Subido por zsteinbockz

¡Ayuda, soy profesor! Soluciones prácticas a los interrogantes del docente actual

Anuncio
Soluciones prácticas a los interrogantes del docente actual
2
Últimos títulos publicados:
21. Comprensividad: desarrollo productivo y justicia social. B.Zufiaurre (ed.).
22. Superdotados y talentos. Esteban Sánchez (dir.).
23. Introducción a la psicología comunitaria. Fátima Cruz / Ma José Aguilar.
24. Aprovechar la crisis con creatividad. Carlos Díaz.
25. Educar para la participación en la escuela. Víctor J.Ventosa.
26. El consumo de medios en los jóvenes de Secundaria. AA.W.
27. La mediación escolar. José Antonio San Martín.
28. Evaluación externa del Centro y calidad educativa. J.L.Estefanía / J.López.
29. Educar en la no-violencia. J.González / Ma J.Criado.
30. Evaluación sin exámenes. Jesús Ma Nieto.
31. La animación lectora en el aula. José Quintanal.
32. Padres, hijos y amigos. Eugenio González.
33. Claves de la orientación profesional. Ma Ángeles Caballero.
34. Una antropología educativa fundada en el amor. Javier Barraca.
35. El placer de educar. Flora Bresciani.
36. Adolescentes en riesgo. Manuel Tarín / José Javier Navarro.
37. Cómo evitar o superar el estrés docente. Jesús Ma Nieto.
38. Vivir interculturalmente: aprender un nuevo estilo de vida. Rafael Sáez.
39. El lenguaje musical en las enseñanzas artísticas. Luis Francisco Ponce de León.
40. Adolescentes en conflicto. Juan Bautista de las Heras.
3
41. Aprendizajes y diversidad educativa. Eugenio González.
42. El grito de los adolescentes. Pedro Ortega.
43. 30 consejos prácticos para educar hoy. Santiago Galve.
44. Eduquemos mejor. José Ma Quintana.
45. Comunicar en la educación. Antonio Arto / María Piccinno / Elisabetta Serra.
46. Las personas introvertidas. José Ma Quintana.
47. Buenas ideas para educara los hijos. Isabel Agüera.
48. Preadolescentes de hoy buscando su identidad. Manuel Pintor.
49. La práctica de la educación personal. Sebastián Cerro.
50. La escuela del futuro. Ma Amparo Calatayud.
51. Adolescentes. 50 casos problemáticos. Elíseo Nuevo / Diana Sánchez.
52. Padres-educadores. Gloria Martí.
53. Construir personalidades sólidas. Sebastián Cerro / José Manuel Mañú.
54. La escuela vista con humor. Quique.
55. Vosotros, padres, podéis conseguirlo. Bruno Ferrero.
56. Adolescentes de hoy buscando sus valores. Manuel Pintor / Isidro Pecharromán.
57. Aprendizaje Cooperativo. Paloma Gavilán / Ramón Alario.
58. Motivar enseñando. AA.W.
59. Relación profesor-alumno. José Antonio San Martín.
60. Del sentimiento de inferioridad a la autoestima. José Ma Quintana.
61. Las personas emotivas-impulsivas. José Ma Quintana.
62. ¡Ayuda, soy profesor! Ma José Molina.
Colección EDUCAR
4
5
Soluciones prácticas a los interrogantes del docente actual
EDITORIAL CCS
Como todo lo que hago y haré, dedicado a mi familia y en especial a Juan Carlos y a
Paula
6
Presentación
1. Me resulta muy difícil conectar con mis alumnos
2. No tengo motivación
3. Quiero saber qué se espera de mí como docente
4. Quiero integrarme en mi nuevo colegio
5. En clase se me nota nervioso y no me siento cómodo
6. Quiero saber cómo cuidar mejor mi voz
7. Necesito mejorar la actitud de mis alumnos
8. Quiero que mis alumnos presten atención, estén más motivados y participen más
9. ¿Cómo diseño la distribución de mi aula?
10. Necesito mejorar la convivencia en el aula
11. Siempre tengo todo desordenado
12. Necesito ayuda para programar y planificar
13. Calculo mal el tiempo en clase
14. ¿Cómo influyen las competencias en mi labor como docente?
15. Quiero poner en práctica el trabajo cooperativo con los alumnos
16. ¿Todos mis alumnos aprenden igual?
17. ¿En qué consiste la metodología por proyectos?
18. No sé cómo atender a los alumnos con necesidades educativas específicas
19. Creo que tengo un alumno con altas capacidades en el aula
20. ¿Cómo puedo acoger a los alumnos nuevos?
7
21. ¿Es lo mismo la inclusión que la integración?
22. ¿Cómo planteo los deberes?
23. En la universidad no me enseñaron esto
24. Cómo pueden ayudarme mis compañeros en la gestión del aula
25. Queremos diseñar un plan de gestión del aula
26. ¿Cómo puede ayudar el Equipo Directivo en la gestión del aula?
27. Perdemos mucho tiempo en las reuniones
28. No sé qué decir en las reuniones de padres
29. ¿Qué tipo de profesor soy?
30. ¿Qué principios psicológicos sigue la conducta de los alumnos?
31. ¿Cómo puedo enseñar las normas en mi clase?
32. ¿Estoy aplicando bien la disciplina?
33. No sé cómo conseguir que los alumnos me escuchen
34. ¿Por qué este alumno se comporta tan mal?
35. ¿En qué consiste la mediación?
36. Me ha tocado la peor clase
37. ¿Estamos ante un caso de «bullying»?
38. A mis alumnos no les gusta leer
39. No sé cómo preparar una autorización para una excursión
Bibliografía
8
Bienvenido. En este libro encontrarás la respuesta a muchas de las dudas que como
docente te pueden surgir a lo largo de tu carrera profesional. En mi caso en particular,
cuando comencé a trabajar como profesora, eché en falta muchos conocimientos que no
había adquirido y que no había sido capaz de poner en práctica durante mi formación
universitaria. Por eso no me quedó más remedio que formarme por mi propia cuenta:
leyendo libros, realizando cursos, viendo vídeos... hasta que me sentí más segura en el
aula. En las páginas que te dispones a leer encontrarás respuestas y soluciones a muchas
de esas inquietudes que te han surgido y que te surgirán. El nuestro es un trabajo en el
que, si nos lo proponemos, podemos estar en constante evolución.
Este libro intenta ser una guía tanto para el docente principiante como para el docente
ya experimentado pero que desea mejorar y evaluar su propia práctica docente, en los
diferentes niveles educativos y en los distintos roles que debemos asumir.
El formato del libro pretende resultar lo más práctico posible que es, al fin y al cabo,
lo que necesitamos, propuestas concretas y no excesivamente teóricas, que nos ayuden a
optimizar nuestro tiempo y a hacernos más fácil el día a día. Todas ellas adaptadas a las
necesidades del docente actual y conectadas con experiencias concretas, de profesores
como tú. Además, en cada capítulo dispones de una serie de actividades que pretenden
fomentar la reflexión y que resultarán especialmente beneficiosas si se realizan en grupo,
ya que sirven para poner las ideas y los planteamientos del grupo de docentes en común.
Asimismo, encontrarás documentos, tablas y esquemas que reúnen la información más
relevante en cada caso y que te pueden servir de punto de partida para tus propias
iniciativas.
Los temas tratados van desde la planificación, la actitud, las distintas metodologías,
el trabajo cooperativo de los docentes, el papel de las familias en la educación de los
alumnos, la atención a la diversidad y la gestión del comportamiento. Todos ellos
teniendo en cuenta las circunstancias y los condicionantes de la educación y de los
estudiantes y docentes de hoy en día.
Seguro que encontrarás situaciones y escenarios que te resultan familiares e ideas que
te servirán de fuente de inspiración para tu mejora, tanto personal como profesional.
En otros países se contempla la figura de un mentor que aconseja y ofrece apoyo a los
docentes ante este tipo de dificultades y que también comparte con ellos sus éxitos. Yo
tan sólo aspiro a serte de gran ayuda. Quédate con aquello que te convenza y sé crítico
con lo que no te parezca bien. En ambos casos, este libro te servirá para definir mejor tu
estilo como docente.
9
Un saludo y no olvides lo importante y valiosa que es tu tarea educativa.
10
El caso de Carlos, profesor de Formación Profesional
«Como profesor me preocupa la falta de conexión con los alumnos, no sé cómo
llegar a ellos más allá de un nivel puramente académico. La distancia parece
insalvable. Me gustaría que nuestra comunicación fuera más fluida y que se
abrieran más a mí. Estoy seguro de que esto sería beneficioso tanto para ellos
como para mí».
La actitud en la comunicación y las relaciones entre docentes y alumnos
Nuestra actitud y predisposición, así como la de los alumnos, al poner el pie en el aula
van a determinar en gran medida el transcurrir de nuestra actividad profesional. Se trata
de un factor que puede marcar la diferencia entre saber disfrutar y apreciar lo que
estamos haciendo o dedicarnos a sufrir inútilmente cada día.
No podemos olvidar que somos modelos y ejemplos para nuestros alumnos. Si
estamos todo el día quejándonos de todo y viendo las cosas desde un prisma negativo,
ellos aprenderán a hacer lo mismo y acabarán aborreciendo las clases y lo que es más, es
probable que aborrezcan todo lo relacionado con el centro educativo.
Este aspecto es fundamental, dado que nuestra profesión conlleva la interacción con
múltiples personas: compañeros, familias, alumnos, ayuntamiento... y la creación de una
microsociedad tanto en el aula como en el centro. La forma de desenvolvernos es
fundamental para poder alcanzar nuestros objetivos o para quedarnos en el camino. Es
necesario crear un ambiente propicio para el aprendizaje, en el que seamos modelo de
ilusión y de interés por las distintas actividades que se llevan a cabo en el centro
educativo.
Si conseguimos infundir ilusión y ganas de aprender, si generamos interés e
inspiramos respeto y confianza en nuestras relaciones, conseguiremos mejores resultados
de nuestros alumnos, que se sentirán más involucrados en el proyecto educativo y más
comprometidos con la tarea en común. Nosotros nos esforzamos porque su educación
sea de calidad, pero ellos también son una parte importantísima del proceso, tienen que
poner de su parte, circunstancia que no se dará si su actitud es negativa.
Si por el contrario, su actitud es positiva, veremos cómo sus esfuerzos se verán
11
incrementados, cómo colaborarán unos con otros, estableciendo relaciones sólidas
basadas en el respeto y la confianza, y, en general, veremos cómo nos responderán
mejor. Por el contrario, un ambiente donde la autoridad se ejerce de forma despótica y
sin razones evidentes, donde se ridiculiza al alumno y se le menosprecia y donde no se
valora sus esfuerzos dificulta los procesos de aprendizaje enormemente. La negatividad
influye tanto en el desarrollo académico como en el plano personal y puede incluso
afectar a la salud. Estar todo el día quejándonos y manifestando, o bien escondiendo,
pensamientos negativos (del tipo «no sabes hacer nada, siempre estás haciendo tonterías,
cuántas veces tengo que decirlo...») sólo nos conduce a una espiral negativa que nos
impedirá disfrutar de lo bonito y lo valioso de nuestra profesión y no nos permitirá
recordar los fines de la educación, que persigue abrir puertas y recorrer caminos con la
ayuda del profesor y de los compañeros, buscando las decisiones correctas y la mejora
como estudiante y como persona.
Nuestra actitud ante los alumnos ha de denotar el control de la situación, así como
unas expectativas claras, y debe transmitir el mensaje de una persona asertiva, con alta
autoestima y con las ideas bien definidas. Alguien qué sabe en qué dirección quiere ir.
En fin, una persona y un profesional que, además, confía en los alumnos, que les da su
espacio para expresarse y para evolucionar y que reconoce sus esfuerzos, pero que, a la
vez, no tolera determinados comportamientos de carácter disruptivo (faltas de atención,
salidas de tono, violencia física o verbal...), que puedan perjudicar el rendimiento de la
mayoría del alumnado, que puedan violentar a alguien o que impliquen un menosprecio
hacia alguna de las personas del aula y del centro educativo en general. Y eso los
alumnos tienen que saberlo, hay que hacer manifiesto que no toleraremos ese tipo de
comportamientos y que éstos tendrán consecuencias lógicas.
Es decir, que los actos que, de forma consensuada, los alumnos y docentes
consideren como inadecuados en el centro irán asociados a consecuencias negativas,
también consensuadas, con el fin de reducir y de extinguir estas conductas por el
bienestar de todos y para que el proceso educativo resulte lo más satisfactorio posible.
Todos en el aula tienen derechos y deberes. Esperaremos de los demás lo mismo que
ellos esperan de nosotros, es decir, un comportamiento acorde a la situación y que no nos
impida lograr nuestros objetivos comunes. El profesor ha de sentirse cómodo con esas
consecuencias y debe presentarlas con firmeza pero con calma.
Ante todo, en el ambiente del aula debe reinar el respeto y la comunicación. Ese
respeto debe ser mutuo y sincero. Para ello, es esencial trabajar la sensación de
pertenencia al grupo y la cohesión y unión del mismo. Esto se puede trabajar a través de
actividades grupales a lo largo de todo el curso. Estas actividades nos ofrecen la
oportunidad de compartir éxitos y fracasos y de sentir experiencias como grupo.
Como hemos visto, el profesor ha de saber lo que quiere y sentirse cómodo en la
posición que le corresponde en su cargo, o al menos parecerlo, antes de presentarse ante
12
el grupo de alumnos. Ha de tener claros puntos como qué nivel de ruido va a tolerar, qué
conductas serán sancionadas o cuál es su propia identidad como profesor. Este
imprescindible trabajo previo conlleva tiempo y es fruto de la reflexión y de sus
experiencias pasadas.
La asertividad es una cualidad esencial del profesor en su relación con los alumnos.
Además, es una cualidad que se puede aprender a través de la práctica. La persona
asertiva se expresa libremente, sin perjudicar ni agredir a los demás y se manifiesta de
forma firme pero calmada. Además, se respeta a sí mismo y a los demás, se olvida de los
prejuicios y deja atrás las expectativas negativas con respecto a sus alumnos. Esto se
refleja igualmente en su lenguaje no verbal, es un profesor que no gesticula
exageradamente (por ejemplo, no apunta con el dedo, no agita excesivamente las manos,
no se cruza de brazos...), sino que presenta una actitud corporal abierta y calmada. El
profesor asertivo experimenta menos estrés en su propia persona y genera menos estrés
en los que le rodean.
En el polo opuesto se encontrarían, por un lado, el profesor de estilo agresivo, que
ridiculiza a los demás, que grita y que amenaza sin parar y, por el otro, el profesor que
no controla la situación en el aula y que deja que los alumnos lleven las riendas,
abandonando así sus funciones como docente. Ambos están ofreciendo al alumno
modelos de comportamiento inadecuados.
No se trata de ser el profesor más popular aunque sí es importante resultar divertido,
porque a todos nos resulta más agradable y atractivo el aprendizaje con ese toque de
entretenimiento, eso sí, sin olvidar el rol de líder que debemos tener en el aula durante la
mayor parte del tiempo. Por supuesto, habrá momentos y actividades en las que nos
interese dar más voz y voto al alumnado. Éste ha de ser partícipe de lo que ocurre en el
aula, pero sin olvidar que estamos en ella para dirigir el proceso de enseñanza y
aprendizaje, sin olvidar que nos han puesto allí para eso, que es nuestro cometido y
nuestra misión como profesionales de la educación. Si perdemos el papel de director de
escena y la clase se convierte en algo impredecible, es de esperar que los alumnos
reaccionen distrayéndose e irritándose, sintiéndose incómodos consigo mismos e
incomodando a los demás.
El profesor ha de ser a la vez una persona cercana, que invite al alumno a contarle sus
preocupaciones y anhelos. Esta función del profesor como guía y apoyo del grupo en
general y de cada individuo en particular es tan importante como la relativa a la gestión
del aula.
El respeto mutuo que pretendemos conseguir es la base de una comunicación fluida y
empática y puede conseguirse con gestos tan sencillos como dirigirse a los alumnos por
su nombre.
13
Las experiencias en clase han de resultar positivas en su mayoría. Por supuesto, no
podemos olvidar que, a menudo, tendremos que superar frustraciones, fracasos o
dificultades que todos hemos tenido como estudiantes. Aquí el papel del profesor es
facilitar la tolerancia a la frustración, apoyar al alumno, infundirle ánimo y perseverancia
y estar dispuesto a ayudarle para avanzar y superar los problemas.
No debemos olvidar tampoco ponernos en el lugar del alumno. Para ello, nos será útil
retraernos en el tiempo e intentar recordar nuestros miedos, preocupaciones y esperanzas
cuando teníamos su edad. Seguro que así comprendemos mejor su actitud y sus
respuestas. Determinadas edades, como la adolescencia, o determinadas circunstancias
personales, como un divorcio o la pérdida de un familiar o amigo, pueden tener un
impacto enorme en el comportamiento de los alumnos. La sensibilidad hacia este tipo de
factores es un deber más del docente.
Asimismo, resulta fundamental para el docente conocer las características
psicológicas que se pueden presentar en este tipo de circunstancias para así adaptar su
respuesta y su atención al alumno. Para ello, podemos contar con la colaboración y el
asesoramiento tanto de la familia del alumno en cuestión como de profesionales en la
Psicología del Aprendizaje, como el orientador del centro. Ambos, cada uno desde su
prisma personal, nos sabrán proporcionar líneas de actuación para atender al alumno lo
mejor posible.
El tipo de acercamiento y de relación que establezcamos con cada alumno ha de
adaptarse a la personalidad y condiciones del mismo y puede cambiar a lo largo del
tiempo, dependiendo del grado de confianza y cercanía establecido. Eso sí, debemos
intentar que con todos se establezca una conexión positiva y empática lo antes posible,
consiguiendo así una base sólida.
Son precisamente esas diferentes circunstancias personales que rodean al acto
educativo las que hacen que, afortunadamente, cada día pueda ser diferente y que puedan
surgir acontecimientos inesperados. No somos robots ni podemos pretender que las cosas
salgan exactamente como las teníamos planificadas. Por eso, tenemos que sentirnos
preparados para lo que venga y contar con una serie de estrategias y de consecuencias
preparadas, conocidas y consensuadas con los alumnos de antemano.
En el caso de las consecuencias, no importa cuántas veces se las recordemos, el
mensaje ha de llegarles de forma clara y sin posibles fisuras. Es mejor centrarse en
repetir lo que se debe hacer que estar siempre insistiendo en lo que no se debe hacer.
Resulta esencial centrarse en lo positivo e infundir a los alumnos esa particular
perspectiva a la hora de ver las cosas.
La posibilidad de contar con un sistema de recompensas y consecuencias les
permitirá tanto aprender de sus errores como ser recompensados por sus progresos y/o
14
aciertos.
En ocasiones, puede resultarnos más sencillo resolver los conflictos de forma rápida
y seguir con lo que estábamos, pero, a la larga, actuando así las consecuencias serán
negativas. Incluso en el caso de alumnos que suelen estar involucrados en la mayoría de
los problemas que surgen, debemos darles la oportunidad y el tiempo necesario para dar
explicaciones y no acusar directamente sino empleando la expresión «parece que...».
Practicaremos las habilidades comunicativas si les dejamos que se expresen
tranquilamente y que, además, escuchen las versiones de los demás.
Otra actitud necesaria en el profesor es la consistencia. En el tema de la gestión del
comportamiento en el aula, por ejemplo, conviene ser constante, no ser duro al principio
y luego ir aflojando porque se puede ir perdiendo lo conseguido. Igualmente, es normal
que a veces estemos cansados o agobiados y tengamos la tentación de dejar pasar ciertas
conductas. Sin embargo, perseverando en el cumplimiento de las normas establecidas
esta mos, a la larga, facilitándonos nuestra tarea y haciendo más fácil nuestro día a día en
el aula. Siendo constantes evitaremos los intentos de aquellos alumnos que buscan ver
cómo respondemos en cada ocasión o la puesta en duda y cuestionamiento de las
normas, así como el recelo de los alumnos al ver que las consecuencias no son iguales
para todos.
A la hora de resolver conflictos hemos de hacer un esfuerzo por mantener las
distancias entre la reacción del alumno y nuestra reacción ante el problema, procurando
mantener la calma.
El lenguaje que el docente emplea ha de ser sencillo. Independientemente de que
introduzcamos nuevos términos y expresiones, una de nuestras misiones es conseguir la
comprensión de los contenidos por parte de los alumnos y no impresionarles con nuestro
vocabulario.
En el siguiente cuadro se resumen los principales puntos que debe presentar la actitud
del profesor hacia sus alumnos.
CUADRO 1
ASPECTOS ACTITUDINALES DEL PROFESOR HACIA LOS ALUMNOS
15
Por el contrario, estos son graves errores que debemos procurar no cometer:
-Faltar al respeto a los alumnos y hacerles sentir humillados.
-Entrar en su juego y mantener una «lucha de poder» frente a los demás.
-No considerar ni valorar si lo que vamos a trabajar en clase les puede interesar o no
y cómo enfocar el trabajo para que les resulte motivador e interesante.
-Ser poco consistente en la aplicación de las normas y que una misma acción reciba
diferentes consecuencias, lo cual resulta injusto.
-Gritar y emplear un vocabulario inadecuado.
-No mantener contactos con las familias y con los compañeros enfocados a mejorar
la situación del alumno o a compartir tu satisfacción con su actitud y su trabajo.
-Dejar entrever preferencias o adversidades hacia determinados alumnos.
-Recalcar siempre aspectos negativos.
-Dejar la disciplina directamente en manos de cargos como los del Equipo Directivo.
Son sólo uno de los últimos recursos que se deben emplear.
-Perder el control, cuando a los alumnos les pedimos que se autocontrolen.
16
Actividades para la formación y la reflexión
1.Evalúa tu propia actitud con los alumnos. Utiliza para ello el cuadro 1. Lee cada
uno de sus puntos y valora tu propia actuación al respecto.
2.¿Cómo te gustaría que fueran tus relaciones con los alumnos? ¿Qué puedes hacer
para lograrlo?
3.A lo largo de tu carrera docente, ¿has conectado especialmente bien con alguna
clase? En caso afirmativo, ¿a qué factores (tanto relativos a ti mismo como a los
alumnos) crees que se debió?
17
El caso de Silvia, profesora de Educación Secundaria
«Cada curso que pasa me siento más cansada y con menos ganas de ir a¡ trabajo.
Me siento desmotivada y poco valorada. He perdido gran parte de la ilusión que
tenía cuando comencé mi carrera como profesora».
La actitud del docente hacia su trabajo
Como cualquier otra profesión, la nuestra tiene sus pros y sus contras, pero la posibilidad
de dejar una huella significativa en la vida de otras personas y de tener un impacto y una
influencia positiva en su desarrollo es algo que no está al alcance de todos los
profesionales y que debemos apreciar y no olvidar, incluso en los momentos más duros.
Aunque la sociedad actual puede que no valore nuestra figura ni nuestro papel y
profesionalidad lo suficiente, somos nosotros mismos los que debemos sentirnos
orgullosos de la tarea educativa que estamos llevando a cabo y que conduce a nuestros
alumnos a la mejora personal. No podemos conseguir de todos los alumnos que sean
excelentes estudiantes, pero nuestro objetivo aplicable a todos es que al menos sean
buenas personas en la sociedad que les ha tocado vivir y dotarles de los recursos
socioemocionales que les ayuden a regir sus vidas de forma sana y civilizada.
Nuestra mejor recompensa son las sonrisas y el cariño de los alumnos. Si no podemos
hacerles reír, por lo menos intentaremos hacerles sonreír cada día y proporcionarles
experiencias positivas en el aula, especialmente en el caso de aquellos alumnos cuyo
ambiente familiar dista mucho del confort y el cariño que toda persona necesita para un
correcto desarrollo. En cierto modo, podemos decir que nos hicimos profesores para
ayudar a los que más lo necesitan y nuestros esfuerzos, sin duda, tendrán su recompensa.
El docente es un modelo de comportamiento para el alumno. No podemos exigir
ciertas cosas como la puntualidad, el orden, no gritar o ser educado si nosotros mismos
no las cumplimos. Esto requiere un esfuerzo por mejorar aquellos aspectos de nosotros
mismos que menos nos gustan o que más nos cuesta cambiar. Por ejemplo, si solemos
ser bastante desordenados, ya es hora de que nos pongamos a organizar todo nuestro
material, para lo cual podemos solicitar ideas a aquellos compañeros cuyas aulas están
siempre impecables y que tienen una facilidad innata para mantener el orden.
Nuestra actitud ha de ser proactiva y no reactiva. Debemos tener una serie de
procedimientos para todos los días, ser organizados, ser consistentes, valorar los logros,
etc. y no perder tiempo en solucionar los problemas conforme nos van surgiendo. La
18
prevención es una labor fundamental que nos facilita enormemente nuestra tarea.
La formación continua, el espíritu de mejora, la innovación y la investigación deben
estar presentes en nuestro trabajo.
A la hora de enfrentarnos a los conflictos potenciales tenemos dos opciones:
alimentarlos o extinguirlos. La primera opción sólo nos traerá más problemas, debemos
mantener la calma y seguir siendo el adulto en el aula, comportándonos como tal.
Los errores tienen que ser vistos como oportunidades de mejorar. Con el tiempo, nos
reiremos de muchas de las cosas que en este momento nos hacen ahogarnos en un vaso
de agua. Lo mejor es no hacer los problemas más grandes de lo que son y centrarse en la
búsqueda de soluciones. Muchas veces se nos olvida que es muy probable que los
problemas que nosotros te nemos sean los mismos que tienen nuestros compañeros
docentes. Problemáticas como la fatiga, el excesivo papeleo, la falta de reconocimiento
social de nuestra labor, la no colaboración de las familias de los alumnos, las críticas, la
falta de medios, etc. son comunes a todos nosotros. Por eso, seguro que entre nosotros
hay algún compañero que nos puede ayudar a llevarlo mejor y que puede aliviarnos a
través de su experiencia personal. Nos vendrá bien hablar, pero también escuchar.
Eso sí, debemos ser conscientes de que todos tenemos limitaciones. Somos realistas y
sabemos que hay cosas que no podemos conseguir y también sabemos que siempre habrá
determinados compañeros que no estarán dispuestos a colaborar. No hay que tomárselo
como algo personal, pues entonces nos sentiremos incapaces y nos quedaremos anclados
en un punto. Esto no quita que hagamos todo lo que esté en nuestras manos para
conseguir aquello que sí es alcanzable y mucho mejor si lo hacemos con ayuda.
Otros consejos fundamentales para nuestro bienestar mental son dejar los problemas
del centro educativo en el centro y no llevarlos a casa. Igual de importante es celebrar
nuestros éxitos y recompensarnos por ellos. Procura repetir esas experiencias tan
satisfactorias y compartirlo tanto con los alumnos como con los compañeros.
Necesitamos tiempo para desconectar y relajarnos. Hay, además, momentos a lo largo
del curso, como el inicio y el final del mismo, en los que es necesario mentalizarse y
prepararse tanto física como psicológicamente para realizar esfuerzos mayores.
Intenta no dejar para mañana lo que puedas hacer hoy y planificar todo lo posble
aunque luego tengas que introducir cambios. Tener algo por escrito a lo que recurrir te
dará seguridad.
Plantéate metas profesionales como forma de mantener y/o recuperar la motivación y
la ilusión en un campo profesional tan bonito como el nuestro, que nos permite influir en
el futuro de tantos alumnos.
19
Nos sentiremos más seguros como docentes si tenemos claro lo que queremos y lo
que no, si dominamos los contenidos que debemos enseñar, si tenemos una vista general
de hacia dónde vamos y dónde estamos, si disponemos de una planificación firme
(aunque tengamos que introducir modificaciones), si mantenemos el orden, si sabemos
gestionar el comportamiento de forma adecuada, si tenemos un plan de reserva y si
conocemos bien, lo antes posible, a nuestros alumnos.
Por último, pero no por ello menos importante, el profesor ha de tener una actitud
responsable. Por ejemplo, si hay gran cantidad de suspensos no toda la culpa se puede
atribuir a los alumnos; tendremos que plantearnos dónde puede estar el error y cómo
corregirlo.
En el siguiente cuadro descubrirás los aspectos actitudinales más relevantes, que te
ayudarán a llevar mejor tu tarea educativa.
CUADRO 2
ASPECTOS ACTITUDINALES DEL PROFESOR ANTE SU TRABAJO
20
Elaborar tu propia declaración de intenciones
Nos ocurre a menudo que estamos tan liados, con tantas cosas en la cabeza, con tantos
papeles que rellenar, tantas reuniones con unos y con otros, tantas novedades (conocer
un nuevo centro, saber quién se ocupa de cada asunto, dónde está cada cosa...) y tantas
actividades y tareas pendientes al salir de clase, que podemos perder el rumbo muy
fácilmente y empezar a dejarnos llevar, sin la constancia que requieren los objetivos que
nos hayamos marcado. Por todo ello, es muy conveniente redactar algún tipo de
documento escrito en el que plasmemos cuáles son nuestros objetivos, nuestras
intenciones en la tarea educativa, nuestras aspiraciones y propuestas de mejora con el fin
de poder recurrir al mismo cuando sintamos que nos estamos desviando de nuestro
rumbo.
Se tratará de un documento que refleje todos los aspectos nombrados anteriormente
en relación tanto a nuestra vida personal como profesional, dada la influencia que la
primera tiene, sin lugar a dudas, en la segunda. Se trata de reflejar nuestras ideas y
pensamientos sobre nuestra misión y nuestro compromiso en ambas parcelas de nuestra
21
vida.
La declaración de intenciones es un documento abierto y flexible, que puede ser
renovado y recoger aportaciones en cual quier momento. Es muy posible, y además
positivo, que a lo largo de nuestra carrera profesional, cambien nuestros enfoques e
ideales. Las distintas experiencias y vivencias, tanto personales como profesionales, así
como las circunstancias del contexto donde nos movemos o un cambio de centro de
trabajo irán marcando nuestro camino. La evolución nos enriquecerá y nos hará mejores
personas y profesionales. No siempre nos valdrá el mismo documento para todos los
años. Es posible, por ejemplo, que nuestras circunstancias personales hayan cambiado
debido a hechos tanto inesperados como anhelados y que esto haya provocado un vuelco
en nuestras prioridades. La posibilidad de introducir cambios que reflejen nuestra
evolución en el documento ha de estar siempre presente.
Asimismo, es un documento que debe permanecer activo, que ha de ser revisado
periódicamente y, por qué no, compartido con nuestros alumnos. Les haremos así
partícipes de nuestras expectativas en torno a ellos y en torno a nosotros mismos, cómo
pensamos que se han de desarrollar las clases, cuáles han de ser nuestros objetivos, qué
tenemos que poner cada uno de nuestra parte para lograrlos, etc. Los alumnos también
pueden redactar su propia declaración de intenciones, manifestando qué esperan del
tiempo que van a pasar en clase, de los demás compañeros, de su profesor, qué es lo que
a ellos les interesa y lo que menos les motiva, lo que les gusta en sus amigos, cuáles son
sus aspiraciones en el futuro, qué les gusta y qué no de ellos mismos, etc. Toda esta
información nos puede resultar un recurso muy útil para ajustar la planificación del curso
a sus propias necesidades e intereses.
Lo que buscamos con la elaboración de este documento es promover la acción
reflexiva sobre nuestra tarea educativa y tener un punto de referencia para cada
momento, donde clarifiquemos nuestras experiencias y expresar nuestra filosofía
personal y nuestros principios acerca de la educación, antes de ponernos a ello en el aula.
Es un documento que se elabora de dentro hacia fuera, tenemos que hacer manifiestas
nuestras esperanzas e ideas. Todo ello conlleva una dedicación y un esfuerzo para poder
reflexionar y ser capaces de plasmarlo en un documento escrito. Esa reflexión ha de estar
acompañada de momentos alejados de distracciones e interrupciones. Valdrá la pena
intentar encontrar dichos momentos, parar un poco para coger más fuerzas y continuar
hacia la mejora.
Esta visión de futuro nos puede ayudar para lograr la motivación necesaria y alcanzar
nuestros objetivos. Es una ocasión estupenda para esclarecer tus motivos con el fin de
actuar de una manera determinada y para conocer los valores que te impulsan. Te ofrece,
asimismo, la posibilidad de reducir el estrés que siempre nos acompaña, dado que
cuentas con una herramienta que te aporta claridad en tu quehacer diario. Además, te
aporta seguridad y confianza en ti mismo y en las cosas que haces, proporcionándote una
22
base segura que te permite decir «no» a cosas que no encajan en tu estilo ni en tu visión.
Se trata de un documento personal, estrechamente conectado a tu forma de ser y de
ver las cosas, elaborado por ti mismo con la meta de mejorar tu vida, tanto personal
como profesional, y obtener la máxima satisfacción. Ese grado de satisfacción personal
que te anima a seguir adelante en tu línea o bien a replanteártela a la luz de los
resultados.
Como hemos dicho, no se trata de un documento fijo sino que las propuestas de
mejora son imprescindibles para avanzar en el camino, así como la apertura a ideas y
aportaciones nuevas o diferentes, tanto propias como ajenas. Por ello, es importante
compartirlo con los demás, exponer nuestras distintas visiones y enriquecerse
mutuamente con el trabajo cooperativo. Puede ser ésta una vía de introducción de
cambios y de promoción de la reflexión.
A nivel de centro también es muy importante contar con una declaración de
intenciones. Actualmente, el documento de centro donde se recogen los valores, los
objetivos y las prioridades establecidas en el Consejo Escolar es el Proyecto Educativo.
Actividades para la formación y la reflexión
1.El formato de nuestra declaración de intenciones puede ser variado, la única
condición es que nosotros estemos satisfechos con el mismo. A continuación,
encontrarás un modelo que tú puedes adaptar a tus necesidades y circunstancias
tanto personales como profesionales. Utilízalo para redactar tu propia declaración
de intenciones.
DECLARACIÓN DE INTENCIONES
1.Mi misión como profesor consiste en...
2.Para conseguirlo tomaré las siguientes medidas...
3.Esencial para ello es...
4.Mis valores clave son...
5.Así veo yo la educación y mi tarea como docente...
6.Mis responsabilidades consisten en...
7.Mis puntos fuertes son...
23
8.Mis puntos débiles son...
