de la
misión de Iglesia: continuar la de Jesús en el ejercicio de la misericordia. Eso supuso para las hermanas pasar a una forma de vida
que abarca la existencia. La consagración es una ofrenda ratificada por el testimonio del Padre sobre Jesús: es su ungido, su hijo,
en él se complace, sustituyendo de ese modo Jesús todo lo que sucedía y se realizaba en el Templo y concentrando en Él la promesa
hecha a los descendientes de Abraham, a la casa de David. Su
cuerpo, es decir su existencia histórica, es el Templo, que nadie
podrá destruir para siempre2. Su resurrección es la «glorificación»
de Dios, es decir, el lugar en el que reposa su presencia, su «gloria». En su cuerpo, objeto de la misericordia del Padre, que lo rescata de la muerte, se convierten sus heridas en la imborrable prueba de su obediencia, por eso permanecen, y la fe consiste en llegar
a tocarlas con las propias manos. La memoria de fe se mantiene
viva en la mesa con Jesús, como los de Emaús, como los pescadores de Galilea. El tiempo de la fe, su hoy, lo vivimos conversando
con él, en una historia de «cooperación en «lo suyo», sin otra condición previa que confesarle nuestro amor.
Nos consagra el que fue consagrado por el Padre porque cargó
con nuestras enfermedades, nos sanó con sus heridas, dio su vida
en rescate, inaugurando en su muerte el éxodo de la nueva alianza.
Históricamente, las hermanas que inician la Congregación
1891 lo hacen en una isla marcada desde hacía varios siglos con
2 Su «aquí» y «yo soy» son las expresiones que manifiestan la identidad de
Jesús, lo que otros han llamado su «pretensión». En todos los casos, esa «revelación» de quien es para nosotros libertad frente al sábado, frente a quienes han
malgastado la herencia de Abraham y de todos los justos, pervirtiendo la memoria de la promesa hecha a ellos. El Evangelio de Mateo en los capítulos 1012 une el relato de los milagros de Jesús, de su autoridad frente a la ley, con el
llamamiento a vivir con corazón humilde y con mansedumbre, a descansar del
sufrimiento que brota de quienes no devuelven mal por mal, porque confían su
futuro a Dios… Cuando da noticia de la conjura de escribas y fariseos para eliminar a Jesús, Mateo dice de Él que es el siervo, el elegido, aquel en quien el
Señor se complace, a quien encomienda que realice el derecho y sane y rescate
a su pueblo.
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
79
la injusticia de una sociedad esclavista. Perduraban los efectos
de la guerra, cruel con la población civil que ni uno ni otro bando respetó... Hay dos detalles más: la vinculación al obispo y
que las cinco primeras hermanas fueran cubanas.
El primero se explica porque una Congregación era un hecho
tan nuevo que no tenía reconocimiento civil ni canónico. El
concordato de 1851 hacía al obispo representante de toda la actividad de la Iglesia en su diócesis. Era el tutor de una asociación
de mujeres, entonces carentes de personalidad civil. Era su protector. Para medir la vinculación personal del P. Valentín Salinero
con la Congregación es preciso tener presente ese hecho.
La Congregación empieza vinculada, como todas las otras, a
una realidad local. No es la rama de otra masculina, con implantación supra-diocesana y jurisdicción exenta respecto a los obispos. Sus casas nacen con el encargo del obispo y su ayuda.
Esto sitúa históricamente dos aspectos de la Congregación.
El primero, su constitución canónica como Congregación de Superiora General. Con esto la Santa Sede dio a las congregaciones
en 1901 una garantía que defendía su condición femenina y seglar dentro de la Iglesia. Aprobaba su «instituto» de fraternidad:
las hermanas se gobiernan a sí mismas.
El segundo, la huella de la Compañía de Jesús en dos puntos
singulares. Uno, la Superiora General sería elegida para toda la
vida. No se lo consintieron porque no lo permitían las normas de
1901. Otro, en relación con la forma de sostenerse la Congregación: el patrimonio fundacional que aseguraba el mantenimiento
de los colegios de la Compañía es sustituido aquí por una «etapa
transitoria». Las hermanas trabajarían en colegios de pago para
generar ese patrimonio que permitiera el mantener sus escuelas
gratuitas para «niñas de color».
Hay otro aspecto más latente. La situación de la Compañía
esos años. Creían que los colegios favorecían la observancia religiosa, tan valorada entonces por los superiores jesuitas. El P. Valentín Salinero fue un jesuita dedicado a lo que la Compañía le pidió entonces: colegios y residencias vinculadas a templos. Fue
además un misionero «diocesano» al lado del obispo Manuel San-
80
CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
tander Frutos. Las hermanas del Apostolado deben tener en cuenta
todos estos aspectos para comprender la aportación que hizo a la
Congregación, su relación con ellas, especialmente con la M. Carolina. Vivió, Dios sabe con qué sacrificios, la dedicación a los pobres y «la observancia regular», su condición de profesor y de misionero, de jesuita y «diocesano» al lado del obispo de La
Habana...
1. UN OBISPO ENTRE LA IDEOLOGÍA Y LA COMPASIÓN3
Los obispos en España y sus dominios vivieron una doble
condición, que enmarcó sus biografías. Eran altos funcionarios
de la Corona, que ejercía su Patronato sobre las Iglesias de sus
dominios. En muchos casos era fácil que los obispos ejercieran
como funcionarios civiles4. Pocos años antes, en Santiago de Cuba, por no aceptar el nombramiento de un arzobispo, presentado
por el gobierno pero no aceptado por la Santa Sede, el gobernador eclesiástico, José María Orberá, y el secretario de Cámara,
Ciriaco María Sancha, fueron encarcelados. El gobierno decía
que la jurisdicción pertenecía al nombrado por él desde el momento en que la Real orden era publicada. El «cisma de Cuba»
representó con sus distintos personajes un drama que vivirá, pocos años más tarde en su persona y en su conciencia cada uno de
los obispos españoles al acabar la soberanía española en Cuba,
Puerto Rico y Filipinas. Uno de ellos, Manuel Santander Frutos,
se vio cogido entre su juramento de fidelidad a la Corona y a sus
regalías, y su condición de obispo de la Iglesia en La Habana.
La tesis doctoral de Manuel P. Maza Miquel, defendida en la Georgetown University en 1986 fue «Between Ideology and Compassion. The Cuban
Insurrection of 1895-1898, through the private correspondence of Cuba’s two
prelates whit the Holy See». Fue editada en español, Entre la ideología y la
compasión. Guerra y paz en Cuba, 1895-1903, Santo Domingo, Instituto Pedro Bono, 1997.
4 Jesús García Añoveros, La Corona y la Iglesia en América, Valencia,
Asociación Francisco López de Gómara, 1990.
3
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
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Nacido en Rueda (Valladolid) el 4 de julio de 1835. Cursó filosofía y teología en el Seminario y en la Universidad de Valladolid. En 1857 obtuvo la licenciatura en teología en el Seminario
de Salamanca y en 1864, el doctorado en teología.
Fue ordenado en 1859. Canónigo en Santander y Valladolid,
fue, desde 1860, profesor de teología en el Seminario de Santander y, después, en el de Valladolid, del que llegó a ser vicerrector
y rector. Renunció a su cargo en el Seminario de Valladolid por
motivos de salud. En 1869 fue nombrado cura ecónomo de la parroquia de San Juan de Valladolid, y dos años más tarde obtuvo
por oposición la canonjía penitencial de aquel cabildo. En 1884
fue nombrado arcediano.
Preconizado el 17 marzo 1887 obispo de La Habana por el
Papa León XIII, fue consagrado el domingo 30 de octubre en la
parroquia de la Asunción de Rueda por Benito Sanz y Forés,
arzobispo de Valladolid, asistido por José de Mazarrasa, obispo
titular de Filipopolis y administrador apostólico de Ciudad Rodrigo, y por Luis Ortiz, obispo de Coria. El alcalde fue el padrino en representación de todo el pueblo. Celebró su primera
misa pontifical el 1 de noviembre. Embarcó en La Coruña en el
«Antonio López» y llegó a La Habana el 5 de diciembre de
1887. Tomó posesión el 6 de enero de 1888. Celebró cuatro Sínodos diocesanos. Participó en el Congreso Católico de Zaragoza, en 1890. Fue elegido Senador del Reino, representando a
la archidiócesis de Santiago de Cuba, en 1893.
En 1891, el mismo año en que llegaron de Francia las Dominicas de la enseñanza, inician su vida las Hermanas del Apostolado. La guerra de 1895-1898 asoló Camagüey y Pinar del Río.
El obispo se manifestó a favor de los españoles5.
Renunció al gobierno pastoral de la diócesis el 9 de octubre
de 1899. La renuncia le fue aceptada el 24 de noviembre. El 24
de febrero de 1900 fue trasladado a la sede titular de Sebastopolis. Fue nombrado Asistente al Solio Pontificio el 20 de junio de
5
2003.
Datos enviados por José Luis Sáez, jesuita, a María Dolores, 1 mayo
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CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
ese mismo año. Murió en Madrid, en la mayor pobreza, el 14 de
febrero de 19076.
2. CONSAGRARSE PERO «DE UNA MANERA PERMANENTE»
Al comienzo de su ministerio pastoral, Manuel Santander
hacía un balance de la situación. Mantenía malas relaciones con
las autoridades civiles pues toleraban la propaganda protestante,
no protegían al clero cuando cumplía la legislación canónica, interferían en los asuntos eclesiásticos y en la jurisdicción del
obispo. Los jueces favorecían los matrimonios civiles y atacaban
el bautismo de los niños.
El clero pasaba penurias económicas. Muchos sacerdotes regresaban a España y había pocas vocaciones. No tenían prestigio
ni los respetaba el pueblo7.
El conflicto social en Cuba venía de muy atrás. Lo agudizó
la guerra de independencia a partir de febrero de 1895. La
mayoría de la población residía en zonas rurales, en casas dispersas, sin servicios ni atención. Sus condiciones de vida eran
miserables. Sobrevivían apenas. Eran gentes de color, especialmente en el Oriente. La ignorancia religiosa se debía a la ausencia de escuelas y la escasez de clero en las zonas rurales8. Era
6 Annuaire Pontifical Catholique. París, 1916 484. De Hierarchia Catholica Medii et Recentioris Aevi, vol. VIII, 1846-1903, Padua 1979, 202 y 508.
Juan Martín Leiseca,. Apuntes para la Historia Eclesiástica de Cuba, La Habana, Imprenta Siglo XX, 1938; Ismael Testé, Historia Eclesiástica de Cuba.
Burgos, 1969. Tomado de la Webb «Episcopologio de la Iglesia Católica en
Cuba», dirigida por Salvador Miranda.
7 Manuel P. Maza Miquel, Entre la ideología y la compasión… 104-106.
8 Este hecho es otro signo de pobreza, porque supone dos realidades eclesiásticas: la presencia del clero diocesano la fijaba la autoridad civil, que era la
que dotaba esos «beneficios». Y la ausencia del clero regular, que vivía en las
zonas urbanas, porque sus conventos necesitaban de iglesias y colegios para su
sustento. La historia de san Vicente de Paul recoge que fue esta ausencia del
clero entre los pobres y su acumulación en las ciudades, denunciada por un
protestante, una de las experiencias que influyeron en su conversión. Una reflexión sobre este aspecto, Luis González-Carvajal, Con los pobres contra la pobreza, 2ª edición, Madrid 1991, 157-171.
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
83
una situación cargada de riesgos. Había ya una minoría de disidentes respecto al catolicismo. Eran activos en la propaganda.
Había que tener en cuenta este hecho al examinar el estado de
la fe y de la moral en el pueblo cristiano9, sobre todo entre la
gente humilde10.
Se había producido una «africanización de la religiosidad»
en la mayoría negra, esclava y liberta. En La Habana y en Cienfuegos, el P. Salinero trabajó con esclavos y libertos. Lo hizo
también en el barrio de Cayo Hueso de La Habana. Favoreció
los colegios de San Vicente y San Francisco, la admisión de antiguos esclavos en las congregaciones marianas…11.
El P. Salinero viajó por Cuba. Conocía esta realidad social y
religiosa y la lejanía de la Iglesia respecto a la mayoría que habitaba en el campo. Ese fue el origen histórico de la hermanas del
Apostolado.
«Un Padre de la Compañía, que había acompañado a los señores obispos en la visita pastoral vio con evidencia la ignorancia religiosa en el mayor grado, de modo que la predicación era
casi inútil, y el medio para desterrarla sería poner instrucción religiosa y difundir la devoción al Sagrado Corazón, que aquí pro-
Esos mismos años, el obispo de Salamanca advierte que, siendo buena
la conducta religiosa y moral de sus fieles, en la ciudad existía una minoría de
incrédulos, masones o no católicos, Tomás Cámara y Castro, 12 diciembre
1889, ASV Congreg. Concilii Relat Dioec. 70 4 b Salmantina, VIII n. 1.
10 En su informe del 11 de abril de 1893, el obispo precisa la situación.
Había algunos protestantes «abiectae plebis» y algunos librepensadores. La situación era más grave, a causa de lo que entonces llamaban «indiferentismo»,
es decir, los frutos de la libertad de conciencia, que no establecía diferencia entre la verdad y el error, al que se reconocían derechos. Ib. VIII n. 1. El origen
humilde del protestantismo español, Juan Bautista Vilar, Intolerancia y libertad en la España contemporánea. Los orígenes del protestantismo español actual, Prólogo de sir Raymond Carr, Madrid, Ediciones Istmo, 1994.
11 Pocos años después de la muerte del P. Salinero, cuando surgieron organizaciones racistas en el Sur de Estados Unidos, algunos religiosos aconsejaron
que se discriminara a la gente de color en las escuelas católicas de Cuba. 1362
Federico Lunardi-Gasparri, 11 de septiembre de 1921, AES America 330/135,
17-23.
9
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CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
duce admirables resultados; pero «de una manera permanente».
El señor Obispo (Manuel) Santander (Frutos) se ofreció a secundar esa idea; y el P. Jesuita… propuso a una numerosa reunión
de celadoras (del Apostolado de la Oración de La Habana) la
idea, que era poco lo que hacían para el remedio de tanta ignorancia y debieran algunas que tuvieran vocación consagrarse…».
3. LA COMPAÑÍA DE JESÚS Y LA DIVISIÓN DE LOS CATÓLICOS
EN ESPAÑA
La unidad de los católicos españoles en torno al carlismo se
fracturó entre 1880 y 1890. Un sector se acercó a las instituciones. Se formó entonces la «Unión Católica». Las tensiones de
este pequeño grupo con el resto del partido no lograron cohesionarlo mucho tiempo12. En 1887, los seguidores de Ramón Nocedal se apartaron y formaron su propio partido católico, el partido
integrista. Todos estos movimientos crearon graves problemas a
la Iglesia en España y a la Santa Sede. Es una historia larga y
dramática. Importa ahora recordar que los jesuitas sufrieron sus
consecuencias. Las mencionaremos en lo que afectaron al P. Salinero. Algunos sitúan en este conflicto interno el fracaso de iniciativas a favor de la gente, lo que llamaron esos años «las humildes obras católicas».
Del 5 al 16 de agosto de 1889 se celebró la Congregación
provincial en Loyola. La presidió el P. Luis Martín. Estudió cómo las divisiones entre los católicos intransigentes, los carlistas
y su escisión integrista, afectaban a los Padres, la mayoría de los
12 La vinculación de la Unión Católica con un sector del carlismo, opuesto
al uso político de la religión y la hostilidad de los jesuitas continuó en los años
posteriores. He tratado esto en «La Unión Católica, su significación y su fracaso», en Burgense 28/1 (1987) 109-168. José María Magaz Fernández, La Unión
Católica (1881-1885), Roma, Publicaciones del Instituto Español de Historia
Eclesiástica, 1990.
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
85
cuales estaban a favor de Ramón Nocedal. Hubo un clima exaltado, del que el provincial informó a la curia general.
Semanas más tarde, el 20 de marzo de 1890, León XIII escribió al obispo de Urgel, Salvador Casañas. Su contenido se conoció en abril. El Papa pedía a los católicos que se unieran entre
ellos y con la gente honesta para participar en la vida pública,
aceptando las instituciones, sabiendo que, dentro de ellas, usando los medios legales, podrían defender mejor los intereses de la
Iglesia y salvaguardar sus derechos. En esa línea estaban las encíclicas Sapientiae Christianae (10 enero 1890) y la Au milieu,
dirigida a los católicos franceses en 1892, pidiendo que aceptaran la República. La Iglesia no quedaba hipotecada a instituciones que ya no existían. Era sacar las consecuencias de lo que había dicho antes en la Inmortale Dei (noviembre de 1885).
La carta a Salvador Casañas estaba escrita antes de la celebración del II Congreso Católico Nacional convocado en Zaragoza para octubre de 1890. Había en ella una clara alusión a los
jesuitas: estaban fomentando la división entre los católicos, aunque el Papa hablara de «algunos religiosos», no de toda la Compañía de Jesús.
¿Era justa esa indicación? ¿Hubo eso, que algún obispo llamó una conspiración de silencio, para eludir la rectificación?
¿Habrían tenido que pedir perdón públicamente por su responsabilidad en esa plaga de la Iglesia en España, como les exigía Miguel Mir, un jesuita que abandonó la Compañía?
Reunidos en Madrid el 24 de abril los tres provinciales
prohibieron la suscripción a la prensa política y pidieron a los
Padres que trabajaban en ministerios que exhortaran a la reconciliación y a la paz entre católicos. El acuerdo lo comunicaron en
una circular del día 27.
Los incidentes que hubo en el II Congreso Católico de Zaragoza se achacaron a los jesuitas, a quienes se les atribuía ser el
soporte de los católicos intransigentes y refractarios a las directrices del Papa. Se les recordó la norma que les prohibía asistir a
esos Congresos.
86
CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
En ese contexto se explica que el P. General recordase que la
Santa Sede urgía a los jesuitas a callar sobre los asuntos que dividían a los católicos. Esta «neutralidad silenciosa», como la designa Revuelta, también tenía inconvenientes, porque alejó a los
jesuitas de las manifestaciones públicas de los católicos. Esa ausencia, muchas veces notada, no pudo negar que los Padres estaban al lado del integrismo. La actitud de quienes se adherían a él
no dejó de crear tensiones en la vida interna de la Compañía13.
En 1892 había en Cuba sesenta y tres jesuitas en sus dos colegios. En el de Belén, donde estaba el P. Salinero, eran cuarenta y
uno. Quince de ellos sacerdotes y diecisiete, coadjutores. En el de
Cienfuegos trabajaban veintidós, ocho eran sacerdotes, siete maestros y los otros siete coadjutores14.
En junio de 1890, hubo en la iglesia del Real Colegio de Belén, misas solemnes, consagraciones de centenares de niños y familias al Sagrado Corazón, miles de comuniones… cultos celebrados con todo esplendor, de modo que aquel conjunto parecía
«una antesala del cielo». El cronista alude también a esas otras
cosas que «sólo Dios debe saberlas». Los cuatro domingos del
mes no cabían los fieles en el templo. Participaron en la comunión general, «jóvenes y ancianos, mujeres y niños, negros y
blancos. ¡Santa y verdadera igualdad que sólo puede tener lugar
ante el Rey de todo lo creado». Todo esto era obra del P. Salinero, con su «celo infatigable» y con la ayuda de los otros jesuitas
del Colegio15.
Como hemos indicado, las noticias sobre la vida de las casas
eran escuetas. El P. Iriarte denunció dos problemas: bajo nivel de
exigencia a los alumnos y, en la vida interna de los jesuitas, tres
de ellos perturbaban la vida regular y la observancia. Uno había
marchado a completar sus estudios. Otro, un hermano, había siManuel Revuelta González, o.c. 344-347 y 374-399.
Manuel Revuelta González , 258-265.
15 «La devoción al Sagrado Corazón de Jesús. La Habana», El Mensajero
del Corazón de Jesús (abril 1891) 384-385.
13
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EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
87
do trasladado y el tercero, un padre, había sido amonestado por
el provincial. La situación mejoró al comenzar el nuevo curso16.
Tenía problemas sobre todo con los coadjutores, de quienes decía que no eran laboriosos17.
4. LA FUNDACIÓN DE LAS HERMANAS DEL APOSTOLADO
Se inicia la Congregación de las Hermanas del Apostolado,
cuando la diócesis de la Habana, con 150 parroquias, contaba
con estos institutos religiosos y congregaciones. Los jesuitas tenían el colegio de Belén. Los escolapios estaban en Guanabacoa.
Los carmelitas descalzos regían la iglesia de San Felipe Neri.
Los paules, la de la Merced. Los franciscanos observantes, la de
Santo Domingo en Guanabacoa. La tercera orden agustina, en la
de San Agustín. Los pasionistas, en Santa Clara, los trinitarios
en Cárdenas. Los dominicos regresarán en 1897 y se harán cargo
del convento de Santo Domingo en La Habana. En el seminario
de San Carlos había en 1895 unos cincuenta alumnos.
Las congregaciones femeninas venían trabajando en la Isla
desde el inicio del siglo. La ursulinas, desde 1808; las Hijas de la
Caridad, desde 1847; las del Sagrado Corazón desde 1858; las
Hermanas de la Caridad, conocidas como del cardenal Sancha,
desde 1869; las Siervas de María, desde 1875; las Hermanas del
Buen Pastor desde 1879; las Hermanitas de los Ancianos Desamparados desde 1886. Cinco años más tarde llegaron las Dominicas francesas y en 1894 las Hermanas de la Caridad del Sagrado Corazón de Jesús.
En la diócesis de Santiago había igualmente varias congregaciones religiosas. En 1898, tras la firma del armisticio, salieron de
la diócesis en agosto 66 Hijas de la Caridad y 11 sacerdotes18.
Benigno Iriarte, 30 julio y 30 octubre 1891, ARSI Castellana Cuba1001-I 16 y 17.
17 Benigno Iriarte, 30 enero 1892, ARSI Castellana Cuba 1001-I 18.
18 Manuel P. Maza Miquel, Entre la ideología y la compasión…105-107,
114 y 327.
16
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CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
El 6 de mayo de 1891 celebró sesión la Junta del Apostolado
de la Oración19. «A todas estas Sras. manifestó el R.P. Director
–dice el acta– el deseo de fundar una Congregación dedicada a
propagar la devoción al Sagrado Corazón de Jesús en toda la Isla. Algunas Celadoras, con vocación para la enseñanza, «ofrecían sus personas para la gloria del Sgdo. Corazón».
En el siglo XIX la espiritualidad católica tiene muchas dimensiones. Se vuelve a la figura tutelar de San José. Se habla de
la Sagrada Familia. Se extiende la devoción a la Inmaculada, que
afirma el orden sobrenatural: Dios está por encima del orden natural y preserva a María, porque quiso, lo quiso porque era bueno y lo pudo hacer porque es todopoderoso. La devoción al Corazón de Jesús representa el sufrimiento de un Cristo
humanizado, traspasado por los pecados del mundo. La compasión hacia Él –la espiritualidad reparadora–, se une a la confianza en su victoria –el reinado social de Cristo20.
El día 18 de mayo de 1891, se reunieron por vez primera en
Junta cinco Celadoras, destinadas a formar u organizar esta nueva fundación. «Presidió el R.P. Salinero de la Compañía de Jesús
y asistieron las Srtas Mercedes Barbarrosa, Mercedes del Valle,
Sofía Cadavid, Julia Hernández y Natalia Hernández. Tenían ya
el ofrecimiento de una casa y el obispo les entregaría 1000 $».
Las «memorias» recogen en forma de un diario casi telegráfico, los datos de la fundación: la Asociación del Apostolado. Su
director, el R. P. Salinero, «dignísimo hijo de S. Ignacio de Lo-
La formaban el R. Director del Apostolado, P. Salinero de la Compañía
de Jesús; Sra. Agueda Malpica Vda. De Rosell, Presidenta de honor, Srta. Mercedes Barbarrosa, Vice Secretaria, Sra. Concepción Jink viuda de Ferrer, Tesorera, Sra. Concepción Baró Vda. de Pedro, Consejera, Sra. Angela Solano viuda de Alvear, Srta. Teresa Solano, Srta. Micaela de Lasa y Sra. Rosalía
Mendizábal de Salterain, todas vocales.
20 Orlando Espín, Carisma y misión de las Religiosas del Apostolado del
Sagrado Corazón de Jesús, Madrid, imprenta Comercial Malvar, s.a. 22. Una
síntesis en Vicente Cárcel Ortí, Breve historia de la Iglesia en España: cómo
forjó el cristianismo el alma española a lo largo de los siglos, Barcelona, Planeta 2003.
19
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
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yola», persona de amor y celo por la gloria e interés del Sgdo.
Corazón de Jesús. Esta Congregación que tiene por inmediato
objeto la propagación de la devoción y el Reinado del Sagrado
Corazón en esta Isla, por medio de la enseñanza religiosa a la
que le agrega la instrucción necesaria para las jóvenes.
Esperamos en la misericordia del Corazón de Jesús, en esta
hoy tan infortunada Isla, «proporcionar el bien espiritual y corporal a tantas niñas, que mañana serán madres de familia y regeneradoras de su Patria, llevando al seno de sus familias la religión y el conocimiento de Dios».
Su forma de vida: la modestia y humildad. No participarán
en fundaciones religiosas si eso les obliga a apartarse de ellas,
porque, dice, en el inicio de las memorias, Mercedes Barbarrosa,
que esas «son sus dos notas características».
Reconociendo por Padre y Fundador a este digno hijo de la
Compañía «nos reconocemos igualmente hijas e imitadoras de esa
misma Compañía y conste para nuestra gloria, el que nuestro mayor blasón es el haber sido en el siglo, hijas dirigidas por los Jesuitas, y después en la religión; con mayor motivo, nos reconocemos
igualmente hijas de esa Compañía»21.
El 5 de octubre el P. Salinero habló a las hermanas: «Nos exhortó a amarnos mucho a considerarnos cada una como la última
de todas, prefiriendo siempre lo más vil y pobre para sí propio»22.
Tenían ya una casa tomada en alquiler para el Colegio por valor de cuatro onzas al mes, y pagadas por la Sra. Concepción Baró, viuda de Pedro. El P. Salinero les encargó la redacción del
prospecto del Colegio y que compraran algunas cosas necesarias
para la Casa.
En el encuentro del 14 y 25 de octubre acordaron la pensión
y el número de niñas que tendrían derecho a educar en este Cole21 «Memorias 1891-1896», texto de Mercedes Barbarrosa, Estas Memorias han sido transcritas a este disquette por Mª Dolores Chico R.A. en el año
2002.
22 «Memorias 1891-1896», 4.
90
CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
gio las Protectoras, según las limosnas que dieran; el uniforme
de las alumnas y el traje de las maestras. Se repartirían Circulares en la Junta General del mes, informando de «esta Obra».
Para el 16 de noviembre estaban preparadas las Reglas. Se
las explicó el P. Salinero en la reunión de ese día, antes de salir a
dar misiones en el campo. El proyecto era iniciar el colegio en
enero de 1892.
El 9 de diciembre se reunieron ya en la casa que serviría de
colegio. Acordaron que la inauguración oficial, con la entrada de
las cinco hermanas, sería el 15, octava de la Inmaculada. Se retrasó hasta el 18 por hallarse enferma Mercedes Barbarrosa.
En la misa de final de ejercicios, el 1 de enero de 1892, las
cinco postulantes emitieron «secretamente» sus votos, que renovaban el 6 de enero. Iniciaban su vida común, estableciendo los
cargos y oficios. La primera lectura recomendada, la vida de la Venerable Magdalena Sofía Barat y las Reglas del Instituto del Sagrado Corazón de Jesús. El 3 y el 4 de enero se repartieron por primera vez los «oficios humildes», con la intención de cambiarlos
cada semana y acordaron hacer penitencias públicas en el refectorio, como se usa en la Compañía. Cuando al día siguiente, tras
confesarse con el P. Salinero, iniciaron esa práctica, «hubo alguna
tentación de risa»23 . El día 7 iniciaban sus clases con diez alumnas24.
A su regreso de predicar misiones en el campo, el P. Salinero manifestó el 3 de febrero a las hermanas del Apostolado
«la necesidad que tienen las poblaciones de esta fundación por
los muchos progresos que ha hecho en ellas la enseñanza laica»25.
El 16 de octubre de 1892 estuvo el P. Salinero con las hermanas. Les habló del evangelio del día y les exhortó a la fidelidad.
«Memorias 1891-1896», texto de Natalia Hernández, Secretaria, 7-9.
Volvieron a repetirlos cada año el 6 de enero.
24 Estos datos y la crónica de la inauguración de la Casa, «Memorias
1891-1896», texto de Natalia Hernández, Secretaria., 1-7 y 9.
25 «Memorias 1891-1896», 12.
23
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
91
«Nos dio también algunas esperanzas de recibir el hábito». Unas
semanas más tarde, a la vista de la pronta inauguración del noviciado, les dijo que miraran el modelo mejor para el hábito, procurando que fuese un hábito agradable a la vista, «supuesto que
teníamos que tratar con las gentes».
El 11 de febrero de 1893 lo tenían confeccionado. Era parecido al de las Adoratrices, con su esclavina, banda colgante al lado izquierdo y el rosario a la derecha. El 19 quedaba aprobado
con algún retoque. Se le incluyó luego, en el lado izquierdo del
pecho, el escudo del Apostolado. Era un hábito «humilde y sencillo».
El obispo, atendiendo la sugerencia de su sobrino que lo
acompañaba, en la visita que hizo al colegio el 10 de abril, aprobó los dos modelos, uno para la casa, el de la toca blanca, y el
otro para salir a «fundaciones», todo negro26.
En mayo de 1893, tres días después de la toma de hábito de
las nueve primeras hermanas, el P. Salinero les dijo que se trataran de «hermanas», y con el nombre de bautismo, salvo la superiora y la maestra de novicias que serían llamadas «madre».
Empezaban su noviciado en la presencia de Dios, creciendo
en vida interior, sencillez e indiferencia27.
La noticia sobre los «votos privados» de las hermanas el 1
de enero de 1892 es muy importante para entender el momento y la orientación. Privadas son también las primeras «constituciones», que el P. Valentín Salinero denomina «nuestros andadores».
Lo «privado» remite a la identidad laica, a la dimensión fraterna, de la Congregación. Cuando se celebra la toma de hábito del
segundo grupo, el 19 de mayo de 1893, lo hacen con un hábito sencillo, que no apartara de la gente. Conservaban su nombre de bautismo y se llamarían todas hermanas, salvo la Superiora General y
26 «Memorias 1891-1896», 16 octubre 1892 y 2, 11 y 19 de febrero, 16 de
marzo, 10 de abril de 1893. Una descripción del hábito, que califican de «humilde y sencillo», 23 mayo 1893.
27 «Memorias 1891-1896», 13 y 19 de mayo 1893.
92
CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
la maestra de novicias. En otras congregaciones la Madre General
era también la que se encargaba de la formación.
Como laicas dependían del obispo diocesano, que nombró a la
hermana Mercedes Barbarrosa superiora en enero de 1895. Como
ha sucedido en otras congregaciones, la intervención externa ha
provocado división y crisis28.
Cuando la comunidad, con sólo diecisiete hermanas, abre su
segunda casa, la M. Carolina recibe el nombre de «Visitadora
General»29. Cuando en marzo de 1897 se abre en Cárdenas la
tercera casa, van dos hermanas y tres novicias. La primera aprobación pontificia, el Decretum Laudis, del 19 de enero de 1908,
establece que son una Congregación de votos simples30. La M.
Carolina aporta a la Congregación una experiencia, que subraya
esta dimensión: era viuda.
Como fraternidad la Congregación evoluciona hacia el autogobierno, insistiendo en este punto31, porque se preservaba así
28 Veladamente se alude a la dinámica de esta crisis y a su solución, con el
nombramiento de la hermana Carolina Martínez el 13 de mayo. Lo hace tras
ver y oír a todas las Hermanas. La Madre Carolina será Maestra de Novicias.
María Teresa Azcona, Una historia de esperanza... Madrid 1991, 64-69.
29 El nombre de «visitadora general» se mantiene. Se designa así a la M.
Carolina en los años posteriores, como acredita un documento oficial del 10 de
septiembre de 1906, ib. 85.
30 Hay en estos tres datos recogidos por la M. Azcona, tres rasgos que asemejan a las Hermanas con las Hijas de la Caridad, la plantilla con la que la
Santa Sede pensó en las Normas de 1901 para fijar el modelo jurídico de los
nuevos institutos: la Superiora General como visitadora, las comunidades pequeñas con Hermanas que están formándose, no profesas, y una vinculación
privada y con un valor jurídico mínimo, l.c. 72, 79 y 96. Las Hermanas tenían
muy buenas relaciones con las Hijas de la Caridad, las Siervas de María, las
Ursulinas y la del Sagrado Corazón, ib. 62.
31 En la reunión del 10 de septiembre de 1906, fue el P. Valentín Salinero
quien manifestó la conveniencia de que la Congregación «se gobernara por sí
sola», recurriendo sólo en casos particulares al P. Director, pues la Superiora
General debía tener «plenos poderes». Volvió a ello la Junta, integrada por la
Superiora General y su gobierno el 13 de septiembre y el 11 de diciembre también en 1906, l.c. 85 y 86.
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
93
mucho mejor la unidad32. Además de con el P. Valentín Salinero
y otros jesuitas, trataban las primeras hermanas con otros sacerdotes diocesanos, como el P. Salas, con los carmelitas33, y con
claretianos, salesianos y redentoristas más tarde. Lo hicieron
buscando lo mejor y a personas que las pudieran hablar «con
más libertad». La misma que el P. Valentín Salinero reconocía a
la M. Carolina34. En este modelo fraterno se reconocerán las hermanas todos estos años35.
Las hermanas se asociaban ya entonces a miles de mujeres
que han colmado su vida ayudando a millones de personas, siendo para ellas testigos del Señor, que sigue suscitando gentes que
las cuidan, las defienden y protegen, las dignifican y se dignifican con ellas. Continúan la historia de quienes, a finales del siglo I, se designaban como «nación consagrada», «asambleaiglesia santa».
La Congregación tenía como novedad ser «una fuente de regeneración social», mediante la escuela. Junto a la experiencia
misionera del P. Salinero, existía la convicción de que la escuela
era el mejor instrumento para conformar la sociedad. Se ha dicho que el siglo XIX fue un siglo de «pedagogía». En muchos
casos la escuela funcionó como instrumento político. La familia
32 «La idea de que nos gobernásemos solas aparece repetida por el P. Salinero en sus instrucciones dando a entender que había habido problemas por intromisión de algunos consejeros», ib. 87.
33 Vid. l.c. 61-63.
34 Me refiero al comentario del P. Vidal sobre el asesoramiento del P. Maroto y a las palabras del P. Salinero que, reconociendo hallarse prevenido contra éste, no quiso que su criterio limitase lo que creyese que debía hacer en bien
de las Hermanas. María Teresa Azcona, Una historia de esperanza... Madrid
1991, 117 y 135.
35 «He encontrado a nuestras tres Hermanas centradas y contentas; muy
queridas por todo el mundo, haciendo una labor sencilla de presencia y entrega
a los demás. Dispuestas en todo momento a la acogida, colaborando con la Iglesia diocesana de Matanzas en su plan de evangelización. Creo que allí se está viviendo el espíritu de nuestro Padre Fundador, por lo que damos gracias a Dios».
María Teresa Azcona, Una historia de esperanza... Madrid 1991, 53, 57, 63. La
cita de la M. Leonor en su visita a Cuba en noviembre de 1988, ib. 398.
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CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
resistió la presión laicista. En el proyecto de la Iglesia, tal como
se apuntó, la Santa Sede apremiaba la apertura de escuelas para
niñas, porque se creía en la eficacia de su influencia como esposa y madre.
Este dato explica el carácter femenino del movimiento congregacional y, por tanto, su dimensión seglar. A diferencia de los
institutos masculinos, muy escasos en el siglo XIX, la acción de
las congregaciones de hermanas se desarrolla en el ámbito civil
y en tareas ya claramente civiles, como las escuelas, los asilos u
orfanatos y los hospitales. La misión evangelizadora de las congregaciones no ha de olvidar que el papel del laico en la Iglesia
se desarrolla, de forma preeminente, dentro de la sociedad. Y esa
presencia y acción es su modo de anunciar a Jesucristo y de edificar la comunidad creyente.
Específico también de las congregaciones era acudir a los sitios de mayor necesidad. Así lo recogen las constituciones aprobadas por la Santa Sede en 1913. Estarían «con preferencia en
los sitios más necesitados» (artículo 3), concretamente en el interior y en las zonas rurales. Allí donde no hubiera otras36.
36 Estos datos y la mención a las fuentes en los que se hallan, Orlando Espín, Carisma y misión de las Religiosas del Apostolado del Sagrado Corazón
de Jesús, Madrid, imprenta Comercial Malvar, s.a. 31-43. El texto del P. Salinero es del 26 mayo 1911.
4. UNA CONGREGACIÓN CUBANA
Y CON ESPÍRITU IGNACIANO
Tras varias gestiones, llevadas a cabo en poco menos de medio año, las Hermanas del Apostolado cerraron el colegio en la
calle Paula n. 5 y se trasladaron a Calzada del Cerro, n. 537 el 13
de mayo de 1893.
1. EL NOVICIADO DE LA «INMACULADA CONCEPCIÓN»
Iban a iniciar el noviciado. El día 19 de ese mes se celebró la
toma de hábito de las nueve primeras Hermanas. La experiencia
de poco más de un año era buena. Habían sabido ganarse la confianza de los padres de sus alumnas. Una tarea, la enseñanza.
Una espiritualidad, la devoción al Corazón de Jesús, en clave reparadora. Una vocación, el ejercicio de «la verdadera y práctica
caridad que se ofrece al sacrificio por sus hermanos». Lo otro
era «vana filantropía, que no da al Pueblo sino palabras».
La gente era dócil a la verdad y de sentimientos religiosos.
Esperaba que las Hermanas esparcieran por toda la Isla el conocimiento y amor de Jesucristo «por medio de la enseñanza religiosa y que fueran coadjutoras de los «curas de las poblaciones
del campo»1.
Ese mismo día se les aconsejó que la casa del Noviciado se
llamara de la «Inmaculada Concepción»2. Asistió a la ceremonia
«Memorias 1891-1896», 13 y 19 de mayo 1893.
Era un homenaje a Concepción Baró, Vda de Pedro, que pagaba la Casa
y al capellán, 3 agosto 1893, Memorias.
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2
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CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
Carolina Martínez, «aspirante a nuestra Congregación». Tenía
cuarenta años, era de «muy buen parecer». Estaba viuda. Había
convenido con el P. Salinero entrar el 8 de septiembre3. A mediodía vinieron dos Postulantes, Carolina Palacios y Rafaela Fabre.
La última, de sesenta y cinco años, fue admitida, por especial
dispensa. Su «alegría no tenía límites»4.
El 21 de Noviembre de 1893, por la tarde tomaron el hábito
Ana Gabriela Fontán, Rafaela Fabre y Carolina Martínez. Era la
segunda ceremonia. La presidió el P. Salinero. Le acompañaban
el P. Garay, jesuita, los carmelitas PP. José y Casimiro, éste, confesor de la Casa, y el P. Sampedro, sacerdote secular, que era el
Capellán. A mediodía se enteraron de que acudiría la esposa del
Capitán General y Gobernador de la Isla, que les anunció que les
«ayudaría en todo lo que creyéramos conveniente». Acudió al
acto «lo más escogido de La Habana».
Al día siguiente habló el P. Salinero a las tres nuevas novicias sobre «la grandeza del Santo Hábito». Habían de honrarlo
cumpliendo las Reglas que acababan de abrazar. El P. Salinero y
las tres últimas Novicias firmaron el expediente donde constaba
su Toma de Hábito. Eran ya diez las Novicias, las tres nuevas y
las siete «fundadoras»5.
Desde el 19 de julio de 1894 se pensaba en trasladar el noviciado. Había que tener el permiso del obispo6.
2. LOS PRIMEROS PASOS
El 4 de enero el P. Salinero leyó a las Hermanas «el Estado
de la Casa» para 1894. Se abriría el Colegio el día 15 de este
mes, para ayudar a sostener el Noviciado. Se prepararon pros-
11 agosto y 8 septiembre 1893, Memorias.
(Nota de esta copia: en el Registro de entradas dice «que el P. Salinero
dijo la admitiesen para santa». Y así fue. 7 setiembre 1893, Memorias.
5 21 noviembre1893, Memorias.
6 30 julio 1894, Memorias.
3
4
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
97
pectos anunciándolo. La hermana Mercedes Barbarrosa era superiora y procuradora.
El 14 de enero celebró misa para las Hermanas, cinco alumnas y sus familias. Empezaba el primer colegio de la Congregación7. Días antes, se hablaba ya de nuevas fundaciones.
El P. Agapito, superior de la casa de los Carmelitas, abierta
hacía poco en Matanzas, visitó el 16 de noviembre a las Hermanas. Las animó a que fueran allí. Las acogerían muy bien. Hacía
mucha falta un Colegio de Religiosas, «porque a veces los padres de familia no sabían dónde poner a sus hijas»8.
En julio de 1894 la hermana Mercedes informó a la comunidad de que el Sr. Obispo había escrito. Las Dominicas de Cienfuegos iban a dejar su convento. Tenían un buen Colegio, con
bastantes niñas. Las Hermanas estaban dispuestas a ir. Les pidió
que encomendaran al Señor el asunto9.
El 6 de agosto el P. Salinero les habló de Cienfuegos. No deberían acobardarse por nada. Fe en la gracia del Señor. Estaban
en sus manos. Vivían en su amor. Todo lo demás, en segundo
plano. Se ejercitaban en «la santa indiferencia». La tarde de ese
mismo día, les comunicó que el obispo les autorizaba para hacerse cargo del Colegio de Cienfuegos.
En la primera mitad de septiembre irían dos o tres Hermanas
a tomar posesión. El 10 de septiembre las visitó para arreglar el
viaje. Hubo que cambiar los planes. La Junta fundadora pidió al
Gobernador Eclesiástico de la diócesis que se suspendiera. El 12
por la tarde vinieron éste y José de la O. García, representante de
la Junta Fundadora. La semana siguiente podrían embarcar las
Hermanas. Se alojarían los días que pasaran allí en casa de las
Siervas de María, porque no podían hacerlo en las Dominicas.
Salieron en la madrugada del día 14. Quedó de superiora la
hermana Natalia Hernández. Regresaron el día 20 y el 22 dieron
4 y 15 enero 1894, Memorias.
21 noviembre1893, Memorias.
9 19 julio 1894, Memorias.
7
8
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CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
cuenta de su viaje al obispado. El 17 de noviembre las visitó el
Vicario de Cienfuegos10.
El 20 de enero de 1895 se hizo la distribución de oficios. La
hermana Mercedes Barbarrosa era la superiora desde el 1 de enero
de 1892. Las otras Hermanas eran Carolina Martínez, Carmen
Dumpiérrez, Gertrudis Jaspe, Gabriela Fontán, Julia Hernández,
Mercedes del Valle, Natalia Hernández, Rafaela Fabre y Sofía Cadavid. Para la limpieza les ayudarían dos criadas11.
Se abrió el 4 de febrero de 1895 el Colegio sin hacer fiesta,
pues la inauguración se dejó para «cuando hubiera mayor número
de alumnas». Entonces eran sólo diez12. El 6 de septiembre pidieron una rebaja en el alquiler. Escribió la hermana Mercedes a Gregorio Palacios, dueño del inmueble. No podían pagarlo. Si no accedía, deberían mudarse a otra casa, en la calle Dragones. Esta
solución les suponía unos gastos que no podían hacer. Gregorio Palacios ordenó a su apoderado que cobrara menos a las Hermanas.
La crónica apunta que el dueño no acostumbraba a hacer estas reducciones. Le dieron las gracias y lo anotaron entre los «bienhechores» de la Congregación13.
A los pocos días se iniciaba de nuevo la guerra en Cuba, que
culminaría con la retirada española el 1 de enero de 1899. Habían pasado 17 años desde que se firmó la Paz del Zanjón el 10
de febrero de 1878. La llamada «Guerra de los Diez Años» no
fue una guerra entre dos ejércitos regulares. Tuvo su escenario
en los campos de Cuba. En febrero de 1895 era impensable que
las Hermanas pudieran realizar ese sueño del obispo de La Habana: ir a los pueblos a consolidar, junto a los curas, la labor iniciada con la visita pastoral y la predicación de misiones. Nadie
hubiera consentido entonces poner en peligro la vida de las Hermanas.
30 julio, 6 agosto y 7 septiembre 1894, Memorias.
20 de enero 1895. Memorias.
12 4 de febrero 1895, Memorias.
13 4 de febrero y 6 7 de septiembre 1895, Memorias.
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11
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
99
3. «POR LA NECESIDAD DE LOS TIEMPOS»
Desde el principio, las Hermanas del Apostolado contaron
con la ayuda de los jesuitas. Es un dato fundamental en su experiencia: en lo que quisieron ser y las relaciones que tuvieron, en
la protección que recibieron, la inspiración espiritual y la vida
cotidiana. El primer rasgo, el más destacado, es el recuerdo del
inicio de la Compañía de Jesús en París, en la iglesia de Montmartre, del «monte de los mártires».
Iniciaban aquella «jornada» San Ignacio y sus compañeros,
«sin más Reglas que «el espíritu de Jesucristo que llevaban en
sus corazones». Por amor a Él y por el celo de su servicio, «se
repartieron, como los Apóstoles, por todas las partes del mundo». Las Hermanas del Apostolado tenían la misma vocación y
misión.
No participaban del espíritu de éste ni del otro santo, sino del
mismo espíritu de Jesucristo, espíritu de humildad, de obediencia
y mansedumbre, aprendidas en su intimidad y contemplación.
Que la gracia las moldeara en la abnegación, la entrega de sí, la
humildad y la obediencia, hasta que se consumara en ellas un
amor que llevó a Jesús a ser obediente hasta la muerte de Cruz.
Los apóstoles, duros, egoístas y tardos para comprender, fueron transformados por el Espíritu de Jesús. Las Hermanas del
Apostolado, al igual que ellos, debían revestirse de ese Espíritu,
que inspira «nuestro Instituto». Cimentadas en él, llevarían la luz
y el conocimiento de Jesús, a quienes vivían en la oscuridad y la
ignorancia.
Que fueran fuertes, revestidas de las armas de Jesucristo, la
humildad y obediencia. Con ellas y en la gracia serán fieles a un
amor sin condiciones14.
Volverá sobre estas ideas en los ejercicios que les predicó en
julio de 1896. Las órdenes religiosas las ha suscitado Dios no
14 «Extracto de la plática del Valentín Salinero, 24 de mayo de 1893 en que
después del santo sacrificio que celebró en nuestra capilla se dio principio al
noviciado». Esta misma plática, en «Memorias 1891-1896», 24 de mayo 1893.
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CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
por revelaciones de personas fervorosas, ni por aumentar el número de ellas en la Iglesia, sino por la necesidad de los tiempos.
Las Hermanas del Apostolado eran unas cuantas jóvenes generosas consagradas a Dios «en estos tiempos en que la niñez necesita tanto de la instrucción religiosa, así que la Isla también debe
estar de enhorabuena».
Esta misión era la que definía su lugar en la Iglesia. Eran enviadas a ser testigos de Dios en su casa. Es esta dimensión doméstica de la mujer en aquella sociedad la que fijaba los saberes
que debían recibir: costura y labores. Las Hermanas les enseñarían además la doctrina de la Iglesia, la devoción al Corazón de
Jesús y «los conocimientos propios de la época».
Eran «las primicias de esta Congregación », que debería extenderse en toda la Isla. Como la Compañía de Jesús eran «una
Congregación de Apóstoles»: trabajaban en la salvación de las
almas y en la honra y gloria a Dios. «Pedid a San Ignacio que
bendiga a estas Celadoras para que participen del celo y espíritu
de sus diez primeros compañeros cuando se consagraron en
Montmartre»15.
Cuidaron el P. Salinero y las Hermanas las relaciones con los
jesuitas de Belén. Las visitó el P. Benigno Iriarte, el rector del
colegio hasta que el «vómito», la fiebre amarilla, acabó con su
vida el 22 de agosto de 1893. Lo lloró como a un amigo, un
bienhechor, un padre «esta humilde Congregación», a la que
mostró «amor y aprecio»16.
Semanas después, el 10 de febrero de 1894, el nuevo rector, José María Palacio, en su carta anual exponía la situación del colegio
y de los socios. Lamentaba que se hubiera aceptado la idea de que
era irrealizable el ideal de la Compañía de Jesús debido a la índole
de los alumnos y al clima de la Isla. El eslabón más débil del Colegio era la dirección espiritual. Había que introducir cambios para
conservar el prestigio que tenía en la sociedad de La Habana.
15 Pláticas que el P. Salinero predicó para la profesión religiosa el 22 de julio de 1896 en la Casa-Colegio Dragones 110 de la Habana.
16 19 setiembre 1893, Memorias.
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
101
Notaba espíritu de independencia en el gobierno y dirección
de las congregaciones y en el manejo de sus fondos. Los jesuitas
tenían trato excesivo con los de fuera y había rivalidad entre los
dedicados al ministerio17.
