Subido por Fernanda Setembrino

vejez y proceso de envejecimiento

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VEJEZ Y PROCESO DE ENVEJECIMIENTO
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TEMARIO
VEJEZ Y EL PROCESO DE ENVEJECIMIENTO: Introducción. El anciano y su entorno Aspectos
físicos. Aspectos psicológicos. Aspectos sociales. Cambios físicos, funcionales y mentales
asociados al envejecimiento, modificaciones en los diferentes órganos aparatos y sistemas. El límite
entre lo normal y lo patológico.
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Introducción. El anciano y su entorno
1. Los ancianos y la sociedad.
Actualmente comienzan a vislumbrarse cambios de actitudes por una parte de
muchos de nuestros adultos mayores que buscan espacios donde poder desarrollarse
y ser escuchados y por otra de distintos estamentos de nuestra sociedad que
colaboran en el logro de este objetivo. A pesar de ello es mucho lo que queda por
hacer y todos somos responsables de que los ancianos (nosotros mismos dentro de
unos años) encuentren el lugar que les corresponde en nuestra sociedad.
En un sector de nuestra sociedad los ancianos son considerados una carga.
“Explicada” por:
a - Falta de productividad económica.
b - Dividendos que implica la jubilación, asistencia médica, etc.
c - Imagen de deterioro psicofísico que dan a los jóvenes.
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Sin embargo como ha dicho Simon de Beauvoir en su libro “La Vejez”: “La forma en
que una sociedad se comporta con sus viejos descubre su equívoco, la verdad de sus
principios y de sus fines....”
Actualmente comienzan a vislumbrarse cambios de actitudes por una parte de
muchos de nuestros adultos mayores que buscan espacios donde poder desarrollarse
y ser escuchados y por otra de distintos estamentos de nuestra sociedad que
colaboran en el logro de este objetivo. A pesar de ello es mucho lo que queda por
hacer y todos somos responsables de que los ancianos (nosotros mismos dentro de
unos años) encuentren el lugar que les corresponde en nuestra sociedad.
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2 - El hogar
Para la gente mayor la vivienda es parte de su propia existencia. Algunos ancianos
nacieron y la ocuparon como padres, abuelos o bisabuelos.
Sus muebles, su jardín, la higuera, etc., se transforman en parte de su propio ser.
El cambio de vivienda, las internaciones, la institucionalización generan siempre
consecuencias psicológicas que pueden ser sumamente graves.
Para evitar o disminuir el llamado “efecto traslado” se debe tener en cuenta:
Si el traslado es voluntario a un entorno más adecuado, se puede relacionar con una
mejoría de la salud y el estado de ánimo.
Sin embargo los ancianos son más propensos a enfermar cuando:
Se los traslada sin una preparación adecuada.
La decisión es ajena a ellos.
No han escogido libremente el traslado.
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3 - El trabajo - La Jubilación
Los 60-65 años no deberían marcar una barrera absoluta entre la actividad
profesional y la inactividad. Sin embargo la jubilación “guillotina” plantea un cambio
brusco en la vida de las personas. Este cambio trae aparejado una pérdida
económica y del rol social. Cada vez es más importante la preparación para este
cambio para prevenir síndromes como el de la “jubilopatía”, con depresión, insomnio,
cambio de carácter, etc.
En algunos casos los jubilados continúan realizando tareas manuales y artesanías, lo
que les permite reintegrarse a la sociedad activa, manteniendo gran parte de su
potencial físico e intelectual, además de un ingreso económico extra.
También observamos muchos adultos mayores que desempeñan otros roles activos,
que abarcan los más variados matices, desde “abuelos - educadores” hasta la
participación en grupos que promueven la integración y la recreación u otros
promotores de cambios sociales.
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La laborterapia (muy utilizada en la institucionalización) está muy bien para los
enfermos, tiene efecto terapéutico, pero no puede ser usada como equivalente de un
trabajo “usurpado”.
4 - Relaciones de los mayores
Debido a los aumentos en la expectativa y calidad de vida observados en las últimas
décadas, las relaciones de los mayores están sufriendo cambios que modifican los
juicios que hasta hace algunos años se elaboraban sobre ellas. Por eso trataremos
de explicar brevemente los conceptos clásicos y las modificaciones que en ellas se
están produciendo.
4.1 - Identificación con el grupo
Al dialogar con personas mayores por motivos laborales o familiares, se ha escuchado
decir “yo no quiero estar con esas personas viejas”, aunque el que lo comente
cronológicamente sea mayor que ellas. El estar considerado y el tener roles que
corresponden a la edad del “ciudadano viejo”, es percibido como un descenso en el
status y el poder.
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4.2- La familia
En la vejez la familia desempeña un papel muy importante, influyendo en la
comunidad a través de las acciones que lleva a cabo sobre sus miembros.
Debemos recordar que en su evolución las familias que se constituían por abuelos,
padres e hijos, han dado lugar a la de los bisabuelos, abuelos, padres e hijos.
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Sin embargo, no siempre una familia constituye un factor positivo en los problemas
que nos interesan. A veces pesan sobre ella factores económicos, habitacionales,
emigraciones de los hijos, etc., que requieren de la colaboración externa al grupo
familiar para poder ser sobrellevados.
En muchos casos la carga familiar pesa sobre la llamada “generación bisagra”
(habitualmente entre los 50 y los 60 años), que deberá realizar simultáneamente todas
o gran parte de las acciones que describimos a continuación: brindar los medios para
que los hijos adolescentes terminen sus estudios, colaborar económicamente y/o en el
cuidado de los nietos de los matrimonios de sus hijos jóvenes, ayudar económica y
emocionalmente a sus padres jubilados y hacerse cargo o prestar apoyo en el cuidado
de sus abuelos que muy probablemente tengan algún tipo de dependencia.
En otros casos el peso recae sobre un hijo (muy probablemente una mujer soltera)
que a pesar de sus esfuerzos es incapaz de contener la situación.
En estos casos se deberían establecer y fortalecer las redes de apoyo no formales
(familiares, vecinos y amigos) y formales (agencias sociales y servicios de ayuda
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oficiales), para ayudar indirectamente a los ancianos a través de la colaboración
brindada a la familia que lo contiene.
En las relaciones interfamiliares se observa también otro grupo que podemos englobar
con el nombre de “abuso del anciano”. Se describen cuatro tipos de casos:
a - Abuso físico.
b - Abuso psíquico.
c - Abuso material.
d - Violación de derechos.
4.3 - Matrimonio
Esta relación es una de las más importantes. Con la vejez la satisfacción marital es
mayor que en la edad adulta. El alejamiento físico de los hijos (que permite mayor
intimidad), el mayor tiempo libre y la disminución del estrés laboral, contribuyen a que
en general la imagen del matrimonio en los últimos años sea muy positiva, aunque
perturbada por los problemas de salud, primordialmente, y por la posibilidad de muerte
de uno de los cónyuges, frecuentemente el marido.
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Sin embargo cuando existen problemas matrimoniales no resueltos, los factores
mencionados anteriormente actúan en forma negativa, al ser mayor la cantidad de
tiempo compartido hay más posibilidades de que salgan a la luz las diferencias o los
resentimientos, otras veces se aprovechan de situaciones para tomar revancha (Ej.: el
marido dominante que padece una enfermedad invalidante, pasa a perder
completamente su independencia física y psíquica).
Los divorcios de personas de alrededor de 65 años han aumentado notablemente.
4.4 - Viudas y Viudos
Hay seis veces más viudas que viudos.
La viuda/o sufre no sólo la aflicción de la pérdida sino también la soledad, la falta de
compañía y la pérdida de la satisfacción sexual.
Las mujeres mayores que se quedan viudas llegan más preparadas a este nuevo rol,
su socialización se ve favorecida por un potencial grupo de amigas viudas.
El viudo mayor tiene relativamente pocos amigos varones.
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4.5 - Nuevas Nupcias
El hombre tiende a casarse con mujeres más jóvenes. Se casan nuevamente mucho
más los hombres viejos que las mujeres viejas. (6 a 1).
Los motivos mencionados como más importantes para volver a casarse en los últimos
años de la vida son: en primer término el compañerismo, luego la satisfacción sexual y
en menor medida la salud y la economía.
Los impedimentos son: la oposición de los hijos, las mujeres no quieren hacerse cargo
de hombres enfermos (actualmente o en un futuro cercano).
4.6 - Aquellos que nunca se casaron
Sólo el 5% de las personas mayores no se han casado nunca. Muchos están
adaptados y tiene amigos o viven con familiares.
4.7 - Paternidad, abuelos y bisabuelos
Sólo el 4% de las personas mayores vive con sus hijos. Las hijas casadas tienen lazos
más estrechos con sus padres que los hijos casados.
