Subido por Cristian Aceituno

Cristian Aceituno -Fracciones y decimales

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UNIVERSIDAD ALBERTO HURTADO
FACULTAD DE EDUCACIÓN
Programa de Postgrado
MAGÍSTER EN DIDÁCTICA DE LA MATEMÁTICA
DIDÁCTICA DE LOS NÚMEROS
TALLER N°2
La enseñanza de las fracciones y decimales:
Problemática y propuesta de abordaje desde la
Didáctica de la Matemática.
Estudiante: Cristian Aceituno Tapia
Profesor: Roberto Vidal
Santiago, junio de 2020
Presentación
A modo de actividad inicial quisiera plantearle un ejercicio personal que incluye algunas
interrogantes con el propósito de situarlo desde la dimensión práctica de su enseñanza: Cuando
usted como docente debe abordar con sus estudiantes los conceptos de fracciones y decimales, lo
invito a que piense en dos grupos: uno que llamaremos A en donde se encuentran los estudiantes
que presentan dificultades asociadas a estos temas, y un grupo B en donde se ubican aquellos que
se desenvuelven sin mayores problemas al trabajar con estos tópicos: Estimativamente ¿Qué
porcentaje de sus estudiantes se encontrarían en el grupo A y cuántos en el grupo B?. Piense en
sus estudiantes del grupo A, ¿Qué errores observa? ¿Cuáles de ellos usted los podría catalogar de
recurrentes? ¿Cuáles a su juicio, podrían ser las causales de dichos errores?. Ahora bien, si
considera el éxito en el desempeño de sus estudiantes que conforman el grupo B: ¿A qué se debe?
¿Considera que el tener buena memoria es crucial para ubicarse en este grupo? ¿Cuántos de ellos
cree usted que comprenden lo que están realizando?.
En el presente documento se abordaran tres temáticas puntuales relacionadas a la enseñanza
de las fracciones y decimales, y para cada una de ellas se formularán algunas interrogantes y
situaciones con el propósito de que usted pueda reflexionar en torno a su práctica considerando la
interacción con sus estudiantes a partir de fenómenos que comúnmente podrían generarse en el
aula, y dentro de las cuales se irán incorporando algunas recomendaciones fundamentadas desde
la didáctica de la matemática considerando elementos históricos de la misma e investigaciones
asociadas. Al término de la lectura lo invito a volver sobre las interrogantes anteriormente planteadas
para que contraste sus respuestas.
Noción de fracción y de decimal
¿Qué es una fracción?. Lo invito a pensarlo por un momento antes de responder. Imagine que
a modo de plenario es el primero en compartir su respuesta entre un grupo de profesores. Muchos
asienten lo que usted plantea, sin embargo, y a medida que se van sumando los aportes, se suceden
una serie de ideas tales como: “Es un número”, “Es una medida”, “Son dos números”, “Es una razón”,
“Es una parte de un todo”, “Es una representación”, “Es una división”, “Es un punto en la recta
numérica”, ”Es una doble operación” entre otras. ¿Son todas las respuestas válidas? ¿algunas?
¿ninguna?. Tómese su tiempo y vuelva a pensarlo. Pareciera ser que algo tan comúnmente utilizado,
al momento de conceptualizarlo pareciera no generar un consenso absoluto, muy por el contrario
abre aparentemente un abanico de posibilidades. Si esto ocurre entre un grupo de profesores ¿Se
imagina que ocurrirá si la pregunta se le formula a un grupo de estudiantes?.
Lo primero que hay que considerar es no confundir lo que es el objeto matemático entendido
como “fracción” y lo que corresponde a su representación escrita. Tal diferenciación es ampliamente
desarrollada desde la investigación en didáctica de la matemática, por Raymond Duval (2004), quien
en su célebre frase “No hay noesis sin semiosis”, nos plantea que no es posible desarrollar una idea
mental acabada de un objeto matemático (“noesis”, en este caso lo que es una fracción), si no se
aprende a través de una “forma” o representación para ser comunicada la cual, si se efectúa de
manera escrita, es lo que viene a constituir una representación semiótica. De lo anterior se puede
desprender la idea que el conocimiento se adquiere a través del mundo de las formas en que se
comunica. Ahora bien y volviendo a la pregunta ¿Qué es una fracción?, se puede entender como
una notación de un número por tanto no es el número propiamente tal, sino más bien una
representación del mismo. Lo anterior queda de manifiesto por ejemplo al referirnos al número 3: se
puede representar de múltiples maneras tales como
3
1
6 150
, 2,
50
….entre otras.
