Subido por JIMMY CASTILLO

Psicología Jurídica Iberoamericana, ed. 1 - Gerardo Hernández

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Psicología
Jurídica
Iberoamericana
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Bogotá, D.C.
Psicología Jurídica
Iberoamericana
Gerardo Augusto Hernández Medina
Psicólogo y Abogado
Magíster en Derecho Penal y Criminología
Director Científico para Colombia de la
Asociación Latinoamericana de Psicología Jurídica y Forense.
Profesor del Centro de Investigaciones, Corporación Universitaria Iberoamericana.
Miembro de la Sociedad Interamericana de Psicología y del
Colegio Colombiano de Psicólogos, Bogotá, Colombia
E-mail: [email protected]
Psicología Jurídica Iberoamericana
D. R. ©2011 por Editorial El Manual Moderno (Colombia)
Ltda.
ISBN: 978-958-9446-37-9
ISBN: 978-958-9446-52-2 (versión electrónica)
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Hernández Medina, Gerardo Augusto
Psicología jurídica Iberoamericana / Gerardo Hernández -Bogotá: Manual Moderno, 2011.
432 p.
Incluye bibliografías
ISBN 978-958-9446-37-9
ISBN 978-958-9446-52-2 (versiòn electrònica)
1. Derecho - Aspectos psicológicos 2. Psicología forense I.
Título
CDD: 614.1 ed. 20
CO-BoBN– a760502
Editor responsable:
Lic. Andrés Julián Gutiérrez E.
MSc.
Diagramación:
Aristóbulo Rojas Ch.
© Editorial El Manual Moderno Fotocopiar sin autorización es un delito.
Colaboradores
Miryam Rivas Pérez
Psicóloga, Abogada
Magister en Análisis Experimental de la
Conducta. Magister en Derecho del Trabajo, Especialista en Derecho del Trabajo,
Profesora Universidad Central de Venezuela. Directora Científica de la Asociación
Latinoamericana de Psicología Jurídica y
Forense – Venezuela. Secretaria de la Asociación Venezolana de Psicología Judicial
Ps. Ángela Cristina Tapias Saldaña
Psicóloga
Especialista en Mediación y Peritaje Psicológico. Magíster en Psicología Forense
Fundadora y Directora Científica Internacional Asociación Latinoamericana de
Psicología Jurídica y Forense. Fundadora
y docente de la Maestría en Psicología
Jurídica Universidad Santo Tomás, Bogotá
Colombia.
E-mail: [email protected]
Gerardo Augusto Hernández Medina
Psicólogo y Abogado
Magíster en Derecho Penal y Criminología
Director Científico para Colombia de la
Asociación Latinoamericana de Psicología
Jurídica y Forense. Profesor del Centro de
Investigaciones, Corporación Universitaria
Iberoamericana. Miembro de la Sociedad
Interamericana de Psicología y del Colegio Colombiano de Psicólogos, Bogotá,
Colombia
E-mail: [email protected]
VII
Luis Lugo Madriz
Psicólogo, Abogado, Juez Jubilado
Magister en Derecho Mercantil, Especialista en Derecho Privado. Especialista
en Docencia Universitaria. Profesor de la
Universidad Central de Venezuela. Presidente de la Asociación Venezolana de
Psicología Judicial
Angela Espósito
Diplomado en Derechos Humanos - ONU
Tesista Pregrado de la Escuela de Psicología
Universidad Central de Venezuela
VIII • Psicología jurídica Iberoamericana
Adriana Espinosa Becerra
Psicóloga
Especialista en Psicología Jurídica Universidad Santo Tomás
E-mail: adriana.espinosa.forense@gmail.
com
Jorge Erwin Camacho Galindo, Ph.M.
Psicólogo y Abogado
Especialista en Medición y Evaluación,
Magíster en Filosofía. Docente de fundamentos de derecho, Facultad de Psicología
Pontificia Universidad Javeriana. Docente
de constitución política y fundamentos
de investigación Área Socio-humanística,
Corporación Universitaria UNITEC.
Docente de ética, Maestría en Psicología
Jurídica y de investigación. Especialización
en Psicología Jurídica, Universidad Santo
Tomás. Director del área de investigaciones de los Posgrados en Psicología Jurídica
de la Universidad Santo Tomás. Bogotá,
Colombia.
E-mail: [email protected]
Roberto Sicard León
Psicólogo
Universidad Nacional de Colombia. Magíster en Psicología Clínica, Legal y Forense
Universidad Complutense de Madrid. Docente USTA, UNINORTE, UCATÓLICA,
FUKL. Universidad Santo Tomas, Bogotá
Colombia.
E-mail: [email protected].
Carlos Roberto Solórzano
Abogado
Especialista en derecho Penal y criminología, Magister en Derecho Penal. Profesor de
pregrado y postgrado de las universidades
Católica de Colombia y Sergio Arboleda.
Bogotá, Colombia.
E-mail: [email protected]
Raúl Oyuela Vargas
Psicólogo y Magíster en Filosofía
Universidad Santo Tomás. Fundación Universitaria Sanitas - República de Colombia
Carlos Velázquez
Master en Psicología Internacional en
Forense
Psicólogo Clínico y Forense. Docente Universitario de pre y postgrado, Instituto de
Investigaciones de Ciencias del Comportamiento. Universidad Católica Boliviana
San Pablo
Roberto Tejero Acevedo
Doctor en Psicología y Psicólogo Forense
del Tribunal Superior de Justicia de Madrid
Profesor del Master en Psicología Clínica
Legal y Forense de la Universidad Complutense de Madrid y del Curso de Experto
en Psicología Forense del Colegio Oficial
de Psicólogos de Madrid.
David González Trijueque
Psicólogo Forense del Tribunal Superior
de Justicia de Madrid. Profesor del Master
en Psicología Clínica Legal y Forense de la
Universidad Complutense de Madrid y del
Master de Psicología Forense del Instituto
Superior de Estudios Psicológicos de Barcelona. Tribunal Superior de Justicia de
Madrid. España. Doctor en Psicología Clínica, Legal y Forense, énfasis en Mobbing; por
la Universidad Complutense de Madrid.
Miembro de la Clínica Médico Forense del
Tribunal Superior de Justicia de Madrid.
Sabino Delgado Marina
Psicólogo del Trabajo y de las Organizaciones y Jefe de los Servicios Psicológicos
de la Plataforma de la Comunidad de
Madrid contra los Riesgos Psicosociales y
la Discriminación Laboral (PRIDICAM).
Técnico Superior en Prevención de Riesgos
Colaboradores • IX
Laborales (Especialidad en Psicosociología
y Ergonomía aplicada). Auditor en Sistemas de Prevención.
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Eric García López
Doctor en Psicología Clínica, Legal y
Forense, énfasis en Neurociencia; por la
Universidad Complutense de Madrid.
Investigador de tiempo completo y Consejero de la Comisión para la Defensa de
los Derechos Humanos. Profesor Titular
de Neurociencia, Facultad de Derecho y
Ciencias Sociales, Departamento de Criminología, Universidad Autónoma de Puebla.
Centro Internacional de Investigación
en Psicopatología Criminal y Forense
Universidad Regional del Sureste, Departamento de Investigación y Posgrado
E-mail: [email protected]
Dary Lucía Esperanza Nieto Súa
Psicóloga, Master en Psicología Clínica
y de Familia
Especialista en Psicología Jurídica, Docente Universitaria.
E-mail: [email protected];
[email protected]
X
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Contenido
Prólogo ................................................................................................................ XVII
Presentación ....................................................................................................... XXIII
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Capítulo 1
Psicología jurídica: una aproximación conceptual ..................................................... 1
Notas ...................................................................................................................... 21
Bibliografía .............................................................................................................. 21
Capítulo 2
Víctimas desde la perspectiva de la psicología jurídica ...........................................
Definición de víctima y niveles de victimización .....................................................
El enfoque psicojurídico ..........................................................................................
Evaluación de la víctima y valoración del daño ........................................................
Dinámicas victimológicas y criminológicas ..............................................................
Violencia conyugal ..................................................................................................
Incesto ....................................................................................................................
Delitos sociopolíticos ..............................................................................................
Secuestro ................................................................................................................
Estrategias de afrontamiento en víctimas .................................................................
Bibliografía ..............................................................................................................
23
24
27
33
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39
40
41
42
43
48
Capítulo 3
Fundamentos de psicología para abogados .............................................................
Ciencia y psicología .................................................................................................
Conducta y comportamiento ..................................................................................
El organismo ...........................................................................................................
Escuelas psicológicas ...............................................................................................
La psicología moderna.............................................................................................
Psicología jurídica ...................................................................................................
Perfil del psicólogo jurídico .....................................................................................
Bibliografía ..............................................................................................................
51
52
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58
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68
73
75
77
XI
XII • Psicología jurídica Iberoamericana
Capítulo 4
Fundamentos de derecho para psicólogos .............................................................. 79
Leyes jurídicas ......................................................................................................... 81
El poder legislativo .................................................................................................. 82
Las fuentes del derecho ........................................................................................... 83
Principios generales del derecho .............................................................................. 85
Derechos subjetivos y derechos objetivos ................................................................ 88
Los jueces ............................................................................................................... 89
Derecho nacional y derecho internacional ............................................................... 90
Derecho público y derecho privado ........................................................................ 91
Las ramas del derecho ............................................................................................. 92
Rama constitucional ................................................................................................ 92
Rama del derecho civil ............................................................................................ 95
Rama laboral ........................................................................................................... 96
Rama penal ............................................................................................................. 97
Conducta criminal .................................................................................................. 98
Rama administrativa del derecho .......................................................................... 101
Relación del derecho con la psicología .................................................................. 102
Bibliografía ............................................................................................................ 104
Capítulo 5
Derechos humanos y psicología jurídica ...............................................................
Concepto de derechos humanos ...........................................................................
Diferencias entre derechos humanos y
derechos constitucionales ......................................................................................
Evolución de los derechos humanos ......................................................................
Los Derechos Humanos en la Edad Antigua .........................................................
Derechos Humanos en la Edad Media ..................................................................
Derechos Humanos y siglos XVI, XVII y XVIII ....................................................
Las Declaraciones de Derechos Humanos del siglo XIX .......................................
Las declaraciones de Derechos Humanos en el siglo XX .......................................
Derechos humanos y psicología ............................................................................
Psicología jurídica y derechos humanos .................................................................
Propuestas, psicología jurídica y derechos humanos ..............................................
Bibliografía ............................................................................................................
Capítulo 6
El secreto profesional en la práctica de la psicología jurídica y forense ................
El secreto profesional, definición ...........................................................................
Importancia del secreto profesional .......................................................................
Obligatoriedad del secreto profesional ..................................................................
La práctica forense ................................................................................................
Bibliografía ............................................................................................................
105
106
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110
110
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113
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Contenido • XIII
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Capítulo 7
Elementos básicos de metodología aplicados a
la investigación en psicología jurídica ...................................................................
Metodología, investigación y conocimiento ...........................................................
Lógica de la investigación en psicología jurídica ....................................................
Fuentes de conocimiento y esquema de trabajo ....................................................
Diseño, técnica o método ......................................................................................
Principales técnicas de recolección de datos ..........................................................
Tipos de investigación ...........................................................................................
Investigación histórica ...........................................................................................
Bibliografía ............................................................................................................
Capítulo 8
La psicología del testimonio ..................................................................................
Perspectiva jurídica de los términos: testigo y testimonio ......................................
Percepción y memoria ...........................................................................................
Diferencias entre entrevista, valoración psicológica y
evaluación psicológica forense ...............................................................................
Entrevista ..............................................................................................................
Valoración psicológica en contexto judicial ...........................................................
Evaluación psicológica forense ..............................................................................
Protocolos de abordaje de testimonios ..................................................................
Entrevista paso a paso ...........................................................................................
Guía de Poole y Lamb. Protocolo de Michigan ......................................................
Protocolo NICHD .................................................................................................
Entrevista de Corner House. SATAC-RATAC .......................................................
Entrevista Cognitiva ..............................................................................................
Evaluación de la credibilidad y de la validez de las declaraciones ..........................
Técnicas psicofisiológicas ......................................................................................
Indicadores no verbales o conductuales del engaño ...............................................
Indicadores verbales de la mentira .........................................................................
El control de la realidad (RM) ...............................................................................
Bibliografía ............................................................................................................
Capítulo 9
El perito psicólogo y la prueba pericial psicológica:
fundamento de la eficiencia judicial en Colombia ................................................
El informe psicológico como prueba pericial .........................................................
El perito psicólogo ante la audiencia .....................................................................
El interrogatorio y el contrainterrogatorio .............................................................
El psicólogo como testigo ......................................................................................
El consentimiento informado en psicología forense ..............................................
Espacios de vinculación .........................................................................................
Consideraciones del informe psicológico forense ...................................................
Recomendaciones sobre la prueba pericial psicológica ..........................................
155
156
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162
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246
250
XIV • Psicología jurídica Iberoamericana
El informe psicológico forense ..............................................................................
Modelo de informe pericial ...................................................................................
Discusión ..............................................................................................................
Anexo 1 ................................................................................................................
Anexo 2 ................................................................................................................
Notas ....................................................................................................................
Bibliografía ............................................................................................................
251
253
259
261
262
277
281
Capítulo 10
La valoración de la prueba psicológica en la jurisprudencia penal colombiana ....
Prueba psicológica .................................................................................................
Concepto ..............................................................................................................
Principios que la rigen ...........................................................................................
Principio de pertinencia ........................................................................................
Principio de publicidad .........................................................................................
Principio de inmediación .......................................................................................
Valoración de la prueba psicológica .......................................................................
Conclusiones y recomendaciones ..........................................................................
Notas ....................................................................................................................
Bibliografía ............................................................................................................
283
284
284
284
285
286
287
288
295
295
296
Capítulo 11
Algunos lineamientos conceptuales de las técnicas de recolección
de información en el contexto de la psicología jurídica ........................................
La entrevista .........................................................................................................
El protocolo o protocolo de prueba .......................................................................
La observación ......................................................................................................
El test o prueba psicológica ...................................................................................
Bibliografía ............................................................................................................
297
301
303
305
307
308
Capítulo 12
Maltratadores intrafamiliares. Rasgos y características descriptivas ......................
Identificación del problema ...................................................................................
Perfil del maltratador ............................................................................................
Edad ......................................................................................................................
Nivel socioeconómico ...........................................................................................
Nivel educativo y situación laboral ........................................................................
Actividad laboral o profesional ..............................................................................
Estado civil y tiempo de convivencia .....................................................................
Tipos de agresor ....................................................................................................
Pit bull ..................................................................................................................
Cobra ....................................................................................................................
Consideraciones finales .........................................................................................
Bibliografía ............................................................................................................
309
316
316
316
316
316
317
317
322
322
322
323
326
Contenido • XV
Capítulo 13
El mobbing desde la perspectiva de la Psicología Jurídica ....................................
Marco legal ...........................................................................................................
Manifestación del mobbing ....................................................................................
Etiología del acoso laboral .....................................................................................
Tipología del acoso psicológico en el lugar de trabajo ............................................
El proceso victimológico en el mobbing .................................................................
Los efectos del acoso laboral .................................................................................
Evaluación de la víctima de mobbing .....................................................................
Bibliografía ............................................................................................................
327
330
330
332
333
334
335
337
344
Capítulo 14
Psicopatía: características clínicas y prospectivas en la legislación de México .......
Aproximación al concepto psicopatía ....................................................................
Características clínicas de la psicopatía ..................................................................
Repercusiones jurídicas y forenses, consideraciones finales ....................................
Notas ....................................................................................................................
Bibliografía ............................................................................................................
347
348
352
354
360
361
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Capítulo 15
La valoración de la prueba psicológica en la jurisprudencia penal mexicana ........
Algunos antecedentes del vínculo entre
ley y comportamiento humano .............................................................................
La prueba pericial en psicología y
la jurisprudencia en méxico ..................................................................................
Consideraciones finales .........................................................................................
Bibliografía ............................................................................................................
Capítulo 16
Los métodos alternativos de solución de conflictos,
una alternativa para los procesos contenciosos en América Latina .......................
¿Qué son los MASC? ............................................................................................
Clasificación de los MASC ....................................................................................
La conciliación ......................................................................................................
La mediación ........................................................................................................
Historia de los MASC en Latinoamérica ...............................................................
La justicia restaurativa y los MASC .......................................................................
El psicólogo jurídico en el campo
de la mediación y la conciliación ...........................................................................
Principales funciones .............................................................................................
Marco jurídico de los MASC .................................................................................
Consideraciones finales .........................................................................................
Bibliografía ............................................................................................................
363
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366
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Índice analítico ..................................................................................................... 399
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Prólogo
El ser humano, en su proceso evolutivo pasó de la horda primitiva, caótica, salvaje
y dominada por el más fuerte, a una sociedad organizada jurídicamente. Ese paso
marcó un hito en la historia de la humanidad. Ya los conflictos entre los asociados
no estaban mediados por la imposición de la voluntad del más fuerte, sino por
reglas claras, inmutables, que posibilitaran la vida en sociedad bajo parámetros de
coexistencia pacífica.
No se puede determinar un momento histórico que haya marcado la ruptura
epistemológica entre la horda primitiva, salvaje, y el nacimiento del derecho. En
ejercicio especulativo se podría argumentar que los conflictos entre los miembros
de estas insipientes sociedades, que posiblemente llevaron a poner en peligro la
misma existencia del hombre, los obligó a que se propusieran reglas claras para
la convivencia en sociedad. El ser humano no tenía ninguna otra opción: o se organizaba bajos reglas que permitieran la coexistencia, o se condenaba a una vida
de contante conflicto. En ese sentido, el derecho se convierte en la luz que, en la
oscuridad del caos primigenio, ilumina la posibilidad de la vida en sociedad.
Con la invención de la escritura, el hombre logró otro paso significativo dentro
de su proceso como ser social. Las normas, que seguramente pasaban de generación
en generación por tradición oral, ahora ya se podían escribir, pero para que nadie
alterara la ley, estas tendrían que ser esculpidas en piedra para que nadie, ni el rey
de turno ni el paso del tiempo, pudieran modificarlas. Ejemplos de ello los tenemos
en el código de Hammurabi, escultura en piedra que recogía las normas relacionadas con los deberes y las consecuencias de su inobservancia y la Tabla de los Diez
Mandamientos de la Ley Judía, también esculpida en piedra por el mismo Dios y
dada a Moisés, entre otros antiguos códigos.
Para los seres humanos fue más sencillo empezar a reconocer los deberes que
los derechos de las personas, y ello se explica en que fue a partir de los deberes, el
deber de respetar la vida, los bienes y la honra de las personas que se pudo transitar
por el camino de la convivencia pacífica. Empero, el reconocimiento de los deberes
XVII
XVIII • Psicología jurídica Iberoamericana
llevaba implícito el reconocimiento de los derechos. En ese sentido, los deberes
fueron explícitos y los derechos implícitos. Sin embargo, la ley tendía a favorecer al
más fuerte, a los reyes y nobles, al fin y al cabo ellos poseían la fuerza para hacerla
cumplir según sus propios intereses.
Fue hasta las grandes gestas revolucionarias motivadas por el avance del pensamiento científico, el fin del Oscurantismo y el Renacimiento que se empiezan
a reconocer los derechos de las personas, y entre estos, los relacionados con el
debido proceso en litigios de carácter penal. Así como fue largo el proceso para
la tipificación de los deberes, largo ha sido el proceso para brindar garantías a las
personas que son acusadas de faltar a los derechos sociales. De la voluntad del rey
se pasó a los procesos inquisitivos y de estos a los adversariales. Juzgar y condenar
a los hombres incursos en posibles delitos ya no dependía de la voluntad soberana
ni de la divina, ahora dependía de las condiciones propias derivadas de procesos
donde se reconstruía la verdad a partir del ejercicio probatorio. El juez solicitaba
la prueba y con ella, impartía justicia: “Dadme la prueba que yo os daré el derecho”,
reza la máxima jurídica.
Nace así un derecho penal que pretende rodear de garantías al procesado, empero, pareciera que el derecho olvidara que a quien se juzga es a un ser humano,
un ser con pensamientos y emociones, un ser dotado de la capacidad de razonar,
de amar, de odiar. Un ser capaz de las más grandes gestas altruista, pero al mismo
tiempo, un ser con la capacidad de la autodestrucción, no sólo de sí sino de sus
congéneres. Frente a un ser así, al derecho no le quedó otra alternativa que, al
momento de juzgar sus conductas reprochables y punibles, estas fueran vistas
bajo las circunstancias de tiempo, modo y lugar. De alguna manera, el juez se
quitaba la venda impuesta por Temis para mirar al ser humano en toda su dimensión. Pero el juez, hombre al fin y al cabo, no cuenta con todas las herramientas
para determinar las circunstancias de tiempo, modo y lugar de la comisión de una
conducta catalogada como delito, por ello se tuvo que apoyar en la ciencia que se
acerca tímidamente, como coadyuvante, y en la medida de que el juez pareciera
no poder tomar decisiones solo, la ciencia pasa a ser un litisconsorte necesario, no
como parte dentro del proceso, sino como factor fundamental para la toma de
la justa decisión.
La biología, la física, la medicina, la química, entre otras disciplinas científicas,
hacen su aporte para el esclarecimiento de los hechos materia de Litis en sede penal, y dentro de tales disciplinas científicas está la psicología.
La psicología, cuyo objeto de estudio es el comportamiento humano, es la ciencia llamada a contestar la pregunta de por qué el ser humano se comporta como
lo hace. Y dentro de toda la gama de comportamientos del ser humano está el
criminal. Desde ese punto de vista, la psicología llegó al derecho con el ánimo de
ilustrarlo en las profundidades de la psiquis humana, en la génesis de su motivación, de ayudar al juez a desentrañar las motivaciones de la acción criminal, y llegó
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Prólogo • XIX
para quedarse. El objetivo que se ha planteado la psicología es dotar al proceso de
las herramientas e instrumentos psicológicos que le permitan al juez la toma de decisiones justas, objetivas y acordes con las variables psicológicas de los involucrados
en el proceso judicial.
Siguiendo en sede penal, la psicología hace sus aportes en la evaluación del
sujeto activo por posible inimputabilidad general o transitoria; en la evaluación
del testimonio, tanto de adultos como de menores de edad, y en general, con la
evaluación de los trastornos psicopatológicos relacionados con la conducta punible:
También hace sus aportes en el esclarecimiento del delito emocional, así como en
los relacionado con la cultural del sujeto activo de la acción criminal. Otro gran
aporte de la psicología en sede penal se da en la evaluación del sujeto pasivo en delitos sexuales, con y sin secuelas biológicas y la evaluación de la conducta criminal
en general.
Por otro lado, la psicología hace un aporte significativo en la preparación del
testigo, tanto de cargo como de descargo, en la asesoría al abogado para la escogencia del jurado de conciencia en los procesos donde esta figura opera; presta asesoría
al abogado en la formulación de la teoría del caso que pretende hacer valer en juicio. Adicionalmente, el psicólogo se ha constituido en testigo experto y en testigo
de refutación, figuras sub generis en los procesos adversariales.
Una de las quejas que se le hace al derecho penal es que todas las garantías
procesales se centran en el sujeto activo de la acción, descuidando al pasivo, a la
víctima. En ese sentido, la psicología se está erigiendo como reivindicadora de la
víctima. Es así como otro de los grandes aportes que hace la psicología al derecho
es la evaluación del maltrato y del daño psicológico en la víctima y en la cuantificación dineraria de éste, y como facilitar en procesos de reconciliación y justicia
restaurativa. También hace su aporte en la preparación de las víctimas en el incidente de reparación.
Asimismo, se ha de mencionar el gran aporte en materia de la investigación de
las causas de muerte cuando ésta está en duda. Para los psicólogos, los cadáveres
hablan. Es a partir de los aportes de la psicología que hoy se habla de autopsia
psicológica.
El aporte de la psicología al derecho penal se ha irradiado a todas las demás
áreas del derecho. Hoy es común la intervención del psicólogo en los estrados judiciales civiles donde se debate sobre el régimen de incapacidades, en la interdicción
por disipación, en la interdicción negocial por incapacidad absoluta y relativa, en
la capacidad testamentaria, en la impugnación del testamento por incapacidad del
testador, en el internamiento psiquiátrico voluntario e involuntario, así como en la
asesoría en acuerdos prenupciales.
También es significativo el aporte de la psicología en Litis sobre custodia compartida, régimen de visitas, en la privación de la custodia del menor por condiciones
relacionadas con el comportamiento de quien tiene la custodia, o en la privación
XX • Psicología jurídica Iberoamericana
de la patria potestad relacionada con la psicología de quien la pierde, entre otros
grandes aportes.
En los estrados judiciales donde se debaten conflictos laborales, la psicología ha
hecho sus aportes en lo relacionado con la valoración del daño psicológico y de la
psicopatología relacionada con la actividad laboral, en la valoración del estrés laboral (burn out), y de la enfermedad profesional. En la valoración de las incapacidades
laborales relacionadas con el factor psicológico y del acoso laboral (mobbing), entre
otros grandes aportes.
En los procesos relacionados donde están involucrados los menores de edad, el
aporte de la psicología es determinante en la evaluación del comportamiento disocial y del negativismo desafiante, condiciones premórbidas para un trastorno antisocial de la personalidad, en la credibilidad de sus testimonios, en la evaluación del
menor cuando ha sido maltratado y en general, en la evaluación y diagnóstico de
los estados psicopatológicos de menor de edad relacionados con el ámbito forense.
Este significativo aporte de la psicología al derecho no se circunscribe solamente al ámbito forense, su influencia y aportes también han impactado en las políticas
criminales del Estado, en las políticas relacionadas con la reeducación y adaptación
al medio normativo de los infractores a la ley penal y en las políticas relacionadas
con la problemática de algunos sectores juveniles. Asimismo, la influencia de la psicología ha llegado a los Parlamentos donde se impacta en la formulación de leyes
relacionadas con la salud mental. En los países en conflicto, la psicología ha hecho
sus aportes en la recuperación de la víctima y readaptación del victimario, entre
otros muchos.
La psicología llegó al derecho y lo impactó de tal manera que, desde los jueces
de menor jerarquía hasta las altas cortes, están solicitando la asesoría psicológica
para la sabia y justa decisión. Empero, el impacto de la psicología al derecho no se
dio por generación espontánea ni por accidentes casuales, se dio porque los juristas
entendieron la importancia de la psicología y porque los psicólogos entendieron la
importancia del derecho. Nace así una nueva subespecialización de la psicología, la
jurídica. Los psicólogos entendieron que para poder ser un coadyuvante efectivo en
los procesos en las diferentes sedes del derecho, tenía que acercarse a su estudio, a
sus ritualidades y protocolos y entendieron que no basta con ser psicólogo, hay que
ser un estudioso del derecho.
Para asumir la empresa de la formación de los psicólogos jurídicos, abogados y
psicólogos de distintas especialidades unieron esfuerzos y nace por todo el mundo
una nueva profesión, la del psicólogo jurídico. El mundo jurídico y psicológico
hispano no fue ajeno a esta dinámica. En los países iberoamericanos, la psicología
jurídica ya ha ganado un sitial propio, con una identidad que le permitió definir
su objeto de estudio, sus teorías descriptivas y explicativas y su metodología de
abordaje, siendo una de las subespecialidades de la psicología que mayor impacto
ha generado en las últimas décadas.
Prólogo • XXI
El trabajo que hoy se presenta al lector es una muestra de ello. Este libro, Psicología Jurídica Iberoamericana muestra los aportes de esta disciplina científica a
partir del trabajo de un grupo de connotados profesionales, psicólogos unos, abogados otros (y psicólogos y abogados otros) que han unido esfuerzos para proveer al
mundo hispano de un texto actualizado y escrito en su idioma.
Son muchos los psicólogos y abogados que han entendido la dinámica de la
psicología jurídica y que han entregado su vida académica, profesional y personal
al servicio de la noble causa de impartir justicia. A ellos, muchas gracias, sus aportes
de alguna manera se ven reflejados en esta obra.
Los autores de los diferentes capítulos de la presente obra, todos grandes y destacados profesionales, que no han llegado a la psicología jurídica por accidente, al
contrario, muchos de ellos son pioneros de la psicología jurídica en sus respectivos
países. Son profesionales que además de estar desarrollando una labor academica,
investigativa y docente, son además asiduos visitantes de los espacios judiciales
como peritos, como consultores, como investigadores, como conciliadores y abogados en cualquiera de sus manifestaciones. Es decir, no sólo son reconocidos teóricos,
sino connotados profesionales. En todos y cada uno de los autores, el lector encontrara un profesional que se ha destacado en su práctica profesional, lo que le permite no sólo el conocimiento teórico sino práctico de la psicología jurídica, y hace que
la nueva obra que se presenta inicie con una aproximación conceptual para ir luego
recorriendo todos los campos de aplicación de esta fascinante subespecialización
de la psicología: la psicología jurídica, herramienta imprescindible para psicólogos,
abogados, fiscales, jueces y en fin, para todo operador judicial.
© Editorial El Manual Moderno Fotocopiar sin autorización es un delito.
Gerardo Hernández
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Presentación
La psicología jurídica ha venido ganando espacios de manera agigantada en los
últimos años en América Latina y en España, como consecuencia y dedicación de
muchos psicólogos y abogados que han visto la necesidad de un trabajo sistemático, válido y confiable de los psicólogos en asuntos judiciales. No es extraño para
los abogados contar con los servicios que prestan los psicólogos en determinados
asuntos judiciales, que van desde la acreditación y veracidad de un testigo, hasta
determinar la capacidad jurídica de las personas para hacer negocios comerciales,
pasando por el peritaje forense.
La descripción, explicación, predicción y control de la conducta humana en
ambientes judiciales y con consecuencias jurídicas se ha convertido en una subespecialización de la psicología de gran acogida, al punto que en menos de una década se han creado en el mundo hispanoparlante, especializaciones y maestrías en
esta área de la psicología. Una de las consecuencias de esta dinámica ha sido que los
psicólogos hacen sus aportes en los ambientes judiciales sin perder su esencia como
psicólogos, es decir, no asumen comportamientos propios de los abogados, sino que
desde la psicología hacen aportes a las problemáticas que le surgen al derecho y a
los abogados, y con ellos, a la justicia. La psicología, en ese sentido, es llamada por el
derecho para que haga sus aportes en el campo jurídico, permitiéndole al operador
judicial la toma de decisiones más justa y equitativa.
Uno de los campos de acción de la psicología jurídica que mayor fuerza ha
tomado ha sido el forense. En los estrados judiciales penales hispanohablantes es
común la participación del psicólogo como perito en una variedad de asuntos tales
como la credibilidad de un testigo, el análisis de personalidad del imputado y de su
acusador, el estudio de posibles causales eximentes de la responsabilidad penal por
incapacidad mental permanente o transitoria, o en la determinación de causales
psicológicas que permitan atenuar la pena. Situación similar se encuentra en los
estrados judiciales civiles donde el concurso del psicólogo es determinante para la
toma de decisiones tales como adopciones, interdicciones por disipación, capacidad
de los padres para la tenencia de los hijos menores de edad, etc. En el estrado laboral su concurso es concluyente para determinar acoso laboral y estrés relacionado
con la actividad profesional del empleado, entre otros influyentes aportes.
XXIII
XXIV • Psicología jurídica Iberoamericana
Por otro lado, la determinación y cuantificación del daño sufrido por las víctimas del injusto penal, también es labor del psicólogo jurídico, de la misma manera
que lo es para el asesoramiento en asuntos susceptibles de conciliación. Y no sólo
es en la conciliación donde la intervención del psicólogo jurídico es determinante,
también lo es en los demás mecanismos de solución alternativa de conflictos.
Como se puede apreciar, la actividad forense es uno de los campos de mayor
acogida por los psicólogos jurídicos, pero no es el único. Estos profesionales también son valorados como asesores jurisprudenciales y legislativos, lo mismo que
como evaluadores y asesores en el campo penitenciario y en las políticas criminales
del Estado.
Donde haya necesidad de describir, explicar, predecir y controlar el comportamiento humano en ambientes judiciales y con consecuencias jurídicas, allí estará un profesional de la psicología. Sin embargo, no todos los psicólogos estarían
en condiciones de desarrollar estas actividades. El psicólogo jurídico requiere de
competencias bien definidas que le permitan el desarrollo de esta actividad con
el máximo de eficiencia y el mínimo margen de error. De la misma forma como
al médico se le exige una formación posgradual en medicina forense para poder
fungir como médico forense, al psicólogo que pretenda prestar sus servicios en los
ambientes judiciales también se le exige una estricta formación posgradual.
El presente libro, Psicología Jurídica Iberoamericana, le permite al lector interesado una visión general de la psicología jurídica y de los distintos campos de
acción donde los psicólogos jurídicos prestan sus servicios. Sabedores de que la
psicología jurídica es tema de interés para los abogados y para los psicólogos, el
texto empieza con una descripción conceptual de lo que es la psicología jurídica,
sus alcances y limitaciones. El libro también le presenta al lector no psicólogo un
capítulo donde se conceptualiza el término psicología, sus orígenes y principales
escuelas de pensamiento, haciendo énfasis en que la psicología jurídica hunde sus
raíces en la ciencia y no en la especulación filosófica. En complemento, al lector no
abogado se le presenta un capítulo donde se exponen las distintas definiciones de
derecho, sus fuentes y principios, haciendo claridad en las distintas ramas del derecho. Con estos tres capítulos introductorios, el lector cuenta con las herramientas
para el ingreso a un mundo fascinante: la psicología jurídica.
Gerardo Hernández
Centro de Investigaciones Corporación Universitaria Iberoamericana
Bogotá, D.C., Colombia
1
Psicología Jurídica:
una aproximación conceptual1
© Editorial El Manual Moderno Fotocopiar sin autorización es un delito.
Ángela Tapias
Gerardo Hernández
La psicología, entendida como la ciencia que describe, explica, predice y controla
el comportamiento (Sinzer, 1987), se entrecruza con numerosos campos del conocimiento tales como la biología, las matemáticas, la medicina, la antropología, la
política, la economía, la sociología, y, entre ellas, el derecho. En cada una de esas
intersecciones se genera un intrincado acervo de conocimientos, fruto del afrontamiento de los problemas específicos que allí se debaten. A la intersección entre el
conocimiento psicológico y el jurídico se denomina Psicología Jurídica (PJ).
A pesar de las respuestas de algunos autores (Clemente, 1995, entre otros),
cabe la pregunta ¿existe la Psicología Jurídica como disciplina autónoma? ¿Es sólo
un ámbito de actuación o es realmente un área de especialización de la Psicología?
¿Puede erigirse realmente como ciencia porque cuenta con un objeto de estudio
particular, una metodología y un corpus teórico propio?
Otros cuestionamientos que permiten ahondar en la reflexión: ¿qué debe saber
el administrador de justicia acerca del comportamiento humano?, ¿los profesionales de la psicología saben qué necesitan los juristas y sus usuarios?, ¿somos asesores
para la justicia o para el Estado o para los administradores de justicia o para los
usuarios?, ¿el profesional de la psicología jurídica y forense propende porque se
cumpla la ley o porque se fomente la convivencia pacífica?, ¿es función de la psicología apoyar la represión de los delitos?
Se plantean estos cuestionamientos porque con frecuencia se ha concebido la
PJ como una aplicación asistencialista de la psicología en el ámbito del derecho,
pero carente de fundamentación epistemológica y de autonomía filosófica. El elemento epistemológico es el principal cuestionamiento que los psicólogos jurídicos
deben absolver para no caer en lo predicho por Lakatos, citado por Vaquera (2006)
1
2 • Psicología jurídica Iberoamericana
quien señaló: “El científico se mueve naturalmente como pez en el agua en la ciencia de su especialidad, pero en lo tocante al saber sobre la ciencia, la epistemología,
muchos científicos saben tan poco como los peces de hidrodinámica”. (§. 6)
La psicología jurídica más que un hacer, puede constituirse como un pensar,
como un posicionamiento social y filosófico que por supuesto se concreta en un
actuar consecuente con esa reflexión, pues el hacer sin plantearse un fin ulterior
resulta vacuo, así como el pensar sin actuar resulta idealista.
Los psicólogos jurídicos como expertos en el comportamiento humano, están
llamados a proponer soluciones viables, integrales, eficaces, y no solamente represivas, a los problemas conductuales con consecuencias jurídicas que presentan las
personas naturales. A la psicología jurídica no le interesa el comportamiento humano por sí solo, sino aquel que tiene consecuencias jurídicas. Por otro lado, la
psicología jurídica está llamada a cooperar con la justicia, que con frecuencia no
tiene nada que ver con el derecho, a darle el toque humano al frío y rígido sistema
judicial; a cuestionar las normas, sus principios y su eficacia, a fomentar la responsabilidad prosocial no solamente de las personas directamente implicadas sino de
los estamentos gubernamentales y de la sociedad en general. Sin caer en una parsimonia vulgar, el ideal de la psicología jurídica es fomentar la justicia social y la
humanización de lo jurídico. En ese sentido, y en sede del derecho penal, Gómez
(2004) señaló:
Juzgar al hombre sin comprender sus móviles, las poderosas fuerzas que se mueven
en las profundidades de su psicología, es una grave forma de inequidad. De esta
manera, premisa fundamental y necesaria de la justa decisión, tiene que ser el conocimiento y la valoración en su justa medida, de los resortes motivacionales de la
acción. (p. X).
Este preámbulo no pretende resolver estos cuestionamientos, asunto que amerita el debate y la construcción colectiva de la comunidad latinoamericana de psicólogos jurídicos, solo se plantea proponer al lector la pregunta epistemológica y
ética como una brújula orientadora de la psicología jurídica, así como motivar al
quehacer filosófico propio de la psicología jurídica para América Latina.
En consecuencia, la psicología jurídica es una subespecialización de la psicología, que como ciencia, describe, explica, predice y controla el comportamiento humano, y cuyo objeto de estudio es el comportamiento humano con consecuencias
jurídicas. De la misma forma que al derecho solo le importa lo humano en tanto
entidad jurídica (Baena, 2000), a la psicología jurídica le interesa, como su objeto
epistemológico, el ser humano y su comportamiento cuando se evidencia en ambientes judiciales y con consecuencias en el mismo.
Los psicólogos jurídicos pueden adentrarse en el desafío filosófico, conceptual y
metodológico partiendo de un nivel avanzado. Como se expondrá a continuación,
en el campo internacional se ha avanzado en la construcción epistemológica de
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Psicología Jurídica: una aproximación conceptual • 3
la psicología jurídica. En ese sentido, a los psicólogos jurídicos cabe recordarles la
sentencia de Isaac Newton “He visto más lejos porque me he parado sobre los hombros de los gigantes”. Los psicólogos jurídicos pueden, y deben, hacer una lectura
crítica constructiva de los desarrollos históricos y conceptuales de la PJ que se han
dado en el mundo entero, que les de herramientas teóricas, conceptuales y metodológicas que les permitirá una mejor fundamentación para enfrentar las críticas y
cuestionamientos que se le hace a los psicólogos jurídicos, tales como que su papel
consiste en resolver aquello que se les pregunta, no en cuestionarlo. O que la PJ es
apenas una rama auxiliar del derecho.
Las premisas teóricas, conceptuales y metodológicas de la psicología jurídica
son foráneas a nuestras latitudes, se pueden ubicar en Italia, Estados Unidos, España
y Alemania, no obstante todos sus frutos han fundamentado su difusión en América Latina, pero es necesario realizar una “inculturación” del conocimiento psicojurídico al contexto latinoamericano. Los aspectos psicológicos y jurídicos están
fuertemente matizados por el elemento cultural, pues así como varía la expresión
de emociones entre una cultura y otra, así las normas y los conflictos difieren dependiendo del contexto sociocultural en el que se desarrollen; v.g. la pena de muerte es una sanción legal en unos países y no en otros, la infidelidad a los deberes conyugales es un delito en unos países y en otros no, etc. Este hecho se reafirma cuando
recordamos que el derecho tiene, entre otras fuentes, la costumbre, la cual alcanza
un desarrollo distinto en cada país. Aunque el derecho occidental, por sus raíces
grecorromanas parezca similar, en cada país y en cada región existen diversidades
históricas, culturales, étnicas y religiosas, que hacen que, a pesar de la similitud, los
ordenamientos jurídicos no sean iguales. Ejemplo de lo anterior se da en América
Latina con la prevalencia de numerosas etnias indígenas, que han avanzado en la
reivindicación de sus derechos, e incluso cuentan con jurisdicciones especiales, tal
como lo prescribe el artículo 246 de la Constitución Política de la República de
Colombia, el cual dice que las autoridades de los pueblos indígenas podrán ejercer
funciones jurisdiccionales dentro de su ámbito territorial, de conformidad con sus
propias normas y procedimientos, siempre que no sean contrarios a la Constitución
y leyes de la República. De manera que un contexto social particular demanda una
epistemología propia, así como una crítica y aporte al sistema político que pueda
incidir en prácticas psicojurídicas más justas.
En el ámbito latinoamericano hay un creciente interés por la construcción de
conocimiento propio, denotado en los esfuerzos de la Asociación Latinoamericana
de Psicología Jurídica y Forense que además de difundir y agremiar se ha dedicado
a descentralizar y despresencializar el conocimiento en psicología jurídica y plasma
sus avances en el sitio web www.psicologiajuridica.org que convoca a varios miles
de profesionales latinoamericanos en el intercambio de conocimiento. Esta asociación se destaca por realizar congresos anuales virtuales desde 2003 asequibles para
todo aquel que pueda acceder a la red de internet, las primeras versiones contenían
4 • Psicología jurídica Iberoamericana
solo escritos y las últimas han incluido la versión de videoconferencias. También
hay que mencionar los aportes de la Asociación Iberoamericana de Psicología Jurídica, que con el impulso de la sección de psicología jurídica del Colegio Oficial de
Psicológos español ha difundido y agremiado a los profesionales, especialmente a
través del congreso bianual.
Teniendo presente esta matización del elemento cultural, que induce a argumentar que la psicología jurídica y forense no es universal, sino que debe ser específica para cada contexto social, se pueden abordar los elementos comunes y la
relación existente entre el derecho y la psicología, partiendo del hecho de que ambas disciplinas tienen como objetivo el estudio del comportamiento humano, (Urrá
y Vázquez, 1993) que les permite clasificarse como ciencias sociales y humanas.
Ambas se proponen explicar e intervenir en la conducta, especialmente en la que
genera consecuencias sociales.
Siendo la psicología la ciencia que describe, explica, predice y controla el comportamiento (Zinser, 1986) y el derecho el conjunto de normas jurídicas que regulan el comportamiento humano (Carnelutti, 1998), puede concluirse, tal como
lo señala Clemente (1995), que ambas son mecanismos de control social, siendo
éste, según Homans (sf) (citado por Rico 1995) “el proceso por el cual se logra la
conformidad de los individuos al sistema mediante la aquiescencia o sumisión a la
norma”, razón por la cual incluye según Pitts (sf) citado por Rico, (1995) la definición de lo socialmente correcto, la sanción de los comportamientos no deseados
y el reforzamiento positivo mediante premios de las conductas socialmente aceptables, la modificación de patrones sociales con el fin de permitir la adaptación de
ciertas conductas marginales, concepto que no debe entenderse como sinónimo de
represión o instrumento de dominación.
No obstante la sumisión a la norma es criticada, ya que es exactamente la
manera de cometer abusos por parte de quienes detentan el poder y tienen capacidad de legislar con intereses particulares, situación constante en América Latina. Por tanto más que obediencia ciega a la ley se requiere construirla crítica y
socialmente y aceptarla con un sentido altruista. Así la Psicología Jurídica, retoma
el Pacto Social el cual nace de la necesidad de evitar el caos relacional y por ello
da a luz una regulación de la convivencia de los seres humanos que interactúan
en sociedad que desemboca en el Control Social. Aceptado el hecho de que el
control social es necesario, debemos pensar quién debe ejercerlo y la respuesta
obvia según Cunill (1997), es la propia sociedad la que debe hacerlo en primera instancia. De manera que a todos los seres humanos como profesionales del
comportamiento o como personas naturales nos compete también esta tarea de
coadyuvar al control social de manera formal e informal.
Por otro lado, tanto la psicología como el derecho parten del principio de que
el ser humano elige como comportarse y es responsable de ello. La función cognoscitiva y volitiva del hombre le permite escoger, dentro de un menú de posibilidades
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Psicología Jurídica: una aproximación conceptual • 5
conductuales, llevar a cabo la conducta que mejor se ajuste a las condiciones y
necesidades motivacionales. Adicionalmente, psicología y derecho presuponen que
el sujeto puede decidir relacionarse de una manera más prosocial o se le puede disuadir de una conducta contraria, partiendo de la evidencia de que el ser humano
puede modificar sus conductas (Urrá y Vázquez, 1993).
Sin embargo, para la psicología el libre albedrío no es un asunto simple, ya que reconoce los múltiples condicionamientos que influyen en la elección de una respuesta
conductual determinada. La psicología reconoce las variables biológicas, psicológicas,
sociales y culturales en la determinación del comportamiento (Ardila, 1993). Aun
así, comparte con el derecho la tesis de que el ser humano es responsable de sus actos, que es un organismo que aprende, que elige y que cada vez puede comportarse
de manera más o menos prosocial.
Además de las convergencias antes descritas, se advierte que entre la psicología y el derecho existen importantes diferencias, que son las que permiten que
cada una de estas disciplinas tenga un desarrollo independiente. El derecho por
su lado hace énfasis en la regulación de la conducta, en tanto que la psicología se
centra en describirla, explicarla, predecirla y controlarla, siendo las dos primeras
la base central del conocimiento psicológico. En términos fácticos, si se captura
a una persona que ha cometido homicidio, el objetivo del derecho será fundamentalmente sancionarlo una vez analizadas las circunstancias de tiempo, modo
y lugar y determinada la responsabilidad jurídica de la acción (sin intervenir en
las circunstancias que pudieron desencadenar el ilícito). En esa misma situación
fáctica, el objetivo de la psicología con la misma persona que ha cometido el
homicidio, una vez establecida su responsabilidad penal, será establecer, a partir
de un proceso evaluativo que permita un marco explicativo de la conducta delictual (un diagnóstico explicativo y con base en las causas) el inicio de un plan de
intervención y prevención individual, micro y macro social, teniendo como base
las variables desencadenantes de la conducta criminal, y la de mantenimiento si
la hubiere. En ese sentido, la psicología jurídica, jurídica en tanto su intervención
es el ambiente jurídico, propende por el “deber ser” de las personas, con miras a
fomentar la convivencia pacífica. En ese sentido, la psicología jurídica responde
tanto a problemas individuales como sociales, (en contextos y con implicaciones
jurídicas).
Una aproximación conceptual a la psicología jurídica evidencia elementos convergentes y divergentes entre psicología y derecho. No podría ser de otra forma en
tanto que psicología y derecho responden a marcos de referencia conceptuales y
epistemológicos distintos. Lo que hace la psicología jurídica es determinar conectores que indican una interrelación e interdependencia. El derecho se nutre de los
supuestos de las leyes naturales que regulan el comportamiento humano, de ahí la
necesidad que tiene el derecho de la psicología. Por su parte, la psicología, por sí
misma, no bastaría al momento de regular conductas violentas o peligrosas sin los
6 • Psicología jurídica Iberoamericana
presupuestos legales que le brinda el derecho. Esta recíproca relación fue descrita
por Muñoz-Sabaté (1975) con los conectores “para”, “en”, “del”, argumentando que
la psicología puede significar una ciencia auxiliar “para” el derecho, una disciplina
que ofrece fundamentos psicológicos “en” el derecho y un campo de conocimiento
y aplicación necesario para la puesta en marcha “del” derecho.
Sin embargo, el papel de la psicología jurídica vista como una auxiliadora para,
en y del derecho, no es en modo alguno pasiva. La psicología jurídica está en contra
de algunos de los instrumentos jurídicos que ostenta el poder político que se vale
del derecho, como por ejemplo las leyes, para sus fines egoístas. (Es decir que la
psicología jurídica debe ser critica y propositiva del derecho). En ese sentido no
debe confundirse el derecho con la ley, y menos aún con la justicia. Suponer que la
psicología jurídica podría estar en contra del derecho demuestra una supina ignorancia de los presupuestos filosóficos y epistemológicos del derecho al confundirlo
con la ley. Las leyes antisemitas que caracterizaron al régimen nazi no tenían nada
que ver con el derecho, y menos con la justicia. El derecho propende por la justicia
teniendo como instrumento leyes justas. Sin embargo se puede expedir leyes injustas amparadas por supuestos de derecho. Es en contra de estos supuestos legales,
contrarios a la justicia, que la psicología jurídica debe anteponer su criterio.
La psicología jurídica parte de una función social, uno de cuyos derroteros
consiste en develar, criticar y destruir los elementos ideológicos y praxiológicos
propios de una clase dirigente corrupta enquistada en el estado (del Estado y sus
aparatos) con el fin de lograr las condiciones de justicia social hacia una sociedad
justa, equitativa e incluyente. Quizás la combinación de estos conectores “de” “en”
y “para”, daría cuenta de una excelente interrelación de la psicología en, del y para
el derecho y en contra de los que se valen de éste, quienes ostentando el poder
político y de la fuerza de las armas legítimas del Estado, y a partir de algunas leyes
jurídicas buscan beneficios egoístas contrarios a derecho.
La relación entre psicología y derecho también es abordada desde modelos
complementarios, e incluso, de subordinación, tal como lo plantean Popolo (1996)
y de Lugo y Rivas (2004) quienes exponen dos modelos de interacción psicología-derecho: el Modelo de Subordinación y el Modelo de Complementariedad. El
Modelo de Subordinación, define la actividad de la psicología jurídica como una
psicología aplicada al mejor ejercicio del derecho donde se considera que existe al
menos un área del saber psicológico que tiene como finalidad dar respuestas a las
necesidades del mundo jurídico, satisfaciendo sus preguntas y demandas.
Por otro lado, el Modelo de Complementariedad, implica un riesgo y un desafío
mayor porque implica analizar, comprender, criticar, resolver, interpretar y solucionar psicológicamente los institutos del derecho, siendo tales actividades útiles,
incluso desde tareas tan prácticas como el cotidiano quehacer pericial del mundo
jurídico. El Modelo de Complementariedad puede inspirar la relación y la reflexión
psicojurídica en Iberoamérica.
Psicología Jurídica: una aproximación conceptual • 7
© Editorial El Manual Moderno Fotocopiar sin autorización es un delito.
Entre los desafíos de interdependencia estaría el hecho de que la psicología
sentaría los cimientos para que se construyeran normas jurídicas, para luego estudiar su impacto y eficacia, evaluarlas y mejorarlas, tales como normas que permitan determinar la capacidad jurídica de las personas a partir de sus condiciones
psicológicas, entre otras. A nivel penal, la psicología está en condiciones de diseñar
programas de prevención y asesoría en políticas gubernamentales y criminales que
permitieran ir más allá de la represión de los comportamientos “desviados”, intentando prevenirlos, haciendo detección e intervención temprana. Para alcanzar estos
ideales falta un enorme trecho de madurez del conocimiento, de conciencia de la
interdependencia de ambas áreas, así como de trabajo inter y transdisciplinario.
En términos de su denominación, el área de la psicología que identifica su
objeto de estudio en el comportamientos en ambientes jurídicos y con consecuencias jurídicas, ha recibido diferentes denominaciones tales como psicología jurídica,
aceptada y defendida por los autores del presente trabajo; psicología judicial (Altavilla, 1970), (Popolo, 1996); psicología legal o psicología y ley (Kapardis, sf); psicología forense (Urrá y Vázquez, 1993) y psicología criminológica o mal denominada
psicología criminal-criminalista-criminalística (Garrido, 1995).
Para esclarecer este asunto se citan apartes de la discusión virtual realizada en
el año 2003 por la Comunidad Virtual Latinoamericana convocada por lista de
correo de la página web www.psicologiajuridica.org en la cual Villa afirmó que:
“El uso ha hecho que llamemos Psicología Jurídica al conjunto más genérico de la
relación entre la psicología y el derecho” a lo cual agregó Diaz: “la denominación
psicología jurídica es más usada en Iberoamérica (Centro, Suramérica y España).
Esto fue reforzado por Tapias quien explicó que “el término genérico de psicología
jurídica, semánticamente es un términos más genérico porque incluye tanto la norma como los procedimientos y las personas”.
Esta misma autora asume que:
la denominación adecuada es la de psicología jurídica por ser un término amplio que
cubre todas las áreas de aplicación y por tener una correcta concepción etimológica
y epistemológica. A diferencia de la psicología judicial que se centra en los procedimientos, pero excluye la parte normativa que es uno de los más interesantes e innovadores retos para la psicología (www.psicologiajuridica.org, 2004).
Respecto a otra denominación Díaz aclara que “Law Psychology es la denominación utilizada preferentemente por los anglosajones (Inglaterra, Australia, Canadá,
Nueva Zelanda y Estados Unidos, entre otros)”, rótulo que ha sido equívocamente
traducido al español como Psicología Legal.
Respecto del concepto de psicología legal, estima Varela que:
Idiomáticamente hace estricta referencia a la práctica de la psicología conforme a
derecho, es decir, de acuerdo con las legislaciones que regulan el ejercicio legal de
la psicología en cada país (si lo queremos enfocar desde otra óptica, necesariamente
8 • Psicología jurídica Iberoamericana
deberíamos hacer referencia a una psicología ilegal, lo cual ni siquiera podría ser
pensada, pues sería delictiva, sería ilegal si es ejercida fuera de las habilitaciones que
dan las normativas legales.
En cuanto al término Psicología Forense, en inglés Forensic Psychology utilizado
con frecuencia en los países angloparlantes como sinónimo de psicología jurídica;
Forensic, en castellano Forense, se deriva de la palabra Foro que en Roma era el sitio
público en el cual se administraba justicia. Este término en castellano ha perdido
este énfasis etimológico y ha preponderado el uso del término psicología forense
para identificar el trabajo específico del perito o experto que trabaja para asesorar
a la justicia.
Según Díaz:
Es un área aplicada de la psicología jurídica, que hace relación a la utilización de los
conocimientos psicológicos que son necesarios para ayudar a resolver un caso judicial (penal, familiar, laboral, civil, etc). Generalmente se encamina hacia la prueba
judicial, al experticio forense.
De esta manera, para Díaz la psicología forense es una subespecialidad de la psicología jurídica. Por su parte, Villa adiciona que “como en Colombia el instituto
que realiza labores periciales se denomina Medicina Legal y Ciencias Forenses, la
psicología aplicada a la labor pericial recibe el nombre de Psicología Forense”.
Y Varela agrega otro matiz cultural:
Algunos colegas españoles establecen la diferencia en que: la psicología forense es la
que desarrollan los colegas que trabajan en los distintos fueros judiciales (penal, civil,
laboral, etc.), o dependientes del cuerpo de psicólogos forenses o de las diversas oficinas periciales, y la psicología jurídica, engloba en este sentido a la psicología forense,
en cuanto abarca no sólo a los psicólogos que trabajan en el fuero, sino a aquellos
que lo hacen en instituciones del tipo de unidades carcelarias, institutos de seguridad
y asistencia de menores, en las diferentes policías, en organizaciones de drogas, o en
servicios de psicología jurídica de diversos hospitales. Tal vez sea una forma muy
práctica de establecer diferencias pero es la que tenemos. Yo creo que se podrían
establecer diferencias más profundas, incluso desde lo epistemológico.
Respecto a los rótulos de psicología criminológica, criminalística y criminal, Tapias
sostiene que:
Sólo el primero es semántica y gramaticalmente correcto, ya que lo criminalístico
tiene que ver con la técnica sobre cosas materiales, no humanas. La palabra criminal
es adjetivo peyorativo que implica una actuación delictiva por parte del psicólogo. La
psicología criminológica, realmente sí significa estudio de la conducta delictiva, pero
excluye todas las otras áreas de aplicación de la piscología al derecho, como lo civil,
lo laboral, lo disciplinario, etc.
Psicología Jurídica: una aproximación conceptual • 9
Aún queda abierta la posibilidad del término psicología criminalista, que es la psicología aplicada a la técnica de la investigación criminal.
En conclusión, el término genérico y con mayor adecuación es el de psicología jurídica, descartado el de psicología criminal -criminalista- criminalística y el de psicología
legal. La psicología forense queda establecida como una subespecialidad de la psicología jurídica. Los demás son términos que se pueden utilizar con validez específica.
En cuanto a su definición, Muñoz-Sabaté (1975) concibe la psicología jurídica
como “los conocimientos psicológicos aplicados a la ciencia jurídica” definición
demasiado general y circular pues remite a definir cada uno de los términos que
la componen. Por otro lado, Garrido (1982) citado por Clemente (1995) afirma
que “es la unión entre la psicología general y la criminología”, pero esta acepción
excluye todos los temas civiles, laborales y de otras áreas del derecho que también
permiten la intervención psicológica. Por otro lado, Garzón (1990) citado por Clemente (1995) dice que:
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La psicología jurídica es la ciencia que trata de describir y explicar los supuestos
psicológicos del poder judicial, los procesos cognitivos (representaciones, creencias,
actitudes) de la justicia y los proceso y fenómenos psicológicos de los actores judiciales, que cristaliza en el marco ideológico de los sistemas judiciales.
La anterior acepción se limita a los aspectos cognoscitivos, ignorando los aspectos
conductuales, afectivos, de intervención y prevención. Por su parte, Teixidó (1978)
citado por Clemente (1995), señala que “el objeto de estudio de la psicología jurídica es el análisis y descripción de aquellas conductas y motivaciones que traspasan
la propia individualidad (objeto de la psicología pura) para producir efectos jurídicos”. Esta acepción dificulta diferenciar entre la psicología jurídica y la psicología
social. Por otro lado, se limita al estudio y excluye la intervención y la asesoría.
Asimismo, Weiner (1987) citado por Urrá y Vázquez (1993) define la psicología jurídica como la evolución del cuerpo de estudios encaminados a elucidar la
relación entre comportamiento humano y procedimiento legal, como por ejemplo,
estudios experimentales en cuanto a testimonios y memoria, toma de decisiones
de jueces y jurados, comportamiento criminal, etc. Esta resulta una explicación
demasiado concreta porque las situaciones citadas no permiten inferir que de esta
disciplina se puede desprender la evaluación y modificación de la norma jurídica.
Por otro lado, Sobral, Arce y Prieto (1994) afirman que el derecho y la psicología tienen como objeto común la conducta. Se trata de lenguajes distintos, del
ser y el deber ser, el de la imposición y el descubrimiento. Esta concepción parece
quedarse limitada a la reflexión y no evocar a la acción. Para Pérez, A. (1996), la
psicología jurídica es toda circunstancia que interviene en la creación, enfrentamiento y solución de conflictos, culmina o se materializa en un comportamiento
que es sometido a varios comportamientos. Definición que podría semejarse a la de
sociología y que no deja explícito el papel de la norma.
10 • Psicología jurídica Iberoamericana
Por su parte, Clemente (1995) señala que:
La psicología jurídica es el estudio del comportamiento de las personas y de los
grupos en cuanto que tienen la necesidad de desenvolverse dentro de ambientes
regulados jurídicamente, así como de la evolución de dichas regulaciones jurídicas o
leyes en cuanto que los grupos sociales se desenvuelven en ellos.
Esta definición resulta más amplia y comprensible.
El ya citado Popolo (1996) dice de la psicología jurídica que es el “estudio
desde una perspectiva psicológica de conductas complejas, conductas significativas
en forma actual o potencial para lo jurídico a los efectos de su descripción, análisis,
comprensión, crítica y eventual actuación sobre ellas en función de lo jurídico”.
El Colegio Oficial de psicólogos de España, señala, refiriéndose a la psicología
jurídica que:
Comprende el estudio, explicación, promoción, evaluación, prevención y en su caso,
asesoramiento y/o tratamiento de aquellos fenómenos psicológicos, conductuales y
relacionales que inciden en el comportamiento legal de las personas, mediante la
utilización de métodos propios de la psicología científica y cubriendo por lo tanto
distintos ámbitos y niveles de estudio e intervención como la psicología aplicada a
los tribunales, la psicología penitenciaria, la psicología de la delincuencia, psicología
judicial (testimonio, jurado), psicología policial y de las fuerzas armadas, la victimología, la mediación.
Esta explicación resulta bastante clara, pero también bastante extensa por incluir
explícitamente los campos de actuación.
Para Hoyos (2002) la psicología jurídica es la psicología aplicada en el campo
del derecho que le ofrece al psicólogo un espacio de acción interdisciplinaria y le
permite, a través de un acercamiento a dicho orden, asumir su ejercicio utilizando
los instrumentos que le son propios como la intervención individual o grupal, el
psicodiagnóstico, la asesoría, la docencia y en ocasiones la evaluación institucional
en armonía con los elementos que le ofrece el campo jurídico, como son: las actuaciones judiciales y extrajudiciales, el medio carcelario y el conjunto de individuos
sujeto de obligaciones y derechos que, en forma procesal mediante el litigio o extraprocesal mediante la conciliación, los hacen valer.
Para Hernández (2010), la psicología jurídica es una subárea de la psicología
que describe, explica, predice y controla la conducta de las personas, conducta ésta
que tiene implicaciones y consecuencias jurídicas. Así como la psicología clínica, la
organizacional, o la deportiva, etc., la psicología jurídica es un campo autónomo de
la psicología cuyo objeto es la conducta humana con implicaciones jurídicas. Así
como el comportamiento fóbico, por ejemplo, es competencia del psicólogo clínico,
el comportamiento que tiene implicaciones o consecuencias jurídicas, es competencia del psicólogo jurídico. Esta aproximación conceptual implica una postura
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Psicología Jurídica: una aproximación conceptual • 11
distinta a las hasta aquí planteadas. Desde esta posición, la psicología jurídica no
es una auxiliar del derecho, ni tampoco es una disciplina desde y para el derecho.
La psicología jurídica se fundamenta desde y para la psicología, con herramientas
epistemológicas que le da la psicología. Desde este punto de vista, la psicología
jurídica es una herramienta de la que se vale el derecho con miras a formas más
efectivas de equidad.
Abordar el comportamiento humano con implicaciones jurídicas como lo haría
el derecho, sin tener en cuenta las motivaciones y características comportamentales
de quien se comporta, conlleva a tomar decisiones inequitativas, que en algunos
casos podrían estar alejadas del derecho y por ende de la justicia.
La psicología jurídica esta llamada a proveer al derecho de las herramientas
científicas de la psicología para alcanzar formas más justas en su quehacer. Por otro
lado, la psicología, como ciencia, le permite al derecho acercarse de manera válida
y confiable a la descripción y explicación del comportamiento humano con consecuencias jurídicas. Además, le permite las herramientas para predecir y controlar
dichas conductas. La predicción y el control implican la modificación de conductas.
Ejemplos de predicción cuando el juez, antes de tomar una decisión sobre cuidado,
tenencia y custodia del menor de edad de matrimonio en proceso de disolución
litigioso, le solicita al psicólogo una evaluación de los padres, posibles custodios y a
partir de allí, determina con algún grado de probabilidad quien será, de los miembros de la pareja, el mejor para las condiciones presentes y futuras del menor.
Ejemplos como el anterior son abundantes. En sede de lo penal y de la política
criminal del Estado, la psicología provee los mecanismos para el tratamiento de la
conducta criminal. Pero no se queda en la intervención, la predicción le permite al
psicólogo proveer de herramientas al derecho para la promulgación de leyes justas
y ecuánimes en procura de evitar que se den situaciones que atenten contra la integridad social.
La psicología jurídica es, en lato sentido, la herramienta científica que le permite al derecho decisiones legales ajustadas a derecho y a la justicia.
Sin embargo, una definición sencilla, que como todas las anteriores también
tendrá sus limitaciones, podría ser que la psicología jurídica es un área básica y
aplicada de la psicología científica que estudia e interviene en el comportamiento
humano que alcanza implicaciones jurídicas y propende por la defensa de los Derechos Humanos, la salud mental y el impacto de éstas en la sociedad con el fin
de alcanzar y humanizar la justicia. Es decir, una disciplina orientada por la crítica
científica, la ética, la justicia, la convivencia pacífica y la responsabilidad social.2
La discusión por la definición se puede enriquecer al considerar que la psicología jurídica es un área que convoca la inter, multi y transdisciplinariedad, siendo
evidente la relación que se establece con la victimología, con la criminología, con la
medicina forense, con la antropología forense, con la penología y con las mal llamadas antropología criminal y sociología criminal, entre otras áreas de mutuo interés.
12 • Psicología jurídica Iberoamericana
Adicionalmente la psicología jurídica tiene dentro de sus misiones mejorar la
administración de la justicia, humanizar el ejercicio del derecho, imprimir un matiz
científico a la norma y, sobre todo, el deber de aportar una visión crítica y científica para confrontar si las prácticas judiciales están siendo acordes con lo que
es humanamente necesario, eficaz y realmente justo. El psicólogo jurídico no es
simplemente un asesor o auxiliar ciego de la justicia, sino científico del comportamiento, crítico que vela por el mejoramiento del sistema judicial en su integridad.
El psicólogo jurídico, al igual que el abogado, busca protagonismo en alcanzar para
los ciudadanos altos estándares de justicia.
Un valor social agregado de esta disciplina consiste en permear las instituciones
y procesos judiciales para que las personas que requieren la atención psicojurídica
obtengan un servicio confiable y de alta calidad, en el cual se haga justicia fundamentada en la evidencia científica del comportamiento humano, se disminuyan los
posibles errores judiciales preservando la dignidad de las personas involucradas en
el conflicto.
A partir de las definiciones propuestas se concluye que los campos de acción de
la psicología jurídica son múltiples. Clemente (1995) señala las siguientes:
Psicología policial. Aplicada a la fuerza pública y organismos de seguridad del Estado. Brindando formación, selección, organización, relaciones con la comunidad.
Psicología judicial. Actuaciones dentro de todas las posibles áreas del derecho, sobre todo derecho de familia, de menores y laboral, especialmente dedicado a la
evaluación forense.
Psicología penitenciaria. Clasificación y progresión de los internos, permisos penitenciarios, aspectos organizaciones como el clima social, los tratamientos individuales y grupales.
Psicología jurídica del menor. Tratamiento resocializador de los menores.
Psicología preventiva del delito. Prevenir la aparición del delito y de los problemas
con la justicia.
Victimología. Se ocupa de las víctimas que acuden al sistema judicial.
Psicología del testimonio. Procesos ps. involucrados en el testimonio, la memoria,
el lenguaje, la mentira y su detección.
Psicología de los jueces. Estudio de los procesos mentales de los jueces, de su tipología aptitudes, psicopedagogía y toma de decisiones.
Estudio psicológico de la conducta desviada. Psicología criminal y sus motivaciones, psicología del conflicto, de la guerra.
Estudios sobre la norma jurídica. De los descriptores y de los reforzadores así
como los procesos psicológicos de su edición.
Psicología Jurídica: una aproximación conceptual • 13
Psicología de las relaciones conductuales en el mundo jurídico. Reacciones, mecanismos de adaptación, toma de decisiones de los jurados.
Existe también una definición de los ámbitos de actuación del psicólogo jurídico, emanada del Colegio Oficial de Psicólogos de España (sf) que no dista mucho
de la anterior.
Psicología aplicada a los tribunales. De menores, de familia, civiles, laborales, administrativos, penales.
Psicología penitenciaria. Estudia la personalidad del interno para orientar el tratamiento que debe ser individualizado.
Psicología judicial. Representa la psicología del testimonio, del jurado, estudiando
toma de decisiones e influencia social.
Psicología policial y de las fuerzas armadas. Además de la formación y la selección,
asesoría para la puesta en marcha de grupos especiales, como unidades de menores,
delitos contra la sexualidad, estudio de la aplicación de las reglas y usos de la guerra
psicológica.
Victimología. Asistencia a víctimas de delitos violentos y contra la libertad sexual. Estudios victimológicos que mejoren la prevención y la intervención en grupos de riesgo.
Mediación. O conciliación de conflictos que puedan redundar jurídicamente como
los contractuales, los laborales, lo de familia, etc.
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El Consejo Americano de Psicología Forense enumeró las funciones generales
del psicólogo forense en 1987 de la siguiente forma (Urrá y Vázquez 1993):
•
Enseñar a los abogados, estudiantes de leyes y procuradores, a servir como maestros
especializados en cualquier tribunal judicial o administrativo.
•
Servir a los tribunales respondiendo a todas las consultas de los juristas, de los sistemas correccionales, del sistema de salud mental.
•
Diagnosticar, pronosticar y hacer recomendaciones en todo aquello que tenga que
ver con el estado mental del sujeto, analizar todos aquellos problemas y dar las
recomendaciones pertinentes en lo que a responsabilidad, salud mental y seguridad
del sujeto se refiere.
•
Evaluar y tratar cualquier personal de la administración de la justicia que tenga que
ver con un proceso.
•
Mediar entre diferentes servicios judiciales en conflictos psicológicos que surjan en
la arena legal.
•
Investigar en las ciencias de la conducta para entender los comportamientos legales
del sujeto.
14 • Psicología jurídica Iberoamericana
•
Enseñar y supervisar a otros psicólogos forenses.
Los anteriores listados se pueden sintetizar por medio de la siguiente clasificación de las áreas de aplicación de la psicología jurídica:
La primera división entre personajes y procesos atiende al hecho de que no se
deben mezclar las funciones “el qué se hace”, con el “para quién” están dirigidas. Y
en cada una de estas subdivisiones se aplican tres niveles de actuación de psicología
jurídica: estudio, asesoramiento e intervención.
La aplicación de la psicología jurídica a la división de “Personajes” tiene como
objeto de estudio e intervención las personas que protagonizan el conflicto y el
abordaje del mismo. Se explican a continuación:
Agresor. Esta área incluye el estudio, tratamiento y prevención de la conducta antisocial. Es necesario recordar que desde la psicología no es correcto afirmar que se
estudia al trasgresor como tal, sino a su conducta criminal. Esta área de aplicación
tampoco se debe entender como sinónimo de la criminología, ya que esta última es
una disciplina macro que también tiene como insumo a la psicología, pero no son
términos equivalentes.
Cobija el estudio explicativo bio-psico-social de la génesis de la conducta antisocial y de su modificación. Dentro de los modelos biologicistas se encuentran
tesis de autores como Raine (1999) quien estudió la relación del comportamiento
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Psicología Jurídica: una aproximación conceptual • 15
homicida con la actividad del sistema nervioso central con técnicas de neuroimagen; o teorías sobre determinantes genéticos de conducta violenta tales como la
propuesta por Arboleda (2000).
Dentro de los modelos psicológicos explicativos se encuentran teorías como la
de Hare (1999) sobre personalidad psicopática o la de Eysenk citado por Bartoll
(1999), sobre personalidad criminal. Por otro lado, Romero (2001) ha enunciado
otros factores psicológicos que han sido correlacionados con la conducta delictiva
como la autoestima distorsionada, el locus de control externo o atribución externa
de la responsabilidad y la falta de empatía como facilitadora de la conducta violenta.
La incidencia de los factores sociales ha sido explicada por Kazdin (1988)
cuando refiere la influencia de ciertos factores familiares, escolares o del grupo de
pares en relación con la aparición de conducta antisocial. En esta área de aplicación
se puede ubicar la investigación criminal o psicología criminalista y técnicas como
la elaboración de perfiles de poblaciones criminales, como lo hizo Egger (1999) al
describir el perfil del asesino serial. En ese mismo sentido se encuentra Redondo
(1996) al definir el perfil del violador y Urrá (1997) quien propuso un perfil del
menor que maltrata a sus padres.
Esta área incluye también todo lo relacionado con modificación y tratamiento
de la conducta criminal en contextos penitenciarios y de reclusión de menores
(Garrido, 1996).
En el caso de los agentes criminales, la intervención se centra en prevenir y
modificar la conducta antisocial desde los centros penitenciarios, con frecuencia,
sin la voluntariedad del consultante, pero si con uso de habilidades y estrategias de
persuasión por parte del psicólogo.
En el ambiente penitenciario latinoamericano no están dadas las condiciones
para realizar un tratamiento clínico de la conducta delictiva. En primer lugar por
el elevado número de población que debe ser atendida y el escaso número de
profesionales dedicados a esta importante misión, además escasean las condiciones
espaciotemporales adecuadas para hacerlo. Aunque en la mayoría de códigos penitenciarios se contempla que el tratamiento debe realizarse de manera individualizada, esto resulta letra muerta. Con estas circunstancias es un completo desacierto
considerar que el paradigma de la psicología clínica se puede aplicar a las prisiones,
por supuesto, las convocatorias laborales que exijan al aspirante a psicólogo penitenciario ser psicólogo general o psicólogo clínico también son desatinadas.
Víctimas. Esta área de la piscología jurídica se dedica al estudio, prevención, tratamiento y asesoría (individual y grupal) a las víctimas del delito, para ayudarlas
a reestablecerse, para evitar alteraciones mayores y/o disminuir su potencialidad
para convertirse en agresores. Ha diseñado modelos de tratamientos victimológicos como los enunciados por García-Pablos (2005), los cuales son: 1) la asistencia
16 • Psicología jurídica Iberoamericana
inmediata (médica, psicológica, social, económica), 2) la reparación (por parte de
quien causó el daño para restituir el bien jurídico), 3) la compensación (indemnización pecuniaria principalmente de fuentes públicas), 4) el movimiento asociativo de las víctimas (para generar grupos de apoyo psicosocial y presión política al
Estado), y 5) programas de protección a víctimas y testigos que puedan favorecer
la eficacia procesal.
Esta área incluye la realización y análisis de encuestas de victimización fuera
de las instituciones del Estado para detectar cifras negras (Soria, 1993). También
cobija la intervención en crisis para víctimas de delitos violentos, la asesoría a las
víctimas para remitirlas según sus expectativas al sistema judicial, de protección o
asesoría psicológica, como en casos de violencia conyugal. Asesoría psicojurídica
para que las víctimas exijan el restablecimiento de sus derechos o la reparación
por medios civiles como la indemnización. Por otro lado, se interviene en terapia
de apoyo para víctimas indirectas como las familias de los secuestrados y asesoría
al gobierno sobre políticas de manejo de grupos de víctimas de la violencia social.
Asesoría de políticas criminales que tomen en cuenta el papel de las víctimas en el
proceso penal y sus necesidades como elemento axial del sistema penal.
Una importante diferencia debe mantenerse entre la psicología jurídica aplicada a las víctimas y la psicología clínica. La segunda se centra en los trastornos psicológicos que el consultante por su propia iniciativa busca aliviar, a diferencia del
tratamiento en psicología jurídica que está centrado en recurrir a atender a quien
ha sido victimizado y se centra en las consecuencias del delito. En casos agudos es
típico que la intervención psicojurídica sea breve y se centre en primeros auxilios
psicológicos e intervención en crisis, con el objeto de dar soporte a la persona, pero
también de lograr en él eficacia procesal, es decir, tratarlo humanizadamente pero
siempre tener en cuenta la misión de la institución que administra justicia. Con frecuencia sucede que la atención psicosocial tiene que brindarse en ambientes comunitarios, es decir, intervenciones grupales tal vez combinadas con las individuales,
pero que hacen restauración de daño colectivo, cultural y social (Berinstain, 2005).
Si en estas intervenciones de psicología jurídica se encontraran otras dificultades de origen personal, lo más indicado es remitir al consultante al psicólogo clínico
en el sistema de salud, donde están previstas intervenciones de largo plazo, centradas en lo individual más que en lo social. De esta manera se genera una cooperación
y remisión frecuente a la psicología clínica más que una intrusión.
Profesionales. En esta sección en concreto se tratan temas de capacitación, asesoría
y selección, a todas las personas que colaboran con la administración de la justicia
como abogados, técnicos judiciales, profesionales de la policía, de las fuerzas armadas, guardianes penitenciarios y otros profesionales (médicos forenses, antropólogos forenses, etc.) o personas que colaboran con el aparato judicial.
Psicología Jurídica: una aproximación conceptual • 17
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En cuanto a selección se han diseñado instrumentos de evaluación de valores
y actitudes específicos como el cuestionario de valores interpersonales de Gordon
(1977) y se han elaborado perfiles ocupacionales de los funcionarios judiciales.
También los psicólogos pueden orientar para la organización idónea del sistema de
administración de la justicia, estudios sobre diagnóstico y mejoramiento del clima
organizacional en instituciones judiciales como las fiscalías o en instituciones policiales y militares y administración de instituciones militares. Se incluye también
la asesoría sobre variables psicológicas que influyen en el trabajo del profesional,
como lo señala Myers (2000) factores que influencian en jueces y jurados; o Cornelius, G. (1992) sobre fuentes y manejo de estrés en guardianes penitenciarios.
Asimismo, los psicólogos pueden realizar intervenciones terapéuticas para evitar el síndrome de agotamiento o para disminuir niveles de alteración psicológica
debida a la ocupación, como afrontamiento del estrés postcombate.
Este ámbito de aplicación podría cuestionarse como una derivación de la psicología organizacional al ambiente de la fuerza pública o de las instituciones judiciales, asunto que queda por resolver ante el cuestionamiento ¿es más fácil que un
psicólogo jurídico realice procesos organizacionales en el mundo judicial, militar
o policial? O es más simple que el psicólogo organizacional aprenda los matices
jurídicos y se desempeñe en ambientes relacionados con lo judicial y lo militar?.
Otras personas en conflicto. Se refiere a personas que han recurrido al sistema
judicial para dirimir sus conflictos, pero que no necesariamente se encuentran involucradas en delitos y por tanto no han sido afectadas por la conducta criminal, sino
por conflictos relacionados con el derecho civil, laboral, administrativo o disciplinario. Incluyendo este aspecto es evidente que la psicología jurídica es más amplia
que la psicología criminológica, ya que esta última se relaciona prácticamente de
manera exclusiva con el derecho penal.
Dentro de este grupo se incluyen procesos civiles en los cuales el psicólogo tiene alta ingerencia como asesor en los juzgados de familia en procesos de custodia
de los hijos y de régimen de visitas postdivorcio (Ibañez y Luis, 1998). Asimismo,
para evaluar personas en procesos de interdicción, cuando sufren una alteración
mental que les impida el ejercicio de su capacidad legal.
La división de “PROCESOS” tiene como objeto las labores o los procedimientos, lo que implica actividades como:
Peritaje psicológico. Es un procedimiento que consiste en realizar evaluación psicológica de las partes en conflicto para que se tomen decisiones de orden judicial
relacionadas con cualquiera de las áreas del derecho: civil, penal, administrativo,
laboral, penal militar, etc. Es una subárea de especialización de la psicología jurídica, que comprende la realización de evaluaciones psicológicas por solicitud de
autoridades competentes (administrativas, policivas, judiciales, etc.) para aportar
18 • Psicología jurídica Iberoamericana
información especializada, específica y veraz, a través de un dictamen que se convertirá en medio probatorio para orientar la toma de decisiones judiciales (Tapias,
2002). En ese mismo sentido, Urrá (1993) define la psicología forense como “la
ciencia que enseña la aplicación de todas las ramas y saberes de la psicología ante
las preguntas de la justicia y coopera en todo momento con la Administración de
Justicia actuando en el foro (tribunal), mejorando el ejercicio del derecho”.
Como ejemplos de interacción de la psicología en esta área se encuentran la
evaluación de imputados que cometieron delitos y como defensa fingen que padecen de trastorno mental. Según Tapias, A. et. al (2001) estos casos requieren ser
evaluados por un experto porque pueden ser simulados para argumentar inimputabilidad. Los psicólogos también pueden evaluar personas que realmente padecen
trastornos mentales y deben pasar por procesos civiles de interdicción; o evaluar
las perturbaciones psicológicas de una persona tras ser víctima de un delito o las
alteraciones neuropsicológicas de una persona que ha padecido un trauma craneoencefálico tras un accidente de trabajo o de tránsito, o evaluar la capacidad para
continuar en la carrera militar o policial por el surgimiento de una psicopatología.
Los psicólogos desde esta área de aplicación pueden realizar la evaluación y
asesoría en técnicas de investigación judicial como la elaboración de perfiles psicológicos de agresores desconocidos con base en la escena del crimen (Tapias, A. et
al. 2001).
Esta área cobija la mayoría de los aportes de la psicología del testimonio como
es la evaluación de la credibilidad del testimonio a través de técnicas psicológicas
informadas por Raskin, D. (1994) como el polígrafo o detector de mentiras; y otras
reseñadas por Offe, H. (2000) como el análisis de contenido basado en criterios y
otras explicadas por Masip y Garrido, E. (2000) como los indicadores conductuales
de la mentira.
También implica el diseño de técnicas adecuadas para obtener declaraciones
de víctimas y de testigos como la entrevista cognoscitiva de Geiselman y Fisher
(1994) y de evaluación a través del uso de muñecos anatómicos en casos de abuso
sexual infantil (Diges, Alonso-Quecuty, 1994).
Asesoría a los abogados y a la norma. Como parte esencial del desafío de la psicología jurídica está la asesoría en la construcción de la norma, fundamentada en el
conocimiento profundo del comportamiento humano y los factores que influyen
en su comisión o disuasión, es decir, una norma jurídica coincidente con el conocimiento científico del comportamiento humano individual y social. El psicólogo
jurídico debería participar y ser un profesional consultado al momento de elaborar
leyes o en procesos que incidan en las políticas públicas que construyen realidades,
cultura y sociedad. También, en esta división se incluye el estudio de las normas y
asesoría sobre consecuencias judiciales más adecuadas para modificar el comportamiento antisocial, así como la orientación a los abogados sobre los argumentos
Psicología Jurídica: una aproximación conceptual • 19
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psicológicos que se pueden esgrimir a favor de sus clientes, sobre las relaciones
psicológicas entre el representante de la justicia, su cliente y consigo mismo, además de capacitarlos en técnicas de oratoria, de persuasión y de conducción de
interrogatorios.
Asimismo, este ámbito de actuación del psicólogo jurídico cobija la importante
labor de capacitar a estos profesionales respecto a temas psicológicos afines con el
desempeño de su labor, por ejemplo, cómo conducir entrevistas judiciales, cómo influye el desarrollo evolutivo de los testigos en sus relatos, comportamiento normal
y anormal, dinámicas de problemáticas relacionales específicas como el incesto,
abordaje humano y eficaz de las víctimas, etc.
Conciliación. En este aspecto el psicólogo puede desempeñarse como conciliador
o asesorando a otros mediadores sobre fenómenos y técnicas psicológicas que influyen en una negociación que tenga consecuencias judiciales. Adicionalmente puede
investigar y desarrollar nuevas técnicas para la negociación. Este rol incluye también la capacitación a otras personas para que medien en procesos de conciliación
y diseño de estrategias de negociación (Godoy, 1998).
Con esta propuesta se cumple con la función básica de difundir con claridad las
áreas de aplicación de la psicología jurídica, que como propuesta, puede resultar
insuficiente y no tener límites estrictos ya que algunas aplicaciones podrían cobijarse bajo varias y diferentes categorías. P.ej. La elaboración de perfiles criminales
puede incluirse como un “Proceso” dentro de Peritaje (ps. forense) o bajo el rótulo
de agresores como procedimiento aplicado a un “Personaje” en particular. Otro
ejemplo sería el del proceso de mediación que puede entenderse como un proceso
independiente, pero también puede aplicarse a la relación entre víctima y agresor.
O cuando los profesionales generan en las víctimas una lesión mayor, que es un
tema que podría clasificarse dentro de víctimas, pero también dentro de profesionales. Así podría citarse muchos ejemplos más, lo cual indica que existe además
una obvia relación entre los personajes y los procesos del esquema que presente.
Otra aclaración consiste en que no se debe llamar cada área de aplicación de
acuerdo con la institución en la que se ejecute, por ejemplo a la psicología forense
aplicada al ámbito de familia no es necesario denominarla psicología forense de
la familia y luego generar una psicología forense del menor o psicología forense
penitenciaria. Debe existir una lógica superior al describir los campos de acción y
esto debe centrarse en las funciones desempeñadas y no en la institución en que se
ejecuten.
A través de este recorrido de las áreas de aplicación de la psicología jurídica
se pretende evidenciar los múltiples aportes de esta subárea de la psicología, así
como presentar un esbozo de los desarrollos científicos a disposición para auxiliar
al sistema de administración de la justicia. Se intenta motivar a los lectores que
20 • Psicología jurídica Iberoamericana
pertenecen al área profesional de la psicología para la profundización y difusión de
este campo de conocimiento.
Es imposible finalizar este tema sin hacer mención al aspecto ético relacionado
con la obtención del conocimiento de la psicología jurídica, que se puede ilustrar
como un “cuchillo de doble filo”, ya que puede ser usado con fines sublimes y éticos o con objetivos nefastos e ilícitos. El conocimiento por sí solo es inocuo, es tan
solo un medio, pero el ser humano que lo posee es quien define sus objetivos, su
finalidad. Por ejemplo la persona que aprende acerca de la elaboración de perfiles
de criminales desconocidos con base en el análisis del lugar de los hechos, puede
utilizar ese conocimiento para capturar a los criminales más peligrosos, como puede utilizarlo también para convertirse en uno de ellos, porque estaría previamente
entrenado en cómo evadir las pesquisas de la justicia. Otra situación que permite
ilustrar lo que se quiere expresar es la de un perito que puede aportar un medio
probatorio que ayude a la víctima, pero que si no esta orientado por principios éticos puede utilizar su conocimiento para objetar un dictamen por error de forma,
obstaculizando la búsqueda de la verdad de fondo y dejando sin sustento probatorio todo un proceso penal que concluirá con la impunidad.
Esta introducción se suma al volumen de publicaciones del área, pero pretende
adicionalmente permitir al lector formarse una panorámica de la psicología jurídica
y así cuestionarla y mejorarla. Por eso en las postrimerías de este capítulo se desea
motivar la reflexión crítica de este conocimiento a la luz de la realidad iberoamericana, pues se requiere de un análisis ético y de lo procedimental que contemple la
naturaleza propia de los eventos precipitantes de este actuar para ser un psicólogo
jurídico crítico, que posibilite y disminuya el manejo adecuado del conflicto social
y motivado principalmente por la necesidad suprema de hacer justicia.
“Las áreas de conocimiento deben estar en condiciones de aportar soluciones a
la problemática y necesidades de la sociedad y del país” al servicio del conocimiento y a la construcción de un mundo más justo, con sentido e impacto social.
NOTAS
Psicología Jurídica: una aproximación conceptual • 21
1. Este capítulo es una versión ampliada y revisada del capítulo publicado por Tapias, A. (2008)
en el libro virtual “Psicología jurídica, perspectiva latinoamericana”.
2. Definición elaborada por los docentes de los posgrados en Psicología Jurídica de la Universidad Santo Tomás.
© Editorial El Manual Moderno Fotocopiar sin autorización es un delito.
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2
Víctimas desde la
perspectiva de la
Psicología Jurídica
© Editorial El Manual Moderno Fotocopiar sin autorización es un delito.
Ángela Tapias
La victimología es una transdisciplina que se nutre de los aportes de muchas ciencias como el derecho, la psicología, la antropología, la sociología y la política. No
obstante cada una de las disciplinas hace un aporte particular desde su objeto de
estudio y su enfoque sui géneris, este escrito alude al aporte de la psicología a la
victimología y concretamente desde la psicología jurídica.
Por lo anterior cabe cuestionarse si la victimología merece constituirse como una
disciplina independiente o si basta con que otras áreas de conocimiento le dediquen
atención a sus temáticas. De facto el derecho penal aparece para neutralizar la víctima,
para que no tome justicia por su propia mano (Hassemer, 1984 en Landrove, 1998).
Empero el problema actual radica en que las víctimas han sido contempladas de
soslayo por las ciencias sociales y constituyen el protagonista marginado, olvidado del
sistema penal y de la criminología, un testigo con pocos derechos. Estas áreas de conocimiento se han polarizado en el delincuente, por lo cual en los últimos lustros se ha
impulsado un proceso de revisión científica de la victimología. García-Pablos (1996).
Según Rodríguez (2005) hay tres posturas sobre la relación de la victimología
y la criminología, la primera de autores que consideran la victimología como un
apéndice de la criminología, entre ellos Ellenberger, Goldstein, Abrahansem, Fattah
y Neuman. La segunda de criminólogos radicales como Jiménez de Asúa, Kaiser,
López Rey, que por considerar la victimología un tópico de su disciplina indican la imposibilidad de su independencia. Y la tercera de otros como Amelunxen,
Göppinger, Mendelsohn, Separovic, Ramírez González que la consideran como un
campo de conocimiento independiente.
23
24 • Psicología jurídica Iberoamericana
Las versiones más razonables del actual movimiento victimológico no contraponen los derechos del delincuente y de la víctima, sencillamente reclaman protagonismo en el sistema legal (Landrove, 98).
Al margen de la discusión epistemológica sobre la independencia de la victimología y la criminología, es evidente que existe una relación inescindible entre afectado y criminal. Salvo que la victimología como área de saber requiere profundizar
el conocimiento de su sujeto de estudio, es decir, ahondar en el conocimiento sobre
las víctimas, sus afectaciones, su recuperación, su empoderamiento social y político,
su verdad histórica, su perspectiva de la justicia y su demanda de conocimiento.
García-Pablos (1996) ilustra como foco de interés de la victimología lo etiológico-explicativo, ya que el crimen es un fenómeno selectivo, no causal, ni fortuito
y ello plantea pautas para la prevención del delito (Garrido, 2008) (Manzanera,
2005). Otro foco de estudio es relativo a lo investigativo y metodológico, a la generación de instrumentos, ya que las encuestas de victimización son una valiosa fuente de información, pero pueden complementarse con nuevas técnicas. Los temas
políticos y judiciales son otro centro motivacional, lo relativo a la política criminal,
la política de integración (Lima, 2004), la reacción social y el miedo al delito y
la política social, la opinión de la víctima de la justicia penal ya que sus actitudes
pueden oscilar entre la confianza, el rechazo y la alienación. Con esto se evidencia
la amplitud y profundidad de este campo de conocimiento y la imperiosidad de
relevar a otra categoría social y de saber en torno a la víctima.
Los focos problémicos mencionados por este autor serían competencia de la
victimología general, empero no necesariamente son los mismos centros de interés
desde la perspectiva psicológica, que es sólo una de las ciencias de apoyo.
La psicología desde sus diversas especialidades hace aportes diferenciales al
abordaje de la víctima, p. e. La psicología clínica con el abordaje terapéutico (Labrador, 2004) (Echeburúa, De Corral, Amor 2002), (Finkelhor, 2005), p. e. La psicología social ha favorecido en la percepción social del delito, victimología, testimonio
(Paez y Ayestarán, 1998), ej. La psicología política en el análisis de las relaciones de
poder, la memoria histórica y los movimientos sociales; (Dorna, 2006), p. e. la psicología jurídica puede evaluar, asesorar y orientar, investigar, mediar y reconciliar.
Gutiérrez de Piñeres, (2008).
Es decir, que todas las acciones de la psicología jurídica son posibles de aplicar
al especial enfoque de las víctimas.
DEFINICIÓN DE VÍCTIMA Y NIVELES DE VICTIMIZACIÓN
La acepción de víctima tiene implícita una concepción psicojurídica, según la resolución 4030 de la ONU, víctimas son las personas que individual o colectivamente
han sufrido daños, incluyendo lesiones físicas o mentales, sufrimiento emocional,
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Víctimas desde la perspectiva de la Psicología Jurídica • 25
pérdida financiera o menoscabo sustancial de sus derechos fundamentales, como
consecuencia de acciones u omisiones que violen la legislación penal vigente, incluyendo la que proscribe el abuso del poder.
Con esta definición se supera la concepción singular y se comprende que los
procesos de victimización son procesos plurales, que afectan a grupos, no solo al individuo blanco del delito, se trasciende la concepción de que son los sujetos pasivos
del delito y los afectados directos.
Esta definición permite además excluir a los combatientes y a los damnificados
que padecen desastres naturales, ya que su afectación no es consecuencia de un
delito y aunque es cierto que requieren atención psicosocial, el daño que padecen
no es equiparable al derivado de una conducta al margen de la ley.
La mención del daño implica el reconocimiento de la afectación psicológica,
pero además tiene una intención jurídica, pues abre la posibilidad de solicitar la
indemnización como acción civil según el Código Civil Colombiano, art. 2341 (con
concordancia en la mayoría de códigos civiles de diversos países), de hecho los códigos sustanciales o de procedimiento penales también comprenden esta figura v.g.
el Código de Procedimiento Penal Colombiano, art. 43 y 62 incluye el deber de indemnizar los perjuicios materiales y morales por parte de los responsables. Cuando
se trata de intereses colectivos, pueden iniciarse acciones populares por medio de
la titularidad de Ministerio Público o el Defensor del pueblo.
No obstante aún hay que superar en legislaciones que se han mantenido en la
concepción de daño directo, pues es evidente que la victimización no solo altera al
directo afectado, sino a los que los rodean, es decir, hay victimización indirecta. Por
citar un ejemplo de los muchos que se dan al respecto, esta el caso del daño en víctimas de segunda generación, los hijos de los desaparecidos forzosamente, aquellos
que presencian a diario a sus familiares en la angustia de la búsqueda, que padecen
la revictimización y la estigmatización, que sufren de falta de dedicación porque el
delito ha usurpado el centro de atención del grupo familiar, que se encuentran en
condiciones socioeconómicas de desventaja, que se plantean un proyecto de vida
en torno a lo sociopolítico, en contraste con las prospecciones de otros jóvenes que
no padecen victimización (Gómez, 2009).
Situaciones como esta, hay que incluirlas en Colombia, por ejemplo hay que
ampliar el sujeto víctimal de la Ley 906 Código de Procedimiento Penal Colombiano que en su artículo 132 explicita la concepción de víctimas. “Se entiende por
víctimas, para efectos de este código, las personas naturales o jurídicas y demás
sujetos de derechos que individual o colectivamente hayan sufrido algún daño directo como consecuencia del injusto”. (Subrayado por fuera del texto).
Así también la denominada ley de Justicia y Paz en Colombia, la ley 975 del
2005 define como “víctima” la persona que individual o colectivamente haya sufrido daños directos tales como lesiones transitorias o permanentes que ocasionen
algún tipo de discapacidad física, psíquica y/o sensorial (visual y/o auditiva), su-
26 • Psicología jurídica Iberoamericana
frimiento emocional, pérdida financiera o menoscabo de sus derechos fundamentales. Los daños deberán ser consecuencia de acciones que hayan transgredido la
legislación penal, realizadas por grupos armados organizados al margen de la ley.”
(Subrayado por fuera del texto).
Estas dos citas demuestran la incomprensión del fenómeno victimológico por
parte del legislador y limitan así el alcance de la acción judicial al momento de la
reparación incluyente del grupo afectado, pues aunque indirectamente impactados,
no padecen lesión psíquica real.
Además de esta concepción grupal e incluyente de la víctima, se han documentado diversos niveles de victimización, que permiten comprender lo amplio y
complejo del proceso, v.g. Rodríguez (2005) que cita nivel primario, secundario y
terciario como sigue.
Victimización Primaria: la que padece la víctima directa.
Victimización Secundaria: la que sufren otras personas de manera indirecta, p.e. la
familia del secuestrado.
Victimización Terciaria: dirigida contra la comunidad en general, dentro de ella
la victimización vicaria que padecen los profesionales, pues se afectan al atender
tantas personas afectadas.
Otra clasificación de niveles de victimización:
Victimización Primaria: la víctima directa, en coincidencia con la anterior clasificación.
Victimización Secundaria: también denominada como revictimización que es toda
acción u omisión que empeore el estado físico y/o psíquico de la víctima cuando
busca ayuda y se relaciona con el sistema legal, instancias en las que puede encontrar insensibilidad, incomprensión, nuevas agresiones, que se le ponga en tela de
juicio, dilaciones, falta de información (Echeburúa, Corral, Amor, 2004).
Otras formas de revictimización son los efectos del crimen, el abandono deliberado, la insensibilidad del sistema legal, el rechazo y la insolidaridad de la comunidad
y la indiferencia de los poderes públicos. García-Pablos (1996).
Con frecuencia para las víctimas y sus familiares mantenerse activos como sujetos de derechos, implica costos secundarios porque los procesos judiciales son
extensos, complicados y victimizantes, no ofrecen las garantías para acceder y/o
participar, los resultados pueden no ser los esperados e incluso concluyen en detrimento de las víctimas y en beneficio de los culpables. Y si se trata de víctimas de
abuso del poder, los denunciantes pueden ser nuevamente víctimas de amenazas,
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atentados, ejecuciones extrajudiciales y otras violaciones a los Derechos Humanos
(Corporación AVRE, 2009).
Un concepto asociado a la revictimización es la Iatrogenia (Edgerton y Campbell
citados por Ackerman 1999), la cual comprende toda alteración del estado del paciente producida por el médico, comprende las situaciones agravadas, inducidas o
precipitadas por las actitudes del profesional, su examen, comentarios o tratamiento. Se da cuando la intervención genera mayor enfermedad, en contra del principio
Hipocrático “Priman non nocere, evitar el daño”.
La iatrogenia también se puede dar por inexperiencia, indicaciones incorrectas,
errores de técnica, acciones insuficientes, improvisación, descuido o falta de escrúpulos de los profesionales.
Victimización secundaria son aquellas acciones que, en vez de mejorar al paciente, lo afectan. Dentro de ellas podemos citar algunas ocasionadas por la psicología como el uso de hipnosis y regresión con la inducción de falsos recuerdos,
situaciones en las que no se dio una real víctimación, pero los tratamientos pueden
sugestionar al examinado y hacerle creer que los padeció, generar síntomas e identidad de víctima. En estos casos el sujeto resulta víctima pero de su psique y del
profesional (Loftus, 1995).
Victimización Terciaria: abandono del estado, la víctima no recibe apoyo, ni asistencia, ni seguimiento a su citación y se ve abocada a afrontar en soledad y con sus
recursos.
Estos niveles evidencian que el daño de la victimización no constituyen
un hecho puntual, sino que son un proceso amplio y complejo. Independiente
de la clasificación de niveles de victimización que se elija, resulta interesante
ampliar la comprensión del repertorio de daños y el radio de afectados, conocer
sobre los efectos de la atención inadecuada y por ello la prevención secundaria
y terciaria.
Estos niveles son relevantes porque permiten comprender mejor a los afectados, ampliar la proyección del accionar profesional y prevenir la revictimización.
EL ENFOQUE PSICOJURÍDICO
La psicología jurídica es una disciplina pertinente para el abordaje integral de las
víctimas, ya que es una especialidad de la psicología que comprende los conflictos
humanos que alcanzan implicaciones jurídicas y propende por los Derechos Humanos y la salud mental.
La psicología jurídica cuenta con importantes constructos como el daño psicológico, Castex (2003), la revictimización, García-Pablos (1996), la pericia (Jiménez
2001), (Ávila, 1995), (Urrá y Vázquez, 2002), perfilación de la víctima y valora-
28 • Psicología jurídica Iberoamericana
ción del riesgo, (Turvey, 1999), los movimientos asociativos de las víctimas, todos
ellos pertinentes para asesorar a las víctimas en los procesos de justicia y reparación.
En psicología jurídica las víctimas pueden y deben ser asumidas como personas
con un papel activo como sujetos de derecho y con roles relevantes y específicos. De hecho clásicos como Von Henting y Mendelsohn, según Rodríguez (2005)
aportaron una imagen más realista y dinámica de la víctima como sujeto activo, en
su estructura, dinámica y prevención.
Adicionalmente a esta concepción, la psicología jurídica ha acertado en la diferenciación entre lo clínico y lo forense (Ackerman, 1999), (Vázquez, 2007), (Tapias, 2008). Ha avanzado en la comprensión de las víctimas como sujetos de derechos y no como pacientes mentales dejando de lado la perspectiva psicodiagnóstica
clínica con énfasis en las explicaciones endógenas individualistas y patológicas,
legitimando sus afectaciones psicológicas como reacciones normales y proporcionales ante hechos sociales anormales (Baró, 1984). La siguiente tabla sintetiza esta
posición epistemológica:
Psicología Jurídica y Forense
Paradigma clínico tradicional
Víctima, procesado o persona en conflicto con la ley
Consultante
Búsqueda de justicia
Expectativa de alivio, de cura
Voluntario o no, ej. Procesos que se
adelantan de oficio o que se conmina a
comparecer ante la justicia
Voluntariedad por confianza en la confidencialidad y búsqueda de la ayuda
El secreto profesional se comparte con
el abogado y el evaluado y como principio se excluye haciendo uso del consentimiento informado
Amparado por secreto profesional
Causa externa social, económica y política
Origen endógeno psicobiológico
Problema con connotación social, político y económico
Problema individual, personal, privado y
confidencial
Necesidad de respeto y visibilización
social
Solicitud de secreto profesional
Presume distorsión o coerción, prioritariamente del agente causal de la victimización, pero también de la víctima
porque minimiza o simula síntomas.
Presume sinceridad pues el sujeto ha elegido este espacio privado como forma de
resolver su situación.
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Víctimas desde la perspectiva de la Psicología Jurídica • 29
Psicología Jurídica y Forense
Paradigma clínico tradicional
Instrumentos de evaluación con técnicas indirectas, previendo la distorsión
del examinado.
Técnicas directas de evaluación en las que
hay poca prevención frente a la simulación
o distorsión.
Atención psicosocial y jurídica.
Atención en salud.
En cada uno de estos enfoques hay una perspectiva diferencial del sujeto, de sus
expectativas, de los modelos explicativos y del tratamiento.
El sistema de salud tradicional ha acostumbrado concebir los problemas psicológicos como individuales y endógenos y en consecuencia ha intervenido desde lo
intrapsíquico y farmacológico. En casos de delito y lesión psíquica o macrovictimizaciones resulta erróneo e insuficiente este paradigma intrapsíquico, individualista
y biologicista, pues parte de lo que favorece la recuperación y readaptación es la
aceptación de la situación, la judicialización y una atribución exacta de la realidad y
los desencadenantes sociales. En estas intervenciones lo perentorio no es eliminar el
síntoma, sino coadyuvar al sujeto en la comprensión de que su reacción psicológica
alterada es proporcional a la víctimación e incluso resulta adaptativa.
Es decir, el restablecimiento de la salud implica mucho del reconocimiento
exacto de los hechos y de su condición de víctima, como prioritaria por encima
de la de “trastornado mental”, es decir, la víctima no es un sujeto psicopatológico
aislado, desviado de la normalidad estadística, sino una persona que reaccionó ante
una situación anormal. Baró (1984).
La intervención farmacológica resulta oportuna para controlar síntomas en episodios agudos, pero presenta elevadas tasas de recaída a mediano plazo. En contraste con las terapias cognitivas que generan importantes efectos en estados agudos y
previenen recaídas, es decir, generan un efecto más estable. Esta ventaja se podría
derivar del aprendizaje de habilidades de afrontamiento y de estilos cognitivos más
efectivos.
La ventaja de la intervención psicojurídica es que trabaja con un paradigma
amplio, incluyendo el conflicto social como fuente de la salud mental, coincidiendo
con la OMS (2002) que identifica la violencia como un problema de salud mental.
En lo cognoscitivo, la amplia comprensión de lo sociopolítico como generador
de bienestar o malestar, libera a la víctima de la autodescripción de “enfermo mental”, “patológico” y la ayuda a comprenderse como “vulnerable” o como una víctima
digna. Es imprescindible comprender que la víctima no es un enfermo mental, sino
que es una persona que reacciona de manera normal ante una situación anormal.
Así, la atención prestada no debe dar una sensación de caridad, sino de comprensión (Defensoría del Pueblo).
30 • Psicología jurídica Iberoamericana
En lo afectivo, la intervención psicológica no pretende eliminar las emociones,
sino validarlas, expresarlas en un ambiente de contención y comprensión que colateralmente tiene el efecto de atenuarlas. Esta posición es mejor aceptada por víctimas que expresan su rechazo a la terapia que propende por superar el dolor, perdonar, olvidar y usar fármacos, pues manifiestan la necesidad de recordar y el derecho
a sufrir y sentirse indignados mientras haya injusticia e impunidad. No gustan de
ser señalados como personas con daño, como “dañados”, sino como perjudicados
con impactos que incluso pudieron hacerlos mejores, más fuertes y más concientes.
La Corporación AVRE (2009) indica por análisis psicojurídico el ejercicio metodológico de realizar una lectura psicosocial de las diferentes etapas del proceso,
identificando los impactos que sobre las víctimas y familiares tuvo, y una valoración
general sobre el impacto psicosocial que este tipo de casos puede generar en los representantes legales y organizaciones acompañantes. Centrando los procedimientos en las garantías de las víctimas.
Es importante reconocer que los proceso jurídicos que dan paso a la verdad y
la justicia ejercen un importante efecto colateral y terapéutico en las víctimas. Es
decir, existen consecuencias en dos sentidos, uno en relación con la salud mental y
otro relativo a la recuperación integral.
Lo contrario también es cierto, es decir, si la justicia y la reparación son meras
formalidades, tardías o inadecuadas, es posible que en la mayoría de los casos las
personas continúan bajo las secuelas de las violaciones iniciales, corporación AVRE
(2009). Es decir, los procesos de exigibilidad a la verdad, justicia y reparación, en
contextos marcados por la impunidad estructural y conflicto sociopolítico, perpetúan los impactos psicosociales y afectaciones en las condiciones de salud mental, a
todos los actores involucrados, como son las víctimas, sus familiares, organizaciones,
abogados y organismos acompañantes.
El enfoque psicojurídico es competente para evidenciar científicamente los daños psicológicos y para asesorar en la reparación, pues aunque estrictamente es
imposible volver a las víctimas al estado anterior, comprendiendo a profundidad el
problema, si es posible acompañarlas en su restablecimiento, en el rediseño de su
proyecto de vida y sugerir lineamientos para su reparación y atención.
Pacheco (2006) aporta aproximaciones a una metodología psicojurídica, definiéndolas como las estrategias jurídicas y psicológicas desde su especificidad, que
colaboran en la determinación integral de los daños que sufren las víctimas directas
e indirectas (familiares), así como las reparaciones correspondientes.
Así, la estrategia jurídica alude básicamente a la aplicación de conceptos jurídicos como el daño emergente, el lucro cesante o el daño moral. La estrategia
psicológica, por su parte, comprende la realización de las evaluaciones psicológicas
a la víctima y a los familiares. Estas evaluaciones permiten determinar el grado y la
intensidad con que la violación de los derechos ha afectado lo emocional, las capacidades de afrontamiento, las relaciones interpersonales de la víctima y su entorno
Víctimas desde la perspectiva de la Psicología Jurídica • 31
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inmediato (padres, hijos, hermanos). La estrategia se constituye en un espacio donde la confluencia de ambas disciplinas contribuye a abordar los casos desde una
perspectiva amplia, que impacta sobre la consecución de la justicia.
Es fundamental que esta estrategia se implemente con suficiente antelación
afin de que pueda incorporarse al formato de procedimientos jurídicos, para que
una vez iniciado el proceso, los aportes psicosociales puedan incorporarse. Existen
recomendaciones que pueden darse desde la perspectiva psicológica que sin ser
onerosas o inalcanzables, pueden propiciar que este proceso de litigio en sí mismo,
pueda constituirse en una experiencia reparadora.
Algunos de los principios que guían el acompañamiento psicojurídico según la
Corporación AVRE (2009) y que suponen lineamientos técnicos para esta investigación, son:
•
Un enfoque pedagógico implicando a las víctimas como sujetos activos en la producción de saberes y acciones, por medio de la adecuación de lenguajes técnicos a
contextos socio culturales en particular.
•
Un enfoque diferencial, tomando en cuenta las características de las víctimas y
enfoques de género y generacionales.
•
Objetivos basados en el empoderamiento y construcción de actores sociales y políticos, que con dignidad emprendan acciones de exigibilidad de derechos, fortaleciendo así sus mecanismos de afrontamiento.
•
Caracterización de las poblaciones con las que se trabaja: trabajo pericial para la
valoración de impactos psicosociales derivados del ilícito.
•
Intervenciones integrales: fundamentadas en las necesidades de los grupos y no en
las ofertas institucionales; nivelación de interés basada en las víctimas.
•
Papel fundamental mediación entre intereses de las organizaciones jurídicas y las
necesidades y expectativas de las víctimas.
•
Incidir sobre las prácticas de quienes trabajan con víctimas en los diferentes momentos de exigibilidad: sensibilización, generación y construcción de herramientas
de abordaje psicosocial.
•
Contribuir al empoderamiento y dinamización de acciones políticas de exigibilidad
por parte de las víctimas. Motivación a la participación, apropiación de proceso
jurídico.
Una particularidad de las víctimas de macrovictimizaciones es que durante las sesiones plantean temas sociopolíticos y el equipo de atención psicosocial debe contar
32 • Psicología jurídica Iberoamericana
con conocimientos y posiciones políticas que favorezcan la recuperación, condición
que no es frecuente en EPS tradicionales en las que se ofrece un servicio de consulta
psicológica breve en el que está limitada la consecución de la empatía y en consecuencia se imposibilita la reestructuración cognoscitiva y la catarsis sociopolítica.
La intervención en procura de la salud mental debe estar acompañada y precedida de atención para alcanzar el mínimo vital. Según Maslow (sf) citado por
Petit y Graglia, la pirámide motivacional requiere cubrir la base de las necesidades
biológicas (alimentación, sueño) y de las siguientes relativas a la seguridad (abrigo,
supervivencia, seguridad personal) para que las personas estén motivadas, dispuestas a atender sus necesidades psicológicas como las afectivas, de pertenencia y autorrealización (calidad de vida, salud).
Esto indica que la intervención psicojurídica debe contar con un componente
de asistencia social, ya que no es posible estabilizar emociones si se permanece en
condiciones de asedio, amenazas e impunidad, ni es posible hablar de salud integral
si la persona padece frío y subalimentación. Atender estos niveles básicos favorece
la intervención cognoscitiva y afectiva.
Así mismo se tomará en cuenta el elemento de Protección, ya que una víctima
por su interés y participación en el proceso, puede resultar amenazada y por este
hecho, tiene prioridad para que se proteja su intimidad y se garantice su seguridad
y la de sus familiares. Este es uno de los primeros parámetros sugeridos por la Defensoría del Pueblo de Colombia (sf) en la asistencia a las víctimas.
Esta misma organización sugiere que hay que aclarar los diversos niveles de
participación de la víctima con el proceso judicial, ya que puede involucrarse sencillamente aportando información, conociendo el proceso desde el comienzo, enterándose de las decisiones emanadas de las autoridades o sugiriendo lineamientos
de acción y reparación.
Resulta perentorio informarle de sus derechos como sujeto activo de la investigación, derecho a recibir un trato digno y humano, a que se le reconozca su
problemática y estado de vulnerabilidad, a ser oído y a que se le facilite el acceso
a la información, a recibir una escucha eficiente y a exigir niveles de confianza, a
confidencialidad de su identificación e información y, por último, a ser remitido si
requiere atención especializada.
Y para que la víctima reciba atención calificada, el psicólogo debe definir su
especialidad, se desaconseja actuar como un supernumerario experto en todas las
especialidades de la psicología. Para establecer una adecuada relación profesional el
psicólogo que acompañe a la víctima debe asumir el reto de definirse como clínico
o como forense, debe entender la incompatibilidad de estos roles para poder actuar
coherentemente con su secreto profesional o con fines probatorios públicos, para
plantearse múltiples hipótesis excluyentes entre sí, para ejercer sin parcialidad, la
cual es diferente de objetividad, es decir, comprendiendo que existe un nivel de
implicación humana, de compromiso sociopolítico, pero priorizando el aporte pro-
Víctimas desde la perspectiva de la Psicología Jurídica • 33
fesional calificado. Es importante que el profesional tenga la posibilidad de evaluar
o dimensionar todo el sistema en conflicto, no solo una parte. El psicólogo debe
despojarse de los prejuicios, no puede partir de la inocencia o culpabilidad de las
partes, debe comprender y prevenir la probabilidad de los roles intercambiables de
víctima y víctimario. El psicólogo no debe usar técnicas clínicas con fines forenses,
al contrario, si va a fungir como perito debe conocer las nuevas técnicas y estrategias psicológicas forenses.
