EL LOCO A quí nos encontramos con el héroe de nuestro camino a la manera del misterioso dios Dionisos, el que Nació Dos Veces. Era hijo del gran Zeus, rey de los Dioses, y de Semele, una mujer mortal, princesa de Tebas. La esposa de Zeus, Hera, furiosa por la infidelidad del marido, se disfrazó de niñera y susurró a Semele que tenía que probar su devoción de amante pidiendo a Zeus que se le manifestara en toda su divina gloria. El dios, que había prometido a Semele cualquier cosa que deseara su corazón, se vio obligado por su promesa cuando ella insistió en que le revelara su divinidad. Con disgusto, se manifestó como trueno y relámpago y Semele ardió en llamas. Pero Zeus logró rescatar al niño que iba a nacer. Hermes, el mensajero de los dioses y protector de la magia, cosió el feto en el muslo de Zeus; así nació Dionisos. Hera seguía persiguiendo al extraño niño con cuernos, y mandó a los Titanes, los dioses de la tierra, a que lo hicieran pedazos. Pero Zeus rescató el corazón del niño, que aún latía. A este corazón lo transformó en una pócima de semillas de granada, y esta bebida mágica fue ofrecida a la virgen Perséfone por Hades, el dios oscuro del mundo subterráneo, cuando la raptó. Perséfone quedó embarazada, y así Dionisos volvió a nacer en el mundo subterráneo. Por eso se llamó Dionisos Yaco, el Nacido Dos Veces, dios de la luz y del éxtasis. Su padre Zeus le ordeno vivir entre los hombres y compartir sus sufrimientos, Hera le hirió con la locura, y él vagó por todo el mundo, seguido por sátiros silvestres, muchachas y animales. Obsequiaba con vino al género humano, y llevaba el éxtasis de la ebriedad y la redención espiritual a los que estaban dispuestos a renunciar a su apego al poder mundano y a la riqueza. De vez en cuando, su padre celestial, Zeus, lo elevara al Olimpo, donde tomaba su asiento a la derecha del rey de los dioses. EL MAGO A quí encontramos al dios Hermes, guía de caminantes, protector de ladrones y embusteros, soberano de la magia y la adivinación, y el que trae la buena suerte inesperada y los cambios de fortuna. Se llama el Tramposo porque es falso y ambiguo, no obstante, es el mensajero acreditado de los dioses y el que guía a las almas al mundo subterráneo. En la mitología Griega Hermes era hijo de Zeus, rey de los dioses, y de la misteriosa ninfa Maia, que se llamaba también Madre Noche. Por eso él es hijo tanto de la luz espiritual como de las tinieblas primordiales, y sus colores —rojo y blanco— reflejan la mezcla de las pasiones terrenales y de la claridad espiritual que forman parte de su naturaleza. Cuando Hermes era tan sólo un niño, salió de la cuna con paso vacilante y le robó una manada de vacas a su hermano Apolo, el dios-sol. Para engañar a Apolo se puso las sandalias al revés, para que el dios airado fuera en dirección contraria a la del culpable. Cuando Apolo al final se enfrentó con él y le preguntó quién había robado su ganado, Hermes se presentó ante él con un regalo: una lira hecha de concha. Hermes hizo alabanzas a su hermano con un lenguaje adulador y melifluo, diciéndole al viejo dios que el regalo era en honor de la extraordinaria habilidad de Apolo para la música. Apolo quedó tan seducido que se olvidó del ganado, y a cambio le otorgó a Hermes un regalo propio: el don de la adivinación. Hermes se convirtió así en el maestro de los cuatro elementos, con el poder de enseñar a los hombres las habilidades de la geomancia (la adivinación a través de la tierra), la piromancia (adivinación por el fuego), la hidromancia (adivinación por el agua) y la aeromancia (adivinación por el aire). Él fue siempre adorado en los cruces, donde se erigían en su honor estatuas llamadas Hermes y se invocaban sus bendiciones sobre el caminante, el vagabundo y el que no tenía hogar. LA EMPERATRIZ E ncontramos aquí a la gran diosa Deméter, que es la Madre Tierra, soberana de toda la naturaleza y protectorade las pequeñas criaturas indefensas. En la mitología griega, Deméter hacía madurar cada año el trigo dorado, y al final del verano el pueblo le daba las gracias por la generosidad de la tierra. Deméter gobernaba los ciclos ordenados de la naturaleza y la vida de todas las cosas que crecen —de ahí el vestido que lleva. Ella presidía la gestación y el nacimiento de una nueva vida, y bendecía los ritos de la boda como un vaso para la continuidad de la naturaleza. Deméter es una diosa matriarcal, una imagen del poder dentro de la misma tierra, que 110 necesita confirmación espiritual del cielo, Decían que ella había enseñado a los hombres las artes de arar y cultivar la tierra, y a las mujeres las artes de moler el trigo y cocer el pan. Deméter vivió con su hija Perséfone, protegidas de los conflictos y querellas del mundo. Pero un día esa vida pacífica y feliz fue violentamente transformada. Perséfone se había ido a pasear y no había vuelto. Deméter, angustiada, buscó a su hija por todas partes, pero Perséfone había desaparecido sin dejar