9.Para mejorar estos últimos procuraré...
10.Las actividades que más me gustan son...
11.Las que menos...
12.Si no me queda más remedio que realizar alguna de estas últimas, intentaré...
13.Mis principios fundamentales a la hora de gestionar la clase serán...
14.Cuando deba fijar límites y consecuencias mi actitud será...
15.De los alumnos y de mi relación con ellos espero...
16.Si no recibo lo que espero de ellos, y con el fin de conseguirlo, se lo comunicaré
de la siguiente manera...
17.Los principios que regirán mis relaciones con las familias de los alumnos serán...
18.En mi relación con los compañeros buscaré...
19.Las personas que más han influido en mi formación han sido... Su influencia ha
sido debida a...
20.¿Cuándo y cómo compartiré este documento tanto con alumnos como con los
compañeros?
21.Mantendré vivo este documento a través de las siguientes actuaciones...
22.Las citas o lemas que me inspiran y motivan son...
23.En una sola frase, mis intenciones y aspiraciones tanto profesionales como
personales son las siguientes...
La importancia de la reflexión
La reflexión en torno a nuestra práctica educativa debe ser un hábito que practiquemos a
diario y, además, es necesario que reflejemos por escrito nuestros pensamientos,
preferiblemente de forma sistemática. De esta manera, podremos ver lo redactado una
vez pasado el tiempo y aprender de nuestros errores y de nuestros aciertos y nos
obligaremos, en cierto modo, a plantearnos lo que estamos haciendo en nuestra labor
24
educativa.
La reflexión nos da la oportunidad de preguntarnos en qué podemos mejorar y cómo,
qué es lo que se nos da mejor, lo que le gusta a los alumnos o lo que hemos aprendido
nosotros y ellos cada día. Es una oportunidad excelente de celebrar nuestros éxitos y
mejorar lo que no nos ha salido tan bien. Esta reflexión nos puede conducir a la
investigación, a la ampliación de conocimientos, etc., en definitiva, a nuestra mejora
personal y profesional.
Actividades para la formación y la reflexión
1.A lo largo del libro encontrarás numerosas actividades que promueven la
formación y la reflexión de los docentes y que te ayudarán en esta importante
labor, que puede realizarse tanto en solitario como con los compañeros.
Te propongo ahora una actividad de reflexión acerca de tu papel como docente.
Encontrarás una serie de frases que describen dos posibles formas de pensar y
actuar por parte del profesor. Elige la que consideres correcta. Reflexiona si es
algo que estás haciendo bien o si debes mejorar en ese aspecto.
TU DOCENTE IDEAL...
1.Piensa que su clase... es la mejor/es mediocre.
2.Espera de sus alumnos... lo mejor/lo peor.
3.Promueve en clase... la competición/la cooperación.
4.Ve a sus alumnos... como una persona/como un número.
5.Los pequeños progresos... son valorados/pasan desapercibidos.
6.Se da por vencido con determinados alumnos/no se da por vencido con ningún
alumno.
7.Las normas... son consensuadas/son dictadas por el docente.
8.Afronta los retos con positividad/se queja ante los retos.
9.Se esfuerza por conseguir que sus alumnos sean cada vez más autónomos/le da a
los alumnos el trabajo prácticamente hecho.
10.Se dedica a esto... por la estabilidad del puesto de trabajo/porque disfruta
25
enseñando.
11.Su prioridad es... los alumnos/dar todo lo que dice el currículo.
12.Trata a cada alumno por igual/favorece a los mejores estudiantes.
13.Sabe cosas de la vida de sus alumnos fuera del centro educativo/ignora por
completo las circunstancias personales de sus alumnos fuera del centro.
14.No le interesa la formación continua/sigue formándose en cursos, seminarios,
grupos de trabajo, etc.
15.Está implicado en proyectos a nivel de centro/no se involucra en ese tipo de
iniciativas.
16.Se limita a ir al aula a dar su clase/intenta crear una atmósfera acogedora y
respetuosa en el aula.
17.Con los alumnos que necesitan más ayuda... les da de lado/les dedica más tiempo.
18.Mide el éxito en... bienestar/resultados académicos exclusivamente.
19.Se muestra distante/se deja querer.
20.Se centra en el presente y en los alumnos que tiene ahora mismo/compara esta
clase con otras que ha tenido y sólo piensa en la jubilación.
21.Se centra en... lo que va mal/lo que está yendo bien.
22.Parece siempre tenso y estresado/sonríe a menudo y está de buen humor.
23.Aporta y recibe ideas en la sala de profesores/siempre se está quejando en la sala
de profesores.
26
El caso de Alberto, estudiante de Magisterio
«Sé que la figura del profesor y sus funciones han cambiado a lo largo del tiempo.
Me gustaría saber qué se esperará de mí como futuro docente, con el fin de
adecuar mi formación a esos requisitos».
¿Qué se espera del docente?
Vamos a enumerar cuáles son las habilidades con las que debemos contar, o adquirir lo
antes posible, antes de ponernos al frente de una clase. Como veremos, no todas ellas
han formado parte de nuestra formación universitaria. Además, algunas son capacidades
que en algunos de nosotros vendrán de forma innata y en otros casos tendremos que
trabajarlas y buscar formación y ayuda para desarrollarlas. Todo docente debe saber:
-Los mecanismos que rigen el aprendizaje.
-Atender las distintas necesidades e intereses de los alumnos.
-Aplicar la normativa legal vigente y los documentos que marcan la vida del centro
educativo.
-Explicarse de forma clara.
-Dominar profundamente tanto la materia que imparte, como aspectos relativos a la
legislación y la organización educativa.
-Poner en práctica métodos pedagógicos variados y contar con un repertorio de
estrategias educativas variadas. Debe emplear metodologías diversas a la vez que
efectivas.
-Diseñar sesiones que encajen con distintos estilos de aprendizaje y con diferentes
niveles de dificultad.
-Adaptar su metodología a sus alumnos.
-Autoevaluarse y estar abierto a cambios y mejoras.
27
-Motivar a los alumnos, provocar su interés y curiosidad y animarles a que tengan un
papel activo.
-Despertar la creatividad y la iniciativa del alumno. No se trata de rellenar un
recipiente sin más, sino de prender una chispa en los alumnos.
-Relacionarse de forma positiva y empática con alumnos, compañeros y familias.
-Renovarse y actualizarse.
-Utilizar de manera eficaz y práctica las nuevas tecnologías.
-Evaluar de forma adecuada a sus alumnos.
-Mantener la calma.
-Gestionar el comportamiento de los alumnos de manera adecuada.
Actividades para la formación y la reflexión
1.Concédete un punto por cada una de las cualidades que debe tener un docente.
¿Qué tal los resultados?
2.Enumera las características del buen docente desde tu punto de vista.
3.Intenta recordar aquellas experiencias con las que has aprendido más como docente
y también como persona.
4.¿Qué cosas has aprendido de otros docentes?
5. ¿Qué tenían de especial los docentes de los que guardas mejor recuerdo de tu
época como alumno?
6.¿En qué se parece tu estilo educativo al de estos docentes? ¿En qué te gustaría que
se pareciera?
7.¿De qué forma crees que puedes ir adquiriendo confianza y seguridad en ti mismo
como docente?
8.¿Cómo pueden ayudarte tus compañeros a conseguir tus objetivos?
9.¿En qué te gustaría mejorar como docente a lo largo de este curso? ¿Cómo puedes
conseguirlo? ¿Te pondrás algún tipo de límite temporal? ¿Cómo tienes pensado
evaluar tus logros al respecto?
28
10.Realiza la siguiente autoevaluación. Valora las capacidades anteriormente
mencionadas, señalando qué aspectos crees que dominas, cuáles tienes que
mejorar y cuáles necesitas desarrollar. No olvides incluir observaciones, como
pueden ser propuestas de mejora.
29
30
Principios que han de regir la actuación del profesional de la educación
La actividad y la vocación educativa del docente se basan en una serie de principios,
dondequiera que éste se encuentre y cualquiera que sea el nivel que imparte. En el
siguiente cuadro se resumen aquellos principios que todo docente ha de tener presentes
en su actividad diaria.
CUADRO 3
PRINCIPIOS QUE HAN DE REGIR LA ACTUACIÓN DEL PROFESIONAL DE LA
EDUCACIÓN
31
Actividades para la formación y la reflexión
1.¿Añadirías algún otro punto, que consideres imprescindible, en el cuadro de los
principios que han de regir la actuación del profesional de la educación? Justifica
tu respuesta.
2.Piensa si tus compañeros también siguen estos principios. En caso de que no sea
así, ¿crees que les beneficiaría conocerlos y reflexionar sobre ello? ¿Cómo
plantearías esta reflexión? ¿Te parece un buen eje común en torno al que trabajar
en grupo?
3.Intenta relacionar cada uno de los principios mencionados en el cuadro con una
experiencia profesional que hayas vivido o que anheles vivir a lo largo de tu
carrera.
32
El caso de Silvia, maestra de Educación Infantil
«Como cada curso, tengo que adaptarme a un nuevo centro y a unos nuevos
compañeros. Me cuesta mucho hacerme a todas las novedades y siempre me
encuentro desorientada. Me gustaría poder superar este proceso de cambio lo
antes posible para poder así centrarme en el trabajo del aula y no sentirme tan
perdida».
Las relaciones con el personal del centro
Es importante pedir ayuda, dejarnos ayudar e implicar a otras personas en lo que
hacemos y, a la vez, hacerles sentir partícipes. Un poco de colaboración puede venirnos
muy bien de vez en cuando.
Los puntos de vista nuevos y diferentes pueden refrescar nuestras viejas prácticas,
debemos estar abiertos a los cambios y ser flexibles, adaptándonos a nuestro contexto y a
nuestros alumnos.
Los alumnos no son los únicos cómplices y ayudantes con los que podemos contar en
el aula.
En cuanto a la relación con otros compañeros, si no queremos que nuestra actitud
positiva se vea afectada, podemos aprovechar el tiempo en común en la sala de
profesores para introducir temas y asuntos positivos, en lugar de dejarnos llevar por
aquellos que tienen la costumbre de quejarse continuamente.
Por el contrario, seguro que hay gran cantidad de compañeros que pueden aportarnos
mucho, tanto personal como profesionalmente, y de los que podemos aprender y
compartir así entre todos nuestras mejores experiencias y enriquecernos mutuamente.
Mantén la mente abierta, acepta consejos, encaja las críticas constructivas y arriésgate a
aceptar retos formativos si dispones del tiempo extra que esto requiere, pero sin
sobrecargar excesivamente tu agenda y quemarte; no te comprometas si no estás
completamente seguro. Sé generoso y comparte tus ideas y materiales, por el bien de
todo el grupo. Ten en cuenta los puntos de vista de los demás. No te quedes encerrado en
tu clase, receloso de compartir con los demás compañeros las prácticas educativas que
mejores resultados te reportan. El trabajo en equipo beneficia a todos sus componentes.
33
No podemos olvidar que formamos parte de un extenso grupo de profesionales
dedicados a la educación, con un fin común y que, en la actualidad, cuenta con
numerosos medios (blogs, materiales que se pueden descargar, experiencias de docentes
del mundo entero...), estudios y conocimientos para mejorar su labor, mejor si es de
forma cooperativa.
Procura sentirte parte activa del proyecto educativo del centro en el que trabajas y
sentirte comprometido con su misión educativa. Para ello, te ayudará conocer datos
sobre el centro en el pasado, a través de los compañeros que llevan allí más años. Maneja
los documentos oficiales que rigen la vida del centro. Además, busca la forma de
participar en actividades de la comunidad educativa, leer las noticias locales y hacer uso
de los distintos espacios de los que dispone el centro y esfuérzate por aprender rápido los
nombres del resto del personal.
Para desenvolverte con comodidad en el centro también tendrás que informarte, lo
antes posible, de aspectos básicos como el procedimiento a seguir en caso de coger
prestado algún material común, normas establecidas para las áreas comunes, horarios,
excursiones, instalaciones disponibles, quiénes son los alumnos que tienen necesidades
educativas específicas, las atribuciones del conserje, hasta qué hora puedes quedarte si
necesitas terminar algo en clase, días de atención a padres, dónde está el botiquín, etc.
Cualquier centro educativo debe preocuparse no sólo por el bienestar de los alumnos
sino también por el de las personas que en él trabajan o de las que simplemente lo
visitan, independientemente de sus motivos.
Hay diversos elementos que pueden dificultar las relaciones entre compañeros, como
el estrés, la distancia física (como se presenta en el caso de centros muy grandes) o la
desmoralización del profesorado. Por otro lado, hay pequeños gestos que engrandecen
esas relaciones, como hacer fotocopias para tu compañero cuando vas a hacer las tuyas o
vigilarle la clase si tiene que llamar a los padres de un niño que se encuentra enfermo.
El apoyo entre compañeros se manifiesta en conductas como compartir ideas y
experiencias, dar consejos, escuchar, analizar problemas y buscar soluciones juntos, no
siendo individualista ni aislándose y reconociendo el mérito de los demás. Todas estas
acciones provocan en todos sentimientos de alta autoestima, de pertenencia al grupo y de
ayuda mutua en lo moral y en lo profesional.
Actividades para la formación y la reflexión
1.Valora del 1 al 10 la calidad de tus relaciones con el resto del personal del centro.
Si la nota es baja, anota cómo mejoraría tu día a día si tus relaciones con el
personal del centro fueran mejores y cómo podrías conseguirlo.
2.¿Cuáles son los principales obstáculos para que las relaciones con los compañeros
34
sean idóneas? Por ejemplo, falta de tiempo, aislamiento, etc.
3.Piensa en las personas del centro con las que te llevas mejor. ¿Qué factores crees
que hacen que esa relación sea tan buena? ¿Se pueden extrapolar esas cualidades a
los demás compañeros?
4.Piensa en a qué compañero/s querrías conocer mejor. ¿Qué puedes hacer para
mejorar esa conexión y para mantenerla, una vez establecida?
35
El caso de Alberto, profesor de Educación Secundaria
«Tengo la impresión de que mis alumnos notan, a través de mi lenguaje corporal,
que no estoy del todo cómodo en el aula. Estoy como a la defensiva y temo que lo
estén aprovechando para portarse mal y ponerme a prueba. Necesito transmitir, o
al menos aparentar, seguridad. Sé que me llevará tiempo y práctica, pero necesito
intentarlo».
El lenguaje corporal del profesor
Al igual que ocurre en el caso de la voz, nuestra expresión corporal puede estar
mandando múltiples mensajes a los alumnos, tanto referidos al control de la situación
como, por el contrario, referidos a una sensación de intimidación. Los alumnos, incluso
los más pequeños, perciben enseguida y con mucha facilidad nuestra actitud a través de
nuestros gestos corporales. Debemos pasar el lenguaje corporal al plano consciente para
poder utilizarlo como una herramienta más en la tarea educativa. Para ello podemos
requerir la ayuda y la observación de algún compañero, que nos pueda dar una visión
externa.
Nuestro lenguaje corporal incluye aspectos como la voz, la ropa, la distancia personal
que mantenemos, la mirada, el contacto físico, etc.
Podemos recurrir a gestos corporales; por ejemplo, hay ciertas señales, como una
mirada, que pueden ser más eficaces que el uso de la voz. Los gestos deben guardar
concordancia con lo que se está diciendo y no transmitir dos mensajes diferentes,
dejando que se anulen entre sí. Se trata, en este caso, de utilizar esos gestos para reforzar
el mensaje.
El contacto visual y la expresión facial en general también es muy útil para mantener
la atención de los alumnos y reflejar sentimientos. Nuestra mirada tiene que abarcar a
todos y cada uno de los alumnos, tanto en conjunto como de forma individual, en algún
momento dado de la clase. Tenemos que repartir nuestra atención entre el alumnado y
poder ver las caras de todos.
36
Nos será muy útil reflexionar sobre los gestos que solemos hacer, si tendemos a estar
tensos (por ejemplo, con los brazos cruzados muy a menudo, con las manos en los
bolsillos...) o con una actitud más abierta, si solemos colocarnos al frente del aula, a un
lado, detrás, si variamos a menudo la posición o si estamos utilizando una posición desde
la cual todos los alumnos puedan vernos y oírnos correctamente.
En cuanto al uso de las manos, debemos evitar utilizarlas para señalar con el dedo. Si
tenemos tendencia a gesticular excesivamente con ellas (consecuencia posiblemente del
nerviosismo y de la que resultan acciones carentes de valor comunicativo), podemos
recurrir a sujetar algún objeto, como por ejemplo, un bolígrafo. Además, esto nos
ayudará a ser más conscientes del uso que hacemos de las manos.
Nosotros también tenemos que saber interpretar el lenguaje corporal de los alumnos.
Por ejemplo, hay falta de atención si el alumno está mirando para otro sitio, si bosteza, si
se rasca la cabeza, si mira al suelo o si no para de mover el lápiz. Un movimiento rápido,
como un cambio en el volumen de la voz o en la posición (ponerse a su lado, por
ejemplo), pueden conseguir que recuperemos su atención. Hay que dedicar todo el
tiempo posible para descifrar estos elementos, que influyen en el aprendizaje del alumno.
Actividades para la formación y la reflexión
1.Una vez leído el punto anterior, ¿cuáles crees que son las características principales
de tu lenguaje corporal cuando estás con los alumnos?
2.¿A través de qué medios puedes recoger esta información (grabándote en vídeo,
pidiéndole a un compañero que te observe, etc.)?
3.Anota aquellos aspectos que te planteen mayores problemas y plantéate cómo
puedes solucionarlos.
El uso efectivo de la voz
Nos pasamos prácticamente todo el día hablando en el centro educativo: pasamos lista,
explicamos las actividades, llamamos la atención de un alumno en el patio... los alumnos
están escuchando nuestra voz todo el día; por todo ello, la voz es un instrumento
primordial en nuestro quehacer diario y al que, en ocasiones, no prestamos la atención
que debiéramos, tanto en lo referente a su cuidado como a la valoración de su gran
influencia.
El uso que hagamos de la voz puede influir en cómo se desarrolla la clase. Para que
parezca que controlamos la situación y que sabemos lo que hacemos y queremos, es
fundamental el uso que hagamos de la voz. Si su uso es efectivo, el mensaje que estamos
37
lanzando tendrá un mayor impacto y calado en los alumnos. Debemos procurar escuchar
«cómo sonamos» a menudo.
La voz debe mandar un mensaje de seguridad y no dejar entrever posibles tensiones o
dudas. Antes de empezar a hablar es necesario tomar aire y adoptar una actitud corporal
positiva y relajada. A veces, un cambio en el tono o en el ritmo puede marcar la
diferencia. Lo ideal es encontrar «tu voz», aquella con la que te sientes cómodo. Una voz
que denote entusiasmo e interés, con un tono calmado y asertivo y con un volumen
adecuado. Este último factor te permitirá evitar los gritos y disminuir el nivel de estrés
en el aula. Si queremos un nivel de ruido bajo en la clase, nosotros debemos hablar a un
volumen adecuado, aquel en el que todos los alumnos, independientemente de su
posición en el aula, puedan escucharnos pero sin gritar. Se trata de proyectar la voz, no
de gritar. Si nosotros vamos subiendo nuestro volumen, el volumen de los alumnos
también se verá incrementado. En algún momento, cuanto antes mejor, tendremos que
preguntarnos cuál es el volumen que debemos emplear para que todos nos puedan
escuchar.
Además, la voz también nos puede servir para retener la atención de los alumnos. A
través del uso de diferentes entonaciones, podemos resaltar aquellos aspectos que
consideramos más importantes y en los que queremos que los alumnos centren su
atención.
Los gestos faciales también deben acompañar lo que estamos diciendo con el fin de
dejar claro el mensaje y de reforzarlo; por ejemplo, no podemos regañar a un alumno con
una sonrisa en la cara, el mensaje resultaría así ambiguo y perdería fuerza y
contundencia.
También es importante no hablar muy deprisa, de forma que los alumnos nos puedan
seguir pero sin llegar a resultar monótonos. Siempre podemos bajar la velocidad cuando
queramos que los alumnos se relajen y se centren y bajar así el nivel de actividad. En
cambio, un ritmo rápido en la voz puede crear expectación.
La firmeza en el tono puede tener más fuerza que los gritos. Una voz temblorosa, que
transmite nerviosismo o excesiva agitación, al igual que una voz melancólica o apagada
suponen un factor que puede determinar el comportamiento de los alumnos y que les da
a entender nuestra propia actitud al presentarnos frente a ellos: les estamos así mandando
mensajes como que nos imponen, que no nos interesa nada lo que les estamos contando
y que no le damos ninguna importancia, que ellos tienen el control de la situación, ya
que nosotros lo hemos perdido, que estamos en alerta y que podemos saltar en cualquier
momento, que les tenemos miedo y nos imponen, etc. La voz les da pistas a los alumnos
sobre nuestro estado emocional. Si cambiamos el tono o el volumen de nuestra voz
debería ser por que queremos hacerlo y no porque ese estado emocional nos supera,
manifestándose en esa subida de volumen o en un determinado cambio de tono. La voz
38
no tiene por qué manifestar necesariamente el estado de ánimo en que nos encontramos,
sino el que nos interesa dar a entender.
Puede darse el caso de que nuestra voz se vea afectada por tensión de los músculos
del cuello y/o la cara o que nuestra posición corporal no sea correcta. Tenemos que
procurar estar atentos a estos aspectos y practicar técnicas de relajación de manera
habitual.
Actividades para la formación y la reflexión
1.¿Te habías planteado en alguna ocasión la importancia del uso efectivo de la voz en
tu tarea docente?
2.Graba tu voz en el aula y señala cuáles de estos adjetivos encajan mejor con lo que
escuchas: fuerte / segura / intermitente / constante / alegre / apagada / interesante /
lenta / rápida / monótona / temblorosa / firme / insegura / floja / demasiado alta /
susurrante.
Añade algún otro adjetivo si lo consideras necesario.
3.Extrae conclusiones sobre cómo puedes mejorar el uso de tu voz, una vez
escuchada y analizada a través de las grabaciones que has realizado.
39
El caso de Elisa, profesora de Universidad
«Todos los años me quedo sin voz en algún momento del curso. Necesito consejos
para cuidar mi voz de forma efectiva, por la repercusión que este elemento tiene
en mi actividad profesional».
El cuidado de la voz
Para poder usar la voz de forma efectiva, como hemos visto en el apartado anterior, es
necesario mantenerla en perfecto estado y todo ello a pesar de la cantidad de horas que
pasamos haciendo uso de la misma. A continuación, encontrarás una serie de consejos
para cuidar tu voz:
-Si notas la garganta reseca y te pica haz lo posible por no hablar, ya que si lo haces
lo más probable es que la irritación vaya a más. Si estás en una clase en la que los
alumnos te conocen bien y las rutinas ya están establecidas, no será difícil que te
entiendan a través de gestos. Pide a algún compañero que les explique que no
puedes hablar. Recurre a la comunicación no verbal, haz uso de tu mirada, la cara,
las manos o el cuerpo entero para ha certe entender. Haz uso de gestos o signos
con los que sueles acompañar las instrucciones verbales en el día a día, como
poner el dedo índice en los labios para indicar silencio. También podemos utilizar
la pizarra para transmitir mensajes más complejos.
-Procura no toser ni carraspear.
-Recurre a la saliva para hidratar la garganta.
-Evita susurrar y poner distintas voces, como las de los personajes en un cuento, en la
medida de lo posible. Esto es bastante complicado si, por ejemplo, enseñas
idiomas pero a veces, si notamos un fuerte picor en la garganta es mejor prevenir.
-Proyecta la voz hacia las cuatro esquinas del aula, con un volumen adecuado, el
justo para que todos te puedan escuchar.
-Recurre a la miel y a las bebidas calientes, aunque no excesivamente calientes. Un
vaso de leche caliente con miel y limón puede hacer mucho bien. También puedes
40
utilizar la miel como sustituto del azúcar, para endulzar bebidas o comidas. Evita,
asimismo, las bebidas excesivamente frías.
-No hables cuando haya ruidos fuertes de fondo ni si los alumnos no están
completamente en silencio.
-Si tienes que hablar en espacios abiertos, como el patio o el gimnasio, procura hacer
uso de instrumentos como un silbato o un megáfono y da las instrucciones a todos
los alumnos cuando estén juntos, antes de que se distribuyan por todo el espacio.
-Bebe mucha agua para mantener la garganta hidratada. Échate un poco de agua en
los orificios nasales para que también estén hidratados.
-Evita ambientes muy secos, ya sea porque están muy cerrados y cargados o por el
efecto de la calefacción o del tabaco. Cuelga un pequeño humidificador en el
radiador del aula.
-Respira por la nariz, sobre todo por la noche, ya que respirar por la boca reseca
mucho la garganta.
-Toma caramelos para reducir la irritación.
-Calienta la voz tarareando cualquier canción, usando este sonido «rrrrrrrr», como el
ruido que emite una moto.
-Recuerda que no tienes que estar todo el rato hablando, deja que los alumnos tengan
su oportunidad de intervenir y de ayudarte a conducir la sesión, adoptando un
enfoque más participativo.
Actividades para la formación y la reflexión
1.Diseña tu propio plan de actuación, con carácter diario, de medidas que pondrás en
marcha para prevenir problemas en la voz, con las ideas propuestas y con alguna
otra que puedas recopilar de compañeros y de tu propia experiencia.
41
El caso de María, maestra de Educación Primaria
«Me gustaría conseguir que mis alumnos tuvieran una actitud más positiva hacia
el centro y hacia el trabajo en el aula y que tuvieran ganas de volver a clase al día
siguiente».
La actitud de los alumnos
Como docente, te habrás dado cuenta de que ostentamos una situación con mucho poder.
Con la misma facilidad con la que podemos alimentar la curiosidad y el entusiasmo por
aprender, también podemos extinguir esas ganas de aprender y de conocer con nuestras
acciones. La disposición actitudinal de los alumnos influye enormemente en el proceso
de enseñanzaaprendizaje. Siguiendo la prioridad de necesidades establecida por Maslow,
la necesidad de saber y conocer sólo se alcanza si previamente se satisfacen las
necesidades fisiológicas (que constituyen la base de la pirámide) y las necesidades
relativas a la seguridad y a la autoestima, el afecto y la sensación de pertenencia al
grupo. Si estas necesidades no son satisfechas, el estudiante tendrá que superar múltiples
barreras en su proceso de aprendizaje.
La primera o primeras impresiones que causemos en nuestros alumnos pueden ser un
factor determinante en su actitud a lo largo de todo el curso. Tenemos que hacer un
esfuerzo por recordar lo que nosotros esperábamos de un docente cuando éramos
estudiantes y pensar si esas son las cualidades que nuestros estudiantes ven en nosotros y
las que nosotros transmitimos y si estamos contentos con estos mensajes que les estamos
lanzando acerca de nosotros y de nuestro papel en el centro.
Los alumnos serán una fuente de información extraordinaria para conocer qué
esperan de nosotros, que quieren y qué necesitan. Lo más corriente cuando los alumnos
hablan de cómo eran sus docentes favoritos es que aludan a asuntos como «casi siempre
estaba de buen humor, nos preguntaba por nuestras cosas, se notaba que le gustaba estar
con nosotros, nos ayudaba mucho, nos hacía reír, teníamos ganas de volver a clase al día
siguiente, hacíamos cosas muy divertidas...».
Generalmente estamos a tiempo de cambiar esa imagen que ofrecemos, pero es mejor
tener claro, desde el principio, lo que queremos transmitir a los alumnos y ser constantes.
De lo contrario, podemos desconcertarlos y conseguir que no nos tomen en serio.
42
Asimismo, nuestras sesiones deben seguir de forma regular una estructura similar, una
serie de rutinas que ayuden al alumno a sentirse cómodo en clase porque sabe lo que se
espera de él. Los alumnos conocerán de antemano los objetivos y el tipo de actividades
que se realizarán con el fin de proporcionarles seguridad. Esto no significa que este
esquema tenga que cumplirse bajo cualquier circunstancia, sino que está abierto a
situaciones como que los alumnos no hayan entendido lo que se les ha explicado y
tengamos que repetirlo o exponerlo con otras palabras y con otros ejemplos, que surjan
diálogos enriquecedores en torno a un determinado tema, que ese algo produzca algún
evento ajeno al tema a tratar pero que ha de ser abordado cuanto antes... y otras muchas
circunstancias que se pueden presentar.
No debemos olvidar que para los alumnos somos un modelo y que les contagiamos
nuestra actitud. Los alumnos interpretan nuestros gestos y saben imitarlos, observan
nuestro atuendo, «leen» nuestro pensamiento... y no sólo imitan lo que hacemos bien,
sino también nuestros errores. Si nosotros permanecemos tranquilos, es más probable
que los alumnos se sientan en calma durante la instrucción. Por esta razón, es esencial
mantener una actitud positiva, donde se acentúen y se reconozcan los esfuerzos y logros
de cada uno y donde se eviten gestos y comentarios que puedan provocan recelo o
desánimo. Eso sí, a la hora de elogiar, han de ser elogios sinceros y reales, ya que en
caso contrario, los alumnos notarán que no estamos siendo sinceros y no valorarán de
igual forma nuestras alabanzas. Los elogios también deben ser específicos, deben
resultar motivadores y tendrán más fuerza si nos dirigimos al alumno por su nombre,
antes de enunciarlo. De esta manera, conseguiremos que la conducta que ha sido alabada
se repita.
La diferencia entre los elogios y los mensajes de ánimo es que estos últimos se
centran en las acciones del alumno, mientras que los elogios están más relacionados con
las características de su persona. Los mensajes de ánimo efectivos no se centran sólo en
el resultado sino, también, en las acciones que conducen a ese resultado correcto.
En cada alumno podemos encontrar algo bueno, si no varias cosas. La actitud y el
comportamiento de los alumnos será mejor si ellos se sienten bien consigo mismos y
nosotros podemos contribuir a ello. Sólo tenemos que encontrar lo bueno que tienen y
hacérselo saber, así como animarles para mejorar aquellos aspectos que les provocan
más problemas. Dedicando tiempo a hablar con ellos y a escucharles de forma empática,
conseguiremos dar con todos estos aspectos. Todos tienen derecho a sentirse como una
pieza con un papel importante en el aula y en el centro. Debemos procurar aprender los
nombres de todos lo antes posible y no olvidar que estamos tratando con personas de
carne y hueso como nosotros, con sus sentimientos, miedos, manías, inquietudes y
preocupaciones.
Para hacerles sentir bien, es importante dejar de lado los favoritismos y las
adversidades hacia determinados alumnos, aunque en la complejidad de las relaciones
43
humanas que se dan en el centro educativo sea normal experimentar más o menos
afinidad o rechazo hacia personas concretas. El hecho de ser el «preferido» del docente
no beneficia tampoco al propio alumno, ya que puede despertar envidia y recelos en sus
compañeros. Todos los alumnos merecen sentirse valorados y respetados por igual.
Todos han de sentirse importantes y tener la oportunidad de progresar y de experimentar
experiencias exitosas. Para conseguirlo, tendremos que adaptar, en muchas ocasiones, las
actividades al nivel de cada alumno, con el esfuerzo y trabajo que ello conlleva. En caso
contrario, ese alumno se irá alejando del grupo, al quedarse atrás, y con el tiempo es
probable que genere problemas de comportamiento.
Nuestras expectativas en torno a las capacidades y las posibilidades de los alumnos
han de ser altas y así hemos de comunicárselo, ayudándoles a establecerse metas y no
haciendo por ellos lo que ya pueden hacer por sí mismos, proponiéndoles retos que no
les causen estrés, facilitándoles el reconocimiento de sus propios puntos fuertes y débiles
como estudiantes y valorando el logro de las actividades propuestas y no tanto el tiempo
empleado en ello, en el caso de alumnos con dificultades. Todos los alumnos pueden
aprender, aunque no todos al mismo ritmo ni de la misma manera.
Debemos transmitir a los alumnos el entusiasmo que nuestra materia crea en
nosotros, causándoles intriga por saber más, utilizando recursos variados, como el
ordenador, y diseñando actividades entretenidas y que les mantengan activos.
Otro factor que influye en la actitud de los alumnos hacia el centro es la calidad de
las relaciones con sus compañeros. Si tienen conflictos con ellos a menudo, al alumno no
le apetecerá ir a clase y estar toda la mañana rodeado de personas que le resultan
hostiles, por eso debemos trabajar la convivencia y las relaciones entre alumnos. Esto se
puede hacer enseñando técnicas de resolución de conflictos, incluyendo actividades de
Educación Emocional que promuevan la empatía y el ponerse en el lugar del otro, etc.,
creando un clima de confianza y respeto, donde se prevengan los conflictos entre
compañeros y se trabaje en equipo hacia metas comunes.
Tenemos que evitar a toda costa las luchas de poder con los alumnos, que sólo nos
aportarán un ambiente enrarecido y sentimientos que perjudican gravemente la actitud de
los alumnos hacia el docente, hacia la materia en particular y hacia el centro educativo
en general. Hacen falta dos para que ese tipo de conflictos tenga lugar; no debemos caer
en las provocaciones de los alumnos. Hay determinados asuntos que no son negociables
y así debe quedarles claro a los alumnos desde el principio. Las discusiones más
peligrosas son aquellas en las que, llegado un punto, ya no estamos intentando resolver
el problema sino luchando por ostentar el poder en el aula y donde, además, tanto
docente como alumno caen en el uso de los gritos. Es necesario no alzar la voz. Basta
con preguntarnos si nos gustaría que los alumnos o los compañeros nos gritaran a
nosotros y qué sentiríamos en esos casos, para desterrar los gritos de nuestra aula.
44
También es importantísimo valorar los esfuerzos de los alumnos y sus logros para
que su autoestima mejore. Para ello, aquí encontramos distintas maneras de decirles
«muy bien»:
-Mucho mejor.
-Maravilloso.
-Ya lo dominas.
-Mejor que nunca.
-Buen trabajo.
-Sobresaliente.
-Eso va muy bien.
-Fantástico.
-Fenomenal.
-Bien.
-Debes haber estado practicando.
-Tremendo.
-Así es como se hace.
-Está genial.
-Sigue así.
-Eso es lo que yo llamo un buen trabajo.
-Lo estás haciendo muy bien.
-Me gusta eso.
-Así me gusta.
-Bien pensado.
-Estoy muy orgulloso/a de ti.
45
-Te has acordado, buena memoria.