Como su antecesor, Palacio visitaba a las Hermanas. Vísperas de la Navidad de 1893 les celebró la eucaristía. Le acompañó
el P. Salinero. Les dio una plática. La existencia de las Hermanas, sus votos a Dios «se hallaban en la bendita cueva puestos en
práctica por el Divino Niño»18.
En la Pascua de la resurrección, el 14 de abril, también les
predicó. Les «habló sobre la grandeza de nuestro Instituto, que
muy bien podría compararse con la «iglesia naciente». Continuaban la obra de Jesús y la de los doce. Como en estos, también
en las Hermanas debía realizarse el milagro de Pentecostés,
La Congregación era una obra querida por Dios. En ella, cada hermana tenía su gracia y su llamada, su don y su responsabilidad. Eso no dependía «de la Superiora ni de las inferiores, sino
de sí misma».
Les deseó la Paz en el nombre del Resucitado, para que participaran del mismo gozo de los discípulos cuando «vieron al
Señor»19.
4. UNA ESPIRITUALIDAD PARA UNA «OBRA DE MISERICORDIA»
Una Congregación es una fraternidad que hace presente el
amor de Dios en medio de los hombres. Esa es la misión de la
Iglesia, por eso hay que hacerlo como ella lo quiere y usando los
medios que no ocultan su condición de servidora de Jesús, humilde y pobre, presente en los pobres y mostrando la compasión
de Dios hacia ellos.
José María Palacio, 10 febrero 1894, ARSI Castellana Cuba 1001-II 1.
24 diciembre 1893 y 3 enero 1894, Memorias.
19 14 de abril 1895, Memoria.
17
18
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CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
La Congregación es una fraternidad, en ella importan más
las personas que las obras, porque son aquellas lo que la Congregación aporta, lo que las Hermanas son no lo que la Congregación tiene, o mejor, la Congregación ofrece lo que tiene que
no es otro patrimonio que la vocación de cada hermana a ser
testigo del amor del Padre y a ejercer la misericordia, viviendo
así en la alabanza y en la acción de gracias por el amor que de
Él recibimos.
Les dijo el obispo Manuel Santander Frutos a las primeras
Hermanas el 19 de mayo de 1893: iban a ejercer esa obra de misericordia espiritual, enseñar a quien no sabe. Lo harían ligadas
a la presencia de la Iglesia entre la población campesina, al lado
de los curas y viviendo sencillamente, de modo que nada se interpusiera entre ellas y las gentes20.
No hay que olvidar eso para no volverse sobre el propio interés. Es este el más amenazante riesgo que puede sufrir un cristiano y su comunidad. Vivimos no para nosotros mismos, sino para
el Señor, que hizo de su existencia un don: «pro mundi vita».
Esa entrega lo consagró para siempre. Por eso, glorificado no cesa de interceder por nosotros y de anunciarnos el nombre del Padre a quienes reconoce como hermanos. Desde esta dimensión
de la Iglesia, podemos ver si vive momentos de expansión o de
decadencia, esa alternativa de la que habló el cardenal Suhard en
los años posteriores a la II Guerra Mundial21.
Otra vez hay que volver al recuerdo de Francisco de Asís.
Cuando en 1220, pide que le pongan un guardián, comienza a
acusarse de cosas, que hasta ese momento consideraba secundarias. La pasión por Jesús ya no se vive en la pobreza sino en la
obediencia.
20 La pobreza como distintivo de la comunidad y de cada hermana y el
amor a los pobres, María Teresa Azcona, Una historia de esperanza... Madrid
1991, 30 y 55.
21 Las tres pastorales del cardenal Emanuel Suhard, arzobispo de París,
fueron traducidas el español como Dios, Iglesia y sacerdocio, Madrid, Editorial Rialp 1953.
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
103
Sin imitar las antiguas reglas monásticas, sin buscar palabras
nuevas, ni caer en la ilusión de vivir un hoy sin pasado, Francisco de Asís hizo de la vida cristiana una experiencia cotidiana,
normal, humilde, ignorada, pero que brota y se alimenta de un
entusiasmo, capaz de convertirla en una tentativa permanente para ser ya aquello que se nos promete como futuro, para «ser ya lo
que seremos».
En la historia del cristianismo ha habido siempre una tendencia a juzgar las reglas monásticas no según la actividad de
quienes las obedecen, sino según la austeridad a la que se someten, es decir, las privaciones, ayunos y penitencias.
En el siglo XIII Francisco de Asís cambió eso. Conocía las
Reglas de San Benito, San Agustín y San Bernardo22. En un
momento en que parecía que la Iglesia se derrumbaba, era necesaria otra cosa. La encontró en el puro evangelio, en revivir
la experiencia de Jesús y de quienes lo siguieron: la vida apostólica23.
Sufrieron los efectos de ese cambio en la memoria los que se
radicalizaron en la pobreza. Esta era un medio para ser misericordiosos y pacíficos, viviendo como Jesús, sin devolver mal por
mal, bendiciendo y no maldiciendo, amando a los que nos hacen
mal y haciendo el bien… Esa experiencia se remonta a la tradición del nuevo testamento24.
En febrero de 1893, en los inicios de la Congregación, acordaron las Hermanas del Apostolado, y el P. Salinero lo aprobó,
La conexión de la sabiduría de la fe, en la tradición monástica, con la
humildad y la obediencia, Anselm Grün, Elogio del silencio, Santander, Sal Terrae 2005.
23 Paul Sabatier, Études inédites sur S, François d’Assise, editées par Arnold Goffin, Paris, Librairie Fischbacher, 1932, ristampa anastatica, Assisi,
Edizioni Porziuncola 2002 36, 256-257 y 62-63.
24 Sobre el valor de esta orientación en la tradición eclesial, en la que se
inserta la Iglesia de Roma, José Cervantes, La pasión de Jesucristo en la Primera Carta de Pedro, Estella, Editorial Verbo Divino, 1991, 218-242. Raimond
Brown y John P. Meier, Antioch and Rome: New testament cradles of catholic
Christianity, Ramsey (New York), Paulist Press, 1983.
22
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CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
no repartir velas para el día de la Candelaria, «a causa de nuestra
pobreza»25.
El 23 de octubre, estaban trabajando en la «Instrucción».
Llegó entonces el P. Salinero y concluyó la lectura. Les hizo
luego preguntas sobre ella y recomendó a las Hermanas todas
las virtudes pero en especial la caridad y el amor a la santa pobreza26.
Celebraban especialmente las fiestas en honor de San José.
En la de su patrocinio, el 15 de abril de 1894, el P. Salinero dijo a
las Hermanas que contemplaran al santo en su vida interior, de
recogimiento y silencio. Su vocación fue vivir humilde y retirado
en Nazaret. Las Hermanas eran una Congregación humilde y
pequeña, tan pequeña que algunos pronosticaban que no sobreviviría. No valía el número, sino la fidelidad y la prontitud en el
servicio a Jesucristo. Este enviaba a las Hermanas como instrumentos débiles en su mano. Les bastaba la gracia27.
Participaba el P. Salinero de aquella sensibilidad de fe, que
tanto insistía en la ascesis. Había que consolidar la gracia en las
virtudes. Estas eran hábitos, «que se engendran y adquieren por
la repetición de actos». ¿Cuáles son las que más importan? La
humildad, la obediencia y la mansedumbre vividas como Jesús.
Dios da su gracia a los humildes y resiste a los soberbios. Ama a
los pequeños, con quienes Jesús se identifica.
Les contó la historia de uno que ingresó en la Compañía. Lo
destinaron a una casa. Lo pusieron a trabajar en la huerta. Parecía tan escaso de luces, que sólo sabía decir: «Ave María purísima». Murió y en el lugar en que fue enterrado salió un lirio en
cuyas hojas se veía impresa: «Ave María purísima». Aquel pequeño milagro mostraba cuánto había agradado a Dios esa oración de aquel servidor suyo humilde y simple.
La humildad de entendimiento significa que todo es gracia.
Todo el bien que hacemos y somos procede de quien es el «sumo
31 enero 1893, Memorias.
23 octubre 1893, Memorias.
27 15 abril 1894, Memorias.
25
26
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
105
bien», el «todo bien», el «solo bien»28. La humildad de la voluntad nos hace fuertes para soportar que se nos desprecie y ponernos siempre en lugar bajo29.
Sobre la obediencia, con los matices de aquellos años, les dijo el P. Salinero: su mayor enemigo es el propio juicio. Su cumplimiento más pleno, el misterio que se realiza en la eucaristía.
Al cumplir su mandato, el mismo Jesús hace actual su «obediencia hasta la muerte», porque vive en medio de nosotros y lo reconocemos, marcado por todas sus heridas. Lo celebramos «en estado de víctima», descendiendo a nosotros, «inmolado por
nuestro amor». Abrirse y acoger a todos, según el consejo de San
Francisco de Sales: «Nada pedir, nada rehusar». En las manos de
Dios, como Charles de Foucauld, otro orante ante la Eucaristía,
otra vocación de abnegación, de fidelidad total viviendo «como
Jesús en Nazaret», en abnegación, ocultamiento, sumisión y ese
silencio con el que percibimos la presencia de Dios y sentimos
nuestra proximidad a Él.
La misión es testimonio. Lo que hemos visto, oído, palpado, la comunión que hemos recibido con aquel que es la palabra de la Vida, eso es lo que transmitimos. Por eso, al recordar
lo que en primer lugar pide el Instituto de la Congregación ,
les pidió el P. Salinero que se santifiquen, que se dejen santificar por Dios en Cristo, como una gracia que nunca nos falta y
a la que deseamos ser fieles cada jornada. Les recomendó mucho el examen particular, para restituir a Dios toda alabanza
pues nos hace querer su voluntad y tratar de vivir según ella,
recibir su justicia, que jamás niega a quien pide su misericor28 «Omnipotente, santísimo, altísimo, y sumo Dios, todo bien, sumo bien,
bien total, que eres el solo bueno, haz que te restituyamos toda alabanza, toda
gloria, todo honor, toda bendición y todos los bienes», «Alabanzas que se han
de decir en todas las horas (litúrgicas». San Francisco de Asís, Escritos. Biografías. Documentos de la época, edición preparada por José Antonio Guerra,
Madrid, Editorial Católica 2003, 31.
29 Hay una ilustración franciscana de esta humildad de la voluntad, en lo
que Francisco de Así hizo escribir al hermano León sobre la «verdadera alegría», recogido en los «Avisos espirituales», l.c. 101-102.
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CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
dia, con el «soy pecador» que justificó al publicano. Así se
adelanta en la propia perfección. Eso comparten las Hermanas
entre ellas, con las alumnas y con quienes a ellas se acercan.
Como Jesús, ellas también debían ser dulces y humildes. Porque «nuestro Apostolado es Apostolado del ejemplo, de la dulzura y humildad»30.
¿Por qué camino se iba hacia lo que el P. Salinero llamaba
«virtudes sólidas»? El silencio y la fraternidad. Sobre el primero
insiste muchas veces. Recuerda ese largo madurar de Jesús, que
duró años. Siguiendo sus pasos, las Hermanas saben que, gracias a
él, mantienen esa presencia que es su luz y su fuerza. Sus palabras
serán vivas, si son testimonio de quien acompaña, llama y cita. El
silencio es una condición para vivir desprendidos y libres, sin justificarse, sin tener que replicar. Es también una pedagogía de la esperanza. Aún no es tiempo, porque no ha llegado a manifestarse
plenamente quien está con nosotros y en nosotros. Sólo a Él damos cuenta y razón de nuestra existencia, no como excusa, sino
como agradecimiento y retorno: por fin quien lo ha sido todo para
nosotros lo es todo en todos.
La fraternidad es elegir vivir de modo que nada nos separe
de los otros. Ni la murmuración que interiormente nos hace sentirnos mal tratados, ni la que suscita el que busquemos diferenciarnos de los otros, hacia arriba y para mejor. Las Constituciones, las «Reglas» son una ayuda31.
15 de junio 1895 Memorias.
«Vino nuestro buen P. Salinero, y, aunque brevemente, pues sólo estuvo muy poco tiempo, nos recomendó, como siempre, nos diéramos a las virtudes sólidas, a la perfecta guarda del silencio, a la unión entre las Hermanas.
Que nos sujetáramos a las Reglas guardando la vida común sin nada de permisos: Que sujetáramos el propio juicio al de los Superiores y a las Reglas.
También nos recomendó mucho la presencia de Dios y la generosidad para
con Dios que tan sumamente generoso se muestra para con nosotras», 27 junio 1895, Memorias.
30
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EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
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5. FUERTES EN LA FE
Para ser fuertes en la fe, las Hermanas del Apostolado, tenían
que «apretarse» y exigirse. De otro modo, no `podrían «adelantar»
en el camino comenzado. Por eso les insistía el P. Salinero en la
mortificación, sobre todo la «mortificación interior»32, la unión, la
obediencia, según las Constituciones33. Debían hacerlo confiadas y
pacientes. Era posible crecer en sus propósitos, en ser lo que habían elegido, día a día y no les faltaría tiempo34.
Tener sus mismos sentimientos es una invitación que Jesús
hace a quienes le escuchan y le siguen. Se trata de sentir con su
corazón. Como otras congregaciones, también las Hermanas del
Apostolado reciben esa vocación. En la segunda mitad del siglo
XIX, unos treinta años antes de la fundación, hubo un hecho que
introduce una interpretación de lo que significa esa comunión
con Jesús, de la que existe un testimonio entrañable en lo que
nos ha quedado como memorial suyo: la eucaristía.
La víspera de su pasión, Jesús se siente solo. Los suyos se
marchan. Los que quedan duermen y huyen. Las que le siguen
hasta el final no están a la mesa con él en aquella Pascua ardientemente deseada. Serán elegidas para anunciar que la promesa se ha cumplido. El resucitado acaba con el tiempo de la esclavitud. No estamos recluidos en una tierra extraña. No
comeremos ni el pan sin levadura,ni las hierbas amargas. Los re32 Por la tarde del 11 de febrero de 1894, visitó a las Hermanas. Las invitó
«a que nos diéramos de veras a la mortificación interior. Que en esta Cuaresma
deseaba nos señalásemos en la perfecta mortificación interior, que la exterior,
aunque fuese mucha, si no la acompaña la interior, no la podíamos considerar
buena». Memorias.
33 3 agosto 1893, Memorias.
34 «…no teníamos mejor camino ni más seguro que el guardar fielmente
nuestras Reglas y Constituciones. Que mirándolas en general nos parecía muy
difícil cumplirlas todas, como el que va a limpiar un campo, al principio le parece que no va a concluir nunca, pero, hoy hace un poco, mañana otro poco,
hasta que al fin, acaba. La buena religiosa debe procurar cada día en el camino
de la perfección, hoy un poco, mañana otro, hasta alcanzar la perfección de su
estado.» 25 abril 1894, Memorias.
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CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
latos de la santa cena, de la cena de la pascua nueva, nos muestran los sentimientos de Jesús: su deseo ardiente, su tristeza y
pavor, su decisión de arriesgar su vida, porque ha sentido sobre
Él y volverá a sentir la «gloria» del Padre…
En 1864 el Papa Pío IX publicó el «Syllabus», el catálogo de
los errores de su tiempo, y la encíclica en que condenaba cualquier posibilidad de acuerdo entre la Iglesia y aquella sociedad.
Ese mismo año, beatificó a Santa Margarita María Alacoque
(1647-1690), la monja francesa que en 1671 ingresó en el convento de Paray-le-Monial35. La canonizó Benedicto XV en 1920,
acabada la Gran Guerra.
En medio de una grave crisis religiosa y de ideas, se produce
en el siglo XIX una confrontación, que se resume en la lucha
clerical-anticlerical. Rota la unión entre el Trono y el Altar, la
Iglesia reivindica la soberanía social de Jesucristo frente a quienes postulan una separación Iglesia-Estado combativa, nada liberal y muy intolerante36.
Esos años hay una batalla por ganarse la adhesión, por conquistar la opinión. Cada uno tiene sus banderas y símbolos para
conservar a sus fieles. Los argumentos se transmiten a través de
ellos. Dentro del mundo anticlerical, el enemigo es la Compañía de Jesús. Los jesuitas se harán esos años los mejores propagandistas de la primera de las devociones que movilizan a los
católicos: la del Sagrado Corazón de Jesús37, que conocerá una
El 14 de octubre las Hermanas comenzaban la novena en honor de la
Beata Margarita. Memorias.
36 Es significativo el desacuerdo de Luigi Luzzatti, un judío, que se siente
identificado con la tradición mesiánica de Jesús, con Paul Sabatier, un pastor
protestante, que defiende la decisión del gobierno francés de llegar a la separación Iglesia-Estado. Luzzatti, que fue ministro de Finanzas y luego presidió el
gobierno italiano, acusó a los republicanos franceses de no amar la libertad.
Chiesa, fede e libertà religiosa : in un carteggio di inizio novecento: Luigi Luzzatti e Paul Sabatier, a cura di Sandro G. Franchini. Introduzione di Annibale
Zambarbieri, Venezia, Istituto Veneto di Scienze, Lettere ed Arti, 2004.
37 En la fiesta del Corazón de Jesús, en ausencia del P. Salinero, otro jesuita, el P. Garay, dijo en el sermón que «el Corazón de Jesús había designado a la
Compañía para ser la propagadora universal de la tierna y verdadera devoción
de su Divino Corazón».
35
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
109
fuerte expansión después de la derrota de la católica Francia
frente a la protestante Prusia en 1870. La reacción para explicar
el desastre y superarlo será el voto nacional de construir en la
colina Montmartre un templo votivo nacional consagrado al Corazón de Jesús.
Las Hermanas del Apostolado celebraban con solemnidad la
fiesta de la beata. Era de primera categoría38. Hay una mirada diferente. En la memoria de la fe, la Beata Margarita María de
Alacoque era la mujer humilde. Estaba en esa larga lista de los
preferidos para conocer a Jesús y al Padre: los sencillos, los pequeños, los olvidados, los despreciados, los que eligen ese puesto, porque creen que así se sitúan en ese lugar sagrado donde
Dios está y se revela39.
Con estos sentimientos celebraron la fiesta del Sagrado Corazón ellas que se sentían y sabían «granos de mostaza hoy, humildes y desconocidas del mundo». Era una afirmación de esperanza. Jesús era la prueba de que Dios amaba a este mundo y
estaba a gusto con él. «Amor y delicias» en una jornada gozosa
donde las Hermanas se dejaban contagiar por la ternura de Dios
manifestada en Jesús. «¡Qué bondad la de Dios!», dice la crónica. Y el escenario, una humilde capilla, con modestos adornos,
recibidos y no adquiridos, regalo de bienhechores, de gentes generosas, que las rodeaban de «afecto y simpatía». Las Hermanas
no olvidaban que eran «su gente», de donde ellas venían.
Esa misma tarde, el P. Salinero leyó a las Hermanas, en un Mes del Sagrado Corazón un diálogo entre el S. Corazón y la Beata Mª Margarita, donde le
dice el Señor la gloria que le cabe a la Compañía de Jesús, de haber sido elegida para que difunda por el mundo la devoción a su S. Corazón y las promesas
tan sublimes que hace a todos los hijos de la Compañía». 21 de junio 1895 Memorias.
38 «El R.P. Salinero vino a decirnos la Sta. Misa, la cual fue con cánticos
en honor de la Beata Margarita. Después ante su Divina Majestad expuesto, rezó un acto de consagración de las Religiosas del Apostolado a la Beata Margarita en el cual la elegíamos como nuestra madre, modelo y patrona de la Congregación».
39 Vid. las pláticas que el P. Salinero dirigió a las Hermanas, 25 octubre
1894 y 1895, Memorias.
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CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
Con la retórica de aquellos sermones y los argumentos de
la época, el P. Garay les habló de ese «abajamiento» en el cual
se manifiesta el amor de Dios en Jesús. Fue el «enviado decisivo», a quien los jornaleros de la parábola decidieron «pérfidamente» asesinar para apoderarse de la viña del Señor. Ese
abajamiento se prolonga en la presencia eucarística, otro rasgo
de la espiritualidad que no se puede separar de esa dimensión
de «fidelidad al evangelio» y que se concreta en la «vida de
Nazaret»40.
Por la tarde, el P. Salinero exhortó a las Hermanas a «adquirir la dulzura, humildad y espíritu de sacrificio» de Jesús. Desde
finales de febrero, Cuba estaba en guerra. Era un «castigo por
los pecados que se cometen, la ingratitud e indiferencia con que
se paga tanto amor de ese Señor Sacramentado»41.
El Corazón de Jesús «es para el mundo el Arca salvadora
donde podríamos refugiarnos y salvarnos del diluvio de pecados y males que inundan la tierra». Eran tres esos males. El
primero, la independencia del hombre respecto a Dios. Con sus
estudios y adelantos se creía tan sabio que pensaba no necesitarlo. Su soberbia lo separa de Él. El segundo, la sensualidad,
que los esclaviza al placer. El tercero, el egoísmo que quita de
los corazones la caridad para con los hermanos y todo sentimiento noble. Apartan así de su vista los males y sufrimientos
de los pobres.
El remedio a estos males, la oración, que une a Dios, lo alaba
y reconoce como el autor de todo nuestro bien, Sabiduría que
colma de luz nuestra inteligencia. La solidaridad con «nuestros
hermanos socorriendo y compadeciéndonos de sus desgracias
El acontecimiento de la encarnación une la humildad de María y lo que
hay de despojo de la condición divina en Jesús, de su vocación de Siervo. El P.
Garay, en un excelente resumen del significado profundo de lo que parecía una
mera devoción, alude a una las alabanza dirigidas a Jesús en el Tedeum: «Tu,
ad liberandum suscepturum hominem non horruisti Virginia uterum», «que no
tuviese horror de encerrarse en el seno de una Virgen, siendo como lo era toda
pura e inmaculada».
41 21 de junio 1895, Memorias.
40
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
111
como si fueran nuestras». El espíritu de sacrificio, la mortificación que nos hace esforzados en la generosidad y valientes en el
combate contra el mal. Este combate queda recogido en las insignias de la corona, cruz, llamas y heridas de la imagen de Jesús42.
6. UNA CONGREGACIÓN DIOCESANA EN CUBA
¿Cómo veían a las Hermanas del Apostolado en estos primeros meses? Como una Congregación «fundada por Hijas de Cuba». En febrero de 1895 fueron a visitarlas dos religiosas de la
Enseñanza. Les manifestaron su alegría porque la Congregación
fuera cubana. Les ofrecieron su ayuda, si decidían fundar en
Santiago43.
La Congregación estaba bajo la tutela directa del obispo Manuel Santander Frutos. A él acudieron las Hermanas para dar
cuenta de conciencia tres días antes de que fuera a su casa44.
El 5 de mayo de 1895, repique de campanas. Llegaba el
obispo. Estuvo primero en el colegio. Habló a las alumnas. Luego, visitó la Capilla y parte alta de la Casa, acompañado de todas
las Hermanas, aún novicias. Cada una de ellas debía considerarse «la última de todas». Porque la gracia del Señor reposa sobre
los humildes. Obedientes en la humildad, cada una lo sería a todas, desde la superiora a la cocinera. «Sumisa a todas», en esa
cruz, cada hermana tendría su mayor ganancia. Hay un eco de
42 «Las espinas, que en vez de rosas circundan su Divino Corazón, nos dicen que con ellas debemos también cercar nuestra mente, para no apartarla de
Dios; las llamas de su Divino Amor nos dicen que, al igual del suyo, debe inflamarse nuestro corazón del divino amor, y la herida, el amor al sufrimiento y
humillaciones así como Él sufrió por ella el último insulto de sus enemigos».
Plática del P. Guesuruaga a las alumnas del colegio para prepararla a la comunión en el primer viernes, 4 de julio 1895, Memorias.
43 El P. Salinero les había dicho que las visitaran antes de regresar a España el 28 de febrero, Memorias, 19 febrero 1895.
44 1 y 2 de mayo 1895, Memorias…
112
CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
San Francisco. Dice Celano que cuando el santo oyó que en la
Regla se decía: «y sean menores», quiso que fueran conocidos
como la «Orden de los Hermanos Menores»45.
Se retiró Manuel Santander Frutos enseguida. Tenía un fuerte catarro. No aplazó la visita, porque tenía ganas de ver a las
Hermanas. Volvería otro día46. A los pocos días, el 13 de mayo
les envío «un oficio». Las Hermanas estaban haciendo «un ensayo de sus Reglas». Era normal que usase esta palabra. Había hablado con cada una y reunido a todas ellas. Era lo que se hacía
en la visita a los conventos y monasterios de religiosas. Había
una diferencia: el obispo disponía sobre cargos y elegía a la superiora.
Mercedes Barbarrosa reunió a todas. Disponía el obispo
una nueva distribución de los cargos y oficios. La hermana Carolina Martínez era nombrada superiora y maestra de novicias,
cargos que solían ir unidos en las otras congregaciones. Ella
propondría las Hermanas que serían ecónoma y portera. Se
simplificaba la organización47. No había que adelantarse, sino
esperar a que «la Comunidad fuera más numerosa y estuviera
sólidamente establecida». Para la vida diaria, «negocios comunes y ordinarios» eran suficientes «las Constituciones aprobadas por Nos, y las costumbres establecidas». Cuando no bastaran, consultarían al Obispo.
45 «Y en verdad menores, quienes sometidos a todos, buscaban siempre el
último puesto y trataban de emplearse en oficios que llevaran alguna apariencia
de deshonra, a fin de merecer, fundamentados así en la verdadera humildad,
que en ellos se levantara en orden perfecto el edificio espiritual de todas las virtudes». Tomás de Celano, Vida primera, XV n. 38, en San Francisco de Asís,
Escritos. Biografías. Documentos de la época... 187. Sobre este aspecto de la
tradición franciscana, tan presente en San Ignacio, vid. «Minores et subditi omnibus»: tratti caratterizzanti dell’identità francescana, a cura di L. Padovese,
Roma, Collegio S. Lorenzo da Brindisi (Laurentianum), 2003.
46 5 de marzo 1895, Memorias.
47 Esta medida es muy importante, porque uno de los problemas que tendrán las Constituciones presentadas a la Santa Sede será el exceso de cargos,
mera copia de los que había en la Compañía de Jesús.
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
113
En la humildad y la obediencia, en la oración a Dios, estaba
el futuro de las Hermanas. «Todas abrazamos a la nueva Superiora y Maestra de Novicias manifestándole nuestra sumisión».
Por la mañana del 21 la nueva Superiora y la hermana Mercedes Barbarrosa fueron a ver al obispo para que aprobara la
distribución de cargos. La hermana Carolina unía al de superiora y maestra de novicias, el de «prefecta de salud». La hermana Mercedes, secretaria, prefecta del colegio, maestra de urbanidad y de piano. Los otros cargos eran ropera, refitolera,
sacristana, prefecta de música, bibliotecaria y portera. Mensualmente se turnaría la hermana que ejerciera como segunda
sacristana. Los cargos del Colegio eran prefecta de estudios,
maestras e inspectora de estudios48.
Al llegar a estas fechas, las Hermanas, las «novicias», eran
una Congregación cubana, dedicada a la enseñanza, dirigida espiritualmente por el P. Salinero, dependiendo directamente del
obispo, que va pareciéndose cada vez más a una comunidad con
una organización más sencilla. Eran una fraternidad que unía el
afecto con la obediencia: abrazaban las Hermanas a la superiora
en la «ceremonia de la obediencia».
15, 21 y 24 de mayo 1895, Memorias y Documentos y cartas, 13 mayo
1895, 1 y 2.
48
5. EN MEDIO DE UNA «MISERIA ESPANTOSA…»
En julio de 1896, el P. Salinero predicó ejercicios a las Hermanas y les habló el P. Aizpuru. Hay una sintonía de ideas en ambos. Como jesuitas estaban en la «lógica» de quienes con Ignacio
iniciaron la Compañía de Jesús.
Dios suscita los nuevos institutos no por revelaciones de personas fervorosas, ni por aumentar el número de ellos en la Iglesia, sino por la necesidad de los tiempos. Esa historia continuaba
ahora en «unas cuantas jóvenes generosas», que se consagraban
a Dios en estos tiempos en que la niñez necesitaba tanto la instrucción religiosa. Era una buena noticia para Cuba el comienzo
de esta «obra tan grandiosa como lo es la de regenerar la sociedad por medio de la enseñanza intelectual y religiosa que daréis
a esas niñas que se os confíen»1.
Uno y otro hicieron una excelente síntesis de lo que fue el
movimiento congregacional en el siglo XIX, que relata con
exactitud cómo se inició la historia de las Hermanas del Apostolado.
Era una obra de mujeres. Tienen ellas en la Iglesia una palabra fuera de los templos y del culto. Están especialmente llamadas a la misión, a ir lejos, a extenderse, a no rehuir el riesgo del
éxodo.
Fue la Congregación una obra ligada a la Compañía de Jesús. En desprendimiento, en humildad, Ignacio y sus socios,
gentes como él, «pobres en bondad», unidos en una «mínima sociedad», llegaron a ser heraldos del Evangelio y ministros de la
Plática del P. Aizpuru, después del 22 de julio de 1896 en la Casa-Colegio Dragones 110 de la Habana.
1
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CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
honra y gloria de Dios. Querían las Hermanas participar del espíritu de aquellos que en el «monte de los mártires» se dieron
una forma de fraternidad2.
Abrían las Hermanas del Apostolado un camino que, después de la independencia, siguió la Iglesia en Cuba3. Durante
la etapa española, la Iglesia dependía de la autoridad colonial.
Su libertad de acción era muy limitaba. El sistema de patronato identificaba administración civil y eclesiástica. Esta situación empujaba a la Iglesia a elegir campo en una sociedad
donde coexistían dos mundos culturales. El de los blancos, comerciantes, negreros, terratenientes, fue asociándose al capital
norteamericano ya antes de la independencia4. El de los negros, que fueron la mayoría entre los que lucharon por la independencia.
Pláticas que el P. Salinero predicó para la profesión religiosa el 22 de julio de 1896 en la Casa-Colegio Dragones 110 de la Habana. Sobre el primado
de la fraternidad y las dificultades para encajar esa experiencia hizo un análisis
histórico Yves Marie Congar, en su conferencia «San Francisco de Asís, o el
Absoluto del Evangelio en la Cristiandad», pronunciada en el ciclo de Humanidades cristianas, en Estrasburgo, el 18 de febrero de 1952, en el curso de una
serie titulada «Les Pèlerins de l’Absolu» (Los Peregrinos del Absoluto), y bajo
el título que lleva este trabajo.
3 «El catolicismo cubano durante la República concentraría gran parte de
sus recursos en la creación y dirección de colegios católicos en los principales
centros urbanos». Eran colegios de pago. De ellos quedaban excluidos «la masa negra, los mulatos y los blancos pobres, muchos de ellos miembros de una
segunda generación de emigrantes españoles» Manuel P. Maza Miquel, Entre
la ideología y la compasión. Guerra y paz en Cuba 1895-1903, Santo Domingo, Instituto Pedro Francisco Bono 1997, 448. Aporto algunos datos en «La
Iglesia y la «americanización» del Caribe», Archivum Historiae Pontificiae 40
(2003) 195-229.
4 Esta situación fue expuesta ya aquellos años por Pablo de Alzola Minondo, Relaciones comerciales entre la Península y las Antillas, Madrid 1895, y El
problema cubano, Bilbao 1898. Hay una edición de algunos de sus trabajos,
Selección de Textos, estudio preliminar, notas y edición de José Manuel Barrenechea, Vitoria-Gasteiz, Servicio Central de Publicaciones del Gobierno Vasco,
2001.
2
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
117
1. AQUELLOS TIEMPOS DE GUERRA Y AQUELLA IGLESIA
Las medidas de los liberales, su política religiosa que afectó
a la Iglesia, fueron más eficaces en Cuba, donde el dominio del
Estado sobre ella, el regalismo, era mayor.
El concordato de 1851 suponía una formulación nueva de la
antigua alianza trono-altar. Los eclesiásticos deseaban probar la
utilidad de la religión para conservar el orden social. En las colonias eso significaba que la permanencia de su vinculación con
España tenía en el catolicismo su mejor recurso frente a la amenaza de masones y radicales.
Es evidente que la parte fuerte en esta relación fue siempre el
Estado. Por eso, hasta en los momentos de crisis, como fueron las
dos guerras de independencia en Cuba, nadie se opuso a las medidas adoptadas sin medir los conflictos que ocasionaban a los eclesiásticos. Muchos de ellos, pese a eso, pusieron por delante su condición de españoles, manifestando un celo mayor que las
autoridades civiles para «preservar la integridad de la Patria». Cuba
era española. Estaban por la plena asimilación de Cuba a España5.
Visto desde fuera, parecen explicarse, dada esta falta de peso
social de la Iglesia, estos hechos: sólo tardíamente el gobierno
español acudió a los buenos oficios de la Santa Sede6 y los obispos jugaron un papel muy pequeño durante la guerra. Fueron criticados. Ni siquiera se entendieron sus argumentos para defender
su permanencia en la Isla después del cambio de administración.
En esa inevitable operación de «gestión de la memoria», que se
desencadena tras un proceso descolonizador, se estableció la unanimidad del pueblo cubano en armas contra España. Así las cosas,
En este sentido debe verse los estudios de Inés Roldán, especialmente, su
dos obras, La Restauración en Cuba: el fracaso de un proceso reformista, Madrid, Centro de Humanidades. Instituto de Historia. C.S.I.C., 2000 y Guerra y
hacienda en Cuba: 1868-1880, prólogo de César Albiñana García-Quintana,
Madrid, Ediciones de Cultura Hispánica, 1988.
6 La historia de este recurso a la Santa Sede, «1898: la batalla por la paz.
La mediación de León XIII entre España y Estados Unidos», Revista de Indias
177 (1986) 247-289.
5
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CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
era mucho más censurable la conducta de los obispos y del clero
que no secundaron esa lucha7.
El 9 de abril de 1895, el arzobispo de Santiago, Sáenz de Urturi, comentaba al nuncio que la insurrección sería vencida, pero rebrotaría «si el gobierno no abre los ojos». Ese temor permanecía
pasadas unas semanas. En agosto anunciaba que la guerra traería a
Oriente «la más espantosa miseria».
El arzobispo sentía la obligación de socorrer a heridos y enfermos, sin distinguir entre insulares y peninsulares. Alabó en su
pastoral del 25 de agosto la labor de la Cruz Roja, pues cumplía
«una misión eminentemente cristiana».
La guerra supuso la destrucción de los bienes y el exterminio
de la población, sin respetar a nadie, ni siquiera a los padres de
familia y a quienes estaban en la miseria, agravada por el desempleo que sufrían los «reconcentrados»8.
En los primeros meses, el sobrino del Papa, Camilo Pecci, escribió al nuncio en Madrid denunciando la situación. «Yo no sé
verdaderamente hasta qué punto España querrá que se destruya
completamente un país, al cual ella ha demostrado y demuestra
diariamente no querer y no saber gobernar y tampoco sé cómo no
se entienda que en este estado de cosas no se puede continuar,
viendo destruirse los medios de la propia existencia, las fatigas de
tantos años, el futuro de la propia familia; después que se han gastado sumas enormes en un gobierno al cual se deja completamente abandonado; y que se permite mejor la destrucción completa de
un país que ceder a la evidencia de los hechos, salvar al menos los
últimos vestigios de tanta riqueza y ¡salvar tantas y tantísimas vidas!... es imposible permanecer indiferente a tanta ruina»9.
Es esta una de las conclusiones de Manuel P. Maza Miquel, o.c. 456-471
No muchos años después, en enero 1933, en unas crónicas sobre Casas Viejas (Cádiz) podía comprobarse la miseria y el hambre de los jornaleros sometidos
a una reconcentración «legal», hecha con el consentimiento de la UGT, que les
prohibía trabajar fuera de su municipio. Ramón J. Sénder, Casas Viejas (1933), reeditada en Zaragoza, Larumbe Clásico Aragoneses, 2004, 33-36.
9 Pecci-Cretoni, La Habana 1 abril 1896, ASV NM 615 I: Carte varie e di
poca importanza.
7
8
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
119
Muchas parroquias desaparecieron. Fueron destruidos sus
templos y desplazados sus habitantes a las zonas defendidas por
el ejército10.
El arzobispo Sáenz de Urturi hablaba en agosto de 1897 de cadáveres hacinados, soldados heridos y enfermos, hospitales insuficientes para atender a las víctimas de la guerra y del clima, y amenaza de epidemias.
El 2 de enero de 1897, el embajador de Francia en Madrid se
hacía eco de las críticas contra el general Valeriano Weyler. Las
acusaciones aparecidas en la prensa eran muy graves. El gobierno temía que una investigación sobre la gestión de quien era gobernador general de la Isla y general en jefe del ejército llevaría
a una conclusión: eran verdaderas las imputaciones. En su etapa
anterior de mando en Cuba, Weyler «acumuló una fortuna considerable». Regresaba ahora para «acrecentarla». Era normal que
se sospechara que prolongaba la guerra en «beneficio propio».
Urgía acabar con ese «cáncer de la inmoralidad» en la administración civil y militar11. No exageraba el arzobispo de Santiago.
En medio de esa «miseria espantosa», aún tenía tiempo la
administración para plantear infinidad de «cuestiones ridículas y
bizantinas», sin medir que así agravaba los sufrimientos y el
hambre. El clero, pese a la precariedad en la que se hallaba, todavía podía y se sentía obligado a dar limosna.
En La Habana, el obispo Santander Frutos informaba al cardenal Rampolla el 10 de enero de 1898 que la mortalidad se había multiplicado por cuatro, llegando a unos cien mil. Siendo
10
Sáenz de Urturi-Rampolla, 20 mayo 1896, ASV SS 249 (1901) III 29-
30.
Texto traducido en Javier Rubio, El final de la era Cánovas. Los preliminares del «desastre» de 1898. Madrid, Ministerio de Asuntos Exteriores
2004, 1331-1332. El marqués de Apesteguía compartía la idea de que Weyler
exageraba las dificultades para vencer la insurrección. Así se lo dijo al ministro
de Ultramar, Carta de Tomás Castellano a Cánovas, 21 enero de 1897, ib. 13351336. El general Marcelo Azcárraga, sucesor del asesinado Cánovas al frente
del gobierno, el 31 de agosto, transmitió a Weyler las quejas de los soldados
por el abandono en que se hallaban, ib. 1349.
11
120
CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
discutible su interpretación, la denuncia contra quienes causaban
y no remediaban tanta injusticia adquiere, con ese dato, un valor
mayor12.
El P. Luis Martín, español, prepósito general de la Compañía, tomó la iniciativa de ofrecer a los jesuitas como capellanes
de las tropas españolas. Esperaba de ese modo ganarse el favor
de la opinión y afianzar la posición de la Compañía en España,
donde continuaba siendo tolerada, sin haberse levantado las medidas contra ella13.
El obispo de La Habana informó a Roma en diciembre de
1895. Habían llegado a la diócesis dos nuevas congregaciones. Las
Siervas de María, que estaban en La Habana, Matanzas, Pinar del
Río, Colón, Cienfuegos y tenían dos casas en Cárdenas. Las religiosas del Amor de Dios, en Santa Clara. Las Hermanas de la Caridad del Sagrado Corazón de Jesús, que eran de derecho diocesano,
tenían un Colegio en Pinar del Río. Las Terciarias dominicas, otro
en Cienfuegos.
Para esta fecha, diciembre de 1895, las Hermanas del Apostolado, con ese escueto nombre aparecen en la relación del obispo,
que llaman «del Apostolado», no estaban aprobadas. La Congregación estaba a prueba.
Santander Frutos deseaba promover la instrucción catequética y la predicación, trabajando este punto especialmente en la
formación de los seminaristas. El pueblo vivía lejos de las parroquias. Nada sabía de la religión. No guardaba el precepto domi12 «…el pobre calla, el pobre sufre, el pobre no puede quejarse, pero sus
lágrimas son llevadas por los ángeles ante el tribunal de Dios, y puede muy
bien ser que vuelvan a la tierra convertidas en tremendas tempestades», pues
Dios siempre está atento al clamor del desvalido, de quien no tiene protector.
No podía esperarse que «en el cristianismo se hubiera de encontrar esta falta de
misericordia», que se manifestaba en la dureza con la que se contemplaban la
situación y las necesidades de la gente: niños y mujeres con caras macilentas,
madres que apenas pueden sostener a sus criaturas y van malvestidas… en todos esos pobres está Cristo». Carta pastoral del obispo de La Habana, 22 julio
1898, Boletín Eclesiástico 7 (30 julio) 177-180.
13 Martín-Matías Abad, 23 julio 1896, en Manuel P. Maza Miquel, Entre la
ideología y la compasión… 218.
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
121
nical ni cumplía por pascua. Se toleraban los concubinatos y la
prostitución.
No era habitual que se saliera de estas notas. Por eso llama la
atención que, a los diez meses de iniciarse la guerra, el obispo denunciara la corrupción económica de los funcionarios y autoridades. Robaba todo el que podía y todo lo que podía, a sabiendas de
la autoridad.
Reclamaba a la Santa Sede que se recortaran las facultades del
Regio Patronato, que disminuyera la injerencia del poder civil en la
Iglesia14.
2. ESPIRITUALIDAD DE TRANSICIÓN HACIA EL APOSTOLADO
Como en otras congregaciones, las Hermanas vivieron esa
transición desde el apostolado, que se quiso hacer compatible
con las formas de vida y la espiritualidad anteriores, hacia la vida apostólica, tal como San Ignacio la recogió en el Instituto de
la Compañía de Jesús.
Estando aún la Congregación en prueba, como hemos visto
que dijo el obispo, a su regreso de Bolondrón, a donde había ido
unos días para instalar allí el Apostolado de la Oración, visitó el
P. Salinero a las Hermanas. Les explicó las Constituciones15. La
observancia era el medio indispensable para formarse y avanzar
en la vía de la perfección. Les insistió en el silencio, la obediencia y el espíritu de sacrificio. Este consistía en estar siempre dispuestas a sufrir penuria. No habían de quejarse de los efectos de
la pobreza ni de las pequeñas dolencias y molestias o de cualquier desazón en la vida de cada día.
14 Hay un error en la fecha, pero sabemos que fue recibida en Roma el 1920 diciembre 1895, ASV Congreg. Concilii Relat. Dioec. Sancti Christophori
de Habana 723, Italia n. 8, III n. 9 y IX n. 3.
15 Casi siempre el P. Salinero habla de «Reglas». Corregimos esta palabra,
porque ni siquiera es la de San Ignacio, que llamó Constituciones a las de la
Compañía de Jesús. Esa imprecisión en el lenguaje fue otro de los motivos para que no se aprobara años más tarde el texto presentado en Roma.
122
CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
Les pedía simplicidad del corazón y franqueza de espíritu,
para pedir perdón y manifestar las necesidades interiores al confesor ordinario, entonces «un religioso sabio y prudente»16.
A los pocos días volvió el P. Salinero de Cienfuegos. Había
predicado en el templo de los jesuitas el sermón de San Ignacio.
Continuó la explicación de las Constituciones. Otra vez las llamó a la observancia. El Instituto de la Congregación se aprendía
en la vida diaria. Las Hermanas eran de vida apostólica. Los dos
fines estaban unidos: la santidad personal y su tarea. Se avecinaba la profesión de las Hermanas de «velo negro». Les urgía que
se prepararan mediante el «ejercicio de la humildad, obediencia
y abnegación propia». Tenían como modelo a María.
El Padre manifestó su complacencia en Jesús, porque se hizo
obediente hasta la cruz. Hay una observación importante, que sitúa
la obediencia en la «pura gracia», es decir, la que no se funda en la
perfección propia, que puede llevar a gloriarnos en nosotros mismos, sino en la sumisión a Dios, a quien confiamos nuestra existencia. Les dijo: «la gracia que el Eterno Padre dio a Jesucristo no
fue por haber tenido un cuerpo y alma perfectísima, sino porque se
hizo obediente, y obediente hasta morir en la Cruz»17.
Ausente el capellán de las Hermanas, el P. Salinero celebró el
16 de septiembre de 1895 por primera vez la misa en la nueva casa.
Desayunó con ellas y siguió con la explicación de las Constituciones. El anuncio de la fe por medio de la escuela renovaría la sociedad. Lo hacían las Hermanas como mujeres. Sabían que su puesto
en la Iglesia las empujaba más que a nadie a servir a la gente. Era
su apostolado. La caridad, su sermón, su ofrenda, su celebración18.
18 de julio 1895 Memoria.
12 de agosto 1895 Memorias.
18 «Que este Instituto ha nacido de la necesidad que tiene la Isla de que se
propague en toda ella la devoción al Sgdo. Corazón de Jesús, y de ningún modo mejor, que por medio de la enseñanza de las niñas; que formados hoy sus
corazones por la educación religiosa, mañana serán buenas y cristianas madres
de familia, que educarán a sus hijos en los principios en que ellas fueron educadas, y así es como irá renovándose la sociedad y conservándose en ella la fe.
16
17
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
123
Les subrayaba esto diciendo que «nuestro espíritu es doble»: vivir consagradas a Dios, salvar a los otros y ambas cosas, desde la
experiencia del amor del Padre, de su ternura y su justicia, manifestadas en Jesús, su enviado.
Para ser fiel a esa vocación, era preciso vivir con las otras
Hermanas «aficionándose» cada una «al espíritu de sacrificio».
Bastaban las cosas comunes, como hizo S. Juan Berchmans, y
no «singularizarse ni en las prácticas de piedad»19.
Las Constituciones, les dijo el 9 de febrero de 1896, eran «el
segundo valladar» que Dios les había puesto. En ellas se fundamenta la vocación: «Déjate a ti mismo y sígueme». Ese es el fin
de los tres votos, lo esencial de la consagración. El P. Salinero
usa el lenguaje de aquella época. Llama a la Compañía de Jesús
una «Religión». Acepta el concepto de autoridad elaborado por
el pensamiento tradicional, que fue modificado en el Vaticano I.
La fe se basa en la autoridad de Dios que se nos revela. Es también y a la vez un acto racional y, por eso, una decisión libre, que
la gracia no anula20.
Pervivió ese lenguaje tradicional y esa mentalidad tradicionalista: la verdad se nos transmite y para aceptarla basta la obediencia a quien la comunica. Esa conclusión se aplica a la vida
en común. La autoridad hace siempre y en todo una función vicaria de Dios. Se entiende así por qué el P. Salinero dice a las
Hermanas: «toda autoridad representa a Dios de quien la recibe,
y se le tiene reverencia interior y exterior porque representa a Jesucristo, sea buen o mal superior»21.
Que nosotras ya que, como mujeres, no podíamos predicar, no obstante,
podíamos imitar el celo y el espíritu de los apóstoles enseñando la doctrina».
19 16 de septiembre 1895 Memorias.
20 La crítica a esta deficiente recepción del Vaticano I la puso de relieve
Reyes Mate, El ateísmo, un problema político: El fenómeno del ateísmo en el
contexto teológico y político del concilio Vaticano I, Salamanca, Ediciones Sígueme, 1973.
21 «El religioso sabe que las Reglas son el medio que Dios quiere emplee
para su gobierno y perfección, y sin embargo algunos se conducen como si no
lo supieran. ¿No sabe el religioso que el Superior representa a Dios? Y si se re-
124
CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
Observancia, obediencia, humildad y oración son el medio
donde una hermana ha de vivir su vocación. De las cuatro, las
más importantes son la obediencia y la humildad. Y cada jornada, debe vivir vigilante, es decir, practicando la mortificación interior y exterior, en la comida, en el vestido, en los afectos, en
las pasiones22.
La Misa como sacrificio expiatorio, satisfactorio, eucarístico e impetratorio y la comunión como acto de reparación son
otros dos rasgos de la teología y espiritualidad de la Congregación23.
Tenemos un resumen de lo que dijo el P. Salinero el 10 de
octubre de 1895 a las alumnas. Era habitual hablar de los ángeles. Fue una devoción en la espiritualidad de entonces.
«Guías y compañeros, a su lado y de ellos debían aprender
tres virtudes. La primera, pureza y castidad, pues los más puros y castos se asemejan más a los ángeles y están en mejor
comunicación con ellos. La segunda, la obediencia. Descienden de la gloria a nuestro lado cumpliendo la misión que se les
bela contra él y no le obedece, ¿qué sabe, aunque sepa toda la Escritura y tenga
alta contemplación? Luego, si faltamos a la obediencia, no digamos que no sabemos, sino que estamos ciegos o nos domina alguna pasión, y esto obliga a
que Dios nos quite sus gracias y las dé a otros mejores y más humildes». Sermón de las siete palabras.
La obediencia del religioso ha de ser de voluntad y de juicio. Que el superior representa a Dios y así no debemos fijarnos en que sea éste o aquél, y tenga éstas o las otras condiciones, sino decirnos: ¿El Superior representa a Dios?
Pues lo bastante para que se le obedezca sin réplicas ni murmuraciones», 4 de
abril y 31 de mayo 1896, Memorias.
Esta concepción de la obediencia y su fundamentación en el pensamiento
de Suárez ha sido estudiada por Gerardo del Pozo Abejón en su tesis doctoral,
publicaba como Lex evangelica: estudio histórico sistemático del paso de la
concepción tomista a la suareciana. Granada, Facultad de Teología de la Compañía de Jesús 1989.
