DOCTRINA PENAL Copyright © 2019 Editorial: Hala Editores de: Guillermo Jesús Haro Lázaro RUC Nº 10083483755 Jr. Moyobamba Nº 423 San Martín de Porres-Lima-Perú Cel. 949381250 E-mail: [email protected] Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú Nº 2018-17609 ISBN Nº 978-612-46268-6-9 Edición, Composición, Diagramación e Impresión: Editorial: Hala Editores de: Guillermo Jesús Haro Lázaro RUC Nº 10083483755 Jr. Moyobamba Nº 423 San Martín de Porres-Lima-Perú Cel. 949381250 E-mail: [email protected] Primera Edición abril 2019 Tiraje: 1000 ejemplares Revisión de textos: Guillermo Haro Lázaro Dra. Rubí Rojas Las Figuras del ASESINATO Muerte Cruenta de Vidas Humanas guillermo haro Colaboradores: Dra. Sonia Sáenz Dra. Carmen Ramírez Dra. Ángela Lu Chirinos Diseño de portada: Guillermo Haro Lázaro "La maldición de Caín por el asesinato de su hermano Abel". Libro de Génesis, cap. IV de la Santa Biblia. Lima-Perú, abril 2019 Derechos de autor reservados conforme a Ley. Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta obra sin previa autorización escrita del autor (Artículos 216º-217º C.P.) IMPRESO EN EL PERÚ-PRINTED IN PERÚ 2 Doctrina Penal Las Figuras del Asesinato Muerte cruenta de vidas humanas HALA EDITORES MMXVIII Lima-Perú Dedico esta monografía científica a mis amados padres Guillermo y Andrea Las Figuras del Asesinato PRESENTACIÓN AGRADECIMIENTO A Dios, por permitirme llegar hasta esta parte de mi vida y bendecir mi camino... A mi querida familia, por su comprensión al no haber empleado tiempo suficiente para compartir con ellos. Porque gracias a ese razonable afecto, fue impulso de mi labor científica, que posibilitó seguir adelante con la obra... Gracias Dios, gracias familia... Es un honor para nuestra institución académica, presentar la obra monográfica de Doctrina Penal, titulada: “Las figuras de asesinato”, del autor Guillermo Haro Lázaro, que comprende un valioso tratamiento científico actualizado de los principios básicos de las Ciencias del Derecho Penal, con un contenido analítico, descriptivo y pormenorizado del tipo penal de asesinato, y, sus nuevas figuras o modalidades incorporadas recientemente. De ello, se puede apreciar que, en el Libro Segundo: Parte Especial-DELITOS, del Título I: Delitos Contra la Vida el Cuerpo y la Salud, Capítulo I “Homicidio” se encuentra constituido en el Artículo 108º, como “Homicidio calificado” del Código Penal vigente. En la interpretación acuciosa, el autor ha utilizado un dilucidado estudio académico y metodológico del marco introductorio, el proceso histórico, los conceptos doctrinales, el sistema jurídico, la tipicidad objetiva, el bien jurídico tutelado, los elementos constitutivos, análisis de la figura delictiva, sujetos del delito, los presupuestos del tipo, la materialidad del delito, la tipicidad subjetiva, el dolo y culpa, la tentativa y la consumación del asesinato. Seguido, de un estudio de la configuración típica de las figuras agravadas del asesinato, especialmente de las modalidades subsecuentes: Asesinato por ferocidad, asesinato por codicia, asesinato por lucro, asesinato por placer; asesinato para facilitar otro delito, asesinato para ocultar otro delito; asesinato con gran crueldad, asesinato con alevosía; asesinato por fuego, asesinato por explosión, asesinato por cualquier otro medio capaz de poner en peligro la vida o salud de otras personas. Del mismo modo, se adiciona un tratamiento especial del Artículo 108º-A, de la Ley, sobre el asesinato por la condición de la víctima. El libro consta de 6 capítulos y 63 secciones, que indica el contenido objetivo de cada figura típica. Es evidente que el brillo interpretativo en el contenido de la obra 9 Guillermo Haro Lázaro literaria, cuya capacidad y experiencia del autor, han hecho viable el entendimiento de las formas crueles de matar, basadas en la Ley penal vigente, y, sobre todo, que ese esfuerzo intelectual, consagró la esencia de sus preclaros ingenios en el conocimiento de las Ciencias del Derecho. Pues, lo que se busca es el más noble intento de conservación en toda pureza y al perfeccionamiento intenso de la investigación, especialmente en este acto, frente a los hechos del homicidio calificado. A este esfuerzo alcanzado, el autor refleja la calidad de su lenguaje fluido, permitiendo a los estudiosos de derecho, abogados, congresistas de la República, miembros de la Policía Nacional del Perú, operadores de justicia del Poder Judicial y Ministerio Público; una rápida comprensión y precisión real en el tratamiento del delito, lo que posibilitará contribuir un elevado conocimiento en las figuras del asesinato, y, el intercambio fundamentado de criterios con todas las instituciones ensimismadas en materia penal. En consecuencia, me llena de satisfacción, que el autor nos haya honrado con la presentación de su obra: “Las figuras del asesinato”, siendo desarrollada en base a una normativa de acuerdo a las modificaciones, incorporaciones y adecuaciones de nuevas leyes en nuestro Código Penal vigente, encuadradas a reprimir y sancionar a todo infractor que incurra en cualquiera de los tipos penales del asesinato. No obstante, reconocer que será un texto de asesoramiento y necesaria consulta para los estudiosos de las ciencias penales en el Perú y el extranjero. Lima, julio de 2019 Editorial "Hala Editores" 10 Las Figuras del Asesinato PRÓLOGO Me llena de gratitud reconocer la consecución de mi propia obra de investigación científica titulada: "Las figuras de asesinato", sometida bajo la moderna reforma del Derecho Penal y por consiguiente una nueva publicación revisada. El estudio que se exterioriza al detalle, acerca del tratamiento de este libro de doctrina penal hasta hoy, merece el aprecio de los administradores de justicia de diversas instituciones del país. Sobre todo, para restituir al juzgador un instrumento vigente que, el legislador pudo adecuar oportunamente en razón a un buen funcionamiento pleno de su propósito fundamental. Sin embargo, este discernimiento innovador del delito de asesinato, no solo ha tenido la pretensión de facultarse a la vez, una obra concluida conforme a sus vastos lineamientos, sino más bien, ello debe precisar la creación de presupuestos sustanciales para que la gran reforma del Derecho Penal pueda elaborarse en un estado de armonía y orientarse a una buena finalidad. En este orden, la Ley del tipo penal de asesinato y sus figuras criminales, reformada recientemente, han dado lugar de ese modo, a una diligente redacción penal, para separar además, las incertidumbres y vacíos legales, que quedaron inactivas por mucho tiempo. Así, se espera que, esta herramienta esencial vigente, se difunda por todo los recónditos lugares del orbe, y explaye sus conocimientos en ella contenidas, inclusive para los estudiantes de Derecho Penal. Obligándonos, a aumentar nuestro material de consulta, a cantidades ilimitadas, con el fin de justificar el agotamiento de ejemplares al público o se mencione solo en ocasiones. Lo cierto es que, en esta edición, nos hemos propuesto demostrar la intensa coyuntura que atraviesan la legislación y la doctrina, de cara al delito de homicidio calificado. No obstante, estamos convencidos que, con esta obra oportuna, ofrecemos un aporte 11 Guillermo Haro Lázaro sumo relevante a los penalistas de estos tiempos, con una traducción fluida y harto nutrida, de las más importantes modalidades del delito de asesinato, que corresponde a la Parte Especial del Código Penal peruano, y en tanto, decisivas para el desarrollo de nuestra disciplina. De lo dicho resulta, también para el estudiante de derecho, una nueva situación, implícitamente deberá tener en cuenta, que su labor solo puede ser el comienzo de una gran tarea, que serviría incluso para despertar fácilmente su capacidad. Entendiendo que, las atribuciones del Derecho Penal, en este caso incumban a la persecución eficiente del delito de asesinato, y en ese concepto, el de preservar el clamor humano en un Estado de derecho, como diseño de orden en el país. Ello explicaría a propósito que, la disposición monográfica del argumento de la obra, pretende procurar un camino de juicio coherente y progresivo en el conocimiento de la acción y el resultado del delito. Para ir concluyendo, agradezco a todos por cuanto hicieron posible durante mucho tiempo en la elaboración de la obra, sin cuyo admirable trabajo con la maquetación del texto y los diversos programas utilizados en el ordenador no hubiera sido posible la rápida confección, listo para imprimir y publicar en tirajes largos, que de seguro será considerado libro de consulta en el país. Lima, 16 de septiembre de 2019 Guillermo Haro Lázaro 12 Las Figuras del Asesinato PREFACIO Es muy grato poner de manifiesto mi tercera obra monográfica de Derecho Penal titulada “LAS FIGURAS DE ASESINATO”, en ella refleja un estudio profundizado y práctico de la gama criminal de los tipos penales tradicionales y los eventos circunstanciales coetáneos que modifican la estructura jurídico penal vigente, para alcanzar agravación en la comisión del asesinato. El análisis real e interpretativo, es el resultado del estricto conocimiento del Código Penal, confrontado con la labor de la doctrina y de la jurisprudencia. Pues, el examen empleado para cada figura penal, se puede considerar como consecuencias profusas que infieren en la víctima una muerte de mayor trascendencia criminal, y en tal comprensión, la responsabilidad punible de quince años de pena privativa de la libertad, condenable para aquellos autores que la infrinjan. En el estudio interpretativo del delito, fue necesario conocer previamente la constitución de las figuras del asesinato regulados en el Artículo 108º, del Código Penal, a fin de llegar al entendimiento preciso de los modelos criminales que agravan la conducta del autor y el incremento de su culpabilidad. El contenido sustancial de la obra científica, está constituida por seis capítulos y 63 secciones, con denominaciones especiales, para diferenciarlos de cada modalidad comisiva que vincula al delito de asesinato. Mi trayectoria como distinguido investigador de las Ciencias del Derecho Penal, ha dedicado especial interés por la enseñanza práctica como complemento de la teoría, así, en esta obra se expone sistemáticamente y en forma detallada, la primera parte de las figuras delictivas que trata nuestro Código Penal, ello a propósito, examinando el clamor social por el sumo grado de mortandad que aqueja este fenómeno. Por eso, el proceso de enseñanza práctica del Derecho Penal y especialmente de los 13 Guillermo Haro Lázaro delitos de asesinato contenida en la Parte especial de la Ley, despierta un interés particular en el estudiante de Derecho, abogados, fiscales, jueces, policías, congresistas y otros, por ser una obra orientada como material doctrinario y didáctico de consulta. Sin embargo, la esencial finalidad que mantengo como autor en justa correspondencia, lo realizo para afianzar el conocimiento profundo de aquellos tipos penales y al logro de un buen desenvolvimiento de la materia. En consecuencia, frente a ello, me embarga gratas satisfacciones saber que, las primeras obras publicadas, tuvieron gran acogida principalmente dentro y fuera del país. Por último, en esta nueva edición, nos hemos empeñado en señalar la situación por la que atraviesan la legislación y la doctrina respecto del asesinato, pues, de esta manera el lector comprenderá con gran consistencia y tenacidad, la estructuración del Derecho Penal peruano que hoy se erige, despertando en algunos la capacidad de unirse a esta ardua tarea. En el deseo de brindar un trabajo académico de cuidadosa metodología, dejamos a vuestro alcance la presente obra. Las Figuras del Asesinato Índice Pág. I. Dedicatoria........................................................................................................ II. Agradecimiento.............................................................................................. III. Presentación................................................................................................... IV. Prólogo................................................................................................................ V. Prefacio................................................................................................................ 05 07 09 11 13 PRIMERA PARTE Lima, marzo de 2019 Guillermo Haro Lázaro HOMICIDIO CALIFICADO - ASESINATO : El crímen más cruel del delito Capítulo I EL ASESINATO “La muerte con extrema violencia” § 1. Marco introductorio……………………………………………….................................. § 2. Antecedentes históricos………………………………………................................... § 3. Concepto doctrinal………………………………………………..................................... § 4. Sistema jurídico……………………………………………………….................................. § 5. Legislaciones comparadas…………………………………..................................... 14 23 37 44 49 51 15 Las Figuras del Asesinato Guillermo Haro Lázaro § 6. Tipicidad objetiva…………………………………………........................................... § 7. El bien jurídico tutelado…………………………………....................................... § 8. El objeto del delito en el asesinato……………………................................. § 9. Los sujetos del asesinato…………….…………………………................................ § 10. Características del asesinato………………………………................................ § 11. Presupuestos del asesinato…………………………………….............................. § 12. Las circunstancias atenuantes…………………………….............................. § 13. Las circunstancias agravantes…………………………................................. § 14. Clasificación del asesinato……………………………………............................. § 15. Modalidades comisivas del asesinato………………............................... § 16. Materialidad del asesinato…………………………………………........................ § 17. El nexo de causalidad…………………………………………………......................... § 18. Tipicidad subjetiva…………………………………………………………...................... § 19. La tentativa en el asesinato………………….……………………........................ § 20. La consumación en el asesinato…….……………………............................. 58 60 62 68 75 77 79 85 87 89 90 92 94 101 103 SEGUNDA PARTE Por conexión con otro delito Capítulo III ASESINATO PARA FACILITAR U OCULTAR OTRO DELITO “Muerte conexa con otro delito” § 32. Marco introductorio………………………………………………………………….......... 171 § 33. Concepto doctrinal…………………………………………………………………............. 174 § 34. Los fundamentos de agravación en el asesinato para facilitar u ocultar otro delito…............................................................................... 182 § 35. El asesinato para facilitar otro delito…………………………………............ 185 § 36. El asesinato para ocultar otro delito…………………………………….......... 190 HOMICIDIO CALIFICADO : Capítulo II ASESINATO POR FEROCIDAD, CODICIA, LUCRO O POR PLACER “Modalidades de asesinato estimulados por el móvil comisivo” 16 HOMICIDIO CALIFICADO : CUARTA PARTE LAS FIGURAS DE ASESINATO : Por el móvil comisivo § 21. Marco introductorio………………………………………………………………….......... § 22. El asesinato por ferocidad……………………………………………………….......... § 23. El asesinato por codicia…………………………………………………………............ § 24. El asesinato por lucro………………………………………………………………........... § 25. Agravación de la acción por lucro………………………………………........... § 26. Factores del beneficio económico en el asesinato por lucro... § 27. El asesinato por lucro en grado de tentativa……………………………... § 28. El desistimiento del ejecutor en el asesinato por lucro………..... § 29. El asesinato por placer……………………………………………………………………... § 30. Las causas de inimputabilidad en el asesinato por placer…..... § 31. Los fundamentos de incriminación en el asesinato por placer TERCERA PARTE 111 113 118 130 142 146 151 153 155 158 161 Por la forma de ejecución Capítulo IV ASESINATO CON GRAN CRUELDAD O ALEVOSÍA “La estructura homicida sin límites” § 37. Marco introductorio………………………………………………………….................. § 38. Concepto doctrinal…………………………………………………………………….......... § 39. El asesinato con gran crueldad……………………………………………………... § 40. Elementos constitutivos del asesinato con gran crueldad….... § 41. El asesinato con alevosía………………………………………………………………….. § 42. La agravante de alevosía sobre la víctima inerme…………………... § 43. Clases de alevosía……………………………………………………………………………..... 197 199 203 213 219 223 226 17 Guillermo Haro Lázaro QUINTA PARTE HOMICIDIO CALIFICADO : Por el medio comisivo Capítulo V ASESINATO POR FUEGO, EXPLOSIÓN U OTRO MEDIO CAPAZ DE PONER EN PELIGRO LA VIDA O SALUD DE OTRAS PERSONAS “Mecanismos complejos para alcanzar la muerte y el riesgo masivo de personas” § 44. Marco introductorio………………………………………………………….................. § 45. Concepto doctrinal…………………………………………………………………............. § 46. El asesinato por fuego…………………………………………………………................ § 47. El asesinato por explosión…………………………………………………................ § 48. El asesinato por cualquier otro medio capaz de poner en peligro la vida o salud de otras personas……................................... 231 238 240 248 Las Figuras del Asesinato § 56. Los fundamentos de agravación en el asesinato por la condición de la víctima.......................................................................... § 57. Análisis del asesinato por la condición de la víctima……........... § 58. Discrepancia sobre el Artículo 108º-A de la Ley……………............. § 59. Materialidad del asesinato por la condición de la víctima…… § 60. El nexo de causalidad…………………………………………….............................. § 61. Tipicidad subjetiva……………………………………………………........................... § 62. La tentativa en el asesinato por la condición de la víctima.... § 63. La consumación en el asesinato por la condición de la víctima........................................................................................................... 274 275 278 281 283 284 284 285 • Glosario de términos utilizados en la obra..............……………….............. 287 • Bibliografía..............……………………………………………………….................................. 291 252 SEXTA PARTE HOMICIDIO CALIFICADO : Por la calidad especial de sujeto pasivo Capítulo VI ASESINATO POR LA CONDICIÓN DE LA VÍCTIMA “Muerte de la víctima con alto cargo público” § 49. Marco introductorio……………………………………………………………............... § 50. Concepto doctrinal………………………………………………………………................ § 51. Sistema jurídico……………………………………………………………………................ § 52. Tipicidad objetiva……………………………………………………………….................. § 53. El bien jurídico tutelado……………………………………………………................. § 54. Los sujetos del asesinato por la condición de la víctima……..... § 55. Presupuestos del asesinato por la condición de la víctima...... 18 261 263 264 268 269 270 272 19 Guillermo Haro Lázaro Primera Parte El homicidio calificado "Asesinato" El crimen más cruel del delito 20 Las Figuras del Asesinato Capítulo I EL ASESINATO “La muerte con extrema violencia” SUMARIO: §1. Marco introductorio §2. Antecedentes históricos §3. Concepto doctrinal §4. Sistema jurídico §5. Legislaciones comparadas §6. Tipicidad objetiva §7. El bien jurídico tutelado §8. El objeto del delito en el asesinato §9. Los sujetos del asesinato §10. Características del asesinato §11. Presupuestos del asesinato §12. Las circunstancias atenuantes §13. Las circunstancias agravantes §14. Clasificación del asesinato §15. Modalidades comisivas del asesinato §16. Materialidad del asesinato §17. El nexo de causalidad §18. Tipicidad subjetiva §19. La tentativa en el asesinato §20. La consumación en el asesinato. §1. Marco introductorio E l expolio injusto de la vida humana, acometida con vehemencia y extrema violencia, supone ejecutar la comisión factual inmanente a las condiciones sine qua non, que, por su esencia homicida alcanza recrudecido agravamiento, pues, la obra de poder y fuerza ejercida en la integridad de otro, revela desproporción en la conducta del autor, asociadas al deseo de asesinar. Su acto criminal se torna consecuente, persistiendo vigente en la civilidad coetánea absolutamente relativa, para lesionar la vida de cualquier persona jurídicamente tuteladas, ya que, se trata de asesinos compulsivos que, exteriorizan conductas con exuberante crueldad en la forma alevosa y premeditada de matar. Ello también, no sería ajeno de subsumir diferentes patologías mentales transitorias del autor, considerando 23 Guillermo Haro Lázaro tal vez, una clasificación más abarcadora con respecto a los resultados de su perpetración, pudiendo producir además, sensaciones de placer que determinen, ex antes, durante o ex post, de la consumación fáctica del delito. En síntesis, se sostiene que la perturbación del género humano dimana como consecuencia del excesivo índice homicida dentro y fuera del país a manos de duchos asesinos a sueldo o aquel sujeto que conduce el crimen organizado. En tal sentido, es vital conocer la amplia trayectoria ideal del asesino como engendrante del asesinato, pues su forma hostil y latosa, hace que su proceder homicida encuentre a su víctima con facilidad. Lo que acentuaría que, todo asesino debe ser un sujeto vil con capacidad en ejercicio de sus acciones criminales, su participación sin más, implica acto directo en contra de otro individuo. En el caso destacable del delito de asesinato por lucro, es relevante señalar la participación del autor, dado que, este sujeto se encomienda la muerte de otro y conduce su propio beneficio económico. El motivo de ello, sería la incorporación del nuevo delito de sicariato en la Ley, donde alcanza a sicarios y mandantes dominados por organizaciones del crimen, sancionados con un solo castigo sobre ambas acciones dispares. Por eso, el asesinato, es un hecho cruento, de específico resultado material, en la acción desplegada del autor, ya que se orienta solo a lograr la muerte de otro, bajo empleo del móvil o medio comisivo eficaz. Así, de la amplia doctrina se desprende dos asertos legales, para considerar que: “la acción de matar radicaría en acortar la vida de otro” y “la acción de matar es privar de la vida injustamente a otra persona”, sabiendo que cada una de las acepciones jurídicas implican anticipar la muerte de un sujeto en tiempo real; lo que permitiría comprender, que la base del fundamento refiere expresamente el daño 24 Las Figuras del Asesinato total o destrucción de la vida humana. Pues, el modo de difundir tales locuciones, no afrenta conflicto alguno, ya que induce solo a dos dicciones con un mismo fin material. Lo dicho, no supone que los autores del tipo solo se sitúen en organizaciones criminales o entre pobladores del país, sino, que la psicopatía homicida también se orienta a nuestros propios progenitores. De ahí que, la lesión de la vida tendría afectación al interior de la prole y el pilar maternal, dañando el cobijo familiar como un auténtico pérfido del delito, pues ello, se debe a la subcultura primaria de los estratos poblacionales perseguida por generaciones, donde imperaba el poder lesivo del autor, con el fin de desatar su máximo sadismo, sobre los descendientes, la consorte del entorno y básicamente de toda su casta humana. Siendo oportuno, comprender que el vínculo parental o condición social para este asesino, adolece de relevancia afectiva. Así pues, hoy el comportamiento humano del autor, rebasa los límites antijurídicos del asesinato, sobre todo, si este alcanza a mujeres, niños y adolescentes de edades dispares encontrándose en estado de indefensión, pudiendo situarse del mismo modo, los ancianos, y discapacitados; sabiendo que tal condición de sujeto pasivo podría facilitar su acción comisiva, ello no dista además que, por su vulnerable situación, el autor conozca la debilidad e inseguridad de su víctima y en tanto sería motivación de su delito. Sin duda, las diversas formas de criminalidad ejercidas sobre sujetos indefensos y especiales, acarrearía la muerte más truculenta e inhumana, por la gravedad de su condición y por ejecutar sobreseguro la comisión de los hechos. El asunto es, que no 25 Guillermo Haro Lázaro solamente es causado por asesinos comunes, sino también las que se dan en el ámbito empresarial que no son ajenas a la realidad peruana en particular, donde los grupos criminales acreditados por terroristas, traficantes de drogas y otras manifestaciones delictivas, ya no aparecen como obra de verdaderos autores determinantes, sino que son el resultado de una perfeccionada organización del crimen, acaudilladas por autores ubicados detrás de los autores materiales para ocultar sus identidades y en consecuencia, desvirtuar las investigaciones de las autoridades encargadas de la persecución penal. No obstante, es de aclarar que el desasosiego no sólo atañe a la persona humana, sino, que también el Estado y las instituciones públicas reafirman su potestad jurisdiccional para constreñir sustancialmente en unificar criterios de responsabilidades emergentes previsibles y por tanto refrenar el delito. Siendo propósito fundamental para ello, emplear mecanismos legales suficientes que permitan tutelar la vida como bien más preciado de toda persona humana, desde su nacimiento hasta su desarrollo total dentro de un Estado de Derecho, amparados por un diseño sancionador previsto en el Artículo 108º, del Código Penal peruano y protegido por la Constitución Política que de forma genérica regula en sus Artículos 1° y 2º inciso 1) sobre: “Los derechos fundamentales de las personas”, comprendiendo que las Leyes son la base esencial para desarrollar políticas sociales y culturales, sujetas al sistema normativo legal vigente de nuestro continente. Por otro lado, es apropiado conocer que la muerte causada por el tipo penal de asesinato, alude necesariamente al 26 Las Figuras del Asesinato examen riguroso más relevante del Derecho Penal, por determinar la vida humana el bien jurídico de valor supremo que protege la Ley. En nuestra posición doctrinal, observamos la vida con inherente tutela desde su origen y nadie debe arrogarse el supuesto Derecho de matar a otro bajo cualquier pretexto, ni debe destruir la suya, porque el curso evolutivo de la vida acaba en forma natural. Ello no supone, que se deba desinteresar la normativa legal en la regulación del asesinato frente a la lesión del bien jurídico vida de la víctima, ni ignorar la autodestrucción de la vida del hombre (suicida), sino más bien, se procura sostener que la consideración por la vida debe ser una manifestación común en la humanidad como obligación ciudadana legal y del Estado. Lo que facultaría legitimar el respeto por la vida humana, que obra en la tutela legal figurada hoy como una falacia al interior de la construcción pragmática del sistema jurídico penal. La apreciación de que la destrucción de la vida ha de proceder de un acto injusto o ilícito, obedece como lo señalamos anteriormente, para quienes empleamos estas expresiones a la necesidad de exceptuar de este principio a la muerte que se ocasiona en cumplimiento de la Ley. Aquellos calificativos son innecesarios jurídicamente, porque todo delito regulado en la Ley penal, implicaría el quebrantamiento a esta y por tanto una ilicitud. En virtud del cual, la esencia criminal del asesinato determina una brutal forma de muerte y es lo que precisamente la diferencia del delito de homicidio, ello implicaría, la destrucción íntegra de la vida tutelada que posee la persona humana, comprendiendo a cualquier elemento de agravación en el caso concreto. Pues en esta 27 Guillermo Haro Lázaro comisión de facto, es imprescindible le que una persona humana logre su propósito criminal sobre otro sujeto con vida independiente, porque solo la persona viva puede considerarse como sujeto pasivo del asesinato y en consecuencia no podría atribuirse tal calidad a un cadáver o persona jurídica. Entonces, sobre la base de ello, la perpetración de un cadáver importaría atipicidad en su naturaleza, ya que el cese de la vida por función biológica carecería de relevancia jurídica antes de la acción criminal, y los restos humanos solamente constituirían objeto de derecho protegido por el Código Civil. Con relación al victimario del delito, este podría entenderse como un individuo imputable, pasible de tipicidad, en calidad de sujeto activo del asesinato. Esto es, sin distinción, pero, con disposición de alcanzar la muerte de otro, ajustado como presupuesto determinante en la Ley penal. Pues, tal condición hoy guardaría posible analogía con asesinos retrospectivos, ya que el hogaño de nuestra civilización sería el escenario esencial para su perpetración criminal, donde las grandes mafias articuladas por esbirros revelan sus más crueles actos homicidas. Lo que conduciría al desarrollo de aspectos concomitantes en su conducta delictiva, para innovar estrategias inimputables, integrando jóvenes menores de 14, 15, 16 y 17 años de edad, con el propósito de formar bandas de sicarios encomendadas al cumplimiento de su objetivo material. Debiendo reconocer que la intención dolosa de las organizaciones criminales, se da con el único interés de valerse de ellos, en la creencia de un supuesto libramiento de responsabilidad penal, quedando estos sicarios mayores solo como autores intelectuales. Teniendo en cuenta, como 28 Las Figuras del Asesinato lo hemos afirmado en nuestro discernimiento precedente, que este fenómeno criminal deriva producto de hogares disfuncionales, donde existieron patrones de conducta delictuosas, o, que el mismo menor fue víctima de malos tratos y por tanto, ha sido testigo de ello, toda vez que, nunca tuvo afecto paternal, lo que propiciaría su integración en pandillas perniciosas. Realmente, la argumentación sustancial del tema se torna controvertido, sabiendo que la implicancia de los asesinos juveniles hoy se determina solo como adolescentes infractores de la Ley penal, entendiendo que la causa especifica de la inimputabilidad se dirige a menores de 18 años, establecida en el Artículo 20º, Inciso 2) del Código Penal que dice: “Está exento de responsabilidad penal: “El menor de 18 años, porque no posee la facultad de comprender el carácter delictuoso de su acto o para determinarse”. Por lo tanto, este criterio lógico es insuficiente ante nuestra posición doctrinal, ya que el concepto que se tiene de los asesinos menores de edad en la sociedad coetánea y en consecuencia de la figura de asesinato, no corresponde a un contexto juicioso actualizado de la Ley. En tal sentido, es imprescindible que sobre la base de nuestro juicio, exista la necesidad de demostrar y comprender que el comportamiento delictuoso apadrinado por el adolescente infractor, ya cuenta con una norma específica que se impone como regla general, a fin de sancionar las acciones de gravedad y los asesinatos ocasionados por adolescentes infractores en calidad de autores, regulada como actos antisociales benignos, en el Nuevo Código de los Niños y Adolescentes precisamente en las articulaciones 29 Guillermo Haro Lázaro siguientes: El Artículo 183º.