rastro. Por casualidad, después de años de búsqueda sin esperanza, se enteró de lo que le había pasado a Perséfone. Parece ser que Hades, el oscuro señor del mundo subterráneo, arrastrado por el deseo de la muchacha, la había montado en su carro conducido por dos caballos negros y la había raptado. Deméter en su ira hizo que la tierra se volviera estéril, y. se negó a devolverle su anterior abundancia. Puesto que no pudo aceptar el cambio que había ocurrido —aunque Perséfone había comido de buena gana la granada, el fruto del mundo subterráneo, y Hades la había tratado con honor y la había hecho su reina— fue como si la humanidad entera hubiera parecido por falta de alimento. Por casualidad, gracias a la intercesión del inteligente dios Hermes que todo lo ve, se llegó a un acuerdo. Durante nueve meses al año, Perséfone viviría con su madre, pero en los tres restantes tenía que volver con su tenebroso esposo.Deméter nunca estuvo de acuerdo con esta resolución. Cada año, cuando su hija se iba, la Madre Tierra se ponía de luto. Las flores se marchitaban, los árboles dejaban caer sus hojas, y la tierra se volvía inanimada y fría. Pero cada año, a la vuelta de Perséfone, volvía otra vez la primavera. EL EMPERADOR A quí encontramos al gran Zeus, rey de los dioses, al que los griegos llamaban Padre-de-Todo, creador del mundo y soberano tanto de los dioses como de los hombres. En la mitología, Zeus era el hijo más joven de los Titanes Cronos y Rea. Cronos recibió una profecía: que algún día uno de sus hijos le derrocaría y tomaría su puesto. Prevenido contra eso, decidió destruir a sus hijos y, durante cinco años, en cuanto Rea daba a luz, hijos e hijas, él los arrebataba de sus brazos y los devoraba antes de que abrieran los ojos. Eso naturalmente no agradaba a Rea, quien, cuando supo que iba a nacer un sexto hijo, huyó secretamente a Arcadia y dio a luz a Zeus en una cueva. Luego envolvió en pañales una piedra grande y se la presentó a Cronos como hijo suyo. Él se la arrebató inmediatamente. Con el tiempo, Zeus llegó a la edad viril y fue donde Cronos disfrazado de copero preparó una pócima para su padre, que lo puso gravemente enfermo, y por la boca del viejo dios salieron los cinco niños que él había devorado, totalmente ilesos. También salió la piedra. Entonces Zeus indujo a sus hermanos y hermanas a rebelarse contra Cronos y le derrocó, e inauguró un nuevo gobierno. El nuevo rey de los dioses hizo de la montaña del Olimpo su hogar, y estableció una jerarquía de dioses que obedecieran su ley fundamental. Sus símbolos de poder eran el trueno y los rayos. Su espíritu ligero, ardiente y libertino se manifestaba no solamente en la tormenta, sino también en las muchas amantes que persiguió y en los muchos niños que engendró. Entre ellos estaban Atenea (diosa de la justicia), Dike (diosa de la ley natural), Moira (diosa del destino) y las nueve Musas (protectoras de las artes). Su esposa fue Hera, diosa del matrimonio y del alumbramiento, que gobernaba como consorte suya. Zeus administraba el bien y el mal según las leyes que él mismo establecía. Era también dios de la tierra y de la amistad, y el protector de todos los hombres. LA SACERDOTISA E ncontramos aquí a Perséfone, reina del mundo subterráneo, hija de la Madre Tierra, Deméter, y guardiana de los secretos de los muertos. Hemos visto ya, en la carta de la Emperatriz, como, según la mitología, Hades, señor del mundo subterráneo, fue inundado por el deseo de la muchacha cuando ella vagaba por los campos recogiendo flores, y la arrebató a la tierra para llevársela. Cuando la condujo a su oscura morada, le ofreció una granada, que ella comió. Tras tomar el fruto de los muertos, ella quedó vinculada a él para siempre. Perséfone gobernaba el mundo subterráneo junto con su marido durante tres meses al año. A pesar de que los nueve meses restantes los pasaba en el mundo de la luz con su madre Deméter, jamás podría hablar de los secretos aprendidos en la tierra de los muertos. El reino de Hades, lleno de misterios y riquezas, era circundado por el terrible río Estigia, que ningún hombre o mujer viviente podía cruzar sin el permiso del mismo Hades; aunque Hermes, mensajero de los dioses y guía de las almas, podía introducir a esos héroes excepcionales que habían ganado el consentimiento del dios. Ni siquiera las almas de los muertos podían cruzar sin pagar una moneda a Caronte, el viejo barquero que conducía el bote a través del Estigia, porque en la entrada al reino de Hades estaba agazapado Cerbero, el terrible perro de tres cabezas que devoraba a todo el que traspasaba, vivo o muerto, y que no respetara las leyes del reino invisible. Por ello, al comer la granada, Perséfone dejó atrás su niñez inocente, y se convirtió en la guardiana de este reino tenebroso y guardiana de sus secretos. EL HIROFANTE A quí encontramos a Quirón, rey de los Centauros, el que cura, el sacerdote y el maestro sabio de todos los héroes jóvenes de la mitología. El