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TESIS-DOCTORAL-FILOSOFIA

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UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID
FACULTAD DE FILOSOFÍA Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN
TESIS DOCTORAL
El instinto intelectual en la filosofía de Jaime Balmes
MEMORIA PARA OPTAR AL GRADO DE DOCTOR
PRESENTADA POR
Pedro Moreno Magro
DIRECTOR:
Sergio Rábade Romeo
Madrid, 2015
© Pedro Moreno Magro, 1982
TP
>qgS
Pedro Moreno Maçro
5 3 0 9 8 6 7 8 4 9
UNIVERSIDAD COMPLUTENSE
El, IN ST INTO I N T C P E C T O A L EN
TA F I T O S O F I A DE JAIME
BAE MT S
Departamcnt-o de Ft. losofia Pura
F a c n U afT de Fi losoFta y CLencias de la Edncacion
Universiclad Complut ens(' (Te MacTrid
19%^
Coleccion Tesis Doctorales. N@
36/8'^
Pedro Moreno Macro
Edita e imprime la Editorial de la Universidad
Complutense de Madrid. Servicio de Reprograffa
Noviciado, 3 28015 Madrid
Madrid, 1985
Xerox 9400 X 721
Deposito Legal:
M-6108-I98 5
EL INSTINTO INTELECTLAL
EN LA FILOSOFIA DE JAIME BALMES
Pedro Moreno Magro
Trabajo
dlrlgido por el Doctor SERGIO RABADE
=Madrid, abril, 1982=
INDICE
P&S
INTRODUCCION
.........................................
no t a A
•••
CAPITULO I
•••
Introduccion
»**
•••
•••
* ##
•••
•••
*.#
•••
Intento Filosôfico de Balmes
...
Actualidad de su estudlo
...
not a s
...
•••
I
IV
•••
1
* ##
«.#
1
...
...
1
...
...
3
...
4
...
...
...
...
...
...
...
...
...
...
...
...
...
3
...
...
5
...
...
5
• La Certeza como dato primarlo y fundamental ...
6
CAPIXULO II
i La
Certeza, centro de su filosofla
Introducciôn
a)
...
...
...
...
Cuestlones en torno a la Certeza
...
...
6
b) La Certeza y su
justificaciôn crltica
...
10
c) La Certeza como
base de toda filosofla
...
11
d ) Conclusion ...
...
. Fuentes de la Certeza
a ) Introduccion
...
b) Lugares de Certeza
...
...
...
...
...
...
...
...
c) Relaciôn: Certeza y filosofla
« Definiciôn de la Certeza
...
...
...
...
13
...
...
l4
14
...
...
...
....13
...
...
17
...
...
19
a) Valoraciôn "crltica" de este punto de partida:
iEs esta una postura verdaderamente crltica?
b) Testimonies principales
c ) Conclusion
...
...
20
...
...
...
21
...
...
...
32
. Imposibilidad de una Ciencia Trascendental
Humana
...
...
...
...
...
...
32
a) Imposibilidad de la Ciencia Trascendental
Humana apoyada en les sentidos
...
...
35
b) Insuficiencia para la Ciencia Trascendental
de las verdades reales ...
...
...
...
3^
c) Tampoco la filosofla del "yo" puede producir la
Ciencia T r a s c e n d e n t a l .
.,,
...
... 39
d) La Ciencia Trascendental y la identidad Univer­
sal
...
...
...
...
...
...
...
... 4
e) La "representacion" y la C. Trascendental Humana 46
f) Imposibilidad de encontrar el primer principio
en el orden ideal
notas
...
...
....
........
...
...
... 4?
...
...
...
...
... 49
...
...
CAPITULO III
. Sistemas Unilatérales
...
. 52
a) Balmes y el racionalismo cartesiano
. 53
b) Valoraciôn del principio cartesiano
...
.
c) Conclu si one s
. 57
...
. 65
Exposicion y crltica del sensualisme
. 66
Examen de una idea................
. 77
Otras ideas
. 78
...
Conclusionss
...
...
...
..............
Crltica del sistema de Kant
...
. 79
. 80
^Conoce la filosofla de Kant?
...
. 82
Los textes de Balmes..... ........
. 82
Juicios sintéticos ...... ........
. 84
Formas Kantianas de la sensibilidad
. 86
La sintesis subjetiva
. 87
...
...
El principio de contradicciôn
. 93
Conclusionss
.
notas
...
...
...
...
........
...
100
. 102
...
CAPITULO IV
. Soluciôn halmesiana al problema del conocimiento
...
106
El reconocimiento de les très criterios
106
de la verdad
Aclaraciones
. La Conciencia
...
...
...
sobre la verdad
...
...
112
...
...
...
116
...
...
Exposicion del criterio de conciencia
116
Valoraciones del criterio de conciencia
121
c OTIC1u s i one s
# .#
La evidencJLa
•••
•••
•••
«•«
Examen de criterio de evidencia
...
•••
124
...
125
128
125
Evidencia y principio de contradicciôn
El principio de evidencia no es évidente
130
El Instinto Intelectual
145
...
...
...
El criterio del "instinto intelectual"
La cuestiôn "ponte", ^real o irreal?
145
146
Criterio de sentido comûn:
147
Su existencia
Sentido Comûn: Explicaciôn del nombre
Aplicaciones del criterio delsentido
F une i onami ent o armônico de los
155
comûn
157
164
trèscriterios
Conclusion
...
...
...
...
...
169
notas
...
...
...
...
...
171
...
CAPITULO V
. Interpretaciones histôricas de la filosofla de
daime Balmes
...
Introducciôn
...
...
...
176
...
...
...
176
.. .
176
...
181
^Es un filôsofo original?
^
Balmes y Descartes
...
Balmes y la filosofla escolâstica
185
Balmes y San Agustln
...
187
Balmes ^autor fideista o escéptico?
202
...
Balmes ^seguidor de la escuela escocesa del
...
219
...
...
234
...
...
235
sentido comûn?
...
...
Conclusion
...
...
...
Balmes y Newman
Balmes y su relaciôn con Tongiorgi y Palmieri
notas ...
...
...
...
...
239
24 0
...
CAPITULO VI
. La Filosofla del "Sentido Comûn" y su relaciôn con
daame Balmes
...
...
...
...
...
247
Introducciôn
...
...
...
...
...
247
El P. Buffier y la ^ilosofla ;e1 Sentido comûn
248
c one iu sX oTie s
•••
# #*
•••
273
Filosofla Escocesa: Thomas Reid
•••
...
...
...
276
Conclusiones
...
...
##*
...
•••
...
El pensamiento de Llorens y Barba
...
...
...
293
...
297
...
337
Resumen sobre la Filosofla del Sentido Comûn
notas
CAPITULO
...
...
...
...
...
...
...
...
...
315
VII
. Resumen y conclusiones
La certeza como centro de su pensamiento
Valor crltico de esta postura
...
...
...
3^3
...
3^3
...
3^5
Imposibilidad de una ciencia trascendental
...
346
Crltica de los sistemas unilatérales
...
...
347
La soluciôn Balmesiana
...
...
349
...
...
Distintas acusaciones que ha recibido la filoso­
fla
de Balmes, concretamente su teorla del ins­
tinto intelectual
...
...
...
Exposicion de la Vilosofla del Sentido Comûn
351
352
Posiciôn filosôfica de Balmes
...
...
...
353
Conclusion
...
...
...
...
...
...
363
notas
...
...
...
...
...
...
364
...
APENDICE BIOGRAFICO
365
BIBLIOGRAFIA
382
I N T R O D U C C lÔ N
Volvor hoy nuestra mlrada y nuestra pluma sobre
-
una faceta determinada del pensamiento del doctor Jaime Balmes,
en concrete sobre la comprension y alcance de su teorla del —
"Instinto intelectual" , podrla parecer un esfuerzo poco oportu
no y carente de toda necesidad.
Sin embargo, podemos resueltamente afirmar que
no
es nada pretencioso sostener la "necesidad" y la "oportunidad"
de decir la ultima y mejor palabra sobre el tema.
Si en 1933 se pudo escribir, y fueron palabras
de
un discurso de don Angel Herrera, que "los contemporâneos de Balmes no han llegado todavla", y en I98I se ha vuelto a recoger el eco de estas palabras (1), como indicando que no care-cen de sentido y actualidad, no dudamos en aplicar la senten-cia, en el sentido de la auténtica comprensiôn de su pensamien
to, al tema que nos ocupa.
Metidos de lleno en nuestro intento, decir
hoy la
ultima palabra sobre la verdad del "instinto intelectual" balmesiano, hemos recibido con profunda alegria -dejamos aqul
--
II
constancia por lo que ha supueeto de aliento en la propla
rea-
ta-
la publlcacion de la Antologia polxtica de Balmes de
JO
SE MARIA GARCIA ESCUDERO.
Parece oportuno recoger dos breves citas de Ricardo
de LA CIERVA sobre esta obra: "Después del que fue gran éxito
de José Maria Sanchez de MuniÂin y la BAC con la gran antolo-gla de Menéndez y Pelayo, José Maria Garcia Escudero propone,con no menor oportunidad (el subrayado es nuestro), esta
gran
antologia politics de Jaime Baies"; y anade m&s tarde: "La pu­
bllcacion de esta antologia constituye uno de los acontecimientos m&s importantes del ano para el mundo cultural
(el subra­
yado también es nuestro), y deberla serlo también para el
mun
do politico ..."(2).
Hemos encontrado aqul las dos notas con las que tam
bien parece justo calificar a nuestro propio trabajo. Esclarecsr el sentido exacto del "instinto intelectual" de Balmes es,
con toda verdad, oportuno y necesario, es tarea importante.
La historia es testigo de que Balmes, por uno
n
-
otro motivo, en este caso por causa de una falsa o imparcial comprension de su teorla, ha side el blanco de acusaciones
to^
talmente injustificadas. Tendremos ocasiôn de verlo en este e^
tudio.
Por un mlnimo de respeto a su planteamiento general,
veremos la teorla del "instinto intelectual" dentro del capltu
lo general del conocimiento, capltulo que se extiende a lo lair
go, principalmente, de su obra Filosofla Fundamental.
Dado que Balmes apostô por un doble empeno: crltica
de unos sistemas filosoficos plagados, como nos dice en el pr^
logo, de "errores trascendentaies" (3) Y propuesta de unos
—
principios vélidos para la soluciôn del problema, intentaremos
demostrar hasta dônde llega la fuerza y validez de su crltica
y en qué queda el valor y alcance de sus propuestas personales,
que en algun caso serân intuiciones sin un désarroi] o expositjL
vo completo. Sobre todo, veremos en qué queda la comprensiôn y
alcance de su teorla del
"instinto intelectual".
Ill
Nuestro estudio se centrera, may en concrete, en la
comparaciôn de esta teorla de Balmes con la doctrina del "sen­
tido comûn" de la Filosofla de la Escuela Escocesa, y, a tra-vés de alla, con el pensamiento del francés P. BUFFIER.
No parece que se pueda sostener por més tiempo, co­
mo se
ha hecho con bastante normalidad, que esta teorla de BaJL
mes, el "instinto intelectual", sea un mero refieJo o copia —
del "sentido comûn" escocés.
Hemos dividido este trabajo en los siguientes tltulos o
capitulos: el intento filosôfico de Balmes, la certeza -
como centro de su filosofla, los sistemas infructuosos por un^
latérales, la soluciôn balmesiana al tema del conocimiento
de
la verdad, las interpretaciones histôricas de su filosofla, -Balmes ^filôsofo de la corriente del "sentido comûn"?, resumen
y conclusiones.
Como obra fundamental de consulta, en lo que se refiere al texto de Jaime Balmes, hemos utilizado las Obras com­
plétas de Jaime Balmes, de la Biblioteca de Autores Crlstianos,
Madrid, I96 3 « Ediciôn dirigida por la fundaciôn Balmesiana
de
Barcelona, segûn la ordenada y anotada por el P. Casanovas,S.J.
Citaremos siempre esta ediciôn en nuestro estudio.
Esperamos que nuestra palabra le haga servicio a la
verdad y contrlbuya a la mejor comprensiôn de la teorla del —
"instinto intelectual" del doctor Jaime Balmes.
IV
NOTAS
(1) JOSE MARIA GARCIA ESCUDERO; Antologia polltica de Balmes.
Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos (I98I), vol. I,pag. 105.
(2) RICARDO DE LA CIERVA: Jaime Balmes, un pensador para hoy.
Articule publicado en TA, I3-XI-I98I , pég. 4?«
(3 ) BALMES,J.: Obras complétas, I, pâg. ?•
CAPITULO
I
INTRODUCCION
En estas primeras pâginas quereinos dar ûnlcamente
respuesta a una doble pregunta sobre la Filosofla de Jaime Ba^
mes.
Nos interesa descubrir con toda nitidez cuâl fue su intento filosôfico, sobre todo en ol tema del conocimiento
de la verdad por parte del hombre, y qué valor puede tener sus
planteamientos y soluciones sobre esta materia. Nos parece
un
empeno necesario y oportuno y que puede deslindar, ya desde el
primer momento, el campo concreto de nuestras miradas sobre su
"pensamiento filosôfico"«
Los planteamientos y pretensiones filosôficas
del
doctor de Vich fueron bien amplios y on cierto modo demasiado
ambiciosos. Pero la parcela que tocamos en este trabajo es una,
como êl mismo reconoce, de las que merecen mayor atenciôn
y -
"mayor trascendencia",
INTENTO FILOSOFICO DE BALMES
Para responder a esta cuestiôn no nos queda otro recurso que acudir a sus propias palabras y ver cômo, de una manera bien explicita, nos confiesa sus propôsitos.
Se puede dlstlnguir en au obra, concretamente en el campo que nos ocupa, una doble finalldad o Intenciôn, y 6sta nos la describe el propio Ualmes muy al comienzo de sus l£neas. Hay una primera tarea de crltica de una serie de siste-mas y planteamientos filosôficos que considéra inv&lidos y res
pensables de una serie de danos en todos los campos« Propone
en segundo término, un camino nuevo para el descubrimiento
,
de
la verdad.
Esta doble intenciôn la encontramos, de una u otra
forma, formulada en varias paginas de su obra. Ya en el prôlogo a la Filosofla Fundamental, obra del méximo interés para —
nuestro tema, nos dice que intenta prevenirnos contra una "Fi­
losofla plagada de errores trascendentales"(1). Estos, -sigue
comentando-, que se han extendido por raoda, no deben arraigar
por principio (2 ).
Aqul centra Balmes muehos de sus esfuerzos, en con
seguir que esos errores, que han llegado de distintas formas,no "arraiguen" por principios, no consigan su justificaciôn in
telectual.
Pero Balmes sabe muy bien que en 6 s t e , como en
—
o tr o s campos de la vida y del quehacer del hombre, no se extin
gue el mal sôlo a fuerza de represiôn, sino que la ûnica forma
de ahogarlo es con la contrapartida del bien. Ese es el método
que ensaya también en este caso concreto: ahogar esos "siste-mas invélidos" con el ofrecimionto de un camino positivo y ef^
caz que nos lleve al conocimiento i^e la verdad.
Estas son las pretensionss filosôficas que bulllan
en la mente de Balmes al lanzarse por estos derroteros.
Y estas dos partes, claramente definidas en su fi­
losofla , son también las que varaos a tratar en nuestro trabajo.
Aunque hemos de aclarar, desde este momento, que nos centraremos no tanto en la crltica (la podemos denominar "parte negat^
va" de su filosofla) que hace de los sistemas que juzga "invé­
lidos" como en la exposiciôn "verdadera" del conocimiento y la
certeza que é l , personalmente, ha elaliorado.
Dentro de este margen, y como reza el titulo del —
trabajo, pondremoa muy especial interés en el tema del "instinto intelectual" o "sentido comûnV
ACTUALIDAD DE SU ESTUDIO
Ya nos hemos hecho eco en nuestra Introducciôn gene^
rai de la actualidad que guardan ciertas quejas sobre la corn-prensiôn del verdadero valor y alcance del pensamiento de Bal­
mes. Sobre todas esas voces no podemos dejar de citar las pala^
bras del P. Casanovas:
"Como impresiôn general, hemos de
decir que a Balmes le han sido -otorgados los honores de filôsofo;
pero no ha sido comprendido, y lo
que es peor, ni siquiera ha sido
estudiado ... Evidentes demostraciones de ello son las citas de frases suyas en un sentido dife-rente de}, que tienen en el texto".
(3).
No séria justo decir que desde que se escribieron estas palabras hasta hoy nada se ha hecho. Se ha estudiado y se han publicado Cosas. Su pensamiento, en el punto que nos —
ocupa, se ha ido depurando y algûn autor, como veremos en su momento, nos ha ofrecido intuiciones bien estimables. Pero
la
mayoria de las pâginas que abordan el tema siguen careciendo de e sa que hemos llamado su "ûltima verdad".
Se justifies, pues, la actualidad e importancia
de
nuestra mirada al "instinto intelectual" de la Filosofla de —
Jaime Balmes.
NOTAS
(1) BALMES,J.: Obras Complétas. F.F., prologo, II, 7.
(2) Ibidem.
(3) Ibidem. Hiografla, I, p&g. 499-500.
CAPITULO
il
La C e rte z a , centro de su filosofia
INTRODUCCION
Las cuestlones en torno a este tema las formula -Balmes, como es lôgico, en térmlnos que responden a la mental^
dad y carga filosôfica de la época en que vive. Si es cierto que todos los autores son hijos de su tiempo y de la época
en
que viven, si nadie empieza radieaimente desde cero, aunque lo
pretenda, con motivos sobrados podemos decir asto de D. Jaime
Balmes. Tras de si hay una clara herencia filosôfica, no digamos ahora que acepte o rechace, que enmarca notablera<>nte su -pensamiento.
Balmes conoce fundamentaimente la filosofia Esco-léstica -La Summa de Santo Tomés fue su texto de estudio-,y e^
t& también metido de lleno en ciertas lineas de la filosofia Moderna, como veremos a lo largo de muehos momentos de nuestro
e studio.
Seré oportuno recorder unas palabras valorativas,a este propôsito, de Menéndez y Pelayo; "Balmes admiraba la
colastica y se habia educado en la Summa de Santo Tomés ; encon
traba en ella muchos elementos adaptables e incorporables a la
filosofia moderna, pero al examiner con libre juicio las eues-
tlonea fundamentales de filosofla no entendiô ni por un momen­
to abdicar su espîritu crltico en aras de ningûn sistema. Bal­
mes , digémoslo sin temor, fue un filôsofo eclôctico, fue un e^
pirituallsta cristiano independiente".
"La filosofia moderna, aun en lo que tiene de mas
opuesto a la doctrina de nuestro pensador, el idealismo kantia
no y su derivaciôn en Shelling y en Fichte (puesto que de He-gel tuvo poca noticia) entran en Espana principalmente por laa
exposiciones y criticas
de Balmes, que fueron razonadas y con
cienzudamente estudiadas dentro de lo que él pudo leer" (1 ).
Teniendo esto presents hemos de entender, pues, su
planteamiento y resoluciôn de las cuestiones en torno al tema
del conocimiento.
La Certeza como dato primario y fundamental
a)
CUESTIONES EN TURNO A LA CERTEZA
Las pâginas de su Filosofla Fundamental se abren -
con estas palabras:
"El estudio de la filosofla debe
comenzar pot el examen de las -cuestiones sobre la certeza:antea
de levantar el edificio es necesa
rio pensar en el cimiento.
Desde que hay filosofla, es decir,
desde que los hombres reflexionan
sobre si mismos y sobre los seres
que les rodean, se han agitado —
cuestiones que tienen por objeto
la base en que estriban los conocimientos humanos: esto prueba - que hay aqul dificultades sérias.
La esterllidad de los trabajos filosôficos no ha desalentado a
los investigadores: esto manifies^
ta que, en el ultimo término de
la investigaciôn, se divisa un objeto de alta importancia"(2 )•
El examen deltexto nos convenes
que da nuestro autor
aeste
de la importancia
tema; también es consciente de la
gravedad que lleva implicada. Con todo, su ûltima palabra apun
ta esperanzada a un nuevo esfuerzo para tratar de ver alguna forma nueva y segura de avanzar.
Hay que afirmar que en torno a este tema, "la certezaV , como cimiento de todo el pensar filosôfico, organiza —
Raimas el resto del edificio. En esta cuestiôn, como él mismo
nos dice, est&n encerradas el resto de las cuestiones filosôf^
cas. Sin dar una soluciôn a este problema, séria inûtil tratar
de avanzar por los caminos seguros da la filosofla. Para él —
hay cuestiones radicalmente primaries y fundamentales; por ejem
plo, ^estâmes ciertos de algo? ^en qué se funda la certeza?, icômo la adquirimos? Escribe:
"En la cuestiôn de la certeza e^
tan encerradas en algûn modo to­
das las cuestiones filosôficas:
cuando se ha desenvuelto completamente, se ha examinado bajo —
u n o y otro aspecto todo lo que la razén- humana puede concebir sobre Dios, sobre el hombre, so­
bre el universo.
... en este cimiento, si se exa­
mina con atenciôn, se ve retrata
do el edificio entero" (3 )«
Todavla anade al alcance e importancia de esta
--
cuestiôn una nota niés:
"Los limites de la ciencia huma­
na se descubren en el examen de
las cuestiones sobre la certeza"
(4).
Recordamos cômo es importante para Balmes el hecho
del conocimiento de los limites de las ciencias. No es signo que "apoque al entendimiento humano", sino m&s bien, es signo
que lo eleva y lo engrandece. Palabras que no se deberla olvldar cuando se intenta comprender, en sus justas dimensions s y
limâtes, la naturaleza y alcance del instinto intelectual balmesiano.
Balmes, como buen filôsofo moderno, quiere proco-der con claridad y firmemente. Por ello, distingue, ya desde el principio, entre el hecho de la certeza, sus fundamentos
y
el posible modo de adquirirla.
"Su existencia -la de la certezaes un hecho indisputable; sus —
fundamentos son objeto de cues-tiones filosôficas; el modo de adquirirla es en muchos cesos un
fenômeno oculto que no est& suje^
to a la observaciôn" (5 )»
El hecho de que el linaje humano posee la certeza
es algo évidente: "la certeza es natural"
(6 ), Disputer sobre
este hecho es para él incapacitarnos para seguir por los caminos del conocimiento, es incapacitarnos para toda verdadera —
ciencia. El esfuerzo crltico habré de ponerse en la explicaciôn
del cômo, no del hecho en si.
Sin esta primera y minima certeza no podrlamos dar
un paso adelante. Por el contrario, adroitido este hecho, fecun
do en resultados, nos dirâ que todo se esclarece y un rayo
de
luz nos ilumina:
"Entonces la filosofla, se dira,
no comienza por un examen, sino
por una afirmaciôn; si, no lo —
niego, y ésta es una verdad tan
fecunda, que su consignaciôn puei
de cerrar la puerta a muchas cavilaciones y difundir abundante
luz por toda la teorla de la cer
teza" (7 ).
Un escéptico completo séria sencillamente un demen
te, y Balmes no puede resignarse a adroltir que en el umbral —
del templo de la filosofla esté asentada la locura.
Esto mismo es lo que quiere significar cuando afir
ma que existe en el fondo de nuestra aima una luz divina que nos conduce bien si no nos empenamos an apagarla. Ella es la que nos conduce a la "certeza primitiva" (8),
a la que llama
"vision por luz dire c ta" , que no necesita de
reflexién.
—
Es importante resaltar desde este primer momento que no es esto, segûn él auténtico pensamiento de Balmes,ninguna especie de fidelsmo o irracionalismo:
"La certeza que préexiste a todo
examen no es ciega; antes por el
contrario, o nace de la claridad
de la vision intelectual, o de un instinto conforme a la razén:
no es contra la razén, es su ba­
se (el subrayado es nuestro). ~
Cuando discurriroos, nuestro esp^
ritu conoce la verdad por el en­
lace de las proposiciones, como
si dijéramos por la luz que re-fleja de unas verdades a otras,En la certeza primitive, la visiôn es por luz directe, no ne^
cesita de reflexion" (9 ).
En este momento sôlo queremos confirmer la verdad
que enuncia el autor. Kn otro lugar del trabajo analizaremos mas detalladamente el contenido de estas lineas que son funda­
mentales para entender bien la naturaleza del instinto intelec^
tuai.
La certeza es, pues, para Balmes "una feliz necesi­
dad" (1 0 ); es algo que nos lo impone Ja misma naturaleza, y
de
ella, en buena lôgica, nadie se puede despojar. Un tanto irônjL
camente cita aquellas palabras de Pirrôn cuando, apartândose de un perro que le acometia, respondiô:
"es dificil despojarse
totalmente de la naturaleza humana".
En buena filosofia no hemos de disputer sobre el hecho en si, mas bien habrâ que indaga.r sus motivos o fund amen
lo
tos o los medios que tenemos para adquirirla, pero nada mas, Su postura racional, "crltica" segun otros autores, queda radi
calmente justificada.
"Sucede con la certeza lo mismo
que con otros objetos de los co^
nocimientos humanos. El hecho se
nos présenta de bulto, con toda
claridad, m&s no penetramos su Intima naturaleza"(1 1 ).
b)
LA CERTEZA
Y
SU
JUSTIFICACION
CRITICA
2,(4uien no est& cierto de que piensa, nos puede decir
Balmes?, ^quien no esta cierto de que siente, de que quiere, de que tiene un cuerpo propio?. Estas certezas son anteriores
a todo sistema filosôfico, lo cual no significa que éstos, los
sistemas filosôficos, sean inutiles en este modo de plantear las cosas. La justificaciôn y explicaciôn de estos hechos de-pende del sistema.
Este modo de filosofar ae podr& decir que tiene cier
to aire de dogmatismo. Cierto, el mismo Balmes
ro es
eldogmatismo fecundo que ya hemos senalado
lo reconoce. Pe
y del que no
nos podemos desprender.
"Este método de filosofar -dicetiene algo de dogmatismo, pero dogmatismo tal q u e , como hemos visto, tiene en su apoyo a los
mismos Pirrôn, Hume, Fichte, mal
de su agrado. No es un simple m^
todo filosôfico, es la sumisiôn
voluntaria a una necesidad inde­
clinable de nuestra propia natu­
raleza; es la combinaciôn de la
razôn con el instinto; es la
atenciôn simultânea a las dife—
rentes voces que resuenan en el
fondo de nuestro espîritu"(12 ).
11
Comentando el dlcho de
za
Pascal de que "la naturale­
confunde a los plrrônicos, y la razôn a los dogm&ticos", —
concluye, en la llnea de su pensamiento, que mas bien deberla
haber
dlcho que "la naturaleza confunde a los pirrônicos, y es
necesaria a
la razôn de los dogm&tlcos"(1 3 ).
Sin esta base « la razôn nada puede; sin este punto
de
apoyo no puede ejercer su fuerza, no puede actualizar su --
propio dinamlsmo.
Hablando Balmes de la relaciôn mundo ideal-mundo real,
punto central de todo su estudio, nos vuelve a recorder
esta misma necesidad indeclinable que nos conduce a la certeza
de su relaciôn:
"Sea cual fuere el resultado que
nos diere el examen filosôfico de las «elaciones entre el mundo
ideal y el real, es precise somj»
ternes a esa necesidad de nues-tra naturaleza, que nos hace
—
creer en la existencia de dichas
relaciones" (14).
No quiere decir con esto que la razôn sea impoten­
te para manifestar la legitimidad de la ilaciôn de estos dos mundos; aqul sôlo se trata de reconocer un dato, un hecho natu
ral y palpable:
"Y en efecto: salta a la vista que debe ser errônea una ciencia
que se oponga a una necesidad y
contradiga un hecho palpable ; no
merece el nombre de filosofla la
que se pone en lucha con una ley
que somete a su indeclinable imperio la humanidad entera, i n d u
30 el filôsofo que contra esa -ley se atreve a protester"(15)•
c)
LA
CERTEZA
COMO
BASE
DE
TODA FILOSOFIA
Comenzamos, pues, a filosofar desde la "certeza",desde un mlnimo, si queremos, de datos "ciertos". La pretenaiôn
de comenzar por la duda absolute es, sencillamente, una üusiôn*
Cuando se afirma la duda, como primer punto de arranque del fjL
12
losofar, se esta afirmando una certeza, la primera certeza; la
duda como tal. Por mas vueltas que queramos darle a este argu­
mente siempre llegamos a tener que admitir una primera afirma­
ciôn, aunque ôsta sea la propia duda. Balmes lo expone con to­
da claridad:
"Los filôsofos se hacen la ilu-siôn de que comienzan por la du­
da; nada m&s falso; por lo mismo
que piensan, afirraan, cuando no
otra cosa, su propia duda; por lo mismo que raciocinan, afirman
el enlace de las ideas, es decir,
de todo el mundo lôgico"(l6 ).
A propôsito hace un detallado examen del principio
cartesiano de su duda metôdica. Resume diciendo que el método
de Descartes se reduce a dos pasos o momentos: el primero se-rla el querer dudar de todo, y el segundo que al querer dudar
de todo se encuentra que hay una cosa de la que no puede dudar:
de si mismo. Balmes califica esta duda de mera suposiciôn. Co­
piâmes sus mismas palabras:
"Pero ^en qué consiste esta duda?
Racionalmente hablando ^puede -ser una duda real y verdadera? .
No; esto es imposible, absolutamente imposible. El hombre,
por
ser filôsofo, no alcanza a des—
truir su naturaleza; y la natura
leza se opone invenciblemcnte a
esta duda, tomada en el sentido
riguroso.
^Qué es, pues, esta duda? nada m&s que una suposiciôn, una ficciôn, suposiciôn y ficciôn que hacemos a cada paso en todas las
ciencias, y que en realidad no es m&s que la atenciôn a un convencimiento que abrigamos. Esta
duda se la emplea para descubrir
la primera verdad en que estriba
nuestro entendimiento, a cuyo -fin basta que la duda sea ficticia ..." (1 7 ).
La certeza est&
filosofia. Reconociêndolo
a la base de todos los sistemas de
o no, nos dice Balmes, todos tenemos
13
que partir y catninar segün la fuerza de la ley que rige nues—
tra naturaleza. Ya hemos recordado cômo hasta el tnismo Pirrôn,
slmbolo del escepticismo en su mayor radicalidad, no dudaba de
todo, sino que, como hace notar muy finamente Dalmes, admitia
las sensaclones en cuanto pasivas, y se resignaba a las consecuencias de estas impresiones.
d)
CONCLUSION
Por eso, de las très cuestiones que abarca la pro-
blem&tica de la certeza, segûn hemos senalado anteriormente, —
tenemos una, la primera de las très, definltivamente resuelta;
nos referimos a la certeza
como hecho o dato primario de nue^
tra naturaleza.
"As! de las très cuestiones: hay
certeza, en que se funda, cômo se adquiere, la primera estâ r e ­
suelta en un mismo sentido por todas las escuelas, en cuanto se
refiere a un hecho de nuestra ajL
ma; con sôlo admitir las aparien
cias admitlan la certeza de ellas"
(18 ).
Al final del libro primero de su Filosofla Funda—
mental resume sus principales conclus)ones, y de ellas entresa
camos:
"Cuando la filosofla se encuen—
tra con un hecho necesario tiene
el deber de consignarle. Tal
es
la certeza: disputer sobre su -existenc.ia es disputar sobre el
resplandor de la luz del sol en
medio del dia. El humano linaje
estâ cierto de muchas cosas;
lo
estan Igualmente los filôsofos,incluso los escépticos; el esceg^
ticisroo absolute es iraposible"
(19).
"El linaje humano poses la certe^
za, como una calidad ajena a la
14
vida, como un resUltado eapontAneo del desarrollo de las cualidades del espiritu. La certeza es natural ..." (2 0 ),
Fuentes
a)
de la
C erteza
INTRODUCCION
Para définir mejor este tema de la certeza como da­
to natural, todavla tenemos que detenernos en una doble distin
ciôn que hace el mismo Palmes : la certeza del género humano
y
la certeza filosoflca.
"
La certeza no nace de la reflexiôn, es un producto espontaneo de la naturaleza del hom—
bre, y va aneja al acto directe
de las facultades intelectuales
y Kensitivas, Como que es una —
condic±6n necesaria al ejercicio
de ambaa y que sin ella la vida
es un caos, la poseemos instint^
vamente y sin ninguna reflexion,
disfrutando de este bénéficié -del Creador como de los demAs —
que acompahan inseparablemente nuestra existencia" (21).
Nota especlfica de la certeza de que venimos hablan
do es que no viene por acto refiejo, al final de un proceso r_e
flexivo.
15
b)
LUGARES
DE
CERTEZA
Las fuentes que senala en la formaciôn de esta cer
teza son las slgulentes:
En primer lugar, el sentldo Intlmo. Seria el case
de un hombre que tras haber admirado la grandeza y pormenores
de un monumento determlnado nosotros quisieramos ponerselo
en
duda. Su respuesta, nos dice Balmes, serA bien sencilla, pero
firme; "me acuerdo; lo v i ; es tal como lo recuerdo" (22), Como
vemos, ahl no hay nada de reflexion, pero hay firme convenci—
miento, hay certeza. No seria posible destruir esa convlcciôn
que nace del sentido intimo:
"Aqul no hay actos reflejos,
la
certeza acompana al dlrecto; y todas las reflexiones filosofi—
cas no son capaces de anadir un
adarme de seguridad a la que nos
da la fuerza misma de las cosas,
el instinto de la naturaleza"(2 3 )
En segundo lugar senala el testiraonio de los sentld o s , Es la certeza que adquirimos cuando se présenta a nuestros
ojos un objeto cualquiera y juzgamos de su tamano, figura y co
lor, aun cuando no tengamos ninguna idea de la teoria de las sensaciones, Tampoco aqul hay actos reflejos que acompanen
la
formaciôn del juicio; todo tiene lugar instintivamente, sin —
que intervengan consideraciones de tipo filosofico, "Lo vemos
Y nada m & s ; esto nos basta para la certeza" (24),
La tercera fuente es la llamada del sentido comun,
"En presencia de un concurso numeroso arrojad a la aventura en
el suelo un cajon de caractères
de imprenta, y decid a los circunstantes que resultaran escritos los nombres de todos ellos;por unanimidad se reiran de vue^
tra insensatez; y ^en qué se fun
dan? ^Han reflexionado sobre el
fundaniento de su certeza? No, de
seguro" (25).
16
Habla,en cuarto
lugar,
otra de las fuentes de estacerteza
de la misma razon como
—
de que venimos hablando. -
Recuerda c6mo todos los hombres hacemos nuestros raciocinios,sin atender demasiado al
curso Intimo que sigue nuestro pensa-
miento. Y
esto incluso a nivel de los mâs versados en las
yes de la
dialectics. Este dato, como
le-
se puede observer, aumen
ta considerablemente la tesis que viene defendiendo: certeza natural, pero no antirracional, sino a la base; mejor, en la razon misma.
"Aun los mas versados en el artjL
ficio de la dialActica se olvi-dan a menudo de ella; la practican quizAs muy bien, pero sin -atender expresamente a ninguna de sus reglas".
"Se echa, pues, de ver que, en el medio de su yo mAs reflexivo,
cual es el raciocinio, obra muy
poco la reflexiôn, que tiene por
objeto el mismo acto que se ejer
ce" (2 6 ).
La quinta fuente es la autoridad. Es fuente que —
ut i1i zamo s y de la que nos servimos con mueha mAs frecuencia de lo que pudiera parecer. Una gran parte de las certezas
del
género humano son, sencillamente, certezas de autoridad. Asi estamos ciertos, por ejemplo, de la existencia de Inglaterra.
"Luego en el présente caso,
y otros infinitos anAlogos, para nada intervienen los actos refle^
jos; la certeza se forma instin­
tivamente , sin el auxilio de nin
gûn medio parecido a los filosôficos" (2 7 ).
Con estos ejemplos quiere demostrar cômo la human^
dad, en lo tocante a tener conocimientos ciertos, anda por caminos muy diferentes de los de la filosofla. El Creador, nos dirA Dalmes, ha provisto a los seres de todo lo necesario para
ejercer sus funciones segûn el lugar que ocupa cada une en
el
universe. Continua: "y una de las primeras necesidades del ser
17
Inteligente era la certeza de algunas verdades" (28 ).
La filosofla, por tanto, no tiene como misiôn el producir la certeza, pues ésta existe independientemente de —
los sistemas filosôficos. Nadie se habla planteado tales cues­
tiones, cuando la humanidad estaba ya cierta de infinites co-sas.
Balmes extiende esta convlcciôn no sôlo al hecho de producir la certeza sino tamblén a su consolidaciôn. Recuer
da que la mayorla de los horobres, aun despues de haberse plan­
teado las cuestiones crlticas, no tendrAn tiempo ni ocaslôn de
ocuparse de semejantes cuestiones.
c)
RELACION:
CERTEZA
Y
FILOSOFIA
Una pregunta se impone lôgicamente, i a qué queda
reducldo, en este supuesto, el papel de la filosofla? ^Habra de ser, por necesldad, el resultado de la filosofla algo opue^
to o contrario a esa certeza? ^Acaso se podrA decir que uno
y
otro Ambito se vienen a camplementar en una sana e inteligible
racionalidad? ^Se podrA incluso hablar de una certeza razonada?
" El objeto mas razonable que en
esta cuestiôn puede proponerse la filosofla es el examiner simplemente los cimientos de la cer
teza, sôlo con la mira de conocer
mAs a fondo el espiritu humano,sin lisonjearse de producir nin­
guna alteraciôn en la prActica:a la manera que los astrônomos observan la carrera de los astros
y procuiar averiguar y determi-nar las leyes a que estA sujeta,
sin que por esto presuraan poder
modificarlas" (29 ).
Dirlamos que la filosofla, el razonamiento, no es­
ta antes de la certeza, no esté a su base, sino que es ésta, la certeza, el dato primario,
sobre el que la filosofla puede
10
y debe actuar
para su justiflcacion crltlca. Por eso el asen-
80, segûn el pensamlento de Balmes, sobre todo cuando vaya acom
panado de mayor certeza, es un fruto espontaneo de un Instinto
natural, no de combinaciones:
" Es una adhesion firme, arranca_
da por la evidencia de la verdad,
o la fuerza del sentido Intimo,o el impulso del instinto, no —
una convicciôn producida por una
serie de raciocinios" (30)»
El texto es rico en contenido, genulnamente balmesiano, y da un paso mAs en la hondura de la comprension de nue^
tros conocimientos ciertos. MAs tarde habrA ocasiôn para la —
comprension y explicacion de cada uno de estos elementos o cri
terios de certeza, de momento sôlo nos interesa resaltar el h^
cho como tal.
Con esta misma certeza jugamos, relacionamos o corn
binamos una s sensaciones con otras y podemos saber de los objje
tos externos. La razôn es la misma: nuestras facultades sensitivas e intelectuales obran sobre sus objetos antes de que noii
otros, de una manera consciente, reflexlonemos sobre tal desa­
rrollo :
"Asl nos encontramos ya ciertos
de la existencia y propiedades de las cosas, sin que hayamos —
pensado en la certeza, ni mucho
menos en los medios de adquirirla" (31).
Ya vainos comprendiendo por qué nos hablaba Balmes
del dato de la certeza como un dato fecundo en posibllidades a
la hora del conocimiento, a la hora de construir cualquier
—
cieiicin.
Utllizando el lenguaj-s de los NeoescolAsticos,
en
los que ha podido influir J. Balmes, podemos decir que segûn el pensamlento de Balmes a la hora de cualquier justiflcacion
crltica del conocimiento hay que partir de la certeza natural;
19
en esa Justificaclôn crltica se trat«râ tan sôlo ver cômo se produce esa certeza «
Teniendo en cuenta, pues, cuâl es el nivel critico
(seguimos empleando tôrminos de la Neoescolastica) de Dalmes,como acabamos de senalar, no tiene ningûn sentido la acusaciôn
dogmatics que se le hace, a v e c e s ,en este campo, cuando el dog
matismo de que ôl habla se refiere a otro nivel totalmente di^
tinto, es decir, al nivel del hecho de la certeza.
D e fin ic iô n de la C e r te z a
A pesar de que muchas veces no es
en la
obra de
fôcil encontrar
Balmes definiciones matizadas yconcretas, pues
le interesa mucho m&s el anôlisis de los hechos, de las real^
dades,
En el
sin embargo nos ofrece tambiôn algunas definiciones. caso de
la certeza recurrimos
su Filosofla Elemental,
Ideologla pura, para encontrar estas sencillas palabras:
"La ce]teza es el firme asenso
a una cosa. Estamos ciertos de
nuestra existencia, de la del mundo, de los principios mora-les, metaflsicos y matematicos,
porque asentimos a esto sin vacilaciôn de ninguna especie"(3 2 ),
También aqul vuelve a insistir, un tanto machaconamente, que
hay que distinguir entre la certeza y su funda-
niento, que la certeza es un hecho innegable, y que lo unico que hemos de hacer es consigner este hecho. El sofista no des_
20
truye al hombre.
Distingue entre la certeza y la verdad, afirma que
entre ambas hay relaciones intimas, pero que son cosas diferen
tes:
"La verdad es la conformidad del entendimiento con la cosa. La cer
teza es un firme asenso a una ver
dad real o aparente".
"El objeto del entendimiento es la
verdad; por esto necesitamos al menob la ilusiôn de ella para es­
ter ciertos;nuestro entendimiento
es débil, y de aqul es que su cer
teza esta sujets al error. Lo pr^
mero es una ley del entendimiento,
lo segundo un indicio de su fia—
queza" (3 3 ).
a)
VALORACION
a ES
esta
"CRITICA"
una
POSTURA
DE
ESTE
PUNTO
DE PARTlDA:
VERDADERAM ë NTE CR1T1CA7
Interesa detenernos en esta cuestiôn ()(). Unos se
la han negado a Dalmes; otros, por el contrario, la creen justificada. Ha habido quienes han opuesto, en el pensamlento
de
Balmes, y de una manera totalmente irréconciliable, la filoso­
fla al sentido comûn, la razôn al instinto intelectual. Esta opiniôn, que no puede ser sino fruto de una lectura superficial
del autor, ha de ser desterrada definltivamente.
En el estudio que haremos del instinto intelectual
encontraremos el momento apropiado para la defensa de nuestra
opiniôn. Ahora adelantamos algunas notas y opiniones que prepa
()() Cuestiôn que proponemos con terminologie Neoescolastica y
no balinesiana, aunque Balmes pudo influir en esta corrien
te.
21
ren el camino:
"El espiritu humano busca con el
dlscurso lo mismo a que le impele turn Instinto Intelectual"(34 ).
La afirmacion balmesiana posiblemente no ha sido suficientemente valorada; dlscurso e instinto intelectual no andan tan disociados como se ha querido ver, sino en una gran
armonla.
b)
TESTIMONIOS
Hemos
PRINCIPALES
de recoger algunas de las ideas quo deflende SALVA
DOR CUESTA en su estudio: Balmes, maestro de su tiempo y del nuestro»
Arrancamos de su misma queja: "Queremos referirnos -
aqul, brevemente, a la vigencia de las propias ideas de Balmes
en uno de los puntos fundamentaies de la filosofla, en el 11amado problems critico (la denominacior no es de Balmes, sino de este autor)* Porque ha corrldo en este punto Balmes la mis­
ma suerte
que la mayor parte de los grandes valores de Espana,
quienes después de
haber ablerto nuevos caminos al espiritu -
humano hacia las metas de la verdad y del bien, han recibido,al oabo de los anos, la recompensa de la incomprension o de la
interpretacién deformadora de su conducts o de sus ideas" (3 5 )*
Seguimos, pues, el anélisis que hace este autor —
con el sano empeno de desenmascarar la incomprension o déforma
cion de Balmes de que él se queja. Parte del hecho de que en este punto, la certeza, a Balmes se le ha acusado de no haber
sabido abarcar con la debida profundidad y comprension el tema
de la legitiroacién de la certeza natural. La Impugnaciôn viene
dada por la supuesta "consideraciôn precipitada" del problema
y la "suposiciôn, casi instintiva, de la veracidad de nuestras
facultades cognoscitivas". Esto harlf- que su teoria del conoc^
miento viniese a parar en un dogmatismo exagerado o a una ace^
taciôn ciega de la certeza natural.
El autor que comentamos <iice que otra seré la
fe-
22
Hz
conclusion de los que lean atentamente a Balmes. Tratamos
de seguirle en su lectura. Ciertamente se han dado pasos en es
ta vlndlcaciôn del genuino pensamlento balmeslano. (^)
"Mas, parte por haber tornado una actitud preferentemente defensive contra los que desconoclan o negaban los méritos del pensador catalAn, parte por no haber extraido de los
textes del mismo todo lo que ellos dan de si, sobre todo si se
los articula debidamente y mAs aûn si se los compara con los textos de los modernos criteriôlogos, la cuestiôn sobre la si^
nificaciôn de B. en la moderns Epistemologia, y sobre si queda
fuera de ella o es un mero adelantado inconsciente, ho ha avan
zado todo lo que hubiéramos querido para gloria del filôsofo viguetano" (36 ).
Trata de hacer un paralelismo entre el pensamlento
y soluciôn de Balmes y los del realismo critico, para salvar asl su "modernidad" y sus méritos. Para él Balmes es el verdadero creador o introductor del medio crltico-realista, con
to^
dos sus elementos, en la moderns Epistemologia (37)* Afirma -que este realismo es de genuina filiacién balmesiana, pues
no
viens sino a concretar y retocar lo que esté contenido en el anAlisis que Balmes hace de los motivos que legitiman criticamente nuestra certeza natural.
Bajo un primer tltulo: posibilidad y conveniencia
de la investigaciôn critica, comienza su anAlisis del pensamien
to balmeslano acerca del planteamlento del problema critico. -
()() Cita los trabajos del P.Verundio, S.J.: Vindicaciôn de Bal­
mes en el problema de la certeza (Congreso I. de Apologét^
ca, Vich, 1910), del P.Miguel Flori, en especial De problemate critico solvendo secundum doctrinam Jacobi Balmes (to^
mo 5 de Analecta Sacra Tarraconensia, de 1929), El sentido
comûn. fuerza estwbilizadora de la filosofia balmesiana.-(Pensamlento del centenario de su muerte), los articulos del P.Esplugas, y el de Luis Antonio de Sevilla, O.F.M. —
C a p , La teoria del conocimiento en J. Balmes.
23
iEb
cierto que Balmes no vlo la posibilidad de la investigaciôn
de los fundamentos de nuestra certeza natural, por considérer que eso invalidaba una légitima certeza? La respuesta a este in
terrogante es de la maxima importancia, Podemos, todavia, con-cretar mâs la pregunta, ^Juzgo Balmes posible y conveniente la
Justificaciôn racional de la
certeza natural o no?.
Este autor escribe: "Ya a simple vista, parece de—
cir algo, y aun mucho, el hecho de que el tratado o libro prime^
ro y mâs extenso de su Filosofia Fundamental sea el "De la certeza"al que hay que anadir varios capitulas y pârrafos del li-bro cuarto "De las ideas" . En todos estos lugares se someten
a
examen y cz^itica los motivos ûltimos y mâs fundament aie s de la
certeza natural. Tenemos, pues, un hecho bien patente: Dalmes plantea la inquisiciôn critica sobre los juicios que son objeto
de una inquisiciôn mental y los fenômeiios inmediatos de la conciencia" (3 8 ).
Tenemos, sigue diciendo, numerosas afirmaciones ex­
plicitas sobre la conveniencia, la necesidad, desde el punto de
vista filosofico, de justificar racionnlmente nuestra certeza y
asi poner de manifiesto la aptitud de nuestras facultades para
el conocimiento de la verdad. Cita nuii.erosos capitules del
li­
bro primero y cuarto que, puesto que ya los hemos apuntado,
no
queremos repetir de nuevo.
Nota, eso si, que Balmes distingue muy bien entre la certeza y la fundamentacion 6 ltima y filosôfica de la m i s m a ,
que es precisamente la que busca el filôsofo, el critico del co
nocimiento.
Segûn esto, a la pregunta radical que nos hemos for
mulado hemos de responder afirmativamente. ^Es posible y conve­
niente la justiflcacion racional de la certeza natural? Si.
"Parece, pues, documentalmente probado, por la act^
tud de Dalmes frente a este problema y por sus aserciones e x p H
citas, que él considéra posible, conveniente, filosôfIcamente necesario, la investigaclôn critica acerca del fundamento de -nuestra certeza natural y asi mismo q u e , en el terreno de la -fundamentaciôn de todo el edificio de la filosofia, consideraba
24
que la cuestiôn primordial que habla que dejar resuelta antes
que toda otra cosa era la de la legitimidad de la certeza.
0
sea, que no se puede acusar a Balmes de admitir la veracidad de nuestras facultades y la objetividad île nuestra actividad cognoscitiva con una credulidad ciega o precrltica" (59)»
Salva asl SALVADOR CUESTA la postura crltica ini—
cial balmesiana. Otra manera de comenzar a filosofar se mues-tra radicalmente imposible. El mismo Fichte, nos dice Balmes,al tratar del punto de apoyo de los conocimientos humanos, empieza también por una afirmaciôn, por el establecimiento de un
hecho. Asl lo reconoce él mismo, pues Al tratar de la reflexiôn
en que se apoya su filosofia, dice: "las reglas a que esta re­
flexiôn se halla sujeta, no estân todavia demostradas; se
las
supone tacitamente admitidas. En su origen més retirado, se de
rivan de un principio cuya legitimidad no puede ser establecida, sino bajo la condiciôn de que ellas sean justas* Hay un —
circule, pero circule inevitable" .
Esta base de la justif icaciôn del conocimiento vijS
ne en apoyo de la postura de Balmes; se ha de partir de la le­
gitimidad de un dato inicial si queremos construir el edificio
de la ciencia, ya que el escepticismo absolute o el proceso al
infinite es, sencillamente, imposible.
Recuerda cômo para Balmes en la soluciôn de este problema se parte de una afirmaciôn: la de la existencia de la
certeza, y que en la tarea de busqueda de los fundamentos de esa certeza, para convertirla de natural en cientlfica o "criteriolôgica", no nos colocamos en ninguna posiciôn de duda, s^
no que, prescindiendo ûnicamente de nuestra adhesion a los mo­
tivos del enunciable cierto, tratamos de considerar cômo esos
motivos engendran
nuestra adhesiôn y nuestra certeza (4o). Dja
do el hecho, se trata de explicar racionalmente su fundamentaciôn y dinamismo, los motivos y criterios racionales en que se
apoya. Eso es lo que dice Balmes;
"Al examinar su objeto, debe
la filosofla examinarle, mas no destruirle".
Demuestra S. CUESTA cômo Balmes coincide con los filôsofos del realismo critico en este punto de partida: tanto
25
en la admlslôn del dato positive -el hecho de la certeza-, como en la iroposibilidad de un conocimiento apoyado en la duda como tal. Cita sus palabras:
"Al consignar,pues, la existencia
de la certeza no hablamos de un hecho ciego, no queremos extinguir
la luz en su mismo origen, antes
decimos que alli la luz es mâs —
brillante que en sus raudales. Te
nemos a la vista un cuerpo cuyos
resplandores iluminan el mundo en
que vivimos; si se nos pide que expliquemos su naturaleza y sus relaciones con los demâs, ^comenzaremos por apagarle? Los flsicos
para busrnr la naturaleza de la luz y detorminar las leyes a que
estâ sometida, no han comenzado por privsrse de la luz misma y p^
nerse a oiicuras" (4l).
Para légitimer la certeza, hemos de hacer de ella
el objeto de nuestras reflexiones, pero de ningûn modo tenemos
que eliminarla.
El F* ROIG GIRONELLA comenta
no se
da Balmes al principio -el partir del hecho de
za natural- lomismo
porque
este tema y dice que
selo da
que ha de probar -su
por otra
via distinta. La
la certe­
légitima critica-, actitud primera no -
es cientifica ni suplanta a la cientifica, es sôlo el reconocj.
miento de una necesidad natural sin la que no séria posible —
ninguna otra actitud cientifica. Lo mismo habriamos de decir del que quisiese filosofar prescindiendo de su realidad de hom
bre. Por eso él concluye: "sin esta realidad subyacente (aun-que no su-puesta como premise lôgica) no puede filosofar, y me^
nos filosofar rectamente" (42).
"El hecho es en este caso que
ciertos de
muchas cosas, por lo menos de
los hombres estamos que vamos a filosofar
sobre la certeza, y que, por tanto, un principio absolutamente
absoluto, el infinite incondicionado, no se da; porque quera-mos o no, filosofemos o no, no variera por ello la fecha y cir
cunstancias de nuestro nacimiento y de todo lo que vino con él,
lo cual inexorablemente en cierto graco condicionarâ todo nue^
26
tro filosofar, empezando por el hecho mismo de que filosofemos"
(43).
Analiza luego la objeciôn que el mismo Balmes ae pone: el hecho de que su filosofla no comience por un examen,sino por una afirmacion. Se puede uno preguntar enfonces, ^nos
damos al principio lo que hemos de hallar al fin? Contesta di­
ciendo que al final hemos de hallar esto mismo, pero sistematizado, razonado; al principio lo encontramos previo a toda sistematizacion:
"En todo caso, negar el estado previo o querer -
prescindir totalmente de él es absurdo; imaginar que por prescindir de él en las premises logicas se lo ha eliminado en
su
estado subconsciente, es lo més candoroso que pueda darse"(44).
"Lo que desde luego interesa es comprobar este he­
cho: que por lo menos dentro de ciertos limites générales (...)
es indiscutible el hecho de que poseemos una légitima certeza
y verdad naturales" (45).
Es decir, que si el que empieza a filosofar no tie^
ne subyacente
(no on el sentido de premiss logics, ni mucho -
menos) la certeza de algo trascendente o en si al afirmar que
en el mundo hay otros "yo", enfonces no construirâ nada solido:
"Adviértase bien que no digo que él haya de su-poner estas ver
dades en
el momento de ir a filosofar, como algo lôgicamente
asentado a modo de premise, pues en este caso habria un circu­
la vicioso; digo que su-pôngalo o no lôgicamente, ha de sub-ya
cer de hecho" (46).
Un comienzo desde la nada es, sencillamente, impo­
sible,
por mas que en el orden lôgico se prescinda de toda con
diciôn o suposiciôn.
Frente a esa posiciôn imposible la postura de Bal­
mes se nos ofrece rica en consecuencias cientificas, ya que —
1leva consigo la posiciôn de otras muchas realidades sub-yacen
tes : por ejemplo, la realidad de haber alcanzado algo trascen­
dente
(otros "yo" con la misma capacidad de posiciôn que yo).
Sin esta minima base ni siquiera podriamos plantear el proble­
ma filosôfico y
sus diferentes testimonios. Si luego comproba
mos que la indagaciôn critica justifica legitimamente que nue^
27
tra misma naturaleza, en esa fuerza de la certeza, coincide -con ella, el resultado seré doblementc feliz.
Partiendo del hecho se han estudiado refle jamente,
cientifIcamente, sus fundamentos. ^No es esto una postura verdaderamente critica, cientiflea?.
Apela este autor a la postura del mismo Kant,
con
el fin de ver tanto la inconsecuencia de Kant en el problema de la metafisica como la validez del punto de partida de Bal­
mes : "Kant acerté, pues, al dar por subyacente al empezar su Crltica la verdad y el valor de la mente para alcanzar la cien
cia matemética y la fisica; pero errô al negar que estuviese subyacente con el mismo derecho la verdad metafIsica al poner
verdaderamente en duda su legitimidad" (4?)«
^Por qué razôn se puede argumenter asl? Veamos: la
existencia de asertos mateméticos anteriores, y por lo
mismo,
trascendentes a su pensar, lo quiera o no lo quiera, estén subyacentes. Y esto es, ni més ni menos, tener subyacente una metafisica. Por tanto, esos limites que tanto apuntalô entre
su
fisica y su metafisica no parece que puedan ser taies.
En apoyo de estos razonamientos vuelve a citar J.R.
GIRONELLA el famoso texto balmeslano: "Esta certeza
que
pre^
existe a todo examen no es ciega; antes, por el contrario, o nace de la claridad de la visiôn intelectual, o de un instinto
conforme a la razôn: no es contra la razôn, es su base" (48).
Ciertamente que esta certeza subyacente, y nuestro
reconocimiento de la misma, con toda la validez que le venimos
reconociendo, no es aûn filosôfica, pues sobre ella ha de ve-nir la elaboraciôn crltica.
Resumiendo algo de lo que llevamos dicho, segûn lo
que dan de si los textos en que Balmes afirma claramente la -distinciôn de la certeza natural y la certeza filosôfica, crl­
tica, S. CUESTA concluye; " IQ) Balmes plantea el problema crjL
tico de la certeza, y no ve en ese planteamiento ninguna con-tradicciôn.
20) Balmes defiende q u e , como es la certeza lo que ha de ser objeto de la consideraciôn y legi-
28
tlmaciôn crltlca, no es necesario destruir esa certeza por nin
guna duda, antes por el contrario, es menester admitirla como
un hecho" (49)«
Esta postura crltica de Balmes coincide, segûn
S.
CUESTA, con los planteamientos del realismo critico. Cita,
al
respecto, alguno de sus autores. Por ejemplo,
al P. DE VRIES,
S.J., que empieza la serie de tesis de su manual de Crltica —
con la siguiente proposiciôn:
"Examen criticum extendendum est
ad omnes veritates, etiam maxime fundamentalss , non quidem cum
dubio reali, sed cum abstractions a certitudine naturali". Tarn
bién el P. DAVILA enuncia una de sus tesis como sigue: " Nec dubium universale, nec praecrltica quarumdam veritatum affirma
tic possunt esse status mentis praevius ad inquisitionem crit^
cam, sed tantum praecisio ab omni certitudine". Todavia cita otras interesantes palabras del P. DAVILA:
" Notandum praete—
rea est, huismodi dubium esse inutile; nam in inqulsitione cr^
tica non intenditur demostrare factum existentiae certitudinis
naturalis. Ergo inutile est huiusmodi inquisitionem incipere negando hoc factum vel de ipso dubitando".
Se quiere ver aqul que este es, justamente, el
planteamiento de Balmes: no se trata de demostrar el hecho
—
de
la certeza natural, no se trata de dudar positivamente de su legitimidad; se trata, eso si, de examinar cômo esa certeza se
produce, cômo nuestra mente actûa. Ese examen es el que pondré
de manifiesto la legitimidad de la certeza natural y la fidelidad representativa de la mente. Dirlamos que lo que primero ha
sido espontaneidad, certeza natural, simple efecto del desen—
volvimiento esponténeo de la naturaleza viene a ser, en un
se^
gundo momento, cientifica persuasion, efecto racionalmente fun
damentado.
Ahora comprendemos mejor por qué nos ha dicho Bal-mes que la duda
Descartes-
-recordamos que habla sobre el principio de -
no es mas que una suposiciôn, una ficciôn; es un -
prescindir de la certeza natural, procéder como si no la tuvi^
ra, con el fin de demostrar que se la puede fundamentar. Oigamos sus palabras :
29
"En todos los estudios ejecuta—
mos a cada paso esto mismo. Son
vulgares las expresiones: "este
es a s l , es évidente; pero supongamos que no lo sea; ^qué resultaré?" "Esta demostraciôn es con
cluyente; pero prescindamos de e l l a , Bupongamos que no la tene­
mos; ^cômo podriamos demostrar lo que doseamos?" Los argumentos
ad absurdum tan en uso en todas
las ciencias, y muy particular—
mente en las matemâtlcas, estriban no solo en prescindir de lo
que conocemos, sino en suponer una cosa directamente contraria
a lo que conocemos. ... Por mane
ra que, para la investigaclôn de
la verdad, prescindimos frecuentemente de lo que sabemos, y has
ta suponemos lo contrario de lo
que sabemos. Apllquese este sistema a la investigaclôn del prin
cipio fundamental de nuestros co
nocimientos, y resultaré la duda
universal de Descartes, en el —
unico sentido que puede ser admi
sible en el tribunal de la razôn
y posible a la humana naturaleza.
... En mi concepto, para re
solver lu cuestiôn bastaba diriglrle esta pregunta: "^Entendôis
que, al comenzar las investlga—
clones filosôficas, haya de ha —
ber momento en que real y efectivamente dudemos de todo; o juz-gâis bastante el prescindir de la certeza, suponlendo que no la
tenemos, como se hace con frecuen
cia en todos los estudios?"(5 0 ).
Asl ha comprendido también la intuiciôn inicial -balmesiana
Indica esto
CARLOS RUIZ DEL CASTILLO cuando se pregunta:"^no -la postura balmesiana- una robusta fe en la fa--
cultad cognoscente y on la propla naturaleza humana?" Su res-puesta es afirmatlva, pues se tiene fe en la facultad humana,en el hombre mismo, cuando se confia an el instrumente de captaciôn de lo real. Precisamente por haber desconfiado del ins­
trumente intelectual en su
aplicaciôn al mundo de la realidad
objetiva, el pensamlento moderno ha adquirido buena dosis de -
30
escepticismo, se ha encerrado en si mismo
-verdadero ensimis-
mamiento- y ha aspirado a vivir de sus propios juegos (51).
El pensamlento moderno se ha vlsto absorbido por el
problema del motodo y a él ha reducido la Filosofia: "Esta reducciôn de la Filosofia a Teoria del conocimiento es la cons—
tante de la moderna especulaciôn filosôfica. El môtodo puro, la asepsia del conocer: tal es el épice del pensamlento de los
filôsofos. Con ello la filosofia se ha profesionalizado, aparténdose de la realidad y formando un orbe autônomo, deshumanizado, que albergaria a una clase: la de los filôsofos.
... En el polo opuesto de esta profesionalizacion de la Filosofla esta Balmes. Balmes no asumiô la misiôn de ar­
ticular un sistema filosofico. Limité su esfuerzo al orden de
las verdades cardinales que son patrimonio de la mentalidad -normal y cuyo esclarecimiento, amplificaciôn, encadenamiento y
difusiôn consolidan el acervo de principios y criterios con —
los que nuestra mente, conociendo a la vez su suficiencia y su
limitaciôn se débilita para ser rectora de su propia vida y pa^
ra ordenar las relaciones que la conciernen" (52 ).
El anélisis nos muestra no que Balmes tenga una -postura "acrltica", en el sentido moderno de la palabra, sino
que no queda enredado en las cuerdas del simple método. El
va
mâs allé, va hasta lo que se ha llamado, aunque él no hable —
asl, "apriori materiales", no sôlo apriori formales, del hom—
bre que filosofa, hasta desembocar en una verdadera "metacrlt^
ca", como defiende el P. ROIG GIRONELLA (53)*
Este mismo autor, en otro de sus estudios sobre es^
te mismo tema, resume asl sus pensamientos: "Parte, pues, Bal­
mes del hecho (todavia no explicado, ciertamente, en este pun­
to de partida, pero comprobado como hecho) de que poseemos in^
cialmente verdad y certeza de algo trascendente al pensar.
Si
lo pusiera como premisa lôgica de su Criteriologla, entonces cometeria peticiôn de principio; pero no lo pone como premisa
lôgica de su estudio, sino meramente advierte que de hecho es­
té sub-yacente (no su-puesta por
él) esta realidad, y va a —
ver si puede explicar el cômo de este hecho" (54).
31
Y una vez més recurre, en apoyo de esta forma de procéder, a Kant. De la misma forma que él da por supuestas -ciertas verdades de matemética y de fisica, y lo unico que lue^
go Intenta hacer es justificarlas criticamente, asi procédé —
Balmes en el campo de la verdad y certeza. Indagando en esta fundamentacién es cômo encontraré el dinamismo intelectual
de
la mente humana como ûltlma explicaciôn. Este tema lo veremos
en otro momento del trabajo con todo detenlmiento. La comparaci 6n que establece Gironella nos parece demasiado forzada.
En este mismo sentido interpréta J. ZARAGUETA
filosofia de Balmes, reconociendo
la -
que el hecho de la certeza -
es el problema capital de todo su edificio filosôfico. Cita —
las palabras de Balmes cuando escribe que, ante el hecho de la
certeza, "el entendimiento se ofusca y el corazôn se siente s^
brecogido de un rellgioso pavor" (55), y subraya el ejemplo de
que el escéptico que niega ésta se parece al fisico que para buscar la naturaleza de la luz y sus leyes comenzara por pri—
varse de la
luz misma y ponerse a oscuras (56 ).
La certeza como hecho natural y primario, con
lo -
que implica de consecuencias fecundas para la filosofia, res-ponde a ese afén balmeslano de objetividad. Esta es, précisa—
mente, la que se ha llamado actitud fundamental de Balmes, "fi­
losofia de su filosofla" (57).
LLORENS Y BARBA, que en otros puntos no coincide con Balmes, aqul se expresa bien claramente:
"La cuestiôn de la certeza es ca­
pital en filosofia, y bien lo re­
conoce nuestro Balmes cuando elige para esta cuestiôn el primer capitule de su filosofla Fundamen
tal; capitule cuya lectura reco-mendamos, puesto que bien sentla
nuestro filôsofo toda la importan
cia de la cuestiôn, y en él viene
a concretar el estado de énimo de
quien se proponga resolverlo"(58).
32
c)
CONCLUSION
Con estos testimonies, y con la exposiciôn de
las
mismas palabras de Balmes, creemos queda suficientemente aclarada la primera cuestiôn importante dentro de su filosofia del
conocimiento: el hecho de la certeza.
Hemos comprobado que es un dato que estâ ahl y del
que no nos es posible desprendernos a la hora de la ciencia; también ha quedado claro cômo sobre este dato es posible cons­
truir una auténtica teoria del conocimiento que abarcarâ todo
el campo de la justiflcacion razonada, filosôfica, de este he­
cho natural.
La duda absoluta, el escepticismo radical, es, sen
cillamente, un absurdo.
Imposibilidad de una C ie n c ia
T ras cen d e n ta l
Hum ana
Asentado ya el hecho de la certeza y su alcance, planteamos ahora, siguiendo también el pensamlento de Balmes,la cuestiôn de los fundamentos
de la misma. Con esta cuestiôn
estâ estrechamente relacionada la siguiente:
^existe una cien­
cia trascendental, o sea, un primer prircipio o verdad que pu£
da ser considerada como la base de todos los demâs? Mas senci­
llamente, ^existe una verdad de la cual dimanan todas las
de-
33
mâs? •
Esta es la nueva probxemStica en la que ahora hemos
de ahondar*
Verdadero estado de la cuestiôn
Balmes, despuôs
de muchas paginas sobre la posiblll
dad o no de una ciencia trascendental
humana, resume su pensa—
miento en estos tôrminos:
"«., recordaré el verdadero esta­
do de la cuestiôn. No busco un -primer principio tal que ilumine
por si solo todas las verdades, o
que las produzca ^ sino una verdad
que sea condiciôn indispensable de todo conocimiento; por esto, no la llamo origen, sino punto de
apoyo; el edificio no nace del c^
miento, pero estriba en ôl.
Como un cimiento hemos de con­
siderar el principio buscado... "
AExiste un punto de apoyo para
la ciencia y para todo conocimien
to, sea o no cientifico? Si exis­
te, icuâl es?, iHay uno sôlo o —
son muchos? (59 ).
Dirlamos que este es el final de
un proceso que —
élabora pacientemente nuestro autor, el resultado ya bastante luminoso de sus investigaciones.
Como se deduce del texto citado el primer principio
de los conocimientos se puede entender de dos formas radicalmen
te diferentes: o bien como una verdad
las demâs, o en cuanto que
de la cual dimanen todas
exprese una verdad de la que no
se
pueda prescindir a no ser haciendo desparecer, con ella, todas
las demâs. En el primer sentido, dice Balmes, estariamos buscan
do un
manantial; en el segundo sôlo un punto de apoyo para afi-
anzar
sobre él todo
el edificio:
"Esta cuestiôn ofrece dos senti—
dos: o se busca una primera ver—
dad, que contenga todas las demâs,
como la semilla, las plantas y —
34
los frutos, o se busca simplemente un punto de apoyo; lo primero
da lugar a las cuestiones sobre la ciencia trascendental; lo se—
gundc produce las disputas de las
escuelas sobre la preferencia de
diferentes verdades con respecto
a la dignidad de primer principio"
(60 ).
De momento nos interesa centrar nuestra atencion en la primera cuestiôn. ^Existe una verdad de la que dimanan todas las demâs?. Balmes responde clara y categôricamente: "en
el orden de los seres « en el orden intelectual universal, ali­
en el orden intelectual humano, n o " . La respuesta abre un
ble campo a la investigaclôn: el de la verdad ontolôgica y
do­
el
de la verdad intelectual. Este es el pensamlento de Balmes:
"En el orden de los seres -verdad
ontolôgica- hay una verdad origen
de todas: D i o s . En el orden inte­
lectual absoluto hay también es­
ta verdad origen de todas: Dios .
En el orden intelectual humano —
-verdad intelectual- no hay una verdad origen de todas, ni en el
orden real ni en el orden ideal".
(61 ).
Esta
verdad ontolôgica, esta unidad de origen,
la
reconoce
Balmes incluso en los sistemas pantèistas o ateos, ya
que unos
y otros
han de echar mono de alguna fuerza explicati-
va de la realidad.
Esta ciencia trascendental humana, esta posibili—
dad de quenuestro
ciôn actual,
espiritu abrace todo el ser, es,en la condJL
una "quimera".
Eso si, aunque no
es posible a
nuestro espiritu actualmente, tenemos algûn indicio de que
existe , pues en ese instinto de nuestro entendimiento para
simplificar, para reducir todo, o gran parte, a la unidad, de^
cubrimos un indicio,un anuncio, de esa ciencia ûnlca, "de
esa
intuiciôn de la idea unica, infinita", Esa es también la con—
clusiôn a que nos lleva la realidad del "genio", cuando vemos
que se distingue por la unidad y araplitud de su concepciôn.
35
Veamos como va rechazando las diferentes posibili»
dades que podrlan originar esa "ciencia trascendental humana":
a)
IMPOSIBILIDAD PE
LA CIENCIA
TRASCENDENTAL
HUMANA
APOYADA EN LOS SENTIDOS
Seguimos, paso a paso, la elaboraciôn balmesiana a
la hora de descartar apoyos en que podrla fundamentarse la cien
cia trascendental humana.
^Donde encontrarlamos esa verdad? j^Donde estaria esa fuente o semilla de la que vendrian a manar el resto de —
las verdades o conocimientos?.
Una primera posibilidad es que dimanara de los sentidos. Aqul nos hace ver el autor una doble realidad: por un let
do, la multiplicidad de sensaciones; por otro, la semejanza de
gradaciôn entre ellas. La conclusiôn de estas dos demostracio»
nés serâ la imposibilidad de que de los sentidos dimane esa —
"verdad trascendental"«
"Las sensaciones son tan variadas
como los objetos que las producen
Observando las impresiones que por
los sentidos recibimos podemos no—
tar q u e , con respecto a producir certeza, todas son iguales entre si. Tan ciertos estamos de la sensaciôn que nos causa un ruido cuaJL
quiera, como de la producida por la presencia de un objeto a nues-tros ojos ...
Se infiere de lo dicho que no hay
una sensaciôn origen de la certeza
de las demâs..." (6 2 ).
Aun admitiendo q u e , filosôficamente, la certeza de
todas las sensaciones estuviese vinculada a una de ellas, no habrlamos solucionado el tema, pues seguiriamos atados a la —
fuerza de un hecho individual contingente y, por lo mismo, invâlido para la explicaciôn del resto de conocimientos humanos,
conocimientos necesarios y universale s .
Critica,
llac, comparando
ya en
este momento, la postura de Condi--
sus razonamientos a los de aquellos sacerdo--
36
tes que se ocultaban dentro de la estatua del idolo y desde —
alll emitian sus oraculos:
"No es la estatua que se va ani-mando lo que plensa y habla; es Condillac que estâ dentro" (6 3 ).
El edificio de la estatua, arreglado sôlo a base de sensaciones trasformadas, se viene abajo en el momento en —
que se le exija no discurrir sino con esas sensaciones puras.
Por otra parte, si tuviese que apoyar la verdad de
las sensaciones en algûn principio del raciocinio, saldria del
terreno de las sensaciones, del campo donde intentâbamos bus-car la "verdad trascendental",
Concluye Balmes de esta forma:
"De lo dicho résulta: primero,que
no se encuentra una sensaciôn or^
gen de la certeza de las otras,—
lo que me he contentado con indicarlo aqul, reservândome demostrar
lo al tratar de las sensaciones;segundo, q ue, aun cuando existiese esa sensaciôn, no bastaria a fundar nada en el orden intelec-tual, pues con las solas sensaci^
nés, lejos de poder ser la base
de la ciencia trascendental, no sirven por si solas para establecer ninguna ciencia, pues de ellas,
por ser contingentes, no pueden dimanar las verdades necesarias".
(64)
b)
INSUFICIENCIA
DE LAS VERDADES
PARA LA CIENCIA TRASCENDENTAL
R E ALES
Balmes distingue bien claramente entre estas dos
clases de verdades. Estas son sus palabras:
"Llamo verdades reales a los he­
chos , a lo que existe; llamo idie
aies el enlace necesario de
las
ideas. Una verdad real puede expresarse por el verbo ser tornado
substantivamente,,., ; una ver-dad ideal se expresa por el mis-
37
mo verbo tornado copulativamente,en cuanto slgnlflca la relaciôn necesaria de un predicado con un
sujeto, prescindiendo de la exis­
tencia de uno y de otro" (6 5 ),
Cuando afirmo, por ejemplo^ "yo soy", estoy expresando una verdad r e a l , un hecho. Sin embargo, cuando digo: "lo
que plensa existe", estoy expresando una verdad ideal. Lo que
importa aqul es la relaclôn necesaria del predicado al sujeto.
No se afirma q u e , de hecho, alguien exista o piense, no; se —
afirma una relaciôn necesaria entre el pensamlento y el ser, es decir, si hay quien piensa, necesariamente tiene que exis—
tir.
Convendra no perder de vista que para Balmes la —
verdad consiste en la "realidad de las cosas". Nos recuerda en
varios lugares de su obra que cuando conocemos las cosas
como
son en si "alcanzamos la verdad" (6 6 ).
Se ha planteado si Balmes hereda esta division de
las verdades o si hay que atribuirle a él la paternidad.y , den
tro de la primera posibilidad, si la herencia vendrla de la Es^
colâstica o, més bien, de algûn autor de la filosofla moderna
( ^Leibniz? ), Parece suficientemente aclaratoria la nota
que
él mismo pone al final del capitule V£, Libro I, de su Filoso­
fla Fundamental:
"En estas materias son dignas de
leer se las obras de los escoléstjL
COS : al tratar del objeto de la ciencia son a un tiempo exactes y
profundos. Diflelimente se puede
excogitar nada con respecto a las
clasificaclones de verdades que ellos no hayan explicado o indic^
do" (67).
Hechas estas pequcnas aclaraciones sobre la verdad,
sus clases y el origen de la divisiôn, volvemos a la llnea prin
cipal de su argumentaciôn. Podriamos formuler la siguiente te­
sis : ninguna verdad real finita puede ser origen de todas
las
demns.
La condiciôn de esta clase de verdad es que expre-
38
sa un hecho particular, contingente; y esta es la raz6n por la
que no puede alcanzar a ser fuente o semilla, para seguir
las
met&foras balmesianas, de las demàs verdades reales, ni tampoco de las verdades idéales.
Si viésemos intuitivamente la existencia infinita,
entonces si, entonces conoceriatnos una verdad real origen de todas. Pero ocurre que esta, la verdad
infinita, solo nos
es
accesible por el discurso, discurso que, lôgicamente, est& mon
tado sobre la existencia de lo finito; luego, si prescindimos
de éste, ni es posible el discurso, ni es posible la noticia de la verdad infinita. Asl pues, por este camino no nos es po­
sible esa ciencia anhelada:
"Con sôlo prescindir de lo finito
se hunde todo su discurso -el de
cualquier hombre- ...” (6 8 ).
Por tanto, y dado que esa verdad real infinita no
nos es posible en el estado actual, aunque tomemos la verdad real mâs segura, el hecho m&s cierto que se pueda imaginar, no
sacamos de él nada si no se le fecunda con otras verdades ide^
les. En definitive, seguiriamos con la imposibilidad de dedu-cir de una verdad particular y contingente el resto de las ver
dades necesarias y universales.
Sin fecundar estes hechos por las verdades idéales
no hemos dado un paso en la ciencia. El mismo Descartes, nos
dice Balmes, al consigner el hecho del pensamiento y de la —
existencia, pasaba, sin casi advertirlo, del orden real al or
den ideal; es decir, fecundaba el hecho individual, con la -verdad universal y necesaria, y esto apoyandose en la legiinidad de la evidencia de las ideas.
Por eso, puede concluir Balmes diciendo que este a ut o r , que con tanto empefio buscaba la unidad, se encontraba,
ya desde el primer momento,
con una triplicidad:
"un hecho, -
una verdad objetiva, un criterio".
"Un hecho, en la conciencia del
yo; una verdad objetiva, en la relacion necesaria del pensamien
to con la existencia; un crite—
rio, en la legitimidad de la ev^
39
dencla de las ideas" (6 9 ).
Esto es un ejemplo de como un hecho, una verdad re
al, por fuerte y cierta que sea, como es el hecho de la conden
cia, no puede ser fuente de todas las demas verdades, no puede
ser origen de esa ciencia trascendental de que estâmes hablando .
Y esto lo defiende Balmes aun en el supuesto de —
que, en el orden de la creacion, hubiose un hecho primitive
-
origen de todo el universe. Todavia, y en este supuesto, nos quedaria por explicar todo el orden ideal, infinitamente mayor
que el de las existencias finitas.
Todavia mas, aun suponiendo el descubrimientô de una ley simple, que preside el desarrollo de todas las demâs...
"^qué sabriamos del mundo de las intelLgencias y del de la posibilidad?"
Conclulmos, con Balmes, qua no hay ninguna verdad
real que se pueda ofrecer como fundamento de esa "ciencia tra^
cendental" humana.
c)
TAMPOCO
LA
FILOSOFIA DEL
"YO" PUEDE PRODUCIR
LA CIENCIA TRASCENDENTAL
Ya hemos descartado que la ciencia trascendental pueda apoyarse
ni en el testimonio de los sentidos ni en nin­
guna verdad real. Pero, ^.no podrâ ser el "yo" la fuente valida
que se anda indagando? Vamos a examinarlo.
Balmes analiza como el testimonio de la conciencia,
que en si es incontrovertible, no es suficiente en el caso de que sobre él pretendamos monter todo el edificio de la ciencia.
Utilizando nuevas metéforas, a las que recurre con alguna frecuencia, nos viene a decir que ésta, la conciencia, es "un ancora",no un "faro", que basta para que la inteligencia no naufrague totalmente, pero que es innecesaria para mostrarle y —conducirle por todos sus posibles derroteros. Para que los he­
chos de conciencia tengan todo el valor cientlfico es necesa—-
40
rio objetivarlos.
Aqul encuontra nuestro autor el origen de "la oscu
ridad y esterilidad" de la filosofla alemana. Concede que Kant,
al fijarse en el sujeto y no destruir la objetividad en el mun
do interior, aunque tiene errores que no puede admitir, ofrece,
sin embargo, muchos puntos luminosos al entendimiento. Fichte
fue mas allâ, se instalô en un simple hecho de conciencia y no
encontrô mas que "regiones tenebrosas o contradicciones"(7 0 ).
Puesto que el "yo" no es visto intuitivamente, sino que solamente se ofrece medianto sus propios actos, Balmes
puede decir:
"El yo considerado en si no es —
pim to luminoso; es un sustentficulo para el edificio de la razôn;mas no la régla para construirle.
La verdadera luz se halla en la objetividad; pues en ella esta —
propiamente el blanco del conocimiento. El yo no puede ni ser conocido, ni pensado de ninguna mè­
nera , sino en cuanto se toma a si
mismo por objeto y, por consiguien
te, en cuanto se coloca en la li­
ne a de los demâs seres para suje­
ter se a la actividad intelectual
que solo obra en fuerza de las -verdades objetivas"(7 1 )*
Queda claro,pues, que el yo,
to, no puede serpunto
de
como t e l , como suje­
partida para la ciencia, aunque cier
tamente sea su punto de apoyo, Balmes recurre al argumente de
siempre: lo individual -séria la ciencia de un individu© y con
ciencia concretas- no es valido para lo universal y necesario.
Y ese es el salto que dariamos de construir todn la ciencia s^
bre el "yo".
Por mas que se analicen los hechos de conciencia,jamâs encontraremos uno que pueda engendrer la luz cientifica :
"Estas consideraciones derriban por su cimiento el sistema de —
Fichte y de cuantos toman el yo humano por punto de partida en la
carrera de las ciencias. El yo en
si mismo no se nos présenta; lo -
4l
que conocemos de él lo sabetnos —
por sus actos; ... "(72 ).
Dada esta condlciôn de poder accéder al "yo" segûn
sus respectlvos actos, condlciôn que coincide con el resto de
los objetos, solamente podremos llegar a él, a su esencia, por
algûn tipo de raciocinio.
Todavia se expresa mas categôricamente Unîmes en las consideraciones siguientes:
"El pretender que del ^o subjetivo surja la verdad es comenzar —
por suponer al yo un ser absolute,
infinite, origen de todas las ver
dades y razôn de todos los seres,
lo que équivale a comenzar la fi­
losofla divinizando el entendimien
to del hombre. Y como a esta div^
nizaciôn no tiene més derecho un
individuo que otro, el admitirla
équivale a establecer el pantelsmo racional, que como veremos
en
su lugar, dlsta poco o nada del panteismc absolute" (7 3 )»
Estas son las consecuencias a que nos llevarla, s^
gûn nuestro autor, la pretensiôn de fundamentar la ciencia
—
trascendental en el "yo".
Ademés, si examinamos un poco detenidamente nues-tra conciencia, veremos como nos confiesa que las verdades ne ­
cesarias y universales mas que fundarlas o crearlas, lo ûnico
que hace es "conocerlas". Elias "ahl estân". Por ejemplo, si meditamos en esta proposiciôn:
"Es imposible que, a un mismo -
tiempo, una cosa sea y no sea" y preguntamos si la verdad de la misma nace en y de nuestro pensamiento, de nuestro "yo", -nuestra conciencia nos atestigua, sin ningun género de d u d a , que no. Antes de mi conciencia existia esa verdad; aunque yo no la pensera ahora también existirla. El "yo" no es mas que "un ojo que contempla el sol, pero que no es necesario para la
existencia del sol".
Por otra parte, todo conocimiento exige un objeto.
Podemos interroger:
^Cuél es el objeto en el acto primario que
se husca, segûn esta filosofla del puro ÿo7 Si respondemos que
42
es el no y o , entonces, autométicamente, hemos destruldo esa fi
losofia para caer en las que afirman otras verdades objetivas.
Si respondemos que es el mismo yo, cabe una doble posibilidad:
que sea en sus actos, y entonces todo se reduce a un mero anâlisis ideolôgico y no hemos adelantado nada; o bien, que sea el yo en si, pero éste ya hemos visto que no es posible ser co
nocido intuitivamente. En cualquier caso se nos cierra la puer
ta al verdadero camino de conocimiento que estâmes buscando.
De entre todos los defensores de esta filosofla -del yo, y como ya hemos apuntado, critica
especialmente la --
postura de Fichte;
"Fichte comienza su obra titulada
Doctrina de la ciencia diciendo que se propone buscar el princi—
pio mas absolute, el principle ab
solutamente incondicional de todo
conocimiento humano. He aqul un método errôneo: se comienza por suponer lo que se ignora, la uni­
dad del principle, y ni aun se —
sospecha que en la base del conocimiento humano puede haber una verdadera multiplicidad. Yo creo
que la puede haber, y que la hay
en eCbcto ; que las fuentes de --nuestro conocimiento son varias,de érdenes diverses, y que no es
posible llegar a la unidad sino saliéndose del hombre y remontândose a Dios" (?4).
El texto nos ofrece no solo una critica al esfuerzo de Fichte por fundamentar todo en el "yo", sino también apim
ta a la solucion verdadera:
la multiplicidad de criterios para
solucionar el problema del conocimiento y de la ciencia. Por el momento, solo queremos detenernos en la primera parte;
ha-
bré ocasiôn oportuna para el desarrollo pormenorizado de la sei
gunda.
Segûn esto, todo el esfuerzo del filôsofo alemnn ha sido invalide a la hora de querer fundamentar la ciencia —
trascendental. Para Palmes o no va més alla de Descartes, o se
limita a un vano juego de palabras. Cita al mismo Fichte: " Si
este principio es verdaderamente el mas absolute, no podré ser
43
ni defendido ni demostrado. Debera expreaar el acto que no
se
présenta ni puede presenterse entre las determinaciones empir^
cas de nuestra conciencia; por el contrario, sobre él descansa
toda conciencia, y solo él la hace posible" (1® parte/l)
(7 5 )•
Le indigna a Balmes que el filôsofo, sin ningun an
tecedente ni razôn, asegure que el primer principio debera expresar un acto. i Por qué no podrla ser una verdad objetiva? Esto ha sido el punto de partida de los filôsofos anteriores,incluse el de Descartes, cuando parte de que "todo lo que pien
sa existe".
"La observaciôn que precede senala uno de los vicies radicales de la doctrina de Fichte y otros
filôsofos alemanes, que dan a la
filosofla subjetiva, o del sujeto,
una importancia que no merece"(7ô)
El camino iniciado por Fichte, camino hacia un ac­
to de conciencia enteramente puro, sin ninguna determinaciôn,no es posible. Si toma el acto en un sentido muy lato, como -substratum
de toda conciencia, "no hace mas que expresar en -
otros térmlnos la idea de sustancia"; si habla de un acto pro­
piamente dicho, no puede estar libre de toda determinaciôn, —
"so
pena dedestruir
Es decir, no
suindividualidad
sepiensa sin
y su existencia"(7 7 )• -
pensar algo ni se quiere sin querer
algo. En todo acto de conciencia hay determinaciôn.
Todavia ahade Balmes lo siguiente:
"El acto indeterminado de Fichte
no es mas que la idea de acto en
general ; el filôsofo alemnn creyô
haber hecho un gran descubrimien­
to cuando en el fondo no concebla
otra cosa que el principio de los
actos, es decir, la idea de sus—
tancia aplicada a ese ser activo
cuya existencia nos atestigua la
conciencia misma"(7 8 )«
"Pero, desgraciadamente, ese
yo misterioso que se nos hace apa,
recer en el vestibule mismo de la
ciencia y que, a los ojos de la sana razôn, no es ni puede ser -otra cosa que lo que fue para De^
44
cartes, a saber, el esplritu hum^
no, que conoce su existencia por
su propio pensamiento, va dilatén
dose en manos de Fichte como una
sombra gigantesca que, conienzando
por un punto, acaba por ocultnr su cabesa en el cielo y sus pies
en el abismo" (7 9 )»
La posibilidad del "yo" puro se nos muestra también
incapaz de fundamentar esa ciencia trascendental humana. En —
las conclusiones que saca Balmes al final del capitule 12, li­
bre 1, de la Filosofla Fundamental, en la numéro l6 escribe: "Luego la filosofla del yo, o la que qulera explicar el mundo
interne y externe partiendo del yo, es imposible, y comienza por prescindir de uno de los hechos fondamentales de la psicologla" (8o).
d)
LA
CIENCIA
TRASCENDENTAL Y LA IDENTIDAD
UNIVERSAL
Otra posibilidad se ha buscado en la llamada identidad universal. Esta posibilidad se nos muestra, en principio,
bastante problematica a poco que se observe. En efecto, compr^
bamos que més que unidad
lo que encontramos, tanto a nivel in
terno como externe, es la multiplicidad. A nivel interne : mul­
tiplicidad de ideas, de percepciones, de juicios, etc. A nivel
externe: multiplicidad de seres, de apariencias, etc. Surge, inevitablemente una pregunta, ^dônde esta, pues, la unidad y la identidadî.
Y, sin embargo, esto se ha defendido. Se ha querido mostrar que el mundo exterior es, " o una pura apariencia,o un ser que nada tiene de semejante
a lo que se figura el g^
nero humano". Se ha qnerido mostrar un yo origen de todos los
seres, o mejor dicho, un ser ûnico del cual todos los demâs no
son sino modificaciones fenomenales:
'IgCreerân los lectores que flnjo un sistema para tener el gusto de
combatirle? Nada de eso, la doc-trina que se acaba de exponer es
la doctrina de Shelling" (8 l).
45
Apunta como una de las causas de este error es
la
oscuridad en el problema del conocimiento, el olvido de que el
conocer es una accion inmanente, y al propio tiempo relative a
un objeto externo -salvamos el caso en que el ser inteligente
se toma a si mismo por objeto con un acto reflejo-, Reconoce Balmes que en esta acciôn hay problèmes dificiles, dificulta—
des gravlsimas, pero no por eso se ha de recurrir al abandono
de la empresa y a la bûsqueda de caminos inaceptables.
La representacion es un hecho; ^como se explica? ^no esté indicando que en el fondo de r:odas las cosas hay
una
unidad, una identidad? Respuesta de Balmes:
"No, no es asi; no puede ser a s l ;
esto es un absurdo que la razon més extraviada no alcanza a devorar" (8 2 )
La identidad universal, por tanto, no explica la realidad, més bien confonde. No explica el hecho del conocimien
to, pues en él vemos que hay dualidad,
sujeto y objeto, perceg
ciôn y cosa percibida; y esto aun cuando, por hipôtesis, nos tomemos a nosotros como objetos de reflexion.
Balmes se extiende largamente en la prueba de esta
dualidad del conocimiento como uno de los hechos primitivos
y
fundamentals8 de nuestra conciencia, del hecho del conocimien­
to. Concluye:
"Los sostenedores de la identidad
universal, a mas de contradecir uno de los hechos primitivos y -fondamentales de la conciencia, no adelantan nada para explicar ni el origen de la representacién
intelectual ni su conformidad con
los objetos" (8 3 ).
También en las conclusiones del capitule 12, que hemos citado anteriormente, afirma categôricamente lo siguien"Luego la doctrina de la identi—
dàd universal es absufda también;
pues que da a la materia inteli-gencia e inteligibilidad inmediata, cuando no puede tener ni uno
46
ni otro" (84 ).
•)
LA "REPRESENTACION"
Y
LA CIENCIA TRASCENDENTAL HUMANA
Todavia hemos de examiner otros esfuerzos que se han dado en este intento de bûsqueda de una verdad real de
la
que dimanen todas las demâs.
Esta verdad real tendria que ser percibida, como es lôgico, inmediatamente. En otro caso, perderia su catégorie
de primera y todo se nos vendria abajo. Como esta inmediacion
no la tiene sino el yo para consigo mismo, el hecho buscado ha
bria de ser el propio yo. Es absurdo que el yo sea el origen de todo lo que existe, pero no que sea principio representati­
ve de eso mismo. (No se podria admitir que existe un hecho re­
pr e sent at ivo de todo lo que el humano entendimiento puede cono
cer?. Este séria el yo y le habriamos de concéder una fuerza representative de todo el mundo interior y exterior:
"Esta explicaciôn recuerda el famoso sistema de las mônadas de —
Leibniz, sistema ingenioso, arran
que sublime de uno de los genios
mâs p oderosos que honrnron jamâs
al humano linaje" (85).
Luego de reconocer Haïmes los raéritos que cree encontrar
en el autor de la Monadologia le hace también sus cri-
ticas. Afirma, en primer lugar, que su maravillosa concepciôn
es solo una hipôtesis. En este caso, dirâ, no sirve para expl^
car nada, a no ser que queramos convertir la filosofla en un simple juego de combinaclones ingeniosas. Pero, aun suponiendo
que concedemos al yo la fuerza representative, a modo de un e^
pejo que refieja todo, no tendriamos explicado el orden y combinaciôn de todas las representacione s .
Sin embargo, y en aras de la verdad, reconoce Haï­
mes
que Leibniz jamâs se ha planteado el problema de fundar t£
da la ciencia en un solo hecho.
47
f)
IMPOSIBILIDAD DE ENCONTRAR EL PRIKER PRINCIPIO
EN EL
ORDEN
IDEAL
Lo que no hemos encontradc en el campo de los he-chos, tampoco lo hallaremos en el campo de las ideas:
"pues no hay ninguna verdad ideal,
origen de todas las verdades"(86),
Hemos visto que la verdad ideal es la que expresa relacion necesaria de ideas, prescindiendo de la existencia de
los ohjetos a que se refieren. De ahl, y por lôgica consecuen-cia, puede concluir Balmes*
" luego résulta en primer lugar —
que las verdades idéales son absolutamente incapaces para producir
el conocimiento de la realidad"(87)
Es
ro en
decir, que para conducir aalgûn resultado segu-
el orden de
las existencias, lus verdades idéales necesi-
tan un hecho al que se puedan apiicar « Sin esta condiciôn, por
mâs fecunda que supongamos la veidad ideal en su propio orden,para nada nos sirve
dé los hechos*
hecho
en orden a la explicaciôn y conocimiento -
De
la misma forma q u e , sinla verdad ideal, el -
queda en su
individualidad aislada,incapaz para el cono­
cimiento como tal,asi la verdad ideal, separada del hecho, permanece en el mundo lôgico.
Balmes pone el ejemplo del mismo principio de con-tradicciôn en favor de su pensamiento. Pregunta, iqué se adelan
ta con este principio solo? Nada, pues, si no se pone la condi­
ciôn de la existencia o no existencia, el si y el no son indife^
rentes en el orden real; "nada se sabe con respecto a ellos, —
por grande que sea la evidencia en el orden ideal".
El orden ideal, por su propia cuenta, tampoco es su
ficiente para la explicaciôn universal de todos los conocimientos, para la ciencia trascendental.
La uniôn de los dos ôrdenes, el real y el ideal, el
de los simples hechos y el del pensamiento, es lo que nos puede
garantizar la auténtica ciencia:
48
"Para pasar del mundo lôgico al mundo de la realidad, bastarô un
hecho que alrva como de puente; si le ofrecemos al entendimiento,.
las dos riberas se aproximan, y la ciencia nace. Yo siento, yo —
pienso, y existo. He aqul hechos
de conciencia; comblnese uno cua^
quiera de ellos con el principio
de contradicciôn, y lo que antes
eran intuiciones estériles se desenvuelven en raciocinios fecun—
dos, que se dilatan a un tiempo por el mundo de las ideas y el de
la realidad" (88),
La uniôn de estos dos ôrdenes produce la luz, mien
tras que con la separaciôn nos quedamos o en una intuiciôn ab^
tracta y vaga o en una verdad particular que, por si sola, na­
da nos puede dar de verdaderamente cientlfico.
Con todo ello Balmes nos ha demostrado la imposibjl
lidad de la llamada "ciencia trascendental humana", la imposi­
bilidad de encontrar e sa verdad "fuente" o "semilla" de la que
dimanen todo el resto de las verdades.
49
NOTAS
1 ) Centenario de Balmes, I-II, pag, 443 -444 . Santander(1910 )
2 ) F.F. , 1 ,1,1
3 ) F.F. , 1 ,1,2
4 ) F.F. , 1 .1,3
II, pég. 8
5 ) F.F. , 1 ,2,5
6 ) F.F. , 1,34,337
II, pég. 11
II, pag. 181
7 ) F.F. , 1,2,8
8) F.F. , 1 ,2,14
II, pag. 12
II, pag* 9
II, pag. 9
II, pag. 15
II, pag. 15
9 ) F.F. , 1 ,2,14
10 F.F.
1 ,2,9
1,2,11
11 F.F.
II, pég. 13
II, pag. 13
II, pég. 15
12
F.F.
1,2,15
13
F.F.
1,2,15
14
F.F.
11 ,4,24
II, pag. 15
II, pég. 203
15
F.F.
11 ,4,24
II, pag. 204
16
F.F.
1,2,8
II, pag. 18
17
18
F.F.
1,18,172- 3
F.F.
1,2,15 (nota)
19
20
F.F.
1.34,337
II , pag
II, pâg. 181
21
F.F.
1,3.16
II, pag. 16
22
F.F.
1,3,25
23
F.F.
24
F.F.
1,3,25
1,3.26
II, pég. 19
II, pag. 19
25
26
F.F.
1,3.27
II, pég. 19
II, pag. 20
F.F.
F.F.
1,3,28-9
1,3,30
II, pag. 20
II, pag. 21
F.F.
1,3,31
F.F.
1 ,3,35
1,4,36
II, pag. 21
II, pég. 22
27
28
29
30
II, pag.92
l6
Ibidem
31
32
F.E.
II, pâg. 22
1 ,5,57
II, PÔg. 31
Ideologla pura, l4 , 170
33
F.F.
1 ,2,4 (nota)
34
F.F.
1,9,100
F.F.
F.F.
II, pag. 10
II ,pâg. 54
III, pag. 278
50
(35 ) CUESTA, Salvador; Balmes, maestro de su tiempo y del nueat r o . pag. 212 , ESTUDIOS SOBRE B. (Vich) 1972 .
(36)
CUESTA,S.,
O.C.,
pag. 2l4
(37)
CUESTA,S.,
O.C.,
pâg. 215
(38)
CUESTA,S.,
O.C.,
pag. 217
(39)
CUESTA,S.,
O.C.,
pag. 215
(40)
CUESTA,S.,
O.C.,
pag. 223
(41)
F.F., 1,2,14
II, pag.15
(42 ) ROIG GIRONELLA,J ., S.J.: Balmes Filosofo. Ed. Balmes,
Bar­
celona (1969), p â g ., 36.
(43) Ibidem, pag. 37
(44 ) Ibidem, pag. 38
(45) Ibidem, pag . 38
(46 ) Ibidem, pag. 39
(47 ) ROIG GIRONELLA,o.c., pag. 40
(48 ) F.F . , L, 1 ,2,14
(49 ) CUESTA,S.,
O.C.,
II, pag.15
pag. 226
(50) F.F . , 1,18,173
II, pag. 93-4
(51) RUIZ DEL CASTILLO,C.: El buen sentido en Balmes. Conferencia pronunciada en Vich en el centenario de la muerte
de -
B. ESTUDIOS SOBRE B. Vich (1972 ), p&g . , 102 - 103 .
(52) Ibidem
( 5 3 ) ROIG GIRONELLA,!.,
o . c . , pâg.
(54) ROIG GIRONELLA,J
Estudios de Metafisica. Barcelona,(1959 )
29.
pag. 200.
(55) F . F . , 1 ,1,3
11,9
(56) ZARAGUETA,!., GONZALEZ, I., MINGUIJON,S ., CORTS GRAU,J .,:
Balmes. Filosofo, social, apologista y politico. Instituto
Balmes de sociologla. Madrid, 1945 , p â g . 11 - 129 ;(97 )
(57) ROIG GIRONELLA,!.: Criterio de El Criterio. RAZON Y F E ,130
(1944 ), Madrid, pâg. 537- 550 .
(58) LLORENS Y BARBA: Lecciones de Filosofla. Publicaciones de la Facultad de Filosofla y Letras. Barcelona (1920 ), Tomo
II, pâg. 172.
(59) F.F., 1 ,15,143
11,77
(60) F.F . , 1,34,337
11,182
51
(6 l ) Ibidem
(62) F.F. , 1,5,54-55
(63) F.F. , 1,5,61
II, pag. 30
II, pag. 32
(64 ) F.F. , 1,5,63
II, pag. 33
(65) F.F. , 1,6,65
II, pag. 34-5
(66 ) Criterio, 1,1
I I I , pag. 553
(67) F.F. , 1,7,69 (nota) II, pag. 37
(68 ) F.F. , 1,6,67
(69 ) F.F. , 1 ,7,68
II, pâg. 35
II, pâg. 36
(?o) F.F. , I, 7,71
(71) F.F. , I, 7,71
(72) F.F. , 1,7,74
II, pâg. 38
(73 ) F.F. , 1 ,7,75
II, pâg. 4o
(74 ) F.F. , 1 ,7,79
(75 ) F.F. , 1,7,80
II, pâg. 42
II, pâg. 42
(76) F.F. , I, 7,80
II, pâg. 42
II, pâg. 38
II, pâg. 4o
(77) Ibidem
(78) F.F. , 1,7,80
II, pâg. 44
(79 ) F.F. , 1,7,83
(80) F.F. , 1,13,125
II, pâg. 70
(81) F.F. , 1,8,87
II, pâg.
(82) F.F. , 1,8,90
II, pâg. 50
(83) F.F. , 1,8,98
(84 ) F.F. , 1,12,125
II, pâg. 70
(85) F.F. , 1,10,107
(86 ) F.F. , 1,14,138
(87) F.F. , 1,14,138
(88 ) F.F. , 1 ,14,139
II, pâg. 46-47
49
II, pâg. 52
II, pâg. 58
II, pâg. 75
II, pâg. 75
II, pâg. 76
52
C A P I T U L . O III
S is te m a s
U n il at ér al es
En la formulaciôn de este nuevo capitule se trata
de expresar aquella ralz ultima por la que Balmes Juzga que —
una serle de sistemas filosoficos son invâlidos, infructuosos,
a la hora de solucionar el problema del conocimiento: la unilateralidad,
No se ha de olvidar, como se ha visto en el capltu
lo precedente, que no hay ninguna verdad, ni real ni ideal, de
la que pueda dimanar el resto del edificio filosofico. Ello -nos obliga a restringir nuestra investigacion a lo que Balmes
llama "punto de apoyo para la ciencia".
Estas advertencias harân mâs fâcil la comprensiôn
de este capitule, es decir, las crlticas que Balmes formula —
contra una serle de sistemas q u e , en el fonde, por uno u otro
lado, cometen el mismo defecto: la unilateralidad.
Salvando la multiplicidad de variantes de los dife^
rentes autores y sistemas, se puede afirmar, en lineas généra­
les, que el fiel que marca los âmbitos de esas interpretacio-nes va desde la unilateralidad de los hechos, por un lado, a la unilateralidad de la razôn, por el otro. Recogemos este tes
53
timonio de ROIG GIRONELLA: "Unoa parten de los hechos; tanto si son externos y nos atestiguan de ellos los sentidos, como si son internos y nos los da directamente la conciencia, siem­
pre la fuente de informacion seré segûn estos filôsofos la con
ciencia. Balmes les demuestra que la conciencia se requiere, pero que no basta: que o bien llegarân con su uso exclusivo
a
un callejôn sin salida (porque con solo hechos sin principios
universales no
se hace ciencia), o bien padecer&n una iluciôn
al ilusiôn al imaginarse que después de haberse encerrado en la conciencia pueden salir de ell a : Descartes (o Husserl, anadiriamos ahora) iroaginô que con ella sola fundaria una sistema^
tizaciôn ..."(1),
Otros pretenden partir del ejercicio racional de demostraciôn, con evidencias estrictas: tal Espinosa, o K a n t ,o Fichte, o Hegel, etc., o aun Descartes, una vez admitido
primer testimonio de conciencia.
el
...Balmes demuestra que son -
inconsecuentes, que son poco exigentes consigo mismos, que lô­
gicamente no podrlan dar los saltos que creen dar, de la esen­
cia al existir ..."(2).
Exponemos los principales sistemas que estudia
el
mismo Balmes:
a)
BALMES
Y
EL
RACIONALISMO
CARTESIANO
Uno de los puntos mas debatidos, en esta nueva
—
cuestiôn que hemos enunciado, se reflore, sin ninguna duda,
a
la relaciôn entre Balmes y Descartes. Se han planteado varios
interrogantes: ^conocimiento?, ^influencia?, ^critica? ... Las
interpretaciones de los autores posteriorss no estan unanime"mente de acuerdo a la hora de valorar esta relaciôn.
FONT Y PUIG, analizando el tema del conocimiento en Balmes, viene a concluir q u e , desde este punto de vista, se^
gûn el pensamiento de Balmes, todos los razonamientos sobre la
legitimidad de nuestra certeza, sobre la posibilidad del cono­
cimiento y sobre la trascendencia del conocimiento descansan en la presencia indudable del "pensar", ya que no es posible -
dudar sin pensar:
"De lo dicho se desprende que en realidad, -
estudiando el libro primero de la Filosofla Fundamental, y
otros lugares complementarios, la doctrina critica de Balmes se asemeja a la de Descartes mâs que a la de ningun otro clâsi
CO
de la filosofla" (3 )«
Por otro lado, en los escritos de nuestro autor, -
encontramos citas altamente significatives. Por ejemplo en el
capltulo II de su popular obra
El Criterio habla de Descartes
con un gran respeto y simpatia, y valora sus pensamientos como
"una colosal concepciôn" (4 ).
En otro momento de la misma obra escribe:
"La duda de Descartes fue una especie de revoluciôn contra la autoridad cientlfica y , por tanto,fue llevada por muchos a una exageraciôn indebida ... La autori-dad de algunos escritores se ha-bla levantado mâs alto de lo que
convenla, y era menester un Impetu como el de la filosofla de Des^
cartes para derribar a los Idolos"
(5 ).
Estudiando la filosofla de Fichte y comparandola con el pensamiento cartesiano también son para este los hono—
res cuando exclama sin titubeos:
ICuân grande parece Descartes
al lado de Fichte I Al consigner el hecho del pensamiento en —
uno y otro autor reconoce que Descartes lo hace de una manera
Clara y cabal, mientras que F ichte da largos rodeos y descon-cierta. Concluye:
"lo primero, es propio del genio; lo segundo,
del sofista" (6 ).
Los testimonios que acabamos de recoger podrlan —
darnos la impresiôn de que Balmes es un fiel admirador y disc^
pulo, sin mâs, del pensamiento cartesiano. No es cierto.
Una dosis de "herencia de modernidad"
si tenemos
que reconocer. Las salpicaduras de lo que pudo suponer la rev-o
luciôn cartesiana en filosofla han llegado hasta nuestro autor.
El planteamiento del problema del conocimiento y las cuestiones
que lleva implicadas, la consideraciôn de la Critica por encima
de la Ontologia, es algo que se nota en la obra del filôsofo -
55
de Vich, Yo me atrevo a decir mas: Descartes planteô un grave
problema de division radical de los dns mund o s , el del pensa-miento y el de la extensiôn, y no hali6 forma digna racional de resolverlo; tampoco lo hicieron sus inmediatos seguidores,sino que a veces hicieron mâs profundo el abismo, ^séria aventurado decir que es la soluciôn balmesiana la respuesta justa
a tal problema?.
