UNIVERSIDAD RICARDO PALMA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS DERECHO PENAL RESPONSABILIDAD PENAL DE LA PERSONA JURÍDICA Integrantes del Grupo: Andrade Ríos, Isamar Leal Álvarez, Rodrigo Nostades Soriano, Álvaro Vilca Apaza, John SEMESTRE 2020-1 Lima-Perú Índice Introducción……………………………………………………………………………..pág. 3 Capítulo I: Nociones de la Responsabilidad Penal de la Persona Jurídica (Álvaro).........pág. 4 Capítulo II: Antecedentes previos a la Responsabilidad Penal de la Persona Jurídica (John)................................................................................................................................pág. 8 Capítulo III: Análisis de la ley Nº 30424 (Isamar)...........................................................pág. 10 Capítulo IV: ¿Responsabilidad administrativa o penal? (Rodrigo).................................pág. 13 Conclusiones……………………………………………………………………………pág. 15 Referencias Bibliográficas……………………………………………………………...pág. 16 2 Introducción La mayor presencia de empresas y sociedades, se van constituyendo cada vez más, como un componente más frecuente cuando se habla de delitos de corrupción, lavado de activos, defraudación tributaria, etc. Esto quiere decir, entonces, que la Persona Jurídica forma parte también un actor con relevancia en la criminalidad de nuestro tiempo. En la actualidad se evidencia que delinquir por medio de una persona jurídica, por lo general, tiende a obstaculizar la actividad probatoria que encargada de acreditar la comisión de un delito. Estos conjuntos de situaciones han logrado que actualmente se abra debate con relación a que si las personas jurídicas deberían ser sancionadas penalmente o no; lo cual es un hecho en otros países, en especial Norteamérica, que ya han integrado en sus legislaciones, criterios encargados de imputar responsabilidad penal en las personas jurídicas. En el Perú no podríamos decir que sucede con totalidad lo anterior descrito. Si bien es cierto que desde el 2016 contamos con la Ley N° 30424 la cual tiene como finalidad regular la responsabilidad administrativa de las personas jurídicas (que se ha ido modificando por el paso de los años debido a que en un inicio no tenía practicidad alguna) cuando estas cometen ciertos delitos como los de lavado de activos, cohecho, financiamiento al terrorismo, etc. Este es un cambio drástico el cual llegó incitado por la política criminal internacional y convenciones internacionales. En el caso de Perú, OCDE fue la que impulsó este cambio con el objetivo de la prevención de la corrupción en las relaciones económicas de ámbito internacional. Es por ello que nos interesa poder dilucidar para qué sirve la responsabilidad penal de las personas jurídicas, cuál es el nivel de responsabilidad penal que les alcanza, y como nuestra legislación va tratando la actividad delictiva de las personas jurídicas. 3 Capítulo I: Nociones de la Responsabilidad Penal de la Persona Jurídica Es a partir de finales del siglo XIX y comienzos del XX, donde las sociedades han tenido un cambio abrupto en todos sus niveles, siendo el nivel económico el más destacado debido al desarrollo competitivo-industrial con el origen de la “gran empresa” y las asociaciones de personas las cuales “agrupan a diferentes sujetos, que unen sus diversas voluntades para conseguir un fin común” (Vasco, María., 2000, p. 197) Es a raíz de esta transformación que nacen los delitos económicos por medio de la empresa dejando en una encrucijada al Derecho Penal tratando de dar solución a esta nueva modalidad de cometer delitos. Es por ello que, “una de las cuestiones más polémicas del siglo XXI es, la posibilidad de revisión del principio societas delinquere non potest” (Cuadrado, María., 2008, p. 537), debido principalmente a que existe disputa entre si las personas jurídicas podrían ser o no responsables de delitos. Cabe decir que en la actualidad quienes afirman que “parece haberse superado la etapa del sí de la responsabilidad penal de las personas jurídica” (Laura Zúñiga., 2013, p. 154), siendo uno de los casos más relevantes el de la legislación francesa; la cual ha derogado este principio y a su vez previendo penas para las empresas y sociedades. La eterna discusión respecto a la