Subido por Ana Cuevas Unamuno

ARACNE DENUNCIA A ZEUS

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- Ana Cuevas -
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ARACNE DENUNCIA A ZEUS
http://www.etcmagazineweb.com/elarcon/elarcon-myl.html
(Y lo “escracha” en su tela)
Muchas de las situaciones de violencia que vivimos las mujeres de hoy están
narradas en los mitos griegos. Zeus fuerza a Hera, la diosa del Cielo, a casarse con él
luego de un interminable acoso sexual y engaño. Poseidón viola sin muchos trámites a
Deméter, la Madre Tierra, y Hades secuestra a Core, la joven diosa de la Primavera y el
Renacimiento, y la encierra en su castillo subterráneo para hacerla su esposa a la
fuerza.
Luego de casarse con Hera, Zeus persigue y viola a Europa, Asteria, Leda,
Némesis, Dánae y Mnemosine. Mujeres, ninfas y diosas no escapan de la prepotencia
de este recién llegado que ha usurpado el Olimpo. También mantiene relaciones
sexuales “amables” con las ancestrales diosas prehelenas como son Eurínome, Dioné,
Metis, Temis y Leto. Su objetivo es asumir como un padre todopoderoso y tener bajo su
control a las poderosas hijas de estas diosas: Artemis, Atenea, Afrodita, las tres Gracias
y las Tres Parcas. Además, otras diosas y mujeres son vistas como temibles monstruos
que Perseo, Herácles ó Teseo matan.
Estas relaciones conflictivas reflejan el nacimiento de una mentalidad violenta y
patriarcal que va a reemplazar a otra anterior, diferente e igualitaria, durante la edad de
Bronce y de Hierro; cuando los guerreros de las estepas invaden y ocupan los pueblos
de la Gran Diosa, modificando sus mitos y formas de vida. Y los mitos griegos que
surgieron de esa violenta conquista influirán en toda la cultura occidental, como así
también en las relaciones entre los sexos.
Si volvemos a los mitos, podemos advertir la resistencia de las diosas, y de las
mujeres, ante semejante violencia. Dafne, acosada por Apolo, pide ayuda a Gea para
que la proteja en su árbol oracular. Y Deméter elabora una estrategia junto a Hécate
para que Hades deje en libertad a su joven hija Core. La diosa deja de poner la fertilidad
de la tierra al servicio del patriarcado que Zeus, Poseidón y Hades representan (una
mujer golpeada hace lo mismo cuando abandona al golpeador y sale de su círculo de
violencia).
Por su parte, esta trinidad masculina patriarcal se cuida de violentar a dos
inconquistables diosas: Afrodita, la diosa del Erotismo Amoroso y Hécate, la patrona de
las Sabias Brujas.
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ARACNÉ
En “Las Metamorfosis” el poeta latino Ovidio nos cuenta la historia de Aracne,
una hábil tejedora cuyo arte sólo es comparable al de Atenea. Entonces la diosa (ya
sometida a Zeus) la desafía a una competencia. La mujer y la diosa tejen cada una
grandes telas con escenas míticas. Atenea retrata a Zeus y sus hermanos rodeados de
esplendor y bondad. Aracne escenifica en su hermosa tela los acosos sexuales y
violaciones cometidos por Zeus contra mujeres, ninfas y diosas.
Palas y Aracne - Velazquez
En su tela, Aracne denuncia a Zeus y lo “escracha” ante la diosa y el público que
presencia la competencia. Al final, Atenea reacciona como la típica hija (o esposa)
patriarcal negando todo. Rompe la tela de Aracne y convierte a la tejedora en araña.
Una manera de reprimir la verdad ocultándola en el inconsciente femenino y en el
colectivo.
Sin embargo, las Mujeres Aracnes han estado resurgiendo del inconsciente
personal y colectivo desde entonces hasta el presente para decir su verdad, denunciar a
los violentos, crear estrategias de cambio y, lo más importante, tejer otra vida y otro
destino. Esto es lo que hace una mujer que ha salido de una situación de violencia. Esto
es lo que intentamos hacer todas: Ser Aracnes conscientes, tejedoras de nuestra vida y
nuestro futuro en las relaciones.
Analía Bernardo
Experta en mitos y tradiciones de las Diosas
(Publicado en Milenia, abril 2002, La Tertulia Web y Red RIMA
MITO DE ARACNÉ
Según la mitología griega, el origen de las arañas deberíamos buscarlo en una
joven llamada Aracné, que comenzó a ser admirada en toda la provincia de Lidia por su
habilidad para tejer tapices y paños con los más vistosos dibujos, formas y colores. Esta
habilidad llegó a oídos de la diosa Atenea, quien había enseñado a los mortales el difícil
arte del telar, y ávida de conocer quién era tan aventajada alumna, se presento en la
casa de su padre, Idmón de Colofón, con la intención de verla trabajar. Cuando Atenea
llegó ante Aracné lo hizo con la forma de una anciana, quien alabó su pericia textil pero
que aconsejó a la joven ser más humilde, pues vio que el orgullo (hybris) comenzaba a
apoderarse de ella. Pero cuando oyó esto, Aracné respondió que se consideraba la
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mejor en su arte, y que aun si estuviera ante la misma diosa Atenea, se vería claramente
que a su lado ésta no sería más que una simple aprendiz. Entonces Atenea se enojó y
descubrió su verdadera identidad, y retó a Aracné a un duelo de tejedoras, en el que la
ganadora sería quien hiciese el tapiz más bello de las dos; luego ambas comenzaron a
manejar los hilos y crearon dos cuadros bordados de gran belleza. Pero Aracné tuvo la
osadía de representar en el suyo los amoríos ilegítimos de Zeus -padre de Atenea- con
mujeres mortales y diosas; esto causó una enorme ira en Atenea, quien representó en el
suyo los castigos que había sufrido diversos mortales que se habían atrevido a desafiar
a los dioses. Cuando se dio por finalizado el concurso, la mayoría estuvo de acuerdo en
que el tapiz elaborado por Aracné era mucho más ingenioso y mejor realizado que el de
Atenea. La diosa no pudo soportar verse desbancada por una simple mortal, por lo que
la golpeó con su aguja en la cabeza, haciendo que se apoderase de ella la locura. Pero
cuando Atenea vio que Aracné estaba a punto de suicidarse, sintió lástima de ella y la
convirtió en un pequeño bichito que siguió tejiendo durante el resto de su vida.
