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Factores que influyen en la Empresa

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Factores que influyen en la Empresa: La llegada
de la "nueva normalidad"
Las empresas como sistemas abiertos mantienen intercambio
frecuente con el exterior y son indefectiblemente influidas por las
transformaciones que ocurren en su medio ambiente. En este
sentido, dado que las sociedades donde operan cambian y
evolucionan en sus hábitos culturales, las empresas deben
adaptarse para estar “a tono” con las nuevas dinámicas y así
cumplir con las expectativas de sus relacionados, sus accionistas, o
aún más importantemente con las expectativas de sus clientes y
consumidores.
Las sociedades cambian frecuentemente sus hábitos de consumo y
lo hacen de manera tendencial y que son explicadas desde la
perspectiva antropológica atendiendo a la manera en la que los
rasgos culturales se van diseminando y esparciendo y que
dependen de los mecanismos de dicha transmisión.
Estos cambios culturales se ha explicado pueden ser por
tradiciones intergeneracionales estables, rápidos cambios en las
modas o tendencias, diferencias entre grupos o bien sea por
apresurados cambios en los rasgos culturales derivados de
situaciones sociales (O´Brien y Shennan, S, 2010) Lo que hace 20
años solía ser considerado atractivo y apetecible para los
consumidores, muy probablemente al momento actual sea solo
considerado un recuerdo de una “época pasada”.
Así lo que hoy es considerado “trendy” (“tendencia” por sus siglas
en inglés) podría estar caduco en pocos años o incluso en tan solo
meses. Diferentes estilos y prioridades de los consumidores pueden
influir, distorsionar o sencillamente “pulverizar” las posibilidades de
éxito de los productos o servicios actuales o futuros, si sus
oferentes no toman en consideración o monitorean cercanamente
estos cambios en el comportamiento habitual de consumo de las
sociedades.
En artículos de consumo como prendas de vestir o cosméticos cuyo
comportamiento es dinámico, se requiere la permanente
observancia de las “tendencias de moda” para precisamente “no
pasar de moda” (Kotler, P. 2006).
El comportamiento del consumidor ha sido expuesto ampliamente
por diversos economistas tomando como referencia y apoyo a la
Psicología. Adam Smith (1723-1790), ofreció su obra “La Teoría de
los sentimientos morales”, que describe los principios psicológicos
del comportamiento individual en cuanto al consumo. Similarmente,
Jeremy Bentham (1748-1832) escribió ampliamente sobre la utilidad
de las bases psicológicas (Cano, M., 2009).
Se ha planteado desde la perspectiva económica, que el
comportamiento del consumidor funciona en dos grandes líneas,
una que lo explica considerando la teoría de la elección racional y la
otra considerando la teoría de la economía del comportamiento.
La teoría de la elección racional postula que el individuo tiende a
maximizar su utilidad / beneficio y a reducir los costos o riesgos. Los
individuos prefieren más de lo bueno y menos de lo que les cause
mal. Los consumidores clasifican sus preferencias sobre todos los
demás bienes, toman decisiones de consumo en base a estas
clasificaciones, y lo hacen de tal manera que su utilidad se
maximiza. Se acepta que, además de que las personas
racionalmente persiguen su propio interés, están subordinadas a
todas las limitaciones de la economía como el tiempo, la renta y el
capital. La teoría de la economía del comportamiento ve la elección
económica como el producto de variables cognitivas.
Herbert Simon premio Nobel de economía (1916-2001), postuló que
las personas cuando toman decisiones económicas no lo hacen
optimizando como propone la teoría económica neoclásica, sino en
cambio que están es satisfaciendo sus intereses o gustos
individuales (1983).
Por otra parte, se pueden mencionar los elementos demográficos y
la importante influencia que tienen en el cómo las empresas deben
abordar las ofertas de productos o servicios a sus consumidores en
aras de permanecer y trascender. Definir claramente ámbitos
locales, regionales, transnacionales o globales.