Incluso dentro de la experticia del psicólogo jurídico y forense, es posible que
encuentre varias alternativas de rol como: a) Perito para detectar secuelas en víctimas, identificar capacidad de comprensión y determinación, detectar simulación
y analizar credibilidad de testimonio particularmente en infantes y agresores, b)
Asesor para planear la estrategia del litigio, para sugerir teorías del caso, para orientar sobre derechos y procedimientos y cooperar con preguntas técnicas y apoyo en
audiencias; y c) Intérprete para mediar la comunicación entre las autoridades y el
nivel de comprensión del infante víctima o la persona con discapacidad mental.
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EVALUACIÓN DE LA VÍCTIMA Y VALORACIÓN DEL DAÑO
La reacción de la víctima ante un ilícito se ha denominado de múltiples maneras:
secuela, perturbación psíquica, trastorno mental, lesión psicológica, afectación, alteración, impacto o daño psicológico.
Este último término ha hecho tradición científica como palabra clave dentro de
la psicología, aunque es posible que no coincida con la doctrina jurídica. El daño
psicológico ha sido definido como “la perturbación profunda del equilibrio emocional de la víctima, que guarde adecuado nexo causal con el hecho dañoso y que
entrañe una significativa descompensación que altere su integración en el medio
social” (Casiello, 1997 en Reich, 2006).
Mariano Castex (2003) dice del daño psíquico que es la consecuencia de “un
acaecimiento o un evento, una agresión que conduce a una perturbación, disturbio,
disfunción, trastorno y/o disminución de tal dimensión vital”. Y lo determina “cuando un sujeto presenta deterioro, disfunción, disturbio o trastorno, o desarrollo psicogénico o psicoorgánico que, producido por una lesión psíquica a afectado sus esferas
afectiva y/o intelectiva y/o volitiva, limita su capacidad de goce intelectual, familiar,
laboral, social y/o recreativa.” Adicionalmente lo explica como daño no patrimonial
directo, que puede ser mediado por preexistencias, con causas simultáneas o posteriores o complicaciones adyacentes a la víctimación (predisponentes y consecuentes).
En Colombia, el daño psicológico se ha subsumido como parte del daño moral
y se le ha denominado como daño de vida en relación y comprende secuelas como
las relatadas por Echeburúa, Corral y Amor (2004). Las secuelas emocionales se refieren a estabilizaciones del daño psíquico, es decir, a una discapacidad permanente
34 • Psicología jurídica Iberoamericana
que no remite con el paso del tiempo, ni con el tratamiento adecuado, implica una
alteración irreversible en la salud mental, dentro de las secuelas más frecuentes
están alteraciones en el proyecto de vida, daño intergeneracional, afectación a la
vida en relación, restricción de afectos y cambio de personalidad, con la aparición
de rasgos desadaptativos (p.e. dependencia, hostilidad, suspicacia).
La comisión del crimen puede generar en el afectado estado de crisis, que es
un estado temporal de trastorno y desorganización caracterizado por incapacidad
del individuo para manejar situaciones utilizando métodos acostumbrados para la
solución de problemas. Estado que permanece al menos de 4 a 6 semanas. Slaikeu
(1996) Esta situación de crisis en caso de víctimas debe documentarse como una
de las afectaciones presentadas por la víctima, no obstante es un estado que se supera con intervención, es decir, que no se fija como uno de los daños permanentes
en la víctima. La crisis representa un reto para el equipo psicojurídico, pues implica
acompañamiento para que el sujeto logre la reorganización y dentro de ese plan
inicie la búsqueda de justicia.
Dentro de los daños o lesión psíquica es probable que se desencadene algún
trastorno mental que según DSM (2001) es una alteración significativa del comportamiento del individuo que deteriora el funcionamiento de sus áreas vitales, con
carácter temporal determinado.
Es relevante aclarar que no todas las víctimas desencadenan trastornos mentales y que no todos los que padecen trastorno mental son víctimas y que no todos
los daños que padecen las víctimas se restringen a trastornos mentales.
No obstante en la mayoría de las victimizaciones, en cualquier tipo de delito,
hay dos trastornos que se desencadenan con gran frecuencia en las víctimas: la depresión y la ansiedad.
La depresión se caracteriza por un estado de ánimo de tipo negativo que se
manifiesta con ánimo depresivo la mayor parte del día (irritabilidad), disminución
de interés o placer, pérdida de peso corporal, insomnio o hipersomnia, enlentecimiento psicomotor, fatiga o pérdida de energía, sentimientos de inutilidad o culpa
y pensamientos recurrentes de muerte (DSM, 2001).
La ansiedad es una forma de reacción poco adaptativa, popularmente conocida como “nervios”, que implica reacciones emocionales, motrices y cognitivas
caracterizadas por activación y tensión. Aunque también es posible que se manifiesten sólo algunos síntomas y no necesariamente todo el cuadro diagnóstico
(DSM, 2001).
La ansiedad puede adquirir diversas formas según DSM (2001) las fobias, el
estrés agudo, el estrés postraumático y la ansiedad generalizada, esto en función
de la topografía conductual del delito y de predisponentes en las víctimas. Ej. Si la
víctima padeció un atraco con arma de fuego en un callejón puede desencadenar
fobia a los espacios similares a callejones.
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Víctimas desde la perspectiva de la Psicología Jurídica • 35
El trastorno de ansiedad generalizada se caracteriza por ansiedad, preocupación
excesiva y descontrolada, con síntomas físicos y malestar significativo: inquietud,
fatigabilidad, no concentración, tensión muscular, alteraciones de sueño.
El estrés postraumático es un trastorno de ansiedad que puede surgir después
de que una persona pasa por un evento traumático que le generó temor extremo.
El trastorno de estrés postraumático puede producirse a raíz de muerte o amenazas (por ejemplo violación, guerra, desastres naturales, abuso, accidentes serios
o cautiverio) o por haber presenciado o saber de un acto violento o trágico. Este
diagnóstico cuenta con tres grupos de síntomas: a) reexperimentación (recuerdos
recurrentes e intrusivos, sueños del hecho, sensación del hecho: ilusiones, flash,
alucinaciones, malestar psicofisiológico ante estímulos similares); b) evitación (esfuerzos para no pensar o sentir del hecho, evitar actividades, lugares o personas,
incapacidad para recordar algo del trauma, desinterés, desapego y enajenación,
restricción afectiva, futuro desolador) y; c) activación fisiológica (alteraciones del
sueño, irritabilidad, ataques de ira, dificultad para concentrarse, hipervigilancia y
sobresalto). Estos síntomas duran un mes como mínimo y afectan la capacidad del
paciente para retomar su vida normal.
Para efectos psicológicos y jurídicos, siempre resulta conveniente evaluar estos
trastornos, ya que indican el curso de acción del tratamiento y se convierten en la
evidencia del daño psicológico, de la perturbación psíquica, es decir, son indicadores de afectación que deben plasmarse en la pericia psicológica, en la prueba
judicial y con base en ellos se plantean las solicitudes de reparación.
Empero estos diagnósticos no son las únicas secuelas, brevemente se había
mencionado que tras la victimización podían presentarse daños psicológicos adicionales, los cuales hay que tomar en cuenta en la estrategia psicojurídica, particularmente para evidenciarlos, como son: disminución de la autoestima, alteración
del proyecto de vida y pérdida sociocultural. Gómez (en prensa) indica que el
daño se puede observar en falta de concentración, enfermedades orgánicas y funcionales, alcoholismo, duelo con su particular experiencia dependiendo de factores
culturales, como la división de la historia personal y colectiva, pues algunas victimizaciones logran marcar un antes y un después en las vidas y otras logran alterar
la línea generacional. También es posible evidenciar el daño grupal y relacional por
la presencia del miedo, la desconfianza y la ruptura de la solidaridad social. Incluso
la afectación puede eliminar los liderazgos y prácticas culturales.
Para el proceso judicial resulta crucial probar el daño padecido por las víctimas, para lo cual se sirve de medios probatorios como el testimonio y la pericia.
La pericia psicológica se enmarca dentro de la psicología forense, que es una de
las ciencias forenses pertinente para evidenciar el impacto en los afectados. Tapias
(2008) la define como una subárea de especialización de la psicología jurídica, que
comprende la realización de evaluaciones psicológicas que se realizan por solicitud
de autoridades competentes (administrativas, policivas, judiciales, otras), para apor-
36 • Psicología jurídica Iberoamericana
tar información especializada, específica y veraz, a través de un dictamen y que se
convertirá en un medio probatorio para orientar la toma de decisiones judiciales.
Siguiendo esta autora se sugiere un procedimiento de evaluación individual
que consiste en:
•
Diagnosticar si existe alteración psicopatológica: por medio de entrevistas, aplicación de instrumentos y fuentes de información colateral.
•
Definir si la alteración se presentó posterior al daño sufrido e informado. Determinando la línea de base o nivel de funcionamiento previo, identificando el intervalo
en el cual se han presentado los síntomas y descartando la existencia previa de las
psicopatologías.
•
Determinar si la perturbación psicológica es coherente con el daño inflingido y con
el perfil victimológico conocido por la ciencia. Para lo cual se requiere conocimiento y experiencia con dinámicas relacionales que generan crimen y victimización,
con el fin de identificar las reacciones típicas ante las diversas problemáticas. En
casos de no coincidencia hay que verificar hipótesis de simulación.
•
Informar sobre el pronóstico y el tratamiento psicojurídico sugerido como medida
eficaz.
De estos pasos se infiere que el proceso de evaluación es sistemático, estructurado, no intuitivo ni superficial, bien fundamentado en psicología de la salud,
psicología clínica y psicometría. No obstante Gómez (2009) indica otros procedimientos derivados de la psicología social para la valoración de colectivos afectados,
usando técnicas como los grupos focales y las reseñas grupales.
Lo esencial es comprender que el procedimiento de evaluación debe adecuarse
a la problemática que se esta midiendo y evidenciando; así también debe suceder
con las rutas de intervención que aunque deben revestirse de procedimientos estándares de legalidad, también deben ajustarse a estrategias eficaces para lograr
adherencia al sistema judicial y para generar cambios reales en las dinámicas criminales y victimizantes.
DINÁMICAS VICTIMOLÓGICAS Y CRIMINOLÓGICAS
Para hacer una aproximación profesional acertada es necesario conocer lo que caracteriza el fenómeno psicojurídico y consecuente con ello hacer una intervención
diferencial, es decir, tratar cada problemática acorde con su perspectiva victimológica y criminológica. Hay que abordar a una víctima de asalto sexual, de forma
diferente a como se actuaría en un caso de secuestro o violencia familiar, esto en
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Víctimas desde la perspectiva de la Psicología Jurídica • 37
razón de sus necesidades, de las posibilidades del sistema judicial y del grado de
resolución en que participen los afectados. P.j. En la mayoría de los casos de maltrato conyugal hay reincidencia de violencia y paradójicamente desistimiento de
la querella. En estos casos las víctimas acuden al sistema en el momento de crisis,
pero luego ignoran sus mandatos o prescinden de él... por esto el acento debe ponerse en su participación en el empoderamiento como elemento fundamental de
la protección policial y estatal. No así en casos de secuestro cuando manejamos un
delito que por oficio el Estado debe investigar y resolver, caso en el que se pone el
acento en el acompañamiento, mas no en el empoderamiento de la familia como
víctima frente al captor.
Otra situación que permite ilustrar la perspectiva diferencial por dinámicas
relacionales victimológicas y criminológicas, es la asesoría a las víctimas de delitos
comunes como el hurto a las que hay que orientar sobre las instituciones y procedimientos cotidianos, en contraste con las víctimas de delitos de estado y abuso
del poder, en los cuales están deslegitimadas las autoridades cotidianas y hay que
acudir adicionalmente a otros mecanismos menos conocidos v.g. organismos internacionales, entes de control del Estado y organizaciones no gubernamentales.
Estableciendo un paralelo con la medicina en la cual la intervención esta determinada por el diagnóstico y los síntomas propios de la enfermedad, y lo que
funciona para una enfermedad puede ser contraproducente para otra. Así mismo
en psicología jurídica la asesoría acertada para una problemática puede resultar
iatrogénica u ofensiva en otro. p.e. Indicar a un torturado que fue lesionado durante una detención policial, que acuda a la policía, resultaría perverso y minimizaría
completamente la confianza en la relación profesional.
Pese a esto siempre habrá elementos comunes a manejar en todas las enfermedades, siguiendo con el paralelo médico p.e. signos vitales, dolor y hemorragias.
Igualmente en psicología jurídica siempre hay que realizar los primeros auxilios
psicológicos en todas las victimizaciones, favorecer la expresión emocional, contener la ansiedad y la depresión e informar sobre derechos, instituciones y procedimientos.
Hay que recordar siempre que el elemento esencial del aporte de la psicología
jurídica esta en interesarse por el efecto psicológico, pero además en la asesoría
sobre herramientas jurídicas y organizaciones procedentes para el manejo legal y
acertado del problema.
Esta es la razón por la cual se dedicará un apartado a las dinámicas propias de
cada delito, sin querer decir que todos los casos de este delito son iguales, por supuesto cada victimización es sui géneris, empero hay algunos elementos comunes y
frecuentes que desencadenan o mantienen el proceso de víctimación.
Osadamente se describirán factores constantes de las problemáticas, con la salvaguarda de no lindar con reduccionismos simplistas, sino sencillamente de favorecer la comprensión de la situación que se maneja.
38 • Psicología jurídica Iberoamericana
Para ilustración se indicarán algunas de las constantes en las dinámicas victimológicas y criminológicas, p.e. Una constante del abuso sexual infantil es la vulnerabilidad de las víctimas (Save the Children, 1994); en agresión de pareja la constante es la dependencia emocional; en delitos de estado lo común es la criminalización
de las víctimas (Gómez 2009).
Así mismo se puede mencionar cierta regularidad en los efectos o daño psicológico típico e incluso en el tiempo de la problemática y la resolución. Ej. En
víctimas de tortura se da con frecuencia un cambio de personalidad según el protocolo de Estambul (Naciones Unidas, 2001); en agresión de pareja hay una media
de 10 años de conflicto (Echeburúa y Del Corral, 1998), en alienación parental se
conoce que el fenómeno no se limita en el tiempo ni el espacio (Aguilar, J. 2006).
Estos ritmos permiten que el profesional y las víctimas se encaminen en acciones
en las que se puede estimar una forma de abordaje, un tiempo de compromiso y
acompañamiento profesional especializados.
Lo anterior se puede resumir en unos principios propuestos por la autora, antes
en eventos académicos pero por escrito por primera vez en este ensayo.
•
En conflictos victimológicos-criminológicos se presentan coincidencias que trascienden el caso. Es decir, existen unas dinámicas relacionales típicas entre los implicados en un proceso de victimización y esta similaridad orienta la evaluación y la
intervención, por lo cual debería constituirse como parte del acervo de aprendizaje
de los profesionales.
•
Las relaciones víctima-agresor cuentan con factores comunes y diferencias individuales. Aunque los casos comprenden semejanzas, nunca se puede desconocer su
particularidad.
•
De los factores comunes se pueden inferir constantes comportamentales, es decir,
que se pueden suponer actitudes y comportamientos similares entre una víctima y
otra del mismo delito y un agresor y otro de la misma victimización.
•
Se hipotetiza que las constantes relacionales obedecen a “leyes” del conflicto y del
comportamiento humano. Las leyes de psicología del aprendizaje que se aplican a
todo tipo de comportamiento, subyacen a los procesos de victimización, es decir,
que incluso el conflicto obedece reglas de conducta.
•
Se espera que las leyes jurídicas comprendan y apliquen esas leyes y lógicas relacionales. Es decir, que el derecho conozca los fundamentos y principios de la psicología y actúe en consecuencia con ellos.
La siguiente fórmula resume estos presupuestos, la letra K simboliza los factores constantes, el símbolo de suma alude a la confluencia de factores necesarios
para que se sostenga la dinámica criminal-víctimal.
Víctimas desde la perspectiva de la Psicología Jurídica • 39
K Víctima + K VíctimaRIO = MANTENIMIENTO DEL CONFLICTO
A continuación se presentan algunas dinámicas victimológicas y criminológicas
con su tipología y elementos que orientan la intervención psicojurídica.
Violencia conyugal
Echeburúa y Del Corral (1998) caracterizan a la víctima como una persona carente
de apoyo social, aislada, con falta de oficios extradomésticos, pasivo-agresiva que
provoca verbalmente al agresor, con dependencia emocional y económica, baja autoestima y que padece distorsiones cognoscitivas que minimizan la violencia. Estas
circunstancias indican el norte de la intervención en la reconstrucción de vínculos,
la reestructuración cognoscitiva y la resolución de problemas. Este estudio devela
también el deterioro del agresor quien padece celopatía, tiene baja autoestima, es
irritable, tiene déficit en habilidades sociales y resolución de problemas. Esta problemática es cíclica y progresiva y con frecuencia la recurrencia judicial coincide
con las crisis y es una estrategia momentánea, pues la víctima desiste coaccionada
o deliberadamente, con frecuencia ella misma sabotea las órdenes judiciales y las
medidas de protección, por esto la acción judicial no se debe imponer simplemente
con la fuerza de la ley sino que deben ser asumidas y respetadas por las partes en
conflicto.
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Sugerencias para la intervención en violencia conyugal
¿La indefensión de la víctima justifica la intervención y fuerza del Estado en el seno
familiar? ¿Se puede controlar a la víctima y agresor con medidas judiciales que
son irrespetadas por quien las solicitó? De hecho el trabajo en estos casos resulta
muy frustrante y desgastante y las políticas de elevación de penas resultan ilusorias,
deleznables e ineficaces pues no logran controlar los factores psicológicos que propician y mantienen la situación.
Coherente con esto las medidas de protección deben ser racionalizadas y concertadas con las víctimas y se puede propender por acciones alternativas incluyentes, restauradoras en las que en cambio de tratar de romper el vínculo de la pareja
unida por su patología, se les inste a construir nuevas formas de relación, se convoque a establecer límites de respeto y formas de reparación del daño, es decir, poner
el énfasis del esfuerzo profesional en lo psicológico, más que en lo penal o policial.
Se recomienda usar grupos de mutua ayuda o de apoyo de víctimas, para el empoderamiento y establecimiento de límites por parte de las afectadas, vinculación
de familias en las acciones terapéuticas y cooperación comunitaria para intervenir
inmediatamente en las crisis violentas.
40 • Psicología jurídica Iberoamericana
Las acciones judiciales siempre deberían incluir asesoría respecto de la normatividad e instituciones y las acciones policiales deberían reservarse solo para casos
de agresión inminente.
Incesto
Pulula el comportamiento sexual desviado, por la gravedad de la agresión muchos
volúmenes se han dedicado a su intervención y detección, esta problemática resulta muy compleja por la cantidad de modalidades que abarca, ya que un abuso
crónico infantil intrafamiliar debe contar con una intervención psicológica y jurídica muy distinta de la de un asalto sexual en mayor de edad perpetrado por un
adulto desconocido, y estos dos son muy diferentes de lo que implica la violación
perpetrada por el cónyuge.
Acá se hace referencia únicamente al incesto, por lo cual se describe el fenómeno de la familia incestuosa, toda ella es un sistema disfuncional, es decir, no sólo se
afecta padre-hija, sino también esposa y hermanos Vázquez (1995).
El incesto más observado es perpetrado por el padre hacia su hija, cuando ella
esta en la prepubertad y se realiza a través de aproximaciones que simulan el afecto
y la seducción, por lo cual es muy probable que la hija, pese a la confusión que
padece, no siempre lo perciba como violento o violatorio. Vázquez (1995) Furnish
(1984) citado por Sanz y Molina (1999) indica que el incesto puede suceder con
varios hijos a la vez.
Barudy (1991) explica que la organización de estas familias puede oscilar, siendo la primera enmarañada y altruista. La segunda organización caótica, promiscua,
indiferenciada. Y la tercera rígida, absolutista y autoritaria.
El padre se ha descrito como una persona sin antecedentes judiciales, es decir,
sin carrera delictiva, con deprivación afectiva y económica, que minimiza los hechos y es probable haya padecido incesto vicariamente.
•
La madre se concibe como una mujer pasiva-dependiente, que usa la negación
como estrategia de afrontamiento, que padece depresión crónica y es probable haya
sido víctima de abuso en la infancia. Barudy (1991) describe una madre fría, frustrada, renuente al contacto sexual, dependiente, negligente, distante de sus hijos
y fagocitada en el sistema violento. De la madre se podría incurrir en digresiones
sobre su complicidad, no obstante resultan personas tan deterioradas y algunas de
ellas con depresión severa e indefensión aprendida, situación que explica como no
se pueden proteger a si mismas y menos a sus descendientes, por esto no se considera procedente la judicialización de ellas como coautoras, aunque estas circunstancias distan de justificar su actuar.
•
La hija se caracteriza por su confusión ante la situación con sentimientos de odio
y afecto hacia sus progenitores, dependiente de la familia y del padre, que se ubica
Víctimas desde la perspectiva de la Psicología Jurídica • 41
como aliada o competidora con la madre como pareja sexual del padre. Entre las
hijas abusadas, si son varias las afectadas, se mantiene el silencio. La hija genera
culpa porque se siente diferente de sus pares, se aísla, es desconfiada, fría, agresiva,
independiente, poco convencional y rebelde. Barudy (1991).
Existe evidencia de afectación en los hijos no abusados, ya sea porque desencadenan síntomas o porque esa victimización vicaria les representa un factor de
riesgo para incurrir en la misma.
Estas familias resultan muy disfuncionales y por tanto cohesionadas por su
fragilidad, por ello no favorecen la emancipación. Si el descubrimiento del incesto
no cuenta con aliados del grupo familiar que deseen poner fin a la problemática, es
muy probable que el grupo completo se movilice evadiendo a la justicia e imposibilitando cualquier asesoría profesional.
Sugerencias para la intervención en incesto
Resulta crucial que el profesional en psicología jurídica se aproxime a diversos
miembros de la familia y que su presencia antes que amenazante resulte de cooperación para lograr el cambio, es decir, que no se persiga judicialmente o se pelee con
toda la familia, sino que se construya el cambio con ellos para finalizar el incesto,
para garantizar el control social de este fenómeno es necesario mantener el contacto y ubicación del grupo familiar. La gravedad de esta conducta conduce a la pena
privativa de la libertad, pero para lograr judicializar es perentorio asegurar las pruebas forenses y testimoniales y garantizar la participación de alguna víctima o testigo
que permita movilizar el aparato judicial y la ubicación de víctima o víctimario.
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Delitos sociopolíticos
Muchas son las víctimas de delitos sociopolíticos, como los desplazados generados
por la usurpación de tierras, los que padecen las ejecuciones extrajudiciales, las
torturas o las desapariciones forzadas.
En estos casos los víctimarios son grupos con motivación ideológica y económica, que cuentan con poder económico o político y con una maquinaria para
garantizar impunidad, causan daños hacia la población civil de manera generalizada
sistemática, cometen el delito como acto estratégico y por tanto perseveran en su
nocividad (Estatuto de Roma).
Las víctimas padecen mayores efectos por la naturaleza gravosa del hecho, pues
por la impunidad se genera más desestructuración y desconfianza hacia las autoridades e instituciones, con frecuencia los denunciantes de estas causas son amenazados, exiliados y hasta señalados falsamente de criminales. En estos casos es más
probable que se defina una identidad permanente de víctima.
42 • Psicología jurídica Iberoamericana
Sugerencias para la intervención en delitos sociopolíticos
Es fundamental realizar un acompañamiento comprometido, para garantizar la
confianza de las víctimas. Comprender que hay vías e instituciones alternativas a
las tradicionales en la búsqueda de justicia, para superar la impunidad, como los
mecanismos de control del Estado, las ONGs y los organismos internacionales.
En casos colectivos es viable realizar pericias grupales con muestras de víctimas
representativas y significativas y ser recursivos en el uso de técnicas, dentro de ellas
recomienda Gómez (2009) usar grupos focales y aplicar instrumentos válidos.
Si el conflicto armado permanece vigente, se sugiere un tratamiento especializado e independiente del Estado, pues puede resultar difícil o inadecuado que los
servicios de salud tradicionales proporcionen el tratamiento (Beristain, 2008).
Secuestro
Consecuente al plagio la familia del secuestrado entra en crisis, se congrega en
torno a la victimización y aplaza todas las actividades, cesan de laborar, estudiar e
incluso se alteran sus necesidades fisiológicas como alimentación y sueño ya que es
elevadísima la ansiedad y depresión. Fondelibertad (2002).
En esta etapa la familia se concentra, expresa y recibe solidaridad, pero con el
correr del tiempo, que es característico de esta problemática, al menos en Colombia (18 meses aproximadamente), la familia se va quedando sola y se ve compelida
a retornar a las actividades cotidianas.
Sugerencias para la intervención en secuestro
Al inicio del secuestro la familia se encuentra con el temor a acudir a las autoridades, pues han sido amenazadas por los captores y aleccionadas en el sentido contrario, no obstante el profesional debe acercarse al grupo familiar, ganar confianza y
propender por la denuncia y el apoyo judicial, investigativo y policivo.
Dentro del acompañamiento psicojurídico está prevista la cooperación para
la reorganización de la familia, la elección del líder para la toma de decisiones, la
catarsis durante el proceso y la información sobre los actores del crimen, su modo
de operación y tiempos para favorecer la adaptación.
Empero la labor imprescindible del psicólogo es mantener la esperanza de la familia y orientar sobre formas de mantener el contacto (mensajes de radio, mensajes
con cruz roja, solicitar pruebas de sobrevivencia a los captores), el afecto o la historia durante el secuestro (álbum o diario familiar para el retorno del secuestrado).
Con esto se concluye la digresión sobre algunas de las dinámicas “típicas” en crimen y victimización, esta sucinta información pretende evidenciar la preparación
Víctimas desde la perspectiva de la Psicología Jurídica • 43
específica que se requiere para abordar estos temas, pero adicionalmente señalar
lineamientos específicos y tal vez novedosos de acción para el equipo psicojurídico.
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ESTRATEGIAS DE AFRONTAMIENTO EN VÍCTIMAS
El ser humano se ve enfrentado a múltiples circunstancias y exigencias ambientales, dentro de las cuales puede haber un acontecimiento victimizante, situación
ante la cual reacciona de manera idiosincrásica, lo cual es el resultado de sus recursos personales combinados con el evento lesivo.
¿Qué es afrontamiento? Traducción del inglés coping que significa afrontar, hacer frente a un enemigo, un peligro, una responsabilidad. Es el conjunto de respuestas cognitivas o conductuales ante la situación estresante para manejarla o
neutralizarla, para reducir de algún modo su cualidades aversivas. Los clásicos Lazarus y Folkman (1980) citados por Arjona y Guerrero (2001) lo definieron como
“aquellos esfuerzos cognitivos y conductuales constantemente cambiantes que se
desarrollan para manejar las demandas específicas externas y/o internas que son
evaluadas como excedentes o desbordantes de los recursos del individuo”.
El afrontamiento implica un manejo o administración de la situación que puede oscilar desde el dominio, hasta un somero control de las emociones (Fierro
1997 citado por Arjona y Guerrero 2001). El afrontamiento cobija las respuestas
inmediatas, mediatas o de largo plazo, una víctima puede no superar la situación
dolorosa e identificarse con el víctimario y convertirse en uno de ellos, p.e. El paramilitar que explica que se decidió cuando la guerrilla asesinó a su padre. Pero
también es posible que una víctima no reaccione, niegue, guarde silencio y oculte
su sufrimiento. Y en el otro extremo se puede encontrar una víctima resiliente, una
que precisamente por la conciencia y superación de su dolor, nunca se convertirá
en un víctimario, sino en un defensor de los Derechos Humanos. P.e. La asociación
de familiares de detenidos y desaparecidos conocidos como ASFADDES (2003).
Ya que la resiliencia es esa capacidad para resistir, tolerar la presión, los obstáculos
y pese a ello hacer las cosas correctas, bien hechas, cuando todo parece actuar en
contra se ha convertido en un concepto que integra ingredientes psicológicos, sociales, emocionales, cognitivos, culturales, étnicos, etc.
Tres dimensiones de afrontamiento colectivo a la violencia mencionadas por
Pérez y Beristain (2001) son útiles como marco explicativo a las respuestas que
encontraron entre víctimas y testigos guatemaltecos a) afrontamiento de tipo instrumental colectivo (precauciones, apoyo mutuo, búsqueda de información y asesoría legal; b) afrontamiento directo y autocontrol (negarse a hablar, resistencia
directa, no responder a provocaciones); y c) afrontamiento cognitivo o ideológico
(exigibilidad de los derechos políticos y legales, asertividad frente a manipulación
sin descalificar al otro, restauración, sentido de justicia, rechazo a la violencia y
44 • Psicología jurídica Iberoamericana
afirmación de rol y liderazgos). Estos tres tipos de afrontamiento resumen una serie
de conductas de resistencia activa y de exigencias de justicia por parte de testigos
inquebrantables.
De estos autores se describen algunas tendencias de acción de las víctimas para
defenderse.
•
Acercamiento-huida. Optando por el afrontamiento directo con autocontrol.
•
Ambigüedad asertiva. La ambigüedad es una respuesta social frecuente en contextos políticos represivos que refuerzan los sentimientos de incertidumbre e indefensión. V.g. Usar respuestas indefinidas o equívocas permiten a las víctimas testigos
expresar dudas, desconfianza y el descrédito en el sistema judicial permeado por la
impunidad. “Ellos identificaron 26 (miembros de la patrulla) pero yo conté 27”.
•
Humor-ironía. Expresiones matizadas que favorecen el manejo de la ansiedad y
requieren de apoyo social para revalidar la experiencia.
•
Percepción de los hechos. La tendencia a describir perceptualmente o con metáforas los hechos que quedaron inscritos en su experiencia emocional, p.e. “Tronó
como cohetes”.
•
Reafirmar el valor y la dignidad de las personas. Reivindicando la dignidad de las
víctimas, eliminando el trato verbal despreciativo, despersonalizado y humillante.
P.ej., hablar de víctimas en cambio de “cadáveres”.
La potenciación de las estrategias de afrontamiento que puedan ayudar a fortalecer y mantener la adaptación y a prevenir formas de victimización representa un
importante aporte de la psicología a la victimología.
Dentro de las estrategias de afrontamiento que son recomendables para potenciar en las víctimas porque se correlacionan con reevaluación positiva según
Martín, Jiménez, Fernández-Abascal, (2000) son la estrategia de planificación,
conformismo (entendido como aceptación), desarrollo personal, distanciamiento,
refrenar el afrontamiento y resolver el problema con método activo, focalización
respuesta, problema y emoción y actividad cognitiva y conductual.
Y las siguientes respuestas son recomendables de minimizar y modificar porque se correlacionan con reacción depresiva (Martín, Jiménez, Fernández-Abascal,
2000): desconexión cognitiva, distanciamiento, evitar el afrontamiento, apoyo social al problema, desconexión comportamental y respuesta paliativa; con los estilos
de afrontamiento de método pasivo y evitación, con focalización respuesta y emoción y con actividad cognitiva y conductual.
Finalmente se esperará que la persona que inevitablemente se vea confrontada
con una situación victimizante use la estrategia de resolución de problemas y que
lo haga dentro de un marco axiológico y prosocial que le permita superar construc-
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Víctimas desde la perspectiva de la Psicología Jurídica • 45
tivamente su sufrimiento, al tiempo que se sensibiliza, se hace solidario, previene y
comprende el dolor del otro.
Además de las estrategias de afrontamiento adaptativas y del acceso a la justicia, otro de los elementos que potencia la recuperación de las víctimas es la resiliencia, la cual Kotliarenco, Cáceres y Fontecilla, (1997) caracterizaron como la
capacidad de afectarse o de ser vulnerable frente a situaciones adversas o dolorosas,
de resistir y de construir positivamente frente a la adversidad con comportamiento socialmente aceptable. Es decir, que muchas víctimas tienen la capacidad de
superar el delito y su impacto e incluso convertirlo en situaciones prosociales, lo
cual parece contradecir y complementar las teorías en las cuales se menciona que
la victimización se convierte en un factor de riesgo para incurrir en delito. Gracias
a este factor se puede explicar que muchas víctimas logran trascender su padecimiento del delito y se convierten en sujetos políticos, en civiles comprometidos y
en actores de cambios judiciales.
Los movimientos asociativos de las víctimas reseñados por García-Pablos
(1996) son ejemplos emblemáticos de resiliencia y estrategias de afrontamiento
positivos, en ellos se observan víctimas dignas, fuertes, con conocimiento y en posición de exigibilidad de beneficios psicológicos y jurídicos. Estas organizaciones son
diferentes de los grupos de mutua ayuda que básicamente tienen fines terapéuticos, en contraste, los movimientos asociativos se trazan objetivos psicojurídicos de
defensa de sus derechos, de recuperación de su dignidad y salud mental, mantienen
la historia real y no sólo la verdad probada jurídicamente, propenden por visibilizar las injusticias y por el restablecimiento de la verdad, la justicia y la reparación.
Ejemplos de estas organizaciones son las Madres de la Plaza de Mayo que tras
décadas de perseverante lucha han logrado desenmascarar los abusos de poder de
la dictadura argentina e incluso han llegado más allá identificando los nietos desconocidos de los hijos desaparecidos.
Para ilustración se puede observar dos movimientos colombianos asociativos
de víctimas que son la Asociación de Familiares de Detenidos y Desaparecidos
ASFADDES y el Movimiento de Víctimas de Estado MOVICE.
ASFADDES (2010) se propuso desde su inicio, como misión, luchar coordinadamente con todos los asociados y organizaciones afines, por encontrar los detenidos desaparecidos, exigiendo al estado colombiano la plena vigencia y la garantía
del derecho a conocer la verdad, la aplicación de la justicia, la reparación integral y
la recuperación de la Memoria Histórica. Y como objetivos se ha propuesto mantener la memoria, dignificar las víctimas, tipificar la desaparición, posicionarse como
grupo de opinión y brindarse apoyo mutuo.
El MOVICE (2010) tiene como objetivo reivindicar a las víctimas de crímenes
cometidos por el Estado sea por su acción u omisión, exigiendo de manera clara el
restablecimiento de los derechos a la verdad, justicia, reparación integral, garantía
de no repetición y a la memoria de centenares de miles de hombres y mujeres que
46 • Psicología jurídica Iberoamericana
le apostaron a construir una Colombia en paz y con justicia social. Y dentro de sus
estrategias ha definido el catastro alternativo, una comisión ética, verdad y memoria histórica y movilizarse contra la desaparición forzada.
Estos grupos se convierten en modelos de movimientos sociales, son organizaciones que existen en todo el mundo ajustadas a los contextos sociopolíticos de
cada país y significan una red de apoyo recomendable para la remisión de víctimas,
es decir, que dentro de las orientaciones psicojurídicas es importante conocer y
derivar a estos movimientos como redes sociales claves que coadyuvan en la readaptación y en el restablecimiento de derechos.
El afrontamiento a la victimización según Naciones Unidas (2001) puede: a)
alterar el auto concepto radicalmente de manera que incluso se den cambios de
personalidad o proyecto de vida, b) dejar ilesa la identidad de la víctima, o c) influir
en el sentido contrario indicando su superación.
Por lo general las personas que pertenecen a estos movimientos asociativos de
víctimas, deciden autodefinirse como víctimas de manera permanente incluso después de superar la victimización personal, esto por la convicción de mantener su
solidaridad con el grupo y por el compromiso social que asumen en la permanente
defensa de los Derechos Humanos.
Existen otras personas que padecen delitos puntuales y no se consideran como
víctimas per se, sencillamente asumen el acontecimiento como un suceso aislado
que no alteró su identidad, ni su proyecto de vida.
Otro grupo prefiere no denominarse como víctima sino como sobreviviente,
poniendo el acento en su psicología positiva. El siguiente poema resume esta ideología que resulta funcional desde lo psicológico, aunque para efectos jurídicos es
necesario mantener la nominación de víctima como una parte procesal judicial
susceptible de recibir indemnizaciones y reparación.
Yo no soy la víctima Ricki (sf)
Yo no soy la víctima, soy ser sobreviviente.
La víctima nunca llegó a casa.
La víctima nunca encontró justicia.
La víctima nunca pudo hablar.
La víctima nunca logró sanar.
Soy ser sobreviviente.
El sobreviviente encuentra cierta justicia.
El sobreviviente encuentra la forma de expresarse.
El sobreviviente encuentra la manera de sanarse.
Víctimas desde la perspectiva de la Psicología Jurídica • 47
Yo no soy la víctima.
La víctima nunca tiene la esperanza de descubrir su fuerza interior.
Yo sí tengo esa esperanza, soy ser sobreviviente.
Independiente de la identidad que asuma la víctima, lo que resulta relevante es enfatizar que la víctima puede ser un actor empoderado, que trasciende su
padecimiento y se convierte en gestor psicológico y jurídico, por ello se llama la
atención de los profesionales a especializarse en los procesos de victimización y en
intervenciones especializadas.
Esta identidad digna tras la víctimación es la sugerida para los profesionales que
acompañan procesos psicológicos y jurídicos, así como la asimilación de comportamientos psicojurídicos más eficaces para la resolución del conflicto y su judicialización.
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3
Fundamentos de
psicología para abogados
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Gerardo Hernández
El diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (2008), trae 6 acepciones sobre la palabra psicología, sugiriendo que es la combinación de dos términos:
psico, del griego psyche, que traduce alma y logia (logos) que traduce tratado. En
ese sentido, la acepción más sencilla del término es que la psicología es el tratado
del alma. A partir de esta primera definición, se derivan las demás al señalar que la
psicología es la parte de la filosofía que trata del alma, sus facultades y operaciones.
En segundo lugar, dice la Academia que es todo aquello que atañe al espíritu. Más
adelante señala que es la ciencia que estudia los procesos mentales en personas y
en animales. Posteriormente, puntualiza, que es la manera de sentir de una persona
o de un pueblo, complementado su definición diciendo que es la síntesis de los caracteres espirituales y morales de un pueblo o de una nación. Y concluye diciendo
que es todo aquello que se refiere a la conducta de los animales (Real Academia
Española, 2008).
Algunos autores (Ardila 1989 y 1993; Cárdenas, 1984; Morris, 1998) proponen definiciones sencillas sustentadas en el principio de parsimonia, (Zinser, 1987)
señalando que la psicología es la ciencia que estudia el comportamiento de los
organismos. Lo anterior a partir de la obra de Skinner (1938), quien retomó los
postulados de Watson (1913) según los cuales, los psicólogos debían estudiar sólo
las conductas observables.
En ese sentido, en la actualidad, por psicología se entiende la ciencia que estudia el comportamiento, sin importar si ese compartimento es o no humano. Los
psicólogos no discuten esa definición, lo que se discute ahora es lo que se entiende
por comportamiento (Ardila, 1993), concepto sobre el cual se volverá más adelante. No obstante, a pesar de la definición clara y pragmática, no queda zanjada la
pretérita discusión dualista mente-cuerpo que sigue primando en el conocimiento
51
52 • Psicología jurídica Iberoamericana
vulgar. Para los psicólogos, la dualidad mente-cuerpo, no tiene mayor importancia.
El Manual Diagnóstico y Estadístico de las Enfermedades Mentales, cuarta edición
(DSM-IV, por sus siglas en inglés), señala que “[…] se sigue utilizando el concepto
mental porque no se ha encontrado un término mejor” (p. XX). Ello es predicable
para la psicología en general. La relación entre el cerebro en particular y la biología animal en general, con el comportamiento de los organismos es innegable,
como tampoco se puede negar la influencia del pensamiento en el comportamiento, creándose así un circulo de retroalimentación entre el pensamiento, abstracto
como el alma y el cuerpo físico.
La definición de psicología como la ciencia que estudia el comportamiento humano, implica una aproximación a sus tres componentes: ciencia, comportamiento
y humano.
CIENCIA Y PSICOLOGÍA
A nivel popular se encuentran distintas concepciones de lo que es la ciencia. Esta
consideración no escapa a las aproximaciones conceptuales de los expertos. Pareciera que hay tantas definiciones de ciencia como pensadores sobre el tema. Desde
concepciones simples pero contundentes como una que propone el genial divulgador científico Sagan (1996), quien postulo que “La ciencia es más que un cuerpo
de conocimientos, es una forma de pensar” (p. 43), hasta la propuesta por Zinser,
(1987), según la cual “Ciencia es el esfuerzo progresivo de los investigadores para
definir las relaciones empíricas confiables que existen en la naturaleza y para definir las relaciones teóricas que comprenden y explican estas relaciones empíricas”
(p. 6). Para la pertinencia de este capítulo, se aceptará como completa la anterior
definición de ciencia sin que ello implique que no hayan más definiciones, seguramente mejor elaboradas y más completas, siguiendo el principio de parsimonia,
según el cual de dos o más explicaciones o acepciones que explique o definan de
manera válida y confiable un fenómeno, se aceptara la más sencilla (Zinser, 1987).
No obstante la aceptación de la definición dada por el profesor Zinser, ésta
se complementa con dos elementos conceptuales. Nótese que en el acercamiento
que se hace al concepto parsimonia se utilizan dos palabras “válido y confiable”,
términos que deberían ser agregados a la definición de ciencia. Por otro lado, en la
definición dada se señala que lo que buscan los investigadores es la explicación de
las relaciones empíricas confiables, limitando la actividad científica a la explicación,
desconociendo otros elementos esenciales de la ciencia, tales como la descripción,
predicción y control de los fenómenos (Cohen & Swerdlik, 2001; Cooligan, 2005;
Hernández, Fernández & Baptista, 2003; Méndez, 2002).
En concordancia, por ciencia se entenderá la actividad metódica de los investigadores para describir, explicar, predecir y controlar las relaciones empíricas válidas
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Fundamentos de psicología para abogados • 53
y confiables que existen en la naturaleza y para definir conceptual y operacionalmente dichas relaciones. De la definición se desglosa que la actividad científica es
metódica, que sigue un método, el método científico. Siendo el método científico
los pasos y procedimientos que sigue el científico en la búsqueda del conocimiento.
En ese sentido lo que hace que la actividad del investigador sea científica, es que se
ciñe a los pasos del método científico que incluyen la verificación y replicación de
los resultados, lo que a su vez garantiza que el conocimiento científico sea válido y
confiable. La validez hace referencia a que el conocimiento científico es lo que es y
no otra cosa y por confiabilidad se entiende que al replicar los pasos del método y
siguiendo las mismas condiciones de variable los resultados son los mismos.
Esta concepción de ciencia aleja la especulación que resulta superflúa y desgastante en la ciencia. En la ciencia no se discute si un fenómeno es o no verdadero,
lo que se discute es si el fenómeno es válido y confiable. En ese sentido se ha evolucionado en el concepto y en la forma de hacer ciencia que en la actualidad no se
utilizan expresiones tales como que hay que probar un fenómeno: en ciencia no se
prueba ni se comprueba, se verifica. Al respecto, Coolican (2003) señala que “En
la ciencia no se habla de probar teorías sino de sustentarlas con evidencia” (p. 10).
Y esta es una de las características más sobresalientes del conocimiento científico.
Por ello se dice que en ciencia no se discute, se verifica a partir de la medición, de
lo cuantificable del conocimiento, de lo verificable y de lo refutable. Al contrario
de lo que sucede en el derecho donde la argumentación se basa en la estructura
lógica aristotélica, en ciencia las argumentaciones filosóficas no tienen espacio. Las
cosas no son de acuerdo con la capacidad argumentativa de quien defiende sus
ideas, son en la medida en que el científico le permita a su contradictor someter sus
resultados al proceso de la verificación o falseación. V.g. si un psicólogo aplica una
prueba psicológica que mida las características comportamentales relativamente
permanentes de una persona con conductas criminales, se espera que otro psicólogo, aplicando las mismas pruebas y bajo las mismas condiciones de variable, sus
resultados sean iguales al primero. En el derecho no sucede eso. Una misma norma
o situación fáctica puede ser interpretada de manera diferente por varios abogados,
y se le dará la razón a aquel que argumente mejor su dicho. Por ello se afirma que
la psicología es una ciencia mientras el derecho no lo es. Por lo menos desde esta
perspectiva.
La actividad científica trasciende los hechos, objeto de su estudio, produciendo
hechos nuevos (Bunge, 1977), a partir de los tipos de estudio que utiliza. Los tipos
de estudio utilizados por los científicos, dependiendo del problema a estudiar, son
tres: los exploratorios, los descriptivos y los explicativos (Méndez, 2002). Los primeros son formas preestablecidas de acercamiento a una situación novedosa, como
por ejemplo, el problema del SIDA. Cuando empezaron a aparecer las primeras
personas con características que los médicos no lograban identificar, se iniciaron las
investigaciones propias para este tipo de eventos, pero como no se sabía de que se
54 • Psicología jurídica Iberoamericana
trataba, los científicos hacían estudios exploratorios, verificaban variables, median
resultados, trataban de establecer parámetros comportamentales en común de las
víctimas de la extraña enfermedad. En esos estudios no se tenía claro a que se enfrentaban lo científicos y sólo exploraban tratando de identificar variables comunes
que les permitiera enfrentar el problema.
Los estudios descriptivos son formas de describir los fenómenos de la naturaleza a partir de una variable determinada, como por ejemplo, describir la conducta
criminal de una persona a partir de variables socioculturales o demográficas. En este
tipo de estudio no se manipulaban variables, sólo se describen fenómenos (Méndez, 2002). Por su parte, los estudios explicativos son aquellos donde los científicos
manipulan intencionalmente una variable en espera de un resultado (Campbell &
Stanley, 1966). Los estudios explicativos se dividen en diseños experimentales y
cuasiexperimentales, los cuales se caracterizan porque el investigador manipula de
manera deliberada una variable, llamada variable independiente, en espera de un
resultado, conocido como variable dependiente. Un ejemplo sería cuando el psicólogo aplica un determinado procedimiento de modificación de conducta en espera
de un resultado. En este caso la variable independiente es el procedimiento en modificación de conducta y el cambio conductual esperado es la variable dependiente.
La diferencia entre los diseños experimentales y los cuasiexperimentales está en
el manejo de las variables intervinientes que pueden afectar los resultados (Campbell
& Stanley, 1966; Hernández, et al, 2003). Mientras que en los diseños experimentales se espera que la variable dependiente sea consecuencia directa y exclusiva de la
manipulación de la variable independiente, en los cuasiexperimentales no se puede
garantizar ese mismo resultado.
Desde los mismos comienzos de la psicología como disciplina experimental,
situación que se dio hacia el año de 1874 con el montaje del primer laboratorio de
psicología por el profesor Wilhem Wundt, en Leipzig, Alemania (Ardila, 1989), los
psicólogos han desarrollado una epistemología y metodología que les permita evidenciar que la psicología es una ciencia. Si se acepta como válida la noción de ciencia que se discutió antes, se tendrá que concluir que, efectivamente, la psicología es
una ciencia. La psicología describe, explica, predice y controla la conducta humana.
Utiliza procedimientos basados en el método científico y sus paradigmas son capaces de resistir los ataques de quienes no consideran a la psicología una ciencia.
Lo que hace que la ciencia sea ciencia es que sus investigadores utilicen el método científico y eso es lo que hacen los psicólogos. Adicionalmente, desde el punto
de vista de las posiciones epistemológicas que la sustentan, la psicología ha logrado
un cuerpo teórico basado en paradigmas compartidos por la comunidad científica.
Y una ciencia se basa en la fortaleza de sus paradigmas (Kunh, 1970).
Ardila, (1993) señala que “Un paradigma es la unidad fundamental, no reducible a otras nociones; es una especie de modelo, e incluye leyes, teorías, instrumentos
y aplicaciones” (p. 49). La psicología ha logrado ese nivel epistemológico: ha pro-
Fundamentos de psicología para abogados • 55
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puesto sus propias leyes y teorías que le permiten la explicación de los fenómenos psicológicos humanos; tiene un cúmulo de instrumentos psicométricos y otros
instrumentos válidos y confiables que le permiten la descripción de los fenómenos
psicológicos estudiados por sus científicos. Asimismo ha logrado un nivel de lenguaje propio, una de las características de la ciencia (Bunge, 1977).
Siendo así, ¿por qué hay muchos divulgadores científicos y estudiosos que consideran que la psicología no es una ciencia? Porque esos estudiosos y divulgadores
no se han percatado que la psicología pasó por lo que pasan todas las actividades
humanas que luego se convierten en ciencia. La ciencia no se da por generación
espontánea sino que sigue todo un proceso, un camino desde los primeros postulados hasta los paradigmas. Ardila (1993) señala que “Los historiadores de la ciencia
nos muestran que hubo tantos puntos de vista acerca de la electricidad como investigadores en ese campo” (p. 49). Inicialmente los investigadores no se ponen de
acuerdo entre ellos, al contrario, surgen posiciones diversas, modelos distintos que
son sometidos al escrutinio de la comunidad científica. Allí son atacados y sólo los
que logran sobrepasar los cánones de la evidencia empiezan a ser aceptados por
dicha comunidad. En la historia de la psicología se pueden apreciar casos similares. Los diferentes modelos propuestos como explicativos de la conducta humana
han pasado por el escrutinio de expertos y sólo algunos han quedado en pie, como
válidos en la explicación de la conducta. Tal es el caso del psicoanálisis que fue un
modelo reconocido y expandido por todo el mundo como modelo explicativo de
la conducta humana pero que no soportó el análisis riguroso de la ciencia y dejo de
ser considerado una actividad científica. Al respecto Sagan (1996), señala:
Podemos rezar por una víctima del cólera o podemos darle quinientos miligramos
de tetraciclina cada doce horas […] Podemos intentar una terapia psicoanalítica casi
fútil con el paciente esquizofrénico, o darle de trescientos a quinientos miligramos de
clozapina al día. Los tratamientos científicos son ciento o miles de veces más eficaces
que los alternativos. (Incluso, cuando parece que las alternativas funcionan, no sabemos si realmente han tenido algún papel: pueden producirse remisiones espontáneas,
incluso del cólera y la esquizofrenia, sin oración y sin psicoanálisis)” (p. 26).
A pesar de que el psicoanálisis ha dejado de ser considerado como una ciencia
del comportamiento, su importancia histórica es innegable y aún hay psicólogos y
médicos que se hacen llamar psicoanalistas, que se niegan a abandonar la practica
porque la siguen considerando válida y confiable como técnica terapéutica y para
explicar la conducta.
Contrario sensu, algunos psicoanalistas han dejado de serlo y han aceptado el
paradigma psicológico como válido. Tal es el caso del creador de la psicoterapia
por inhibición reciproca, el doctor Joseph Wolpe (1915-1997) médico, científico y
escritor, que se convirtió a la psicología, quien escribe en la presentación de su libro,
versión en español, lo siguiente:
56 • Psicología jurídica Iberoamericana
La teoría de la neurosis y los métodos de psicoterapia descritos en este libro derivan directamente de la moderna teoría del aprendizaje […] Siendo entonces un
fiel seguidor de Freud, quedé un día sorprendido al encontrar en El sexo y la represión en la sociedad salvaje de Malinowsky pruebas convincentes en contra de la
suposición de que la teoría de Edipo tenía aplicación universal (cursiva dentro de
texto) (Wolpe, 1958, p. 9).
Este mismo autor señala posteriormente que fueron muchas otras las circunstancias, como los trabajos de Pavlov, que lo llevaron a dejar el psicoanálisis y
adentrarse en otras corrientes explicativas de la neurosis que primaban en ese
momento. Es fácil pensar que de Pavlov pasó a Hull y de Hull a toda la corriente
de la psicología experimental que se estaba desarrollando en los Estados Unidos
de América (Wolpe, 1958).
CONDUCTA Y COMPORTAMIENTO
Se definió la psicología como la ciencia que estudia el comportamiento de los organismos. En correspondencia con esa definición, en el apartado anterior se discutió
en torno a la ciencia y se señaló que la psicología, tal como ha evolucionado hasta
hoy, es considerada una ciencia: la ciencia que estudia el comportamiento. Sin embargo, en la definición no queda claro que es el comportamiento.
En el idioma castellano no se hace ninguna diferenciación entre conducta y
comportamiento, y para legos y extraños, comportamiento y conducta es lo mismo.
Y para algunos psicólogos también. Ardila (1993) señala que para efectos prácticos,
los psicólogos han utilizado los términos conducta y comportamiento de manera indistinta, como sinónimos. Sin embargo, para Buela-Casal, (1998), el término
conducta es más utilizado en España que en Iberoamérica. En América del Sur se
usa con mayor frecuencia el término comportamiento. En ese sentido, la discusión
entre si se debe utilizar el término conducta o comportamiento es sólo a nivel de
América Latina, y no así en otras latitudes del mundo.
Hernández (2009), señala que “La diferencia entre conducta y comportamiento, parece ser, deviene del mismo nacimiento del término conductismo, acuñado
por primera vez en psicología por Warson, J., en 1913 al publicar su célebre Psychology as the behaviorist views it, refrendándolo en su segunda obra Psychology from the
Standpoin of a Behaviorist” (p. 7). Por otro lado Ardila (1993) argumenta que para
los latinos es preferible utilizar el término comportamiento que el de conducta en
tanto que abarca mucho más. “La Conducta es la interacción y/o secuencia de respuestas. Conductas son comer, caminar, patear, correr, leer” (Aguilar y Cervantes,
1981, citados por Ardila, 1993, p. 68). En tanto que comportamiento es la totalidad
de lo que un organismo hace, es decir, la sumatoria de las conductas.
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Fundamentos de psicología para abogados • 57
Por tanto, la conducta es una parte de la actividad general del ser humano, siendo esa generalidad el comportamiento. El comportamiento es todo lo que hace un
organismo como una sumatoria de las conductas (Hernández, 2009). Para los legos
resulta extraño que al definir el comportamiento no se hable de las emociones, del
pensamiento o de otras consideraciones similares, sino que la psicología pareciera
que se circunscribe solo a la conducta observable de los organismos. Nada más
alejado de la realidad. El comportamiento implica tres canales de respuesta, es decir, el comportamiento se evidencia a partir de tres elementos, no necesariamente
observables de manera directa: la respuesta cognitiva, la respuesta emocional y la
respuesta motora.
El comportamiento cognitivo es evidente a partir de lo que el ser humano
piensa, dice, razona, interactúa de manera verbal y no verbal con sus congéneres, su
inteligencia y la forma como resuelve los problemas. Es decir, todo lo relacionado
con los procesos mentales superiores (Piaget, 2003). Por consiguiente, la psicología
es la ciencia que permite describir y explicar la forma como las personas razonan,
como se comunican de manera verbal y no verbal con sus semejantes; describe
también los mecanismos que le permiten a unas personas resolver sus problemas
mientras que otras, en las mismas circunstancias, no lo logran, etc.
Para el abordaje de los procesos mentales superiores, la psicología recurre al
estudio del cerebro y su interacción con el medio circundante. En ese sentido,
el psicólogo tiene los conocimientos que le permiten una descripción de la cito
arquitectura del cerebro, de su funcionamiento, de la forma como se relacionan
el cerebro con el concepto mente. Por otro lado, el estudio del cerebro, unido al
estudio de otros sistemas corporales, como por ejemplo, con el sistema endocrino,
le permite al psicólogo el análisis de las motivaciones de las personas, y el estudio
de las emociones. En otras palabras, le permite al psicólogo describir y explicar por
qué las personas son como son, desde el punto de vista de su cerebro, a partir de
una de las subespecialidades de la psicología, la neuropsicología.
El otro canal de respuesta es el emocional. Los psicólogos son competentes
para describir y explicar las emociones tales como el amor, el odio, la rabia, el mal o
buen humor, el control de los impulsos, entre otros. El estudio del Sistema Nervioso Central (SNC) y su relación con el Sistema Nervioso Autónomo (SNA), le permite al psicólogo explicar por qué una persona puede responder emocionalmente
de determinada manera mientras que otra persona lo hace de manera diferente,
aun en las mismas circunstancias. Se concluye, por tanto, que los psicólogos no sólo
estudian lo que antes se conocía como la mente, sino que en la actualidad también
estudian las emociones.
Por otro lado, el estudio de la forma como las personas piensan, hablan, sienten
y expresan emociones, no sería posible sin el canal de respuesta motor. Es a partir del comportamiento motor que los psicólogos evidencian las otras formas de
conducta. Por ejemplo, la forma como un asesino mata, si lo hace con sevicia o no,
58 • Psicología jurídica Iberoamericana
le permite al psicólogo determinar los estados de ánimo del asesino, pues no es lo
mismo, en términos psicológicos, matar una persona de una puñalada certera, que
hacerlo con 20 o 30 puñaladas.
Ahora bien, el estudio del comportamiento cognitivo, autónomo y motor de las
personas siempre estará en función del ambiente donde se desenvuelve. De ahí que
no es posible el estudio del comportamiento sin el ambiente que rodea al organismo.
Se reafirma: el comportamiento es todo lo que dice, piensa, resuelve problemas,
etc. una persona, pero también la forma como siente emocionalmente hablando,
como ama u odia, como siente el amor fraterno o el amor por su pareja sentimental, etc. Este comportamiento se evidencia a partir de lo que la persona hace en
términos de su conducta motora. Todo lo anterior en el marco de un ambiente
determinado.
Hacer la diferencia entre conducta y comportamiento, es de suma importancia
para la psicología jurídica. En ese sentido señala Hernández (2009):
Tener claridad en la diferencia entre conducta y comportamiento, es válido sobre
todo tratándose de la conducta criminal en tanto que el sujeto que infringe la norma
una sola vez, siendo catalogado como criminal, no lo sería, si su actividad general no
es la de ser un criminal, es decir, si su comportamiento no es criminal, sino que sólo
ha evidenciado una mera y única conducta delictiva. Tómese como ejemplo al sujeto
que por estar en una situación de extrema necesidad hurtó un tarro de leche para su
hijo lactante: aunque su conducta, la de hurto, es criminal, no así su comportamiento,
en tanto que su actividad general no es la de violentar la ley. Caso contrario al de la
persona que atraca en la calle, por ejemplo, quien no solo deriva su sustento de la
actividad delictiva, sino que ese es su modus vivendi (p. 8).
Este mismo autor señala que la diferenciación entre conducta y comportamiento
permite que no se rotule a las personas. Por ejemplo, no se debe utilizar el término
alcohólico cuando se refieren a una persona con dependencia de esa droga, sino
persona con dependencia del alcohol (APA, 1994). Esta persona tiene conductas
de consumo de alcohol, pero también tiene otras conductas como la de ser padre,
trabajador, etc.
EL ORGANISMO
El último componente de la definición de psicología es el organismo: la psicología
es la ciencia que estudia el comportamiento de los organismos. Para los efectos
de este capítulo, y recordando que está dirigido a abogados sin formación en psicología, se hace la claridad que, si bien es cierto que los psicólogos estudian el
comportamiento de cualquier organismo, su objeto central de estudio es el comportamiento humano.
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Hay psicólogos que se especializan únicamente en el estudio del comportamiento de los animales infrahumanos, son los etólogos. Lo hacen de dos maneras,
como ciencia básica o como ciencia aplicada. En la primera actividad, se estudia el
comportamiento de los animales para poderlo comparar con el de los humanos. A
esa actividad se le conoce con el nombre de psicología comparada. Es normal ver,
tanto a psicólogos profesionales como a psicólogos en formación, manipular ratas
albinas u otros animales con los que hacen estudios experimentales o descriptivos.
Y como ciencia aplicada, algunos psicólogos se dedican al estudio de la conducta de
los animales asumiéndolo como su profesión. Es normal encontrar en algunas latitudes, psicólogos dedicados al comportamiento de perros. Les enseñan a sus dueños a
manejar y manipular la conducta de estos animales. En otras ocasiones, son psicólogos los que modifican la conducta de los perros dedicados a diferentes actividades,
como por ejemplo la búsqueda y rescate de personas en situación de desastre.
En consecuencia, se podría reemplazar el concepto de organismo por el de
personas humanas, definiendo a la persona humana como lo hace el código civil
colombiano. Para los no abogados resulta chocante el término persona humana,
pero para los abogados es clara la expresión: desde el derecho se conocen dos tipos
de personas, las jurídicas y las naturales. En efecto, el Código Civil Colombiano
señala en su artículo 73 que las personas son naturales o jurídicas. Y en su artículo
74 prescribe que son personas naturales todos los individuos de la especie humana,
cualquiera que sea su edad, sexo, estirpe o condición (Torrado, 2009).
En ese sentido, cuando en psicología se habla del comportamiento de las personas se hace referencia a las personas naturales, aunque ello no quiere decir que los
psicólogos no trabajen con el comportamiento de las personas jurídicas. Como se
verá más adelante, los psicólogos organizacionales también trabajan sobre el comportamiento de las organizaciones y el clima laboral.
ESCUELAS PSICOLÓGICAS
La psicología, como cualquier otra ciencia, ha pasado por una historia conceptual,
metodológica y epistemológica que le ha permitido ir madurando desde concepciones mágicas para la descripción, explicación, predicción y control del comportamiento, hasta las posiciones científicas contemporáneas. En ese recorrido han
surgido escuelas psicológicas, algunas de las cuales fueron subsumidas por otras.
La historia de la psicología y sus escuelas, se puede dividir en tres grandes apartados: desde el inicio del pensamiento humano, que el hombre empezó a preguntarse por sí mismo hasta 1874 cuando se funda el primer laboratorio de psicología.
De 1874 a 1918 cuando sale a la luz pública el manifiesto conductista de Watson. Y
desde este momento al presente. Al mismo tiempo, aparece la influencia de Freud,
permitiendo una condición paralela entre las dos corrientes más importantes en
60 • Psicología jurídica Iberoamericana
la descripción, explicación, predicción y control del comportamiento humano: el
psicoanálisis y la psicología experimental o conductista.
Pareciera que desde que el hombre tuvo uso de razón se empezó a preguntar el
por qué de las cosas, incluyendo su propio comportamiento. Ardila (1993) plantea
que “Desde el momento en que el hombre empezó a indagar acerca de su propia
naturaleza y de su lugar en el mundo, comenzó a formularse interrogantes psicológicos” (p. 31). En efecto, si el hombre indagaba el por qué de las cosas, sobre los
fenómenos del mundo y las circunstancias de su propia existencia, estaba haciendo
psicología. Desde ese punto de vista, no se podría afirmar con certeza cuándo inicia la psicología. Sin embargo, para algunos autores, la psicología empieza con las
reflexiones filosóficas de Aristóteles (Ardila, 1993; Boring, 1984; Millerson; 1979;
Zinser, 1987).
La psicología filosófica no dejaba de ser un sistema especulativo sin más evidencia que las reflexiones intelectuales de autoridades académicas y eclesiásticas. Nada
de lo que se especulaba sobre el hombre se podía llevar al campo de la verificación.
La concepción del hombre como una entidad constituida por el cuerpo (soma) y el
alma (psique), y hecho a imagen y semejanza de Dios, que lo ubicaba como el centro del universo, no permitía que fuera sometido a estudios experimentales cuando
de su alma se trataba. Los trastornos del comportamiento eran trastornos del alma
que debían ser resueltos por las autoridades eclesiásticas. El hombre, en sí mismo,
estaba alejado de la posibilidad de ser objeto de estudio por parte de la ciencia.
Con el advenimiento del empirismo inglés y la llamada revolución copernicana
que descentraba al hombre, haciéndolo ver como un elemento más de la naturaleza
(Boring, 1984; Millerson; 1979; Zinser, 1987), sin cualidades especiales, unido a la
difusión de las ideas de Darwin (1809-1882) se desarrolla un movimiento intelectual alemán que tiene dos campos paralelos. Por un lado, los trabajos en psicología
experimental de Wundt, W. (1832-1920) y por el otro, las teorías del inconciente y
la represión de Freud, S. (1856-1939). Dos tendencias en psicología que de alguna
manera se mantienen hasta nuestros días. Sin embargo, no han sido las únicas tendencias en psicología, es decir no han sido las únicas escuelas de pensamiento que
han intentado describir y explicar el comportamiento humano.
Las escuelas, es decir comunidades científicas organizadas con intereses intelectuales comunes, que logran impactar en los medios académicos y científicos y con
líderes visibles, en lo referente a la psicología son ocho, que empiezan con Wundt,
que en palabras de Ardila, (1993), es “considerado el padre oficial de la psicología”
(p. 51) y terminan con la psicología existencial de Allport, Maslow y May (Ardila,
1993; Boring, 1984).
El primer laboratorio de psicología surgió en la universidad de Leipzig y fue
montado por Wundt en el año de 1879. Este psicólogo consideraba que los procesos
psicológicos podían ser estudiados científicamente. Su método consistía en la introspección. Su escuela ha sido denominada como estructuralista (Ardila, 1993; Boring,
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Fundamentos de psicología para abogados • 61
1984). El gran aporte de esta escuela fue haber dado inicio a una psicología científica.
Al respecto señala Ardila (1989): “Para Wundt, un experimento psicológico exigía un
estímulo conocible y medible, aplicado en condiciones claramente establecidas, que
determinaban una respuesta objetivamente conocible y medible” (p. 18).
La psicología moderna le debe a Wundt los primeros estudios serios sobre psicofisiología de los sentidos, la psicofísica, los tiempos de reacción, la asociación,
la psicología del lenguaje y la psicología social, entre otras áreas de actual interés
(Murphy, 1949 citado por Ardila, 1989). La obra de Wundt fue continuada por sus
discípulos dentro de los cuales cabe señalar a Titchener y Bechterev, este último
considerado el padre de la psicología rusa. Otro alumno destacado del profesor
Wundt fue Hall, norteamericano que después de su trabajo en Alemania regresó a
Norteamérica y fundó la Asociación Psicológica Norteamericana.
La segunda escuela psicológica es la propuesta por Carr, Dewey y Woodworth,
reseñada en el año 1896, conocida como escuela funcionalista. Esta escuela sentó
los primeros estudios sobre adaptación y aprendizaje (Ardila, 1993; Boring, 1984;
Millerson, 1979). El funcionalismo se destacó por estudiar la mente y cómo el
individuo se adaptaba a su medio. Al respecto, el Diccionario de Psicología Científica y Filosófica señala que a raíz del evolucionismo, que no distingue diferencias
significativas entre el hombre y las demás especies animales, el funcionalismo se
preocupó por la investigación de la mente de los animales y de la conducta adaptativa (Ardila, 1993).
Esta escuela sienta las bases de la moderna psicología norteamericana, abriendo
un espacio desde las más prestigiosas universidades, para el estudio científico de la
mente. Son muchos sus discípulos, sin embargo, cabe destacar a William James, una
de las figuras más destacas de la psicología norteamericana, que desde la universidad de Harvard proyectó la psicología como una ciencia natural.
En la taxonomía de las ocho escuelas propuestas por Ardila (1993), se destaca en
tercer lugar la reflexología, o escuela reflexológica visibilizada por I. Pavlov (18491936), medico fisiólogo ruso descubridor del condicionamiento clásico, hacia el año de
1902. Este científico encontró que en los animales, incluyendo al hombre, se establecía
una relación de contingencia entre un estímulo desencadenante de una respuesta automática del organismo con un estímulo que inicialmente no producía dicha respuesta
pero que al ser apareada en repetidos ensayos con el estímulo que si elicita la respuesta,
ésta se presentará ante la presencia del estímulo que antes no la elicitaba y en ausencia
del estímulo que si la elicita de manera automática. A este fenómeno se le dio el nombre de condicionamiento clásico (Ardila, 1989; Boring, 1984; Pavlov, 1993).
Este descubrimiento es uno de los modelos que sirve en la actualidad para
explicar las neurosis. La situación, como otros grandes descubrimientos, se dio por
error. Pavlov estaba estudiando las respuesta reflejas en los organismos. En sus estudios utilizaba perros. Pavlov se dio cuenta que los perros experimentaban una
segregación anormal de saliva justo antes de que se les diera comida. Como si los
62 • Psicología jurídica Iberoamericana
perros supieran la hora de llegada de la comida. Este fenómeno llamó la atención
del curioso científico quien lanzo la hipótesis según la cual, lo que sucedía con los
perros era una relación de contingencia entre estímulos. Llevó a la experimentación
su hipótesis de la siguiente manera: apareó un estímulo, la comida, que producía
una respuesta automática, la salivación, con un estímulo que no producía respuesta
de salivación, el sonido de una campana. A la comida la llamo estímulo incondicionado ya que no se requiere ninguna condición previa para que elicite la respuesta
automática de salivación; a la salivación la llamó respuesta incondicionada y al
sonido de la campana la llamó estímulo neutro en tanto que no producía ninguna
respuesta fisiológica de salivación en los perros. Al cabo de varios ensayos de aparear el estímulo incondicionado (la comida) con el estímulo neutro (el sonido de la
campana), la respuesta de salivación (respuesta incondicionada) se empezó a presentar ante el solo sonido de la campana: la campana que no elicitaba la respuesta
de salivación, ahora si la elicitaba. Una vez se logró esta condición Pavlov llamó al
sonido de la campana estímulo condicionado y a la respuesta que se presenta frente
a ese estímulo, respuesta condicionada.
La hipótesis de Pavlov se verificaba: en los organismos se establece una relación
de contingencia entre estímulos que pueden desencadenar de manera automática,
(los psicoanalistas dirían inconciente), respuestas inesperadas. Eso es lo que explica
las neurosis; v.g. una persona que nunca había tenido miedo a caminar sola por la
ciudad, puede adquirir ese miedo después de haber sido víctima de un asalto criminal. En las relaciones amorosas se ve otro ejemplo. Antes de conocer a la persona
amada, frente a su nombre no se sentía nada, ahora, después de los procesos afectivos, la sola mención de su nombre desencadena en el organismo del enamorado
una serie de sensaciones que antes no se sentían.
Los mecanismos de condicionamiento clásico son la base de la psicología moderna para explicar gran cantidad de procesos psicológicos. También sentó las bases,
junto con las escuelas ya reseñadas, para la psicología científica.
Iván Petrovich Pavlov recibió el premio Nobel de medicina en el año 1904. Es
considerado una de las figuras más importantes de la psicología científica. Murió,
después de una prolífica carrera científica, en la ciudad de San Petersburgo el 27
de febrero de 1936.
En el orden cronológico de la taxonomía reseñada, en el cuarto lugar el profesor Ardila (1993) ubicó a la escuela conocida como conductista, o conductismo
a secas. El conductismo, (behaviorism, en inglés), fue la escuela de pensamiento
psicológico más radical de principios del siglo XX y marcó una verdadera ruptura
epistemológica por la contundencia de sus argumentos (Staats, 1993). Su fundador
fue el profesor J. B. Watson (1878-1958), psicólogo que se había formado con las
transformaciones que se venían dando en la psicología norteamericana como consecuencia del trabajo de Hall, que como se mencionó antes, había trabajado en el
laboratorio de Wundt.
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Fundamentos de psicología para abogados • 63
Watson se graduó en la universidad de Chicago en 1903, con una tesis intitulada Animal education: an experimental study on the psychical development of the white
rat, correlated with the growth of its nervous system (Ardila, 1989; Boring, 1984),
constituyéndose en el primer trabajo psicológico acerca del comportamiento de la
rata blanca. A propósito Ardila, (1989) escribe: ““Prefiero trabajar con ratas y no
con hombres; al menos ellas no llegan tarde al laboratorio”, escribió J. B. Watson
(1878-1958), el hombre que más puede enorgullecerse de haber hecho una revolución en psicología” (p. 59).
Watson fue un hombre polémico por sus posiciones radicales para su tiempo.
Consideraba que la psicología debía de centrar su estudio en el comportamiento
observable del ser humano, que los conceptos de alma y mente debían ser erradicados de la psicología, que la psicología debía ser una disciplina científica como
la física o la química y que el uso de los animales para el trabajo en el laboratorio
que permitieran explicar las leyes del comportamiento humano era una tarea
imprescindible. A partir de los trabajos de los rusos Bechterev y Pavlov, consideró
que el aprendizaje era la base del comportamiento humano. Las personas se comportan como lo hacen debido a factores de aprendizaje mediados por el ambiente. Es celebre su frase según la cual solicitaba 20 niños sanos y él se comprometía
adiestrarlos para que se convirtieran en lo que se quisiera: médico, abogado, policía o ladrón, solo a partir de la utilización de técnicas de aprendizaje. Con ello lo
que pretendía Watson era señalar que el comportamiento de las personas es una
cuestión de aprendizaje donde sólo median los estímulos y las respuestas. Este
modelo recibió el nombre de caja negra, en tanto que el organismo (el ser humano) respondía sólo a los estímulos sin importar su condición biológica, siempre
y cuando el organismo fuera sano. El modelo propuesto se puede esquematizar
así: E-R, un modelo tipo input-output. El organismo recibe el estímulo y emite
una respuesta sin que entre el estímulo y la respuesta medie el factor biológico
del organismo. Esta escuela recibió posteriormente el nombre de conductismo
metodológico (Staats, 1993).
Uno de los experimentos de Watson para demostrar sus teorías se refiere a lo
que en el mundo de la psicología se conoce como “El pequeño Albert” (Ardila,
1993; Boring, 1984). El experimento consistió en condicionar clásicamente, utilizando el método desarrollado por Pavlov, a un niño de once meses de edad. El niño
no presentaba ningún tipo de miedo hacia un juguete de felpa blanco (estímulo
neutro), pero al momento en que se le presentaba al niño y éste intentaba tomarlo
con sus manos, el experimentador hacía sonar fuertemente un diapasón que asustaba al niño, quien sobresaltado emitía respuestas de miedo. Al cabo de algunos,
ensayos, el niño respondía con respuestas de miedo y llanto ante la sola presencia
del juguete de felpa blanco, iguales a las que presentaría una persona con comportamiento fóbico. La fobia, así demostrada, era producto del aprendizaje y no de
procesos inconscientes o de enfermedades del alma o de las psiquis.
64 • Psicología jurídica Iberoamericana
Fueron significativos los aportes de este pensador, equiparado por algunos
como la figura más representativa de la psicología contemporánea al lado de Freud
(Bergann, 1956, citado por Ardila, 1989). Dentro de sus aportes propuso cuatro
métodos para trabajar en psicología: 1) la observación del comportamiento, humano o animal, con o sin instrumentos. 2) los reflejos condicionados, tanto secretores
como motores. 3) los test, y 4) los informes verbales (Ardila, 1989, 66).
Las anteriores escuelas muestran solución de continuidad con la psicología moderna, no así las cuatro restantes. La escuela Gestaltica, el psicoanálisis, la topología
y la escuela psicológica existencial, marcaron una diferencia epistemológica alejada
de la psicología moderna.
La escuela de la Gestal hace su aparición en la Alemania de principios del siglo
XX, hacia 1912 (Ardila, 1993). Sus expositores más importantes son Wertheimer,
Kohler y Koffka. Esta escuela basó todo su trabajo en la percepción de la gestal, la
figura, desarrollando una metodología para lo que hoy se conoce como la psicología
de la percepción, la sensación y la memoria (Schiffman, 1988). Como modelo de
explicación de los procesos cognitivos de la percepción, esta escuela postuló los
principios neurológicos que integran el aprendizaje y la percepción argumentando
que las cosas no son como son sino como se perciben, siendo el cerebro un factor
fundamental en este proceso. Sus postulados hoy son reconocidos por los psicólogos, los neuropsicólogos y los psicofísicos.
Los descubrimientos en percepción y memoria fueron de radical importancia
siendo sus postulados subsumidos por la psicología moderna. La psicología de la
gestal murió de éxito, señalan Ardila (1993) y Boring (1984).
Al contrario de lo que pasó con la escuela de la gestal, el psicoanálisis llegó para
quedarse un buen tiempo. Esta escuela de pensamiento, al igual que la propuesta
por Watson, marcó una ruptura epistemológica. La historia de la psiquis del hombre es una antes y otra después de Freud. Si bien es cierto hoy se discute la validez
científica del psicoanálisis, nadie desconoce que S. Freud fue uno de los pensadores
más influyentes del siglo XX.
Sigmund Freud nació en 1856 en Freiburg, Moravia, antiguo imperio austrohúngaro, pero vivió la mayor parte de su vida en Viena hasta su salida a Inglaterra.
Murió en Londres en 1939, como exiliado ante la persecución a la que estaban
siendo sometidos los judíos austriacos por los nazis (Dicaprio, 1989). Nacido en
una familia de clase media, gozó de las comodidades propias de su condición social que le permitieron una esmerada educación. Se graduó como médico de la
universidad de Viena. Luego de doctorase en medicina, Freud ingresa al instituto
de Fisiología de Viena donde conoció a quien sería uno de sus grandes mentores e
impulsores intelectuales, al profesor J. Breuer.
Freud se destacó como un investigador nato. Fue el primer médico que estudió
las propiedades y uso en medicina de la cocaína, e hizo grandes aportes a la naciente psiquiatría, como rama de la medicina.
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Fundamentos de psicología para abogados • 65
Para la época, Freud conoció los trabajos sobre la neurosis del médico Charcot,
que lo llevó a desplazarse a París para conocer de cerca sus trabajos. En París se
estaban llevando a cabo grandes estudios sobre hipnosis o mesmerismo (Hernández, 1992), y era común esta técnica para la cura de la histeria. Freud se interesó
en la hipnosis y sus aplicaciones terapéuticas que lo llevaron a preguntarse por
sus propiedades. La hipnosis convenció a Freud de que la psiquis humana estaba
dividida en estancos separados y que el mismo ser humano no era conciente de su
existencia. Al respecto, Dicaprio, (1989) señala: “Una de las piedras angulares del
sistema de conceptos de Freud fue su firme creencia en la división de la psiquis en
diferentes estratos, en ocasiones opuestos entre sí” (p. 37). Esta creencia lo llevó
posteriormente a postular el aparato psíquico el cual estaría conformado por lo
conciente, el preconciente y el inconciente. Para Freud, el comportamiento humano tiene un gran componente inconciente, el cual se refleja a partir de algunos
comportamientos tales como los lapsus, los actos fallidos, e incluso, los sueños,
cuando del inconciente pasan al preconciente (Freud, 1984).
El aparato psíquico propuesto por Freud le permitió a éste explicar el comportamiento humano de manera clara, sencilla y convincente. Las personas se comportan como lo hacen debido a su estructura mental, la cual se va formando a partir
del desarrollo del sujeto en la sociedad.
Al momento de nacer, la única exigencia de la persona es la satisfacción de sus
necesidades básicas biológicas, las cuales son satisfechas por su madre. En términos
de la estructura de la personalidad, a esa condición innata del ser humano, Freud
la llamo el Ello o Id (Brainsky, 1990; Dicaprio, 1989; Freud, 1984), cuya función
es hacerle demandas al medio para la satisfacción de sus necesidades. Sin embargo,
en la medida que estas necesidades se van haciendo más fuertes, llega el momento
en que hay que decirle no al niño. En ese momento se aprecia un cambio en la
estructura psíquica del niño: aparecen el inconciente y el súperyo. Si la demanda
no es satisfecha, el niño buscará por todos los medios su satisfacción, hará rabietas,
pataletas, se sublevará, pero la mano represora del padre se impondrá y el niño
no tendrá más remedio que ceder, pero la insatisfacción quedará latente y puede
molestar su normal desarrollo y para que esto no suceda, el deseo será reprimido
y escondido en alguna parte de la psiquis: nace el inconciente (Brainsky, 1990;
Dicaprio, 1989; Freud, 1984). En un modelo mecanicista, el inconciente es una
especie de compartimento donde se alojaran las represiones. Es decir, los deseo
no cumplidos y reprimidos. En ese sentido, el inconciente es el depósito mental
del pasado. Al ser inconciente no está obligado por el deber o la restricción moral
y es inaccesible (Dicaprio, 1989), ya que si lo fuera dejaría de ser inconciente para
convertirse en otra cosa. Por otro lado, el inconciente es la parte más profunda del
aparato anímico (Brainsky, 1990). Los elementos contenidos en el inconciente no
llegan directamente al conciente, solo se sabe de ello de manera indirecta. Al respecto, Brainsky (1990) señala:
66 • Psicología jurídica Iberoamericana
Su contenido no llega directamente a la conciencia y se sabe de su existencia por inferencia, vale decir, a través de la manifestaciones, de la misma manera que se conoce
la existencia de la energía eléctrica a través de la luz, el calor, etc. (p. 69).
El aparato psíquico estará completo a partir de otras dos estructuras: el preconciente y el conciente. El preconciente se evidencia a partir de recuerdos latentes que
surgen de manera espontánea y deliberadamente o a través de estimulación actual
(Dicaprio, 1989). Esta estructura está entre el conciente y el inconciente y de alguna manera sirve de filtro entre las dos estructuras (Brainsky, 1990; Dicaprio, 1989;
Freud, 1984). Los actos fallidos, los sueños y los lapsus linguae, también evidencia
el preconciente (Freud, 1984). La parte conciente del individuo, es la conciencia
presente, la conciencia de identidad y la parte del aparato psíquico capaz de enfrentar el ambiente y la sociedad (Dicaprio, 1989).
Paralelo al aparato psíquico, Freud postuló la estructura de la personalidad, la
cual está compuesta por el Ello o Id, el Yo o Ego y el Superyo o Superego. Como
ya se mencionó en párrafos anteriores, el ser humano al nacer viene cargado con
todas las necesidades propias de su especie. Esas necesidades, que inicialmente son
eminentemente biológicas, se van tornando en demandas de carácter social y de
sometimiento hasta el punto en que se hace necesario ponerles un límite por la
figura de autoridad paterna. A esa atávica estructura Freud la denomino Ello o Id.
El Ello o Id es el demandante y el Superyo o Superego, la entidad censora que
reprime. Y en medio de las dos encontramos al Yo o Ego. “El Ego es el administrador
de la personalidad” (Dicaprio, 1989, p. 44). En el proceso de desarrollo del niño a
adulto, el Ello va asumiendo características o facetas diferentes y es el que impulsa
la acción. La consecución de metas, materiales o inmateriales, metas que una vez
conseguidas brindan placer al sujeto pero que también lo impulsan a metas más
altas, son el resultado de un Ello fuerte. Si para la consecución de las metas el Ello
se desborda, la entidad censora aparece y se manifiesta con sentimientos de culpa
o frustración, malestar inexplicable por parte del sujeto, e incluso puede llevar al
sujeto a desarrollar conductas de riesgo y autocastigo. Para que el Ello no se desborde y el Superyo opere de manera radical sobre él, el Yo se encarga de regular
las pretensiones del uno y las excepciones del otro. Contrario sensu un Ello débil,
reprimido, es un Ello carente de metas y ambiciones, con pocas expectativas frente
a la vida y con una capacidad de logro disminuida.
Cuando el Yo no es dinamizador y catalizador de la acción tanto del Superyo
como del Ello, y teniendo un Superyo débil y un Ello fuerte, es altamente probable
que la estructura de personalidad del agente se caracterice por un comportamiento
alejado de la norma, sin respeto por las personas e instituciones y siempre anteponga sus intereses al de los demás. Grandes delincuentes, empresarios y políticos
corruptos son ejemplos de cómo un Ello fuerte y un Superyo débil pueden trascender más allá de las reglas básicas haciendo suya la máxima maquiavélica de que
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Fundamentos de psicología para abogados • 67
el fin justifica los medios. Para la teoría clásica psicoanalítica, el comportamiento
criminal se explicaría a partir de un Yo y un Superyo débiles y un Ello fuerte.
Dentro de la estructura de la personalidad, el Superyo es la entidad que regula
las demandas del Ello, el que cuida que no se desborde y el que reprime. La norma
jurídica es la mejor manifestación de lo que es un Superyo: el gran padre, el que
tiene el poder. Esta estructura se va formando a partir de las demandas del Ello,
cuando éstas no pueden ser resueltas ya sea por inconveniencia social o por otras
circunstancias que así lo impidan. Mediando en el antagonismo Ello-Superyo, se
encuentra el Yo, conciente y alerta, que se deriva del desarrollo neocortical del cerebro. Es la estructura del aparato psíquico que aprende, que asimila la experiencia
a situaciones particulares. Como administrador de la personalidad, un Yo fuerte es
un Yo ecuánime, que no se desborda frente a las pretensiones del Ello, pero que
tampoco se frena ante las mínimas formas represoras del Superyo.
En la explicación de la neurosis o cualquier otra alteración del comportamiento, el inconciente juega un papel central. Para Freud, la neurosis no es más que un
mecanismo de defensa que permite la liberación de las tensiones internas inconcientes del individuo. Brainsky (1990) señala que los mecanismos de defensa “Se
definen como procedimientos inconcientes de los cuales se vale el yo para suavizar
tendencias contradictorias; manejar la angustia resultante de los conflictos; disminuir las frustraciones; […]” (p. 75).
En ese sentido, la teoría psicodinámica de Freud se fundamenta en dos grandes
pilares: en la represión y en el poder del inconciente para determinar el comportamiento. Para comprender una teoría es necesario ubicarse en el espíritu del tiempo
en que vivió el teórico, el zeigeistt (Boring, 1984; Hernández, 2009; Bobbio, 1997,
Millerson, 1979). Freud vivió una historia de represión social y política que fue
fundamental en la formulación de su teoría. Por un lado lo asediaban los procesos
represivos a que era sometida la comunidad judía, en una inexplicable criminalidad
racial que ha signado la historia de ese pueblo, y que se agudizó en las dos primeras
décadas del siglo XX, llegando a su apogeo entre los años 1939 y 1945, con el genocidio de más de seis millones de judíos en Europa.
En su condición de judío, Freud vivió esa represión, sumada a la represión de
tipo sexual propia de la era victoriana. Estas dos variables influyeron en su teoría.
Los deseos reprimidos, incluyendo el sexual, fueron fundamentales en la explicación del comportamiento individual y colectivo.
Freud, a pesar de no haber sido psicólogo, de no haber estudiado ni enseñado
en una facultad de psicología, es considerado el más grande psicólogo de todos
los tiempos.
Ardila, (1989) Man (1963) citado por Ardila (1989), señaló que:
Es una de las ironías de la historia de Sigmund Freud, que nunca realizó un experimento psicológico en toda su vida, y que se dedicó a especulaciones filosóficas sumamente amplias y generales sobre numerosos tópicos psicológicos, sea considerado
68 • Psicología jurídica Iberoamericana
por los psicólogos como la principal figura en esta área, a pesar de que él ignoró las
técnicas metodológicas de la psicología científica y violó la ley tacita que supone las
especulaciones filosóficas (p. 46).
Dentro de todas las escuelas que una vez brillaron con luz propia, el psicoanálisis sigue brillando en algunos sectores intelectuales. Empero, en la psicología moderna como ciencia, sus postulados fueron confrontados y rechazados. Sus teorías
no aguantaron las mínimas confrontaciones empíricas. Uno de sus más certeros
contradictores fue Malinowski (1924) quien a partir de sus estudios de campo en
Nueva Guinea demostró que conceptos como el complejo de Edipo no eran generalizables y que obedecían más a variables culturales que a relaciones propias de los
seres humanos. Otros investigadores, como es el caso de Wolpe (1958), ya reseñado
en este trabajo, fueron contradictores de las teorías psicoanalíticas, sin embargo,
se reitera, esta escuela sigue y seguirá, seguramente por mucho tiempo, haciendo
sentir su influencia dentro de la psicología contemporánea.
LA PSICOLOGÍA MODERNA
La psicología moderna es el resultado de varias de las escuelas ya reseñadas: el conductismo de Watson, la reflexología de Pavlov, la gestal de Kohler y Koffka, y, como
componente histórico y metodológico, el estructuralismo de Wundt. Lo que empezó
como una forma de llevar los procesos psicológicos al laboratorio, sumado al descubrimiento de los reflejos condicionados y al método propuesto por el conductismo,
desencadenó en un movimiento epistemológico y metodológicamente coherente
que hoy permite explicar los procesos psicológicos. La psicología moderna ha puesto
en evidencia que el comportamiento es esencialmente aprendido a partir de una
serie de circunstancias y contingencias que involucran al ambiente, al organismo, a
los estímulos y variables psicológicas propias de los seres humanos (Ardila, 1993).
Luego de las propuestas de Watson en el sentido de que la psicología debía centrar
su estudio en la conducta observable de los organismos, surge otra figura de relevante importancia que vino a retomar esas ideas, desde las aulas de la universidad
de Harvard: B. F. Skinner (1904-1990). De manera curiosa, inicialmente Skinner no
se acercó a los trabajos de Watson directamente sino a través de las publicaciones
que hiciera Bertrand Russel de la obra de Watson (Ardila, 1989). Skinner se interesó por la propuesta de Watson y se acercó al conductismo, no sin antes haber sido
profesor de psicología del aprendizaje donde ya se estudiaban y aplicaban los principios básicos del condicionamiento clásico pavloviano, inicialmente en Minnesota
y posteriormente en Harvard. Skinner propuso lo que sería considerado un tiempo
después como la segunda generación del conductismo (Staats, 1993, Ardila 1989),
abriendo la caja negra de Watson. Como se recordará, el modelo de Watson (E-R)
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Fundamentos de psicología para abogados • 69
suponía una caja negra donde el organismo no tenía mucho que ver. Sólo bastaba
un buen estímulo para que se diera la respuesta requerida. La propuesta de Skinner
supone un modelo donde lo más importante no es el estímulo inicial para provocar
una respuesta sino la contingencia de la respuesta, fenómeno que llamó refuerzo.
El organismo puede emitir una respuesta cualquiera y dicha respuesta tiende a
aumentar o a disminuir dependiendo de la contingencia: si la respuesta es reforzada, tenderá a repetirse o a mantenerse, pero si la respuesta es castigada, tenderá a
desaparecer o a extinguirse. A este modelo Skinner lo denominó condicionamiento
operante, porque para que se presente el condicionamiento el organismo tiene que
operar sobre el medio (Ardila 1970; Castro, 1990; Dicaprio, 1989; Hulse, 1982;
Millerson, 1979; Navarro, 1993; Pérez y Reyes, 1998; Skinner, 1938 y 1975).
Un clásico experimento de condicionamiento Skinneriano consiste en dejar que
una rata deambule libremente por la topografía de una caja de experimentación,
siendo privada de alimento previamente. Cuando la rata accidentalmente se acerca
a una conducta meta que el experimentador ha definido previamente, por ejemplo,
se acerque a una palanca que acciona un dispensador de comida, la rata recibirá
una porción de comida. La próxima vez que la rata sea colocada en la caja de experimentación, la topografía disminuirá, es decir, la rata no deambulará, sino que irá
directamente al dispensador de comida. Si al acercarse al dispensador de comida
acciona la palanca, se le dará comida, de tal forma que en sucesivos ensayos la rata,
para recibir comida tendrá que accionar la palanca del dispensador, conducta que
no hace parte del repertorio natural de la rata. De esta manera Skinner demostró
que no existiendo en el repertorio de la rata la conducta de manipular una palanca
de comida en una caja de experimentación, una vez que la rata manipula la palanca
accidentalmente y es reforzada (se le da comida), aprende a accionar la palanca, y
si la rata recibe refuerzo por ello, la conducta no solo se mantendrá sino que la tasa
de respuesta aumentará. Con ello Skinner quiso evidenciar que, extrapolado a los
hombres, el comportamiento de los seres humanos es relativamente parecido. Una
vez que se emite una respuesta por parte de una persona, si esta es reforzada, la tasa
de respuesta aumentará de manera significativa. Contrario sensu, si la respuesta es
castigada, la tasa de repetición de dicha conducta disminuirá o se extinguirá.
El esquema del modelo Skinneriano es E-O-R donde el organismo puede o no
recibir un estímulo previo (E); hay un organismo que no es pasivo, sino que hay
que contar con sus condiciones biológicas (O). El organismo emite una respuesta
(R) que puede ser o no reforzada, y dependiendo del refuerzo que reciba el organismo, la conducta se mantendrá o se extinguirá.
El aporte significativo de Skinner en esta primera aproximación, fue abrir la
caja negra dando un valor al organismo que en Watson no existía. En ese sentido,
y haciendo una extrapolación a la condición humana, la conducta de las personas
se debe a factores medioambientales pero también a sus condiciones biológicas.
Todas las conductas son aprendidas y en la medida que sean o no reforzadas, se
70 • Psicología jurídica Iberoamericana
mantendrán. Una aplicación de la teoría se ve en la conducta criminal. Cuando el
sujeto con conductas criminales lleva a cabo una de dichas conductas, como refuerzo
recibe el dinero producto de su accionar. Pero no sólo es el dinero, sino todo aquello
que el dinero puede comprar: reconocimiento, poder, prestigio, bienes materiales, etc.
Pero no todas las personas emiten el mismo patrón de respuesta ante los mismos estímulos, incluso, las mismas personas responden de manera distinta frente
a iguales estímulos y recompensas. La razón de ello es que el ser humano, por su
misma condición racional, es dinámico, cambiante y lo que en un momento de la
vida era reforzarte, en otro no lo es.
El modelo Skinneriano sentó las bases para la psicología moderna, dando origen
a lo que se conoce como el Análisis Experimental de la Conducta (Ardila, 1993;
Staats, 1993; Millerson 1974), desde el conductismo radical, posterior al de Watson
que recibió el nombre de conductismo metodológico (Staats, 1993). Las aplicaciones teóricas de Skiner le permitieron a otros psicólogos sentar las bases de la explicación del comportamiento social. Bandura (1984) diseñó un estudio, clásico hoy
en la criminología, donde pone a varios niños a ver como un compañero resuelve
sus problemas de manera violenta. Los niños observadores, una vez estuvieron en
la posición del niño observado, reaccionaron de la misma manera, es decir, violenta.
Con ello se demostró que los niños aprenden los comportamientos sociales. Con
Bandura (1984) y posteriormente con Staats (1993) sumados a otros psicólogos, se
da vía formal a la psicología social.
Desde los primeros intentos de Wundt y Watson, Skinner propone las bases
para la psicología científica, desde el conductismo. Skinner (1970) sostuvo que
el conductismo no era la psicología, sino la filosofía de la psicología, siendo en los
procesos del aprendizaje y las condiciones sociales, sumado a las condiciones de
predisposición biológica del sujeto, donde se deben buscar las explicaciones del
comportamiento. Tanto el comportamiento positivo (adaptativo) de las personas
como el negativo (desadaptativo) socialmente hablando, se explica a partir de los
procesos de aprendizaje. En ese mismo sentido se explican las alteraciones comportamentales clínicas. Una persona que esté presentando, por ejemplo una fobia
(miedo injustificado a algún objeto, animal o situación), esta fobia se explica a
partir de procesos de aprendizaje, es decir, la persona aprendió a tener ese miedo,
ya sea de manera conciente o automática. Hay situaciones en que el proceso de
aprendizaje es evidente, pero hay eventos de aprendizaje que no son tan evidentes.
A nivel social se presentan dos tipos de aprendizaje: por modelamiento o vicario y por moldeamiento (Bandura, 1984). El primero de ellos se da cuando hay
modelos significativos a seguir y las personas copian su comportamiento. Pero no
siempre ese modelo es evidente para quien aprende. Es el caso de los hijos con
respecto a sus padres. Los padres se convierten en los modelos de sus hijos y estos
van aprendiendo los comportamientos de los padres sin que se den cuenta. En ese
sentido, ese aprendizaje es pasivo. El segundo tipo de aprendizaje es el moldea-
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Fundamentos de psicología para abogados • 71
miento, el cual consiste en las pautas de aprendizaje que los niños reciben de sus
mayores o de la sociedad. El hogar, la sociedad, el Estado, moldean la conducta de
las personas, hacia pautas de comportamiento acordes con lo que se espera de un
buen ciudadano.
Otro gran aporte de Skinner fue el concepto de refuerzo negativo, el cual no
debe confundirse con el castigo (Skinner, 1970). El castigo es la contingencia negativa que recibe el sujeto frente a la emisión de una determinada conducta. Lo que
pretende el castigo es disminuir o extinguir una conducta indeseada. Entre tanto,
el refuerzo es todo lo que se le da a un sujeto para permitir que se mantenga o
aumente la frecuencia de una conducta. El refuerzo puede ser cualquier cosa significativa para el sujeto, desde un saludo o reconocimiento público, hasta cuestiones
materiales de mínimo o de gran valor. En ese sentido, el refuerzo negativo consiste
en que no se le administra la contingencia negativa a un sujeto ante la emisión de
una conducta deseada. V.g. el niño para evitar el regaño de su mamá, tiende la cama
antes de que se lo digan. A pesar de no recibir refuerzo positivo por este hecho, el
solo evitar una contingencia negativa, el regaño de su madre, se convierte en reforzante, y el refuerzo en este caso es negativo, no se ve, no se materializó.
No se ha dicho la última palabra sobre la descripción, explicación, predicción
y control del comportamiento humano, sin embargo, la psicología moderna ha intentado modelos que responden de manera satisfactoria a ese requerimiento. Uno
de tales modelos es el propuesto por el profesor colombiano Rubén Ardila, (1993)
uno de los psicólogos más representativos de habla hispana. El modelo, que él llamó Síntesis Experimental de la Conducta, supone un sencillo esquema que permite explicar el comportamiento. Para el profesor Ardila (1993) el comportamiento
resulta de una función que esquematizo así: “C = f (E, O,TS, A, Cn, H, P1, P2, P3…
Pn)” (p. 138). Según este esquema, el comportamiento (C), es una función (f) del
estímulo (E), del organismo (O), de factores temporales (TS), del ambiente (A), de
consecuencias del comportamiento (Cn) de la historia previa de refuerzo (H), y de
una serie de parámetros psicológicos (P1, P2, P3… Pn). En ese sentido, el comportamiento es multicausado, complejo y con una serie de variables que lo determinan
en un momento dado (Ardila, 1993). Dentro de este esquema, el estímulo sigue
siendo el elemento más importante como determinante del comportamiento. Las
personas se comportan como lo hacen dependiendo del estímulo que reciban. Sin
embargo, el organismo, al no ser actor pasivo, juega un papel crucial en tanto que es
él quien valora el estímulo, quien determina su importancia en un momento determinado. No es lo mismo un vaso con agua en una situación de extrema sed en un
lugar despoblado y sin fuentes de agua cercanas, que en un día común y corriente
y en la casa del sujeto. En ese sentido, el organismo es fundamental.
Por otro lado, el comportamiento también es función de los factores temporales, tanto individuales como sociales. No es lo mismo un refuerzo al momento de
levantarse que al momento de irse a la cama. No es lo mismo un ramito de flores
72 • Psicología jurídica Iberoamericana
para la mujer amada, que ese mismo ramito a esa misma mujer, después de 20 o
30 años de matrimonio. Otro factor es el relacionado con el ambiente. Dentro de
este modelo, el ambiente sigue teniendo un papel preponderante. Son los factores
ambientales los que aportan de manera significativa al comportamiento del sujeto,
ya sea a nivel individual o de la especie. Las personas son diferentes dependiendo
del lugar donde habiten, no es lo mismo vivir en el litoral que en la montaña. Asimismo, las consecuencias del comportamiento, lo que Skinner llamo el refuerzo,
sigue siendo tenido en cuenta como una variable más dentro de la explicación del
comportamiento. Las personas mantienen su comportamiento dependiendo del
refuerzo que reciban, o lo disminuyen, dependiendo del castigo. Una aplicación de
este principio lo señalan Garrido, Arredondo y Shuterlan (1999) en la modificación
de la conducta delincuencial de los menores de edad.
El estímulo, el organismo, el tiempo, el ambiente, la contingencia, etc., pierden
toda su connotación dependiendo de la historia previa del sujeto. El estímulo puede ser muy bueno, el organismo así lo determina, está en una situación temporoespacial beneficiosa, pero si la historia del sujeto señala que ese estímulo puede
traer consecuencias desagradables, el comportamiento que se pretende reforzar
no lo será, por lo menos no con un estímulo que la historia del sujeto juzga como
contrario a sus intereses. Por último, el sujeto humano no es un ente estático, al
contrario, es un sujeto dinámico que se retroalimenta de su propia historia y de la
contingencia de refuerzo. En ese sentido, el comportamiento también es función de
las características psicológicas del sujeto, tales como su personalidad, la resiliencia,
la capacidad de logro, la confianza en sí mismo, la autoestima, etc.
Hay un largo camino desde las primeras aproximaciones de W. Wundt para hacer de la psicología una ciencia, hasta el presente. La psicología es considerada una
ciencia que describe, explica, predice y controla el comportamiento de las personas
con índices de probabilidad altos.
La ciencia de la psicología hoy hace su aporte a la solución de problemas del
comportamiento, o enfermedades mentales como obstinadamente se pretenden
llamar, tales como la depresión exógena, la ansiedad, problemas de relación, etc. El
psicólogo clínico, diferente al psiquiatra quien hace uso de los medicamentos para
la solución de estos problemas, utiliza técnicas en la modificación de tales conductas, va al origen de los problemas y le enseña a las personas estrategias de enfrentamiento y modificación de las respuestas desadaptativas. Por otro lado, se encuentra
el psicólogo que trabaja en las organizaciones empresariales desarrollando su labor
en el reclutamiento y selección de los mejores perfiles para los diferentes cargos,
lo mismo que desarrolla estrategias para hacer del clima laboral un mejor factor de
producción, entre otras muchas labores. Lo mismo es predicable de los psicólogos
deportólogos, de los psicólogos dedicados a las labores sociales, etc.
La American Psychological Association (APA), la agremiación de psicología más
importante de mundo, cuenta hoy con 54 divisiones que representan las subdis-
Fundamentos de psicología para abogados • 73
ciplinas de la psicología, por ejemplo, psicología y ley, psicología experimental,
psicología social, clínica, del trabajo, etc., o áreas temáticas como el testimonio,
el envejecimiento, las minorías raciales, políticas, sexuales, etc., que permite ver
hasta donde se ha expandido la psicología. Una de las áreas de mayor interés y de
gran expansión en la actualidad es la psicología jurídica, subárea de la psicología
científica que estudia el comportamiento humano en contextos jurídicos con implicaciones jurídicas.
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PSICOLOGÍA JURÍDICA
Para la comprensión más detallada y sistemática de lo que es la psicología jurídica,
se invita al lector a leer el capítulo primero de este mismo texto. En él encontraran
las distintas definiciones así como el cuerpo teórico y epistemológico que respaldan
esta disciplina. Por consiguiente, en este apartado sólo se hará una aproximación a
lo que es la psicología jurídica y algunos de sus aportes.
La psicología jurídica es la ciencia que describe, explica, predice y controla
el comportamiento humano en ambientes jurídicos y con consecuencias jurídicas
(Hernández, 2010). Las leyes son sólo una parte de lo jurídico. Lo jurídico está
compuesto por lo legal, lo jurisprudencial, lo judicial y lo legislativo, todo ello en la
búsqueda de la justicia y el bienestar social.
La razón de ser de la psicología jurídica está en que, así como hay estudiosos
del derecho que señalan que al derecho no le importa el hombre como entidad
biológica sino como sujeto y objeto de derecho (Baena, 2000), también hay quienes consideran que un acercamiento jurídico al hombre no es completo sin que se
tengan en cuenta sus motivaciones internas y psicológicas (Gómez, 2004).
La psicología jurídica le permite al derecho mirar al hombre más allá de las
consideraciones jurídicas y legales de su acción. Le sirve al operador judicial de
coadyuvante para que vea al hombre en su justa medida, como un ser con historia,
con motivaciones, con sueños y esperanzas, en otras palabras, la psicología jurídica le permite a Temis ver al hombre y su comportamiento, no sólo a partir de las
consecuencias jurídicas de su acción, sino en su dimensión humana. La psicología
jurídica prefiere una Temis desnuda, blanca y sin vendas en los ojos, que la Temis
clásica; una Temis que no sólo mire las condiciones de modo, tiempo y lugar, sino
las condiciones psicológicas de los actores en el anfiteatro judicial. En últimas, la
psicología jurídica se constituye en un litisconsorte necesario del juez en su búsqueda de la verdad, la justicia, el reproche, la reparación, la paz, y la reconciliación.
En términos pragmáticos, la intervención de la psicología jurídica depende de
la rama del derecho en donde se necesite. Los psicólogos jurídicos desarrollan su
actividad de acuerdo con el área del derecho y con las necesidades del juez y demás
sujetos procesales.
74 • Psicología jurídica Iberoamericana
Son invitados de acuerdo con las necesidades de la jurisdicción. En el derecho
civil se requiere el concurso del psicólogo jurídico en el régimen de incapacidades,
en la interdicción por disipación, en la interdicción negocial por incapacidad absoluta o relativa, en la capacidad testamentaria, en la impugnación del testamento
por incapacidad del testador, en el internamiento psiquiátrico voluntario e involuntario y en la valoración del daño psicológico, entre otras actuaciones.
A nivel del derecho laboral, la intervención del psicólogo jurídico es relevante
en la determinación del stress laboral y las consecuencias en el trabajador, en la
enfermedad profesional, en la psicopatología relacionada con la actividad laboral
(burnout), en las incapacidades laborales relacionadas con el factor psicológico, así
como en el acoso laboral (mobbing).
En la jurisdicción de familia el psicólogo jurídico hace sus aportes en lo relacionado con la evaluación de posibles padres adoptantes e hijo adoptivo, en la
evaluación del daño producto de la violencia intrafamiliar (también en lo penal),
en las nulidades del matrimonio por incapacidad o por vicios de consentimiento, en
la intervención de los efectos psicológicos del divorcio y separación de hecho, ilustrando al juez en nuevas formas de comportamiento desadaptado en procesos familiares, como el caso del Síndrome de Alienación Parental. También se interviene
en la evaluación de la capacidad de los padres para la guarda y custodia de menores.
En los procesos en los que se ve involucrado un menor de edad, la psicología
hace sus aportes en la evaluación del comportamiento disocial y del negativismo
desafiante, comportamientos premórbidos para un trastorno antisocial de la personalidad; en la atención y modificación de conductas transgresoras de los menores
de edad; en la evaluación de la credibilidad del testimonio del menor de edad, ya
sea como sujeto activo o pasivo de la conducta punible o como víctima. También es
imprescindible el concurso en la evaluación psicológica del daño y del maltrato, en
las evaluación de los estados psicopatológicos relacionados con el ámbito forense
donde estén involucrados los menores de edad, así como en todo lo que tiene que
ver con las medidas de seguridad y protección al menor de edad, su reeducación y
adaptación al medio normativo.
Una de las áreas del derecho donde más se destaca la intervención del psicólogo
jurídico es el ámbito del derecho penal, donde la labor pericial, sobre todo en los
países latinos que se están estrenando en los procedimientos adversariales, requieren de la experticia de estos profesionales en lo relacionado con la imputabilidad
total o transitoria del imputado. También se requiere su concurso en la valoración
del testimonio tanto de los adultos como de los menores de edad. Otra de las áreas
es la evaluación de los trastornos psicopatológicos relacionados con la conducta
punible, así como en la determinación de las variables intervinientes en los delitos
emocionales, en los delitos relacionados con la cultural del sujeto activo.
Desde el punto de vista de la evaluación de la víctima, el psicólogo está en
condiciones de valorar el daño psicológico, así como las secuelas en agresiones se-
Fundamentos de psicología para abogados • 75
xuales con y sin trazas biológicas; en la preparación de las víctimas para cuando sea
necesaria su versión en juicio, así como para la intervención de las víctimas en los
procesos de reparación integral.
El psicólogo jurídico también está capacitado para la preparación de testigos;
para asesorar en la selección de los jurados, en aquellos países donde lo adversarial
puro esta vigente y para la asesoría en general en la elaboración de la teoría del caso,
ora desde la defensa, ora desde la fiscalía. En el derecho civil, el psicólogo es de
especial importancia en los procesos alternativos de solución de conflictos.
Otra de las áreas donde el concurso del psicólogo jurídico resulta de capital
importancia es en la asesoría a los estamentos del Estado en la elaboración de las
políticas criminales y carcelarias, dadas sus habilidades en la descripción, explicación y control de la conducta criminal. También está capacitado para asesorar a los
parlamentos, no sólo en la propuesta de leyes que tienen que ver con las políticas
forenses, sino en todas aquellas políticas que tienen que ver con el comportamiento
con consecuencias jurídicas.
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PERFIL DEL PSICÓLOGO JURÍDICO
En la psicología jurídica sucede lo mismo que en cualquier otra área del quehacer
profesional. Para que un médico oficie como forense tiene que recibir un entrenamiento especial en el área, pero además debe poseer un pregrado que garantice los
mínimos conocimientos que le permitan la educación posgradual. Ello es predicable para cualquier otra ciencia que se desempeñe en el campo de las leyes y en la
actividad forense.
Los psicólogos jurídicos deben poseer los conocimientos propios de una buena
educación de pregrado y una sólida formación en posgrado. Dentro de los mínimos
académicos que se le exigen a un psicólogo que pretende una educación posgradual en psicología jurídica se encuentran las matemáticas y la formación en ciencia.
Las matemáticas le posibilitan al psicólogo un pensamiento lógico que le permite
tanto la inducción como la deducción, elementos fundamentales sobre todo en el
área forense. La formación en ciencia, en especial lo relacionado con los métodos
de investigación, le dan las herramientas para la aplicación de los principios empíricos dejando de lado las interpretaciones especulativas y sin fundamentos fácticos,
propios de muchos psicólogos con baja formación quienes no dudan en explicar
el comportamiento a partir de procesos inconcientes y, al mismo tiempo, suponen
como válidas las técnicas de modificación de la conducta.
Las matemáticas y la ciencia le permiten al psicólogo el acercamiento a la estadística y a la psicometría, fundamentos en la creación, utilización e interpretación
de pruebas psicológicas. Las pruebas que utilizan los psicólogos tienen un gran
componente estadístico que permite la validez y confiabilidad de la actividad pro-
76 • Psicología jurídica Iberoamericana
batoria. Unido a lo anterior, el psicólogo debe poseer los conocimientos básicos
del psicodiagnóstico, lo que supone a su vez dos componentes, por un lado la utilización de instrumentos diagnósticos y su relación con los manuales descriptivos
de la patología mental, y por el otro, una sólida formación en la psciopatología,
incluyendo los trastornos de la personalidad, lo que a su vez implica que el psicólogo debe poseer los conocimientos que le permitan la explicación de la conducta,
incluyendo la conducta anormal.
En ese sentido, el psicólogo que pretenda un buen desempeño en el área psicojurídica, desde los conocimientos de la psicología, debe poseer formación académica en ciencia, metodología de la investigación científica, matemáticas, estadística,
psicometría, fundamentos de análisis experimental del comportamiento, psicopatología, descripción y diagnóstico de la conducta anormal y ética. Además de los
conocimientos en procesos psicológicos básicos como neurofisiología, aprendizaje,
percepción, sensación y memoria.
En la formación posgradual el psicólogo debe ser educado en derecho constitucional y Derechos Humanos, en derecho penal y penitenciario, en derecho civil, de
familia y de menores, en derecho probatorio, en conflictos sociales y políticos, en la
descripción y explicación de la conducta antisocial, en victimología y en procesos
propios de la justicia restaurativa y mecanismos alternativos de solución de conflictos. Nótese que no se pretende un psicólogo formado en las teorías del derecho,
no se requiere un abogado más, sino un psicólogo bien formado que sirva como
coadyuvante en la administración de justicia.
Fundamentos de psicología para abogados • 77
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4
Fundamentos de
derecho para psicólogos1
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Gerardo Hernández
Un acercamiento a lo que se conoce como “derecho”, a su definición conceptual y
a su objeto de estudio, no resulta ser una tarea sencilla.
Lo primero que hay que señalar es que el derecho no tiene nada que ver con
la justicia. Para un lego del derecho resulta contradictoria la anterior afirmación ya
que lo que buscan los juristas es, precisamente, la justicia. En ese sentido, se tiene
que ser categórico al afirmar que en muchos casos las normas jurídicas pueden
ser contrarias a la justicia. Un ejemplo de lo anterior se vivió en Colombia con la
llamada Ley de Justicia y Paz, la cual pretendió legalizar las actuaciones criminales
de los llamados grupos paramilitares. Con la aplicación de ésta, resulta ser más
penalizable el envío de una cantidad cualquiera de cocaína a los Estados Unidos,
que el asesinato en masa, incluyendo mujeres, ancianos y niños, el desplazamiento
forzado y la apropiación de recursos destinados a la salud, a la educación y a obras
sociales en general, llevadas a cabo por los grupos paramilitares.
Tanto para abogados, como para legos, es difícil definir qué es el derecho.
A través de la historia se ha escrito un número indeterminado de libros que intentan, de alguna manera, definir lo que es el derecho y su objeto de estudio, sin que
hasta ahora se haya podido llegar a un consenso.