EL MITO DE ARACNE (para niños)
Aracne era una de las mejores tejedoras de toda Grecia, sus bordados eran tan
maravillosos que la gente comentaba que sus habilidades le habían sido concedidas por
Atenea, diosa de la sabiduría y patrona de los artesanos. Pero Aracne tenía un gran
defecto, era una muchacha muy vanidosa y decía, continuamente, que ella era la mejor
tejedora del mundo.
Un día, la orgullosa Aracne, no pudo aguantar más los comentarios de sus vecinos
y llegó a compararse con Atenea. Se pasaba el día lanzando desafíos a la diosa e
invitándola a participar en un concurso para ver cuál de las dos tejía mejor. La diosa
Atenea quiso darle una lección a Aracne y bajó desde el Olimpo a la Tierra para aceptar
su reto.
Comenzó el concurso, Aracne y Atenea estuvieron tejiendo durante todo un día.
Atenea representó a los dioses en todo su esplendor. Por el contrario la tela de la
orgullosa Aracne mostraba a los dioses como locos y borrachos. Cuando Atenea vio que
el trabajo de Aracne insultaba a los dioses no pudo aguantar más, se enfadó mucho y
rajó la tela.
Aracne se dio cuenta que había ofendido gravemente a los dioses, sintió mucho
miedo, salió corriendo e intentó suicidarse colgándose de una viga del techo. La diosa
Atenea se apiadó de ella y le salvó la vida pero, para castigarla, la convirtió en araña y la
condenó a tejer para el resto de los tiempos.
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ARACNÉ (OTRA VERSIÓN)
Cuenta la leyenda que Aracne era una de las mejores tejedoras de toda Grecia.
Era hija de un tintorero llamado Idmón y vivían en Lidia. Pero tenía un gran defecto,
era en exceso vanidosa. De tal modo, le decía a todo el mundo que era la mejor tejedora
del mundo. La gente, al observar sus obras, subrayaba su destreza. Cuentan que incluso
las ninfas acudían a observar sus hermosos bordados. Recibía encargos de todas partes
del mundo. De tal modo que Aracne cada vez se enorgullecía más y más de su trabajo,
hasta que un día se comparó con la mismisima diosa Atenea, por ser diosa, a parte de la
sabiduría, de las hilanderas. De tal modo que le lanzó un reto, para comprobar quien de
las dos tejía mejor.
Atenea quiso darle una lección a Aracne, así que aceptó el reto y descendió
del Olimpo a la tierra en forma de anciana. Atenea le aconsejó que fuese más modesta y
comenzaron el concurso. Ambas estuvieron tejiendo todo el día. Las dos estuvieron
ilustrando en sus obras a los dioses. Mientras que Atenea los mostraba en todo su
esplendor, Aracne se mofaba de ellos representándolos en episodios deshonrosos como
locos y borrachos.
Ante esto, Atenea se enojó con la hilandera, golpeándola y rompiéndole el
tapiz. Aracne, asustada, humillada y deshonrada huyó enloquecida de la diosa con la
intención de ahorcarse de una viga del techo. Ante esto, la diosa se apiadó y le salvó la
vida, pero como castigo, la convirtió en araña y la condenó a tejer por el resto de los
tiempos.
Para algunos, no fue la deshonra a los dioses del Olimpo lo que llevó a
Atenea a enojarse con Aracne, sino que comprobó que efectivamente la obra de Aracne
era mejor que la suya. De tal modo que fue el orgullo de la diosa lo que la movió a
convertirla en araña.
Aparte de esta, existe otra leyenda sobre la transformación de Aracne en
araña. En la cual, el hermano de Aracne, Falange, había aprendido de Atenea el arte de
la guerra. Pero Atenea se enfureció con ambos hermanos al descubrir que entre ambos
existía una relación impía e incestuosa.
En el cuadro (de Velásquez), se puede observar a la izquierda a Atenea
disfrazada de anciana, mientras que a la derecha, de espaldas, se encuentra la orgullosa
Aracne.
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Aracné (metamorfosis.Ovidio)
Había prestado a relatos tales la Tritonia oídos, y las canciones de las Aónides y
su justa ira había aprobado.
Entonces, entre sí: “Alabar poco es: seamos alabadas también nos misma y los
númenes nuestros que sean despreciados sin castigo no permitamos.”
5Y de la meonia Aracne a los hados su ánimo dirige, la cual, que a ella no cedía en
sus alabanzas en el arte de hacer la lana, había oído. No ella por su lugar ni por el
origen de su familia ilustre, sino por su arte fue; el padre suyo, el colofonio Idmón, con
focaico múrice teñía las bebedoras lanas; 10había muerto su madre, pero también ella
de la plebe, a su marido igual, había sido; aun así ella por las lidias ciudades se había
buscado con su ejercicio un nombre memorable, aunque surgida de una casa pequeña,
y en la pequeña habitaba Hipepa.
De ella la obra admirable para contemplar, a menudo 15abandonaron las ninfas
los viñedos de su Timolo, abandonaron las ninfas Pactólides sus propias aguas.
Y no hechos sólo los vestidos contemplar agradaba; entonces también, mientras
se hacían: tanto decor acompañaba a su arte, bien si la ruda lana aglomeraba en los
primeros círculos 20o ya si con los dedos hacía subir la obra y, buscados largo trecho,
unos vellones ablandaba que igualaban a las nubes, o si con ligero pulgar giraba el
pulido huso, o si cosía a aguja; la sabrías por Palas instruida, lo cual, aun así, ella niega,
y de tan gran maestra ofendida: 25“Compita”, dice, “conmigo: nada hay que yo vencida
rehúse”
Palas una vieja simula, y falsas canas en las sienes se añade y unos infirmes
miembros con un bastón también sostiene.
Entonces así comenzó a hablar: “No todas las cosas la más avanzada edad que
debamos huir tiene; viene la experiencia de los tardíos años. 30El consejo no desprecia
mío. Tú la fama has de buscar máxima de hacer entre los mortales lana; cede ante la
diosa y perdón por tus palabras, temeraria, con suplicante voz ruega; su perdón dará
ella a quien lo ruega.”
La contempla a ella, y con torvo semblante los emprendidos hilos deja 35y apenas
su mano conteniendo y confesando en tal semblante su ira 105 contales palabras
replicó a la oscura Palas: “De tu razón privada y por tu larga vejez vienes acabada, y
demasiado largo tiempo haber vivido te hace mal. Las oiga, si tú una nuera tienes, si
tienes tú una hija, esas palabras. 40Consejo bastante tengo en mí yo, y advirtiéndome
útil haberme sido no creas: la misma es la opinión nuestra. ¿Por qué no ella misma
viene? ¿Por qué estos certámenes evita?”