- En su definición menciona que: “Se considera adolescente infractor a aquel cuya responsabilidad ha sido determinada como autor o partícipe de un hecho punible tipificado como delito o falta en la Ley penal”. El Artículo 194º.- En cuanto a la infracción dice: “Al adolescente que, integrando una pandilla perniciosa, lesione la integridad física de las personas, (…), utilizando armas de fuego, armas blancas, material inflamable, explosivos u objetos contundentes, o bajo la influencia de bebidas alcohólicas o drogas, se le aplicará la medida socio-educativa de internación no mayor de 3 (tres) años”. En el Artículo 195º.- Deviene en infracción agravada por las siguientes acciones: “Si como consecuencia de las acciones a que se refiere el Artículo anterior se causara la muerte o se infringieran lesiones graves, la medida socio-educativa de internación será no menor de tres ni mayor de seis años para el autor, autor mediato o coautor del hecho”. Por consiguiente, es de evidenciar que las regulaciones especiales descritas, no solo permite la protección de los intereses en defensa de los derechos de los niños y adolescentes, sino que también, los de carácter reformador en aplicación de las medidas socio-educativas de internación, para adolescentes infractores (asesinos) de la Ley penal, alcanzados como curtidos delincuentes juveniles habituados a la vida homicida. De manera tal, que 30 Las Figuras del Asesinato ese patrón infractor basado en la disposición pragmática del Código punitivo, pueda conseguir su cumplimiento configurativo como una herramienta esencial para la aplicación de la medida socio-educativa de internación que exige la norma especial de los niños y adolescentes. Pues, el paso primario que deberá seguir el adolescente, para considerar la infracción, es que haya transgredido la Ley penal con un supuesto de hecho legal o fáctico, determinado como delito y que esta conducta se encuentre regulado en los tipos penales del Código Penal; luego, podríamos fijar su adecuación, con los presupuestos que ordena el Código de los Niños y Adolescentes, a fin de alcanzar culpabilidad y sancionarlo de acuerdo a las medidas especiales establecidas. Por ello, nuestro aporte objetivo la dirigimos de forma concluyente y absoluta, para expresar la inadmisible flexibilidad de las medidas coercitivas prescritas en los Artículos precedentes del Código de los Niños y Adolescentes, dado que, la utilización de instrumentos exclusivos que se aplica, son exiguos ante la conducta criminal juvenil, y en consecuencia sus fines en el castigo de un asesinato inhumano, no se ajustan a la realidad social. Sobre todo, si se trata de jóvenes infractores de la Ley, orientados a procurar intensamente la comisión material del tipo penal de asesinato, de modo símil a los auténticos asesinos avezados, pues, ellos poseen dominio en su comisión ejecutiva para alcanzar la muerte de otro, a cambio de dinero, sin considerar un obstáculo su precipitada edad. La acritud y rasgos psicopáticos de esos menores se tornaría análoga únicamente en el acto de perpetración, y no existiría disimilitud en su autoría 31 Guillermo Haro Lázaro factual; porque la capacidad criminal que disponen, alcanzaría la misma naturaleza homicida y desprecio por la vida humana que un ducho asesino. Debiendo considerar a nuestro juicio, que en el caso específico solo deberían encontrarse subsumidos los jóvenes mayores de 14, pero, menores de 17 años, razón por la que ellos pueden disimular y ocultar con facilidad su preponderante conducta nefaria ante los demás, y de ahí que, revisten todas las condiciones y características subjetivas suficientes en los actos ejecutivos previos a su materialidad comisiva, bajo el empleo de los elementos taxativos para su configuración típica. Aun así, estos adolescentes del crimen, quedarían exentos de toda responsabilidad penal, ya que ante la Ley, su conducta no reviste imputabilidad. No obstante, ello nos conduce a la determinación de su excepción jurídica concerniente solo al rango de los menores de 14 años, entendiendo que podríamos estimarla como una prerrogativa privilegiada especial, debido a que esta condición sine qua non de carácter sustancial, se encuentra entre la niñez y la adolescencia, pues, son dos etapas las cuales se podría manejar con procedimientos terapéuticos adecuados para su rehabilitación en estos casos. En realidad, el Código de los Niños y Adolescentes, debería readecuarse para alcanzar también a transgresores menores de edad “que manifiesten dolo en su actuación criminal”, detallada en un Artículo independiente, solo para los casos de asesinato, entendiendo sus efectos que determinaría la modificación especial similar a los expertos asesinos. De manera tal, que la transformación de sus regulaciones, 32 Las Figuras del Asesinato alcancen concienzudamente un contenido fructífero a fin de condenar la voluntad comisiva del asesino adolescente, sabiendo que su obrar delictivo en contra de otra persona, sólo se diferencia por la edad y no en sus acciones criminales. Además, si de medidas correctivas se trata, debería incrementarse tal disposición de internación, de 6 a 10 años, con más horas de trabajo y recargado esfuerzo intelectual, y, a partir de ese punto, se denominaría: “la innovadora medida socio educativa laboral de internación”. En otra perspectiva, el Código Penal peruano, como potestad sancionadora del Estado, importa prevención real y represiva, también en los actos criminales, dentro del delito de asesinato, alcanzando al "Artículo 108º-A.Homicidio Calificado por la Condición de la víctima”, “Artículo 108º-B.- Feminicidio”, “Artículo 108º-C.- Sicariato” y el “Artículo 108º-D.- La conspiración y el ofrecimiento para el delito de sicariato”. Pues, ello impone que la aplicación rigurosa de las herramientas jurídicas, se atañen además a este orden legal y por consiguiente, castigar al transgresor de acuerdo a su perpetración bajo uso de modalidades comisivas que condicione su agravación. Luego, su desenlace criminal, adecuaría el encuadre del tipo penal que persiga, sancionando su conducta específica, con penalidad determinada por la Ley. De todas formas, cuando nos referirnos a la figura de asesinato, por considerar factual la muerte calificada, donde las circunstancias, los móviles y medios comisivos son determinados como calificante de agravación en la conducta antijurídica del autor, logrando una consistente 33 Guillermo Haro Lázaro responsabilidad penal en el sistema punitivo; apreciando que éste fundamento dogmático ha querido demostrar la relevancia que mantienen las circunstancias de agravación, para vincular los presupuestos esenciales del delito de asesinato, con el objeto de incrementar la penalidad del autor en la acción criminal. En el tipo penal de asesinato, se debe considerar bajo que modalidades comisivas se basa el autor para materializar el homicidio calificado, luego, precisando tenemos las circunstancias siguientes: “por ferocidad, por codicia, por lucro o por placer, para facilitar u ocultar otro delito, con gran crueldad o alevosía, por fuego, explosión, o cualquier otro medio capaz de poner en peligro la vida o salud de otras personas”1. Por lo tanto, debemos asentir que en el asesinato el autor del hecho actúa a título de dolo directo, exteriorizando un grado máximo de peligrosidad para lograr su propósito criminal en contra de otro, pero, lo execrable es la forma y los medios de disposición que utiliza, para determinar su intención, ensañamiento y alevosía, en la consumación del delito. Su proceder homicida ejercida sobre su víctima, debe manifestar un acto básicamente directo, en razón, a que este aplica una medida de participación auto organizada, que permite puntualizar su objetivo criminal, y, en ese orden, también se condiciona los medios de disponibilidad que por su eficacia logran el resultado material. Para concluir con la parte introductoria, la calificante de tipicidad se constituye como un comportamiento humano ______________ 1. Código Penal Peruano, Artículo 108°- Homicidio calificado, texto modificado por Ley N° 30253 del 24 de octubre de 2014 (se incorpora el homicidio por codicia y elimina el homicidio por veneno para incluirse solo en casos de ferocidad). 34 Las Figuras del Asesinato que infringe el mandato o prohibición de la Ley, sabiendo que sus efectos traerán como resultados una sanción penal. Debemos considerar que el asesinato u homicidio calificado, es un tema muy relevante que comprende el Derecho penal, por reconocer a la vida humana como el bien jurídico por excelencia de valor supremo protegido por la ley desde su existencia. Entendiendo que la vida independiente se inicia con el nacimiento del ser humano y a partir de ese estado de actividad es considerado como patrimonio tutelado jurídicamente bajo el amparo de la Constitución Política del Perú y otras instituciones internacionales que garantizan la vida de las personas y su desarrollo para vivir dignamente en el ámbito social; asimismo, indicar que nadie debe atribuirse el supuesto derecho de victimar a otro bajo cualquier pretexto, ni debe destruir su propia vida, porque la etapa progresiva de la vida se determina sólo con la muerte en forma natural, ello expone, por el deterioro de su salud como consecuencia de la edad añeja. En síntesis, pese a los alcances normativos regulados por la Ley, la Constitución Política y diversas instituciones públicas del país, encargados de contener la represión frente a la figura de asesinato, no logra una disminución moderada en la destrucción de la vida humana, sino, que por el contrario ésta se incrementa gradualmente como efecto de innovadores fenómenos criminales en el accionar comisivo del autor, pues, ese patrón conductor del tipo, hace referencia a los asesinos asalariados menores de edad y conspiradores que reclutan jóvenes infractores para alcanzar la supuesta inimputabilidad en su propósito criminal. Creemos que en el fondo, esta conducta antijurídica de asesinato, debe sufrir un severo freno en su desarrollo criminal, pues, solo 35 Guillermo Haro Lázaro el ducho legislador podrá persistir en una transformación erudita específica, en materia científico penal, lo suficiente para orientar su proyecto analítico y pormenorizado en la estructura del ordenamiento punitivo y sobre todo, en las muertes calificadas de personas humanas. Entonces, si el incremento material mantiene su perpetuidad criminógena en los dominios poblacionales del continente nacional, ¿Por qué? No se crea también, perspectivas jurídicas que permitan innovar y utilizarse como instrumentos eficaces ante la destrucción de la vida humana, sin que se tenga una valoración por ella. Por último, en una postura admisible, hoy se puede apreciar un entorno legislativo insuficiente que ni aun los mejores legisladores experimentados permiten alcanzar eficacia en su metodología científica. Pues, no solo se trata de lograr un examen riguroso sobre autoría y participación en la estructura de los tipos penales, sino más bien, esta debe responder abarcando cuatro puntos esenciales en su elaboración cualificada. Primero, deberá compadecerse con las exigencias básicas, propias que demanda la sociedad de nuestro continente. Segundo, ser considerado del principio de legalidad de los tipos penales y sus sanciones, a propósito de la potestad punitiva del Estado. De tal forma que esa construcción propuesta sea respetuosa de la Ley vigente. Tercero, ese modelo debe respetar el fundamento de honorabilidad de la persona humana, como máximo valor material al ejercicio del “ius puniendi”, pues, ello no deberá aplicarse a personas por supuestas vinculaciones infundadas con la comisión del delito de asesinato. Cuarto, por último, se debe preservar en este caso el principio de culpabilidad para que el castigo 36 Las Figuras del Asesinato penal recaiga sobre los verdaderos perpetradores de la Ley punitiva. En suma, este cambio jurídico, de seguro alcanzará soluciones viables siempre que las instituciones competentes ciñan en unidad el apoyo mutuo y decisivo para su concreción. § 2. Antecedentes históricos Con respecto a la procedencia etimológica de la palabra asesinato, esta podría entenderse como el origen de la acepción “haxixi”, vocablo agareno (árabe) que se otorgó en reconocimiento a los fieles seguidores de una doctrina religiosa o secta, encausados por un adalid para encomendar los asesinatos, pues, antes de la comisión estos se drogaban consumiendo “haxix” (en castellano: hachis) mezclado con hojas de tabaco y otras sustancias alucinógenas, que serviría de estímulo criminal, con el propósito de cumplir el ajusticiamiento. De ahí, que sus instintos psicopáticos, adecuarían habitualidad en su conducta para atacar impetuosamente y asesinar a su víctima. En otra perspectiva evolutiva, ésta procedía de un culto ismaelita fundada por su líder Hassan bin-Sabbah2, quien era el gran maestro, e incitador de sus seguidores asesinos para dar muerte a personas designadas por éste. Además, “hashshashín” se identificaba por ser una secta donde integraban asesinos por encargo, con la finalidad de cumplir los requerimientos del líder de la secta. Luego, estos precedentes criminales tuvieron consecuencias innovadoras en el transcurso del tiempo, contemplando un historicismo real en la humanidad y en nuestra sociedad contemporánea, lo que supone un pilar normativo en su fundamentación jurídica tuitiva, interviniendo ello, como 37 Guillermo Haro Lázaro un sistema legal al amparo de todas las formas de delitos contra la vida el cuerpo y la salud, especialmente para las muertes ocasionadas bajo circunstancias de agravación en la figura de asesinato, regulada hoy en el Artículo 108° del Código Penal Peruano. En esta parte del tema, se hace necesario una rememoración fáctica ocurrida a lo largo de nuestra historia, para los efectos de clarificar los orígenes del asesinato. Donde se recuerda la doctrina bíblica, especificando relativamente la crónica de la muerte de Abel a manos de su hermano Caín, acto que fue universalizado en la historia de la humanidad como el primer asesinato que se perpetró con brutal ensañamiento. Pues, ello se encuentra en el libro de Génesis, capítulo 4, versículo 3 al 8, de la Biblia con el siguiente texto: “Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová y Abel trajo también, de los primogénitos de sus ovejas de las más gordas de ellas; y vio Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda, pero no miró con agrado a Caín y la ofrenda que trajo. Por lo que se ensañó Caín en gran manera y decayó su semblante, motivo por lo que Jehová llamó la atención a Caín diciéndole ¿Por qué te has ensañado y porque ha decaído tu semblante? Si bien hicieres serás enaltecido y si no, el pecado está a la puerta y te enseñorearás de tu propio deseo. Y luego Caín salió al campo con su hermano Abel y le dio muerte”. Bajo estas enseñanzas sagradas, se tiene que el accionar comisivo de Caín orientada a transgredir las normas establecidas por Dios, fueron motivadas por la envidia de su hermano Abel, que trajo como causa fatal su muerte. La ira incontrolable y la envidia de Caín, en este caso son los elementos básicos que impulsaron la perpetración del delito, y por tanto, el 38 Las Figuras del Asesinato ensañamiento en su conducta determinaría la forma de matar. Esto es, que Caín, al asumir una nueva guisa en su conducta criminal, implantó también una modalidad de asesinato en contra de otro ser humano unido por vínculo de consanguinidad. Si bien, la razón de la muerte de Abel a mano de su hermano fueron los celos, entonces, ello evidenciaría la muerte intencional y premeditada y por ende, quedaría establecida el asesinato al prójimo en el mundo entero. Efectivamente, esta forma extrema de asesinato determina en la actualidad un aumento fáctico no solo en la manera de obtener el resultando material, sino que también, se encuentra en la progresión agravada de su configuración homicida. No obstante, este caso refleja un saltante modelo criminal, que a lo largo de nuestra historia avanza desproporcionadamente, con la finalidad de encontrar nuevas conductas accesorias para determinar su extrema agravación frente al asesinato. Quisiéramos agregar también, que este acto constituye un punto de inicio en el crecimiento del comportamiento criminal, sabiendo que su tipología sirvió para buscar innovaciones delictuosas y características que permitieron perfeccionar la forma de _____________ 2. Hassan bin Sabbah (Qom, Irán, 1034 – Alamut, 12 de junio de 1124), también conocido como “El Viejo de las Montañas“, fue reformador religioso, autor y precursor de la nueva predicación o da’wa de los ismaelitas nizaríes, que pretendía reemplazar la “antigua” da’wa de los ismaelitas fatimíes de El Cairo. Hassan bin Sabbah es la variante persa de su nombre. Suele aparecer citado por la forma árabe, Hassan al-Sabbah o sus variantes Hassan bin alSabbah, Al-Hassan bin al-Sabbah o sobrenombre Alauddin. Es le conoce por ser el inspirador y jefe de los llamados hashshashín, palabra que ha pasado a numerosas lenguas como “asesino” o secta de los asesinos, ya que la comunidad que fundó y dirigió utilizaba con frecuencia el homicidio político como estrategia. La mayor parte de los datos sobre Hassan y sus seguidores proceden de sus enemigos, dado que la documentación generada por la secta fue destruida por mongoles cuando arrasaron la fortaleza de Alamut, sede de la misma. Fuente: http://oldcivilizations.wordpress.com/2011/12/28/la-enigmatica-secta-de-los-hashshashin/. 39 Guillermo Haro Lázaro Las Figuras del Asesinato asesinar a su víctima. (Amazonas y San Martín). Según el informe anual del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) 2013, sobre Seguridad Ciudadana, es relevante reconocer, que la población peruana convive con un alto índice de inseguridad en las ciudades, debido a la frecuencia de robos, y de tasas intermedias de homicidios y asesinatos en la región. No obstante, el Perú es uno de los países que tiene la percepción de inseguridad más alta de la región por la incidencia de ciertos delitos, que se enfrentan los residentes y turistas de Trujillo y también de Arequipa. De acuerdo al estudio de los métodos estadísticos que precisan los resultados de esta problemática sociológica, en el semestre del mes de abril hasta setiembre, se evidencia que, de cada 100 personas de 15 años de edad a más, 27 han sido víctimas de hurto, robo con arma blanca y de fuego, generando un gran daño físico y causando un importante impacto en las víctimas de estos sectores. Haciendo una comparación con otros sectores en ese mismo período, veremos la diferencia que existe, como es el caso de Chachapoyas (Amazonas), Huancavelica y Moyobamba (San Martín), donde, solo 15 de cada 100 personas fueron víctimas. Por otro lado, una reconocida fuente de información encuestada por la “Empresa Ipsos Apoyo”, menciona también con mucha transparencia resultados sobre la delincuencia en el Perú, llegando a determinarse como el principal problema social que se ha incrementado en nuestra esfera social, con un 61� de los peruanos en el año 2012. De igual manera, la Empresa Ipsos Apoyo refiere que las regiones peruanas con tasas de homicidio más elevadas fueron las selváticas: Amazonas con 30,56 y Madre de Dios con 23,31 por cada 100.000 habitantes en el año 2011, sin embargo, la región con menor violencia homicida en el 2011 fue Pasco con 1,01 por cada 100.000 habitantes, considerando que en esta localidad solo se registraron 3 homicidios durante todo el año. Por su parte, la tasa promedio nacional de delitos por cada 100.000 habitantes fue de 617 en 2010, mientras que en 2011, el número promedio de delitos ascendió a 692. Fuente: Ipsos Apoyo. Pese a ello, según el Plan de Seguridad Nacional en 2012, el ránking de asesinatos fue encabezado por Tacna, seguida de Tumbes, Ucayali y Arequipa. Posteriormente, Huancavelica, Loreto y Moquegua, que registraron el menor índice. Sin embargo, es de precisar que, a finales de 2013, según la Policía Nacional del Perú, los casos de homicidios alcanzaron víctimas de forma gradual en la costa norte (La Libertad y Lambayeque) y el nororiente 40 En la normativa jurídica de los Estados Unidos de Norteamérica, el delito de asesinato tiene una calificación más acertada, considerándola como de primer grado o agravante. Bajo este fundamento, podemos recordar un suceso muy controvertido que tuvo lugar por el año 2004, “cuando el ciudadano estadounidense Ryan Holle fue declarado culpable de asesinato en primer grado, por haber prestado su auto a un amigo, que lo utilizó para perpetrar un robo y durante la acción delictuosa trajo como resultado la comisión de un asesinato. Posteriormente, Holle fue condenado a cadena perpetua en aplicación de una doctrina jurídica 41 Guillermo Haro Lázaro conocida como la regla de homicidio preterintencional. No obstante, muchos Estados de este país derogaron esta regla condenatoria y reemplazaron por nuevas promulgaciones y modificaciones de los Códigos Penales a fin de lograr aplicar una buena fundamentación jurídica de los delitos y alcanzar una considerable defensa". Fuente: change.org.inc. Otra fuente: “Uniform Crime Reports” (UCR), estima que 520,000 personas fueron asesinadas en el año 2000 en todo el mundo. Dos quintas partes de ellos eran personas jóvenes entre las edades de 10 y 29 que fueron asesinados por otros jóvenes. Llegando a determinar que el asesinato es el acto criminal menos probable que no se denuncian, las estadísticas de asesinatos son vistos como un referente de las tasas globales de criminalidad. Por lo general, las tasas de homicidio varían mucho entre los países y las sociedades de todo el mundo. En el mundo occidental, las tasas de homicidio en la mayoría de los países han disminuido significativamente durante el siglo XX y ahora tienen entre 1 y 4 casos por cada 100.000 personas por año. Las tasas de asesinatos en Japón, Irlanda e Islandia están entre los más bajos del mundo, alrededor de 0,5 casos por cada 100.000 personas al año, la tasa de los Estados Unidos está entre los más altos de los países desarrollados, en torno a 5,5 en 2008, con tasas en las grandes ciudades, a veces más de 40 por 100.000. En los Estados Unidos de Norteamérica, 666.160 personas murieron entre 1960 y 1996. Aproximadamente el 90� de los homicidios son cometidos por hombres entre 1976 y 2005, el 23,5� de todas las víctimas de asesinato y el 64,8� de las víctimas asesinadas por sus parejas eran mujeres. Para las mujeres en los EE.UU., el homicidio es la primera causa de muerte 42 Las Figuras del Asesinato en el centro de trabajo. Pero, existe un aumento marcado de la distribución por edades de los asesinos entre 18 y 30 años. Los victimarios se vuelven menos propensos a perpetrar un asesinato en la medida que estos sujetos envejecen con el transcurrir del tiempo. En los EE.UU., el asesinato es la principal causa de muerte entre los varones afroamericanos de 15 y 34 años de edad, desde el año 1976 hasta el año 2010, los afroamericanos eran víctimas de 329.825 homicidios. En el año 2007, la “Oficina Federal de Informe Suplementario de Homicidios de la investigación” indicaron que casi la mitad de las víctimas de asesinato de raza negra fueron de 14.990. En los años 2008 los homicidios no negligentes, eran de 3.221 víctimas negras y 3.587 víctimas blancas. Mientras que 2.905 de las víctimas negras fueron asesinadas por un delincuente negro, 2.918 de las víctimas blancas fueron asesinados por delincuentes blancos. Hubo 566 víctimas blancas de los delincuentes negros y 245 víctimas negras de delincuentes blancos. La categoría de “raza blanca" en los “Uniform Crime Reports” (fuente) incluye a hispanos de otras razas. En Londres, en el año 2008, el 75� de las víctimas de delitos a mano armada y el 79� de los sospechosos eran "de la comunidad africana/el Caribe". La demografía del asesinato, se ven afectadas por la mejora de la atención de trauma, que se ha traducido en una reducción de la letalidad de las agresiones violentas, por lo tanto la tasa de homicidios no necesariamente indica el nivel general de la violencia social. Según el estudioso Pieter Spierenburg, las tasas de homicidios por cada 100.000 en Europa han caído durante los siglos, desde 35 por 100.000 en la época medieval, a 20 en 1500, 5 en 1700, a menos del dos por 43 Guillermo Haro Lázaro 100.000 en 1900. § 3. Concepto doctrinal En una postura conceptual, debe entenderse por asesinato la muerte de una persona humana producida injustamente por otra, cuya conducta violenta constituye agravación en la Ley penal y por tanto, una mayor responsabilidad en su ejecución material. Pues, la comisión del asesinato ejercida con premeditación, alevosía, por lucro, o para facilitar u ocultar otro delito; por el sujeto activo, supone un diseño sustancial exacerbado en su perpetración criminal, para considerarla presupuesto determinante del delito. La participación dolosa del sujeto activo del delito sobre la víctima de asesinato, es condición esencial para alcanzar la descripción típica regulada en la Ley y como tal, merecedor de su aplicable punibilidad. En otra perspectiva legal, el supuesto de asesinato sienta su dominio en las figuras de comisión material, a efecto de ejecutar las acciones lesivas en la vida de la víctima. Siempre que la conducta humana empleada por su asesino revele extrema insensibilidad al momento de consumar su acción criminal, precisando que se trataría de un delito contra la vida, amparada en nuestra norma punitiva, con un específico precepto regulado en el Artículo 108º, expresada básicamente como una sanción penal ejemplar para los autores que la infrinjan, concurriendo cualquiera de las circunstancias agravadas especificadas. A pesar de existir diversas formas ejecutivas de asesinato, éste delito considera algunas acciones que puedan dar origen o que impulsen al sujeto activo a exteriorizar sus ansias de matar 44 Las Figuras del Asesinato a otra persona, debiendo tenerse en cuenta, que entre los motivos más comunes tenemos: la venganza, compensación económica o de cualquier otro tipo, bajo crueldad o agresividad, traición o perfidia, así como por incendio, detonación expansiva, sustancias tóxicas y otras alternativas. Por consiguiente, el crimen per se3 por su misma naturaleza se encuentra revestido por situaciones o circunstancias que definen la gravedad del hecho típico, aumentando el peso del delito al momento de determinar la culpabilidad del homicida. Entonces, podemos definir que el asesinato es la muerte violenta e injusta que se ocasiona en forma directa a otra persona humana con vida independiente, ya sea concurriendo cualquiera de sus modalidades comisivas o circunstancias de agravación que estipula la normativa penal. Asesinar a otra persona es un acto arbitrario, abusivo e injustificado, sabiendo que ésta acción se llevó a cabo bajo un comportamiento típico que empleó el asesino para destruir la vida de su víctima. El asesinar a una persona, significa consumar la vida o destruir totalmente la existencia normal de vida propia que posee todo ser humano, esto indicaría, la alteración de la actividad del desarrollo físico independiente del bien jurídico vida humana, como resultado de la acción criminal de otro individuo con características psicopáticas, que subsume su conducta desenfrenada utilizando los elementos circunstanciales de agravación criminal para lograr la muerte. _____________ 3. Diccionario de la Real Academia Española, per se. (Loc. lat.). loc. adv. Por sí o por sí mismo. U. m. en lenguaje filosófico, 2014. 