posibilidad de poder imputar responsabilidad penal a las personas jurídicas, tiene su fundamento en el ya mencionado principio societas delinquere non potest que tiene su esencia en el Derecho Romano, dentro del cual “se concluye que es imposible hacer responder penalmente a una persona jurídica” (Vasco, María., 2000, p. 201). Esto fue debido a la carencia del sistema punitivo no solo del Derecho Romano, sino también de generaciones pasadas. “La frase como la conocemos fue inventada en el año 1881 por el alemán Franz VON LISZT en la primera edición de su manual de derecho penal.” (Martínez, Víctor., 2020, p. 7) En el siglo XIX nacen una variedad de teorías con relación a la naturaleza de las personas jurídicas y su no responsabilidad entre las cuales se encuentra la teoría de la ficción jurídica construida por Savigny, declarando que “todo derecho existe a causa de la libertad moral ínsita en cada hombre. Todos los seres humanos individuales, pero sólo los seres humanos tienen capacidad jurídica” (Savigny K., 1840), por ende, la persona jurídica carece de ella, manteniendo su principal característica “ser de esencia ficticia” (Feuerbach, Paul., 1801), como también su independencia de sus miembros. Resalta que “las personas jurídicas no son sino sujetos capaces de poseer” (Savigny K., 1840, p. 62) 4 Hay que tener en cuenta que la teoría de la ficción tiene su origen a inicios del siglo XIX, y por ello, va en contra de lo que conocemos hoy ya que en casi todas las legislaciones del mundo se les concede a las personas jurídicas los mismos atributos que a las personas naturales entre las cuales está la capacidad jurídica y el patrimonio, desprendidas del reconocimiento de la personalidad jurídica que estas tienen, que no es más que “la aptitud para ser sujeto pasivo y activo de relaciones jurídicas” (Rubio, Marcial., 1992, p. 22), es decir, ser sujeto de derecho. De forma contemporánea, Gierke y Jellinek refutaron la teoría de Savigny dando a conocer la teoría de la realidad, que parte de la idea que “una persona jurídica es una realidad concretamente preexistente a la voluntad de las personas físicas y no solo como expresión de la ley” (Jaramillo, Carolina y Marcela, Osorio., 2010, p. 8), es decir la persona jurídica posee interés distinto al de los miembros que la conforman. De esta teoría también se argumenta que las personas jurídicas son entidades que cuentan con existencia y estructuras propias separadas de sus miembros, razón por la cual es reconocida por el derecho. Por su parte Gierke por su cuenta plante la teoría organicista basándose en teorías organicistas biológicas, comparó a las personas jurídicas con los organismos biológicos, afirmando que son un “auténtico organismo realmente existente, aunque de distinta naturaleza al humano” (Mir Puig, 2008, p. 194), y es así que es capaz de participar dentro de la vida social, teniendo relevancia jurídica. Si bien podemos ver que de este debate entre las dos teorías no se rescatan muchas ideas que concuerden con las nociones y conceptos actuales que tenemos con relación a la persona jurídica y su responsabilidad penal, esto sirvió como base para los defensores y opositores de este tópico del siglo XX. En contexto actual teniendo como concepto a la persona jurídica como aquella “persona ficticia, capaz de ejercer derechos y obligaciones civiles, y de ser representada judicial y extrajudicialmente” (Artículo N°633 del Código Civil Colombiano, p. 208); nacen otras disputas con relación a la responsabilidad penal de las personas jurídicas tomando en cuenta la capacidad jurídica a la cual entendemos como “un conjunto de acciones necesarias para verificar un acto y ser titular de derechos y obligaciones” (Prado, José., 1998, p. 224). Esta se divide en capacidad de goce y de ejercicio o de obrar. 