Al igual que en la psicología, se podría llegar a una definición clara y contundente de lo que es el derecho. Los psicólogos han definido la psicología como la
ciencia que estudia el comportamiento humano, y sobre esta definición parece
que hay consenso (Ardila, R., 1993), sin embargo, la discusión de los psicólogos
ahora se centra en lo que se entiende por “comportamiento”. Lo anterior es predicable para el derecho, si se entiende el derecho como el conjunto de normas
que regulan el comportamiento humano y su vida en sociedad. La definición
resulta difícil de defender y argumentar: si los psicólogos no tienen claro que es
79
80 • Psicología jurídica Iberoamericana
el comportamiento humano, no se podría exigir a los abogados una concepción
clara sobre el tema.
En la búsqueda de una definición de derecho, Atienza (2005) señala que: “Por
su parte, Flaubert, en su Diccionario de los lugares comunes, definía “Derecho” de
esta original manera: “No se sabe qué es” (p. 9).
Para otros autores, abordar el concepto de derecho implica una aproximación a
lo que es la teoría del Estado (Sepúlveda, 1989), puesto que el Estado, definido de
manera simple, es un conjunto de personas identificadas por fines comunes, asentadas en un territorio y jurídicamente organizadas (Hernández, 2000).
Kant, citado por Kaufmann (1999), señalaba que “El derecho es el conjunto de
condiciones bajo las cuales el arbitrio del uno puede considerarse con el arbitrio del
otro, de acuerdo con la ley general de la libertad” (p. 266). Por otro lado, Pacheco
(1990) señala que “el derecho es la expresión de los principios de la justicia que regulan las relaciones de las personas en sociedad y determinan las facultades y obligaciones que les corresponden, considerando las circunstancias histórico-sociales”
(p. 788).
Sin embargo, independientemente de la definición a la que se quiera llegar, el
término derecho implica a su vez, regulación de las relaciones sociales lo cual lleva
implícita la idea de norma o de ley. En ese sentido, Carnelutti (1998) defiende la
idea de que el derecho es “un conjunto de leyes que regulan la conducta de los
hombres” (p. 1). Para este autor, el derecho suscita la idea de ley, de códigos.
Sin importar las distintas aproximaciones conceptuales, la relación que se hace
entre derecho y ley, o norma, es la que popularmente más se acepta (Carnelutti, 1998).
En la búsqueda de consenso y tratando de unificar las distintas posiciones sobre
lo que es el derecho, se han identificado dos líneas de pensamiento bien definidas:
por un lado están quienes piensan que no es posible una definición como tal, y la
de quienes sostienen todo lo contrario, que el derecho no sólo es posible definirlo,
sino que además es importante hacerlo (Atienza, 2005).
Dejando de lado las elucubraciones derivadas de las distintas escuelas epistemológicas que intentan definir lo que es derecho, y aceptando que la idea de derecho
implica ley, se tomará como marco referencial la definición propuesta por la Real
Academia Española de la Lengua, que señala, entre otras acepciones: “El derecho es
el conjunto de principios y normas, expresivos de una idea de justicia y de orden,
que regulan las relaciones humanas en toda sociedad y cuya observancia puede ser
impuesta de manera coactiva” (Diccionario de la RAE, 2004, edición digital).
Sin embargo, y tal como lo señala Parra (2002):
… la ley es derecho, pero el derecho es no solamente la ley. Cuando se ha dicho que es
un conjunto de normas, no se ha pretendido restringirlo al campo de la ley, que suele ser
escrita. Otras normas hay, no escritas, que constituyen el derecho por ejemplo la costumbre o los preceptos de derecho natural (p. 10).
Fundamentos de derecho para psicólogos • 81
Recapitulando, por derecho se entiende el conjunto de normas jurídicas (leyes)
que regulan la vida de las personas en la sociedad. Haciendo la salvedad de que el
derecho es mucho más que las normas, escritas y no escritas que regulan el comportamiento social, así como que derecho y justicia, aunque debiera de estar el
uno al servicio de la otra, no siempre lo está, y que en muchos casos, si aceptamos
la definición, dentro del derecho, es decir en el conjunto de normas que regula la
vida en sociedad, hay muchas de ellas que no tienen nada que ver con la justicia, y
en ocasiones, algunas normas están en franca contradicción con la idea de justicia.
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LEYES JURÍDICAS
Las leyes jurídicas son presupuestos abstractos e impersonales que prescriben acciones o prohibiciones de obligatorio cumplimiento. El Código Civil Colombiano,
recogido del Código Civil Chileno, el cual a su vez, esta inspirado por la tradición
jurídica grecorromana, señala, en su artículo 4º que la “Ley es una declaración de la
voluntad soberana manifestada en la norma prevenida en la constitución nacional.
El carácter general de la ley es mandar, prohibir, permitir o castigar”.
Por su parte, el articulo 1º del Código Civil Venezolano prescribe que “La ley
es obligatoria desde su publicación en la GACETA OFICIAL o desde la fecha a
posterior que ella misma indique.” En ese mismo sentido se pronuncia el Código
Civil Argentino al señalar, en su articulo 1º que “Las leyes son obligatorias para
todos los que habitan el territorio de la República, sean ciudadanos o extranjeros,
domiciliados o transeúntes”.
La ley, como expresión imperativa, busca regular la vida en sociedad en situaciones específicas, es abstracta y de obligatorio cumplimiento.
Al señalar los artículos de los códigos civiles anteriores, el carácter obligatorio
de la ley a partir de su publicación, supone dos elementos: por un lado, que la ley
no tiene efectos retroactivos, es decir, se cumple desde el momento de su promulgación y no afecta situaciones pasadas, y en segundo lugar, que la ley es de obligatorio cumplimiento así no sea conocida por los ciudadanos, dándose por hecho que
su publicación cumple con el requisitos de notificación al ciudadano en general.
Este último elemento es recogido por uno de los presupuestos generales del derecho, de los que se tratará más adelante, según el cual, el desconocimiento de la ley
no exime a nadie de su cumplimiento.
Sin embargo, la no retroactividad de la ley tiene sus excepciones en dos casos:
cuando la ley así lo señale y en situaciones penales. La ley puede señalar que sus
efectos pueden regir a partir de un momento determinado que puede ser en el
pasado, dejando sin efecto jurídico situaciones que lo hubieran podido tener. En
el ámbito penal, la ley tiene efectos retroactivos en lo favorable. Es el caso en que
una persona fue condenada por el delito de bigamia, por ejemplo, empero, una
82 • Psicología jurídica Iberoamericana
nueva ley señala que la bigamia ya no es delito. En ese evento, la persona que fuera
condenada por este anterior delito, y si se encontrara en la cárcel, de inmediato
recobraría su libertad.
EL PODER LEGISLATIVO
En un estado de derecho, el encargado de hacer las leyes es el poder legislativo, es
decir el congreso o parlamento, cuyos miembros son elegidos popularmente. Esta
situación acarrea varias complicaciones, a saber: en la mayoría de las veces, los
congresos o parlamentos no se componen únicamente de juristas, sino de toda una
pléyade de personas disímiles, que en muchos casos, no tienen la mínima preparación jurídica.
En este sentido, Canelutti (1998) establece una diferencia entre los juristas y
no juristas, miembros del parlamento. A los primeros los llama obreros calificados
del derecho en tanto que a los segundos los denomina obreros no cualificados del
derecho. Al respecto señala:
...las leyes se hacen en los parlamentos, y hoy los parlamentos, y más todavía con el
sufragio universal, no se componen únicamente de juristas. Verdad es que los proyectos
sobre los cuales discute y delibera el parlamento, los preparan casi siempre juristas;
pero a menudo estos proyectos se modifican; y de todos modos, los no juristas, aun
cuando no forman por sí solos las leyes, ciertamente cooperan en su formación (p. 1).
Y más adelante señala: “Las leyes, pues, están hechas, si no precisamente sólo,
por lo menos también por hombres que no han aprendido a hacerlas” (p. 1).
Esta situación trae una serie de complicaciones en varios sentidos: que las leyes
se hagan en los parlamentos, y que éstos estén en su gran mayoría conformados
por personas no calificadas hacedoras de leyes, hace que en muchos casos, las leyes
más que favorecer las relaciones entre las personas, lo que hacen es enredarlas haciendo difícil dicha relación. Asimismo, al parlamento no llegan precisamente las
mejores y más preparadas personas, sino las que tienen el poder económico para
sufragar una campaña electoral, que en muchos casos está financiada por sectores
particulares de dudosa reputación o con intereses propios, egoístas, lo que hace que
cuando se legisle, se haga favoreciendo intereses particulares, aun en detrimento de
los intereses generales.
Si bien es cierto las leyes son fabricadas en los parlamentos o congresos legislativos, las iniciativas de ley puede nacer en una verdadera voluntad popular o en
cabeza del poder ejecutivo del Estado.
Independientemente de quién sea el gestor de un proyecto de ley, es al parlamento a quien le corresponde su discusión y aprobación, siendo, en la mayoría de
los Estados de Derecho, el presidente, quien luego de un análisis jurídico y consti-
Fundamentos de derecho para psicólogos • 83
tucional, promulga la ley, respaldándola con su firma. En ese sentido, el presidente
tiene un poder bastante fuerte frente a la ley expedida por el congreso, en tanto
que está facultado para aceptarla o para rechazarla. En los Estados Unidos de América a este poder del presidente se le conoce como el Poder de Veto.
LAS FUENTES DEL DERECHO
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El derecho nació como consecuencia de la inmanente necesidad del hombre de
asociarse, de vivir en sociedad. Por su misma naturaleza, el hombre no puede vivir
aislado de otros hombres. Sin embargo, esta misma necesidad originó conflictos
entre las personas que se asociaban.
Inicialmente los seres humanos vivieron en hordas primitivas, donde el más
fuerte imponía su voluntad. A medida que el hombre evolucionaba en sus relaciones sociales, surgía la necesidad de regular dichas relaciones. En términos generales,
se concluye que el derecho nace en el ínterin que hace la horda primitiva, es decir
un estado natural del hombre, a la comunidad social organizada (Bobbio y Bovero,
1997), es decir, un estado jurídico del hombre. Entre la horda primitiva, estado
natural del hombre, y la sociedad organizada jurídicamente, se estableció lo que los
sociólogos e historiadores del derecho han denominado El Contrato Social (Rousseau, 1970). En ese sentido, el nacimiento del derecho es una necesidad y realidad
social.
Para Carnelutti (1998), la fuente del derecho es la guerra que se producía cuando los unos querían apoderarse de los bienes de los otros: “Las necesidades de los
hombres son ilimitadas y los bienes son limitados. En tanto limitados los recursos e
ilimitadas las necesidades, los conflictos por los recursos fueron consecuencia lógica
entre las personas. Este mismo autor señaló al respecto:
Para distinguir al hombre de los demás animales, y acaso la fórmula más satisfactoria
fuera decir que el hombre no está nunca contento. Cuanto más tiene, más quisiera
tener. Por eso es que los hombres, como las naciones, se hacen la guerra (p. 9).
Es claro entonces que la lucha por los recursos y la escasez de éstos fue una
fuente de conflictos, no sólo entre los hombres de una comunidad primitiva sino
entre distintas comunidades. Estos conflictos, seguramente, ponían en peligro la
existencia misma del hombre, quien por dicho motivo, se vio en la necesidad de
regular la forma como se accedía a los bienes y, posteriormente, regular las mismas
relaciones sociales. Vistas así las cosas, desde la perspectiva moderna, el derecho
nació como una necesidad social que permitía la existencia misma del hombre en
la sociedad.
En los estados modernos, las fuentes del derecho son las necesidades mismas
imperantes, determinadas por los momentos históricos coyunturales. Las fuentes
84 • Psicología jurídica Iberoamericana
del derecho moderno se encuentran, básicamente, en los documentos y colecciones
legislativas que fueron legadas por antiguas civilizaciones. Tal es el caso del derecho
en Latinoamérica el cual hunde sus raíces en el derecho grecorromano. También
se puede considerar como fuente del derecho moderno la necesidad imperativa
determinada por las realidades concretas del momento. Ejemplo de lo anterior es
el llamado derecho informático, el cual surge como una necesidad para regular las
relaciones entre las personas que utilizan como medio de comunicación e intercambio comercial, las redes virtuales de transmisión de datos.
Algunos tratadistas (Valencia y Ortiz, 1994 y Parra, 2002), distinguen tres
fuentes del derecho: materiales, históricas y formales. Por fuentes formales se entiende los procedimientos propios de la producción de la norma jurídica. En ese
sentido, resulta una tautología en tanto que si una fuente del derecho es una ley
que dice como hacer el derecho, esa misma ley tiene una fuente, que en este caso
sería una fuente histórica. Dentro de las fuentes formales del derecho, se distinguen
las siguientes: la ley, la doctrina, la costumbre y la jurisprudencia.
La ley, como fuente del derecho, determina las ritualidades propias que se
deben seguir en la formación de otras leyes. Algunos autores consideran que la
verdadera fuente es el proceso legislativo del que la ley es el resultado (Velásquez, 2009). Por doctrina se entiende las propuestas de los investigadores y autores jurídicos. Entre tanto, la costumbre es fuente de derecho en la medida en
que una reiterada conducta se puede constituir en norma jurídica. En el derecho
comercial abundan los ejemplos. Por ultimo, la jurisprudencia es la forma como
los jueces, en la interpretación y aplicación de la ley, se comunican. Cuando una
situación determinada, no reglada por ley alguna, es asumida de manera reiterada
por los jueces, se convierte en fuente en la medida de que se hace necesario reglamentar dicha situación.
Las fuentes materiales o reales del derecho son los elementos contenidos en las
normas jurídicas, las que determinan los factores constitutivos de la ley. Un ejemplo de lo anterior se presenta, en el delito conocido como enriquecimiento ilícito.
Para legislar se tenían que determinar los elementos constitutivos del nuevo delito,
el enriquecimiento por un lado, y lo ilícito por otro.
Como fuente histórica del derecho se encuentran todas las referencias que llegan del pasado histórico de los pueblos, tales como los Diez Mandamientos de la
Ley de Dios, en la tradición judeocristiana, o las que se encuentran en las instituciones jurídicas de los romanos, los germanos, etc.
Otra fuente del derecho, que actúa como guía para interpretar el derecho, son
los llamados Principios Generales del Derecho (PGD) que son reglas generales, o
máximas universales, de carácter lógico, que fundamentan el orden jurídico. Entre
tales principios se encuentran la buena fe, el orden público, las buenas costumbres,
el enriquecimiento sin causa, el abuso del derecho y la imprevisión, entre otros
(Parra, 2002), que por su importancia merecen mención especial.
Fundamentos de derecho para psicólogos • 85
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PRINCIPIOS GENERALES DEL DERECHO
Los PGD son enunciados universales que soportan el Derecho Positivo. Son pilares
sobre los que se fundamenta el derecho escrito moderno.
Como principios universales, resulta dispendioso y extenso hacer un listado
de los PGD, sin embargo, algunos de estos principios aparecen enunciados por la
mayoría de los tratadistas del derecho civil. El profesor Jiménez (1999), tratadista
español, recoge tres principios generales del derecho, conocidos como la tria iuris
praecepta, a saber: honeste vivere, alterum non laedere, suum cuique tribuere. Traducidos sería: vivir honestamente; no hacer mal a otro y dar a cada uno lo suyo. En ese
sentido, estos tres principios, formulados por Ulpiano (Jiménez, 2000) son los que
se constituyen en los mínimos éticos de cualquier relación social: el primero de ello
hace referencia a vivir honestamente, es decir, a ser un buen ser humano en sí mismo.
En cuanto al segundo, en tratándose de que se está frente a la relación con otro, lo
que se espera es que el ser humano sea un buen ciudadano, viviendo de tal manera
que no se le haga daño a ningún tercero. Por último, cuando se señala que se le da a
cada cual lo que se merece, se está frente a la posibilidad de ser un buen magistrado,
es decir, a darle a los demás signados por el carácter de la justicia (Jiménez, 2000).
En la mayor parte de los códigos civiles de América Latina se encuentra la remisión que se hace de la ley civil del respectivo país, a los PGD. En el caso colombiano, la ley 153 de 1887, articulo 8º, señala que “Cuando no haya ley exactamente
aplicable al caso controvertido, se aplicarán las leyes que regulen casos o materias
semejantes, y en su defecto la doctrina constitucional y las reglas generales de derecho” (Diarios Oficiales Nos. 7.151 y 7.152, del 28 de agosto de 1887).
Hay países que recogen los PGD y los elevan a normas constitucionales. Tal es
el caso de México. El artículo 14 de la Constitución Política mexicana, señala que
“Los juicios de orden civil deberán fallarse conforme a la letra o a la interpretación
de la ley y a falta de ésta, se fundará en los principios generales del Derecho”.
Dentro los PGD más reconocidos y utilizados se encuentran, además de los tres
ya mencionados, entre otros, la buena fe, el orden público, las buenas costumbres,
el enriquecimiento sin causa y el abuso del derecho.
La buena fe es uno de los pilares fundamentales en los que descansan las relaciones sociales. En efecto, las personas interactúan entre sí, ya sea en las relaciones
sociales productivas o afectivas, basadas en la presunción de que los otros están actuando movidos por la buena fe, es decir, que el actuar de los otros no se basa en la
intención de dañar o engañar. Este principio supone que las personas, al pretender
hacer valer sus derechos, deben respetar los derechos de los demás, deben cumplir
sus obligaciones y, en general, deben ser leales con los otros, empleado para con los
demás una conducta ajustada a las exigencias sociales. En ese sentido, si un asociado actúa con lealtad y buena fe, espera que los demás hagan lo propio, actuando
decorosamente.
86 • Psicología jurídica Iberoamericana
El principio de orden público está ligado al anterior y se refiere a ese conjunto
de normas no escritas que hacen que la sociedad pueda coexistir pacíficamente siguiendo un criterio de conducta sin los cuales imperaría el desorden y la anarquía.
En términos del derecho positivo, el principio del orden público hace referencia al
conjunto de normas jurídicas que se inspiran en el supremo interés de la sociedad,
siendo imprescindibles para su funcionamiento. Por ello, estas normas no podrán
ser derogadas o no ser tenidas en cuenta por persona alguna. El principio del orden
público es una necesidad para el orden social.
El principio universal de las buenas costumbres es esencial para la vida armónica y civilizada. Aunque los tratadistas no se han puesto de acuerdo con lo que
son las buenas costumbres (Parra, 2002), éstas se podrían resumir en lo que desde
la psicología se ha dado en llamar conductas de adaptación social, refiriéndose a
ese conjunto de normas no escritas que determinan el glamour o la urbanidad. Este
principio está estrechamente ligado a los dos anteriores, pero inspirado, particularmente en el hecho de la decencia y la buena educación, en el respeto para con los
demás, etc.
Por otro lado, el principio conocido como abuso del derecho, entendiendo que
el derecho está al servicio social y en procura de lograr, no sólo la coexistencia
armónica de los ciudadanos, sino que propende por impartir una merecida y consecuente justicia. A nadie le estará permitido abusar del derecho, es decir, hacer
uso del conocimiento jurídico para lograr fines particulares, egoístas o contrarios
al mismo derecho, a la moral, la ética y las buenas costumbres. El derecho no debe
desbordar los fines para los cuales ha sido creado. Desafortunadamente se abusa de
él cuando, por ejemplo, se cambia la Constitución tratando de favorecer intereses
particulares o creando normas que se ajusten a la Constitución pero con un claro
interés de favorecer intereses particulares. El derecho cumple una función social, y
como tal, debe ser utilizado.
Otro PGD es el conocido como enriquecimiento sin causa que pretende que
nadie se enriquezca a costas de los demás. Buscar el bien individual a partir de
desarrollar estrategias que le permitan al ciudadano aumentar su peculio, dentro
del marco legal, no solo es un derecho sino una obligación, tanto social como individual. Sin embargo, el derecho no debe favorecer a las personas que valiéndose
de artimañas, incluso dentro del marco legal, incrementan su patrimonio a costa
del patrimonio ajeno. En ese sentido, el principio del enriquecimiento sin causa
señala que aunque no esté tipificando en una norma escrita, la ley deberá proteger
a las personas que vean su patrimonio afectado en beneficio de otros. Sin embargo,
en las economías de mercado abierto, como las que campean en América Latina,
ese es uno de los principios menos tenidos en cuenta. Son conocidos los casos en
que miles de familias han perdido sus viviendas en manos de los grandes emporios
económicos, debido a prácticas legales hipotecarias, nacidas de contratos leoninos.
En Colombia es muy sonado el caso en que una familia ha tenido que pagar varias
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Fundamentos de derecho para psicólogos • 87
veces un mismo préstamo hipotecario, en detrimento de su patrimonio, acrecentando el de los grandes emporios económicos.
La doctrina ha señalado que son tres los elementos que se deben tener en
cuenta para que se dé el enriquecimiento sin causa: a) enriquecimiento o aumento
de un patrimonio, b) empobrecimiento correlativo, y c) que el enriquecimiento se
haya realizado sin causa, es decir, sin fundamento jurídico. También puede constituirse un enriquecimiento sin causa cuando los legisladores de algunos países, legislando con nombre propio, favorecen los intereses de los grandes conglomerados
económicos, acrecentando sus capitales en detrimento de los más pobres.
Una situación se presentó en Colombia, al ser reformada la norma laboral que
obligaba a los empleadores a pagar un recargo a los trabajadores que laboraran en
las horas de la noche, entendiéndose que la noche empezaba a las seis de la tarde.
Cabe recordar que Colombia es un país tropical donde no se presentan estaciones
y por tanto, las sombras nocturnas caen alrededor de las seis de la tarde, siendo
completamente noche hacia las 6:30 pasado el meridiano. Pues bien, la reforma laboral, Ley 789 de 2002, determinó que el recargo nocturno no se debería empezar
a pagar desde las seis de la tarde, sino desde las diez de la noche. Lo que se logró con
esta medida fue que las empresas ahorraran lo que le pagaban a sus trabajadores
por el llamado recargo nocturno, decrementando el ingreso de los menos favorecidos, acrecentando el capital de los más pudientes.
Además de los ya citados, otro de los PGD es que el error común crea derecho. En las relaciones sociales puede suceder que una norma entre en desuso y
los asociados se comporten contrario a esa norma. Una situación tal, hace que se
tenga en cuenta, como principio del derecho, la situación donde un error común
crea derecho, es decir, las prácticas consuetudinarias contrarias a derecho son tan
comunes y normales que quienes las practican consideran que son ajustadas a la
ley. Para que exista una situación como la comentada, es necesario que la actuación
sea realmente contraria a la normatividad, difícilmente advertida. Sin embargo,
hay que tener en cuenta las lesiones o daños que se le pueden ocasionar a terceros.
Con el uso de la INTERNET, se ha hecho común que los jóvenes y adolescentes
accedan a música sin pagar los derechos de autor. Para la población de jóvenes que
tiene acceso a esta tecnología y que llevan a cabo esa práctica, no está claro que
dicha práctica es considerada contraria a la norma, e incluso que es un delito que
puede ser castigado con penas privativas de la libertad. Sin embargo, el que sea una
practica común, no la hace lícita, por lo tanto no se volverá ley, al contrario, frente
a una situación como la planteada, surge otro principio, ya citado, y es que el desconocimiento de la ley no exime de su cumplimiento. El principio del derecho según
el cual el error común crea derecho, hace referencia a prácticas inveteradas que
no lesionan a nadie y que al ser aceptadas normalmente por la sociedad, la hacen
fuente inspiradora de derecho.
88 • Psicología jurídica Iberoamericana
Adicionalmente, y sin pretender señalar que sean los únicos PGD, se enumera
el principio de la improcedencia del aprovechamiento del dolo propio. Por dolo
se entiende el conocimiento claro y expreso de que una determinada acción es
contraria a derecho y aun así se lleva a cabo. Este principio hace parte de las condiciones propias de la vida en sociedad, cuando los ciudadanos buscan mejorar
sus condiciones de vida. Dentro de esa búsqueda de mejores condiciones puede
suceder que un ciudadano lleve a cabo una conducta contraria a derecho y pretenda beneficiarse de ella. Esa condición no puede ser posible y por tanto, inspira al
derecho para que se legisle en ese sentido. Nadie, si pretende vivir en sociedad de
manera armónica y en coexistencia pacífica con los demás, puede aprovecharse de
su propia conducta dolosa.
En resumen, los PGD son directrices universalmente aceptadas que posibilitan
la vida en sociedad y que no se requiere derecho positivo para su aceptación. Están
ahí, hacen parte del vivir en sociedad del hombre y para el hombre.
DERECHOS SUBJETIVOS Y DERECHOS OBJETIVOS
El derecho, como conjunto de normas, presupone que éstas están dirigidas a los
asociados lo cual indica que son ellos los que tienen derechos. Sin embargo, en
tanto que existen personas a quienes les asiste el derecho, en ese mismo sentido,
las mismas personas están obligadas a respetar los derechos de los otros. Esta condición es la que hace que se vislumbren, en relación con las personas, dos tipos de
derechos: el derecho subjetivo y el derecho objetivo.
El derecho subjetivo es la facultad que le asiste a cada persona para actuar lícitamente, siendo este actuar respaldado por la norma jurídica. El derecho subjetivo
se subdivide en derechos subjetivos extrapatrimoniales, tales como el derecho a
la vida, a la intimidad, a la honra, al buen nombre, etc. y patrimoniales como los
derechos personales o de crédito, los derechos a las cosas, tal como el derecho a la
propiedad, el derecho de dominio o de usufructo, etc. Estos derechos pueden ser
absolutos o relativos, siendo los primeros aquellos a los que el individuo no puede
renunciar, tal como el derecho a la vida o al buen nombre. Los derechos subjetivos
relativos, son aquellos a los que las personas si pueden renunciar tal como el derecho a la propiedad.
Por su parte, el derecho objetivo es el conjunto de normas jurídicas positivadas en códigos, leyes, decretos, ordenanzas y resoluciones, así como los distintos
entronques jurídicos, que en su conjunto, forman el sistema legal u ordenamiento
jurídico de un país. Los derechos objetivos permiten la defensa de los derechos
subjetivos.
Fundamentos de derecho para psicólogos • 89
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LOS JUECES
Los parlamentarios hacen las leyes y los jueces son los encargados de aplicarlas a
casos particulares. En ese sentido se pueden diferenciar distintos tipos de jueces,
teniendo en cuenta la calidad del asunto del que conocen: los hay administrativos,
que conocen de los litigios que se presentan entre la administración pública y los
particulares; jueces civiles que se encargan de aplicar la ley cuando se presentan
conflictos entre los particulares. Asimismo se distinguen los jueces penales, encargados de aplicar la ley penal en los juicios contra las personas que, supuestamente,
han llevado a cabo una conducta catalogada como punible por el derecho penal.
Los jueces pueden ser individuales o colectivos. Los primeros son aquellos que
de manera única e independiente, y sólo obedeciendo a su propio criterio jurídico
aplican la ley a un caso particular. Los segundos son los llamados jueces colegiados
quienes toman sus decisiones a partir de la deliberación que se hace en grupo. En
algunos países los llaman magistrados.
Los jueces están organizados de manera jerárquica desde los de menor hasta los
de máxima jerarquía. En la base de la pirámide se encuentran los llamados jueces
promiscuos, que por lo general están en los municipios pequeños o provincias de
pocos habitantes. Dada la reducida población de estos municipios y provincias,
la organización jurisdiccional no ve necesario que se tengan jueces especializados
para que conozcan cada uno de los diferentes asuntos que se les pueda presentar.
Por ello, los jueces promiscuos conocen de todo tipo de asuntos. En la escala siguiente se encuentran los llamados jueces municipales o provinciales quienes ejercen su labor jurisdiccional en municipios y provincias, con un número significativo
de habitantes que hacen necesaria la presencia de jueces especializados, pero que
por la calidad de los asuntos que conocen no requieren ser grandes especialistas en
la materia.
En las grandes ciudades se encuentran dos tipos de jueces: los jueces de circuito
y los magistrados de los tribunales de circuito. Por último, en la cúspide de la pirámide jurisdiccional se encuentra la Corte Suprema de Justicia o Tribunal Supremo
de Justicia o Tribunal de Casación como se le conoce en otros Estados.
La jerarquización piramidal de la justicia hace posible que se haga realidad el
principio de la doble instancia, en tanto que las decisiones del inferior jerárquico
pueden ser revisadas, por vía de apelación, por el superior jerárquico. El derecho
a la apelación está consagrado dentro de los postulados del debido proceso. Los
jueces, como todo ser humano, lo mismo que los jurados de conciencia, se pueden
equivocar en la toma de decisiones. Frente a esta posibilidad surge el derecho que
le asiste a todo aquel que ha sido desfavorecido con una decisión judicial de apelarla ante el superior jerárquico de quien tomó la decisión. En primer lugar existen las
objeciones y reposiciones que se hacen frente al mismo juez que tomó la decisión,
argumentándole que cambie su decisión ya que se considera contraria o injusta;
90 • Psicología jurídica Iberoamericana
esta petición debe estar debidamente sustentada. En caso de que el juez persista
en su decisión, se le pide que conceda la apelación, es decir, que permita que su
superior jerárquico conozca de su decisión y que se pronuncie frente a ella. En caso
de que la decisión persista siendo contraria a derecho, o que no se hayan tenido en
cuenta pruebas que favorecerían al solicitante o que se les haya dado una interpretación contraria a lo que las pruebas señalan, se puede recurrir, en caso de que así lo
disponga la norma, a los Tribunales de Casación o Corte Suprema de Justicia para
que desde allí se dirima el conflicto.
En algunos estados, como es el caso de Colombia, existen varias formas de
Corte Suprema, conocidas como Altas Cortes. En efecto: está la Corte Suprema
de Justicia propiamente dicha, que obedece a la jerarquización antes expuesta; se
encuentra el Consejo de Estado, de clara tradición francesa y, que es el máximo
tribunal que dirime los conflictos entre la administración pública y los particulares.
Por último, se encuentran la Corte Constitucional, cuyos miembros tienen por
misión salvaguardar la Constitución Política. En otros países, es la misma Corte
Suprema de Justicia, en salas especializadas, la encargada de dirimir tanto los conflictos suscitados entre la administración pública y los particulares, como la guarda
de la constitución.
DERECHO NACIONAL Y DERECHO INTERNACIONAL
Otra división que surge de la definición dada al derecho como conjunto de normas que regulan las relaciones entre las personas, es la de derecho nacional y
derecho internacional. El derecho nacional es el conjunto de normas que rigen
las relaciones sociales dentro de un país determinado, en tanto que el derecho
internacional hace referencia al conjunto de normas que regulan las relaciones
entre los países.
No se debe confundir el derecho internacional con el derecho internacional
humanitario (DHI). Como ya se señaló, el derecho internacional está conformado
por el conjunto de normas que regulan las relaciones entre los países. En la mayoría
de las situaciones este derecho no se encuentra reglamentado sino que obedece a la
tradición y a las costumbres que han regido la vida internacional.
Por su lado, el DIH conocido también como el derecho de la guerra, es el conjunto de normas que regulan la protección de las personas y ciertos bienes muebles
e inmuebles en situaciones de conflicto ya sea a nivel internacional, o en situación
de conflicto interno. En la guerra hay límites: en el conflicto bélico no todo está
permitido. Este derecho nació del tratado de Ginebra, por ello también es conocido
como el derecho de Ginebra, está constituido por cuatro protocolos, llamados los
Cuatro Protocolos de Ginebra más dos adicionales: Protocolo Adicional I y Protocolo Adicional II.
Fundamentos de derecho para psicólogos • 91
El DIH nace como consecuencia de los horrores vividos durante la Segunda
Guerra Mundial y retoma todo el derecho de gentes que se había positivado en los
estatutos de la Cruz Roja. Los Cuatro Protocolos de Ginebra se pueden resumir así:
A. Protocolo I. Señala las normas para la protección de los heridos y enfermos de las
fuerzas armadas en combate. Todo herido o enfermo debe recibir asistencia independientemente de si es enemigo o amigo. Los heridos en combate dejan de ser
combatientes y deben recibir la protección de los beligerantes. También protege al
personal médico y paramédico, así como a los sistemas de transporte utilizados por
éstos. Adicionalmente, el protocolo señala la protección que se debe prestar a los
religiosos.
B. Protocolo II. Que señala la obligación de protección a los heridos y náufragos de la
guerra marina y la protección de los barcos sanitarios.
C. Protocolo III. Regula las relaciones que se deben tener con los prisioneros de guerra
y,
D. Protocolo IV. Protege a las personas civiles no combatientes.
A los anteriores protocolos adoptados en el año de 1948 por las Naciones Unidas,
se le adicionaron dos protocolos más conocidos como Protocolo Adicional I y Protocolo adicional II.
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El primero de ellos regula las relaciones entre combatientes en conflictos internacionales, mientras que el segundo regula las relaciones bélicas internas en países
que tienen conflictos internos (Currea-Lugo, 2007; Hernández, 2001).
DERECHO PÚBLICO Y DERECHO PRIVADO
El derecho interno de los países se subdivide en derecho público y derecho privado, siendo el derecho público aquel que regula las relaciones entre el Estado y las
personas, en tanto que el derecho privado regula las relaciones entre los particulares. Hace parte de la rama del derecho público el derecho administrativo, entendido
como la relación que se establece entre la Administración Pública y los ciudadanos
particulares. También hacen parte de este derecho, el penal, rama del derecho público que señala y tipifica lo que se considera como conducta criminal, prescribiendo su
castigo. También todas aquellas áreas del derecho relacionadas con el procedimiento
para hacer valer los derechos o castigar los crímenes, lo que en términos generales se
conoce como el derecho procesal.
El derecho procesal es el conjunto de normas que prescribe las ritualidades
propias para hacer valer los derechos y castigar los crímenes. Siendo que la facul-
92 • Psicología jurídica Iberoamericana
tad para impartir justicia es potestativa del Estado, hace del derecho procesal un
derecho público.
El derecho procesal civil, que hace parte de la rama derecho público, prescribe
las normas propias para hacer valer los derechos de los particulares. Sin embargo, lo
que hace de éste un derecho público, es la figura del juez, que hace parte de una de
las ramas del poder público, el poder judicial, por ende, del Estado.
El derecho privado es el conjunto de normas que regulan las relaciones entre las personas. Hacen parten de este derecho el derecho civil, el derecho laboral,
el derecho de familia, el derecho comercial, y todas la demás normas que regulan
las relaciones entre los particulares. Cada una de estas subdivisiones es lo que se
constituye como Ramas del Derecho.
LAS RAMAS DEL DERECHO
El derecho positivo se subdivide en estancos o ramas. Según Sepúlveda (1989) se
entiende por Ramas del Derecho “[...] cada uno de los conjuntos de normas que
regulan las relaciones en determinadas esferas de la vida social” (p. 173). En estricto
consentido hay sólo hay dos ramas del derecho: La Rama del Derecho Privado y la
Rama del Derecho Público. Sin embargo, el derecho se ha subespecializado de tal
forma que hoy se pueden distinguir varias Ramas del Derecho.
En ese sentido, Sepúlveda (1989) señala que:
Para constituir una rama del derecho es necesario, en primer lugar, que las relaciones
sociales, reguladas por esas normas, formen en su conjunto y a consecuencia de su
carácter especial, un complejo que se diferencie por su carácter de otros grupos de
relaciones sociales; y en segundo lugar, que dicho complejo de relaciones sociales,
desde el punto de vista de la clase dominante, una relación jurídica propia a objeto
de cumplir las tareas que dichas clases se plantean en la etapa concreta del desarrollo
social (p. 173).
En consecuencia, y sin pretender agotar el tema, se pueden diferenciar las siguientes grandes ramas del derecho, a saber: Derecho Civil, Derecho Laboral, Derecho
Administrativo, Derecho Penal y la rama del Derecho Constitucional. Cada una de
estas ramas forma un cuerpo normativo diferente pero interactuante entre sí.
Rama constitucional
La organización jurídica de los estados modernos se estructuran a partir de un
esquema piramidal, conocido en el ámbito jurídico como la Pirámide de Kelsen,
en cuya cúspide encontramos la constitución política, la cual se constituye en el
principio rector de todas las demás normas. Existen constituciones políticas, tal es
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Fundamentos de derecho para psicólogos • 93
el caso de la Constitución Política de Colombia, que señala, en su artículo 4º, que:
La Constitución es norma de normas. En todo caso de incompatibilidad entre la
constitución y la ley u otra norma jurídica, se aplicarán las disposiciones constitucionales. Es deber de los nacionales y de los extranjeros en Colombia acatar la
constitución y las leyes, y respetar y obedecer a las autoridades.
Por lo tanto, la primera y más importante norma en los países civilizados y
jurídicamente organizados, es la constitución política la cual todos, sin excepción,
tienen que cumplir y acatar. Para cumplir con esta disposición los países cuentan
con tribunales especializados encargados de velar porque la constitución se cumpla. Dichos cuerpos colegiados reciben el nombre de Tribunales Constitucionales o
Cortes Constitucionales. Cuando una norma de cualquier tipo, aun siendo expedida bajo los rituales propios del procedimiento para la expedición de leyes, contradice alguna disposición constitucional, son estos tribunales los encargado de impedir
que dicha ley entre en vigencia, o, una vez en vigencia, declaran esa ley inexequible,
es decir, no aplicable, por ser encontraría a la constitución.
La constitución política señala los alineamientos generales, y en algunos casos,
específicos, que regulan la vida en sociedad del país que ha adoptado dicha constitución. En ella se demarcan los límites hasta donde pueden llegar las leyes. Una
norma constitucional común a los países latinoamericanos señala la prohibición
de la pena de muerte. Por lo tanto, cualquier norma que intente imponer la pena
de muerte sería contraria a la constitución. Sin embargo, la misma constitución
prevee los lineamientos y ritualidades procesales para modificar la constitución
ajustándola a las realidades históricas y políticas reinantes en cada país, mediante lo
que se conoce como Acto Legislativo, que es un procedimiento constitucional que
le otorga facultades a los congresos o parlamentos para modificar la constitución,
obedeciendo a las necesidades sociales imperantes, o en algunos casos, para favorecer los interese particulares de un sector gobernante.
Esta rama del derecho también es la encargada del estudio y protección de los
derechos fundamentales, los cuales son protegidos por instituciones jurídicas como
el derecho de tutela o el derecho de amparo. Estos derechos son fundamentales
porque tienen que ver directamente con la vida y la dignidad de las personas, los
cuales, para su protección no se acude a un juez normal bajo procedimientos ordinarios, los cuales suelen ser lentos.
Al igual que con los derechos fundamentales, la rama constitucional del derecho
también protege los derechos económicos, conocidos como derechos constitucionales de segunda generación y los derechos a un buen ambiente, también conocidos
como derechos constitucionales de tercera generación. El Derecho Constitucional
es el guardián de la Constitución, que garantiza que las demás normas del derecho
se ajusten a ella.
Siendo la Constitución Política la norma máxima en cualquier país jurídicamente organizado, cabría preguntarse si la constitución en sí misma es autónoma y
94 • Psicología jurídica Iberoamericana
que siendo aplicable a un país en particular, puede en ella prescribir normas que lesionen o pongan en peligro derechos individuales o colectivos de las personas o que
desconozcan la realidad social y política de sus países vecinos. La respuesta es no.
A lo largo de la historia, el hombre ha venido haciendo una serie de conquistas
de derechos tanto individuales como colectivos, los cuales se han positivado, como
es el caso de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, y no pueden ser
desconocidos por la constitución de ningún país.
Asimismo, y tal como sucede en los países, en términos internacionales también
existen normas, el Derecho Internacional, que regula las relaciones entre los países.
Estas normas internacionales tienen que ser respetadas por los países que así las
han aceptado.
Además de las normas internacionales, las cuales obligan al conjunto de las
naciones, también existen pactos o contratos entre Estados que obligan a quienes los suscriben, tal es el caso de los pactos de fronteras o tratados de comercio
bilaterales. Por otro lado, las naciones han suscrito tratados internacionales relacionados con la protección de los derechos fundamentales de las personas, los
cuales se integran, por el solo hecho de ser aceptados y suscritos por los países
firmantes, a sus propias constituciones, tal es el caso de los tratados relacionados con los Derechos Humanos y el Derecho Internacional Humanitario (DIH).
Estos tratados, independientemente que estén o no escritos en la constitución,
hacen parte de ella, en lo que la doctrina y la jurisprudencia ha dado en llamar
Bloque de Constitucionalidad. Es por ello que las constituciones de los países, en
la actualidad, se deben ceñir a las realidades históricas, no sólo de la nación que la
promulga, sino del mundo entero. En ese sentido el artículo 93 de la Constitución
Política colombiana señala:
Los tratados y convenios internacionales ratificados por el Congreso, que reconocen
los Derechos Humanos y que prohíben su limitación en los estados de excepción,
prevalecen en el orden interno.
Los derechos y deberes consagrados en esta Carta, se interpretarán de conformidad con los tratados internacionales sobre Derechos Humanos ratificados por Colombia.
El Estado Colombiano puede reconocer la jurisdicción de la Corte Penal Internacional en los términos previstos en el Estatuto de Roma adoptado el 17 de julio de
1998 por la Conferencia de Plenipotenciarios de las Naciones Unidas y, consecuentemente, ratificar este tratado de conformidad con el procedimiento establecido en
esta Constitución.
La admisión de un tratamiento diferente en materias sustanciales por parte del
Estatuto de Roma con respecto a las garantías contenidas en la Constitución tendrá
efectos exclusivamente dentro del ámbito de la materia regulada en él.
A la incorporación de los tratados internacionales sobre Derechos Humanos a
la constitución de un país determinado, se le conoce como Bloque de Constitucio-
Fundamentos de derecho para psicólogos • 95
nalidad, que es la ficción jurídica que señala que tratándose de Derechos Humanos,
los tratados internacionales firmados por un país determinado, hacen parte de su
propia constitución cuando el parlamento así lo ratifique. Con ello se impide que
una reforma constitucional derogue o desconozca los tratados internacionales firmados por los países, sobre todo si se trata de Derechos Humanos.
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Rama del derecho civil
Tal vez la rama del derecho más amplia y que guarda similitud en los distintos
países, y sobre todo en aquellos de profunda tradición grecorromana, es el Derecho
Civil, que está compuesto por todas las leyes relacionadas al estado civil de las personas, así como sus derechos y obligaciones. Comprende además las normas relativas a la adquisición, uso y goce de los bienes de propiedad pública o particular, así
como todo el régimen de sucesiones, donaciones, contratos, relaciones comerciales
y disposiciones agrarias y mineras, derecho de familia y de la infancia.
Las normas que comprenden la rama civil del derecho están positivadas, en
la gran mayoría de los países, en un solo texto normativo conocido como Código
Civil. Sin embargo, en algunos países, el Código Civil está acompañado de otros
códigos tales como el código de comercio, un código de tierras o agrario y un código
minero.
El Derecho Civil está subdividido por una serie de instituciones jurídicas las
cuales a su vez se agrupan en cuerpos normativos independientes. Dentro de los
cuales están: a) normas relacionadas con el estado civil de las personas, las cuales
regulan todo lo concerniente con la nacionalidad y el domicilio, el matrimonio, el
divorcio, de la separación de cuerpos y bienes, de los hijos, de las obligaciones y
derechos entre padres e hijos y de las tutelas para menores de edad así como para
aquellas personas que la necesiten. Este cuerpo normativo, unido al régimen de
sucesiones por causa de muerte y donaciones entre vivos, más las normas relacionadas con los menores de edad, es lo que se conoce, como Derecho de Familia; b)
normas relacionadas con los bienes tanto muebles como inmuebles, del derecho de
dominio sobre éstos, así como su posesión, uso y goce. Este cuerpo normativo regula la forma de adquirir, gozar, usar y usufructuar los bienes, estableciendo reglas
claras para cada una de estas instituciones jurídicas. Es en este cuerpo de normas
jurídicas donde aparece el concepto de Derecho Real el cual consiste en el derecho
que tienen las personas sobre una cosa sin respecto a determinada persona. Estos
derechos son de obligatorio respeto frente a los terceros. Ejemplos de derechos
reales son los conocidos como el dominio sobre las cosas, el derecho de herencia, el
de usufructo, las servidumbres activas, así como la prenda y la hipoteca; y c) todo
lo relacionado con el régimen de los contratos y las obligaciones. Esta subdivisión
del derecho regula todo lo concerniente a las distintas formas en que las personas
celebran contratos y por ende, se obligan. Este régimen de obligaciones y contratos,
96 • Psicología jurídica Iberoamericana
aun cuando pareciera ser de orden comercial, no lo es en tanto que las regulaciones
del derecho civil hacen referencia a la forma como los particulares, en tanto personas naturales, contratan y se obligan entre sí. La diferencia que se encuentra entre
la forma de contratación regulada en el derecho civil con las subespecialización
del derecho civil comercial, es que en la primera las relaciones son entre personas
naturales en tanto que en el derecho comercial, una de las partes es una persona
jurídica cuyo objeto es el comercio.
El Derecho Minero es otra subdivisión de la rama del derecho civil, cuyo objeto
es regular la exploración, explotación y transformación de los productos del suelo y
del subsuelo, así como las normas jurídicas para la contratación, entendiendo que el
subsuelo es de propiedad del Estado. Con el derecho minero se articula el Derecho
Agrario, que es el cuerpo normativo que regula la producción, industrialización y
comercio de los elementos agrícolas y pecuarios.
Aunque estos dos cuerpos forman instituciones jurídicas independientes, de
ellos, unido a los derechos fundamentales de tercera generación, conforman lo que
hoy se denomina el Derecho Ambiental.
Por otro lado, dentro de la rama del derecho civil se encuentra el derecho comercial, el cual puede ser tanto nacional como internacional. El derecho comercial
regula las relaciones entre las personas que se dedican al comercio como personas
jurídicas, es decir, como empresas dedicadas al comercio. Es un derecho civil super
especializado que también pretende proteger al consumidor. Por su parte, el derecho comercial internacional regula las relaciones comerciales entre las personas
naturales de los diferentes países.
Rama laboral
La rama del derecho laboral está conformada por tres grandes cuerpos normativos:
el derecho sustancial y procesal laboral, el sistema de pensiones y el régimen de
seguridad social.
El derecho sustancial y procesal laboral regula lo relacionado con las relaciones obrero-patronales, y los procedimientos y ritualidades para hacer valer esos
derechos. Este derecho goza de especial protección en la mayoría de los países
latinoamericanos en tanto sus preceptos se derivan de los logros y reivindicaciones
de los obreros en todo el mundo y se concretan en los tratados internacionales de
protección a las clases menos favorecidas.
El sistema de pensiones es uno de los grandes logros del proletariado universal,
el cual consiste en la protección a los trabajadores después de cumplir un determinado tiempo de servicio laboral y de cumplir una edad preestablecida. En algunos
países, el tiempo que un trabajador debe cumplir para ser acreedor a una pensión
está entre 1 100 a 1 400 semanas de servicio, lo que se traduce en una cotización
efectiva a un sistema de pensiones en el tiempo señalado. Pero no basta con cum-
Fundamentos de derecho para psicólogos • 97
plir el número de semanas para ser beneficiario de una pensión por vejez, también
se tiene que cumplir con un segundo requisito relacionado con la edad. La edad
para ser acreedor a la pensión por vejez está entre los 57 y los 63 años. Por lo tanto,
para que una persona pueda acceder a una pensión por vejez tiene que reunir dos
requisitos, haber cotizado un número de semanas y llegar a una determinada edad.
El sistema de pensiones no se limita únicamente a la pensión por vejez, también el derecho laboral regula otro tipo de pensiones tales como la pensión por
invalidez y la de sustitución. En algunos países, cuando un pensionado muere, la
pensión de esta persona le es entregada al cónyuge supérstite y/o a lo hijos menores
de edad o incapacitados permanentes. Esta institución jurídica es conocida como
la sustitución pensional.
Por pensión de invalidez se entiende cuando una persona, estando cotizando
a un sistema de pensiones le ocurre un accidente que la incapacita total o parcialmente para continuar laborando. Cuando ello ocurre, el trabajador tiene derecho a
recibir una pensión total o proporcional a su incapacidad.
El sistema de seguridad social esta ligado a la rama del derecho laboral en la
medida que la protección en salud está íntimamente ligada a la condición productiva de las personas. La mayoría de los estados cuenta con dos sistemas en salud y/o
seguridad social. Uno privado que es pagado en parte por el trabajador y en parte
por los patrones, y otro subsidiado por el Estado y destinado a las personas que
no estén laborando debido a situaciones ligadas al desempleo. El sistema en salud
cubre la asistencia de los afiliados por enfermedades, proporcionando asistencia
médica y farmacológica a los trabajadores. Sin embargo, el sistema de seguridad
social en salud en América Latina es precario e incompleto.
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Rama penal
El derecho penal, como cuerpo normativo, abarca dos grandes áreas, el derecho
penal sustancial y el procesal penal. Los dos hacen parte del derecho público. Sin
embargo, desde el punto de vista académico, el derecho penal abarca, asimismo, no
sólo el cuerpo normativo contemplado en los códigos penales y de procedimiento
penal, sino que también involucra al cuerpo normativo relacionado con la política
criminal del Estado, es decir, la prevención, castigo y corrección de la conducta
criminal. Adicionalmente, el derecho penal, académicamente hablando, exige un
acercamiento a la teoría del crimen y del delincuente.
En consecuencia, el derecho penal está conformado por tres grandes cuerpos:
el conjunto de normas que señalan qué es un delito y el procedimiento para castigar al delincuente, salvaguardando sus derechos y los de su víctima; el estudio del
delito y del delincuente propiamente dicho y, por último, la política criminal del
Estado. Estos dos últimos componentes del derecho penal son estudiados por la
criminología.
98 • Psicología jurídica Iberoamericana
El derecho penal, como el conjunto de normas que definen qué es la conducta
criminal y como se castiga y se defienden los derechos del delincuente, es uno de
los logros más importantes de la humanidad. Antes de la Revolución Francesa el
crimen y su castigo dependían del arbitrio personal de los que detentaban el poder.
El rey señalaba qué era delito y quién delincuente. Sin embargo, a nivel de las provincias, quien definía y castigaba podía ser un miembro de la nobleza o cualquiera
de sus representantes. No existía un cuerpo normativo claro, único y estable. El rey,
o cualquiera de sus representantes, decidía a su arbitrio quien era un delincuente,
que por lo general era una persona que se atrevía a estar en contra de las políticas,
en su gran mayoría déspotas, de la nobleza imperante.
La Revolución Francesa marcó un hito en el reconocimiento de lo que debía ser
considerado un crimen y su castigo. Surge el principio de legalidad, según el cual,
no se castiga una conducta como criminal si no hay una ley previa que así lo defina.
Este principio está contemplado en la máxima latina nullum crimen sine lege, nula
será toda pena sin ley previa que así lo señale (Hernández, 2009).
A pesar de los logros en materia penal desde los momentos históricos de la revolución francesa, el delito y la pena, siguen hoy siendo definidos por aquellos que
detentan el poder (Hernández, 2009). Si bien es cierto hay adelantos sustanciales
en la definición de la conducta criminal y en la forma como se debe castigar, así
como en el reconocimiento de los derechos de los delincuentes y de sus víctimas,
no deja de ser menos cierto que en algunas ocasiones, el arbitrio de la clase dominante, en función de situaciones coyunturales, sigue definiendo cierto tipo de
delitos, su gravedad y la forma como se deben castigar. Ejemplo de ello es lo que se
conoce como terrorismo. Lo que para los Estados Unidos es terrorismo, para cierto
sector del Islam, es una manifestación legítima de lucha en procura de la reivindicación de derechos históricos.
Otro ejemplo de que a pesar de los adelantos de la humanidad en procura de
garantizar los derechos de los inculpados por la comisión de delitos, éstos no se
tienen en cuenta, son las detenciones arbitrarias por parte de las autoridades norteamericanas en su lucha contra el terrorismo. Según organismos internacionales, en la
cárcel de Guantánamo, Cuba, hay cientos de prisioneros, detenidos arbitrariamente,
sin haber sido sometidos a las mínimas garantías procesales. Son detenidos por sospecha de ser terroristas. Pasan años en la cárcel sin ser oídos y derrotados en juicio.
Conducta criminal
Los psicólogos han utilizado indistintamente, para efectos prácticos, y como equivalentes, los términos conducta y comportamiento (Ardila, 1993). Empero, aunque
aparentan ser sinónimos, no lo son (Hernández, 2009).
La conducta es una parte de la actividad general del ser humano, siendo el
comportamiento la generalidad. Todas las conductas, comer, fumar, bailar, etc., le
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Fundamentos de derecho para psicólogos • 99
dan forma al comportamiento (Skinner, 1975). Esta diferencia, entre conducta y
comportamiento, es de especial importancia tratándose de la conducta criminal
en tanto que el sujeto que infringe la norma una sola vez, siendo catalogado como
criminal, no lo sería, si su actividad general no es la de ser un criminal, es decir, si
su comportamiento no es criminal, sino que sólo ha evidenciado una mera y única
conducta delictiva (Hernández, 2009). Sea el caso de una persona que estando
en situación de extrema pobreza y necesidad, hurtó unas medicinas para su hijo
enfermo: aunque su conducta, la de hurto, es criminal, no así su comportamiento,
en tanto que su actividad general no es la de violentar la ley. Así lo entiende el
legislador colombiano al prescribir en dos normas del código penal de este país, la
extrema pobreza relacionada con la conducta punible, como una circunstancia de
menor punibilidad. En efecto, el artículo 56 de dicho código señala que la persona que haya actuado bajo circunstancias de profunda marginalidad, ignorancia o
pobreza, tendrá una punibilidad menor. Lo anterior también es predicable para la
persona que comete un delito bajo circunstancias de la ira e intenso dolor. Si bien
es cierto la conducta es típica, antijurídica y culpable, lo cual hace que quien la
cometió sea castigado, este castigo será atenuado por las circunstancias emocionales. Esta persona cometió una conducta punible, sí, pero no es un criminal. Caso
contrario al de la persona que devenga su sustento a partir de la actividad criminal
como profesión. No solo deriva su sustento de la actividad delictiva, sino que ese es
su modus vivendi (Hernández, 2009).
El termino criminal proviene de la raíz latina crimen, criminis, que traduce delito (Restrepo, 2003). Y crimen, para efectos prácticos, es lo que la ley define como
tal. Sin embargo, como fenómeno social, el crimen, el delito, va más allá. Gómez,
(2004) define al delito de la siguiente manera: “[…] es una conducta que en un
momento histórico dado, en una sociedad determinada, el grupo de personas que
tiene el poder político y real en sus manos considera como contraria a los principios
del sistema de convivencia social” (p. 83).
La ley penal señala como conducta punible, castigable, es decir, conducta criminal, aquella que previamente ha sido catalogada como tal y está expresamente detallada en una norma (principio de la tipicidad); que la conducta lesione o ponga en
peligro bienes jurídicos tutelados (principio de la antijuridicidad) y, por último, que
la referida conducta sea llevada a cabo con dolo, culpa o preterintención (principio
de la culpabilidad). El artículo 9º del Código Penal colombiano lo resume así: “Para
que una conducta sea punible se requiere que sea típica, antijurídica y culpable”
(Arboleda, 2010). (Para profundizar en los principios de tipicidad, antijuridicidad
y culpabilidad, remitimos al lector a Gómez, 2003, Garrido, 1998, Reyes, 1994,
Zaffaroni, 1977, Carrara, 1965, entre otros.
Entre la conducta y el resultado final hay una serie de circunstancias fácticas
que permiten la imputación, es decir, que hacen que la conducta sea castigable. La
conducta, en sí misma, no es castigable, hay que analizarla bajo los condiciones de
100 • Psicología jurídica Iberoamericana
tiempo, modo y lugar en que dicha conducta se desarrolló para determinar si es o
no reprochable y por lo tanto si es susceptible o no de castigo. Lo anterior es lo que
se conoce como la imputación. (Para profundizar en el tema de la imputación ver
a López, 1996 y Reyes, 1996).
Por otro lado, y dentro del mismo marco normativo del derecho penal, está la
denominada Política Criminal, que es la facultad potestativa del Estado para dirigir
y organizar el sistema penal y carcelario, definiendo los procesos criminales dentro
de la sociedad, a partir de la promulgación de normas penales, tales como el Código Penal, donde se tipifican las conductas criminales, el Código de Procedimiento
penal, que regula los rituales para la investigación, acusación y juzgamiento de la
conducta criminal.
Al Estado, en función de la política criminal le compete la integración y manejo
de los organismos de control, prevención y represión de la delincuencia a través de
políticas encaminadas al fortalecimiento de la policía y del sistema judicial y del
sistema penitenciario, así como la resocialización y la red de apoyo al condenado
(interno) y a sus familias, sumado a la atención de las víctimas y a la reparación
integral de ellas, a partir del trabajo interdisciplinario con sociólogos, antropólogos,
psicólogos, psiquiatras, médicos, abogados e investigadores de todas las esferas del
conocimiento social.
Otro de los componentes del derecho penal es la criminología, término que
ha recibido distintas definiciones, desde aproximaciones de orden pragmático,
como la que expone Restrepo (2003), citado por Hernández, (2009) quien señala que es “…la disciplina que estudia el delito” (p. 3), hasta definiciones que
intentan abarcar en toda su extensión el término, en donde se define a la criminología como una ciencia social que estudia la naturaleza, extensión y causas del
crimen; así como la características de los delincuentes y sus organizaciones y de
la prevención del delito. Así mismo, se señala que la criminología se ocupa de
la detención y castigo de los delincuentes; del análisis de la operatividad de las
prisiones y de otras instituciones carcelarias, así como de la rehabilitación de los
delincuentes (Hernández, 2009).
En cuanto a sus objetivos, la criminología intenta determinar las causas, tanto
personales como sociales, de la conducta criminal, así como el desarrollo de principios válidos para el control social del delito.
Dentro de su quehacer, la criminología hace uso de los aportes de otras disciplinas tales como la biología, la psicología, la psiquiatría, la sociología, y la antropología (Garrido, Stangeland y Redondo, 1999). Sin embargo, Restrepo, (2003) conceptúa de la criminología como “la disciplina científica que estudia el fenómeno
social de la desviación (una de cuyas especies es la criminalidad), con el propósito
de comprender su significación, su génesis y dinámica y la relación social del grupo
frente a ella” (p. 4). En ese sentido, y teniendo en cuenta las distintas aproximaciones conceptuales, la criminología no sólo estudia el crimen y la conducta desviada
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Fundamentos de derecho para psicólogos • 101
desde el punto de vista social, sino que involucra una aproximación a las diferentes
formas de abordaje de lo humano: lo biológico, lo psicológico, lo sociológico y lo
cultural (Hernández, 2009).
Dentro de las variables sociológica y cultural, encontramos las formas de regulación, corrección y castigo de la conducta y de lo criminal: el derecho, sin
especificaciones, tales como derecho penal o derecho civil, etc., sino desde el
derecho, como la unidad normativa que regula el comportamiento social de las
personas. Esta aclaración es pertinente en la medida en que no sólo el derecho
penal es punitivo, también lo es el civil cuando ordena pagar costas, daños y perjuicios por comportamientos desviados tales como no cumplir con un contrato,
etc. (Hernández, 2009).
La rama penal del derecho, como conjunto legal, goza de una particularidad
especial en cuanto a la normatividad que la regula. Recuérdese que una de las características de la norma legal es que no es retroactiva, es decir, que la ley se aplica
a partir de su promulgación. Sin embargo, la ley penal obedece al principio de la
favorabilidad según el cual, la ley permisiva o favorable será la aplicada frente a una
menos favorable. En ese sentido, en cuanto si la nueva ley penal favorece al procesado o condenado, se le aplicará ésta. Por ejemplo, una norma penal establece que
determinada conducta es punible, y a partir de esa norma se ha castigado a alguien.
Si hay una nueva norma que derogue la anterior, el sujeto castigado recobrará de
inmediato su libertad, si estuviere privado de ella, y sus antecedentes borrados.
Este principio surge como consecuencia de los adelantos en materias penales y del
respeto a los Derechos Humanos.
Otra característica que identifica la normatividad penal es la que hace relación
al principio de la analogía. En derecho civil, cuando no hay norma que regule un
asunto en particular, se podrá aplicar una norma que regule casos parecidos. Este
principio es desconocido en lo desfavorable en el derecho penal. Por último, del
derecho penal se dice que es la herramienta qué más utilizan los gobiernos y los
gobernantes para defender sus interese particulares.
Rama administrativa del derecho
El derecho administrativo, como cuerpo legal autónomo, tiene sus orígenes en el
derecho francés posrevolucionario cundo se vio la necesidad de regular las relaciones del Estado con los particulares. El poder del Estado no podía ser ilimitado y es
así como nace una jurisdicción especializada en la regulación de las relaciones del
Ejecutivo con los administrados (Rodríguez, 2004).
La administración se comunica a partir de los llamados Actos Administrativos,
que es la forma como la administración expresa su voluntad. El derecho administrativo es, entonces, el conjunto de normas que regulan los Actos Administrativos, los
cuales se tienen que sujetar al imperio de la Constitución y la ley. Dentro del derecho
102 • Psicología jurídica Iberoamericana
administrativo se encuentran, entre otras, las disposiciones para que los particulares
contraten con el Estado, las normas que le permiten al Estado terminar unilateralmente dichos contratos, las leyes propias para el cobro de los impuestos, etc.
Siendo una jurisdicción autónoma, el derecho administrativo tiene sus propios tribunales y su propia “corte suprema”, conocida como Consejo de Estado,
en el caso colombiano, del francés y de otros Estados que acogen regímenes
similares.
RELACIÓN DEL DERECHO CON LA PSICOLOGÍA
El derecho, al igual que la psicología, hace parte de las llamadas ciencias humanas
o ciencias del comportamiento, aunque desde el punto de vista académico, los dos
saberes se encuentren separados. Sin embargo, en la actualidad hay una fuerte tendencia a acercar los dos saberes a partir de la iniciativa de psicólogos y abogados
quienes ven la necesidad de la intervención directa de los primeros en los asuntos
legales.
La tendencia actual dentro del derecho es que la psicología no sólo haga sus
aportes desde la teoría en la explicación de algunos de los fenómenos jurídicos, sino
desde la intervención directa. En ese sentido, la intervención de los psicólogos en
las distintas actividades jurídicas va desde la evaluación y el diagnóstico, hasta la
intervención directa como peritos especializados.
En el mundo del derecho hay toda una serie de instituciones jurídicas cuyo
contenido no puede ser entendido sin la intervención directa de la psicología. Instituciones como la capacidad de las personas en términos cognoscitivos comportamentales, (mentales, como los llama el derecho), la inimputabilidad, el retardo
mental y la voluntad, entre otros.
Uno de los grandes aportes de la psicología ha sido la elaboración de instrumentos válidos y confiables que permiten un acercamiento objetivo al comportamiento
humano. En ese sentido, es la psicología la capacitada para, desde cualquier rama
del derecho, determinar si una persona es o no capaz para asumir responsabilidad
jurídica, a partir de la evaluación y diagnóstico de las habilidades mentales y cognoscitivas de las personas. Asimismo, la psicología cuenta con las herramientas para
determinar la inmadurez psicológica, y si una persona actuó bajo ciertas condiciones emocionales transitorias, tales como la ira o el intenso dolor en los ambientes
jurídico penales. La intervención en este tipo de situaciones hace del psicólogo un
perito experto en la gran mayoría de las ramas del derecho.
Por otro lado, la intervención de la psicología puede ser directa en el apoyo y
asistencia psicológica a víctimas y victimarios, así como a sus familias, en los procesos penales. En el proceso penal propiamente dicho, la intervención del psicólogo
es fundamental para evaluar la veracidad del testimonio, así como en la preparación
Fundamentos de derecho para psicólogos • 103
de testigos, de tal manera que puedan controlar sus emociones en situaciones críticas del interrogatorio.
En la política criminal del Estado, la intervención del psicólogo como asesor
experto en la modificación del comportamiento, en la educación y resocialización
de las personas infractoras de la ley penal resulta de capital importancia. Asimismo,
son importantes los aportes de la psicología en la descripción y explicación de la
conducta criminal, y por ende en su control.
No se pretende agotar, en estas pocas líneas, la importancia de la intervención
directa de la psicología en los quehaceres jurídicos, lo que se quiere es una breve
exposición tendiente a hacer conciente la necesidad de un trabajo interdisciplinario
en procura de una sociedad más justa, más equitativa, menos violenta, tal como la
soñaron quienes se esforzaron por hacer del derecho y de la psicología dos campos
de conocimiento y práctica por un mundo mejor.
NOTA
© Editorial El Manual Moderno Fotocopiar sin autorización es un delito.
1 Este capítulo es una versión ampliada y revisada del capítulo publicado por Hernández G.; (2008) en el
libro virtual “Psicología jurídica, perspectiva latinoamericana”.
104 • Psicología jurídica Iberoamericana
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5
Derechos Humanos y
Psicología Jurídica
© Editorial El Manual Moderno Fotocopiar sin autorización es un delito.
Miryam Rivas
Luis Lugo
Ángela Espósito
El tema de los Derechos Humanos, ha sido de poco interés para los estudiosos de la
psicología jurídica, básicamente, ésta ha centrado sus trabajos en áreas tales como: los
testigos y las testimoniales (variables relacionadas, la verdad, la mentira y la falsedad);
conciliación y mediación; la conducta delictiva: tipos, comportamientos criminales,
perfiles criminales, crimen organizado, dimensiones y alcances de la conducta delictiva; evaluaciones forense; alcances de determinadas leyes; la víctima: características,
tipos, variables asociadas, programas de atención; desenvolvimiento de los actores
en la sala del tribunal: abogados, jueces, fiscales, jurados; ruedas de reconocimiento;
técnicas para interrogar; el comportamiento no verbal; el abuso sexual infantil; el
testimonio infantil; la violencia doméstica; entre otros temas.
Desde hace pocos años, 8 o 10, aproximadamente, los psicólogos sociales han
realizado investigaciones en comunidades tratando de detectar la visión y el conocimiento que sobre los Derechos Humanos tienen algunas comunidades; otras
investigaciones han estado dirigidas a aspectos éticos, psicología y Derechos Humanos; pero hasta los actuales momentos existen pocos trabajos de los estudiosos
de la psicología jurídica dedicado al tema; entre los pocos se pueden citar los abordajes de Fernando Díaz Colorado (2008), sobre los crímenes cometidos contra
ciudadanos, por grupos armados ilegales, paramilitares y guerrillas, que operan en
Colombia, realizando masacres y ejecuciones indiscriminadas, contra numerosos
pobladores de las zonas por donde se desplazan; igualmente, el autor, destaca el
terrorismo y la violencia que siembran a su paso, los guerrilleros y los paramilitares
colombianos; resalta, unas de las conculcaciones de derechos más graves, que realizan estas pandillas del terror: El asesinato, el secuestro y la privación de libertad
105
106 • Psicología jurídica Iberoamericana
de miles de ciudadanos, muchos de los cuales, tienen más de 10 años retenidos, en
condiciones infrahumanas.
Otro de los trabajos a citar, es el de Galván Castañeda (2006), quien con fundamento en la psicología social jurídica, aborda el tema de los Derechos Humanos de reclusos penitenciarios de México. En su trabajo el autor hace referencia a
los efectos que sobre el comportamiento humano produce la institucionalización
y a continuación, denota las precarias condiciones ambientales, higiénicas, de seguridad, de salud, de alimentación y de trato cruel a que se ven sometidos estos
individuos. Resalta el cuadro inhumano que padecen quienes, por alguna razón o
motivo, permanecen en estos centros de reclusión, sometidos segundo a segundo a
constante violación de sus Derechos Humanos; las prisiones, ambientes, donde no
llega la mínima luz de los Derechos Humanos, donde los hombres han olvidado
que existen derechos universales fundamentales y donde pareciera que los Derechos Humanos no tienen ninguna posibilidad de ganar lucha alguna.
Ahora bien, el objetivo de este trabajo, es el de hacer un llamado de interés a
quienes se dedican al campo de la psicología jurídica, para que este importante
tema de los Derechos Humanos, sea objeto de mayor atención, dado el amplio
campo sobre el cual inciden: bioética, procreación, maternidad, genética, trasplantes, experimentación, medicina, cirugías, ambiente (prisiones, hospitales, ecología,
minería, otros), trabajo y derecho a la salud, derecho de morir, ecosistemas, abuso
de poder y de Estado, condiciones estructurales y género; entre otros.
Para desarrollar el artículo, en primer lugar se hace referencia al concepto de
Derechos Humanos y se establece su diferencia con los llamados derechos constitucionales, que en algunos casos tienden a confundirse.
Luego se presenta de manera resumida la historia y evolución de la lucha por
los Derechos Humanos y como se clasifican los mismos, por generación. A continuación, se presentan algunos trabajos sobre Derechos Humanos y psicología.
Finaliza el artículo con propuestas de trabajo sobre Derechos Humanos para los
estudiosos de la psicología jurídica, para ofrecer una visión bio-psico-socio-jurídica.
CONCEPTO DE DERECHOS HUMANOS
De manera general se puede decir que los Derechos Humanos constituyen el conjunto de libertades, potestades o facultades relativos a toda persona, por el simple
hecho de su condición humana, tienen como objetivo fundamental garantizarle a
todos los individuos una vida digna. Los Derechos Humanos son independientes
de factores como estatus, sexo, etnia, religión, nacionalidad o tendencia política.
Otra forma de definir los Derechos Humanos, es atendiendo a una relación
integrada entre la persona y la sociedad, bajo la forma del establecimiento de condiciones favorables que permitan a los individuos ser personas, que logren su pleno
desarrollo como seres humanos para interactuar o relacionarse con los otros, bajo
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Derechos Humanos y Psicología Jurídica • 107
una relación de igualdad y de respeto. Es un consenso aceptado considerar los
Derechos Humanos como elementos inherentes a la persona, de carácter universal
(para todos los individuos), irrevocables, inalienables, intransmisibles, igualitarios
e irrenunciables, son facultades y exigencias de igualdad, libertad y dignidad, que
deben ser reconocidas jurídicamente a nivel nacional e internacional.
Los Derechos Humanos son inherentes al ser humano, ya que es esa misma
condición la que garantiza el nacimiento de los Derechos Humanos con todas las
atribuciones correspondientes; son de carácter universal, porque son para todos
los individuos sin distingo de sexo, raza, edad, etnia, nacionalidad, profesión, clase
social, religión o credo político; son irrevocables, por cuanto bajo ningún concepto
pueden ser anulados; son inalienables, porque de manera absoluta y permanente,
bajo ninguna circunstancia pueden cederse o traspasarse por acuerdo legal o por
convención; son intransmisibles, ya que no se pueden transferir bajo ningún caracter, ni total ni parcial ni temporal o permanentemente; son irrenunciables, ya que
bajo ningún criterio se puede renunciar a ellos, los Derechos Humanos se poseen
durante toda la vida, nacen con el alumbramiento y acaban con la muerte física de
la persona; finalmente son igualitarios, porque son derechos en la misma medida y
proporción para todos, no existen diferencias.
Cuando se habla de Derechos Humanos, temas tales como la discriminación
por razones de género, superioridad de clases, clases sociales, segregación de razas,
pueblos, grupos, etnias o religión resultan incompatibles con ellos.
El Diccionario Jurídico Opus, indica que los Derechos Humanos se refieren “…a la
transgresión supuesta o real del respeto que el hombre merece como individuo, como
ciudadano y como integrante de la comunidad universal”. En esta definición se reconoce que los Derechos Humanos son condiciones consustanciadas con toda persona, que
nacen y se mantienen por el solo hecho o condición de ser humano, que son propios de
todos las personas y que por ser inherentes a la condición humana, son irrenunciables,
intransmisibles, irrevocables y exentos de cualquier tipo de transacción (compra o venta) y que por estar consustanciados con la persona, nacen y mueren con ella.
Según la concepción iusnaturalista (derecho natural) los Derechos Humanos
son además atemporales e independientes de los contextos sociales e históricos, se
sobreimponen a cualquier momento y aspecto socio histórico.
Legalmente, los Derechos Humanos se reconocen en el derecho interno de numerosos Estados y en tratados internacionales, al ser reconocidos dentro de las legislaciones internas asumen rangos constitucionales y al estar respaldados por tratados
internacionales, los países signatarios se ven obligados a velar por ellos, no sólo en sus
respectivos territorios sino además a ser vigilantes de su cumplimiento en otros países.
Además, para muchos, la doctrina de los Derechos Humanos se extiende más
allá del derecho para conformar una base ética y moral que debe actuar como el
fundamento de la regulación del orden geopolítico contemporáneo, siendo de obligatorio cumplimiento y respeto por todos los países del mundo.
108 • Psicología jurídica Iberoamericana
DIFERENCIAS ENTRE DERECHOS HUMANOS Y
DERECHOS CONSTITUCIONALES
Hay que diferenciar los Derechos Humanos de los derechos constitucionales de los
ciudadanos; los Derechos Humanos son potestades o facultades consustanciados
con la condición humana mientras que los derechos constitucionales son aquellos
derechos que están vinculados con la dignidad humana, que se consideran esenciales dentro de un sistema político y que están garantizados con rango constitucional,
es decir en la Carta Magna de cada país.
Los derechos constitucionales son aquellos que dentro del ordenamiento
jurídico de un país disfrutan de un estatus especial en cuanto a garantías de
tutela o protección, de reforma y modificación; y que al estar vinculados con la
dignidad humana y al ser considerados como esenciales y gozar de protección
prioritaria y especial, coinciden con muchas potestades vinculadas con los Derechos Humanos, son ejemplo, la vida, la libertad, el libre tránsito, derecho a la
defensa, entre otros.
Dentro de los derechos constitucionales podemos citar; derecho a un nombre,
a la alimentación, a vivienda, a la salud, a la propiedad, al trabajo, a la asociación,
otros.
Los defensores de las teorías iusnaturalistas consideran que la existencia de
los Derechos Humanos es independiente de su reconocimiento como derechos
constitucionales; otros autores, entre ellos Francisco Laporta, sostienen que
existe un conjunto de Derechos Humanos básicos de los cuales se derivan los
derechos constitucionales; y los defensores de las teorías dualistas del derecho
sostienen que los conceptos de Derechos Humanos y de derechos constitucionales son equivalentes.
Pero independientemente, de la posición teórica asumida, lo que sí está claro
es que hablar de Derechos Humanos es hablar del reconocimiento de facultades
o potestades que se reconocen a todos por igual, independientemente de su ciudadanía, sexo, condición, raza, credo político o religioso; lo cual no ocurre con los
derechos constitucionales, ya que algunas facultades o potestades sólo se reconocen
para los nacionales, v.g., el derecho a ocupar ciertos cargos políticos o el derecho al
voto, es más, muchos derechos reconocidos en las constituciones de cada país no
son extensibles a todos sus nacionales, es el caso, del derecho al voto, el cual solo
lo pueden ejercer, según las leyes venezolanas, los nacionales mayores de 18 años;
otros derechos constitucionales son extensibles a todos los habitantes, independientemente de ser nacional o no, son ejemplos: el derecho al debido proceso, el
derecho al libre tránsito.
Otro aspecto que debe quedar claro es la fuerza jurídica trascendente que tienen los Derechos Humanos, esta virtud es tan poderosa que se integra no sólo a las
constituciones sino al ordenamiento jurídico general de los distintos países.
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Derechos Humanos y Psicología Jurídica • 109
Tal es el poderío de los Derechos Humanos que genera repercusiones a nivel
internacional promoviendo los llamados tratados internacionales y la creación de
órganos jurisdiccionales con carácter internacional, que tienen como objetivo su
defensa, vigilancia, garantía y promoción.
El impacto de los Derechos Humanos es de tal magnitud, que no sólo el mundo
jurídico sino el mundo de la iglesia lo ha tomado como tema de discusión, sirva
como ejemplo el siguiente comentario del Concilio Vaticano Segundo, en relación
a la violación de los Derechos Humanos: “…Estos atentados son en sí mismos infamantes, deshonran más a sus autores que a sus víctimas y son totalmente contrarios
al honor debido al creador”.
Los derechos constitucionales son producto de la cultura y de la lucha para
establecer un orden donde el hombre sea considerado y respetado como tal, se
expresan estos derechos en la Constitución o Carta Magna de cada país, donde
además, se recogen normas fundamentales con el objeto de sujetar el poder del
Estado a través de normas preestablecidas. Las constituciones son el conjunto de
líneas programáticas, que le permiten a los ciudadanos conocer y examinar la estructura legal del Estado; sus órganos, sus competencias y limitaciones; la relación
entre gobernantes y gobernados; los derechos y los deberes de cada ciudadano “…
para facilitar la convivencia pacífica a la vez armónica de los hombres mediante
relaciones entre el poder y aquellos que le dieron tales facultades, basados siempre
en las ideas que persigue toda sociedad, la justicia y el derecho” (Opus, 2001).
Para Pérez Luño, los Derechos Humanos son “un conjunto de facultades e instituciones que, en cada momento histórico, concretan las exigencias de la dignidad,
la libertad y la igualdad humanas, las cuales deben ser reconocidas positivamente
por los ordenamientos jurídicos a nivel nacional e internacional” (2005, p. 46).
Dentro de los instrumentos jurídicos más importantes, en materia de defensa
de Derechos Humanos, se pueden citar: La Declaración Universal de Derechos
Humanos; el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales;
el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos; el Protocolo facultativo del
pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, la Proclamación de Teherán;
la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre; la Convención
Americana sobre los Derechos Humanos o Pacto de San José y dentro de los órganos internacionales más resaltantes, encargados de la defensa de los Derechos
Humanos están la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, la Corte Interamericana de Derechos Humanos, el Comité Internacional de la Cruz Roja,
Amnistía Internacional, el Consejo de Derechos Humanos, la Convención Europea
de Derechos Humanos, la Corte Internacional de Justicia, entre otros.
110 • Psicología jurídica Iberoamericana
EVOLUCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS
Los Derechos Humanos no aparecen con las revoluciones, por el contrario siempre
han existido, ya que son inherentes al ser humano, constituyen la esencia del mismo; para lograr este reconocimiento se ha dado una larga lucha a lo largo de la historia, como ejemplo de su reconocimiento en tiempos remotos se citan los escritos
de la Biblia y como defensores al rey Hammurabì en la antigua Babilonia, a Platón
en la antigua Grecia (opositor acérrimo del esclavismo) y en la Edad Media, San
Agustín y Santo Tomás de Aquino; todos con sus escritos y actuaciones han dado fe
de que siempre se ha buscado la dignificación del ser humano.
Con fines de informar la evolución histórica de los Derechos Humanos, se ha
tomado como punto de referencia el desarrollo que sobre el mismo tema aborda
el Diplomado Internacional en Derechos Humanos de las Naciones Unidas, donde
se habla de 5 etapas: Edad Antigua, Edad Media, siglos XVI, XVII y XVIII, siglo
XIX y siglo XX.
Los Derechos Humanos en la Edad Antigua
En la Edad Antigua el concepto de personalidad y por consiguiente de los derechos
inherentes al ser humano, eran desconocidos. La concepción predominante era el
pensamiento mágico-religioso, por tanto la noción de libertad del hombre se veía
afectada por tal postura, para esa época el concepto de libertad se veía teñido por
visos de autoritarismo, se consideraba que la libertad era dada por los dioses a través de algunos hombres, para el resto de los hombres, sin posibilidad de diálogo.
La confusión existente entre lo humano y lo divino, lo sacro y lo profano impidió
la autonomía individual y por ende una concepción profunda y operativa de la
libertad personal.
En esa época el poder político y el poder religioso venían a ser una misma cosa
y debido al pensamiento mágico-religioso, se concebía la existencia del hombre
como esencialmente política o comunitaria, por lo que la comunidad se imponía
sobre el individuo, a través de fuerte presión social y de estrictos controles prohibitivos y sancionadores.
No obstante, se puede afirmar que algunos datos permiten afirmar el comienzo, aún en grado muy incipiente, del reconocimiento de la dignidad de la persona
humana: el prefacio del Código de Hammurabi indica que los dioses dan poder
especial a un dios particular, para “… establecer justicia en la tierra, para destruir
lo ilegítimo y los males y para contener al poderoso en su opresión del débil…”
(ONU, 2009, p. 15).
Al respecto, el filósofo chino contemporáneo Chun-Shu, señala que “… la idea
de los Derechos Humanos se desarrolló muy pronto en China, y desde muy temprano se estableció el derecho del pueblo a rebelarse contra los emperadores tirá-
Derechos Humanos y Psicología Jurídica • 111
nicos…” y para confirmar tal aserto, sirvan los comentarios de Mencio (372-289
a. de C.), discípulo de Confucio, quien afirmaba que un gobierno tenía que actuar
por la voluntad del pueblo, sostenía que “… El pueblo es de primera importancia.
El Estado es de menor importancia. El Soberano es el de menor importancia...”
(ONU, 2009, p. 16).
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Derechos Humanos en la Edad Media
A partir de la Edad Media se encuentran los primeros antecedentes claros sobre
Derechos Humanos, en esta época, aunque de forma fragmentaria y con significación controvertida, aparecen recogidos en los llamados Fueros (normas jurídicas
que regulaban la adquisición y garantías de los derechos de los nobles), una serie
de derechos que pueden ser considerados antecedentes de los derechos fundamentales. Estos Fueros o textos jurídico-normativos-medievales, surgen como
consecuencia del paso del régimen feudal al régimen estamental y son concesiones que logran los nobles para limitar el poder real sobre ellos; recogen derechos
pactados entre el soberano, los nobles y los hombres libres (la masa de los súbditos no tenía defensa jurídica frente al soberano); constituyen una garantía y un
límite frente al poder real sobre una serie de derechos reconocidos; son la base
para el desarrollo de nuevos derechos extensivos a la mayor parte de la población.
p.e. Prohibición de arrestos arbitrarios, la posibilidad de ejercitar el Contrafuero
contra las disposiciones del rey o monarca que violasen las franquicias del pueblo;
constituyen un antecedente del moderno constitucionalismo; tienen por objeto
la “escrituralidad” y publicidad de garantías de derechos individuales, frente al
sistema absolutista de órdenes secretas e instituciones de reserva real; de alguna
manera, enuncian los futuros derechos colectivos, al reconocer la libertad de actuación y decisión de entes sociales como la iglesia (el monarca reconoce no tener
poder sobre la iglesia) y finalmente, los Fueros son textos jurídicos medievales
comunes a todo el territorio europeo.
En España encontramos, entre otros textos: el Pacto convenido en las Cortes de
León entre Alfonso IX y su reino (1118), el Privilegio General de Aragón, otorgado
por Pedro III en las Primeras Cortes de Zaragoza (1823), los Privilegios de la Unión
Aragonesa (1286), el Acuerdo de las Cortes de Burgos (1301), el Acuerdo de las
Cortes de Valladolid (1322), el Fuero de Vizcaya (1452) y las Partidas de Alfonso
X “El Sabio” (1256-1265).
En Francia encontramos: la Gran Carta de Saint Gaudens (1203); en Italia el
Cuarto Consejo Laterano (1215); en Inglaterra la Carta Magna (1215); en Hungría
la Bula de Oro (1222) y en Suecia los Capítulos del rey de las Leyes de los Condados Suecos, del rey Magnus IV (1360).
112 • Psicología jurídica Iberoamericana
Derechos Humanos y siglos XVI, XVII y XVIII
Según los historiadores y filósofos del derecho, estudiosos del tema de los Derechos
Humanos, existen tres modelos históricos que explican la aparición de estos derechos a partir del siglo XVII, son ellos:
•
El modelo inglés.
•
El modelo francés.
•
El modelo de las colonias inglesas de América del Norte.
Todos estos modelos se caracterizan porque dan paso al Estado Moderno, transitando desde un proceso que limita la actividad coactiva y represora, hasta terminar con los estamentos medievales y el poder eclesial.
En el caso de Inglaterra y Francia, ambos procesos se diferencian en que mientras el proceso en Inglaterra se caracteriza por una evolución gradual y continuista,
donde el poder se centra en el Parlamento y se expresa en el Common Law, el
proceso en Francia implica una revolución violenta y rupturista, que propone una
división de poderes, una constitución escrita y una declaración solemne de derechos del hombre. El modelo de las colonias inglesas de América del Norte, tiene
influencia del iusnaturalismo racionalista y del humanitarismo laico y al igual que
el modelo inglés, tiene un marcado carácter etnocéntrico a diferencia del modelo
francés, que tiene un carácter universalista.
No obstante, el liberalismo económico y el individualismo, comunes a todos los
modelos, pronto generaron desigualdades crecientes en la sociedad, p.e. En las colonias inglesas de América del Norte, los indios y negros no estaban amparados por
las declaraciones de derechos naturales de los “nacidos ingleses”, lo cual condujo
a la imposición de tales derechos acudiendo a la violencia y a la coacción armada
sobre quienes resultaban desfavorecidos (indios y negros).
Bajo estas circunstancias, surge en este mismo período, un cuarto modelo histórico de aparición de los Derechos Humanos, proveniente de la legislación indiana
(siglos XVI y XVII), la cual es el resultado de las críticas de la Escuela de Salamanca al poder imperial y papal por el modo de colonizar y evangelizar América. Esta
escuela, con Francisco de Vitoria (considerado el padre del derecho internacional),
a la cabeza, concibe una relación armónica de todo el mundo regido por el derecho a la comunicación, al tiempo que delimita las condiciones para ir a la guerra,
considerándola como último acto de justicia punitiva y como reacción defensiva.
Francisco de Vitoria junto con Fray Bartolomé de Las Casas y el jesuita Antonio
Vieira (ambos considerados precursores de los Derechos Humanos), son defensores de los derechos de los negros e indios en ultramar. Fray Bartolomé de Las Casas,
planteó que los indígenas tenían uso de razón y que como criaturas racionales eran
Derechos Humanos y Psicología Jurídica • 113
seres humanos, por lo cual, estaban amparados por el derecho natural y eran titulares de los derechos a la libertad y a nombrar sus autoridades.
Hay quienes indican que el fraile Bartolomé de Las Casas, en su obra De Regia
Potestate, enuncia algunos de los derechos y garantías característicos de los derechos
de primera, segunda y tercera generación de los Derechos Humanos.
Las declaraciones de Derechos Humanos del siglo XIX
Durante el siglo XIX se producen una serie de declaraciones de derechos que se
caracterizan por estar vinculadas a una ideología constitucional de signo liberal y
por seguir la línea marcada por la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789; entre las principales declaraciones del siglo XIX pueden citarse:
La Constitución Francesa de 1848, la Constitución de Cádiz de 1812, la Constitución de la Monarquía Española (de 1837, de 1856 y de 1876), la Constitución
Española de 23 de mayo de 1845, la Constitución de la Nación Española de 1 de
Junio de 1869.
Las declaraciones de este siglo, destacan los siguientes elementos: comienzan a
abandonar el sustrato filosófico para iniciar una línea de especificación de derechos
(proceso de positivación constitucional de los derechos); los Derechos Humanos
ya no son referidos a todos los hombres en general, sino a los ciudadanos de un determinado país (proceso de subjetivización); se empiezan a especificar garantías de
los derechos (proceso de positivación de las garantías); se comienzan a ampliar los
concretos derechos reconocidos (proceso de expansión de los derechos).
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Las declaraciones de Derechos Humanos en el siglo XX
Estas declaraciones son el resultado tanto de la evolución interna de los Estados,
como de las transformaciones en las relaciones internacionales.
Todas se caracterizan por los siguientes aspectos:
1. Están vinculadas en su surgimiento, evolución y contenido con las transformaciones
sociales, culturales, políticas, jurídicas que tienen lugar a lo largo del presente siglo
(independencia de antiguas colonias, surgimiento de empresas multinacionales y
transnacionales, entre otros).
2. Son consecuencia, tanto de la evolución interna de los Estados, como de las transformaciones en las relaciones internacionales.
3. Como consecuencia de las guerras mundiales y de su incidencia sobre el reconocimiento y las garantías de todos los Derechos Humanos, por primera vez se habla de
114 • Psicología jurídica Iberoamericana
la paz, el derecho al medio ambiente sano, el derecho al desarrollo como valores a
proteger internacionalmente.
4. Desarrollan las líneas de evolución iniciadas en los siglos anteriores, principalmente
a través de la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano (Preámbulo
de las constituciones francesas de 1946 y 1958) y la Declaración Universal de Derechos Humanos.
5. Consagran constitucional e internacionalmente el reconocimiento de los derechos
económicos sociales y culturales y comienzan a propugnar por el reconocimiento
de los derechos de la tercera generación.
6. Se acentúa el proceso de expansión de los Derechos Humanos, propendiendo a una
progresiva universalización.
7. Se profundiza el proceso de expansión de las garantías de los Derechos Humanos,
dándole un carácter internacional a las garantías de los Derechos Humanos. Lo cual
supone: Protección internacional (universal y regional) de los Derechos Humanos;
creación de organismos internacionales (universales y regionales) con la finalidad
específica de protección de los derechos; creación y aumento del número de organizaciones internacionales no gubernamentales con la finalidad de protección de
los Derechos Humanos.
8. Surgimiento de nuevas categorías de Derechos Humanos (como es el caso de los
llamados Derechos Humanos en situación).
9. Aparición de nuevos Derechos Humanos derivados de otros derechos ya consagrados y de carácter más genérico, p.e. el derecho a la objeción de conciencia en cuanto
que concreción del derecho a la libertad de conciencia.
10. Surgimiento de nuevos Derechos Humanos, aún parcialmente reconocidos en
las declaraciones, entre ellos, el hecho de considerar a los pueblos e incluso a la
humanidad como sujeto de los Derechos Humanos (derechos de tercera generación).
Las declaraciones producidas durante el presente siglo se pueden clasificar en
cuatro bloques: las declaraciones internacionales de Derechos Humanos (universales y regionales), las declaraciones provenientes de organizaciones religiosas, las
declaraciones de organizaciones no gubernamentales y las declaraciones constitucionales.
Otra forma de conocer la evolución de los Derechos Humanos a lo largo de la
historia, es la de agruparlos de acuerdo con la generación, de esta manera, se habla
de tres tipos de generación de Derechos Humanos:
Derechos Humanos y Psicología Jurídica • 115
1. Los derechos de primera generación son los derechos civiles y políticos, vinculados
con el principio de libertad, son considerados derechos de defensa que exigen de
los poderes públicos su inhibición y no injerencia en la esfera privada (derecho a
la vida; derecho a la igualdad; derecho a la libertad; respeto a la integridad, física,
psíquica y moral; derecho a libre asociación política, derecho a elegir y ser elegido,
entre otros). Surgen con la revolución francesa como rebelión contra el absolutismo del monarca.
2. Los derechos de segunda generación son los derechos económicos, sociales y culturales, los cuales están vinculados con el principio de igualdad; se exigen a los
Estados que implementen acciones, programas y estrategias (con respaldo constitucional y jurídico), que permitan a las personas disfrutar y acceder a esos derechos.
Durante esta etapa, el Estado de Derecho pasa a una etapa superior o de Estado
Social de Derecho. Dentro de estos derechos se cuentan: el derecho a la educación,
el derecho a la seguridad social y a obtener la satisfacción de los derechos económicos, sociales y culturales, derecho al trabajo en condiciones equitativas y satisfactorias, derecho a la libertad sindical, derecho a la alimentación y a un nivel de vida
adecuado, derecho a la vivienda, derecho a la asistencia médica, derecho al vestido
y servicios sociales necesarios, derecho a la propiedad, entre otros. Surgen a finales
del siglo XIX y a comienzos del siglo XXI.
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3. Los derechos de tercera generación están relacionados con el derecho a la solidaridad y el empeño de que su alcance sea universal y por tanto, de incidencia en la
vida de todos; para lograr estos objetivos se requiere de esfuerzos y cooperación
mundiales. Se incluyen derechos como: el derecho a la paz, a la calidad de vida,
las garantías frente a la manipulación genética (se discute si formaría parte de una
cuarta generación de Derechos Humanos), a la libre determinación de los pueblos,
derecho a un ambiente sano, entre otros. Surgen durante los años ochenta del siglo
pasado.
4. Hay quienes hablan de una cuarta generación de derechos, entre ellos: Vallespín Pérez, (2002), Pérez Luño (2006), Morello (1998), Bustamante Donas
(2007), Matcher (sf.). Estos autores proponen que algunos derechos de la tercera
generación deben ser incluidos en la cuarta generación, caso de: el derecho al medio ambiente o aspectos relacionados con la bioética. Bustamante Donas, J. señala
que la cuarta generación viene dada por los Derechos Humanos en relación con las
nuevas tecnologías; incluyen: el uso de los avances de las ciencias y la tecnología;
la solución de los problemas alimenticios, demográficos, educativos y ecológicos;
el derecho a un ambiente sano, idóneo; los derechos del consumidor, el derecho al
libre desarrollo de la personalidad y el desarrollo que permita una vida digna.
Gallardo, acepta sin discusión, la existencia de la primera a la tercera generación y la propuesta de cuarta generación de derechos, pero propone y defiende la
existencia de cinco generaciones de Derechos Humanos, identificando la quinta
116 • Psicología jurídica Iberoamericana
generación, con las reivindicaciones de diferentes grupos sociales, entre ellos: los
derechos económicos, sociales y culturales reclamados por la burguesía; las luchas
de los movimientos obreros y antiesclavistas; los derechos de los pueblos y sectores
diferentes (las luchas de descolonización, movimientos indigenistas, feministas y de
homosexuales, los grupos cocaleros, entre otros); los derechos ambientales, como
salvaguarda de los derechos de futuras generaciones; los derechos al control del
cuerpo y la organización genética de uno mismo en oposición al tráfico mercantilista o comercial de la vida.
De esta manera, muy resumidamente, se ha recorrido la lucha, evolución y
estado actual de los Derechos Humanos, bien atendiendo a momentos históricos
o bien tomando como base la generación (surgimiento y agrupación de derecos
afines) de Derechos Humanos.
DERECHOS HUMANOS Y PSICOLOGÍA
Es conveniente citar nuevamente el artículo de Galván Castañeda, intitulado “Psicología Social Jurídica, Derechos Humanos Radicales y Seguridad Pública -Un
Desafío a los Fundamentos de la Ley y el Orden Penitenciario”-, en este trabajo el autor realiza una aproximación psico-socio-jurídica de la forma en que son
violentados los Derechos Humanos de los prisioneros, con la excusa de una falsa
ideología de la readaptación social que se le atribuye a las cárceles.
El autor toma los planteamientos de Goffman, para enfatizar los efectos negativos de la prisión como institución total: aglomeración de seres humanos que conviven en espacios pequeños y cerrados, todos en igual situación, aislados de la sociedad,
compartiendo bajo encierro una rutina diaria administrada formalmente; tomando
esta óptica, Galván Castañeda, resalta los desastrosos efectos de la prisión sobre “el
yo” de los reclusos y los nefastos efectos de la institucionalización sobre las relaciones
sociales, las cuales ya estaban afectadas antes de convertirse en interno. Con estas
condiciones, afirma, está claro, que los Derechos Humanos de los reclusos son violentados, por ello propone una solución desde la perspectiva de la psicología social
jurídica.
Galván Castañeda, define a la psicología social jurídica como un campo interdisciplinario entre la psicología social (el ser social) y el derecho (el deber ser), que
se encarga de la observación del conflicto entre el sujeto (individuo, grupo) y las
normas jurídicas creadas por el Estado que regulan su comportamiento, siempre
mediada por la relación del sujeto con el otro sujeto (individuo, grupo) encargado
de ejercer control jurídico, cuyo objeto de estudio es la interacción sociojurídica;
tomando como base esta óptica plantea que los internos como todo ser humano,
independientemente de su comportamiento en sociedad, tienen derechos que son
violentados por el Estado y que, aun en esta situación de encierro, tienen el derecho
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Derechos Humanos y Psicología Jurídica • 117
a la satisfacción de sus necesidades humanas entendidas como necesidades sociales,
entre ellas: el derecho a una libertad humanizante, el derecho a no ser analizado
y tratado intraindividualmente, el derecho al tiempo libre, el derecho a no ser sometido a procesos alienantes, el derecho a una educación en moral y en Derechos
Humanos, el derecho a no ser privado de su libertad sexual, el derecho a estar bien
alimentado y el derecho a no ser castigado corporalmente.
Otro artículo a citar es el de Martínez Salceda, “Psicología y Derechos Humanos en América Latina” allí se destaca el rol de los psicólogos desde finales de los
sesenta en Brasil, y durante los años setenta y ochenta en otros países latinoamericanos, afectados por golpes militares y la instalación de dictaduras sangrientas,
lo cual puede denominarse, según la autora como Terrorismo de Estado. Señala la
autora, que “… ante el padecimiento de miles de víctimas, ya sea por la represión
directa hacia ellos o…” hacia los familiares de las víctimas, las teorías conocidas no
fueron suficientes “… para dar cuenta de esta realidad…” por lo cual hubo que recurrir a múltiples concepciones teóricas y diversidad de técnicas para comprender
la complejidad del fenómeno que se producía a nivel individual, familiar y social, a
ello se sumó el cuestionamiento del término Salud Mental, con el objeto de poder
abarcar en su plena dimensión el padecimiento psíquico de las personas afectadas.
En el caso de Argentina, los trabajadores de la salud, crean el Tribunal Ético
de la Salud contra la Impunidad, en respuesta a quienes violando la ética de su
profesión colaboraron con el estado dictatorial, poniendo a su servicio sus conocimientos para lograr la dominación y el terror del pueblo. De esta manera, y como
consecuencia del terrorismo de Estado, surge un nuevo ámbito de aplicación de
la psicología, el de la Salud Mental y los Derechos Humanos. Se profundizan los
trabajos y como consecuencia se crea la Red de Documentación, Docencia e Investigación a nivel internacional, con el objetivo de recopilar toda la producción
teórica y bibliográfica para promover investigaciones, formar docentes para instruir
a los profesionales dedicados al tema y para promover acciones de solidaridad con
los pueblos afectados o cuando las circunstancias lo requieran.
Indica la autora, que otros puntos a destacar en esta tarea es el hecho de que
los psicólogos argentinos, al iniciarse la transición democrática lograron incluir la
atención psicológica de las víctimas de la represión en los programas de gobierno
y la creación de la cátedra universitaria en este tema, Psicología, Ética y Derechos
Humanos, en la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires.
Martínez Salceda concluye el artículo señalando que el esfuerzo de los profesionales de la salud “… por dar una respuesta profesional y solidaria a la realidad
que vivían muchas veces les costó persecución, cárcel y hasta la muerte …” ya que
hay que resaltar la labor de esos valientes profesionales, en cuanto a “… sus valiosos aportes teóricos, sus conceptualizaciones e investigaciones, su experiencia….”
puesto que los mismos no sólo contribuyeron al avance de la psicología sino a la
lucha contra el totalitarismo.
118 • Psicología jurídica Iberoamericana
El trabajo de campo, realizado por Psicólogos sin Fronteras, también constituye
un aporte de avanzada de la psicología en el campo de los Derechos Humanos, su
coordinador José Guillermo Fouce, ofreció una conferencia en Madrid, España,
sobre “Psicología y Derechos Humanos” en la Facultad de Psicología el 3 de diciembre de 2008. En esa conferencia, Fouce destacó la labor de intervención en
situaciones de emergencia, la promoción del voluntariado, la formación y la sensibilización social y la cooperación al desarrollo de Psicólogos sin Fronteras.
Describió la participación de Psicólogos sin Fronteras en situaciones de emergencia, como el atentado terrorista del 11 de marzo de 2004 en Madrid; en el programa de exhumación de cadáveres de víctimas del franquismo, en iniciativas de
recuperación de la memoria y duelo personal; las actividades de acompañamiento
y mediación intercultural; en la atención individualizada en situaciones de duelo
y la cooperación internacional en situaciones de desastres, catástrofes, atentados o
abusos de poder.
No obstante, señaló que en algunos casos las actuaciones se han visto afectadas
por la falta de preparación para las nuevas situaciones o por las dificultades del
voluntario para adaptarse al lugar de destino, por lo cual, Psicólogos sin Fronteras
desarrolla de manera constante planes para controlar y preparar al voluntariado y
así poder cubrir las demandas.
Otro ejemplo de la incursión de la psicología en el campo de los Derechos
Humanos, es el trabajo de Díaz Gómez, (2006).
El autor, plantea el surgimiento de una nueva rama de la psicología, la Psicología de la Liberación, la cual tendría como objetivo: a) Asistir a grupos e individuos cuyos derechos hayan sido conculcados en sociedades específicas para
que puedan reaccionar de forma constructiva a la violencia estructural, b) Asistir
a individuos o grupos que surgen como consecuencia de la globalización tales
como: la diversidad de culturas, la variedad de códigos éticos y de formas de interpretar la realidad, y c) Ofrecer programas de formación integral para ayudar a
mejorar las condiciones de vida del individuo, su capacidad de auto percepción y
su individualidad personal.
El autor sugiere preparar nuevas generaciones de psicólogos con miras a desarrollar la conciencia política de los individuos sobre el alcance y dimensiones de
los Derechos Humanos, para construir una cultura de vivencia y respeto de los
Derechos Humanos.
Los planteamientos de Ferrero, (2000) en La Ética en Psicología y su relación
con los Derechos Humanos; en cuanto a la actuación del psicólogo referido en tres
niveles, a su condición de ciudadano, a su condición de profesional de la salud, y a
su condición de psicólogo.
Vale destacar, que este artículo es publicado en Argentina, de allí que la autora
cuando habla de instrumentos jurídicos sobre ética, alude al Código de Ética de su
país de origen.
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Derechos Humanos y Psicología Jurídica • 119
En cada uno de esos tres niveles analiza las normativas jurídicas de rango legal y
sublegal que directa o indirectamente regulan el ejercicio del profesional psicólogo.
Indica Ferrero que como ciudadano, el psicólogo se ve vinculado con el tema de
los Derechos Humanos por su condición de ser humano, lo cual lo hace sujeto de
un conjunto de derechos que están enunciados en la Declaración Universal de los
Derechos Humanos y la Convención Americana sobre Derechos Humanos, así, al
tiempo que es sujeto de derecho, por su condición de profesional de la psicología
se ve obligado a la defensa y al reconocimiento de los Derechos Humanos de los
otros; en su condición de profesional de la salud está obligado a cumplir y hacer
cumplir todas las exigencias internacionales y nacionales producidas al respecto, y
finalmente, como psicólogo, su comportamiento se rige por el Código de Ética de
la Federación de Psicólogos de la República Argentina (en el caso de los psicólogos
argentinos, y de extrapolar los planteamientos de la autora, cabría la posibilidad de
hablar del Código de Ética del Psicólogo del país en estudio).
La autora en su artículo, desea destacar que el tema de los Derechos Humanos
está consustanciado con el ejercicio mismo de la profesión y con la condición de
ser humano del profesional de la psicología y justamente, por esas condiciones, el
psicólogo debe velar por el cumplimiento y ejercicio de los Derechos Humanos.
Otro trabajo a citar, es el de Cordero, (2002) sobre Derechos Humanos y Salud
Mental, el trabajo está circunscrito a las condiciones de los centros de salud mental
en San Luis, Argentina.
La autora inicia su trabajo señalando que los Derechos Humanos “…constituyen garantías orientadas a proteger ciertos valores o bienes fundamentales para
alcanzar una vida digna; siendo la máxima expresión de la dignidad humana…”;
y que con fundamento en ese concepto estudiará la relación entre salud mental y
Derechos Humanos en el campo de la investigación, y la afectación de los Derechos Humanos en la práctica profesional debido a las condiciones y a la dinámica
de las instituciones donde prestan servicios los psicólogos.
Refiere Cordero, que existen unos elementos que particularmente afectan la
salud mental del colectivo, y que deben ser considerados de manera especial; entre
esos elementos se encuentran:
a. La gran cantidad de personas internadas por períodos terapéuticamente indeterminados (muchos casos crónicos) como principal expresión de las fallas de las políticas públicas de salud.
b. La carencia y/o fallas de servicios de atención primaria y de modelos descentralizados de atención, lo que implica escasa posibilidad de acceso a los servicios y
prestaciones de salud mental dependientes del Estado.
c.
La conculcación de derechos por parte de los sistemas policiales y judiciales, en
aquellos casos donde se vinculan problemas de salud mental y delitos o faltas; en
estas situaciones se visualiza al actor más como objeto de tutela que como sujeto
de derecho.
120 • Psicología jurídica Iberoamericana
d. La etiquetación de los comportamientos y la consustanciada excesiva medicalización farmacológica como respuesta automática a los más diversos cuadros nosológicos, como prácticas habituales de la asistencia.
Indica Cordero, (2002) que “…esta situación constituye un grave problema con
efectos más o menos irreparables de situaciones de total pérdida de los derechos
más elementales...”, todo lo cual trae como consecuencia debilidad normativa, instituciones anquilosadas y burocratizadas y prácticas inapropiadas para con el respeto a los derechos del sujeto tratado; por ello, refiere que la Secretaría de Derechos
Humanos (de su país) promueve acciones con el propósito de priorizar el abordaje
de los casos de salud mental en la agenda social y programar la implementación de
políticas públicas eficaces sobre salud mental.
Así mismo, indica que la Secretaría de Derechos Humanos tiene entre sus
principales objetivos promover acciones que permitan la posibilidad de que los
Derechos Humanos constituyan el marco de referencia para investigaciones en el
campo de la bioética; incorporar al medio ambiente de las instituciones de salud
mental y al ejercicio de la profesión el respeto por los Derechos Humanos y, finalmente, promover políticas públicas que amparen y alerten sobre la necesidad de la
protección de la salud mental.
PSICOLOGÍA JURÍDICA Y DERECHOS HUMANOS
Cita obligada son los artículos de Díaz Colorado, (2008) sobre peritaje psicoforense en víctimas de lesa humanidad; evaluación psiquiátrica y psicosocial a víctimas
sobrevivientes de masacre y desaparición colectiva de personas; asesinatos perpetrados por grupos armados ilegales; secuestro y terrorismo. El tratamiento de estos
temas se encuentra estrechamente vinculado a conculcaciones de Derechos Humanos, tales como: derecho a la vida; derecho a la libertad; respeto a la integridad,
física, psíquica y moral; derecho a la paz; derecho a la calidad de vida, entre otros.
Los precitados trabajos de Díaz Colorado constituyen un abordaje de los temas
antes señalados desde una aproximación psico-socio-jurídica, ya que el autor, no
sólo presenta las variables sociales y psicológicas vinculadas al tema en desarrollo
sino que aborda los elementos jurídicos relacionados o subyacentes, invitando al
profesional de la psicología a ampliar su visión.
En relación a los delitos de lesa humanidad, refiere:
…Las consecuencias para las víctimas de lesa humanidad implican que el ejercicio
psicoforense en la valoración del daño producido va mucho más allá de los aspectos
clínicos característicos; implican hacer notar a las Cortes, que las víctimas se han
afectado de manera profunda en aspectos tan trascendentes como la imposibilidad
de llevar a cabo el correspondiente duelo, el haber perdido la red de apoyo social, el
Derechos Humanos y Psicología Jurídica • 121
no poder disfrutar de su tierra y de su entorno, el tener que construir un proyecto
de vida desde unas condiciones de falencias y desarraigos, que no hacen posible la
construcción de un futuro con sentido y con dignidad. El crimen de lesa humanidad
atenta fundamentalmente contra el proyecto, el sueño y la esperanza; lo que conduce
a tener una existencia de permanente dolor y sufrimiento… (Díaz, 2008, p. 145).
De la afirmación anterior, se deduce que el autor apunta a más allá del informe
psico-forense que puede rendir un profesional de la psicología, ya que indica de
manera clara y precisa, que a través de ese informe debe reflejarse la dimensión y el
alcance del sufrimiento de la víctima, así como las repercusiones futuras a corto y
largo plazo de ese dolor sobre su vida; es decir, el informe debe ofrecer al juzgador
los elementos necesarios que le permitan dimensionar o valorar jurídicamente, para
agravar o eximir al victimario y encajar su actuación dentro de la tipología legal y/o
para compensar a la víctima por el daño psíquico y moral sufrido.
Los casos de lesa humanidad deben ser evaluados siguiendo las pautas del Protocolo de Estambul.
En relación con el terrorismo y el crimen organizado refiere Díaz Colorado:
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…Hoy en día la necesidad más sentida en la mayoría de los países del mundo es la
de alcanzar seguridad, y el reto más desafiante para el Estado como institución, es
justamente la de brindar seguridad a sus ciudadanos. La amenaza de hoy está configurada por tres frentes claramente definidos: el crimen organizado, el terrorismo y la
miseria en la que se encuentran la gran mayoría de los habitantes del planeta. A este
panorama le debemos agregar los factores que desde el aspecto político se muestran
en la actualidad: la corrupción, la ausencia de justicia, el olvido de las víctimas, la
deslegitimación del Estado y su cada vez mayor incapacidad para afrontar con éxito
el desafío de esas amenazas… (Díaz, 2008, p. 304).
Señala el autor en comento, que expertos en el estudio del crimen organizado,
afirman que la lucha terrorista pura, con contenidos religiosos o nacionalistas, y el
crimen organizado con pretensiones exclusivamente de riqueza, ya no ocurren; lo
que se da es un acercamiento y una combinación de las dos formas de violencia y
crimen, para dar paso a las mafias. Todo ello hace más complejo el abordaje de ambos problemas, lo que sí está claro es que son formas de violencia, que combinadas
alcanzan la dimensión, metafóricamente hablando, de una bomba nuclear.
Para De la Corte Ibañez, citado en Díaz Colorado, “…el terrorismo es una estrategia, una forma de ejercer la violencia cuyos efectos psicológicos y sociales resultan mucho más decisivos, en términos tácticos, que los daños físicos ocasionados
por los actos terroristas…” (2008, p. 308).
De manera tal que el objetivo del terrorista más que asesinar personas, es producir miedo, para afectar a la población y hacer tambalear el estamento político.
122 • Psicología jurídica Iberoamericana
Indica el autor al igual que Bandura, (1975) que una de las características del
comportamiento terrorista está enmarcada en la manera de denominar sus acciones,
los actos o atentados cometidos son “operaciones” y son valorados positivamente para
aminorar la carga negativa, los asesinatos son “ejecuciones”, los secuestrados son “prisioneros”, las extorsiones son “impuestos revolucionarios” y así sucesivamente.
Explicar, las causas del terrorismo es acudir a variables como la agresión, el fanatismo, el aprendizaje, los grupos de pertenencia y referencia, elementos políticos,
económicos, sociales y religiosos; variables combinadas en distinta proporción en
cada terrorista y en cada grupo terrorista.
En relación al secuestro, dice el autor que no hay dudas en cuanto a la forma
de definirlo, pues queda claro que es una retención contra la voluntad de la(s)
persona(s), solicitando recompensa a cambio de su(s) libertad(es); en este caso
además de la recompensa económica se puede perseguir, en algunos casos, un fin
político, p.e. los secuestros perpetrados por los grupos guerrilleros colombianos.
Todos son casos de violencia dirigidos no contra un individuo en particular sino
contra toda una sociedad y/o un estamento político y/o tendencia religiosa y/o
grupos económicos y/o grupos de poder, donde se tiene como finalidad destruir y
sustituir al opositor.
Vivo ejemplo de esa violencia extrema son los actos de descuartizamiento cometidos por los grupos irregulares armados en Colombia, en el decir de Díaz Colorado (2008) se ha utilizado “…el cuerpo como escenario de venganza, humillación
y desprecio por el enemigo…” (p. 308), además refiere el autor “La violencia brutal
de los grupos armados incluye que las víctimas ni siquiera tengan la opción de enterrar a sus muertos… Se pretende que no termine el duelo, que el dolor esté siempre
presente con el fin de perpetuar el recuerdo de la tragedia…” (Díaz, 2008, p. 277).
Las masacres cometidas por estos grupos irregulares, son otras de las armas utilizadas para sembrar el terror, ellas son empleadas como instrumentos de dominio
y de poder criminal, para doblegar a la población en general, y por consiguiente,
indicarles que no existe neutralidad posible, “están con ellos o son considerados
enemigos”.
Estos delitos, crimen organizado, terrorismo y secuestro constituyen un atentado contra Derechos Humanos como el derecho a la paz, el derecho a la libertad, el
derecho a la seguridad y el derecho a la calidad de vida; para explicarlos es necesario recurrir a un entramado de variables sociales, económicas, políticas, religiosas,
individuales, culturales, familiares y psicológicas.