-Ya lo tienes controlado.
-Estás aprendiendo un montón.
-Sigue intentándolo.
-Hoy te has salido.
-Bien por ti.
-Lo has sacado muy pronto.
-Estás haciendo lo correcto.
-Ver las cosas tan bien hechas me hace feliz.
-Excelente.
-Es un trabajo de primera.
-Sensacional.
-Eso está mejor.
-¡Guau!
-Va muy bien.
-No te has dejado nada.
-Sigue así.
-Nada te puede parar ahora.
-No está del todo mal.
-¡Esta vez sí!
-Estás mejorando cada día.
-Una vez más y ya lo tienes.
-Debes estar orgulloso.
46
-Enhorabuena.
-Yo no lo habría hecho mejor.
-Estás aprendiendo rápido.
-Estás mejorando mucho.
-Sabía que podías hacerlo así de bien.
-No está nada mal.
-Estás haciendo un trabajo genial.
-Me alegro de verte trabajar así.
-Hoy lo estás haciendo mucho mejor.
-Te está saliendo muy bien.
-Estupendo.
Buscamos en los alumnos una actitud de respeto, diálogo y comunicación fluida. Para
conseguirlo, les daremos algunas guías y pautas de actuación:
-Todos tienen algo que decir y que aportar y han de tener la oportunidad de
expresarse.
-Escuchar demostrando que estás prestando atención (fijando la mirada en quien
habla, mostrando una actitud corporal abierta...).
-Estar abierto a distintos puntos de vista y versiones y respetarlos. Estarán de acuerdo
en algunas cosas y en otras no. No se trata de ganar, sino de compartir ideas, haya
acuerdos o no.
-No quedarse estancados en sus propias ideas iniciales.
-Pedir aclaraciones si no terminan de entender las intervenciones de los demás; no
quedarse con dudas que puedan dar lugar a malentendidos.
-Apoyar sus intervenciones en cosas que conozcan o que hayan experimentado de
cerca, para hacerlo más interesante.
Actividades para la formación y la reflexión
47
1. Intenta recordar cuál ha sido tu actitud hacia la educación recibida en tus diferentes
etapas como estudiante. ¿Ha sido siempre igual? ¿Qué factores influían en ti para
que te gustara más o menos lo que estabas haciendo? ¿Pueden esos factores estar
influyendo en la actitud de tus alumnos?
2.¿La actitud negativa de tus alumnos se centra en tu materia o en el centro educativo
en general? ¿Se concentra en unos pocos alumnos o afecta a toda la clase? Analiza
cuáles pueden ser los motivos. No dudes en hablarlo con los alumnos las veces
que sea necesario. Anota al menos una posible solución para cada uno de los
motivos que les lleva a tener esa actitud negativa. Una vez más, escucha sus
aportaciones y comparte las tuyas con ellos. Puedes utilizar el siguiente cuadro
para aclarar las ideas. En él podrás exponer las razones de la actitud negativa de
los alumnos y las posibles medidas que puedes tomar, así como reflejar la opinión
de los alumnos y sus propuestas.
CUADRO 4
MOTIVOS Y SOLUCIONES PARA LA ACTITUD NEGATIVA EN EL CENTRO
EDUCATIVO
3.¿Qué imagen crees que tienen los alumnos de ti? ¿Se ajusta a la imagen que tú
quieres ofrecer? ¿En qué difiere? ¿Te gustaría cambiar algo en este aspecto?
4.¿Con qué frecuncia recurres a los elogios a los alumnos y a su trabajo? Si no los
sueles utilizar, plantéate su conveniencia o no en tu labor formativa.
5.¿Dedicas tiempo a hablar con tus alumnos de sus experiencias fuera del aula, de sus
intereses y de sus preocupaciones? ¿Conoces datos de su vida más allá del aula?
48
Una vez más, si no lo haces, piensa cómo podría mejorar el proceso de enseñanza
y aprendizaje si dedicaras más tiempo a estos aspectos y plantéate cómo lo harías.
6.¿Cómo podrías conseguir que cada uno de tus alumnos se sintiera especial? Piensa
en algo que les pueda gustar, como un elogio relativo a un aspecto concreto.
7.¿Cómo puedes recuperar a aquellos alumnos que se han quedado apartados?
8.Si no te gustaría que te gritara un alumno, un compañero, o que se gritaran los
alumnos entre sí e hiriesen así sus sentimientos y la convivencia, ¿cómo se
justificaría que el docente gritara a los alumnos?
49
El caso de Juan Carlos, profesor de Educación de Adultos
«En clase, mis alumnos apenas participan, pasan de todo y no muestran ningún
interés por lo que hacemos. Me resulta muy complicado sacar las cosas adelante y
estoy empezando a desmotivarme yo también. Necesito consejos para reavivar mi
aula».
Cómo conseguir la atención de los alumnos e implicarlos en clase
El simple hecho de estar sentados en clase y que parezca que están escuchando no
significa necesariamente que los alumnos estén aprendiendo ni que lo que están viendo o
escuchando les interese lo más mínimo, con lo cual el mensaje que queremos transmitir
no les está llegando con la riqueza y la significatividad que debemos perseguir en los
aprendizajes. Es más, el hecho de que conozcamos profundamente la materia que
estamos impartiendo no implica que estemos consiguiendo captar la aten ción de
nuestros alumnos y sin atención no hay aprendizaje. Vamos a ver distintas formas de
llamar y retener la atención de los alumnos, así como maneras de hacerles sentir parte
activa de su proceso de aprendizaje.
A veces, a nosotros como estudiantes las clases también se nos han hecho
interminables y teníamos la cabeza más en otros sitios que en el aula, perdiendo ese
tiempo tan preciado. En esos casos, el docente no conseguía conectar el contenido de su
exposición con nosotros ni nos hacía sentir involucrados en lo que estaba pasando en
clase. Para evitar esto y para conseguir que el aprendizaje sea realmente un proceso
activo, podemos utilizar procedimientos sencillos como relacionar lo que se está
trabajando con las experiencias de los alumnos, hacerles preguntas sobre lo que se está
hablando, proponer actividades que activen sus cerebros y les hagan pensar, razonar,
cuestionar la información recibida, realizar preguntas...
Siempre podemos recurrir a utilizar el sentido del humor y decir algún disparate o
exageración o algo que no venga a cuento para comprobar el nivel de atención, los que
se rían, sonrían o muestren gestos de sorpresa nos estaban escuchando, los demás no.
50
Asimismo, si solemos hacer esto, estarán más atentos a lo que decimos para ver si se ríen
un rato. Otras formas de llamar su atención pueden ser subir el tono de voz, comenzar a
hablar muy flojito de repente o dejar de hablar de forma repentina.
Cuando lo que queremos es llamar la atención de los alumnos antes de empezar a
hablar, lo más conveniente es contar con un procedimiento general y específico, que les
recuerde que es el momento de prestar atención a lo que el docente va a decir, como
puede ser el propuesto a continuación: el docente sonríe y levanta el brazo, con la mano
abierta. Esta señal ha de ser interpretada por los alumnos de la siguiente manera: hay que
mirar al profesor, escucharlo, dejar lo que tengamos entre manos y estar tranquilos.
Variaciones que se pueden realizar pueden consistir en que los alumnos también alcen la
mano como dándose por enterados y una vez que todas las manos están arriba, el
profesor baja su brazo, después los alumnos y éste comienza a hablar.
Otra posibilidad es la utilización de consignas como «mano alzada, boca cerrada». En
este caso, el docente levanta la mano y los alumnos se tapan la boca con la suya hasta
que éste baja su mano y ellos devuelven la suya a la mesa, y entonces el docente puede
comenzar a hablar. Las variaciones pueden ser las que cada docente considere oportunas,
pero sí es útil contar con algún tipo de procedimiento que predisponga a los alumnos a la
escucha. Este tipo de técnicas sólo funcionan si se practican con asiduidad y si los
alumnos tienen claro qué se espera de ellos y, una vez asimiladas y aceptadas, nos
servirán para usarlas tanto dentro del aula como en otros espacios del centro educativo
(pasillos, gimnasio, etc.). Una forma de practicar la técnica comentada anteriormente
sería decirle a todos los alumnos que comiencen a hablar y, en un momento dado, el
docente levanta la mano y deben ir reaccionando de la forma que les hemos indicado
previamente (levantando la mano, poniendo la mano en la boca, etc.) hasta que todos
están escuchando y el docente puede comenzar a hablar.
No podemos descartar la utilización de un enfoque competitivo, siempre en su justa
medida, en determinadas actividades. De esta manera, los alumnos se centrarán más en
la tarea y trabajarán más rápido. Establecer un límite temporal para la realización de las
actividades e ir recordando con frecuencia cuánto tiempo queda también nos puede
ayudar a centrar la atención de los alumnos en la tarea a realizar.
Cómo motivar a los alumnos
Conseguir que los alumnos estén interesados, engancharlos y conectar con ellos en la
materia que impartimos es muy difícil. Pero siempre hay pequeños trucos e ideas que
podemos tener en cuenta y emplear para intentarlo. Veamos algunos de ellos.
Recordamos, lo primero, brevemente, que la motivación se puede definir como la
51
voluntad para realizar un esfuerzo y como el conjunto de estímulos que dirige nuestras
conductas, que nos impulsa a realizar una determinada actividad y a persistir en su
culminación. La motivación es variable y puede tener distinto nivel de intensidad y
diferente dirección dependiendo del momento.
Asimismo, podemos distinguir entre motivación intrínseca y extrínseca. La intrínseca
o interna está relacionada con factores que los alumnos ya traen a clase, como sus
valores, su actitud, sus necesidades y otros aspectos de su personalidad. En este caso, el
alumno realiza la actividad por el mero placer y la satisfacción que obtiene. En cambio,
la motivación extrínseca viene del exterior y aumenta con el uso de incentivos que
actúan como refuerzos (la aprobación de los demás, recompensas...). El alumno busca
obtener una recompensa o evitar una consecuencia negativa. La motivación intrínseca es
más fuerte, estable y deseable que la extrínseca. Desafortunadamente, no todos los
alumnos están igual de motivados intrínsecamente para los distintos contenidos, por eso
en ocasiones hay que recurrir a las recompensas, ya sean orales o materiales. Como
vemos, la motivación es una variable que podemos modificar, no es algo fijo en el
alumno.
Lo primero que tenemos que tener en cuenta es que todo aprendizaje debe tener un
propósito; por ello, a los alumnos les gustará saber por qué están haciendo tal cosa.
Tener un fin hace que la actividad sea más motivadora. Además, antes de empezar a
realizar una actividad, los alumnos han de contar con los conocimientos necesarios, con
los instrumentos oportunos y con unas instrucciones claras y sencillas, que les ayuden a
centrarse en la tarea que tienen entre manos. Si algo deja de ser interesante o no nos
sentimos con la confianza suficiente como para afrontar una tarea porque no entendemos
o no sabemos lo que tenemos que hacer, tendemos a pensar en otras cosas para
mantenernos distraídos y dejamos esa actividad de lado. Es importante comprobar que
han entendido lo que tienen que hacer y que saben lo que se espera de ellos.
Aquellas actividades que conecten de algún modo con sus vidas y que, por tanto, les
resulten relevantes y significantes, así como aquellas que les inciten a investigar, a
cooperar y que les hagan sentir curiosidad y les mantengan activos, serán las que más les
motiven. Ejemplos concretos de actividades de este tipo pueden ser: encontrar cosas en
común con las personas a las que se nombra en el tema, organizar la información de ma
nera que aparezca interconectada, plantear una pregunta sobre la lección que se tratará al
día siguiente para provocarles intriga, plantearles preguntas del tipo «¿y ahora qué?»,
otorgarles cargos y responsabilidades (como ser profesor por un rato) o fomentar el uso
de la imaginación y del diálogo, la comunicación y la participación activa en todo lo que
se hace en el aula.
El uso de refuerzos y recompensas, tanto intrínsecos como extrínsecos, como hemos
visto al principio de este apartado, nos puede resultar de gran utilidad. Ejemplos de
recompensas para los alumnos pueden ser: enviar una nota a casa, puntos para canjear,
52
exponer su trabajo, obtener un certificado, ser el primero de la fila, publicar su trabajo,
pasar un rato en el ordenador, sentarse junto al compañero preferido, un trofeo,
pegatinas, una mención en la página web del centro, refuerzo verbal (por ejemplo:
«¡muy bien!»), etc. Con la administración de estos refuerzos hay que tener cuidado
porque no deben convertirse en la principal razón por la cual realizar el trabajo.
La obtención de buenos resultados, como por ejemplo buenas notas en los exámenes,
es un factor altamente motivador. Eso sí, a la hora de dar las notas, es mejor hacerlo en
privado y no exponer las puntuaciones y/o los comentarios ante el resto de compañeros.
También es conveniente que los alumnos sepan cómo se han puntuado las pruebas; es
más, ellos mismos pueden corregir sus exámenes dándoles unas pequeñas instrucciones.
También resulta muy motivador para los alumnos tener la posibilidad de aportar
materiales para trabajar en proyectos del aula, como se suele hacer con la metodología de
proyectos en Educación Infantil, donde se pide a las familias, por escrito, material
relativo a los proyectos que se van a tratar.
Es conveniente encontrar momentos, como pueden ser los dedicados a las tutorías,
para analizar con los alumnos lo que han hecho bien, cómo pueden mejorarlo, retarles a
superarse, animarles a intervenir y a dar sus opiniones y autoevaluarse, etc., así como
trabajar la motivación de forma explícita con el fin de evitar la pérdida de la misma,
situación que parece que se da sobre todo en los niveles educativos superiores.
Las expectativas, tanto de los docentes, como de las familias y los compañeros del
alumno, tienen un papel fundamental en el mantenimiento de la motivación. Hemos de
estar atentos porque cuando tratamos con alumnos a los que consideramos menos
capaces, tendemos a cometer errores, como darles menos tiempo para responder y decir
nosotros la respuesta, previendo que no la sabrán, o bien exigirles menos, preguntarles
menos, elogiarles menos, ignorar sus preguntas o responder más escuetamente que en el
caso de aquellos alumnos a los que vemos más capaces. Los que tienen más dificultades
académicas tienden, como resultado de este tipo de conductas, a dejar de preguntar y a ni
siquiera intentar pensar una respuesta porque saben que el docente va a responder por él
o no le va a hacer caso. Esta competitividad latente y esta falta de atención en el aula
puede desmotivar a muchos alumnos. En cambio, las expectativas altas les ayudan a
realizar esfuerzos con el fin de hacer las cosas un poco mejor cada vez.
Por último, no podemos olvidar el poder motivador de los recursos materiales que
utilizamos para reforzar o ampliar los contenidos y que pueden acercar al aula realidades
que nos resultan lejanas. Los recursos audiovisuales y los manipulativos e interactivos
son los mejor valorados por nuestros alumnos.
A modo de resumen, se presentan a continuación diversas ideas y condiciones
necesarias para aumentar y mantener la motivación de los alumnos:
53
-Empleo de refuerzos variados.
-Explicitar expectativas altas pero realistas.
-Promoción de actividades que conlleven aprendizaje cooperativo y la mejora de las
interacciones entre los alumnos y del clima general del aula.
-Dedicar el tiempo necesario a explicar las instrucciones o los distintos pasos a seguir
y comprobar que todos los alumnos las han entendido antes de que se pongan
manos a la obra.
-Uso de actividades interesantes y relevantes para los alumnos.
-Tener en cuenta las necesidades de los alumnos.
-Empleo de actividades adaptadas a los distintos niveles y estilos de aprendizaje.
-Las actividades tienen que suponer un reto alcanzable y un pequeño avance, un paso
adelante más.
-Aplicar estrategias educativas variadas e innovadoras.
-Conectar con sus intereses y vivencias.
-Celebrar los éxitos y mejoras de los alumnos.
-Infundir ánimo ante las dificultades.
-Promoción del uso de la imaginación, la creatividad y el pensamiento activo.
-Hacer uso de los elogios.
-Conectar lo que ya saben con la información nueva.
-Dar importancia al esfuerzo como clave del éxito.
-Recordar las ideas principales con frecuencia.
-Implicar a las familias.
-Dar oportunidades para practicar estrategias para aprender a aprender.
-Hacer partícipes a los alumnos de las metas educativas.
-Animar a los alumnos a proponerse metas y a autoevaluar sus progresos.
54
-Recurrir a actividades competitivas en ocasiones, pero dando igualdad de
oportunidades, despersonalizando los resultados y centrando la atención en los
objetivos educativos.
-Impulsar a los alumnos para que adquieran una autonomía creciente (en aspectos
como la búsqueda de información, planificación del tiempo de estudio, etc.) y para
que sean capaces de tomar decisiones.
-Recuperar a los alumnos apáticos apelando a sus intereses.
-Implicar a los alumnos en la aportación de materiales relacionados con el tema o
proyecto que se vaya a trabajar.
-Actitud de apoyo y ayuda por parte del docente, de sus familias y compañeros.
-Dar a los alumnos la posibilidad de intervenir, participar activamente, tomar
decisiones y asumir responsabilidades.
-Transmisión de entusiasmo y valoración de lo que estamos haciendo por parte del
docente.
-Dar las notas de las pruebas realizadas lo antes posible, procurando no dejar pasar
mucho tiempo entre una prueba y los resultados.
-Uso de recursos atractivos que apoyen las explicaciones orales.
Actividades para la formación y la reflexión
1.¿En qué aspectos de la materia que impartes puedes centrarte para diseñar
actividades que resulten interesantes y curiosas para tus alumnos?
2.¿Qué preguntas pueden despertar su curiosidad y activar su imaginación?
3.¿Cómo pueden conectar los contenidos de tu materia con la vida de tus alumnos?
¿Conectan con alguna anécdota o experiencia propia que pueda interesar a tus
alumnos?
4.¿Qué recursos materiales (películas, muñecos, diapositivas, pósters...) llamativos
podrías utilizar para enseñar los contenidos? ¿Puedes pedírselos a los alumnos?
5.¿Crees que afecta la confianza del docente en sí mismo como profesional en la
motivación y las expectativas de los alumnos? En caso afirmativo, ¿en qué modo
influye esa falta de confianza del docente?
6.Visto desde el prisma de la motivación, ¿cuáles son las ventajas e inconvenientes
55
del currículo establecido?, ¿y de los exámenes y demás pruebas de evaluación?
7.¿Cuáles son los motivos o razones que llevan a tus alumnos a esforzarse o a no
hacerlo? ¿Qué les mueve?
8.¿Cómo cambia la motivación de un alumno desde que está en Educación Infantil
hasta la ESO, pasando por Primaria?
9. ¿Qué crees que mueve a una persona adulta a estudiar a una edad avanzada?
10.¿Sirven las mismas técnicas motivadoras independientemente de la edad?
11.Haz una lista de recompensas que puedes utilizar con tus alumnos. Ponlas en
orden de posible prioridad o preferencia para ellos.
12.¿En qué modo cambiarías las sesiones que ya tienen planificadas para que
resultasen más interesantes y motivadoras para los alumnos? Analiza cada sesión
que ya tengas preparada con esta idea en mente y evalúa posteriormente si has
conseguido mejoras en la motivación de los alumnos con estos cambios.
56
El caso de Isabel, maestra de Educación Primaria
«Le estoy dando muchas vueltas a cómo colocar las mesas, el material, etc. en mi
aula. Quiero un diseño de aula que favorezca y permita distintos tipos de
aprendizaje y la cooperación entre los alumnos y que no me resulte muy
complejo».
Elementos físicos en el aula
Vamos a analizar cada uno de los elementos físicos del aula que influyen en el proceso
de enseñanza aprendizaje con el fin de optimizarlos para nuestro bienestar y el de los
alumnos. El aula ha de estar personalizada al gusto de sus «habitantes» que, al fin y al
cabo, son los que más tiempo pasan en ella y han de darle su toque personal.
Empezaremos hablando del color dominante en el aula, que puede provocar distintas
sensaciones en los alumnos y en nosotros mismos. Si el color de la misma nos resulta
demasiado cargante o estresante, podemos intentar solucionarlo con los pósters que
dispongamos por el aula. Asimismo, debemos procurar no recargar demasiado las
paredes para no perder una sensación de claridad y orden a nivel mental. En un aula
donde reina la tranquilidad también hay ciertas normas imprescindibles, como escuchar
al que habla, respetar el material común y el de cada compañero, no correr por la clase,
tratar a todos con respeto y dejar que todos disfruten del tiempo en el centro educativo.
Siguiendo con la decoración de las paredes, debemos reservar siempre un espacio
para los trabajos de los alumnos. El resto de carteles, láminas, fichas informativas, etc.
puede tener una función meramente decorativa, para crear la sensación de una clase
acogedora y bien cuidada, pero en su mayoría deben servir a nuestros propósitos
formativos, ya que aportan una información visual que puede ser muy rica y útil, sobre
todo si hacen referencia a aspectos que los alumnos no pueden observar fácilmente en su
contexto, dándoles así la oportunidad de acercarse a otras realidades y a fenómenos
diferentes a los que ellos suelen experimentar. Eso sí, es bueno cambiarlos de vez en
cuando aunque sólo sea de sitio, para que no se conviertan en algo rutinario y dejen de
llamar la atención de los alumnos, así como hacerlos interactivos. Por ejemplo, los
alumnos pueden realizar murales con ventanitas para abrir y descubrir la información,
elaborar murales en tres dimensiones, colgantes, etc. y ser así parte activa de la
57
decoración y del mantenimiento de su aula.
La temperatura en el aula debe ser la adecuada, demasiado calor o frío ayuda a perder
la concentración y pueden aumentar la sensación de cansancio. Una correcta ventilación
y la entrada de luz natural, siempre que sea posible, también es esencial para sentirse
cómodo y para la eliminación de bacterias.
La clase ideal sería espaciosa, acogedora, bien aireada, con mucha luz natural y
alejada de ruidos molestos y/o continuos. Tampoco está de más el uso de olores
agradables de vez en cuando para dar un toque más acogedor y característico al aula.
Esto puede hacerse, por ejemplo, utilizando toallitas con jabón para limpiar las mesas.
Todo el aula quedará así impregnada de un olor agradable y familiar para los alumnos.
Otro sentido, el del oído, también puede explotarse utilizando música en distintos
momentos de la jornada lectiva y con diferentes propósitos.
Con el fin de facilitar el trabajo de todos en el aula es imprescindible el orden y una
organización sencilla a la vez que eficaz. Tener cada cosa en su sitio es esencial y en ello
colaboran y se hacen responsables tanto alumnos como docentes. Asimismo, el aula ha
de ser un lugar seguro, donde los elementos que puedan resultar peligrosos estén fuera
del alcance de los alumnos y donde los hábitos higiénicos y saludables se pongan en
práctica cada jornada.
No podemos olvidar en este apartado que la eliminación de barreras arquitectónicas
ha de ser uno de los principios del centro educativo con el fin de facilitar el acceso y la
comodidad de todas y cada una de las personas que allí conviven y de las que lo visitan.
ESQUEMA 1
ELEMENTOS FÍSICOS EN EL AULA
58
Actividades para la formación y la reflexión
1.Mira cada uno de los elementos físicos en el aula que se citan en la tabla anterior y
describe sus características en tu aula. A la vista de tu análisis, ¿crees que es
necesario hacer algún cambio en tu clase?
El diseño del aula
La disposición del aula indica aspectos relativos a cómo queremos conducir la clase.
Tenemos en cuenta la disposición del espacio, dónde nos situamos nosotros, dónde los
alumnos, si hay una mayor o menor libertad de movimiento, la posibilidad de realizar
cambios, etc. También debemos decidir la posición de nuestra mesa, qué alumnos van
delante y cuáles detrás, qué agrupamientos por mesas son los más convenientes y es
previsible que obtengan mejores resultados, quiénes deben estar distantes, etc.
Antes de mover nada, es conveniente hacer un dibujo de la disposición que queremos
y verla sobre el papel. Podemos dibujar y recortar los distintos elementos presentes en el
59
aula (mesa, ordenador, pupitre, muebles...) y colocarlos en distintas ubicaciones antes de
elegir el diseño final. Los alumnos también pueden aportar sus ideas y ayudarnos a la
hora de mover los distintos elementos del aula.
La distribución de las mesas (en «U», por parejas, por grupos, etc.) puede servir de
recurso a la hora de realizar determinadas actividades. También debemos tener en cuenta
factores como que las mesas establecen una distancia física entre los estudiantes, así
como entre el docente y los estudiantes. Esta distancia puede interesarnos o no,
dependiendo de lo que tengamos planeado hacer. Lo tradicional es poner los pupitres en
filas, mirando todos hacia la pizarra. Esta distribución tiene tanto ventajas (como la
facilidad del diseño y el control visual), como inconvenientes, ya que los alumnos del
final pueden pasar más desapercibidos, el trabajo en grupos resulta complicado y el do
Gente sólo puede dirigirse personalmente a uno o dos alumnos. En cambio, si los
alumnos están de dos en dos, organizar el trabajo en grupos de cuatro puede resultar
sencillo si, por ejemplo, los dos de delante giran sus sillas hacia los dos compañeros de
detrás. Asimismo, encontraremos alumnos que trabajen mejor en parejas que
individualmente u otros que rindan más en pequeño grupo que en pareja. Tendremos que
tener estos factores en cuenta. Esto también nos permitirá el agrupamiento de los
alumnos por niveles homogéneos o heterogéneos de habilidad, según nos interese y
dependiendo de la actividad que se vaya a realizar.
El tener las mesas juntas puede conllevar, como inconveniente, el inicio de
conversaciones que no estén relacionadas con el trabajo y puede contribuir a aumentar el
nivel de ruido. Si no hemos conseguido que el trabajo a realizar resulte interesante, si no
está claro lo que hay que hacer o si no se han establecido previamente normas para
trabajar en grupo, este tipo de agrupamientos generará más problemas que ventajas. Por
otro lado, bien enfocado, ofrece las ventajas de favorecer la comunicación y la
posibilidad de que los alumnos se vean las caras, así como facilitar la ayuda y la
cooperación entre iguales. Esta distribución denota un estilo más centrado en el alumno
y menos en la figura del docente. Si nuestros alumnos suelen ser muy alborotadores,
conviene plantearse el recurrir a este tipo de distribución sólo en determinadas
ocasiones.
La elaboración de un sociograma puede ser de gran ayuda antes de agrupar a los
alumnos. Los elementos relativos a la personalidad de los alumnos (como su timidez)
pueden servirnos como criterio a la hora de agruparlos, buscando siempre la
optimización del proceso de aprendizaje de todos los alumnos y el beneficio mutuo.
Otra posibilidad a la hora de decidir la posición de los alumnos es dejar que se
sienten donde quieran y que elijan libremente a sus compañeros, prestando atención y
supervisando que no haya exclusiones de ningún tipo.
Observaremos durante un tiempo aspectos como quiénes son los que más hablan, los
60
que más ayudan a los que tienen cerca o los que sólo se dedican a pinchar a los demás
para poder tomar decisiones a partir de la información recogida. De esta manera,
podremos conseguir que los más inquietos estén junto a los que aguantan las
provocaciones sin saltar, los que tienen más dificultades con aquellos a los que les gusta
ayudar y los que más hablan con los que prestan más atención para que les sirvan de
modelo, con el fin de mejorar todos. Si se produjera el efecto contrario, el cambio ha de
ser lo más rápido posible. Eso sí, hemos de tener en cuenta que a veces las
combinaciones que llevamos a cabo dan resultados insospechados. Además, es positivo
tener la posibilidad de compartir pupitre con distintos compañeros a lo largo del año.
Los alumnos han de estar informados desde el principio de que la asignación de las
posiciones no es definitiva y que depende del docente, para que no les parezca injusto y
provoque malestar el pasar de elegir su sitio a aceptar el que el docente establezca. Los
cambios es mejor hacerlos a última hora del viernes para que, a la semana siguiente, los
alumnos ya lo hayan asimilado y las sesiones puedan seguir con tranquilidad. También
por el trastorno de ruidos y movimientos que los cambios de distribución conllevan.
Otra condición a tener en cuenta para la distribución de las mesas es si queremos que
los alumnos compartan el material. Además, buscaremos siempre que la distribución de
las mesas nos permita ir de un alumno a otro con rapidez y comodidad.
Cada alumno necesita su espacio, en el que sentirse cómodo. Si disponemos de poco
espacio, la prioridad en el diseño del aula debe ser el aprovechamiento al máximo de ese
espacio, de forma que cada alumno tenga un espacio lo más despejado posible para
trabajar en condiciones idóneas.
En el caso de alumnos con necesidades educativas específicas, tendremos que valorar
si es conveniente que estén cerca de nosotros o de cualquier compañero que les pueda y
quiera ayudar. Podemos pedir orientaciones al orientador del centro antes de tomar una
decisión a este respecto.
Actividades para la formación y la reflexión
1.Piensa en las distintas distribuciones de las mesas que has experimentado a lo largo
de tu carrera profesional y enumera sus ventajas e inconvenientes.
2.¿Cuál es tu distribución preferida y por qué? ¿Cuál te ha dado mayor número de
complicaciones? ¿Se podrían haber resuelto o prevenido de alguna manera?
¿Dónde pudo estar el fallo?
3.Desde el punto de vista de los alumnos, ¿cuál crees que sería la distribución ideal?,
¿por qué? ¿Coincide con tus preferencias?
4.¿Cuántas veces sueles cambiar la distribución del aula a lo largo del curso? ¿Lo
61
consideras conveniente o innecesario?
La posición del docente en el aula
Nuestra posición en el aula también juega un papel importante. El docente efectivo varía
su posición con frecuencia, no está todo el rato sentado en la mesa ni siempre cerca de la
pizarra, de manera que parece que siempre está allí donde aparece el problema o la
cuestión principal. Se mueve con frecuencia pero, a la vez, procura mantener una
posición desde la cual todos los alumnos puedan verle y oírle sin problemas, sin perder
de vista la parte central, ambos laterales del aula, así como el fondo de la misma. Incluso
cuando estamos en la parte frontal del aula es conveniente moverse de un lado al otro. Ir
andando por el aula y supervisando el trabajo de los alumnos les dará la sensación de que
tenemos el control. Sabemos que hay alumnos que sólo nos prestarán atención si les
mantenemos controlados con la mirada, si cambiamos su campo visual en lugar de
mantenerlo fijo en un punto, como la pizarra, y si estamos cerca de ellos. En caso
contrario, están deseando distraerse con otras cosas, como los que quieren sentarse al
final de la clase para hablar sin ser vistos.
Buscaremos la libertad de movimiento y la versatilidad a la hora de realizar
diferentes combinaciones en el diseño del aula, en cualquier momento del curso. Si
siempre estamos en el mismo sitio, siempre estaremos a una distancia adecuada de
algunos alumnos y demasiado lejos del resto de ellos. Los que se sientan más cerca se
sentirán más implicados en las actividades y en las explicaciones, más activos y
receptivos, y serán ellos los que nos sigan y nos respondan mejor. Mientras tanto, el
resto de alumnos se irá alejando por momentos de lo que está ocurriendo. Es evidente
que la distancia afecta a la calidad de la interacción. Asimismo, es necesario guardar un
respeto y no invadir en exceso el espacio personal de cada alumno, ya que se puede
llegar a sentir intimidado.
La planificación de todos los aspectos que hemos visto debe hacerse anteriormente a
su puesta en marcha, independientemente de que se haga al comienzo del curso o en
cualquier otro momento del mismo. La improvisación no siempre sale bien; para el
docente es muy importante la planificación en todo lo que hace.
Actividades para la formación y la reflexión
1.Después de leer este apartado, analiza cómo suele ser tu posición en el aula y
decide si realizar algún cambio al respecto.
62
63
El caso de Rosa, maestra de Educación Primaria
«Conforme avanza el curso, las relaciones interpersonales entre los alumnos se
han ido deteriorando. Hay desconfianza y falta de cooperación. El ambiente
general es tenso y no favorece el trabajo en clase. Estoy preocupada porque los
problemas de convivencia nos están afectando a todos y al proceso de enseñanzaaprendizaje».
Elementos afectivos en el aula: la convivencia y las relaciones en el aula
Tenemos que conseguir que, para todos, el centro educativo sea un lugar donde te sientes
bien y donde te apetece estar. Esto se consigue especialmente a través de relaciones
sociales de calidad, basadas en la comunicación y el respeto, al margen de las
condiciones físicas del centro. Éste ha de ser un lugar donde nos sintamos comprendidos,
arropados, apoyados y aceptados independientemente de nuestras capacidades y donde
se conviva con una actitud positiva. El alumno necesita sentirse aceptado, cómodo y
seguro, así como saber qué se espera de él. Los alumnos confían en nosotros si sienten
que confiamos en ellos.
El ejercicio del respeto conlleva el uso de buenos modales y evitar las
confrontaciones por parte de los alumnos. Además, para el docente, supone desarrollar
habilidades como ser capaz de separar la conducta de la persona, saber restablecer las
relaciones tras los conflictos, dejar que las consecuencias establecidas para una
determinada conducta actúen por sí mismas, así como recurrir a reprimendas lo más
privadas posibles, no frente al resto de alumnos.
Dedicar tiempo a escuchar lo que los alumnos opinan y saber lo que más les ha
gustado de la lección o cómo se sienten es fundamental. El docente ha de ser un
observador perspicaz y ha de saber detectar cuándo el alumno está triste o contento e
interesarse por compartir con él los motivos de su estado de ánimo, ya sea para ayudarle
o para celebrarlo con él.
El ambiente en clase no debe ser excesivamente competitivo. En la actualidad y con
vistas a su incorporación al mercado laboral, se valoran más aspectos, como el trabajo en
equipo y la resolución de conflictos donde todos ganan algo y nadie pierde del todo.
64
Hoy día contamos con alumnos de diferentes nacionalidades en el aula, un elemento
enriquecedor que nos abre las puertas a espacios y culturas desconocidas para la mayoría
y que es interesante conocer. A la hora de seleccionar material de tipo visual (que
incluya preferiblemente personas de diferentes nacionalidades), esta diversidad es un
elemento que el docente ha de tener en cuenta con el fin de integrar a todos los alumnos
y promover la igualdad.