nacimiento de Quirón fue también muy misterioso, porque nació de la unión de Ixión, hijo de Ares, el dios de la guerra, y de una nube que Zeus formó con la apariencia de su esposa Hera, para evitar que Ixión hiciera el amor con la diosa en persona. El Centauro fue educado por Apolo, el dios-sol, y Artemisa, la diosa-luna, y a causa de su gran sabiduría y espiritualidad fue elegido rey de los Centauros y se le asignó la tarea de inculcar en los jóvenes príncipes griegos de las casas nobles los valores espirituales y el respeto a la ley divina que necesitaban, antes incluso de aprender el arte de gobernar y el manejo de las armas. Quirón era también un gran curandero, y conocía los secretos de las hierbas y la ciencia de las plantas. Pero era incapaz de curarse a sí mismo. Un día su amigo, el héroe Hércules, le visitó en su cueva después de matar a la mostruosa Hidra con sus nueve cabezas venenosas. Hércules rozó accidentalmente al Centauro en el muslo con una de las flechas que habían sido mojadas en la sangre del monstruo. Esa sangre era un veneno mortal, y el caso es que Quirón no pudo sacarse el veneno de la herida. Como era inmortal, no podía morir, y de ese modo se vio obligado a vivir sufriendo, renunciando a toda la felicidad del mundo y dedicando su tiempo a la enseñanza de la sabiduría espiritual. LOS ENAMORADOS A quí encontramos al príncipe Troyano Paris, al que Zeus encomendó arbitrar en un concurso de belleza entre tres diosas: Hera, Afrodita y Atenea. Cuando Paris nació, un oráculo declaró que algún día sería la ruina del reino de su padre. Su padre, el Rey Príamo de Troya, lo sentenció a muerte abandonándolo en la ladera de una colina, pero el niño fue rescatado por un buen pastor. Paris se hizo hombre cuidando el rebaño y llenando sus horas libres de románticas conquistas, ya que era un joven muy hermoso y atractivo. Cuando estalló una disputa en el Monte Olimpo entre Hera (reina de los dioses), Afrodita (diosa del amor sensual) y Atenea (diosa de la justicia), sobre quién era la más encantadora, Zeus decidió que Paris, con su experiencia rica y variada sobre las mujeres, sería el mejor juez de la contienda. Hermes fue enviado a informar al joven de ese dudoso honor que le había sido concedido por el rey de los dioses. Paris, como es lógico, en principio rechazó la petición, sabiendo muy bien que cualquiera que fuese la diosa que escogiera, las otras dos jamás se lo perdonarían. Pero Hermes le amenazó con la ira de Zeus. Entonces Paris se ofreció amablemente a partir la manzana en tres trozos, porque ¿cómo iba a poder escoger entre tres diosas tan radiantes? Pero Hermes tampoco quería aceptar esa excusa. Así que las diosas se exhibieron ante el joven. Hera le ofrecía el gobierno del mundo si la escogía a ella, Atenea le ofrecía convertirle en el más fuerte y más justo de los guerreros. Afrodita simplemente se destapó, y le ofreció la capa del amor, y le prometió como esposa a la más hermosa de las mujeres mortales. El resultado era de prever. Paris, que era joven y, por lo tanto, no tenía aún muy claros sus valores internos, escogió a Afrodita sin vacilar. Su recompensa fue la famosa Helena, reina de Esparta que, desgraciadamente, estaba casada con otro. Hera y Antenea sonrieron y prometieron que no tomarían a mal su elección, y luego se fueron cogidas del brazo a planear la destrucción de Troya. Por eso estalló la guerra de Troya, que empezó con la cólera del marido burlado de Helena y acabó con la destrucción de la ciudad y de toda la casa real. Y así se cumplió el oráculo. EL CARRO A quí encontramos a Ares, dios de la guerra, que, según la mitología, fue concebido por Hera, reina de los dioses, sin semen masculino. Como dios de la guerra, Ares disfrutaba peleando. Sus dos escuderos, Deimos (Miedo) y Fobos (Terror) —posiblemente sus hijos— le acompañaban en el campo de batalla. A diferencia de la diosa Atenea, que, como divinidad de la guerra, representaba la estrategia fría y la logística, Ares amaba el ardor y la gloria de la batalla en sí misma, y el desahogo exultante de su fuerza al desafiar a los enemigos. Ares era, en muchos aspectos, un dios que no despertaba simpatías, porque se le asociaba con la lucha y con el derramamiento de sangre, y el Olímpico Zeus y Atenea le detestaban por su fuerza bruta y por su falta de finura. Pero Afrodita, diosa del amor, tenía diferentes gustos. Impresionada por el vigor del hermoso guerrero, al que sin duda comparaba con su repulsivo esposo Hefesto, dios del fuego, se enamoró de Ares. Muy pronto el sentimiento fue recíproco. Ares aprovechó sin escrúpulos la ausencia de Hefesto para deshonrar el lecho marital. Pero el marido descubrió el adulterio y planeó una venganza ingeniosa. Forjó en secreto una malla tan fina que no se podía ver, pero tan fuerte que no se podía romper. Colocó esta red encima de la cama donde los amantes solían retozar. Cuando la pareja volviera a hacer el amor y posteriormente se