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En algunos casos los mayores están alejados de sus hijos adultos (falta de gratitud de
los hijos, problemas familiares no resueltos, etc.) pero en muchos existe una ayuda
entre generaciones dando y recibiendo apoyo: emocional y/o
económico. Sin embargo, generalmente frente a la enfermedad (social o física) el
anciano rehúsa ser una “carga para sus hijos” según dicen ellos mismos.
Actualmente más nietos mantienen relaciones con sus abuelos debido a la mayor
longevidad.
Según el grado de compromiso podríamos decir que existen:
Abuelos distantes: muy poca relación y hasta visitas muy poco frecuentes con
sus nietos.
Abuelos pasivos: poca relación, pero visitas más frecuentes.
Abuelos activos: tienen relación fluida.
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4.8-Las relaciones con los demás (la soledad)
Un mito es el de que las personas mayores generalmente están solas, sin amigos ni
personas en las que poder confiar, esta soledad puede estar causada por:
1) Pérdida del nivel socio económico.
2) Afecciones físicas o psíquicas invalidantes.
3) Pérdida del cónyuge.
4) Tendencia a la inactividad.
5) Casamiento de los hijos.
6) Éxodo rural.
Actualmente se observan cambios culturales que tienden a la mayor socialización de
los mayores, poseen muchos roles familiares (partiendo de la base que un mismo
hombre puede ser a la vez hijo, padre, abuelo y hasta bisabuelo) y muchos tipos de
roles de amistad (inclusive hay organismos no gubernamentales que los promueven.
Ej.: clubes de abuelos, centros de jubilados).
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Por último, para los protagonistas, la soledad no parece ser un problema tan serio
como opinan los jóvenes (que lo ponen en primer lugar), pues una encuesta reveló
que los mayores de 65 años piensan que sus problemas mayores son: 1° - bajo
salario; 2°- salud delicada; 3°- la violencia creciente y recién en 4° lugar la soledad.-
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Aspectos físicos
Son los cambios biológicos, psicológicos y sociales que ocurren en los seres vivos
desde que nacen hasta que mueren.
Es un proceso universal que se da a lo largo de todo el ciclo vital del individuo. En los
diferentes seres tiene diferente ritmo y cada órgano y sistema puede estar en distinta
etapa de acuerdo a las circunstancias vividas y al desgaste de los mismos.
A lo largo de la historia de la humanidad se ha ido produciendo una prolongación de la
duración del ciclo vital. Se calcula que la expectativa de vida hace 2000 años era de
unos 30 años. A principio del siglo XX era de 45 años. En este momento y en nuestro
país es de 72 años en hombres y 76 en mujeres. Esto se ha conseguido como
resultado de mejoras en el campo de la higiene, la alimentación y la asistencia
médica.
Lo interesante es que la mayor esperanza de vida se ha conseguido prolongando la
etapa final de nuestra existencia, esto es la tercera y cuarta edad (más de 85 años), o
sea vivimos más pero no pasamos más años en la niñez, adolescencia, o como adulto
joven, sino que vivimos más años en nuestra vejez, en ocasiones con enfermedades e
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invalideces. Esto tiene serias implicancias para la planificación de los servicios de
salud, de seguridad social, etc.
En el estado actual de conocimientos se puede asegurar que sólo es posible
enlentecer el ritmo de envejecimiento en forma parcial siguiendo algunos consejos:
Ejercicio físico adecuado a edad, antecedentes deportivos y antecedentes patológicos
(enfermedades)
Alimentación adecuada dando prioridad a verduras, frutas y carne blanca sobre carne
roja. No debemos olvidar el aporte adecuado de agua.
Control médico periódico, para realizar medicina preventiva y tratamiento de
afecciones crónicas y agudas. Destacamos que las enfermedades aceleran el ritmo de
envejecimiento.
Evitar o por lo menos limitar la exposición de la persona a situaciones de stress.
Mantener una actividad socio-cultural que nos ayude a vincularnos con el medio que
nos rodea.
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Quizás como corolario de todos los conceptos previos, se puede resumir que lo más
importante es enfrentarnos a la progresiva pérdida de la capacidad de adaptación que
sufrimos al avanzar en edad. Cuando el mundo que nos rodea se mueve muy rápido y
no podemos seguirlo es que estamos envejeciendo aceleradamente. Debemos luchar
contra ello haciendo los mayores esfuerzos para mantenernos vinculados con la
realidad. Recordar que el aislamiento social es otro de los caminos que nos lleva a
una vejez prematura.
El mejor antídoto es no negarse a las diferentes posibilidades que surgen día a día y
vivir abierto al abanico de oportunidades que se dan a lo largo de la vida, en cualquier
etapa en que estemos de ella.
Si bien pueden distinguirse algunos cambios visibles como el cabello canoso, la piel
arrugada y la espalda encorvada, Stuart-Hamilton dice que “Uno puede pensar en las
personas de 70 años que se parecen al estereotipo de persona mayor (cabello gris,
piel arrugada, etc.), pero puede recordar también a los individuos “bien conservados”
que carecen de estos rasgos (agerasia).” (Stuart-Hamilton, 2002, p. 21) Con ello, el
autor mencionado se refiere a las diferencias individuales que puede haber en el
proceso de envejecimiento y que deberán tenerse en cuenta para no generalizar.
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Algunos de los cambios biológicos internos que se encuentran en la teoría se refieren
a que el sistema urinario se vuelve más lento y menos eficaz en la eliminación de
toxina y otros productos de desecho; el sistema gastrointestinal es menos eficaz en la
extracción de nutrientes; hay una disminución en la masa muscular y la fuerza del
músculo que se conserva; el sistema respiratorio se puede abastecer de menos
oxígeno y el sistema cardiovascular recibe un golpe doble: la fuerza del corazón
disminuye mientras que simultáneamente un endurecimiento y encogimiento de las
arterias hace que el bombeo de sangre en todo el cuerpo consuma más energía.
(Stuart-Hamilton, 2002)
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En cuanto a los cambios en los procesos sensoriales, puede considerarse en primer
lugar a la visión. Según Kalish (1996), la capacidad del ojo para ajustarse a la
cantidad de cambios de luz disminuye con la edad, al igual que la eficiencia para
adaptarse a la luz y la oscuridad, la visión de la profundidad y la percepción del color.
Adicionalmente, puede haber deterioros visuales severos que llegan a la ceguera.
“Las cataratas y el glaucoma son causas comunes de estos problemas visuales,
estando a menudo interrelacionados.” (Kalish, 1996, p.48)
En segundo lugar, están los problemas de audición, que llevan a la disminución
gradual durante la vida adulta, de forma que a los 50 ya muchas personas tienen
algún grado de deficiencia auditiva. También es importante mencionar que las
condiciones ambientales pueden exacerbar la velocidad de la pérdida auditiva.
(Stuart-Hamilton, 2002)
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En otros procesos sensoriales se muestran cambios como por ejemplo la disminución
de la sensibilidad a sabores, el aumento de los umbrales para el tacto y la disminución
del umbral del dolor (Stuart-Hamilton, 2002). Además, Kalish (1996) agrega que el
vértigo se produce de manera más común y hay una disminución en la capacidad para
realizar con efectividad las tareas cotidianas, en términos de habilidad psicomotriz.
Esto último puede relacionarse a la dificultad para pronunciar, considerando además
la disminución del calcio que puede llevar a la caída de dientes y afectar a la habilidad
mencionada.
Otros cambios funcionales se refieren a la habilidad para el movimiento y el
entusiasmo para realizar actividades. Kalish (1996) plantea que puede haber un
aumento en la dificultad para moverse con rapidez, la fatiga aumenta y pueden surgir
problemas de atención. Además, las pérdidas en cuanto a los otros procesos
sensoriales llevan a una progresiva falta de ejercicio y movimiento que, llevado al
extremo, puede ocasionar depresión.
En este aspecto puede observase también la pérdida de apetito y el uso de
medicamentos. Lo primero responde al decaimiento de procesos sensoriales como el
gusto y los cambios en el metabolismo que señalaba Stuart-Hamilton. Asimismo, el
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uso de medicamentos se debe a la necesidad de equilibrar ciertas deficiencias en el
organismo pero también debido a la ansiedad que podría provocar el proceso de
envejecimiento. (Kalish, 1996)
Aspectos psicológicos
ASPECTOS PSICOLÓGICOS DEL ADULTO MAYOR.
Es necesario entender que el envejecimiento psicológico introduce múltiples
manifestaciones que dependen tanto de la personalidad propia del individuo como de
las reacciones de su entorno; es decir, cada individuo tiene su propia manera de
envejecer, ya que elabora una forma peculiar de enfrentar la realidad de su vejez y de
adaptarse y actuar dentro del marco definido por la sociedad.