Trataremos de seguir, paso a paso, la verdadera re^
lacion entre estos dos pensadores.
Comienza Balmes uno de sus capitules del libro prJL
mero con estas preguntas:
"iEstoy seguro de que existo? Si.
^Puedo probailo? No. La prueba su
pone un raciocinio; no hay racio­
cinio solide sin principio firme
en que estribe; y no hay princi—
pio firme si no esté supuesta la
existencia del ser que raciocina"
(7 ).
Esta es la tesis que trata de defender en este ca­
pitule citado, que nuestra existencia no puede ser demostrada,
puesto que la conciencia que de ella tenemos es "tan clara y tan viva" que no nos deja la menor incertidumbre de la misma.
"Lejos de que todo sea demostra—
b l e , se puede demostrar que hay cosas indemostrables" (8).
Sin esta presencia intima de nuestros actos inte—
riores -prescindimos ahora de las cuestiones que puedan llevar
anejas-, sin este dato de conciencia, es imposible que nos em~
penemos en dar ni un paso en nuestros conocimientos.
Comenta Balmes que el principio cartesiano "pienso,
luego existo", séria, ciertamente, insostenible si se present^
se como un verdadero raciocinio. Pues, en el supuesto de una duda universal, con qué razôn se podria partir de unos princi­
pios para formar ese supuesto raciocinio; ciertamente, con nin
gu n a .
Las palabras de Balmes ne pueden ser mâs claras:
"He a q u l , si no me engano, la men
te de Descartes: "Yo quiero dudar
56
do todo; me retraigo de afirmar como de negar nada; me alslo de cuanto me rodea, porque ignoro si
esto es algo mâs que una ilusiôn.
Pero, en este mismo aislamiento,me encuentro con el sentimiento Intimo de mis actos interiores, con la presencia de mi esplritu:yo pienso, luego soy ; yo pienso,asl lo experimento de una manera
que no me consiente duda ni incer
tidumbre; luego soy, es decir, —
ese sentimiento de mi pensamiento
me hace sabedor de mi existencia"
(9) .
No h a y , pues, ningun tipo de raciocinio; hay la -simple consignaciôn de un hecho q u e , en su plena comprensiôn,lleva la vision de la existencia como algo identificado con él.
El verbo "identificar" lo pone el propio Balmes.
Este modo de procéder cartesiano es mucho mâs uni­
versal de lo que, a
primera vista, nos pudiera parecer. Los -
pasos que da Descartes son, nos dice Balmes, los que da todo filôsofo. Si quiere dudar de todo es, precisamente, porque
—
quiere examinar el origen y certeza de sus conocimientos. Pero,
racionalmente hablando, ^en qué consiste esta dud a ? , ^es real
y verdadera? No, esto séria imposible:
"El hombre, por ser filôsofo, no
alcanza a destruir su naturaleza;
y la naturaleza se opone invenciblemente a esa duda rigurosa"(10 )
Positivamente afirma que no es sino una ficciôn, como ya hemos senalado anteriormente, una no atenclôn a un con
veneimiento que abrigamos, y que lo hacemos a cada paso en el
resto de las ciencias.
La segunda parte del método de Descartes consiste
en tomar el pensamiento propio por punto de partida (11 ).(Hace
notar muy bien Balmes que Descartes bajo la palabra "pensamien
to" entendis todo aquello de que tenemos conciencia inmediata,
no sôlo el pensamiento entendido en un sentido puramente inte­
lectual . )
57
Es decir. Descartes "arruina" todo con la duda, ex
cepto la conciencia de si mismo, que le es imposible arruinar.
Asl es, también, nos diré, como procedemos ordinariamente:
"Todos los trabajos ideolôgicds comienzan, pues, por la consigna­
ciôn del hecho de la conciencia de nuestras ideas, y no puede ser
de otro modo con respecto a la —
certeza" (12).
b)
VALORACION DEL PRINCIPIO CARTESIANO
Balmes se pregunta si el principio de Descartes, -
tomado en el sentido correcto, merece o no el tltulo de princ^
pio fundamental.
"^El principio "yo pienso" -dice- depende de otro?"
Si se entiende por este principio el simple hecho de conciencia,
es évidente que no. Para nuestro entendimiento, nosotros somos
el primer dato; todo lo que conocemos supone nuestra concien—
cia :
"Si la suprimimos, lo destrulmos
todo; y si ensayamos el destruirlo todo, ella permanece" (13).
Si se entiende por tal principio una proposiciôn,entonces debe de haber dimanado de un raciocinio ; y asl no pue^
de ser el principio fundamental de nuestros conocimientos.
Faltando los demâs principios, ^falta también el présente? Vale la misma distinciôn:
como simple hecho, no; co—
mo proposiciôn, si.
Admitido el principio
"yo pienso", ^puede ser con
ducido a la verdad, al menos indirectamente, quien niegue
los
demâs? Reducir por raciocinio a quien niega todos los princi—
pios, incluso el de contradicciôn, es imposible. No hay otro camino que llamarle la atenciôn sobre si mismo, gritarle con ânimo de despertar su razôn.
Ahade en una nota que con respecto a la distinciôn
entre el testimonio de la conciencia y el de la evidencia, asl
58
como en lo tocante al anâllsls de la proposiciôn: yo pienso, luego existo, no cabe duda que Descartes no se expresa con ba^
tante precisiôn y exactitud.
Hasta este momento hemos querido citar los pensa—
mientos del propio Balmes, en los quehemos visto bastante s -muestras de simpatia y respeto por el autor.
Para CARLOS RUIZ DEL CASTILLO la postura filosôfica de Balmes es radicalmente contraria a toda la filosofla mo­
derns : "Balmes nos dirâ clâsicamente,
en la primera pagina de
la obra en que mejor muestra el oficio del buen sentido, que "la verdad es la realidad de las cosas", y precisamente por —
ser real la verdad es asequible al entendimiento. Esto no es la Razôn moderna, La Razôn pur a , el mundo introspectivo de
la
Gnoseologia. No nos ofrece el panorama del mundo moderno, que
ha relativizado la verdad y ha roto en mil pedazos la unidad del ser y de la vida" (l4).
Descartes, como indicador y padre de ese pensamien
to moderno, caerla también en ese mundo contrario al pensamien
to de Balmes.
Otros autores, por el
contrario, senalan grandes -
afinidades entre ambos pensadores: Descartes
y Balmes (15).
--
También COMELLAS y CUESTA senala que en los escritos filosôficos de Balmes
se ve la influencia de Descartes y de la escue-
la escocesa: "A la primera es debida la tendencia subjetiva -que en él se observa muchas veces. A la segunda debe atribuirse su doctrina sobre el impulse natural irresistible, como cri^
terio de verdad" (l6).
Senala luego el autor que si Balmes hubiese podido
aprovecharse de los estudios hechos en nuestros dias sobre De^
cartes y la filosofla escocesa, habria pensado de un modo algo
diferente, y deseado que sus disclpulos y admiradores no siguia
ran a Descartes ni a Reid en estos puntos.
Citamos el texto como testimonio de los que han -visto lainfluencia cartesiana en
Balmes, no porque nos parez-
ca un juicio acertado ni mucho menos. Al contrario, ademâs
de
no descubrir domasiado al afirmar que de haber visto Balmes —
59
los estudios posterlores posiblemente hubiese modificado algo
su pensamiento, el juicio va cargado de errores que no es
el
momento de criticar «
M&s ecuanime parece el juicio de MENENDEZ Y PELAYO
cuando nos dice que donde no se conserva piadosamente la heren
cia de lo pasado, pobre o rico, grande o pequena, no esperemos
que brote un pensamiento original ni una idea dominadora. Un pueblo nuevo puede improvisarlo todo menos la culture intelec­
tual. Un pueblo viejo no puede renunciar a la suya sin extin-guir la parte mas noble de su vida, y caer en una segunda in-fancia muy prôxima a la imbecilidad senil.
Balmes, -continua-, comprendiô mejor que ningun
otro el pensamiento de su naciôn. "La filosofla moderna, aun en lo que tiene de mâs opuesto a nuestro pensador,
... entrô -
en Espana principalmente por las exposiciones y crlticas de -Balmes.
Santo Tomas, Descartes, Leibniz, la escuela escocesa, muy singularmente combinados, son los principales elementos que integran la Filosofla Fundamental y, sin embargo, este libro es un
organisme viviente, no un mecânico sincretismo" (17 ).
El P. FLORI, en uno de sus muchos trabajos sobre el pensamiento de Balmes, dice que hay dos rasgos caracterlst^
COS en la obra balmesiana: la "modernidad" y la "escolastici-dad" ; "Se enfrenta con los errores modernes y de modo especial
con la clave de todos ellos, el criticisme Kantiano, y les bu_s
ca soluciôn adecuada en la ensehanza tradicional de las escuelas. No obstante, ello no quiere decir que acepte todo el perl^
patetismo escolâstico; pues, como hemos visto, en algunos pun­
tos se inclina hacia Descartes, Leibniz ; no deja de mostrar —
simpatlas por la escuela escocesa, y a lo largo de su obra nos
es dado sorprender no pocos trazos de cuho agustiniano" (l8).
Todavia hemos de anadir algûn testimonio en prueba
de esta herencia cartesiana que estamos viendo en nuestro fil^
sofo, Jaime Balmes : "Con respecto al origen de las ideas, admi^
te Balmes que no hay ideas innatas, y explica el mécanisme del
6o
conocimiento por un sistema en el que se combinan opiniones de
Santo Tomas y Descartes « No olvidemos que en la obra de Balmes
como filosofo se juntan a la doctrina tomista tradicional,cier
tas dosis de cartésianisme, fidelsmo a lo Jacobi"...(19 ). "Bal
mes no conociô el
universal metafisico. La demasiada separa--
ci6n ^ue hace constantemente de lo subjetivo y objetivo, de la
idea y su objeto, que siempre ha de ser intrinseco a ella, in­
dicé en este orden su dependencia de Descartes "( 20 ).
Asl concluye ORTUZAR en un estudio en que compara
la filosofla de Balmes con la de Newman, en contreto al cimen­
ter uno y otro la cuestiôn de la certeza, cuestiôn en la que el autor quiere ver fuentes comunes, como podria ser la propia
filosofla cartesiana, sobre todo, en la cuestiôn de la "eviden
cia".
Fr. ALONSO BARROSO en un articule titulado: Valor
histôrico de Balmes, senala las influencias de Descartes
en -
la filosofla de Balmes, precisamente en lo que él llama su "se^
gundo période":
"Surge después el période medio ..., donde se
notan la influencias de Descartes, Leibniz y de la filosofla escocesa ..." (21).
También Fr. RAFAEL L. DE MUNIAIN afirma que Balmes
conoce perfeetamente la problemâtica de la filosofla moderna;en concrete, como el problema del conocimiento ha suplantado a
todo otro problema ontolôgico, y cômo la ultima consecuencia a
la que tal planteamiento ha conducido ha sido a una total absor
ciôn, consciente o inconsciente, del objeto en el sujeto: "Sin
embargo, es también muy cierto el entusiasmo que sentla y que
sin rebozo manifestaba por los mâs altos exponentes de la Fil£
sofla Moderna, Descartes ..." (22 ).
"No es diflcil senalar amplios sectores de coincidencia entre Balmes y la Filosofla Moderna"
(23 ).
Este séria el caso que nos ocupa, es decir, que pa
ra Balmes el primer problema de la Filosofla sea el problema del conocimiento. Asl escribiô: "La Ontologia
la ho inciuldo
en la Ideologla, porque las cuestiones ontolôgicas no se resuel
ven como es debido en no situândose en la region de las ideas"
(24 ).
6l
El autor que comentamos ve también la influencia en la cuestiôn del "ponte" -puente-, entre lo ideal y lo r e a l ,lo subjetivo y lo objetivo y que, afirma, necesariamente se ha
brâ de resolver en favor de lo subjetivo.
La misma realidad de la "sensaciôn", que incluye todas las afecciones de los sentidos, ya sean actualmente producidaé, ya recordadas, ya imaginadas, le parèce "hija légiti­
ma de la pensée cartesiana" (23).
Un testimonio mas a favor del pensamiento de cômo
pone la Critica por encima de la Ontologia, siguiendo en esto
el influjo de la F . Moderna:
"La segunda (consecuencia) es
la
de que, a pesar de haber resucitado la metafisica, segûn nues­
tro parecer y debido al mismo influjo de la Ideologla (Filoso­
fla Moderna), quedô la Ontologia no sôlo relegada a segundo -piano, sino que no pudo recobrar el vigor que tenla en la época clésica del escolasticismo" (2ô).
El conocimiento y herencia, en algûn sentido al me^
nos, de Descartes en la filosofla de Balmes queda definitiva—
mente asegurado. ^Quiere esto decir que acepte, sin m a s , sus soluciones, concretamente su soluciôn al problema del conoci-miento? No. Balmes seguirâ viendo unilateralidad e imposibili­
dad de soluciôn al problema en la pretensiôn de fundamentar t^
do en el solo hecho de conciencia, sobre todo si éste se
toma
en su mâs pura simplicidad, cosa q u e , por otra parte, no se da
en Descartes. No se d a , porque en su principio originario quie^
re ver identificados el pensamiento y la existencia, como Bal­
mes se ha encargado de demostrar. Ni la sustancializaciôn
del
yo, como supone su principio, ni la objetivaciôn de la existen
cia, pueden realizarse en virtud de la conciencia pura.
Otro testimonio del P. FLORI, S.J., merece la pena
recordar en este momento, y que viene en apoyo de la postura que acabamos de defender. El reconoce, como no podria por me—
nos, un cierto influjo, pero estâ muy lejos de considerar que
sus pensamientos sean algo idéntico, como una copia y su modè­
le: "El juicio que a Balmes mereciô la obra filosôfica de Des­
cartes es indudablemente uno de los mâs serenos e imparciales.
62
En él se reconocen, como es Justo, las buenas cualldades y méw
ritos del filôsofo francés, tributândosele por ello elogios ta
les que a un lector superficial podrlan hacer sospechar identif
dad de pensamiento, no obstante la oposiciôn irréductible de la ideologla de ambos escritores, claramente indicada por cal^
ficativos tan opuestos como el de "padre de la filosofla moder
na" (27 ).
Con todo el valor que se le pueda dar al hecho
de
conciencia -y Balmes se lo d a - , es inutil q u e , sobre él, se -•»
quiera apoyar todo el proceso filosôfico. La suerte del que —
pretenda seguir por este camino no ira mas alla que la del em­
pirisme, y que veremos posteriormente. Dirlamos: la conciencia,
si; pero sola, no.
Balmes no se identif i c a , pues, con Descartes en el
planteamiento y soluciôn del problema. Veamos lo que vale la conciencia sola para nuestro autor:
"Estos hechos -de conciencia- no
tienen un valor cientlfico sino cuando se objetivan, permltaseme
la expresiôn, o bien cuando, re-flexionando sobre ellos el esplrjL
tu, los baha con la luz de las —
verdades necesarias" (28).
Con el simple esquema cartesiano, segûn Juzga
Bal^
mes, no saldrlamos del campo de la conciencia, del "me parece",
y, por tanto, no llegarlamos a la verdadera ciencia. TIRSO ALE
SANCO, en su tesis doctoral, trae a colaciôn un ejemplo bien significative:
"Ya la Escuela de Elea, rechazando el testimonio de los sentidos,
pues consideraban la informaciôn
sensible y experimental como fuen
te de engano y error, construyô una filosofla exclusivamente con
la dialéctica de la inteligencia
y de sus verdades idéales" (29).
Asl llegarlamos a una ciencia puramente ideal,
de
relaciones necesarias entre las ideas, pero desconectada tota^
mente del orden de las existencias. Ciertamente que el mismo -
63
Descartes qulso évitai
estas conclus!ones y, echando mano de -
Bios, qulso salvar el abismo que separaba su conciencia de las
existenclas concretas del mundo. Aunque no encontramos palabras
duras en las obras de Balmes contra esta solucion, sino que, a
veces, parece querer salvar su "religioso recurso a Bio s " , sin
embargo, en la solucion positiva que Balmes darâ al problema del conocimiento encontramos, implicitamente, una condenaciôn
y rechazo de la aportaciôn cartesiana.
Un salto infundado ve claramente Balmes en el ar^u
mento de Bescartes nos ofrece como prueba de la demostracion de la existencia de Bios. Pretends demostrar esa existencia —
fundândose en que el predicado existencia esta incluido en
la
idea de un necesario infinite:
"La idea de ser necesario envuelve la existencia, mas no real, s^
no lôgica o concebida, pues que teniendo la idea de ser necesario
nos resta todavla la dificultad de si le corresponde algùn objeto;
el predicado conviens al sujeto en el modo en que se pone el mismo sujeto, y como este no es pues^
to sino en un orden puramente ideaL
el predicado es también puramente
ideal" (5O).
No estik de acuerdo nuestro autor con la forma de solucionar el problema, el "salto" de lo ideal a lo real, que tiens el filosofo francés.
A continuaci6n senala cômo ésto, la demostracion de laexistencia
deBios, si
es posible introduciendo en el ra
ciocinio otros eleraentos -datos
reales- que la
experiencia nos
proporciona.
Ni en el caso de Bios ni en ningun otro es posible
elaborar la auténtica ciencia a partir de la sola idea, de
la
pura conciencia:
"Las verdades générales por si so­
las, aun en orden puramente ideal,
no conducen a nada, por lo inde—
terminado de las ideas que contio^
nen; y, por el contrario, las ver
dades particulares, por si solas.
64
tampoco producer! ningun resultados
porque se limitan a lo que son, imposibilitando el discurso, que
no puede dar un paso sin el auxilio de las ideas y proposiciones
générales. De la union de unas —
con otras résulta la luz; con la
separaciôn no se obtiene m&s que
una intuicion abstracta y vaga o
la contemplaciôn de una verdad —
particular que, limitada a pequena esfera, nada puede ensenar so­
bre los seres, considerados bajo
un aspecto cientlfico" (31).
En su Filosofla Elemental se express de la misma forma. Dice:
"De donde se infiere que hay en nosotros dos ordenes de conocimim
tos: unos puramente ideales,otros
reales; que los primeros forman una verdadera ciencia pero estéril
para la realidad, y que los otros
son un conjunto de observaciones
que por si solos no constituirlan
ciencia. La uni6n y combinacion de estos dos elementos engendra la ciencia positiva, util, en el
orden moral, metafIsico y flsico.
Aunque estos dos elementos se dijs
tingan, no pueden separarse del todo; ninguna inteligencia puede
estar limitf'da a un orden pur amen
ideal : cuando menos, tendrâ el co
nocimiento de un hecho real : la conciencia de su existencia pro-pia" (32).
Exceptuando, pues, el dato de la conciencia, para
ningun otro conocimiento cientlfico tendrlamos suficiente base
critics. La conciencia no puede ir mâs alla de si misma, del "me parece", para instalarse también en el "es".
Balmes, aun reconociendo su conocimiento y simps—
tlas por la filosofla de Descartes, no se identifies con el en
absoluto.
Lo mismo concluye el P. ROIG GIRONELLA en la obra
citada anteriormente: Balmes filosofo,(33 )»
65
c)
CONCLUSIONES
Después de este recorrldo por unas y otras inter—
pretaciones del problema que nos o c u p a , podemos resumir de
la
siguiente forma;
a) Balmes conoce, indudablemente, la filosofla de Descar­
tes «
b) El sistema como tal le merece ciertas simpatlas y respeto.
c) Un cierto influjo también hay que reconocer. Ante todo,
en la valoracién del problema del conocimiento por encima de toda Ontologla; también en otros temas mas par^
ticulares: caso de una cierta inclinaciôn inconsciente
hacia lo subjetivo, esquema del doble mun d o : real e -ideal, concepto de evidencia
etc.
d) Sin embargo, hay que rechazar de piano que sea un imitador cartesiano en la solucion que ofrece al problema.
La unilateralidad, fatal en la soluciôn del tema del conocimiento, es algo de lo que acusa sin paliativos al filosofo francés.
e) Por importante que queramos suponer el dato conciencia,
séria absurdo querer montar sobre él todo el resto del
edificio filosôfico.
f) Se reconoce que la puerta abierta por Descartes condu­
ce, inevitablemente, hacia el campo funesto del Ideally
mo.
66
EXPOSICIüN
Y CRITICA
DEL
SENSUALISMO
Hemos visto en el tema anterior cômo para Balmes Descartes peca de unilateralidad colocéndose en el lado subje­
tivo, de la conciencia, con el animo de solucionar, desde ahl,
el problema del conocimiento cientlfico.
Pues bien, en el extremo opuesto, y también con la
misma incapacidad y unilateralidad, nos encontramos con el sij^
tema de Condillac, el sensualisme, y en general, con todo el empirlsmo. Rechazando la posiciôn cartesiana, intentan soluci^
nar el problema desde el puro dato objetivo, desde la simple sensaciôn. El p 1anteamiento es distinto, el dato inicial es r^
dicalmente diferente, pero la conclusion ûltima se nos va a —
mostrar igualmente infructuosa e invalida para la ciencia.
Contra el sensualisme del filosofo francés Condi-llac es, sin duda ninguna, contra une de los sistemas que
con
més fuerza y vigor, arremete Balmes en sus obras. Si funesto era el racionalismo, sobre todo llevado a sus ultimas consecuen
cias (Idéalisme), no menos grave le parece el puro sensualisme.
Ya vimos en otro lugar cômo Balmes, muy al principio de su Filosofla Fundamental, en el capitule 5 del libre 1 ,
salla al paso de este sistema:
"Concedâmosle al filôsofo sensualista todo lo que quiera; dejémo^
le que arregle a su modo la depen
dencia respectiva de las sensacio
nés; todo se le d e s c e n d e r ta des­
de el memento que le exigls que no discurra sino con sensaciones
paras, por mâs que las suponga —
transf ormada's" (34 ).
Este juicio, totalmente negative, que le merece
Balmes el pensamiento
a
de Condillac, séria como el ultimo resuJL
tado de sus investigaciones sobre el francés y que nosotros -tratareinos de segiiir, paso a paso, apoyados en sus mismos pensamientos.
Nos interesa conocer en mâs detalle este sistema.
Condillac quiere explicar todo el fenômeno del conocimiento a
67
base de sensaciones
transformadas. Es muy oportuna en este -
momento la cita de Balmes:
"Condillac, animando progresivamente su estatua y haciendo dima
nar de una sensaciôn todo el cau
dal de los conocimientos humanos,
se parece a aquellos sacerdotes
que se ocultaban dentro de la es
tatua del idolo y desde alii em_i
tian sus orâculos. No es la esta
tua que se va animando lo que —
p ie n sa y habla; es Condillac que
estâ dentro. Concedâmosle al fi­
lôsofo sensualista todo lo que quiera ... Todo se le desconcier
ta desde el momento en que le —
exigls que no discurra sino con
sensaciones puras, por mâs que las suponga transformadas" (35l«
Como se puede ver la crltica no puede ser ni
mâs
directe ni mâs clara. Condillac estarâ construyendo todo un sistema de explicaciôn del pensamiento que no responderla a la realidad de las cosas% una cosa es su estatua y otra, radi
calmente
diferente, es él, que eé el que, de verdad, piensa.
iPor qué estoy
seguro de que la sensaciôn que ex­
périmente en el sentido del olfato procédé de un objeto que se llama
rosa? ^Cômo puedo saber que estas sensaciones son a^
go mâs que impresiones que
recibe mi aima? ^Por qué no he
de
creer que vienen de una causa cualquiera sin relaciôn a objetos externes? A éstas, y a otras preguntas parecidad, no pue­
de responder Condillac con su sistema.
Balmes llega a una triple conclusiôn a partir
de
estas observaciones. Résulta: primero, que no se encuentra —
una sensaciôn origen de la certeza de las otras; segundo, q u e ,
aun cuando existiera esa sensaciôn, no bastarla a fundar nada
en el orden intelectual, pues con las solas sensaciones, no es posible ni aun pensar; tercero, que las sensaciones, lejos
de poder ser la base de la ciencia transcendental, no sirven
por si solas para establecer ninguna ciencia, pues de ellas,por ser hechos contingentes, no pueden dimanar las verdades necesarias (36).
68
Balmes recurre a las palabras del mismo Condillac
que, también nosotros, hemos de recoger en este momento:
"Para llenar este objeto nos im^
ginamos una estatua organizada interiormente como nosotros y —
animada de un esplritu, sin nin­
guna especie de ideas, suponiéhdola, adem&s, de un exterior to­
da de marmol, que no le permitSan
el uso de ningun sentido, nos rei
servamos la libertad de abrlrselos a las diferentes impresiones
de que son susceptibles, segun mejor nos pareciese.
Creimos deber de empezar por
el olfato, porque este es el sen
tido que parece contribuir menos
a los conocimientos del esplritu
humano. En seguida examinâmes -los otros; y después de haberlos
considerado separadamente y en conjinto, vimos que la estatua llegaba a ser un animal capaz de
velar por su conservacion.
El principio que détermina el
desarrollo de sus facultades es
simple; las sensaciones mismas le contienen; (subrayado es nue^
tr o ) porque siendo todas por necesidad agradables o desagrada—
bles, la estatua esta interesada
en gozar de las unas y evitarse
de las otras. El lector se con-venceré de que este interés (su^
rayado nuestro) es suficiente pa
ra dar lugar a las operaciones del entendimiento y de la voluntad. El juicio, la reflexion,los
deseos, las pasiones, no son —
otra cosa que la sensaciôn misma,
que se transforma de diferentes
maneras; por esta razôn nos pare^
ciô inutil el suponer que el ai­
ma recibe inmediatamente de la naturaleza todas las facultades
de que esta dotada: la naturale­
za nos da ôrganos para advertirnos por el placer lo que debemos
buscar, y por el dolor, lo que debemos huir; pero se detiene --
69
alii, y d e ja a la experiencia el
cuidado de hacernos contraer h&b^
tos y de acabar la obra que ella
comenzô.
Este objeto es nuevo y manifiesta
toda la sencillez de las vlas del
Autor de la naturaleza: ^no es co
sa digna de admiraciôn el que ba­
ya bastado hacer al hombre sensi­
ble al placer y al dolor para que
naciesen en él ideas, deseos, h&bitos, talentos de toda especie?(Tratado de las Sensaciones,"Idea
de la Obra"! (37 )•
Aunque la cita
baya sido demasiado larga, merecia
la pena insertarla toda compléta. Es
la mejor forma de ilustrar
lo.
Estos principios filosoficos, en materia de conoc^
miento, como todo tipo de empirismo, son objeto de las mâs du­
ras crxticas de
mente
Balmes. Y esto, en un doble sentido: directa--
eindirectamente. En
el primer sentido veremos todavla -
mâs frases claramente condenatorias de taies filosoflas ; en el
segundo sentido,
problema
toda la solucion positiva que Balmes darâ
al
crltico es,por contra particla, un nuevo rechazo y —
condena de estas soluciones.
Aclaremos un poco el pensamiento de Condillac. Tomemos un hombre cuyo âmbito de conocimiento se limite al sent
do del olfato:
"Si nous lui présentons une rose,
elle sera par rapport à nous une
statue qui sent une rose ; mais -par rapport à elle, elle ne sera
que l'odeur même de cette fleur.
Elle sera donc odeur de rose,
de
jasmin, d 'oeillet, de violette, suivant les objets qui agiront —
sur son organe. En un mot, les -odeurs ne sont à son égard que -ses propres modifications ou m a ­
nières d'être; et elle ne sauroit
se croire autre chose, puisque ce
sont les seules sensations dont elle est susceptible"(38)•
El hombre, para su pura consciencia, no serâ mâs —
70
quo una sensaciôn de olor.
Supongamos que el hombre no tiene mas que esa sen­
saciôn, el olor de una rosa. Esto es "atenciôn". Cuando se re­
tira la rosa queda una impresiôn, mas o menos fuerte segun la
intensidad de la atenciôn. Tenemos la memoria.
Supongamos que luego el hombre, tras haber olido repetidamente los perfumes de rosas y claveles, huele una rosa.
Su atenciôn pasiva queda dividida entre los
recuerdos de los
perfumes de rosas y claveles. Tenemos una comparaciôn. Y " Dès
qu'il y a comparaison, il y a jugement ... Un jugement n'est donc que la perception d'un rapport entre deux idées, que l'on
compare"(39)•
Y si el hombre al tener présente una sensaciôn desagradable de olor, recuerda una pasada sensaciôn agradable, tenemos la imaginaciôn.
Si el hombre adquiere la costumbre de separar las
ideas de satisfacciôn e Insatisfacciôn de sus varias modiflcaciones particulares, poseerâ ideas abstractas.
Si el hombre que ahora experiments una sensaciôn desagradable recuerda una pasada sensaciôn agradable siente la
necesidad de volver a alcanzar el anterior estado. Esto susci­
ta el deseo. Pues "el deseo no es sino la acciôn de esas facu^
tades cuando se dirigen a las cosas cuya necesidad sentimos".
Y un deseo que expulse a los demâs o llegue a ser,
al menos, dominante es una pasiôn. Ademâs, si la estatua recuer
da que el deseo que ahora experiments ha sido seguido en otras
ocasiones por satisfacciôn pensara que puede satisfacer su de­
seo. Y, en este caso, se dice que quiere, que ejerce la voluntad. "Car on entend par volonté, un désir absolu, et tel,
que
nous pensons qu'un chose desirée est en notre pouvoir" (4o ).
Como vemos, Condillac, partiendo del simple campo
de las sensaciones y sus diferentes posibilidades de
transfor
maciôn, pretende montar todo el edificio del conocimiento.
El
unilateralismo, que hemos dicho causaba panico a Balmes en es­
tas materias, no queda aqui menos definido que en otros siste­
mas. Todas las operaciones mentales, toda actividad intelectual.
71
puede, y de hecho se derivan, de las sensaciones.
Balmes no puede admltir ni el primer paso de esta
argumentaciôn:
"Si bien se observa, ya en los -primeros pasos se hace dar a la estatua un gran salto. A vueltas
de la aparente simplicidad del fe^
nômeno sensible se introduce ya uno de los actos que suponcn el entendimiento muy desarrollado: la reflexion
(subrayado nuestro).
Ya la estatua se cree algo, se —
cree olor; ya se le atribuye la conciencia del yo, comparâtivamen
te a la impresiôn que recibe; ya
se le hace emitir una especie de
juicio, en que afirma la identi—
dad del
con la sensaciôn" (4 l ).
Esto séria imposible, nos signe diciendo, de encon
trarnos con la sensaciôn sola. La hipôtesis de Condillac no —
conduce a nada; desde el momento en que sale de la sensaciôn para desenvolverla esté admitiendo en el esplritu una activi—
dad distinta y muy diferente de la sensaciôn; esté, sencilla—
mente, arruinando él mismo su propio sistema.
Aristôteles habla dicho: "Nada hay en el entendi-miento que antes no haya estado en el sentido". Las escuelas han seguido repitiendo durante siglos el pensamiento del filô­
sofo: Nihil est in intellectu quod prius non fuerit in sensu.
Descartes, como ya hemos tenido ocasiôn de ver, vJ^
no a intercambiar este orden, y sus disclpulos, como Malebranche, llevaron sus principios hasta las ûltimas consecuencias considerando el mundo de los sentidos como algo nocivo a la sa
lud intelectual.
En medio de este panorama recuerda Balmes que Loc­
ke quiso réhabiliter el principio de Aristôteles, dando una -gran importancia a la "observacicn"; pero, ademâs de la sensa­
ciôn, admitiô la reflexiôn. Sin embargo, su disclpulo Condillac
qulso demostrar que todos los actos de nuestra aima no son mâs
que sensaciones transformadas. Opina que, en vez de distinguir
dos orlgenes de nuestras ideas, como Locke, el sentido y la re^
flexiôn, séria mâs exacto no reconocer mâs que u n o ; ya porque
72
la reflexiôn no es en su principio sino la sensaciôn misma, ya
porque la reflexiôn es mâs bien el canal por donde pasan las ideas que vienen de los sentidos, que el manantial de ellas. (Extracto razonado del "Tratado de las sensaciones". Resumen de la primera parte) (42 ).
Balmes no puede admitir esa simplicidad en la ex-plicaciôn del fenômeno del conocimiento. Es mâs, como hemos —
visto, cualquier operaciôn de las que nos intenta ofrecer Con­
dillac como simple sensaciôn o combinaciôn de varias, estâ pre^
suponiendo una conciencia y su actividad, aunque él no lo quie^
ra reconocer.
Pensamos en la comparaciôn, por ejemplo. Esa fuer­
za intelectual que lleva los dos extremos a un terreno comun,que falla entre ellos, es distinta de la mera sensaciôn, es —
efecto de una actividad de otro orden; "su desarrollo dependerâ de las sensaciones como de una condiciôn sine qua n o n ; pero
nada tiene que ver con las sensaciones mismas ..., no puede —
confundirse con ellas sin destruir la idea de la comparaciôn"
(43). Anade todavla;
"No hay juicio posible sin las -ideas de identidad o semejanza, y
estas ideas no son sensaciones. Las sensaciones son hechos parti­
culars s que no salen de su esfera,
que no se aplican de un caso a —
otro ; las ideas de identidad y se^
mejanza envuelven algo de comun que se aplica a muchos"(44 ).
Examina luego otras facultades -"fenômenos de sen­
saciones, segunCondillac"-,
ra venir a concluir
como es el caso de la memoria, pa
queCondillac o admits algo
mâs que sensa­
ciones o no; si lo primero, ya vemos que iria contra su tesis
principal;
si lo segundo, no puede explicar satisfactorlamente
ninguna idea abstracta. Se verâ, pues, reducido a admitir
con
Locke la reflexiôn sobre las sensaciones, y, por la misma razôn,
otras facultades del aima (45 ).
Balmes comprends perfectamente que los filosofos hayan afirmado que todas nuestras ideas vienen de los sentidos.
73
en cuanto que desplertan la actividad intelectual y proporcionan los materiales objetos de la inteligencia, pero no puede comprender cômo nadié haya podido pensar que en nuestro esplri
tu no haya mâs que esos materiales.
Esto es, sencillamente, lo que ha pretendido Condi
llac, y el resto de las filosoflas emplristas, como veremos en
su momento.
Por eso Balmes no duda en escribir:
"Sin embargo, el autor del Trata­
do de las sensaciones parece es­
tar muy satisfecho de su sistema:
impresiôn actual, he aqui la sen­
saciôn; recuerdo de la sensaciôn,
he aqui la idea intelectual: este;
si no es sôlido, es alucinador; con la apariencia de una observaciôn delicada se detiene en la su
p e r f i d e de las cosas y no fatiga
al disclpulo. Todo sale de la sen
saciôn pero es porque Condillac hace hablar a la estatua del modo
que le parece bien, sin atenerse
a la hipctesis de la sensaciôn so
la" (46 ).
Con estas palabras de condena abrla Balmes sus
flexiones contra el sensualisme, y con las mismas lo puede
rece^
rrar. No es posible defender tal sistema.
Se comprende que este sistema, donde sôlo cuentan las sensaciones y su combinaciôn, arruinarâ por su base las —
ideas morales y todo intente de una juntificaciôn racional
la existencia
de
y conocimiento de Bios. A nuestro autor no se -
le podla pasar esto por alto, y, aunque sin demasiado deteni-miento, también lo apunta.
"Este sistema, a mâs de su flaqueza filosôfica,
es
funesto a las ideas morales" (47 ).
En el libre que estâmes comentando, libre 4 de su Filosofla Fundamental, capitule 27 , donde Balmes habla de la existencia y justif icaciôn de las verdades necesarias, y por lo mismo de la ciencia, y también de lo que él llama unidad, uniformidad o comunidad
de la razôn humana -luz divina-, se -
manifiesta de forma muy parecida contra el sistema sensualista:
74
"Luego toda filosofla que quiere
explicar la razôn aislandola; que
solo considéra fenômenos particu­
lares, sin lazo general; que pre­
tende levantar el magnlfico edifi^
cio de nuestra razôn con solos -los hechos particulares; que no apela a un fondo comun, a un ma­
nantial de luz de donde nazcan to
das las luces, es una filosofla falsa, superficial, en lucha con
la teorla, en contradicciôn con los hechos. Cuando se reflexions
sobre esto, lâstima dan Locke y mâs aun Condillac con sus explic^
clones de la razôn humana por so­
las las sensaciones" (48 ).
No quisiera olvidar una ligera insinuaciôn que so­
bre el mismo tema hace Balmes en su obra El Criteria. Defiende
la posibilidad de "transiciôn" de lo sentido a lo no sentido;la posibilidad de paso légitima del efecto a la causa. Alll es^
cribe;
"De la contemplaciôn de la admir^
ble mâquina del universe no pasarlamos al conocimiento -se supone
que 2 Î pasamos- del Creador si no tuvieramos idea de efecto y -causa, de orden y de inteligencia.
Y sea dicho de paso, esta sola ob
servaciôn basta para desbaratar el sistema de los que no ven en nuestro pensamiento mâs que sensa
ciones transformadas" (49 ).
El autor, como vemos, no pierde ocasiôn para refutar estas filosoflas que juzga totalmente inadmisibles. Si De^
cartes pecaba de unilateralidad inclinado la balanza inadmisiblemente del lado de lo subjetivo, del lado de la razôn, Condi^
llac, y todo empirismo, vue1ven a cometer el mismo fallo: uni­
lateralidad;
sôlo que, en esta ocasiôn, la balanza va del lado
de lo emplrico, de lo sensible. Malo el uno y malo el otro.
UGARTE DE ERCILLA en un articule acerca de la fil^
sofla de Balmes coincide con la interpretaciôn que venimos senalando y q u e , en este caso, tan claramente nos expuso el mis­
mo filôsofo catalân:
75
"Ahora bie n , no se esoapô a la pe^n
netrante mirada de Balmes que Con
dillac, ya en los primeros pasos,
hace dar a su estatua un gran sa^
to; a vueltas de la aparente sim­
plicidad del fenômeno sensible, se introduce ya en uno de los ac­
tos que suponen el entendimiento
muy desarrollado: la reflexiôn" (50).
La crltica que se ha hecho a Condillac ha sido una
crltica desde dentro, desde el puro examen interne» de la senseï
ciôn.
Ademâs Balmes ledirige otra crltica, que
mar externa,
casidepura
podrlamos 11a-
formalidad, senalando la contradic--
ciôn en que cas Condillac:
"A la vista de este sistema, en que no se otorga al aima ni siqu^
ra facultades naturales y se consideran las que posee como un sim
pie efecto de las sensaciones, se
nota desde luego la contradicciôn
en que incùrre su autor cuando en
el mismo lugar se déclara ocasionalista (a ) , pretendiendo que las
impresiones de la organizaciôn no
son mâs que la ocasiôn de nuestras
sensaciones" (51)•
Con toda razôn se pregunta Balmes si puede darse facultad natural mâs inexplicable que esta de ponerse en rela­
ciôn con los objetos que no producen las sensaciones y que son,
con respecto a ellas, una mera ocasiôn. De concéder esta facul^
tad al aima, con mucha mâs facilidad podrlamos concederle to—
das las demâs:
'yor qué no se han de admitir en
el aima otras facultades innatas?
O mâs bien, ipor qué se dice que
no se las supone, cuando se comien
za por suponerlas?" (52).
Por cualquier lado que miremos el sistema sensua—
lista se nos muestra como rechazable. Si es lôgico con las mâs
radicales exigencias de su sensualisme no ha de admitir ningu­
na facultad para ir a parar con ella a un ocasionalismo; si, en una falta de lôgica consigo mismo, admite esa "misteriosa"
76
facultad, complica incomprenslblemente las cosas. TIRSO ALESANC O , en su obra citada escribe:
"Las sensaciones, dice Condillac,no son producidas por los objetos
externos, que no son mâs que ocasio
nés para que en el aima se origine
el fenômeno sensitivo, pues es inex
plicable la comunicaciôn directs de las facultades animicas con los
objetos. Pero ^no résulta el prob^
ma mâs dificil, reduciendo los ob­
jetos externos a mera ocasiôn?(53).
El problema, claro, no
ficultad
en cuanto tal, sino en
estarîa en la facilidad o d^
lacontradicciôn manifiesta
en
que incurre.
Ademâs de los dos caminos de crltica al sistema de
Condillac que ya hemos senalado, todavla hemos de apuntar a una
tercera fuente de desacuerdo senalada por Balmes: el examen de
las aspiraciones del esplritu humano.
Hablamos visto cômo la sensaciôn, por si misma, y a
pesar de todos los intentos de Condillac, no podla dar de si pai
ra la explicaciôn del fenômeno del conocimiento; también hemos
senalado la contradicciôn en que cae el mismo autor con su refe^
rencia de
conduce
"ocasionalismo", ahora examinamos un tercer punto
que
a los mismos resultados.
Balmes nos recuerda que la observaciôn detenida del
aima humana
nos ensena que esta
vamucho mâs allâ de la intui--
ciôn inmediata, busca objetos de un orden muy superior, e i n d u
so en los objetos que se le ofrecen en la intuiciôn inmerliata,no se conforma con lo que aparecen, sino que investiga afanosamente lo que son:
"Lo puramente individual no satisface al esplritu. Enclavadn en un
punto de la escala inmensa de los
seres, no se limita a percibir a los que tiene a su alrededor y que
forman como la atmôsfera en que de^
be vivir; aspira al conocimiento de los que le proceden y le siguen,
quiere conocer el conjunto, descubrir la ley de donde résulta a la
creaciôn. Sus goces mâs puros los
77
encuentra en salir de la esfera en
que le tiene encerrado la limita-ci6n de sus facultades: su activi­
dad es mayor que sus fuerzas; sus
deseos son superiores a su ser" (54).
Este margen de verdad del esplritu humano, en esa serie de posibilidades "superiores", i ebasa totalmente los alcm
ces de la sensaciôn. Hay que admitir, pues, otras fuentes o po­
sibilidades cientlficas en el hombre.
Por otra parte, este fenômeno que hemos descrito
a
nivel de la inteligencia también lo descubrimos en el sentimien
to y en la voluntad. Junto a las sensaciones y sentimientos de
objetos determinados, hemos de contar con otros que sobrepasan
esta ôrbita, y que tienen su plena comprensiôn y explicaciôn en
otro âmbito.
EXAMEN
DE
UNA
IDEA
Seguimos examinando lo que muestra nuestra experien
cia, ^nos dice que en nuestras ideas no hay mâs que sensaciones?
La idea de un triângulo, por ejemplo, no es una representaciôn
sensible, o aquella imagen interior por medio de la cual nos pa^
rece que estamos viendo la figura. La idea de triângulo es una,
necesaria, constante, la misma para todos; su representaciôn —
sensible es multiple, contingente, mudable: luego la idea y
su
imagen son distintas y no se puede reducir una a la otra.
"Todos los geômetras se entienden
perfectamente al hablar del triân­
gulo en general y no necesitan explicarse unos a otros cuâl es la figura triangular que tiene en su
interior ni las mudanzas que éste
expérimenta" (55).
Observâmes cômo nada de ésto se halla en la imagen
sensible; tanto si la considérâmes dentro de nosotros mismos CjO
mo en varies sujetos a la vez. A primera vista, nada tan sencillo como decir que la idea es la imagen, pero en realidad esto.
78
ademâs de las razones Intrlnsecas que lo invalidan, es contra­
rio, nos dice Balmes, al mismo sentido comun.
Un ejemplo bien claro:
"Es évidente que tenemos idea de
un pollgono de mil lados, pues c^
nocemos y demostramos sus propiedades, pero su imaginaciôn es de
todo punto imposible" (5 6 ).
OTRAS
IDEAS
Ademâs las ideas de ser, causa, bien, numéro, vicio
... tampoco se pueden representar sensiblemente. La reflexiôn
va, pues, mucho mâs allâ de la sensaciôn. Siento dolor, he ahl
la sensaciôn; pienso en él, he ahl la reflexiôn:
"Asl, el sistema de Condillac con
tradice, por una parte, a la mâs
C l a r a experiencia; y por otra, -destruye la razôn misma. El hom—
bre con sensaciones solas no es hombre; pierde el carâcter racio­
nal y desciende a la condiciôn de
los brutos" (57)»
Todas estas razones que hemos senalado hasta el mo^
mento, y que se han agrupado en très grandes corrientes de ar­
gumentaciôn, serlan como la crltica que de forma positiva dir^
ge Balmes al sistema sensualista de Cond'llac.y, en general, en él a todo asomo de empirismo.
Negativamente tenemos que senalar que también le critica, pues la exposiciôn del camino que Balmes juzga vâlido
para la soluciôn del
dad yarmonla,
es
problema del conocimiento, en su complej^
el mayor
argumento para derribar el simplis­
me y unilateralidad que hay detrâs del intento de Condillac.
79
CONCLUSIONES
Tras esta exposiciôn del pensamiento balmesiano en
contra del sensualisme de Condillac principalmente, y de todo
sistema paralelo, podemos resumir en algunas conclusiones:
a) Para Balmes se presentan estas corrientes como unas de las mâs funestas para la sana filosofla.
b) La argumentaciôn sensualista le parece de lo mâs débil ya desde sus primeros pasos en el problema crltico.
c) Las consecuencias de este sistema para otras disciplinas,
coneretamente para la moral y la teodicéa son fatales.
d) Le puede concéder al sistema el que el material emplrico,
las sensaciones como tales, se presente como condiciôn sine qua non para el pensamiento, como material que despierte el funcionamiento de la inteligencia.
e) Esto no quiere decir
que se sostenga aqui el famoso prin
cipio de Aristôteles
y de la Escolâstica: Nihil est in -
intelectu quod prius
non fuerit in sensu.
cipio era armonizado
con todo el campo dela reflexiôn e
Pues e se prin
inteligencia que aqui no se reconoce.
f) Seguimos en el mismo problema de unilateralidad;
sôlo --
que ahora, eso si, estamos anclados del lado del objeto,
de lo emplrico, pero con la misma imposibilidad de sal—
var armônicamente ese abismo que velamos ya en Descartes
entre el mundo objetivo y el subjetivo, entre el dato —
real y el campo ideal.
8o
CRITICA
DEL
SISTEMA
PE
KANT
Capltulo muy especial merece el reconsiderar
la -
atenciôn y juicio que dedica Balmes al sistema filosôfico de Kant
. Y en esta ocasiôn se plantea un grave problema.
un lado, estâclaro
gativos contra
planteado
queBalmes dedica juicios
lafilosofla
de Kant; pero por otro lado, se
hasta quépunto conoce el filôsofo
fia tr ascendent al de Kant.
radi calmente
Por
ne^
ha
catalân la filoso^
En esta hipôtesis
surge inevitable^
mente un interrogante: ^qué valor podrla tener una crltica
de
un sistema que no se conoce bien?.
El primer juicio que encontramos en la Filosofla Fundamental es el siguiente, a propôsito de este tema:
"Aqui se encuentra la causa de la
oscuridad y esterilidad de la fi­
losof la alemana, desde Fichte. —
Kant se fijaba en el sujeto, pero
sin destruir la objetividad del mundo interior, y por esto su fi­
losof la , si bien contiens muchos
errores, ofrece al entendimiento
algunos puntos luminosos"(5 8 ).
Aqui podemos descubrir el juicio que le merece a Balmes la filosofla kantiana: puntos luminosos y errores impor
tantes. A lo largo de todo su pensamiento trata de explicar e^
ta afirmaciôn o juicio que hemos recogido en este momento.
CONOCE
LA
FILOSOFIA
DE
KANT?
Ya hemos recogido en otro lugar del trabajo aque-llas palabras de MENENDEZ Y PELAYO en que reconoce que la fil£
sofla moderna, en especial el idealismo kantiano y su dériva—
ciôn en Fichte y Shelling, entraron en Espana principalmente por las exposiciones y crlticas de Balmes.
{^) Las citas que aparecen sobre Kant las trascribimos tal y como se encuentran en la obra de J. Balmes.
81
Este juicio, que podiamos llamar positive en el te^
ma que estamos tocando, y para no llevar las cosas mâs allâ de
donde se debe, lo termina MENENDEZ Y PELAYO calificando a esas
exposiciones de Balmes de "razonadas y concienzudas dentro de
lo que él pudo leer".
Rocordemos el juicio que nuestro interrogante le merece a UGARTE DE ERCILLA:
"... Balmes no réfuta sistemâtic^
mente a Kant, y a veces su refutaciôn es algo déficiente .^Quién
le iba a exigir en las circunstancias en que viviô un conoci-miento cabal y perfecto de Kant, cuando los mismos criticos m^
dernos, después de mucho estudio y de anâlisis sutiles y laboriosos, apenas andan acordes hoy dla sobre la mente de Kant en
algunos puntos? (59).
El mismo P. CASANOVAS, al hacer el estudio de la vida, formaciôn y conocimientos filosôficos de Balmes, nos re ­
cuerda cômo en los anos en que se dedicô mâs de lleno a la re­
flexiôn filosofica, no tuvo demasiada noticia de esa filosofla
alemana:
"Especialmente se diô a los autores esoclâsticos. Cuanto a los mo^
dernos, de Descartes acâ, casi ha
bia de contentarse con el deseo"
(6 0 ) .
La cita se refiere, ciertamente, a aquellos anos de vacaciones forzadas que pasô en Vich; luego, ya sabemos que
marcharla a Paris con el ânimo firme de saturarse de esas filo^
sofias, sôlo teniendo en cuenta estos datos es cômo podremos valorar en su justa medida la noticia que de Kant puede ofre—
cernos Balmes en sus obras filosoficas.
Esto no implica ningun juicio negativo, pues aun podrlamos, y debemos hacerlo, llevar el interrogante a campos
mâs profundos; podremos preguntarnos, ^conoce Balmes alguna in
tuiciôn profunda del sistema kantiano, aunque no tenga igual conocimiento de mucha s partes de su edificio filosôfico, de —
tal forma que ésto le permita la posibilidad de un juicio de valor, positivo o negativo, sobre el mismo sistema?.
A este respecto hemos de detenernos en la siguien-
82
te cita
del P. ROIG GIRONELLA:
"Pero contra Kant y contra el ide^
allsmo postkantiano muestra asimismo muy bien Balmes q u e , quiéranlo o no, harân uso trascendente de las categorias metafIsicas
al aplicarlas a lôs hechos de la
conciencia, y q u e , por tanto,
ya
les darân valor trascendente, les
harân representar algo exterior a
si, es decir, la realidad objetiva del hecho de conciencia, con lo cual la misma prueba de la no­
tre scendencia del pensar (que es
la Crltica kantiana), si prueba,prueba esto trascendentemente (con
lo cual se autodestruye), y si no
lo prueba trascendentemente, no prueba nada (pues su sentido entqn
ces equivaldrla a decir, v.gr., no "mi nociôn de sustancia como "yo" pensado,es una categorla a priori, sino "mi pensamiento ac­
tual de mi nociôn de sustancia c^
mo "yo" pensado, ahora es en mi representaciôn la afirmaciôn de que sôlo en cuanto representada es una categorla a priori", con lo cual no significa nada toda la
Crltica kantiana)(6 l ).
A primera vista, las opinions s que hemos citado po^
drlan parecer opiniones encontradas en cuanto al juicio que mje
rece la
relaciôn Balmes-Kant, en cuanto al conocimiento o
no -
de éste
por aquel. Un examen mâs profundo posiblemente nos
ha-
ga ver las cosas de otra manefa, e incluso nos muestre que
se
pueden compaginar muy bien unas con otras opiniones. Tendrla-mos que hablar de un "cierto conocimiento" y de un "cierto de^
conocimiento" de Balmes en relaciôn con el pensamiento filosô­
fico de Kant. Esta aparente paradoja quedarâ suficlentemente aclarada en estas paginas.
LOS
TEXTOS
DE
BALMES
Hemos dicho ya cômo el mismo Balmes reconoce "pun­
tos luminosos"
en la filosofla kantiana. Ademâs hay que hablar
83
de un cierto paralellsmo; paralelismo a la hora de la crltica
del empirismo. Uno y otro, Kant y Balmes, estân contra
esa
losofla. Coinciden, pues, en este punto de partida, aunque
no,
ciertamente, en el camino recorrido y en el punto de llegada.
Y podemos anadir mâs : tanto Kant como Balmes repre^
sentan dos esfuerzos por conjugar los extremos marcados por el
racionalismo y el empirismo. También aqui el paralelismo se
-
rompe en el camino a recorrer por uno y otro, y en el punto de
llegada, en la soluciôn.
Kant cede en favor del sujeto y en menoscabo del objeto. En el conocimiento cientlfico distingue claramente en­
tre el elemento que se Impone, lo "dado", y el elemento const^
tutivo a priori, lo "puesto". El resultado, que es el llamado
objeto de conocimiento, es una elaboraciôn mixta, donde la con
tingencia de lo a posteriori queda trasformada por la universa^
lidad de lo a priori : este es el fenômeno, objeto unico de n u w
tro conocer. A
partir de aqui, de est i primera slntesis subje^
tiva, toda otra diferenciaciôn especlfica se harâ en virtud de
nuevas formas a priori, y por lo mismo con valor formai y sub­
jetivo .
^Hasta qué punto conociô Balmes esta doctrine e in
fluyô en su pensamiento? Ya hemos visto algunas opiniones de signo distinto. TIRSO ALESANCO, en la obra que hemos citado c^
menta: "... Balmes, cuya obra no se explicarla y cuya teorla instintivista no se habrla quizâ formulado, de no haber aparecido en la historia de la filosofla el autor de la Crltica
de
la Razôn Pura" (62).
Posiblemente no haya que llevar tan lejos la influ
encia, mâxime cuando desde los mismos planteamientos y esquemas
racionalistas se puede explicar, por reacciôn lôgica, el nuevo
intento de Balmes. Y teniendo en cuenta, como reconoce el mis­
mo autor, las influencias del conocimiento kantiano por parte
de Balmes. Seguidamente escribe:
"En tiempos de Balmes todavla
no se hablan hecho suficientes estudios criticos ni se habla decantado la doctrina de Kant. Por eso, aunque el estudio direç
to, la perspicacia y el instinto filosôfico del gran sacerdote
84
espanol llegaron a columbrar el conjunto y lo esenclal de la teorla kantiana, no consiguieron
alorar el detalle y el matiz.
Si Balmes hubiera vivido unas decenas de anos mâs tarde, se ha
brla ahorrado muchas paginas y muchos golpes en falso. Muchas
veces se coloca en un piano, desde el que no pueden llegar sus
tiros hasta Kant" (6 3 ).
Veremos confirmada esta afirmaciôn en algunos temas
posteriores, por ejemplo, cuando quiere hacer una comparaciôn
entre la filosofla escolâstica y Kant.
Hay que dejar a salvo el valor de los hechos y la
necesidad de los principios. Esta afirmaciôn balmesiana, donde
se reclama un cierto apriorismo, podla coincidir, en una prime^
ra intenciôn, con el doble elemento kantiano. Sôlo como d a t o ,claro estâ; nunca como contenido de ambos. Ese es el sentido de aquellas palabras balmesianas:
"De la uniôn de unos con otros rja
sulta la l u z ; con la separaciôn no se obtiene mâs que o una intu^
ciôn abstracta y vaga o la contem
placiôn de una verdad particular
que, limitada a pequena esfera, nada puede ensenar sobre los se—
res, considerados bajo un aspecto
cientlfico" (64).
De esta forma de entender la uniôn a lo que podia­
mos llamar "formalizaciôn" kantiana,
slntesis subjetiva a prijo
ri, va una gran diferencia.
Examinamos mâs en detalle sus crlticas al pensamien
to de Kant.
JUICIOS
SINTETICOS
De la Crltica de la razôn pura extrae algunos
pâ-
rrafos que copia asl;
"En los juicios sintéticos, a mâs
del concepto del sujeto, debo te­
ner alguna otra cosa (x) sobre la
cual el entendimiento se apoye p^
ra reconocer que un predicado no
contenido en este concepto, no obstante, le pertenece.
85
Tocante a los juicios emplricos o
de experiencia, no hay ninguna d^
f icultad porque esta x es la exp<9
riencia compléta del objeto que conozco por un concepto a, el cual
no forma mâs que una parte de esa
experiencia.
Pero en los juicios sintéticos a
priori este medio falta absolutamente. Si debo salir del concepto
a para conocer otro concepto b co
mo unido con aquel, ^dônde me apo^
yaré y cômo serâ posible la sinte^
sis, cuando no me es dable volver
me al campo de la experiencia7(6^.
Comenta Balmes que la razôn de esta slntesis habrâ
que buscarla en el entendimiento. Kant lleva el esquema no sô­
lo a lo que podemos llamar juicios de experiencia, sino también
al orden intelectual puro.
Asl puede afirmar Kant que los juicios‘matemâticos
son todos sintéticos, en contra de lo q u e , a primera vista, pu
dlera parecer. Asl: 7 f 5 no séria una proposiciôn analltica,pues la proposiciôn no expresa mâs que la reuniôn de dos numé­
ros én uno solo, sino sintética.
Balmes rechaza esta argumentaciôn kantiana.
Otro ejemplo que pone: "entre dos puntos, la llnea
recta es la mâs corta". También dice Kant que no es una propo­
siciôn puramente analltica; también le réfuta Balmes con las mismas razones.
Con esta forma de pensar llegarlamos, dice Balmes,
a decir que ni aun el juicio "el todo es mayor que su parte" es analltico; porque en la idea de todo
no entra la de mayor
hasta que se la compara con la de parte.
"No tendrlamos mâs juicios anallticos que los puramente idénticos
a los comprendidos directamente en esta fôrmula: A es A" (66).
Con esta doctrina, demostrando que todos esos jui­
cios no son sintéticos sino anallticos, nos dice Balmes que se
destruye todo el sistema de Kant por su base en este punto.
86
Resume Balmes con las siguientes palabras:
"Surge aqui la cuestion de si los
juicios de evidencia mediata pue­
den llamarse anallticos. Claro es
que si por anallcicos se entienden
solamente aquellos en los cuales
basta entender el significado de
los terminos para ver la convenien
cia o repugnancia del predicado,no pueden llamarse tales los de evidencia mediata. Pero si entendemos ... aquel en que basta descomponer un concepto para encon-trar en él la conveniencia o re-pugnancia del predicado, hallaremos que los juicios de evidencia
mediata pertenecen también a di-cha clase ..."(6 7 ).
FORMAS
KANTIANAS
PE
LA
SKNSIBILIDAD
También las critica Balmes. Esta de acuerdo en que
la extension
-que es una verdadera idea-, considerada en noso^
tros, o sea, en su intuiciôn, puede ser mirada como una condi­
ciôn necesaria de nuestras facultades sensitivas. Reconoce tam
bién que Kant vio esta verdad, pero que la exagéra cuando niega al espacio una realidad objetiva, afirmando que no es mâs que una condiciôn subjetiva a priori para que puedan recibirse
las impresiones.
Para Balmes en
la concepciôn de Kant sobre el espa
cio no hay mâs quedos cosas: la consignaciôn de
un hecho muy
sabido y la renovaciôn del idealismo:
"La consignaciôn de un hecho muy
sabido: pues a esto équivale el hacer notar que la intuiciôn del
espacio es una condiciôn subjeti­
va necesaria para que podamos per
cibir las cosas unas fuera de -otras. La renovaciôn del idealiamo: en cuanto se niega a esta extensiôn toda realidad, considérait
do las cosas y su disposicion en
el espacio como puros fenômenos,o sea, meras apariencias" (68).
87
La confusion le ha venido, dice Balmes, de haber confundido la imaginaciôn del espacio con la idea; y son cosas
radicalmente distintas:
"El espacio puramente subjetivo o
no explica nada sobre los problè­
mes del nundo externo, o los nie­
ga, neganlo con ello toda realidad"
(69)
Balmes no puede encerrarse en el fenômeno de la -subjetividad, en la apariencia. Asl es como nos hallamos en el
sistema de Fichte, admitiendo el y o , como el hecho primitivo,cuyo desarrollo constituye el universo. Dirige Balmes crlticas
parecidas
contra laconcepciôn kantiana del tiempo, que
déra otra
forma apriori
consi­
igual que el espacio:
"Es cierto que el tiempo no es —
una cosa que subsista por si mis­
ma; mâs no que no pertenezca a —
las cosas como una determinaciôn
objetiva, y que no quede nada de
él en prescindiendo de todas
las
impresiones subjetivas de la intui
ciôn... no se sigue que el orden
representado por la idea del tiem
po no sea una cosa real en los ob
jetos. En prescindiendo de nuestra
intuiciôn queda todavla algo,que
es lo que verifies las proposicio
nés en que expresamos las propiedades del tiempo" (70).
LA
SINTESIS
SUBJETIVA
Menos afortunado estâ Balmes cuando, queriendo dr^
ticar la slntesis subjetiva kantiana, intenta hacer un parale­
lismo riguroso entre la filosofla escolâstica y la filosofla de Kant.
Vamos a seguir el propio pensamiento y exposiciôn
de Balmes. Recuerda en primer lugar cômo los aristotélicos, djo
minados por la idea de explicarlo todo bajo la dinâmica de ma­
teria y forma, llevan estos mismos esquemas al problema del co
nocimiento. Por otro lado, dada la dif erencia esencial que ellos
establecen entre el orden de los sentidos y el del entendimien
88
to, tienen que levantar un puante para unir amboa extremes. El
puante que elles van a llamar "entendimiente agente" . Balmes
le llama verdadere ma&o que posee el maravillese secrete de des
pejar a las especies sensibles de sus cendicienes materials s ,de quitarles teda la parte tosea que las impedian penerse en contacte cen el entendimiente pure, trasfermande el grosere pâ
bule de las facultades sensitivas en purisima ambrosia que pudiera servir se en la mesa de les espiritus. Balmes juzgn toile
este de esta forma:
■*
"Esta invencién,mas bien que rid^
cula, debiera llamarse peética, y
antes merece el tltule de ingénié
sa que el de extravagante. Fero le que hay en ella mâs notable es
que envuelve un sentide profundamente filosôfice, ya perque cona^
na un heche ideelôgice de la m a —
yor importancia, ya también per—
que indica el verdadere camine pa
ra explicar les fenomenos de la inteligencia en sus relacienes —
cen el munde sensible. El heche censignade es la diferencia entre
las representacienes sensibles y
las ideas puras, aun cen respecte
a les objetes materiales. La ind^
caciôn del verdadere camine censis
te en presenter la actividad inte^
lectuai ebrande sobre las especies
sensibles y convirtiéndelas en a U
mente del esplritu.
Quite se a la explicaciôn de las escuelas la parte peética, y véase si le que en ella se envuelve
vale tante, per le menos, corne le
diche per Kant, al cembatir el —
sensualisme, distinguiendo entre
las intuiciones sensibles y el en
tendimiente pure" (71).
Esta es la mejer introduceion al tema que ahera —
nos propenemes expener. Balmes ve en la solucion escelâstica —
un
triple elemento: una desis de peesia, una intuiciôn acerta-
da
sobre elpreblema critico, una gran ceincidencia cen la se-
luciôn kantiana, e, si queremes mas exactamente, de esta cen la de aquelles.
89
Balmes inserta largas citas de Kant que hacen refo^
rencia al tema con el mejor animo de no desfigurar su pensanden
to. Asl recuerda como Kant define la intuiciôn como el mode con
que un conocimiento puede referirse a objetos. "Esta intuiciôn
no existe, sigue diciendo Kant, sino en cuanto se nos da un ojb
jeto, lo que no es posible, al menos para nosotros hombres, s^
no en cuanto el esplritu es afectado de alguna manera... Toda
intuiciôn que se refiere a un objeto por medio de la sensaciôn
se llama empirica. El objeto indeterminado de una intuiciôn era
plrica se llama fenômeno" (Estética Trascendental, pil®)(72).
La sensibilidad la define como la capacidad de recibir las representaciones por el modo con que los objetos nos
afectan. Por medio de la sensibilidad es como los objetos nos
son dados % ellos nos suministran intuiciones y el entendimiento es quien los concibe. Sigue copiando Balmes las palabras de
Kant t
"Todn pensamiento debe en ultimo
resultado referirse directa o indirectamente, por medio de ciertos
signes, a intuiciones y , por consiguiente, a la sensibilidad,pue^
to que ningun objeto puede sernos
dado de otra manera.
El efecto de un objeto sobre la facultad representativa, en cuan­
to nosotros somos afectados por e l , se llama sensaciôn. Toda intui
ciôn que se refiera a un objeto por medio de la sensaciôn se lla­
ma empirica. El objeto indetermi­
nado de una intuiciôn empirica se
llama fenômeno" (Estética Trascen
dental, p. 1*)(73)«
Examina luego cômo Kant distingue entre la facultad
de sentir y la de concebir. También recoge sus propias palabras:
"Nuestro conocimiento procédé de
dos manantiales intelectuales : el
primero es la capacidad de recibir
las representaciones (la receptividad de las impresiones); el segundo es la facultadtad de conocer
un objeto por sus representaciones
90
(la espontanéidad de los concep-tos). Por el primero el objeto -nos es dado; por el segundo es -pensado en relaciôn con esta repre
sentaciôn (como pura determinadon
del esplritu). Intuiciôn y conce£
tos, he aqul los elementos de todo nuestro conocimiento; por mane
ra que los conceptos sin una intui
ciôn correspondiente, o una intu^
ciôn sin conceptos, no pueden dar
un conocimiento . . . " ( ) .
De estas dos propiedades del aima
no es la una preferible a la otra:
las dos son de igual importancia.
Sin la sensibilidad, ningûn obje­
to nos séria dado, y sin el enten
dimiento, ninguno séria pensado.Pensamientos sin materia y sin o^
jetos son vanos; intuiciones sin
conceptos son ciegas ..."(75).
Todavia recoge Balmes otras citas importantes de Kant. No hemos de repetirlas en este momento, sino que con lo
expuesto podemos seguir la comparaciôn que Balmes nos ofrece entre este modo de pensar y el de los escolasticos.
Ante todo reconoce que esta filosofia, y esto
f ortuna, esta lejos de la de Condillac, pues aqui se
un principio fundamental:
por
asienta
la distinciôn en la sensibilidad y -
el entendimiento. Pero este triunfo —comenta Balmes- no hay —
que atribuirselo a Kant, sino a los propios escolasticos.
"Pensamientos sin materia, dice, son vanos,
intui­
ciones sin concepto son ciegas". Comenta el filôsofo catalan:
"Es, pues, igualmente indispensa­
ble el hacer sensibles los conce£
tos, esto es, darles un objeto en
intuiciôn, y el hacer inteligibles
las intuiciones, sometiéndolas
a
conceptos. ^Quién no ve en este pasaje el entendimiento agente de
los aristotélicos bien que expresado con otras palabras? Substitu
yase a intuiciôn sensible,e specie
sensible ; a concepto, especie inteligible, y nos encontramos con
una doctrina muy semejante a la -
91
de los escolasticos"(7 6 ).
Punto por punto va haciendo Balmes el parangôn en­
tre ambas doctrinas. \ la acciôn de l« s sentidos, a la experim
cia sensible de Kant, compara el principio de los escolÂsticos:
"Nlhil est in Intellectu ..."
A las intuiciones sensibles que, en si mismas son
ciegas, los phantasmata de los escolasticos que tampoco son in
teligibles.
A la necesidad de hacer sensibles los conceptos
—
d&ndoles un ob jeto de intuiciôn, compara lo que dicen los esco<
lasticos de que es imposible entender sine conversione ad phan­
tasmata . es decir, sin que el entendimiento se vue1va a las e£
pecies sensibles.
Para Kant hay que hacer inteligibles las intuicio­
nes sometiéndolas a conceptos, para los escolasticos hay que hacer inteligibles las especies sensibles.
Para Kant por medio de los conceptos juzgamos, y el juièio es el conocimiento mediato de un objeto, para los e£
colasticos conocemos los objetos por medio de una especie int£
ligible, que esta sacada de la especie sensible.
Para Kant en todo juicio hay un concepto aplicable
a muehas cosas ..., para los escolasticos la especie inteligible es aplicable a muchas cosas, porque es universal.
Balmes concluye con estas afirmaciones:
"El paraiigôn que precede es sobr£
manera interesante para apreciar
en su justo valor los puntos de scmejanza de dos sistemas que ocu
pan un dlstinguido lugar en la —
historia de la ideologla: semejan
za que ta 1 vez no ha sido notada
hasta ahora, no obstante de que salta a los ojos a la simple lec­
ture del filôsofo alemân. Esto no
es de extranar: el estudio de los
escolasticos es sumamente diflcil;
es preciso resignarse al lenguaje,
al estilo, a las opiniones, a las
preocupaciones de aquella época,y revolver mucha tierra inutil pa
92
ra sacar un poco de oro puro, Pe­
ro notese bien que yo no me propon
go descubrir en las obras de los
escolasticos el sistema de la crltica de la raz6n p u r a , y que me limite a consigner un hecho poco
conocido, cual es el que lo bueno,
lo fundamental, lo concluyente que
se halla en el sistema del fi16s£
fo aleman contra el sensualisme de Condillac, lo habian dicho siglos antes los escolasticos"(77)•
He recogido con details esta comparaciôn con el —
fin de justificar la opiniôn de que Balmes no conocia en deta­
ils la filosofia kantiana, aunque no se le niegue esa que he-mos llamado "intuiciôn fundamental". El case presents es una muestra bien clara. Pensâmes, sinesramente, que lo que le enamorô de Kant fue su rechazo al sistema sensualista, del que -tanto abomina Balmes. Llevado de este feliz punto de contacte
entre la escolâstica, Kant y su propio pensamiento intentô pr£
longar la comparaciôn y las semejanzas hasta limites inadmisibles.
Aparté de esta intenciôn coincidente
-la imposibJL
lidad de reducir el fenômeno ideolôgico a puro sensualisme-, y
si queremos de unos ciertos resultados comunes, no es lôgico ni posible comparer el esquema de fonde que para la explicaciôn
del problema del conocimiento proponen Kant y los escolasticos.
Sôlo desde esos esquemas
se puede entender, como nos ha dicho,
que ambos sistemas "ocupen un distinguido lugar en la historia
de la ideologia". Con esos presupuestos poco valor tiene el -juicio. Habria que buscar otros para ver si se puede concluir
lo mismo.
Con el fin de llevar nuestra objetividad hasta el
ultimo limite posible, y para que quede a salvo la "intuiciôn
fundamental" de conocimiento del sistema kantiano por parte de
Balmes, no podemos olvidar lo que nuestro autor anade a renglôn
seguido:
"Aunque el filôsofo aleman convie^
ne con los escolasticos en la ob-
93
servacion de las facultades primitivas de nuestro esplritu, se
aparta luego de ellos en las apU.
caciones; y mientras aquellos -van a parar a un dogmatismo fil£
sofico, él es conducido a un escepticigino desesperante . . .
Ha distinguido, es verdad, el or
den sensible del inteligible: ha
reconocido dos facultades primitivas en nuestra alma, sensibil^
dad y entendimiento ..., pero, en cambio, ha reducido el mundo
sensible a un conjunto de puros
fenômenos ..., y, por otra parte,
ha circunvalado el entendimiento,
impidiendole toda comunicacion que se extiende mâs alla de la experiepcla sensible ..."(7 8 ).
Con estas afirmaciones qtjeda el pensamiento de -Balmes, en relaciôn con su conocimiento de Kant, en un punto
justo. Pues, luego de ese paralelismo forzado que ya hemos ex
puesto, reconoce el gran abismo entre los pasos dados por
filosofia escolastica
datos de laexperiencia
y por Kant. Ambos
y lo
la
quieren partir de los
consiguen, pero, en algo que es
de la mayor trascendencia, en el campo del entendimiento,
se
separan radicalmente: para los escolasticos hay verdaderas -ideas y conocimientos independientemente ya de los fenômenos
sensibles y para Kant no.
El problema de Balmes en el fallo que le hemos
apuntado consiste en haber traspasado, inconscientemente, cier
tas categories escolâsticas a contenidos kantianos, para juzgarlos desde ahl. Es una trasposiciôn invalida.
EL
PRINCIPIO
DE
CONTRADICCION
Es otro de los puntos cuyo examen lleva a Balmes
a hacer una serie de referencias a Kant.
Este principio se le ofrece como prueba inquebran
table del valor de los principios independientemente de la in
tuiciôn sensible. El principio es cotidiciôn indispensable de
94
toda certeza, y sin él todo se reduce a un caos. Este princi­
pio, -escribe-, "nos ofrece un ejemplo de valor intrlnseco de
los conceptos intelectuales puros independientemente de la in
tuiciôn sensible" (79).
Querer limitar el valor de este principio a la -simple intuiciôn sensible, negarle
su universalidad, es para
él, senci1lamente, destruirle:
"La limitaciôn del principio equi
vale a su nulidad. Su universal^
dad absoluta se liga a su neces^
dad absoluta: si se le restringe
se le hace contingente, porque si suponemos que el principio de
contradicciôn puede faltar en un
caso, nos fi-lta para todos ... ;
si la contradicciôn del ser y —
del no ser no existe en todos —
los supuestos, no existe en nin­
guno" (8o) .
Juzga que esta es la reducciôn que ha hecho Kant
con el principio de contradicciôn. Puesto que la realidad sô­
lo se refiere a las sensaciones, la idea de ente sera la idea
de los fenômenos de la sensibilidad en general. Asl pues, es­
ta idea no significara nada cuando la queramos aplicar a lo no sensible :
"Luego el mismo principio de con
tradicciôn esta necésarlamente limitado a la esfera de la sensi^
bilidad; luego ni conocemos ni podemos conocer nada fuera del orden sensible"(8 l ).
Para Kant, sigue comentando Balmes, todas las apl^
caciones que hacemos de esta idea, extendiéndola mas alla de
la esfera de la sensiblidad, seran vanas ilusiones que no si^
nifican nada.
De ser las cosas a s l , el principio de contradic—
ciôn equivaldria a esta formulaciôn "es imposible que un fen£
meno de la sensibilidad aparezca y no aparezca a un mismo tiem
p o " . Es évidente que ni la filosofia ni el sentido comun han
dado jamas una significaciôn semejante de tal principio, pues
95
en ese caso, deberlamos concluir que los seres no sensibles —
son absolutamente imposibles. Por otro lado, esto séria una -contradicciôn interna en el sistema de Kant, puesto que al admitir la distinciôn entre los fenômenos de la sensibilidad y los conceptos intelectuales puros, él mismo esta admitiendo -que la realidad comprende algo mas que lo sensible.
"Los conceptos intelectuales puros
son una realidad, son algo, siquie
ra como fenômenos subjetivos de nuestro esplritu, y sin embargo no son sensibles, segun lo confie
sa el mismo Kant; luego este fil?
sofo incurre en contradicciôn cuaji
do limita la idea de realidad a lo puramente sensible" (8 2 ).
Tampoco aqul Balmes juzga exactamente las cosas. Decir, como afirma Kant, que el noûmeno, la cosa en si, nos es
desconocida, no es objeto de conocimiento, no es negar su rea­
lidad, como parece indicar la interpretaciôn que hace Balmes.Y lo mismo podemos afirmar de otras realidades, cuya imposibilidad de conocimiento no signifies imposibilidad de ser. Lo —
cual no significa, por nuestra parte, el decantamiento a favor
de la soluciôn propuesta por el aleman, ni mucho menos.
Se comprende la interpretaciôn de Balmes ya que él
esté como obsesionado por salvar el valor objetivo, necesario
y universal de las ideas y de los priicipios intelectuales. —
Ese problema, calificado por él como al problema que atormenta
a la filosofia, ve que no ha sido solucionado por Kant.
"La transiciôn del sujeto al obj£
to, o de la apariencia subjetiva
a la realidad objetiva, es el pro
blema que atormenta a la filosofia
fundamental. El sentido Intimo no
nos permits dudar de que ciertas
cosas nos parecen de tal forma; pero
son en realidad lo que nos
parecen? ^Cômo nos consta esto?"
(8 3 ).
Hasta tal punto cree Balmes que Kant ha quedado —
preso del "parecer", del fenômeno, que, por paradôgico que parezca, le acusa de renovar el sensualisme. Digo paradôgico pot^
96
que su intente filosôfice era precisamente en contra de esa corriente sensualista-empirista.
Como Kant asegura que sôlo tenemos intuiciôn sen­
sible, y como no atribuye ningûn valor a los conceptos sépara
dos de la intuiciôn:
" se infiere que el filôsofo al£
man, no obstante sus largas dis^
taciones sobre el entendimiento
puro, es profundamente sensualis
ta y, que el autor de la crltica
de la razôn pura y del Tratado de las sensaciones distan entre
SI mucho menos de lo que pudiera
parecer a primera vista" (84).
Dados los presupuestos anteriores resultarla, di­
ce Balmes, que en nuestro esplritu no habria mas que sensacio
nés,
las que se pueden distribuir ordenadamente
tos.
Elentendimiento puro
en los conce£
queda reducido a tan poca cosa que
hubiera podido admitirlo el mismo Condillac.
Significa esto un nuevo quebranto para la origina
lidad del filôsofo alemân:
"al combatir el sensualisme ha-bla dicho en sustancia lo mismo
que epitieron siglos antes todas
las escuelas (véase c.8); y lue­
go, queriendo seguir un nuevo ca
mino para explicar el orden int£
lectual puro, vuelve a caer en el sistema de Condillac" (8 5 ).
Asl pues, ademâs de las crlticas de idealismo y escepticismo que habla dirigido ya contra Kant, hay que anadir
ahora la de filôsofo sensualista, lo cual no deja de sorprendernos al aplicarlo al mismo autor.
Tampoco se gnlva Kant de la acusaciôn de panteismo. Su sistema, llevado a sus ultimas consecuencias, conduce
al de Fichte, al que califica de panteismo
extravagante:
"El autor de la Doctrina de la ciencia, extraviado por las doc­
trinas de Kant, establece un pan
teismo el mas extravagante que hasta ahora se ha excogitado.
97
El autor de la Crltica de la Razon pura , convirtiendo el espa-cio en un hecho puramente subje­
tivo , destruye la realidad de la
extensiôn y abre la puerta a los
que quieren hacer surgir del yo
la naturaleza toda; y haciendo del tiempo una simple forma del
sentido interno induce a consid£
rar la sucesiôn de los fenômenos
en el tiempo como meras modifies
cione s del yo a cuya forma se r£
fieren" (86)7
Aunque Kant no sacara personaImente estas conse-cuencias co'locô el principio del q u e , lôgicamente, se podian
deducir, Los filôsofos posteriores hacen del pensamiento de Kant como el gran centre de operaciones en torno al cual giron
sus investigaciones. También es verdad que dieron pasos,
por
ejemplo Pichte, mucho mas allô que Kant y arrebataron al mun­
do, al ser, el estatuto nouménico que Kant todavia habla respetado.
Si Balmes no estaba de acuerdo con la unilateral^
dad del sensualisme, puesto que suponla una ruptura ilegltima
entre el mundo real y el ideal y acababa con la negaciôn de éste, tampoco puede admitir la slntesis de Kant, porque en d£
finitiva, y aparté la contradicciôn interna de su declaraciôn
de fenomenismo y los
en-sl que ha de admitir, también reduce
une de esos dos campes : ahora el de lu realidad en favor de la subjetividad.
También Balmes admite "ciertas aprioridades" en el sujeto a la hora del conocimiento, son las aprioridades ma
teriales. Agi nos dice:
"Existe en nosotros facultades sensitivas que se desarrollan —
por efecto o con ocasiôn de las
impresiones orgânicas" (8 7 ).
Lo que hay innate en nuestro es­
plritu es la actividad sensitiva
y la intelectual; pero ambas, pa
ra ponerse en movimiento, neces^
tan objetos que los afecten.
98
La actividad intelectual tiene con
diciones a priori, del todo indep^
dientes de la sensibilidad, y que
aplica a todos los objetos, sean cuales fueren las sensaciones que
le causen. Entre estas condiciones
figura como la primera el principio
de contradicciôn.
Luego en nuestra inteligencia hay
algo a priori y absolute que no p_o
dria alterarse aun cuando se varia
sen completamente todas las impre­
siones que recibimos de los obje-tos y sufriesen un cambio radical
todas las relacienes que tenemos con los mismos" (88).
En su momento oportuno desarrollaremos ampliamente
estos "apriori materiales" con que el hombre tiene que contar,consciente o inconscientemente, a la hora de desarrollar su in­
teligencia. De momento hemos recogido el date y su clara dife—
rencia con los apriori de Kant.
Demostrado que no puede defenderse un primer y unico principio del cual dimane todo el rlo de los conocimientos humanos, Balmes hablara de "varios criterios", que podemos en-globar también en lo que hemos llamado apriori del conocimiento:
"Hay en nosotros varios criterios;
pueden reducirse a très :1a concien
cia o sentido Intimo, la evidencia
y el instinto intelectual o senti­
do comun" (8 9 )•
Es decir, hay que admitir que la razôn esta sometida a ciertas leyes, que son las que hay que descubrir y estudiar,
de las que no se puede apartar sin acarrearse la ruina a si mi£
ma. De otro modo habria que admitir la arbitrariedad mas absolu
ta en cualquier ciencia. Se pregunta Balmes:
"Esto iqué indica? Que la razôn e£
ta sometida a ciertas leyes, que sus construeciones estan ligadas a
condiciones de que no se puede pre_s
c indir ..."l90).
99
Solamente desde esta perspectlva, sin traicionar
ni el campo de lo real ni el campo subjetivo, sino mas bien —
intentando salvar a ambos, es como Balmes juzga posible la s£
lucion justa al problema del conocimiento.
Asl se ha expresado TIRSO ALESANCO cuando nos di­
ce que Balmes no vive ni de complejos empiristas ni de suenos
racionalistas, ni de alquimias lôgicas germânicas, sino que vive de la realidad concreta y circundante, aprovechando
los
elementos que nos brinda la naturaleza y los que encontramos
en nosbtros mismos:
"Aprovecha la aportaciôn de la experiencia, acréditada criticamente poi' la conciencia,,utiliza
la colaboraciôn de la inteligen­
cia, garnntizada por el criterio
de evidencia; por fin, constata
que es la misma naturaleza la -que se encarga de unirlos en matrimonio vital y cientlfico, y la naturaleza no necesita garantias ni créditas, sino que se im
pone irresistiblemente por el -Instinto Intelectual" (91).
IQue lejos quedan estos apriori balmesianos de
-
aquellos otros que posibilitan la slntesis trascendental de que habla KantI Habrâ ocasiôn para examinarlos, detenidamente,
cada uno de ellos, y ver su naturaleza y funciôn en el comply
jo del conocimiento humano.
Asl se expresa también el P. GIRONELLA en su obra
Balmes filôsofo, y que ya hemos citado en varios lugares:
"... no podemos buscar una ver-dad-semilla, sino sôlo una ver—
dad-cimiento (se entiende en la
filosofia de Balmes) Sus palabras,
diâfanas como todas las de Balmes,
muestran bien el alcance de su estudio sobre las "aprioridades
pre-trascendentales" (si se per­
mits esta expresiôn), necesario
para hallar luego cuales seran las "aprioridades trascendenta-les", caso de que las baya.
100
Pero esta condiciôn indispensa­
ble de todo conocimiento (por —
tanto, aprioridad) aun tomada cjo
mo punto de apoyo (porque siendo
no mas que hombres, nunca sacar£
mos de un "yo" trascendental, c£
mo de una semilla, toda la cien­
cia), les una o multiples?"(9 2 ).
La crltica al sistema kantiano viene dada también
por la soluciôn que Balmes ofrece al problema de la objetivi­
dad
de las sensaciones (libro 20 de la Filosofia Fundamental),
y a la realidad de la extensiôn y del tiempo (libros 3® Y 7®
respectivamente).
CONCLUSIONËS
Es hora de resumir, en unas breves conclusions s ,cuanto se ha dicho en torno a la filosofia kantiana vista de£
de la postura de Balmes.
1)
Ante todo, hay que reconocer que Balmes juzga
que la filosofia de Kant ocupa un "puesto importan
te" en el pensamiento ideolôgico.
2)
En cuanto al problema de hasta que punto tenla
o no un conocimiento exacto del pensamiento de f^
lôsofo aleman, ya hemos dicho y demostrado que -hay que hablar de un "conocimiento fundamental",una intuiciôn de la invalidez de su sistema para
solucionar al problema del conocimiento, y de
un
desconocimiento en detalle hasta usar de algunos
de sus términos y pensamientos en un sentido dif£
rente del que Kant les dio.
3)
Hay que reconocer
un cierto paralelismo
en­
tre ambos filôsofos. Uno y otro quieren conciliar.
101
diriamos que en una via intermedia, racionalismo
y empirisme. También los dos rechazan de princi­
pio, y positivamente, el sistema sensualista.
4)
Uno y otro, Balmes y Kant, habian y admiten
ciertos apriorismos, pero radicalmente diferentes.
5)
Balmes puede concluir acusando una vez de --
unilateralidad; en este caso, unilateralidad
en
favor del sujeto y en perJuicio del objeto en si.
6)
Apunta cômo Iqs consecuencias ultimas y lôgjL
cas de esta filosofia serân el "idealismo" y
el
"panteismo".
7)
El abismo de que venimos hablando,y que •abriô
Descartes, tampoco se ha salvado, segun Balmes,por esta soluciôn kantiana.
8)
Podlamos resumir todo diciendo que si el in­
tente fue bueno
-uniôn de lo subjetivo y lo ob-
jetivo-, la soluciôn no lo fue tanto.
. 102
NOTAS
(1) ROIG GIRONELLA,J:
Balmes filôsofo, o.c., pâg. 46-7
(2) Ibidem, pâg. 47.
(3) FONT Y PUIG, P.: La teoria del conocimiento de Balmes hinc
et n u n c .
Conferencia pronunciada en Vich el dîa 9 de julio
de 1954, en la sesiôn anual conmemorativa de la muerte
Balmes. Excmo. Ayuntamiento, Vich,
(1954), p â g . 32.
II I , pâg. 560.
(4) El Criterio, c ,2,4 -nota.
(5 ) Ibidem, c ,l 4 ,7
de
I II, pâ g . 639-640.
(6) F. Fundamental, L, 1,c ,7,84
II,pâg. 46.
(7 ) Ibidem, L,l,c,17,163
II,pâg. 86.
(8)
Ibidem, L,l,c,17,164
II, p â g . 8 7 .
(9)
Ibidem, L,l,c,17,168
II, pâg. 8 9 .
(10) Ibidem, L,l,c,17,172
II,pâg. 92.
(11) Ibidem, L,l,c,18,175
(12)
Ibidem, L,l,c,18,177
II,pâg.,95.
(13)
Ibidem, L , l , c , 19,186
II,pâg. 101.
(14) R U I Z D E L C A S T I L L O , C.: o.c., pâg. 102.
(15 ) D'ESPLUGUES, M . : Balmes vist des de leseves
n i e s . Conferencia en
el Ayuntamiento de
posicions errô-
Vich el
9 dejulio
■
de 1931. CRITERION V (1931), pâg. 215-237.
(1 6 ) C O M E L L A S ,
A,: I n t r o d u c c i ô n a la F i l o s o f i a , B a r c e l o n a ,(1883)
pâg. 279-284.
(17) MENENDEZ Y PELAYO, M . : Dos palabras sobre el centenario de Balmes. Leido el 11 de septiembre de 1910. OPUSCULOS APOLOGETICOS.
(18) FLORI, M . : El filôsofo espanol Jaime Balmes. En el primer
centenario de su muerte (1948).
(1 9 ) A R A U J O - C O S T A , L . : B a lm es , d e b e l a d o r de L o c k e y C o n d i l l a c .
A C C I O N ESI’A N O L A
2 (1932), M a d r i d , pâg. 457-462.
(20) O R T U Z A R , M . : Newman vis to desde 1946. E S T U D I O S (Merceda —
rios) 2 (1946), Madrid, pâg. 9-35.
(21) FRAY A L O N S O BARROSO, O.F.M.: Valor histôrico de Balmes en
la distinciôn entre conocimiento sensible e intelectual.VERDAD Y VIDA, 6 (1948), pâg. 4 55-483 (4 5 8 ).
103
(22) FRAY RAFAEL L. DE MUNI AIN, O.F.M.; Balmes.flloaofo tnoderno, VERDAD Y VIDA, 6 (1948), pag. 487-512 (48?).
(23) Ibidem, p a g . 488.
(24)
Metaf1sica; advertencia
(25)
F. Fundamental, L ,2,c ,1,4 II,pag.
III,pâg. 195.
I9I .
(2 6 ) FRAY MIGUEL OROMI, O.F.M.: Balmes y la metafisica, VERDAD
Y VIDA, 6 (1948), pag. 513-554 (5 15).
(2 7 )
FLORI, M.,S.J.: Descartes y Balmes en "Cartesio".
Nel —
terzo centenario del Discorso del metodo.Publicazione
a
cura della Facolta dell 'Univer si â del Sacro Cuore . P r e f .
di A. Gemelli. Milan (1937) pag. 335-352.
(28
F . Fundamental. L,l,c,7,70
(29
ALESANCO REINARES, T , : El Instinto Intelectual en el pen­
(30
F . Fundamental, L,10,c ,1,8
(31
Ibidem, L,l,c,15,l4l
II, pâg. 37.
samiento de Balmes. Salamanca (1965)1 pag. 46.
II, p â g . 665
II, pâg. ? 6 .
(32
F . Elemental. Ideologla p u r a , c,13,162-3» I I I , pâg.2 7 6 .
(33
ROIG GIRONELLA, J.; Balmes Filogpfo, o.c., p â g .49.
(34
F. Fundamental, L,1,c ,5,6l
II, pa g . 3 2 .
(35
Ibidem, L,1 ,c,5 ,6l
(36
Ibidem, L,l,c,5,nota.
II, p â g . 32.
(37
(Esta cita es de Balmes).
(38
CONDILLAC: Oeuvres Philosophiques, Vol. I, Traité des Sen­
(39
(4o
Ibidem, 1,1,15. p â g . 226.
(41
F. Fundamental, L , 4 ,c ,2,6
II,pâg. 33-34.
sations , Paris,1947» i»l»2
pâg. 224.
Ibidem, 1,111,9- pâg. 233 «
II, p â g . 372,
(42
Ibidem,
L ,4,c ,1,3
II, p â g . 371.
(43
Ibidem,
L ,4,c ,2,11
II, pâg.
374.
(44
Ibidem,
L ,4,c ,2,l4
II, pâg.
375-
(45
(46
Ibidem,
L,2,c ,2,15
I I , p â g . 195 »
Ibidem,
L , 4 ,c ,2,15
II, p â g . 375 »
(47
(48
Ibidem,
L,4,c,2,l6
II, p â g . 37 6.
Ibidem, L,4,c,28,172
(49
El Criterio, C ,6 ,1
II, pâg. 440.
III, pâg. 579.
lo4
50) UGARTE DE ERCILLA, E .: Acerca de la filosofia de Balme
R. y F. Madrid (1922),pag. 2 3 .
51) F, Fundamental, L,4,c,l,4
52) Ibidem.
53) ALESANCO REINARES, T., o.c.
54) F . Fundamental, L,4,c,19,111
II, pâg. 37 1 .
II,pag. 4l8.
55) F . Elemental , Ideologia pur a, c ,1.
III, pâg. 244 .
56) Ibidem, C ,1
III, pâg. 243.
I I I , pâg. 245.
57) F . Elemental . Ideologla pur a . , c ,1.
II , pâg. 3 8 .
58) F . Fundamental, L ,1,c ,7,71
59) UGARTE DE ERCILLA, E . : o.c. , pâg . 2 1 .
6 0 ) Biografla y Epistolario, L, 1,0,5
I, pâg. 101.
6l) ROIG GIRONELLA,J .: Balmes filôsofo, o.c., pag. 51-52.
6 2 ) ALESANCO REINARES, T.: o.c. , pâg . 6 1 .
63) Ibidem, pâg. 6 2 .
64) F. Fundamental, L ,1 ,c ,l 4 ,l4 I
65) Ibidem,
66 ) Ibidem, L,1 c,29,282
II, pâg. 7 6 .
II, pâg. 1 50.
II, pâg. 15 0.
67) Ibidem, L,1 c ,29,289
6 8 ) Ibidem, L,3 c,16,109
69) Ibidem, L,3 c,17,119
70) Ibidem, L,7 c,1 3 ,100
II, pâg. 31 0.
II, pâg. 530-5 31.
71) Ibidem, L,4 c,8,5I
72) Ibidem, L,4 c ,8,51
73) Ibidem, L,4 c ,8,5I
II, pâg. 391.
II, pâg. 391.
74) Ibidem, L,4 0,8,51
75) Ibidem, L,4 c ,8,51
76) Ibidem, L,4 c,'8,51
77) Ibidem, L,4 0 ,8,53
78) Ibidem, L,4 0 ,8,34
1 1 , pâg. 306-7
II, pâg. 391.
II, pâg. 391.
II, pâg. 39 2.
II, pâg. 394 .
I I , pâg. 395 .
II, pâg. 395-396
79) Ibidem, L«4 c ,16,101
8 0 ) Ibidem
II, pâg. 4l4
8 1 ) Ibidem. L,5 c ,13,96
8 2 ) Ibidem, L,5 0 ,i4 ,98
83) Ibidem, L ,1 0 ,25,247
84) Ibidem, L,4 0 ,1 3 ,8 0 .
II , pâg. 479
I I , pâg. 480 .
II, pâg. 129.
II, pâg . 4o6 .
105
(85) Ibidem, L, 4,c,13,80
(86) Ibidem, L, 9,c,19,144
II, pâg. 4o6.
II, p â g . ,6 5 5.
(87) Ibidem, L, 4,c,30,207
II, pâg. 4 5 0 .
II, pâg. 4 5 1 .
(88) Ibidem, L, 4,c,30,207
II, pâg. 18 2 .
II, pâg, 162.
(91) ALESANCO REINARES, T.: o.c.
(92) ROIG GIRONELLA,J.: Balmes filôsofo, o.c.
(89) Ibidem, L, 4,c,34,337
(90) Ibidem, L, 1, c ,31,307
lo6
C A P I T U L O IV
Soluciôn
del
b a lm e s ia n a
al problema
co no ci m ie nt o de la verd ad
EL RECONOCIMIENTO PE LOS TRES CRITERIOS
Una vez que Balmes ha rechazado toda una serie de
sistemas
como invalidos por unilateralidad, de una manera es
pecialisima todo asomo de empirismo o idealismo, que en el -fondo son siempre las -dos tentaciones a que estan expuestos los sistemas filosoficos, intenta desbrozar un nuevo camino que nos conduzca al encuentro inf alible de la verdad.
Iiicidi-
mos asl en la esencia misma del quehacer intelectual de Bal—
mes; él mismo nos habla dicho que no basta la "crltica", el quitar escombros, hay que ofrecer algo positive al esplritu humano, hay que construir un edificio nuevo.
Después del largo recorrido que hace Balmes por la filosofia moderna, después de descubrir tantos puntos ne-gros en el esfuerzo de los filôsofos, después de aquel grito
que sale del fondo de su ser: "abajo la autoridad cientlfica",
casi se podla esperar que nuestro autor cayese en el mâs hondo de los escepticismo s . No, reaccionô de un modo totalinente
contrario. Es posible la empresa; es posible el plantearniento
107
y la soluciôn positiva del problema del conocimiento de la ver
d a d . A este alumbramiento es al que vamos a tratar de asistir
en este nuevo capitule, centre, por otra parte, de nuestro es­
tudio.
Salvador Cuesta reconoce cômo a Balmes se le ha n£
gado este mérite de un planteamiento y soluciôn cientlfica del
problema critico. El mismo se plantes si esto es o no cierto.Y escribe: "Ya a simple vista, parece decir,algo, y aun mucho,
el hecho de que el tratado o libro primero y mâs extenso de su
Filosofia Fundamental sea el de "la certeza"
al que hay que -
anadir varios capltulos y pârrafos del libro cuarto "De las
ideas".
-
En todos estos lugares se semeten a examen y crltica
los motivos ûltimos y mâs fondamentales de la certeza natural.
Tenemos pues un hecho bien patente: Balmes plantes la inquisiciôn crltica sobre los juicios que son objeto de una intuiciôn
mental y los fenômenos inmediatos de la conciencia" (1).
Esta soluciôn positiva al tema planteado es la que
vamos a tratar de justificar siguiendo principeImente los textos del autor.
Sus primeras palabras en la Filosofia Fundamental
son bien significatives :
"El e studio de la filosofia debe
comenzar por el examen de las -cuestiones sobre la certeza; an-tes de levantar el edificio es ne
cesario pensar en el cimiento"(2T,
"La esterilidad de los trabajos f^
losôficos (en esta materia) no ha
desalentado a los investigadores:
esto manifiesta que en el ultimo
térraino de la investigaciôn, se divisa un objeto de alta importan
cia" (3).
"Bien se echa de ver q u e , al entrar en el examen de la cuestiôn
de la certeza, no desconozco las
dificultades de que estâ enraizada " (4).
"La filosofia debe comenzar por no disputar sobre el hecho de la
108
certeza, sino por la explicaciôn
del mismo" (5)•
'ÿCstamos ciertos de algo? A esta
pregunta responde afirmativamente el sentido comun. ^En qué
se
funda la certeza? Estas son dos
cuestiones diflciles de resolver
en el tribunal de la filosofia.Al examlnar su objeto, debe la filosofia analizarle, mas no de£
truirle ; que si esto hace se de£
truye a si propia" (6).
"Sucede con la certeza lo mismo
que en otros objetos de los cono
cimientos humanos. El hecho se nos présenta de bulto, mas no p£
netramos en su intima naturale-za" (7).
La lista de textos en este sentido podla alargarse bastante. De momento es suficiente. Una cosa es que se dé
la certeza natural como un hecho y otra, muy diferente por -cierto, es que ese hecho lo podamos y debamos someter a exa-men. Admitida esta posibilidad, como la admite Haïmes, esta justificado, filosôficamente hablando, el problema del conoc^
miento. No se trata, pues, de ninguna postura precrltica o -credulidad ciega.
En otro lugar del trabajo ya hemos demostrado cô­
mo el mismo Balmes admite" que este modo de filosofar tiene ajL
go de dogmâtico, puesto que comienza no por un examen sino -por una afirmaciôn; también quedô claro cômo ésta es una ver­
dad fecunda en resultados cientlficos y a la que se acercan los filôsofos mucho mas de lo que ellos piensan, pues hasta los que creen empezar dudando de todo parten del hecho y afir
maciôn de su propia duda,
"Este método de filosofar tiene
algo de dogmatismo, pero dogmatis
mo tal que, como hemos visto, tiie
ne en su apoyo a los mismos Pirrôn. Hume, Fichte, mal de su agrado. No es un simple método filosôfico, es la sumisiôn volun
taria a una necesidad indeclina-
109
ble de nuestra propia naturaleza
..." (8 ).
Planteadas asl las cosas se trata de ver e investigar el punto de apoyo o los puntos de apoyo en que se fundia
menta esta certeza. Ya vimos en la crltica que hacla Balmes de los distintos sistemas filosoficos, que el fallo estaba en
la unilateralidad. ^No podrlan ser varios los criterios que fundamenten la certeza? Es la pregunta q ue, muy al principio
de su F .Fundamental, insinua Balmes. Ahl estâ para él, en
la
respuesta positiva a la pregunta, la verdadera soluciôn al -problema.
Tenemos los très criterios que él desarrolla muy
ampliamente: el de conciencia, el de evidencia, el del instin­
to intelectual. A estos très criterios corresponden las très
clases de verdades de que Balmes habla. Asl lo resume el P. ROIG GIRONELLA:
"Très son, segun Balmes, los el£
mentos irréductibles de que dis­
pone el hombre para abordar con
éxito la soluciôn de los proble­
ma s criteriolôgicos: primero, los
hechos de conciencia (o eventual^
mente, externes, conocidos siem­
pre mediante el hecho de que los
atestigua nuestra conciencia); segundo, la evidencia
(entendiœ
dola no en el sentido ordinario
que hoy le damos, sino en el sen
tide propio de Balmes, que expl^
caremos después); tercero, el ins­
tinto intelectual, o dinamismo de la mente (como de las otras facultades) a su ob jeto proÿ*io,y que cuando versa sobre objetos
corrientes de la vida lo llama "sentido comun". A estos très m£
dios (que bien podrlan llamarse
"aprioridades", en sentido no
tiano, sino en el verdadero sen­
tido crireriolôgico) responden très clases de verdades: primera,
verdades de sentido Intimo (como
"yo existo"); segunda, verdades
necesarias (como "es imposible que la parte sea mayor que el to
110
do " );tercera, verdades de sentido
comun (como la certeza moral de que echando ahora al azar un montôn de letras no saldra compuesta
la primera pagina de la Divina Co
media" (9).
En estas lîneas se resume admirablemente todo lo —
que es la soluciôn positiva de Balmes al problema del conoci—
miento. Très criterios, que funcionando armônicamente, nos van
a explicar toda verdad.
Pero
sigamos las huellas queva marcando Balmes
lo largo de sus paginas.
a
Criticando el sistema de Fichte, cuan
do propone un principio absolutamente incondicional para todo
conocimiento, dice Balmes:
"He aqul un método errôneo: se cjo
mienza por suponer lo que se ignci
ra, la unidad del principio, y ni
aun se sospecha que en la base —
del conocimiento humano puede ha­
ber una verdadera multiplieidad.Yo creo que la puede haber, y la
hay en efecto"(10).
Balmes insinua claramente que las fuentes de nues­
tro conocimiento son varias, son de ôrdenes diverses. La uni—
dad pretendida por ese autor, en nuestra condiciôn humana ac—
tuai, es utôpica. La multiplieidad
es un hecho y ese es el —
que hay que expliciter.
En otra de sus paginas de la Filosofia Fundamental
escribe :
"Los medios con que percibimos la
verdad son de varios ôrdenes,
lo
que hace que las verdades mismas
percibidas correspondan también a
ôrdenes diferentes, paralelos,por
decirlo asl, con los respectivos
medios de percepciôn.
Conciencia, evidencia, instinto intelectual o sentido comun, he aqul los très medios; verdades de
sentido Intimo, verdades necesa-rias, verdades de sentido comun,he aqul lo correspomliente a di —
chos medios" (11).
Ill
Aqui no solo se nos ha senalado el heclio de la mul
tipllcidad sino que, de una forma detallada y concreta,
se nos
han senalado el numéro de esos criterios y las verdades corre£
pondientes. Posteriormente veremos la naturaleza y funcionami^
to de cada uno de ellos y de los très un armonia.
Ahondando un poco mâs Balmes senala la "igualdad de categoria"
de los tres criterios. Es algo a tener muy en -
cuenta, pues con ello caen por tierra todas las opiniones qu e ,
oponiendo el instinto intelectual balinesiano como algo irracic»
nal a los otros criterios, le acusan desde esceptico a fideista. Acusaciôn totalmente ilegltima si uno tiene en cuenta todo
el conjunto de la obra de Balmes.
"En ml concepto, hay varios prin­
cipios que, con relaciôn al enten
dimiento humano, pueden llamarse ,
igualmente fundamentale s , ya por­
que todos sirven de cimiento en el orden comun y en el cientlfico,
ya porque no se apoyan en otros;no siend' dable senalar uno que disfrute de esta calidad como pr^
vilegio ejtclusivo" (12) .
Balmes dedica una pagina de su Filosofia Fundamen­
tal a examiner, y muy acertadamente, la fecundidad e importan­
cia
que de cada uno
de los
te tendrla razôn aquel
tres criterios se dériva. Ciertamon
filôsofo q u e , defendiendo el hecho de -
conciencia, demostrase la serie de incongruencias de aquellos
que prêtend!esen levantar el edificio filosôfico al margen de
ese principio. .Lo mismo hemos de decir de aquel que argumentase de forma semejante desde el principio de contradicciôn; y también de aquel que lo quisiese hacer desde la fuerza del prin
cipio de evidenoia.
El problema estâ en la defensa "exclusiva"
de uno
solo de los criterios. Por eso el filôsofo catalan concluye —
esa pagina de esta forma:
"Los tres tienen razôn (se entien
de de cada uno de los que defen—
diesen un solo principio), y no la tiene ninguno. La tienen JlOyS
tres, en cuanto afirman
,
112
do el respective principio, se arruinan los demas; no la tiene
ninguno, en cuanto pretenden quo,
negados los demas, no se arrulna
el propio"(13 ).
La confusion de comparer y confundir principios de ôrdenes muy diferentes, todos individusImente verdaderos,pero que no pueden parangonarse y menos tratar de sustituirse.
El autor nos ha llevado, paso a paso, al punto de
solucion del problema . Üemostrô, en primer lugar, la imposibilidad de un solo criterio; en segundo lugar, se definiô
en
favor de la multipllcidad de criterios, concretamente tres; por fin, ha aclarado su fundamental igualdad. Ahora se dispo­
ne para un examen particular de cada uno de estos tres crite­
rios de conocimiento.
"El principio de Descartes es la
enunciaciôn de un simple hecho de conciencia; el de contradicciôn
es una verdad conocida por eviden
cia ; y el otro es la afirmaciôn
de 1a legitimidad del criterio de la evidencia misma; es una -verdad de reflexiôn que expresa
el impulso intelectual por el —
que somos llevados a creer verda
dero lo que conocemos con eviden
cia.
La importancia de la cuestiôn
exige que examinemos por separado los tres principios ..."(l4).
ACLARACIONES
SOBRE
LA VERDAD
Antes de iniciar el estudio détail ado de cada imo
de los tres criterios para el conocimiento de la verdad, nos
parece oportuno apuntar algunas aclaraciones de orden mas ge­
neral sobre este tema.
Ya hemos dicho que para Balmes la verdad estâ fun
damentalmente en las cosas. Nos basta recordar aquella senci11a afirmaciôn de su obra El Criterio:
113
"Si deseanios pensar bien hemos de
procurer conocer la verdad, es de
cir, la realidad de las cosas"(15T
En el capitule a que nos referimos dice en una pr^
mera nota: "Verum est id quod e s t , dice San Agustin (L. 2**, So^
111., c,V) (#). Puede distinguirse entre la verdad de la cosa
y la verdad del entendimiento: la prin.era, que es la cosa mism a , se podrâ llamar objetiva; la segur.da, que es la conformi-dad del entendimiento con la cosa, se apellidarâ formai o subjetiva. El oro es métal, independientemente de nuestro conocimiento, he aqui una verdad objetiva. El entendimiento conoce que el oro es métal, he aqui una verdad formalo subjetiva"(l 6 ),
La misma doctrina defiende al hablarnos de las ver
dades necesarias. No sefundan ni en nuestra experiencia ni
nuestro
modo deentenderlas,
sino que preexisten
en
a la razôn hu
mana, las concebimos como independientss de nuestro pensamiento. Con un ejemplo sencillo nos explica: cuando conocemos perfectamente la verdad, nuestro entendimiento se parece a un espejo, en el que vemos retratado con toda fidelidad los objetos
como son en si; cuando caemos en error, se asemeja a uno de —
aquellos vidrios de ilusiôn que nos presentan algo que realmen
te
no existe; pero cuando conocemos la verdad a médias, podria
compararse a un espejo mal azogado o colocado en tal disposi-cion, que, si bien nos muestra objetos reales, sin embargo,nos
los ofrece demudados, alterando los tamanos y figuras"(1?).