Al principio del curso anotaremos en el calendario los cumpleaños de todos los
alumnos para celebrarlos todos juntos y dar la oportunidad al alumno que cumple años
de ser el protagonista del día. También podemos elaborar entre todos felicitaciones de
cumpleaños para los compañeros, para otros docentes, para el conserje, etc. Asimismo,
cuando un alumno falta durante un período de tiempo largo por motivos como puede ser
una hospitalización, le gustará mucho saber que sus compañeros y sus docentes se
acuerdan de él y le mandan dibujos, mensajes, etc.
Darles el control a la hora de tomar determinadas decisiones puede crear en los
alumnos el sentimiento positivo de control sobre su propio proceso de aprendizaje y
servir también como un eficaz elemento motivador.
Poner fotos por la clase de actividades que hemos ido realizando entre todos a lo
largo del curso reforzará el compromiso con el grupo y la sensación de pertenencia al
mismo en nuestros alumnos. Hay que tener la cámara siempre a mano para capturar los
momentos especiales; eso sí, es necesario pedir permiso previamente por escrito a las
familias para realizar fotografías de los alumnos con fines educativos.
Hay que promover que los alumnos se conozcan entre ellos. Algunos se verán
también fuera de clase, pero con otros sólo tendrán trato el rato que están en el centro y
posiblemente no tengan la posibilidad de hablar de sus cosas durante un ratito. Además,
en ocasiones los subgrupos pueden ser muy cerrados. En este caso, los alumnos siempre
tratan con los mismos y apenas saben nada del resto de compañeros. Con el fin de
evitarlo, son múltiples las actividades que podemos proponer, como ir por la clase
preguntando hasta encontrar a alguien que tenga un perro, alguien que tenga dos
hermanas, alguien que haya estado en Francia, etc. Este tipo de actividades para romper
el hielo pueden resultan ruidosas y generar alboroto, pero son fundamentales para crear
un grupo fuerte y unido.
Los alumnos han de reconocer en el docente una figura con autoridad,
independientemente de que se muestre cercano. Para ello, en el aula se debe establecer y
mantener normas y consecuencias claras y consistentes, así como una actitud segura y
profesional por parte del docente.
En ocasiones, hay problemas que el alumno trae de casa, de índole grave o muy
grave, en los que apenas podemos influir. Sin embargo, el centro educativo tiene la
65
posibilidad de actuar con efecto positivo en el alumno, ya que éste puede recibir el afecto
y apoyo del que posiblemente carezca fuera del aula. Asimismo, puede aprender
patrones nuevos de comportamiento, que le resulten más positivos en su vida adulta que
aquellos que experimenta y observa fuera del aula.
Hay que tener siempre presente que tanto los alumnos como nosotros tenemos
derecho a:
-Sentirnos bien en el centro educativo y construir entre todos un ambiente positivo.
-Ser tratados con respeto y en igualdad.
-Desarrollar nuestras capacidades al máximo y sacar lo mejor de cada uno de
nosotros.
-Ser recompensados cuando nuestro comportamiento se caracteriza por ser
responsable y cooperativo.
-Recibir ayuda y ofrecer ayuda de los demás.
-Mejorar y recibir reconocimiento por nuestros logros y avances.
-Sentirse parte importante de un proyecto común.
-Ser escuchado y tenido en cuenta.
El proceso de enseñanza-aprendizaje se debe organizar de manera que maximicemos
las posibilidades de los alumnos de triunfar tanto en los aspectos académicos como en
los no académicos.
Actividades para la formación y la reflexión
1.¿Qué lugar ocupan en tu programación los elementos afectivos del aula?
2.¿De qué manera trabajas la diversidad en el aula y la aceptación de los demás como
iguales?
3.Elabora una lista de actividades que puedas emplear cada año a comienzo de curso
para que los alumnos se vayan conociendo.
4.Piensa en conflictos vividos en el aula cuya raíz pueda encontrarse en la falta de
trabajo y de toma de conciencia de los aspectos afectivos de la vida de cualquier
ser humano y/o en la falta de habilidades socioemocionales.
66
El uso del humor como recurso en el aula
En la creación de un ambiente positivo es fundamental el uso del humor. Éste es un
recurso que puede tener múltiples ventajas, como son la liberación de estrés físico y
mental, mejora de la autoestima, el trabajo resulta más agradable, aumenta el nivel de
retención de la información, se mantiene la atención durante más tiempo, mejora la
autoestima, te hace sentir bien, refuerza el sistema inmunitario, reduce la cantidad de
conflictos, mejora la comunicación, promueve la creatividad y contagia optimismo,
apertura y alegría y fomenta el desarrollo del sentido del humor a la hora de afrontar las
circunstancias que se presenten, lo que a los alumnos les resultará muy útil a lo largo de
su vida adulta.
Cada día en el aula es posible dar una nota cómica y provocar una sonrisa. Podemos
bromear, contar con una colección de chistes, trabalenguas, juegos de palabras, reírnos
sobre cosas que pasan en clase, compartir experiencias divertidas, pedir que se aprendan
un chiste en casa para contarlo en clase, imitar personajes, inventarnos un final
sorprendente para un cuento, disfrazarnos, usar sombreros, bigotes, máscaras, corbatas,
contar historias exagerando al máximo, hablar con un objeto inanimado, enseñar
canciones y poemas graciosos, cantar de formas originales, hacer ruidos raros, parodiar
personajes, ver caricaturas, hacer mímica, decir cosas sin sentido, etc. Con la práctica,
descubriremos cuál de estas estrategias funciona mejor con nuestros alumnos.
Eso sí, el humor ha de ser utilizado de manera correcta, nunca como una forma de
ridiculizar o avergonzar a los demás. De esta manera, el uso del humor en clase perdería
todas las virtudes anteriormente mencionadas.
Actividades para la formación y la reflexión
1.¿Cuál ha sido la experiencia más divertida que has vivido en clase?
2.¿Recuerdas algún alumno y/o compañero cuyo buen sentido del humor hiciera que
todo resultara más fácil? ¿Qué aprendiste de ellos?
3. Reflexiona sobre la cantidad de sonrisas presentes en el aula en el día a día, tanto
tuyas como de tus alumnos. ¿Qué te dicen estas sonrisas (que están disfrutando,
que les aprecias y te alegras de poder estar cerca de ellos...)?
4.Anota algunos chistes o bromas que puedas utilizar en el aula y tenlos a mano.
La inteligencia emocional en el aula
La tarea de educar es muy compleja. Entran en juego numerosos aspectos sociales que,
67
al igual que los contenidos de la materia, el profesor debe dominar. Las interacciones son
continuas y siempre hay conflictos y oportunidades para trabajar los aspectos sociales y
emocionales, que serán fundamentales en la vida de nuestros alumnos. Aquí nuestra
propia salud y equilibrio emocional son importantísimos. Estamos formando futuros
miembros de una sociedad que será mejor cuanto mayor sea su grado de bienestar y
satisfacción.
Entre las orientaciones para la práctica de la inteligencia emocional (IE) para los
educadores podemos enumerar las siguientes: proporcionar un trato igual a todos,
preocuparse por sus experiencias fuera de clase, promover el sentido del humor, mostrar
seguridad en sí mismo, liderazgo, empatía, asertividad, manejar bien el enfado y el
estrés, saber trabajar bajo presión, compartir sus emociones, saber desconectar fuera del
trabajo, automotivarse aun cuando se presentan situaciones conflictivas, infundir
entusiasmo, practicar técnicas de relajación, mantener una actitud positiva...
El ambiente en el aula es fundamental para el desarrollo de la competencia emocional
(CE). Un aula donde se da importancia a estos aspectos se caracteriza por:
1.Presencia de imágenes (no siempre en el mismo lugar) que reflejan distintas
emociones y las situaciones que las originan.
2.Escucha activa y empática, tanto del profesor como de los alumnos.
3.Puesta en común de sentimientos.
4.Contacto directo y amable entre todos.
5.Juego limpio y respeto.
6.Oportunidad de participar en actividades cooperativas y con metas comunes.
7.Oportunidades para interactuar con todos los miembros del grupo.
8.Apertura hacia otros grupos.
9.Apoyo y motivación de las familias para fomentar su participación.
10.Actividades relativas al léxico emocional.
11.Análisis de emociones a través de cuentos.
12.Uso de actividades de role-play para experimentar las emociones en acción y para
practicar distintas rutinas sociales.
68
13.Participación en la resolución de conflictos.
14.Actitud positiva ante los retos y en general.
15.Celebración del éxito propio y de los demás.
16.Igualdad en el trato para todos.
17.Búsqueda de la risa y la sonrisa.
Actividades para la formación y la reflexión
1.Después de leer este capítulo, ¿te planteas llevar a cabo algún cambio en tu aula?
2.¿Consideras que tu aula es emocionalmente inteligente?
3.¿Sueles incluir en tu programación objetivos relativos a aspectos
socioemocionales? En caso negativo, ¿crees que sería beneficioso tanto para ti
como para los alumnos incluir estos aspectos? ¿Cómo los introducirías en tu
programación?
69
El caso de María, profesora de Escuela Oficial de Idiomas
«Cuento con muchísimo material para las clases y cada año voy recopilando más.
He caído en la cuenta de que hay cosas que creo que no voy a utilizar nunca.
Muchas veces termino antes pidiendo material a los compañeros que buscándolo,
porque tengo todo desordenado. Además, se me pasan los plazos para el papeleo
porque me cuesta mucho llevar las cosas al día. Necesito ideas para organizarme
mejor».
Consejos para ser más ordenado y mejor organizado
Muchas veces nos quejamos por la falta de tiempo y la sobrecarga de trabajo. Una gran
ayuda para evitarlo es el establecimiento de un orden en los materiales que utilizamos
para trabajar. Ser organizados nos permitirá tener la mente más despejada y no olvidar
esa llamada pendiente que teníamos que hacer o no perder media mañana buscando un
papel. Veamos algunas ideas para mantener el orden.
Lo primero que tenemos que hacer es estudiar el espacio del que disponemos,
buscando otros espacios si éste resulta es caso, e intentar sacarle el máximo provecho,
antes de ponernos en marcha. No debemos descartar tirar todo aquello que ya no
utilizamos, lo que se queda siempre al fondo de las cajas durante años. Además, hemos
de procurar ahorrar papel y guardar todo lo que podamos en ficheros del ordenador.
En la distribución del aula tenemos que pensar dónde colocaremos nuestras cosas.
Aquellas que utilicemos con más frecuencia siempre a mano, papeleras, cajas, material
para los alumnos y murales (con normas, relativos al tema que se está trabajando,
informativos, con puntos para el comportamiento...). Podemos diseñar distintos rincones
dedicados a cada tipo de material. En la mayoría de los casos encontraremos espacios ya
asignados, como las perchas para los abrigos, pero no por eso debemos descartar
cambios en la distribución del aula tal y como nos la encontramos.
Todas las cajas, archivadores, etc. han de estar claramente identificados. Igualmente,
podemos usar un código de colores para los distintos tipos de materiales o para las
diferentes clases por las que pasamos. Otro criterio de clasificación del material puede
consistir en preparar carpetas con materiales que vayamos a utilizar en los diversos
meses o períodos escolares, como pueden ser el otoño o el fin de curso.
70
Si pasamos por más de un aula, es conveniente marcar de algún modo nuestros
objetos para que, si se nos olvida algo, los alumnos no lo cojan pensando que es material
del aula y para que nos lo puedan devolver en el mismo día.
Nuestra vida resultará más fácil si dejamos siempre cada cosa en su sitio y no nos
ocurrirá como cuando es la hora de salir al patio, momento en el que no encontramos la
llave de la puerta porque cada vez la dejamos en un sitio y los alumnos se impacientan.
Cada cosa debe tener su sitio establecido y los alumnos han de saberlo, aunque tengamos
que repetirlo mil veces, para no provocar un caos continuo y una desorientación
perjudicial para todos los que pasamos tanto tiempo en el aula.
En el caso de trabajar con alumnos pequeños, la seguridad es importantísima. Hay
que dejar fuera de su alcance todo aquello que pueda resultar un peligro potencial en sus
manitas. En este caso, el material suele repartirse por mesas, cuyos componentes son
responsables del cuidado y recogida de su propio material. Delegar en los alumnos nos
permitirá a nosotros ahorrar tiempo y a ellos les ayudará para ser más autónomos y
responsables.
Para los alumnos mayores, puede haber también una figura rotatoria de encargado del
material, con el fin de que sólo un alumno se levante para repartirlo o para recogerlo y
no haya mucho jaleo en clase en estos dos momentos. Todo ha de quedar recogido y
limpio antes de que los alumnos salgan de clase.
Dedicar un espacio en la pared para nuestras cosas puede ser otra idea que nos resulte
muy útil. Aquí podemos desplegar elementos que tienen que estar siempre a la vista,
como el calendario de reuniones y de días lectivos (donde señalemos fechas de
evaluaciones, excursiones...), el listado de turnos de recreo, el horario, las direcciones y
números de teléfono de los alumnos en caso de emergencia, notas adhesivas para
recordar citas con los padres o las fotocopias que hay que hacer, así como una lista de
cosas pendientes. En esta lista podemos disponer las tareas que tenemos pendientes por
orden de prioridad, especificando aquellas que son urgentes, las que son a medio plazo y
aquellas pequeñas tareas que podemos ir haciendo en cualquier ratito libre y que no
exigen mucha concentración.
También nos plantearemos si hay alguien en quien podamos delegar alguna de esas
actividades. En el caso de tener fechas límite para cualquiera de estas tareas, es
conveniente proponernos una fecha anterior a la establecida para tenerla realizada, con el
fin de evitar las prisas de última hora y prever la dedicación de tiempo a los imprevistos.
A la hora de distribuir el trabajo tendremos en cuenta en qué momento del día solemos
estar más concentrados y libres de distracciones para realizar las actividades que nos
exijan un mayor esfuerzo mental y no otras tareas menos complejas, como ir a hacer
fotocopias; en este último caso, el de las fotocopias, es interesante saber a qué horas
podemos hacerlas sin tener que estar esperando turno.
71
A la hora de deshacernos de material, hemos de plantearnos cuestiones como cuánto
hace que no utilizamos dicho material, si es probable que lo utilicemos algún día y qué
pasaría si no lo tuviéramos, es decir, si es prescindible, si alguien tiene alguna copia y
podré encontrarlo si lo necesito, y si lo podemos guardar en el ordenador y quitarnos el
peso del papel de encima.
Para tirar el material innecesario, podemos servirnos de un límite de tiempo. Por
ejemplo, guardaremos las autorizaciones para excursiones hasta un mes después de que
éstas tengan lugar. Además, aquellas notas que tengan el mismo formato para todos los
cursos escolares, podemos guardarlas en el ordenador. Cuanto menos papel, mejor.
En cuanto a las revistas, también podemos establecer un período de tiempo tras el
cual las tiraremos al reciclaje. Es necesario plantearse las suscripciones a revistas si no
tenemos el tiempo necesario para leerlas. Con el fin de reducir la cantidad de tiempo que
dedicamos a buscar aquel artículo que tanto nos gustó cuando lo leímos, podemos
recortar y guardar los artículos que nos parecen más interesantes o poner en la portada de
las revistas una nota indicando qué páginas nos interesan y el porqué, seguro que así nos
resultará todo más sencillo y más rápido.
Tenemos que tener a mano material de uso frecuente como tijeras, lápices, bolígrafos,
borradores, folios, etc., y no perder tiempo en buscarlos cada vez que lo necesitamos.
También es conveniente preparar una carpeta para agrupar aquellos documentos que
tenemos que guardar en el despacho y llevarlos todos de una sola vez. Igualmente, nos
será útil contar con un cuadernillo en el que apuntar y repasar ideas y planes en ratos
muertos, como en la espera antes de una reunión.
Otra buena idea consiste en contar con un banco de actividades, guardado en el
ordenador, para los exámenes. Además, al incluir diferentes niveles de dificultad, puede
simplificar enormemente la preparación de las distintas pruebas, así como su corrección.
Todos tenemos la tentación de dejar para otro momento aquellas tareas que nos
apetecen menos. El principal problema que esto genera es que se nos pasen los plazos.
Es necesario, ante esta pereza, plantearse qué ganamos y qué consecuencias negativas
puede tener dejar esta tarea de lado y si real mente nos costaría tanto llevarla a cabo. En
estos casos, es mejor dividir la tarea en partes para que no resulte pesada, marcarnos un
punto de inicio y unos plazos anteriores a la fecha límite, así como ofrecernos una
recompensa a la consecución de la tarea como elemento motivador. El hecho de tener
una tarea pendiente durante mucho tiempo, nos puede provocar una sensación de fatiga
que es posible evitar tachando cuanto antes esa tarea de nuestra lista de cosas por hacer.
Además, compartir con los compañeros aquellas actividades que nos resulten más
pesadas puede resultar entretenido.
A veces será necesario quedarse un poquito más de tiempo después de las clases si lo
72
necesitamos para dejar nuestro escritorio bien recogido, ya que dejarlo desorganizado
nos puede hacer empezar el día siguiente con una actitud negativa. También nos puede
ayudar llegar al centro un poco antes de la hora establecida para organizarse el día,
comprobar las actividades en el calendario, probar el material antes de presentárselo a
los alumnos o hacer las fotocopias que necesitamos, entre otras cosas.
Para terminar, un último consejo es buscar siempre un momento del día para aquella
actividad que más nos guste hacer, aunque sea para dedicarse a no hacer nada en especial
y simplemente descansar y desconectar.
CUADRO 5
IDEAS PARA SER MÁS ORGANIZADO
73
Actividades para la formación y la reflexión
1.Selecciona de la tabla anterior aquellos aspectos que consideres que debes aplicar a
tu organización diaria para mejorarla y hacer un uso más eficaz de tu tiempo en el
centro educativo. No te olvides de establecer un marco temporal para llevar a cabo
las tareas seleccionadas.
Promover el reciclaje
Hoy día el cuidado de nuestro planeta es un asunto que de extrema importancia.
Nuestros alumnos son cada vez más conscientes de ello. Desde la escuela, tanto docentes
como alumnos pueden poner su pequeño grano de arena a la hora de reciclar. Vamos a
ver cómo.
Introducir el tema de la importancia del reciclaje de forma significativa es el primer
paso, animando a todos los alumnos a participar y a que den su opinión y propongan
ideas y proyectos con metas comunes encaminadas a este fin. Los alumnos también
pueden llevar estos nuevos hábitos a sus casas y concienciar a sus familiares y amigos.
Nosotros tenemos que poner a su disposición el material necesario y facilitarles el
acceso a recursos como papeleras y contenedores. Para ello, el centro educativo puede
buscar la ayuda de organizaciones dedicadas al cuidado del medio ambiente o del
74
ayuntamiento de la localidad, entre otras. Además de la provisión de materiales,
podemos conseguir a través de estos organismos charlas o talleres acerca del reciclaje.
También debemos dar ejemplo y reciclar y ahorrar papel. Esto puede hacerse de
diversas maneras: compartiendo las fichas informativas, escribiendo por los dos lados de
la hoja, reutilizando el papel, presentando la información en otro formato que no sea
siempre el papel, etc.
Actividades para la formación y la reflexión
1.Enumera, con ayuda de los alumnos, medidas concretas para promover el reciclaje,
tanto a nivel de aula como de centro.
75
El caso de Ma Ángeles, profesora de Educación Secundaria
«Sé lo importante que es la planificación en nuestro trabajo, pero nadie me ha
enseñado a hacerlo y me cuesta mucho. Necesito dotar de estructura a mis
lecciones y a todo el curso en general, así como saber todos los elementos que
tengo que tener en cuenta a la hora de planificar».
La planificación
Un docente preparado es un docente eficaz. En nuestro quehacer diario, son múltiples las
ocasiones en las que la planificación resulta primordial. No se trata sólo de que las
Administraciones educativas nos la exijan, la planificación constituye una de las bases
de nuestra actividad docente.
Cuando hablamos de planificación hacemos referencia a la preparación y
organización del espacio, de los materiales y de las situaciones de enseñanzaaprendizaje. Vamos a ver en este capítulo algunas ideas para optimizar el tiempo que
dedicamos a planificar nuestras acciones.
La planificación supone tomar decisiones en torno a qué hacer, cuándo y cómo
hacerlo. Todo ello adaptado a las necesi dades de nuestros alumnos y ajustado a su nivel
(para no dejar que se aburran ni que se pierdan), así como acorde a la normativa vigente.
No podemos olvidar que si al alumno le gusta lo que está viendo y oyendo y le resulta
interesante, se minimizan los problemas comportamentales.
A la hora de planificar, sabemos que muchas veces nos encontramos con
circunstancias variadas, como excursiones y celebraciones inesperadas, que alteran
nuestra programación. Esto no quiere decir que no merezca la pena ponerse manos a la
obra y esmerarse a la hora de programar, sino que tenemos que ser flexibles e ir
realizando las adaptaciones necesarias en la imprescindible programación, la cual nos
servirá de guía, de esquema básico.
En ocasiones, serán las ideas y aportaciones de los alumnos las que darán un nuevo
giro a la sesión y la harán mejor de lo que nosotros esperábamos. En todo caso,
adaptaremos el ritmo, el nivel y/o las estrategias educativas como respuesta a las
necesidades, intereses y estilos de aprendizaje de nuestros alumnos. Se trata de un
76
enfoque proactivo y centrado en el alumno, más cualitativo que cuantitativo y que se
sirve de la evaluación para adaptar los métodos de enseñanza a los alumnos.
La diversidad presente en nuestras aulas puede ser atendida y reflejada en nuestra
programación de diversas formas: con tareas y recursos para diferentes niveles de
complejidad, con agrupamientos flexibles, con diferentes tipos de evaluación, con
instrucción multisensorial (combinando estrategias visuales, auditivas, táctiles y
kinestésicas), con proyectos centrados en los intereses de los alumnos, con trabajo
cooperativo...
Antes de ponernos a planificar, debemos conocer la normativa vigente y el currículo
establecido, así como las normas del centro donde trabajamos. De éstos obtendremos los
objetivos que perseguiremos. Es muy importante no perderlos de vista, así como
compartirlos con los alumnos. Éstos sabrán así qué conocerán y qué sabrán hacer al final
de un tema o de una sesión, de qué serán capaces. Podemos, por ejemplo, mostrarles el
trabajo de otros alumnos que ya han aprendido a hacer lo que ellos van a aprender. La
frase «hoy vamos a aprender...» puede ser un poderoso motivador, así como escribir en
una parte de la pizarra los objetivos de la sesión o las palabras clave para ir señalando lo
conseguido. Además, les explicaremos lo que vamos a hacer, los recursos de los que
disponemos y los objetivos que nos planteamos.
Nosotros hemos de plantearnos tres interrogantes esenciales:
-¿Qué vamos a aprender hoy?
-¿Cómo lo vamos a aprender?
-¿Cómo sabremos que hemos tenido éxito en ese aprendizaje?
Tenemos que planificar las distintas partes de la lección. La introducción ha de ser lo
más motivadora posible y ha de conectar con los intereses y necesidades de nuestros
alumnos, como una invitación a aprender y a participar, especificando los objetivos,
conectando con lo que ya saben y consiguiendo así aprendizajes significativos.
Algunas ideas para despertar la curiosidad de los alumnos y hacerles querer saber qué
viene a continuación son: comenzar con una imagen o vídeo que llamen su atención,
contar con una caja llena de cosas u objetos relacionados con el tema a tratar, o de
imágenes de esas cosas, relacionadas con dicho tema, una rima, una adivinanza, un
cuento, una canción relativa al tema, un disfraz o presentarse como algún personaje de
fama reconocida o relacionado con la época que se está estudiando, una frase en la
pizarra que les proponga un reto o que provoque diferentes puntos de vista, un reto o un
problema para el cual buscar una solución, escribir en la pizarra las palabras claves del
tema y dejar que los alumnos formulen hipótesis sobre su significado, etc. Hemos de
77
tomar decisiones en torno a cómo hacer tanto la introducción como el resto de la sesión
interesante para nuestros alumnos y cómo mantener su atención.
Durante la sesión, en cada una de sus partes, los alumnos pueden participar
activamente. Estableceremos una serie de procedimientos para que esto sea así, como
plantear preguntas que mantengan su mente activa y les provoquen intriga acerca de lo
que aún queda por ver en la sesión, otras que les inviten a dar su opinión, otras que les
lleven a hacer un resumen de lo que hemos visto hasta ese momento, que tengan que
predecir, que aporten soluciones, que tomen decisiones, que establezcan conexiones, etc.
Debemos estar atentos, además, para no dedicar todo el tiempo a una exposición oral por
nuestra parte y repartir el tiempo entre los alumnos y nosotros.
En cuanto a las actividades que diseñemos, éstas han de ir en progresivo nivel de
dificultad y debemos tener preparadas algunas de sobra para aquellos alumnos que
suelen terminar antes. Si las actividades son cortas, el ritmo de la sesión será más
agradable para todos. Asimismo, es aconsejable contar con actividades graduadas según
el nivel de dificultad y/o el estilo de aprendizaje de nuestros alumnos, siempre que sea
posible. Se puede plantear una actividad principal de mayor duración y que las anteriores
sirvan de preparación para realizar ésta, dejando así que las que vengan después sirvan
para evaluar esa actividad principal, tal y como se muestra en el siguiente esquema:
ESQUEMA2
ESQUEMA DE DISEÑO DE ACTIVIDADES
78
Si queremos distribuir a los alumnos en grupos, tenemos que llevar el criterio de
agrupación ya decidido cuando lleguemos a clase, con el fin de que haya el menor
revuelo posible y se le dedique el menor tiempo a este aspecto, de manera que se pueda
empezar a trabajar enseguida. Son buenas ideas poner un alumno creativo por grupo, así
como no dejar que se pongan siempre con los mismos amigos y evitar las competiciones
por sexos, creando grupos lo más heterogéneos posible.
No podemos descartar la realización de actividades fuera del aula, aunque debemos
explicar muy bien a los alumnos que no se trata de salir como si fuéramos al recreo, sino
que hay una tarea concreta que realizar y unas pautas que seguir para realizarla.
En cuanto a los materiales empleados, en ocasiones nos resultará más fácil pedir
algún tipo de material a un compañero que emplear el tiempo buscándolo. Igualmente,
no podemos descartar las sugerencias e ideas que podemos compartir a la hora de diseñar
nuestras lecciones.
Los materiales han de ser preparados y probados antes de presentarlos a los alumnos
y hay que tenerlos a mano, lo cual no quita que a última hora algo no funcione. Para esos
casos, contaremos con un plan «B».
En esta línea, el cálculo del tiempo que dedicaremos a cada cosa es tan esencial como
79
la dotación a la sesión de un cierto ritmo, que se consigue más fácilmente con
actividades cortas.
Otro aspecto que no debemos olvidarnos de planificar es la evaluación, la
comprobación de la obtención de resultados, en sus diferentes momentos a lo largo del
proceso de enseñanzaaprendizaje.
A la hora de programar para el próximo curso, lo mejor es dejar algunas notas
relevantes con ideas al final del curso y, a la vuelta de las vacaciones, utilizar esas
anotaciones como punto de partida para la planificación del próximo curso.
Si queremos organizarnos también es muy importante procurar guardar por escrito
toda la información posible (observaciones, notas, trabajos realizados, anécdotas...), con
varios fines, entre los que están compartir la información con otros docentes o con las
familias, para asegurar la continuidad de esa información ante un cambio de docente o
de centro educativo, para poder contemplar los logros o retrocesos en el rendimiento del
alumno, para diagnosticar dificultades, para valorar el funcionamiento de las prácticas
educativas empleadas, presentar una valoración global del rendimiento del grupo, etc.
A continuación, encontrarás un ejemplo de esquema para la planificación de sesiones.
Con la práctica, te resultará fácil adaptar tus sesiones a un esquema como este.
ESQUEMA3
ESQUEMA GENERAL PARA LA PROGRAMACIÓN DE SESIONES
Justificación (por qué los alumnos necesitan aprender este tema):
Conocimientos previos de los alumnos (previamente evaluados):
Objetivos:
Competencias que se trabajan:
80
Contenidos:
Relación de los contenidos con los de otras áreas o con otros vistos previamente:
Procedimientos de enseñanza:
Introducción:
Cómo mantener la atención de los alumnos:
Métodos de enseñanza:
Cómo promover la participación de los alumnos:
Estrategias para aprender a aprender:
Cómo comprobar que me siguen:
Conclusión y cierre de la sesión:
Actividades y temporalización:
81
Procedimientos para la evaluación:
Recursos materiales:
Valoración global de la sesión y propuestas de mejora:
Actividades para la formación y la reflexión
1.Haz uso del esquema anterior para planificar tus sesiones. Realiza las
modificaciones que consideres necesarias en el mismo. Con práctica, te resultará
cada vez más fácil adaptarlos a tu estilo.
2.A continuación encontrarás una tabla con distintos puntos relativos a la
programación y que con frecuencia no tenemos en cuenta a la hora de programar.
Marca con una cruz si los estás teniendo en cuenta o no. Una vez completada la
tabla, reflexiona sobre cómo podrías introducir esos elementos en tu
programación.
CUADRO 6
EVALUACIÓN DE LA PROPIA PROGRAMACIÓN
82
83
El caso de María, profesora de Garantía Social
«Unas veces me quedo sin tiempo para resumir los aspectos más importantes de la
lección del día y otras me queda un tiempo vacío al final de la lección, que los
alumnos aprovechan para dar problemas».
La gestión del tiempo
Con el fin de no pasarnos de tiempo ni quedarnos cortos, es fundamental planificar la
gestión del tiempo. Es mejor llevar preparado más de lo que creemos que vamos a
necesitar por si nos sobra tiempo o por si los alumnos acaban antes de lo que
pensábamos. La mejor opción para estos últimos es tener preparada una serie de
actividades que ellos elijan, entre las opciones que les demos, y que pueden estar en una
caja o en una carpeta específica para ello. Tendremos que reponer de forma periódica
este banco de actividades. Éstas también pueden ser de extensión de lo que se ha visto en
la sesión. Además, el alumno puede permanecer en su sitio o ir a un rincón específico
donde se encuentren estos recursos. Otra opción puede ser el uso del ordenador. No se
trata de darles tiempo libre para no hacer nada, sino de ofrecerles una actividad
complementaria que se ajuste a sus gustos y que no les resulte ni aburrida ni que
conlleve excesivo trabajo. Este tipo de actividades se realizará una vez que el alumno
haya terminado el trabajo asignado para todos y éste haya sido corregido y se haya
comprobado que está bien, con el fin de que no corran en la realización de actividades.
Para la distribución del tiempo y la planificación de actividades también es
importante tener en cuenta la hora del día en la que la sesión tiene lugar, así como qué
han hecho los alumnos antes y qué van a hacer después. Por ejemplo, si vienen de una
sesión de resistencia en Educación Física no podemos proponerles actividades que
conlleven un grado alto de concentración y de energía, tendremos que dejar esas
actividades para otro día, pues, de lo contrario, será una lucha de la que tanto ellos como
nosotros nos desgastaremos y creará una sensación de malestar general: en nosotros
porque vemos que no se están esforzando y nos rendimos y en ellos porque no se ven
con fuerzas, no les sale y abandonan. Asimismo, dado que el grado de concentración
suele caer al final de la jornada lectiva, aprovecharemos estos momentos para realizar
actividades en las que los alumnos tengan que escuchar menos y participar más.
Procuraremos también que el final de la sesión no sea apresurado y que nos permita
84
realizar una corta valoración y recapitulación de lo que hemos hecho, de lo conseguido y
de lo que haremos cuando nos veamos en la próxima sesión. Los alumnos nos pueden
ayudar a hacer este resumen, como una conclusión de la sesión, y nosotros podemos
dejar interrogantes planteados para la próxima. También es éste buen momento para ver
lo que hemos aprendido, para apuntar los puntos clave de la lección, para hacer
preguntas, para que los alumnos hagan un resumen de lo que hemos visto y para saber si
tendremos que reforzar, o enfocar de otra manera, algunos contenidos en la próxima
sesión, porque los alumnos no los han asimilado como esperábamos.
No podemos olvidar dedicar un tiempo a dejar la clase recogida y preparada para los
siguientes alumnos o docentes que vayan a pasar por ella. Además, los alumnos tienen
ahí un pequeño momento de relax y afrontan mejor el cambio de asignatura.
Elementos distractores en el aula
Tanto el calendario escolar como la dedicación horaria a cada asignatura vienen
establecidos de antemano. Sin embargo, nosotros podemos organizar el tiempo de forma
efectiva.
Son numerosas las distracciones que nos quitan tiempo para la instrucción
académica. Conocerlas nos ayudará a evitarlas o a prevenirlas. He aquí una lista de
circunstancias que pueden hacernos perder tiempo.
CUADRO 7
ELEMENTOS DISTRACTORES EN EL AULA
85
Dado que la concentración es esencial a la hora de aprender, todos estos elementos
provocan en los alumnos y en el docente la pérdida de la atención, que luego hay que
volver a retomar.
Es necesario minimizar estas interrupciones y estos cortes, en algunos casos
evitables, en el transcurso de la sesión. Para ello necesitamos la colaboración del resto
del centro en aspectos como el hecho de que haya alumnos que salgan antes de la hora
establecida al patio y distraigan a los que todavía están en clase trabajando. Otras
medidas más sencillas, a nivel de aula, son establecer un horario de atención a las
familias fijo, dejar las puertas cerradas, para que no se vea quién pasa y que nadie sienta
que es una invitación a pasar tranquilamente e interrumpir sin un motivo importante,
poner un cartel en la puerta que diga «por favor no molestar» en determinados
momentos, dejar todo el material preparado, probar el material audiovisual con
86
anterioridad o dejar que el Equipo Directivo nos recoja los mensajes del teléfono sin
tener que ponernos nosotros, entre otras.
Sin embargo, todos los elementos del proceso de enseñanza-aprendizaje han de
adaptarse a las necesidades de los alumnos y, por ello, debemos ser flexibles y dedicar el
tiempo necesario a actividades como la resolución de conflictos o la gestión de la
convivencia y la creación de un ambiente positivo.
Podemos, por último, servirnos de la colaboración de un observador externo para
esclarecer aspectos como cuánto tardamos en comenzar la clase, cómo son las
transiciones entre actividades, cuánto tiempo dedicamos a disciplinar, cuánto esperan los
alumnos para obtener nuestra ayuda o en qué momentos se producen más distracciones
por parte de ellos.
Actividades para la formación y la reflexión
1.Lee atentamente el apartado relativo a la gestión del tiempo. Después, confecciona
una lista de puntos fuertes y otra de puntos débiles en tu gestión del tiempo en el
aula.