quedaran dormidos, la red invisible se extendería sobre ellos, y Hefesto llamaría a todos los dioses para que presenciaran la vergüenza de su esposa y de su amante. Pero el ardor de Ares no fue extinguido por su turbación y más tarde, de su unión con Afrodita, nació una hija, Armonía, cuya cualidad, como su nombre indica, era un armonioso equilibrio de amor y lucha. LA JUSTICIA Aquí encontramos a Atenea, diosa de ia Justicia, a la que antes vimos en la carta de los Enamorados. Según la mitología, su padre era Zeus, rey de los dioses, que había sido advertido por Urano que si tenía un hijo con su primera mujer, Metis, diosa de la Sabiduría, éste sería más poderoso que él. Para prevenir esa eventualidad, devoró a Metis antes de que hubiera dado a luz a la criatura que llevaba. Algún tiempo después, Zeus fue atormentado por un insoportable dolor de cabeza. Para curarle, Hefesto, el dios del fuego, partió su cabeza con un hacha de bronce, y de la herida abierta saltó Atenea, completamente armada, lanzando un triunfante grito de victoria. Al verla, todos los Inmortales no salían de su asombro y se llenaron de temor. La diosa se convirtió en la preferida de los hijos de Zeus, y su predilección por ella era tan marcada que suscitaba los celos de los otros dioses. Las inclinaciones guerreras de Atenea aparecieron inmediatamente en su nacimiento, aunque ella era distinta a Ares, el dios de la guerra, en muchos aspectos. Las artes de la guerra que Atenea cultivaba no se basaban en el deseo de lucha y de derramamiento de sangre. Surgían más bien de altos principios y del reconocimiento frío de la necesidad de defender y conservar la verdad. Ella era una estratega más que una brutal luchadora, y equilibraba la agresividad y la fuerza física de Ares con la lógica, la diplomacia y la destreza. Ella protegía al bravo y al valiente, y se convirtió en la guardiana de muchos héroes. Pero la protección que ofrecía a Perseo, Ulises y otros famosos guerreros consistía siempre en armas que tenían que ser usadas con inteligencia, prudencia y planificación. LA TEMPLANZA A quí encontramos a Iris, diosa del arco iris y mensajera de Hera, reina de los dioses. Iris era el duplicado en femenino de Hermes, el emisario de Zeus, y era amada tanto por los dioses como por los mortales, a causa de su naturaleza buena y cariñosa. Si Hera o Zeus deseaban dar a conocer su voluntad a los hombres, Iris bajaba a la tierra como un rayo, y allí tomaba aspecto mortal o se aparecía en su forma divina, la de una hermosa mujer alada. A veces hendía el aire tan suavemente como el viento del oeste, Céfiro, que era su esposo. Otras veces deslizaba hacia abajo el arco iris que unía el cielocon la tierra. Corría por las aguas con igual facilidad. Incluso el mundo subterráneo se abría ante ella cuando, por orden de Zeus, iba a llenar de nuevo su copa de oro con las aguas de Estigia, que los inmortales tomaban para comprometerse con terribles juramentos. Cuando los dioses volvían al Olimpo de sus viajes, Iris tenía que desenganchar a los corceles de sus carros y dar a los viajeros néctar y ambrosía. Iris no solamente entregaba los mensajes de Hera, también llevaba a cabo su venganza, aunque lo que nacía más a menudo era ofrecer ayuda y cuidado. Ella preparaba el baño de Hera, la ayudaba en su aseo, y día y noche estaba a los pies del trono de su señora. Según una versión del mito, fue Iris, en vez de Afrodita, la que dio a luz a Eros, el dios del amor. LA FUERZA Aquí encontramos al gran guerrero Heracles, llamado Hércules por los romanos, que según la mitología era el más invencible de los héroes. Era hijo de Zeus, rey de los dioses, y de una mujer mortal llamada Alcmene. Hera, la esposa de Zeus, como siempre, estaba celosa del niño nacido del adulterio de su marido, y perseguía al héroe con terribles castigos. Ello lo volvió loco, y él en su locura mató sin querera su mujer f a sus hijos. Hércules rogó a los dioses que le dieran algún trabajo para expiar sus crímenes, y el oráculo de Delfos le ordenó que se sometiera a doce años de trabajos forzados al servicio del malvado Rey Euristeo, al que Hera favorecía. Por eso el héroe se sometió voluntariamente al servicio de la diosa que le persiguió, para expiar un crimen del que ella era principalmente responsable. El primero de los famosos Doce Trabajos que el Rey Euristeo le exigió a Hércules fue el de cimentarse con el León de Nemea, una enorme fiera con el pellejo duro como el hierro, el bronce y la piedra. Puesto que el león había asolado al vecindario, Hércules no encontró a nadie que pudiera llevarle hasta su cubil. Encontró a la fiera por casualidad, manchada con la sangre de la última víctima. El le disparó una lluvia de flechas, pero éstas rebotaron indemnes del pellejo grueso del león. A continuación utilizó su espada, que se torció, y después su garrote, que se hizo astillas sobre la cabeza del león. Entonces Hércules cubrió con una red una de las dos bocas de la cueva