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Entonces la diosa: “Ha venido”, dice, y de su figura se despojó de vieja y a Palas
exhibió. Reverencian sus númenes las ninfas 45y las migdónides nueras; sola quedó no
aterrada esta virgen, pero aun así se sonrojó y, súbito, su involuntaria cara señaló un
rubor, y de nuevo se desvaneció, como suele el aire purpúreo hacerse en cuanto la
Aurora se mueve, y breve tiempo después encandecerse, del sol al nacimiento.
50Persiste en su empresa y de una estúpida palma por el deseo a sus propios
hados se lanza, pues tampoco de Júpiter la nacida rehúsa ni le advierte más allá ni ya
los certámenes difiere.
Sin demora se colocan en opuestas partes ambas y con grácil urdimbre tensan
parejas telas: 55la tela al yugo unido se ha, la caña divide la urdimbre, se insertan en
mitad de la trama los radios agudos, la cual los dedos desenredan y, entre las urdimbres
metida, los entallados dientes la nivelan del peine al golpear.
Ambas se apresuran y, ceñidos al pecho sus vestidos, 60sus brazos doctos
mueven mientras el celo engaña a la fatiga. Por allí, esa púrpura que sintió al caldero
tirio se teje, y también tenues sombras de pequeño matiz, cual suele el Arco, los soles
por la lluvia al ser atravesados, manchar con su ingente curvatura el largo cielo, 65en el
cual, diversos aunque brillen mil colores, su tránsito mismo, aun así, a los ojos que lo
contemplan engaña: hasta tal punto los que se tocan lo mismo son, sin embargo los
últimos distan.
Por allí también dúctil en los hilos se entremete el oro, y un viejo argumento a las
telas se lleva.
70Palas la peña de Marte en el cecropio recinto pinta, y la antigua lid sobre el
nombre de esa tierra.
Una docena de celestiales, con Júpiter en medio, en sus sedes altas con augusta
gravedad están sentados; su faz a cada uno de los dioses lo inscribe: la de Júpiter es una
regia imagen; 75apostado hace que el dios del piélago esté, y que con su largo tridente
hiera unas ásperas rocas y que de la mitad de la herida de la roca brote un estrecho,
prenda con la que pueda reclamar la ciudad; mas a sí misma se da el escudo, se da de
aguda cúspide el astil, se da la gálea para su cabeza, se defiende con la égida el pecho,
80y, golpeada de su cúspide, simula que la tierra produce, con sus bayas, la cría de la
caneciente oliva, y que lo admiran los dioses; de su obra la Victoria es el fin.
Aun así, para que con ejemplos entienda la émula de su gloria qué premio ha de
esperar por una osadía tan de una furia, 85por sus cuatro partes certámenes cuatro
añade, claros por el color suyo, por sus breves figurillas distinguidas. A la tracia Ródope
contiene el ángulo uno, y a su Hemo, ahora helados montes, mortales cuerpos un día,
que los nombres de los supremos dioses a sí mismos se atribuyeron.
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90La otra parte tiene el hado lamentable de la pigmea madre; a ella Juno, vencida
en certamen, le mandó ser grulla y a los pueblos suyos declarar la guerra.
Pintó también a Antígona, la que osó contender un día con la consorte del gran
Júpiter, a la cual la regia Juno 95en ave convirtió, y no le fue de provecho Ilión a ella, o
Laomedonte su padre, para que, cándida con sus adoptadas alas, no a sí misma se
aplauda ella, con su crepitante pico, la cigüeña. El que queda único, a Cíniras tiene ese
ángulo, huérfano, y él, los peldaños del templo –de las nacidas suyas los miembros–
100abrazando y en esta roca yacente, llorar parece. Rodea las extremas orillas con
olivos de la paz –esta la medida justa es– y de la obra suya hace con su árbol el término.
La Meónide a la engañada representa por la imagen de un toro, a Europa.
Verdadero el toro, los estrechos verdaderos creerías. 105Ella misma parecía las tierras
abandonadas contemplar y a sus acompañantes clamar y el contacto temer del agua que
hacia ella saltaba y sus temerosas plantas querer retornar. Hizo también que Asterie
por un águila luchadora fuera sostenida, hizo que de un cisne Leda se acostara bajo las
alas.
110Añadió cómo de un sátiro escondido en la imagen, a la bella Nicteide Júpiter
llenara de un gemelo parto, Anfitrión fuera cuando a ti, Tirintia, te cautivó, cómo áureo
a Dánae, a la Esópide engañara siendo fuego, a Mnemósine pastor, a la Deoide
variegada serpiente. 115 A ti también, mutado, Neptuno, en torvo novillo, en la virgen
eolia te puso; tú pareciendo Enipeo engendras a los Aloidas, carnero a la Bisáltide
engañas, y la flava de cabellos, de los frutos la suavísima madre, te sintió caballo, te
sintió volador la de melena de culebras, 120madre del caballo volador, te sintió delfín
Melanto.
A todos estos la faz suya y la faz de sus lugares devolvió. Está allí, agreste en su
imagen Febo, y cómo ora de azor alas, ora lomos de león llevara, cómo de pastor a la
Macareide Ise burlara, 125cómo Líber a Erígone con falsa uva engañara, cómo Saturno
de caballo al geminado Quirón creó.
La última parte de la tela, circundada por un tenue limbo, con néxiles hiedras
contiene flores entretejidas. No en ésta Palas, no en esta obra la Envidia 130podría
cebarse: se dolió de su éxito la flava guerrera y rompió las pintadas –celestiales delitos–
vestes, y tal como el radio del citoríaco monte sostenía, tres, cuatro veces la frente
golpeó de la Idmonia Aracne.
No lo soportó la infeliz y con un lazo, ardida, se ligó 135su garganta: a la que así
colgaba, Palas compadecida la alivió y así: “Vive pues, pero cuelga, aun así, malvada”
dijo, “y esta ley misma de tu castigo, para que no estés libre de inquietud en el futuro,
declarada para tu descendencia y tus tardíos nietos sea.”
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Después de eso, cuando se marchaba, con jugos de la hierba de Hécate 140la
asperjó: y al instante, por la triste droga tocados, se derramaron sus pelos, con los
cuales también su nariz y sus orejas, y se hace su cabeza mínima; en todo su cuerpo
también pequeña es, en su costado sus descarnados dedos, en vez de piernas se
adhieren, el resto el vientre lo ocupa, del cual, aun así, ella remite 145una urdimbre y
sus antiguas telas trabaja, la araña.