Así mismo, de manera muy clave el cómo abordar el elemento
generacional pues ya hoy es mas que conocido lo distintivas de
cada una de ellas. Hoy nunca como antes se difunden con tanta
precisión las características y perfiles generacionales de Baby
Boomers, generaciones X, Milenials (Y), Generacion Z y las mas
reciente Generación Alpha. Todas con definidas características
socioculturales, intereses individuales y de consumo que ponen en
perspectiva las acciones de relacionamiento de las empresas con
cada una de ellas, retando la interacción obligando a ser cada vez
más disruptivos y dinámicos.
Además de los anteriores, los cambios en la proporción de género,
las diferencias en términos de grupos raciales, religiosos y étnicos
dentro de una sociedad pueden tener un impacto significativo en la
forma en la que una empresa hace negocios. Las religiones por
ejemplo, tienen una comprobada influencia en la forma como son
entendidos los negocios ya que cada una de las religiones, tiene
códigos de conducta y comportamientos que establecen roles y
responsabilidades con ciertos límites que pueden potencialmente
influir en las ofertas de productos o servicios o incluso las formas de
relación económicamente hablando que se dan en las distintas
sociedades (Hoogendoorn y cols, 2014).
También es considerado el impacto de las supersticiones en los
negocios que aún sigue vigente, Por ejemplo en la cultura
americana e italiana está proscrito el uso del número 13, obligando
a las empresas y negocios a tomar en consideración esta “manera
de comprender el mundo”. Es conocido en nuestra cultura latina, y
especialmente en el ámbito de las finanzas personales, que algunas
decisiones son tomadas considerando números de suerte, el uso de
talismanes y la velación de imágenes como modelo de apuesta a la
suerte para que los negocios sean “exitosos”.
Por otra parte los valores sociales tienen también su influencia en el
desempeño y posibilidades de hacer negocios para las empresas.
La lealtad, la honestidad, la transparencia así como otros valores,
son entendidos de diferentes maneras y a diferentes niveles, lo que
hace necesario que las empresas identifiquen y comprendan cómo
los valores de su entorno se acoplarían o engranarían con los
diferentes valores corporativos. Esto es, movilizar los recursos en
pro de que exista una completa alineación entre estos, de lo
contrario se considera contraproducente y dicotómico para con los
fines compartidos entre las sociedades y las empresas (Handy, C.,
2006)
Algunos autores han comentado que es una norma en el
establecimiento de los negocios identificar las audiencias o
consumidores objetivos para conocer con mayor precisión el
mercado meta. En este sentido, identificar dichos consumidores o
prospectos está basada no solo en datos socio demográficos como
las áreas urbanas, tipo de vivienda, o ingreso promedio familiar sino
que ha sido ampliada a los patrones y hábitos de consumo
destacados en los primero párrafos, en los cuales el elemento
aspiracional y los valores juegas un papel preponderante como
factores de impulso o estímulo al consumo (Keller, K., 2006).
Existen también grupos sociales combinados con grupos etarios
cuyas orientaciones al consumo han modificado los modelos
tradicionales de valoración de las ofertas de productos o servicios.
(Shirky, C., 2009). Por ejemplo hoy en día se ha difundido el término
“ecologistas” haciendo directa alusión a aquellos consumidores
cuyo interés central es la protección de la ecología y su consumo
está limitado a aquellos productos que no “ofendan” al planeta
tierra. Estos suelen valorar en mayor cuantía las actividades de
responsabilidad social que las empresas desarrollen y dan mayor
soporte a sus iniciativas comerciales.
Otro elemento esencial para valorar el impacto del entorno en los
negocios es la tendencia política de la sociedad donde se participa.
Existen países con orientaciones democráticas, otros con
orientaciones llamadas de izquierda que definen las líneas de
participación en las actividades económicas de dichos países. Es de
entender que las actividades comerciales en algunos de estos
estarán limitado por las “bondades” del estado/gobierno y en otros,
favorecido por las libertades plenas de intercambio con bajas
restricciones y amplitud de inversión.