Todo esto lo ha recogido en su obra F, Fundamental
cuando ha escrito:
"El yo ctmsiderado en si no es —
punto luiiiinoso; es un sustentâculo para el edificio de la razon;mas no la régla para construirle.
La verdadera luz se halla en la objetiviclad, pues en ella esté -propiamente el blanco del conocimiento..El yo no puede ni ser conocido n:l pensado de ninguna mane^
(X)
Recogemos
la c i t a de
e n la o b r a de B a l m e s .
S an A g u s t i n tal
co m o
se e n c u e n t r a
-
114
ra, sino en cuanto se toma a si
mismo por objeto, y en cuanto se
coloca en la linea de los demâs
seres para sujetarse a la activl^
dad intelectual que solo obra en
fuerza de las verdades objetivas"
(18 ).
El P. CASANOVAS, tocando este tema, llega a la con
elusion de que la verdad no es el hombre mismo, realizaciôn de
lo absoluto en el mundo (Panteismo transcendental); tampoco es
el hombre que impone sus juicios como leyes a la realidad (Cr^
ticismo kantiano); ni siquiera la realidad externa limitada
a
la materia (Materialismo). Es un reflejo en nuestro entendimien
to que lo integran el orden real, el fenoménico y el ideal; y
los caminos por donde esta verdad pénétra en nuestra aima, son
la conciencia, la evidencia y el instinto intelectual (19)»
A este propôsito bay que citar también las ideas que sostiene Balmes en contra de la
opinion de Vico.
Nos recuerda que cree este filôsofo que el crite-rio de verdad consiste en haber hecho la verdad conocida (20),
que nuestros conocimientos son ciertos cuando se cumple esa -circunstancia, y que van perdiend5 certezas a medida que el en
tendimiento va perdiendo su carâcter de causa. Balmes deja hablar al autor: "Los términos verum
et factum, lo verdadero
y
lo hecho, se ponen uno por el otro entre los latinos, o como dice la Escuela, se convierten ... Por donde podemos conjetu-rar que los antiguos italianos admitian la doctrina siguiente
sobre lo
verdadero:
lo verdadero es lo hecho mismo, y por con
siguiente, Bios es la verdad primera, porque es el primer hace^
dor (factor), la verdad infinita, porque ha hecho todas las co^
sas ..." (De la antigua sabiduria de la Italia 1,1® c .1)(21).
Asi se defiende que las matemâticas son las mas —
c 1e r ta s , porque son u n a .e specie de creacion del entendimiento.
La mecânica ya es menos cierta, porque considéra el movimiento
realizado en las maquinas; y la flsica lo es todavia menos, -porque considéra el movimiento interno de los centres. En las
ciencias de orden moral hay todavia menos certeza.
115
D e spue8 de estas consideraciones vuelve a afirmar
categôrlcamento que el criterio de lo verdadero y la régla pai
ra conocerlo es el haberlo hecho (22).
Balmes, como no podia ser por menos, reacciona —
contra esta doctrina y responde:
"Entender no es causar; puede ha
ber, y la hay en efecto, una In­
tel igencia productora; pero,
en
general, el acte de entender y el de causar ofrecen Ideas dis—
tintas. La inteligencia supone una actividad ..., pero ésta no
es productora de los objetos conocidos, se ejerce de un modo in
manente sobre esos objetos"(23).
De admitir el criterio de Vico llegariamos a concluir que la inteligencia quedarla incomunicada con todo lo que no fuesen sus obras; ni a si misma se podria conocer,pue^
to que no se hace. Estariamos, pues, en el escepticismo mas riguroso.
"Entonces la realidad nos esta vedada, y nos hallamos separados
de ella por un vallado insalva-ble" (24).
La verdad, por otra parte, y como ya liemos visto
anteriormente, puede ser de orden real o de orden ideal. La primera corresponde a los hechos realt s , a lo que existe y —
puede expresarse por el verbo ser tomado sustantivamente.
"Yo soy, esto es, yo existo, ex­
press una verdad real, un hecho"
(25) .
La segunda corresponde al enlace necesario de las
ideas, y se express por el mismo verbo tomado copulativamente.
"Lo que piensa existe, express una verdad ideal" (2 6 ).
ZARAGüETA comenta que no es que Balmes considéré
estos dos ôrdenes como incomunicables entre si. Al contrario.
116
nos es dado fecundar los hechos con prlnclpios de orden ideal,asx como franquear los limites de la pura posibilidad mediante
afirmaciones de orden real. Pero no por eso es menos imposible
derivar una necesidad de un simple hecho, o afirmar un hecho en
virtud de una pura necesidad ideal (27).
Balmes todavia afirma que las verdades de orden r e ­
al son hechos o conexiones entre los hechos, y por ello posibilidad de percepciôn mediata, a través de otros.
La
Conciencia
EXPOSICION DEL CRITERIO DE CONCIENCIA
Al hacer la exposiciôn y juicio que la filosofia de
Descartes le merecia a nuestro filôsofo ya hicimos
referenda a
las muehas influencias cartesianas que se notaban. También quedô claro que esto no significaba el seguimiento y aprobacion de
tal sistema por parte de Balmes; especialmente, él no podia apr^
bar queeste dato, la
conciencia, fuera el unico capaz de
car todoel resto del
fenômeno del conocimiento.
expl^
En estos momentos, al hacer el e studio del criterio
de conciencia, nuevamente van a resonar en muchos momentos esas
voces de influencia cartesians.
El criterio "conciencia" goza de una gran importancia yprioridad. De ahi
nace la certeza de nuestra propia exis-
tencia, aunque no la podamos probar.
"Nuestra existencia no puede ser demostrada: tenemos de ella una —
conciencia tan clara, tan viva,que
no nos deja la mener incertidumbre(
pero probnrla con el raciocinio es
imposible" (2 8 ).
117
El criterio de conciencia se nos ofrece en su ra­
dical primariedad. Antes que ningûn "uso" de la razôn -razona
mientos- hay que colocar los principios en que se fund a ; y to^
davîa antes, hemos de presuponer la existencia de la razôn
y
del ser. Luego el criterio de conciencia es para nosotros pr^
mario y de fuerza indudable. Es decir, el primer punto de par
tida para dar un paso en nuestros conocimientos
es "esta pre^
sencia intima de nuestros actos interiores",prescindiendo, —
por el momento, de las cuestiones que pueda suscitar el cono­
cimiento de su naturaleza (2 9 ).
Asi se ha de entender el "cogito" cartesiano;
no
como un entinema, sino como la consignaciôn de un hecho, que
podemos llamarle el primero de todos. Destruido este también
desaparecen los otros, pero no viceversa: destruidos los otros
dos, todavia permanece el de conciencia, puesto que es "independiente" de los demâs.
"Destrûyase la evidencia, destrûyase el instinto intelectual,
la
conciencia permanece ... Si se su
pone en duda el principle de contradicciôn, todavia no se harâ va
cilar la certeza de que sufrimos
cuando sufrimos, de que pensâmes
cuando pensâmes".
"El sueno y la vigilia, la demencia y la cordura, son indiferentes
para el testimonio de la concien­
cia ..."
"El loco que cree contar numéro—
sas talegas, no las cuenta cierta
mente -en este se engana-, pero tiene en su espiritu la concien—
cia de que lo hace ..."(30 ).
Estos testimonies directes directes, y otros
se podrian
cia
que
haber anadido,muestran abiertamente la importan--
quepara Balmes tiene
el criterio de la conciencia, y
cô
mo es independiente de todo otro testimonio. Es de un necesi­
dad
indeclinable, es de una fuerza irresistible y es infali-
ble en lo que concierne a ella sola.
118
Los limites que enmarcan el campo de la conciencia
nos recuerdan, una vez mas, limites cartesianos, aquellos que
enmarcan su "cogito".
"Comprendo en el testimonio de la
conciencia todo lo que expérimenta
mos en nuestra aima, todo lo que afecta a lo que se llama el yo humano: ideas, pensamientos de todas
las clases, actos de voluntad, sen
timientos, sensaciones, en una pa­
labra, todo aquello de que podemos
decir: Lo experimento" (31)«
Ahora bien, y aqui ya se sépara radicalmente de la
soluciôn cartesiana, esta conciencia no tiene mas catégorie -que la de ser "éncora"
de salvaciôn de la inteligencia, pero
por si sola no basta para la ciencia, no es, siguiendo la comparaciôn balmesiana, verdadero "faro", Con la sola conciencia
e stariamos presos del ambito subjetivo sin ningûn derecho a sa
lir de é l , y por ello incapacitados para la verdadera ciencia,
Considerando este criterio en si mismo, separado de la evidencia y del instinto intelectual, nnda nos dice res­
pecte a los objetos. La conciena se queda,pues, en lo interior.
"Analicense cuanto se quiera los hechos de la conciena: jamas se en
contrarâ en ellos uno que pueda en
gendrar la luz cientifica, Aquel acto sera o una percepciôn directa o refleja... Si es directa,
su
valor no es subjetivo, sino objet^
vo; no es el acto lo que funda la
ciencia, sino la verdad percibida;
no el snjeto, sino el objeto; no el
sino lo visto por el
Si
el acto es reflejo, supone otro ac^
to anterior, a saber, el objeto de
la reflexion ; no es, pues, aquel el primitive, sino éste" (3 2 ),
La combinaciôn de ambos actos, el directo y el r e ­
flejo, tampoco serirlan para la ciencia, mientras no se les so
meta a verdades necesarias, objetivas, independientes del y o .El yo, pues, se nos ofrece como un condiciôn necesaria para el
119
pensamiento, pero nada rnas. Para Balmes esta pretension de ha­
cer del yo el origen de la verdad viene a ser un intento de d^
vinizacion del entendimiento humano, y, por lo mismo, de pante
ismo.
La doble conciena que hemos senalado, directa e in
directa o refleja, la define a s i :
"... aquella acompana a todo fenô­
meno interno, ésta no; aquella es
natural, esta es filosôfica ; aque­
lla presiinde de los actos de la razôn, ésta es uno de esos actos"-
(33) .
Si ahora, por ejemplo, oigo un ruido, la simple -sensaciôn presente a mi espiritu, afectandole, constituye lo que se ha llamado conciencia directa. Ahora bien, si, ademas de oir, me doy cuenta de que estoy oyendo, esto es lo que se llama conciencia refleja.
El criterio de conciencia se nos ofrece, pues, co­
mo condiciôn indispensable
del conocimiento. Asi lo express -
el autor.
"... y la afirmaciôn yo pienso -con
ciencia- as, si no el origen de toda filosofia, al menos su condiciôn
indispensable"(34).
La conciencia, como uno de los primeros criterios
que explican nuestro conocimiento de la verdad, como primer -principio del conocimiento, tiene que ser indemostrable. No se
puede demostrar todo; al contrario, lo que se puede demostrar
es que hay cosas indemostrables, évidentes por si mismas, o ne^
cesitan de otras, sobre las que habriainos do llevar el mismo planteamiento. En el primer caso estaria probada nuestra tesis;
on el segundo, o la aceptamos también, aunque sea dando algun
paso hacia otras premisas anteriores, o hemos de admitir el -proceso al infinito, lo que "equivaldria a no acabar nunca
la
demostraciôn" (35).
La indemostrabilidad de la conciencia, en este sen
tido, lejos dé restarle valor, le garantiza en su ser de crite^
120
rlo ultimo de verdad.
"Estas reflexlones no dejan ninguna
duda de que el pedir la prueba de todo ts pedir lo imposible"(3 6 ).
Sobre este dato de conciencia, aunque no en su interpretacion y aplicaciones, es algo sobre lo que todos los fi
losofos coinciden.
Por este testimonio de la conciencia sabemos lo -que experimentamos, no lo que es; percib.mos el fenômeno, no la realidad.
Bellamente nos resume todo diciendo:
"él nos autoriza a decir: me parece tal cosa ; pero no, es. tal cosa"
T 3 7 ).
Este paso del sujeto al objeto, de la idea repre-sentante a la cosa representada, es algo que pertenece a otros
criterios, como veremos en su momento. Por ejemplo, en la sen­
saciôn de ver el sol podemos distinguir dos cosas: primera, la
sensaciôn como t al; segunda, la correspondencia de ésta con el
objeto, con el sol. Son cosas
distintas, nos dira, aunque no­
sotros las hacemos andar juntas.
"La conciencia es ciertamente la primera base para formar el juicio,
pero no es suficiente para él; ella
en si atestigua lo que se siente,pero no lo que esto es. ^Cômo se compléta el juicio? Por medio de
un instinto natural que nos hace objetivar las sensaciones, es de-cir, nos hace creor en un objeto extreno correspondiente al fenôme­
no interno"(3 8 ).
Al final del capitule citado resume Balmes en cinco proposiciones todo lo relacionado con el
criterio de la con
ciencia.
La primera resalta el ambito al
terio,
tra aima.
esdecir, todos los fenômenos que se
que llega este cr^
realizan en nues—
121
En la segunda deja una puerta ablerta a la posibi1idad de
la existencia de fenômenos de algûn otro orden.
En la tercera recuerda que el testimonio de la con
ciencia no puede salir del ambito interno.
En la cuarta establece que es fundamento de los de^
mas criterios, pues sin él son imposibles.
Y en la quinta afirma que de la combinaciôn de
conciencia con el instinto intelectual
la
nacen todos los demâs -
criterios.
Esto mismo nos recuerda en su ideologia pura, pues
e scribe :
"Claro es que el principio de Des­
cartes no es ni de evidencia ni de
sentido cornûn, sino de conciencia
o sentido Intimo; y que negado él,
o puesto en duda, nada podriamos establecer. Quien duda de que pien
sa no puede saber si piensa bien;antes es pensar que pensar bien;-asi, pues, en faltando el principio
de Descartes no estarîamos seguros
ni del de contradicciôn ni de otro
ninguno"(39)•
VALORACIONES DEL CRITERIO DE CONCIENCIA
ZARAGÜETA comenta nuestro tema diciendo que el lia
mado criterio de sentido Intimo o conciencia -comprendiendo en
este nombre todo lo que afecte al yo humano- sirve para discer
nir la existencia o inexistencia de los hechos particulares
y
contingentes de orden real. Concluye; "El empleo de este crite_
rio, sin mâs pretension que la de consigner la realidad de los
hechos en su aspecto puramente subjetivo, no créa dificultad e special"(4 o ).
SALVADOR CUESTA, en el articule que hemos citado ya en varias ocasiones, interpréta en el mismo sentido el va—
lo r , naturaleza e importancia del criterio de conciencia. Reco
ge aquella bella metâfora de Balmes cuando nos dice que todo el esfuerzo que ponga el hombre para anonadarse a si mismo
en
12Î
en una duda extrema, no servira sino para hacerse a si mismo mâs visible: "es una sombra que no muere con ningûn golpe, y que por cada herida que se le abr e , despide nuevos torrentes de luz" (4l).
No todos ban visto asi las cosas. Federico HALMAU,
en un pequeno estudio sobre Balmes, dice que no se sigue que el conocimiento y la certeza relatives a la cosa pensada sean
lôgicamente subordinados al conocimiento y a la certeza de la
existencia del sujeto pensante. Dice que Balmes no se percatô
bien de esta distinciôn. "Por eso no es de extrafiar que considerase a la conciencia como punto de apoyo para la adquisiciôn
de la verdad, aun suponiendo que se destruya 1a evidencia y el
instinto intelectual. Cosa bastante dificil de comprender, ya
que sin la evidencia, por lo menos de la apariencia del fenôme^
no, no es fâcil explicar la conciencia por lo menos en el orden
lôgico del conocimiento"(42).
Se cometen algunos errores en esta interpretacion
del pensamiento balmesiano. La "subordinacion" de que nos ha-bla DALMAU esta fuera de lugar en una sana interpretacion bnlmesiana, donde ûnicamente se afirma que en un examen del hecho
de la certeza nos encontramos con el dato conciencia como con­
diciôn indispensable. No hay otra subordinacion.
Por otro lado, esa supuesta supresiôn de los otros
criterios, evidencia e instinto intelectual, no la pone Haïmes
por querer just if icar, aun en ese supuesto, la verdad; no, ûn^
camente la pone para demostrar la permanencia de este criterio,
la conciencia, aun supuesta la supresiôn de los otros. Balmes
no juega, pues, con otra verdad que con la ûnica y sola verdad
del dato conciencia. DALMAU no parece entenderlo asi, aunque luego le reconoce méritos a Balmes en el examen que hace de —
los hechos de conciencia.
El P. ROIG GIRONELLA reconoce que Balmes, a propô­
sito de este primer elemento requc-rido para una eloboraciôn de
crltica de la filosofia: la conciencia, tiene dos buenas obser
vaciones:
"Ante todo, que en ella la realidad y la apariencia
se confunden; no puede ser aparente sin ser real; la aparien--
123
cia, por si sola, es ya una verdadera conciencia (F. Fundamen­
tal, 1,15,147); es decir, que aprehendemos el fenômeno en si como inmediatamente dado y presents ; sin esto no podriamos ela
borar ninguna filosofia, ni siquiera la crltica ..." (43).
y anade la segunda observaciôn favorable "Que h a y ,
por lo mismo, en la conciencia no sôlo una identidad présente
por el juicio, sino una inevitable dualidad, que réfuta tanto
el idealismo transcendental kantiano como el absoluto" (44),
Es una doble ventaja que se desprende de la con-cepciôn balmesiana del criterio de conciencia.
La segunda de -
las ventajas senaladas se apoya en aquellos textos en que
afir
ma que el yo no puede ser conocido ni pensado sino en cuanto se toma a si mismo por objeto, y se coloca, por lo mismo, en la linea de los demâs seres.
El mismo autor, en otro de sus trabajos sobre BaJ^
mes, quiere ver en esta "conciencia" cierta coincidencia con la de Descartes
-claro que éste concede mucho mâs- y Kant;
e
incluso cierto anticipe de la conciencia de Husserl cuando afir
ma que en ella el objeto le esté dado en presencia, sin ningu­
na dediatez
-Balmes habia dicho que en la conciencia la real^
dad y la apariencia se confunden-.
Pero, por otro lado, sigue interpretando este au­
tor, contra Descartes, no puede quedarse en la conciencia sola;
contra Kant afirma la necesidad de fecundar
elhecho con verda
des de tipo metafisico; contra Husserl, salta mâs allâ del mero
formalismo. Termina con esta valoraciôn:
chos, las intuiciones de
"A la luz de estos he^
Balmes, pronunciadas al principio de
la era criticista, aparecen seneillamente profundas y grandiosas" (45)»
TIRSO ALESANCO en la obra que venimos citando in­
terpréta este criterio diciendo que podrâ dudarse si lo que el
sujeto cree es asx, es verdad objetivamente, pero esas dudas no versan sobre la conciencia descrita por Balmes. "Ese ya
no
es problems de conciencia, sino de objetividad".
La conciencia, pues, como criterio de conocimien­
to no alumbra sino su propio campo, no puede pretender llegar
124
a lo trascendente y absoluto. La conciencia se reduce al appare r e , pero sobre él, sobre ese campo, derrama su luz. Si Des-cartes se hubiera paradé aqui, Balmes estaria totalmente de -acuerdo con él.
CONCLUSIONES
Podemos resumir en breves lineas lo relacionado con el criterio de conciencia diciendo;
1) En el planteamiento de este tema se dejan
sen
tir las influencias de Descartes.
2) Hace un buen analisis del principio cartesiano
de conciencia: "cogito".
3) La conciencia como criterio no puede ir mâs —
allâ de su propio campo, ni alumbrar hasta lo trascendente, co
mo quiere Descartes.
4) La conciencia, dentro de este ambito, es crite^
rio infalible de certeza.
5) La conciencia reclama el auxilio de los otros
principios para completar lo que en ella se inicia.
6) La conciencia funciona armonicamente con el
-
principio de evidencia y el instinto intelectual.
7) Es criterio bâsico y primario en algûn sentido,
pues arruinados, por hipôtesis, los otros dos, todavia permane^
ce la conciencia; al contrario,
si no contamos con él, como --
condiciôn indispensable, cae por tierra todo el edificio del pensamiento.
125
La E vid enc ia
EXAMEN DEL CRITERIO DE EVIDENCIA
Damos un paso mâs en el conocimiento y exposiciôn
de la doctrina de Balmes. Ahora anallzamos el criterio de ev^
dencia.
Examina Balmes el principio de evidencia en la
losofia cartesiana formulado con estas palabras: "lo que estâ
comprendido en la idea clara y distinta de una cosa se afirma
de ella con toda certeza". La fôrmula la podriamos resumir en
otra mâs sencilla:
"La evidencia es criterio seguro
de verdad; o bien, lo évidente es
verdadero" (46).
En este mismo sentido de evidencia interpréta BaJL
mes el principio kantiano que afirma : "el predicado que repu^
na a un sujeto no le conviens", pues "lo que es évidente" abar
ca tanto a las afirmaciones como a las negaciones.
Balmes quiere salir al paso de esa definiciôn que
se hace de la evidencia llamândola "luz intelectual". Es una
bella metâfora, express algo de lo que es la evidencia, pero
se queda corta para expresar todo su contehido. La verdad
es
que esta luz también la encontramos en muchos actos de concigi
cia; luego, con esta sola afirmaciôn, no podriamos distinguir
el criterio de conciencia del de evidencia.
Dos notas imprescindibles a este criterio son, -por de pronto, la necesidad y la universalidad.
"La evidencia anda siempre acompa
nada de la necesidad, y por consjL
guiente, de la universalidad de las verdades que atestigua" (4?)«
Un ejemplo aclararâ bien las cosas. Que hay en ml
un ser que piensa, esto no lo sé por evidencia, sino por con-
126
ciencia* Que lo que piensa existe, esto no lo sé por concien—
cia, sino por evidencia. Como vemos, en los dos casos tenemos
certeza, pero en el primero versa sobro un hecho particular, contingente; en el segundo, sobre una verdad universal y nece­
saria .
Los datos de conciencia son ciertos para mi, pero
nada mas ; existan o no existan, me doy cuenta que para nada
-
obstaculizan el mundo de las inteligencias. El mundo, tanto re
al como ideal, se me aparece como un gran espectaculo que con­
tinua su propio ritmo y armonia aunque mi representacion del mismo cese. Es decir, que las verdades de conciencia vienen d^
das por la contingencia y la particularidad.
Frente a ellas, el mundo de la evidencia vemos que
se mueve por otros esquemas. Nos dice muy bien Balmes:
"No es necesario que yo piense, pie
ro es tan necesario que lo que pien
sa exista, que todos mis esfuerzos
no bastan para prescindir por un momento de esta necesidad. Si supon
go lo contrario ; si, colocandome en el terreno de lo absurdo, finjo
por un instante que queda cortada
la relacion entre el pensar y el ser, se rompe el vinculo que mantie^
ne en orden al universe entero: to
do se trastorna, todo se confunde,
y lo que se me présenta a la vista,
no se si es el caos o la nada"(48).
El criterio de evidencia, por tanto, y frente al de conciencia, esta apoyado sobre la necesidad y universalidad;
una ley,
guir,
endef initiva,que no
de ningûn modo hacer que
nos es dado sino reconocer y se^
dependa de nosotros mismos.
Ademas de estas notas que hemos senalado al crite­
rio de evidencia, y que marcan los limites para no confundirlo
nunca con el de conciencia, todavia anade Balmes algo mâs:
" A mâs de este carâcter existe —
otro que con mayor razôn puede lia
marse c onst t f utivo, bien que hay alguna dificultad sobre si compren
de o no a la evidencia mediata,
y
es «1 que la idea del predicado se
127
halle contenida en la del sujeto.Esta es la nociôn esenclal mâs cum
plida del criterio de la evidencia
inmediata; por la cual se distin-gue del de la conciencia y del sen
tido comûa" (49).
A parte la definiciôn de la evidencia "en su nocion
mâs cumplida", el texto afirma su doble posibilidad: evidencia
inmediata y evidencia mediata. De momento nos interesa seguir
el anâlisis de la evidencia como tal. Esta exige relacion, comparacion; va mâs allâ dela simple
percepciôn. DirIamos que --
donde hay
intuiciôn de la idea, sino
evidencia nohay sôlo la
la descomposiciôn
de las
deésta
en varios conceptos y la percepciôn
relaciones quemedian entre ambos.
Por esodice
sea évidente,perosi
Balmes que no se afirma que una idea
sedice eso de un juicio:
"La evidencia inmediata es la per­
cepciôn de la identidad entre va-rios conceptos que la fuerza anal^
tica del entendimiento habla sepa­
rado; esta identidad, combinada en
cierto modo con la diversidad,
no
es una contradicciôn, como a prime^
ra vista pudiera parecer, es una cosa muy natural, si se atiende
a
uno de los hechos mâs constantes de nuestra inteligencia, cual es la facultad de descomponer los con
ceptos mâs simples y de ver rela-ciones entre cosas idénticas"(5 0 ).
Hasta aqui Balmes no encuentra ninguna dificultad,
estâmes en el piano puramente ideal, subjetivo, y no se nos
-
ofrece mayor problema. Pero, dado que el entendimiento no se para sino cuando llega al objeto en si, entonces es cuando se
complican las cosas. ^Cômo garantizar que eso que es évidente
en el piano subjetivo, ideal, lo sea también en el piano real,
de los hechos. Por aqui ya empieza a ver el autor los limites
propios de este criterio de la evidencia, como antes vio los limites del de conciencia.
Pongamos, por ejemplo, el principio de contradic--
128
"si nos limitamos a consignor este
fenômeno (en el orden puramente
«
sub jetivo ) , nada se nos puede objje
tar: lo experimentamos as i , y no mâs cuestiôn; pero al anunciar el
principio queremos anunciar algo mâs que la incompatibilidad de los
conceptos; trasladamos esta incom­
patibilidad a las cosas mismas,
y
aseguramos que a esta ley estân s£
metidos, no sôlo nuestros concep—
tos, sino todos los seres reales y
posibles ..."(5 1 ).
^Con que derecho hacemos esto? Balmes admite clara^
mente que tocamos aqui el cimiento de la razôn. Es una necesi
dad de la que, por fortuna, no nos podemos librar. La filoso­
fia
no puede ir mâs allâ. Hay aqui para el entendimiento hu­
mano, lo que él llama, el non plurt ustra.
Balmes se apresura a decir que esto no es ceder el
campo a los escépticos ni mucho menos. El ofrece algunas solu
clones -no olvidemos su insistencia en el armonismo- que lue­
go, cuando hayamos visto el criterio del instinto intelectual,
podemos comprender mejor. Aqui, como vemos, se plantea el pr^
blema mâs grave: la objetividad de las ideas. Ya lo hemos recordado en otro momento del trabajo:
"la transiciôn del suje­
to al objeto, o de la aparienciasubjetiva a la realidad obje­
tiva, es el problema que atormenta a la filosofia fundamental.
EVIDENCIA Y PUINCll’iO DE CONTRADICCION
Este principio cae de lleno en el criterio de evj^
dencia. Balmes dedica todo un capitulo de su Filosofia Funda­
mental a analizar las caracteristicas que este principio tie­
ne; examina si tiene los caractères exigidos para esta dignidad, es decir, que no se apoye en ningun otro principio, q u e ,
cayendo él, se arruinen todos los demâs, y que, permaneciendo
él, se pueda argüir contra quien niegue los demâs. Estas son
sus afirmaciones :
129
-Si
se n i e g a el p r i n c i p i o de
contradicciôn,
c e r t e z a , t o d a v er d a d ,
todo conocimiento.
ser y n o
tlempo,
ser al m i s m o
a f i r m a c i ô n puede
estar
rio p o dria
hermanarse
guido para
s i e m pr e" .
su f r e
...,
"toda
citamente
e n él,
ha de
del
so br e e s t e
de c o n t r a d i c c i ô n .
demostrando,
-A q u i e n n i e g u e
se ha e x t i n se d e s t r u y e ,-
se q u i e r e
se p i e n s e
f i r m e y seg ur o ;
lo que
-
expljl
el m a s
lo a r r u i n a
Si la v e r d a d de
li-
todo.
de
la —
este principio
-
se ha v e n i d o
que a h o r a p r e t e n d i é s e m o s
encontrar
a él y su f u n d a m e n t o .
se
le p u e d e r e d u c i r ni d i r M
p o r n i n g û n otro.
su el e d e c i r s e
q ue
c on el p r i n c i p i o de con
t r a d i c c i ô n p o d a m o s a r g ü i r de u n a m a n e r a
quien niegue
si n o
siempre
principio,
e s te p r i n c i p i o n o
indirectamente
- No es e x a c t o
no
t od o c o n o c i m i e n t o , c o m o
séria inûtil
un principio anterior
concluyente
contra
—
los d e mâ s.
-El p r i n c i p i o de c o n t r a d i c c i ô n n o
evidencia
cia,
si n o
e n c o n t r a r u n p r i n c i p i o q ue n o s a s e g u r e
e s t a r a la b a s e de
ta ni
Aunque
h a y que d a r l o p o r
Iq u i é n s a b e I ...
imposible
verdad
p or
la
lo c o n t r a d i c t o -
lu z i n t e l e c t u a l
conciencia,
este p r incipio verdadero,
caer en esas consecuencias.
-Es
--
las c o n s e c u e n c i a s :
j u n t o c o n la n e g a c i ô n ,
La m i s m a
toda
sus v a i v e n e s .
-Es p r e c i s o p o n e r
gero
ya v e m o s
se d e s p l o m a
Si u n a c os a p u e d e
inmediata.
s i n o de u n a v e r d a d
la r e a l i d a d ,
puede
ideal.
la c o n t i n g e n c i a ,
El h e c h o de
alguna
de c o n t r a d i c c i ô n no d i c e
que
presa
ser al no
la r e p u g n a n c i a
p r e s c i n d i e n d o de
que
ser c o n o c i d o
sino
—
No se t r a t a de un h e c h o de c o n c i e n - -
del
el v e r b o
algo exista
ser
conciencia exige
existencia.
ser,
o n o exis t a:
y del
se tome
no
-
El p r i n c i p i o
s ô lo ex
ser al
substantive
s e r ,o copu
lativamente.
T o d o h e c h o de
c i p i o de
T o d o h e c h o de
p i o de
ginar
conciencia
contra d i c c i ô n no contiene
es d e t e r m i n a d o ;
conciencia
es
c o n t r a d i c c i ô n es lo m â s u n i v e r s a l
. El
p r i m e r o es c o n t i n g e n t e ,
el p r i n ­
nada determinado.
el
individual;
q ue
segundo
uno
el princl^
se p u e d a
ima
es a b s o l u t a m e u ­
te n e c e s a r i o .
A d e m â s de
todo
esto,
el p r i n c i p i o de
contradicciôn
130
posee la virtud de ser visto con claridad intelectual inmedia
ta. (5 2 )
EL PRINCIPIO PE EVIDENCIA NO ES EVIDENTE
Después de afirmar que la evidencia, como hemos visto, es criterio seguro de verdad, escribe;
"Comienzo por asentar una propos^
ciôn que parecerâ la mâs extrana
paradoja, pero que estâ muy lejos
de serlo: el principio de eviden­
cia no es évidente"(53).
La exposiciôn y comprensiôn de esa "extrana para­
do ja" , como la califica el mismo Balmes, es uno de los puntos
de su filosofia que ha merecido controversia en los distintos
estudiosos del pensamiento balmesiano.
Vamos a dividir la exposiciôn en un triple aparta^
do. Ante todo, expondremos las mismas palabras con las (jue —
Balmes justifies su aserto; veremos luego algunas interpretaciones que, en el trascurso de los tiempos, se han ido suce-diendo sobre el tema; por fin, expondremos la posture que pa­
rece mâs exacts teniendo en cuenta el conjunto de su pensamien
to.
El principio dice lo siguiente: lo évidente es —
verdadero. Y ahora af irma que este principio no es évidente.^Cômo se entiende?.
Una proposiciôn es évidente cuando en la idea del
sujeto vemos el predicado. Pero, dice Balmes, esto no sucede
en el caso que nos ocupa.
Evidente es lo mismo que visto con claridad, ofre^
cido al entendimiento de una manera luminosa.
Verdadero es lo mismo que conformidad de la idea
con el objeto. Nunca se han de olvidar estas dos difiniciones
balmesianas para comprender su propia argumentacion:
"Pregunto ahora: Por mâs que se analice esta idea : "visto con cl^
ridad", ^se puede descubrir esta
131
otra: " c o n f o r m e al o b j e t o " ? No. Se
d a a q u i u n s a l t o ininenso, se p a s a
de la s u b j e t i v i d a d a la o b j e t i v i —
d a d , ... se ha c e el t r a n s i t e de la
i d e a a su o b j et o, t r â n s i t o que cens
t i t u y e el p r o b l e m a m â s t r a n s c e n d e n
tal, m â s d i f i c i l , m â s o s c u r o de la
f i l o s o f i a . Vea, pues, el l e c t o r si
he d i c h o c o n f u n d a m e n t o que n o
e ra
u n a p a r a d o j a e s t a a s e r c i ô n : el prin
c i p i o de e v i d e n c i a n o es é v i d e n t e "
(54).
Balmes
s igue,
en estos m o m e n t o s , muy
planteamientos y esquemas
ble m u n d o :
la r e s e x t e n s a y la r e s
e n c o n t r a d o un criterio
querer darlo
caso de
que
nivel
s u b j e t i v o ; si,
relaciôn
lo
no
al
segundo
p io,
la r e l a c i o n ,
pues,
o bj e to ,
estâ
de
pues
evidencia
entre
al
ser r eal,
claramente
ese
séria
el
es
nos lleva
—
sujeto y predicado
n o n o s es p o s i b l e
e n tendido en esos
a
estâ diciendo
-
a f i r m a r que
e x p r e s a d o en lo p r i m e r o .
la e v i d e n c i a ,
se ha
por t a n t o , -
es é v i d e n t e ,
la e v i d e n c i a no
si,
d e l doi
El p r i n c i ­
p l a n t e a m i e n t o s ,-
es é v i d e n t s .
lo v e r d a d e r o ,
d a d de
en el
segundo término,
se e x p r e s s m â s de
la e v i d e n c i a ,
c i ô n al d e c i r que
estariamos
ese
s e n c i l l a m e n t e , que
principio
lo m â s
Comprendemos
de
s a l t o y,
p o r o t r a p a r t e , la v e r d a d
P u e s t o q ue
do,
Si
clara
ese
evidencia,
el p r i n c i p i o de
algototalmenteinjustificado.
m â s a l l â de
alos
c o g i t a n s . T o d a v i a no
justifique
c o n el p r i n c i p i o de
a f i r m a r q ue
ligado
c a r t e s i a n o s de la e v i d e n c i a y
asi
lo q.is p u e d e
en el â m b i t o
contener
de
la r e a l ^
afirmando una pura c o n t radic—
es é v i d e n t e ;
estariamos dicien
e s t â eii lo m e n o s .
su e x t r a n a p a r a d o j a : el p r i n c i p i o
e v i d e n c i a n o es é v i d e n t s .
S ur g e
h e m o s de d e c i r de
évidente
a h o ra ,
i n e v i t a b l e m e n t e , otra cuestiôn:
la p r o p o s i c i ô n que v e n i m o s
es v e r d a d e r o ? E n o t r o s
y naturaleza
se n o s
términos,
el p r e d i c a d o
no e s t a c o n t e n i d o
^qué
lo —
^ c o n qué r a d i c a l i d a d
p r é s e n t a el p r i n c i p i o de
N e g a t i v a m e n t e , se d e s p r e n d e
porque
estudiando:
evidencia?.
que no es un a x io ma ,
en la
i d ea del
suj et o;
-
132
t a m p o c o es un a p r o p o s i c i ô n d e m o s t r a b l e ,
nes
e s t r i b a n en p r i n c i p i o s
qu e b u s c a m o s
estariamos
évidentes,
pues
pero
las d e m o s t r a c i o -
c o m o es e s t o
cornetiendo u na p e t i c i ô n de
P o s i t i v a m e n t e , tenemos
lo --
principio,
que co n c l u i r :
" T e n e m o s , pues, que el p r i n c i p i o de la e v i d e n c i a n o p u e d e a p o y a r s e
e n o t r o y, p o r c o n s i g u i e n t e , r eu n e
el p r i m e r c a r â c t e r de p r i n c i p i o —
f u n d a m e n t a l , C a y e n d o él c a e n t a m —
b i é n t o d o s l os d e m â s , i n c l u s o el de c o n t r a d i c c i ô n q u e , c o m o t o d o s , n o es c o n o c i d o s i n o por e v i d e n c i a ;
e s t e es o t r o de los c a r a c t è r e s del
p r i n c i p i o f u n d a m e n t a l . V e a m o s si r e û n e el t e r c e r o , a saber, que con
su a u x i l i o se p u e d a r e d u c i r a quien
n i e g u e los d e m â s " (55).
El
verdad
otro
o b j e t i v a y,
lado, no
tarse
problema
es u n
por
ello,
simple
a lo p u r a m e n t e
el qu é de
estâ
acto reflejo,
y que
conocimientos
objetivos.
qué d e b e s
fiarte
sa s in o que
proposiciôn?
de
Por
vidad
que
lo que
so br e
queramos.
tica encontramos
los
extrana, a
no es
y cômo,
no p u e d e
en nad a:
en e l l a
Y alii,
-
asi
ôpor
otra c o ­
se f u n d a e s t a
se c o n f o r m a
-
a la m i s m a
-
h a c e r es t r a t a r de h a c e r
-
..."(5 6).
asi p o d e m o s
ella,
se p r e g u n t a :
^ E n qué
-
limi^
t o d o s nuestros
No p u e d e r e s p o n d e r
es v e r d a d e r o .
po r
p r i m e r a vis ta ,
la ley p r i m i t i v e de
c u a n d o el e s p i r i t u
u na
conocemos por
Estos se f u n d a n en la e v i d e n c i a ,
Ordinariamcnte
s in h a b e r p e n s a d o n u n c a
alguna reflexiôn
n o es d e m o s t r a b l e ;
la e v i d e n c i a ?
lo é v i d e n t e
u n lado,
"una p r o p o s i c i ô n que
expresa
pero
por
h e c h o de c o n c i e n c i a ,
s u b j e t i v o , nos
su n a t u r a l e z a ;
lo e x p e r i m e n t a m o s ;
en cômo,
por muy a posteriori
en el
de
su a c t i ­
f o n d o de es a r e f l e x i ô n cri-
siguientes puntos razonables y justifica
tivos:
" P r i me r o: u n i r r e s i s t i b l e i n s t i n ­
to de la n a t u r a l e z a . S e g un do : el
v e r que, n o a d m i t i e n d o la l e g i m i d a d d el c r i t e r i o de la e v i d e n c i a ,
se h u n d e n t o d o s sus c o n o c i m i e n t o s
y le es i m p o s i b l e p e n s a r . T e r c e r o :
el n o t a r que, a d m i t i e n d o e st e cri^
t erio, t o d o se p o ne en o r d e n en -
133
la i n t e l i g e n c i a , que en v e z de u n
caos, h a l l a u n u n i v e r s o i deal c o n
t r a b a z ô n a d m i r a b l e , y se sie n te c o n l os m e d i o s n e c e s a r i o s p a r a r a
ciocinar y construir un edificio
c i e n t l f i c o c o n r e s p e c t o al u n i v e r
30 r e a l del que ti e n e c o n o c i m i e n ­
to p o r la e x p e r i e n c i a " ( 57 )•
iCômo
se ha e n t e n d i d o ,
h i s t ô r i c a m e n t e , el principio
q ue a c a b a m o s de e x p o n e r , el c r i t e r i o de e v i d e n c i a ,
en lo q ue
se r e f i e r e
a que
sobre todo ,
el p r i n c i p i o de e v i d e n c i a no es --
évidente?.
F.
GONZALEZ
CORDERO,
p or e j e m p l o , d e s p u é s de u na
ex p o siciôn delpensamientobalmesiano,
infundada,
comenta
so b r e el
d e r o " , q ue
segûn Balmes no vemos
y una
identidad
j e t o y el p r e d i c a d o e n e s t a p r o p o s i c i ô n .
término,
d a el
eso,
que el
segundo,
sigue
ciôn entre
deducimos
pero
"visto con claridad",
que
es " c o n f o r m i d a d
comentando,
el
sin fundamento
por una
e n la i l a c i ô n .
de
potencia
mismo,
c on c l a r i d a d "
es v i s t o
équivale
implica,
o b j e t o y la
Esta
vido
tal
de
los o b j e t o s .
Del u n o
H aï me s.
e n la e s p e c i e
a "contemplado
término,
Por
-
Nuestra percep­
que
i n f o r m a la
e n el o b j e t o -
lo ta nto,
en su r e a l i d a d
la c o n f o r m i d a d
crltica a penas
si t i e n e v a l o r .
los e s q u e m a s y p l a n t e a m i e n t o s
Balmes.
indemostrada
Por
la d i s t i n
"visto
objetiva"
entre
el
-
(58).
b i e n p o d r i a m o s d e ci r,
c i ô n de
i d e a y o b je to ".
E s t a es su c o n c l u s i ô n : " T a m
e n su ser r ea l.
en u l t i m o
idea"
el p r i m e r
tantas veces
c o g n o s c i t i v a . El c o n o c i m i e n t o t e r m i n a
el c u a l
lo c u a l
e n el f a n t a s m a ,
el su
l ey de n u e s t r a n a t u r a l e z a ,
p o c o e n e s t e r a c i o c i n i o es a f o r t u n a d o
ciôn no termina
es v e r d a ­
entre
Analizando
entre
" a p a r e c e r " y el " se r "
alguna
no descubriraos p a r a n a ­
Balmes proclama
el o t r o i m p e l i d o s
crltica bastante
p r i n c i p i o : "lo é v i d e n t e
Esto
en t r e
c ho m â s
criticable
reclama
Balmes para
Ad e m â s ,
no t o c a
en n a d a
por un lado;
el v e r
que
por
balmesianos
no parece
que,
—
la e s e n c i a de la s o l u - otro,
su i d e n t i f i c a c i ô n
c on c l a r i d a d y la c o s a
la p o s t u r a
Sup o ne u n olL
en si es m u ­
contraria.
haber entendido
la a r m o n i a
que
el r e c t o f u n c i o n a n i e n t o y c o m p r e n s i ô n d el
134
p r o b l e m a de
de
este
la c i e n c i a ,
articule
dada
se o b s e r v a
p o r a c i o n a l y c a m p o d el
GONZALEZ,
la s e p a r a c i ô n
entre
instinto
que
en l as p a g i n a s
lo que p o d r i a m o s
intelectual.
p e r o no es el p e n s a m i e n t o
juste del
llamar
Esto
cam
lo d i c e F,
filôsofo
cata—
lân.
Dada
su c o m p r e n s i ô n de
la e v i d e n c i a ,
ta c o m o m e d i a t a ,
c o n la c o r r e s p o n d i e n t e
cosa
interpréta bien GONZALEZ
qu e
tampoco
de d e c i r ,
en v e r d a d ,
como hemos
c i p i o de
evidencia no
tanto
herencia
inmedm
cartesiana,-
COHDERü,
B a l m e s puo^
e x p l i c a d o a n t e s , q ue
el p r i n ­
es é v i d e n t e .
T a m b i é n e s t u d i a e st e p r o b l e m a M A R C I A L S ÜL A N A .
p on e ,
bre
de
en primer
lugar,
la e v i d e n c i a ,
extenderse.
l’u ed e
e v i d e n c i a es la
miento
la c o n v e n i e n c i a
entendimiento
inclulda
que
o exclulda
bastante
Las
y esto
El
dose
conocer;
premo
en u n
luego
es
las
juic io ,
pue^
la
entendi­
hace ver
ciertamente
-
esta -
sujeto.
y su f u n d a m e n t o
de n u e s t r a n a t u r a l e z a
la d o c t r i n a de C O M E L L A S
interesa
de C O M E L L A S
so--
que
ideas necesa-
las p r o p i a s p a g i n a s de
lo que nos
si--
B al m e s .
so b r e
la --
en e s t o s m o m e n t o s .
las r e s u m e
s u p r e m o de v e r d a d es
ob j e t i v o , p o r q u e
y es c r i t e r i o
al
porque
su i n d e m o s t r a b i l i d a d
e irresistible
criterio
Esta
con claridad
o d i s c o n v e n i e n c i a de
fielmente,
Es c r i t e r i o
u n objeto por un
conocer
Balmes
c a m p o al
comenta MARCIAL,
la id ea d e l p r e d i c a d o
ideas principales
j et iv a .
y el
p a r a él,
on la i d e a d e l
Estudia
evidencia,
f u n d a m e n t a l e s de
incluye
que
h a ce
luego
la ley p r i m i t i v a
guiendo,
que
formuladas
Expone
en
id e a s
decirse
luz que
x'ias y u n i v e r s a l e s
al
las
las n o t a s
Ex-
la
es el m i s m o
s u b j e t i v o , porque
-
asi;
evidencia
ob­
o b j e t o bacién
es la v i s i ô n de
s ujeto.
c a t e g o r l a de
c o n s t a p or v a r i a s
la e v i d e n c i a
como
criterio
su—
r az o n e s :
1 ) As i lo a t e s t i g u a n t o d o s los h o m b r e s . La u l t i m a
razôn
de p or qué
se
sostiene
una
cosa,
es p o r q u e
la
hemos v i ^
to.
2 ) La e x p e r i e n c i a p r u e b a que c u a n d o n o p o s e e m o s evidencia plena
respecto
a la v e r d a d
de a l g o a s e n t i m o s
mas
o
135
menos
segûn nos
aproximemos mâs
5) Si n o
v e r d a d ni
f u e r a asi n o t e n d r i a m o s
c r i t e r i o de
la -
b a s e d e la c e r t e z a .
k) Si
c a n z a n é s te ;
q ue
o m e n o s a la e v i d e n c i a .
n u e s t r a s f a c u l t a d e s p e r c i b e n un o b j e t o , a l-
l u e g o e se o b j e t o e x i s t e , es u n a
algo es p e rcibido
realidad.
o v i sto y q u e , sin embargo,
es u n a c o n t r a d i c c i ô n m a n i f i e s t a . L u e g o
de
un o b j e t o n o s h a c e
ve
a asentir razonablemente
Decir
no existe
-
la p e r c e p c i ô n o v i s i ô n
c o n o c e r la v e r d a d d el m i s m o ,
a la v e r d a d de
y nos m u e ­
la e x i s t e n c i a d e l
objeto.
La c o n c l u s i ô n v i e n e p o r
verdadero.
Y la p r e g u n t a
si
t a m b i é n u rge;
sola:
lo é v i d e n t e
^es é v i d e n t e
es -
es t e p r i n
cipio?.
C i t a u n l a r g o p â r r a f o de C O M E L L A S
mos:
"El p r i n c i p i o d e
ciôn:
lo é v i d e n t e
al m i r a r
este
evidencia,
es v e r d a d e r o ,
objeto,
y c o m o la v e r d a d
dente
es v e r d a d e r o .
consiste
si
r ea l ,
es lo m i s m o ,
que
de
-
lo é v i d e n t e
es v e r d a d e r o . -
que
Nos
MARCIAL ex­
se t r a t a e n el p r i n c i p i o de e v i d e n ­
c o n v e n c e m o s de e l l o m i r a n d o
evidencia,
se r e f i e r e
la f ô r m u ­
es v e r d a d e r o . A q u e l l o
res­
el o b j e t o v i s t o , es v e r d a d e r o .
al o b j e t o ,
es la que
se e n c u e n t r a
-
es la o b j e t i v a .
juicio
la d e l
o
evidtiicia es é v i d e n t e " ( 5 9 ) •
el p e n s a m i e n t o de C O M E L L A S ,
lo c u a l h a y
No
del
que
una realidad. Como
p r i n c i p i o : lo é v i d e n t e
la v e r d a d
e n éste,
ve
el p r i n c i p i o de
la v e r d a d de
la de d i c h o
Aqui
pudiera
inte^
c i a es la o b j e t i v a .
de
y mal
algo
Siguiendo
pecto
cognoscitiva;
la
o lo que
que
facultad
ve que lo e v ^
es u n o b j e t o a l c a n z a d o
ve t o d o es to , ve t a m b i é n q ue u n o b j e t o v i s t o es
Asx r é s u l t a
pone
ve que es a l g o
e n la r e a l i d a d ,
no e x i s t i e s e ; si n o f u e r a
ligencia
La i n t e l i g e n c i a ,
cosa vista,
Un objeto visto
a p r e h e n d i d o por cie r t a
que r e p r o d u c i - -
en esta proposi--
es é v i d e n t e .
lo é v i d e n t e ,
r ea l ;
serlo
conoignado
se t r a t a de v e r d a d d e l p r i n c i p i o de
contenido
objeto
que
baya
que
se a f i r m a
e n él,
sobre
conformidad
es q u e
que
es u n a
el c u al r e c a e
entre
es te
cosa
e ste
evidencia,
s u b j e t i v a , s i no
ju i c i o .
No
p r i n c i p i o y la r e a l i d a d ;
t ie n e r e a l i d a d
el o b j e t o que
-
se d i c e
lo -
se ha visto.
136
O l m o s de
privileglada
inteligencia,
c o n la o b j e t i v a ,
A c a u s a de
nuevo a COMELLAS;
ha c o n f u n d i d o
entendiendo
la v e r d a d
e s ta c o n f u s i o n p a r e c e
juicios y proposicio n e s , porque
de
se e n c u e n t r a
j eto.
la v e r d a d
Aun cuando
ciones,
del
no obstante
la v e r d a d
subjetiva
haber limitado
lo e v l d e n t e
en e s t a s y en a q u e l l o s
se r e f i e r e
lo é v i d e n t e
su
-
en s e n t i d o de r e a l i d a d .
s e n t i d o de c o n f o r m i d a d
la e v i d e n c i a
la v e r d a d de
" B al me s,
a
es d o n ­
c o n el ob
a juicios y proposi--
ha de e n t e n d e r s e
en sentido
-
objetivo.
Cuando decimos
queremos
s i g n i f i c a r n o que
locuc i ô n externa,
del
c o n t e n i d o de
c ua l
es c o s a
évidente
de
que
que u n a p r o p o s i c i ô n es é v i d e n t e ,
h a y a e v i d e n c i a del
s on c o s a s
s u b j e t i v a s , si no que
objetiva.
De m a n e r a
--
la -
la h a y
--
lo e x p r e s a d o p o r e lla,
lo
q ue d e c i r : u n a p r o p o s i c i ô n
--
la p r o p o s i c i ô n o de
es v e r d a d e r a , é q u i v a l e
j u i c i o o de
a de ci r:
e]
contenido évidente
e s t a p r o p o s i c i ô n es v e r d a d e r o " .
Asî p o r
proposiciôn;
f e r i r l a m o s ni al
que u n a de
a esta
t r â n s i t o de
si n o a lo
t od o de
viene
que
ti en e
pensamiento,
a reducirse
de u n p r o p o s i c i ô n ,
el
—
ser
que
ha de
al a f i r m a r
la i d e a
a f ir m a r :
de
cosa
-con
ob­
"Quien examine
-
lo h e m o s h e c h o n o s o t r o s
encintrarlo
aquel
a su o bj e t o ,
la v e r d a d
a la v e r d a d d e l
a la v e r d a d de una
puede
e v i d e n c i a d e l m o d o que
en el p â r r a f o a n t e r i o r ,
o b j e t i v o ; verâ
a la l o c u c i ô n e x t e r n a ,
Por eso COMELLAS
el p r i n c i p i o de
-
sus p a r t e s , n o n o s re^
propiedad
s e g û n es te
una p r o p osiciôn évidente
j e t i v a v i st a.
que u n a de
sus p a r t e s .
F o r t an t o ,
tenido évidente
si c a l i f i c a m o s de é v i d e n t e e s t a
es m a y o r
j u i c i o ni
e x p r e s a d o p o r e lla,
mayor
ejemplo,
el t o d o
évidente
p r i n c i p i o no
s i n o d el
en
sentido
se h ac e u n
--
o b j e t o a su r e a l i —
d ad " .
Otras
acusaciones
e s t â de a c u e r d o c o n
l os
le d i r i g e
C OMELLAS a Balmes.
la l i m i t a c i ô n d e l p r i n c i p i o de
No
evidencia
a
j u i c i o s y p r o p o s i c i o n e s ; t a m p o c o en que v e n g a a r e d u c i r s e
al c r i t e r i o de c o n c i e n c i a
" S e g û n Bal me s,
el
y ni i n s t i n t o i n t e l e c t u a l .
i m p u l so n a t u r a l
irresistible
Escribe;
y la c o n c i e n c i a
137
s o n los d o s
n a c i ô n de
dencia
criterios
intelectual
en ésta
f u n d a m e n t a l e s , toda v e z q ue de la combjL
ambos n a cen todos
se f u n d a
que
este
los
ultimo no
criterios
MELLAS
lleva ventaja
o p i n i o n de
sobre
Estas
las
s o n a l g u n a s de
seguir
se m u e v e
la que
su p r e t e n d i d a
como
lo c r i t e r i o ,
toriza
le d a B a l m e s ;
tiene
términos
dencia"
sobre
y de
iqué v a l o r p u e d e
S e gu n d o :
toda
SOLANA
antagônicos,
tras
el de
es d e c ir ,
la " c e r t e z a " ,
evidencia:
a un
la n a t u r a l e z a ,
la
a
s^
desau-
e x p o s i c i ô n de
los
B a l m e s y el de C O M E L L A S , -
de
la " v e r d a d " , de
c o m e n t a : "Supuestas
son la v e r d a d y
lo é v i d e n t e
e n el c o n o c i m i e n t o
es ésta:
conocimiento
i m p u l s o de
interpretando
se r e d u j e s e
T r a s h a c e r u n a n â l i s i s p o r m e n o r i z a d o de
empleados,
cuestiôn respecto
COMELLAS
es el m e j o r a r g u
T e r c e r o y ulti mo :
llegar COMELLAS
conocimiento
se p r e g u n t a ,
la r a z ô n .
enunciado:
enton
la e x p o s i c i ô n
su i n t e r p r e t a c i ô n d e l f i l ô s o f o de Vich.
cuaciôn y conformidad
la
quiere
lo que r e s p e c t i v a m e n t e
p r i n c i p i o de
este
la e v i d e n c i a tota]^
en lo que h e m o s v i s t o h a s t a el m o ­
el i r r e s i s t i b l e
totalmente
dos pensamientos
los
se n os o c u r r e n --
t o d o , r e s a l t a a la v i s t a
c o n c e p c i ô n de
crltica?.
si su t e o r l a d e l
M.
quien
SOLANA,
Ante
la p o s t u r a de C O M E L L A S .
c o n c l u s i ô n a la que
Balmes
la
ideas defendidas por C O ­
y e n lo que a u n n o s q u e d a p o r r e s e n a r
mento para rechazar
la
ser
el de la ihcli-
c o n la c o m p a r a c i ô n y v a l o r a c i ô n ha ce M.
en una
d e l p e n s a m i e n t o de B al m e s ,
mento,
N o h a b r â n de
solo,
--
t e m a de la e v i d e n c i a y e n c o n t r a de la
a tener en cuenta.
d i s t i n t a de
tener
puesto
aceptarse pura y simplemente
(6o).
estos dos autores
que COMELLAS
ces
irresistible,
Ba l m e s .
très puntos
mente
si no u n o
la e s c u e l a e s c o c e s a "
A n t e s de
que
al p r i m e r o .
fundamentales,
a p r opôsito del
c r i t e r i o de e v i ­
en la i n c l i n a c i ô n
n a c i o n i r r e s i s t i b l e ; h a b r â de
d o c t r i n a de
Si el
t a m b i é n el <5e c o n c i e n c i a ,
h a b r â de f u n d a r s e
dos
los dem a s.
la e v i d e n c i a ,
es v e r d a d e r o ,
équivale
c o n la r e a l i d a d
^Es c laro,
d el
objeto conocido;
m a n i f l e s to, p e r s p i c u o ,
e s t o es,
el
a
c l a r o y p e r s p i c u o h a y ade-
a la cual d i s c r e p a n m u t u a m e n t e
évidente,
la " e v i ­
estas nociones
claro y perspicuo,
y
Balmes y
que
e n el
h ay a d e c u a
138
cion y conforitiidad con la realidad del objeto? (6l).
D i c h o de
t o de
No,
den
dira
s u b j e t i v o al
Si,
evidencia
d a d de
s era
pues,
la v e r d a d
en
de l
la v e r d a d
que
y entre
que
en
su r e a l i d a d
se p ue d e
tant e ,
como
cid:
le p a r e c e
ex i s t e ,
con todo
-
que
—
la raz6n?
sin d u d a
o de
los
Se ve
o como
como ,
al g u n a ,
n a t u r a l de
este
observar
que
como
importa
j u i ci o ,
nuestras
las c o s a s
conocimiento
es
fa-
el
son
intelectuai.
t r a n s i t e d e l orden
la i m a g i n â m e s :
que el p r i n c i p i o de
eviden-
... y la r a z ô n es -
en lo c o n o c i d o p or el e n t e n ­
las c o s a s
autor
-
el e n t e n d i m i e n t o , d e f i e n
es e v i d e n t e
conocimientos"
que
y este
o b j e t i v a . En-
a mi
L a c o n c l u s i o n ya n os
o de
suposiciôn -
y a d m i t i r s e " (6 2 ) .
darse
fundamento
en lo e v i d e n t e ,
dad
en la
es l é g i t i m é , es d e ci r,
con claridad y p e r s p i c u i d a d , va
se ha de
d el
estaria
o r d e n r eal,
legitime y razonable
es v e r d a d e r o ,
porque
al
transite
la p r i n c i p a l ,
al o r d e n re al .
trascendentai
to do,
transite,
^quién tiene
subjetiva
a p a r e c e n e n el
c on v e r d a d
lôgica
se
subjetivo.
e n la v e r a c i d a d
afirmar
lo e v i d e n t e
dimiento
objeto
"Lo que p r i n c i p a l m e n t e
si d i c h o
ellas
lo que
"De a q u i r é s u l t a ,
clarisima:
salto,
a Balmes razôn
y f i l o s ô f i c a m e n t e , puede
de
El
asi l as cos as ,
orden ideal
e se t r a n s i t e
Apoyândose
intelectual
el
la p r e g u n t a :
concede
indudable, determinar
cultades,
la
la a c c i ô n i n t e l e c t i v a y,
sentido puramente
t o n c e s c o m e n t a n u e s t r o aut or :
si r a c i o n a l
aunque
ha de e n t e n d e r se e n s en
objeto conocido.
de d a r
de n u e v o
Pues
algunas d istinciones:
si se t o ma
admitiendo
or—
a los c o n o c i m i e n t o s , la v e r - -
B a l m e s , al no e n t e n d e r
que hay u n t r a n s i t e d e l
Por
i m p l i c a u n t r a n s i t a d el
coino el t é r m i n o de
Primero:
tante
Esti
propiamente
no h a y n e c e s i d a d
Ba l m e s .
SOLANA hace
es,
el c o n c o £
la o b j e t i v i d a d .
la v e r d a d
Vuelve
de
^ se i n c l u y e
la r e s p u e s t a de C O M E L L A S .
so r e f i e r e
e llo,
viendo
M.
s e n c il la :
lo e v i d e n t e , en e s t e p r i n c i p i o ,
considéra,
habla
B al m e s .
c a m p o de
t i d o o b j e t i v o : es
por
forma mas
évidente?.
incluido
c o n ver^
(6 3).
confonde
lleva
lo v e r d a d e r o
y lo v e r d a d e r o
algunas
cosas.
A nte
la s o l u c i ô n d e l p r o b l e m a
a
139
terrenos donde
del
no e s t a b a p l a n t e a d o ;
p r i n c i p l e de
como
tal.
A qui n o s
c i p i o e n si,
en esta
evidencia,
estâmes
y n o la de
confusion.
Ademas
la
facultades,
u n d i n a m i s m o p r o p i o de
salt o,
s u b j e t i v o al m u n d o
SOLANA,
refugiândose
no
de
s o l o a los
Balmes,
la f a c u l t a d p a r a
Admite
e n los
tico conocimiento
y menos propio
que
en
humano
lo que
del
es c l a r o es que
las f a- -
si la e v i d e n c i a c o r r e s ­
simple
aprehensiôn y co­
l6,
ya
que
es a hi d o n d e
al r e s p e c t a ;
2 ). A h o r a bien, e n u n s e n t i d o la to
a.
t a m b i é n se d a r l a
so n que
que
otras
en la s i m p l e
la e v i d e n c i a
es la v e r d a d
Como vemos tampoco
la c u e s t i ô n .
hacer
se d a r â
una
y asi
en e s t e
es la m a n i f e s t a -
c o n o c i d a con c l a r i ­
donde
c a so
os c o m o h a y que
hay un
donde
la d e f i n i c i ô n
--
t om a r las c o s a s
es i n d u d a b l e
jui ci o,
h a y a cer-
evidencia-.
su a r g u m e n t a c i ô n
Si p a r t î m e s de
justa critica,
apre^
facultades.
la h a b r l a e n a l g u n a m e d i d a h a b r â
b a l m e s i a n a de e v i d e n c i a ,
la e v i d e n
se d a el a u t é n
S a n t o Torna s , S u m -
d a d a la r e l a c i ô n c e r t e z a e v i d e n c i a ,
-y a q u i
se q u i e r e
esa
a lo re al ,
sentido propio y estricto
( Véase
objeto conocido,
s ô lo
perc
t a m b i é n a la
la e v i d e n c i a
l l e g a al f o n d o de
dencia
lo i d e a l
facultades.
Su s r a z o n e s
teza
t i e m po .
también SOLANA
h o n s i ô n y en los c o n o c i m i e n t o s de
d a d y que,
-
la v e r ­
B a l m e s no e x p l i c a b i e n
e n la p r e t e n d i d a v e r a c i d a d de
juicios,
m a T h e o l o g i c a , 1 ,q.
ciôn del
que
s a l v a r el ûl-
sentada, y presuponiéndo-
que v a de
objetivo,
o corresponde
cia es t a r î a
cl a r a p a r a
j u i c i o s y p r o p o s i c i o n e s , c o m o es la o p i n i o n -
n o c i m i e n t o s de o t r a s
si
cosa totalmente
lo e x p l i c a .
Se p l a n t e a
ponde
del p r i n ­
S O L A N A cae
la i n c l u s i ô n en la e v i d e n c i a de
u n i ô n , mas o menos dificil,
cultades,
M.
la s o l u c i ô n b a l m e s i a n a
P o d r i a m o s a d m i t i r que
M.
la " e v i d e n c i a "
concreta.
l ô g i c a y t r a s c e n d e n t al a u n m i s m o
mundo
la a p l i c a c i o n
el p r i n c i p i o -
la v e r a c i d a d y p r o p i o f u n
ni mucho menos a dar por
sin ninguna prueba,
dad
el a d m i t i r
n o a u t o r i z a ni a r e c h a z a r
h a b l a de
timo
planteando
su a p l i c a c i o n
c i o n a m i e n t o de n u e s t r a s
Balmes,
u n a co s a es
y otra m uy distlnta
es d e ci r,
que
la e v i ­
donde
haya
l4o
poslbilidad
de v e r
d e m i r a r las
criticarle
"u n p r e d i c a d o "
cosas
a él,
E s t o no q u i e r e
en orden
se p r e g u n t a
la e v i d e n c i a
q ue n i e g u e
si el
por
y no
lo que
y tener
conocemos
en s e n t i d o e s tr ic
las co sa s
el h o m b r e .
que c o m e n t a m o s ,
f u n d a m e n t o u l t i m e de
a lo e v i d e n t e
cosas
forma -
Balmes
la c o n d i c i o n de
fin , en el a r t i c u l e
sentido c o m u n ; un sèntido
mente
l as
ha d e s c r i t o
decir
aser v i s t a s y c a p t a d a s
Por
el
Otra
c a m p o de
sino a otro p l a n teamiento diferente.
Balmes
to.
en un "sujeto".
es s a l i r n o s del p r o p i o
la e v i d e n c i a
c o m û n que n o s h a r i a
como verdadero
con evidencia.
M.S O L A N A
puede
asentir
e n la r e a l i d a d
ser
ciegade -
Escribe:
"Asi es para Balmes, influenciado
por Tomâs Reid (1710-1796), en la
principal de sus obras. An inqui­
ry into the human mind on the prin­
ciples of common sense, y la es-cuela escocesa"(64).
C o m e n t a M.
el
s e n t i d o c o m u n a si
S O L A N A que p a r a C O M E L L A S
entendido,
esto
c i e g o de REID y la e s c u e l a e s c o c e s a ,
la l e g i t i m i d a d de n u e s t r o a s e r t o
es,
el
el
de n i n g u n o
es
instinto natural
fundamento ultimo
a lo e v i d e n t e .
y
de
-
Concluye:
" A q u i si que sin v a c i l a c i o n se -p u e d e a f i r m a r que toda la r a z ô n e s t a al l a do de C O M E L L A S y no al
de B a l m e s " (6 5 ).
Lo p r i m e r o
tampoco
para
la e s c u e l a
mar
e s o es,
mes
el
escocesa
el
fundamento
balmesiano.
de a c u s a c i o n e s
instinto
una vez hayamos
principales
Dado
que
nuestro ostudio,
infundadas
que
e n que
remitimos
examinado
y naturaleza,
de es a
a M.
S O L A N A es que
la e v i d e n c i a .
consiste
este v a
liberar
se le h a n h e c h o
A f ir
ins —
a Bal^
en relac i ô n
y en general
con
la -
a e sas p a g i n a s y mornento. E n t o n c e s ,
el in s t n t o
intelectual
y hayamos visto también
filosofia
el
a ser el c e n t r o
es d e c i r,
c i e g o y n a t u r a l de R EI D,
escuela escocesa,
su a l c a n c e
u l t i m o de
sencillamente, desconocer
la u l t i m a p a r t e de
c on el
h a y que d e c i r l e
i n s t i n t o n a t u r a l y c i e g o de REID y -
es
tinto intelectual
de
que
Balmes
escocesa
balmesiano,los p u n t o s
a este r e s p e c t e , es
--
cuan
I4l
do
estaremos
en este
en m e j o r e a
instante
hemoa
Entonces
su p r o p i o p i e
LLAS
e se
c o n d i c i o n e s de v a l o r a r y j u z g a r lo que
adelantado.
s e r â t a m b i é n el m o m e n t o de v er c a er p o r
los r a z o n a m i e n t o a
en este punto.
Si n o
instinto intelectual
de B a l m e s ,
o n o f u n d a m e n t o u l t i m o de
mâs,
cuando
un mero
c a r e c e n de
valor
S O L A N A a f a v o r de C O M E - -
^como
se p o d r â
consiste
aa b e r
si es
la e v i d e n c i a ? . T o d a v i a p o d e m o s d e c i r
se ha e n t e n d i d o mal,
haciéndole
da
de M.
se ha e n t e n d i d o b i e n e n que
c o m o es el c a s o que n o s o c u p a ,
reflejo y copia del
s e n t i d o c o m û n e s c o c é s ,-
l o s r a z o n a m i e n t o a y c o n c l u s i o n e s a que
se pue^
llegar.
C o m o r e s u m e n de
puede
afirmar
lo
sus i n v e s t i g a c i o n e s
este autor
--
siguiente:
" P r i me r o: Q ue B a l m e s n o e s t a en lo c i e r t o al s o s t e n e r que el p r i n
c i p i o de e v i d e n c i a : lo e v i d e n t e es v e r d a d e r o , n o es e v i d e n t e ; y que lo e s t a C O M E L L A S al d e f e n d e r
que el p r i n c i p i o de e v i d e n c i a
es
e v i d e n t e ; p o r q u e e n lo e v i d e n t e siempre hay verdad trascendental
y ... v e r d a d l ô gi ca .
S eg un d o : Que e n s e n t i d o s u b j e t i v o
y m e n o s p r o p i o , la e v i d e n c i a , en
c o n t r a de la o p i n i ô n de Ba l m e s , p u e d e r e s ] d i r en la s i m pl e a p r e - hensiôn . .
T e r c e r o : (lue e n c u a n t o al f u n d a —
m e n t o û l t i m o de la l e g i t i m i d a d de
la e v i d e n c i a n o t i e n e r a z ô n Balmes
al s o s t e n e r que tal f u n d a m e n t o es
e s a f u e r z a o i n s t i n t o i n t e r n o , na
t u r a l e i r r e s i s t i b l e , que c i e g a —
mente
n o s h a ce a s e n t i r a c i e r t a s
v e r d a d e s , que B a l m e s y la e s c u e l a
e s c o c e s a 1 1 a m a n s e n t i d o c o m û n ..."
(66 ).
Cada
rechazando
te a u to r .
No
Y la û l t i m a
tado ya,
parte
del
u n a de e s t a s
a medida
q ue
hemos
tr è s
es m o m e n t o de v o l v e r
conclusiôn,
trabajo.
a repetir
la te rc e r a ,
s er a a m p l i a m e n t e
conclusiones
ido h a c i e n d o
ya
se h a n ido
la e x p o s i c i ô n de
las m i s m a s
es^
ideas.-
como también hemos a d e l a n ­
expuesta y rechazada
en la û l t i m a
--
148
No tod os los
Por
e j e m p l o R.
El C r i t e r i o
ROQUER
(67)
aiitores i n t e r p r e t a n
en u n t r a b a j o
se m u e s t r a
so br e
asi
el
las
cosas.
sentido
c o m û n en
f a v o r a b l e a la i n t e r p r e t a c i ô n bal
m e s i a n a de que el p r i n c i p i o de e v i d e n c i a no es e v i d e n t e ,
que
el p a s o de
la p e r c e p c i ô n a lo d a d o
d o u n c r i t e r i o f u e r n de
el
sentido
c o m û n de
T a m b i é n el P. R Ü I G G I R O N E L L A
(que
saria,
significa
o sea de
(que
p or e l l o c o m o a ] g o
e ll a,
i deal,
nos
metafisico")
un factor
existencial
a m e r o a n a l i si s de e s e n c i a s
es de ci r ,
siano-kan,
q ue
pasa
o,
evidencia,
no es e v i d e n t e
la i n t u i c i ô n
es r é d u c t i b l e
"Lue go ,
do
con carâcter
es e v i d e n t e ;
logla
p re
habrâ
es
aprehendido
segundo,
u na f u e r z a n a t u r a l ,
sea que
(que
Balmes
comûn")
objetiva"
tema afirmando
el u s o de
..."
que
va al
es irre
a anâl^
sentido
es,
no
carte--
todo
Balmes!)
lo -
de
la
(69).
f u n d a r un a
entend^
primero,
no
criteri^
trascendental:
el d a t o
s iem
empiri-
conciencia e m p i r i c s ) -
ni d e m o s t r a b l e
ll a m a
y
en -
cartesiano-kantiano
la m i s m a
si,
no d e m o s t r a d o
p o r este
lado,
y -
es d e c ir ,
un d i n a m i s m o
o fiuali-
"instinto
intelectual"
y a veces
t é r m i n o de
su a c t i v i d a d
propia,
o
(70).
Lo mismo defiende
el
esto
t r a s c e n d e n t a l m e n t e , o sea en
por m e r o a n â l i s i s ,
"sentido
si se quie r e,
anâlisis
elementos:
sea un d a t o de
a priori
dad mental
o b j e t i v o que
s er a a b s u r d o p r e t e n d e r
subyacentes dos
( a un q ue
su a p l i c a -
el p r i n c i p i o de e v i d e n c i a
"m er o"
y ne ce -
hay entonces
se lo t o m a en
a pura r a zôn
repito,
la -
la e v i d e n
la c o n c i e n c i a ,
( Ib i e n o b j e t i v a p a r a
c on p r e t e n s i o n e s de
co que
si
"nieramente" a n a J i t i c o
luego
ser
e v i d e n c i a n o es e v i d e n
de p u r a d e d u c c i ô n a n a l i t i c a ,
en
requiers
s erâ p r e s o n t a d o por
sis m e t a f i s i c o : " L u e g o el p r i n c i p i o de
te:
e s t é a f a v o r de
si el u s o de
singular y contingente),
p or lo m e n o s ,
ductible
Cornent a que
" i n t u i c i û n de a t r i b u c i ô n u n i v e r s a l
orden
c i ô n a un h e c h o
c o mo p o d x a
(68).
interpretaciôn balmesiana.
c ia
y de
en e l l a e s t a reclainan-
la e v i d e n c i a r a c i o n a l ,
Balmes
-
que,
la e v i d e n c i a
ademâs
hay que
en o t r o de
de
sus
trabajos
s obre
la i n t u i c i ô n de e s e n c i a s ,
admitir,
p o r un
l ad o
los
en
hechos
143
de
conciencia,
t ad
y p o r o t r o el d i n a m i s m o
p r o p i o de n u e s t r a
facul^
intelectual.
Esta
to de
que
Balmes
interpretaciôn
la i n t e r p r é t a y c o m p r e n d e
Podriamos
sivamente
caro
es l é g i t i m a
evidencia
es e v i d e n t e .
A nuestro
t a c i ô n de T.
rrada
d e n t r o de
ticemos
dad
la c o n f o r m i d a d de
en
u n t r i b u t e exce^
pero,
que
citar
La evidencia
lo p u r a m e n t e
auténtico
de h a b e r p a g a d o
su c o n c l u s i ô n de
p a r t i e n d o de
t a m b i é n la i n t e r p r e ­
concertarla
i d e a l y lôgi co .
una c i e n c i a
ce^
M i e n t r a s no g a r a n
l l e g a d o a la v e r d a d ,
g e n u i n e de l p e n s a m i e n t o de
-
el p r i n c i p i o de
l as i d e a s y c o n c e p t o s
y los hechos no hemos
do mas
sentido
cartesiano;
favor podemos
ALESANCO.
e s t é c e r c a del pensamien
Ba l m e s .
acusarle
al p e n s a m i e n t o
ese tribute,
no
si que
p o r q u e da a la e v i d e n c i a el
c on la r e a l i - s e g u n el
senti­
Bal me s.
" P r i n c i p i o de e v i d e n c i a : lo e v i d e n
te es v e r d a d e r o , es d ecir, lo que
la e v i d e n c i a m u e s t r a en el o r d e n id ea l , se p ue d e a f i r m a r y es v e r d a
d e r o e n el o r d e n re al , en el o r d e n
o b j e t i v o de las c o s a s " (71).
El ha c e u n a d i s t i n c i ô n
rio"
de
evidencia.
los h e c h o s ;
ve
mar
el c r i t e r i o
la i d e n t i d a d
q ue
es
cipios
évidentes
servemos
la e v i d e n c i a
que
ideas
la que
idea s.
A es t e
aut or ,
timo e innpelable
cierta
p a r a el
conceptos.
Por
tanto,
(conformes
que
afir--
quiere decir
autoriza a hacer ver
de a c u e r d o
concluir
los d emas pr i n c i p i o s
c i ô n de d o s
o conceptos.
entendimiento
que
lo s prin
a la r e a l i d a d ) .
la c u e s t i ô n que m e d i a
le p a r e c e
a B a l m e s de
el
y "crite­
las i d e a s y -
e v i d e n c i a no es e v i d e n t e ,
de las
balmesiano,
acusar
"principio"
la luz c on que
sean verdaderos
Podemos
d os
dos
q u e , e n el f o n do ,
objetividad
miento
entre
séria
el p r i n c i p i o de
que n o
entre
El p r i n c i p i o p r e t e n d e r la u n i r
en el f o n d o
es la de
Ob
la -
c on el p e n s a ­
e n c u a n t o a los t é r m i n o s h a y
imprecisiôn.
que
la e v i d e n c i a
es c r i t e r i o
leg^
p r i n c i p i o de c o n t r a d i c c i ô n y p a r a
idéales
e n que
se dé
P e r o el e n t e n d i m i e n t o
to^
la i d e n t i f i c a - -
t i en e
una
tenden-
l44
cia a objetivar.
"Cuando yo afirmo que todos los diâmetros de un circule son iguales no entiendo tan sôlo que asi
esté en mis ideas, que yo lo conciba asi, sino que en efecto,
es
asi en la realidad, fuera de mi entendimiento, prescindiendo de mis ideas y a un de mi propia exis^
tencia. Mi entendimiento, pues, ve una relaciôn, un enlace de los
objetos, y afirma que siempre que
éstos existan existira realmente
el enlace, con tal que se cumplan
las condiciones bajo que es conce
bido el objeto" (7 2 ).
La p r e g u n t a
ninguna
que
ahora
lo t r a s c e n d e n t a l ,
hablando.
esa
La preguirta es i n e v i t a b l e ,
conciencia y evidencia,
plitud,
a û n n os
queda por
en
impone
es
garanties
las
si n o
h ay
ese paso
a -
i d e a s de que venimos
pues vistos
los p r i n c i - -
su n a t u r a l e z a
y en su a m - -
j u s t i f i c a r , pues
e l l o s no n o s
sirven,
u l t i m o paso.
La p r e g u n t a n o s
c u e s t i ô n d el
por
nos
o h j e t i v a c i ô n de
p i o s de
ese
se n o s
j u s t i f i c a c i ô n c r i t i c a que
Balmes
instinto
p a ra
introduce,
intelectual,
la c o m p r e n s i ô n
co mo de
tercer
total
del
la m a n o , e n
criterio
la
expuesto
f e n ô m e n o del
-
conoci-
miento.
Todavia
n os f alta,
p ue s,
lo s u b j e t i v o a lo o b j e t i v o , del
en p a l a b r a s
n o de
repetidas
No;
intima
Igual
que
igua l
fuerza
viene
justificar
al
el p a s o
"es".
Paso
de
que,
a ser el n u d o g o r d i a -
que
s i e n t e s .. . ;Lo p u e d e s p r o ­
es c e d e r a un h echo,
a croer
q ue
pensamos
en el e n l a c e del
necesidad
nos p a r e c e
asi:
piensas,
se h ac e
necesidad hay
temente
ambos
lo que
que n os
decir,
dad,
por Balmes,
el
parece"
la f i l o s o f i a .
Sabes
bar?
"me
que
" N i n g u n o de
hay i n d eclinable
El e n l a c e
nos
fuerza
es de
los d o s
tal
de
c on
que
o c ua l m a n e r a
casos
necesidad
objeto
a creer
a una n e c e s i d a d
o sentimos
admite
...
la idea,
lo que
es,
—
es
en r e a l i —
d e m o s t r a c i ô n ; en
... "(73).
la e v i d e n c i a
co n
-
eviden-
la r e a l i d a d ,
y por
-
145
lo m i s m o el t r a n s i t e de
la i d e a al o b j e t o , es u n h e c h o p r i m i t i ­
v e de n u e s t r a n a t u r a l e z a ,
miento,
Es u n f u n d a m e n t o
espîritu.
ese
u n a l ey n e c e s a r i a de n u e s t r o
que e s t r i b a
entendi­
en el C r e a d o r de n u e s t r o
-
Ee El q u i e n ha i n f u n d i d o a n u e s t r a n a t u r a l e z a h u m a n a
"instinto intelectual".
Con estas ultimas afirmaciones
tudio
c o n c r e t e del
"instinto
e n l a z a m o s ya el es-
intelectual".
El I n s t i n t o I n t e l e c t u a l
EL CRITERIO DEL
Para
completar
s ob re
el c o n o c i m i e n t o
y por
fin,
"Sentido
del
mento
ta
INTELECTUAL"
la t r i a d e de c r i t e r i o s v â l i d o s ,
admite
c r i t e r i o que
B al m e s ,
él
todavia
llama
tenemos
"instinto
que
que
hablar,
intelectual"
o -
comûn".
Primero
raleza,
"INSTINTO
lo v e r e m o s
independientemente
en su a r m o n i a
con
de
e n su c x i s t e n c i a ,
los otro;
los d e m a s , pue;
dos.
âmbito y natu
En un
sôlo asi
segundo m o —
quedarâ
comple^
la e x p o s i c i ô n y c o m p r e n s i ô n de n u e s t r o aut or .
Son varios
a bo rd a r :
el i n s t i n t o
c r i t e r i o de
certeza,
el
y desarrollo, posibles
e ste punto,
r i d a d,
etc.
los
puntos
intelectual
estudio del
influencias
interpretaciones
que
como
a que
en e s te
fuente
tema
de
nombre mismo,
lugar
—
y
su n a t u r a l e z a
que h a y a r e c i b i d o
ha d a d o
h e m o s de
conocimiento
Balmes
en
en la p o s t e r i o
146
Iremos
abordando,
p a s o a paso,
cada
u n o de est o s
-
puntos.
LA C U E S T I O N
P ar a
h e m o s de
"}’O N T E " . ;.RKAL 0 I R H K A L ?
comprender mejor
e m p e z a r p or
to.
Se t r a t a de b u s c n r
del
conocimiento
la
el c r i t e r i o de
j u s t i f i c a c i o n de
si de h e c h o
que d e b a
e sp ac i o ,
c i o n a c o n e st e
bleinente,
en o t r a s
nos
han n e gado
criterio.
p or e s t e
tenemos
su g e n u i n e
El a u t o r
otros momentos,
del
s u j e t o al
objetiva,
es
de
h an n e g a él s o l u —
la q u e , i n e v i t a - -
en e s t a p r i m e r a c u e s t i ô n .
que r a s t r e a r
las
p a g i n a s de
Como
-
haïmes
-
pensamiento.
como ya
claridad
fundamental
que
lo h e m o s
diciéndonos
la a p a r i e n c i a
y e s t o es e x a c t a m e n t e
a reproducir
que
b a l m e s i a n o qu e
la r a z ô n p o r
se e x p r e s a ,
con toda
o b j et o ,
es el p r o b l e m a
vamos
Esta
criterio.
llay a u t o r e s
"ponte"
h e m o s de d e t e n e r
ocasionos
para hallar
ese
comûn,
planteamien­
h ay u n e s p a c i o en el â m b i t o
ser l l e n a d o
la c u e s t i ô n no es b a n a l ,
d o ese
sentido
su p r o p i o
senalado
que
en
la t r a n s i c i ô n
s u b j e t i v a a la r e a l i d a d
lo que
llamamos
atormenta
a toda
cuestiôn "ponte",
filosofia.
Vo l -
sus p r o p i a s p a l a b r a s .
"E l s e n t i d o i n t i m o no n o s p e r m i t e
d u d a r de que c i e r t a s c o s a s n os par e c e n de tal m a n e r a ; p e r o /.son
en
r e a l i d a d lo que n o s p a r e c e n ? /.Cômo
n os c o n s t a é s t o ? Esa c o n f o r m i d a d de la i de a c o n el o b j e t o /.cômo
se
n o s a s e g u r a ? (? 4 ).
Esta
en
cl aro,
su p e n s a m i e n t o ,
conciencia,
y necesario,
que v a de
pues,
que
todavia
tenemos
un e s p a c i o , -
sin j u s t i f i c a c i ô n
critica.
Ni
subjetivo y contingente,
ni el de
evidencia,
nos
sirven para
la i d ea al
objeto,
E n el m i s m o
justificar
de
lo
capitule
es e
subjetivo
que
el
s alto,
c r i t e r i o de
ese
i de a l
p u e n t e ,-
a lo o b j e t i v o .
acabamos de
citar
escribe
también:
"El e n l a c e , pues, de la e v i d e n c i a
c o n la r e a l i d a d , y p or lo tanto, el t r a n s i t e de la i d e a al o b j e t o , es u n h e c h o p r i m i t i v e de n u e s t r a -
147
n a t u r a l e z a , u n a l e y n e c e s a r i a de
n u e s t r o e n t e n d i m i e n t o ..." (75).
De m o m e n t o
de
ese e s p a c i o
tu a l,
s olo n o s
-"ponte"-
Luego veremos
Hemos visto
te,
lado,
que
este
somos
si n o q u e r e m o s
el
la r e a l i d a d
Instinto Intelec--
su n a t u r a l e z a y su d e s a r r o l l o ,
nos pued e n explicar
por otro
interesa resaltar
que v a a l l e n a r
-
todos
que
la p r o p i a c o n c i e n c i a .
ni
la c o n c i e n c i a ni la e v i d e n c i a
e n la ce ,
c o n s c i e n t e s de que
se d e r r u m b e
La
-
e s t a u n i o n i d e a - o b j e t o ; pero,
e s te e n l a c e
exi^
todo conocimiento y hasta
p r e g u n t a es l ô gi ca ,
-
^cômo explicarlo?
" E s t a c o n c i e n c i a la a r r u i n a n compte
t a m e n t e los que n i e g a n el e n l a c e de la i d e a c o n el o b j e t o " (7 6 ).
CR I T E R I O DE
S E N T I D O COM UN ;
Una vez
hemos
que
espacio criteriolôgico,
lo
SU E X I S T E N C I A
j u s t i f i c a d o la e x i s t e n c i a de ese
que h e m o s d a d o
en l l a m a r
s u b j e t i v o y lo o b j e t i v o , t r a t a m o s y a de
rio
que,
a j u i c i o de
Ba l m e s ,
criterio
llamado del
"instinto
E n la F i l o s o f i a
g ica,
este
B a l m e s de u n m o d o
c r i t e r i o y de
muchos de
l l e n a eso
entre
el c r i t e - -
. Es d e c ir ,
el
o " s e n t i d o c om u n " .
E l e m e n t a l , c o n e r e t a m e n t e en la L ô ­
concreto
su a m p l i t u d .
s us p e n s a m i e n t o s
explicar
espacio
intelectual"
"p o n t e "
y c l a r o no s da
En estas breves
a e st e r e s p e c t e ,
que
testimonio
de
lineas resume
lu e g o
iremos
-
desarrollando:
"El c r i t e r i o de s e n t i d o com ûn , que
t a m b i é n pu ed e l l a m a r s e de i n s t i n t o
i n t e l e c t u a l , es la i n c l i n a c i ô n n a ­
t u r a l a d a r a s e n s o a c i e r t a s propo^
s i c i o n e s que n o nos c o n s t a n por —
e v i d e n c i a s ni se a p o y a n en el t e s ­
t i m o n i o de la c o n c i e n c i a " (77).
Nos
d os
l os h o m b r e s
den
fisico-.
seîïala e j e m p l o s de m u y d i s t i n t o
estân
s e g u r o s de
Sin embargo,
e s t o no
que
orden.
Asi
hay un mundo externo
lo t i e n e n p r é s e n t e
to-or­
a su c o n -
148
ciencia,
por
ya
que e s t a
evidencia,
se l i m i t a
pues muchos
no
a lo i n t e r i o r ;
ni
s e r é n c a p a c e s de
lo c o n o c e n -
u n a m i n i m a d e-
mostraciôn.
Asi
también,
dades morales y a ellas
en
su s e n t i d o m a s
es
siempre
P or
que
amplio,
otro
Pero
cono ce v e r
la m o r a l i d a d ,
n o es u n p u r o i e n ô m e n o
lado,
que m e t i e n d o
inte rn o ,
hay milla r e s
él c o d i c i a .
de b o l a s ,
Tampoco
Todos
segûn
y en u n o r d e n b i e n d i f e r e n t e ,
la m a n o
-
ni
c aso,
ni de
s ac a r
que
y esto
siempre
la c e r t e z a vi e n e
otros muchos,
h a y en n o s o t r o s u n i n s t i n t o
qu e n os
lleva,
ciertas
v e r d a d e s no a t e s t i g u a d a s
de u n a
la s u er te
de
un
la e v i d e n c i a .
estos e j e m p l o s , entre
Ba lmes,
na--
e n > u n a u r n a , p o r p u r o a z a r ,-
h a y a de
en e s t e
t e s t i m o n i o de c o n c i e n c i a ,
tan,
su vi da ,
f r u t o de u n a d e m o s t r a c i ô n ,
d ie p e n s a r a
donde
la h u m a n i d a d , en g e n e r a l ,
ajustan
forma
irresistible,
p or
manifies
intelectual
a asentir
a
la c o n c i e n c i a ni por
la
evidencia.
A su e x i s t e n c i a n o s r e m i t e n t a m b i é n
las siguientes
palabras :
" P e r o e s te f e n ô m e n o -el de la c on
c i e n c i a - a n d a a c o m p a n a d o de u n
i n s t i n t o i n t e l e c t u a l , de u n ir r e s i s t i b l e i m p u l s e de la n a t u r a l e z a ,
el c u a l n o s hac e a s e n t i r a la ver
d ad de la r e l a c i ô n , no sôlo en —
c u a n t o e s t a en n o s o t r o s , sino t a m
b i e n en c u a n t o se h a l l a . f u e r a ..."
(78).
P a r a d a r el
s a l t o de
la " s e n s a c i ô n "
c h o de c o n c i e n c i a )
a la c o r r e s p o n d e n c i a
n e c e s i t a m o s de e se
instinto.
para
formar
atestigua
este
el
j u i c io ,
lo que
La c o n c i e n c i a
pero no
es
s i e n t e , pero no
es la p r i m e r a
suficiente
lo que
(que es un he_
co n u n o b j e t o e x t e r n o
es.
b ase
para é l ; ella
-
/,Cômo se c o m p l é t a
juicio?.
" Po r m e d i o de un i n s t i n t o n a t u r a l
q ue n o s h a c e o b j e t i v a r las s e n s a c i o n e s , es d ecir, n o s hace c re e r
en un m u n d o (obje to ) e x t e r n o e n —
r r e s p o n d i e n t e al f e n ô m e n o i n t e r n o "
(79).
149
Estamos
to
intelectual,
tal
que
se r e c o n o z c a
q ue m e d i a ;
la e x i s t e n c i a de
c o m u n , -poco
ta rd e .
Ni
el c o n o c i m i e n t o de
este
instin­
i m p o r t a el n o m b r e
el h e c h o - , e n a l g u n o s de
son muc h o s mas
lo h a r e m o s m a s
to,
confirmando
os e n t i d o
los
con
campos
en -
los q ue n o s q u e d a n p o r c o n s i g n e r
siquiera nos
su n a t u r a l e z a .
interesa,
Basta
y
e n e s te m o m e n
el he cho,
la e x i ^
tencia.
" No se t r a t a a h o r a de sa be r si el
instinto intelectual nos engana a l g u n a s v e c e s , en qué ca s o s y p or
que; al p r e s e n t e s ô lo q u i e r o c o n ­
f i r m e r au e x i s t e n c i a " (80).
La e x i s t e n c i a de
el
puente
lismo
este
que u n o s f i l ô s o f o s h a n
instinto viene
a solucionar
solucionado mal
(el r a c i o n a -
c a r t e s i a n o c o n un i r r a c i o n a l r e c u r s o
negado
(el
a Dios),
i d e a l i s m o a b s o l u t e y el p a n t e i s m o )
o t r o s h an
y o t r o s no h a n
encontrado.
Frente
a esto
Balmes
h o m b r e s h a c e n e se t r a n s i t e ;
n i n g u n a e x p l i c a c i ô n de
afirmo
que
el c o m u n de
l u e g o tendreinos que
los
-
a p e l a r no a -
t i p o d e m o s t r a t i v o , s i no al
i n s t i n t o de
la n a t u r a l e z a .
"Es e v i d e n t e que el t r a n s i t e que
h a c e n no p u e d e e x p l i c a r s e por m o ­
t i v e s de r a c i o c i n i o , y que es pre^
c i s o a p e l a r al i n s t i n t o de la n a ­
t u r a l e z a . L u e g o h a y un i n s t i n t o . . "
(81).
Del m ismo mo d o
do,
ra
al h a b l a r
B al me s) ,
s ob r e
resume
se m a n i f i e s t a
la e x t e n s i ô n
en uno de
este
(experiencia
sus p u n t o s
in s t i n t o ,
cuan­
fundamental
pa­
siguientes:
"El t r a n s i t e de la s u b j e t i v i d a d a
la o b j e t i v i d a d es, e n lo to c a n t e
a la e x t e n s i ô n , u n h e c h o p r i m i t i ­
ve de n u e s t r a n a t u r a l e z a " (82).
Este
mado
"sentido
ficaremos
de
instinto,
comun"
ampliamente
la r a c i o n a l i d a d
de
en
l e j o s de
la f i l o s o f i a
su m o m e n t o ,
balmesiana
nos dira- y en perf e c t a
identificarse
e s c o c e s a , c o s a que
con
lla­
just^
e s t a e n el f o n d o m i s m o
- e s t a a la b a s e
sintonia
c o n el
de
los c r i t e r i o s
-
la r a z o n , —
de c o n c i e n
150
c ia y e v i d e n c i a .
Es
significative
"°
siguiente
t e x t o balniesi^
"Asi se e x p l i c a c o m o la e v i d e n c i a
se f u n d a en la c o n c i e n c i a , n o idon
t i f i c â n d o s e c o n e lla, s i n o es tr i b a n d o s o b r e la m i s m a c o m o u n h e —
cho i m p r e s c i n d i b l e , p e r o e n c e r r a n
d o a l g o mas: a sa be r , el i n s t i n t o
i n t e l e c t u a l que n o s h a c e c r e e r -v e r d a d e r o lo e v i d e n t e " (83).
C on e s t e
e x p l i c a c i ô n del
na
el
clase
criterio
de f i d e i s m o
llegamos
lo c ual no
es
o e s c e p t i c i s m o , s i no
f u n d a m e n t o de la r a z ô n ,
c i o n a l y que,
si que
conocimiento;
a la b as e que
f i l o s ô f i c a m e n t e , no nos
al f o n d o
justificar
llegar
sostiene
en
la
ningu­
al p r i m e r
--
cl e d i f i c i o ra
es p e r m i t i d o
ir m a s alla.
" . /. t o c a m o s el c i m i e n t o de la ra^
zôn: a q ui h a y p a r a el h u m a n o en-t e n d i m i e n t o el n o n p l u s u l t r a ; la
f i l o s o f i a no va m a s a l l a " (8 4 ).
Estos
v e r d a d e r o del
nunca podria
c i s m o ni de
niendo
mente
textos
instinto
llevarnos
criterios
que
pero,
en c u a l q u i e r
p r o c e s o al
que n o
q ue no v e n
dos
es
/.no h a y
sino
escept_i
ver,
opo-
esencial-
cedemos
la m i s m a
si no
a un h e c h o
que no p o d e ­
concesiôn a uno
se q u i e r e
ceder
al
o varios
absur­
infinite?.
la c o n t r a d i c c i ô n en que
pueden dudar
cô mo p u e d e n
de lo que es
s a l i r de
ino h a y en l os d o s
lo m i s m o
han querido
sôlo ve u u i d o s
si m i s m o s .
p r o c e s o s d i f e r e n t e s , u n o m as
p er o ,
sin p r e j u i c i o s
ot. o.
a q ui
filosofia,
Uecuerda
que d i c e n
no
u n o del
que
sentido hondo y
a q u i n i n g u n g e r m e n ni de
B a l me s,
complementarios
mos demostrar;
do del
a v er
el
Su l e c t u r a
i r r a c i o n a l i s m o , como muchos
No niega
datos
nos van m o strando
intelectual.
que d e c i r
f ac i l
Ciertamente
de m o s t r a r
cierta necesidad
ausencia
incurren
subjetivo,
a la que
que
aq»iellos
p er o
so n —
el otro;
ce de r,
que
de r a z o n a m i e n t o s ? .
"/.Sabes que s i en t es , que p i e n s a s ,
qu e t i m e s en ti tal o cu al a pa —
r i e n c i a ? ^Lo p u e d e s i)robar? Es -e v i d e n t e que no. Lo que h a c e s
es
c e d e r a un hecho, a una n e c e s i d a d
i n t i m a que te f u e r z a a c r e e r
que
151
piensas, que sientes
pues, -igual necesidad hay en el enlace objeto con la idea ..."(8 5 ).
Despues de la exposiciôn de estos datos se encuentra
Balmes en las mejores condiciones para, aprovechando ideas
de Fichte, no sôlo criticar
esa filosofia , sino dar otra ra--
zôn a favor de su propio sistema y soluciôn. Dice a si:
"Fichte ha dicho: "Es imposible ex
plicar de una manera précisa como
un pensador ha podido salir jamas
del yo" (Doctrina de la ciencia,p.
l®/3)» Y con igual derecho se le podria decir a él que no se concibe cômo ha podido levantar su sis­
tema sobre el yo. ^A qué apela? A
un hecho de conciencia; es decir,a una necesidad" (86).
El no admitir la necesidad de la objetivaciôn de las ideas arruinaria, sencillamente, la conciencia misma del yo, pues ésta reclama no sôlo la actujlidad sino la identidad
en la permanencia ; sin ello nos tendriamos que resignar a admd^
tir solamente una serie de hechos inconexos:
"De esto £ic infiere que los que —
atacan la objetividad atacan una ley fundamental de nuestro esplrit u , destruyen el pensamiento y -a r r u i n a n h a s t a la c o n c i e n c i a , h a s ­
ta t o d o lo s u b j e t i v o , que les s e r ­
v i e de b a s e " (87).
Con los textos que hemos recogido ya ha quedado -claro el criterio como tal del instinto intelectual; criterio
que, cuando se refiere a objetos de orden practice, lo suele llamar "sentido comun". Ya hemos anticipado algo muy im;*ortante: es algo que esta a la base misma de la razôn, en el desa-rrollo natural de las facultades.
Asi es como se ha interprêtado por muchos autores:
"A este elemento lo podîamos llamar con lenguaje moderno "din^
mismo" de la facultad intelectual. Este dinamismo empuja al e^
plritu a afirmar su objeto propio, que es no lo meramente re-presentado en el "aparece" o fenômeno, sino lo que "es" en rea
152
l i d a d,
o sea,
"on
si"
(88).
Logicainente e s t e
que
concluir
ne n a d a
aut o r,
que e s t a d o c t r i n a
que v e r
c o n el
del
fideismo,
p r e t a c i ô n de U n a m u n o al l l a m a r l o
La t e s i s de
contrario,
ni
autores.
RI , en u n d i s c u r s o
o p i n i ô n d e l Dr.
Dios
el
al h o m b r e
guridad
para
todos
que
ut
sed
omnio
quasdam veritates
facilitate
et q u a s i
Aunque
alcance
parece
que
tiene
importante
t i n t o de
la r a z ô n ,
te
a u t o r no
en r e d u c i r l o
necesarias...",
en otros
es el i n s t i n t o
por
c o n se-
las p r i m e r
balmesiano,
por v i s i ô n natural,
por
-
o a la r e f l e x i ô n ;
-
a la r a z ô n e s p o n t a n e a , s i ­
n o n est. f a c u l t a s
distincte
est n a t u r a l i t e r
disposita
que
necesarias magna
dice
en el t e x t o
que no se
trata
por o t r a
que
este
este
p ar t e ,
esta
-
si n o s
-
de a l g o d i ^
vitae
hemos demostrado
El va
c o n la
a la b a s e
t e xt o.
"quasdam veritates
c o m o ya
t od o el
su m i s m a a c t u a l i z a c i ô n .
raer
cum
(90).
concede
coincide,
al
alcanzar
cientlfico,
maxime
su a f i r m a c i ô n de
B a l me s ,
este
"üal^
dada
Intelectual balmesiano,
es lo que n o s ha h e c h o
acuerdo
luz p r o d e n c i a l
appréhendât"
Instinto
i n t u i c i ô n que
p i a s p a l a b r a s de
maxime
humanae
la r a z ô n m i s m a , sino de
lo r de e s t a
de
vitae
s e n t e n t i a , men-
percibida.
eadem quatenus
e st e
mea
que n o c o n v e n l a d e j a r a m e r -
...,
communis
sponte
el
1926. R e c o g i o n d o la
s e q u e n t i b u s v er b i r :
tecnicismo
se a d e l a n t a n o
igitur
e j e m p l o , M. F L O ­
por
a la d e m o s t r a c i ô n
n o a la r a z ô n m e t ô d i c a m e n t e
Sensus
viene reco
ade1antandose
o p or n e c e s i d a d ,
la n a t u r a l e z a
n o es a l g o
" O pt i me ,
ôrdenes
(89).
Intelectual
c on e l l a p u d i e r a
los
-
no tie
la r a z ô n m i s m a ,
exprimit
las h u m a n a s v a r i a c i o n e s
a ratione;
de
ti en e
c o n la i n t e r ­
catalan"
t e n i d o el ano
y sin n i n g u n
la n a t u r a l e z a r a c i o n a l
es
Instinto
comûn como una
que
GIRONELLA,
intelectual
c on R e i d , ni
"escocés
lo d e f i e n d e ,
Pelegrl,
sentido
siempre
impulso
ni
P E L E G R I , escribe;
r a s v e r d a d e s de
ced de
A si
inaugural
t e m b a l m e s i a n a m Dr.
concibe
el
siquiera distinto,
g i d a po r m u c h o s
mes
que
P. R O I G
instinto
pro
de
-
No e s t a m o s
humanae
—
suficientemen-
lugar e s.
Esta es también la mente de DAI.MAU cuando, a la Iio
153
r a de v a l o r a r
el
Instinto
a s e n s o a la e v i d e n c i a ,
de
a la a p a r i e n c i a ,
es a s e n t i r
nada
se
a que
ciego,
porque,
Son dos momen t o s
visibles
se o r d e n a n a la c e r t e z a
cimientos"
(91).
tores,
de u n a
Todavia
que
separar
el
to m e n o s ,
" El
podemos
sus
fruto del
cies
juicios
I n t e l e c t u a l de
tanto en
es o t r a
frente
uso connatural
objetivas,
m a c i o n de n o r m a s de
El
de
central
tales
de
escribe
aqui
es
otros
de
indi­
de n u e s t r o s
conjo
y otros
la i n t e l i g e n c i a m i s ma ;
sentido
au
cuan
se e x p r e s a N I C O L A S D E R I S I :
c o s a que n u e s t r a
inteligencia
las
intelecto
cos as.
a n te
ser c o m o d e l d e b e r - s e r
la v e r d a d
el^
Es el
las e x i g e n ­
-v al e d e c i r - ,
c om o de la for-
conducts morales.
su f u n c i ô n ve c l a r o y a p r e h e n d e
(es
en -
el v a l o r
t e x to s,
a la e v i d e n c i a de
evidencias
objetivas"
s i n o el m o v i m i e n t o
s a c a r de
" Es a n e c e s i d a d
la n e c e s i d a d d e l
incoercible
-
otras palabras
intelectual
instinto
de
en el e j e r c i c i o
b i e n el n u c l e o
(92).
conclusion podemos
S A L V A D O R CU E S T A :
se h a b l a
cbjetiva
c o n t e m p l a c i o n de
Parecida
que
esto
c o m o h e m o s dicho,
s e n t i d o c o m u n o la i n t e l i g e n c i a
connatural
correspon
se d i g a que
n os a f i r m a n que no p o d e m o s
de n u e s t r o
tanto del
su o b r a de
No
s u b r a y a d o es n u e s t r o )
tajante
o p o n e r l o s . E n e st e
sentido comun no
borando
(el
encontrar
forma mas
Instinto
escribe:"El
la r e a l i d a d
el e s p i r i t u r e f l e x i v e a q u i l a t e
l os m o t i v e s .
q ue
que
/.no es u n a n e c e s i d a d ?
a un instinto
opone
Intelectual balmesiano,
la c e r t e z a de
de q ue
intelectual),
la p o t e n c i a
hacia
no -
su obje^
to p r e s e n t e " ( 93 ).
Todas
instinto
misma,
Esta
apoya
algun
en
estas
intelectual
t i p o de
j n st into c i e g o
la b a s e m i s m a
la r a z ô n m i s m a ,
no p e r m i t e ni
abierta
d e l P. R O I G
de
la r az ô n ,
el d i n a m i s m o
traspasnr
a ningun
o p i n i o n e s v i e n e n a c o i n c i d i r en q ue
no es a l g o a j e n o
sus l i m i t e s
t ip o de
totalmente
e irracional.
es c o m o
ni d e j a r
—
No es eso .
la p i e d r a en que
i n t e r n o de
el
a la r a z o n
la f a c u l t a d ,
a la f a c u l t a d
se
que
—
escepticismo.
Concluimos
este
GIRONELLA,
que
tema v o l v i e n d o a c i t a r p a l a b r a s
nos r e s u m e
asi:
" A h o r a bie n,
--
compro^
154
bar esta realidad,
nuestras
de
su o b j e t o
cultades
t i v e ),
que
es
la p r e s e n c i a de
facultades mentales
s a l t a n a él
que u n a v e z
e s t o es lo que
todo
" e v i d e n c i a tota l" ,
Balmes
o sensitivas
entiende
o c o n j u n t o , que
elemento
"instinto intelectual",
que
o de
l as o t r a s
al a f i r m a r
que él d e n o m i n a ,
fa
orden vegeta­
el t e r c e r
l os e s c o l a s t i c o s
tiene
--
en p r e s e n c i a
(lo m i s m o p a s a c on t o d a s
humanas, espirituales
e l e m e n t o del
e ste d i n a m i s m o de
puestas
--
llamarlamos
c o m o he d i ch o,
--
aplicaciones variadisimas"
-
( 94 ).
Recuerda
c i a l i s t a en e s t u d i o s
de
la n o c i ô n de
nalisltco
este
autor
cômo
el P.
" i n s t i n t o i n t e l e c t u a l " con
axiolôgico
F L O RI ,
h a l m e s i a n o s , ya h i z o n o t a r
S.J.,
espe--
la aproximaciôn
la de d i n a m i s m o
fi-
(•)() .