FUNCIONES COGNITIVAS Y ENVEJECIMIENTO:
 La pérdida de la memoria es la principal queja del adulto mayor.
 Tradicionalmente se considera que todas las funciones mentales sufren deterioros
con la edad.
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 En el envejecimiento la mayor parte de las funciones mentales se conservan.
 La mayor parte de las investigaciones indican la existencia de una lentitud
generalizada en el procesamiento de la información a medida que avanza la edad de
una persona.
 Muchas personas de edad avanzada mantienen actitudes negativas hacia su
funcionamiento cognitivo.
LA INTELIGENCIA DEL ANCIANO:
Ante todo, no se puede hablar en general de un deterioro intelectual. En efecto,
existen ciertas características de la inteligencia que son resistentes a la edad, es decir
no cambian con la llegada de la vejez, sino que incluso pueden mejorar; así por
ejemplo, basta pensar en la ampliación de horizontes en relación al conocimiento y al
juicio crítico, en la capacidad de hallar soluciones más brillantes, en las notables
posibilidades de utilización del lenguaje, etc.
Existen, no obstante, ciertas facultades mentales que sufren el paso del tiempo, como
la memoria, la capacidad de concentración y la agilidad mental.
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El aprendizaje en el adulto mayor:
Con el envejecimiento se produce un aletargamiento de muchas funciones y una
actitud más pasiva. Conocemos que la participación activa en iniciativas culturales
puede favorecer el mantenimiento de una capacidad intelectual buena e íntegra. Las
facultades mentales deben ser ejercitadas, de igual modo que las musculares y
corporales. Muchos Adultos Mayores siguen cursos sobre distintos temas para
adquirir, nuevos conocimientos o técnicas manuales o artísticas.
Pero también hay aprendizajes incidentales que se realizan en instancias informales.
Por ejemplo, una lectura, una noticia, una conversación, una conferencia, la
observación de una situación, son algunas de esas instancias que desencadenan una
inquietud y luego una nueva comprensión, lo que constituye un aprendizaje.
Para el Adulto Mayor es muy importante el aprendizaje de actitudes o formas de
comportamiento renovadas, y esos aprendizajes son frecuentemente incidentales,
porque parten de la observación de situaciones o "modelos" que se imitan.
En este aspecto adquiere gran importancia la forma como la sociedad ve o percibe al
Adulto Mayor, es decir la imagen que esa sociedad tiene de él, lo que se denomina
"imagen cultural".
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La memoria en el adulto mayor:
La personas mayores se quejan frecuentemente de sufrir trastornos de memoria.
Asocian la ausencia con el padecimiento de alguna enfermedad degenerativa y esta
perspectiva deja confusos y desorientados a los sujetos mayores, que suelen
interpretar los olvidos ocasionales como síntomas de un trastorno amnésico
irreversible.
Las personas mayores se quejan frecuentemente de sufrir trastornos de memoria.
Asocian la ausencia con el padecimiento de alguna enfermedad degenerativa y esta
perspectiva deja confusos y desorientados a los sujetos mayores, que suelen
interpretar los olvidos ocasionales como síntomas de un trastorno amnésico
irreversible.
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La enfermedad de Alzheimer:
es una enfermedad neurodegenerativa, que se manifiesta como deterioro cognitivo y
trastornos conductuales. Se caracteriza en su forma típica por una pérdida progresiva
de la memoria y de otras capacidades mentales, a medida que las células nerviosas
(neuronas) mueren y diferentes zonas del cerebro se atrofian.
Es una enfermedad que puede comprometer al 10% de los mayores de 65 años. Su
causa es muy compleja: los investigadores estudian el mal procesamiento de algunas
proteínas cerebrales, las fallas en sistemas de neurotransmisores, el efecto de
radicales libres sobre las neuronas, el exceso de calcio intracelular, etc. etc.
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Autoestima en el adulto mayor:
El adulto mayor ve afectada su autoestima dada la inseguridad que vive a partir de las
pérdidas asociadas a sus vivencias afectivas, físicas y sociales como son: la
independencia de los hijos, la pérdida del cónyuge, la disminución de capacidades, la
salud a veces afectada, la jubilación, la disminución de ingresos, entre otras.
El refuerzo de la autoestima en el Adulto Mayor, se sostendrá en el hecho de
favorecer la apertura de la perspectiva desde sí mismo respecto a las metas
alcanzadas, esfuerzos, logros y sabiduría de vida a partir de la experiencia (ampliar la
autoimagen positivamente). Este refuerzo puede darse a través del aprendizaje
acerca de la valoración de sí mismo y de la comunicación, lo cual favorecerá la
adaptabilidad al entorno.
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Relaciones de familiares:
El adulto mayor que presenta avanzados niveles de autonomía social, psicológica y
económica busca vivir físicamente independiente de su familia, manteniendo lazos
directos con sus familiares. Sin embargo, cuando esta situación no puede darse por
dificultades económicas o de salud, el adulto mayor opta por vivir con aquel pariente
que cuente con las mejores condiciones materiales y afectivas para recibirlo.
Es así como las estadísticas nos muestran que en su mayoría son las hijas quienes
reciben a sus padres en sus hogares para hacerse cargo de sus necesidades, a
cambio de la administración de sus ingresos. (Esto presenta variadas formas de
adaptación según el tipo de relación familiar predominante).
Pero, al margen de esta característica de orden casi geográfico (donde y con quien
vive el adulto mayor), llama la atención que a nivel de relaciones familiares, y
puntualmente de límites familiares, se observan dos grandes tendencias:
*Adultos mayores que viviendo o no bajo el mismo techo que sus familiares cercanos,
presentan claros límites en sus relaciones familiares, es decir, cumplen su rol de
abuelos, mantiene sanas relaciones con grupos de pares, ocupan con creatividad su
tiempo libre, toman sus decisiones de manera independiente y tiene un propio
proyecto de vida.
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Aspectos sociales
Actualmente el envejecimiento de la población es uno de los fenómenos sociales de mayor impacto
de este siglo. Las tendencias de este incremento tienen diversas manifestaciones, que plantean
nuevas necesidades como son: el aumento de los índices por enfermedades crónico degenerativas y
de incapacidades; el acelerado incremento de personas de 85 y más años de edad y el predominio
de mujeres en edades avanzadas. Más allá de ser un fenómeno demográfico, las personas son las
que envejecen y las sociedades las que deben buscar formas adecuadas para responder a las
nuevas demandas.
En este artículo analizaremos por un lado la situación actual y la que se proyecta en el futuro como
consecuencia de las repercusiones del envejecimiento poblacional en la sociedad y por otro lado se
discutirán algunas de las principales teorías psicosociales del envejecimiento.
Desde el punto de vista sociológico, lo anterior da pie a dos tipos de análisis: por un lado la
perspectiva crítica que enfoca a la vejez como escenario de constante construcción social, es decir,
cómo la define la sociedad, cómo se organiza y cambia en función de ella. Por otro lado la lectura
que puede hacerse en torno al envejecimiento sobre las condiciones de vida de las personas
mayores y su adaptación, y el planteamiento sobre el cómo estas pueden mejorarse.
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REPERCUSIONES SOCIOECONÓMICAS DEL ENVEJECIMIENTO POBLACIONAL.
El envejecimiento en México y en general en los países en vías de desarrollo, además
de los problemas sociales y de salud que comparten también los países
industrializados, se caracteriza por (Peláez, Palloni y Ferrer 1999):
* Rápido crecimiento. El envejecimiento de los países desarrollados fue gradual
durante todo un siglo mientras que los países en desarrollo envejecerán rápidamente
en menos de treinta años.
* Pobreza. El mundo desarrollado era rico cuando envejeció; los países en desarrollo
envejecen aún siendo pobres.
* Heterogeneidad e inequidad. El proceso de envejecimiento acentúa las diferencias
bio-psico-sociales entre los individuos y en los países menos desarrollados también
acentúa las desigualdades socioeconómicas y de género.
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Diferencias de género:
La mayor sobrevivencia femenina se traduce en cambios en el estado civil y
económico. Por ejemplo el mayor porcentaje de viudas es cerca del triple o más que el
de los hombres. Esta condición, ligada a la menor participación económica de las
mujeres y a los mayores índices de analfabetismo incide en una mayor vulnerabilidad,
marginalidad y pobreza. Además, las ancianas cuyo sustento económico depende de
familiares en extrema pobreza, son vulnerables a la violencia intrafamiliar, al abuso y
al abandono.
Con relación a la salud, a pesar de que las mujeres tienen una mayor esperanza de
vida, las estadísticas refieren que este grupo, en edades avanzadas, presenta mayor
morbilidad y limitaciones funcionales que los varones de la misma edad.