22 «La mejor Penitencia es tener verdadero espíritu de mortificación; que
el espíritu sea claro como el agua, y que procediéramos con mucha sinceridad», 18 junio 1896 Memorias.
23 13 febrero 1896 Memorias.
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
125
encomienda. De príncipes de la gloria pasan a ser servidores
nuestros. Nos inspiran buenos deseos y nos dan ejemplo de
obediencia para que podamos querer lo que Dios quiere, como
ellos hacen. La tercera virtud es la piedad, «pero bien entendida, pues ella no consiste en rezar mucho, sino en cumplir con
los deberes religiosos», amando a Dios, ejercitando, practicando la virtud, cumpliendo la Ley de Dios y siendo «humildes y obedientes». Esa es la «sólida piedad»24. Hay aquí una
sintonía con lo que, fuera de la Iglesia, se llamó entonces la
«sagrada religión del deber»25.
El día de su santo, el 11 de noviembre, otra vez les habló de
la proximidad de la profesión. Las llamó a adherirse interiormente a su vocación. Sin eso, «nada adelantaríamos con haber
recibido los velos negros»26. Les pidió que cuidaran la admisión
de nuevas vocaciones y el noviciado. Eran dos puntos fundamentales para el futuro de la Congregación.
En la plática del 16 de noviembre insistió en el perfil de lo
que era una Hermana del Apostolado. No habiendo en las Constituciones «grandes penitencias», la obediencia ha de ser «perfectísima». Debe haber «un espíritu muy grande de sencillez y
fidelidad»27.
«Que la idea de mando debía desecharse como una idea diabólica. Que nunca se tomen determinaciones cuando se está turbado». ¿Qué deseaba decirles con este aviso? La vida interior, el
silencio, que la oración llena… porque era la «principal distribu-
10 de octubre 1895 Memorias.
Un ejemplo fue Giuseppe Mazzini, de quien se ha publicado una interesante antología, Pensamientos sobre la democracia en Europa y otros escritos,
estudio preliminar, traducción y notas de Isabel María Pascual Sastre, Madrid,
Tecnos, 2004.
26 3 de noviembre 1895 Memorias.
27 «El perfecto cumplimiento de las Reglas, pero de un modo que ese cumplimiento forme ya un hábito entre nosotras». «Que en los Ejercicios de culpas,
nos aprovecháramos de lo que allí se nos dice, y no saliéramos de allí peor de
lo que íbamos. Que, no obstante, era bueno por humildad, una vez al año, se pida a la Superiora una penitencia», 31de mayo y 18 junio 1896 Memorias.
24
25
126
CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
ción» que incumbía a todas en el reparto de tareas y en la respuesta a las necesidades de la comunidad28.
3. LA SANTA INDIFERENCIA
Por la fe la hermana sabe que, obedeciendo al superior, obedece a Dios. Debe ejercitarse en el desprendimiento y la paciencia29 y pedir a Dios conocer el fin para el que fue escrito el Instituto de la Congregación. Ha de estudiarlo para conocerlo, y
conociéndolo, amarlo y vivirlo.
Una de las señales que revelan el buen espíritu de una hermana es la indiferencia. «Procuren la santa indiferencia que es el
espíritu de este Apostolado, para que los superiores puedan hacer de vosotras lo que crean conveniente y, de este modo, será la
Religión un paraíso. Haced resoluciones prácticas sobre todo en
la indiferencia, que es el fundamento de nuestra santificación».
Deben sentirse animadas por la alegría de saber que hacen lo
que Dios quiere y que Él bendecirá su trabajo. Su «victorioso lema» es «Dios lo quiere»30. Por falta de indiferencia pecaron los
ángeles. Es un «principio de fe: que el superior me manda en
nombre de Dios y debo obedecerle en cuanto me mande». Quien
se rebela contra el superior lo hace contra Dios31.
Las Hermanas vivían una espiritualidad sencilla. No necesitaban muchas prácticas piadosas. Bastaban las fundamentales: la
oración, el examen, la meditación…32. Sabían además que «el
16 de noviembre 1895 Memorias.
«Todas las criaturas son medios para mi fin, así, si algunas me separan
de Dios las debo dejar. Todo lo agradable nos separa de Dios, y todo lo que tiene espinas, me lleva a Dios».
30 Extracto de las pláticas que el P. Salinero predicó para la profesión religiosa a partir del 9 hasta el 22 de julio de 1896 en la Casa-Colegio Dragones
110 de la Habana, día 9, consideración a la segunda meditación.
31 Tercera meditación, día 9 julio.
32 En la religión tenemos multitud de medios, los ejercicios espirituales,
etc...Pues a hacer lo que dice S. Ignacio, tomar de ellos tanto en cuanto nos lleven a Dios».
28
29
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
127
estudio para la enseñanza según el Instituto» era también para la
gloria de Dios. Exigía «empeño» ese gran esfuerzo que imponía
la enseñanza de las niñas. Con ella se les hacía un «gran bien espiritual». Para cumplirlo necesitaban fuerza, energía y celo33.
4. «EL CARÁCTER DE NUESTRO INSTITUTO…»
Junto a la cruz y mirándola para hallar luz, en el Calvario, se
aprendía a vivir la fe. «Los tres votos significan los tres clavos».
Hay que examinarse para ver «si nos vamos desprendiendo de
nuestro juicio propio y si vamos adquiriendo ese espíritu de
mortificación que nos haga adelantar en el camino de la perfección religiosa y en la verdadera abnegación». En la cruz, hallarán las Hermanas la gloria de asemejarse a Jesucristo. Las Constituciones enseñan «el espíritu de sacrificio y de mortificación»
para poder permanecer con el Crucificado34.
¿Cómo? Teniendo sed de obedecer y de pobreza sin rehuir sus
efectos. «Sed de pobreza y obediencia en todo». Sed de perfección,
que es sed de caridad. Sed de padecer más, para poder amar más.
Toda la existencia de una hermana consiste en vivir así, en prepararse para vivir así y perseverar viviendo así, en esa «creciente
sed»35.
5. POBREZA Y HUMILDAD
«Está de venida el Señor», dijo el P. Salinero a las niñas del
colegio el 19 de diciembre de 1895. Viene como salvador. En él
33 Extracto de las pláticas que el P. Salinero predicó para la profesión religiosa a partir del 9 hasta el 22 de julio de 1896 en la Casa-Colegio Dragones
110, de la Habana, día 7. La cita anterior, en el tercer punto de la tercera meditación del día 8.
34 4 abril 1896 Memorias.
35 4 abril 1896 Memorias.
128
CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
se manifiesta toda la gloria del Padre, el misericordioso, justo y
compasivo. Vino el que es su palabra y su sabiduría a manifestar
su misericordia hacia nosotros. Se hizo carne en María, la Virgen. Nos reconcilió con el Padre en la Cruz. Su justicia hacia Jesús nos hizo justos también a quienes creemos en él. Víctima por
nosotros, se hizo pecado quien no conoció el pecado. Se sometió
a la ley para librarnos de toda esclavitud. Se despojó de sí mismo. Se hizo servidor, actuando como esclavo nuestro. En su pobreza somos enriquecidos.
Con Jesús y siguiendo sus pasos libramos el combate de la
fe. Todo lo soportamos para ser coronados con la gloria que Él
recibió.
Mientras, hay que esperar al que viene con el amor, el corazón y la humildad. Que su gracia se haga en nosotros luz y entendimiento y esa bondad del corazón que da suavidad a nuestro
querer. Encontramos a quien es nuestro adviento siempre, si lo
hacemos con humildad y pobreza y lo buscamos donde están los
humildes y los pobres36.
A los pocos días habló a las Hermanas. «El carácter de nuestro Instituto es la humildad, pero esa humildad hermosa de los
santos: humildad verdadera, que sacrifica los gustos propios y
desea lo último para sí. La sencillez, no a lo aldeano, «pues tenemos que tratar con personas del mundo», sino esa sencillez franca como la de Jesucristo, sin doblez, demostrando nuestro exterior la sinceridad del interior. Mansedumbre y modestia,
recordando que aquella vale más, cuando se sabe que siendo la
más humilde, más paciente y modesta se alcanza la única grandeza que vale. «Los hombres grandes son los que fueron más humildes».
La pobreza religiosa puede llamarse una pobreza rica. Aunque pobremente, el religioso lo tiene todo, así que es de absoluta
necesidad tener el espíritu de pobreza, pues teniéndolo, aunque
nos veamos provistos de lo necesario, nos debe ser indiferente
cuando nos dan una cosa u otra, conformándonos cuando carez36
19 de diciembre 1895 Memorias.
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
129
camos de algo o nos den lo que no nos gusta, pues el verdadero
pobre se contenta con cualquier cosa que recibe. Por eso la
hermana no murmurará por la clase de alimento o del vestido…pues eso sería «de muy mal espíritu»37. Hay aquí muchos
elementos de la paráfrasis de «La verdadera alegría». Es otro
rasgo de la tradición franciscana que llega a las Hermanas a través de San Ignacio.
6. OBEDIENCIA, MISERICORDIA Y REPARACIÓN
La vocación es el llamamiento a la gracia. El sacrificio de
dejar la propia casa, de decir adiós a todo, se transforma en un
don total, a cambio del cual somos colmados en el ciento por
uno. La humildad, la obediencia y el silencio son virtudes que
nos permiten acoger la gracia cada día y «adelantar mucho en el
servicio de Dios». Igual que a los hombres sabios que vinieron a
adorar a Jesús, no nos falta una estrella, pero sobre todo nos guía
el Señor, a quien encontramos en la oración y que habita en
nuestra casa.
La abnegación, el olvido generoso de sí, nos hace más receptivos a Dios. El fin de la Congregación es hacer a las Hermanas
«instrumentos aptos para los misericordiosos designios de
Dios», estando siempre junto a la cruz de Jesús.
Once meses después de que comenzara la guerra en Cuba,
había que echar cuentas sobre sus causas. Hay que recordar la
denuncia que esos días hizo el obispo Manuel Santander Frutos
sobre el estado religioso y moral de su diócesis. Lo hemos visto más arriba. El pecado en sus diferentes formas, la indiferencia religiosa, la hostilidad hacia el catolicismo eran algunas de
sus causas.
Las Hermanas, celadoras y religiosas del Apostolado, debían
desagraviar al Sagrado Corazón de Jesús, orar y sacrificarse para
que acabara ese tiempo de ira y castigo. Que los males se torna37
12 marzo 1896 Memorias.
130
CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
ran bienes gracias a la penitencia. Así había sucedido siempre.
Nunca había fallado la fidelidad de Dios a los que se volvían a él
arrepentidos y humillados.
Esta mentalidad enraizaba en catástrofes vividas en aquella
sociedad. No es fácil entender la sensación de impotencia que
creaba en las gentes que aún no creían tener derecho a pedir responsabilidades. Las grandes catástrofes, incluso hoy, tienen atenuantes que hacen que se juzguen como inevitables. Para quienes creían en la providencia, una fe que acompaña a quienes
creen en Dios, la respuesta a esas desgracias, que parecen un fallo en la fidelidad a la promesa de protección que Dios hace a
sus fieles es: la desgracia es una pedagogía del retorno a Dios.
Es una penitencia que hay que aceptar como un paso previo para
recuperar su favor.
En los años sesenta, en que gobernó Leopoldo O’Donnell,
España hizo una expedición a Conchinchina, en el sudeste asiático, apoyando a Francia, una guerra con Marruecos, una expedición a México, una guerra en la República Dominicana, cuya
anexión a España en tiempos del gobierno de la Unión Liberal,
fue un fracaso. Los barcos españoles bombardearon el puerto de
El Callao como advertencia de que España cobraría una deuda
pendiente con aquel gobierno. Chile declaró la guerra a España… Tantas desgracias se entendieron no sólo como un fracaso
político, sino un castigo por medidas impías, una de ellas, la que
más dolió a la opinión católica: el reconocimiento del Reino de
Italia.
Esta idea del castigo estaba cambiando. Las desgracias eran
una oportunidad para poner a prueba la compasión de los cristianos. En el otoño de 1865 apareció el cólera. La prensa «neocatólica», es decir, enemiga de las instituciones liberales, dijo que
era un castigo de Dios. España acababa de reconocer el «Reino
de Italia», cuya dinastía había sido excomulgada por Pío IX. Benito Pérez Galdós juzgó esa interpretación «la más impía de las
blasfemias lanzadas en nombre del Supremo Hacedor». Era una
prueba de un hermanamiento monstruoso entre la religión y la
política. Su consecuencia era transformar la «religión en tráfi-
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
131
co». Hacían del Evangelio un insulto a un Dios, que reducían a
«traidor de melodrama».
Junto a esa perversión del cristianismo, estaba la religión de
quienes oraban en sus casas, de quienes hacían «esas mudas rogativas santificadas por la limosna», que brotaban de la esperanza y de la caridad, «simbolizadas en el piadoso sacerdote que lleva el consuelo del alma, o en el amigo que lleva el lenitivo del
cuerpo. Estas son las rogativas que llegan hasta Dios». Galdós
pide que se rinda tributo a los sacerdotes que no dejan de acudir
a auxiliar a los enfermos, venciendo el temor a contagiarse. Homenaje también a los que acudían a los domicilios de las víctimas. Todos ellos eran «santuarios abiertos»38.
Como hizo siempre la Compañía, también las Hermanas del
Apostolado se ponían bajo el nombre de Jesús. Que «fuese para
nosotras como lo es para todos, el remedio de nuestros males,
nuestra ayuda y fortaleza en nuestras dudas y en nuestras tribulaciones, nuestra esperanza en nuestros temores» 39.
7. «BAJO EL MATERNAL MANTO DE MARÍA»40
En tres momentos de la vida de María se detuvo el P. Salinero en estos primeros años de la Congregación: su Concepción
Inmaculada, su presencia con Jesús cuando es presentado en el
templo y cuando muere en la cruz.
38 Benito Pérez Galdós, Crónicas de Madrid», 15 octubre 1865, Madrid,
Visor Libros 2004 181-183. En Nazarín, una de sus novelas publicada en 1895,
Galdós pone en boca de uno de sus personajes: la Iglesia necesita que resucite
el espíritu de San Francisco y se encarne en un personaje con la sabiduría de
León XIII, que pretendía asentar el catolicismo «en el corazón de la democracia».
39 12 enero 1896 Memorias.
40 «Roguemos que tome este Apostolado, bajo su maternal manto, que
ninguna se quede fuera de él y así lo hará con la que más ame a su divino Hijo»
4 abril 1896, viernes santo, Memorias.
132
CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
La Inmaculada era patrona de la Congregación. Bajo su protección se puso el Noviciado. Hemos visto ya el motivo.
En 1895, el día de la Inmaculada hubo misa solemne por la
mañana y bendición por la tarde. Visitaron a las Hermanas el P.
Salinero y el P. Oberet. La Inmaculada era la principal fiesta de
la Virgen. En este misterio se veía toda la grandeza, sabiduría y
amor de Dios.
Pío IX proclamó este dogma en 1854. En ese clima de fervor
hacia la Inmaculada se explica que en su plática el P. Salinero dijera que la de haber sido preservada del pecado era más querido
para María que el ser Madre de Dios.
María recibió la gracia como otros tantos talentos que debía
hacer crecer. También las Hermanas se asociaban a la alabanza
de quienes en cielo y tierra la proclamaban «llena de gracia».
Ella conoció la «hermosura de la gracia». Bajo su manto, una
expresión que era usual entonces, las Hermanas se sentían protegidas en los peligros y de todo mal41.
En la fiesta de la presentación de Jesús en el templo, el P. Salinero les dijo que celebraban la ofrenda de Jesús y la de María.
Era oblación de la propia humildad, del humillarse ante Dios,
sometiéndose a lo prescrito en la Ley. María ofreció lo que más
amaba, a su Hijo. Se ofreció a sí misma pasando como una mujer más de Israel que necesitaba purificarse tras haber dado a luz.
Cada hermana debía entregar lo que más amaba, como Abraham
hizo con Isaac.
Las Hermanas habrían de ser fuertes de espíritu. «No vais
a ser ermitañas» 42. Tenían que ser santas, cumpliendo sus
Constituciones. La fiesta de la presentación y de la purificación muestra un modelo de obediencia. Para el P. Salinero eso
significaba tener «ordenado su juicio, ordenados sus afec-
8 de diciembre 1895 Memorias.
«Una Religiosa del Apostolado debe ser como un apóstol, teniendo un
espíritu grande sin pequeñeces. Unirse con Dios en primer lugar y después entregarse al estudio para continuar la vida apostólica, dándole en esto todo el honor a Dios».
41
42
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
133
tos»43. Como María se santificó en el cumplimiento de la Ley,
una hermana lo hace «en el cumplimiento de las Reglas»44.
El tercer momento es el del Calvario. Es un recuerdo obligado para quienes tienen una vocación apostólica. ¿Qué hizo la
Madre con los Apóstoles? Al pie de la cruz acogió a quienes Jesús amaba. Los reunió luego y les infundió tal valor que llegaron
a ser «grandes instrumentos para la gloria de Dios». Las Hermanas pedían a María que, como sucedió con la Compañía de Jesús, tomara «bajo su manto esta Congregación».
8. LA EDUCACIÓN DE LAS NIÑAS Y LA FORMACIÓN
DE LAS HERMANAS
Fuerte en las contradicciones, que acompañan toda obra buena y confiando en Dios, creía el P. Salinero en el futuro de la
Congregación. Cuba estaba «necesitada de enseñanza católica».
El 6 de octubre de 1895, hubo ceremonia de reparto de bandas a
las alumnas. Las animó a vivir cristianamente. La piedad verdadera se manifiesta en las virtudes, es decir, en la constancia para
cumplir el deber, y en el amor al trabajo. La piedad es útil en todas las situaciones de la vida. Gracias a ella se mantiene vivo el
sentido de la justicia y se afrontan las carencias, la pobreza, la
enfermedad…
Debían aprender todo lo que les permitiera ser buenas madres: leer perfectamente, escribir correctamente, «las reglas principales de la Aritmética» y todas las labores que serán de provecho «en una casa de familia, sean pudientes o no»45.
Siendo la Congregación de vida activa y teniendo las Hermanas una vocación apostólica, necesitaban la seguridad que
43 Una síntesis de esta ascesis y su aplicación a la vida de las Hermanas,
«Extracto de las pláticas que el P. Salinero predicó para la profesión religiosa a
partir del 9 hasta el 22 de julio de 1896 en la Casa-Colegio Dragones 110 de la
Habana», día 10, primera meditación y día 11 primera meditación.
44 2 febrero 1896 Memorias.
45 6 de octubre 1895 Memorias.
134
CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
proporciona «la ciencia unida a la piedad y a la virtud», una
ciencia que no hincha ni mata el alma46.
Las Hermanas debían estudiar las Constituciones para que
tuvieran el mismo espíritu, un espíritu muy sencillo y muy franco con Dios y con los Superiores. Que perseveraran en el espíritu del Instituto sin dejarse tentar por quienes quisieran apartarlas
de él. Aconsejó que hubiera pocos libros en el noviciado. Los leídos como de contrabando, por no ser los que pertenecían a
«nuestro Instituto, quitan «el espíritu propio»47.
Se consagró él mismo a esta tarea de formarlas. Debían acoger a todos los que les hablaran si estaban autorizados. Aprender
de todos, seleccionando lo mejor, para poder estudiarlo luego,
cuando estuvieran en medio de la gente del campo y nadie hubiera a su lado que pudiera ayudarles en su formación. Las notas
que tomaran de lo que se les decía les servirían para seguir madurando y creciendo.
La renovación de los Votos era una buena oportunidad para
rectificar los fallos y mejorar. Cuando les decía esto el verano de
1896, tenían ya las Hermanas unas Constituciones y un directorio.
En las primeras, el espíritu. En el segundo, orientaciones prácticas.
Insistió en dos rasgos de la tradición jesuítica. El primero, la
solidaridad de todas en la perseverancia de cada hermana. Si una
fuere tentada, «no debe comunicarlo a otra, según lo dicen las
Reglas, pero la que por cualquier motivo lo sepa, está en deber
sagrado y de justicia de avisarlo a la Superiora, y ella prudentemente pondrá los remedios convenientes, porque pudiera suceder que cuando estuvieran en el campo o en los pueblos, donde
no habrá tantos auxilios espirituales como aquí, varias estén tentadas de lo mismo, y por eso lo más oportuno y prudente, es que
acudan a la Superiora y no unas a otras, que se harían mucho daño»48. Y el segundo rasgo, la obediencia, pieza clave para asegu4 de noviembre 1895 Memorias.
18 y 29 junio 1896 Memorias.
48 Vid. el documento firmado por él en Loyola, 4 enero 1860, 23 julio
1860 y 23 enero 1861, DRSN 3. Nota 8 del capítulo.1.
46
47
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
135
rar «la observancia regular». Por eso «al Superior se le ha de
obedecer primero que a un ángel que se nos apareciera, pues en
éste puede haber engaño, porque puede aparecérsenos como ángel de luz, y no serlo, y en el Superior nunca hay engaño pues él
representa a Dios»49.
El 26 de julio de 1896 el obispo Manuel Santander Frutos
fue a la casa de las Hermanas del Apostolado para la toma de hábito de las Postulantes, Purificación Santana y Concepción Portocarrero. En la plática resumió lo que significaba la Congregación. Ellas eran los ángeles que había pedido que Dios enviara
en su ayuda para librar a sus fieles de los «malos ejemplos, de
malos consejeros que los lleven a la perdición y los separen de
Él».
Esperaba de ellas que llevaran «el conocimiento de Dios a
vuestros hermanos del campo, donde tanta necesidad hay». Si el
P. Salinero les dijo que no eran «ermitañas», el obispo les agradecía que hubieran elegido compartir la vida de los campesinos,
renunciando «hasta a los goces del claustro» y de la soledad. Como Jesús y los suyos, las Hermanas iban «allí donde hay un poblado» para salvar a la gente.
Eran «las auxiliares de los Párrocos». Resolvían el problema
de la insuficiencia del clero. Enseñando a quienes el obispo considera «desgraciados» pues ignoraban todo lo que debía saber un
cristiano. Las Hermanas, unos «ángeles que llevan la buena nueva»50.
49
50
2 julio 1896 Memorias.
26 julio 1896 Memorias.
6. «PARA ESTO PARECE QUE ME QUIERE EL SEÑOR»
Casi un año después del inicio de la guerra en Cuba, el 22 de
enero de 1896 visitó el obispo Manuel Santander Frutos a las
Hermanas del Apostolado. Lamentó los trastornos y desgracias
que sufría la Isla. Muchos se condenaban al morir sin confesión
o sin jamás haberlo hecho.
La guerra, como jinete del Apocalipsis, era un castigo enviado por Dios. Hasta entonces Cuba disfrutó de la prosperidad. Era
una sociedad rica. El sufrimiento de ahora era una decisión providente de Dios para que los cubanos volvieran a Él, se apartaran
del mal y salieran de su indiferencia. Llegaría el momento en
que los males se tornarían bienes.
Esta dramática situación ponía más de relieve la fortuna de
quienes habían sido alejadas del mundo. Las Hermanas debían
agradecer a Dios ese don. Les urgió el obispo a estar vigilantes,
porque su vocación no las libraba de ser tentadas. Nadie impide
al diablo tener la puerta franca en los «conventos» «¡Cuidado
con él queridas hijas, pues… engaña con mucha facilidad!». Hay
que resistirle siempre y jamás escucharle. La hermana busca «la
gloria de Dios». Por eso muere con Cristo: no se busca a sí misma. No cede ante el amor propio. Todo lo hace por Dios.
Habló luego con cada una de las postulantes, que debían solicitar la admisión a los votos. Antes de marcharse, les dijo que
debían ir pensando en dividirse. Acabada la guerra, podrían establecer otra casa en alguna población del interior. Les mencionó
Cárdenas, una ciudad muy religiosa. Un colegio podría hacer
mucho bien. Podrían en los primeros años recibir también «niños de poca edad, con la conveniente separación de las niñas».
Había en Cuba pocos colegios para niños. La instrucción religiosa era muy necesaria, pues con ella se inculca «la obediencia y el
respeto a la autoridad». En una y otra reside «la solidez del or-
138
CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
den, de la paz y el progreso». Si se tocan esos cimientos, todo el
edificio social se derrumba. La autoridad es el principio «que todo lo sostiene»1.
1. LA FUNDACIÓN DE MARIANAO Y LA PRIMERA PROFESIÓN
DE LAS HERMANAS
Esos días el párroco de Marianao, Ramón García Barreras,
ofreció a las Hermanas la fundación de un Colegio en aquel pueblo. La presencia de los insurgentes a tres leguas les impidió ir a
ver la casa en la que podrían abrirlo. Continuaron con la idea. La
Madre Carolina con otra Hermana fueron el 4 de febrero. Visitaron
luego al obispo.
Vino después el Secretario del Ayuntamiento. El 31 de marzo
regresaron la Madre Carolina y la Secretaria, Mercedes Barbarrosa. Vieron una casa. Unas semanas después, el 30 de mayo, las visitó de nuevo el Párroco. El Sr. Zugasti, Alcalde Municipal, escribió
a la superiora y le comunicó que «toda la Corporación apoyaba la
fundación de nuestro Colegio, porque valoraban los beneficios que
suponía para la población». Apreciaban el adelanto que representaba para aquel pueblo. Se asignaron 300 $ oro, en doce cuotas, a
partir del día de la inauguración. Se mejoraría cuando cambiaran
las graves circunstancias de aquella hora2.
El 10 de agosto de 1896 se aprobó la apertura del Colegio y
se nombró directora a Mercedes Barbarrosa. Ese mismo día comenzó la Memoria de la casa3.
El 16 de febrero de 1896, el secretario del obispado confirmaba en sus cargos a las 10 Hermanas, a las que designaba como
«madres», sin haber acabado aún el noviciado4.
1 22 enero 1896 Memorias transcritas a CD-R por Mª Dolores Chico R.A.
en el año 2002.
2 6 y 10 febrero y 3, 4, 7, 13 y 31, de marzo 1896, 12 abril y 31 mayo Memorias.
3 Se interrumpió en 1897 hasta octubre de 1899. En febrero de este año fue
nombrada la Hermana Mercedes superiora de La Habana.
4 Documentos y cartas, 16 febrero 1896, 3.
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
139
Después de diecisiete meses de Postulantado y dos años y
11 meses de Novicias hicieron la Profesión el 27 de julio de
1896. Tenían ya un ritual propio. Presidió el obispo, que les
dio el velo negro. Estaban el P. Salinero, el Capellán y dos o
tres sacerdotes más, y una gran concurrencia de personas
amigas.
El obispo les habló del llanto de Jesús sobre Jerusalén. Las
exhortó «a enjugar con vuestras tocas las lágrimas de Jesucristo». Al enseñar a las niñas, arrebataban al «enemigo» sus almas, rescatadas al precio de la Sangre de Cristo.
Los votos significaban una total consagración a Dios. A Él
entregaban todo su afecto, todo su amor y corazón. El de cada
una de ellas había de ser como «una carta cerrada, sellada» y
dirigida a Jesucristo5.
2. EL P. JESUITA SALINERO Y SU SALIDA DE LA HABANA
Se movieron los jesuitas, como ha explicado Manuel Revuelta, entre el antiliberalismo y la urgencia de atender necesidades nuevas. En general, ellos mantuvieron su fe en la validez de su formación y de sus ministerios. Fue muy
significativa la apertura de nuevos colegios. Al igual que
otros institutos regulares masculinos, como los franciscanos,
los abrieron en las ciudades y con internados, dedicando el
esfuerzo de muchos de sus sacerdotes, a la educación de los
hijos de los ricos6.
En México había esos mismos años 60 congregaciones venidas de fuera, y 64 mexicanas. Se dedicaban a los ancianos, en27 julio 1896 Memorias.
Los franciscanos en 1888 tenían 31 colegios en siete países de Latinoamérica. Trabajaban en ellos 511 sacerdotes. Isaac Vázquez Janeiro, «Presencia
y acción de la orden franciscana en América Latina»: Los últimos cien años de
la evangelización en América Latina. Os ultimos cem anos da evangeliçao na
América Latina», Ciudad del Vaticano, 2000, 1397-1398.
5
6
140
CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
fermos, huérfanos y a la enseñanza. Su expansión en la segunda
mitad fue similar a la que tuvo lugar en Europa7.
En este contexto se sitúa la experiencia misionera del P. Valentín Salinero, su trabajo en el colegio, las dificultades que tuvo
en su labor de «operario» y las palabras de Manuel Santander
Frutos en 1891 a las primeras Hermanas, incluida su llamada a
cooperar con los párrocos...
Volvamos a la comunidad del Colegio de Belén. En 1892 el
P. Iriarte impuso penitencia pública y amonestó en privado a dos
maestrillos, uno por discutir las disposiciones de los superiores y
otro por haber enviado un escrito a un alumno. Creía que el P.
Urra había faltado también en este punto8.
En 1895 vino de Medellín el P. Félix Cristóbal. Lo había pedido el P. Palacio, nuevo rector. Compartía con el P. Salinero la
predicación en la iglesia del Colegio de Belén. Era confesor de
Santander Frutos, «el cual sigue con nosotros en la más cordial
armonía, viniendo a pasar aquí al Colegio un día al mes»9.
Cuatro de los jesuitas del Colegio de Belén se dedicaban a la
predicación y al confesionario en la iglesia. ¿Eran necesarios?
Parece que no. Porque en La Habana la indiferencia religiosa era
muy alta y bastaba con dos confesores para diario y tres para festivos. Había en esos momentos seis10.
Los días 6 y 8 de agosto de 1896 se celebró la Congregación
de la provincia de Castilla. Reunida en Loyola aprobó dos postulados. El primero prohibía cobrar estipendios por las misas, recordando el Instituto de la Compañía de Jesús. No se podía renunciar a vivir de limosna sin separarse de esa norma de S.
7 Eutimio Sastre, «La vida religiosa en el Concilio Plenario de América
Latina», y Ángel Martínez Cuesta, «Las religiosas en América Latina durante
el siglo XIX», ambos trabajos en Los últimos cien años de la evangelización en
América Latina. Os ultimos cem anos da evangeliçao na América Latina»,
Ciudad del Vaticano 2000, 1285-1307 y 945-952.
8 Benigno Iriarte, 30 abril y 30 julio1892, ARSI Castellana Cuba 1001-I 19
y 20.
9 José María Palacio-Martín, 29 enero y 23 diciembre 1895, ib. 5 y 8.
10 Félix Cristóbal-Luis Martín, 22 enero 1896, ARSI 1001-II-9.
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
141
Ignacio. Se discutieron pero no se enviaron otros dos. Uno fue
pedir que la provincia tuviera misiones entre infieles. Un Padre
dijo que había mejorado la observancia externa, pero había descendido la cordialidad entre los jesuitas11.
En noviembre de 1896, informaba al P. General el provincial
de Castilla sobre la situación de la provincia. Era buena, pero
mejorable, especialmente en la formación. La examinaba desde
el noviciado hasta la tercera probación. Los jesuitas, tanto los
que trabajaban en los colegios como los operarios, deberían
mantener lo alcanzado.
A todos pedía que no se estancaran y siguieran estudiando,
amaran el retiro, fueran prudentes y celosos del bien y asiduos
en la oración. A quienes ejercían el ministerio con seglares les
afectaban las polémicas políticas. La situación, aunque cada día
menos caliente, aún creaba problemas en las residencias. «Mucho mejor estaríamos si no hubiera periódicos».
«Movido por lo que así el P. Visitador como el P. Palacio me
han dicho del P. Salinero, he dado orden para que este P. venga a
España»12. Así de escueta es la información. Tenemos las «Memorias». El P. Salinero visitaba a las Hermanas con una frecuencia no superior a una media de 4 veces por mes. Lo hacía para
confesarlas, explicarles las Constituciones y celebrar actos de
culto para ellas y sus alumnas.
En diciembre de 1896, el P. Valentín Salinero es destinado a
España. Salió de La Habana el día 20. Lo sustituyó en las clases
de inglés el P. Félix Cristóbal, que estaba de P. Espiritual13.
¿Qué recuerdan las Hermanas de este traslado? Que fue una
decisión de la Compañía y que el P. Salinero lo vivió como un
sacrificio.
11 Manuel Revuelta González, La Compañía de Jesús en la época contemporánea, tomo II. Expansión en tiempos recios (1884-1906), Madrid, Santander, Bilbao, 1991, 632-633.
12 Matías Abad-Luis Martín, Burgos 22 noviembre 1896, ARSI Castellana
1010-I 8.
13 Félix Cristóbal-Luis Martín, 29 enero 1897, ARSI Castellana 1001-II 15.
142
CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
Existía una norma: los jesuitas debían abstenerse de dirigir o
fundar congregaciones femeninas. Se la hicieron cumplir antes a
dos padres de Salamanca, Francisco Butiñá, fundador de las
Siervas de San José, y Miguel de los Santos Herranz, fundador
de las Hijas de Jesús. La Compañía no ha tenido una rama femenina.
Esta norma, la experiencia de otros Padres, conocidos suyos
y quizás el «método» de la Santa Sede de que los «nuevos institutos» se rigieran por una superiora general, una hermana de la
misma Congregación, podrían haber llevado al P. Valentín Salinero a insistir en diciembre de 1906 en que la «Visitadora General», la «Madre General», la M. Carolina dirigiera la Congregación, evitando otras «autoridades» o consejeros de fuera14.
3. EL «DESAHOGO FILIAL» DE UN «DEPORTADO».
Pasado poco más de un año desde su salida de La Habana, el
P. Salinero escribió al P. Luis Martín, prepósito general y anterior provincial de Castilla. Era «un desahogo filial» de aquel a
quien, en esos momentos, juzgaban «como un deportado»15. Reproducimos íntegra la carta.
«Bilbao 7 de Febrero de 1898
Mi amadísimo y veneradísimo P. General: por deber de consultor, envío a V. P. esta pequeña muestra de lo que se está escribiendo contra nosotros16.
Esos escritos salen de la gente alta y del clero, pues en las dos
clases hay atmósfera fuerte contra nosotros. De todo he avisado
oportunamente al P. Provincial.
Yo creo son avisos del Sr. para que se guarde bien el Instituto
en lo relativo a los ministerios de mujeres. Y ya que me decidí a esMaría Teresa Azcona, Una historia de esperanza... Madrid 1991, 77-78.
La deportación era la pena que se imponía entonces a los reos de delitos
gravísimos.
16 No se encuentra junto a la carta.
14
15
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
143
cribir a V. P. quisiera tener este desahogo filial, de hijo a Padre. He
pasado en Cuba los mejores años de mi vida, 26, haciendo generoso dos veces un gran sacrificio. Allí trabajaba mucho en todos los
ministerios y con verdadero entusiasmo, bien de las almas y buen
nombre de la Compañía, como verá V. P. por la entusiasta despedida que me hizo toda La Habana.
Ya el clima caliente me era como connatural y hasta necesario
por mi bronquitis crónica y por gran afección catarral, razón porque joven de 28 años no pude soportar los fríos de Estados Unidos
y Poyanne17.
El P. Palacio18 no tenía quejas, al contrario según ha dicho y
escrito el P. Visitador, no me dio ni preguntado ninguna, cuando el
20 de diciembre recibo la seca orden de embarcar.
Los médicos todos me aconsejaron expusiera, esperar por lo
menos al verano y aun así me aseguraron que no podría resistir el
frío, pero preferí como las dos veces de embarque obedecer a ciegas y prontamente. Al llegar a la Península escribí al P. Provincial
si tenía alguna queja, motivo de mi venida, pues por las circunstancias de mi salud, del tiempo y del mucho bien que hacía en La Habana; allí y aquí me han juzgado como deportado.
Me contestó: «No tengo queja ninguna de V. P., antes bien todo lo contrario».
Esto lo creo, pero no lo comprendo y con algún fundamento
temo que la orden haya venido de ahí, por lo que ayudé en una
obra de mucha gloria de Dios, fundada por el Sr. Obispo y de la
cual tal vez hayan informado a V. P. nada bien. En esto yo no hice nada sin la dirección del P. Iriarte y el santo P. Tensa, según
las normas que me marcó el P. Provincial, de ayudar al Sr. Obispo, pero dentro de lo que marca el Instituto, haciendo lo que se
hace con otras religiosas y con aprobación de los Superiores. Y
esto es lo que yo quería y no me atrevía a exponer a V.P. para
17 Sobre la fundación de Poyanne, vid. «Collegium Poyannense et Domus,
Probationis», Provinciae Castellanae Historia Domorum 1868-1904 ARSI
Castellana 1601 37-46.
18 Isidro Zameza juzgó al P. Palacio un superior de «exageradas condescendencias» con los jesuitas. Esa situación del Colegio de Belén estaba cambiando
con el nombramiento del P. Leza. Zameza-Martín, Santiago de Compostela, 11
marzo 1900, ARSI Castellana 1011-I 1.
144
CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
(que) quede la verdad en su sitio y quedar yo ya completamente
tranquilo.
Aquí estoy contento e indiferente; pero el frío me tiene habitualmente enfermo; no puedo estar mucho en el confesionario ni
predicar de continuo y ya comienzan los reumas de Poyanne. Por
esto y por ser este para mí terreno nuevo, no tengo entusiasmo. Así
se lo he expuesto al P. Provincial que, para ser aquí mueble de enfermería, volvería con gusto a La Habana, si él lo cree evidente como yo de mayor gloria de Dios, por lo bien que me sienta aquel
clima y porque dejé mucho terreno sembrado; o iría a Méjico o a
cualquier otra tierra caliente o templada, donde pueda trabajar con
mi natural actividad lo que me reste de vida, pues tengo 55 años y
todavía en clima cálido puedo ganar muchas almas.
Esta no exige contestación, basta la molestia y el consuelo de
haberse comunicado el hijo con su verdadero Padre. De V(uestra)
P(aternidad) affo y obediente hijo y s(iervo) en C(ris)to JHS»
Valentín Salinero S.I.»19.
¿Qué ignoraba el P. Salinero? Desde finales de 1892, las visitas a las Hermanas fueron menos frecuentes20, tres o cuatro veces al mes. Tenemos una pista sobre el motivo de la decisión del
P. Abad trasladando al P. Salinero a la residencia de Bilbao. Es
una carta del P. Marcial Garay, escrita el 22 de enero de 1898.
«A la salida del P. Salinero quedó Isabel desconsolada y
furiosa contra el P. Rector suponiendo que él fue la causa de la
salida del P.21. El P. Rector comenzó a chiquearla, como aquí
19
Carta al P. Luis Martín, Bilbao 7 febrero 1898, ARSI Castellana 1010-
IV 4.
20 «Estuvo el R.P. Salinero unos momentos y nos dijo cómo ya no podía
venir tan a menudo por un poco de tiempo, por creerlo más conveniente» 1 noviembre 1892, Memorias, 19.
21 Se trata de Isabel Rosell, hija de Águeda Malpica, una señora viuda,
presidenta de honor de la Junta del Apostolado de la Oración, formada por el P.
Salinero el 6 de mayo de 1891. Isabel regaló el 2 de noviembre de 1892 a las
Hermanas una casulla, «un obsequio que ella iba a hacer al P. Salinero». Visitaba a las Hermanas, como se recoge en las Memorias el 7 octubre 1893. El 22
de mayo de 1895 les regaló una máquina de bordar. Isabel solía visitar a las RA
en compañía de su madre Águeda Malpica. Memorias 8 abril 1894.
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
145
se dice y quedó prendido en las mismas redes que el P. Salinero. Desde entonces viene indefectiblemente a las 6 a oír la misa del P. Rector. Varias veces, al principio, dijo la misa para
ella sola a puerta cerrada en la capilla de S. Plácido. Le daba
allí la comunión y hasta la confesó allí. Muchas veces a distintas horas del día los dos solos en la misma capilla rezaban juntos unas veces el rosario, otras veces otras devociones. Tantas
veces lo repitieron y tantas veces hablaban a solas en la antesacristía, que dieron bastante que murmurar a la gente de fuera hasta que la Madre Teser (o Feser?) se atrevió a decirle lo
que de él y de ella se murmuraba; y desde entonces no van
allá, pero excepto los domingos y fiestas que él va al confesionario, siempre le aguarda en la sala de visitas después de la
misa y allá va después del desayuno el P. Rector. Muchos días,
por no sé qué temores de que les noten, se encierran los dos en
la ropería del H. Municha y allí es la visita. Después al mediodía o tarde viene sin faltar la carta de Isabel y vuelve la contestación. Cuando fue al campo a hacer ejercicios, se despidió
de ella a última hora y el 1er día por la mañana trajo carta para Isabel el carretonero. Al 5º día era Santa Isabel y el carretonero trajo carta con este sobre: «Para Isabel Rosell. Encargo
del P. Salinero». Al principio le mandaba dulces y desde el verano le manda un cestito de frutas de Europa que le cuesta de
2 a 3 $ con la condición precisa de que se las ha de comer en
el cuarto y no bajar para la comunidad y así lo hace. Cuando
se le acaba le manda otro cestito. Vez ha habido en que ha bajado en el bolsillo 2 peras, dos melocotones y se los han comido juntos en la antesacristía. Ha bajado avellanas y cascándolas con la boca el uno para el otro las han comido en la sala de
visitas. De otras muchas tonterías me da cuenta de vez en
cuando la fiel criada Mª Ignacia. Y yo con mis propios ojos
veo las cartas, las frutas, las visitas y las conferencias. En casa
a nadie he oído hablar de ello, excepto el hº Municha que decía que cuando al P. Rector no se le puede encontrar por la casa, no había más que ir a la capilla de S. Plácido y que allí con
146
CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
Isabel se le encontraría. El P. Ministro por circunstancias especiales también habrá observado algo»22.
Estos son los dos documentos que tenemos sobre este asunto.
No se le quitó la nostalgia de Cuba, una tierra, cuyo sol «puro y sin
nubes» asociaba con «la felicidad y la alegría»23. En la distancia,
sabía reírse de esa añoranza que sentía. Hasta el tiempo se conjuraba para que no regresara a La Habana. Había mejorado en Bilbao24.
4. DESTINO: BILBAO
El perfil y el estilo de las residencias se lo daban los Padres
destinados a ellas y las circunstancias locales. En las del País
Vasco, al iniciarse la Restauración de la Monarquía en 1875, no
era el momento de desplegar una actividad pública notoria. Estaba cercana la guerra carlista y se sabía la postura de los jesuitas
durante ella. Las pequeñas residencias existentes en Durango,
Placencia de las Armas y Tudela tuvieron una vida discreta25.
Al acabar la guerra se abrió una residencia en Bilbao con dos
padres y un coadjutor. En esa casa de la calle Santiago nº 1 trabajaban discretamente, oyendo confesiones, dirigiendo la Congregación de las Hijas de María y la del Sagrado Corazón. En
abril de 1878 predicaron en la gran misión de Bilbao.
Se fundó luego la Congregación de San Luis. A partir de
1881 hay cinco padres. Se crea una sociedad de accionistas para
construir un colegio. Se abre una escuela nocturna para trabajadoras
En 1883, la residencia se dedica a los ministerios en la ciudad. Los Padres que trabajaban en las misiones populares se fueMarcial Garay-Luis Martín, 30 enero 1898, ARSI Castellana 1001-III 2.
Las deseaba para su hermana Felipa. Carta a su sobrina Angelita, Bilbao
17 febrero 1898. Cartas del P. Salinero.
24 A su sobrina Angelita. Bilbao 12 enero 1897.
25 Manuel Revuelta González, La Compañía de Jesús en la época contemporánea, tomo I. Supresión y reinstalación (1868-1883), Madrid, Santander,
Bilbao, 1984, 502-503. Sobre el retorno definitivo a Loyola, ib. 587-595.
22
23
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
147
ron a otra casa. Como los primeros socios de San Ignacio, los jesuitas enseñaban el catecismo, predicando en las misas de los
domingos, en los colegios, en los asilos, en el hospital y en la
cárcel.
En el 150 aniversario del comienzo del culto al Corazón de
Jesús, la Compañía se encargó de la dirección de la asociación
El Apostolado de la Oración y de El Mensajero del Corazón de
Jesús. Se sumaron entonces a los Padres operarios los redactores
de la revista26.
En el aniversario de la aprobación de la Compañía de Jesús
por Paulo III se trasladaron el 27 septiembre 1888 los Padres a la
nueva residencia de la calle Ayala, cuya construcción se inició el
año anterior. Al año siguiente, comenzó a construirse la Iglesia
del Sagrado Corazón, que se inauguró el 8 de septiembre de
189027
En el catálogo de la Compañía de Jesús de 1897 figura el P.
Salinero como operario de esta residencia, la más importante de
la provincia de Castilla. Era además consultor del superior y dirigía las escuelas dominicales. Comenta el P. Zalba que el puesto
de consultor suponía que era apreciado. En 1898, antes de marchar a San Sebastián, el catálogo añade que era director del
Apostolado de la Oración28.
Los jesuitas ejercían bien sus ministerios en la iglesia de la
residencia. Se observaba la vida regular. Aunque había aumentado el número de Padres, todos tenían trabajo de sobra. Vivían en
armonía con el clero diocesano y con los otros institutos religiosos que llamaban a los jesuitas para predicar.
La incorporación de un Padre más permitiría iniciar el trabajo entre los mineros29. En la Villa se había creado un patronato
Manuel Revuelta González, La Compañía de Jesús… 1054-1058.
Manuel Revuelta González, La Compañía de Jesús …486-490.
28 Resumen hecho por Marcelino Zalba en la carta a Inés Ibarra, RA, 18
abril 1993.
29 Ricardo García-Luis Martín, Bilbao 29 octubre 1897, ARSI Castellana
1010-II 46.
26
27
148
CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
obrero, pero no encontró mucho favor. Por eso no creía que pudiera esperarse de él la salvación de aquella región30.
Había además esos meses una campaña contra la Compañía
de Jesús y su colegio, al que acusaban de ser un mal centro de
educación31.
5. SAN SEBASTIÁN, ¿SOLAMENTE P. «SACADINERO»?
Desde Bilbao fue enviado a San Sebastián en marzo de
1898. La crónica de la fundación, la cuenta Manuel Revuelta.
Hay una nota: dejaron de dirigir el círculo católico de obreros
porque hubo problemas. Se puso la primera piedra de la iglesia
el 12 agosto 190132.
En los «papeles» de la residencia de San Sebastián queda reflejado el esfuerzo que hizo el P. Salinero para ponerla en marcha. Le pusieron P. «Sacadinero»33. En mayo de 1897 Matías
30 Datos muy interesantes sobre la labor social de los jesuitas, Quintín Aldea Vaquero; Joaquín García Granda; Jesús Martín Tejedor, Iglesia y sociedad
en la España del siglo XX: Catolicismo social (1909-1940), 2 volúmenes. 1:
1909-1917, 2: 1918-1920 Madrid, C.S.I.C, Centro de Estudios Históricos, Departamento Enrique Florez, 1987. Esta edición del archivo del P. Sisinio Nevares es una excelente fuente para conocer el sindicalismo agrario católico y el
catolicismo social en España Tenemos noticia de los problemas de los jesuitas
con Pedro Echeverría, antiguo alumno del colegio de Bilbao. Muy ocupado en
asuntos forenses, apenas le quedaba tiempo para la caridad y para frenar a los
socialistas. No colaboraba con el patronato obrero. Una descripción de las relaciones alta burguesía-jesuitas en Bilbao, Vicente Blasco Ibáñez. El intruso
(1904), una novela en la que describe el enfrentamiento entre los católicos que
peregrinan a Begoña y los mineros en huelga.
31 Aniceto Casado-Luis Martín, 16 enero 1896, ARSI Castellana 1010-I
13. En 1897, el mismo año en que llegó el P. Salinero, apareció la novela de
Miguel de Unamuno, Paz en la guerra, que trataba de la última guerra carlista
y del sitio de Bilbao durante ella.
32 Provinciae Castellanae Historia Domorum 1868-1904 ARSI Castellana
1601 583-587. Las obras de la iglesia y sus descripción, ib. 1901-1904, 669-670.
33 Noticia en Marcelino Zalba-Inés Ibarra, San Sebastián 21 enero 1992.
Una valoración de las fuentes, Diario de la Residencia, Libro de Consultas y
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
149
Abad y sus consultores provinciales aprobaron la compra del terreno en donde estaba el antiguo Teatro Circo, calle Garibay. Era
una empresa que, desde su inicio, por obra del párroco de San
Vicente, tuvo graves dificultades económicas. El P. Salinero debía animar a la gente a que aportara al proyecto. Hubo que aplazar los planes, porque en abril de 1898 estalló la guerra entre España y Estados Unidos en Cuba y Filipinas. Pese a esas
dificultades, con la ayuda del hermano Alzola, carpintero, y del
hermano Medinazcoitia, albañil, consiguió que la residencia y su
capilla estuvieran funcionando el 31 de julio de ese año. En noviembre llegaron el superior, P. Domingo Landa, cinco Padres y
cuatro hermanos.