en la que el león se ocultaba, y se deslizó por la otra entrada. El león sacó una de sus garras, pero Hércules consiguió agarrarle del cuello y le apretó hasta matarle con sus propias manos. Entonces despellejó al león con sus propias garras, afiladas como navajas, y desde entonces usó siempre la piel como armadura y la cabeza como casco, llegando a ser así tan invencible como la misma fiera. EL ERMITAÑO Aquí encontramos al anciano dios Cronos, cuyo nombre significa Tiempo. Según la mitología, Urano (el Cielo) y Gea (la Tierra) se casaron y formaron la primera raza, la de los Titanes o dioses de la tierra, de la que Cronos fue el más joven. Pero Urano contemplaba a sus hijos con horror, porque eran muy feos e imperfectos y hechos de carne. Por eso encerró a los Titanes en las profundidades del munco subterráneo para que no pudieran ofender a sus ojos. Pero Gea se enfadó y meditó una terrible venganza contra su esposo. Sacó de su seno un pedernal, fabricó una guadaña afilada y se la dioal astuto tronos, su último retoño. Cuando por la tarde bajó Urano, fue, como de costumbre, a reunirse con su esposa. Mientras dormía tranquilo, Cronos, que con la ayuda de su madre estaba agazapado, se armó con una guadaña, castró a su padre y echó sus genitales sangrantes al mar. Luego Cronos liberó a sus hermanos y se convirtió en el soberano de la tierra. Bajo su largo y paciente reinado, la labor de la Creación llegó a su término. Este tiempo en la tierra llegó a conocerse como la Edad de Oro, a causa de la abundancia que Cronos presidió. Como dios del tiempo, presidía el paso ordenado de las estaciones, el nacimiento y el crecimiento seguido de la muerte, y la gestación y el renacimiento, y era adorado tanto como un inflexible segador que fijaba los límites que el hombre y la naturaleza no podían sobrepasar, que como dios de la fertilidad. Pero Cronos no podía aceptar él mismo las leyes cíclicas que había inaugurado, porque, cuando le profetizaron que algún día su propio hijo le destronaría como hizo él con su padre Urano, devoró a sus hijos tan pronto como nacían, para poder preservar su gobierno sin cambios. De este modo sigue la historia de Zeus, el más joven de los hijos de Cronos, al que encontramos en la carta del Emperador y que, según la mitología, destronó a Cronos e introdujo a los dioses en el reino del Olimpo. Cronos fue desterrado, algunos dicen que a las profundidades del mundo subterráneo, pero otros dicen que a las Islas Benditas, donde duerme, aguardando el comienzo de una nueva Edad de Oro. LA RUEDA DE LA FORTUNA A quí encontramos a las tres diosas del Destino, que los griegos llamaban Moiras. Según la mitología, las Moiras eran hijas de la Madre Noche y habían sido concebidas sin padre. Cloto era la que hilaba, Láquesis la que medía y Atropo, cuyo nombre quiere decir «la que no se puede evitar, la que cortaba. Las tres Parcas urdían el hilo de una vida humana en la oscuridad secreta de su cueva, y su trabajo no lo podía hacer ningún dios, ni siquiera el gran Zeus. Una vez que se urdía el destino de un individuo, eso era irrevocable, y no podía ser alterado, y la longitud de la vida y el tiempode la muerte eran la parte y el lote del cupo que las Moiras adjudicaban. Si un individuo intentaba desafiar al destino, como a veces hacían los héroes, entonces padecía de lo que llamaban ubris, que quiere decir arrogancia, ante los dioses. Dicho individuo no podía, naturalmente, escapar a su destino, y a veces era castigado severamente por los dioses por intentar transgredir los límites establecidos por las Moiras. En una versión de la mitología, se dice que Apolo, el dios-sol, en una ocasión se burló de las Moiras y maliciosamente las emborrachó para salvar a su amigo Admetus de la muerte. Pero se creía normalmente que el mismo Zeus tenía miedo de las Parcas, porque no eran hijas de ningún dios, pero descendían de las profundidades de la Noche, que era el poder más antiguo del universo EL COLGADO Aquí encontramos a Prometeo, el Titán que desafió la ley de Zeus y robó el fuego de los dioses para dárselo al hombre, sabiendo muy bien que iba a sufrir por su acción. El nombre de Prometeo significa «vidente», y el Titán poseía el don de la profecía. Se decía también en la mitología que había cerrado al hombre, fuera de la tierra y del agua, con sus propias lágrimas, mientras que Atenea infundía la vida en la creación. Por eso Prometeo tenía una profunda simpatía por toda la humanidad, porque él los había hecho. Pero Zeus afirmó su divina supremacía sobre los hombres ne-gándoles el fuego. Eso quería decir que no podía haber progreso ni iluminación, porque sin el fuego el hombre estaba condenado a vivir como los animales, comiendo carne cruda y ocultándose en cuevas. Prometeo cogió un poco de fuego sagrado de la forja de He- festo, lo ocutló en un tallo hueco de hinojo, y lo llevó a la tierra. Zeus, ultrajado por el robo, decidió aniquilar a la humanidad por medio del diluvio para