No se puede hablar de Derechos Humanos desde un punto de vista fáctico,
hasta tanto persistan las situaciones indicadas anteriormente. Es un campo abierto para los estudiosos de la psicología jurídica, quienes con una perspectiva biopsico-socio-jurídica contribuyan a hacer efectiva esa lucha que durante años han
librado, hombres y mujeres, para lograr el reconocimiento de los derechos que
Derechos Humanos y Psicología Jurídica • 123
están consustanciados con la esencia humana: paz, libertad, igualdad, respeto,
justicia, entre otros.
PROPUESTAS, PSICOLOGÍA JURÍDICA Y DERECHOS HUMANOS
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Sirvan los precitados trabajos de Díaz Colorado, como punto de inicio de otros
sobre el tema de los Derechos Humanos, abordándolos desde una perspectiva
bio-psico-socio-jurídica.
En primer lugar, se propone a los estudiosos de la psicología jurídica abordar los
siguientes temas centrales:
•
Una de las primeras tareas, por ser estudiosos del comportamiento humano es brindar luces sobre la manera de enfocar la problemática de los Derechos Humanos y
de proponer directrices acerca de cómo deben entenderse y defenderse esos derechos.
•
Si hablamos de la existencia de una tercera generación de derechos con miras a
alcanzar universalidad y lograr la solidaridad de las naciones en la consecución y
defensa de esa universalidad; hay que tomar en cuenta que vivimos en un mundo
fraccionado, dividido en tres porciones: el Mundo Occidental Capitalista, el Mundo
Oriental Socialista y el Tercer Mundo de los países en vías de desarrollo.
•
Dejemos de lado, quizás un cuarto grupo, minoritario, donde existen regímenes totalitarios y represivos, ya que éstos en defensa de la tercera generación de Derechos
Humanos, deben ser objeto de una lucha solidaria por parte de las naciones libres
del mundo para combatirlos y erradicarlos del planeta.
La concepción occidental sobre los Derechos Humanos, es producto de una
lucha histórica de los ciudadanos por hacer valer sus derechos frente a las instituciones políticas y eclesiásticas, obteniéndose el triunfo cuando la clase burguesa
comenzó a imponerse ante ambos poderes con las revoluciones francesa y americana. A partir de este momento, surgen y se imponen los derechos del individuo; el
respeto a su dignidad; derecho a libertad de culto, de conciencia y al libe tránsito;
igualdad ante la ley; limitaciones de las injerencias del Estado en la vida del ciudadano; derecho a la propiedad, derecho a la asociación y otros más.
Desde entonces, producto de esas luchas, todas las declaraciones clásicas sobre
Derechos Humanos, defienden los intereses ciudadanos como individuos libres,
como productores y propietarios libres.
Distinto ocurre en los países socialistas y comunistas, la concepción sobre Derechos Humanos no se rige por el principio individualista y de aplicación capitalista y burguesa, no se coloca en entredicho la protección de la dignidad humana pero
se destaca que es preciso salvaguardar esa dignidad, creando condiciones sociales
que permitan a todos los ciudadanos, especialmente los menos privilegiados, dis-
124 • Psicología jurídica Iberoamericana
frutar de todos sus derechos personales, políticos, culturales, económicos y sociales,
por lo tanto la meta de la sociedad es la que determina la concepción socialista de
los Derechos Humanos, así los derechos de la sociedad están por encima de los
intereses de los individuos.
En el caso de los países del Tercer Mundo, la situación es más compleja, ya que
no existe una doctrina claramente estructurada sobre Derechos Humanos, lo que si
se halla es un conjunto de prioridades o de necesidades elementales por enfrentar:
hambre, miseria, delincuencia, educación, salud, vivienda, otros.
Frente a esas necesidades colectivas quedan en segundo plano los derechos del
individuo y los Derechos Humanos pasan a ser exigencias de condiciones laborales, de
vivienda, educación, salud, igualdad de oportunidades entre ricos y pobres, entre otros.
Sin embargo, analizando las distintas concepciones en el fondo no son incompatibles, lo que hay que lograr es un acuerdo político y de condiciones ambientales,
para que los poderes centrales de cada nación trabajen mancomunadamente. Sería
tarea del estudioso de la psicología jurídica, proponer estrategias para unificar acciones conjuntas en todas las latitudes en pro de la defensa de los Derechos Humanos, demostrar las coincidencias de las distintas concepciones (socialista, capitalista,
comunista, tercermundista) y elaborar planes de acción adaptados a cada realidad.
Es imperioso trabajar por una cultura de paz y de convivencia igualitaria, por
ello es necesario concientizar a los individuos sobre la importancia del ejercicio y
la salvaguarda de los herechos humanos.
Chinoy, (2006), indica que “…la sociedad no podría existir si la gente no fuese
capaz de predecir como van a actuar los demás, si los hombres no cumplen con
sus deberes ordinarios y si todos las reglas son violadas o ignoradas…”; para asegurase que ello no ocurra, la sociedad ha elegido como primer agente socializador a
la familia y en segundo término, la escuela; pues bien, sirvámonos de ambos para
fomentar una cultura de paz y convivencia.
La familia contribuye al aprendizaje de controles externos e internos, poniéndoles los límites para que no se transgredan ni la sociedad ni a la familia misma,
los controles externos se derivan de la cultura y de las demandas sociales y los
controles internos provienen de nuestras necesidades, deseos e intereses como individuos integrantes de un grupo social restringido (la familia) y de un macrogrupo
(la sociedad); estos repertorios nos capacitan para interactuar con otros individuos,
con nuestros pares, ambos controles los ponemos en práctica en la escuela, cuya
misión prioritaria es “capacitarnos” y supletoriamente socializarnos. Se debe utilizar la escuela no solo para capacitarnos como futuros individuos a insertarnos en
el mercado de trabajo, sino para capacitarnos como ciudadanos, desde allí, se debe
comenzar la información sobre Derechos Humanos y la familia debe velar porque
en su seno se ejerciten tales derechos.
Por otra parte, debe ser política de estado instruir sobre Derechos Humanos, en
todos los niveles educativos (primaria, media y superior), con la formación de un hom-
Derechos Humanos y Psicología Jurídica • 125
bre conocedor de sus derechos universales, ganarán todas las instituciones sociales y
estadales, será posible vivir en paz, en armonía, en igualdad, en fin en un mundo mejor.
Será una tarea ardua y larga, pero si se realiza de manera constante y tenazmente, al final tendremos hombre, mujeres y sociedades mejores; podremos vencer
flagelos como el terrorismo, delincuencia organizada y común; si formamos un
ciudadano consciente de la importancia de sus derechos y del derecho de los otros,
construiremos una sociedad con valores distintos y más arraigados. Por supuesto,
nada de esto será posible, si los Estados no trabajan para mejorar las infraestructuras
y las condiciones económicas, educativas, de vivienda, comunicación, de salud y
culturales de sus ciudadanos.
Los estudiosos de la psicología jurídica deben ofrecer programas educativos sobre Derechos Humanos, enmarcándolos dentro de las condiciones de cada país, de
cada nivel educativo e incluso dentro de los centros de trabajo, utilizando técnicas
de aprendizaje distintas a las utilizadas en la educación formal.
Banton, (2006), indica los beneficios del control social sobre el control formal y
señala que el nivel de control social, sea bajo o alto, depende de los tipos de relación
social que existe entre los individuos que forman la sociedad y de la eficacia para
lograr que sus integrantes acaten las pautas de conductas prescritas.
Al respecto, la siguiente cita de Banton, (2006), parece extraída de un texto de
modificación de conducta:
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…el control es mantenido mediante las gratificaciones y sanciones que han sido incorporadas a toda relación social y que se hacen evidentes en el otorgamiento o
retención de la estima, en las sanciones resultantes del rumor y en las presiones institucionales, económicas y morales que se encuentran en la base de las pautas de comportamiento. El derecho y los organismos de aplicación del mismo por importantes
que sean, resultan minúsculos si se los compara con la amplitud y complicación de
estos otros modos de regular la conducta… (p. 56).
En este texto, interpretando a Banton, podemos decir que éste indica las ventajas del control social sobre el control jurídico, el primero tiene carácter formativo,
integral, de modelamiento y de moldeamiento de comportamientos, a través de
la aplicación de contingencias reforzantes (elogios, recompensas, reconocimientos,
otros) o no (rumores, desaprobación, reproches, otros); mientras que el segundo, el
control formal o jurídico, tiene carácter represivo y castigador, el órgano administrativo del Estado, no nos reconoce o recompensa por pagar los impuestos a tiempo
o por no ser infractores de tránsito, tampoco se nos reconoce el no cometer delitos
o faltas, pero sí actúa rápidamente cuando, p.e. pasamos un semáforo en rojo o pagamos los impuestos fuera de lapso.
Señala Banton además, que en la medida que las comunidades sean mayores
el control informal disminuirá, por lo que inevitablemente habrá que darle paso al
control formal.
126 • Psicología jurídica Iberoamericana
En el mismo sentido, Fitcher, (2006), dice “…el control social hace presión en
las personas para que se conforme con las pautas, papeles y relaciones e instituciones que son consideradas de alto valor en la cultura…”
Ahora bien, si está probada a nivel de pequeño grupo y en grupos más amplios,
como centros hospitalarios y carcelarios, la ventaja de trabajar con programas donde
fundamentalmente se maneje la recompensa y minoritariamente otras formas de extinguir o disminuir conductas, ¿por qué el control formal no asume estos principios?.
Si educamos a los ciudadanos en el ejercicio y respeto de los Derechos Humanos, las fallas del control social disminuirán; por otra parte, los ciudadanos actuarán
como contracontrol sobre el Estado, frenándolo en todo aquello que no beneficie al
colectivo. En este sentido, los estudiosos de la psicología jurídica, pueden elaborar
programas y diseños de cultura para los Estados, donde se destaquen los derechos
universales y fundamentales.
Muchos son los estudios que se han realizado con la finalidad de determinar hasta que punto el derecho actúa como fuente de cambio social, entre ellos
podemos citar las extensas investigaciones de Dror, (2006) y las de Friedman, y
Ladinsky, (2006), quienes indican que las evidencias son contradictorias pero no
desalentadoras, está claro que si la norma jurídica es el resultado de un ajuste a la
realidad social, mayor será la probabilidad de ser difundida por quienes resulten
beneficiados, si se divulga y se educa al ciudadano o la ley interactúa con instituciones sociales básicas (centros educativos, laborales, religiosos, culturales, otros) habrá mayor probabilidad de producir cambio social pero si el corpus jurídico afecta
intereses o valores fundamentales, como la vida familiar, las creencias, las costumbres matrimoniales, tendrá menor probabilidad de producir cambios sobre la vida
social. Sirva de ejemplo el caso de la occidentalización del derecho en Turquía, el
cual tuvo influencia significativa sobre algunos aspectos de la vida social, como lo
relativo a las actividades comerciales, pero aquellas normas jurídicas que tocaban
las creencias y costumbres ancestrales, produjeron cambios insignificantes.
Si entre los objetivos de la psicología jurídica se encuentran el estudio de la
influencia del comportamiento social sobre el Derecho y la influencia del Derecho
sobre el comportamiento, unos de los grandes trabajos en el campo de los Derechos
Humanos, sería trabajar el control social formal e informal en beneficio del tema.
Por otra parte, si el objetivo de la universalización de los Derechos Humanos, es
la de frenar los abusos de determinados grupos y los abusos del Estado contra sus
ciudadanos, la educación de los individuos en Derechos Humanos actuaría como
elemento de contracontrol, de contrapeso frente a esos grupos y frente al Estado,
porque ya está visto que el Estado de Derecho y el reconocimiento de derechos
fundamentales en las Cartas Magnas de cada país, no son garantías suficientes de
democracia y de respeto ciudadano.
En segundo lugar, y de manera particular, atendiendo a la generación de Derechos Humanos, los temas abordados por la bioética y la biomédica (incluidos por
Derechos Humanos y Psicología Jurídica • 127
unos en la tercera generación y por otros en una cuarta generación), brindan un
campo de acción extenso para los estudiosos de la psicología jurídica, sus investigaciones (documentales y fácticas) serían un valioso aporte, puesto que se realizarían
bajo una perspectiva bio-psico-socio-jurídica.
Los derechos incluidos en la tercera generación para unos y para otros en la
cuarta generación, relativos a los casos de bioética serían: Aborto inducido, calidad
de vida y sanidad, clonación humana, ciencia y estatuto epistemológico, circuncisión, concepto de funcionalidad conductual, crónica, derechos de los animales, desarrollo sostenible, donación de órganos, drogas, eutanasia, ética medioambiental,
genética, inseminación artificial, investigación con células madre, investigación y
ensayos clínicos, métodos anticonceptivos, nanotecnologías, quimera, reproducción
asistida, sexualidad, sida, suicidio, trasplante, tratamiento del dolor, vida artificial.
Y los casos propios de la biomédica serían: Biomagnetismo y técnicas cerebrales, creación de imágenes y óptica biomédicas, biomateriales, biomecánica y
biotransporte, instrumentación médica, ingeniería molecular y celular, biología de
sistemas, ingeniería química, ingeniería clínica, ingeniería electrónica, ingeniería
mecánica, óptica e ingeniería óptica.
La enunciación del campo de acción de la biomédica y de la bioética, reflejan
de manera clara y precisa su incidencia en el tema de los Derechos Humanos y las
importantes contribuciones que al respecto puede aportar la psicología jurídica.
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6
El secreto profesional
en la práctica de la
Psicología Jurídica y Forense
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Gerardo Hernández
Adriana Espinosa
El Secreto Profesional, la obligatoria reserva que debe tener todo profesional frente
al conocimiento que en función de su trabajo llegare a tener, presenta dos aristas
bien definidas: por un lado está la reserva que debe tener el profesional con respecto al conocimiento adquirido en función de su trabajo con sus clientes y de su
entorno social y familiar, y por el otro, la reserva del profesional frente al conocimiento que haya adquirido con la organización para la cual presta sus servicios. En
la vida profesional del psicólogo jurídico y forense, le asisten estas dos consideraciones del secreto profesional.
El secreto profesional ha estado ligado a las distintas actividades de los seres
humanos a lo largo de la historia de las profesiones, artes u oficios liberales. No
sólo por la necesidad de guardar los secretos de clientes y pacientes, también, para
salvaguardar los conocimientos que sabios maestros se esmeraban en cultivar y
que tenían que proteger para que no cayeran en manos de profanos. Así mismo el
secreto estuvo ligado a la protección de la vida del sabio frente a déspotas ignorantes, en épocas aciagas para la ciencia, como lo ocurrido durante la llamada época
oscurantista de la historia de la humanidad.
Frente al secreto que guardaba el sabio para que sus conocimientos no cayeran
en manos de profanos no aptos, Bergier y Pawels (1962) en una de las obras de
ciencia ficción más leídas de mediados del siglo XX señalaban, refiriéndose al trabajo de los alquimistas, que ninguna mosca debía volar en el laboratorio del alquimista mientras este estuviera trabajando. El secreto con el que se trabajaba tenía,
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precisamente, esa motivación, que los secretos de la materia no cayeran en manos
desconocidas o profanas.
El secreto en la labor científica, técnica y artística en procura de mantener
ocultas, técnicas y conocimientos propios de ciertas actividades, como la de los ingenieros, arquitectos, escultores y pintores, (Ridley, 2000), fue también tema de las
escuelas pitagóricas. En efecto, según Sagan (1980), los pitagóricos se cuidaban de
revelar los secretos de sus descubrimientos matemáticos. Por ejemplo por mucho
tiempo mantuvieron en secreto el valor de p.
Adicionalmente, tratándose de las actividades personalísimas, v.g. la medicina,
el juramento hipocrático es contundente al señalar, en su versión moderna que:
Todo lo que habré visto u oído durante la cura o fuera de ella en la vida común, lo
callaré y lo conservaré siempre como secreto, si no me es permitido decirlo. Si mantengo perfecta e intacta fe en este juramento que me sea concedida una vida afortunada y la futura felicidad en el ejercicio del acto, de modo que mi fama sea alabada
en todos los tiempos; pero si fallara el juramento hubiera jurado en falso, que ocurra
lo contrario (Medina, 2000, p. 4).
En una traducción libre del texto original del juramento hipocrático, realizada por
Herranz (2002), se lee, en su parte pertinente:
JURO por Apolo, médico, por Asclepio, y por Higía y Panacea, y por todos los dioses
y diosas del Olimpo, tomándolos por testigos, cumplir este juramento según mi capacidad y mi conciencia:
[…]
GUARDARÉ silencio sobre lo que, en mi consulta o fuera de ella, vea u oiga,
que se refiera a la vida de los hombres y que no deba ser divulgado. Mantendré en
secreto todo lo que pudiera ser vergonzoso si lo supiera la gente.
SI FUERA FIEL a este juramento y no lo violara, que se me conceda gozar de
mi vida y de mi arte, y ser honrado para siempre entre los hombres. Si lo quebrantara
y jurara en falso, que me suceda lo contrario (§6).
El juramento hipocrático, propuesto por el más célebre de todos los médicos
de la historia de la humanidad, Hipócrates, que nació en el 460 a. C. en la isla de
Cos (mar Egeo), y muerto en el año 377 a. C. en Larisa (Tesalia), sigue siendo el
faro que ilumina la labor de las profesiones que tienen que ver directamente con
las personas, las que no sólo desnudan sus cuerpos, sino sus almas, en procura de
alcanzar objetivos terapéuticos concretos.
La importancia de guardar el secreto profesional que le atribuyó Hipócrates a
la actividad médica, ha estado vigente a lo largo de estos casi veinticinco siglos, y
tiene su razón de ser dado que el médico, predicable también para los psicólogos,
se adentra en la profundidades del cuerpo y del espíritu de las personas: estos profesionales conocen toda la historia personal de sus clientes, de sus familias, las con-
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El secreto profesional en la práctica de la Psicología Jurídica y Forense • 131
diciones sociales en que se desenvuelven; conocen de sus triunfos y derrotas, de sus
temores, alegrías y desengaños. Conocen en fin, los secretos de sus clientes, desde
los más sublimes hasta los más perversos. Y eso es necesario mantenerlo en secreto.
Por tanto, y como ya se mencionó, en tiempos pretéritos no sólo se guardaba
el secreto profesional en sede de la actividad médica, sino en todas las actividades
del ser humano que conllevaran una técnica, arte u oficio, del cual se considerara
que no podía estar en manos indeseadas. Es así como nacen algunas sociedades secretas dedicadas a cautivar el conocimiento, alejadas de los profanos, sumidas en el
más absoluto hermetismo. Algunas de estas sociedades fueron evolucionando hasta
convertirse en lo que Lomas (2003) llamó El Colegio Invisible (Hernández, 2006).
Tener en secreto los conocimientos, artes y oficios fue una de las premisas de
todos los iniciados a cualquier actividad científica, técnica o artística. Ello garantizaba que no cualquiera pudiera acceder a cierto tipo de conocimientos, y que
este fuera reservado a unos cuantos elegidos. Sociedades como la masonería, que
dio origen a la creación de la sociedad de ciencia más importante del mundo en
la actualidad, The Royal Society (Lomas, 2003), a la que han pertenecido figuras
científicas como Newton, Kepler y Bacon, entre otras, se hicieron necesarias, ya
no sólo para guardar el conocimiento, sino para salvar la propia vida. Como ejemplo, basta recordar las estrategias utilizadas por el Gran Leonardo para mantener
en secreto sus técnicas y descubrimientos tecnológicos y mecánicos: los códices
(Buchholz, 1999; Burstein, 2004).
La época conocida como “el oscurantismo”, en la edad media, acabó con miles
de personas brillantes que se dedicaron al cultivo de la inteligencia y del conocimiento. En esta época también se persiguió y acabó con miles de libros y conocimientos
que hasta hoy no se han podido rescatar. En la quema de la Gran Biblioteca de Alejandría, por ejemplo, se cree que se destruyó más de medio millón de volúmenes,
los cuales nunca se podrán recuperar (Sagan, 1980).
En la actualidad, a los profesionales ya no se les exige que guarden el secreto de
lo que hacen en las organizaciones para las cuales trabajan por temor a la inquisición,
sino por las necesidades mismas de la dinámica empresarial que obliga a que se mantengan en secreto procesos, procedimientos, y en fin, todas las dinámicas propias de
las empresas lo que también incluye la guarda de bases de datos, entre otras.
En síntesis e históricamente, el secreto profesional estuvo ligado a salvaguardar
secretos de la ciencia, la técnica y las artes, posteriormente fue una estrategia para
salvar la vida de los sabios y los secretos de los clientes y pacientes. En la actualidad el secreto profesional va en dos direcciones: por un lado, hace relación a los
secretos que el profesional debe guardar en función de su arte, profesión u oficio,
y que tiene que ver con la fidelidad que el profesional guarda para la organización
a la que le presta sus servicios, y por otro lado, se refiere a los conocimientos que
un profesional adquiere de su cliente en función de su actividad y que no está autorizado a revelarlo.
132 • Psicología jurídica Iberoamericana
En cuanto a la primera situación, señalan los distintos códigos de ética profesionales, que, en el caso del contador público, por ejemplo, está obligado a guardar
el secreto profesional y a no develar por ningún motivo los hechos, datos o circunstancias que tengan conocimiento en el ejercicio de su profesión, de acuerdo con lo
previsto en la Ley del ejercicio de la contaduría pública (Aguana, 2007). De igual
forma sucede con otras disciplinas, las que en su momento la Corte Constitucional
colombiana denominara “personalísimas” (Sentencia C-411 de 1993).
EL SECRETO PROFESIONAL, DEFINICIÓN
El secreto profesional, como concepto, está compuesto por dos palabras: secreto y
profesional. El diccionario de la Real Academia Española de la Lengua señala, en
primer lugar, que el término secreto proviene del latín Secrētum, el cual se define
como “Cosa que cuidadosamente se tiene reservada y oculta”. Como segunda acepción, el mismo diccionario señala que el secreto puede ser “Reserva, sigilo”. Y como
tercera definición, que es “Conocimiento que exclusivamente alguien posee de la
virtud o propiedades de una cosa o de un procedimiento útil en medicina o en otra
ciencia, arte u oficio” (Real Academia Española de la Lengua, 2009).
Por otro lado, como profesión o profesional, se entiende todo hecho perteneciente o relativo a la profesión. También puede ser lo que se diga de una persona,
como adjetivo: que ejerce una profesión o que practica habitualmente una actividad, incluso delictiva, de la cual vive (Real Academia Española de la Lengua,
2009). Por consiguiente, al hablar de secreto profesional se entendería como las
cosas que una persona determinada debe mantener en reserva, ocultas, y que conociere en virtud del ejercicio de una actividad, profesión u oficio que ejerce con
regularidad y de la cual obtiene su sustento.
Para el diccionario ya citado, por secreto profesional se entiende el “deber que
tienen los miembros de ciertas profesiones, como los médicos, los abogados, los notarios, etc., de no descubrir a terceros los hechos que han conocido en el ejercicio de
su profesión”. La definición es clara al señalar que el secreto profesional se da como
consecuencia de lo que se conoce en virtud de la profesión. Sin embargo, el Código
Penal colombiano va más allá al señalar, en su artículo 308, el cual tipifica la violación
de la reserva industrial o comercial como delito, en su parte pertinente, que “el que
emplee, revele o divulgue descubrimiento, invención científica, proceso o aplicación
industrial o comercial, llegados a su conocimiento por razón de su cargo, oficio o
profesión y que deban permanecer en reserva, incurrirá en prisión […]” (Arboleda,
2101, p. 287-288). Si bien es cierto que el principio de analogía no se puede aplicar
en la ley penal (Echandía, 1994; Estrada, 1980; Garrido, 1998; Gómez, 2003), la referencia nos permite reafirmar la condición de que el secreto profesional sólo cobija
a los que en función de su actividad, profesión u oficio conocieren del secreto.
El secreto profesional en la práctica de la Psicología Jurídica y Forense • 133
El Código Penal Argentino, en su artículo 156 es más enfático al señalar, en lo
que atañe a esta discusión, que será reprimido con multa e inhabilitación especial,
el que teniendo noticia, por razón de su estado, oficio, empleo, profesión o arte, de
un secreto cuya divulgación pueda causar daño, lo revelare sin justa causa.
Recapitulando, el secreto profesional es la reserva que todo profesional debe
tener sobre las cosas que supiere en función de su profesión. No obstante, esta
situación trae consigo algunos dilemas tales como: ¿el profesional puede revelar,
entonces, secretos que le sean confiados no en virtud de su condición como profesional, sino como cualquier otra persona? Esta discusión no está zanjada. Aun así,
los profesionales que desarrollan actividades personalísimas, como en el caso de
los psicólogos, médicos, abogados, clérigos, entre otros, les es imposible escindir su
condición de personas naturales de la persona del profesional. En ese sentido, no es
apresurado concluir que a cualquier profesional que se dedique a las profesiones
personalísimas no le está permitido revelar lo que en confidencia le hayan dicho,
así no se haga con las ritualidades propias de la profesión. El mero hecho de que
el confidente haga expreso que lo que va a decir lo dice a título de reserva, con
ello basta para que el recipiendario se abstenga de revelarlo. Por otro lado, si lo que
escucha el profesional, así lo escuche a título de comentario, de ser divulgado daña
la reputación de alguien, éste estará en la obligación de abstenerse de repetir lo
escuchado obrando bajo el principio universal de beneficencia según el cual, no se
debe hacer el mal, se debe impedir el mal, se debe eliminar el mal y se debe hacer
y promover el bien (Arango, 2005; Giraldo, 2008).
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IMPORTANCIA DEL SECRETO PROFESIONAL
En determinadas profesiones, como en el caso de las relacionadas con la salud, el secreto profesional ha estado presente, dado que para su ejercicio se requiere de toda
la información posible, sin la cual, no se lograría la cura. En ese sentido, la reserva
que el profesional manifieste, y la confianza depositada en él por su paciente, le
permite al profesional acceder a información privilegiada y privada de sus usuarios,
tales como hábitos, costumbres, modos de vida, modos de relación, habitabilidad,
que al profesional le permite desarrollar estrategias sanitarias, pero que al usuario
lo deja vulnerable a intromisiones o abusos, si dicha información llegara a terceros.
En ese sentido se pronunció la Corte Constitucional colombiana, en sentencia
C-264 de 1996:
El secreto profesional, garantizado por la Constitución, asegura la espontaneidad y el
ejercicio concreto de la libertad íntima que compromete la parte más centrípeta del
yo individual, lo que se traduce en sancionar las revelaciones externas que frustran
las experiencias puramente subjetivas que, por ser tales, deben permanecer ocultas.
Se comprende que la Constitución asuma la defensa vigorosa de la vida privada, pues
134 • Psicología jurídica Iberoamericana
cuando de ésta así sea un fragmento se ofrece a la vista y al conocimiento público o
social, ella se profana y la persona percibe la infidencia como la más injusta afrenta a
su bien más preciado, que no es otro que su mundo interior (p. 15).
Y es ahí, precisamente, donde radica la necesidad de guardar el secreto profesional,
ya que de revelarse se estaría vulnerando uno de los tesoros más preciados de la humanidad: su intimidad, su mundo interior. No en vano la mayoría de las constituciones del mundo tienen como derecho fundamental de las personas la intimidad.
Para el caso colombiano, el artículo 15 de la Constitución Política consagró como
derecho fundamental la intimidad, al señalar, en su parte pertinente, que: “Todas
las personas tienen derecho a su intimidad personal y familiar y a su buen nombre
[…]” (Gómez, 2006, p. 19).
Por otro lado, la Declaración Universal de los Derechos Humanos, determinó
como derecho humano, la intimidad de las personas. En ese sentido, Hernández
(2010) señaló:
[…], la protección de la intimidad, del buen nombre y la honra de todo ser humano
también son objeto de protección de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. El artículo 12 de esta Declaración señala que nadie será objeto de injerencias
arbitrarias en su vida privada, su familia, su domicilio o su correspondencia, ni de
ataques a su honra o a su reputación. Toda persona tiene derecho a la protección de
la ley contra tales injerencias o ataques (p. 5).
Por lo tanto, la intimidad de las personas y el secreto profesional están ligados en
un solo nudo de derechos. Y como todo derecho, va acompañado de un deber. En
efecto: la intimidad de las personas es erga omnes, es decir, un derecho que todos
deben respetar, incluso el mismo Estado, pero también está ligado a un deber, el
deber de quien debe respetar dicho derecho. En ese sentido, el secreto profesional es deber para el receptor que tiene la obligación de guardar la información
encomendada.
Para la Corte Constitucional colombiana, el secreto profesional está ligado, además del derecho a la intimidad, al de la honra y al buen nombre. Así lo plasma en
la ya citada sentencia de constitucionalidad C-264 de 1996: “Aquí se revela una
faceta peculiar del secreto profesional que consiste en servir de garantía funcional
a otros derechos fundamentales, entre los que se destaca el derecho a la intimidad,
a la honra, al buen nombre, a la información, a la libertad, etc.” (p. 14).
De no propender entonces por el secreto profesional, se pondría en riesgo la
intimidad, la honra, el buen nombre, entre otras condiciones de dignidad de las
personas. Si ello no fuera así, muchas personas preferirán no asistir al médico, al
psicólogo, al abogado, al sacerdote, etc., por temor a que sus más íntimas consideraciones fueran puestas en conocimiento público, acarreando graves complicaciones
para la salubridad de la sociedad y la convivencia pacífica.
El secreto profesional en la práctica de la Psicología Jurídica y Forense • 135
Por tanto, de revelarse el secreto profesional se estaría quebrantando la confianza que las personas tienen en determinados profesionales. Asimismo, se estaría violando el derecho a la intimidad de las personas que recurren a dichos profesionales.
La ya citada sentencia C-264 de 1996, ilustra al respecto:
La estructura del secreto ofrece un cuadro en el que se destaca una persona que
confía a un determinado profesional una información que no puede trascender por
fuera de esa relación o que le permite conocer e inspeccionar su cuerpo, su mente o
sus sentimientos más recónditos, todo lo cual se hace en razón de la función social
que desempeña el profesional y a través de la cual se satisfacen variadas necesidades
individuales (p. 14).
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OBLIGATORIEDAD DEL SECRETO PROFESIONAL
En algunas legislaciones penales del mundo se tiene tipificado como delito la no
observancia del secreto profesional. Por ejemplo, el Código Penal Español, aprobado por Ley Orgánica 10 de 1995 del 23 de noviembre y actualizado en diciembre
de 2007, señala, en su artículo 119, entre otras cosas que el que revelare secretos
ajenos, de los que tenga conocimiento por razón de su oficio o sus relaciones laborales, será castigado con pena de prisión. Asimismo, prescribe este mismo artículo
que el incumplimiento del profesional de la obligación de sigilo o reserva, divulgue
los secretos de otra persona, será castigado con pena privativa de la libertad e inhabilitación para ejercer su profesión por tiempo determinado.
En ese mismo sentido se pronuncia el Código Penal Argentino al señalar, en su
artículo 156, que será reprimido con multa e inhabilitación para el ejercicio profesional por un tiempo determinado al que teniendo noticia, por razón de su estado,
oficio, empleo, profesión o arte, de un secreto cuya divulgación pueda causar daño,
lo revelare sin justa causa.
Por su parte, el Código Penal Ecuatoriano prescribe, en el artículo 201 que a la
persona que teniendo noticia, por razón de su estado u oficio, empleo, profesión o
arte, de un secreto cuya divulgación puede causar daño, lo revelare sin causa justa,
será reprimido con pena privativa de la libertad y multa. De igual forma se pronuncia el artículo 247 del Código Penal Chileno que castiga a los que ejerciendo alguna
de las profesiones que requieran título universitario, revelen los secretos que por
razón de ella se les hubiesen confiado, con penas de prisión y multa. En ese mismo
sentido se pronuncia el Código Penal de México.
Para el caso específico de Colombia, en la Ley 599 de 2000, código penal actual, no se encuentra tipificado como delito la inobservancia del secreto profesional. Se tipifica, como quedó señalado en párrafos antecedentes, el uso o revelación
de secretos relacionados con la actividad industrial o comercial, pero no el secreto
profesional propiamente dicho. Sin embargo, Colombia tiene toda una historia de
136 • Psicología jurídica Iberoamericana
desarrollo jurisprudencial relacionada con el tema, algunas de cuyas sentencias ya
han sido citadas en este artículo.
Sin estar tipificado como delito la inobservancia del secreto profesional en Colombia, la Constitución de este país lo consagra como derecho constitucional al
tenor del artículo 74, último inciso, el cual señala que “El secreto profesional es inviolable” (Gómez, 2006, p. 56). Si este derecho es ligado por vía de conexidad con
uno de mayor jerarquía, por ejemplo con el derecho a la intimidad, a la honra o al
buen nombre, se convierte, automáticamente, en un derecho fundamental. Siendo
un derecho fundamental aquel sin el cual el ser humano deja una de sus condiciones inalienables: la dignidad (Gómez, 2008; Hernández, 2010; Mendoza, 1996).
Por esta razón, el Estado está en la obligación de cuidar que ningún miembro de
la sociedad, y menos aquellos que por su profesión u oficio conocieren de secretos
ajenos los puedan revelar.
Salvaguardar el secreto profesional no sólo implica proteger el buen nombre y
honra de una persona específica: se salvaguarda a la sociedad misma. Así lo entiende la Corte Constitucional colombiana, en pronunciamiento hecho en sentencia
C-411 de 1993, al señalar que:
La preservación del secreto profesional aparece como una necesidad urgente en las
sociedades donde el grado de desarrollo y la complejidad de las relaciones interpersonales e intergrupales, determinan la prevalencia de la solidaridad orgánica (o
por desemejanza) sobre la solidaridad mecánica (o por parecido), en términos de
Dürkheim; pues a medida que se acentúa la división social del trabajo, cada uno
de los miembros del conglomerado, que ejerce un oficio específico -y sólo uno-,
requiere más del aporte de los otros, para la satisfacción de sus necesidades más
apremiantes (p. 28).
De igual manera, el secreto profesional cobra inusitada importancia en las sociedades modernas y ello es lo que ha hecho que en algunos países, como ya se señaló,
su no observancia sea penalizada. No obstante, el derecho que tienen las personas
a que no se revele el secreto profesional, tiene sus limitaciones, recordando que
ningún derecho es absoluto, por constitucional o fundamental que sea. El tribunal constitucional colombiano se ha referido en repetidas ocasiones a que no hay
derechos ni libertades absolutas: todo derecho y toda libertad tienen limitaciones,
impuestas por la propia convivencia en sociedad (Sentencia C-411 de 1993). Los
límites de los derechos de unos están determinados por los límites de los derechos
de los otros. En otras palabras, los límites de los derechos están determinados,
entre otras cosas, por el interés general, el orden público o la salubridad pública
(Naranjo, 1993).
La limitación o alcance del secreto profesional ha sido tema de discusión y no
ha sido fácil llegar a un consenso. Teniendo en cuenta que para unos Estados el secreto profesional es inviolable y no es optativo para el profesional revelarlo o no y
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El secreto profesional en la práctica de la Psicología Jurídica y Forense • 137
se constituye en un derecho absoluto, como ocurre en algunos Estados de la Unión
Americana, lo que hace que la comunidad internacional no se ponga de acuerdo en
cómo, cuándo y bajo qué circunstancias el secreto puede ser develado (Calo, 2002;
Casas, 2004; Carrera, 2006; Cobos, 2007; Comisión ética del Colegio de psicólogos
de Chile, 2009; Sánchez & Sánchez, 2006).
En la historia de la psicología hay casos que marcan una ruptura epistemológica que invitan a la reflexión en torno al quehacer profesional del psicólogo y los
límites del secreto profesional. Uno de esos casos es el relacionado con la muerte
de Tatiana Tarasoff (Hermosilla, 2001; Sánchez & Sánchez, 2004; Salinas, 2007;
Zárate, 2007), asesinada por un excompañero de la universidad de California con
el que no quiso tener una relación afectiva formal, en el año 1969. El joven universitario, al ser rechazado por la estudiante, presentó una crisis emocional, lo que hizo
que asistiera al departamento de psiquiatría de su universidad. Allí, el psiquiatra lo
remite a psicología a tomar psicoterapia. En el marco de la psicoterapia, el hombre
le dice a su psicólogo que cuando regrese Tatiana, que estaba de viaje fuera de la
ciudad, la va a asesinar. El psicólogo da aviso a la policía del campus universitario
quien detiene al estudiante, pero lo deja libre, parece ser, con la intervención del
departamento de psiquiatría, después de constatar que no presentaba un verdadero
peligro, para Tatiana. El departamento de psiquiatría le ordena al psicólogo que
destruya lo concerniente a lo dicho por el estudiante y la nota enviada a la policía
en tanto que se consideró, se había roto la confidencialidad de la relación psicólogo-cliente.
Un tiempo después, el 18 de agosto de 1969, cuando Tatiana regresó a la universidad, es asesinada por su pretendiente (Hermosilla, 2001; Salinas, 2007; Sánchez & Sánchez, 2004; Zárate, 2007). El caso desató en los tribunales la confrontación de dos tesis: a) que el psicólogo no tenía la obligación legal de informar a la
familia de Tatiana, en tanto que entre ellos no había ninguna relación contractual,
por un lado, y b) que era una obligación del psicólogo informar a Tatiana y a su
familia, sobre las intenciones del joven pretendiente. En primera instancia, la tesis
que se impuso fue la primera. Sin embargo, la Corte Suprema de Justicia de California, en decisión de última alzada, se manifestó acogiendo la segunda tesis, en
estos términos.
Según Salinas (2007):
[…] los terapeutas no pueden escapar a su responsabilidad simplemente porque
Tatiana no era su paciente. Cuando un terapeuta determina, o de acuerdo a los estándares de su profesión, debiese determinar, que su paciente representa un serio
peligro para otros, le asiste la obligación de ejercer cuidados razonables dirigidos a
proteger a las víctimas de tal peligro. El cumplimiento de este deber puede requerir
del terapeuta tomar una o más medidas, dependiendo de la naturaleza del caso. Así,
puede llevarlo a advertir a la posible víctima o a otros que puedan advertir a la víctima del peligro, notificar a la policía o tomar las medidas que sean razonablemente
necesarias en esas circunstancias (p. 5).
138 • Psicología jurídica Iberoamericana
La forma como se desató la litis ha posibilitado diferentes posturas, unas que
apoyan la decisión del alto tribunal, otros que no lo hacen (Sánchez & Sánchez,
2004). En los Estados Unidos son varios los casos de asesinatos en que se han visto
comprometidos psicólogos por no revelar el secreto profesional. Los profesores
Sánchez & Sánchez (2004) señalan algunos de los más representativos, entre los
cuales basta destacar dos: a) el caso Zapar contra Cezurca, un psiquiatra a quien
su paciente le dice que va a matar a una persona, lo que efectivamente hace. La
madre del homicida denuncia al psiquiatra aduciendo que éste debió prevenir el
asesinato. El tribunal que conoció el caso le dio la razón al psiquiatra, apoyando la
tesis de salvaguardar el secreto profesional, b) la litis conocida como Garner contra
Stoner donde se ve comprometido un psicólogo clínico quien hace un tamizaje al
cuerpo de policía. Un policía le dice que está harto de sus jefes y que va a atentar
contra ellos. Frente a la situación, que el psicólogo considera de inminente peligro,
da aviso a la policía quien toma las medidas del caso para evitar el cumplimiento
de las amenazas. Sin embargo, el psicólogo fue denunciado por inobservancia de la
reserva profesional y es condenado (Sánchez & Sánchez, 2004).
Estos dos casos, de los varios que presenta la literatura norteamérica, que en
América Latina son escasos, demuestran que no hay consenso en cuanto a la materia.
Retomando el caso de la universidad de California, la corte suprema de ese
Estado, en su fallo, que no es compartido por toda la comunidad de psicólogos
y psiquiatras, se recaba en ello, que le asiste la obligación al psicólogo de ejercer
cuidados razonables dirigidos a proteger a las posibles víctimas de los peligros en
que pueden estar debido a acciones de sus clientes (Zárate, 2007). Sin embargo no
señala si esa es una obligación legal o ética. Y es allí donde se encuentra uno de los
problemas éticos en relación con el secreto profesional: si le asiste una obligación
legal al psicólogo, el juzgador debió señalar la norma que así lo obliga, pero si no la
menciona lo más probable es que no haya una ley que obligue a los psicólogos, por
lo menos en ese estado, a revelar el secreto profesional. Así las cosas, parece que la
Corte hace referencia a una obligación ética.
Es en las elucubraciones profundas y en la soledad de su ser, que el psicólogo
debe tomar la decisión, aun a pesar de las circunstancias, de revelar o no el secreto
profesional, si con ello considera que está salvando un derecho más preciado que
el secreto profesional. Sin embargo, y como ya se mencionó, el secreto profesional
puede tomar fuerza de derecho fundamental: he ahí una encrucijada, un dilema, o
un conflicto de atracción-evitación. Se rompe el secreto profesional quebrantando
un derecho que puede llegar a ser fundamental, pero con ello se está salvaguardando otro derecho, como por ejemplo, el derecho a la vida.
El tribunal constitucional colombiano, pronunciándose sobre los límites y alcances del secreto profesional, ha sentado jurisprudencia, dejando entrever que ha
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optado por una posición pragmática al hacer, entre muchos otros, dos pronunciamientos. El primero de ellos es el fallo C-411 de 1993, el cual se da como respuesta
a una acción de inconstitucionalidad contra varios artículos del Decreto 2700 de
1991, Código de Procedimiento Penal de la época, en especial, en contra del artículo
284 que prescribía algunas excepciones al deber de declarar en función de determinadas profesiones u oficios, argumentando que no están obligados a declarar
sobre aquello que se les ha confiado o ha llegado a su conocimiento por razón de
su ministerio, profesión u oficio, salvo que se trate de circunstancias que evitarían
la consumación de un delito futuro. Los accionantes consideraron que la expresión
“salvo que se trate de circunstancias que evitarían la consumación de un delito futuro”, resultaba abiertamente inconstitucional a la luz del inciso final del artículo
74 de la norma superior que señala que “El secreto profesional es inviolable”.
Luego de sesudas elucubraciones, la corte señaló que “en una sociedad como la
nuestra, la información confiada a determinados profesionales, que el propio ordenamiento señala, exige cada vez más protección en función de la confiabilidad que
debe serle aneja” (p. 12), y más adelante argumenta que la sociedad actual se basa
en la solidaridad que permite, que exige unos mínimos de respeto que se concretan
en la inviolabilidad de la vida privada de las personas. En ese sentido, las relaciones
que establecen los asociados con el ministro del culto religioso que profesan, con el
abogado, con el médico y con otros profesionales, pertenecen al fuero íntimo, personal y familiar, protegido por el mandato constitucional del artículo 74 superior.
En ese sentido, continúan los estertores intelectuales de la corte, los profesionales mencionados por el artículo de la norma demandada:
[…] se enteran de asuntos atinentes sólo al fuero íntimo de aquéllas; y es en función
de esa especialísima condición, que la Constitución ordena, en su artículo 74, la
guarda rigurosa del secreto profesional, así como la preservación del buen nombre
(artículo 15), íntimamente vinculado a aquella, pues, como atinadamente anota Helmut Coing, “El individuo puede exigir que no se le espíe; hay que dejar en sus manos
la decisión sobre qué elementos de su vida quiere hacer públicos y cuáles quiere
mantener sólo en su conciencia” (comillas dentro del texto, p. 12).
En esa línea de pensamiento, la corte expresa “[…] como en el caso del derecho
a la vida, en el del secreto profesional la Carta no dejó margen alguno para que el
legislador señalara bajo qué condiciones puede legítimamente violarse un derecho
rotulado “inviolable” (comillas dentro del texto, p. 13). Por tanto, concluye la corte,
la condición constitucional de inviolable dado al secreto profesional “determina
que no sea siquiera optativo para el profesional vinculado por él, revelarlo o abstenerse de hacerlo. Está obligado a guardarlo” (p. 13).
No obstante, la corte sentenció que cuando se presenten situaciones extremas,
el profesional podría revelar el secreto profesional si con ello está evitando un mal
mayor. Sin embargo, ello no lo exime de la responsabilidad de la no observancia
140 • Psicología jurídica Iberoamericana
de la reserva, lo que lo hace un profesional infractor, pero que podría defender su
contrario proceder a partir de algunas de las causales justificativas que le permite
la misma ley.
En conclusión, en la sentencia C-411 de 1993, la corte no dio posibilidad para
que el legislativo pusiera límites a lo que la constitución no había puesto, y si no
se le permitió al legislativo, no podría el profesional determinar en que momentos,
por ley, puede ser infiel a su cliente y revelar sus secretos. No le es optativo. El secreto profesional es inviolable y punto. Quien lo violare se someterá a las sanciones
a que diere lugar. Empero, recuérdese que la ley penal colombiana no tipificó como
delito la inobservancia del secreto profesional.
Teniendo en cuenta los argumentos antes expuestos, la corte resolvió, en tratándose del secreto profesional, declarar como contrario a la norma constitucional
la expresión “salvo que se trate de circunstancias que evitarían la consumación de
un delito futuro”, en tanto que esa salvedad era, precisamente, una excepción a la
guarda del secreto profesional, excepción que no está expresada en la Carta Magna.
Los alcances de esa determinación son diáfanos al tenor de artículo 385 de la
ley 906 de 2004 que reemplazó al antiguo Código de Procedimiento Penal para el
contexto colombiano.
Este artículo señala, en su parte pertinente:
Nadie podrá declarar contra sí mismo, contra su cónyuge, compañera o compañero
permanente […]. Son casos de excepción al deber de declarar, la relación de abogado
con su cliente; médico con paciente; psiquiatra, psicólogo o terapista con el paciente;
trabajador social con el entrevistado; clérigo con el feligrés; contador público con el
cliente; periodista con su fuente e Investigador con el informante (Código Penal y de
Procedimiento Penal, 2010, p. 714).
En este artículo no aparece la salvedad que predicaba el artículo del código procesal penal anterior demandado y resuelto mediante la sentencia C-411 de 1993.
En la segunda posición hay un cambio jurisprudencial.
Cifuentes (1996) en sentencia C-264 de 1996, tres años después de la primera
comentada, señaló que:
Aseverar que al legislador le está vedado establecer condiciones bajo las cuales resulte legítimo violar el secreto profesional, no significa que no pueda en absoluto
regular esta materia. Pese a que la norma de la Constitución que consagre un derecho
o deber fundamental, no contemple expresamente la actuación del legislador, éste
no está impedido para regular la materia, desde luego sujetándose a la Carta y respetando tanto sus criterios estructurales como sistemáticos. No milita razón alguna que
pueda contraponerse a la regulación legal del secreto profesional. En cierta medida
puede afirmarse que el desarrollo legal, por el contrario, puede ser útil con el objeto
de concretar y de imprimir eficacia a la esfera de protección que brinda la norma
El secreto profesional en la práctica de la Psicología Jurídica y Forense • 141
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constitucional. Naturalmente, la ley que se dicte ha de sujetarse a la Constitución
Política (p. 11).
Con esta elucubración lo que hizo el tribunal constitucional colombiano fue dar un
giro en su jurisprudencia anterior, en relación a que si la ley puede o no legislar sobre el secreto profesional. La sentencia C-411 de 1993 señaló que la constitución
no dejó margen para que el legislador le pusiera salvedades al secreto profesional,
en tanto que el último inciso del artículo 74 superior no deja opción distinta que su
cumplimiento. Al contrario, en la sentencia C-264 de 1996 lo que predica la corte
es que el legislador puede y debe legislar sobre la materia, claro está, sujetándose a
la constitución. En lo que coinciden las dos sentencias es en lo esencial: el secreto
profesional es inviolable.
La sentencia C-264 de 1996 nace como resultado de la demanda de inconstitucionalidad en contra de algunos artículos de la ley 23 de 1981 que reglamenta la
profesión médica en Colombia. Dentro de lo demandado por inconstitucional está
el artículo 38, el cual señala que “Teniendo en cuenta los consejos que dicte la prudencia, la revelación del secreto profesional se podrá hacer […] c. A las autoridades
judiciales o de higiene y salud, en los casos previstos por la ley (Lo subrayado fue
uno de los elementos demandados).
Al fallar la demanda de inconstitucionalidad, la corte declara parcialmente exequible la expresión “A las autoridades judiciales o de higiene y salud”, declarándose
inhibida de pronunciarse sobre la parte final del literal comentado: “en los casos
previstos por la ley”. Al fallar, la corte hace la salvedad que la reserva se puede levantar, siempre y cuando no se trate de informaciones que el paciente haya confiado al profesional y cuya declaración pueda implicar autoincriminación. Asimismo,
la corte enfatiza que tratándose de información que repose en los informes sanitarios o epidemiológicos, se debe garantizar que no se individualice ni identifique
al paciente. Adicionalmente, con el fallo conmina al legislador para que regule en
materia de secreto profesional, situación que hoy no se ha dado.
Frente a situaciones de si hay salvedades a la inobservancia del sigilo profesional
en otras latitudes americanas y españolas, lo que se ha admitido es que el profesional puede alegar justa causa para sustraerse a la reserva, tal como se encuentra,
de manera taxativa en las disposiciones argentinas y ecuatorianas. Lo mismo se
encuentra en los códigos de ética profesionales de psicología en los distintos países
suramericanos. Sin embargo, se presenta una disyuntiva tautológica en el sentido
que se le pide al psicólogo que obre de acuerdo con las leyes que sobre la materia
haya legislado su país, pero no se tiene en cuenta, como es el caso colombiano, que
no hay una ley específica que regule la materia.
La Ley 1090 de 2006, que regula la profesión de la psicología en Colombia,
presenta una serie de salvedades al secreto profesional, algunas de las cuales van en
contravía de lo dispuesto por la norma constitucional. En ese sentido, lo que se le
142 • Psicología jurídica Iberoamericana
exigiría al profesional de la psicología, o de cualquier otra ciencia, es que obre de
acuerdo con los principios éticos y no de los legales.
Ante el dilema de develar o no el secreto profesional, el psicólogo debe recurrir al principio universal del mal menor, dejando de lado la ley, cuando ésta no es
clara. Este principio señala que cuando se está ante la encrucijada de dos posibles
soluciones a un mismo problema, pero las dos conllevan un daño, se debe escoger la
que menos daño haga (Arango, 2005). Revelar el secreto puede traerle consecuencias negativas a alguien, incluso al psicólogo, pero si al revelarlo se está evitando un
daño mayor, como por ejemplo, que un niño siga siendo abusado sexualmente, se
debe optar por develarlo, a pesar de las circunstancias legales. Ahora bien, pero y si
es el niño quien ha tenido la suficiente confianza en el psicólogo y no quiere que
nadie se entere de lo que está pasando y el psicólogo sabe que si revela el secreto
que le ha confiado el niño, este no volverá a confiar en nadie, ¿qué hacer? No son
las normas legales las que señalaran el camino, son los principios éticos de cada uno
de los psicólogos los que marcarán el derrotero a seguir.
En ese sentido se ha pronunciado la Corte Constitucional Colombiana en la ya
referida sentencia C-264 de 1996:
Del depositario del secreto se espera un comportamiento profesional fundado en el
sigilo, pero este deber tiene un límite objetivo en el momento en que la abstención
del médico compromete su deber de respeto por la vida y cuando contra los dictados
de su propia conciencia se ve forzado a presenciar cómo su silencio se torna cómplice
de la muerte. En realidad, aún respecto de los profesionales, naturalmente a partir de
un umbral superior, tampoco son exigibles deberes excesivamente onerosos, es decir,
aquéllos que rebasan el mínimo de lo que razonablemente puede exigirse a un sujeto
normal (p. 21).
Esta posición es refrendada por la misma Corte al señalar que “un individuo
deposita su confianza en un profesional, lo cual genera la obligación inviolable
que contrae quien conoce la intimidad de una persona, de no revelar lo conocido” (p. 9).
Del principio del mal menor han hecho acopio las diferentes profesiones al
regular su propia actividad, tal es el caso de los periodistas.
En ese sentido, Rodinó (2010) señala:
El secreto profesional tiene limitaciones naturales. Debe subordinarse a derechos y
valores superiores, como los relacionados con la vida, integridad y libertad de las personas. El secreto profesional no puede ser una coartada para encubrir delitos, sobre
todo los cometidos contra las personas (p. 13).
A pesar de ello, diferentes códigos de ética del psicólogo, que señalan que el psicólogo sólo se verá eximido de revelar el secreto profesional cuando una autoridad
judicial así lo solicite (ver códigos de ética del psicólogo de Chile, Argentina, Espa-
El secreto profesional en la práctica de la Psicología Jurídica y Forense • 143
ña, Colombia, entre otros). En principio, ningún psicólogo está eximido de guardar
el secreto profesional. Este es inviolable.
La Ley 1090 de 2006, que regula la profesión del psicólogo en Colombia,
establece en su artículo 23 que “El profesional está obligado a guardar el secreto
profesional en todo aquello que por razones del ejercicio de su profesión haya
recibido información”. De igual manera, el código deontológico de psicólogos de
España, en su artículo 40 prescribe que:
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Toda la información que el/la psicólogo/a recoge en el ejercicio de su profesión, sea
en manifestaciones verbales expresas de sus clientes, sea en datos psicotécnicos o
en otras observaciones profesionales practicadas, está sujeta a un deber y a un derecho de secreto profesional, del que, sólo podría ser eximido por el consentimiento
expreso del cliente. El/la psicólogo/a velará porque sus eventuales colaboradores se
atengan a este secreto profesional (Colegio oficial de psicólogos de España, p. 13).
En ese mismo sentido se pronuncian los códigos de ética de Uruguay y Chile,
entre otros. Asimismo, se reitera, estos mismos códigos presentan una serie de salvedades al deber de guardar el secreto. Para el caso de Colombia, la ley 1090 de
2006 determinó, en su artículo 25 que la información obtenida por el psicólogo no
puede ser revelada a otros, cuando conlleve peligro o atente contra la integridad
y derechos de la persona, su familia o la sociedad, excepto cuando la evaluación o
intervención ha sido solicitada por autoridad competente, entes judiciales, profesionales de la enseñanza, padres, empleadores, o cualquier otro solicitante diferente
del sujeto evaluado.
Sin embargo, aun cuando las diferentes leyes del psicólogo en los distintos países disponen que se puede levantar la reserva al sigilo profesional cuando la ley así
lo ordene (nótese ahí la tautología), la situación fáctica es ex ante. No debe interpretarse en el sentido de que si un psicólogo que posee una información sometida
a sigilo profesional, la pueda revelar porque una autoridad así se lo ordene. No, el
secreto sigue siendo inviolable.
La premisa consagrada en el artículo 25 de la Ley 1090 y en el 38 de la Ley
23 de 1981 debe interpretarse en el sentido de que si una autoridad, el fiscal o la
defensa, ordena una evaluación, sus resultados no estarían sometidos a reserva. Es
claro, sería una pericia ordenada dentro de una actividad procesal, y por lo tanto
forense, la cual está, por antonomasia, desprovista del sigilo profesional. Cabe señalar que en el sistema adversarial penal, vigente en Colombia a partir de la Ley 906
de 2004, al juez penal le está vedado la solicitud de pruebas de oficio. Sin embargo, en pronunciamiento de la Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal,
sentencia de casación No. 24468 de 2006, se aclara que cuando está en juego un
derecho de mayor categoría, el juez podría, de manera excepcional, solicitar pruebas de oficio (Corte Suprema de Justicia, 2006). Empero, en la misma sentencia,
el magistrado Solarte, aclara su voto, mostrando su inconformidad en el sentido de
144 • Psicología jurídica Iberoamericana
que el juez esté facultado para solicitar pruebas, así sea por vía excepcional, actividad que sólo le corresponde a las partes, y excepcionalmente al ministerio público,
en concordancia con el artículo 357 del actual estatuto procesal punitivo (Solarte,
2006). En otras sedes, no en lo penal, al juez le está permitido, verbigracia en civil,
la solicitud de pruebas de oficio (Londoño, 2006).
Otras formas en que no opera el sigilo es cuando los solicitantes de la evaluación psicológica son los padres o tutores quienes tendrán derecho a ser informados
de los resultados. Empero, el psicólogo debe tener especial cuidado de no revelar
información a la que haya tenido acceso, si esta información no es pertinente y
conducente en el proceso evaluativo encomendado.
Tampoco puede haber reserva cuando quien solicita le evaluación sea una
autoridad académica, en cuyo caso los padres o tutores tendrán derecho a ser
informados de los resultados de la evaluación o intervención y del destinatario
del informe psicológico consiguiente. Y si el evaluado es un menor de edad o un
incapaz legal, antes de ser sometido a la evaluación, deben ser consultados sus
padres, tutores o su representante legal, quienes darán su consentimiento. Por
otro lado, la persona objeto de un informe psicológico tiene derecho a conocer
el contenido del mismo, siempre que de ello no se derive un grave perjuicio para
sí mismo, y aunque la solicitud de su realización haya sido hecha por otras personas o entidades. En todos estos casos, la solicitud tiene que ser previa y no a
posteriori. Es decir, si hay un tercero interesado y con interés legal podrá pedir la
evaluación y ser informado de los resultados, siempre y cuando el evaluado dé su
consentimiento.
Otra circunstancia en que es posible el levantamiento de la reserva, según la
Ley 1090 de 2006, es cuando el cliente se encuentre en incapacidad física o mental
demostrada que le imposibilite para recibir sus resultados o dar su consentimiento
informado. En tal caso, se tomarán los cuidados necesarios para proteger los derechos de estos últimos. La información sólo se entregará a los padres, tutor o persona
encargada para recibir la misma. La ley también permite el levantamiento de la
reserva cuando se trate de niños pequeños que no pueden dar su consentimiento
informado. La información sólo se entregará a los padres, tutor o persona encargada
para recibir la misma.
Recapitulando: lo expresado en el artículo 25, numeral a, de la Ley 1090 de
2006 se debe entender en el sentido que no habrá secreto profesional cuando sea
una autoridad competente la que solicite la evaluación, en cuyo caso estaríamos
ante una pericia judicial, si la autoridad radica en esa sede. Pero en todo caso, la
persona objeto de la evaluación, debe saber que lo que diga será de dominio público. Debe ser diáfanamente expuesto en el consentimiento informado, figura que se
tratará más adelante.
Situación distinta la que señala el numeral b de la Ley 1090 de 2006, el cual
prescribe que el secreto puede ser levantado cuando las autoridades legales lo so-
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El secreto profesional en la práctica de la Psicología Jurídica y Forense • 145
liciten, sólo en aquellos casos previstos por la ley, y que la información que se suministre sea estrictamente la necesaria. En este punto cabe insistir, que en el caso
de Colombia no está regulado por la ley en qué casos se puede levantar el secreto
profesional.
Adicionalmente, este inciso parece estar en contravía con la norma superior y
ser abiertamente inconstitucional, en concordancia con una memorable sentencia
de casación, de la Corte Suprema de Justicia colombiana, proceso No. 14043 del
7 de marzo de 2002. En dicho pronunciamiento, la Corte sentenció que el Secreto
Profesional es inviolable.
Los fácticos materia de litis ocurrieron cuando una joven mujer campesina dio
a luz un hijo, al parecer, fruto de acceso carnal violento, en extraordinarias circunstancias, lejos de los cuidados médicos, siendo un parto autoasistido. El escenario del
alumbramiento fue un baño de una casa campesina, sin las mínimas condiciones de
higiene propias de las salas de parto. Los padres de la joven campesina no sabían
que ésta estaba embarazada. En esas condiciones y al parecer, como fruto de su
miedo e ignorancia, la parturienta no asistió al médico. Relata la mujer que estando
en su casa le dieron ganas de ir al baño a solucionar una necesidad fisiológica y estando allí el nonato fue expulsado, cayendo al sanitario. Posteriormente, cuando la
mujer fue llevada al médico, le relató a éste y a su enfermera que ella había matado
al niño ahorcándolo.
Como consecuencia de lo sucedido y teniendo, entre otras pruebas, lo narrado
por la mujer al médico y a la enfermera, la paupérrima campesina fue condenada
a 42 años de cárcel, sentencia que fue apelada, siendo ratificada por el tribunal de
alzada. El caso llego a la Corte Suprema de Justicia, sala penal, por vía de casación.
Luego de las elucubraciones de rigor, la Corte sentenció, entre otras cosas, que la
mujer había narrado en la consulta médica que había matado a su propio hijo, información que nunca debió salir del ámbito higiénico en que se dio, en tanto que
estaba amparada por el secreto profesional, no debiéndose exponer en el juicio. Y
siendo una de las pruebas analizadas por el juez para su decisión, la Corte la declara
nula. Como consecuencia de esta consideración, unido a otros análisis médicos, la
mujer fue declarada inocente y puesta en libertad.
En su análisis, la Corte Suprema de Justicia interpretó las dos sentencias de la
corte constitucional que ya han sido citadas en el presente capítulo, la C-411 de
1993 y la C-264 de 1996. La Corte Suprema de Justicia colombiana señaló, refiriéndose a prueba testimonial violatoria del secreto profesional, que:
Estas manifestaciones testimoniales sirvieron a los juzgadores para probar y reforzar
la hipótesis de la estrangulación manual, o quizá fue el malhadado prejuicio incrustado sin malicia en sus mentes para incurrir en los errores técnicos y judiciales que
antes se han señalado.
En este caso, el médico, el fiscal y los juzgadores olvidaron flagrantemente el
derecho al secreto profesional, que no se traduce en un privilegio para el profesional
146 • Psicología jurídica Iberoamericana
que recibe la confidencia, sino que apunta a preservar los derechos fundamentales de
la intimidad, la honra y el buen nombre de la persona confidente (p. 57).
Nótese como la Corte Suprema se convirtió en cancerbera del sigilo profesional.
No da margen a una interpretación distinta a la lexical estipulada por la Constitución colombiana: “El secreto profesional es inviolable.”
Frente a esta situación se presenta la disyuntiva: si hay una autoridad judicial,
que amparándose en el artículo 25 de la Ley 1090 de 2006, literal b, en el caso
colombiano, predicable también para cualquier país en que sus códigos éticos, elevados a ley, prescriben ídem situación ¿qué hacer? La situación se torna complicada, máxime si al psicólogo lo pueden acusar de desacato, y en casos extremos de
conducta contraria a la ley, recordando el deber de denuncia que tienen todos los
asociados. En orden de complejidad se puede recurrir primero a la ley, en segundo
lugar a la constitución y en caso extremo a los principios éticos universales.
Como ya se señaló en párrafos antecedentes, para el caso colombiano, el artículo 385 de la Ley 906 de 2004, en su parte pertinente prescribe que nadie podrá
declarar contra sí mismo, contra su cónyuge, compañera o compañero permanente,
siendo casos de excepción constitucional al deber de declarar, la relación, entre
otras, la del psiquiatra, psicólogo o terapista con su paciente. Si el juez no se convence, se le señalaría el artículo 74 constitucional, ya referido, recordándoles que la
Constitución es norma de normas. Pero si a pesar de ello, el juez insiste, el psicólogo
debe sopesar la solicitud del juez a la luz de los principios universales de la ética y
decidir en consecuencia.
A pesar de lo anterior, el psicólogo nunca debe entregar la historia clínica al
juez, recordando que la historia clínica es un documento privado sometido a reserva tal como lo dispone el Ministerio de Salud (1999) en su resolución No. 1995 por
medio de la cual se regula la historia clínica en Colombia. Siendo un documento
privado y sometido a reserva, solo será posible su divulgación bajo la autorización
del paciente. Si éste no lo autoriza, la historia no podrá ser divulgada. Así lo entendió el tribunal constitucional colombiano en sentencia T-834 de 2006, al considerar
que la historia clínica, su contenido y los informes que de la misma se deriven,
están sujetos a reserva y, por tanto, sólo pueden ser conocidos por el médico y su
paciente. Concluye señalando que sólo con la autorización del paciente, puede
revelarse a un tercero el contenido de su historia clínica (“Corte Constitucional”,
2006).
Si el paciente autoriza para que se divulgue el contenido de la historia, su contenido se podrá utilizar única y exclusivamente en función del permiso dado. En
el evento en que un juez de la república le solicite al psicólogo la historia clínica,
la cual puede servir de prueba, el psicólogo lo hará sólo sí, y bajo ninguna otra
posibilidad, su consultante lo autoriza. Recaba la Corte que levantada la reserva
de la historia clínica, su uso debe limitarse al objeto y al sentido legítimo de la
El secreto profesional en la práctica de la Psicología Jurídica y Forense • 147
autorización dada por el paciente. Que los datos extraídos de la historia clínica de
un paciente, sin su autorización, no puede ser utilizados válidamente como prueba
en un proceso judicial. En ese sentido, la sentencia es contundente. Recapitulando:
la historia clínica es un documento privado sometido a reserva, el cual sólo puede
ser divulgado con autorización del consultante o su representante. Y aun cuando se
obtenga el consentimiento, el psicólogo no enviará copia completa de la historia,
remitirá sólo, en un informe, aquello que sea conducente y pertinente a lo debatido
en el foro. Y si se utiliza información consignada en una historia clínica sin el consentimiento requerido, esta información no debe ser tenida en cuenta.
Utilizar información extraída de la historia clínica como prueba en juicio, sin
autorización del consultante o su representante legal, debería ser sancionado penalmente por fraude procesal, tanto el sujeto procesal que la utilice, como el psicólogo
que rompa el sigilo requerido y se preste para el fraude.
Cabe recordar, en palabras de Naranjo (2006) que se viola el secreto cuando se
divulga, es decir, cuando se da a conocer al vulgo, al público en general sin reserva
ni restricciones, no necesariamente cuando se revela ante quienes también deben,
jurídicamente hablando, compartir la reserva. Es decir, si un profesional de la psicología le revela a otro una información sometida a reserva, bajo el presupuesto de
que éste último debe sigilo, no estaría ante la violación al secreto profesional, pero
si este último lo divulga, que la severidad de la ley lo sancione.
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LA PRÁCTICA FORENSE
La práctica psicológica forense es la actividad que desarrolla un psicólogo en los
ambientes judiciales y en virtud de solicitud expresa hecha por autoridad competente, fiscal o defensa, en sede penal; jueces, comisarios y otras autoridades habilitadas, en sede civil. Este psicólogo tiene formación académica y experticia, con total
claridad de su objeto de estudio, de sus límites y alcances, pero sobre todo de su fin
esencial: la asesoría al sistema administrador de justicia.
La actividad pericial del psicólogo inicia cuando es requerido por autoridad
competente quien considera procedente su intervención para desatar una litis, según lo expresa el artículo 405 del Código de procedimiento penal colombiano, el
cual prescribe que la prueba pericial es procedente cuando sea necesario efectuar
valoraciones que requieran conocimientos científicos, técnicos, artísticos o especializados.
Mora y Sánchez (2007) señalan que la prueba pericial se puede clasificar de
acuerdo con la disciplina forense que la construye, entre las que se encuentran la
medicina forense, la genética forense, la física forense, la balística, donde tiene especial reconocimiento la psicología forense.
148 • Psicología jurídica Iberoamericana
Soria (2007) enumera y argumenta varios tópicos relacionados con las influencias extrajudiciales que reciben jueces y jurados en el proceso de toma de decisión
judicial, advirtiendo entre ellas la evaluación de las pruebas forenses; siendo consideradas como aquellas que son más tenidas en cuenta por jueces y jurados, y por
ende los testimonios de los peritos forenses son los de mayor impacto. Reconociendo la relevancia que cobra la práctica forense en general, y el papel de la psicología
jurídica y forense, en particular.
Los psicólogos forenses están llamados a establecer y asumir un perfil profesional con características especiales. Grisso (1986, 1987 citado por Clemente,
1998) resalta como tarea prioritaria en la conformación de la psicología forense
la creación de modelos conceptuales propios diferentes a los manejados por otras
especialidades, especialmente con los planteados desde la psicología clínica (sin
desconocer su especial influencia en este contexto); el psicólogo forense debe
establecer objetivos de evaluación y estructuración de la misma, de tal forma
que tenga correspondencia y relevancia dentro del ámbito jurídico; además de
traducir e interpretar los conocimientos psicológicos para que sean útiles desde
el punto de vista legal. De igual manera, debe poseer un conocimiento suficiente
del sistema normativo en el que se va a desenvolver, no sólo de la parte sustantiva
del derecho sino de la procedimental y protocolaria. Así lo manifiestan Ávila y
Rodríguez-Sutil (1998): “Un asunto en el que habremos de insistir es en la adaptación de los conocimientos psicológicos al marco legal, en el que se plantean
requerimientos nuevos” (p. 149). Por tanto, al psicólogo forense le tienen que ser
diáfanos sus objetos de estudio, los fines del mismo, la metodología a emplear, el
marco conceptual y epistemológico y los límites y alcances en los que opera: el
ambiente jurídico.
Vásquez (2008) al plantear diferencias entre la labor clínica y la forense, señala
que el forense actúa dentro de un proceso judicial, no en función de las necesidades
de una persona concreta sino en función de las necesidades del procedimiento, y
cuyo fin es asesorar al sistema administrador de justicia.
Desde el punto de vista del secreto profesional, al igual que el psicólogo clínico, o cualquier otro psicólogo, el forense se debe a él. En la psicología forense,
en principio, y como regla general, no existe el secreto profesional en cuanto a las
evaluaciones y sus resultados, ya que si la autoridad solicitó dichas evaluaciones
es porque las considera conducentes y pertinentes para el caso en litis y por tanto
serán de dominio público. Recuérdese que esta es una de las salvedades al sigilo
profesional. Ello no quiere decir que al psicólogo forense le esté permitido divulgar los resultados de sus evaluaciones, sobre todo si estas han sido solicitadas por
la defensa en un proceso penal. En efecto: si los resultados de las evaluaciones no
favorecen al procesado, el psicólogo así se lo expondrá al abogado defensor quien
está en plena libertad ética y procesal de no utilizarlas. Al psicólogo lo único que le
corresponde es guardar obligatorio silencio.
El secreto profesional en la práctica de la Psicología Jurídica y Forense • 149
El resultado de la labor forense se estructura en un informe pericial, el cual
puede llegar a ser de dominio público en la medida en que tenga curso y trámite
dentro de un proceso judicial, incluso llegar a la publicidad de los resultados obtenidos en la evaluación psicológica forense en un estrado judicial y ante la presencia
de los operadores judiciales y de la audiencia interesada en conocerlos.
Como elemento oponible al secreto profesional en sede judicial, el psicólogo
forense cuenta con el consentimiento informado, aquella autorización del peritado,
para levantar el secreto profesional y exponer la información obtenida en el ejercicio de la profesión ante quien la solicite, o con el ánimo de iniciar alguna acción o
convocar a un tercero. En ese sentido Urrá (2002) señala que “Lo antedicho quiebra en términos generales la confidencialidad, porque el destinatario del informe
no es por definición el paciente; ello obliga a que esta circunstancia sea siempre
conocida de forma inequívoca por el mismo […]” (p. 614).
El consentimiento informado es uno de los muchos aportes que hace la práctica forense. En efecto, este concepto fue utilizado por primera vez en el año 1957,
en una sentencia del Estado de California,
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[…] que señaló la necesidad de informar de los hechos relevantes para obtener un consentimiento inteligente. Esta decisión fue el anuncio del reconocimiento del derecho
de los pacientes a recibir información acerca de los procedimientos médicos y decidir
libre y voluntariamente si desea o no someterse a ellos” (Maldonado, 2007, p. 4).
Como aporte del ámbito forense, cabe recordar también que el consentimiento
informado, tratándose de la investigación con seres humanos, es uno de los requisitos a tener en cuenta según el decálogo de Núremberg, el cual se da como resultado
de las atrocidades conocidas y juzgadas después de la segunda guerra mundial en
la ciudad del mismo nombre. El punto primero de dicho decálogo postula que tratándose de la investigación, el consentimiento voluntario del sujeto humano es absolutamente esencial. La persona sujeto en la investigación deberá tener capacidad
legal para consentir su participación, conocer los pormenores de ésta, así como los
riesgos a que se somete, además de la potestad de poderse retirar de la investigación
cuando lo estime conveniente (Hernández, 2008).
El Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, ente especializado
en la realización de pericias y adscrito al ejecutivo colombiano, señala en resolución
No. 000505 de 2009 que en todos los casos quien debe realizar un examen médico
forense o cualquier otro procedimiento relacionado, deberá explicar a la persona
por examinar, los objetivos de los exámenes, la importancia para el proceso judicial, las posibles complicaciones y el uso que puede tener la información obtenida
(“Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses”, 2009). Tratándose de
menores de edad, el consentimiento lo darán sus representantes legales, y a falta de
estos o de su negativa, el consentimiento lo dará el comisario de familia, el defensor
de familia o cualquier otra autoridad que la ley señale.
150 • Psicología jurídica Iberoamericana
En este orden de ideas, se establecen tres tipos de consentimiento: el informado, el asistido y por representación legal. El primero de ellos es el que de manera
libre y espontánea da una persona con capacidad legal plena; el segundo es el que
da una persona con capacidad de discernimiento pero no totalmente capaz jurídicamente como el caso de los adolescentes, o mayores de 12 años pero menores de
18, teniendo como base de referencia las edades planteadas por el artículo 3 de la
ley 1098 de 2006 colombiana, conocida como ley de infancia y adolescencia. El
tercer tipo de consentimiento es el que dan los representantes legales o los que la
ley disponga, en representación de los incapaces, menores de 12 años y/o sin habilitación legal.
En el ámbito forense no basta con informarle al peritado que lo que diga, así
como los resultados de las pruebas psicológicas aplicadas, serán de dominio público y éstas se llegaran a utilizar en juicio, como una salvedad al sigilo que le debe
guardar el psicólogo a su evaluado. El consentimiento tiene que ser claro, expreso y
escrito para que tenga validez. Sin embargo, se recalca, el consentimiento no autoriza al psicólogo a divulgar el resultado de la pericia si esta no se utiliza en el foro.
“Recapitulando, el secreto profesional ha estado ligado a la misma actividad de
las profesiones, artes y oficios especializados. Desde el punto de vista de la labor
del psicólogo, el secreto profesional, es un deber que el profesional tiene con su
consultante, cliente o evaluado”. No está autorizado a revelarlo, salvo cuando sea
autorizado por éste. A pesar de que en algunas legislaciones de Iberoamérica se den
salvedades al sigilo profesional, estas se deben entender como previas a la actuación
del psicólogo. Para ello, el profesional hace uso del consentimiento informado. Por
otro lado, frente a la disyuntiva de revelar el secreto profesional como estrategia
para evitar un delito de grandes proporciones, el psicólogo debe recurrir, más que
a la ley, a los principios universales éticos, y sopesando las consecuencias, decidir
entre dos males el que menor daño produzca. En la práctica de la psicología forense, se da por descontado que no existe la reserva en tanto que lo que se diga será
ventilado en juicio, cuyas características es, precisamente, ser abierto y público.
Sin embargo, antes de iniciar con la labor pericial, el psicólogo debe solicitar el
consentimiento al peritado, haciendo énfasis en que los resultados de la evaluación
serán debatidos en público. A pesar de recibir el consentimiento del evaluado, el
psicólogo forense debe guardar reserva sobre lo encontrado en la pericia, siendo
El secreto profesional en la práctica de la Psicología Jurídica y Forense • 151
potestativo del fiscal o del abogado defensor, utilizarlo o no en juicio. El secreto
profesional es inviolable.
© Editorial El Manual Moderno Fotocopiar sin autorización es un delito.
BIBLIOGRAFÍA
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7
Elementos básicos de
metodología aplicados a
la investigación en
Psicología Jurídica
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Jorge Camacho
Cuando se pretende escribir, en un solo capítulo, sobre un tema tan extenso como
la metodología de la investigación, se puede caer en uno de dos errores: o bien se
sacrifica la profundidad, realizando un esquema somero sobre la temática; o bien
se da énfasis en la profundidad y el resultado es un capítulo muy extenso, que muy
pocos desearían leer. Nuestra pretensión es presentar algunos elementos clave al
momento de establecer las posibilidades de investigación en psicología jurídica, sin
excedernos en la extensión pero dando lugar a suficiente profundidad que permita
el entendimiento apropiado sobre cada uno de los temas tocados.
Estamos acostumbrados a estudiar metodología o métodos de investigación
como parte de la formación del psicólogo en el pregrado y, en varios casos, también
en programas de posgrado. Sin embargo, la investigación y sus áreas asociadas sólo
hicieron aparición, en los programas de pregrado en psicología, como resultado del
estudio de los doce notables en la universidad de Harvard en 1945. El resultado
de este estudio, consistió en una lista de materias indispensables y de asignaturas
optativas, especializadas o avanzadas. En este segundo grupo apareció el análisis
estadístico avanzado y métodos (métodos estadísticos, procedimientos de labora-
155
156 • Psicología jurídica Iberoamericana
torio, la lógica de la medición psicológica, diseño de experimentos, construcción,
administración y validación de tests).
Posteriormente, la conferencia de Boulder (Colorado) en 1949, relacionada con
la formación del psicólogo clínico, evidenció la necesidad del adiestramiento profesional (técnico-clínico) relacionado directamente con la educación teórico-científica del psicólogo. Con esto se dio mayor relevancia a la formación en investigación y
ciencia propia de los actuales departamentos y facultades de psicología de casi todo
el mundo. Por su parte, la gran conferencia de Miami Beach, en 1958, convocada y
financiada directamente por la APA, tiene gran interés por cuanto se centró en el
oficio de los psicólogos no clínicos y su formación, llegando a la conclusión de que
se necesita un “núcleo central de formación” propio de todos los psicólogos. La conferencia de Vail, en 1973, llegó a la misma conclusión pero resaltó la importancia
de la relación entre teoría y práctica.
En 1978 la National Comission on Education and Credentialing in Psychology,
en Estados Unidos, recomendó que la formación troncal común (core curriculum)
de los psicólogos a nivel de Master y Doctorado, debía cubrir una serie de áreas,
entre las que se debían encontrar metodología y diseños investigativos, estadística y
psicometría. Al año siguiente, la APA aprobó las asignaturas del área troncal de formación del psicólogo a nivel de posgrado. En la National Conference on Graduate
Education in Psychology, celebrada en Utah en 1987, la estadística y los métodos de
investigación y diseños se convirtieron oficialmente en núcleos mínimos de formación del currículo troncal de las escuelas, facultades y departamentos de psicología.
El panorama explorado nos sirve de sustento para el estudio de la metodología
de investigación y la estadística aplicada al ámbito de la psicología jurídica. Tanto
en Europa como en Estados Unidos y Latinoamérica, existe la misma preocupación
por la formación integral del psicólogo; entrenamiento técnico, educación teóricocientífica y desarrollo de relaciones entre la psicología y la sociedad. Y no hay duda,
de que tanto la metodología como la estadística contribuyen en la construcción
del contenido teórico y científico; la ciencia es eminentemente contrastable y requiere de la investigación sustentada sobre métodos y estadísticas apropiadas para
el fenómeno en estudio; la teoría es una construcción conceptual basada en el
desarrollo de la ciencia. Las técnicas psicológicas actualmente requieren basarse en
la evidencia y esta se prueba a través del uso de métodos y estadísticos apropiados
para la investigación. Finalmente, la investigación, a través de la estadística y de los
métodos, contribuye al conocimiento de la sociedad y sus necesidades y por ello no
se puede desligar de la construcción de relaciones entre la psicología y la sociedad
que la requiere.
METODOLOGÍA, INVESTIGACIÓN Y CONOCIMIENTO
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Elementos básicos de metodología aplicados a la investigación en Psicología Jurídica • 157
Como es bien sabido, la palabra metodología (μεθοδολογία) proviene de tres raíces
griegas: Metà (más allá), Odòs (camino) y Logos (tratado). Por esto, se le entiende
como el estudio de los métodos de investigación que permiten lograr ciertos objetivos en una ciencia. También puede ser definida como la ciencia de las operaciones,
métodos o técnicas que sirven para el desarrollo del conocimiento. Según Mardones (1991), “el método consiste en un procedimiento regular y siempre repetible,
formulado explícitamente, en orden a la consecución de algo, a saber, conocimiento
científico” (p. 403). Así, la metodología sería el estudio que busca dar razón de esos
procedimientos regulares y repetibles que sirven para la construcción de conocimiento.
De otro lado, una investigación es un proceso formal y sistemático de pensar
que emplea instrumentos y procedimientos especiales con miras a la resolución de
problemas, a la búsqueda de respuestas en torno a una situación, o a la adquisición
de nuevos conocimientos (Tamayo, 1998). Cotidianamente se dice que investigar
es estudiar profundamente una materia concreta o una cosa específica, así como
indagar, realizar pesquisas, o efectuar una búsqueda cuidadosa para descubrir o
determinar algo. Sin embargo, lo que nos interesa en el ámbito de la psicología
jurídica es la investigación científica, entendida como “investigación sistemática,
controlada, empírica, amoral, pública y crítica de fenómenos naturales” (Kerlinger
y Lee, 2002; p. 13). Según García (1992), como “proceso sistemático y razonado de
adquirir conocimiento encontrando alternativas de solución a un hecho-problema
que se presenta” (p. 19), la investigación científica es un proceso o sucesión lógica
de etapas, que se distingue por ser razonado ya que requiere de procesos de análisis e inferencia y a su vez es sistemático por cuanto requiere orden y coherencia
al momento de organizar postulados; “un proceso de conocimiento especial, cuyo
objetivo es la demostración de hipótesis o la confirmación y desarrollo de teorías”
(Carvajal, 1996, p. 26). Finalmente, en palabras de Coolican (2005), toda investigación científica tiene por objeto descubrir algo: descubrir qué pasa y descubrir por
qué sucede. En otras palabras, a la investigación científica le interesa tanto describir,
como explicar los fenómenos.
Pero como se mencionó arriba, tanto la investigación como la metodología se
relacionan con el conocimiento. Según Méndez, “la actividad de conocer es un proceso intelectual por el cual se establece una relación entre quien conoce y el objeto
conocido” (2009, p. 85). El conocer es connatural al ser humano; “el hombre es
un ser preocupado constantemente por conocer el mundo que le rodea, sus leyes,
su sentido y devenir” (Sabino, 1980, p. 12). Más aún, “inherente al ser humano es
su ansia de saber, expresada por el deseo de adquirir conocimiento, para lo cual se
hace necesario buscar ese conocimiento” (Currás, 1985, p. 22). El ser humano se
mantiene conociendo el mundo que le rodea y en cada etapa de su vida utiliza una
forma diferente de acercarse al mundo para poder interrogarlo. El fruto de tal relación exploratoria del mundo recibe el nombre de conocimiento. El conocimien-
158 • Psicología jurídica Iberoamericana
to, según Ladrón de Guevara (1978), “es un modelo más o menos organizado de
concebir el mundo y de dotarlo de ciertas características que resultan en primera
instancia de la experiencia personal” (p. 16). Tal definición es aplicable al conocimiento vulgar o cotidiano a veces desprovisto, no de un procedimiento o método,
sino del reconocimiento de un único método o conjunto de métodos que cuentan
con la aceptación de una comunidad. Pero el que sea conocimiento cotidiano, no le
quita su característica como “proceso por el cual el hombre refleja en su cerebro las
condiciones características del mundo circundante” (Carvajal, 1996, p. 26).
Pero también, la definición de Ladrón de Guevara puede ser aplicada al conocimiento científico. Lo que sucede es que el conocimiento científico requiere de
ciertos cuidados y procederes establecidos por la “comunidad científica”. Según
Carvajal (1996), “el pensamiento científico, puede caracterizarse por las siguientes
propiedades: objetividad, metodicidad, generabilidad, comprobabilidad. Podemos
decir que el rasgo distintivo del pensamiento científico es la demostrabilidad, su
comprobabilidad” (p. 33).
Anzola (1984), destaca cinco aspectos del conocimiento que se deben tener
en cuenta al momento de hablar sobre conocimiento científico: 1) En la ciencia
los conceptos no son copia de la realidad, sino designaciones simbólicas de ésta;
2) debido a que la ciencia no sólo pretende explicar sino también predecir, se
entiende la necesidad de formular leyes de carácter general y abstracto; 3) las
ciencias permiten el incremento de la capacidad humana de control sobre la
realidad natural o social, al menos como pretensión; 4) “la inteligencia humana
que elabora teorías y las contrasta con la observación, la experimentación, el
análisis, la comparación, la clasificación de los hechos o fenómenos, es imperfecta, pero perfectible” (Anzola, 1984, p. 15); y 5) el modo de pensar científico
no interfiere, ni es óbice, para otras formas de la creatividad y/o de la reflexión
humana como el arte o la filosofía. Valga decir como colofón, que el “conocimiento científico es adquisición de saber aplicando un método lógico y coherente” (Currás, 1985, p. 22).
La psicología jurídica como rama aplicada de la psicología tiene intereses científicos. No se trata pues de conocimiento común y más aún en su diálogo con las
demás ciencias y técnicas con las que se encuentra interactuando en el ámbito de
lo jurídico, requiere de parámetros claros de explicación a la luz de teorías suficientemente revisadas y con base en evidencia probada. Aunque inicialmente la psicología jurídica no se pueda desprender de la psicología general, esta dependencia le
imprime su sello científico.
Si bien aunque actualmente es común considerar al psicólogo como un profesional de la salud (véase por ejemplo la Ley 1090 de 2006 que regula el ejercicio del psicólogo en Colombia), en lo relacionado con la psicología jurídica y
su contexto, no hay duda de que son aplicables de manera amplia los criterios de
la investigación social. En este sentido, no se desconoce que el ser humano tiene
diferentes áreas de desarrollo (conductual, cognoscitivo, emocional, espiritual y
social), sino que la investigación y la organización de conocimiento alrededor de
Elementos básicos de metodología aplicados a la investigación en Psicología Jurídica • 159
“lo psicojurídico” pertenece al ámbito de la ciencia social y no al de la ciencia
natural.
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LÓGICA DE LA INVESTIGACIÓN EN PSICOLOGÍA JURÍDICA
Para los que venimos descubriendo (en algunos casos redescubriendo) el ámbito de
investigación de la psicología jurídica, es evidente que se trata de un campo en el
que confluye un conjunto de paradigmas en el sentido en que lo define Khun en
1962: “Considero a éstos como realizaciones científicas universalmente reconocidas que, durante cierto tiempo, proporcionan modelos de problemas y soluciones a
una comunidad científica” (2004; p. 13). Es decir, parafraseando a Corbetta (2003),
una perspectiva teórica compartida y reconocida por la comunidad de científicos
de la psicología jurídica, fundada sobre teorizaciones previas a la misma psicología
jurídica, que actúa dirigiendo la investigación en términos de identificación y elección de los hechos relevantes a estudiar, así como de la formulación de hipótesis
viables para la explicación del fenómeno de “lo psicojurídico” y de la preparación
de los métodos de investigación necesarios para dar cuenta de ello.
Aunque este no es el sitio, dejaremos abierta la posibilidad de que se pueda
entender la psicología jurídica como una disciplina preparadigmática, esto básicamente por la imposibilidad, al menos aparente, de llegar a un acuerdo sobre lo que
es la psicología jurídica. Como, según Kuhn, “la adquisición de un paradigma y del
tipo más esotérico de investigación que dicho paradigma permite es un signo de
madurez en el desarrollo de cualquier campo científico dado” (2004; p. 35), será
necesario desarrollar suficiente disertación conceptual de corte filosófico para
encontrar esos puntos de acuerdo entre los científicos de la psicología jurídica.
Por lo pronto, esto amplía el panorama de la investigación en nuestra disciplina y
enriquece las opciones teórico-explicativas. Igual, esto no debe generar preocupación por la legitimidad de la psicología jurídica, su constructo, sus aplicaciones y
sus investigaciones, ya que hasta hace relativamente poco (principio de la década
de los ochenta), “en el ámbito de las ciencias humanas y sociales todavía no se ha
llegado a obtener un consenso acerca de la fundamentación científica. No tenemos una teoría de la ciencia o epistemología. Hay varias en pugna” (Mardones,
1991; p. 56).
Pero, ¿qué paradigmas investigativos debieran subyacer al abordaje de “lo psicojurídico”? Casi que inmediatamente la respuesta que procede ante esta pregunta
es hacer uso de los paradigmas fundacionales de la investigación social, los cuales
básicamente corresponden con dos miradas básicas: lo empírico y lo humanista; el
primero generalmente entendido como objetivo positivista y, el segundo, matizado
por lo subjetivo interpretativo. Ampliamente superado el problema de la validez
de ambos tipos de acercamientos a la realidad, valga recordar que se trata de pos-
160 • Psicología jurídica Iberoamericana
turas más de corte filosófico que investigativo, aunque de allí devengan diferentes
concepciones del ser (cuestión ontológica), del conocer (cuestión epistemológica)
y de la forma como se puede acceder a tal conocimiento (cuestión técnico-metodológica).
Desde otra perspectiva, se pueden entender estas dos tendencias con base en
los filósofos clásicos que sientan sus bases: Platón y Aristóteles. La noción de ciencia como conocimiento exacto de lo absoluto y como tarea predominantemente
racional se debe a Platón. Según Mardones (1991), con los aportes de Grosseteste,
Bacon, Scoto, Ocam y Galileo, entre muchos otros, se gesta lo que luego se conocería como “ciencia moderna”, basada en el principio de que toda ciencia es explicación causal; el mundo está ante nosotros pero no lo entendemos; el mundo obedece
a una serie de reglas o leyes inmutables que es necesario descubrir y describir de
forma parsimoniosa. “Acontece que se deja de mirar el universo como un conjunto
de sustancias con sus propiedades y poderes, para verlo como un flujo de acontecimientos que suceden según leyes” (Mardones, 1991; p. 23).
Por su parte, la ciencia de Aristóteles es una explicación teleológica que nace en
la observación: “Aristóteles pensaba la explicación científica como una progresión
o camino inductivo desde las observaciones hasta los principios generales o principios explicativos” (Mardones, 1991; p. 22). Sin profundizar al respecto, se puede
recordar que Aristóteles concebía dos métodos para la construcción científica: el
inductivo y el deductivo. Adicionalmente, la explicación se da por medio de la
relación causal entre las premisas y la conclusión del silogismo acerca del hecho
o fenómeno a explicar. Finalmente, desde el punto de vista aristotélico, la causa
de un fenómeno tiene cuatro aspectos: la causa formal, la causa material, la causa
eficiente y la causa final. Así llegamos a la visión interpretativa del mundo y a la
investigación con fines de ciencia cuyo énfasis es la inteligibilidad teleológica de
los fenómenos.
En palabras de Mardones (1991):
Simplificando mucho, las diversas posturas se reducen a proponer un modelo de
explicación científica según el canon de las ciencias naturales (positivismo), o un
modelo diferente donde se acentúa la peculiaridad del objeto socio-histórico, psicológico y el modo de aproximación a él (hermenéutica, fenomenología, dialéctica,
lingüística…) (p. 56).
Aunque el desarrollo epistemológico de las ciencias sociales no termina en los extremos denominados tradición galileana y tradición aristotélica (incluso se viene gestando el postulado de la complementariedad), este par de explicaciones fácilmente
distinguibles nos ayuda a dar orden a la reflexión respecto al paradigma que da base
a la investigación en psicología jurídica, el cual guía la construcción ontológica,
epistemológica y metodológica que nos atañe.
Elementos básicos de metodología aplicados a la investigación en Psicología Jurídica • 161
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Tabla 7.1. Características de los paradigmas base de la investigación social
Pospositivismo
Interpretativismo
Ontología
Realismo crítico: la realidad
social es “real” pero conocible sólo de un modo imperfecto y probabilístico.
Constructivismo: el mundo conocible es
el de los significados atribuidos por los individuos. Relativismo (realidad múltiple):
estas realidades construidas varían en la
forma y en el contenido entre individuos,
grupos y culturas.
Epistemología
Dualismo/objetividad modificados.
Resultados probablemente
ciertos.
Ciencia experimental en
busca de leyes.
Multiplicidad de teorías para
el mismo hecho.
Objetivo: explicación.
Generalizaciones: leyes provisionales, abiertas a revisión.
No dualismo; no objetividad.
No separación entre investigador y objeto
de la investigación, sino interdependencia.
Ciencia interpretativa en busca de significado.
Objetivo: comprensión.
Generalizaciones: enunciados de posibilidad; tipos ideales.
Metodología
Experimental-manipulativa
modificada.
Observación.
Separación observadorobservado.
Predominantemente deducción (falsación de las
hipótesis).
Técnicas cuantitativas con
apertura a las cualitativas.
Análisis “por variables”.
Interacción empática entre investigador e
investigado.
Interpretación.
Interacción observador-observado.
Inducción (el conocimiento emerge de la
realidad estudiada).
Técnicas cualitativas.
Análisis “por casos”.
162 • Psicología jurídica Iberoamericana
Principios
La ciencia se concibe como
una lógica de experimento.
Apoya las leyes universales.
Prioridad a los fenómenos
directamente observables y
comprobables.
Verificación rigurosa de
hipótesis.
Enfoque empírico-analítico
y método científico.
Las acciones humanas están basadas e
incorporadas por significados sociales.
Actitud de respeto hacia el sujeto investigado.
Fidelidad con los fenómenos estudiados y
no con las leyes universales.
Las preguntas orientadoras y los objetivos
son susceptibles de replanteamiento.
Trabaja con categorías cualitativas.
Enfoque principal: histórico-hermenéutico.
Nota. Adaptación a partir de la Tabla 1.1 de Corbetta (2003; p. 10) y de los Cuadros 2 y 3 de Agreda (2004; pp.
29-30).
En la Tabla 7.1 se pueden evidenciar algunas características de los paradigmas
de la investigación social. Especialmente lo relacionado con las cuestiones del ser,
del conocimiento, de la técnica o metodología y algunos principios.
Así, si se asume una postura neo o pospositivista, el psicólogo jurídico puede
asumir la existencia de relaciones causa-efecto en la realidad que estudia, pero no
puede estar seguro de la existencia de las mismas y por ello asume una actitud de
sospecha continua hasta el punto de dudar de los logros científicos de la psicología jurídica, no por razón de la disciplina en sí, sino por razón de que la realidad,
externa al ser humano, es una presunción que sólo se conoce de modo imperfecto.
En lo relacionado con el dualismo estudioso-estudiado y la no interferencia de los
mismos, la objetividad del conocimiento es criterio de referencia y objetivo ideal,
pero por mucho que se logre el control de tal interferencia siempre el alcance de
tal objetivo es aproximado y no absoluto. Adicionalmente, el psicólogo jurídico
de corte positivista no estará interesado ya en comprobar la hipótesis de trabajo,
sino que buscará su falsación, procedimiento a través del cual podrá llegar a leyes
que, aunque generales, son temporales, limitadas y probables. La cuestión metodológica la resolverá aplicando o la inducción o la deducción dentro de un interés
empírico-analítico y usará una técnica descriptiva o explicativa a través de una
serie de instrumentos previamente construidos y verificados en cuanto a su validez
y confiabilidad.
De otro lado, si se prefiere el interpretativismo, el psicólogo jurídico puede asumir que el significado del mundo depende del significado que le dé cada individuo
o incluso llegar a negar la posibilidad de un mundo objetivo. De tal manera que la
realidad absoluta no existe pues es relativa a la cultura, e incluso de acuerdo con las
múltiples y diversas visiones e interpretaciones de los hechos sociales lo que existe
es una especie de realidad múltiple. Aquí las únicas generalizaciones posibles son
los tipos ideales y los enunciados de posibilidad, el dualismo estudioso-estudiado prácticamente desaparece. En palabras de Geertz (1973; citado por Corbetta,
2003), desde este enfoque la investigación social es definida como una ciencia
experimental en busca de leyes, en la que las categorías centrales son las de valor,
Elementos básicos de metodología aplicados a la investigación en Psicología Jurídica • 163
significado, finalidad. Aquí el psicólogo jurídico puede estar dispuesto a usar un
método hermenéutico o histórico analítico y la etnografía como técnica, valiéndose
de instrumentos muy variados para la recolección de la información.
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FUENTES DE CONOCIMIENTO Y ESQUEMA DE TRABAJO
Al momento de investigar en psicología jurídica, es necesario recurrir a fuentes.
Debido al enorme crecimiento del número de documentos escritos sobre cada
uno de los temas que interesan a la humanidad, sería prácticamente imposible leer,
investigar y producir sobre todos los temas. El crecimiento del número de documentos publicados por año es exponencial lo cual impide que, incluso en un área
tan nueva, se pueda consultar todo el material existente que nos puede servir de
fuente para la investigación.
La clasificación de las fuentes puede ser clave para determinar el acceso a ellas,
la relevancia para el problema de investigación y la forma como podemos consultarlas. Generalmente, estas se dividen en fuentes personales, institucionales y
documentales. Son personales como en el caso de los encuentros de profesionales
en ambientes de discusión (grupos de investigación, grupos de discusión, tertulias
profesionales, diálogos personales o virtuales); las fuentes institucionales de información brindan datos sobre la institución, su organización, su historia, objetivos y
demás información que puede ser relevante (algunas instituciones brindan información sobre otras instituciones o sobre otras fuentes de información); las fuentes
documentales son, como su nombre lo indica, las relacionadas con un documento
(escrito, grabado, etc.). Adicionalmente, las fuentes documentales pueden ser de
“primera mano” o primarias cuando el material es novedoso u original, al cual se
accede directamente o a través de las fuentes secundarias. Las fuentes de “segunda mano” o secundarias consisten generalmente en recopilaciones o escritos estructurales en las que se organiza la información que encontramos en las fuentes
primarias.
En la Figura 7.1 se puede apreciar una de las clasificaciones más sencillas de
las fuentes que se utilizan en las investigaciones propias de las ciencias sociales. Tal
clasificación puede servir de guía al investigador en psicología jurídica.
En todo caso, siempre habrá una fuente de conocimiento a la cual se pueda
acudir en búsqueda de información para desarrollar la investigación. Aunque en la
Figura 7.1 no aparecen documentos como los proyectos de Ley y su sustentación,
las sentencias, los informes de los peritos, y otros documentos que pudieran dar
elementos para cualquiera de las etapas de una investigación, estos pueden hacer
parte de las fuentes gráficas-bibliográficas-impresas-menores o de las fuentes iconográficas o incluso de las fonográficas; lo importante es no limitarse a la idea de
que la clasificación de la fuentes es restrictiva; quizá más bien se trate de una forma
164 • Psicología jurídica Iberoamericana
ilustrativa de las múltiples fuentes de información con las que cuenta el psicólogo
jurídico.
Sin embargo, contar con un alto número de fuentes de información o con la
fuente de conocimiento apropiada, no es suficiente. El investigador debe tener
claridad sobre la manera como ordenará su investigación. Esto lo puede lograr de
manera sencilla si desarrolla un esquema de trabajo o de investigación. De la forma
como organice mi esquema de marco teórico depende la profundidad que le daré
a la revisión bibliográfica y el uso que haré de las fuentes con las cuales cuento. El
esquema más sencillo es el que toma las variables del estudio por aparte y luego
las comienza a relacionar desde el punto de vista teórico. Tal esquema aparece en
la Tabla 7.2.
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Elementos básicos de metodología aplicados a la investigación en Psicología Jurídica • 165
Figura 7.1. Esquema de fuentes de conocimiento (adaptada a partir de la Tabla 1.
Presentada por De La Torre y Navarro, 1990, p. 18).
166 • Psicología jurídica Iberoamericana
Tabla 7.2. Ejemplo de esquema de marco teórico construido a partir
de las variables del estudio
Variable uno:
Teoría (libros)
Investigación (revistas)
Variable dos:
Teoría (libros)
Investigación (revistas)
Relación variable uno con
variable dos:
Teoría (libros)
Investigación (revistas)
A partir de las fuentes de información construir la
mejor descripción posible de la variable tanto desde
el punto de vista teórico como desde el empírico.
Sin importar el “tipo de relación” que hayan establecido otros autores, se debe hacer una revisión
juiciosa de la asociación posible entre las variables
del estudio.
Existe otro tipo de esquemas, generalmente conocidos como de descomposición en subtemas, los cuales pueden resultar no sólo interesantes, sino prácticos
especialmente cuando el alcance de la investigación que se adelanta es exploratorio
o cuando se trata de una investigación de corte teórico. En la Figura 7.2 aparece un
ejemplo tomado de De La Torre y Navarro (1990, p. 142).
Otro elemento fundamental a tener en cuenta cuando nos encontramos frente
al interés de desarrollar la investigación es el uso apropiado de las fuentes. El uso
cuidadoso de las fuentes permite al investigador cumplir con uno de los requisitos
de la ciencia: la rigurosidad. Adicionalmente, el buen uso de las fuentes de conocimiento evita el plagio por error involuntario así como tomar las ideas como propias
aún cuando se sabe que no lo son. La forma más sencilla de cuidar las fuentes de
nuestra investigación es utilizar fichas bibliográficas a razón de una por cada fuente
que se consulta. Aunque modernamente tenemos la opción de usar computadores
portátiles de diferente gama y tamaño como las notebooks, las netbooks (Ultra Mobile PC), las PDA del inglés Personal Digital Assistant (Asistente Digital Personal)
y las Tablet PC (iFreeTablet; iPad), entre otras, la ficha bibliográfica, sigue siendo el
mecanismo más ágil y reutilizable para tomar datos sobre las fuentes consultadas
en una investigación. En la Tabla 7.3 presentamos los elementos básicos que conformaría una ficha bibliográfica sencilla pero apropiada para completar el esquema
de investigación.
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Elementos básicos de metodología aplicados a la investigación en Psicología Jurídica • 167
Figura 7.2. Esquema de trabajo para desarrollar una investigación sobre el tema
epidemias y condiciones sanitarias en los Andes venezolanos.
168 • Psicología jurídica Iberoamericana
Tabla 7.3. Elementos básicos de una ficha bibliográfica
Datos para la cita APA:
Autor (Apellido, nombre):
Fecha (Año):
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Autor (libro, capítulo, artículo; compilador)
Año
Título (libro, capítulo, artículo)
Subtítulo
Otros (Edición, ciudad, editorial; volumen, número, pp)
Contenido:
DISEÑO, TÉCNICA O MÉTODO
Comúnmente, se tiende a confundir el diseño de la investigación, con el método de
la misma y con la técnica usada para la recolección de la información. Esto se debe
especialmente al hecho de que todos son métodos en sentido amplio. Según la Real
Academia Española de la Lengua, la palabra método, (del lat. methŏdus, y este del
gr. μeθοδος), recibe cuatro acepciones: 1. m. Modo de decir o hacer con orden; 2.
m. Modo de obrar o proceder, hábito o costumbre que cada uno tiene y observa;
3. m. Obra que enseña los elementos de una ciencia o arte; 4. m. Fil. Procedimiento que se sigue en las ciencias para hallar la verdad y enseñarla. Tanto el método,
como el diseño y la técnica de recolección de datos son métodos para algo y de ahí
que se presten para confusión; véase por ejemplo Strauss y Corbin (2002), quienes
consideran que los métodos son un “conjunto de procedimientos y técnicas para
recolectar y analizar datos” (p. 3). Pero, no hay duda de que en investigación, cada
uno de estos términos (método, diseño y técnica), implican acciones diferentes.
Para Kerlinger y Lee (2002), “el diseño de investigación constituye el plan y la
estructura de la investigación, y se concibe de determinada manera para obtener
respuestas a las preguntas de investigación” (p. 403). Como plan de trabajo, el
diseño de investigación establece las diferentes fases de la observación empírica
(Corbetta, 2003). Desde esta perspectiva, el diseño de investigación puede ser experimental y no experimental, pero teniendo en cuenta su validez interna, los diseños pueden ser experimentales, no experimentales o inadecuados. Esto quiere decir
que no se puede hacer de cualquier manera una investigación, sino que es necesario
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Elementos básicos de metodología aplicados a la investigación en Psicología Jurídica • 169
partir de un marco teórico, construir una hipótesis, recopilar unos datos, analizarlos
y presentar los resultados, todo dentro de un continuo lógico y coherente.
Por su parte, las técnicas de recolección de información o de datos son estrategias que permiten, de acuerdo con el objetivo de investigación, recoger y acumular “pequeños fragmentos de realidad” (datos), para responder a la pregunta de
investigación. Para escoger la técnica de recolección de información apropiada, se
debe tener en cuenta el objetivo de la investigación. Éste guía al investigador en
términos de lo que necesita para su investigación; el objetivo funciona como una
lámpara que ilumina las opciones de datos que se tiene y ayuda a evitar dos extremos limitantes de la investigación: la inclusión de datos innecesarios y la exclusión
de datos relevantes para la investigación.
El conocimiento de las características de los sujetos o participantes permite
adecuar la técnica de recolección más apropiada para el fin de la investigación, así
que no se puede ignorar este aspecto. También el tiempo disponible para efectuar
la recolección de la información puede determinar la técnica a utilizar. Tampoco
se puede olvidar la familiaridad con la técnica; por más sencilla que parezca una
observación, por ejemplo, la utilidad de ésta, en la investigación, está determinada
en muchos de los casos, por la forma como se utiliza y por la capacidad del investigador para superar las dificultades que se pueden presentar durante la aplicación.
De acuerdo con los datos y la forma como se puede abordar la realidad, se pueden distinguir dos tipos de técnicas de recolección de la información: cualitativas
y cuantitativas.
Las principales técnicas de recolección de datos cualitativos son: grabación y trascripción de entrevistas individuales (informal, estructural, estandarizada), videos de
observaciones de eventos particulares, testimonios escritos de las personas con respecto al tema a investigar, fotografías, escritos contentivos de historias de vida, guías
de recolección y descripción de documentos, documentos de registro de contenido
de la información y del proceso de la comunicación en las entrevistas a grupos focales, tarjetas de estímulo, palabras asociadas y jerarquías para las redes semánticas y
registro de observación no operacional (participante, participativa y no participativa).
En lo que hace referencia a las técnicas cuantitativas, generalmente reciben el
nombre de instrumentos. Aunque más adelante hablaremos de algunas características psicométricas de los instrumentos, baste decir por lo pronto, que las técnicas
cuantitativas de recolección de la información obedecen a la pretensión positivista
de mantener una “distancia apropiada” entre el investigador y la realidad investigada y, por ello, desde el diseño y la construcción de estos instrumentos pueden llegar
a constituir verdaderas investigaciones.
De otro lado, según Sierra (1996), “el método como procedimiento, está constituido por las etapas generales de actuación que forman su contenido y por las
técnicas o procedimientos concretos, operativos, para realizar en un caso determinado las fases generales de actuación en cuestión” (p. 30). Ahora bien, las etapas
170 • Psicología jurídica Iberoamericana
que componen un método particular dependen de la teoría que les da base; no se
puede usar cualquier método si lo que se desea es construir explicación científica.
Más exactamente, como bien lo advierten Cohen y Nagel (1990):
Si deseamos lograr claridad y precisión, orden y coherencia, seguridad y confiabilidad
en nuestras acciones y nuestras adhesiones intelectuales, tendremos que recurrir a un
método para fijar creencias cuya eficacia en la resolución de problemas sea independiente de nuestros deseos y de nuestra voluntad (p. 12).
Principales técnicas de recolección de datos
En esta parte definiremos y caracterizaremos algunas de las técnicas de recolección
de datos que pueden ser de relevancia para la investigación en psicología jurídica,
independientemente de su principal énfasis, cualitativo o cuantitativo.
Observación
La palabra observar (del lat. observāre), implica examinar atentamente, pero también advertir, atisbar, reparar, mirar con atención y recato. La observación ha sido
una de las principales herramientas de la ciencia, pero además es una de las herramientas más usadas por el ser humano para dar cuenta de su realidad. Como
técnica, la observación es viable tanto en investigaciones cuantitativas como en las
cualitativas. Coolican (2005), recalca que, con el uso de la observación en sus estudios sobre la agresión, Bandura pudo determinar cuáles variables independientes
manipular para lograr ciertos cambios sobre la variable dependiente agresividad. En
otras condiciones, el investigador puede estar interesado en conocer las interacciones entre los internos de una penitenciaría y la guardia de turno, lo cual puede ser
determinado a partir de observaciones constantes y cuidadosas. Pero, adicionalmente, el equipo de salud mental de la misma penitenciaría al inmiscuirse en la misma
investigación, arrojaría datos distintos por cuanto este grupo investigador no sólo
observa sino que participa en la vida de los internos estudiados. Por ello, la observación no es una técnica sobre la cual se pueda endilgar propiedad ni por parte del
enfoque cualitativo, ni por parte del enfoque cuantitativo.
Simplemente, “con la observación se trata de focalizar la atención de manera
intencional, sobre algunos segmentos de la realidad que se estudia, tratando de
captar sus elementos constitutivos y la manera como interactúan entre sí, con el fin
de reconstruir inductivamente la dinámica de la situación” (Agreda, 2004, p. 49). El
matiz especial se lo otorga el investigador guiado por el objetivo de la investigación
y por el reconocimiento del nivel de implicación que tiene con la muestra o grupo
que se pretende observar.
Elementos básicos de metodología aplicados a la investigación en Psicología Jurídica • 171
Historia de vida
Básicamente en esta técnica se busca “reconstruir las experiencias de vida, comportamientos y actitudes de una persona” (Agreda, 2004, p. 50), bien sea durante
un episodio o una experiencia particular o durante toda su existencia. Se trata
pues de auténticas autobiografías vivenciales. Los estudios basados en esta técnica
pueden requerir de una sola historia de vida (especialmente en los casos en que
se puede dificultar la consecución de otro caso similar), o pueden extenderse a un
número mayor de historias de vida, que generalmente no pasan de diez o doce, ya
que la cualidad de la técnica hace que se pueda contar con suficiente material de
trabajo. Sin embargo, “el criterio más importante para clasificar las investigaciones
realizadas de esta forma no se refiere al número de casos estudiados, sino más bien
al modo en que es tratado el material biográfico por parte del investigador”. (Corbetta, 2003, p. 409) Aquí se pueden esperar tres niveles: uno en el cual simplemente se recopilan las autobiografías en un documento y se deja al lector su análisis
(nivel recuperativo o precientífico); en el segundo nivel se presentan las biografías
compiladas seguidas de un ensayo interpretativo más o menos denso (nivel hermenéutico o explicativo); según Corbeta (2003) el tercer nivel consiste en:
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Hacer interactuar sistemáticamente material empírico e interpretación teórica, en
una comparación continua que adquiere asimismo una visualización propia por la
forma en la que se construye el texto. La exposición se guía por los problemas e interrogantes teóricos; estos constituyen el hilo conductor que une el material empírico
(p. 411).
Pensemos por un momento en un psicólogo jurídico interesado en conocer la
percepción del daño experimentado por un grupo de mujeres de la etnia Emberakatío (pueblo indígena que habita cerca del río Sinú en Colombia). No hay duda
que si aplica las historias de vida puede obtener información pero el uso de alguno
de los tres niveles descritos dependerá del objetivo de su investigación.
Conversatorio
Consiste en el encuentro oral entre dos personas: investigador e investigado. “Lo
que pretende el conversatorio es ir armando un concepto o un escenario; es una
tarea de tolerancia y de aceptación de las diferencias” (Agreda, 2004, p. 50). Es
un espacio propicio para el intercambio de ideas, de sentimientos, de afectos, de
confianzas y de desconfianzas. En esta interacción no siempre se establecen reglas
explícitas de intervención y de conducción. Esta modalidad es especialmente vital
cuando los participantes poseen cierto control que impide el uso de otras técnicas;
también es válida como técnica inicial y de “rompehielo”.
172 • Psicología jurídica Iberoamericana
Entrevista
A través de esta técnica se pretende lograr del entrevistado, una manifestación oral
respecto de una situación, un fenómeno, una experiencia. Generalmente, en esta
técnica hay mayor direccionamiento por parte del investigador en comparación
con el conversatorio. En términos generales, la entrevista personal puede definirse
como una conversación o un intercambio verbal cara a cara, que tiene como propósito conocer en detalle lo que piensa o siente una persona con respecto a un tema
o una situación particular (Macoby y Macoby, 1954 citados en Bonilla-Castro y
Rodríguez, 2000).
De acuerdo con Patton (1980 citado en Bonilla-Castro y Rodríguez, 2000), la
entrevista cualitativa puede tomar tres formas o modalidades principales:
1. Informal conversacional. La cual es pertinente al comienzo de la investigación o
cuando se desea aclarar algún aspecto de interés para el investigador, así como
cuando se desea conocer la estructura social o de lenguaje de un grupo (Agreda,
2004). Debido a que no se espera obtener información sistemática, aquí las preguntas se formulan en torno a un tema del cual se desea conocer en amplitud, sin usar
guías que delimiten el proceso (Bonilla-Castro y Rodríguez, 2000).