5 Estas disputas se centran en la capacidad de obrar de las personas jurídicas debido a que ésta, al ser una creación pura del Derecho y, no un ser humano individual, ésta capacidad se ve comprometida a disponer de un organismo físico; es de ahí que viene la afirmación que “la persona jurídica actúa por medio de representantes entonces no tiene capacidad de obrar” (Hayashida, Javier., 2015, p. 102). Sin embargo, se mezcla la naturaleza de la persona jurídica con la persona natural; si tenemos en cuenta que ambos son entes distintos tiendo el primero la característica de “subjetividad”, en los cuales la persona natural solo comparte una muy pequeña parte de derechos y obligaciones con la persona jurídica, teniendo esta última derechos y obligaciones con preponderancia patrimonial; por lo que “en este entendido, así como no podemos negar la existencia real de la persona jurídica, tampoco podemos negar su capacidad de obrar” (Hayashida, Javier., 201, p. 108) Dentro del Derecho Penal actual, la teoría del delito se plantea que el delito no es más que “el comportamiento humano típicamente antijurídico y culpable, añadiéndose a menudo la exigencia que sea punible.” (Mir Puig., 2008, p. 138). Como se puede observar, se ha creado este concepto de delito dirigido única y excepcionalmente en relación de las capacidades individuales del hombre y no tomando en cuenta a la persona jurídica. “Todo tipo de delito debe incluir un comportamiento humano capaz de provocar la puesta en peligro o la lesión de un bien jurídico” (Bramont Arias, Luis., 1996, p. 192) Esto se fundamenta debido a que algunos alegan que las personas jurídicas “presentan una incapacidad de acción y de culpabilidad” (Escalante, Silvia., 2014, p. 9); es decir, que, si se imputa a una persona jurídica por un delito, por lo general de ámbito económico, se perdería la función y la esencia misma de la pena. Bajo lo anterior expuesto, se debe tener en cuenta como acción a una conducta humana “consciente y voluntaria en la cual la voluntad es inseparable de la acción” (Villavicencio, Felipe., 2006, p. 264). Es por ello que la persona jurídica, al presentar “falta de voluntad directa”, (Richard, Efraín., 2015, p. 1) ésta es incapaz de acción. La capacidad de acción en Derecho Penal significa siempre, “capacidad de llevar a cabo una conducta dolosa; es decir, aquella que lesiona el bien jurídico y es, por tanto, objeto de la norma de prohibición” (Cuello, Joaquín., 1983, p. 83), por lo que aquellas conductas dolosas que se buscan atribuir a las personas jurídicas, solo podrían ser hechas por personas naturales, 6 en este caso, “solo pueden ser imputadas las actuaciones de los representantes o administradores de la persona jurídica en delitos comunes”. (Villavicencio, Felipe., 2006, p. 268). Jurisprudencia: “La persona jurídica no posee capacidad de conducta de acuerdo al principio ‘societas delinquere non potest’, recayendo en todo caso dicho atributo solo en las personas naturales, no pudiéndose instaurar proceso penal contra el encausado…” (Exp. Cons. N° 3963-96-Ancash, 24-10-97) Con relación a la culpabilidad se dice que las personas jurídicas son incapaces de ésta debido a que se entiende por ella a “el conjunto de presupuestos que permiten «culpar» a alguien por el evento que motiva la pena” (Mir Puig., 2008, p. 124), presupuestos que forman parte de los elementos de un delito como lo son la conducta, tipicidad, entre los cuales están los sujetos activos y pasivos, circunstancias, etc., antijuridicidad y culpabilidad. “Si aquéllos se reúnen sin que nada los excluya, existe el comportamiento punible” (García Ramírez, Sergio, 1991, p. 364). “La culpabilidad consiste en la imputación de un hecho típicamente antijurídico a su agente a título de reproche.” (Sánchez-Ostiz, Pablo., Elena Íñigo., 2017, p. 92). Entonces, la persona jurídica, al ser incapaz de acción y por ende, recayendo el peso de la ley en sus representantes, a la hora de tratar de imputarle un delito no se cumpliría los elementos de tipicidad ni de antijuricidad, y por consecuencia, mucho menos de culpabilidad. Eugenio Zaffaroni (2006): Que más allá de lo expresado en torno al concepto de acción, existen otras limitaciones que no hacen viable la responsabilidad penal de las personas jurídicas. En efecto, una de ellas esta configurada por la imposibilidad de realizar a su respecto el principio de culpabilidad dado que no resulta factible la alternativa de exigir al ente ideal un comportamiento diferente al injusto precisamente por su incapacidad de acción y de autodeterminación-, negando así la base misma del juicio de reproche. (p. 4) A su vez la culpabilidad en sentido formal, se