destruir a sus ofensores, porque no solamente fue injuriado su orgullo, sino que el hombre, con el fuego, podía intentar ser como dios. Pero Prometeo advirtió a su hijo Deucalión, que construyó un arca y subió a bordo junto a su esposa, Pirra. El diluvio duró nueve días y nueve noches, pero en el décimo día la inundación cesó y Deucalión ofreció un sacrificio a Zeus. El rey de los dioses, conmovido por su piedad, accedió a su petición de renovar la raza humana. Pero Prometeo no pudo librarse tan alegremente. Como era de imaginar, Zeus lo agarró y lo ató con unas cadenas indestructibles en lo alto de un precipicio en las montañas del Cáucaso. Un águila bajaba cada día a devorar el hígado de Prometeo; cada noche el hígado volvía a crecer y la tortura continuaba. Después de 30 años, Zeus permitió que el héroe Hércules le rescatara, quien mató al águila y rompió las cadenas del prisionero. Prometeo recibió la inmortalidad, al tiempo que la humanidad, agradecida, levantó altares en su honor y por primera vez usó los anillos, en recuerdo a su esclavitud. LA MUERTE A quí encontramos al tenebroso dios Hades, señor del mundo subterráneo, que encontramos primero en la carta de la Emperatriz, como raptor de Perséfone, hija de Deméter. Según la mitología, Hades era conocido como el Invisible. Le llamaban también Plutón, que quiere decir «opulencia», ya que su reino estaba lleno de riqueza oculta. Hades era hijo del Titán Cronos y de Rea, y fue rescatado por su hermano Zeus cuando Cronos vomitó a sus hijos. Zeus entonces entregó a Hades el reino del mundo subterráneo como su parte de la herencia. En ese campo el dios tenebroso gobernó como amo absoluto. Cuando salía a la luz, su caso le hacía invisible, para que ningún mortal pudiera verle. Los ritos de la muerte exigían que se metiera una moneda de oro en la boca del cadáver, ya que, si no ofrecía a Hades este tributo, el alma se veía obligada a vagar para siempre en las orillas del río Estigia, que circunscribía el reino del mundo subterráneo. Aunque a Hades se le concediera una condición inferior a la de su hermano celestial Zeus, él poseía el poder más grande, ya que su ley era irrevocable. Una vez que un alma entraba en el reino de Hades, no había dios, ni siquiera el rey de los dioses, que pudiera recuperarla. Aunque algunos héroes como Orfeo y Teseo entraran de forma ilícita en el reino de Hades, engañando al viejo barquero Caronte y consiguieran escapar al terrible Cerbero, el perro de tres cabezas que custodiaba las puertas, ninguno de ellos volvió al mundo superior del mismo modo. El poder de Hades era tan irrevocable que los dioses prestaban sus juramentos con las aguas del río Estigia, que era a la vez un veneno mortal y otorgaba la inmortalidad. EL DIABLO A quí encontramos al gran dios Pan, que los griegos adoraban como el Gran Todo. Según la mitología, Hermes engendró a Pan en la ninfa Dryope. El niño era tan horroroso al nacer —con cuernos, barba, rabo y patasde cabra— que su madre se marchó aterrorizada, y Hermes se lo llevó al Olimpo para diversión de los dioses. Pan frecuentaba los bosques y pastos de Arcadia y personificaba el espíritu fértil y fálico de la naturaleza salvaje y bravia. Pero en ocasiones también sabía ser amable con los hombres guardando rebaños, manadas y colmenas. Tomaba parte en las juergas de las ninfas del bosque y ayudaba a los cazadores a encontrar su presa. En una ocasión persiguió a la casta ninfa Siringa hasta el río Ladon, donde ella se transformó en junco para escapar a sus desagradables e hirsutos abrazos. Allí, puesto que no podía distinguirla de los demás juncos, cortó unos cuantos al azar, e hizo con ellos una flauta, la flauta de Pan. Del nombre de Pan deriva la palabra «pánico», porque él se divertía dando sustos de repente al viajero solitario. Era despreciado por los otros dioses, aunque se aprovechaban de sus poderes. Apolo, el dios-sol, consiguió de él el arte de la profecía por medio de halagos, y Hermes emitió una flauta que él había dejado abandonada, la reivindicó como si fuera su propio invento, y se la vendió a Apolo. Por eso el brillante dios-sol recibió su música y su profecía de forma ilícita del macho cabrío, el horrible y bravio dios de la naturaleza. LA TORRE A quí vemos al famoso Laberinto del rey Minos, que fue alcanzado por un terremoto cuando el dios Poseidón, enfadado, salió de las aguas para derribar al reino. Según la mitología, Minos era el rico y poderoso rey de Creta. Recibió este poder de Poseidón, dios del terremoto y de las profundidades del océano, que consintió en hacer a Minos soberano de los mares si el rey ofrecía un hermoso toro blanco al rey en sacrificio. Pero el rey Minos no quería dar el toro, y loescondió en su manada, poniendo en su lugar un animal más pequeño. Poseidón, furioso con Minos por haber sido arrogante y haber rechazado el pacto, pidió la ayuda de Afrodita, la diosa del amor. Ella inspiró a la esposa de Minos, Pasifae, una pasión