2. Estructurada con una guía. “En este caso se recurre a un bosquejo de cuestionario para
orientar la conversación; en ella se ha definido previamente un conjunto de tópicos que
deben abordarse con los entrevistados” (Agreda, 2004, p. 50). Según Bonilla-Castro y
Rodríguez (2000), la guía de entrevista actúa como marco de referencia a partir del
cual se plantean los temas apropiados para la investigación en curso, al tiempo que sirve
para ponderar la calidad y profundidad de la indagación.
3. Entrevista estandarizada. Esta es una entrevista con formato; no sólo se cuenta con
una guía sino que además se especifica el orden y la forma como se entrevistará al
participante. “Este tipo de entrevista es pertinente cuando hay más de una persona
responsable de recolectar la información y por lo tanto se aumenta el riesgo de variación entre los entrevistadores” (Bonilla-Castro y Rodríguez, 2000, p. 96).
Grupo focal
Según Corbetta (2003), las entrevistas de grupo se propusieron por primera vez
en la investigación social de Merton, Fiske y Kendall (1956), quienes acuñaron el
término focused interview (del que luego derivó focus group). Un grupo focal consiste pues en el encuentro de seis, diez o doce personas guiadas por el entrevistador;
“estos grupos son un conjunto de individuos con características similares, cuyas
relaciones mutuas los hacen interdependientes y a la vez se diferencian de otros
grupos” (Agreda, 2004). De acuerdo con el objetivo de su investigación, el entrevistador ya debe saber el tipo de información que desea recoger y esto le ayuda a
Elementos básicos de metodología aplicados a la investigación en Psicología Jurídica • 173
crear una guía de tópicos generales alrededor de los cuales girarán las discusiones
al interior de los grupos. “Las entrevistas a grupos focales tienen dos componentes
esenciales: el contenido de la información ‘lo que se dice’, y el proceso de comunicación, ‘cómo se dice’” (Bonilla-Castro y Rodríguez, 2000, p. 110).
Redes semánticas
De acuerdo con Valdez (2005) “La técnica de redes semánticas naturales, inicialmente planteada por Figueroa, González y Solís (1981), surge como una alternativa de evaluación del significado” (p. 75), esto es a partir de los modelos explicativos
de la forma en la que se organiza la información en torno a la memoria semántica.
El uso de la técnica implica el ejercicio de dos actividades interrelacionadas: en
primer lugar, los participantes, deben definir de la manera más precisa posible el
estímulo a través de la expresión de por lo menos cinco palabras que se relacionen con dicho estímulo; luego, en un segundo momento, los participantes deben
jerarquizar las palabras que usaron como definidoras. La jerarquización obedecerá
a la importancia o cercanía con el estímulo que se está utilizando. Esta técnica es
pues una buena alternativa para aproximarse a la comprensión de la subjetividad
humana, a partir de una postura etnopsicológica, que toma en cuenta la evaluación
del significado psicológico y su relación con la cultura (Valdez, 2005).
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Tipos de investigación
Los tipos de investigación son variados y dependen de la metodología que la sustente. En palabras de Sierra (1996), “los distintos tipos de investigación no se pueden distinguir, pues, por la razón de ser de la actividad investigadora, la solución de
problemas sino que su diferenciación tiene que hallarse en su objeto y el procedimiento o forma de actuación” (p. 28). Adicionalmente y de acuerdo con lo plasmado bajo el subtítulo de lógica de la investigación en psicología jurídica, no existe un
único modelo de investigación, ni un único enfoque, por lo que cada tipo de investigación está precedido de una teoría de fondo y su uso depende directamente del
problema de investigación, del acceso probable a la muestra o grupo participante
en la investigación y de la viabilidad del estudio pretendido.
Investigaciones según su enfoque
Según su enfoque, las investigaciones pueden ser cualitativas, cuando se considera
el significado subjetivo y la comprensión del contexto donde está el sujeto participante; cuando se hace énfasis en la interpretación. Y cuantitativas, cuando el
énfasis recae sobre la cuantificación u objetivación de la realidad desde un enfoque
174 • Psicología jurídica Iberoamericana
positivista. A partir de estos dos enfoques es posible hablar de uno que resulta de
la combinación de los mismos y que recibe el nombre de mixto.
Para Hernández, Fernández y Baptista (2010), “el enfoque cualitativo utiliza la
recolección de datos sin medición numérica para descubrir o afinar preguntas de
investigación en el proceso de interpretación” (p. 7). El propósito fundamental de
la investigación cualitativa es la “reconstrucción” de la realidad observada o vivenciada por los investigadores (participante) o por los miembros de la comunidad
(participantes propiamente dichos), sin la intención de generalizar o “inferir” nada
a poblaciones más amplias. Este enfoque tiene alcance hacia la definición de nuevas perspectivas, la refinación de hipótesis y el desarrollo de “teoría fundamentada”
(consistente con lo observado).
El enfoque cuantitativo “usa la recolección de datos para probar hipótesis, con
base en la medición numérica y el análisis estadístico, para establecer patrones de
comportamiento y probar teorías” (Hernández, Fernández y Baptista, 2010; p. 4). El
alcance de la investigación en el enfoque cuantitativo es la construcción y demostración de teorías, leyes y conceptos explicativos de la realidad, por lo que su objetivo
en cada caso es la generalización de los resultados a partir del estricto seguimiento
de un proceso que elimine al máximo el efecto de la subjetividad del investigador,
sus asistentes o la muestra estudiada.
Estudios empíricos cualitativos
Según Montero y León (2007),
en este conjunto de categorías se incluyen todos aquellos estudios que presentan
datos empíricos originales producidos por los autores y enmarcados dentro de la
lógica epistemológica de tradición subjetivista, ya sea fenomenológica, interpretativa
o crítica. En general, todos aquellos estudios empíricos que parten de la perspectiva
de los participantes.
Los estudios etnográficos son un buen ejemplo de este tipo de investigaciones. La Etnografía es el estudio de un grupo en el que se integra el investigador y
recoge la evidencia mediante un conjunto de técnicas no estructuradas en las que
predomina la observación participante. Según el Diccionario de la Real Academia
Española de la Lengua, la palabra etnografía (De etno- y -grafía), es el estudio descriptivo de las costumbres y tradiciones de los pueblos. Lo étnico, proviene del latín
ethnĭcus (del gr. eθνικóς) y hace referencia a todo lo perteneciente o relativo a una
nación, raza o etnia, entendiendo esta última como la “comunidad humana definida por afinidades raciales, lingüísticas, culturales, etc.” Sin embargo, la etnografía
debe ser entendida como un método o conjunto de métodos cuya característica
consiste en la participación abierta o encubierta del etnólogo, en la vida diaria de
los participantes durante un periodo, observando, escuchando, haciendo preguntas
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Elementos básicos de metodología aplicados a la investigación en Psicología Jurídica • 175
y reuniendo los datos que le permitan sacar conclusiones sobre un tema (Hammersley y Atkinson, 2001).
A partir de aquí surgen tendencias modernas de gran interés para la psicología
jurídica. De un lado está la etnopsicología, entendida como “psicología cultural o
ciencia que interpreta el comportamiento humano desde su dimensión cultural;
como psicología étnica o como ciencia del comportamiento de los grupos étnicos;
como psicología transcultural o ciencia comparativa intercultural del comportamiento diferencial de los grupos culturales”. (Aguirre, 2009, p. 29) No sólo por
explicar los comportamientos grupales desde su contexto cultural, sino por razón
de los objetivos que persigue este énfasis, el psicólogo jurídico puede encontrar
una herramienta valiosa en la etnografía. Por otro lado, la etnopsiquiatría nacida a
partir del interés por “entender el comportamiento humano, normal y anormal, en
el contexto de la cultura” (Aguirre, 2009, p. 92), resulta valedera al momento de
analizar la relación entre imputabilidad, trastorno mental y cultura. De otro lado,
según Aguirre (2009), “no se puede plantear la comprensión de una enfermedad
mental al margen de la cultura, por eso ha surgido la etnopsiquiatría” (p. 97).
El estudio de casos es otro modelo del tipo de investigación empírico-cualitativo.
Los estudios de caso son investigaciones descriptivas no estructuradas que se refieren
a una única unidad muestral, bien sea una persona, un grupo, una organización, una
comunidad. De acuerdo con Stake (1991 citado por Suárez, 2002), el estudio de
caso es un método de investigación social cuya credibilidad está en la capacidad de
generalización sobre la comprensión total y plena de las experiencias. En este tipo
de indagaciones, el investigador puede elegir el caso (extrínseco) o no elegirlo y “ser
parte de él” (intrínseco). Cuando el investigador elige el caso por su cualidad representativa el estudio es además instrumental, pero si elige varios casos prototípicos
que ilustran variantes del fenómeno bajo estudio, el estudio de caso es múltiple.
Por otro lado, la investigación-acción es un “estudio de un contexto social donde mediante un proceso de pasos sucesivos en espiral se investiga al mismo tiempo
que se interviene” (Montero y León, 2007; p. 856). Como forma de investigación
colectiva, la investigación acción participativa, se realiza en el contexto de los hechos sociales con la participación de las personas implicadas en la situación o hecho
(Suárez, 2002). La investigación-acción es, en últimas un ejercicio mancomunado
natural donde hay mixtura de elementos investigativos y educativo-formativos.
Finalmente, más que un tipo de “investigación participativa”, se puede hablar
de una técnica denominada observación participativa, propia del enfoque cualitativo, en la cual “el investigador se adentra: a) de forma directa; b) durante un periodo
de tiempo relativamente largo en un grupo social determinado; c) tomado en su
ambiente natural; d) estableciendo una relación de interacción personal con sus
miembros, y e) con el fin de describir sus acciones y de comprender; mediante un
proceso de identificación, sus motivaciones” (Corbetta, 2003; p. 327).
176 • Psicología jurídica Iberoamericana
Investigaciones según su alcance
El alcance de una investigación debe ser entendido como su límite explicativo, no
como su derrotero u objetivo. Este depende principalmente del avance previo en la
investigación y conocimiento del fenómeno u objeto de estudio. El alcance relativo
de una investigación no la invalida e incluso, en muchos casos, es precisamente la
capacidad de limitar o de dar perspectiva a la investigación lo que define a un buen
investigador. Por su alcance, las investigaciones pueden ser: exploratorias, descriptivas, correlacionales y explicativas.
Desde este punto de vista las investigaciones pueden ser exploratorias cuando
“el objetivo es examinar un tema o problema de investigación poco estudiado, del
cual se tienen muchas dudas o no se ha abordado antes” (Hernández, Fernández y
Baptista, 2010; p. 79). El hecho de que este tipo de investigación se relacione con
un fenómeno, objeto, tema o problema poco estudiado o conocido, no significa
que se trate de estudios superficiales o faltos de rigor. Según Suárez (2002), “el
interés de una investigación exploratoria es descubrir preguntas, hipótesis, nuevas
variables no observadas previamente que requieren una pregunta, o unas categorías
previas que guíen la observación y la información necesaria” (p. 109). De ahí la relevancia de la investigación exploratoria en la psicología jurídica, especialmente en
aquellos aspectos preeminentes que han sido poco estudiados. El psicólogo jurídico
puede comenzar con una investigación de este alcance que le permita luego llegar
incluso al nivel de las explicaciones y predicciones de las conductas, las cogniciones
y las emociones en ambientes enmarcados por la ley o la norma.
Por su parte, “los estudios descriptivos buscan especificar las propiedades, las
características y los perfiles de personas, grupos, comunidades, procesos, objetos
o cualquier otro fenómeno que se someta a un análisis” (Hernández, Fernández
y Baptista, 2010; p. 80). Este tipo de investigación busca exclusivamente detallar
situaciones, hechos, fenómenos o acontecimientos; “básicamente no está interesado en comprobar explicaciones, ni en probar determinadas hipótesis, ni en hacer
predicciones” (Tamayo, 1995; p. 41). Según Montero y León (2007), las investigaciones descriptivas pueden subdividirse en estudios descriptivos a través de
observación sistemática (observación natural; observación estructurada) y estudios
descriptivos de las poblaciones a través de encuestas con muestreo de probabilidad
(estudios transversales y longitudinales). En todo caso, los estudios descriptivos
no se quedan en la mera observación sistemática, sino que parten de un problema
definido que permite la formulación de hipótesis o postulados que determinen la
caracterización del fenómeno en relación con ciertas variables las cuales, a su vez,
parten de un conocimiento de base (Suárez, 2002).
Según Suárez, en el estudio correlacional se “indaga por la forma como varía
una variable en relación con la otra pero sin que exista una variable dependiente y
otra independiente” (p. 110). En la investigación correlacional “se persigue funda-
Elementos básicos de metodología aplicados a la investigación en Psicología Jurídica • 177
mentalmente determinar el grado en el cual las variaciones en uno o varios factores
concomitantes con la variación en otro u otros factores” (Tamayo, 1995; p. 44). El
propósito de los estudios correlacionales es “conocer la relación que exista entre
dos o más conceptos, categorías o variables en un contexto en particular”, en otras
palabras, los estudios correlacionales miden el grado de asociación entre esas dos o
más variables (cuantifican relaciones). Es decir, miden cada variable presuntamente
relacionada y, después, miden y analizan la correlación (Hernández, Fernández y
Baptista, 2010).
Finalmente, los estudios explicativos están dirigidos a responder por las causas de
los eventos y fenómenos físicos o sociales. Como su nombre lo indica, su interés se
centra en explicar por qué ocurre un fenómeno y en qué condiciones se manifiesta, o
por qué se relacionan dos o más variables (Hernández, Fernández y Baptista, 2010).
En esta clase de estudio el investigador, a través de diseños cuantitativos como los
experimentos de campo y la investigación ex-postfacto, siguiendo un razonamiento
hipotético deductivo, controla deliberadamente algunas condiciones del objeto o del
tema de investigación y manipula la variable independiente para verificar una cierta
clase de efectos sobre otra variable que depende de la primera (Suárez, 2002).
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Investigaciones según su aporte
Básicamente, las investigaciones pueden aportar de manera teórica al ensanchamiento de la explicación conceptual, en cuyo caso se denominan investigaciones
básicas; o pueden ser destinadas de forma directa a resolver alguna problemática
en la sociedad o como respuesta práctica a una necesidad humana, en cuyo caso se
denomina investigación aplicada. Para Suárez (2002), “la investigación básica está
teóricamente orientada y tiene como finalidad la producción de nuevos conocimientos teóricos; a esta misma investigación algunos la denominan investigación
pura” (p. 113). De otro lado, “la investigación aplicada tiene como propósito fundamental dar solución a problemas prácticos y solo indirectamente se interesa en la
obtención de un conocimiento nuevo” (Suárez, 2002, p. 113).
Investigaciones según el aporte al avance teórico
Los estudios teóricos son aquellos que presentan algún tipo de aporte teórico,
sistémico o conceptual a cualquiera de los campos de conocimiento. Tales aportes
pueden ser: “avances teóricos, estudios de revisión, actualización, comparación y
análisis crítico de teorías o modelos en un determinado campo” (Montero y León,
2007; p. 849).
Los estudios teóricos pueden ser clásicos o metaanálisis.
Las investigaciones teóricas de corte clásico “incluyen los estudios que gestionan la revisión de ideas sin utilizar estadísticos para llevar a cabo la fundamen-
178 • Psicología jurídica Iberoamericana
tación de sus tesis” (Montero y León, 2007; p. 849). Es decir, que el interés de
la investigación no desborda lo teórico-conceptual y por ello el autor se apoya
en literatura de investigación ya existente para avanzar teóricamente en cualquier
área del conocimiento. En algunos casos, se puede presentar información empírica
cuando esta afecta aspectos teóricos. El objetivo de la investigación teórica clásica
es, pues, analizar una teoría ya existente señalando fallas o mostrar la superioridad
de unas teorías sobre otras.
Dentro de los estudios teóricos clásicos se encuentra el ensayo, escrito en prosa que presenta la interpretación personal sobre un tema con base en elementos
teóricos, empíricos, hechos o informaciones reales. El objetivo es discutir un tema
desde una perspectiva eminentemente teórica aunque se utilicen datos empíricos. El documento contiene los siguientes aspectos: resumen, introducción, cuerpo,
conclusión y referencias.
Otro estudio teórico clásico es la monografía. Esta hace énfasis en una cuestión
muy específica; el investigador tiene un interés reflexivo determinado sobre una
idea, un concepto, una definición, un constructo. En la monografía se evidencia de
forma clara la posición del autor. El documento monográfico contiene: resumen,
introducción, cuerpo, conclusión y referencias y se diferencia del ensayo principalmente en su extensión pero también en su alcance explicativo.
El Metaanálisis es un tipo de estudio teórico que utiliza diferentes estimadores
del tamaño del efecto para estudiar la evidencia acumulada sobre un determinado
problema de investigación (Montero y León, 2007). Como su nombre lo indica, en
el metaanálisis, hay una revisión interpretativa o analítica de una serie de estudios
sobre una temática específica. Esta técnica metodológica propia de las ciencias
sociales puede referirse a la visión panorámica sobre un tema o a la revisión crítica
del avance de una teoría, un concepto, una intervención, etc.
Así, son metaanálisis los estudios panorámicos, los estados del arte y las reseñas,
entre otras.
La panorámica o estudio panorámico tiene un carácter descriptivo o compilativo, lo que no impide su interés científico si logra reunir materiales hasta
entonces dispersos y dan lugar a nuevas síntesis de los mismos (Sierra-Bravo,
1996). Es una investigación en la que se recogen todas las posturas posibles sobre un tema y se describe la tendencia explicativa. El documento presenta una
estructura básica compuesta por resumen, introducción, cuerpo, conclusión y
referencias.
El estado del arte, por su parte, versa sobre un tema particular haciendo énfasis
en un periodo de tiempo y su objetivo es evidenciar el desarrollo de un tema, producto, idea o concepto en particular. Como todos los estudios teóricos, consta de:
resumen, introducción, cuerpo, conclusión y referencias.
La reseña es un metaanálisis propiamente dicho, cuyo interés es hacer una
evaluación crítica de material, teórico o empírico, ya publicado. En este estudio,
Elementos básicos de metodología aplicados a la investigación en Psicología Jurídica • 179
Tabla 7.4. Criterios para la clasificación del diseño experimental
Criterio
A. Estrategia
de comparación
entre
tratamientos
Estrategia
Diseño
Cada tratamiento se
administra a un grupo
distinto de sujetos
Intergrupos o
intersujetos o de
medida única
Cada tratamiento se
administra al mismo
grupo de sujetos
Intrasujeto o de
medidas repetidas
o tratamientos x
sujetos
Combinación de las
estrategias intergrupos
e intrasujeto
Mixto o de medidas
parcialmente
repetidas
Subclasificaciones
VI con dos niveles: D. bivalentes
(en caso de ser intergrupos se
denominan D. de dos grupos)
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B. Cantidad
de variables
independientes
o factores
C. Técnica de
control asociada
a la estructura
del diseño
D. Cantidad de
variables
dependientes
Una sola variable
independiente
Simples o
unifactoriales
Dos o más variables
independientes
Complejos
factoriales
Técnica de control:
aleatorización
De grupos
completamente
aleatorizados
Técnica de control:
equilibración
Diseños con una o
más dimensiones de
bloqueo. Diseños
emparejados.
Diseños jerárquicos
Técnica de bloqueo
simple
Técnica de doble
bloqueo
Técnica de triple
bloqueo
Técnica de
emparejamiento
Técnica de
nidamiento
Diseños de bloques
aleatorios
Diseños de cuadrado
latino
Diseños de cuadrado
grecolatino
Diseños emparejados. Diseños
jerárquicos
Técnica de control: el
propio sujeto
Diseños intrasujeto
Una variable
dependiente
Univariantes o
univariados
Varias variables
dependientes
Multivariantes o
multivariados
VI con más de dos niveles: D.
funcionales, multivalentes o multinivel (en caso de ser intergrupos
se denominan D. multigrupos)
En función de la cantidad de
valores adoptados por cada VI y
de otros criterios taxonómicos
180 • Psicología jurídica Iberoamericana
Criterio
Estrategia
Presencia de unidades
experimentales en
todas las combinaciones de tratamientos
E. Configuración completa
o incompleta
de las
combinaciones
experimentales
F. Tipo de técnica utilizada
para el análisis
de datos
G. Control
estadístico
H. Constancia
en el número
de observaciones
Diseño
Subclasificaciones
Completo
Ausencia de unidades
experimentales en una
o varias combinaciones de tratamientos
Incompleto
Basada en escritos
supuestos acerca de
los parámetros
poblacionales
Paramétrico
Supuestos menos
severos sobre los parámetros poblacionales
No paramétrico
o de distribución
libre.
Mediante ajuste
estadístico de variables
perturbadoras
Con covariables o
de covarianza
No utilización de
ajuste estadístico
Sin covariables
Mismo número
de sujetos por
tratamiento
Equilibrado
Diferente número
de sujetos por
tratamiento
No equilibrado
Nota: Tomado de la Tabla 4.1 de Balluerka y Vergara (2002, pp. 25-26).
• Ausencia por imposibilidad de
administrar tratamientos:
D. accidentalmente incompletos
• Ausencia con justificación metodológica: D. estructuralmente
incompletos:
– Los niveles de un factor
(anidado) están representados
en un solo nivel de otro factor
(experimental): D. jerárquico o
con variables anidadas.
– Inclusión de dos variables de
bloqueo: D. de cuadrado latino
intersujetos
– Inclusión de tres variables de
bloqueo: D. de cuadro grecolatino
– Omisión de determinados
efectos factoriales (control):
D. de bloques incompletos
– Reducción del número de
combinaciones factoriales a
una fracción de la cantidad
total: D. fraccionado.
Elementos básicos de metodología aplicados a la investigación en Psicología Jurídica • 181
el investigador organiza, evalúa e integra material ya publicado, con el objetivo de
aportar al avance en la clarificación de un problema. En este tipo de investigación
impera más la relación temática de los componentes de estos artículos publicados,
que su orden cronológico.
Investigaciones según el diseño utilizado
Como ya se mencionó más arriba, el diseño es el formato usado para aproximarse a la realidad. Desde el punto de vista empírico, los diseños se diferencian por
el tipo de variable en que recae el énfasis y por el relativo control que puede tener
el investigador sobre las mismas; esto determinará a su vez una clasificación de
los estudios. En este caso, recurriremos a la clasificación propuesta por Montero y
León (2007), debido a que es una de las más completas actualmente. Sin embargo,
para que el lector tenga algún grado de claridad al momento de escoger el diseño
que aplicará a su investigación, en la Tabla 7.4 se exponen algunas de las clasificaciones de los diseños en psicología, más usadas.
Experimentos
Para catalogar una investigación como experimental es necesario que al menos una
de las variables independientes estudiadas haya sido manipulada explícitamente
por el investigador. Así, como bien lo advierte Suárez (2002):
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Realizar un experimento significa tomar una acción para luego observar y extraer
unas conclusiones. El término experimento se refiere a un estudio de investigación
en el que se manipulan deliberadamente una o más variables independientes para
analizar las consecuencias de esa manipulación sobre una o más variables dependientes dentro de una situación controlada por el investigador (p. 124).
Experimentos con grupos distintos (inter-sujeto). Para probar el efecto de cada
nivel de la variable independiente se asigna al azar, y uno a uno, a los participantes
a cada uno de los niveles; de esta forma las variables extrañas quedan equilibradas
en los distintos grupos. La eficacia máxima de este procedimiento de control se
alcanza cuando los grupos formados son grandes. Se recomienda que se especifique
cómo se ha materializado la adscripción. La mera utilización de la palabra “aleatorio” no garantiza el proceso (Montero y León, 2007). Aquí, los sujetos o grupos
diferentes son esencialmente comparables a cada uno de los cuales se aplica un solo
nivel de la variable independiente o un solo tratamiento, si las variables son dos o
más (Sierra, 1996).
1. Diseño con una variable independiente, grupos aleatorios. Plan de investigación basado en la manipulación de una única variable independiente formando tantos grupos al azar (inter-sujeto) como niveles tenga la variable (Montero y León, 2007). La
característica de incluir sujetos distintos en los grupos del experimento hace que el
182 • Psicología jurídica Iberoamericana
diseño se considere de grupos independientes, pero los sujetos son asignados al azar
a cada uno de los grupos por lo que estamos frente a un diseño de grupos aleatorios
(León y Montero, 1997; León y Montero, 2003).
2. Diseño con una variable independiente, grupos aleatorios y una variable bloqueada.
Experimentos inter-sujeto en los que, además, se ha controlado una variable extraña
mediante la formación de bloques (grupos de participantes con valores semejantes
en una variable extraña). Conviene analizar estadísticamente e informar del efecto
de la variable bloqueado (Montero y León, 2007). El bloqueo de una variable consiste en una técnica mediante la cual se pretende emparejar u homogeneizar los
grupos experimental y control con respecto a una variable anteriormente medida;
“los grupos se pueden emparejar atendiendo a la propia variable dependiente en
una medición previa al experimento” (León y Montero, 1997, p. 139).
3. Diseño con una variable independiente, grupos ya formados. Experimentos con varios grupos en los cuales los participantes no han sido asignados de forma individual a
las condiciones, sino que, al no poderse desligar de su grupo, se adscribieron -al azarcompletos a las condiciones experimentales (Montero y León, 2007).
Experimentos con el mismo grupo (intrasujeto). Cada uno de los participantes
ha recibido todos los niveles de la variable independiente en todos los órdenes
(completo) o sólo en un orden (incompleto). La eficacia de este diseño depende
de haber controlado el efecto de la práctica acumulado por la repetición de tareas,
por lo que se debe indicar la forma utilizada, junto a la denominación del diseño
(Montero y León, 2007).
1. Diseño con una variable independiente, intrasujeto (el tratamiento se administra al
mismo grupo de sujetos), con ordenación aleatoria simple (completo). En este plan
experimental, la naturaleza de la variable independiente ha permitido muchas repeticiones de cada nivel, por lo que la presentación final de los niveles y sus repeticiones
se ha hecho de forma aleatoria simple (Montero y León, 2007).
2. Diseño con una variable independiente, intrasujeto, con orden aleatorio por bloques (completo). Según Montero y León (2007), el tiempo de ejecución de cada
presentación de los niveles de la variable independiente ha permitido hacer un
número moderado de repeticiones. Para asegurarse la compensación del efecto de
la práctica, la ordenación al azar de los niveles se ha hecho por bloques en los que,
en cada uno de ellos, aparecen todos los niveles. Cada participante ha pasado por el
total de repeticiones (completo).
3. Diseño con una variable independiente, intrasujeto, con orden reequilibrado AB, BA
(completo o incompleto). Las tareas correspondientes a cada uno de los dos niveles
(A, B) de la variable independiente necesitan un tiempo de ejecución que no permite
hacer repeticiones. La mitad de los participantes (al azar) ha realizado el experimento
Elementos básicos de metodología aplicados a la investigación en Psicología Jurídica • 183
en la secuencia AB y la otra mitad en la forma BA (incompleto). Si el investigador ha
usado el diseño completo, ABBA, deberá justificar que los efectos de la práctica sobre
la variable dependiente son lineales (Montero y León, 2007).
4. Diseño con una variable independiente, intrasujeto, con orden en cuadrado latino
(incompleto). La variable independiente, con tres o más niveles, tiene un tiempo de
presentación que no permite repeticiones. Los participantes se han dividido en grupos al azar; cada grupo se ha asignado a cada una de las permutaciones de órdenes
de los niveles elegidos para configurar el cuadrado latino (Montero y León, 2007).
En el diseño de cuadrado latino, el control del efecto de la práctica (relacionado
con el orden de presentación del nivel de la variable independiente), se lleva a cabo
mediante la selección de un grupo de secuencias de presentación de entre todas las
posibles, lo que lo hace incompleto es el hecho de que los sujetos reciben todos los
niveles de la variable independiente una única vez (León y Montero, 2003).
Experimentos factoriales. Experimentos con más de una variable independiente,
en los que los niveles de las variables se presentan combinados entre sí. Pudiendo
ser, por ejemplo, factoriales completos, anidados, con reducción de grupos, etc., lo
cual se habrá de anotar en el nombre del diseño. Además del número de variables
independientes y sus niveles, se indicará la forma de estudiar cada variable: inter o
intrasujeto. Se señalarán, asimismo, las variables que no hayan sido manipuladas, en
el caso de que el diseño incluya alguna. (Montero y León, 2007) Por un lado, “en
el diseño factorial más sencillo, ambas variables independientes pueden ser experimentales”; (León y Montero, 2003, p. 268) pero “en un diseño complejo se pueden
mezclar variables independientes sólo experimentales, sólo cuasiexperimentales o
experimentales y cuasiexperimentales” (León y Montero, 1997, p. 192).
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Cuasiexperimentos
En estos casos, se trata de experimentos no puros en los cuales no se tiene el
control total de las variables. En los cuasiexperimentos, los sujetos no son asignados
al azar a los grupos ni emparejados u homogeneizados, sino que los grupos pueden incluso estar formados antes del experimento (Suárez, 2002). Dentro de esta
categoría y la de estudios ex post facto se han incluido todos aquellos estudios que,
aún teniendo el objetivo de contrastar una hipótesis de relación causal, tienen limitaciones –más o menos serias– para conseguirlo con éxito. Dentro de este primer
grupo se incluyen los diseños con intervención en los que se hacen aplicaciones en
situaciones naturales, en las cuáles es imposible asignar al azar a los participantes o
controlar el orden de aplicación de los niveles de la variable independiente. Dentro
de los diseños con intervención se pueden dar las variantes que se detallan a continuación (Montero y León, 2007).
184 • Psicología jurídica Iberoamericana
Pre-post. Se toma una medida antes de la intervención y otra después. Dentro de
esta categoría se han podido utilizar varios diseños (Montero y León, 2007). Aquí
los términos pre y post hacen referencia a las evaluaciones que se aplican a los sujetos; si se quiere se puede usar el término más amplio observación antes y después
de aplicar una intervención o tratamiento.
1. Pre-post, un grupo. El tratamiento se ha aplicado a un único grupo. Se aconseja que
el investigador argumente contra las amenazas de este diseño tan débil (Montero
y León, 2007). En este caso se hace una observación previa, luego se aplica la variable independiente (tratamiento o intervención) y finalmente, se mide la variable
dependiente para ver el efecto o cambio posterior.
2. Pre-post, dos grupos, uno de cuasicontrol. Además del grupo al que se ha aplicado el tratamiento, se ha medido en la variable dependiente, en los dos mismos
momentos, a otro grupo de participantes similar, no tratado y no formado al azar.
Por no tener las garantías de los grupos control formados al azar es por lo que se
denomina “cuasicontrol” (Montero y León, 2007). Según Kerlinger y Lee (2002),
a diferencia del diseño de dos grupos (o grupo control) con pretest y postest, en
el diseño pre-post de dos grupos, lo cuasiexperimental consiste en que no hay una
asignación aleatorizada de los participantes a los grupos, ni hay apareamiento de los
participantes para luego repartirlos aleatoriamente en los grupos, de aquí deviene
la debilidad del diseño debido a la imposibilidad de determinar el verdadero efecto
sobre la variable dependiente.
3. Pre-post, dos grupos, uno de una cohorte anterior. En este diseño se ha mejorado el
control de variables al utilizar como cuasicontrol un grupo de una cohorte anterior.
El investigador deberá señalar cuáles son las variables institucionales que permiten
argumentar la equivalencia de los grupos (Montero y León, 2007).
4. Pre-post, un grupo, con cuasicontrol en una segunda variable dependiente. Al no
ser posible utilizar un grupo de cuasicontrol, el investigador ha utilizado otra medida dependiente para mostrar que la intervención ha sido eficaz. Para que la segunda
variable sirva de comparación es necesario justificar que no está conectada con la
dependiente principal (Montero y León, 2007). El principio sobre el que descansa
este diseño es que si disponemos de una intervención que puede modificar dos
conductas, al aplicarlo a una sí y a otra no, podemos esperar el registro de cambios
en una de las variables mientras la otra queda intacta (León y Montero, 1997; León
y Montero, 2003).
Solo post. Estos planes corresponden a situaciones en las que únicamente se pueden tomar medidas tras la intervención, la cual ha podido hacer el propio investigador o no. Dentro de esta categoría figuran los siguientes diseños (Montero y
León, 2007). Las restricciones de los diseños sólo post son muy altas ya que no hay
Elementos básicos de metodología aplicados a la investigación en Psicología Jurídica • 185
medidas previas; hay menos controles, más amenazas y por ende las interpretaciones causales deben ser más cautas (León y Montero, 1997; León y Montero, 2003).
1. Solo post, dos grupos, uno de cuasicontrol. El investigador ha utilizado el más simple de los esquemas: un grupo que fue tratado y después medido se compara con
otro cuasicontrol que no fue tratado. Dada la gran cantidad de amenazas de esta
estrategia, se deberá argumentar, fundamentalmente, sobre la equivalencia de los
grupos (Montero y León, 2007).
2. Solo post, dos grupos, uno de una cohorte anterior. Investigación cuasiexperimental
solo post, con dos grupos, donde el de cuasicontrol se mejora al provenir de una
cohorte anterior (Montero y León, 2007).
3. Solo post, grupos duplicados, con cuasicontrol simultáneo. El plan solo post simple
se ha mejorado al duplicar tanto el grupo experimental como el cuasicontrol. El
investigador deberá mostrar la semejanza de resultados entre los grupos experimentales frente a la diferencia respecto al conjunto de los cuasicontrol (Montero y
León, 2007).
4. Solo post, grupos duplicados, con cuasicontrol en cohortes sucesivas. Diseño solo
post en el cual se ha buscado incrementar la validez, además de con la duplicación
de grupos, con el control de variables institucionales; por eso, el grupo cuasicontrol
(dividido) se ha tomado en una cohorte del mismo centro (Montero y León, 2007).
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5. Solo post, con dos o más tratamientos. En este plan, el investigador ha trabajado
con una variable independiente con dos o más modalidades; en consecuencia se
tiene información sobre la variable dependiente en grupos que han sido sometidos
a diferentes modalidades de tratamiento (Montero y León, 2007).
Serie temporal interrumpida. La naturaleza de la variable dependiente ha permitido tomar repetidas puntuaciones antes y después de la intervención. Dentro de
esta categoría se han podido usar diferentes diseños (Montero y León, 2007). El
empleo de este diseño permite separar los efectos reactivos de medición del efecto
de la variable independiente, es decir, determinar que es más efectivo si las reacciones ante la medición o el efecto de la variable experimental (Kerlinger y Lee,
2002). Las características comunes a los diseños de serie temporal interrumpida
son: “repetición en el tiempo de las observaciones antes y después de la intervención y prueba del efecto absoluto de la intervención con los mismos sujetos” (León
y Montero, 2003).
1. Serie temporal interrumpida, un grupo. A un único conjunto de participantes se le
aplica un tratamiento, pero se toman varias medidas de la variable dependiente a lo
largo de un periodo previo y a lo largo de un periodo posterior (Montero y León,
2007).
186 • Psicología jurídica Iberoamericana
2. Serie temporal interrumpida, con dos grupos, uno de cuasicontrol. Igual que en el
caso anterior, pero con el añadido de que al mismo tiempo se toman las mismas
medidas en otro grupo de comparación que no ha sido formado al azar (Montero
y León, 2007). Este diseño de series de tiempo múltiple “tiene la ventaja de que
elimina el efectos de la historia al incluir un grupo control compuesto de un grupo
equivalente de participantes –o por lo menos comparable– que no recibe la condición de tratamiento (Kerlinger y Lee, 2002, p. 493).
3. Serie temporal interrumpida, un grupo, con cuasicontrol en una segunda variable
dependiente. En este caso, el grupo de comparación no está constituido por otras
personas sino por las medidas en otra variable dependiente no sometida a tratamiento (Montero y León, 2007).
4. Discontinuidad en la regresión. La intervención se ha producido a partir de un valor pre en la muestra y se han estudiado los valores post en el entorno de ese punto
(Montero y León, 2007).
Estudios ex post facto
La expresión ex post facto es clara al advertir que el investigador es un extraño que
llega a observar el hecho después que ha tenido lugar. Por esto, en este grupo se
incluyen aquellos estudios en los que las limitaciones para el contraste de las relaciones causales vienen dadas por la imposibilidad de manipular la variable independiente. En otros sistemas de clasificación se usa la etiqueta de correlacionales para
hacer referencia a algunos de los que se presentan. Aquí se prefiere no utilizarla
porque hace mención a un índice estadístico y porque es imprecisa con respecto
a algunos elementos del plan de investigación (por ejemplo, la distinción entre
estudio prospectivo y retrospectivo de grupo único). Dentro de esta categoría se
han podido seguir los siguientes planes de investigación (Montero y León, 2007).
Retrospectivos. Se comienza estudiando la variable dependiente y después se prueban posibles variables independientes. Dentro de esta categoría se han podido usar
algunas variantes (Montero y León, 2007). Según León y Montero (1997), “una forma de resumir en qué consiste la estrategia retrospectiva sería señalando que primero
medimos la variable dependiente y, después, buscamos hacia atrás posibles explicaciones de la misma, es decir, medimos las posibles variables independientes” (p. 304).
1. Retrospectivo, un grupo, simple. Esta categoría implica que el investigador ha elegido un grupo (clave) de participantes por poseer todos una “característica” (síndrome clínico, historia personal, etc.) cuyas posibles causas se quieren estudiar (Montero y León, 2007).
2. Retrospectivo, dos grupos, uno de cuasicontrol. En este caso se ha añadido un grupo
de participantes que poseen los mismos valores que el grupo clave en un conjunto
Elementos básicos de metodología aplicados a la investigación en Psicología Jurídica • 187
de variables que se quieren controlar, pero que no poseen esa “característica” cuya
causa se estudia (Montero y León, 2007).
3. Retrospectivo, un grupo, múltiples medidas. Esta última categoría implica que el
investigador ha tenido la posibilidad de incluir en su muestra participantes que
-además de determinados valores en la variable dependiente- poseen la mayor heterogeneidad posible en todas las variables potencialmente independientes (Montero y León, 2007).
4. Estudios historiográficos bibliométricos. Según Montero y León (2007), son estudios que ponen a prueba relaciones entre variables en una situación ya pasada (ex
post facto), pero en los que las unidades de análisis no son personas sino objetos
(habitualmente documentos).
Prospectivos. Se comienza estudiando una variable independiente y después se
mide la dependiente. Hay que tener en cuenta que la simple ordenación temporal
del registro de las variables independiente y dependiente no permite considerar
un diseño como prospectivo. El lapso temporal entre variables independiente y
dependiente debe permitir que la primera actúe sobre la segunda. Dentro de esta
categoría se han podido usar distintos diseños (Montero y León, 2007; León y
Montero, 2003; León y Montero, 1997).
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1. Prospectivo, una variable independiente, simple. Se ha estudiado el efecto de una
única variable independiente que no se manipula sino que ha actuado de forma
natural. El investigador se ha limitado a seleccionar participantes por poseer un
determinado valor en la misma (Montero y León, 2007).
2. Prospectivo, con más de una variable independiente, factorial. Se ha estudiado el
efecto de una variable independiente, que se presenta combinada con los niveles de
otra/s variable/s independiente/s, sobre una dependiente. Ninguna de las variables
independientes ha sido manipulada, sino que se han elegido grupos de participantes que poseían combinaciones de valores en ellas (Montero y León, 2007).
3. Prospectivo, un grupo, múltiples medidas. Se ha estudiado el efecto de un conjunto de variables independientes que fueron medidas en una única muestra, lo más
grande y representativa posible, antes de que aparecieran sus valores en la variable
dependiente (Montero y León, 2007).
4. Prospectivo, con más de un eslabón causal. Se ha estudiado el efecto de un conjunto de variables independientes en, al menos, dos eslabones causales, de tal modo
que existen variables que son a la vez independientes con respecto a la dependiente y dependientes con respecto a las que aparecen en un eslabón causal anterior
(Montero y León, 2007).
188 • Psicología jurídica Iberoamericana
Evolutivos. Diseños en los que la variable independiente es el paso del tiempo, variable que no se puede manipular. Dentro de esta categoría se han podido utilizar
diferentes diseños (Montero y León, 2007).
1. Evolutivo, transversal. Se han comparado grupos que tienen diferentes valores en la
variable edad en un único momento temporal (Montero y León, 2007).
2. Evolutivo, longitudinal. Se ha comparado al mismo grupo de participantes en una
determinada variable dependiente según pasa el tiempo (Montero y León, 2007).
Este diseño consiste pues, “en la medida o registro de las respuestas de uno o más
individuos, en diferentes intervalos de tiempo, a lo largo de un determinado espacio
de tiempo” (Anau, 1997, p. 62).
3. Evolutivo, secuencial. Se estudia el efecto de la variable edad combinando un diseño longitudinal con la comparación entre, al menos, dos cohortes distintas (Montero y León, 2007).
Experimentos de caso único
En esta categoría se incluirán todos los estudios experimentales en los que un solo
individuo es su propio control. Se han recogido ocho variantes (Montero y León,
2007).
Diseño sin retirada, AB. Diseño en el que no se puede retirar el tratamiento.
Diseño de retirada, ABAB. Diseño básico de caso único con retirada del tratamiento y finalización con intervención (Montero y León, 2007). La repetición del tratamiento proporciona al investigador información adicional sobre la fortaleza de la
intervención del tratamiento, al tiempo que da evidencia de que fue el tratamiento
el que generó el cambio en el comportamiento (Kerlinger y Lee, 2002).
Diseño con dos tratamientos, ABACA. Con este plan se ha comparado la eficacia
de dos tratamientos distintos sobre el mismo paciente. En el esquema general B y
C representan a los tratamientos (Montero y León, 2007).
Diseño con tres niveles de tratamiento, ABAB’AB’’. Con esta estrategia se han
comparado las diferencias en eficacia entre varios niveles de intensidad creciente
de una intervención (Montero y León, 2007).
Diseño para contrastar la interacción, A-B-A-C-A-B-BC-C. Con este diseño se ha
estudiado la interacción de dos tratamientos (B y C en este caso). Cualquier otra
Elementos básicos de metodología aplicados a la investigación en Psicología Jurídica • 189
variante de este plan debe incluir intervenciones y retiradas de cada terapia, más la
presentación conjunta de ambas (Montero y León, 2007).
Línea base múltiple, varias conductas, el mismo paciente. Con esta estrategia, varias
conductas son registradas de forma simultánea; a continuación, de forma escalonada
en el tiempo, se intervienen cada una de ellas. Las comparaciones se realizan entre las
fases tratadas con las que permanecían en línea base (Montero y León, 2007).
Línea base múltiple, varios pacientes, la misma intervención. En este diseño el
escalonamiento temporal se ha aplicado a los pacientes, los cuales recibieron la intervención de forma secuencial, mientras los otros fueron registrados en línea base
(Montero y León, 2007).
Línea base múltiple, varias situaciones, la misma intervención. En este diseño el
escalonamiento temporal se ha aplicado a diferentes contextos. El propósito ha
sido observar el cambio en diferentes ambientes, cuando la conducta recibe el refuerzo adecuado. Se puede estudiar tanto a un paciente como a un grupo. (Montero y León, 2007) La clave del diseño está en que “si los cambios en las conductas
coinciden con la introducción del tratamiento, eso proporciona evidencia de que el
tratamiento es eficaz” (Kerlinger y Lee, 2002, p. 502).
© Editorial El Manual Moderno Fotocopiar sin autorización es un delito.
Investigación histórica
Hay dos aproximaciones históricas a la realidad: la historia y la historiografía. El
método propio de la investigación histórica es analítico y sintético; en su aspecto
analítico, la descomposición del hecho histórico es básicamente reflexiva e interpretativo-hermenéutica. Lo sintético está relacionado con la capacidad explicativa
de las conclusiones de la investigación. La investigación histórica se organiza a
través de métodos de reorganización de la realidad del tipo cronológico, geográfico
y etnográfico. En ocasiones será necesario recurrir a otras ciencias auxiliares, tales
como: arqueología, paleografía, numismática, epistemología, sigilografía, diplomática, heráldica, iconografía y otras.
Investigación de corte psicométrico
En palabras de Coolican (1997), “la precisión en muchas áreas de investigación
requiere mediciones cuantitativas, mismas que se conducen a varios niveles” (p.
223). A lo que hace referencia este autor es que aunque en psicología se puede investigar desde el enfoque cualitativo, también es viable e incluso a veces
necesario estudiar variables desde un punto de vista cuantitativo. Los estudios
psicométricos también han sido considerados instrumentales por cuanto apuntan
190 • Psicología jurídica Iberoamericana
a la construcción, validación, estandarización y revisión de herramientas o instrumentos evaluativos. En este lugar se pueden investigar aspectos propios de los
instrumentos de medición y evaluación como: dilucidación del constructo (aunque
en este lugar se puede optar por un estudio de corte teórico), construcción de
instrumentos, adaptación de instrumentos, análisis de reactivos o ítems, validez,
confiabilidad, estandarización.
Antes de seguir adelante, y en lo que respecta a la medición de las variables,
es necesario recordar que los datos se pueden medir en cuatro niveles o escalas:
nominal, ordinal, de intervalo y de razón (Runyon y Haber, 1987; Coolican, 1997;
Hopkins, Hopkins, y Glass, 1997; Siegel y Castellán, 1998; Cohen y Swerdlik,
2001; Hogan, 2004; Coolican, 2005). La escala nominal implica el uso de un rótulo extraído a partir de una serie de características que generan la clasificación
o asignación de categorías (la variable género, por ejemplo, asume los valores femenino y masculino); en el caso de las escalas ordinales, el cambio es la inclusión
de la posibilidad de orden o jerarquía sin que esto implique una distancia o una
medida igual entre diferentes valores en la jerarquía y sin que implique un valor
cero; en las escalas intervalares las distancias entre valores son iguales o, lo que es
mejor, las unidades de medida son idénticas sin importar si se trata del primer valor
en comparación con el segundo o si es más bien entre los valores que ocupan los
lugares décimo y decimoprimero (este nivel de medida es propio de las escalas de
inteligencia); finalmente, en las escalas de razón se combinan las bondades de los
niveles ya explicados, lo cual unido a la existencia de un cero o punto absoluto, le
da el poder para realizar cualquier tipo de operación matemática.
Adicionalmente, cada investigación debe ser contextualizada a la luz de la Teoría Clásica de los Test y/o de la Teoría de la Respuesta al Ítem, así como las demás
teorías de corte psicométrico.
La Teoría de Respuesta al Ítem (TRI) “intenta brindar una fundamentación
probabilística al problema de medir constructos latentes (no observables) y considera al ítem como unidad básica de medición” (Cortada, N., 2004, p. 95). Por su
parte, la Teoría Clásica de los Test (TCT) es un modelo estadístico que fundamenta
de manera adecuada las puntuaciones de los test y permite la estimación de los
errores de medida asociados a todo el proceso de medición (Muñiz, 2000).
Aunque existe tal diferencia, Cortada (2004) resalta que:
La teoría de la respuesta al ítem así como la teoría clásica de los tests consideran que
cada individuo lleva asociado un parámetro individual, que en la teoría de la respuesta al ítem se denomina aptitud, incluyendo cualquier rasgo psicológico y se simboliza
por la letra griega θ (zeta), y en la teoría clásica se denomina puntaje verdadero (V),
que es inobservable pero que se puede estimar por sus manifestaciones observables
que son los puntajes originales, X1, X2 ....Xn, de los tests (p. 97).
Elementos básicos de metodología aplicados a la investigación en Psicología Jurídica • 191
En la Tabla 7.5 se pueden evidenciar las diferencias postulares entre los
dos modelos, la TCT y la TRI. Tales postulados nacen de modelos matemáticos
explicativos muy distintos: el modelo lineal clásico en lo que respecta a la TCT
y en el caso de la TRI, los modelos son funciones matemáticas que relacionan
las probabilidades de una respuesta particular a un ítem, con la aptitud general
del sujeto.
De otro lado, la Teoría de Respuesta al Ítem ha desarrollado tres modelos explicativos: el modelo logístico de un parámetro, más conocido como modelo de
Rasch; el modelo de dos parámetros de Lord, elaborado a partir de la distribución
normal; y el modelo de tres parámetros, donde se inserta una cuantificación del
seudo azar.
Frente al constructo, se puede decir que es el concepto que da base a la medición que se pretende hacer. Es común que la construcción teórica en psicología
esté atravesada por entidades hipotéticas de difícil o controvertida definición. Para
Kerlinger y Lee (2002), “un constructo es un concepto con el significado adicional de haber sido creado o adaptado para propósitos científicos especiales” (p. 4).
Mientras un concepto es una palabra que expresa una abstracción a partir de elementos particulares, un constructo es un concepto pero con una intencionalidad
científica específica. El que el constructo sea de manera deliberada y conciente
usado en ciencia implica que: se incorpore en los sistemas teóricos y se relacione de
múltiples formas con otros constructos, y el constructo se define y especifica de tal
manera que pueda ser medido (Kerlinger y Lee, 2002). De tal suerte que el investigador en psicología jurídica tiene aquí la fuente de los instrumentos de medida
más importantes de su campo de desempeño.
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Tabla 7.5. Comparación entre los supuestos de la TCT y la TRI
Supuestos TCT
Postulados TRI
La puntuación verdadera (V) es la esperanza matemática de la empírica: V
= E(X), donde X es la variable aleatoria
“puntuación empírica del sujeto”.
El resultado de un examinado en un ítem
puede ser explicado por un conjunto de
factores llamados rasgos latentes o aptitudes que se simbolizan por θ.
Se asume que no existe correlación
entre las puntuaciones verdaderas de
los sujetos en un test y sus respectivos
errores de medida: p(v, e) = 0.
La relación entre la respuesta de un sujeto
a un ítem y el rasgo latente que subyace
puede describirse como una función monotónica creciente que se llama función
característica del ítem o curva característica del ítem (CCI).
192 • Psicología jurídica Iberoamericana
Los errores de medida de los sujetos en
un test no correlacionan con sus errores de medida en otro test distinto: p(ej,
ek) = 0.
Las estimaciones de la aptitud (θ) obtenidas con distintos ítem serían iguales y las
estimaciones de los parámetros de los ítem
obtenidos en distintas muestras de examinados serán iguales.
Nota. Esta tabla fue construida con base en Muñiz (2000, p. 29) y Cortada (2004, pp. 98-99).
En lo que respecta a la confiabilidad de los instrumentos, esta refiere a la capacidad inalterable de la medida, de una situación a otra, de un sujeto a otro. Pensemos en una cinta métrica hecha de un material que se expande con el incremento
de la temperatura ambiente. Tal cinta métrica sería nada confiable ya que a medida
que aumenta la temperatura, ésta se estira y la medida sobre un mismo sujeto varía.
Son varias las fuentes de disminución de la confiabilidad en los instrumentos psicológicos (Adkins, 1996), pero a través de los procedimientos estadísticos de confiabilidad podemos superar estas dificultades. Desde el punto netamente estadístico,
“el término confiabilidad se refiere a la proporción de la varianza total atribuida a
la varianza verdadera” (Cohen y Swerdlik, 2001, p. 155).
De tal manera que “un instrumento de medida, en nuestro caso un test o una
escala, se considera fiable si las medidas que se hacen con él carecen de errores
de medida, son consistentes” (Muñiz, 2000, p. 33). Confiabilidad es sinónimo de
consistencia de las medidas obtenidas por una persona cuando se le aplica la misma
prueba, una y otra vez (Anastasi y Urbina, 1998; Hogan, 2004); también se puede
entender como la precisión con la que mide la prueba (Cohen y Swerdlik, 2001).
Sin embargo, no se puede confundir la confiabilidad del instrumento de medida
con la estabilidad o modificabilidad del constructo medido (Muñiz, 2000); es decir
que la variabilidad en la medida del constructo debe ser claramente determinada a
través de un instrumento confiable, ya que la estabilidad de la medida se relaciona
con la fiabilidad del instrumento mientras no existan razones, ni empíricas ni teóricas, que nos hagan suponer un cambio en el constructo medido.
La confiabilidad de un instrumento está dada por un coeficiente estimado a
partir del cálculo estadístico de la correlación entre las puntuaciones de los sujetos
en un par de test paralelos. Por esto, se suelen utilizar tres formas empíricas para
calcular la fiabilidad del instrumento: Método de las formas paralelas que consiste
en construir dos instrumentos paralelos para aplicarlos a una muestra representativa de la población de interés, para calcular la correlación entre los puntajes obtenidos por los grupos en las dos versiones del test. El método Test-Retest, consiste en
calcular el coeficiente de correlación entre los puntajes obtenidos por los mismos
sujetos en dos momentos diferentes en los cuales les fue aplicada la misma versión
del instrumento. Debido a que el transcurso del tiempo es uno de los factores de
maduración (una fuente principal de error en la investigación), “el margen temporal entre las dos ocasiones –de aplicación– suele ser desde un día hasta un mes”
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Elementos básicos de metodología aplicados a la investigación en Psicología Jurídica • 193
(Hogan, 2004, p. 98). El coeficiente de confiabilidad consiste en una medida de
correlación entre las dos ocasiones en que se aplicó el instrumento y generalmente
recibe el nombre de coeficiente de estabilidad (Cohen y Swerdlik, 2001; Hogan,
2004). Para Anastasi y Urbina (1998), “la confiabilidad del retest muestra el grado
en el que los resultados de una prueba pueden generalizarse en otras ocasiones”;
es una relación inversa en la que a mayor confiabilidad de la prueba, menor efecto
sobre los resultados, de los cambios en la condición de los examinados o del entorno de aplicación. Quizá las dificultades más relevantes que se presentan con el uso
de la técnica de Test-Retest son: que la medida no nos dice nada sobre el error no
sistemático debido a las variaciones en el contenido de la prueba; generalmente, los
sujetos no están totalmente dispuestos a repetir la prueba sobre todo si esta es muy
extensa; además es posible que se genere un efecto de la primera presentación de la
prueba sobre la segunda, incluso hasta el nivel del recuerdo parcial de su contenido
por parte del sujeto (Hogan, 2004).
Para evitar las dificultades expuestas, se utiliza el método de la confiabilidad de
formas alternas o equivalentes. Básicamente, “las mismas personas pueden ser evaluadas con una forma en la primera ocasión y con otra equivalente en la segunda”
(Anastasi y Urbina, 1998, p. 93). En este caso, también se calcula un coeficiente de
correlación pero entre los puntajes obtenidos en dos formas de la misma prueba, lo
cual constituye el coeficiente de confiabilidad del instrumento, generalmente denominado coeficiente de equivalencia, “que no sólo mide la estabilidad temporal,
sino también la consistencia de las respuestas a diferentes muestras de reactivos (o
formas de la prueba), lo que permite combinar dos tipos de confiabilidad” (Anastasi y Urbina, 1998, p. 93). La aplicación de este método no está exenta de dificultades que pueden sesgar el valor obtenido para el coeficiente de confiabilidad:
puede haber reticencia por parte de los sujetos, a presentar la segunda versión de
la prueba; la motivación, la fatiga, la práctica, el aprendizaje, el efecto de la terapia;
también puede sobrevenir una fuente de error en la muestra de reactivos ya que
algunos de ellos pueden resultar dificultando o favoreciendo la respuesta por parte
del sujeto; económicamente requiere del doble de tiempo y trabajo lo cual lo hace
costoso. Sin embargo, “una ventaja primordial de usar una forma alternativa o paralela de una prueba es que minimiza el efecto de la memoria para el contenido de
una forma de prueba aplicada con anterioridad” (Cohen y Swerdlik, 2001).
En el Método de Dos Mitades, se aplica el test a un único grupo de sujetos
a quienes se les deducen dos medidas (una por cada mitad del instrumento) y
luego se calcula el coeficiente de correlación entre las puntuaciones de las dos
mitades. Esta es una forma muy útil y menos costosa que puede usarse con tranquilidad, como forma alternativa al de las dos pruebas equivalentes y al método
de test-retest. Quizá la advertencia más seria es que la confiabilidad en este caso,
no la arroja la correlación entre los puntajes de las dos mitades de la prueba (no
sólo debido a que no siempre se trata de la mitad exacta). Por esto, será necesario
194 • Psicología jurídica Iberoamericana
aplicar a la correlación obtenida, una corrección estadística conocida como corrección Spearman-Brown, cuya fórmula general incluso nos permite calcular el
efecto estimado en la confiabilidad de la consistencia interna de cualquier cambio
en la longitud del instrumento (Hogan, 2004; Cohen y Swerdlik, 2001; Anastasi
y Urbina, 1998).
La validez hace referencia a que el instrumento mide lo que dice medir. El termómetro mide la temperatura; el barómetro mide la presión atmosférica; el instrumento psicológico debiera medir un constructo específico. Así, “si una prueba no
está midiendo aquello que pretende medir consistentemente, entonces no puede
ser válida para proceso alguno” (Adkins, 1996, p. 31). El procedimiento estadístico
para establecer la validez de un instrumento, es toda una investigación que bien
puede llevar a cabo el psicólogo jurídico tras la construcción o traducción de un
instrumento que pretende medir un constructo de su interés. De tal manera que,
para Muñiz (2000):
La validez se refiere al conjunto de pruebas y datos que han de recogerse para garantizar la pertinencia de tales inferencias. El problema de hallar la validez de un test es el
problema general de la ciencia para validar una teoría, implica, por tanto, la utilización
de los métodos y procedimientos habituales de la investigación científica (p. 152).
Dentro del proceso de validación de un instrumento, deben distinguirse tres
bloques: la validez de contenido que se refiere a la necesidad de que el test sea una
muestra apropiada y representativa de los contenidos que se pretenden evaluar con
él (que cubra suficientemente el constructo); la validez predictiva o grado de eficacia con la que se puede predecir o pronosticar una variable criterio (o de interés)
a partir de los puntajes en el instrumento validado; y la validez de constructo, relacionada con el hecho de que el instrumento supera la mera conjunción de ítems,
convirtiéndose en una medida de un concepto, una teoría, un constructo.
Algunos autores (Anastasi y Urbina, 1998; Cohen y Swerdlik, 2001, Hogan,
2004), llaman la atención sobre la validez aparente o de facie, es decir sobre lo que
a primera vista parece medir la prueba; los observadores de la prueba (evaluados,
personal administrativo, aplicadores de la prueba), pueden considerar que el instrumento mide la variable, o se acerca al constructo que se desea medir, pero no
pueden dar por sentado su validez sin someterlo al procedimiento adecuado.
En cuanto a la validez de contenido, esta hace referencia a la relación entre el
contenido de una prueba y cierto campo de conocimiento, como es el caso de la
prueba que pretende medir alienación parental y en sus reactivos incluye aquellos
que den cuenta de la presencia de este fenómeno a la luz del desarrollo teórico
actual, al tiempo que desecha aquellos que pueden estar referidos a otros temas.
Generalmente, el método más común para determinar el valor de la validez de
contenido de un instrumento se relaciona con la consulta a expertos en el tema
o jueces y con ayuda del estadístico se calcula la Razón de validez de Contenido
Elementos básicos de metodología aplicados a la investigación en Psicología Jurídica • 195
para cada reactivo, de tal manera que “si la cantidad de acuerdo observado tiene
una probabilidad de más de 5% de ocurrir al azar, el reactivo debería eliminarse”
(Cohen y Swerdlik, 2001, p. 189).
Al hablar de validez de criterio, se debe tener en cuenta que “un criterio puede
definirse en forma amplia como la norma contra la cual es valorada una prueba
o una puntuación de prueba” (Cohen y Swerdlik, 2001, p. 191). Se puede decir,
entonces, que el interés estaría en establecer la relación entre el desempeño en
una determinada prueba y un criterio previamente establecido. Aquí emergen dos
aspectos importantes: la validez predictiva o capacidad del instrumento para predecir a partir de su aplicación lo que podría suceder con un sujeto, en un futuro
cercano, con respecto al constructo que mide; la validez concurrente entendida
como la posible relación entre dos instrumentos diferentes que miden el mismo
constructo, o dos instrumentos que miden diferentes constructos cada uno. Según
Hogan (2004), los tres usos más comunes de la validez relacionada con el criterio,
se refieren a: “a) un criterio externo y realista que defina el criterio de interés, b)
contraste del grupo, y c) otra prueba” (p. 126).
En lo que respecta a la validez de constructo, ésta “es un juicio de lo apropiado
de las inferencias extraídas de las puntuaciones de prueba respecto a posiciones individuales en una variable llamada ‘constructo’” (Cohen y Swerdlik, 2001, p. 206).
Para evidenciar la validez de constructo se pueden usar diferentes procedimientos:
evidencia de homogeneidad, evidencia de cambios con la edad, evidencia de cambio preprueba/posprueba, evidencia de grupos distintos, evidencia convergente y
evidencia discriminante.
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8
La psicología del testimonio
© Editorial El Manual Moderno Fotocopiar sin autorización es un delito.
Adriana Espinosa
La psicología del testimonio, entendida como una subespecialidad de la psicología
jurídica y que denota su campo de aplicación dentro de la psicología forense, es
actualmente el producto de múltiples trabajos de investigación formal que se originaron a partir del año 1900 aproximadamente (Sáiz, Baqués & Sáiz, 2005). Estos
mismos autores señalan que la psicología del testimonio encuentra sus orígenes en
los trabajos de Alfred Binet, en relación con la sugestionabilidad de la memoria de
los niños, y otros autores franceses como Claperède y Duprée, con trabajos que estudiaron la psicología del testigo. Otra de las figuras, sobresalientes de Europa para
esta época, es el psicólogo alemán William Stern, quien como uno de los pioneros
de la psicología aplicada se interesó de igual manera en las declaraciones de los testigos; así mismo, lo hicieran Karl Marbe y Hugo Münsterberg, quienes por su parte
en varios de sus trabajos hicieron alusión a los problemas de la vulnerabilidad de
los testigos, la falibilidad frecuente de los mismos, los errores perceptivos y de memoria de quien presencia un delito, entre otros. Por otro lado, la labor del psicólogo
americano Whipple en sus diferentes artículos publicados a principios del siglo
XX, sugieren el interés que en esta parte del mundo estaba también suscitando el
estudio del testigo y sus reportes, de igual forma se cuenta como uno de los clásicos
la obra del psicólogo español Emilio Mira y López, Manual de Psicología Jurídica
(1932), quien para esa época planteó los principales factores que tenían influencia
en el testimonio de una persona (Sáiz, Baqués & Sáiz, 2005).
A lo largo de la historia y en la actualidad, la investigación sobre este tema sigue
suscitando especial interés. Sporer (2008 citado en Granhag & Vrij, 2010) afirma,
con posterioridad a un juicioso estudio sobre los orígenes de la investigación del
testimonio en Europa, que aunque el término del psicólogo investigador emergió
recientemente dentro del campo más amplio de la psicología legal, varios temas no
son nuevos, por ejemplo, la investigación sobre el testimonio del testigo presencial
y la detección del engaño que datan en la parte más lejana de la historia de la psico199
200 • Psicología jurídica Iberoamericana
logía legal. Es así, que ante tan importante tema de estudio dentro de la psicología
jurídica y forense se siga invitando por parte de las figuras más representativas a
nivel internacional de la psicología del testimonio a plantear investigaciones que
en un futuro resuelvan los interrogantes de hoy, resaltando que este campo es inagotable y que como en la mayoría de las temáticas propias de la psicología todo
está sujeto a revisión, actualización y discusión teórica y académica, partiendo de
los aportes de la investigación científica.
Considerando los principales aportes históricos producto de la investigación,
la psicología del testimonio es una subespecialidad de la psicología jurídica que
denota su campo de aplicación dentro de la psicología forense, que tiene como
objeto de estudio el testimonio y los factores que median en su exactitud, teniendo
en consideración la forma como los procesos superiores, en especial la memoria, la
percepción y la atención influyen en el mismo; de igual manera se nutre constantemente de la investigación científica que le ha aportado diferentes herramientas de
validación de los testimonios y detección de engaño.
PERSPECTIVA JURÍDICA DE LOS TÉRMINOS: TESTIGO Y TESTIMONIO
Varios autores desde el derecho se han pronunciado sobre estos dos términos, Parra
(2009) señala: “El testimonio es un medio de prueba que consiste en el relato que un
tercero le hace al juez sobre el conocimiento que tiene de hechos en general” (p. 268);
en el mismo sentido Liebman (1980 citado en Parra, 2009) sostiene: “Testimonio
es la narración que una persona hace de los hechos por ella conocidos, para dar
conocimiento de los mismos a otros” (p. 268).
Azula (1998) esgrime frente a estos conceptos:
Se denomina testimonio o declaración de terceros la que hace una persona natural,
ajena al proceso, ante el juez competente en ejercicio de sus funciones sobre hechos
de los cuales se supone tiene conocimiento.
Se le llama declaración de terceros o testimonio, pues ambos términos tienen
aplicación en nuestro ordenamiento positivo, por emplear el primero el código de
procedimiento civil y el segundo el código de procedimiento penal.
Se distingue el testimonio del testigo. Este es el órgano de prueba, la persona
por cuyo conducto llega la información al juez; aquel, la declaración que hace el
testigo (p. 75).
Por su parte Dellepiane (2009) denomina a los testigos de la siguiente forma:
[...] aquellos que declaran sobre hechos que hayan podido caer directamente bajo la
acción de sus sentidos. Se ha dicho que los testigos son los ojos y oídos de la justicia;
pero con ello, sólo se quiere dar a entender que las percepciones visuales y auditivas
desempeñan el principal papel en el testimonio, el cual puede, no obstante versar
La psicología del testimonio • 201
sobre percepciones olfativas, gustativas, táctiles y musculares […] La fe en el testimonio humano desempeña un enorme papel en la ciencia y en toda la vida humana.
Para comprenderlo, basta recordar que la mayor parte de las nociones y verdades
que guían nuestra conducta tienen como origen la creencia en el testimonio de los
hombres [….] el verdadero fundamento racional de la creencia en el testimonio se
encuentra, simplemente en la convicción que, después de un estudio crítico, más o
menos rápido, de las condiciones del testigo y de las circunstancias del relato, llegamos a formarnos; de hallarse eliminadas las dos hipótesis que podrían explicar, la
realidad del hecho atestiguado, la declaración del testigo, estas dos hipótesis eliminadas por la crítica son: 1) la de insanidad de la declaración, producida por un estado
de locura, alucinación, perturbación de los sentidos o de la inteligencia por beodez,
sonambulismo o sugestión y 2) la falsedad de la declaración, originada por el interés,
la afección o la desafección, en las múltiples formas que son susceptibles de revestir
estos tres sentimientos (pp. 141, 142, 143).
Los doctrinantes especifican cuando una persona adquiere la calidad de testigo,
Parra Quijano (2009) al respecto dice:
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[…] la calidad de testigo se adquiere cuando el juez decreta la práctica de la prueba,
a petición de parte o de oficio […] significa, entonces, lo anterior, que no se adquiere
por la simple circunstancia de que una persona presencie unos hechos, pues puede
suceder que no sea llamada a declarar, o sencillamente que no se tramite un proceso
que exija la prueba de esos hechos presenciados o conocidos (p. 283).
Para el derecho el testimonio tiene un especial tratamiento, los juristas han definido diferentes aspectos en relación a éste y al testigo dependiendo de la aplicación
que tenga en cada una de las ramas del derecho; por ejemplo sus requisitos, sus características, sus clases, su manejo procedimental y protocolario, sus obligaciones, sus
excepciones, las sanciones frente a la inobservancia al deber de testimoniar, tachas, alcances, limitaciones, valor probatorio, la forma en que debe ser apreciado, entre otros.
El código de procedimiento penal colombiano que rige el sistema acusatorio
(ley 906 de 2004), frente a la apreciación del testimonio, señala lo siguiente:
Para apreciar el testimonio, el juez tendrá en cuenta los principios técnico-científicos
sobre la percepción y la memoria y, especialmente, lo relativo a la naturaleza del
objeto percibido, al estado de sanidad del sentido o sentidos por los cuales se tuvo la
percepción, las circunstancias de lugar, tiempo y modo en que se percibió, los procesos de rememoración, el comportamiento del testigo durante el interrogatorio y
el contrainterrogatorio, la forma de sus respuestas y su personalidad (Artículo 404).
Los señalamientos que hace el legislador frente a la apreciación del testimonio,
invita al juzgador a considerar los aportes que la ciencia ofrece a la administración
de justicia a través de algunas de sus disciplinas forenses; muchos de los términos
202 • Psicología jurídica Iberoamericana
empleados obedecen a constructos psicológicos, en los que por supuesto se espera que sea un profesional en esta disciplina con la formación y experticia en este
campo quien asuma la responsabilidad de ilustrar y asesorar al juzgador frente
a estas exigencias. La entrada en vigencia de sistemas de corte adversarial en la
administración de justicia de un país genera cambios radicales en la forma de percibir, analizar, aprehender y tratar los fenómenos inmersos en contextos jurídicos
a la espera de una toma de decisión judicial que dirima el conflicto. Tratándose de
testimonio el gran cúmulo de investigación aportada por estudiosos de diferentes
latitudes, entendiendo los fenómenos que se dan en la psicología del testimonio
como de carácter universal, genera y estructura postulados teóricos de los cuales la
comunidad científica confía que hagan parte de la dinámica jurídica y judicial de
los sistemas administradores de justicia.
PERCEPCIÓN Y MEMORIA
El testimonio, considerándolo como un término jurídico, tiene su correspondencia
para la psicología con el reporte que hace cualquier persona acerca de lo que le
ocurrió, de lo que percibió; se pueden manejar como sinónimos: narración, información aportada, relato, descripción, discurso, todos términos relacionados con la
manifestación a través del lenguaje de múltiples procesos superiores que se articulan entre sí, especialmente la percepción y la memoria.
Los postulados teóricos desarrollados a lo largo de la historia de la psicología en
relación con la percepción y la memoria encuentran un punto de encuentro en la
separación de estos procesos en fases, y por supuesto en el contexto psicojurídico
tratándose de testimonio aplica en igualdad de condiciones.
Primero, el testigo percibe el suceso, y la información entra en el sistema de
memoria. Se llama la fase de adquisición. Después, pasa un tiempo antes de que el
testigo intente recordar el suceso; esto es la fase de retención. Finalmente, el testigo
intenta recordar la información almacenada; se llama la fase de recuperación (Loftus, Greene & Doyle, 1994, p. 21).
Esta delimitación por fases permite una mejor comprensión del funcionamiento del proceso de memoria humana, no sólo para los psicólogos, también para disciplinas afines, especialmente para los profesionales del derecho.
En la primera fase llamada de adquisición, el sujeto recibe la información del
medio haciendo uso de procesos superiores como conciencia, sensopercepción,
atención y concentración, que le permiten atender a los estímulos a través de los
sentidos e integrarlos, sin embargo esa atención se encuentra limitada. Ante la innumerable cantidad de estímulos que se encuentran en el exterior, el ser humano
sólo atiende a aquellos que son de su interés para ese preciso momento, el sistema
atencional funciona de manera selectiva, captando únicamente ciertos estímulos
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que son seleccionados para su posterior codificación. La selección perceptiva de los
estímulos se realiza de manera casi automática y depende de las características de
los estímulos, de la situación y de las características del propio sujeto. (Pozo, 2007)
En la segunda fase denominada retención: Una vez que se produce la selección
de los estímulos, éstos interactúan con la información previa del sujeto (esquemas)
y son interpretados, codificados y almacenados en el cerebro, donde esta información permanecerá hasta que sea requerida. Durante este período, la información puede ser sometida a alteraciones o reconstrucciones, ya sea por la entrada
de nueva información que la modifique o por el paso del tiempo. Por otra parte,
la recuperación de la información dependerá de la forma en que se acceda a ella,
así como también de los factores contextuales y personales que faciliten o no su
recuperación (Pozo, 2007, p. 98).
En esta tercera fase de recuperación, la forma como el interlocutor accede a la
información es de vital trascendencia ya que de la utilización de estímulos, ya sean
verbales o no verbales, sugestivos y/o inductivos la posibilidad de contaminación
del testimonio es ilimitada.
El paso de un suceso a la memoria conlleva la superación de las tres fases
enunciadas (adquisición, retención y recuperación), en cada una de estas fases
se pueden presentar alteraciones que dan paso a la distorsión o la falla de la memoria, que principalmente se presentan en deficientes codificaciones o en dificultades en el acceso posterior a la información, o también se debe a ajustes que
modifican la información original de acuerdo con conocimientos o experiencias
almacenadas previamente. Frente a la exactitud de la memoria Sáiz, Baqués y
Sáiz (2006) indican:
[…] entenderemos que una memoria es exacta cuando reproduce de forma correcta
y completa los hechos originales. Sin embargo, siguiendo lo que hemos manifestado
hasta este momento, sabemos que la memoria humana es vulnerable y es falible. Así
en el caso de la memoria de los testigos se dan habitualmente dos tipos de errores: a)
errores de comisión, que aparecen cuando se recuerda algún dato que nunca ocurrió,
y b) errores de omisión, que se dan cuando no se recuerda algún detalle. Los fallos o
lapsus en la memoria se deberán a los diferentes factores que inciden en el proceso
de codificación, retención y recuperación […] Las variables a estimar sobre las circunstancias en las que se producen los sucesos son aquellas variables que sabemos o
intuimos que deben afectar a la exactitud de los testimonios, pero de las que únicamente podemos hipotetizar su influencia. Son variables que, en principio, nadie elige
ni puede controlar, ya que vienen determinadas por el azar de los sucesos.
Estas variables se pueden subdividir en:
Factores de la situación. Dentro de esta categoría encontramos aspectos como:
a) las condiciones ambientales en las que se desarrollo el incidente (condiciones de
luz, velocidad, distancia, color); b) el tipo de suceso que se trate (accidente, violación, robo, etc.); c) el tiempo de que dispone el testigo para observar el hecho, etc.
204 • Psicología jurídica Iberoamericana
Factores de los testigos. Se refieren a las características propias de cada testigo,
como la edad, el sexo, estrés, expectativas, estereotipos, entrenamiento, etc, de las que
cabe suponer tienen un efecto sobre la exactitud de los testigos (p. 132).
Pozo (2007) expone en la misma línea las variables a estimar en: a) Factores
de codificación: condiciones de iluminación, duración del suceso, tipo de suceso,
violencia del suceso, estrés y miedo, focalización en el arma, estrés crónico, expectativas y estereotipos, edad, género y entrenamiento; b) Variables de retención y
recuperación (variables del sistema): olvido, información postsuceso, método de interrogación y recuperación múltiple. Muchas son las variables que afectan la exactitud de un testimonio y estas se pueden clasificar de acuerdo con las diferentes
fases del proceso de memoria (Alonso-Quecuty, 1998; Kassin et al., 2001; Loftus
et al., 1979, 1990, 1994; Manzanero, 1996; Pozo, 2007; Sáiz, Baqués & Sáiz, 2006;
Trillo, 2002; Tulving, 1979; Wells, 1978; Yarmey, 1990).
Teniendo en cuenta lo anterior no es posible desconocer el papel que estas
múltiples variables juegan en el momento de apreciar un testimonio, tampoco
desestimar las altas probabilidades de contaminación a las que esta expuesto y
que sólo tomando las medidas preventivas especialmente en la responsabilidad
de acceder a esa información, se puede minimizar en cierta medida este fenómeno; es decir, que aquellos que se involucran en la fase de recuperación hagan lo
propio considerando la gran responsabilidad que implica la obtención y validación de un testimonio.
DIFERENCIAS ENTRE ENTREVISTA, VALORACIÓN PSICOLÓGICA Y
EVALUACIÓN PSICOLÓGICA FORENSE
En la praxis, se encuentra que el psicólogo en escenarios contenciosos responde
a las preguntas que en sus contextos le formula la autoridad competente, convirtiendo su labor en una actividad forense, aunque en muchos de los casos adolece
del rigor que en este medio se exige y requeriría para tal fin. Además, sigue siendo
clara la dificultad que existe para consolidar el que las características particulares de
cada profesional, el manual de funciones, las instituciones y las poblaciones objeto,
confluyan de manera armónica en un rol estructurado por parte del profesional de
la psicología, ajustado a la norma y sobre todo ajeno a la probabilidad de incurrir en
faltas éticas y jurídicas. En instancias judiciales se ve la falta de correspondencia entre las labores solicitadas a los psicólogos, su rol, sus límites y alcances, entre otros
aspectos, con los lineamientos y responsabilidad que implica un concepto forense;
es así que se ven psicólogos con formación y funciones relativas a la psicología clínica en escenarios judiciales y compareciendo ante los estrados judiciales, pasando
por alto incluso obligaciones éticas.
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En el mejor de los casos, esta situación genera ambivalencias, dudas y dilemas
por parte de quienes se ven enfrentados a realizar las labores que de su trabajo se
derivan, cuestionándose constantemente desde una perspectiva teórica, metodológica y ética sobre el desarrollo de su ejercicio profesional y las implicaciones que
este conlleva y buscando de manera vehemente un punto de equilibrio entre el
rol asignado, el rol asumido y el rol posible, que le permitan manejar el conflicto
generado por esta falta de correspondencia. Pero lamentablemente se encuentra la
otra postura frente a la misma situación y es la alienación al contexto en el que se
opera, la vivencia patológica de un síndrome de institucionalización que castra la
mirada crítica y objetiva de las cosas y que establece de manera mecánica, obtusa y
absoluta el manejo de su labor. Esto se espera que se maneje y resuelva en un futuro cuando haya una comunicación fluida y acompañamiento ininterrumpido de la
academia y la investigación científica en el aparato legislativo y judicial de un país.
Desde esta perspectiva el manejo que le dan algunos psicólogos encargados de la
obtención y validación de un testimonio en países en vía de desarrollo y con órganos
acusatorios, de defensa y asistenciales aún incipientes, es preocupante, en la medida
que actúan completamente alejados de los postulados teóricos y metodológicos planteados por la comunidad científica internacional y lo peor, haciendo incurrir en error
a los operadores judiciales y por ende al sistema administrador de justicia.
Precisamente en este contexto, y en relación con lo anterior, en muchos casos
no se marca contraste entre las diferentes posibilidades de abordaje que puede
desarrollar un psicólogo tratándose de necesidades forenses. Es así, que se denota la
imperiosa necesidad de conceptualizar y establecer las diferencias entre entrevista,
valoración psicológica y evaluación psicológica forense, términos que se manejan
erróneamente de manera indistinta, y que en el ámbito judicial requieren un manejo claro y responsable.
Entrevista
“La entrevista es un proceso complejo que a veces se topa con oposición. Es
posible que los entrevistados consideren que la entrevista invade su intimidad, que
los priva de sus derechos y constituye una intromisión injustificada en sus secretos”
(Yeschke, 2006, p. 17).
La entrevista debe ser entendida como el desarrollo de un proceso de comunicación y por ende de interacción entre dos o más personas, en donde existe un
objetivo, un contexto, un código, un mensaje y una estructura específica, cuyo fin
es la obtención de información. Dependiendo de los elementos nombrados, la entrevista tiene múltiples clasificaciones, entre ellas: entrevista de selección o laboral,
entrevista clínica, entrevista periodística, entrevista judicial, entrevista semiestructurada, entrevista forense, etc.; en esta clasificación cada una de ellas tiene una
definición, identificación de roles, códigos, mensajes y/o canales específicos para su
206 • Psicología jurídica Iberoamericana
buen desarrollo, habilidades y competencias en quien recae la responsabilidad de
adelantarla, objetivos, límites y alcances, entre otros. En contexto judicial y forense
la entrevista es un medio que reviste especial valor.
La Fiscalía General de la Nación de Colombia en su manual de procedimientos
de policía judicial indica lo siguiente:
La importancia de la entrevista y/o interrogatorio radica en la obtención de información veraz, certera y eficaz para la investigación. Lo anterior implica hablar y
escuchar, clasificar y analizar, seleccionar y evaluar la información y al entrevistado o
interrogado. Su éxito depende de los objetivos y la planeación.
La entrevista y/o interrogatorio es el método más directo y económico para
obtener información, no puede basarse en parámetros rígidos por cuanto cada hecho
a investigar es diferente, así como la persona a entrevistar o a interrogar. Por tanto el
servidor debe identificar y aplicar correctamente las técnicas de la entrevista.
La entrevista y/o interrogatorio más que una ciencia, es un arte, por lo cual es
importante que el investigador descubra y practique sus habilidades en este campo
(p. 129).
La entrevista esta dentro de las actuaciones de la policía judicial en indagación e
investigación que se pueden presentar por iniciativa propia y con control posterior
del fiscal. Así la Policía Judicial podrá: “Entrevistar a presuntas víctimas o testigos
presenciales de un delito observando las reglas técnicas de rigor y registrarlas en
grabación magnetofónica o fonóptica o en cualquier otro medio que la ciencia ofrezca” (“Manual de procedimiento de Fiscalía en el sistema penal acusatorio” p. 45).
Este señalamiento igualmente tiene correspondencia con lo expuesto en el código
de procedimiento penal colombiano que regula el sistema acusatorio: “[…] La entrevista se efectuará observando las reglas técnicas pertinentes y se emplearán los
medios idóneos para registrar los resultados del acto investigativo […]” (Artículo
206). De esta forma se deja claridad que las entrevistas en escenario judicial deben
ser debidamente registradas, esto permite básicamente dos cuestiones, a saber: uno,
la prevención de futura revictimización a través de nuevas entrevistas por parte de
otros funcionarios y/o profesionales y dos, la posibilidad de pleno ejercicio de verificación y/o controversia y contradicción de la contraparte dentro del marco que
exige el principio de lealtad procesal.
Según las disposiciones normativas de un país, este tipo de labor se le encomendará a determinados servidores que en función de su cargo tengan la tarea de
adelantar investigaciones dentro de unos hechos materia de investigación jurídica;
tratándose del ente acusador a este servidor se le atribuyen funciones de policía
judicial, y en este sentido denominan a la entrevista adelantada por estos funcionarios como entrevista judicial. Dependiendo de los criterios de selección de estas
instituciones, diferentes tipos de profesionales pueden ser vinculados para asumir
estas tareas, por ejemplo los psicólogos asumiendo un cargo de investigador adelan-
La psicología del testimonio • 207
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tan este tipo de labores. Si bien se espera que estos profesionales por su formación
académica y entrenamiento tenga determinadas habilidades y destrezas que lo convierten en un actor mucho más eficiente y efectivo no por ello están adelantando
procesos mucho más complejos dentro de la psicología como la valoración o la
evaluación, términos a definir más adelante.
En una entrevista judicial, por solicitud del representante del ente acusador o
con el control posterior de éste, el investigador adelanta este procedimiento con
el fin de recuperar información que permita establecer circunstancias de tiempo,
modo y lugar de unos hechos, por supuesto esto hace que lo recuperado adquiera
en muchas ocasiones naturaleza de testimonio, pero esto no significa que dentro
de la dinámica de una entrevista judicial se adelante un ejercicio de evaluación de
credibilidad, no por lo menos desde la perspectiva de la psicología jurídica y forense y mucho menos desde los postulados teóricos de la psicología del testimonio.
En definitiva, una entrevista judicial practicada por un profesional de la psicología,
sigue siendo una labor de investigación criminal de un funcionario adscrito al ente
acusador con funciones de policía judicial, tendiente a la recuperación de una información judicialmente relevante, más no una labor de valoración y/o evaluación
psicológica propiamente dicha, que le permita a este profesional ofrecer conceptos
u opiniones avaladas metodológica y teóricamente por la comunidad científica.
Otro término que tiene cabida en este escenario es el de entrevista forense.
Este tipo de entrevista es la utilizada por los profesionales de diferentes disciplinas
forenses independientemente de la parte procesal para la cual trabajen o incluso
desde el ejercicio privado, que asumiendo un rol de peritos deben interactuar con
un testigo para obtener de ellos información relevante para el cumplimiento de su
labor que eventualmente puede ser tenida en cuenta como medio de conocimiento
dentro del acervo probatorio de un proceso.
Franco (2008), al respecto afirma:
Al igual que las anteriores, la entrevista forense tiene como objetivo obtener información, pero su fin varía radicalmente ya que ésta no busca, como en la entrevista
de selección, determinar cuál es la persona adecuada para un cargo, o como en la
entrevista psicológica que tiene fines terapéuticos. En la entrevista forense se busca
obtener información respecto a hechos relacionados con conductas punibles. El entrevistador no se “involucra” con el entrevistado, pues su único fin es la obtención de
información, la cual servirá para esclarecer la comisión de un delito.
En esta entrevista el entrevistador no actúa como terapeuta, no da por “cierta”
o definitiva la información recibida que, a diferencia del terapeuta en la entrevista
psicológica, asume como real y verídica la información suministrada por el paciente.
En la entrevista forense no se pretende ayudar al testigo, víctima o acusado, se busca
analizar y evaluar la probabilidad que tenga el relato de ser verídico. Esta veracidad
no hace referencia al criterio de certeza con respecto a la verdad o el engaño en un
relato, sino que se enfoca a la probabilidad de lo creíble en un testimonio (p. 26).
208 • Psicología jurídica Iberoamericana
Cada una de estas entrevistas se desarrollan en diferentes fases lo que invita a la
planeación de las mismas. De igual manera se esperan adecuadas habilidades y
condiciones personales del entrevistador como: capacidad de escucha, flexibilidad,
perseverancia, integridad, objetividad, autocontrol, sagacidad, planeación, pertinencia, verificación, comprensión, entre otros (Franco, 2008).
Valoración psicológica en contexto judicial
Se trata de aquella acción emitida por el profesional en donde aprecia a través de
los órganos de los sentidos aspectos que tienen relación con materias propias de
la disciplina de la psicología, haciendo una cuidadosa observación del comportamiento del sujeto, de su lenguaje verbal y no verbal, y de los procesos superiores a
través del barrido general que permite hacer el examen del estado mental, además
aborda aspectos inherentes al sujeto a través de entrevista semiestructurada, con
el fin de facilitar el acercamiento y obtención de la información mínima requerida
para estos fines.
Según Flaherty, Channon y Olson (1991) el examen del estado mental se
centra en los hechos observables más que en la información histórica. Dentro del
examen se incluye la exploración del aspecto general del examinado; el estado
afectivo-anímico; discurso; procesos de pensamiento: forma, contenido, capacidad
de abstracción; percepción, área cognoscitiva: conciencia, orientación, memoria y
dentro de ella memoria inmediata, recuerdo, memoria reciente y memoria remota;
función intelectual: conocimientos generales, cálculo, juicio y comprensión, entre
otras.
Este ejercicio es limitado en tiempo y en recursos, razón por la cual sólo le
permite al profesional tener una impresión sobre un fenómeno en particular, sin
que ello le habilite para ofrecer un diagnóstico estudioso y preciso del fenómeno
abordado y mucho menos de una entidad clínica, si fuera el caso. La no utilización
de herramientas de evaluación en este tipo de abordajes exige del profesional de la
psicología mesura en sus apreciaciones y conciencia frente a sus limitaciones.
En relación con la obtención y validación de un testimonio, sería viable que en
este tipo de actuaciones, el profesional encargado recuperara con la ayuda de un
protocolo de abordaje (tratándose específicamente de testimonio infantil) el reporte que frente a unos presuntos hechos materia de investigación jurídica posee el
niño. La selección de este protocolo de abordaje debe obedecer a las características
propias del testigo infantil, a la ausencia de sesgos y/o reactivos o pasos que impliquen sugestión o inducción, entre otros factores que pudieran llegar a contaminar
el testimonio. Es importante resaltar que la utilización de estos protocolos per se, no
faculta al encargado para hacer pronunciamientos sobre la credibilidad del testimonio, a lo sumo podrá emitir una impresión frente a la solidez del relato en cuanto
a estructura, vocabulario empleado, ubicación espacio temporal, correspondencia
entre lenguaje verbal y no verbal y comprensión de preguntas.
La psicología del testimonio • 209
Evaluación psicológica forense
Este tipo de abordaje, del cual se encarga un profesional de la psicología con formación académica y experticia en el área, obedece al planteamiento riguroso que
el modelo ideal ofrecido por la comunidad científica y la academia espera se desarrolle en contextos judiciales y en función de una labor forense. Según Grisso
(1986, 1987 citado en Ávila & Rodríguez - Sutil, 1998) es tarea prioritaria de la
psicología forense:
Establecer nuevos modelos conceptuales, diferentes de los que están en uso en la clínica. El psicólogo forense tiene que establecer los objetivos de la evaluación y construir procedimientos que sean legalmente relevantes. Se debe esforzar en traducir los
conocimientos psicológicos para que sean útiles desde el punto de vista legal. Como
es obvio, el psicólogo o psicóloga forense debe poseer conocimiento suficiente de las
características del Sistema Jurídico en el que va a operar […] (p. 149).
En la evaluación psicológica forense se hace un despliegue de protocolos, técnicas e instrumentos de evaluación psicológica que respondan a las necesidades de
la labor encomendada a través de recursos idóneos que cumplan con tal fin. Estos
deben hacer parte de una planeación previa de dicho procedimiento con miras a
responder a la pregunta judicial dependiendo de diferentes variables como edad
del evaluado, condición dentro del proceso, tipo de proceso, constructos psicológicos a evaluar, entre otros. Las etapas de las cuales consta un proceso de evaluación
psicológica forense, en el concepto de quien escribe, son:
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1. Recepción de la solicitud por parte de autoridad competente.
2. Puntualización de los objetivos de la evaluación.
3. Revisión de documentos allegados al proceso.
4. Generación de hipótesis forenses (transversal y dinámica).
5. Estructuración de la evaluación. Selección de estrategias (protocolos, técnicas e
instrumentos de evaluación psicológica).
6. Consecución de los elementos de logística y batería de instrumentos de evaluación
(validez y fiabilidad).
7. Puesta en marcha del proceso de evaluación.
210 • Psicología jurídica Iberoamericana
8. Recogida de datos no obtenidos de las fuentes de información hasta el momento
agotadas. Entrevistas colaterales. Trabajo interdisciplinario con investigador y/o demás profesionales.
9. Análisis e interpretación de resultados.
10. Interconsulta (colegas y/o profesionales forenses afines).
11. Confirmación y/o descarte de hipótesis forenses.
12. Elaboración de informe pericial.
13. Preparación de la sustentación en Audiencia de Juicio Oral (eventual).
Tratándose de testimonio, este tipo de actuaciones obedece a la solicitud que
se emanaría de la autoridad competente en relación con la determinación de credibilidad o no de un testimonio, y se enmarcaría entonces dentro de un proceso
de evaluación psicológica forense compleja entendiendo las dificultades y responsabilidades que implica este tipo de labor. En este ámbito el concepto último será
en relación con credibilidad y no con verdad-mentira, entendiendo lo intangible y
etéreo de este binomio. Al respecto Urrá (2002) indica: “recordemos que es distinto que una revelación resulte creíble a que sea válida y veraz, es decir que además
de ser coherente en lo verbalizado (cogniciones, emociones y conductas) sea un
recuerdo correcto de lo sucedido, mostrando la realidad acontecida” (p. 432).
El encargado de una evaluación psicológica forense en relación con la credibilidad de un testimonio, dispondrá entonces, desde los recursos logísticos como espacios adecuados, medios idóneos de filmación, entre otros; hasta de instrumentos de
evaluación psicológica que permitan explorar y estimar los constructos asociados o
directamente relacionados con el fin de la evaluación y con el escenario jurídico en
el que se esté desarrollando.
El Committee on Ethical Guidelines for Forensic Pshychologists (1991, citado en
Hilterman & Andrés-Pueyo, 2005) señala:
[…] los evaluadores forenses deben emitir juicios rutinariamente acerca de la credibilidad de diversas fuentes de información, intentar conciliar informaciones contradictorias, y determinar si la información es o no suficientemente comprensible
para permitir una toma de decisiones ajustada a la información de que se dispone.
Se deben incluir y contrastar en un informe oral o por escrito las decisiones tomadas
acerca de la precisión de la información recogida (p. 15).
Este señalamiento confirma la rigurosidad exigida a un evaluador en ámbito
forense y la necesidad de adelantar los pasos enumerados con anterioridad.
Protocolos de abordaje de testimonios
La psicología del testimonio • 211
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Teniendo en cuenta lo anterior, grupos de investigación científica, la academia y algunas instituciones, entendiendo las dificultades de recibir un testimonio han propuesto diferentes alternativas para el manejo de este tipo de labores. Estos protocolos actúan como guías, como instructivos, más no como técnicas ni instrumentos
de evaluación per se. Su aporte está en indicarle paso a paso al entrevistador como
debe adelantar su labor de recogida de un testimonio, pero esto no le permite hacer
pronunciamientos acerca de la credibilidad del testimonio, ni al psicólogo que los
utilice la competencia para hacer un diagnóstico o emitir un concepto definitivo a
la luz de una evaluación psicológica forense.
Los protocolos encontrados están todos relacionados con manejo de testigos
infantiles presuntas víctimas de algún tipo de maltrato especialmente de delitos
sexuales, muy seguramente esta situación obedece a que en primer lugar el abordaje de población infantil posee una complejidad especial y en segundo lugar que
la problemática de abuso sexual infantil cada vez va en aumento exigiendo de los
sistemas administradores de justicia exclusivo tratamiento. Steller (1992 citado en
Garrido & Massip, 2005) al respecto afirma:
A lo largo de estos últimos años, el abuso sexual infantil se ha convertido en un
tema de gran preocupación pública y profesional. Algunos países (p.e. EUA) han
experimentado un enorme incremento en el número de denuncias. En muchos
países, el número creciente de publicaciones relevantes, las noticias de los medios
de comunicación, congresos, así como la creación de instituciones para el apoyo
del niño, se pueden considerar signos de que se empieza a tener conciencia de que
el abuso sexual infantil es un tema que merece los máximos esfuerzos posibles, a
nivel interdisciplinario, para su prevención y tratamiento. Desde el punto de vista
de los problemas comunes a las áreas del derecho y la psicología, las influencias
psicológicas potencialmente negativas en niños que actúen como testigos en casos de abuso sexual infantil parecen ser de especial importancia. Considerando
la práctica jurídica en la mayoría de los países, la provocativa pregunta de si los
tribunales abusan de los niños todavía no se puede responder satisfactoriamente
con un simple “no” (p. 25).
Arruabarrena y De Paúl (2005) por su parte indican:
Una vez que se establecen las diferentes tipologías de maltrato infantil se debe tener
en cuenta que en un importante porcentaje de casos se produce cierto solapamiento
entre ellas. Es frecuente que se den casos en los que aparezcan simultáneamente el
maltrato y el abandono físico, o el maltrato físico y el abuso sexual […] (p. 35).
Desde la perspectiva clínica terapéutica que estos mismos autores manejan advierten lo siguiente:
212 • Psicología jurídica Iberoamericana
Una de las premisas básicas para desarrollar una intervención eficaz, o cuando menos
apropiada, en las situaciones de maltrato infantil consiste en haber realizado previamente una valoración adecuada de qué es lo que ha sucedido, cuáles han sido exactamente sus consecuencias, por qué se ha producido y qué es lo que sería necesario
para su corrección o resolución. Tal valoración es en realidad un proceso en el que se
ha de dar respuesta de manera sucesiva a una serie de preguntas con un contenido
claramente diferente. Así, preguntarse acerca de las causas del maltrato en una familia no tiene sentido alguno si no se ha confirmado previamente que se ha producido,
ni tampoco sería necesario preguntarse cómo modificar o corregir un determinado
comportamiento parental si éste no resulta en absoluto dañino para el niño (p. 67).
A partir de esta misma necesidad terapéutica como fuentes y métodos de recogida de información es necesario adelantar: entrevistas; observación; cuestionarios,
inventarios o escalas autoaplicadas y registros conductuales (Arruabarrena & De
Paúl, 2005).
En escenario jurídico y forense se manifiestan otro tipo de preocupaciones relacionadas específicamente con la emisión de conceptos sesgados y por supuesto
erróneos, y por la tasa de denuncias falsas. “Esta preocupación ha suscitado un interés cada vez mayor por la fiabilidad y la validez de los procesos de evaluación del
abuso sexual infantil” (Wood et al., 1996 citados en Cantón, 2004, p. 288).
Según Cantón (2004) la entrevista para conseguir que el niño revele el abuso sexual
ha sido objeto de duras críticas, fundamentalmente por la posible influencia del entrevistador en la declaración del niño. Policías y abogados defensores se quejan con
frecuencia de que el entrevistador pone las palabras en la boca del niño, poniendo
en duda la validez de estas entrevistas como pruebas en un proceso legal (p. 289).
Justamente este tipo de dificultades se encuentran dentro de la mayoría de los sistemas administradores de justicia y se ven de manera más crítica en aquellos países
en donde se encuentran manejos precarios de este tipo de fenómenos. Investigaciones judiciales en donde se realizan tres y más entrevistas por parte de diferentes
funcionarios y/o profesionales, con diferentes objetivos, diferentes metodologías,
entre otros factores, se convierten en el mejor espacio de contaminación de testimonios y revictimización. Entendiendo precisamente estos aspectos de difícil manejo se han estructurado diferentes guías y protocolos que pretenden minimizar
muchas de estas variables además de considerar aspectos psicológicos inherentes
en un testigo infantil. Al respecto Berliner y Conte (1993 citados en Cantón, 2004)
señalan:
Todas las guías y protocolos pretenden mejorar la validez de los juicios emitidos
por los profesionales incorporando los conocimientos científicos relevantes y reconociendo la importancia de acomodarse al nivel de desarrollo social, emocional y
cognitivo de los niños. La mayor parte del debate sobre la competencia de los niños
La psicología del testimonio • 213
pequeños para prestar declaración se ha centrado en cuatro temas fundamentales,
concretamente en la fantasía (capacidad para distinguir fantasía y realidad), el lenguaje (incapacidad para expresarse de manera clara y sin ambigüedad), la memoria y
la sugestionabilidad (incapacidad para resistirse a las sugerencias). Los resultados de
los estudios indican que los niños pueden recordar detalles importantes de incidentes
que hayan observado o experimentado. Además, aunque sus explicaciones puedan
ser manipuladas bajo ciertas circunstancias, un entrevistador que sea consciente de
las capacidades y deficiencias de los niños puede evitar muchos de los problemas que
surgen por plantearles preguntas que los fuerzan a operar en el límite o más allá de
sus capacidades (p. 289).
En esta misma línea Lamb, Sternberg y Esplin (1994 citados en Cantón, 2004)
indican:
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Las dificultades lingüísticas y de memoria de los niños pequeños no los convierten en testigos incompetentes; por el contrario, una comprensión adecuada de sus
capacidades y limitaciones debería influir en la forma en que se les entrevista y
en que se interpretan sus explicaciones […] será más probable que el niño aporte
una información exacta cuando se encuentre en una situación confortable y sin
que el entrevistador lo presione, pudiendo describir lo sucedido con un mínimo
de preguntas sugerentes por parte del entrevistador y concentrar su atención en lo
que está contando sin que lo distraigan muñecos, juguetes y otro tipo de materiales
(p. 290).
Otros autores que han investigado y se han pronunciado acerca de estas temáticas han sido Goodman y Clarke-Stewart (1991 citados en Cantón, 2004) quienes
exponen factores que afectan los testimonios infantiles en relación con la inexactitud de sus declaraciones, entre ellos enumeran: niños muy pequeños, entrevistas
realizadas después de mucho tiempo en relación con el incidente, intimidación por
parte del entrevistador, comentarios y preguntas planteados con fuerza y de manera reiterativa por más de un entrevistador. Por su parte, en la revisión de la literatura
sobre la sugestionabilidad del niño, Ceci y Bruck (1993 citados en Cantón, 2004)
concluyeron que los niños de preescolar son mucho más vulnerables a la sugestión
que los niños de edad escolar o que los adultos.
Teniendo en cuenta lo anterior, un abordaje a un testigo infantil debe realizarse
considerando los postulados teóricos y científicos relacionados con esta población
y esperando del entrevistador total neutralidad y objetividad. A continuación se
exponen de manera breve los protocolos que más se utilizan en la obtención de
testimonios infantiles.
214 • Psicología jurídica Iberoamericana
ENTREVISTA PASO A PASO
Según Garrido y Masip (2006) el objetivo esencial de la entrevista consiste en
obtener el máximo de información que el entrevistado pueda ofrecer sobre lo sucedido, y que esta información sea lo más exacta posible. Se trata fundamentalmente
de aprovechar al máximo las capacidades del entrevistado, evitando las dificultades
derivadas de sus limitaciones. Dicho entrevistado puede ser un niño, una persona
con dificultades cognitivas o con patología psiquiátrica, o un adulto sin ninguna
problemática en especial (p. 385).
Yuille, Hunter, Joffe y Zaparniuk (1993 citados en Cantón & Cortés, 2007)
indican que el formato global de la entrevista paso a paso implica nueve pasos
básicos:
construcción del rapport, pedir que recuerde dos sucesos específicos, explicarle al
niño la necesidad de decir la verdad, introducir el tema objeto de la entrevista, estimular una narración libre, plantear preguntas generales, plantearle preguntas específicas (si es necesario), utilización de instrumentos de ayuda en la entrevista (si es
necesario) y conclusión de la entrevista (p. 131).
Varios autores coinciden en indicar que la entrevista debe hacerla un entrevistador
adecuadamente entrenado y con experiencia (Cantón, 2004, 2007; Garrido, 2005,
2006; entre otros).
De otro lado, Yuille et al. (1993 citado en Garrido & Masip, 2006) indica:
La entrevista se grabará, a ser posible, en video. Esta grabación permitirá: a) examinar
si realmente la entrevista se ha hecho de forma correcta, b) disponer de un registro
literal de lo sucedido durante la misma y de lo dicho por el entrevistado, y c) hacer
que el entrevistado no deba ser sometido a sucesivos interrogatorios. Una fuente de
incomodidad para muchas víctimas consiste en tener que ser entrevistadas repetidamente (p. 386).
Guía de Poole y Lamb. Protocolo de Michigan
Poole y Lamb (1998 citados en Cantón, 2007) recomiendan que el entrevistador
debe prepararse para hablar con los niños procurando obtener el máximo de información sobre su situación; también debe familiarizarse con temas que faciliten la
construcción del rapport; además de conocer datos de utilidad dentro de la entrevista
como conformación del núcleo familiar, custodia, nombres de sus familiares y amigos,
entre otros datos que deben recuperarse a través de entrevistas colaterales, revisión
de documentos, revisión de informes policiales, entre otras fuentes de información.
Los postulados teóricos producto de la investigación científica y la guía propuesta por Poole y Lamb fueron adoptados por el grupo de trabajo del gobernador
para la justicia del menor y la agencia para la independencia de la familia del estado
La psicología del testimonio • 215
de Michigan, razón por la cual la propuesta de estos autores es también conocida
como el Protocolo de Michigan (1998), esta guía tiene los siguientes componentes:
preparar el entorno, presentación del entrevistador, exploración de la competencia
legal (identificación y diferenciación del entrevistado frente al binomio verdad/
mentira), establecimiento de reglas de base, completar el establecimiento del rapport con una entrevista de práctica, introducción del tema, narrativa libre, interrogatorio y clarificación, y cierre.
Protocolo NICHD
Orbach, Hershkowitz, Lamb, Sternberg, Esplin y Horowitz (2000) investigadores del National Institute of Child Health and Human Development (NICHD),
propusieron una guía para facilitar el abordaje a menores presuntas víctimas, ésta
tiene muchos aspectos en común con los demás procedimientos empleados para
estos fines. Según Cantón (2007):
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el protocolo NICHD esta diseñado para que los niños practiquen explicando con
detalle sucesos que hayan experimentado, antes de que el entrevistador les pida que
narren el suceso objeto de la entrevista. Se les advierte que deben decir la verdad, al
tiempo que se les estimula para que corrijan al entrevistador o para que contesten
con un “no lo sé” cuando sea pertinente. También incluye técnicas de reconstrucción
del contexto, como visitar la escena de los sucesos denunciados.
El protocolo NICHD incluye una secuencia de dieciocho fases para la celebración de la entrevista: presentación de las partes y sus funciones, la cuestión de la
verdad y la mentira, la construcción del rapport, un muestreo del lenguaje, describir un suceso importante reciente, la primera narración explicativa del suceso alegado, explicación del último incidente (si ha informado de múltiples incidentes),
realizar preguntas aclaratorias […], hacer preguntas abiertas complementarias
sobre el último incidente, narración del primer incidente, preguntas indicio sobre
el primer incidente, preguntas abiertas/cerradas complementarias sobre el primer
incidente, narración de otros incidentes que el niño también recuerde, preguntas aclaratorias, preguntas directas complementarias sobre el incidente, planteamiento de preguntas conductivas sobre detalles importantes desde un punto de
vista judicial y que el niño no hubiera mencionado, invitación para que aporte
cualquier otra información que estime oportuna y, finalmente, volver a un tema
neutro (p. 142).
Entrevista de Corner House SATAC-RATAC
216 • Psicología jurídica Iberoamericana
Con la puesta en marcha de programas de cooperación internacional, América Latina y en especial Colombia se ha visto beneficiada de capacitación en diferentes
temas relacionados con el fortalecimiento de la administración de justicia, uno de
ellos ha sido la entrevista a testigos infantiles presuntas víctimas de abuso sexual,
en donde las agencias encargadas de cumplir con este objetivo han impartido la
utilización de guías como el SATAC. Esta entrevista comparte, como la mayoría de
estos modelos, unos pasos a seguir dentro del abordaje a menores presuntas víctimas de delito sexual, a saber:
Simpatía, el propósito es el establecimiento de la comodidad, la comunicación
y la competencia (según el desarrollo cognitivo y la habilidad del niño); identificación de anatomía: tiene dos propósitos, uno para determinar el entendimiento
del niño y su habilidad de distinguir entre los sexos, y dos para llegar a un idioma
común referente a los nombres de las partes del cuerpo; la indagación del tacto o
de tocamientos: el propósito es el ensayo de la habilidad del niño para entender
y comunicar acerca de los toques que recibe y da; escenario del abuso: tiene dos
objetivos: permitir al menor relatar los detalles de su experiencia y explorar hipótesis alternativas y la clausura o cierre: el cual tiene tres objetivos a cumplir, educar
al menor con relación a su seguridad personal, explorar opciones de seguridad y
proveer un fin adecuado a la entrevista (“Curso de entrevistas forenses a niños y su
preparación para el juicio”, 2007).
Es importante recordar que estos protocolos tienen, como objetivo principal,
ofrecer un instructivo a las personas encargadas de abordar testigos infantiles
pero no se convierten en la herramienta que permite ofrecer un concepto de
credibilidad de testimonio, ni mucho menos un diagnóstico en relación con el
entrevistado.
Entrevista Cognitiva
La entrevista cognitiva fue diseñada en el año de 1984 por Geiselman y Fisher
en la universidad de California en Los Ángeles como una técnica para obtener
información de testigos adultos con el propósito de subsanar las deficiencias de
la psicología de testigos. Geiselman y Fischer (1994 citados en Manrique, 2006)
desarrollaron un completo procedimiento de entrevista dirigido a la obtención de
información cuantitativa y cualitativamente superior a la que es posible obtener
mediante las entrevistas estándar.
“La entrevista cognitiva consta de cuatro técnicas generales de incremento de
la memoria, más varios métodos específicos para aumentar el recuerdo del testigo
de los sucesos” (Geiselman & Fisher, 1994, p. 170). Dentro de estas técnicas en la
propuesta original de los autores se encuentra: reconstrucción de las circunstancias,
compleción, recordar en diferente orden y cambiar de perspectiva; además invitan
al uso de otras técnicas mnemónicas específicas para obtener datos específicos de
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La psicología del testimonio • 217
información como: apariencia física, nombres, números, características del habla y
conversación; todas ellas llevadas a cabo a través de preguntas cerradas y secuenciales que le permiten al entrevistado evocar la información.
Debido a la gran acogida que ha tenido la entrevista cognitiva desde sus inicios,
con el respaldo en términos de eficacia que ha dado la investigación, se ha demostrado que la utilización de la entrevista cognitiva permite obtener más información
de los testigos que una entrevista estándar, sin que se incremente la información
incorrecta (para extensos estudios sobre la temática ver Köhnken, 1995, 1999 citado en Cantón, 2007 y Garrido & Masip, 2006; Geiselman & Fisher, 1994; Poole
& Lamb, 1998, entre otros). Sin embargo, a pesar de las ventajas de la entrevista
cognitiva pueden resultar algunas de las técnicas problemáticas cuando se aplican
con niños menores de siete u ocho años de edad (Poole & Lamb, 1998 citados
en Cantón, 2007). Ante la posibilidad de que los niños no entiendan bien determinados procedimientos de la entrevista cognitiva, algunos autores han optado
por darles un entrenamiento especial, modificando para ello la entrevista cognitiva
(Geiselman, Saywitz & Bornstein, 1993 citados en Cantón, 2007).
Para evitar las dificultades que plantean determinados componentes de la entrevista cognitiva cuando se usan con los niños, un equipo de investigadores ingleses y
alemanes ha llevado a cabo una serie de estudios para la elaboración de la Entrevista
Estructurada (por ejemplo, Memon, Holley, Wark, Bull & Koehnken, 1996; Memon,
Wark, Bull & Koehnken, 1997; Memon, Wark, Holley, Bull & Koehnken, 1997). Básicamente se trata de aplicar sólo aquellos componentes de la entrevista cognitiva
que presentan menos dificultades, aunque manteniendo los elementos esenciales que
permitan la obtención de una descripción detallada (Cantón, 2007, p. 126).
La entrevista cognitiva y la investigación derivada de ella han tenido gran influencia en la elaboración de los demás protocolos, la mayoría de los cuales recomiendan el seguimiento de una determinada secuencia: construcción del rapport,
suministrar instrucciones claras sobre el objetivo y las reglas de la entrevista, centrarse en la obtención de una narración libre sin interrupciones por parte del entrevistador, la clarificación y el cierre de la entrevista (Poole & Lamb, 1998 citados
en Cantón, 2007).
EVALUACIÓN DE LA CREDIBILIDAD Y
DE LA VALIDEZ DE LAS DECLARACIONES
Desde los tiempos más remotos acceder a la misteriosa naturaleza del binomio verdad-mentira ha llamado la atención de la humanidad. Desde aquellos que carecen
de conocimiento hasta los más notables exponentes de la ciencia en algún momento
de su vida personal, social, familiar y/o laboral fantasean con palpar de una u otra
forma la esencia de este binomio. ¿Quién no ha mentido?, ¿quién no se ha imaginado
218 • Psicología jurídica Iberoamericana
descifrando si el dicho de quien es su interlocutor es verdadero o falso?, ¿quién no se
ha preguntado si creer o no, antes de dar un voto de confianza, en quien solicita su
condescendencia?, ¿quién no se ha visto involucrado en relaciones en donde las verdades y las mentiras se entretejen?; éstas, entre muchas otras situaciones evidencian
el papel cotidiano que tiene este tema en la vida de todo ser humano.
La mayoría de los trabajos relacionados con testimonio dedican especial atención a la revisión del constructo mentira, engaño y/o comunicación engañosa, términos encontrados en la literatura científica. Vrij (2001, citado en Armas & García,
2009) señala en relación con la mentira que suele ser propia de determinados seres
humanos bajo circunstancias en las que encuentran razones para justificar tales
conductas o respuestas, como ofrecer una impresión positiva, autobeneficiarse y
beneficiar a otros, evitar un castigo potencial o simplemente mantener una buena
interacción social procurando no herir innecesariamente los sentimientos de los demás. En esta misma línea Saarni y Lewis (1993 citados en Armas & García, 2009)
señalan que debe considerarse natural y adaptativo mentir, en algunas ocasiones
cuando la consecuencia de decir la verdad sería dolorosa. Resumiendo, “de alguna
forma queda patente que la persona que miente lo hace queriendo evitar un daño
mayor” (Armas & García, 2009, p. 126).
Sin embargo, es necesario aclarar que no sucede lo mismo en la estructura
psicológica de quien evidencia un trastorno antisocial de la personalidad o una
psicopatía, en donde uno de los criterios diagnósticos es precisamente la mentira patológica. En cuadros clínicos como los mencionados, además se tiene una
completa desconsideración de las necesidades e intereses de los demás, falta de
remordimientos, indiferencia o justificación de haber hecho daño a otros, entre
otra sintomatología que no permite dar aplicación a los postulados teóricos arriba
mencionados. Por esta razón, entre muchas otras, es necesario ante la intención de
evaluar un testimonio descartar la existencia de psicopatología.