Independientemente de que esto pueda atribuirse a que las mujeres acuden con
mayor frecuencia a los servicios de salud y a las desventajas socioeconómicas antes
mencionadas, también se ha documentado que factores de alto riesgo en salud
reproductiva tales como un parto antes de los 18 años o alta paridad se van a reflejar
en su situación de salud en la última etapa de la vida (Kington R., Lilliard L. y
Rogowoski J 1997)
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Diferencias rural-urbana.
Las áreas rurales generan condiciones de mayor vulnerabilidad, en especial por las
condiciones de pobreza, labilidad del mercado de trabajo y marginación en programas
de bienestar social y de salud. Las personas que envejecen en áreas rurales tienen
menor cobertura de servicios, menor atención en cuanto a políticas sociales y mayor
deterioro económico que en las áreas urbanas. Estas características se ven
acentuadas por el desplazamiento de los hijos y familiares jóvenes hacia las ciudades
lo cual reduce el tamaño y las posibilidades de acción de las redes familiares de
apoyo tanto en las zonas urbanas como en las rurales.
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Impacto en las condiciones de salud
El aumento de la población anciana se traduce en mayores necesidades de servicios
de salud, de asistencia, seguridad y protección social con impacto importante en la
economía de las naciones. Aún en los países más industrializados los esquemas de
protección social se encuentran seriamente afectados por la incapacidad de responder
a las demandas de este grupo cada vez más numeroso.
En los países en desarrollo, la sobrevivencia es cada vez menos privilegio de los
ricos, sin embargo para el pobre, la ganancia en esperanza de vida puede verse
contrarrestada por una mayor discapacidad. Aunado a las desventajas en las
condiciones de salud de los ancianos, éstas se acentúan más por desigualdades en el
acceso a los servicios de salud. La menor capacidad de generar ingresos propios, la
insuficiente cobertura de los programas de seguridad social, los bajos montos de las
pensiones de jubilación entre otros, incide en un descenso relativo del nivel de vida
que disminuye sus posibilidades de cubrir los costos de atención.
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Repercusiones laborales y económicas
El envejecimiento en las poblaciones de trabajadores tendrá su mayor impacto en la
economía, en los sistemas de producción, en las políticas sociales y en los servicios
de salud de todos los países, Los gobiernos deben tomar en cuenta la interacción
entre las políticas gubernamentales, el envejecimiento de la población y el
funcionamiento de los mercados de trabajo
La participación económica de las personas de edad avanzada tiende a disminuir con
la edad y aunque sea por razones voluntarias o de salud responde a disposiciones
legales que rigen el retiro de la fuera laboral en el sector formal del empleo y a ciertas
características restrictivas del mercado de trabajo, incluida la discriminación por edad.
Aunque la jubilación se concibió inicialmente como una reivindicación de los
trabajadores, en la práctica se ha convertido en obligatoria, lo que se asocia a un
escaso dinamismo en la creación de nuevos puestos de trabajo y los niveles de
desempleo y subempleo (CEPAL, 1997). En este marco, los adultos mayores que
desean o se ven obligados a seguir económicamente activos deben enfrentar una
serie de barreras legales y sociales.
En el contexto internacional, la idea ampliamente prevaleciente de que las personas
de edad más avanzada tienen que retirarse para liberar puestos de trabajo a las
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personas más jóvenes también tiene que ser seriamente reexaminada. El aumento de
la sobrevivencia plantea ciertas cuestiones de tipo general. ¿Cómo una población
activa cada vez más reducida va a poder dar protección en el futuro a un número
mayor de personas que no trabajan? ¿Cómo se podrá soportar el costo de las
pensiones y de la atención de la salud? ¿Va a mantenerse en el futuro un verdadero
apoyo por parte de las familias? ¿Cómo podrían adaptarse las condiciones de trabajo
a las necesidades del adulto mayor?
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Familia y envejecimiento poblacional
La familia es considerada la célula de la sociedad y como sistema depende y está en
interrelación continua con el macrosistema social, a la vez que con los subsistemas
que la integran (parental, filial) y por cada uno de sus miembros en lo particular.
Lo anterior significa que la familia ha sufrido una serie de cambios principalmente a
nivel estructural para adaptarse a las nuevas demandas y exigencias sociales y
culturales, sin embargo, sus funciones básicas de ayuda y apoyo para sus miembros
siguen siendo las mismas. En relación con los ancianos cabe destacar tres aspectos
principales
a) proporciona ayuda financiera en situaciones de urgencia o en forma continua
b) provee cuidados en caso de enfermedad
c) brinda estima, afecto y gratificación.
La propensión a vivir solo aumenta con la edad.
En los casos que requieren asistencia en sus tareas domésticas y las actividades de
la vida diaria, los miembros de la familia cercana –casi siempre las hijas- son la fuente
principal de apoyo.
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Por lo tanto hay tres características principales:
1. Número creciente de ancianas viudas,
2. Mayores porcentajes de ancianos que viven solos y
3. Mayor dependencia de los ancianos principalmente de las mujeres de la familia.
Dichas características son muy similares a la experiencia de los países desarrollados.
En el caso de Estados Unidos, 32% de americanos de 65 y más años de edad viven
solos y coincide con una fuerte tendencia hacia una mayor participación de la fuerza
laboral femenina que tiene como consecuencia la reducción de la posibilidad de
prestar cuidado, lo cual lleva a lo que algunos han denominado como “el desamparo
de los ancianos”.
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CIENCIAS SOCIALES Y VEJEZ
El envejecimiento del ser humano es un proceso natural que consiste en un deterioro
progresivo del individuo que comienza antes del nacimiento y que continúa durante
toda la vida. Sin embargo no todas las personas envejecen de la misma manera y
está bien documentado que la calidad de vida y el funcionamiento durante la vejez
está relacionada con las acciones y omisiones que cada persona realiza durante su
vida.
La vejez no es definible por simple cronología, sino más bien por las condiciones
físicas, funcionales, mentales y de salud de las personas analizadas. Actualmente
está ampliamente aceptado que la manera de envejecer está determinada por la
acción conjunta de varias causas, sobre todo por factores socio psicológicos y
ecológicos y sólo un pequeña parte está determinada por factores biológicos. En
cambio destacan de manera importante los aspectos históricos y socio culturales del
entorno del individuo y los aspectos individuales con relación a la manera en que el
sujeto se adapta y enfrenta su propio envejecimiento.
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En este sentido existe un proceso individual y a la vez colectivo, en el sentido de que
se produce en el individuo, pero es condicionado por la sociedad, por la calidad y por
los modos de vida
Según Comfort (1977), el 75% de los cambios relacionados con la edad pueden ser
atribuidos al envejecimiento social y son producto de nuestras creencias, prejuicios y
conceptos erróneos sobre la vejez.
En este sentido no es de extrañar que la vejez sea muchas veces conceptualizada
como un distanciamiento en relación a lo que se considera la norma social. Lo anterior
ha dado origen a una corriente de pensamiento muy difundida en la sociedad
contemporánea a la que se le ha llamado el “viejismo”, término proveniente del inglés
“ageism” e introducido por Butler (1973) y que Salvarezza (1988) traduce
atinadamente como “viejismo”. Este término puede ser definido como el conjunto de
prejuicios, estereotipos y discriminaciones que se aplican a los viejos en función de su
edad. Es comparable al racismo, el sexismo y la discriminación religiosa. Al contrario
de estos últimos, el viejismo se aprende desde joven y no se relaciona con el medio
en el que ha nacido el individuo; por el contrario, la condición que provoca la
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discriminación se adquiere al pasar de los años y se transforma con el tiempo en una
imagen negativa de sí mismo. Es decir que todos seremos víctimas de nuestros
propios prejuicios.
Por otro lado, existe también el peligro de caer en un paradigma “asistencialista” de la
vejez que surge como consecuencia de un proceso de pensamiento y una reflexión
filosófica que traspasa el cuerpo social y coloca el “tener” por sobre el “ser”.
Sociológicamente se explica al producirse una distorsión de la mirada con que se
conceptualiza a la vejez y le resta la capacidad útil que tiene. Se la asiste pero no se
la valora, no se la respeta.
Dada su complejidad, existen dos perspectivas de análisis de para el proceso de
envejecimiento. Por un lado el abordaje sociológico, cuya unidad de análisis es la
sociedad y cuya atención se centra en el estudio de las características de la sociedad
y las condiciones de vida de las personas mayores y, la consideración del individuo
como unidad de análisis en donde el énfasis es más de tipo psicológico y se enfoca a
la manera en que el individuo enfrenta su propio envejecimiento dentro de un contexto
40
social que lo condiciona. Es por lo tanto la perspectiva psicosocial la que buscaría
integrar ambos enfoques y centra entonces la atención en cómo los ancianos logran
adaptarse a las condiciones que les ofrece la sociedad, la forma en que buscan
respuesta a los problemas que se les presentan y asumen pérdidas y frustraciones.