constituye del dolo y la culpa. En este caso, la persona jurídica al no realizar directamente las conductas dolosas, no se le podría atribuir el dolo, debido a que la persona jurídica no presenta una conducta consciente y voluntaria. Se debe recalcar que el dolo y culpa “dos aspectos que se reprimen del ámbito Administrativo, 7 sector al que debe quedar relegada, en última instancia, la responsabilidad de las personas jurídicas.” (Pérez, Jacinto., 2013, p. 320). Es por ello que, sancionar penalmente a una persona jurídica, significa replantear o de otra forma buscar ampliar un sin fin de conceptos lo que supondría “el peligro de una desnaturalización de los principios más elementales del Derecho Penal” (Salinas, Richard., 2017, p. 224), que se encuentran fijos en la naturaleza del ser humano. Una posible solución establecer una “responsabilidad penal plena” a las personas jurídicas consistiendo esto en proponer un cambio de “nombre” de la sanción penal dirigida a las personas jurídicas (Tiedemann, Klaus., 2004, p. 136). A su vez, Eugenio Zaffaroni (2006) nos dice que la capacidad penal de una sociedad implica "la derogación de los principios que rigen la acción, la imputabilidad, la culpabilidad y la pena" (p. 4). Debe mencionarse que existe una problemática en cuanto a los delitos especiales propios los cuales, para poder ser autor de uno, se necesita una calidad especial, es por ello que este tipo de delito “consagra una limitación al número de autores (...) puede entenderse que los delitos especiales propios crean lagunas de punibilidad deseadas o consentidas por el legislador” (Ferré, Juan., 1987, p. 25). En este caso la calidad especial recae en la persona jurídica y no en los representantes de la entidad quienes cometen las acciones. Por lo que no sería posible penar a un representante por dicha conducta dolosa porque vulneraría el principio de legalidad y a la vez, tampoco se podría penar a la persona jurídica aun recayendo en ella la calidad especial debido al principio societas delinquere non potest y de esta forma, dándole teóricamente la razón a Juan Ferré. Sin embargo, actualmente en casi todos Códigos Penales como en el español y peruano, se establece una cláusula que se conoce como “el actuar en lugar de otro” el cual permite responsabilizar penalmente como autor a ciertos órganos de gestión de una persona jurídica que llevaron a cabo este delito especial “a pesar de que la cualificación que este exige no concurre en el órgano de gestión sino en la persona jurídica representada” (Meini, Iván., 1999, p. 128) 8 Capítulo II – Antecedentes previos a la Responsabilidad Penal de la Persona Jurídica. Con el pasar de los tiempos, los hechos que suceden en nuestro día a día exigen que nos adaptemos a la realidad existente y que aprendamos a vivir con ellas. En este caso el accionar delictivo no se quedó atrás trayendo consigo nuevas modalidades que el ser colectivo aprovechó en su conveniencia para delinquir conformando así organizaciones criminales. En el Perú se mantuvo la idea desfasada del principio de Societas delinquere non potest la cual menciona que las sociedades no pueden delinquir, pudiendo a dia de hoy atribuírsele la comisión de delitos. El Dr. Felipe Andrés Villavicencio Terreros en su entrevista a PalestraCanal Principal comenta 2 características importantes referida a la idea pasada. Primero menciona la Imposibilidad de capacidad de acción de las personas jurídicas, por ser entes inanimados carentes de personalidad y autonomía para actuar y la Imposibilidad de afirmar la culpabilidad de las personas jurídicas. Vale aclarar que la ley italiana del 2001, tuvo gran repercusión en el código chileno y español, y a su vez estas han tenido sin duda alguna influencia en la regulación que se ha aprobado en el Perú. Previamente el proyecto de ley 1627/2012-PJ planteaba una modificación en el código penal, procesal penal y codigo de ejecucion penal.basándose en la norma introducida en el sistema español en 2010. De esta manera, el artículo 1 de dicho proyecto de ley modifica el artículo 105 y establecía que «las personas jurídicas serán penalmente responsables de los delitos cometidos en su nombre o por cuenta de las mismas, y en su provecho, por sus