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LAS DIOSAS HECHICERAS
La mitología universal reúne a un gran numero de diosas o heroínas a quienes los
pueblos de la antigüedad atribuían poderes similares a los de las brujas o hechiceras.
Algunas de ellas encarnaban la energía de los elementos femeninos del Cosmos: el
Agua, la Tierra y la Luna. Otras, en cambio, se adjudicaban el dominio de las fuerzas
ocultas, el mando de las bondades o la furia de la naturaleza. Todas, sin embargo, tejían
con sus manos mágicas el destino del hombre en este mundo. En este informe le
explicamos que nombres recibían estas deidades y que atributos poseía cada una de
ellas.
Badajaga:
Bruja de la tradición rusa, reina de los bosques y los animales. Sus advertencias
eran temidas y respetadas, pues ella era la administradora implacable de la muerte.
Dánae:
Hija de Eurídice, fue encerrada por su padre en una cámara de bronce bajo tierra,
debido a que el oráculo predecía que el hijo de Dánae iba a dar muerte a su abuelo
materno. Zeus, transformado en lluvia de oro, penetró por una hendidura del techo y
obtuvo su amor. De esa unión nació Perseo. Entonces, la madre y el niño, fueron
encerrados en un cofre, y arrojados a la furia del mar. Sin embargo, a través de sus
mágicos poderes, Dánae, logro salvar su vida y la de su hijo, liberándose ambos de su
encierro.
Diana:
Benéfica deidad del bosque, venerada por los romanos, identificada con la diosa
Artemisa de los griegos. Reina de la naturaleza salvaje, la selva virgen y las bestias que
la pueblan, gobernaba la femineidad y la fertilidad, tanto de las mujeres como de las
tierras. Sus atributos se relacionaban con la energía lunar, que rige las funciones
orgánicas exclusivamente femeninas.
Hècate:
Divinidad griega que gobernaba la juventud. Era la encargada de otorgar la
prosperidad material, la elocuencia, y la victoria en las batallas y los juegos. Presidía la
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magia y los encantamientos. Gobernaba la Tierra, el Cielo y el Infierno. Se la
representaba con tres cuerpos y tres cabezas: de león, de perro y de yegua. Otras veces
asumía la forma de hechicera, con serpientes enroscadas en sus cabellos. Deidad lunar
por excelencia, simbolizaba sus tres fases visibles: llena, creciente y menguante. Parece
haber sido en principio una diosa benévola pero, con el transcurso del tiempo, fue
adquiriendo preponderancia su aspecto destructivo y se la fue asociando con la
hechicería. Presidía las purificaciones y aparecía por las noches, escoltada por un
cortejo de perros infernales.
Holda:
Diosa de la tradición nórdica y de la mitología germánica que representa a la
Madre-Tierra. Era la encargada de repartir amor y fortuna. Adelantaba, durante las
noches, el trabajo de las hilanderas y tejedoras. Velaba el orden domestico, protegía a
los recién nacidos y otorgaba el don de la fecundidad a las mujeres. Premiaba las
virtudes femeninas y castigaba la violencia. Se le adjudicaban los escarmientos para la
ineficiencia en el trabajo y el desorden domestico. Su pájaro mensajero era la cigüeña.
Su energía daba origen a las tormentas de nieve, las que provocaba sacudiendo en la
tierra el edredón de su lecho. Aparecía cada año ante los hombres sobre un caballo
blanco, seguida por un cortejo de mujeres y almas de niños muertos.
Lamia:
Monstruo fabuloso con cuerpo de dragón y rostro de mujer. Esta figura
mitológica de origen griego, representaba el espíritu vengador de la reina de Saba.
Hera, la legitima esposa de su amante -Zeus-, en un ataque de celos, la privo de su hijo.
Desde entonces, enfurecida de dolor y transformada en demonio, robaba a los recién
nacidos de la cuna para nutrirse de su sangre.
Lilith:
Es el demonio femenino mas temible de la tradición hebrea. Según la literatura
rabínica, fue la primera mujer de Adán. Indiferente a la voluntad de su marido, lo
abandono para vivir en la región del Aire, y totalmente desprendida de su instinto
maternal, mato a su propio hijo. La leyenda mas espeluznante que se ha creado en
torno a ella, es que engañaba a las parturientas y robaba a los recién nacidos durante la
noche.
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Dioses y Héroes
Oceánidas:
Ninfas del mar, hijas del dios Océano.
Océano (Wkeanos):
Deidad griega que personificaba el mar, a la cual llamaron los poetas "padre del
mundo". Era hijo de Urano (el Cielo) y de Gea (la Tierra) y tuvo por esposa a Tetis y por
hijos las fuentes, los ríos y tres mil diosas o ninfas, llamadas Oceánidas.
Pan (Pan):
Dios pastoril de la mitología griega, mitad hombre, mitad macho cabrío. Asustaba
a hombres y animales con el sonido de su flauta. La flauta de Pan era un pequeño
instrumento de viento que antiguamente tocaban los pastores griegos y que según la
tradición popular fue inventada por Pan, dios de los pastores. Está construida con
tubos de madera o caña de distinta longitud y grosor que se unen mediante una cuerda.
Tanto los poetas helénicos como latinos hicieron de este instrumento un atributo
inseparable de sus personajes bucólicos.
Parcas: Eran las tres diosas que determinaban la vida humana y el destino.
Conocidas como Moiras en griego y como Parcae en latín, las Parcas asignaban a cada
persona al nacer una parte del bien y del mal, aunque la gente podía acrecentar el mal
por su propio desatino. Retratadas en el arte y la poesía como ancianas severas o como
melancólicas doncellas, se las representaba siempre como tejedoras. Cloto (la
Hilandera hila el hilo de la vida), Láquesis (la Distribuidora de Suertes), decidía su
duración y asignaba a cada persona su destino y Átropo (la Inexorable), llevaba las
temibles tijeras que cortaban el hilo de la vida en el momento apropiado. Las decisiones
de las Parcas no podían ser alteradas, ni siquiera por los dioses.