2.Mirando a la tabla de elementos distractores en el aula, selecciona aquellos que más
te afectan y piensa en posibles soluciones o formas de evitarlos.
87
El caso de Pepi, maestra de Educación Infantil
«Estamos oyendo todos los días cosas sobre las competencias. Quiero saber cómo
influyen en mi papel como docente y en la organización del centro».
Implicaciones de las competencias en el proceso de enseñanza-aprendizaje
Los tiempos van cambiando y las circunstancias que nos rodean influyen en el alumnado
y en el Sistema Educativo y, por tanto, en nuestra labor docente. A pesar de las
numerosas reformas y cambios hay aspectos que marcan la educación en los últimos
años y que vamos a ver a continuación. Pero antes, vamos a hablar brevemente de las
competencias, presentes en la legislación vigente y que han cobrado fuerza en nuestros
días.
Pasamos del «saber» al «saber hacer», de «aprender» a «aprender a aprender».
Las competencias básicas, a diferencia de los contenidos específicos, son
multifuncionales y transferibles, pues se pueden aplicar en múltiples situaciones y
contextos. Además, integran conceptos, procedimientos y actitudes. Esta nueva forma de
trabajar y de enfocar el proceso de enseñanza-aprendizaje tiene como objetivo principal
dotar al alumno de una serie de competencias que le ayuden a desenvolverse con
facilidad en el mercado laboral, así como en sus relaciones personales.
Se busca el desarrollo de la autonomía del alumno, que sepa aplicar y extrapolar lo
que aprende a sus actividades diarias y que lo pueda practicar en contextos reales y
relacionados con su vida.
Por ello, cada una de las áreas o materias debe contribuir al desarrollo de las
siguientes competencias (siguiendo las definiciones que encontramos en la LOE):
•Competencia en
utilización del
representación,
comunicación
comunicación lingüística. «Esta competencia se refiere a la
lenguaje como instrumento de comunicación oral y escrita, de
interpretación y comprensión de la realidad, de construcción y
del conocimiento y de organización y autorregulación del
88
pensamiento, las emociones y la conducta».
•Competencia matemática. «Consiste en la habilidad para utilizar y relacionar los
números, sus operaciones básicas, los símbolos y las formas de expresión y
razonamiento matemático, tanto para producir e interpretar distintos tipos de
información, como para ampliar el conocimiento sobre aspectos cuantitativos y
espaciales de la realidad, y para resolver problemas relacionados con la vida
cotidiana y con el mundo laboral».
•Competencia en el conocimiento y la interacción con el mundo físico. «Es la
habilidad para interactuar con el mundo físico, tanto en sus aspectos naturales
como en los generados por la acción humana, de tal modo que se posibilita la
comprensión de sucesos, la predicción de consecuencias y la actividad dirigida a
la mejora y preservación de las condiciones de vida propia, de las demás personas
y del resto de los seres vivos».
•Tratamiento de la información y competencia digital. «Esta competencia consiste en
disponer de habilidades para buscar, obtener, procesar y comunicar información, y
para transformarla en conocimiento. Incorpora diferentes habilidades, que van
desde el acceso a la información hasta su transmisión en distintos soportes una vez
tratada, incluyendo la utilización de las tecnologías de la información y la
comunicación como elemento esencial para informarse, aprender y comunicarse».
•Competencia social y ciudadana. «Esta competencia hace posible comprender la
realidad social en que se vive, cooperar, convivir y ejercer la ciudadanía
democrática en una sociedad plural, así como comprometerse a contribuir a su
mejora. En ella están integrados conocimientos diversos y habilidades complejas
que permiten participar, tomar decisiones, elegir cómo comportarse en
determinadas situaciones y responsabilizarse de las elecciones y decisiones
adoptadas».
•Competencia cultural y artística. «Esta competencia supone conocer, comprender,
apreciar y valorar críticamente diferentes manifestaciones culturales y artísticas,
utilizarlas como fuente de enriquecimiento y disfrute y considerarlas como parte
del patrimonio de los pueblos».
•Competencia para aprender a aprender. «Aprender a aprender supone disponer de
habilidades para iniciarse en el aprendizaje y ser capaz de continuar aprendiendo
de manera cada vez más eficaz y autónoma de acuerdo a los propios objetivos y
necesidades.
Esta competencia tiene dos dimensiones fundamentales. Por un lado, la
adquisición de la conciencia de las propias capacidades (intelectuales,
89
emocionales, físicas), del proceso y las estrategias necesarias para desarrollarlas.
Por otro lado, disponer de un sentimiento de competencia personal, que redunda
en la motivación, la confianza en uno mismo y el gusto por aprender».
•Autonomía e iniciativa personal. «Esta competencia se refiere, por una parte, a la
adquisición de la conciencia y aplicación de un conjunto de valores y actitudes
personales interrelacionadas, como la responsabilidad, la perseverancia, el
conocimiento de sí mismo y la autoestima, la creatividad, la autocrítica, el control
emocional, la capacidad de elegir, de calcular riesgos y de afrontar los problemas,
así como la capacidad de demorar la necesidad de satisfacción inmediata, de
aprender de los errores y de asumir riesgos».
•Competencia emocional, incluida en algunas Comunidades Autónomas, como
Castilla-La Mancha. «Habilidad para entender, manejar y expresar los aspectos
socioemocionales de manera que se posibilite el desempeño de tareas como el
aprendizaje, el establecimiento de relaciones, la resolución de problemas y la
adaptación a las demandas del desarrollo y los cambios propios de la vida».
Las competencias son transversales e interdisciplinares por lo cual no hay
correspondencia directa con cada una de las materias, sino que todas las competencias
impregnan cada una de las áreas.
Todo ello tiene un impacto tanto en el rol del docente como en la organización del
centro, que facilitará la adquisición de las diferentes competencias.
Como decíamos antes, a la hora de programar y de desenvolvernos en el aula, la
inclusión de las competencias y los nuevos enfoques educativos, derivados de las
circunstancias actuales, tienen las siguientes implicaciones que debemos tener en cuenta:
-Aunque ya hace tiempo que esto se sabe, el enfoque por competencias enfatiza de
nuevo que el papel del docente no es el de un mero transmisor de conocimientos y
datos en torno a una materia, es más bien un facilitador del aprendizaje. Hoy día,
son numerosas las fuentes de información a las que puede recurrir el alumno, la
escuela ya no tiene la única llave del saber.
-El alumno tiene un papel activo y participativo en su proceso de aprendizaje. Debe
tener la oportunidad de inves tigar, cuestionar, razonar, buscar, experimentar,
aplicar los conocimientos, comunicarlos, utilizar su imaginación, poner en
práctica su creatividad...
-Como mejor aprende el alumno es haciendo, siendo un agente activo en el proceso.
-Buscamos que el alumno vaya adquiriendo progresiva autonomía a la hora de
90
desenvolverse tanto académica como socialmente.
-Hay que dotar al alumno con herramientas para aprender a aprender a lo largo de
toda su vida, no sólo durante el tiempo que pasa en el centro educativo.
-Los aprendizajes que no sean relevantes y significativos para el alumno son los
menos importantes.
-La finalidad del proceso de enseñanza-aprendizaje no es el conocimiento inconexo e
impuesto de los contenidos del currículo.
-El respeto, el diálogo, la tolerancia, la inclusión y la comunicación empática son los
principios que han de regir la convivencia en el centro.
-Debemos programar teniendo en cuenta la búsqueda del desarrollo equilibrado y,
por igual, de todas las competencias que forman la personalidad del ser humano.
-El alumno no ha de limitarse a repetir, debe poner en marcha su creatividad y su
sentido crítico.
-El centro educativo debe estar abierto a toda la comunidad educativa.
-El aprendizaje ha de resultar interesante, motivador e intrigante, además de
transmitir curiosidad. Para ello, ha de conectar con los intereses e inquietudes de
nuestros alumnos.
-El docente, y el centro en general, han de ser flexibles en su organización espacial y
temporal y estar abiertos a nuevas formas de actuar, en las que se promueva la
participación del alumnado.
-Se fomenta la metacognición en el alumno, es decir, la regulación y conocimiento de
sus propios procesos de aprendizaje.
-El aprendizaje cooperativo y la investigación-acción son algunos de los
procedimientos que no podemos pasar por alto.
-Las nuevas tecnologías cumplen un papel esencial a la hora de utilizar los recursos.
-La competencia emocional de los alumnos cobra importancia y es un aspecto
relevante a tener en cuenta.
-La evaluación es formativa y se entiende como una oportunidad para introducir
propuestas de mejora.
91
-Los pilares de la educación del siglo xxi, según el Informe Delors, de la Unión
Europea son: aprender a conocer, a hacer, a ser y a convivir.
Actividades para la formación y la reflexión
1.En tu práctica educativa diaria, ¿en qué has notado especialmente los cambios que
el enfoque por competencias conlleva, tanto a nivel individual como colectivo?
2.¿Cuáles siguen siendo tus principales dudas? ¿Quién te las podría resolver? ¿Cómo
las podrías resolver tú mismo?
3.¿Has recibido algún tipo de formación respecto al enfoque por competencias? ¿Lo
consideras necesario?
4.¿Qué ventajas e inconvenientes ves en el enfoque por competencias?
92
El caso de Eduardo, profesor de Educación Secundaria
«He oído hablar del trabajo cooperativo entre alumnos como estrategia de
enseñanza-aprendizaje. Me parece muy interesante y quiero aplicarlo en mi aula,
pero necesito conocer antes sus principios».
El aprendizaje cooperativo
En nuestra programación no podemos olvidar incluir actividades que fomenten el trabajo
en equipo y la ayuda entre los compañeros del aula. Esto es precisamente el aprendizaje
cooperativo, una forma de trabajo en equipo en la cual los alumnos interaccionan y todos
se benefician en sus respectivos procesos de aprendizaje. De esta manera, unos aprenden
de otros y unos se complementan a otros, en grupos heterogéneos, donde todos
participan.
Es también una forma de mejorar las relaciones entre alumnos, así como su inclusión
e integración en el grupo del aula, pero también de dotarles de herramientas para
aprender a aprender.
Aquí el papel del docente no es el de transmisor de información, sino que actúa como
facilitador, mediador y supervisor del trabajo de los alumnos. Éstos, por su parte,
practican su autonomía como aprendices a la vez que toman múltiples decisiones en
común acerca de cómo organizar el trabajo que les ha sido asignado y sobre el papel de
cada componente del grupo. Además, les resulta muy útil y enriquecedor autoevaluar su
propia actuación.
En esta estrategia es igual de importante tanto el proceso que siguen los alumnos
como el resultado que obtienen. Ellos son los responsables de su propio trabajo, a la vez
que están trabajando las competencias sociales y comunicativas, en un ambiente no
competitivo, sino colaborativo.
Como hemos visto, son múltiples los beneficios de esta forma de trabajo, por lo cual
cada día está más presente en nuestras aulas.
93
CUADRO 8
CARACTERÍSTICAS DEL TRABAJO COOPERATIVO ENTRE ALUMNOS
Actividades para la formación y la reflexión
1.Pon en práctica diversas actividades de aprendizaje cooperativo y valora del 0 al 10
la eficacia de esta metodología en los siguientes aspectos:
-Todos
los
alumnos
han
participado
de
.......................................................................................
alguna
manera.
en
común.
-Han
sido
capaces
de
tomar
decisiones
.......................................................................................
-Ha habido comunicación fluida.....................................
-A los alumnos les ha gustado la experiencia................
-El nivel de ruido ha sido aceptable...............................
-Los alumnos han estrechado sus lazos
equipo......................................................................
y
han
-Me he sentido cómodo en mi nuevo papel
.......................................................................................
94
trabajado
como
en
docente.
95
El caso de Pablo, maestro de Educación Primaria
«Me imagino que cada alumno tiene una manera particular de aprender y me
gustaría conocer las distintas modalidades con el fin de adaptar el proceso de
enseñanzaaprendizaje a sus particularidades a la hora de aprender y sacar así el
máximo provecho del tiempo en clase».
Las inteligencias múltiples
En nuestras aulas nos encontramos con alumnos de características muy variadas:
diferentes estilos de aprendizaje, necesidades diferentes, capacidades dispares, orígenes
y circunstancias familiares diferentes... pero todos ellos han de ser atendidos con una
educación de calidad que ponga el énfasis en su formación integral, teniendo en cuenta
sus características personales. Vamos a ver ahora algunas de las características, como las
mencionadas anteriormente, que hacen a nuestros alumnos especiales y únicos,
comenzando con la teoría de las Inteligencias Múltiples.
Fue Gardner, psicólogo estadounidense, quien enunció la Teoría de las Inteligencias
Múltiples, según la cual no tenemos una única inteligencia (entendida como capacidad
de ordenar los pensamientos y coordinarlos con las acciones), sino que contamos con
ocho inteligencias, ocho tipos de habilidades cognoscitivas que, aunque trabajan
conjuntamente, podemos desarrollar en diferente medida, dependiendo de nuestras
circunstancias personales y ambientales. Todo esto tiene repercusiones en la tarea del
docente, que debe diseñar actividades que apelen a los distintos tipos de inteligencia,
consiguiendo así una formación integral.
Vamos a ver las características de cada una de estas inteligencias y lo que caracteriza
a los alumnos en los que predomina alguna de ellas.
-Inteligencia lingüística/verbal. Habilidad para usar el lenguaje.
Los alumnos que presentan este tipo de inteligencia se caracterizan por el gusto
por la lectura, por narrar relatos con soltura, por defender sus ideas en público de
forma convincente y por memorizar con facilidad.
Aprenden mejor a través de textos, del manejo de lenguaje, del uso de historias,
96
del razonamiento de ideas, memorizando, etc.
El tipo de actividades que mejor se les dan son los crucigramas, sopa de letras,
redacciones, comentarios de texto y análisis del lenguaje.
-Inteligencia lógica-matemática. Habilidad para manejar la razón, la lógica y los
números.
Tienen facilidad para razonar y establecer conexiones entre las informaciones que
reciben. Suelen hacer muchas preguntas y cuestionar las cosas.
Aprenden mejor cuando tienen la posibilidad de experimentar y establecer
relaciones entre objetos, así como cuando se les plantean retos interesantes.
El tipo de actividades que más les gustan son la resolución de problemas
aritméticos, la clasificación, los experimentos, cuestionar fenómenos naturales,
trabajar con formas geométricas y realizar cálculos matemáticos.
-Inteligencia corporal y kinésica. Habilidad para controlar los movimientos
corporales y destreza con las manos.
Los alumnos en los que predomina esta inteligencia se caracterizan por gesticular
mucho, el gusto por trabajar con las manos, moverse mucho, tienen buena
coordinación y equilibrio y se expresan muy bien a través del movimiento.
Como mejor aprenden es interactuando con el espacio a través del movimiento y a
través del tacto.
Algunos ejemplos de actividades donde destacan son deportes, mímica,
manualidades, actuaciones y bailes.
-Inteligencia visual y espacial. Habilidad para percibir los elementos visuales.
Suelen representar la información recibida de forma visual, su pensamiento se
estructura en imágenes, lo cual les permite retenerla fácilmente.
Aprenden con más facilidad si recurrimos a recursos visuales, ya sean mapas,
esquemas, vídeos, fotos, ilustraciones, etc.
Las actividades que mejor encajan con el desarrollo de esta inteligencia son hacer
puzles, interpretar gráficos e imágenes y dibujar.
-Inteligencia musical. Habilidad para apreciar y para producir música.
97
Se trata de alumnos que reconocen y memorizan melodías con facilidad, que
crean sus propias canciones, les gusta cantar y son sensibles a los sonidos
ambientales.
Aprenden mejor recordando la información en forma de canciones.
Las actividades tipo que dan mejores resultados para el desarrollo de esta
inteligencia son seguir ritmos (con palmadas, con los pies, con tambores...),
cantar, tocar instrumentos musicales, silbar, tararear y escuchar todo tipo de
piezas musicales, con el fin de hacer aflorar la sensibilidad y la conciencia
musical.
-Inteligencia interpersonal. Habilidad para relacionarse con los demás y
comprenderlos.
Esta inteligencia abarca habilidades como el trabajo en equipo, la empatía, el
gusto por la convivencia pacífica y la comunicación y el diálogo.
Como mejor aprenden es trabajando en equipo, compartiendo una tarea común
que beneficie y aporte algo a cada miembro del grupo.
Las actividades tipo que podemos emplear para fomentar esta inteligencia, tan
importante para el desenvolvimiento social de nuestros alumnos, son actividades
cooperativas, reconocer emociones en los demás, escuchar distintos puntos de
vista y entender las razones y motivos de los otros, practicar la resolución de
conflictos, actividades que conlleven compartir y crear unión y relaciones
positivas dentro del grupo, además de aconsejar y escuchar de forma activa, entre
otras.
-Inteligencia intrapersonal. Habilidad para ser consciente del estado interior propio.
Los alumnos que destacan en este aspecto tienen facilidad para conocer sus
propios puntos fuertes y sus debilidades, para conectar con sus sentimientos y
aspiraciones, para desenvolverse por su cuenta y para comprender su papel en la
relación con los demás.
Aprenden mejor si se les da tiempo para que asimilen la información por sí
mismos.
Las actividades que más disfrutan son redactar diarios (plasmando así en el papel
sus sentimientos, ideas, etc.), establecer metas propias y cualquier otra actividad
que se realice de forma individual y que conlleve una reflexión sobre su propio
estado.
98
-Inteligencia naturalista. Habilidad para comunicarse con la naturaleza.
Son alumnos que conocen bien las características de los distintos componentes de
la flora y la fauna y a los que les gusta explorar la naturaleza.
Aprenden, sobre todo, estableciendo conexiones entre la información recibida y
los distintos aspectos de la naturaleza.
Las actividades que más les pueden motivar son el estudio de las diferentes
especies, clasificar tipos de plantas, investigar sobre los fenómenos naturales y, en
general, cualquier actividad relacionada con el contacto con la naturaleza,
incluyendo deportes como el senderismo.
Sistemas de representación de la información
Podemos hablar de tres sistemas de representación de la información que pueden
predominar en nuestros alumnos. De acuerdo con cada uno de los sistemas, deberemos
tomar determinadas medidas y decisiones. Los encontrarás descritos a continuación.
Sistema de representación visual. Para poder asimilar perfectamente la información,
estos alumnos necesitan ver los movimientos corporales del docente que acompañan a la
explicación. En el aula, es necesario que su campo visual esté despejado, por lo que es
conveniente que se sienten en las primeras mesas. Se trata de alumnos observadores, que
no suelen tener faltas de ortografía porque «ven» en su mente la palabra antes de
escribirla y a los que les aburre escuchar durante mucho rato, si no hay algún tipo de
recurso visual que acompañe a la información recibida. Cualquier tipo de ayuda visual,
como carteles, vídeos, ilustraciones, esquemas, etc. puede ayudarles a organizar la
información. Suelen crear imágenes visuales de la información que tienen que aprender.
Sistema de representación auditivo. Estos alumnos aprenden mejor escuchando
atentamente las explicaciones, son más sensibles al tono de voz o a los cambios de ritmo
en la misma y podemos observar que mueven los labios al leer. Les resulta más efectivo,
a la hora de aprender, escuchar un texto leído que leerlo ellos mismos, a no ser que lo
lean en voz alta. También pueden utilizar un grabador de voz para escuchar, tantas veces
como sea necesario, lo que tienen que aprender o para explicarle a otra persona la
lección. Estos alumnos destacan en áreas como los ¡dio mas y la música aunque, en
general, tienen más dificultades para recuperar la información, ya que lo hacen de forma
secuencia) y no global, como en el caso de los alumnos visuales.
Sistema de representación kinestésico. Estos alumnos aprenden haciendo, a través del
tacto, la acción y las sensaciones que experimentan. Por mucho que escuchen una
explicación y vean los pasos, necesitan llevarlo a cabo ellos mismos para hacer los
99
contenidos suyos. Les resulta vital tener la posibilidad de experimentar e interactuar con
lo que les rodea. Son alumnos que gesticulan mucho y que necesitan que se les involucre
de alguna manera si queremos que sigan las explicaciones. Esto hace que les cueste estar
mucho tiempo quietos y centrar su atención si no están en activo. Aprendizajes
realizados de esta manera, como montar en bicicleta, son difíciles de olvidar.
A continuación encontrarás una serie de ítems que hay que responder para conocer
qué sistema de representación de la información utiliza cada uno de nuestros alumnos. Si
son mayores, pueden contestar ellos mismos. Si no, a través de la observación, podemos
sacar nuestras propias conclusiones.
CUADRO 9
CARACTERÍSTICAS DE LOS SISTEMAS DE REPRESENTACIÓN DE LA
INFORMACIÓN
Para conocer qué tipo de sistema de representación predomina en nuestros alumnos,
podemos fijarnos en el siguiente cuadro:
100
La taxonomía cognitiva de Bloom
Otra de las teorías que debemos tener en cuenta a la hora de intentar acercarnos a las
diferentes formas de aprender de los alumnos es la taxonomía cognitiva de Bloom,
psicólogo estadounidense que nos ofrece una clasificación de los diferentes objetivos y
101
habilidades que podemos trabajar con nuestros alumnos. A continuación, encontrarás las
variadas actividades tipo que puedes plantear a tus alumnos, dependiendo de cada uno de
los niveles cognitivos que plantea Bloom, dispuestos en orden de complejidad.
Conocimiento: definir, etiquetar, decir, memorizar, recitar, hacer listas, repetir,
completar, encontrar, relacionar.
Comprensión: explicar, resumir, identificar, describir, repasar, destacar, reescribir,
parafrasear, mostrar, recontar.
Aplicación: demostrar, usar, revisar, interpretar, dramatizar, ilustrar, incorporar,
secuenciar, manipular, adaptar, investigar, calcular, modelar, implementar.
Análisis: comparar, clasificar, contrastar, examinar, deducir, resolver, diferenciar,
distinguir, categorizar, experimentar, inferir, criticar.
Evaluación: predecir, verificar, juzgar, decidir, valorar, elegir, estimar, priorizar,
seleccionar, justificar.
Síntesis: hipotetizar, formular, crear, inventar, desarrollar, producir, transformar,
componer, diseñar.
Actividades para la formación y la reflexión
1.Leyendo el apartado dedicado a las inteligencias múltiples, ¿te has dado cuenta de
que sueles trabajar alguna/s más que otra/s? ¿cuál/es?¿Hay alguna/s que hayas
dejado un poco de lado? ¿Qué consecuencias puede tener esto para la formación
de tus alumnos? ¿Qué se te ocurre como solución/es?
2.Si tuvieras que priorizar las diferentes inteligencias, ¿en qué orden las pondrías?
Razona tu respuesta.
3.Piensa en tres actividades tipo para cada uno de los sistemas de representación de la
información.
4.¿Qué porcentaje de alumnos calculas que hay en tu clase para cada uno de los
sistemas de representación de la información? ¿Cómo afecta esto a tu forma de
enseñar?
5.Diseña actividades para cada uno de los niveles de la taxonomía de Bloom para el
próximo tema que vayas a tratar en clase.
102
103
El caso de Andrea, maestra y coordinadora de Ciclo de Educación Infantil
«Nuestro Equipo de Ciclo está interesado en poner en práctica la metodología por
proyectos para el próximo curso. Como coordinadora, me gustaría ofrecerles
alguna información básica que nos sirva de base teórica para empezar a trabajar
en esta nueva línea».
El trabajo por proyectos
En los últimos años son numerosos los profesionales de la educación que se han
decantado por la metodología de proyectos. Prácticamente todos ellos valoran muy
positivamente esta nueva forma de trabajar y se resisten a abandonarla una vez que
conocen la riqueza de su desarrollo y ven los resultados, dado que aquí aprender no
consiste en almacenar conocimientos inconexos.
La finalidad principal de la metodología por proyectos es alcanzar un aprendizaje
significativo para los alumnos y que ellos sean parte de su propio proceso de enseñanzaaprendizaje.
Los proyectos nacen de los intereses de los alumnos y ellos, con sus propuestas, van
dirigiendo la forma en la que el proyecto se desarrolla. Aquello que experimentamos por
nosotros mismos y que nos resulta más motivador crea una huella difícil de borrar.
Los proyectos cuentan con una serie de fases. En un primer momento, surgido el
tema que vamos a tratar, es fundamental sondear qué saben los alumnos acerca de dicho
tema en cuestión, centrándonos así en qué quieren aprender. Se plantea entonces la
necesidad de pensar qué pueden hacer para aprenderlo (por ejemplo, podemos
consultarlo en un libro, preguntárselo a otro profesor, puede venir a hablar con nosotros
un familiar que sepa del tema, sería provechoso planificar una salida, etc.). El diálogo, la
interacción y la puesta en común de ideas es la base de esta fase. Surgirá así la necesidad
de búsqueda de información, una actividad muy importante dentro de un proyecto. Las
familias tienen, de este modo, la oportunidad de involucrarse.
La duración de los proyectos no es fija, conlleva una flexibilidad necesaria. El
104
proyecto se extenderá hasta donde llegue la curiosidad de los alumnos en torno al tema
escogido. Los proyectos suelen cerrarse con una actividad final, que, por lo general, es
una experiencia innovadora y original.
A través de los proyectos pueden trabajarse perfectamente los distintos aspectos del
currículo; es nuestra tarea encontrar esas conexiones. Asimismo, pueden llevarse a cabo
los diferentes tipos de evaluaciones a lo largo del desarrollo del proyecto.
Al empezar a trabajar por proyectos, es normal que el docente se sienta inseguro y no
sepa muy bien adónde agarrarse, pero la experiencia de la gran mayoría es que merece la
pena lanzarse. Incluso mejor si la iniciativa se produce en equipo, pudiendo así
compartir tanto las preocupaciones iniciales como las experiencias satisfactorias
obtenidas. En este caso, resulta muy útil contar con algún compañero con experiencia
previa en el trabajo por proyectos, que sirva de motor del grupo y de fuente de
conocimientos.
Actividades para la formación y la reflexión
1.Piensa cómo y cuándo plantearías a tu grupo de trabajo la posibilidad de comenzar
a trabajar por proyectos.
2.¿Qué beneficios crees que os aportaría esta forma de trabajo?
3.¿Cómo crees que beneficiaría a los alumnos?
4.¿Qué temas crees que elegirían tus alumnos si pudieran?
5.Recopila información a través de Internet sobre proyectos realizados por alumnos
como los tuyos en otros centros y realiza una valoración crítica de los mismos.
¿Cuáles son las conclusiones que extraes?
105
El caso de Adela, maestra de Educación Primaria
«Este curso paso por muchas aulas y en más de una de ellas hay alumnos con
necesidades educativas específicas. Me veo un poco impotente a la hora de
atender sus necesidades».
Consejos a la hora de trabajar con alumnos con necesidades educativas específicas
Si tenemos alumnos con necesidades educativas específicas, nos pueden surgir múltiples
dudas acerca de la mejor manera de atender a estos alumnos y desarrollar su potencial en
el aula. En este sentido, no hay fórmulas mágicas y deberemos confiar en la experiencia
de los profesionales y en nuestro esfuerzo por formarnos al respecto. Estos alumnos
suelen sacar lo mejor de nosotros mismos como personas y como profesionales y nos
empujan a esforzarnos por ofrecerles lo mejor y adaptarnos a sus necesidades, siempre
con la colaboración de sus familias. A continuación encontrarás una serie de consejos
generales que pueden resultarte útiles a la hora de trabajar con alumnos con necesidades
educativas específicas:
-Tener en cuenta que cada alumno es único, tiene sus necesidades, intereses y
particularidades, y adaptar nuestra práctica educativa a esas necesidades.
-Analizar los puntos fuertes y débiles del alumno y realizar una estimación de lo que
puede aprender para diseñar actividades con las que obtenga el mayor beneficio
posible. Revisar con frecuencia esa estimación para determinar la eficacia de los
procedimientos educativos empleados.
-Reforzar la convivencia positiva en el grupo, que es necesaria y beneficiosa para
todos pero, especialmente, para el alumno con necesidades educativas específicas.
-No confiar la figura de ayudante siempre al mismo compañero. Eso sí, es
conveniente instruirles, de manera breve, dándoles unas indicaciones previas, así
106
como dejar que puedan participar todos, teniendo en cuenta también la opinión del
alumno, que puede sentirse más cómodo y confiado con unos que con otros.
También tendremos en cuenta a aquellos que se presenten como voluntarios.
-Las rutinas en clase deben estar claramente establecidas para que el alumno sepa qué
toca en cada momento.
-Las instrucciones han de ser explicadas de la forma más clara posible. Dirige su
atención hacia ti y pídeles que te repitan lo que tienen que hacer, asegurándote de
esta forma de que te han entendido.
-En mucho casos, será conveniente priorizar los objetivos de carácter social y los
relativos al desenvolvimiento diario y a la autonomía del alumno frente a los
puramente académicos, realizando actividades conectadas estrechamente con las
necesidades reales del alumno y disminuyendo la cantidad de trabajo escrito.
-Colaborar activamente, y de forma periódica, con los especialistas del centro
educativo y con otros agentes externos para unificar criterios de actuación, recibir
toda la información derivada de su amplia experiencia y buscar el mayor beneficio
de los alumnos con necesidades educativas específicas.
-Ofrecer a las familias la colaboración necesaria y crear en ellas una actitud positiva
hacia el centro educativo, abriéndoles las puertas del mismo y mostrándonos
cercanos, sensibles a sus preocupaciones y abiertos a sugerencias y a tener en
cuenta la información tan valiosa que ellas nos pueden aportar, con el fin de
ayudar al alumno. Es necesario, asimismo, mantenerles puntualmente informadas
de avances, medidas, modificaciones, etc., y que conozcan personalmente a todos
los profesionales que trabajan con el alumno. La información y la comunicación
han de ser fluidas y recíprocas.
-Ser flexible a la hora de asignar tiempos para realizar una actividad o de introducir
cambios en la planificación, dependiendo de las capacidades y avances del
alumno.
-Establecer metas realistas para el alumno, que le ayuden a alcanzar avances y
motivarse para seguir aprendiendo, animándoles a que reconozcan y celebren sus
propios progresos.
-Mostrar cariño, respeto y entrega hacia estos alumnos, que tanta ayuda necesitan, y
animar a sus compañeros a que tengan la misma actitud, creando el sentimiento de
pertenencia al grupo de ese alumno.
-Analizar los estereotipos e ideas preconcebidas, tanto propias como de los
107
compañeros del alumno, para ajustarlas a la realidad y mejorar así el trato entre
unos y otros.
-Aportar las herramientas y recursos que faciliten el aprendizaje del alumno con
necesidades educativas específicas. Hay que implicar a los que le rodean y
solicitar el compromiso de los responsables del centro educativo y de las
autoridades competentes.
-No esperar a que se acumulen las dificultades para entrar en acción; es mejor poner
los medios necesarios para prevenir esas dificultades.
-Asegurar que los elementos físicos del centro no perjudican ni entorpecen el proceso
de aprendizaje de estos alumnos.
-Dejarnos ayudar y aconsejar por especialistas a la hora de, por ejemplo, evaluar los
progresos del alumno. La existencia de varios puntos de vista es beneficiosa y
productiva.
-Cuando tengamos que afrontar los problemas de conducta del alumno con
necesidades educativas específicas, valoraremos la conveniencia y eficacia de la
aplicación de las normas establecidas para el conjunto de los alumnos.
-Trabajar de manera coordinada con todas las personas que atienden al alumno,
incluyendo a sus familiares.
-Si cuentas con un profesional que te ayude de forma regular en el aula, es
imprescindible que la comunicación sea fluida y que os pongáis de acuerdo en
aspectos como: las normas de clase, la planificación conjunta de actividades,
responsabilidades y tareas asignadas, la elaboración y uso de materiales para el
alumno o el horario más adecuado para cada actividad.
Asimismo, estos profesionales deben estar presentes en las reuniones en las que se
hable del alumno, ya que pueden aportar información muy relevante.
-No des nada por sentado, no los subestimes. Estos alumnos siempre pueden
sorprendernos de forma positiva y superar las expectativas que teníamos de ellos.
-Aprovecha y disfruta del enriquecimiento personal que supone el trato con estos
alumnos y la posibilidad de contribuir a sus avances.
Actividades para la formación y la reflexión
1.Redacta tu propio decálogo de principios de actuación con los alumnos con
necesidades educativas específicas, con ideas extraídas tanto del apartado anterior
108
como de tu propia experiencia.
109
El caso de Antonio, maestro de Educación Infantil
«Hace tiempo que sospecho que uno de mis alumnos destaca por sus altas
capacidades. Me gustaría saber cómo puedo saberlo con mayor seguridad para
poder empezar a tomar las medidas pertinentes».
Características definitorias de alumnos con altas capacidades
No es difícil que, a lo largo de nuestra carrera profesional, nos encontremos con alumnos
con altas capacidades, las cuales deben ser atendidas adecuadamente. Para detectar a este
tipo de alumnos, podemos tener en cuenta las siguientes notas definitorias:
-Alta capacidad de retención de gran cantidad de información y durante más tiempo.
Si un tema les gusta, son capaces de aprender cosas sobre ese tema al detalle
desde muy pequeños.
-Facilidad para la comprensión y la conexión de la información.
-Flexibilidad en el pensamiento. Cuestionan y buscan optimizar los procedimientos;
asimismo, tienen en cuenta los distintos puntos de vista en torno a una cuestión.
-Ritmo de aprendizaje más rápido que el de los demás. No necesitan tanto tiempo ni
tanta práctica para aprender como los otros.
-Posesión de un amplio vocabulario.
-Variedad de intereses y alta curiosidad. Recurren a diferentes fuentes de
información para satisfacer su necesidad de conocimientos.
-Nos brindan ideas, aportaciones y soluciones interesantes.
-Posesión de sentido crítico muy desarrollado y advertencia muy rápida de los
errores.
-Habilidad para el pensamiento lógico, para pensar en términos abstractos y para
110
reconocer con facilidad causas y consecuencias.
-Establecimiento de metas personales y persistencia en su logro.
Si se confirma que cuentas con un alumno con altas capacidades en el aula, será
necesario que adaptes ciertas características del proceso de enseñanza-aprendizaje a las
particularidades de ese alumno. Estas son algunas ideas:
-Proporciónale trabajo basado en proyectos, que el alumno puede llevar tan lejos
como quiera, especialmente si el tema entra dentro de sus inquietudes.