Miller y Stiff (1983, 1993 citados en Armas & García, 2009) en una definición
más ajustada indican:
El engaño se define como el intento deliberado, exitoso o no, de ocultar, generar
y/o manipular de algún otro modo información factual y/o emocional, por medios
verbales y/o no verbales, con el fin de crear o mantener en otra(s) persona(s) una
creencia que el propio comunicador considera falsa (p. 126).
Reconociendo que la mentira es propia de la condición humana, que como
indica Vrij, Fisher, Mann y Leal (2008) requiere de una exigencia cognitiva mucho
más alta que decir la verdad, y que tiene estrecho vínculo con estrategias de persuasión y manipulación por parte de quien las emite, éstas adquieren pretensiones
distintivas en el campo de lo jurídico. Allí la distorsión de la información adquiere
otros matices y busca otros fines de mayor complejidad que las mentiras de la cotidianidad. La pugna de derechos, la ganancia y/o pérdida de garantías, obligaciones
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La psicología del testimonio • 219
y/o deberes, el descontento de quien no logra sus pretensiones, entre otros aspectos,
todos ellos como parte de la dinámica de una rivalidad dentro del marco de un
conflicto judicial a dirimir por la competencia de un juez o jurado, es decir por la
convocatoria de un(os) tercero(s), convierten este escenario en un laboratorio social. Por lo expuesto, es que con insistencia a lo largo de la historia de la humanidad,
especialmente por la complejidad y trascendencia que la mentira adquiere en el
ámbito de la administración de justicia, se han desarrollado técnicas (desde las más
rudimentarias hasta las más sofisticadas) encargadas de la detección del engaño.
Lewis y Cuppari (2009) referencian como hacia el 300 a. C. en el desarrollo de
formas de detección de mentiras, los beduinos de Arabia desarrollaron el método
del hierro caliente donde el acusado tenía que lamer dicho hierro para determinar
si él o ella decía la verdad, si la lengua no se quemaba era porque la boca no se
secaba para mentir y la persona podría ser considerada como sincera. Es más, en la
antigua China se desarrollo el método del polvo de arroz, basado en este, los chinos
decidían sobre la honestidad del testigo haciéndolo masticar polvos de arroz, para
posteriormente escupirlos. Si el polvo de arroz estaba seco quedaba probado que
el testigo había mentido; si por el contrario lo escupía húmedo, se daba por hecho
que había dicho la verdad.
Estos métodos estaban basados en la creencia de que las personas nerviosas
(quienes mienten) tienen la boca más seca y menos saliva que aquellos quienes no
están nerviosos y dicen la verdad (Bartol & Bartol, 2004 citados en Lewis & Cuppari,
2009). Otro infortunado método consistió en que el acusado metía su mano en una
olla de agua hirviendo y si su mano se quemaba, el individuo era considerado como
mentiroso. De manera similar, la prueba que usaba piedras calientes encontraba que
si el pie de la persona acusada se quemaba en ellas, se consideraba que no era sincera.
El primer dispositivo moderno de detección de mentiras llamado “El Guante de
Lombrosso” fue creado en 1881 por el médico, criminólogo y antropólogo italiano
Cesare Lombrosso. Él intentó medir los cambios en la presión sanguínea de las personas acusadas, los cuales eran registrados en un gráfico. Durante la Primera Guerra
Mundial, una tecnología posterior en detección de mentiras fue desarrollada por
el médico y abogado William Marston para interrogar a prisioneros de guerra. Esta
tecnología llegó a ser muy popular en investigación criminal, especialmente después
de que el estudio de Marston encontró una correlación positiva entre la presión sanguínea sistólica y la mentira. El primer polígrafo fue desarrollado por el médico John
Larson y el psicólogo Leonarde Keele, midiendo y registrando presión sanguínea,
respiración y pulso (Bartol & Bartol, 2004 citados en Lewis & Cuppari, 2009).
La historia permite ver el desarrollo de unas técnicas no menos crueles, pero
aparentemente más efectivas para “estimular” el testimonio verídico y que fueron
ampliamente usadas a través de las guerras: la utilización de fármacos que buscaban
sobrepasar la capacidad de ocultar la mentira y que se conocen ampliamente como
220 • Psicología jurídica Iberoamericana
“Sueros de la verdad”. De ellos el más utilizado fue el pentotal sódico que en dosis
inferiores a las utilizadas actualmente por los anestesiólogos, lograba su propósito.
Gran parte de los estudios y testimonios logrados con estas medicaciones fueron ampliamente descalificados, puesto que no contaban con la aprobación del
“paciente” y además en muchos casos se presentaban reacciones alucinatorias que
impedían evaluar la “veracidad” de la información suministrada (Castro, 2008).
De otro lado, ni la literatura infantil se escapa del interés de tratar la mentira
y detectarla, Collodi (1974 citado en Grubin & Madsen, 2005) famoso periodista
italiano autor del libro Pinocho, de manera metafórica escribía que las mentiras
pueden ser fácilmente reconocidas, ya que las hay de dos tipos: aquellas con piernas
cortas y aquellas con narices largas.
Como se puede apreciar la búsqueda de los medios confiables de detectar el
engaño tiene una larga historia. La relación entre quienes emiten reportes mendaces y quienes intentan detectarlos genera de manera paulatina nuevos retos; se
habla de personas que desarrollan ciertas habilidades que los convierten en verdaderos experimentados en el arte de mentir y algunos, incluso, versados en la
manipulación de las “técnicas de detección de mentiras”; por otro lado, como en
todo binomio, por diferentes motivaciones hay personas que se entrenan en la difícil labor de detectar engaños. Algunos autores como Grubin y Madsen (2005)
señalan que la necesidad de buscar y estructurar estos métodos radica en el interés
que tienen muchas personas de adquirir la capacidad de reconocer reportes falsos
y personas mentirosas, para ser denominados incluso como “lie catchers” y hacer su
trabajo efectivo dentro del sistema de administración de justicia.
En general, para Masip y Garrido (2000), entre otros autores, el estudio del
engaño y su detección puede estructurarse dentro de tres perspectivas generales: la
psicofisiológica, la de los indicadores no-verbales (o conductuales) del engaño y la
de los indicadores verbales de la mentira. Para el desarrollo de este trabajo, dentro
de la primera de estas perspectivas se hace una revisión de las siguientes técnicas:
el famoso polígrafo, el análisis tónico de la voz o VSA, imágenes térmicas de alta
definición-HDTI (high-definition thermal-imaging), el estudio de la onda cerebral
p300 y técnicas de resonancia magnética nuclear. En la segunda de estas perspectivas se encuentra una relación somera de los indicadores conductuales del engaño y
finalmente se explora la tercera de estas perspectivas, la de los indicadores verbales
de la mentira en donde se hará un recorrido acerca de la técnica del Control de la
Realidad (Reality Monitoring o RM) y el SVA (Statment Validity Analysis) con su
principal componente el CBCA.
Técnicas psicofisiológicas
La ciencia se ha concentrado en documentar la activación del sistema nervioso autónomo (SNA) mediante sistemas objetivos y cuantificables de análisis que
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La psicología del testimonio • 221
permitan identificar quién dice la verdad y quién no. La evaluación objetiva de la
respuesta del SNA a través del polígrafo consiste en la medición de varios parámetros biométricos que se modifican ante la presencia de neurotransmisores liberados
en el torrente sanguíneo como consecuencia de una percepción de amenaza. Dada
la evaluación simultánea de múltiples patrones biométricos como presión, respiración, sudoración, tono muscular y ondas cerebrales que reciben influencia no
sólo del SNA sino también de enfermedades sistémicas, sustancias y medicaciones,
razón por la cual se hace necesario contar con la asistencia de un poligrafista con
amplia experiencia, que esté en capacidad de analizar en conjunto las mediciones
obtenidas (Castro, 2008).
El poligrafista no sólo debe poseer experiencia en el funcionamiento y manejo del polígrafo, de las medidas que toma, de la interpretación de los resultados
que arroja sino un adecuado entrenamiento en entrevista, ya que finalmente es de
este proceso que depende la presentación de estímulos verbales precedentes a la
emisión de respuesta. La utilización de un instrumento como el polígrafo, sin la
interpretación que hace un poligrafista experto, daría la razón a muchos de los opositores, cuando sostienen que estas técnicas no evalúan en realidad el testimonio del
interrogado, sino su sistema nervioso autónomo. Base de la cual parten las antítesis
de esta técnica y por la cual muchos de los sistemas de administración de justicia
no aceptan los resultados de esta técnica como medio de conocimiento dentro del
acervo probatorio de un proceso judicial.
En general, los hallazgos del polígrafo son el resultado de muchos factores que
deben ser cuidadosamente examinados, como las técnicas implementadas, la población a examinar, el contexto, el entrenamiento del poligrafista, objetivos de detección, estatus del examinado, entre otros. El polígrafo, como otras muchas herramientas, es una técnica complicada y sus resultados son producto de la ciencia y de
la habilidad del examinador para considerar muchos factores psicológicos antes de
hacer una determinación individual de la verdad (Lewis & Cuppari, 2009).
Otra de las herramientas tecnológicas desarrolladas es el sistema de análisis
tónico de la voz o VSA por sus siglas en inglés, esta técnica consiste en el análisis de
la voz en la búsqueda de microvibraciones originadas en las cuerdas vocales como
consecuencia de la estimulación del sistema nervioso autónomo que las inerva. Esta
técnica ha sido utilizada en investigaciones médicas relacionadas con la detección
de ansiedad como mecanismo de seguimiento en el tratamiento de patologías psiquiátricas. La implementación de esta técnica requiere un particular cuidado en
el diseño de los cuestionarios, teniendo en cuenta las técnicas recomendadas de
interrogación con el fin de asegurar buena calidad en la entrevista. Al igual que con
las pruebas de poligrafía y en general cualquier técnica que involucre el desarrollo
de interrogatorios, es recomendable contar con la presencia de un profesional en el
campo de la evaluación del comportamiento y la salud mental, como es el caso de
un psicólogo o un psiquiatra (Castro, 2008).
222 • Psicología jurídica Iberoamericana
Existen además sistemas que han sido probados en los Estados Unidos para
la detección ultrarrápida de mentiras como el uso de imágenes térmicas de alta
definición-HDTI (high-definition thermal-imaging). Este sistema permite evidenciar
el enrojecimiento facial momentáneo que ocurre en un individuo segundos antes
de mentir. La técnica de HDTI fue desarrollada para identificar el rostro de personas y sus rasgos que podrían estar encubiertos por cicatrices o disfraces, y se ha
propuesto como una medida de seguridad en aeropuertos. Aunque la técnica arrojó
resultados positivos, con una confiabilidad del 80%, sus detractores sostienen que
no distingue entre un individuo ansioso de uno mentiroso y, al igual que con todas
las otras técnicas, es objeto de intensos debates (Castro, 2008).
Castro (2008) en la misma línea de revisión de tecnologías al servicio del
estudio del engaño y su detección, señala que los críticos de los sistemas basados
en la evaluación de estrés mediante la medición de parámetros de activación del
SNA, han estimulado el desarrollo de otras técnicas que dependen menos de la
evaluación indirecta del stress y se concentren en ubicar los centros de la mentira a
nivel cerebral. El principio de funcionamiento de estas técnicas, consiste en exponer a una persona a “algo” que se encuentra almacenado en su memoria y esperar
que el cerebro emita una respuesta eléctrica conocida como onda p300. Esta onda
ocurre aproximadamente 300 milisegundos después de un estímulo y la “p” resalta
el hecho de que se trata de una onda con polaridad positiva. La onda es registrada
por electrodos adheridos en la zona parietal cero ubicada en la parte superior de
la cara posterior de la cabeza. Los resultados han sido prometedores con valores
superiores al 99% en las pruebas realizadas, desafortunadamente con la onda p300
sucede un paradigma aun no resuelto: la onda se genera ante la presencia de estímulos con gran significancia para el sujeto, así como ante la presencia de estímulos
infrecuentes, por lo que sus críticos afirman que lo único que la onda p300 detecta
es la presencia de actividad de la memoria.
Sin embargo, Rosenfeld (2008) indica que la p300 siendo una onda cerebral
derivada del electroencefalograma (EEG), se ha utilizado recientemente como un
canal de información nuevo en la detección del engaño. Investigadores coreanos,
se encuentran a la vanguardia de los resultados que puede arrojar el estudio de la
onda p300 en temas relacionados con lo forense y la postulan como alternativa en
la investigación científica que permite minimizar la manipulación encubierta de
los participantes.
La actividad cognitiva relacionada con el engaño puede ser evaluada con técnicas de imagen cerebral que examinan la actividad eléctrica dentro del sistema
nervioso central. Los potenciales de eventos relacionados (ERPs) se registran desde
el sistema nervioso central y son afectados por el reconocimiento de eventos importantes, los cuales determinan mayor actividad cognitiva que las respuestas autonómicas. Al resaltar que la onda p300 es un potencial eléctrico positivo particular
que se evidencia aproximadamente 300 milisegundos después de que se presenta
La psicología del testimonio • 223
un estímulo; lo cual es visto como una respuesta extraña ante un estímulo significativo. En consecuencia, los investigadores han tomado ventaja de los indicadores
cognitivo-fisiológicos al usarlos para señalar el reconocimiento que una persona
tiene de los ítems de información oculta relacionada con un crimen u otras situaciones legales; como una pérdida fingida de la memoria (Hahm et al., 2009).
Estudios más especializados de imagen cerebral, mediante técnicas de resonancia magnética nuclear (MRI por su sigla en inglés), han sido realizados por
el doctor Langleben, quien sostiene haber encontrado la parte del cerebro que
se activa cuando una persona miente de forma voluntaria. La zona se encuentra
en la corteza cingulada anterior. Este descubrimiento podría ser alentador en la
búsqueda del detector infalible, pero diferentes especialistas expertos en fisiología
cerebral, afirman que por su alto costo y en especial porque esa zona del cerebro
está relacionada con el proceso de conflicto y no con la determinación acerca de
algo, este método podría dar origen a falsos resultados (Castro, 2008).
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Indicadores no verbales o conductuales del engaño
En desarrollo de las tres perspectivas del estudio del engaño y su detección, a continuación se hará referencia a la segunda de ellas, la de los indicadores no-verbales
(o conductuales) del engaño. DePaulo y Rosenthal (1979 citados en Masip & Garrido, 2000) conceptualizaron la investigación dentro de esta área en tres grandes
líneas. La primera atiende a la capacidad del emisor de mentir y la del receptor para
detectar la mentira. Desde este enfoque se ha estudiado la influencia de diversas
variables sobre la precisión del receptor en sus juicios de credibilidad: variables del
comunicador y/o del receptor, como por ejemplo su sexo, edad, rasgos de personalidad y variables de la situación o contexto de engaño (motivación para mentir,
familiaridad entre emisor y receptor, consecuencias de que se descubra el engaño,
entre otras).
La segunda línea de investigación examina el efecto del acceso a diferentes canales de comunicación (escrito, auditivo y/o visual del contenido de la declaración) sobre la precisión al juzgar la credibilidad. La tercera línea de investigación consiste en
la identificación de las conductas concretas indicadoras de engaño, en esta aproximación cobra especial importancia la distinción entre los indicadores reales del engaño,
los percibidos y las creencias sobre los indicadores del engaño (DePaulo & Rosenthal,
1979; Garrido & Masip, 1999, 2000; Masip & Garrido, 2000; Masip, Garrido & Rojas,
2000; Zuckerman, Koestner & Driver, 1981 citados en Masip & Garrido, 2000).
Los indicadores reales del engaño son aquellas conductas cuya ocurrencia es
mayor cuando los emisores mienten que cuando dicen la verdad, los indicadores
percibidos del engaño son las conductas ante cuya presencia los observadores tienden a considerar que el emisor está mintiendo, y las creencias o estereotipos sobre
224 • Psicología jurídica Iberoamericana
los indicadores del engaño son las conductas que los potenciales observadores dicen creer que indican engaño.
En un estudio de Vrij et al (2000 citado en Masip, Garrido & Herrero, 2002)
se expone la operacionalización que en las investigaciones científicas los autores
han otorgado a los indicadores no verbales de la mentira, entre ellos aparecen:
desviación del contacto ocular, ilustradores, adaptadores, movimientos de manos
y dedos, movimientos de piernas y pies, pausas llenas (“aaaahhh”, “mmhhh”, etc.),
otras alteraciones del habla, periodo de latencia (entre la pregunta y el inicio de la
respuesta) y ritmo del habla. Los participantes entrenados en dichos indicadores
conductuales ofrecieron como resultado a la investigación, que en las declaraciones falsas se hacían menos movimientos de manos y de pies que en las verdaderas,
había menos ilustradores, más pausas llenas en el habla, y un mayor periodo de
latencia; no se encontraron diferencias en las otras variables no verbales. Aunque
para la investigación referenciada como para la mayoría de investigaciones en
este campo el objetivo y verdadero interés es explorar el impacto de una variable
(entrenamiento de los observadores) en la discriminación de declaraciones falsas
de verdaderas; para los efectos de este trabajo permite acceder a la operacionalización que los investigadores han hecho frente a los indicadores conductuales
de la mentira.
Frente a este enfoque de evaluación de la credibilidad del testimonio, Bembibre
e Higuera (2010) exponen:
[…] supone que hay una serie de manifestaciones asociadas a la mentira que no
pueden ser controladas de forma voluntaria, al menos no todas simultáneamente
o durante un período indeterminado de tiempo: el continuo movimiento corporal,
en especial de las manos, pero también la inexpresividad y la escasez de gestos, la
constante manipulación de objetos, los tocamientos adaptativos del pelo o la ropa, la
evitación del contacto ocular, el aumento de movimientos oculares, la dilatación de
la pupila, el rubor, la palidez…, así como diversos elementos del habla: lenguaje indirecto, circunstancial o evasivo, titubeos, inseguridad, tardanza en contestar las preguntas, autocorrecciones, pausas excesivas, habla más lenta, más rápida, alteraciones
en el tono de voz, tono de voz elevado. Sin embargo, cuanto mayor es el refinamiento
de estos estudios con tanta más fuerza aparece la necesidad de considerar las diferencias individuales o la de establecer una adecuada línea base con la que comparar
el comportamiento mentiroso del sujeto, es decir, un exhaustivo conocimiento de su
conducta anterior (p. 1).
Masip y Garrido (2000), establecen dos líneas más de investigación en este
acercamiento a discernir la verdad de la mentira con base en los indicadores conductuales: lo que denominan aproximación de los canales, en el cual se compara
la precisión obtenida por los observadores con acceso a distintos canales de comunicación (auditivo, visual y/o escrito), y la que denominan aproximación de los
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La psicología del testimonio • 225
indicadores discretos, en la cual se compara la conducta de una muestra de sujetos
al mentir con su conducta al decir la verdad.
En la primera de ellas, entre más acceso a los diferentes canales de comunicación pueda llegar a tener contacto el receptor, de mejor manera se esperaría
que se pudiera llegar a realizar un análisis riguroso de precisión. Sin embargo, los
resultados, no obstante, no se ajustan a esta hipótesis. Los índices de precisión hallados por Maier y Thurber (1968 citados en Masip & Garrido, 2000) fueron del
77.3% para la condición verbal (transcripción), 77% para la auditiva, y 58.3% para
la audiovisual. Así, al contrario de lo esperado, la adición de información visual no
incrementa la precisión de los juicios, sino que la reduce.
Dentro de esa primera aproximación investigativa existen dos premisas de trabajo, la primera, la hipótesis de la distracción e hipótesis de la sobrecarga informacional, expone que con mucha información y distractores se tiende a no prestar
atención al testigo que miente porque el receptor no está concentrado en atender
a sus reportes, además la sobrecarga de información al elaborarla sobrepasa los
recursos cognitivos del individuo. Y la segunda de las hipótesis es la de la familiaridad situacional, específicamente esta hipótesis propone que en situaciones poco
familiares los observadores confían más en las claves visuales que en las verbales
(Masip & Garrido, 2000).
Vrij (2000 citado en Masip, Garrido & Herrero, 2002) ofrece razones de la
poca precisión de las personas al efectuar juicios de credibilidad, entre ellas se encuentran: las personas no desean descubrir la verdad, no hay ninguna conducta que
en sí misma indique engaño, las diferencias conductuales entre quienes mienten
y quienes dicen la verdad son muy pequeñas, las reglas conversacionales impiden que los potenciales detectores puedan escudriñar adecuadamente al potencial
mentiroso, los juicios de los observadores a menudo se ven afectados por diversos
errores y sesgos, ni siquiera el que una persona muestre indicadores de nerviosismo
o complejidad del contenido implica necesariamente que esté mintiendo; a la hora
de juzgar la credibilidad, los observadores no suelen tener en cuenta las diferencias
conductuales que hay entre las personas.
Estas razones entre muchos otros datos de investigación empírica posicionan
estas técnicas de detección de engaño basadas en indicadores no verbales o conductuales en límites de desesperanza, “…ha llevado a algunos autores que trabajan
desde la orientación no-verbal a sugerir que la investigación de la precisión desde
dicha orientación es una línea de indagación sin futuro” (Masip, Garrido & Herrero,
2000, p. 43). La precisión de los detectores humanos de mentiras es baja; entre los
estudios publicados en que figura la precisión en términos de porcentaje, los valores de precisión raramente superan el 65%, donde el 50% es lo esperado por azar
(Kraut, 1980 citado en Masip, Garrido & Herrero, 2002).
Sin embargo, en este contexto el trabajo de Levine et al. (1999 citado en Masip,
Garrido & Herrero, 2002) arroja que los índices de precisión están, conjuntamente
226 • Psicología jurídica Iberoamericana
(haciendo referencia a la mayoría de las técnicas de detección del engaño), sólo
un poco por encima del cincuenta por ciento, y que las personas muestran un
sesgo de veracidad bastante notable y persistente, son quizás los dos hallazgos más
ampliamente aceptados y bien documentados en esta área. La existencia de un
fuerte sesgo de veracidad sugiere que el valor de verdad del mensaje puede ser un
determinante importante de la precisión de la detección. Es más probable que las
personas detecten correctamente las verdades que las mentiras.
“Asimismo, existe un sinnúmero de otras variables, tanto personales como situacionales, que tienen gran influencia sobre los niveles de precisión alcanzados en
los juicios de credibilidad efectuados sobre la base de la observación de la conducta
del testigo” (Masip, Herrero & Garrido, 2002, p. 50). Aun con las dificultades propias de la investigación científica en este campo, la combinación y exploración de
variables en la misma ofrecen como resultado la consolidación de estrategias que
permiten en la praxis minimizar los márgenes de error, un ejemplo en relación
con los indicadores conductuales del engaño es la diferencia que enmarca el entrenamiento de los receptores en esta temática al momento de discriminar reportes
falsos de verdaderos.
Indicadores verbales de la mentira
Finalmente en el desarrollo de las tres perspectivas del estudio del engaño y
su detección, se encuentra la tercera de ellas, la de los indicadores verbales de la
mentira. Como se verá a continuación esta temática tiene especial trascendencia en
relación con el testigo infantil en presuntos casos de delito sexual.
La víctima, como testigo, hace frente al problema de su credibilidad, se duda de su
testimonio precisamente cuando muchos delitos se producen en situaciones de intimidad en las cuales no hay otros testigos y no producen secuelas físicas objetivables
y nos encontramos ante dos declaraciones contradictorias: la del acusado y la de la
víctima (Hernández, 2002, p. 260).
En el mismo sentido Vásquez (2008) indica: “El que este tipo de delitos […]
casi nunca deje huellas físicas, obliga a los tribunales a tomarse con sumo cuidado
el testimonio de la víctima” (p. 123). La técnica más conocida e investigada en el
enfoque de los indicadores verbales es el método conocido como Análisis de la
Validez de la Declaración (Statement Validity Analysis, SVA) y su elemento central,
el Análisis del Contenido Basado en Criterios (Criteria Based Content Analysis,
CBCA) que se centra en la declaración directa sobre el abuso sexual.
El SVA tiene tres componentes principales: Primero el protocolo de entrevista, utilizado para recoger información; la entrevista la debe hacer una persona
entrenada, en ella se explora sistemáticamente una serie de hipótesis, y se sigue un
protocolo para no sesgar las respuestas del niño. Segundo se desarrolla el Análisis
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La psicología del testimonio • 227
del Contenido Basado en Criterios (CBCA), utilizado para analizar la información
recogida con la entrevista; el CBCA se aplica sobre la transcripción de la entrevista,
consiste en una lista de 19 criterios de realidad o de contenido cuya presencia en la
declaración es un indicador de la validez de la misma. Y tercero, la lista de validez,
desarrollada para cualificar los resultados del análisis y tomar una decisión final;
entre otras cosas, la lista de validez comprueba que la entrevista se haya hecho
correctamente, que el desarrollo cognitivo y lingüístico del niño sea el adecuado, y
que la evidencia externa más sólida no contradiga los resultados del análisis de la
declaración (Masip & Garrido, 2007).
La entrevista, como se ha anotado con anterioridad, debe ser adecuada y en extremo rigurosa, evitando contaminación del testimonio y facilitando de manera constante los procesos de memoria. Cortés y Cantón (2007) aseguran que para situar las
declaraciones en un contexto más amplio se realiza también una evaluación psicológica que proporcione una imagen de los aspectos positivos y negativos del niño,
del contexto y del nivel general de funcionamiento de la familia. Se deben utilizar
medidas estandarizadas que permitan recabar información sobre la salud física del
niño y sobre su desarrollo social, emocional, sexual, cognitivo y lingüístico (p. 205).
Por otro lado, el CBCA se puede considerar como un intento de construir un
procedimiento estandarizado que permita determinar el valor que tiene como
prueba una determinada declaración. Su base teórica radica en la Hipótesis de Undeutsch de que las afirmaciones realizadas por un niño sobre sucesos que realmente ha experimentado difieren de manera cuantificable de las afirmaciones falsas o
producto de la fantasía, de manera que un análisis de la declaración realizada puede
discriminar entre una declaración verdadera o falsa sobre lo sucedido. Los sucesos
experimentados se describen con mayor riqueza de detalles y con vinculaciones
más claras con otros sucesos del mundo real, en comparación con los sucesos que
han sido inventados o imaginados. Además, Undeutsch afirmaba que la evaluación
científica de la veracidad de un testimonio se fundamenta en dos pilares: la entrevista
y el análisis de la declaración obtenida. Juntos forman un conjunto metodológico
(Cortés & Cantón, 2007, p. 204).
De esta forma, partiendo de una adecuada entrevista, en donde el entrevistador hace un esfuerzo considerable por minimizar las variables de contaminación y
obtener el máximo de información por parte del niño, procurando que ésta sea lo
más exacta posible, se realiza la transcripción literal y fiel de la misma y sobre ésta
se da aplicación al CBCA.
Tal y como lo describen Steller y Köhnken (1990, 1994 citados en Masip & Garrido, 2007), el CBCA consta de una serie de 19 criterios de veracidad o de contenido
cuya presencia en la declaración es un indicador de que ésta se basa en la experiencia
personal del narrador, más que en mentiras o sugestiones de otras personas (p.e. Raskin & Esplín, 1991). Los criterios del CBCA son los siguientes (p. 110).
228 • Psicología jurídica Iberoamericana
a. Características generales: los discernimientos abordados en esta categoría se refieren a la declaración como un todo y valoran la coherencia y capacidad informativa.
Dentro de esta se encuentran los siguientes criterios: estructura lógica, elaboración
no estructurada y cantidad de detalles.
b. Contenidos específicos: en esta categoría adquieren especial relevancia los detalles.
“Se asume que un niño que inventara la declaración no sería capaz de incluir en
la misma estos contenidos, ya que ello superaría sus capacidades cognitivas” (Masip & Garrido, 2007, p. 111). Dentro de esta se encuentran: engranaje contextual,
descripción de interacciones, reproducción de conversaciones y complicaciones inesperadas.
c.
Peculiaridades del contenido: en este apartado se esperan reportes específicos
que aumenten el grado de convicción acerca de la declaración, en donde se esperan pormenores en relación con la situación. En esta categoría se encuentran
los siguientes criterios: detalles inusuales, detalles superfluos, incomprensión de
detalles que se narran con precisión, asociaciones externas relacionadas, alusiones
al estado mental subjetivo, atribución del estado mental del autor del delito.
d. Contenidos referentes a la motivación: en esta condición se encuentran correcciones espontáneas, admisión de falta de memoria, plantear dudas sobre el propio
testimonio, autodesaprobación, perdonar al autor del delito.
e. Elementos específicos del delito: en donde se contrasta el reporte con las declaraciones que son propias o características de este tipo de acontecimientos, su único
criterio se denomina: detalles característicos del delito. Para una revisión extensa de
las especificaciones de cada uno de los criterios consultar Masip y Garrido, 2007;
Pozo, 2007; Vásquez, 2008, entre otros.
Es así que, como se ha insistido, con una entrevista idónea, la grabación de la
misma y la posterior transcripción literal y fiel, se adelanta sobre esta última el
CBCA, en el momento de hacer el análisis se considerarán solamente los contenidos referentes al presunto incidente sexual.
Según Vásquez (2008) la evaluación debe hacerse por dos psicólogos expertos.
El análisis de la entrevista grabada debe ser analizada [sic] por cada uno de ellos y
por separado. Tras evaluar individualmente cada criterio, hay que tomar una decisión global de la validez del testimonio. Después se ponen las evaluaciones y conclusiones en común. El informe final es producto del acuerdo interjueces (p. 137).
El SVA con su principal elemento el CBCA ha sido sujeto de múltiples trabajos
de investigación científica en diferentes latitudes; una de las premisas producto de
tan ardua labor es justamente la expuesta por Masip y Garrido (2007):
Es importante señalar que, aunque el CBCA (y el conjunto global de la SVA) se
desarrolló para la evaluación de las declaraciones infantiles de abuso sexual, la in-
La psicología del testimonio • 229
vestigación empírica que revisa Vrij ha examinado si el procedimiento discrimina
adecuadamente entre declaraciones verdaderas y falsas ofrecidas por adultos y no
sólo por menores, ofrecidas no sólo por posibles víctimas sino también por testigos
u otras personas, y referentes no sólo al abuso sexual sino también a otros temas
(p. 114).
En otras de sus revisiones Masip y Garrido (2005) en relación con el CBCA
advierten lo siguiente:
[…] algunas técnicas concretas (como el CBCA) están orientadas a confirmar la declaración, y no a refutarla (identificar mentiras). Además una aproximación neutral
al tema exige, como es el caso en la investigación experimental, explorar de forma
exhaustiva todas las posibilidades, tanto la de que se mienta como la de que se diga
la verdad, erradicando en la medida de lo posible toda preconcepción o sesgo previo
[…] El empleo de la fórmula “evaluación de la credibilidad” pretende adoptar una
actitud más neutral, así como reflejar la realidad de que, mientras la mayoría de
orientaciones presentan un sesgo inicial a la identificación de las mentiras, otras
–como el CBCA– parecen orientadas a verificar verdades (p. 145).
Por último se tiene la Lista de Validez, con esta se pretende apreciar toda la información a la que pueden tener acceso los evaluadores para finalmente ofrecer
un concepto sobre la validez de la declaración. Algunos autores exponen que esta
fase esta constituida por 11 criterios (Vásquez, 2008), sin embargo otros autores
indican la presencia de 13 criterios enmarcados en dos categorías, como Masip y
Garrido (2007), dicha lista de validez comprendería los siguientes elementos:
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I.
Factores relacionados con la declaración
a. Características psicológicas: limitaciones cognitivo-emocionales, lenguaje y conocimiento, emociones durante la entrevista y sugestionabilidad.
b. Características de la entrevista: procedimientos de entrevista e influencia sobre
los contenidos de las declaraciones.
c. Motivación: circunstancias de la alegación original, motivación para declarar,
influencia por parte de otros.
II. Cuestiones investigativas
a. Falta de realismo (inconsistencia con las leyes de la naturaleza).
b. Declaraciones inconsistentes.
c. Evidencia contradictoria.
d. Características del delito.
El control de la realidad (RM)
230 • Psicología jurídica Iberoamericana
Jhonson y Raye (1981 citadas en Masip & Alonso, 2006) indicaron la diferencia
entre dos posibles orígenes de los recuerdos: un origen externo, basado en procesos
perceptivos, y un origen interno, basado en el razonamiento, la imaginación y/o el
pensamiento.
Especificaron cuatro tipos de información que podría hallarse en los recuerdos: atributos contextuales (espaciales y temporales), atributos sensoriales (formas, colores, olores, sonidos, etc.), atributos semánticos, y operaciones cognitivas.
Propusieron que los recuerdos de origen externo (de eventos percibidos) tendrán
más atributos contextuales, sensoriales, y más detalles semánticos que aquellos de
origen interno (imaginados). Estos últimos, por su parte, tendrán más alusiones a
procesos cognitivos (p. 518).
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© Editorial El Manual Moderno Fotocopiar sin autorización es un delito.
La psicología del testimonio • 231
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9
El perito psicólogo y la
prueba pericial psicológica:
fundamento de la eficiencia
judicial en Colombia
© Editorial El Manual Moderno Fotocopiar sin autorización es un delito.
Roberto Sicard
Es el informe psicológico forense un elemento fundamental para organizar, transmitir y concluir los aspectos e incidencias de la salud mental en espacios judiciales,
civiles y castrenses, entre otros, y tiene el fin de explicar las implicaciones psicológicas de los individuos en los espacios del derecho. Estos informes se han insertado revolucionariamente en una nueva realidad jurídica como es el nuevo sistema
penal que entró a regir en Colombia a partir de enero de 2004. La existencia de la
pericial psicológica en nuestro viejo sistema penal inquisitivo no era desconocida;
sin embargo la imperiosidad, la relevancia y la realidad nacional exigen una nueva
plataforma de relanzamiento para el peritaje psicológico. El lector entenderá que
en nuestro país el sistema penal dio un giro desde lo “inquisitivo” y sumarial, a un
sistema “acusatorio” basado en la evidencia y la oralidad. En este nuevo panorama,
el psicólogo forense ha pasado de ser un mero redactor de informes a ser un profesional que basa su experticia en técnicas, procedimientos, conocimientos, investigación científica y habilidades en la oratoria como actualmente lo demandan los
sistemas judiciales “ex pósitos”, en los que el debate ilustra la toma de decisiones.
Los informes tienen diferentes metodologías y objetivos y no existe una forma
primordial. Por lo anterior presentaremos nuestras sugerencias basadas en la literatura psicológica forense del momento como Tallent (1993), Clemente (1998),
Esbec (2000), Simôes (2001), Urrá, Albarrán J. (2002), Andreu, Graña, Fernán233
234 • Psicología jurídica Iberoamericana
dez (2006), Vázquez (2005), Aluja (2006), Garrido, Masip, Herrero (2006), entre
otros. Dichos autores encabezan los aportes más relevantes en el oficio del psicólogo forense en Iberoamérica amparados en sus experiencias y trayectorias judiciales
de sistemas acusatorios implantados hace ya varias décadas.
Desde esta óptica, Fowler (1998) citado por Simôes (2001), nos plantea que el
informe psicológico forense es una “herramienta con exigencias de especialización
ya sea adquiridas por proceso de profesionalización de la actividad o por la empírica y ello introduce dos escollos: miedo a una definición irreversible y dificultad de
integrar las comunicaciones aisladas”1 (Fowler). Deducimos a partir de estas premisas, que el oficio de traducir hipótesis alrededor de la salud mental de los individuos
en declaraciones de valor jurídico presupone que el psicólogo asuma la responsabilidad de ser perito. Por lo tanto al profesional de la psicología se le consideraría perito en la medida que posea conocimientos y experiencia científica-técnica respecto
a los temas y/o casos presentados y demuestre qué tan especializado puede llegar a
ser en el campo de su conocimiento. El destino será evidentemente el apoyo de las
decisiones judiciales, el cual dará luces al juez para la apropiada toma de decisiones
en aras del debido y justo proceso preferentemente basada en una opinión especializada y no solamente en la opinión de un profesional.
Es cada vez más indispensable para el juez amparar sus decisiones a través de
la experiencia profesional de sus auxiliares de justicia (peritos) en busca de un
diagnóstico y conclusiones técnicas. Simôes subraya como posibilidad de parte del
perito, la necesidad de que este psicólogo opine, infiera, concluya o en su defecto
informe observaciones y datos descriptivos de los casos delegados. Esta apreciación
refiere solo por solicitud del juez, pues se sobrentiende que el psicólogo perito no
es sólo técnico sino que discierne el caso desde su oficio. Debido a esto planteamos
que el perito psicólogo puede utilizar los medios probatorios amparados en la mayoría de códigos penales y civiles, como sería:
La “Prueba pericial”; que es solicitada en la fase de investigación por iniciativa
de las partes y aceptada por el juez siendo un medio de prueba indirecto y científico para ilustrar a éste en una ciencia, técnica o arte. (Art. 404 Ley 906 de 2004);
que por no ser su área de conocimiento, necesite pruebas fehacientes para operar
tanto las sentencias, como los procedimientos. Por lo tanto el informe pericial psicológico tiene como objeto el comportamiento humano (Lasso, 1999) la personalidad, y aspectos volitivos e intelectuales (Simôes, 2001). Tallent (1993) citado por
Simôes, afirma que los tribunales solo quieren “hechos”, observaciones, inferencias,
conclusiones y opiniones del perito aunque no sean sólo datos científicos y técnicos
sino sociales, morales y por supuesto legales.
Otro recurso provisto por el psicólogo como experto o perito es la “Prueba
documental”. Cuando existe convergencia de informaciones y no hay dudas, el
juez sólo apreciará la prueba documental (pericia) que genere más información
tendiente a la resolución del caso. Una vez aceptada y explícitamente sustentada en
El perito psicólogo y la prueba pericial psicológica • 235
juicio ante el juez y los sujetos procesales, este documento se convierte en “Prueba
o evidencia” dentro del proceso (Art. 415 Ley 906 de 2004).
Como elemento analítico de un proceso pero no de información pericial se
puede surtir un documento que llamamos “Concepto Técnico Psicológico Forense”
que es un informe elaborado por el experto psicólogo realizado cuando se requiera
un análisis documental de las evidencias recabadas en cada caso, el psicólogo funge
como analista de información técnica y deduce, según su experticia, las implicaciones conductuales dentro del proceso. Este informe no necesariamente es conocido
por el juez, salvo que sea presentado como testigo experto, por cuanto su naturaleza es establecer la viabilidad o las estrategias de las partes para nutrir la teoría del
caso.
Seguidamente daremos luces sobre cómo la prueba pericial psicológica tiene
gran relevancia en los tribunales y cómo, metodológicamente, daremos claridad a
los hechos que reviste la conducta humana y que puedan ser motivo de judicialización.
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EL INFORME PSICOLÓGICO COMO PRUEBA PERICIAL
En Colombia la reforma al Código Penal operó el cambio de un sistema inquisitivo
mixto a uno acusatorio, es decir que el Código de Procedimiento Penal Ley 600
de 2000, paulatinamente fue desplazado por el Nuevo Código de Procedimiento
Penal; Ley 906 de 2004, la cual genera una nueva oportunidad para la pertinencia
de la prueba pericial. Sabemos que la presentación de documentos periciales con la
expectativa de ser validados como prueba en una audiencia oral, requerirá ceñirse
a estándares esperados de excelencia de parte de los auxiliares de la justicia que
entregarán sus informes periciales para determinar los alcances de los hechos.
Nuestro Código de Procedimiento Civil, en su capítulo II sobre los “Auxiliares
de Justicia, artículo 8. De la Naturaleza de los cargos, refiere al perito como auxiliar
de la justicia: “(…) que (los cargos) deben ser desempeñados por personas idóneas,
de conducta intachable, excelente reputación e incuestionable imparcialidad. Para
cada oficio se exigirán versación y experiencia en la respectiva materia y, cuando
fuere el caso, título profesional legalmente expedido (…)”.2
Consideramos que los principales fundamentos del ejercicio pericial, ciertamente son la técnica, la metodología y el conocimiento, sin embargo el más relevante y que incide directamente en la cadena de custodia es el aspecto ético.
Conocemos de casos donde al juzgador le basta con apreciar la firma del perito
para dimensionar la “calidad” del producto, determinando que un perito altamente
metodólogo y ético es un auxiliar que afina el juicio y permite deliberar en justicia.
En múltiples ocasiones los estudiantes de primeros cursos dudan de la pertinencia de un ejercicio forense desde la psicología, sin embargo tanto la Psicología
236 • Psicología jurídica Iberoamericana
como cada oficio o arte son susceptibles de participar a manera de soporte del
sistema judicial. Según el Código de Procedimiento Civil Colombiano en su Art.
233, Sobre la procedencia de la peritación refiere: “es procedente para verificar
hechos que interesen al proceso y requieran especiales conocimientos científicos,
técnicos o artísticos”. De igual manera nuestra práctica pericial queda amparada en
el Código de Procedimiento Penal de la Ley 906 de 2004 el artículo 405, en lo que
a la Procedencia de la prueba refiere: “...cuando sea necesario efectuar valoraciones que requieran conocimientos científicos, técnicos, artísticos o especializados. Al
perito le serán aplicables (...) las reglas del testimonio”.
Como elemento primordial para la función pericial privada declarada por la
necesidad del Código de Procedimiento Penal, Ley 906 de 2004, en materia probatoria, se abren las posibilidades de participación a la pericial privada que antes
eran exclusividad pública. En ella se piensa beneficiar la profundidad de la investigación y que se mantengan las garantías procesales como son la libertad (Art.
373 CPP Ley 906/2004), publicidad (Art. 377 Ley 906/2004), contradicción
(Art. 378 CPP Ley 906/2004), inmediación (Art. 379 CPP Ley 906/2004), concentración (Art. 17 CPP Ley 906/2004), oralidad (Art. 9 CPP Ley 906/2004), y
la eficacia.
Es claro que un sistema de justicia basado en la oralidad deberá establecer fundamentos de igualdad por lo que la práctica defensorial, ya sea pública (Ombudsman) como de parte, poseen en la psicología forense una gran herramienta en casos
que permitan despejar la responsabilidad del imputado en igualdad de condiciones
garantizando el debido proceso.
Según la Ley 906 de 2004 la práctica pericial ya sea pública o privada beneficia
el quehacer judicial. En su artículo 406 sobre la prestación del servicio de peritos
el código refiere: “El servicio de peritos se prestará por los expertos de la Policía
Judicial, del Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses, entidades públicas o
privadas, y particulares especializados en la materia que se trate.”
Cabe destacar que esa apertura de los métodos probatorios se pondrá a la altura
de los procesos jurídicos internacionales pero podrá revestir algunas dificultades al
favorecer entidades multinacionales que podrán ofrecer servicios que inclusive en
nuestro campo no tengamos los elementos técnicos para realizarlos, contrastarlos
o replicarlos. Hemos, adicionalmente, encontrado entre los bemoles de la práctica
pericial que algunas organizaciones de carácter forense-privado, al servicio público
han sido constituidas con carácter diverso al judicial. Es así que observamos organizaciones confesionales, misándricas, altruistas, pastorales o políticas, que al ser
contratadas por la oficialidad, imprimen en sus abordajes su filosofía institucional,
desvirtuando el primer fundamento de la pericia: la objetividad.
El perito psicólogo y la prueba pericial psicológica • 237
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EL PERITO PSICÓLOGO ANTE LA AUDIENCIA
En el anterior Código de Procedimiento Penal, existía la posibilidad de la pericial
privada pero no de manera abiertamente competitiva y la ratificación no era necesariamente pública. En el nuevo sistema, la ratificación se realizará en un juicio
oral y el perito asistirá como testigo y sólo allí el documento a ratificar cobrará el
valor de prueba por cuanto antes de la audiencia sólo será un documento anexo al
sumario.
Al ser la decisión judicial fundamentada en la prueba es imprescindible la idoneidad del perito forense debido a que no basta tener un conocimiento meramente
psicológico del impacto de la salud mental en un acto punible o la consecuente o
probable lesión derivada del mismo; sino la relevancia del estado mental, sus diferentes esferas y, de manera primordial, el análisis de la cognición y la volición. En
el juicio del procesado no se busca con el informe forense establecer si el sujeto
presenta en el momento de la evaluación características patológicas, sino si esas
características influyeron en el momento juzgado, lo que lo distancia de un informe
meramente clínico terapéutico. Es usual ver informes clínico-terapéuticos a los que
se les quiere investir de valor forense con la consecuente dificultad de establecer si
el informe utilizó un método diferente al forense, porque se puede dar la complejidad de presentar un informe clínico de un sujeto basado en una entrevista clínica
o policial, pero no en una entrevista forense y esto es violatorio del derecho constitucional a la confidencialidad y al secreto profesional.3
En sentencia 098601 de 2007 del Tribunal Superior del Distrito Judicial de
Bogotá en su Sala Penal el sustanciador doctor Fernando Maldonado Cala, anota
respecto a un caso por el cual a un sujeto acusado de acceso carnal en persona
puesta en incapacidad de resistir se le revoca la sentencia condenatoria por cuanto
la psicóloga que entrevistó a la menor, la entrevistó como miembro de la policía
judicial pero no como perito. En sus consideraciones el magistrado anota:
…se estima que las pruebas (psicológicas) practicadas no tienen la capacidad de
demostrar más allá de toda duda los presupuestos exigidos por la ley procesal para
imponer condena (…). El Juzgado confundió la prueba pericial con la testimonial,
no aplicó el procedimiento especial previsto para la producción del concepto de
expertos (…)4 (pags. 3 y 4).
Este tipo de consideraciones se están surtiendo cada vez más en la medida que
los psicólogos jurídicos o forenses no conozcan la verdadera pertinencia y naturaleza de su testimonio5 ni el marco técnico y ético del informe pericial y su consecuente testimonio, por tanto al presentar su testimonio oral en el interrogatorio
y contrainterrogatorio, pudiera ser desatendida su participación y su documento
pericial.
238 • Psicología jurídica Iberoamericana
EL INTERROGATORIO Y EL CONTRAINTERROGATORIO
Será parte del derecho del procesado, el controvertir las pruebas acusatorias por lo
cual las partes pueden interrogar y contrainterrogar, es decir que en la audiencia
pública el perito se someterá a un cuestionario diseñado por su equipo y posteriormente deberá esperar el contrainterrogatorio del equipo contradictor que pretenderá obnubilar la participación del perito.
Es parte del teatro judicial, la posibilidad de ejercer el fundamento de la “Contradicción” y suele ser en la experiencia del psicólogo forense uno de los momentos
más dinámicos de su oficio. Usualmente los sujetos procesales ven en el contrainterrogatorio una oportunidad para desestimar la aspiración probatoria de cargo o
descargo. Se suele observar en las audiencias desde sólidos planteamientos forenses
hasta versiones poco profesionales de informes para nada pertinentes. Este momento suele ser el súmmum de la credibilidad que ha logrado posicionar el equipo y su perito o por el contrario, la antesala del fracaso de la teoría del caso que
utilice el profesional forense. Recomendamos, tanto a los sujetos procesales como
al mismo psicólogo perito, aprender las siguientes indicaciones que el Código de
Procedimiento Penal actual en su artículo 417 advierte:
Art. 417. Instrucciones para interrogar al perito. El perito deberá ser interrogado en
relación con los siguientes aspectos:
1. Sobre los antecedentes que acrediten su conocimiento teórico sobre la ciencia,
técnica o arte en que es experto.
2. Sobre los antecedentes que acrediten su conocimiento en el uso de instrumentos
o medios en los cuales es experto.
3. Sobre los antecedentes que acrediten su conocimiento práctico en la ciencia, técnica, arte, oficio o afición aplicables.
4. Sobre los principios científicos, técnicos o artísticos en los que fundamenta sus
verificaciones o análisis y grado de aceptación.
5. Sobre los métodos empleados en las investigaciones y análisis relativos al caso.
6. Sobre si en sus exámenes o verificaciones utilizó técnicas de orientación, de probabilidad o de certeza.
7. La corroboración o ratificación de la opinión pericial por otros expertos que declaran también en el mismo juicio, y
8. Sobre temas similares a los anteriores. El perito responderá de forma clara y precisa las preguntas que le formulen las partes. El perito tiene, en todo caso, derecho de
consultar documentos, notas escritas y publicaciones con la finalidad de fundamentar y aclarar su respuesta.
Respecto a lo anterior, se explicita que la sustentación puede utilizar elementos
gráficos, magnéticos, de video y todo material que le permita sintetizar y favorecer
la conceptualización del caso al juez para tomar una decisión. Así pues, no será
El perito psicólogo y la prueba pericial psicológica • 239
extraño que la pericial no sea sólo el documento presentado, sino los medios que
utilice para la explicación del tema. Se nos indica la importancia de poder discernir
la naturaleza de nuestra intervención y poder informar si nuestras herramientas
permiten orientar, o pudieran indicar probabilidad, sin embargo sabemos que la
valoración de la salud mental a través de instrumentos, no podrá basarse en la
certeza por tanto desarrollaremos nuestra participación forense en evidenciar la
naturaleza probabilística y orientativa de nuestro ejercicio y nuestra ciencia.
Las pruebas determinarán las decisiones judiciales. Es por ello que el juez requiere insustituiblemente para sus desiciones basarse en el contenido probatorio y
estas pruebas deberán ser Necesarias y Pertinentes. Según el artículo 375 del CPP/
Ley 906 de Pertinencia, anota:
El elemento material probatorio, la evidencia física y el medio de prueba deberán
referirse directa o indirectamente a los hechos y circunstancias relativas a la comisión
de la conducta delictiva y sus consecuencias, así como a la identidad, responsabilidad
penal del acusado. También es pertinente cuando sólo sirve para hacer más probable
o menos probable uno de los hechos o circunstancias mencionados o se refiere a la
credibilidad de un testigo o de un perito.
El psicólogo en ámbitos judiciales establecerá el nexo causal entre el fenómeno
de salud mental y el evento adverso y aunque la pericial es clave en el soporte que
se puede extraer de éste, ciertamente la fase más importante es su testimonio como
perito, sobre todo aquello que deberá estar consignado en el informe pericial.
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EL PSICÓLOGO COMO TESTIGO
En no pocas ocasiones el psicólogo al ser llamado a los tribunales suele confundir
sus roles o quienes lo presentan como su testigo. Las diferencias entre psicólogotestigo, psicólogo-perito, el psicólogo como testigo experto, el psicólogo en servicios de policía judicial y las opiniones del psicólogo clínico-terapéutico, obligan a
aclarar sus respectivos informes y posibles participaciones.
En el caso del psicólogo-testigo, este suele ser clínico terapeuta y atiende “pacientes”. Puede laborar en ámbitos de la salud, escolar o laborales, puede recepcionar casos en “atención en crisis”, e incluso pudiera antiéticamente ser amigo de algún valorado. Dicho profesional conoce los hechos de manera independiente de la
comisión de un posible delito y usualmente recibe información que eventualmente
lo convertiría en testigo de Referencia. Su producción científica es una Historia
clínica o resumen de esta6. No puede extralimitar sus funciones por cuanto no es de
su discreción la elaboración de informes forenses de su paciente, al no ser las ciencias forenses el fundamento de su oficio sino que la esencia de su labor es la clínica
asistencial. Cuando este profesional sea llamado por una autoridad judicial puede
240 • Psicología jurídica Iberoamericana
generar un error de procedimiento porque puede velar el secreto profesional7 por
cuanto ha establecido una relación terapéutica que compromete su testimonio y
el derecho a la intimidad y la confidencialidad de sus pacientes amparados por el
Código Deontológico del Psicólogo, Ley 1090 de 20068. Deseamos resaltar que el
Código de Procedimiento Penal, Ley 906 de 2004 ampara el secreto profesional
por lo que ni siquiera en ámbitos penales el psicólogo terapeuta estaría obligado a
denunciar a su paciente por la existencia primordial del secreto profesional amparado en un derecho constitucional9 pero adicionalmente con los artículos 68 y 385
del Código de Procedimiento Penal, Ley 906 de 2004 son taxativos al amparar el
vínculo terapeuta-paciente.10
Es importante señalar que este tipo de profesional aplica métodos muy diferentes a las de psicólogos en campos judiciales o policiales y la no observancia de los
lineamientos de estos enfoques, puede desencadenar errores técnicos y éticos que
afectan a sus pacientes a nivel mental y en sus derechos.
El psicólogo forense o perito conoce el caso por invitación judicial o solicitud
de algún sujeto procesal. Este analiza la historia retrospectiva post-facto mientras
que el psicólogo clínico-terapeuta lo aprecia según su diagnóstico en relación con
su pasado, (Esbec, 2001). Este profesional no atiende a “pacientes” sino a “usuarios”
por cuanto se emplean elementos del oficio del psicólogo pero no con la intención
terapéutica o de bienestar, sino con la intención valorativa de generar un diagnóstico, pronóstico, un parte de lesiones psíquicas, apreciación de capacidades, habilidades, aptitudes, potencialidades en relación con la salud mental de la persona
auscultada (usuario) a través de un método específico que determine la relación
causal entre el evento adverso y la salud mental de la persona. Para ello el psicólogo
forense utiliza instrumentos con fines valorativos pero no métodos terapéuticos y,
su producción científica se define como “informe pericial”, “pericial psicológica”,
“valoración psicológica forense” o simplemente “pericial”.
Es importante demostrar acreditación y trayectoria amplia como perito aunque
se espera que un perito que emita concepto pueda ser todo aquel que tenga un
certificado oficial de estudios aunque esto no garantice la infalibilidad de la prueba.
En el artículo 408 del CPP sobre quiénes pueden ser peritos, se indica:
Podrán ser peritos, los siguientes:
1. Las personas con título legalmente reconocido en la respectiva ciencia, técnica o arte.
2. En circunstancias diferentes, podrán ser nombradas las personas de reconocido entendimiento en la respectiva ciencia, técnica, arte, oficio o afición aunque se carezca
de título.
A los efectos de la cualificación podrán utilizarse todos los medios de prueba admisibles, incluido el propio testimonio del declarante que se presenta como perito...
Legalmente la prioridad del perito psicólogo tiene espacio en el CPP no por señalar su especialidad, sino por abrir el espectro de inserción del profesional idóneo.
El perito psicólogo y la prueba pericial psicológica • 241
Pero el perito no sólo tiene responsabilidades profesionales sino también jurídicas
ya sea en faltas a los derechos o faltas a los deberes como psicólogo11 y así mismo no
puede estar inmerso en los causales de “impedimentos y recusaciones” consignados
en el artículo 56 de la Ley 906 de 2004 Código de Procedimiento Penal.12
Los documentos que puede emitir un psicólogo en ámbitos jurídicos pueden
estar fundamentados en la naturaleza de la vinculación del profesional ya sea oficial
o privada. El CPP da vía libre sobre la consecución de pruebas fidedignas, que aunque sean de carácter privado deberán poseer las características e información que la
ley exige y que puedan ser replicadas, contrastadas y verificables por los servicios
oficiales. En caso de existir pruebas de carácter ilegal o que no les corresponda las
características antes enunciadas, o que le permitan al juzgador aclarar el caso “más
allá de toda duda razonable”13 éstas podrán ser excluidas y les procederá el rechazo.
En este apartado, el artículo 359 de la Ley 906 de 2004 tratándose sobre la exclusión, el rechazo e inadmisibilidad de los medios de prueba, advierte:
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Las partes y el Ministerio Público podrán solicitar al juez la exclusión, rechazo o
inadmisibilidad de los medios de prueba que, de conformidad con las reglas establecidas en este código, resulten inadmisibles, impertinentes, inútiles, repetitivos
o encaminados a probar hechos notorios o que por otro motivo no requieran
prueba (…).
Es claro que este articulado es sugerente del carácter científico, riguroso,
metódico y ético, de los medios e instrumentos que emplee el perito psicólogo
por cuanto su labor deberá ser plenamente admisible, pertinente y apegada a
la norma.
En numerosas ocasiones, los sujetos procesales dudan sobre cómo presentar
la evidencia pericial del psicólogo por cuento difiere de otras ciencias quizás en
apariencia más cuantitativas y no tan cualitativas como la nuestra. Es necesario
destacar que la psicología es considerada en Colombia como una carrera preferentemente de la salud14 por tanto sus abordajes estarán al amparo de los elementos científicos acogidos a la salud mental. Sin embargo no será su única mirada.
La mente humana puede no sólo explicarse desde la ciencia, sino desde otros
razonamientos. En efecto, es posible la utilización por parte del psicólogo forense
de medios como video, audio, pruebas estandarizadas, estudios experimentales,
cámara de Gesell, pruebas proyectivas, estadísticas, etc. que pueden ser aceptadas
no sólo por su reconocimiento académico, sino por la habilidad del perito en su
testimonio y su experiencia. Así que es posible desde cualquier ciencia, técnica o
arte (Art. 408 CPP) ilustrar las relaciones causales entre los eventos y su relación
con el caso juzgado.
Por ello la prueba novedosa o inédita (novel) está amparada de la siguiente manera:
Artículo 422. Admisibilidad de publicaciones científicas y de prueba novel. Para que
una opinión pericial referida a aspectos noveles del conocimiento sea admisible en
242 • Psicología jurídica Iberoamericana
el juicio, se exigirá como requisito que la base científica o técnica satisfaga al menos
uno de los siguientes criterios:
1. Que la teoría o técnica subyacente haya sido o pueda llegar a ser verificada.
2. Que la teoría o técnica subyacente haya sido publicada y haya recibido la crítica
de la comunidad académica.
3. Que se haya acreditado el nivel de confiabilidad de la técnica científica utilizada
en la base de la opinión pericial.
4. Que goce de aceptabilidad en la comunidad académica.
Aún así el método que prima y garantiza la eficiencia y el razonamiento de la
duda y la convicción ulterior del juez, es el método científico en tanto no surja un
nuevo paradigma que dé respuesta a la conducta humana en contextos de ley.
La práctica forense privada es un campo creciente en nuestro país, justamente
a los requerimientos de la Ley 906 de 2004 en su principio de contrariedad. Los
peritos privados pueden tener una sutil ventaja sobre los peritos públicos y es el
tipo de dedicación al caso, entendiendo que el funcionario público tiene una carga
laboral en ocasiones desproporcionada que le impide aplicar protocolos, pruebas
psicotécnicas, entrevistas profundas. El perito privado por tanto tiene el tiempo,
los instrumentos y la remuneración que le favorece la elaboración de una pericial
o concepto técnico adecuado y profundo. Ese contraste nos lleva a deducir que la
función pública de los psicólogos con funciones forenses o judiciales se enfrenta
a un cisma en el que puede salir perjudicado. Es urgente que en las políticas públicas, el contexto Psicológico Forense sea entendido a profundidad, para evitar
la mala praxis o un indebido proceso, por cuanto las evidencias, pruebas y demás
elementos del caso podrían ver comprometida su “Cadena de Custodia15” y la poca
idoneidad evidenciada del forense, será el argumento principal de la contraparte,
para desestimar su trabajo.
Otra figura que suele ser confusa es la del Psicólogo experto (Testigo experto o
de acreditación) quién es un profesional reconocido por una comunidad académica
y por sus antecedentes científicos, técnicos o artísticos que es invitado para aclarar,
puntualizar, definir o profundizar un tema que es motivo de debate judicial. Dicho
experto no ha sido ni psicólogo clínico terapeuta de un paciente, ni psicólogoperito de un usuario, sino es un experto que habla de un tema en profundidad que
usualmente esté en cuestión en el tribunal. La producción que hace este experto es
fundamentalmente oral, aunque es usual que esté acompañado por un documento
expreso como soporte de el sujeto procesal citante al que llamaremos, en nuestro
contexto profesional, Concepto Técnico Psicológico Forense.
El psicólogo en servicios de Policía Judicial está sometido a su mandato y no
tanto a un rol ya Clínico-terapéutico o Pericial-forense. Dicho mandato está contemplado desde el Código de Procedimiento Penal que da forma a lo que se llama
“Entrevista Judicial” (Art. 206 de la Ley 906 de 2004) Este es un
El perito psicólogo y la prueba pericial psicológica • 243
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…procedimiento utilizado por la policía judicial para obtener información respecto
a la ocurrencia de un delito a través de una serie de preguntas dirigidas a la víctima
o a un potencial testigo, cuyo objetivo es la obtención de información útil para la
indagación e investigación de los hechos. Se efectúa en desarrollo de los actos urgentes y/o del programa metodológico, empleando medios idóneos para registrar los
resultados, cumpliendo las reglas técnicas pertinentes. Además, el investigador deja
constancia de sus observaciones en el cuaderno de notas. Si fuere el caso, se brinda
la protección requerida.
Como se puede deducir la función de este profesional es la “(…) obtención de
información respecto a la ocurrencia de un delito”. Sin embargo dicha entrevista
no exige una profesión determinada para confeccionarse. Claro está que no significa que no tenga un “método”, por el contrario, sí lo tiene, y es establecer información de “un delito” a partir de la inferencia sobre las evidencias y circunstancias. Sin
embargo se puede entrever, que el método no es el ceñido al oficio del psicólogo
sino a información que ejecuta un profesional criminalístico. Al respecto el artículo
399. Testimonio de policía judicial refiere: “El servidor público de policía judicial
podrá ser citado al juicio oral y público a rendir testimonio con relación al caso. El
juez podrá autorizarlo para consultar su informe y notas relativas al mismo, como
recurso para recordar”. Queremos destacar que se hace mención del testigo en el
sentido de testimoniar (testigo de referencia) respecto al caso consignado en un
informe que no es lo mismo que una pericia (testigo perito).
Ahora bien, si la función criminalística es un método al cual cualquier profesional competente se adhiere, procederá a un error en la apreciación de la información,
por cuanto el método policial prima sobre otro método incluso el del psicólogo,
quién emplearía medianamente sus conocimientos de psicólogo y medianamente
su formación criminalística, haciendo un sincretismo anticientífico que lo llevaría
a conclusiones que exceden su formación o sus competencias profesionales. No
es lo mismo ser un sicólogo en un ámbito policial, a ser un policía o investigador
criminalístico aplicando Psicología. Desde esta óptica su producción científica es
un informe criminalístico, mas no forense y menos un documento de valor clínico
terapéutico.
La investigación criminal puede utilizar las técnicas psicológicas pero no por
ello está haciendo Psicología. Frente a este aspecto es recurrente en los servicios judiciales que algunos psicólogos ejerzan como “investigadores criminalísticos” pero
sus conclusiones no parten del método científico de la Psicología, sino del método
inferencial criminalístico, por lo cual le resta validez y confiabilidad en las deducciones concluyentes que pretendidamente se hicieran basados en la Psicología.
244 • Psicología jurídica Iberoamericana
EL CONSENTIMIENTO INFORMADO EN PSICOLOGÍA FORENSE
El manejo de la información en temas judiciales, suele ser bastante delicado. De
un mal ejercicio o de una divulgación de información, puede dar pie para configurarse vulneraciones a los derechos de los usuarios como lo es el “Derecho a la
Intimidad”16. Conocemos casos de profesionales en servicios Forenses quienes no
consideraban importante la toma de un consentimiento informado, por atribuir
que éste es un elemento más del asistencialismo sanitario y no un protocolo de la
prueba pericial.
Debemos por tanto recordar que un elemento importante de la Cadena de
Custodia es que las pruebas no presenten visos de ilegalidad. Las pruebas que
se alleguen no deben estar viciadas y eso implica que dichos procedimientos no
vulneren derechos fundamentales. El derecho a la intimidad hace parte de la vida
personalísima de cada persona y permite que nadie se inmiscuya en ella, eso incluye no pregonar afecciones o deficiencias, o enfermedades, pero también recoge un
principio fundamental de lo que es la información privada.
Al concepto de Confidencialidad le atribuimos un valor determinante como
lo es la propiedad sobre todo en casos clínico asistenciales. En lo que atañe a la
elaboración de informes judiciales o periciales debemos anticipar que todo proceso
judicial debe salvaguardar las garantías constitucionales. Así pues el artículo 15
de la Constitución Colombiana, nos recuerda que las personas tienen derecho a
conocer, actualizar y rectificar las informaciones (…). Motivo de más para advertir al
usuario de servicios Forenses, los alcances, límites y disposiciones que de la información que se obtenga de un servicio forense a donde irá a parar y los apremios en
que esto pueda derivar.
Como se deduce de lo anterior, el consentimiento informado hace parte de
la cadena de custodia en las pruebas realizadas por psicólogos peritos. Debemos
explicar todos los procedimientos que se harán y en virtud de que disposición. Así
pues el consentimiento deberá ser el primer elemento que se debe completar para
proceder a la batería investigativa sea cual fuere la naturaleza del estudio: clínico
asistencial o forense. Se deberá garantizar que la confidencialidad de la información está accesible únicamente a personal autorizado o para el propio interés del
evaluado. Por lo tanto la confidencialidad es la reserva que debe mantener el grupo
forense o equipo de salud respecto del estado mental y físico y su condición misma
como persona para así garantizar el derecho a la intimidad.
Frente a informes clínicos asistenciales es usual encontrar profesionales psicólogos que exponen la historia clínica de sus pacientes, en situaciones judiciales
que evidentemente afectarán a alguien, máxime si en la valoración se encuentran
menores de edad o existieren casos de divorcio contencioso. Pero acaso ¿es posible
que un terapeuta haga públicos los elementos de una historia clínica, así exista un
proceso legal?
El perito psicólogo y la prueba pericial psicológica • 245
La Resolución N° 1995 de 1999 por la cual se establecen normas para el manejo de la historia clínica en Colombia nos refiere que:
La historia clínica es un documento privado, obligatorio y sometido a reserva, en el
cual se registran cronológicamente las condiciones de salud del paciente, los actos
médicos y los demás procedimientos ejecutados por el equipo de salud que interviene en su atención. Dicho documento únicamente puede ser conocido por terceros
previa autorización del paciente o en los casos previstos por la ley.
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Ahora bien. Si un psicólogo en ámbitos forenses o criminalísticos aplica métodos o protocolos clínico-asistenciales, ¿no se estaría configurándo como un psicólogo que atiende a un “paciente” y por tanto no debiera exponer los resultados que
de ello derivaren, so pena de violar el secreto profesional y estar en contravía de la
Ley 1995 de 1999?. Esto nos cuestiona sobre el quehacer del profesional que omita
tanto el secreto profesional como el consentimiento informado por cuanto estaría
contrariando la ley del psicólogo y la legalidad de la prueba cuyos elementos son
constitutivos de un caso. Revisemos el artículo 36, de la Ley 1090 de 2006 Por la
cual se regula el ejercicio del psicólogo en Colombia: Deberes del psicólogo con las
personas objeto de su ejercicio profesional:
El psicólogo en relación con las personas objeto de su ejercicio profesional tendrá,
además, las siguientes obligaciones:
a) Hacer uso apropiado del material psicotécnico en el caso que se necesite, con fines
diagnósticos, guardando el rigor ético y metodológico prescrito para su debido manejo.
b) Rehusar hacer evaluaciones a personas o situaciones cuya problemática no corresponda a su campo de conocimientos o no cuente con los recursos técnicos suficientes para hacerlo.
c) Remitir a un colega o profesional competente cualquier caso que desborde su
campo de conocimientos o intervención.
d) Evitar en los resultados de los procesos de evaluación las rotulaciones y diagnósticos definitivos.
e) Utilizar únicamente los medios diagnósticos, preventivos, de intervención y los
procedimientos debidamente aceptados y reconocidos por comunidades científicas.
f) Notificar a las autoridades competentes los casos que comprometan la salud pública, la salud o seguridad del consultante, de su grupo, de la institución o de la
sociedad.
g) Respetar la libre elección que el usuario haga para solicitar sus servicios o el de
otros profesionales.
h) Ser responsable de los procedimientos de intervención que decida utilizar, los
cuales registrará en la historia clínica, ficha técnica o archivo profesional con su
debido soporte y sustentación.
i) No practicar intervenciones sin consentimiento autorizado del usuario, o en casos
de menores de edad o dependientes, del consentimiento del acudiente.
246 • Psicología jurídica Iberoamericana
j) Comunicar al usuario las intervenciones que practicará, el debido sustento de tales intervenciones, los riesgos o efectos favorables o adversos que puedan ocurrir, su
evolución, tiempo y alcance. (Negrillas del autor).
Según lo anterior observamos que el psicólogo forense no debiera establecer
una relación terapéutica asistencial, por cuanto la naturaleza de sus métodos y el
objetivo establecido no son acordes con la naturaleza de su oficio. No se puede fungir como psicólogo asistencial y pretender dar testimonio como perito. Respecto a
quién puede acceder a la información pericial e incluso clínica, la resolución 1995
nos aclara:
“Articulo. 14: Podrán acceder a la información contenida en la historia clínica:
1. El usuario.
2. El equipo de salud.
3. Las autoridades judiciales y de salud en los casos previstos en la ley.
4. Las demás personas determinadas en la ley”.
Otro elemento que resalta esta ley es la exigencia que en todos los casos, ya sean
asistenciales o forenses, deberá existir un consentimiento informado que confirma
la comunicación del profesional, sobre los riesgos, efectos, instrumentos, tiempos
etc. que consumirán el tiempo del usuario.17 Así pues y so pena de afectar la ley
del psicólogo18 es necesario no revelar el secreto profesional, mas cuando el profesional fuera forense, y formular el consentimiento informado que evidencie que el
usuario ha sido enterado y puede realizar la valoración consentida. En el instituto
Nacional de Medicina Legal, INMLYCF se cuenta con la Resolución 000505 del
3 de abril de 2009, por la cual “…se adopta el formato de consentimiento informado
(…)” que deberá hacer parte de los protocolos de cualquier procedimiento médico
o relacionados con las ciencias forenses. Este es un excelente ejemplo de la importancia de la legalidad, la inmediación y la pertinencia de la prueba y será elemento
destacable en el interrogatorio del perito. Recomendamos al lector revisar dicho
modelo para complementar su formulación forense.
ESPACIOS DE VINCULACIÓN
La vinculación de los psicólogos forenses oficiales deberá ser regida según la Resolución Nº 0-0879 de 2002 que inviste la dirección a la Fiscalía General de la Nación que supervisará y dirigirá las: Superintendencia Bancaria, Superintendencia de
Industria y Comercio, Superintendencia de Notariado y Registro, Superintendencia
de Puertos y Transporte, Superintendencia de Servicios Públicos, Superintendencia
de Sociedades, Superintendencia de Valores, Superintendencia de Vigilancia y Seguridad Privada, Superintendencia de Subsidio Familiar, Superintendencia Nacional de Salud, Superintendencia de Impuestos y Aduanas, DIAN e INPEC.
El perito psicólogo y la prueba pericial psicológica • 247
Quienes cumplen funciones de Policía Judicial en asuntos de su competencia.
Según el artículo 3 de la Resolución Nº 0-0879 “(…) el coordinador de la Policía
Judicial de la entidad correspondiente designará a los servidores que deberán cumplir estas funciones”.
Los peritos psicólogos, pueden desempeñarse en múltiples espacios de manera amparada por la legislación. Por ejemplo la Ley 1098 de 2006 “Código de la
Infancia y la Adolescencia” ha determinado el oficio forense de los profesionales
psicólogos en las Comisarías de Familia.
En su artículo 79 la Ley 1098/2006 refiere:
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Articulo 79. Defensorías de Familia: Son dependencias del Instituto Colombiano de
Bienestar Familiar de naturaleza multidisciplinaria, encargadas de prevenir, garantizar y restablecer los derechos de los niños, niñas y adolescentes. Las Defensorías de
Familia contarán con equipos técnicos interdiscipli­narios integrados, por lo menos,
por un psicólogo, un trabajador social y un nutricionista.
Los conceptos emitidos por cualquiera de los integrantes del equipo técnico tendrán el carácter de dictamen pericial. (Negrillas del autor).
Como se puede ver, se ha estipulado que a nivel del Derecho de Familia, los
miembros de las Comisarías de Familia son psicólogos forenses por decreto. Si bien
la importancia del psicólogo en estos espacios es determinante, es necesario señalar
que las comisarías al no ser un centro forense como tal, adolecen de los insumos
para un ejercicio forense adecuado. Adicionalmente se pueden presentar dificultades en el ejercicio de roles de un profesional dentro de la Comisaría, dada la naturaleza del vínculo del profesional con los usuarios de estos espacios que pudieran
requerir de un psicólogo mediador en procesos conciliatorios, un psicólogo para
manejar atención en crisis, un psicólogo para valorar de manera forense, un psicólogo asistencialista, entre otras posibilidades. Será por tanto un reto de dichos profesionales el saber moverse en terrenos tan disímiles y no extralimitar sus funciones.
En otros espacios, la prueba pericial psicológica puede ser certificada por una
entidad colegial. Recientemente el Colegio Colombiano de Psicólogos COLPSIC
creó el primer listado “Colegiado” de peritos psicólogos19 el cual favorece la presencia de profesionales idóneos ya sea en funciones públicas o privadas y en este tipo
de propuestas, se depura la praxis y favorece que no exista la confusión de roles y
se oficialice el ejercicio de excelencia técnica y ética.
Según el Nuevo Código de Procedimiento Penal podemos deducir que estando
amparado en sus artículos y motivaciones, el sistema acusatorio deberá equiparse
de profesionales idóneos con no solo formación de pregrado sino una especialización aunada a la vez con experiencia e idoneidad. En Colombia y algunos países
de la región, la formación de pregrado adolece de profundidad en la formación de
temas afines a la psicología jurídica y forense pues sólo contadas academias ofrecen
la capacitación requerida. Es por eso que dada la especificidad de las necesidades
248 • Psicología jurídica Iberoamericana
judiciales y el perfil de los peritos requeridos, se necesitaran profesionales formados
tanto en psicología jurídica como en la forense a pesar que estas áreas siguen siendo
minúsculas.
CONSIDERACIONES DEL INFORME PSICOLÓGICO FORENSE
Respecto a la constante pregunta por parte de los estudiantes sobre ¿qué debiera
ser un informe psicológico forense?, hemos visto la importancia de promover algunos elementos fundamentales en la estructura y el fondo de la prueba pericial que
anotaremos a continuación.
Marc J. Ackerman20 plantea a partir de la tradición de los tribunales de los Estados Unidos que el modelo Frye (Supreme Court 1923) no solía ser muy objetivo
y por lo contrario generaba inconsistencias por aportes científicos tipo “basura”,21
por lo que en 1993, a partir del caso Daubert vs. Merrill Dow Pharmaceuticals, se
empleó una manera más objetiva de construir un informe forense. Este modelo
“Daubert”, destaca un método básico para el testimonio y presentación de un informe forense que debiera establecer si:
1. ¿La hipótesis planteada por el forense o su equipo es comprobable?
2. ¿Los test e instrumentos fueron revisados y pasaron por controles?
3. ¿Cuáles son los márgenes de error?
4. ¿Las técnicas, teorías o resultados son reconocidos por una comunidad académica?
Por tanto se considera desde estas premisas mínimas, que algún interés de estudiar un caso no debiera fundamentarse en una anécdota, sino en el contraste
de hipótesis y aplicación de instrumentos que disuelvan la duda o acerquen a la
revelación de una hipótesis basada en la ciencia y lo que ésta dice del fenómeno
estudiado. Lo que el autor ha observado es que aún existen psicólogos que basan
enteramente su opinión en la experiencia, lo cual es importante, sin embargo objeta el hecho que no se utilice literatura científica para contextualizar las impresiones
diagnósticas sino enteramente se consigna una opinión pero no un “Estudio”. Esto
acerca a la postura personal de lo que debiera contener un informe psicológico
forense que dejamos a consideración. El informe debiera evidenciar:
a) Especificidad. A diferencia del informe clínico, el informe forense se presta para
la generación de conflictos dado que el sujeto normalmente no es voluntario (Simôes) y la información no será privada como la Psicología Clínica, sino de uso
público y será recibido por personal legal y no necesariamente del ámbito de la
salud mental.
El perito psicólogo y la prueba pericial psicológica • 249
© Editorial El Manual Moderno Fotocopiar sin autorización es un delito.
Así mismo el informe podría aclarar el suceso o fomentar el debate entre los
sujetos procesales y sus respectivos intereses. Este debate podría afectar seriamente
al perito en tanto su testimonio y el documento fuera débil, favoreciendo la desacreditación del perito, su texto, su pertinencia e idoneidad. Como en el sistema
acusatorio cada abogado quiere ganar el caso, está en toda la libertad de argumentar, alegar y solicitar la información del profesional con el fin de desestimar
su contradictor y generar dudas o certezas a favor de su cliente. Sin embargo el
perito debe considerar su participación en el informe no aprobando las necesidades argumentales del abogado sino mostrándole la conveniencia de los postulados
judiciales para el caso; es decir que podrá, en aras de una buena defensa, usar u
omitir información que convenga al caso pero en ningún momento suponer, mentir
o acomodar los resultados.
En el interrogatorio hecho por el fiscal al perito de parte, se tiende a desacreditar la habilidad y los estudios del profesional tratando de descubrir inconsistencias
que reduzcan la credibilidad del perito y no fuera tenido como testigo idóneo. Un
ejemplo habitual de ello, son preguntas cáusticas como: “…–¿recibió dinero para
realizar la prueba?, –¿se formó usted como perito o es solamente clínico terapeuta?,
–¿puede usted afirmar sin estar presente en el lugar del delito que el sujeto no estaba en
uso de sus facultades?, etc.
Este es sin duda un verdadero ambiente de constante crítica y réplica y las cuestiones sobre estandarización, fiabilidad y validez de las pruebas psicológicas empleadas, suelen ser blanco de los abogados o fiscales que saben que desacreditando
al perito, ganan tiempo y credibilidad ante el jurado y el juez. El psicólogo deberá
estar formado no solo en la certidumbre de su ciencia, sino en las objeciones probablemente planteadas y su juicio siempre estará fundamentado en términos científicos y teóricos-empíricos y en ningún momento basado en su impresión personal.
b) Articulación en los contextos forenses. Los informes psicológicos forenses pueden ser tenidos en cuenta en procesos del derecho como Derecho Civil, Penal, de
Familia, Eclesiástico, Laboral, Penitenciario y en situaciones que requieran establecer por ejemplo responsabilidad criminal (ejemplo: estado mental en el momento
del delito), la insanidad (cognición y volición del sujeto que le hará responsable o
inimputable), el poder discriminar la enfermedad mental, capacidad e incapacidad
y la “normalidad”, la capacidad o incapacidad civil y/o laboral, testamentación, prodigalidad, la posibilidad de consentir y la libre voluntad de las partes en contratos
o negocios, la responsabilidad civil, el daño psicológico dentro del daño moral, la
valoración de invalidez y/o lesión psicológica, victimología, secuelas y tasación, la
modificación de medidas judiciales en separación o divorcio, adopciones, la impugnación de la tutela o curatela (idoneidad de padres y/o custodios), la valoración de
idoneidad en conducción de vehículos y manejo de armas y viabilidad en aspectos
quirúrgicos estéticos.
250 • Psicología jurídica Iberoamericana
Otro fenómeno en boga para el abordaje de la psicología jurídica y forense es
la valoración del testimonio y sus procesos (percepción, memoria, emoción), el
establecimiento de la credibilidad del testimonio, la evaluación del engaño, error,
violencia, coacción, probabilidad, simulación, miedo, el pronóstico de peligrosidad,
establecimiento de riesgo y fuga, características de la prisionización y necesidad de
cuidados terapéuticos.
Como nuevos métodos o procesos interesantes de los cuales se espera rigurosidad en los informes son por ejemplo la autopsia psicológica, el análisis de conceptos de honra, fidelidad y fiabilidad, y por poner un último ejemplo entre otros,
por cuanto no alcanzaría a incluir, como lo sería el análisis de la capacidad de ser
sometido a juicio, el de testificar, de comprender, de colaborar, de enfrentarse al
stress antes del juicio.22
c) Una estructura científica del peritaje.23 En el contexto colombiano en nuestros
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses INMLYCF, la resolución
430 de 27 de abril de 2005, establece unos mínimos requerimientos para el informe
que elabore cualquier científico forense. Así mismo el artículo 251 Ley 906 de 2004
ampara la elaboración de la prueba pericial y exige la confección bajo parámetros básicos y lógicos. Existen por tanto modelos periciales, pero no “el modelo” sin embargo
tomaremos de base el Modelo Pericial Psicológico aportado por Graña-Esbec 2001.
d) Un marco ético y deontológico de la Pericial Forense. La trascendencia del informe reviste una responsabilidad importante por parte del perito, pues implica la
vida de un acusado o un afectado y su sistema familiar o social, por lo cual se puede
alterar todas las facetas de la persona e incluso puede alterar al mismo psicólogo
forense. Por ello, el psicólogo forense tendrá que hacerlo bien, identificando las
fuentes de donde obtuvo los datos, procurando por el consentimiento informado,
por limitar y aclarar las pretensiones de los peticionarios y por el equilibrio en la
ejecución de pruebas y resultados en garantía de los derechos fundamentales de
los evaluados.24 Es bien sabido que las pruebas psicológicas no tienen márgenes de
certeza absoluta y que algunas metodologías adolecen de rigurosidad ya por que no
son pertinentes, o por novedosas o por ser simplemente el comportamiento humano de carácter no siempre predecible. Por ello se debe sopesar la necesidad de usar
determinadas pruebas y el como aplicarlas según el contexto. Las normas éticas del
psicólogo son en la mayoría de los países hispanoamericanos similares y conservan
un espíritu afín en la mayoría de ellas.
Por ejemplo el Código Deontológico del Psicólogo del Colegio Oficial de Psicólogos de España25 señala:
Artículo 12(…) el psicólogo será cauteloso en sus informes prudente y crítico frente a las nociones de normalidad/anormalidad, adaptado/inadaptado, inteligente/
deficiente, y los informes serán explícitos, precisos, rigurosos e inteligibles para el
El perito psicólogo y la prueba pericial psicológica • 251
© Editorial El Manual Moderno Fotocopiar sin autorización es un delito.
destinatario. Deberán precisar sus alcances y limitaciones, grado de seguridad sobre
los contenidos, carácter temporal, técnicas usadas y haciendo constar los datos del
profesional que lo emite.
Artículo 48: Los informes psicológicos habrán de ser claros, precisos, rigurosos e
inteligibles para su destinatario. Deberán expresar su alcance y limitaciones, el grado
de certidumbre que acerca de sus varios contenidos posea el informante, su carácter
actual o temporal, las técnicas utilizadas para su elaboración, haciendo constar en
todo caso los datos del profesional que lo emite”.
Tanto a nivel privado como oficial se deberá tener en cuenta a quién sirve el
perito psicólogo. Si el perito trabaja por ejemplo para un medio de salud o medio
penitenciario, los informes serán propiedad de las instituciones que contratan al
profesional.26 Ante un abogado el psicólogo “de parte” debe su información a causa
de la defensa y el abogado resuelve si los resultados favorecen o no al proceso. En
este punto es destacable diferenciar el interés de los peritos oficiales y los de parte,
donde en muchas ocasiones los tribunales suelen fijarse más en la pericial oficial
que en la privada y en los casos en que ha sido tomada la prueba privada es debido
a las cualidades del informe y a los baches de la pericial oficial.
Las conclusiones del perito serán claras y no albergarán ambigüedades. Serán
jerárquicas desde las más firmes a las más tenues y las más especulativas se omitirán. Por lo anterior comprenderemos que no todos los conocimientos obtenidos
serán manifiestos, sólo los más relevantes se consignarán y estos deberán estar directamente implicados en el suceso criminal de manera causal.
Dentro del ordenamiento de lo que debe ser un “Informe Forense”, el Instituto
Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses INMLYCF en su Resolución 430
de 27 de abril de 200527 por la cual se adopta el “Protocolo para la presentación de
dictámenes o informes periciales emitidos por los laboratorios forenses” indica en su
segundo artículo, los mínimos componentes que un informe forense deberá consignar:
1. PREÁMBULO
1.1. Identificación del laboratorio.
1.2. Identificación del dictamen o del informe pericial.
1.3. Identificación de la autoridad destinataria.
1.4. Identificación y referencias de la solicitud.
2. CONTENIDO DEL DICTAMEN O DEL INFORME PERICIAL
2.1. Descripción de los elementos recibidos para estudio.
2.2. Motivo de la peritación.
2.3. Métodos empleados.
2.4. Instrumentos empleados.
2.5. Hallazgos.
252 • Psicología jurídica Iberoamericana
2.6. Interpretación de los resultados.
2.7. Conclusiones.
2.8. Referencias bibliográficas.
2.9. Observaciones.
2.10. Remanentes, contramuestras y material de apoyo.
2.11. Certificación de Cadena de Custodia.
2.12. Anexos.
2.13. Nombre y firma del perito o peritos.
2.14. Nota para referencias futuras.
2.15. Fin del dictamen o del informe pericial”.
Por lo anterior se puede observar que aunque el formato impuesto es más de
ámbito médico, en ningún momento entra en contravía con los elementos de rigor
de un informe pericial psicológico u otras ciencias forenses. Así que para entender
mejor nuestra labor en los espacios jurídicos forenses que requieran una pericial, se
espera que el documento esté ceñido o al menos posea los anteriores apartes dentro del informe del perito. A manera de conclusión destacamos la cita de Weinner
(1999) citado por Simôes en Fernández G et. al. (2001) quién anota: “el psicólogo
puede pensar en lo que quiera, pero debe escribir solamente lo que esté preparado
para declarar ante el tribunal” (página 181).
RECOMENDACIONES SOBRE LA PRUEBA PERICIAL PSICOLÓGICA
A menudo es fácil encontrar en la redacción de periciales, la dificultad de algunos
colegas en argumentar una impresión diagnóstica. Informes de un solo folio, diagnósticos de chistera sin un sustrato metodológico y solo refiriendo lo que observaron en menos de una hora, amparados en una experiencia subjetiva personal. La
prueba pericial psicológica ideal es en la cual todos los eventos acaecidos durante la
investigación son anotados, visualizados desde varias ópticas, argumentados científicamente, con técnicas internacionales actualizadas, utilizando baterías de evaluación psicométricas de actualidad y destacando de ellas las más recientes por cuanto
una pericial fundamentada en elementos diagnósticos de los años 70s son caducos
y no tan afinados como las nuevas versiones.
Aquí nos detendremos para sugerir que los psicólogos que puedan ejercer
como peritos tendrán que tener en cuenta que en un contra-peritaje, la contraparte
podrá argumentar hasta el mínimo detalle para desafiar la pericial inicial. La desactualización de las pruebas y la poca relevancia que estas podrían tener en nuestra
actualidad, al mismo tiempo que esto podría subrayar la poca idoneidad del psicólogo perito que basó su informe en pruebas que seguramente sólo vio mientras
estudiaba el pregrado y de eso hace ya mucho tiempo. Así pues el ideal pericial
El perito psicólogo y la prueba pericial psicológica • 253
deberá desencadenar en un documento logrado en una amalgama técnico-empírica
que no deje dudas sobre las conclusiones encontradas, que sean de vanguardia y
sustentable.
EL INFORME PSICOLÓGICO FORENSE
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Consideraciones previas a la elaboración del informe psicológico forense
Respecto a cómo debe ser un informe, debemos resaltar que existen tantos estilos
de informes como psicólogos. No hay una forma única, sin embargo dentro de la
praxis adecuada deberemos ceñirnos a lo que nos demandan los servicios judiciales,
como a lo que nos sugiere nuestra comunidad científica. A lo largo de nuestras observaciones en lo que son los documentos psicológicos forenses, existe un sinnúmero de versiones. Monahan y Loftus (1982) identificaron tres elementos importantes
de la labor de la Psicología para derecho28: la integridad ética y técnica, la ortodoxia
metodológica, y la capacidad de influencia de la Psicología en los ámbitos legales.
Los informes de los psicólogos ciertamente pueden atravesar estas tres vertientes,
sin embargo la metodología del informe es la que nos convoca. Una preocupación
de este oficio específico es que los psicólogos forenses durante mucho tiempo han
reflejado opiniones basados en aproximaciones científicas pero muy pocas veces en
investigación científica29.
Existen informes donde un párrafo de extensión ha sido suficiente para exonerar o inculpar a alguien. En muchas ocasiones los formatos periciales no cumplen
elementos mínimos que permitan esclarecer una conclusión, muchos informes son
concluyentes sin demostrar cómo se llegó a dicha manifestación y en muchos casos con justificaciones silvestres como no tener mucho tiempo para aplicar un
protocolo o con la aparente suficiencia de tener un buen “ojo clínico”. Respecto a
esto es útil seguir las anotaciones de la ética del psicólogo forense según Cramer
& Stanley (2007)30. Estos autores destacan como es atentatorio de los derechos
de las personas valoradas, el no aplicar una metodología científica. De la misma
manera debemos recordar que la Ley 1090 de 2006 Código Ético del Psicólogo en
Colombia, reza en su primer articulo: “Artículo 1º. Definición. La Psicología es una
ciencia sustentada en la investigación (…) Con base en la investigación científica
fundamenta sus conocimientos y los aplica en forma válida, ética y responsable
en favor de los individuos(…)”.31 Dicha regla no hace que nuestra intervención y
nuestra metodología sea optativa o según nuestro parecer. Lo que nos exige ética y
técnicamente, es que no podemos realizar nada que no sea con el método basado
en la investigación científica. Se dará cuenta el lector de que quién funja como perito no puede marginarse del método y su opinión debe entrelazarse con el método
y no con la convicción, la buena intención, la acumulación de años de experiencia
per se o la fe.
254 • Psicología jurídica Iberoamericana
Existen otros modelos en autores como Graña, Andreu, Peña (2006), DelgadoEsbec (2001), Garrido, Masip-Herrero (2006), Vázquez (2005), Bartol & Bartol
(2004)32, Aluja (1998) etc. A manera ilustrativa presentamos el modelo de Graña
(1997) que brinda un panorama muy rico sobre el buen informe.
Tabla 1. Modelo “Graña” de informe pericial psicológico
Directrices a seguir en el desarrollo de
un informe pericial psicológico (Graña, 1997)33
Datos de filiación del perito, datos de filiación del peritado,
1. Identificación
juzgado de procedencia y número de asunto.
2. Objetivo del
informe pericial
Entrevistas: tipo de entrevistas, lugar y número de horas, pruebas
complementarias, se describen con detalle las pruebas psicodiag3. Metodología
nósticas empleadas, especificando qué miden y con qué utilidad
se aplican, otras pruebas de interés, observaciones, autoregistros
y bibliografía utilizada.
Anamnesis y/o análisis de la situación jurídica del procesado,
análisis funcional de los problemas psicológicos del peritado
redactado de forma descriptiva. Antecedentes y/o adquisición del
4. Análisis destrastorno o problemas psicológicos, factores de predisposición o
criptivo
vulnerabilidad, otras áreas de interés para el informe: autocontrol
específico y general, autoimagen, apoyo social, situación vital y
estilo de vida. Exploración psicopatológica.
Impresión diagnóstica (DSM IV en los 5 ejes, CIE 10 y justificación de los criterios que cumple. Resultado de pruebas
complementarias: psicodiagnóstico, entrevista, observaciones,
formulación forense: hipótesis explicativa, contraste de hipótesis,
5. Resultados
Modelo Psicopatológico y justificación teórica, consideraciones
generales, relacionar de forma sintética el objetivo planteado y
los resultados obtenidos).
6. Discusión
Relación entre psicopatología, capacidades cognoscitivas, voliForense
tivas y delito.
7. Conclusiones
Conclusiones finales enumeradas.
Tomado de Evaluación en Psicología Clínica Forense En Manual para la evaluación clínica de los trastornos Psicológicos, pagina 564. Caballo V.
Consideramos el modelo “Graña” como un modelo completo de la labor del psicólogo forense y ciertamente permitirá al experto darle forma a sus hallazgos. Sin
embargo presentaremos un modelo que ha sido acordado con nuestra comunidad
local y es viable en razón a los tiempos e inversión del forense en nuestro contexto
El perito psicólogo y la prueba pericial psicológica • 255
iberoamericano, el cual guarda elementos mínimos metodológicos pero nunca excluyente de informes más profundos. Por tanto sugeriremos una forma de informe
pericial nunca con un carácter determinista, sino con intención orientativa.
MODELO DE INFORME PERICIAL
Título. Las labores del perito usualmente se dividirán en dos: El informe pericial
psicológico y los Conceptos Técnicos. El primero conlleva la aplicación de una
metodología que permita inferir o deducir aspectos de salud mental, que estén
implícitos en un caso a juzgar y el segundo es un análisis de un experto sobre los
documentos o fenómenos que se estudien para aclarar el proceso, determinar si
existiera lugar a una Pericial o a elementos esclarecedores para orientar un caso,
pero no realizando un contacto con las personas valoradas. En cualquier caso debiera informarse cuál de las dos modalidades se presenta por cuanto puede confundir
al tribunal o al solicitante si no se entrega el documento pertinente. A manera de
sugerencia se plantea que un informe pericial lo entrega un testigo perito y un
concepto técnico un testigo experto (ver página 246).
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El encabezado. Deberá llevar la identificación y el historial del perito o los peritos,
presentando de manera concisa y breve su formación, títulos, conocimientos y básicamente la acreditación para que sea fácil al legista o al juez establecer la idoneidad
en caso de ser tenido en cuenta su testimonio. Allí se recomienda informar los datos
básicos de contacto como teléfonos, direcciones, e-mail y otros.
Información del peritado. Se introduce el nombre o nombres de las personas valoradas, su número de identificación, edades, datos de contacto, oficio y/o estudios,
el motivo por el cual se solicita la pericial, la acusación y tipificación si procede o,
en caso de las víctimas, la tipificación de la que han sido víctimas, los números de
registros o numeración del caso y consecutivos que lleve la institución que provee
el servicio y finalmente el nombre del defensor, o del solicitante con sus respectivos
códigos profesionales.
Hechos. Se realizará un resumen de las circunstancias que motivaron la valoración.
Usualmente se hace una descripción de lo que el perito ha observado de la lectura
del sumario y los documentos o comentarios que habrá recibido, procurando hacer
un relato neutro independiente del carácter que pudiera imprimir el solicitante. Se
finaliza dicho aparte narrando brevemente lo que actualmente estuviera ocurriendo y como llegaron las personas a nuestro despacho y en virtud de qué intención.
256 • Psicología jurídica Iberoamericana
Documentos observados. Recurrentemente hemos visto que es quizás uno de los
apartados que más se omite, seguramente por la clara razón de la pereza, pero con
argumentos diversos como no leer los documentos para evitar “contaminarse” o
“no era necesario” o “yo no los pedí”, que impiden que un perito se desenmarque
de posibles sesgos o errores de apreciación. Quiero detenerme en este punto para
resaltar la importancia de la lectura de cada documento allegado y de ser necesario solicitar la documentación que el perito considere necesaria. Existen peritos
que incluso desisten de su participación en caso de no contar con la información
completa. Tan fundamental es la lectura del sumario que está implícita dentro de
la metodología de entrevistas o aplicación de protocolos. Por ejemplo, según Masip
y Garrido (2007) recomiendan como parte de la aplicación del Statement Validity
Assesment34 (SVA) las técnicas alemanas basadas en la teoría Undeutsh para evaluar
la validez del testimonio en caso de supuestos casos de abuso sexual en menores.
Dicho proceso consta de tres fases: a) Protocolo de entrevista, b) Criteria-based
content analysis (CBCA) y, c) Lista de validez. En la primera fase, Masip & Garrido (2007) refieren que el protocolo de entrevista deberá incluir el análisis de
la información previa del caso. Refieren los autores que “(…) antes de empezar la
entrevista, se disponga de información sobre: a) Todo lo que se haya recogido en
los archivos del caso, pues ello posibilita una exploración sistemática en una única
entrevista no sesgada (Pág. 105) (…)”.35
Los investigadores del fenómeno del testimonio y su validación como Rasklin
y Esplin (1991), Garrido y Masip (2007), Steller y Koenkhen (1988), Vrij (2000)
entre otros, reiteradamente señalan que la metodología psicológica forense para el
abordaje idóneo de la valoración del testimonio implica la información conexa al
caso y no solo la información dependiente de la entrevista. En la tercera fase planteada del SVA, la aplicación del “listado de validez” se examina la información de
la que se dispone y se realiza un análisis sobre los procedimientos de las entrevistas
pasadas, las declaraciones de los sujetos que han testimoniado dentro del caso, los
resultados de las evidencias médicas y criminalísticas entre otros criterios. Es claro
que para hacer un procedimiento psicológico forense requiere “lectura” de los archivos adjuntos, por nimios que estos documentos pudieran parecer.
Metodología empleada. Se deberá reflejar la naturaleza de los instrumentos, protocolos, entrevistas o test que el psicólogo forense emplee. Queremos recordar lo
que refiere el CPP respecto a lo que deberá informar el perito en el interrogatorio.
En el artículo 417 del CPP sobre las Instrucciones para interrogar al perito. Se espera
que el perito explique:
1. Sobre los antecedentes que acrediten su conocimiento teórico sobre la ciencia,
técnica o arte en que es experto.
2. Sobre los antecedentes que acrediten su conocimiento en el uso de instrumentos
o medios en los cuales es experto.
El perito psicólogo y la prueba pericial psicológica • 257
3. Sobre los antecedentes que acrediten su conocimiento práctico en la ciencia, técnica, arte, oficio o afición aplicables.
4. Sobre los principios científicos, técnicos o artísticos en los que fundamenta sus
verificaciones o análisis y grado de aceptación.
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En lo que atañe a la metodología, el forense deberá dejar claro cual es su conocimiento y habilidad en los instrumentos o métodos empleados, sobre qué sabe
técnicamente, cómo emplea dichos instrumentos y el rigor para su aplicación. Sobre su experiencia y habilidad y sobre sus fundamentos teóricos y científicos. Estas
preguntas evidentemente están orientadas a establecer si la opinión del perito está
soportada técnica, teórica y éticamente y en caso de dejar en evidencia la falta de
dominio, conocimiento, rigor y pertinencia, el testimonio del forense será probablemente desestimado.
En este apartado se deberá dejar explícito que instrumentos se emplearon, una
breve descripción de ellos, cuales sus autores, el tiempo de aplicación, fechas y el
sitio. Muchas de las preguntas que se le hacen al perito en la audiencia, versan sobre
este apartado y los vacios que de aquí se dedujeran, serán tenidos como debilidades
del testimonio del forense. Se sugiere no utilizar técnicas personales como maneras
de entrevistar fruto de sus gustos filosóficos o de técnicas no contrastables, no verificables, no repetibles, no estandarizadas y sobre todo que no sean de nuestro oficio.
Anamnesis y antecedentes. En este apartado es necesario evidenciar los aspectos
clínicos, familiares, sociales y laborales o académicos a manera de análisis funcional.
Existen múltiples versiones de este apartado. Sin embargo lo esencial es lograr caracterizar los aspectos personales de las personas valoradas y dar un contexto sobre
su salubridad, sus relaciones familiares, sociales y lo que habitualmente realiza.
Graña refiere al respecto que el “análisis funcional deberá ser descriptivo sobre
los problemas o psicopatología del peritado.”36 Se ha observado que según sea la
transgresión realizada o sus consecuencias, usualmente están fuertemente relacionadas por estos dos aspectos. Por tanto la profundidad de cada una de ellas estará
determinada por la relación con el evento a evaluar. Si se valora, por ejemplo, la
posibilidad de un padre de asumir la guardia y custodia, su esfera más amplia será
la anamnesis familiar, si se analiza la capacidad de ser juzgado por un delito como
homicidio una persona con algún trastorno, se explorará profundamente su salud,
etc. Se sugiere que en el apartado “anamnesis familiar” un sencillo genograma puede favorecer entender las, a veces, difíciles relaciones familiares.
Metodología y sus resultados. La correcta aplicación del “método” llevará a determinar las repercusiones de los fenómenos de la psique, en relación con el caso planteado. Si no se ha aplicado correctamente o simplemente no se ha aplicado método,
dejará vacíos y sin fundamentos las conclusiones. Recordamos el artículo 1 de la
258 • Psicología jurídica Iberoamericana
Ley 1090 de 2006, ley del psicólogo, que refiere que las conclusiones de los psicólogos deberán estar fundamentadas en la investigación.37 En múltiples ocasiones
observamos documentos de psicólogos con pretensiones forenses que de una breve
descripción de la situación, saltan a las conclusiones. Es por tanto la aplicación de
una metodología y la presentación de sus resultados, el sustento de la investigación,
las conclusiones e incluso las recomendaciones. Los resultados deberán exponerse
clara y concisamente no deberán ocupar más de una página, salvo las transcripciones literales de las entrevistas que normalmente deberán ir en anexos y su análisis
si ser introducido en este apartado.
Diagnóstico multiaxial. La gran mayoría de las recomendaciones de peritos forenses ya sean psiquiatras, psicólogos o trabajadores sociales, reiteradamente han
señalado que el uso técnico del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, DSM) de la
Asociación Psiquiátrica de los Estados Unidos (American Psychiatric Association)
es una útil manera de compartir un lenguaje común en el diagnóstico de fenómenos de la salud mental. Al respecto el Manual del DSMIV-TR refiere: “…esta
clasificación es una herramienta muy útil para identificar los trastornos mentales tal y como son padecidos por los individuos de todo el mundo”38. Consideramos que aunque no es un uso obligatorio, ciertamente es quizás la manera
más pertinente de reflejar un diagnóstico. El DSM en su versión IV TR, mantiene 5 tipos de ejes fenomenológicos que reflejan las circunstancias psicológicas, clínicas y psicosociales. El Eje I hace referencia a los trastornos clínicos u
otros problemas que pueden ser objeto de atención clínica. Este eje implica mayoritariamente fenómenos de la salud mental que están relacionados con el aspecto
somático u orgánico y en este apartado se consignan la mayoría de los trastornos
del manual salvo los trastornos de personalidad y el retraso mental del Eje II. Existe
debate en torno a quienes pueden consignar diagnósticos según el oficio. Por ejemplo si el diagnóstico del Eje I corresponde a los médicos psiquiatras y el eje II a los
psicólogos. Consideramos que ambos profesionales son competentes para diagnosticar en ambos ejes, sin embargo el abordaje posterior al diagnóstico evidentemente
será diferente según la competencia profesional.
El eje III describe las enfermedades médicas actuales que sean relevantes para
la valoración del caso. El Eje IV los problemas psicosociales y ambientales que estén relacionados con el motivo de valoración. Finalmente el Eje V permite al forense establecer un nivel de actividad de la persona ya sea por bajo nivel de activación;
por ejemplo 99, como por máxima activación; p. ej., 1 (ver tabla 2).
El perito psicólogo y la prueba pericial psicológica • 259
Tabla 2. Cuadro guía de valoración de la Escala de la Evaluación de la
Actividad Global EEAG. Adaptado del EEAG en el DSMIVTR. APA 2005
Eje V: (EEAG) Evaluación de la actividad global GAF39
100
91
90
81
80
71
70
61
60
51
50
41
40
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31
30
21
20
11
10
1
0
Actividad superior en un amplio abanico de actividades.
Actividad buena y efectiva en todas las áreas.
Ligero deterioro de la actividad social, laboral o escolar (p. ej., conflictos interpersonales poco frecuentes, retrasos escolares transitorios).
Algunas dificultades en la actividad social, laboral o escolar, aunque
en líneas generales puede considerarse correcta; el individuo mantiene algunas relaciones interpersonales significativas.
Moderadas dificultades en la actividad social, laboral o escolar
(p. ej., pocos amigos, conflictos con colegas o colaboradores).
Seria afectación de la actividad social, laboral o escolar (p. ej.,
no tiene amigos, le resulta difícil mantener un empleo).
Deterioro importante en diversas áreas, por ejemplo, las relaciones
laborales, escolares o familiares (p. ej., el hombre deprimido que
evita a sus amigos, se muestra negligente con la familia y es incapaz
de obtener un empleo; el niño que se pelea frecuentemente con
otros más pequeños, se muestra contestatario en casa y fracasa en
el colegio).
Incapaz de actividad en la mayor parte de las áreas (p. ej., se pasa
el día en la cama; no tiene trabajo, casa ni amigos).
A veces no puede mantener la mínima higiene personal y es incapaz de vivir de forma independiente.
Incapacidad permanente para mantener la mínima higiene personal. No puede hacer nada sin perjudicarse a sí mismo o a los demás
o sin una dosis considerable de apoyo externo (p. ej., cuidado y
supervisión de una enfermera).
Información inadecuada.
Nota: Tomado del American Psiquiatric Asociation Manual del DSMIV. Diagnostical and Statistical Manual of Mental
Disorders Washington DC. 1999. Editorial MASSON Pág. 8.
Formulación forense. Según la Escuela de la Universidad Complutense en cabeza
de los psicólogos forenses Graña, J., Hernández, E., Andreu (2006)40, Esbec, E.
(2001), Delgado (2002) la formulación forense es un apartado vital en el cual la
utilización de un método científico, la utilización de instrumentos, el análisis funcional de los aspectos psicológicos relacionados con el evento adverso y su relación
causal posible. Graña, Hernández, Andreu refieren los aportes de Meyer y Turkat
260 • Psicología jurídica Iberoamericana
desde finales de los años 70 y principios de los años 80, en los cuales destacan que
la “Formulación Funcional Forense” deberá estar compuesta por tres características: “a) identifica la relación funcional entre todos los problemas que presenta un
paciente, b) explica por qué se han desarrollado estos problemas psicopatológicos
y c) proporciona predicciones sobre las posibles respuestas del individuo ante hipotéticas situaciones futuras.”41
Entendemos por tanto que en la formulación forense el perito consignará lo
que ha detectado en relación con los antecedentes de la persona valorada, su situación problema usualmente relacionada con el motivo de consulta y la proyección de dichos elementos a nivel mental y psicosocial evidenciados a través de la
entrevista y los instrumentos empleados. Dichos elementos puestos al descubierto
deberán estar consolidados en el decir de la ciencia y la comunidad académica, por
lo que procede la conformación de un nuevo apartado llamado Discusión Forense.
Discusión forense. La búsqueda de un sentido a los resultados encontrados requiere una argumentación sólida que no se quede en lo meramente observado
sino, en el análisis de un método histórico, científico y las relaciones con el suceso
adverso. La “Discusión Forense” es por lo tanto el fundamento de la pericial y en
esta se argumentará científicamente el proceso. Allí se escriben los problemas del
sujeto, su relación histórica con los hechos y los recursos que posee. Graña, Andreu
y Peña anotan la importancia de explicar según la ciencia psicológica cada uno de
los elementos psicopatológicos. Por ejemplo se halló la existencia de un trastorno
límite de la personalidad, otro por dependencia a estimulantes y dificultades en el
control de los impulsos, por tanto habría que explicar técnicamente la etiología,
los síntomas, los signos, los criterios y lo que dicen los autores respecto a cada uno
de ellos y su interacción entre todos los hallazgos. Después de comprender dicha
interacción, sustentada en la evidencia científica y en la literatura actualizada, se
dará un panorama global clínico forense articulado con el objetivo de la consulta.
Conclusiones. En este apartado se concentra el mayor interés del lector de la pericial.
Aquí se deberán consignar los principales resultados y si estos tienen relación causal
con el motivo de la solicitud. Estas deberán ser claras, concisas y que no generen
ambigüedad. Por tanto se anotará lo que la praxis psicológica logró evidenciar a través de la aplicación de un método forense y no podrá versar sobre aquello que no
se desarrolló en los anteriores apartados. Frente a cuantas debieran ser, depende la
profundidad del análisis psicológico pero no deben ser tan pocas que no se logre deducir por parte del lector que ocurrió, ni tantas que confunda o deje ver una profusa
imaginación y poco rigor. Cada una de las conclusiones deberá verse en la pericial.
Tendrán su soporte científico, metodológico y ético. Cuando el solicitante del informe realizara una petición por escrito o emitiera un cuestionario, es mejor responder
independiente de las conclusiones aunque dentro del mismo informe forense42.
El perito psicólogo y la prueba pericial psicológica • 261
Anexos. En el caso de existir, hojas de resultados de los instrumentos, gráficas, fotografías, transcripciones, protocolos de entrevista etc., es en este último apartado
donde se consignan. Cabe destacar que las transcripciones de entrevistas deberán
estar completas, desde el saludo protocolario hasta la despedida.
© Editorial El Manual Moderno Fotocopiar sin autorización es un delito.
DISCUSIÓN
El Código de Procedimiento Penal (Ley 906 de 2004) abre un campo laboral inédito en nuestro país como es el de psicólogo forense, en el cual no basta una
titulación oficial, sino la importancia de la idoneidad del perito psicólogo, de su
proceder en la ejecución de los medios de prueba y de su manera de ejercer éticamente como auxiliar judicial.
El informe pericial psicológico es el medio por el cual un psicólogo forense
fundamenta su testimonio científicamente, y dicha manifestación determina eficazmente la dirección del proceso judicial esclareciendo los fenómenos de salud
mental implícitos en el caso.
Es importante demostrar no sólo una titulación sino experiencia, trayectoria y
habilidades personales como oratoria y diligencia. Es por tanto de imperiosa necesidad establecer lineamientos y competencias de la labor del perito psicólogo; ya
no sólo dentro del sistema penal sino de otros campos del derecho que requieren
de servicios “forenses” psicológicos para determinar fallos justos.
Por lo tanto el perito psicólogo requerirá presentar evidencias que guarden los
principios fundamentales de la buena praxis, la cadena de custodia, el conocimiento
técnico, diagnóstico, la rigurosidad e idoneidad profesional y poderlas plasmar en un
informe técnico de calidad que redundará en la eficiencia de un proceso judicial.
Así pues un buen informe psicológico forense tendrá que ser diligente en tiempo con una extensión que no esté llena de datos superfluos para hacerlo parecer profundo; ni tampoco tan escueto que sea imposible argumentar una defensa.
Será preciso y riguroso para no ofrecer posibilidades a la contraparte de algún tipo
de alegación. Poseerá varios tipos de tests y pruebas psicológicas que puedan ser
contrastables, verificables, replicables, válidas y que guarden la inmediación de la
prueba, la cadena de custodia y que soporten el peso de las conclusiones. El informe debiera ser explícito e inteligible debido a que el personal que lo leerá suele
ser profano en la materia, por lo que requieren un lenguaje claro y no un lenguaje
silvestre y parroquial. Lo más importante de la pericial psicológica es que sea defendible, que no deje cabos sueltos y que cada oración o frase estén pensadas para
tener por si mismas suficiente peso para argumentar las conclusiones.
El reto del perito psicólogo, de cara a un sistema adversarial oral es mucho mayor que sistemas inquisitivos. La conducta del perito y su desarrollo exponencial
será decisiva para ilustrar al juez, indicar al fiscal, hacer comprensible al jurado y
262 • Psicología jurídica Iberoamericana
salvaguardar el debido proceso del implicado. Como psicólogos jurídicos y forenses debemos tener la suficiente meticulosidad para no perder credibilidad ante el
máximo escenario de la justicia como es la audiencia oral, que por primera vez se
observa en Iberoamérica con un verdadero optimismo que definitivamente repercutirá en la estabilidad y eficiencia del sistema judicial.
El perito psicólogo y la prueba pericial psicológica • 263
ANEXO 1
PSICOLOGÍA FORENSE CPLF
Consentimiento informado
Ciudad: ___________________________
Fecha: _______________________________ Hora: _______
•
•
Nombre de las personas evaluadas: _______________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
_____________
Nombre del Acudiente o Representante Legal ______________________________
____________________________
• Nombre del Defensor o Funcionario Judicial citante:__________________________________________________
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Yo _________________________________________________ con documento de identidad: _________________________ declaro que he sido informado sobre los procedimientos psicológicos que se realizaran, de su importancia, y comprendo que
los resultados se utilizaran para la investigación judicial en el caso referenciado con
el número: _____________________ del juzgado: _____________ de la ciudad de:
_________________________. Igualmente manifiesto que he sido informado sobre las
consecuencias que se derivan de la imposibilidad de practicar dichos procedimientos
y por lo anterior, otorgo de forma libre mi consentimiento para la aplicación de un
examen Psicológico Forense en la persona de: _______________________ de quién
soy su: __________________________
Igualmente autorizo efectuar las siguientes pruebas y procedimientos
(marque X):
• Revisión de los documentos relacionados con el proceso judicial:_______
• La aplicación de pruebas, métodos y técnicas de valoración psicológica
forense:______
• Registros en video y audio del proceso de evaluación: ______
En conformidad con lo anteriormente expresado y con pleno conocimiento de
sus consecuencias legales, consiento y, como aceptación, presento mi firma
como sigue
Evaluado: ________________________________
Testigo: _________________________________
Psicólogo Forense: ________________________
264 • Psicología jurídica Iberoamericana
ANEXO 2. (Material extra para consulta vía Internet)
Ejemplo de informe pericial psicológico
PERITAJE PSICOLOGICO FORENSE
_________________________________________________________
Perito: Bruno Díaz Perez.