Paris: También llamado Alejandro, era hijo de Príamo y de Hécuba, rey y reina
de Troya. Una profecía había anticipado que Paris causaría la ruina de Troya y, por esa
razón, Príamo lo abandonó en el monte Ida, donde unos pastores lo encontraron y lo
criaron. Estaba cuidando a su oveja, cuando se suscitó una discusión entre las diosas
Hera, Atenea y Afrodita acerca de quién era la más bella. Las tres diosas le solicitaron
que hiciera de juez. Cada una de ellas intentó sobornarlo: Hera le prometió que lo haría
soberano de Europa y Asia, Atenea que le ayudaría a lograr la victoria de Troya contra
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los griegos, y Afrodita que le concedería la mujer más hermosa del mundo, Helena, la
esposa de Menelao, rey de Esparta. Paris eligió a Afrodita, aunque en realidad estaba
enamorado de la ninfa Enone. Su decisión hizo que Hera y Atenea se volvieran
enemigas acérrimas de su país. Este hecho, unido al rapto de Helena en ausencia de
Menelao, desató la guerra de Troya.
Al décimo año del sitio de Troya, Paris y Menelao entablaron un combate singular
cuerpo a cuerpo. Menelao habría logrado fácilmente la victoria si no hubiera
intervenido Afrodita, que envolvió a Paris en una nube y lo llevó de vuelta a Troya pero,
antes de la caída de la ciudad, fue herido mortalmente por el arquero Filoctetes y
acudió entonces a Enone, para que lo curara con una droga mágica que tenía. Ella se
negó pero, cuando Paris murió, decidió suicidarse transida de pena.
Patroclo: Amigo del héroe Aquiles, a quien acompañó a la guerra de Troya. En
el décimo año del conflicto, Aquiles retiró del combate a sus tropas, los mirmidones,
por una disputa con Agamenón, capitán de las fuerzas griegas. Sin Aquiles, los griegos
comenzaron a perder frente a los troyanos. Finalmente, cuando éstos estaban a punto
de quemar las naves griegas, Patroclo persuadió a Aquiles para que le permitiera guiar
a los mirmidones con el objeto de librar a los griegos del desastre. Vestido con la
armadura de Aquiles, Patroclo condujo a los griegos a la victoria, forzando a los
troyanos a retroceder hasta las murallas de su ciudad. Sin embargo, en su máximo
momento de gloria, Patroclo murió a manos del capitán troyano, Héctor. Para vengar la
muerte de su amigo, Aquiles reanudó la lucha y mató a Héctor.
Pegaso: Era un maravilloso caballo alado que de acuerdo con el mito, surgió del
cuello de la gorgona Medusa, cuando Perseo le cortó la cabeza; del mismo cuello, surgió
el héroe Crisaor, que era como Belerefontes, hijo de Poseidón, con la diferencia de que
Belerefontes, nieto de Sísifo era mortal. Belerefontes pidió a su padre un caballo alado y
este se lo concedió. Pero no se encontraba la rienda para que sujetara al magnífico
animal. Atenea le regaló, entonces, una brinda de oro para domar el alado Pegaso.
Luego de esto, el héroe hizo sacrificios en honor de Poseidón y Atenea.
Peleo: Rey de los mirmidones de Tesalia, hijo de Eaco, rey de Egina. Tomó parte
en la caza del jabalí de Calidón y en el viaje de los Argonautas en busca del vellocino de
oro, pero es especialmente famoso por su matrimonio con Tetis, una de las nereidas,
quien estaba destinada a engendrar un hijo más poderoso que su padre. Aunque Zeus,
padre de los dioses, amaba a Tetis, deseaba que se casara con un mortal para que no se
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cumpliera con él la profecía. Ayudado por los dioses, Peleo se quedó esperando a Tetis
en la orilla y, a pesar de sus transformaciones en fuego, agua y varios animales salvajes,
él consiguió sostenerla hasta que recuperó su forma original. Todos los dioses
esperaban la boda, con excepción de Eris, diosa de la discordia y la contienda quien,
furiosa por ser excluida, arrojó en la reunión una manzana de oro que decía "para la
más hermosa". La adjudicación de la manzana a Afrodita, diosa del amor, por parte del
príncipe troyano Paris condujo a la guerra de Troya. Tetis y Peleo eran los padres del
héroe y guerrero griego Aquiles. Finalmente, Peleo y Tetis fueron a vivir entre las
nereidas. Peleo sobrevivió tanto a su hijo como a su nieto Neoptolemo.
Penélope: Es una de las heroínas míticas cuya belleza radicaba más en el carácter
y la conducta que en el físico. Era hija de Icario, un príncipe espartano. Odiseo (Ulises),
rey de Ítaca, aspiraba a casarse con ella y derrotó a todos sus competidores. Cuando
llegó el momento de que la novia abandonara la casa de su padre, Icario, al que se le
hacía insoportable la idea de ver partir a su hija, trató de persuadirla para que se
quedara con él y no acompañase a su esposo a Ítaca. Odiseo dejó que Penélope eligiera
si quería quedarse o marcharse con él. Penélope no contestó y dejó caer el velo sobre su
rostro. Icario no insistió más y cuando se hubo marchado levantó una estatua a la
modestia en el lugar donde ella partió.
Odiseo y Penélope no había disfrutado de su unión más que un año, cuando fue
interrumpida por los acontecimientos que reclamaron a Odiseo su participación en la
guerra de Troya. Durante su larga ausencia y cuando se tenían serias dudas sobre si aún
vivía y se consideraba altamante imporbalble su regreso, Penélope fue importunada por
numerosos pretendientes de los cuales era imposible librarse salvo eligiendo a uno de
ellos como marido. Penélope, en cualquier caso, empleó todos los trucos para ganar
tiempo, esperando aún el retorno de Odiseo. Uno de sus trucos fue la confección de una
túnica para el palio fúnebre del padre de su esposo, Laertes. Ella prometió elegir a uno
de sus pretendientes cuando estuviera terminada la túnica. Durante el día trabajaba en
la tela, pero por la noche deshacía el trabajo que había hecho por el día. Ésta es la
famosa tela de Penélope, que se usa como expresión proverbial para referirse a
cualquier trabajo que se hace constantemente, pero no se termina nunca.
Pigmeos: Los pigmeos formaban una nación de enanos que tomaban su nombre
de una palabra griega cuyo significado era codo, medida de unas trece pulgadas que se
suponía era la altura que alcanzaba este pueblo. Según unos, vivían cerca de la fuente
del Nilo y según otros en la India. Homero nos cuenta que las grullas emigraban todos
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los inviernos al país de los pigmeos y sus habitantes tenían que tomar las armas para
defender sus campos de grano contra las rapaces aves.