A mitad de 1900, con la oposición del ayuntamiento, pero
con la autorización de la diputación, aprobó las obras el gobernador de Guipúzcoa. Algunos alegaron que la nueva iglesia perjudicaba a las parroquias de su entorno. Si hicieron planos nuevos. El ayuntamiento y la diputación provincial volvieron a
negar el permiso, pero no el gobernador civil.
En 1902, la Compañía de Jesús adquirió el terreno y las
obras hechas, pagando por ellas a León Oxacar 72.000 duros.
Faltaban otros 60.000 para construir el templo. El 2 de octubre
de 1902 se colocó la primera piedra34. El 1 de octubre de 1904
fue inaugurado. Estaba dedicado al Corazón de Jesús35 Fue una
ceremonia discreta para evitar conflictos, temiendo la reacción
que podría provocar La Voz de Guipúzcoa, diario liberal. Acudieron las autoridades eclesiásticas y civiles de la ciudad, a quienes el P. Salinero dio las gracias.
Cartas anuas, carta del 8 de febrero de 1992. Volvió a insistir en todos estos
puntos en otra carta, del 18 de abril, ya desde Loyola. Hay una pequeña errata,
porque el P. Salinero regresa a España en 1896, no en 1906.
34 La decisión del gobernador a favor de la Compañía de Jesús frente al ayuntamiento, Domingo María Landa-Luis Martín, 27 julio 1902, ARSI Castellana
1011-X 8.
35 Los informes del P. Landa sobre estos actos y sobre el costo de la obra,
29 julio 1904, ib. XIV 8.
150
CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
La oposición que encontraron les obligó a ser prudentes. La
residencia tenía un número suficiente de operarios. Uno de ellos,
el P. Miguel Oyarzun, predicaba en euskera a las criadas que
acudían los domingos a la primera misa.
Tenía la capilla capacidad para 500 personas. Había cuatro
confesionarios. En las cartas anuales se indica que había «observancia, caridad y concordia». Todos compartían las cargas.
Trabajaban con celo, prudencia y «provecho de los prójimos»,
con la palabra y el ejemplo. La Compañía gozaba de la estima
general de los fieles.
Apunta Manuel Revuelta que, estando enfermo el P. Landa,
fue sustituido en 1903 por el P. Alejandro Martínez. El nuevo superior era amigo de obras brillantes. Se dejó de visitar los hospitales y la cárcel. En ese contexto, teniendo en cuenta que la Corte
veraneaba en la ciudad, fue destinado a la residencia el P. Gonzalo
Coloma en 1905. No pasó eso desapercibido para los superiores.
Un consultor se quejaba de que se habían abandonado los apostolados humildes, recogidos en las Constituciones, para dedicarse a
los conventos, predicaciones y ministerios con estipendios. Esto
repercutía en la vida interna de los jesuitas, que parecían estimar
más esa acción lejos de la gente humilde que el cultivo de las virtudes propias de la Compañía36.
6. «LA BORRIQUITA DE LA CASA»
En Bilbao, como vemos en su correspondencia con su familia, se dedicó el P. Salinero a la predicación de ejercicios espirituales a religiosas37. Predicó en Santurce en la fiesta de la Santa
36 Manuel Revuelta González, La Compañía de Jesús…867-872 y 10971098. Recuérdese el primer postulado aprobado en la Congregación provincia
de Loyola, 6 al 8 de agosto de 1896, que prohibía cobrar estipendios por las
misas, ib. 632-633.
37 Madres Sagrado Corazón, 30 agosto, Carmelitas de la Caridad, 12 septiembre, Carmelitas de la Caridad en Arciniega, y a las Carmelitas de la Cari-
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
151
Cruz. Lo hizo el 24 de diciembre a las seis de la tarde en la parroquia de Santiago (Bilbao) y a las diez de la noche en las Madres del Sagrado Corazón. Luego, las tres misas de Navidad, con
más de 500 comuniones. Cuando regresaba a su casa, venía «con
un frío que me chupaba los dedos, como el niño Manuel se los
chupaba pero llenos de turrón»38.
A finales del 1897, estaba en Vergara. Dice a su sobrina Angelita: «lo pasé bien pues tenía fuego en el cuarto, solo que con
tanto confesionario, pues son 54 monjas y otras tantas niñas, me
enfriaron mucho. Este año siento más el frío que el pasado y este
Bilbao no es tan frío como Alba pero es muy húmedo»39.
Recién llegado a San Sebastián, dio Ejercicios a «las señoras
de mantilla y sombrero y creo que habrá la mar». Los predicó
por la noche. Acudieron más de mil mujeres40.
Desde sus tiempos de estudiante de teología, le persiguió
siempre el frío. En las Navidades de 1898, lo sufrió más que
nunca. No debería sentir esa imagen de las fiestas quien, como
apuntaba con humor, vivía de «Pascuas» todo el año, con «el
mismo oficio y el mismo sueldo».
A mitad de enero, en el Colegio de la Enseñanza de la Compañía de María, en Vergara, se defendía del frío con «una manta
prieta». Bromeaba con su sobrina: «sólo me falta un pasamontañas para parecer un portillón41. Pero así y todo me siento la bodad en Vergara, las dos tandas en octubre. Estaba el 5 de noviembre en Orduña
predicando los Ejercicios a 54 religiosas de la Enseñanza. A su hermana Felipa
y a su sobrina Angelita, Orduña 5 y 13 noviembre 1897.
En el otoño de 1898 predicaba Ejercicios a las de la Enseñanza en el alto
de San Bartolomé. Para Andreita, 24 noviembre 1898.
38 A su sobrina Angelita, Bilbao 1 y 22 enero 1898.
39 A su sobrina Angelita, Bilbao 9 diciembre 1897.
40 A su sobrina Angelita, 15 marzo y 3 abril 1898.
41 Portillón es una palabra no admitida en el diccionario de la Real Academia en su edición del 2001. En el de 1737, esta palabra significaba «las puertas
principales en algunas capitales, donde no pueden entrar las mercancías que
deben registrarse antes, es decir, que deben pagar». Vid. Diccionario de Auroridades, reeditado en 1990 por editorial Gredos, Madrid, tomo III. Es otra prueba de humor y de enraizamieno en el habla de su pueblo.
152
CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
rriquita de la casa pues no ceso de predicar a monjas, seglares y
estudiantes de la Universidad»42.
Desde la primavera de 1898, en la crónica, escrita por él hasta 1904 según el P. Zalba, se le asignan dos tareas: recoger donativos y «trabajar sin descanso no negándose a nada en parroquias, congregaciones y conventos, atrayendo a todos los
buenos, divididos por la política, sin inclinarse a ningún partido
según lo recomendado eficazmente por el P. Provincial, y dando
gusto a los sacerdotes que con motivo de las sillas, temían nuestra venida».
Hasta el 17 de junio de 1907, en que salió para embarcarse
en Santander rumbo a La Habana, sólo estuvo fuera más de
unas semanas en 1899: desde el 9 de septiembre hasta el 3 de
octubre. Fue a Alba y al convento de las carmelitas en Grajal
de Campos, en el límite de León con Valladolid y Palencia. Las
demás salidas, eran de unos pocos días y para predicar ejercicios y triduos, sobre todo a religiosas 43. En San Sebastián
ayudó mucho en el Colegio de San Bartolomé, dirigido por la
Compañía de María.
La iglesia de la residencia ocupaba mañana y tarde a cuatro
PP. que atendían a las confesiones.
7. SALINERO Y LAS HERMANAS DEL APOSTOLADO
En un documento, sin fecha, pero posterior a 1897, año de su
traslado a España o quizás en los días anteriores, el P. Salinero se
ofrece para aclarar las dudas que tenga la hermana Carolina sobre el Instituto. Le urgía esto –«hay que aprovechar el tiempo»–,
a su sobrina Angelita, Bilbao 22 enero 1898.
En el Diario de la residencia queda constancia de su trabajo en las parroquias del Buen Pastor, Santa María y San Vicente, en los ejercicios, pláticas
y sermones a las Salesas, a las de Notre Dame, a las Siervas de María… En
1903 salió a Pamplona, Oñate, Vitoria, Azcoitia, Mondragón y Astigarraga. El
P. Zalba hizo un resumen, texto manuscrito de 6 pp.
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le dice. El rasgo más destacado: en el gobierno de la Congregación, ella y sus consultoras. De los de fuera, el obispo y él mismo. Había una experiencia: aunque las Hermanas marchaban
bien, «si solos hubiéramos gobernado, estaríamos mejor», porque «nadie conoce como tú y yo la Congregación y nadie se interesa (por ella) como nosotros». Necesitaban un criterio y no
estar a lo que cada Padre dice.
Estaba a favor de extender la Congregación aceptando nuevos colegios. Debía haber oposición a eso, porque le aconsejaba
que actuara, sin consultas y anunciándolo cuando fuera ya un hecho. Debía procurar sacar el mejor partido, dada la falta de Hermanas, para atender todas las obras.
Aconsejó a la hermana Carolina que se reservara tiempo para estudiar el Instituto e ir aplicándolo según visitaba a las Hermanas44.
En el otoño de 1897 predicó tres tandas de ejercicios a las
Carmelitas de la Caridad. Decía de ellas que eran «calzadas y
así no teresianas. Pero son muy buenas y tienen 130 casas en
España, se dedican a Hospitales y Enseñanza. Se parecen a las
de mi Apostolado de la Habana por lo humildes y sencillas.
Visten como tú pero con escapulario negro, velo y toca, no tienen capa»45.
Había ya una idea de lo que eran los nuevos institutos. Tomás Cámara Castro, obispo de Salamanca, en la relación entregada en Roma el 20 de noviembre de 1897, los presentaba así:
femeninos, de votos simples y sin clausura, consagrados a la
educación, atención a los enfermos y a los ancianos. Lo hacían
con una vida digna de imitar, gozando del aprecio de los fieles y
de la más alta estima del obispo46.
Instrucciones de nuestro Rvdo. P. Salinero a la Madre Carolina, Documentos y cartas, sin fecha, 6 y 7.
45 A su sobrina Angelita, Arciniega, 17 octubre 1897.
46 20 noviembre 1897 ASV Congreg. Concilio Relat Dioec. 70 4 b Salmantina V n. 8.
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8. «EN UN CORAZÓN AGRADECIDO»
Se ha conservado la correspondencia del P. Salinero con su
familia, sobre todo con su sobrina Angelita. Por ella podemos
conocerle más. Era una persona de buen humor. Su sobrina Angelita debía ser terciaria carmelita. Estaba predicando los ejercicios a las carmelitas de Vedruna47. Se alegraba de la carta
«muy seria» que le había escrito Angelita, tras una junta de «esa
orden tan amada, donde os eleváis hasta ver las ligas de S. Elías
que viste a lo charro es decir con calzón corto, como el Noé de
Valdecarros»48.
Entre el afecto y el humor, se refería a su hermana Felipa y a
su sobrina49. Para sus problemas de salud creía que bastaban «la
quietud y la dieta». Era lo mejor. En agosto fue a Elorrio. Con
otros tres jesuitas estaba en una casa de huéspedes. «Tomaré 14
baños con duchas e inhalaciones y con el descanso no dudo que
el borriquillo quedará repuesto». Hacía de superior en esa pequeña comunidad a la que se incorporó otro jesuita. Hizo ejercicios en la residencia de los jesuitas de Durango50. Predicó luego en Bilbao los ejercicios a las Religiosas del Sagrado Corazón.
Volvió recuperado del descanso, «gracias a Dios y estoy sintiendo los efectos de tantos mimos»51.
Acudieron cincuenta y dos Hermanas, algunas menos de las que anunciaba en la carta que escribió desde Elorrio el 11 de agosto. En su balance de
estos ejercicios se muestra agradecido e irónico. «Han quedado como las Benitas. Me quedo con la buena limosnita, es decir, la casa. Son ricas». A su sobrina Angelita, 10 de Septiembre de 1897.
48 A su sobrina Angelita. Bilbao 12 de Enero/ 97 Bilbao 30 de agosto de
1897.
49 «Felipa de hermana y madre que lo fue para mí cuando era un mocosuelo y así para ella dos y para ti la colita», Bilbao 30 de agosto de 1897.
50 Comunicaba a su hermana Felipa «que el jamón lo comeremos todos,
somos cinco y como Superior les daré tocino magro. A Andrea que aquí hay
poca y mala fruta». Elorrio 11 de agosto de 1897.
51 A su hermana Felipa, Bilbao 15 de Febrero de 1897 y Elorrio 4 de agosto de 1897, Bilbao 30 agosto.
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Había visitado antes a su familia. No fue fácil la despedida.
Pedía a su sobrina que se diera tiempo. Recordaba con gozo «esos
días tan felices y que han apretado tanto el lazo. Yo estoy contentísimo con vosotros y los recuerdos que traigo son gratísimos. Tú,
mi Ángel, cuídate más y esto reza con Andreita pues estáis las dos
muy anémicas. Cuídense como me cuidaban».
Se sentía feliz con los suyos. Había modificado sus hábitos.
«Ves que ahora soy un buen chico. Y que las cadenas hoy son
más largas que antes y después de habernos visto, se acortaron
las distancias» Y agradecía a Dios que los suyos estuvieran tan
unidos52.
La visita fue un momento de gran felicidad. Pese a sus achaques de salud, se muestra efusivo y de buen humor. «Yo también
me acuerdo mucho de vosotros pues no han caído en saco roto
tantos obsequios y tanto cariño, sino en un corazón agradecido»,
en el gozo y la alegría hasta las lágrimas.
Esta recuperación de la familia fue para él una experiencia
nueva53, «un gran beneficio de Dios», inesperado. Consideraba
que de ese modo retribuía a los suyos el consuelo con que había
animado a tantos en Cuba. No era un goce pasajero, sino un deber al que se sentía obligado. «Os he conocido a todos y de todos
52 A su hermana Felipa, Elorrio 4 agosto 1897. Se encontraba allí descansando con otros dos padres alojados los tres en una casa. «¡Qué hermoso es ver
una familia unida y cristiana! Es la mayor felicidad de la tierra. A Dios, pues,
mi Miss a obedecer y tú, rezando y Andrea con el mazo dando y la casa marcha
bien. Sois unos sobrinos incomparables». A su sobrina Angelita, Bilbao 30
agosto.
53 «Cada uno de los que entran en la Compañía, siguiendo el consejo de
Cristo, nuestro Señor,… haga cuenta de dexar el padre, la madre y hermanos y
Hermanas y a quanto tenía en el mundo… Y assí debe procurar de perder toda
la affición carnal y convertirla en spiritual con los deudos, amándolos solamente del amor que la caridad ordenada requiere, como quien es muerto al mundo
y al amor propio y vive en Cristo nuestro Señor solamente, teniendo a Él en lugar de padres y hermanos y de todas las cosas», «Examen primero y general
que se ha de proponer…», cap. º, n. 61, en San Ignacio de Loyola Obras Completas, edición manual (3ª edición revisada), a cargo de Ignacio Iparaguirre y
Cándido Dalmases, Madrid, Editorial Católica 1977, 456.
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estoy muy contento y espero que mi visita sea el lazo que más os
una y os anime a cumplir cada uno con su deber», pues «el Señor os bendice». Esa unión les ayudaría a no perder la esperanza
y a no temer el porvenir54.
Había deseado ese encuentro desde febrero. Había estado fuera
veintiún años. Lo «anticipó» enviando a su hermana «el último retrato que me mandaron». Lo había guardado para ella, «no me gustan retratos míos». Ver a su familia, estar ahora más cerca de ella,
poder visitar a los suyos, le hacía exclamar: «¡Qué bueno ha sido el
Señor con nosotros y cuántas gracias tenemos que darle!»55.
Amaba la soledad. Huía de la bulla, porque prefería vivir y estar con los otros «al estilo de Nazaret». Cuando dejó de ser prepósito de la residencia de San Sebastián, comentó que le gustaban la
quietud y el retiro. Era un «medio carmelita». En la obediencia de
la fe, «para esto me quiere el Señor», decía, trabajaba como predicador de su palabra, con los ejercicios, sermones y pláticas56.
9. CON «ESTRECHEZ Y ANGUSTIA»
En Cuba, seguían las Hermanas del Apostolado. Sufrieron
los efectos de la guerra iniciada en febrero de 1895: escasez de
alimentos y peligros. Las de Marianao regresaron a La Habana.
Se dijo a las de Cárdenas que hicieran lo mismo, pues se temía
que la ciudad fuera bombardeada, como sucedió días más tarde.
Vivieron todas con «estrechez y angustia» los días en que la escuadra de Estados Unidos bloqueó la ciudad.
Acabada la guerra, un antiguo cuartel de Cárdenas se convirtió en «Noviciado, Casa de Estudios y Colegio a la vez que casa
generalicia» de la Congregación57.
A su sobrina Angelita, Ellorrio 11 agosto 1897.
A su hermana Felipa, Bilbao 15 febrero de 1897.
56 A su sobrina Angelita, 22 octubre 1897 y 16 noviembre 1898.
57 Breve Historia del Instituto de las Religiosas del Apostolado del Sagrado Corazón de Jesús, La Habana 1943, 45-46.
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El obispo de La Habana encaró el final de la guerra con lucidez. Los cubanos que habían luchado por la independencia no
venían a hacer una revolución religiosa. Nunca habían dicho que
iban contra el catolicismo. Los cubanos eran un pueblo católico.
Era una rectificación, pero nadie podría negar que viniera una
crisis a su debido tiempo y que esta situación nueva estuviera
cargada de riesgos para el obispo, como así sucedió58.
Cuando en 1900, la República francesa inició su legislación
sobre las congregaciones, León XIII dijo que las congregaciones
eran necesarias para la vida de la Iglesia y calló todas las justificaciones que se hacían para salvar la vida religiosa59. Este dato
importa mucho para entender que los «nuevos» institutos no
eran regulares, sino laicales60. No brotaban de una decisión jurisdiccional de los obispos, sino de la compasión hacia el pobre,
del encuentro con la misericordia de Dios.
La presencia es también búsqueda y seguimiento, pues quien
primero se hace presente en nosotros es el Señor. Nos envía como Él fue enviado. Hay que anunciar el evangelio como Él lo hizo, dando cumplimiento a la esperanza y manteniéndola viva
(Lc 4, 18-21 y 9, 1-2) Lo que se cumple en nosotros es también
lo que se acerca: la justicia de Dios (Mc 1, 14), que nos hace justos a través de los pobres (Mt 25, 37-40). Eso es lo que importa,
aunque hoy en lugar de remitir a la memoria primera de la Iglesia, se busque para esto un «nombre reciente», pero no nuevo.
58 Manuel P. Maza Miquel, Entre la ideología y la compasión… 363-367.
Disiento de la conclusión de Maza Miquel en la denuncia contra el oportunismo del obispo en esta última página. Sobre la acción humanitaria de Manuel
Santander Frutos, «Guerra y población civil: los reconcentrados»: La marina
ante el 98 (II) Génesis y desarrollo de un conflicto, Cuadernos Monográficos
del Instituto de Historia Naval 11 (1990) pp. 21-44.
59 Un reciente estudio conjunto sobre estas medidas, J. Lalouette et J. P.
Machelon (Edit), Les congrégations hors la loi? Autour de la loi 1er juillet
1901. Acte du Colloque 27-28 septembre 2001, Paris 2002.
60 Sobre el conflicto de los institutos religiosos con la III República y la
postura de León XIII, «En nombre de los humildes. Las congregaciones y el
«ralliement», Archivum Historiae Pontificiae 40 (2002) 269-290.
7. «MIS HIJAS EN CUBA…»
En diciembre de 1899, al felicitar a su sobrina, el P. Salinero
llamaba a las Hermanas «mis hijas»1.
Con motivo de la entrega y bendición de una estatua del Corazón de Jesús el P. Salinero visitó Alba. Era una buena ocasión para
predicar al pueblo cinco días de ejercicios y acabar esa especie de
misión con un triduo2.
Saldría de San Sebastián el 17 de junio de 1898 en tren directo hasta Alba. No quería que se molestasen y gastasen dinero
yendo a la estación de Salamanca. Bastaba con que le esperasen
en la de Alba. Los niños y niñas y las congregaciones harían sus
estandartes y tendrían ensayados y aprendidos los cantos, «pues
para todos será la misión y comunión general». Siguiendo una
norma del Instituto de los jesuitas, prepararía a los presos y enfermos para ella. Que tengan cánticos preparados. «¡A ver si el
Corazón de Jesús se alegra de reinar en Alba!».
Podría alojarse en el Hospital, como hacían los jesuitas en
sus visitas. Dejaba a su sobrina, «la Priora», que dispusiera sobre
este punto. Le prevenía sobre la comida: «sencilla, vino con
agua y nada de perdices. Porque ahora va no el americano, sino
el misionero y nada de convites».
Le alegraba regresar a los suyos. Otra vez entre ellos para
«ser el broche o el lazo que más os una y os haga los más feli1 «…en la Habana todas te tienen envidia y mis hijas me han enviado muchos tesoros de oraciones y un regalo que gustará mucho a Fulgencio». A su
sobrina Angelita, 10 diciembre 1899.
2 «Yo quiero ahí mucho fruto y espero que algo haremos aunque dice Jesucristo que ninguno es profeta en su tierra». A su sobrina Angelita, San Sebastián 8 y 23 de mayo 1898.
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CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
ces de Alba»3. Marchó contento4, con muy buenos recuerdos.
Las despedidas le afectaban mucho, pero «consuelan y estrechan más los lazos de una familia por cierto bien feliz» . Pasaron veloces lo días. Fueron como un sueño5. Con mucha nostalgia de los suyos, resonaba en él la felicidad que tenían6. Los
mismos sentimientos un año más tarde 7. Los veía unidos y
buenos. Rivalizaba con ellos a la hora de pagar el afecto mutuo8.
El otro aspecto de la vida privada del P. Salinero era su salud. Le perjudicaba el clima de San Sebastián. Lo comparaba
con el de Salamanca, mejor para la cabeza, «por eso se fundó
allí la universidad»9. En diciembre comentaba que aún le duraban los buenos efectos de su estancia entre los suyos. Se encontraba bien y libre de vértigos. Se iba acostumbrando al
3 A su sobrina Angelita, San Sebastián 1 junio 1898. Estaba de retiro en el
Colegio de las de la Enseñanza.
4 «Mucho me he alegrado el haber derramado en esa tierra la buena semilla y de haber interpretado los deseos del Sagrado Corazón que queda como
Rey» A su sobrina Angelita, San Sebastián 29 junio 1898.
5 A su sobrina Angelita, San Sebastián 29 junio 2 julio 1898. «¡Qué recuerdos tan gratos conservo de todos vosotros! y creo que estoy a la altura de
una hermana a la que siempre quise con delirio y de unos sobrinos que son todos pan bendito». San Sebastián, 16 agosto 1898.
6 A Andreita, San Sebastián, 24 noviembre 1898.
7 «Aunque gratísimos recuerdos, con todo, la despedida los llenó de luto.
Despedida que no olvidaré pues era el reflejo de tanto cariño y cariño puro como tal vez no haya otro en el mundo. Estoy contentísimo de tener tal hermana
y tales sobrinos pues todos han rivalizado en mostrar a su tío su sincero, tierno
y leal cariño. A todos os doy las más expresivas gracias por tantos inmerecidos
obsequios y a todos os llevaré siempre escritos en mi alma agradecida y todos
los días pediré al Señor os llene como hasta ahora de bendiciones». A su hermana Felipa, Valladolid, 30 julio 1899.
8 «Vuestro recuerdo me ha sido y lo conservaré gratísimo, no tanto por los
obsequios que agradezco como buen Salinero, sino el veros a todos unidos y muy
buenos y que quieren mucho a su tío que les paga en mejor moneda; vosotros me
queréis en plata y yo en oro». A su sobrina Angelita, Elorrio 18 agosto 1899.
9 Le afectaba el frío de la noche y la «negrura de este cielo», decía a su sobrina Angelita, San Sebastián 4 octubre 1899.
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
161
frío10. Ni siquiera lograba ponerle malhumorado la política de
Raimundo Fernández Villaverde. El ministro de Hacienda del
gobierno presidido por Francisco Silvela, había provocado
una ola de protestas por sus medidas fiscales11.
1. EL P. SALINERO SE QUEDA COMO «MOCITO Y SOLDADO EXPEDITO»
Los años que estuvo en la residencia de San Sebastián fue director del Apostolado de la Oración, de la Congregación de la
Buena Muerte, muy numerosa, prefecto de la iglesia para ordenar el culto, consultor del superior, confesor en el templo y cronista de la residencia12.
Como hemos visto, fue destinado en marzo de 1898. Según el
P. Revuelta, fue el gran animador de la fundación. Recogió donativos para ponerla en marcha. Fue en este primer momento el superior de una comunidad pequeña. En la consulta del 30 de agosto
de ese año se nombró al P. Domingo Landa. A partir de entonces,
«se dio a trabajar con empeño en las parroquias, congregaciones y
conventos, saliendo casi a plática diaria, atrayendo a todos los
buenos, divididos por la política, sin inclinarse a ninguna parte, todo según lo recomendado por el P. Provincial y dando gusto a los
sacerdotes». Este último punto necesitaba una explicación. Temían los de las otras iglesias de la ciudad que los jesuitas les perjudicaran en lo de las sillas, pues en todas ellas se cobraba una limosna por poder usarlas.
¿Por qué no fue superior? Los consultores se opusieron
«propter suam levitatem». Revuelta traduce «por su ligereza»,
10 «Desde que vine me estoy poniendo como Felipa, redondito, así nos pareceremos más» A su sobrina Angelita, 10 y 28 diciembre 1899. Angelita había
ingresado en el Carmelo de Alba hacía más de un año.
11«En fin ya ves que hay humor a pesar de Villaverde». A su sobrina Angelita, 26 junio 1899.
12 Resumen hecho por Marcelino Zalba en la carta a Inés Ibarra, 18 abril
1993.
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pero un «amanuense anónimo» ha corregido: «por su debilidad». Las dos traducciones caben. Sabemos que el clima húmedo de San Sebastián no era bueno para el P. Salinero. Tuvo
que abandonar Woodstock por ese motivo. A la vista de lo que
añade la versión castellana de la «Historia Domus» en la crónica de la residencia cabía una acepción nueva. No lo hicieron
superior para que tuviera una mayor movilidad. Y esta acepción cuadra muy bien con su actividad en La Habana13. En todo caso, la palabra de los consultores no hace fe, es una opinión, que no confirmaron los hechos. El P. Salinero fue el
primero que llegó a la ciudad. Debía «ganar voluntades y obtener limosnas». Cuando en noviembre de 1898 quedó constituida la residencia, de los cincos sacerdotes jesuitas, era el de
menor antigüedad14.
Por suerte tenemos una crónica de estos primeros meses en
San Sebastián. Había terminado de predicar los Ejercicios de
los hombres en Bilbao. Inmediatamente salió para San Sebastián. «Allí creo quedaré por ahora para la nueva Iglesia y Residencia. Pide mucho y díselo a Felipa y Andrea que pidan para
que salga bien», especialmente los ejercicios que comenzaban
el 20 hasta el 30. Que San José le diera «mucho tino y energía», porque sus oyentes eran los mineros, «gente de armas tomadas». Residió primero en casa de D. Lucas Aguirre, un
13 «Levitas» tiene como segunda acepción presteza, movilidad en varios
diccionarios. Francisco Jiménez Lomas, Diccionario Manual latino-español y
español latino, novena edición, Madrid, Librería y casa editorial Hernando
1946, 400. Agustín Blázquez Fraile, Diccionario latino-español, quinta edición, Barcelona, editorial Sopeña 1960, 972. E. e R. Bianchi e O. Lelli, Dizionario illustrato della lingua latina, Firenze, Le Monnier, reimpresión, 1976,
938. Diccionario Latino-español y español-latino, reimpresión de la 19ª edición, dirigida por José María Mir, Barcelona, Bibliograf 1986 279. Gregoria
Sánchez Doncel recoge la acepción pequeño y poco, en el adjetivo «Levis»,
Diccionario de latinismo y frases latinas, Madrid, Editorial Noesis 1997, 243.
14 Manuel Revuelta González, La Compañía de Jesús en la época contemporánea, tomo I. Supresión y reinstalación (1868-1883), Madrid, Santander,
Bilbao, 1984, 868-869 y 1096-1097.
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163
sacerdote que vivía en la calle San Marcial. De allí pasó a San
Martín 26 principal.
No debió ser fácil este destino. «El corazón hay que acostumbrarlo a los sacrificios pues sino es potro de mal domar».
Fue bien recibido. La Residencia y la Iglesia se edificarían, como hemos visto ya, en el antiguo circo situado en el centro del
ensanche. «Si sacamos dinero quedará una Iglesia lindísima, redonda y una hermosa Residencia».
No servía para esa tarea. Pedía que la obediencia y la oración hicieran un milagro15. Predicó a los pocos días unos ejercicios para señoras. Acudieron más de un millar. Con su habitual humor comentaba: «esto me sirve para que, ganados los
ánimos, les gane las bolsas que es lo que yo ahora necesito para la fábrica de la obra», que sería una Iglesia «tan grande como la de Loyola».
Ni un minuto libre: visitas, pláticas y juntas. «Te escribo a
las once para que tengáis ese consuelo». Estaba contento con la
gente y con la ciudad, pero «la guerra (con los Estados Unidos)
paraliza bastante nuestra acción»16.
Le desbordaba el trabajo. El 23 de mayo acabó un triduo a
las Reparadoras, luego retiro a las señoras, después Ejercicios a
las de la Enseñanza y sermones a los obreros, y juntas y confesiones. «Así es que no puedo seguir tu amable consejo de descansar»17.
En junio, gracias a los «buenos donativos», esperaba que la
residencia estuviera lista para la fiesta de San Ignacio. Dios premiaba sus trabajos. «Yo espero con ansia el Capítulo y cesarán
las lamentaciones y comenzarán los aleluyas y luego a la salida
al revés. Pero en fin, algo es algo y esos días van a ser riachuelos
o ríos llenos de flores»18.
15 «Yo no sirvo para esas cosas pero la obediencia hará el milagro». A su
sobrina Angelita, Bilbao 9 de marzo y San Sebastián 15 marzo 1898.
16 A su sobrina Angelita, San Sebastián 3 de abril y a su hermana Felipa,
28 abril 1898.
17 A su sobrina Angelita, 23 mayo 1898.
18 A su sobrina Angelita, 1 junio 1898.
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Tuvo tiempo, como hemos visto, para viajar en tren a Alba19.
Regresó un poco delicado20, pero feliz, por haber descansado entre los suyos, y agradecido a Dios de haber podido hacerlo, en
unos tiempos en que muchos jesuitas jamás volvían a casa de sus
familias21.
Lo recibieron en San Sebastián con «añoranza». Decían que
se les había hecho larga la ausencia22. Se lo demostraron con
obras23. Para llegar a tiempo y con todo listo para el 31 de julio,
fecha prevista para la inauguración de la capilla, no podía parar.
Hubo que comprar todo lo necesario para montar una casa «comenzando por jergones y colchones». Su cuarto parecía una
tienda»24. A mitad de agosto escribía que estaba solo y tenía trabajo de confesionario «para cuatro»25.
En noviembre, la Residencia de Garibay 13 estaba a punto,
bien amueblada. Había cinco Padres y tres hermanos. Quedaba
construir la iglesia. Hizo entonces balance: «Gracias a Dios, terA su sobrina Angelita, San Sebastián 8 y 23 de mayo 1898.
«Por Pedro sabrás cómo llegué bien, aunque he sentido con el cansancio
algo parecido a lo de la otra vez». «Pero espero que con la dieta ya mañana estoy bien.».
«…al salir de Salamanca me sentí indispuesto y la noche de Medina a pesar de conjurar quedándome en la fonda, el frió fue lo que maduró el mal. Y el
comer frío y cosa grasa me hubiera sido peor. Tú has cumplido bien tu oficio y
yo el mío, y estos achaquitos son como pequeña expiación de tan buenos ratos.
Afortunadamente, después de las punzadas de las espinas, queda el santo y puro afecto, que las aguas de la ausencia le conservan siempre vivo y lleno de
suave aroma», A su sobrina Angelita, 29 junio y 2 julio 1898.
21 «…el Señor nos ha pagado tantos años de ausencia por medios muy raros entre nosotros, pues hay PP. aquí en España que nunca han vuelto a su tierra natal, y yo en un año dos veces y por tantos días», a su sobrina Angelita, 26
julio.
22 «He encontrado la obra adelantada y ya estoy como pájaro en jaula y
hoy he comenzado mis trabajos». A su sobrina Angelita, 29 junio 1898.
23 «Y… me trajeron tres mil pesetas, la pieza de tela, 4 casullas de 500 r.
cada una, un copón de 50 duros etc. esto sólo para vosotros y algunos de confianza».
24 A su sobrina Angelita 2 y 26 de julio 1898.
25 A su sobrina Angelita, 16 agosto 1898.
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mino mi misión, y parece un milagro. Con todo quedan espinas
pues hay que recoger más (dinero) y los tiempos están malos. De
modo que tengo que dar muchas gracias a Dios y mucho vendrá
de vuestras oraciones»26.
En la que consideraba la quinta casa que «he fundado al Corazón de Jesús», se sentía bien. Predicaba. Esa primera semana
regresaba a la residencia sólo a dormir. Estaba todo el día fuera.
Y anunciaba: «Ya hay Prior que cuida de la casa»27.
Víspera de que llegara el nuevo prepósito, contento por dejar
el cargo, escribía: «este mes de octubre es un jubileo sobre todo
cuando predico, y hay días de ocho horas de confesionario y sale
mi cabeza como calabaza de hacer morcillas».
El P. Landa era un «prior algo más viejo que el pasado». Volvía contento a su condición de «mocito y soldado expedito para
volver a pelear». Agradecía a San José que le hubiera librado
«de muchas jaquecas aunque tal vez me esperan otras mayores»28.
2. JESUITAS CON «DOTES PARA ATRAERNOS AL PUEBLO»
Aquellas jornadas fueron de muchas visitas, sermones. Le
faltó tiempo para felicitar las Navidades a los suyos. Su impresión era que había «ahora muchas simpatías y mucha animación». Su deseo: «Dios quiera continuemos así pues hay campo
donde servirle»29.
Las funciones en la capilla eran modestas, pero predicaba
con frecuencia, algún días dos veces «para que no se olvide el
oficio»30. Cabían 500 personas y se quedaba pequeña en las
grandes fiestas. El P. Salinero piensa que los curas sentían la
A su sobrina Angelita, Durango, 16 noviembre 1898.
A Andreita, San Sebastián, 24 noviembre 1898.
28 A su sobrina Angelita, 1 noviembre 1898.
29 A su sobrina Angelita, San Sebastián 28 diciembre 1898.
30 A su sobrina Angelita, San Sebastián 11 junio 1899.
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competencia que les hacían los jesuitas, incluso en detalles como
el cobrar menos por las sillas. De los 352.026 francos que costó
la residencia, se debían aún 115.415. Quedaba por levantar la
iglesia dedicada al Sagrado Corazón.
Los jesuitas vivían en paz y unidos. Guardaban la observancia regular y sólo en el momento de aceptar nuevos ministerios y
en el modo de llevarlos surgía la diversidad de opiniones31. El
catálogo indica los ministerios del P. Salinero: operario, responsable de las reuniones de los jesuitas para estudiar los «casos de
conciencia», que les permitía tener actualizada su formación en
teología moral, rector de la iglesia, encargado de recoger los
puntos para las cartas anuales y redactor de la historia de la residencia y consultor32.
Del 6 al 9 de agosto de 1899 se reunió en Loyola la Congregación de la Provincia de Castilla. No hay postulados aprobados,
pero algunos de los que se discuten son significativos: no tutear
a las mujeres, poner remedio a las conversaciones y juicios arrogantes de los jóvenes y buscar medios para que los antiguos
alumnos no hablen mal de la Compañía de Jesús cuando salen de
los colegios.
Hubo además cuatro observaciones. Una, que los novicios y
jóvenes sean educados con espíritu de obediencia para que, desde el principio, se acostumbren a sujetarse a las reglas y al superior. Dos, que no se hable de cuestiones políticas. Tres, que no se
agobie de trabajo a los novicios que hacen el mes en el hospital.
Cuatro, «que algunos de los nuestros se muestran demasiado inclinados a favorecer a aquellos que en nuestros días trabajan con
todas sus fuerzas para conseguir que las tres Provincias Vascon-
31 Recordemos que en la Congregación Provincial de agosto de 1896 u
Uno de los Padres dijo que se había mejorado la observancia externa, pero había descendido la cordialidad entre los jesuitas. Manuel Revuelta González, La
Compañía de Jesús en la época contemporánea, tomo II. Expansión en tiempos recios (1884-1906), Madrid, Santander, Bilbao, 1991, 632-633.
32 Domingo María Landa-Martín, 30 julio 1899, ARSI Castellana 1010-VI
25. Se confirma lo dicho por el P. Marcelino Zalba. Vid nota 11.
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167
gadas obtengan su propia administración independiente del gobierno de Madrid, cuya doctrina recibe el nombre de Bizkaitarrismo. A esta observación de uno de los Padres replicó que, si
hay en esto un peligro grande, no lo hay menor en la opinión
contraria, con lo cual es suficiente y conviene mucho que los
Nuestros se muestren imparciales y no se aficionen a ninguna de
las partes»33.
La Compañía de Jesús tenía que exigir el máximo a todos los
jesuitas. Esos días les atacaban los diarios socialistas y republicanos. No se necesitan «Padres tímidos o angustiados, sino otros
que por sus dotes sirvan para atraernos al pueblo»34.
En octubre de 1899 hizo ejercicios el P. Salinero en Loyola,
«esta santa casa, nido que fue de mis fervores, donde me hubiera
quedado sin salir. ¡Qué hermosa mansión, qué orden, silencio y
limpieza!». Pasados los ocho días, vuelta al trabajo35.
Dirigió una tanda a cincuenta y cuatro religiosas de la Enseñanza36. En diciembre de 1899 predicó el Octavario del Niño Jesús37. Recordó que en Cuba las negritas le llamaban «el santo de
la boca de oro, cuando comencé a predicar»38.
3. LA IGLESIA EN CUBA Y EL CAMBIO DE ADMINISTRACIÓN
Al iniciarse la nueva etapa en Cuba, el Delegado Apostólico
Placide Louis Chapelle mostraba su confianza en el futuro de la
Iglesia. No podría creerse que no hubiera sido eficaz la labor de
los colegios de Jesuitas y Escolapios, de Ursulinas y de la Madres del Sagrado Corazón. A eso había que sumar la labor reali-
Manuel Revuelta González, La Compañía de Jesús… 637-638.
Ricardo García-Luis Martín, Bilbao 15 agosto 1899, ARSI Castellana
1010-V 52 bis.
35 A su sobrina Angelita, Loyola, 23 octubre 1899.
36 A su sobrina Andreíta, 28 noviembre 1899.
37 A su sobrina Angelita, 28 diciembre 1899.
38 A su hermana Felipa, 25 enero 1900.
33
34
168
CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
zada por los Paules, Franciscanos, Carmelitas, los Dominicos,
que acaban de regresar, y la de las Hijas de la Caridad y las otras
congregaciones femeninas39.
Había en el Colegio de Belén 38 Jesuitas: 14 Padres, 7 maestrillos y 17 coadjutores. En Cienfuegos eran 15: 6 padres, 4 maestrillos y 5 coadjutores40.
¿Qué supuso el cambio de administración en Cuba a partir
del 1 enero 1899? Del sistema de patronato se pasaba a uno de
separación Iglesia-Estado. Se rompía con todo el pasado de la
Iglesia en la América hispano-portuguesa. En su vida y organización, la Iglesia no dependía ya del poder civil. A cambio de
esa libertad, dejaba de recibir su ayuda.
Políticamente, norteamericanos y españoles residentes en
Cuba estaban a favor de la anexión. Unos y otros eran los dueños
del comercio, de la industria, de las tierras y del capital. Hallaban mayor seguridad bajo la soberanía de Estados Unidos.
Como consecuencia de la guerra, la gente se concentró en las
ciudades y, una vez terminada, a esa masa se le sumaron los soldados de la República. Todos buscaban «empleo» en la nueva
administración.
Pobreza, analfabetismo y falta de instrucción religiosa, dejaban inermes a estos grupos ante la influencia de las «sociedades
secretas y los aventureros». El arzobispo de Nueva Orleáns y delegado de la Santa Sede para Cuba y Puerto Rico era partidario
39 Manuel P. Maza Miquel, Entre la ideología y la compasión. Guerra y
paz en Cuba 1895-1903, Santo Domingo, Instituto Pedro Francisco Bono
1997, 364 y 379-380. El P. Maza Miquel maneja una documentación más amplia que la que utilicé unos años antes en «La Iglesia en Filipinas y Cuba después del 98. Las negociaciones Santa Sede-Estados Unidos (1898-1903), en
Missionalia Hispania 124 (1986) 259-353.
40 La Provincia de Castilla tenía en España, cuatro casas de formación. Dirigían dos seminarios centrales, Salamanca y Comillas. Contaban con seis colegios y los Estudios Superiores de Deusto. Trabajaban en siete residencias. La
de Bilbao, con 11 Padres y 7 coadjutores. La de San Sebastián, 5 Padres y 3 coadjutores. Los 867 jesuitas se distribuían así: 247 Padres, 385 maestrillos y 235
coadjutores. Manuel Revuelta González, La Compañía de Jesús… 650.
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
169
de la anexión. Una República independiente decretaría la confiscación de los bienes de la Iglesia, la expulsión, si no la masacre,
de los españoles41.
De las 55 parroquias de Santiago de Cuba, casi todas las del
campo habían sido destruidas. Quedaban 24. De los 80 sacerdotes, habían abandonado la diócesis 34. Apenas asistía una docena de hombres a las cuatro parroquias de la ciudad.
El general Word, encargado de la administración militar, le
dijo que, si los dejaran, los cubanos demolerían los templos para
pavimentar calles y «confiscarían todo los bienes de la Iglesia»42. En años sucesivos se verá el peso de los masones en el
poder. Hemos visto, en el relato de los jesuitas dedicados a las
misiones populares, que los masones manifestaban su hostilidad
a la Iglesia organizando actos para contrarrestar su labor. Querían el control de la enseñanza.
El Delegado Apostólico subrayaba como el principal problema de la Iglesia en Cuba la indiferencia y la hostilidad43. A esa situación habían contribuido varios factores. El primero, el regalismo, la subordinación de la Iglesia al Estado. El pueblo identificó
a los eclesiásticos con los funcionarios del gobierno español.
Estaba el clero ausente de las áreas rurales, porque el gobierno español, para ahorrar, no dotaba las parroquias o no autorizaba la creación de otras. Las que existían eran atendidas por un
sacerdote. No instruía a los fieles. Cobraban estipendios dema-
41 «Rapporto di Mgr. Delegato Straordinario all’Emmo. Sig. Cardinale Segretario di Stato sullo Stato attuale della diocesi della diocesi di Avana», 29
aprile 1902, AES Spagna 312/falta posizione 56-60 y texto impreso 75-80, en
Manuel P. Maza Miquel, Entre la ideología y la compasión... 515-516.
42 Chapelle-Rampolla, 25 febrero 1899, AES Spagna 313/falta posizione
56-60 y texto impreso 75-80 recogido por Manuel P. Maza Miquel, Entre la
ideología y la compasión… 506.
43 El obispo Donato Sbarretti escribía que la indiferencia religiosa era asfixiante: «Si a muchos les importa muy poco nuestra religión, mucho menos el
protestantismo o son católicos, por lo menos de nombre, o incrédulos». Sbarretti-Rampolla, 19 junio 1901, AES Spagna 353 23. La apatía y la indiferencia
continuarían en los primeros años de la República de Cuba.
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CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
siado elevados, que el pueblo no podía pagar. Esa era una de las
causas de que hubiera muchos concubinatos44. No era buena su
condición moral, sobre todo en la diócesis de San Cristóbal de
La Habana. El obispo Manuel Santander Frutos no tenía buenas
relaciones con la nueva clase en el poder45.
El 9 de septiembre de 1899 el arzobispo Chapelle visitó a las
Hermanas del Apostolado. Cumplía una promesa hecha a la Madre Carolina cuando fue a saludarlo al obispado. Le acompañaban Santander Frutos y el confesor de las Hermanas.
Fue recibido en un «salón modestamente adornado». Las
alumnas y alumnos «vestían el uniforme blanco de los días de
fiesta». Hubo repique de campanas, cantos de bienvenida, discursos. El delegado era el enviado de León XIII «como ángel defensor de la Fe e intereses de la Iglesia en esta infortunada Isla,
que de exclusivamente católica, por serlo la Nación que la había
regido y le había dado el ser y la vida, hoy veía nublada su fe, el
mayor tesoro de sus riquezas». Las Hermanas se sentían «humildes propagadoras de la fe», una institución casi recién nacida para extender el reinado del Sagrado Corazón «por medio de la enseñanza religiosa».
El delegado del Papa les dio las gracias. Hablaría de las
Hermanas a León XIII. Le diría «que enseñan la buena doctrina». Les recomendó la instrucción y la escuela de los pobres.
La Madre Carolina contestó que «lo teníamos de Regla y ya
44 Hay que recordar la crónica de las misiones predicadas por el P. Salinero. Una de las labores era la celebración de matrimonios, que regularizaran la
situación de quienes vivían juntos, sin haberse casado. En España había una
asociación bajo la advocación de San Francisco de Regis, cuyo objetivo era
ayudar en la tramitación de las dispensas y otros gastos para que quienes vivían
en concubinato se casaran por la Iglesia. El P. Salinero evoca a este jesuita, según hemos visto, para urgir que muchos más se dediquen a la predicación de
misiones.
45 «Rapporto di Mgr. Delegato Straordinario all’Emmo. Sig. Cardinale Segretario di Stato sullo Stato attuale della diocesi di Avana», 29 aprile 1902,
AES Spagna 312/falta posizione 56-60 y texto impreso 75-80. Los dos textos
están citados en Manuel P. Maza Miquel, Entre la ideología y la compasión…
427 y 376-377.
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
171
había un Colegio de niñas pobres en nuestro Noviciado de Marianao». Después de un breve rato en la capilla, bendijo a todas
y se despidió46.
4. «PRO MUNDI VITA»
En 1899 León XIII consagró el mundo al Corazón de Jesús47. Esta devoción era santo y seña de quienes querían restaurar el «Reinado Social» de Jesucristo. Fue una versión menos
política de lo que se llamó «el partido de Dios» que buscaba
agrupar a quienes se oponían a los que querían desterrar de la sociedad a Dios.
Esa actitud activa, luchadora frente a los enemigos de Dios
y de la Iglesia, se prolongaba en la reparación por los pecados.
Se denunciaba a la sociedad por haber dejado de cumplir los
mandatos de Dios y no reconocer sus derechos y los de la Iglesia. Como puede verse en el acta de la visita del delegado Chapelle, que acabamos de recordar, la devoción al Papa, representante de Dios, defensor de su ley y amenazado por los
enemigos del catolicismo, era uno de los aspectos más destacado de esta espiritualidad.
Esta orientación la hizo suya san Pío X. Se convierte en su
programa: restaurar todas las cosas en Cristo. La reforma de la
Iglesia, un medio para realizarlo. La unidad en torno al Papa, la
primera condición48.
El P. Garay habló a las alumnas de la consagración del
mundo al Sagrado Corazón de Jesús. Había sido un acto queri9 marzo 1899 Memorias.
Hay en Roma un monumento conmemorativo de este acto en el jardín
de la Universidad Urbaniana, una institución vecina de la Curia General de la
Compañía de Jesús.
48 Giovanni Vian, La riforma della Chiesa per la restaurazione cristiana
della società. Le visite apostoliche delle diocesi e dei seminari d’Italia promosse durante il pontificato di Pio X (1903-1914), Roma, Herder Editrice e Libreria 1998, 768.
46
47
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CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
do por León XIII. Jesús era el buen Pastor que busca a quien
se extravía, lo recupera para su redil y venda y cura sus heridas. Los malos pastores se alimentan de sus ovejas, pero Él las
alimenta con su Cuerpo y Sangre. Por eso este sacramento se
llama «de su amor».
Es esta la tradición más permanente de la Iglesia sobre Jesús,
por eso se recuerda en el palio, que se impone a todos los que en
la Iglesia deben crear comunión para que, en la alegría de la unidad todos nosotros, como Jesús, vivamos «pro mundi vita», para
que el mundo se colme de vida. Lo dijo Benedicto XVI al
presentarse como sucesor de Pedro en Roma49.