Y luego c o n c l u y e :
" B a l m e s d e m u e s t r a c o n t o d a la luc i d e z de u n a v i s i ô n i n t e l e c t u a l que las i de a s s on o b j e t i v a s , p e r o
c o m p r u e b a que, a u n a n t e s de p o s e er tal d e m o s t r a c i ô n , ya h a y una a p r i o r i d a d , es d e c i r , u n d i n a m i s ­
m o i n t e l e c t u a l o, si se q u ie re , una n a t u r a l e z a de la f a c u l t a d (lia
mado "instinto intelectual")
que
n os h ac e o b j e t i v a r i r r e s i s t i b l e —
m e n t e el p r o p i o o b j e t o r e p r e s e n t ^
do, d e n t r o de 1 p r o p i o t e r r e n o y g r a d o del e j e r c i c i o de q ue se tra
ta" ( 95 ).
'•
Si h e m o s r e c o g i d o v a r i o s
porque
de B a l m e s
la u n i c a v a l i d a y a c e r t a d a ,
que
como
s ô l o asi
parciales
se le p u e d e
o totalmente
(^) R e v a l o r i z a c i ô n de
ficiae
Vol.
compartimos
t e x t o s a e s t e r e s p e c t e es,
sencillamente,
Academiae
III,
esta
s a l v a r de
f o r m a de
tantas
i n t e r p r e t ne iôn
y porque
creemos
interpretaciones
-im-
fal s a s .
la c r i t e r i o l o g l a
Romanae
p â g . , II.
et,
Turin,
escolastica
S. T hom,
1937 .
Aq.
(Ac ta P o n t i -
et Rel.
C a t h .,1936
155
SENTIDO C O M U N : EXPLICACION DEL NOMBRE
El m i s m o
Filosofia
de
este
Fundamental,
criterio,
te v ag a.
desde
Balmes reconoce
capitule
que
32 de s u -
e n el c a p i t u l e
t o d o él d e d i c a d o al e s t u d i o
la e x p r e s i ô n " s e n t i d o
c o m u n " es
-
sumamen
A la h o r a de d a r n e s u n a e x p l i c a c i ô n t r a t a de h a c e r l o
el p u n t o de v i s t a
Aparté,
criterio
etlmolôglco y desde
pues,
l l a m a d o de
los
sentidos
"sentido
su v a l o r r eal.
corporales,
hay otro —
comûn":
" S e n t i d o : e s t a p a l a b r a e x c l u y e la
r e f l e x i o n , e x c l u y e t o d o raciocinio,
t o d a c o m b i n a c l ô n , n a d a de e s t o t ^
ne c a b i d a e n el s i g n i f i c a d o de la
p a l a b r a s e n t i r " (9 6 ).
T e n e m o s y a u n a c a r a c t e r i s t i c a de
tancia para
comprender este
c r i t e r i o de
tir
el e s p i r i t u se h a l l a , so br e
be,
n o da;
par a r del
ce
recibe
Este
t e n d e r b i e n el
s en ti r,
miento"
ob ien,
el
que
rec^
L u e g o h ay q ue
se^
a una
l e y que sien
como algo
nos podria
"pasivo",
conducir,
-
de n o e n
B a l m e s , a u n d o b l e e r r o r :instinto, incluso
c o n la " p a s i v i d a d "
--
o "padeci-
de u n a a c c i ô n de
las f a c u l t a d e s a r i s t o t é t i c o - t o m l s t a s .
D el p r i m e r
a s a c a r el m i s m o
e r r o r n o s va
c o n p a l a b r a s b i e n cl a r a s .
Del
la i n t e r p r e t a c i ô n g l o b a l de
s e g u n d o n o s h e m o s de
su p e n s a m i e n t o .
l ey i r r e s i s t i b l e de n u e s t r a n a t u r a l e z a n o es
de
Al s e n ­
n o a c t iv o;
pu e de d e c l l n a r .
llamado vulgarmente
a identificarlo
impor—
en el e s p i r i t u e j e r -
somete
al ser d e s c r i t o
acciôn",
s e n t i d o p r o f u n d o de
a c o n f u ndirlo con
animal ;
se
i n s t i n t i v a que n o
" r e c i b i d o r de u n a
pasivo,
la r e a l i z a .
El e n t e n d i m i e n t o
a una necesidad
como
no
sentido comûn todo aquello
sü a c t i v i d a d .
te,
u na a cc i ô n ,
tod o,
la m â x i m a
conocimiento.
luego
es
algo
se m a r c a
la
f i g u r a de la " s p e c i e s " .
mas, que el e s p e j o
Balmes
librar
Es dec i r,
lo m i sm o,
o plancha
de
por
esta
y
-
--
des­
cera d o n d e
"C o m û n ; e s t a p a l a b r a e x c l u y e t o d o
lo i n d i v i d u a l e i n d i c a que el o b ­
j eto de 1 s e n t i d o c o m û n es g e n e r a l
a t o d o s los h o m b r e s " (97).
-
156
Para comprenderlo mejor pensemos que frente a esto
tendriamos los hechos
de conciencia, que son de
sentido, mas
no de sentido comûn. Ademâs, en la palabra comûn se significa
que los objetos de este criterio son para todos los hombres y,
por ellos, se refieren al orden objetivo. Asi, por ejemplo, a
un hombre que dice : "yo experimento tal o cual sensaciôn, me
parece que veo
talo cual
cosa,
mûn; pero sidiceque tal
no se le
ocual cosa
es
opone el sentido co­
de tal manera, si e^
to es extravagante, se le objeta : esto es contrario al senti­
do comûn.
Después de estas aclaraciones Balmes
dar unadef iniciôn de
se decide a -
este criterio de conocimiento; defini--
ciôn que, ciertamente, lleva una gran carga de humildad:
"Yo creo que la expresiôn sentido
comûn significa una ley de nues-tro espiritu, diferente en apari^
'
c i a s e g û n s o n d i f e r e n t e s los c a —
SO S a q ue se a pl i c a , p e r o que
en
r e a l i d a d , y a p e s a r de sus m o d i f y
c a c i o n e s , es u na sola, s i e m p r e la
m i s ma , y c o n s i s t e en un a i n c l i n a ­
c i ô n n a t u r a l de n u e s t r o e s p i r i t u
a d a r su a s e n s o a c i e r t a s verdades
no a t e s t i g u a d a s p or la c o n c i e nc i a,
ni d e m o s t r a b l e s p o r la r a z ô n ; y que t o d o s lo s h o m b r e s h a n menester
p a r a s a t i s f a c e r las n e c e s i d a d e s de la v i d a s e n s i t i v a , i n t e l e c t u a l
o m o r a l " (98).
Se trata, pues, de una ley de nuestro espiritu, a_l
go natural que nos lleva a asentir a ciertas verdades, y con
la que tenemos que contar todos los hombres para nuestro nor­
mal desarrollo sensitivo e intelectual.
Loque le importa a
afortunado o no, como el
Balmes no es tanto el nombre,-
hecho en si, la ley a que
se refiere.
El mismo lo dice : "poco importa el nombre si se conviens en el hecho".
Lo que importa es ver si existe esa inclinaciôn,
-
bajo qué formas se présenta, a qué casos se aplica y en que grado puede ser considerada como criterio de verdad. Eso es -
157
lo
importante.
su
significado, damos
en
que
E s t a b l e c i d o y a el h e c ho ,
tiene
lugar
visto
un paso mas viendo
este
Desde
p r u e b a ni
t ir
y
campos
criterio.
APLICACIONES DEL CRITERIO DEL
l as v e r d a d e s de
t a m b i é n el n o m b r e
los d i s t i n t o s
luego encontramos
evidencia
SENTIDO COMUN
e s t a l ey c o n r e s p e c t o a —
I n m e d i a t a . El e n t e n d i m i e n t o n o
l as p u e d e p r o b a r ,
pero
se
las
siente n e c esitado a a s e n ­
a el la s.
" No s e n c o n t r a m o s , pues, c o n u n ca
so c o m p r e n d i d o e n la d e f i n i c i o n d e l s e n t i d o com un: i m p o s i b i l i d a d
de p r u e b a , n e c e s i d a d i n t e l e c t u a l
qu e se h a de s a t i s f a c e r c o n el -asenso, irresistible y universal
I n c l i n a c i ô n a d i c h o a s e n s o " ( 9 9 )»
Aqui
este
z ô n es p o r q u e
qu e
el
sentir
A pesar
de
también
en este
q ue
dado
que
o no
es m a x i m a
la l uz —
q u e d a r i a m u y p o c o c a m p o a la
-entiéndase
evidencia
el
inmediata
Vuelve
nombre
esto,
se a p l i q u e
es n e c e s a r i o q u e
ha d a d o
puesto
la l ey c o m o
entendimiento
ley del
sentido
co­
importa-,
que
lo qu e
le
la l e y c o m o tal permane^
eso n o s d i c e
que recono^
el n o m b r e de s e n t i d o
s i e n t a y no c o n o z c a - e n
mâsbien conoce
a insistir
al c r i t e r i o de
que
v e m o s qu e
ca mp o . P o r
con propiedad
- l u e g o el c o n t é n i d o
es lo que n o s
m un,
que
en aplicar
i n m e d i a t a . La r a —
c o m o tal.
q ue p a r a
que
al
cierta duda
la evide n c i a
en estas verdades,
s uj et o ,
ce y a c t û a
ce
c a s o de
objeto o f r e c e , parece
a c c i ô n d el
mun-
Balmes manifiesta
s e n t i d o c o m u n al
que
siente-.
en que n o va a d i s p u t e r
queda
totalmente
incluso podria
evidencia
la
a sa lvo,
s ob re
el
y é s to
citar ajgun autor
el n o m b r e
i n t e r e s a es c o n f i r m a r
de
sentido
co­
el c o n t é n i d o ,
tal.
"Lo q ue d e s e o es c o n s i g n a r e s a -ley de n u e s t r a n a t u r a l e z a ,
que —
nos inclina a dar asenso a cier--
158
tas verdades, independlente s de la
conciencia y del raciocinio" (lOO),
También encontramos esta ley con respecto a las ver
dades de evidencia mediata. Nuestro entendimiento asiente por
necesidad
-instinto intelectual-, no sôlo a los primeros prin
cipios, sino también a todas las proposiciones claramente enla
zadas con ellos.
(101)
Esta natural inclinaciôn no se queda sôlo en el va­
lor subjetivo de las ideas, sino que llega también al objetivo;
"Ya se ha visto que esa objerividad
tampoco es demostrable directamente y a priori, no obstante que la
necesitamos" (102).
Este es uno de los camuos fondamentales donde actua
esta ley de nuestro çspiritu, esta "base de nuestra razôn": la
objetivizaciôn de las ideas. Nuestra inteligencia no puede reducirse al puro muncfo ideal y subjetivo, al me parece,
aunque
este parecer sea con la evidencia inmediata mas fuerte que nos
podamos imaginar, necesita llegar al mundo real, al e s .
Ya se comprende que es precisamente aqui, en el lle^
gar al es^* ®
realidad, donde interviens el instinto intelec^
tuai, puesto que si nos redujésemos al puro mundo del "parecer",
subjetivo, no haria fa]ta recurrir a este criterio, pues nos bastaria con la pura conciencia y evidencia para su explicaciôn
y comprensiôn.
Todo lo dicho se puede y se debe aplicar a un nuevo
campo: el orden mor a l .
Si los principios primeros son necesa-
rios para conocer, no lo son menos los morales para querer y obrar. Es decir, lo que son para el entendimiento la verdad
y
el error, son para voluntad el bien y el mal. Asi pues, por el
mismo motivo necesitamos también aqui del asenso irresistible
y moral.
"Ile aqui otra necesidad del asenso
a ciertas verdades morales, y he aqui por qué encontramos también osa irresistible y universal incl^
naciôn al asenso" (1 0 3).
159
El
a esta
siguiente
e s p a c i o de
l e y es la o b j e t i v i d a d de
d a d , c o m o v i m o s al
t r a t a r de
por
pero
otros
la vi d a ,
caminos;
c o n el m u n d o
nos
lo g a r a n t i e s .
exterior,
Nos
a c t u a c i ô n que
la c o n c i e n c i a ,
e s ta r
queda garantizada
no es
suficiente para
s e g u r o s de
necesitamos
encontramos
s e n a l a Balmes
s e n s a c i o n e s . Su s u b j e t i v i ­
c o m o ese n i v e l
s i n o que n e c e s i t a m o s
cia
las
-
su c o r r e s p o n d e n
de o t r o c r i t e r i o
o t r a vez c o n el
que
instinto
-in-
teloctual;
" E s t a s e g u r i d a d la p o s e e n t o d o s los h o m b r e s , a s i n t i e n d o a la obje^
t i v i d a d de las s e n s a c i o n e s , e s t o
es, a la e x i s t e n c i a de los c u e r - pos, c o n a s e n s o i r r e s i s t i b l e " ( 1 04 )
Nuevo
mada
mos
c a m p o de
fe e n la a u t o r i d a d
condenados
a c t u a c i ô n lo e n c o n t r a m o s
h u m a n a . S i n ella,
dice
e n la 11 a-
B al m e s ,
estaria
a la m i s m a m ue r te :
"... el h o m b r e se i n c l i n a a c r e e r
al h o m b r e p o r u n i n s t i n t o natural.
/,En qué se f u n d a la fe e n la a u t ^
ridad humana? Las razones filosôf i c a s q ue se p u e d e n s e n a l a r n o -las c o n o c e el c o m û n de los hombres;
m â s p o r e s t o su fe no d e j a de se r
i g u a l m e n t e v i v a q ue la de los f i ­
l ô s o f o s . /.Cuâl es la c a u s a ? Es —
q ue h a y u n a n e c e s i d a d , y a su l a ­
do el i n s t i n t o p a r a s a t i s f a c e r l a
..." (105).
E s t e m o d o de h a b l a r b a l m e s i a n o ,
c ha s
expresiones
la n a t u r a l e z a
de
su obra,
es a n t e s
que
ta c o n f u s i ô n
-de h e c h o
/.Son d os c o s a s r e a l m e n t e
opuestas?
/Se
contrapuestas
to de
o algo
la f i l o s o f i a .
y l e y e s de
cional"
seme jante.
Esta
significa
c o m o en su m o m e n t o
otras mu-
l ug a r
é s t o que
forma
"naturaleza"
pero
no
es obje^
sa c ar a luz las f u e r z a s
filosôfica,
el o t r o
e x p l i c a r é - . Qué
c o--
/ S o n d o s reei
si?.
Esa misma
se e n c a r g a de
que
acier
se i n t e r p r e t a n
diferentes?
son dos re a l i d a d e s distintas,
la n a t u r a l e z a de u n a
- no
podia dar
s u c e d i d o - , ai no
contradicen entre
Ciertamente
como
ejemplo cuando nos dice
la f i l o s o f i a ,
rrectamente.
lidades
ha
por
asi
campo
diriamos
"ra
sea i r r a c i o n a l , -
c l a r a s a q u e l i a s p a l a b r a s de
l6o
"No quiero indicar con esto que la razon sea impotente a manifestar la legitimidad de la ilacion
con que se deduce lo real de lo ideal ..." (106).
Asi salva el autor el hecho natural de la certeza,
por ejemplo
saciones ,
en el caso
concreto de la ohjetivaciôn de las
sen­
y salva perfeetamente el" valor de la raz o n , el hecho
de la "filosofia". Lo mismo que nos ofrece el instinto de la naturaleza nos lo viene a confirmar la razon en su reflexiôn:
"Luego el instinto que nos impul­
sa a referir dichas sensaciones a
objetos externos esta confirmado
por la razôn; luego el testimonio
de los sentidos es admisible en el tribunal de la filosofia, en cuanto nos asegura de la realidad
de los objetos" (107).
Con esta armonia ve Balmes las cosas. Asi, pues, naturaleza y filosofia, instinto irresistible y razôn, muy
al
contrario de lo que pudiera parecer, son per fee tamente compag_i
nables y complementarios. Solamente con estas afirmaciones te­
nemos motivo suficiente para rechazar de piano toda acusaciôn
de "dogmatisme"
o "instintivismo" que se haya hecho contra —
Balmes.
Ademas de los casos sehalados los primeros princi­
ples intelectuaies y morales, la objetividad de las ideas y -sensaciones y la fe en la autoridad humana, necesita cl hombre
el asenso instantanée a otras verdades que, aunque con el tiem
po podria demostrar, no le es permitido hacerlo, dado el modo
repentino con que se le ofrecen.
Balmes pone algunos ejemplos: asi el que juzguemos
imposible el formar una pagina de Virgilio arrojando a la aven
tura algunos caractères de imprenta; el dar en un blanco peque^
nisimo sin apuntar hacia él, y otros seme jante s . Ademâs anade
lo que él llama "argumontos de analogia": la seguridad de que
el sol saldrâ manana, que la primavera nos traerâ las flores...
Estamos ante la llamada impo sibi lidad de sentirlo co
I6l
mun
.
En este punto Balmes no esta del todo afortunado. -
O admitimos cierta superacion en su pensamiento
-me refiero
al caso concreto de la imposibilidad de sentido comûn-, entre
lo expuesto en el Criterio y en la Filosofia Fundamental, o tenemos que admitir cierta contradicciôn en su comprensiôn —
del sentido comûn.
Ciertamente en su obra F . Fundamental se expresa —
Balmes con mâs rotundidez, no recurre a la teorla de las probabilidades para explicar este caso. La imposibilidad de sen­
tido comûn se afirma de forma mâs absoluta.
Se ha dicho que en el primer caso, en el Criterio,
explicarla el elemento ontolôgico de la certeza por las proba
bilidades matemâticas, al estilo de Cqurnot; en el segundo ca
so, haria reposar la fuerza de la certeza en un elemento ontjo
lôgico heterogéneo y en una disposiciôn especial para captarlo; el instinto intelectual (109).
Si no admitimos esta superaciôn de au propio pensa
miento no nos cabe mâs remedio que acusarle de cierta vacilaciôn o contradicciôn en este punto, y ésto con detrimento de
su recta comprensiôn del sentido comûn.
Este es el campo en que actûa este instinto intel^
tuai balmesiano. Criterio qu e , aunque no le importa demasiado
el nombre, sino el hecho como tal, lo llama también "instinto
de la naturaleza" , "ley de nuestro espiritu" , "luz divina
en
nosotros" , "base de la razôn" , "voz del espiritu" , "bénéficié
del Creador" , "instinto de nuestro entendimiento", etc.
Se impone ahora, en nuestro ânimo de ir ahondando
lo mâs posible en este criterio, una nueva cuestiôn. El sent^
do comûn, /es criterio seguro de verdad? /Lo es siempre? /Qué
caractères debe poseer para ser tenido como criterio infa]i—
ble? Las preguntas estân arrancadas de la misma obra de Bal—
mes. Oigamos sus respuestas:
"El hombre no puede despojarse de
su naturaleza; cuando habla, la razôn dice que no se la puede de^
162
p re c l a r . U n a i n c l i n a c i ô n n a t u r a l es a los o j os de la f i l o s o f i a u n a
c o s a m u y r e s p e t a b l e , por s ô lo
ser
n a t u r a l ; a la r a z ô n y al l ib r e a lb e d r i o c o r r e s p o n d e el no d e j a r l a e x t r a v i a r . Lo que es n a t u r a l en el
h o m b r e no es s i e m p r e e n t e r a m e n t e f i j o c o m o e n los hr u t o s . E n é s t o s
el i n s t i n t o es cie go , p o r q u e d e b e
s e r l o d o n d e no h a y r a z ô n ni l i b e r tad. En el h o m b r e las i n c l i n a c i o —
ne s n a t u r a l e s e s t â n s u b o r d i n a d a s en su e j e r c i c i o a la l i b e r t a d y
a
la r a z ô n . ..
H a y e n el h o m b r e u n a c u a l i d a d m u y
a p r o p ô s i t o p a r a que las i n c l i n a —
c i o n e s n a t u r a l e s se d e s v i e n c o n —
f r e c u e n c i a ; la d e b i l i d a d . . . " ( 1 10 )
Libertad,
siempre
mûn"
en c u e n t a
de Balmes.
s e n a l a r , bien
este
Esto
h a ce
a tener
c o m p r e n d e r b i e n el " s e n t i d o
t a m b i é n que
el a u t o r
d e t a l l a d a m e n t e , las c o n d i c i o n e s
criterio para
S o n l as
r a c i o n a l i d a d , debilidad son notas
si q u e r e m o s
que p o d a m o s
tomarlo
se
co--
esfuerce
que ha
como criterio
de
en
curtplir
de verdad.
siguientes:
1 A ) " La
i n c l i n a c i ô n al u s e n s o es de
sistible,
de m a n e r a
la r e f l e x i ô n ,
se de
23)
"De
p ue de
que
resistirse
ni
irre^
aun con
-
aun despojar-
ell a".
la p r i m e r a d i m a n a
v e r d a d de
para
todo punto
el h o m b r e , ni
sentido
t o do el
la otra,
a saber;
--
c o m u n es a b s o l u t a m e n te c i e r t a
linaje
humano".
3 3 ) " T o d a v e r d a d de s e n t i d o c o m u n pu e d e
e x a m e n de
t o da
sufrir
el
-
la r a z ô n " ,
4 3 ) " T o d a v e r d a d de s e n t i d o c o m u n t i e n e por o b j e t o
la
sati s f a c c i ô n de
vida
sensitiva,
l’o n e m o s u n o de
dera
los
Parece
colores
que
el
en
sus
a l g u n a g r a n n e c e s i d a d de
intelectual
ejemplos.
las c o s a s misinas.
sentido
comûn
nos
El
la
o m o r a l " . (111)
l in a je h u m a n o
/Es asi
c o n si^
en r e a l i d a d ?
e n g a n a . P e r o , /cumple
las
No.
con-
163
diciones
que
el
s u f r l r el e x a m e n de
poder
pues
a c a b a m o s de
l u e g o que
si ôn.
Ademas
cumple
hace
nombre
una r e f e r e n d a
de
sentido
No.
P er
la r a z ô n
se r e f l e x i o n a
tampoco
Al f i n a l d el
mes
senalar?
lo p r o n t o
-tercera
se d e s c u L r e
le f al ta
condiciôn-,
inmediatamente
-
la ilu
la p r i m e r a y s e g u n d a c o n d i c i ô n .
capitulo
que
a c a b a m o s de a n a l i z a r
a Fenelôn para mostrar
comûn comprende
Ba^
c ô m o b a j o el
t a m b i é n el c r i t e r i o de
-
la -
evidencia.
"Es i n d u d a b l e que en e st e p a s a j e
h a b l a F e n e l ô n de la e v i d e n c i a , -p u e s que, a m a s de que e m p l e a e s ­
te m i s m o n o m b r e , se r e f i e r e a las
ideas inmutables. For sentido c o ­
m û n e n t i e n d e las m i s m a s i d e a s g é ­
n é r a l e s p o r las c u a l e s j u z g a m o s de
t o d o o, en o t r o s t er m i n e s , la
i d e a de d o n d e n a c e la e v i d e n c i a "
(1 1 2 ).
Por
lo que
llevamos
e x p u e s t o ya se
t ro a u t o r
n o c o i n c i d e su c o m p r e n s i ô n d e l
que
de d e c i r n o s F e n e l ô n ,
acaba
son l as
para
el
ve que
en n u e s -
sentido comûn
que el " s e n t i d o
c o n lo
c o mû n"
ideas générales mismas.
También
el c o n s e n t i m i e n t o
fe e n la a u t o r i d a d
tal y c o m o
sale
al p a s o de u n e r r o r de L a m e n a i s
c o m û n , al c o n f u n d i r
humana
se ha d e s c r i t o ,
s ob r e
s e n s u s y c o n s e n s u s . La
es c r i t e r i o v â l i d o de c o n o c i m i e n t o ,
P e r o anade:
"Un célebie e s critor -Lamennaisha q u e r i d o r e f u n d ir t o d o s los c r ^
t e r i o s en el de la a u t o r i d a d h u m ^
n a , afi r m / n d o resu e l t n m e n t e que el " c o n s e n t i m i e n t o c omûn, s e n s u s
c o m m u n i s , es p a r a n o s o t r o s el sello de la v e r d a d y que no h ay
—
o tr o" ( L a m e n n a i s , E n s a y o s ob re la
i n d i f e r e n c i a en m a t e r i a de r e l i - g i ô n , t. 2. c , 1 3 ) ( 1 1 3 ).
Este
la
sistema aparece
i n t e r p r e t a c i ô n de
d i v e r sas c o m o
Bal me s,
como errôneo y extrano,
porque
sensus y consensus.
los d e m a s
en
todo y por
todo,
criterio,
era a nonadarlos
se c o n f u n d e n p a l a b r a s
"Apelar
despojar
a todo s ".
segûn
al
tan
a la a u t o r i d a d de
-
i n d i v i d u o de t o d o
-
164
El e r r o r de
chos
casos recurrimos
n o s de
rio
algo,
general.
bien
Lamennais
a]
ha q u e r i d o
Es u n a
l os
consentimiento
llevar
la
conclusion
n os
que,
s e n t i d o c o m û n , que no es m a s
como
comûn para
que
a crite­
unas palabras
a tener taies
se n i e g u e
culpable
que
en mu-
cerciorar-
casos
Recoge
obligamos
y a cualquiera
s in d e m o s t r a c i o n , le d e c l a r a m o s
t r a el
en
l ey de e s t o s
invalida.
significativas: "Nosotros
p r i n c i p i o s p or c i e r t o s ;
consiste
--
a creer-
de rebel d i a
la a u t o r i d a d de
con­
gran
nûmero" .
Balmes
déclara
se r e v u e l v e
totalmente
intolerable
En el r e s u m e n
Fundamental,
so b re
contra
que
tamana
exageraciôn y
la
(l l 4 ).
h ace
los c r i t e i i o s
Balmes, capitulo
de
la v e r d a d ,
?4 de
la F.
e sc ri b e ;
" Ha y e n n o s t r o s v a r i o s c r i t e r i o s :
p u e d e n r e d u c i r s e a très: la c o n —
c i e n c i a o s e n t i d o int im o , la e v i ­
d e n c i a y el i n s t i n t o i n t e l e c t u a l
o s e n t i d o c o m û n ...
El i n s t i n t o i n t e l e c t u a l es la n a ­
tural i nc]inacion
al a s e n s o en los c a s o s que e s t a n f u o r a del dom i n i o de la c o n c i e n c i a y de la -e v i d e n c i a . El i n s t i n t o
intelec­
t ual n o s o b l i g a a d a r a las i d e a s
un valor objetivo... Cuando versa
s obre o b j e t o s no é v i d e n t e s , y nos
i n c l i n a al a s e n s o , se ll a m a s e n t i ­
d o c o m û n " . (11 5 )
FUNCIONAMIENTO
Juzgamos
terpreter
l as
es t e
correctameute
"falsas"
A R M Ü N I C O DE
a p a r t a d o d el
que
d e l 'sentido c o m û n ' , no d u d a m o s
r aiz:
o l v i d o del
funeionamiento
entre
sus t rè s c r i t e r i o s de
filôsofo repite
mâs
maximo
el p e n s a m i e n t o de
interpretaciones
Extrana
L OS T R E S
en m u e h a s
en a f i r m a r
que
q ue
c o n o c i m i e n t o de
esto por
interés para
Balmes.
se h a n d a d o
armônico
cuanto
ocasiones
con
CHITEUIUS
que
Muchas
a su
-
filosofia
tienen
Balmes
in­
de
aqui
la
establece
la v er d a d .
es u n
t em a
insistencia
qu e
el
c a s i macha
165
cona.
Balmes
l ar es p a r a
trata
el t a n t o
dad plena y a u t éntlca.
vo
tratandose
del
de c o m p r e n d e r
como mutilar,
al " h o m b r e
Y e s t o h a y que d e c i r l o
tema del
entero" , Ai^
incapacitarnos para
conocimiento.
El
con mayor moti-
f e n o m e n o del
c i miento hay que v e r l o
e n su c o m p l e j a y r i c a a r m o n x a .
l as p r i m e r a s p â g i n a s
su F i l o s o f i a
que
el m é t o d o
de
contrario,
r a l i d a d de
que
tanto
invalidado
tantos
Fundamental
la f a l t a de
hemos hablado,
justamente
con^
Desdo
insiste
esta armonia,
es
la v e r
en -
la unilatje
lo que ha -
s i s t e m a s e i n t e n t e s de e x p l i c a c i ô n
criteri^
lôgica.
Recogemos
a l g u n o s de
sus t e s t i m o n i e s :
" A q u i o b s a r v a r é lo e r r a d o de los
m é t o d o s que a i s l a n las f a c u l t a d e s
del hombre, y q u e , para conocer m e j o r el es p i r i t u , le d e s f i g u r a n
y m u t i l a n ...
H a y e n el h o mb r e, c o m o en el u n i v e r s o , u n c o n j u n t e de le y e s c u y o s
e f e c t o s se d e s e n v u e l v e n s i m u l t a —
n e a m e n t e , c o n u na r e g u l a r i d a d arm o n i o s a " (ll6).
Esta
fundamental
de
primera
i n t u i c i ô n que
f i l o s o f i a d el
c o n o c i m i e n t o nos
l l e n o en el te m a .
Ciertamente
realidad
de
concrete
a fir m a c i ô n del
hecho
encontramos
que
c a d a u n o de
a q ui
los
en su o br a
i n t r o d u c e de
no e s t u d i a
todavia
très c r i t e r i o s .
es i m p o r t a n t i s i m o .
Poco
a poco
Pero
—
la
la
se i ra d ^
s a r r o l l a n d o y e x p l i c a n d o mas.
" Un a de las l e y e s m a s c o n s t a n t e s
de n u e s t r o ser es la n e c e s i d a d de
u n e j e r c i c i o s i m u l t a n é e de f a c u l ­
t ades, n o s olo p a r a c e r c i o r a r s e de la v e r d a d , s i n o t a m b i é n p a r a e n c o n t r a r l a " (117).
L a a f i r m a c i ô n es c o n t u n d e r t e . Si h a y una
e n c i m a de
nislada
es
todas,
esta:
co de n ue s t r a s
qu e
tenga
la ley de
facultades.
intima y reciproca.
por
si m i s m a
la n e c e s i d a d
entidad
del
L as f a c u l t a d e s
Se i n c l u y e n y
ley p o r
-
y comprensiôn
ejercicio armôni­
e s t a n en r e l a c i ô n -
se a e c e s i t a n c o n t i n u a m e n t e .
166
Lo que estâmes viendo de las facultades se puedo ir
adelnntando, como es logico, de los varios criterios de conoc^
miento, ya que no son dos cosas distintas sino las mismas facul
tades en su actuacion.
Mas claramente todavia:
"No hay, pues, en el hombre crite­
rios de verdad enteramente aisla-dos. Todos estan en relacion; se a Firman y compl etan reclprocamente;
siendo de notar que las verdades de que estan ciertos todos los hom
bres estan apoyadas de algûn modo
por todos los criterios" (ll8).
De tener en cuenta estas clarxsimas afirmaciones -balmesianas no es posible comprender las imparciales interpre­
taciones y acusaciones que de su"filosofia del sentido comûn",
-y que van desde el fideismo al oscepticismo-, se pueden leer.
Todavia se pue de decir mas, ;,no encontramos aqui, en este mara
villoso armoni smo, auufiue esté repre sen tado por el genial tintorero de su obra El Criterio, una base a ciertas filosofias posteriores, incluso de signo f enomenolôgico? No afirmainos
el
hecho histôrico como ta l , si la coincidencia real de plantea-mientos y soluciones.
Asi suenan sus palabras:
"La verdad compléta -y subrayo el
adjetivo por lo que 1leva de sugerencia en nue stros dia s-, como el
bien jerfecto, no existen sin la armonia: ésta es una ley necesaria
y a e 1 la esta sujeto el hombre" (119)
Sontestimonios directos en favor de la te s i s que venimos defendiendo. También podemos encontrar alguna
prueba -
indirecta que nos 1 leva a la misma conclusion.
Una prueba indirecta la encontramos cuando nos ha-bla del criterio de conciencia, indicando que por si mismo nada nos puede decir con respecte a los objetos. Estas son sus palabras :
"l’or su naturaleza, es puramento subjetivo: de modo que, considoran
167
d o e n si m i s m o , s e p a r a d a m e n t e del
i n s t i n t o i n t e l e c t u a l y de la l uz
de la e v i d e n c i a , n a d a a t e s t i g u a c on r e s p e c t o a los o b j e t o s ..." (120)
Todavia mâs claramente,
demos
y e u e st e m i s m o
lugar, po­
leer:
" As i se e x p l i c a c o m o la e v i d e n c i a
se f u n d a en la c o n c i e n c i a , no iden
t i f i c â n d o s e c o n el la , s ino e s t r i b a n d o s ob r e la m i s m a c o m o u n h e —
c ho i m p r e s c i n d i b l e , p e r o e n c e r r a n
d o a l g o mâs: a sab er, el i n s t i n t o
i n t e l e c t u a l que n os h a ce c r e e r -v e r d a d e r o lo é v i d e n t e " (1 2 1 ),
Este
blece
que
e n el
da
j u e g o y la c o n j u n c i ô n que
c o m p l e j o d el f e n o m e n o d e l
c u e n t a n c o n el
clusivismo
nos
es el
triple
arruinaria
el e d i f i c i o d el
Balmes multiples
Filosofia Fundamental,
criterio ya
ejmplos
q ue
conocimiento
descrito.
esta--
humano,
y
C u a l q u i e r ex-
conocimiento.
en u n o de
concluye
Balmes
De e l l o
los c a p i t u l o s de
su
co n e s t a n o t a :
" P o r lo d i c h o e n e s t e c a p i t u l o se
m a n i f i e s t a la v e r d a d de lo que d_i
go e n el 24, sob r e el e n l a c e de l os d i f e r e n t e s c r i t e r i o s y la n e c e s i d a d de n o a t e n e r s e a u na F i l o
s o f i a e x c l u s i v e . El s e n t i d o i n t i ­
mo, o la c o n c i e n c i a , si r ve de b a ­
se a los û e m âs , c o m o u n h e c h o i n ­
d i s p e n s a b l e ; p e r o el m i s m o se d es
t r u y e si se n i e g a n los o t r os " (122T
De
terios
suponga
la r u i n a de
ahl
q ue
la r u i n a de
la r u i n a de
c u a l q u i e r a de
los tr ès c r i ­
t o d o el e d i f i c i o d e l
conocimiento,
los o t r o s dos.
" C a d a c u al en su c lase, y a su m a
n e r a , los t rè s s o n
necesarios:
n i n g u n o de e l l o s es del t od o inde^
p e n d i e n t e ; la r u i n a de uno, sea el que fue r e, t r a s t o r n a n u e s t r a i n t e l i g e n c i a " ( 1 2 3 ).
Una vez mâs vemos
al
h o m b r e ente ro ,
car n os
en t o d a
cômo
Balmes
t r a t a de
considerar
su c o m p l e j i d a d , a la h o r a
el f e n ô m e n o del c o n o c i m i e n t o .
Toda
filosofia
de e x p l i que
olvi-
l68
de
esta verdad,
o l v i d o de
que
otros,
«juedara p r e s a de u no o v a r i o s
estaria
E s t o no i m p i d e
d i o de
las
f u e n t e s de
lizarlas y verlas
vista
el
por
la m i s m a
forma
Pero ello
como nos dice
interrelaciona
con
ana
sin p e r d e r n u n c a
de
el a u t o r r e s u m l d a m e n t e :
Balmes cuando
Aunque realmente
como
y estu
c on t o d o d e r e c h o ,
(124).
idea resalta
separadas,
exclusiva,
Es n e c e s a r i o no p e r d e r
las
i la h o r a del a n â l i s i s
separado.
aima.
considerar
f u n c i o n e s de
que
podamos,
es un g r a n v i e n "
las f a c u l t a d e s d e l
se p u e d e n
el
la v e r d a d
c o n j u n t o , pues,
"la u n i d a d
aspectos
a p u n t o de d e g e n e r a r en f al s e d a d .
n o s h a b l a de
--
diferentes,
no
ejerciendo
enteramente
de v i s t a
sean
el c e n t r o
cada una
a i s l a d a de
c o m û n que
sus -
l as demas.
las
une
y
a todas.
En esta misma razôn insiste el P. ROIG GIRONELLA -cuando escribe:
"J’r e c i s a m e n t e el s e n t i d o t ot a l de
la o b r a b a l m e s i a n a
ti en e c o m o u n a
de sus p r i n c i p a l e s c a r a c t e r l s t i c a s
u n i r en un haz los t r è s e l e m e n t o s
de c r i t e r i o que él sen al a, h e c h o de c o n c i e n c i a , e v i d e n c i a l ideal, i n s t i n t o i n t e l e c t u a l de la f a c u l - tad" (125).
Interpretando
a Balmes
c omenta
que a la f i l o s o f i a
-
racionalista -que no encuentra la paz y estahi]idad-, no le ha
ce falta una revoluciôn "copernicana", sino "humana". Estas -son
sus p a l a b r a s :
Asi
nuestro
se
ser es el
"La n a t u r a l e z a h u m a n a nos i m p o n e ( q u e r â m o s l o r e c o n o c e r o no, p o c o i m p o r t a ) la n e c e s i d a d de a c t u a r co^
h o m b r e s , y en el h o m b r e su a c t n a —
c i ô n es u n "t od o " a r m ô n i c o , u n c o n
j u n t o s i m u l t a n e o de las t rè s c i a —
ses de e l e m e n t o s " ( 1 2 6 ).
senala
que u n a de
ejercicio
la le y e s m â s
s i m u l t â n e o de
constantes
nuestras
de
facultades.
Lo mismo escribe este autor en otro de sus trabajos
sobre Balmes. üespués de insistir que el Instinto Intelectual
corresponde al "d inami smo"
-"finalismo", también-
do las fa­
cultades del hombre hacia su propio objeto, y al mirar esto -criterio en rei.aciôn con los otros, nos dice:
" N i n g u n a fie e s t a s
t rès
fuentes,
—
169
c o n s i d é r a la p o r a n â l i s i s s e p a r a d a
de las de-Tâs, es s u f i c i e n t e p a r a
d a r r a z ô n d e l todo, que es t a n t o
el h o m b r e que f i l o s o f a , c o mo la c o s a de q u e f i l o s o f a "
P o r eso, él r e q u i e r s que se de —
u n e j e r c i c i o s i m u l t â n e o , armônico,
de la s t r è s c o n d i c i o n e s o f a c t o —
r es, a u n q u e c o m b i n a d o s m u y d i v e r s am en t e , s e g û n la n a t u r a l e z a
del
o b j e t o q ue se e x a m i n a " ( 1 2 7 ).
CONCLUSION
Creemos
alcance
razôn,
tras
h a b e r d e m o s t r a d o ya
del
Instinto
Intelectual
como
él m i s m o
la llama,
facultades
el g e n u i n o y v e r d a d e r o
b a l m e s i a n o , esa
o esa fuerza
p o r la que a s e n t i m o s
" base" de
a ciertas verdades.
C o n el r e c o n o c i m i e n t o y c o m p r e n s i ô n de
de n u e s t r a n a t u r a l e z a
surada
que
n o s a b r i r i a n al c a m p o del
S a l v a r el
c o n el r e s t o de los
e x p l i c a c i ô n del
gio.
la r a z ô n h u m a n a no p u e d e
e n l o s l i m i t e s d e l e s c e p t i c i s m e , ni
aquellos
No
es
t e r o el
funeionamiento
criterios
de
hombre
Para
puro fideismo.
a r m ô n i c o de
conocimiento,
este
es
criterio
salvar
la -
cualquier naufra
la que p i e n s a ,
ser t o t a l m e n t e
tem a,
t e r i o r m e n t e , no p o d e m o s
ciertamente
Balmes
en r e l a c i ô n
con este
es el h o m b r e
en
j u s t o s en n u e s t r a m i r a d a e i n ­
y aunque ya
cerrar
ti en e
u na
tema,
lo h e m o s
el c a p i t u l o
se r i e
y que
" n o m b r e s " , las e x p r e s i o n e s ,
i n s i n u a d o an-
s i n c o n o c é r que
de e x p r e s i o n e s
pueden dar
t e r p r ê t a c i o n e s . El m i s m o r e c o n o c e
los
quedar ya clau
que r az o n a .
t e r p r e t a c i ô n de e s te
do
e st a " ley"
traspasar tampoco
f e n ô m e n o d e l c o n o c i m i e n t o de
la r a z ô n d el
la
i n t e r n a de n u e s - -
que n o
con
le
—
ambiguas,
lugar a falsas
in
importan demasia-
tal q ue
se r e c o n o z c a n
los h e chos .
Este
s o l o d a t o p o d r i a y a ejiplicarnos el p or
f a l t a de m a t i z y c u i d a d o en a l g u n a s ne
embargo,
en algunos
casos
creemos
que
sus e x p r e s i o n e s
qvié e sa
. Sin
h ay a l g o m â s que p u r a
-
170
c u e s t i o n de
f orma.
ra vivido mâs
al
c a m p o de l
genuino
Instinto
se nt i d o ;
c o n j u n t o de
Asi
1 i dad
Intelectual
cosa,
por
otro
cunndo parece
parecer
sentido vulgar.
lectual
momentos
-posiblemente
l le ga casi
lado,
si hu b ie
su a p r o x i m a c ion a coinprometer
total?nente
clara
su
en el
su obra.
o cuando podria
puro
En a l g u n o s
hnhiera matizado y corregido-
a algunos
l l a m a d a de
que
opone
que f i j a
Lo m i s m o
ejemplos,
sentido
el
cuando
como
com ûn .
el f i l ô s o f o
sentido
aplica
s er i a
Aqui
al h om b r e ,
filosofico
el
Instinto
el c a s o de
quedaria
en
el
Inte­
la i m p o s i b ^
como rebajado
-
su e s t a t u t o r a c i o n a l .
E n o t r o s m o m e n t os
la n a t u r a l e z a y la r a z ô n .
o tra ,
muy distinta,
Todas
qu e
estas
interpretarias
El
que
Una c o s a
expresiones,
luz del
es m â s
el n o n p l u s u l t r a
la
ble
primera
imperiosa
aprioridad
se o p u s i e i a n
s u c e d a de hec h o,
ciertamente
ambiguas,
-ya
to da e x p l i c a c i ô n del
necesidad.
que
de n u e s ­
facultades,
la r a zô n ,
y
el t e n e r
no que
Es el r e c o n o c i m i e n t o de
sin a d m i t i r a l g u n a
conocimiento-
caciôn y justificaciôn racional
hay
ge ne r a l .
i n t i m a de n u e s t r a s
de
y
sea asi.
contexto
la f u e r z a
c e d e r a él p o r
si
I n t e l e c t u a l , la ley p r i m i t i v a
tr a n a t u r a l e z a ,
que eso,
como
es que
criticamente
a la
Instinto
pareceria
a la h o r a
s ér i a
de
-
imposi^
la e x p l i ­
de n u e s t r o c o n o c i m i e n t o .
171
NOTAS
1)
CUESTAjS.:
2)
F.
3)
Ibidem,
4)
o.c.,
Fundamental,
pâg.
21?
L , 1 , c ,1, 1
II,
L , 1 , c ,1,1
II,
pâg.
Ibidem,
L,l,c,l,4
II,
pâg.
9.
5)
I bi d e m ,
L ,1,c ,2,7
II,
pâg.
12.
6)
I bi d e m .
pâg.
7)
Ibidem,
L,l,c,2,ll
II,
pâg.
13.
8)
Ibidem,
L,l,c,2,15
II,
pâg.
15.
9)
R O I G G I R O N E L L A , J ., S.J.:
p âg.
8.
8.
Estudiofe de M e t a f x s i c a ,
o.c..
196.
10
F.
11
I bi d e m ,
Fundamental,
L , l , c , 7 ,79
L , l , c , 15,147
II,
II,
pâg.
pâg.
pâg .
12
I bi d e m ,
L , 1 ,c ,I 6 ,I 60
II,
13
I bi de m ,
L , 1 , c ,1 6 ,162
I I , pâg.
86.
14
I bi d e m ,
L,l,c,l6,l62
I I , pâg .
86.
15
El Criterio,
16
I bi de m ,
17
I bi d e m ,
0,1,1
42.
78.
84.
III,
pâg.
553.
c,l,nota
III,
pâg.
553.
c ,1,2
III,
pâg .
18
F.
19
C A S A N O V A S ,I ., S .J .:A c t a s d e l
Fundamental,
L , 1 , c ,7 ,71
II,
554.
pâg.
38.
c e n t e n a r i o de
Palmes,Tomo
pâg. 227-8 .
F. Fundamental, L,l,c,30
Ibidem,
L ,1,c ,30,294
I I , pâ g . 135 «
II, pâg. I56.
Ibidem,
L,l,c,30,294
II, p â g . I56.
Ibidem,
L,l,c,30,298
II, pâg. I5 8.
Ibidem,
L,1,c ,30,302
II, pâ g . 162.
Ibidem, L,1,c ,6,65
I I , pâ g .34-35 •
Ibidem,
ZARAGüETA,J.: Palmes y Newman. REV. de FILOSOFIA, 24(1948)
pâg. 797-798.
F .Fundamental, L,1,c ,17,I63I I , p â g .
Ibidem,
L,1,c,17,166
II, p â g .8 8 .
Ibidem,
L,1,c,15,l48
II, p â g .78 .
Ibidem,
L,1,c,15,l49
II, pâg. 79.
87.
172
(3 2 ) Ibidem, L ,1.,c ,7,73
(33) Ibidem, L ,1, c ,23,226
(34) Ibidem, L ,1 ,c ,8,89
II,
I)âg. 39.
II,
pâg.
II,
pâg.
121.
50.
(35) Ibidem, L ,1, c ,17,164
II,
pâg.
87.
(3 6 ) Ibidem, L ,J.,c ,17,165
Il,
pâg.
87.
(37) Ibidem, L , c ,23 ,225
II,
pâg.
(3 8 ) Ibidem, L,c,23 ,233
II,
p â g . 123.
( 3 9 ) I d e o l o g i a l’u r a , c , 1 4 , 1 7 4
(40)
Z A R A G U R T A ,J .:
Bal me s.
t i c o , o.c.,
pâg.
(41)
C U R S T A , S.;
Balmes,
121.
IIJ , p â g . 2 7 9 .
F i l ô s o f o ,s o c i a l , a p o l o g i s t a y p o l i ­
107.
m a e s t r o de
su tieinpo y del n u e s t r o . -
o .c ., p â g . 246.
(42) D A L M A U G R A T A C O S ,
Vich
en el
primer
filosôficos.
pâg.
F.:
Balmes,
filôsofo. üiscurso
c e n t e n a r i o de
su n a c i m i o n t o .
V ic h,
(44)
9 de
en
17.
(4 3 ) R O I G G I R O N R L L A ,J .,S .J .; Lo e t e r n o de
en el S a l ô n de
le i d o
Opusculos
la C o l u m n a de
j u l i o de
1959.
Bal me s.
Conferencia
]as C a s a s C o n s i s t o r i a l e s
A y u n t a m i e n t o de V i c h
de
(1959)«
Ibidem.
(4 5 ) R O I G G IRON ELI, A ,J . ,S .J . : B a l m e s
f i l ô s o f o , o.c.,
(46 ) F . F u n d a m e n t a i , I,,l,c,22,2l6
II,
(47)
I bidem,
8l .
(48)
I b i d e m , 1,, 1, c ,15 ,13 3 II,
L,l,c,15,153
II.
pâg.
pâg.
4 9-50.
117.
pâg . 8l .
(49)
Ibidem,
L , 1, c ,24,24O
II, p â g . 126.
(3 0 )
I bidem,
L,1,c,24,242
II, pâg.
(5 1 )
I b idem,
I.,] ,c ,24 ,244
II, pâg. 128.
(5 2 )
I b id em ,
L,l,c,21,215
II, p â g . I I 6 .
(5 3 )
Ibi de m ,
L,l,c,22,221
II, p â g . I I 8 .
(54)
I b id e m,
L,l,c,22,221
11, pâg.
II8 .
(55)
Ibi d em ,
L,l,c,22,223
II, pâg.
119.
(5 6 )
Ibi de m ,
L , 1 , c ,23,224
11, p â g . 120.
(57)
Ibi de m,
L ,1,c ,23,224
II, p â g . 120.
( 5 8 ) GONZAI.EZ C ü R U E R O ,
pâg.
F.,C.M.F.:
126-1 2 7-
El i n s t i n t o
te de c o n o c i m i e n t o . Madi'id-Buenos A ires,
( 5 9 ) COMI‘-l-LAS . ; I n t r o d u c c i ô n a la f i l o s o f i a ,
intelectual
(19 56),
fucn-
p â g .94 - 95
l,,3 ,c ,4 . l'ôg.222.
173
(6 0 ) so L AN A,
M . : B a l m e s , Cornelias;
PENSAMIENTO,
3 (19 47)
(6 1 ) I b i d e m ,
o .c,,
(6 2 ) I b i d e m ,
pâg.
95.
(65)
Ibidem,
pâg.
96.
(64)
Ibidem,
pâ,g.
103.
(65)
Ibidem,
pâg,
103.
(66)
Ibidem,
pâg.
108.
(67)
ROQUER,
R , : El
pâg.
pâg.
d o v tr in a de
94.
s e n t i d o c o m û n en "El C r i t e r i o "
C o n f e r e n c i a e n al S a l a de la C o l u m n a de
(68)
V ic h ,
del
Vich,
pâg .
Ibidem
13 de
j ul i o de
1943.
Ibidem
C e n t e n a r i o de
pâg.
pâg.
filôsofo,
ALESANCO,
T.,
o.c.,
pâg . 1 0 8 .
Z A R A G Ü E T A , J .,
o.c,,
pâ g . 11 .
(73)
F . F u n d a m e n t a l , L , 5 . c , 3 . 21
(74)
Ibidem
L , 1 , c , 2 5, 24 7
I I , pâg.
129.
(75)
Ibidem
L,l,c,25,250
1 1 , pâg .
130.
(76)
Ibidem
L , 1 ,0 ,25,254
1 1 , pâg.
132.
(77)
Ibidem
Lôgica,
(78)
Ibidem
L, 1 ,0 ,23,232
11, pâg .
(79)
Ibidem
L , 1 , c ,23,232
II,
(8 0 ) I b i d e m
L, 1 ,0 ,15,155
I I , pâg.
82.
(81) I b i d e m
L, 1 ,0 ,15,158
11, pâg.
83.
(8 2 ) I b i d e m
L , 3 , c , 34,267
I I , pâg.
369.
Ibidem
L, 1 ,0 ,23,232
11, pâg. 1 2 3 .
II,
L , 3 , c , l ,320
pâg.
III , pâg.
pâg.
123.
Ibidem
L , 1 ,0 ,2 5 ,243
I I , pâg.
128 .
Ibidem
L , 1 ,0 ,25,251
II,
1 30 - 1 .
(8 6 ) I b i d e m
L , 1 ,0 ,25,251
11, pâg.
131.
Ibidem
L, 1 ,c ,2 5 ,261
I I , pâg.
134.
pâg.
GIRONELIjA, J .:Lo e t e r n o de Ba l m e s ,
pâg.
o.c.,
pâg. 26.
27.
( 9 0 ) F L O R I , M..S.J.:
trinam Jacobi
80.
123.
(84)
(8 9 ) I b i d e m
60.
457.
(85)
(87)
o.c.,pâg.
61.
(71)
(8 8 ) R O I G
de
"El C r i t e r i o "
39.
(72)
(83)
de B a l m e s .
l as C a s a s C.
29-45.
(69) R O I G G I R O N E L L A , J.,S.J. ! B a l m e s
(70)
la e v i d e n c i a .
73-1 08 .
De v a l o r e
Balm es .
sensus
COL.
communis
secumdum doc-
MAX. S.J. D i s e u r S O S i n a u g u -
174
rales,
(91)
1926-1927-
D A LMAU GRATACOS,
V ich,
primer
s ôf ic o s .
Pag.
F . r Pa l m e s ,
c e n t e n a r i o de
f i l ô s o f o . D i s e u r so l e i d o
su naciniiento.
Opusculos
on filo­
51-
(92) N I C O L A S D R R I S I , O . : P a l m e s , el f i l ô s o f o d e l s e n t i d o c o m û n .
A c t a s del C o n g r e so I n t e r n a c i o n a l
4 - 1 0 de
octubre
de
1 9 48
(pâg.
de F i l o s o f i a .
Barcelona,
3 41 - 3 4 8 ) .
(93) C U E S T A , S.: B a l m e s m a e s t r o de su t i e m p o y d e l n u e s t r o .
Conferencia pronunciada
en Vich
de
ESTUDIOS SOBRE
la m u e r t e
pâg.
de
B al m e s .
con motive
--
del cente n a r i o
BAL ME S ,
VICH
(1972)
225.
94) R O I G G I R O N E L L A ,
95) Ib i d e m , pâg.
J.,
S.J.:
Balmes
f i l ô s o f o , o.c.,
p â g . 64-5.
65.
96) F. F u n d a m e n t a l , L , l , c , 3 2 , 3 1 4
II,
pâg.
97) Ib i d e m , L , I , c , 3 2 , 3 1 5
I I , pâg. 170.
98) I b i d em , L , l , c , 3 2 , 3 1 6
II,
99) I b i d em , L , 1 , c , 3 2 , 3 1 7
I I , pag. 171.
pâg. I 7O - I 7 I.
100
I bi de m.
101
I bidem.
102
I bi de m ,
L , 1 , c , 3 2, 31 8
II, pâg.
172
.
103
Ibid e m,
L , l , c , 32,319
II, pâg,
172
.
104
I bi d e m ,
L , I , c , 32,320
II, pag,
172.
105
I bidem,
L , 1 ,c ,3 2,3 2 1
II, pâg.
173.
106
Ibid e m,
L , 2,c ,4,24
II, pâg. 204.
107
108
Ibid e m,
L ,2,c ,5,30
II, pâg. 2 09.
El Criterio,
c ,4,10
I70.
III, pâg. 571.
109 ROIG GIRONELLA,J. :Estudios de metafisica, o.c., p â g .204-5
II, pâg.
110) F. Fundamental, I,,1, c 3 2 ,325
111 ) Ibidem, L,I, c ,32,327
112 ) Ibidem, L,1 ,c,3 2 ,nota
II , pâg. 175.
11 , pâg. 1 77.
113 ) Ibidem, L,I, c ,33,329
ll4 ) Ibidem, L,1 ,0 ,34,336
II , pâg. 178.
II » pâg- 1 81.
115) Ibidem, 1,,1,c ,34,337
116) Ibidem, L, 1,0,15,159
117) Ibidem, L,1, c ,34,338
II , pâg. 182-3 .
II , pâg. 8 3 .
II , pâg. I84 .
1 1 8 ) Ibidem, L, 1 ,0 ,34,338
II , pâg. 185.
175
(1 1 9 ) I b i d e m ,
L , 1 , 0 , 3 4 ,338
II,
(120)
pâg.
18 6 .
Ibidem,
L , 1 ,0 ,23,225
II,
pâg.
12 1 .
(1 2 1 ) I b i d e m ,
L , 1 , 0 , 2 3 ,232
II,
pâg.
123.
(1 2 2 ) I b i d e m ,
L , 1 ,0 ,26,263 , n o t a
( 1 2 3 ) I bi d e m ,
(124)
F.
L , 1 , 0 , 3 4 ,337
Fundamental,
(1 2 5 ) R O I G G I R O N E L L A ,
( 1 2 6 ) I b i de m ,
pâg.
L , 1, 0 ,34,338
J .:
Balmes
p â g ., 1 3 5 .
185.
II,
pâg.
filôsofo,
183.
0 .c . , pâg.
68.
70.
(1 2 7 ) R O I G G I R O N E L L A ,
pâg., 80.
II,
II,
pâg.
J .:
, ;.qué d i r l a
Balmes.
hoy?,
M a d r i d ,1971
176
CAPITULO
In te r p r e ta c io n e s Hist ôr ic as
de la Filos of ia de J. Balm es
INTRODUCCION
Con este nuevo capitulo tocainos uno de los puntos
mâs dificiles de nuestro acercamiento a la verdad del planter»
miento y solncion del prnhlema del conocimiento en la filoso­
fia de Jaime Balmes.
Las multiples interpretaciones de que ha sido ohje^
to en todos los campos, por aupuesto también en el tema que nos ocupa, y que se nos ofrecen a veces como totalmente encon
tradas, justifica de sobra nuestra afirmaciôn.
Por embarazoso
aun acosta de su aridez,
que se nos présente el empeno, y —
nos urge echar una mirada por este
inmenso bosque de corrientes e interpretaciones si queremos concluir en algûn punto de claridad. l’or otro lado, y dada -esa variedad de interpretaciones que veremos râpidamente,
es
el mejor servicio que podemos prestar a la filosofia y pensa­
miento de nuestro autor.
;.ES UN FILOSOFO ORIGINAL?
Esta es la primera pregunta que nos podemos hacer,
siguiendo
ya la huella de las interpretaciones posteriore s . -
177
La
s o l u c l ô n a esta pregunta ha merec i d o r e s p uestas bien d i v e r ­
ses .
Encontramos
g a n la v e r d a d e r a
comûn"
asi
de
de
nos
Balmes,
como RAMON ROQUER,
con m otivo del
O S
espontâneo
Aristôteles.
E n t e o r i a de l
aristotelico
es la r a t i o
se e n c u e n t r a
le n i e ­
"El C r i t e r i o " , -
sentido comûn d e s ­
conocimiento
communis
e n t od o h o m b r e
que
so b r e el " s e n t i d o
c e n t e n a r i o de
lo d i c e . R a s t r e a e s t a f i l o s o f i a d el
el m i s m o
\ O
autores,
o r i g i n a l i d a d . E n un estudio
que
el
Kot,l)6 s
en su u s o -
y es la base de
la l ô g ^
ca c i e n t x f i c a .
Recuerda
la S t o a y e n
su s
que
en el a s p e c t o
la E s c o l a s t i c a .
c o m m u n i a " c o m o de u n a
reclpit"
facultad
l u e g o c o n el
se I n i c l a
la c o r r i e n t e d e l
d ad.
l u e g o el P.
Sera
del
omnia
sensu perpecta
c ua l
"b o n s e n s " de D e s c a r t e s ,
donde
s e n t i d o c o m û n c o m o c r i t e r i o de v e r ­
B u f f 1er en
v é r i t é s " quien analice
tido Comûn"
"q u a e
en
h a b l a de un " s e n ­
III, I, a. 1$).
(De a n i m a
Enlaza
psicolôgico p e r sistio
El m i s m o S u â r e z
su o b r a "T r a i t é
las p r i m e r a s v e r d a d e s
los f i l ô s o f o s n o
des premières
sacadas del
"Sen­
t i e n e n c o s t u m b r e de h a- -
blar.
Este
palabras:
la F i l o s o f i a ,
conocida
autor
concluye
su r e p a s o h i s t ô r i c o
" Y a el m i s m o B a l m e s h a c e
por
q ue de
este
antonomasia
filôsofo
como
entre
-
arranca
la e s c u e l a e s c o c e s a
la d o c t r i n a d e l
de
defecto
adoleciô
sentido
"sentido comûn",-
b i e n c o n o c i d o s de
los d i v e r sos a u t o r e s
Balmes,
e st e
-
en su U i s t o r i a de
la e s c u e l a del
S us p r i n c i p a l e s r e p r é s e n t a n t e s ,
"Sin duda,
c on e s t a s
constar
que
Balmes
...(1)
conociô directamente
c o m û n ha s i d o mal
en algûn punto n u estro
presentada y
filôsofo
..."
(2 ).
" Tal r e s p u e s t a
tido
comûn)
se d e b e
la d e f i n i c i ô n d e l
a u na m a n e r a
" S e n t i d o C o m û n que
concluir
en u n a
de
s e n t i d o c o m û n de
llace ,p o r fin,
do
(se r e f i e r e
to ta l
a la i m p o s i b i l i d a d
de
i n s t i n t o , que r é s u l t a
los e s c o c e s e s "
u na c o m p a r a c i ô n e n t r e
ser
( 3 ).
la d e f i n i c i ô n -
da B a l m e s y la que da el P.
c o r r e s p o n d e n c i a , lo m i s m o
s en
B u f f 1e r p a r a
que
con Bamil-
178
ton (X) y con Reid,
Para este autor, por tanto, queda Balmes totalmen­
te enmarcado en la llamada Filosofia del sentido coniun, y sin
ninguna originalidad especxfica.
La niisina pregunta sobre la originalidad de este f^
losofo se plantea FRAY ALONSO BARROSO O.F.M. El viene a con-cluir que la "originalidad del genio de Balmes se hace paten­
te bajo tres aspectos". Bajo el aspecto expositivo, pues siem
pre aporta razones de propia invencion y profundas; bajo el aspecto sistematico. "Oesde Balmes -nos dice- podria hablarse
muy bien de cuatro escuelas filosoficas dentro del pensamien­
to cristiano: la tomista, escotista, suareciana y balmesiana"
(4); y , por f i n , bajo el aspecto historico. "Su verdadera ori
ginalidad consiste en distinguir, evitar extremismos y armoni^
zar magistralmente
el sensismo e idealismo;... nos parece —
que Balmes intenta por igual refutar el sensismo, idealismo y
cri ticismo, para prescntarnos, me jor q m
nadie, una verdadera
teoria del pensar armônico ..."(5).
Tamltién nos habla de "original idad" y de "genialidad" el P. ROIG GIRONEII.A. Citamos solamente un texto de su articule ytubl icado en IL I’ENSIERO MODERNO :" . . , si legga il c^
pitolo finale del libro I, in ciu Balmes sintetizza la propia
elaborazione criteriologica e si comprendera quale sia i.1 pen
siero Intimo della filosofia elaborate alia luce del suo mét^
do. El prime libro della sua filosofia fundamental é , senza dubbio, tra le cose piu originali di Balmes ed é semplicemente geniale" (6).
Memos citado estos autores como prueba de la disp^
ridad y amplitud de criterios en que se mueven los intérpre-tes de la filosofia de Balmes.
(X) Véase Llorens y Barba, vol. II, pâg. 215, Barcelona (1920)
donde exj)one la doctrina de Hamilton.
179
Podemos
c a m p o de
repetidor,
y ésta
a Miguel
seguro
s ino v e r d a d e r a m e n t e
De
m es ,
dar por
de
las
en sentido
Unamuno
de U n a m u n o .
vida
se
mente,
del
lee:
todo
muno.
Ed.
en
totalmente
algunas
su o b r a D e l
ha
traducido
commen
tenemos
Sentimiento
frases bien
sentimiento
fia Fundamental
de
su a r t i c u l e
que n o
querla
s i e m p r e de
toda robusta
su c o n c i e n c i a
la v id a.
Todavia
te p e r i o d i s t a
filôsofo"
en
"Esa o b r a
d i c e de
tan endeble
( R e c u e r d o s de n i n e z
Col.
Austral;
l e e mo s:
6 3 9 . Ci t a d o por
"Aquel
sentido
t al , A g u i l a r ,
comûn,
II,
la F i l o s o ­
V, p â g .
Cap.
ta n p e d e s t r e
todas
quieren hacernos
p â g . 2 9 8 )( 8 ).
...
tragar
aquel
y tan
excelen
c om o un g r a n
e i n t e r pretaciôn del Q u i j o t e , Aguilar,
Iturrioz,
un
290.
e n t r e l as en-
...
id.
id.,
30 O)
sentido
comûn muy catalan
p â g . 58 I - 2 , c i t a d o p or
I ,-
(9).
" Su p e n s a m i e n t o me p a r e c e r a s t r e r o y de
1 o ; su
Pâg.
Sentido Comûn y para-
espiritu
especulaciones
que m u e h o s
(L e c t u r a
-
de Unr»
c i t a d o p or J é s u s Iturrioz,
"Balmes y Unamuno.
sus
lucha
(Miguel
Conclusion,
fil^
(I 9 3 8 ) (7).
d o ja" , N û m e r o e x t r a o r d i n a r i o de P E N S A M I E N T O ,
a tierra
ciorta—
timideces
c o m p r o m e t e r s e ,-
B a lm e s:
S .I . ,
era,
en las
la -
en aquella
huyô
obras balmesianas"
Espasa-Calpe,
significati­
s ense
t r â g i c o de
1 0 5 . Ed.
pegado
-
al e s p i r i t u c at a l a n ,
E n R e c u e r d o s de n i n e z y m o c e d a d
en
—
que c i t a r
t r â g i c o de
cuya Filosofia
y fraguô con compromises
Espasa-Calpe, Madrid
debles
en el
sido motivo B a l —
e d u c a d o en B a r c e l o n a ,
t o d a de c o m p r o m i s e ,
Del
que
negative,
" M enéndez y Pelayo,
incerteza,
escoceslsmo
interior
se m u e v e
(X)«
Asi
sofla r a s trera del
y era
B a lm es
creador y original.
i n t e r p r e t a c i o n e s de
FONT Y PUIG recoge
vas
que
u n a b u e n a h e r e n c i a d el p a s a d o , p e r o no es u n s i m p le
Iturrioz,
co r t o v u e (El p e d e s ­
i d .302) (1 0)
(X) Para esta exposic iôn seguimos, fundamentalmente, un trabajo
de Font y Puig, publicado en Anales de Vich sobre Balmes, y --otro del P. Iturrioz, publicado en la revista PENSAMIENTO,19^7*
l8o
Todavia con inag deaprecio escribe Unamuno: "No lie
podido volver a leer a Dalines. Cuando lo he intentado, me
ha
saltado al punto a la vista la irremediable vulgaridad de su
pensamiento, su empacho de sentido comûn, y el sentido comûn,
como dicen que decia Hegel, es bueno para la cocina. Con sen­
tido comûn
no se hace filosofia"
(Un filôsofo del sentido co­
mûn , incluido en el libro "Contra esto y aquello", Ed. Renaci^
miento; Madrid, 2« ed. (1928), pâg. 93) (11).
Al explicar Halmes la expresiôn "sentido comûn", y
decirnos que sentido
excluye la reflexiôn y el raciocinio
y
que nada de eso tiene cabida en la palabra sentir, Unamuno se
fija sobre todo en las frases siguientes: "cuando sentimos, el espiritu mâs bien se hnlla pasivo
que active ; nada pone -
de si propio; no d a , recibe; no ejerce una acciôn, la sufre..
Como vemos la visiôn que da Unamuno de la filoso-fia de Dalnies, concretnmente de su interpretaciôn del "senti­
do comûn", es totalmente
parcial e injusta. Concluye bien -
Iturrioz cuando escribe lo siguionte:
"Unamuno sôlo se ha f^
jado en la parte negativa del sentido comûn, en la pasivldad;
pero no ha recogido la actividad propia
y
formalmente intelec^
tiva que en el mismo presupone Halmes" (12).
Como consecuencia,no podemos menos de desautorizar
esa parcial e injusta interpretaciôn de Unamuno. No ha comprm
dido el sentido profundo y auténtico del "instinto intelectual"
balme siano.
En este marco de las distintas valoraciones que se
han dado de la filosofia de Haïmes conviene
también recoger -
la opiniôn de PELEGRI Y TURNE. Y en este caso, por lo que tie^
ne de acierto en su interpretaciôn; "Jo repeteixo que del pen
sament
de Haïmes no'n dupto gens. Si ell no donna expressément
lo nom
de evidencia o visiô natural als dos ordres (ordre de
fet-ordre de dret) de percepciô citats, no es perque els crega cegos y fatals, sino peruque la evidencia la restringia al
ordre ideal analitich.
. . . , no dupto en afirmar <;ue la teoria critica «juc exposa
I8l
Haïmes
com a resum dels precedents
que
j a m a y h a ge e s c r i t
que
estâmes
P o r fin,
vamos
v i e nd o,
f i l o s o f i c a de
Jaime
s u b j e t i v o del objetivo,
la evidencia,
ticismo
que
buyendo
a es t e
base,
como
no
BULLON
flaco
proclamando
la
en brazos del
se v e , d e l e z n a b l e
la r a z ô n que
cuya
o b j e t i v o de
porque
o n o esa
la r a z ô n y el del
si el h o m b r e ,
ello,
con plena
s in o p or c i e g a
tendra
autor
instinto
introduce
intelectual,
en t r e
De
ahi
que
su v a l o r a c i ô n no n o s
BALMES
Y
q ue h a m e r e c i d o
vamos
relaciôn
los
de
que
de
a l g u n o s de
filôsofos o corrientes
se ha d i c h o
qu e m e d i d a
senalado
el p e n s a m i e n t o b a l m e s i a n o
ti e n e
especial
m o s t r a r en que m e d i d a
brozando
inquiété demasiado.
los
son f a l sa s .
el m e j o r
la v e r d a d
Ya
de
De e s t a
forma
c a m i n o que n o s
su t e o r i a del
se h a n
senalado
c orre s p o n d ient e s d e u d a e ,
que
de
al
en
c on
Trataremos
taies relaciones
iremos,
lleve
-
los
a verlo
filosofia
parentesco.
s on c i e r t a s
juicios
e n el c o r r e r de
a h o r a , y de u n a m a n e r a m â s d e t a l l a d a ,
c o n ot r o s
su
inadmisi-
DESCARTES
D e s p u é s de h a b e r
a no s,
-
el m u n -
a la h o r a de
c o m p r e n s i ô n de la f i l o s o f i a de B a l m e s es t o t a l m e n t e
b le.
s ie m p r e
inclinaciôn natural,
(l4).
El d i v o r c i o q ue e s te
d o de
para
las id ea s,
lo h a c e
su n a t u r a l e z a ,
lôgica y razôn desconoce"
absolute
e v i t a r el e s c e p -
i n s t i n t o i n t e l e c t u a l , atr
le a s i s t e
si le e n g a n a
s e n a l a r s e e n la
subjetividad
e insegura,
i n c l i n a c i ô n de
para dudar
.
es que al a i s l a r el o r d e n
la a f i r m a c i ô n d e l valoi
e irresistible
( 1 3 ).
a u n q u e no lo pode^
que p u e d e
Balmes
al c o n c é d e r v a l o r o b j e t i v o a sus i d e a s , n o
motives
lo m i 1 1 or -
en esta valoraciôn general
le q u e d ô o t r o r e m e d i o de
arrojarse
evid e n c i a de
es de
su j u i c i o de v a l or ,
c o m p a r t i r : " P e r o el p u n t o
doctrina
de
a cit ar ,
la o p i n i o n de E L O Y
Trascribimos
mos
estudis,
la p l o m a de c a p f i l o s o p h
asi
y
en
p o c o a po co ,
de^
conocimiento
ju s t o
conocimiento.
l as p r o f u n d a s
Balmes
simpatias,
p r of e sa p o r
y
las
el f i l ô s o f o
-
182
francos Descartes, En e.l fonde creemos que la verdadera raiz de donde arranca el pianteamiento balmesiano en las cuestiones
del conocimiento no os otra que la que Descartes planteara. —
Afirmamos todavia nias, en el trasfondo de las soluciones que aporta D,--,lmes, on concrete en e ] trasfondo de su teoria del —
Instinto Intelectual , ventes la soluciôn a aquel "puent e" insal
vable, del mundo de la res cogitans
al mundo de la res exten-
sa , que Descartes hahia planteado y que no supo solucionar s^
no con el recurso temerario a la verdad de la existencia de —
Dios
.
^Como ba juzgado la historia, en este sentido, a
nuestro autor?.
Este conocimiento y cercania la ha senalado, por -ejemplo, FONT Y J'DIG en el articule ya comentado. Después
de
senalar que desde el punto de vista critico, y segûn Balmes, todos los razonamientes descansan en la presencia indudable -del pensar, concluye;
"De lo dicho se desprende q u e , en reali­
dad , e studiando el libro primero de la Filosofia Fundament a l ,y otros lugares complementnrios, la doctrina critica de Balmes
se asemeja a 1a de Descartes mâs que a la de ningûn otro clâs^
ce de la Filosofia"
(15).
Lo mismo reconoce COMELLAS Y CUESTA en una de sus obras.
"Ecbase de ver en los escritos filosoficos de Bal —
mes la influencia de Descartes y la de la escuela escocesa.
A
la primera es debida la tendencia subjetiva que en él se obser
va muclias veces. A la segunda debe atribuirso s,i doctrina so —
bre el impulse natural irresistible como criterio de verdad.
Creemos que si Balmes hubiera podido aprovecharse de los estudios liechos en nue stros d i a s sobre Descartes y la filosofia e^
cocesa, habria pensado de modo algo diferente, y d e se ad o que sus discipulos y admiradores no siguieran a Descartes ni a Reid
en estos puntos"
(l6).
La afirmaciôn do este autor es doble. Por un lado,y en esto estamos de acuerdo, reconoce el hecho de la influen-
183
cia
de Descartes en la filosofia de Balmes; por otro lado, y
esto ya no es vâlido, parece presenternos a Balmes como un
-
fiel seguldor de aquellas doctrinas cartesianas. Ya vimos en
su momento, al exponer los planteamientos de Balmes en rela-ciôn con este filôsofo francés y la critica que le hacia, que
por ningûn concepto podriamos considerar a nuestro filôsofo como mero admirador o fiel discipulo del francés. ôQue tiene
que ver aquel recurrir a la verdad de Dios para solucionar el
problems del conocimiento con la armônica conjunciôn del sen­
tido intimo, la evidencia y el instinto intelectual a la hora
de esa soluciôn, y tal y como Balmes lo ve?. Sencillamente, son dos soluciones y caminos a recorrer radicalmente distin—
tos.
si aceptamos que el peso de "modernidad" de Descar
tes, en concrete su primacia del piano del conocimiento por encima de todo, y su doble mun d o , -ideal y objetivo-, estan présentés en los planteamientos de Jaj me Balmes.
También tenemos que citar, en esta misma linea
de
reconocimiento de la dependencia balmesiana de la fQosofia de
Descartes, a ORTUZAR. En un e studio en que compara a Newman,en concrete su "sentido ilativo", con Balmes, en relaciôn con
el "instinto intelectual", escribe:
"Balmes no conociô el un^
versai metaflsico. La demasiada separaciôn que hace constant^
mente de lo subjetivo y objetivo, de la idea y su objeto, que
siempre ha de ser intrxnseco a ella, indica en este orden au
dependencia de Descartes" (17).
La filosofia moderna, con Descartes a la cabeza, habla dado un giro de consecuencias insospecliadas. Desde los
dxas de Aristôteles, por citar un autor representativo de
la
Filosofia griega, y a través de todo el mundo medieval, el co^
nocimiento se habia explicado de fuera hacia adentro, de lo exterior a lo interior; mandaba el objeto por encima de todo.
Ahora las cosas se van a ver de otro modo. Es un giro completo. La Ontologia va a ceder el paso a la Criteriologia; y aqui el conocimiento va a ir de dentro hacia fuera,de lo subjetivo a lo objetivo. Todo con una propensiôn, fâcil
184
de entender, hacia postures idéalistes.
Balmes no solamente no ignora estos nuevos
teamientos,
plan­
sino que él mismo, y aunque conoce y elogia la -
Filosofia de la Escolastica, los hace suyos de alguna manera.
Asi nos dice:
"Nuestras sensaciones, ^tienen alguna relaciôn con objetos ext^
nos, o son simples fenômenos de
nuestra naturaleza? De la exis—
tencia de este mundo interno que
résulta del con junto de las e scjs
nas ofrecidas por las sensacio-n e s , ^podemos inferir la existen
cia de un mundo externo? (l8).
"La transiciôn del sujeto al ob­
jeto, o de la apariencia subjet^
va a la realidad objetiva, es el
problema que atormeiita a la filo^
sofia fundamental, El sentido in
timo no nos permite dudar do que
ciertas cosas nos parecen de tal
mariera; pero son en realidad lo
que nos parecen? ^Cômo nos consta ésto? Esa conformidad de la idea con el objeto,
cômo se nos
asegura? (1 9 )•
No es necesario prolongar la lista de textes
que
en este sentido nos ofrece Balmes. Hemos elegido dos que nos
parecen de sot>ra significatives. Por eso bien podemos comprf:n
der lo que af irma RAF AI:L L. DE MUN AIN : "l'or lo que no es
de
extranar que las lineas générales, que inspiran constantemen
te el planteamiento y con frecuencia la soluciôn de sus problemas, mâs obedezcan a una insfiiracion cartesiano-ideaJ ista
que escolâstico-rcalista. No es dificil senalar amplios sectores de coincidencia entre Balmes y la Filosofia Moderna".
(20 ).
Y en otro momento se pregunta:
"Cuâl es el punto
de arranque de la Filosofia balmesiana. El caracter istico de
la Filosofia moderna"
(21).
Este autor a cu sa expre samente a Balme s de haber cedido en favor del Idealismo, pues, por ejemplo, no juzgando suficiente en el orden reflejo la evidencia inmediata del
185
mundo externo, pretende fundamentar su existencia, -nos dice-,
por medio de un raciocinio que toma su punto de partida de los
fenômenos subjetivos.
Esta ultima acusaciôn es totalmente falsa. ^Dônde habla Balmes de e se "raciocinio"? Ni lo necesita ni habla de él en ninguna parte. Basta la fuerza de la ley de la naturale­
za, el desarrollo natural del impulse para asentir a la eviden
cia inmediata. Pedir un nuevo raciocinio es iniciar el proceso
al infinite, que Balmes répudia.
Por otro lado, su condenacion, implxcita y explxcitamente, del idealismo es bien clara.
Con estas afirmaclones podemos dar por zanjada
la
cuestiôn de la relacion entre Balmes y Descartes (X) «
BALMES Y LA FILOSOFIA ESCOLASTICA
Otro tema que merece atenciôn es la relaciôn de n u M
tro autor con la corriente tradicional Escolastica. Ya se dijo
que fue en esta filosofia en la que él se educô, y que estudiô
con detenimiento la obra de Santo Tomâs. Sin embargo, también
aqui Balmes se nos ofrece en su independencia y originalidad.
GONZALEZ CORDERO ve la diferencia entre ambas postu
ras en el tema de la certeza. La Escolastica pone como funda-mento ultimo de la misma un motivo objetivo: la evidencia y au
toridad. Balmes pone uno objetivo y dos de caracter subjetivo:
conciencia y sentido comûn.
MIGUEL FLORI lo présenta como "un verdadero restaurador de la filosofia cristiana ad mentem D. Thomae Aquinatis"
(X) véase también MIGUEL D'ESPLUGUES;
Palmes vi st des de les -
seves posicions errônies. Ayuntamiento de Vich, 9 de julio
de 1931. CRITERION 7 (1933) pâg. 215-237.
186
Nos dice;
"En apoyo de nuestra afirmaciôn citare--
mos dos testimonios de inestimable valor. Uno es de 1 insigne
historiador Max Ettingler, el cual considéra a Balmes como el
mas ilustre representante del movimiento neoescolâstlco alemân
por la grande influencia que sus obras, traducidas por Loringer, ejercieron en la Alemania catôlica en la segunda mitad del siglo X I X ...
El otro es del i lustre prof esor de la Univer sidad del Sdo. Co^
razôn de Milan M.A. MASNOVO.
Con razôn califica de beroico el P. Casanovas el escolasticis^
mo de Balmes (Balmes: la seva vida, el seu temps, les seves obres, Barcelona, 1932, vol. 1, p a g . 284) (22).
Y esto
sedebe a un
porque Bai mes abraza
doble motivo, Por un lado, --
esta empresa en un momento de profunda -
decadencia de esta corriente. Ademas, porque sus depositaries
oficiales no guardaban de ella sino, como dice Flori, "una e^
coria de rutinas y superficialidades" (2 3 ).
Por eso Menéndez y Peiayo pudo decir que "la doc-trina de S. Tomas fue su primero y nunca olvidado texto".
De ahi que haya autores que le consideren como
el
verdadero padre del "neoescolasticismo" del XIX.
TBEDECI nos présenta a Balmes como restaurador de
la Filosofia escolastica, aunque excluye los temas del "enten
dimiento agente",
las "especies inteligibles" y la "certeza -
de la objetividad
de nue stros conocimientos" (24).
Parecidas conclusiones se desprenden de la l e c turn
de ALONSO BAUROSO.
Es decir,
se af irma una continuidad en una
serie de temas f u n d a m e n t a l e s , y a la vez su originalidad en muchos otros.
"Las ideas ma s salientes en el pensamiento balme —
siano son las mismas de la filosofia cristi a n o - e s c o l â s t i c a , en lo que ésta contiene de invariable y permanente y como
quien dice no sujeto a opiniones,
por ejemplo,
gia la objetividad extramental de la realidad,
—
en Criterioloen Psicologia
187
la espiritualidad del a i m a , en Cosmologla la creaciôn,
contin-
gencia y finitud de todo lo criado, y en Toodicea la trascen-dente p e r sonalidad de Dios
..."
(2 5 ).
No hay ninguna d u d a , pues, del enlace de nuestro -pensador con la corriente de la Filosofia Escolastica. También
tiene que quedar a salvo su originalidad,
pues lleva en si
la
carga de la filosofia moderna.
PALMES Y SAN AGUSTIN
Otro capitulo que tenemos que examinar es ver cual
es la relaciôn -conocimiento o influencia- que puede tener
el
pensamiento de Balmes con algûn punto de la Filosofia de San Agustin.
Repasando la obra de Balmes encontramos que la figu
ra del Santo le merece sus simpatias, también desde el punto de vista filosofico. Por ejemplo, cuando hablando del "tiempo",
y criticando la postura del P. Bnffier, juzga asi los plantea­
mientos de San Agustin.
"Es extrano que un escritor tan -distinguido no supiese (lo dice de
Buff1er) o no recordase que esta dificultad en la explicaciôn del tiempo la encontraba con los demas
filôsofos un hombre tan eminente (el subrayado es nuestro) como San
Agustin, y que precisamente las pa
labras indicadas se leen en las -Confesiones del mismo Santo (L. 11
c. l4 ) "(>oid cnim est tompus, <;uis
hoc facile breviterque explicave-rit . . . «iuld ergo est tempus? Si
nemo ex i.ie quaerat scio, si quac-renti explicare velim nescio" (2 Ô )
"El santo Doctor descubrla aqui -una cuestiôn profunda, y como to-dos los grandes ingenios (el subra
yado es nuestro) , cuando se bal1an
a la vista de un abismo insondable,
sentia un vivo deseo de conocer lo
que se ocvltaba en aquellas profun
didade s ..." (27).
188
En otro momento de la obra de Dalmes nos encontra—
mes con otras afirmaclonea mucho mâs problemâticas de cara a una posible influencia o no de San Agustin.
"Las verdades necesarias preexls—
ten, pues, a la razôn humana, y es
ta preexistencia es una palabra sin sentido cuando no se la refiere a un ser, origen de toda realidad y fundamento de toda poslbllidad. No hay, pues, razôn imperso-nal propiamente dicha: hay comunidad de la razôn, en cuanto a todos
los entendimientos finitos los llumina una misma l uz: Dios, que los
ha criado" (28) (El subrayado es nuestro)«
Hemos recogido estas dos citas porque nos parecen realmente significativas. La primera por lo que représenta
de
interés y valoraciôn que a Balmes merecla el "genio" de San
Agustin. La segunda por lo que puede tener de problemâtico a la hora de la comprensiôn del pensamiento balmesiano, es decir,
en cuanto si defiende o no una especie de iluminismo al estilo
agustiniano.
Algunos autores no han dudado en manifestar una gran
relaciôn entre estos dos autores: "Me atreveré a manifestar —
que Balmes es la imagen de San Agustin escribiendo en el siglo
XIX" (29).
La razôn principal que se aduce es porque en su Filosofia, como en la de San Agustin, Bios aparece coino el cen —
tro de todo, y sin El aparece el vacio cc todo.
El autor que ha hecho un estudio mâs serio sobre es
te punto es, sin duda, CASADO FIDEL. Sus lineas de argumenta—
ciôn nos van a servir de base en este punto; sobre ellas ire—
mos elaborando nuestro juicio critico de valoraciôn,
El parte del estudio de F. GONZALEZ CORDERO sobre Balmes: El instinto intelectual fuente de conocimiento. Se cen
tra en el capitule de la Filosofia Fundamental en que Balmes estudia el innatismo -el si o el no- de las ideas o de la acti
109
vidnd intelectual.
Escribe a ] Il Dalmes:
"Santo Tomas dice que es preciso
que nos hayon sido comunicndos na
turalniente los primeros principios,
tanto los espéculât!vos como los
prâcticos: Oportet igitur naturaliter nobis esse indita, sicut —
principia speculab i l i u m , ita et principia opcrahilium (1 q. 79 a.
12)
En otro lugar, buscando si el a i ­
ma conoce las cosas inmateriales
en las razones eternas {in rationibus aei c r n i s ), dice que la luz
intelectual que hay en nosotros es una semejanza participada de la luz increada, en que se contie^
nen las razones eternas ..."
"En estos posaje s se halla expresamente consignado que hay en n o ­
sotros algo mâs de lo adquirido por la experiencia, en lo cual -convienen los escolâsticos con -los defcTisores de las ideas innatas. La dIferencj a entre ellos e^
tâ en qu(r los primeros considernn
la luz if: te] ectuai como insuficden
te para cl conocimiento, cuando fal tan las formas o especies so-bre que paeda roflejnr, y los --otros cru en que en esta misma luz
van envualtas las ideas ..." (30)
iQué opina Dalmes sobre esto? Heconoce que la cuo^
tiôii de las ideas innatas ofrece tentas d i fi cul tade s , y ha —
creado tanto debate,
por no plantearse correc t a m e u t e .
El mismo se pregunta cuâl es el autoiitico sentido
de la palabra "innato":
"(se entiende) lo no nacido, lo que el esplritu posee, no por tra
bajo propio, no por improsiones venidas del exterior, sino por -inmediato del Autor de su naturalezn ... ; y preguntar si hay ideas
innatas es preguntar si antes de
recibir impresiones y de ejercer
niiigûn acto, tenemos ya en nues-tra mente las ideas" (31).
190
En este sentido, Balmes niega que pueda sostenerse
que las representaciones sensibles sean innatas(3 2 ).
Tampoco las ideas intuitives, como son las que te­
nemos al reflexionar sobre los actos de entender y querer, -pueden calificarse de innataa (33)«
Ni siquiera admite Balmes el innatismo de las ideas
générales, por ejemplo, la idea de ser (34).
Concluye este capitule Dalmes con una lista de doce puntos en los que, abiertamente, niega la existencia de —
las ideas innatas.
Ahora bien, aunque no se admitan las ideas innatas,
^se puede
hablar dealgûn
en elentendimiento?,
innatismo o apriorisme intelectual
^en que consistiria este ?.
Lo que hay innato en nuestro espiritu es la activ^
dad sensitiva e intelectual. Mâs concretamente:
"La actividad intelectual tiene condiciones a priori, del todo in
dependientes de la sensibilidad,y que aplica a todos los objetos,
sean cuales fueren las impresio-nes que le causen. Entre estas -condiciones figura como la prime­
ra el principio de contradicciôn.
Luego en nuestra inteligencia hay
algo a priori y absoluto que no podria alterarse aun cuando se va
riasen completamente todas las im
presiones que recibimos de los o^
jetos y sufriesen un cambio radi­
cal todas las relaciones que tene^
mos con los mismos". (35)«
Balmes admite, pues, el innatismo de la actividad
intelectual. ^Admite algun otro innatismo? Es decir, ^admite
algûn innatismo como contenido intelectual existente en esa facultad innata?.
Cuando habla del sentido comûn en relaciôn con
el
orden moral nos dice Balmes:
"Lo dicho de la evidencia mediata
e inmediata con respecte al valor
191
o b j e t i v o de Ins i d e a s ti en e lu ga r
no s o lo en el o r d e n i n t e l e c t u a l , s ino t a m b i é n en el mor al . E 1 e s p i ­
ritu, d o t a d o c o m o e st a de libertad,
ha m e n e s t e r r é g l a s
p a r a di rigirse;
si los p r i m e r o s p r i n c i p i o s intelec^
t u a l e s SOI' n e c e s a r i o s p a r a conocer,
n o lo son nenos los m o r a l e s p a r a q u e r e r y (brar; lo que son p a r a el
entondimi,, ato la v e r d a d y el error,
son p a r a 1 \ v o l u n t a d el b i en y el
mal ...
He a qui o t r a n e c e s l d a d -de l a s e n s o a c i e r t a s v e r d a d e s niora^
les, y he aqui por que e n c o n t r a m o s
t a m b i é n e^ a i r r e s i s t i b l e y u n i v e r ­
sal i n c l i n a c i o n al a s e n s o " (3 6 ).
Comentando
obra
nos
que h e m o s
trasmite
estas
citado,
p a l a b r a s G(.)NZALI',Z COUUrdlO,
l le g a a la
F I D E L CAS/\DU : " N o s o t r o s
1 i d a r i o s de su d o c t r i n a
so b re
1 as v e r d a d e s d el o r d e n m o r a l "
el
la
Con esto
de
la
cluir
ce
des
so
en esta
i n s t i n t i v o de
—
c o n c l u s i o n un r e f lie
un
o sentido
lo m i s m o ?
su f u e r z a
campo racdonal.
un c a m p o
profundizando
fuerza misma
d el
de c a r a
lo p a r e c e .
c o m u n no es
al
como
la
l ib r o V de
observamos
que
facultades,
Lo m i s m o
que
c a ra
las
al
^Es e s t a
el
Ahora
base de la r a ^podriamos
con
e je r
t i p o s de v e r d a o r d e n moral .
a d e s d o b l a r , en e sta m a t e r i a ,
una u n i d a d
lo
y armonla maravi l l o s a s .
lo t e n e m o s
que
llo va r,
e n t e " . Balmes
su F i l o s o f i a
—
instinto
e se i n s ( into
los d i s t i n t o s
t a m b i é n de
" i d ea del
asi
s in o la m i s m a
las
ord e n de
interroganto
camjio c o n c r e t o de
1 111 o XI d e l
distinto.
i n t e r n a de
lo e j e r c e
llalmos p r é s e n t é
El
totalmente
De n i n g u n m odo.
de e v i d e n c i a
el or d e n de
El c o n o c i m i e n t o de
vista,
p o c o mâs,
No t e n e m o s d e r e c h o
que
n os hacecios p l e n a m e n t e
conocimiento
ver
A primera
de B a l m e s ?
intelectual
zon,
--
separariamos radicalmente
ley n a t u r a l
o r d e n v e n d r i a de
la v e r d a d
b i e n si,
que
"meinoria D e i " a g u s t i n i a n a .
verdades
e st e
en la -
conclusion,
( 3 7 )*
F I D E L C A S ADD q u i e r c
,jo de
siguiente
por
fin,
c o m i o n z a el
Fundamental
con e s t a s
al
caplpal^
"Si n a d a h e m o s p o d i d o p e n s a r sin la i d e a del ente (lo ha d e m o s t r a d o
en los c a p i t u l e s a nt e r i o r e s ) , e l l a
192
preexlste a todo acto reflexivo, y
p a r e c e que no ha p o d i d o n a c e r de la r e f l e x i o n , L u e g o la i d e a de e n ­
te sera i nn a t a " (3 8 ).
El m i s m o
las
sensaciones,
minadas,
y la i de a de
mâs general
je de
a u t o r n o s d e m u e s t r a que n o p u e d e v e n i r de
p u e s e s t a s no n o s p r e s e n t a n
s er e s
que h a y
e nt e
(4 0 ), y c o n d u c e
s i no c o s a s d e t e r -
indeterminada"
(39),
es lo
to do
lina-
al e s p l r i t u p or
(4l ) ,
Tampoco puede
er,
es " c o s a
formarse
es n e c e s a r i o r e f l e x i o n a r ,
t e n e r de a n t e m a n o d i c h a
idea
por abstracciôn.
Para
abstra
y la r e f l e x i o n es i m p o s i b l e
sin
(42).
" D e s d e l os p r i m e r o s p a s o s (de c u a ^
q u i e r r e f l e x i o n ) nos s e r v i m o s , sin
a d v e r t i r l o , de la i d e a de ser; lue^
go n o s h a c e m o s i l u s i ô n c u a n d o cree^
m o s f o r m â r n o s l a " (43)«
D e s p u é s de e s t a p r e s e n t a c i ô n d e l p r o b l e m s
aporta
su s o l u ci on .
Luego anade
Balmes
--
"... no o b s t a n t e , y o e m i t i r é mi —
o p i n i o n . . . La i d e a d e l e n t e n o
la
t e n g o p or i n n at a , en el s e n t i d o de
que p r é e x i s t a e n el e n t e n d i m i e n t o ,
c om o u n t i po a n t e r i o r a las s e n s a ­
c i o n e s y a los a c t o s i n t e l e c t u a l e s
( véase L ,4,c ,3 0 ); p e r o n o v e o i n -c o n v e n i e n t e en q u e se la l l a m e i n ­
n a t a , si c o n e s t e n o m b r e no se s i ^
n i f i c a o t ra c o s a q ue la f a c u l t a d i n n a t a de n u e s t r o e n t e n d i m i e n t o p ^
r a p e r c i b i r los o b j e t o s b a j o la ra^
z ô n g e n e r a l de e n t e o de e x i s t e n - cia, t an p r o n t o c o m o r e f l e x i o n a s ^
br e e l l o s ...
A s! p u e d e p r e e x i s t i r a la reflexion
y ser en a l g û n m o d o f r u t o de la re^
flexion, segûn los varios estados
en que se la c o n s i d é r é " (44).
Balmes:
"El a c t o c o n que p e r c i b i m o s el ser,
la e x i s t e n c i a , la r e a l i d a d , es n e ­
cesario a nuestro entendimiento, p e r o e s t â c o n f u n d i d o c o n t o d o s los
demâs actos i n t e l e c t u a l e s , como —
una c o n d i c i ô n s i n e q u a n o n de t o —
d os e llos, h a s t a que v i e n e la r e —
f l e x i o n a s e p a r a r l e de los m i s m o s .
193
depurânclole y h a c i é n d o l e o b j e t o de nviestra p e r c e p c i o n " (43).
Por
nata
la i de a
Dalmes
tanto,
de
y para
se n o s p r é s e n t a
niana.
N o s dice:
"tenemos
i n t e r p r e t a c i o n de
ca da,
como
lo s é r i a
intelectiva
Este
o b j e t i v a de
hay
que
"mezclada"
CASADO:
reducirlo
vo,
En caso
al
otro;
fondo
afirmativo,
bien
la i d e a de
sobre u n a
po
equiv^
i n n a t i s m o a la sola
facul­
(46).
segûn
Balmes
la i d e a
las de m â s ,
su i n d i v i d u a l i d a d
cooperar
sé r i a
-
y q ue
-
acabada,
e l l a mism a .
Por
s i g u ie nt e :
de
intelectiva.
estariamos
contando
p or u n lado;
ente,
el
intégrante
-
e ste
e le -
la a c t i v i d a d
no h a b r i a m u c h a d i f i c u l t a d
la f a c u l t a d
que
m e n t o : el d a t o n o c i o n a l ,
por
que
o no él m i s m o
c a m p o de
parece mâs
en
--
.
.
..
.
" L u e g o ha t e n i d o que ser a n t e s . . .
^en que s e n t i d o ? E v i d e n t e m e n te no
p u e d e ser de o tr a m a n e r a que c o m o
elemento primordial n o c i o n a l , ger­
m i n a l que a ba s e de la a c t i v i d a d
r e f l e x i v a d el e n t e n d i m i e n t o p u e d a
t r a s f o r m a r s e en i d e a a c a b a d a y —
asi p r e e x i s t i r , de a l g u n a m a n e r a ,
y se r f r u t o, de o t r a m a n er a, de o t r a m a n e r a , de la m i s m a reflexion
... "(47).
E l p r o b l e m a de
m e n t o n o c i o n a l , ^es
reflexiva?
el
in­
Dei ugusti--
juzgarîamos
con todas
obtenerla
o p e r a c i o n ya t i e n e
concluye
s e n t i d o es
esta euestion
la a t e n c i ô n
se a p o y a en que
anda
separarla para
pero a esta
eso
llamar
i n n a t i s m o que
s u b r a y a d o es n u e s t r o )
autor
e n te
que
este
la de r e d u c i r
(el
^en que
c o m o un e co de la m e m o r i a
s ih l e
t ad
concluir,
FIDEL C A S A D O ve que en
ente?
en
ICn c as o négatif
c o n un t r i p l e
ele^
la a c t i v i d a d r e f l e x i v a ,
c o m o resu l t ado
fi nal,
por t e r c e r a
par t i d a .
En este
ultimo
caso,
y en e s ta
" ente" , si p a r e c e podria e s t a r r e s o n a n o d
moria
D e i " de
San
t ente
a t o da r e f l e x i o n ,
conocimiento en
ma es e l e m e n t o
Agustin,
que
Se t r a t a de
v ie n e
la r e f l e x i o n ,
esencial
de
i de a
concreta
el e s q u e m a de
una r e a l i d a d ,
a ser r e a l i d a d
pero
la m i s m a
la
de
--
"m e ­
preexis-
expresn
de
-
con^:ando c o n que e l l a m i s ­
reflexion.
194
Hasta aqui podemos
DO,
El
termina
SO A L E S A N C O ,
su a r t i c u l e
que ÿ a h e m o s
e s t a r de a c u e r d o
c o n u na r e f e r e n d a
con F I DEL C A S A ­
a la o b r a de T I R
citado a n t e r i o r m e n t e , y concluye:
" E n e s t a o b r a (de T i r s o ) h a b r i a -quedado en suspense un interrogant e ,,. i p or qué ese i n s t i n t o i n t e - l e c t u a l s e r i a la r a i z de la c e r t e za que se d i c e el i n s t i n t o intelec^
t ua l p a r a ser c r i t e r i a de la m i s m a ?
La r e s p u e s t a c r e e m o s e n c o n t r a r l a en la e x p o s i c i o n que a n t e c e d e : es
de c ir , e s t a d o c t r i n a d e l i n s t i n t o
i n t e l e c t u a l c o m o c r i t e r i a de certe^
za r e c i b i r l a su e s p a l d a r a z o de
la
t e o r i a d el a p r i o r i s m e i n t e l e c t u a l
o " m e m o r i a D e i " a g u s t i n i a n a , d e la
que el p e n s a m i e n t o de B a l m e s , c o m o
h e m o s v i s t o , p a r e c e ser u n o de t a n
tos e c o s c o m o a q u e l l a h a t e n i d o en
la h i s t o r i a del p e n s a m i e n t o " (48),
La a f i r m a c i o n es t a j a n t e y,
grave
como para
verdad
que
suficientemente
qué
-
h a y de
-
e n ella,
H a b l a r de
Balmes
créa,
a n a l i c e m o s u n p o c o en d e t a l l e
es,
tomando
"teoria del
la t e o r i a del
la p a r t e
conocimiento";
p o r el
"Instinto
hablar
-
de
su
de
t a m b i é n en t o do
s in m â s
de
c o m o h a b l a r de la " m e m o r i a D e i "
S a n A g u s t i n es e s t a r p e n s a n d o
todo,
Intelectual"
su esquema
del
-
c o n o c i m i e n t o h u ma no .
La t e o r i a d e l c o n o c i m i e n t o de
u n e c o de
cierto?
la t e o r i a d el
^P ue d e
c o n o c i m i e n t o de
admitirse
esta
B a lm e s,
por
tanto,
es
S an A g u s t i n .
^ Es e s t o
s in n i n g û n
t i p o de ma
afirmacion
tizaciôn?,
Veamos
A nte
qué
consiste
n a , cosa
qué
t odo,
la t e o r i a de
que F i d e l
Como
e n este p r o b l e m a .
en a l g u n a s
lineas
la "m e m o r i a D e i " del d o c t o r
C a s a d o no
lineas
por JUAN PEGUEROLES
MIENTO
h a y de v e r d a d
nos urge recor d e r
se t e n d r l a que
générales podemos
en u n o de
los n u m é r o s
haber
s e g u ir
de
de
en Hipo-
ahorrado.
las e x p u e s t a s
la r e v i s t a P E N S A ­
(49).
CILLERUELO
E st e
autor
que,
en el C o n g r e so a g u s t i n i a n o de 1954,
empieza recordando
a f i r m a c i o n e s de
L . --
présenté
195
una comunicacion, en la que identifier ba la iluininaciun de la
verdad con la "memoria üei" ()() .
El signe esta orientacion, la de la memoria de la
verdad
o "memoria Dei",
como la mejor
para enfocar y resolver
bien laproblemâtica agustiniana sobre el fundamento
del cono^
cimiento de la verdad.
He aqui algunas afirmacione s que vienen a ser como
el bilo conductor de su interpretacion del pensamiento agust^
niano:
"conocer no es acordarse -como se
ria el caso de Platon-, sino reconocer" (5 0 ).
"El ser y la verdad y el bien y Dios ... , de sabidos que eran con
un conocimiento de presencia o im
preso, pasan a ser sabidos con un
conocimiento de representaciôn o
expreso" (51) .
Este es el nùcleo de la arguinentacion de San Agus­
tin. Existe en nosotros una memoria
-Pegueroles la llama
transpsicolôgica o metafIsica-, el Intimum
la
que estân
--
del esplritu, en -
los "conocimientos impresos" . l’or eso, propiamen
te no conocemos, sino que reconocemos, en lo que llamamos me­
moria psicologica, o conocimiento,
senci]1amente.
San Agustin toma como base de esta conclusion el deseo universal de felicidad;
(90
So b r e
e ste m i s m o
gû n Sa n A g u s t i n ,
P r o m e m o r i a Dei,
J. MO RA N ;
A gu s t i n ,
M.
N.
Hacia
L.
en Rev,
una
C A ST E X.
estos
CILLERUELO:
Etud.
A u g us t.
cotnprension de
en A u g u s t i n i a n a , 10
Confesiones.
Todos
tema:
la
(I 9 6 0 ),
La moinoria m c t a f l s i c a
S Al’ll'.NTlA 19
lugares
cita PEGUEROLES
La
A u g u s t i n u s M a g i s t e r , vol.
(1964)
pâg.
(1966)
—
p â g . 6 5-84.
s e g û n S an
165-235 •
s j g û n el
l i b r o X de
las
--
9-25.
y e s t u d i o de
v o l . 29
se­
p â g . 499-509;
" m e m o r i a D ei " ,
pâg.
de r e f e r e n c i a
en P E N S A M I E N T O ,
12
"memoria Dei"
I,
(1973)
este
te m a
Madrid.
los -
196
"Ubi ergo noverunt hanc vitam beat
tarn, nisi ubi noverunt etiam veri
tatem? Amant enim et ipsam, quia
falii nolunt, et cum amant beatam
vitam, quod non est aliud quam de
veritate gaudium, utique amant -etiam veritatem, nec amaverent n^
si esset aliqua notitia
(el sub­
rayado es nuestro) eius in memo­
ria eorurn" (52),
San Agustin insiste en que no podrlamos buscar y amar esa verdad si no tuviéramos algûn conocimiento anterior
de la misma. Segûn
una realidad
elprincipio platonico, el conocimiento de
participada
nos lleva al conocimiento de la Rea­
lidad Imparticipada.
"Ubi inveni veritatem ibi inveni
Deum ipsam Veritatem" (53)
Luego la condiciôn de la posibilidad de ese deseo
natural de la felicidad es la "memoria Dei", el pre-conocdnriento expreso de Dios presupone la nocion impresa del mismo.
Esta argumentacion, sacada del deseo universal
de
felicidad, vale también para el caso de los demâs conocimientos
.
San Agustin se
preguntarla, ^como es posible d e -
sear conocer lo desconocido? La respuesta es que nunca parti­
mes de una ignorancia total, sino de un conocimiento previo.
" Q u i l i b e t i g i t u r s t ud i o s u s , q u i l i
b et c u r i o s u s , n o n amat i n c o g n i t a ,
etiam cum ardentissimo appetitu i n s t a t sc i r e q u o d n e s c i t " (54).
El esplritu siempre se conoce a si mismo. Esto sijj
nifica q u e , cuando el esplritu se conoce reflejamente, descub r e , no lo ignorado, sino lo desatendido:
"Inveniet autem non quod nescie-b a t , sed u nd e n o n c o g i t a b a t " (55).
Comenta el P. Pegueroles: lo mismo que cuando uno
conoce una ciencia en la que actualmente no piensa (56).
Este autor concluye con estas afirmaciones:
197
1) H ay
conocimiento;
teligencia
que disti n g u i r
la m e m o r i a
en
(n o t i t i a )
( c o g i t â t i o , verbum)
San
A g u s t i n d os n i v e l e s de
o pi .^- c o n o c i m i e n t o , y la i n ­
o re-conocimicnto.
Asi lo dice San Agustin:
" M e m o r i a e t r i b u e n s omne quod scimu s,
e t i a m s i n o n inde c o g i t e m u s ; i n t e l l ^
g e n t i a e v e r o p r o p i o m o d o q u o d a m co^
gitationis informationem. Cogitand o e n i m q u od v e r u m i n v e n c r i m u s , -hoc m a x i m e i n t e l l i g e r e d ic i m u r , et
h oc q n i d e m in m e m o r i a su r s n s r e l i n
q u i m us . Sed i l i a est a b s t r u s i o r -p r o f u n d i t a s n o s t r a e m e m o r i a e , ubi
h oc e t i a m p r i m u m c u m c o g i t a r e m u s i n v e n i m u s , et g i g n i t u r i n t i m u s v er
bum, q u o d n u l l lus l i n g u a e sit, tarn
q u a m s c i e n t i a de s c i e n t i a , et visio
de v i s i o n e , et i n t e l l i g o n t i a q uae
a p p a r e t in c o g i t a t i o n e , ue int el 11^
g e n t i a q uae in m e m o r i a iam f u e r a t ,
sed l a t e b a t " (5 7 ).
2) Lo i m p r e s o
en la m e m o r i a
s on tr ès
c l a s e s do
pre-
conocimicntos:
- La m e m o r i a D e i , que h e m o s
- La m e m o r i a
s i o n de las n o c i o n e s
de
prâcticos
son i n m u t a b l e s
la impre^
ve r d a d ,
bien)
(lôgicos y metafisicos)
las d e m â s n o c i o n e s
y eternas
Comonta
la a b s t r a c c i ô n .
los
teôricos
(unidad,
y
y
(ctic os ).
- Todas
qu e
(58),
v e r i t a s ()() . Es d e ci r ,
trascendentales
los p r i m e r o s p r i n c i p i o s
visto
Los
sent id o s , l u e g o
no
sensibles, y -
( n o c i o n e s de c u a d r a d o ,
Juan Pegueroles
que S an A g u s t i n no
coTiceptos u n i v e r s a l es no p u e d e n
e s t a b a n de n t r o ,
c i r c u l e ..)
impresos
en
conoce
entrar
-
por
la m e m o r i a .