Más tarde los escritores hablaron de un ejército de pigmeos que encontraron a
Heracles dormido y que le atacaron como si atacaran una ciudad. Cuando el héroe se
despertó se rió de los pequeños guerreros, envolvió a algunos de ellos en su piel de león
y se los llevó a Euristeo.
Ponto (Pontos): Personificación masculina del mar en la mitología griega. Era
hijo de Gea y del Eter, y de la relación incestuosa con su madre nacieron Nereo,
Taumante, Euribia y Forcis.
Poseidón (Poseidwn): Dios de los Mares, hijo de Cronos y de Rea. Tenía su
palacio en el fondo del mar. Era también el dios de los temblores de tierra. Sus
atributos eran el tridente y el caballo. Los romanos lo asimilaron con Neptuno.
Representación: Tridente (solo o acompañado de un carro de concha marina y
acompañado de Tritones y Mereidas y peces o delfines).
Príamo: Rey de Troya. Fue padre de 50 hijos, entre los que sobresale el gran
guerrero Héctor, y de 50 hijas, entre ellas la profeta Casandra. Cuando era joven,
Príamo luchó con los frigios contra las amazonas, pero en la época de la guerra de
Troya era demasiado viejo para guerrear. El conflicto comenzó cuando los griegos se
propusieron rescatar a Helena, que había sido raptada por Paris, el hijo de Príamo.
Durante los diezaños de combate, Príamo asistió ansiosamente al desarrollo de la
batalla desde los muros de Troya con su mujer, la reina Hécuba. Después de la muerte
de su hijo Héctor a manos del héroe griego Aquiles, Príamo se dirigió al campo griego
para recuperar el cuerpo de Héctor. Aquiles perdonó la vida a Príamo y le entregó el
cadáver de su hijo para que recibiese sepultura, pero durante el saqueo de Troya,
Neoptólemo, hijo de Aquiles lo mató.
Priapo (Priapos): Dios de los jardines, de las viñas y de la fecundidad. Al principio
representaba la fecundidad del suelo. En la época romana personificaba la virilidad y el
amor físico. Era también un dios pastoral y marino, protector de los rebaños y los
pescadores.
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Prometeo (Promeqhus): Titán que robó el fuego del cielo para entregarlo a los
hombres. Fue atado por orden de Zeus a una roca en el Caúcaso y un águila se le comía
el hígado, que le crecía de nuevo. Hércules le salvó matando al águila.
Quimera: Nació de la unión de Tifón y Equidna, y tenía aspecto de cabra y león.
Se dice que tenía muchas cabezas de cabra y una de león, y una serpiente en lugar de
cola. De horrible aspecto, lanzaba llamas de sus bocas y narices. Devastaba los cultivos
y provocaba muchos desastres. Quimera era tan peligrosa que Jóbates estaba seguro de
enviar a Belerefontes a una muerte segura, al enviarlo a matarla.
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LAS DIOSAS EN LOS CÓDICES DEL GRUPO
BORGIA: ARQUETIPOS DE LAS MUJERES DEL
POSTCLÁSICO©
por María de los Ángeles Ojeda Díaz
http://www.arts-history.mx/diosas/cap51.html#xochi
5
UNA DIOSA PARA CADA MUJER
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5.2 Xochiquetzal
-----------------------------------------------------------------------Xochiquetzal, arquetipo de la mujer joven. Vindobonensis, 32
-----------------------------------------------------------------------Otra diosa cuya importancia resalta en el Códice Borgia, y de la cual se tienen 44
representaciones, es Xochiquetzal "Flor de Quetzal, Flor Preciosa". Sería el arquetipo
de la mujer joven en pleno potencial sexual. Xochiquetzal es la amante divinizada;
diosa eminentemente femenina, su ámbito: el amor, la voluptuosidad, la sensualidad, el
deseo sexual y del placer en general. Pero también su esfera de acción está en el juego,
el canto, la danza, la alegría, las flores y, en términos generales, de todo lo que es
hermoso. Asimismo, por obvias razones, preside la actividad artística de mujeres y
hombres. Era patrona de los pintores, bordadoras, tejedoras, escultores y plateros(42).
Es factible que Xochiquetzal fuese la diosa de las mujeres pintoras que ejercían la
profesión de tlacuilo "pintor, escribano" como lo muestra gráficamente el Códice
Telleriano Remensis(43).
----------------------------------------------------------------------Xochiquetzal, arquetipo de la mujer joven. Borgia, 57
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En el Tonalamatl rige el día uno xochitl por lo que las mujeres que nacían en él
tenían posibilidad de ser buenas bordadoras o, en el otro extremo, prostitutas.
Existe un mito que se refiere especialmente a la fuerza de índole sexual que
representa Xochiquetzal y que puede ayudar a entender la simbología que entraña el
nombre de la deidad, en cuanto que las flores son producto de sus genitales. El
intérprete del Códice Magliabechiano así lo narró:
"Quetzalcoatl estando lavándose tocando con su mano el miembro viril, echó de sí
la simiente y la arrojó encima de una piedra, y allí nació el murciélago, al cual enviaron
los dioses [a] que mordiese a una diosa que ellos llaman Xochiquetzal -que quiere decir
rosa-, que le cortase de un bocado lo que tiene dentro del miembro femenino; y estando
ella durmiendo, lo cortó y lo trajo delante de los dioses y lo lavaron, y del agua que de
ello derramaron salieron rosas que no huelen bien, y después el mismo murciélago
llevó aquella rosa al Mictlantecuhtli y allí lo lavó otra vez, y del agua que de ello salió,
salieron rosas olorosas, que ellos llaman suchiles (sic), por derivación de esta diosa que
ellos llaman Xochiquetzal"(44). .