ardiente por el toro blanco. La reina sobornó a Dédalo, artesano de palacio, para que le hiciera una vaca de madera. Pasifae entró en la vaca, el toro penetró a Pasifae, y de esta unión de la reina y la bestia nació el Minotauro, la vergüenza de Minos, una horrible criatura con cuerpo de hombre y cabeza de toro, que se alimentaba de carne humana. El rey, aterrorizado, escondió esta criatura en el interior de un gran Laberinto de piedra que mandó construir a Dédalo. Pero el reino no podía quedar para siempre en esta situación estancada, con un secreto tan infamante en su interior. Con la ayuda de Ariadna, la hija de Minos, el héroe Teseo, hijo de Poseidón, vino y mató al Minotauro, y el dios en ese momento salió airado de su lecho en el fondo del mar y atacó al Laberinto. El edificio fue reducido a escombros por el terremoto, que enterró a la vez al rey Minos y al cadáver del M i n o t a u r o , a l tiempo que todos los esclavos que habían estado sometidos, al poder de Minos fueron puestos en libertad. Teseo fue proclamado rey de Creta, una nueva era fue inaugurada y el Laberinto no fue levantado nunca más. LA ESTRELLA A quí encontramos a Pandora, que según la mitología abrió el cofre que Zeus había dado maliciosamente a la humanidad, y soltó a todas las plagas. Después que el Titán Prometeo robara el fuego sagrado de los dioses para dárselo a la humanidad, el rey de los dioses decidió infligir a la raza humana severos castigos, que culminaron en el gran diluvio desentonen la carta del Ahorcado. Antes de este diluvio, sin embargo, su ira era más sutil, aunque no se había saciado todavía. Zeus ordenó a Hefesto, el dios del fuego, que hiciera un cuerpo con barro y agua, le diera fuerza vital y voz humana, e hiciera a una virgen cuya belleza deslumbradora fuera igual a la de las diosas inmortales. Todas las divinidades colmaron esta nueva criatura con sus regalos especiales, y le dieron el nombre de Pandora. Hermes, sin embargo, puso perfidia en el corazón de Pandora y mentiras en su boca. Zeus envió esta mujer a Epimeteo, hermano de Prometeo, junto con un gran cofre. Pero Epimeteo, habiendo sido advertido por su hermano de que no aceptara regalos de Zeus, se disculpó respetuosamente. Pero luego, al ver la terrible venganza que el rey de los dioses infligió a Prometeo, Epimeteo (cuyo nombre significa «que ve por detrás») se apresuró a casarse con Pandora. Prometeo, antes de ser agarrado y aprisionado en su solitario pico de la montaña, logró advertir a Epimeteo de que no tocara el cofre, y Epimeteo comunicó esta advertencia a Pandora con espantosas amenazas. Pero Hefesto había hecho a Pandora tan loca, traviesa y holgazana como hermosa. Al poco rato abrió la tapadera del cofre, y las terribles plagas que Zeus había juntado —la Vejez, el Trabajo, la Enfermedad, la Demencia, el Vicio y la Pasión— escaparon y se esparcieron sobre la tierra, infectando a toda la humanidad. Sólo la esperanza, que de algún modo consiguió encerrarse en el cofre junto con las Plagas, no se fue volando LA LUNA A quí encontramos a la anciana Hécate, diosa del mundo subterráneo, soberana de la luna, la magia y el encantamiento. Según la mitología, Hécate a veces se alternaba con Artemisa, la diosa del amor, aunque era una divinidad mucho más vieja, y era poderosa tanto en el cielo como debajo de la tierra. Hija de Zeus y de Hera, suscitó la cólera de su madre por robarle un frasco de colorete. Ella huyó a la tierra y se ocultó en casa de una mujer que acababa de dar a luz un niño. El contacto con el parto la hizo impura, y por esofue llevada al mundo subterráneo, para lavar su mancha. Pero resulta que se convirtió en uno de los soberanos del mundo subterráneo, y se llamó a la Reina Invencible, la que presidía las purificaciones y las expiaciones. Como era una diosa de encantamiento, enviaba a la tierra demonios que atormentaban a los hombres en sus sueños. Iba acompañada por Cerbero, el guardián de la entrada al mundo subterráneo, que tenía tres cabezas, y que era su forma animal y su espíritu familiar. Los sitios que solía frecuentar más a menudo eran los cruces de los caminos, las tumbas y los lugares de crímenes, y levantaban en su honor imágenes sagradas de tres cabezas en los cruces de los caminos y era adorada en vísperas de luna llena. El mismo Zeus honró tanto a Hécate que nunca le negó el antiguo poder del que ella siempre había disfrutado: el de conceder o denegar a los mortales cualquier deseo. Sus compañeras en el mundo subterráneo eran las tres Erinias o Furias, que castigaban las ofensas contra la naturaleza y representaban de una forma más amenazadora a las tres Moiras o Parcas. Por eso Hécate es una de las imágenes más arcaicas de la mitología, y preside la magia, el parto, la muerte, el mundo subterráneo y el destino.. EL SOL A quí encontramos al radiante dios-sol Apolo, el caballero del Olimpo y señor de la profecía, la música y el conocimiento. Su apodo era el de Febo, que quiere