representantes legales y sus administradores de hecho o de derecho». El proyecto de ley 2225/2012-CR propone una regulación por el actuar en lugar de otro señalado en el artículo 27º del CP donde se señala: que las personas jurídicas «a excepción del Estado, serán penalmente responsables conforme a las reglas de este capítulo, de los delitos cometidos por su cuenta, por sus órganos, representantes o por cualquier integrante o personas por delegación de estos». El proyecto de ley 3491/2013-CR pretendía una reforma integral del CP basado en la ley 2225/2012-CR, señalaba expresamente que la RPPJ es independiente de la persecución y sanción del delito cometido por la persona física. (Hurtado, 2015, p. 201) 9 El proyecto de ley 4054/2014-PE respondió a un llamado del Poder ejecutivo de establecer una un sistema regulador con modelo de prevención relacionado con los delitos de corrupción para adoptar, aplica y eximirse de responsabilidad penal a la persona juridica. Segun este proyecto se buscaba imputar a las personas jurídicas por delitos de corrupción que fueran cometidos en su nombre, en cuenta de ellos y en beneficio directo e indirecto. La Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional (UNTOC, por sus siglas en inglés) y sus protocolos, también conocida como Convención de Palermo donde Perú es un impulsor, en el año 2009 indica expresamente en su artículo 10 que la responsabilidad de las personas jurídicas podrá ser de índole penal, administrativa o civil sin excluir responsabilidad penal de las personas físicas que hayan cometido delito, dando así un sentido a lo que posteriormente se logra analizar en profundidad respecto a la criminalidad organizada. La intención del estado peruano de formar parte de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) por razones directamente económicas le llevó a legislar normas para sancionar de cualquier forma posible a las sociedades que cometan delito. Siendo así que el Perú se encuentra muy por debajo respecto en sanción a las personas jurídicas en comparación con España que tiene una idea más clara de cómo sancionar al ser colectivo que cometa delito. Hasta hace muy poco en el Perú se tenía la creencia de que las sociedades no podían cometer delitos, aproximadamente en 1991, donde los legisladores peruanos, guiándose de las legislaciones españolas, determinaron un par de artículos como el Art. 27 que hace mención del actuar por otro (El que actúa como órgano de representación autorizado de una persona jurídica o como socio representante autorizado de una sociedad y realiza el tipo legal de un delito es responsable como autor, aunque los elementos especiales que fundamentan la penalidad de este tipo no concurran en él, pero sí en la representada) o el Art. 105 que menciona las consecuencias accesorias. (F. Villavicencio, Palestra-Canal Oficial, 21 de abril de 2016) Demostrando así una idea con escasos lineamientos que próximamente iba a dar paso a ahondar mayores criterios en la Responsabilidad Penal de la persona Jurídica. 10 Capítulo III – Análisis de la ley Nº 30424 “La Ley N° 30424, que regula la responsabilidad administrativa de las personas jurídicas, modificada a través del Decreto legislativo 1352, Decreto Legislativo que amplía la responsabilidad administrativa de las personas jurídicas, y mediante Ley N° 30835, Ley que modifica los articulos 1, 9 y 10 de la Ley N° 30424 que regula la responsabilidad administrativa de las personas jurídicas por el delito de cohecho activo transnacional, dispone que las personas jurídicas pueden ser declaradas responsables administrativamente de la comisión de los delitos de cohecho transnacional, cohecho activo genérico, cohecho activo especifico, colusión simple y agravada, tráfico de influencias, lavado de activos y financiamiento del terrorismo.” (Ministerio de Justicia, 2019) Esta regla actúa como un mecanismo de política criminal y a su vez contra la corrupción, dejando de lado el tradicional y antiguo axioma “societas delinquere non potest”, axioma que explicaba que las personas jurídicas carecían de capacidad y que no podían ser sancionadas por la comisión de un delito. Una vez que se regula la Ley Nº 30424 no tenía mucha practicidad porque sólo se limitaba al