(9() Insertamos una nota a esta exprès ion que hace el autor : "la
exprèsion no es de San Agustin,
si. Frecuentemente
pero el contcnido ovidentemente
los comentaristas utilizan solo la expre.siôn
memoria Dei y con ella désignai! tanto cl preconocimiento de Dios
como el de los primeros principios y nociones".
198
3) La iluminaciôn, la palabra interior, la memoria
Dei et veritas, no son otra cosa que la presencia de Dios y la imagen de Dios en el espiritu y el preconocimiento del ser
y sus atributos.
En la Enciclopedia Filosôfica Italiana encontramos
este comentario:
"L'anima che é reccolta nel suo interiore e coglie la sue esisten
za reale, é presents a Dio, che le é présente dentro; l'anima invece che oblia Dio e di Dio con-serva un pallldo ricordo, ha corne
la virtualita di Dio" T59) (Los subrayados son nuestros).
"... un'oscura memoria délia perduta condizione di beatitudine, anteriore al peccato" (6o).
El columnista pone estas af irmaclone s como comenta
rio a algunos de los textos de San Agustin, entre los que de^
taca uno del libro X de su obra De Trinitate.
"^Es que ve algûn fin excelso, e£
to es, su seguridad y su dicha, per quandam occultam memoriam —
que no le abandona en su peregrinaciôn hacia lejanas playas, y -cree no poder alcanzar esta meta
sin conocerse a si misma? (6l).
Una vez que hemos analizado en qué consiste la "me^
moria Dei" agustiniana, es decir, el contenido y limites de su innatismo, no nos queda otro remedio que trascribir aque—
llos textos de Balmes que hacen referencia a nuestro tema con
el fin deestablecer
que
lo que
nos hemos planteado
hay de verdad o no en el problema
yque Fidel Casado da por
seguro: la
filosofia del instinto intelectual de Balmes es un eco de
la
filosofia de la "memoria Dei" de San Agustin.
,^Habla el
f i l ô s o f o c a t a l a n de a l g û n a p r i o r i ? E s t a
es la primera pregunta que nos planteamos. Tenemos que respon
der que si. Y lo vainos a hacer con sus mismas palabras.
"La actividad intelectual tiene condiciones a priori, del todo in
dependientes de la sensibilidad,-
199
y que aplica a todos los objetos,sean cuales fueren las impresiones
que le causen. Entre estas condi-ciones figura como la primera el principio de contradicciôn" (6 2 ).
"Cuando e l entendimiento no se refiere a ninguna intuiciôn determinada, y si ûnicamcnte a intuicio-nes sensioles en general, su obje­
to inmediato es la posibilidad de
ellas también en general, con su-jecciôn a las condiciones del obje^
to, considerado en general, y a —
las de toda inteligencia, entre -las cuales figura como la primera
el principio de contradicciôn"(63)
Estâ claro, por
hay algo
tanto, que en nuestra inteligencia
a priori, algo absoluto, que no depende de las impre­
siones que recibimos,
sino
que es anterior a ellas.
Un nuevo interrogante se nos itnpone ahora: ;,en qué
consiste ese a priori?, ^cuâl es su contenido o naturaleza? E^
te interrogante incide directamente en el nûcleo de la cuestiôn.
De la respuesta que se de dependerâ el que podamos afirmar o negar la dependencia de Balmes respecte de San Agustin.
También ahora quercmos responder con
tos de Balmes.Después
de
los mismos tex
analizar este toma él llega a esta
-
conclusiôn,
"Parece qu o , en vez de entregarnos
a suposic iones semojantes, debemos
reconocer en ol espiritu una acti­
vidad innata, con sujecciôn a las
leyes que le ha impuesto la infini^
ta inteligencia que le ha criado.
Aun cuando se pretenda que las --ideas son distintas de los actos perceptives, no hay necesidad de admitirlas preexistentes...
Y asi de todos modos hemos de reco
nocer en nosotros una fuerza q u e ,colocada en las debidas circunstan
cias, produce lo que antes no exi^
tia" (64 ).
"Lo que hay de innato en nuestro espiritu es la actividad sensitiva
y la intelectual ;pero ambas, jiara
200
ponorse
objetos
en m o v i m i e n t o , n e c o s i t a n
que las a f c c t e n " (6 5 ).
Con igual clarldad, y hahlando de las ideas relati­
ves a las representaciones sensibles, nos dice:
"Luego el apellidar innatas a es-tas ideas, o carece de sentido o no puede significar otra cosa que
la preexistencia de la actividad intelectual (el subrayado es nues­
tro ) , desarrollada después con la
presencia de las intuiciones sensi^
bles" (66).
El a priori de Balmes, ese algo mas de lo adquirido
por la experiencia, queda reducido a la "actividad innata",
a
las "leyes" y "condiciones" générales de la inteligencia q u e ,en conexiôn con las intuiciones correspondientes, élabora to—
dos los contenidos de conocimiento.
En otro momento, criticando el entendimiento agente
de los escolâsticos, escribe Balmes:
'
"Ahora, si se me pregunta, por --ejemplo, cual es el objeto inmedia
to del acto intelectual perceptive
de una intuiciôn sensible determinada, diré que es esta misma intui^
ciôn. Si se insiste en la dificul­
tad de explicar la uniôn de cosas
tan diferentes, replicaré: primero,
que esta uniôn existe en la unidad
de la conciencia, como el sentido
intimo lo atestigua ..." (6 ? ).
Anadimos, por fin, otro testimonio que corrobora su
pensamiento.
"El acto del entendimiento puro y
el de la intuiciôn sensible, aun-que diferentes, se encuentran en un campo comûn: la conciencia;allî
se ponen en contacte, ofreciendo el uno los materiales y ejerciendo
el otro su actividad perceptiva"
(68 ).
Con estasafirmaciones
cuestiones. Por
unlado,
ya hemos
quedan solueionadas las
dos
visto a qué queda reducido -
201
" el n p r i o r i " b a l m e s i a n o ;
y dônde
de
se p r o d u c e
el
c o n c i e n c i a " , dificil
qu i en r e a l i z a
mionto y
y donde
la i n t u i c i ô n
habla
Agustin,
muchas
las
lado,
por o t r o
nos
l ad o de p o d e r
priori",
c o n c i e n c i a , e ste
"memoria Dei"
entendimiento
de
los
intuiciones
balmesianas
^ En qué
q ueda,
pues,
n o s pa
c o n e c ta n c o n
Creemos
se p u e d e n e s t a b l e c e r
autores
que p r é e x i s t e
la c o m p a r a c i ô n en t r e
estas
constatamos
a la r e f l e x i o n ,
"conciencia".
la
2) E s t o
de ente.
E lla,
t a m b i é n de
de
se p ue d e
a l g û n modo,
d on d e m â s
se r e f l e j a
3)
esto,
como
de
" ajgo",
a p ri o r i ,
que
contenidos
la m i s m a
es de
nos h a b l a
habla
onvueltos
préexistante
y e s ,-
Aqui
es
—
gran diferencia
de
en t r e
p a r a no po d e r
S an A g u s t i n .
No e s ---
o ley es
géné­
intelectual
o su p osibil i()ad
Bal m es ,
lia bl ar de u n o s —
que
en la m i s m a
-
cal^
" m e m o r i a Dei ",
a toda r e f le x i ô n , (pie es de
en
-
lo que
-
S a n A g us ti n.
k)
La p o s i c i ô n de
donde
t ie ne
af c ec i o ne s
orgânicas,
tin,
en t od a
tomada
escolâsticos
misterioso
actividad
lo que
impresos,
luz
cicncia"
de u na
la i d e a
a la r e f l e x i ô n ,
ni m u c h o m e n o s , h a b l a r de u na c o n d i c i o n e s
a priori,
ol p r o - -
1 ado de lo s u b j e t ^
suficiente
un "eco"
un "a --
que
!.an Agus t in .
v e m o s una
para nosotros
sin mâs a Balmes
afirmaciones:
la m i s m a r e f l e x i ô n .
la i n f l u e n c i a
e s t o s d os
e s p e c i a l m e n t e , de
préexiste
f r u t o de
Admitido
e st os d o s a u t o r e s ,
afirmar,
a l g û n mo do ,
un
y que h a ce
v o , de
los
--
de S a n ---
escolâsticos,
que m e j o r
c o n o c i m i e n t o v e n g a a c a e r m â s del
de
---
el entendit
c e n t r o c o m û n , de
la
blema del
rales
expliciter,
el e n c u e n t r o e n t r e
que no es ni
1) En a m b o s
ig ual,
c o mo
Es la " u n i d a d
lineas del pensamiento moderno y c o n t e m p o r â n e o .
filôsofos?
f ic ar
ha e x p l i c a d o
conocimiento.
se ns i bl e.
Balm es ,
ni el d o b l e
r e c e u n a de
o t ro
se r e a l i z a
E s t a u n i d a d de
que nos
por
f e n o m e n o del
y sin
lu g ar
B almes,
el ac to
no es ni
la
representada
del
"a g e n t e " ,
entendimiento
" m e m o r i a D ei "
su c o m p l e j i d a d , ni
-el
el d o b l e
porque
j u s t i f i c a c i ô n ; y el
en esa
c o n las
de San A g u s —
entendimiento
le p a r e c e
"paciente",
" c on-
un r e c u r s o
porque rebaja
202
el papel de la conciencia o razôn-.
BALMES.
AUTOR FIDEISTA O ESCErTICO?
Es esta, la acusaciôn de "fideîsta", una de las que
Balmes ha recibldo mâs frecuentemente.
^Tendremos que reconocerla como cierta? ^Hasta qué
punto podremos liberarle de esta acusaciôn? Intentaremos dar alguna respuesta a estos interrogantes.
Uno de los autores que le acusa de "ceguera" en
el
problema critico es GONZALEZ CORDERO. Comenta que segûn Balmes
las verdades de evidencia inmediata y las de sentido comûn
se
pueden equiparar, pues en- ambas se da una inclinaciôn irresis­
tible. Y escribe:
"Si al instinto intelectual y a la evidencia
les es comûn una tendencia intelectual irresistible a asentir
a determinadas verdades, ^cuâl es el principio diferencial que
los distingue entre si?
Después de una lectura reposada y comparativa de -los escritos balmesianos, no hallamos otra diferencia especif^
ca que la ceguera del instinto, en contraposiciôn a la clari-dad de la evidencia. Cuando actûa el instinto intelectual no hay ni la demostraciôn ni la visiôn: él se orienta por un im-pulso natural" (6 9 ).
Tomadas estas afirmaciones en su materialidad y fue^
ra del contexte general, y puesto que refiejan palabras casi textuales de Balmes, podriamos concluir que la ûltima verdad del pensamiento balmesiano es una especie de fideismo, un ins­
tinto ciego que no tiene otra instancia o apoyo que el mismo Creador.
Ahora bien, si tenemos en cuenta todo el contexto de la obra de Balmes, el sentido mâs profundo de su pensamien­
to, la concluisiôn es bien distinta. Ese "Instinto Intelectual"
no es sino un criterio mâs, armônicamente conjugado, del con-junto de sus "criterios de certeza" ; y ese "impulse irresisti­
ble", ese dato bâsico de la razôn, que no nos permite ir mâs alla, no es sino el principio fecundo que garantiza todo el de^
Î03
s n r r o l l o de
la raz ôn .
Como nos demo s t r ô
Ha J m es
en o tro m o m e n t o ,
filosofia por racionalista y exigente
tiene
hi en
que d a r p o r val i do a l g û n
sea i m p l i c i t a
todo
do
que
técnico
tampoco
porque
confesiôn
Haï me s ,
de u n
como
; e le
"ciego
nosotros,
que
que v e n i m o s
c on la p e r s p e c t i v a
ir m â s a l l â de
nés y entenderle y
s e n ti^
(X)•
desde
Ni
ins ti nt i vi si no " .
lu
le t r a i c i o n a n u n p o c o
no c r e e m o s
d ando.
lo a f i r m a m o s
que
hoy t e n em os ,
historien
de n t r o ,
que v a y a m â s
E s to
la m a t e r i a l idad do una
juzgarle
en ol
s u el e d a r
h e m o s r e c o n o c i d o ya en o t r o s
h a b e r m a t i z a d o m u c h o mâs,
la i n t e r p r e t a c i ô n
debemos
—
no es n i n g û n " f i d e i ^
palabre, y d o c t r i n a
filosôfico
en su o b r a e x p r e s i o n e s
y q ue d e b e r i a
a l l a de
se o b s e r v a ,
si t o m a m o s e s t a
es n i n g u n a
tiene
si b i e n
en el c a m p o
Aunque
gares,
se q u i e r a p r e s e n t a r
a l g u n a aprioridacl,
o explicitamente.
P e r o é sto,
m o " , s obre
que
supuesto,
ciiaJ q u i e r
o v a r i a s expreslo
desde
su v e r d a d e r a
-
i n tuiciôn filosôfica.
GONZALEZ
verdades relativas
C. v u e l v e
si s t i r
en la c eg ue ra :
to d el
instinto
do
en el
Como
das
él
que
juicios
qu«
pu e s no v e m o s
^qué d e c i r de
las
Su r e s p u e s t a v u e l v e
los e x p r e s a n
ates
-
a in
son produc^
el p r e d i c a d o
inclu^
( 7 0 ).
Haïmes dice
la s v e r d a d e s
concluye
"L o s
c iego,
su j e t o "
a preguntar,
al m u n d o e x t e r i o r ?
ohjetivas
cualquier
que
la e v i d e n c i a
en que
"se
o t ra v e r d a d
se e x t i e n d e
a to­
sjercita nuestra razôn",
r e b as a
las p o s I b i l i d a d e s
racionales.
(X)
Para
ve r se :
la c o m p r e n s i ô n del
ENCICLOPEDIA
Gallarate.
t ique
de
Il,
F I R E N Z E , pâg.
Toino 1,
Filosofia,
pâg.
637.
Centro
I 33 I.
la P h i l o s o p h i e . P ar i s
D i c c i o n a r i o de
3" éd.,
término y
FILOSOFICA.
su s i g n i f i c n c i ô n
di
s tu d i
VOCAHULAIRE
(1951),
6 '' éd.,
F E R RA I lCR MO RA ,
Huenos
puede
filosofici
technique
y cr^
p â g . 348 - 34 9.
Ai re s
di
-
( I 965 ) ,-
204
A d m i t i do e ste
to i n t e l e c t u a l ,
l e z a de ese
m os.
hecho,
la v e r d a d e r a
instinto.
Asi
D e s p u é s de a n a l i z a r
a s e n t i m o s p or
esta
las v e r d a d e s de
"Podemos
sentido
He aqui u n a v e r d a d
m â s de
q ue
Instinto
puesto
que
instin­
la n a t u r ^
comenta-
j u i c i o s a l os que
Intelectual,
---
nos ofrece
como principio:
todas —
llegan a
y oc u l t a . . .
e j e m p l o , el p r i n c i p i o de e v i d e n c i a . -
a d m i t i d a a c i eg as .
carecen dentro del
so,
como
pretende
j u e g o d el
comun o instinto intelectual
la i r r e s i s t i b i l i d a d d e l
Balmes
los
establecer
n osotros por via m i s t e r i o s a
Tomeinos,
el
se lo p l a n t e a el a u t o r que
a l g u n o s de
la f u e r z a d e l
conclusiôn;
es de c ir ,
c u e s t i ô n e s t â en sa b e r
legitimar
L o s d o s a r g u m e n t o s , ade.
i n s t i n t o de
la n a t u r a l e z a ,
el p r i n c i p i o de
con
la e v i d e n c i a ,
s i s t e m a b a l m e s i a n o de v a l o r p r o b a t o r i o ,
si el p r i n c i p i o
t a m b i é n h a b r â n de
"lo é v i d e n t e
es v e r d a d e r o "
s er l o e s a s r a z o n e s ,
que
—
es dudo^
se f u n d a m e n t a n
(7 1 ).
e n él"
Estas
afirmaciones
necesitan algûn comentario.
1 ) la p a l a b r a "m i s t e r i o s o " , a p l i c a d a al m o d o c om o
l l e g a n la s v e r d a d e s
m u y a m pl io .
Puede
a a lg o -y en e s t e
forma
del
Gonzâlez
y c i e g a de p r o d u c i r s e
estâ mâs
Cordero parece
2) A f i r m a r
d e nt e,
p u e s t o que
c e r c a de
no aparece
t or i n t e r p r e t a n d o a B a l m e s .
Balmes
Comentando
g ui en t e :
"Si
es
introducida
asiente
a la r e a l i d a d
Con Balmes
fuerza
c i e g a,
h asta una
la p r i m e r a
posibilidad.
la
-
s e gu nd a .
"verdadero",
q ue
en el
"ver con
que
sujeto
sea dud o so ,
connota rela­
claridad"
como dice
A f i r m a r e so es d e c i r
el
au­
lo c o n t r a r i o
en su obra.
la " i n t u i c i ô n "
el e n t e n d i m i e n t o
samente
sentido
a asentir
el c o n c i m i e n t o .
c o l o c a r l o m u c h o m â s en
n o es a f i r m a r ni m u c h o m e n o s
lo qu e e x p r e s o
tener un
que el p r i n c i p i o de e v i d e n c i a n o es evJL
el p r e d i c a d o
c i ô n a la r e a l i d a d ,
de
p ue d e
"una n e c e s i d a d n a t u r a l "
caso no hay demasiado misterio-
incomprensible
Balmes
s e n t i d o comûn,
ir d e s d e
balmesiana
h u m a n o m i r a y ve
escribe
u na f u e r z a c i e g a en v i r t u d
objetiva"
de
fa%
la cual
( 7 2 ).
respondemos
antirracional
lo si^
el o b j e t o ,
que no
se t r a t a de n i n g u n a
y sin f u n d a m e n t o .
Hablatnos d e
un
205
"asenso
irresistible"
porque
se d a n
l es n e c e s a r i o s p a r a que no p o d a m o s
los p r c s u p u e s t o s r e c i o n a p or m e n o s
supuestos
que m i r a n t a n t o al
sujeto
en ultimo
t ér mi n o ,
la b a l a n z a
de
lo
ra"
s ub j e t i v o .
de
en D a l m e s
Este
qu e h a b l a
es t o d o el
el f i l ô s o f o
c o mo el
se
de
a s e nt ir .
o bj et o.
Aunque,
i n c l i n e de
"misterio"
y toda
Pre-
p a rt e
-
la " c e g u e ­
ca ta l a n .
Habria que responder con las mismas palabras de —
Balmes cuando, hablando sobre la famosa duda de D e s c a r t e s , -nos dice:
" P e r o ^ en qué c o n s i s t e e s ta d u d a ?
U a c i o n a l m e n t e h a b l a n d o , ^p ue d e —
ser u n a d u d a r e a l y v o r d a d e r a ? N o ;
e s t o es i m p o s i b l e , a b s o l u t a m e n t e
i m p o s i b l e . El h o m b r e , po r ser f i ­
l ôs of o , no a l c a n z a a d e s t r u i r
su
n a t u r a l e z a ; y la n a t u r a l e z a se -o p o n e i n v e n c i b l e m e n t e a esta duda,
t o m a d a en s e n t i d o r i g u r o s o " (7 3 )•
Pero esto,
como podemos comprender,
de "misterio" o "cegue d a d " , sino, mâs bien,
no es sinônimo
de todo lo contrat
rio.
Si B a l m e s p u s i e r a
elemento
o facultad
s e n t i d o en q u e
nsi,
obstante,
to de
el
lo h a c e
s ob r e
anade
instinto
la r a z ôn .
c o m û n es
c er
entonces
InteJectual
lo que
entondemos
si que
podriamos
Gonzâlez
Cordero,
c o mo
un
como p r o —
acusarle
l’ero no
en
] a h ace
-
como ya hemos demostrado.
Todavia
do
Instinto
al m a r g e n de
blema del conocimiento,
el
el
Seria
intelectual
COHDEHü
cae
c o m o el c a s o de
intelectual
el m i s m o una
GONZALEZ
lo
b a jo
siguiente:
el
control
las p a s i one s.
en c u a n t o el e n t e n d i m i e n t o
vigilancia
indirecta"
El
" No -
indirec^
senti­
pu ed e
ejer
(74).
Concéder solamonte esta especie de "racionalismo"
al Instinto Intelectual balmesiano es,
sin duda a l g u n a , conce^
derle mucho menos que lo que él le concede.
de que la razôn pueda,
No se trata solo
in d i r e c t a m e n t e , ejercer su control
bre el Instinto Intelectual y sus verdades,
so­
sino que éstas --
rnsponden a la exigencia mâs radical de la razôn. la razôn
y
su hase -instinto intelectual- no son dos mundos d " stintos -que,
a lo mâs, uno puede conocer y controlar al otro.
;,Quién
206
dlrla que el cimiento no es parte de la casa? Son, eso si, ele^
mentos de verdad diferentes, criterios que se complementan
en
una unidad bien profunda.
Por otro lado, aun admitiendo solamente esa intelec^
tualidad indirecta, quedaria a salvo el poder de la razôn, y no tendriamos ningun derecho para acusar a Balmes de "filôsofo
fideista", pues, por principio, cualquier filosofia de ese si^
no desconfia radicalmente del poder de la razôn. Una vez mas hay que recorder la llamada "ley de la armonia" balmesiana.
Este es el resumen al que llega este autor;
"En resumen: el sentido comun pro­
duce fe, pero no evidencia. La fe
es ciega, pero no lo es absoluta—
mente, descansa en los argumentos
de credibilidad. En igual sentido
podemos hablar del Instinto Inte-lectual, interpretando el sentir balmesiano" (75).
"Después de cuanto llevamos dicho,
nos creemos con motivo mâs que suficiente para establecer la sigui^
te conclusiôn: el s.c. balmesiano
se identifies con el Instinto cie­
go" (7 6 ).
Queremos contestar a estas c one lus i ones de G. Corde^
ro con las mismas palabras de Dalmes. Para el filôsofo catalân
la certeza que preexists a todo examen no es ciega (77). Mâs bien por el contrario, o nace de la claridad de la visiôn inte­
lectual , (7 8 ) o de un instinto conforme a la razôn: no es con­
tra la razôn, es su base (79).
"En la certeza primitiva, la visiôn
es por luz directs, no necesita de
reflexiôn.
Al consigner, pues, la existencia
de la certeza no hablamos de un he­
cho ciego ( el subrayado es nues-tro), no queremos extinguir la luz
en su mismo origen ..." (8 0 ).
Por tanto, ni siquiera en el especifico campo del instinto intelectual podemos hablar de "ceguera"; cuanto me-nos en la comprensiôn general de la teoria del conocimiento se^
207
gun liai me s.
Si a esta "vision por luz directa", a esta "necesi^
dad" la queremos calificar de "dogmatisme" o "fideismo" , apoyândonos en que el mismo Dalmes utilize la primera de estas expresiones, cualquier sistema podria denominarse con el mis­
mo cal if icativo, pues ninguno hay que no tenga en su haber a_l
gun dato por el estilo. "Este dogmatisme -dice Dalmes- tiene
en su apoyo a los mismos Pirrôn, Hume, Eiclite..." (8l).
Recuerda el autor que estâmes comentando, G. Corde^
I O,
que ciertas palabras de Dalmes son "una concesi on a la --
doctrina de JACODl" -no olvidemos que es el représentante ge­
nuine del fideismo-. Por ejemplo, en el conocimiento de las grandes verdades sobre Dios, sobre nuestro destine, sobre
la
moral. Al final del proximo capitule v-;remos que es précisa-monte aqui, en el tema de Dios y las p/uebas de su existencia,
donde Balmes se manifiesta mâs clarameute antifideista. Remitlmos a e sa parte del trabajo para descalificar estas acusa-ciones infundadas.
Aunque uno y otro, Dalmes y Jacobi, bablen de una
facultad instintiva, las posturas son radicalmente distintas.
Para Dalmes el sentido comûn estâ a la base de la razôn y vie^
ne en su ayuda, Para Jacobi él sentido fideista sup1anta to-talmente la facultad intelectiva.
Este autor coloca a Dalmes en la linea de Vives(82)
Pascal y Reid. "Balmes, al igual que Reid y Pascal, no niega
la facultad intelectiva, luego no es antiintelectualista. Pe­
ro si admiten, ademâs, un conocimiento de orden no intelectual,
y este es el instintivo ... Donde no llega el raciocinio de-mostrativo e irrecusable, alcanza la fuerza invonciblc del —
instinto"
(8 3 ).
En otro momento del trabajo se barâ el estudio
tallado de Thomas Reid y su filosofia y se barâ también la -comparaciôn con Dalmes. Por lo demâs, y aunque el catalan con
céda una gran importanc ia al Instinto Intelectual como fuente
de conocimiento, nos parece demasiado ponerlo en la misma li­
nea de aquel " el corazôn también tiene sus razones que la ra
208
zôn no comprende" de Pascal.
Esto no quiere decir que Balmes no concede ningûn valor al mundo del '(sentimiento". Asi lo podemos comprobar en algunos de sus textos que transcribimos:
"Lo dicho de la evidencia inmedia­
ta y mediata con respecte al valor
objetivo de las ideas tiene lugar
no solo en el orden pur amente inte^
lectual, sino también en el moral.
A mâs de la vida del entendimiento
hay la vida de la voluntad; aquél
se anonada si carece de principios
en que pueda estribar; ésta perece
también como ser moral, ....,si no
tiene ninguna régla cuya observancia o quebrantamiento constituya su perfecciôn o imperfecciôn. He aqui otra necesidad del asenso a ciertas verdades morales, y he --aqui por qué encontramos también esa irresistible y universal incl^
naciôn al asenso" (84).
Balmes reconoce, claramente, el campo de la volun—
tad y el valor del sentimiento. Explicar bien el fenômeno es explicarlo en la complejidad del hombre entero. Es como una ob
sesiôn en toda su obra. Mâs claramente aiiade:
"Y es de notar qu e , como en el or­
den moral no basta conocer, sino que es necesario obrar, y uno de los principios de acciôn es el sen­
timiento , las verdades morales no
solo son conocidas, sino también sentidas ... y el corazôn las abr^
za con entusiasmo y amor" (8 5 ).
Lo mismo se puede deducir de una de sus Cartas a un
escéptico.
Criticando la filosofia de Kant, Dalmes deja bien
sentàdo tanto el valor del sentimiento como el de la razôn.
"Enhorabuena que demos mucha importancia al sentimiento y a las inspiraciones de la conciencia, que conozcamos la debilidad de nuestro
raciocinio y no exageremos sus alcances; pero conviens también guar
darnos de destruirle, de no matar
209
la razon a fuerza de desconfiar de
ella, extinguiendo esa antorcha —
que nos ho dado el Creador y que es un hermoso destello de la divinidad" (86).
La reflexiôn balmesiana no es una reflexiôn puramen
te abstractiva,
sino que valora la vida y el hombre en toda su
complejidad y manifestaciones. Por eso cede
también su parce-
la al campo del "sentimiento" y la "acciôn", ya que ahl se dan
canipos de verdad que escaparian a los criterios estrictamente
racionales que hemos senalado hasta el momento.
Es ésta otra de las intuiciones,
la amplitud del va
lor del sentimiento, que podemos apuntar en favor de la modernidad y actualidad del filôsofo de Vich.
Hecha esta aclaraciôn en torno a la filosofia del sentimiento de Dalmes, volvemos al tema central que nos ocupaba en este momento, es decir, al tema de hasta qué punto es
o
no un autor fideista.
Es,
mas
fuertemente
do d o s
autores
francos,
sin dud a ,
en e s te
que
G. PICARD, fr a n c é s ,
sentido
quien
(8 7 ). Por o t r o
se h a n e n c a r g a d o de d e s t r u i r
lo a c u s a --
lado,
las
ha h a b i -
t esis
del
el P. MIGUEL FLORI y ANGEL BENITO Y DURAN.
Puesto que también para nosotros son rechnzables --
Tas acusaciones de PICARD y no podemos compartir, como ya lo venimos viendo, la acusaciôn que se le hace a Dalmes de fideî^
ta, seguiremos las lineas de critica de los otros dos autores,
ahadiendo algunas anotaciones.
MIGUEL FLORI, S.l. presentô un trabajo, con motivo
del centenario de la muerte de Dalmes, en el «pie escribe sobre
el valor del "sentido comun" balmesiano y le salva, fundamen—
talmente, do toda carga de fideismo. Recoge la si guiente afirmaciôn de PICARD : "Drevemente: (resume la aposiciôn de Dalmes)
constntaciôn de una necesidad, mero acto de fe on la veracidad
de nuestro espiritu. Garrigoy-Lagrange, ;,nos ofrece, por ventu
ra, algo mejor que Dalmes" (88).
No podemos estar de acuerdo, es ol comentario de --
210
Flori, en que torla la Gnoseologia del filôsofo de Vich estribe
en un mero acto de fe en la veracidad del esplritu y que se 1^
mite a constatar una necesidad puramente subjetiva. Echa mano
del texte de Dalmes.
"Sin embargo, no se créa que inten
te abandonar el campo a los escépticos, o atrincherarme en la nece­
sidad, contento con senalar un he­
cho de nuestra naturaleza; la cue^
tiôn es susceptible de diferentes
soluciones, qu e , si no alcanzan a
llevarnos mâs lejos del non plus ultra de nuestro espiritu, dejan malparada la causa de los escépticos" (8 9 ).
El ceder a una necesidad intima sin la que se ven-dria abajo todo el edificio del raciocinio, incluso la concien
cia misma del "yo", pues no podriamos pasar del "me parece" al
"asi es", no es colocarnos en una postura escéptica o fideista,
como queda bien claro a lo largo de la exposiciôn de Dalmes.
Cuando nosotros, por ejemplo, inferimos de la coexi^
tencia o sucesiôn la relaciôn entre los hechos, no se trata de
un acto "instintivo ciego" (9 0 ), sino de la aplicaciôn de un principio que tenemos en el fondo de nuestra aima. No se trata,
pues, de puro acto de fe, sino de raciocinio.
En apoyo
de nuestra tesis estaria también la gran -
importancia queBalmes
concede a la intuiciôn, a ese "ver
del
entendimiento" , que seria lo mâs contrario a una soluciôn fide^
ista. Intuiciôn que se extiende, por otro lado, tanto a lo ex­
terne como a lo interne, al mundo de las sensaciones y al
del
sentido intimo.
"(iuieren un argumente donde sôlo cabe una visiôn; exigen grades don
de no los hay. Cuando la razôn hu­
mana ha visto ciertas verdades
no
puede ir mâs allâ ni dudar de ellas
Estâ sometida a una ley primitiva
de su naturaleza, de la cual no -puede prescindir sin dejar de ser
lo que es, l'or lo mismo que ve
el
objeto, estâ segura de él" (9I).
Se ha de observar la i isistencia con que Dalmes re-
211
plte
que
la m i s m a
Balmes
nombre,
n o c io n :
l la m a
v e r . Hemos
de dai" po r
i n t u i c i ô n , aunque
si no q u e r e m o s r e n u n c i a r
no le
a todo
sent ado es te
importa
hecho,
demasiado
t e s t i m o n i o de
el
]a c o n —
ciencia.
E s t a v e r d a d de
e j e r c i c i o do
que
la r a zô n ,
debamos rechazar
M.
q ue
FLORI
suscribimos
comûn nos
t o d a a c u s a c i ô n de
nos dice
que
que
"La t e o r i a
conté a to d o
aparece
Balmes
el f i l ô s o f o v i c e n s e
sola
atribuirse
ma dosis
fibra
escéptica
al t o m i s m o
de
contra
—
Balmes.
-
sentido
fideismo
t a n aie jade de]
es u n
afirmar
"fuerte
irracio^
e n todo
al m e n o s
su o r g a n i s m o " .
tal
sin n e c e s i d a d
de
como
in huiusmodi
...
Es u n a
iudicia"
"inocularle
t r ab a j o .
c la v e
si
con harta
queremos
p e n s a m i e n t o de B a l m e s y s a l v a r l e ,
lo c o n t r a r i o ,
sentido
Dalm es ,
lo que p r e t e n d e
d i s t i n t a de
sponte
-
-
sua p r o r u m -
(93).
hemos repetido
Idea
Cas^
la m â s mini^
S e n t i d o C o m û n n o es f a c u l t a d d i s t i n t a de
i d e a que
para a f i r m a r
p ro u t
El
lo c o n c i b e
el s e n t i d o c o m û n no es una f a c u l t a d
la r a z ô n , s i no que es la m i s m a r a z ô n ,
El
irracionalisc o n el P.
intelectualista,
irracionalismo r e i d i a n o " , contra
Pues
p it
el
hace
estas palabras
b a l m e s i a n a del
con t o d a r a z ô n p o d e m o s
c o m û n p u e d e , p o r lo ta nt o ,
nuestro
fideista
en su c o m e n t a r i o
en p u g n a a b i e r t a
"Se n o s
Gilson.
c o n el n e c e s a r i o
( 9 2 ).
mo fideista,
sin u n a
ju n t o
la " g i m n a s i a d e l d i s c u r s o " ,
totalmente:
parece
nnlista"
novas
la i n t u i c i ô n
con
de
entender
p ues no
t od o a s o m b r o do
la r a z ô n
frecuencia
en
correctamente
hay n i n g u n a r a z ô n
escepticismo
o -
fide L s m o .
Otro autor
eu e s te
tema
que
critica
es B E N I T O Y D U RA N.
]a i n t e r p r e t a c i ô n de
Hace
su y as
G IRON ELI, A c u a n d o dice:
"<‘,Es é s t o d e c i r
principio
ha de
c iôn
se d a
lo que
c r i t i c a ? N a d a m â s fal so .
critica
s é r i a un a s e r t o
cl el r e s u l t a d o de
mo p u n t o ,
qu i z â
que
PICARD
las p a l a b r a s de R .Dalmes desde
ser el r e s u l t a d o de
e l ---
la i n v e s t i g a -
El r e s u l t a d o de
la i n v e s t i g a c i ô n
s obre
pero
su e l a b o r a c i ô n
lo m i s mo ,
s e r i a un a s e r t o
p e r o t r a t a d o r a z o n a d a m o n t e ; lo que
él
sistemâtico;
sobre
se da al
el m i ^
p r in-
212
cipio es asistemâtico, algo previo; no se da, pues, lo mismo -
..."
Quiere esto decir que nada mâs lejos de la realidad
que acusar a Dalmes de fideista o e scéptico. El partir de aigu
nos datos, vamos a llamarle de "fuerza de la naturaleza", no quiere decir que no tenga ya nada que hacer la reflexiôn y la
inteligencia, o que carezcan de valor para toda justificaciôn
critica.
Una cosa es, dice este autor, que a Balmes en algûn
momento de su vida le hiciesen mella ciertas sombras de escep­
ticismo filosôfico -recordemos aquel grito suyo: "abajo la autoridad cientifica"-, y otra que se pueda afirmar lo mismo
de
su postura definitive de pensamiento. Escribe Durân: "Balmes al final renuncia a la posiciôn suicida del auténtico escéptico, no menos que a la ingenua del creyente puro y dogmâtico de
signo tradicionalista"
(94).
"Porque Balmes estâ seguro de que la razôn tiene c^
pacidad natural para llegar a conocer algo sin la revelaciôn y
algo mâs con esa misma razôn auxlliada por la revelaciôn. Es decir, que ni por escéptico ni por fideista la crisis criterion
lôgica de Balmes le llevô al escepticismo absoluto"
En estas dos
t a c i ô n de e st e a u t o r ,
sentencias queda resumida
s a l v a n d o al f i l ô s o f o
(95)»
la i n t e r p r e -
c a t a l â n de t o d o a s ^
m o de f i d e i s m o o e s c e p t i c i s m o .
Mucho mâs ambigua queda la postura de CARLOS RUIZ DEL CASTILLO interpretando este tema en Balmes. Por un lado, parece reconocerle su fe en la facultad cognoscitiva, en cuyo
caso quedaria excluido de una interpretaciôn fideista. Estas son sus palabras:
"^no indica esto (el instinto intelectual --
combinado con la conciencia) una robusta fe en la facultad co£
noscente y en la propia naturaleza humana? Se tiene fe en la constitueiôn mental y en el hombre mismo cuando se confia en el instrumenta de captaciôn de lo real ..."(9 6 ).
Esta
Sin embargo,
es
e st e
c u a n d o es c ri b e ,
la v e r d a d
autor
de
la i n t e r p r e t a c i ô n de
e n o t ro m o m e n t o p a r e c e
t a m b i é n a p r o p ô s i t o de D a l me s :
Dal m es .
-
contradecirse
-
" M as
si d e s c o n -
213
flamos a la vez de las sensaciones y del razonamiento en su -correspondencia con
una realidad objetiva, nada sino
de fe (el subrayado
es nuestro) nos oiiecera el ultimo y csen-
un acto -
cial npoyo ..." (97).
Esta segunda afirmacion colocarxa a Balmes on posic ion fideista, y , como ya hemos visto, es totalmente inadniisible .
Tainbien FldîDEKICII CLASCAH salva a Balmes del fide 1js
mo, aiinque no acaba do inter pretar bien el Instinto Intelectual
balmesiano. "El sentit cornu, tal com l'entendîa Balmes, no era
solament el contingut natural y nadiu '*e la conciencia, les -lleys primitives de nostre esperit, la H u m misteriosa o i]um^
nacio mxstica y ultra-racional de 1'escocianisme protestant, sino el sidement, les capes géologiques, de la inteI igencia Hu­
mana, formades per la H e y biologica de la intus-suscepcio, la
raho feta y reposada,
la tradicio intelectual organica, la ve-
ritat incorporada en la ciencia de la vida, funcionant y circu
lant com sava vivificadora y tebia de l'arbre secular de la v_i
da racional Humana que tots Hem de viure" (90).
No vamos
a negar que tambiér. en este toma tiene BaJL
mes a veces expresiones un tanto ambiguas; expresionos que, si
no se miran en e 1 conjunto de su pensamiento, pueden favorcccr
una interpretaciôn de signe escéptico. Asx nos dice, por ejemplo :
"...y, poi consiguiente, rescrvândome fingir por algunos momentos esa duda para cuando el ocio y el
humor lo consintieran, me quedé —
con todas las convicciones y creen
cias que antes, salvo las H a m a d a s
filosoficas" (9 9T1
"Sin embaigo, la experiencia demue^
tra que el espîritu se Halla m u y bien en este estado, y que ciorto
grado de escepticismo cientxfico Hace mas î acil y 1 levadera la fe religiosa’’ (lOO).
" (,Uué m a s : Ni s i q u i e r a n e c e s i t a r a
u s t e d estvidiarlos a f o n d e p a r a que^
d a r s e profundainente c o n v e n c i d o
de
214
la impotencia del espiritu humano,
abandonado a sus proplos recursos
..."(1 0 1 ).
Afirmaciones de este estllo, y recogidas fuera de todo elcontexto
general, nos llevarla a pensar en un Dalmes -
escéptico, enmateria de Filosofia, o,
sin mâs remedio, en
un
Balmes fideista. Sin embargo, ya estâmes viendo que no es ni lo une ni lo otro. Algunos aclaraciones conviene tener présen­
tes en este punto.
1)
Que Balmes, ciertamente, afirma la supe-
rioridad de la f e , de là Religion, por enc^
ma de todo; incluse como piedra de salvadôn
para muchos problemas de la Filosofia. Pero
ya se comprenderâ que esta lu z , si se nos permite corapararla al faro del puerto, no nos puede ahoirar el esfuerzo de remar
ha^
él.
2) Que Balmes en ningûn memento puede prescindir de su "fibra de apologista de la Re­
ligion catôlica", y este a veces le conduce
a expresiones fronterizas.
3) Que, en el fondo, esta profundamente con
vencido de que estes dos mundos, fe y razôn,
no se oponen, pues "séria una ofensa al Cre^
ador", si no se pueden y se doben de nrmon^
zar.
4) (}ue Balmes juzgo que el ûnico camino vâlido es el que confia en el poder de la ra­
zôn, correctamente e tendida, y no el esce£
ticismo ni el fideisino. Nos lo dice asi
de
claramente: "Por esta causa debe condenarse
como insensate el sistema de un escepticismo universal hasta en las meterias puramente filosôficas, sin que por este sea mene s-
215
ter abrnzar ciegamente las opiniojios de es­
ta o aquella escuela" (102).
Estas palabras refiejan bien el pensamiento de mie^
tro filosofo, y conforme a ellas se han de interpretar los --otros textos.
También FIDEl, CASADO, que hemos citado en otro mo —
mento, nos habla de "conocimiento instintivo y ciego" de Bal-mes. Se apoya en el famoso ojemplo que pone Haïmes:
"si se in­
dien un hombre un blanco de una llnea de diametro, y luego
se
le vendan los ojos, y, después de haberle hecho dar muchas vud
tas a la aventura, se le pone un arco en la mano para que dis­
pare y se asegura que la flécha ira a clavarse precisamente en
el pequenisimo blanco, dira que esto es imposible, y nadie se­
ra capaz de persuadirle tamaho disparate
...". Tal convicciôn,
nos dice Balmes, no tiene otro apoyo que el "Instinto Intelec­
tual", pues aqui no sirve ni el testimoiiio de la conciencia ni
el de la evidencia.
Este ejemplo ciertamente, y como ya hemos insinuado
en otro momento, restringe bastante el valor del Instinto Inte^
lectual y parece colocarlo del lado de lo puramente instintivo
y ciego. Sin embargo, y aun en este caso, no hay ninguna antirracionalidad. Habria que volver a repetir, con Balmes en la mano, que se trata de una "certeza conforme a la razon", y no
de una "certeza contra la razôn"
(103). A posteriori podemos -
afirmar que es la r e spuesta mas raciona1.
Balmes no cede, pues, a una uostura escéptica,
que
podiamos définir como la doctrine segun la cual no hay ningûn
saber firme, ni puede encontrnrse nunca ninguna opinion absolu
tamcnte segura,
sino (|ue demuestra la posibi 1 idad del conoci —
miento y del conocimiento cierto; pero esto lo liace
do a un fidexsmo de
tipo mas o nienos religioso,
no cedien
sino desenvo^
vie Tldo las posibilidadcs racionales, en su var iedad de criter j o s , que el hombre tiene.
En esta Ixnea interpréta tai..bien el instinto intelec^
tuai liAMüN M. ROSES cuyas palabras recogemos en este momento :
"Interpretaciôn instintiva (de Balmes). También constituye un
216
desenfoque del pensamiento balmesiano confundir, con Cueva y
sus continuadores, la descripcion del sentido comun y del in^
tinto intelectual con un instintivismo arracional de factura
reidiana. Nada mas falso .... Todos los casos de sentido comun
obedecen a una percepcion especial y cuasi intuitiva (el sub­
rayado es nuestro) de una motivac. on logica.Mas aun: el sentjL
do comun para ser legitimo guxa en el campo del conocimiento
debe poder resistir el examen de la razon, lo cual supone, —
evidentemente, que sus afirmaciones no son el resultado ciego
de impulsos arracionales..." (104).
"Se trata de un instinto cognoscitivo..., de un in^
tinto que actua su dinamismo solo ante la presencia inteligible de un objeto" (105).
El conjunto de esta interpretaciôn, e specialmente
las palabras que hemos subrayado, nos parece la interpretation
corrects de Balmes, y nos hace comprender el por que no se —
trata de ningûn tipo de instintivismo ni, por supuesto, de fi^
delsmo. Hay, en el fondo, suficiente motivaciôn lôgica, llame^
se percepciôn e special y cuasi intuitiva, para que tenga que
ser asi. Diriamos que en el llamado sentido comûn, en su ac —
tualizaciôn, pesa algûn tipo de cuasi evidencia,
independien-
temente de la facultad, que le lleva a actualizar su dinamis­
mo .
En este sentido volvemos a leer unas palabras bien
significativas en este autor. Escribe lo siguiente: "Para Bal^
mes el sentido comûn es el basamento psicolôgico natural de nuestras certezas; pero este basamento vale, no por ser natu­
ral, sino por estar en trasparente continuidad con lo real" (106).
Tenemos que citar también a BASILIUS A. R U B I , pues,
en contra de la opiniôn del historiador del historiador Ceferino Gonzalez, salva a Balmes de la acusaciôn de escéptico
o
fideista.
Estas son las palabras de Ceferino en su Historia
de la Filosofia de 1886: "Para ser justos debcmos advertir -que, en nuestra opiniôn, la doctrina filosôfica de Balmes en-
117
trnnn un grave defecto, y es su tendencia al oscepticismo objetivo y al fideisino de Jacobi.Para quien quiera (|ue refloxio
ne sobre el papel que , segun el f ilosof o de Vich, desempefio el sentido comûn, y sobre todo la influencia que ejerce el in^
tinto intelectual, no ya solo con resp-’cto a los criterios de
evidencia mediata, de los sentidos ext^rnos, de la autoridad,
sino hasta en el de evidencia inmediat.i, no cabe poner en du­
da que la teoria criteriolôgica de Balmes conduce a la siginen
te tesis: Solo peseetnos certeza racional y segura de los feno
menos subjetivos; la que poseemos en orden a la realidad obje^
tiva de las cosas distintas del yo, es una certeza que se ap^
ya en una necesidad intima, en una inclinacion instintiva
la naturaleza. Y no hay para que llamar
de
la atenciôn sobre la
afinidad y estrechas relaciones que existen entre esta tesis
y el escepticismo objetivo y mas aûn con el fideismo de Jaco­
bi y con el sentimentalisme de la escuela escocesa..."(10 7).
Las acusaciones a Balmes de autor escéptico, fide^
ta, al estilo de Jacobi el principal représentante, y segui-dor de la escuela escocesa, no pueden ser mas directas y claras . Sin embargo, de las très acusaciones se libra Balmes en
una justa valornciôn de sus pensamientos. De las dos primeras,
lo haremos siguiendo a Rubi; de la tercera, en un capitule -aparté del trabajo.
Escribe RUBI comentando a Balmes: "Attamen dantur
aliae veritates de quibus certitude sine forniidine errandi ha
betur, non ex perspicuitate enuntiabilIs, sed ex testimonio auctoritas, ex legibus physicis et inoralibus, vel simplicitcr
ex inmediata perspicuitate primorum pi ine i p i or u m . lluiusdimodi
certitude non habetur nec ex testimonio conscientiae, nec ex
reflcxione rationis circa aliqua naturali inclinatione seu in
te]J ectuali instinctu naturae rational! omnino conforme. Quae
tamcn veritates semper aliquam necessitatem vitae sensitivae,
into 1lectualis vel moralis suppoimnt" (lOO).
En contraposicion con los animales el instinto
—
aqni no es ciego, pues no lo puede ser cuando "las inclinacio^
218
nés naturales estan subordlnadas en su ejercicio a la libertad
y a la razôn" (1 09).
Insiste, siguiendo textualmente el pensamiento de Balmes, en que al consignar la exigencia de esta certeza no
blamos de un hecho ciego, pues no queremos extinguir la luz en
su mismo origen. Luego concluye abiertamente: "Quibus rite per
pensis, evidenter patet esse aberrationem quanda m , nisi forsan
gravera calumniam, affirmare sensum communem Balmesii et eius instinctum intellectualem quandam affinitatem habere, intimasque relationes cum scepticisme obiectivo, vel potius cum fide­
ismo Jacobi et cum sentimentalismo scholae scotiae" (110).
La postura balmesiana no tiene nada que ver, por —
tanto, con el escepticismo ni con el fideismo de Jacobi; tampo
co con el sentimentalisme de la escuela escocesa.
Reconoce la ambigüedad de la palabra, cosa que ya hace el mismo Balmes en sus obras, pero salva la correcta in—
terpretaciôn del hecho como tal.
Vuelve a insistir on el mismo pensamiento con estas
palabras: "De sue instinctu intellectuali loquendo, nec sceptjL
cismo obiectivo favet, nec minus fideismo, sed ut pote praecur
sor insignis restaurationis thomisthicae, per suum sensum com­
munem audacter petram angularem ponit hodierni realismi"(111).
Al final de esta exposiciôn, tanto de los mismos —
textos de Balmes como de los autores que le han entondido
con
mas verdad, nadie podrâ ya volver acusando al filôsofo de Vich
d e "fideista" o "escéptico" . Dos posturas filosôficas radical—
mente contrarias a su mas genuino pensamiento.
Nada tiene que ver su "instinto intelectual", esa ultima fuerza dinâmica de la razôn que se actualiza en condicin
nés bien determinadas, con un coder a algo "ciego" o misterioso; con un coder a un fideismo mas alla de toda fuerza racio-nal; o, con un coder a la fuerza de una imposiciôn escéptica.
Balmes, colocado en un intente de mediaciôn entre el idéalisme y el sensualismo, quiere concéder al sujeto, a la
razôn, todo lo que esta en su campo; pero, también quiere con­
céder al objeto todo lo que le pertenece.
219
En ese intento filosofico os dondo hemos de colocar
la vision correcta del instinto intelectual, sedimento de la razôn que hace posible su dinamismo.
Anadimos una aclaraciôn. Si hemos tratado en conjun
to el tema del fideismo y del escepticismo ha sido porque, aun
siendo
dos realidades filosôficas distintas y distantes,ha vje
nido a resultar que también aqui "los extremes se tocan". De hecho, desde un escepticismo no es dificil saltar a un fideis­
mo; desde un fideismo, también
es fâcil enlazar con fibras ra^
cionalmente escépticas.
Por tanto, esa aparente paradeja se resuelve, en el
campo de los hechos, de forma bastante lôgica.
BALMES. ;.SEGUIPOR DE LA ESCUELA ESCOCESA DEL SENTI­
DO COMUN?
Con esta pregunta nos enfrentamos con la acusaciôn
e interpretaciôn mas fuerte y nias comun que ha recibido la fi­
losofia de Haïmes, concretamente su teoria del instinto inteJec
tuai.
Antes de seguir tenemos que hacer una anotaciôn. E^
te tema, la rclaciôn entre la filosofia escocesa y Balmes, va
a ser ampliamente tratado en el capitule siguiente de este tra
ba.jo. Sobre todo, se va hacer alli una exposiciôn pormenorizada de la llamada "Filosofia del Sentido Comun", y después se tratarâ de comparer hasta qué punto es o no os Balmes un conti^
nuador de taies ideas filosôficas. E s a segunda parte que e s ,por otro lado, la que mas nos interes.-, no se puede hacer sin
haber detallado antes las lineas princ ipales de esa Filosofia
e scoce s a .
En este momento no queremos sino hacer una tarea de
constataciôn de hechos. Ilechos que suiionen esta triple verdad;
por un lado, la afirmacion repetida de la relaciôn real de Bal
mes con la escuela escocesa; en segundo término, la comproba--
220
cion de una serie de autores que afirman taxativamente que la
filosofia del "instinto intelectual" balmesiano no es sino la
repeticion y copia del "sentido comun" de los escoceses; por
fin, el reconocimiento de otro grupo de autores
q u e , sin ne­
gar alguna relaciôn o concomitancia de temas e influencias C£
munes, no puede admitir que la filosofia del "instinto intetec
tual" balmesiano sea la Filosofia del sentido comun de la es­
cuela escocesa.
La primera de nuestras af irmaciones es de fâcil -comprobaciôn. De
hecho, no hemos encontrado autor, manual
o
diccionario que hayan podido eludir este tema. Buscar el nom­
bre de Balmes es encontrarnos, râpidamente, con una palabra de relaciôn con la Filosofia de la escuela escocesa.
Para unos, esta relaciôn signifies mera coincidencia parcial; para otros, es una relaciôn mucho mas profunda.
Exponemos asi la doble linea de pensamiento y autores que en
este tema podemos encontrar.
Por ejemplo, FERRATER M O R A , se expresa de esta manera: "Mayor afinidad, en cambio, manifesto, sin apartarse —
del cauce tradicional, con Reid y la escuela escocesa, asi co^
mo con algunas manif estaciones dël e spiritual ismo francés coe^
tâneo" (1 1 2 ).
Esta afinidad queda reducida para otros a meras —
coincidencias parciales, sobre todo, por haber bebido ambas f ilosofias de una fuente comûn: la filosofia del P. Uuffier.
"Com que també la filosofia escocesa de] sentit c^
mû (Thomas Reid i Wiliam Hamilton) s'entronca amb Buffier d'a
ci les coincidences parcials de la filosofia balmesiana amb la de Marti d'Eixalâ i de Llorons i Barba, influits directe-ment per Hamilton"
(113)>
En este momento sôlo nos interesa fijarnos en la afirmaciôn de las "coincidencias parciales" que guarda, segûn
esta cita, la filosofia balmesiana con la filosofia del sentj.
do comûn de los escoceses, y esto por haber sido fuente primée
ra de inspiraciôn el pensamiento del francés Buffier.
Para otros autores la influencia de la escuela es-
221
cocesa es mucho mas clnra y definitiva. Asx podemos leer :"En
cuaiito a los f ilosof os modernos, es visible la inf luencia car
tesiana en el subrayado constante entre el pensamiento y la extension, con sus respectivos criterios de conciencia o de evidencia, y de la escuela escocesa de Tomâs Reid, con la e x ^
tac ion del "sentido comûn" sobre la e speculac ion filosôfica"
(ll4) .
Hemos de notar que esta "exaltaciôn del sentido c^
mûn sobre la especuJ acion filosôfica" no es sino a nivel psi­
colôgico, en cuanto que actûa de hecho antes de toda justificacion crxtica; pero no signifies que sea algo al margen o -contrario a esa misma justificaciôn
crxtica, cosa que en
la
escuela escocesa sx se puede afirmar. Luego por este capitule
no es tan visible, como quiere este
autor, la influencia de
la escuela escocesa.
En este sentido, se han de interpretar correctamen
te las afirmaciones de M. FLORI cuando nos dice que, dentro del panorama filosôfico con que se tuvo que enfrentar J aime Haïmes,
sôlo le merecxa confianza una escuela, os docir, la -
escuela escocesa.
^En qué sentido hemos de interpretar esta afirmaciôn?
Mas que como una escuela cuyos derroteros y linea de pensamiento
sign Dalmes, lo hemos de entendcr como una escuela cuyos plan
teamientos
iniciales, y cuyo intento filosôfico, si le pare-
cieron totalmente vâlidos a nuestro filôsofo. En esto, ciert^
monte, coinciden.
Dado que el pensamiento filosôfico habla caxdo en
un doble derrotcro, idealismo exagerado por un lado y empiri^
mo por otro, y ambos igualmente inadmisihles, Haïmes al igual
que los filôsofos de la corriente escocesa intentan salvnr de
este ahismo a la filosofia tratando de buscar un punto medio
de snluciôn verdadera.
No es otra la iniluencia que este autor atribuye a
Haïmes con relaciôn a la escuela escocesa: "En medio de cua-dro tan de solador hallaha tan sôlo una escuela (Haïmes), la escocesa, que gozase de algun prestigio y que con su teoria -
222
del sensus communis reaccionase enérgicamente frente al fenomei
nalismo radical de Hume y al solisipmo al que conducla el cri­
teria cartesiano. Balmes, sin compartir el optimisme de los e^
coceses, se constituye no obstante en campeon del sentido co-mun, convirtiendole en luminoso instinto intelectual" (115).
Otros han visto coincidencia total entre el sentido
comun de los escoceses y el instinto intelectual de Balmes.
te es el caso, por ejemplo, de MARCIAL SOLANA^
Al preguntarse si el fundamento ultimo de la legit^
raidad de la evidencia es una fuerza o instinto natural que nos
haga asentir ciegamente
a lo evidente, responde:
"Asi es para
Balmes, influenciado en esto por T, Reid (1710-179^)» en la —
principal de sus obras. An inquiry into the human mind on the
principles of common sense, y la escuela escocesa" (ll6).
Hemos subrayado dos palabras significativas. Confor
me a ellas, "el sentir ciegamente", estructura todo el articu­
le SOLANA. Esto, como vemos, invalida desde la raiz toda su ar
gumentacion y resultados. ^Se puede admitir en Balmes ese plan
teainiento del asentimiento ciego? Ciertamente que no.
Pero veamos como sigue argumentando SOLANA, partien
do siempre de esa raiz falsa. Para él, y en esto hace suya
la
teoria de Comellas, es imposible admitir que la legitimidad de
nuestro asenso a lo evidente tenga por fundamento esa "fuerza
o instinto interno, ciego e irresistible que Balmes y la escue^
la escocesa denominan sentido comun" (117).
Puesto asi el planteamiento podemos responderle que
también para Balmes e so es imposible. Una fuerza ciega por si
mismo no fundamenta
ningûn género de evidencia. Pero os que -
en Balmes ni es ciega, pues es el fundamento y base de la razôn
ni es por si misma, pues requiere del contenido objetivo de lo
evidente. Si prescindimos de estas dos premisas, esenciales en
el pensamiento de Balmes, entonces si que tendriamos que liablar
de esa "imposibilidad" de que nos habla Marcial Solana. Pues lo que de suyo, y en toda su esencia y alcance, es oscuro y -ciego, ^quién se atrevern a decir que fuera origen y causa de
223
la claridad y de la luz?, Como este autor interpréta asi el sentido comûn de Balmes puede hacer afirmncione s como estas :
"El sentido comûn, segûn Balmes y la escuela escocesa, es
un
itiipu] so ciego, Luego el sentido comûn que admiten Balmes y la
escuela escocesa no puede producir la claridad propia del co­
nocimiento evidente"(1 1 8 ).
sôlo en esta comprensiôn, totalmente errônea, del
sentido comûn balmesiano se puede hacer una identificaciôn -cou el sentido comûn de la filosofia escocesa, tal como lo ha^
ce Solana. Puesto que el entendimiento humano es facultad que
naturalmente tiende en sus conocimientos a la claridad es con
trario a su condiciôn natural fundar 3a claridad del asenso a
lo evidente en un impulse ciego. Asi sigue razonando este au­
tor con relaciôn a Balmes y la Filosofia escocesa del sentido
comûn. Razonamiento que lleva siempre en el fondo el mismo v_i
cio radical.
Trascribimos otro de sus textos donde, claramente,
identifica el sentido comûn balmesiano con cl de la escuela escocesa, y donde, también, los rechaza por las mismas razo-n e s : "O consta razonablemente que esa fuerza cicga y oscura que Balmes y la escuela escocesa llaman sentido comûn es criterio de verdad, o no consta razonablemente. Si lo primero, eI sentido comûn de Balmes y la escuela escocesa ya no es al­
go ciego y oscuro; porque las razones que justifiquen el
que
se le admita como cri terio de verdad hacou claro y patente lo
admit ido en virtud de la mociôn, del impulso, del sentido co­
mûn . Si lo segundo, es absurdo tomar por criterio de verdad a
lo .que no hay razones bastante s para tenerlo por tal. Luego lo que Balmes y la escuela escocesa denominan sentido comûn 110 puede
ser el fundamento del asenso del en tend imiento huma­
no a la verdad de lo évidente" (1 1 9 ).
Si el autor hubiera mirada un poco detalladainente
toda el pensamiento de Balmes toTidrla que haber concluido que
si consta razonablemente que el "instinto intelectual" sea -critorio de verdad. La certeza primitiva no es ciega; por
el
contrario, nos dice Balmes, o nace de la claridad de la visiôn
224
Intelectual« o de un instinto conforme a la razôn, no en con­
tra. En esta certeza, la visiôn es por luz directe. No se tra­
ta, pues, de algo puramente subjetivo y ciego; hay también vi­
siôn. Se trata de no extinguir la luz allx donde ella brilla con mâs pureza.
Luego si consta razonablemente, aunque Solana no lo
quiera ver, que el instinto intelectual balmesiano sea crite-rio de verdad. Como c on se eue ne i a , también consta que no se pue^
de hacer coincidir, como él lo hace, con el "sentido comun" de
la Escuela Escocesa.
La ultima verdad de toda esta interpretaciôn es que
viene a acusar a Balmes de escepticismo. Esto es muy lôgico. Si se priva a la certeza, en concrete aqui a la certeza del -sentido comûn, de su fundamento objetivo, dejamos la puerta —
abierta al escepticismo. Pero
en Balmes ya hemos visto que no
se le puede privar de ese fundamento.
En este mismo sentido, de seguidor de la escuela e.s
cocesa, le acusa COMELLAS Y CUESTA, siguiendo la corriente
de
autores qu e , por sistema, le han interpretado y juzgado de es­
ta forma. Sus palabras son claras y nitidas:
"Echanse de ver -
en los escritos filosôficos de Balmes la influencia de Descar­
tes y la de la escuela escocesa. A la primera es debida su ten
dencia subjetiva que se observa muehas veces. A 3a segunda de­
be atribuirse su doctrina sobre el Impulso natural irresistible,
como criterio de verdad ..."
"Nuestro gran pensador Balmes, sobre quien ha ejercido notable influencia la escuela escocesa, admite también el
criterio del sentido comûn, y lo explica en el mismo sentido de inclinaciôn déterminante" (1 2 0 ).
En los textos trascritos queda suf ic lentement e expljL
cada la interpretaciôn de este autor con relaciôn a la influer»
cia que Balmes tuvo de la escuela escocesa.
También UNAMUNO le acusa de una manera parecida, ha
ciéndole un mero lieredero del "sentido comûn" escocés. En al-gûn momento llega a llamarle "escocés de quinta mano" con un aire de mofa imperdonable, pues Unamuno es uno de los casos --
223
claros que le juzga ateniéndose ûnicameute a la letra, a la materia]idad de la formula, y no pénétra en el espiritu, en el contenido profundo de su pensamiento. Llega incluso en a 1gnn momento a entender el "sentido coriûn" como "consentimien­
to comûn". Esto significa la mayor descalificacion de Unamuno
de cara a dar un juicio de valor a su interpretaciôn de la
losofia de Jaime Dalmes" (121).
Lo mismo le acusa SERRANO SUfÎER cuando escribe:
--
"Hay en la Filosofia Fundamental, sin duda, mucho de autores
extranjeros, pero se perciben claras resonancias de (iômoz Pe­
reira... y de Fox M. al inspirarse en los parientes analisis
de la escuela escocesa y al mirar con simpatla las concepciones armônicas de Leibniz"
(122).
Merece citar se también el ♦•jemplo e interpretaciôn
de RAMON RO(^UER. Al hacer un estudio del tema de 1 sentido co­
mûn en Dalmes distingue como un doble momento; la comprensiôn
de este tema en su obra El Criterio y en su Filosofia Funda-mental.
Parte del hecho de que segûn Dalmes la Filosofia de la escuela escocesa arranca del jesuîta P. Buffier, segûn
nos dice en su Historia de la Filosofia: "En esta doctrina, que su autor (Buffier) desenvuelve con suma precisiôn y lucidoz, se halla el fondo de la filosofia escocesa, contenida en
las obras de Reid"
(123).
Como por otro lado, enlaza el pensamiento de Bal-ines, sobre todo en el tema del sentido comûn, con el del P. Buffier, concluye en una coincidencia termine]ôgica y concep­
tual entre
Balmes y la escuela escocesa.
Al estudiar el tema en El Criterio examina fnnda--
montalmente la llamada imposibilidad de sentido comûn,para —
c oTicl u i r : "I,a pregunta es de p o s s i b i ] i ; ]a respuesta es de ex
pectativa de probabili eventu. La respuesta correcta hubiera
sido: si, es posible; pero improbable, con el coeficiente tal
de probabilidad" (124).
"Como no todos podemos ca]:u]ar hasta el grado do­
se ado de aproximaciôn la probabilidad matematica, y siendo --
226
conceblble una rospuesta-expectatlvn igual en todo hombre de
"sano juicio", concluye
Balmes que tal respuesta se debe a -
una manera de instinto, que résulta ser la definicion del -sentido comun de los escoceses" (125).
Ciertamente, si no tuviésemos otros textos para
comprender en toda su verdad el sentido comun balmesiano,
y
como ya hemos senalado en este trabajo, habrxamos de concluir
en una gran semejanza con la escuela escocesa; habrxamos
quedarnos en ese "instinto"
de
dil'erente y contrapuesto a la -
razôn, origen de un cumule de verdades y principles que lia-'
mamos de sentido comûn.
Pero, como el mismo autor reconoce, el pensamien
to de Balmes hay que verlo en "su madurez o correcciôn" (126)
Rn esa madurez entrâmes en contacte con su principal obra, la
Filosofia Fundamental.
Esta claro que también en esta obra encontrarnos
una coincidencia terminolôgica, emplea la misma expresiôn. Una expresiôn que los autores no han matizado demasiado, aun
que
SX
han utilizado con profusiôn. En el examen que Balmes
hace de este doble término viene a coincidir, segûn ROQUER,con los filôsofos ûe la escuela escocesa: "En esta disecciôn
del vocable, Halnn^s sigue a los majores intérpretes de la —
doctrina escocesa:
Jouffroy y Hamilton" (12?).
Hace luego este autor una minuciosa comparaciôn
entre la définie iôn de "sentido comûn" de Uuffier y la de —
Balmes, y concluye en un paralelismo total. Ve una razôn
de
mâs para colocar a Haïmes, sin ningûn tipo de matizaciones,en la corriente do la filosofia del sentido comûn de la esciK
la escocesa. Cuando hagamos la exposiciôn de la Ixneas fund^
mentales del P. Buffier emitiremos nuestro juicio de valor.
()uiere ver, por otro lado, cômo en Balmes la ra^
zôn natural, o me j o r , la razôn en su uso natural, es contrapuesta
a la razôn en su uso reflexivo. Ya sabemos q u e , mâs
que de contraposicion, habrxamos de hablar de un doble momen
to, pre-reflexivo y reflexivo, de la misma razôn. Esto nos hace ver que la afirmaciôn de Roquer no es acertada:
"La apU
227
caciôn Instintiva del principio de causalidad, en Dalmes, equ^
vale al uso natural de la razôn, contrapuesta al uso reflexivo
de la misma; a una lôgica natural frente a la lôgica cientxfica" (1 2 8 ).
lîn esta misma Ixnea de interpretaciôn nos presen
ta la conciencia y el razonamiento, dos de los criterios de —
verdad en Balmes, como algo al margen del sentido comun. Tarn—
bien aqux habrxa que hablar mejor de m a
d,i ferenciaciôn inte--
gradora.
Nos parece mejor la conclusiôn a la que llega e^
te autor, aunque con ella no se acerca mucho Balmes al sentido
comun de los escoceses, y esto no lo ha notado suficientemente
ROQUER;
"El sentido comun como la "veritatis accept io qui inest
sibi per quemdain habitum naturalem, qui dJcitur inte 1lectus —
principiorum": habite natural, inteligencia de los principios
que no difiere en el orden de las potencias de la razôn, como
cl sensus communis de los propios en el orden sensible, sino (jue la razôn incluye aquella f une iôn como un fondo coiistitutiv o , con su propio apetito, inclinaciôn o tendencia. A esta se
rcfiere Balmes en su famosa dofiniciôn del sentido comûn"(129)
Hablar del "sentido comun" como
"f une iôn de
la
razôn" , como "fondo constitutivo de la mism a " , no parece que sea lo mismo que hablar de un conjunto de primeros principios
o verdades no solamonte indemostrables sino con radical impos^
b ilidad de probar.
Finalmente, dentro de esta corriente de pensadores que colocan a Balmes como herodei o de 1.» escuela escocesa,
podemos citar el caso de GRABMAN, aunqne lo hace con mnclia mâs
inodcraciôn: "Dalmes milita on el campo de la filosofia tomista,
pero esta al mismo tiempo influenciado por Leibniz y por la es­
cuela escocesa, y en sus obras filosôficas ha enfrentado la E^
colastica con el pensamiento modcrno con gran independencia de
criterio" (I 3 0 ).
Nos toca senalar aliora la segunda corriente de in
terpretaciôn de Balme s ; es decir, aque11 os autores que no
es­
tan do acuerdo en admitir tanta infli-encia de la escuela esco-
228
cesa on Balmes, sino que ven en el filôsofo catalan una gran
independencia y originalidad.
En Ixneas générales diremos que sx ven coinciden
cia y acuerdo en el intento filosôfico: la pretensiôn de salvar a la filosofia tanto de los excesos del idéalisme como —
del empirismo; también ver coincidencia terminolôgica. Pero poco mâs; en el fondo, podemos concluir con ellos que son dos
pensamientos diferentes.
Aqui tenemos que senalar, por ejemplo, a PELEGRI
Y TURNE. Explicando la "necesidad" con que asentimos segun —
Balmes, él escribe lo siguiente: "Tenint en compte que Balmes
es innatista, en quan a reconeixer certes lleys que son a pri^
ori (X) condicions del entendre, y que la aplicaciô de aquestes precedeix a la instrucciô, se fa espontanéament y corn per
nécessitât racional -lo quai no te res de kantista ni de esc^
cista, ben explicat- crech que '1 fons es ben acceptable, enca
re que poch escolâstich. Pero atesa la manera de dir ;,qui
no
creurâ proclamada por Balmes, la incôgnita de Ka n t , al veure
que applica l'ordre ideal al real a priori? Y iqul no'l creu­
râ ben
escocista al véureli alegar la lley de la nécessitât?
(131) .
Este comentarista distingue, bien oportunamente,
entre el modo de decir, la forma, y lo dicho, es decir el con
tenido. El primero, ciertamente, que traiciona a Balmes. Pero
nosotros no podemos quodarnos en la forma, sino que hemos de
ir a lo significado, al contenido mismo. Y en este caso la -acusaciôn de seguidor del escocesismo ya no se puede afirmar.
Es necesario admitir esta necesidad de la objet^
vaciôn de la idea si queremos sa 1var la misma identidad de -nuestro y o , de nuestra conciencia, sin lo cual todo se vendrla
abajo. Asx lo expresa Balmes:
(X) Se viô en qué sentido Balmes es "innatista" al comcntar
el c. 30 del L. 4 de su Filosofxn Fundamental.
2 29
"Es dific.il tambion de comprender
cômo séria posible nin.irun acto de
la conciencia del y o , ann de pre­
sents (se entiende si no admiti-mos esa ley). Ya hemos visto cômo
desaparece el yo en rompiéndose la serie de los recuerdos; pero hay, ademâs, que, sin verdad obje^
tiva, no s posible concebir el yo ni aun por un momento... Y, no
habiendo verdad objetiva, no se concibe que ningûn objeto pueda tener ningûn val o r .
De esto se infiere que los que -atacan la objetividad atacan una
ley fundamental de nuestro espir^
tu, destruyen el pensamiento
y
arruinan hasta la conciencia, ha^
ta todo lo subjetivo, que les ser
via de basa" (1 3 2 ).
Esto hace exclamar a P e le.gri q u e , por nin.gûn con
cepto, podemos decir que Dalmes entiende la "necesidad" como
lo hace la escuela escocesa, pues la sépara del dominio de la
razôn. Dalmes hace todo lo contrario. Su palabra no puede ser
ma.s Clara y précisa: "De lo que résulta que no pot esser de cap manera que Balmes -en lo fons- en tenga jamay la nécessitât
coin l'entendian a l'escola escocesa: puix, aque sta dec larava
al s problèmes fonamentals fora del domini del diseurs, y Bal­
mes sempre subjecta a la critica y posa en evidencia lo que abans ha dit quees admés per noce s itat natural"(1 3 3 )•
"Y pera que s'entenga niés cl ara aqucsta concepciô
original de Balmes -que tan hermosa 3 S pci Ions, y tant compro
motedora per la forma- fixemnos ah lo que dira ara del sentit
ronni" (1 3 Û).
liste paréntesis es un hueri resumen do lo que se puede y debe decir del filôsofo catalan; se trata de una concepciôn r ica y ori.ginal en el fondo, pero con una formulae iôn
comprometida . En e 1 fondo, no ha y ninguna realidad de conoci­
miento que, segûn Balmes, pueda escapar al dominio de la re-flexi ô n ; incluso osas realidados que caen bajo el campo de la
necesidad del sentido comûn, de la necesidad pre-ref 1 exiva. -
230
Esto, como veremos en su momento, no es asx en el mundo de la
escuela escocesa.
Dalmes no establece ningûn divorcio entre el -sentido comûn y la Inteligencia, ni proclama, como lo hace la
escuela escocesa, ningûn antagonisme entre la naturaleza y la
razôn. Por el contrario, hay que resenar una vez mâs la feliz
armonîa y combinaciôn en que funcionan los distintos criterios
y sus correspondientes verdades. Recordemos un breve texto de
Balmes:
"El sentido xntimo, o la concien
cia, sirve de base a los demâs,
como un hecho indispensable; pe ­
ro él mismo se destruye si se -niegan los otros" (1 3 5 ).
Por todo ello, Pelegrl comenta que mejor es ha­
blar de dos campos de verdad del entendimiento en diferente modalidad de adquisiciôn: "Jo repeteixo que del pensament de
Balmes no'n dupto gens. Si ell no dona expressament lo nom de
evidencia o visiô natural als dos ordres de percepciô citats,
no es perque els crega cegos y fatals, sino porque la eviden­
cia la restringia (corn s 'ha vist) al ordre ideal analltich"
(1 3 6 ).
Esta es también la orientaciôn en la que se ex—
presa R. GIRONELLA en un estudio sobre la Filosofxa del Sent 1^
do Comûn. Después de demostrar que el catalan Llorens y Barba
es un eslabôn clarxsimo de esta Filosofxa, un continuador del
pensamiento de Reid y Hamilton, concluye que la Filosofxa
de
Balmes es otra cosa, aunque utilice una terminologla y unos elementos f ilosôf icos ambientales que coincidan con la Filos^
fia escocesa. Esta es su
opiniôn: "Cuando uno pasa horas le-
yendo las paginas de la Filosofxa escocesa y de repente
re--
flexiona sobre lo que nos dice el primer libro de la Filoso—
fia Fundamental de Balmes, investigando su sentido a través de lo que nos dice en otros textos paralelos (como los de
la
Filosofxa Fundamental) se expérimenta una honda impresiôn: es
algo totalmente diverse (este subrayado es nuestro). Sin duda
tomarâ Dalmes la terminologla y también elementos de los fiJô
231
sofos (le su tiempo; pero los e s t r u c t u r d e utia manera enteramente original, que hace que con justicia no pueda encuadrârsolo dentro de la Filosofia escocesa, ri no ser que se enten—
diese este nombre de una manera equlvoca, como équivalente a
toda F ilosofla que invoque el Sentido Comûn, en c u a l q u i e r -acepcion y de cualquier modo, lo cual séria induc ir a error o
contentarse con una mera étiqueta extrlnseca"
(1 3 7 )»
Suscribimos esta opiniôn. Si por Filosofia del
Sentido Comûn se entiende toda corriente que invoque el nom-bre , entonces si, hemos de decir f)ue es lo mismo; incluso mâs,
habrlamos de afirmar que el campo de identidad abarca a muchos
mâs filôsofos y desde tiempos bien remotos; aliora bien, si —
nos atenemos al fondo, a lo expresado bajo esta denominaciôn,
"Sentido Comûn", por la Filosofia escocesa y por Balmes, en—
tonces la identidad de saparece.
Si lo que Balmes intenta es hacer una Meta-Critica, segûn nos dice este autor, es decir, buscar los elemen­
tos o fuentes que originan una Filosofia coherente, los "a -priori materiales", a esa Meta-Crltica le es esencial el "in^
tinto intelectual",
como le es esencial el acto de conciencia
o la aplicaciôn del orden de la evidencia. l'.sto no lo podriamos afirmar de los llamados principios o verdades del Sentido
Comûn.
Termina este autor su estudio preguntândose si,
por fin,
es Balmes por su doctrina del Sentido
sofo del
Sentido Comûn al modo de la escuela escocesa. La re^
Comûn un filô­
pue sta es que si se entiende por esta l'ilosofla todo el con—
junto de
filôsofos que a fines de] siglo XVIII
tad de] XIX tenlan
una problemâtica seme jante,
y primera mi-en coiicreto la
oposic iôn al escepticismo de Hume y 1o.s sensuali stas, y tam-bién al relativisme de Kant y sus segnidores, entonces si po­
ilemo s apellidar a Balmes como tal filôsofo del Sentido Comûn.
Pero cabe otra posibi] idad: "Si por e 1 coiitra-rio se entiende por filôsofo del Sentido Comûn el que intente
resolver el problema crltico fundamental, (pie se enlaza con el metaflsico, para ello apclando merameiitc a "presuncioues" ,
232
a "creenclas", a "necesidad vital", etc, entonces no creo que
sin injusticia o sin gran superficialidad pueda atribuirse e^
ta denominacion a Balmes, pues en mi opinion la supera total­
mente" ( 1 3 8 ).
Es interesante el juicio que ofrece en esta m a ­
teria F. KLIMKE en su Historia de la Filosofia» Al juzgar el
papel e importancia de la escuela escocesa habla de los débi­
les fundamentos en que se apoya. Pero, ademâs, al recoger las
influencias que tuvo cita a varies autores, y entre ellos
no
aparece el nombre de Jaime Balmes. Esta sencilla constataciôn
séria ya una prueba indirecta de que el filôsofo catalan no se cuenta entre sus seguidores, Pero hay todavia mâs. Siguien
do las pâginas de esta obra nos encontrarnos con este juicio tremendamente importante: "El hecho de que la escuela cerva—
riense, al tener que optar entre estos extremes (racionalismo,
tradicionalismo, escuela escocesa) mostrase su simpatia por la Escuela escocesa, no nos permite hablar tanto de filiaciôn
como de coincidencia. Sôlo pudieron ser escoceses porque eran
"cervarienses"; buena prueba de ello es el hecho de que el —
mismo Balmes corrige de un modo esencial (los subrayados son
nuestros) la escuela escocesa, estableciendo, en vez del ins­
tinto ciego de los discipulos de Reid el instinto intelectual
(al hablar, por ejemplo, de la "evidencia" y los "principios")
(1 3 9 ).
Se trata de algo eseneiaimente diferente, y, so­
bre todo, en la concepciôn del instinto intelectual que no —
tiene nada que ver con el "instinto ciego" de la Escuela
e s c o
cesa.
También FIDEL MARTINEZ salva a Balmes del snbor
reidiano de que ha sido acusado por muchos. Establece que es­
te sôlo se puede admitir en la "formulaciôn de algunas expre­
siones", que llevan el sello y la ambigüedad del escocés. Sin
embargo las "verdades del instinti intelectual";"no son cie-gas ni irracionales, ni carecen de légitima justificaciôn; an
tes, como él mismo dice, al tratar de las condicimies que han
de llevar estas verdades, la condiciôn tercera es que toda --
233
verdad de sentido comûn pueda sufrir cl examen de la razon"
(l4o)
.
En defensa de la misma tesis podemos citar tam-bién a
MIGUEL FLORI. En un artîculo con motivo del tercer cen-
tenario del Diseurso del método titulado: Descartes y Balmes
interpréta el "instinto intelectual" balmesiano como "no impul^
so ciego". Nos dice lo siguiente;
"Teniendo cuidado de adver—
tir que por esta palabra "instinto" no hay que entender un im­
pulso ciego, como cuando se aplica a seres que carecen de ra-zon y libertad,
sino que es efecto de una vision clarisima, ya
que no puede haber nada ciego en tratândose de representac ion
intelectual" (l4l).
Aunque no se diga nada textualmente de su de pen­
de ne i a
oindependencia con
relaciôn a la escuela escocesa,
in-
directamente se puede concluir en una re spue sta negativa, dada
la interpretaciôn del "instinto" como algo que nos habla de -"visiôn clarisima", de "reprensentaciôn intelectual".
Mucho mas claro lo expresa en otro de sus escri­
tos: "Cum his verbis praesertim innitatur gravissima ilia fid^
i smi iinputatio. "Balmes, inquiunt, f acul tatibus cognoscitivis
caece nos fidere tenet, ut Schola Reidiana". Quam vero sine -fundamento sit huiusmodi accusatio evidenter apparebit si eius
clarissima verba hac super re audiamus eaque bene pprpendamus.
La certeza, inquit, que préexisté a todo examen no es ciega; antes por el contrario, o nace do la claridad de la visiôn iutelectual, o de un instinto conforme a la razôn...
Al consignar
pues la existencia do la certeza no hablamos de un hecho ciego,
no queremos extinguir la luz en su mis no origen; antes decimos
((lie al 11 la luz es mas brillante que eu sus raudale s . . ." (14 2 ) .
El autor apoyaudose en el famoso texto de la Fi­
losofia Fuiidameiital de Balmes, texto que nos habla de la natu­
raleza de las verdades de sentido comûn, rechaza total mente la
acusaciôn hecha a Balmes como un seguidor mas del fideismo de
la ICscuela escocesa.
A la lista de los autores ()ue no estan de acuer­
do con ver en la Filosofia do Balmes, concretamente en su teo-
23 k
ria del Instinto Intelectual, una mera copia y herencia de la
Filosolia escocesa del Sentido Comun, tenemos qua anadir el nombre de A, GOMEZ IZQUIERfJO. ISl se expresa en estos terminos:
"Mais, qu'on 1'entende bien, ce sens commun
n'est ni le con­
sentement commun de Lamennais, ni 1'ensemble de vérités inmua
bles que Fénelon appelait "mes
idées", ni la foi instinctive
des Ecossais, mais bien une foi fondamentale de l'esprit, une
tendance qui est pour 1'entendement ce que 1'instinct de con­
servation est pour l'etre vivant"
(143).
No se trata, por tanto, de ningûn tipo de fe al
estilo de la Escuela escocesa, sino de algo radicalmente fun­
damental e inberente al ser y desarrollo de la inteligencia,al espiritu humano.
Y la razôn es porque, aunque el instinto obre en el campo de la arreflexiôn, del asenso necesario y espont^
neo, no por eso cae fuera del âmbito de esa misma reflexiôn,fuera del ambito de la propia razôn: "On ne peut donc ni con­
sidérer son intervention comme inopportune, ni pour en avoir
tenu compte dans le problème critique, accuser Balmes d'avoir
attribué a un facteur inconscient ce qui ne peut et ne doit —
etre que 1'oeuvre de la raison" (l44).
Podri;»mos anadir, por fin, el nombre de CLEMENTE
VILLEGAS que manifiesta las misma
ideas interprêtativas so—
bre Balmes (l45).
CONCLUSION
Este repaso por la historia del pensamiento interpretativo sobre la Filosofia de Jaime Balmes, especialmente
sobre su controvertido Instinto Intelectual, nos ha puesto
de
manifiesto la existencia de una doble corriente. Por un lado,aquella corriente que le quiere ver como uno mas de los 1lamados filôsofos del Sentido Comûn, como un mero seguidor de la Escuela escocesa. Dentro do una linea de fondo comûn hemos vis^
to esta gama de posibilidndes e interpretnciones:
235
1) Quienes ven una afinidad total.
2) (Quienes ven coincidencias parciales.
3) <iuienes hablan de inf luencia palpa —
ble.
4) Quienes solo hablan de coincidencia
en el intento filosôfico.
5) Quienes establecen coincidencia total
entre el sentido comun de Reid y el
de
Balme s .
6) Quienes sôlo establecen coincidencia
terminolôgica y poco m a s .
La segunda corriente, por su par t e , nos ha mos-trado
que, aun admitiendo coincidencias formules y de preton—
siôn filosôfica, el sentido profundo do lo que es y signif ica
el instinto intelectual balmesiano no
tiene nada que ver
con
el instinto ciego de la Escuela escocesa. Esta, que nos parece
la interpretaciôn mas correcta, se verâ con mayor claridad cua^n
do, en el prôximo capitulo, expongamos las llneas f undamen taie s
de esa Filosofia del Sentido Comun y se compare con lo ya ex—
puesto sobre lo que es el "Instinto Inte]ectuai" en Balmes.
BALMES Y NEWMAN
naturaleza
La serie de
coincidencias, ;>or una parte, y la -
de las mi smas,
por otra, entre Balmes y Newman ha -
sido el motivo de suponerles "fuentes comunes" (X)«
(X) l’ara u n e s t u d i o m a s c o m p l e t e remitinios al a r t i c u l e d e l P .Ml (dlICL BE FLORI,
El s e n t i d o c o m u n en la f i l o s o f i a de B a l m e s ,pu
bl i c a d o en PENSAMIiCNTO III
hemos
recogido
la
linea
(194?),
general
de
()ue no es ne ce sari o d e t e n e r n o s m a s
pag.
3 9 - 7 2 . Aqui u n i c a m e n t e
su o s q u e m a ,
en este
pues
punto.
pensâmes
-
236
La comparaciôn ha sido planteada entre el "senti­
do ilativo", que es la fuerza estabilizadora del pensamiento del cardenal inglés, y el "sentido comun", que lo es del pens^
miento del filôsofo catalan.
üado que el inglés distingue entre "inferencia"«
que séria la aceptaciôn condicional de una proposiciôn que ver
sa sobre una verosiinilitud, y "asentimiento", que séria s u --aceptaciôn incondicional, y cuyo objeto és una verdad, establ^
ce el "illative sense" como clave del paso de un acto condicio
nal a uno incondicional.
Distingue entre "inferencia formai"
o lôgica, -
que séria el raciocinio abstracto, "inferencia natural", o pa­
so de lo inconcreto a lo concrete sin ningun intermediario, y esto debido al impulso natural del sentido ilativo (l 4 6 ).
De esta inferencia natural pone Newman muchos —
ejemplos. El juicio acertado del labriego que predice los cambios de tiempo; la seguridad con que el médico hace el diagnô^
tico del enfermo, etc. También cuenta entre ellas las int.uicijo
nés del genio.
La certeza de la inferencia natural Newman la -- .
considéra justificada por el hecho de ser patrimonio comun del
género humano. Luego el "estar cierto" es un estado natural
y
normal de la mente humana, es algo vital.
Recogemos las conclusiones a las que llega el R.
Flori en el articule al que hemos remitido.
En primer lugar, nos habla de coincidencias. Am­
bos ensayan un método (no olvidemos su carâcter de apologistes)
que ha de estar al alcance de todo el mundo. Dalmes, por ejem­
plo, nos dira que el arte de pensar bien o conducir el entend^
miento por el camino de la verdad "interesa no solamente a los
filôsofos, sino también a las gentes mâs sencillas", porque la
verdad no puede ser patrimonio exclusivo de unos poco». De una
forma muy parecida se expresa también Newman.
Ambos condenan el abuso de la dialéctica y los racionalismos unilatérales. Esto encuentra su mâs alta exprc-siôn en la teoria balmesiana del sentido comun.
237
En ambos hay una cierta desconfianza en el valor
de la razôn con tendencia hacia la duda escéptica ( 1 4 ? ) . Uno 10
salva
por
la "fe r e l i g i o s a " ,
raciones
del
"buen
sentido"
y el o t r o a p e ] ando a las
as p i -
(l40).
Ambos atriViuyen al repudio del "sentido comun" muchos de los errores de los hombre s de ciencia en materia re11 g i osa.
llabla, en segundo lugar, de defecto s comunes. Se^
ha]a como el principal una cierta falta de precisiôn y coheren
cia a causa de emplear en sus libres un estilo académico mas {pie dialéctico. Esto conduce en Newman a un caracter a veces manif iestaniente fidelsta( as! cuando nos dice que se requiere
para la certeza un subreplus de fe c(ue supla la falta de evi —
deucia ) . En Maliiies también se puede encontrar alguna frase ai^
lada que se resiente de cierto matiz fideista (recordar, por ejemplo, las frases que recoge el P. Picard que vimos en otro
momento nosotros). Sin embargo, son me o s , y, por otra parte,a propôsito rectificadas.
Balmes tiene mucho mas c iidado en potier de manifiesto que las verdades de sentido c omin " sufren e 1 examen de
la razôn". El asentimiento instintivo ?e da, segun balmes, a verdades que luego "examinadas se pre sen tan a] t.imente razona-ble s".
Balmes hace suya la famosa sentencia de bacon: "ninclia ciencia lleva a Bios". Lo
contrario serra como una ctfen
sa al Creador, nos dice en El Criterio. Newman, por el contrario, ridiculiza esta afirmaciôn.
Balmes condena expresameete repet idas veces el nliiiso que se hace de los argument os "que se dirigen al corazôn
en muchos casos on que sôlo debe hablai
el entendimiento. Se -
ha die ilo -escribe- que los grandes ;iensamientos salen
del co­
razôn, y en esto, como en todas las jiroposiciones demasiado ge^
ne raie s , liay una parte de verdad y otra de falsedad, portpie si
b ien os indudable que en mue bas cosas es el sentiniiento un excol ente auxiliar para comprender a fondo ciertas verdades (es­
te ya quodô claro en un momento del trabajo), también lo es
-
238
que no debe nunca tomnrsele como guia principal, y que no se le ha de permitir jamns que llegue a dominar los etornos prin­
ciples de la razôn" (149).
Por fin, saca una especie de conclusion en la que
confirma que con relacion al sentido ilativo, aunque en si no
se opone a la lôgica ("el antiintelectualismo de Newman es muy
racional", se ha dicho), por el solo empleo de una fraseologla
en parangon con los filôsofos sentimentales y agnosticos, peca
de defectos graves.
iOcurre en Balmes lo mismo? "De ninguna manera".
Termina el articule con estas palabras: "La Filosofla Fundamental no es copia ni imitaciôn de ninguna filoso-fla extranjera;.no es ni alemana, ni francesa, ni escocesa:
su
autor ha querido contrihuir por su parte a que tengamos también
una filosofla espanola. La Filosofla Fundamental, supuesta una
conveniente iniciacion filosofica, la reputamos, lo mismo que
El Criterio y todos los demâs escritos del filosofo vicense, de un gran valor formative, como que en ella deposltô Balmes -en frase de Menéndez y Pelayo, "las mas ricas intuiciones
de
su esplritu", (15 0 ).
Trabajô sobre el mismo tema también ÜUTUZAU, 11^
gando a conclusiones un poco diferentes. Reconoce que el sent^
do ilativo de Neinnan es la facultad que nos gula en el razonamiento concrete, que se manifiesta ^larticularmente en la induc^
ciôn, en e.l reconocimiento de personas o individuos o cosa ana
loga. Asl coiicluye Newman <jue nuestro asenso en el orden con—
creto -por ejemplo, existen las islas Canaries- es mas fuerte
de lo que se pudiera deducir de unes principles abstractos.
Coinontado lue go la posiciôn de Balmes dice que al poner los cimientos de la certeza tiene una grau coincidencia con Newmati, "de tal manera que la similitud donuncia fuentes comunes" (131). Juzga que Balmes en esta cuestiôn esta demasiado débil,
"Los dos autores arreglan la cuestiôn de la cer­
teza con el instinto o impulso natural, solo que el espafiol -acentua aun mas su importancia"
(152).
Î39
ICI cornent nr 1st a , como venios,
do
ahx
el
a l c a n c e y p a p e l d el
que
instinto
su i n t e r p r e t a c i o n no n os
"instinto"
balmesiano
ha r e d u c i d o d c m a s i a
into 1ectuai
de
Balmes.
parezca acertada,
no lo p o d e m o s
reducir
pues
De
el
-
---
a lo con c r e t o al -
estil.o de New m a n .
BALMES Y SU RICLACION CON TONGlOllüI Y PALMIlCUl
En e ste
distintas
to de
panorama
i n t e r p r e t a c i o n e s que
Jaime
Bal m e s ,
que b e n os o l r e c i d o
se b a n d a d o
principalmente
i n t e 1e c t u a l " , h a b r i a m o s de a h a d i r
atribuxrle
la p a t e r n i d a d de
sobre
sobre
el
las
--
p ensamien-
solu e
su f a m o s o
"instinto
todavia
los que
ban q u e r i d o
la c é l é b r é
t e o r x a de
las
-
"trè s v e r -
d a d c s p r i m i t i v a s " , u n f a c t u m p r i m u m , u n p r x n c i p i u m p r i m u m , una
c o n d i t i o p r i m a , que,
gi y P a l m i e r i
( I 5 3 ).
modificada
ligeramente,
adoptaran Tongior
24 0
NOTAS
(1) ROQUER, R .: El Sentido Comûn en El Criterio de Balmes. Con
ferencia en la sala de la Columna de las Casas Consiste—
riales, el I3 de julio de 1943 « Centenario de "El Criterio"
pâg. 3 0 .
(2) Ibidem, pâg. 3I.
(3 ) Ibidem, pâg. 32.
(4) FRAY ALONSO BARROSO, O.F.M.: Valor histôrico de Balmes en
la distinciôn entre cotiocimiento sensible e intelectual.VERDAD Y VIDA 6 (1948), pâg. 457.
(5 ) Ibidem, pâg. 459.
(6) ROIG GIRONELLA, J .,S .I .: Jaime Balmes. Il Pensiero moder­
ne, Milân. Vol. ventesimo, p â g . 1-89.
(7 ) FONT Y PUIG, P.; La teorla del conocimiento de Balmes hinc
et nunc.
Conferencia en el Salon de la Columna de las Ca­
sas Consistoriales de Vich, 9 de julio de 1954. Sesion --anual conmemorativa de la muerte de Balmes, ANALES DE VICH
SOBRE BALMES, 1945-1959, pâg. 8.
(8) Ibidem, pâg.' 8.
(9) Ibidem, pâg. 8.
(10)
Ibidem, pâg.8.
(1 1 )
Ibidem, pâg. 8.
(12) ITURRIOZ, J., S.I.: Palmes y U n a m u n o . PENSAMIENTO (1947),
pâg. 306.
(13 ) PELEGRI Y TURNE, B . : Epistemologla Palmesiana. Estudio -critich-historich de la F. Fundamental. Congreso Internacional de Apologética, celebrado en Vich del 8 al 11 de septiembre de I9I O . l'âg. 3 2 .
(14) DULLON Y FERNANDEZ, E.: Jaime Palmes y sus obras. Opuscu­
les apologetico s . Madrid (I903).
(15 ) FONT Y PUIG, P.:o.c.,
pâg.
32.
(1 6 ) COMELLAS Y CUESTA, A. :Introduccion a la Filosof l a , Barce^
lona (1883),pâg. 284.
(17 ) ORTUZAR, M . : Newman visto desde 1946. ESTUDIOS (Merceda--
241
2 (1946). M a d r i d ,
rios)
(lO)
F.
pâç.
(19)
Ibidem,
(20)
F R A Y R A F A E L L. IJE M U N A I N ,
VERDAD
(21)
9-35.
F u n d a m e n t a l , L , 2 , c ,4,24
L,l,c,25,24?
II,
Y VIDA
6 (1948),
11,
pâg,
png,
203.
129.
O.F. M . :H a l m e s , f i l o s o f o nioderno,
pâg.
488.
Ibidem.
( 2 2 ) F L O R I , M . , S.I.:
Descartes
y P a lm es.
c e n t e n a r i o del D i s c o r s o del m e t o d c .
(23)
Ibidem.
(24)
T R E D B C I ,J a c i n t o ;
Barcelona
(23)
fray
B re v e
(1944 ),
ALONSO
c u r s o de
C a r t e s i o nel
Milan,
1937.
D l s t o r i a de
te r z o
l’âg.
335*
la f i l o s o f i a .
13^ e d . , p â g . 2 42- 244.
B A R R O S O O.F. M. : o.c.,
( 2 6 ) F . F u n d a m e n t a l , L , 7 , c ,1 , 5 - n o t a
png.
4.35.
11,
pâg.
501.
( 2 7 ) Ibidem.
(2 8 ) I b i d e m ,
L , 4 , c , 25,161
(2 9 ) B L A N C H E - R A F F I N , A.
pâg.
y juicio
tos de D e s c a r t e s y B a l m e s .
Madrid,
( 3 0 ) F.
(3 1 )
II,
de:Vida
F u n d a m e n t a l , 1 , 4 , c ,3 0 ,194-5
L , 4 , c , 3 D ,198
Ibi d e m ,
(3 2 )
I b idem, L , 4 , c , 3 0 , 1 9 9
(3 5 )
ibi d e m , " " " "
202
204
(34)
I b ide m, " " " "
(3 5 )
Ibidem, " " " "
(3 6 )
Ibidem,
(3 7 ) C A S A D O ,
Ed.
Madrid
la
(5 8 )
F.
I b idem,
II, pâg.
451.
11, p â g .
172.
contenido
intelectual
agustiniana?
( I 9 8 0 ) R r e s e n t a c i o n de San A g u s t i n
Fu ndamental,
L , 5 , c , 11,74
" "" "
(40)
Ibidem.
(41)
Ibidem.
(42)
I b i dem,
" "" "
(43)
Ibidem,
" "" "
(44)
Ibidem, L , 3 , c ,11 ,80
(43)
I bidem, "
" " "
82
l’âg.
11,
333- 3 6 2 .
p n g . 472
?6
77 II,
pâg.
79
II,pâg.
4 74.
los e s c r i ­
p n g . 448.
449.
"memoria Dei"
do
I850.
II,
y p r o l o g o de J osé O r o z Ueta.
(39)
critico
II, pâg.
F . : ;.Apriorismo c o m o
itiQs, refle.jo de
XXV,
207
L,l,c,32,319
436.
473.
en B a l -
AUGUSTINUS
on ICspana.
242
(46) CASADO,F.:
O.C.,
pâg. 360.
(47) Ibidem, pâg. 36I .
(48) Ibidem, pâg. 3 62.
(4 9 ) PE6UER0LFCS, J . ,S .I . : El fundamento del conocimiento de la verdad en San Agustin; la "memoria De l " . PENSAMIENTO,
vol. 29 (1973), pâg. 5-35. Madrid.
(50 ) Ibidem, pâg. 8 .
(51 ) Ibidem, pâg. II.
(5 2 ) SAN AGUSTIN, Confesiones, L,X, n.33
(5 3 ) Ibidem, n.37.
(54)
Ibidem, n.4.
(55)
Ibidem, n.8 .
(56 ) PEGUEROLES,J.: o.c., pâg. 2?.
(57)
SAN AGUSTIN, De
Trinitate,L,XV,XXI, n.40.
(58) Ibidem, XV, VI, n.lO; XIV, XV, n.21.
(59)
INCICLOPEDIA FILÜSÜFICA. Centro
di studi filosofici di Ga
llarate. Vol. 1, cols. 122-123, 2® e d .
(60 ) Ibidem, col. 123.
(61 ) SAN AGUSTIN, De
Trinitate,L ,X ,c ,III,5 . Obras de San Agus^
tin. BA C , V.pâg. 583 « Madrid (1948) 1^ version espanola.
(6 2 ) F . F und aineAt a 1 , L,4,c,30,207
II, pâg. 451.
(6 3 ) Ibidem, L,4,c,20,12?
II, pâg. 424-425.
(64)
II, p â g . 450.
Ibidem, L ,4,c ,30,2o6
(6 5 ) Ibidem, " " " "
20?
II, pâg. 451.
(6 6 ) Ibidem, " " " "
201
11, pâg. 449.
(6 7 ) Ibidem, L,4 ,0 ,25,127
(6 8 ) Ibidem, L,4,c ,6 ,44
II, pâg. 424.
11, p â g . 387«
(6 9 ) GONZALEZ CORDERO, Francisco: El Instinto Intelectual fuente de conocimiento. Madrid - Buenos Aires.
(1956).
(7 0 ) Ibidem, pâg. 21.
(7 1 ) Ibidem, p â g . 21.
(72 ) Ibidem, pâ g . 21.
(7 3 ) F. Fundamental, I,,1, c ,18 ,172
II, pâg. 92.
(74) GONZALEZ CORDERO, O.c., pâg. 50.
(7 5 ) Ibidem, p â g . 5 1 .
(7 6 ) Ibidem.
24 3
(77
F.
(78
Ibidem.
Fundamental,
L ,1,c , 2,l4
II,
(79
Ibidem.
(80
Ibidem
(81
Ib i d e m ,
(82
B O N I L L A SAN M A R T I N ,: L u i s V i v e s y la F i l o s o f i a del U e n a c i miento.
c ,2,13
Il,
II,
2;
p â g . 15.
pâg.
17-18.
(iONZALlCZ C O R D E R O : o.c,,
(84
F.
(85
Ibidem.
Madrid
(86
BA L M E S .
(87
J’I C A R D , G.:
Cartas
II,
F L ü R I , M ., S .I .; El
PENSAMIENTO
sur
F.
(90
El C r i t e r i o . L , V I , 7
(91
F.
(92
F 1,0R1 , M . , S .1. : o.c,,
(93
Ibidem,
172.
II,
le p r o b lème
sentido
III
(89
13
pâg.
(1939)
p â g . 15-16.
II,
p â g . 128.
585.
I I I , pâg.
II,
pâg.
01 4.
p âg . 48 .
p â g . 54-55-
B E N I T O Y D U R A N , A.:
B a lmes.
Alcance
de
la c r i s i s
la --
e x p J i c a d a en el Institute Nacionnl de -
ICnschanza Media "Maestro Juan de Avila",
bre de 1 9 4 8 . Ciudad Real
el lo de nov i o m ­
(1949), T>âg. 8.
p â g . 15.
(9 6 ) lUIIZ DEL CASTILLO,
SOBRE BALMES:
C . : El buen sentido en B a l m e s . ESTUDI05
Conferencias pronune iadas en Vich con mot ivo
del Centenario de la muerte de Balmes.
(9 8 ) CLASCAR,
e s c é p t i c a de J a i -
L e c c i o n c o n m e m o r a t i v a d el C e n t e n a r i o de
muerte de Balmes,
(9 7 ) Ibidem,
Bal-
n . e x t r a o r d i n a r i o , p â g . 39.
F u n d a m e n t a l , L , 9 , c , 9 ,58
(9 5 ) Ibidem,
335*
critic[uo foundattien-
c o m u n en la fiJ o s o f i a de
(194?)
F u n d a m e n t a l , L,l,c,25,244
me
pâg.
a un e s c é p t i c o , VI II.
Reflexions
t a l . A r c h i v e s de P h i l o s o p h i e ,
(94
(1929).
p â g . 86.
F u n d a m e n t a l , L ,1,c , 32,31 9
mes.
13.
.
(83
(88
pâg.
(1972),pâg.
I0 3 .
p â g . 105.
Frederich:
Estructura mental y sigiiif j cacion f i l o ­
sof ica de B a l m e s . Vich
(1o o 4 ), pâg.
(9 9 ) Cartas n un e s c 0 p I:i c o . 1
(1 0 0 ) I b i d e m . ,
Tomo V, p â g . 234.
(101)
Ibidem.,
Tomo
(102)
Ibidem.,
Tomo V, i)âg. 252.
V, pâg. 2 6 3 .
torna V,
12.
pâg.
2 30.
244
103) F. Fundamental, L,1,c ,2,l4
II, pâg. 15.
104) ROSES, Ramôn M.; El problema critico segun üalmes. Con­
greso Internacional de Filosofla, del 4 al 10 de octu-bre de 1948. Actas. Madrid (1949), pâg. 503 «
105) Ibidem, pâg. 504.
106) Ibidem, l'âg. 5 05.
107) GONZALEZ, C. : llistoria de la Filosofia.
Madrid (18 8 6),
V, IV, pâg. 4 5 5 .
108) RUB I , B.A.,O.M.CAP.: De instinetu intellectual! apud Balm e s . Acta Secundi Congressus Thomistici InternationalIs.
RüMA (1937) pâg. 163-7 .
109) F. Fundamental. L,l,c,32,325
110) RUBI,
O.C.,
II, p â g . 174.
Ibidem.
111) Ibidem.
112) FERRATER M ü R A , J.: üiccionario de Filosofia. Buenos Aires,
1965, 5^ éd.. Vol. I, pâg. 179.
113) GRAN ENCICLOPEDIA CATALANA. Barcelona ( 1 9 7 D ^ol. III, De
Miguel Batllori, pâ g . 110.
114) ZARAGüETA,J., IRENEO, G., MINGUIJON,S .,CORTS GRA U ,J .: Bal­
mes. Filosofo, social, apologista y politico.
Instituto
Balmes de Sociologla. Madrid (1934), pâg. 127.
115) FLORI.N., S.I.,: O.C., PENSAMIENTO III (1947), pâg.4o.
116) SOLANA, M.
:Balmes, Comellas;doctrine de la evldencia.
PENSAMIENTO 3 (1947)< pâg. 103.
117) SOLANA, M .: o.c., pâg. IO3 .
118) Ibidem., pâg. IO3 .
119) Ibidem, p â g . lo 4 .
120) COMELLAS Y CUESTA, A . : Introduccion a la Filosofia. Barce­
lona (1883), pâg. 279-28 0 .
121) UNAMUNO, M . : Un filosofo del sentido comûn.
Aguilar II,
pâg. 1037.
122) SERRANO SUNER, R . : Balmes, filosofo del buen sentido. Di^
curso leldo en Vich, 9 de julio de 1950. Uiscursos anua-les de Vich sobre Balmes. Pâg. l 4 .
123) BALMES,J; Filosofia Elemental. Historia de la Filosofia,
LU,
111, pâg. 509.
45
(124) HOQIIEH, n,: ICI Sentido Comûn en El Criterio de üalmes.
Conferencia en la Sala de la Columna de las Casas Consi^
toriales, el 13 do julio de 1943. Centenario de ICI Crite^
rio, pâg. 29-45 (31).
( 125
Ibidem.
( 126
Ibidem., pâg. 29.
(127
Ibidem., p â g . 36.
(128
Ibidem., pâg. 4ü.
( 129
Ibidem., p â g . 4 5.
(1 3 0
GRABMAN, citado por 1’. HAFFNER: Grundlinicn der Gestchi-
(131
l’ELEGRI Y TURNE,B.: Epi stemologla baliiie siana. , o.c., |)âg.
( 132
F. Fundamental, L,l,c,25,261
(133
PELEGRI Y TURNE,B.: o.c., pâg. 3I.
che der philosphie.
MAIZ (I881).
31.
II, pâg. 133-4.
(134
Ibidem., pâ g . 3I .
( 135
F. Fundamental, L ,1,c ,26,263-nota
(136
F'ELICGltl Y TURNE ,B . : o.c. , pâg. 3I .
(137
ROIG GIRONELLA, J., S.I.: La Filosofia del sentido comun
desde
Barba.
11, pâg.135»
Reid y Hamilton, en torno a Balmes y Llorens y -ESi’IRITU 19 (1970) , pâg. 7 0 .
(138
Ibidem, pâ g . 75 «
( 139
KIIMKE,F . , S.I.: llistoria de la Filosofia. lCd. Labor,
ira-
«lucida por los prof es or es de la Facultad do Filosofia del
Colegio Mâxiino de S. Ignacio, (1947) p a g . 413.
( 1 4o
MARTI Niez GARCIA, F.: Balmes, filosofo. Su personal idad y -
(14 1
FLORI,M., S.I.: Bescortes y Balmes., o.c., pâg. 344.