49 «El Palio indica primeramente que Cristo nos lleva a todos nosotros. Pero, al mismo tiempo, nos invita a llevarnos unos a otros. Se convierte así en el
símbolo de la misión del pastor del que hablan la segunda lectura y el Evangelio de hoy. La santa inquietud de Cristo ha de animar al pastor: no es indiferente para él que muchas personas vaguen por el desierto. Y hay muchas formas de
desierto: el desierto de la pobreza, el desierto del hambre y de la sed; el desierto del abandono, de la soledad, del amor quebrantado. Existe también el desierto de la oscuridad de Dios, del vacío de las almas que ya no tienen conciencia
de la dignidad y del rumbo del hombre. Los desiertos exteriores se multiplican
en el mundo, porque se han extendido los desiertos interiores. Por eso, los tesoros de la tierra ya no están al servicio del cultivo del jardín de Dios, en el que
todos puedan vivir, sino subyugados al poder de la explotación y la destrucción. La Iglesia en su conjunto, así como sus Pastores, han de ponerse en camino como Cristo para rescatar a los hombres del desierto y conducirlos al lugar
de la vida, hacia la amistad con el Hijo de Dios, hacia Aquel que nos da la vida,
y la vida en plenitud. El símbolo del cordero tiene todavía otro aspecto. Era
costumbre en el antiguo Oriente que los reyes se llamaran a sí mismos pastores
de su pueblo. Era una imagen de su poder, una imagen cínica: para ellos, los
pueblos eran como ovejas de las que el pastor podía disponer a su agrado. Por
el contrario, el pastor de todos los hombres, el Dios vivo, se ha hecho él mismo
cordero, se ha puesto de la parte de los corderos, de los que son pisoteados y
sacrificados. Precisamente así se revela Él como el verdadero pastor: «Yo soy
el buen pastor [...]. Yo doy mi vida por las ovejas», dice Jesús de sí mismo (Jn
10, 14s.). No es el poder lo que redime, sino el amor. Éste es el distintivo de
Dios: Él mismo es amor», Homilía en la santa misa, imposición del palio y entrega del anillo del pescador en el inicio del ministerio petrino del obispo de
Roma, 24 abril 2005.
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
173
Recordó el P. Garay la historia de la mujer pecadora. No la
condena, como piden sus acusadores. Con su amor y compasión
la libera de ellos. «El que esté sin pecado tírele la primera piedra». Cuando van desapareciendo uno a uno hasta que se retiraron todos, Jesús levantó los ojos y vio a la mujer sola y le dijo:
«¿Dónde están tus acusadores? ¿No te han condenado? Pues anda, yo tampoco te condeno, vete y no peques más».
En el Corazón de Jesús se revela la proximidad del amor de
Dios. Está a gusto junto a nosotros. »Mis delicias son estar con
los hijos de los hombres». Está a gusto con los más pequeños.
«Dejad que los niños se acerquen a Mí, pues de los tales es el
Reino de los cielos»50. Es un patrimonio que las Hermanas han
conservado. Estaba en su origen.
Meses antes, en febrero de este mismo año, las Hermanas se
trasladaron de nuevo a la Casa de Zanja 64. ¿Motivos? Los decisivos entre la gente modesta: una subida del precio del alquiler y «estar en mejor punto»51. A los pocos días comenzaba la cuaresma.
El P. Aizpuru, jesuita y confesor extraordinario exhortó a las
Hermanas a la penitencia. Deberían hacerla «en una exacta obediencia a nuestros Superiores, obedeciéndoles en todo con una
santa alegría e igualdad de carácter y que, aunque anduviera la
procesión del amor propio por dentro, no obstante, nos venciéramos y practicáramos lo que se nos mandaba, sin réplicas y prontamente».
Sentido del deber y madurez emocional adquiridos con esa
«espada victoriosa», la alegría, que para los creyentes es la fuerza del Señor. Aizpuru les recordó esa sabiduría de los buenos:
nadie quiere hacernos daño. Jamás hay que pensar «que nuestros
Superiores nos mandaban esto o aquello por mortificarnos y humillarnos, sino que levantáramos nuestro espíritu a lo alto y pensáramos que todo nos viene de la mano de Dios». La obediencia
lleva así a la restitución agradecida.
50
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18 octubre 1899 Memorias.
7 febrero 1899 Memorias.
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CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
La mortificación de las Hermanas se ejercita en la exacta observancia de nuestras Reglas. Eso significa concluir la jornada
sin haber faltado a ninguna de ellas o haberlo hecho inadvertidamente. Si fue deliberadamente, la mortificación es humillarse y
`proponerse ser más diligente en adelante52.
En el retiro de marzo, el P. Garay les habló sobre la «vocación al estado religioso y al Apostolado del Sagrado Corazón de
Jesús». Habían las Hermanas recibido un don de Dios para santificarse, saliendo del mundo y usando «tantos medios para santificarnos». Tenían la aprobación del obispo para «el Apostolado»
del Corazón de Jesús. Era otra gracia recibida. Reparación y acción de gracias por lo que Dios espera de cada una, por lo que Él
se merece y por los beneficios recibidos de Él, sobre todo por la
vocación a la Congregación. Crecer en el amor y sufrir con alegría, como pedía S. Francisco Javier al Señor.
En estas reflexiones ascéticas, el P. Garay introduce su idea
de la Congregación. Según él era mixta: de vida activa y contemplativa. Les insistía, sin embargo, en la tarea que realizaban con
las alumnas. Debían dar «buen ejemplo», porque este «hace más
que las palabras y ¿cómo habíamos de exigirle a las niñas, sin
antes practicar lo que enseñamos?»53.
Conocemos la jornada de las Hermanas. El 21 de mayo de
1899 el obispo Santander Frutos aprobó el horario. Había una
hora de meditación que concluía con un examen sobre ella. Seguía la preparación para la comunión y la misa. Antes de comer,
a las once menos cuarto de la mañana, un examen de conciencia.
Después de la comida, visita al Santísimo. Rezaban a las 13 horas vísperas y completas y hacían la visita al Santísimo. De cuatro a cinco de la tarde, maitines, laudes y meditación. Había luego un paseo en silencio y se rezaba el rosario a las cinco y
media. Antes de la cena, lectura. Después de ella, visita al Santísimo. Rezaban a las 8 de la noche las letanías de los santos, preparaban los puntos de la meditación del día siguiente y hacían el
52
53
24 febrero 1899 Memorias.
5 marzo 1899 Memorias.
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
175
examen. Los viernes, de cinco a seis de la tarde, ejercicio de culpas, vía crucis y rosario. Y los sábados, limpieza54.
Es evidente que el obispo estableció una distribución de jornada que obligaba a las Hermanas a una piedad comunitaria, que
San Ignacio no quiso para los jesuitas. Al leer ese horario, uno se
pregunta cuándo trabajaban las Hermanas.
Hay una llamada a la conversión. Cada hermana debe dejar
crecer en su interior la imagen de Jesús, su espíritu. Acudir a las
llamadas de los hombres y vivir en el Evangelio, esa es su vocación55.
54
55
RA, Documentos y cartas, 21 mayo 1899, 5.
María Teresa Azcona, Una historia de esperanza... Madrid 1991, 29.
8. «YO NO TENGO NINGÚN MIEDO»
El retorno del partido liberal al poder en España el 6 de marzo de 1901 iba a plantear la llamada «cuestión religiosa»: se exigiría a las asociaciones religiosas cumplir la Ley de Asociaciones de 1887. No lo hacían. Los antiguos institutos monásticos y
religiosos habían quedado excluidos en el concordato de 1851,
salvo los Paules y los sacerdotes del Oratorio. Se dejaba a los
obispos la elección en cada diócesis de otro instituto regular. No
había problema con las monjas y religiosas. Pasaron a la jurisdicción de cada obispo diocesano, como hemos visto en los informes de algunos de ellos. Las antiguas órdenes religiosas masculinas fueron retornando pero sin reconocimiento legal. La
Compañía de Jesús fue reconocida como institución benéfica de
enseñanza y se autorizó la apertura de casas de formación para
enviar jesuitas a los territorios de Ultramar. El P. Salinero fue
destinado a Cuba por este motivo.
¿Qué pasaba con los «nuevos institutos»? No tenían el amparo del concordato, pero sí una primera aprobación del obispo
diocesano, donde residía la casa-madre. Recibían luego la de la
Santa Sede. Las Normas de 1901 buscaron hacer compatibles su
dimensión diocesana y romana. Dejaron claras las competencias
de cada instancia y las de la superiora general, su consejo y el
capítulo de cada instituto.
El gobierno liberal presidido por Sagasta se propuso también
negociar algunos cambios en el concordato con la Santa Sede.
Buscaba la reducción de gastos, creando una nueva ordenación
de parroquias y suprimiendo algunas colegiatas… Reformaría el
senado, donde cada provincia eclesiástica tenía derecho a un
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CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
obispo senador. La modificación del artículo 11 de la constitución podría llevar a la «libertad religiosa».
La Ley de Asociaciones tenía una función de vigilancia. Establecía controles civiles sobre sus actividades. Dado que sólo
eran asociaciones importantes las vinculadas con la Iglesia y
dentro de ella las nuevas congregaciones, la Ley les impondría
condiciones sobre todo en la enseñanza. Las otras actividades
quedaban reguladas por las leyes comunes1.
1. «PLENAMENTE CONFIADO EN DIOS»
Sus trabajos no le quitaban al P. Salinero el humor ni el tiempo para escribir a los suyos2. No podían con él ni siquiera los catarros. En marzo de 1900 predicó ejercicios en Valladolid y luego en San Sebastián3. En mayo predicó los sermones a la
Congregación de la Buena Muerte, que había fundado en San
Sebastián. Tenía unos 1200 socios. Los últimos domingos de
mes había una función con dos comuniones generales y por la
tarde sermones4.
A los pocos días de formarse el nuevo ministerio, ya antes de
que se tomara medida alguna, la presencia de Sagasta y Moret
recordaba a los que gobernaron entre 1868 y 1874. ¿Tendrían
que disolverse los jesuitas? ¿Se repetiría lo sucedido en 1873?
1 He estudiado esto en «Frente a la Supremacía del Estado. La Santa Sede
y los católicos en la crisis de la Restauración» I, Anthologica Annua 34, 36, 37,
38 (Roma 1987, 1989, 1890 y 1891) 189-305, 317-490, 131-252 y 229-333.
2 «…no falta humor aunque estoy bien ocupado con el Octavario del Niño,
al que viene mucha gente. Hoy escribo a Valentina que me felicitó en correcto
castellano y a las otras dos que me escribieron en inglés». A su sobrina Angelita, 28 diciembre 1899.
3 «…con los residuos del trancazo no he podido preparar mucho, así es
que allí estaré muy ocupado» «Gracias a Dios he salido bien del frío y del trabajo, pues aquí di Ejercicios a unas mil señoras y han quedado contentas». A su
sobrina Angelita, 26 febrero y 15 y 29 marzo 1900.
4 A su sobrina Angelita, 28 mayo 1900.
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
179
Por si acaso se cumplían los malos presagios, decía el P. Salinero
que tenía «el Hotel pagado con fiadora y todo». Los tiempos
eran malos, aunque «no habrá riadas». Para prevenirlas, la gente
acudía a los templos.
Desde Hernani donde predicaba ejercicios a las Religiosas
Canónigas de San Agustín, escribe a su hermana Felipa. Al comentar los acontecimientos, decía: «el diablo anda muy suelto»5.
Semanas más tarde, después de la decisión de que Angelita
no ingresara en el Carmelo, comenta que quizás, además de cuidar de su madre, tendría que hacerlo de su tío, «si el Señor en este tiempo no desbarata el plan de los malvados. Yo no tengo ningún miedo, pues las persecuciones las pidió San Ignacio. Sobre
España, Dios la tenga de su mano». Mantuvo el humor. Su
«priora» particular se convertiría en la regente de «ese hotel donde se come y no se paga. Es el que me conviene, si el Decreto del
73 nos hace buscar a cada uno su nido»6.
Esos años habló de vivir plenamente confiado en Dios7. Sentía la fe como luz que alumbra y calienta, como el mejor don que
uno recibe y restituye8. Había tenido momentos de buena salud9.
El clima era su peor enemigo. Volvió a sentirse mal en la primavera de 190110, justo en los días en que comentaba la situación
política de la que acabamos de hablar.
5 A su sobrina Angelita, 11 marzo y 9 M. 1901. Las referencias de la carta apuntan un error, pues se despide hasta el 1 de mayo y hay una carta anterior
del 11 de marzo. A su hermana Felipa, 28 abril.
6 A su sobrina Angelita, 26 noviembre 1901 y 8 enero 1902.
7 «…y es preciso que te vayas haciendo jesuita indiferente, para todo lo
que Dios disponga». A su sobrina Angelita, 10 julio 1900.
8 «Nuestros mutuos obsequios son de otra clase superior, donde no hay
grasa que mancha sino luz que ilumina y fuego que inflama». A su sobrina Angelita, 19 septiembre 1900.
9 «Yo estoy bien y por ahora libre de vértigos y sin sentir mucho el frío».
A su sobrina Angelita, 28 diciembre 1899.
10 «He sentido no ir a Bilbao y Vitoria a dar Ejercicios al Seminario y señoras, pero el médico no me ha dejado. De modo que estoy como un inválido
en el cuartel. Yo me alegro, pues con los fríos hubiera vuelto a recaer. Así dejaremos las fuerzas para otra ocasión». A su sobrina Angelita, 11 marzo 1901.
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CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
Pasaron los meses y la amenaza no se cumplió. Había que
dejar en franquicia a su sobrina para que siguiera su vocación.
Se lo dijo a su hermana Felipa. Importaba que su hija estuviera
en su sitio, que hallara el centro de su vida. Lo era el Carmelo.
Sus problemas de oído no lo impedían, según le habían dicho los
carmelitas. Se lograría la dispensa. Era el momento de escuchar
para ver lo que Dios quería11.
Tomada la decisión, la madre y la hija podían estar tranquilas. Les decía: «estoy conforme con el parecer de las dos. Esperemos lo que el Señor disponga, y hacer su voluntad es lo más
perfecto. Mira, a cuidar a madre, y ¡quién sabe si tendrás que
cuidar de tu tío, pues según se ve, el decreto está dado, solo falta
el plazo y la ejecución, si el Señor en este tiempo no desbarata el
plan de los malvados!» 12.
2. DE MONJAS A HERMANAS
En febrero de 1902 predicó ejercicios a las Carmelitas de la
Caridad. Su parecido con las Hijas de la Caridad, puestos ya de
relieve por el obispo de Lérida, que les hizo adoptar ese nombre,
no pasó desapercibido al P. Salinero. La situación estaba cambiando. «Por aquí hay muchas vocaciones, sobre todo de Hermanas, pero la mayorísima parte sin dote»13. Dos rasgos del movimiento congregacional: Hermanas y sin dote, todas iguales y
viviendo de su trabajo, sin formar patrimonio. Y un hecho: había
vocaciones.
«De modo que tu podías consultar con tu confesor cuál pueda ser la voluntad de Dios, o quedarse contigo, si la necesitas o si se la das a Dios, y tienes
el gusto de verla religiosa. Puedes también explorar la voluntad de Angelita.
No temas, conocida la voluntad de Dios, sacrificar por su amor y por la felicidad de ése ángel tu propio gusto y bienestar, que el Señor te lo pagará de otro
modo y ya tienes experiencia de ello».
12 A su hermana Felipa y a su sobrina Angelita, 8 y 26 noviembre 1901.
13 A su sobrina Angelita, 8 febrero 1902.
11
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
181
Según el informe enviado por el obispo de Vitoria el 10 de
julio de 1900, desde el anterior, los religiosos habían incrementado sus casas. Los Carmelitas Descalzos tenía cuatro más, los
Capuchinos, dos, los Pasionistas otras dos y se había abierto un
convento de Trinitarios Descalzos, uno de los Canónigos Regulares de Letrán y los Claretianos tenían dos casas.
Los Jesuitas habían instalado en Loyola el noviciado para los
expulsos de Francia. El obispo de Vitoria alababa los Estudios
Superiores de Deusto. Era una novedad la residencia de San Sebastián. Se habían abierto colegios dirigidos por religiosos. Los
Dominicos tenían uno en Vergara, los Escolapios dos, los Marianistas abrieron en San Sebastián y Vitoria y los Hermanos de las
Escuelas Cristianas en Bilbao y San Sebastián. Los Agustinos tenían colegio en Guernica, los Salesianos, en Baracaldo y los
Oblatos del Santísimo Redentor en Ornieta.
La diócesis contaba con sesenta y cuatro monasterios de clausura y cincuenta y seis casas de congregaciones dedicadas a los enfermos y a la educación. En total había ciento veinte comunidades.
Siendo buena la situación religiosa, como se dijo en 1894, el
obispo Ramón Fernández Piérola apuntaba una novedad: la presión del socialismo y de la masonería, que seducían al pueblo y
lo ponían en rebeldía contra la Iglesia y la sociedad. Ni siquiera
las pequeñas poblaciones se libraban de su influencia14.
Ese era el contexto en el que trabajaba como «ministro de la
Palabra» el P. Salinero. Las novedades eran el crecimiento de las
comunidades religiosas, la dedicación de institutos regulares a la
enseñanza, la expulsión de los religiosos en Francia, su entrada
en la diócesis de Vitoria y la abundancia de institutos nuevos femeninos dedicados a los enfermos y a la enseñanza.
14 «…quienes beatifican al pueblo seduciéndolo por medio de un engaño
trivial y excitándolo para subvertir de raíz a la Iglesia y a la sociedad, viendo la
tempestad tan terrible de libros y periódicos, cuyos locos impulsos ni las leyes
frenan ni los contiene la vergüenza». Ramón Fernández Piérola, sin fecha, pero
registrada el 10 julio 1900, y a la que se responde el 20 febrero 1902, ASV
Congreg. Concilii Relat. Dioec. 778 Victoriensis I n. 7 y VIII n. 1.
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Regresemos al verano de 1900. En julio predicó el P. Salinero en las fiestas del Carmen y en la de San Ignacio. Hizo sus
ejercicios anuales y marchó a Vergara el 1 de agosto a predicarlos a las Religiosas de la Enseñanza hasta el día 11. Se quedó para predicar un triduo de renovación15. Tenía las jornadas llenas
con la predicación de ejercicios y retiros16. Repitió este mismo
calendario en 1901. Veintidós días en Loyola y quince en Vergara. Predicaría también ejercicios en Deusto y en Vitoria17.
3. UNA FIDELIDAD CON «ESPÍRITU SENCILLO Y SUAVE»18
A los pocos días de ser nombrado obispo de La Habana, Donato Sbarretti viajó a Roma. Pasó por San Sebastián. Habló con el P.
Salinero. Llevaba el Instituto de las Hermanas del Apostolado para
su aprobación por la Santa Sede19. Sbarretti, un diplomático de carrera, era primer auditor de la delegación apostólica en Washington
desde 1893. Elegido obispo de La Habana el 8 de enero de 1900,
fue ordenado en la iglesia St. Augustine, en Washington, el 4 de febrero por el arzobispo Sebastiano Martinelli, Delegado Apostólico
en Estados Unidos. Estuvo poco tiempo en La Habana. El 16 de
septiembre de 1901 fue nombrado Delegado Apostólico en Filipinas. Francisco de Paula Barnada Aguilar, arzobispo de Santiago de
Cuba, fue nombrado Administrador Apostólico de La Habana. Fue
uno de los firmantes de los acuerdos Santa Sede-Estados Unidos
del 2 de enero de 1902. Debido a la oposición del gobierno, Sbarretti nunca llegó a ir a Manila. Estuvo como Delegado Apostólico
en Canadá desde el 26 de diciembre de 1902 hasta que fue nombraA su sobrina Angelita, 10 julio y Vergara 11 agosto 1900.
A su sobrina Angelita, 19 septiembre 1900.
17 A su sobrina Angelita, Vergara 5 agosto 18 agosto 1901.
18 Nuestra Senda, 58, 15 y 16, 12, recogido en las Constituciones I 4 y Directorio, I 3, III 40 y I 7.
19 «Tú pide y comulga para que sea aprobado, Sta. Teresa que se lo alcance pues experiencia tuvo de lo que son esas cosas. Pues si esto se logra ya podrán venir a poner aquí un noviciado». A su sobrina Angelita, 29 marzo 1900.
15
16
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
183
do secretario de la Sagrada Congregación de Religiosos el 29 de
octubre de 1910. Estará en ese cargo cuando se pida la aprobación
de la Congregación y de sus Constituciones en 191320.
Inspira la vida cotidiana de las Hermanas el deseo de cumplir las palabras del P. Salinero: «dar a conocer el corazón de Jesús por (medio de) vuestro corazón»21.Viven en una comunidad
fraterna, orante22 y de servicio a los demás y acogen a las jóvenes en ella23. A estos fines tratan de acomodar su vivienda24. En
esta comunidad se inicia la formación de quienes las conocen y
desean ser Hermanas del Apostolado. Unidas entre ellas y acogiéndose mutuamente, quieren crear las condiciones y formar las
actitudes que permiten a una joven vivir gozosa su fidelidad al
Señor dentro de la Congregación25.
¿Cómo se ha llegado a esta identidad de la Congregación?
Vinculadas a los jesuitas, recibieron de ellos ayuda y orientación. Los datos que conocemos de los postulados aprobados en
las congregaciones de la provincia de Castilla, las razones que
llevaron a la salida del P. Salinero nos permiten entender el modelo ascético y espiritual de entonces. Por delante de todo, la ob20 Pueden verse más datos y la bibliografía en la webb «Episcopologio de
la Iglesia Católica en Cuba», dirigida por Salvador Miranda.
21 «Existen matices de delicadeza, de ternura, de respeto… y de infinita
misericordia que no podremos tener si no logramos contemplarlos en el Corazón de Cristo y si Cristo no vive en nosotras». Esta es la glosa que se hace de
este texto del P. Salinero en las Constituciones de 1983 II 21.
22 Fieles a la palabra de Jesús, que nos reveló que el Padre quiere que se le
adore en espíritu y verdad, la oración une a las Hermanas a la ofrenda de Jesús
y a la intercesión que con Él hace toda su santa Iglesia. Se prepara a ella en «el
silencio fecundo» Constituciones 1983 II 50 y 56.
23 «Ha de estar patente a todos nuestra caridad fraterna, nuestro modo de vivir sencillo y modesto, nuestro espíritu de servicio y nuestra disponibilidad para
lo que el Instituto nos necesite», Constituciones 1983 I 9, citando Act. 2 44.
24 Debe servir a la oración, al estudio, que requieren un fecundo silencio.
Debe permitirles un trato familiar entre ellas y con los demás y facilitarles la
pobreza. Constituciones 1983, II 66-67.
25 Directorio, IV 50 a, 52, 55 c. La comunidad debe ser «apostólicamente
ágil y flexible», Constituciones 1983 I 13.
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CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
servancia regular, considerada más importante para salvar a
«nuestros prójimos» que la palabra, el ejemplo y la oración. Por
eso decían: ¿de qué será juzgada una religiosa del Apostolado?
De la observancia. ¿Con qué código? Con sus Reglas.
«Este es el código por donde se le ha de juzgar cuando se
presente en el juicio delante de Dios. Así, con el fiel cumplimiento de las Reglas, se ha de santificar más que con asperezas y
ayunos, que de nada servirán si descuida la observancia de sus
Constituciones; como se santificó San Juan Berchmanns, que no
hizo cosas extraordinarias, sino que fue por el camino llano y ordinario de sus Reglas, por eso a la hora de su muerte le pusieron
el Crucifijo, el Rosario y las Reglas que las abrazó contra su pecho diciendo: «Estas son las prendas más amadas de mi corazón» y así murió santamente»26.
Como pondrá de manifiesto el proceso de aprobación de las
Constituciones, había otros aires y otras influencias en la Iglesia
ya en 1901. A fines de diciembre de 1900, se promulga la Constitución Apostólica de León XIII sobre las congregaciones religiosas de votos simples27.
Para ajustarnos a la cronología y mantener la proximidad
con lo que las Hermanas del Apostolado quieren ser hoy, vamos
a detenernos en este documento del Papa. Adelantamos así camino. Porque el desconocimiento de las Normas hizo sufrir a la
Madre Carolina y al P. Salinero en los últimos meses de su vida.
Desde el punto de vista histórico, lo sucedido da una pista para
entender el cambio que introduce el código de 1917 y las posteriores Normas de 192128.
La Constitución «Conditae a Christo», «Fundada por Cristo» y las Normas posteriores fueron el código de los nuevos ins-
Plática del P. Guezuraga a las Hermanas del Apostolado, 2 agosto 1900.
Fue publicada en español en La Cruz 1 (1901) 109-115).
28 Eutimio Sastre, El ordenamiento de los institutos de votos simples según
las Normae de la Santa Sede (1854-1958), Roma-Madrid, Pontificia Universitas Urbaniana 1993, 116-138. El texto latino de la Constitución de León XIII y
de las Normas, ib. 260-299.
26
27
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185
titutos. En esos documentos hallamos una descripción de lo que
es una Congregación. En ellos se recoge todo ese movimiento de
incorporación de la mujer a la labor eclesial, que se diversifica
en varios miles de institutos que aparecen en la Iglesia a lo largo
del siglo XIX.
Vinculadas por votos simples, las Hermanas se sienten llamadas a «consagrarse santamente a las diversas obras de piedad
y de misericordia». Se organizan de una manera eficaz, «mediante la fuerza que les da el observar una misma regla y tener
una dirección común». Han alcanzado «un desarrollo más grande de día en día». Este dinamismo hunde sus raíces en su objeto:
«impulsadas por la caridad de Cristo, han franqueado los límites,
sobrado estrechos, de una ciudad y de una diócesis».
Meses antes, el arzobispo de París, François Richard, escribía al cardenal Rampolla y a León XIII. Había un diseño
político, que tenía por objeto destruir las instituciones cristianas en Francia. La alarma surgía por la presentación de tres leyes: una de ellas ponía como condición para poder enseñar el
haber cursado tres años en las escuelas universitarias. Las
otras dos, la de asociaciones y la de medidas fiscales, buscaban la supresión de las congregaciones29.
Las instituciones cristianas se identificaban con la escuela y
la presencia de la Iglesia en ella a través de las Congregaciones.
Estas tenían una organización muy eficaz para conseguir ese fin.
Recibían un estatuto jurídico nuevo, que rompía con una tradición secular, que obligaba a las mujeres consagradas a Dios a
emitir votos solemnes, vivir la clausura y depender de una orden
masculina.
29 La crisis creada por estas medidas fue aprovechada para oponerse a la
orientación de León XIII para los católicos en relación con la III República.
Sobre este problema general y sobre la oposición de algunas congregaciones
masculinas al Papa, «En el corazón de la democracia. Del «ralliement» a la separación», Anthologica Annua 42 (Roma 1993) 247-455 y «En nombre de los
humildes. Las congregaciones y el «ralliement», Archivum Historiae Pontificiae 40 ( Roma 2002), 269-290.
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El dinamismo de las congregaciones las hacía capaces de poner en tela de juicio el modelo diseñado en los concordatos: una
Iglesia reducida a la organización diocesana, es decir, una unidad
administrativa, fuertemente controlada por el Estado a través del
presupuesto de culto y clero y del nombramiento de los obispos,
párrocos, canónigos y profesores del seminario.
La clave de esta fuerza expansiva fue su dedicación a las obras
de la piedad y de la misericordia. La Iglesia, según la expresión
del fundador de una Congregación, tenía por misión el ejercicio de
la misericordia compasiva.
Como sucedió ya en el siglo XVI, el movimiento congregacional recuperaba la dimensión humana de la salvación. En la
condición humana se revelaba la gloria de Dios y se le alababa
por sus obras. Servir al hombre es glorificar a Dios. Esa unión,
vivida como vocación, se recoge en el espíritu de las congregaciones, que no distinguen entre fines primeros y fines segundos,
sino que afirman el igual empeño con que se debe laborar en la
santificación personal de las Hermanas y en la «educación de los
pueblos», como recogen las Constituciones primeras de las Hijas
de Jesús.
Por eso destacan algunas líneas en el movimiento congregacional. La primera, su realismo histórico. La Congregación, la
de las Hermanas del Apostolado responde a necesidades concretas: la instrucción de la mujer y la ayuda a los sacerdotes en las
poblaciones del campo, difundiendo así la devoción al Sagrado
Corazón. El P. Salinero y el obispo Manuel Santander hablaban
de lo que habían visto y oído. Respondían a ello porque era su
deber como jesuita y como obispo.
Ese realismo justificó su aprobación. Siempre al lado de los
necesitados, su utilidad social hizo pasar a las congregaciones
primeras desde la asistencia hospitalaria –enfermos, huérfanos y
ancianos– propias de las congregaciones del primer tercio del siglo XIX, a la enseñanza, desde la misericordia corporal a la espiritual, desde el cuidado del cuerpo a la instrucción del ignorante.
No necesitaban dote. Tomó nota de ello el P. Salinero como
hemos visto. Su trabajo era su patrimonio. La hermana aporta a la
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187
Congregación su persona y su capacidad para trabajar. Es muy
significativo que las Normas de 1901 prohibieran a los obispos autorizar las congregaciones «mendicantes». Las Siervas de San José, del P. Butiñá, tuvieron este problema cuando quisieron unir el
trabajo manual y la limosna para asegurar su sustento. Cuando no
podían vivir con la actividad propia de su fin, buscaron otros medios.
La segunda línea es su forma de inserción eclesial. Casi
todas las nuevas congregaciones carecen de una espiritualidad
específica. Insisten más bien en que las Hermanas no están
obligadas más que a lo que la Iglesia manda. Se conformaban
con demostrar que el trabajo era compatible con la vida cristiana y que la vocación cristiana –al igual que la Iglesia– es
benéfica para la sociedad.
La vida religiosa como una decisión libre es la tercera línea. Eso queda patente en la naturaleza de las Constituciones,
en la forma en que se emiten los votos, en las facultades del
obispo respecto a la vida interna de una Congregación...Todo
refleja esa tutela de la libertad: las Constituciones no obligan
en conciencia, los votos se pueden dispensar fácilmente, se
prohíbe la comunicación en conciencia... Por no observar esta
tutela, fueron rechazadas las presentadas por las Hermanas del
Apostolado.
Aquella Iglesia, que decidió estar presente en la enseñanza,
en la propia y en la pública, estaba convencida de que así, pese a
los riesgos, realizaba su propia vocación. Se aprobaron, se les
dio decretum laudis a las que querían trabajar en esa dirección:
enseñanza para todos, en los pueblos y en las ciudades, a los ricos y a los pobres... Se dijo a los obispos que esto era una prioridad absoluta, cuando desde Roma valoraban los informes sobre
la situación religiosa de sus diócesis.
Las obras católicas terminaron identificándose con la escuela católica. A ella se pedía que dedicaran sus limosnas los
fieles. Configuraba otras obras como los círculos católicos de
obreros, la preservación de los jóvenes, las escuelas dominicales y oratorios...
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4. «UNA CARIDAD VERDADERA Y OPORTUNÍSIMA»
Todas las iniciativas a favor del pueblo las llamó León XIII
«democracia cristiana» al iniciarse el siglo XX. La cita es larga,
pero necesaria:
«A la acción democrática cristiana, tan conforme con la índole de los tiempos y tan adecuada a las circunstancias que la suscitaron, Nos hemos dado sanción e impulso, pero cuidándonos de
definir con mucha claridad su fin, su modo y sus límites; así que, si
en esta parte hubiera alguno que se equivocara, seguramente no
sería por falta de guía autorizado. Pero hablando en general de
aquellos que se han dedicado a este trabajo, italianos y extranjeros, es indudable que se afanan con buen celo y notable fruto y no
debe pasar inadvertida la útil cooperación que a éste prestan centenares de valerosos jóvenes.
También excitamos al clero a entrar, con ciertas precauciones,
en este mismo campo de acción, porque, a decir verdad, no hay
asunto de caridad, de justicia y de utilidad al que sea extraña la
vocación del sacerdocio católico.
¿Por ventura no es caridad verdadera y oportunísima la de
aplicarse con premura y desinterés a mejorar las condiciones espirituales y bienestar material de las multitudes? El amor maternal de la Iglesia hacia las multitudes es universal, como la paternidad de Dios, pero, no obstante, fiel a sus orígenes y acordándose
de los preceptos divinos, siempre tuvo ella por norma el de inspirarse en un sentimiento de predilección a los que sufren, a los humildes, a los desheredados de la fortuna»30.
Los católicos no temen correr el riesgo de ejercer la misericordia hacia las personas y los grupos sociales. Ella rejuvenece a
la Iglesia. Con ella la acogen y la hacen suya los jóvenes. Mucho
tiempo antes, en la vida real, se establecía una sintonía entre la
llamada de Dios a una vida consagrada y el ejercicio de la caridad, el compromiso con la justicia y el servicio gratuito a los
otros. Haciendo esto, la Iglesia es fiel a su memoria y al mandato recibido de Jesús, revelando la paternidad de Dios.
30
Discurso a los Cardenales, 23 de diciembre de 1902.
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189
Las Hermanas del Apostolado creen que la instrucción de las
niñas es la mejor forma de moralizar la sociedad. Era obra de
mujeres y a favor de las mujeres. Era tan indiscutible que se trataba de una obra de Iglesia que quienes querían desplazarla fuera
de la sociedad pusieron todo su esfuerzo en acabar con las escuelas de las congregaciones.
En esta hora es más urgente que la religión se identifique con
la compasión, pues «…ninguna doctrina o práctica religiosa
puede ser auténtica si no conduce a la compasión práctica».
Las religiones monoteístas coinciden con los budistas, los taoístas y los hindúes en que lo sagrado es trascendente, pero se
halla también en cada ser humano. Por eso hay que tratarlo con
absoluto respeto, pues su dignidad es también absoluta. Cuando
se olvida esto, la fe se convierte en una expresión de la ira y del
odio, se hace una teología de la violencia.
Quienes desean devolver a la sociedad su carácter sagrado,
situarla en la esfera de la religión y bajo su influencia, sólo pueden hacerlo desde la compasión. El drama de los que usan la
violencia para sostener su fe es que carecen de ella. Se apartan
así, en el caso del Judaísmo, del Cristianismo y del Islam, de su
verdad, de su tradición religiosa. Sin compasión no hay vida espiritual, no hay experiencia mística. Sin haber visto y oído, la religión se reduce a violencia. Es su mayor perversión. La conexión evidente entre mentira y violencia halla aquí una de sus
más trágicas expresiones históricas.
Sería ingenuo creer que esa evolución habría estado libre de
la influencia del laicismo agresivo, también responsable de esa
suerte de espiral de la hostilidad y la recriminación. También
«los laicistas necesitan ser más fieles a la benevolencia, la tolerancia, el respeto a la humanidad» propios de la cultura moderna. Deben «abordar de una manera más comprensiva los temores, las angustias y necesidades… que ninguna sociedad puede
dejar de lado sin riesgo» 31.
31 Karem Armstrong, Los orígenes del fundamentalismo en el judaísmo, el
cristianismo y el Islam. La intolerancia religiosa frente al progreso, Barcelona¸ Tusquets 2004, 398 y 453.
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El Estado, que más ha favorecido el laicismo, la República
Francesa, hizo un eje básico de su política: ilegalizar las congregaciones. Las Hermanas del Apostolado sufrieron los efectos de
ese laicismo, enemigo de la libertad, primero en España, con la
II República y luego en Cuba, bajo el marxismo-leninismo. Retornando a la compasión, al ministerio de la misericordia, reciben justificación de Dios y al mismo tiempo, liberan de la mentira y de la violencia a quienes las hostigan. «Yo no tengo ningún
miedo», esa paráfrasis de las palabras del Resucitado, de quien
ha sufrido la injusticia de una muerte fundada en falso testimonio, en la mentira, es la más apremiante fidelidad para quienes
han visto y oído el dolor y el sufrimiento. Es además la razón
que les hace fuertes en la esperanza.
9. UNA ETAPA NUEVA
Al iniciar su independencia Cuba en 1902, seguían las dos
diócesis que ya había. La de La Habana para atender a 1.115.684
habitantes contaba con 283 sacerdotes, de ellos 136 eran diocesanos y 147 sacerdotes regulares. Los Jesuitas estaban en La Habana y Cienfuegos. En Matanzas estaban los Carmelitas Descalzos y los Trinitarios. Los Escolapios, Dominicos y los
Franciscanos Observantes, en La Habana. Los Paules tenían dos
colegios y dirigían el seminario de San Carlos y San Ambrosio.
La archidiócesis de Santiago, con 415.949 habitantes, tenía 51
sacerdotes. 15 pertenecían al clero regular. Eran pocos. Se propuso
que parte del clero de La Habana pasara a Oriente y ayudara al de
Santiago.
El delegado apostólico, Placide Chapelle, examinó el papel de
los religiosos y de las congregaciones femeninas. En su informe
menciona a las madres del Sagrado Corazón, Ursulinas, Hijas de la
Caridad, de quienes dice: «ponen lo mejor de su parte y gozan del
respeto de toda la gente honesta y obtienen saludables frutos».
Los religiosos, en cambio, «se encuentran como encerrados
en sus obras, dadas las circunstancias difíciles en las que se encuentra el país y por el hecho de que todavía no se acostumbran
al nuevo estado de cosas, y sus métodos son un tanto defectuosos, por ejemplo para el establecimiento de las escuelas dominicales de catecismo». A eso había que sumar la oposición de
«personas bien colocadas en la administración diocesana»1.
1 «Rapporto di Mgr. Delegato Sstraordinario all’Emmo. Sig. Cardinale Segretario di Stato sullo Stato attuale della diocesi di Avana», 29 aprile 1902,
AES Spagna 312/falta posizione 56-60 y texto impreso 75-80 recogido por
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1. «…ALEGRES POR LA GRACIA»
El P. Salinero iniciaba su sexto año en España tras su regreso
de Cuba. Se sentía mayor. «Nos vamos acercando a la patria,
donde no habrá ni ausencias ni muerte». Sabía que estaba solo,
«sin perrito que le ladre», decía a su hermana Felipa hacia la que
sentía afecto concentrado. Le pedía que se cuidara y dejara cuidar. En sus hijos tenía «ángel que te guíe, médico que te cure,
cerero que te alumbre y dulcera que te endulce»2.
Visitó a los suyos el verano de 1902. Aún estaba vivo su corazón, abierto a la alegría del encuentro, a la tristeza de la separación y al consuelo del afecto mutuo3.
Tenía razones para sentir así, para pensar así. Todos se habían movido «para hacerme feliz mi estancia, siendo motivo yo
de constantes molestias y gastos. Y si el amor se paga con amor,
procuraré que el mío no se quede atrás ni en deuda…»
«…esas lágrimas (de la despedida) las enjuga el grato recuerdo
de nuestra unión y cariño. ¡Cuántas gracias, Angelita querida, tenemos que dar a Dios, aun por esas lágrimas, pues brotan de ese amor
tan íntimo, que difícilmente se encuentra en otras familias!».
Como solía hacer, por una especie de pudor, pasaba de la confidencia al humor. Había sido una ganga dar Ejercicios y estar con su
familia, «muy cuidado y regalado». Una suerte reservada que «hacemos muy meritoria, pues si es grande la alegría, terrible es la tristeza de la despedida, convirtiéndose el dulce en aguijón que dura
mucho tiempo. Con que, ya ves, Angelita, que la razón dice que no
Manuel P. Maza Miquel, Entre la ideología y la compasión. Guerra y paz en
Cuba 1895.1903, Santo Domingo, Instituto Pedro Francisco Bono 1997, 418419 y 519.
2 A su Hermana Felipa, 28 abril 1902. Pedía el 8 de febrero a su sobrina
Angelita, que acompañara a su madre en los paseos y que le preparara comidas
que le ayudaran a adelgazar. Insistió en otra carta del 7 de junio.
3 «Alegre es la ida, triste la vuelta, pero queda un recuerdo consolador lo
mucho que me quieren y os quiero». Se siente consolado por «nuestro mutuo
cariño como creo no exista en familia alguna». A su sobrina Angelita y su hermana Felipa, ambas del 29 septiembre 1902.
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solo estemos conformes sino alegres por la gracia especial concedida. Ahora ya comenzamos lo normal de nuestra vida.
Yo voy a Loyola a hacer mis Ejercicios y quitar el polvillo de
Alba que, alguno recoge el corazón al encontrar tanto afecto»4.
Estos meses tenía buena salud. Como su hermana, tendía a ser
obeso, «lo que no me gusta mucho»5. Sus cuidados no le libraron
de un enfriamiento en diciembre de 1903. La víspera de la Inmaculada y su día tuvo tantas confesiones y pláticas «que me pasó lo
de Medina, me enfrié y he estado dos días de vago en la cama como en esa, y aunque me han cuidado, pues no he tenido fiebre,
mucho me acordaba de una Hermana de la Caridad carmelita calzada, que se llama Angelita y de un San Rafael que se llama Fulgencio y de un Apóstol que se llama Andrés y de dos Apostolinas,
Andrea y Felipa y del que tiene las llaves del Hotel»6.
En todo, también con su familia, se alegraba de vivir «conforme con la voluntad de Dios». Su regreso de América le había
consentido «pasar con vosotros lo que no ha tenido nadie, semanas enteras y varias veces»7.
El verano de 1906 esperaba ver a su sobrina Angelita. Marchaba el 9 de julio a Loyola a Ejercicios. Luego, se quedaba para
la Congregación provincial hasta finales de mes. Se reservaba
tiempo para estar con ella8.
Un estudio sobre las características sociales y familiares de
quienes inician el movimiento congregacional destaca ciertas
notas comunes9. Ese perfil social y espiritual se halla en la co-
A su sobrina Angelita, 4, 5 y 10 octubre 1902.
«Tú que puedes hacerlo no dejes de pasear todos los días, pues es la merienda mejor y más barata y el mejor postre del chocolate que debéis tomar tú y
Micaela».A Felipa, San Sebastián, 28 abril 1903.
6 A Angelita, 12 diciembre 1903.
7 Angelita, San Sebastián, 12 septiembre 1904.
8 «…si me dices con certeza cuando vienes, podré, tal vez, no admitir
Ejercicios de Monjas que, sabes damos en estos meses. Los míos los hubiera
diferido, si hubiera sabido que venías con seguridad» Angelita, 6 julio 1906.
9 Vid. Claude Langlois, Le catholicisme au féminin. Les congrégations à
Supérieure Générale au XIXe siècle, Paris 1984.
4
5
194
CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
rrespondencia del P. Salinero con su familia. Se alegra de que
nada les falte y puedan mirar con tranquilidad su vejez. «Más felicidad, ni soñarla podrías, al verte rodeada de cariño, sin disgustos y con medios para vivir sin privaciones, trabajos y humillaciones». El cuidado de la salud, el futuro de los hijos y una vida
«honesta y pacífica» son valores que llegan ahora a esa gente
modesta, que vive de su trabajo y ve cómo mejoran, gracias a él,
sus condiciones de vida10. Pertenecen ya a esa sociedad nueva,
que ha ido surgiendo lentamente durante el siglo XIX.
La vida de familia y su intimidad, encuentran un «patronazgo
espiritual en San José y la familia de Nazaret»11. Quería que la suya se pareciera a ésta «no tanto por la pobreza sino por la paz y
unión»12.
Muerta su hermana Felipa, decidió su familia reunirse. Les escribió esa Navidad: «En medio de las espinas de esta vida, el Señor
os bendice. No os ha faltado, hasta ahora, nada, la familia se va colocando bien, y sobre todo habéis sido ricos, muy ricos en paz y felicidad doméstica que vale más que muchos tesoros»13. Abundaban
en «la mayor de las riquezas, la fe y la unión, y no os falta lo necesario para vivir sin estrecheces y con decencia»14.
2. «…ESE ESPÍRITU PROPIO DE MISIONES»
Seguía predicando ejercicios. En los de Vergara, en noviembre de 1902, 230 ejercitantas, «la mayor parte de 16 para arriba.
«El Señor te conserve todavía muchos años, y para eso, haz tú lo que
puedas de tu parte, haciendo ahora en la Primavera mucho ejercicio, sirviéndote un día de Marta y otro de María y otro de Pedro. Yo, en mi Misa te felicitaré
y pediré al Señor colme tus deseos y que veas a tus hijos bien colocados y que
no os falte lo necesario para una vida honesta y pacífica». A Felipa y Pedro,
San Sebastián, 23 abril y 27 junio 1905.
11 En 1891 inició Antonio Gaudí el templo dedicado a la Sagrada Familia
en Barcelona. Desde 1911 se dedicó totalmente a él, hasta su muerte en 1926.
12 Pedro, San Sebastián, 26 junio 1906.
13 Angelita, La Habana 27 diciembre 1908.
14 Angelita, La Habana 19 agosto 1910.
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Cinco pláticas diarias y días de cinco horas de confesionario.
Gracias a Dios, ya terminé y se ha sacado mucho fruto»15.
Predicaba en la iglesia de la residencia de San Sebastián16.
Hablaba con los suyos de las cosas de cada día. La presencia de
la Corte en la ciudad había encarecido la vida17. Las leyes contra
las congregaciones en Francia provocaron una «invasión de
monjas francesas de todos los colores y hábitos, las pobres están
como los pájaros cuando llega el gavilán»18.
En la cuaresma de 1904 estuvo en Vitoria, entonces sede episcopal de las tres provincias vascas. Predicaba a las seis de la mañana, a las doce y a la seis de la tarde. Con humor comenta: «más de
cuatro mil mujeres llenaban el templo de San Miguel, mucho mayor que San Pedro (de Roma)»19. En mayo, en San Sebastián, predicó y dio ejercicios «a obreras, costureras y cigarreras»20. Y en
agosto de 1905, a las Jesuitinas en su colegio de Tolosa, a donde
volvió al año siguiente con el Sr. Obispo y les predicó un Triduo en
la fiesta de inauguración de su nueva capilla21. El 27 de febrero de
1906 salió para Vitoria a dar ejercicios a los seminaristas22.
La «invasión de monjitas francesas», que comentaba unos
días antes el P. Salinero a su familia, presagiaba alguna tormenta
Carta a Felipa, Andrea, Angelita, Adela, Rosario y queridísimos Fulgencio y Pedro, Vergara 12 noviembre 1902.
16 A Angelita, San Sebastián 11 enero 1903.
17 A Angelita, 26 septiembre 1903.
18 A Angelita, San Sebastián 6 junio 1903.
19 «…me tenía que levantar como en el Carmelo el día de Resurrección».
A Angelita, San Sebastián 1 abril 1904.
20 Angelita, San Sebastián, 19 mayo 1904.
21 Angelita, Tolosa, 9 agosto 1905 y Arechavaleta, 5 junio 1906. En septiembre de 1905 estuvo el obispo de Vitoria haciendo la visita pastoral a Tolosa. Esos días la beata Cándida María de Jesús quiso establecer en el Colegio de
Tolosa la Cofradía de la Buena Muerte. Habló con el P. Salinero en San Sebastián. Carmen de Frías, Biografía de la Sierva de Dios Madre Cándida María de
Jesús (Juana Josefa Cipitria y Barriola), Fundadora de la Congregación de las
Hijas de Jesús (31 mayo 1845-9 agosto 1912), Hijas de Jesús, Postulación de
las Causas de Canonización, Roma 1988, 559-560.
22 Angelita, 27 febrero 1906.
15
196
CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
sobre los Jesuitas. La Congregación provincial de Castilla, celebrada en Loyola los días 6-8 agosto 1902, no aprobó postulados.
Insistió en que se asignara a la Provincia un país de misión y que
el P. General remediara la falta de espíritu y de uniformidad en el
pensar y actuar, e incluso en el confesionario.
Trató también de la conveniencia de convocar una Congregación General. Había varias razones, la más importante, «la dureza de los tiempos». La Compañía de Jesús estaba perseguida
en algunas naciones, amenazadas sus casas y bienes, incluso
donde aún tenía libertad. La Congregación era necesaria, en segundo lugar, para fomentar la espiritualidad. «Pues todos vivimos inmersos en una nación pervertida; y el fervor se apaga por la
lectura asidua de los periódicos y de otras obras sin sustancia, por
temor de las luchas políticas y de las perturbaciones populares. El
interés por las cosas espirituales disminuye, de manera que, con
frecuencia, en las recreaciones se habla sólo o casi siempre de cosas mundanas».
La tercera razón, procurar una sólida formación a los jóvenes. La cuarta, que la Congregación determinara si la Compañía
debía emigrar a otra parte23.
El 3 de febrero del año siguiente visitó Cuba el P. Isidro
Zameza. Estuvo hasta el 5 de marzo. Ese día viajó a Colombia.
Destaca su informe la buena situación de los Padres y de los
colegios de Belén y Cienfuegos. De los dos rectores dice que
son aptos, diligentes y gozan de la estima de los otros Jesuitas
de sus casas. Algunos dicen que el superior de La Habana se
dedica mucho a los ministerios. Otros creen que eso es necesario para que sean eficaces. No pueden dejarse, dado el estado
religioso de la Isla. Zameza está con éstos, pero avisó a Vicente Leza, rector del Colegio, que, en todo lo que pudiera prescindir de hacer, lo encargara a otros Padres, y que se dedicara a
«mirar más bien por las cosas del Colegio y de la Comunidad».
23 Manuel Revuelta González, La Compañía de Jesús en la época contemporánea, tomo II. Expansión en tiempos recios (1884-1906), Madrid, Santander, Bilbao, 1991, 641-642.
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
197
Que no se distrajera «demasiado en los ministerios». Excusa en
el clima a quienes no se esfuerzan mucho y carecen de la diligencia propia de un buen religioso24.
En enero de 1903, Vicente Leza escribió al P. Luis Martín.
Recién inaugurada la República de Cuba, urgía proveer a la
falta de sacerdotes. Los protestantes se habían movilizado.