Por otra parte cuando nos referimos al “significado de una fracción”, entonces nos situamos
en otra dimensión de la misma, donde ella surge como un megaconcepto, ya que constituye múltiples
significados dependiendo de las acepciones que pueda tener en distintos contextos: parte-todo,
cociente, medida, razón, operador (Gairín 2001, citado por Amador, 2016, p.14). La distinción entre
2
lo que es una fracción, lo que representa y su significado resulta ser un criterio clave para explicar
las variadas respuestas que, en el ejercicio de imaginería, pueda haber dado usted y el resto de sus
colegas. Amador (2016), sostiene que a nivel cognitivo, éstos significados, condicionan la
comprensión acerca de las fracciones, ya que se requiere de la apropiación de diferentes conceptos,
y en donde frecuentemente se se evidencia el predominio por alguno en particular lo que obstaculiza
el proceso de enseñanza aprendizaje de los demás. De ahí, la necesidad de involucrar en las
propuestas curriculares, mayor diversidad de situaciones en los que se aborden el uso de otros
significados de fracciones.
Una situación similar a la anteriormente descrita podría producirse cuando se pregunta ¿Qué
es un decimal? , y las respuestas pueden ser variadas (un número con “coma”, un sistema de
numeración de base 10, un número racional, entre otras). Considerando lo señalado en el apartado
anterior, ya disponemos de una consigna clave para responder adecuadamente la interrogante: no
confundir el objeto con su representación, y es aquí en donde es necesario efectuar la clara distinción
entre lo que es un número decimal, y lo que significa una representación decimal (nótese la
ambigüedad de la palabra Decimal). A continuación desarrollaré ambas acepciones.
-
Decimal como representación (también referida a notación, expresión o escritura decimal): Es
la referencia a escribir un número “con coma”, de esta manera podemos entender que todo
número real es posible representarlo bajo esta notación decimal, es decir tanto a los números
racionales como a los números irracionales. Sin embargo, para estos últimos la representación
decimal no les resulta muy “cómoda” y por lo mismo suelen aproximarse frecuentemente como
por ejemplo √2 ≈ 1,41,; el número pi ≈ 3,14, entre otros. Dada lo anterior es que, para evitar
esta incompatibilidad práctica entre irracionales y su representación decimal, suelen asignarse
letras a ciertos números “emblemáticos” de este conjunto numérico ( 𝜋, ℮, entre otros), o
simplemente expresar los resultados de las operaciones en forma irracional (ej: √3 ∙ √5 = √15).
Para el caso de los racionales, la situación es diametralmente opuesta: todo racional puede
representarse en notación decimal sin mayores dificultades prácticas, incluso los números
̅ . Observe que en este último
enteros ej: 8 como 8,0 ; 8, 0̅; ó más interesantemente aun como 7, 9
caso un número llamado comúnmente “finito”, se está representando de manera “infinita” ¿No le
resulta curioso? ¿Tiene sentido entonces hablar de una representación decimal “finita”?.
-
Decimal como número: Si vamos a entender lo de Decimal como el objeto matemático en sí
mismo, entonces tenemos que tener claro que, para que un número se considere decimal, éste
debe pertenecer al sistema de numeración decimal, y por lo tanto debe poder leerse en dicho
sistema. Ahora bien, para que la lectura en dicho sistema sea posible, necesariamente deberá
ser capaz de poder descomponerse en una cantidad finita de términos. A continuación se
presentan algunos ejemplos:
Número
Descomposición
Tabla de valor posicional
489
4 ∙ 102 + 8 ∙ 101 + 9 ∙ 100
Cuatrocientos ochenta
y nueve.
23,6
2 ∙ 101 + 3 ∙ 100 + 6 ∙ 10−1
Veintitrés enteros y
seis décimos.
157,832
1 ∙ 102 + 5 ∙ 101 + 7 ∙ 100 + 8 ∙ 10−1 + 3 ∙ 10−2 + 2 ∙ 10−3
Ciento cincuenta y
siete enteros y
ochocientos treinta y
dos milésimos.
3
Lectura
Bajo esta perspectiva entonces ¿Qué se podrá decir del número 1, 3̅? ¿Es posible de leerse en
este sistema?. Observemos su descomposición:
1, 3̅ = 1 +
3
3
3
+
+
+ ⋯ … … ..