45 Guillermo Haro Lázaro Este tipo penal, se constituye como la acción más cruel e inhumanamente irrazonable, que vulnera nuestro derecho a vivir con dignidad; acabar con la vida humana es un atentado contra la humanidad y nadie debe atribuirse la decisión de matar a otro, bajo el pretexto de un ajusticiamiento personal. Este homicidio calificado, genera una alarma social, por tratarse de la destrucción de la vida humana, sobre todo, cuando el asesino utiliza los elementos de comisión para actuar con premeditación o móviles de venganza. La expresión asesinar tiene una definición muy precisa para el Diccionario de la Real Academia Española, que quiere decir: “Matar a alguien con premeditación y alevosía”, y, a nuestra concepción significa: “privar de la vida a una persona humana con intención dolosa y deliberada sin mediar justificación alguna”. Por tanto, el asesinato es el homicidio ilegítimo, preparado alevosamente con antelación para la realización del delito, en contra de otro ser humano, pues, esta acción homicida no se encuentra consentida por la Ley o la moral. Este estado emocional premeditado en el asesinato, destaca dentro de otras figuras del homicidio ilegal, es por eso que, desencadena otro tipo de muertes. El asesinato, en un criterio abarcador, como ya lo hemos mencionado anteriormente, se ha considerado desde la época antigua como el acto criminal más relevante de la historia, por el que se le debería atribuir al autor la pena máxima de “cadena perpetua” al igual que el delito de feminicidio. Si hacemos una remembranza del momento en que se llevó a cabo la comisión del execrable hecho, cuando el autor asesina a su víctima, no podemos desconocer, que 46 Las Figuras del Asesinato al mismo tiempo los deudos y toda la célula intrafamiliar, también asumen el rol de víctimas de éste hecho, ya que al encontrarse subsumidos por el dolor y el sufrimiento de la pérdida humana, ellos padecen daños psíquicos en su salud. Por lo general, los hechos punibles, concluyen siempre lesionando la psicología familiar, pues, la afectación directa o indirectamente, tendría su origen lesivo al presenciar el devenir de la acción o por información de un tercero. Siendo así, tendría injerencia la muerte impresionante, que se ocasione por la misma noticia del hecho. Entonces, cabe precisar que la lesión psíquica familiar, alcanzada a miembros de edades diferentes, también tendría su concreción existente, como consecuencia de la materia homicida, pero, sin embargo, ello quedaría en un vacío legal al margen del desamparo, ya que, no existe Ley que abarque este caso consecuente. Creemos, que al evidenciarse la culpabilidad del asesino, donde este recibiría una sanción penal acorde a su agravación deliberada, ello conduciría también, a examinar con suma perentoriedad, los efectos criminales creados de forma reciente, que mantiene otros desenlaces secundarios en perjuicio del vínculo familiar. Dado que ello, contribuiría a intensificar la aflicción de los deudos, y por ende, tal vez, hasta el desamparo de los hijos, siempre que la víctima acaecida sea el padre, la madre, o, en todo caso, el tutor de los menores. Por eso, la legislación peruana debe ejercer dominio radicalmente, respecto de infligir rígida sanción penal del asesino, de modo similar, tener valoración eficaz sobre la comisión factual, determinando en todo caso, el inicio de la acción, el momento, el resultado y lo más destacable, a nuestro criterio, sería la situación legal que corresponde 47 Guillermo Haro Lázaro a los deudos directos y familias dañadas psicológicamente, cabe enfocarlas desde una perspectiva humanamente afectiva, sin perjuicio de lo establecido por la Ley. Según el jurista argentino Manuel Ossorio, afirma que: “el asesinato es la acción de matar a una persona cuando en ese hecho delictivo concurren determinadas circunstancias de agravación”.4 Efectivamente, son afirmaciones que comparto con gran trascendencia, ya que se evidencia claramente el hecho concreto del tipo penal y la creación de eventualidades que en ella pudieran alcanzar, para determinar su configuración material. Pues, me refiero enfáticamente a los presupuestos básicos requeribles para lograr el aumento de su agravación, teniendo en cuenta que el asesinato calificado es manifiesto: por el móvil comisivo (por ferocidad, codicia, lucro o placer), por conexión con otro delito (para facilitar u ocultar otro delito), por la forma de ejecución (con gran crueldad), por el medio comisivo (por fuego, explosión o cualquier otro medio capaz de poner en peligro la vida o salud de otras personas) o por la calidad especial del sujeto pasivo (un miembro de la Policía Nacional, de las Fuerzas Armadas, un magistrado del Poder Judicial o del Ministerio Público, un miembro del Tribunal Constitucional o cualquier autoridad elegida por mandato popular, en el ejercicio de sus funciones o como consecuencia de ellas). Lo prescindible en este caso, es que el ejecutor factual del asesinato, deba orientar su perpetración a la muerte de otro, alcanzando cualquier modalidad agravante para comprenderlos en la Ley penal. _____________ 4. Ossorio y Florit, Manuel, DICCIONARIO DE CIENCIAS JURÍDICAS POLÍTICAS Y SOCIALES, página 68, Editorial Heliasta S.R.L., Buenos Aires-Argentina-1981. 48 Las Figuras del Asesinato § 4. Sistema jurídico En nuestro sistema penal, se contempla el asesinato como un homicidio calificado revestido de agravación, ello regula con mayor punibilidad las responsables acciones criminales del autor, porque en el resultado material del asesinato el autor ejecuta el evento circunstancial bajo móviles y medios comisivos que constituyen la calificación agravada en su conducta humana, que se trata a propósito de la culpabilidad y la pena; manifestando una extrema peligrosidad en su voluntad criminal por los medios que utiliza, con premeditación, ensañamiento y alevosía, pues, sus efectos alcanzan estructura como figura de asesinato. Esta figura penal se encuentra prevista y penada en el Artículo 108º, del Código Penal, como “Homicidio calificado” (Artículo modificado por el Artículo 2º de la Ley Nº 30253, publicada el 24 de octubre de 2014), cuyo nuevo contexto sería: "Será reprimido con pena privativa de libertad no menor de quince años, el que mate a otro concurriendo cualquiera de las circunstancias siguientes: A. B. C. D. Por ferocidad, codicia, lucro o por placer; Para facilitar u ocultar otro delito; Con gran crueldad o alevosía; Por fuego, explosión, o cualquier otro medio capaz de poner en peligro la vida o salud de otras personas." En esta nueva y última modificación, como se puede apreciar, el legislador a considerado no contemplar en este Artículo la circunstancia agravada del “homicidio calificado por la condición de la víctima”, motivo por el que, se encuentra actualmente vigente como una figura 49 Guillermo Haro Lázaro independiente en el Artículo 108º-A, de nuestro Código Penal, asimismo, la sanción penal para los asesinos que hayan concurrido en las circunstancias prescritas en ésta ley, que precedentemente era de 25 años sustituida hoy por el de 15 años de pena privativa de la libertad. Las penas aplicables para esta figura punitiva son previstas por una sola sanción penal, alcanzando la pena privativa de la libertad de 15 años para los autores que la infrinjan, siempre que hayan concurrido con las circunstancias de agravación o de extrema agravación, es decir, que estas se encuentren sujetos a otras formas o modalidades comisivas para su configuración homicida. El legislador reconoce como asesinato al homicidio que se perpetra bajo una pluralidad de circunstancias agravadas o de extrema agravación, siendo éstos los siguientes: “Por ferocidad, codicia, lucro o por placer; para facilitar u ocultar otro delito; con gran crueldad o alevosía; por fuego, explosión o cualquier otro medio capaz de poner en peligro la vida o salud de otras personas”, determinando éstas conductas como modalidades o figuras del asesinato, establecidas con la finalidad de formar parte de los elementos de agravación, siendo exigible el camino perpetrador de cualquier modelo comisivo para su concreción típica. Por ello, ante ésta situación, mantenemos una posición disconforme frente a la modificación del legislador respecto de la disminución de la pena impuesta para los asesinos, teniendo en cuenta que las circunstancias de agravación en la actualidad siempre fueron las mismas. En realidad nunca debió alterarse o cambiarse el curso de la sanción penal, cuando tuvo su vigencia el Decreto Legislativo Nº 896, de fecha 24 de mayo de 1998, donde la pena era de 25 años, y, por ende una herramienta suficiente que supo refrenar eventualmente 50 Las Figuras del Asesinato las muertes circunstanciales del tipo. Sin embargo, hoy los asesinatos van en aumento, a razón del poco interés sancionador que mantiene la Ley con el asesino, pues, no les interesa ser procesados por estos delitos, sabiendo que pueden acogerse a beneficios que les favorecerá en el futuro al ser condenados, permitiéndoles que en poco tiempo puedan alcanzar su libertad. En consecuencia, analizando el proceso histórico de la criminalidad, se puede notar que el legislador no ha tomado en cuenta el curso evolutivo de la criminalidad, por considerar un estancamiento en su criterio punitivo limitado y benigno respecto del tipo penal de asesinato y especialmente de sus figuras comisivas, debiendo realizarse una escala punitiva en la mayoría de casos más perpetrados. § 5. Legislaciones comparadas En esta parte del tratamiento, es básico, recurrir a la amplia legislación comparada existente en la doctrina coetánea, con la finalidad de examinar y establecer sus relaciones, diferencias o semejanzas en la tutela jurídica de la vida humana relacionadas con el delito, donde el sistema jurídico contempla y garantiza la universalidad del derecho a la vida en los Códigos Penales de América y Europa, demostrando el incremento en la sanción penal con la concurrencia de la determinante de agravación en su ejecución material. En tal sentido, resaltaremos los códigos penales correspondientes a los principales países de América y Europa que contemplan la tutela de la vida humana, sujetos a su propia legislación: 51 Guillermo Haro Lázaro a) Códigos Penales de América • Código Penal Argentino, Artículo 80º “Se impondrá reclusión perpetua o prisión perpetua, (…), al que matare: previstos en los incisos (…), 2), 3), 4), 5), 6), 7), 8), (…)”. • Código Penal de Bolivia, Artículo 252º ASESINATO, “Será sancionado con la pena de muerte, el que matare: incisos (…), 2), 3), 4), 5), 6), (…)”. • Código Penal de Brasil, Artículo 121º, incisos (…), 2) “Si se comete el asesinato: en los numerales siguientes: (I, II, III, IV) y 4), (…). • Código Penal de Colombia, Artículo 104º, CIRCUNSTANCIAS DE AGRAVACIÓN, “la pena será de cuatrocientos (400) a seiscientos (600) meses de prisión, si la conducta descrita (…) se cometiere: según los incisos 2), 3), 4), (…) ,10), (…)”. • Código Penal de Costa Rica, Artículo 112º HOMICIDIO CALIFICADO, “Se impondrá prisión de veinte a treinta y cinco años, a quien mate: según los incisos (…), 2), 3), 4), 5), 6) y 7)”. • Código Penal de Chile, Artículo 391º, “El que mate a otro (…), será penado: según el inciso 1) (…)”. • Código Penal de Cuba, Artículo 263º ASESINATO, “Se sanciona con privación de libertad de quince a veinte años o muerte, al que mate a otro concurriendo cualquiera de las circunstancias siguientes: según los literales a), (…), ch), 52 Las Figuras del Asesinato • d), e), f), g), i), (…)”. • Código Penal de Ecuador, Artículo 450º “Es asesinato y será reprimido con reclusión mayor extraordinaria, de doce a dieciséis años, el homicidio que se cometa con alguna de las circunstancias siguientes: según los incisos 1), 2), 3), 4), (…), 6), (…) y 9)”. • Código Penal de El Salvador, Artículo 129º HOMICIDIO AGRAVADO, “Se considera homicidio agravado el cometido con alguna de las circunstancias siguientes: según los incisos 2), 3), 4), 5), 6) y 10)”. • Código Penal de Guatemala, Artículo 132º ASESINATO, “Comete asesinato quien matare a una persona: según los incisos 1), 2), 3), 4) y 5), (…)”. Al reo de asesinato se le impondrá prisión de 25 a 50 años, sin embargo se le aplicará la pena de muerte en lugar del máximo de prisión, si por las circunstancias del hecho y de la ocasión, la manera de realizarlo y los móviles determinantes, se revelare una mayor particular peligrosidad del agente. • Código Penal de Honduras, Artículo 117º “Es reo de asesinato, quien dé muerte a una persona ejecutándola con la concurrencia de cualquiera de las circunstancias siguientes: según los incisos 1), 2), 3) y 4)”. • Código Penal de Puerto Rico, Artículo 92º ASESINATO, Artículo 93º GRADOS DE ASESINATO y Artículo 94º PENA DE LOS ASESINATOS. 53 Guillermo Haro Lázaro • Código Penal de Uruguay, Artículo 311º “Circunstancias agravantes especiales, incisos (…), 2), 3), (…)” y Artículo 312º “Circunstancias agravantes muy especiales, según los incisos 1), 2), 3), 4), (…)”. • Código Penal Venezolano, Artículo 408º “En los casos que se enumeran a continuación se aplicarán las siguientes penas: según los incisos 1), 2), (…)”. b) Códigos Penales de Europa • Código Penal de Alemania, Artículo 211º ASESINATO, según los incisos 1) y 2) • Código Penal de España, Artículo 139º “Será castigado con la pena de prisión de quince a veinte años, como reo de asesinato, el que matare a otro concurriendo alguna de las circunstancias siguientes: según los incisos 1) Con alevosía, 2) Por precio, recompensa o promesa y 3) Con ensañamiento, aumentando deliberada e inhumanamente el dolor del ofendido”. Artículo 140º “Cuando en un asesinato concurran más de una de las circunstancias previstas en el Artículo anterior, se impondrá la pena de prisión de veinte a veinticinco años”. • Código Penal de Italia, Artículo 576º CIRCUNSTANCIA AGRAVANTE. PENA DE MUERTE, “Se aplica la pena de muerte (La pena de muerte fue abolida y sustituida por la cadena perpetua) si el delito previsto en el Artículo anterior se hace: según el inciso (…), 2) (…) cuando se utiliza un medio venenoso u otro medio insidioso o cuando hay 54 Las Figuras del Asesinato premeditación; (…)”. Artículo 577º OTRAS CIRCUNSTANCIAS AGRAVANTES. LA CADENA PERPETUA, “Se aplica cadena perpetua si el delito previsto en el Artículo 575º es comprometida: según los incisos (…), 2) por medio de sustancias venenosas, o con otro medio insidioso; 3) con premeditación y alevosía; (…)”. • Código Penal de Portugal, Artículo 132º HOMICIDIO CALIFICADO-ASESINATO, incisos 1) y 2) Siguiendo con el análisis metodológico de las legislaciones, nos daremos cuenta que la tutela jurídica de la vida humana, tiene especial relevancia en el sistema legal a nivel internacional, garantizando la universalidad del derecho a la vida. Sin embargo, lo más saltante con relación a las sanciones legales, es que su aplicación radical se encuentra prevista desde una mayor penalidad hasta alcanzar cadena perpetua, siempre que el delito se haya revestido de agravación como se menciona en los incisos ordenados por cada Ley. Por otro lado, dentro de las legislaciones penales de realidad material, la conducta del asesino es regulada de acuerdo a la forma de ejecución material y el medio comisivo que utilizó para asesinar a su víctima; es decir, necesariamente tuvo que haber rebasado las agravantes establecidas, para encuadrar en el tipo penal de asesinato, y comprenderla en las legislaciones internacionales hasta maximizar su condena con la pena de muerte. La Declaración Universal de los Derechos Humanos, aprobada el 10 de Diciembre de 1948 por la Asamblea General de las Naciones Unidas, en su Artículo 3º garantiza 55 Guillermo Haro Lázaro que “Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona”. El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, aprobado el 16 de Diciembre de 1966 por la Asamblea General de las Naciones Unidas, en el Artículo 6º inciso 1) dispone: “El derecho a la vida es inherente a la persona humana. Este derecho está protegido por la ley. Nadie podrá ser privado de la vida arbitrariamente”. La Convención Americana sobre Derechos Humanos o Pacto de San José de Costa Rica, firmado el 22 de noviembre de 1969 en su Artículo 4º inciso 1) dispone: “Toda persona tiene derecho a que se respete su vida. Este derecho estará protegido por la ley y en general, a partir del momento de la concepción. Nadie puede ser privado de la vida arbitrariamente”. En los países democráticos especialmente en América, se garantiza la defensa de la persona y se le tiene como fin supremo, por ser la vida el bien jurídico más preciado que tutela la Ley. La Constitución del Perú garantiza en su Artículo 2 inc. 1) toda persona tiene derecho: “(...) A la vida, a su identidad, a su integridad moral, psíquica y física y a su libre desarrollo y bienestar. El concebido es sujeto de derecho en todo cuanto le favorece”. De cualquier manera, es evidente determinar nuestra satisfacción por la consideración tutelar de la existencia humana, observando que la protección y prevención jurisdiccional efectiva que regula la Constitución Política del Perú, la Declaración Universal de los Derechos 56 Las Figuras del Asesinato Humanos, la Convención Americana sobre Derechos Humanos y demás organizaciones de naturaleza análoga, donde nuestro país siendo parte de ello, mantiene una estrecha interrelación con la legislación comparada, aportando características equivalentes para coadyuvar a la tutela del bien jurídico vida humana; de la misma forma, lo establecido en el Código Penal peruano y el Nuevo Código Procesal Penal del Perú. Por consiguiente, estas son algunas instituciones y normas encausadas con una sola finalidad, que es la de afianzar y viabilizar la protección de los ciudadanos dentro del continente y fuera de él, así como, la sanción penal para los sujetos infractores de la Ley, a fin de disminuir la escala de muertes. No obstante, en una posición contraria a la preservación de la vida tutelada por la Ley, encontramos a la pena de muerte, como una práctica común en la legislación comparada, inclusive en el Perú, donde la aplicación de esta máxima pena ha formado parte de la realidad social y jurídica, admitiendo la pena de muerte como un hecho de justicia al amparo de la Ley, siendo el caso de Estados Unidos y algunos países orientales. En el Perú, el legislador contemplaba la pena de muerte en la Constitución de 1979 (Art. 235º), “por traición a la patria en caso de guerra exterior”, lo que se mantiene vigente en la Constitución actual de 1993. En el ordenamiento penal ya derogado, se regulaba la pena de muerte en los casos de “homicidio agravado y violación sexual de menores seguida de muerte”. Hoy la pena de muerte se materializa como un hecho de cumplimiento legal, por disposición de la autoridad judicial o militar, solo por delito de “traición 57 Guillermo Haro Lázaro a la patria” y “en caso de guerra”5. Criterio que no compartimos, en razón a que nadie puede ser verdugo de otro ser humano, pues la traición no es más valioso que la vida, en todo caso el traidor, podría afrontar su castigo con cadena perpetua. Pues, creemos que el sistema legal debe propiciar una reforma en la readaptación social del criminal, a fin de restituir su agravio, propiamente para que pague a la sociedad con la privación de su libertad. Ya que, solo resultaría válido admitir que la Ley faculte el exterminio de la vida humana en caso de guerra, en salvaguarda de nuestra propia vida contra el enemigo. § 6. Tipicidad objetiva La tipicidad objetiva, corresponde al análisis básico de los elementos configurativos del delito, en este caso nos referimos al asesinato que se encuentra integrado jurídicamente por la descripción del comportamiento típico del autor, ejecutado por acción directa para ocasionar la muerte de la víctima. De modo tal, que los efectos en forma "objetiva" tendría sus resultados configurativos en el tipo penal, para enfatizar en el hecho penado y sus componentes externos, siendo esencial aludir los siguientes elementos: “El bien jurídico tutelado”, “los sujetos del delito”, “las circunstancias agravantes (el iter criminis)”, “los móviles comisivo” y “la acción típica”. Mientras que el “ánimus necandi” o la culpa en la conducta del autor son los que se subsumen en el homicidio calificado, para constituirse como tipicidad subjetiva y determinar su consumación. En _____________ 5. Constitución Política del Perú, Art. 140º, que establece: “La pena de muerte solo puede aplicarse por el delito de traición a la patria, en caso de guerra, conforme a las leyes y a los tratados de los que el Perú es parte obligada”. 58 Las Figuras del Asesinato realidad, estos elementos como principios fundamentales, constituyen un proceso material que se encargan de la persecución, y por ende, son los que se encuentran erigidos como presupuestos para construir el delito, dando origen a la comisión del asesinato. Lo que se intenta evidenciar con este examen riguroso, es que en el tipo penal la objetividad y subjetividad siempre mantendrán un vínculo causal para la concreción factual de la calificante de tipicidad, desde el origen de la acción hasta su consumación. Determinando, que la disposición volitiva ejercida por el autor, siempre revestirá los principios objetivos para revelar la finalidad de su acción comisiva, teniendo en cuenta que ello, permitirá viabilizar el curso de las circunstancias y características sustanciales que requiere la consumación del asesinato. El fundamento del tipo penal, se basa en primer lugar, a la exigencia de la acción dolosa concurrente, que constituye “el ratio essendi”, o razón fundamental de lo antijurídico, realizado por el autor con ánimo de matar; en segundo lugar, requiere que la acción sea adecuada, eficaz y suficiente, para conseguir su perpetración sobre la víctima y como resultado de ello, acaecer la muerte. Cumpliéndose de este modo, un punto de equilibrio entre la obra nefaria del autor y la muerte causal del sujeto pasivo. Pues, se trata de dos elementos que guardan simetría para encontrar necesariamente un vínculo causal en el delito de asesinato. En la comisión fáctica del asesinato, existen formas y modalidades típicas que por su naturaleza incrementan gravedad en la acción, pues la actitud primigenia del autor se basa en el dolo de matar, para adecuarla en el asesinato de su víctima, sin importar relevancia jurídica en el móvil comisivo empleado, pues ello, revestiría su conducta de 59 Guillermo Haro Lázaro tipicidad en circunstancias de agravación, con el afán de alcanzar su propósito criminal, dentro de lo cual están comprendidas las acciones siguientes: “Por ferocidad, codicia, lucro o por placer; para facilitar u ocultar otro delito; con gran crueldad o alevosía; y por fuego, explosión o cualquier otro medio capaz de poner en peligro la vida o salud de otras personas”. § 7. El bien jurídico tutelado En un criterio ampliamente dogmático, entiéndase por bien jurídico tutelado en el tipo penal de asesinato, a la esencia de vida propia de la persona humana como valor supremo legalmente protegido. Reconociendo que, la afectación a la vida humana tutelada, sería determinante en la estructura y la exégesis del delito. Pues, la aplicación tutelar de la vida humana se inicia con el nacimiento y finaliza con la muerte natural de la persona, o, en todo caso por acción de otro. Por ello, la vida como bien jurídicamente tutelada, encuadra también en el peligro de la conducta cruel ejercida por el autor fáctico, toda vez que, por un lado, los supuestos revestidos con extrema agravación corresponderían a la perpetrada contra bienes jurídicos individuales, y por el otro, los de menor agravación que atañe solo a bienes jurídicos institucionales, vale decir, que lesionar la vida no es más grave que accionar contra un poder estatal. Cuando nos referimos al bien jurídico como valor supremo tutelado por la Ley, es porque ello, constituye las acciones inmediatas agravado amparo de la Ley y el Estado, principalmente en defensa de la vida independiente de todo ser humano sin distinción alguna. Igualmente, debemos 60 Las Figuras del Asesinato precisar, que los valores y características integrales propias del accionar humano y su resultado real, deberán ser objeto de protección en el funcionamiento del sistema social, y sobre todo, si son estimados por la Ley, para alcanzar gran relevancia como bien jurídico, que garantice el respeto de una aplicación normativa eficaz en la protección de la vida humana propia y autónoma que posee toda persona. Pues lo que se busca con la tutela de la Ley, es el acatamiento por la vida de las personas, sin que nadie se atribuya el pretexto de aniquilarla, de modo que mantenga un estado de tranquilidad y paz social. No obstante, la norma punitiva asume responsablemente la protección de la vida del hombre, toda vez que, la búsqueda de los bienes jurídicos suponen la concreción de cada conducta homicida, aludiendo especialmente a las circunstancias comisivas, que son las determinantes para exacerbar agravación en la estructura del delito y sus figuras criminales. Se entiende que en el asesinato se tutela la vida de cualquier persona capaz de asumir el rol de víctima, así tenemos las personas adultas o un menor de edad, inclusive un incapaz, o, un discapacitado, es decir, la protección de cualquier vida humana independiente, que haya sido víctima de asesinato bajo el empleo de sus diversas modalidades comisivas reguladas por la Ley penal. Por otro lado, en la revisión de la dogmática penal es exigible para la configuración del asesinato, que se haya lesionado el bien jurídico vida de la víctima, bajo obra de su ejecutor, actuando esencialmente con premeditación y 61 Guillermo Haro Lázaro alevosía, y por tanto, considerado como objeto de tutela legal. Siendo así, es inconcebible determinar un delito sin haberse lesionado la vida de la víctima como bien jurídico tutelado. Por consiguiente, se debe tener en cuenta que existe la posibilidad de confundir el objeto material con el bien jurídico u objeto jurídico en el delito de asesinato. Ya que en algunos casos los autores sólo acotaban sus proposiciones al exponer su tesis, sin alcanzar un criterio sostenido en la lógica jurídica, y por ende no clarificaban las expectativas del lector. Frente a ello, hemos considerado mediante una extensa ilustración doctrinal, poner de relieve dogmático este cuestionado tópico jurídico basado en los objetos del delito dentro del tipo penal de asesinato, para que sirvan de fundamento al examen que pretendemos sustentar. Que de seguro, este orden jurídico, validará demostrar un desarrollo conceptual de cada disciplina, teniendo en consideración el relevante interés monográfico que a continuación se detalla: § 8. El objeto del delito en el asesinato Por objeto del delito en la figura de asesinato, se entiende toda persona, cosa o interés tutelado por la Ley penal, pues, su base jurídica protegida, servirá en la estructuración de los tipos penales. De ahí que, su composición legal dispondría dos elementos fundamentales: “el objeto material y el objeto jurídico”. 62 Las Figuras del Asesinato a) Objeto material en el delito de asesinato. Para el Derecho Penal, el objeto material del delito, hace mención a la víctima del hecho, que ha sufrido la acción criminal como consecuencia del asesinato. La acción fáctica del autor que colocó a la persona sin vida, es considerada por la Ley solamente como un cadáver o difunto, que resumiendo, ello constituiría restos óseos o cosa. Pues, la verdadera razón de ese cambio al estado de inercia corporal del sujeto, es lo que conoce como “objeto material del delito”, atribuidos a un cuerpo físico sin vida. Debiendo comprender, que el fin de la tutela al bien jurídico vida humana, acaba con la muerte de la persona. Discerniendo, tenemos que, cuando la lesión a la vida tutelada de la víctima es afectada directamente, esta se denominará objeto afectado o material. Entonces, el individuo el cual ha sido víctima de acaecimiento homicida, deberá conocerse también como sujeto pasivo del delito de asesinato; esto es, que el obrar comisivo del autor sobre el bien jurídico de otro, trae sus efectos para materializar la vida. Sabiendo que el asesinato, es un hecho especifico material de resultado inmediato, porque su producción debe causar la muerte de un sujeto y a partir de ello, considerarla como objeto material del asesinato. En suma, el análisis de los aspectos técnicos y jurídicos del objeto material en la estructura del delito como parte fundamental de la descripción típica del asesinato, exige 63 Guillermo Haro Lázaro profundizar algunos requerimientos teórico - conceptual de la materia en tratamiento. Teniendo que abordar a la vez, el juicio racional de “objeto”, “lato sensu”6, a fin de que dicho criterio logre un entendimiento eficaz en el planteamiento técnico-jurídico de la expresión “objeto material del delito”. Pues, creemos pertinente basar nuestra vertida manifestación sustancial para entender por objeto: “Todo aquello que se percibe por medio de los sentidos, o acerca de lo cual se ejercen lo que sirve de materia o asunto al ejercicio de las facultades mentales”. De manera similar, se define también como objeto: “(...) lo que está delante de nosotros, lo que consideramos, lo que tenemos como mira (...) todo lo que puede ser materia de conocimiento o sensibilidad por parte del sujeto incluso este mismo. Lo que sirve de materia o asunto al ejercicio de las facultades mentales”.7 De ahí, que la nutrida concepción transcrita respecto del “objeto” se torna multívoco, a razón de los diversos sentidos interpretativos suficientes que esta demuestra, para lograr mediante las ideas principales un resumen juicioso y razonable. Por eso, los elementos ontológicos asociados a la estructuración del objeto, serían: “lo material y el sujeto”, ya que ello implicaría la esencia del ser y la realidad de sus manifestaciones, y sobre todo de sus propiedades trascendentales; lo que permitiría encuadrar este criterio adecuado en la disciplina técnico-científica, toda vez que, las acepciones metodológicas empleada, 6. Expresión latina que significa “en sentido amplio”. 