POMBO JIMÉNEZ MIGUEL TEORÍAS DEL CINE, JUEVES P.U.J AGOSTO 9 DE 2018 SÍNTESIS DE “EL PRINCIPIO CINEMATOGRÁFICO Y EL IDEOGRAMA” DE SERGEI EISENSTEIN En el texto de Sergei Eisenstein la tesis es exteriorizar los rasgos cinematográficos comprendidos dentro de la cultura japonesa, pero que no hacen parte del cine japonés. Se parte de la idea de que la cinematografía consiste más que todo en montaje y que la cultura japonesa contiene varias características de este concepto en campos como la escritura, la literatura, el dibujo y el teatro. Sin embargo, a pesar de que visiblemente el cine japonés está perfectamente equipado con las herramientas necesarias, no tiene una idea clara de cómo hacer un montaje con especificidades culturales propias. Además, cabe mencionar que el autor Sergei Eisenstein abre paréntesis para explicar lo que él cree que es una idea equivocada de lo que es el montaje. Él Considera que un montaje no es simplemente un conjunto de tomas reproducidas en orden, sino más bien un montaje es un conflicto, un choque de tomas independientes. Es decir, el montaje se puede lograr con número infinito de combinaciones, no es simplemente un movimiento uniforme de tomas consecutivas. En primer lugar, la escritura japonesa desde los jeroglíficos “copulativos” expone varios principios de lo que es el montaje. Este tipo de escritura consiste en dos o más jeroglíficos que juntos crean un producto, pues cada uno, por separado corresponde a un objeto, pero al ser combinados corresponden a un concepto. Es decir, se logra la representación de algo gráficamente irrepresentable, y esto es exactamente lo que se hace en el cine: combinar tomas que son representativas, únicas en significado y neutrales en su contenido para crear un montaje. Por otro lado, las composiciones literarias japonesas como el haikú y la tanka exponen la habilidad para construir un montaje, pues la combinación de dos o tres frases que representan algo material o espacial proporciona una representación de tipo psicológico. Sin embargo, en la escritura japonesa no es seguro si el aspecto predominante es un sistema de caracteres (denotativo) o una creación independiente de dibujos lineales (descriptivo), pero se sabe con exactitud que el ideograma contiene ambas características. En el proceso del ideograma se combinan elementos visuales descriptivos y denotativos para crear un significado, y esto es exactamente lo que se hace en el cine transitoriamente por medio de varios planos unidos para crear un montaje. En el teatro clásico japonés Kabuki, donde ciertas partes de la acción se narran desde atrás del escenario mientras el actor hace la mímica, también hay una clara utilización de la descripción y la denotación para conjurar una imagen. En la “actuación sin transiciones” del kabuki, en donde se emplean cortes mecánicos para lograr una transición, es decir, sin necesidad de cortar la escena, es algo que en el cine es fundamental y muchas veces funciona para evocar con mayor fuerza las emociones que se buscan en la audiencia. Asimismo, hay otras características del kabuki como la actuación “desintegrada” o el uso del tempo lento que son propias del montaje para una cinematografía, pero la conexión que tiene el teatro japonés con el cine sonoro es quizá la más interesante, pues este último puede aprender mucho del país nipón. la reducción de las sensaciones visuales y auditivas a un denominador común psicológico que usa el teatro japonés es algo que resultaría muy efectivo para el séptimo arte. A pesar de todas las características de la cultura japonesa que exponen el potencial y habilidad que tiene el país nipón para crear una cinematografía única y artística, la industria del cine de esta nación cae en el grandísimo error de extraer sus ideas y materiales de formas tradicionales feudales y de apropiar e imitar visiones del montaje de países occidentales para crear películas. El país nipón tiene que entender y aplicar sus especificidades culturales propias a la hora de hacer cine.