10 100 1000
Lo que nos lleva a pensar que al intentar incorporarlo en la tabla de valor posicional, resultaría,
por decir lo menos, un contrasentido: la tabla en cuestión puede ser más o menos extensa, pero
̅ no puede leerse en este sistema de numeración, lo que
finalmente finita. Por lo tanto el número 1, 3
̅ no es un número decimal. Lo
nos lleva a una conclusión que puede resultar provocadora: El 1, 3
anteriormente señalado deja en entredicho el diagrama de los conjuntos numéricos que conocemos
(más allá de las objeciones que se puedan realizar en términos de precisión), el cual sufre una
contundente restructuración dando origen a un nuevo conjunto numérico: El conjunto de los números
decimales.
Otro argumento que refuerza la idea de que un número como por ejemplo 0, 2̅ no es un
número decimal es que, para que lo sea su denominador debe ser potencia de 2, de 5 ó una
combinación de factores correspondientes a dichas potencias, como por ejemplo el número:
Desde esta perspectiva, si hablamos de decimal como número ellos necesariamente deberán
poder representarse en notación fraccionaria cuyo denominador sea una potencia de base 10.
Justificación del algoritmo de multiplicación de fracciones
3 1
Imagine que le solicita a un estudiante que multiplique ∙ , una pregunta “inofensiva” si es
5 4
que conoce algoritmo de la multiplicación de fracciones, por lo que rápidamente y con toda seguridad
3
le dira el resultado:
. Si usted le consulta el por qué de esa respuesta lo más probable es que le
20
diga “porque multiplico los numeradores o sea 3 por 1 que es 3 y luego hago lo mismo con los
denominadores 5 por 4 es 20 y mantengo la “rayita” de la fracción. Muy bien, pero ¿Por qué hiciste
eso?, lo más probable es que le diga “bueno, porque así se multiplican las fracciones”. Lo anterior
denota que, como en tantas ocasiones, los estudiantes operan matemáticamente en forma correcta
pero no comprenden lo que están haciendo, y no vamos a culparlos por ello, sino más bien vamos a
reflexionar en torno a la enseñanza de la matemática que subyace a este tipo de situaciones: una
que prioriza la mera memorización y aplicación de algoritmos, y repetirlos, repetirlos hasta el
cansancio, pero que no genera espacios de reflexión en el aula para poder comprenderlos. El gran
riesgo que se corre es que ese mismo estudiante que acaba de obtener el resultado correcto, más
4
adelante puede olvidar esta “receta” , y por lo mismo, terminar confundiendose, y capaz que en un
futuro no muy lejano efectue una operación incorrecta, como por ejemplo: multiplicar cruzado.
La multiplicación de fracciones es un tema que se estudia en séptimo básico, y revisando el
texto propuesto por Merino, Muñoz, Pérz y Rupín (2017), existe solo un ejemplo que alude a la
fundamentación del algoritmo, a partir de una representación pictórica y que considera la
multiplicación como una intersección de áreas, en donde previamente se muestra que por ejemplo
el número 12 corresponde en una cuadricula al área de un rectángulo de lados 3 y 4. (ver figura
adjunta)
Al observar la secuencia surgen algunas interrogantes ¿Se puede entender la multiplicación
de fracciones como una simple intersección de áreas?¿Existirán otras representaciones más
pertinentes que la pictórica para iniciar la comprensión del algoritmo de la multiplicación?¿Qué ocurre
cuando quiero aplicar este método con fracciones mayores que la unidad?.
Para otorgar un significado y un sentido a la multiplicación de fracciones insistiré en el hecho
de que toda fracción es un número, y como tal ocupa un lugar dentro de la historia de la matemática
para el cual se presentó una necesidad puntual que explica su origen ¿Cuál fue esa necesidad?,
una bien práctica : la de medir (Courant y Robbins 1958 citados por Abella, Gil y Vilaró 2007,p.2).