Formaba parte de lo que aquellos años se llamaba el «destino
manifiesto» de Estados Unidos: propagar la libertad y el cristianismo librando a los pueblos del fanatismo de la Iglesia católica, «amenazada de ruina». Los religiosos debían apresurarse a acudir en su ayuda.
Leza se hacía portavoz del arzobispo Chapelle. Aunque sabía
que la provincia de Castilla no podía, solicitaba que el P. General
enviara algunos misioneros25.
El nuevo obispo de La Habana26, Pedro González Estrada,
escribió el 24 de junio de 1904 al P. General. Deseaba una formación seria para sus seminaristas. Consideraba que no era buena la que recibían. Era una carencia grave, que venía de atrás.
Había que remediarla, formando a jóvenes «de clara vocación»,
que fueran dignos de recibir las órdenes.
Cerrado el seminario a causa de la guerra, de acuerdo con el
Delegado Apostólico, iban a abrirlo. Ambos querían que lo dirigiera la Compañía de Jesús y que los seminaristas se formaran
Zameza-Luis Martín, Burgos 29 junio 1903, ARSI Castellana 1011-XIII
3. Sucedió Cesáreo Ibero al P. Zameza en septiembre. Zameza-Martín, Burgos2 septiembre. Ib. 5.
25 Leza-Luis Martín, La Habana 16 enero 1903. Chapelle rogaba al P. General que escuchara lo antes posible la petición del P. Leza. ARSI Castellanna
1001-IV 10.
26 Fue elegido obispo de La Habana por el Papa San Pío X el 16 de septiembre de 1903. Juntamente con Braulio Orúe y Vivanco, primer obispo de Pinar del Rio, y Buenaventura Finbarr Broderick, obispo titular de Juliopolis y
auxiliar de La Habana, fue consagrado el 28 de octubre de 1903 por Mons. Placide-Louis Chapelle, asistido por Francisco de Paula Barnada y Aguilar, arzobispo de Santiago de Cuba y por el P. Manuel Espinosa, sacerdote habanero.
Tomado de la Webb «Episcopologio de la Iglesia Católica en Cuba», dirigida
por Salvador Miranda.
24
198
CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
en el espíritu apostólico y sacerdotal. Los jesuitas sabían hacerlo. El nuevo seminario acogería a los alumnos de las recién creadas diócesis de Cienfuegos y Pinar del Río y sería, según las normas establecidas por el Concilio Plenario Latinoamericano, un
seminario central, para toda la Isla27.
El obispo destacaba, en la impronta jesuita que tendría el nuevo clero, «ese espíritu propio de Misiones». Uno de los resultados
de la presencia de los jesuitas en el seminario sería darle un prestigio que hasta ahora nadie le reconocía y que, en palabras del obispo, impedía que las mejores familias le confiaran la educación de
sus hijos, a los que enviaban a centros de enseñanza secundaria.
Los detalles se los daba el P. Vicente Leza, rector de Belén.
Presionado por el obispo, redactó unas bases aceptadas por él. La
Compañía de Jesús se hacía cargo del seminario gozando de independencia completa en el régimen interno y en el plan de estudios.
En la admisión y expulsión de alumnos, «el juicio del Rector del
seminario será decisivo». Habría una pensión para cada interno y
para cada individuo de la Compañía. El seminario debería entregarse en buen estado y amueblado.
Entre las condiciones de contrato, hay que subrayar la de tener
«libre uso» de la catedral para ejercitar el ministerio, aunque no en
las horas en que el cabildo la tuviera ocupada. El seminario estaba
contiguo a la catedral.
Cuando fuera necesario, la Compañía aseguraría la enseñanza de todas las materias académicas, además de la formación literaria, religiosa y espiritual. El P. espiritual y el P. ecónomo
contarían como profesores. El reglamento debería ser severo.
El estado religioso de Cuba era muy grave. Si no se corregía la
situación de la Iglesia, la sociedad caería en el paganismo o se haría protestante28.
27 Esta reestructuración de las diócesis, «La Iglesia en Filipinas y Cuba
después del 98. Las negociaciones Santa Sede-Estados Unidos (1898-1903),
Missionalia Hispania 124 (1986) 259-353 y «La Iglesia y la «americanización» del Caribe», Archivum Historiae Pontificiae 40 (2003) 195-229.
28 Pedro González Estrada y Vicente Leza-Luis Martín, 24 y 28 junio
1904, ARSI Castellana 1001-IV 15-16.
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
199
En 1906 la provincia de Castilla tenía dos residencias nuevas: la de Logroño (1899) y Avilés (1905) y el colegio apostólicos de Javier (1904). En España había 296 Padres, 320 maestrillos, 248 coadjutores, total 874. En Cuba, en el colegio de Belén,
20 Padres, 9 maestrillos y 19 coadjutores, total 48. En Cienfuegos, 9 Padres, 4 maestrillos y 7 coadjutores, total 2029.
En Santander, Bilbao y San Sebastián los jesuitas estaban divididos y se manifestaban en oposición a la doctrina de la Santa
Sede. Se distinguía Cesáreo Ibero, superior de Loyola, que animaba las protestas contra la posición de la Compañía de Jesús,
manifestándose al lado de Ramón Nocedal.
Ramón M. Vinuesa recuerda que a otros Padres se les habían
«apretado las clavijas» por haber cometido imprudencias. El P.
Ibero había defraudado la confianza de la Compañía de Jesús y
abusado de ella. Por eso creía que la destitución de todos sus cargos era una medida más ejemplar que la de su expulsión. Vinuesa, que se sentía «muy vascongado», no creía conveniente que
los jesuitas participaran en manifestaciones apoyadas por todos
como la que se hizo para despedir a quienes iban a negociar en
Madrid el concierto de la Diputación de Vizcaya. «La división
de los NN. no lleva traza de extinguirse…no se puede dar palos
si a los de arriba se les da caramelo»30.
En enero de 1909 Alejandro Martínez, superior de la residencia de San Sebastián, informa que se habían superado las divisiones entre los católicos. Con excepción de dos o a lo sumo
tres, todos los demás políticos de San Sebastián mostraban a los
jesuitas amor, reverencia y estima31.
La situación cambiará totalmente en 1910. La llegada de Canalejas al poder, la reapertura de la cuestión religiosa, las divi-
Manuel Revuelta González, La Compañía de Jesús…653-654.
Vinuesa-Matías Abad, Comillas, 4 noviembre 1906, ARSI Castellana
1011-XVIII 1. La situación se había calmado en el seminario de Comillas, Fernando Ansolega-Wernz, 17 junio 1907, ib. XXX 5.
31 A. Martínez-Wernz, 25 enero 1909, ib. XXXVIII 4.
29
30
200
CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
siones entre los católicos se instalaron dentro de la Compañía de
Jesús32.
Hay dos cosas importantes: la Compañía está donde están
los superiores. Ese axioma no se cumplía. Lo había denunciado
el obispo de Vitoria, Ramón Fernández Piérola y lo había admitido como un hecho el cardenal Vives y Tutó al responder a una
carta de aquel. Las divisiones entre los jesuitas habían salido a la
calle, con gran escándalo.
La Reina Madre, en una larga audiencia al P. Alejandro Martínez, le dijo que conocía la actitud de los jesuitas. Estaban agradecidos a lo que ella había hecho a su favor. Una carta del P. Luis
Martín lo certificaba. Este segundo hecho significaba que la Reina Madre pedía al P. Martínez que la Compañía de Jesús, en España como en Roma, «trabajen intensamente para que los católicos presten al Rey la ayuda de modo que pueda gobernar como
Rey católico»33.
En la oposición de quienes estaban por seguir las normas de
la Santa Sede y del general de la Compañía de Jesús estaba el P.
Vallado, entonces en Deusto. Se sentía perseguido por José María de Urquijo, a quien designaba como el jefe del nuevo antiliberalismo34.
3. «…LA OBRA MÁS GRATA A MI CORAZÓN»35
Cuando la Congregación tenía siete casas, el P. Salinero consideró la primera preocupación de la Hermana Carolina el noviciado
32 «Jesuitas e Iglesia vasca. Los católicos y el partido conservador (19111913)», Príncipe de Viana 192 (1991) 189-225.
33 A. Martínez-Wernz, 25 marzo 1911, ARSI Castellana 1013-VI 7.
34 Félix López de Vallado-Pedro Vidal, 8 abril 1911, ARSI Castellana
1013-VII 2. Un informe sobre el conflicto Urquijo-Fernández Piérola, ib. 3.
Sobre este asunto, vid. También ib. VIII 1-8. El contexto del movimiento católico en las Vascongadas estos años, José María de Urquijo e Ybarra. Opinión,
religión y poder, Madrid, CSIC 1997, 165-333.
35 «Mi amada hija en el Señor: Mañana sábado, voy a las siete a decir Misa y daros la Comunión, único y tal vez último obsequio que puedo hacerte y
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
201
de Irún. Su principal tarea no era dirigir directamente cada casa.
Bastaba con la visita. La Congregación tenía viabilidad económica.
El trabajo de las Hermanas en los colegios permitía pagar los gastos del noviciado «y de la Provincia». La Madre Carolina iba «formando» a cada Hermana según sus aptitudes. Atendidos los colegios, llegaría la hora de «promover los ministerios del Instituto»36.
Había razones prácticas para comprar y tener un colegio propio en Cienfuegos, dejar de pagar el alquiler y aprovechar unas
buenas condiciones económicas. El tener colegios propios y buenos facilitaba la «disciplina» económica de cada casa y el respeto a la aportación que debían hacer a la caja común y daba en
Roma, donde se buscaba la aprobación de la Congregación, una
sensación de estabilidad y solvencia.
La Madre Carolina temía la opinión que sobre la adquisición
de propiedades tendrían quienes vinieran después a la Congregación. La respuesta del P. Salinero: «bendecirán tu nombre». Les
dejaba un patrimonio y unos colegios funcionando que, en el
lenguaje coloquial de una carta, eran «una mina, que siempre os
darán más de lo necesario»37.
Necesitaban las Hermanas formarse como profesoras. Todas
las que pudieran, deberían aprender inglés. Llegaban a Cuba
congregaciones de Estados Unidos. El obispo de Cienfuegos las
podría llamar a su diócesis. Las Hermanas estaban en la ciudad,
en Sagua y Caibarién. La formación preocupó siempre al P. Salinero. Sin ella no podrían abrirse nuevos colegios y asegurar el
prestigio de los que ya había38.
prueba de lo mucho que te amo en el Señor como hija de tantos años y ahora,
mi consuelo y esperanza en la obra más grata de mi corazón». Instrucciones de
nuestro Rvdo. P. Salinero a la M. Carolina, segunda instrucción, segunda parte,
Documentos y cartas, sin fecha, 9.
36 Instrucciones de nuestro Rvdo. P. Salinero a la M. Carolina, primera
instrucción, Documentos y cartas, sin fecha, 7.
37 Instrucciones de nuestro Rvdo. P. Salinero a la M. Carolina, segunda
instrucción, segunda parte, Documentos y cartas, sin fecha, 9.
38 Instrucciones de nuestro Rvdo. P. Salinero a la M. Carolina, segunda
instrucción, Documentos y cartas, sin fecha, 7-8.
202
CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
Sobre las vocaciones hubo que arreglar varios asuntos. El
primero, la sede del noviciado: Irún, San Sebastián, Bilbao o
Santander. En las tres últimas había un inconveniente: las «señoritas ricas» se irían «a los conventos de enseñanza» numerosos
en esas ciudades. El P. Salinero le prometía «una lista de jóvenes
y maestras, o señoritas que no tienen dote para las Esclavas y las
de la Enseñanza». Además en Bilbao y Santander eran frecuentes las huelgas. Era muy importante el apoyo de los jesuitas. Todas las candidatas al noviciado debían ir presentadas por sus
confesores39.
Las leyes contra las Congregaciones en Francia aumentaron
el número de Hermanas en España. El P. Salinero subrayaba el
malestar de las maestras, que deseaban un retorno de Romanones, el primer ministro de Instrucción Pública del partido liberal,
contrario a la expansión de las congregaciones40.
4. EL NOVICIADO EN ESPAÑA
Para el proyecto del noviciado se pensaba en un capital fundacional con el que pudieran pagarse los gastos de la casa, al capellán y al personal. No cabía contar con la dote, porque, siendo
muchas las vocaciones, casi todas las familias de las jóvenes aspirantes carecían de recursos41.
Instrucciones de nuestro Rvdo. P. Salinero a la M. Carolina, segunda
instrucción, segunda parte, Documentos y cartas, sin fecha, 9.
40 Sobre las congregaciones de enseñanza en el País Vasco, Maitane Ostolaza Esnal, Entre Religión y Modernidad. Los colegios de las Congregaciones
Religiosas en la construcción en la sociedad guipuzcoana contemporánea,
1876-1931, Bilbao, Servicio Editorial, Universidad del País Vasco, 2000. Las
rivalidades entre las congregaciones para obtener la protección de bienhechores y el apoyo de los jesuitas, P. Salinero-Madre Carolina, 3 enero 907, Documentos y cartas, 17.
41 P. Salinero-Hermana Carolina, 10 julio 1904, Instrucciones de nuestro
Rvdo. P. Salinero, Documentos y cartas, 12.
39
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
203
En octubre de 1905 emprendía viaje a España la Madre Carolina. El P. Salinero tenía impresa una breve noticia de la Congregación42. El día 20, obtenida la autorización del obispo de Vitoria, José Cadena Eleta, la Madre Carolina, acompañada de las
Hermanas Isolina Ferré, Cándida Martínez y Adolfina Posada
embarcaron para Santander. El 3 de noviembre quedaban instaladas en Acelaincho, un chalet situado en el barrio de Ategorrieta. Culminaba así un proyecto aprobado cuatro años antes por el
anterior obispo, Ramón Fernández Piérola.
Traían la intención de hacer un gran Noviciado donde las jóvenes, citando expresamente a las que estaban en el Apostolado
de la Oración, pudieran consagrarse como «celadoras religiosas»
a extender el culto del Corazón de Jesús por medio de la enseñanza en aquellas naciones que «España conquistó para Cristo».
Pedían que las aspirantes tuvieran instrucción.
Al abrirse el noviciado, la Madre Carolina escribió desde
San Sebastián a las presidentas y celadoras de coro del Apostolado de la Oración. Buscaban vocaciones en España, porque aquí
las hay. Habían retrasado el inicio del noviciado. Estaba previsto
inaugurarlo en 1901. Lo desaconsejó entonces la «llamada cuestión religiosa», abierta con el regreso de Sagasta al poder.
La Congregación nació del Apostolado de la Oración. Respondía a la situación que habían presentado a las celadoras en
Cuba los misioneros jesuitas. Faltaba instrucción religiosa y
se necesitaban escuelas en el campo, donde se había implantado una «educación laica y masónica», que también designaban
como «americana». Las Hermanas conservaban del Apostolado de la Oración su escudo, su cruz de celadoras y «sus reglas
y modos de vivir las prácticas de los tres grados del Apostolado».
Sus escuelas estaban abiertas a las niñas de color. Habían
crecido lentamente, pero sin defecciones. Habían superado las
dificultades de los tres años de la guerra de independencia. TeP. Salinero-Madre Carolina y P. Salinero-P. Garay, octubre y 3 de octubre 1905, Instrucciones de nuestro Rvdo. P. Salinero, Documentos y cartas, 12.
42
204
CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
nían ya catorce años de historia y las cartas comendaticias de un
arzobispo, de cinco obispos y del Delegado Apostólico.
Era una Congregación para todas las naciones de habla hispana. En la carta dirigida al P. director del Apostolado de la Oración,
destacaba que era casi la única Congregación en Cuba capaz de
frenar la «escuela laica y americana». En todas las poblaciones les
ofrecían colegios. Necesitaban maestras con título –esa sería su dote– y verdadera vocación. Se admitían a jóvenes con instrucción43.
Con la presentación de una carta del obispo de La Habana,
informaba el P. Salinero sobre la situación, poco antes de abrirse
el noviciado. Los cuatro obispos de Cuba llamaban a las Hermanas para trabajar en sus diócesis. Había ya diez peticiones de ingreso en el noviciado de Irún y se habían iniciado los pasos para
obtener el decretum laudis44.
En febrero de 1906 habían tomado el hábito cuatro novicias
y había cuatro postulantas45. «Las cubanas» iban prosperando a
prisa. Hasta junio, vinieron cuatro más. Eran ya quince, cuando
marcharon a la casa de Irún, que el P. Salinero llama «un pequeño Convento», con buena huerta y retirada «para que las novicias se formen bien»46.
El obispo de Vitoria, y los PP. Leza y Garay decían que lo primero era que las Hermanas del Apostolado se instalaran en una casa propia. Así lo hacían los jesuitas, primero casa de formación y
43 Fotocopia de esta «Circular» de Carolina Martínez, y texto manuscrito
sin fecha, con el aval del P. Salinero, «Material Impreso. Otros Documentos de
menor importancia…», 1.
44 Hermana Carolina-obispo Vitoria, 8 diciembre 1905, Documentos y cartas,
13.
45 «De modo que el Sagrado Corazón está contento con sus hijas». A Angelita, 27 febrero 1906.
46 «Mis monjitas ya tienen definitivamente un bonito noviciado en Irún,
media hora de ferrocarril desde aquí. Son 15 ya, hay una de 15 años muy linda
y santita». A Angelita, 10 y 26 junio 1906 El Noviciado se instaló en Irún el 11
de junio de 1906, En mayo de 1915 se trasladó a Martutene. Breve Historia del
Instituto de las Religiosas del Apostolado del Sagrado Corazón de Jesús, La
Habana 1943, 47-48, 50, 53 y 70.
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
205
luego abrir el colegio. «Ahora lo que hay que hacer, hacerlo pronto
y bien. El Señor nos va bendiciendo, a nosotros nos toca trabajar»47.
Pedía a la Madre Carolina que, cuando «disientas de lo que
yo te propongo, no hagas lo que yo te digo». Había que volver a
hablar para «proceder de mutuo acuerdo», pues «los dos miramos por el bien de las Hermanas». Había que cuidar que no se
establecieran diferencias entre ellas: ni nuevas ni antiguas, ni españolas ni cubanas. Eso suponía «levantar» a las que llegaron a
primera hora. Para que los compromisos se cumplieran en cada
casa las consultoras no podrían ser «ni ciegas ni mudas»48.
5. UNA CONGREGACIÓN INDEPENDIENTE
El 23 de agosto de 1902 comenzó la gestión para aprobar las
Constituciones, con el permiso de Francisco de Paula Barnaba,
arzobispo de Santiago, entonces Administrador Apostólico de La
Habana. El 29 de julio de 1904, Giacomo della Chiesa, en nombre del cardenal Merry del Val, envió al secretario de la Congregación de Obispos y Regulares el ejemplar remitido por Placide
Louis Chapelle con las «comendaticias» del obispo de Cienfuegos el 17 junio 1904, del obispo de Pinar del Río, Braulio Orice
y Vivanco, el 23 de mayo, y del obispo de La Habana, firmada
por su secretario, Severiano Sanis, el 25 enero49.
Firmaban la solicitud al Papa la Visitadora, Carolina Martínez y sus cuatro asistentas: Josefa Jiménez, Mercedes del Valle, Pilar Vera y Purificación Santana50. En ella figura Manuel
47
P. Salinero-Madre Carolina, 24 diciembre 1906, Documentos y cartas,
16-17.
48 Instrucciones de nuestro Rvdo. P. Salinero a la M. Carolina, segunda
instrucción, Documentos y cartas, sin fecha, 8.
49 ACIVCSVA A 35 plico 1 n. 1 a-d.
50 No lleva fecha pero la anexa memoria, aprobada por el obispo Pedro
González Estrada es del 13 de enero de 1905. El texto de las Constituciones,
manuscrito en dos libretas y la traducción italiana del mismo, como «Istituto,
206
CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
Santander Frutos como fundador, tal como recogían las Constituciones.
Conocemos dos votos de los consultores. El P. Luca Galli, en
su voto firmado el 14 julio 1905, emite un juicio global. Las
reglas son confusas y mal redactadas y no se ajustaban a las
«Normae quaedam», de 1901. Eso exigía modificaciones importantes, que afectaban a la idea de la Congregación. Las enumeramos brevemente:
No debe hablarse de Instituto y Reglas, sino de «Constituciones». El término reglas debía quitarse de todos los sitios en
que estaba escrito. Este cambio significa algo más que sustituir
una palabra. Se trata de un espíritu diferente, que se manifiesta
en las otras observaciones.
Debe tutelarse la libertad de comunicación de las Hermanas
con la superiora y su consejo y con el obispo. La superiora local
no puede leer esas cartas. Debe protegerse su intimidad: no se
les debe preguntar por sus inclinaciones ni tentaciones (arts. 3536). No se cree conveniente que las novicias emitan votos de devoción. Y se dice que en los tres primeros años, los votos sean
sólo por un año. Sobraban los capítulos III-V, por ser muy minuciosos.
Un primer paso en el proceso de aprobación era el decretum laudis. Se solicitó en 1904 y fue rechazada esta petición
el 11 diciembre 1905. La Congregación era aún muy joven.
Tenía 4 casas y 22 Hermanas y 8 novicias. En 1907 eran ya 29
Hermanas y 20 novicias. Tenían cartas comendaticias de los
obispos de La Habana, Cienfuegos y Vitoria. Destacaban los
obispos su devoción a la Santa Sede, su austeridad y los frutos
en la educación de niñas. Por esas razones se les debía de conceder51.
Costitutizone e Regole della Congregazione delle Religiose dell’Apostolato
del S. C. di Gesù in Avana», Roma, Tipografia F. Fatti, 1905, 107 páginas tamaño folio. ACIVCSVA 35 A plico 3 n. 1.
51 Informe del p. Luca Galli, OFM, 9 abril 1907, ACIVCSVA A 35 1 plico
1 n. 8.
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
207
El 10 de septiembre de 1906, se reunieron en Irún la Madre
Carolina y la Hermana Josefa Jiménez con el P. Salinero. Este
dijo que había llegado el momento de que la Congregación se rigiera conforme a su Instituto. La Madre Carolina actuaría como
Superiora General con sus consultoras. Las superioras locales
debían acudir a ella cada semana52.
El director de la Congregación sería consultado sólo en caso
de necesidad. La Casa de Irún quedaba unida a la de La Habana.
En ella harían las novicias los últimos seis meses para «aclimatarse». Había ya una diferencia entre Hermanas y Madres. Aquellas llevarían un velo más corto53.
Escribió el P. Salinero una nota, destinada a los cardenales
Merry, Vives y Tutó, a Pietro Gasparri, a Donato Sbarretti, y al P.
Felipe Maroto, si éste era uno de los asesores54. Este documento
es parte de la memoria de la Congregación en sus inicios.
Nacida de un grupo de cinco celadoras del Apostolado de la
Oración, fueron aprobadas por el obispo Santander Frutos. Querían extender la devoción al Corazón de Jesús por medio de una
«sólida enseñanza». Las Constituciones las hizo «un P. Jesuita
del Colegio de Belén».
La falta de instrucción era cada vez mayor tras la Independencia, porque todas las escuelas públicas eran laicas y en ellas no se
enseñaba la religión. Las consecuencias eran «el triste estado en
Quizás hubo dificultades para aceptar o entender lo que era una Congregación con Superiora General. En las Juntas del 2 de noviembre de 1906, el P.
Salinero dijo que debía gobernarse la Congregación por sí misma y «por la Rvda. Madre, que ella cambie las superioras y demás personal según el Instituto,
sin que tenga que llamar ni enterar a nadie, pudiendo consultar, si alguna duda
tiene, con sus consultoras». Insistió en esto en la Junta del 11 de diciembre y
puso el ejemplo de las Religiosas del Sagrado Corazón.
53 Actas de las Juntas del 10 y 13 de septiembre, 2 noviembre y 11 de diciembre, Documentos y cartas, 13-14.
54 «Breve noticia de la Congregación de las Religiosas del Apostolado del
Sagrado Corazón de Jesús», estaba firmada y sin fecha por la Madre Carolina,
pero hay una nota que indica que fue escrita por el P. Salinero, Documentos y
cartas, 51-52. El dato para ponerle fecha, la existencia de seis colegios y del
noviciado en Irún.
52
208
CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
que se encuentran los pueblos, donde la predicación es imposible», y la ausencia de familias cristianas.
Instruidas por el P. Jesuita sobre la vida religiosa, iniciaron
el postulantado con clausura y una superiora nombrada por el
obispo. Vistieron luego el hábito y tuvieron dos años y medio de
noviciado. Cuando creció el grupo y se abrieron otras casas,
nombró el obispo superiora a la Madre Carolina. Las reglas y
Constituciones «se han tomado de la Compañía, como lo han hecho las religiosas de la Compañía de María, las RR. del Sagrado
Corazón, las Esclavas y las Reparadoras, porque son las que más
se adaptan a la vida activa y contemplativa».
Esta breve noticia reconoce que el «Instituto» de las Hermanas del Apostolado se imprimió cuatro años antes de que se
aprobasen las nuevas Normas de 1901. La Congregación aceptaba «todas las modificaciones para adaptarlo a ellas»55.
Con seis colegios y un noviciado, tenía las testimoniales de
los obispos. El de La Habana debía insistir en su carta comendaticia a Roma en «la necesidad de atacar la educación laica y, que
bajo este aspecto, sois necesarias y las más aptas por ser del
país»56. En la carta que firmó el 8 diciembre de 1906, González
Estrada subrayó que Cuba necesitaba una Congregación dedicada a la enseñanza, con Hermanas que conocieran «nuestras costumbres». Se unía a esta solicitud, por invitación del obispo de la
Habana, el de Vitoria, destacando la buena marcha del noviciado
y la abundancia de vocaciones57.
55 El lenguaje que aparece en este informe, como vamos a ver en los años
sucesivos, hasta la aprobación de las Constituciones por cinco años, no debe
entenderse como la voluntad del P. Salinero, sino como resultado de su desconocimiento de las Normas que aprobó León XIII en 1901. El dato es uno de los
más importantes aparecidos en la investigación sobre el P. Salinero y la Congregación. Eso no empequeñece la deuda de la Congregación con él.
56 P. Salinero-Madre Carolina, 3 enero 1907, Documentos y cartas, 17.
57 Pedro G. Estrada, La Habana 8 diciembre 1906, respuesta del obispo de
Vitoria, San Sebastián 20 octubre. La carta del obispo de Cienfuegos Aurelio
Torres, 28 mayo, nada aporta, ACIVCSVA A 35 plico 1 n. 6 a-c.
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
209
Feliz por los pasos dados, escribía el P. Salinero a Mercedes
Barbarrosa –«Merceditas»– que se iniciaba «una nueva era» para la Congregación: la de gobernarse a sí misma con la Superiora General. Tenían como norma el Instituto. No necesitaban andar «con consultas con Padres»58.
P. Salinero-Mercedes Barbarrosa, 12 diciembre 1906, Documentos y
cartas, 15.
58
10. APOSTOLINAS, «APÓSTOLES PEQUEÑOS,
PERO APÓSTOLES»
Como visitadora general de las Hermanas del Apostolado,
Carolina Martínez, presentó de nuevo en enero de 1907 la solicitud del Decretum laudis. La primera, se les negó porque era una
Congregación muy joven y poco implantada aún, como hemos
visto en el capítulo anterior1.
En el noviciado de Irún, sintieron las cubanas el frío. Vieron
la nieve por primera vez aquel invierno de 1907. Las visitaba el
P. Salinero. Tenían retiro los primeros viernes de mes2. Marchaban bien y con la «bendición de Dios». Las llamaba ya el P. Salinero en abril de 1907 «apostolinas». Había recibido dinero para
dos fundaciones en Cuba. Era una señal de que la obra agradaba
a Dios3.
El 4 de mayo de 1907 hubo una «noticia de sensación»: era
casi seguro que el P. Salinero iba destinado a La Habana. El Padre Provincial estaba buscando un compañero, según escribió al
superior de la residencia. «Voy principalmente para cierto negocio». No dijo más. Pidió silencio sobre la noticia. «¡Cómo el Señor nos va abriendo campo y hace las cosas cuando nos conviene!». El 21 de mayo aún no se había confirmado su traslado4. Lo
1 La negativa, reunión de la Comisión, 12 diciembre 1905, Nueva solicitud, La Habana, 16 enero 1907, ACIVCSVA A 35 1 plico 1 nn 4 y 7, texto traducido al italiano.
2 A Angelita, 21 febrero 1907.
3 A Angelita, 29 abril 1907.
4 P. Salinero-Madre Carolina, 4 y 21 de mayo 1907, Documentos y cartas,
19-20.
212
CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
fue enseguida y embarcó el día 20 de junio en Santander. Iba al
Colegio de Belén5.
1. LA SANTA OBEDIENCIA
Iba como operario6. El Colegio era la obra más importante
de la Compañía de Jesús en Cuba. Los informes enviados a Roma permiten ver qué lugar social ocupaba el Colegio y cómo veían los jesuitas la sociedad cubana. En 1880 se denunciaba en la
carta anual el olvido de la educación familiar. La mayoría de los
padres de origen europeo eran agricultores y artesanos, se casaban con mujeres cubanas más ricas. Los hijos suelen amar a las
madres y menos frecuentemente a sus padres. Parecerían «huérfanos de padre». En los centros escolares, salvo en el colegio de
los escolapios, no había huella de la religión. Se presionaba a los
padres para que sacaran a sus hijos del colegio de Belén.
Los independentistas, con quienes simpatizaban muchos
alumnos, eran enemigos de los jesuitas. Este informe, enviado a
los pocos meses de acabar la guerra de los diez años, decía que
el asentamiento de las libertades iba en detrimento para la religión. Bajo la administración de España, el Colegio estaba sometido a la inspección de la autoridad docente civil. Eso obligaba a
adaptar el plan de estudios y su calendario7. Las cosas mejoraron
al llegar la paz: más alumnos, mejores instalaciones, estima de la
Informe del P. Ignacio María Ibero sobre su visita a Cuba. El colegio de
Belén marchaba bien con 400 alumnos. Entre los jesuitas, buen espíritu,
concordia con los superiores, asiduidad en el trabajo, interés por el Colegio y
fervor. J. María Ibero-Xavier Wernz, Bilbao 14 marzo 1908, ARSI Castellana
1011-XXXIII 1.
6 Desde su regreso en 1907 hasta 1913 en el catálogo de la Compañía de Jesús se le asigna como «operarius», como lo fue durante su estancia en San Sebastián.
7 Todas estas circunstancias «se oponían a la reverencia de los alumnos hacia los Padres, a la disciplina y a las buenas costumbres. Litt. Annuae, 24 noviembre 1880, ARSI Castellana Cuba 1001 I 4.
5
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
213
enseñanza y de la formación religiosa… todo eso repercutió positivamente en la vida de los jesuitas8.
Inaugurado en 1905 un nuevo dormitorio en el colegio de Belén, podrían abrirse en octubre cinco clases para niños pobres, encomendadas a los Hermanos de la Salle9. En 1912 tenían 210
alumnos, todos externos. Se mantuvo el mismo número en 191310.
Pocos meses después de la muerte del P. Salinero, el provincial de Castilla, Pedro Bianchi, reconocía que había buen espíritu y observancia religiosa. Lo destacaba, dadas las circunstancias de la Isla, caracterizada por la falta de religiosidad. En otras
familias religiosas habían tenido escándalos. Dos coadjutores salían a la calle de seglar. Uno de ellos no le merecía confianza.
Entre los Padres se necesitaría más armonía. No se faltaba a la
caridad, pero se murmuraba algo. Era excelente el espíritu de los
jóvenes maestros: dóciles y muy observantes.
El Colegio había experimentado un rápido crecimiento, que
juzgaba Bianchi excesivo. Eso explicaba algunas carencias en
las instalaciones. La formación religiosa se resentía del ambiente. Tenía fama en La Habana y en toda la Isla. La gente más ilustre se gloría de haber sido educada en Belén. «¿Quién podría
creer que casi todos ellos no cumplen con la Iglesia e incluso
pertenecen a la masonería?»11.
Volvamos al verano de 1907. Se marchó el P. Salinero sin
despedirse de los suyos. Quiso ahorrarles un sufrimiento. Los
animaba a tener confianza. «Mi otra ida fue benéfica para vosotros en dones materiales, ésta os puede ser en gracias espiritua8 Los nuevos horarios habían ayudado a la observancia regular, se habían
suprimido las visitas inútiles de los de fuera a las celdas. Había una gran unión
entre los jesuitas, tanto entre ellos y con el superior. Tomás Ipiña, 14 octubre
1882, ARSI Castellana Cuba 1001-I. 6.
9 Vicente Leza, 12 abril 1905 y 30 enero, ARSI Castellana Cuba 1001-V
5 y 6.
10 Fernando Ansoleaga-Isidoro Zameza, asistente para España, 23 marzo
1912 y Ansoleaga-Wernz, 31 enero 1913, ib. VI 14 y VII 3.
11 Informe de Pedro Bianchi-Wernz, 4 marzo 1914, ARSI Castellana Cuba
1001-IX 3.
214
CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
les». Recibió esos días «muchas pruebas de cariño» en San Sebastián. Había estado desde 1898. «Dios lo quiere y el Rey lo
manda, anda borriquito anda»12.
Entró el barco en la Bahía de La Habana el 2 de julio a las 12
de la noche. Desembarcaron al día siguiente. Hizo muy bien la
travesía, con una mar «tranquila como un Tormes». Pudo celebrar misa todos los días. Lo recordaban muchos. Lo recibieron
con afecto, «con especial cariño» de los nuestros y tantas personas de fuera «que todavía se acordaban de mí. Estoy muy bien
de salud, sintiendo un poco el calor propio del tiempo». Se libraba del frío, su pesadilla desde Wodstoock. Empezaba una cuenta
atrás. Los últimos años de la vida los emplearía en lo que había
hecho hasta entonces, «trabajar para la salvación de las almas».
Descansó unos días en la casa de campo de los jesuitas13.
Pasados casi once años, las Hermanas del Apostolado, «mis
hijas de aquí», lo recibieron «como a una visión». Las lágrimas
se habían mudado en alegría. El obispo González Estrada, «mi
antiguo hijo espiritual», lo saludó «con un cariñoso abrazo»14.
Puesto en faena, en agosto predicó en Cienfuegos y Marianao
los ejercicios a sus «hijas del Apostolado». Las encontró «muy
fervorosas». El 5 de septiembre venían cinco de Irún y se esperaban otras doce o catorce. «Tengo tanto empeño en dejarlas ya en
camino seguro, antes que me sorprenda la muerte…»15.
Ese otoño estaba feliz. «El Señor nos bendice demasiado,
sea Él bendito». Se habían librado de un problema con el obispo
de La Habana. En el horizonte, la aprobación de Roma, a donde
12 «Para cuando recibas ésta estaré ya caminando para donde el Señor
quiere. Cuando menos lo pensaba, la santa obediencia dispone vuelva a la Habana. Yo voy muy contento, pues además de hacer la voluntad de Dios, podré
pasar los últimos años trabajando, libre del frío que cada vez lo sentía más.
Comprendo la impresión que os causará tan inesperada noticia, pero os conformaréis con los designios de Dios. La distancia aumenta el sacrificio, pero éste
estrecha más los lazos de amor que nos unen» A Angelita, 18 junio 1907.
13 A Angelita, 5 julio 1907.
14 A Angelita, 19 julio 1907.
15 A Angelita, 3 septiembre 1907.
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
215
podría ir en 1908 la Madre Carolina. El P. Leza dejaba el colegio
de Belén, destinado a Colombia. En su puesto venía el P. Martínez. El provincial llegaba el 1 de diciembre. «Dios quiera que
nos deje quietos»16.
Estaba hecho «un joven misionero». Predicaba sin descanso.
En la segunda quincena de diciembre, después de un retiro de
ocho días a las Hermanitas de los Pobres, fue al Ingenio de un
amigo a dar una pequeña misión y luego a Sancti Spíritus a la
inauguración de una Escuela de los Hermanos de la Doctrina Cristiana. No regresaría a la Habana hasta enero. «¡Qué tiempo tan delicioso, un verdadero Mayo… deseo me coja la muerte, trabajando!»17.
2. LAS HERMANAS ERAN «HUMILDES Y POBRES»
Una de las primeras impresiones que transmitió fue la satisfacción por el aprecio que recibía de las Hermanas y por el trabajo que estaban haciendo. Las querían y eran «humildes y pobres». El Colegio de Cárdenas le pareció un «verdadero
palacio», con todo el piso de mármol y un jardín precioso. Una
casa por la que pagaban 1.200 duros de renta al año. «Tienen todas las niñas y señoritas principales». Pensaban fundar en Sagua
y Caibarien con los 120.000 duros donados por la Sra. de San
Sebastián. Se alegraba porque ahora podía trabajar incluso en invierno18.
16
P. Salinero-Madre Carolina, 30 noviembre 1907, Documentos y cartas, 22-
23.
17 «Aquí me tienes otra vez entre negros dando una misión a toda esta gente de todos los colores. De Cárdenas fui a Sancti Spíritus y aquí estaré hasta
acabar el año. Estoy en este Ingenio de un hijo espiritual. ¡Qué campo de caña!,
si lo vierais, dará a su amo la zafra 200.000 duros. Hay como 500 almas, viene
mucha gente pero la mayor parte no saben ni el Padre nuestro». A Angelita,
Cárdenas y en «Ingenio Natividad» 9 y 26 diciembre 1907.
18 Angelita, Cárdenas 9 diciembre 1907.
216
CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
Ausente en España la Madre Carolina, la propuesta de abrir
una casa en Sagua quedaba en suspenso. Los jesuitas instaban a
que la Congregación fuera allí. El P. Salinero recordó a la Madre
Carolina que gozaba de «toda libertad» y nadie le obligaba a
cambiar sus planes. Él mismo subrayaba que sus comentarios
eran «para que lo pienses», pero que hiciera siempre lo que más
conviniera. «Tú, obra con toda libertad» 19.
El 1 de enero de 1908 llegaron a La Habana las dieciséis primeras Hermanas salidas del Noviciado de Irún, entre ellas, María Colón, que será la segunda superiora general. Continuaron su
formación en Marianao20. Había dieciséis novicias. Una de ellas,
Directora de una Normal y otra, una señorita inglesa, serían las
que formaran a las jóvenes maestras21.
El 19 de enero de 1908 la Congregación de Obispos y Regulares aprobó el Decretum laudis. Se les designa como «Hermanas
del Sacratísimo Corazón de Jesús». Se fija la fecha de fundación en
1893, cuando fueron aprobadas por Manuel Santander Frutos. Son
una Congregación de superiora general y de votos simples.
Sin decir nada específico de las Hermanas del Apostolado,
se recoge el significado de los nuevos institutos. Las Constituciones hablan de santificación de las Hermanas y de «bien espiritual del prójimo». Las cartas comendaticias de los obispos de
La Habana, Vitoria y Cienfuegos añaden que, «con el auxilio divino», hacen una labor eficaz y gozan de la estima de las «almas
buenas»22.
Aunque deseaba que regresara a Cuba, le dice: «sigue tu plan, que a ti
mejor que a nadie comunica Dios la gracia de dirigir la Congregación». P. Salinero-Madre Carolina, 22 noviembre 1907 y 25 diciembre, Documentos y cartas, 20-21 y 23.
20 Breve Historia del Instituto de las Religiosas del Apostolado del Sagrado Corazón de Jesús, La Habana 1943, 55-56.
21 «Yo trabajo por aquí con gusto pues el frío no se conoce…» Angelita,
«Ingenio Natividad» 26 diciembre 1907 y La Habana 10 febrero 1908.
22 El decreto, del 3 de febrero de 1908, como era habitual, deja para más
adelante la aprobación del instituto y de las Constituciones. Estaba en marcha
la nueva codificación. «Documentos impresos».
19
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
217
Atendidos los informes de los obispos en cuyas diócesis trabajaban las Hermanas, el Papa «se dignó alabar y recomendar»
la Congregación en la audiencia al cardenal Domenico Ferrata,
prefecto de la Congregación de Obispos y Regulares el 19 de
enero de 1908. Se aplazaba para más tarde la aprobación de las
Constituciones23. El 3 de febrero de 1908, el cardenal firmó el
Decretum laudis. En ese acto se indicaba que las Hermanas pertenecían a los nuevos institutos. Eso significaba que debían ajustarse a las Normas de 1901 y que emitirían votos simples24.
En este documento se afirma, como hemos dicho, que la fundación es de 1893. La aprobó Manuel Santander Frutos. El nombre, «Hermanas del Sacratísimo Corazón de Jesús de La Habana».
Se resumen las Constituciones, usando una fórmula-tipo: mismo
hábito, vida en común, superiora general, noviciado y votos simples.
Las dificultades que vinieron después quizás se expliquen
por la ignorancia, fuera de hecho o querida, de lo que esto significaba, como lo revela una «nota» añadida al decreto, que merece la pena reproducir:
«Si bien en este Decreto la Congregación se llamaba INSTITUTO DE LAS HERMANAS DEL SACRATÍSIMO CORAZÓN
DE JESÚS DE LA HABANA, con lo cual quedaba cambiado el
título que la Congregación llevaba desde el principio; pero luego
se acudió a la Sagrada Congregación de Religiosos y ésta, con
otro Decreto de 9 de marzo de 1909 concedió que la Congregación volviera a tomar el título primitivo de RELIGIOSAS DEL
APOSTOLADO DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS» 25.
Como nuevo instituto, había una única clase, todas Hermanas.
No se menciona el nombre de religiosas. Se añade una referencia
geográfica: La Habana, porque la Congregación se gobierna por sí
Fecha del Decreto, 3 febrero 1907, ACIVCSVA A 35 1.
«Mis monjitas recibieron la aprobación 1ra. de Roma, del Sto. Padre,
están muy contentas. Tenemos 26 novicias que parecen unos ángeles y las estamos formando en los estudios para ir luego a los Colegios que, para el año que
viene serán siete». Angelita, 6 mayo 1908.
25 Breve Historia del Instituto… 57-58.
23
24
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CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
misma, eligiendo a las delegadas que eligen a la Superiora General.
Esa referencia a un obispo, aquel en cuya diócesis reside la casa
madre o la casa generalicia, destaca su condición de seglares y no
religiosas, porque las que lo eran se consideraban rama «femenina» de una masculina, de la que dependían. Los jesuitas no aceptaron institutos femeninos dependientes de ellos, ni siquiera la dirección espiritual permanente de conventos o monasterios, por ser
contrario a su Instituto.
De esto puede concluirse que en 1913 no consiguieron hacerse «religiosas», según menciona una historia escrita en 1943,
y que esa no era la mente de la Iglesia. Las posteriores dificultades tienen aquí su raíz. Porque lo de 1909 no estaba contemplado en las Normas de 1901. Vinieron luego el código de 1917 y
unas nuevas Normas en 192126.
3. «GOZO AL VER SU BUEN ESPÍRITU»
En el verano de 1908 embarcaron para Irún seis cubanas,
cuatro para hacer su Noviciado27. Ayudaba el P. Salinero a las
Hermanas. «Ellas me consuelan y me cuidan en lo que pueden y
gozo al ver su buen espíritu y observancia de las Reglas»28. La
bendición de Dios sobre ellas, «siempre finas y agradecidas», las
mantenía sanas y las libraba de la tristeza29.
A sus años juzgaba la ayuda que prestaba a las Hermanas un
«entretenimiento». Se alegraba de que el proyecto aplazado de
Sagua y Caibarién fuera adelante30. En los tres últimos años, haNo hay rastro de esa rectificación en el ACIVCSVA A 35.
«Si el Señor las sigue bendiciendo ya irán a otras partes de España, pues
aquí el campo es extenso y pocas las operarias «Angelita, 23 agosto1908.
28 Angelita, 24 septiembre 1908.
29 «…las 24 que vinieron no han tenido ni un dolor de cabeza, ni una ráfaga de tristeza». Angelita, 14 noviembre 1908.
30 «Ahora van a comenzar la fábrica de dos Colegios que han de dar mucha gloria a Dios y salvar muchas almas. Pide por ellas para que el Sagrado
Corazón las llene de su espíritu». Angelita, 12 abril 1909.
26
27
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
219
bían entrado cincuenta novicias y habían hecho sus votos veintidós. Su esperanza era más grande que el tiempo de vida que pudiera quedarle31.
Había que comenzar las clases para niñas pobres, como las
que tenían las demás congregaciones32. Había que hacer lo posible, sin impacientarse. Era tiempo de sementera, no de recolección. La fe es también descanso y luz. Proporciona serenidad a
quien sabe que su vida y sus obras están en manos de Dios. Esa
certeza se expresa trabajando con la ternura de una madre por
los suyos, que son su gloria33.
Ni siquiera en los detalles, como el de los escudos y velos de
las Hermanas, quería que hubiera la mínima impresión de que se
le hacía caso, se le obedecía, pues «no me gusta que digan o crean que yo lo he mandado; ya sabes que mi voto es consultivo y
que puedes seguirlo o no. La que manda eres tú».
La Madre Carolina confesaba al P. Salinero que buscaba
acercarse en todo «a su idea, que para mí es la más segura y la
que me anima para proceder en las luchas que no dejo de tener»34. Pero el P. Salinero le insistirá: «yo no te mando, te expongo mis ideas cuando te pueden ser útiles» 35.
31 «Lástima que no me pudiera quitar diez añitos para verlas esparcidas
por toda la América, con 3 ó 4 casas en España. La mayor parte son navarras y
vascongadas»Angelita, 10 febrero 1909.
32 En un añadido a la carta que le envía el 14 de abril de 1909 desde el Colegio de Belén, indica que en La Habana «todas las religiosas, digo, las del Sagrado Corazón, y Reparadoras y las HH. de la Caridad tienen o escuelas internados de pobres o escuelas nocturnas o dominicales». Pedía a la Madre
Carolina que examinara con las de Cárdenas lo que pudiera hacerse y que respondiera al P. Ibarguren. P. Salinero-Madre Carolina, Colegio de Belén. 14
abril 1909, Documentos y cartas, 25.
33 «Adiós, mi amadísima hija, cada vez más, al ver lo que trabajas por
nuestra querida Congregación y, como eres la Madre, trabajarás con gusto». P.
Salinero-Madre Carolina, Cárdenas 10 junio 1909, Documentos y cartas, 27.
34 P. Salinero-Madre Carolina, Cárdenas 10 junio 1909, y Madre CarolinaP. Salinero, Irún 12 agosto, Documentos y cartas, 28-30.
35 P. Salinero-Madre Carolina, Cárdenas 30 noviembre 1909, ib. 32.
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CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
Paciencia, le insistirá en 1912, para perseverar en el plan trazado36, aunque no llegaran las ayudas que podrían esperarse. Le
pedía que se cuidase, «pues su vida es más interesante que la
mía para llevar esta Congregación», que iba saliendo adelante,
pese a las dificultades37.
En el verano de 1909 predicó los ejercicios en Marianao a
treinta y seis «de mis hijas», que «me cuidan como lo hacían Angelita y Andrea». Eran muy jóvenes, de 17 a 28 años, y estaban
muy fervorosas. El 28 de junio profesaron siete novicias. Hubo
muchas antiguas alumnas. Había vocaciones en España. Las veintiséis «Apostolinas», que vinieron de Irún hicieron los votos. Unas
estaban ya en los Colegios, otras, «estudiando de firme». «¡Lástima que yo ya sea viejo, para no verla más adelantada!»38
4. «APÓSTOLES PEQUEÑOS, PERO APÓSTOLES»
En 1909 cumplía sus cincuenta años de jesuita. Era una ocasión para manifestar su idea de las Hermanas del Apostolado. Su
visión es la de la tradición de san Ignacio: ir a todas partes, vida
apostólica, contemplativa y activa, desde la minoridad, que el P.
Salinero expresa con la palabra «benjamines» y con la alegría de
que la gente comenzara a llamarlas «apostolinas», es decir, «apóstoles pequeños, pero apóstoles». En la obediencia, decía, la Congregación, «obra de tan flacos principios», se perfeccionará por la
gracia39.
36 Insistirá años más tarde. Le decía el 20 de abril de 1912: «…creo que no
debe ahora emprender nuevas cosas. Me refiero a Bilbao y Madrid. Casa madre
y formación de las Hermanas, sin enviarlas a los colegios antes de tiempo.
37 Ni el P. Aizpuru ni el P. Arbeloa habían mantenido el apoyo que la Congregación recibió inicialmente del Apostolado de la Oración. P. Salinero-Madre Carolina, La Habana 20 septiembre 1911, Documentos y cartas, 36. La referencia anterior, ib. 40.
38 Angelita, 29 junio, 25 septiembre y 12 noviembre 1909.
39 P. Salinero-Josefa Jiménez, La Habana 10 agosto 1909, Documentos y
cartas, 75.
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
221
Pocos meses más tarde recordaba que las Hermanas asentaban su espiritualidad en la «humildad, obediencia, caridad y sacrificio»40. Quería que cada una de las novicias fuera para las
otras un motivo para bendecir a Dios. Que crecieran en santidad
e instrucción, subrayando que ambas han de estar muy unidas en
cada una41.