-Dado que son alumnos tienen facilidad para dirigir su propio aprendizaje, deja que
tomen decisiones al respecto.
-Deja que tengan acceso a las tecnologías más modernas, para las cuales suelen tener
facilidad en el manejo, y a cualquier tipo de material que les sirva de recurso para
obtener información y satisfacer sus necesidades de conocimiento.
-Acelera el ritmo general con ellos para que no se aburran y desconecten e incluso
puedan perder el interés por el centro educativo.
-Dales la oportunidad de trabajar con otros alumnos con características similares a las
suyas, si es posible.
-Enfatiza las actividades relativas a niveles superiores de procesamiento de la
información, como el análisis.
-Anima a la familia del alumno a que satisfaga también las ganas de saber y de
conocer fuera del aula y a que programe actividades interesantes para el alumno,
como visitas culturales.
-Deja que ayuden, de vez en cuando, a otros alumnos con más dificultades que ellos
si esto les hace sentirse bien.
Actividades para la formación y la reflexión
1.Al igual que te propusiera en las actividades del apartado relativo a los alumnos
con necesidades educativas específicas, redacta ahora tu propio listado de normas
de actuación ante los alumnos con altas capacidades.
111
112
El caso de Laura, maestra de Educación Primaria
«Por el tipo de centro en el que trabajo, se incorporan alumnos a lo largo de todo
el curso. No sé muy bien qué hacer para facilitar el proceso de adaptación al grupo
y a¡ centro y disminuir el estrés que todo proceso de cambio puede conllevar».
La acogida a los alumnos de incorporación tardía
Son múltiples las circunstancias que conllevan la incorporación de alumnos al aula una
vez que ya ha comenzado el curso escolar. Hacerles sentir bien es muy importante, ya
que para ellos se trata, sin duda, de una experiencia que puede resultar estresante. Los
primeros días del cambio pueden determinar la actitud del nuevo alumno hacia el
docente y sus compañeros y, en general, hacia el centro educativo.
Es conveniente tener pensado de antemano cómo plantear el proceso de acogida en el
grupo. No es necesario darle mucho bombo a la noticia, si se conoce de antemano, pero
sí pedir al grupo que haga sugerencias de cómo hacer que el nuevo alumno se sienta
bien, como ponerse todos un cartelito con sus nombres durante los primeros días o
hacerle dibujos para que se los lleve a casa. Hay que dejar que el alumno nuevo se
aclimate antes de agobiarlo con preguntas sobre de qué centro viene o sobre su familia,
ya habrá tiempo para todo eso. Sí es conveniente encontrar pronto algo positivo en el
alumno y remarcarlo para que se sienta valorado dentro del grupo.
Para el docente es importante reunirse cuanto antes con la familia para entregarles la
documentación necesaria, relativa a horarios, normas, libros de texto, etc. y para
conocerlos mejor. También podemos tener preparado un cuestionario en el que el
alumno nos cuente sus gustos, cosas sobre su familia, etc.
Otra buena idea consiste en designar a un alumno para que sea el ayudante del nuevo
miembro y le presente a los demás, le diga dónde se guarda cada cosa y le sirva de guía,
junto con el docente, para los primeros días en el nuevo centro.
Actividades para la formación y la reflexión
1.Elabora tu propio listado de actividades que puedas emplear cada vez que se
produce una incorporación tardía de alumnos. No olvides evaluar estas actividades
113
con posterioridad y valorar si debes eliminarlas, introducir cambios o seguir
utilizándolas.
2.¿Has vivido en tu propia persona la experiencia de llegar nuevo a clase? ¿Cómo te
sentiste? ¿Qué echaste en falta? ¿Qué o quién crees que te habría facilitado la
adaptación a los cambios?
114
El caso de Pablo, profesor de Educación Secundaria
«Últimamente se escucha mucho el término "inclusión" en los temas educativos.
Mi duda consiste en saber si estamos hablando de la integración tal y como la
conocemos, si se trata de un simple cambio en la terminología o si la inclusión
tiene connotaciones distintas que afecten a nuestro trabajo».
La inclusión
La atención a la diversidad ha adoptado un nuevo enfoque en los últimos tiempos: la
inclusión. Sustituye este enfoque educativo al de la integración.
La diversidad se considera un elemento enriquecedor en el proceso educativo. Toda
la comunidad educativa participa en la formación de los alumnos y aporta su pequeño
granito de arena. En el caso de la integración, los cambios se hacen a un nivel mas
superficial que en el caso de la inclusión, donde la inserción es total, no parcial.
El currículo inclusivo es común a todos y no contempla apartar, de ninguna manera, a
aquellos alumnos con necesidades educativas específicas. En cambio, en el caso de la
integración se plantean metodologías, adaptaciones, profesionales y otros recursos
específicos para estos alumnos, que deben adaptarse e integrarse en el sistema ordinario.
La inclusión persigue un sistema de calidad para todos por igual, sean cuales sean sus
particularidades. Cada persona es tenida en cuenta, no se realiza ningún tipo de
agrupamiento de alumnos ni se les ponen etiquetas atendiendo a sus características. Lo
normal es la hetereogeneidad y la diversidad en el aula.
Actividades para la formación y la reflexión
1.Acude al Proyecto Educativo de Centro y comprueba si hace referencia a la
inclusión. En caso positivo, ¿consideras que incluye medidas concretas y eficaces
para alcanzar la inclusión? En caso negativo, propón al Claustro la necesidad de
tomar medidas al respecto.
115
116
El caso de Claudia, maestra de Educación Primaria
«Tengo bastantes problemas con los deberes que mando. Me planteo muchas
dudas, como si son muchos, si desmotivan más que motivan, si los padres saben
cuál es aquí su papel, etc.».
Los deberes
A la hora de mandar trabajo a casa, hay una serie de cuestiones que debemos plantearnos
y que veremos a continuación.
La coordinación y la comunicación entre los docentes es esencial. No sólo a la hora
de mandar demasiados deberes para el mismo día, sino porque es posible que al día
siguiente o esa misma tarde los alumnos tengan alguna actividad programada para toda
la clase, como excursiones o celebraciones de las que no sabíamos nada.
También hay que valorar si la cantidad de deberes es excesiva y dónde está el límite.
Los alumnos mismos, y las capacidades propias de su edad, son una importante fuente de
información con respecto a este punto.
Es necesario dejar claro que el responsable de los deberes es el alumno y no las
familias, aunque éstas pueden ayudarle a autorregularse y a distribuir el trabajo que tiene
que hacer en las primeras fases del trabajo autónomo en casa, ya que no todos los
alumnos cuentan con estas habilidades de forma innata. No está de más dar ciertas
pautas a las familias en torno a aspectos que deben observar en sus hijos a la hora de
trabajar en casa, como el horario idóneo, las características que debe tener el espacio
donde estudia, el orden y el silencio que deben estar presentes, etc.
Los deberes no han de suponer un problema ni una fuente de conflictos familiares, no
se trata de que limiten el aprendizaje, sino todo lo contrario. Si notamos que reinan las
dificultades, es necesario que nos pongamos en contacto con las familias con el fin de
analizar las posibles soluciones a esos problemas que obstaculizan el trabajo en casa del
alumno.
No podemos perder de vista que el objetivo de los deberes es profundizar en los
conocimientos, en su asimilación y comprensión. Además, nos servirán para aumentar
117
conocimientos.
Es posible que nos planteemos la posibilidad de poner actividades de ampliación para
casa para aquellos alumnos que más destacan académicamente. Debe ser una iniciativa
que parta de ellos y que esté respaldada por la familia. Además, tenemos que estar alerta
por si vemos signos de cansancio o de hastío en el alumno al verse comprometido a
realizar demasiado trabajo, que le pueda estar quitando tiempo para otras actividades,
tanto dentro como fuera de casa.
Asimismo, en el caso contrario, el de los alumnos con más dificultades en su
rendimiento académico, podemos plantearnos graduar las actividades u ofrecerles otras
de refuerzo.
Es necesario promover el trabajo autónomo y la investigación del alumno también
fuera del aula, así como el trabajo en grupo, si los alumnos tienen la posibilidad de
reunirse al salir de clase. Hemos de tener en cuenta este factor a la hora de poner deberes
comunes.
Actividades para la formación y la reflexión
1.¿Cómo podría plantearse y llevarse a cabo la coordinación entre los docentes a la
hora de poner los deberes en tu centro? Manifiesta tus propuestas.
2.¿Cómo y en qué momento/s crees adecuado explicar a las familias tus principios de
actuación en torno a los deberes?
3.Recoge la opinión de tus alumnos acerca de los deberes con el fin de tomar
medidas al respecto. Ellos te contarán si les parecen muchos, si alguien les ayuda
en casa, si «pasan» de hacerlos por alguna razón en particular, etc.
118
El caso de Amaya, profesora de Educación Secundaria
«Llevo poco tiempo ejerciendo como profesora pero me he dado cuenta enseguida
de que me faltan muchísimos recursos y habilidades que no trabajé en mi
formación universitaria. Sobre todo echo en falta que no me enseñaran nada sobre
cómo controlar el comportamiento de los alumnos en el aula».
La formación universitaria del docente en la actualidad
Hoy día, en los estudios del docente en la universidad, aunque son numerosos los
esfuerzos por mejorar, se echa en falta en muchas ocasiones la formación en aspectos
como la gestión del comportamiento y de la convivencia en el aula, cómo llevar a cabo
la atención a los padres, cómo organizar la coordinación entre profesionales, cómo
mantener nuestra salud y, en algunos casos, cómo programar y evaluar, teniendo en
cuenta que son aspectos fundamentales a los que tendremos que enfrentarnos mediante
ensayo-error, ayudado por los consejos de compañeros con más experiencia o buscando
por nuestra cuenta la formación que nos falta, ya sea a través de la búsqueda autónoma
de fuentes de información y apoyo, leyendo libros, a través de foros, etc.
Estas parcelas quedan sin cubrir o se tratan muy por encima aunque suponen
auténticos quebraderos de cabeza para los novatos, ya que los docentes natos son la
excepción y la mayoría aprendemos a desenvolvernos en el centro educativo a través de
la experiencia. Sin embargo, no nos vendría nada mal formarnos en estos aspectos para
acudir al aula con más seguridad y, muy posiblemente, para prevenir dolencias
habituales en los docentes como el síndrome «burn-out» o desgaste emocional, la
depresión o la ansiedad, consecuencia en muchos casos de prácticas docentes poco
efectivas y que generan más problemas en lugar de prevenirlos.
El docente comprende nada más empezar a impartir clase, que su trabajo no es
simplemente entrar y soltar un discurso sobre esa materia de la que tanto sabe. Los
problemas empiezan pronto: a los alumnos no les interesa lo que les contamos, presentan
comportamientos disruptivos, etc.
El docente necesita estrategias para enfrentarse a este tipo de situaciones. Esta
formación sería conveniente que se diera en la universidad y, si no es posible, a través de
formación inicial de los docentes novatos y de formación continua a lo largo de nuestra
119
vida profesional. Podemos recibir formación continua mediante publicaciones, cursos,
congresos, seminarios, talleres, foros, asociaciones de profesionales de la educación, etc.
Sería ideal contar en cada centro con la figura de un mentor, una persona con
experiencia, formada y formadora de docentes que, infundiendo entusiasmo y cercanía y
sin ser dictador, nos aconsejara en las situaciones más complejas. Dada la complejidad
de esta propuesta, mi idea consiste en crear un blog con un foro donde los docentes
expongan sus vivencias y experiencias y se puedan ayudar unos a otros, sirviéndose del
anonimato en el caso de que se sientan mal por las dificultades que están
experimentando. En el blog se incluye información acerca de cómo funciona un centro,
cuáles son las competencias del docente, cómo actuar en situaciones comunes, etc.
Puedes visitarlo y participar en www.docentelandia.blogspot.com
Actividades para la formación y la reflexión
1.Enumera los aspectos que te preocupan en tu actividad diaria como docente y que
no se trataron en tu formación en la universidad.
2.Ahora anota cómo puedes formarte en cada uno de esos aspectos (con la ayuda de
compañeros, leyendo un libro, a través de una web, apuntándote a un curso...).
120
El caso de Ángeles, profesora de Educación Secundaria
«A veces siento que estoy luchando sola para sacar adelante los distintos aspectos
de la gestión del aula. Estoy segura de que podríamos obtener mejores resultados
si trabajáramos en equipo todo esto».
El trabajo en equipo y la coordinación entre docentes en la gestión de aula
Cuando hablamos de la gestión del aula hacemos referencia a múltiples parcelas que es
necesario tener en cuenta. Estamos hablando de aspectos relacionales y afectivos, de la
gestión del comportamiento y de los aspectos organizativos y metodológicos. De ahí la
importancia de planificar y controlar todos estos aspectos.
Una adecuada gestión del aula se presenta mucho más complicada si tenemos que
luchar en solitario, si cada uno va a lo suyo, si no hay ayuda entre los compañeros ni
coordinación con el Equipo Directivo. Vamos a ver en este capítulo algunas sugerencias
acerca de cómo cada docente puede poner su granito de arena y mejorar el ambiente
general de trabajo.
Es posible pensar que rasgos concretos de nuestra personalidad determinan nuestra
gestión del aula; muchas veces tenemos la impresión de que a algunos todo les sale
natural y bien, mientras que a otros no les funciona nada. Esto no significa que no se
pueda mejorar y, para conseguirlo, la colaboración y los consejos de los compañeros
resultan esenciales. Ya sea a través de instrucción directa o aprendiendo al observar a un
compañero en acción, podemos sacar muchas conclusiones acerca de lo que estamos
haciendo bien y lo que podemos cambiar para que la dinámica del aula sea más fluida.
El centrarse en uno mismo y en nuestra propia aula nos lleva a aislarnos y a no recibir
ni aportar la ayuda que, en determinados momentos en los que nos parece estar en un
túnel sin fin, tantos beneficios nos puede aportar.
La utilización de enfoques y planes comunes y efectivos, de prácticas cooperativas
resulta muy enriquecedor para la labor del docente. Es necesario que entre todos nos
planteemos cuestiones relativas a la gestión del aula, como por dónde queremos
121
empezar, qué es lo que más nos preocupa, quién o quiénes toman las decisiones, cuáles
son nuestros objetivos, dónde se encuentra el equilibrio entre los derechos y las
responsabilidades, cómo dotar a la gestión del aula de coherencia y consistencia para
todos los docentes que pasan por ella, cómo mantener esa línea común, etc. Como
vemos, todo esto conlleva un esfuerzo importante de dedicación, compromiso y esfuerzo
por parte de todos los docentes.
Actividades para la formación y la reflexión
1.Confecciona una lista de beneficios potenciales tanto para el alumno como para el
docente si la gestión del aula se trabajara en grupo y no de forma individual y
aislada. Muestra tu lista a tus compañeros, como elemento impulsor de ese trabajo
en equipo.
122
El caso de Marta, María y Sara, profesoras de Educación Primaria
«Queremos preparar y aplicar un plan de gestión de cada una de las aulas por las
que pasamos. Aunque la iniciativa es nuestra, esperamos tener la colaboración del
resto de compañeros cuando se lo propongamos. Tenemos ideas muy generales,
pero no sabemos cómo concretarlas».
Un ejemplo de plan de gestión del aula
A continuación, encontrarás un modelo de plan de gestión del aula, que contempla los
distintos puntos que una gestión eficaz debe tener en cuenta. Se trata tan sólo de un
esquema, de ahí que sea muy importante que adaptes tu propio plan a tus necesidades y a
las de tu grupo de alumnos.
PLAN DE GESTIÓN DEL AULA
Curso:............................................................................................
Docentes que imparten clase en esa aula:................................
Este plan de gestión del aula se aplicará en las siguientes aulas (en caso de que el
docente imparta clase en más de un aula y considere que por sus similaridades se
puede):.................................
.......................................................................................................
A.GESTIÓN DE LOS ASPECTOS RELACIONALES Y AFECTIVOS EN EL
AULA. La convivencia en el aula.
A.1.Los principios, consensuados, que rigen nuestra convivencia en el aula son
los siguientes...
-Respeto, diálogo, comunicación, participación,
autocontrol, asertividad, convivencia pacífica...
123
igualdad,
empatía,
B.GESTIÓN DEL COMPORTAMIENTO EN EL AULA
B.1.Los principios que rigen la gestión del comportamiento en el aula son los
siguientes:
-Prevención de conflictos y conductas disruptivas.
-Dar la oportunidad de cambiar la conducta y evitar las consecuencias.
-Consistencia a la hora de aplicar las consecuencias.
-Prohibición de conductas de carácter agresivo o violento.
B.2.La comodidad física de los alumnos en el aula se garantizará a través de los
siguientes principios y medidas (relativas a elementos fisicos como
distribución y espacios, luz, higiene, etc.)...
B.3.La adaptación y el bienestar emocional de los alumnos en el aula se
garantizará a través de los siguientes principios y medidas concretas...
B.4.El orden en el aula se sustenta en los siguientes principios y medidas
concretas...
B.5. Las normas del aula son las siguientes...
B.6.Las consecuencias ante el incumplimiento de las normas son las siguientes...
B.7.El procedimiento general cuando un alumno incumple una norma será el
siguiente...
B.8.La planificación del proceso que lleve al consenso, la difusión y a recordar
las normas con frecuencia será el siguiente...
124
B.9.Controlaré mi impulsividad...
B.10.En el caso de conductas violentas y/o agresivas, los pasos a seguir serán los
siguientes...
-Prevención, resolución de conflictos...
C.GESTIÓN DE LOS ASPECTOS ORGANIZATIVOS DEL AULA
Modalidad de trabajo, planteamientos de tareas, distribución espacial...
D.GESTIÓN DE LOS ASPECTOS METODOLÓGICOS DEL AULA
Metodología, motivación, grado de actividad de los alumnos...
Docentes que han participado en la elaboración del plan de gestión del
aula:..........................................................................................
Fecha de elaboración del plan:......................................................
Revisiones del plan (pueden establecerse al redactar el plan y coincidir, por ejemplo,
con los tres trimestres o según vaya surgiendo la necesidad de revisión):
Fecha de la primera revisión:..........................................................
Docentes que han participado en la revisión del plan:..................
Conclusiones, fallos detectados, propuestas de mejora incluidas, cambios
introducidos:
Fecha de la segunda revisión:........................................................
Docentes que han participado en la revisión del plan:..................
Conclusiones, fallos detectados, propuestas de mejora incluidas, cambios
125
introducidos:
Fecha de la tercera revisión:...........................................................
Docentes que han participado en la revisión del plan:..................
Conclusiones, fallos detectados, propuestas de mejora incluidas, cambios
introducidos:
Actividades para la formación y la reflexión
1.Utiliza el esquema propuesto para la elaboración de tu propio plan de gestión del
aula. No dudes en adaptarlo a tus gustos y necesidades.
126
El caso de Lourdes, jefa de estudios y profesora de Educación Primaria
«Me gustaría saber cómo podemos contribuir desde el Equipo Directivo a ayudar
a los docentes en lo relativo a la gestión del aula, dado que estamos detectando
numerosas dificultades».
El papel del Equipo Directivo
El Equipo Directivo juega un papel decisivo tanto para el mantenimiento de líneas en
común como para que los planes de actuación comunes obtengan resultados
satisfactorios. En torno al tema de la gestión del aula, sus componentes, con las
aportaciones del resto de docentes, han de plantearse qué carencias de habilidades
detectan en sus compañeros y cómo formarles en ellas, así como promover un diálogo
efectivo acerca de los distintos aspectos de la gestión del aula. Discutir, por ejemplo, si
mandar a los alumnos al despacho cuando hay problemas es efectivo o si hay otras
maneras de apoyar la labor del compañero docente, qué acciones favorecen el trabajo en
equipo, có mo organizar y plantear al Claustro de profesores un proceso de cambio,
esclarecer las razones que nos llevan a querer ese cambio, cuáles son los beneficios del
cambio, cómo evitar que los docentes «se quemen», qué medios serán necesarios,
cuestionar si las prácticas educativas que se están llevando a cabo son efectivas,
planificar procedimientos de evaluación tanto continua como puntual, etc.
En ocasiones, los cambios se nos imponen desde las Autoridades Educativas
correspondientes, en forma de nueva normativa relativa a la gestión tanto del centro
como del aula. Incluso cuando el cambio nace de una inquietud de los docentes, no hay
que perder de vista la legislación vigente, que marca esa gestión. Asimismo, los planes
de actuación que nos propongamos han de estar en concordancia con nuestro Proyecto
Educativo.
Podemos enumerar una serie de aspectos que favorecen una correcta gestión del aula
y un mejor ambiente de trabajo y en los cuales el Equipo Directivo puede tener un efecto
dinamizador muy importante, como son:
127
-Mantener abiertos canales de comunicación fluida tanto entre los docentes del centro
como con otras instituciones y con el resto de la Comunidad Educativa.
-Implicar a toda la Comunidad Educativa en actividades comunes, animarles a
comprometerse y trabajar en un proyecto común, creando un sentimiento de
pertenencia a ese grupo que trabaja con objetivos en común, los cuales buscan el
beneficio de todos. Buscamos que todos los miembros de la Comunidad Educativa
se involucren, en mayor o menor medida.
-Realizar una gestión del personal respetuosa y que se ajuste a la normativa legal.
-Apoyar las acciones del personal.
-Promover la evaluación continua y la aportación de propuestas innovadoras,
concediéndoles su propio espacio.
-Facilitar el acceso a los medios necesarios para los proyectos e iniciativas, que han
de ser impulsados desde el centro.
-Fomentar la toma de decisiones comunes.
-Ejercer el liderazgo en aquellas situaciones en las que sea necesario.
-Realizar la gestión del personal de manera respetuosa y en igualdad para todos.
Actividades para la formación y la reflexión
1.Si tú estuvieras en el Equipo Directivo de tu centro, ¿qué medidas tomarías?
Elabora un listado de medidas por orden de prioridades.
2.¿Cuáles crees que son los principales obstáculos que se encuentra el Equipo
Directivo en su labor?
128
El caso del equipo de segundo Ciclo de Educación Primaria de un CEIP
«Aunque nos reunimos a menudo, nos cuesta mucho organizarnos, concretar
acuerdos y sacar el máximo provecho de las reuniones de Ciclo. Tenemos la
impresión de que apenas nos cunde y queremos trabajar en equipo de forma más
efectiva».
Cómo dinamizar las reuniones de un grupo de trabajo
Ya sea a nivel de Ciclo, de Departamento, en el Claustro de profesores, con el Equipo de
Orientación y Apoyo o en un grupo de formación, se nos presenta con frecuencia la
oportunidad de reunirnos con los compañeros y, a menudo, salimos de esos encuentros
con la sensación de no haber aprovechado el tiempo y no haber sacado nada en claro.
Vamos a ver algunas formas de evitar esa sensación, de aprovechar al máximo y de
hacer más enriquecedor el trabajo en equipo. También me gustaría señalar, antes de
seguir con este apartado, que tan importante como llevar a cabo reuniones efectivas y
productivas es dedicar siempre algún tiempo a «contarnos nuestras penas y alegrías». Sin
estos desahogos no puede haber unión en el grupo y no podremos pretender dedicar otras
reuniones a ser efectivos. Sin embargo, es mejor limitar las reuniones a los propósitos
establecidos y dejar esos momentos de esparcimiento para períodos como el recreo,
debido a las limitaciones temporales para poder juntarnos todos y a la carga de trabajo
que llevamos a diario.
Dicho esto, tenemos que recordar que en las reuniones debe haber normas para que la
comunicación sea efectiva y para obtener buenos resultados.
Comencemos viendo las características de una reunión productiva y satisfactoria para
los asistentes:
-En la hora y fecha propuestas, los asistentes no cuentan con distracciones ni otros
asuntos que resolver, aparte de la reunión.
-Todos los componentes del grupo están disponibles para poder asistir a la reunión.
-La reunión empieza a su hora.
129
-La reunión acaba a la hora establecida, salvo casos excepcionales.
-La duración de la reunión no es excesiva.
-Se repasa el acta de la sesión anterior y se le da el visto bueno, si procede.
-El lugar elegido para la reunión es el idóneo. Además, éste se anuncia con
antelación, para que nadie pierda tiempo buscando el sitio donde se lleva a cabo la
reunión.
-Los propósitos y objetivos de la reunión están claros de antemano.
-Los miembros del grupo han recibido información clara y por escrito con respecto a
la fecha de la reunión y a los temas que se van a tratar con suficiente antelación.
Esto es fundamental si necesitamos que hagan alguna aportación. Por ejemplo, si
tienen que traer un material ya pueden tenerlo preparado para la reunión y no
ponerse a bus carlo durante la misma. Además, conocer previamente la fecha
permite que no se planifiquen otras actividades para ese día y ese momento y
concede tiempo para dialogar sobre los puntos del día antes de la reunión para,
así, traer algunas conclusiones ya elaboradas, lo que puede permitir un ahorro de
tiempo.
-Los componentes del grupo pueden proponer la inclusión de otros temas en la
agenda, con aviso previo, a no ser que surja alguna emergencia que altere el orden
del día.
-Es posible que los temas a tratar tengan un límite de tiempo. En ese caso alguien,
previamente designado, debe encargarse de controlar dicho tiempo. Este
establecimiento del límite se limita a proporcionar a la reunión una estructura
definida, pero, evidentemente, puede ser flexible.
-Asimismo, algún miembro del grupo debe ocuparse de mantener el ritmo, de centrar
la atención en el asunto tratado y, en general, de dirigir y coordinar la reunión.
-Los miembros del grupo centran su atención en los temas a tratar en cada momento.
-Para reconducir al grupo y recuperar su atención se plantean cuestiones como qué
tenemos que decidir hoy y cuáles son las opciones.
-Se respetan los turnos para intervenir. El clima ha de estar marcado por la
positividad y el respeto mutuo.
-Se anima a todos a participar y a dar su opinión y su punto de vista.
130
-Se persigue el acuerdo y el consenso.
-Las ausencias se avisan con un tiempo prudente y se puede delegar en alguien que
nos sustituya. Es posible contar con estos sustitutos por si alguien faltara de
improviso. Si no hay sustituto, tiene que haber un encargado de transmitir el
contenido de la reunión, preferiblemente tanto oralmente como por escrito, a la
persona que ha faltado tan pronto como sea posible.
-El objetivo principal ha de ser beneficiar el proceso educativo del alumno y
mejorarlo.
-Se levanta acta de las reuniones, con el fin de que los acuerdos queden por escrito.
Por el contrario, cuando una reunión es improductiva, suelen presentarse alguno o
muchos de las siguientes circunstancias:
-No se respetan los horarios de comienzo y fin de la reunión.
-Los miembros acuden sin información acerca de los puntos a tratar.
-La reunión se convoca de repente, sin previo aviso o de forma oral, por lo que,
cuando llegue el día, puede que más de uno no se acuerde de que había reunión y
llegue tarde o haya programada otra actividad para ese momento.
-Los propósitos de la reunión no están claros o, simplemente, no han sido
establecidos.
-No hay una persona que dirija o coordine al grupo.
-No se levanta acta de la reunión ni se lee la de la reunión anterior. No queda ningún
tipo de constancia escrita de la reunión.
-Los componentes del grupo no disponen de tiempo para preparar material, para
formarse una opinión de los temas a tratar ni para proponer con antelación otros
temas.
-Los miembros del grupo hacen otras cosas durante la reunión, como puede ser
corregir exámenes, y no prestan la atención necesaria, perdiendo el hilo de la
conversación.
-Las interrupciones y las distracciones son frecuentes.
-No se cuestionan los temas, se deja todo como estaba. No hay participación activa ni
propuestas de mejora, sólo continuidad.
131
-Siempre hablan y toman las decisiones los mismos y el resto no suele intervenir.
-No se evalúan ni se valoran actuaciones pasadas.
-No se respeta el turno de palabra y se «pisan» unos a otros.
-Resulta casi imposible alcanzar acuerdos y suele ocurrir que alguien queda
descontento y no da su brazo a torcer, aunque los argumentos proporcionen una
base sólida y justificada ante una decisión.
-El ambiente general está enrarecido y no hay verdadero trabajo en equipo.
Si en tu grupo de trabajo se dan con frecuencia alguna de las circunstancias
anteriormente enumeradas, es necesaria una reflexión a nivel tanto individual como
grupal.
A continuación, encontrarás un documento que puede servir para estimular e
incentivar la reflexión imprescindible en un proceso de mejora, proceso que será largo
pero que hay que comenzar en algún momento. Eso es mejor que dejar que nos
estanquemos y que estemos insatisfechos con nuestras relaciones profesionales y con
esta parcela tan importante en nuestra tarea, como es el trabajo en equipo y la
colaboración. Es una oportunidad para poner los problemas encima de la mesa y hacerles
frente, saliendo de las rutinas contraproducentes e improductivas en las que podemos
encontrarnos inmersos en determinados momentos. Aquí cada miembro del grupo puede
realizar su aportación, poner su granito de arena para la mejora y sentirse como parte
valiosa del grupo, donde su voz será tenida en cuenta. En ocasiones, nos encontraremos
que el grupo se rompe debido fundamentalmente a unas pocas personas, en este caso
también es necesario tratar el problema antes de que vaya a más con actividades como
las que te propongo.
Análisis de necesidades del grupo de trabajo
Con el fin de mejorar el funcionamiento del grupo de profesionales, por favor, contesta a
estas preguntas para que posteriormente podamos dialogar y mejorar nuestra situación
actual. Gracias de antemano por tu valiosa colaboración.
1.¿Cuáles son, desde tu punto de vista, los principales problemas por los que el grupo
de trabajo no está siendo lo productivo y dinámico que debiera? ¿Por qué no
funciona?
2.¿Qué crees que debería hacer el coordinador al respecto?
132
3.¿Cuál es tu papel en el grupo?
4.¿Qué puedes hacer tú para mejorar la situación? ¿Qué cualidades que puedan
facilitar el trabajo en equipo posees?
5.Anota sugerencias para mejorar el clima de trabajo en el grupo.
La reunión para poner en común todos estos aspectos tendrá lugar el día
EVALUACIÓN DEL FUNCIONAMIENTO DEL GRUPO DE TRABAJO
A continuación, tienes la oportunidad de valorar distintos aspectos sobre el
funcionamiento del grupo de trabajo. Contesta sí, no o a veces, de acuerdo con tu
grado de conformidad con cada uno de los siguientes enunciados. Puedes añadir los
comentarios que te parezcan oportunos tras cada enunciado; tanto los positivos como
los negativos serán tenidos en cuenta.
Conocemos con suficiente anterioridad la fecha, hora, lugar y puntos a tratar en las
reuniones.
Se convocan reuniones innecesarias.
En las reuniones se aprovecha el tiempo.
Hay demasiadas reuniones.
Los propósitos y objetivos de la reunión están claros antes de reunirse.
Suelo leer el orden del día antes de acudir a la reunión.
En las reuniones compartimos experiencias e información relevante con el fin de
133
mejorar el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Nuestras reuniones resultan productivas y eficientes.
Participo activamente y siento que mi opinión es tenida en cuenta.
Se me brinda la oportunidad de añadir puntos al orden del día.
Tu valoración global del funcionamiento del grupo, del 0 al 10, es:...........
Gracias por tu colaboración.
Actividades para la formación y la reflexión
1.Utilizad los modelos propuestos anteriormente (relativos al análisis de necesidades
y a la evaluación del funcionamiento del grupo de trabajo) en vuestra próxima
reunión. Planteadlo como una necesidad de mejora y como un paso adelante para
el bienestar de todos. No olvides que crear una disposición positiva y abierta es
fundamental a la hora de presentarlos.
Elaboración de un boletín en el grupo de trabajo
Otra forma de gestionar mejor el trabajo en equipo y mantener el ritmo del mismo es la
elaboración, de forma periódica, de un boletín en el que resumamos tanto los logros
obtenidos como lo que nos queda por hacer. También ha de ser un documento inspirador
y motivador. Para ello podemos incluir fotos de actividades exitosas o citas que nos
inviten a seguir trabajando. También es un lugar donde poner en común recursos que he
mos encontrado entre unos y otros, como páginas web con actividades interesantes,
libros que queremos recomendar, artículos de un periódico o revista que nos han
resultado interesantes, etc. Otros elementos que puede contener son recordatorios de
fechas importantes o de asuntos que, entre unas cosas y otras, siempre se nos van
pasando y no encontramos el momento para hacerlo. Hallarás un ejemplo de boletín más
adelante, en este caso, realizado para el Equipo de Ciclo de Educación Infantil.
Si somos muchos docentes en el centro, se pierde la información y es difícil que
estemos juntos para contarnos todo a la vez si a unos les toca patio, los otros están en el
134
despacho solucionando algo de papeles, el otro en el baño, etc. Además, el jefe de
estudios te comenta una cosa, la directora otra y, si no apuntas todo, es posible pasar
algo por alto.
El tiempo que podemos dedicar a la elaboración del boletín depende de nuestra
disponibilidad y de la ayuda con la que podamos contar. En cualquier caso, es
conveniente tener un boletín, aunque sea meramente informativo, y posiblemente menos
elaborado que el del ejemplo, que incluya al menos el orden del día de las reuniones que
van a tener lugar.
Es mejor distribuir el boletín en papel ya que, de esta forma, los miembros del grupo
pueden ir anotando las primeras ideas que tengan sobre cada uno de los puntos que se
van a hablar y llevar un poco de trabajo ya hecho a la reunión. La opción de mandarlo
por e-mail puede ser interesante si los miembros del grupo se comprometen a revisar su
correo con asiduidad.
135
136
El caso de Adrián, maestro de Educación Infantil
«Cuando los padres me piden cita para las reuniones, y especialmente si no hay un
tema concreto que tratar, me surgen muchas dudas. No sé cómo estructurar la
reunión ni qué temas les pueden resultar más interesantes. Normalmente dejo que
ellos lleven la voz cantante, pero me gustaría tener algunas pautas para sentirme
más seguro. Además, quiero que las reuniones no sean excesivamente coloquiales
ni tampoco demasiado técnicas y que se vayan sin entender nada de lo que les he
dicho».