Desde esta justificación, la de considerar que las fracciones surgen por la necesidad de cuantificar
cantidades de magnitudes continuas, podemos orientar el enfoque de las actividades en el aula
incorporando material manipulativo en el marco de la resolución de problemas. Veamos algunos
ejemplos:
-
1
3
A Pablo le queda de un chocolate y le dio de esa cantidad a su hermano ¿Qué fracción del
4
5
chocolate completo recibió su hermano?. Podemos solicitar que tomen un papel (el cual será
nuestra unidad, en este caso el chocolate completo), y lo doblen de modo que queden cuatro
rectángulos de igual área. Luego (con el papel doblado), señalarles que consideren uno de esos
1
rectángulos (estamos hablando de la fracción ) y que, para calcular sus tres quintos,¿Qué
4
podemos hacer?, bueno podrán pensar en nuevamente doblarlo de modo que queden 5
rectángulos de igual area y que coloreen tres de ellos. Finalmente se les pide que vuelvan a abrir
la hoja y que visualicen la fracción resultante (ver figura)
3
1
3
Podrán visualizar directamente que los de corresponden a , he aquí la trascendencia
5
4
20
que tiene el uso del material concreto para la obtención y posterior identificación de la fracción
resultante. Acá ocurre algo en que vale la pena detenerse, para reflexionarlo con sus estudiantes: el
hecho de que el resultado de la multiplicación sea una cantidad menor en comparación a los factores
involucrados, por lo que la asociación que pudieran tener de que “multiplicar” es sinónimo de
5
“agrandar”, y que en elgún momento funcionó , acá ha perdido su validez. Lo anterior según
Brousseau (2007), corresponde a un “obstáculo”, el cual permite explicar alguno de los errores que
frecuentemente cometen los estudiantes.
Con nuevas actividades similares a ésta podrán ir dándose cuenta de dos cosas, en primer
lugar que para calcular la fracción de otra fracción se deben multiplicar ambas fracciones, y en
segundo lugar que la forma de multiplicar es numerador con numerador y denominador con
1
3
denominador. Ahora bien usted le podría solicitar que determinen de los del papel y problematizar
4
5
por qué el resultado es el mismo si el procedimiento de los dobleces es diferente (fijese como también
toma sentido la propiedad conmutativa de la multiplicación). Luego de esta etapa, se podrá recurrir
a modelos pictóricos , y no partir con ellos, pues se corre el riesgo de que al no visualizar el entero
dividido en partes iguales, el estudiante no reconozca la fracción resultante.
Ahora bien, imaginemos que algún estudiante curioso (de aquellos que nunca faltan en la clase),
puede preguntarle ¿Profesor y cómo lo hacemos si tenemos que multiplicar fracciones mayores que
un entero?. Pensemos en la siguiente situación :
-
1
2
Magdalena tiene 5 de pliegos de cartulina y le prestó de lo que tenía a Facundo ¿Cuántos
4
3
pliegos de cartulina le prestó Magdalena a Facundo?. A partir de la manipulación de cintas de
1
papel congruentes (asociadas a los pliegos de cartulina), podemos solicitar que representen 5 ,
4
1
en base a la siguiente pregunta ¿Cuántos cuartos hay en 5 ?. Ellos podrán doblar cada una de
4
las cinco cintas en cuatro regiones rectángulares de igual área y en una sexta cinta podrán
1
recortar uno de esos mismos rectángulos, en donde por simple inspección concluirán que 5 es
lo mismo que
21
4
(fijese que no es necesaria la introducción de “recetas” del tipo
2
3
21
.
4
1
5
4
=
4∙5+1
),
4
4
por
2
lo cual el problema corresponde a calcular los de
A continuación pueden representar los
3
de cada “cuarto” subdividiendolo en 3 rectángulos de igual área y pintando dos de ellos (ver
figura adjunta).
De esta manera podrán observar como en cada entero surgieron doceavos, y el problema se
reduce a contar cuantos de ellos se encuentran pintados, es decir Magdalena le prestó a Facundo
42
2 21
6
, que es el resultado de la operación ∙ , y que corresponden a 3 pliegos de cartulina, es decir
12
3 4
12
tres pliegos y un medio. Considerando las actividades propuestas, finalmente se recomienda modelar
𝑎
𝑐
lo sucedido de manera simbólica “Una fracción de otra fracción se puede determinar a partir de
la operación
𝑎
𝑏
𝑐
𝑎∙𝑐
𝑏
𝑑
∙ 𝑑 = 𝑏∙𝑑”.
Como podrá observar, y a partir de un proceso de matematización propia de sus estudiantes,
el algoritmo de la multiplicación de fracciones ha adquirido un significado para ellos y ha quedado
plenamente justificado.