De esta manera, la psicología social aborda el problema del envejecimiento de una
manera más global. El hombre es considerado frente a un grupo social en donde el
individuo tiene sus peculiaridades (su personalidad, por ejemplo) y el grupo social no
es necesariamente simple y homogéneo. Sin embargo entre los dos se va a
desarrollar un sistema de interacciones más o menos directa (relaciones afectivas) o
mediatizadas (roles, status), susceptibles de darse cuenta del buen funcionamiento
global del individuo.
41
La complejidad multifactorial del proceso de envejecimiento así como las dificultades
para la integración de estas dos vertientes, ha dado lugar a la incorporación de las
ciencias del desarrollo que se aproxima al de las fases de vida o ciclo vital. De esta
manera se podrían integrar los aspectos, psicológicos y sociales bajo una perspectiva
psicosocial a lo largo de la vida. La ventaja de este enfoque es que evita considerar a
la vejez como una cultura singular forzada a encajar en un proceso de medicalización
y permite a la vez integrar los envejecimientos desiguales, profundamente
diferenciados según el género, estrato social, tanto para las sociedades
industrializadas como los diferentes tipos culturales y modelos de desarrollo
económico singulares.
Las perspectivas teóricas de las ciencias sociales y humanas sobre el envejecimiento
han ido evolucionando desde los años cincuenta según tres periodos. GognalonsNicolet reconoce tres generaciones:
1ª generación: Las teorías adaptativas relacionadas con la capacidad de interacción
del individuo con su medio social (teoría de la desvinculación, de la actividad y de una
subcultura específica).
42
2ª. Generación. Corresponden a este grupo las teorías estructurales cuyo campo de
análisis son los componentes estructurales (impacto de la organización social sobre el
envejecimiento) y su influencia en las diferentes cohortes de las personas que
envejecen. Destaca, entre otras, la teoría de la modernización en donde el Estado ha
insistido en la exclusión social de este grupo de edad por sus políticas de retiro y
jubilación consideradas como necesarias para la renovación de las generaciones en el
ámbito laboral y que insisten sobre los valores y normas de la sociedad productiva.
3ª generación. En donde se reconcilian los puntos de vista más individuales a los
estructurales y fundan lo que se ha llamado la “economía moral”; aquí se asocian a la
vez los aportes de las teorías del desarrollo y ciclo de vida así como las relacionadas
con el rol del Estado y las políticas de la vejez.
43
PRINCIPALES TEORIAS SOCIOLÓGICAS DEL ENVEJECIMIENTO
Habitualmente las variables consideradas para calificar el sistema de interacciones se
han reducido a conceptos diversos tales como el aislamiento, jubilación, ingresos,
pensiones, actividades sociales, etc., que si bien reflejan algunos aspectos de la
realidad del anciano, no nos permiten lograr una visión completa que muestre
realmente la representación que el viejo tiene en la sociedad contemporánea.
Dentro del cuadro del envejecimiento desde los cincuenta han surgido diversas teorías
que han buscado explicar el impacto demográfico y sus múltiples repercusiones de los
fenómenos y problemas sociales asociados al envejecimiento.
Dentro del modelo de Gognalons–Nicolet, en la segunda generación, se refiere entre
otras, a la “teoría de la modernización” la cual describiremos brevemente ya que nos
servirá de marco para la descripción de las otras teorías que analizaremos
posteriormente.
La teoría de la modernización, destaca la situación actual del viejo caracterizada por
ser relegado socialmente de manera considerable, siendo que en las sociedades
tradicionales el viejo gozaba de un estatus elevado y era reconocido por su
experiencia y sabiduría.
44
Actualmente en la sociedad moderna, las innovaciones tecnológicas, el desarrollo
industrial y los nuevos valores educativos y sociales han ido paulatinamente
despojando al viejo de su estatus anterior. Los progresos en el campo de la
prevención y la salud han aumentado la esperanza de vida de la población lo que ha
repercutido en el mayor incremento de adultos mayores y por consecuencia, de sus
necesidades sociales y de salud. Lo anterior se traduce en una mayor carga social y
un deterioro en sus condiciones de vida.
Desde el punto de vista económico la teoría de la modernización destaca la
descalificación de los viejos en el ámbito laboral debido a las nuevas exigencias que
generan mayor competitividad y mejor formación en las tecnologías de vanguardia.
Dentro de un contexto evolutivo las personas mayores se vuelven obsoletas lo que
genera las luchas intergeneracionales por los empleos al mismo tiempo que acelera el
tiempo para la jubilación con las consecuencias correspondientes de mayor pobreza y
marginación.
Dentro de este marco, analizaremos de manera especial las teorías de la
“socialización”. Esta perspectiva postula que la persona que envejece está expuesta a
sufrir y a acumular una serie de pérdidas (sensoriales, motoras, sociales, etc.) que
reducen su autonomía y disminuyen su competencia. La persona, a lo largo del
45
proceso de socialización, ha interiorizado diferentes roles sociales que van a regir su
conducta en función de normas socialmente admitidas, independientemente de los
eventos que vayan surgiendo.
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Dentro de este marco se inscriben tres teorías principales:
1. Teoría de la actividad (R.W. Havighurst y R. Albrecht, 1953) (Lemon, Bengston y
Peterson (1972)
2. Teoría de la desvinculación (E. Cummings y W.E. Henry, 1961)
3. Teoría de la continuidad (R.C. Atchley, 1971)
A partir de la clasificación de Gognalons-Nicolet. Las dos primeras teorías las ubica
dentro de la “primera generación” mientras que la teoría de la continuidad quedaría
dentro de la “tercera generación”, ya que servirá de punto de partida para las teorías
del desarrollo y del ciclo de vida.
1. Teoría de la actividad
Es la más antigua y se fundamente en la importancia que en aquella época se les
daba a los roles del individuo como la articulación principal entre lo psicológico y lo
social.
En su primera versión esta teoría fue muy estrechamente cuantitativa y la definición
de los roles fue muy formal (profesión, rol parental, etc.)
47
Para esta teoría lo más importante era estar socialmente involucrado,
independientemente del tipo de roles sociales que se desempeñaran. Esta corriente
dio pie a diversos trabajos cuyos resultados no siempre tuvieron concordancia. El
mismo Havighurst señaló la insuficiencia de su hipótesis, otros como Lowenthal y
Haven (1968) pusieron mayor énfasis en la importancia de la calidad y la intensidad
de las relaciones interpersonales, que en el número de roles asumidos.
Actualmente esta teoría enfatiza que las actividades sociales juegan un rol de
“amortiguador” para atenuar el trauma de la pérdida de roles más importantes. Ellas
promueven en el individuo que envejece, la reconstrucción de su propia imagen que
ha sido deteriorada por las mismas pérdidas.
Esta nueva visión no toma en cuenta a las personas más débiles económicamente ni
a los de mayor edad. Es una teoría válida para los “viejos jóvenes” pero dudosa para
los “viejos viejos”. Cariou menciona que parecería más una teoría sobre la etapa del
paso a la jubilación y no sobre una teoría propia del envejecimiento.
Existen casos suficientes que demuestran que la actividad social no es necesaria ni
suficiente para lograr un buen nivel de satisfacción de vida. En 1972 Lemon y
colaboradores introducen una nueva variable intermedia que subraya más el aspecto
cualitativo. De tal manera, lo que viene siendo más importante para el sujeto son las
48
actividades sociales que tienen sentido para él y no la actividad por sí misma. Así
pues, no es tampoco el énfasis en la cantidad de interacción que se tenga sino en el
hecho de tenerla pero de una manera significativa (Hétu, 1988, p.54)
“En este sentido, el tener diferentes roles sociales o interpersonales se relaciona de
manera significativa con un nivel elevado de adaptación o de satisfacción de vida, en
la edad avanzada.” (Cariou, 1995, p. 42).
Por otro lado si el concepto de “rol” se define como el cargo o función que uno
desempeña en alguna situación o en la vida es necesario tomar en cuenta que no
siempre el verse privado de una actividad significaría una frustración. Hay muchos
ejemplos en donde el sujeto florece una vez que ha sido liberado de papeles
anteriores, y obtiene mayor disponibilidad de su tiempo.
El concepto de “rol” resulta por lo tanto tan incierto como el de “actividad”. De aquí
podemos constatar lo complejo que resulta articular la dimensión individual con la
social a través de un vínculo donde sea posible complementar tanto lo que el individuo
puede hacer como lo que se espera de él.
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Si nos remontamos a la perspectiva original de esta teoría, lo que en realidad resulta
importante es la sociedad. El individuo está provisto de papeles definidos por la
sociedad que le dan la posibilidad de actuar y de sentir que existe. Cuando la
sociedad le retira una parte de sus roles no le queda más que buscar otras
posibilidades disponibles.