( 142
FL(;R1 ,M. , S .1 . : De va lore setisus communis secundum doctri-
su signif icacion.
PICNTiAFfllCN l'O (1947), pâg. 5-29.
nam Jacobi Balmes. C(d,. MAX. S.I. Uiscursos lnaxigur;ilos,
(143
1926-1927. Pâg. 14-15.
UOMICZ IZOUIiCRUO,A . ; La Philosophie de Balmes (extrait de
la revue do Plii 1osophie ) PARIS (1926), pâg. 15.
(144
Ibidem, pâg. I b .
(14 5
VILL1CG,\S IH.'IX Al)i:U ,C . :Balme s filosofo. Conferencia en el
Salon de Vich, 9 de julio de 194/. Uiscursos annales de
246
Vich sobre Unîmes. P a g . 11.
(l46) NEWMAN, J.n.: An esay in aid of a Grammar of Assent.
Londres, l8?ü.
(l4?) FLORI,M . I
O.C.,
pâg. 70.
(148) Ibidem.
(149) Ibidem., o.c., pâg. 6 9 .
(150) Ibidem., o.c., pâg. 72.
(151) ORTUZAR,M.: Newman visto desde 1946. ESTUUIOS (Mercedarios) 2 (1946). Madrid. Pag. 9-35 «
(152) Ibidem., p â g . 32.
(153) ÜALMAU GRATACOS,F.: Balmes,filosofo.
Diseurso en Vich.
Primer Centenario del Nacimiento . Opuscules filosoficos,
MIGUEL FLORI, S.I. De valore sensus communis secundum doc
trinam Jacobi Balmes, o.c.
24?
CAPITUL.O VI
La Filosofia del “Sentido C om un’*
y su reiaciôn con Jaime Balm es
INTRODUCCION
lîn este nuevo capîtiilo sr trntn de exponer las llneas que vertebran la llamada "Filosofia del Sentido Comun"
con el fin de ver, en una ulterior comparacion, basta que pun
to participa Balmes de esta corriente o basta que punto es -d i s tinte su pensainiento .
Puesto que ha side esta la acusac ton ma s corî ten
te que ha merecido su Filosofia es por lo que morece un estu­
dio ma s detallado en este capitule.
Nos ha parecido lo mejor hacer csti^ exposicion desde sus principales représentantes,
(ecogemos, como primer
oslabon de la c.adena, el pen.samieiito <;?1 I’. Buffier, francos;
segiiidamente el esquoina del escocés Reid, como el prototipo de la formulaciôn mas exacta; por fin, y eu Espaiia, exponomos
las opiniones de Llorens y Barba que, en una copia fiel de lia
mil ton, os c 1 principal représentante le esta corriente de F^
In so r îa .
iCste brcvo repaso nos ayudara a enjuiciar fiel —
'■ente la rel aci on de Balmes con esta Filosofia.
En el misi'io Balmes encontramos un aj^oyo a nuestro
248
procéder cuando nos dice :
"He indicado que quizâ Dugald-Ste^
wart se habla aprovechado de
las
doctrinas de Vico; sin que por e^
to quiera hacerle el cargo que se
dirigiô contra su maestro R e i d , de quien se dijo que resucitaba las doctrinas del padre Buffier,jesui ta" (1).
Tenemos
Balmes siguiô
que ver
si esto es verdad y en que medida
lamisma interpretacion de las cosas.
EL P. BUFFIER Y LA FILOSOFIA DEL SENTIDO COMUN
Aparté de la cita que acabamos de recoger, ya bemos
encontrado y recogido alguna otra en la que parece que Balmes
no deja del todo bien parado el pensamiento de Buffier. Era hablando del "tiempo" cuando, en la comparacion entre el pen­
samiento de San Agustin y el de otros autores (Buffier),ponla
las cosas en favor de San Agustin (2).
También bemos visto algûn autor, R. Roquer, por —
ejemplo, que senalaba correspondencias conceptuales entre Bu­
ffier y Balmes.
Todo esto hace que nos detengamos abora en la figu
ra del jesuita francés que es, como dice LLORENS Y BARBA,
el
primero que ha expuesto con detalle esta doctrina:
"... el célébré Buffier, que es el primer filosofo que ha expues­
to de una manera determinada y de^
cidida esta doctrina del sentido
comûn" (3)•
La
importancia de la obra del P. Buffier no radica
tanto ensu valor intrinseco como en
la influencia que ha ejer
cido en la posteridad.
En
cocesa
este sentido, y aunque baya sido la escuela es­
la que baya univers a lizado la Filosofia del Sentido Co^
249
tiiûn, no p o d e m o s m o n o s
ff i e r .
En
concreto
na d e l
sentido
de
echar
a su obra:
Lo pri me ro
que
c o m û n del
nuestra
Traité
tenemos
P.
que
Buffier,
m i r a d a n la obra de Bu
d e s p re m iè r es vé rités
fseiialar es que
que
constituye
m i s m o de
su e p i s t e m o l o g l a , es u n
cuencias
del r a c i o n a l i s m o
c a r t e s i a n o , por un
s i s m o de
Locke,
E n e s t e moniento t e n e m o s
q u e , a pesar
de
por
otro.
todo,
ti e n e
alguna
Conve nla resenar
porque
comûn
como
la de
c o i u c i d a n e n el
lueion que
ofrece
(X)
El
P.
La
familia pasô
Claude
francesa.
septiembre
de
Publico
de
Cours de
sciences
former
re de
le
nacio
Fue
n o v i c i a d o de
un g r a n c o l a b o r a d o r
de
langage,
Su p e r s o n a l i d a d
et
f i l o s o f ica no ha
] idad f i l o s ô f i c a
de
VENTOSA:
Buffi e r ,
han comprometido
posible
do c o m û n "
( 5 ).
del
en m a y o de
le coeur ,
ha
las preo ctipaci ones p o l é m i c a s de
m o y su
sentido
que
lu e g o
en la
so^
jesuitas
on -
periôdico
"ME­
1737.
fundamen-
s olo v ol umen:
dans
s imple s;
l'usage
pour
ordinai­
1732).
J U A N A.
como p r in c i p a l e s
Buffier
25 de m a y o de
los
lo r e c o g i ô e n un
l'esprit
(Pa r i s ,
--
adquiriô nacio-
sur d e s p r i n c i p e s n o u v e a u x et
gun n o s r e c u e r d a
dicado,
el
las m a t e r i a s m a s v a r i n d a s ,
F i l o s o f i a . Todo
l a vie.
en V a r s o v i a ,
M û r i 6 en P aris
trabajos
talmente
decir
es d e c i r ,
luego a N o r m a n d i e , donde
I n g r e s ô e n el
1Û79.
que d e c i r
Locke.
e s c o c e s a d el
a recorrer,
sen--
uno.
Buffier
MOIRES DE TRÉVOUX".
las c o n s e y del
i n t ent o f i l o s ô f i c o de
e s t o no q u i e r e
concreto
cada
lado,
la d o c t r i
el c e n t r o
superar
i n f ] u e n c i a de
la f i l o s o f i a
Balmes « Aunque
camino
l 6 6 l.
nalidad
este
en é 1 tanto
coinciden
i n t e n t o de
(jf)
sido m u y
estudiada,
s id o e n g eneral
los e r n u d i o s
p o c o estudiada.
que
se le h an de-
su obje t i v i d . d . l a p o l é m i c a
c e n t r a s de
influencia
in terés
sob re
se^
"A d e c i r v e r d a d , la p e r s o n a -
su p r e t e n d i d o
la e s c u e l a
ha t e n i d o
c arte sianis-
e s c o c e s a del
sent^
250
El a r g u m e n t o p r i n c i p a l
a p e l a r al
sentido
fundamentos
de
c omû n ,
aunque
su v a l o r .
e x tr a v aga nc ia ". Por
d e l P.
Buffier
Lo c o n t r a r i o
ello recurre
al
coherente.
que
con f re cuen cia
E st o r e s t a v a l o r y o r i g i n a l i d a d
el e s c e p t i c i s m o , al
po,
y se une
asl
que
estaba
a m u c h o s mas
preocupaciôn y meta
De e s t o
al a r g u m e n t a
a los e r r o r e s
a la c o n s t r u c c i ô n p o s i t i v a de un
Co n su f i l o s o f i a d e l
superar
a b o c a d a la f i l o s o f i a de
que
de
sistema
a su p e n s a m i e n t o .-
s entido c omûn quiere
autores
en
e n los
s e n t i d o c o m û n e s "una
"p e r a b s u r d u m " , y e s t a m a s a t e n t o a o p o n e r s e
otros filôsofos
consiste
no p r o f u n d i z a d e m a s i a d o
s u tlem
t uvi e ro n esa m i s m a
e n sus i n v e s t i g a c i o n e s
filosoficas.
también podemos ver coincidencias
e s c u e l a e s c o c e s a y c o n el p e n s a m i e n t o de B a l m e s .
con
la -
No pue de n
ce^
d e r el c a m p o al e s c e p t i c i s m o .
Ilabrla que
Buff i e r ,
a nt e
c om o B a l m e s ,
todo,
E s t o hace
ha de
salvar
que t o d a s
teligencia
senalar
t a m b i é n su c a r â c t e r a p o l o g é t i c o .
es u n p r o f u n d o
su v e r d a d
las f u e r z a s
t e n g a n qu e v e n i r
c r e y e n t e , un teôlogo,
de f e , su v e r d a d r e l i g i o s a .
y todos
a servir
dimiento,
ambos
sino que
ca m p o s ,
se t r a t a de
vamente.
A sl
ce s : "Si
j'y a v o i s r é u s s i ,
moi!
Vos
leemos
ce qui
conduit
à la s c i e n c e
pâg.
VII)
"fortificar"
quel
b o n h e u r ne
se t r a t a de
o enten
y "servir"
de
seroit-ce
les p r i n c i p e s
de p l u s
plausible
la r e l i g i o n
positif
que
pour
j 'é t a b l i s ,
et de p l u s
...(Course
Scien­
pas
certain,
de S c i e n c e s ,
-
(6 ).
En otro momento escribe
"Pour ménager
exactement renfermé
on t r o u v e r a
les p l u s
solamente
su c a r t a de d e d i c a c i ô n d el C o u r s de
s' y t r o u v e
a este r e s p e c t e :
mais
la in
centro incuestio-
a m a n e r a de u n a r r e g l o
s u jets a p e r c e v a n t d a n s
comment
los i n t e n t o s de
a e ste
n a b l e y m a s d e c i s i v o p a r a el h o m b r e . No
hacer compatibles
y,
dans
qu'elle
s o l i d e s de
la
todavla
certains
sphère
suffit
con mayor
esprits,
pu rement
suis
philosophique;
pour conduire
la r e l i g i o n " (7)
claridad
je m e
--
a ux p r i n c i p e s
(en el A v e r t i s s e m e n t
del
T r a i t é d es p r e m i è r e s v é r i t é s ) .
Por
filosôfico,
en
t a n t o , aunque
él
el
c o n v e n c i d o de
fondo
esta
se m a n t e n g a
e n u n p u r o ni v e l
que lo que
escribe
-
251
conduce
a los p r i n c i p i o s
cupacion
impulse
constante
Esta
aparece
t é s , la
en
que
constituye
Esta
compararla
intelectual"
por el
con
contrario,
E n el
principes
las
del
son
en
si m i s m a s
(F.
penetrar
sobre
p e n sa mi e nt o del
cosas,
de tal
la C o m p a g n i e
el
Oeuvres
de J é sus,
PARIS
(1843),
B u f f i e r nos en
sus obras.
Su d e f i n i c i ô n
coincide
que
notes
255)
et
do v o a m o s
de
nuestra
ellas
lo que h a y , lo que
tipo
de i n m a n e n t i s m o
De o t r a de
sus
es,
con
estâmes
queda
fuera
obras.
introduction
tradiciôn
ce
n o u s ’f o rm ons : en
gement
que n o u s
En effe t ,
v r a i ni
té ni de
sorte
que
portons
s'il n ' y
faux;
terme,
et
fausseté
convient
l'objet
p oi n t
de
conséquent
a u sens
que
je
el
Cuan­
Cual—
definiciôn.
E l é m e n t s de M é t a p h y s i q u e , en
la v é r i t é
avec
avait
par
ne
si.
e n la v e r d a d .
de e s t a
d el
e s t â en
la c o s a en
tres.acainos e s t a n u e v a d e f i n i c i ô n : "La v é r i t é , d a n s
s i g n i f i c a t i o n de
noso-
d u F’ère
(8 ).
c o n la m e j o r
conformidad
jui--
lo que son --
lo que de
avec
Le s
c o n e s t a de f i n i c ô n
philosophiques
pâg.
o -
en el fondo.
g n o s e o l ô g i c o . La v e r d a d , que r 1 e r t a m e n t e
viene
par a -
"instinto
coinciden,
F.
forma
es p r é c i s é m e n t e
BOUILLIER,
Bouillier.
ju i c i o ,
Balmes
es u na c o n f o r m i d a d de n u e s t r o s
las
--
f u n d a m e n t a l ,y t a m b i é n ini e r e s a
la v e r d a d . E n u na de
"La v e r d a d
juzgamos"
c o m û n , doctrina
r e a l m e n t e , también aqui
t e m a de
cosas
realismo
(9).
tamlién
des premières véri--
son dos r e al i d a d e s d if e r e n t e s
que
Fr.
sentido
su Traité
su p e n s a m i e n t o
si,
lo
quier
y preo
apologético,
d u r a i s o n n e m e n t , nos e nc o n t r a m o s
B u f f i e r de
par
d el
en
la d o c t r i n a de
con
tros
carâcter
la que m a s n o s
centro
el
la v e r d a d :
cios
es
y ver
contramos con
de
realidad
filosôfico.
el
su d o c t r i n a
f u n d a m e n t a Imente
original.
podor
su q u e h a c e r
Esta
sus c scri t os y sera como el
en B a l m e s .
expone
mas
de
la r e l i g i o n .
en t o d o s
t e r c e r a nota,
Pero
que
de
estara presente
qu'à un
est
de
la c o n f o r m i t é
ce m ê m e
jugement,
il ne
la
ici"
que
du
-
ju­
j u g e m e n t .(...)
on ne
trouverait
l ’e n t e n d s
j uste
jugement
jugerait
ni
p lus de v é r ^
(O. P h . p â g .235)
252
Encontramos
u na p e q u e n a d l f e r e n c i a
la d e f i n i c i ô n a n t e r i o r ;
el
la s u s t i t u c i ô n de
" o b j e t o del p e n s a m i e n t o ", de l
se r b i e n
sen cilla.
Se
t r a t a de
en r ei a c i ô n
j u i c i o . La e x p l i c a c i ô n p u e d e
ab arca r con un solo
" o b j e t o " , a los d os
t i p o s de v e r d a d
es d e c i r ,
i n t e r n a y la v e r d a d e x t e r n a . De
lizado
para
la v e r d a d
el t e r m i n e p r i m e r o ,
significar
plica
deux
todo
de
la c o s a en
el m u n d o de
que p u e d a h a b l a r de
"deux
haber
si, n o h a b r l a
ut^
servido
la v e r d a d I n t e r n a .
sortes d 'objets"
-
Buffier,
Asl
que
-
se
ex
"font
--
s o r t e s de v é r i t é s " .
mera
de
de
sus obr a s
es de cir,
juicios
Buffier
a qul
s i - . Estes
"objetos"
en el
que h a c e m o s p o r
Y hay
(O.
j u i c i o s p or v i a de
deducciôn,
Ph.
co­
c o n s e c u e n c i a , es d e c i r ,
juicios
s on los c o n o c i m i e n t o s o i d e a s de n u e s t r o
de r a z o n a m i e n t o . El o b j e t o de e s t e s
esplritu.
-Eji
la que él l l a m a v e r d a d i n t e r n a , l ô g i c a o de c o n s e c u e n - -
(O.
Ph,
pâg.
235).
M i e n t r a s “que
m u y f â c i l de d i s c e r n i r ,
présenta
su e r r o r
interna
se o f r e c l a
a p t a en
racionalismo,
tiene u na
de a q u e l
racionalismo
Es
d e ci r,
"m o r e
en todas,
puodan ha ce rse r azon a mi en to s
temâticos
-verdad
conformes
interna-,
ideas
con
no
lo d e c i s i v o
son p u r a s
ca
de n u e s t r o s
o r i g i n a l i d a d ,-
a los e x c e s o s del
geometrico"
aunque
-
in ter n a .
sin g o z a r de d e m a s i a d a
su m o m e n t o p a r a o p o n e r s e
como
se n o s
importancia
se s e g u i r â n los d e f e c t o s
a la i r r e a l i d a d .
nuestras
se n o s o f r e c e
la e x t e r n a
lloven una gran lôgica
La d o c t r i n a ,
prestaba
la v e r d a d
po r el c o n t r a r i o ,
lle n a de d i f i c u l t a d e s . E s t a
p u e s de
r a z o n a m i e n t o s , aunque
estân
ob je-de
235) (10).
pâg.
de
de que
l os
sentido realista,
p or v i a
pital,
—
j u i c i o s r e c l b e n t a m b i é n el n o m b r e de v e r d a d
e x t e r n a , o b j e t i v a o de p r i n c i p l e
ta es
e n la p r ^
s in n i n g û n i n t e r m e d i a r i o ni deduc^
S o n j u i c i o s que n a c e n d i r e c t a m e n t e de
tos - e n t i é n d a s e
sa e n
filosôficas. Hay
principle,
ciôn alguna.
c ia
termine,
que n o s h a b l a
E s t a d i s t i n c i ô n la e x p l i c a el P.
via
con
"la c o s a e n s i " p o r
que
se
en una c i e n c i a ,
équivalentes
es t e n e r
o
a los ma-
la g a r a n t i s
a b s t r a c c i o n e s , s ino que
la e x p e r i e n c i a - v e r d a d e x t e r n a - .
-
253
Lo d i f î c i l ,
con rigor,
sino
He
aqul
me g a r a n t i s s e
ces,
des
des
unas palabras
faits,
demonstrations
géométriques"
la
ofrezca
"verdad
al P.
en c u a l q u i e r
-
g a r a n t i as
fu nda mental,
ciencia
que
les
tiene
sea,
en é v i d e n
(12).
c omo v e m o s ,
que
es c o m o
sea d i f l c i l
demostracionos
es
lo pr ime r o :
-viene
diflcil
garan-
a decir
es t e n e r
parecidas
"A qué
Buffier-
forma
encontrar,
a las
tanto
in si^
cuando
la ga r a n t i a de
-
lo -
que
c un n -
o b s e r v e r , una
crit_i
u n v a l o r r e a l , e x i s t e n c i a l " ( 1 3 ).
fondo
ca a t o d o a s o m o de
qu'on
sc ien
c ô m o o b t e n e r ese p u n t o de a p o y o que
lo d i f l c i l
i m p o r t a y lo m a s
E n el
toutes
de r e a l i d a d . U n a v e z r e s u e l t o éste de
tir en el r i g o r m a t e m â t i c o
to a f i r m a m o s
dans
ou é q u i v a l e n t s
p â g . 241)
B u f f i e r no le p a r e c e
materna t i e n s . P e r o
que
no es r a z o n a r
ofrezca
al r e s p e c t a : " En u n m o t,
je g a r a n t i s ,
géométriques,
externa",
garantlas
positiva,
et
(O. Ph.,
El p r o b l e m a
tizar
el i'. Buff i e r ,
( 1 1 ).
de r e a ] i d a d
ce a u x
n os d i c e
t e n e r u n p u n t o de a p o y o que
pesa,
como
idealismo
se p u e d e
y u n c o n v e n c i m i e n t o del r e a l i s m o
cientlfico.
A partir
to
j u z g a r de
nosotros:
ne
qui
est
ne,
nous
re
"Ta n t
ju geons
jugeons
q ue
pensée;
une
los
verdad
interna
objetos
demeure
que
qui
es
lic^
interne,
l'existence
de
effective
nous
pensée
exter­
a enco­
et r é e l l e "
(ü.
2 8 2 ) (14).
Desde
aqul
con
Asl
el P.
B o u f f i e r h ace
la " i d e a
de v e r d a d .
interna
c a r t e s i a n o de
clara y
No p u e d e
admitirse,
la v e r d a d
observa,
una c r l t i c a
distinta"
pues
al
prin-
como p ri nc i pi o
se c o n f u n d o
la
-
argumente
-
externa.
ta mb i é n ,
la i n u t i ] i d a d
del
la d e m o s t r a c i o n de
la e x i s t e n c i a
de Dio s,
aunque
110 h a ga m è n e i o n e x p r e s a de d i c h o f i l o s o f o .
"Par
ont c r u
-
l'objet
la v é r i t é
est t a n s n o t r e
existence
no n o s
e s t â n f u e r a de
simplement
jug e r de
au l i e u que p ar
l'objet
pensée
rjp j o c a r t e s i a n o de
u niversal
vérité
pouvons rien
h o r s de n o t r e
P h . , pâg.
la s i m p l e
qu'une
et ne
h o r s de n o t r e
verdad
de
la e x i s t e n c i a de
prouver
lâ enc o r e ,
et
1'existence
par la s i m p l e
de Di eu, p arce
idée de D i e u ,
que
l'existence
ils
de
254
D i e u est
ils ne
à-dire,
l'idée
essentienllement
prouvaient
ils p r o u v a i e n t
qu'une
l ' é g a r d de ce qui
Ils ne
esprit
seulement
vérité
e st
et d a n s
et d a n s n o t r e
l ' i d é e de D i e u ; m a i s
que
et
quand
athées"
l ' o n ne
saurait
laquelle
i dée
1'existence
la r é a l i t é ,
idée;
de D i e u e n idée,
se
telle
ne p r o u v e
former
(O.Ph.,
tout
de D i e u fût
qu'elle
est
hors
284)
de
dans notr e
ce q u ' i l
s'agit
en p e i n e de d é m o n t r e r
pâg.
à
rien
et de n o t r e e s p r i t .
c'est n éa nm oi ns
on est
-
c'est-
l ' i d é e d 'e x i s t e n c e ; m a i s
h o r s de n o t r e
de p r o u v e r ,
de D i e u a ux
dans
interne,
p r o u v a i e n t donc p as que
es prit
uniquement
tence
refermée
que 1 'e x i s t e n c e
de D i e u sa ns y r e n f e r m e r
c e l a ne f a i t
notre
ainsi
l'exü
(15).
Esta crltica estâ de acuerdo con la mejor tradiciôn
tomista, segûn la cual el argumente de Descartes no probarla sino la "existencia pensada" de Dios, pero no su "existencia real" , que es lo que de verdad importa.
Aqul vemos también una semejanza con Balmes cuando
éste critica el famoso argumente ontolôgico. Lo mismo puede de^
cir del argumente cartesiano sobre la demostraciôn de la exis­
tencia de Dios. En definitiva se tratarîa siempre de "mayor r^
queza ideal" -idea mâs compléta o mâs rica-, pero siempre insu
ficiente para concluir en lo "real", en lo "existente".
Conviene notar que el P. Buffier se aparta en esa tradiciôn que hemos senalado de la teorla de la abstracciôn, cediendo en favor de cierto aire empirista (Locke).
El problema fundamental consiste, pues, en la resoluciôn de las verdades externas, en garantizar la c o n esponden
cia entre la idea y la cosa en si, lo real. De otro modo construirlamos una ciencia puramente ideal, de objetos jiensados, que nada nos dirla de la realidad.
Entre las verdades externas hay algunas que gozan de una importancia e special, es decir, se nos ofrecen como
la
fuente y el principio de todas las demâs. Estas son las llama­
da s "primeras verdades" .
"Premières vérités, qui sont la source et le princ
pe de toutes les vérités que l'on peut établir sur 1'existence
255
réelle des objets hors de nous..."
De ello se deduce
(O.ph, 2 8 6 ) (l6).
que nuestros razonamientos -
lendrân valor real, es decir, transcenderan e 1 puro piano
de
lo pensado, a condicion que tengan como punto de paitida una
primera verdad, q u e , hemos dicho, tiene que ser
externa por
définicion. Estas verdades primeras nos introducen en el cam­
po de lo real.
Lo decisivo es, por tanto, el descubrimiento
y
afirmaciôn de estas primeras verdades. De ahi que su obra --T r aité des premières vérités sea su obra filosôfica fundamenta ] .
Buffier define estas primeras verdades como: —
"Des propositions si claires, qu'elles no peuvent être prou-vccs ni combattues par des propositions qui Je soient devant^
ge" (o. ph., 5-6; t r . p r . v é r . 8) (1?)
"Je définis une première vérité, celle qui est
si claire qu'elle ne saurait être prouvée, ni attaquée p.ar -aucun proposition qui soit plus claire et plus inmédiate à la
lumière naturelle de l'esprit..."
(O.pii.,291) (l8).
Se trata, por tanto, de verdades indomostrables,
pues su claridad es suficiente para aceptarlas
como taies. -
Son primeras porque no son fruto de ningun raciocinio, que su
pondria otras verdades anteriores, sino justamente las que -fundamentan todo raciocinio.
Si no existieran estas primeras verdades, cual­
quier demostraciôn de la verdad séria imposible, pues nos ve_
flamos arrastrndos a un proceso infinito do demostraciôn de la demostraciôn.
Si qucremos admitir la demostraciôn de la --
verdad no nos queda mâs remedio, segun Buffier, que partir de
unas primeras verdades.
Esta fuera de toda duda d
cpic dcben exi stir --
e sa s primeras verdades. Ello hace que e 1 autor trate, princi­
pal mente, de descubrir cu'iles son sus f non tes o principios
cu al
y
es son osas "primeras vorflades".
El tema de la verdad estâ Intimamcnte rolaciona
do con el de la evidencia y la certeza, No admite la opinion
256
de los que solo dan por valida la evidencia metafisica -esta
es la que nos proporciona el sentido intimo-. Para Buffier la
evidencia es la "nécessité que nous éprouvons de former cer—
tains jugements" (0.ph,251). Dicho de otro modo, sera éviden­
te "ce qui est tellement imprimé dans l ’esprit de tous les —
hommes qu'il leur est impossible de juger autrement"
(0 .ph. 2 9 0 )
Por tanto, habrâ evidencia verdadera, aunque se
pueda dar en diverses grades, siempre que baya necesidad de juzgar: "Gardons-nous de chercher une évidence ou vérité méta^
physique la où notre esprit ne saurat et ne doit point la trou
ver; mais attribuons à chaque espèce de sujets l'espèce d 'év^
dence dont ils
sont uniquement susceptibles"
Q u e d a c l a r o que n o
g r a d o de e v i d e n c i a ,
la n a t u r a l e z a del
de v e r d a d e r a
guiente:
y
una
casos
de
abora
se nos p l a n t e a
la e v i d e n c i a ,
D i c h o de
otro m od o mâs
entre
estos
la p o s i b i l i d a d de u n a
-
es
la
si—
la c e r t e z a
très
autor parece
-
u n i d a s . I n c l u s o no -conceptos.
ce rteza
No
parece
s in e v i d e n c i a
-
o de
-
sin c e r t e z a .
unico
filosôficos
s e n t a n e n ell e s
no puede
Para este
cosas v a n ins op ar ab l em en te
debidamente
se t r a t a
j uicio.
e x p l i c i t o : ^es la e v i d e n ­
c e r t e z a y de v e r d a d ?
"Lo
que
los
entre
evidencia
escritos
en t o d o s
el m i s m o
acuerdo con -
La c u e s t i ô n que
las très
considérer
o b j e t o . Pero,
sea de
^qué r e i a c i ô n e x i s t e
la v e r d a d ?
que
g r a d o que
(O.ph. 5 ^ 8 ) (I9 ).
exigir
e v i d e n c i a , de v e r d a d e r a n e c e s i d a d
cia c r i t e r i o de
distingue
sino a q u e l
se t r a t a de
que n o
es que
ofrece
la c e r t e z a
inseparablemente
evitarse
duda para
quien
lee
sus
y la e v i d e n c i a se p r e-
un i d a s ,
la i m p r e s i ô n de que
basta
tal pun to,
Buffier
l as
—
coriside^
r a c o m o d os n o m b r e s de u na m i s m a r e a l i d a d .
Quizâ
al p e n s a m i e n t o de
esta
ultima
Buffier"
a f i r m a c i ô n es
la m â s
prôxima
(20).
La evidencia tiene en Buffier un marcado carâc­
ter subjetivo (nécessitas sübiectiva iudicandi), y no objetivo (nécessitas obiectiva iudicati) como en la epistemologîa escolâstica.
;,Y qué reiaciôn existe entre esta evidencia-cer
257
teza y 3 a verdad? 15s el nuevo interrogantc que se nos pj aiitea,
;,l,a evidencia-cer teza os garantie de verdad? La respuesta pa­
rece que tiene que ser afirmativa. Un juicio évidente séria un juicio verdadero. Valdria el principio; lo évidente es verd adero. Pero si para él la evidencia es la necesidad do juzgar
quo puede significar el principio? Lo siguiontc : lo quo juzgainos necesariamcnte es verdadero.
La pregunta os entonces mas radica]: ^por quo —
formamos necesariamente ciortos juicios? Up donde nace la nec£.
s id fid , /.del oh jeto o del su jet o? Ciert imente encontramos algu­
nas exprosiones que parecen inclinar la balaiiza Jiacia cl pritne^
ro, es decir, hacia el lado de los ol)jotivo. Sin embargo,
liay
(|uo reconocer que su pensamiento se inclina mâs hacia la ver-tionte subjetiva.
La necesidad de juzgar
-origen de la evidencia-
provione de la naturaleza y esta no puode inc linarnos al error.
"Partout
où se trouvera le sentiment de la natu
r e , il se trouvera aussi une vraie évidence et une règle néce­
ssaire de vérité... C'est donc la natvi-e et le sentiment do la
nature (pie nous devons reconnaître pour la source et 1'origine
de toutes les vérités de principe;
soit qu'elles se trouvent—
accompagnées d'une plus grande ou d'une moindre vivacité de —
clarté: car d 'imaginer que la nature peut nous guider mal, --quand elle nous détermine à un jugement: dont la clarté e s t -moins vive, ce serait soupçonner qu'elle peut nous guider à la
fausseté de manière ou d'autre; et ce serai t alors ne plus sa­
voir ce que nous sommes nous-mêmes, et ce (pie nous devons pen­
ser" (O.ph.32) (21).
Podemos decir que el criterio ultimo y definitivo
es la naturaleza. Ahx debemos encontrar las fuentes, réglas
y
pri ne ipios de evidencia, de certeza y de verdad. Hablamos de "fuente s " , porque nos indican la procedencia de las primeras verdades; de "reglas", porque son garant la de que los juicios
que do ellas proceden son verdaderos; de "principios", porque
son o1 punto de partida de otras verdades.
La fuente o régla ultima y fundamental de la ver
258
dad es la "nature et le sentiment de la nature" (O.ph, 32). De
ah l , como de un origen comûn, surgen dos arroyos como dos fuen
tes mâs prôximas de las primeras verdades:
-el sentido Intimo (sentiment intime)
-el sentido comûn (sens commun o sentiment commun
de la nature)
Buffier dedica mucha mayor atenciôn al estudio y
comprehension del sentido comûn, porque es la fuente de las -verdades no metafIsicas. Estas son las verdades que sus adver­
saries rechazan y que se refieren a los objetos que estân fue­
ra de nosotros. Esta es la verdad que le interesa fundamentar.
Mucha menos importancia concede al estudio de las verdades
de
sentido Intimo, aunque es necesario tener présente sus conside^
raciones a este respecta.
EL Se n ti d o Intimo
Es la primera fuente y el primer principio de tjo
da verdad. Séria como el sentido intimo que cada uno tiene
de
su propia existencia y de lo que expérimenta en si mismo (O.ph.
7) .
Esto no signifies sino que sin ella, sin esta —
fuente de verdad, no es posible hablar de ninguna otra, cual —
quiera (;ue la queramos suponer. No signifies, ni mue ho menos,que con solo esta fuente sea posible la construcciôn de toda c iencia.
Esta primera régla de verdad nos proporc iona un
grado sumo de evidencia, lo que se llama la evidencia metafis^
ca o absoluta. Su claridad nos dispensa de toda prueba y nada
podriamos contra el que no se dignase aceptnrla. Es, en defin_i
tiva, la evidencia carte siana: pienso, siento..., existe. No se trata de ninguna argumentacion ni descubrimiento, es solo la expresiôn de una verdad incontestable de sentido intimo.
En el fondo, vemos que Buffier, aunque pudiera parecer lo contrario, no es un mero discipulo de Descartes
en
este tema. Nos muestra la misma verdad, pero germinando de dos
259
formas diferentes.
Se trata, pues, de verdades de una evidencia ajj
soluta e invencible.
Buffier, por otro lado, critica a los cpie erigen
el sentido intimo como criterio ûnico de verdad, pues de cara
a fundamentar la realidad del mundo exterior no nos sirve. Se
g un estos filôsofos todo viene a reducir se a la percepc iôn ac^
tuai: "car, selon eux, je ne puis avoir d 'évidence que par -une perception intime qui est touj ourc actue1l e ..."(O .p h .l4 )
(22) .
Asi viene a resultar que no podemos tener certe^
zn alguna de lo que me ocurriô aye r , ni siquiera si en ese -ayer existia o no.
El 1’. Buffier va mostranlo las consecuencias a^
surdas
que se derivan de esta posiciôn filosôfica. Como ulti^
mo y definitivo ejemplo nos dice que asi nuestra aima "n'a -point d 'evidence qu'elle n'existe pas de toute éternité, ou même qu'elle ne soit pas 1 'unique être (pii existe au monde
(O .ph. ,l4 ) . La serie de incon sec uencia s que surgen de esta pjo
siciôn son interminables y, en sus mismas palabras, extrava-gantes, pues tal séria el
juicio do quien negase que en el --
mundo existen otros seres
distintos do él.
Por ello e1 sentido intimo no puede ser la ônica régla o criterio de certeza; "Il n'est pas vrai que nous n'ayons pour règle de certitude évidente, (pie le sentiment in
time de notre propre action"(ü .ph . , n .26) (2 3 ).
Con este criterio quedarlamos recluldos en la eslora de la conciencia, de la verdad interna, pero no podri^
mos dar un paso scguro en el camino do la ciencia. Hay que -bu scar algûn otro criterio que nos garanticc las verdades extoinas, el salto al mundo
exterior. Ivsta nueva fuente
rio de verdad sera el sentido comûn
ocrite^
de la naturaleza, conoci-
d o ordinariamente con e 1 nombre de sentido comûn.
A pe sar de todo, no parece que se pueda negar que el inmanent ismo cartesiano hizo inella eu nuestro autor, -
como en la mayorla de los filôsofos del siglo XVIII.
260
Aquella
rrada
en
mediata
con el m u n d o
teamientos
de
conciencia
cartesiana,
si m i s m a , d e s p r o v i s t a de
exterior
filosoficos
conciencia
ence-
toda relacion directa
e in-
tuvo m u c h o
que v e r
ciencia,
e s t â n de
plan
p o s t c a r t e s i a n o s . ^Como estar c i e r to s
que n u e s t r a s r e p r e s e n t a c i o n e s , n u e s t r o s
que
c o n l os
a c u e r d o c on
i n a u g u r o D e s c a r t e s y d el
c o n t e n i d o s de
la r e a l i d a d ?
que n o
le ha
-
con­
He ahx el a b i s m o
-
sido f â c i l l i b e r a r -
se a la F i l o s o f i a p o s t e r i o r .
D u f f i e r no c o n s t i t u y e
lo c o n t r a r i o ,
"verdades
gua.
Se
internas"
trata,
lôgicamente
deci r ,
que
"nos
pensée,
hablando,
justificar
pour nous
existe
esprit
à tout
ce
ce
que
es d e
"es" a q u e l l o
cuno net ame nte
pensée,
sont
—
car
ce q ui est p r é s e n t à n o t r e
et à n o t r e
existe
gnose^
r e m a r q u e r les p r i n c i p e s
tel
qui
s a v o i r de
h o r s de n o u s "
--
q u ’il e st p r é - -
c 'est -à-dire
l es v é r i t é s
que n o u s p o u v o n s
qui
—
s a l t o de u n a a o t r a ; es
de v o u s
quelles
todo
asi n os lo a t e s t i - -
sea p o s i b l e
a s s u r e r que
à examiner
to uchant
el
s i no
p a r a él e n t r e
cômo podemos,
e f f e c t i v e m e n t h o r s de n o u s
sent d a n s n o t r e
principes
de v e r
planteamiento
"Je me p r o p o s a i s ...
nous reste
externas"
en u l t i m o t é r m i n o ,
p a r e c e " . Este
généraux,
dent
y "verdades
h a y que d e m o s t r a r c o m o
tesiano;
una excepcion,
Esa d i st i n c i ô n tan f u nd am ent al
qu'il
servent
de
c e r t a i n et é v ^
(El.de Mét . ,
O.ph.,
288) (24).
El t e x t o no p u e d e
cartesiano.
que
Se p r o p o n e
v er
ser m â s
t e n e m o s d e n t r o de n o s o t r o s ,
ponde
t am bi é n a algo
que
c l a r o y de
cômo podemos
estâ
afirmar
fuera de nosotros,
creyô
problema recurriendo
a su p r i n c i p i o de la idea
ta que,
permitla
D i o s y de
ahi
le
saltar
veracidad divina
asi
El P.
pues
él,
admite
acaso
las
ide a s
-
corres^
a a l g o real.
solucionar
clara
a la e x i s t e n c i a
de los
el
y distin
c o n c l u i r e n la e x i s t e n c i a de
cuerp o s , p u e s
-la
lo g a r a n t i z a b a .
B u f f i e r no p u e d e
por la i n f l u e n c i a de
i d e a t i e n e m â s de
-
en n u e s t r o p e n s a m i e n t o ,
Y a r e c o r d a m o s que D e s c a r t e s
s e g û n él,
sab o r m â s
que a q u e l l o
innatas.
P a r a él,
admitir
esta
soluciôn,
la f i l o s o f i a de L o cke,
en esta m ism a
p e r c e p c i ô n e i m a g e n que de
—
no
l i n e a , la --
co n c e p t o .
26.1
Con
par
tanto del
s i s t a de L o c k e .
mo
su d o c t r i n a
inman ent ismo
Para
Ventosa
un r e p r e sent.ate de
d el
s e n t i d o cotnun i n t e n t a
cartesiano
A.
Huff ier puede
la p o s i c i ô n f i l o s ô f i c a
cal i f i c a de:
"dogmatisme rationaliste
pratiquement
acceptable,
discrètement
à jieu p r è s
rioures
El
n os d i c e
l’aris,
ahl
el P.
h e m o s de
somos
c a p a c e s de
a los
Huffier,
o porque
la d i f i c u l t a d
encontrar
conocer
obj etos
que
los
a mise
la p l u p a r t
una
dans
d'entre
tous
eux,
de
pour
sur de s
objets différents du
jugement
antérieur"
m e IIt o
lo s i g u i e n t e :
tous
les t e m p s
l ' u s a g e de
la r a i s o n "
El
si,
"Le
et de
pr.
(pie pue d e
s e n t i d o comun:
leur f a i r e
un
sentiment
point
i n t i m e de
ü.ph.,15)
n os d i c e
qui
do Me t . ,
est
O . ph .,
pues,
hacia
los liiios,
y,
no de j i do
ser
d el
comun.
h o mbr e.
l'.ste es
Asl
d'aucun
-
(25).
mas
explIcita--
ils
-
ont a t t e i n t
jiég.2 9 5 - 2 9 6 )( 26 ) .
amor d el
sentido
ils ont
una d i s p o s i c i ô n , c so
ext iiiguido. for e l l o
la n a t u r a l e z a
-
Jour p r o p r e
e s t a r d e f o r m a d a en algiinos h o m b i e s .
padre
dans
c o m m u n aux h o m m e s
quand
J,lirai" el
ci'n del
qu a n d
-que
c o m m u n et u n i f o r m e
la c o n s é q u e n c e
les pays,
c o m u n os,
p o rter,
jugement
vér.,
En cl T r a i t é
ou m a n i f e s t e m e n t
giino e s t é
a lgo de
i m p o r t a n c i a ,-
a s l : "La d i s p o s i t i o n
sus o b r a s
tous
capital
verdades r e l a ­
sentiment
(El.
sentido
es de
principios
una c o s a de^
su n a t u r a l e ­
f u e r a de n o s o t r o s .
f(ue n ' e s t
(Tr.
es
te^
se rie do p r i m e r a s
la r a i s o n ,
Y en o t r a de
de
la
197).
« r e e n que
les h o m m e s
l' ussage
pj'incipe
pag.
en clistinguir
lo d e f i n e
att eint
perception;
ant^
j u s t i f i c a n que
estan
p re m ièr es v é r i t é s , nos
la n a t u r e
-
que
- N a t u r a l e z a del
d os
sensé es,
los f i l ô s o f o s no h a b l e n m u c h o de e s t e
o por
tives
M a r é e liai
(Le jioiut de d é p a r t de
1944,
za y f u n c i o n a m i e n t o , sin e m b a r g o ,
pues
J.
un peu v a g u e ,
Sentido Comun
Aunque
m a si a d o v u l g a r
que
modéré,
les p h i l o s o p h i e s
critique"
II,
sen-
consi der a r se coi
1 'o r e i l l e r où s o m m e i l l è r e n t
fut
toutes
à la philosopliie
M é t a p h y s i q u e , cahier
ma,
qui
esc a -
como d el empiii.sno
ocurre
Asl
pue d e
os
scr,
"naen aJL
"algo natural",
con
su p e n s a m i e n t o :
la d i s p o s i —
"Il faut
d onc
262
supposer
que
les h o m m e s
que l e ur
côté
par
l ' A u t e u r de
ce q u ' i l
condition
leur
aya n t
pérament
et d e s
fait voir
que
fallait pour
les en r e n d
donné
leurs d i v e r s
ils ont
organes
de
v ér.,
0 . ph.,
34)
( 2 7 ).
Los
hombres
en d e f i n i t i v e ,
a d e m â s de
puede
sens.
llevarnos
Or,
li b r e
autant
si mal,
que
leur
tem
n ous
o p é r a t i o n s de
jugements"
p a r e c e n no t e n e r
p or el mal u s o
l'es
(Tr.pr.
esta d isp osi- -
que h a c e n de e l l a , p u e s
el h o m b r e
cuenta también —
jue go es el q u e , s e g u n B uffi e r ,
al m a l uso,
—
d'u n autre
1'expérience
les d i v e r s e s
tal d i s p o s i c i ô n n a t u r a l
c o n la l i b e r t a d . E se
Mais
la j u s t e s s e de
j u s t e s s e de n o s
que
dans tous
la v é r i t é ,
ils e n ont u sé
de l e u r s
la
imprimé
atteindre
altéré
là d é p e n d e n t
et p ar c o n s é q u e n t
avait
susceptibles.
la libe r t é ,
excès
prit ,
c i ô n es,
la n a t u r e
--
a ser " e x t r a v a g a n t e s " , "m o s t r u o s
del e s p l r i t u " .
En
segundo
l u g a r , es u n a d i s p o s i c i ô n que
n a la r a z ô n a f o r m u l e r d e t e r m i n a d o s
l i d a d del
sentido
lo s h o m b r e s »
comûn:
Como
formuler
se t r a t a de
j uicios ,
ce como u n inedio que
la n a t u r a l e z a
de v e r d a d e s .
auto r,
de
"Los
juicios
del
sentido
la n a t u r a l e z a y p a r a B u f f i e r
formulados
ademâs
a i m p u l s e s de
sent i d o ,
j u i c i o s que
sentido
en
pueden
cuando
t r a t a m o s de
t e n en t r e
de
la r a z ô n y el
c o m p a r e r este
b r e el i n s t i n t o
comûn
se f o r m u l a n
pensamiento
intelectual
cuâ]es
c on
es,
los
preguntar
j u ici os
No tiene
si los
(2 8 ).
fundamental
sentido
que
del
a impulses
que
sean e r r ô n e o s .
Bu ff i e r ,
a
s i g u i e n d o la i n c l i n a c i ô n del
ser f a l s o s "
examiner
juzgar
se n os ofre^
es el p e n s a m i e n t o
la n a t u r a l e z a
El p r o b l e m a m â s
hacerles
es i n a d m i s i b l e
formulan
incli­
es la fina-
ha d a d o al h o m b r e p a r a
Este
la f i l o s o f i a de
los h o m b r e s
c omûn,
Esta
juicios verdaderos,
alcance
ci erta clase
juici os.
y mâs diflcil
son las r e l a c i o n e s
comûn.
Para nuestro
el p e n s a m i e n t o de
tambi é n ,
el
as unto
surge
que e x i ^
progiôsito
Balmes
so­
que mâs --
n o s imp o r t a .
De
penderâ
la
s o l u c i ô n que
e 1 g r a d o de r a c i o n a l i d a d
m o s de a t r i b u i r
a e st a
filosofia
se clé a este
in t e r r ogante
o irr oc ion a l i d a d
del
sentido
que
c o m û n del
de^
liabre —
P. Buf
263
f ie r.
"Cuestion decisive,
irrncionnl
o de c i e g a
sent i <lo cotnûii, ha
s ldo tina de
(pie se lian licclio c o n t r a
d el
sentido
d i s t i n t a de
eu el
que
comûn,
à des
esprits
ce , plis que
pa s
que
du genre
c'est
que
raisonnement,
est d o n c
le
Se
(idas
por
perdu
"Dès
Por
ello
le p l u s
le
la n a t u r e
sens
los
Se
trata,
los h o m b r e s
--
sens corn—
la
hombr es.
en t e r c e r
juzgaran
dans
apar
de
les
tout
a rendu
Sentido
—
le
--
que
el
cpic son adinicomùn y ra-sentido
plus u n i v e r s e l l e m e n t
de Ih't.,
en c o n s e c u o n c i a , i d e n t i c os
tanto,
(31).
co--
répandue
(1. p h ,29 O ) .
t é r m i n o , de
y uni C o r m e s . S i endo u na d i s p o s i c i ô n n a t u r a l
lan,
1'é v i d e n ­
croyons
avant
raisonnable
4 2 -13)
"la r a i s o n
et
-
c o m m u n , c 'e s t - à - d i r e
es
(El.
au
--
tous
de r a i s o n n a b l e .
juger
mun
commune
pas
c ommu nément,
de
s on dos f a c n l t a d e s d i s t i n t a s , sino
humain"
pas
dans
por
con j u n t o de v e r d a d e s
todos
impos­
a la expresi<>n s e n t i m e n t
à portée
justement
t r a t a del
est
(3D).
el c a l i f i c a t i v o
pensent
de
renoncer
no
.'•;ar, todos
co^
de ne
et ne
s e n t i d o c o m u n es,
p r . v é r ., O . p h . ,
la r a z ô n de
le g e n r e
s enti do
qu'il
la r a i s o n
zôn
dans
-
la r a z ô n "co-
nauturellement
il f a i l l e
3^0)
également
se n t i m e n t
(Tr.
llaniados
qui n o u s y p o rte,
anadir
sont
que
los
h u m a i n , n'en méconnaissons
philosophe
le sue le
al u s o de
la r a zôn:
point
la n a t u r e
la r a z ô n m i s m a .
commun"
siguiendo
-
qui n ' o n t
"Ce
p lu s
juzga
la p o s i b i l i d a d de f o r m u l a c i é n de est o s
ciioses où ils
c el u i
la f i l n s o f î a
ticitipos" ( 2 9 ) •
-
A p a r t a r s e del
Ia n a t u r e
de
los
nos ha d a d o d el
llegado
jugements répandus
p o u r être
tarse de
al
jui c i o s do
(El. de M é t , , O . p h . ,
nnin"
que
" el h a b e r
al a m b i t o de
gens
t'orter c e r t a i n s
les
iiist inti v o ,-
se a t r i b n y e
scnt;.do coinun uiia f a c u l t a d
la f o r m u l a c i é n de
Luego
juicios va uni da
sible
d e c u r s o de
Es la m i s m a r a % é n que
aparece
nio c o n d i c i o n p a r a
sentido
a ve ces
la n a t u r a l e z a .
En la d e f i n i c i o n
Ilu n v e m o s
e ] cnrécter
las a c u s a c i o n e s nia.s f r e c u o n t e s
no liace del
la raz.ôn.
iiiipulsos de
que
las d i v e r s e s v e r s i o n e s
comun aparecidas
Huffier
los
pnesto
iinpuisividad que
siguiendo
juici>s
juicios
que
comunes
i n c l i n a a juz
su i m p u l s e y f o r m a -
sobre
detorminados
o_b
264
jetos.
Seran
juicios
Se
comunos
s ig ne
que
a todos y u n i f o r m e s .
las v e r d a d e s de
"universellement
reçues
parmi
ut
toutes
sortes d'esprits"
l ie u x ,
22)
et par
les h o m m e s
(Tr.
comûn
te mp s,
sean
en
to­
p r . v é r ., O. p h .
(3 2 ).
La r e l a c i o n e n t r e
comunes,
mismo
es do c a u s a
nombre
comun"
dos
que
a o f e ct o,
a la causa.
el
sentido
c o m û n y los
y al e f e c t o
se
le da a v e c e s
P o r e s o d a el n o m b r e de
al c o n ju n t o de v e r d a d e s
admitidas
juicios
el
"sentido
universalmente
por
to^
los h o mb r es .
Si
de
sentido
en t o u t
todos
que
H u f f i e r d ice
los h o m b r e s
c réa
que
de
que
c o m û n y é ste
s ino p o r q u e
sentido
se r e f i e r e
Los
expresa
comûn
los
jugement vrai
d 'e u x - m ê m e s "
cuy o s
"Se
claramente:
di ctés par
ères
vérités"
obje^os
es
que p r o c é d é del
por
cri-
signo
sentido
El
les
et p o u r
los
sentido
que
sin el
qui
sont
-
sentido
i n c a p a b l e s de p o r t e r
les c h o s e s
-
comûn
e s t â n f u e r a de n o s o t r o s .
au cun
hors
-
(33)»
son p r i m e r a s v e r d a d e s .
"Je d is que
la n a t u r e
s on d i s t i n t o s de
cuan do nos dice
jugements
le sens
Tainbién nos
vrais
commun
qui n o u s
-
sont d e s premi^
O . p h . , l 6 ) (3^)*
s i g n e , bien claramente,
que
no
s on f r u t o s de
-
t i p o de r a c i o c i n i o .
^Qué r e l a c i o n e x i s t e
raciocinio?
que
si m i s m o
testimonio
percepciôn.
0.ph.,l6)
juicios
(Tr.pr.vér.,
Se
sea p or
este
objetos
trouveraient
(Tr.pr.vér.,
sont
ningûn
cuyos
et c e r t a i n sur t o u t e s
Estos
lo d i c e
que
juicio
la p r o p i a
bien c]a rame nte
hombres:
testimonio
no es
i n e q u l v o c a de v e r d a d .
I n t i m o y de
a verdades
lo a f i r m a d o po r el
universal
sabe
se t r a t a de u n
es f u e n t e
Son juicios
del
que
iiidiscutiblemente v e r d a d e r o ,
cl c o n s e n t i m i e n t o
t e r i o de v e rdad,
évidente
es
E ste
sir v e
ent r e
el
s e n t i d o c o m û n y el
p a r a d e d u c i r una v e r d a d e s de
en el p u n t o de p a r t ida bay que
encontrar
otras;
aun
u n a jirimera v er - -
dad.
Surge
de
sentido
u na c o n c l u s i o n m u y
c o m û n est a n , por tanto,
n a m i o n t o y por lo m i s m o n a d a p u e d e n
i m p o r t a n t e . Las vei'dades
fu era del
a l c a n c e d e .1 razo-
contra ellas
los
embates
-
dn
l os
sofismas
vagantes.
les
sofo
por
al
o las
Resume
siitilezas de
Ventosa
A. de
p e n s a m i e n l o de H u f f i e r
el
contra
e l l o s , debiendo
razonainientos que v a n c o n t r a
y el
sentido
sus
c o m u n es una
z ô n , n o es d i f x c i l v e r
ZÔU.
U n a po r
ospontaneos
la que
se
"Creemos
que
falsos
es act i v idad
-
aquellos
p r o p i a de
la r a ­
t a m b i é n do
la r a ­
a c t i v i d a d do
la r a —
las p r i m e r a s v e r d a d e s
e i n m e d i a t o s - , y o t r a por
filo
sino
( 3 5 ).
juicios"
e n t o d o u n a do b l e
fie—
para nu es t ro
inclinacion,
formulan
ser
los razonainientos
ser t e n i d o s p or
C o m o el r a c i o c i n i o
zôn,
forma:
afirmando
s e n t i d o c o m u n no e s t a
e n c i m a de
los m e t a f x s i c o s inns e x t r a ­
esta
la que
-juicios
se d e d u c e n
otras
p o r m e d i o del r a c i o c i n i o .
-E x i s t e n c i a d e l
cupa
d e m a s i a d o on d a r
comun,
sobre
"Car
p ar n o t r e
nier
nous avons mo ntré
certains vérités
se ntimente
lies à la c o n d u i t e
ex i s t e d ' a u t r e s
i ntime,
de
êtres,
(Tr.pr.vér.;
per
so p r e a
del
sentido
et
la vie;
q u ' o n ne p o u v a i t ,
qui
qui
ne
se
prouvent
au m o i n s
et e n p a r t i c u l a r d ' a u t r e s
sentido
propone
que
hombres
el
sentido
p r i m e r a s verda^les r e l a t i v e s
a
n u o s t r a r a z ô n no p u e d o
liacer r a c i o c i n i o
guno
los h o m b r e s
las v c r d a d o s
elles;
osenciales para
ta ent re
elles
c a r e c e n do
su c o n d u c t a en
acucrdo
sobre
la vi dz y es
c u a lqui ei
imposililo
sentido
baustivas
e j e m p l i f i c a t i v a s . En
como
comun.
ne esta e n u n e r a c ion : "Si
(pii se v é r i f i e n t
011 peut,
ce me
1.
Estas
l'on vo nt d os
principalement
semble,
iif' q u i e r e n
el
cit e r
los
Il y a d ' a u t i e s
al-
que
son
que
cxi^
cosa.
H u f f i e r hace , en v a r i e s moinentos,
de verf'ades de
co­
los
oh jetos e x t e r n e s ;
sobre
-
Es el a r g u m e n t o
H u f f i e r : si no e x i s t e
las
hommes
c o m u n los
" i n c a p a b l e s de r a i s o n et de c o n d u i t e " .
a b s u r d u m que
essentie^
celle-ci:il
(3 6 ).
0.ph.,l(i)
m u n no |iodemos c o n o c e r
que
s a ns e x
nullement
sont d e s v é r i t é s
telles
S i n e s t a s v e r d a d e s de
serxan
la e x i s t e n c i a
sx que n o s d a a l g u n a r a z ô n de e s t a d i s p o s i c i ô n n a t u r a l .
travagance
m oi "
s e n t i d o c o m u n : A u n q u e no
piuebas
una
emiineraciôn
ser
tanto
ex —
n os
prop^
T r . p r . vér.
e x e m p l e s de
jiai' la r é g i e d u
jugements
sens
commun,-
sui vantes:
êtres
et d ' a u t r e s
hommes
que
266
moi
nu inonde,
II.
11 y a d a n s
vér i t é ,
s age sse,
se qui n ' e s t
III.
El
eux
quelque
prudence;
pas p u r e m e n t
se t r o u v e
est p o i n t
cette
intelligence
sorte
que
l'au tr e.
IV.
les h o m m e s ne
Tous
V.
Ce
et à m ' e n f ai r e
qui n' e s t
produire
quelque
et
lier,
point
sont
point
q ue
qui
d'accord
intelligence
d'un ordre
qu'une
chose
chose
-n'
--
à me
accroire.
t o us les e f f e t s de
tel
cho­
qu'on appelle
horloge"
ne
saurait
1'intelligence ;
d es p a r c e l l e s de m a t i è r e r e m u é e s
m er u n o u v r a g e
s'appelle
quelque
l'un a des prop r i é t é s d i f f é ­
r e n t e s de
tromper
et
quelque
intelligence;
en
qui
c'est
arbitraire.
dans moi
j 'a p p e l l e
corps;
chose
et
ni
au h a s a r d ,
O.
-
for­
et d ' u n m o u v e m e n t
(Tr.pr.vér.;
-
régu
p h . , 15)
(37) .
- C a r a c t è r e s e s e n c i a l e s de
d o comûn;
Segûn Huffier
caractères
osenciales:
a)
t è r e s est
qu'elles
propositions
ni p l u s
certaines"
claras
(Tr.
Este no
o verdades
h emos visto,
se de
to:
si c l a i r e s , que
pr.
"Tous
vér.;
ne
del
e s t a n p or
quand
que
las
sentido
aus s i
carac^
on e nt repr end
faire
el
f u n d a m e n t o de
-
con n i ng û n
c on p r o p o s i c i o n e s m a s
Para
que
claires
( 3 8 ).
22)
constituyen
comûn.
encinia de
senti­
ces
sont ni p l u s
--
las p r i m e r a s
Huffier,
como
ya
t o d o r a z o n a m i e n t o . T r a tando-
no es n e c e s a r i o n i n g û n r a z o n a m i e n
les ho m m e s , par r a p p o r t d u m o i n s
sont
de
primeras verdades
que
de
siguiontes
e i n a t a c a b l e s . Estos
le p u i s s e
ne
O . p h.,
podiia c o n s t r u x d o
las p r i m e r a s v e r d a d e s
principes,
on
en e s t a p r o p i e d a d
atacar estas
ni m a s é v i d e n t e s
verdades
los
"Le p r e m i e r
qui m a n i f e s t e m e n t
Encontramos
raciocinio.
H uffier :
les a t t a q u e r ,
par d e s
de
P.
soie n t
les p r o u v e r ou de
la i m p o s i b i l i d a d
tienen
Son i nd e most rabl es
las p r o p i a s p a l a b r a s del
de
las v e r d a d e s
estas verdades
philosophes
et auss i
à quelques
croyables
premiers
que l^la-
s on -
267
ton
et D e s c a r t e s . Il ne
de
se r e n d r e
de
la n é c e s s i t é
remetit
telle
s ’agit
témoinage
qn'ils
chose
éprouvent
sur
tel
No h a y p o r
to
para
point
a l o r s de r a i s o n n e r , m a i s
à soi-même d 'n n simple
naturellement,
s u j e t " (Tr.pr.vér.,
ello n i ngun a
la g a r a n t i z a c i o n
fait:
es mas,
atacar
como
ponerse
en c o n t r a d i c c i o n
a l as m i s m a s
juger clai^
0.ph.,3l)
las
primeras v er d^
con r a zo na mi e nt os
c on el
(39).
n e c e s i d a d de r a z o n a m i e n
y c r e d i h i ] i d a d de
des;
de
savoir,-
sentido
es
comun,
tanto -
con
la nji
tnr al ez a misma.
Esta
verdades:
es
la
primera
su i n d e m o s t r a b i l i d a d y
b)
be
esta
attaquent
se
de
reçues
lieu x ,e t p a r
ment moins
las
primeras
toutes
cent,
dans
ver d a d e s :
les h o m m e s
sortes
que
h u main,
contre mille"
a d m i t i d a s . Asx nos d e s c r i
"D' ê t r e
en t ous
d'esprits,
la gen r e
ou m ê m e
--
su i n a t a c a b i l i d a d .
las p r i m e r a s
parmi
trouvent,
d'un
de
Son universalmente
segunda nota
universellement
tous
propiedad
temps,
ceux
si
—
---
en
qui l es
--
être m a n i f e s t e - (Tr. p r . v é r . ,
ü.pli.
2 2 ) {ko).
Con
dicarnos
Huffier
consecuencia
de
posibles
Huffier,
t e orxa y a f i r m a c i o n
La
el
j u i c i o de
v e z del
tos.
no
soient,
(fé il ne
que d e j a n e n t r a v e r
c i c n .. .",
(pie surge
la m u l t i t u d ,
que
ou
la
es que
o p i n i o n de
la m i n o r x a ,
gr a n d
ignorants,
jienser"
Es d e c i r ,
to'Ios
1Cs la —
no
invalida
las
la
general.
dificultad
toujoui'S 1 e plus
faut
filosofo.s,
contra
a t c n c i o n ni e x p e r i e n c i a
sav ants
in
comûn.
los
a veces
tenemos
preferi-
la m a y o r x a , en -e spxri tus s e l e c - -
c a s o d o las p r i m e r a s verda< e s , n os vie ne
se r e q u i e r e
"emportent
el
"uno
qniere
al go n a t u r a l , la d i s p o -
excepciones
j u i c i o y o p i n i o n de
tCn el
sentido
c o n I r a m il
est a s v e r d a d e s .
ser e f e c t o s de
a j u z g a r , el
Las
mos
p r o p o r c i o n de u n e
la u n i v e r s a l idad de
l o g i c a de
sicion natural
afirmaciones
esta
éspeciales,
a d e c i r ,pues
nombre d'esprits,
és t a s
quels
tpi'
p n i s q u 'afin d ' e n être p e r s u a -
(Tr.pr.vér.,
q u e , respecte
O . p h . , 37-38)
a ellas,
la m i s m a p o s i b i l i d a d
todos
de
(41 ) .
somos
-
conocimiento
260
de
l as m i s m a s ;
d'un
" D a n s une
sentiment
chose
c o m m u n à tous
d'une
expérience manifeste
les hommes ,
tous
viennent
p h i l o s o p h e s , ou de m o i n s r e n d e n t
moignage
aus s i
dans
pr emieres
les
un philosophe
phe
apposé
aussi
bien
lui
que
no
se
error
de
de
e s t a en e sas
juzgar
en aquellos
de
que
philosophes;
c o m û n de
el
que
condiciones
aqui
q u e , por
parce
sont
nos
s en
B u f f 1er
los
que
dichas materias afinné
en e s o s
hemos
e 1 sol
que
qu 'ils
c o m û n de
errores
s e n a lado:
u n a m a t e r i a deterniinada.
deduce
otra
r r o g a n t e , pues parece
puesto,
es decir,
a b r i g o de
solo t i e n e
en
Asx
d os
es­
taies
porque
condi —
sucederia
o très
timent
de
jugement
contraire
le p l u s
la r é f l e x i o n .
contradico
las
manifestement
n'est
il est
purde
pies
donc
Si a)iora n o s d i c e
por
e x a m e n de
que
^en
que
cita
sx lo pa r e c e .
la r e f l e x i ô n
puesto
que
quedamos?
Es de ci r ,
ésta es
de
contredites
du raisonn emen t
estas v e r d a d e s
ser t e n i d o p or u n a p r i m e r a v e r d a d
sen
(43).
no p u e d e n
surg e,
un
su e x a m e n ?
-Se^
j u i c i o c omûn
si no r é s i s t e
"le
inc-
^Son verda d e s
la r a z ô n ? , ^ p u e d e n o d e b e n s u f r i r
gûn esta ûltima
puede
O . p h . , 37)
le
ce l u i
les difficult
populaires,
la r é f l e x i o n ,
--
la n a t u r e ,
par
est
la r e f l e x i o n y el r a c i o c i n i o ,
v i t a b l e m e n t e , la p r o g u n t a :
e n c i m a de
de
servir à toutes
erreurs
de
qu i
ex
al r e s p e c t a :
démenti
la n a t u r e r a i s o n n a b l e ,
p ar 1 'e v i d e n c e
e s t a b a n al
p as u n s e n t i m e n t
peut
inte^
lo a n t e r i o r m e n t e
universellement
tirer des
co n c l u s i o n .
y grave
s on sus p a l a b r a s
1 'e x p é r i e n c e " ( T r . p r . v é r . ,
ser desmentidas
todo
primeras verdades
Estas
Cette réponse
qu'on pourrait
ou d e
que
que
B u f f i e r u na i m p o r t a n t e
p a r t e , p l a n t e a xui n u e v o
todo raciocinio.
"Ce p r e m i e r
puisqu'au
no
est u n philosc^
ciertas materias?
que
-
(42).
sentido
se cae
t é-que
commun,-
p r e m i e r s p r i n c i p e s de
j u z g a r de
afirman
De
por
et d u s e n s
humain,
O . p h . , 31)
que
hecho,
sob r e
gen r e
un
sor t e
de­
diametro.
Conclusion
té s
autres
es i m p o s i b l e
Sucede,
c i o n e s de
du
(Tr.pr.vér.,
tan en condiciones
errores.
la n a t u r e
in st ui t s des
el
responds
de
et
égard
à la v é r i t é
1 'é t a i e n t : de
s'ils
au r e s t e
à cent m i l l e
communs"
que
principes
opposé
b i e n que
timents
fondé
à c et
sentiment
el plus
269
pur
de
la n a t u r e
raisonnable".
Ilablando sobre
una s palabras
aisé
bien
d'en découvrir
simple
usage
de
tado,
de
y co n
el
p a p e l de
f i n de
las p r i m e r a s
comprender
si
del
t e n î a n un a r e l a c i o n d i r e c t a
si m i smo,
pi a e x p e r i e n c i a ,
p ir ac i én del
q ui est
rs;
et
elle
se
sorte
que
mentis par
meilleure
la n a ture.
sous
peut-être
justifie
réponse
el le
de v é r i t é ,
que d i r e
n'a
su n o u r r i r
sa r é p o n s e ,
transcenden
éste
tous
pas d ' ê t r e
pour vivre?
ou plutôt
0.ph.,B4)
bajo
c o m m u n de
se
ju^
pro-la
iujs
la n a t u r e ,
n'a pas b e s o in po ur
dans
les
le p l u s
est
le
e st é v i d e n t e
ils
ont
grand.
en
été
d^
Enfin
la
se ntiment m ê m e
de
qui v o u d r a i t
s'imaginer,
les h o m m e s , qu'il
heureux,
en est
o u qui n ' o n t
La d i f f i c u l t é
dispenserait
se
particulie^
particuliers;
d isco nvenus,
à ce l u i
pas v u
formâmes
hommes
-
ob jetivo". Cuan
puisqu'elle
c h a c u n d es
q ui ne d é s i r e n t
(Tr.pr.vér.,
que
à cette difficulté
qu ' i l
comûn
sentiment
e n sont
-
anotacioncs
comun subjetivo
incomparablement
En e f fet,
(44).
esenciales
la m a y o r
las u l t i m a s
juicios
"Le
est
le p l u s
ciertamente resnl-
las n o t a s
" s entido
p ar e l l e - m ê m e ,
dans
le n o m b r e
p ar
comun.
q u ' o n en f e r a i t
si q u e l q u e s - u n s
pas b e s o i n de
ne"
règle
la r e c h e r c h e
prétexte
avec
comûn.
se t r o u v e
e sc ribe
qu'il
c a d a u n o e s t a p e r s u a d i d o , por
de a q u e l l o s
une pre mi ère
qu'elle
se dan
y e s t o es de
al
je d i s
0.ph.,3ü6)
aparece
sentido
sentido
pues
sentido
j u s t i f i e r de
al
idolatria
la i d o l a t r i a )
su p e n s a m i e n t o ,
do niiramos c o n B u f f i e r
t i f i c a po r
la
mais
(F-1. de Met.;
juzgar
verdades
(de
la r a z o n
Si o b s e r v â m e s ,
cia para
te ma de
la f a u s s e t é
la r a i s o n "
El
el
s i g n i f i e n t i v a s : "...
—
poi'terait
d'en donner
aucu
(45).
c ) Nunca son desmentidas por nue s ira coiiducta. Es un te ma on el que insiste reiteradament e el 1'. Buffier. —
Cn.un'o un juicio es una primera verdad, los hombres se confor^
iiK.li a
él en la practice.Incluso aunque, ospeculativamente, -
creii)
tener razones para poner lo en dnda.
"D'être si fortement im; rimées dans nous, que
-
nous y conformions notre conduite, malgré les raffinements de
ceux qui imaginent des opinions contraires, et (pii eux-mêmes
>70
agissent
conformément,
n o n à le u r s
pr em ièr es vérités universellement
opinions
reçues"
imaginées mais
(Tr.pr.vér.,
aux
O.ph.,-
2 2 ) (46).
Estos
r a s v e r d a d e s del
verdades:
son
los c a r a c t è r e s
s e n t i d o comûn.
la e x i s t e n c i a de
los
Uedica
esenciales
especial
no
tiene un m ov i m i e n t o re gul ar
es d i f î c i l
el v a l o r
Buffier
que
del
de
las v e r d a d e s de
las v e r d a d e s
tous,
ception,
uvera
plus
savoir
tirant
le
de
le
toute
sentiment
évidence
sentido
mais
de
or
azar.
la n a t u r e
En ello
apologético.
se j u s t i f i c a
de v e r d a d ?
Para
s e n t i d o c o m û n es el m i s m o
Intimo.
de v é r i t é r e c o n n u e u n i v e r s e l ^
sentiment
intime
de n o t r e
la na t u r e ;
il
lumi ère,
en
f era b i e n
plus r éel lement"
propre
partout
se t r o u v e r a
n é c e s s a i r e de v érité :
de
n o n pas
règle
sa for c e de
et une r è g l e
grande vivacité
vement,
que m a n i f l e s t a u n
sea f r u t o d e l
po demos p r e g u n t a r n o s : ^cômo
"La p r e m i è r e
ment
1^
sentido c o m û n c omo c r i t e r i o û l t i m o
el v a l o r de
el de
la
obs erv ar u n ma rca do c aracter
Todavia
las p r i m e
c u e r p o s , la e x i s t e n c i a de
b e r t a d y la i m p o s i b i l i d a d de que u na o b r a
den y
de
atenciôn a très
où
per—
se ti\o
aussi
une v r a i e
sorte
qu'une
—
plus
vi­
connaître
(Tr.pr.vér.,
O . p h . , 32)
(47).
Sus p a l a b r a s
drâ
do
darse
o mcnos
i n ti m o tiene
(tirant
dadero
do
mas
toute
precisamente
sa f o r c e
de
que e n él
se
pero no m as r e a l i d a d .
su f u n d a m e n t o
la n a t u r e ) .
c r i t e r i o de v e r d a d
criterio
son b i e n t a j a n t e s y b i e n c l ar as;
cl a r i d a d ,
es el
funde
El
en la n a t u r a l e z a
En consec ue ncia ,
s e n t i d o de
--
el v e r ­
la n a t u r a l e z a ,
sera a u t é n t i c o
po
sent
y tjo
c r i t e r i o de v e r ­
dad .
E n el
s e n t i d o de
doit
b i e n p e s e r , que
pour
en faire
(Tr.pr.vér.,
voila
uno
el û n i c o
et
0.p]i.,69)
le
c r i t e r i o de
d onc
force du
le r è g l e
ce que
es el —
philosophe
de
la n a t u r e , —
sentiment
générale
verdad
tout
de
toute vérité"
-
—
(48).
sentiment
r è g l e de v é r i t é ,
r eto mb é s dans
"C'est
cette
la b a s e
"Si
pas
fonde
la n a t u r a l e z a :
nous
un p l e i n
de
la n a t u r e r a i s o n n a b l e
n ' e n avo n s d o n c
scepticisme
aucune:
et d a n s
n' e s t
nous
--
un fanatisme
271
véritable,
à ne p o u v o i r
El
de
sentido comûn
Sentido
otro
el
s e n t i d o de
n os dan,
se
Cunda
bos
(T r .p r ,v é r . ,O .
t a m b i é n en el
del
"C'est
sentido do
sentido
donc
toutes
le s v é r i t é s de
d'une
plus
la n a t u r e
^Por que
sentido
i n t i m o y el
ob jet o s de
ro
para
de
nosotros,
que
habla,
sentido
juzgar
et
le
y
son
-
rpio on a m -
sentiment
la s o u r c e
soit
et
qu'elles
ou d ' u n e m o i n d r e
y el
que
de
la n a ­
1 'ori, ine
se t r o u v e n t
vivacité
de
-
enganar:
qu'elle
et
nous-mêmes
Quizas
dos cri t o r i o s ,
por
se r e f i e r e
la d i v e r s i d ad
a objetos
las v e r d a d e s
el
-
i;i prime^
tpie e s t a n d e n t r o
que
se r o f i e r e n
a
e s t a n f u e r a de n o s o t r o s .
(piand e lle
d'antre;
de
son g a r a n t i a de v e r dad.
s e g u n d o p ara
La û l t i m a
nos p u e d e
entonces,
comûn?
que u n o y otro
las v e r d a d e s
objetos
çonner
de
(pie u n o
y viveza,
( T r .p r . y é r .,O .p h ., 32) (50).
clarté"
mal,
claridad
pour
principle;
grande
tienen u na r n i z
ovidencias
la n a t u r a l e z a .
(lue n o u s d e v o n s r e c o n n a î t r e
accompagnées
comûn
Las
e n t r a n a n una n e c e s i d a d
casos proviens
t ure
intimo y se ntido
la n a t u r a l e z a .
auncpie t e n g a n d i s t i n t a
an tént i cas p o r q u e
de
c e r t a i n s de rie n "
la n a t u r a l e z a .
comûn :
de
être
2 5 1 ) (49).
pb.,
et
nous
p eut
ce
nous
que
que
détermine
serait
ce
j u s t i f i c a c i o n es
"Imaginer
à un
guider
rpie la na t n r a l e z a
la n a t u r e
j" go m e n t
à la
a l o r s ne p l u s
nous de vons
p eut
...ce
fausseté
sero i r
p e nse r"
nous
serait
de m a n i è r e
ce
no
guider
(pie n o u s
(Tr.pr.vér.,
-
suji
ou
-
somme s
O.pli.,-
32) (51).
La n at u ra l ez a
dero y ûnico
través del
•del
sentido
sentido
comûn
El
intimo
el
’'-uffier.
va lor,
La
por
tanto,
como el
1Cs el la la 'pie h a b l a
-verdades
intei'nas-,
verda­
tanto
a
c omo a t r a v é s
-vei'dades e x t e r n a s - .
Juicio
N o es del
sobre
qncda,
c r i t e r i o de v e rda d.
Critico
todo
en u no u otro
ambigüodad
de
facil
e m i t ir un
s e ntido,
a l g u n a s de
del
juicio
ci'itico -
p e n s a m i e n t o del
sus e x p r è s 1 ones
os,
P.
pro -
272
cisamente,
la que d i f i c u l t a e s t e
De
su obra,
parece
t o d o s m o dos,
que
juicio.
y tornado el c o n t e x t e
la é t i q u e t a que m e j o r
general
le c u a d r a
de
es la de
-
subjetivismo.
El P.
o de
B u f f i e r n os d i c e
s e n t i d o c o m û n e s t a n a sal v o de
z o n a m i e n t o de
los
so f i s t a s .
c i o es la p r i m e r a v e r d a d ?
p r o b a r ni
impugnar
la d i f i c u l t a d
nemos
p or
cualquier
La v e r d a d
La r e s p u e s t a
ent o n c e s :
los
la v e r d a d
sofismas
de
anteriores
o ra
que u n
no
j u^
se p u e d e
-
y mûs c la r as . -
^qué r a z o n e s y c r i t e r i o s
que
es que p a r a e s te
sentido
autor
comûn aunque
se le o p o n e n
r i a de
los h o m b r e s
te­
De
o p o n e r a los r a z o n a m i e n t o s ,
juzgar
se s u b s t r a e
que
sea n o no
sepamos refu-O . p h . , 29).
concluir
servirse
hech o ,
"En la p r a c t i c a p u e s la m a y o r i a
c e s i d a d de
nosotros estamos
no
(Tr.pr.vér.,
s e r î a n i n c a p a c e s de
m û n c o m o c r i t e r i o de ver d a d .
mûn
sab e r
es p o r q u e
f u e r a n e c e s a r i a tal r e f u t a c i o n h a b r i a que
rio:
impugnacion
Ahora b i e n , ^cômo
proposiciones
se a g r a v a
las v e r d a d e s p r i m e r a s
" a n t e r i o r e s " ?.
s e g u r o s de
tar
que
s u ce de
de
del
Si
-
la mayo^
s e n t i d o co
t o d o lo c o n t r a —
los h o m b r e s n o p o d r â n
s o f i s t a s , mas
e x p e r i m e n t an en si m i s m o s .
a s l , en la p r a c t i c a ,
que
El
al e x a m e n d e
que la n e ­
se ntido
co^
la r a z ô n "
—
(52).
Podria
vismo
se vio,
ca
oponerse
a esta
la n o t a de la uni v er s al i d a d
que,
en û l t i m o
se r e f u g i a b a
térm i n o ,
t a m b i é n en el
i n t r e p r e t a c i ô n de
(}ue s e n a l a B u f f i e r .
comûn subjetivo.
E n c u a n t o a las p r i m e r a s v e r d a d e s
V e n t o s a A. e s c r i b e
c a d a u na de e l l a s
dos
los
vengan
m e r o de
juicios
tod o s
notaremos
que
En realidad,
verdades
Lo c u a l
enunciable
aunque
que
no p a r e c e
como p rim eras
que
ve rdades,
en c u e s t i o n , e s p e c i a l m o n t e
a l g u n o de
pueden
los
juicios
ser d e m o s t r a d o s "
es buona
es d e s c o n s i d o r a d a
t|ue él c n u n c i a
"Si n e n t r a r en cl e x a m e n de
solnmonte
él p r o p o n e
los c a r a c t è r e s
ellos.
como p ri mer as
lo s i guient e:
senal
de
que
en f a v o r de
e nc on trem os alg ûn texte
ya
c a r a c t e i 1 sti-
al a n a l i z a r e s t a
sentido
subjet^
Pero,
que p a r e c e
lo
-
a to-les
el
con
pri-
propuestos
-
(53).
la e v i d e n c i a
del
-
su b j e t i v o . Y este
sugerir
lo c o n t r a r i o .
273
como
sin
c u a n d o él e s c r i b e
cntenderlas;
ssé et
(pie cl
"Un s ens
d 'a d m e t t r e
d es
sentido
c o m m u n qui
clioses sans
c o m u n no
est
les
juzga
capable
entendre,
las
d'ôtre
n'est
cosas
redre­
plus
un
c o m m u n ..." (Tr .[>r .v é r . , O . p h . , 6 9 ) (54).
s ons
A p e s a r de ello, c o n V e n t o s a A., a f i r m a m o s que la u l t i m a v e r d a d
hemos
dos
afirmaciones
conocer,
insiste
dad
de
su p e n s a m i e n t o
senalado anteriormente.
de
que
po demos
s in e m b a r g o ,
mas
la
que p a r a
detorminados
ejo m p J o s ,
-
t o t a l m e n t e : "Ilay que rje
oponerse
al
subjetiva
j uicio s,
s u b j e t i v i s t u , co mo ya
a t x t u l o de
suscribir
o n la e x p e r i e n c i a
formular
es
Ile aqui,
escepticismo
que
que
tiene
en
de
Huffier
la n e c e s ^
los m o t i v e s
ohje­
tivo s que d e t e r m i n a n e s t a n e c e s i d a d " .
"Buffier
no ci miento humano
liâtes d e l
todo
dos
escepticismo
hombre
se r é f u g i a
y al ll
la n e c e s i d a d de
s u h j e t i v o del
oponiendo
juzgar
c<o
a los cm
(evidencia)
(pie
a 1 considerar détermina —
expérimenta naturalmente
Este
es el a u t é n t i c o y û n i c o
conoc i m i e n t o s v e r d a d o r o s :
"Ne
c r o y o n s p as
1 le r e n o n c e r au sens c ommun ;
fondement
( 56 )
de
to u t e
notre
que
el
pour
faisons
c r i t e r i o de
être
philosophe
plutôt du
philosophie"
to dos
-
;;entido c o m û n .
sens
il f ai-
cotiinuin lo
do M é t . ; O.pli., 3 0 8 )
(El.
.
Es t a s
snmon y la m e j o r
dos
el p o l o
firme,
o b j e t o s " (55).
nue s t r o s
mun,
en
se m a n t i e n e
en ûlt ima
palabras
c o n p r e n s i o n de
instancia,
los c o n o c i m i e n t o s
a r b o l del
propio
autor
son el m e j o r rc-
su p e n s a m i e n t o .
se nos p r é s e n t a
h u m a n o s . E n él
cen un c o n jun t o de p r i m e r a s
rest o del
del
como
El
sentido
la f u e n t e
se e n r a i z a n y se
verdades,
y de é s t a s
surge
co­
de
to^
just ifit o d o el
conoc imie n t o .
CONCLUSIUNES
T r a t a n d o do ha c e r
lo e x p u e s t o , y cou cl
fin de
ci.oiies del
c on las de
1’. H u f f i e r
una
especie
de r e s u m e n de
p od e r comparai- m e j o r
Haï m e s ,
<pie es,
todo
las a f i r m a - en défi ni t i v a ,
274
de
lo que
guientes
se t r a t a
c on es te
estudio,
podemos establecer
las
afirmaciones:
1)
Buffier re chaza,
nalismo
como
por principio,
el e m p i r i s m o .
t a n t o el racioi
Son extremos
igualmen
te i n a c e p t a b l e s .
2)
Intenta p o s i t ivamente
del pel ig ro del
3)
Su o b r a t i e n e ,
t er a p o l o g é t i c o ,
s a l v a r a la F i l o s o f i a
-
escepticismo.
e n el fondo,
de d e f e n s a y
un marcado cara c­
j u s t i f i c a c i o n de
-
la R e l i g i o n y sus v e r d a d e s .
4) Como tema central de su investigaciôn podia-mos senalar éste: que es la verdad.
5 ) E stablece un a clara d is t i n c l ô n entre
d ad
ob j e t i v a y la sub jetiva,
r i o r y el e x t e r i o r .
ga
entre
Es el p r i m e r
la v e r —
cl m u n d o
inte^
t r i b u t e que pa-
B u f f i e r a las e x i g e n c i a s d el r a c i o n a l i s m o
car
tesiano.
6 ) El p r o b l e m a m as g r a v e que
se le va a p l a n t e a r
es el
de
na a
siguiente:
la e x t e r n a ,
También herencia
7)
Se
^ c o m o pas a r
de
lo
su bjetivo
inter­
a lo o b j e t i v o ? .
cartesiana.
sépara radicalmente
l u c i o n al p r o b l e m a , sobre
m i e n t o de
la v e r d a d
la v e r d a d
de
’e D e s c a r t e s
todo,
en la so-
e n el e s t a b l e c i -
la e x i s t e n c i a
do D i o s c omo
f u n d a m e n t o de
las d e m a s v e r d a d e s
y en la p rneba
c a r t e s i a n a de
la d e n o s t r a c i o n de
la e x i s t e n c i a
-
de Bios.
8 ) N i e g a la r e a l i d a d de la a b s t r a c c i o n y sus c o n
sccuencias.
275
9) El
s en tido c omû n a parece
puede
fundamentar
10)
de
El
en ella
11)
El
sino
segû n
el
encuentra
sentido
que
12)
El
hemos
estas
este
cer
en
a
"primeras
el r e s t e d e l
edificio
juicios
-
del
de
e sta
camp-., de
formula?
se h a r â
es d e c i r ,
cuando
c o r r i e n t e del
c a m p o de
Ambos
lo
estudio.
suhjetivo,
detorminados
circunstancias.
al
una c o m p a r a c i ô n con
f i n a l de
bayai los v i s t o
S e n t i d o Comûn,
se
poi
m as
otros
filôsofos
pu e d e
estable—
Se n o s m u o s t i a u c o ï n c i d e n t e s
lo m i s m o ,
grave
de
los que
hay
el
.pio se ha de
jn.s t i fi cac iôn
s u h j e t i v o a lo o h j e t i v o , y e s t o
on el
empirismo.
Ahora
bien,
'|uo n os o frece
c ada u n o de
on ol e s t u d i o ,
alcance
en
la p a r t e
estos
tpic l i h e r a r
a la h é r o n —
c oin-i d o n t a m b i é n
con
la
Ja^
la o x p o s i c ion de
h an p a g e d o u n b u o n t r i h u t o
la F i l o s o f i a : la h û s q u e d a do
lo
origeri a las
-
problema
c i oiia 1.i SM'O ni
jujl
-
c a r t e s i a n a , y,
to de
de
de
la r i l o s o f î a .
si ci ou del
la r a z ôn,
natural
1 3 ) La j u s t i f i c a c i o n û l t i m a de e s t a s p r i m e r a s
lo que r e c h a z a n , e n los e r r o r e s
cia
y
v e rd ad e s viene
capîtulo,
un t r i p l e
la n e c e s i d a d
la n a t u r a l e z a ,
conocimionto.
y aunque
]a llamada
en
es d i s t in to de
surge
A la liora de e s t a b l e c e r
de
-
externas.
en e sa n e c e s i d a d
c om ûn da
y de
la n e c e s i d a d
l’aimes,
que
su a p o y o y su e x p l i c a c i o n .
en una s d e t e r m i n a d a s
me
ol û n i c o
indicado.
sentido
verdades"
consiste
i m p u l s e de
comûn no
ella misma
c io
del
las v e r d a d e s
sentido comûn
ju zgar
como
dos
c r i t i c a del
s in caoi
p o s i t i v a , on
a ntor es,
e n la oxpjo
cnfrontar
ni
la
en
-
sal^
el r ^
soluciôn
y c on cre t a m e u t e
y c onse eue n e i a s del l l a m a d o
sentido
C£
276
m ûn,
no podem os deci r
que c o i n c i d a n .
u n a r e a l i d a d niucho m a s
E n B u f f i e r este
unilateral
criterio,
ficiente para explicar
no
- e n t i é n d a s e de
comûn o instinto
la v e r d a d
contrario,
c ia b l e
sobre
el
solo
Centrâmes
t e n c i ô n es
valides
es el û n i c o y
suficiente,
Balmes
el
de
Balmes,
conocimiento
suhuma
sentido
e importantes.
subjetiva;
importante
"instinto
ESCOCESA;
-
En B u f ­
en B a l m e s ,
la e v i d e n c i a del
enun
intelectual".
THOMAS
R E ID
a h o r a n u e s t r a m i r a d a en la " f i l o s o f i a
los a u t o r e s
c er r e f e r e n d a ,(■)() , sin
Para
se t r a t a
que p a r a
juega en c o m bi na c iô n y a rm on la
la e v i d e n c i a
que n c t û a el
Son v ar ie s
Bu ffier
comûn,
externa-.
es t a m b i é n
FILOSOFIA
escocesa".
se ntido
igualmente
importa y cuenta
p o r el
Para
sub j e t i v a
t odo el e d i f i c i o d e l
intelectual
con otros criterios
fier
el
y
embargo,
a los
que
te ndriamos
que h ^
y d a d o que p a r a n u e s t r a
estudiaremos
solo
las
in--
llneas p r i n c i p a ­
les d e l p e n s a m i e n t o de T h o m a s REID.
R E ID es el t i p i c o r e p r é s e n t a n t e
" fil oso fia del
s e n t i d o com û n " ,
g r a n n û m e r o de p r i m e r o s
forman parte
(^)
de
D e n t r o de
que
af irm a
do
la l l a m a d a
-
la e x i s t e n c i a do u n
p i r n c i p i o s de d i s t i n t o s
tipos y
que
-
la e s t r u c t u r a de n u e s t r a n a t u r a l e z a .
e sta
n o m b r e s de:
G.
escuola
CAMPBELL
te nemos
que c i t a r
r e c t o r de l M a r i s c h a l
College
(+ 1 7 9 3 ); J.
( 1735 - 1 8 0 3 ); D U G A L D
BEATTIE
t a m b i é n los —
(I 71 9 - I 7 9 6 ), que
do
lle g é a ser d_i
Aberdeen;
J. O S W A L D
STEWART
—
(1753-
1 8 2 8 ). A t e n c i é n e s p e c i a l m e r e c e el nomVire do H A M I L T O N ( 1788 - 1 8 5 6 ) por
la i n f l u e n c i a
fo c a t a l a n r e ] a c i o n a d o
mûn,
que
t uvo
c o n la f i l o s o f i a
c oner e tame n to o n I-LORENS Y BARBA.
en a l g un f i losodel
sen t i d o c o ­
277
E st o s
do
" p r i n c i p i o s " , croeiicias, es t a n
todo
razonamiento
y do
toda c i e n c i a
cesitaii
aprendorlos,
pues
s o n de
cidos
por
Estos
primeros
mod o n o
todos
serxan talcs
L as
ira
Hume
es
la
de u n a
el
no
primeros
no n ^
<pie son c o n o -
otro
de R e i d
se d i r i g e n
empirists,
co nt r a
las
m u y e s p e c i a l m e n te con
la print-ra o p o r a c i o n de
la m e n ­
simjile, es d e c i r ; la c o n c e p c i ô n d e s n u d e
sin n i n g u n a
unas
comun,
p u e s de
principios.
afirmaciones
la F i l o s o f i a
a p r e hens iôn
cosa
tal n a t u r a l e z a
pueden demostrarse,
y I.ocke. Se g û n e l l o s
comparer
la b ase
los h o m b r e s d o t a d o s de u n o n t e n d i m i e n t o
prlncipios
p r ê t e n s t o n e s de
te
en
(■)()• Los h o m b r e s
creencia
solir i laniisma.
Luego vendra
c o n o t r a s , el per cibi r acuei d o s
o desacuer--
d os .
E s t e m o d o de e n t e n d e r
to
es
para
tpie la
zando
Reid
u na
aprehensiôn
juicios
leza,
un
por
cultad
de!
juicio
que
h e m o s de d e c i r
sentidos
irnplica, por
en
fuc
parroco
su e x i s t e n c i a ,
eu N e u
p r o f e sor de F i l o s o f i a Moral
Entre
the
wers
Macbar
en
sus o b r a s p r i n c i p a l e s
1 oue r s
en
fa
s-niple -
su f o r m a , -
o s c o c c s , e s t u d i ô en
y dosempeiiô a l'.un c a r ­
de A b e r d e e n .
Fuc l u e ­
Glasgou.
hem o s
on the i'rinciple s oT
In t e l l e c t u a l
o f Man.
u na de
natura­
a nte m x , mi
sol o una noc iôn o a p r e h e n s i ô n
creencia
p o s t c r i o r m o n t e , en el C o l e g i o del Rey
the llumau M i n d
(lue cada
su m i s m a
esta
(1710 - 1 7 9 6 ) era hi j o de un p a s t o r
Aberdeen,
go,
—
y .arialj^
c reencias naturales.
c u a n d o v e o un a r b o 1 que
v e r me d a no
REID
conociniien
m a s bien,
o c r e e n c i a no iienos que a p r e h e n s i ô n simtiJe.
ejemp l o ,
de
e J p r o c e s o d el
IJebemos d e c i r ,
se 31 ev a a c a b o r e s o l v i e n d o
forma
los
a r b o l , s ino u na
(X)
on
tal
o p e r a c i o n o s de
Asx,
go
simple
primaries,
De
las
pur a f i c c i ô n ,
of M a n , y
de
citar:
C o mm o n Sense
Essays
A n Inciuiry i n t o
(1764),
on the
Essays
Active
Po--
278
distancla o magnitud. Y este Juicio o creencia no se obtiene
inediante la comparaciôn do ideas, sino que va incluido en
la
naturaleza misma de la percepciôn
Estos juicios son parte de lo que la naturaleza
ha dado al entend imiento del hombre; constituyen, como dice Reid, una Inspiraclôn
del Todopoderoso. No sôlo forman parte
de nuestra naturaleza,
sino que son la base de todos los des-
cubr imiento s de nuestra razôn. Lo que es contrario manif ie stji
mente a alguno de estos primeras principios, que son el Senti­
do Comûn de la Humanidad, es lo que llamamos absurdo.
Reid hace un analisis "du sens commun" (^) ($8 ).
Reconoce que la palabra "sens" tiene una acepciôn diferente en la"lengua de los filôsofos" y en la "lengua corriente".
"Le mot sens, dans la langue commune, n'a pas la même signification que dans la langue des
philosophes;
et
cette différence négligée a été quelquefois une source de con
fusion et d'erreur"
(5 9 ).
Los filôsofos parecen persuadidos que las funcioi
nés de los sentidos no tiene nada que ver con ol juicio. 5e-rân como dos mundos no sôlo radicalmente distintos sino con f u n d o n e s del todo diferentes.
"Ils considèrent les sens comme la faculté de recevoir des objets certaines impressions ou idées, et le ju­
gement comme la faculté de comparer ces idées et de percevoir
leur convenance nécessaire ou leur disconvennace"
(û o ).
La posibilidad de los sentidos no va mas a]la de una mera
labor de recopilaciôn y recogida de datos, de im-
presiones o ideas.
(X) Oeuvres complètes de THOMAS R E I D , chef de l'école écossai­
se, publiées par N . Th. JOUFFROY, avec de fragments de M.
ROGER-COLLARD et une introduction de 1'éditeur. PARTS (I8 2 8 1 8 3 6 ). Vol. V, ess.
VI, cap., II, 28. En ade]ante citaremos --
siempre esta ediciôn de la Obras de Reid.
279
Held cita algiinos e,jem[)los de f ilosofos modernes ,
y entre el los aquellos que ofrecon alguna peculiaridad e special,
A s i , por ejemplo, Locke, porque "a donné le nom de sens interne
à la conscience", a Hutcheson, por(;ue "a introduit d ' a u t r e s
sens internes, tels que le sens de l'harmonie..."
Pero en el fondo, tant o los sentidos externes co­
mo los internos,
no son sino canal es por los «pie las ideas 1 1 e-
,",an al e splritu, y llegan puros de toda mezcla con el juicio -(6 1 ) .
No son asl las cosas,
sogun Reid, en el lenguaje
c oiuun.
"Dans la langue commune, au contraire. Je mot -sens
implique toujours le jugement. Un homme de sens est un --
homme judicieux; le bon sens est un jugement; un non-sens est ce qui est dépourvu de jugement; le sens commun
est ce degré -
do jugement qui est commun à tous les hommes avec qui on peut converser et contracter dans les ocnrrences les plus ordinaires
de la vie"
(6 2 ).
Nos encontramos con una ac.o[)cion radicalmente di­
ferente. El campo y la realidad del sentido es aliora un campo de juicios; juicios que podemos distinguir como primaries y uni^
ver sale s .
Asl esta palabra se aplica indi stintamenie a ] sen
tido externe, al sentido del gusto, al sentido moral, y a la in
te Iigencia Yiropiamente dicha .
Reid observa que esta acepciôn particular esta de
acuordo, en el fonde, con la definicion «pie Locke y la mayoria
de los filosofos modornos han dado del juicio.
oe trata , por tanto, de una realidad, "luz", pr
mit Iva, interior, y «pic todos los hombres poseemos en une u -otro ,
”;rado. Es al go «p'e "le ciel seul peut donner", es " («rii-'it
ve lumière que nous ne trouvons (ju'en nous-mêmes". Reid escribe
asi: "Celte lumière intérieure du bons sens (el subrayado es -«nies Iro) n'est pas accordée à tous dans 1 a même mesure; mais il
faut la posséder en «nie 1 que degré pour être obligé par la loi ,
('ajiablo «le veiller à ses intérêts, et responsable de sa condui­
28o
te envers les autres. C'est ce degré qu'on appelle le sens —
comniun, parce qu'il est commun à tous les hommes avec qui nos
contractons, et à qui nous pouvons demander raison de leurs actions" (6 3 )•
llcid hace especial hincapié en el aspecto ético,
de la coTiducta, a la hora de la explicacion y valoracion del
sentido comûn. Es una
nota que se observa en casi todos
autores de la llamada
"Filosofia del Sentido Comûn".
Esta "lumière" , aunque no
en elmismo grado,
ha de e star en todos
los -
se de en todos igual,
los hombres, al mcnos
para el desonvolvimiento mas elemental de su vida de hombres.
El sentido comûn abarca tanto el camjio de la conducta como el
del conocimiento donde se nos présenta, en los 1 lamados i>rincipios del sentido comûn, como fundamento de todo conocimien­
to. Reid no puede ser mas explicite a este respecto: "Toute connaissance, toute science, repose sur des principes évidents
par eux-mêmes et tels
que tout homme doué du sens commun en -
est juge compétent dès qu'il les a compris. De là vient
que -
les disputes se terminent souvent par un appel au sens commun"
(64).
El recur 80 al sentido comûn es el recurso a los
principios primeros con los que el hombre cuenta y en los que
se apoya el reste de conocimientos y de ciencias. De la aceptaciôn o duda de estos principios depende el éxito y fuerza de toda argumentacion.
üespués de estas afirmaciones sobre su existen­
cia
y valor, sobre su iniportancia, Reid
se propone explicar--
nos en qué consiste esto sentido comûn: "Je me suis pro[)osé d 'expliquer
en quoi consiste le sens commun, afin cpi'on ne -
le regarde ni comme un vain mot, ni comme un principe nouveau
dans la science de l'esprit humain. J'ai tâclié
de faire voir,
que le mot sens, dans son acception propre, signifique jugement
bien que les philosophes l'aient souvent employé dans une au­
tre. Il s'ensuit que sens commun veut dire jugement commun, ce qui est parfaitement confirmé par 1'acception de cette der
nière expression".
(6 5 ).
281
El texto se nos présenta como de lo mas clarif
end or. No se trata de nna palabra invitil , v a n a , ni siquiera de un principio nuevo.
Aunque alguno s filosofos lo liayan uti-
lizado en otro sentido, esta palabra y realidad, "sens" , sig­
nif ica un juicio. Sentido comûn (pierrâ decir, por lo mismo, juicio comûn. Juicio comûn, tanto si miramos liacia el objeto
como si miramos al sujet o .
No le plantea excesiva preocupacion a Ueid ol hecbo mismo de rnarcar los limites o fronteras del sentido co­
mûn; le importa mucho mas convenir y reafirmar el becbo mismo.
))e éste, y por principio, no tiene duda de rpie (odos los liombres somos testigos por nosotros mismos. I)st a es la razén que
justifica, segûn el propio R e i d , el que no se hayan preocupado demasiado los filôsofos por aclarar los termines do esta verdad;
"Je crois que le sens commun est un mot aussi ci air,-
et dont la signification n'est pas plus équivoque. Nous le r^
controns à chaque page dans les écrivain s lo plus estimés; -nous 1 'entendons prononcer sans cesse dans la conversation, et, si je ne me trompe, toujours dans la même aception. De là
vient rpi 'on a si peu songé à le défini r ou à 1 'expliquer"(6 6 ).
Con esta excesiva confianza acepta Reid, y nos
dice (pie es aceptada por todos, la realidad del sentido comûn.
No colocamos asl del 1ado de un sul>jetivismo -fidelsmo pode-mos decir- bien manifiesto.
Aunque los filôsofos no nos han dado demasiadas
explicaciones de este término, tenemos «pie senalar alguna excepciôn a esta régla. Cita Reid exprc samente al R . Huffier
y
a HerUeley: "L'un est le P. Huffier qui, dans un ouvrage pu-l'iio il y a c inquante ans (se refiere al frai té des premières
vérités et de la source do nos jugements), a 11'ai té du sens c «imnun comme de l'un des princi[>es
110; L'autre est
de la connaissance liunai-
Berkeley, qui l'a invoqué plus que personne
c entre la doctrine des [diilosoplios cpi'il comba ta it " (67 ) .
Por esta cita deducimos claramente «pie Reid con«ico la doctrina del P. Huffier, por
'o «pie alguna influencia
su y a le podemos atribuir, auiupie este, es un tcma muy «te h a t id o
282
y no suficientemnnte aclarado
(68).
Se apoyn también Reid en las ideas de S h a f t e s b u ­
ry sobre el sentido comun, y que defiende en su obra Sensus C o m m u n i s . Este autor llega a escribir estas afirmaciones:
"II
y a done des vérités morales et philosophiques si évidentes par elles-mêmes,
qu'il serait tout aussi raisonnable de croire
le genre humain tout entier liVré à la &lie et au même genre
de folie,
que d 'admettre sérieusement des objections contre -
la connaissance naturelle,
la raison fondamentale,
et le sens
commun".
"D u r e s t e ,
s sablement
ner
dans
travail"
bien,
si v o u s
s e l o n les
trouviez
idées d u
aucun jargon mystérieux,
je
que
j'ai m o r a l i s é
sens c o m m u n , et
serais
p^
s ans d o n ­
satisfait
de m o n
( 6 9 ).
Esta cita que recoge Reid es bien significativa
por lo que indien,
una vez m a s , de como el sentido comûn de -
la escuela de Reid tiene mucho que ver con la conducta del —
hombre.
También cita el testimonio del "archevêque de —
Cambrai". Fiel discîjuilo do Descartes busca donde se ha de en
contrar la evidencia de las verdades primeras. Concluye que en la claridad do las ideas y «lue ésta se nos da por el sentd^
do comûn. Este es el pensamiento del autor: "Mais qu'est-ce que le sens commun? N'est-ce jias les mêmes notions que tous les hommes ont précisément des mêmes choses ? Ce sens commun qui est toujours et partout le m ê m e , qui prévient tout examen
qui rend l'examen même de certaines questions ridicule, qui fait que malgré soi on rit au lieu d 'examiner, qui réduit - l'homme à ne pouvoir douter , quelque effort f[u'il fit ;>our se
mettre dans un vrai
doute ; ce sens commun qui est celui de -
tout homme; ce sens qui n'.attend (;ue d'être consulté, qui se
montre au premier coup d'oeil, et (jui découvre aussitôt 1 'év_i
dence au l'absurdité de la question, n'est-ce ])as co que j 'a^
pelle mes idées?"
(7 0 ).
Ap.arocen las mismas notas senaladas en los otros
autores.
Se trata de noc i one s générales que no pode "los contra
283
decir ni exnininnr; jior ol contrario, ellas son como la base de
Lodo Juicio y razonamiento, de todo examen. Se eiicuontran
en todo hombre y se las descubre al primer golpe do vista.
Reid crce encontrar ya esta Ixnea de peusamiento
en el mismo Ciccrôn. De ahi que recop-^ una cita de su obra De
Dra tor e , lib. Ill, c. 30. Es esta: "Onnes onim taci to «piodam
sensu, sine ulla arte aut ratione, in artibus ac rationibus,recta ac prava dijudicant.
Idquc cum faciant in picturis,
in a]i i s
et in signis, et
operibus,ad quorum into]ligentiam a natura minus Im
Vient instrumenti , turn mult o ostendunt inagis in verborum, numje
roi'om, vocuinque judicio; quod ea sint in communibus infixa -sensibus; neque earum rerum quemquam fund i tus natura voluit cxpertern" (7 I).
Aparece, pues,
la naturaleza como
el fundamento
inque brantable de una seri e de juicios q u e , en los distintos
am Vit t o s , formulanios todos los hombres. No hay nintpina otra —
ju s t i r ic a c ion ni se necesita buscari a . Esa naturaleza, e quiva
lente del sentido comûn, es la razon y Imse suficiente.
También entre los autores ma s T'ocientes, por ejem
pio el mismo Hume, encuentra apoyo a sus pensamient o s . Asl de
Hume nos recoge algnuos textos «pie abogarlan a favor del sent i d o comûn: "Il (philosophe) consulte le sens commun, il s'en
rapporte aux sentiments naturels de son aine; et rentrant ain­
si
dans le droit chemin, il se précautionne désormais contre
le«lanj'.er des illusions"
(7 2 ).
Cita, por fin, a favor <b su doctrina del senl.imicnto comûn, el testimonio «le Driest ley on materia, sobre to^
do, do religion y de moral.
De spue s de todos estos tcstimonlos, -él hahia de
"1egion"- en favor de la Filosofia del
sentido comun, Reid no
pue«le dudar do su valor y alcance en la explicacion del couo' imiento humano. Cita "los sus mismas pal abras «pie resumen toda
esta argumentaci«'ui: "Après ces nombreux témoignages, auxipiels
des milliers d'autres pourraient être ajoutés, il est permis
«le cr «liie que quel «pui tormid atil e s que puissent être les crit^
204
ques dirigées contre les phllosopfies qui ont placé le sens --commun au rang des principes de la conalssance et qui ont In­
voqué son témoignage sur des points évidente par eux-mêmes, ces philosophes n'y succumberont point, soutenus comme Ils le
sont par tant d 'hommes qui partagent leur erreur. En effet, 1 'autorité du sens commun est trop sacrée et trop vénérable
-
(el subrayado es nuostro), elle est défendue par uno trop ]on
gue prescription, pour qu'il soit prudent de la récuser"
Con estas palabras
(7 3 )*
queda bien claro el valor —
que le merece a Reid el "sentido comûn" como fuente de conoc^
nilento.
Ahora bien, ha de quedar claro que este sentido
comûn, este "premier degré de la raison", yo dirla esta acti­
vidad no raclonal de la razôn, sino e spontanea y priniaria, no
se ha de oponer a la razôn. Unlcainente Iiemos de reconocer pa­
ra el sentido comûn un "dcrecho de priinogenltura" frente a —
los derechos de la razôn.
La inetafora merece toda nuestra atenciôn. No se
trata do un derecho mas entre otros de la misma categorla. No
es un derecho que acote una zona mas entre todas las que, en
Igualdad de ser, formarlan el campo total del fenômeno del co^
nocimiento humano. No se trata de una realidad que juegue, en
armonla de grado y poslbilidades, en el complejo del coiioci-mlento.
Se trata de eso, de un derecho de primogenltura,
de prlmariedad, de cspontaneldad, de colocarle antes y por en
cima de lo
ostrictamente raclonal.
Y os un derecho que créa, por si mismo, todo
un
mundo de verdades, de juicios, que son las iirimcras verdades
o verdades de sentido comûn. Estas verdades, por lo tanto, —
las podemos calificar como no estrictnmente racionales, que no es lo mismo que decir que sean verdades opuestas a la razôn.
Claramente nos lo ha oxpresado Reid con estas pal.ahras : "Il serait absurde d 'opposer le sens commun à la raison. A la vé­
rité 11 a sur ello un droit d'aînesse (el subrayado
e s
nues--
tro); mais Ils sont inséparables de leur nature, et nous
les
285
confonflons dans nos discours ot dans nos écri ts" (?4 ) .
"Nous attribuons à la raison doux offices ou
—
deux degrés: L'un consiste à juger des choses évidentes par e ].1c s-inêine s ; l'autre à tirer de ces jugements «les conséquen-ce s qui ne sont pas évidentes par el] es-mêmes. Le yiremier est
la fonction propre, et la seule fonction du sens commun.,." (75) .