6
El problema de la faceta parte-todo
El concepto de fracción, como se ha señalado anteriormente, posee múltiples significados
o “facetas”, a las cuales el estudiante se va enfrentando a lo largo de su etapa escolar, cada una de
ellas atendiendo a distintas finalidades o propósitos. En nuestro curriculum su estudio se inicia a
temprana edad, específicamente en el nivel de tercero básico, para el cual se explicita el objetivo
1 1 1 2
de aprendizaje que apunta a que los estudiantes “comprendan fracciones de uso común: , , , y
4 3 2 3
3
,
4
“explicando que una fracción representa la parte de un todo”, (MINEDUC, 2018). Luego en cuarto
básico se refuerza esta conceptualización cuando se trabaja en el objetivo de aprendizaje que
señala: “Demostrar que comprenden las fracciones con denominadores 100, 12, 10, 8, 6, 5, 4, 3, 2:
explicando que una fracción representa la parte de un todo o de un grupo de elementos y un lugar
en la recta numérica” (MINEDUC, 2013).
Esta acepción parte-todo que resulta fácilmente comprensible habitualmente se ancla en los
estudiantes constituyéndose, de manera muy temprana, en un modelo persistente y constitutivo de
obstáculos, al permanecer invariante frente a las nuevas necesidades que se les irán presentando
en el tiempo (Pinilla, 2010 ). En efecto, una primera dificultad que surge en esta “faceta” de las
fracciones resulta al momento de preguntarse acerca del “todo” (que hace referencia a la unidad):
¿Qué es el todo? ¿Es una idea única?¿Esa idea es válida tanto cantidades discretas y continuas?.
A continuación se presentan algunas implicaciones prácticas acerca de esta problematización:
-
Si el “todo” es una variable continua: Sus estudiantes pueden recrear mentalmente el modelo
clásico de la “partición de una pizza en partes iguales”, lo cual puede funcionar intuitivamente
bien al trabajar con fracciones propias o iguales a la unidad, pero ¿qué ocurre si deben dividir la
pizza en 5 partes iguales y se deben considerar 7 de ellas?. En este caso, y muy a menudo, sus
estudiantes pensarán que la pregunta no tiene sentido ya que si tienen 5 partes no podrán tomar
7 de ellas. ¿Cómo mediaría usted para explicar esta situación si es consultado por alguno de
ellos?. Una posible salida (y frecuentemente utilizada) sería señalarle que, dado que se están
considerando más partes que las que se disponen, entonces es necesario incorporar una nueva
pizza. Frente a esta explicación su estudiante le pregunta: entonces profesor la unidad es una
pizza o son dos pizzas?. Observe que una situación de este tipo irremediablemente generará al
menos una cosa en sus estudiantes: confusión y claro, si la unidad a veces es 1 o a veces más
de uno ,en el caso de las fracciones impropias, contradice la definición parte-todo que alguna vez
se les enseño a sus alumnos y que en su momento les resultaba útil para resolver ciertas tareas,
pero que ahora ha perdido cierta validez. Nuevamente observamos el surgimiento de un
obstáculo.
Ahora bien, cuando hablamos de las “partes”, se les enseña que estas deben ser iguales, y para
representarlas suelen utilizarse casi de manera exclusiva figuras como las siguientes
En todas ellas implícitamente se entiende que el principio que opera en referencia a las “partes
iguales”, es la “congruencia”, lo que se puede verificar sobreponiendo una figura sobre la otra. Sin
embargo al presentar las siguientes figuras
7
¿Qué le respondería si alguno de sus estudiantes le señala que la división de la figura no es válida
dado que las “partes” no se pueden sobreponer unas con otras en su totalidad? ¿Podrá convencerlos
de que cada “parte” es ¼ del rectángulo mayor?
-
Si el “todo” es una variable discreta: En este escenario las fracciones “impropias” siguen
quedando fuera de contexto (carentes de sentido en los estudiantes), y más aún las fracciones
“propias” comienzan a quedar en tela de juicio (Pinilla, 2009). Piense en sus estudiantes frente a
estas dos situaciones:
 Tenemos un grupo de 15 personas y 8 de ellas son mujeres ¿Cuál es la fracción de mujeres?.
8
Tras la respuesta que usted espera escuchar (la fracción ), cabe preguntarse ¿Qué significa
15
que el numerador de la fracción sea 8? ¿Estamos considerando que todas las mujeres
iguales?¿A qué nos estamos refiriendo, a su masa, altura u otro atributo, o simplemente al
número?.