-----------------------------------------------------------------------Fig. 6
Xochiquetzal arquetipo de las actividades artísticas de las mujeres. Borgia, 9
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Sus imágenes en el Códice Borgia son de lo más bellas, de acuerdo con las fuerzas
que personifica el numen. La habilidad del tlacuilo nos permite gozar estéticamente de
sus ornamentos, los cuales debían resaltar su feminidad. En la lámina 9 (fig. 6) la
observamos con sus atavíos distintivos. Porta yelmo en forma de cabeza de quetzal que
la cubre armoniosamente. De la parte de atrás del yelmo sobresalen dos penachos casi
perpendiculares, el ome quetzalli "dos [penachos] de plumas preciosas ", adornados por
estilizadas mariposas de papel; en otras representaciones (fig. 7) estos ome quetzalli
aparecen como mechones erguidos propios del peinado de la mujer noble. Lleva
nariguera de mariposa, yacapapalotl hecha de turquesa y orejera de mosaico del mismo
mineral. De esta última pende una gran gema. Sus vestidos son suntuosos, ricos en
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color lo que denota el trabajo de bordado, tejido y plumería del atuendo que consta de
quechquemitl "manto con cuello", "especie de capa en forma triangular propia de la
mujer", cueitl, y manto con cenefa de caracolillos que, seguramente, se sostenía al
cuerpo por medio de graciosos cordeles combinados en rojo y blanco, rematados con
flores. Asimismo, al igual que Tlazolteotl se presenta sentada sobre el icpalli con asiento
de piel de jaguar, el cual simboliza el poder, la jerarquía, pero sobre todo a la madre que
protege, que ampara.
-----------------------------------------------------------------------Fig. 7
Xochiquetzal, arquetipo de la mujer joven en pleno potencial sexual. Borgia, 59
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Concebida en el códice como pareja de dioses jóvenes entre los que están
Xochipilli y Piltzintecuhtli; es también en la mitología, esposa de Tlaloc y amante de
Tezcatlipoca. Se dice que ella realizó el primer acto sexual, toda vez que se formó de sus
cabellos la primera mujer-diosa para que se casara con Piltzintecuhtli(45), de cuya
unión nació el dios Cinteotl(46). En este contexto, la primera mujer no es más que un
avatar de la diosa Xochiquetzal. En las fuentes documentales se hace frecuente alusión
al traslape como diosa y primera mujer, lo cual ocurre con otras advocaciones de la
Diosa-Madre.
Esta actividad amorosa hace de Xochiquetzal el prototipo y la protectora de las
ahuianime "alegradoras" o prostitutas libres y de las maqui, prostitutas rituales,
sacerdotisas compañeras de los jóvenes guerreros solteros(47), a juzgar por la
información disponible, las maqui llevaban su sacerdocio hasta el campo de batalla
acompañando a los guerreros. La sociedad ritual que los vinculaba las llevaba a
ofrecerse en sacrificio al aventurarse valientemente en los combates arrojándose a
morir en ellos(48).
-----------------------------------------------------------------------Fig. 8
Xochiquetzal, arquetipo de las mujeres que morían en la guerra. Cospi, 18
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Conviene apuntar el hecho que Xochiquetzal aparezca, al igual que Tlazolteotl,
con características guerreras en la lámina 18 del Códice Cospi (Fig. 8). Se representa
con un atavío diagnóstico izquixochitl "guirnalda hecha con flores de maíz tostado",
chimalli o escudo, bandera, flechas y banda multicolor de guerra anudada a la cintura.
Atavíos explicables a la luz del mito que atribuye a Xochiquetzal ser la primer mujer
muerta en la guerra, "y la más esforzada de cuantas murieron en ella"(49). Pero a su
vez, morir en la guerra implica que la Diosa-Madre también fue la primer mujer
sacrificada, ya que la guerra fue instaurada por los dioses en tiempos primigenios para
que el sol tuviese, por medio de los sacrificios, su comida: la sangre y los corazones(50).
En cuanto a los aspectos mortuorios y de sacrificio que encontramos en
Xochiquetzal, conviene distinguir que tales características son asumidas por otra de las
advocaciones de la Diosa-Madre, Itzpapalotl como más adelante se tratará. Hagamos
constar tan sólo que, Xochiquetzal tiene dentro de sus atribuciones la actividad
amorosa y artística de la mujer. Además de ser el prototipo para la vestimenta y
peinado de la mujer noble. Importante fue su culto, a juzgar por el número de
representaciones en el Códice Borgia.
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Las Nor nas, Señoras del Destino.
Las diosas nórdicas del Destino, a las que se conocía como Nornas, no eran de
ninguna manera dependientes de los dioses, quienes no podían ni cuestionar ni influir
en sus decretos bajo ningún concepto. Eran tres hermanas, probablemente
descendientes del gigante Norvi, de quien emergió Nott (noche). Tan pronto como
concluyó la Edad de Oro, y el pecado comenzó a recorrer incluso las moradas celestiales
de Asgard, las Nornas hicieron su aparición bajo el gran fresno Yggdrasil y
establecieron su residencia cerca del manantial Urdar. Según algunos mitólogos, su
misión era la de advertir a los dioses de males futuros, pedirles que hicieran buen uso
del presente y enseñarles sanas lecciones del pasado.
Estas tres hermanas, cuyos nombres eran Urd, Verdandi y Skuld, eran las
personificaciones del pasado, el presente y el futuro respectivamente. Su labor principal
era la de tejer el telar del Destino, regar diariamente el árbol sagrado con agua del
manantial Urdar y poner tierra fresca alrededor de sus raíces, para que permaneciera
fresco y verde por siempre.
Otros mitólogos, afirmaron posteriormente que las Nornas velaban por las
manzanas de oro que colgaban de las ramas del árbol de la vida, la experiencia y el
conocimiento, permitiéndole sólo a Idun que recogiera la fruta, que era con la que los
dioses renovaban su juventud.
Las Nornas también alimentaban y cuidaban de los dos cisnes que vivían en las
cristalinas aguas del manantial Urdar y de este par se supone que descienden todos los
cisnes de la Tierra. Se dice que a veces las Nornas se vestían con plumas de cisne para
visitar la Tierra, o surcaban como sirenas por las costas de diversos lagos y ríos,
apareciendo ante los mortales, de cuando en cuando, para pronosticar el futuro o darles
sabios consejos.
El Telar de las Nornas.
Las Nornas tejían a veces telares tan extensos que mientras una de las tejedoras
se encontraba en la cima de una montaña en el extremo occidental, otra se encontraba
en el extremo oriental. Las hebras de su trama parecían cuerdas y eran de diversos
colores, según la naturaleza de los acontecimientos que iban a ocurrir, y una hebra
negra, extendiéndose de Norte a Sur, era considerada invariablemente como un
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presagio de muerte. Mientras las hermanas viajaban de acá para allá, entonaban una
canción solemne. Aparentemente no tejían según su propio deseo, sino ciegamente,
como si ejecutaran de mala gana los deseos de Orlog, la ley eterna del universo, una
antigua y poderosa fuerza, que al parecer no tenía ni principio ni fin.