7. Diccionario Enciclopédico Hispano-Americano, Tomo XIV, págs. 19, 20; Editorial: Montaner y Simón Editores, Barcelona-España, 1946. 8. Bolaños González, Mireya, Malagüera Rojas, José L. EL OBJETO MATERIAL DEL DELITO. ASPECTOS JURÍDICOS Y FILOSÓFICOS. págs. 3, 4, 5, 6; Fuente: http://www.saber.ula.ve/ bitstream/123456789/31740/1/materialdelito.pdf 64 Las Figuras del Asesinato evidenciarían la composición jurídica de la terminación “objeto material”. De otro lado, es relevante manifestar que la conceptualización del objeto, supone dos situaciones esenciales en su estructura, mientras que la primera, contiene un criterio preciso y determinado del objeto y esta última, que fija su consideración en la significación material8. Así, en la postura del maestro Antolisei, tenemos que: “En su acepción formal el objeto está dado por el derecho del Estado a la observancia de los preceptos penales. El objeto sustancial a su vez se distingue en genérico y específico. El objeto sustancial genérico es el interés del Estado en la seguridad de las condiciones de existencia de la vida en común, es decir, en la propia conservación. El objeto sustancial específico, en cambio, consiste en el bien (o interés) propio del sujeto pasivo del delito, es decir, de la persona o ente directamente ofendido por el delito: este varía de unos delitos a otros”9. En resumen, es absolutamente inevitable, hacer evidente la confusión que pudiera existir entre “el objeto material del delito de asesinato” y “el instrumento del delito de asesinato”, teniendo en consideración, que esta última se refiere a los elementos materiales (objeto o cosa) de los que se sirve el autor en la comisión del tipo penal y que por su eficacia causan la muerte de su víctima. Pues, entre los instrumentos del delito utilizados, podemos mencionar lo siguiente: un arma blanca, pistola, fierro, palo, entre otros. En realidad, el yerro se debe a la forma interpretativa de los instrumentos, sabiendo que también son objetos materiales, pero, “empleados” en la muerte de la víctima y _____________ 9. Antolisei, Francesco, Manual de Derecho Penal, Parte General, Octava Edición, p. 614, Editorial Temis, Bogotá-Colombia, 1988. 65 Guillermo Haro Lázaro no una víctima que ha sufrido la acción criminal. b) Objeto jurídico en el delito de asesinato. En un análisis lógicamente doctrinal, debe entenderse por objeto jurídico en el asesinato, el interés que posee un sujeto jurídicamente amparado por la Ley penal. Ello conduce a la consideración por el cual, el Derecho Penal decidió la tutela de este bien, que es la vida misma de la persona humana, frente al delito de asesinato. Pues, ante la preservación de la vida que el Derecho Penal se atribuyó tutelar, el legislador fija para este caso concreto, la creación del delito de asesinato como base sólida de la criminalidad. Luego, a partir de este punto, el fin supremo en defensa de la vida hace propicio un clima de equilibrio en la generación humana contemporánea, ya que el contenido conceptual de objeto jurídico, revelaría una sola significación esencial para la construcción racional en la tutela del bien jurídico como propiedad individual de la persona humana. En otro orden de ideas, la denominación de objeto jurídico, mantiene conexidad con el bien jurídicamente protegible de la Ley penal, y por ende este bien o interés que la norma protege es advertida mediante sanción penal. Comprendiendo que el interés es la valoración total del sujeto de la aptitud de la cosa (del bien) para satisfacer una necesidad. Pues, ello se origina por una situación de riesgo a intereses individuales cuya existencia incólume, se torna indispensable para el hombre y la comunidad, y aquellos intereses integrales 66 Las Figuras del Asesinato que resguarda el Derecho Penal, constituyen los bienes jurídicos. Para concluir, todo tipo penal requiere para su configuración la afectación de un bien jurídicamente protegido, esto es, que la protegibilidad del bien tiene existencia real como objeto jurídico; y, al atentarse contra ello, acarrearía la responsabilidad penal del delito. De manera que, ambas teorías “bien protegido y objeto jurídico” definen criterios distintos, pero, dirigidas a una sola significación que alude al “bien jurídico”, pues, los símiles conceptos a la vista, sería elemento sustancial determinante para la construcción del delito y en consecuencia un instrumento para la opinión juiciosa de los supuestos típicos. En tal virtud, es evidente la confusión existente entre el objeto material y bien jurídico u objeto jurídico, mientras que la primera, trata del objeto corpóreo caído por acción de otro, esta última, es la persona acogida a la protección de la Ley penal que determina la vida humana y por ende la constitución del delito. Por eso, podemos determinar al “bien jurídico”, como expresión trascendental, que funda discernimientos vinculantes, para asociar la esencia de vida humana del desarrollo social y jurídico de los pueblos. Para ir finalizando, en esta figura penal del Artículo 108º, no es exigible, ni delimita que las personas que sufren la acción homicida calificada, tengan alguna calidad especial para tutelar su vida, sino, más bien, lo que busca la norma es proteger la vida independiente de cualquier persona sin distinción, esto es, que el cargo de funcionario de autoridad 67 Guillermo Haro Lázaro de sujeto pasivo no cuenta. Pues, la condición especial de la víctima en este caso, mantiene excepcional concreción como una figura independiente del delito de asesinato, que solo podrá fijarse en un hecho primordial (sólo en el caso excepcional del Artículo 108°-A, que si contempla la condición especial de la víctima). Ello, no significa que esos funcionarios, alcanzados bajo esta modalidad calificada, al no encontrarse en cumplimiento de la función o en actos propios del servicio, no sean pasibles de la tutela legal, sino que, la protección del bien jurídico vida se da en cualquier persona inmersa al tipo penal, como mandato imprescindible de la Ley. Por último, nadie debe atribuirse el derecho de lesionar la vida de otro, aunque este desfallezca en un nosocomio, por una enfermedad incurable, mental o de cualquier índole. El derecho a la vida es propia e irrenunciable para toda persona, cualquiera sea su estado, condición o situación legal y por tanto, no media razón o circunstancia que justifique las acciones criminales contra ella. La vida existente de la persona humana, es la esencia que delimita el sentido en el delito de asesinato, porque en virtud del cual podría considerarse como bien legalmente protegido. Pues, la regulación de la vida humana al amparo de la Ley, supone la protección eficaz del bien jurídico antes de su destrucción. § 9. Los sujetos del asesinato La dualidad de personas que involucra la materialidad del asesinato, se insertan sustancialmente en el Derecho penal, para demostrar mediante la acción y sus efectos, 68 Las Figuras del Asesinato la dicotomía participativa especial, discerniente de los individuos, cuya disimilitud del rango presuponen principal accesoriedad en la tipicidad homicida. Mientras, que el primero es el sujeto activo, considerado autor del delito, el segundo, es el sujeto pasivo o leso, que sufre la obra del autor. En realidad, el sujeto activo, con denominación de autor material del delito de asesinato, es el transgresor de la Ley, que incide con disposición imputable en contra de otro con vida independiente, ya que su conducta criminal, también puede fijar atribución penal a cualquier persona que alcance tal calidad. En contraste a ello, se encuentran los menores de edad y discapacitados, que no tendrían implicancia como sujeto activo, toda vez, que su conducta dañosa no encuadraría la tipicidad. Pero, su comportamiento deliberado no dista de poder asesinar a otro, sin embrago, este se tornaría impune. Por otro lado, se encuentra el sujeto pasivo o víctima del asesinato, su calidad como objetivo material que persigue el homicida, determina muerte injustamente ilegal. En este caso, todo ser humano vivo, lograría abarcar la condición de víctima, sin distinción alguna, aunque el caído, sea menor de edad u otro inimputable, estos asumirían el rol de afectados del delito. En este sentido, tales sujetos condicionantes del asesinato, mantienen gran trascendencia dispar de su categoría, ello, consiste en que su existencia fáctica agravada, obedecería a la creación del tipo penal, donde necesariamente contribuyen el perpetrador directo y la víctima afecta por obra de su autor. Pues, dentro de la materialidad homicida, alcanzaría entonces, su esencia para comprender, tanto a sujeto activo y pasivo, como factores capitales de su 69 Guillermo Haro Lázaro naturaleza penal. Luego, este aserto incriminatorio de los sujetos conexos, supone los elementos irremplazables para la existencia de la acción penal, pues, la participación de uno y otro, en el acto criminal, vincularía determinante destrucción del bien jurídico sobre el perpetrado, y en consecuencia el origen del delito. Siendo fundamental que la vulnerabilidad de la víctima, sea impulso de la acción del autor material, con conocimiento del resultado deseado. Debiendo comprender que, el acto indispensable de los sujetos del delito en el asesinato, no alcanzaría punibilidad, si ambas calidades no fueran dependientes, para la formación del hecho. Para sintetizar el introito, son pasibles de estimar también como integrantes del delito, a víctimas con calidad especial, que, la Ley designa en su aplicación penal, solo a altos funcionarios del estado, comprendidos según lo regulado en el Artículo 39º de la Constitución Política del Perú, encontrándose en ejercicio de sus funciones. Del mismo modo, si estos sujetos son constituidos como perpetradores del asesinato, alcanzarían agravación penal por el rol asumido como verdaderos criminales en la configuración del delito. Siendo irrelevante para esta Ley, que los sujetos tanto activo como pasivo, se sitúen en función laboral pública. a) Sujeto activo En toda acción homicida, es vital, la participación criminal de cualquier persona en calidad de autor, su capacidad 70 Las Figuras del Asesinato imputable debe exteriorizar necesariamente su conducta cruel e inhumana en la comisión penal. Por lo general, se estima que el autor, constituido un perpetrador del asesinato, es uno de los elementos jurídicos esenciales en la existencia del delito, pues, mata a otro con ensañamiento, so empleo de causalidades agravantes, sabiendo que para tales efectos, su acto reviste incremento penal en la Ley. La exégesis de la obra, respecto del autor del hecho, se encuentra facultado en la norma punitiva como fondo principal de la cuestión en tratamiento, su comportamiento doloso y lesivo deberá encuadrarla sobre su víctima, para la calificación de la figura típica. Por eso, es de reconocer que, la disposición del autor en la muerte de otro produce notable relevancia en la calificante de tipicidad, instituyendo su accionar como presupuesto fundamental en la Ley, a fin de estructurar también en su conducta criminal, la gama penal de modalidades del asesinato y el resultado muerte agravada. No obstante, la voluntad propia del autor, por su naturaleza criminal debe alcanzar los requerimientos del homicidio calificado en su máxima agravación penal. Siendo irrelevante, atribuir imputabilidad penal a un incapaz, menores de edad o discapacitados, entendiendo, que la condición de autor en el caso concreto, pueden también ser perpetradores, pero, instrumentalizados por un mandante del delito, sin poder adecuar su actuación en la Ley penal. El sujeto activo del delito, puede traslucir diferentes denominaciones de orden jurídico con relación a su delito, como: obrante, transgresor, infractor, contraventor, asesino, 71 Guillermo Haro Lázaro delincuente, perpetrador, agente, victimario, entre otros. No solo porque en la autoría y participación del hecho, la condición o género de algunos autores se torna irrelevante, sino más bien, lo que prima en la comisión penal sea hombre o mujer o de cualquier índole, es la capacidad delictuosa para materializar el asesinato. Por ello, nuestro ordenamiento punitivo, identifica al sujeto activo en el contenido de sus preceptos legales refiriéndose con las expresiones: “(…) si el agente pudo prever (…)” Art. 121° CP., “El autor del delito (…)” Art. 134° CP., “Un imputable relativo (…)” Art. 77° CP.; aludiendo preferentemente a los hombres con virtud para quebrantar la Ley. Otro orden expresivo, sería bajo el empleo de artículos gramaticales: "el", "los", "la", que van antepuesto a los fundamentos jurídicos para indicar que el referente es conocido y suponen que el sujeto o autor del hecho sea cualquier persona, lo que nos lleva a clasificarlos como delitos impropios, debido a que la perpetración fáctica es cometida por un sujeto sin distinción. Por eso, es preciso señalar que en las terminologías extraídas de la norma, se siguen evidenciando diversos diseños determinantes como: “(…) el que mate a otro (…)” Art. 108° CP., “La madre que mata (…)” Art. 110° CP., “El médico, obstetra, farmacéutico (…)” Art. 117°CP., “un toxicómano o alcohólico imputable (…)” Art. 77° CP., y otros; con el fin de reconocer específicamente la designación del ejecutor del asesinato y considerarlos como delitos propios, debido a que sólo los sujetos que se menciona en las regulaciones, son pasibles de imputación del delito. Finalmente, es de apreciar que, todo sujeto activo del 72 Las Figuras del Asesinato asesinato, debe necesariamente tener características exclusivas para considerar su comportamiento humano como incriminable, y sobre esa afirmación, que manifieste intención abyecta, orientada a la ejecución de su objetivo criminal. b) Sujeto pasivo Otro aspecto valioso en el delito de asesinato, es la participación del sujeto pasivo en calidad de víctima, que sufre la muerte por acción de otro, pues ello, debe entenderse como la vulneración homicida sobre una persona viva a manos de su asesino. La tipicidad alcanzada en la vida de la persona humana, es tutelada por la Ley, y sobre esa base legalmente erigida, acredita al sujeto pasivo dentro del Derecho Penal. Por eso, hoy la figura de asesinato ciñe con énfasis, al individuo titular de un interés que sufre el asesinato bajo cualquier móvil, a propósito, de considerar elemento constitutivo para la composición doctrinal de su estructura criminal. De igual modo, no podemos desconocer la situación real del sujeto privado de su vida, encuadrada en el tipo como objetivo básico del autor material, su denominación en el sistema punitivo pone de manifiesto, la meta intencional o el fin, necesarios en el logro criminal y por ende exigibles en la figura determinante con potestad tuitiva vinculadas a la víctima. Sin duda, este tratamiento doctrinal conserva su naturaleza penal in extenso, entendiéndose, que la realidad inherente del transgredido de la Ley, presupone entidad adquirida por el acto homicida de agravación ejercida sobre ella, de manera que la representación en el 73 Guillermo Haro Lázaro tipo criminal se inserta como uno de los pilares esenciales del sistema jurídico, pues, la inseparable forma simétrica exigible por la Ley, radica en la sustancia de ambas para hacer fluir el delito de asesinato, es que tanto víctima como agente mantendrán estrecho vínculo de causalidad en la acción. Siendo ilógico pensar que la acción y el resultado del asesinato, haya sido perpetrado por un solo sujeto del delito sin acaecimiento de la víctima. La norma punitiva es clara cuando precisa que, la calidad de víctima producida por acción de otro, puede referir a cualquier sujeto con vida independiente, teniendo en cuenta la necesidad lesiva a la vida de una persona subsumida en el resultado material. Lo característico en el ser humano carece de relevancia jurídica, pudiendo determinar a todo individuo capaz de asumir tal calidad, sea hombre o mujer, adulto, joven, en uso de sus facultades físicas y mentales, inclusive menores de edad, un incapaz, o, en todo caso la persona limitada de sus derechos, para ubicarla como sujeto pasivo del homicidio calificado tutelado por la Ley. Luego, a partir de este punto, conviene reconocer el modo jurídico de la designación de las acciones propias e impropias acaecidas en la víctima, para expresar mediante terminología sustanciosa legal, reguladas en las siguientes articulaciones: “(…) mate a otro (…)” Art. 108º CP., “(…) muerte de una persona (…) Art. 111º CP.; son consideradas en la doctrina como sujetos pasivos impropios, señalando a cualquier persona que ha sufrido la acción homicida. Por otro lado, los sujetos pasivos propios son aquellas personas que se identifican por su designación directa a quienes se les vulneró la vida como bien jurídico tutelado, es decir, de víctimas que han recibido la acción homicida en forma 74 Las Figuras del Asesinato violenta y brutal; y, sólo así, serán titulares de alcanzar amparo jurídico al margen de la Ley. Por tal motivo, el sujeto pasivo en la Ley se puede determinar de la siguiente manera: “(…) mata a un miembro de la Policía Nacional, de las Fuerzas Armadas, a un magistrado del Poder Judicial o del Ministerio Público o a un miembro del Tribunal Constitucional o a cualquier autoridad elegida por mandato popular (…)” Art. 108º-A CP., “(…) mata a una mujer (…)” Art. 108º-B CP., “(…) mata a su hijo (…)” Art. 110º CP., “(…) cuando la víctima sea menor de catorce años, (…)” Art. 121º-A CP. (Derogado), haciendo de estas expresiones dogmáticas, el conocimiento denominativo del sujeto pasivo, para los efectos de demostrar a quien va dirigido el interés protegido de una persona específica. Por consiguiente, cuando nos referimos sobre la persona individual, estaremos involucrando a toda persona física o natural, propia e impropia capaz de asumir el rol de sujeto pasivo del delito, como el caso del concebido en el delito de aborto, el niño o hijo en el infanticidio y la mujer por su condición de tal en el feminicidio. § 10. Características del asesinato El asesinato, como causa vulnerable contra la vida humana, constituye en su estructura material, el acto extremo más infame y abyecto, las características fundamentales que pueda determinar en la imputabilidad, se funda en la formación del tipo penal, ello, en disimilitud de otros supuestos contra la vida el cuerpo y la salud. Estas peculiaridades se presentan en el siguiente orden: 75 Guillermo Haro Lázaro a) La figura del asesinato, representa la sustancia conceptual que faculta tipificar los disímiles modelos comisivos de agravación, dentro del cual, presupone también, abarcar el homicidio calificado por la condición de la víctima, feminicidio, sicariato y la conspiración y el ofrecimiento para el delito de sicariato. b) Es una figura independiente, por considerar un hecho que sobrepasa los límites de violencia, atenta directamente contra la vida humana, no depende de ningún otro delito para alcanzar consistencia jurídica. La perpetración del asesinato, se consuma por un solo acto eficaz, sus efectos homicidas, son necesariamente ocasionados por el autor material, bajo acción dolosa. c) Es un hecho de resultado material, debido a los efectos precisos, dirigidos a producir la muerte del sujeto pasivo. Pues, el sujeto asesinado por acción de su autor, tendría suma injerencia en la consecuencia material del delito. d) Es un hecho de ejecución instantánea, en razón a que destruye el bien jurídico vida humana protegida, de forma específica. Su naturaleza criminal ejercida, sucede bajo ajusticiamiento rápido, refiriéndose con énfasis, al impulso momentáneo del autor, que lo llevó a matar inmediatamente. En esta posición, el comportamiento agravado del autor, revestiría la forma, el medio y los móviles, para utilizarlos en la muerte de la víctima, exteriorizando peligrosidad mayor en su intención de asesinar (ánimus necandi), 76 Las Figuras del Asesinato que le permita accionar contra otro, de modo cruel y vertiginoso. § 11. Presupuestos del asesinato Los presupuestos inherentes, propios del delito de asesinato, hacen referencia de los elementos básicamente típicos, que exige la Ley punitiva para determinar su configuración penal, admitiendo que la conducta típica mantiene gran relevancia en el hecho punible, siempre que este comportamiento constituya acción directa determinante en la concreción del delito. Pues, ello, se traduce en la necesaria perpetración material del asesinato, so empleo de acciones circunstanciales, que permiten exacerbar su calificación criminal, siendo requeribles en la Ley, el cumplimiento de los presupuestos básicos para la estructuración del delito. En realidad, los presupuestos fundamentales del asesinato importan suma consideración en las Ciencias del Derecho Penal, sobre todo, si trata de aquellos antecedentes jurídicos vitales para la ejecución del comportamiento fáctico reseñado al interior del tipo penal precisamente en el Código Penal, y por tanto, una validación preponderante del delito. Esto impone distinguir, que esos elementos o situaciones no solo deben existir antes de la comisión del asesinato, sino que ello, también atañe como complemento de auténticos factores y tipos que integran la construcción básica del tipo. En tal sentido, los presupuestos del tipo penal facultan los elementos siguientes para la configuración del delito: 77 Las Figuras del Asesinato Guillermo Haro Lázaro a. Que la víctima se encuentre con vida antes de la acción homicida. b. Que la muerte del sujeto pasivo sea ocasionada por circunstancias agravantes específicas o de extrema agravación. c. Que la muerte ocasionada al sujeto pasivo se haya consumado por móviles de: ferocidad, codicia, lucro o por placer; para facilitar u ocultar otro delito; o con gran crueldad o alevosía; por fuego, explosión o cualquier otro medio capaz de poner en peligro la vida o salud de otras personas. d. Dolo o ánimus necandi, que consiste en la voluntad del agente para perpetrar el asesinato. e. Nexo de causalidad entre la acción homicida agravada o de extrema agravación y el resultado muerte de la víctima. Por tanto, la argumentación proporcionada, fijará transcendental existencia del hecho típico decisivo, para determinar punibilidad en la muerte que se desea perpetrar, bajo empleo de sustanciales acontecimientos de mayor intensidad del delito, que de seguro contribuirán al abyecto resultado criminal y principalmente al logro desproporcionado del incremento penal. Pues, ello no dista que los presupuestos de tipicidad también incluya el propósito criminal del autor sobre víctimas menores de edad, ancianos, discapacitados, madres gestantes, o en todo caso como consecuencia de la trata de persona, ya que 78 aquellos, se encuentran regulados en otras articulaciones, debido a que el legislador no aplicó un proceso de actualización en la Ley, para incorporar y adecuarlos como asesinatos excepcionales. § 12. Las circunstancias atenuantes Para el Derecho penal, el caso de los atenuantes (disminución de la gravedad penal) debe entenderse como el cambio producido por una persona en respuesta a un estímulo criminal, concerniente en la acción de la víctima que resiste o se opone a otra acción injusta de carácter delictivo, y por ende, su actuación se torna en sentido contrario a ella. Pues, la reacción violenta espontánea de la víctima, evidenciaría la materialidad homicida atenuada de responsabilidad en la Ley penal, porque la gravedad del delito en el caso concreto determinaría una disminución de su actitud opositora carente de dolo, para alcanzar un desenlace incidental de legítima defensa10 o lo que se conoce como un acto en defensa propia. Por eso, resulta válido ilustrar la eximente casuística jurídica, que pone de manifiesto tal eventualidad circunstancial, para demostrar que la defensa intrínseca de una persona es inevitable ante el ataque criminal de otro, siendo el caso del sujeto atacado por un delincuente para robarle, es amenazado con un arma blanca, sin saber que su víctima era un efectivo policial de civil; el atacante al darse cuenta que no traía dinero, se llena de ira y le infiere _____________ 10. La legítima defensa, es la acción justificada que se aplica a la realización de un hecho de naturaleza penal, exonerándolo de toda responsabilidad al autor, reduciéndole la sanción ante la ejecución de una conducta antijurídica. Artículo 20º del Código Penal peruano. 79 Guillermo Haro Lázaro puñaladas en el cuerpo, la víctima reacciona disparándole un tiro con su arma y lo mata. Pues, se entiende que en todo hecho delictuoso prima la vida de la víctima, aunque atribuya la calidad de sujeto activo por haber actuado con inmediata reacción frente al ataque del delincuente, sabiendo que el mismo sujeto inició hiriendo de gravedad a su víctima y producto de la acción, recibe un disparo mortal de su víctima, determinando que el acto fue en defensa de su propio bien jurídico, para detener que siga infiriéndole puñaladas. Es de apreciar que en el acto comisivo, la modificación sufrida por el atacado, fue el detonante para constituir su defensa atinada, pues, al encontrarse en un estado pasajero de nerviosismo y alteración por las circunstancias ocurridas que sobrepasó el límite de su enfrentamiento, ello, sin embargo transfiguró su calidad de víctima a victimario, y en ese curso, también cambiaría el sujeto activo de perpetrador a perpetrado. Debiendo reconocer, que se trata de un típico caso de atenuantes cuestionado por la Ley, donde evidenciaría el grado minimizado de culpabilidad del sujeto pasivo para favorecerla en todo. Lo real, es que no existe justificación en la muerte causada, pero, la ponderable razón que tuvo la víctima en el crimen consecuente, fue obligar la adopción de una conducta humana diferente, solo para proteger su vida que hoy ese eventual delito adolece de suficiencia legal, debido a la falta de elementos necesarios para su configuración penal. De ello se discierne que, el acto fortuito propiciado por el atacante, originó su propio deceso y por tanto la naturaleza fáctica en la reacción de la víctima no reviste dolo homicida. La Ley es clara cuando precisa las causas 80 Las Figuras del Asesinato que eximen o atenúan la responsabilidad penal, fijada en el Artículo 20º, inciso 3), parágrafo a), sobre inimputabilidad, expresando que: “Está exento de responsabilidad penal: El que obra en defensa de bienes jurídicos propios (…), siempre que concurran las circunstancias siguientes: a) Agresión ilegítima; (…)”. Entonces, por lo regulado, este orden jurídico relevante en el marco de estudio de la Legítima Defensa, es el criterio racional que incluye solo aspectos objetivos para estructurarlas en el principio de justificación, pero además, distinguiendo el juicio de “agresión”, que revelan a su vez, variantes y actuaciones que la Ley penal pretende alcanzar so expresión sustancial. De cualquier manera, el examen riguroso de agresión ilegítima, dentro de la Legítima Defensa, supone un razonable acto lesivo de la vida del sujeto que causó el ataque, lo que se conoce como agresión ilegal, y en tanto, será objeto de defensa del sujeto pasivo, que atinó a la protección de su vida propia. Pues, el concepto atribuiría a la influyente causa de justificación, para alcanzar solo al autor de la agresión. En virtud de ello, los preclaros aportes de reconocidos tratadistas, opinarían para fortalecer la Ley y en especial la reacción oportuna, como efecto factual de violento acto homicida originado por un agresor. Para el jurista Laje Anaya, la agresión ilegítima se define como “toda acción actual ejercida sin derecho que pone en inminente peligro o lesiona un bien jurídico ajeno”11. Luego, examinando este criterio, es el acto transgresor flagrante de un bien, acaecido sobre otro que obra dañando, para _____________ 11. Laje Anaya, Justo, “Homicidios calificados”, p. 823, Ed. Depalma, Buenos Aires-Argentina, 1970. 81 Guillermo Haro Lázaro defender su propia integridad sin anunciar sus efectos. Pues, para mantener fijación real o próxima ante una acción, es requisito vital la protección sin venganza, ya que el empleo de esta última, no encuadraría en la legítima defensa. El maestro Raúl Zaffaroni, sostiene que la agresión ilegítima, “debe reunir tres órdenes: debe ser siempre una conducta humana, agresiva y antijurídica”12, de modo tal, que la figura causada por el provocador, debe necesariamente añadir gresca lesiva a su acto, que complemente efectos contra derecho. En la concepción de Hans Jescheck, agresión, es “toda lesión o puesta en peligro, por parte de una persona, de un interés del autor o de otro protegido por el ordenamiento jurídico”.13 Analizando el texto tenemos que, la situación dañosa del agresor sobre una persona humana, puso de manifiesto su propia consecuencia criminal al amparo de la Ley. De ello se infiere, la acción del agresor que quiso determinar, sin pensar en la proximidad de su muerte, que sería legalmente contraria frente a la protección de vida propia. En una perspectiva netamente personal, podemos precisar que sobre los cuales versa el mismo criterio definido del penalista Hans Jescheck, siendo la más acertada respecto de la agresión ilegitima, especialmente, cuando describe la producción no deseada del causante de la obra nefaria _____________ 12. Zaffaroni Eugenio Raúl, Tratado de Derecho Penal-Parte General, Tomo III, Editorial “EDIAR”, Cit. p. 595, Buenos Aires-Argentina 1981. 