3
 En el mismo contexto anterior supongamos que usted le pide ahora determinar los del total
4
de personas, considerando dividir 15 personas en 4 partes “iguales” ¿Tiene algún sentido
4
concreto la pregunta?, y si les solicita calcular los de las 15 personas ¿Tendrán problemas
10
al intentar dividir el 15 en 10 partes iguales?. Si usted opta por señalar que simplifiquen la
4
2
fracción
para obtener , y de esta manera posibilitar dividir el 15 en 5 partes iguales y
10
5
considerar dos de ellas, el argumento de simplificación que les acaba de proponer ¿Es un
conocimiento acabado, está en vías de construcción o definitivamente es precipitarse, y de
una manera un tanto forzada, a la transición gradual y necesaria para comprender las
denominadas “fracciones equivalentes”*?.
Si bien el uso del modelo parte-todo, parece adecuado para la introducción de las fracciones en
los primeros años, al mismo tiempo parece obstaculizar la ampliación de los significados de fracción
(González del Olmo, 2015). Ahora bien, en nuestra labor como docentes un primer elemento
relevante a considerar de esta versión “parte-todo”, es aquel que alude a las “partes iguales” que
comúnmente suele utilizarse indistintamente de la faceta a la cual la fracción está haciendo
referencia. En consecuencia, resulta fundamental entender que el significado de “parte-todo” tiene
una connotación completamente diferente dependiendo de la “versión” de la fracción (continuadiscreta) a la cual nos estemos refiriendo. En la primera situación propuesta, correspondiente a la
versión discreta, lo que interesa en definitiva, es el número de personas es decir la cardinalidad del
conjunto (y no atender a las características particulares de cada mujer). En la segunda situación, y
siguiendo lo planteado por Pinilla (2009), la referencia a lo concreto (las personas), sirve sólo de
obstáculo: se está considerando una fracción del número 15, no de 15 personas.
Por otra parte y en referencia a la versión continua, la idea de “partes iguales” está directamente
asociada al concepto de área, la cual no se encuentra supeditada al hecho de que las figuras
consideradas como “partes del todo” sean necesariamente congruentes.
Finalmente y considerando todo lo anteriormente expuesto y en concordancia con lo planteado por
González (2015), resulta relevante que, como docentes, reflexionemos acerca de la manera en que
las fracciones se introducen en el aula y explicitar oportunamente la ampliación de dicho concepto
cuando ésta va tomando distintas facetas y significados. De esta manera nuestra labor, como
profesionales de la educación, no queda remitida únicamente a analizar lo que aprenden los
estudiantes, sino que además debe considerar las implicaciones que dichas comprensiones tendrán
para el nuevo y futuro aprendizaje.
*La pertinencia de referirse en el aula a este tipo de fracciones como fracciones equivalentes es ampliamente desarrollada en el
estudio de Abella, Gil y Vilaró. Le recomiendo la lectura de este artículo (ver referencias bibliográficas).
8
Referencias Bibliográficas
Abella,A., Gil O., y Vilaró, R. (2007). 2/4 y 1/2 ¿Iguales o equivalentes?¿Qué hacer en la escuela?.
Programa para el Mejoramiento de la Enseñanza de la Matemática (PMEM) ANEP. Disponible en
https://uruguayeduca.anep.edu.uy/sites/default/files/2017-08/cuadernosdeestudioIII.pdf
Amador Parra, L. (2016) Estrategia Didáctica para la Enseñanza Aprendizaje de las Fracciones
Implementando Herramientas Virtuales. Departamento de Matemáticas y Estadística.
Brousseau, G. (2007). Iniciación al estudio de la teoría de las situaciones didácticas/Introduction to
study the theory of didactic situations: Didactico/Didactic to Algebra Study (Vol. 7). Libros del Zorzal.
Raymond, D. (2004). Semiosis y pensamiento humano. Registros semióticos y Aprendizajes
intelectuales. Universidad del Valle.
González del Olmo, D. (2015). Errores comunes en el aprendizaje de las fracciones: Un estudio con
alumnos de 12/13 años en Cantabria.
Pinilla, M. I. F. (2009). Las fracciones: aspectos conceptuales y didácticos. Volumen, 25.
MINEDUC. (2013). Bases Curriculares 2013: Matemática 1° a 6°básico.
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