Psicólogo Forense de la Universidad XXXXXXXX. Psicólogo Universidad
XXXXXXXXXXX, miembro del Colegio Bogotano de Psicólogos Forenses. Investigador
en Conducta antisocial y responsabilidad penal. Mención de Honor Servicios Forenses
públicos. Perito de oficio. Teléfono: (57) 5878797: Polvos: Calle la Rectitud # 9 con calle
del Misterio # 7. Bogotá, Colombia
_________________________________________________________
Bogotá, 30 de junio de 2010
Información del peritado
Nombre: RASP
C.C: 89776655
Edad: 55 años
DIR: Cárcel del Perpetuo Socorro. Bogotá
Tel: Defensor 4111112
Grado de Estudios: Primaria incompleta
Oficio: Agricultor
Motivo: Pericial de oficio para determinar credibilidad testimonial.
Acusación: Homicidio agravado
Proceso: C3P0
Defensor: Orson Wells t.p 4345 del C.S.J
Hechos
El señor defensor, el doctor Orson Wells, en representación del señor (RASP), considerando la necesidad de destacar la credibilidad de su cliente ante el tribunal y
considerando la claridad de su defensa frente a las inculpaciones de carácter dudoso
que refiere el testigo, el señor (PNP), solicita que: “…establezca si el señor RASP (…)
es una persona proclive a mentir en sus dichos o, por el contrario, en sus afirmaciones
refiere la verdad”. “de igual manera acorde a los documentos (…) establezca si el señor
PNP con c.c.778899 de Leticia, en sus distintas entrevistas manifiesta o no la verdad”.
Se ha demostrado por parte de la Fiscalía 159 Seccional URI y la misma confesión de
PNP, que este ha sido el autor material del homicidio sobre el señor (BAS) veterinario
de profesión, del municipio de la Chorrera, el día 3 de julio de 2009 y a quien PNP
El perito psicólogo y la prueba pericial psicológica • 265
consideraba merecer la muerte por rumores de ser amante de varias compañeras
de la hacienda los Cristales. En su alegato de defensa y después de haber purgado
cerca de dos años en la cárcel de media seguridad del Tome, ha decidido modificar su
confesión e incriminar a RASP, señalándolo de ser uno de los autores intelectuales,
junto con los amigos del homicida y quienes fueron testigos de los comentarios de
PNP confesando su responsabilidad. PNP refiere que la mujer de RASP seria amante
del veterinario y éste habría prometido en el altar de la iglesia del pueblo un pago
en efectivo para el que trajera la cabeza del veterinario.
Debido a esta denuncia realizada el 02 de noviembre de 2009 se ordena captura de
RASP y en la actualidad se encuentra recluido en la cárcel del Perpetuo Socorro.
RASP refiere que es víctima de una venganza o una locura de PNP por cuanto desde
hace muchos años (1988) existe enemistad entre ambos por cuanto PNP habría herido a RASP con un cuchillo que lo lesionó en el muslo derecho al intentar mediar
entre su hermano BASP y PNP, por una discusión con alcohol de por medio y al
parecer por disputas en el comercio de ganado. En general se muestra confuso de
su vinculación al proceso.
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RASP comenta que su relación con el occiso era muy buena y lo consideraba amigo.
Así mismo comenta que los unía el juego de cartas los domingos y que en ocasiones
el veterinario le fiaba las perdidas del juego. Comenta que el veterinario era una
persona decente, respetuoso, dedicado y con mucho aprecio por parte del municipio. Afirma que “ni jugando fútbol tenía problemas con él…”, “me vincularon porque
dijeron que mi esposa era amante de él… En la Chorrera metían a BAS como amante
de todas las personas del restaurante y la hacienda… PNP tenía una novia que vivía
en la hacienda, era cocinera…”. “Hace tres meses estoy aquí (Perpetuo Socorro)… yo
le dejo a Dios todo… el (PNP) dice muchas cosas…yo no he perdido mi cabeza como
ese hombre”.
En mi calidad de Perito Psicólogo procedo a realizar las evaluaciones pertinentes de
los dos sujetos en sus respectivos reclusorios, esperando dar claridad a las inquietudes
del doctor Orson Wells.
Documentos observados
•
•
•
•
•
•
•
•
•
Escrito de Acusación-Fiscalía Chorrera -Fiscal XXXXXX.
Informe del Investigador de Campo-FPJ-11-09/06/2009-P.T. XXXX
Acta de Inspección a Lugares-FPJ-9-03/08/2006-XXXXXX
Formato de Bosquejo Topográfico-FPJ14-04/04/2006.
Entrevista judicial - Video a PNP, FPJ-14 04/06/2006-XXXXX.
Entrevista FPJ-14 04/06/2006-XXXXXX.
Entrevista FPJ-14 06/06/2206-.XXXXXX
Entrevista FPJ-14 06/06/2006-.XXXXXX
Siguen 54 documentos....
266 • Psicología jurídica Iberoamericana
Metodología
Se realizan las siguientes pruebas y métodos con RASP



Entrevista clínica semiestructurada: 1 sesión de 70 minutos.
Test de Machover: 1 sesión de 30 minutos.
Test de Personalidad MMPI 2: 1 sesión de 80 minutos.
Se programa entrevista con PNP y la posible aplicación de:
 Entrevista Clínica semiestructurada: 1 sesión de 10 minutos.
 Test de Rorschach: 1 sesión de 60 minutos.
 Test de Personalidad MMPI 2.
 PCL-R.
Anamnesis clínica
Se presenta un individuo de aproximadamente 1.65 cm y 90 Kg de peso, contextura
obesa, de aspecto cuidadoso, afable, orientado en tiempo, espacio y persona, memoria conservada, actitud colaboradora, lenguaje fluido, afecto depresivo, inteligencia
promedio, atención constante. Refiere no tener enfermedades de consideración,
antecedentes de diabetes por parte de padre, no refiere alergias, consumo social de
alcohol esporádico. No refiere uso de medicamentos regularmente ni uso de sustancias psicoactivas. Refiere hospitalización en el hospital La Chorrera por herida de
arma blanca en muslo derecho en 1982. Durante la entrevista se mostró tranquilo,
nostálgico, y evidenció rasgos depresivos reactivos.
Anamnesis laboral y académica
Estudió hasta cuarto de primaria y dejo los estudios para poder trabajar en la agricultura. Su primer trabajo fue en la hacienda Los Cristales en 1983, sin embargo
refiere que existían muchos problemas de seguridad y mucha guerra entre grupos
armados, que hicieron que por épocas realizara trabajo de caza en la selva. Todavía
en ocasiones alterna el trabajo de la agricultura y la caza. En ocasiones era apoyado
económicamente por sus padres, siente que gracias a la agricultura tiene su finca.
Se encuentra preocupado por que no cuenta con medios para apoyar a su familia
dado que su mujer esta embarazada y él está recluido.
El perito psicólogo y la prueba pericial psicológica • 267
© Editorial El Manual Moderno Fotocopiar sin autorización es un delito.
Anamnesis familiar
Quinto hijo de una familia de nueve hijos dedicada en su mayoría a actividades agrícolas en la región de La Chorrera, Amazonas. Tres de sus hermanos fueron asesinados
a principios de los años noventa al parecer por asuntos del comercio de ganado.
Recuerda que en su familia eran muy unidos e incluso él, por proteger a su hermano
R, recibió una puñalada de PNP que lo tuvo hospitalizado. Comenta que tiene una
relación muy buena con esposa e hijo y que a pesar de que está preso, ha sentido
apoyo de toda su familia y en particular de su mujer. La familia ha sido víctima de
hechos violentos que han preferido no denunciar por cuanto no querían problemas.
A sus 16 años sus padres se separaron por relaciones extramatrimoniales de su padre.
En la actualidad la familia se siente muy afectada por la situación de RASP.
268 • Psicología jurídica Iberoamericana
Métodos y Resultados
Entrevista clínica:
1 sesion de 70 minutos. Se encuentra a un sujeto colaborador, sereno pero preocupado
por su situación legal. Se exploran los aspectos básicos de su personalidad y se percibe
a un sujeto franco, de carácter neurótico entre límites de normalidad, reporta con
facilidad los aspectos difíciles de su vida y centra su atención en la confusión que le
genera su situación legal por cuanto insiste en su inocencia y la extrañeza de verse
involucrado en un hecho para él censurable y desquiciado. No se observan elementos
patognomónicos de carácter mórbido, no se observan elementos de personalidad
anómala, no se detectan síntomas que refieran patologías mentales. Se percibe a un
individuo de características de normalidad psicológica y desprovista de intenciones de
impresionar, exagerar o mentir. No se evidencia alteraciones de tipo compulsivo como
mitomanía, o de trastornos delirantes que incidan o alteren su testimonio.
Conclusión: se observa un sujeto con características de normalidad psicológica, quien
no posee patrones que generen duda en su testimonio, y no se observan elementos que
alteren su cognición y volición o se sienta obligado a desfigurar la percepción compartida
social de realidad.
Test de Machover
1 Sesión de 30 minutos. Prueba proyectiva a través del dibujo de la figura humana.
Presenta conductas evasivas, teme a ser juzgado (dibuja de perfil). Existen elementos que permiten deducir un carácter neurótico (comentarios constantes mientras
dibuja sobre que no puede hacer las cosas bien) se identifica autopercepción de
debilidad, e inconstante (trazo débil y segmentado), intenta mantener el control
de sus acciones pero teme cometer errores (posición divergente de manos), es conciente de la repercusión de sus actos y controla su conducta agresiva (presencia de
cuello sin límites, segmento en extremidades superiores) se siente impotente frente
al ambiente (desproporción en extremidades inferiores. Se muestra optimista pero
cauteloso (rictus en boca). Dificultades para establecer relaciones sociales que no
sean bajo sus parámetros, terco (ausencia de orejas).
Conclusiones: existen evidencias de una inteligencia promedio, poca escolaridad, pensamiento infantil y básico, terco, introvertido, evasivo social, conciente de la repercusión de
sus actos. Agresividad sobrecontrolada, percibe un mundo incierto y se siente preocupado.
No se evidencian conductas compulsivas ni que denoten intención de alterar la realidad.
Test de personalidad MMPI 2
1 sesión de 80 minutos. Prueba estadística que mide la personalidad y puede evidenciar
conflictos, anomalías, fobias, temores, compulsiones, desajustes conductuales, esta-
El perito psicólogo y la prueba pericial psicológica • 269
dos mentales patológicos entre otros. Así mismo la prueba posee escalas de validez
que determinan la intención de desfigurar o mentir sobre sus aspectos personales y
estilos de afrontamiento.
Indice de Gough: -27
Código de Welsh: 6 *1+ 35820749”
Perfil: Válido
Escalas de validez
•
•
•
L 75> Estado de confusión. Estilo represivo. Falta de comprensión.
F49> Conformidad, posible mala imagen. Convencionalidad. Sinceridad. Conformidad social
K62> Defensividad moderada. Negación del problema psicosomático. Clínicamente defensivo, terco.
Escalas clínicas
Perfil MMPI-2
120
100
80
60
40
20
VRK
TRT (Indicador es)
SOO (Malestar )
FAM (Problem as)
TPA
LSE (Baja)
CYN (Cinism o)
ASP (Conductas)
ANG (Hostilidad)
HEA
BIZ (Pensamiento)
OBS
DEP (Depresión)
FRS (Miedos)
ANX (Ansiedad)
Si (Introversión)
Sc
Ma (Hipomanía)
Pt (Psicastenia)
Mfv
Pa (Paranoia)
Hg (Histeria)
Pd (Deviación)
D (Depresión)
Hs (Hipocondria)
0
K (Corrección)
•
L( Mentira)
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•
•
•
•
•
F (Incoherencia)
•
•
•
Hs 60: Preocupaciones somáticas. Trastornos del sueño. Falta de energía. Exigente, insatisfecho. Quejas variables y múltiples.
D 52: Puntuaciones medias. Conforme consigo mismo. Estable, ajustado, realista.
Hy 56: Puntuaciones medias. Realista, abierto a los sentimientos. Lógico, sensato
Pd 39: Convencional y rígido. Aceptación de la autoridad. Sincero. Persona de
confianza. Moralista, autocrítico. Excesivamente cumplidor.
Mfv 56: Puntuaciones medias. Práctico. Acomodaticio. Realista. Convencional.
Pa 78: Síntomas paranoides como víctima de persecución.
Pt 42: Puntuaciones medias. Confiable. Sincero. Adaptable. Bien organizado.
Sc 54: Puntuaciones medias. Adaptable. Dependiente. Buen equilibrio.
Ma 36: Sensible. Confiado. Prudente, convencional. Concreto, práctico. Condescendiente, sumiso.
Si 49: Puntuaciones medias. Activo. Enérgico. Amistoso. Equilibrado. Hablador.
Puntuaciones Típicas
•
270 • Psicología jurídica Iberoamericana
Escalas adicionales
Perfil MMPI-2
120
80
60
40
20
PK (Estrés
postraumático)
GF (Rol género
femenino)
GM (Rol género
masculino)
MT (Desajuste
escolar)
Re
(Re sponsabilidad)
D o (Dominancia)
Ho (Hostilidad)
O-H (Hostilidad
so brecontrolada)
MDS (Malestar
marital)
APS (Potencial
activo)
AAS
(R econocimiento)
MAC-R
(Alcoholismo)
Es (Fuer za del Yo)
R (Represión)
0
A (Ansiedad)
Puntuaciones Típicas
100
Subescalas de Harry-Lingoes
Existen fundamentos clínicos relevantes en depresión (depresión subjetiva, retardo
psicomotor, problemas físicos, inhibición mental, rumiación), histeria (negación de la
ansiedad social, necesidad de afecto, inhibición de la agresión, teme por su integridad
y se siente víctima de persecución (ingenuidad, hiperestesia, ideas persecutorias),
introversión social (timidez, Autoalienación/alienación de los otros.) Miedos ( 72 PD).
Ítems críticos de Lachar-Wrobel
Depresión, trastornos de sueño, ansiedad, tensión y somatización.
Conclusión. El sujeto presenta un patrón característico de personas que han sido víctimas
de actos violentos. A pesar de intentar controlar el impacto de los eventos estresantes, el
sujeto falla y genera somatización y alteraciones de ritmos biológicos. Las pruebas fueron
respondidas de manera veraz y denotan un sujeto ingenuo, maleable, subordinado y
franco. Destaca las puntuaciones en las cuales se evidencia ansiedad de persecución por
razones obvias de su situación legal.
Diagnóstico DSM IV
Eje I: F43.1 Trastorno por estrés postraumático [309.81]
A. La persona ha estado expuesta a un acontecimiento traumático en el que han
existido (1) y (2):
1. la persona ha experimentado, presenciado o le han explicado uno (o más)
acontecimientos caracterizados por muertes o amenazas para su integridad
física o la de los demás:
El perito psicólogo y la prueba pericial psicológica • 271
“...Creo que están tramando algo contra mí...”, “...Creo que frecuentemente he
sido castigado sin motivo alguno…”, “…Creo que me están persiguiendo…”
2. La persona ha respondido con un temor, una desesperanza o un horror intensos.
B. El acontecimiento traumático es reexperimentado persistentemente a través de
una (o más) de las siguientes formas:
1. Recuerdos del acontecimiento recurrentes e intrusos que provocan malestar y en los que se incluyen imágenes, pensamientos o percepciones.
2. Sueños de carácter recurrente sobre el acontecimiento, que producen malestar.
“… El ruido me despierta fácilmente…”
3. El individuo actúa o tiene la sensación de que el acontecimiento traumático está ocurriendo (se incluye la sensación de estar reviviendo la experiencia, ilusiones, alucinaciones y episodios disociativos de flashback, incluso los
que aparecen al despertarse o al intoxicarse.
4. Malestar psicológico intenso al exponerse a estímulos internos o externos
que simbolizan o recuerdan un aspecto del acontecimiento traumático:
“...Me preocupo mucho por posibles desgracias...”, “…lloro con facilidad…”
5. Respuestas fisiológicas al exponerse a estímulos internos o externos que
simbolizan o recuerdan un aspecto del acontecimiento traumático:
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“…he sufrido dolores en el pecho o en el corazón...”, “…siento dolor en la
nuca...”, “…me duele la cabeza...”, “...tengo dolores constantes...”,
“…he sufrido una debilidad desacostumbrada en mis músculos...”
C. Evitación persistente de estímulos asociados al trauma y embotamiento de la
reactividad general del individuo (ausente antes del trauma), tal y como indican dos (o más) de los siguientes síntomas:
1. Esfuerzos para evitar pensamientos, sentimientos o conversaciones sobre el
suceso traumático.
2. Esfuerzos para evitar actividades, lugares o personas que motivan recuerdos
del trauma.
Eje II: Aplazado
Eje III: Síndrome conversivo
Eje IV: Culpado de homicidio agravado
GAF: 34
272 • Psicología jurídica Iberoamericana
Formulación forense
A la luz de los resultados obtenidos en las pruebas diagnósticas y la impresión clínica, podemos esclarecer que RASP es un sujeto que ha sido franco en su discurso,
no existe un rasgo, anomalía o estado que indique que su estilo de respuesta esté
relacionado con situaciones de alteración intencional o no, de la realidad. Se ha
observado por el contrario una personalidad de tipo neurótico, que es una característica basada en temores frente a la trasgresión de las normas o el temor a hacer
daño. Las escalas aplicadas en el MMPI en conducta antisocial o Psicopatía, fueron
las escalas de mas baja puntuación, esto significa que los niveles de agresividad,
eran inhibidos voluntariamente, básicamente no se permite la manifestación de
hechos u actos violentos.
Adicionalmente se percibe una personalidad ingenua, terca e introvertida. Dichas características son típicas de perfiles neuróticos que se aferran al respeto a la
autoridad y las normas sociales. No parece congruente su estilo de respuesta con
el delito endilgado. No se encontró conexión entre el estilo de delito del cual es
sindicado y los resultados de las pruebas. Su perfil psicológico describe un sujeto
cuya capacidad de planeación es reactiva pero no sostenida en el tiempo. Es decir
que planea sobre la marcha, pero no posee la constancia suficiente para desarrollar
una trama criminal. Se evidencia un sentido de respeto a las normas y a la autoridad
y en caso de no concordar sus actos con lo establecido, genera conductas de introversión y protección, refugiándose en un mundo interno, muy humilde por cuanto
no tiene un repertorio intelectual suficiente para improvisar. La sintomatología
encontrada corresponde al típico reporte de una persona que es víctima de un suceso fuertemente impactante. Posee claramente los criterios que ejemplifican a una
persona que percibe al mundo de manera hostil y teme por su vida. Básicamente
RASP considera que no es dueño de las variables en las que vive por tanto teme
por su integridad y la de sus allegados, cree que es injustamente tratado y que debe
protegerse bloqueando sus emociones y refugiándose en un mundo interno que si
puede controlar. Siente que su vida está en peligro y su cuerpo somatiza el temor
generando diversas afecciones psicosomáticas.
Discusión forense
A la luz del derecho, consideramos que el Testimonio como elemento probatorio
consiste en la versión que sobre hechos de interés jurídico brinda un sujeto ante la
autoridad competente. En la Psicología Forense aplicamos las teorías del comportamiento humano al análisis de las variables que inciden en el proceso testimonial.
Consideramos que para establecer que el tipo de testimonio de una persona
cumpla criterios de veracidad, es necesario establecer que elementos inciden en la
alteración (distorsionabilidad) de la realidad (mentira). Estos elementos se retoman
como los niveles de sugestionabilidad entendida conceptualmente como el proceso a través del cual el testigo o entrevistado incluye en su memoria información que
El perito psicólogo y la prueba pericial psicológica • 273
le es sugerida y la internaliza de forma tal que es reportada como si fuera parte de
su recuerdo (Loftus, 1994, 1997).
Confabulación. Proceso por el cual el testigo o entrevistado brinda información
que no corresponde con la realidad al llenar vacíos de su memoria con información
que le parece consistente con el hecho descrito. Regularmente se presenta cuando
el entrevistado busca responder a las expectativas que percibe por parte del entrevistador o los objetivos que asume tiene la entrevista (Fernández, Alonso y Rodríguez, 2004) y contaminación que corresponde a la alteración de la información que
es recuperada de la memoria en virtud del paso del tiempo.
El decaimiento de la huella anémica (recuerdo) conlleva a la distorsión de la
misma por la pérdida de información, disminución de detalles e incursión de información alterada. Se incrementa en relación del tiempo transcurrido entre el hecho
y el momento de le entrevista (Loftus, Green, Doyle, 1994; Fernández, Alonso y
Rodríguez, 2004).
Consideramos evolutivamente a la luz de la Ley 600 de 2000 cuales deben ser
los criterios para la apreciación del testimonio:
Art. 277: Para apreciar el testimonio, el funcionario tendrá en cuenta los principios
de la sana crítica y, especialmente lo relativo a la naturaleza del objeto percibido,
al estado de sanidad del sentido o sentidos por los cuales se tuvo la percepción,
las circunstancias de lugar, tiempo y modo en que se percibió, a la personalidad
del declarante, a la forma como hubiere declarado y las singularidades que puedan
observarse en el testimonio.
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Posteriormente y a según la ley 906 de 2004 un testimonio al ser impugnado
requerirá el alegato estar basado en la calidad del testimonio:
Art. 403: Impugnación de la credibilidad del testigo.
La impugnación tiene como única finalidad cuestionar ante el juez la credibilidad del
testimonio, con relación a los siguientes aspectos:
1. Naturaleza inverosímil o increíble del testimonio.
2. Capacidad del testigo para percibir, recordar o comunicar cualquier asunto sobre
la declaración.
3. Existencia de cualquier tipo de prejuicio, interés u otro motivo de parcialidad por
parte del testigo.
4. Manifestaciones anteriores del testigo, incluidas aquellas hechas a terceros, o en
entrevistas, exposiciones, declaraciones juradas o interrogatorios en audiencias ante
el juez de control de garantías.
5. Carácter o patrón de conducta del testigo en cuanto a la mendacidad.
6. Contradicciones en el contenido de la declaración.
Se evidencia por tanto que para el derecho las narraciones de un testigo pueden estar influenciadas por aspectos mnemotécnicos, ambientales, perceptivos/
sensoriales, de personalidad del declarante y la estructura “Creíble” del testimonio.
A partir de esta remisión la articularemos con las características psicológicas de
RASP y encontramos que sus aspectos sensoriales no ofrecen afectación alguna
visible, observable o medible, sus testimonios alrededor de su implicación en el
274 • Psicología jurídica Iberoamericana
delito corresponden a la congruencia de un testimonio real con unas manifestaciones psicológicas habituales de los testimonios reales. Cabe resaltar que “medir” la
veracidad de una persona requiere instrumentos y no sólo presunciones. Es por ello
que la aplicación de las pruebas de carácter probabilístico, como el MMPI-2 nos
ha arrojado información de un individuo proclive al respeto de las normas y no se
deduce de estos resultados que existan elementos confabulatórios, distorsionantes
o contaminados en la defensa que hace de una presunta participación intelectual
en un homicidio antes explicitado.
Sus capacidades no encuentran menoscabo, y no evidenciamos un posible interés en la comisión de delitos. Se percibe a un sujeto ingenuo, introvertido y hogareño de cuyos testimonios pereciera ofrecer credibilidad. Las pruebas empleadas
evidencian un individuo desconfiado e introvertido, que prefiere mantenerse al
margen de eventos sociales que participar en actividades grupales. Su “patrón de
conducta” no se relaciona con la tendencia a mentir. Es decir que al establecer a
través de nuestros resultados que es un individuo conductualmente neurótico y
tendiente a la conservación del establecimiento y las normas, no podríamos deducir
todo lo contrario, que es un individuo con capacidad de confabular, distorsionar o
contaminar un testimonio. La mentira como característica psicológica tiene como
función el camuflaje. Desde esta premisa natural, todos somos susceptibles de
elaborar mentiras para protección. Sin embargo las estructuras neuróticas poseen
como característica la sinceridad, casi al punto de la descortesía y las situaciones
que pudieran poner en riesgo su integridad se vuelven imperantes para la locuacidad. Es decir que a mayor estrés social o ambiental, más fácilmente evidencia la
“verdad”, esto siendo basado en el temor al dolor o al desequilibrio.
Según los estudios sobre “Control de realidad” de 1981, las autoras Marcia Jonhson y Carol Raye publicaron sus ideas y descubrimientos sobre las características
de lo recordado. En ellos manifiestan que las memorias sobre acontecimientos reales han sido experimentadas por los sujetos a través de sus procesos perceptivos y
por lo tanto es mucho más factible que estos recuerdos contengan:
•
•
•
Información perceptual (detalles visuales, sonidos, olores y sensaciones físicas).
Información contextual (tal como detalles sobre dónde y cuando tuvo lugar el
suceso).
Información afectiva (detalles sobre cómo alguien se sintió durante el suceso).
Estas memorias son generalmente claras, nítidas y vividas.
Las memorias sobre sucesos imaginados se derivan de una fuente interna y por
lo tanto es más posible que tengan operaciones cognitivas como pensamientos o
razonamientos. El análisis de los procesos por los cuales una persona atribuye a su
memoria una experiencia real (fuente externa) o a la imaginación (fuente interna)
se llaman control de la realidad (Reality Monitoring).
Los individuos que refieren detalles de tipo perceptivo (luz, sonido, detalles en
general) suelen manifestar eventos ciertos, mientras que los individuos con pocos
detalles sensoriales pero de contenido más emocional e ideativo (estaba molesto…,
yo creí que me atacaría, lo vi triste, etc.) o de impresión personal (yo creí…, yo lo
El perito psicólogo y la prueba pericial psicológica • 275
note…,) corresponden a faltos a la verdad. Es decir la verdad requeriría de eventos
reales concretos, detallados por los órganos sensoriales y no de manifestaciones
personales de lo que entendió, creyó o pensó. El detalle profuso sobre lo sensorial
es más creíble, que los aportes u opiniones no sensoriales del que miente.
RASP ha dado respuestas que se caracterizan por la sinceridad, el temor, la
descripción sensorial, pero no en la confabulación ni distorsionabilidad, básicamente porque no es natural ni normal en su personalidad, la distorsión de la realidad
socialmente compartida. Sus testimonios poseen un engranaje contextual, descripción sensorial de eventos percibidos, característica esta de una capacidad testimonial creíble.
CUESTIONARIO DE LA DEFENSA
A partir del cuestionario establecido por el señor defensor procedo a dar respuesta:
•
“…establezca si el señor RASP (…) es una persona proclive a mentir en
sus dichos o, por el contrario, en sus afirmaciones refiere la verdad”.
Considero que según los resultados, la personalidad de RASP no puede ser
proclive a la mentira por cuanto es un sujeto de características neuróticas, con
diagnóstico de estrés postraumático que corresponden más a una víctima de un
suceso perjudicial para su integridad, que a un victimario planificador quienes
no desarrollan los mismos patrones fóbicos, temerosos o ensimismados, como si
lo ha desarrollado RASP. Por el contrario, los sujetos mendaces están asociados
a conductas más antisociales, narcisistas, egocéntricos y con múltiples antecedentes de violación de las normas, de impulsividad, explosividad, promiscuidad
o planificadores como pudiera ser el caso de PNP.
© Editorial El Manual Moderno Fotocopiar sin autorización es un delito.
•
“ de igual manera acorde a los documentos(…) establezca si el señor PNP
con c.c. XXXX de La Chorrera, en sus distintas entrevistas manifiesta o
no la verdad.
A partir de la lectura de las declaraciones del señor PNP expresadas en los 62
testimonios que ha surtido ante las diferentes instancias judiciales, a partir de los
testimonios que el mismo ha ofrecido ante los investigadores y las contrariedades
anotadas en dicho sumario, pudiera indicar una opinión limitada y por ende con
dificultades para emitir una opinión sobre dicho sujeto y ante la imposibilidad
de la aplicación juiciosa de una batería de instrumentos no podría emitir un
diagnóstico. Lo que si puedo manifestar de las entrevistas que se tienen registradas
y el video que anexa el entrevistador criminalístico, el funcionario judicial T.I.
XXXXXXXX, es que resalta que una de las características de su testimonio
en contra de RASP, es la falta de detalles de tipo sensorial como puede ser la
hora, la longitud de las conversaciones mantenidas con los presuntos autores
intelectuales, tipo de ropas o tipo de acuerdos concretos o conversaciones fluidas.
PNP manifiesta aspectos ideáticos que solo puede confirmar él, es decir que él
piensa el testimonio, pero no narra el testimonio. Si seguimos los estudios de
276 • Psicología jurídica Iberoamericana
“Control de Realidad” es evidente que los testimonios ideáticos son proclives a la
falsedad y a lo largo de las exposiciones de PNP se explicita que su declaración
esta basada en pensamientos, distorsiones de eventos, intereses económicos, de
administración de poder y de confabulación. A partir de una entrevista personal
que realizamos en la cárcel “los Santos” de la ciudad de Bogotá con el señor PNP,
celebrada el día 2 de julio de 2008, y a pesar de no poder realizar pruebas ni
instrumentos psicológicos como seria el ideal, el señor PNP se negó a realizar
las pruebas ofrecidas por nuestro equipo (psicólogo y asistente observador) y
demostró desconcierto y temor ante la posibilidad de ser evaluado psicológicamente. Aun así se pudo obtener una entrevista semiestructurada de cerca de
10 minutos en los cuales mantuvo una entrevista limitada, pero suficiente para
obtener algunos datos y deducir a través de la observación a un individuo con
antecedentes conductuales de tipo antisocial, con múltiples heridas corporales
producidas por contusiones o lesiones personales generadas por actos agresivos
en los que se ha visto involucrado, de carácter agresivo y explosivo, confeso
homicida y experiencia con armas y delitos desde hace aproximadamente 25
años. Se observa un hombre sorprendido por nuestra visita en la cual manifiesta
gran incomodidad y evidencia física de intranquilidad y agresividad. Sumados
estos factores, deducimos un perfil de Trastorno de Personalidad Antisocial, al
cual le corresponde los siguientes criterios:
Criterios para el diagnóstico de F60.2
Trastorno antisocial de la personalidad [301.7]
A. Un patrón general de desprecio y violación de los derechos de los demás
que se presenta desde la edad de 15 años (manejo de armas desde alrededor
de 15-16 años), como lo indican tres (o más) de los siguientes ítems:
1. Fracaso para adaptarse a las normas sociales en lo que respecta al comportamiento legal, como lo indica el perpetrar repetidamente actos que
son motivo de detención. (Homicidio, lesiones personales reiteradas).
2. Deshonestidad, indicada por mentir repetidamente, utilizar un alias
(Se reconoce como xxxxxxxx ), estafar a otros para obtener un beneficio personal o por placer ( xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx).
3. Impulsividad o incapacidad para planificar el futuro. (Agresiones físicas
y verbales por celos a su ex-compañera, imposibilidad de mantener un
hogar estable o un trabajo legal).
4. Irritabilidad y agresividad, indicados por peleas físicas repetidas o agresiones (múltiples heridas por armas blancas y de fuego observadas dan
cuenta de este criterio. Adicionalmente en la entrevista manifestó conductas agresivas a punto de explicitarse).
5. Despreocupación imprudente por su seguridad o la de los demás. (Porte de armas).
El perito psicólogo y la prueba pericial psicológica • 277
6. Irresponsabilidad persistente, indicada por la incapacidad de mantener
un trabajo con constancia o de hacerse cargo de obligaciones económicas.
7. Falta de remordimientos, como lo indica la indiferencia o la justificación del haber dañado, maltratado o robado a otros (no siente remordimientos por el homicidio, pero se siente ofendido por no recibir
prebendas por sus acciones).
B. El sujeto tiene al menos 18 años.
C. Existen pruebas de un trastorno disocial que comienza antes de la edad de
15 años.
D. El comportamiento antisocial no aparece exclusivamente en el transcurso
de una esquizofrenia o un episodio maníaco.
Es de resaltar que como debilidades de su testimonio está la falta de detalles
aparentemente superfluos como hora, clima, prendas vestidas por los presuntos
coautores, y la existencia de detalles profundamente ideativos. Es conveniente
resaltar que el testimonio puede ser influenciado de manera importante por el
discurrir del tiempo, por lo cual deja dudas que su testimonio, después de dos
años, pretenda ser riguroso en lo que ocurrió realmente, por cuanto la memoria
y los detalles pierden calidad, en la medida en que discurra el tiempo.
Debemos anotar que ante las dificultades de la entrevista, se ha proferido por parte
de PNP una amenaza de muerte contra el equipo valorador (observador y psicólogo),
de lo cual hemos informado a las autoridades judiciales y del mismo penal. Posterior
a las amenazas proferidas por PNP, fue necesario solicitar ayuda de los guardias para
evitar un posible atentado contra nosotros.
© Editorial El Manual Moderno Fotocopiar sin autorización es un delito.
CONCLUSIONES
1. El señor RASP, posee un diagnostico clínico de Estrés postraumático, el cual es
característico de una persona que ha sido víctima de un hecho que ha puesto
en peligro su integridad.
2. El señor RASP, posee un perfil de tipo introvertido, ingenuo, de inteligencia
media y de carácter franco, características que lo distancian de mantener testimonios alterados de la realidad socialmente compartida.
3. No se evidencia en los estudios practicados en RASP, que éste posea manías,
compulsiones o trastornos delirantes o de personalidad que lo hagan proclive a
la mentira o falsedad testimonial.
4. Los testimonios referidos en el sumario y recolectados durante la práctica psicológica forense, evidencian a un individuo cuyos testimonios cumplen criterios de credibilidad.
5. No fue posible la práctica de pruebas psicológicas al señor PNP. Sin embargo
hemos podido deducir a partir de la revisión documental (sumario y video) y
278 • Psicología jurídica Iberoamericana
de una corta entrevista con PNP que es un individuo con un posible trastorno
de personalidad mixto (antisocial y limite).
6. Resalta que los criterios diagnósticos del trastornos de personalidad antisocial,
es la recurrente alteración de la verdad para obtener beneficios personales, lo
que me permite poner en duda la credibilidad de los testimonios del señor PNP
a pesar de las dificultades de la evaluación.
Por lo anterior
BRUNO DIAZ PEREZ
Psicólogo Forense
C.C. XXXXXXX
Reg. # 101xxxxxxxx
Colegio Bogotano de Psicólogos Forenses
Bibliografía
XX ________________________________________________________
XX ________________________________________________________
El perito psicólogo y la prueba pericial psicológica • 279
© Editorial El Manual Moderno Fotocopiar sin autorización es un delito.
NOTAS
1. Fowler, J. C. (1998). The Trouble with learning personality assessment, in Teaching and learning personality assessment. Mahwah, NJ: Erlbaum.
2. Artículo 8 Decreto 1400 de 1970 (agosto 6) Diario Oficial No. 33.150 de 21 de septiembre
de 1970 con las modificaciones introducidas por el Decreto 2019 de 1970. Congreso de la
Republica de Colombia.
3. Artículo 74º Constitución de Colombia 1991. Todas las personas tienen derecho a acceder a
los documentos públicos salvo los casos que establezca la ley. El secreto profesional es inviolable. (subrayado del autor).
4. Sentencia 098601 de 2007 Sala Penal Magistrado, doctor Fernando Maldonado Cala por la
cual Revoca y Absuelve a A.O.E. por el delito de acceso carnal en persona puesta en incapacidad de resistir. Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá.
5. Ver página 16 “el Psicólogo como Testigo”.
6. Resolución 1995 de la historia clínica. Artículo 1 Definiciones: a) La historia clínica es un documento privado, obligatorio y sometido a reserva, en el cual se registran cronológicamente
las condiciones de salud del paciente, los actos médicos y los demás procedimientos ejecutados por el equipo de salud que interviene en su atención. Dicho documento únicamente
puede ser conocido por terceros previa autorización del paciente o en los casos previstos
por la ley (subrayado por el autor). Ministerio de Salud, Resolución 1995 de 1999 Julio 8,
República de Colombia.
7. Constitución Política de Colombia. Artículo 74: Todas las personas tienen derecho a acceder
a los documentos públicos, salvo los casos que establezca la ley. El secreto profesional es
inviolable. (subrayado del autor).
8. Ley 1090 de 2006 Ley del Psicólogo: Por la cual se reglamenta el ejercicio de la profesión
de psicología, se dicta el “Código Deontológico y Bioético” y otras disposiciones. Titulo II
artículo 2 numeral 5. Confidencialidad. Los psicólogos tienen una obligación básica respecto
a la confidencialidad de la información obtenida de las personas en el desarrollo de su trabajo
como psicólogos. Revelarán tal información a los demás sólo con el consentimiento de la persona o del representante legal de la persona, excepto en aquellas circunstancias particulares
en que no hacerlo llevaría a un evidente daño a la persona u a otros. Los psicólogos informarán a sus usuarios de las limitaciones legales de la confidencialidad.
9. Corte Constitucional, artículo 74: Todas las personas tienen derecho a acceder a los documentos públicos salvo los casos que establezca la ley. El secreto profesional es inviolable.
10. Artículo 68 Ley 906 de 2004. Exoneración del deber de denunciar: Nadie está obligado a formular denuncia contra sí mismo, contra su cónyuge, compañero o compañera permanente o
contra sus parientes dentro del cuarto grado de consanguinidad o civil, o segundo de afinidad,
ni a denunciar cuando medie el secreto profesional. (Subrayado del autor).
“Artículo 385. Excepciones Constitucionales: Nadie podrá ser obligado a declarar contra sí
mismo o contra su cónyuge, compañera o compañero permanente o parientes dentro del
cuarto grado de consanguinidad o civil, o segundo de afinidad.
El juez informará sobre estas excepciones a cualquier persona que vaya a rendir testimonio,
quien podrá renunciar a ese derecho.
Son casos de excepción al deber de declarar, las relaciones de:
a) Abogado con su cliente;
b) Médico con paciente;
c) Psiquiatra, psicólogo o terapista con el paciente;
d) Trabajador social con el entrevistado;
e) Clérigo con el feligrés;
f) Contador público con el cliente;
280 • Psicología jurídica Iberoamericana
g) Periodista con su fuente;
h) Investigador con el informante”.
11. Colegio Colombiano de Psicólogos COLPSIC, Deontología y Bioética del Ejercicio de la
Psicología, Ley 1090 de 2006. COLPSIC 2009.
12. Ley 906 de 2004. Artículo 56. Causales de impedimento. Son causales de impedimento:
1. Que el funcionario judicial, su cónyuge o compañero o compañera permanente, o algún
pariente suyo dentro del cuarto grado de consanguinidad o civil, o segundo de afinidad, tenga
interés en la actuación procesal.
2. Que el funcionario judicial sea acreedor o deudor de alguna de las partes, del denunciante,
de la víctima o del perjudicado, de su cónyuge o compañero permanente o algún pariente
dentro del cuarto grado de consanguinidad o civil, o segundo de afinidad.
3. Que el funcionario judicial, o su cónyuge o compañero o compañera permanente, sea
pariente dentro del cuarto grado de consanguinidad o civil, o segundo de afinidad, del apoderado o defensor de alguna de las partes.
4. Que el funcionario judicial haya sido apoderado o defensor de alguna de las partes, o sea o
haya sido contraparte de cualquiera de ellos, o haya dado consejo o manifestado su opinión
sobre el asunto materia del proceso.
5. Que exista amistad íntima o enemistad grave entre alguna de las partes, denunciante, víctima o perjudicado y el funcionario judicial.
6. Que el funcionario haya dictado la providencia de cuya revisión se trata, o hubiere participado dentro del proceso, o sea cónyuge o compañero o compañera permanente o pariente
dentro del cuarto grado de consaguinidad o civil, o segundo de afinidad, del funcionario que
dictó la providencia a revisar.
7. Que el funcionario judicial haya dejado vencer, sin actuar, los términos que la ley señale al
efecto, a menos que la demora sea debidamente justificada.
8. Que el fiscal haya dejado vencer el término previsto en el artículo 175 de este código para
formular acusación o solicitar la preclusión ante el juez de conocimiento.
9. Que el funcionario judicial, su cónyuge o compañero o compañera permanente, o pariente
dentro del cuarto grado de consanguinidad o civil, o segundo de afinidad, sea socio, en sociedad colectiva, de responsabilidad limitada o en comandita simple o de hecho, de alguna de
las partes, del denunciante, de la víctima o del perjudicado.
10. Que el funcionario judicial sea heredero o legatario de alguna de las partes, del denunciante, de la víctima o del perjudicado, o lo sea su cónyuge o compañero o compañera permanente, o alguno de sus parientes dentro del cuarto grado de consanguinidad o civil, o segundo
de afinidad.
11. Que antes de formular la imputación el funcionario judicial haya estado vinculado legalmente a una investigación penal, o disciplinaria en la que le hayan formulado cargos, por
denuncia o queja instaurada por alguno de los intervinientes. Si la denuncia o la queja fuere
presentada con posterioridad a la formulación de la imputación, procederá el impedimento
cuando se vincule jurídicamente al funcionario judicial.(…)
13. Artículo 372 CPP. Fines. Las pruebas tienen por fin llevar al conocimiento del juez, más allá
de duda razonable, los hechos y circunstancias materia del juicio y los de la responsabilidad
penal del acusado, como autor o partícipe.
14. Artículo 1, parágrafo Ley 1090 de 2006.
15. Artículo 255 de la Ley 906 de 2004 (Responsabilidad). “La aplicación de la cadena de custodia es responsabilidad de los servidores públicos que entren en contacto con los elementos
materiales probatorios y evidencia física. Los particulares que por razón de su trabajo o por
el cumplimiento de las funciones propias de su cargo, en especial el personal de los servicios
de salud que entren en contacto con elementos materiales probatorios y evidencias físicas,
son responsables por su recolección, preservación y entrega a la autoridad correspondiente”.
© Editorial El Manual Moderno Fotocopiar sin autorización es un delito.
El perito psicólogo y la prueba pericial psicológica • 281
16. Constitución Política de Colombia articulo 15. Todas las personas tienen derecho a su intimidad personal y familiar y a su buen nombre, y el Estado debe respetarlos y hacerlos respetar.
De igual modo, tienen derecho a conocer, actualizar y rectificar las informaciones que se hayan recogido sobre ellas en bancos de datos y en archivos de entidades públicas y privadas. En
la recolección, tratamiento y circulación de datos se respetarán la libertad y demás garantías
consagradas en la Constitución. La correspondencia y demás formas de comunicación privada son inviolables. Sólo pueden ser interceptadas o registradas mediante orden judicial, en los
casos y con las formalidades que establezca la ley. Para efectos tributarios o judiciales y para
los casos de inspección, vigilancia e intervención del Estado podrá exigirse la presentación de
libros de contabilidad y demás documentos privados, en los términos que señale la ley.
17. Ver anexo 2: ejemplo de consentimiento Informado en labores psicológicas forenses.
18. Artículo 11. De las prohibiciones. Queda prohibido a los profesionales que ejerzan la Psicología; sin perjuicio de otras prohibiciones establecidas en la presente ley:
a) Participar honorarios entre psicólogos o con cualquier otro profesional, sin perjuicio del
derecho a presentar honorarios en conjunto por el trabajo realizado en equipo;
b) Anunciar o hacer anunciar la actividad profesional como psicólogo publicando falsos éxitos terapéuticos, estadísticas ficticias, datos inexactos; prometer resultados en la curación o
cualquier otro engaño;
c) Revelar secreto profesional sin perjuicio de las restantes disposiciones que al respecto
contiene la presente ley;
d) Omitir o retardar el cumplimiento de las actividades profesionales;
e) Solicitar o aceptar prebendas o beneficios indebidos para realizar sus actividades;
f) Realizar actividades que contravengan la buena práctica profesional.
19. El listado Oficial de peritos del Colegio Colombiano de Psicólogos COLPSIC es el primer
listado de “Colegiados” con carácter acreditativo de Forenses en Psicología, aunque el Consejo Superior de la Judicatura, ha tenido la competencia de mantener el listado “oficial” de
peritos de todas las ciencias y artes. Sin embargo y sin ser excluyente, COLPSIC certifica a
sus colegiados forenses del listado con un certificado de “alta calidad” lo que garantiza que los
usuarios, ya sean de orden privado o público, tengan la certeza que el perito guarda altos criterios de profesionalismo y ética. Dicho listado está abierto a todos aquellos que cumplan los
criterios de evaluación. Cualquier información consultar a: http://www.colpsic.org.co/info/
convocatorias/LISTAD0%20DE%20PERITOS%20EN%20PSICOLOGÍA%20FORENSEWEB.pdf
20. Ackerman, M. (2006). “Forensic Report Writing”. Wisconsin School of Professional Psychology, Willey interscience.
21. Ibid pág. 60-61.
22. Albarrán 98, Jiménez 99, Lazo 99, Tallent 93, Simôes 2001.
23. Ver anexo “Apartados y sistematización general del informe pericial psicológico Graña-Esbec” al final.
24. Ley 1090 de 2006 Código Deontológico y Ético del Psicólogo. Colombia Artículo 17. El
profesional en sus informes escritos, deberá ser sumamente cauto, prudente y crítico, frente a
nociones que fácilmente degeneran en etiquetas de desvaloración discriminatorias del género, raza o condición social.
25. Artículo 12 y artículo 48: Código Deontológico del Psicólogo. Colegio Oficial de Psicólogos
de Madrid, España 1987.
26. Ley 1090 de 2006 artículo 25. La información obtenida por el profesional no puede ser
revelada a otros, cuando conlleve peligro o atente contra la integridad y derechos de la persona, su familia o la sociedad, excepto en los siguientes casos: a) Cuando dicha evaluación o
intervención ha sido solicitada por autoridad competente, entes judiciales, profesionales de
la enseñanza, padres, empleadores, o cualquier otro solicitante diferente del sujeto evaluado.
282 • Psicología jurídica Iberoamericana
Este último, sus padres o tutores tendrán derecho a ser informados del hecho de la evaluación o intervención y del destinatario del informe psicológico consiguiente. El sujeto de un
informe psicológico tiene derecho a conocer el contenido del mismo, siempre que de ello no
se derive un grave perjuicio para el sujeto, y aunque la solicitud de su realización haya sido
hecha por otras personas o entidades (…).
27. Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses INMLYCF Establecimiento Público adscrito a la Fiscalía General de la Nación Resolución Nº 000430 de 27 de abril de 2005
Por la cual se adopta el protocolo para la presentación de dictámenes o informes periciales
emitidos por los laboratorios forenses. Dr. Máximo Alberto Duque Piedrahita
28. Forensic Psychology: an empirical review of experimental research. Lisa R. Moore. Albertus
Magnus College, Paul E. Finn West Haven Veterans Administration Medical Center, Journal
of clinical Psychology, july 1986 Vol. 4.
29. En conversaciones con el gran colega el profesor Raúl Oyuela hemos debatido sobre la fundamentación científica de un perito convencional en muchos lugares de Iberoamérica usualmente plasmados como una mera opinión basada en la experiencia, llegando a la conclusión
que efectivamente podemos “opinar” desde elementos científicos, pero no debiéramos peritar
sin “investigación” científica. La aplicación del método científico, incrementa la confiabilidad
contrariamente a lo que hemos visto en los estrados judiciales, donde la credibilidad del
perito está basada en que el perito público representa la oficialidad y que sus muchos años
le dan la autoridad para su opinión; en detrimento de la aplicación de métodos científicos,
técnicas validadas, instrumentación actualizada y pertinente lo cual seguramente incide en
que el juzgador falle en error y no en rigor.
30. Robert J. Cramer and Stanley L. Brodsky ¿Undue Influence or Ensuring Rights?: Attorney
Presence During Forensic Psychology Evaluations Department of Psychology The University
of Alabama. ETHICS & BEHAVIOR, 17(1), 51–60. Lawrence Erlbaum Associates, Inc.
31. Ley 1090 de 2006, Código Deontológico y Bioético del Psicólogo. Congreso de Colombia
Diario Oficial - Edición 46.383.
32. Bartol and A. M. Bartol. Introduction to Forensic Psychology. C. R. Sage Publications, California, USA 2004.
33. Caballo, V. (2006). Manual para la evaluación clínica de los trastornos psicológicos. España:
Editorial Pirámide.
34. Evaluación de la validez de las declaraciones. Raskin & Esplin, 1991.
35. Masip, J., Garrido, E. (2007). La evaluación del abuso sexual infantil. Sevilla: Editorial Mad.
36. Ver tabla 1.
37. Ley 1090 de 2006 Artículo 1º. Definición. La Psicología es una ciencia sustentada en la investigación (…) Con base en la investigación científica fundamenta sus conocimientos y los
aplica en forma válida, ética y responsable (…) Diario Oficial Congreso de Colombia.
38. American Psiquiatric Asociation Manual del DSMIV. Diagnostical and Statistical Manual of
Mental Disorders Washington DC. 1999. Editorial MASSON pag. 10-11.
39. Tomado del American Psiquiatric Asociation Manual del DSMIV. Diagnostical and Statistical
Manual of Mental Disorders Washington DC. 1999. Editorial MASSON pag. 8.
40. “Evaluación en Psicología Clínica Forense” (2006). En manual para la evaluación clínica de
los trastornos psicológicos. Caballo, V. Madrid: Editorial Pirámide.
41. Ibid. Pág. 561.
42. Ver anexo página X.
El perito psicólogo y la prueba pericial psicológica • 283
© Editorial El Manual Moderno Fotocopiar sin autorización es un delito.
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Instituto Nacional de Medicina Legal, INMLYCF. Establecimiento Público adscrito a la Fiscalía
General de la Nación Resolución No. 430 de 27 de abril de 2005, por la cual se adopta el protocolo para la presentación de dictámenes o informes periciales emitidos por los laboratorios
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Vrij, A. (2000). Detecting lies and deceit: the psychology of lying and the implications for professional practice. Chichester: John Wiley & Sons.
10
La valoración de la
prueba psicológica
en la jurisprudencia
penal colombiana
© Editorial El Manual Moderno Fotocopiar sin autorización es un delito.
Carlos Solórzano
Uno de los temas que más generan inquietud en la actualidad, es la forma como
se han venido desarrollando los procesos penales frente a ciertos delitos, como son
los de naturaleza sexual, donde en muchos casos la víctima es un menor de edad
que incluso tiene un vínculo familiar con el victimario procesos de homicidio o
de violencia intrafamiliar por citar solo algunos casos, en donde necesariamente
se requiere de la prueba psicológica, para determinar si el menor está diciendo la
verdad o mintiendo cuando señale que fue objeto de un acto sexual, especialmente
en casos donde no hay manifestación externa del mismo, como cuando el menor ha
sido solamente tocado o manoseado, también para determinar si efectivamente es
cierta la afirmación de este menor cuando señala como autor de los hechos a una
determinada persona, otro tanto puede ocurrir cuando se requiere de la Autopsia
Psicológica que permitirá determinar si en el caso de un muerto se puede estar ante
un suicidio o ante un verdadero homicidio y en ese sentido resultan de particular
importancia herramientas como la cámara Gessell, entre otras.
En ese sentido y a raíz de la implementación en Colombia del sistema acusatorio –sistema procesal, en donde la fiscalía y la defensa en un proceso oral tienen
la obligación de probar una determinada teoría frente a un tercero imparcial que
es el juez y quien después de escuchar la teoría expuesta por las partes, de haber
presenciado la práctica de pruebas y escuchado los argumentos expuestos, en un
proceso concentrado, determina si una persona es o no penalmente responsable– se
285
286 • Psicología jurídica Iberoamericana
ha venido avanzando de manera importante, al punto que hoy todos los actores
del proceso penal –fiscales, defensores, apoderados de las víctimas y jueces– son
concientes de la necesidad de acudir a las herramientas probatorias aportadas por
la psicología como una ciencia auxiliar al derecho para poder determinar si una
conducta existió, si la misma puede ser considerada como ilícita y si una persona
puede ser determinada como responsable en delitos como los antes referenciados,
es por ello que en este escrito analizaré la forma como se han venido valorando las
pruebas de naturaleza psicológica para lo cual estudiaré algunas de las decisiones
más relevantes tomadas por la Corte Constitucional y la Corte Suprema de Justicia, en ese sentido dividiremos el estudio en tres partes, en la primera explicaremos
que se entiende por prueba psicológica, en la segunda como ha sido la valoración
de la prueba psicológica en la jurisprudencia colombiana y en la tercera parte desarrollaremos algunas conclusiones y recomendaciones.
PRUEBA PSICOLÓGICA
Concepto
Siguiendo al tratadista colombiano Hernando Devis Echandía, se puede decir que
son pruebas judiciales el conjunto de reglas que regulan la admisión, producción,
asunción y valoración de los diversos medios que pueden emplearse para llevar
al juez, la convicción sobre los hechos que interesan al proceso (Hernando Devis
Echandía, 1984). O como señala el profesor Florian citando a Romagnosi “En su
acepción más genérica y puramente lógica prueba quiere decir, a un mismo tiempo,
“todo medio que produce un conocimiento cierto o probable acerca de cualquier
cosa” y en sentido más amplio y haciendo abstracción de las fuentes, significa el
conjunto de motivos que nos suministran ese conocimiento” (Eugenio Florian citando a Romagnosi, 1982).
A partir de este concepto podemos señalar que será prueba psicológica, la herramienta aportada por la psicología como ciencia auxiliar que sirve dentro de un
proceso para acreditar un hecho que es materia de controversia jurídica y además,
como toda prueba, deberá regirse por los principios y postulados que rigen a todo
elemento de esta naturaleza.
Principios que la rigen
En desarrollo de un proceso y para efectos de la aducción y práctica del mismo, se
debe tener en cuenta una serie de principios que como ya lo señalaba rigen a todo
medio probatorio y que, por lo mismo, cobijan la prueba aportada por la psicología.
La valoración de la prueba psicológica en la jurisprudencia penal colombiana • 287
Principio de libertad probatoria
Todos los hechos y circunstancias de interés para el proceso pueden probarse por
cualquier medio probatorio, naturalmente respetando la conducencia y pertinencia del mismo, y en ese sentido como lo establece el propio estatuto procesal se
incluye cualquier medio técnico o científico que no viole los Derechos Humanos,
por lo que se puede acudir a la prueba psicológica en la medida que ésta sirva para
acreditar una determinada situación, pero en donde el desarrollo de la misma se
respete el postulado de la dignidad humana (Así lo señala el artículo 373 de la Ley
906 de 2004. Código de Procedimiento Penal de Colombia que regula el sistema
acusatorio).
Principio de oportunidad pruebas
Toda prueba debe ser solicita y presentada oportunamente; en el caso del sistema
procesal colombiano ello implica que dentro de la audiencia preparatoria, que es
previa a la audiencia de juicio oral, tanto fiscalía como defensa deben solicitar la
práctica de la prueba, y como la prueba psicológica es de naturaleza pericial, se
debe descubrir la base de la opinión pericial, a efectos de que pueda ser conocida
por la contraparte y de esta forma tener la posibilidad de conocer quién va a ser el
perito que va a actuar dentro de la audiencia y los fundamentos mínimos de lo que
podría ser el peritazgo a emitir.
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Principio de pertinencia
Es pertinente un medio probatorio cuando sirve para probar un determinado
hecho en la medida que se refiere a los hechos o circunstancias relativos a la comisión de la conducta punible. El profesor Jairo Parra Quijano (1982) ilustra el tema
señalando que es la adecuación entre los hechos que se pretenden llevar al proceso
y los hechos que son tema de la prueba en este. En otras palabras, es la relación de
facto entre los hechos que se pretenden demostrar y el tema del proceso.
También puedo decir que son pruebas impertinentes aquellas que no tienen
relación con los hechos que se pretenden probar, y en consecuencia no sirven para
acreditar la situación materia de discusión.
Si se pretende acreditar que Juan no disparó contra Pedro, se debe llevar a una
persona que se hubiese percatado de manera directa que esto fue así. Se deberá
llevar a un testigo que hubiese observado que otra persona disparó contra Juan, o
que éste se suicidó, de lo contrario la prueba será impertinente. Igualmente será
impertinente la declaración de Diego, cuando va a declarar que Pedro es una persona de excelente costumbres, porque ello no demuestra que no disparó en contra
de Juan (Solórzano, Carlos Roberto 2010).
288 • Psicología jurídica Iberoamericana
Principio de publicidad
Toda prueba debe practicarse en la audiencia de juicio oral, de forma pública, en
presencia no sólo de los actores e intervinientes en el proceso, sino del público,
sólo se tiene como excepción aquellos casos en lo que, por ejemplo, se va a interrogar a un niño menor de 12 años, lo que deberá hacerse de manera reservada
con la finalidad de garantizar los derechos del niño, acompañado necesariamente
de sus padres y además el niño será ubicado en un sitio especial donde se encuentre sólo con su padre y el profesional de psicología quien realizará las preguntas
que sean requeridas por los actores del proceso, en caso por ejemplo de niños de
cuatro o cinco años que requieran que la formulación del interrogatorio se realice
en términos que pueda comprender y que no vayan a vulnerar sus derechos o
incluso que puedan afectar su desarrollo psicológico, o generar una revictimización de ese menor que ha sido víctima de un ilícito de esta naturaleza, es por eso
que el Código de Infancia y Adolescencia regula de manera expresa el tema.1 En
ese sentido el código exige que el interrogatorio sea realizado por un defensor
de familia, pero creemos que debería existir la exigencia de que en el caso de un
niño de 3, 4 o 5 años de edad necesariamente sea realizado por un psicólogo, que
es el verdadero experto.
Y es que no se puede olvidar que el Estado tiene la obligación de proteger a
la víctima y más cuando es un menor y en ese sentido la Corte Constitucional ha
realizado importantes precisiones al señalar:
Las autoridades judiciales que intervengan en la etapas de investigación y juzgamiento de delitos sexuales cometidos contra menores deben abstenerse de actuar
de manera discriminatoria contra las víctimas, estando en la obligación de tomar en
consideración la situación de indefensión en la cual se encuentra cualquier niño que
ha sido sujeto pasivo de esta clase de ilícitos.
Mucho más si se tiene en cuenta que en la mayoría de estos casos, los responsables
del abuso sexual son personas allegadas al menor, aun con vínculos de parentesco,
lo cual dificulta enormemente la investigación del ilícito. Es usual asimismo que la
víctima se encuentre bajo enormes presiones psicológicas y familiares al momento
de rendir testimonio contra el agresor. Y por ello se presentan retractaciones, manipulación de los hechos, desmentidas. Así, es esencial comprender e investigar la
dinámica familiar o social que subyace la denuncia, para inferir las motivaciones
que pueden justificar cada una de estas acciones. Por ejemplo, una retractación no
implica necesariamente que los hechos no hayan sucedido o que el infante haya
mentido, sino que hay presiones familiares para no continuar el proceso penal que
puede desestabilizar mayormente a la familia (Tapias Ángela, Salas Menotti Irene,
Rodríguez, Gloria y Solórzano Carlos, 2007).
Y esto coincide con lo que señala la Corte Constitucional colombiana:
La valoración de la prueba psicológica en la jurisprudencia penal colombiana • 289
De tal suerte que constituiría acto de discriminación cualquier comportamiento del
funcionario judicial que no tome en consideración la situación de indefensión en
la que se encuentra el menor abusado sexualmente, y por lo tanto dispense a la
víctima el mismo trato que regularmente se le acuerda a un adulto, omita realizar
las actividades necesarias para su protección, asuma una actitud pasiva en materia
probatoria, profiera frases o ex presiones lesivas a la dignidad del menor o lo intimide
o coaccione de cualquier manera para que declare en uno u otro sentido o para que
no lo haga. Tales prácticas vulneran gravemente la Constitución y comprometen la
responsabilidad penal y disciplinaría del funcionario que las cometa.
En este orden de ideas, el interés superior del niño conduce necesariamente a
que los funcionarios judiciales modifiquen su actitud pasiva frente al menor víctima
de delitos sexuales en el curso de un proceso judicial, absteniéndose de cualquier
práctica discriminatoria (Corte Constitucional T-55 de julio de 2003).
Pero adicionalmente recordemos que la propia Constitución Colombiana, establece todo un marco de protección que parte del artículo 13 al señalar que todas
las personas nacen libres e iguales ante la ley y que no puede haber discriminaciones por razones de sexo; el artículo 15 garantiza el derecho a la intimidad personal
y familiar, el 16 garantiza el derecho al libre desarrollo de personalidad y el artículo
44 señala los derechos fundamentales de los niños y establece de manera clara que
serán protegidos contra toda forma de abandono, violencia física o moral, secuestro,
venta, abuso sexual. Y lo más importante que los derechos de los niños prevalecen
sobre los derechos de lo demás.
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Principio de inmediación
Se puede decir que “es la percepción por parte del juez, de la prueba, no solamente
relacionada con el medio probatorio sino, fundamentalmente, con su participación
personal en la producción de ella, en forma directa. Cuando el juez, directamente,
recibe el testimonio, no solamente el medio se produce en su presencia sino que,
a la vez, puede ir controlando y relacionando lo que el medio va poniendo de presente” (Parra Quijano Jairo, 1986).
La inmediación exige que todo medio probatorio debe practicarse en presencia del juez, a efectos de que este pueda valorarla de manera directa. Ello resulta
fundamental en la medida que el no tener contacto directo con la prueba, como
ocurre en los sistemas con tendencia al proceso inquisitivo que permite que la
prueba practicada por un fiscal sea válida y el juez pueda posteriormente valorarla
a pesar de no haberse practicado en audiencia que este hubiese presidido afecta
la percepción que de la prueba pueda tener el juez, en la medida que nunca será
lo mismo que el juez observe al testigo, a que se entere de lo que éste manifestó a
través de un registro escrito del mismo, mucha veces equivocado.
290 • Psicología jurídica Iberoamericana
Y si hablamos de la prueba psicológica, con mayor razón, dada la complejidad
de la materia si el juez no tiene contacto directo con el experto puede quedar
con dudas o interpretar de manera errada el concepto escrito, mientras que en la
audiencia pública, excepcionalmente, puede tener la posibilidad de interrogarlo
directamente para poder comprender algún concepto dado por la psicología que
no sea de fácil comprensión para un lego en esas materias.
VALORACIÓN DE LA PRUEBA PSICOLÓGICA
En el caso colombiano, hoy la prueba psicológica ha jugado un papel fundamental
en los procesos, especialmente donde se juzgan delitos de naturaleza sexual, al
punto que tanto fiscalía como defensa, hoy por hoy, aportan como pruebas peritos
psicólogos que emiten su peritazgo en desarrollo del proceso, buscando por esta
vía controvertir temas fundamentales, por ejemplo si el menor, cuando señala que
ha sido objeto de un abuso sexual, está siendo o no manipulado, de hecho digamos que patologías como la de la alienación parental, se discuten hoy con mucha
fuerza, en casos en donde un padre está siendo acusado por su propio hijo de 3, 4
o 5 años de haberlo violado para determinar si ello obedece a un hecho real, o simplemente si dicha acusación se produce por ser víctima de una alienación parental,
como consecuencia de la manipulación de la que pudo haber sido objeto por parte
de la madre como un acto de venganza hacia su cónyuge o compañero sentimental,
igualmente se han encontrado casos en los que una inadecuada valoración inicial
por parte de un psicólogo sin la debida experiencia, puede llevar a conclusiones
erradas en ese sentido, cuando el menor refiere hechos que son interpretados como
indicativos de un abuso de esta naturaleza. Ello naturalmente muestra la importancia de la herramienta probatoria que aporta la psicología, lo cual hoy implica un
avance sobre épocas anteriores donde definitivamente para definir la controversia
ni siquiera se pensaba en su necesidad, al igual que ocurría en casos donde para
determinar la paternidad no se acudía a la prueba de ADN, fundamentando la decisión exclusivamente en prueba testimonial, donde se señalaba que como el hombre
visitaba con cierta frecuencia a una mujer era el padre de su hija, pero sin acudir a
una verdadera experticia científica.
En ese sentido ya existen referentes jurisprudenciales que empiezan a reconocer el valor y la importancia de este tipo de prueba, de hecho la Corte Constitucional Colombiana así lo ha venido estableciendo en casos donde, precisamente, se
requiere valorar el testimonio de un menor.
Con la consolidación de la investigación científica, en disciplinas tales como la medicina, la psicología (el subrayado es nuestro), la sociología, etc., se hicieron patentes
los rasgos y características propias del desarrollo de los niños, hasta establecer su
carácter singular como personas, y la especial relevancia que a su status debía otorgar
La valoración de la prueba psicológica en la jurisprudencia penal colombiana • 291
la familia, la sociedad y el Estado. Esta nueva visión del menor se justificó tanto desde
su perspectiva humanista –que propende la mayor protección de quien se encuentra
en especiales condiciones de indefensión–, como desde la ética que sostiene que sólo
una adecuada protección del menor garantiza la formación de un adulto sano, libre
y autónomo. La respuesta del derecho a estos planteamientos consistió en reconocer
al menor una caracterización jurídica específica fundada en sus intereses prevalentes.
Tal reconocimiento quedó plasmado en la Convención de los Derechos del Niño
(artículo 3º) y, en Colombia, en el Código del Menor (Decreto 2737 de 1989).
Conforme a estos principios, la Constitución Política elevó al niño a la posición de
sujeto merecedor de especial protección por parte del Estado, la sociedad y la familia
(artículos 44 y 45)” (Corte Constitucional T-408 de 12 septiembre de 2005).
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Pero a pesar de los avances que se han dado en ese sentido y de la importancia
que estas experticias han adquirido, considero que aún existe gran desconocimiento sobre el tema, de hecho aún no es claro para algunos jueces la diferencia entre la
prueba psicológica y la prueba psiquiátrica y cuál es la importancia de una u otra,
al punto que en el mejor de los casos las toman como sinónimas, sin hacer un ejercicio mínimo de análisis y sin ser conciente de manera clara del papel concreto que
pueden jugar una u otra, de hecho haciendo un estudio preliminar sobre el tema
encontré una decisión del Tribunal Superior de Bogotá, en donde se habla de estas
dos pruebas, pero donde se las toma como similares, así en un caso donde se determinaba si una menor había sido objeto de acceso carnal violento, el tribunal señaló:
La prudente práctica de un examen psiquiátrico o psicológico de la menor, no fue
un aspecto que hubiese tenido en cuenta la Fiscalía, pese a que el mismo galeno que
examinó a la menor para emitir el dictamen sexológico lo sugirió -CD No. 2 juicio
oral, minuto 28:45.
En el caso de la especie, acorde con las directrices del procedimiento establecido en
el sistema penal acusatorio, el que impone la carga a la Fiscalía de probar la existencia
de la conducta punible y a la defensa de repeler la acusación con sus propios medios
de prueba; no obstante, aquella –la Fiscalía– y menos aún el defensor, presentaron
dictamen sobre el particular –psiquiátrico o psicológico de la menor–con su respectivo testigo de acreditación, para poder, ofrecer al operador judicial una visión
más clara acerca del comportamiento social de C. L. C. y sus condiciones familiares
e intelectuales, con lo cual, podría facilitar una valoración que llevara a concluir si
mentía o no cuando relató ante varias autoridades haber sido víctima de actos sexuales abusivos y en condiciones en que no tenía capacidad para resistir.
Esto permitió que se presentara la situación que derivó en uno de los argumentos en que se apoyó la sentencia absolutoria de primer grado; situación referida
a que C. L., cuyo testimonio fue solicitado por el ente acusador para sustentar la
acusación y la potencial solicitud de sentencia condenatoria y además, en calidad
292 • Psicología jurídica Iberoamericana
de testigo directo de los hechos materia del juicio, por tratarse de quien se presentó como víctima, en la única declaración jurada que rindió, aseguró que el hecho
que denunció sí ocurrió, pero no fue la persona acusada quien lo realizó, sino un
muchacho a quien conoció aquella noche y de quien no recuerda el nombre”.
(Tribunal Superior de Bogotá, Sala de decisión penal. M. P. Juan Martín Suárez
Quevedo. Sentencia de segunda instancia de 15 de febrero de 2008. Delito Acto
Sexual violento con incapaz de resistir agravado).
En este caso concreto, el tribunal de manera acertada señalaba que nunca la
fiscalía ni mucho menos la defensa, vislumbraron la necesidad de acudir a una herramienta probatoria de esta naturaleza para poder probar si la menor, que había
manifestado haber sido objeto de este tipo de vejámenes, había mentido o no, siendo naturalmente un error mayor para la fiscalía que para la defensa, en la medida
en que ésta tenía la obligación de probar; no obstante, como se observa, el tribunal
al referirse a este tipo de experticias no distingue entre una u otra, ni específica
de manera clara la importancia específica probatoria de una y de otra, aún así esto,
resulta fundamental que esta corporación judicial reclame la necesidad de las mismas, lo cual implica un avance frente a épocas anteriores donde definitivamente ni
siquiera se pensaba en la prueba psicológica como herramienta fundamental para
dilucidar un tema de esta naturaleza.
No obstante lo anterior, el desconocimiento en estas materias sigue siendo alto,
al punto que aún en la máxima corporación judicial –la Corte Suprema de Justicia.
Sala de Casación Penal– en algunas decisiones con angustia se observa que no tienen claro el papel y la importancia que pueden jugar expertos de esta naturaleza, al
punto que le terminan dando desafortunadamente el mismo valor a un psiquiatra,
un psicólogo, un investigador de Policía Judicial, un estudiante en formación o una
madre comunitaria.2
En el caso en estudio lo primero que genera preocupación es que la Corte
Suprema de Justicia determina, que en materia de entrevistas que se le realicen al
menor para obtener información, éstas pueden ser realizadas por cualquier persona, concretamente la Corporación afirma:
La entrevista no requiere (por sí) que sea practicada por un profesional de la psicología titulado, como parece entenderlo el recurrente; basta con el recaudo de la versión
mediante el apoyo de una persona (testigo de acreditación) con alguna experiencia y
aptitud para orientar adecuadamente la conversación, que garantice el respeto a toda
forma de violencia (Art. 44 C. Pol.).
En esos propósitos, pueden colaborar con la administración de justicia los psiquiatras, los psicólogos, los estudiantes que ya poseen alguna formación que los hace
idóneos, los profesionales de la salud, los peritos, los policías judiciales capacitados
en Derechos Humanos y de infancia y adolescencia, las madres comunitarias, en
fin, personas que puedan concurrir al proceso penal como testigos, cuya aptitud e
idoneidad les permita obtener la información mediante procedimientos éticamente
La valoración de la prueba psicológica en la jurisprudencia penal colombiana • 293
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aceptables, válidos, lícitos, limpios, respetuosos de los Derechos Humanos (Corte Suprema de Justicia. Sala de Casación Penal. M. P. Alfredo Gómez Quintero. Casación
32595 noviembre 9 de 2009).
El primer error que se desprende de la providencia aquí analizada, radica en
creer que el único criterio que se debe tener en cuenta para realizar una entrevista
es que no se violenten los derechos del menor, mediante procedimientos respetuosos de sus derechos, lo cual es lógico, pero es equivocado pensar que cualquier
persona puede realizar este tipo de entrevistas y mucho más cuando se coloca en
el mismo nivel a profesionales expertos para realizar los mismos como son los psicólogos y los psiquiatras, con estudiantes que se encuentran en proceso de formación y con las madres comunitarias; con todo respeto si se le abre esta posibilidad
a los estudiantes, la pregunta que surge es ¿qué nivel de formación deben tener
estos estudiantes? ¿un semestre?, ¿cinco semestres?, ¿diez semestres?, ¿un estudiante realmente está capacitado para realizar entrevistas?; pero aún más delicado
es que se le dé esta posibilidad a una madre comunitaria, esto es, una mujer que
simplemente por virtud de un contrato se dedica a cuidar a unos niños mientras
sus padres trabajan. Una mujer por más bien intencionada que esté ¿podrá realizar
una entrevista de esta naturaleza? De manera contundente debo señalar que no.
La Corte desconoce que la entrevista no solo debe buscar proteger los derechos
de los niños, sino que la entrevista debe ser realizada de manera técnica, de forma
tal que no se pueda inducir al niño a que de una información específica, lo que se
pretender es saber que información puede tener el menor.
Si la entrevista es realizada por una persona inexperta, sin conocimientos adecuados, se puede inducir al menor a que emita determinadas respuestas que de
manera equivocada pueden llevar a que comprometa a una persona o que puedan
llevar a deducir que fue objeto de alguna conducta de naturaleza sexual, cuando
ello realmente no ocurrió, pero así mismo se podría dar el caso en el cual tratándose
de un menor que ha sido víctima de un abuso, quien hace la entrevista concluya
que esto no fue así, pudiendo por esta vía generar impunidad.
El otro aspecto que pierde de vista esta alta corporación judicial, es que la
entrevista necesariamente debe ser realizada por una persona que cumpla para el
Estado funciones de policía judicial y un estudiante de psicología o psiquiatría no
las cumple y mucho menos una madre comunitaria. ¿Qué valor puede tener una
entrevista cuando es realizada por una persona que no tiene las calidades para ello?
Es cierto que la defensa puede tener investigadores que realicen entrevistas, pero
no cualquier persona puede cumplir esta actividad y mucho menos, cuando se realiza con un menor, de hecho el código de infancia y adolescencia exige que la policía judicial en el sistema de responsabilidad penal de adolescentes esté capacitada
en Derechos Humanos y de infancia,3 y si es claro que esto ocurre cuando se esté
investigando a un adolescente4 que se ha visto involucrado en una conducta ilícita,
294 • Psicología jurídica Iberoamericana
con mayor razón cuando nos encontramos frente a un menor que es víctima de un
delito. Pero además se debe tener en cuenta la regla 12 de la Reglas de Beijing que
establece exigencias en ese mismo sentido.5
Además de lo anterior la Corte adicionalmente afirma:
Se trata es de lograr una conversación sin violentar, sin victimizar de nuevo al niño,
utilizando métodos informales, amables (el apoyo de las cámaras Gessell persigue
esos fines); el experto funge como instrumento que le permite al juez acceder de
forma adecuada al conocimiento del tema objeto de prueba.
La entrevista persigue averiguar los hechos y enterar a las partes y al juez, quien
al momento de contemplar las pruebas examinará las que permitan acceder al conocimiento de la verdad material, fin último del proceso penal.6
Es claro que al realizar una entrevista se debe buscar no violentar al menor,
pero también no cualquier persona puede realizarla y mucho menos que una herramienta adecuada para ello como es la Cámara Gessel, pueda ser utilizada por
cualquier persona. ¿Será que una herramienta de esta importancia puede ser utilizada por una madre comunitaria?, ¿una persona de esta condición está capacitada
para un uso adecuado de la misma?.
Por otra lado, ¿qué entiende la Corte cuando señala que se pueden utilizar
medios informarles amables para realizar la entrevista y es acaso la cámara Gessel una herramienta que pueda ser considerada con un medio o instrumento
informal?
En ese sentido quise traer a colación esta decisión, porque muestra con claridad
que aunque hemos avanzado, aun falta mucho, y ello obedece a que aún estamos
en un proceso de formación que en mi concepto es deficiente y que puede llevar a
que se llegue a soluciones equívocas.
De hecho la utilización de ciertas herramientas probatorias aportadas por la
psicología como serían VSA (Analizador de Estrés de la Voz), o PCL (Lista de Chequeo de Psicopatía) por solo citar algunas de ellas, no son utilizadas como herramientas importantes en casos de esta naturaleza, ni sobre ella tienen conocimiento
los funcionarios judiciales.
No obstante lo anterior, creo que sí se han dado avances y en ese sentido debo
referirme a dos decisiones que adquieren valor fundamental en la medida que resaltan el valor de la prueba psicológica en procesos legales (Corte Suprema de
Justicia. Sala de Casación Penal. Sentencia de 29 de julio de 1999. Radicado No.
10615 y Corte Suprema de Justicia. Sala de Casación Penal M. P. Marina Pulido de
Barón. Sentencia de enero 26 de 2006. Radicado No. 23796).
Así, en una de ellas, a partir del caso de una menor de nueve años de edad, que
había sido accedida carnalmente, y en donde se planteaba que la declaración de la
niña no tenía valor en la medida que por su edad no tenía capacidad para expresar
la realidad de lo ocurrido; la Corte, por el contrario, llega a la conclusión de que el
La valoración de la prueba psicológica en la jurisprudencia penal colombiana • 295
testimonio de la menor es fundamental, pero lo más importante, señala que a partir
de la prueba psicológica es que se puede entrar a determinar si esa menor está en
capacidad de establecer si pudo percibir lo ocurrido.
Concretamente la corporación señaló:
Así las cosas, razonable es colegir, de acuerdo con los antecedentes jurisprudenciales
sobre la materia, que el testimonio del menor no pierde credibilidad sólo porque no
goce de la totalidad de sus facultades de discernimiento, básicamente porque cuando
se asume su valoración no se trata de conocer sus juicios frente a los acontecimientos,
para lo cual si sería imprescindible que contara a plenitud con las facultades cognitivas, sino de determinar cuan objetiva es la narración que realiza, tarea para la cual
basta con verificar que no existan limitaciones acentuadas en su capacidad psicoperceptiva distintas a las de su mera condición, o que carece del mínimo raciocinio que
le impida efectuar un relato medianamente inteligible; pero superado ese examen,
su dicho debe ser sometido al mismo rigor que se efectúa respecto de cualquier otro
testimonio y al tamiz de los principios de la sana crítica.
En ese sentido y tal como ya lo habíamos señalado en un trabajo realizado previamente con las profesoras Ángela Tapias, Irene Salas y Gloria Rodríguez:
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La Corte Suprema de Justicia en este fallo, comprende que el infante aún en proceso
de desarrollo es competente para declarar y le permite ingresar como testigo capaz
en el proceso penal y narrar lo ocurrido. Esto resulta coherente con las reformas judiciales que internacionalmente se han gestado para proteger a los menores víctimas de
delitos sexuales, entre las que se encuentran, admitir al infante como un testigo competente, usar video grabación del testimonio o peritaje, audiencia privada, permitir la
presencia de terceros de confianza mientras declara, aceptar declaraciones de oídas.
El fallo de la Corte también coincide con los resultados de investigaciones según las cuales la mayoría de los niños poseen la capacidad moral y cognitiva de dar
su testimonio en los tribunales. (Golding, Alexander & Stewart, 1999) En muchos
de los casos de abuso sexual infantil, se tiene confianza en el testimonio del niño.
Son varios los investigadores que han trabajado para hacer aportes en cuanto a la
confiabilidad del testimonio de la víctima en estos casos, discutiendo por ejemplo acerca de la conveniencia de grabar las entrevistas realizadas con los niños
(McGough, 995), o del momento en que debe ser tomado el testimonio (Montoya,
1995). Al respecto Lamb, Sternberg y Esplín (1995) y Marxsen, Yuille, y Nisbet
(1995) proporcionan una actualización muy necesaria en el desarrollo de las técnicas de entrevista. Otros autores se han dedicado a desarrollar técnicas objetivas
para determinar la credibilidad de las declaraciones de los niños o para evaluar la
confiabilidad de las ya existentes.
De igual forma, del aparte trascrito del fallo de la Corte Suprema de Justicia de
Colombia queda claro que el testimonio del menor puede ser recibido y debe ser
296 • Psicología jurídica Iberoamericana
valorado dentro del proceso, debiendo establecer si tiene limitadas sus capacidades
psicoperceptivas o si carece o no del mínimo de raciocinio. McGough (1995; vea
también Holding et al, 1999) ha observado que a veces un niño puede ser declarado no apto para dar su testimonio en los estrados judiciales debido a muerte, enfermedad física o mental, pérdida de memoria sobre el caso, o peligro de trastorno
psicológico severo; en algunos países un adulto cercano al niño como por ejemplo
sus padres o su maestro, es aceptado para atestiguar en lugar de la víctima” (Tapias,
Salas-Menotti, Rodríguez, Solorzano, 2007).
Finalmente debo señalar que en un trabajo realizado en la Maestría de Psicología Jurídica de la universidad Santo Tomás, que tuve la oportunidad de dirigir se
analizaron las primeras 50 providencias que se habían dictado en Colombia por
delitos de naturaleza sexual, en los cuales había sido víctima un menor de edad,
de ellas 48 proferidas por la H. Corte Suprema de Justicia y dos por dos tribunales
superiores de Distrito Judicial que no llegaron a conocimiento de la máxima corporación judicial. (Debo aclarar que de las 47 dictadas por la Corte Suprema de
Justicia, 32 corresponden a autos en los que la Corporación inadmite la demanda
de casación pero donde termina haciendo pronunciamientos sobre el fondo del
tema para argumentar y determinar las razones por las cuales toma esa decisión, es
decir aunque no son una sentencia si se refieren al tema que nos convoca).
Del estudio se desprendieron como conclusiones generales, entre otras, la siguientes:
•
De las providencias revisadas, en el 20% no se hace alusión a la prueba psicológica.
•
El 16% hace alusión a la prueba psicológica.
•
El 64% de la providencias se incluyen aspectos referidos a la prueba psicológica, o
a la ciencia psicológica.
•
Del 16% de las sentencias providencias que hacen alusión a la prueba psicológica,
en 5 de ellas fue determinante la prueba psicológica por parte de los magistrados
para tomar la decisión.
Las conclusiones que se derivan de este trabajo permiten afirmar que aún la
prueba psicológica, no ha adquirido la importancia que la misma tiene en este tipo
de procesos y que en principio no en todos los casos los jueces requieren de ella
para fundamentar sus decisiones, lo cual resulta por lo menos cuestionante.
CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES
La valoración de la prueba psicológica en la jurisprudencia penal colombiana • 297
1. Si bien en Colombia se ha avanzado en la medida que con la implementación del
sistema acusatorio cada día se acude con más fuerza a la prueba psicológica, aún
estamos en un proceso incipiente.
2. El desconocimiento de la importancia de la prueba psicológica y la forma como ella
puede ser utilizada es evidente en algunos casos.
3. Si la valoración de la prueba psicológica no se hace de manera adecuada en algunos
casos por parte de la Corte Suprema de Justicia, es muy probable que la situación
sea más compleja a nivel de funcionarios judiciales de menor nivel.
4. Se hace necesario avanzar en el proceso de concientización y de capacitación por
parte de todos los actores de proceso penal, en aras de que herramientas probatorias de esta importancia sean utilizadas de manera adecuada, lo cual necesariamente redundara en una mejor administración de justicia.
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NOTAS
1. Código de infancia y adolescencia. Ley 1098 de 2006. Artículo 150. Práctica de testimonios.
Los niños, las niñas y los adolescentes podrán ser citados como testigos en los procesos penales que se adelanten contra adultos. Sus declaraciones sólo las podrá el defensor de familia,
con cuestionario enviado previamente por el fiscal o el juez. El defensor sólo formulará las
preguntas que no sean contrarias a su interés superior.
Excepcionalmente, el juez podrá intervenir en el interrogatorio del niño, la niña o el adolescente para conseguir que éste responda a la pregunta que se le ha formulado o que lo haga de
manera clara y precisa. Dicho interrogatorio se llevará a cabo fuera del recinto de la audiencia
y en presencia del defensor de familia, siempre respetando sus derechos prevalentes.
El mismo procedimiento se adoptará para las declaraciones y entrevistas que deban ser rendidas ante la Policía Judicial y la Fiscalía durante las etapas de indagación o investigación.
A discreción del juez, los testimonios podrán practicarse a través de comunicación de audiovideo, caso en el cual no será necesaria la presencia física del niño, niña o el adolescente.
2. En Colombia las madres comunitarias, son mujeres que destinan sus hogares para cuidar a
niños de personas de escasos recursos económicos, mientras éstas se encuentran trabajando,
labor que realizan con apoyo del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar.
3. Código de Infancia y Adolescencia. Art. 145. Policía Judicial. En el sistema de responsabilidad
penal del Adolescente. En los procesos que estén involucrados niños, niñas o adolescentes
como autores o partícipes víctimas de un delito, o como víctimas de los mismos, hará las
veces de policía judicial la policía de infancia y adolescencia, o en su defecto los miembros de
la policía judicial que sean capacitados en Derechos Humanos y de infancia. En todo caso en
las diligencias que se adelanten deberá estar presente un defensor de familia.
4. En Colombia se entiende por adolescente a los menores entre 14 y 18 años de edad. El Código de Infancia y Adolescencia en su artículo 139 establece que el sistema de responsabilidad penal para adolescentes es el conjunto de principios, normas, procedimientos, autoridad
judicial especializadas y entes administrativos que rigen o intervienen en la investigación y
juzgamiento de delitos cometidos por personas que tengan entre 14 y dieciocho 18 años al
momento de cometer el hecho punible.
298 • Psicología jurídica Iberoamericana
5. Reglas de Beijing. Regla 12. Para el mejor desempeño de sus funciones, los agentes de policía
que traten a menudo o de manera exclusiva con menores o que se dediquen fundamentalmente a la prevención de la delincuencia de menores, recibirán instrucción y capacitación
especial. En las grandes ciudades habrá contingentes especiales de policía con esa finalidad.
6. Cada cámara incluye una cabina de observación, dotada con circuito cerrado de televisión,
VHS, videograbadora, cabina de control, altavoces, deck y sala para observadores. El consultorio de la cámara de Gessell incluye un sofá, dos sillas y una mesa baja.
BIBLIOGRAFÍA
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www.javeriana.edu.co/psicología/departamento/infraestuctura.php;raú[email protected].
co); Pontificia Universidad Javeriana, Edificio 95. Manuel Briceño S.J. Carrera 5 No. 39
Bogotá,Colombia.
11
Algunos lineamientos
conceptuales de las
técnicas de recolección
de información en
el contexto de la
Psicología Jurídica
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Raúl Oyuela
Tener definiciones explícitas de los conceptos que constituyen las técnicas de recolección de información usadas en psicología –en general–, clarifican en gran medida
el pensamiento y sirven como punto de referencia para elaborar una panorámica
del uso de las pruebas psicológicas en la psicología jurídica –en particular–. Por
tanto, si la pretensión es definir, es importante tener claro qué significa definición y definir. El adjetivo definición es una proposición que trata de exponer con
claridad y exactitud las características específicas y diferenciadoras de algo, designando de manera unívoca un objeto, grupo o idea (RAE, 2001). Mientras que el
verbo definir, significaba en 1780 “Explicar, o describir con brevedad, claridad y
distinción la esencia de una cosa para darla a conocer” (RAE, 1780), definición
que no ha cambiado sustancialmente en la actualidad, pues en el diccionario de la
vigésimo segunda edición definir reza: “Fijar con claridad, exactitud y precisión la
significación de una palabra o la naturaleza de una persona o cosa.” Sin embargo,
para el propósito de este capítulo, se prefiere el concepto de 1780, por cuanto la
pretensión es “describir con brevedad, claridad y distinción la esencia” que caracteriza algunas de las técnicas de recolección de información en psicología y además
299
300 • Psicología jurídica Iberoamericana
recordar los criterios básicos que deben cumplir este tipo de técnicas en el contexto de la psicología jurídica.
En efecto, una de las funciones del psicólogo en el contexto jurídico tiene que
ver con aportar medios probatorios en un proceso. Los medios probatorios o prueba judicial, son todos aquellos elementos que le permiten al juzgador tomar una
decisión más allá de toda duda. Estos elementos se clasifican en documentos, testimonios, inspección, peritajes (técnicos, expertos, científicos, etc.) y otros elementos
materiales probatorios. En lo que al psicólogo concierne, se pueden denominar
técnicas de recolección de información, es decir, aquellos procedimientos e instrumentos que son usados en la psicología jurídica para recoger los indicios psicológicos de los testigos o inculpados en un proceso (Tapias, Sicard y Espinosa, 2010).
Dentro de las técnicas de recolección de información en la evaluación psicológica o peritaje psicológico, existe una gama amplia que se ha constituido en uno
de los instrumentos metodológicos propios de la recolección de información. Estas
técnicas se seleccionan de acuerdo con los objetivos del peritaje, la rama del derecho que lo requiera, pero también de acuerdo con las características que exploran
o evalúan las diferentes técnicas. Sin embargo las entrevistas, los protocolos, los
cuestionarios, los tests psicológicos -psicométricos-, las técnicas proyectivas u otro
tipo de técnicas como la observación, deben ajustarse y ser bien planteadas para no
correr el riesgo de echar a perder las evaluaciones usadas.
En realidad, se dice que una prueba psicológica, cualquiera que sea, sólo posee una muestra de todo el universo posible de comportamientos -referidos a un
constructo- que se quiere medir en un área específica (Cohen y Swerdlick, 2001).
Pero esta afirmación tiene de por sí un sesgo, por cuanto sugiere que las pruebas
psicológicas están inmersas dentro del campo de los métodos cuantitativos analíticos, dejando a un lado lo que L. K. Frank denominó, en 1939, como método
proyectivo, refiriéndose a las pruebas proyectivas para el estudio de la personalidad
(Pichot, 1952/1955). Lo anterior implica, por tanto, que las pruebas psicológicas
se interpretan según el método seleccionado y el marco de referencia o teoría bajo
la cual se hayan construido. Esto conlleva a considerar una clasificación de los tests
conforme a múltiples criterios y, a definir términos comúnmente usados -en ocasiones correctamente y en otras no- en la disciplina psicológica que resultan útiles
como medio probatorio o prueba judicial.
Una primera clasificación, grosso modo, son las técnicas de observación indirecta y las técnicas de observación directa. Las técnicas indirectas consisten en aquellos
informes que se puedan recoger a través de las personas que tengan conocimiento
del individuo que está siendo investigado sobre puntos precisos o noticias sobre la
conducta y la moralidad del individuo. Sin embargo, este modo de conocimiento
indirecto tiene grandes desventajas por cuanto es frágil y subjetivo, pero es una primera aproximación destinada a completar una observación directa del individuo.
De hecho, la psicología contemporánea ofrece medios de conocimientos directos y
Lineamientos conceptuales de las técnicas de recolección de información • 301
valiosos que la justicia ganaría en usar y conocer, por ejemplo, la psicofisiología, la
psicometría, la entrevista, la observación sistematizada y por qué no decirlo, el psicoanálisis y la psicología profunda –en donde se incluyen las técnicas proyectivas–,
pero vale la pena subrayar que el uso de estas técnicas exige verdaderos especialistas ejercitados para no caer en errores burdos, pues su interpretación es difícil,
compleja y requiere excelentes habilidades interpretativas y conocimientos sólidos
en el enfoque psicoanalítico (Pichot, 1952/1955).
Una clasificación más detallada de estas técnicas se agruparía en las siguientes
categorías:
1. La observación
A. Directa e indirecta.
B. Estructurada y no estructurada.
C. De campo y laboratorio.
D. Observación documental: Análisis de documentos y, análisis de contenido.
E. Individual y de equipo.
F. Participante y no participante.
2. La entrevista
A. Estructurada
B. No estructurada: entrevista clínica, entrevista focalizada y, entrevista no dirigida.
3. El cuestionario o encuesta.
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4. Escalas de actitudes y opiniones.
5. Las pruebas o tests. De forma esquemática se pueden clasificar de la siguiente manera:
A. Según el sector que explore
1. Pruebas de eficiencia: evalúan la parte intelectual y psicomotriz de la personalidad.
a. Prueba de inteligencia.
b. Prueba de aptitudes.
c. Prueba de conocimientos.
2. Pruebas de personalidad: exploran aspectos no intelectuales de la personalidad.
a. Cuestionarios.
b. Inventarios.
c. Pruebas objetivas.
d. Escalas de precisión.
• Escalas de comportamiento
• Escalas clínicas
e. Escalas por puntos
302 • Psicología jurídica Iberoamericana
3. Pruebas psicofisiológicas
a. Polígrafo
b. Análisis de la voz
c. Entrevista asistida con drogas
4. Pruebas neuropsicológicas
5. Técnicas proyectivas
6. Protocolo. También denominado lista de chequeo (Check List), guía de valoración (aide-memorie) e incluso, manual de valoración.
B. Según el modo de administración
1. Individuales
2. Auto-administrados
3. Colectivos
4. Con o sin límite de tiempo
C. Según el modo de expresión
1. Verbal
2. No verbal:
a. Papel y lápiz
b. Performance (representación)
c. Virtual
d. Software
e. Instrumental
La anterior clasificación no pretende ser exhaustiva, sin embargo, relaciona las
técnicas de recolección de información más usadas. En cuanto a su clasificación o
catalogación por acrónimo, autor, área o descripción, especialmente para las pruebas o tests, incluso protocolos, sólo mencionaremos que existe un sinnúmero de
catálogos, bases de datos y libros que dan cuenta de ello. De hecho, un inventario
de este tipo, sobrepasa el objetivo planteado del presente capítulo, más aún, en
1993 la Asociación Psicológica Americana estimó que se elaboraban cada año más
de 20 000 nuevas pruebas psicológicas. Esta cifra probablemente habrá aumentado
sustancialmente en función de los desarrollos tecnológicos para la elaboración de
pruebas y de nuevos métodos de análisis asistidos por computador que se han implementado desde aquella época.
Pero lo que aquí si es importante mencionar, tiene que ver con los criterios
que se deben tener en cuenta para diseñar, construir, estandarizar o seleccionar
una técnica o instrumento de recolección de información como la observación, la
entrevista, el cuestionario, la encuesta, la prueba o test y el protocolo. Son dos las
características básicas de un buen instrumento de recolección de datos: validez y
confiabilidad. La validez, “es un juicio basado en evidencia sobre lo apropiado de
las inferencias extraídas de las puntuaciones de prueba” (Cohen y Swerdlik, 2001).
En términos generales, la validez se refiere a lo bien que una prueba mide lo que
dice que mide. La confiabilidad por su parte, responde a la consistencia o fiabilidad
del desempeño de la prueba de una ocasión a otra, entre calificadores y del con-
Lineamientos conceptuales de las técnicas de recolección de información • 303
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tenido específico (Kerlinger y Lee, 2002). En otras palabras, la cuestión central de
la fiabilidad es: sí las personas fueran examinadas dos veces con la misma técnica
de recolección de información ¿qué tanto coincidirían las dos puntuaciones?. Al
respecto, si las diferencias son mínimas, o en otras palabras, si la coincidencia es
cercana, podríamos suponer que la confiabilidad es alta.
En términos generales, podría aseverarse que estos dos indicadores -validez y
confiabilidad- son los más importantes para valorar una prueba. Sin embargo, en
muchas ocasiones se pasa por alto hallar el indicador más elemental, como es la
validez de contenido, en la construcción de una técnica de recolección de información, particularmente en el diseño de una observación sistematizada, una entrevista, el cuestionario y la encuesta. Quién construye una de estas técnicas debe tener
en cuenta que no se trata solamente de, por ejemplo, construir reactivos para un
cuestionario o para una entrevista estructurada creyendo que todos los reactivos
son pertinentes o relevantes. En realidad, la validez de contenido se constituye en
el procedimiento básico para comenzar a darle fundamento sólido a la técnica de
recolección de información.
En la experiencia docente es muy frecuente encontrar situaciones en las que
se realizan trabajos de grado –en todas las áreas de la psicología– en los cuales se
diseñan cuestionarios, entrevistas o protocolos para poder adquirir la información
que supuestamente dará respuesta a la pregunta de investigación. Sin embargo, al
revisar dichos trabajos muchos adolecen del reporte de desarrollo y construcción
del instrumento de recolección de información. Por ejemplo, toda entrevista usada
como técnica de recolección de información debería tener como requisito para su
uso –mínimo–, validez ajustada al contenido. Y qué decir de una observación sistematizada o un protocolo.
LA ENTREVISTA
En efecto, la entrevista en el contexto psicológico es un cara a cara entre el psicólogo y el o los entrevistados. Como técnica de recolección de información puede
asumir las siguientes modalidades:
1. Entrevista estructurada o formal.
2. Entrevista semiestructurada.
3. Entrevista no estructurada o informal.
1. Entrevista estructurada
En este tipo de entrevista la información se recopila a través de un procedimiento estandarizado, lo cual significa que las preguntas o reactivos deben haberse diseñado con anterioridad y por ende debe haber pasado por un proceso
304 • Psicología jurídica Iberoamericana
de construcción de reactivos donde mínimo posean validez de contenido. Sin
embargo, es común observar que no hay mucha claridad entre los profesionales
de la psicología con respecto a este procedimiento y es precisamente uno de
los objetivos del presente artículo llamar la atención en este aspecto. El modo
más sencillo es que quien diseña la entrevista solicite a sus colegas que evalúen
el contenido de los reactivos para asegurarse que son representativos del área
que se pretende cubrir y que están bien construidos, no sólo gramaticalmente,
también que son relevantes y esenciales para evaluar el constructo que se pretende medir. Los principales criterios que debe tener en cuenta quien construye
las preguntas para evitar que sean equívocas son la complejidad, el uso de términos técnicos, la ambigüedad, los reactivos de doble efecto, las negaciones, el
lenguaje emotivo, las preguntas sugestivas y, de no ser necesario, la invasión a la
intimidad (Coolican, 2005).
Si bien en la entrevista estructurada las preguntas son fijas y ordenadas, el entrevistado puede responder a ellas bien sea de acuerdo con un sistema formal (p. e.
“sí” o “no”) o de manera abierta. En este caso, las preguntas por tanto son abiertas,
p. e. “¿Cómo se siente con respecto al hecho que presenció?”, pero por el hecho
de que las preguntas sean abiertas, no significa que no hayan sido preestablecidas
de antemano, en un orden predeterminado, por parte del entrevistador y que no
hayan pasado por un proceso de validez de contenido. La ventaja de hacerlo de esta
manera tiene que ver con la conservación del mínimo de multivariables interpersonales que están implicadas en un diálogo de dos vías y asegura mayor consistencia
en la información recolectada.
2. Entrevista semiestructurada
La entrevista semiestructurada difiere de la estructurada, específicamente, en que
en el transcurso de la entrevista el entrevistador puede hacer otras preguntas que
no tenía preestablecidas, por cuanto surgen a partir de las respuestas del entrevistado. Sin embargo, no se debe olvidar que las preguntas preestablecidas han de pasar
por un proceso de construcción y validez.
3. Entrevista no estructurada o informal
En este tipo de entrevista prima la experiencia del psicólogo, además de sus habilidades y características para establecer y mantener el rapport con el entrevistado.
Para ello, el entrevistador debe poseer excelentes habilidades de escucha –demasiadas
para incluir aquí–, además ser sensible a la información no verbal que el entrevistado
brinde. Orientar un interrogatorio de modo natural donde el psicólogo tiene pocas
preguntas meta, será fácil insertarlas en el flujo de la conversación, pero si éstas son
varias posiblemente sea necesario tener a mano notas a modo de recordatorio. Para
Lineamientos conceptuales de las técnicas de recolección de información • 305
un principiante en este tipo de entrevista, se recomienda tomar algunos cursillos sobre este aspecto y leer sobre cómo dirigir un interrogatorio o entrevista, con el fin de
mejorar su habilidad a medida que logra experiencia en el campo.
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EL PROTOCOLO O PROTOCOLO DE PRUEBA
Protocolo o protocollum, en latín. El término proviene del griego protos que significa primero y Kollom que significa pegar. Originalmente se refiere a la primera
hoja pegada con engrudo en un escrito que se marca con determinadas instrucciones. En el uso cotidiano, el término protocolo es el conjunto de reglas ceremoniales que se refiere a la etiqueta diplomática. Un segundo uso se refiere a la
serie ordenada de escrituras y otros documentos oficiales antes de su ratificación.
Esta definición marca el inicio de lo que más tarde será el verdadero significado
del término protocolo y se acerca más a la forma en que se usa la palabra con relación a las pruebas psicológicas. En efecto, el término protocolo es usado “como
un sustantivo que se refiere a la forma u hoja en la que se van a introducir las
respuestas de quien responde la prueba” (Cohen y Swerdlik, 2001, p. 31). Sin
embargo, la definición de Cohen y Swerdlik se queda corta para definir lo que
es un protocolo como técnica de recolección de información en el contexto de
la psicología, por cuanto se limita a decir que es la forma cómo se introducen las
respuestas en una prueba, incluso sólo sería el nombre dado, como sinónimo, a la
misma hoja de respuestas.
En realidad, el concepto de protocolo se ha ampliado en la psicología diferencial para identificar un instrumento de evaluación psicológica pero sin que tenga
las características propias de una prueba psicométrica, por cuanto el objetivo de
un protocolo de evaluación psicológica no es proporcionar una medida absoluta o
relativa a través de un baremo, norma o valores de corte determinados. El protocolo
como herramienta de evaluación en el campo jurídico y en la psicología debería
formalizarse con el término de protocolo de prueba, esta distinción semántica entre protocolo y protocolo de prueba juega un papel importante en quién o quiénes
son los implicados o interesados en aplicar y evaluar lo que se pretende con el
protocolo.
De hecho, la mayoría de protocolos usados en psicología pueden ser aplicados
por un variado grupo de profesionales o de personas entrenadas para ello. Pero la
aplicación y valoración –especialmente la valoración– de los instrumentos psicométricos es exclusiva de los profesionales que estén acreditados o tengan titulaciones
universitarias que garanticen un entrenamiento especial en técnicas psicométricas
y procedimientos de evaluación, es decir, el profesional en psicología. Más aún, los
instrumentos psicométricos están controlados por la legislación y las asociaciones
de psicólogos en todo el mundo.
306 • Psicología jurídica Iberoamericana
En el contexto legal y jurídico, la aplicación y valoración de protocolos de
comportamiento, es hecha generalmente por los peritos, pero no todo perito es
necesariamente profesional de la psicología, por ejemplo, madres comunitarias,
policías, trabajadores sociales, técnicos de investigación, investigadores, etc. Es en
este sentido que el psicólogo jurídico, el abogado, el fiscal, el ministerio público y
el juez, dado el caso, deben asumir que los protocolos de este tipo son en realidad
protocolos de prueba. Al decir protocolos de prueba se están considerando como
un procedimiento particular del peritaje, es decir, que funcionan como técnicas
básicas de recolección de información que deben ser contrastadas con técnicas más
robustas como las pruebas psicométricas, la entrevista psicológica y todas aquellas
técnicas de recolección de información que el psicólogo jurídico considere necesarias según sea el caso.
Dado lo anterior, vale la pena justificar aún más la formalización del término
protocolo de prueba. El protocolo, como técnica de recolección de información
dentro de la psicología jurídica tiene alcances específicos, el principal de ellos es
valorar de forma sucinta y comprensiva un comportamiento o riesgo en donde su
utilización evita otros procedimientos más largos y complejos o en los cuales es
imprescindible la valoración y evaluación por parte exclusivamente del psicólogo
jurídico. Un protocolo de estas características funciona como una guía, pauta o
lista de chequeo -check list- y no como una prueba psicológica -en stricto sensu-.
La definición de lista de chequeo es un tipo de memoria informacional usado para
reducir las fallas que se pueden presentar por los límites potenciales de la memoria
y atención humanas.
Por tanto, un protocolo de prueba -psicológico- se podría conceptualizar como
una técnica de recolección de información de aproximación sencilla, básica y esquemática. Tanto así, que el término protocolo suele ser sinónimo de guía de valoración, manual de valoración, lista de valoración, lista de chequeo -check list-,
protocolo de valoración y -si se atiende a esta sección-, protocolo de prueba de
valoración. Así, el adjetivo “de prueba” se refiere a que una aplicación hecha por
alguien que sea diferente a un profesional de la psicología -el cual está formado
para utilizar otras técnicas- debe contrastar esta aplicación con otras aplicaciones
del mismo protocolo de prueba al mismo individuo, para hallar el grado de concordancia de las valoraciones específicas entre evaluadores y tener mayor fiabilidad de
la valoración. Mencionábamos que el psicólogo jurídico está formado para utilizar
otras técnicas de evaluación y por tanto la aplicación de un protocolo de prueba
hecha por un profesional de la psicología, constituye apenas una herramienta de
aproximación a la evaluación, la cual contrastará con otras técnicas.
LA OBSERVACIÓN
La observación es la técnica de recolección de información por antonomasia. Pero
también es cierto que mirar no es lo mismo que observar. En realidad, para que la
Lineamientos conceptuales de las técnicas de recolección de información • 307
observación tenga validez desde el punto de vista metodológico y sea fundada y
sustentada en el marco jurídico, la observación debe realizar una descripción realista y fehaciente de lo observado en el entrevistado y contestar de modo exhaustivo
a los puntos periciales, que constituyen las respuestas en el caso en el cual se le
solicitó al perito su intervención.
Como técnica de recolección de información, para que la observación tenga validez científica y por tanto no se reduzca a un simple mirar, tal y como lo menciona
Ander-Egg (1982) debe tener en cuenta 5 elementos fundamentales:
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1.
2.
3.
4.
5.
El observado y el observador.
El observado y lo que se observa.
Los medios, es decir, los sentidos, especialmente la vista y el oído.
Los instrumentos de apoyo que sirven a los medios de observación.
El fundamento teórico que sirve de guía de la observación.
Aunque parezca obvio, en realidad el principal factor de la observación es el
observador. En efecto, la validez de la observación depende en gran medida de las
habilidades, formación y experiencia que tenga el observador. Esto ayuda a incrementar la validez de la observación. Por ejemplo, en una observación estructurada
se han de establecer de antemano los objetivos de la observación; delimitar y estructurar en una lista de control los aspectos más relevantes de lo que se quiere
observar para establecer las categorías de clasificación en una serie de dimensiones;
registrar de forma responsable y precisa las observaciones. Y, ante todo, para su
construcción debe seguir los principios básicos de validez y confiabilidad.
En cambio, en una observación no estructurada, se actúa con mayor flexibilidad
recopilando aquella información que va generándose espontáneamente en el observado, de la cual se puede ir haciendo anotaciones sobre las impresiones que causa
el observado. Este tipo de observación, es por lo general, paralelo a la entrevista de
la cual tratamos anteriormente.
Quizá, el uso de la observación en sentido general dentro de la psicología
jurídica tiene que ver, entre otras aplicaciones, con la credibilidad del testimonio. Aunque suene repetitivo, la observación como técnica de recolección de información tiene que ver con las habilidades del observador o entrevistador, sin
embargo, no hay que presuponer que la capacidad de observación es innata. En
realidad, ésta se va mejorando y desarrollando a través de la experiencia y el interés que ponga el entrevistador en su estudio e investigación. En efecto, Anguera
(1997), enmarca la comunicación no verbal como tema de investigación y lo
muestra como un tema principal a estudiar, dentro del cual se menciona la observación sistematizada como técnica de recolección de información. De hecho, la
experiencia acumulada para desarrollar esta técnica nos muestra la necesidad de
aprehenderla y desarrollarla.
308 • Psicología jurídica Iberoamericana
Paul Ekman, el psicólogo norteamericano, es el pionero en el estudio sistemático y científico de la semiótica del cuerpo y particularmente de las expresiones
faciales (Ekman, 1972; 1993; 1994). Estos estudios han cobrado relevancia en contextos policiacos y jurídicos en nuestros días, tanto así, que se ha desarrollado software de codificación de expresiones faciales FACS -Facial Action Coding System-,
con el cual se pueden codificar todos los movimientos faciales producidas por una
persona, de manera tal que se logran describir y cuantificar conjuntos complejos
de expresiones faciales (Ekman, 1972; 1993; 1994). También se ha desarrollado
software de entrenamiento como el F.A.C.E -Facial Expression. Awareness.Compassion.Emotions- el cual proporciona información para aprender a reconocer signos
de emoción en el rostros o, el METT -The Micro Expression Training Tool- (Ekman
y Matsumoto, 2007).
En Colombia, son muy pocos los estudios que se han hecho al respecto. Sin
embargo, cada día crece el interés por este tipo de técnicas, tal vez propiciado por
la serie de televisión que está basada en los postulados y descubrimientos hechos
por Ekman. Con todo, el campo de estudio e investigación está al orden del día
para ser abordado desde varias perspectivas y disciplinas. Por ejemplo, desde la
neuropsicología y la cognición en relación con la producción de expresiones faciales. Kroeger, Rojahn y Naglieri (2001) evidenciaron que los procesos cognitivos
involucrados al procesar estímulos faciales son similares en todas las expresiones,
aunque hay una relación entre lo cognitivo y lo emocional que aún es difícil de
comprender. Esto en un contexto psicojurídico cobra capital importancia en lo que
tiene que ver con la psicología del testimonio. Por ejemplo, en aquellos casos de “recuerdo” de agresiones o abusos que probablemente no sucedieron, la credibilidad
se abordaría a través de las características del relato y el estudio de las expresiones
faciales como del lenguaje corporal y paraverbal, que tenderían a diferenciar “aquellas declaraciones verdaderamente vivenciadas, de aquellas fabricadas, inventadas o
imaginadas” (Rovinski y Liane, 2004).
Se dice también que el reconocimiento de expresiones tiene correlación con
la inteligencia (McAlpine, Kendall, Singh y Ellis, 1992 citado por Kroeger, Rojahn
y Naglieri, 2001), aunque también depende del tipo de emoción, si es simple o
compleja. En general, el recorrido visual que hace una persona al observar otro
rostro es estereotípico en todos los casos, no es aleatorio: ojos, puente de la nariz,
boca, quijada, cejas, y frente. Se observa primero la mitad izquierda de la cara y
luego la derecha (Gallois et al, 1989, citado por Kroeger, Rojahn y Naglieri, 2001).
Argumentos como los anteriores, invitan al psicólogo jurídico y a los operadores del
derecho, (abogados, promotores, jueces, peritos, técnicos, etc.) al entrenamiento,
estudio e investigación sobre la técnica de observación como elemento importante
para el desarrollo de estas habilidades.
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EL TEST O PRUEBA PSICOLÓGICA
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La palabra test, que en español traduce prueba, ha perdido su significado original en los últimos 30 años; incluso ha llegado a confundirse con evaluación y
valoración. En general el uso de la palabra test o prueba en psicología se usa para
distinguir un instrumento que usa los principios psicométricos para medir objetivamente características o fenómenos psicológicos en oposición a evaluaciones menos
formales, como es el caso de los protocolos de prueba. En términos psicométricos
existen muchas definiciones de lo que es una prueba, sin embargo una definición
corta y específica es: “…una medición objetiva y estandarizada de una muestra de
conducta humana” (Anastasi y Urbina, 1998).
En términos generales, las pruebas psicológicas son herramientas de medición
de fenómenos psicológicos que sirven para hacer evaluaciones sólidas y confiables,
si son usadas adecuadamente. Esto depende de qué información puede brindar
sobre la persona que se aplica, de qué tan válida y confiable sea la prueba que se
escoja para el propósito que se pretende cumplir, de cómo se integren sus resultados en la red de datos de la evaluación que se realiza y, es importante decirlo, de
las competencias del profesional que la usa como herramienta para la evaluación
general del caso.
310 • Psicología jurídica Iberoamericana
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12
Maltratadores intrafamiliares
Rasgos y características
descriptivas
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Carlos Velázquez
Una de las temáticas que en la actualidad tiene gran relevancia social es la violencia intrafamiliar y sus consecuencias en los miembros de una familia, quienes son
categorizados como víctimas directas e indirectas.
Sin embargo, las investigaciones en diferentes ciencias, esencialmente se han
enfocado hacia las familias y sus miembros desde una perspectiva victimológica, es
decir desde la situación de la víctima.
Diferentes países han intentado desarrollar sus investigaciones tomando como
referencia a las mujeres y, en su caso, varones víctimas, sin embargo el agresor intrafamiliar y su problemática no han recibido la importancia investigativa que se
requiere (Corsi, 2004).
Revisando la literatura, sólo se han realizado investigaciones aisladas que intentan representar las características del agresor, esencialmente desde una perspectiva
demográfica o, en su caso, asociando a características aisladas que podrían tener
alguna implicancia en su comportamiento, sin embargo, a pesar de los diferentes
esfuerzos, nuestro país no ha realizado un estudio a nivel nacional ni pretendiendo
establecer coincidencias y diferencias entre las diferentes poblaciones, adicionalmente intentando establecer orígenes familiares que permitan un análisis y, en su
caso, alcanzar datos que permitan luego acceder a explicaciones básicas para procesos de intervención.
Se pueden citar algunas investigaciones realizadas en el contexto Iberoamericano:
311
312 • Psicología jurídica Iberoamericana
En uno de los intentos más importantes a nivel latinoamericano Corsi (1995)
realiza una serie de trabajos en los que se destacan las formas de aproximación al
diagnóstico de la violencia masculina en las relaciones de pareja.