13. Jescheck Hans-Heinrich, Tratado de derecho penal: Parte General, cit. p. 461, Editorial “BOSCH”, Barcelona-España, 1981. 82 Las Figuras del Asesinato orientada al daño, pero, probablemente imperioso y previsible concluye admitiendo su resultado, lo que fijara colegir como un fundamento referido al sujeto pasivo agresor sin responsabilidad penal. Según el profesor Claus Roxin, considera la agresión como “la amenaza de un bien jurídico por una conducta humana”.14 Debemos tener en consideración, que el valor de los elementos de justificación y el dolo eventual en los hechos comisivos, desarrollan papel esencial en la eximente de responsabilidad de la legítima defensa. Así, es imprescindible que la conducta suministrada no solo revista antijuridicidad, sino que también inflija instantánea o inminentemente daño material a bienes jurídicos carentes de legalidad. Lo controvertido en la causa de inimputabilidad, es que la legítima defensa subsume el proceso de conversión de categorías, tanto la calidad antijurídica del autor fáctico como el de la víctima afectada por la acción, siendo relevante reconocer que este cambio de posición no querida pero sí probable de sujeto del delito, concluiría necesariamente con la aceptación típica del autor. Por eso, la naturaleza de los hechos en el caso concreto, permitirán la concurrencia de cuatro factores elementales para su configuración, siendo, la culpabilidad, el dolo eventual, la probabilidad y aceptación, presupuestos determinantes en la estructura penal, pues, el paso exigido de la víctima _____________ 14. Roxin Claus, Derecho Penal Parte General, Tomo-I, pág. 611, Editorial “CIVITAS S.A.”, Madrid-España, 1997. 83 Guillermo Haro Lázaro revestida de autoría en situación de peligro inminente o inmediato, tuvo efectos en tutelar su propio bien jurídico vida humana. Este fugaz suceso de eventualidad de sujetos del delito en la figura de asesinato, a nuestro criterio, debería considerarse como “una consecuencia no querida, posible aunque no previsible”, ya que, el sujeto pasivo nunca tuvo intencionalidad criminal, sino que sólo, fluyó la reacción defensiva frente a la acción de su atacante. Por otro lado, es atendible la eximente de responsabilidad del autor resistido, porque la norma punitiva exige como elemento esencial para este tipo penal, que la muerte se haya llevado a cabo como consecuencia de un hecho fortuito, y es precisamente que a partir de ello, se pretende demostrar con fundamentos de análisis teórico, basados en los preceptos sustentatorios de la normativa legal explicados precedentemente, para la comprobación de los hechos concretos, a fin de regular con eficacia las atenuantes en la determinación de la pena; así como la valoración de una eximente que implique establecer la pena ínfima y gradual a la regulada por la norma penal. Bajo esta base, que el concepto de legítima defensa se encuentra actualmente vigente, por haber sido materia de estudio de muchos juristas; reconociendo que esta circunstancia es una institución jurídica de carácter universal, ya que es identificada por todas las legislaciones a nivel mundial, y, distinguida por el Papa Juan Pablo II, quien la definió también como “el derecho a la vida y a la obligación de preservarla”15. ____________ 15. Código Civil argentino, Artículo 2470º “LEGÍTIMA DEFENSA, Vigente. 84 Las Figuras del Asesinato Para concluir lo dicho, es básicamente exigible que en las circunstancias eximentes de culpabilidad dentro de la legítima defensa, exista agresión ilegitima, que constituya provocación o perentoriedad de daño mortal de un bien tutelado por la Ley, omitiendo a propósito de la protección de ese bien, siempre que tal provocación provenga de sujetos con capacidad penal. Pues, en este acto de libramiento penal, la causa de justificación debe orientarse a hechos actuales o inminentes, no debe evidenciar terminación factual, dado que el solo concluir del evento, dejaría sin efecto la causal de justificación. § 13. Las circunstancias agravantes En la figura de asesinato, podemos distinguir gran pluralidad de elementos circunstanciales específicos, que van unidos a la sustancia criminal, siendo motivo suficiente para desencadenar gravedad en las acciones comisivas e incremento recargado en la sanción penal del sujeto activo. Ello, enfatiza, especialmente a la estructuración del delito, para referirse a las modalidades o figuras del asesinato que utilizará el autor del tipo penal, como patrón de su conducta homicida encaminada al aumento punitivo de la Ley. En este diseño criminal, el autor manifiesta diversas formas comisivas en su accionar típico, de manera que su finalidad primaria es causar la muerte de otro, so aprovechamiento de elementos antijurídicos que revelan mayor culpabilidad y perversidad del autor. Pues el modo típico de la actuación criminal empleada por el autor, debemos entenderla como circunstancias de agravación, 85 Guillermo Haro Lázaro detalle que concierne a la premeditación con que se comete la acción, ya que este elemento de proyección del tipo decide la ejecución material del delito y por ende, acondiciona la preparación para consumar la muerte. En realidad el acto, preestablecido y calculador es el que precisamente contiene elevada intensión de dolo criminal y deliberada facilidad para perpetrar el hecho. Sin embargo, ello no dista que se pueda ejecutar el acto con apatía, desafecto y serenidad, sabiendo que la clase de sentimientos aplicados al tipo penal determinarían recargada peligrosidad. Además, la alteración de características esenciales homicidas, contribuye a transformar el comportamiento del autor para actuar con gran crueldad y violencia extrema, resultando apropiado también que el incremento factible de responsabilidad, apoye de manera establecida la imposición de la pena más grave. La norma punitiva, no contempla la peligrosidad extrema del asesino, sino más bien su comportamiento en la ejecución del hecho criminal que ocasionó, produciendo un encuadramiento básico con el móvil, los medios comisivos y especialmente el momento en que se perpetró el asesinato; entendiendo que antes de llevar a cabo la muerte de la víctima, el autor empleó como medio esencial la premeditación, lo que pone de manifiesto la alevosía y ventaja para determinarlas como presupuestos de extrema agravación, y, precisar el dolo específico en el delito. Luego, tenemos que la calificación valorativa de nuestro ordenamiento penal frente a cada conducta antijurídica, dependerá siempre que se haya concurrido de acuerdo a las circunstancias de agravación prescritas en las modalidades, por ferocidad, codicia, lucro o por placer; 86 Las Figuras del Asesinato para facilitar u ocultar otro delito; con gran crueldad o alevosía; por fuego, explosión o cualquier otro medio capaz de poner en peligro la vida o salud de otras personas. § 14. Clasificación del asesinato La muerte bajo circunstancias agravadas o de extrema agravación, se estriba del acto cruel de asesinato, la relevancia de su clasificación radica de acuerdo a los principios básicos y elementos descriptivos del tipo penal. Sin embargo, el interés nuestro es el de organizar los modelos calificados con una estructura específica y lograr que cada una de ellas se constituya como un diseño esencial en las circunstancias de la comisión, los móviles y los medios de ejecución. En esta función clasificatoria, nosotros innovaremos designando a cada una de las circunstancias de agravación contenidas en el Artículo 108º anteponiendo la expresión “asesinato” seguida de la agravante, sin contravenir o vulnerar el contenido regulado por la Ley; refiriéndonos especialmente al designio de las modalidades comisivas del delito de asesinato, por ser éste un homicidio calificado que se contempla con mayor responsabilidad penal. Estos elementos o modalidades comisivas, son constituidos en el asesinato con la finalidad de demostrar y detallar el diseño orgánico clasificatorio de las circunstancias determinantes de agravación, atribuidos para cualquier autor que las perpetre, siendo necesario identificar también la forma y los medios comisivos que se emplearon revelando un desprecio por la vida humana y una mayor peligrosidad en su consumación. En realidad, el objetivo nuestro es el de viabilizar este diseño metodológico de clasificación en las figuras del asesinato, para brindar 87 Guillermo Haro Lázaro un buen entendimiento en la comprensión y una mejor ilustración del lector, llevando a cabo un desarrollo impecable en el siguiente orden normativo: 14.1. Homicidio calificado por el móvil comisivo (por su motivación) 14.1.1. Asesinato por ferocidad, codicia, lucro o por placer a. b. c. d. 14.2. Asesinato por ferocidad Asesinato por codicia Asesinato por lucro Asesinato por placer Homicidio calificado por conexión con otro delito 14.2.1. Asesinato para facilitar u ocultar otro delito a. Asesinato para facilitar otro delito b. Asesinato para ocultar otro delito. 14.3. Homicidio calificado por la forma de ejecución 14.3.1. Asesinato con gran crueldad o alevosía a. Asesinato con gran crueldad b. Asesinato con alevosía. 14.4. Homicidio calificado por el medio comisivo 1.4.4.1. Asesinato por fuego, explosión o cualquier otro medio capaz de poner en peligro la vida o salud de 88 Las Figuras del Asesinato otras personas. a. Asesinato por fuego b. Asesinato por explosión c. Asesinato por otro medio capaz de poner en peligro la vida o salud de otras personas. § 15. Modalidades comisivas del asesinato Por modalidades comisivas del tipo penal de asesinato, deberá entenderse toda circunstancia de agravación como medios de ejecución material, se evidencian como figuras erigidas por la específica agravante, que concurre esencialmente en el hecho delictivo, debiendo subsumirse inseparablemente de los elementos constitutivos del delito, para lograr exacerbante incremento de responsabilidad penal. Su consecución en la conquista de la muerte de otro, hace del delito la búsqueda de nuevas formas o figuras en su ejecución penal, pues, esas guisas criminales son las que se precisan en la Ley, como conducta voluntaria que siempre se encuentra precedida por un proceso motivador, antes de obrar. Siguiendo, la concurrencia del hecho delictuoso, no depende de la existencia del delito, sino sólo de su gravedad; ya que, la norma punible detalla el modelo específico y la forma como mediante las modalidades del asesinato, el autor llevará a cabo la criminalidad del tipo, para los efectos de alcanzar mayor incremento en la responsabilidad punitiva. Lo que tratamos de demostrar, es que la norma al legislar la figura en base a la peligrosidad del autor, 89 Guillermo Haro Lázaro estaría revelando también el comportamiento revestido de tipicidad, su especial relevancia por el móvil comisivo, los medios y las acciones circunstanciales que utilizó en el proceder homicida, y por tanto, es una actuación antijurídica que establece mayor transcendencia. Para finalizar, las circunstancias agravantes pueden ser de carácter personal, que hacen referencia a la disposición moral del delincuente, a sus relaciones particulares con el ofendido o cualquier otra causa personal. También son de carácter objetivo, porque consisten en la ejecución material del hecho o en los medios empleados para realizarlo. En suma, estas formas homicidas mantienen innovador procedimiento en el autor del hecho, para ejercer poder en su acción comisiva, pues sus características y medio criminal, se puntualiza en temas concretos de manera individual, más adelante a razón de un mejor alcance del tratamiento científico. § 16. Materialidad del asesinato La figura de asesinato como supuesto calificado, evidencia la destrucción total del bien jurídico vida humana, encontrándose bajo circunstancias que define su agravada naturaleza o máximum, frente al accionar fáctico que concluyó el autor, produciendo en respuesta de ello, compromiso punitivo de mayor inclemencia respecto del hecho homicida. Por lo conceptualizado, el asesinato supone la construcción de un homicidio básico agravado, su conducta típica requiere de mayores circunstancias necesarias para fijar 90 Las Figuras del Asesinato su esencial agravación, y alcanzar consecuentemente calificación con gran culpabilidad penal, de acuerdo a las imperiosas modalidades criminales, que determina el delito de asesinato, siendo el homicidio por ferocidad, codicia, lucro, placer, para facilitar u ocultar otro delito, con gran crueldad, alevosía, por fuego, explosión, o cualquier otro medio capaz de poner en peligro la vida o salud de otras personas. Del mismo modo, en el Artículo 108°-A, del Código Penal, existen otros elementos de agravación motivados a recargar la sanción penal del autor, debido a la condición especial de funcionario público que tiene la víctima y que principalmente sea un miembro de la Policía Nacional, de las Fuerzas Armadas, un magistrado del Poder Judicial o del Ministerio Público, un miembro del Tribunal Constitucional o cualquier autoridad elegida por mandato popular, en el ejercicio de sus funciones o como consecuencia de ellas, es decir en el acto propio del servicio. En los casos de víctimas con calidad especial, el autor será reprimido con pena privativa de libertad no menor de veinte años;* siempre que haya acaecido la muerte de cualquier miembro como resultado del desarrollo de la función profesional, y, sin posibilidad de redimir la pena por trabajo y educación; tampoco se permitirá el goce de los beneficios penitenciarios de semi libertad y de liberación condicional. No obstante, la calificante de agravación en la figura de asesinato alcanza la conducta cruel del ajusticiador de la víctima bajo circunstancias concretas de agravación, pues, el mayor grado de violencia que revela su propósito homicida, exterioriza constreñimiento en su proceder, _____________ (*) Artículo incorporado por el Artículo 1 de la Ley Nº 30054, publicada el 30 junio 2013. 91 Guillermo Haro Lázaro sabiendo que, la distinción entre el homicidio simple, se diferencia por la forma comisiva, los móviles y los medios de ejecución, que evidencia la extrema peligrosidad del autor en la muerte que se persigue. Finalmente, en la materialidad del delito de asesinato, el sujeto activo es el autor directo del acto homicida, su naturaleza criminal es imprescindible en la ejecución de la víctima, por tales razones, será el sujeto materializador que asumirá la concluyente culpabilidad por la imputación criminal. Pues, no solo se trata que la causa de su acción produjo el crimen, sino que incrementado a ello, fue el empleo de los elementos de agravación que intensificaron la muerte de su objetivo criminal. De allí que, la imperiosa necesidad de aprovechar las figuras o modalidades del asesinato, tendrían relevancia definitiva como requisito vital en la materialidad del asesinato exigido conforme a Ley. En este mismo orden, las personas en calidad de cómplices que no participaron en los actos ejecutivos directos del asesinato, corresponderá imputación por homicidio simple. § 17. El nexo de causalidad En un análisis dogmático, se infiere que la figura de asesinato encuentra estructuración en dos elementos fundamentales de tipicidad: el objetivo y el subjetivo, su contenido cumple funciones y características esenciales, en la construcción del delito. Mientras que la primera consiste en la descripción de la conducta típica, los integrantes del delito, los móviles y sus agravantes. Este último, concierne la intención criminal, la culpabilidad y 92 Las Figuras del Asesinato los actos ejecutivos del delito que atañen a la tipicidad subjetiva. Bajo este modelo ideal, se torna relevante la orientación del nexo causal, para comprender que debe guardar relación con el origen del tipo y el efecto alcanzado, de manera tal, que consiga su incorporación como elemento suplementario y punto de equilibrio entre la conducta antijurídica y la producción del resultado material. El principio de casualidad en el asesinato, es el vínculo existente entre la acción típica que ocasionó el autor y la producción alcanzada como resultado material del hecho. Partiendo de ello, es la conexión que une el comportamiento homicida del sujeto activo con el asesinato del sujeto pasivo o víctima del hecho, sobre todo, si este resultado se efectuó como consecuencia de la acción homicida. En este sentido, la influencia que debe lograrse con la conexión causal, es la estrecha vinculación con la génesis homicida y la muerte como consecuencia del mismo hecho criminal. Siendo requerible, para que los efectos causados puedan aplicarse al comportamiento típico, se exige básicamente la intervención del nexo causal, a fin de vincular el uno del otro. Esto es, para que la figura de asesinato pueda considerarse imputada, es imprescindible fusionar una estricta conexión entre el proceder humano y la muerte del sujeto pasivo que se consiguió como resultado querido. Por último, la causalidad como diseño de una exigencia trascendental contemporánea de la conducta humana, viene aplicándose a través de la historia con el objeto de demostrar que la figura de asesinato conserva la causalidad como principio fundamental en el acto propio de asesinar 93 Guillermo Haro Lázaro Las Figuras del Asesinato y a la muerte como resultado consumativo. Esta unidad, enlaza en forma directa el accionar comisivo del autor y su completa consumación de la víctima como un efecto o consecuencia del hecho, para que pueda considerarse cumplido el delito. emanar la función pragmática, encargada de definir jurídicamente el aumento deliberado del comportamiento antijurídico del autor, no sólo por el grado de culpabilidad que alcance, sino, por la necesidad de obtener un resultado aún más grave. § 18. Tipicidad subjetiva En tal sentido, corresponde al autor como ejecutor del asesinato, actuar a título de dolo directo o específico (ánimus necandi); lo que se orienta especialmente a obtener el asesinato de su víctima como resultado del hecho, bajo el empleo de los medios codicia, lucro o cualquier otra modalidad agravante que implican en el sujeto activo, la voluntad de alcanzar su calificación en la imputación típica. La subjetividad típica, se establece como segunda regla para alcanzar un rol importante en la construcción del delito de asesinato; donde se designan, las condiciones de imputación para el autor del hecho criminal, con arreglo a las cuales, se determina si el destinatario de una norma en atención a sus capacidades efectivas, puede ser hecho responsable por un comportamiento antijurídico, incluidas sus consecuencias. Por otro lado, esta regla subjetiva, supone un suceso jurídico-penal de mayor relevancia, donde comprende los elementos del tipo de conducta que abarquen necesariamente un pragma conflictivo, en este caso dirigido al asesinato como un supuesto de hecho legal o fáctico, para determinarla y regularla como un tipo penal específico en la norma jurídica. Sin embargo, en esta materia, los criterios que permiten reconocer la presencia del dolo homicida o ánimus necandi, son el conocimiento y la voluntad de actuar con intención agravada o los hechos determinantes que revela el autor en la configuración del delito, quedando establecido que la aplicación de éstas herramientas deben ser discernidos como elementos esenciales en la realización eficaz del asesinato. Luego, tenemos que la imputación subjetiva precisa el dolo, para 94 En la calificante de tipicidad revestida de dolo, es imposible que el autor del hecho actúe con negligencia, debido a que la acción dirigida a ocasionar la muerte de la víctima, se encuentra conformada de manera absoluta cumpliendo los requisitos esenciales para su configuración típica; es decir, con intención en el uso diverso de los medios comisivos de agravación. Pues, la negligencia de su acción acarrea insuficiencia en la estructura del delito de asesinato. Por lo tanto, es aplicable la tipicidad subjetiva en el homicidio calificado realizada con intención dolosa, cuando el autor conoce que su víctima puede ser cualquier persona, pues, se entiende que podría considerarse la clase excepcional de sujeto pasivo, sabiendo que es un miembro de la Policía Nacional, de las Fuerzas Armadas, un magistrado del Poder Judicial o del Ministerio Público, un miembro del Tribunal Constitucional o cualquier 95 Guillermo Haro Lázaro autoridad elegida por mandato popular, encontrándose en ejercicio funcional previsto en el Artículo 108º-A del mismo cuerpo legal. Cuando nos referirnos a la muerte de un individuo como resultado de las circunstancias calificadas o condiciones de extrema agravación, estaremos precisando, que el victimario es causante del exacerbado riesgo en la ejecución del asesinato, ya sea por el modo y los medios empleados en la materialidad homicida, constituyendo culpable incremento en su comportamiento criminal, sobre todo si se trata de víctima menores de edad, discapacitados, mujeres embarazadas, o personas con calidad especial de funcionario público. Bajo estas consideraciones, creemos que las acciones antijurídicas del autor, ha rebasado su actuación criminal, alcanzado una grave alarma en todos los estratos sociales, comprendiendo que este accionar expresa un sentimiento de sensibilidad pública, que se interpreta a través de los medios de comunicación, perturbando y cambiando negativamente el estado normal del sistema social y jurídico; es por ello, que los elementos de premeditación y alevosía se incluye o consideran en los hechos comisivos que ocasionó el autor para imponerse como voluntad criminal en la sociedad y especialmente en los organismos institucionales tutelares del Estado, vulnerando los deberes y derechos fundamentales de las personas y por tanto, el respeto a la autoridad pública. No obstante, debemos tener en cuenta que los móviles, medios de ejecución comisiva que se utilizan y las condiciones calificadas de agravación, son elementos fundamentales en la materialidad del asesinato, con el 96 Las Figuras del Asesinato objeto de adecuar la actuación típica calificada en la configuración homicida de gran responsabilidad punitiva. La subjetividad en el delito de asesinato, se encuentra constituida por características que exteriorizan el grado de criminalidad en el sujeto activo, reconociendo que las circunstancias agravantes son fundamento sustancial para determinar la forma de comisión del hecho, que exige el dolo directo. La figura de asesinato como homicidio calificado, es un delito doloso, de acuerdo a la técnica legislativa del Artículo 108º del Código Penal, considerada incluso como formulación del derecho en aplicación de la actividad del legislador para elaboración de normas jurídicas específicas. La finalidad del dolo, nos lleva a comprender la esencial aplicación de los elementos del tipo penal objetivo y de los medios utilizados en la configuración del delito. De cualquier manera, el autor del delito debe conocer que su acción produce la muerte de una persona como resultado querido, y por ende, todo delito es sancionado penalmente. En consecuencia, el estado de ánimo como respuesta a la conducta del autor, implica un rechazo indiferente y criminal por la vida de todo ser humano; sabiendo que no existe justificación alguna para asesinar a una persona, sino que éste asesina con intención dolosa, conociendo el resultado de la producción material de su víctima. Sin embargo, es importante preguntarnos: ¿Qué es lo que influye en la conducta de una persona para perpetrar un asesinato, inhumanamente sin afecto ni compasión? Nuestra posición frente a este comportamiento humano de resultado criminal, podríamos determinarla como 97 Guillermo Haro Lázaro sentimientos de desprecio que exterioriza el homicida ante la vida humana; existiendo la probabilidad que su actitud sea resultado de alguna conducta severamente tachada del pasado, iniciándose desde su niñez traídos al presente, pues, su efecto calificante determinaría un patrón conductivo de la personalidad, que reviste padecimiento o patología anómala, asociados a manifestaciones psicopáticas al momento de ejecutar la acción homicida. Por tanto, cabe mencionar que esta circunstancia sin llegar a ser una enfermedad mental, constituye anomalía, diagnóstico que califica a un psicópata con trastornos antisociales de la personalidad. Es de reconocer, que la clasificación de estos sujetos por lo general carece de sentimientos afectivos hacia los demás y asesinan sin compasión; pero, en algunos casos sin mediar razón, lo hacen por placer, y, son considerados como una amenaza de extrema peligrosidad para la vida de otros seres humanos dentro de la esfera poblacional. En el delito de asesinato, la doctrina contempla las circunstancias de gravedad del hecho material, al igual que otros delitos que exteriorizan gravedad en la forma de ejecución material, tales como robo agravado, violación sexual, secuestro, que son inherentes en su peligrosidad. En otra perspectiva jurisdiccional, podemos aludir a una regulación comparada para conocer lo normado en el Artículo 93° sobre “los grados de asesinato” establecidos en el Código Penal de Puerto Rico, que dice: “Constituye asesinato en primer grado: a) Toda muerte perpetrada por medio de veneno, acecho o 98 Las Figuras del Asesinato tortura, o con premeditación. b) Toda muerte que ocurra al perpetrarse o intentarse algún delito de incendio agravado, agresión sexual, robo, escalamiento agravado, secuestro, secuestro de un menor, estrago (modalidad intencional), envenenamiento de aguas de uso público (modalidad intencional), agresión grave, fuga, maltrato intencional, abandono de un menor; maltrato, maltrato agravado, maltrato mediante restricción de la libertad, o agresión sexual conyugal, según contemplados en la Ley Núm. 54 de 15 de agosto de 1989, según enmendada, conocida como la “Ley para la Protección e Intervención de la Violencia Doméstica”. c) Toda muerte de un funcionario del orden público o guardia de seguridad privado, fiscal, procurador de menores, procurador de asuntos de familia, juez u oficial de custodia que se encuentre en el cumplimiento de su deber, causada al consumar, intentar o encubrir un delito grave. d) Toda muerte causada al disparar un arma de fuego desde un vehículo de motor, o en un lugar público o abierto al público, ya sea a un punto determinado o indeterminado, con claro menosprecio de la seguridad pública. e) Toda muerte en la cual la víctima es una mujer y al cometerse el delito concurre alguna de las siguientes circunstancias: 1. Que haya intentado establecer o restablecer una relación de pareja o de intimidad con la víctima; o 2. Que mantenga o haya mantenido con la víctima 99 Guillermo Haro Lázaro relaciones familiares, conyugales, de convivencia, de intimidad o noviazgo; o 3. Que sea el resultado de la reiterada violencia en contra de la víctima. Toda otra muerte intencional de un ser humano constituye asesinato en segundo grado”. Este contenido jurídico, hace referencia a un hecho concreto, que los asesinatos frecuentemente involucran diversas formas de ocasionar la muerte de otra persona, diferenciándolas en dos partes importantes para conocer qué clases o modalidades comisivas de conducta material que emplea el asesino pertenecen a los de primer y segundo grado. Los asesinatos que se perpetren con extrema violencia serán comprendidos en la escala de primer grado, como lo menciona enfáticamente el Artículo 93° de la norma portorriqueña, en sus incisos a), b), c), d) y e); por considerar una excesiva agravante en el hecho comisivo, esto es, que el asesino necesariamente deberá exteriorizar deliberadamente toda su fuerza psicopática en la muerte de su víctima, a fin de cumplir con los presupuestos prescritos en esta norma y recibir una mayor sanción penal; de igual modo, sólo los asesinatos con intención dolosa que se distingan en la forma de ejecución y que no alcancen circunstancias contempladas dentro del primer grado, serán consideradas en la escala de segundo grado, es decir, los asesinatos con una categoría inferior muy por debajo del primer grado, que se sancionan con penas menos duras. De manera similar, en nuestro ordenamiento jurídico 100 Las Figuras del Asesinato strictu sensu16, actualmente se contemplan estos hechos análogos en toda su extensión, para ser regulados en la Ley como circunstancias de agravación, importando una responsabilidad penal imperante para los asesinos. Es de aclarar, que los grados en el delito de asesinato no tienen mayor relevancia en la normatividad peruana, por la sencilla razón, que solo existe una designación específica de las modalidades para calificarlas como agravación y extrema agravación; toda vez, que la sanción del autor dependerá de un diseño ejecutivo con extrema violencia para asesinar a su víctima. En otras palabras, la figura de asesinato en nuestro sistema legal no se regula por grados, sino por haber adecuado su conducta en alguna de las circunstancias comisivas revestidas de agravación, que por su misma naturaleza homicida constituyen intención especial de matar, con premeditación y deliberación. § 19. La tentativa en el asesinato La dogmática penal, admite la tentativa para cada una de las modalidades de agravación en la figura de asesinato, cuando se hayan cumplido los actos configurativos, bajo el empleo de los medios idóneos que alcancen efectividad imperiosa en la materialidad homicida. En realidad, no solo se trata de asegurar la existencia de un delito frustrado sin resultado material en el asesinato, sino más bien, saber que éste delito se llevó a cabo con intención dolosa, para cumplir los requisitos y elementos esenciales en su configuración; pero, sin lograr el efecto consumativo deseado. _____________ 16. Strictu sensu, expresión en latín que quiere decir: “En sentido estricto”. 