Se pregunta entonces Reid
por cpié darle un --
nombre especial, distinto de la razôn misma. La respuesta
es
muy iuteresante para comprender que el Sentido Comun de Reid
no es sino ese sentido connin que la humanidad ha entendido c^
mo tal, ese ejercicio espontaneo y natural de la razôn con cl
que formainos toda una sorie do juicios y verdades que denominainos , precisamente, de " sentido comun". Asl responde Reid a
esa pregunta del poi- cpié de un nombre es|)ccial: "Il suffirait
de ré pondre : pourquoi abolir un nom qui se trouve dans la lan
gue de toutes les nations civilisées, et qui est défendu par
une si longue prescription..."
"Mais il y a une réponse directe et péremptoire,
c'est qu'il faut bien donner un nom particulier au premii-r d(?
gré de la raison, puisque la plus nombreuse partie des Iiommes
n 'en possède pas d'autre"
(7 6 ).
Todavia tenemos otras razones y mot ivos para difeienciar este primer grado de la razôn <lel segundo.
Es una -
d j tinc iôn en la que Reid pone marcadamonte el acento.
Reid insiste de tal man era en u ;t e
en este "don du c i e l " , como él nos dice,
nuit j do comun,
en esta "lumière",
-
«pie le col oc an en las fronteras mismas de un c ie r to fideîsmo.
El munilo del "sentido comun" , «jne se justif ica por él m i s m o , y esto es lo mas grave y a la vez lo
te filosôfico,
;as débil
aparece con unas prerrogativas
de su pensamien
i nsosperhadas e
irisusti tuiblcs de car a a cualquier otro t i;io de conocimiento:
"Le sens commun est un pur don du ciel : s'il nous l'a re f u s é , l'éducation ne saurait nous le commun!«pier. La raison a son enseignement
et ses règles; mais elle présupiiose le sens co m ­
mun . <diicou'pte e st doué du sens commui
peut apprendre à rais^
n.er; mais celui (]ui n'est point éclairé d e cette
lumière,
—
286
étant incapable de reconnaître les principes évidents par —
eux-mêmes, n ' apprendra
jamais à en tirer des conséquences -
légitimes" (7 7 )«
l’or fin, habrlanios de senalar que la existencia
y fuerza del sentido comûn, y esto es también tipico de toda
Filosofia del Sentido Comûn, aparece mucho nias clara en la -•
refutacion que en la prueba positiva. La conclusion de una serie de razonamientos apoyados en principios ciertos jamas
podrâ contradecir al sentido comûn. Asi se nos muestra como
una especie do muro inquebrantable contra el que chocaria —
cualquier tipo de escepticismo.
Ileconociendo . que es el primer peldano de la razon, el primer grado, casi se nos muestra como distinto de
la misma razon. Asi nos permite concluir el modo de hablar de Re i d .
Hemos ostudiado el capitule y secciôn en que -Reid trata explicitamente del sentido comûn, de su alcance y
de su iinportancla. Sin embargo, no estara de sobra que recojamos todavia
otras afirmaciones repartidas a lo largo de -
su obra. Aunque no se preocupa demasiado de estudiar la natu
raleza de estos principios del sentido comûn, no deja de insistir en su realidad y valor : "Si, comme je le pense, il -existe certains principes que la constitution de notre natu­
re nous force d 'admettre, et que nous soyons dans la necesité de prendre pour accordés et de regarder comme vrais dans
les affaires de la vie commune,sans que nous puissions en d^
montrer la vérité, ces principes doivent être ce que nous
-
appelons les régies ou les maximes du sens commun; tout ce qui leur est manifestement contraire est précisément ce
que
nous appelons 1 'absurde" (7 8 ).
De no admitir estos principios del sentido comûn
se llegarxa, dice Reid, a verdaderos absurdos en todos 1 os ôrdencs de la vida. Con una gran iron!a escribe en un rnomonto
de su obra lo siguiente: "Nous avions toujours cru jusqu'ici
que la pensée supposait un être pensant, la trahison un tra_î
tre, l'amour un amant. Tout cela n'est que fumée, erreur
et
207
mensogne. Aujourd'hui il est démontré qu'il peut y avoir de la
trahision sans traite ; do l'amour sans amant; des lois sans 1^
g i s1a t e u r ; des crimes sans coupables..."
( 7 9 ) •
A estos absurdos llegarlamos de no seguir la
—
fuerza de] sentido comûn que nos impulsa, por ejemjilo, a admi­
tir la realidad del sujeto como realidad permanente de todas e sas manifestaciones.
Sin embargo, cree Reid qu-? osa os una locura vana.
ICI sentido comûn no nos permite taies conclusiones a las qu e ,on e stricta logica de algunos filosofos, tendriamos tpie llcgar.
A estos filôsofos y a estas ideas : "Le sens commun,
comme un torrent rapide, les entraîne malgré eux; et, en dépit
de leur raisonnement et de toute leur pJiilosophie, ils sont -obligés de croire à leur propre
ce «^lue les environne"
existence et à celle de tout
(8o).
Todas sus paginas estan semhradas de un afan gran
de de realismo y de sentido comûn. Asi cuando hace ol estud io
de cada uno de los sentidos, estudio del que en este mornento debemos prescindir,
el fondo,
lo esta como reclaniando coiistnntemente. En
siempre esta por medio el p-oblema de la relacion en
tre el espiritu y el mundo material. «Este problema réclama, —
también constanteniente, la realidad y e jercicio de la fuerza del sentido coniûn.
Estas reglas o principios del
nos pro s e n t a n , por tanto,
sentido comûn se --
como las ûn icas «pie pueden liherar —
nos de un soguro naufragio en el mar del co n o c i m i e n t o . Con
--
ellas,
se
ciertamente,
nos encontramos a salvo y seguros.
ex tue sa Reid en otro memento de su obra:
céder en philosophie,
nuestro),
Asi
"Les règles pour p r o ­
rcggilaç i>hilo soph and i (el subrayado en -
ne sont que les maximes du sens c o m m u n , celles que -
les hommes prudents
suivent dans la conduite ordinaire de la -
\ i e . Quiconque prétend philosojilier sur d'autres règles,
soit -
(pj 'i 1 s 'agisse du mon<l% materia 1 ou du monde intellectuel,
—
court ris'pie de so méjirendre et de n'atteindre pas le but où i1 tond" (8 l ).
Notâmes, una vez mas, la r e f e r e n d a expresa a
la
288
conduct a ordinaria de la vida a la hora de hacer r e f e r e n d a
a
la realidad del sentido conmn, Notamos también su conviccion
profunda de que estas réglas son conditio sine qua non para cualquier filosofar. Una conviccion que,
como antes di jiinos,-
esta rayando en una especie de fideîsino.
Con estas reglas nos esta permitido interprctar
la naturaleza,
descubrir lo que hay en las cosas,
pues en e so
consiste la v e r d a d . En este sentido Reid es declarado defen-sor del "realisnio", en consonancia con toda la corriente de la Filosofîa del Sentido Comün.
De lo contrario,
podenios concluir con Reid,
reraos en el escepticismo mas oxtremado y peligroso.
cae-
"...et si
le sens commun et les principes d'une bonne éducation ne nous
prêtent une assistance
opiniâtre
(t e r c a ), il y a cent à pa--
rier contre un que nous tomberons dans le scepticisme le plus
outré"
(82).
Se trata, pues, de una conviccion ciega y total.
Se acertara,
i r r e m e d i a b l e m e n t e , con ellos;
por n e c e s i d a d , sin su ayuda.
Descartes, Malebranche y Locke,
tencia de 1 mundo material,
se errarâ,
también
A s i , por e j e m p l o , filosofo como
empenados en probar la exi s —
lo han hecho "avec peu de succès",
con poca fortuna»
Asî se explica aquel grito decepcionante de Reid
frente a la Filosofîa de taies c o n s e c u e n c i a s : "Je n'ai plus pour toi ni foi ni respect;
je renonce à ton flambeau:
laisse
mon âme suivre bonnement la pure lumière du sens commun"
(8 3 ).
Esta 1uz del sentido comûn sera la unica que nos
podra salvor de las consecuencias nefastas del racionalisnio o
del empirisme. Caso de oposiciôn entre
el sentido comûn y la
filosofîa sera esta la que habré de ceder y desandar el camino, no el sentido comûn.
"Dans cette contestation inégale en­
tre le sens commun et la philosophie,
jours le desous,
cette dernière aura tou
et no se retirera du combat qu'avec doshon--
neur et avec jierte"
(84).
Con ina bclia metafora comparativa nos explica
Reid la rclacion en «pie :0 encuentran el sentido comûn y la -
ï89
Filosofîa.
arbol del
Aparece el pritnero como troiico y raices de to do el
conociniiento filosôfico -se entiende el sentido co-
iiinn y sus principios-.
Cualquier Filosofîa que no esté apoya-
da y fundamentada en él, como el arbol en su propio tronco,
-
cae e strepitosamente al s u e l o .
La Filosofîa queda,
sentido comûn.
La razon,
nal y refloxiva,
por tanto,
en lo (pie tiene propiamente de raciç)
aparece dcterminada por el sentido comûn,
(pie ciertamente es un grado de la razon,
cisainonte no racional.
"Ces règles
—
pero es el grado pre.
Con lo cual vuelven a resonar ciertos
vi entos de posturas fideîstas.
tencias;
subordinada al --
iOste es el sentido de sus sen-
(du sens commun)
plus d'autorité que la philosophie"
ont plus d'nntiipiité et
(8 5 ).
Esta antigüedad y autorif -ad no es solamr^n te croMologica con respecte al r a z o n a m i e n t o , a la Filosofîa,
sino -
que escapa esencialemente a cualquier posibilidad crîtica del
misi'io. Por tanto, no solamente no le preocupa el justificar rac ionalmente estes princijiios que se nos dan espontaneamente,
si no (%ue , por définie! ôn queda n excluîdos de tal just if icaciôn.
"Je conclus enfin que la nature humaine est telle^
ment constituée que nous sommes forcés de croire à 1 'ex is t en ­
ce pré sen te de nos sensations,
ses dont nous nous souvenons,
et à 1 'existence passée do cho
comme i.>.us lo sommes de croire
(pie doux e t doux font cjuatre. . ."
"Ceux sont de premiers principes (pii ne sont pas
du domaine du raisonnement,
c ommuu"
et qui no relèvent
que du sens --
(f'û ) .
En
ahismo entre
el
este sentido enc outrai o s algûn texte donde el
sentido comûn y la razon apat ece mue ho ma s —
luarcarlo :
"La raison
même
auteur.,,,
tout
1 'empreinte de
La
todo,
et le sens conmun sont
il faut aussi rpie les facultés
son divin ouvrier"
fuerza del
(8 ?).
sentido comûn se m a n i f i e s t a , sobre
en lacrcenci a de 1 mundo material,
d(! razonamiento filosofico,
1'ouvrage du humaines p o r —
pue s cualquier tipo
cua Irpiicr escepticismo rpie quera-
290
mos suponer, no sorxa capaz rle derribnrnos ta.l creencia y con
venciiniento. No liay tribunal, por encima del tribunal del ini^
mo sentido comûn,
que pueda disponer de mayor autoridad o v a ­
lor para destruir esta verdad,
"La croyance d'un monde materiel est plus ancien
ne, et a plus d 'autorité que tous les principes de la philo soi
phie;
en vain la ra ison voudrait la réfuter:
tribunal comme incompétent..."
elle récuse
son
(80).
Vemos que Reid repite esta idea de una forma casi machacona;
el valor de los principios del sentido comûn se
justifies por él m i s m o , no necesita ningûn apoyo reflexivo ni
siquiera p o s t e r i o r m e n t e .
Se explica que Reid ataque fuertemente el sistema idealista,
la tooria de las ideas,
que viene a negar la —
r e a l idad del mundo material y, como c o n s xcuencia la realidad
de toda ciencia.
"La théorie des idées,
Troie,
semblable au cheval de —
paraissait quelque chose de fort simple, de fort beau
et de fort innocent;
mais si ces philosophes eussent su qu'elle
portait dans son sein la mort du monde matériel et du monde intellectuel,
sens commun,
la destruction de toute science et la ruine du
ils n 'eussent jamais fait
une brèche dans les -
remjiarts de la phil osophie pour 1 'introduire dans son e nc e i n ­
te"
(8 9 ).
Frente a todo ello Reid opone la conviccion de -
su sentido comûn y los juicios que él comporta. Es una convie^
cion que tiene que cumplir dos notas:
mediatez.
Conviccion,
por fin,
irresistiblilidad y in-
que puede mas -aqul es
o x tr e ­
mado Reid- que cualquier tipo de razonamiento o todos juntos:
"Vila le genere humain tout entier partagé entre
deux opinions contradictoires;
d'une côté le vulgaire,
ét r an ­
ge à la philosophie et guidé par les instincts primitifs et inaltérables de la nature;
de l'autre,
non-seulement
tous les
philosoplies anciens et inodernes, mais tout liomme que réfléchait.
Dans cette grande classification je me trouve à ma ponte du côté du vulgaire"
(9 D )«
!91
Reid estnbleco una oposicioii demasiado profunda
entre e 1 mundo y cam]>o del
sentido comûn y el del razonamien-
to. O p o si c io n o, me j o r , diferenci acion y sofiai'acion ipie nos a ut oriza a calif i c ar le de cierto sabor fideista,
hemos
como ya le -
seiialado en varies mementos de esta expos! cion.
llacemos esta denuncia con toda la intenc! on, pues
s! de Jo quo se trata es do exponer su doctrina para poder —
com pa r ar l a con la del filosofo espauol J. Halines, nada me jor
quo
sa car a la luz este " f i d e î s m o " , para asl demostrar quo no
t ! one nada quo ver esta afirmacion reidiana con la intuicion
cr iL e ri o lo g ic a profunda del filosofo de Vich.
En su mornento -
rpjodo bien claro que a Dali'ies no so le podia acusar por ningu
na razon de tal fideismo.
Aparte de que el esquema geneial de
una y otra postura no tiene demasiado (pie ver,
a no ser en --
c uanto a cierta intencionalidad y coiu omitancia fiJ o s o f t e a s .
K 1 (pie util icon identicos "términos" tie expresion -"sentido
comûn",
etc.-, no quiere decir que sean identic os sus contend^
dos.
Este sentido comûn,
do comûn,
y es!os principios do senti­
esta claro que no son los de Haïmes.
/.Cuales son estos pr i nc i p i o s ? El distingue entie
verdailes nece sarias
des contingentes
-las conti arias son imposible s - , y verda
-admiten la posibilidad do la contraria-.
Cada un a de las clases comprende
cli'Los".
l'ntre los pr! meros principios de las
"pr !lier o s prinvordades necesfi
r i as e s!an los nxiomas lûgicos,
los axiomas materné tic os y los
primeros principios de la moral
y la meta fis!c a . Los axiomas
morales,
nos dice,
"me piarecen tan évidentes como los de
las
materné ti c a s " .
Entre los |>rimoros pincijiios metaflsicos conside^
ra très ipio
"han s id o pue s tos en c u o s t i (én por
Hume".
ICI primée
ro es (Iu e "las cual id ad e s (pie percibimos med tante nuestros -seiitidos deben tener un su je t o , (pie 11 amamos ciierpo, y que los
pensamientos (pic cstamos couscieu!;es de tener deben tener un
sujeto,
que llamainos mente"
(ICs'sys , 8,3,6;
II, pag.
359)* El
se,".undo es mpie 1 tpie dice (pie "lo (pu' coiiieuza a exi stir debe
292
tener unn causa quo lo yiroduce"
cero,
efecto,
sa"
(I b i d e m , p a g . 342). Y el ter-
que "a partir de las marcas o seriales del mismo en el puede inferirse el designio o inteligencia en la c a u ­
(Ibidem,pag.
352)
(91).
Entre los primeros principios de verdades contin
gentes nos encontramos con aquel
segûn el cual "las cosas que
recuerdo distintamentc
sucedieron realmente"
II, pag.
"las cosas que [lercibimos distintamente
3o4 ) , con que
mediante nuestros sentidos existen realmente,
percibimos que son"
(Ibidem,
(Essays,
6,5,3;-
y son las que -
p a g . 3 O 0 ), con que. "las faculta-
des por medio de las cuales distinguimos la verdad del error
no son falaces"
(I b i d e m , 6,5,7;
p a g . J>lk) y con que "en el am
bito de los fenomenos de la naturaleza lo que va a ser sera igual a lo que ha sido en cire un s tan cia s seine jantes"
6 ,3 ,1 2 ; pag.
(I b i d e m ,
3 2 0 ) (9 2 ).
Estas verdades contingentes son évidentes en
el
sentido de que tenemos una propension natural a creerlas.
"Es
de tal modo évidente que no necesita prueba el hecho de que todos los hombre s se inclinan por naturaleza a pre star una —
confianza impi le ita al testimonio de sus sentidos, mueho an-tes de que estén [ired i spue stos por los pre juicios de la edncn
cion o de la fi 1oso fla"
(Essays,
6,5,5;
11, p a g . 360)
(93).
;^Son susceptibles de prueba estes primcros prin ­
cipios, por ejemplo el de la validez do la memoria? Reid no piensa que lo sean.
"J^os prj ineros principios no pueden deinostrarse ;de otro modo no serlan taies.
tuicion.
Se conocen por medio do la iu--
Pero Reid no da, me parc c e , una
explicac ion clora -
del modo o modos en que llogamos a conocer estos primeras --p r i n c i p i o s " (94).
Reid h a b l a , pues,
de "princij'ios de creencia en
la naturaleza liumana, do los (|uo no podemos dar otra exp 1 icaci on sino la de que resultan necesariai'cnto de la c ou st i t uc i 6 n
de nue stras l'acultades"
(iCssay s , 6 ,b ,6 ; II, pag . 3^H ) •
"l'or const gui en te , lo 'pte yo sugiero es qui? Reid
af irma la exi. s t e n d a de un
grau numéro de primer os principios
de distintos tipos sin dar unn explicacion inequivocn del
son
293
(ido o sentidos precisos en los que se dice de eJlos (pie son évidentes por si m i s m o s , que son primeros principios y que for
man parte de la e structura de nuestra naturaleza"
(9 5 )•
Su tesis consiste en que la Filosofîa ha de basar
se en la experiencia y que si llega a conclusiones paradogicas
que cont r ad i ga n la experienc ia comi'in y entren en conf lie to con
las creencias,
en las que todos,
incluso los escépticos,
de nio<lo nece sari o su vida practica
basan
, dehe de liaber en ella a l ­
go cquivocado.
Ciueda claro, eso si, (pie Reid no se adliiere sicmpi e at
sentido comûn,
si por tal en tendemos la opini(5n
corrien
te del h ombre de la c a 11 e . l’o n e , como ejeiaplo bien significatif
v o , e 1 caso del "color" (|ue , si no se esta vnrsado en la f ilosofia,
se créera que es una cualidad o inodificaciôn de los cuer
pos sin mas.
CüNCIdJSIONF.S
Después de esta exposiciôn del pensamiento de
Reid
sobre el sentido comûn,
—
sobre su valor y sus p r i n c i p i o s ,-
y con el fin de faciliter una mirada do c on junto (pie mejor se
pueda comparar con la filosofîa de liaime s , resuininios en a 1 gu-110S piiiitos sus aportaciones principales.
1) Reid es une do los représentantes tipicos de la corriente llamada "Filosofîa del
Sentido Comûn"
2) Es inuy signifient ivo que a los principios |irimnros,
)U'încipios de 1 sen !:ido comûn,
miinmente:
los 1 lame c^
"cre en c ia s " . Este mismo nombre nos ind
ca (pie su posici(5n code del lado del subjetivismo,
e incluso " fidei smo" .
5) El sentido coiiin y sus principios a parce en co­
mo el tr-onco y raîz de todo el arV>ol del conoci —
niionto. No es un ciitorio ma s entre varies,
una relaci(ui de armôn ica igualdad,
sino el
en -prima-
294
rio y fundamental
sobre el que se monta el resto
del c o n o c i m i c n t o .
4) Este intente filosôfico aparece como un esfuer
zo por salvar a la Filosofîa de dos errores iguaJL
mente funestes:
el empirisme, por un lado, y el -
idéalisme, por otro. Por eso esta Filosofîa tiene
muclio mas de defensa desesperada y apologética -que de elaboraciôn y cieaciôn positiva.
5) Insiste,
por principio,
en que el sentido comûn
y sus principios se justifican por ellos m i s m o s .
Ni es posible ni necesitan de otra justificaciôn,
sino que lo que se les oponga sôlo tendra un n om­
bre:
lo absurde. Otra vez,
cance de esta convicciôn,
segûn la fuerza y al-tenemos que notar aires
de fideismo.
6 ) El
sentido comûn,
que es el primer grado o pel_
dano de la razôn, no es que se oponga o se tonga
que oponer al segundo grado de la razôn,
a lo es-
trictamen Le r a c i o n a l . Pero, entre uno y otro,
es-
tablece Ueid un abismo tan marcado que casi contr^
dice su afi.rmaciôn yirimera.
7) Ciertas experiencias cou las que denomina al sentido comûn,
como por ejemplo:
que le ciel seul peut donner",
"lumière",
etc.,
"don
indican tam
bien esta postura fideista que venimos s e u al a nd o .
8) A la hora de la explicaciôn y valoraciôn del sentido comûn, y aunquc no exclusivamente, el autor insiste demasiado en c1 mundo de la ética, de
la conducta .
9) La ûltima razôn del porqué do la aceptacion de
este sentido coi-iûn y sus principios es por que ca­
da uno somos tcstigos de ello y, no crec Reid, se
pueda uno liberar de su propia fuerza
.
10) Adniitimos c 1 conociniiento (pic tiene del P. lîu
295
ffier,
de hecho he los v.lsto tpio lo cita en al gun
inoinento, también la coincidencia en el intente f ilosôfico que pretenden ambos,
pero no croemos
que se pueda establecer por aliora la exacta in—
fluericia del francés en sus obras.
Lo cual no —
quiere decir que no podamos colocar a los dos, y
con todo derecho,
tido Comûn;
dentro de la l'ilosofia del Son
FilosoJ'ia que
se apoya en la fuerza
de unos primeros principios fruto del sentido c^
mûn,
fruto do la primariedad de la naturaleza hu
m a n a , y que son origen y fundamento de cualquier
otro ra zonamiento humano,
y de cualquier otro co
noc i mi e nt o cientifico.
Este r e sumen de sus principales intuiciones y piyo
puestas nos autoriza a poder concluir 'lue, si tiien es cierto
que
Jaime
Ha]mes conoce y
v a l o r a la f i]osofia oscoccsa pro lo
que
tiene
de "seguridad", de "salvaciôn",
del naufragio al --
que la estaban llevando el empij'i smo exagerado,
y el r a cionalismo exagerado,
por otra,
por una parte,
y también que utiliza
expresiones bien p a r e c i d a s , y a veces idénticas,
como cl recur
so constante al "sentido c o m û n " , que fue ciertamente toda una
corriente de o p inion en el siglo XVIII y XIX como cl ûnico nm
dio de salvar la auténtica Filosofîa,
cl sentido p r o f undo del
naturaleza,
verdades,
no es mouos cierto que
"instlnto intelectual" de Haïmes,
su dimensiôn y alcance,
su
sus propi os principios
o
la justificaciôn que pueden y deben tener (îstns mi_s
ma s verdades,
su a] e jam i en to l'e cualquier sombra de fideismo.
Ilo nos permiten el poder ca i i f i car a Haïmes como un seguidor
de
la Filosofîa escocosa,
concretamo td e de la l'i losof la de --
Reid , y como c o n s e c u e n c i a , como un seiraiidor de la llamada c o ­
rriente de la F i 1 o s o f 1a del fient ido Comûn .
•Si trad i c iona Imeii t e se decla -ICscolastica- (pie e 1 " h ombre
las intuye,
ve"
los |irimeros pr 1 ne 1 pios o vordades , es decir,
dentro de la filosofia e s c o c o s a , tal y como la Yie_
mon vis to en uno r\o sus me jures ro pre sentante s , liabra que do-
296
cir que el "hombre las cree" -subjetivismo-, Balmes estaria en una posicion intermedia, pues su "asenso irresistible" vie^
ne, de alguna manera, exigido desde las condiciones proj>ues —
tas
por el enunciable.
Cerropios con estas palabras de R. RüCiUER :
"Los escoceses segûn dice Jouffroy
sostienen que estas verdades son indemostrables y que es igualmeute absurdo quererlas probar que intentar combatirlas. Kant habla
querido establecer que estas ver­
dades que coustituyen nuestra ra
zôn con algo mas que verdades huinanas, que son verdades, para to­
do sujeto agnoscente. No lo cons^
gui6, pero sus sucesores siguieron
con cl mismo empefio. Reid, Uugald
Stewart, opinan que un tal empefio
es contradictorio. Dalmes se sepa
ra evidentemente de su trayecto—
rin, y cree, como hemos visto, -que la razôn humana puede hallar
el aliquid inconcussum de Descar­
tes, o lo absoluto de los p>ensado
res alemanes; para constatarlo, al mènes, no para poseerle en es­
ta vida" (9 6 ).
«
Hemos centrado nuestra exposiciôn de la filoso-fla del sentido comûn de la Escuela escocesa en la persona do
Reid, puesto que él es el iniciador y principal représentante.
Se ha dicho que solamente Reid y Beattie pueden ser considéra
dos como représentantes de esta corriente en sentido estiicto.
La afirmaciôn, que es exagerada si la tomamos en un sentido restringido, puede
admitirse en cuanto que sou los dos filô-
sofos escoceses que teorizan mas, y con mayor originalidnd, sobre el sentido comûn.
Beattie concentra su punto de visia en estas ai ir
m a d o n e s que definen el sentido comûn:
"Power of the mind which percei­
ves truth, or commands belief, not by progressive argumentation.
297
hut by ail ins taii t a n e o u s , instinc­
tive , and irresistible i m p u l s e ; (el subrayado es nuost.ro) derived
neither I'rom education nor from h a b i t , but from nature; acting in
dependem.ly on our will, whenever
its objets is presented, according
to an established l a w , and t here­
fore properly caI led Sense ; and acting in a similar manner upon all, or at least upon a great m a ­
jority of mankind, and therefore
properly called Common Se n se " ( 9 7 ) «
La def i ni c io n que nos ofrece coincide con lo quo
hemos ostudiado en Reid;
se trata do un impulse instantaneo,
instintivo e irresistible.
tipo
de justificaciôn
y no
la necesita.
-
No solamente no es fru!.o de ningûn
racional,
La definiciôn,
sino que esta mas alla de ella
por
otro lado,
nos recuerda -
luis tante a la que el 1’, Fluffier da solire el sentido comûn.
Frente a esta c o n ien le la f i 1 o ;o f i a de Dalmes i:m
rece juicio d i f e r e n t e :
"Il primo prol)l em.'i fondamentale —
délia fi :osof ia o c]uello délia cer^
teza, cha il Dalmes intende resolvero con il ricorso alla conscionz a , alla cvidenza e al senso commu
ne, intenso corne "istinto intollec^
tuale", e non s'uitimentale o sensi^
bile, como in Reid o in Hamilton"
(98).
FI,
F’I’
.NSjMlIEN ro
HE LLORENS Y BARDA
El oslabôn de ]Cs],ana , denl.ro do la c or l'iente de la I''i Io s o f Ta del 'lent i(îo Coin'in, lo encontramos r ('prosenta'l o en
la figura del ilusti e prof e sor c a t.al an l.lorens y Dar h a .
Llorens naco en Vilafranc.a de 1 l'cuedé.s en lP>?A)
y
rinore en Barcelona en 18 7 2 . H e d ic a sus majores aiios al e studio
y ensenanza de la Fi Io .1o f Ia en la Hniversi dad de farce 1 ona, No
nIIIIi c ô nada en vida, per o nu;; 1 ec ci ones quedaron en los archi.
298
v o s do
la Faciiltad en t e x t o t a q u i g r a l i c o .
tad de
Filosofîa y Letras
Como homenaje
cô en 1920 très v o l û m e n e s
L lo rens
a L l o r e n s y Ba rb a ,
la U n i v e r s i d a d de
que r e c o g i a n
aparece
la E s c u e l a e s c o c e s a ,
()^) a q u i e n cit a
pôstumo
de
sus
leccioiies.
c o m o h e r e d e r o de
f u n d a m e n t a im ente
la Facul^
Ba rcelona p u b l ^
la c o r r i e n t e
de
en la v e r s i o n de H a m i l t o n
constanteinente.
La G r a n E n c i c l o p e d i a
obra y pensamiento
Catalana
enjuicia
asl la
—
de L l o r e n s y Barba:
"... la seva f i l o s o f î a es fonanienta e n la p s i c o l o g î a , e n t e s a la ma^
n e r a de la i d e o l o g î a , A q u e s t a c o n ^
c i è n c i a té u n v e s s a n t i n d i v i d u a l i
u n v e s s a n t c o l l e c t i u . El c o l l e c t i u
s ' e x p r e s s a e n el s e n t i t c omûn, que
es t r a n s f o r m a , a i x i , e n e l e m e n t —
p r o v a d o r de la v e r i t a t . El s e n t i t
comû, q u a n d u na c u l t u r a ha a r r i b a t
a la m a d u r e s a , pot p r e n d r e la f o r ­
m a de m a n i f e s t a c i o de l ' e s p r i t n a ci o nal. Segul f o n a m e n t a l e m e n t c 'e ^
co l a e s c o c e s a del s e n t i t comû,
en
la v e r s i ô de H a m i l t o n ..."(99)
p a r t e do nd e ,
d e r o de
(^)
La
cita
de
forma
la e s c u e l a
n os
interesa,
clora,
escocesa
nos
de
Guillermo Hamilton nace
la e s c u e l a
la F i l o s o f î a de C o u s i n .
la U n i v e r s i d a d de
Lôgica",
que c o m p u s o
b l i c a d a s d e s p u é s de
obras
de H e i d
que
en el
c om o
—
here­
Su
primer
en E d i m -
fue el de m a s v a s t a e r u d i c i ô n
Su p r i m e r e s c r i t o fue sobre
p r o f e s o r de
Edimburgo.
e n su û l t i m a
a Llorens
Hamilton.
escocesa.
Fue
todo,
en G l a s g o w en I 7 8 8 , n m e r e
b u r g o en I 8 5 6 , B a r b a d i c e
f i l o s o f i c a de
sob re
presents
Lôgica y Metafîsica
en
" L e c c i o n de lietafîsica y de
aho de
su inuerte por M a n s e l .
con notas y comentnrios.
ensenanaa,
-
f u e r o n pu-
!Cn I 856 pub] icô
las
Î99
Llo ren s y Barba
i m i n o de
la F i l o s o f î a
del
es,
en lispfu'ia, r e p r é s e n t a n t e
S e n t i d o Coüiun.
Tratamos
ge-
de e x p o n e r
1 a s l l n e a s f undaiienta le s que cotisolidan sn p e n s a m i e n t o , sacad as de
sus
"Lecciones
de F i ] o s o f i a "
La p r i m e r a v e r d a d
es
fpie e s t a
otras
Filosofîa,
ciencias,
toma
hombre
sino que
En
de
lo t o m a
interior,
(lOO).
tentimos que
a d i f e r e n c i a de
al h o m b r e
"La F i ] o s o f î a
hombre,
que
en
del
en
Sentido Comûn
acuerdo
F or
c on
ello
de]
los h c c h o s
quiere
y c om ie nza por
si h e m o s de
ir
de
e u e s t i ô n de
la c e r t e z a y de
y 11] en
(103)•
Sentido
al
que
Tan
las
i ntri ncada"
no nos
es
permitido
fundamental
creenclas
c o mo
de
creencias
es
eli g e
para
la d o c t r i n a del
del pcnsam] e n t o de l.lorens. A f i r m a c i o n e s
tra t a de
des d e
cl
a configurar
p r i m e r m o m e n t o . ITT da to de
Bent i -
suficientemonto
bien
van
est a
F u n d a m e n t a l ..."
vos d e n t r o
explicar,
la
iiitransf o rma blo s " (lo4).
H e m o s h e c h o d os a f i r m a c i o n e s
lu e g o
Jo os
c a p i t a 1 en l'iloso-
cuando
de
ab an-
.
su F i l o s o f î a
es e 1 da to f u n d a m e n t a l
do C o m û n : la exi s t enc ia de
su -
Es n o t a
la c e r t e z a
Balmes
—
(102).
"I.<a e u e s t i ô n de
capîtulo
renun—
cognoscente:
nos d ice de u na y otras:
nuestro
-
ha­
sob r e v e r d a d e s
sujeto
L l o r e n s y B ar b a
primer
"Es t e
Comûn,
es n u e s 'ra c o n c i o n c i a .
Filosofîa.
lo r e c o n o c e
e u e s t i ô n el
f î s ico )" (11) 1 ) .
al a c t o c o g n o s c i t i v o d e s d e
seg ur o s ,
f undamental
fîa
esta
al
al -
averiguados.
s e n c i l ] a a su c o m b l n a c i ô n m a s
El p u n t o de apoyo ,
donar
asl
c o m o r a z ô n el no
cotistiuirse
examinar
"F as ando revista
f o r m a mas
no m u t i l a
(nos r e f e r i m o s
h o m bre
la F i ] o s o f î a deJ
ci a ndo a t o d a h i p ô t e s i s ,
a v e r iguadas
—
l u g a r , c o n s t a t a el f r a c a s o r c p e t i d o
] as h i p ô t e s i s m e t a f 1 s i c a s , s e n a l a n d o
lier e s t a d o de
Fi los of la s y
su i n t c g r i d a d .
su i n t e g r i d a d
p u e s no h a b l a m o s
se gundo
otras
d e s t a c a r en él
las
gr^
'pie , si -
su F i l o s o f î a
-
" c r e e n c 1 fis intransfor^
'tel)] es" es basico.
Fe r o
si a p e l a m o s
t iv o y o s c u r o por d e f i n i c i ô n ,
verdad,
a una m e r a
creencia,
;,cômo g a r a n t i z a r
i n v a riabl e p or princi))io?
acto
subj^
el c r i t e r i o de
Il or en s r e c u r r c
a la n e c e s i -
300
dad
de que t e n e m o s
dad
que no p a r e c c
rio:
cuanto mas
cotejamos
unos
buscamos
creencia
conocimicnto
un filo so fo
arâbigo,
contra^
un acto
cog--
p r i m a r i o s , cuanto
é s t o s o b r a n en n o s o t r o s ,
tanto
mas
conociniiento h u m a n o me rece
(acto o s c u r o y s u b j e t i v o )
(acto p e r s p i c u o y o b j e t i v o ) .
imp]i c i t a , otros
Necesi­
criterio
nnalizamos
sus e l e m e n t o s
el f u n d a m e n t o d el
me jor el n o m b r e de
el de
p or n i n g û n
cu anto mas
el e f e c t o que
c o n v e n i m o s en que
e n e s o s niismos juici o s .
se p u e d a d e s t r u i r
" S e g û n esta d o c t r i n a ,
noscitivo,
mas
conciencia
explicitamento
que
han r e c o n o c i d o u n
A l g a z e l de B a g dad:
radix
no -
De m a n e r a
que
l e m a de
cognitionis
fi--
d e a " (105).
El t e x t o n os m a n i f i e s t a
autor:
la r a i z d el
encia primaria y e spontanea
En e s t a
cede
que a qul
ge ut
la cual
estrictamente
que
el
ultime
dice
de l
"conoci m i e n t o "
sentido
instinto
los
la v e r d a d
que a " t a n t e s ha e x t r a v i a -
inti me,
filosôfica.
de u n a p r i m e r a s v e r d a d e s ,
p r e n s i b l e s " , y cpie son
acejitar.
creencias"
Es
filosôfica
f r u t o ûltiino de
aqui
que
"estas
esta,
que
La
conte -
como
podemos
r.os
cfre^
conociniiento.
el p r i n c i p i o
intelectual,
(1 0 6 )
q u e d a p a r a lo
j u e g o y c o m b i n a c i o n de u nos
al p i a n t e a m i e n to de
como
ut -
"intelll-
sistemas racionalistas"
alegacion
tijio de
Frente
el
Abelardo),
sino os el
la u l t i m a
cualquier
cre­
a a f ir —
"c r e d e
e n s u s t i t u c i ô n d el
no s m a n i f ie s ta y e s t a b l e c e
el autor,
c er p a r a
c ua nd o viene
sub jet i v a m e n t e " t e n e m o s
c r i t e r i o do
del
L l o r e n s y B ar b a
interpretacion a penas nada
ra cional
"oscura y
conciencia
"creencia"
Anselme)
h an r c s u l t a d o
En e s t a
datos
S.
c r e d a s " (ma x i m a de
do y de
la
i n t e r p r e t acion,
tenemos una aplicaciôn genuina del
i n t e l l i g a s " (m a x i m a do
claro
en la " f i d e s " , en la
que n o s asis te.
l i n e a de
d e m a s i a d o en f a v o r de
marnos
el p e n s a m i e n t o
conociniiento e s t a
de
Balmes
evidencia
se nos m u e s t r a
verdades
el o r i g c n de
donde
la a rm ô n i c a
u na
ap arece
-
co n j u n c i ô n
y la f u e r z a
del
f a c u l t a d , or:gon
"inex plicabl es" e
" incoin—
todo con o c i n i i e n t o .
Este ds todo el esquema que nos ofrece, en el fon
do, Llorens y Barba. Las verdades se nos dan como liechos juira
ser creidos o admitidos, no ]iara sor explicados, ni enten didos,
301
ni C(;inprendidos .
"Nuestros datos no son construccione s nnc stras,son datos, hechos que la conciencia nos ofrece iiara se adinit^
(los, y a e sa admis ion ] a llama Hamilton creencia, es decir, por tomarlos con conqileta confianza, que no como conocimientos
on sentido estrictisiino como son los obtenidos por inducciôn
o experiencia"
(1U7).
Esta inconpresibilidad no se le présenta a Llo—
T'ens como una dif icultad , sino que , siguiendo a Hamilton,
d_i
ce (|ue hacer de la incomprensihi 1idad de un d a t o de la concicn
cia un argumente contra su verdad es % 1 mayor do los absurdes;
es, por el contrario,
su propia fuorzr,.
Con una coinparaci on nos > ice rpie pedir osa com-prensibilidad es como si exigiéramos <|ue la luz que nos ilum^
na necesitara
de otra luz que la ilu iiinase a ella. Nos enc on
trainos, pue s , en la rnisma 1 u z .
"He los primcros principios sabemos (dice Hamil­
ton)
cl que,
no sabemos el como. Sabemos que existen en noso­
tros; como existen, la manera cémo se producen, todo este lo
ignoranos profundamento"
(loO).
l’or eso puede définir la l'il osofia, si.guiendo tam
l>ién
el pensamiento de Hamilton, como la "expl anacion" y la -
" aplicaciôn" de las verdades constitutivas y normales que la
conciencia nos révéla ininodiatame n te , es decir, de las vei'dades del "sentido comun".
En estas ideas se refleja y c nil iaûia perfectamen
te la tesis do la Filosofîa escocesa, segûn la cual todo se rednc.la, en el orden del conocimicnto, a ser prolongaciûn o désarroil o de unos pr imeros pri ncipios, nacidos espontaneamen
te, y que venlan a ser raices y ti'oncos de todo e 1 arbol del
c on oc il'ien t o . Llorens y Harha , a este res|>ecto, par le e insi^
te ('il la misma convicciién de los escoceses;
conviccion (juo no
pode :os demostrar, pero qne t.ii ipoco ignorar o negar.
Las palabras que citâmes a continuacion nos mue^
tr.'ji bien c laramen te cj pensa' 'ie uto de este autor, y, por
oti'n parte, su distanc j.a de ’ sentir de Balmes en el pr obi orna
302
del conociniiento. Lo que para el filosofo de Vich aparece co­
mo un criterio mas, con la primariedad y absolutez que le que^
ramos concéder, para Llorens es ûnico fundamento : "Se ha de determiner
el instrumento que nos sirve para lograr este fin
(conocer la verdad) de la Filosofîa, y este instrumento en lu
gar de decir que son nuestras facultades cognoscitivas, Hnmil,
ton ..., no ha dejado de expresar aqul como en otras partes:
el fundament o o instrumento de nuestro conociniiento es la con
ciencia"
(1 0 9 )
El texto tiene un claro sabor reidiano, un marc^
do acento subjetivista, como lo vimos en el filosofo escocés.
El valor de estos primeros principios no es sola
mente un valor subjetivo, que quede reducido al mero âmbito de la conciencia, de lo interior, de "lo que aparece". Se extiende al mundo exterior, a la correspondencia real de lo in­
terior con lo exterior, de lo que "aparece" con lo que "es".
Porque una cosa son esos datos de conciencia, esos datos primitivos considerados como fenomenos interiors s , y otra cosa son esos mi smo s datos en cuanto que se les considéra como tes^
timonio valido de algo que esta fuera de ellos.
Admitimos esta correspondencia y no podemos ni necesitainos alegar otro dato que el testimonio de nuestra pr^
pia conciencia.
Uirlamos de una forma concisa que un hecho prim^
tivo es este: el principle de la existencia del mundo exteiior.
La fuerza de este principio se corresponde, por ejemplo, con
la fuerza y valor del principio de causalidad o de substancia.
"Todos decimos que aceptamos este dato de nuestra
conciencia, a saber: que el mundo exterior existe tal como lo
conocemos, porque reflexionando acerca de este dato cognosciti^
vo, vemos que esta acompanado constanteinente de esta creenc ia ,
y sin esta creencia no hacemos mas que desfigurar el acto co^
noscitivo. Es falso, pues, que nosotros no tengamos certidtimbre de la existencia del mundo exterior" (llO).
Otra cosa es que, en un segundo momento, estas creencias puedan o dehan ser reflexionadas. Llorens y Barba -
303
admite ]a posibilidad y la necesidad, y con ello intenta sal­
var sus pensamientos del "fideismo".
/vliora bien, ou unos plan
team!eutos y soluciones tan radicales, tan desde dentro, de doiide ha de surgir todo el arbol del conocimi ont o , pare ce que
no nos podemos liberar de una peticion do principio, cosa que,
por oIro lado, él recbaza por principio.
<}uizas habria quo decir ipie, on este te m a , el f on
do vei dadero de su pensamiento no coincide con la f oi inalidad
dc sus palabras.
"No se excluyen, pues, el procedimiento noetico
y eldiscursive; no nos abrazamos a un
fideismo... Nada de e^
to" .
"Esta doctrina no excluye las pruebas de estas verdades
(de
sentido comûn) en segunda instancia..." (ill).
Con esta claridad se expresa Llorens a este res­
pecte. Cabo el discurso, la reflexion, sobre las creencias. Surge la pregunta : si las creencias son la base y e 1 f nndfu len
to de todo acto cognoscitivo, y no se admiten otros criterios,
;_c6mo o donde ajioyar algûn otro principio de reflexion sobre
estas verdades? Si en ellas mismas..., entonces estarlamos en
una peticion de
principio, no liabrlamos dicho nada nue v o , no
tendj'la ningûn valor ese aparente nue \ o proceso noetico. No nos sa]varlamos de un cierto fideismo. Si no es asl, entonces
se nos bunde todo su pensamiento, caerla por su base todo el
p.lanteaiiiiento y so lue ion que nos ha of recido hasta cl moment o .
Con e st o no e stamos negando
la posibilidad dc -
la reflexion posterior; estamos preguntandonos por su valor y
justificaciôn cri tica. So trata de saber si cl valor crltico
de o sI a reflexiôn nos Jleva mas alia del do las creencias o no. Creeiiios (uitendor, por toda la exjiosicion, quo no.
ICn otro momento dc su exposiciôn nos define esta
Ifilosofia con las si 'uiente s pa ]abras :"La doctrina del sentido
Cfi'inu no OS una ape 1 a c ion a las creencias vu 1gare s , no es una
protesta contra todo traîna jo filosôfico, es simplcmente una a
1 Ic ion do las c one In si.o no s do una filosofîa particular
a
.1n .a pri nci pi os universal es dc toda filosofîa, jiri.ncipios quo
304
por hallarse en todos los hombres y por conocerlos todos los hombres, o al monos estar en condiciones de conocerlos, y
por
ser conocimientos inmediatos, se Hainan de sentido comûn" (112 )
Llorens examina las notas que ha dc cumplir un
-
principio para calif icarlo de "principio del sentido comûn".
La primera caracterxstica es la incoitiprensibilidad.
No se ha de tomar esta incomprensibilidad como sinonimo de oecu
r idad o ceguera, sino todo lo contrario, significa que es la ûjL
tima razôn, la ûltima palabra, que podemos dar para la justifi­
caciôn de tal principio. Esto lo hacemos ateniéndonos inmediat^
mente al testimonio de nuestra conciencia. Esta "ûltima razôn es incomprensible" (113).
La segunda caracterxstica es la simplicidad. Estos
principios no aparecen como el fruto de otros ni pueden descomponerse en otros mas sencillos. EBos son los primeros y son pri^
marios, es decir, origen de cualquier otro.
Senala luego la necesidad
tanto en su aceptaciôn
como en el contenido. Necesidad que se cumple, especialmente. en la aceptaciôn del mundo exterior.
Junto a la necesidad insiste en la universalidad.
Universalidad de los principios y universalidad en cuanto a los
hombre s .
Son también especxficas la evidencia y certeza comparativas. Estas son las palabras de Llorens:
"Dice Hamilton que
estas notas nos prosentan muy clarameute la difercncia entre lo
que es el sentido comûn y lo que no lo es. Las proposiciones de
sentido comûn, o sea las primarias, como dice Huffier, son tan
claras que no puede probarse por otras que lo sean mas, y con esto parece que tenemos bastante para no huscar mayor exp]ana-cion de este car acter. No necesitan prueba, decimos, ni la adm
ten, porque traen consigo ya lo lue nos da la prueba; no la ad­
miten porque son tan claras y tan ciertas que no pueden probarse por otras que lo sean mas" (114).
El texto resume bell ameute el pensamiento del au —
tor sobre estas primeras verdades o creencias. Son datos que se
nos ofrecen no para ser explicados, sino f undamonta linente para
305
ser croxdos. Y en esa creencia
va incliixda toda 1 a fuorza ne^
cesaria para aceptarlos por sx misinos y como origcn dc todos
los conocimientos.
i’odrxamos définir el "sentido comnn" , signiendo
fielmente el pensamiento dc la escuel;, escocesa, como la rea] izacion de] primer grado -Reid- de Ir. razon, os decir, como
con,junto de una serie de conocimientos caracterizados por
iiiincdiatez y e spontané idad. Conocimientos que, ademas de
originales, son originarios de todos
su
ser
los demas.
Los tres primcros principios quo senala son los
signientes: el principio de contradiccion, como ley suprema
do todo peiisamiento, el principio de sustancia,que su))one qne
to'tf' accidente tiene una sustancia, y el de causalidad, que afirma que no hay efecto sin causa.
Estos principios, por su aplicaciôn directa a la
exisiencia, no solamente son principia cognoscendi, sino tamhiéii principia essendi.
He no adnitir estos primcros principi os le pare­
ce a l lorens que halirxamos de rccurrir a una especic de pi'oce^
so in infinitum
totalmcnte incomprensible e inaceptab]e.
Si
mucbos do nuestros conocimientos se pueden resolver en otros
mas
sencillos y anterlores, y esto es bien cierto, no
de todos
podemos decir lo mismos. No todos los conocimientos, nos dice
el autor, son de segunda m a n o . (115)
La conviccion de Llorens no puede ser mas explxcjL
ta: "A esto solo podemos responder dicicndo quo como elementos
de nuestra construcci on mental, como condiciones esenciales de
nuestro conociniiento, no pueden de jar de ser aceptadas como —
verdaderas. Suponer su fal se dad , ser xa suponer (pie liemos sido
cj'oados c,apaces de inteligencia sôlo para que fuésemos vxcti —
mas
do la i 1us iôn ; (pie el Autor de nuestra existencia
d s un —
sor
(pie nos engana, y (pie la mentira es el f undamento
de nue s-
lia naturaleza. Mas esta suposiciôn tan giatuita es manifiesta
meute ilegxtima. 1Cs évidente (pie los datos de nuestra concienc i.a primitiva lian de ser admitidos como verd aderos en pi'inera
IIIStanc ia ; y sôlo on el caso de (pie (piedase pi obada su false-
306
dad, nos séria lîcito negar en segunda instancia la autoridad
de los mismos".
Llorens en este sentido va mas alla que los esc^
ceses, mas alla que Ueid, pues recurre al mismo Autor de nue^
tra naturaleza. Este reciu'so a Reid le parecîa, evidentemente,
exagerado.
Estos principios, mirados desde el punto de vis­
ta de la pura conciencia, son inquebrantables al mas rigurosu
escepticismo. Este era ya el sentir de San Agustîn cuando es­
cribe lo siguiente: Nihil Intelligenti tam notum esse quam se
sentire, se cogitare, se velle, se vivere. Y es también la ex
presiôn del principio cartesiano: Cogito, ergo sum.
No solamente esto, sino de cara también a la re^
lidad de lo que representan, de cara ser testimonies valides
de algo mas de si mismos.como pures fenomenos.
Sobre esta doble y fundamental afirmacion hay
-
que anadir que no se desautoriza la prueba que intente mani—
festar, noéticamente, que taies principios son dignes de cré­
dite.
Asi coucluye Llorens:
"l’reguntar como es posible
un hecho inmediato dc conciencia, équivale a preguntar corap es posible la conciencia humana y para satisfacer a esta p>regunta, deberiamos tener una conciencia superior a la cual so­
me tiésemos las operacJones de la que ahora tenemos. Si pudiéramos contester a esta pregunta "verdaderamen!e serîamos como
dioses"
(117 ) .
Llorens y Barba resume sus investigaciones en —
una serie de proposiciones q u e , por su interés, trasci ibiiios
Integrameute.
iw
El fin de la Filosofîa es la verdad y la con
ciencia es ei instruiiento y el criterio de su ad qui si c ion. En
otros términos; I.a Filosofîa os la explanacion y aplicaciôn de las verdades constitutivas y normales (pie la conciencia —
n o s rovcla inmediatameute.
Balmes podria coincidir con una parte do esta -af irniac i.ôn, pero no cnn toda ella. t;uc la verdad sea e 1 fin -
307
de la Filosofîa también lo suscribirîa él. fero (|ue esta,
Filosofîa,
la -
no sea mas que la ex pi anacion de viiias verdades
la conciencia nos ofrece de una forma inniediata,
coincide con el pensainieni o de Balmes.
es solamente el "explanar"
que
esto ya no
-
La Filosofîa para él no
o "aplicar" una serie de v e r d ad e s, -
es también una justificaciôn racional de taies verdades.
No es
solamente la expresiôn de una subjet ividad que se nos ofrece e sp o n t a n é a m e n t e , es la elaboraciôn ob ,etiva que trasciendcn el
pur o orden de lo sub je tjLvo .
También es cierto que la conciencia se nos ofrece
coi.io criterio e instrumento "sine qua non".
Balmes tamliién
lo
a f i r m a . Pero no lo es que sea solamente ella o 1 instrumento
o
criterio de conociniiento. La conciencia
tiene que ser auxili.a-
d a por otros c r i t e r i o s , que, Tjor cierto,
gozan del mismo valor
y primariedad.
Aqul
se nos muestra una gran diferencia entre -
lo que es y significa la llamada Filosofîa del Sentido Comun y
el modo concrete de eritender Balmes estos misinos [uudilemas del
conociniiento.
Aquclla armonîa de criterios ipie
T-aba fundamental,
Balmes conside-
como fundamental era la diversidad de los --
mismos, no cnhe compararla con esta interpretac i ô n , con esta "conciencia"
que se nos muestra como critoi'i o e instrumento de
toda verdad.
2" La Fi losof îa dépende enteraniente de la c one i en
cia, pues sin la verac id a d de ésta serîa de todo punto i m posi­
ble.
Este segundo pr inc i pi o o conclusion es todavîa —
ma s ta,jante. Conviene t ami d é n couqiar- ar 1 o con el pensamiento —
de 1 filôsofo de Vicb.
También Balmes nos puede decir qne la l'ilosofîa depc’iide del testimonio de la concioncia y (juo sin la verac idad
de ésta
l.odo se arruina . Pero,
^ podrî a deciinos del mismo modo
(|ue d (pende de ella iota Im e .ite ? ;no liay otros criterios igualmeiit. o esenciales al c m oc Imiento y al
Ios
ser de la !■'i 1 o soi'î a ? Es-
iiitei'j'oo.aii tes bay (pie re s pond erl os en el son t ido dc que —
Biljim.c; no puede estai- de acne.T'do con osa exe 1 n si vid ad , con ese
3oO
" t q t a l m e n t e " , con qne Llorens apela al valor y testimonio de
la conciencia.
En su momento ya vimos el valor que daba Haïmes
al " v e r " , a la "evidencia",
a las condiciones que se requie-
ren para que nuestro "instinto intelectual" venga a actuar.
Todo ello supera los limites de la conciencia,
por mas que -
éstos los quisiéramos agrandar.
3" La conciencia ha de
hasta que se pruebe que es falsa.
tenerse por verdadera --
Sin embargo,
esta prueba -
se nos présenta probleniatica, pue s , en el fondo, ha de salir
de la misma conciencia,
de la contradiccion de su propio que^
hacer. Este solipsismo no se ve como no ha de caer inevita—
blemente en un circule vicioso.
En este punto también hemos de decir que Dalmes
no queda recluido en "esa esfera su b j e t i v a " . Es bien signify
cativo un texto de Balmes a proposito de la diferencia real
entre "sensaciones interiores" y "sensaciones del exterior".
"Si existen objetos exteriores,
si mis sensaciones son producidas por ellos, se ve claro
que
e starân sujetas a las co n dicio­
nes que los mismos les impongan;
pero si mis sensaciones no son
mas que fenomenos internos, e n ­
tonces no hay medio de explicar
lo" (1 1 8 ).
43 l.a falsedad de la conciencia
quedaria proba-
da por la contradiccion inmediata o mediata de sus datos.
Si nos reducimos ahora al mero estudio y c ompren
sion de la conciencia,
ta afirmacion.
ciertamente que podremos suscribir
La contradiccion de uno de sus datos nos p ro­
baria la posibilidad de la contradiccion del resto,
es decir,
nos probaria su falsedad.
5® Probada que fue se la repugnancia de dos datos
de nuestra conciencia quedaria destruida la yire suuc ion «pie tenemos en favor de la veracidad general de la misma;
pues -
si bien por una parte no podemos decir que sea verdad todo -
309
aqiie Ilo que no es coiulictorio, por otra parto una prueba pos
tiva do falsedad en un solo caso bast.i para que presumamos la
falsedad probable de todos los casos,
in uno f a l sus in omnibus
pues la maxima falsus -
lo mismo se aplica a la conciencia
liumana que a los demas testimonios.
Después de lo dicho en ]a proposic ion an I er i o r ,aqui no tenemos nada que a n a d i r .
6a Todas las tentativas quo se lian hecho para ar
giiir do contradictories los datos primitives de la conciencia,
ha n sido completameute vanasj no puede, por c o u s i g u i e n i e , argiiirse contra la presuncion que tenemos on favor de la verac
dad de la conciencia y de la posibilidad de la Filosofîa.
ta ahora ha sido imposible una subversion original,
Ila^
universal
y dogmatica del conocimiento humano.
Con Balmes tondrlai los que di tiuguir aqul una d£
hle realidad.
For un lado, y en esto insiste él m u c h l s i m o , es
cierto que ninguna
mas radicales,
t e n t a t i v a , ni siquiera la de los escépticos
ha podido ni puede dar al traste con la c o n e ien
cia en si, con la conciencia oomo mini mo criterio de vei'dad,aunque no f ne se mas que de la existencia de ella misma.
Siguiendo en la mas rigui'osa lôgica de "esta con
ciencia" y sus principios Balmes podria admit ir la posibili-dad de una ajiarente Filosofîa, de toda una argumoutaciôu
que
os valida a h i , en el ambit o de la comziencia ,de lo |uiramente
ideal
.
Balmes no podria suscribir esto mismo si lo (jue-
r ('mos aplicar n la I il osof la en si, al canqio de lo r ('a 1 . Es i:ias,
la misma razôn liabra de juzgar si todos esos datos primi^
I,ivos de la' conciencia
l'or tanto,
soportan o no s'i examen,
ta mb ién en
este
sus exigencias.
punto podeiios ver la
dist.aiicia -pie sépara a estos dos pen.sador'es catalanes.
7'* Ningun
c idad de
la conciencia,
son pocos lo que
Cilôsofo
ha neipido formalmeuto la ver^
ni ha desconocido su autoridad;
pero
se rontentan con ac 'i>tar y seguir consecuen-
temento sus dictamene s . En lugar de acudir humildemente a
la
cour ie ne ia para sac ai' de ella las doctri lias y sus correspon--
310
dientes pruebas,
los filosofos sj stematicos solo la han con—
sultado para descubrir en ella sus opiniones p r e a d o p t a d a s .
Siguiendo a Balmes habria que decir on este p u n ­
to lo siguiente.
Si algunos filosofos han pecado por dofecto,
es decir, por no prestar
toda la atencion que
la conciencia -
se merece en ella misma,
él, Llorens y Barba,
pecaria por ex-
ceso,
es decir, por concéder demasiado al testimonio y valor
de la conciencia.
Frente a este modo de entender el testimonio y valor del criterio de conciencia Balmes se expresa a s i :
"El testimonio de la c o n c i e n c i a ,considerado en si mismo, se l i mi ­
ta de tal modo a lo puramente
in
terno, que por si solo nada vale
para lo externo; ya sea para el criterio de la evidencia, ya para
el de los sentidos".
"El testimonio de la conciencia es fundamento de los demas c ri t e­
rios, en cuanto es un hecho que todos ell os I:an menester y sin el
cual son i m p o s i bl e s" .
"Be la combinacion de la c on cien­
cia con el instinto intelectual nacen todos los demas criterios".
(119)
1-as posicioues son, por t a n t o , diferentes on e s ­
te punto.
8^
La primera consecuencia de esto ha sido la -
m ul t ip licacion de los sistemas filosoficos en todas las aberr^
clones de la unidad de la verdad que pueden concebirse.
C ompartcn ambos filosofos la escandalosa multi-p lie acion de sistemas de Filosofia, Pero, una vez mas, discrje
pan al sehalar la causa de] mal,
que para Balmes es mas amplia
que para Llorens y Barba.
9®
La segunda consecuencia ha sido una negaciôn
virtual de la posibilidad de la Filosofia.
En efecto,
do ésta la veracidad absoluta de la conciencia,
suponion
todos los si^
temas que han admitido la hipôtesis de la falsedad de algun -
311
dal.o priinitivo, han invalidaclo con esto el crédite de la iiiisina
y han puesto en las man os de los escépticos las jireniisas para
subvert ir la P'ilosofia a lo ineuos on cuanto esta r epresentada
por dichos
sistemas.
10'*
Aunrjue la llistoria de la I'ilosofia sea en -
gran parte la historia de las variaciones y de los errores —
del
cutendimiento humano,
couocida la causa do estas variacio
nos podemos tener una esperanza lundada en el future destino
do las especulacioTies f i losof i c a s . La Filosofia no lia tonido
c onsistnncin
por no estar basada en los dictamenes do nues--
tras creencias naturales y p r i m i t i v e s . I’uesto c;uo la verdad es universal y la naturaleza una,
la Filosofia no ha do hacer
mas que v o l ver a la conciencia natural y volvera a la unidad
do la v e r d a d ..,
T am bién Haïmes,
y a pesar del llamado escandalo
de los sistemas de Filosofia que se han ido como invalidando
unos a otros,
comporte una gran esperanza de cara a la ernprc-
sa fie la Filosofia,
dad.
al encuentro y d e scubrimiento de la ver--
Se sépara de Llorens en el fundamonto en que se apoya es^
ta esperanza,
jnies aqui son unicamente
les y prlmitivas",
las "creencias uatura-
al estilo dc la 1Cs eue la escocesa.
Para Llorens esto sera posible
si atendomos a e^
tas m a x i m a s:
l'"* No admitir mas que los datos originales de la
conciencia o sus consecuencias légitimas.
2" Abrazar todos los dates originales de la c o n ­
ciencia y todas sus consecuencias.
3'* ICxponer cada uno d e estos datos on su integri^
dad,
sin tor cer los ni mut il arlos , seiialando a ca^
da uno e 1 lugar (pie le corresponde,
ininenc ia,
sea de pree-
sea de subord inac i o n . ( 120)
l,a Filosofia del Sentido Comun de Llorens y Bar­
ba consiste,
por tanto,
en una apelaci on a las convi c ciones -
na luirai es d e 1 gêner o luimauo, conviée ioues o creencias primit_i
vas (pie se ju'd if ican desde y por la propia conciencia y
que
312
se nos manifiestan como el instrumento o camino seguro para la
verdadera Filosofia.
i’oco tiene que ver este "sentido comûn" con el —
"sentido comûn" o "instinto intelectual" de Balmes,
ofrece como la base de la razôn,
cualquier facultad,
que se nos
la fuerza por la que ésta,
y
tiende a desarrollar el propio dinamismo -
en las condiciones corr e s p o nd i e n t e s .
Llorens quiere liberar p os i tivamente a su Fi l o s o ­
fia de toda acnsaciôn de "fideismo"
o "instinto ciego".
l’ero,-
dado que inclina totalmente la balanza del lado de lo subjeti­
vo, de la conciencia,
no vemos cômo se puede liberar de tal pe^
so. Asi hemos de i n t e r p r e t e r , por e j e m p l o , estas afirmaciones:
"El Sentido Comûn es como la ley comûn, tanto el uno como la otra pueden al e g a r se como régla universal de decisiôn; pero la
de terminaciôn del contenido de esta régla se ha de dejar en el
primer caso para el jurista y el segundo para el f i l ô s o f o ; y a un que en ambos casos todo fiombre jniede ser c it ado como testig o , ya de la costumbre, ya del h e c h o , ni en uno ni en otro c a ­
so puede permitirse que cualquiera obre como abogado o como —
juez"
(121).
En otro de los apuntes de Llorens podemos leer la
siguiente definiciôn del Sentido Comûn:
"El Sentido Comûn equ^
v a 1e al c o n junto de conocimientos o convicciones
que encontramos en nosotros,
(creencias)
-
lecibimos de la naturaleza (jue tc^
dos poseemos y por los cuales examinâmes la verdad de nuestros
conocimientos y la moralidad de nuestras a cc i o n e s . Nos sirven
de piedra de toque"
(122).
Nos parece el mejor resumen y la me jor definiciôn
que podiamos dar del Sentido Comûn,
ra todos ] os fi] ô s of os
-P. Buffier,
Valida,
por otra parte,
pa
Escuela escocesa- fjuo
caen hajo la Filosofia del Sentido Comûn.
Invalida asimismo,
para calificar y définir la Filosofia de Jaime Balmes,
-
annque
haya puntos dc contacta y semejanza.
Hemos encontrado alguna afirmacJôn que parece incide directamcnte en una interpretaciôn al estiln de Balmes.
Y
es cuando nos dice (pie cl " sentido comûn es el mismo oui end i —
miento,
..., en su acciôn ]>rimitiva, mas fundamental,
nas mis-
;i3
tcriosa"
(1 2 3 ). l^st.ns pn] abras,
ciortar.ionte , porJri.orios ititor-
I TO Lari as on un sent ido somejante a como Ha 1me s interpréta su
"iiistinto intelectual" .
I’ero estas paJabras ban <lo ser interpretafias a la 1ii% fie otras que cita a cent inuac ion : "i;i instinto es la facultad que ejecuta c i e R a m c n t e , sin saber 1 n , una obra de ijitel itrencia. No esta mal ap] icado el si'^nificado insti iitivo al
juicio rpie por no re su] tar de niti'çûn acto de conciencia anteI ioi- puede compararse con los product os del instinto auiiia] ,I)f)I ser un efecto intf^ligente de una causa quo on cuanto a no^
sotros se irçnora
Los
pios
a si niisnia" ( 124 ) .
nombres con que Llorens desir;na estos priuc ^
son los siguientes:
sentiiniontos do v c r d a d , c r e c n c i a s ,-
i n s t i n t o s , r e v o l a c i o n e s , hcclios o d a t e s . ICn algun inomento b a ­
ll1 a también de "pr e n o c i o n e s" y " sugcs tioncs " .
lin el intente filosôfico,
salvar a la l’i IosoCia,
principalinente do las amonazas <1<;] idea] isnio y <lel esceptici^
ino, coincide Llorens con Haïmes y, por supucsto,
cou e 1 in ten
to francos marc ado por el L . Huffier y c on el do la lise ne] a escocesa.
An ad imos todavia al .rrunos textes de Lloiens,
cialmente
espe^
significatives de cara a su comparacion con el pen-
sa'iiiento do Hal m e s , pues teniendo a voces una coincidencia de
forma
sen muy diferentes on el fonrlo: "No podemos alegar otr a
razon fuern de esta certidumVire on el acto perceptive,
so
If) quo se (puera acerca del objeto,
ta preposicién a
es segiiro -y fianios e^
(piionquiera modi tar la- (pie la ( i.rmoza
conocimiento es le que le da
valor,
y diga
on el
no su claridad, porquc —
existiendo esta claridad podemos dar per male el conocimiento,
y a un cuando tuvicramos mayor claridad,
lo (|ue so lia ver il ica
do a liera vondrin a veril ic ir se df'spués, y c 1 cspiritu no descnnsaria h a s t a (pie encontrase la firmeza en cl acto cognoseii ivo"
(125).
segun
la (mal la " f ir meza" es lo ipie da e 1 valor al conoc imicn
lis impel tan te subrayar , sobre todo,
I(I Y no su "claridad".
la afirmaciôn
lis le es lo tipice dr' esta Kilosofia don
314
de todo el acento se pone en la "firmeza" de que somos testigos en la propia conciencia.
"De manera que nosotros,
nuestro conocimiento,
firmeza,
cional"
para estar seguros de -
no parece que debamos pedir luz,
sino -
lo mismo en el conocimiento intuitive que en el ra-(1 2 6 ).
"Este nos confirma en lo dicho:
no es criterio de verdad y que,
que la claridad
segûn la firmeza que tenemos
en el c o n o c i m i e n t o , asi lo daremos por bueno"
(12?)«
El ejemplo que nos pone Llorens para justificar
el valor de esta certidumbre es el ejemplo de la re la c iô n del
hombre con el hombre.
El valor,
como se puede ver,
es bastan-
te endoble.
"Ilay, pues, una relaciôn de la misma indole
la certidumbre,
que
que lleva este mismo nombre de certidumbre:
-
yo estoy cierto de que Juan a quien conozco bien cumplirâ su
palabra;
estoy cierto de que manana a tal hora me entre gara -
tal cosa que me ha ofrecido.
Hay una relaciôn a q u i , que yo —
afirmo con la misma seguridad con que afirmo la existencia,
y
esta relaciôn no se llama ni mas ni inenos que c e r t i d u m b r e . —
También tiene otro nombre que es:
creencia"
confianza,
crédite; de aqui,
(1 2 8 ).
"confianza en nue stras facnltades,
en ultimo resultado,
«pue constituye,
la tiltima explicaciôn de la
la lista de textes podria alargarsc;
mos
que ya
certeza" (1 2 9 ) .
pero,
cree--
es suficiente para comprobar el fonde del pensamien
to de L i e r o n s . Existen unos primeros principios de Sentido
mun,
principios con un a certidumbre
el origen del reste de
inquebrantable y que son
los conocimientos y las ciencias.
315
r
;:s u m I':n
.
sodre
la
filosofia
del
sentido
cohun
En el ultime npnj-tado de este capîtulo rpieremos rncoger
las linens générales «pic v e r t e hr an la corriente de Fi-
lo so f ia del Sentido Coi tUTi, y con cl
Fin concrete de hacer una
c om p a r a c i o n val orativa de Jaime Haïmes con el reste de esta cjo
rrionte.
;,Es Haïmes un filôsofo ma s de esta corriente
sofica del Sentido Comun?
cipios de tal Filosofia?
en lo que
Filoi
^Hasta cpié punto comulga con los prin
/Ilay a 1 g o de lo que participe y al go
se diferencie? ICstos, y otros
intorrogantes pareci-
d o s , queremos que queden suficientemente aclarados.
Digamos, recogiendo ideas ya s e h a l a d a s , que la l\i
losofia del Sentido Comun corro entre
la segunda mitad del si-
glo XVIIl y casi a lo largo de todo el
siglo XIX.
mos
la denominacion hasta el pensamiento del
que
sehalar el aüo 1724,
Si exteride--
I’. Huffier,
habria
ano de la pub Iicacion de su "Traite -
des premières v é r i t é s ", como fecha ma s s i gn i fi c a t i v a ; si nos re ducimos al tnundo de la Es eue la escocesa,
rpie es la ipie ha re^
c i bido con mayor propiedad este n o m b r e , eut once s habriamos
sehalar
de
el aho 17 6 3, aho on <pie Reid public o su "Inquiry into
the liuman m i n d ", como fecha especialinonte deci s i v a .
El final
vendria sehalado con la desparic ion de -
Llorens y l'.arba.
i’odriamos hablar de dos bloques que configurai! tc>
do el arco de esta Filosofia.
catalan en concrete,
Un blc(|ue piopiamente espanol,
y otro extranje>o,
-
fundamental mente esco-
cés .
Aparté de las influoncias ipie se dejaran sentir y
que es algo totalinente logic o , de fuera h a c i a dentro croemos •pie se puede haiilar, y esto séria
lo ma s p r o p i o ,de una doble -
c one omi t a n c i a :
-ilabi ariamos , en primer 1 ugar , de una conconi.i tancia tei'qieraincn t a l . Nos ref crimes a la inclinacién del espiritu
catalan hac ia les an a 1 i si s |>sicol6 gicos
(luis Vives
(13l>) y Ra
mon LluJl) y cierta siinpntia al ri,',or de la 1 é g i c a , rasgos
del
316
"buen se n t i d o " , de "sen y " .
-)'ùi segundo lugar,
tendrinmos qne senalar una —
coneomitancia o p o c a l . Estâmes peusando on este tiempo en
multitud do esfuerzos filosoficos,
del pensar,
se arrojan,
como on un grito do snlvacion,
brazes del sentido coinun
que
y desde distintos angulos
en los
-entendiendo la expresion en un sen
tide mucho mas amp lie y genérico que en el e strict amente deno^
minado "Filosofia del Sentido C o m u n " -.
Frente a excesos y corrientes filosôficas que con
ducîan a
extremes inadmisibles hay una especie de grito do
alerta y
que podemos ver apoyado en el sentido c o m u n .
--
1Cs t a doble c one omit ancia explica mue ho s punto s de contacte que,
en otro case y e r r ô n e a m e n t e , se han senalado
como mera inflnencia de la Escuela escocesa en el grupo de fj^
lôsofos catalanes que denoininamos , con todo derecho y propie­
dad,
filosofos del Sentido Comun.
En la lista de estos filosofos tendr iamos que sje
h a 1 a r los nombres
de lîamon
Marti de Eyxala
rens y Barba (1 8 2 Ü - I 8 7 2 ),Torras
(I 8 0 8 -I 8 7 5 )» I lo —
y Bages y cl Dr. Carlos Car-
do.
Junto a todos elles merece nombre aparté,
por su
"g e n i a l i d a d " , por su " singularida d " y por su "o riginalidad" en este tema del sentido comun, nuestro filôsofo JAIME DAl^MES.
El Dr. Cardô interpréta de esta forma el pensa-miento de Balmes sobre el sentido comun:
"No ens ha de fer cap por d'«afir
inar que el fonament dels pr o c e s ­
ses intellectuals no és intellec^
tuai, mentre no el qualifiquem d 'a n t i - i n t e l l e c t u a l , sino mes —
av i at d 'ul t ra - in t e l l e c t u n l , per
tal com dôna naixcnça i fa do su
port a la i n t e l 1 igéncia" (1 3 1 ).
Interpretaciôn rpie nos pare ce bien acertada y -que expresa lo cspecifico de Balmes en su apelaciôn al
do c o m u n , ya que no lo eutiende al estilo de
seuti-
la ICs eue la e sc o ­
cesa :
"Y en esto apela al Sentido C e —
mun, aunque en una acepciôn ente^
317
rainonte distinta,
la escuela escocesa"
a la de (1 3 2 ).
ICn el fondo de esta Filosofia late el cteriio pro^
blenia rpie el hombre se ha pi an te a d o , y se signe planteando,
a
la 11ora de explicar el como y el por que de su leflcxlon y de
su conocimiento,
de,
/,Por q u e , con que derecho,
el hombre trascien
part iendo de intuici ones sensibles y c o n c r e t e s , a zonas y
univer sales de conoci miento rpie fnndan ci encias trasceudcntales?
/.i’or
que y con cpié derecho y objetividad fundamenta en
el m u ndo de lo sensible y concrete af irmac toiirjs do alcance in
material y universal?.
Es el prolilema de torîos 1o s tiompos,
los filosofos,
de todos —
y también de la Fiiosofiei del Common Sense .
En lo estructural de nuestros conocimientos,
nocimientos finitos todos elles,
conocidos,
co­
obser vamos rpie los objet os -
a diferencia rie lo que es un conocimiento del Ser
Infinito, no depenrlen en su ser de nosotros mismos -en tiéndaso en todo o en parte - . Nuestros conocimientos suponeii cierta
inter i or izac ion de algo rpie nos trascieiide; pero esta dntoii^
rizacion no signif ica que el objeto como tal venga a col.ocarse en nosotros mismos,
les,
como ya lo not a ha e 1 propio Aristéle —
sino rjue viene a i n teriorizarse i odiante algiin intei'me--
d i a r i o , llamese verbo,
quiera.
imagen,
especie,
concept o o como se --
La "i n t e r i o r i z a c i o n " , por otro 1ad o , no es la simple
consocuencia de la d inamica de 1 o b j e t o , concretada en e se rpie
henos 1 lamado " i n t e r m e d i a r i o " , es una tnrea
también del
sujo-
to i ensante -su je to e seue i al mon te dinamico y cr e ad or «le aiibit (1s de conocimiento-,
Asi pl antea esto problema el i’. Cironel 1a : "l’or
taiito se planteara
rpie aludjaïais:
diai-io,
s i empr e al hombre
c omo puede el honbre
si eriprc finito,
ste problema radical
ti-ascenderso a zonas de mayor Ira s —
cead'mci a rpie no le e s ta r a n inmed ia tame n 11' présentes,
la realifbarl de otro "en si",
o i.-i del Infinito?"
a
•• través de un in tel me —
o la de lo universal
como os
y ne ce sari o ,
(133).
Es este un problema de tcdos los tiempos y de to
510
\
das las Fllosoflas.
Un problema que no pueden eludir y que, -
por otro lado, esta facilmente nbocado a dos graves escollos.
U no y otro viene de la tentacion de negar alguno de los dos extremes del problema,
o reducirlo de tal forma que, en d e f i -
nitiva, no salve el minimo para una soluciôn correcta.
extremes vienen marcados,
Filosofia mismo,
Estos
y la tentaciôn es tan vieja como la
por el racionalismo -es la negacion o d e s con
sideraciôn de 1 objeto como tal- y por el empirismo -es la n e ­
g acion o de s co n sideraciôn del sujeto en su totalidad-,
la Historia de la Filosofia también es testigo
que nunca han faitado pensadores capaces de liberar al pensa­
miento de cualquiera de esos
extremos. Una liberaciôn negati.
va, en cuanto que han rebatido las inconsecuencias y contra—
dicciones de taies s i s t e m a s , y pisitiva, en cuanto que han —
tratado de ofrecer los elementos validos para la construcciôn
de la verdad.
Asi aparece el esfuerzo que représenta la Filos^
fia del Common Sense.
N e g a t i v a m e n t e , es un ataque directe --
contra el escepticismo de Hume -entiéndase como parte lôgica
y contraria de su e m p i r i s m o - ; p o s i t i v a m en t e, se nos ofrece,
en las lineas de fuerza de su Sentido Comun,
-
como camino de -
s oluciôn.
Hume aparece,
concretamente en las obras de Ueid,
como blanco de ataque de la Escuela escocesa.
que es un sistema que nos deja
Heid nos dira -
siempre en la in c er t i d u m b r e , -
que es el pi] ar légitimé del escepticismo inoderno, e incluso
llega a calif icar lo de "una vana sutileza de un sofisina, a ex
pensas de la razôn y para vergüenza de la humanidad".
zôn es porque Hume:
La r a -
"ténia como base unica una hipôtesis muy
antigua y a la verdad uni ver saline nto recibida por los filôsof o s , pero que no me parece por ello mas verdadera.
Esta h i p ô­
tesis es f|ue nada es percibido mas (jue lo que esta en oJ enten
dimiento que ]o percibe;
que
te las cosas exteriores,
sino solnmente ciertas imagenes que
nosotros no percibimos r e a ] me n ­
las representan en nuestro e s p i r i t u , y que han sido ]lamadas
impresiones o ide.ns"
(134).
319
Reid rea c ci o na contra e st a Filosofia,
contra e s ­
te e scepticismo inoderno, contra esta ''vana sutileza",
m i 5 mo dice.
mun.
como el
Y lo hace on aras do su apelaciôn al Sentido Co--
Otro tema muy diferente es liasta que punto consiguiô
e^
to K e i d .
Este podria ofrecer como el mejor resumon de
p e n s a mi e nt o y confianza en el valor del
ino yo pienso,
su
Sentido Comun : "Si co^
hay ciertos principios que la constituciôn de -
nu es t ra naturaleza nos fuerza a admitii' y ()ue estemos en la ne ce s id a d de tomarlos por conformes y de mirarlos como verdad eros en los asuntos de la vida comun,
trar su verdad,
estos
réglas o maximas de]
sentido comun ; todo lo que les es inani--
riestainente contrario,
do"
sin que podamos dcmos-
principios debon ser lo que llamamos -
es precisamenI e lo que llamamos absur-
(1 3 5 ).
En la cita,
ya iiuesta en otro moment o del traba-
jo, habria que insistir en que se
trata de a 1 go constitutive
d e nuestra n a t u r a ] e z a , en la referencin a los asuntos de
vida comun,
en la i m p os i bi 1 idad de demostrar
la confianza absolute (jue nos merecen,
la
su verdad y en -
frente a la cual
ceden
todos sus contraries.
El P. Gironella escribe
" ,n resumen,
al re spec to In sigui eut e :
quiere defender la razôn,
apeia al Sentido Comun
(pie para el es el c on junte de los princi]iios, régla s o maximas,
que la misma naturaleza nos fuerza a adiiiitir, tanto en la prac^
tica,
como en aquellos principios sin los cuales esta practica
no se just i f i c a r i a , pero sin que luiya demos trac ion de e 1 los" (13<>) .
El in ten to y la reacciôn de b'il 1 i am Hamilton tue
ha s tante semjante y, desde luego,
la l'IJosofia del Common Sense
su a por t a c i ôn es muclio mas
su apelaciôn y confianza en
igualiiu'nte entusiastas.
Incluso
sistematizada y e struc turada .
Su pensamiento signe apoyado en una "fe natural"
(pie cede ante los verdaderos prolilemae del conocimiento y q u e ,
como coiisecuenci a , no tiene tampoco la fuerza
rebâtir cl vordadero empirismo de Hume.
suf iciente para
320
Como juicio del pensamiento de Hamilton se pueden
citar las palabras de Louis P e i s e , su prologista:
escocesa ha definido la Filosofia,
natural del
"La escuela
como se s a b e , la historia -
espiritu h u m a n o , el c studio experimental de
los fe^
nomenos de la vida intelectual y moral, manifestados en
la con
ciencia, y la ge neralizacion de estos fenomenos en leyes. Todo
lo que se halla fuera de la observacion f e n o m e n a l , so e nc u en —
tra por ello mismo fuera de la ciencia.
donar esta vision,
maestros;
Hamilton,
lejos de aban
se le ha agarrado mas fuertemente quo a sus
pero el la explica y la desarrolla,
la justifica y -
la demuestra de una mauera mas fuerte y profunda. El argumento
del Sentido
Comun,
lo he dicho
en otras p a r t e s , mas que un repudio y tenia
en efecto,
no era entre sus manos,
como ya
mas el
aspecto de un fracaso o de una denegacion de justificacion que
de una soluciôn filosôfica"
Kl juicio,
mas bien, muy duro.
(1 3 7 ).
como vemos, no es nada favorable;
es,
Habi-ia que reparar en las palabras "fraca­
so" y "denegaciôn de justificaciôn" mas que "justificacion fi­
losôfica". Nos indicaii el valor negativo que le atribuye al pen
samiento de Hamilton.
En modio de todos estos juicios habria que aclarar
la dificultad con que nos encontramos a la hora de dar una defini ci ôn précisa del Sentido Comun. 101 P. Gironella recogo algunas definiciones que se han dado a lo largo de la historia de la Filosofia sobre el Sentido Comun y que conviene tener en
cuenta en este momento.
Asi veremos un j)oco mejor en que consi^
te exactamente el contenido de estos dos términos cuando se —
aplican para définir esta corriente de Filosofia de que estâmes
habland o .
Aristôtelos y Sauto Tomas
han empleado el termine
como expresiôn de un sentido inteino que hace en la conciencia
del sensitive la uni d ad de varias
setisaciones para atribuirlas
a un solo objeto (S. Tomas I'*, q .7 8 , a.4, ad.
De Anima,
III, I, 425,
1-2;
Aristnteles,
n 27 aisthe si s k o i n é , rpie ha dado lugar
a diverses In t er p re t a c i o n e s ) (1 3 8 ).
E s ta claro que no se puede entenrler' a r;i el Aenti-
321
do C o m u n en cl caso que nos ocupa.
Ileraclito también util izo c J término al hablar de
rpie "el pensamiento os comûn a todos"
era t i k e r , fr.
(l)liCLS: P'ragm. der Vors_o
113 ) . Tampoco asi lo pridemos entenrler (139) «
Ciceron
utiliza una s palabras r^ue cita e 1 mismo
Reid : "Cmnes eniin tacito (piodam s e n s u , sine u 11 a arte aut ra —
tioiie, in artibus ac rationibus, recta ac prava dijudicant"
(De ora t o r e , libr.
III,
cap.
San Agustin
liabla de]
perior a todos los exteriores:
Iibcro arbitrio,
--
50).
"sonsus interior" como su ­
"omnibus communiter praeet"
(De
II, c a .3).
N inguno de estos sentidos o interpretaciones nos
sirven para comprourler lo que se significa al halilar do ] a corrionte filosoCica del Sentido Comun (l4o).
1Cs el I*. Buff i o r , como ya lo benios visto,
el rpio
ba estudiado y definido ya cnn precision nuestro tema. También
vimos que una cierta inflnencia de este aut or en Reid, y en -general en la escuela escocesa,
habia que adiiiitir, y f'sto a pe^
sar de que autores como H a m i l t o n , por ejemplo,
se ei't|>anason en
ncgarlo.
ICI tema ya iqued o c i t ad o en el estud j o de JUAN
AGUILAR,
quien reconoce esta minima inflnencia.
VICNTUSA
El autor francés define asi el Sentirlo Comun:
"La
di sposic ion que la naturaleza ha puosto en todos los hombres o
manif ie stainente en la mayor parte de ellos,
nuuciar,
j>aj-a hacerles pr o-
cuando han alcanzado el uso de razôn,
y uniforme
un juicio comun
sobre objetos diferentes rie 1 sentido i n t iino
propia percepciôn;
principio anterior"
(l 4 l ).
Se trata rie una def ini c i ôn bastaute
yaexnriinamos en su momrmto.
esc.oceses,
de su -
juicio que 110 es la consecuencja de ningun
précisa y que
Junto a e 11 a , y entre
los mismos
se puer) eu seualar otras mu c h a s .
Ugo Viglino
i a d ori ginaria y universal
lo define de esta forma:
"La facul--
de 1 espiritu humano para aprehendor
> formul ar , aut er iormeu to a la ref Icx i ôu filosôfica, vordarles
ne ce sar ia s y evi.rlentes, y a de liocho, ya
11g o : Seuso commune.
ICnc . Vaticauo)
rie
(1.42).
prinr'ijiio"
(VIGLINO,
322
Miguel
t e l e c t u a l y no
ton"
B a t l l o r i , e s c r i b e de B a lmes:
s enti mental
(B ATLLOUl ,
M.,
entre
ci erto
que
la E s c u e l a e s c o c e s a
ha y
sentimental
o sensjblo".
un " j u i c i o
Newnan
no
Frente
" Nos
sera p r e c i s o
m a s de
luz.
Quiz a podriamos
su p u n t o de v i sta,
aquello
que
por
gué
évidente
que
el
valdria a tener
que
cia,
llogar
a Balmes
expresar
lie de
ser ha de
i n t u i c i ô n de
nalidad
en c u a n t o
tiene
si
sus d e d u c c i o n e s . Si es asi,
Balmes
h a b l a r i a de
los o s c o c e s e s "
Sentido
la p o s i c i ô n del
G i r o n e l l a de e s t a
para encontrar
por
algo
por ejemplo,
évidente
que
-
ser" , p e r o no me
-
esta
qué
Si
me
e x i g e n c i a y yo n o
ha de
e x is tir algo
tomamos meramente
absolute
o
nota
se t r a t a s e de
que
el
qué
de
e sta e v i d e n ­
intelectual",
en la base
y a se ve
-
hu-
intuiciôn ultima equi —
de u n m o d o
Comun,
-
algo
m i s m a de
(juo s e ­
la r a c 12
la r a c i o n a l i d a d
la a c e p c i ô n
de
-
ou (]ue -
séria m u y d i v e r sa de
la
de
(144).
E s t a d i f o r e n c j a que v c n i m o s
p e n s a m i e n t o de J a i m e
del
en
palabras
esta
a que est é
h u m a n a , no c o m o
y jirecision
c on o t r a s
t e n d r e m o s u n d ina m i smo o " i n s t i n t o
ra r a ci on a l
fr u
o n t o l ô g i c o a n s e I m i a n o de p or
e x i s t i r u n ser N e c e s a r i o .
nuestra naturaleza
era
e s t a e v i d e n c i a « /.Por qué
tener
asi ? T e n e r
es d e c i r , o 1 a r g u m e n t o
h a de
término,
sense.
la p r é s e n t a
a s i :"me es,
b i e r a p o d i d o no v e r l a
pod^
e n H e i d , que —
claridad
su I l l a t i v e
te n e r
évidente
ser;
on u l t i m o
s e a , no p u e d e no
es
no
" impulse
en c o n s e c u e n c i a , se
e s , en c ua nto
es
Bal m e s ,
todo
interpretaciones
Balmes
forma:
de
sobre
ofrece m ay or
a estas
catalan Jaime
-
la razon .
el d e s a r r o l l o y e x p o s i c i o n de
filôsofo
-
" j u i c i o " y que,
c o m û n ',' y que
to de un p r i m e r g r a d o de
los t é r m i n o s ,
adinitir la d if e r e n c i a
o H a mi l t o n a un mero
Ya vimos,
s i n ô n i m o de
in
o Jlamil —
(143).
y el p e n s a m i e n t o de
la p o s t u r a de H e i d
t r a t a b a de
que
"Instinto
en H e i d
c i er t a m e n t e , exagéra
mos re duc ir
" s e n t i d o " era
co mo
B a l m e s . E n c . Vaticano)
Es t e a u t o r ,
po r q u e , si b i e n es
o sensible,
Balmes
Sentido C o m u n , quiza
y el
senalando
r e s t e de
se v e a f a v o r e c i d a
la
entre
llamada
o1 -
Filosofja
j)or la d e f ini ci ôn
323
de
FAGGIOTTO:
cotnnn es el
"el
segundo
que ha
si gnif i c a d o
liocho c é l é b r é
m.'ida p r e c i s a m e u t e
e s c u e l a del
tido
instinto
c o m u n es
un
se m u n i f i e s t a des^'e el
a c t o de
la
algunas
de
c o s as,
espiritus,
de
los
que
Ba lmes
se
11a-
el
sen­
pcrcepcion,
creencias,
del
como
y que
son
<)ue
tiene
por
la r e a l i d a d
pr inc ipio de c.iusal idad"
-
Sen so Coiiimune . ) ( 1 44 ) .
C on esta
a firmaria
sentido
y su e scuela,
o r i g i n a r i o , o s u g o s t j on i n n a t a ,
e 1 c o n junto de
las
la expresJ on
s e n t i d o c o m u n . P a r a Heid
objeto
( F AGGl O T T O ,1’.
de
Tomé s Heid
definicion
es un o m a s de
que es e so
puedan respondcr
los
en
filosofos
su " i n s t i n t o
a estos
la m a n o ,
qne
la
se
s n s c r i b e ? /.Se —
intelectual"?
i n t e r i o g a n t e s de
p o d ria d e c i r
No c r o e m o s
una
forma
que
afirma-
i:iva .
si
te
el
mos
v i s to,
se nos p r é s e n t a
c a t e d r a t i c o de
y en un
élaboré
No p u d i e n d o
Filosofia,
t im o en
de p r o c e s o
es p r e c i s o
ya lo Iie^
y -
Hamilton.
justificar
al
nu estros
infinito,
que
ipie siendo,
como
d i r e c t o de 1 p e n s a m i e n t o
conocimientos
pno s r é p u g n a
a la
m as
" t o d a de smo. ;t r a c i o n d e s c a n s e
p r o p o s i c i one s c u y a e v i d e n c i a
p r o p o s i c i ones
nos
obli gue
como p r i m a r i a s ,
i nexpl i c a b l e s , incoinprensible s , h an
ron
lieredero de es la c o r r i e n ­
LlOUl'iiS Y BARBA,
segui mie nto muy
estî'iicturaciôn que
un.a e s p e c i e
como
Barcelona
por
s an a
p or
ul­
a su a d m i s i o n ;
i nex plicables,
y como
de m a n i f e s t a r s e ma s bien
-
«'1 c a r a c t o r de h e c h o s rpte la c o n c i e n c i a nos o f r e c e b a j o la
.se ne ilia
f om i a de
pi ai toute d i c h o s "
creencias,
que
l'Hstas [lalabrap de
flu j o d i r e c t o de
con
e 1 de
conocimientos
la
escuela
llorens
si que
nos
en
las
siguientes
1) F sas
H) las
podriamos
aparecen
corio los a p r i o r i de
conocimi (uito huma n o .
"creencias"
"Fstas
lo
pi'o po s i c i one s :
"creencias"
t o d o el
s u o n a n a in-
escocesa.
Su pensai lion t o , ai’i[>l i amont o o x o u e s t o ,
roKumir
pr o —
(1 4 5 ) .
se
ju <tifican
prop os ici o n e s
t'-i ento.s de pr-i m e r a
por e 11a s
prim ar i a s , es t o s
mano,
mismas:
conoc i--
e.stos liechos, e s t a s
-
324
creencias
f u n d a m e n t ales nos
c e r t i f i c a n de
su -
veracidad ". (l46).
3) E s t a s
de
cia,
en
"c ree ncias"
lo q ue
son m a n i f e s t â t i v a s no
podiainos l l a m a r v e r d a d
interior,
sino t a m b i é n de
de
solo
la c o n c i o n
la v e r d a d
.1o
de
si.
4) L as r a z o n e s
en que
se a p o y a
el a u t o r
son las
siguientes;
- su poner
hemos
solo
su f a l s e d a d
séria
como decir
s i d o c r e a d o s c a p a c e s de
para
ser v i c t i m a s de
que
inteligencia
la i l u s i ô n .
problema
es que
m e d i o de
estos mismos primeros principios
se r e c u r r e
a n t e s de p r o b a r
El -
a B i o s por
a El p a r a a p o y a r l o s .
Estâmes en
u n circ ule vicioso.
- 101 Autor de nuestra existencia es un ser
que no nos engana, y que, por ello, no pue^
de ser la mentira el fundamento de nuestra
naturaleza. Se nos présenta la misma objecion.
-Los dates
h a n de
de n u e s t r a
ser a d m i t i d o s
Iirimera i n s t a n c i a ;
cia
se p o d r i a n e g a r
p ues,
ante
fuerte
5) l’or
que
una m e r a
conciencia
solo
la
y normales
que
en —
instan-
Estâmes,
-
"p r e s u n c i o n " por m u y
-
asi
e x p l a n a c i o n y a p l i c a c i o n de
tutivas
en s e g u n d a
su v a l i d e z .
la q u e r a m o s
e so p u e d e d é f i n i r
primitive
como v er da d er os
su po n e r .
la F i l o s o f i a :
las v e i d a d e s
"la coust^
la c o n c i e n c i a nos r é v é ­
i n m e d i a t a m e n t e " (l 4 y ).
6 ) A p e s a r de todo,
como
una
apelaciôn
él
no q u i e r e
que
a u na c r e e n c i a
se e n t i e n d a
c i e g a : "el
-
325
a r g u m n n t o d e l S e n t i d o C o m u n os
una a p e l a c i ô n a
las
gonero h u m a n o , -
conviccionos
no es
cia
una
a p e l a c i ô n de
c i e g a de
ciega"
para
bilidad
n a t u r a les d e l
los
la F i l o s o f i a
hombres.
a la c r e e n
/ H a s t a esto
fundamentar p osi tivamente
de u n c o n o c i m i e n t o r a c i o n a l
"no
ser
la p o s i -
y trascen-
d e n t e ?.
7 ) A ]>esar do las m u l t i p l e s n o c i o n e s cou que i n ­
tenta denominar a estos
que
ya h e m os v i s t o
mo recogiendo
primeros
en u na
unidad
todo el
sus e x p r e s i o n e s y c o n t e n i d o s ,
ente:
de
que
encontramos
o convicciones
en n o s o t r o s ,
naturaleza
que
examinâmes
la v e r d a d
al
p i e d r a de
8 ) l a ultima verdad
cual
no
podemos
de
t o d o el
el
F.
c o n j un to -
r e c i b i m o s de
--
la -
jioseemos y por los c u a l e s
todos
t o q ue"
—
lo signif
( creen c i a s )
d'
nuestros
conocimientos
y la cap a c idad do n u e s tras a c c i o n e s .
da
y
co­
arco de
escribe
"El S e n t i d o Cornuu é q u i v a l e
conocimientos
princijiios,
a n t e r i o r m e n t e , al final
Nos
sirven
(l4B).
es u n a
p a sar.
"n o c e s i d a d " , de
Do esta,
p l a u t c a m i o n t o de
la --
como e xp r esi ôn
Llorens,
escribe
-
Gironella;
"Hieii; es p r u d e n t e y s e u s a t a y b as ta p a i a el h o m b r e que v i v e —
p r a c t i c a m e n t e sin i n t e n t a r una j u s t i f i c a c i o n e s p e c n l a t i v a , r e f Ijc
ja, es de ci r , f i l o s ô f i c a ; p e r o / b a s t a r a una c r e e n c i a p r u d o n l e y
se nsa t.a -no o l v i d e m o s <pie d i c e que, en u l t i m o r e s u l t a d o , el conoc imieiito h u m a n o
se ayioya en a c i o s de c r e e n c i a - para r e f u t a r
especulativameute o 1 esc epticis­
mo de Hum e ? M u c h o lo d u d a m o s " -(149) .
/\si q n e d a r 1a n p l a s m a d a s
las
lineas
fu n d a m cu t a le s
326
que vertebr.Tii t o d o
samiento
que nos
l o s o f i a del
el
pensamiento
p a rec e
la m e j o r
S e n t i d o C o mun,
de
f i l o s ô f i c o de L l o r e n s ,
e x p r e s i ô n e s p a u o l a de
la E s c u e l a
escocesa
pen-
la F i ­
concretamen
te .
/Cual
ta c o r r i e n t e
de
sé r i a
la p o s i c i ô n de B a l m e s resjiecto de e ^
la " F i l o s o f i a del
C iertamente,
/Un lieredero m a s ?
Pa rece
Creeinos que,
tiem po,
de
soluciôn,
hay
de
c o i n c i d e n c i a de
en la c o m p r e n s i ô n
Escuela
cou
el
ser que
de
ciertos
tamp o c o .
u l t i m a de
"s entido
esquemas y pl an —
términos...,
que h a b l a r de p e c u l i a r i d a d e s
de d i f e r e n c i a
no.
a un adinitiendo c o i n c i d e n c i a s d e ---
intenciôn filosôfica,
teamientos,
Sentido Comun"?.
/Besconocimiento?
en el fo n d o de
su i n s t i n t o
personales,
com u n " ,
de
del P.
su
intelectual,
o r i g i n a l i d a d ,-
Buffier
y de
la -
escocesa.
El P.
Gironella
co ncluye
con este
j u i c i o de valor:
"La F i l o s o f i a F u n d a m e n t a l de B a l m e s
... es a l g o t o t a l m e n t e d i v e r s o
-se
e n t i e n d e de la F i l o s o f i a e s c o c e s a - .
S i n d u d a t omar a B a l m e s la terminolio
gla y t a m b i é n e l e m e n t o s de los f i l ^
sofo s de su tiempo; p e r o los estruc^
tura de una m a n e r a e n t e r a m e n t e o r i ­
ginal, que hace que c on j u s t i c i a no
p u e d a e n c u a d r a r s e l e d e n t r o de la F ^
l o s o f i a e s c o c e s a , a no ser que sq e n t e n d i s s e este n o m b r e de u na m a n e ­
ra e q u l v o c a , c o m o e q u i v a l e n t s a t o ­
da F i l o s o f i a que i n v o q u e el S e n t i d o
Comu n , e n c u a l q u i e r a c e p c i ô n y de c u a l q u i e r modo, lo cual séri a i nd u cir a e r r o r o c o n t e n t a r s e c on u n a m e r a é t i q u e t a e x t r l n s e c a " ( 1 5G ).
Las r a z o n e s
son el
de
triple
la v e r d a d
c i p i o de
criterio
-la
de
apelaciôn
ev idencia y
este
de
de
separaciôn,
lue go c o m e n t a r e m o s ,
para
los a c t e s de
instinto
pues no
la
justificaciôn
conciencia,
intelectual-,
los m i s m o s ,
sino de
que
Balmes
la r e a l i d a d d el
n i m o de d inami smo o final ismo
t u a c i ô n a r m ô n i c a dè
juicio,
que f o r m u l a
y sobre
se t r a t a
sobreposiciôn m u t u a .
el
intelectual,
todo,
de n i u g ô n
prin­
sino
la ac^
tipo
327
C u a n d o n os
os
évidente
proguntainos
la e v i d e n c i a ,
no
por quo,
por
ejetiiplo, me
1 ar a un "n o n p l u s u l t r a " de la f a c u l t a d , a un d i naiiii smo de
misma
que
se n o s
ci e u t e m e u t e
concreto
mas
so
impone
c o m o heclio b a s i c o
y de
comun:
/ E s , pues,
f i l ô s o f o de l
justi Ci ca
se a p l i c a
o r d e n p r a c t i c e , es lo fpie H a ï m e s
firevi o a la r e f l e x i o n
rnu u un
y que
la r a c i o n a l i d a d . ICs t o , c u a n d o
p i o p i e d a d , sentido
-
e ucontraiios o t r o r e c u r so «juo ape la
sufi^
a un beclio
l l a m a r i a , c on -
a p r e h e n d e m o s su v e r d a d
sin r e c u r
fil osô fi c a .
Balmes
Sentido
p or
su d o c t r i n a
C o m ô n al m o d o
de
d el S e n t i d o C o ­
la e s c u e l a
escoce^
sa?
Para
pue sta
tido
afirmativa
el 1.
en
sô lo
to m a r
c o m u n " e n lin s e n t i d o m u y am p l i o ,
te del
g r u p o de
p a n do
una probl e m a t i c a
miento
contra
E st e
Gironella
el c a s o do
el
g r u p o de
fuerza
percibir
filosofos
escepticismo
filôsofos,
a la n a t u r a l e z a
que
que
en cl
seine jante,
y de
se p o d r i a
dar
una re s —
la d e n o m i n a c iôn de
e s deci r ,
como
siglo X V I 11 y X I X
s obre
todo,
en
" sen­
s i g n i f ican
par tici-
su e n f r e n t a -
de Hume y el
r e 1at ivi smo de H a u t .
un m o d o
otro,
como
a n t e s que f i l ô s o f o s
o de
fuerza
eran
apelaban
sa 1v a d o r a
y que
c on
les bac ia
liombrcs.
"oi por el contrario se entiende
por filôsofo del Sentido Comun el
que intenta revolver el problema
crîtico fundamental, que se onlaza con el metafisico, para ello apolando mei'amenle a "presuncio —
nés", a "crecncias", a "necesidad
vil al", etc., ent one e s no cre o —
que sin inju st ic i a o s in gian superfici alidad pueda atr ibuirse e^
ta denominac'ôn a Balmes, pue s en
mi opiniôn la supera totalmente".
( 151 ) .
Asi esi an las cosas en este momento. Nos encontrji
ma s
con una doble linea do i.ntcrpietaci ôn so lire como entender
el "insi into intelectual" balmesiano, y muy especial mente, cômo
val or trio en su relaciôn con el r esto do la filosofia del -
■Sentido Coim'm.
-
328
Una postura podriamos verla
llori
para
q u i e n D a l m e s , al
h e r e d e r o d i r e c t o de
no
lo cite
la
s olo c u c s t i ô n de
una
gran c oincidencia,
fia d e l
él
pues
tide
/No
re
palabras
" totalmente
una
ser que
la
t an c e r c a de
Batllori,
mitiendo
diado,
ni
soluciôn
l e j o s de
jar ia
las
del
guientes
co s a s m u c h o m a s
l i n e a s de
al P.
B uf fier,
citad o s ,
la
en
sen
a la h o r a de
la v e r d a d - .
/no cabe
ofrece
B a l m e s no
S e n t i d o Comun,
como
que
una re^
tratando?e st u -
como
sugiere
quie­
Gironella?
es m u y d i f i c i l .
lo que
s o l u c i ô n del
lie v a m o s
P.
p ues n os
Ad
estu
Gironella,
parece
que
-
de­
su p u e s t o .
tendria
Ante
comûn",
a la E s c u e l a
se ba de
do
comûn vulgar".
en
la n o c i ô n c o r r i e n t e
Es d e c i r ,
que p a s a r p o r
"carecer
de
la g c n t e
tiene
o a los
como
no
que
tanto
entender
los
si--
filôsofos
s i n ô n i m o de
comûn",
comûn ".
que nos dice;
sentido
quedar
claro
al r e f e r i r n o s
se t r a t a aqui de
sentido
sentido
tiene
lOstas y o t r a s
todo
y esto
escocesa
"tener
la e x p r e s i ô n de 1 ami go
co m û n " , o "aqui
Para
el
argumentaciôn:
"sentido
nunca
s e n t i d o comûn" ,
del
soluciôn,
1)
h a b Iamos de
que n o s
d e s p u é s de
l a d o de
e sa n u e v a
citar.
entiende
inmediato:
la m i s m a ,
Nuestra respuesta
dos
-se
t e m a que v e n i m o s
ciertamente
que n u e s t r a bal.anza,
intentar
al
la F i l o s o f i a
tan
se i n c l i n a
queremos
le s
a c a b a m o s de
diverse"
p r e g u n t a de
La m a t i z a c i ô n
que
compléta viene reprosen
c o n o c i m i e n t o de
1 lainéinosla i n t e r m e d i a ,
podria
viera
se da
l i n e a v e n d r i a m a r c a d a p o r la p o s i c i ô n —
v e r lo c o m o f u n d a m e n t o d e l
Surg e
fon do
a la F i l o s o ­
(152).
c o m u n de la E s c u e l a e s c o c e s a y el de B a l m e s
puesta,
es
aun q u e
que p o d a m o s a p u n t a r
p e r o en el
expresion mas
Hajt
escocesa,
y esto
todos vienen a parar
P. R o i g G i r o n e l l a c u y a s
se t r a t a de a l g o
Buffier,
Las d i fe r en c ia s
la E s c u e l a e s c o c e s a .
La otra
de l
r e p r e s e n t ad a p o r
la E s c u e l a
ciertos matices,
"s e n t i d o " , c u y a
t a d a por
que
s o l u c i ô n de l P.
en sus obras.
son
igu a l
espnti^
"senti-
lo exp r e s a d o
"ser
hombre
Asi e n t e n d e m o s
"es t o
-
es de
do
tc>
sentido
coi lûn" .
expresiones parccidas
no
son
r.i;;n^
que
siempre
329
ficativas
do
quo
del
"sentido
c o m u n g n o s c o l o g i c o " , del
2) Ell t o d o s
mes
refiriendo
al
lo.s c a s o s , por e ] c o n t r a r i o ,
"sentid.o comn n "
decisive
y f u n d a m e n t a l , de
algo
garantice y f und amente
que
IIIi eut o c ie r t o .
El
mas
diferentes
y lo que
tas
soluciones.
toque
en
del
c a s o de
referirnos
ahora
los
primeros
uno
y en o t r o
<pie , a m a n e r a de r a i c e s
dan
origen
c ipios
nés,
los
como
n a tu ral es y un
apoyados
conocimientos
P.
sobre
Balmes,
Buffi e r .
que
suyos
do
Croemos
sentido
c o m û n del
segundo nivel
de
los
de
de
g r a d o de
p e n s a m i e n t o de
Ya
Balmes
es
el
oli'o m o d o
de c n f o c a r
de
afirmar
c o n j u n t e de
a unqu e,
sus
expresiones
del
"sentido"
on
no
"]irimeras vei d a d e s "
por e l l o s m i ^
y -
o reflexin
y que v e n d r i a n
ecpiivale a un
g r a d o do
podido
que
apenas
su e x p o s i c i o n
v resolver
com o ya
se
En
a pri­
la misma.
ten e r
este
autor
en
es m u c h i s i m o m e n os manifi e s t a .
significativo
l u e g o , en
Buffier.
conocimientos
mer
cl
no d i l i e r e n
P.
conocimientos y prin
l os jiropiamente r a c i o n a l c s . ICsto t a m b i é n
que b a y a
-
y a
humanos.
piimeros,
la r a z o n y a un s e g u n d o
-
-nos
arbol , s o s t i m i e n
ser
La i n f l u e n c i a
Balmes
justificables
nivel
rpie m u c h o
su original i d a d ,-
con. u n t o de
un prim er
de
"creencias"
conocimientos
comu n e s ,
c a s o de Ueid,
poi- s a l v a r
sus
de
en r e l a c i ô n c o n la
e n el c a s o
y t r o n c o de un
la b a s e
coino pi edi'a
conocimiento.
espontaneos y
mos
Habria
s e r a n ya p r o b l e -
del
se ti a ta de u n
al r e s t o de
en él
de c o n o c i -
afirmar
c o m o de
los
principios
caso
etc.,
sentido comun
en el fondo,
o principios
cierto
tr a t a de ver
c o n o c i m i e n t o - . En eJ
i n t e n t e s de
de
verdades
el
escoceses
solo al
m a n i f i e s t o , y,
Se
nos e s t â ­
y por
posihilidad
d o nde,
h e m o s de
escocesa
es m a s
los
pues,
S e n t i d o C o m û n del
m a s en el
los
comnn"
d i v e r s i f i q u e , pr eci s a m e n t e , las d i s t i n ­
Aparece,
la E s c u e l a
criterio,
nuestra
la e x p o s i c i o n y p o s i h i l i d a d
filosofia
pe sa r de
com i
conocimiento.
c o m o , el h a s t a
3) T a m b i é n
t a n t o de
"sentido
h a h 1a n d o .
venimos
los
se v i o
pueden
en
salvar
su a c e p t a c i o n
4) Tamliién c a c r i n
si
se n o t a
probl ornas.
lo cita
otro
y,
desde
estilo
Y esto
otros m o m e n i o s , m u c h a s
oo
un aire
y --
lo h em o s
de
ma s e s c o c é s , m as
mas radical.