Almenare, Louro y Ortiz (1999) realizaron en Cuba, un estudio descriptivo de
antecedentes y/o trastornos psiquiátricos en el agresor, género y grupo de edad de
la víctima.
Rey (2002) desarrollo su investigación en Colombia sobre los rasgos sociodemográficos e historia de maltrato en la familia de origen, de hombres que han
ejercido violencia hacia su pareja.
Echeburúa (2006) realizó uno de los trabajos referenciales más importantes intentado determinar las características de las personalidades violentas y cómo estas
se suelen presentar en los ámbitos familiares.
Ramírez (2009), realiza un intento de descripción de los agresores en Chile,
tomando en cuenta la teorización existente compárandola con la población de ese
país.
Las investigaciones en diferentes países muestran la magnitud del problema,
nos muestran que las características de la violencia familiar se ha ido incrementando en el último tiempo a partir de las denuncias en los diferentes espacios legales
de atención.
En Colombia, la Oficina de Atención a Usuarios en Infancia y Familia del Centro de Atención al Público de la Procuraduría General de la Nación, atendió en
el 2005, 3 144 consultas, dentro de las que se incluyen quejas contra servidores
públicos, solicitudes de intervención de la Procuraduría y necesidad de orientación
de los usuarios. De las consultas atendidas 470 fueron sobre la vulneración del
derecho a los alimentos, 344 sobre el delito de inasistencia alimentaria, 166 sobre
el derecho a la filiación y 134 por violencia intrafamiliar. Según el estudio de Profamilia sobre la situación de las mujeres desplazadas, el 44% de éstas ha sido golpeada
por su pareja, y el 18% ha sido víctima de violencia sexual; el 80% de los casos de
agresión no fueron denunciados.
En México, según el INE, se encuentra que en uno de cada tres hogares del área
metropolitana de la Ciudad de México, se registra algún tipo de violencia.
•
De cada 100 hogares donde el jefe es hombre, en casi 33 se registra algún tipo de
violencia por 22 de cada 100 de los dirigidos por mujeres.
•
Los miembros más frecuentemente agresores son el jefe del hogar, 49.5%, y la cónyuge, 44.1%.
•
Las víctimas más comúnmente afectadas son hijas, hijos, 44.9% y cónyuges, 38.9%.
•
Las expresiones más frecuentes de maltrato emocional son los gritos y los enojos
mayores; 86% de los hogares con presencia de agresiones de tipo emocional sufrieron gritos y 41%, enojos mayores.
Maltratadores intrafamiliares. Rasgos y características descriptivas • 313
•
Las formas de maltrato que con más frecuencia se presentan en la violencia física,
fueron los golpes con el puño, 42%; bofetadas, 40% y golpes con objetos 23%.
En Bolivia se encuentra a nivel estadístico:
Tabla 11.1. Bolivia. Total denuncias por las Brigadas de Protección
a la familia sobre Violencia Familiar y/o Doméstica
© Editorial El Manual Moderno Fotocopiar sin autorización es un delito.
Violencia
intrafamiliar por año
Bolivia
Chuquisaca
La Paz
Cochabamba
Oruro
Potosí
Tarija
Santa
Cruz
Beni
Pando
Total
2000
2 682
9754
7 318
2 238
573
1 350
6 260
392
229
30 796
2001
1 127
5 690
7 020
2 689
1 948
1 145
6 572
656
440
27 287
2002
2 146
6 318
4 780
3 001
1 834
3 326
6 918
1 080
373
29 776
2003
1 449
7 712
5 938
2 824
2 082
2 404
7 308
1 473
777
31 967
2004
1 626
8 339
7 246
2 966
2 430
2 471
6 456
1 050
591
33 175
Promedio
anual
1 806
7 563
6 460
2 744
1 773
2 139
6 703
930
482
El número de denuncias a lo largo de los últimos años ha generado que se presenten diferencias entre las ciudades y aparentemente, no sólo por una cuestión de
densidad demográfica, algunas regiones presentan mayor proporción de agresiones
y por tanto presencia de agresores.
Sin embargo ante este problema no se han encontrado soluciones que permitan
su adecuada atención y prevención.
Un elemento a considerar para la realización de prevención y atención, tiene
que ver con la posibilidad de conocer los factores inherentes a las distintas poblaciones que caracterice a los agresores y por otra parte establezca los orígenes o, en
su caso, los aspectos característicos propios de los mismos.
Para lograr una adecuada atención al problema se requiere la realización de
estudios que permitan corroborar la teoría acerca de las características constitutivas
de los mismos y, asimismo, establecer la probabilidad de que la diferencia sea real
en los diferentes países.
314 • Psicología jurídica Iberoamericana
Tabla 11.2. Bolivia. Número de denuncias de casos de violencia intrafamiliar,
por departamento, según naturaleza de caso, 2000-2008
A
Naturaleza de caso
Bolivia
Chuquisaca
La Paz Cochabamba Oruro
2000
43 107
2 810
16 267
11 455
2 374
Agresión física
Agresión psicológica
Agresión sexual
Agresión fis. sexual y psi.
Otros casos
12 513
12 040
1 243
9 198
8 113
1 112
829
5
742
122
3 121
2 999
321
3 622
6 204
5 178
4 176
0
1 111
990
918
576
113
641
126
2001
38 702
2 174
11 411
8 045
3 634
Agresión física
Agresión psicológica
Agresión sexual
Agresión fis. sexual y psi.
Otros casos
8 308
11 744
81
7 497
11 072
455
419
3
250
1 047
1 723
2 061
9
1 887
5 731
3 871
4 124
40
10
0
378
817
5
1 489
945
2002
35 012
2 731
10 316
4 033
3 408
Agresión física
Agresión psicológica
Agresión sexual
Agresión fis. sexual y psi.
Otros casos
6 605
13 544
86
9 071
5 706
742
944
4
456
585
1 481
3 118
23
2 137
3 557
1 509
2 335
25
0
164
521
1 287
6
1 187
407
2003
36 698
2 304
10 094
5 961
Agresión física
Agresión psicológica
Agresión sexual
Agresión fis. sexual y psi.
Otros casos
9 467
12 644
129
9 637
4 821
511
552
6
380
855
1 560
3 681
51
2 420
2 382
2 328
2 667
15
948
3
499
854
6
1 365
777
2004
44 326
2 360
13 625
8 420
3 086
Maltratadores intrafamiliares. Rasgos y características descriptivas • 315
© Editorial El Manual Moderno Fotocopiar sin autorización es un delito.
Naturaleza de caso
Bolivia
Chuquisaca
La Paz Cochabamba Oruro
Agresión física
Agresión psicológica
Agresión sexual
Agresión fis. sexual y psi.
Otros casos
8 662
14 247
123
14 247
7 047
207
709
1
709
734
1 960
4 472
35
4 472
2 686
2 721
2 754
16
2 754
175
372
1 126
1
1 126
461
2005
52 153
2 429
13 025
10 277
5 997
Agresión física
Agresión psicológica
Agresión sexual
Agresión fis. sexual y psi.
Otros casos
8 877
19 957
147
14 204
8 968
444
749
0
749
487
1 262
4 668
48
2 848
4 199
2 313
4 636
22
1 684
1 622
1 066
1 870
4
2 491
566
2006
51 942
2 747
12 109
15 005
3 390
Agresión física
Agresión psicológica
Agresión sexual
Agresión fis. sexual y psi.
Otros casos
14 416
29 705
166
0
7 655
869
1 250
5
0
623
2 117
5 933
15
0
4 044
5 171
7 673
28
0
2 133
1 030
1 842
0
0
528
2007
32 814
1 693
6 910
10 565
2 470
Agresión física
Agresión psicológica
Agresión sexual
Agresión fis. sexual y psi.
Otros casos
947
1 353
97
24 669
5 748
320
0
2
969
402
0
395
35
3 714
2 766
0
767
33
8 196
1 569
307
0
0
1 617
544
2008(p)
53 119
2 545
9 432
13 279
4 113
Agresión física
Agresión psicológica
Agresión sexual
Agresión fis. sexual y psi.
Otros casos
23 655
23 664
126
0
5 674
1 267
934
5
0
339
3 222
3 077
51
0
3 082
6 112
5 891
37
0
1 239
2 027
1 528
1
0
557
Fuente: Policía Nacional
B
316 • Psicología jurídica Iberoamericana
Naturaleza de caso
Potosí
Tarija
Santa Cruz
Beni
Pando
2000
614
1 522
7 403
414
248
Agresión física
Agresión psicológica
Agresión sexual
Agresión fis. sexual y psi.
Otros casos
259
176
0
138
41
679
454
18
199
172
918
2 641
784
2 641
419
199
132
0
62
21
129
57
2
42
18
2001
3 054
1 180
8 017
681
506
Agresión física
Agresión psicológica
Agresión sexual
Agresión fis. sexual y psi.
Otros casos
784
1 147
10
27
1 086
127
315
0
707
31
337
2 395
13
3 127
2 145
403
254
1
0
23
230
212
0
0
64
2002
1 990
3 522
7 519
1 111
382
Agresión física
Agresión psicológica
Agresión sexual
Agresión fis. sexual y psi.
Otros casos
750
1 084
0
0
156
327
809
10
2 180
196
479
3 316
12
3 111
601
591
484
5
0
31
205
167
1
0
9
2003
2 268
2 593
7 484
1 697
796
954
932
19
167
198
278
707
7
1 412
189
2 198
2 384
12
2 714
176
752
553
11
157
224
387
314
2
74
19
2004
3 469
2 915
7 889
1 866
696
Agresión física
Agresión psicológica
Agresión sexual
Agresión fis. sexual y psi.
Otros casos
1 026
1 094
2
1 094
253
498
940
40
940
497
1 088
2 602
20
2 602
1 577
593
382
3
382
506
197
168
5
168
158
2005
4 361
2 717
11 218
1 142
987
Agresión física
Agresión psicológica
Agresión sexual
Agresión fis. sexual y psi.
Otros casos
© Editorial El Manual Moderno Fotocopiar sin autorización es un delito.
Maltratadores intrafamiliares. Rasgos y características descriptivas • 317
Naturaleza de caso
Potosí
Tarija
Santa Cruz
Beni
Pando
Agresión física
Agresión psicológica
Agresión sexual
Agresión fis. sexual y psi.
Otros casos
1 573
1 677
2
689
420
532
845
9
1 051
280
1 026
4 901
18
4 177
1 096
287
331
3
357
164
374
280
41
158
134
2006
3 863
1 887
11 353
1 086
502
Agresión física
Agresión psicológica
Agresión sexual
Agresión fis. sexual y psi.
Otros casos
1 719
2 106
5
0
33
747
1 100
8
0
32
2 116
9 059
94
0
84
395
519
5
0
167
262
223
6
0
11
2007
2 098
1 429
6 196
1 040
413
Agresión física
Agresión psicológica
Agresión sexual
Agresión fis. sexual y psi.
Otros casos
44
0
3
1 978
73
71
0
5
1 300
53
0
191
9
5 986
10
189
0
5
579
267
16
0
3
330
64
2008
3 684
2 358
15 620
1 590
498
Agresión física
Agresión psicológica
Agresión sexual
Agresión fis. sexual y psi.
Otros casos
1 851
1 701
6
0
126
1 380
887
3
0
88
6 651
8 944
7
0
18
857
529
13
0
191
288
173
3
0
34
Fuente: Policía Nacional
IDENTIFICACIÓN DEL PROBLEMA
318 • Psicología jurídica Iberoamericana
Para una adecuada comprensión del problema se requiere establecer con claridad una
definición que nos permita establecer a quien se considera un agresor intrafamiliar.
Se consideran agresores intrafamiliares a quienes ejercen alguna forma de abuso contra su esposa, pareja o compañera, ocasionándole algún tipo de daño físico,
psicológico, social, económico, etc.
Los factores asociados a los agresores tiene como fundamento diferentes variables que los configuran de acuerdo con estudios realizados en diferentes países, que
han permitido esbozar el perfil del agresor.
PERFIL DEL MALTRATADOR
Inicialmente se presentan los rasgos sociodemográficos más desarrollados en relación con hombres que han ejercido violencia hacia su pareja.
Edad
Algunos autores plantean que la edad podría jugar un papel importante en relación con la violencia de pareja, ya que se ha encontrado en algunos estudios que
los agresores eran adultos jóvenes. No obstante, en un estudio realizado con 42
hombres remitidos a psicoterapia por violencia conyugal por Fernández-Montalvo
y Echeburúa (1997, citado por Echeburúa y Corral, 1998), el promedio de edades
hallado correspondía a 42,1 años.
Nivel socioeconómico
La evidencia empírica indica que buena parte de los agresores proviene de estratos socioeconómicos bajos, Fernández-Montalvo y Echeburúa (1997, citado por
Echeburúa y Corral, 1998) hallaron que el 38,1% de sus participantes eran de estrato bajo, 23,8% de estrato medio bajo, 33,3% de estrato medio y 4,8% de estrato
medio alto. Si bien no puede considerase que el nivel socioeconómico es un fuerte
predictor del ejercicio de violencia hacia la pareja, la escasez de recursos si puede
mediar en el manejo de situaciones de pareja que generan estrés en un momento
dado (Stordeur y Stille, 1989).
Nivel educativo y situación laboral
En alta proporción, los agresores tienen bajos recursos educativos, lo cual concuerda con su situación económica. En ese sentido, Fernández-Montalvo y Echeburúa
(1997, citado por Echeburúa y Corral, 1998) encontraron que el 57,1 de sus participantes poseía sólo estudios primarios.
Maltratadores intrafamiliares. Rasgos y características descriptivas • 319
También se ha encontrado que algunos agresores poseen una situación laboral inestable, es decir, no tienen una entrada fija, o se encuentran desempleados
(Echeburúa y Corral, 1998).
Actividad laboral o profesional
Se ha hallado un porcentaje importante de hombres victimarios que ejercen actividades relacionadas con empleos eventuales o de características de empleo independiente, es decir sin un jerárquico superior (Rey 2002).
Estado civil y tiempo de convivencia
Si bien buena parte de los hombres que ejercen violencia hacia sus parejas son
adultos jóvenes, esto no es incompatible con el hecho de que un buen porcentaje
de ellos son casados y han convivido un tiempo relativamente considerable con
sus parejas. Fernández-Montalvo y Echeburúa (1997, citado por Echeburúa y Corral, 1998) hallaron que el 85,75% de sus participantes estaban casados y que el
40,5% llevaban más de diez años conviviendo con su pareja.
Ahora bien, los criterios anteriores no serian importantes si no consideramos
los aspectos propiamente psicológicos que demuestran los agresores intrafamiliares,
por ello a continuación se desarrollan los rasgos encontrados de forma coincidente
en diferentes investigaciones.
© Editorial El Manual Moderno Fotocopiar sin autorización es un delito.
A nivel comportamental se encuentra una serie de conductas que implican amenazas, agresiones verbales y físicas que realiza una persona.
• Deseo de controlar a su pareja ya que vive obsesionado por ejercer el dominio
entre quienes lo rodean, especialmente hacia su mujer e hijos/as. Su concepto argumentativo es: “yo controlo todo, para vivir bien”, en proceso de recuperación
reconocen: “tenía todo bajo control porque tenía miedo”.
• Celos por comportamientos de su pareja. Los celos se manifiestan en el temor por la
pérdida o la amenaza de pérdida de su pareja, éstos en muchas ocasiones pueden convertirse en una obsesión. Es factible que ellos puedan ser considerados en su dimensión
más preocupante como un indicador potencial de feminicidio.
•
Doble fachada. Por lo general, en público es una persona seductora, simpática y
amable, pero en la intimidad de su hogar puede llegar a ser muy agresivo y violento. No es extraño caer en la seducción de su discurso, especialmente cuando
hace referencia al afecto que siente por su familiar, incluso para jueces, policías,
profesionales, amigos y parientes.
320 • Psicología jurídica Iberoamericana
•
Aislamiento hacia su entorno. Un agresor impone el aislamiento social de su entorno familiar. Una vez que se ha cerrado el cerco se acrecienta el dominio sobre
su pareja y no es casual que ésta exprese que su casa se convierte en una verdadera
“cárcel”. Comienza a cercar a su víctima para que no se vaya asegurándose que ella
no se irá quitándole el dinero, las llaves del auto o de la casa y dejándola encerrada
hasta que él llegue.
•
Abuso de alcohol/drogas/medicamentos. Este criterio en muchas ocasiones se encuentra enmascarado ya que el consumo en algunos países es tradicional y aceptado
socialmente, sin embargo se debe destacar que no es la causa de un comportamiento violento, a pesar que se ha comprobado una frecuente asociación, ya sea porque
potencia el enojo y la peligrosidad o porque inhibe el autocontrol.
•
Reiteración de forma periódica del ciclo de la violencia. Si bien se ha establecido
que el ciclo es una explicación coherente, en muchas ocasiones, no cumple las fases
en su totalidad, sin embargo cuantas más denuncias y episodios de violencia en
períodos más cortos de tiempo, mayor peligrosidad del agresor e indefensión en la
mujer.
•
Violencia hacia terceros o mascotas. Cuanto mayor calma e inhibición ante jueces,
policías y terceros, más riesgo para la mujer y los/as hijos/as que pueden sufrir de
la agresión en el espacio doméstico, por otra parte pueden recibir maltratos a causa
de la ira del agresor.
•
Posesión o uso de armas. Se presenta en este perfil de agresor mayor frecuencia
en la posesión y uso intimidatorio de armas, sean cortopunzantes o de fuego, por
lo cual cualquier objeto hogareño especialmente los cuchillos pueden convertirse
en armas mortales, de la misma forma puede utilizar los puños y los pies u objetos
como escobas, cinturones, almohadas (para asfixiar), maderas, etc. La peligrosidad
aumenta cuando ya las ha usado o ha amenazado con ellas a su entorno íntimo.
•
Descencadenantes de la violencia. Habitualmente no existe una relevancia en lo
hechos que desencadenan la violencia, siendo hechos triviales, que por lo general
más tarde no se recuerdan.
•
No cumple las promesas, ni los pactos, tiene dificultades para acatar normas y límites, incluso los impuestos por el juez. Dicha característica se debe en un caso a
su incapacidad para dejar su relación o su comportamiento y en otro por las características de su personalidad que le impiden visualizar el mundo de forma objetiva
respecto a la realidad que le rodea.
•
Conductas poco asertivas. Tiene dificultades para el ejercicio de sus derechos sin
atropellar los de los demás, bajo la percepción del mundo desde su propia visión
sin tomar en cuenta la realidad y a los otros como personas que son distintas a él.
© Editorial El Manual Moderno Fotocopiar sin autorización es un delito.
Maltratadores intrafamiliares. Rasgos y características descriptivas • 321
•
La agresión física se encuentra presente. Algunos con marcas imperceptibles y otros
llegan a ser invalidantes (especialmente en la cabeza, en el cuello, y área abdominal) durante la convivencia y no disminuye en el embarazo.
•
Cambios súbitos e impredecibles de humor. Sus estados emocionales se modifican rápidamente, en un momento está bien y rápidamente explota. Al llegar al hogar la pareja y los hijos habitualmente se inquietan porque no saben como llegará.
•
Tiende a romper objetos. Principalmente aquellos significativos para la pareja y los
hijos, habitualmente los que tienen significado para ella, en algún caso documentos
que representen bajo su percepción alguna forma de liberación o rebeldía a su autoridad.
•
Espionaje. En algunas ocasiones emplea estrategias de espionaje o contratar a terceros, graba las conversaciones, controla las salidas y las amistades de su pareja a través
de sus hijos, compañeros de trabajo, familiares y amigos.
•
Simulacros y/o amenazas de suicidio u homicidio hacia su pareja, hacia sí mismo o
hacia hijos/as, situación extremadamente peligrosa. Asimismo el amenazar con irse
de la casa y luego volver.
•
Manejo arbitrario del dinero. Presenta en ocasiones desbordes de ganancias y pérdidas. Toma decisiones arbitrarias en la distribución de recursos, suelen no pagar con
regularidad lo necesario para la alimentación pero realizan gastos grandes en otras
cosas, en algún caso innecesarias, y en otro con objetos superfluos o que benefician
sólo a él o a algún hijo.
•
Mentiras habituales. Se hace frecuente que sus dichos no sean ciertos, sino adaptados a su conveniencia, adecuados a su realidad, que le permiten explicar su comportamiento hacia los demás.
•
Lenguaje confuso. Quiebra la conversación cuando discute a fin de poder engañar
y desdecirse de sus dichos, suele pasar de un tema a otro.
•
Recurre al acoso cuando su pareja se aparta. Como una forma de tomar contacto
con la víctima, y hasta persigue a la mujer en el trabajo o cuando está con sus amistades o nueva pareja.
•
Usa frecuentemente lenguaje sexuado. Como señal de su poder, utiliza lenguaje
con características sexuales cuando recrimina a la mujer lo que en realidad son sus
propias falencias y/o problemas. Sus insultos frecuentemente son hacia su pareja
conteniendo elementos sexuales (frígida, lesbiana, puta, etc.). El lenguaje a menudo presenta un contenido cosificante hacia la mujer.
322 • Psicología jurídica Iberoamericana
•
Incapacidad para lograr alternativas de resolver conflictos. Habitualmente reacciona de inmediato y con violencia, con escasa posibilidad de recursos para soluciones
pacíficas.
•
Dificultades y conflictos en el ámbito laboral. Muestra dificultades con sus compañeros y/o personal jerárquico, por una parte por sus características de personalidad
y por otra por su incapacidad de trabajo.
•
Regalos y otros. Utiliza obsequios y regalos de manera interesada, en oportunidades
para lograr el perdón.
•
Amenazas. Emplea las amenazas a fin de que sus comportamientos no trasciendan
al exterior.
•
Inmadurez. Es habitualmente sorpresivo su comportamiento por su agresividad y
en otras ocasiones por sus conductas infantiles.
•
Autoreforzamiento del comportamiento violento. Una vez iniciado el comportamiento violento, este se potencia y no se sabe cómo puede terminar.
•
Familia de origen. Cuando se averigua sobre la familia de origen y las características
de las relaciones entre los miembros evita el tema o manifiesta cosas contrarias a las
vividas.
Dimensión cognitiva. Es fundamental explicar los elementos cognitivos del individuo que permita integrar los pensamientos, y los espacios afectivo emocionales.
•
Posee baja autoestima: El agresor suele sentirse inseguro, tanto en el papel de hijo
como en el de padre, pareja y/o esposo. Esta carencia en otros casos no es tan visible o no existe sino que el agresor tiene una visión sobrevalorada y poco adecuada
sobre sus capacidades de relacionamiento.
•
Pensamiento mágico. Suele elucubrar proyectos irreales, faraónicos, muchos de los
cuales terminan en frustraciones.
•
Impaciencia. Muestra incapacidad para esperar resultados de un proceso terapéutico y en ocasiones sólo lo realizan como una exigencia sin convencimiento.
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Maltratadores intrafamiliares. Rasgos y características descriptivas • 323
•
Omnipotencia. Muestra un procesamiento de información autorreferencial lo que
le hace percibir el entorno de forma inadecuada y por tanto con gran distorsión de
la realidad.
•
Es emocionalmente pobre y vulnerable. Muestra pobreza afectiva hacia si mismo y
por tanto hacia los otros.
•
Dificultad de expresar sus sentimientos. No tiene habilidades para revelar sus sentimientos por sesgos cognitivos sobre la mujer y el poder del varón.
•
Suele presentar depresión. Cuando actúa agresivamente, luego presenta espacios
donde su estado de ánimo es depresivo.
•
Rasgos o trastornos de personalidad. En algunos casos muestra rasgos dependientes
hasta llegar al trastorno, en otros muestra rasgos narcisistas y otros psicopáticos en
la acción familiar.
•
Persuasión. Posee habilidades específicas de persuasión hacia su pareja, utiliza una
serie de mecanismos para generar dominio hacia ella; uno es conocer los aspectos
de vulnerabilidad de ella para utilizarlos a su favor.
•
Expectativas irreales. Espera que su pareja e hijos cumplan con sus deseos los cuales no son explícitos, tiene dificultades para verbalizar sus sentimientos, y luego
está, como el mismo, dice “decepcionados”.
•
Ideas recurrentes. Suele pensar recurrentemente en ideas asociadas a su pareja, las
cuales en algún caso se asemejan a una paranoia, esta afecta notablemente la relación en tanto sólo cree en sus ideas y no puede confrontarlas con la realidad.
TIPOS DE AGRESOR
Los agresores intrafamiliares que se definen como aquellos sujetos que ejercen
violencia en contra de sus parejas y otros pertenecientes a sus familias, se conocen
como personas que suelen venir de hogares violentos, suelen padecer trastornos
psicológicos y muchos de ellos utilizan el alcohol y las drogas lo que produce que se
potencie su agresividad. Tienen un perfil determinado de inmadurez, dependencia
afectiva, inseguridad, emocionalmente inestables, impacientes e impulsivos.
Una investigación de Gottman y Jacobson (2001) señala que los hombres
agresores caen en dos categorías: pit bull y cobra, con sus propias características
personales:
Pit bull
324 • Psicología jurídica Iberoamericana
•
Solamente es violento con las personas que ama.
•
Celoso y tiene miedo al abandono.
•
Priva a la pareja de su independencia.
•
Pronto ora, vigilar y atacar públicamente a su propia pareja.
•
Su cuerpo reacciona violentamente durante una discusión.
•
Tiene potencial para la rehabilitación.
•
No ha sido acusado de ningún crimen.
Cobra
•
Agresivo con todo el mundo.
•
Propenso a amenazar con cuchillos o revólveres.
•
Se calma internamente, según se vuelve agresivo.
•
Difícil de tratar en terapia psicológica.
•
No depende emocionalmente de otra persona, pero insiste que su pareja haga lo
que él quiere.
•
Posiblemente haya sido acusado de algún crimen.
•
Abusa de alcohol y drogas.
En ocasiones la violencia del agresor oculta el miedo o la inseguridad que sintió
de niño ante un padre abusivo que lo golpeaba con frecuencia, al llegar a ser adulto
prefiere adoptar la personalidad del padre abusador a sentirse débil y asustado. En
otros casos, los comportamientos ofensivos son la consecuencia de una niñez demasiado permisiva durante la cual los padres complacieron al niño en todo. Esto lleva
al niño a creerse superior al llegar a adulto y a pensar que está por encima de la ley;
o sea, que puede hacer lo que quiera y abusar de quien quiera. Piensa que se merece
un trato especial, mejor que el que se les da a los demás (Jacobson y Gottman, 2001).
Muchas personas creen que los abusadores pueden tener algún tipo de enfermedad y aunque eso puede ser cierto, los autores de la violencia doméstica no
suelen ser enfermos o trastornados. En realidad son bastante astutos en general,
habiendo aprendido las técnicas de manipulación y comportamientos que les per-
Maltratadores intrafamiliares. Rasgos y características descriptivas • 325
miten cometer otros abusos, a través de la dominación y técnicas de control con el
fin de obtener las respuestas deseadas.
Agentes del orden suelen llegar a las escenas de los crímenes de violencia doméstica y encontrar indicios significativos de incidente violentos, como las víctimas
heridas y casas en desorden, sin embargo, los autores se componen y hablar informalmente con los funcionarios como si nada hubiera ocurrido.
El uso de maltrato psicológico, emocional y físico los entrelaza con los períodos
de arrepentimiento, el amor y la felicidad son herramientas utilizadas deliberadamente para hacerse con el control sobre las víctimas.
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CONSIDERACIONES FINALES
Durante mucho tiempo se sostuvo el mito de que la violencia conyugal era producto de una enfermedad mental. Esta suposición quedó totalmente descartada con las
investigaciones específicas, demostrando que la violencia conyugal no sólo no es el
efecto de un trastorno o enfermedad mental, sino por el contrario, es la causante de
trastornos psicológicos en las víctimas.
En general, el hombre golpeador cree que todo conflicto en la pareja debe ser
rápidamente erradicado. Al no poder solucionarlo de otra manera, emplea la violencia, que le resulta un método sumamente efectivo y rápido para terminar con la
situación no deseada.
Otra de las características que encontramos en estos hombres es su aislamiento
emocional. Algunos de ellos pueden relatar que tienen muchos amigos, pueden relacionarse con muchas personas, pero cuando se les pregunta si existe alguien con
quien puedan hablar de sus propios problemas afectivos, a quién contarle acerca de
sus temores dentro de su vida privada, esa persona no existe.
También se observan indicios de una imagen propia muy desvalorizada. En
otros ámbitos es un hombre que no se atreve a decir lo que quiere, lo que siente,
lo que necesita. Es dentro de la privacidad de su casa donde se siente a salvo de la
mirada de los demás. Así emerge bajo la forma de violencia, lo que en otros lugares
no manifiesta. Los argumentos que utiliza para explicar su conducta violenta son
reiterativos: “ella me provoca”, “yo no puedo controlarme”, “yo no sé lo que hago
en esos momentos”, etc. Estos argumentos le son válidos para con su pareja, pero
no en otras situaciones en las que sí puede controlarse.
Como plantea el grupo de Holtzworth-Munroe (1994, 2004, citados en Amor,
Echeburúa y Loinaz 2009) se establece otros tres tipos de agresores contra la pareja:
a) Limitados al ámbito familiar, que centran su violencia en la pareja e hijos, y constituyen la mayoría (entre el 35% y el 50%), con violencia de menor frecuencia y
326 • Psicología jurídica Iberoamericana
gravedad que en los otros grupos y sin que haya alteraciones psicopatológicas. Después de un episodio violento suelen arrepentirse y reprueban el uso de la violencia.
b) Borderline/disfóricos (o impulsivos): representan el 15%-25% de los agresores y
habitualmente maltratan física, psicológica y sexualmente, con una violencia de
intensidad media o alta que, generalmente, va dirigida contra su pareja y otros
miembros de la familia. Asimismo, son frecuentes ciertas características tales como
impulsividad, inestabilidad emocional, cambios rápidos de humor e irascibilidad
que suelen encajar con el trastorno límite de la personalidad.
c) Violentos en general/antisociales (o instrumentales): suponen entre el 16% y el 25%
de los agresores. Hacen uso instrumental de la violencia física y psicológica, que se
extiende más allá del ámbito familiar, para conseguir lo que desean y superar sus
frustraciones. Son muy característicos el narcisismo y la manipulación psicopática y
menos los problemas relacionados con el control de la ira. También es más probable
que consuman alcohol y drogas y que tengan o hayan tenido problemas legales por
sus conductas antisociales.
Otros estudios están identificando nuevos subtipos de agresores en función a
variables de clasificación, como características psicopatológicas y de personalidad,
etapas y procesos de cambio vinculados a la motivación para el tratamiento, problemas con el control de la ira, etc.
A nivel de comportamiento encontramos que tienen una imagen pública de
persona amistosa, preocupada por los demás, devotos hombres de su casa. Esto
lleva a que vecinos y amigos crean que la esposa exagera cuando informa sobre el
abuso físico; los policías pueden ser engañados por el comportamiento de extrema
calma demostrado por el agresor. Por el contrario, la esposa suele parecer alterada
o histérica, por lo cual se puede pensar erróneamente que ella es la más agresiva.
Esta falsa imagen puede repetirse ante los juzgados, donde el agresor, bien vestido
y acompañado por su abogado, parece lograr mayor credibilidad que la esposa maltratada. Esto es aún más notorio cuando los agresores son profesionales, médicos,
psicólogos, abogados, ministros y ejecutivos, muy respetados en su trabajo y en la
comunidad.
Pocos esposos agresores se describen a sí mismos como hombres que golpean
a sus esposas. Generalmente minimizan su violencia: golpear o estrangular a su
mujer son actos de defensa propia. La mayoría de ellos oculta esta violencia frente
a vecinos, parientes y policía.
En general estos hombres culpan a su pareja de su propia violencia: “ella me
llevó a hacerlo”, “ella me provocó”. Algunos tienen celos y actitudes posesivas, vigilan obsesivamente a sus esposas, las siguen, interrogan a los hijos, escuchan sus
llamadas telefónicas. Los hombres extremadamente posesivos tienen incapacidad
para aceptar que la relación ha terminado, y someten a la mujer a un hostigamiento
Maltratadores intrafamiliares. Rasgos y características descriptivas • 327
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continuo. También manipulan a los hijos, suelen utilizar las visitas para tener acceso
a sus esposas, comprometiendo su seguridad.
También suelen entrar en controversias sobre los acuerdos de custodia o de
régimen de alimentación de los hijos, como táctica para obligar a sus parejas a una
reconciliación, o para que retiren los cargos en su contra.
Carecen de motivación interna para buscar asistencia o para cambiar su comportamiento, muchos lo hacen sólo cuando comprenden que las relaciones con sus
esposas no pueden continuar a menos que asistan a un programa de tratamiento.
Para la mayoría de estos hombres el problema no es que ellos sean violentos, sino
que sus esposas los han dejado.
Desde la infancia, los varones aprenden que frente a determinadas situaciones
de conflicto (en el juego, el deporte u otras actividades) se les permite emplear la
violencia para resolverlas. Además los modelos que tienen en la televisión –aún en
los dibujos animados– les confirma que una manera de resolver los conflictos entre
dos personas, es o puede ser violenta.
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Psicológicas del hombre Santandereano Recurrente en la Agresión Contra su Compañera Perma­
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Universidad Nacional de Colombia.
13
El mobbing desde la
perspectiva de la
Psicología Jurídica
© Editorial El Manual Moderno Fotocopiar sin autorización es un delito.
David González-Trijueque
Roberto Tejero
Sabino Delgado
En el presente capítulo se pretende abordar, desde un punto de vista técnico, un
fenómeno ampliamente estudiado desde el mundo de la psicología del trabajo y de
las organizaciones, como es el acoso psicológico en el lugar de trabajo, fenómeno
también conocido como mobbing. El acoso laboral constituye uno de los riesgos
de tipo psicosocial dentro del entorno laboral más destacados en los últimos años,
tratándose de un problema sociolaboral de gran relevancia por los efectos que ocasiona al individuo y a la sociedad, así como por el impacto económico y social que
genera. Además, por sus características inherentes, cada vez resulta más habitual
que este tipo de supuestos alcancen la Administración de Justicia, por lo que se
antoja fundamental la labor del psicólogo como asesor técnico y cualificado sobre
la materia (González-Trijueque, 2007b).
Desde el mundo de la psicología se hace referencia al concepto de mobbing a
diversas situaciones de hostigamiento psicológico que tienen lugar en el ámbito
laboral y que se manifiestan de muy variada forma a través de distintos tipos de
conflictos interpersonales (González-Trijueque, 2007b; Pérez-Bilbao et al., 2001).
Por ello, resulta esencial ser conocedor de que una organización de trabajo implica a un grupo de personas (variable en número) que persiguen un fin común, así
como un grado variable de reglamentación, lo que la convierte en una organización
de tipo social (Alonso et al., 2003). En este tipo de organizaciones están habitualmente contempladas las relaciones que han de establecerse entre los distintos
329
330 • Psicología jurídica Iberoamericana
trabajadores y grupos profesionales para la realización de la tarea profesional encomendada (Pérez-Bilbao et al., 2001); sin embargo, la existencia de otros tipos de
relaciones, distintas de las meramente productivas, entre los distintos trabajadores
de una organización de trabajo, así como el desarrollo formal de todas las relaciones
en general, es un aspecto que no suele merecer atención al no ser aspectos directamente relacionados con la realización del trabajo y que son susceptibles de generar
problemas internos (Martín-Daza et al., 1998). Este es precisamente el caldo de
cultivo para la aparición de los riesgos psicosociales de tipo laboral, entre los que
destaca el mobbing (Hirigoyen, 2001; Piñuel, 2001). Por tanto, el acoso psicológico
en el lugar de trabajo es considerado un tipo de estrés laboral que presenta la particularidad de que no ocurre exclusivamente por causas directamente relacionadas
con el desempeño del trabajo o con su organización (como sí sucede en los casos
de burnout), sino que tiene su origen en las relaciones interpersonales que se establecen en cualquier organización entre los distintos trabajadores que la conforman
(Martín-Daza et al., 1998).
El término mobbing ha sido utilizado desde la literatura científica para describir
una situación en la que una persona o un grupo de personas ejercen violencia psicológica extrema en el lugar de trabajo (Martín-Daza et al., 1998). Esta situación
de acoso se produce de forma sistemática y recurrente y durante un tiempo prolongado sobre otra persona con la finalidad de destruir las redes de comunicación de
la víctima, destruir su reputación, perturbar el ejercicio de sus labores y lograr que
finalmente esa persona termine por abandonar el lugar de trabajo.
El concepto mobbing deriva del verbo inglés to mob (asaltar, acosar), aunque se
debe señalar que en un principio no se utilizó este término para describir el acoso
psicológico en el trabajo tal y como se emplea hoy en día (Escudero y Poyatos,
2004; Leymann, 1996; Rodríguez-López, 2004); de hecho, el origen del concepto mobbing se encuentra en la etología (Konrad Lorenz), donde se describió este
fenómeno como “un ataque de una coalición de miembros débiles de una misma
especie animal sobre un individuo más fuerte que ellos” (Davenport et al., 2002).
Fue Heinz Leymann (1932-1999) (psicólogo de origen alemán afincado en Suecia)
el primer autor en sugerir durante los años ochenta una definición operativa del
concepto mobbing, entendiendo el mismo como una situación de acoso entre personas dentro del ámbito laboral (Zapf et al., 1996), definiéndolo como “el encadenamiento a lo largo de un período de tiempo bastante corto de intentos o acciones
hostiles consumadas, expresadas o manifestadas por una o varias personas hacia
una tercera: el objetivo”; añadiendo además que se trata de
una comunicación hostil y sin ética, que es dirigida de modo sistemático por uno (o
varios) individuos contra otro, que debido a esta situación le coloca en una posición
de indefensión y desvalimiento, y es activamente mantenido en ella. Este hecho debe
ocurrir de forma frecuente (al menos una vez a la semana) y durante un cierto tiempo (al menos seis meses de duración).
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El mobbing desde la perspectiva de la Psicología Jurídica • 331
No obstante, existe gran número de definiciones en relación con el acoso laboral, existiendo una gran variedad de términos para definir el mismo fenómeno (p. ej., mobbing, acoso laboral, acoso moral, psicoterrorismo laboral), situación
que ha incidido a la hora de estudiarlo (Einarsen et al., 2003; González-Trijueque,
2007a). Sin embargo, en esencia, todas las definiciones sobre mobbing lo describen
como una forma de hostigamiento psicológico prolongada y repetida dentro del
trabajo, aplicándose este concepto a situaciones grupales en las que un trabajador
es sometido a persecución, agravio o presión psicológica por una o varias personas
de su entorno laboral con la complicidad del resto (Ausfelder, 2002; Di Martino et
al., 2003).
Por otra parte, a nivel judicial, se ha incidido en que para que exista una situación mobbing es necesario que se ejerza una presión, y que la víctima sienta dicha
presión, debiendo ésta ser consecuencia de la actividad laboral y dentro del lugar
de trabajo, siendo requisito fundamental el que la presión ejercida sea tendenciosa,
es decir, la situación de acoso tiene que presentar una finalidad, y esa finalidad no
es otra que desestabilizar y deteriorar emocionalmente al trabajador con el objetivo
de menoscabar su capacidad laboral y desembarazarse de él, bien sea despidiéndole
de la empresa o bien precipitando su salida voluntaria (Escudero y Poyatos, 2004;
Piñuel, 2001).
Por último, debemos señalar que la investigación sobre el acoso psicológico
en el lugar de trabajo comenzó a desarrollarse en la década de los años ochenta
en los países del norte de Europa (Suecia fundamentalmente) (Ausfelder, 2002;
Einarsen, 2000; Einarsen y Skogstad, 1996; Zapf y Einarsen, 2001), estudios que
se fueron ampliando al resto del continente europeo a finales de los años noventa
y que se han ido propagando a nivel internacional en los años siguientes. Los datos
empíricos alcanzados al respecto han sido altamente heterogéneos debido a las
dificultades de definición conceptual del constructo mobbing, los distintos instrumentos de medida utilizados y el diverso origen sectorial de las muestras de estudio
(González-Trijueque, 2007a), por lo que se antoja complejo poder ofrecer conclusiones absolutas sobre la materia del acoso laboral; situación que, sin embargo, no
ha impedido que a partir de las definiciones más operativas sobre el concepto mobbing se hayan desarrollado valiosas investigaciones de referencia. (Einarsen, 2000,
González-Trijueque y Graña, 2009; Leymann, 1996; Piñuel y Oñate, 2002, 2006).
MARCO LEGAL
332 • Psicología jurídica Iberoamericana
El mobbing, al ser un problema que afecta la salud y seguridad de los trabajadores,
ha sido motivo de regulación legal sobre todo en la Unión Europea (UE). Mientras
que algunos países como Suecia han incidido en la necesidad de desarrollar marcos
legales de tipo laboral, otros países como Francia o Bélgica han enfatizado la regulación legal de este fenómeno a través de la jurisdicción penal. Por otra parte, en España, el abordaje legal del mobbing puede llevarse a cabo por cualquier jurisdicción
(penal, civil, social, contencioso-administrativa), si bien es cierto que la tipificación
del mismo como delito ha sido muy reciente (diciembre de 2010), situación que ha
incidido en que sean las jurisdicciones laborales (social y contencioso-administrativa) las que mayor protagonismo han tenido hasta la fecha, con especial relevancia
de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales (Ley 31/1995).
En Latinoamérica, el interés por legislar el mobbing no ha trascendido, ya que
sólo Colombia (Ley 1.010 del año 2006) y Brasil (Ley 2.120 de la administración
municipal de Ubatuba del año 2001; Ley complementaria 12.561 de Río Grande
do Sul del año 2006; Ley contra el asedio moral del estado de Sao Paulo del año
2007) cuentan con leyes específicas que regulen esta problemática socio-laboral
(Oceguera et al., 2009). No obstante, existen distintas leyes de carácter general que
regulan el mobbing en países como Argentina (Ley 7.232 de la provincia de Tucumán del año 2002; Ley 5.349 de la provincia de Jujuy del año 2003; Ley 13.168
de la provincia de Buenos Aires del año 2004; Ley 1.225 de la ciudad de Buenos
Aires del año 2004; Ley 12.434 de violencia laboral argentina del año 2005; Ley
9.671 de la provincia de Entre Ríos del año 2006) y Venezuela (Ley orgánica de
prevención, condiciones y medio ambiente de trabajo del año 2005) (Oceguera et
al., 2009). Tal y como puede observarse, únicamente Colombia y Venezuela cuentan con leyes de carácter nacional en toda Latinoamérica que regulen el fenómeno
del mobbing, siendo la ley colombiana de carácter específico y la venezolana de
carácter general.
MANIFESTACIÓN DEL MOBBING
Una característica de la situación de mobbing es la de ser un conflicto asimétrico
entre las dos partes, donde el hostigador tiene más recursos, apoyos o una posición superior a la del trabajador hostigado. Es decir, en estos casos, por definición,
siempre se evidencian dos partes claramente diferenciadas, por una parte el/los
“acosador/es” con comportamientos y actitudes hostiles, activas, dominadoras y,
por otra el “acosado” con actitudes y comportamientos de tipo reactivo o inhibitorio (Pérez-Bilbao et al., 2001). Estas situaciones de acoso pueden manifestarse
de muy diversas formas (Borrás, 2002; González-Trijueque, 2007a; Pérez-Bilbao
et al., 2001), pudiendo producirse las conductas de acoso de manera activa o
por comisión (p. ej., gritos, insultos, reprensiones, intromisiones, obstaculizaciones,
El mobbing desde la perspectiva de la Psicología Jurídica • 333
humillaciones, falsas acusaciones) o de manera pasiva o por omisión (p. ej., restricciones en el uso de material o equipos, prohibiciones u obstaculizaciones en el
acceso a la información necesaria para el trabajo, eliminación del apoyo necesario
para el trabajador, disminución o eliminación de la formación o el adiestramiento
imprescindible para el empleado, negación de la comunicación con la víctima) (Piñuel, 2001).
Siguiendo a Leymann (1996), una situación de acoso laboral puede manifestarse a través de cuarenta y cinco tipos de comportamientos de muy distinta naturaleza:
1. Acciones contra la reputación o la dignidad personal. Son conductas encaminadas
a dañar la dignidad y la reputación personal, mediante la realización de comentarios injuriosos, ridiculizando o riéndose públicamente de la persona afectada, de su
aspecto físico, de sus gestos, de su voz, etc.
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2. Acciones contra el ejercicio del trabajo. Estas acciones son las que solicitan del
sujeto una carga de trabajo excesiva y difícil de realizar, o un trabajo innecesario,
monótono y repetitivo, o incluso aquellas tareas para las que el individuo no está
cualificado, o que requieren una cualificación menor. Incluyen también la ausencia
de la realización de cualquier tipo de trabajo, enfrentando al sujeto a situaciones
generadoras de conflictos de rol, negando u ocultando los medios para realizar el
trabajo, o cursando órdenes contradictorias o excluyentes.
3. Acciones que manipulan la comunicación o la información. Son las que mantienen
a la persona afectada en una situación ambigua sobre su papel en la organización,
no informando sobre aspectos de su trabajo, sus funciones y responsabilidades, metodología laboral, cuantía y calidad del trabajo, etc. haciendo un uso hostil de la
comunicación tanto explícitamente (amenazándole, criticándole) como implícitamente (no dirigiéndole la palabra, no haciendo caso a sus opiniones, ignorando su
presencia). Se utiliza selectivamente la comunicación para reprender o amonestar
y nunca para felicitar, acentuándose la importancia de los errores y minimizando la
importancia de los logros alcanzados.
4. Acciones de iniquidad. Estableciendo diferencias de trato, distribución no equitativa del trabajo o desigualdades remunerativas.
5. Medidas organizativas. Se trata de mostrar público rechazo de la organización a
una persona concreta, rebajando su nivel en los organigramas de la empresa, o
poniendo por encima a personas de menor cualificación, experiencia y nivel profesional.
En cuanto al tipo concreto de comportamientos de acoso en el lugar de trabajo,
se debe señalar que las conductas de hostigamiento más frecuentes son la difusión
de rumores, seguidas del aislamiento social y las agresiones verbales; por frecuen-
334 • Psicología jurídica Iberoamericana
cia de utilización, siguen a las anteriores las medidas organizativas, los ataques a
la vida privada y a las actitudes de la víctima y, en último lugar, la violencia física
(Pérez-Bilbao et al., 2001). Como puede apreciarse, no todas las conductas de hostigamiento se producen con igual frecuencia ni son usadas por los mismos agentes,
así, las medidas organizativas, el aislamiento social, los ataques a la vida privada,
las agresiones verbales y la difusión de rumores, son estrategias típicas de las situaciones de mobbing, mientras que el ataque a las actitudes y la violencia física sólo
ocurren ocasionalmente en determinados contextos violentos; es por ello que el
concepto de mobbing está directamente relacionado con la violencia psicológica y
no tanto con la violencia física.
ETIOLOGÍA DEL ACOSO LABORAL
Tradicionalmente, las investigaciones sobre las causas del acoso laboral se han centrado en tres aproximaciones: 1) las características de personalidad del acosador
y la víctima, 2) las características inherentes a las relaciones interpersonales dentro de las organizaciones, y 3) los factores psicosociales (Einarsen y Hauge, 2006;
Moreno-Jiménez et al., 2005). Sin embargo, se debe destacar que el fenómeno del
acoso psicológico en el contexto laboral es demasiado complejo como para poder
explicarlo basándonos en un solo elemento, ya que se trata de un tipo de conflicto
claramente multicausal (Hoel y Salin, 2003). Pese a ello, y aún reconociendo que
el origen del mobbing puede ser muy diverso, algunos estudios coinciden en señalar
que el substrato que favorece la aparición de este tipo de conductas se encuentra
ligado a dos aspectos fundamentales: 1) la organización del trabajo, y 2) la gestión
de los conflictos por parte de los superiores (González-Trijueque y Delgado, 2008;
Hoel y Salin, 2003).
En cuanto a la organización del trabajo, cabe resaltar que estas conductas se ven
favorecidas en organizaciones con falta de interés y apoyo por parte de los superiores, con ausencia de relación con éstos, con la existencia de múltiples jerarquías,
con cargas excesivas de trabajo debido a escasez de la plantilla o mala distribución
de la misma, con deficiente organización diaria del trabajo, con la existencia de
líderes espontáneos no oficiales, con un trabajo con bajo contenido, con conflictos
de rol, con flujos pobres de información, con estilos de dirección autoritarios, etc.
Desde el punto de vista de la gestión del conflicto por parte de los superiores,
hay dos posiciones que pueden adoptar y que ayudan a incrementar la escala de
conflicto: de un lado, la negación del mismo lo que impide tomar medidas correctoras, contribuyendo a que siga su curso habitual de escalada y, del otro, la implicación y participación activa en el conflicto lo que introduce un incremento cualitativo de gravedad en el problema puesto que, por una parte, la víctima ve descargada
una de las posibilidades de solución (la intervención del poder de dirección) y,
El mobbing desde la perspectiva de la Psicología Jurídica • 335
por la otra, el abanico de conductas de hostigamiento puede verse incrementado
(pudiendo aparecer conductas de mobbing ligadas al control formal de la organización: asignación de tareas sin sentido, cambios de puesto, críticas injustificadas del
desempeño, asignación de cantidades excesivas de trabajo, etc.
TIPOLOGÍA DEL ACOSO PSICOLÓGICO EN EL LUGAR DE TRABAJO
Dependiendo del lugar jerárquico que ocupen tanto el acosador como el acosado
dentro del organigrama laboral, se podrá hablar de:
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1. Acoso vertical descendiente (bossing). Es aquel que se genera desde una posición
superior en el organigrama organizacional, siendo el denominador común el que
el superior se valga de manera abusiva, desmesurada y perversa de su situación de
poder (Piñuel, 2001), tratándose de situaciones de abuso de poder ante las cuales
el trabajador teme reaccionar por miedo a perder su empleo (Rodríguez-López,
2004). Según Hirigoyen (2001), las consecuencias para la salud del trabajador es
más grave en este tipo de casos ya que la víctima tiende a estar más aislada. Se trata
de la forma de acoso laboral más frecuente en países mediterráneos y anglosajones.
2. Acoso horizontal. Se trata de otra forma de manifestación habitual del acoso laboral (Zapf et al., 1996), de hecho toma especial relevancia en los países escandinavos. Este tipo de acoso es el que se produce entre posiciones jerárquicas iguales o
similares. En estos casos, el acoso puede producirse por problemas puramente personales, o bien porque alguno de los miembros del grupo sencillamente no acepta
las pautas de funcionamiento tácita o expresamente aceptadas por el resto. Otra
circunstancia que da lugar a este comportamiento es la existencia de personas física
o psíquicamente débiles, y estas diferencias son explotadas por los demás simplemente para pasar el rato o mitigar el aburrimiento. Es una forma de acoso también
habitual cuando dos trabajadores aspiran a ocupar un mismo puesto (Hirigoyen,
2001; Rodríguez-López, 2004).
3. Acoso mixto (vertical descendente + horizontal). Resulta inusual que el acoso
horizontal persista por si solo como tal, de modo que es habitual que en algún
momento se solape con el vertical descendente por el hecho de que los niveles
jerárquicamente superiores no tomen medidas al respecto y muestren permisividad
con este tipo de conductas (Escudero y Poyatos, 2004).
4. Acoso vertical ascendente. Aunque suponga la forma de acoso laboral más inusual, los niveles superiores también pueden ser víctimas de este tipo de comportamientos por inferiores jerárquicos (Escudero y Poyatos, 2004; González-Trijueque,
2007a; Leymann, 1996; Rodríguez-López, 2004). Normalmente, este tipo de casos
tiene lugar cuando se incorpora a la empresa un trabajador del exterior con un
rango jerárquico superior y sus métodos no son aceptados por los trabajadores que
336 • Psicología jurídica Iberoamericana
se encuentran bajo su dirección, o bien porque ese puesto es ansiado por alguno de
ellos (Escudero y Poyatos 2004; Rodríguez-López, 2004).
EL PROCESO VICTIMOLÓGICO EN EL MOBBING
Hay que tener en cuenta que la existencia de conflictos es normal en cualquier
organización ya que en el lugar de trabajo conviven trabajadores cuyos objetivos e
intereses se encuentran en ocasiones enfrentados. Por tanto, los conflictos son un
acontecimiento normal que en la mayor parte de los casos se resuelven de forma
satisfactoria.
Asimismo, el inicio del acoso suele producirse de forma anodina, como un
cambio repentino de una relación que hasta el momento se consideraba neutral o
positiva. El acoso comienza frecuentemente como un conflicto insignificante que
comienza a agravarse de modo gradual y progresivo. Suele coincidir con algún momento de tensión en la empresa como modificaciones organizativas, tecnológicas
o políticas. La persona que sufre mobbing comienza a ser criticada por la forma de
realizar su trabajo, que por otro lado, hasta el momento había sido bien valorado.
Al principio, las personas acosadas no quieren sentirse ofendidas y no valoran en su
justa medida las indirectas o vejaciones que comienzan a percibir. No obstante, la
situación resulta extraña para la víctima porque no entiende lo que está pasando y
tiene dificultad para organizar conceptualmente sus estrategias de afrontamiento.
Esta primera fase, que se conoce como fase de conflicto, suele ser de corta duración
y no define propiamente la situación de mobbing, si bien constituye los cimientos
sobre los que se pretenderán justificar las acciones posteriores (Pérez-Bilbao et al.,
2001; Piñuel, 2001).
A la fase de conflicto le sigue la llamada fase de estigmatización, en la que
comienza la adopción por una de las partes en conflicto de los distintos tipos de
comportamientos de acoso descritos anteriormente (Pérez-Bilbao et al., 2001), de
hecho, esta fase se caracteriza por los comportamientos agresivos y por la manifestación de ataques psicológicos que ponen en marcha la dinámica de acoso propiamente dicho. Lo que en un principio ha podido ser un conflicto entre dos personas,
puede llegar a convertirse en un conflicto de varias personas a la vez contra una
sola, con la adopción de comportamientos hostigadores grupales (Piñuel, 2001).
La prolongación de esta fase es debida a actitudes de evitación o de negación de la
realidad por parte de las personas afectadas, de otros compañeros e incluso de la
dirección.
La tercera fase del mobbing se denomina fase de intervención, en ella dependiendo del lugar, legislación y estilo de liderazgo en la organización, se tomará una
serie de medidas encaminadas a la resolución positiva del conflicto (p. ej., cambio
de puesto, fomento del diálogo entre los implicados), o lo que es más habitual, se
tomarán medidas para apartarse del supuesto origen del conflicto, contribuyendo
El mobbing desde la perspectiva de la Psicología Jurídica • 337
de esta manera a una mayor penalización de la persona afectada (Pérez-Bilbao et
al., 2001).
Por último, tiene lugar la que se conoce como fase de exclusión, que corresponde con el periodo en el que el trabajador compatibiliza su trabajo con bajas por incapacidad temporal de larga duración. En esta fase, la víctima subsiste con distintas
patologías como consecuencia de su anterior experiencia de hostigamiento con los
consiguientes efectos físicos, psíquicos y sociales (Piñuel, 2001).
Al margen de las fases ya señaladas, y que suponen la evolución habitual de este
tipo de supuestos descrita en la literatura especializada, nos atrevemos a señalar
que en muchos casos se produce una quinta fase que podríamos denominar fase de
judicialización, en la cual, la víctima comienza un largo camino con el propósito
de emprender acciones legales contra aquellos que han atentado contra su dignidad
y salud, situación que se manifiesta como una evidente victimización secundaria
para la persona que ha sufrido el acoso en su lugar de trabajo.
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LOS EFECTOS DEL ACOSO LABORAL
Las consecuencias del acoso psicológico en el trabajo pueden ser de distinta naturaleza y proyectarse sobre ámbitos también muy variados (González-Trijueque,
2007a). No sólo el trabajador acosado sufre los efectos, sino que, a medida que el
problema se va desarrollando, comienzan a evidenciarse las distintas repercusiones
para la propia organización, el núcleo socio-familiar del afectado, y la sociedad en
general (Einarsen y Hauge, 2006; Pérez-Bilbao et al., 2001).
En el presente capítulo, únicamente se hará referencia a las consecuencias que
sufren las personas acosadas en su lugar de trabajo, ya que sin lugar a dudas se trata
del más relevante de cara a una valoración pericial psicológica.
Una característica de este tipo de situaciones es que el afectado percibe que
sus acosadores tienen la intención explícita de causarle daño o mal, lo que convierte la situación en especialmente estresante. Además, el individuo interpreta las
situaciones como una gran amenaza a su integridad, pues contraría algunas de sus
expectativas (como la de recibir un trato equitativo) y atenta contra necesidades
básicas como son la necesidad de afiliación (necesidad de estar asociado y de tener
relaciones afectuosas con otras personas) y de estatus (necesidad de una relación
con los otros, establecida y respetada). Además, a menudo, el trabajador no sabe
cómo afrontar estas situaciones para modificar su entorno social, ni sabe cómo
controlar las reacciones emocionales que le produce dicho proceso. El fracaso en el
afrontamiento de las situaciones y en el control de la ansiedad desencadena una patología propia del estrés, que se va volviendo crónica y se agrava progresivamente.
Por otra parte, debemos señalar que el mobbing no tiene las mismas consecuencias ni provoca las mismas reacciones en todas las personas que lo sufren, ya que
338 • Psicología jurídica Iberoamericana
las diferencias entre habilidades sociales, capacidades, estrategias de afrontamiento,
apoyo social y recursos personales que tenga el individuo para afrontar la situación,
pueden resultar determinantes en el desarrollo de una posterior psicopatología
(González-Trijueque, 2007a). No obstante, en un elevado porcentaje de casos, las
consecuencias del acoso para el trabajador resultan significativas a distintos niveles:
1. A nivel físico. Destaca la posible presencia de dolores inespecíficos e incluso la
presencia de trastornos funcionales que pueden hacer pensar en la presencia de
algún trastorno orgánico de base (González-Trijueque, 2007a). Las somatizaciones
de todo tipo suelen resultar habituales en este tipo de casos (González-Trijueque,
2007a; Mikkelsen y Einarsen, 2002b; Pérez-Bilbao et al., 2001; Piñuel, 2001).
2. A nivel psicológico. A nivel psicopatológico, la sintomatología clínica propia de las
personas sometidas a situaciones de acoso psicológico en su lugar de trabajo puede resultar muy heterogénea (González-Trijueque, 2007a; Leymann y Gustafsson,
1996; Mikkelsen y Einarsen, 2001). No obstante, los síntomas más habituales suelen
ser los relacionados con los cuadros de ansiedad, como por ejemplo la presencia de
un miedo acentuado y continuo, pudiendo dicha ansiedad situacional generalizarse
a otras situaciones de la vida cotidiana (Einarsen y Mikkelsen, 2003; GonzálezTrijueque et al., 2010). También pueden evidenciarse otros trastornos emocionales
como sentimientos de fracaso, impotencia y frustración, baja autoestima o apatía,
llegando a verse afectados por distintos tipos de distorsiones cognitivas o mostrar
problemas a la hora de concentrarse y dirigir la atención (González-Trijueque et al.,
2010; Piñuel, 2001).
Entre las alteraciones psicopatológicas más habituales que pueden presentar las
víctimas de mobbing se encuentran los trastornos adaptativos mixtos de tipo ansioso-depresivo, los trastornos de ansiedad generalizada (TAG) y la sintomatología ansiosa de carácter postraumático (González-Trijueque y Delgado, 2011; Matthiesen
y Einarsen, 2004; Mikkelsen y Einarsen, 2002a). Se debe señalar al respecto, que
es frecuente que los trabajadores acosados presenten sintomatología de tipo postraumático, como es la reexperimentación de la situación de acoso percibida y el
desarrollo de conductas evitativas, así como que muestren otros indicadores de interés como sintomatología ansioso-depresiva, somatizaciones, irritabilidad, apatía,
déficit de atención, falta de autoestima, fobia social, problemas de sueño, pesadillas
y desconfianza hacia el entorno (González-Trijueque y Delgado, 2011; Leymann y
Gustafsson, 1996).
Además, el trabajador acosado puede desarrollar comportamientos sustitutivos tales como drogodependencias y otro tipo de adicciones, que además de constituir
comportamientos patológicos en sí mismos, están en el origen de otras nuevas patologías (González-Trijueque, 2008; González-Trijueque et al., 2010).
Por último, debemos destacar que la excesiva duración o magnitud de la situación
de mobbing puede dar lugar a patologías más graves e incluso a agravar problemas
ya existentes (Matthiesen y Einarsen, 2001, 2004); de hecho, resulta factible que
El mobbing desde la perspectiva de la Psicología Jurídica • 339
podamos encontrar casos que presenten cuadros depresivos graves o sintomatología paranoide,i ncluso, ideación suicida (Davenport et al., 2002; Leymann, 1996).
3. A nivel social. Los individuos afectados llegan a desarrollar mayor susceptibilidad
y pueden adquirir actitudes de desconfianza y conductas de aislamiento, evitación,
agresividad u hostilidad que no deben confundirse con reacciones paranoides, resultando habitual que estos sujetos puedan manifestar sentimientos de ira, rencor e
incluso venganza hacia sus acosadores (Piñuel, 2001; Rodríguez-López, 2004). En
general se puede decir que la salud social del individuo se encuentra profundamente afectada pues este problema puede distorsionar las interacciones que tiene con
otras personas e interferir en la vida normal y productiva del individuo.
EVALUACIÓN DE LA VÍCTIMA DE MOBBING
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Uno de los principales problemas que se plantean a nivel técnico a la hora de
valorar los casos de mobbing, es que el contenido y la significación de muchos de
estos comportamientos y actitudes descritos anteriormente pueden llegar a resultar
de muy difícil objetivación (González-Trijueque, 2010). La razón de que sea así
radica en que en este tipo de situaciones problemáticas aparecen implicadas, por
un lado, las intenciones de los presuntos agresores con sus conductas y, por otro, la
atribución que, de esas intenciones realiza el trabajador afectado. A pesar de ello, y
a efectos de la problemática en que se puede ver envuelta la víctima, el objeto de
análisis lo constituye la realidad psicológica del trabajador afectado. De este modo,
la valoración de este tipo de problemática se va a centrar fundamentalmente en
tres aspectos: 1) la objetivación del estresor, 2) la valoración del daño en la persona
acosada, y 3) el establecimiento de una relación de causalidad entre estresor y daño
producido.
1. La objetivación del estresor. Al momento de realizar una valoración técnica de un
fenómeno tan complejo y sutil como el acoso psicológico en el lugar de trabajo,
lo idóneo sería efectuar un trabajo multidisciplinar por parte de distintos profesionales (p. ej., psicólogos, médicos, técnicos superiores en prevención de riesgos
laborales que dispongan de la especialidad de ergonomía y psicosociología aplicada) tanto pertenecientes a la propia organización laboral como ajenos a ella; así
como poder valorar aspectos tan variados como son el propio lugar de trabajo y el/
los supuesto/s acosador/es, y no únicamente la evaluación de la víctima del acoso
(González-Trijueque, 2010).
Resulta utópico pensar que una organización laboral, por compleja y bien organizada que sea, haya previsto y solucionado todas las posibles fuentes de conflictos que
se pueden dar en la misma. Un paso previo para que una empresa se enfrente con
éxito a la resolución de tales problemas es considerar que éstos son una circunstancia normal y no excepcional en una organización, por lo que sería conveniente
la planificación y el diseño de las relaciones sociales en la empresa, teniendo en
340 • Psicología jurídica Iberoamericana
cuenta que es un ámbito con un gran margen de indeterminación. No obstante,
la interacción social en el trabajo no se puede imponer, pero sí se puede prever u
orientar. Este diseño tiene que atender no solamente a los circuitos de relaciones
dependientes del trabajo sino a las relaciones interpersonales independientes del
trabajo. Así, el entrenamiento de los trabajadores en relaciones interpersonales y los
sistemas de regulación de conflictos tienen que estar dirigidos a todas las dimensiones sociales posibles en una empresa. Por todo ello, se antoja fundamental a la
hora de evaluar supuestos de mobbing el poder mantener entrevistas con distintas
personas del entorno laboral así como tener acceso a la documentación que pudiera
resultar de interés (p. ej., informes de clima laboral, planes de prevención, programas formativos en riesgos psicosociales, protocolos de actuación anti-mobbing) para
el psicólogo que pretenda abordar este tipo de situaciones (González-Trijueque,
2008, 2010). De hecho, la evaluación técnica del acoso laboral es compleja y debería incluir aspectos como la propia situación de acoso descrita por la supuesta
víctima, las propias características de la organización laboral donde se ha llevado
a cabo el acoso y las distintas personas implicadas, víctima y victimario incluidos
(González-Trijueque, 2008, 2010; Padial y De la Iglesia, 2002). Sin embargo, en
la práctica real, desafortunadamente no resulta habitual poder acceder a todos los
aspectos que deben ser considerados en la evaluación de un supuesto de acoso psicológico en el lugar de trabajo, ya que la organización laboral niega dicha situación
y no facilita la valoración global de este tipo de comportamientos; por ello, resulta
común que ante la evaluación de una situación de mobbing sólo se pueda acceder
a la exploración de la víctima, con las consecuentes limitaciones (González-Trijueque, 2010).
Como puede deducirse de lo anteriormente expuesto, muy a menudo el psicólogo
deberá valorar el mobbing de forma indirecta y únicamente a través de la víctima.
Por ello, para objetivar la situación de acoso descrita por el trabajador será fundamental dejar que éste exprese de forma abierta las conductas de hostigamiento percibidas en su lugar de trabajo, así como la frecuencia, intensidad y duración de las
mismas, y de este modo valorar si describe una situación de mobbing propiamente
dicha o si por el contrario se describe algún otro tipo de riesgo psicosocial o conflictiva laboral (p. ej., fatiga crónica, estrés laboral, burn-out, acoso sexual, problemas
interpersonales). De este modo, podremos alcanzar un diagnóstico de sospecha
antes de poder llegar a un diagnostico de certeza, siendo para ello fundamental realizar un diagnóstico diferencial con otros riesgos psicosociales (González-Trijueque
y Delgado, 2011; Padial y De la Iglesia, 2002).
Una vez obtenido el relato de la presunta víctima y comprobar que describe una
situación de acoso laboral compatible con las distintas definiciones técnicas existentes, el psicólogo podrá administrar instrumentos específicos de medida del acoso para procurar mayor objetividad en su evaluación, siendo conscientes en todo
momento que se trata de instrumentos de tipo auto-informe que pueden ser fácilmente manipulables en un contexto como el forense. No obstante, y pese a la
limitación comentada en el mundo pericial, los psicólogos contamos cada vez con
más instrumentos específicos para la evaluación del acoso en el lugar de trabajo,
entre los que destacan (por encontrase disponibles en castellano) el LIPT (Leymann
El mobbing desde la perspectiva de la Psicología Jurídica • 341
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Inventory of Psychological Terrorization) de Leymann (1990), adaptado en población
española (González de Rivera y Rodríguez-Abuín, 2005), el NAQ-R (Negative Acts
Questionnaire Revised) de Einarsen y Raknes (1997), instrumento más breve que
el LIPT que goza de buenas propiedades psicométricas y que ha comenzado a ser
utilizado en España (González-Trijueque y Graña, 2009), y la Escala Cisneros (Fidalgo y Piñuel, 2004), instrumento desarrollado y validado en España y que goza
igualmente de buenas propiedades psicométricas. Asimismo, no podemos olvidar
los instrumentos de carácter más general y que valoran riesgos psicosociales en
el lugar de trabajo y que siempre pueden ofrecer una importante información
complementaria (p. ej., ISTAS21).
2. La valoración del daño en la víctima. Tal y como hemos señalado anteriormente,
muy frecuentemente, y dadas las propias características del mobbing (donde la organización laboral es la primera en negar su existencia), el profesional que deba
evaluar este tipo de casos se verá limitado a poder acceder únicamente a la persona acosada, con las limitaciones técnicas correspondientes ya señaladas, situación
siempre a reconocer por parte del perito que aborde el caso (González-Trijueque,
2010).
Ante este tipo de situación, resultará especialmente importante que el perito psicólogo conozca la variada tipología del daño a nivel jurídico. De hecho, en los últimos
años, los estudios, investigaciones, congresos, cursos y seminarios relacionados con
el mundo de la victimología han ido en aumento a nivel internacional, destacando
el interés por los aspectos sociales y económicos de la víctima recogidos en las
distintas legislaciones de cada país. De hecho, los tribunales están comenzando a
formular jurisprudencia sobre la situación en la que quedan las víctimas tras sufrir
los distintos hechos victimizantes, ya que, el concepto de victimología, en sentido
amplio, no sólo hace referencia a las víctimas del delito, sino a todo tipo de víctima,
por lo que no deberá confundirse, por tanto, la propia victimología con una categoría específica de víctima. Por ello, se ha de entender por víctimas las personas que
individual o colectivamente hayan sufrido daños, sufrimiento emocional, pérdida
financiera o menoscabo sustancial de sus derechos fundamentales (Esbec y Gómez-Jarabo, 2000), situación evidentemente compatible y habitual con la propia
que padecen los trabajadores que han sufrido o sufren acoso laboral.
En la actualidad, las víctimas que alegan encontrarse afectadas psicológicamente y
deciden acudir a la Administración de Justicia para reclamar indemnizaciones por
los daños sufridos, son habitualmente examinadas por psicólogos y/o psiquiatras
forenses que determinan la naturaleza y alcance del sufrimiento emocional a consecuencia del hecho victimizante en cuestión, estableciendo su estado de salud mental premórbido, y por tanto la relación de causalidad entre el estresor descrito y la
psicopatología desarrollada a raíz del mismo, estableciéndose una máxima atención
ante la posibilidad de simulación de alteraciones postraumáticas o declaraciones
falsas (Esbec y Gómez-Jarabo, 2000). Este último dato resulta de especial interés
en el contexto forense debido a la existencia de posibles ganancias secundarias (p.
ej., indemnizaciones). Por ello, se deberá siempre tener en cuenta la posible simu-
342 • Psicología jurídica Iberoamericana
lación o sobresimulación sintomática por parte de la supuesta víctima (Esbec y
Gómez-Jarabo, 2000; González de Rivera y López-García, 2003).
Entre los indicadores de simulación a valorar por parte del profesional que aborde
un supuesto de mobbing se encuentran: 1) la existencia de un incentivo externo
significativo (habitualmente económico); 2) el cuadro psicopatológico expresado
no encaja en la forma habitual de la alteración; 3) la persona muestra su incapacidad para trabajar pero mantiene su capacidad para el ocio; 4) el pseudo-acosado
puede tratar de evitar una valoración especializada (a menos que sea esencial para
obtener el beneficio pretendido); 5) se detectan disparidades significativas entre
las distintas pruebas psicométricas administradas (tanto entre sí mismas como con
la sintomatología aludida); 6) el simulador puede parecer evasivo al momento de
la exploración o declinar su cooperación en procedimientos diagnósticos o en tratamientos prescritos (incluyendo los psicoterapéuticos); 7) se detectan rasgos de
inmadurez e indicadores de escasa honradez, codicia y marcada actitud litigante;
8) la tenacidad en la persecución de los fines ligados al proceso judicial contrastan
con el estado incapacitante alegado; 9) presencia de cuadros experimentados (p. ej.,
metasimulación, sobresimulación) o conocidos, más o menos cercanos al interesado; 10) el pseudo-acosado suele hallarse molesto, intranquilo, malhumorado, susceptible, resentido o poco colaborador; y 11) existen inconsistencias evidentes en
la sintomatología presentada por el simulador. Otros criterios como una trayectoria
profesional desfavorable, el absentismo laboral (tanto justificado como no), el bajo
rendimiento, la poca motivación ante nuevas tareas a desarrollar e incluso la marginalidad social dentro del entorno laboral no son indicadores fiables de simulación,
ya que también pueden hallarse en verdaderas víctimas de mobbing (González de
Rivera y López-García, 2003).
Como puede apreciarse, la valoración del daño resulta compleja y además presenta
implicaciones muy diversas con amplia tradición jurídica (González-Trijueque y
Delgado, 2011; Tejero, 2005). De hecho, existen distintos tipos de daño desde el
punto de vista jurídico, y concretamente en el caso del daño corporal o psicofísico los juristas han distinguido entre daño económico o patrimonial (cuantificable
económicamente) y el daño no económico o extrapatrimonial (no cuantificable
y también conocido como daño moral) (Criado, 1999; Hernández-Cueto, 2002,
2004; Tejero, 2005). Respecto al daño psicológico, podemos decir que, por sus propias características inherentes, presenta implicaciones en ambas esferas (tanto patrimonial como extrapatrimonial), y por ello, ha llegado a ser considerado como
un tercer tipo de daño o incluso como un daño puramente extrapatrimonial pero
independientemente del concepto de daño moral más clásico (Tejero, 2005).
Retomando la problemática del acoso laboral, se debe señalar que un trabajador
acosado no tiene por qué presentar una psicopatología asociada, en cuyo caso se
debería demostrar igualmente el hostigamiento padecido, de forma verosímil, y
plantear al juez la ilegalidad o perjuicio potencial de estas conductas malintencionadas, aunque no hayan dejado secuelas psicológicas residuales de carácter incapacitante, pareciendo razonable entonces reclamar por ello el daño moral por la
vía jurisdiccional que corresponda (González de Rivera y López-García, 2003).
Por tanto, si no existe psicopatología no habrá lesión psíquica, lo cual no excluye
El mobbing desde la perspectiva de la Psicología Jurídica • 343
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que haya podido existir la conducta de acoso y ésta lleve asociada la presencia de
daños morales, si bien en este caso, el perito deberá limitarse a reflejar la ausencia
de patología y no entrar en otras consideraciones que no son de su competencia y
sí lo son del jurista.
Por último, y en relación con la valoración del daño en la víctima de mobbing, será
muy relevante que el psicólogo se pronuncie sobre si el daño psicológico detectado
supone una lesión (recuperable) o una secuela (no recuperable) en el plano psíquico de la persona (González-Trijueque, 2007a; González-Trijueque y Delgado,
2011).
3. La relación de causalidad entre estresor y daño. El objetivo más frecuentemente solicitado en relación con un informe pericial psicológico de una víctima de mobbing
es el de poder establecer un nexo causal entre las conductas de acoso descritas y la
posible sintomatología clínica desarrollada a raíz de las mismas, (Borrás, 2002; Ege,
2002; González-Trijueque, 2007a, 2007b, 2010; González-Trijueque y Delgado,
2011; Padial y De la Iglesia, 2002; Soria y Garrido, 2005), ya que el objetivo principal del informe pericial será acreditar que el trabajador acosado ha estado expuesto
a unos factores de riesgo de tipo psicosocial relacionados con las relaciones interpersonales establecidas en el lugar de trabajo y, que dicha situación ha ocasionado
daños psicofísicos objetivables mediante datos clínicos (Llaneza, 2005). De hecho,
el perito psicólogo deberá justificar técnicamente que la conducta de acoso descrita
corresponde con las definiciones técnicas del concepto mobbing en cuanto a características, frecuencia y duración, así como que constituye al menos el principal estresor identificado y que por si sólo es suficiente y necesario para producir el daño
psicológico objetivable al momento de la exploración.
En algunos casos (los menos) podremos referir una compatibilidad absoluta entre estresor y sintomatología cuando únicamente se valore una causa única y se
aprecie una lesión en el plano psicológico; mientras que en otros casos (la mayoría), se identificarán distintos estresores susceptibles de generar el mismo tipo de
alteración que son coexistentes con la conducta de acoso laboral, siendo por tanto
esencial en estos casos valorar la vulnerabilidad y estado anterior de la víctima así
como la concausalidad de los distintos factores que pueden interferir en la modulación del daño psicológico detectado (González-Trijueque y Delgado, 2011). De
hecho, habrá que tener en consideración que las causas que originan este tipo de
alteraciones psicopatológicas suelen ser múltiples y difusas (Borrás, 2002), lo cual
dificultará aún más la evaluación pericial de este fenómeno. Aún así, no debemos
olvidar que la ausencia de psicopatología en el peritado no descarta la posibilidad
de que éste haya estado sometido a una situación de acoso laboral, debiendo en
estos supuestos el jurista valorar la existencia de un posible daño moral pese a la
ausencia de daño psíquico (González-Trijueque y Delgado, 2011).
Además, en los casos en los que se detecte en el trabajador acosado alguna patología
mental, ésta podrá ser o no compatible con la situación de acoso. Así por ejemplo,
si se detecta una psicopatología incompatible con una situación de mobbing (p. ej.,
psicosis, trastorno bipolar) no se debe excluir la posible conducta de acoso, ya que
ésta podrá haber agravado el estado anterior (vulnerable) de la víctima (GonzálezTrijueque y Delgado, 2011).
Sin embargo, lo más habitual será que el psicólogo forense pueda acreditar en la
víctima valorada trastornos compatibles con la situación de acoso (p. ej., trastorno
adaptativo) pero que también dichas alteraciones puedan ser explicadas por otros
estresores (p. ej., problemas personales, familiares). Ante esta situación, el perito
deberá descartar que el trastorno sea anterior al acoso, en cuyo caso, evidentemente
no puede derivar de ello, pero sí influir en su agravamiento. Asimismo, el siguiente
paso será el de descartar otras hipotéticas causas y contemplar tres posibles supuestos: 1) el acoso es el único estresor identificado y es suficiente y necesario para
producir el trastorno (el perito hablaría en su dictamen de compatibilidad absoluta
y establecería el acoso como causa única de la lesión psíquica detectada), 2) existen
otros estresores identificados y susceptibles de generar el mismo trastorno que son
coexistentes con el acoso (el perito debería valorar la concausalidad), y 3) existen
causas previas orgánicas o ambientales susceptibles de generar el trastorno detectado (el perito debería valorar la vulnerabilidad y estado anterior de la víctima)
(González-Trijueque y Delgado, 2011).
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14
Psicopatía: características
clínicas y prospectivas en la
legislación de México
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Eric García
David González
El objetivo de este artículo es realizar una revisión histórica del concepto psicopatía, desde sus primeras descripciones hasta las consideraciones técnicas actuales al
respecto. Se abordan aspectos de interés como la delimitación conceptual del constructo psicopatía, las características clínicas propias y las repercusiones a nivel forense en los tribunales de justicia mexicanos, especialmente de cara a las reformas
constitucionales. Para delimitar el tema, se mencionan sólo las referencias jurídicas
de la legislación oaxaqueña en años recientes, pero el artículo es susceptible de ser
aplicado a las reformas de todo el país.
En otras publicaciones (García, 2007; García, Robles & González-Trijueque,
en prensa; López-Quintana y García, en prensa) hemos señalado la importancia
que debe tener el constructo psicopatía para el Derecho, especialmente en la actualidad, donde las reformas a los ordenamientos jurídicos consideran conceptos
novedosos y prácticas operativas en áreas como la justicia restaurativa, la mediación intrajudicial, la justicia juvenil, la violencia contra las mujeres, etc. En esos
casos se ha señalado que los llamados psicópatas bien podrían manipular en su
beneficio exclusivamente personal lo que se plantea como un evento positivo
para la colectividad, significando así un fracaso de los objetivos perseguidos por
esas reformas.
Pese a la importancia del tema, no habíamos podido dedicar un espacio específico para explicar el concepto psicopatía y resaltar la importancia de conocer estas
realidades en pro de una mejor procuración e impartición de justicia en México.
349
350 • Psicología jurídica Iberoamericana
Así, este capítulo presenta una breve pero sustanciosa revisión histórica del
constructo psicopatía y destaca la importancia que debe tener para el derecho
el conocimiento de este tipo de personalidades, siendo, por consecuencia lógica,
necesaria la inclusión de la psicología jurídica en las instituciones que estructuran
este campo (procuradurías y tribunales de justicia en general, fiscalías de menores,
fiscalías de violencia contra la mujer, centros de atención a víctimas del delito, centros mediación y justicia restaurativa en particular, entre otros).
APROXIMACIÓN AL CONCEPTO PSICOPATÍA
Fue durante el siglo XVIII cuando comenzaron a desarrollarse las primeras descripciones clínicas en relación a la psicopatía, no obstante, las características de este
trastorno son conocidas desde la antigüedad (López-Magro y Robles, 2005).
Arnold (1782) se atrevió a distinguir entre los conceptos de ideal insanity y notional insanity, entendiendo el primero como una locura caracterizada por una perturbación de las sensaciones y el segundo como una especie de locura conceptual
derivada del fracaso de las asociaciones establecidas. Este planteamiento fue desarrollado posteriormente por Rush (1786) quien utilizó el concepto de depravación
moral innata para describir un trastorno mental en el que se encuentran afectadas
las facultades morales con conservación de la razón y otras capacidades intelectivas.
Posteriormente, Pinel (1809) observó y documentó cierto tipo de pacientes que
padecían lo que definió como manía sin delirio, pretendiendo con dicho concepto
hacer referencia a sujetos que presentaban un funcionamiento intelectual dentro
de la normalidad pero mostraban también un espectro conductual que entraba en
conflicto con las normas sociales, morales o legales. Fue a partir de esta definición
que Pritchard (1895) acuñó el término moral insanity (locura moral) mediante el
cuál describía un cuadro psicopatológico caracterizado como una perversión de
los sentimientos, afectos y de la capacidad de acción, sin que aparezcan ilusiones,
alucinaciones o alteraciones del pensamiento, destacando que en ocasiones observó
una carga hereditaria al respecto.
Otro concepto que resultó destacado fue el de inferioridad psicopática (Koch,
1891; cit. López-Magro y Robles, 2005) mediante el cual se pretendió destacar la
base biológica de este tipo de anomalías, incluyendo entre los individuos que presentaban dicha dolencia a
las almas impresionables, los sentimentales lacrimosos, los soñadores y fantásticos,
los huraños, los apocados, los escrupulosos morales, los delicados y susceptibles, los
caprichosos, los exaltados, los excéntricos, los justicieros, los reformadores del Estado
y del mundo, los tercos y los porfiados, los orgullosos, los indiscretos, los burlones, los
vanidosos y presumidos, los trotacalles y los noveleros, los coleccionistas, los inventores, los genios fracasados y los no fracasados
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Psicopatía: características clínicas y prospectivas en la legislación de México • 351
Y añadiendo que la etiología de este tipo de anomalías podía ser congénita y
podía adoptar tres formas: 1) delicadeza psíquica, 2) disposición psicopática, y 3)
anormalidad intelectual y moral.
Siguiendo la obra de Koch, Kraepelin (1904) introdujo el concepto de estados
psicopáticos a través del cual hacía referencia a los trastornos constitucionales que
se manifestaban como personalidades mórbidas. Este término fue desarrollado por
el mismo Kraepelin pasando a definirlo como personalidades psicopáticas con el
que hacía referencia a peculiares formas mórbidas de desarrollo de la personalidad
que se consideran degenerativas, llegando a diferenciar diversos tipos de psicópatas: nerviosos, neuróticos obsesivos, excitables (con y sin rasgos histéricos), inestables (con y sin rasgos histéricos), débiles de voluntad (con y sin rasgos histéricos),
impulsivos (aumento de los impulsos normales), epilepsia afectiva, impulsivos
patológicos, perversos sexuales (homosexuales, sadistas, masoquistas, fetichistas
y exhibicionistas), discutidores, extravagantes retorcidos, mentirosos, personalidades histéricas (carácter histérico, histeria degenerativa), camorristas y asociales. Siguiendo otra línea de trabajo, Birbaum (1914) introdujo el término sociopatía para
destacar la importancia que tienen en el origen del trastorno el aprendizaje social y
las negativas influencias ambientales tempranas.
Kretschmer (1921) desarrolló un continuo desde los tipos constitucionales normales hasta cuadros patológicos, extremos entre los que se encontrarían los psicópatas, entendiendo a éstos como aquellas personas que, por motivo de su estructura
temperamental, tropiezan con dificultades de adaptación al medio común, haciendo sufrir a la comunidad o sufriendo dentro de ella. Kretschmer consideró como
principales tipos constitucionales el leptosomático, el atlético y el pícnico, así como
tres tipos poco frecuentes englobados como displásticos (gigantismo eunucoide,
obesidad eunucoide e infantilismo eunucoide). Asimismo, mediante la observación
clínica llegó a la conclusión sobre la existencia de una estrecha correlación entre
las formas corporales leptosomas, atléticas y displásticas y la esquizofrenia, por un
lado; y por otro, entre las formas pícnicas y la psicosis maníaco-depresiva o circular.
Influenciado notablemente por la obra de Kraepelin, Schneider (1923) mantuvo la idea de que los psicópatas manifestaban un trastorno de la personalidad con
el que sufren o hacen sufrir a los demás, llegando a distinguir entre varios subtipos,
tal como se aprecia en la Tabla 13.1.
Como puede apreciarse han sido dos las aproximaciones al concepto de psicopatía, por una parte se encuentra la tradición anglosajona que arranca con Pritchard y su concepto de locura moral y se encuentra centrada en el menoscabo de
la capacidad para comportarse según los principios morales y, por otra parte, se
encuentra la tradición germánica que define estas anomalías según rasgos de personalidad (López-Magro y Robles, 2005). Ante estas dos visiones del constructo psicopatía cabe preguntarse si dicho concepto resulta sinónimo o no del de conducta
antisocial.1 Los trabajos actuales nos permiten apreciar que, no obstante, parece
352 • Psicología jurídica Iberoamericana
demostrado que ni todos los delincuentes son psicópatas, ni todos los psicópatas
son delincuentes, aún así, la tendencia más generalizada en la actualidad y desde los
años sesenta, es la de definir el trastorno a partir de descripciones sintomatológicas.
Tabla 13.1. Subtipos psicopáticos propuestos por Schneider
Hipertímicos. Alegres y eficientes, carecen de firmeza y de profundidad, poco
dignos de confianza, descuidados y fáciles de influenciar. Incurren fácilmente en
delitos.
Depresivos. Tranquilos, en constante estado depresivo, predominan los autorreproches y las dudas.
Inseguros de sí mismos. Con tendencia a la inseguridad y a la desconfianza en
sí mismos motivadas por la timidez interna, sobre todo en los planos físico y
social, externamente se muestran seguros o arrogantes. Con remordimientos y
escrúpulos de conciencia.
Fanáticos. Activos y expansivos. Dependiendo de sus propósitos pueden subdividirse en: personal (lucha por su derecho, real o supuesto), idealista (realiza
manifestaciones a favor de su programa), silenciosos, excéntricos, fantaseadores.
No dudar en cometer actos contrarios al orden social o penal.
Necesitados de estimación. Desean aparentar más de los que son y atraer la
atención. Excéntricos.
Lábiles. Con cambios bruscos de humor, estado irritable depresivo. Realizan
acciones impulsivas que suelen desembocar en huídas o en excesos alcohólicos.
Explosivos. Excitables e irritables, montan en cólera con suma facilidad, respondiendo con violencia.
Desalmados. Carecen de determinados sentimientos básicos (compasión, vergüenza, sentido del honor, remordimientos, conciencia).
Abúlicos. Sugestionables, falta de voluntad propia.
Así por ejemplo Karpman (1961) describió al psicópata como una persona
insensible, emocionalmente inmadura, desdoblada y carente de profundidad, con
reacciones emotivas simples, aunque puede simular otras reacciones para conseguir
sus propósitos. No siente ansiedad ni miedo por lo que las recompensas y los casti-
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Psicopatía: características clínicas y prospectivas en la legislación de México • 353
gos no tienen efecto sobre su comportamiento inmediato, el cual suele estar determinado por impulsos o necesidades circunstanciales. Sus relaciones interpersonales
son superficiales. Según este autor los psicópatas podrían dividirse en agresivodepredadores y pasivo-parásitos.
Otra de las polémicas a tener en cuenta es el hecho de que para algunos autores
la psicopatía es un constructo categorial (Hare, 2003; McCord, 1983), mientras
que para otros es dimensional (Blackburn, 1988; Wilson y Herrnstein, 1985). Entre
estas dos posturas se ha desarrollado una serie de estudios entre los que podemos
destacar los de Harris, Rice y Quinsey (1994), quienes demostraron que la psicopatía, tal y como es medida por la PCL-R, es una entidad discreta, lo que quiere
decir, que puntuaciones elevadas en esta escala indicaría mayor probabilidad de ser
un psicópata y no mayor cuantía de este rasgo. Este tipo de dificultades ha hecho
que diversos autores cuestionen la precisión del concepto psicopatía y su uso con
fines científicos (López-Magro y Robles, 2005).
Las categorías diagnósticas relacionadas con el trastorno psicopático han sufrido diversas modificaciones tanto en el término empleado para referirse al mismo
como en los criterios diagnósticos que lo definen (López-Magro y Robles, 2005),
así por ejemplo en el DSM-I2 se utilizó el término desorden de la personalidad sociopática, reacción antisocial para referirse a individuos crónicamente antisociales
que siempre tienen problemas, que no parecen aprovecharse ni de la experiencia
pasada ni del castigo y que no mantienen auténticas lealtades con la persona, grupo o norma alguno. En el DSM-II se empleó ya el término trastorno antisocial de
la personalidad (TAP), enfatizando los rasgos de personalidad que aparecen en
las descripciones clínicas de la personalidad psicopática, tales como egocentrismo,
insensibilidad, irresponsabilidad, impulsividad, ausencia de sentimiento de culpa e
incapacidad para aprender de la experiencia.
En el DSM-III se consideró que las manifestaciones del TAP son identificables
en la adolescencia o incluso antes, y que estas manifestaciones perduran a lo largo
de la edad adulta, operativizándose en “historia de conducta antisocial continuada
y crónica en la que se violan los derechos de los demás”, siendo necesarios y suficientes cuatro criterios para diagnosticar el TAP: 1) que el sujeto tenga más de 18
años, 2) que exista evidencia de conducta problemática antes de los 15 años, 3)
que el patrón de conducta antisocial persista en la edad adulta, y 4) que la conducta antisocial se presente al margen del curso de una esquizofrenia o de episodios
maníacos. En el DSM-IV se mantuvo la denominación del TAP, no produciéndose
muchas modificaciones respecto al DSM-III, manteniéndose la necesidad para el
diagnóstico de una historia durante la infancia y adolescencia de conductas relacionadas con la agresión a otras personas o animales, destrucción de la propiedad,
fraudulencia o robo y violaciones graves de las normas.
En cuanto a la OMS, la psicopatía está recogida en la CIE-10 en la categoría de
trastorno disocial de la personalidad, continuándose con la tradición alemana en
354 • Psicología jurídica Iberoamericana
el sentido de que los criterios que definen el trastorno se refieren exclusivamente
a características de personalidad y no requieren explícitamente la imprescindible
presencia –como en el DSM– de los síntomas de trastornos comportamentales durante el desarrollo (López-Magro y Robles, 2005).
Por último, se debe destacar que en la actualidad, y siguiendo a Blackburn
(1992, 1993) el concepto de psicopatía se utiliza de tres modos principalmente: 1)
personalidad psicopática entendida como desviación/deterioro personal (parte de
la tradición germánica), 2) personalidad psicopática entendida como desviación/
deterioro social (parte de la tradición anglosajona), y 3) personalidad psicopática
entendida como un híbrido de las dos anteriores.
CARACTERÍSTICAS CLÍNICAS DE LA PSICOPATÍA
Cleckley (1976) diferenció entre psicópatas y delincuentes en función de la motivación de la conducta, la consideración de sus consecuencias y la lealtad de los
miembros de su grupo, siendo la falta de emocionabilidad la característica principal
del psicópata. Para Cleckley (1976), los criterios para el diagnóstico de la psicopatía son: 1) encanto externo y notable inteligencia; 2) ausencia de alucinaciones u
otros signos de pensamiento irracional; 3) ausencia de nerviosismo o de manifestaciones psiconeuróticas; 4) inestabilidad y poca formalidad; 5) falsedad e insinceridad; 6) falta de sentimientos de remordimiento o vergüenza; 7) conducta antisocial
inadecuadamente motivada; 8) razonamiento insuficiente y falta de capacidad para
aprender de la experiencia vivida; 9) egocentrismo patológico e incapacidad para
amar; 10) pobreza general en las principales relaciones afectivas; 11) pérdida específica de intuición; 12) insensibilidad en las relaciones interpersonales generales;
13) comportamiento fantástico y poco recomendable con y sin bebida; 14) amenazas de suicidio raramente llevadas a cabo; 15) vida sexual impersonal, trivial y
pobremente integrada; y 16) fracaso para seguir un plan de vida.
Según Andrews y Bonta (1994), las aportaciones de Cleckley en cuanto al concepto de psicópata, se pueden resumir en: 1) la apariencia exterior de normalidad,
2) falta de respuesta al castigo y al control social, y 3) la constatación de que la conducta delictiva no es una característica esencial para definir la psicopatía. Por otra
parte, Blackburn y Maybury (1985), criticaron a Cleckley señalando: 1) la primacía
otorgada a las variables afectivas, consideradas como criterio necesario y suficiente, 2) presenta un concepto global sin distinguir tipos de psicópatas, y 3) falta de
contacto con la teoría de personalidad al considerar las variables como categorías
discretas más que como rasgos continuos.
Tras los pasos de Cleckley surge la figura de Robert Hare quien comenzó a estudiar la psicopatía en 1980 con jóvenes ingresados en correccionales (López-Magro
y Robles, 2005). Uno de sus primeros estudios consistió en considerar las distintas
Psicopatía: características clínicas y prospectivas en la legislación de México • 355
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puntuaciones de 143 internos en prisión en los distintos criterios de Cleckley y tras
aplicar un análisis factorial obtuvo 5 factores ortogonales: 1) incapacidad para desarrollar relaciones afectivas con otros, falta de empatía, insensibilidad e indiferencia
a los derechos y sentimientos de los demás y ausencia de los sentimientos de culpa;
2) estilo de vida inestable con ausencia de planes a largo plazo; 3) incapacidad para
aceptar la responsabilidad de su conducta antisocial; 4) ausencia de psicopatología;
y 5) presencia de controles conductuales débiles e inestables.
Posteriormente, tras un nuevo análisis factorial, aparecieron dos factores delimitados que son los que actualmente integran la PCL-R:3
•
Factor I. Describe una relación de rasgos de personalidad como la falta de empatía
y la incapacidad para desarrollar relaciones afectivas con otros. Sería el depositario
de la tradición germana anteriormente comentada. Está muy relacionado con las
características señaladas por Cleckley y con medidas autoinformadas de ansiedad,
neuroticismo y emociones negativas (Hare, 1991) empatía, narcisismo, y dominancia. Contendría los ítems 1, 2, 4, 5, 6, 7, 8,16 de la PCL-R.
•
Factor II. Manifestaciones conductuales, estilo de vida crónicamente inestable y
antisocial (propensión al aburrimiento, baja tolerancia a la frustración, presencia
de pobres controles conductuales, problemas de conducta en la infancia, falta de
planes a largo plazo, conducta irresponsable, delincuencia juvenil). Este factor parece estar relacionado con otras escalas de autoinforme que valoran psicopatía, así
como con el diagnóstico de trastorno antisocial de personalidad y guarda cierta
correlación negativa con variables como estatus socioeconómico, nivel educativo o
la inteligencia, y positiva con impulsividad, búsqueda de sensaciones y hostilidad.
Contendría los ítems 3,9,10,12,13,14,15,18,19 de la PCL-R.
En todos los estudios se ha encontrado evidencia de validez discriminante entre
ambos factores, aunque estén correlacionados entre sí. Esta circunstancia podría
explicarse aludiendo a un argumento de Cleckley: no todos los psicópatas definidos
por los criterios tradicionales responden al diagnóstico de trastorno antisocial de la
personalidad ni todos los trastornos antisociales de la personalidad pueden considerarse psicópatas (López-Magro y Robles, 2005).
En definitiva, se puede señalar que la característica esencial de la psicopatía se
compone de dos tipos de rasgos, la primera incluye el área emocional o interpersonal, es decir, aquellos atributos personales que hacen que el sujeto se desentienda
de su componente más humano, resultando egocéntrico, manipulador, mentiroso y
cruel; y la segunda, remite a un estilo de vida antisocial, agresivo, donde lo importante es sentir tensión, excitación, sin más horizonte que el actual impulsivo y dictado por el capricho o los arrebatos (Garrido, 2000). Mientras que, por otra parte,
el concepto de sociopatía incluye a personas cuya conducta antisocial es atribuible
tanto a factores constitucionales como ambientales, que dominan su socialización o
356 • Psicología jurídica Iberoamericana
que la dificultan, aún gozando de una estructura psicosocial normalizada (Carrasco
y Maza, 2005).
REPERCUSIONES JURÍDICAS Y FORENSES, CONSIDERACIONES FINALES
Los delincuentes que padecen estos trastornos de la personalidad, no pueden ser
considerados como personas normales, ni desde el punto de vista estadístico ni
desde el punto de vista funcional, pero su anormalidad es compleja y no puede
considerarse como un mero déficit congénito heredado, sino que necesariamente
hay que tener muy en cuenta, la existencia de factores socioculturales diversos, que
configuran una personalidad en desarrollo (Carrasco y Maza, 2005). Asimismo,
habrá personas que no han cometido delito alguno y que posean las características
psicopáticas mencionadas a lo largo de este capítulo. En este sentido, la importancia
de este concepto clínico para el mundo jurídico es vital y trascendente.
En la Tabla 13.2 se señalan aquellas leyes de reforma reciente en Oaxaca, en
las cuales resulta de especial importancia el concepto de psicopatía. Cabe destacar
que este concepto realmente debe ser tomado en consideración por los ámbitos
jurídicos, no sólo de Oaxaca, sino de México, pues las reformas realizadas en los
ordenamientos jurídicos actuales son susceptibles de ser afectadas por el concepto
citado, tal como podrá apreciarse en los párrafos siguientes.
La Tabla 13.2 permite apreciar la reciente incorporación de conceptos tales
como: 1) la Justicia Restaurativa, 2) la Mediación Intrajudicial, 3) la Justicia para
Adolescentes, 4) el procedimiento acusatorio adversarial, y 5) la violencia contra
las mujeres.
En las áreas mencionadas en el párrafo anterior –y tomando en seria consideración lo planteado hasta ahora en este capítulo– se sustenta una hipótesis en la
cual el argumento central es que una personalidad psicopática podría manipular y
beneficiarse de los principios contenidos en estas nuevas leyes.
Pensemos, por ejemplo, en una persona con características psicopáticas que
participe en un proceso de mediación y/o de justicia restaurativa, no le sería en
absoluto difícil manipular al mediador y/o facilitador en cualquier sentido, pues no
contamos en Oaxaca aún con un perfil específico del profesional de la mediación
y la justicia restaurativa que conozca de este tipo de alteraciones psicopatológicas.
Situación similar ocurre en aquellos casos de los adolescentes que también
podrían simular o disimular a conveniencia, sin que los encargados de la justicia
juvenil pudieran detectarlo. Asimismo, la nueva ley de acceso a una vida libre de
violencia contra las mujeres contempla la violencia psicológica, pero no se tomó
en consideración el daño potencial que una personalidad psicopática puede ejercer
sobre ellas y no hay tampoco cursos especializados dentro de las instituciones en-
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Psicopatía: características clínicas y prospectivas en la legislación de México • 357
cargadas de llevar a cabo la operatividad de estas reformas en consonancia con los
avances científicos.
Conviene también destacar la importancia de la psicopatología forense en el
procedimiento acusatorio adversarial: es urgente una actualización y una especialización por parte de los peritos clínicos que se desempeñan en estas áreas, no podemos seguir trabajando con criterios arcaicos, subjetivos, plagados de inferencias,
cuando existen alternativas de una psicología basada en la evidencia, cuando deben
aprovecharse los avances de las neurociencias en el estudio del comportamiento
criminal y cuando las perspectivas más autorizadas señalan el vínculo interdisciplinario y, evidentemente, científico.
Ahora bien, la responsabilidad de estas carencias no resulta exclusiva de los
profesionales que se desempeñan en estas áreas de la administración y la procuración de justicia, hace falta (y, reitero, es urgente) el concurso de los centros universitarios, es necesario reestructurar los programas de estudio, actualizarlos y alcanzar
la certificación correspondiente. Asimismo, resulta muy pertinente ampliar la oferta de estudios de especialización y fomentar la investigación de nuevos grupos de
trabajo, tanto en las facultades de derecho como en las de psicología, sociología y
educación, entre otras.
Se insiste también es que resultaría muy interesante estimular la apertura de
una facultad de psicología en la universidad pública (no sólo en la modalidad a distancia, sino presencial) y de un instituto de criminología que permitiera el análisis
científico de estos fenómenos desde la autonomía universitaria.
Es urgente, necesario… vital, que los centros de investigación universitarios
participen más activamente en el desarrollo social, que pasa por el de las leyes;
pero no sólo los centros dedicados al análisis jurídico, sino también los que deben
dedicarse al estudio, reitero, científico del comportamiento humano. Que puedan
realizarse y se realicen y se publiquen investigaciones cuyo método permita la
replicación de los resultados, la comprobación o refutación de las hipótesis y ello
permita sugerencias sustentables y no sólo doctrinas de sentido aparentemente
lógico que, documentado está (Garrido y Herrero, 2006; Kovera, Russano y McAuliff, 2002; Garrido y Herrero, 1997; Garrido, 1997; Garrido, 1994), no siempre son
suficientes, resulta fundamental la inclusión de la ciencia en la redacción legislativa.
La psicología jurídica (García, 2009; Cáceres y Rodríguez-Ortega, 2008; Garrido, Masip y Herrero, 2006; Carson, 2003; Haney, 2002; Esbec, 2000) es una de
las disciplinas específicas cuya estructura y fundamento puede contribuir verdaderamente al andamiaje que necesita la legislación para alcanzar sus objetivos. Las
reformas legislativas en Oaxaca y en México podrían considerar los argumentos de
esta disciplina científica, pero para ello es conveniente que la Universidad ofrezca
la formación específica necesaria; que es otra de las razones para urgir a la puesta
en marcha de un instituto de criminología y una facultad de psicología en la universidad pública cuyo sino sea la investigación, la producción de conocimientos y
358 • Psicología jurídica Iberoamericana
no sólo la transmisión de los mismos, que pueda –como en el caso de las reformas
jurídicas– aportar evidencia de las alternativas más viables para el desarrollo social
y la procuración e impartición de justicia, la contribución al alcance del bien común y la paz y la seguridad social.
En este caso, el estudio del comportamiento psicopático resulta escasamente
conocido por los legisladores y los operadores de las leyes elaboradas por los primeros. Sin un conocimiento actualizado y científico de estos conceptos, la buena
prospectiva de las legislaciones actuales puede fracasar. ¿No resulta evidente la
necesidad de implementar estas acciones a través de un instituto de investigación
específico, una facultad especializada y presencial en la universidad pública?
Para finalizar, quiero dejar oraciones de la historia que no debieran olvidarse;
primero: “el ejercicio honesto del derecho es imposible sin una previa base de psicología” (Mira i López, 1932), segundo: “un conocimiento exacto de la estructura
del cerebro es de un interés supremo para la construcción de una psicología racional” (Santiago Ramón y Cajal, premio Nobel 1906) y tercero: “condenar un delito
sin condenar [comprender] el germen oculto […] puede ser multiplicarlo en vez
de destruirlo” (discurso de inauguración de la Real Audiencia de Extremadura en
1791). Y también recientes: “no hay jurista sin pasión, ni tampoco sin sensibilidad.
[…] hay que ir depurando diversos elementos a través del juicio, del proceso[,]
para entender las honduras de la personalidad humana” (Carrancá y Rivas, 2007).
Las “honduras de la personalidad humana” atraviesan el estudio del comportamiento psicopático. Si el comportamiento humano en los ámbitos jurídicos no
puede estudiarse de forma especializada, la legislación camina con una pierna rota;
tropieza, se ensucia, desespera, y no cumple su objetivo.
Psicopatía: características clínicas y prospectivas en la legislación de México • 359
Art.
Texto reformado
Fecha inicio
vigencia
Ordenamiento
jurídico reformado
Código Procesal Penal
Ley orgánica del Ministerio Público de Oaxaca
JUSTICIA RESTAURATIVA
© Editorial El Manual Moderno Fotocopiar sin autorización es un delito.
Constitución política del
estado de Oaxaca
Concepto
Tabla 13.2. Principales reformas jurídicas que podrían relacionarse
conlas personalidades psicopáticas
11
Nadie puede ser aprisionado por deudas de carácter puramente
civil. Ninguna persona podrá hacerse justicia por sí misma, ni ejercer
violencia para reclamar su derecho. Toda persona tiene derecho a que
se le administre justicia por los tribunales que estarán expeditos para
impartirla en los plazos y términos que fijen las leyes, emitiendo sus
resoluciones de manera pronta, completa e imparcial sin perjuicio
de los centros de mediación y justicia alternativa que puedan crearse
por las autoridades. El servicio tanto de los tribunales como de los
centros de mediación o justicia alternativa mencionados, será gratuito,
quedando en consecuencia, prohibidas las costas por estos servicios.
25
Agosto
2002
26
Se entenderá por justicia restaurativa todo proceso en el que la víctima
y el imputado o condenado participan conjuntamente de forma activa
en la resolución de cuestiones derivadas del delito en busca de un
resultado restaurativo, con o sin la participación de un facilitador. Se
entiende por resultado restaurativo, el acuerdo encaminado a atender
las necesidades y responsabilidades individuales y colectivas de las
partes y a lograr la reintegración de la víctima y del infractor en la
comunidad en busca de la reparación, la restitución y el servicio a la
comunidad.
7 FR. V
La institución del Ministerio Público estará integrada por: V.Subprocurador(a) de Atención a Víctimas, Justicia Restaurativa y
Servicios a la Comunidad.
27
Son atribuciones y deberes del Subprocurador de Atención a
Víctimas, Justicia Restaurativa y Servicios a la Comunidad: I. Vigilar
la adecuada implementación de los programas del centro de justicia
restaurativa; II. Brindar a la víctima y a sus familiares la asesoría legal
que le permita conocer y ejercer sus derechos dentro del proceso
penal; III. Coordinar la atención y protección que se otorgue a
víctimas, sus familiares y testigos en la comisión de un delito; IV.
Definir, promover y desarrollar programas de prevención del delito; V.
Celebrar convenios de colaboración con organismos e instituciones de
carácter público y privado, para el mejor desempeño de sus funciones;
y VI. Las demás que esta Ley y otros ordenamientos aplicables le
confieran.
28
La Subprocuraduría de Atención a Víctimas, Justicia Restaurativa
y Servicios a la Comunidad estará integrada con las direcciones
necesarias para su adecuado funcionamiento, cuyas facultades y
atribuciones estarán señaladas en el Reglamento de la presente ley.
33 Fr. V
Los Jefes de las Agencias Locales tendrán las siguientes atribuciones:
Fracción V. Procurar la protección y atención de víctimas y testigos,
en coordinación con la Subprocuraduría Regional de su adscripción
y la Subprocuraduría de Atención a Víctimas, Justicia Restaurativa y
Servicios a la Comunidad.
2 de
mayo
2008
2°
Transitorio
Los adolescentes que no hayan cumplido los 18 años, a quienes se
impute la comisión de conductas ilícitas, serán remitidos al Consejo
de Tutela para Menores Infractores, para ser sujetos al sistema previsto
por la Ley de Tutela Pública para Menores Infractores, hasta en tanto
entra en vigor la Ley de Justicia para Adolescentes del Estado de
Oaxaca.
Código
Procesal
penal
Forma
supletoria la
LJA
Se aplica en forma supletoria la Ley de Justicia para Adolescentes
(LJA)
Ley de justicia para
adolescentes
12 de
sept.
2006
Toda la
Ley
Toda la Ley de Justicia para Adolescentes
Código
Penal
15 Párrafo
segundo
El Estado establecerá en el ámbito de su respectiva competencia, un
sistema integral de justicia que será aplicable a quienes se atribuya
la realización de una conducta tipificada como delito por las leyes
penales y tengan entre doce años cumplidos y menos de dieciocho
años de edad, en el que se garanticen los derechos fundamentales que
reconoce esta Constitución para todo individuo, así como aquellos
derechos específicos que por su condición de personas en desarrollo
les han sido reconocidas. Las personas menores de doce años que
hayan realizado una conducta prevista como delito en la ley, solo
serán sujetos a rehabilitación y asistencia social. (ADICIONADO,
P. O. 9 DE SEPTIEMBRE DE 2006). La operación de este sistema
estará a cargo de instituciones, tribunales y autoridades especializados
en la procuración e impartición de justicia para adolescentes. Se
podrán aplicar las medidas de orientación, protección y tratamiento
que amerite cada caso, atendiendo a la protección integral y el interés
superior del adolescente. (ADICIONADO, P. O. 9 DE SEPTIEMBRE
DE 2006). Las formas alternativas de justicia deberán observarse en
la aplicación de este sistema, siempre que resulte procedente. En
todos los procedimientos seguidos a los adolescentes se observará la
garantía del debido proceso legal, así como la independencia entre
las autoridades que efectúen la consignación y las que impongan las
medidas. Estas deberán ser proporcionales a la conducta realizada y
tendrán como fin la reintegración social y familiar del adolescente, así
como el pleno desarrollo de su persona y capacidades. El internamiento
se utilizara sólo como medida extrema y por el tiempo más breve que
proceda, y podrá aplicarse únicamente a los adolescentes mayores
de catorce años de edad, por la comisión de conductas antisociales
calificadas como graves.
Art. 2
Este Código se aplicará a todas las personas a partir de los dieciocho
años de edad, cualesquiera que sean su residencia o nacionalidad.
12 de
sept.
2006
Ley orgánica del
Ministerio Público
de Oaxaca
Justicia para adolescentes
Constitución política del estado de Oaxaca
360 • Psicología jurídica Iberoamericana
Arts. 7
(fr. IV);
25 y 26
Consultar especialmente artículo 7 (fracción IV); artículos 25 y 26 de
la Ley Orgánica del Ministerio Público.
2 de
mayo de
2008
9 de sept.
de 2006
13 de
abril de
2008
© Editorial El Manual Moderno Fotocopiar sin autorización es un delito.
Constitución política del
estado de Oaxaca
11
Nadie puede ser aprisionado por deudas de carácter puramente
civil. Ninguna persona podrá hacerse justicia por sí misma, ni ejercer
violencia para reclamar su derecho. Toda persona tiene derecho a que
se le administre justicia por los tribunales que estarán expeditos para
impartirla en los plazos y términos que fijen las leyes, emitiendo sus
resoluciones de manera pronta, completa e imparcial sin perjuicio
de los centros de mediación y justicia alternativa que puedan crearse
por las autoridades. El servicio tanto de los tribunales como de los
centros de mediación o justicia alternativa mencionados, será gratuito,
quedando en consecuencia, prohibidas las costas por estos servicios.
25
Agosto
2002
Ley de
mediación
del estado de
Oaxaca
Toda la
Ley
Toda la Ley de Mediación del Estado de Oaxaca.
13 abril
2004
Ley de acceso de las
mujeres a una vida
libre de violencia
Violencia contra las
mujeres
Mediación intrajudicial
Psicopatía: características clínicas y prospectivas en la legislación de México • 361
Toda la
Ley
Toda la Ley de Acceso a una vida libre de violencia contra las mujeres.
26 de
febrero
de 2009
362 • Psicología jurídica Iberoamericana
NOTAS
1. Un análisis preciso de las diferencias que existen entre el constructo psicopatía y el trastorno
antisocial de la personalidad, puede encontrarse en el trabajo de Muñoz-Vicente (2009),
incluido como capítulo de libro en una obra que analiza las perspectivas de la psicología
jurídica y forense en México. (García, 2009)
2. El DSM y la CIE son los códigos internacionales que utilizamos los clínicos para nuestros
diagnósticos. DSM significa –en castellano– Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales. Por su parte CIE quiere decir Clasificación Estadística Internacional de
Enfermedades y otros problemas de Salud. En Inglés DSM implica: Diagnostic and Statical
Manual of Mental Disorders, instrumento que se encuentra actualmente en la versión IV-R,
hallándose en proceso la construcción de la versión V. Por su parte las siglas, en inglés, del
segundo código es ICD: International Statical Classification of Diseases and Related Health
Problems, cuya versión actual es la décima, donde se cuenta con clasificaciones para los trastornos mentales y del comportamiento. Quedando entonces
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