101 Guillermo Haro Lázaro La tentativa en el asesinato o llamado también “el delito de asesinato en grado de tentativa”, responde a un comportamiento delictuoso siguiendo los elementos comisivos, sin determinar la muerte de la víctima; esto es, que el autor orienta sus instintos con un peligro inherente, definido bajo los procedimientos ejecutivos de acuerdo a Ley, pero, nunca tomó en cuenta la frustración del hecho por motivos ajenos a su voluntad, sin lograr su perpetración criminal contra su víctima. Este principio de ejecución sin la realización del hecho consumativo, se encuentra previsto en el CAPITULO II, TENTATIVA, Artículo 16°del Código Penal peruano, mencionando que: “En la tentativa el agente comienza la ejecución de un delito, que decidió cometer, sin consumarlo. El Juez reprimirá la tentativa disminuyendo prudencialmente la pena.” Demostrando claramente en este contexto, la participación del autor desde su reprochable comportamiento antijurídico que siguió el curso de su desarrollo homicida, cumpliendo ciertos requisitos esenciales que puedan ser conducentes al tipo, para materializar su objetivo criminal, sin determinar a propósito, la producción homicida que decidió consumar. Pues, para que exista tentativa, no es suficiente seguir el curso de la acción, que pueda llevar al logro del delito, sino que, es imprescindible la “decisión comisiva” del ejecutor, a fin de demostrar mediante este elemento subjetivo el intento de la realización del tipo. Conforme a ello, el dolo decisivo del autor deberá manifestarse suficiente en su comisión criminal, ya que la simple exploración de los presupuestos de perpetración se tornaría insuficiente en la tentativa. En suma, la necesidad de dolo en la tentativa, sería sustancial para la resolución 102 Las Figuras del Asesinato punitiva del autor, que concluye frenando su mismo desarrollo criminal. Para resumir, al no existir un delito de resultado material que pueda constituir una completa conducta típica, esta será considerada solo tentativa de asesinato y la condición del sujeto activo, caería en la impunidad, siendo merecedor a una pena menor por disposición legal a través del juez de la causa. § 20. La consumación en el asesinato Hablar de consumación en el asesinato, significa determinar el momento ejecutivo del hecho homicida, debiendo llevarse a cabo desde el inicio de los actos preparatorios con extrema violencia, hasta lograr su producción total, con resultado muerte de la víctima, siempre que haya concurrido cualquiera de las modalidades subsumidas en el homicidio calificado. En otra apreciación jurídica, la consumación se desarrolla siguiendo necesariamente cualquiera de las fases o actuaciones doctrinales comisivas reguladas y subsumidas en el tipo penal, para calificarlas cumpliendo con elementos esenciales en la mecánica de resultado. La acción consumativa en el asesinato, hace referencia al agotamiento total de la vida del sujeto pasivo, esto es, que el autor satisface y culmina su intención homicida, conforme al resultado que decidió concurrir. La interpretación prolija, de los incisos glosados del Artículo 108º, nos conduce a determinar cómo se constituye la acción consumativa frente a un hecho agravado o de extrema agravación, sabiendo que estas corresponden a las 103 Guillermo Haro Lázaro diferentes modalidades comisivas del asesinato, precisadas con independencia dentro de la normativa del delito en tratamiento. En tal sentido, indicaremos los patrones conductivos que desenlazan la consumación típica del asesinato, relacionadas a cada regulación penal: El inciso 1) contiene al asesinato que se causa por ferocidad, codicia, lucro o por placer, conductas que se encuadran en el tipo penal y se definen en cuatro aspectos consumativos que son los siguientes: a) El asesinato por ferocidad, es la figura donde el momento consumativo se produce por acción directa del autor, asesinando por un móvil o motivo fútil, revelando un comportamiento con extrema insensibilidad, salvajismo, furia, ensañamiento, en el que satisface sus instintos de odio o venganza en contra de otro ser humano; b) El asesinato por codicia, es una modalidad penal que revela el accionar comisivo del autor, bajo inclinación o deseo desordenado por las riquezas, capaz de causar la muerte de su víctima para obtener un beneficio económico o patrimonial en abundancia; o, cuando mata por un fin abyecto para apoderase de una gran herencia, de un acto testamentario, o en todo caso asesina al cónyuge para casarse con la viuda y alcanzar los bienes del occiso; c) El asesinato por lucro, se refiere a la conducta del autor que consuma la muerte de su víctima, bajo el estímulo económico o recompensa pactada con un tercer sujeto que interviene como autor intelectual, es decir, que sólo se contemplará la acción homicida del asesino cuando ésta haya sido ordenada o encomendada por el mandante; d) En el asesinato por placer, el momento consumativo se origina por acción directa del asesino, para encontrar satisfacción personal y una sensación agradable en el deseo de matar 104 Las Figuras del Asesinato sin mediar razón alguna. Siguiendo, podemos indicar el inciso 2) donde el asesinato para facilitar u ocultar otro delito, presenta dos circunstancias consumativas muy relevantes: a) El primero se atribuye a la consumación o muerte de un sujeto, para favorecer o facilitar otro delito, no por el interés determinado de causarle la muerte, sino porque el autor decide la eliminación de cualquier testigo que haya presenciado el hecho criminal, o asesinar si es posible a un grupo de personas para llegar y lograr el objetivo principal; más aún, porque sabía que éste constituiría un obstáculo en la comisión dirigida al asesinato de otra persona; esto es, que la conducta del asesino contribuiría directamente a destruir la vida de todo sujeto que él considere un óbice para lograr la consumación homicida de su víctima; b) En esta modalidad criminal, el autor asesina para ocultar otro delito, refiriéndose al homicidio calificado por conexión con otro delito o, en todo caso el asesinato criminis causa17, que solo la dirige en la ejecución de su víctima para asegurar el resultado que se propuso consumar; pues, conviene decir, que esta circunstancia consumativa se origina cuando el autor del hecho ha provocado la muerte de otra persona, con el fin de evitar que se conozca o descubra el delito ya cometido anteriormente o que se ha perpetrado momentos antes, conociendo desde su inicio que su consecuencia tendría que alcanzar este resultado. Por otro lado, el inciso 3) hace mención del asesinato con gran crueldad o alevosía, presentando también dos _____________ 17. Criminis causa: es el homicidio en conexión ideológica con otro delito. Se mata "para" o "por" otro delito. 105 Guillermo Haro Lázaro circunstancias consumativas, que son: a) En el primer caso, el momento consumativo del asesinato con gran crueldad, se produce con la muerte del sujeto pasivo en estado agónico, habiéndose ocasionado como consecuencia de las torturas que le infirió el asesino, demostrando que se llevó a cabo revelando extremo encarnizamiento y carencia de compasión por el sufrimiento de otro ser humano; b) En el segundo caso, la consumación del asesinato con alevosía, se obtiene con la muerte del sujeto pasivo por acción directa del autor, que habiendo traicionando la confianza de la víctima decide la ejecución, empleando los medios idóneos necesarios para encuadrarlos en la producción consumativa. El inciso 4) constituye el asesinato por fuego, explosión o cualquier otro medio capaz de poner en peligro la vida o salud de otras personas, precisando cuatro condiciones consumativas diferentes, que son los siguientes: a) el momento consumativo en el asesinato por fuego, podemos definirla cuando la víctima alcanza la pérdida de la vida como consecuencia de la combustión de un elemento inflamable (que arde al contacto con el fuego), esto es, que el autor del hecho típico empleará necesariamente el fuego para asesinar a su víctima, ya sea creando un incendio en su casa sabiendo que en las habitaciones viven otras personas o incendiando su propio auto cuando éste se encuentra con su familia. La norma no especifica la forma ni el modo de utilizar el fuego, sólo se entiende como el medio de comisión para determinar su muerte como consecuencia de ella, y, siempre que se haya puesto en peligro la vida o salud de otras personas; b) El asesinato por explosión como figura agravada, se consuma el delito 106 Las Figuras del Asesinato cuando muere la víctima producto de la ruptura violenta de un explosivo ocasionada por el agente, en la que no sólo se ocasiona la muerte de la persona deseada sino que por la presión que desató las ondas expansivas puso en peligro la vida o salud de otras personas; los explosivos que utiliza el autor podría ser una granada, dinamita y cualquier otro artefacto que pueda detonarse manualmente, la norma penal no sanciona la clase de explosivos que se pueda utilizar en el acto criminal, sólo se contempla la muerte que se ocasiona como consecuencia de ella y de otras personas que sufren la misma acción homicida por encontrarse en el lugar de los hechos; c) En el caso del asesinato por otro medio capaz de poner en peligro la vida o salud de otras personas, la consumación se determina con la muerte del sujeto pasivo como resultado de la acción directa del agente, pudiendo asesinarlas de la siguiente manera: electrocutando a la víctima o inundando el lugar donde se encuentra la víctima, siempre que se haya puesto en peligro la vida o la salud de otras personas, esto es de terceras personas. La consumación agravada en el asesinato del sujeto pasivo, también alcanza al sujeto con calidad especial de funcionario de autoridad previsto y penado en el Artículo 108º-A, del Código Penal, evidenciando su origen con la muerte de la víctima por su condición oficial, especificado en el siguiente contexto: “El que mata a un miembro de la Policía Nacional, de las Fuerzas Armadas, a un magistrado del Poder Judicial o del Ministerio Público o a un miembro del Tribunal Constitucional o a cualquier autoridad elegida por 107 Guillermo Haro Lázaro mandato popular, en el ejercicio de sus funciones o como consecuencia de ellas, será reprimido con pena privativa de libertad no menor de veinte años.”(*) (*) Artículo incorporado por el Artículo 1 de la Ley Nº 30054, publicada el 30 junio 2013. Esta nueva guisa criminológica de las víctimas por su condición especial, determina una normativa tuitiva al amparo de la ley, y en defensa de los miembros y funcionarios de los poderes públicos. En este caso, será necesario que la acción de resultado material determine un asesinato encontrándose en cumplimiento de sus funciones, o, desarrollando el ejercicio funcional, para cumplir con la materialidad homicida; debiendo precisar que la muerte de la víctima se haya ejecutado dentro del horario laboral, en la institución a la que pertenece, o, que la muerte se haya consumado como consecuencia del cumplimiento de sus obligaciones y actividades profesionales por mandato superior. No obstante, la legislación peruana ha encontrado formula eficaz, de refrenar los asesinatos en los últimos tiempos, incorporando en su Artículo 108°-A, una sanción imperante de 20 años para los autores, conociéndose que la muerte de efectivos policiales, fiscales, jueces, directores de penales y demás miembros de las instituciones del Estado, eran blanco fácil para los delincuentes y sicarios a sueldo. 108 Segunda Parte Las Figuras del Asesinato Por el móvil comisivo Las Figuras del Asesinato Capítulo II ASESINATO POR FEROCIDAD, CODICIA, LUCRO O POR PLACER “Modalidades de asesinato estimulados por el móvil comisivo” Sumario: §21. Marco introductorio §22. El asesinato por ferocidad §23. El asesinato por codicia §24. El asesinato por lucro §25. Agravación de la acción por lucro §26. Factores del beneficio económico en el asesinato por lucro §27. El asesinato por lucro en grado de tentativa §28. El desistimiento del ejecutor en el asesinato por lucro §29. El asesinato por placer §30. Las causas de inimputabilidad en el asesinato por placer §31. Los Fundamentos de incriminación en el asesinato por placer. § 21. Marco introductorio E n las figuras del asesinato, se exteriorizan diversas características fácticas que contribuyen a relacionar nuevas modalidades comisivas en el delito, su rebasamiento eventual alude imperiosamente el accionar antijurídico que la transforma en grave; estableciéndose como elemento fundamental y estrechamente vinculados al incremento de una consecuencia penal en las circunstancias agravantes. No obstante, toda acción y efecto de asesinar, determina la muerte con intención de perversidad, constituida especialmente por la intensidad en el daño, que califica la conducta antijurídica del autor; en este caso, me refiero a todas las formas homicidas motivadas 111 Guillermo Haro Lázaro so empleo de modalidad comisivas: “por ferocidad, codicia, lucro o por placer”; para ser ejercidas como principio básicamente perpetrador del homicidio calificado y por ende, producir mayor responsabilidad penal, según lo previsto en la Ley. Ahora bien, ello, alude a un hecho concreto, que por su estimulación el asesino debe emplear como elemento de ejecución el móvil comisivo, con la finalidad de mover o impulsar la realización del hecho típico; lográndose que la razón del asesinato sea la causa o acaecimiento que lo llevo a la consumación del asesinato. En tal sentido, podemos precisar que el asesinato por ferocidad, por codicia, por lucro o por placer, son eventualidades ejecutadas por móviles y elementos básicos esenciales, su empleo como instrumento agravante, se subsumen para lograr la comisión del delito deseado, y en consecuencia, podría definirse como el medio sustancial de perpetración directa, a fin, de impulsar y aplicar la fuerza necesaria para asegurar la acción homicida. Por lo expresado, es de afirmar que cada figura o modalidad agravada revela una modificación diversa en la responsabilidad criminal del sujeto activo, alcanzando mayor culpabilidad y grave sanción penal en la comisión intencional del hecho. Esto determina, que los diseños criminales antes referidos, no solo se distinguen por la forma fáctica que utiliza el autor en la consumación de tipo, sino, que los asesinos exteriorizan su propia conducta dirigiéndose a un móvil en común, para diferenciarlos y adecuarlos a la modalidad que decidieron perpetrar. 112 Las Figuras del Asesinato § 22. El asesinato por ferocidad En esta modalidad comisiva, la calificante de tipicidad considera que destruir la vida ferozmente atribuye motivos lógicamente intrascendentes, su conducta cruel demuestra ocasionar la muerte actuando con extrema insensibilidad y peligrosidad, ello determinaría una figura accidental, que asociadas a la acción agravarían la responsabilidad penal del asesino. El acto de perversidad que exterioriza el autor en el preciso momento criminal, manifiesta un móvil comisivo insustancial, ya que las razones carentes de relevancia que revela este asesino, refleja evidente truculencia e inhumana conducta en la forma de asesinar a otro. El odio, la venganza y lo libidinoso, son elementos insuficientes en la muerte que perpetra sin motivación, pues, su odio a la persona humana es más imperante que cualquier causa. De allí, que su actuación deliberada, tendría fortaleza en el impulso ensañado de su obrar, lo que contribuiría a la realización de un hecho brutal y perverso, que concluye en la materialidad de su víctima. Entonces, discerniendo el análisis, determinaremos que el delito de asesinato por ferocidad, subsume una muerte brutal e inhumana perpetrada por motivos deleznables, revestidos de fútil irrelevancia respecto de la producción material como resultado de su acción. Ello, indicaría el impulso de perversidad más abarcador en el deseo tenaz del autor, para determinar la muerte de la víctima, sin ningún fundamento coherente, no solo por poseer disposición voluntaria en el asesinato, sino más bien, su inclinación 113 Guillermo Haro Lázaro de crueldad hacia la humanidad. Siendo el caso particular, del cabecilla con su banda criminal, que realizó reglaje a un poderoso empresario para secuestrarlo, conociendo su rutina, lo espera en una calle a la hora y momento en que éste pasaría, pero nunca contaron que aquel día el empresario estaría hospitalizado repentinamente por un paro cardiaco, el cabecilla se llena de ira al frustrarse la perpetración y acribilla a balazos a uno de los secuestradores. El móvil es fútil, pero en realidad la muerte obedece al interés del secuestro, pues, el cabecilla de la organización criminal reaccionó descargando toda su ira con tal ferocidad que termino asesinando a su compañero, al haberse frustrado el secuestro del empresario en el momento planificado. Pues, ello, trae a colación que la ira del autor frente a un acto insatisfecho del tipo, condicionaría tal vez, su reacción criminal para adecuar su conducta humana a la muerte de otro, que no sería precisamente su objetivo. Por tanto, la furia manifestada por el autor en el caso concreto, atraviesa los lineamientos más poderosos del delito, ya que, la indignación imprevista fue detonante para descargar injustamente el asesinato sin motivos contra su cómplice. De cualquier modo, la muerte por ferocidad supone un hecho extremo sin incitar la comisión del autor, toda vez que, no determina otras circunstancias que pudieran turbar el curso de su intenso deseo criminal (ánimus occidendi), sin embargo, la aplicación de diversas formas ejecutivas de tortura antes de la acción, tampoco mantiene trascendencia jurídica en la estructura del asesinato truculento. 114 Las Figuras del Asesinato Por otro lado, la perversa intención del autor, produce la muerte injustamente desproporcionada de la víctima, aunque, no tuviera necesidad por ansiar una conducta sanguinaria, ni la influencia de sentir conmiseración, rechazo o antipatía hacia otro, podría determinarse como presupuestos constitutivos en la consumación homicida, pues, menos aún, la pasión o lucro, no tendría poder para modificar su gran irritación por el género humano y la predisposición que ejercerá con gran intensión proterva en el asesinato sin razón. De cualquier modo, para la lógica jurídica, es inaceptable la existencia de un asesinato sin influencia causal, en tanto, esta Ley punitiva no puede argumentar exculpación probable mediante procedimientos legislativos en la muerte sin un móvil real, solo debe tenerse presente como circunstancia agravante del asesinato. Ello, supone que esa motivación trivial, tendría predominio sustancial exclusivamente en las acciones agravantes, subsumibles en el tipo penal por ferocidad legislada como figura deleznable de asesinato. Entonces, discerniendo vale decir que, en el acto propio del delito, el autor ejecuta la muerte de otro, bajo extremo dominio sañoso, y por tanto, será este la condicionante para alcanzar incremento agravado en el asesinato feroz sin ninguna causa. Los avances científicos en psiquiatría forense y psicología criminal, precisan que la acción resolutiva sin estructurar un móvil comisivo acreditado o justificado, carecen de suficiencia legal, pero, también se instruye que en el comportamiento de la persona humana la causa no siempre se manifiesta como elemento definitivo en la comisión 115 Guillermo Haro Lázaro fáctica, entendiendo que las acciones en este sentido, son orientadas especialmente a un desenlace por ferocidad. En un criterio más concreto, todo tipo penal responde a un motivo fundamental, sino que resulta controvertido aceptar que un sujeto ocasione la muerte de otro, sin fijar cual fue el estímulo que determinó su acción. Lo real es que, el motivo fútil podría revelar secuelas frustrantes precedentes o perturbaciones psíquicas afectas en la niñez “sine qua non” todas vez, que subsumidas en el acto agravante del autor, ella, revelaría impetuosa ferocidad, sirviendo de origen en el asesinato de la víctima, y por tanto irrelevante en los medios comisivos empleados para esta Ley penal, El profesor Fontán Balestra, sostiene que a partir de Carrara, “gran parte de los autores exigen que el sujeto no haya tenido el deseo de matar o el odio a una determinada persona, sino un odio en general a la humanidad”.18 Se entiende, que la acción sañosa del autor, manifiesta abominación sobre sus semejantes. De allí, que la variedad de patrones conducentes en su naturaleza agresiva, permitiría, no sólo desatar el deseo de asesinar inhumanamente, sino que estos sentimientos de rechazo y repugnancia que posee la ferocidad, se encuentran comprendidas en el odio sumo hacia los demás. En otra posición, desde Carrara y Crivellari, “se considera que el agente no posee el deseo de victimar a una determinada persona y que el odio del agente _____________ 18. Fontán Balestra, Carlos; Tratado de Derecho Penal, Tomo I, p. 114; Editorial Abeledo-Perrot, Buenos Aires-Argentina, 1995. 116 Las Figuras del Asesinato está dirigido no a una sola persona en singular, sino, a toda la humanidad”.19 Otras afirmaciones, de los juristas Alexander y Staub, señalan que: “lo que sucede es que el motivo no siempre es captado intelectualmente por el sujeto vinculado al hecho como un factor determinante”.20 Como ya hemos afirmado, la conducta por ferocidad, puede estimarse incluso como una falacia por ausencia de causa en el tipo, ya que en el caso concreto el móvil no es perentorio, debido a su clasificación abarcadora en la condición agravante que condiciona la acción brutal del autor del delito. En consecuencia, una muerte sin motivo por su misma naturaleza deleznable genera una gran alarma social. “Si causa estupor saber que la muerte se causó por un “móvil” de odio, venganza, o robo, es más incomprensible aceptar la muerte sin motivo”.21 Finalmente, por vínculo causal se entiende la adherencia de la acción y resultado en la figura de asesinato por ferocidad, pues, ello se debe a la conexión existente entre la obra nefaria ocasionada por el autor en forma directa (sin motivo suficiente) y el deseo consiente de sus efectos que provocaría el asesinato de la víctima del hecho criminal. _____________ 19. Carrara, Francesco, “Programma del corso di diritto criminale. Parte speciale”, Tomo I, pág. 329, Ed. PRATO, Pisa-Italia, 1900; Crivellari, Giulio II Códice Pénale, Tomo VII, pág. 709, Torino, Unione tipográfico, Turín –Italia, 1890. 20. Peña Cabrera, Raúl, Tratado de D.P. Parte Especial, Tomo I, pág. 101, Ed. Ediciones jurídicas, Lima-Perú, 1994. 21. Haro Lázaro, César, “El Delito de Homicidio”, 13º Edición actualizada, pág. 156, Ed. Hala Editores, Lima-Perú, 2012. 117 Guillermo Haro Lázaro Siendo así, la relación de causalidad para este supuesto, supone la intención lesiva sobre otra persona, exteriorizando crueldad, ensañamiento, y en tanto, un desprecio por la humanidad, sin razón justificable que motive su acción y el resultado material muerte de la víctima. § 23. El asesinato por codicia La codicia como nueva figura incorporada al tipo penal de asesinato, rompe su perpetración, cuando el autor para lograr la consecución de dinero copioso, mata a otro mediante acto premeditado, sin necesidad de querer atesorarlas. Pues el afán pecuniario, no solo comprendería patrimonios que se adquieren por herencia familiar, sino que también, las propiedades, inmuebles o bienes con valores económicos incalculables. De allí, que el nuevo modelo criminal, supone un acto circunstancial recrudecido, que se dimana so motivación psíquica determinante de su conducta tendenciosa y desmedida de riqueza, pero, ello, a su vez requiere necesariamente buscar la muerte de la víctima, para concluir la voluntad de su acción intencional de codicia. Asesinar por codicia, hoy se constituye una agravante más en el delito de asesinato, la finalidad crematística se presenta en la causalidad del autor, siempre que su acto revele un excesivo provecho con la muerte de otro, pues, la sola concreción del tipo penal alcanzaría imputación sobre la acción del autor, para privar de su libertad con una pena no menor de 15 y máxima de 35 años; calificación que se encuentra regulada en el Artículo 108º, inciso 1) del Código 118 Las Figuras del Asesinato punitivo. El castigo de la Ley penal, se basa en el efecto transgresor de la conducta consciente y voluntaria del autor, ello, se encuentra precedido por la esencia del móvil de orden material, que responde al estímulo de causalidad delictiva y en consecuencia se manifiesta antes de la acción. Así pues, la imputación del autor, se afianza necesariamente en la producción del curso homicida y el origen apasionado del bien lucrativo que este persiguió, aunque, en otros casos, al no evidenciar riquezas en grado sumo, el juzgador podría desvirtuar el lucro para sancionar el hecho solo por homicidio simple. Por otro lado, la acepción “Afán excesivo de riquezas”, que atañe a la codicia, se desprende del Diccionario de la Real Academia Española, ello, predispone su contenido sustancial para ceñir el propósito criminal del autor direccionado con gran vehemencia a la obtención de opulentos bienes. El emprendimiento de este delito, concierne a la acción del sujeto activo influenciado bajo pasión desenfrenada para conquistar a través del asesinato de otro, abundancia excesiva de dinero, profusión de patrimonio o in extremis22 y condecoraciones, que en vida pertenecieron al sujeto pasivo. Luego, estaremos inmersos en el tipo penal de asesinato por codicia, cuando el perpetrador codiciable mata a otro, para orientar su conducta ansiosa al logro de un provecho económico acaecido por un evento heredable o sucesión intestada. Siendo el caso del beneficiario legal, que asesina _____________ 22. Locución latina que se aplica a ciertas personas y situaciones, indicando que están a punto de morir. Ejm. Cuando algunas parejas contraen matrimonio “in extremis”, al estar uno de ellos a punto de morir, por lo cual la legislación acelera los trámites necesarios. 