Dos de las Nornas, Urd y Verdandi, eran consideradas como entidades muy
benéficas, pero la tercera, se dice, deshacía inexorablemente su trabajo y, a menudo,
cuando estaba casi concluido, lo reducía furiosamente a jirones, esparciendo los restos
al viento.
Como personificaciones del tiempo, las Nornas eran representadas como
hermanas de diferentes edades y características. Urd (Wurd, rara) tenía un aspecto
muy viejo y decrépito, continuamente mirando hacia atrás, como si estuviera absorta
contemplando sucesos y gentes pasados. Verdandi, la segunda hermana, era joven,
atractiva y audaz, mirando al frente, mientras que Skuld, la del futuro, era representada
generalmente con un espeso velo y la cabeza girada en la dirección opuesta a la que Urd
estaba mirando y sosteniendo un libro o pergamino que aún no había sido abierto o
desenrollado.
Los dioses visitaban diariamente a las Nornas, con las que les encantaba
consultar, e incluso el mismo Odín bajaba frecuentemente hasta el manantial Urdar
para solicitar su ayuda, ya que ellas respondían por lo general a sus preguntas,
manteniendo silencio sólo acerca de su propio destino y el de los demás dioses.
La Historia de Nornagesta.
Las tres hermanas visitaron Dinamarca en una ocasión y entraron en la morada
de un noble cuando su primer hijo vino al mundo. Introduciéndose en la habitación en
la que se encontraba la madre, la primera Norna prometió que el niño sería bien
parecido y valiente y la segunda que sería próspero y un gran escaldo, predicciones que
llenaron de alegría los corazones de los padres. Mientras tanto, las noticias de lo que
estaba sucediendo se habían expandido y los vecinos entraron en la habitación en tales
cantidades que la tercera Norna fue empujada groseramente fuera de su asiento.
Furiosa ante esta afrenta, Skuld se alzó altanera y declaró que los dones
concedidos por sus hermanas serían inútiles, ya que ella decretaba que el niño viviría
sólo tanto tiempo como el cirio que ardía al lado de la cama tardara en consumirse.
Estas palabras llenaron de terror el corazón de la madre y estrechó estremeciéndose al
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bebé contra su pecho, pues el cirio ya casi se había consumido y su extinción estaba
cercana. La Norna mayor, sin embargo, no tenía la intención de ver cómo sus
predicciones se convertían en nada, pero, ya que ella no podía obligar a su hermana a
retractarse de sus palabras, asió rápidamente el cirio, apagó la llama y le entregó el
pedazo humeante a la madre del niño, pidiéndole que lo guardara cuidadosamente y
que nunca volviera a encenderlo hasta que su hijo estuviera ya hastiado de la vida.
Al niño se le dio el nombre de Nornagesta, en honor a las Nornas y creció siendo
tan hermoso, valiente y talentoso como cualquier madre pudiese desear. Cuando fue lo
suficientemente mayor como para comprender la solemnidad de sus obligaciones, su
madre le contó la historia de la visita de las Nornas el día de su nacimiento y colocó en
su mano el fragmento de vela que quedaba, el cual guardó durante muchos años, dentro
del armazón de su arpa para más seguridad. Cuando sus padres fallecieron, Nornagesta
deambuló de un lugar a otro, tomando parte y destacando en todas las batallas,
cantando sus hazañas heroicas dondequiera que fuese. Ya que era de temperamento
entusiasta y poético, no se cansó pronto de la vida, y mientras otros héroes se hacían
viejos y decrépitos, él permanecía joven de corazón y vigoroso de cuerpo. Por tanto,
presenció las emocionantes gestas de las épocas heroicas, fue un preciado compañero
de los antiguos guerreros y, tras vivir durante trescientos años, vio que la creencia en
los antiguos dioses paganos pasaba a ser sustituida por las enseñanzas de los
misioneros cristianos. Nornagesta llegó finalmente hasta la corte del rey Olav
Tryggvesson, el cual, siguiendo su costumbre, le convirtió casi a la fuerza y le convenció
para que fuera bautizado. Entonces, deseoso de convencer a su gente de que los
tiempos de las supersticiones habían pasado, el rey obligó al anciano escaldo a extraer y
encender el cirio que había guardado con tanto cuidado durante más de tres siglos.
A pesar de su reciente conversión, Nornagesta observó inquieto la llama mientras
parpadeaba y, cuando finalmente se apagó, cayó al suelo sin vida, demostrando así que,
a pesar del bautismo recién recibido, él aún creyó en las predicciones de las Nornas.
En la Edad Media, e incluso más tarde, las Nornas figuran en muchas historias y
mitos, apareciendo como hadas o brujas,, como por ejemplo, en la historia de "La Bella
Durmiente" y la tragedia de Shakespeare, "Macbeth".
Las Vala.
A veces, las Nornas llevaban el nombre de Vala, o profetisas, ya que tenían el
poder de la adivinación, un poder que se contemplaba con gran veneración en las razas
nórdicas, que creían que estaba restringido al sexo femenino. Las predicciones de las
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Vala nunca eran cuestionadas y se dice que el general romano Druso se aterrorizó tanto
ante la aparición de Veleda, una de las profetisas, la cual le advirtió que cruzara el Elba,
que terminó ordenando la retirada. Ella presagió su muerte cercana, la cual sucedió
efectivamente poco después con una caída de su caballo.
Estas profetisas, a las que también se conocía como Idises, Dises o Hagedises,
oficiaban en los santuarios forestales y en arboledas sagradas, y siempre acompañaban
a los ejércitos invasores. Encabezando o mezcladas entre el ejército, conducían
vehementemente a los guerreros a la victoria y cuando la batalla había concluido, a
menudo cortaban el águila sangrienta en los cuerpos de los prisioneros. La sangre se
recogía en grandes baldes, en los que las Dises sumergían sus brazos desnudos hasta los
hombros, antes de unirse a la frenética danza con la que concluía la ceremonia.
No era de extrañar que estas mujeres fueran muy temidas. Se ofrecían sacrificios
para que ellas fueran propicias y sólo fue en tiempos posteriores cuando fueron
degradadas al rango de brujas y enviadas a unirse con las multitudes de demonios en
Brocken (Alemania), o Blocksberg o Valpurgisnacht (noche de valpurgis).
Además de las Nornas o Dises, que también eran consideradas deidades
protectoras, los nórdicos adjudicaban a cada ser humano un espíritu guardián llamado
Fylgie, el cual le atendía de por vida, o bien con forma humana o animal y permanecía
invisible a no ser en el momento de la muerte, excepto para los poco iniciados.
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