Qué temas tratar en las reuniones de padres
En el caso de que no haya tenido lugar una circunstancia concreta que haya dado lugar a
la reunión ni los padres nos expongan alguna inquietud concreta en torno a su hijo, y se
trate de una reunión que se limite a valorar la evolución tanto académica como personal,
algunos de los temas que nos interesa tratar y que pueden surgir son:
-Agradecer su presencia en todos los casos y en todas las ocasiones, lo primero. A
algunos padres les resulta espe cialmente complicado venir a hablar con nosotros
debido a sus horarios de trabajo.
-Comentar los aspectos actitudinales del alumno hacia el trabajo, hacia los
compañeros y hacia el centro educativo en general.
-Hablar de los aspectos relativos a la conducta del alumno y las normas del aula.
-Valorar los avances y puntos fuertes, así como las principales dificultades del
alumno.
-Enseñar muestras del trabajo del alumno en diferentes ámbitos.
-Hacer una valoración de las últimas calificaciones del alumno, con la colaboración y
las aportaciones de los padres.
-Comentar las faltas de asistencia del alumno, si las hubiera.
137
-Tratar temas relativos a la salud del alumno: si come bien, si se duerme en clase, si
parece que no ve bien, etc.
-Entregar a los padres orientaciones relativas a algún tema que el alumno debería
reforzar en casa.
-Resumir lo hablado o pactado, desde un enfoque positivo.
-Recordar la importancia y conveniencia de estas reuniones y de un seguimiento del
alumno a través de una comunicación fluida entre el centro y las familias.
En las reuniones y con el fin de que nos tomen en serio, el docente debe combinar un
lenguaje sencillo a la hora de dirigirse a las familias con vocabulario especializado,
relativo a nuestra profesión, sin que esto signifique que no nos aseguremos de que nos
están entendiendo y sin que demos todas las explicaciones que sean necesarias. El uso de
este vocabulario da la impresión de que dominamos nuestro trabajo, de que no es algo
que cualquiera pueda hacer y, de esta manera, nos ganaremos más fácilmente su
colaboración y respeto.
Cómo tratar los problemas de comportamiento en las reuniones con las familias
En el caso de que el motivo que nos lleve a reunirnos con las familias sean los problemas
en el comportamiento, es necesario saber enfocar el encuentro de manera que
obtengamos una actitud colaboradora por parte de los familiares. Para ello, es
aconsejable:
-Reunirnos a las primeras señales de comportamiento conflictivo, no esperar a que el
asunto llegue a mayores, ya que llegado un punto las familias pueden convertirse
más en adversarios que en ayudantes nuestros para mejorar el comportamiento del
alumno.
-Acompañarnos de otros compañeros, como puede ser el orientador del centro u otros
docentes también preocupados y afectados por el tema. El orientador también nos
puede ayudar a preparar la reunión con anterioridad.
-Mostrar al comienzo de la reunión nuestra preocupación por el comportamiento del
alumno y nuestra intención de ayudarle en todo lo que podamos. Con ello no
estamos quitando importancia al asunto, sino buscando crear un ambiente en el
que las familias se abran y estén dispuestas a colaborar.
-Relatarles lo que está ocurriendo en clase de forma clara y calmada, poniendo
énfasis en el impacto del comportamiento del alumno en su estado de ánimo y en
138
el de los compañeros y en cómo afecta todo esto al proceso de enseñanzaaprendizaje.
-Preguntarles si fuera del aula observan este tipo de conductas y cómo lo ven ellos.
Es posible que quieran contarnos alguna situación problemática que se haya dado
o que se esté dando en casa y que puede ser la causa del mal comportamiento; sin
embargo, no hay que forzarlos a que lo cuenten si lo consideran algo muy
personal. Es muy posible que estos relatos nos ayuden a entender con claridad las
conductas del alumno, pero no podemos exigirles esta información. Se trata de
darles pie y hacerles sentir cómodos.
-Ofrecerles la posibilidad de colaborar y recibir apoyo por parte del centro para
cambiar determinadas conductas inadecuadas, tanto en el aula como en casa.
-Recordarles la implicación de los diferentes profesionales del centro en la ayuda a su
hijo.
-Especificar medidas o programas de modificación de conducta concretos y fáciles de
entender y de poner en práctica.
-Enfatizar la importancia de su colaboración, que es imprescindible para conseguir
mejores resultados en el alumno, de los que él será el mayor beneficiado tanto
ahora como en su vida adulta.
-Dejar los canales de comunicación abiertos, estableciendo una fecha concreta para
volver a reunirse en poco tiempo y valorar las medidas tomadas.
Por otro lado, debemos evitar:
-Empezar la reunión con un tono negativo y de hastío por el comportamiento del
alumno.
-Culpar a la familia del comportamiento del hijo.
-Dejar la resolución del problema en manos, exclusivamente, de las familias.
-Contar lo que ocurre en el aula con una carga emocional excesiva por nuestra parte,
debemos mantener la calma. El motivo que nos ha reunido es poner soluciones a
unas conductas del alumno que le perjudican a él mismo y a todos los que están en
el aula, no es que a nosotros en particular nos supere. Se trata de tomar cartas en el
asunto, por el bien de todos.
-Dar a entender que el alumno no ha perdido el control, sino que tiene dificultades en
ciertas áreas de las habilidades sociales y en el respeto a las normas.
139
-No contar con la colaboración de la familia para poner en marcha las medidas
necesarias o quitarle importancia a su ayuda. Es necesario mantenerles informados
al respecto y buscar que ellos participen de alguna manera.
-Dejar la reunión sin haber escuchado la opinión y las aportaciones de los padres o
sin haber sacado conclusiones, sin haber establecido un plan de acción concreto o
sin fijar la fecha de la próxima reunión.
Actividades para la formación y la reflexión
1.¿Qué estrategias puedes utilizar para llevar la iniciativa en la creación de relaciones
comunicativas con los padres de tus alumnos?
2.¿Qué es lo que más te preocupa de las reuniones con las familias? ¿Cómo puedes
resolverlo?
3.¿Qué expectativas crees que tienen las familias de ti como docente? ¿Qué esperas
tú de ellos?
4.¿Cómo pueden participar los padres en el aula? Por ejemplo, enseñar lo que lleva
su maletín de médicos, relatar un viaje al desierto y mostrar las fotos, hacer
teatro...
140
El caso de Raquel, estudiante de Magisterio
«Me gustaría conocer los rasgos principales de cada tipo de profesor para poder
definirme en uno de ellos y poder ir formando mi propia identidad como
docente».
El estilo del docente
Podemos distinguir tres estilos principales: el permisivo, el estricto y el estilo
democrático o firme pero respetuoso.
El estilo permisivo es poco recomendable, ya que otorga libertad sin límites, lo que
suele dar lugar a un caos en el aula y a la falta de respeto hacia la autoridad. Esta
situación por lo general desconcierta a los alumnos y les impide concentrarse. Además,
el docente invierte gran cantidad de tiempo en repetir, suplicar, debatir, razonar... y suele
acabar rindiéndose a la voluntad de los alumnos, dejando que las normas pierdan toda su
fuerza. Hay respeto hacia los alumnos, pero no hay firmeza en los límites. Los alumnos
aprenden así a cuestionar cada norma establecida, a quitarles importancia, a probar los
límites y a ignorar al docente, que está a su servicio. Los alumnos son, de esta manera,
los que tienen el control de la clase en sus manos y los que no aprenden nada sobre las
consecuencias de sus actos. El docente, por su parte, se siente mal con la situación, pero
no sabe encontrar el equilibrio entre ser respetuoso y firme y cree que la felicidad de sus
alumnos reside en su libertad y en evitar las sanciones.
Por el contrario, el docente estricto y autoritario se centra en un papel de juez y
detective. Su principal preocupación es controlar el comportamiento de los alumnos.
Este enfoque le permite parar las conductas inadecuadas en el momento, pero no enseña
a los alumnos nada positivo acerca del autocontrol o de la necesidad de disciplina. El
docente es quien toma decisiones y quien resuelve todos los conflictos. Las decisiones y
las prohibiciones del docente son inamovibles. Las relaciones personales y la autoestima
de los alumnos se resienten con esta actitud, ya que es fácil cruzar la línea de la
humillación y la falta de respeto. Los alumnos responden con ira y resentimiento,
permanecen en silencio y prácticamente no participan en nada de lo que pasa en clase.
Finalmente, el estilo democrático se caracteriza por equilibrar el respeto con la
firmeza a la hora de gestionar la clase y por promover la participación, el respeto y la
141
toma de decisiones en común. El docente se preocupa por conocer los motivos de las
conductas disruptivas con el fin de erradicarlas y de ayudar a los alumnos. También
propone a los alumnos, llegando a un acuerdo con ellos, un sistema justo de normas y
consecuencias lógicas que regirá la convivencia en el aula. Serán los alumnos los que
tomarán la decisión de portarse bien o mal y los que asumirán las consecuencias de sus
actos, dentro de unos límites bien definidos. Están aprendiendo así a ser responsables.
Los alumnos se relacionan en su aula de forma civilizada y cooperan entre ellos.
En el siguiente cuadro se resumen las características de estos tres estilos de docente.
CUADRO 10
CARACTERÍSTICAS DE TRES TIPOS DE DOCENTES
142
Actividades para la formación y la reflexión
1.A partir de la tabla anterior, redacta una lista con las ventajas e inconvenientes que
tú ves en cada uno de los tres estilos de docente.
2.¿En cuál de los tres estilos crees que te encuentras? ¿Te defines más dentro de un
enfoque ecléctico?
143
3.¿Qué es lo que menos te gusta de cada estilo?
4.¿Qué estilo ha predominado en tus docentes a lo largo de tu vida de estudiante?
¿Qué consecuencias crees que ha tenido esto?
5.Piensa en los docentes de los que guardas mejor recuerdo, por el motivo que sea.
¿Cuál era su estilo? ¿Qué te gustaría imitar de ellos?
144
El caso de Laura, profesora de Educación Secundaria
«Me cuesta mucho manejar adecuadamente el tema del comportamiento en el
aula. Creo que me ayudaría conocer qué dice la Psicología acerca de por qué los
alumnos actúan en ciertos momentos de forma determinada».
Los principios básicos de la conducta
Existe una serie de principios básicos que rigen la conducta humana y que son
estudiados por la Psicología. En estos principios se fundamentan muchas de las
recomendaciones que se dan a la hora de gestionar el comportamiento, por eso es tan
importante que los conozcamos. Tener estos principios presentes a la hora de disciplinar
nos ayudará a detectar errores en nuestra actuación y a mejorar. Estos son los principios:
-La conducta sí puede cambiar. Lo que no cambia a lo largo de nuestra vida es el
temperamento que cada uno de nosotros tenemos, que es nuestra predisposición
genética a la hora de actuar. El temperamento, aunque nos puede po ner más
difíciles las cosas a la hora de educar, no determina la conducta. Para educar a un
niño con temperamento fuerte tendremos que ser más persistentes.
-El carácter sí se puede cambiar. El carácter consiste en el conjunto de hábitos de
comportamiento que vamos adquiriendo a lo largo de nuestra vida, a través de las
diferentes experiencias vividas y de las relaciones con los demás. Vamos
aprendiendo conductas y desaprendiendo otras que nos resultan perjudiciales.
-Aprendemos muchas de las conductas a través de la observación y de la imitación de
lo que los demás hacen o dicen. De aquí se deriva la importancia de unos modelos
y de un ambiente adecuados.
-Una conducta con resultados positivos tiende a ser repetida. Si con lo que hemos
dicho o hecho obtenemos una alabanza, un beneficio, una sonrisa, una
satisfacción, algo agradable en general es más probable que repitamos esa
conducta con frecuencia. Lo positivo actúa aquí como reforzador de esa conducta.
145
-Una conducta seguida de consecuencias negativas tiende a extinguirse.
Si con nuestra acción lo que recibimos es una riña, un grito, nos hacemos daño...
abandonamos y no queremos hacerlo más. Si hago el tonto en clase y nadie me
hace caso, ¿para qué lo hago?
-A todos nos gusta recibir atención, alabanzas, muestras de aprecio, que nos hagan
caso y nos tengan en cuenta. Por eso haremos todo lo posible por conseguirlas,
aunque la atención que recibimos sea negativa, ya que en ocasiones,
desafortunadamente, es el único tipo de atención que recibimos.
-Las recompensas pierden su valor si se dan siempre. Una recompensa hay que
ganársela con una conducta adecuada, no es algo que se dé en cualquier
circunstancia y sin criterio alguno.
-Las consecuencias deben llegar inmediatamente después de la conducta. Ya sean
positivas o negativas, éstas no se pueden distanciar mucho en el tiempo de las
acciones que las provocan ni ponerse a muy largo plazo porque en ese caso, por
ejemplo, ya no recuerdo ni por qué me habían castigado o pierdo el interés por eso
que me iban a regalar y que tanto me motivaba al principio.
Laeficacia de los castigos viene determinada por su inmediatez, su consistencia, su
intensidad y brevedad y por su justificación. Si cada vez el castigo es uno para la
misma conducta, si alargamos la discusión en un tira y afloja hasta que llega el
castigo, si se aplaza, si llega después de innumerables advertencias, si sólo lo
aplicamos los días que ya no podemos más o si no lo justificamos adecuadamente,
el castigo pierde su fuerza y su efecto. Asimismo, podemos estar provocando ira y
sentimientos muy negativos en el autoconcepto del alumno y en su autoestima si
no aplicamos el castigo de manera adecuada.
-Los refuerzos, al igual que los castigos, deben llegar inmediatamente después de la
conducta. Al principio, los refuerzos deben obtenerse con facilidad para que
posteriormente exijan mayor complejidad e incluso sean intermitentes. Además,
han de adaptarse a los gustos e intereses de la persona y procurar que sean
refuerzos de tipo social o de actividades, mejor que refuerzos materiales.
-Hay que separar la conducta de la persona. Es necesario dejar claro que no es que la
persona sea mala, sino que ha hecho mal, con el fin de no dañar su autoestima.
Actividades para la formación y la reflexión
1.Cogiendo cada uno de los principios básicos mencionados, decide qué cambios
llevarás a cabo en tu actitud y en las medidas que tomes con respecto a la gestión
del comportamiento de los alumnos. Aquí tienes unos ejemplos:
146
CUADRO 11
EJEMPLOS DE CONSECUENCIAS DE LOS PRINCIPIOS BÁSICOS DE LA
CONDUCTA
147
El caso de Patricia, profesora de Formación Profesional
«Todos los años le doy vueltas al mismo asunto: repito mil veces las normas, pero
no me sirve de nada; mis alumnos hacen lo que les da la gana. Creo que en parte
puede deberse a que no hacen suyas las normas, parece que no las asimilan».
Cómo enseñar las normas
Al igual que planificamos la enseñanza de otros contenidos, es esencial planificar la
enseñanza y revisión de las normas y diseñar actividades atractivas en torno a ellas. Para
esto, hay tres momentos principales que debemos tener en cuenta: al comienzo del curso,
al principio de los otros dos trimestres (para centrarnos de nuevo tras los períodos
vacacionales) y a lo largo de todo el curso, además de en aquellas situaciones puntuales
que así lo requieran. No hay que bajar nunca la guardia, cualquier momento puede ser
bueno para recordar las normas; se trata de un proceso continuo. Si dedicamos a la
enseñanza de las normas un esfuerzo y un tiempo considerable, los alumnos verán que es
algo realmente importante, tanto para ellos como para nosotros.
Algunos ejemplos de actividades que podemos realizar en torno a las normas son:
completar los enunciados de las normas, elaborar ilustraciones relativas a cada norma,
cortar esas ilustraciones en trozos y trabajarlas como si fueran puzles, hacer preguntas
para asegurarnos de que las han entendido, plantear problemáticas que se han dado en
clase o similares relacionándolas con la norma correspondiente, utilizar la dramatización
para ver las normas en acción, dejando que los alumnos tomen el papel del docente como
persona que aplica las normas y las consecuencias, etc. Podemos adaptar cualquier tipo
de actividad que realicemos en torno a otros contenidos a la enseñanza de las normas. No
debemos olvidar que los alumnos aprenden a través de la acción y viendo las normas y
las consecuencias aplicadas, más que escuchándonos hablar del tema durante horas.
A continuación, encontrarás un esquema general en el que se especifican las distintas
medidas y actuaciones en el proceso de enseñanza-aprendizaje de las normas y
consecuencias a lo largo del curso. Las actividades, como siempre, deben adaptarse al
nivel de los alumnos.
ESQUEMA4
148
ESQUEMA GENERAL DE ACTUACIONES EN EL PROCESO DE ENSEÑANZAAPRENDIZAJE DE LAS NORMAS Y LAS CONSECUENCIAS
Actividades para la formación y la reflexión
1.Utiliza el esquema general anterior y concreta, estableciendo fechas, las actividades
y medidas que aplicarás en tu aula para el proceso de enseñanza-aprendizaje de las
normas.
149
150
El caso de Ismael, profesor de Educación Secundaria
«Conozco toda la teoría para controlar el comportamiento de los alumnos en el
aula, pero algo debe estar fallando porque sigo teniendo muchos problemas en
este aspecto».
Errores más frecuentes a la hora de aplicar la disciplina
Podemos definir la disciplina como el mantenimiento del orden y el control que son
necesarios para realizar aprendizajes efectivos. Sin ese orden y control no hay
aprendizaje. Sin embargo, son múltiples los errores que solemos cometer a la hora de
poner en práctica la disciplina. Ser conscientes de ellos, nos puede ayudar a evitar estos
errores y a no hacer los problemas más grandes de lo que ya son. Vamos a verlos.
-Perder la calma y gritar. Los gritos no siempre aportan más firmeza al mensaje ni le
otorgan más seriedad, más bien dejan entrever una pérdida de control de las
emociones y de la situación que puede ser aprovechada por un alumno para
comenzar una lucha de poder en la que podemos caer fácilmente si no
mantenemos la calma.
-Reaccionar sin considerar las causas del problema y sus responsables. Reaccionar de
forma súbita puede conducirnos a tomar decisiones erróneas e injustas, fruto de la
agitación del momento. Es necesario coger aire, escuchar a las partes implicadas y
no dar nada por supuesto.
-Castigar a todo el grupo por el comportamiento de unos pocos. Este tipo de
decisiones son vistas por los alumnos como muy injustas y enrarecen el ambiente
general en el aula.
-Explicar las normas sin tener la atención de los alumnos. Si parece que no nos están
haciendo caso, es mejor parar de explicar las normas hasta que estemos seguros de
que contamos con toda su atención.
-Explicar las normas sólo al principio de curso. No recordar las normas a menudo. Es
necesario repetir y explicar las normas tantas veces como sea necesario, a lo largo
de todo el curso, de forma regular y siempre de la manera más clara y significativa
151
posible, no como un «rollo» que tengo que soltar otra vez. También se pueden ir
aportando ejemplos de conductas que ya han ocurrido, que ilustren las normas.
-No tener las normas a la vista de los alumnos. Es preciso tener las normas escritas (o
en dibujos) en algún lugar visible del aula, para recurrir a ellas cuando sea
necesario.
-Contar con un número excesivo de normas. Las normas deben ser pocas y claras, sin
dar lugar a la confusión ni a diferentes interpretaciones.
-Amenazar o humillar a un alumno, ya sea en privado o frente a sus compañeros. El
respeto a la dignidad ha de ser un principio fundamental y mutuo entre docente y
alumno.
-Decir que se van a aplicar consecuencias que no son viables. Si, por ejemplo,
dejamos a un alumno sin recreo, debemos pensar antes si tenemos que realizar
alguna tarea sin falta durante ese recreo porque, en ese caso, la consecuencia no se
llevará a cabo y perderá todo su efecto.
-Mostrarse muy duro al principio y luego ir aflojando. Nuestra línea de actuación ha
de ser consistente y constante. De nada sirve ser muy estrictos al principio si luego
aflojamos tanto que la situación se nos va de las manos y, llegado ese momento,
nos será muy difícil recuperar el trabajo ya hecho. Los alumnos empezarán a
poner a prueba los límites que tanto nos costó establecer al principio del curso.
-Disponer el espacio de manera que provoque desencuentros y otros conflictos. Si
organizamos el espacio de manera que se eviten encontronazos, luchas por el
espacio y el desorden y la falta de organización en general, estaremos
ahorrándonos gran cantidad de conflictos entre los alumnos.
-Rendirse y dar por perdidos a los alumnos más difíciles. No darles la oportunidad de
mejorar su comportamiento. No hay que dar de lado a ningún alumno, todos
merecen nuestra atención. Todos los esfuerzos que podamos hacer son pocos pero
no puede ser un esfuerzo en solitario, necesitamos la ayuda y asesoramiento de
otros profesionales, como el orientador del centro para poder llevar a cabo
programas de modificación de conducta con los alumnos más problemáticos,
teniendo siempre en cuenta las circunstancias ajenas al centro que pueden estar
influyendo en las conductas disruptivas de ese alumno. Su familia también ha de
estar informada de las acciones que se van a llevar a cabo y de la conveniencia de
su colaboración.
-Dejar que un alumno haga lo que quiera mientras que no interrumpa. Quizá nos
estemos ahorrando problemas hoy pero, si no cortamos ciertas conductas, estamos
152
acumulando esos problemas para mañana.
-Permitir que un alumno sea irrespetuoso con nosotros o con sus compañeros. Una
vez más, el respeto ha de ser la base en torno a la que giren todas las interacciones
entre docentes y alumnos y entre iguales.
-Tener expectativas bajas en cuanto al progreso de los alumnos. Éstas disminuyen la
motivación y el esfuerzo del alumno, que entra en una espiral de pensamientos
negativos.
-Establecer las normas en negativo, en lugar de en positivo. La positividad debe
impregnar todo lo que hacemos, por eso, es mucho mejor decir lo que sí es
aceptable que lo que no lo es para modelar esa conducta. Por ejemplo, es mejor
decir: «Los papeles se tiran a la papelera», que: «Los papeles no se tiran al suelo».
Asimismo, a la hora de redactar las normas, podemos incluir enunciados con los
que todos se sientan implicados, como: «para mostrar respeto, nosotros..., cuando
trabajamos, nosotros... para poder trabajar en nuestra clase, nosotros...». Otra
opción con alumnos mayores es el uso de encabezamientos para realizar el listado
de normas. Algunos de estos encabezamientos pueden ser: respeto, aprendizaje,
resolución de conflictos, seguridad, etc.
-No ser consistente. Los alumnos perciben rápidamente esta situación y pueden
pensar algo como esto: «Aunque a Manuel le castigaron por tirar un papel la
semana pasada, ayer Pedro hizo lo mismo y el profe no le dijo nada; voy a tirar yo
hoy el papel para que todos me miren y a ver qué pasa».
-No tener un sistema unívoco de conductas disruptivas y sus correspondientes
consecuencias. En este caso podemos cometer el error de aplicar distintas
consecuencias para una misma conducta disruptiva o aplicar una consecuencia
que no tenga relación con la conducta creándonos una imagen de injustos.
-No consensuar y razonar las normas y las consecuencias con los alumnos. La
imagen de que las normas son algo que impone el docente porque sí debe
desterrarse. Las normas son necesarias para una adecuada convivencia en
beneficio de todos los que compartimos el centro educativo.
-Delegar la autoridad en otras personas. Si a la primera de cambio recurrimos a
figuras como el director para im poner la disciplina en nuestra aula, los alumnos
no nos tomarán en serio a la hora de establecer el orden.
-Ignorar las normas generales del centro educativo. Aunque sí podemos hacer
propuestas de mejora y consensuar con los compañeros nuevas normas, si así lo
consideramos necesario, debemos aceptar las normas comunes para el centro.
153
-Aplicar distintas consecuencias para el mismo problema. Esto se previene con un
sistema claro e inequívoco de límites y de consecuencias.
-Ignorar ciertas conductas porque estamos muy cansados para aplicar las
consecuencias en ese momento. Como ya hemos mencionado anteriormente, así
sólo estamos aplazando los problemas, pero, en ningún caso, solucionándolos.
-No aplicar las consecuencias inmediatamente después de la conducta problemática.
De esta manera, nuestro sistema de consecuencias pierde fuerza y se hace relativo.
Las consecuencias han de producirse inmediatamente después de la conducta,
especialmente con los alumnos más pequeños.
-No valorar las conductas positivas y ofrecer refuerzos positivos. Si nos centramos
sólo en lo malo, estaremos pasando por alto aquellas conductas correctas en
nuestros alumnos que pensarán que para tener nuestra atención basta con hacer
algo mal, puesto que si no pasan desapercibidos. Hay que valorar lo positivo y
utilizar para ello reforzadores variados (sociales, materiales o relacionados con
actividades que le gustan al alumno), que aumentan la frecuencia de una conducta.
-No ser coherente con lo que les exigimos a los alumnos. Nuestra propia conducta ha
de ser un ejemplo para la imitación de actitudes respetuosas y justas.
-Evitar el contacto ocular. El mensaje pierde fuerza si evitamos la mirada del alumno
al disciplinar.
-No planificar los aspectos relativos a la gestión del comportamiento. Al igual que
debemos preparar los as pectos relativos a las distintas sesiones, necesitamos una
clara planificación de los elementos que afectan al comportamiento de los
alumnos en el centro.
Actividades para la formación y la reflexión
1.¿Has identificado algún error que suelas cometer de entre los que están en la lista?
¿Cómo puedes solucionarlo?
2.¿Cuáles crees que son los errores más fáciles de corregir a base de experiencia?
3.¿Cuáles son para ti los errores que pueden generar problemas mayores a la larga?
4.¿Y los más frecuentes?
5.Piensa cómo te dirigirías a un compañero en el que has observado alguno de estos
errores para ofrecerle consejo y apoyo.
6.Intenta recordar experiencias concretas en el aula en las que hayas cometido alguno
154
de estos errores y piensa qué podrías haber hecho para evitar que el conflicto fuera
mayor.
Cómo mantener la calma a la hora de disciplinar
Aunque resulte difícil, es importantísimo poner en práctica la disciplina desde un estado
de ánimo lo más relajado posible. Vamos a ver algunas maneras de lograrlo:
-Antes de tomar una decisión, hemos de pararnos a pensar y coger aire para poder
reaccionar desde la cabeza y no llevados por la intensidad del momento.
-En ocasiones, hay que saber cuándo ignorar pequeñas disrupciones, sobre todo si lo
único que busca el alumno es llamar la atención.
-Separar la conducta del alumno en sí, no es algo personal sino que a esa conducta le
corresponde una determinada consecuencia previamente consensuada y aceptada
por todos por el bien de la convivencia y por el aprovechamiento al máximo del
tiempo que pasamos en el centro educativo. Recuerda que tú eres el adulto en el
aula y debes actuar como tal.
-Salirnos de las consecuencias establecidas. El no ser consistentes en la aplicación de
normas y consecuencias, puede alterarnos porque tendremos que tomar decisiones
rápidas ante las dudas planteadas por los alumnos sobre la conveniencia y justicia
de una determinada consecuencia. Por eso hay que ser consistentes y aplicar las
normas establecidas, no improvisar sobre la marcha. De esta manera, nos
ahorraremos el estrés y la tensión de esos momentos.
-Explica tranquilamente la posibilidad de cambiar el comportamiento antes de que se
aplique la consecuencia.
-No dejes entrever gestos exaltados ni airados, ni en el lenguaje corporal ni en la voz,
que puedan dar a entender a los alumnos que tienes dudas o que no controlas la
situación y estarías dispuesto a entrar en una lucha de poder.
-Céntrate en lo bueno que pasa en clase, no malgastes tus energías prestando atención
sólo a lo malo y así los alumnos también se irán centrando en lo bueno y no
prestarán atención a las conductas disruptivas de los compañeros.
Actividades para la formación y la reflexión
1.Intenta identificar tus mayores dificultades a la hora de poner en práctica la
disciplina en el aula y piensa en cómo solucionarlas.
155
2.Procura recurrir a actividades de relajación, como las relacionadas con la
respiración, con el yoga, etc. de forma regular para facilitar el estado relajado que
necesitas en el aula.
156
El caso de Aurora, profesora de Educación Secundaria
«Por más que lo intento, los alumnos no me hacen ni caso. Es muy frustrante estar
intentando dar la clase y que no te escuchen».
Cómo llamar la atención de los alumnos
Hay diversas maneras de obtener la atención de los alumnos y conseguir silencio,
condición indispensable para que nosotros empecemos a hablar. Los alumnos son
informados con anterioridad de esas señales y de lo que pretendemos con ellas. Vamos a
ver alguna:
-Hacer señales, como levantar la mano o ponerse el dedo índice frente a los labios.
-Utilizar señales sonoras con una campana, un silbato, una caja china, un pandero,
etc.
-Situarnos en un lugar concreto del aula.
-Escribir una palabra determinada en la pizarra, como «stop» o «silencio».
-Colgar una determinada señal en un lugar visible, como una ilustración de un niño
reclamando silencio.
-Utilizar un semáforo que indique el nivel de ruido. Si está rojo hay que bajar el
volumen porque no se puede trabajar así, si está amarillo debemos ir bajando el
volumen y ser cuidadosos para no llegar al rojo y si está verde estamos trabajando
en un nivel aceptable de ruido. El color rojo también puede indicar que el docente
quiere dar nuevas instrucciones y hay que prestar atención. Llegar al color rojo
puede implicar algún tipo de sanción a nivel de grupo. Otro tipo de semáforo
puede indicar cuándo se empieza a trabajar (verde), cuándo faltan pocos minutos
para terminar (amarillo) y cuando hay que parar de trabajar (rojo). Sea como sea,
todos los alumnos deben conocer con antelación el funcionamiento del semáforo.
157
-Dar tres palmadas. Con la primera palmada llamamos la atención de los alumnos, la
segunda palmada es su respuesta, conforme se vayan dando cuenta, y la tercera
hemos de hacerla todos a la vez.
-Utilizar estrategias como la de «mano alzada, boca cerrada». Consulta el apartado
número 8 del libro, donde encontrarás más información al respecto.
Actividades para la formación y la reflexión
1.Pon en práctica alguna de las estrategias mencionadas y valora su eficacia. Si no te
resulta útil, cambia de estrategia.
2.¿Cuál de las estrategias te parece más fácil y cuál más difícil de aplicar? Justifica tu
respuesta.
158
El caso de Rosa, profesora de Educación Secundaria
«Tengo un alumno en clase cuyo comportamiento excede lo tolerable y resulta
verdaderamente desafiante. Quizá si entendiera qué le puede estar pasando podría
reconducir su conducta, pero él se cierra y no me dice nada de lo que siente».
El origen del comportamiento desafiante
En ocasiones, nos encontramos con alumnos cuyo comportamiento excede las conductas
inapropiadas de carácter puntual. En estos casos, se presentan conductas incompatibles
con la actividad lectiva y con la convivencia en el centro, como la excesiva frecuencia de
conductas disruptivas que, en ocasiones, conllevan incluso violencia, ya sea física y/o
verbal, hacia los docentes y/o hacia los compañeros del alumno.
Si conocemos mejor los motivos que pueden llevar a los alumnos a este tipo de
comportamiento podremos atajarlo más fácilmente. Por eso, vamos a ver a continuación
qué factores suelen esconderse tras este tipo de conductas:
-Hemos de separar, por un lado, aquellos alumnos cuyo comportamiento desafiante
se debe a problemas de ne cesidades educativas específicas, generadas por
problemas médicos o cognitivos (autismo, hiperactividad, ansiedad...) y, por otro,
aquellos alumnos que responden de manera descontrolada por otros motivos más
de índole externa a ellos, como pueden ser la falta de lazos afectivos. Estos
últimos motivos pueden tener como causas abandonos, abusos, falta de
consistencia, malos tratos, negligencias, etc., en general, dificultades en el
ambiente familiar. Todos estos factores pueden llevar al alumno a cambiar su
comportamiento y estar siempre alerta, a la defensiva frente a lo que interpreta
como posibles ataques hacia su persona y hacia su autoestima, que suele
encontrarse muy dañada y debilitada. Sí es importante señalar que este tipo de
circunstancias no marcan al alumno de manera irremediable, sino que, por su
personalidad, a algunos les resultará más fácil superar sus adversidades y seguir
adelante.
-Esa carencia de formación de una autoestima adecuada puede conducir a estos
alumnos a buscar su propia reafirmación convirtiéndose en figura líder y
dominante. Buscan ostentar poder y manipular a los demás, pero sienten mucho
159
miedo y ansiedad en su interior, lo cual difícilmente muestran en público.
-Tienden a albergar dentro sí mismos una tensión y una ira acumulada, que en algún
momento estallan, fruto de experiencias que no han sido capaces de asimilar
emocionalmente. Sentimientos comunes en estos alumnos son la inseguridad, el
resentimiento, la confusión, la dificultad para perdonar y el sentimiento de culpa.
-La falta de límites y normas en el hogar puede hacer que la adaptación al contexto
del centro educativo, en donde sí hay normas y son consistentes, resulte una
auténtica lucha en la que el alumno se rebele ante la imposición de normas, una
situación a la que no está acostumbrado y que le resulta ajena a su ritmo de vida
cotidiano.
-Sus mayores dificultades se dan en el plano emocional y en el comportamental.
Éstas, además, pueden conducir a falta de motivación y de aspiraciones en sus
vidas, adentrándose en un círculo vicioso en el que no merece la pena intentarlo y
por lo que desisten con rapidez. Otro factor que les afecta son las etiquetas que los
demás les atribuyen, que muchas veces les impiden avanzar.
-Sus habilidades sociales son escasas y les resulta muy difícil empatizar, es más, en
ocasiones razonan pensando que si ellos están sufriendo, que los demás también
sufran como ellos. No son capaces de ponerse en el lugar del otro y ser sensibles
al daño que ellos mismos provocan.
Seguro que todas estas claves nos ayudarán a comprender mejor por lo que pueden
estar pasando estos alumnos y podremos ayudarles de manera más individualizada.
Actividades para la formación y la reflexión
1.Una vez leído el apartado, piensa si lo explicado se puede aplicar a ese alumno que
tienes en clase y que tiene un comportamiento desafiante. Piensa en cómo esta
nueva información puede afectar a la manera en que te relacionas con este alumno
y a las medidas que tomarás al respecto.
2.¿Consideras necesaria la ayuda e implicación de tus compañeros docentes (y de
otros profesionales) en el tratamiento de estos casos o puedes tratarlo por tu
cuenta? ¿Crees que también sería necesaria la colaboración de la familia del
alumno? ¿Cómo crees que puedes conseguir esta implicación?