119 Guillermo Haro Lázaro Las Figuras del Asesinato a su antecesor millonario antes del prorrateo, para apropiarse de las riquezas que ambicionaba con gran afán, cuya existencia duradera de su bienhechor era óbice en el deleite de todos los bienes alcanzables. actos preparatorios con los medios idóneos que produzcan la eficacia absoluta de la consumación del asesinato por codicia, siendo esta una condición de necesidad subjetiva que exige el delito. De igual forma, incurren en el delito por codicia, los sujetos que asesinan para posibilitar mejoría laboral, ello conduce a adjudicarse fructíferas ganancias económicas, vulnerando la vida de la víctima quien poseía tal categoría profesional. Otro típico caso, sería el codicioso que en actitud calculadora, asesina al cónyuge de una fémina, para lograr el propósito de contraer nupcias con la viuda del occiso, pues, de esa guisa podría asignarse el supuesto derecho de acceso a la fortuna de la víctima. Del mismo modo, alcanzará a los autores que maten para adueñarse de reconocimientos o títulos honrosos que pertenecieron al asesinado. Esta forma de asesinato se configura cuando el sujeto activo mata con el fin de obtener de la víctima una distinción honorífica, emblemática, galardonada o trofeo, que le correspondía antes del crimen, referidos precisamente a la premiación por los merecimientos atribuidos en vida. Es fundamental, que la codicia no desoriente su esencia con la conducta típica del lucro, toda vez que, ello podría desvirtuar su origen, porque el fondo criminal de esta última mantiene su finalidad en asesinar para obtener un provecho crematístico pagados por un maquinador. Sin embargo, otra sería la posición de la codicia, ya que esta se determinaría bajo rasgos peculiares de espiritualidad en el autor fáctico, es decir, su propensión extremada al lucro. De allí que, el asesinato por codicia, preserva un contenido tuitivo idóneo, totalmente contrario al tipo penal del lucro, para seguir el curso causal del móvil comisivo que facilitaría la concreción del asesinato de la víctima deseada. Los presupuestos del tipo en la modalidad homicida por codicia, suponen los elementos de comisión que el codiciador se servirá de ello, para configurar el delito, su excesiva vehemencia por cosas valiosas y bienes dinerarios, son impulso esencial en la actuación criminal. El móvil comisivo o raíz estimulante en la conducta del autor, es otro factor básico que sirve para determinar la causa suficiente del asesinato codicioso, ello admite también, llevar la perpetración del hecho, siguiendo los 120 Ahora bien, con respecto a la modalidad de comisión criminal, el autor encauza las acciones preparatorias para su ejecución homicida, disponiendo de elementos de agravación, contenidos en la pasión desordenada de un hecho crematístico (perteneciente al dinero o producción de riquezas), sin tener una valoración por la vida humana, solo su fin codicioso que por su misma naturaleza homicida llevaría al autor a encuadrar su delito y sería precisamente determinante en la Ley penal, toda vez que los elementos de motivación estarían estructurados en el delito por móviles de codicia. Debemos señalar que, el autor del hecho homicida actúa 121 Guillermo Haro Lázaro a título de dolo directo, orientado al ánimo de matar con extrema peligrosidad y sentimiento de desprecio por la vida humana, ello se trata, que la causa del acto premeditado provocaría consecuentemente la muerte de la víctima, y por ende, conseguiría predominante beneficio pecuniario. En este orden, la exuberante agravación pone de manifiesto, aún más, si este codiciador del tipo, se vale de la producción dineraria, para fundar el asesinato deseado de su objetivo. Por eso, el autor material alcanza desproporcionadamente la consumación homicida de su víctima, para los efectos de enajenar el bien patrimonial, y satisfacer su propio interés económico sin concernir la muerte de algún testigo, porque solo, el deseo desenfrenado de asesinar que revela este autor, podría bastar la determinación de su desmedido propósito enriquecedor. Conforme a ello, como lo hemos manifestado precedentemente, se debe establecer dos formas constitutivas que se enlazan entre sí: el móvil comisivo, que revela el interés económico, dirigido a la intención homicida y el medio que radica en asesinar por codicia, motivando una estrecha relación causal entre el deseo desenfrenado por matar, para obtener una riqueza y el resultado querido muerte de la víctima. En realidad, la agravante se fundamenta con la mayor perversidad e instintos de manera voluntaria que desencadena el asesino, motivado por su acción criminal, con la finalidad de conseguir ganancias o apropiándose de posiciones que puedan suministrar ventajas patrimoniales23. También es de precisar que la codicia en el asesinato, tiene al móvil comisivo como una ventaja económica y un real _____________ 23. Creus, Carlos, Derecho Penal-Parte Especial, Tomo I, pág. 28, § 66, 6ta. Edición actualizada, Editorial ASTREA, Buenos Aires-Argentina, 1997. 122 Las Figuras del Asesinato incremento patrimonial, constituida en el ánimo de lucrar sin medir proporción con la muerte de las personas. Siendo relevante mencionar la posición del tratadista Carlos Creus, donde afirma que: “basta con que éste obre con la esperanza de obtener la ventaja, aunque no la logre y aunque sea imposible en el caso concreto (p.ej., si el causante a quien se espera heredar ha dilapidado su fortuna y lo ignora el autor), puesto que igualmente se ha actuado por codicia”24. Frente a este criterio, nuestra posición se tornaría suficiente, sabiendo que la predisposición del codiciador en el asesinato, revelaría aspiración vehemente en la apropiación abundante de riqueza, aunque ella se determine inalcanzable solo en la obtención de los bienes. Pues la acción material es lo esencialmente primario en el delito por codicia, aún, si no pudo concluirse el desarrollo del apoderamiento patrimonial en el supuesto hecho. Por lo expresado, todo asesinato que se comete siguiendo los presupuestos de la codicia, implicaría la configuración típica de la específica agravante, sin desviar su intención dolosa, pues la causa de ello, tendría consecuencia en la muerte del sujeto pasivo. Pero, también es de apreciarse, el autor que no alcanzó la obtención del beneficio exagerado de lucro como circunstancia de agravación, esta podría modificar el tipo base para ser imputado solo por el homicidio del sujeto pasivo, debiendo el juzgador tener presente el fondo y modo en que concurrieron los hechos, al momento de discernir la causa. Esto presupone, un tratamiento sustancial en la disminución gradual de culpabilidad del autor. En una concepción más acertada, el asesinato por codicia, _____________ 24. Creus, ob. cit., p. 29, § 69. 123 Guillermo Haro Lázaro es la conducta humana propiamente revestida de características patológicas más insensible de perversidad e inhumanidad, que exterioriza el codiciador con intenso deseo de asesinar, tendente de pasiones desenfrenadas por el dinero y en tanto, causal suficiente de toda maldad en el tipo. Seguidamente, todo autor codicioso persiste en la comisión de su conducta criminal, dado que el impulso crematístico es poderosamente inevitable en las acciones que pretende determinar, el empleo de modos y formas en el tipo penal hace de su acto avieso, capital suficiente en el aprovechamiento de las circunstancias agravantes para asegurar una mejor ejecución del delito y por tanto, conseguir de su víctima los derechos y estimaciones excepcionales, tales como: beneficios señalados, servicios destacados, trabajos valiosos en cualquiera de los aspectos profesionales, político, social, científico, artístico, deportivo, económico, cultural y religioso, aún, si éstos tienen carácter moral y material, sin importar el orden de las compensaciones citadas. Sin perjuicio de ello, en un análisis más profundo, es apropiado equiparar la codicia con la semejante conducta de “avaricia”, ya que se trata de otra expresión, que mantiene analogía solo en algunas funciones y características de su sentido jurídico, pero, es conveniente evidenciar también, que codiciar y avariciar son terminologías disimiles en su extensión juiciosa. Luego, podemos colegir según la REAL ACADEMIA ESPAÑOLA, (RAE) Diccionario de la Lengua Española, 22ª edición, que: “la codicia es el afán excesivo de riquezas” y “la avaricia es el afán desordenado de poseer y 124 Las Figuras del Asesinato adquirir riquezas para atesorarlas”. Es manifiesto, que ambas voluntades decisivas mantienen gran similitud en sus actitudes de entrega con absoluto interés en el enriquecimiento, pues ello, se debe a la abarcadora vehemencia que anhela cada sujeto para alcanzar su causa determinante. Mientras que el codicioso mantiene un afán excesivo por las riquezas sin intención de atesorarlas, este avaro implicaría afán desordenado en la posesión y adquisición de riquezas bajo imperiosa necesidad de acumular lo atesorado. En realidad, la dualidad conceptual se sitúa en la forma de cristalizar tales impulsos, para aludir que los sujetos con actitud avarienta, responden a la acumulación compulsiva de cualquier tipo de bienes materiales, dinero, fortunas, opulencia y patrimonio, sabiendo que su utilidad determinaría satisfacción, interés o apetencia desmesurada, como: la disponibilidad de cantidades arbitrariamente desproporcionada, bienes económicos, así también, técnicas financieras (mercado, racionamiento, reparto y otros.), pero lo más controvertido, es que no permiten gastarlas ni compartirlas. En efecto, quedaría demostrado la inexistente igualdad entre ambos criterios, teniendo en consideración que, el atesoramiento con el objeto de esconderlas y enriquecerse, es sumamente distinto a la obtención excesiva de riquezas como obra que exige las circunstancias de agravación para constituir el tipo penal por codicia. De la misma guisa, existe otro supuesto hecho inconexo, que se manifiesta entre los asesinatos por codicia y por lucro, la RAE, en este caso define también contenido preciso, 125 Guillermo Haro Lázaro para conocer que, el lucro es la ganancia o provecho que se saca de algo, ello asociado al tipo penal de asesinato, indicaría su exacerbada agravación en la Ley penal. Siendo así, se apreciaría entonces que las dos locuciones, mantendrían fundamentos con indicativos sobre un mismo fin provechoso. Pero, el acto lucrativo en el asesinato, no solo precisa la condición agravada del autor, sino también, del interés pecuniario moderado de sus efectos, que contrastando con la codicia, se estimaría disímil, únicamente en la opulenta cantidad profusa que resulta de su crimen. Por eso, ello apremia un detalle acucioso, que se examinará en la siguiente investigación de la figura de lucro, además, contiene circunstancias en la cual, el agente advierte la oportunidad de obtener un provecho como motivación unilateral25. Es decir, que este asesino peticionado, logra su propósito lucrativo en respuesta de una estimulación para animarse e interesarse en la acción criminal de otro. Quedando claro que, el uno y el otro poseen un resultado crematístico, sin embargo, no es lo mismo matar por lucro que asesinar por codicia. En otra postura, los principios sustanciales del tipo del injusto, son los presupuestos esenciales que utiliza el autor en la ejecución criminal del tipo penal por codicia, siendo requisito primordial que, a causa del acto resulte la muerte de la víctima y en tanto, la consecución profusa de riquezas. Luego, sobre la base de ello, las ansias de riqueza sería el móvil del autor que hace prevalecer la obra homicida, y por ende, es el estímulo que impulsaría el acto de matar, _____________ 25. Salinas Siccha, Ramiro. Derecho Penal. Parte Especial, pp. 36-37, Editorial “Grijley”, LimaPerú, 2013, Villavicencio Terreros, Felipe, Código Penal comentado, p. 289, Ed. Grijley, LimaPerú, 2001; Gálvez Villegas, Tomás Aladino y Rojas León, Ricardo César, Derecho Penal, Parte especial, Tomo I, pp. 408-409, Jurista Editores, Lima-Perú, 2012. 126 Las Figuras del Asesinato sabiendo que su conducta criminal se traduciría en la conexión del juicio normativo para considerar la imputación penal. Este juicio normativo, es aquel que regula el comportamiento de las personas, perteneciente al ánimo de lo que debe o debió ser dentro de su accionar, reconociendo como ejemplo: lo ético, moral, las leyes y las costumbres. La antijuridicidad material, supone el acto típico fundado en el encuadramiento legal del homicidio calificado por codicia, la certeza suficiente de su conducta vinculada a los elementos de tipicidad, servirían para estructurar la comisión del delito. Por eso, es imprescindible admitir, que la realización del hecho punible deba ejecutarse con premeditación, alevosía y ventaja, entendiéndose la compleja actuación planificada del autor, conociendo los posibles efectos del acto y el aprovechamiento indebido de su posición ventajosa. Pues, ello nos lleva a comprender, que la voluntad imperante exteriorizada por el autor son requeribles en los actos preparatorios, para buscar empoderamiento de los bienes materiales o dinerarios, y a la vez, encontrar beneficio económico propio, bajo sacrificio homicida de su objetivo, sin ningún remordimiento por la vida de los demás, aun, pudiendo inclinar su conducta a la desaparición del objeto material de la acción, como el acto más vil de su delito; con el fin único, de enajenar la propiedad por un monto suscrito mediante instrumento privado fraudulento, de manera tal, que alcance consumar su apetito desmedido de lucro. Entonces, por premeditación, alevosía y ventaja, en el asesinato codicioso, debemos entender los elementos 127 Guillermo Haro Lázaro sustanciales de la cual se vale el autor para orientar su trama lucrativa, ello se sustenta que el acto premeditado y alevoso, siempre coinciden en el hecho por codicia, ya que, la maquinación intencional se lleva a cabo antes de la perpetración homicida; y en este orden, la ventaja del autor es la cautela para asegurar el beneficio que se obtiene por la muerte de la víctima. En suma, todo ello constituiría las circunstancias de agravación del delito acaecido, que determina incremento esencial en la Ley penal. El modo de ver el objeto de la investigación frente a los hechos, nos lleva a considerar que los elementos subjetivos del tipo regulados en la doctrina, permiten la motivación del autor para establecer la presencia de su “propósito especial” requerida en la figura examinada. De allí que, la calificación legal de su conducta en el evento criminal, son encauzados con la finalidad no sólo de obtener la muerte de la víctima, sino más bien, de impulsar su voluntad para encontrar satisfacción en la obra codiciosa. En consecuencia, el actuar por codicia significa un hecho circunstancial relativo al dolo, donde se obra solo de forma irreflexiva y apasionada, dejando fluir el impulso criminal, para poseer especialmente riquezas o bienes. Su conducta inhumana, importa preponderancia fáctica sobre la vida de otro, y ello atañe, precisamente la sustancia que funda el tipo penal por codicia, en tanto que, este proceder ilegítimo, adecuaría en la Ley penal, alcanzable punibilidad racional, pues, no solo debe imperar el impuesto castigo del infractor de quince años, sino más bien, tener en cuenta que la pena privativa de la libertad podría sobrepasar también, según prescripción del Artículo 29º del mismo Código penal. 128 Las Figuras del Asesinato En realidad, el supuesto por codicia, hace predominar el dolo del autor, tanto medio, modo y la situación afecta (circunstancias), son aprovechados en lo antijurídico para alcanzar y fortalecer el asesinato, el fin de ello, se basa precisamente en constreñir un efecto eficaz de muerte y abundancia de bienes patrimoniales. Siendo así, la privación de la vida y el lucro causal, serían en el caso concreto, factores determinantes de la causalidad del supuesto de hecho legal, para relacionar los aspectos de tipicidad, objetivo y subjetivo que constituye el delito. En virtud del cual, el profesor Ricardo Núñez, opina al respecto, que: la "codicia" se refiere a una característica espiritual del autor, vale decir, a su inclinación exagerada al lucro26. Pues, este criterio reafirmaría nuestra posición frente a ello, para definir que la plena confianza del autor en ella depositada, revelaría un rebasamiento de su conducta material, con resultado abarcador de riquezas suficientes. Para concluir, queda estable que, la codicia alude especialmente a la personalidad aviesa del sujeto activo, debido a la influencia de su etapa motivante, que evidencia un modo fundamental en la muerte de otro. Por eso, este codicioso asesino, mata con dominio de los hechos, sabiendo que su comportamiento revestido de crueldad, encauzaría el trayecto de su propósito lucrativo, entendiendo, que por la muerte obtendría un beneficio crematístico apreciable. Luego, contrario a ello, sería quien asesine por motivos pasionales, sin preservar ambición codiciosa, para quedarse solamente con la enviudada, situación insuficiente que no se ajustaría al hecho por codicia. Finalmente, es admisible ____________ 26. Núñez, Ricardo C. Derecho Penal argentino, Tomo I, pág. 65, Lerner Ediciones, CórdovaArgentina, 1961. 129 Guillermo Haro Lázaro la tentativa en el tipo, ya que, podría darse el caso de asesinato intentado por codicia, cuando solo alcance la muerte del objetivo, pero, sin efecto lucrativo, o, también que, siga el curso total ejecutivo del crimen, en la creencia de la muerte, cuando no lo estaba. § 24. El asesinato por lucro El tipo penal de asesinato por lucro, supone hoy, la muerte injusta de otro, para obtener ganancia crematística no profusa, perpetrada so acto directo del autor material. El hecho punible, concurre cuando este asesino revela en su proceder inicuo, forma inhumana de alcanzar provecho económico, todo, mediante la muerte de su víctima, que determino para su fin. Su accionar a título de dolo directo, orienta el deseo de matar, por un precio que él mismo designó con antelación al hecho, la vehemencia con que apetece el dinero, también se manifiesta en la muerte que causa a la víctima. Pues, la agravante del lucro, es para la Ley, presupuesto esencial del delito, como es incluso, en ese orden jurídico, la muerte del sujeto pasivo, pero, ello tornaría insuficiente el acto de lucrar, sin el efecto homicida resultante, o viceversa, ya que, existe razón imperante en el trayecto del iter criminis, para realizar el delito. Es de asentir, que ello estriba el curso factual del asesinato, que va, desde la ideación perpetrante del autor, hasta la consumación. La naturaleza lucro criminal del autor, hace de la acción homicida de otros, fuente inevitable de negocio o medio de recursos aprovechables, para servirse de su víctima y en tanto, conseguir su objetivo, o satisfacción lucrativa. 130 Las Figuras del Asesinato El provecho que se saca de la muerte de otro, es un acto ruin y despreciable, sabiendo que la prognosis anticipada de la acción material del autor, se estribaría solo en espolear su prominente interés. La idea de beneficiarse con el crimen, nace de las urgentes necesidades de solvencia dineraria, que su ego criminal le incita al deseo de asesinar, sin embargo, puede también estimar, otros de índole patrimonial, dado que el autor, encuentre complacencia no exuberante, por lo que hace, sino de sopesar el valor lucrativo de la víctima que este asigna para su decidido objeto, sabiendo que el contenido material que reviste consigo la víctima, fijaría importe preciso en su perpetración. Por tal saber, esa ambición pecuniaria considerable que trata de alcanzar el autor, comprendería al igual que la codicia, aprovechamiento económico propio, no solo por patrimonios que se procuran mediante herencia familiar, sino que también, las que resulten del usufructo de propiedades, inmuebles o bienes apreciables. La revisión que se propicia, basada en la cuestión, debe puntualizar en la destrucción de la vida, causa injustificada de un provecho personal, pues, este sujeto, que extingue vidas humanas por su motivación, puede proponer también, muertes de víctimas con otros fines disimiles, que este mismo planificó. Lo dicho, entonces, resultaría de asesinar, de modo tal, que permita: heredar para apresurar el usufructo, recibir el beneficio del seguro de vida, pero, ello no dista que entre otros casos, se incluya además, víctimas con trabazón de índole familiar o pasional. A nuestro criterio, ese repertorio criminal que insinúa el autor para tales fines, puede denotarse in extenso sin más, en la consecución ventajosa, ya que solo alude a un hecho concreto vituperable, sin ningún remordimiento por la 131 Guillermo Haro Lázaro inclusión de su propio entorno en los hechos de lucro. De allí, que la forma calificante del autor, supone exacerbar la circunstancias de su accionar, que procede so motivación psíquica determinante, pues, su conducta lacerante y tendenciosa de ganancia moderada, tendría su comisión en la muerte de otro, sobre todo, si pone por obra el ofrecimiento criminal de cualquier ser humano, esto, acaecido, sin ninguna contrición por la vida de los demás. Este beneficio lucrativo, ganado a partir de la muerte de otro, se ejecuta bajo autoría directa, manteniendo su fin capital en la búsqueda de un provecho crematístico, que el sujeto activo atribuyó a su propio ente de forma trascendente, ello, procedente de su deseo por victimizar todo aquello que se proponga, pero, el hecho más poderoso, sería el fruto cruel obtenido de la muerte de un anciano, una mujer o un incapaz. Esta modalidad homicida, reviste gravedad extrema en su esencia, el acto injusto del autor sobre la víctima, se incita mediante beneficio fructífero, encaminado por su comportamiento consciente y voluntario. El deseo de matar que gratuitamente se carga el autor, se debe, al acto motivador del provecho precedido para alcanzar intensamente la muerte de su objetivo, y en tanto, la concreción del delito. Los actos previsibles al desarrollo de la consumación, se aplica básicamente por móviles de lucro, que condiciona de forma voluntaria, la vinculación entre los efectos homicidas, y el interés consecuentemente pecuniario u otros de carácter evaluable. Es por eso que, sobre la base de este fundamento, el comportamiento humano del sujeto incriminado del delito, constituye una 132 Las Figuras del Asesinato tipificación penal fijada en el Artículo 108º, inciso 1) del Código Penal peruano, la afectación de su castigo, será de quince años de pena privativa de la libertad y máxima de 35 años, como lo determina el Artículo 29º del mismo cuerpo legal. Si nos preguntamos, de cara a tratar de diferenciar la conducta de lucro, con el nuevo tipo penal de sicariato (Art. 108º-C, CP), diremos enfáticamente que mantienen similitud en algunos elementos descriptivos del tipo, pero, sin efectos equivalentes. Mientras que el supuesto del lucro, es el asesinato realizado por autoría directa, para obtener beneficio propio, este último, es la muerte por orden, encargo o acuerdo, para beneficio del autor material. En ese mismo sentido, la disparidad real entre la figura del lucro y la codicia, es que ambos acentúan por un lado, la forma de asesinar a su víctima, para conquistar el beneficio fructífero simple, y por el otro, un trayecto característico espiritual del autor, pero, con total plétora en su consecución opulenta, pues, ambos delitos serían perpetrados por autoría directa. Aquella guisa prudente, que mantiene el dogma básico del “Corpus Juris”, desprende de su agravante, al imponente asesino lucrativo del delito, con designio de autor directo, según sostiene las reglas de la autoría, toda vez que, incumbe también, al fundamento so orden axiológico jurídico, necesariamente incidido por un modo circunstancial, constituido en su estructura material, para recargar la pena fundada en el lucro. Siguiendo este examen, el legislador sostuvo con sabiduría, que tal imposición sustancial del Artículo 108º, sería principio aprovechable, para adecuar 133 Guillermo Haro Lázaro la peligrosa gama, que constituye la vigente concurrencia de modalidades comisivas del delito, y sobre todo, alcanzar esa serie de figuras, con rígido castigo. De otro lado, atañe también pensar, que el lucro criminal requiere hacedero discernimiento, máxime cuando el autor, comporta su viable comisión factual, obrando con intención o propósito radical, tanto en la persecución directa del fin homicida, como el de sus efectos aprovechables que atinó precedentemente en el proyecto calculador, sin más, del objetivo opulento que mostró en mente, será pues, su ventaja productiva. Por eso, el análisis que se aplica a este delito coetáneo, es determinante, sobre todo, si las virtudes abyectas que aflora el autor en su proceder, suponen asechanza accesoria en su conducta, que se torna sine qua non, para el logro apremiante del delito, por lo tanto, siendo así, la decisión ejecutiva y la disposición para matar, sería entonces, elementos vitales para la contravención que se persigue. Luego, mediante ese artificio y otros de naturaleza perjudicable, importaría arreglo tal, para encuadrar anexidad entre la muerte que se propuso y su propio interés económico, como finalidad concluyente. En una contribución antagónico, es insostenible que otras condiciones participativas, de índole cooperante se promuevan, dado que toda actuación concertante entre dos o más sujetos, solo se insertarían en el crimen organizado, por lo que, no tendría vinculación suficiente con respecto al crimen por lucro, pero, sin embargo, este alcanzaría en grado sumo, a la figura de sicariato. Es de advertir, que el rol criminal acreditado del autor, se ciñe a la búsqueda de 134 Las Figuras del Asesinato su útil retribución, mediante el cauce homicida que se propuso. Ello, indica el desempeño individual, que exterioriza en su actuar comisivo, desde el rudimento de los hechos, hasta su objetivo lucro criminal. La forma de autoría del asesino, que aquí se prioriza sin intermediario, es la modalidad directa, entonces también, el dolo de matar (ánimus necandi), debe darse, con más empuje en el delito, toda vez, que su intensión por conocer y querer la muerte de otro, hacen de su actitud la consecución de sus efectos, dirigidos al logro de lo que se quiere procurar o ambicionar. Los asesinos lucrativos del delito, hoy, aparecen como armas letales en escena, las acciones que persiguen de modo eficaz, debe coincidir, en matar a otro por beneficio independiente, sabiendo que por esa vía que proyectó, obtendría ganancia o provecho lucrativo en tiempo real. El estipendio, que pretende ostentar el autor, por la muerte deseada con vehemencia, sería dirigido sin más, por voluntad propia, que de manera motivante existen ex ante de la obra, del fenómeno lucrativo. Esto es, en primer lugar, que el ventajoso homicida, orientado a la transducción de su vivencia psíquica ya planeada, obedece al estímulo y motivo crematístico agravado, que impulsaría gran avance en la acción material, la cuestión es, que de su psique se crea la implicancia de su acción sobre la víctima y el resultado dinerario que ella dejaría. Ya que, por el instruido saber, se determina al avivado autor, como el servidor homicida de sus propios intereses, pero, a costa de cualquier víctima adinerada. Pues, ese emolumento aprovechable que precisa este autor, sería evidentemente, el punto supremo del móvil comisivo, que induciría a la 135 Guillermo Haro Lázaro consumación total del delito, dado que, para ultimar a la víctima, es perentorio la facultad de su apropiada autoría, y a partir de ello, actuar en correspondencia a su conciencia criminal. Este juicio sustancial, que deriva del aseguramiento pecuniario personal bajo muerte, determinaría la razón peligrosa del autor directo, pues, este medio empleado para alcanzar el asesinato por lucro, es el que se deduce de nuestra legislación penal, como única figura calificada de agravación. El requisito fundamental que requiere el autor, para constituir la agravante, no solo se basa en preparar o disponer con habilidad el acercamiento con la víctima, y en tanto alcanzar el provecho, sino más bien, ello, requiere actuar con ánimo lucro criminal. Entendiendo que la peligrosidad del autor, es solo complemento de su actuar, que reviste siempre su acostumbrada conducta homicida. En suma, el principio razonable de la agravante, reside pues, en apoderarse del bien mediante la muerte de una persona humana, pero, el propósito criminal planeado en la psique del autor, no constituiría presupuesto de peligro en la cuestión, dado que, solo establece deseo de ejecutar, y por ende, determina únicamente acto preparatorio del delito. Igual forma, se relaciona al imaginario propósito de apoderamiento del emolumento, pues este momento no precisa sumo interés para la Ley, puesto que, todo acto fantástico en la psicología del autor ex ante del hecho punitivo, sería acto baladí, pero, lo capital del su plan, no es, como lo llevaría a cabo, sino más bien, que forma de matar desataría el autor, obcecado por el lucro en su acción 136 Las Figuras del Asesinato nefasta. Por cierto, la Ley, frente al usufructo que se obtuvo del crimen, no precisa monto profuso, solo moderado, ya que la cantidad pletórica de fortuna, alcanzaría sin duda, la codicia. En ese curso, también se estimaría decisivo, que la víctima preferida por el autor, ostente condición inevitable de patrimonios, debiendo este estimularse por ello, para alcanzar calificación idónea en su perpetración material, además, la acción trascendental que solo busca la Ley, es la ejecución mediante el móvil de lucro. Sin embargo, la posición de su acto criminal, tendría su finalidad en el estímulo remunerativo, sabiendo que al rematar su obra deseada se apoderaría del lucro. Pues lo cierto es, que ello, debe coincidir, en que el lucro, produciría el curso homicida a seguir como causa de su plan reprochable, y esto representaría, símbolo del acto motivacional, necesarios para los efectos del fin buscado. La adopción ejecutiva del lucro que predispone el homicida, se exterioriza con vil sentir criminal y desprecio por la vida humana, su satisfacción de causa material, se orienta al cumplimiento del estímulo, que se resume en la conquista ganancial. De ello, se tiene que el resultado lesivo del bien jurídico de otro, planificado antes del fenómeno delictivo, sería motivo determinante para ese provecho crematístico, pues, si bien, todo incumbe a la actuación ideológica del autor, como se alegó anteriormente, entonces, ello daría lugar a la construcción factual de su estrategia criminal, estructurada en precipitar el hecho punible, con excesiva minuciosidad en la forma de realizar el delito, es decir, llevado a cabo detenidamente, de modo tal, que logre una muerte precisa, ya que su acto fijado en el interés de manera individual, sería conducente en el asesinato de una vida 137 Guillermo Haro Lázaro tutelada. Por tal trascendencia primaria, ello no solo se trata de un sencillo afán homicida para lucrar con la vida de otro, sino, que lo indigno del autor es, el instinto dañoso, que exterioriza con poder ejecutante sobre su víctima, tan solo por dinero, pues, ese modo criminoso encaminado, es exactamente el reafirmante que embarga indignación, por el sacrificio de la vida. La estimativa pecuniaria final que se impuso este autor, como retribución por el crimen obrado, en congruencia lógica, no sería ajeno en sentido símil, al comportamiento del autor codicioso. Porque más cruel, es aquel que encierra maldad en el estado de ánimo, para utilizarlo en lo discurrido, que el propio asesino, que mata con displicencia, sin tirria, ni repugnancia, o desprecio. Este autor directo o material, como impulsador del crimen es el realizador del asesinato de esa vida humana, no mantiene motivo alguno para ejercer el camino de muerte contra la víctima, solo actúa a título de dolo directo indeliberando su voluntad por móviles de lucro, los sentimientos en el momento preciso de la ejecución homicida, carecen de odio o rencor. Además, es el que ejerce influencia sobre sus propias exigencias, para actuar con premura en respuesta del móvil por lucro que este mismo se adjudicó. También, esta configuración delictiva se funda desde el acuerdo psíquico que mantuvo en su ser, hasta la concreción del negocio que construyó y se obligó a cumplir, por eso, este asesino del delito, imputado hoy como el “homicida aprovechado” recibe su propio beneficio a causa de la muerte, que premedito con antelación. 