cohecho activo transnacional por esta razón es que se busca modificarlo mediante el Decreto Legislativo 1352, donde se le suman varios delitos más y así poder tener una mayor práctica en la realidad. Este marco de delitos siguió ampliándose. Es así que mediante Ley N° 30835, del 2 de agosto de 2018, se incluyeron los delitos de colusión (art. 384) y tráfico de influencias (art. 400), así como también modificó la denominación de la Ley N° 30424 a “Ley que regula la responsabilidad administrativa de las personas jurid́ icas”. Posteriormente se emitió la ley Nª 30835 con el cual se añaden más delitos que podía cometer la persona jurídica. Esta ley se seguirá modificando para la utilidad social en busca de una mejor aplicación si es que así se requiere. La intención del Perú era formar parte de la OCDE, pero esta organización exigía la sanción vinculada al delito de cohecho activo transnacional. Entonces esta ley se implementa al Perú por presión internacional, de modo que padece de insuficiencia y limitación por lo que sufre de modificaciones. “Para el caso peruano, la Ley N° 30424, Ley que regula la responsabilidad administrativa de las personas jurídicas por el delito de cohecho activo transnacional, es la que orienta y aborda su responsabilidad con carácter autónomo.” (Ministerio de Justicia, 2019) Para tal carácter autónomo que tiene la persona jurídica le será voluntaria la implementación y 11 funcionamiento de un modelo de prevención, bajo el principio de autorregulación por parte de la persona jurídica. Para entender de qué se trata el modelo de prevención, es desarrollado por el Reglamento, su cualidad principal es el de lograr una cultura de integridad corporativa y buen gobierno, a su vez trae una absoluta responsabilidad administrativa de las empresas frente a las posibles comisiones de delitos que están previstos en el artículo 1 de la Ley N 30424. El modelo de prevención tiene ciertos estándares y requisitos mínimos, cuándo una empresa cumple con dicho modelo, mejora el compromiso y el liderazgo que debe asumir, como también muestra la eficiencia de sus recursos empresariales, desarrolla la evaluación de riesgos, seguimiento y monitoreo, otra característica es que el modelo de prevención va aportar transparencia a las empresas. “El juez aplica, según corresponda, las siguientes medidas administrativas contra las personas jurídicas que resultaren administrativamente responsables de la comisión del delito de cohecho activo transnacional…”. (El Peruano, 2016) Estas medidas se cumplirán si el delito actúa durante la actividad de la persona jurídica ya sea para favorecerlo o encubrirlo. Si admitimos que el Derecho Penal debe enfrentar y controlar no sólo la criminalidad de las personas fiś icas sino otra clase de criminalidad entonces se estará tomando partido sobre la necesidad polit́ ico criminal de criminalizar a las empresas. (SIERRA, 2012) El derecho penal como bien sabemos enfrenta y controla la criminalidad de las personas físicas empleando así un Derecho Penal clásico o tradicional, pero con el avance del tiempo se han ido rompiendo esquemas y se han ido abriendo nuevos ámbitos de peligro generados por las personas jurídicas. Era necesario desarrollar las bases para un sistema de responsabilidad penal de los entes colectivos a tono con la reglamentación vigente, también debía de llevar un sistema eficaz, conveniente, pero sobretodo respetuoso de los derechos fundamentales de las personas jurídicas. Hay una conexión entre el hecho criminoso de la persona individual con la responsabilidad de la empresa, las personas jurídicas desarrollan conductas criminales, siempre desde la perspectiva de la colectividad. La ley afirma evidentemente que se trata de una “responsabilidad administrativa”, de modo que se ha destacado por diversos expertos de ámbito penal que se trata de la “responsabilidad penal de la persona jurídica”, sosteniendo que se coloca la norma en el Código Penal como por su ubicación en dicho cuerpo normativo, entonces sistemáticamente se trataría de “responsabilidad penal de la persona jurídica”. 