3.¿Cómo puedes acercarte a los sentimientos ya la realidad de estos alumnos sin que
se sientan invadidos y/o intimidados y se cierren?
4.En tu vida como estudiante, ¿compartiste aula con algún compañero que tuviera un
comportamiento desafiante? ¿A qué atribuyes su actitud?
160
161
El caso de Luis, profesor de Educación Secundaria
«En mi instituto nos estamos planteando implementar la mediación como posible
freno a los crecientes conflictos en la convivencia. Este tema nos tiene muy
preocupados, pero a la vez, no queremos apresurarnos y deseamos conocer bien
las bases que sustentan el proceso de mediación para poder aplicarlo
correctamente».
La mediación en la resolución de conflictos en el centro educativo
En la actualidad, la mediación está dando resultados muy positivos en aquellos centros
donde se está aplicando correctamente. La preocupación por los problemas de
convivencia ha llevado a la extensión de esta práctica, de la cual vamos a conocer a
continuación las principales características, así como las condiciones para su aplicación:
-La mediación es una técnica de resolución constructiva de conflictos en la que
ambas partes ganan de algún modo.
-Busca que los implicados en el conflicto encuentren las soluciones por sí mismos.
-La participación en el proceso mediador es voluntaria. Si la actitud es negativa, poco
colaborativa o si las partes están muy alteradas o faltan a la verdad no funcionará.
-Se busca alcanzar un acuerdo, que sea concreto, realista, justo y evaluable.
-Conlleva la participación de un tercero, que actúa de manera imparcial.
-El mediador (o mediadores) no juzga ni propone soluciones, aunque sí
procedimientos para alcanzarlas. Ha de saber escuchar y ser capaz de generar un
ambiente de confianza donde tienda puentes a la comunicación entre las partes.
-La mediación tiene un papel importante en la prevención de conflictos y en la
mejora de la convivencia en el centro educativo, así como en el desarrollo de la
empatía y de una autoestima sana.
-Favorece el desarrollo de la comunicación, el diálogo y la participación democrática.
162
-Las distintas fases en el proceso mediador son: confirmación de la voluntad de
ambas partes, presentación de los mediadores y de las normas que rigen el
proceso, relato y esclarecimiento de los hechos, propuesta de soluciones, alcance
de un acuerdo concreto en común y cierre de la mediación agradeciendo a ambas
partes su colaboración.
Actividades para la formación y la reflexión
1.Utiliza el siguiente cuadro como punto de partida. Busca más información acerca
de la mediación y complétalo. Conserva estos principios característicos de la
mediación para llevarla a cabo en tu centro.
CUADRO 12
CARACTERÍSTICAS DE LA MEDIACIÓN
163
El caso de Pedro, profesor de Educación Primaria
«Siempre he tenido alumnos difíciles, pero este año me ha tocado la peor clase.
Prácticamente todos los alumnos generan problemas de comportamiento y su
rendimiento es muy bajo, sobre todo porque el nivel de motivación es bajísimo».
La clase difícil
Son múltiples las razones por las que a lo largo de nuestra carrera como docentes nos
topamos con clases difíciles, que muestran resistencia a aprender y cuyo comportamiento
complica enormemente nuestra labor educativa. Veamos alguna de estas razones:
-Las expectativas de los alumnos con respecto a sus capacidades académicas y acerca
de la importancia de los estudios son bajas, por eso apenas se esfuerzan, no
valoran el tiempo que pasan en clase.
-Los conflictos entre alumnos y sus malas relaciones impiden que se centren en el
trabajo.
-El grupo ya ha sido tachado como malo en el pasado y los alumnos se resignan y
hacen honor a su fama.
-La química y la conexión entre el docente y los alumnos no termina de funcionar,
las relaciones son tensas y hay falta de confianza de forma mutua.
-El aula no reúne las condiciones necesarias (falta de espacio, excesivo ruido en el
exterior que impide la concentración, etc.).
-Hay niveles muy variados de habilidad, lo cual causa frustración y/o aburrimiento en
los alumnos.
Es fundamental en todos estos casos mantener la seguridad y la esperanza,
proporcionarles un enfoque positivo y expectativas altas, trabajar las relaciones dentro
del grupo, mantener una comunicación fluida con las familias, plantear actividades
variadas y cortas, mantenerlos entretenidos, adaptar las tareas al nivel de los alumnos,
ofrecer recompensas y valorar las conductas positivas y los avances, dar orientaciones y
establecer límites de forma clara y sencilla, promover la ayuda entre compañeros... entre
164
otras acciones.
Actividades para la formación y la reflexión
1.Reflexiona y tira de memoria para contestar a las siguientes preguntas: ¿te has
encontrado con muchas «clases difíciles» a lo largo de tu carrera profesional?,
¿qué factores crees que las convertían en las peores clases?, ¿cómo hiciste frente a
esas adversidades?, ¿qué podrías haber hecho mejor?
2.¿Cuál de los factores mencionados como posibles causantes de la «clase difícil»
ves más fácil de mejorar?, ¿y cuál ves más difícil de superar? Justifica tu
respuesta.
3.Analiza uno por uno los factores, anteriormente mencionados, que pueden hacer la
tarea educativa más complicada y propón tus propias soluciones para superar cada
una de esas dificultades.
Mejorar el comportamiento de un grupo
En el caso de contar con un grupo en el aula cuyo comportamiento se aleja bastante de lo
deseado, debemos tomar medidas lo antes posible. Es más, a principios de curso seguro
que disponemos de más energía y ganas para entregarnos a esta ardua tarea, que nos hará
más fácil el resto del curso escolar. Vamos a ver a continuación algunas ideas para
mejorar el comportamiento del grupo de alumnos. Intentaremos encarar siempre estas
situaciones desde un punto de vista positivo, valorando y reforzando las conductas
correctas.
Reuniremos a los alumnos en el aula o en otro sitio del centro previamente
determinado (esto último sólo en el caso de que queramos darle un aire diferente a esta
reunión) para comunicarles nuestras preocupaciones en torno al funcionamiento general
del grupo. Previamente, habremos tratado el tema con los demás compañeros y
habremos puesto en común un análisis del problema (por qué se comportan así, cuándo
hay más problemas, lo que más nos preocupa y posibles soluciones). Ya sea el caso de
que los problemas se limiten a una materia y un docente en concreto o si hay problemas
con todos los docentes que pasan por esa clase, la impresión que el Claustro debe dar es
de unidad y compartir líneas de actuación comunes. Podemos acompañarnos de otros
docentes y/o del Equipo Directivo en esta reunión, para mostrar el apoyo y la
coordinación entre docentes.
En la reunión trataremos dos puntos esenciales:
-Qué es lo que no funciona y por qué.
165
-Cómo podemos cambiarlo.
Para ello contamos con la colaboración de los alumnos, a los que les explicaremos
principios básicos que pondremos en práctica en la reunión, como escuchar y mirar a
quien habla y el respeto del turno, si quieren participar y dar su opinión. Si alguno de los
alumnos aprovecha para decir tonterías, recordaremos las normas de la reunión y
seguiremos tratando ese problema más tarde y centrándonos en los temas que tenemos
en mente. Llegaremos, por último, a un acuerdo que quedará por escrito y que guiará el
comportamiento en el centro desde ese momento.
En primer lugar, a la hora de ver qué es lo que no funciona y por qué, invitaremos a
los alumnos a que nos digan qué ven de positivo y de negativo en cómo va la clase y si
están advirtiendo problemas con las normas.
Después seremos nosotros los que expliquemos lo que estamos viendo y cómo el
comportamiento afecta tanto a la convivencia como al proceso de enseñanza-aprendizaje.
A continuación, una vez analizado el problema y las posibles causas, es hora de
aportar posible soluciones, que pueden ser anotadas en la pizarra y en los cuadernos de
los alumnos. Se trata de preguntarnos qué podemos hacer cada uno de nosotros, y entre
todos, para que las cosas vayan mejor.
También podemos plantearlo de otra manera. Damos a cada alumno una ficha
individual en la que responda a las siguientes preguntas: ¿qué va bien en clase?, ¿qué va
mal y por qué?, ¿qué problemas tienes tú?, ¿qué podemos hacer?, ¿qué puedes hacer tú
para solucionar esos problemas? Después, pondremos en común las diferentes opiniones
e ideas.
Por último, otra alternativa es que el docente sea el único que intervenga en la
reunión para tratar los problemas de comportamiento, si así lo consideramos
conveniente. En ese caso, tenemos que seguir sin olvidar los siguientes puntos: cómo
van en comportamiento y aprendizaje, cómo afectan estos problemas a la marcha de la
clase, exponer de nuevo las normas y derechos de clase y los cambios que va a realizar,
como, por ejemplo, modificar la distribución del aula. Todo ello con un tono de
esperanza en el cambio y la mejora. Después, los alumnos han de tener un espacio de
tiempo para resolver dudas y realizar aportaciones. El docente emplazará a los alumnos
para otro encuentro más adelante en el que se valorará la evolución del comportamiento
y la eficacia de las medidas tomadas. El docente, si lo considera necesario, establecerá
un calendario de reuniones individuales con determinados alumnos.
Nos puede resultar muy útil redactar un contrato o acuerdo en común, un documento
por escrito y al que todos tengan acceso y en el que expongamos los derechos,
responsabilidades y normas necesarias para proteger esos derechos, así como las
166
consecuencias de la infracción de las mismas, y donde dejemos abierta la posibilidad de
realizar planes de mejora del comportamiento a nivel individual. En el documento se
tendrán en cuenta las aportaciones de los alumnos.
Se trata de un documento muy específico y muy concreto, para un grupo-aula
determinado, por lo cual es posible que no nos sirva de un curso para otro. Con el fin de
personalizarlo, podemos incluir una foto del grupo.
En este documento se establecerán tanto las normas como las consecuencias, con el
fin de ayudar a los alumnos a mejorar su comportamiento y autocontrol en el centro
educativo. También puede incluir un protocolo de actuación en caso de conflicto, que
puede componerse de los siguientes pasos: reunidos bien todo el grupo o bien sólo los
implicados, analizar qué ha ocurrido, cómo nos sentimos al respecto, por qué queremos
que esa conducta cambie y qué haremos para que cambie, recordando las normas y
consecuencias aplicables en la situación y estableciendo un período de tiempo tras el
cual se revisará la eficacia de las medidas y las decisiones tomadas.
Para la redacción de las normas del grupo, podemos dar a los alumnos los
encabezamientos de los distintos bloques de normas, como las relativas al respeto, al
estudio, al material, etc., si lo consideramos conveniente.
Si a lo largo del curso se incorporara un alumno nuevo, podemos contar con la ayuda
de uno o varios compañeros que le expliquen el acuerdo, asegurándonos nosotros de que
lo hacen bien, antes de que él también lo suscriba.
Este documento también se puede enviar a las familias para hacerlas partícipes, a la
vez que conscientes, de la importancia de estos aspectos en la mejora del rendimiento y
el desarrollo de todos y cada uno de los alumnos y de la dedicación y preocupación del
profesorado por estos temas. Es por ello que si mandamos a casa el acuerdo, firmado por
docentes y alumnos, éste debe ir acompañado de una carta a las familias en la que
expongamos las razones que nos han llevado a su elaboración y puesta en práctica y
donde pidamos su colaboración. Otra opción complementaria puede ser convocar una
reunión de padres para tratar este asunto, en la cual incluso algunos de los alumnos
pueden explicarles a los padres la necesidad de abordar el tema del comportamiento del
grupo y las medidas tomadas.
Asimismo, el lenguaje del documento estará cercano al de los alumnos y las familias,
evitando confusiones y falta de compromiso, si es que no se entienden bien nuestros
objetivos y justificaciones.
Además, es importantísimo contar con la colaboración y el apoyo de tantos docentes
como sea posible, para que respalden las decisiones del grupo.
167
En el proceso de elaboración del acuerdo nos plantearemos cuestiones como por qué
necesitamos las normas o cómo son las normas que resultan justas a ojos de todos.
Otra propuesta diferente consistiría en repartir a los alumnos en grupos, con la
posibilidad de ganar puntos, tanto a nivel grupa) como individual, con conductas
positivas. Si los equipos alcanzan un nivel de puntos previamente establecido, obtendrán
una recompensa. Al comienzo de la aplicación de este programa de puntos, otorgaremos
a cada grupo unos cuantos puntos de partida, para motivarles. Además, al principio,
daremos puntos por pequeños gestos, pero, conforme vaya pasando el tiempo,
exigiremos a los alumnos un mayor esfuerzo para conseguirlos. Les animaremos a
mejorar y a conseguir puntos. Cada vez que pongamos puntos, hemos de decirle a los
alumnos el motivo por el que lo han conseguido, pero sin hacer una celebración excesiva
cada vez que los grupos consiguen puntos. También nos será muy útil recordar a los
alumnos que «podrían haber ganado puntos si...», sugiriendo así la conducta más
adecuada para la próxima vez y animándoles a mejorar, que resulta mejor que entrar en
discusiones con aquellos alumnos que no paren de quejarse porque no obtienen puntos.
Es de esperar que los alumnos no se opongan a formar parte de un grupo, pero, en
caso contrario, podemos separar de su grupo a ese alumno y darle tiempo para que se
una al grupo que le corresponda.
El docente puede cambiar la figura del líder o los componentes del grupo de forma
periódica o bien de manera extraordinaria si lo considera oportuno, informando a los
alumnos de las razones de su decisión. Eso sí, antes de dar lugar a cambios, el docente
puede hablar en privado con el alumno para intentar solucionar los problemas. En todo
caso, se intentará que ningún grupo se quede muy atrás y pierda así la motivación por
conseguir puntos y mejorar su comportamiento. En el caso de alumnos más pequeños, la
figura de líder sí debe cambiar con frecuencia.
Elaboración de un plan de mejora del comportamiento
A continuación encontrarás un esquema general para la elaboración de un Plan de
Mejora del Comportamiento. Por un lado, verás el documento para trabajar en el aula
con los alumnos y después el esquema de cómo quedará el Plan una vez recogidas todas
las aportaciones. Este último será el documento del que todos los alumnos y las familias
tengan una copia.
Aquí se encuentran las fichas que los alumnos han de rellenar y que darán lugar al
Plan de Mejora del Comportamiento del que cada alumno, cada docente y cada familia
tendrá una copia. Con el fin de facilitar el trabajo de redacción del plan, puedes utilizar
las cuestiones que se plantean a continuación. Los alumnos pueden trabajar
168
individualmente o en grupo a la hora de contestar a las preguntas o podemos hablarlo
entre todos e ir tomando notas de las conclusiones, que también se expondrán en la
pizarra.
Es muy importante que los alumnos tengan claro los propósitos y la finalidad de este
documento, su utilidad para hacernos la vida en el aula, la convivencia y el aprendizaje
más fácil y agradable.
Estas son algunas orientaciones generales a la hora de la elaboración de este
documento:
-Utilizar un lenguaje claro y sencillo.
-Debe ser un documento corto, esquemático y de fácil lectura.
-Redactar las normas en positivo.
-Utilizarlo como oportunidad para fomentar el diálogo y la participación de los
alumnos y de la Comunidad Educativa.
ESQUEMA 5
ESQUEMA GENERAL PARA LA ELABORACIÓN DE UN PLAN DE MEJORA
DEL COMPORTAMIENTO. DOCUMENTO PARA TRABAJAR CON LOS
ALUMNOS
«ASÍ NOS QUEREMOS PORTAR EN CLASE Y EN EL CENTRO EDUCATIVO»
(PLAN GENERAL DE GESTIÓN Y MEJORA DEL COMPORTAMIENTO)
Vamos a dedicar un tiempo a elaborar nuestro propio plan de mejora del
comportamiento, ya que tenemos problemas en este aspecto. Para llevarnos todos
mejor y aprovechar más el tiempo que pasamos en clase, haremos un esfuerzo por
alcanzar acuerdos y decidir entre todos cómo queremos que sean los días en el aula y
en el centro y qué vamos a hacer para conseguirlo. Comenzamos respondiendo a
unas preguntas en los huecos que encontraremos.
1.JUSTIFICACIÓN
¿Por qué redactamos este documento? ¿Para qué lo necesitamos?
2.OBJETIVOS
169
¿Qué pretendemos con este documento? ¿Qué queremos cambiar y mejorar?
3.DERECHOS DE LOS PROFESORES Y DE LOS ALUMNOS
¿Cuáles son nuestros derechos? Por ejemplo: trabajar en un ambiente tranquilo, que
todos nos respeten, etc.
4.RESPONSABILIDADES Y OBLIGACIONES DE LOS PROFESORES Y DE
LOS ALUMNOS
¿Qué deben hacer los alumnos y los profesores tanto dentro como fuera del centro
educativo? ¿Qué espera el profesor de los alumnos? ¿Qué esperas tú de tus
profesores?
5.NORMAS DEL CENTRO
¿Cuáles son las normas establecidas en el centro y que debemos respetar? Si no las
conoces, consulta con los profesores dónde se encuentran escritas y cópialas.
6.NORMAS DEL AULA
¿Por qué necesitamos normas?
¿Qué ocurriría si no estableciéramos normas?
¿Quién o quiénes deben decidir las normas de clase?
¿Qué normas proponemos para que se respeten los derechos de todos en el aula?
¿Podemos ponernos de acuerdo para colocarlas por orden de importancia?
170
¿Dónde podemos colocar las normas para que todos las puedan ver y las recuerden?
7.LAS CONSECUENCIAS PARA LAS CONDUCTAS QUE VAN EN CONTRA
DE LAS NORMAS ESTABLECIDAS POR TODOS
Un ejemplo de consecuencia para una conducta contraria a las normas sería: un
alumno insulta a otro, como consecuencia debe pedirle perdón; una alumna no deja a
los demás escuchar al profesor, como consecuencia...
¿Por qué son necesarias las consecuencias después de una conducta que va en contra
de las normas que hemos establecido?
¿Qué queremos conseguir con las consecuencias?
¿Cuáles serán las consecuencias para cada una de las normas? Anótalas en este
recuadro. Pero antes de escribirlas, piensa si las consecuencias son justas y
razonables, si están relacionadas con lo que se ha hecho mal, si se puede aprender
algo de ellas o si pueden hacer daño al alumno.
171
8.RECOMPENSAS
¿Quién debería tener recompensas? ¿Por qué?
¿Qué recompensas se te ocurren?
172
¿Qué puedes hacer para obtener recompensas?
9.FIRMAS DE TODOS LOS QUE HAN PARTICIPADO EN LA REDACCIÓN
DEL PLAN DE MEJORA DEL COMPORTAMIENTO
ESQUEMA 6
ESQUEMA GENERAL PARA LA ELABORACIÓN DE UN PLAN DE MEJORA
DEL COMPORTAMIENTO. REDACCIÓN FINAL CON LA QUE REALIZAR
COPIAS PARA LOS ALUMNOS Y LAS FAMILIAS
«ASÍ NOS QUEREMOS PORTAR EN CLASE Y EN EL CENTRO EDUCATIVO»
(PLAN GENERAL DE MEJORA DEL COMPORTAMIENTO)
(FOTO DEL GRUPO)
DOCUMENTO ELABORADO POR:
Lee atentamente estas páginas y guárdalas bien. Son muy importantes para que todos
nos sintamos mejor en clase y en todo el centro educativo.
1.JUSTIFICACIÓN
2.OBJETIVOS
173
3.DERECHOS DE PROFESORES Y ALUMNOS
4.RESPONSABILIDADES Y OBLIGACIONES DE LOS PROFESORES Y
ALUMNOS
5.NORMAS DEL CENTRO
6.NORMAS DEL AULA
Estas normas han sido consensuadas por todos los miembros de la clase, con ayuda
de los profesores.
7.LAS CONSECUENCIAS PARA LAS CONDUCTAS QUE VAN EN CONTRA
DE LAS NORMAS ESTABLECIDAS POR TODOS
Antes de decidir las consecuencias para los alumnos que se saltan las normas, hemos
reflexionado sobre si son justas y razonables, si están relacionadas con lo que se ha
hecho mal, si se puede aprender algo de ellas o si pueden hacer daño al alumno.
174
8.RECOMPENSAS
Como queremos premiar a los alumnos que cumplen sus obligaciones y las normas,
hemos pensado que les ofreceremos las siguientes recompensas:
175
9. FIRMAS DE TODOS LOS QUE HAN PARTICIPADO EN LA REDACCIÓN
DEL PLAN DE MEJORA DEL COMPORTAMIENTO
Actividades para la formación y la reflexión
1.Redacta tu propio plan de mejora del comportamiento de tu aula, con ayuda del
esquema propuesto.
176
El caso de Hugo, profesor de Educación Primaria
«Últimamente vengo observando ciertas conductas en algunos alumnos de mi
clase que me hacen pensar que podemos estar ante un caso de acoso entre iguales.
Sin embargo, me faltan datos acerca de las conductas típicas de agresor y víctima
para estar seguro y empezar a tomar medidas».
«Bullying» o el acoso entre iguales
Cuando hablamos de «bullying» en el ámbito escolar estamos haciendo referencia al
acoso psicológico y/o físico que un alumno ejerce sobre otro. El agresor mantiene un
control sobre la víctima que, en la mayoría de los casos, no cuenta lo que le está
ocurriendo por miedo a represalias, lo que provoca su aislamiento y sentimientos de
indefensión e impotencia en la víctima.
Los docentes tenemos que estar muy atentos a determinadas señales que nos pueden
indicar que un alumno está siendo acosado, como pueden ser cambios y sentimientos
como el retraimiento, las regresiones, los temores, las mentiras, el malestar, los bajones
en el rendimiento escolar, la resistencia a ir a clase o trastornos del sueño en los niños
pequeños y además, la presencia de conductas agresivas y trastornos en la alimentación,
entre otros, en los adolescentes.
Las formas en las que se puede presentar el maltrato entre iguales son múltiples:
exclusión social (no dejar participar, ignorar...), agresiones verbales o físicas, amenazas,
chantajes, intimidación, acoso sexual, etc. Se trata, en todos los casos, de actuaciones
repetitivas y no puntuales.
Entre las medidas que podemos tomar en el aula y en el centro están la realización de
programas de mejora de las habilidades sociales, que promuevan la mediación y la
resolución de conflictos de manera pacífica, fomentar la comunicación, la autoestima y
la asertividad, tratar el tema del acoso en las tutorías, comunicarse con las familias y
trabajar en la prevención junto a toda la Comunidad Educativa. La postura de todo el
centro educativo ha de ser muy clara en este tema.
Actividades para la formación y la reflexión
1.¿Qué actitud aconsejarías al alumno que está siendo acosado, o que crees que lo
177
está siendo, ante las amenazas y ataques del/de los acosador/es?
2.¿Sueles trabajar en clase aspectos como la asertividad, la resolución de conflictos o
la mejora de la autoestima? ¿De qué modo?
3.Los padres de un alumno hablan contigo porque creen que su hijo está siendo
acosado, ¿qué le recomendarías a los padres que hicieran?, ¿qué medidas tomarías
a partir del día siguiente?, ¿a quién recurrirías (compañeros, orientador,
director...)?, ¿cómo te dirigirías al alumno para obtener su versión?
178
El caso de Elia, maestra de Educación Primaria
«A la mayoría de mis alumnos no les gusta leer. Es un problema muy grande. Yo
quiero infundirles las ganas de disfrutar de la lectura, pero no lo consigo, se
resisten y les resulta una actividad tediosa y aburrida. No sé qué hacer».
Cómo animar a los alumnos a leer
La lectura es un aspecto fundamental tanto para el desarrollo y el avance académico
como para el propio disfrute y el desarrollo como persona. Sin embargo, no todos los
alumnos parecen disfrutar con la lectura. Para aquellos que son más reacios a leer, aquí
puedes encontrar algunos consejos:
-Planifica actividades de animación a la lectura. Además de las que puedas plantear
tú mismo o el equipo de docentes, existen numerosas asociaciones y grupos de
teatro que pueden colaborar con el centro en este sentido.
-Planifica visitas interesantes y con objetivos específicos, establecidos previamente,
tanto a la biblioteca del centro como a la de la localidad. Haz que resulte un lugar
familiar y agradable para los alumnos.
-Haz que leer sea una actividad interesante. Leer te puede hacer reír, llorar, vivir
grandes aventuras, ser otra persona, aprendes cosas, descubres nuevas ideas y
nuevos mundos...
-Comunica a las familias la necesidad de apoyo en casa para la promoción de la
lectura. Dales ideas concretas de actividades posibles y de pautas a seguir.
-Investiga los motivos por los que a tus alumnos no les gusta leer. Con esa
información que ellos mismos te pueden aportar, podrás proponer más soluciones.
-Explica a los alumnos que cuanto más lean, mejor lo harán. Se trata de un
aprendizaje más y, por tanto, requiere práctica, paciencia y perseverancia.
-Crea las condiciones idóneas en el ambiente del aula para que la lectura resulte una
actividad cómoda y placentera.
179
-Procura que el material de lectura se adecue a la edad y a los intereses de tus
alumnos. Cuesta mucho leer algo que no te interesa o que no conecta contigo, este
tipo de lectura se produce más por obligación que por gusto.
-Deja que sean los alumnos los que elijan lo que quieren leer. Así no surgirán los
problemas mencionados en el punto anterior.
-Proporciona algún tipo de material visual que apoye el texto escrito.
-Organiza actividades interesantes y divertidas en torno a textos leídos.
-No obligues a leer en voz alta a aquellos alumnos a los que esto les haga sentirse
especialmente mal. Ya llegará el momento en el que se sientan más seguros. De
momento, deja que escuchen a los demás.
Actividades para la formación y la reflexión
1.Haz una lista de razones por las que crees que a tus alumnos no les parece
interesante la lectura. Realiza la segunda actividad propuesta y compara tus ideas
iniciales con lo que te han dicho los alumnos.
2.Habla con tus alumnos para saber por qué les gusta o no leer. Deja que aquellos a
los que les gusta leer animen a los que no les gusta. Buscad entre todos soluciones
para estos últimos.
3.Diseña actividades de animación a la lectura para todo el curso. No te olvides de
valorar su eficacia.
4.¿Crees que las lecturas del libro de texto son apropiadas para tus alumnos? En caso
negativo, ¿qué puedes hacer?
5.Utiliza Internet como medio de búsqueda de recursos para la animación a la lectura.
Realiza una selección crítica de las actividades.
180
El caso de Mario, coordinador de ciclo de Educación Infantil
«Este es mi primer año como maestro y como coordinador. Tengo que redactar
una nota de autorización para una excursión y no me quiero dejar ningún punto
importante».
Las autorizaciones para las salidas
Las salidas fuera del centro proporcionan a los alumnos experiencias en su mayoría
inolvidables, tanto a nivel de convivencia como de adquisición de conocimientos,
experiencias más perdurables que si simplemente son expuestas en clase. Pero para que
sean vivencias satisfactorias, la planificación es esencial. Un aspecto muy importante e
imprescindible es la comunicación a las familias de nuestras iniciativas al respecto. Esto
ha de hacerse de forma clara y sencilla.
Vamos a ver qué puntos no podemos olvidar a la hora de redactar la autorización:
-Pequeña descripción de la actividad.
-Objetivos de la actividad. Todo lo que hagamos debe tener un propósito.
-Lugar de realización de la actividad.
-Fecha de realización de la actividad.
-Hora de salida y de vuelta, recordando que esta última puede verse ligeramente
alterada por el estado del tráfico.
-Método de transporte que se va a utilizar e información de medidas de seguridad,
como en el caso del cinturón de seguridad en los autobuses.
-Precio de la actividad, especificando qué incluye. Si es el caso, detallando el precio
por separado de la entrada y del transporte.
181
-Método de pago. Preferiblemente a través de una cuenta corriente del colegio, con el
fin de evitar el manejo del dinero por parte del docente. En este caso, se expondrá
claramente el número de cuenta y la necesidad de entregar tanto la autorización
como el justificante de pago al tutor correspondiente.
-Fecha límite para efectuar el pago. En ocasiones nos veremos obligados a negar la
posibilidad de viajar a algún alumno que realice los trámites fuera de plazo. Es
necesario que las familias sean responsables y tengan en cuenta el cumplimiento
de unos plazos razonables previamente establecidos, ya que todas estas
actividades conllevan una planificación previa que, en algunos casos, se ve
seriamente alterada por las incorporaciones a última hora.
-Material que deben traer los alumnos, si fuera necesario.
-Necesidad de padres voluntarios para acompañar al grupo. Previamente se
establecerán, por parte de los docentes, criterios de selección adecuados, por si
hubiera más voluntarios de los necesarios.
-Nombre del coordinador o responsable de la actividad. También se puede nombrar a
los demás docentes que acompañarán al grupo.
-Dado que estas actividades no son obligatorias, sería conveniente especificar con
quién y dónde se quedarán los alumnos que no realicen la actividad programada,
especialmente si esperamos que el número de alumnos en esta situación sea
elevado.
-Cualquier otra información que se considere relevante, como recordar las alergias
que padezca el alumno.
Por último, es conveniente que los padres puedan conservar la parte superior del
papel de la autorización, donde se especifican objetivos, fechas, material, etc. y que nos
entreguen sólo la parte inferior, que se limita a incluir su nombre, su DNI, el nombre del
alumno, el título de la actividad, los teléfonos de contacto (aunque ya los tengamos de
antes) y su firma.
Actividades para la formación y la reflexión
1.Elabora tu propia autorización con las orientaciones dadas. No olvides que ha de
incluir toda la información necesaria pero que ha de ser a la vez lo más clara y
sencilla posible.
182
Breaux, Elizabeth. Classroom management simplified. Eye on Education, Inc, 2005.
-. How to reach and teach all students-simplified. Eye on Education, Inc, 2007.
Cowley, Sue. Teaching clinic. Continuum International Publishing Group, 2003.
-. How to survive your fist year in teaching. Continuum International Publishing Group,
2005.
-. Getting the buggers to behave. Continuum International Publishing Group, 2006.
Gabriel, John G.How to thrive as a teacherleader. ASCD, 2005
Heacox, Diane. Diferentiating instruction in the regular classroom. Routledge, 1996.
Leaman, Louisa. Managing very challenging behaviour. Continuum International
Publishing group, 2005.
-. Classroom confidential: hints and tips from an insider. Continuum International
Publishing group, 2006.
Lindberg, Jill A.; Kelley, Dianne Evans; Swick, April M.Common sene classroom
management for middle and high school teachers. Corwin Press, 2005.
MacKenzie, Robert J.Setting limits in the classroom: how to move beyond the classroom
dance of discipline. Prima Pub., 1996.
Ortega, Rosario (dir.); Del Rey, Rosario; Córdoba, Francisco; Romera, Eva Ma. 10 ideas
clave: disciplina y gestión de la convivencia. Editorial Graó, 2008.
Pressley, Michael. Motivating primary guide students. Guilford Press, 2003.
Reifman, Steve. Eight essentials for empowered teaching and learning. Corwin Press,
2005.
Rogers, Bill. Behaviour management: a whole school approach. Paul Chapman
Publishing, 1995.
-. Cracking the hard class. Paul Chapman Publishing, 1997.
-. Classroom behavior. Paul Chapman Publishing, 2002.
183
Thompson, Julia G.The first-year teacher"s survival guide. Jossey Bass Teacher, 2007.
-. The first-year teacher"s checklist. Jossey Bass Teacher, 2009.
Vaello Orts, Juan. Cómo dar clase a los que no quieren. Editorial Santillana, 2007.
Walker Tileston, Donna. What every teacher should know about classroom management
and discipline. Corwin Press, 2004.
Whitaker, Todd; Breaux, Annette L.Seven simple secrets: what the best teachers know
and do. Eye on Education, Inc., 2006.
Whitaker, Todd; Whitaker, Beth. What great teachers do differently. Eye on Education,
Inc., 2006.
Wright, David. There"s no need to shout! Nelson Thornes Ltd., 2005.
Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación. BOE n° 106 de 4 de mayo de 2006.
Decreto 68/2007, de 29 de mayo, por el que se establece y ordena el currículo de la
Educación Primaria en la Comunidad autónoma de Castilla La Mancha. DOCM, 1 de
junio.
184
Índice
Presentación
1. Me resulta muy difícil conectar con mis alumnos
2. No tengo motivación
3. Quiero saber qué se espera de mí como docente
4. Quiero integrarme en mi nuevo colegio
5. En clase se me nota nervioso y no me siento cómodo
6. Quiero saber cómo cuidar mejor mi voz
7. Necesito mejorar la actitud de mis alumnos
8. Quiero que mis alumnos presten atención, estén más motivados y
participen más
9. ¿Cómo diseño la distribución de mi aula?
10. Necesito mejorar la convivencia en el aula
11. Siempre tengo todo desordenado
12. Necesito ayuda para programar y planificar
13. Calculo mal el tiempo en clase
14. ¿Cómo influyen las competencias en mi labor como docente?
15. Quiero poner en práctica el trabajo cooperativo con los alumnos
16. ¿Todos mis alumnos aprenden igual?
17. ¿En qué consiste la metodología por proyectos?
18. No sé cómo atender a los alumnos con necesidades educativas
específicas
19. Creo que tengo un alumno con altas capacidades en el aula
20. ¿Cómo puedo acoger a los alumnos nuevos?
21. ¿Es lo mismo la inclusión que la integración?
22. ¿Cómo planteo los deberes?
23. En la universidad no me enseñaron esto
24. Cómo pueden ayudarme mis compañeros en la gestión del aula
25. Queremos diseñar un plan de gestión del aula
185
8
10
17
26
32
35
39
41
49
56
62
69
75
83
87
92
94
102
105
109
111
114
115
118
120
122
27. Perdemos mucho tiempo en las reuniones
28. No sé qué decir en las reuniones de padres
29. ¿Qué tipo de profesor soy?
30. ¿Qué principios psicológicos sigue la conducta de los alumnos?
31. ¿Cómo puedo enseñar las normas en mi clase?
32. ¿Estoy aplicando bien la disciplina?
33. No sé cómo conseguir que los alumnos me escuchen
34. ¿Por qué este alumno se comporta tan mal?
35. ¿En qué consiste la mediación?
36. Me ha tocado la peor clase
37. ¿Estamos ante un caso de «bullying»?
38. A mis alumnos no les gusta leer
39. No sé cómo preparar una autorización para una excursión
Bibliografía
186
128
136
140
144
147
149
156
158
161
163
176
178
180
182
Descargar