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Por otro lado, si tomamos en cuenta la perspectiva actualizada, el énfasis es el
individuo, su autoconcepto. La sociedad no es más que el medio a través del cual el
individuo obtiene aprobación y gratificación. No depende de las expectativas sociales
para determinar cómo provechosa el tipo de actividad elegida. No es la actividad por
sí misma lo que es provechoso, sino lo que para el individuo tiene sentido.
En conclusión hay que destacar que esta teoría reside en el hecho de buscar
comprender los fenómenos del envejecimiento a partir de un funcionamiento
psicosocial de amplio espectro. Desgraciadamente parece ser que la diversidad de
situaciones psicológicas y sociales que integran el envejecimiento, revela la
insuficiencia de los conceptos en vigor en el estudio del adulto.
51
2. Teoría de la desvinculación
"...El envejecimiento normal se acompaña de un distanciamiento o "desvinculación"
recíproco entre las personas que envejecen y los miembros del sistema social al que
pertenecen -desvinculación provocada ya sea por el mismo interesado o por los otros
miembros de este sistema." (Cumming, 1963, p.393)
Esta perspectiva tendría como fuente una especie de complicidad entre lo biológico y
lo social con tal de que todo pase lo mejor posible, tanto para los intereses del
individuo como los de la sociedad.
El carácter universal que se le ha querido dar a esta teoría es al compararla con la
muerte como la desvinculación total. De esta manera la toma de conciencia de la
temporalidad de la vida llevaría a la persona a reorganizar sus proyectos en función
del tiempo que le queda por vivir y del sentido y valor de sus diversas posibilidades.
52
Desde el punto de vista social la teoría de la desvinculación respondería a dos
necesidades: por una parte evitar que la desaparición natural de un individuo tenga
repercusiones en el sistema y por el otro contribuir a la capacidad evolutiva de la
sociedad permitiendo a las jóvenes generaciones retomar los sitios liberados por
aquellos que se están retirando, con lo que se estaría evitando el desempleo entre los
jóvenes.
Entre las críticas que esta teoría ha tenido es precisamente la imposibilidad de
generalizar. Por un lado podría ser válida para las personas de 80 y más años de
edad y por el otro para una reducida proporción de personas.
Para responder a estas críticas los autores modifican la teoría en una doble dirección
de diferenciar variables psicológicas individuales y la distinción de dos tipos de roles
que sostienen a la vinculación: los "instrumentales" y los "socio-afectivos". Los
primeros se refieren principalmente a la adaptación activa al mundo exterior y los
segundos a la integración interna del sistema y al mantenimiento de las
configuraciones de los valores que influyen sobre sus fines (Cumming, 1963).
Para el autor la diferencia de género en el proceso de envejecer estaría apoyado en
53
que los varones han desarrollado principalmente roles instrumentales mientras que en
las mujeres los roles son fundamentalmente del orden socioafectivo.
La desvinculación será más o menos difícil según la presión social y la amplitud del
trabajo y la transferencia del rol y la solidaridad que la persona tenga que operar.
54
De esta manera se explica que las condiciones individuales de la persona se van a
imponer en la manera de envejecer.
Esta teoría ha sido también criticada por estar basada en la lógica interna de una sola
forma de cultura como es el caso de la sociedad americana.
No todas las sociedades están organizadas alrededor de criterios de éxito al interior
de un sistema de producción en constante evolución que favorece a los jóvenes.
Como señala Adimonte (1971): "Concebir la muerte como la desvinculación de la
persona en relación a toda liga social es una concepción propia de una cultura
occidental, científica, atea y contemporánea" (Cuadro 2).
Por otro lado Hétu señala que "la desvinculación no sería entonces un fenómeno
espontáneo y natural y por lo tanto buscado por el sujeto, sino un ajuste psicológico a
los acontecimientos que ocurren fuera de la voluntad del sujeto”.
Con base a todas las argumentaciones finalmente Cumming acepta la desvinculación
más como un cambio de roles (instrumentales a socioafectivos) que como un
renunciamiento. No es propiamente una desvinculación sino la modificación de la
forma de comprometerse.
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3. Teoría de la continuidad
La teoría de la continuidad (Rosow, 1963; Atchley, 1987, 1991), a diferencia de las
dos anteriores propone que no hay ruptura radical ni transición brusca entre la edad
adulta y la tercera edad, sino que se trata tan solo de cambios menores u ocasionales
que surgen de las dificultades de la adaptación a la vejez. Por el contrario, se
mantendría una continuidad y estabilidad entre estas dos etapas.
La teoría de la continuidad se basa en dos postulados básicos:
1. El paso a la vejez es una prolongación de experiencias, proyectos y hábitos de
vida del pasado. Prácticamente la personalidad así como el sistema de valores
permanecen intactos.
2. Al envejecer los individuos aprenden a utilizar diversas estrategias de adaptación
que les ayudan a reaccionar eficazmente ante los sufrimientos y las dificultades de la
vida.
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Hétu resume en siete puntos esta teoría:
1. Desde el punto de vista psicológico, los seres humanos evolucionan de una
manera diferente.
2. El individuo, desde su nacimiento a su muerte constituye una sola entidad
coherente, por lo que, en un momento dado, cualquier estado depende en gran parte
de lo que era anteriormente.
3. A lo largo de su evolución, el individuo va integrando su experiencia e imagen de él
mismo en lo que se conoce como “autoconcepto” y personalidad lo que va
determinando sus respuestas a nuevas situaciones.
4. En función de su coherencia y funcionamiento interno, cada individuo tiende a
producir su propio ambiente que le corresponde. Éste se convierte en el factor externo
que favorece la continuidad del estilo de vida que ha ido creando.
5. Aplicado al envejecimiento, lo anterior implica que el estilo de personalidad
establecido en la edad adulta es el mejor predictor del estilo de funcionamiento del
sujeto para confrontar el envejecimiento.
6. El envejecimiento no hace más que acentuar las líneas principales de fuerza que
constituyen la armadura de su personalidad. El individuo que envejece se puede
transformar de manera más ostensible en lo que siempre ha sido.
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7. Aunque estable, la personalidad sigue evolucionando durante toda la vida para
integrar las experiencias que se le van presentando, en un proceso continuo de
adaptación hasta el final de la vida.
Discusión:
Uno de los puntos que se critican es el sentido de continuidad como significado de
estabilidad. En este sentido, la continuidad como única respuesta posible no podría
integrar los cambios que se presentan con la edad.
No es sorprendente que a pesar de las buenas recomendaciones que permite dar a
los futuros viejos, la teoría de la continuidad sea percibida por algunos autores como
pesimista.
Esta hipótesis tiende más a satisfacerse a sí misma que a enriquecer una forma de
actuar eficaz, es decir, de alguna manera permite señalar lo que una persona pudo
hacer en su pasado para adaptarse a sus condiciones de vida, pero no permite actuar
en el presente para mejorar una situación difícil.
Sin embargo el mérito que se le otorga es el recordar que de la infancia a la vejez es
siempre el mismo individuo el que evoluciona y se adapta.
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CONCLUSIONES
No existe una separación entre las ciencias sociales y las biológicas en su modo de considerar a la
vejez en el sentido de decadencia. En esta acepción bien cabría mencionar la definición que se
desprende de la gerontología en su estado actual: la vejez es el estado de una persona que, por
razón de su crecimiento en edad, sufre una decadencia biológica y un receso de su participación
social.
Ante esta visión negativa del envejecimiento, surge otra manera de conceptualizarla a través de la
influencia de la psicología humanista-existencial, la perspectiva del desarrollo y ciclo de vida en el
sentido de que todo ser humano tiende a desarrollar sus capacidades para favorecer su
conservación y enriquecimiento.
Es así, como Laforest, en una posición dialéctica, explica que el envejecimiento representa una
situación de crisis entre la aspiración natural al crecimiento y las pérdidas que se presentan con la
edad.
Esta visión positiva del envejecimiento permite que el personal de salud comprenda mejor a sus
pacientes ancianos y se enfoque más a favorecer la autonomía del sujeto que envejece, y a explotar
plenamente sus capacidades adaptativas y de desarrollo. Las intervenciones, por lo tanto, deberían
centrarse más en los aspectos preventivos y educativos y en la responsabilidad individual y social.
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Cambios físicos, funcionales y mentales asociados al envejecimiento, modificaciones
en los diferentes órganos aparatos y sistemas. El límite entre lo normal y lo patológico.
Algunos Cambios asociados al Envejecimiento.
Dentro del proceso de envejecimiento se producen cambios fisiológicos tanto en la
esfera orgánica como en la mental. Dichos cambios, que son normales, con el paso
de los años predisponen a una serie de eventos fisiopatológicos que llevan al adulto
mayor a presentar variadas enfermedades. En este capítulo se revisarán algunos
cambios asociados al envejecimiento.