12 La crítica mayor parte en que un ente abstracto como lo es la persona jurídica no puede analizarse con respecto a su conducta, ya que la persona jurídica obedece a las acciones de sus dirigentes, dicha crítica generó controversia. Respecto a esta controversia hemos analizado que, si existe intencionalidad por parte de los entes societarios, sólo a través de sus órganos administrativos. La persona jurídica tiene un rol en la sociedad, así como también en un marco normativo, tiene estricta observancia de un conjunto de normas ya sean tributarias, municipales, comerciales; entre otras. La tendencia del Derecho Penal ha contribuido a dejar de lado el principio “societas delinquere non potest”, sabiendo que hoy en día se puede atribuir comisión de delitos a los entes societarios. El avance del Derecho Penal Moderno nos ha permitido estar a la altura de ordenamientos jurídicos a nivel internacional, creemos que se debe ahondar más en el tema y analizar sobre otros delitos que pueden cometer estas empresas. Por mucho tiempo se negó la responsabilidad penal de las personas jurídicas bajo el principio “societas delinquere non potest”, basándose en que las personas jurídicas no tienen capacidad de acción y culpabilidad. Actualmente ese pensamiento se a actualizado afirmando “societas delinquere potest”, los artículos que presentaron mejor material para afirmar la responsabilidad penal de las personas jurídicas fueron el art 27 (el actuar por otro) y el art 105 (consecuencias accesorias, penas para personas jurídicas). Para el autor se trata de una ley que tiene todas las características de afirmar la responsabilidad penal de las personas jurídicas. El campo de aplicabilidad de la ley es bastante amplio así mismo afirma que las implementaciones de programas de cumplimiento deben ser instalados de manera previa a la infracción, reuniendo características mínimas, estos programas se instalan de manera voluntaria. (Terreros, 2016) Capítulo IV: ¿Responsabilidad administrativa o penal? 13 Desafortunadamente, la Responsabilidad Penal de la Persona Jurídica es un tema novicio en el Perú, debido a esto, no contamos con la información necesaria para poder abarcar el tema de una manera extensa y tanto como quisiéramos, la falta de jurisprudencia nos limita; sin embargo, contamos con que, en otros países, principalmente europeos, esta ley ha sido decretada desde mucho tiempo atrás. España es un claro ejemplo de ello, ya que a día de hoy se encuentra muy avanzada respecto de la Responsabilidad Penal de la Persona Jurídica, sancionando a sus sociedades por una extensa gama de delitos especificados en su código penal. Las personas jurídicas, definidas como un ser colectivo formado por personas naturales, personas jurídicas o ambos, según Iván Rodríguez Chávez, serán sancionadas, por diferentes delitos, gracias a la ley N° 30424, éstas, al igual que los delitos, se encuentran especificados en esta ley y pueden ir desde multas, inhabilitaciones, clausuras y en casos extremos hasta la disolución de éste. Con la llegada de las leyes que regulan la responsabilidad penal de la persona jurídica, surgen autores que hacen investigaciones al respecto y, a su vez, delatan algunas carencias, aportando datos para poder concebir una ley más completa. Tenemos, por ejemplo, al Dr. Carlos Gómez Jara-Díez, quién en su libro “Tratado de responsabilidad de las personas jurídicas” expresa que “La mera introducción de la RPPJ no soluciona el problema sin más. De hecho, depende en gran medida de qué modelo de RPPJ se introduzca, puesto que la mera declaración de este tipo de responsabilidad, sin dotarle de un contenido lógico y coherente, puede tener incluso efectos contraproducentes. Así, si se quiere superar esta situación resulta imprescindible establecer un modelo de RPPJ en el cual la responsabilidad penal de la persona jurídica no se fundamentará en la responsabilidad penal de la persona física –que conlleva necesariamente la necesidad de identificar una persona física concreta cuya actuación se “transfiera” a la persona jurídica”. Gracias a estas y muchas más observaciones es que la doctrina penal de diferentes países, principalmente la de España ha creado modelos de atribución de responsabilidad, estos modelos son tres: - Modelo de heterorresponsabilidad: Según este modelo, la persona natural puede transferir la responsabilidad a la persona jurídica