decir «el brillante», y, según la mitología, se recreaba en lo alto de los picos de la montaña. Era hijo de Zeus y de Leto, la diosa de la Noché. Al igual que otros niños, Apolo no fue alimentado con la leche de su madre. Se hartó de néctar y de dulce ambrosía, e inmediatamente el recién nacido arrojó sus pañales y fue dotado de fuerza viril. Con el arco y las flechas de largo alcance que Hefesto, el dios del fuego, había hecho para él, salió en busca de un lugar para su santuario. Pero el lugar que escogió fue la garganta de una montaña, que era la madriguera de la maligna serpiente femenina Pitón, una bestia enviada por Hera, fuera de sí por los celos, para destruir a Leto, la madre de Apolo. El dios mató a Pitón con una de sus flechas y se coronó a sí mismo con el laurel sagrado, y llamó a su nuevo santuario Delfos. En el santuario de Delfos estableció su oráculo, que se expresaba a través de una sacerdotisa que fue conocida como la Pitonisa. Mientras tanto, él dejaba Delfos cada año en otoño y viajaba a la misteriosa tierra de los Nórdicos, donde podía disfrutar de un cielo eternamente brillante. Apolo era enemigo de toda oscuridad, y podía quitar a los hombres la maldición del asesinato y las fatigas del dolor. Pero era una divinidad tramposa, porque su oráculo era de doble sentido y evasivo, y sus flechas podían matar no solamente a los monstruos, sino también a los hombres. Por eso era el dios de la muerte repentina lo mismo que era un senador que se llevaba las enfermedades y las sombras. Respecto a la profecía, que normalmente era el don de las divinidades del mundo subterráneo, Apolo fue adueñándose de ella poco a poco hasta que llegó a encarnar en sí mismo la visión trascendental. EL JUICIO Aquí como nos estamos acercando al final del ciclo de los Arcanos Mayores, encontramos a ese dios que vimos al principio —Hermes el Psicopompeo, Guía de las Almas—, En la carta del Mago, Hermes aparece como el guía interior del Loco al comienzo del camino de la vida —un tramposo, un protector de los viajeros perdidos y un mago que puede encauzar el camino a través de las intuiciones misteriosas que en la mitología se decía que dispensaba el dios. Ahora se revela como una poderosa divinidad del mundo subterráneo, emisario de Hades, que llama a los moribundos de forma amable, y elocuente posando su báculo de oro sobre sus ojos. Pero Hermes puede también llamar otra vez a la vida las almas de los muertos, así como puede introducirlas en el reino de Hades. Según la mitología, cuando Tántalo, el rey de Lidia, hizo pedazos a su propio hijo y lo sirvió en banquete a los dioses, Hermes volvió a juntar los pedazos y devolvió la vida al joven. Como heraldo de los dioses celestes, Hermes también liberó a héroes como Te- seo, que entraron en el reino de Hades de forma ilícita y luego se quedaron allí detenidos. Guió también a Orfeo hasta el reino de las tinieblas a buscar a su perdida esposa Eurídice, y le condujo otra vez fuera cuando la perdió por segunda vez. Por eso, el Hermes de la carta del Juicio no es solamente Hermes el Guía, sino Hermes el Convocante, el que conduce a las almas de los muertos a rendir cuentas y las prepara para una nueva vida. EL MUNDO A quí encontramos a Hermafrodito, que según la mitología era hijo de Hermes y de Afrodita. En una versión del cuento, Hermafrodito había nacido con los dos sexos. Pero, según otra versión, esa dualidad o unidad no fue por nacimiento, sino que fue creada. Hermafrodito en un principio erar un niño, y para ocultar su nacimiento ilícito Afrodita lo entregó inmediatamente a las ninfas del Monte Ida, que se lo llevaron a los bosques. A la edad de quince años era un muchacho montaraz y salvaje, cuyo principal placer consistía en cazar en los bosques. Un día llegó hasta las orillas de un límpido lago en cuyas aguas frescas le dieron ganas de tomarse un baño. La ninfa Salmacis, que gobernaba el lago, le vio y se enamoró de su belleza. Ella le habló, y el tímido muchacho trató de rechazarla, pero en vano. Salmacis le rodeó con sus brazos y le cubrió de besos. El seguía resistiéndose, y la ninfa gritó: «¡Oh Dioses! ¡Concededme que nada pueda jamás separarle de mí, ni a mí de él! Inmediatamente sus dos cuerpos fueron unidos y llegaron a ser uno solo. Los cuatro inventos que rodean la imagen de Hermafrodito en la carta del mundo corresponden a las cuatro divinidades: Afrodita, la diosa del amor; Zeus, el rey de los dioses; Atenea, la diosa de la sabiduría, y Poseidón, el dios de los terremotos. Hemos encontrado ya estos símbolos en la carta del Mago: la copa del amor, la vara de la imaginación creadora, la espada del intelecto y el pentáculo de la realidad física. Volveremos a encontrar estos cuatro objetos al examinar los cuatro Palos de los Arcanos Menores. La serpiente que rodea a Hermafrodito es la antigua Serpiente del Mundo, que, como ya hemos visto, encarna el brutal poder instintivo de la vida misma, siempre devorándose y recreándose.