Anatomía General.
Entre los 30 y los 40 años se alcanza el máximo de altura, disminuyendo luego 5 mm
por año a partir de los 50; este cambio es más acentuado en las mujeres. Se explica
por cambios posturales (mayor flexión de cadera y rodillas), disminución de la altura
de los cuerpos vertebrales y alteración de los discos intervertebrales.
60
El peso alcanza su máximo a los 50 años y luego disminuye. El compartimento de
tejido graso sufre un aumento de 15 a 30% entre los 40 y 55 años para luego
disminuir a aproximadamente un 20 % promedio.
61
Piel y Fanéreos.
La piel, por su extensión, es el órgano más susceptible de recibir daño ambiental a
través de los años, en especial por la acción de la luz solar.
Con el tiempo se hace más delgada, más seca, más transparente y se vuelve menos
elástica, arrugada y de tinte amarillento.
La epidermis sufre depresiones irregulares por pérdida de la polaridad de los
queratinocitos, hay disminución de los melanocitos y existe tendencia a la displasia
celular.
La dermis pierde parte de su contenido colágeno produciéndose arrugas, la pérdida
de la elastina e incremento de los glicosaminoglicanos inducen la formación de
pseudo elastina que da el color amarillento a la piel.
La hipodermis se ve adelgazada por la disminución del tejido graso.
Los folículos pilosos se atrofian y disminuyen su densidad, se pierde la producción de
pigmentos por el decremento de los melanocitos.
62
Las uñas reducen su velocidad de crecimiento, aumentan su grosor y se vuelven
opacas y más duras por aumento proporcional de la queratina, llegando a presentar
onicogrifosis.
El tejido conectivo disminuye su contenido colágeno y los fibroblastos reducen su
recambio. Por pérdida del soporte elástico los traumatismos pueden provocar la
ruptura de vasos capilares apareciendo y existe trasvasación de sangre con menor
degradación. A los 90 años el 70% de los adultos mayores presentan el llamado
púrpura senil.
Sistema Músculo Esquelético.
Entre los 30 y los 80 años se pierde un 30 a 40% de la masa muscular. Dicha pérdida
no es lineal y se acelera con la edad. La fuerza muscular disminuye asimismo con los
años ya que las fibras tipo II (rápidas) disminuyen más que las fibras tipo I y las
unidades motoras reducen su densidad. Las enzimas glicolíticas reducen su actividad
más que las oxidantes. La menor actividad de la hormona de crecimiento y
andrógenos contribuye a la disfunción muscular.
63
La remodelación de tendones y ligamentos se vuelve más lenta.
Los cambios óseos son de particular importancia por las implicancias clínicoepidemiológicas que pueden tener.
Hay disminución en la actividad osteoblástica, decremento de la masa ósea, reducción
del grosor de la cortical. En los hombres la masa ósea es mayor a través de toda la
vida y la pérdida de los estrógenos femeninos termina con el efecto inhibidor de éstos
sobre los osteoclastos.
Se produce osteoporosis (pérdida de la masa ósea con composición normal del
hueso) típicamente en caderas, fémures y vértebras. También puede aparecer
osteomalacia (falla en la calcificación de la matriz ósea y acumulación de hueso no
calcificado) lo cual se asocia a déficit de vitamina D.
Sistema Nervioso.
El sistema nervioso se afecta de manera importante con el paso del tiempo. El peso
cerebral disminuye con la edad y el flujo cerebral se reduce en un 20% produciendo
alteraciones de los procesos de autorregulación de flujo.
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Existe pérdida de neuronas no generalizada. La circunvolución temporal superior
pierde la mitad de su masa neuronal, mientras que la inferior sólo un 10%.
Las mayores pérdidas son de los grupos de neuronas largas como los haces
piramidales, células de Purkinje, haces extra piramidales; por el contrario los grupos
de núcleos del tronco, neuronas pontinas e hipotalámicas tienen pérdidas reducidas.
La mielina disminuye al igual que la densidad de conexiones dendríticas
enlenteciendo al sistema. Aparecen inclusiones de lipofucsina en el hipocampo y la
corteza frontal.
Hay disminución de la síntesis de catecolaminas, VIP y sustancia P. Los receptores de
catecolaminas, serotonina y opioides se reducen.
Estos cambios en los neurotransmisores y sus receptores no se traducen
necesariamente en cambios intelectuales y conductuales, sino que es el conjunto de
cambios lo que provoca dichas variaciones.
Los reflejos osteotendíneos disminuyen en intensidad de respuesta.
65
La arquitectura del sueño se altera con reducción de la fase 3 y en especial de la fase
4 de sueño profundo, con lo cual se observa dificultad en la conciliación del sueño,
despertar precoz, reducción del número de horas de sueño y disminución del efecto
reparador del mismo.
Oído y Audición.
En el oído externo se produce acumulación de cerumen que dificulta la audición. A
nivel de oído medio se produce adelgazamiento de la membrana timpánica y pérdida
de su elasticidad así como disminución de la eficiencia en la conducción del sistema
de huesecillos; estos cambios provocan pérdida de audición por alteración de la
conducción que afecta principalmente las tonalidades bajas.
Ojo y Visión.
La órbita pierde contenido graso y produce efecto de ojos hundidos. La laxitud de los
párpados pude provocar entropión o ectropión. La córnea pierde transparencia y
depósitos de lípidos producen el “arco senil”. La pupila reduce su diámetro y el iris
disminuye la capacidad de acomodación por fibrosis de sus elementos musculares. El
cristalino aumenta su tamaño y se vuelve más rígido, frecuentemente aparecen
66
cataratas por depresión en la actividad de los fenómenos de deshidratación del lente.
A nivel de retina se reduce la fagocitosis de pigmentos produciéndose acumulación de
ellos, hay marcada reducción de los conos con pérdida de la agudeza visual con los
años.
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Sistema Endocrino.
- Pituitaria: Sólo hay tendencia a la formación de adenomas, la ADH se encuentra
más activa frente a fenómenos de alteración osmótica mientras que la renina
disminuye y la aldosterona aumenta. La hormona del crecimiento (GH)
disminuye su actividad, la prolactina no sufre mayores cambios.
- Glucosa e Insulina: No hay disminución de la secreción pancreática de insulina;
pero se observa mayor resistencia de los tejidos periféricos a su acción, el ciclo
de Krebs se encuentra preservado mientras que la vía de glicolisis anaeróbica
se ve mucho menos activa. La secreción y efecto del glucagón están
conservados.
- Tiroides: Con los años el tiroides se vuelve más fibroso y nodular. Disminuye la
secreción de T4 pero su depuración también disminuye hasta un 50%, los
niveles de TBG se mantienen constantes, la conversión de T4 a T3 se ve
reducida mientras que la conversión reversa está incrementada. Con los años
aumenta la tendencia a presentar nódulos tiroideos así como la incidencia de
fenómenos autoinmunes contra el tiroides.
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- Paratiroides: El nivel de hormona paratiroidea se encuentra incrementado para
mantener los niveles de calcio, por otro lado la calcitonina aunque disminuye su
concentración mantiene su actividad.
- Suprarrenales: El envejecimiento provoca incremento en la proporción de tejido
conectivo y lipofucsina, apareciendo pérdida del contenido de esteroides en la
zona fasciculata y disminución de la secreción de hormonas esteroidales, las
que se mantienen en el plasma por decremento de su metabolización. Se pierde
la capacidad de tolerar el estrés por disminución de la secreción de
glucocorticoides.
Sistema Inmune.
La inmunidad del anciano presenta cambios que se traducirán en efectos clínicos
mediados por su respuesta frente a los agentes infecciosos.
El timo se transforma en un órgano vestigial y puede presentar a edades avanzadas
algunos nódulos funcionales, pero en general no hay cambios en los órganos
linfoides.
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A nivel celular el Stem-Cell no evidencia reducción de su función pero pierde
capacidad para reparar efectos deletéreos de radiaciones ionizantes. Los macrófagos
no presentan alteraciones pero debido a la reducción de los linfocitos T y a la
reducción de la respuesta humoral, su función se ve deprimida. Estos cambios se
traducen en un aumento de la tasa de infecciones, alteraciones autoinmunes diversas
e incapacidad de ejercer control adecuado de clones celulares malignos.
Sistema Renal y vías urinarias
Los riñones sufren importantes cambios con el envejecimiento, los cuales no se hacen
notorios dada la gran reserva funcional de estos órganos; sin embargo situaciones de
estrés para la actividad excretora de este sistema, tales como hipoperfusión, uso de
nefrotóxicos o patologías que afecten directamente a l riñón pueden provocar la
aparición de insuficiencia renal.