a la que pertenece. El Dr. Percy García Cavero nos permite entenderlo más sencillamente añadiendo qué Lo único que 14 se requiere en este modelo es la realización del delito por el representante o trabajador de la persona jurídica y la conexión de ese delito con su actividad. (Hecho de conexión). (García Cavero, 2019, p. 902). - Modelo de autorresponsabilidad: Al ser testigos, los juristas, de la vulneración al principio de culpabilidad que hace referencia a la responsabilidad por el hecho propio, desarrollan este modelo para que así no se le pueda transferir la responsabilidad a la persona jurídica tan fácilmente. La persona jurídica responderá por su propio injusto y culpabilidad. (Carlos Gomez-Jara, 2012, p. 89) - Modelo mixto: Este modelo es desarrollado mediante la mezcla de los dos modelos mencionados anteriormente. Aquí, la persona jurídica puede tomar la responsabilidad de los actos realizados por la persona natural; sin embargo, sus programas de cumplimiento pueden actuar en favor de atenuar y/o excluir la responsabilidad de la persona jurídica. Involucrándonos más en la controversia, a pesar de que la ley N° 30424 regula la responsabilidad administrativa de las personas jurídicas, ¿por qué aún se hace referencia a que es una responsabilidad de índole penal? El Dr. Felipe Villavicencio, en su entrevista a Palestra-Canal Oficial, hace mención de que al observar detenidamente esta ley que regula la responsabilidad administrativa, nos podemos percatar de que ésta presenta una estructura que, fácilmente, puede clasificarla como penal, con diferentes partes que refuerzan este punto de vista, como, por ejemplo: - Es una responsabilidad que se dilucida dentro de un marco en el proceso penal - Tienen sanciones que serán impuestas por jueces penales. - Los delitos por los que se va a castigar a la persona jurídica son delitos que se encuentran en el código penal. (Casi todos los tipos de cohecho, colusión, lavado de activos, facilitación y colaboración con el terrorismo y la última agregada, el financiamiento ilegal de partidos políticos) 15 - Las sanciones, ya que la jurisprudencia las ha reconocido como sanciones de naturaleza penal. El proceso se desarrollará siguiendo las garantías y reglas ubicadas en el Código - Procesal Penal. A pesar de que el artículo 4 de esta ley N°30424 nos indica que el funcionamiento de esta ley sí es administrativo, luce un poco engañoso ya que posee una estructura que la hace exclusiva de lo penal. Conclusiones: ● La actualidad nos demuestra un gran crecimiento no solo de las empresas como tal, sino su intervención en el ámbito económico en las sociedades por la globalización y las distintas características que esta acabara. Y es por ello que, así como las sociedades avanzan y evolucionan, el Derecho Penal también debe hacerlo debido a que se está quedando estancado en la noción de criminalidad individual. A si, debería replantearse y reformular los principios planteados por la teoría del delito. ● Esta ley conduce fundamentalmente a la motivación de las empresas a prevenir la realización de hechos delictivos, en segundo lugar, para que las empresas tengan interés en la colaboración con la investigación de estos hechos delictivos. La prevención de comportamientos delictivos es tarea tanto de las personas naturales como también de las empresas, no cualquier programa de cumplimiento normativo va servir para excluir la responsabilidad penal de las personas jurídicas, solamente un programa bueno y serio hará cumplir esta garantía. ● Gracias a la estructura penal que posee la ley 30424 y a la clara explicación por parte del Dr. Felipe Villavicencio en su entrevista, podemos darnos cuenta de cuál es la índole principal de la ley y las acciones que busca tomar frente a las personas jurídicas. En el futuro se busca que el Perú profundice más en este tema, para poder, así, obtener más jurisprudencia, que nos permitirá realizar más investigaciones y de esta manera poder aumentar la gama de delitos por los que se sanciona a la persona jurídica. Referencias Bibliográficas: Bramont Arias, Luis., 1996. Teoría General del Delito Tipo Pena. Derecho & Sociedad 16 Caro Coria, Dino Carlos (2019). 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