Ba 1 mo s d e n t i o de
esta corriente
330
e n el
s e n t i d o de que,
ciente
la e v i d e n c i a "
como dice
h a c e r u na ajielaciôn e s p e c i a l
sentido comûn o instinto
mas
a c e r c a el
del
S e n t i d o Comûn.
él
t extual m e n t e , "no es
p a r a el c o n o c i m i e n t o .
al
s u j e t o m i smo.
i ntel ectual
p e n s a m i e n t o de B a l m e s
Ilay una
es,
nos
Este
ante
que
-
fondo del
par e c e ,
al r e s t o de
"necesidad"
sufi-
l’or e l l o h a y
lo que
-
la F i l o s o f i a
la que
tenemos
—
que dedi n a r .
5) E s t a
te f o n d o de
tan para
coincidencia,
identificar
l o s o f i a del
Sentido
su t e o r i a del
presiones,
necesidad,
estos
d i c i o n e s de
conocimientos
el p e n s a m i e n t o de
Comûn .
"instinto
Egto
i n t e r n o de
evidencia,
e ste
la p r o p i a
no se p u e d e
sujeto,
es­
no b a ^
c o n el de
la F ^
expresamente
A pe sar
instinto
facultad
al
comunes,
Haïmes
lo a f i r m a m o s
i ntelectual".
la û l t i m a v e r d a d de
es d i n a m i s m o
sta a p e l a c i ô n
de
de c i e r t a s ex —
intelectual,
que
en o r d e n a una c o n
identificar
c o u el
sentido
comûn de Buffier o de Reid o de Llorens, que es mas bien, --" c o n j u n t o de u na
série de p r i m e r o s
principios
elaborados
espon
taneamente".
Ni siquiera se puede afirmar que sea el mismo el
campo de aplicaciôn, es decir, el efecto de inmediata apiica­
ciôn de la propia estructura del instinto intelectual.
El
instinto
act ivo e i n m e d i a t o
t a des,
del
c o n m as
nuestros
d el
en
si.
El
verdad mediata,
conocimientos
balmesiano
d é s a r r o i lo c o n s t a n t e
conocimiento
propiedad,
intelectual
sentido
es c r i t e r i o
de n u e s t r a s
comûn escocés
-
facujL
es,
-
t r a s c e n d e n t e , de inuchos de
y ciencias.
El instinto intelectual balmesiano trata de coder,
por lo menos en los textos y lugares cpie mejor expresau su ser
y actuar a los derechos ob jet ivos y a los sub jeti v o s . Ill sont 1^
do comûn de esta gran corriente de Filosofia code, ma s bien, sôlo en favor do lo sub jetivo, sin llegar, ciei tai’iente , a lo sentimental como alguien lo ha interpretado.
6) l’or fin,
la sana compreusiôn de su pensamiento
tendria que pasar por su "sintesis" del conocimiento, con espe^
cial atenciôn al cômo de su "evidencia". Toca'os asi cl centre
mismo de donde surgen la di sparid ad de 1nterpreta cione s .
331
/Cual
la
eviflencia?
e l primer
/No
peso
tro
to
Balmes.
algo
que
p la u t o a m i e n t o s
dos
aceptar
Bios.
En
tiendo
m lento
por
llclo
primer
de
que
nunca
ciencia,
otra
podia
rio
los
del
sin
cosa"
Balmes
no
sentido,
caso
punto,
asimila
do
propios
nue^
conocimien
a rrancpies
en
y
de
la
que
por
pura
simple
de
sogun
la
un
el
idea
el
—
plante^
enrif|uecer
no
de
corne—
en
propio
misma,
en
recurso
estabamos
j u s t a m e n te
«p ier am os
tengamos
y
no
dividido
unirse
fallo,
evitar,
su m o m e n t o ,
mundo
concreto,
la
idea,
habremos
s^
idea.
(]ue n o s
de
recluye
a1 mismo
Haïmes,
sus
admite
a
t a n t o , si
no
en
la
podemos
acto
como
el
la h o r a
valor
de
evidencia
la
y muy
su
del
ultime
y
sino
trascendente
por
a
el
talcs
este
ai I o r e s rjue m e j o r
cnal q u i e r
referirnos
définitive
como
-alii
en
y
prcqiio
re spec to
c r i ti c a
el
la
propia
" saber
con —
de
nin
conocimiento,
no
suf .iciente
ci i te -
evidencia
carte­
hay
tal
la
decir
que
e v i d e n c i a . En
este
su
que
explicaciôn
liemos
llamado,
del
-
os
-
no
ICs t a r l a m e s i d e n t i f i c a n d o
caso,
con
primeros
sujeto,
d a t o s de
acepciôn,
los
de
entender
como
ta l .
este
si,
a
conocimiento,
"sintesis",
justamente
escocesa
de
explicar
suficiente
ICscnela
nos
posibilidades
on
er
desde
B i o s " , ya
conocimiento,
I i fi c a n
podia
primer
mucho
trascendente
Por
y
la
no
"saber
por
los
también
evidencia
aceptada
forma,
este
verdad.
siana
Bal m e s ,
este
la
a
es
Vieil.
a Uios
que
de
alguna
de
planteamientos
deciamos
h a b i a m os
campo
do
en
concede
s o l u c i otiar.
c a r t e s i a n a . Aquel
en
Balmes
comprensiôn
mucho
de
y el
error
evidencia
pues
ser
de
Haïmes,
qua
que
r ad ic alnio iil.e ? E s t e
la
y
y re s e x t e n s a -
Esta
na
pesando
filôsofo
Descartes « Por
Clara
para
esquemas
injustificado
en
tenemos
hereda, y
soluciôn
aJcauce
rechace
Sus
definitive, y
el
sentido
y
la
- r I's c o g i t a s
totalmente
que
y
la
quo
esta
d el
Pero
puede
valor
que
olvideinos,
cartesiano
autor,
son
el
interrogante
No
el
es
parece
al
el
pensamiento
principios
mar gen
de
lo
no
se
a
de
-
ju^
i n i r am ente
-
conocimiento-.
croemos
que
llamado
"argument o
d omo strand o
es
si. t o t a l
Balmes
uno
de
los
ont.ol ô g i c o " , -
invalidez
para
de-
332
mostrnr
e se
In
tipo
para
de
do",
al
la
Pero
ya
hemos
algûn
mismo
que
Ya
invalidar
de
la
lo
exige
salva
el
salto
te
tema,
la
demostraciôn
Balmes,
de
para
evidencia,
Instinto
que
la
que
nimos
y
tiene
si
ocasiones
esta
ha
de
que
no
su
"da
actuarse
Esta
sol a m e n t e
-
misma.
t r a scendente, algo
verdadero.
no
no
que
evidcn--
l a re cli aza
tocado
de
su T e o d i c e a
cartesiana,
de
necesidad
exige
pue s con
establece,
posible
como
la
y
el
ella
citemos
existencia
exigencia
dato
a
tema
la
para
sola
no
también
de
del
Dios
otro
-
es­
en
-
tipo
adualizacion
del
asi
se
entiende
y
se
explica
la
sintesis
del
conocimiento.
Vamos
miento
si
de
Intelectual.
sôlo
verdadero
clara
imperiosamente.
la
se
por
varias
facultad
Descartes
de m o s trar
en
algo
conocido,
evidencia
se
de
bien
en definitiva,
conocimiento
(jue h e m o s
la m e r a
la
prueba
verdadero
apuntado
necesita
tijio d e
una
cartesiana
conocimiento
dinamismo
sino
Es
de
" t r a s c e n d e n t e " , de
Balmes
Dios.
valor
intelectual"
producir
ci a
de
evidencia,
Balmes
"instinto
y
existencia
detalle,
a
ver
])ues
este
nos
punto
parece
con
un
la m e j o r
poco
mas
prueba
de
de
lo
deteni(pie ve^
diciendo.
La
verdades
primera
necesarias
de
prueba
la r a z ô n
la
saca
humana
Balmes
y
que
do
son
ese
fondo
patrimonio
de
c^
"El o r d e n a d m i r a b l e q u e reiria e n el m u n d o m a t e r i a l , el c o u c i e i t o , la u n i d a d d e p l a n q u e se d e s c u b r e n
en él, n o son una p r u e b a m a s c o n c l u
y e n t e d e la e x i s t e n c i a d e D i o s q u e
el o r d e n , el c o n c i e r t o , la u n i d a d
q u e n o s o f r e c e la r a z ô n e n su a s e n t i m i e n t o a las v e r d a d e s n e c e s a r i a s .
Por mi parte con f i e s o ingenua m c n t e
q u e n o o n c u e n t r o p r u e b a m a s siilida ,
m a s c o n c l u y o n t e , m a s l u m i n o s a de la e x i s t e n c i a de D i o s q u e la rpie se d e d u c e d e l m u n d o d e l a s i n t e l i goncias. Ella tiene sobre las de-m a s u n a v e n t a ja, y c o n s i s t e en ipie
su p u n t o d e p a r t i d a e s el h e clin -m a s i n m e d i a t o a nosoti'os, l a c o u —
c i e n c i a de n u e s t r o s a c t e s ...
333
"I’r e g u n t a el a l e o q u é inedios tene^
m o s p a r a c e r c J o r a r n o s de l a e x i s ­
t e n c i a d o ilius, y c o m o t}ue e x i g e
u n a a p a r i c t o n de la div i n i f l a d p a ­
ra c r e e r en elJa; p u e s bien, osa
a p a r i c i o n e x i s t e , y no tuera de n o s o t r o s , s i n o d e n t r o de n o s o t r o s ;
si. e s perdo n a l r l e q u e n o la v e a u
los b o m b - e s p o c o r e l l e x i v o s , no lo es el q u e n o a c i e r t a n a d e s c u b r i r 1 a l i s q u e se p r c c i a n d e e n - t e n d i d o s e n c i e n c i a s m e t a l'.L.sicas"
y
( -133) .
Encontramos
lan
la
primera
to,
ou
dad
y
nos
r e m i te
prueba
concreto
aqui
universalidad
a un
nocimiento,
eu
nuestro
1or
a
nos
de
la
como
ya
de
la
Indamos,
a
lo
si r.uieud o
exi S tente
en
y
do
que
verdad
todo
de
el
en
quien
la
al
con
de
ban
propio
podria
qui
de
de
una
acto
orden
mismo
que
como
venimos
y
que
cl
esto
el
nivel
rechaza
la
prueba
co­
de
menos
va^
o f i c c i e n d o , se
d e 1 enuuciahie
Balmes,
del
descubrimos
la nec e . s i d a d
veremo.s
necesi-
ideas
c o n o c i m i e n t o , val oi
evidencia,
c a ta —
conocimien­
est a r r a d i e a d a s .
al
de
May
nuestras
aparecer
inequivoca
acto
propio
cuanto
le D i o s .
trascendencia
del
filosofo
s i n t e si s d e l
orden
ma s c l a r a m e n t e
Primero
au ( c s beiiujs iPicho,
jial.abras d e l
conocimiento
Dios,
a
Mucho
autént ica
argumentaciôn
como
d a d , en definitiva,
estas
la
e 1 nivel
es
trascendente
eu
exige
nivel
interior,
hora
muestra
lo
del
que
Ser,
Este
de
y
valor
y ne ce si^
.
ni si lo si
de
-
tras-
a r v u m e n ta c io n
tal.
Haïmes
estas
palabra.*^
tau
cartesiana,
como
he 1 1 as:
" A q u i se f n c u e n I r a el d e f e c t o d e l
r ac i oc i ni o d e D e s c a r t e s c u a n d o pre^
t e n d e d e i n s t r a r la e x i s t e n c i a d e D i o s f u n d a n d o s e e n <]uc el p r e d i c a d o e x i s t e n c i a e s t a i n c l u i d o en
la
idea de un ser n e c e s a r i o e i n f i n i ­
to . L a iflea de s e r n e c e s a r i o envuel_
v e la e x i s t e n c i a , m a s n o r e a l , s i n o
l o g i c a o c o n c c b i d a , ( cTl s u b r a y a d o es n u e s t r o ) p u e s q u e t e u i e n d o la i d e a d el s ei n e c e s a r i o n o s r e s t a —
t o d a v i a la d i f i c u l t a d d e si le c o ­
r r e s p o n d e algiin o b j e t o ; e l p r c d i c ^
334
d o c o n v i e n e al s u j e t o o n el m o d o
q u e se p o n e e l m i s m o s u j e t o , y co^
ino e s t e n o e s p u e st o s i n o on u n o r d e n p u r a m c n t e i d e a l , e l prodicai
do es t a m b i é n p u r a m e n t e ideal" —
(154).
Pero,
en
este
momento,
y
esto
después
es
de
lo
esa
que
nos
critica
interesa
Palmes
especial mente
afirma
taxativ^
mente:
". . . p e r o e s t a (se e n t i e n d e la -e x i s t e n c i a de D i o s ) es d e n o s t r a - b l e h a s t a la û l t i m a e v i d e n c i a i n t r o d u c i e n d o e n el r a c i o c i n i o o t r o s
e l e m e n t o s que la e x p e r i e n c i a
nos
p r o p o r c i o n a " (1 5 5 )•
î
Kl
palabras
son
tando
la
del
para
de
couocer
que
miento
lo
dan
y
mismo,
la
(jue n o s
tos
(jue l a
tas
jialab ras ,
de
posible
supone
La
caso
que
necesidad
sea
que
subrayado
las
también
fuerza
del
valor
necesidad
cualquicr
una
al
verdadera
tal
la
que
nos
citâmes
de
lo
en
este
que
trascendente
y del
valor
de
caso.
vcnimos
la
al
Ksas
aporacto
-
evidencia,
conocimiento,
couoci-
sintesis.
interesaba
exjieriencia
nuestro
argumento
auténtico
e x p l i c a c i on de
era
es
raciocinio,
constataciôn
p r o j i o r c i o n a " , la
a tîtulo
do
aunque
de
hace
ou
"esos
Balmes
este
elemen
con
e^
c omp 1 eme n t a r ie d a d del
ar^
gumento;
" E x i s t e algo: c u a n d o me nos n o s o —
t r o s , c u a n d o m e n o s e s t a porc ej i--c i o n que eu e s t e a c t o s e u l i m o s , c u a n d o m e n o s la a j i a r i n n c i a de e s ­
ta p e r c e p c i ô n . P r e s c i n d o a h o r a de
t o d a s l a s c u e s t i o n e s (jue se a g i - t a n e n t r e l o s d o g m a tic o s y los e ^
c o p t i c o s ; s o l o jiongo u n d a t o q u e
n a d i e m e p u e d e n e g a r , s i q u i e r a se
l i e v e e l e s c e p t i c i s m o h a s t a la ûl^
tinia e x a g e r a c i ô n . C u a n d o d i g o ijue
e x iste algo, solo e n t i e n d o afirmar
(jue n o t o d o e s juiro n a d a .
Si e x i s t e a l g o , lia e x i s t i d o s i e m ­
p r e a l g o , y n o es d e s i g n a b l e u n m o m e n t o e n el c u a l se h u b i o s e jiod i d o d e c i r c o n v e r d a d : n o hay n a -
335
da. Si h n i i o s e u n m o m e n t o d e s i g r m
b le de un n a d a u n i v e r s a l , a h o r a n o e x i s t i ri a n a d a , j a m a s liubi e s e
podido baber nada...
1/uego h a e x i s t i d o s i e m p r e a l g o , s i n c a u s a , s i n c o n d i c i o n d e la -cual d e p e n d i e s e ; l u e go h a y u n ser
n e c e s a r i o " (15 6) .
Su
(jucda m u y
lejos
una
prueba
bucna
driamos
asi
decir
cu a l q u i e r
de
c omo
ahora
que
como
se
cornjirueba
ontologisme
entif'iide
balmes
o
balmes
no
el
concede
en
esta
Ixneas,
s u b je tivj s m o , y es
c o n o c imiruit o . /1'o -
valor
a
la
evidencia
entendida?.
El
cuando
o
argumentaciôn,
dc
mismo
argumenta
a
intcrno-
para
couciuir
reju'oducir
todo
su
les
donde
resume
y sentido tienen sus e x p r e s i o n e s
valor
jiartir
de
en
lo
oL
argumeuto;
d e esta
condic ional
-de 1 m u n d o
incondi c i o n a l . No
nos
hasta
con
las
ca
-
extcrno
necesario
palahias
Ifna-
forma:
"I u e g o lo c o u d I c i o n a l - h a dem ostr ji
d o su e x i s t e n c i a a n t e r i o r m e n t e - su
p o n e lo inc r>nd i c i o n a 1 ; Iviego s i é n d o n o s d a d o l o pi l m e r o , p o d e m o s Inf e r i r lo s e g u n d o . l',s a s i <(ue lo —
c o u d i c i o n e 1 n o s e s da d o tanto en el m u n d o e x t e r u o c o m o e n el i u l e r no; l u e g o e x i s t e u n s e r i n c o n d l c i o ^
n a l , d e c u y a e x i s t e n c i a n o h a y la
r a z ô n o n ning.una jrirte f u e r a de o 1
m i s m o " (1 5 7 ).
la
y
realidad
cor
y
hasta
de
fuerza
" lo
elaborar
1n e o n d i c i o n a l , hasta
Podeiios
una
s e r ie
sado
su
argumeuto
de
(1 5 8 ).
crueba.
nrranca
condicioual" , condicional
conuf i-esnltarlo
lo
del
citar
cnusados
Tampoco
que
eu
T r a s c r l t i i nos
un
también
este
caso
(pie
la
ex i s t e ne ia
podemos
r a z o n a m i l'iito qu«' n o s
Bios,
viene
de
a
eu
su
—
definitiva.
argumentaciôn
pajar
es
cono—
1 1 e ve
a uu
necesario
ou
( b iusante
tor no
no
1 e producir
a
cautoda
su r e s u m e n :
"Asi, on u l t i m o r e s u l t a d o , y d e s p u ô s de I.aber d a d o t a n t a s v u e l t a s
a la e u e s t i ô n , v e u i m o s a p a r a r
a
lo m i s m o (pie t o n i a m o s estatil oc i d o
336
eu los cajiîtulos anterioros; un no ser no puede llegar a ser sin
la intervencion de un ser: la sé ­
rié no A, A, es iniposible si no interviene un ser, B, Asx lo ba-llamos en nuestras mismas id e as , y contradecir a esta verdad es ne^
gar nuestra propia razôn" (159) •
Todas las pruebas que formula Balmes para probar
la existencia de Uios,
mental,
en la obra citada y en su Filosofia Ele^
tamliién en algun capxtulo de El Criterio y on Cartas a
un escéptico ,mantienen la misma estructura iiterna y aportan el
mismo principio de valor. Para nuestro propôsito no nos intere.
sa tanto la exposiciôn detallada de cada una de ellas como
la
Ixnea de argumentaciôn que siguen y, muy e s p e c i a l m e n t e , lo que
significan de cara a entender el cômo y explicaciôn del conoc^
miento en Balmes. Un conocimiento que no se explica sino con—
tando con lo subjetivo y con lo extrasubjetivo -las palabras
"subjetivo" y "extrasubjetivo" han de tomarse en cuanto sinôn^
mas de "acto de conocimiento",
conocimiento",
maciôn
de conciencia,
trascendente al mismo,
y "extra acto de
pues de otro modo la af ir.
séria invalida-.
Esta couclusiôn es tan valida que el P. Gironella
jmede afirmar en uno de sus escritos:
"coincide con Balmes en
af irmar ijue en el principio de causal idad hay algo de
sintesis"
(1 6 0 ) .
Y es que , una vez mas tenemos que repetii l o , 110 podemos olvidar la necesidad balmesiana de los ties [uincj.pios
o criterios de conocimiento y su ley de la armonla
<pie es m u ­
cho mas inqiortante do lo que puede parecer a primera vista.
s ô lo
bertad",
entendiendo asi las cosas se entiende la "li^
la "cierta independoncia" y la "cierta originalid rd"
de JAIME BALMES.
337
NOTAS
( 1 J) f. F., L,l,31,312~notn
II, pag.
IG 7 .
(2)
II, pag.
501.
Ibidem,
(3 ) LLORENS
L ,7 ,1, 3-TioIa
Y BARRA.
Lecciones de F i l o s o f i a . l’ublicacioiies de -
la Facul tad de Fil osofla y I.etras de la IJniver sid ad de Ba r ­
celona.
Barcelona
(1 9 2 0 ), 3 1, pag.
273 «
(4 ) (no e x i s t e )
(5)
VENTOSA AGUILAR,J: El sentido comnn en las Obras filosoficas
del P. Claude B u f f i e r . Oraciôn Inaugural del Cnrso Académico
1 9 5 7 - 5 8 . S e m i na r io Conciliar de Barcelona
( 6> ) V E N T O S A
A G U I L A R , J:
,
(7)
I b i d e m , P'4g.
(8)
I b i d e m , î'aj;* , 3 1 .
(9)
I b i d e m , pag.
,
0
27.
32.
33-34
(10
Ibidem
( 11
Ibidem
pag.
( .12
Ibidem
png .
37-38
(13
Ibidem
pag.
38.
( l4
1b i d e m
pag.
39-40
( 15
1 t'idem
pag.
41.
( 16
1 b i d em
pag.
42.
( 17
1b i d e m
pag.
43.
pag.
4 7-48
49.
(18
1bidem
(1 0
Ibidem
37.
(2 0
1b i d e m
l'ag .
( 21
Ibidem
pag .
52-53
( 22
I IIi d e m
pag.
58.
(23
Ibidem
pag.
59.
( 24
Ibidem
pag .
62.
( 25
Ibidem
pag.
66
(26
Ibidem
pa,",.
67.
(27
II)i d e m
pag .
68
(".8
lliidcm
pa;; .
70.
(29
Ibidem
pag.
70.
(30
1b i d e m
pag .
71 .
.
.
(1957).
338
(31)
I b i d e m , png. , 71.
(32)
I b i d e m , pag. , 73.
(33)
I b i d e m , png. , 74.
(34)
I b i d e m , p6g. , 74-75.
(35)
I b i d e m , png. , 75.
(36)
I b i d e m , p6g. , 77.
(37)
I b i d e m , T’ng. , 79.
(38)
I b i d e m , png. , 8o.
(39)
I b i d e m , png. , Cl.
(4o) I b i d e m , p6g. , 8 1 .
(41)
I b i d e m , pag. , 83.
(42)
I b i d e m , png. , 83.
(43) I b i d e m , png. , 84.
(44) I b i d e m , png. , 86.
(45) I b i d e m .
(46) I b i d e m , pn g . , 8 7 .
(47)
I b i d e m , png. , 9 0 .
(48)
Ibide m,
(49) I b i d e m , png. , 91.
(50) I b i d e m .
(51)
I b i d e m , png. , 92.
(52)
I b i d e m , png. , 94.
(5 3 ) I b i d e m , png. , 95.
(54)
I b i d e m , png. , 95.
(5 5 ) I b i d e m , png. , 96.
(56)
I b i d e m , png. , 9 6 .
(57)
(no exi ate)
(58)
RE I D ,
Thomas : Oeuvres
1 'éc o l e
é co s s nise,
complet
pu bliées
p
f r a g m e n ts de M. R()GER-COLJ,ARD
teur.
I-ARIS
(1828-.! 836) . Voi,
a d e l a n t e cit n r e m o s
siem[)ro es
id.
(59) R E I D , T . : o .c ., OSS. V I , Vol.
(60) I b i d e m , png. 28.
(61)
I b i d e m , png. , 29.
339
(6:2)
Ibidem.
(6 3)
I b i d e m , png . , 3 1 .
(
) Ibidem.
(6 5 ) I b i d e m , I'ng
33.
(6 6 ) I b i d e m .
(6 7 ) I b i d e m , png . , 3 4 .
(68)
VENTOSA
(6 9 ) H E I D ,
AGUIJ-.AR:
U.c.,
p n g . 97-122.
T. : 0 .c . , j>7 .
( 7 0 ) I b i d e m , png . , 3 8 .
(71)
Ibidem,
png . , 3 9 .
( 7 2 ) I b i d e m , png
(73)
( 74 ) REI D ,
(73)
39.
I b i d e m , png ., 4 o — 4i.
T. : 0 .c.,
png.
41 .
Ibidem.
(7 6 ) I b i d e m ,
p ng . , 41-42.
(77)
I b i d e m , p ng . , 4 3 .
(78)
Ib i d e m ,
png . , 54 .
( 7 9 ) I b i d e m , png . , 5 9 .
(8 0 ) I b i d e m .
(81 ) I b i d e m ,
png . , 1 3 .
(8 2 ) I b i d e m .
(83)
i b i d e m , png . 2 5 .
( 84 ) I b i d e m , p ng .,
(83)
25-2 6 .
I b l d e m , png . , 2 7 .
(8 6 ) l b i d e m , png . , 5 4 .
(8 7 )
Ibi d e m ,
(8 8 )
1b i d e m .
(8 9 ) Ib i dem,
png .,
122.
png .,
136.
( 9 0 ) i b i d e m , png . , 24:1.
(91 )
COJ bE.STON,
nn-Cnrnc
(
)
(93)
. : Ilisioria do
to jico . , 3*
la FiJosofi.a.
od . 1 9 7 9 . V,
pn
I'nl . Ar
345.
1 Iiidem.
l b id e n , p n g
,
346.
( 94 ) 1b i d e m , png . ,
347.
( 93 ) I b i d e m , p n g . ,
348.
(9 6 ) U d d ! . , ' ; , R . :
;bi S e n t i d o
Comuii on
ICI. C r i t o r i o <b.
'iarcelo
340
ferencin
(97)
eri la Gala de
ri a l e s , el
13 do
rlo.
43 .
I’ng
GRAV E,
FORD
S .A. : T he
at
jvilio de
las C a s a s
1 9 4 3 . C e n t e n a r i o de
Consi s t e ­
El C r i t e - -
S c o t t i s h p h i l o s o p h y of c o m m o n sense.
the C l a r e d o n
( 98) E N C I C L O P E O I A
la C o l u m n a de
P r ess .
CATOLICA.
(I 9 8 0 ), pag.,
OX
112.
C i t t a d el V a t i c a n o
(1949),
I I , col
754.
(99)
GRAN E N C I CL OP E UI A CATALANA.
(1 9 7 6 ). Art.
( 100
Vol.
9,
pag.
291.
Parce I o n a
de P i l a r Fib],a.
LLORICNS Y P A R P A : L e c c i o n e s
(101
I b i d e m , p a g . , 12.
(102
Ibidem,
(103
I b i d e m , png. , 1 7 2 .
( lo4
I b i d e m , pag. , 184.
(105
I b i d e m , png . , 1 9 3 .
(lo6
I b i d e m , png. , 1 9 5 .
(107
I b i d e m , png. , 2 0 7 .
(loO
Ibidem, pag., 2 1 9 .
(109
I b i d e m , p a g .,
(110
I b i d e m , png. , 224.
(111
I b i d e m , pag . , 2 2 5 .
( 112
I b i d e m , png. , 242.
do F i l o s o f x a ,
221.
(113
I b i d e m , png. , 2 44-24 5.
(114
I b i d e m , png . , 2 5 1 .
(115
I b i d e m , png. , 3 7 4 .
(116
Ibidem, png., 374-5 .
(117
I b i d e m , pag. , 3 7 8 .
(118
F . Fundamental,
(119
I b i d e m , L ,1 ,2 4 ,2 3 7 - 8
II,
pag., 1 25.
( 120
LLORF.NS Y P A R P A : O . C . ,
II,
p 'g . 378
b,2,4,25
(121
I b i d e m , png. , 3 8 0 .
(122
I b i d e m , pag. , 384.
(123
I b i d e m , png . , 5 8 5 .
( 124
I b i d e m , png. , 3 8 5 .
(125
I b i d e m , png . , 386.
(126
I b i d e m , png. , 187.
I I , pag.,
205.
.
pag.
12.
-
541
( l 2 7 ) Ibidoin.
( l 2 o)
II) idem,
II,
I8 9 .
png.,
(1 2 9 ) I b i d e m .
( 1 3 0 ) C A S A N O V A S . ( V o l . I,
LJ o r e n s
489,
O. c . ) (dice
que M a r t i
esrocesa,
pues
a m b o s b e b i e r o n ne
d(? E i x n l n
y
c o n la escu e 1a
t i e n e u uti p.irentesco de h e r m a n o s
la m i s m a
fuenlo
de b ui s
V i v e s ).
(.131) C A R D O ,
C.: M i see 11 ani a , bar ce Iona
Cilosofiques
(Ariel)
( 3 3 2 ) Rl'IG G I R O N H b b A ,J . : ba f i J o s o f i a d e l
Reid
y Hamilton,
(1 5 3 ) Ibidem,
(134)
en
bos
id ees
S o n t i d o C o m u n d e s d e_
torno a ba lines y b l o r o n s
19 ( 1 9 7 0 ), pag.,
RIRITD
1963;
pag. 296.
d e l D o c t o r Cardo,
y b a r b a . 1CS -
31.
p a g . , 53.
R E I D , T.:
o.c.,
II,
pag.,
286.
( 1 3 5 ) I bi d e m .
( 1 3 6 ) U O I G GIRONbI.tvA,J . : La Eilosof'ia del
Reid
y
. . . , o.c,
pag.,
(137 ) Ibidem,
pag.,
59.
(1 3 8 ) I b i d e m ,
pag.,
60.
smttido
coiiun d e s de -
55.
( 1 3 9 ) I bi d e m .
114 O ) Il)idein.
( I41)
(142)
VENTOSA
A G U I L \ R ,J .:
del
R . Puffier.
de l
sontido
tés
p r è r m i o e s , n .3 .
El s o n t i d o
c o n u n on
Contribucion a
c o n u n . 0,c.,
R O I G GlRONiCbbA ,J . : O.c.,
pag.,
pég.
las ob r a s
la liist oria dc
6 6 .C i ta el
la
f ilosof iFilosofia
traité d es v é r i ­
6l .
(14 5 ) ]b i d e m .
6 '.
( 14 4)
I b id em,
(145)
l,b(db:N'S Y bMMIA,
( 146)
ibidem,
III,
(147)
Ibi d e m ,
p'g.,
( 14 8 )
Ibidem,
( I4 n )
i u ,k
O.C.,
pag.
574 . 13 1 .
|'â g . , 24.
378.
pag . , 3''4 .
; c,] !H)NE j l a ,vJ . :],a I i Io s o f i a del s<niti(:oc o m u n . . . , O.c.,
aâg.,
70.
( 1 51' ) 1 !)i'' fMM ,
(151)
pag.,
Ibido.n,
g ., 72.
|>3g.,
75.
34 2
(152)
Opinloiios m a n i f c s t a d a s
ora imon t o . ICncuentro en
beiiedlctina de M o n t s e r r a t ,
de
con
lo quo
escribe
en
la A b n d i a
b a r e d on a , 23 - 8 - I 98 ] . C o i n c i ­
la ENCICJ.OPlîDIA C A T A L A N A y a
ci-
tada.
(153)
F .F u n d a m e n t a l , I. ,4 ,24,51.
(154)
Ibidem
L, 1 0 , 1 , 0
II,
pag.,
pag
pag. , 6 6 5 .
(1 5 5 ) I b i d e m
I-, 1 0 , 1 , 9
II,
(.15 6 ) I b i d e m
L, 1 0 , 1 , 1 0
I I , png
, 666.
(1 5 7 ) I b i d e m
L , 10, 2 , 2 1
II,
p ag
, 667 - 6 6 8 .
II,
pAg
(150)
Ibidem
(1 5 9 ) I b i d e m
L,10,7
L ,10,7,04
(1 6 0 ) H Ü I G GIKOb'FJd.A, J. : ü a l m e s y
de Dios.
433.
, 665.
II,
IRITD
681.
las p r u e b a s do
19 (1 9 7 0 ), n a g . , 131
la e x i s t e n c i a
343
C A P I T U L O VII
Resumen
y Conclusiones
INTRODUCCION
Despues de este largo recirrido por las paginas de
Jaime Balmes, y también de sus principales interprètes, con el
fin muy concrete de rastrear su fiel comprensiôn del Instinto
intelectual como criterio de conocimiento, queremos recoger en
este momento lo que ban side las llneas principales de exposiciôn en este estudio.
Balmes qulso ser libre e independiente; se moviô siempre por un marcado amor a la verdad. Estas quieren ser tam
bien las notas con las que le queremos ver o interpreter. Li-bertad e independencia de cualquier corriente u opinion precon
cebida. Y amor a la verdad; verdad que tiene que ser acusaciôn
en algun momento, o aplauso y defense en otras cireunstancias.
LA CERTEZA COMO CENTRO DE SU PENSAMIENTO
El intento filôsofico de Balmes, aparté su carécter
apologético, no tiene exclusivamente una funciôn negative, es
decir, de decir, de desenmascarar y denunciar errores filosôf^
COS,
tiene también un empeno totalmente positive, de construe-
344
cion de un sistema para la verdad. El mal, nos habla dicho, hay que ahogarlo con "sobreabundancia de bien".
Y esto hay que defenderlo a pesar de au aparente
escepticisme, como ya se ha recordado en varies mementos de este estudio. El grito de "abaje la autoridad cientlfica"
es
solo el principio de su recorrido en busca y defense de la **verdad, de la posibilidad auténtica del conocimiento.
En este esquema positive se le ofrece el dato de
la certeza como primordial e inalterable. En torno a este da­
to se aglutinan, en definitive, las cuestiones fundamentales
de Filosofia,
"En la cuestion de la certeza
e^
t&n encerradas en dgûn modo todas
las cuestiones filosoficas...
A primera vista se présenta quizà
como un mere cimiento del edifi-cio cientlfico; pero en este ci—
miento, si se le examina con aten
cion, se ve retratado el ediflcio
entero! es un piano en que se pro^
yectan de una manera muy visible,
y en hermosa perspectiva, todos los solides que ha de sustentar"
(1 )
El dato se nos ofrece, segun su pensamiento, co­
mo una necesidad indeclinable, aunque, en un segundo momento,
tengamos que llevar a cabo su justificaciôn crltica. Esta ne­
cesidad -el hecho de la certeza- se nos ofrece como "fecunda"
y "feliz", es decir, rica en resultados a la hora de la expl
caci6n del fenômeno del conocimiento humano.
"Entonces la filosofia, se dirâ,no comienza por un examen, sino por una aflrmaciôn; si, no lo nie^
go, y esta es una verdad tan fe­
cunda, que su consignéeion puede
cerrar la puerta a muchas cavilaciones y difundir abondante luz por toda la teoria de la certeza"
(2 )
Si a esto le damos el nombre de dogmatismo la -misma acusaciôn tendrlamos que dar a cualquier otro sistema -
345
de Filosofia, pues todos, incluso los escépticos mas radicales,
tienen necesidad de arrancar de algun dato que se impone por principio -llamese, si se quiere, la propia duda-.
"Este método de filosofar tiene algo de dogmatismo, pero dogmatis^
mo tal que, como hemos visto, tie
ne en su apoyo a los mismos Pirr?n,
Hume, Fichte, mal de su agrado" (3).
Este dato de la certeza «e nos ofrece como un pro
ducto espontâneo del hombre, es decir, como algo que va anejo
totalmente al desarrollo espont&neo y natural de las facultades
intelectuales y sensitivas del hombre
Podriamos afirmar lo —
mismo diciendo que los criterios de conciencia, de evidencia e
instinto intelectual, funcionando espontâneamente segun su pro
pia dinâmica interna, producen la certeza.
VALOR CRITICO DE ESTA POSTURA
Un interrogante nos surge espontâneamente, ^no ca
rece este planteamiento balmesiano de suficiente rigor crltico?
itio parece, mas bien, una postura del "buen sentido" del vulgo
frente a la auténtica Filosofia?.
Toda la obra de Balmes es una respuesta ta jante a
estas preguntas. No se trata de eso, ni mucho menos. Al contra
rio, todas sus p&ginas son un intento de justificar el como
y
el por que, los motivos y el funcionamiento, de esa certeza.
La certeza inicial, la que brota espontânea en el
funcionamiento de las facultades del hombre, podemos decir que
es y no es la misma "certeza critica" de Balmes. Lo que Balmes
nos ofrece al final de su recorrido por los bosques del fenôme^
ro del conocimiento no podemos decir que sea exactamente lo —
nismo que teniamos al principio. Lo que era un puro dato espon
lâneo aparece ahora como un dato critico, como algo gnoseolôg^
lamente justificado. El examen viene en apoyo de los datos in^
tiales.
Su esfuerzo critico no es, pues, un esfuerzo inû-
346
til y del que se podrla prescindir. Es un esfuerzo necesario a
todas las certezas: al sentido Intimo, al sentido comûn, a
la
razôn, a la autoridad... No se trata de algo privâtivo del sen
tido comûn como, errôneamente, se ha presentado a veces.
Asl lo han entendido los majores interprétas de su pensamiento, por ejemplo Salvador Cuesta, el P. Florl, Roig
Gironella o Salvador del Castillo. Se trata, pues, de una pos­
tura verdaderamente crltica.
IMPOSIBILIDAD DE UNA CIENCIA TRASCENDENTAL
Hemos visto también el gran esfuerzo que hace BajL
mes por desenmascarar y destruir cualquier pretension de que-rer fundamentar todo el edificio filosofico en una sola y unica verdad, que vendria a ser para él la posibilidad de la cien
cia trascendental. Esta, en nuestra condiciôn actual de encarnaciôn, la juzga imposible.
Esta primera y uniea verdad no puede dimanar de los sentidos.
"De lo dicho résulta: primero,que
no se encuentra una sensaciôn or^
gen de la certeza de las otras...t
segundo, q u e , aun cuando existiese esa sensaciôn, no bastarla a fundar nada en el orden intelec—
tuai, pues con las solas sensacio^
nés no es posible ni aun pensar;tercero, que las sensaciones, lejos de poder ser la base de la —
c ie ne i a trascendental, no sirven
por si solas para establecer ninguna ciencia, pues de ellas,
por
ser hechos contingentes, no pue-den dimanar las verdades necesa-rias" (4).
Tampoco podemos encontrar esta verdad en ninguna
verdad real finita;
"Ninguna verdad real finita puede
ser origen de todas las demés. La
verdad de esta clase es la expresiôn de un hecho particular, con­
tingente ; y que por lo mismo no puede encerrar en si las demâs —
verdades reales, o sea, el mundo
de las existencias, ni tampoco —
las verdades idéales ..." (5).
347
Ni slquiera la filosofia del "yo", por imprescin
dilble que se nos manifieste como primer dato, se nos ofrece cormo tal posibilidad.
"iCômo se quiere, pues, fundar la
ciencia sobre el simple yo subjetivo? iCômo de este
se quiere
hacer brotar el objeto? El hecho
de la conciencia nada tiene que ver con la ciencia, sino en cuanto ofrece hechos a los cuales se
pueden aplicar los principios objetivos, universales, necesarios,
independientes de toda individualidad finita..." (6).
También rechaza los sistemas que denomina de la
idientidad uhiversal y el
mismo orden ideal como origen de esa
verdad ûnica de que viene hablando.
CRITICA DE LOS SISTEMAS UNILATERALES
Parte importante de nuestro trabajo ha sido la que hemos dedicado a recorrer con Balmes los puntos que invalidan una serie de sistemas de Filosofia. La acusaciôn de Bal^
mes es siempre la misma: la unilateralidad. Ve Balmes aqul la
destrucciôn del mismo hombre en su rica
complejidad y, por
ello, la imposibilidad de poder ofrecer asl una soluciôn vâl^
da al problema del conocimiento.
Aparté del sistema del Idealismo -Fichte, muy en
concrete- y que engloba en la corriente de la identidad univer
saï ya citada, se detiene Balmes muy especialmente en très -sistemas: el cartésianisme, el sensualisme y la filosofia
de
Kant.
Para Descartes tiene elogios y reconocimiento de
puntos positives. También vimos que el planteamiento filosôf^
co cartesiano, concretamente en la teoria del conocimiento, con lo que supuso de revoluciôn en tw io el campe de la Filoso^
fia, calô hondo en los propios plantiamientos balmesianos y le marcô bastante. Con todo, como ya vimos en su momento, no
acepta Balmes la soluciôn cartesiana al problema del conocimien
to. El criterio de conciencia, en el que Descartes pretende -
348
apoyar todo el edificio filosofico, se le ofrece a Balmes co­
mo insuficiente* De hecho, nos quedarlamos recluldos en el pu
ro campo interne, subjetivo, del "me parece", pero no tendrla
mos ningûn derecho a justificar el paso al "es", a lo extra—
subjetivo.
Es sin duda el sensualisme el sistema contra el
que Balmes dirige sus crlticas mas duras. La filosofia de
la
"estatua" de Condillac se le ofrece como incapaz totalmente de dar una expllcacion del fenômeno del conocimiento. Reducir
al hombre, ese "hombre entero" de que tantas veces habla el filôsofo de Vich, al puro esquema de sensaciones, por muy tras[
formadas que las queramos suponer, es mutilarle totalmente
y
no explicar nada. O, desde el primer momento admitimos algo mas que la pura sensaciôn -entonces se destruye el sistema-,o,
por el contrario, solo se cuenta con la pura sensaciôn, y
en
este caso no se ve cômo se pùeda elaborar nada mâs.
Para Kant tiene Balmes palabras de reconocimien­
to a sus méritos. Le parece un intento vâlido de conjugar los
datos de la experiencia, sin quedarse en el sensualisme,
con
los datos del sujeto, sin quedarse en el idealismo.
Este intento le parece a Balmes laudable. Por —
otro lado, y dado que no conoce bien su sistema filosôfico, como quedô demostrado en su momento, le hace responsable de algunas aportaciones q u e , en ver lad, no le corresponden.
Con todo, tampoco acepta Balmes la soluciôn criteriolôgica de Kant. Sigue pecando de unilateralidad,
segun -
el catalan, cediendo demasiado en favor del sujeto y con de—
trimento de lo externo a ôl.
Ciertamente que no ha entendido bien Balmes el valor de las formas de sensibilidad y las categories kantia-nas. De haberlo entendido creemos que la crltica que hubiera
hecho del sistema de Kant habrla sido mas dura.
En el fondo, todos estos sistemas se le muestran
invalides a Balmes por el mismo y ûnico defecto; su unilater^
lidad.
Esto ya nos indica por donde van a ir sus caminos
349
de soluciôn y qué forma concrete va a adoptar en el problema criteriolôgico. Una soluciôn que va a ser integraciôn de crite^
rios y
ner
valoraciôn de los distintos ângulos
que vienen a compo
el complejo fenômeno del conocimiento humano.
LA SOLUCION BALME5IANA
La soluciôn balmesiana pasa por el reconocimiento
de una pluralidad de criterios, concretamente très: el crite-rio de conciencia, el de evidencia y el criterio del instinto
intelectual. Ademâs su soluciôn pasa por la ley de la armonia
entre todos.
La conciencia se nos ofrece como criterio funda-mental y , dentro de su âmbito, como inquebrantable.
"El sentido Intimo o la conciencia
es el fundamento de los demâs cri­
terios , no como una proposiciôn —
que les sirva de apoyo, sino como
un hecho que es para todos ellos una condiciôn indispensable"
"El testimonio de la conciencia es
fundamento de los demâs criterios,
en cuanto es un hecho que todos -ellos han menester y sin el cual son imposibles" (7).
Examina luego Balmes el valor del criterio de evi^
dencia, sus notas constitutivas: la necesidad y la universalidad y la formulaeion del principio: "lo évidente es verdadero",
concluyendo que no es una proposiciôn évidente, dado que lo —
que se afirma en el sujeto cae sôlo bajo el âmbito de la mera
conciencia y del nivel ideal, mientras que en el predicado
se
concluye a nivel real.
"Preguntar la razôn de la legitim^
dad del criterio de la evidencia,pedir el porqué de esta proposi--ciôn: "lo évidente es verdadero",es suscitar la cuestiôn de la obje^
tividad de las ideas. La diferen—
cia fundamental entre los dogmâticos y los escépticos no estâ en -que éstos no admiten los hechos de
350
conciencia; no llega a tanto el mâs refinado escepticisme ; unos y
otros convienen en reconocer la apariencia, o sea, el fenômeno pu
ramente subjetivo; la diferencia
esta en que los dogmâticos fundan
en la conciencia la ciencia, y —
los escépticos sostienen que éste
es un transite ilegitimo, que es
necesario desesperar de la cien—
cia y limitarse a la mera concien
cia" (8).
Segun Balmes aqul viene, justamente, a incidir otro criterio: la necesidad interna de la propia facultad o criterio del instinto intelectual. Con él se salva el ultime
paso en la explicaciôn del hecho del conocimiento. Dadas unas
determinadas condiciones, activados el criterio de conciencia
y el de evidencia, tenemos que ceder a una primera necesidad,
a un non plus ultra
de la filosofia como lo denomina Balmes:
"Yo creo que la expresiôn sentido
comûn signifies una ley de nues—
tro esplritu ..., y consiste en una inclinaciôn natural de nues—
tro esplritu a dar su asenso a —
ciertas verdades no atestiguadas
por la conciencia, ni demostradas
por la razôn; y que todos los hom
bres han menester para satisfacer
las necesidades de la vida sensi­
tive, intelectual o moral" (9)«
Cada uno de estos criterios no funciona de una manera
independiente yautônoma, sino en armonia.
ley la
recoge Balmes en
mûltiples mementos,
Esta ûltima
y con ello nos da
a entender el valor que le atribuye.
"No hay, pues, en el hombre crite.
rios de verdad enteramente aislados. Todos estân en relaciôn; se
afirman y se c omplet an reclprocamente; siendo de notar que las —
verdades de que estân ciertos to­
dos los hombres estân apoyadas de
algûn modo por todos los crite--rios" (10)
351
Estas palabras expresan el mas genuine pensamien
to de nuestro autor. Habrâ que tenerlas muy en cuenta, sobre
todo a la hora de la comprensiôn del instinto intelectual, si
no queremos dar interpretaciones totalmente equivocadas de su
criteriologla.
En algûn momento del tratajo hemos notado que h^
blar, por ejemplo, de "verdad de instinto intelectual" significaria, en rigor, concéder una parce]a de dicha verdad -si es que se nos permits hablar de esta forma- al instinto inte­
lectual, por supuesto la principal, en conjunciôn con otras parcelas de la misma verdad y que vendrlan justificadas por otros criterios, Cada criterio, y desde su propio ângulo, vijs
ne en apoyo no sôlo de distintas verdades sino de la misma -verdad en conjunciôn con los otros criterios.
DISTINTAS ACUSACIONES QUE HA RECIBIDO LA FILOSO­
FIA DE BALMES. CONCRETAMENTE SU TEORIA DEL INS—
TINTO INTELECTUAL
Ha sido otra parte importante de nuestro trabajo,
el ver cômo la historia ha ido juzgando e interpretnndo su -pensamiento filosôfico. Hemos recordado en qué puede quedar "su cartesianismo" , que es una de las acusaciones que se le
ha hecho. Asl mismo vimos que simpatizando en algo con San —
Agustln^ no podemos sostener que su instinto intelectual sea el équivalente de la "memoria Del" agustiniana. Esta memoria
Del équivale a
un "re-conocimiento" Je contenidos implicites
en la conciencia. El instinto intelec tuai de Balmes no implica re-conocimiento a ningûn contenido implicite, es sôlo la capacidad interna a la facultad para cl conocimiento.
No es Balmes autor fidéista, aunque asl le hayan
juzgado también algunos intérpretes. En su momento se insis—
tiô suficlentemente en este tema asl como de su liberaciôn de
toda sombra de escepticisme. Son dos postures filosôficas -si
es que se le pueden llamar asl- que expresamente rechaza Bal­
mes .
352
La acusaciôn m&s decldlda que ha recibido Balmes
ha
sido la de filôsofo del Sentido Comûn y seguidor fiel de -
la
Escuela Escocesa. En este caso, tanto la Escuela Escocesa
como Balmes, tendrlan una fuente comûn: el Jesulta francés P.
Buff1er, y alargando un poco mûs Luis Vives.
Remitimos a la ûltima
ra
parte de este capitule pa­
justificar el juicio de valor que nos merece esta interpre^
taciôn .
EXPOSICION DE LA FILOSOFIA DEL SENTIDO COMUN
Si hablamos de liberar a Balmes de mere seguidor
de la Egcuela Escocesa era necesario un repaso por la llamada
Filosofia del Sentido Comûn. Han ocupado nuestra atenciôn los
siguientes autores: el P. Buffier, francés, como primer autor
que sistematiza esta Filosofia del sentido comûn y sus princi^
pies. Unos principios primeros y primaries que, teniendo fuer
za de verdad externa, no tienen otra fuerza de justificaciôn
que la propia necesidad y convicciôn subjetiva. Esto estâ muy
lejos de la soluciôn balmesiana que se nos présenta mucho mâs
radical y mucho mâs racional. También hemos tenido que reco-ger las aportaciones de R e i d , como principal représentants de
la Escuela Escocesa. Se nos ha mostrado como conocedor y,
en
cierto sentido, seguidor del P. Buffier. En todo caso, el sen
tido general de su Filosofia, de sus principios de sentido co^
mûn, coinciden plenamente con lo senalado por el jesuita fraa
cés.
Como représentants espanol de esta corriente
se
ha citado el nombre de Llorens y Barba q u e , como fiel intér-prete y seguidor de Hamilton, recoge en sus Lecciones de Filo^
Sofia los principios de esta corriente de Filosofia.
Todos ellos, y con sus variantes correspondientes,
viene a coincidir en una misma linea de argumentaciôn criteria
lôgica: se trata de la existencia del sentido comûn o conjunto
de primeros principios, con fuerza de verdad externa, que br^
tan espontâneamente, instintivamente, que no tiene mâs apoyo
que la necesidad subjetiva de la que cada uno somos testigos.
353
y que, como ûnico criterio, vienen a ^er el tronco sobre el que se levants todo el edificio o ârbol del conocimiento. Lue^
go, podemos concluir, que todo se apoya en una pura necesidad
subjetiva. Y esto no en un nivel de pre-reflexion filosôfica,
sino justamente en la reflexiôn critica mâs exigents que se puede establecer.
También esta fôrmula estâ lejos de ser la solu-ciôn balmesiana al problema del conocimiento.
POSICION FILOSOFICA DE BALMES
Después de todo lo expuesto, nos parece que con
relaciôn al filôsofo de Vich y sus posibles contactes con
la
Filosofia del Sentido Comûn, muy especialmente con la Escuela
Escocesa,
se pueden establecer estos cuatro principios de so­
luciôn:
1) Hay que reconocer un intento comûn en el es—
fuerzo filosôfico; es decir, todos estos autores
vienen a unir sus voces en un grito comûn para salvar a la filosofia tanto del idealismo como del empirisme -sensualisino-.
2) También es comûn la insistencia de unos y
de
otros en recurrir al "sentido comûn" como camino
vâlido en la bûsqueda de la verdad.
3) Pero, en honor a la verdad, parece que tene—
mos que concluir que la interpretaciôn y contenir
do de lo que significa el "sentido comûn" dentro
de la Escuela Escocesa y en el pensamiento de —
Jaime Balmes son diferentes.
4) La recta interpretaciôn de la independencia de Balmes pasa, muy concretamente, por la valora­
ciôn del hombre entero, por la variedad de criterios y la unidad en el dato de la conciencia y por la ley de la armonia en el funcionamiento de
los mismos.
354
Los dos. primeros enunciados ya han quedado suficlentemente aclarados. Ahora, en el momento de las conclusio­
nes del trabajo, insistimos ûnicamente en los otros dos enun­
ciados .
Es bien significative, como lo hemos recogido
a
lo largo del estudio, la insistencia con que Balmes recurre al "hombre entero" para explicar el fenômeno del conocimiento.
El dato no solamente se nos
maniflesta como en-
rlquecedor en comparaciôn con el reste de la Filosofia del Sen
tido Comûn, también se nos ofrece como iniciàdor de filosofias
posteriores a él y que insisten énormémente en esta verdad: complejidad del fenômeno del conocimiento, tanto desde el pun
to de vista de lo conocido como desde el punto de vista del sujeto que conoce. Apuntamos aqui como valor de Balmes la intuiciôn en s i , no queremos decir que lo baya desarrollado
en
todas sus dimensiones.
Con esto va unido la verdad de la interrelaciôn
entre los diferentes criterios de conocimiento.
Este doble dato h a c e :que los llamados principios
o mejor "verdades de sentido comûn" de Balmes, al ser fruto de esa corabinaciôn de criterios, no puedan identificarse
con
los primeros principios de la Escuela Escocesa, que son fruto
exclusivo de la fuerza de la subjetividad.
La lista de textes en este sentido podria ser —
bien larga; elegimos algunos suficlentemente expresivos:
"Este método de filosofar ...es la sumisiôn voluntaria a una nec&
sidad indeclinable de nuestra pr^
pia naturaleza; es la combinaciôn
de la razôn con el instinto; es la atenciôn simultanés a las diferentes voces que resuenen en el fondo de nuestro esplritu" (11 ).
Solamente con este texte en la mano podriamos —
salvar al filôsofo catalan de toda acusaciôn de fideista y —
dogmético de que ha sido objeto. El examen critico nos conven
ce de que no va la razôn, por ejemplo, por un lado y el ins--
355
tinto por otro, sino de que se comple.::entan y vienen en apoyo
mutuo;
"Aqul observare lo
métodos que aislan
del hombre, y q u e ,
mejor el esplritu,
y mutilan.
errado de los
las facultades
para conocer le desfiguran
Hay en el hombre, como en el universo, un conjunto de leyes cuyos
efectos se desenvuelven simulta-neamente, con una regularidad armoniosa" (12 ),
Una cosa es dividir y separar a la hora de la -comprensiôn y estudio de las facultades o los criterios por los que se mueven y otra, muy diferente, es pensar que de
he^
cho funcionan en ese aislamiento. Nada mas lejos de la verdad.
"... se manifiesta la verdad sobre
el enlace de los dif erentes crite^
rios y la necesidad de no atenerse a una filosofia exclusiva. El
sentido Intimo, o la conciencia,sirve de base a los demâs, como un hecho indispensable; pero él mismo se destruye si se niegan —
los otros" (1 3 )•
El texto merece toda la é.tenciôn. Incluso el mi^
mo criterio de conciencia, que sirve tie base a cualquier otro
-sin él todo se destruye-, se viene aliajo si se niegan los —
otros.
"En lo tocante a la certeza convie^
ne no perder de vista la observaciôn que precede: hacerse demasia­
do exclusivo es colocarse al borde
del error.Anallcese enhorabuena
las fuentes de la verdad; pero al
mirarlas por separado no se pierda de vista el conjunto" (14 ).
"La unidad es un gran bien".
No solamente es un gran bien, es la exigencia de
nuestra naturaleza.
"Una de las leyes mâs constantes de nuestro ser es la necesidad de
356
un ejerclclo simultâneo de faculty
des, no sôlo para cerclorarse de la verdad, sino también para encon
trarla...
Las facultades estân en relaciôn Intima y reciproca; influyen de —
c ont 1nuo las unas sobre las otras.
Aislarlas es mutilarlas y a veces
extinguirlas" (15 ).
A renglôn seguido nos anade mâs claramente lo siguiente:
"No hay, pues, en el hombre crite­
rios de verdad enteramente aisla—
dos. Todos estân en relaciôn;se —
af irmân y se c omple tan reciprocamen
te..." (16),
Como vemos la insistencia con
esta verdad es muy notable.
que Balmes defiende
Y es que forma el nûcleo mismo
de
su criteriologla. De nuevo le olmos lo siguiente:
"La verdad compléta, como el bien
perfecto, no existen sin la armo-nla; ésta es una ley necesarla, y
a ella esté sujeto el hombre" (17 ).
Indirectamentè podemos deducir lo mismo de otro de lostextos de
conciencia.
Balmes a propôsito del valor y funciôn de
la
Ella se nos ofrece como centro comûn del ejer.cicio
de todas las facultades y lugar de combinaciôn de los distintos
aportes criteriolôgicos.
"Hay, pues, en el aima una concien
cia ûnica, centro comûn donde est?
el sentido intimo de toda activi-dad ejercida, de toda afecciôn rec^
bida, sea cual fuere el orden a —
que pertenezcan. Ahora bién:supongamos el caso menos favorable a mi
teoria, cual es el que la facultad
a que corresponde la intuiciôn sen
sible sea realmente distinta de la
facultad que ejerce el acto perce^
tivo de las relaciones de los obje.
tes ofrecidos por la intuiciôn sen
sible. i S e seguirâ de abl que el entendimiento necesite
algo inter
medio para ejercer su actividad so
bre los objetos presentados por d_i
357
cha Intuiciôn? No por cierto. El
acto del entendimiento puro y el
de la intuiciôn sensible, aunque
diferentes, se encuentran en un
campo comûn; la conciencia; alll
se ponen en contacte, ofreciendo
el uno los materiales y ejercien
do el otro su actividad percept^
va" (18).
El texto que acabamos de citar, aunque si bien
de una manera indirecta, es de una importancia capital en e^
te tema. Aparece revalorizado en toda su amplitud el dato de
la conciencia y respetado tanto el dato subjetivo como el —
trascendente al mismo. Este sano equilibrio es el qué da va­
lor a la soluciôn criteriolôglca de Balmes y le coloca muy encima de la soluciôn escocesa.
Lo mismo podemos deducir de estas palabras:
"La dificultad propuesta diraana
de que se consideran las faculta
des del aima, no sôlo como dis*-tintas, sino también como sépara
das, ejerciendo cada cual sus —
funciones en una esfera propia,exclusiva, enteramente aislada de la esfera de las demâs. Este
modo de considérer las faculta-des del aima, aunque favorable a
la clasificaciôn de las operacio
n é s , no esta de acuerdo con la ensenanza de la experiencia"(19 )•
Tendrlamos que citar también su obra El Criterio,
especialmente
en aquellos capitules que nos habla de
sidad y grandeza de laslntesis, y cuyo esplritu
ester resumido en su
la nece^
bien podrla
tantas veces citada conclusiôn del trja
b aj o . Alll escribe:
"Una buena lôgica -lo mismo podl^
amos decir de una buena criteri^
logla- del'iera comprender al hom
bre entero, porque la verdad es­
tâ en relaciôn con todas las fa
cultades del hombre..."(20).
Hemos visto asl una de las verdades mâs fecun-das del pensamiento de Balmes.
358
Concretândonos mâs a las llamadas primeras verda
des o verdades de sentido comun de la escuela escocesa y a -las verdades de sentido comûn de Jaime Balmes también encontre
mos sus diferencias.
Los primeros principios de la Filosofia del Sent
do Comûn, siguiendo con la mejor tradiciôn iniciada por el P.
Buffier, se nos presentan no sôlo con un valor ideal -en este
caso no habrla nada que oponer-, sino también con un valor rje
al, con fuerza de verdad externa. La justificaciôn no es otra
sino la propia necesidad subjetiva que nos fuerza espontânea­
mente a admitirlos como taies. Esto es lo mâs grave de esta Filosofia y lo que la diferencia del pensamiento de Balmes —
q u e , en este sentido se nos manifiesta mucho mâs radical, pues
su instinto intelectual se nos mxniflesta como una especie de
meta-rcritica frente a los llamados principios o verdades de sentido comûn. Escribe el P. Buffier:
"Ne faut-il s'attacher d'abord —
q u 'à ce qu'on peut appeler premi^
res vérités, qui sont la source et le principe de toutes les vér^
tés que l'on peut établir sur ::—
1 'existence réelle des objets --hors de nous; en sorte que toute
vérité qui ne serait pas une con­
séquence nécessaire de ces premi^
res vérités serait déclarée, par
la même, une vérité purement in—
terne et de spéculation"(21 ).
Las expresiones
"verdad externa" y "verdad de —
principio" aparecen, pues, en este autor como équivalentes. Las primeras verdades nos introducen sin mâs en el campo de lo real.
Ante estas afir m a d o n e s recordamos cômo para BaJL
mes estas verdades externes
son el resultado final de algo -
mâs —de mucho mâs, podriamos decir- que la pura necesidad su^
jètiva.
Comenta muy bien Ventosa Aguilar que Buffier no
niega la existencia de unas primeras verdades internas, de o£
den lôgico. Pero de ellas se ocupa la lôgica, no el Traité --
359
des premières vérités cuyo objeto consiste justamente en est^
blecer cuales son las fuentes de las primeras verdades exter­
nes, principios de todas las demâs verdades del mismo orden.
La fuerza que se concede al sentido comûn en es­
ta Filosofia con respecto a las verdades del mundo externo po
demos decir que es total; asl le parece y asl es, y no hay -mâs razôn que la necesidad del testimonio subjetivo. La fuer­
za que le concede Balmes a su instinto intelectual no es equJL
valente; éste viene a actuar sobre la fuerza de otros crite-rios y condiciones de extrasubjetividad como ûltima ley que impulsa al asenso de la verdad externa.
Hay mucho mâs que la pura necesidad subjetiva, aunque esto no quiere decir que no pueda actuar se de forma to^
talmente espontânea.
Se podrla objetar que ta.iibién Balmes habla de -unos primeros principios que permanecen a h l , invariables y un^
versalvente vâlidos, aparté de nuestra existencia concreta.
Ya se comprende que nada tienen que ver estos -primeros principios, necesarios y universales, que también ad
mite toda la Filosofia tradicional, con los primeros
princi­
pios de la Filosofia del Sentido Comûn que venimos comentando.
Balmes habla de unos principios idéales, a simple nivel dc —
subjetividad, y su valor no traspasa al campo de lo externo;y esto es, justamente, lo esencial y decisivo de esas verdades
primeras que estamos estudiando.
Pasar del campo de lo interno, ideal, al campo de
lo externo, extraideal, es que lo que nos queda por justificar
y es lo que intenta conseguir el planteamiento balmesiano, —
mientras que la Filosofia con la quo se estâ comparando lo da
por supuesto desde el primer momento. En este punto se separan
estas dos corrientes criteriolôgicas, aunque ambas recurran al
" sentido comûn" como tabla de salvaciôn y ambas se asemejen -recordemos que los campos de actuaciôn son diversos- en el actuar espontâneo y prefilosôfico, no antifilosôfico, de lo que cada uno entiende por sentido comûn.
Esta caracterlstica de las verdades de sentido -
360
comûn como verdades de valor externo, y que hemos visto bien
refiejada en la exposiciôn del P. Buffier, es también lo especlfico de la Escuela Escocesa, muy concretamente en Reid y
Hamilton, como vimos en su momento.
Es también lo tlpico de las obras de Llorens
y
Barba, fiel discipulo de Hamilton. Y aqul se nos ocurre un interrogante que puede ofrecer un valor indirecto a la tesis
que defendemos. Si Balmes fuera un filôsofo mâs de esta co—
rriente del "sentido comûn", al igual, por ejemplo, que Ha-milton, ^cômo explicar que el catalân Llorens y Barba apenas
le cite en su obra, cuando lo que pretende no es ninguna ex­
posiciôn original, sino el esclarecimiento y apoyo
a la Fi­
losofia del Sentido Comûn en su sentido mâs genuino?.
Parece que el interrogante no carece de valor y
posiblemente no se baya reparado demasiado en él.
Ciertamente que Balmes no acepta la doctrina del
entendimiento agente dd los escolâsticos como posibilidad pa
ra la abstracciôn y elaboraciôn de los conceptos. Pero esto
no implica que tenga que ceder a un subjetivismo tal que ra ­
ye en el fideismo o en el innatismo. Su intento filosôfico busùa una soluciôn intermedia donde se intégré la fuerza y el valor de lo percibido y la fuerza y dinâmica propia de —
las facultades del sujeto que percibe, que conoce, y que vie_
nen a quedar representadas
en su "instinto intelectual".
Filosôfica o crlticamente hablando dirlamos que
las certezas balmesianas son fruto de los distintos criterios
de conocimiento, y por lo.mismo, perfectamente racionales,
-
mientras que la certeza de los primeros principios de la Es ­
cuela Escocesa no tiene mâs justificaciôn que la necesidad implicada en ellos mismos y de la que subjetivamente somos testigos.
Esto signifies q u e , aunque el instinto intelec­
tual se nos manifiesta como pre-reflexivo, como algo antes de cualquier tipo de reflexiôn, en los distintos campos de su actuaciôn, no por eso podemos concluir que sea antirracio^
nal o antifilosôfico, sino mâs bien todo lo contrario: es la
361
base misma y la posibilidad de la racionalidad y de la filoso^
fia.
Nuestras afirmaciones quieren responder a la in­
terpretaciôn mejor y mâs honda del instinto intelectual balme^
siano. Siempre dejamos constancia de muchas expresiones ambi­
guës que se leen en sus obras, y que lo colocarian mâs cercano a toda la Filosofia del Sentido Comûn, y que matizaciônes
bien importantes
q u e , a buen seguro, habrla de haber corregi-
do de no haber muerto
a edad tan temprana.
Asl podemos entender perfectamente, teniendo esa
salvedad presents, que cuando Balmes nos dice que la certeza
no es, en primer término, fruto de le Filosofia, no quiere dei
cir que no sea fruto de la razôn, actuada, eso si, de una fojr
ma espontânea:
"Por cierto que él (se refiere al
nino) no se da cuenta asimismo de
esta fôrmula, es decir, que no ha
ce acto reflejo sobre alla: pero,
en la realidad, la tiene, y la —
prueba es q u e , en ofreciéndose el
caso, la aplica instantâneamente"
(2 2 ).
Ahora bien, cuando reflexionamos sobre estas fôr
mulas descubrimos su racionalidad, que va mâs allâ de la ferza instintiva de la Escuela Escocesa.
Podriamos decirlo con una fôrmula mâs sencilla,pero no menos compléta :
- El instinto intelectual de Jaime Balmes forma
parte de un todo racicnal, aunque actûe de una
forma espontânea.
- El sentido comûn de la Escuela Escocesa es el
todo del conocimiento y con fuerza exclusiva­
mente instintiva.
Las fôrmulas no son, como se puede apreciar, equ^
valantes ni mucho menos.
La distinta importancia que conceden ambas filos^
fias al sentido comûn o "instinto intelectual" segûn Balmes también se manifiesta a la hora de senalar el alcance de uno
362
y de otro. La fuerza y el alcance del Instinto intelectual ba^
meaiano -actûa en casos en que no media el testimonio de la con
ciencia ni el de la evidencia- es marcadamente mener que la —
del "sentido comûn" de la Filosofia de este nombre.
Las referencias inmedlatas que hace a Dios tampo­
co se puede identif icar con las que hace el P. Buffier o la Es^
cuela Escocesa. La postura de Balmes se desprende de la crlti­
ca que él mismo dirige a la forma de argumenter de Descartes que recurre de una forma inmediata e injustificada a Dios como
garantis de veracidad de sus conocimientos. Ello indica que —
Balme s estâ bien lejos de este recur so inmediato e in justif icjs
do a D i o s .
Para que se vean mejor los justos limites del ins^
tinto intelectual, que se define como inclinaciôn natural al asenso en los casos que estân fuera del dominlo de la concien­
cia y de la evidencia, podriamos decir que mâs que aplicado
a
casos séria a âmbitos de verdad de taies casos; asl se ve mejor
que no actûa solo o al margen. Estos son algunos ejemplos:
"El criterio de la evidencia encie,
rra dos cosas: la apariencia de —
las ideas, esto pertenece a la con
ciencia; el valor objetivo, exis—
tente o posible, esto pertenece al
instinto intelectual.
El testimonio de los sentidos en—
cierra también dos partes: la sen­
saciôn, como puramente subjetiva,esto es, de la conciencia; la creen
cia en la objetividad de la sensa­
ciôn, esto es, del instinto intelec^
tuai.
El testimonio de la autoridad huma
na se compone del de los sentidos,
que nos pone en relaciôn con nuestros semejantes, y el del instinto
intelectual, que nos induce a creerle".
Esta es una ley balmesiana en la que se ha de insistir por encima de todo. Ni le podemos juzgar y comprender al margen de esta ley de la unidad y la armonia, ni tampoco t£
mândole en expresiones aisladas y concretes.
Se exige esa mirada de conjunto para comprender -
363
lo que él intuyô en toorla del conoclmiento y que, por desgra
cia, no siempre expreso con la debida exactitud.
CONCLUSION
Después de todo lo expuesto, y que esperemos pue^
da contribulr al esclarecimiento del controvertido "instinto
intelectual” balmesiano, tenemos que concluir que, siendo
un
conocedor de la Filosofia del Sentido Comûn y tnereciéndole una
gran confianza tanto en sus intentos filosôflcos como en aigu
nos de
sus planteamientos, no se puede sostener
sea un
disclpulo mas de tal Filosofia.
que Balmes --
Su instinto intelectual, bien entendido, no es el equivalents del "sentido comûn" -conjunto de primeras verdades de valor externo- de esa Filosol'la.
Hay que reconocer su independencia
nés de
y sus intuicio,
originalidad,como la necesidad de atenerse a la comply
jidad del hombre que conoce o a la misma armonia de todos sus
criterios.
364
NOTAS
1 ) F . Fundamental, L,l,l ,2
2 ) Ibidem, L , I ,2 ,8
II, pâg, 9 .
II, pâg. 12 .
3 ) Ibidem, L, 1 ,2,15
4 ) Ibidem, L, 1 ,5 ,63
II, pâg. 15 .
II, pâg. 33.
5 ) Ibidem, L, 1 ,6 ,66
II, pâg. 35.
Ibidem, L, 1 ,7,72
II, pâg. 39.
6)
7 ) Ibidem, L, 1 ,24 ,236
II, pâg. 125 *
8) Ibidem, L, 1 ,25,245
II, pâg. 128.
(9 ) Ibidem, L,l, 52,316 II, pâg. 171.
(10 ) Ibidem, L ,1 34,338
II, pâg. 185.
II, pâg. 15.
(11 ) Ibidem, L ,1 2,15
(12 ) Ibidem, L ,1 15,159 II, pâg. 83.
(13 ) Ibidem, L ,1 26,263
(14 ) Ibidem, L ,1 34,338
II, pâg. 135.
(15) Ibidem, L ,1 34,338
(16) Ibidem, L ,1 34,338
II, pâg. 184 .
II, pâg. 183.
II, pâg. 185.
II, pâg. 186.
(17 ) Ibidem, L ,1 34,338
(18) Ibidem, L ,4 6,43
II, pâg. 387.
II, pâg. 423.
(19) Ibidem, L ,4 20,125
(20 ) El Criteria
22
C, 22,60
(21 ) VENTOSA AGUILAR,J.
s6ficas del p. Buf
(22 ) F.F., L ,1,4 ,45
II
III, pâg. 755.
El sentido comûn en las obras filo-
365
APENDICE BIOGRAFICO
INTRODUCCION
En la misma obra del doctor Jaime Balmes encontre
mos unas palabras que justifican sobredamente estas paginas de referencia biogrâfica. Escribe:
"La vida ce un hombre -lo dice s^
bre O'Connell- se explica muchas
veces por las primeras impresiones
que recibiô en su infancia" (1 )
Secundando la intencion y profunda verdad de estas
palabras nos queremos acercar, aunque sea un poco a grandes rasgos, a la vida y circunstancias de nuestro autor. Unas cir
cunstancias qu e , hay que decirlo ya desde este momento, tuvi&
ron mucho que ver con su pensamiento. Las experiencias personales del autor, los ambientes que le van rodeando y los dias
que atraviesa Espana, con como otras tantas piedras que van forjando su edificio intelectual. Esta es la razôn profunda por la que, aun tratando un tema tan especifico como es su —
teorxa del instinto intelectual, nos vemos obligados a echar
una mirada a algunos momentos y circunstancias mas sobresalien
tes de su vida.
366
El mlsmo Balmes es qulen nos da las caracterlstjL
cas geogrâficas, y sobre todo morales, de la Cataluna Vieja,a la que pertenece. Atrlbuye a los montaneses, como cualidades
espirituales, un gran tesoro de ideas y sentimientos morales,
-fundamento de la vida individual, familiar y social-, un -arraigado amor a la tradicion y una vida heroica de trabajo.
(2 ) .
LA FAMILIA
Centrândonos en la familia Balmes podemos decir
que todos sus ascendientes, en cuanto a su condiciôn social,pertenecen
a la clase trabajadora y humilde. El jamâs se aver
gonzô de su condicién y sus sentimientos los podemos leer
en
lo que escribiô da Espartero:
"Se ha echado en cara a Espartero
su humilde nacimiento; a los ojos
de la razôn ésto no significa nada: al contrario, si el ex-regente hubiese manifestado con sus —
obras que la fortuna no le habla
elevado sin merecerlo, la misma oscuridad de la cuna fuera un be­
lle timbre de su gloria. ^De que
sirve a un imbécil el lustre de su alcurnia? ^Para que necesita un grande hombre los titulos de
sus mayores? La nobleza que no ejs
t& sostenida por las cualidades personales del que la posee es un
nombre vano: los mérites de nuestros antepasados no son nuestros
y s6lo se nos aplicarân si los —
imitâmes « El hombre de humilde eu
na que se eleva a encumbrados -puestos por solas sus prendas, se^
ra tanto mas digne de loa cuanto
no ha tenido en su apoyo ni el fa
vor que dispensa el mundo a los vastagos de ilustre prosapia ni los medios de instrucciôn y educa
cion que propercionan las grandes
riquezas; en tal caso, la humildad
de nacimiento mas bien debiera —
ser excusa de algunas faltas que
cargo para agravarlas" (3 )*
367
Son palabras que, sin demasiadas distorsiones,podrlamos aplicar al propio Balmes. Sus ascendientes de 11—
nea paterna ejercieron todos el oficio de "arriérés". Por IJL
nea materna entroncaba con unos antiguos curtidores. No obs­
tante su condiciôn social, hay que reconocer valiosos talentes familières, como él mismo nos dice:
"Yo -decia- tengo mueha memoria,
pero mi padre tiens aun mucha -mas. Si éJ y mi abuelo hubiesen
estudiado, habrian side mâs céle^
bres que yo" (4).
Serâ bueno
un pequeno
también, en este momento, que hagamos
esfuerzo con el fin de situarnos en el momento his^
torico en que Jaime Balmes viens a este mundo.
Bstamos en
diez
la ciudad de Vich. Ciudad de unos —
milhabitantes, y eminentemente estudiantil. Es el aho
de 1810. En las efemérides de este aho, que se consignan
en
la ciudad de Vich, leemos:
"Dia 28 de
en Vich el
(5)
agosto de 1810. Nace
doctor Jaime Balmes".
PRIMERA EDUCACION
Balmes era el cuarto hi jo
milia. Podemos decir,segûn
de los once de su fa­
se nos refiere en
la obra de Gar
cia de los Santos, que le tratô intimamente, que fue la hu—
mildad, el tesôn y la piedad cristiana de su madré lo que in
fluyo notablemente en su vida (6 ). Dice el P. Casanovas
que
ella ensehô a su hi jo las cosas del cielo antes que las de la tierra, y quiso que amase mâs a Bios que a ella misma. —
Fue su primera maestra en la piedad, on la doctrina cristia­
na y en la oraciôn.
De ahl que Balmes practice un afecto filial hacia su madré honda y delicadamente.
Esta que hemos llamado primera educaciôn marco
toda la vida de Balmes, como veremos a lo largo de estas pâginas.
368
E STUDIQS EN EL SEMINARIO
A los slete ahos lo encontramos ya en el semlnarlo,
(él decia que se acordaba lauy poco de sus primeras letras:
las que cursô antes de entrer en el seminario) donde adquiriô
parte de su forméeion ;
El seminario de Vich lo fundo D . Gaspar Gil en 1635 y llegé a ser uno de los mâs célébrés de toda Espana. DjL
ce LA FUENTE que en el siglo XVIII estaba a mâs altura en ensje
Aanza que muchas universidades. Ciertamente que a comienzos del siglo XIX sufriô mucho. Vendrian luego, en los ahos I809 a
1812, las famosas incursiones de los franceses, y posteriormen
te las luchas entre constitucionales y réalistes. Cada uno de
estos acontecimientos suponia un nuevo quebranto para la ciu­
dad y para el seminario.
Dos hombres se encargaron de la restauraciôn del
seminario. El doctor Puigllat, futuro obispo de Lérida, y
el
obispo Corcuera. Este ultimo habia nacldo en Câdiz en 1776, peso por SigUenza como rector del seminario, y llegô a Vich como obispo el aho I8 2 5 . El fue el Verdadero descubridor y -protector de Jaime Balmes (7)*
En este seminario dedicô Balmes los très priroeros
ahos al estudio de la Gramâtica latina. En I82O empezaba los
estudios de Retôrica, coincidiendo con el trienio constitucio^
n a l , cuyo fervor llevaria al ayuntamiento de Vich a entrome-terse en
los asuntos
diciendo
que acontecimientos
del
seminario.Reflexiona el P. Casanovas
de este tipo hicieron que Jaime
Balmes, con solo sus diez ahos, meditara profundamente en los
destinos de Espaha, que tanto se refiejaria luego en sus obras
(8 ).
ESTUDIOS DE FILOSOFIA
En 1822 empezaba sus estudios de filosofia. De su ânimo en aquel entonces nos dan cuenta sus propias palabras,
que escribiô a los treinta y très ah o s :
"Hubo un tiempo en que el prestigio de ciertos hombres, el desium
bramiento producido por la ardien
369
te aureola que coronaba sus sienes,
la ninguna experlencla del mundo cientlfico, y sobre todo el fuego
de la edad âvido de cebarse en algûn pâbulo noble y seductor, me ha
bxân comunicado una viva fe en la
ciencia y me hacian saludar con a^
borozo el dia afortunado en que in
troducirme pudiera en su templo pa
ra iniciarme en sus profundos arc^
nos, siquiera como el ultimo de -sus adept os. IOh I Aquella era la mâs hermosa ilusiôn que halagar pu
do el aima humana: la vida de los
sabios me parecla a ml la de un se^
midiôs sobre la tierra" (9 )«
De 1822 a 1825 hizo los très cursos de Filosofia.
Por este tiempo comienza también su autoeducaciôn, apoyada co­
mo él mismo dice en
lalectura de obras elementales y en la
ditaciôn. Recordemos aquel
me^
momento en que leyô en Hobbes lo s^
guiente:
"Si yo hubiera leido tanto
ellos, séria tan ignorante
ellos" .
como —
como --
Balmes creyô descubrir aqui un tesoro (10), Es -obligada una referencia
a la biblioteca episcopal. Era
como la
segunda casa de Balmes y en ella iba completando su formaciôn.
Unas palabras del bibliotecario Soler puede ser el mejor test^
monio al respecte. Dice.
'"...durante una porciôn de ahos —
que cuidé la biblioteca pûblica -diocesana..., le vi constantemente
asistir y registrarlo todo, casi siempre de p i e , pasando revista, por decirlo a s i , a los libres e in
dices, y anotando muy frecuentemen
te lo que debia picar su curiosi-dad y tac:o exquisites" (11).
Y en otro lugar nos dice :
"Asi es que por esto, y porque te­
nia el tiempo en muchisima estima,
rara vez necesitaba mâs de un dia
para despachar un libre de très o
cuatrocientas pâginas, consiguien
do ahonar el tiempo y estudiar —
siempre con fruto seguro" (1 2 ).
370
La biblioteca episcopal, con sus 20.000 volûmenes
y su silencio sobrecogedor, era indudablemente el lugar preferido de Balmes.
ESTUDIOS EN LA UNIVERSIDAD
En 1826, y tras haber cursado primero de Teologla
en el seminario, ingresa Balmes en la U. .iversidad de Cervera.Tiene, pues, I6 ahos.
Balmes consiguio en su Vindicacion personal este
acto de generosidad del obispo Corcuera:
>
"El aho 2 6 , el difunto obispo de Vich, el sehor don Pablo de Jésus
Corcuera y Caserta, me agraciô con
una beca en el Real Colegio de San
Carlos, en la Universidad de Cerve^
ra. Es de advertir que este sehor
obispo era sumamente celoso, muy delicado en materias politicas y sobremanera vigilante en todo lo concerniente al modo de pensar y a
la conducta de los estudiantes. Lo
sabe toda la diôcesis de ^ich; lo
saben todos cuantos le conocieron
en SigUenza, cuando estaba de rec­
tor en el seminario; y precisamente hay en Madrid una persona que la habla tratado mucho y. se habla
formado bajo su direcciôn, mi ami­
go el respetable P. Carasa, de la
Compahla de Jésus. Pongo estos por
menores para que se vea que un tal
nombramiento para colegial, y eso
entre muchos otros pretendientes,supone buena reputaciôn en el agra
ciado" (13)•
Ciertamente el ingreso en la Universidad le llena
de alegria.
No es este el momento de historiar el curso de e^
ta Universidad. Digamos solamente que del siglo X V I I I recibi—
mos ecos de "elogio" y "adulaciôn"; en el X I X y X X las referen
cias llegan casi al "menosprecio"
(l4 ).
En lineas générales, se puede afirmar que el si—
glo X V I I I no dejo a la Universidad la herencia de una orienta-
371
cion cientifica y pedagôgica. Y al conienzar el XIX aumenta -mâs y mâs la desorientaciôn. Como un ejemplo podemos apuntar
que el l6 de agosto de 1820 se pusieron como texto de Teolo—
gla las Institutionss Lugdunenses, prohibidas en Roma el ano
1792 por jansenista. (1 5 )El trienio constitucional se votô una ley de ensehanza por la que se creaba la Universidad de Barcelona, que
suponia implicitamente la desaparicion de la de Cervera. Bar­
celona se apresurô a abrirla, y la Sgcretarla de Estado, con
un despacho del 8 de noviembre de 1822, comunicabp a Cervera
que, abierta la Universidad de Barcelona, aquella ténia que cerrarse (I6 ).
En octubre de 1824, con la nueva reacciôn, se da
ba un plan nuevo de estudios. Es el que le tocô seguir a Bal­
mes. El articule 34 establecia como t ;xto de las clases de fj.
losofia el de Guevara.
A estas causas habria qua anadir también el des­
favorable estado econômico y la falta de buenos profesores. Todo esto hizo que se llegase a confcrir el grade de "doctor"
a todos los diputados de la provincia, con el fin de negociar
en Madrid la continüidad de la Universidad.
el Archive de la Casa Don de Barcelona)
(Segûn consta
en
(17)«
La consecuencia clara de todo este estado de co­
sas
es quecuando Jaime Balmes llegô a la Universidad, con to^
do su entusiasmo e ilusiôn intelectual, ésta se encontraba —
"enferma de enfermedad mortal" (I8 ).
De 1826 a 1830 cursa Balmes los cuatro ahos de Teologia necesarios para el "grade mener". Se gradué el 9 de
junio de I83O con todos los honores.
Los acontecimientos politicos de este aho hacen
que
se suspendan los cursos en las Universidades y se organi-
cen
en las
ciudades particulares a ténor de cursos privados.-
Ello hace que encontremos de nuevo a Balmes en su ciudad de —
Vich. Aqui cursa quinte y sexto aho de Teologia.
El trabajo principal de Balmes durante estos dos
ahos no fueron las asignatures d e1 curso, sino las lecturas —
372
privadas. SADU R N I , uno de los biôgrafos que bebiô en fuentes mâs seguras, escribe:
"Estos dos ahos de estudios priva­
dos, que apenas mencionan los biôgrafos, son, no obstante, de los mâs importantes de la vida de Bal­
mes, Porque, si bien en Cervera -habia crecido râpidamente tanto en
lo fisico como en lo intelectual,durante estos dos ahos privados —
fue cuando principalmente se formô
el sabio en la soledad de una bi-blioteca desconocida, como dice
la y Fontanals".(1 9 )
El aho 1 8 3 2 se abre de nuevo las Universidades
y
Balmes puede continuer en Cervera sus estudios de Teologia. Al
aho siguiente se présenta a unas oposiciones a una câtedra
de
Cervera. Oposicion frustrada por ciertas intrigas. Asi se expl^
ca lo que escribiô el doctor Ramôn Miguel:
"Don José Ricart, que era uno de los opositores, me ha asegurado —
que Balmes fue sin disputa el que
con mâs conocimientos y maestria desempehô los ejercicios de oposi­
cion, y que, en justicia, debiô ha
ber ocupado el primer lugar en la
terna"(20).
Citamos este detalle biogrâfico porque marca simbôlicamente el proceso de una serie de infortunios en la vida
y persona de Balmes.
Lo mismo le ocurriô en las oposiciones a una ca-nonjia en Vich. A sus veintitrés ahos, y todavia sin recibir las ôrdenes sagradas, se atreve a disputarles aquella canonjia
a los doctores Jaime Passarell y Jaime Soler. Alguien, con una
sonrisa entre irônica y sabia, decia:
"Claro que es liste; pero, ^qué ha
de hacer tan jovencito" (21).
La verdad es que también perdiô las oposiciones.
ORDENES SAGRADAS
El octavo curso de Teologia, aho 1033 ® 1834, fue
el de las ôrdenes sagradas. El 2o de septiembre de 1834 recibia
373
la ordenaciôn de presbltero.
De aquellos dias se nos ha conservado una anécd^
ta bien signifientiva. "Que quieres, Jaime" Le dijo el Obispo
Corcuera. "Senor, un curato". "No; ve a la Universidad y estu
dia" (22).
NUEVA ETAPA EN CERVERA
Tenemos de nuevo a Balmes en la Universidad. Ahora se matricula en cânones. Combina el estudio con la ensehan
za, y tiens su discurso doctoral sobre materia de ensehanza en Espaha. Las ideas principales las publicaria luego, en
el
aho 1845, en el PENSAMIENTO DE LA NACION.
El aho 1833 se despide Balmes definitivamente
de
la Universidad de Cervera.
Sus sentimientos los podemos deducir de sus mis-mas palabras en lo que toca a esta Universidad:
"No nos ciega el amor a ninguna universiùad de provincia -escri—
b i o - ; a ninguna de ellas pertenecemos, si no es por los grades,—
cuyo8 diplomas para nada nos sirven" (2 3 ).
Podemos concluir diciendo que Balmes es el ulti­
mo hombre grande que da la Universidad de Cervera. El decreto
real de 1835 aprobando los estudios de derecho civil, cânones
y oratoria suponia formalmente el cierre definitive de esta Universidad.
VIDA OCULTA DE BALMES
Asi se ha llamado la etapa que va de I836 a l84l
en la vida de Jaime Balmes. Es "su vida oculta". Tuvo que qujs
darse de momento en su ciudad, Vich, y dedicarse a dar clases
particulares.
Por estaépoca es cuando se empieza
llar suverdadera
vocaciôn, la de
a desarro—
escritor. En su autobiogra-
fla nos dice :
"Nada conozco mâs grato que escr^
bir una palabra y tener una seguridad profunda de que aquella pa­
labra dentro de pocas horas vola-
374
râ a grandes dlstancias y vlbrarâ
e n m i l l a r e s de e s p l r l t u s " .
E n V i c h es
BALMES.
AUTOR UNIVERSAL
El g e n i o
fu e.
t a m b i é n p r o f e s o r de m a t e m â t i c a s de la
câtedra c reada en 18 3 7*
nueva
Casi
de la n o c h e
p r i m e r p i a n o de
la
Balmes
tica,
h a b l a de
s a l i r p or a l g û n
a la m a h a n a
f a ma n a c i o n a l
n os
ofrece
salta
o filôsôfico.
Todos
s it i o y asi --
f i g u r a de B a l m e s a
e internacional.
una
o b r a e m i n e n t e m e n t e apologjé
y esto en los campos mâs variados:
ligioso
la
lo s t e m a s de
politico,
social,
re^
i m p o r t a n c i a c a b e n en
su m e d i t a c i ô n y en su p l um a.
Con
lico
s o br e
o c a s i ô n de u n c o n c u r s o
el t e m a d e l
celibato
en el c l e r o c a t ô l i c o ,
se d e c i d i ô a e s c r i b i r u n a m e m o r i a
sentaciôn y fallo del
e n El M a d r i l e n o C at ô -
s ob r e
j u r a d o el d i r e c t o r
es
tema « Tras
Balmesla p re -
le e s cr i b e :
" T e n g o el h o n o r de p a r t i c i p a r a Vd. c o m o su M e m o r i a ha m e r e c i d o la n o t a s o b r e s a l i e n t e e n el p r i —
m e r c e r t a m e n c a t ô l i c o ..." Es e l ­
an o l84o.
Por estas mismas
g r a n o b r a de f i l o s o f i a
. .. Un a s u n t o d e l m â x i m o
t a m b i é n e n l84o,
ticas y
causé
de
e c o n ô m i c a s s o br e
esta
estaba ya naciendo
cler o.
en aquellos dias
los bie n e s del
las
era
C o n e s t e m o t i v e B a l m e s pu
su o b r a : O b s e r v a c i o n e s
obra dantestimonlo
su --
EL P R O T E S T A N T I S M O .
interés nacional
el r e l a t i v e a los b i e n e s d e l
blica,
fechas
de la h i s t o r i a
c l e ro .
siguientes
s o c ia le s ,
Del
poli
e f e c t o que
l l n e a s de G a r d a
l os San tos:
" T o d o s los d i p u t a d o s que h a b l a n h a b l a d o e n d e f e n s a d el c lero, h a ­
b l a n f u n d a d o sus d i s c u r s o s en los
cânones. C uando vi e r o n defendida
la t e s i s e n el p i a n o de las c ie nc ia s s o c i a l e s , p o l i t i c a s y e c o n ô ­
m i c a s , s in c i t a r ni una ley, que d a r o n p r o f u n lamente a d m i r a d o s . Un
d i p u t a d o de g r a n n o m b r a d l a p o r su
d i s c u r s o en d e f e n s a del c l e r o , el
375
sehor don Santiago Tejada, dijo
al leerlo: "Mi discurso no puede
comparerse con ese" (24)
S o n l os p r i m e r o s
ânimo
increible.
é x i t o s de l
a u t o r y le d a n u n
--
E n la A u t o b i o g r a f l a n o s dic e:
"Alentado con un éxito para mi muy inesperado, continué traba-j a n d o en el p r o t e s t a n t i s m e c o m p a
r a d o c o n el c a t o l i c i s m o ..."
Profundamente
t ar
c on su p l u m a ,
n os,
y se d e c i d e
tico:
p r e o c u p a d o p o r la
situaciôn polity
y c o n s c i e n t e ds l b i e n que él p o d i a a p o r
en de n u e s t r a p a t r i a ,
deja a un lado
a publicar
Consideraciones
la o b r a q ue
su p r i m e r a
politicas
sobre
lleva
entre ma-
o b r a de a l c a n c e
poli­
la s i t u a c i ô n de E s p a h a .
(25) .
Obra
de
importancia
La R e l i g i ô n d e m o s t r a d a
Por este
propaganda
en forma
y o : "C o n v e r s a
c i ô n ".
de
d i alogada. Balmes
aparté merece
nalmente
d ri d,
De
el
su-
lo P a p a ".
importancia.
la*revista
o bra
De
encar—
l84l-l843
"La C i v i l i z a -
es d e c i s i v a d e s ­
1843 a 1844 p u b l i c a p e r s o - -
"L a S o c i e d a d ". P o s t e r i o r m e n t e , y e n M a —
la r e v i s t a
fu n d a
l i b r i t o s de
también publica
s ob re
de B a l m e s en e s t a
l os p u n t o s de v i s t a .
t i e m p o es
su l a b o r p e r i o d i s t i c a
la m â x i m a
en c o l a b o r a c i ô n c o n otr os ,
La a p o r t a c i ô n
todos
p o r e st e
loa n i h o s .
t i e m p o estabai de m o d a u n o s
en tr ès r e v i s t a s d e
publica,
de
d ' u n p a g é s de m u n t a n y a
Nota
nada
publicada
al a l c a n c e
y mantiene
El P e n s a m i e n t o de la N a c l ô n .
I N T E R V E N E ION EN E L PROBI.EMA S U C E S O R l ü
A la m u e r t e
ha
no,
u n g ra v e
Ü.
problems
Carlos,
Cristina
y sus
en n o m b r e
problema venia
y que p r i v a b a
de F e r n a n d o V I I
seguidores;
de
c o n la f a m o s a L e y
Con
Carlos
vuolvc
a implantar;
p o r otro,
la p r i n c e sa Is a b e l .
a l a s m u j e r e s de
t rono.
se o r i g i n a
s u c e s o r i o . P o r u n lado,
IV h a b i a
luego
S â l i ca ,
la a n u l a r i a
y,
en E s p a ­
su h e r m a
la r e p e n t e D h a . M ®
La r a i z filtima d el
dada
l os d e r e c h o s
sido abolida.
estaba
por F e l i p e V,
sucesorios
al
--
F e r n a n d o V II
la
--
p o c o a n t e s de
su --
576
muerte, la volverla a Implantar. Surge, con ello, la gran di­
vision en Espaha. A1 lado de D. Carlos estaba la mayor!a del
clero, de la nobleza y una buena parte del pais, el tradicionalismo. Se identifico con el esplritu foral frente a la tendencia centralizadora de la otra fraccion, del liberalismo -oponente.
Los ahos que van de 1833 a l840 se ven marcados por la primera guerra carlista. En el norte termina con el -convenio de Vergara, -agosto de 1839-, y en el bajo Aragon en
julio de l84o.
Esta es la cuestiôn politics que ocupa pâginas, gestiones y desvelos de Jaime Balmes. La solucion del problè­
me la veia en un mntrimonio:
el matrimonio entre la hija de -
Fernando V I I , la infanta Isabel, y el hijo de D. Carlos, Car­
los Luis, duque de Montemolin.
Balmes
se d i s t i n g u i â p o r u n a g r a n c a m p a h a ,
t o d o en El P e n s a m i e n t o de la N a c i o n , a f a v o r de
nio
c o m o s o l u c i o n a los m a i e s
sobre
e st e m a t r i m o ­
de Esp ah a:
" Es t e m a t r i m o n i o fue d e f e n d i d o —
c o n a l t e z a de m i r a s y p r o f u n d o —
s e n t i m i e n t o p o l i t i c o p o r J a i m e -B a l m e s en su p e r i ô d i c o t i t u l a d o -
El P.N." (26)
De
su e s t a d o de â n i mo ,
son buen testimonio
pondencia
estas
l i n e a s q ue
al
fracasar
sus p l a n e s ,
entresacamos
de
-
su c o r r e ^
c o n V IL U M A :
"Veremos lo que el negocio de de
si. Yo espero siempre, fundândome
en su misma necesidad. Lo veo a usted triste. Las cosas no son pa
ra men o s , pero es preciso ânimo y
paciencia" (27).
Y con mayor decepciôn y sentimiento, aunque con
su firme decision de seguir prestando su grano de arena en pro
de la verdad, escribia el 23 de septiembre de l846:
" H o n d a i m p r e s i ô n me ha p r o d u c i d o
la s e n t i d a c a r t a de u s t e d . L a v o z
de u n a p e r s o n a p a r a mi q ue p u e d o
co n o c e r l a tan franca, tan cordial,
n o ha d e j a d o de c o n m o v e r m e y de
377
h a c e r m e p e n s a r si tal v e z me e ng a ha b a ; p o r ■lesgracia, mi c o n v i c c i o n
se r o b u s t e c e c u a n t o m â s m e d l t o . D u
d o m u c h o qua p u e d a h a c e r b i e n escri
b i e n d o de p o l l t i c a . L as c i r c u n s t a n
cias ban variado compietamente:
f a l t a la base; n o sé c o m o se p ue d e
l e v a n t a r el e d i f i c i o . I n d i c a u st e d
qu e si c e s o de e s c r i b i r d i r â n que
m i u n i c o o b j e t o e ra el
matrimonio
de M o n t e m o l i n : el o b j e t o era un -sistema cuya clave
era el c a s a - - m i e n t o ; si d i c e n é s t o d i r â n v e r da d.
M e c o n j u r a u s t e d a q u e lo p i e n s e b ien, lo haré. Q u e d a m u c h o q u e h a ­
c e r e n i n t e r é s de la n ac i o n , es -c i e r t o , p e r o yo no p u e d o d e t e n e r las b o r r a s c a s q u e v a n a d e s e n c a d e n a r s e n i n a d i e t a m p o c o : q u i e n lo
i n t e n t e se e s t r e l l a r â . M e d i c e u s ­
t e d q ue el P r i n c i p e es b u e n suje to ,
no lo d u d o ; ^ p e r o q ué t e n e m o s
con
e s o ? ^ Qu é p o d r â h a c e r el P r i n c i p e
c o n la m e j o r v o l u n t a d d e l m u n d o ? N ad a, s e h o r M a r q u é s , n ada. Se m u e ^
tra usted poco dispu e s t o a mezclar
se e n p o l i t i c s : h a c e u s t e d b ie n . U s t e d n o s: r v e p a r a c o r t e s a n o y és^
ta no es é p o c a de h o m b r e s de E s t a ­
do. A h a d e u s t e d q ue se t r a t a de —
r e u n i r a l r e d e d o r d e l P r i n c i p e c on s or t e u n c e n t r e de i n f l u j o y p o d e r
m i l i t a r que s o s t e n g a el t rono. Y a
m e f i g u r a b a que se c o n t a b a c o n é s ­
to. I Po b r e p a l s I S i e m p r e el p o d e r
m i l i t a r , c o m o si g o b e r n a r f u e s e pie
l ea r y u n a n a c i o n p u d i e s e c o n v e r —
tirse en un campamento. Por desgra
cia, e n u n c a m p a m e n t o se c o n v e r t i ­
r a p o r u n a l a r g a t e m p o r a d a : h a y -h o m b r e s que se h a c e n la i l u s i ô n de
q ue se p u e d e n r e p a r t i r b o f e t o n e s a
d i e s t r o y s i n i e s t r o y q ue los d e —
m â s lo h a n de s uf r i r . I T o nt er la l T o d o s los h o m b r e s t i e n e n s a n g r e e n
sus v e n a s y s o n t a n t e s lo s que pre^
f i e r e n la m u e r t e a la h u m i l l a c i ô n .
E n t i e m p o s s e m e j a n t e s , ^qué p u e d o
e s p e r a r de m i s e s c r i t o s p o l i t i c o s ,
p or l e î d o s que se an ? S i n e m b a r g o ,m i e n t r a s s s c r i b a iré d i c i e n d o la v e r d a d : u f a n o s c o n su v i c t o r i a
de
m o m e n t o , no t i e n e n que e s p e r a r u n a
378
palabra de llsonja. Seré el mismo
ahora que antes) como no espero ni temo nada de nadie, poco me im
porta el desagrado de los poderosos" (2 8 ).
SUS GRANDES OBRAS
En el aho l84l comienza la publicaciôn, en ediciôn
castellana, de su gran obra "El Protestantismo" . Obra que pu­
blicaria también en francés y en inglés y que ofrecié con to­
do su entusiasmo al Papa.
Sus obras mâs eminentemente filosôficas ven la luz durante el perlodo de mayor agitaciôn polltica. En primer
lugar aparece El Criteria, en 184$, aunque lo habla escrito dos ahos antes. Al aho siguiente publica su Filosofia Fundamen­
tal « y por fin, en 1847 publica la Filosofia Elemental.
1848,
No podemos olvidar su obra Plo I X , pûblica
en --
endefensa de los intereses y la figura del Papa.
La pu
blicaciôn de la obra fue el comienzo de un duro calvario para
Balmes, ya que le llovieron incomprensiones y calumnias de t^
das partes, sobre todo de las llneas del clero.
Ese mismo aho, l848, él 9 de julio, a
los
38 --
ahos de edad, morla Jaime Balmes en su ciudad natal, Vich.
INTENTO FILOSOFICO DE BALMES
La doble intencion filosofica que podemos descu­
brir en la obra de este autor, crltica de unos sistemas de f^
losofia que considéra invâlidos y propuesta de un camino para
el descubrimiento de la verdad, la encontramos formulada en varies lugares de su obra. Ya en el prologo a la Filosofia —
Fundamental, obra de la mayor importancia para nuestro tem a ,nos dice que intenta prevenirnos contra una Filosofia plagada
de errores trascendentales. Estos, -dice-, que se han extend^
do por moda, no deben arraigar por principios (2 9 ). Por otro
lado, consciente de que el mal no se contiene solo con la represiôn sino que hay que ahogarle a fuerza de b i e n , ofrece un
camino que nos lleva al conocimiento de la verdad (30 ).
379
Aqui tenemos, pues, fornulados de una manera cla
ra y explicita las
mente
prensiones filosof icas que bulllan en
la -
de Balmes al lanzarse por estos derroteros.
Y estas dos partes claras de su filosofia son, -
también, las que queremos abordar en este trabajo. Esto nos ocuparâ la primera parte de nuestro estudio, aclarando que -nos centraremos no tanto en la crltica que hace de los siste­
mas que juzga invalides como en la exposicion "verdadera" del
conocimiento
que él, personal!simamente, ha elaborado. Den--
tro de este margen, y como reza el tltulo del trabajo, pondre^
mos especial interés en la parcela del llamado instinto inte­
lectual o sentido comûn.
Nuestro segundo gran intento se centrarâ en
la
exposiciôn sistemética de una serie de interpretaciones de —
que ha sido causa esta filosofia de Jaime Balmes.
Exposiciones q u e , adelantamos, no han hecho to­
do el
servicio que merecîa la adecuada interpretaciôn de
su -
teorla del conocimiento, concretamente su problenmtico "ins-tinto intelectual".
Por fin, y en un tercer bloque del trabajo, tra
taremos de enmarcar, en sus justos limites, el pensamiento de
nuestro autor en la llamada corriente "Filosofia del Sentido
Comûn". Una detallada y minuciosa comparaciôn con algunos
de
esos autores nos llevarâ a comprobar si de verdad es o no au­
tor que se enmarque en esa corriente filosofica. Esta sera, sin duda, la parte mas nueva e interesante de nuestro estudio.
IMPORTANCIA DEL ESTUDIO DE BALMES
Cuando leia por primera vez las obras complétas
de Balmes me impresionaron
aquellas palabras del P. Casano—
"como impresiôn general, hemos de
decir que a Balmes le han sido —
otorgados los honores de filôsofo;
pero no >*a sido comprendido, y lo
que es peo r , ni siquiera ha sido
estudiadi.. . . Evidentes demostra—
ciones de ello son las citas de frases suyas en un sentido dife-rente del que tienen en el texto"
(31) .
380
Analiza luego las distintas causas y motives de
esta realidad desde la que podlamos llamar filôsofla laica como desde el campo de los escolôsticos catôlicos.
Nos parece que la gravedad de esta afirmaciôn como un eco que se résisté a morir, llega hasta hoy. No séria
justo decir que desde entonces hasta hoy nada se ha hecho. Se ha estudiado y se han publicado cosas. Su
pensamiento, -
en la parcela que nos ocupa, se ha ido depurando y nos ha —
ofrecido en algun autor, como veremos en su momento, la intujL
ciôn verdadera de las cosas.
Pero también es cierto que en la mayorla de las
pâginas que podamos encontrar sobre este asunto falta esta que podlamos llamar "ultima verdad"
sobre su comprensiôn de
la teorla y alcance del conocimiento humano.
Ya que pensamos que no es justo seguir viviendo
de la ligereza o incomprensiôn ultima con que se nos suele ofrecer el pensamiento de este autor, creemos haber encontre^
do la clave que habla de la importancia y actualidad de nue_s
tros estudios.
Terminamos estas lineas introductorias con una
cita del Diccionario de Ferrater
Mora donde se nos dice que
puede entenderse principalmente la parte mâs crltica de su obra enderazada a una comprensiôn, anâlisis y refutaciôn del
empirisme inglés, del kantisme y de la filosofia del ideally
mo alemân, especialmente de Hegel. Manifesté -sigue la colum
na- afinidad, sin apartarse del cauce tradicional, con Reid
y la escuela escocesa, asi como con algunas manifestaciones
del e spiritualisme francés de su tiempo. Todo ello se manifes^
tô especialmente en el tema de la evidencia de la verdad (32).
Al final de nuestra investigaciôn posiblemente
nos encontremos capacitados para matizar algunas de estas pa
labras, o decir otras nuevas que no se debieran omitir.
381
NOTAS
1) BALMES,J .: Obras Complétas. O.c., pa g .3.
2) Ibidem, pâg. 5»
3) Ibidem, pâg. 6.
4) Ibidem.
5) Ibidem, pâg. 13.
6) Ibidem, pâg. 20.
7) Ibidem, pâg. 22.
8 ) Ibidem, pâg. 27.
9) Ibimdem, pâg. 32.
10
11
Ibidem, pâg. 38.
Ibidem, pâg. 4o.
12
Ibidem, pâg. 41.
13
Ibidem, pâg. 49.
14
15
Ibidem, pâg. 51.
Ibidem.
l6
Ibidem, pâg. 52.
17
Ibidem, pâg. 53.
18
Ibidem,
19
Ibidem, pâg. 72.
20
Ibidem, pâg. 8o.
21
Ibidem, pâg.
Ibidem, pâg.
22
23
24
Ibidem, pâg.
Ibidem, pâg.
81.
87.
96.
332
25
Ibidem, pâg. 335
26
PERICOT GARCIA,L
27
MARQUES DE ROZALl
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