Tuvieron problemas en Cárdenas. Viendo las cuentas de julio y
agosto, podrían decir: «hemos ejercitado bien la pobreza pues todo
se ha pagado y hoy no se debe nada en Cárdenas; pero empezamos
en el mes de septiembre sin un cuarto y debiendo año y dos meses
de alquiler, a lo que debería sumarse 240 pesos del año anterior en
diversos establecimientos de La Habana, donde compraban libros
y telas para el colegio. La casa «no se sostiene»42.
Al acabar 1909, el P. Salinero deseaba la pronta aprobación
de la Congregación en Roma. En España había caído Maura en
octubre de ese año. El regreso de los liberales, primero con Moret, y en febrero de 1910, con Canalejas, reanudó el debate sobre
la Ley de Asociaciones que, al igual que la aprobada en Francia
unos años antes, amenazaba a las congregaciones no legalizadas.
El P. Salinero confiaba en que los cambios se negociaran con la
Santa Sede y, en ese caso, decía a la Madre Carolina, «quedaréis
en disposición de vivir como hasta ahora»43. Así fue. La llamada
Ley del Candado dejó las cosas como estaban: no se aprobaría
ninguna nueva congregación y las aprobadas se beneficiaban de
la situación existente.
Canalejas acalló a sus seguidores diciendo que se aprobaría
una ley en el plazo de dos años. En realidad, el breve texto de la
ley decía que todo seguiría como hasta entonces, si, en dos años,
40
Texto recogido en Nuestra Senda 86 15 y en las Constituciones de 1983
I 8.
41 «Carta-sermón», según sus propias palabras del P. Salinero a las novicias de Irún, 20 enero 1910, ib. 77-78.
42 Sofía Cadavid-P. Salinero, Cárdenas 4 septiembre 1909, Documentos y
cartas, 30. El P. Salinero informó a la Madre Carolina, sin fecha, ib. 31.
43 P. Salinero-Madre Carolina, La Habana 30 noviembre 1909, Documentos y cartas, 32.
222
CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
no se aprobaba una Ley de Asociaciones. Pasado ese plazo, no
hubo ley ni la Santa Sede quiso aceptar que se prorrogara la Ley
del Candado, tal como pedía el conde de Romanones44.
Le preocupaba al P. Salinero, y mucho, la situación en España. «Aunque tarde, aprenderán los católicos a unirse, dejándose
de cosas secundarias, de otro modo, Dios sabe a dónde os llevarán las sectas masónicas». Ponía a las Hermanas bajo la protección de Santa Teresa, que «será vuestro escudo»45.
Si no mejoraban las cosas de España, podría malograrse la
esperanza puesta en el noviciado de Irún 46. Marchaba bien.
Había vocaciones. Eso permitía escoger, para que no decayera
el fervor de las Hermanas47. En Cuba, «el Señor continúa bendiciendo este arbolito para que crezca y se dilate y aumente la
gloria de Dios»48.
La Iglesia parecía encontrar su camino tras la independencia49.
No sucedía lo mismo en España ni siquiera entre los jesuitas. Los
de la provincia de Castilla estaban muy divididos50. Las divisiones
44 «Frente a la Supremacía del Estado. La Santa Sede y los católicos en la
crisis de la Restauración» IV, Anthologica Annua 38 (Roma 1991) 229-333.
45 Se extrañó de la ausencia de respuesta de los católicos de Salamanca a
la política de Canalejas. Angelita, 18 diciembre 1909 y 19 agosto 1910.
46 «Mis monjitas de aquí van bien, esperando que el Señor no ciegue la
fuente de Irún». Angelita, 10 mayo 1911.
47 P. Salinero-Josefa Jiménez 10 de marzo y 5 noviembre 1911, Documentos y cartas, 80. Le pidió que mirara más la calidad que el número, a pesar de
que necesitaban muchas Hermanass, el P. Salinero-Josefa Jiménez, 3 marzo
1912, ib. 82.
48 Angelita, 12 noviembre 1910.
49 El 5 de diciembre de 1911 el obispo de La Habana informa que en la
diócesis «apenas si se conocen los errores del modernismo». El mostraba que
había paz dentro de la diócesis. En 1907, el Papa definió el modernismo como
«la síntesis de todas las herejías», Carta del obispo al cardenal Merry del Val, 5
diciembre, remitida al cardenal De Lai, 7 enero 1912, ASV Congreg. Consistoriale Relati Dioec. 737.
50 Esta crisis tuvo especial importancia en el caso del P. Gonzalo Coloma y
sus ejercicios al clero de la diócesis de Vitoria. ARSI Castellana 1013-XI, 1-4 y
XII 5-13. X. He tratado este problema en los dos trabajos citados en la nota 32
del capítulo anterior.
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
223
entre los católicos les afectaban. Eso hacía que se enfriara la caridad. Otros, los que no participaban en la polémica política, «se
dedican con diligencia y fruto y con todas sus fuerzas a sus ministerios habituales». Asistían muchos fieles a las novenas y predicaciones en la iglesia de la Compañía de Jesús. Había círculos
de obreros, asociaciones de hombres, patronatos, catequesis en
las escuelas51.
Entonces y siempre, en el espíritu de la Navidad, deseaba y
pedía el P. Salinero que las Hermanas vivieran en la «humildad,
sacrificio, obediencia, caridad y celo por la salvación propia y de
las almas»52. La Congregación acababa de construir «dos hermosos Colegios», en Sagua y Cienfuegos, y tenían muchas vocaciones en el noviciado de Irún53. Mientras, ayudaba a las Hermanas54. Quería que cada una hallara su sitio. Que sus cualidades se
aprovecharan en beneficio de la Congregación y que, a cambio,
recibiera estima, tiempo para renovarse y descanso cuando lo
necesitara55.
Alejandro Martínez-Wernz, 19 enero 1912, ARSI Castellana 1013-X 5.
P. Salinero-Madre Carolina, La Habana 30 noviembre 1909, Documentos y cartas, 33.
53 Angelita, 5 febrero 1910.
54 «Yo he estado bien ocupado, el 31 acabaron las niñas de Zanja su Retiro
e hicieron varias la Primera Comunión. El domingo haré lo mismo en Marianao, donde está la M. Barbarrosa, que recibió tu carta. Angelita, 5 junio 1910.
55 María Ullívarri acompañaba a la Madre Carolina en su viaje desde La
Habana a Irún. Había levantado el colegio de Marianao y formado maestras.
Necesitaba descanso, para renovarse y mejorar. Era una persona con muchas
dotes, que haría mucho bien en la Congregación. De carácter vivo y expansivo,
debía aprender para que eso no le creara dificultades con las otras Hermanas.
Las había tenido con Mercedes Barbarrosa, pero se llevaba perfectamente con
todas las demás. P. Salinero-Josefa Jiménez, 19 julio 1910, Documentos y cartas, 79-80.
51
52
11. «AHORA ESPERAMOS CON ANSIA LO DE ROMA»1
Pocos meses antes de su muerte, el P. Salinero pedía para
quienes amaba una paz que «llene de gozo y consuelo». Eso es
lo que importa. «Todo lo del mundo seglar y religioso deja un
gran vacío, sólo en la vida interior» halla cada uno su centro2.
Cumplidos los setenta y un años, a fines de abril padeció una
congestión cerebral, «que me tuvo más de un mes de dieta y calentura, quedando tan sin fuerzas, que no podía moverme y como a un niño, el enfermero tenía que ayudarme en todo». Fue
grave. Recibió el Viático. «…todos y yo creíamos que mi partida
(aquí han cortado unas cinco líneas de la carta)». Había sido un
milagro la superación de aquella crisis, debido a «las muchas
oraciones que han ofrecido al Señor por mi persona, seglares y
religiosas, en especial mis hijas». Marchó a la casa de campo a
reponerse3.
Tuvo una recaída en agosto, que a punto estuvo de causarle
una infección. El P. Rector de Belén le obligó a reducir sus trabajos. Dejó los casos de conciencia para los jesuitas y los sacerdotes diocesanos, la Congregación de las Ánimas y la Escuela
Dominical. Seguía con los retiros a las del Sagrado Corazón y a
las Hermanas del Apostolado, la atención a las alumnas en sus
dos colegios y la Congregación del Corazón de María. Aprove1 «Yo tengo mis miedos, pues allí han variado las cosas con las nuevas
Normas». Esperaba un milagro más para que todo saliera bien. P. Salinero-Josefa Jiménez, 6 marzo 1913, Documentos y cartas, 82.
2 Felicitación a Josefa Jiménez, maestra de novicias, 6 marzo 1913, Documentos y cartas, 82.
3 A Angelita, carta sin fecha, con algunas líneas suprimidas. Probablemente anterior a la que envió el 2 de agosto. Es la penúltima de la colección.
226
CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
charía el nuevo curso, que los jesuitas iniciaban en septiembre.
Iba a estar «ocupado y no agobiado». Quería terminar el Instituto, con la colaboración de Mercedes Barbarrosa4.
Pasada la crisis informó a su familia. Fue una «infección intestinal». Había estado a dieta y con purgantes. Se quedó muy
débil, pero enseguida se sintió bien. Escribió a los suyos: «voy
empezando a trabajar»5.
En noviembre de 1911 la Congregación tenía cuatro casas
propias: Marianao, Sagua, Cárdenas y Cienfuegos. Las habían
reformado haciendo muchas mejoras. Habían quedado «magníficos colegios». En Marianao iban a abrir una escuela para pobres6.
1. POR LA APROBACIÓN DE LAS CONSTITUCIONES
La Madre Carolina envió a la Congregación de Religiosos la
documentación que les indicó el jesuita P. Bucceroni7. Aversa, el
4 P. Salinero-Mercedes Barbarrosa, La Habana 15 septiembre 1911. El día
10, en una carta escribía a la Madre Carolina: «No tengo ni la cabeza ni las manos para escribir. Llevo ocho días de dieta y un continuo ir…». Pocos días después estaba ya bien, Documentos y cartas, 36.
5 Angelita, 13 noviembre 1911 y 14 febrero 1912.
6 P. Salinero-Josefa Jiménez, 5 noviembre 1911, Documentos y cartas, 8081. Sobre las escuelas para pobres, una solución a la insuficiencia de las escuelas
dominicales y la catequesis, el P. Salinero-Isolina, 27 noviembre 1911, ib. 81.
7 El jesuita I. Bucceroni fue uno de los artífices de «los nuevos institutos
femeninos». Es decir, congregaciones de Hermanas, sin dependencia de institutos regulares masculinos. Ellas mismas eligen sus superioras y administran
sus bienes. Esos años se acogen en Roma algunas críticas lamentando la libertad con que las Hermanas se mueven en la sociedad. Se acogen, pero no se prohíbe a las Hermanas que vivan según sus Constituciones. Las congregaciones,
que dan rostro femenino a la Iglesia, son, como ha dicho Sastre, «la otra cara
del feminismo». Eutimio Sastre, La vita religiosa nella storia della e della società, Milano, Ancora 1997 859-860. Sobre el feminismo desde el siglo XIX,
Gisela Bock, La mujer en la historia de Europa, Barcelona, Editorial Crítica
2001.
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
227
delegado apostólico, viajaba a Roma. La Madre Carolina creía
que había que aprovechar la oportunidad de que una persona como él, conocedor de la realidad de Cuba y de América, expusiera la situación de ignorancia religiosa y las pocas congregaciones de enseñanza que había. Las Hermanas del Apostolado eran
una Congregación que tenía su asiento en aquellas tierras.
La Congregación iba abriendo «modestos colegios en poblaciones de regular importancia, donde se educase sólidamente a
las niñas de regular posición, y también en otra parte del Colegio
a las niñas pobres y de color». El proyecto incluía la creación de
una Escuela Normal, donde las alumnas más aventajadas pudieran recibir preparación y títulos para abrir escuelas particulares y
parroquiales, que extenderían la acción de las Hermanas. Ese dinamismo hacía que las Hermanas fueran más que una Congregación «una fuente de regeneración social».
Había que empezar de nuevo. Otra vez se expone el inicio de
la Congregación8. Se insistía ahora en la necesidad de abrir escuelas pobres, «que sin ellas Dios no está a gusto»9. Temía que
los trabajos y las dificultades afectaran a la Madre Carolina. La
situación no era buena. Por eso, «pensándolo más y delante de
Dios» después de escuchar a algunos PP. jesuitas, hacía este balance:
«…vamos a la inanición, de modo que los colegios los tendrás que sostener con trabajos y privaciones, o lo que es peor
(vamos) al descrédito. Tú, hija mía, no tienes la culpa, al contrario, has salvado la Congregación, porque el Señor te protege. Se
necesitan dos elementos esenciales: Superioras de talla, no superioras a triquiñuelas de celos y pequeñeces, y Maestras de garbo
que entusiasmen a sus discípulas».
«Un P. de la Compañía de Jesús, que había acompañado a los Sres. obispos en la visita pastoral vio con evidencia la ignorancia religiosa en el mayor
grado». Eso limitaba los frutos de la predicación. Creyó necesario difundir la
instrucción y la devoción al Corazón de Jesús. Propuso entonces el P. Salinero
que quienes tuvieran vocación de consagrarse a esta tarea lo hicieran»Madre
Carolina-Aversa, 26 mayo 1911, Documentos y cartas, 53-54. La carta es del P.
Salinero. Está mal trascrito el nombre de Aversa.
9 P.Salinero-Madre Carolina, 17 agosto 1911?, ib. 55-56.
8
228
CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
«Desgraciadamente te faltan los dos elementos». Había superioras «pasables», pero para levantar los colegios eran «casi
nulidades». Las Maestras eran «muchachas de poca instrucción
y mundo». Estaban en los colegios nada más que para llenar un
hueco. María Ullívarri era la persona apta para la formación de
las Hermanas del Apostolado. Había sido un error enviarla a Sagua, cuando la formación parecía hallar una buena vía10.
Sugería el P. Salinero que, superados los malentendidos respecto a ella, la nombrara «inspectora de estudios», que pudiera
estar en cada colegio el tiempo necesario para enderezarlos, instruir a las Maestras, pues, «siendo casi todas discípulas suyas, la
aceptarían, y ver los medios de que las alumnas adelantaran»11.
2. LA MADRE CAROLINA, A ROMA
1911 terminaba con un segundo informe, sin firma. Versa sobre las Constituciones presentadas ese año. Se opuso el franciscano Patricio Panadero a su aprobación, por juzgarlas confusas y
no conforme a las normas de la Santa Sede, pero sí estaba a favor de la aprobación de la Congregación, por su buen estado disciplinar, personal y económico.
Eran 110 las Hermanas, 3 de votos perpetuos, 69 votos temporales y 30 novicias. Iban creciendo, pese a la situación de Cuba. En Roma querían esperar para que los dos actos fueran juntos. Por eso no aceptaron la propuesta del franciscano. El P.
Salinero escribió en enero 1912 a Donato Sbarretti, secretario de
la Congregación de Regulares. En sus manos quedaban las moEl P. Salinero confía a la Madre Carolina que Mercedes Barbarrosa le había
comunicado durante los ejercicios que sus prevenciones hacia María Ullívarri eran
celos.
11 P. Salinero-Madre Carolina, 20 septiembre 1911, Documentos y cartas,
37. Meses más tarde, a propósito de las MM. Cruz y Barbarrosa, que no la consideraban. La hermana Isabel volvía quejarse de los celos, «dichos y chismecitos», «hijos siempre o casi siempre» de celos y pequeñas envidias. P.SalineroMadre Carolina, 28 octubre 1912, Documentos y cartas, 42.
10
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
229
dificaciones que el Congreso de la Congregación había pedido
que se introdujeran12.
Había fallos. «Las Superioras hacen y deshacen cosas contra
el Instituto, por falta de instrucción, por eso quería reunirlas para
explicarles bien sus Reglas, derechos y deberes». Urgía que las
Hermanas gozaran de plena libertad para escoger confesor extraordinario y que no se opusieran a que escribieran a la Madre Carolina y a él, y hasta que les aconsejaran que lo hicieran.
Recordaba que en la Compañía de Jesús, cuando se impedía
esta comunicación con el Prepósito General, el superior era destituido, porque eso se consideraba falta «muy grave».
A propósito de una fundación en Sancti Spíritus, comenta la
importancia de recibir en la Congregación a personas de valía.
Al menos las de coro, deben poder enseñar algo para no convertirse en «coadjutoras». Aconsejaba que había que abrir una Casa
madre y cuidar la formación de las Hermanas, sin enviarlas a los
colegios antes de tiempo13. Esta insistencia la hizo días antes de
que recibiera malas noticias del noviciado de Irún que, en palabras de la Madre Isabel, estaba «agónico»14.
En marzo de 1912 las gestiones para la aprobación de las
Constituciones iban muy bien15. Mientras llegaba la aprobación
de Roma, la Madre Carolina debería estudiar bien el Instituto. El
rector del colegio de Belén le aconsejó que consultara a los jesuitas de San Sebastián sobre la conveniencia de viajar a Roma
para «activar allí la aprobación, que dicen es tan fácil»16.
El 28 de febrero de 1913 llegó a Roma la Madre Carolina. Al
día siguiente la visitó el P. Isidro Zameza, S. J. Estuvo también
con el abogado Santi, quien le dijo que el claretiano Felipe MaSalinero-Sbarretti, 25 enero 1912, ACIVCSVA A 35 ib. Plico 2 n. 5.
P. Salinero-Madre Carolina, La Habana 15 febrero y 20 abril 1912, Documentos y cartas, 39 y 40.
14 «Esperemos que el Señor nos favorezca y enderece lo torcido» P.Salinero-Madre Carolina, noviembre 1912, ib. 42.
15 P. Salinero-Josefa Jiménez, 3 marzo 1912, Documentos y cartas, 82.
16 P. Salinero-Madre Carolina, La Habana 15 febrero y 20 abril 1912, Documentos y cartas, 41.
12
13
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CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
roto era una persona de «gran nombre» y muy apreciado por el
cardenal Vives y Tutó. Hospedadas en las Hospitalarias del Sagrado Corazón, fundadas por S. Benito Menni, piazza Araceli
36, pensaban visitar enseguida al P. I. Bucceroni. Le comentarían las modificaciones indicadas por Maroto. No estaba dispuesta
a aceptar todo lo que le pedían según dijo al P. Salinero17.
A Roma envió sus sugerencias y argumentos el P. Salinero,
respondiendo a las objeciones de la Congregación de Religiosos.
Echaba en falta que no hubiera acompañado a la Madre Carolina
María Ullívarri, una persona con don de gentes y «bien instruida
por mi»18. Le indicaba que hablara con Donato Sbarretti, que fue
obispo de La Habana19. Estaba disgustado con las correcciones
que pedía «ese Sr. Maroto», del que nada sabía. En una carta
posterior, citando las palabras del P. Maroto20, pide a la Madre
Carolina: «no trates con él ni le consultes, pues te alterará… está
visto, no se saca nada, sino bilis»21. Cambiaría pronto de opinión22. Se equivocó al pensar que el informe de Maroto sería largo «pensando en las liras»23, porque fue un texto breve.
Madre Carolina-Mercedes Barbarrosa y el P. Salinero, Roma 3 y 18
marzo 1913, Documentos y cartas, 71.
18 La acompañaba Berta de la Guardia, secretaria, que firmó con la Madre
Carolina la solicitud dirigida al Papa, Texto manuscrito, sin fecha, firmado por
Carolina Martínez y Berta de la Guardia, secretaria, ACIVCSVA 35 Plico 2 n. 7.
19 Esperaba que fuera el más interesado en proteger a una institución cubana, P. Salinero-Madre Carolina, 22 abril, ib. 64.
20 «…su parecer es de un privado, ni quiere que se le dé otra fuerza».
21 Juzgaba la labor de Maroto como del diablo. «Se le ve tan aferrado a su
juicio, que no oye las observaciones que se le hacen, y tan enemigo y apasionado contra la Compañía, de modo que pretende que en nada se va ni su espíritu
ni Reglas». Pedía a la Madre Carolina que se desentendiera de él y buscara otro
asesor. Insistió en ello. Su estado de ánimo: «días amargos» para él tras conocer las dificultades puestas por el claretiano, La Habana, marzo 1913 y Marianao, 1 abril, Documentos y cartas, 57 y 59-60.
22 El 8 de abril veía que el P. Maroto estaba en condiciones de «tratar con él».
Estaba en todo conforme con él, de modo que ahora podía terminar Maroto su trabajo «con toda libertad», ib. 61. Volvió a tener dificultades y a recordar el mal juicio que de él se formaron Maroto y otros consultores, carta del 15 abril, ib. 63.
23 P.Salinero-Madre Carolina, 14 abril, ib. 62.
17
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
231
Importaba mucho la aprobación. Quería que la Madre Carolina no regresara de Roma sin ella. Escribe estas cartas de
marzo y abril, con pulso acelerado y un estilo cortante. Podrían variarse los nombres y reducir las partes. Deseaba que nadie olvidara que eran normas para «mujeres sencillas». Estaba
convencido de que toda la doctrina de las Normas de 1901 estaba recogida en el Instituto de las Hermanas del Apostolado.
La Madre Carolina podría decidir sobre todo lo que le decía en
sus cartas24.
Por fin, esta larga negociación le había permitido quedar como «muy amigo» con Maroto. Reconocía que este no le pedía
más que lo que la Iglesia exigía en sus Normas. Estaba contento.
Había quedado lo esencial y lo que se había modificado, «tal vez
sea para nosotros lo mejor»25.
Contaba con la ayuda del jesuita I. Bucceroni. Era su mejor
consejero y su más valiosa ayuda. La Madre Carolina podría ceder en todo, salvo en el nombre. Todas las demandas que le hacían a la Madre Carolina se reducían a acatar lo que «fuera legislación vigente» y conformarse con ella26.
3. LAS HERMANAS SON UN NUEVO INSTITUTO
El 23 de abril, la Madre Carolina creía que la asistencia del
P. Felipe Maroto era decisiva para conseguir la aprobación de las
Constituciones. Era el consultor a quien la Congregación de Religiosos había encomendado que las revisara. El P. Vidal fue tajante: «Den gracias a Dios de haber dado con ese P. que tiene
buena voluntad para con ustedes y pueden hacerlo con más liber-
P. Salinero-Madre Carolina, 14 abril, ib. 63.
P. Salinero-Madre Carolina, 22 abril y 5 mayo, ib. 64. En esta última
carta manifiesta su disgusto por la actuación de la Madre Carolina en relación
con los documentos y su su gestión en Roma.
26 Dos cartas del P. Salinero-Madre Carolina, La Habana, marzo 1913,
Documentos y cartas, 56-59.
24
25
232
CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
tad que con un P. de la Compañía». Maroto era «bueno y amigo»
de los jesuitas. Comentaba la Madre Carolina: «Yo así lo veo,
pues en todo se ve afecto hacia ellos»27.
Hubo una nueva solicitud28. Se encomendó entonces al P.
Felipe Maroto que revisase las Constituciones29. Se negó al principio, pero luego cedió30. Su informe estaba concluido el 26 de
mayo.
Recordaba las gestiones de 1911 y el voto del P. Panadero. La
visita a Roma de Carolina Martínez en 1912, a la que da el título
de Superiora General, quería acelerar la aprobación de la Congregación y de las Constituciones. Informaba que se dirigió a él para
que las acomodara a las exigencias de la Santa Sede. Sacó entonces una impresión desoladora: las Constituciones estaban tan lejos
de las Normas que era necesario rehacerlas.
Les aconsejó que las Constituciones las redactaran las mismas Hermanas o un sacerdote encargado por ellas, que residiera
en el mismo lugar que la Superiora General. Debería proponer
unas reglas generales, a las que tendría que sujetarse el redactor.
No era bueno que este trabajo lo hiciera un sacerdote residente
en Roma, pues, además de los inconvenientes y retrasos que ocasionaría el procedimiento, impediría que se fueran componiendo
«de acuerdo con las religiosas».
La objeción general de Maroto era el desajuste entre el «instituto» presentado, «modelado sobre el tipo o modo de ser de la
Compañía de Jesús» y las Normas que definían a las «Congregaciones modernas». Aquella tenía «un modo de ser enteramente
peculiar». La Santa Sede no aprobaría una nueva Congregación
27
Madre Carolina-Mercedes Barbarrosa, 23 abril 1913, Documentos y car-
tas, 73.
28 Texto manuscrito sin fecha, dirigido al Papa, firmado por Carolina Martínez y Berta de la Guardia, secretaria, ACIVCSVA 35 Plico 2 n. 7.
29 Conforme está apuntado en la solicitud, fue el 17 de mayo de 1913.
30 El P. Bucceroni le aconsejó a la Madre Carolina que acudiera a él. Lo
mismo le dijo Santi, pese a que la Madre Carolina les habló del «encono» de
Maroto hacia los jesuitas. Madre Carolina-Mercedes Barbarrosa, 23 abril,
ib. 73.
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
233
con unas normas que eran «imitación del Institutum Societatis
Iesu»31.
Había que sustituir el vocabulario empleado por el fijado en
las Normas de 1901. No había que llamarlas «Reglas», sino Constituciones. Estas tenían dos partes. Sobraban en ellas el sumario de
la historia de la Congregación, el catálogo de oraciones, de comuniones, los reglamentos y planes de estudios y la Carta de San Ignacio sobre la obediencia, entre otras cosas.
Al detallar los puntos más importantes, Maroto recuerda las
diferencias establecidas entre las Órdenes y los nuevos institutos
respecto a los votos, simples y no solemnes, a la pobreza, a la forma de gobierno con Superiora General, insistiendo en la consulta
a las consejeras, porque «quiere la Santa Iglesia que la resolución
de los asuntos no dependa de la voluntad de una sola persona».
Algunos puntos aclaran aspectos de la Congregación, que
considero de interés. Les pedía que concretaran en la enseñanza el
objeto o fin secundario, suprimiendo la expresión «todas las obras
del Instituto». La duración y renovación de los votos por períodos
más cortos. Todas las Hermanas son iguales, sean de votos perpetuos o temporales32. No es obligatoria la cuenta de conciencia a la
superiora. Estas estarían en su cargo por un tiempo determinado,
no indefinidamente. El P. Vidal les aconsejó que alargaran el plazo
todo lo posible y la posibilidad de reelegirlas dos veces33.
31 «En esto –replicaba Salinero– no hay dificultad, porque si se pueden
presentar Reglas aprobadas, calcadas en S. Benito y S. Agustín, también se
pueden presentar Reglas calcadas en San Ignacio, patriarca de las instituciones
modernas», Dos cartas del P. Salinero-Madre Carolina, La Habana, marzo
1913, Documentos y cartas, 57.
32 En las anotaciones del jesuita Pedro Vidal, se dice que la diferencia podría establecerse dentro de la Congregación, llamando Madres a las de votos
perpetuos, y Hermanas a las otras.
33 «Criterios que han de seguir las religiosas del apostolado del Sagrado
Corazón de Jesús para componer sus Constituciones, si desean que la Santa Sede las apruebe», texto sin fecha, Documentos y cartas, 45-49. Las «Anotaciones» del P. Vidal, ib., 49-50. Estas comunicaciones hay que situarlas en marzoabril 1913, vid. la carta el P. Salinero-Madre Carolina, 5 mayo, ib. 64.
234
CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
Volvamos ahora al encargo dado al P. Maroto y al informe
que dio. Era confuso y hasta contradictorio el período para el
que era elegida la Superiora General, vitalicia o en períodos
de 12 años, sin límite. Nada se decía del tiempo que durarían
los oficios, que quedaban en manos de la Superiora General,
cuyas funciones estaban mal definidas en sus relaciones con
las consejeras y con las demás superioras, provinciales o locales.
Había también una gran confusión jurídica respecto a los votos, a su duración, a sus efectos y su carácter, se llamaba a los
perpetuos «públicos e indisolubles». Estaban mal precisadas las
obligaciones en cada uno de ellos. La superiora tenía plena libertad para expulsar a las Hermanas, incluidas las de votos perpetuos, sin mencionar siquiera que debería ser confirmada esa decisión por la Santa Sede. En todo lo demás, las Constituciones se
ajustaban a las Normas
Debía aprobarse la Congregación porque, desde 1911, había
seguido progresando, pero las Constituciones, sólo a prueba, ad
experimentum, y con algunas modificaciones.
Redactó estas anotaciones: el impedimento para las viudas estaba reservado a la S. Sede, las Constituciones autorizaban a la Superiora General para dispensarlo. Podría dejarse ese artículo 9, por
respeto a la primera que era viuda. La dote debía restituirse siempre a quienes salieran, salvo la que se constituía con bienes del
instituto o donaciones de bienhechores (n. 40).
Había un punto, contrario a las Normas, pero podría aceptarse. Se hablaba de votos simples por seis años al terminar el noviciado. La razón: las dificultades que encontraban nada más salir
del noviciado, les hacía retroceder, pero pasados tres o cuatro
años, ya estaban en condiciones de perseverar. En este punto citaba el P. Maroto la opinión favorable del P. Salinero, a quien lla-
En una carta de Pedro Vidal a la Madre Carolina se informa de la gestión
del P, Ansoleaga ante el P. Salinero para que dejara plena libertad a la Madre
Carolina y aceptara el asesoramiento del jesuita, ib. 69.
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
235
maba Fundador. Sugería que se redujeran esos seis años, que podrían dividirse en dos trienios34.
Se tuvo en cuenta el informe de Aurelio Torres Sanz, obispo
de Cienfuegos, 17 junio 1911 y 15 de mayo; de Pedro González
Estrada, obispo de La Habana, 7 enero 1913; del arzobispo de
Santiago, 21 de mayo, y un voto del P. Panadero. Actuó de ponente el cardenal Bisleti en la sesión plenaria de la Congregación de Religiosos, que tuvo lugar el 11 julio de 1913. En la relación se incluían los votos presentados por el P. Panadero
relativos a la admisión de viudas, a la dote y las dos renovaciones temporales por trienios, en lugar de lo seis años, aunque sin
que hubiera interrupción entre la primera y la segunda.
El cardenal Caggiano, pro-prefecto y Donato Sbarretti, secretario, firmaron el 16 de julio el Decreto de aprobación definitiva del Instituto y de las Constituciones para un quinquenio, tal
como lo había aprobado el Papa en la audiencia del 13 de julio.
Las nuevas Constituciones, impresas en la Políglota Vaticana
en 1913, tienen tres partes, 38 capítulos y 488 artículos, con un
apéndice, que recoge que las Constituciones en sí mismas no
obligan bajo pecado, y la fórmula de los votos. Incluyen el decreto de alabanza, 3 febrero 1908, y de aprobación del instituto y
de sus Constituciones, 16 julio 1913. Se incluyen además otros
decretos de la Santa Sede35.
El 18 de julio el cardenal Merry del Val recibía la comunicación de que, aprobada el 13 de julio la decisión del Congreso de
Cardenales de la Congregación de Religiosos, Pío X había nombrado protector al cardenal Bisleti36.
34 Texto latino con la firma de Maroto, ACIVCSVA 35 Plico 2 n. 8, un resumen plico 1 n. 2-3.
35 ACIVCSVA 35 A plico 3 nn. 1-12.
36 Copia mecanografiada, 18 julio, ib. Plico 2 n. 9. Texto impreso del decreto de aprobación para cinco años, Breve Historia del Instituto de las Religiosas del Apostolado del Sagrado Corazón de Jesús, La Habana 1943, 61-62
y Constituciones de 1983, 67.
236
CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
4. LAS RAZONES DE ESTA HISTORIA CONFLICTIVA
¿Por qué fue necesaria esta complicada negociación? ¿Por
qué tuvo que ir la Madre Carolina a Roma? No fue larga la estancia, cinco meses, si se tiene en cuenta su objetivo y su resultado. Había sido aprobado en 1901 un código provisional para los
nuevos institutos. Para conseguir la aprobación, bastaba que las
Constituciones se redactaran ajustándose a esa plantilla. No estaba desencaminado el P. Marcial Garay.
Ni había animosidad en quienes pidieron correcciones. Ni
fue un gesto de antipatía el del jesuita I. Bucceroni dejándoles
un ejemplar de las Constituciones de otra Congregación. Era un
procedimiento habitual, incluso antes de que interviniera la Santa Sede para regular el movimiento congregacional, llegando en
algunos casos a citar el modelo elegido y subrayando la semejanza o identidad de fines y medios que la nueva Congregación
tenía con otras anteriores.
Las Constituciones eran unas normas internas que no obligaban, salvo en aquello que lo hacían las normas generales de la
Iglesia. Por eso no debían acusarse de faltas «contra las Reglas o
Constituciones».
Era frecuente en las nuevas congregaciones añadir a los votos privados de castidad, pobreza y obediencia, uno que apuntaba al objeto de la Congregación. Así sucedió con las Hermanas.
Lo habían recogido en las primeras normas internas de 1899,
que llamaron Constituciones. Era normal que la Santa Sede suprimiera en la aprobación definitiva de 1947 ese cuarto voto, que
nada tiene que ver con el de los jesuitas.
Las Normas de 1921 dan naturaleza de instituto religioso a
la Congregación. Se mantiene como fin primero la consagración-santificación de las Hermanas mediante la profesión de los
tres votos. La tarea y la espiritualidad específicas de la Congregación quedan en segundo plano. Pueden modificarse con mayor
facilidad.
Las anteriores de 1901 no permitían fórmulas que existían en
los institutos religiosos. No había, por tanto, votos solemnes y la
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
237
Superiora General era elegida por las Hermanas y para un tiempo. Se gobernaban a sí mismas. La superiora es una hermana
más. Desempeña un cargo temporalmente y no por sus méritos,
sino por elección de las Hermanas. Dejarlo no es «deshonroso»,
pues no fue un honor ser elegida para él. Por eso el cuarto voto se
convertirá en promesa, recuperando la condición de votos simples que tuvieron los otros, que podrían quedar dispensados fácilmente.
La razón de las enmiendas, «innovaciones», sugeridas por el
claretiano Felipe Maroto, era el «modo de proceder de la Santa
Sede en estos últimos años». Si se olvida esto, no se entiende el
conflicto. Ni Maroto ni «los burócratas encargados de acoplar las
Constituciones», tenían inquina a la Compañía de Jesús. Las normas se piensan para una realidad femenina, secular y fraterna.
Cabía todo lo compatible con esos tres rasgos, pero sólo eso. ¿Lo
respetaban las Reglas Complementarias de 1913? Había que dudarlo, viendo la orientación de la Compañía en esos momentos en
Cuba37.
Quedó este asunto confuso en la crónica del cincuentenario.
El espíritu ignaciano estaba recogido en las orientaciones espirituales que el P. Salinero dio a las Hermanas y en las que recogió
observando cómo vivían.
Las Constituciones, aprobadas para cinco años, tuvieron que
ajustarse, tras la promulgación del Código de Derecho Canónico, a las Normas de 1920. Tras una aprobación provisional de
siete años, tuvieron que esperar hasta 1930, para que el texto
nuevo, ajustado a este nuevo derecho de religiosos, fuera aprobado y enviado a Roma en 1934. Quedaría aprobado en 1947, «con
algunas mutaciones y adiciones».
Esta aprobación, que las igualaba a todas las otras congregaciones, la sintieron las Hermanas como una pérdida. La solución
fue un texto de «Reglas complementarias», que incluían algunas
37 Esta confusión está presente en la reflexión y el análisis histórico que
recoge , el acertado y brillante planteamiento teológico y espiritual, del P. Espín, Carisma y misión de las Religiosas del Apostolado del Sagrado Corazón
de Jesús, Madrid, imprenta Comercial Malvar, s.a 43-47.
238
CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
de las que estaban en las Constituciones antiguas del P. Valentín
Salinero. Distingue la M. Azcona entre Constituciones –un texto
jurídico– y «las Reglas complementarias», diferencia que se había perdido, pues a unas y otras se les llamaba «Santas Reglas»38. La Congregación siguió tomando decisiones sobre su vida y su régimen (VII Capítulo General, julio 1948), una de ellas,
cuidar la formación de las Hermanas coadjutoras.
Este proceso tiene su momento cenital en el capítulo de julio
1954. La M. María Colón habló a las Hermanas de «disciplina y
observancia regular, de devoción al Corazón de Jesús y eficacia
en la enseñanza impartida en los colegios». Había que afirmarse
y reconocerse el espíritu abierto y sencillo, pues en él «está la fidelidad a nuestro Instituto»39, en el sentido que este término tiene en la tradición jesuítica40.
5. «IPSUM HABENT FUNDATOREM»
Faltan pocos días para que la Madre Carolina pueda comunicar el final feliz de su estancia en Roma. En La Habana, el P. Sa38 Hay una necesidad de buscar un «Fundador», en el sentido canónico,
cuando se establece que las Constituciones son «Santas Reglas». Ha sido este
un paso que, casi siempre, ha supuesto una «invención» del pasado.
39 En ese camino y para asegurar una buena formación, había que eliminar
lo que era «artificial o inútil». El estilo marcaba la fidelidad. Con esa certeza
aceptaron la petición de Rafael Torija, obispo auxiliar de Santander, para que
atendieran la residencia sacerdotal diocesana. María Teresa Azcona, Una historia de esperanza... Madrid 1991, 298 y 308 y 321.
40 El espíritu de San Ignacio, lo que deseaba de la Compañía de Jesús era
que procediera siempre «con espíritu de humildad y simplicidad», porque eso
libera de la codicia, incluso de dignidades eclesiásticas, carta al P, Miguel Torres, 2 marzo 1547, Obras Completas, edición manual, (3ª edición revisada),
Madrid, Editorial Católica 1977, 716. Todas las tradiciones sobre S. Francisco
de Asís recogen que la sencillez consiste en volver al evangelio, a lo que está
en el centro del evangelio: la misericordia que lleva a la alabanza del «todo
Bien, del sumo Bien, del solo Bien» y experimentarlo en la compasión hacia
los pobres, los más pobres, siendo pobre y hallando en ello «la perfecta alegría».
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
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linero se encuentra débil. Se cansa mucho41. Le aconseja que
«coloques al Sr. Santander en primer lugar, a mí en segundo, o
cuanto menos se me nombre, mejor, sobre todo con los nuestros»42.
La noticia lo dejó «como chiflado». «Ahora casi puedo decir
lo de Simeón: Nunc dimitis. Es la gracia mayor, y así no ceso de
dar al Señor las más expresivas gracias»43.
No mejoraba. En la casa de campo de los jesuitas tuvo una
recaída. Desde allí, el 28 de agosto escribe a la Madre Carolina: que tome las aguas de Cestona y no regrese a Cuba hasta
noviembre, porque en septiembre y octubre el tiempo no era
bueno para su salud, que debía cuidar. Una semana más tarde
le fallaban las piernas. El 13 de septiembre no pudo celebrar la
eucaristía. Tenía dolores internos, pero creía que eso no presagiaba peligro alguno. Le pedía a la M. Carolina el 15 de septiembre que se cuidara, pues «tú eres necesaria»44. Dos semanas más tarde, el 28 de septiembre falleció.
Al comentar su vida, el Diario de la Marina, del 29 de septiembre de 1913, recordaban sus tres etapas en Cuba, trabajando
«en pro del mejoramiento y moralización» de los cubanos, con abnegación y entusiasmo. Tenía muchos alumnos ilustres, salidos de
Sancti Spiritus y Belén. Acompañó primero al gobernador eclesiástico de la diócesis de La Habana y luego al obispo Manuel Santander Frutos predicando al pueblo durante la visita pastoral. Fundó el
Apostolado de la Oración y la Congregación de San José.
«Dotado de un corazón compasivo, no dejó nunca de ejercitar la beneficencia, estando siempre a punto para acudir al remedio de las necesidades de sus semejantes». Testimonios, el colegio de San Francisco de Sales, dirigido por las Hijas de la
41 Al comenzar su carta y al concluirla, manifiesta que se encuentra muy
cansado y que se cansa fácilmente. Angelita, 20 junio 1913.
42 P. Salinero-Madre Carolina, La Habana 6 junio 1913, Documentos y cartas, 66.
43 A Angelita, 2 agosto 1913.
44 P. Salinero-Madre Carolina, 28 agosto, 6, 14 y 15 septiembre, Documentos y cartas, 66-68.
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CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
Caridad, y los cinco colegios abiertos por las Hermanas del
Apostolado»45.
«Sencillo y afable, instruido y piadoso, pasó por la vida haciendo el bien. Fundó la Congregación de las Apostolinas, a la
que vio antes de expirar floreciente y aprobada por S. S. y fue ardiente propagandista del Apostolado de la Oración»46.
Con casi 73 años y a los 51 de haber ingresado en la Compañía de Jesús, al comunicar su defunción a los otros jesuitas, se
recordaba sus muchos trabajos, su caridad conocida y alabada
por todos y que «las religiosas llamadas «Apostolinas» lo tienen
como Fundador»47.
Se había cumplido lo que deseaba como regalo en la primera
Navidad después de su regreso a Cuba. El 25 de diciembre de
1907 estaba en el Ingenio «Natividad», Sancti Spiritus, predicando misiones. Desde allí escribió a la Madre Carolina: «a ver si el
año que entra me concede el Señor verte, y con la primera aprobación de Roma. Yo pido al Señor, me conceda la vida, hasta ver
aprobada y extendida la Congregación, luego, lo de Simeón»48.
45 «Necrología. Rvdo. P. Valentín Salinero, S. J.», Diario de la Marina, 29
septiembre 1913.
46 «Necrología», Boletín Eclesiástico del Obispado de La Habana, 27 febrero, 18 de marzo, 31 octubre 1913, 234.
47 «Emprendió muchos trabajos apostólicos, por su caridad eximia es alabado por todos; las religiosas llamadas «Apostolinas» lo tienen como Fundador», «Religiosae quae «Apostolinas» vocantur ipsum habent fundatorem». El
P. Zalba observa que es una necrológica «significativa», porque no se acostumbra más que a dar los datos cronológicos, casi escuetos». Carta a Inés Ibarra,
Loyola 18 abril 1993. Hay un error de fechas, porque sitúan su nacimiento en
1842 y su ingreso en la Compañía de Jesús en 1862.
48 P. Salinero-Madre Carolina, Ingenio «Natividad», Sancti Spiritus 24 de
diciembre 1907, Documentos y cartas, 24.
12. UNA MEMORIA FIEL
La memoria instrumentalizada lesiona ese derecho a la esperanza sin el cual la historia no se hace, sino que se sufre resignadamente, porque la fidelidad es mera sumisión y acatamiento.
La historia que se escribe, si es una memoria fiel, empuja hacia
la libertad. Ambas van juntas en la defensa de la gente de abajo1.
Cuando murió el P. Salinero dijeron de él que hizo el bien,
porque tenía un «corazón compasivo»2. Casi siete años más tarde las Hermanas del Apostolado presentaron una nueva solicitud
de aprobación de sus Constituciones. Fue el 5 de marzo de 1920.
Había caducado el quinquenio para el que fueron aprobadas en
julio de 19133.
La Congregación, decían las Hermanas en estas Constituciones, nace «del deseo de propagar la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, como medio para conservar y aumentar la fe en estos tiempos tan muerta ya por la indiferencia religiosa y por la
educación laica».
1 Diariamente, al iniciar la jornada y al caer la tarde, la comunidad de los
que creen en Jesús recuerdan aquellos dos himnos que el evangelio de Lucas
pone en boca de María y Zacarías. Nuestra memoria fiel a lo que Dios ha hecho
a favor de su pueblo es la manera de gozarnos en la fidelidad de Dios y de vivir
agradecidos a Él y justificados por Él.
2 «Necrología. Rvdo. P. Valentín Salinero, S. J.», Diario de la Marina, 29
septiembre 1913.
3 Eutimio Sastre, La vita religiosa nella storia della Chiesa e della società, Milano, Ancora 1997, 894-903. Sastre resume este proceso como corte
en la libre evolución legislativa de los «nuevos institutos». Estos tienen que
amoldar su identidad al nuevo Código. Cuando se remite a las Constituciones
de cada instituto, se avisa que mantienen su vigencia sólo en lo que no es contrario al nuevo Código.
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Su fin secundario: «atender a la santificación del prójimo
con obras de celo y de caridad, especialmente con la instrucción
y cristiana educación de las niñas de la Isla de Cuba y de América
Latina y de las demás regiones donde con el favor de Dios logre
propagarse». Como fin particular y para mejor lograr estos otros,
se propone el culto al Corazón de Jesús, por medio del apostolado.
La Congregación «se dedicará a la enseñanza con preferencia en los sitios más necesitados».
Había dos categorías de Hermanas: de coro y coadjutoras.
Estas se encargan de los oficios menores y ordinarios de la casa.
Hecha la profesión no se permite «pasar de una categoría a otra»
(Constituciones I, art. 1-4)4.
1. CAMBIOS EN LAS CONGREGACIONES
Las Hermanas, como sucedió con otras congregaciones, vivieron un proceso, querido o impuesto, de asimilación con los
institutos de vida religiosa. Siendo el movimiento congregacional femenino casi en su totalidad, el primer rasgo en que se expresa esto es la dependencia jurídica, o al menos práctica, de la
Congregación respecto a un superior o a un instituto masculino.
Hay que tomar nota de las características de estos cambios
para entender la evolución de las congregaciones y ver la recuperación de su inspiración y estilo iniciales y de la libertad de las
Hermanas para fijar, como fraternidad5, su respuesta a las urgencias o llamadas que brotan allí donde la necesidad es mayor.
4 Se quedaron cortas las Hermanas del Apostolado en esta división, porque
el nuevo Código de Derecho Canónico exigía que la separación se iniciara ya
en el noviciado. Por eso pidieron modificar las Constituciones para ajustarlas a
él. Así quedó recogido en una copia entregada al P. Goyeneche, 5 marzo 1920.
ACIVCSVA 35 A plico 3 nn. 13-14.
5 El XI Capítulo General de 1973, entendido como una cita periódica de
todas las Hermanas «para estudiar nuestro presente y buscar senderos nuevos»
expresa un momento clave en la recuperación de esta identidad fraterna, superando la etapa en que había dos clases de Hermanas, la Superiora General, asimilada al estatuto del clero, tenía tratamiento de «Reverendísima Madre». Ha-
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No conocer todo esto, que algunos designan «conventualización», ha sido una de las notas latentes que han orientado la renovación. En ella se ha apelado a un pasado ignorado, ajeno a la
historia e idealizado. Así las cosas, las Hermanas han tenido que
dar «su obediencia en la fe» a tradiciones «imaginadas».
En la historia de las Hermanas, escrita por la M. María Teresa Azcona, se recogen aquellos aspectos que asemejan a la Congregación con lo que vivieron otras a partir de la crisis modernista y de la codificación preparada por San Pío X y promulgada en
1917 por Benedicto XV.
Se diseña un perfil con esta secuencia temporal6. En la primera fase, lo importante son las normas y la vida en común. Las
Constituciones dejan de ser un código interno y se convierten en
«las Santas Reglas», es decir, en un medio de santificación.
Quienes las observan se hacen santas. El P. Valentín Salinero llamó a las «Constituciones» «nuestros andadores», una designación bastante más modesta7.
La vida en común es el ámbito en que se guarda la observancia regular. Un signo privilegiado de esa vida en común es la
obediencia a la superiora de cada comunidad.
Tocó a la M. María Colón, la joven Superiora General, a
quien primero se le llamó «Reverendísima», «sin que se dé
ninguna razón para ello»8, poner en marcha ese proceso. Lo hizo al iniciar en 1931 la visita general9.
bía durado esta novedad poco más de cuarenta años. Las Hermanas prepararon
este capítulo desde 1971, María Teresa Azcona, Una historia de esperanza...
Madrid 1991, 331-335.
6 Una historia de este proceso, Las Hermanas del Ángel de la Guarda
1940-1970, Madrid, Instituto de Historia del CSIC, 2002.
7 El hecho se sitúa el 1de enero de 1892 cuando pronuncian sus votos privados las cinco primeras Hermanas.
8 Se modifica el título de «Visitadora» y se llama convento a la casa de las
Hermanas en el Colegio Parroquial de Nuestra Señora de Belén en Puerto Rico, que se inicia en agosto de 1960.
9 «Amante de la observancia regular y estimando estaría esta mucho más
asegurada teniendo normas fijas y uniformes sobre el modo de proceder en to-
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Será ella, también, la que rectificará esa tendencia. El primer
paso fue, siguiendo la vía de otras congregaciones, pedir que se
dispensara a la Congregación de las normas que impedían el ingreso de nuevas Hermanas10. Otro paso fue, el añadir, de acuerdo
con el P. Santa Anna en 1945, una nueva categoría ligada a la
Congregación: Auxiliares de las Maestras para obviar el derecho
canónico de los religiosos.
Fue una etapa de «fidelidad a la letra»11. Eso creaba una aparente normalidad, que dejaba en penumbra la queja de que las relaciones entre las Hermanas eran pobres en su dimensión personal, aun practicando cada una gran ascesis12.
En la segunda fase aparece la necesidad de superar la tensión
entre misión y profesionalización. ¿Cómo se descubre lo necesario, aquello que da identidad? Cuando se experimenta que podemos vivir sin otras cosas. En 1902, León XIII pidió a las congregaciones francesas que se «secularizaran»13. Lo hicieron las
Hermanas del Apostolado en España en febrero 193614.
En Cuba, en el Vedado, comenzó a funcionar en septiembre
de 1938 una Escuela Gratuita, cuyo significado expuso el P. Llaguno: sirviendo a los hermanos más pequeños anticipamos la de-
das las cosas, terminó de ordenar y redactar un Libro de Costumbres en el que
había trabajado algo, tomando como base el que tenían en la Compañía de Jesús, y del que resultó ser una copia».