Rousseau en 1762 establecía que como objetivo cualquier sistema
de legislación o gobierno debe buscar dos propósitos, la Libertad y
la Igualdad y que no debe comprenderse que los grados de poder y
de riqueza deben ser idénticos para todos pero que si es
imprescindible que exista moderación en la forma en que se poseen
los bienes.
Con esto como principio las sociedades se establecen reglas de
juego y leyes que todas las empresas y ciudadanos debemos
cumplir. Suele decirse que en algunos países, los grandes grupos
económicos dominan los gobiernos y que estos deciden de manera
sometida y que así mismo los pueblos se ven sometidos a los
“desmanes” y voluntades de estos grupos. Sin embargo, las
generalizaciones suelen ser extremas.
Por ejemplo, en algunos países de Europa, como Dinamarca, donde
existen controles gubernamentales determinados por el estado, la
participación de grupos sociales y de consumidores, influyen
directamente en las posibilidades de oferta de las empresas
limitando o apoyando el consumo de aquellos productos y/o
servicios que ofrecen calidad y costo razonable pero que satisfacen
perfectamente las necesidades de los consumidores.
Por otro lado, la globalización como proceso sigue jugando un
importante papel en el desarrollo de las empresas pues para la
agregación de valor en cada proceso empresarial se requiere
igualmente de la comprensión clara de la multiplicidad de orígenes
que coexisten en la dinámica empresarial. Convergen en los
mercados empresas nacionales y empresas multinacionales en las
que coexisten diferentes culturas y valoraciones sobre cómo se
deben llevar los procesos lo que implica una necesaria
adaptabilidad en doble dirección, lo que se ha denominado como la
multiculturalidad en el mundo de los negocios (Del Rio, O., 2010).
De igual forma, y hoy nunca como antes, los cambios tecnológicos
tienen inmediata influencia en la generación de conocimiento y por
consiguiente en la trasferencia tecnológica que propiciará nuevos
escenarios y modelos que favorecerán la dinámica ascendente de
generación de invenciones o innovaciones con inmediato efecto en
los resultados esperados.
Desde los centros de investigación y desarrollo (I+D) se propicia la
rápida evolución de tecnologías especialmente las asociadas al
desarrollo y producción de materiales y bienes con nuevos métodos
de fabricación (impresoras 3D) que generan ineludibles cambios en
los procesos de producción y que sin duda, influyen sobre las
capacidades productivas y de competitividad de las empresas en
cada mercado. Así mismo los más recientes cambios en las
tecnologías de información y comunicación y masificación del
internet, bandas cada vez más anchas, tecnología 5g y ampliación
de la conexión móvil (aunque aún hay muchos países con bajos
niveles de acceso), redes sociales y multiplicidad de aplicaciones,
están favoreciendo la interacción mundial acortando distancias
dándole a la inmediatez un nuevo valor dentro de las
organizaciones y decisivamente a nuestras sociedades.
Hoy tras la difícil coyuntura por la Pandemia por COVID-19, se
habla de una "nueva normalidad" que en definitiva, pone en
perspectiva el cómo deben hacer las empresas para permanecer,
florecer y expandirse, indistintamente de su actividad comercial o
social, y del cómo ahora se requieren unas habilidades muy
específicas; habilidades tecnológicas, digitales, orientación a la
virtualidad, Inteligencia Artificial (IA) pero aún mas de resiliencia,
adaptabilidad y prospectiva pues vislumbrar escenarios no
previsibles deberán estar de ahora en adelante en el ADN del nuevo
ejecutivo.
La comprensión, análisis, estudio y sobre todo la determinación de
un nuevo tipo de líder ante las nuevas variables culturales y
tecnológicas del entorno representan sus reales posibilidades o por
el contrario una pronta aproximación a su fin.
Edgar Peña Sanabria
MBA Marketing
DBA General Management
https://mejormarketing.blogspot.com/
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