Cerca de un 50% de los nefrones desaparecen entre los 30 a 70 años y la tasa de
filtración glomerular decae en 8 ml min. Cada 10 años.
Es probable que la disminución normal del flujo renal que equivale a un 10% por
década en los adultos, la mayor permeabilidad de la membrana glomerular, la menor
70
superficie disponible de filtración y el aumento de uso de nefrotóxicos con la edad
sean los factores que expliquen la disminución de la función renal.
En cuanto a las vías urinarias estas se ven afectadas por una mayor tendencia a la
producción de cálculos, la presencia de obstrucción prostática por crecimiento normal
de la glándula en los hombres y los cambios producidos por la caída de los
estrógenos en mujeres.
Sangre y coagulación.
Aunque la anemia se asocia al envejecimiento una adecuada nutrición y la ausencia
de patologías que conlleven a esta condición debería evitar la aparición de recuentos
disminuidos de glóbulos rojos por el momento es controvertido que la edad per se esté
ligada al aumento de la ferritina o a la disminución de la hemoglobina.
El tiempo de protrombina y el TTPK no cambian con la edad. Pero el fibrinógeno
aumenta sustancialmente, así como los factores VII, VIII y el dímero D que se
71
encuentran en valores que alcanzan el doble de los hallados en jóvenes. La VHS
puede incrementarse con la edad sin traducir patología.
Sistema Cardiovascular.
A nivel del sistema cardiovascular es sumamente difícil discernir entre los cambios
propios de la edad y las alteraciones derivadas de diversas patologías que se
manifiestan a través de los años. Por otra parte estos cambios afectan de manera
variable otros órganos que dependen estrechamente del sistema cardiovascular para
su funcionamiento.
El corazón aumenta su tamaño y peso, presentando alrededor de los 70 años
aumento del grosor de ambos ventrículos como respuesta a la resistencia periférica
elevada del adulto mayor.
Este cambio, generado por hipertrofia de los miocitos puede producir disminución de
la distensibilidad miocárdica y un tiempo mayor de fase de relajación. Posteriormente
se produce una disminución de la cantidad de miocitos por fenómenos aún no bien
aclarados dentro de los cuales se ha postulado a la apoptosis como mediador.
72
A nivel miocárdico se deposita lipofucsina, hay degeneración celular con infiltración
grasa que puede comprometer al sistema excito conductor. Puede aparecer infiltración
amiloide, incremento de los depósitos de colágeno que provoca fibrosis y por ende
rigidez ventricular.
El endocardio se adelgaza difusamente, las válvulas presentan calcificaciones. El
tejido excito-conductor tiene pérdida progresiva de su actividad marcapasos, por
ejemplo, a los 75 años sólo hay un 10 a15% del número de células marcapaso del
nodo sinoauricular que normalmente tiene una persona de 20 años, por lo tanto es
mucho más frecuente la aparición de arritmias en el adulto mayor.
Aparece una mayor activación intracardíaca de angiotensina lo que derivaría en
cambios estructurales con mayor fibrosis cardíaca.
El corazón del anciano es en términos generales capaz de mantener adecuadamente
un gasto cardíaco suficiente para suplir las necesidades del paciente, pero su
adaptación al estrés se reduce paulatinamente con el paso de los años. El consumo
de O2 máximo disminuye así como las frecuencias máximas en ejercicio.
73
Hay disminución de la respuesta de los receptores beta-adrenérgicos a lo cual
contribuye la reducción de la actividad de la enzima adenilato ciclasa del músculo
cardíaco.
Las arterias se comprometen por depósitos de lípidos lo que derivará en cambios
aterotrombóticos y riesgo de cardiopatía coronaria y eventos embólicos.
El incremento de las presiones sistólicas y diastólicas con la edad es un hecho
cuestionable, este fenómeno se observa en varios estudios de poblaciones de países
desarrollados y se atribuye a una disminución de la elasticidad arterial.
74
Sistema Respiratorio.
Junto al envejecimiento aparecen alteraciones anatómicas y funcionales del sistema
respiratorio.
Los cartílagos costales presentan calcificaciones y la columna a menudo presenta
cifosis marcada con aumento del diámetro antero-posterior del tórax, por cuanto la
distensibilidad de la pared muscular disminuye.
Disminuye la elastina de la pared bronquial así como el colágeno. Hay aumento de la
secreción mucosa con un aumento relativo de las células caliciformes.
La capacidad vital y el VEF disminuyen hasta un 30% a los 80 años. El esfuerzo
espiratorio independiente de la voluntad disminuye por pérdida de elasticidad del árbol
bronquial, el esfuerzo espiratorio dependiente de la ventilación disminuye en la
medida que se pierde fuerza muscular de los músculos respiratorios.
Todos estos cambios repercuten en una disminución de la PaO2.
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Sistema Digestivo.
Se produce a nivel del gusto una disminución de la capacidad de percibir los sabores
dulces y salados. Los dientes presentan retracción de los recesos gingivales,
reducción de la pulpa dental por mala perfusión y consecuente reducción de la
inervación. Hay una disminución fisiológica de la producción de saliva y atrofia de la
mucosa periodontal, lo que lleva a mayor facilidad de traumatismo y lesiones dentales.
La meta de la OMS para la salud de un adulto mayor es la conservación de 20 a 22
dientes en esta etapa de la vida.
A nivel de todo el tubo digestivo se produce una tendencia a la aparición de
dilataciones saculares o divertículos, esto es especialmente frecuente en el colon de
personas que sufren de constipación. Un 10% de los octogenarios pierde por
alteraciones de los plexos entéricos la coordinación de los músculos esofágicos. El
debilitamiento del diafragma hace más frecuente la existencia de hernias hiatales. La
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reducción de elasticidad de la pared del recto y la disminución de la motilidad general
del intestino puede conducir a la presencia de constipación y génesis de fecalomas. A
nivel de esfínter anal hay disminución de la elasticidad de las fibras lo cual puede
derivar en incontinencia fecal.
La presencia de enfermedad ateromatosa es causa de isquemias mesentéricas o de
colon.
A nivel gástrico la incidencia de Helicobacter pylori aumenta lo que sumado a una
reducción de los mecanismos de defensa de la mucosa hace más frecuentes la
existencia de úlceras.
La capacidad de metabolización hepática es menor provocando cambios en la
fármacocinetica de muchas drogas.
Como puede ser visto, a través de este resumen de cambios asociados al
envejecimiento y sus implicancias, es muy difícil en algunas situaciones desligar
dichos cambios a la aparición de enfermedades; sin embargo es necesario intentar
reconocer cuales son las diferencias que se producen con el paso de los años para
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poder actuar a través de este conocimiento en la resolución de los problemas que la
disminución de la reserva funcional trae aparejados.
La importancia de diferenciar el envejecimiento sano de la enfermedad en el
envejecimiento.
Como ya he mencionado con anterioridad en otras tareas, pienso que saber
diferenciar entre un anciano sano y un anciano con alguna patología. Para ello, es
muy importante conocer el concepto de anciano sano, y este es: “persona con
alteraciones morfológicas y funcionales, en el límite entre lo normal y lo patológico, en
equilibrio inestable y con adaptación de la capacidad funcional a las posibilidades
reales de sentimiento”.
Conociendo y entendiendo este concepto, nos daríamos cuenta de que todos esas
alteraciones que se dan en el anciano son totalmente normales, consecuencias del
proceso de envejecimiento, siendo este un proceso irreversible, continuo y
heterogéneo (todos envejecen de forma diferente).
Es muy importante para enfermería conocer de forma exacta cuales son los cambios
normales que se producen en dicho proceso, porque también tenemos que estar
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pendientes para detectar posibles problemas verdaderamente patológicos, diferentes
del proceso de envejecimiento.
Además de ser importante para enfermería, creo que el resto de la sociedad también
debería conocer estos cambios para que todo el mundo sea capaz de comprender a
los ancianos y sus cambios totalmente fisiológicos y normales. Si este pensamiento se
logra inculcar en el pensamiento de todos, cambiaría muchísimo la opinión y la
comprensión de la persona anciana.
En mi opinión, todas las teorías influyen sobre el proceso de envejecimiento y
resultaría poco útil separar las teorías. Pienso que en este proceso de envejecimiento
todas y cada una de las teorías influyen, en mayor o menor medida, sobre él.
Creo que es un proceso multifactorial, que depende de diversos factores, tanto
sociales como biológicos y genéticos. Como he dicho anteriormente, ser partidario y
defender una única teoría sería prescindir de las demás, y en mi opinión, es imposible
entender el envejecimiento sin entender y comprender todas y cada una de las
teorías.
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Aquí finaliza la píldora
« Vejez
y Proceso de Envejecimiento»
Muchas Gracias.
Fundación FUDE
Fundación para el Desarrollo Educativo
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