10 Cuando las Hermanas eran unas mujeres laicas, acogidas a la autoridad
del obispo de La Habana, una de ellas, que era viuda, la M. Carolina, fue nombrada «Visitadora general». Otra hermana ingresó en tiempos del P. P. Salinero
siendo muy mayor. No podían aceptarse como novicias a las hijas ilegítimas…
11 Como documento significativo cita María Teresa Azcona la segunda circular de la M. Colón. Ella misma señala como rasgo de la M. Elvira Errazu que
era «sumamente delicada en la observancia regular».
12 María Teresa Azcona, Una historia de esperanza... Madrid 1991, 156157, 163, 165 y 175.
13 Esa «secularización» afectaba a Hermanas que vivían de su trabajo, en
pequeñas poblaciones y en comunidades de dos a tres. La secularización consistía en dejar el hábito y cumplir las normas civiles que regulaban el ejercicio
de su profesión como maestras o enfermeras.
14 María Teresa Azcona, Una historia de esperanza... Madrid 1991, 164.
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
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claración de Jesús a nuestro favor en el día decisivo. En este paso se inicia un cambio, que va a poner en cuestión la «conventualización». Desde las clases medias altas a los barrios, juzgando un deber el «avivar el celo por enseñar a los pobres»,
establecido en el Capítulo General de 1954 y la apertura de una
escuela gratuita en Marianao ese mismo año. Vino luego esa
«osada» opción por los pobres y la justicia de Dios trabajando en
los años setenta en «Fe y Alegría». Se abrió también una casa en
Olivenza en 1969, para presentar «una imagen más cercana» de
Jesús, mediante el servicio a los pobres15.
Hubo además ya en los años cuarenta una profesionalización
de las Hermanas. Estudiaron en las universidades y escuelas de
magisterio16. La calificación profesional supone el descubrimiento de la condición individual de cada hermana. Sólo así era
posible iniciar una vida en común enriquecida por la comunicación interpersonal. Dos manifestaciones de este cambio han sido
la supresión de las diferentes clases de Hermanas, la puesta en
común de lo que cada una de ellas es y su disponibilidad a marchar allí donde verdaderamente las necesitan.
La orientación de este proceso quedó claramente expuesto
por la M. General a las Hermanas: lo permanente era la fraternidad. Todo lo demás, abierto al hoy y al mañana. Estaban sometidas las formas a dos criterios. El primero, su oportunidad:
si había pasado su momento, para abandonarlas, o si había llegado su momento para acogerlas y aceptarlas. El segundo, tutelar la fraternidad: sin forzar con estridencias unas formas de
vida que las Hermanas no sienten como propias, sino como
impuestas.
De ese modo el esfuerzo diario de cada hermana es conformarse al Evangelio. En esa fidelidad se realiza la comunión con
La justificación de la dedicación a las clases medias altas y la invitación
del obispo de Madrid a ir a los barrios en 1941, Azcona 159 y 168, 206-207 y
300-302.
16 Pío XII primero y luego Juan XXIII pidieron en los años cincuenta que
las Hermanas tuvieran una calificación profesional civilmente reconocida.
15
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CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
los cristianos, con todos los que encuentran verdad y vida en Jesús y piden cada jornada que ese sea su alimento17.
Al servicio de la vida fraterna se inaugura un estilo nuevo:
pequeñas comunidades, en las que cada una «podía dedicarse a
un trabajo específico y remunerado» y vivían unidas a la iglesia
diocesana18.
La necesidad fijaba la tarea. Para acudir a ella, bastaban las
Hermanas, sin que la Congregación necesitara hacer una presencia institucional. Era otro rasgo del movimiento congregacional
de la segunda mitad del XIX: eran instituciones más de personas
que de obras, basadas más en el trabajo de las Hermanas que en
las obras que había que pagar y sostener. Tras el capítulo de renovación se insiste en el trabajo de las Hermanas del Apostolado
para ganar su pan y en la atención humilde a la gente, en sus hogares, como se hacía en Zaragoza, o en obras no propias como
«Fe y Alegría», Hogares de Nuevo Futuro, reconociendo estas
tareas como «actividad apostólica» de la Congregación19.
En 1969 las Hermanas del Apostolado guardaban la memoria del P. Salinero como director del Apostolado de la Oración y
17 La Superiora General dijo: «No identificamos aún nuestro modo actual
de ver y vivir la vida religiosa con lo que en realidad es y debe ser...» Lo que sigue es confuso. Si se trata de no identificarse, sería «un error». Si se refiere a la
dificultad de las Hermanas en conciliar la condición religiosa con la de hermana, apunta a un aspecto esencial de la renovación, que ha conducido a la reciente denominación «vida consagrada», María Teresa Azcona, Una historia
de esperanza... Madrid 1991, 333.
18 Lo estaban haciendo en los años setenta en Sevilla, Zaragoza y Valladolid, donde estaban el curso 1985-86 tres Hermanas del colegio que alquilaron
«un piso sencillo» en «Los Pajarillos», ib. 339 y 379. Habían estado tres Hermanas en una residencia para jóvenes obreros en Burgos, inaugurada el 16 de
abril de 1969, de la que salieron en octubre de ese mismo año, ib. 306-307. Podría decirse que las Hermanas retornaban a aquella toma de hábito del 19 de
mayo de 1893 en La Habana: ser cooperadoras de los curas que atendían a la
gente humilde, ib. 55.
19 Se cumplía de este modo una de las decisiones del XIII Capítulo General (1985): «Potenciar las cualidades de cada una para enriquecernos, contribuyendo con ello a la vida de la Congregación», ib. 346 y 375.
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
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un servidor del evangelio. Había recorrido toda la Isla misionando «e instruyendo a nuestro pueblo». Quería que hubiera escuelas en todas las poblaciones.
2. LA CONTINUACIÓN EN CUBA DE LA VIDA DE «ESTE HUMILDE
SACERDOTE»
Cuando murió el P. Salinero el 28 de septiembre de 1913, la
Congregación tenía seis casas, La Habana, Marianao, Cárdenas,
Cienfuegos, Irún, San Sebastián (España), y Sagua, que se abrió
el 8 de mayo de 1910. Inmediatamente después se abrieron las
casas de Caibarién, abril 1914, Sancti Spiritus, enero 1915, y
Ceceñas (Santander), agosto 1916.
En presencia de la hermana Carolina Martínez, Pío X escribió: «Con el sincero deseo de que todas las amadas hijas observen escrupulosamente las Reglas aprobadas, concedemos de corazón a todas la suplicada bendición… augurando a todas las
mayores gracias». El autógrafo estaba firmado el 23 de julio de
1913, semanas antes de que muriera el P. Salinero. Junto a estas
palabras del Papa, recogía más adelante el P. Santa Anna las publicadas en Diario de la Marina, el 30 de septiembre de ese año.
El P. Salinero había «palpado» en su actividad misionera por la
Isla que Cuba necesitaba «escuelas que instruyan, escuelas que
moralicen», porque era la única manera de «regenerar a Cuba»20.
Treinta años más tarde lo recordaban las Hermanas como un
misionero que acompañaba al obispo Santander Frutos en sus visitas pastorales a las parroquias rurales. Decían: se consagró entonces a instruir y moralizar al pueblo «sin distinción de clases
ni de razas». Compasivo, jamás dejó de remediar las necesidades
de sus semejantes. Quiso que en todos los pueblos de Cuba hubiera un colegio. Ese proyecto animó los trabajos de «este humilde sacerdote». Lo continúan las Hermanas del Apostolado,
20 Antonio
López de Santa Anna, Datos Biográficos del R. P. Valentín Salinero, S.J., 1840-1913, Santander 1959, 91-92 y 76.
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«evangelizando, por medio de la enseñanza religiosa, a los pueblos grandes y pequeños» de Cuba.
El P. Salinero figuró como fundador y director. En esa tarea
le sustituiría el P. Marcial Garay. Los jesuitas de La Habana fueron en esos primeros momentos «Padres y Protectores, en quienes siempre encontraron… consejo y dirección»21.
Pedro González Estrada, a quien el P. Salinero llamó «un
hijo espiritual mío», fue el noveno obispo desde la creación de
la diócesis, decía de los cubanos en su primer informe a la
Santa Sede: eran gente práctica, hábil para los negocios, tolerante, no hostil hacia la Iglesia, sino indiferente22. Había que
ser pacientes y esperar que renaciera el «viejo espíritu de
nuestros cristianos».
Las congregaciones femeninas estaban en la enseñanza, incluso las Hijas de la Caridad, que trabajaban en dos centros de educación. Las Religiosas del Sagrado Corazón tenían dos colegios. Las
Oblatas de la Providencia tenían dos escuelas para niños negros.
Las Hijas de la Caridad del Sagrado Corazón de Jesús, un colegio
con internado. Las Terciarias Dominicas tenían otro. Las Reparadoras habían abierto escuelas nocturnas y dominicales. Junto con
las del Buen Pastor atendían a la reeducación de las jóvenes. Las
Escolapias, las Benedictinas y la Ursulinas tenían un colegio. Las
Religiosas del Apostolado tenían dos colegios, uno de ellos con
internado. Y eran 26 Hermanas. Era una Congregación nacida en
la diócesis y fundada por el P. Salinero23.
Breve Historia del Instituto de las Religiosas del Apostolado del Sagrado Corazón de Jesús, La Habana 1943, 10-13 y 26.
22 Los factores que apunta el obispo son una población procedente de fuera, inmigrante, una concentración en grandes ciudades… Falta de formación
religiosa que hace que en la vida privada se hallen errores y vicios, aunque no
había una propaganda contra la Iglesia, salvo la hecha por los acatólicos.
23 «El único insituto fundado en la diócesis es la Congregación del Apostolado de la Oración, para educar a la juventud femenina, fundada por el P. Valentín Salinero, S. J., en 1892, cuya Superiora General obtuvo la aprobación
del Instituto por la Santa Sede en julio de 1913. Esta Congregación, después de
haber fundado otras casas en esta Isla, trasladó la Casa Madre y el Noviciado a
21
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
249
Había en la diócesis 465 religiosas. Eran de «vida activa»
389, entre las que se incluyen las 4 Benedictinas y las 22 Ursulinas. Pertenecían a dieciséis institutos. Eran nuevos 10, sin contar
a las Hijas de la Caridad, que nunca consintieron ser tratadas como religiosas.
Las religiosas gozaban de la estima de la población, incluso
entre los no practicantes «et quidem, cum non pauca populi utilitate et religionis fructu, pluries enim ad Deum ferunt animas ab
ipso a multo tempore separatas». En todas brillaba la irresistible
fuerza de la caridad24. Los padres, incluso los no católicos, preferían elegir colegios católicos o privados para sus hijos, «eo
unico laudabile fine ut in religione et bonis moribus instituantur», es decir, «con el único fin, que debe alabarse, de que se
eduquen en la religión y en las buenas costumbres» (XI n. 121).
La Iglesia se beneficiaba de la situación política. Gozaba de plena libertad de acción. Creía el obispo Pedro González Estrada
que la perdería si se inmiscuyera en la vida política. El laicismo
era una rectificación a la situación de la religión durante el período colonial.
La educación era la tarea más urgente de la Iglesia en Cuba.
Su mejor fuerza, las congregaciones religiosas, incluidas las
España, porque había más vocaciones. Las hermanas, hecha su profesión religiosa allí, son enviadas a las diferentes casas de esta Isla. Todas permanecen
unidas bajo la dirección de la Superiora General».
Unum enim est in dioecesi institutum quod in ipsa ortum habuit: Congregatio, scilicet, Apostolatus Orationis, ad instituendam femineam iuventutem,
fundata a P. Valentino Salinero, S. J. anno 1892, cuius Generalis Superiorissa
approbationem instituti a Sancta Sede obtinuit mense iulii anni transacti 1913.
Haec congregatio, postquam alias domus in hac insula fundatas habuit, matrem
domum et noviciatum in Hispania trastulit, maioris numeri iuvenum, habitum
petitum causa, quae cum professionem religiosam inhibí emisserint, in varias
huius insulae domus mittuntur, quae omnes inter se, sub regimine unius Superiorissae Generalis ligatae manent» (X n. 113).
24 Todas «cumplen su tarea dando ejemplo de la influencia y fuerza de la
caridad cristiana, trayendo a la obediencia a Dios a quienes se han apartado de
Él o se resisten a accatar su ley, conservando intacta las hermanas su virtud» (X
n. 112)
250
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contemplativas, que, dejando la dirección de sus colegios a maestros seglares, se sostenían gracias a las rentas producidas. En
la enseñanza pública había muchos maestros católicos, especialmente en la enseñanza femenina. Ausente la religión de la enseñanza superior, jesuitas y escolapios trabajaban con esos jóvenes
estudiantes (XII nn. 125-128 y 129)25.
En junio de 1920, Felice Ambrogio Guerra e Feria, salesiano, nacido en Volpedo (Tortona), de 54 años de edad, arzobispo
desde 17 de abril de 1916, envió su informe a la Santa Sede. En
los cincos escasos años transcurridos desde que inició su ministerio y después de haber visitado la archidiócesis dos veces y
predicado en cada parroquia una misión, este era su análisis de la
situación.
La crisis de 1895-1898 supuso una ruptura en la vida católica de la Isla. Se necesitarán años para restablecerla. Con
800.000 habitantes, atendían a la mayoría católica 29 sacerdotes y había sólo dos clérigos y 7 seminaristas26. Había treinta y
cuatro parroquias, tres de ellas creadas por él. Once párrocos
eran del clero secular. Los otros eran de fuera. El número de
fieles por parroquia oscilaba entre quince y cuarenta mil. La
mayor parte de los pequeños pueblos dispersos había desaparecido con la llegada del ferrocarril, que favoreció la concentración de la población.
Jesuitas, Paules, Hermanos de las Escuelas Cristianas, Capuchinos, Claretianos, y de los Sagrados Corazones formaban siete
casas de clérigos y dos de hermanos Los once paules atendían la
parroquia de San Luis en Santiago y las de Guantánamo y Baracoa. Prestaban asistencia espiritual a la Casa de «Beneficencia» de
Relatio sin fecha en el texto, pero el certificado de haber visitado la Basílica de San Pablo es del 15 junio 1914. La respuesta a la relatio es del 26 abril
1916. Relatio Pedro González Estrada, ASV Congreg.Consistoriale Relat. Dioec. 737. En el resumen se dice que el informe es «excelente» y hecho a conciencia, permitiendo un conocimiento exhaustivo de la realidad de la diócesis.
26 Apunta el obispo que será difícil formar sacerdotes en Cuba y que, una
vez formados, perseveren, porque faltaba la familia cristiana. (VIII Consideraciones generales).
25
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las Hijas de la Caridad. Los Capuchinos de Bayamo tenían algunos problemas con la Curia. En el colegio de los Jesuitas estudiaban más de 250 alumnos. Los Hermanos de las Escuelas Cristianas tenían colegio en Santiago y en Guantánamo. Los Escolapios
que estaban en La Habana, Guanabacoa, Camagüey y Pinar del
Río, no tenían contacto alguno con sus alumnos cuando salían de
sus colegios. Era esto una observación pertinente por parte de un
salesiano.
Había catorce casas religiosas, tres de las Hijas de la Caridad y otras tres de las Hermanitas de los Niños Pobres, fundadas por el cardenal Sancha, una las Siervas de María, las del
Sagrado Corazón, las Hermanitas de los Pobres, las Teresianas. A todas, menos a las Hijas de la Caridad, las atendían los
jesuitas.
En la instrucción de la juventud de Santiago rivalizaba la escuela pública con la de la Iglesia. En la enseñanza secundaria,
los colegios de Jesuitas y Hermanos de las Escuelas Cristianas
igualaban en número de alumnos a los del instituto de secundaria público.
El arzobispo apostaba por un catolicismo más beligerante: escuela frente a escuela, y por la formación a los jóvenes con círculos
y reuniones para que pudieran enfrentarse a los adversarios del catolicismo. Había que prepararse para frenar la penetración protestante. Los baptistas tenían dos colegios en Santiago, que el arzobispo Aversa, siendo delegado apostólico, quiso neutralizar abriendo
un colegio de jesuitas bien dotado. Estos se opusieron a la apertura
de un internado, porque juzgaban que no era eficaz. El arzobispo
apuntaba a la necesidad de atender a quienes vivían fuera de la ciudad. Los hermanos de las escuelas cristianas tenían un internado en
el antiguo seminario, situado en el centro. Sólo cabían cincuenta
internos.
El arzobispo hace un brillante examen de la sociedad, la economía y la cultura de la gente de Cuba: individualismo económico,
falta de pequeños propietarios, bienestar, no se ahorra, porque se
tiene confianza en la riqueza de los recursos de la Isla. Las Socie-
252
CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
dades de Socorros mutuos estaban controladas por asociaciones españolas, que se adelantaron a otras iniciativas27.
3. LAS HERMANAS DEL APOSTOLADO Y LOS JESUITAS
Desde el comienzo de la Congregación la relación de los
jesuitas con las Hermanas se asienta en el afecto y confianza
de estas y en los lazos espirituales que los unían28. Continuó
esa relación. Con los jesuitas iniciaron en noviembre de 1943
su primera misión en Dajabón (República Dominicana). La
cooperación era conforme con «el manifiesto deseo de nuestro
Padre». Era otra prueba de las «relaciones fraternas» de las
Hermanas con la Compañía, «guardiana» de la devoción al
Corazón de Jesús.
Para situar la ayuda de los jesuitas a las Hermanas es preciso
tener en cuenta algunos datos. La devoción al Corazón de Jesús
estaba generalizada en toda la Iglesia. Dio nombre a muchas instituciones. Es también innegable que eso se debe al papel relevante que en el catolicismo, desde la Reforma, ha tenido la
Compañía. Es, pues, importante saber si esa ayuda suya y la cooperación de las Hermanas con ellos supusieron una impronta
ignaciana mayor que la que tenían otras instituciones.
Aprobadas la Congregación y sus Constituciones, se celebró
la ceremonia de votos perpetuos el 30 de julio de 1914 en la capilla del Colegio de La Habana. Hasta entonces, es decir, durante casi 24 años, las Hermanas profesaron votos simples y temporales29.
Habiendo ya Hermanas de votos perpetuos, poco después, el
1 de diciembre de 1914, se convocó el primer capítulo general.
27 Informe del arzobispo Felice Ambrosio Guerra, Toino 27 junio 1920,
ASV Congreg. Consist. Relat.Dioec. 756. Una copia iba dirigida personalmente al cardenal De Lai, Torino 5 luglio 1920.
28 Respuesta del P. Enrique Carvajal, vice-provincial de Cuba a la recién
elegida Superiora General, María Colón, 3 junio 1930.
29 Breve Historia del Instituto... 1943, 67.
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
253
Las elecciones fueron el día cuatro30. Elegida la Madre Carolina,
acababa una etapa de institucionalización, lograda con grandes
dificultades y sufrimiento para el P. Salinero y las Hermanas. De
nada parece que quedó memoria. En 1943, al celebrarse el cincuentenario de la fundación se decía que la Madre Carolina era
«Rvdma Madre» en 1914, pero ese tratamiento comenzó a usarse
en 1933. Y más delante, cuando se hace la necrológica, se dice
que fue elegida Madre General cuando llevaba seis meses de novicia. Lo que sucedió entonces fue que el obispo la nombró superiora de las Hermanas. Uno de los puntos conflictivos en la aprobación fue el carácter vitalicio del cargo de Superiora General31.
Las congregaciones se configuran como institutos de personas y no de obras. Por eso su forma de gobierno es la misma que
la de la Compañía de Jesús: un superior general. Hay, sin embargo, una innovación: el cargo no será vitalicio, sino temporal. La
superiora es una hermana.
¿Qué pasó luego? No se resignaron las Hermanas a esta «enmienda» de la Santa Sede. En 1913 incluyeron unas Reglas
Complementarias, en las que, dada la situación de la Compañía
de Jesús en esos momentos en Cuba, con fuertes rasgos conventuales, el desprendimiento se reduce a obediencia32, olvidando
que San Ignacio incluía la pobreza –la mínima profesión en la
mínima Compañía– como su primer distintivo, que se proyecta
en disponibilidad para ir a donde fuere mayor la necesidad.
A los cincuenta años, la Congregación afirma la existencia
de un fundador y de una fundadora. La Madre Carolina, se dice,
formó a las Hermanas en «la estricta observancia, la humildad y
Breve Historia del Instituto…68-69 y 70 y 82.
Ignoro si los años habían borrado en la memoria cotidiana de los jesuitas las razones de San Ignacio para preferir esta forma de gobierno. Las dos
más importantes eran circunstanciales. Hasta la dimisión del P. Arrupe fue esta
nota juzgada un punto esencial para la Compañía de Jesús.
32 Esta confusión informa la reflexión y el análisis, por otra parte tan acertado y brillante en su planteamiento teológico y espiritual, del P. Espín, Carisma y misión de las Religiosas del Apostolado del Sagrado Corazón de Jesús,
Madrid, imprenta Comercial Malvar, s.a 43-47.
30
31
254
CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
sumisión eran virtudes que, con esmero, cultivaba entre sus novicias, teniendo luego el grandísimo consuelo de verlas fervientes religiosas, amaestradas en la virtud»33.
En las actuales Constituciones, se dice que el P. Salinero fue
el fundador, redactor de las Constituciones, un jesuita dedicado a
«distintos ministerios apostólicos en Cuba», con «espíritu genuinamente ignaciano: humildad, mansedumbre, obediencia, entrega incondicional a la voluntad y ‘mayor gloria de Dios’34.
Permanecieron en la memoria de las Hermanas del Apostolado la existencia de una escuela dominical en Marianao35, que
la Congregación daba estabilidad al compromiso seglar de unas
mujeres36 y que eran una comunidad de Hermanas.
«Todas nos llamábamos ya Hermanas», dicen al comentar la
salida de María Cruz en 1893, las que desde dos años antes «por
vía de ensayo y seglares todavía», hacían «vida religiosa» con la
aprobación del obispo Santander Frutos. En mayo de 1893 fue
nombrada «superiora y maestra de novicias» la «hermana Carolina
Martínez». De ella se destacaba que desde 1905 hasta 1930, año de
su muerte, hizo más de veinticinco visitas al noviciado en España.
Hecha la fundación en Marianao en 1896, «a partir de esta fecha»,
la hermana Carolina recibe el nombre de «Visitadora General»,
que continúa usando en 1903, cuando firma una circular presentando a las Hermanas, que acaban de establecerse en España.
Comenzó la Congregación sin patrimonio, viviendo de alquiler en una casa de la calle de Paula. Hasta el 27 de julio 1895
no pronunciaron sus votos ante el obispo37.
Breve Historia del Instituto…76 y 67.
«Reseña histórica», Constituciones.
35 En 1896, abren un colegio en Marianao. Recibieron una subvención del
ayuntamiento. Allí se estableció el pensionado, el noviciado y una escuela dominical, Breve Historia…42-43.
36 Las Hermanas del Apostolado nacieron de la Asociación del Apostolado
de la Oración. Cuando abren el 7 de enero de 1892 su primer colegio, lo presentan como una obra dirigida por cinco Celadoras del Apostolado de la Oración, ib. 13-14 y 23.
37 Breve Historia del Instituto…28, 38, 40-43, 51y 56.
33
34
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
255
Hoy, tal como recogen sus Constituciones, su espiritualidad se proyecta en la experiencia humana: «Tenéis que dar a
conocer al Corazón de Jesús por vuestro corazón» (artículos 3
y 40). Son lo que son porque tienen una historia compartida y
en el deseo de proseguirla38.
Aceptando, sin reticencias, una definición canónica vigente, se saben instaladas en el «estado religioso», buscando la
perfección viviendo el espíritu del Instituto, «espíritu sencillo
y suave», que debe manifestarse en un servicio amable que
atrae a todos, con preferencia siempre por los más pobres y
sencillos.
Las Hermanas tratan cada día de ser más pobres, sencillas,
humildes, abnegadas, obedientes y alegres, libres y tenaces,
suaves y fuertes en la fe e infatigables en procurar la gloria de
Dios (artículos 7 y 41). Este estilo se realiza en una convivencia fraterna, cordial, llena de sencillez, estima y atenciones en
cada comunidad (artículos. 29-30).
Esta identidad ignaciana se remonta a una tradición de retorno al evangelio, que siempre rebrota en épocas críticas, como el siglo XVI. Otros rasgos enlazan con la tradición congregacional: vivir del propio trabajo, no de limosna o de rentas
(Constituciones de la Compañía de Jesús artículos 10 a, b. c, y
f) y ser una fraternidad, que experimenta en el diálogo la entrega de toda su persona. La obediencia no se justifica en el
orden que crea el respeto a la autoridad, sino en la humildad:
es una forma de cumplir el mandato de estimar a los otros por
encima de sí mismo (artículo 11 a y e). La hermana renueva en
comunidad sus compromisos dos veces al año (artículo 20).
La comunidad es una pieza clave de la identidad religiosa.
Hay que hacerla compatible con la diversidad de tareas. El nexo se sitúa en la cooperación y la ayuda mutua (artículo 43).
38 «Conocer los ideales de nuestro fundador, la historia de nuestro instituto,
sus intereses actuales, su proyección al futuro, ha de ser nuestra labor asidua, de
la que brotará un amor verdadero al Instituto, base y garantía de la perseverancia
en nuestra vocación y de la solidez de nuestra labor apostólica» (art. 5).
256
CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
La comunidad hace visible la hospitalidad, la plegaria, el compromiso. Estas tres dimensiones la convierten en instrumento
de discernimiento vocacional y de formación para las nuevas
Hermanas (artículos 50 a y 55 c).
Expresión de la fraternidad es la participación de todas en
la elección de sus delegadas al Capítulo General (artículo 5 d).
Es un aspecto muy importante. Por eso se quiebra esa fraternidad cuando los conflictos generan situaciones en las que la
Santa Sede se ve en el deber de quitar el autogobierno a las
Hermanas39.
4. MEMORIA, LIBERTAD Y CARISMA
Las Hermanas del Apostolado han tenido tres Constituciones
antes de las primeras aprobadas por la Santa Sede en 1913. El P.
Orlando Espín recuerda que las de 1948 «ofrecen muy pocas diferencias con las originales, y las de 1973… se apartan mucho
de las primeras». Las Reglas complementarias hechas por El P.
Salinero fueron reeditadas en 194740.
Las Constituciones de 1983 concretan la herencia espiritual ignaciana en el seguimiento de Cristo «pobre y humilde»
(artículos 7 y 30) y una identificación con los fines y con los
medios de la Iglesia, que le exigen una estructura organizativa
ágil y flexible para mantener esa apertura a la «universalidad
de los fines y medios» (artículo 13) un uso generosos de los
bienes, siempre sometidos «al cumplimiento de sus fines» (artículo 34) y viven la universalidad y desprendimiento en la
obediencia al Papa y «en la plena entrega de su voluntad» a
sus superioras legítimas (articulo 40). Cada hermana participa
en el discernimiento de la Comunidad «para buscar con gran
39 «Religiosas del Apostolado del Sagrado Corazón de Jesús. Directorio»,
nn. 6-7.
40 Orlando Espín, Carisma y misión… 6 y 26.
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
257
pobreza y docilidad de espíritu la voluntad del Padre» sobre
ella (artículo 49)41.
Eso es lo fundamental, reconociendo en los destinatarios y
en las formas una historia, que las Constituciones designan como «experiencia fundacional» (artículo 14)
Las Hermanas del Apostolado reciben del Evangelio, centrado en el anuncio que Jesús hace del amor del Padre, la unidad de
su existencia, que consiste en vivir esa experiencia proclamada
por Jesús, «indisolublemente» unida al servicio de los hermanos,
especialmente de los niños y jóvenes (artículos 3 y 2). Esa manera, «indisolublemente», fue la novedad del movimiento congregacional, que se mantuvo incluso cuando introdujeron en su estatuto jurídico ese fin primario de «la propia santificación».
Esta última expresión no se incluye ya en el arranque de las
nuevas Constituciones, que parten de la memoria de Jesucristo,
enviado del Padre, y de la realidad de las Hermanas, su trabajo
con la infancia y juventud (artículos 1-2).
Las Hermanas del Apostolado se esfuerzan cada día en ser
obedientes, caritativas, humildes y sacrificadas, porque esa es la
forma de vida que sustenta el «apostolado» (artículo 8).
La universalidad de los fines y medios sería imposible si las
Hermanas no vivieran de forma modesta, sencilla y servicial (artículo 10)42. Todas ellas son una única familia, integrada por Hermanas con votos temporales y perpetuos (artículos 16 y 109).
En la contemplación de Jesús, cada una realiza esa dimensión
femenina del movimiento congregacional que se concreta en la
ternura, la delicadeza, la misericordia y el respeto (artículo 21).
41 «Lo que afecta a todas, lo compartido por todas, debe ser oportunamente sometido a oración y examen Comunitario». Es un ejercicio de «diálogo fraterno y abierto», respetuoso, que busca la solidaridad, el interés común y la intercomunicación de todas enriquezca a cada hermana. La Congregación
considera que esta experiencia, intensa y original, debe prepararse continuamente y evitar la rutina para que sea una experiencia viva. (Artículos 150-151).
42 Dos de las tres notas «más relevantes de su carisma» son : « la absoluta
primacía del amor con sus exigencias de justicia y la prioridad de los pobres y
sencillos de corazón en su evangelización (artículo 12).
258
CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
Concluida la parte dedicada a los votos, en el capítulo II,
«Consagradas en la Iglesia para el seguimiento de Cristo», al hablar de la comunidad, reaparece de nuevo la tradición congregacional: una vida litúrgica similar a la de la Santa Iglesia y el resto se deja a la iniciativa de cada hermana (artículos. 55, 56 y 58).
Aunque en el artículo 62 se habla de «favorecer en todas ellas»,
es obvio que eso se hace en «cada una». La vivienda y la privacidad de las habitaciones son otros rasgos en esta misma dirección
(artículos 66-67). Esta observación es oportuna para situar mejor
lo que se dice sobre la formación (capítulo IV)43. Siendo la familia el rasgo más «privado» de cada hermana, el cambio de actitud en las relaciones con ella es otra innovación que no debe pasar desapercibida44.
La Congregación entiende sus obras y la labor de las Hermanas como «Nuestro servicio a Dios en el Apostolado» (capítulo
III). Rescatan estas Constituciones esa «universalidad de fines y
medios», alargando el trabajo educativo hasta el trabajo social,
la pastoral, las misiones y otras tareas (artículo 70).
Aunque la observación hecha por San Ignacio sobre el carácter vitalicio del Prepósito General era sabia y prudente y una forma de librar a los jesuitas de toda ambición45, la Constituciones
salvaguardan la fraternidad recordando que la superiora es una
hermana. A ese fin se ordena las limitaciones a la reelección (V
117, 125 y 136) y en la existencia de un consejo, que lo integrarán todas las Hermanas en aquellas comunidades con menos de
seis (artículo 136).
43 Las Constituciones recogen otro aspecto ignaciano y congregacional el
papel de la Superiora General en la aceptación de quienes desean ser Hermanas
y su intervención para valorar las etapas formativas (IV 77, 80, 87 y 91 y V 121
d, e y f) y en la ejecución de la dimensión universal de la Congregación (V
105).
44 Familia y trabajo son dos rasgos de la condición individual de cada hermana. Ambos van unidos (VI 146-147).
45 Constituciones de la Compañía de Jesús, Nona Parte Principal, cap. I
719-721, en Obras Completas, edición manual, (3ª edición revisada), Madrid,
Editorial Católica 1977, 605-606.
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
259
En este tiempo previo y posterior al Vaticano II, los hechos
han ido revelando que el mayor reto de las congregaciones es retornar a su condición de mujeres laicas. No son una categoría especial entre los laicos y los clérigos, no lo pueden ser. Se perdió
esa dimensión de fraternidad laical a favor de una clericalización. Fue un proceso parejo con la «conventualización», patente
incluso entre los hermanos menores de Francisco de Asís.
La escasa presencia del Espíritu Santo ha sido una de las carencias que se ha reprochado a su teología, su magisterio y su espiritualidad. El Vaticano II hizo un esfuerzo por rectificar. Aclarando una fórmula del ortodoxo Nikos Nissiotis, escribe Congar:
«la vida en la libertad del Espíritu es la vida de la persona cristiana, con su creatividad, una vida que el stablishement no pretende determinar totalmente. Fundamenta y requiere la comunión: y no una vaga comunión de los santos en una Iglesia
invisible, sino la comunión de la Iglesia concreta. Esta, no obstante, no puede separarse de la gracia que le es dada desde lo alto; no tiene en sí misma ni como tal el principio de la santidad,
sino que tiene que implorarlo y recibirlo».
La evocación del Espíritu Santo en la vida de la Iglesia, al
que San Agustín llamó «alma de la Iglesia», se desgajó de la síntesis teológica de la que procedía para «fundamentar los actos de
la institución eclesiástica». Eso sucede en la tradición posterior a
la escolástica clásica. En Trento se habla del Espíritu Santo como garantía de la fidelidad de la tradición. Más tarde, como garantía de las declaraciones del magisterio.
La habitación del Espíritu fue una verdad en el ámbito de la
espiritualidad privada. Los carismas, dones dados a los santos,
especialmente, a los fundadores. Su carisma venía como remedio a necesidades nuevas que permitían a la Iglesia cumplir su
misión en una situación nueva, «era casi una manera de justificar
la institución».
Congar señala que se ha producido un cambio gracias al
compromiso de los laicos. Este brota como un deber de su
conciencia, bajo la luz del evangelio, y es una vocación personal,
«más allá de las directivas eclesiásticas, sin ellas –muchas veces
260
CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
no las había– e incluso algunas veces (en el ámbito temporal)
contra ellas».
Esos cristianos reajustaban su acción y su existencia toda «a
partir de convicciones de conciencia personalmente formadas».
Brota de este modo una Iglesia, comunidad de creyentes, que va
más allá de una Iglesia co-extensiva socialmente con un grupo,
un territorio, una etnia, una cultura.
El decreto del Vaticano II, Apostolicam Actuositatem (n. 3),
sobre los seglares, afirma que la recuperación de los carismas,
incluso los más sencillos, otorga a cada creyente el derecho y el
deber de ejercitarlos para el bien de sus hermanos y la edificación de la Iglesia, en la misma Iglesia, en el mundo, siempre en
la libertad del Espíritu, «en unión con sus hermanos en Cristo,
sobre todo, con sus pastores».
La Iglesia se funda en la Trinidad. Y eso significa que el Espíritu no queda monopolizado por una jerarquía, que guarda un
depósito, cuyas riquezas descienden desde ella. La Iglesia es una
comunión que brota de la diversidad de situaciones, de la necesidad de intercambios y de una comunión que no funciona en sentido único, siempre descendente.
La gracia, que confiere la individualidad del don, incorpora a
la comunidad. Ella es una oferta a superar nuestra condición humana, desde la humildad que agradece y que nos permite vivir,
como servidores de los otros, la misma experiencia de Jesús hacia el Padre y hacia nosotros»46.
El P. Salinero, como tantos jesuitas, creyó que, frente a la rebelión contra Dios, concretada en la negación del mundo de
Dios, de lo que la teología llamó tanto tiempo lo sobrenatural, y
de la soberanía social de Jesucristo, fomentó el Apostolado de la
Oración. Cuando apenas tenía cuarenta años, el encuentro con la
miseria de los guajiros cubanos, quiso que ese «apostolado», vivido como una vocación, se convirtiera en una presencia tutelar
46 Yves-Marie Congar, «Actualidad de la pneumatología» publicado en
1973 y «la Iglesia, comunión en la fe», publicado 1969, recogidos en Llamados a la vida, Madrid, Planeta-Agostini, 1996, 84-88 y 92-96 y 122.
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
261
junto a quienes necesitaban ayuda y protección. Compartió con
la gente de su tiempo la confianza en la eficacia de la instrucción
para dignificar, para «la regeneración moral» de la sociedad y
para que la Iglesia siguiera anunciando lo que había recibido.
A lo largo de estas páginas he tenido interés en citar al P.
Manuel Maza Miquel, S. J. «Entre la ideología y la compasión»,
ese dilema que resumen su historia de la Iglesia en Cuba en los
años noventa, las Hermanas del Apostolado nacen de la compasión. La viven y la expresan con ese vehículo de la ideología,
que es el lenguaje dominante en aquella sociedad, en aquella
Iglesia y en aquel tiempo, dominante, pero no total.
Hay en la escasa documentación disponible y en la memoria
viva de las Hermanas otras palabras del P. Salinero, que revelan
que, el documento libremente firmado al iniciar su vida en la
Compañía de Jesús lo puso de un lado: el de la abnegación, el
trabajo incansable, la alegría recibida en medio de las pruebas y
después de ellas… El obispo Pedro González Estrada, lo acabamos de recordar, decía que la Iglesia, doce años después de la
Independencia, gozaba de plena libertad de acción. Se vivía una
«rectificación» de lo que fue su situación durante la colonia. Este «hijo espiritual» del P. Salinero no sentía añoranzas.
PALABRAS FINALES
A comienzos de los noventa, Joseph Ratzinger habló en distintas ocasiones sobre la libertad. La reclamó frente a quienes la
usaban como un argumento de lucha y a quienes no la aceptaban
pues creían que la firmeza de la fe y su verdad se asientan en el
crecimiento imparable de aparatos administrativos. «La libertad
que esperamos de la Iglesia y en la Iglesia, no se realiza por el
hecho de que introduzcamos en ella el principio de la mayoría.
No depende de que la mayoría prevalezca sobre la minoría…
Depende, por el contrario, del hecho de que ninguna pueda imponer su propia voluntad a los otros, sino de que todos se reconozcan ligados a la palabra y a la voluntad del Único, que es
nuestro Señor y nuestra libertad».
La unción ordena vocación y existencia de algunos cristianos para el ministerio. Este no es un certificado de aptitud para
ejercer el poder. El sacramento es la expropiación de sí mismo
a favor del Señor, en cuya persona habla y obra el ministro. A
mayor responsabilidad, mayor expropiación. En la obediencia
al Señor se cumple esa afirmación de que Él es Espíritu y
«donde está el Espíritu del Señor allí hay libertad» (2 Cor 3,
17).
Cuanto más «administración» menor es el espacio para el
Señor y tanto menor es la libertad. Por eso, un examen en
conciencia de lo que está sucediendo en todas las instancias
eclesiales urge a un recorte, esa «ablatio», de la que habló San
Buenaventura. Eso permitirá una mayor transparencia del ser de
la Iglesia y podremos sentirnos en la propia casa y recuperar el
sentido de la libertad.
264
CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
«Quien se busca a sí mismo se pierde». También esto es válido para la Iglesia. La Iglesia se encuentra a sí misma si llama a
los hombres al Reino de Dios, haciéndoles pertenecer al Dios vivo. Por eso debe ser muy prudente a la hora de crear nuevas estructuras de derecho humano; el criterio ha de ser siempre el
mismo: ver si de este modo se hace más libre y más idónea para
anunciar la palabra de Dios.
«Lo más importante para la Iglesia es el ser cristiano en
cuanto tal, en modo libre y sin ministerios, en el mundo, donde
cada cristiano percibe la responsabilidad de la fe, no según las
prescripciones, sino a partir de la dinámica misma de su ser cristiano. Al cristiano no se le debe medir según el grado de su propia «ministerialización»; antes bien, es la fuerza de su fe la que
constituye su medida»1.
Es el sacerdote el que sirve al laico no el laico al sacerdote.
Aquel vive en una «red de relaciones mucho más amplia». Por
eso no es fácil definir su tarea. Pero «este minus de normas y de
definición indica un plus de responsabilidades personales» y de
dinamismo espontáneo de la fe2. La Iglesia no es «necesaria» para la sociedad si se ocupa de sí misma. La Iglesia no debe olvidar que, unida a Cristo, existe «pro mundi vita»3.
La Iglesia elige siempre cuando propone una vida como modelo de fidelidad de Jesús. Desde esta perspectiva de una Iglesia
servicial, encargada por Jesús de la función de dejar entrar, de
1 San Agustín lo resumió así: con vosotros soy cristiano, en servicio vuestro, soy obispo, «cum vobis christianus, pro vobis episcopus».
2 Los movimientos de la Acción Católica con la «revisión de vida» buscaron unir los desafíos de la sociedad, la responsabilidad de cada militante mediante un ver-juzgar-actuar, que eran atención a la realidad y a la presencia de
la gracia en ella, análisis y conversión, respuesta concreta militante y ejercicio
de la compasión.
3 Joseph Ratzinger, «Reforma desde los orígenes», conferencia en Rimini,
octubre 1990, «Evangelizar y simplificar», discurso al sínodo extraordinario de
los obispos sobre Europa, enero 1992, y Balance del Sínodo sobre los laicos»,
diciembre 1987, Ser cristiano en la era neopagana, Madrid, Ediciones Encuentro 1995 21-22, 186, 165-166 y 170.
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
265
acoger en casa y de perdonar (Mt 16, 19), cada cristiano debe
alegrarse de la bendición del Padre sobre los más pequeños.
En labios de Jesús éste es el mejor título que reciben sus discípulos. La santidad se realiza «en el milagro de la paciencia y
de la bondad diarias». Esta pequeñez es la única grandeza a los
ojos de Dios. Todos los milagros pueden ser un engaño del diablo. Sólo el milagro de una vida junto a Dios no engaña. «Si hoy
podemos creer esto depende de manera fundamental del hecho
de que cada uno de nosotros ha encontrado a alguno de estos
«pequeños santos» que ha abierto su mirada hacia Dios» 4.
Sirva este interludio entre Congar y Ratzinger para este resumen. Las Hermanas del Apostolado trabajaron en la escuela que
había y en las condiciones que había en ella. La presencia y la acción en ella, como presencia de Iglesia, convirtieron a las congregaciones en una institución cristiana, clave. Clave para quienes
obstruyeron su acción, porque querían destruir la presencia de la
Iglesia en la sociedad, atacando así la libertad. Clave para quienes
creían que, sin el ejercicio de la misericordia, la Iglesia se reduce a
una experiencia religiosa desligada de sus orígenes en Jesucristo.
La renovación, primero como retorno y ahora como refundación, no es una operación de diferenciación con las otras congregaciones, sino de solidaridad. La memoria, si es fiel, basta. Ser
como los demás nos permite acceder a la historia que se hace como obra de unas personas, con las que se quiere vivir en comunión de pasado, de presencia y esperanza.
Más que una respuesta a lo que distingue, la identidad de las
Hermanas del Apostolado se resume en los más de 110 años que
llevan sirviendo a la gente, desde que en 1891 las cinco primeras
hermanas se asociaron con la ayuda del P. Salinero y la bendición del obispo Manuel Santander Frutos. La pregunta por quiénes somos y en qué somos distintas deja paso a lo que San Francisco llama la «restitución», el agradecimiento a Dios por los
dones que recibimos y que no cesamos de esperar de Él. Esa exJoseph Ratzinger, «Jamás he dicho que son demasiados», declaraciones
en mayo de 1989, Ser cristiano…178.
4
266
CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
periencia de la gracia nos inmensa hasta tener que llamarla, como nos enseñó Jesús, vida abundante, vida eterna. Nos hace sensibles a todo lo que la niega a nuestros semejantes. Hay que estar
en vela, con el Padre, que no cesa de hacer el bien ni de escuchar
el clamor de los suyos (Ex 3 7-12 y 6 2-9). Es la misma vocación
que sintió Francisco de Asís: la Iglesia la reconstruyen los que
habitan en lo pequeño y con los más pequeños en cada tiempo5.
Está vigente ese ejercicio de la misericordia que es ponerse
junto a los ignorantes, al lado de los que no saben dar significado
a su mundo, dar nombre a su realidad, pues les resulta extraña,
les amenaza y los somete o aplasta. Extrañamiento y subordinación implican una pérdida o una manipulación de la conciencia.
En ambos casos la persona se destruye.
¿Cómo puede ser Dios nuestro Dios, si no nos dejan ser su
pueblo? El gesto liberador de Dios, su mano poderosa y su brazo
extendido a favor nuestro piden nuestra obediencia a Él, nuestra
solidaridad. Dios se hace palabra para nosotros y nos revela el
nombre de nuestra realidad. Podemos pro-nunciar el mundo y
pro-nunciarnos ante él.
La ignorancia es una exclusión respecto a ese poder del
hombre, siempre impuesta y realizada socialmente siempre. Por
eso la instrucción ha sido y es una función social, que se ha ido
transformando en una decisión política en aquellos momentos en
que un cambio provocado desde el poder necesita difundir las razones que lo justifican, para convertir la coerción en consenso y
para que el poder político deje de ser fuerza y se transforme en
autoridad.
Eso sucedió en el siglo XIX. La escuela fue pieza esencial de
la estrategia social de quienes en aquel tiempo deseaban consolidar las transformaciones, rectificarlas o intervenir en ellas.
5 La «porciuncula», uno de sus lugares preferido, estaba cerca de dos leproserías. Los leprosos, junto con los herejes, los judíos y los homosexuales,
eran los excluidos en aquella sociedad Jacques le Goff, San Francisco de Asís,
Akal ediciones, Madrid 2003, 38.
EL PADRE VALENTÍN SALINERO, S. J. Y LAS RELIGIOSAS DEL APOSTOLADO
267
En la medida en que la riqueza de la nación se convierte en
el fundamento de la política, la enseñanza se asocia con el fomento. En la medida en que es preciso asegurar el orden nuevo
mediante la adhesión de la población, la enseñanza se asocia con
gobierno interior, en cualquiera de sus versiones.
La salida de la educación y el éxodo de la escuela, nunca
aceptada por la mucha gente que conocía la presencia de las congregaciones en ellas, ha generado algunos hechos que revelan un
vacío, una crisis.
Mientras las otras formas de socialización tienden a ser difusas o actúan puras evidencias, ligadas a una identidad definida
desde la familia, la iglesia, los partidos políticos, otras formas de
asociación… la escuela, en cambio, es, como institución y en sus
relaciones con las otras instituciones, un lugar social explícito.
Baste apuntar el sesgo que van tomando las gentes ante esas alternativas radicales que afectan a la persona: acumulación-distribución; cooperación-concurrencia; libertad-dependencia; debate-adoctrinamiento; tolerancia-imposición...
Vivir el hoy desde la memoria y la esperanza, nos hace menesterosos y abiertos al otro. Nos permite seguir entrañablemente compasivos y acogedores de todo lo bueno, bello y justo que,
aun no brotando entre nosotros, para nosotros brota. Nadie busca
ser distinto salvo para decirse superior. No debe ser así entre los
que invocan la memoria de Jesús, se alegran de su presencia en
medio de ellos y apelan a la justicia de Dios que se manifestará
el día feliz del retorno del Señor.
La historia nos hace herederos de quienes acudieron a una
llamada, desde la necesidad de su tiempo y la convicción de que
así se «construía el templo del Señor». Nos permite gozarnos en
la compañía de los que caminan bajo la misma llamada, aunque
no procedan de una misma tradición y estén en otros sitios. La
historia es una «ejercitación» en la libertad: podemos no sólo
continuar lo que otros empezaron, sino iniciar lo que otros completarán.
La presencia es lo más importante. En ella, colmados de dones y bendición, podemos soportar sufrimientos y carencias. La
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CRISTÓBAL ROBLES MUÑOZ
impronta cristiana la reciben las instituciones de aquellos que viven la presencia y acción dentro de ellas como un acto de fidelidad a su fe, siendo para ellos secundario y subordinado todo lo
demás.
Como sucedió en el siglo XIII, como se repitió en el siglo XVI, como pasó en el siglo XIX, la evangelización es volver
siempre a ese fervor que nos da el «amor primero», la fidelidad
recobrada. Se contempla esa especie de nueva primavera, en la
multiplicidad de respuestas que surgen. Todas componen, es decir ponen en común, lo que son para «utilidad de todos». Con todas la Iglesia es una sinfonía, un coro de voces unidas que producen belleza, emoción y armonía. Una prueba en el interior de
la Iglesia de que eso adviene, está llegando, está ya en ella, es la
acción de los laicos, tal como lo explicaba Ratzinger, a costa de
la «ministerialización» y gracias a la reducción, fruto de esa experiencia que se llama «sencillez según el Evangelio».
Porque hay que volver a la Escritura, como buena noticia,
como pan que alimenta nuestra alabanza en la memoria de hechos que atestiguan que la misericordia de nuestro Salvador es
eterna (salmo 135). Ayer y hoy, la fidelidad incluye acción y retiro. Es una manera de estar «in via», en camino, sin miedo, pues,
como cantó Francisco de Asís, el Señor todo lo llena de luz y
alegría. Estar en camino es no rehuir el compartir las duras condiciones de vida de la mayoría. Estamos llamados a anunciar la
pascua de este mundo, a disfrutar de él, a transformarlo, no a
condenarlo.
La fidelidad no teme la soledad. Ella es la pequeña semilla,
la levadura… Nos ayuda a no olvidar que cada vigilia da paso a
la luz, porque, aunque no la veamos, ella también habita en el
corazón de la noche. La vida jamás duerme.
FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA CITADAS
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