138 Las Figuras del Asesinato Así, pues, aunque no se precise de manera expresa e independiente, en la disposición legal de las circunstancias de la acción típica, del Artículo 108º inciso 1), de nuestra Ley punitiva, queda sobrentendido, la dicción “(…) el que mate a otro por lucro (…)”, para denominar solo al autor directo o asesino (el que mate), y la víctima (a otro), pero, al referir la terminación “por lucro”, ello, debe comprender toda causa provechosa que se origina de la psique personal avivado por su voluntad criminal hacia el lucro. Por lo tanto, la sinopsis pondría de manifiesto, que el móvil del hecho punible se funda en la consecución o logro del beneficio que se pretende, sirviendo ello, a propósito para tales efectos de cumplir el fin criminal. La implicancia del sujeto activo en el hecho lucrativo, indica específicamente su condición de autor, acreditado en su persona como el causante de la actuación directa, dado que, su aporte criminal, es elemento suficiente para orientar la consumación del delito. Bien se conoce, que la Ley penal, contribuye en la información esencial, respecto de la categoría basadas en la muerte lucrativa, no obstante, la forma individualizada del concurrente para este tipo penal, mantiene relevancia primordial en la causa criminal, sobre las cuales vinculamos, al autor material o directo del hecho. Su calidad de causante y los diferentes modos de estructurar la perpetración en el ilícito punible, se distingue objetiva y subjetivamente, con arreglo al curso de su voluntad homicida, incitado por el lucro. Luego, en ese orden jurídico instituido, podemos distinguir el alcance siguiente: a) El autor material o directo del asesinato por lucro 139 Guillermo Haro Lázaro Debemos entender por autor material del delito de asesinato lucrativo, al sujeto que realiza la acción directa del asesinato, mediante plan inicuo con intención lucro criminal aprovechable, decidido a encaminar de manera individual, la destrucción injusta de la vida protegida de otro y la consecución del bien crematístico. Su actuación bajo prognosis del hecho punible, facilitaría la incurrencia para adecuar su conducta en contra de la víctima y alcanzar el apoderamiento del lucro. Por último, es el ejecutor del asesinato, que a causa de su elaboración planeada, puede obtener una compensación económica, que este decidió fijarse por esa muerte, durante los hechos preparatorios. Sin más, es el sujeto activo del delito, que posibilita su finalidad al provecho dinerario, de cara a concluir su propósito criminal. Pues, de lo que se colige, este notable fundamento sustancial, sería la validación afincable, que mantendría este autor de la causa, en razón, a que su facultad intencional, tiene su manifestación en el acercamiento de personas para crear un acto independientemente compulsivo de su estímulo por el dinero, para beneficio propio. Todo ello, dirigido al propósito criminal, para fijar independencia sumamente imperiosa, entre la acción homicida y los efectos resultantes que se buscan con el lucro. En virtud del cual, la Ley penal peruana que se imparte hoy, ha incorporado sabiduría en su precepto eminente, sobre todo, del principio de “autoría”, que se estima idóneo, para reforzar nuestra postura. De esta manera, es básico descollar la forma de intervención voluntaria sine qua non, 140 Las Figuras del Asesinato que se encuentra en el contenido material de la acción punible, de acuerdo al siguiente orden normativo: a) LA AUTORÍA “Artículo 23º del CP.- El que realiza por sí (…) el hecho punible (…) será reprimido con la pena establecida para esta infracción”. (…) Quedando claro entonces, que la notoriedad de las afirmaciones vertidas, se desprenden de disposiciones jurídicas emanadas legítimamente, para validar el examen planteado, toda vez que, los efectos establecidos fundamentalmente determinan al autor como el quebrantador del delito. En tanto, la denominada actuación directa, constituiría ajuste juicioso de la Ley en vigor, que abarcaría intrínsecamente una autoría objetivamente reconocida, para predominar el criterio de lo legislado, pues, en ella, revela enfáticamente al autor que configura el hecho punible, conocido como aquél que domina su propia acción típica. Esto profundiza aún más, ya que la teoría coetánea del dominio del hecho, ratificaría la posición criminal del autor que mantiene tal facultad fáctica y en consecuencia, es el que estructura la acción de forma adecuada, pues, este reconoce que tiene esa disposición real en su poder. De allí, que el autor del delito por lucro, ofrecerá una voluntad criminal directa en el curso de su acción, pero, ello admite imperiosa imposición de la Ley, para ser alcanzado por su condición de tal, en el hecho punible. 141 Guillermo Haro Lázaro § 25. Agravación de la acción por lucro El fundamento del castigo rigurosamente grave, se encuentra en el mayor reproche que merece quien mata por un puro interés27. Pues, frente a ello, se adujo precedentemente, que no solo trata de censuras extremas en la forma de conseguir ganancia bajo ánimo de matar a otro, sino, que la trama seguida desde la acción hasta su resultado por el autor directo, lograría también peligro en grado sumo, que regula el tipo penal de asesinato por lucro. La sustancia del elemento accidental, que anexa el homicidio calificado por lucro, constituye gravedad máxima en su perpetración criminal. El estímulo para incurrir en esta modalidad circunstancial del delito, tiene su origen en el beneficio económico del lucro, dado que, el arreglo gratuito para alcanzar mediante sus ideas criminales, que planificó el autor directo con antelación al hecho punible, sirvió de base para encaminar su delito. La maniobra del dominante lucro homicida, es aflorada por el asesino que busca su propio beneficio, la aceptación de vil actor del iter criminis, supone modo determinante para asumir la muerte injusta de otro, y la consecución de una cantidad crematística no copiosa. Como ya es sabido, este ejecutor, revela apetencia por la muerte de su objetivo, conduce también, el proceder criminal sobre la base de su proyección antelada, eso dirige a que de manera consciente y voluntaria admite el rol ejecutivo sobre el sujeto pasivo, so monto pecuniario que se atribuyó. Respecto del valor monetario o precio ya examinado, este puede fijar cantidad exigua y no cuantiosa, dado que, se tornaría banal, sin _____________ 27. González Rus, Juan José, El homicidio y sus formas, en curso de Derecho Penal español, Tomo I, pág. 69, Editorial Marcial Pons, Madrid-España, 1996. 142 Las Figuras del Asesinato modificar la culpabilidad del ejecutor. En realidad, es de acentuar que, en el acto consumativo, el propio ejecutor mata sin sentir deploraciones. Pues, la Ley, ante tal conjetura, considera que el estado motivador por el lucro que le precede al autor directo, sería fuerza esencial en la manifestación de su intensión criminal, bajo conveniencia ideal propias del autor, pero, aquello, debe siempre incluir para sus efectos, fruto compensatorio dinerario, y por esa vía, también el brote de la agravante. En esta percepción, puede el autor directo entonces, actuar en la creencia que su asesinato será reconocido y recompensado, solo cuando concluya el delito que él se designó, visto que, pudo prever con anticipación, posibles situaciones frustrantes, que haya generado cierta inestabilidad en su conducta. Lo que colegiría, deducción trivial en las pautas vertidas, que hacen inalcanzable la calificante de agravación por lucro. Por eso, la imperiosa gravedad del hecho, reside en la exigencia propia del lucro, toda vez que, en ella asegure la muerte recompensada, conociendo que el autor del acto directo, conlleva ambiciones en su propósito criminal. Esto asiente, que el rol representativo discernido del acto, se encuentra subsumido en los actos preparatorios. Sin duda, los preclaros fundamentos del usufructo ex post, debe imperar en el ejecutor, accidente predominante de su comisión material, ello, importaría intervención independiente, en la orientación para el cumplimiento de la muerte, y hacerse dueño de la ganancia que se prometió. Otro aspecto esencial, es que el fondo de su intencionalidad, ha de ser, un patrón criminal con fines de lucro, estimando 143 Guillermo Haro Lázaro que, la base de su naturaleza pecuniaria, se estructura en el interior del beneficio remuneratorio obtenido. Además, la ventaja que alcanza el autor directo, no atribuye causa originada por la muerte de la víctima, sino que ello, se debe más bien, al insensible acto de asesinar, dado que, su indolente forma y frialdad de producir la muerte, es lo que se torna primordial. Pues, un caso insuficiente sería, que la víctima muera de infarto, sin que su ejecutor lo haya perpetrado, solo para lograr el beneficio pecuniario ambicionado. Si bien la Ley, requiere para la estructuración del asesinato por lucro, un provecho económico que promete ganancia, para el sujeto activo, y concluya en una causa material, ello entonces, presupone las circunstancias peligrosas que se encuentran en el lucro. Determinando según análisis preciso, el lucro al que alude la Ley en su precepto, es sin duda alguna, la figura que representa el “beneficio cruel”, del propio autor directo. De ese modo, debe reconocerse que, al proferirse del asesinato por lucro, estaremos ante un hecho punible aprovechado por su ejecutor, que coincide como autor beneficiado por su acción. Es el que se incita a la promesa de su propia ganancia por la muerte de otro, y en definitiva se precisa como el que, dolosamente determina el crimen de forma individual, con lucidez para obrar y consciente de sus efectos, desde la iniciación de sus ideas criminales en la psique, hasta la consumación total de los hechos, siendo así, entonces, este autor incrementaría gravemente su castigo, como mandato de reprensión por su acción abyecta, ante la Ley. Las Figuras del Asesinato inserta en el Derecho penal, la formalidad técnico jurídico, que detalla la posición del asesino o autor directo de cara al supuesto de muerte por lucro. Pues, este acto antijurídico ilustrado, se transforma en una modalidad perpetrante lucro criminal, de intereses propio del sujeto activo, que sólo persigue con afán el asesinato de la víctima designada por el mismo ejecutor, delito que, alcanzaría origen en la agravante, sin desconocer a propósito de su calidad de autor directo. Lo real es, que la agravante atiende puntualmente a hechos crematísticos de índole homicida, el objeto debe siempre dimanar por causalidad concreta, un acto independiente, proyectado al hecho punitivo. En otras palabras, entender que el solo plan con fines de matar para lucrar, ideado por el sujeto activo, atribuye un acto preliminar que ante la Ley penal carecería de condena, en razón, a que todo acto preparatorio ex ante del hecho, debe necesariamente seguir ex post, los efectos de resultado material, para considerar su configuración penal. Sin embargo, es imprescindible que, el asesinato por interés, encuentre la realización de la acción consumativa en la muerte, pero, no en la ganancia que obtendría por esa muerte. La auténtica perpetración empieza, cuando el autor pone de manifiesto los actos ejecutivos del asesinato, y no en las acciones preparatorias. Por último, el vínculo causal para este delito, reside en el interés de matar por precio (móvil) y la muerte ejecutada como efecto resultante (medio). La tentativa del asesinato por lucro, se admite, toda vez que, el medio encaminado, posibilite eficazmente el propósito consumativo del crimen ideado por el autor. Finalmente, el estudio prolijo del delito en tratamiento, se 144 145 Guillermo Haro Lázaro Las Figuras del Asesinato § 26. Factores del beneficio económico en el asesinato por lucro se obtiene utilidad o provecho después del acto criminal, y, la firmeza de su persecución atañe a la Ley penal. En el asesinato por lucro, la concurrencia de factores primarios del tipo, se determinan factibles, tanto la acción como el resultado, la existencia del fruto o beneficio, como componente sustancial del hecho, es apremiante en la estructuración del delito. Su proposición personal y el desenlace fatal, se desprenden de lo planificado por el autor, ya que, el fin principal es obtener el beneficio económico deseado, pero, este debe imponer que se consiga mediante la muerte de otro. Pues, este beneficio que se alude, no solo puede ser determinante para la configuración del asesinato, sino que además, considere al autor directo, beneficiario como causa de su acción criminal premeditada. Siendo así, ello, puede detallarse en el siguiente orden: En la figura de asesinato por lucro, impera siempre la ganancia o provecho remunerativo obtenidos por el autor como resultado pleno del asesinato de la víctima, pues, esa consecución ventajosa de sus intereses, sería precisamente el acto determinante en la consumación homicida. La Ley, de cara al supuesto de lucro, germinaría su persecución penal, para encontrar la transgresión homicida del autor por móviles del lucro, acto motivante que constituye gravedad en el hecho, pues, ese proyecto causante del crimen, es el que pretende encaminar este asesino, pese a lo regulado por la Ley, se obliga aun así, continuar hasta su final ambición, con premura a perpetrarla, porque ello, es debido al poder sumo del estímulo y la motivación, que revela fuerza en el provecho económico del monto relativo, este acto entonces, liberaría un deseo desenfrenado en el autor, solo por el dinero, y no, por la propia muerte. En tal deducción, se definiría como un sujeto carente de sentimiento, frío y calculador, que mata únicamente por el logro de su propósito beneficiador. Por eso, los efectos resultantes del lucro, que se aluden por la muerte (el beneficio), será precisamente la forma agravante descritas en la Ley, y en tanto, concluyente para encuadrar la conducta punible del lucro. a. El beneficio o provecho determinante del asesinato b. El autor como beneficiario de la muerte ocasionada a) El beneficio o provecho determinante del asesinato Es conveniente, para mejor discernimiento del tema, comprender por beneficio propio en el delito por lucro, todo bien relativo, que se produce o recibe como causa de muerte, siendo este bien satisfactorio, de utilidad necesaria para el asesino. Así, puede colegirse también, como el provecho o remuneración material, por la obra criminal realizada. Bajo este examen, el beneficio en un criterio positivo, supone el principio fundamental y determinante del delito, es el móvil que exacerba gravemente las circunstancias cometidas por el autor. Del beneficio o lucro, 146 Sin más, el provecho lucrativo que procura el ejecutor, es la razón juiciosa para fundamentar la acción grave, ex post del asesinato. Sin embargo, a nuestro entender, esa muerte producida por el autor, fue considerada como la traba que impedía el camino hacia el resultado beneficioso ya 147 Guillermo Haro Lázaro Las Figuras del Asesinato planificado, el cual hace necesario su exterminio, sabiendo que por ese curso, sería aprovechable alcanzar el lucro que buscaba. Por último, el bien apoderable, debe derivar también de elementos materiales, como se dijo en inicios del tema, pudiendo ser estos, tanto muebles como inmuebles. Los bienes muebles, serán el pecunio o la herencia dineraria parentelar, es decir, los de fácil acceso y traslado para el asesino, los bienes inmuebles, se atribuye a casas y terrenos, donde la venta o transacción de estas, dejaría fructíferos dividendos. Pues el aprovechamiento de estos bienes, podría estimarse entonces, algo parecido al delito de robo Artículo 188º CP, pero, no igual, dado que su acción la dirige “al apoderamiento ilegítimo del bien (…) ajeno para aprovecharse de él sustrayéndolo del lugar en que se encuentra, empleando violencia contra la persona (…)”. De modo similar, en la figura del lucro, el autor se apodera del bien crematístico, para buscar aprovecharse, empleando medios que por su eficacia hacen posible la muerte de otro, siendo necesario este cauce de resultado criminal en el logro de su configuración penal. víctima. Su protagonismo en el hecho homicida, acarrea no solo la conquista económica de su propio interés, sino más bien se le reconoce como el autor favorecido o adjudicatario en lo crematístico, que resultó de la muerte planificada con antelación. Este beneficiario de la muerte, opta siempre por víctimas con poder adquisitivo relativo, pudiendo ser incluso su cónyuge, pareja, conviviente o una amiga, abarcando ello, el plano sentimental, pues, otras categorías también se presentan con gran similitud en los sujetos perpetrados del tipo penal por codicia, pero, sin profusión de riquezas. En conclusión, para llegar a esta fase del delito, es evidente que el sujeto activo, debió seguir definitivamente el curso del iter criminis, sin encontrar dificultad alguna en su perpetración criminal, pues, como se manifestó de forma precedente, esta actuación homicida que se ha encaminado con eficacia, se subsumiría entonces, en la culpabilidad suficiente, para alcanzar la agravante en calidad acreditable de autor directo del homicidio calificado en la modalidad de lucro, todo ello, en respuesta de su actuación voluntaria en el hecho homicida. b) El autor como beneficiario de la muerte ocasionada La concurrencia de la circunstancia por lucro, comprendida en la Ley, supone un hecho concreto, en el plan del propio beneficio económico del autor a causa del asesinato de otro, pues, aquí no existe pago por terceros, sino solo, el beneficio que el autor directo obtendrá por aquella muerte, a propósito de su plan ideado. Pues, la voluntad de su proyecto ambicioso y el deseo de apoderarse del dinero de la víctima, no son presupuestos de tipicidad, sino más bien, estas se consideran deseos in concreto, ya que solamente aportan inclinación vehemente del crimen. Propiamente, la norma no legisla esta figura en base al sentir del autor, Es requerible, para el tipo penal lucrativo, la intervención homicida de un autor directo, su concurrencia en el delito es vital, dado que, la esencia criminal de su conducta manifestada en el hecho punible, obedece al ejecutor de la muerte por lucro. La peligrosidad de su acto inhumano, alcanza gravedad exacerbada, en el cumplimiento de su plan homicida remunerado, la ganancia o el provecho dinerario, son su mayor afán, pues la muerte que realiza, es perpetrada sin sentir conmiseración por la vida de su 148 149 Guillermo Haro Lázaro sino, ello debe basarse en su acción determinante, para conseguir provecho lucrativo mediante la muerte de otro. El término lucro empleado por nuestro código es más lato, que los términos "precio" o "promesa remuneratoria" que emplean otras normativas. No obstante, el asesinato por lucro se traduce en el medio para complacer el interés económico del ejecutor, y por ende, se subsume en dos elementos constitutivos vinculados entre sí, mientras que el móvil, es el motivador del interés económico y estímulo esencial en la muerte de la víctima, el medio fijará la muerte por el beneficio lucrativo, de forma tal, que se presente la relación de causalidad entre el interés de matar por lucro y la ejecución de la muerte como resolución deseada. Dicho esto, el asesinato bajo móvil de lucro, nos lleva a comprender un proceder criminal ejercido so “animus lucri faciendi gratia” que significa, considerar como propósito de enriquecimiento, ganancia económica, provecho o ventaja, para determinar la actuación especial del autor material. En consecuencia, a los principios jurídicos examinados, se reconoce que existe gran controversia en el tratamiento del delito respecto del acto ejecutivo y específico del autor directo; pero, como podemos ver, nuestra labor como juristas en la investigación de las ciencias del derecho penal, no sólo consiste en la elaboración de un tratamiento sólido y eficaz del delito, sino, que permita al juzgador tener un alcance real de las herramientas adecuadas en los supuestos de lucro, a fin de poder aplicar con mucha coherencia una actuación procesal impecable. 150 Las Figuras del Asesinato § 27. El asesinato por lucro en grado de tentativa El crimen por lucro también admite la tentativa, la Ley exige para configurar su tipificación, que el autor directo, siga el curso homicida absolutamente integro por voluntad propia, dado que el medio empleado haría posible por su eficacia, la consumación del asesinato. Siendo que, por situaciones impropias a la voluntad del autor, se frustra la consumación homicida y esta víctima no muere en el suceso de la fase final. Bajo este aserto jurídico, la tentativa abarcaría formas disímiles en su frustración homicida, que comprende un delito malogrado en el intento, sin encontrar efectos resultantes en la materialidad del delito que se deseaba perseguir, pues en este acto sin corolario criminal, el autor encontraría grado tal de culpabilidad, alcanzando solo penalidad menor, determinada por el juzgador de la causa, ya que, sus secuelas ejecutadas no alcanzaron el deceso de la víctima o si logró la perpetración homicida, el caído no murió. Conforme a ello, vale decir que, con los actos ejecutivos previos a la realización del asesinato, se funda la acción de matar del autor, pero, sin lograr la muerte del sujeto pasivo, lo que estribaría grado sumo, para atañer máxime en el tipo base del delito. Siendo así, la acción homicida del ejecutor, infligido por voluntad propia, constituye el curso criminal que determinaría su perpetración, como auténtico autor material del hecho. Pues, este autor directo, no tomo en consideración las causas imprevisibles del intento doloso, que a toda luz tendría solamente competencia en el delito interrumpido. 151 Guillermo Haro Lázaro Concluyendo, es requerible que el supuesto tentado de asesinato por lucro, abarque las acciones sucesivas del delito, que obedece a las fases seguidas en el iter criminis, ello, añadido, complementaría el concepto capital, para fijar la tentativa acabada, toda vez, que la obra encaminada por el autor directo, sigue el curso criminal externo que la Ley exige, sin efectos resultantes en su producción material. La frustración específica, en respuesta del propósito criminal seguido por el autor material, señala causa malograda o no lograda, respecto de su resultado final. Entendiendo, que su afán primario por el lucro, encaminaría su acto, sin prever el surgimiento inidóneo en la muerte intentada. Además, la voluntad y el deseo de asesinar, bajo empleo de medios idóneos en el brote del evento, fueron revelados con un solo objetivo homicida. Pues, de ello, existe convicción plena, ya que, si los resultados que pretendió alcanzar el ejecutor del hecho, no concretaron su intención lucro criminal, entonces, es de evidenciar la manifestación de otra figura penal imprevista, en respuesta solo hasta los efectos intentados que logro, y al no revelar producción homicida, tampoco puede haber apoderamiento de lucro. Por tanto, este fundamento, nos hace comprender que produjo una dicotomía opuesta entre la frustración y el delito mismo, porque mientras el delito por lucro se llevó a cabo hasta la parte subjetiva, la tentativa del delito, siguió pero no culmino lo subjetivo. Es de manifiesto, que la disimilitud estriba en la intencionalidad del ejecutor, y, es exactamente la que pretende diferenciar el supuesto de lucro, pues ello, a propósito, también alude a la parte objetiva. En este sentido, el grado calificador del juzgador de cara a 152 Las Figuras del Asesinato la tentativa terminada, aplicaría disminución prudencial de la sanción penal, dado el peligro inherente al intento y el nivel de ejecución alcanzado. § 28. El desistimiento del ejecutor en el asesinato por lucro La dogmática penal peruana, en su Artículo 18º, contempla el desistimiento voluntario del ejecutor, lo que oportunamente correspondería a la renuncia de proseguir con su voluntad criminal que había iniciado, pudiendo determinar suspensión, en un punto de equilibrio ex post a los actos preparatorios, sin efecto homicida. Ello, debido tal vez en sentido figurado, a una rectificación voluntaria, que fluyo en el comportamiento del autor, para inhibirse del curso homicida de la víctima, por causa estimulante del móvil lucrativo. Así, se tiene también, la imposibilidad de ejecutar o conseguir los actos ejecutivos, previos a la consumación de la víctima. Sin embargo, el proyecto lucrativo que planificó el autor, con antelación mediante muerte de otro, fue decisivo para encauzar el delito, toda vez que, constituiría forma punible distinta, solo, si la deliberación reflexiva de las consecuencias fácticas, no pretenda alcanzar suficiencia material. La acción y el resultado, de la abdicación potestativa en la continuidad y producción material del autor, debe comprenderse, como la interrupción por motivos impropios a su voluntad. Pues, sobre el desistimiento voluntario de proseguir con la acción ejecutiva del delito, la Ley es precisa, ya que, esta aflora a partir de los actos previos a la realización del asesinato, es decir después de la 153 Guillermo Haro Lázaro previsión intencional de los actos preliminares, que condujeron a la meditabunda reflexión del autor. Siendo de esa guisa, el arrepentimiento persistente de su rol material, impediría entonces, que se produzca el resultado homicida, y por ende, se construya solo un cauce enmarañado de su conducta. Infiriendo así, castigo inevitable de la Ley para el sujeto activo, únicamente hasta las acciones ejercidas por voluntad propia, aun aquellas que, revistan gravedad o erija cualquier modo de índole penal. En efecto, el arrepentimiento provocado por el asesino, descubre sólido fundamento en la decisión que su criterio frustrante le impone, ya que, en su condición de autor directo del crimen, es inaceptable, atribuir la abstención de su acto a la conciencia moral. Piénsese, que ello es contradictorio, porque la amoralidad en los asesinos es inmutable, y en definitiva, adolece de percepción real de ética alguna, pues, por eso, no intuye en su ser la conciencia moral. Así, de las críticas controvertidas, también se aduce que, esas formas inidóneas de ejecución, serían causa alcanzada por el desistir espontáneo del autor. Ello, no dista que la peligrosidad, originada ex ante, dicho justamente de la misma voluntad propia del ejecutor, con facultad al entendimiento de su delito, pudiera estimar suma gravedad en el curso criminal. Empero, se puede asentir, que la conducta sobre el cual alude este autor, tuvo su “esencia penal” en la trama emprendida, hacia la muerte por lucro. Lo que pretendería, hacer idóneo en sus inicios, para diseminar su obra bajo cálculo causal, sería inadecuado, entonces, al emplear otra técnica extraordinaria contrarias 154 Las Figuras del Asesinato a la Ley en la corriente criminal, ya que, el recorrido que sigue dicho acto, debe considerar impunemente ex ante y ex post, respectivamente. Por último, aquellos actos perpetrados por el autor fáctico que fueron fructíferas o inidóneas, por razones de arrepentimiento, será materia analítica, propiamente competitiva del juzgador. § 29. El asesinato por placer El tipo penal por placer, debe entenderse la muerte provocada mediante fruición agradable de complacencia, que el autor revela en el momento de la ejecución contra su víctima. El placer, es la causa fundamental de este delito, pues su acto, abarca satisfacción o goce que se manifiesta como algo agradable en el proceder del autor, continuamente cuando produce la muerte de otra persona. El móvil de placer, como acto esencialmente motivador, que estimula el impulso de perversidad en el autor, exterioriza circunstancia extrema de peligro en su conducta, aun, cuando en la muerte que este engendra, no por la inclinación de asesinar, sino por las ansias de experimentar un placer morboso en la muerte que causa, de manera tal, que este autor no mata por motivos externos dirigidos a estimulaciones de tirria, venganza o intereses personales, que nada debe depender de esta forma motivacional, pues lo real, es que solo busca sentir placer al ocasionar la muerte de su víctima. A nuestro entender, esta Ley comprende al sujeto capaz de producir la muerte de otra persona, mediante impulso de perversidad excesivamente cruel, que constriñe una ejecución criminal con fiereza. La forma de subsumir su 155 Guillermo Haro Lázaro deseo y satisfacción, atañe un extremado placer enfermizo de manera precisa en su aplicación, pues, lo básico es, el empleo esencial de los principios conductivos, que se sigue para mostrar un afecto intenso de la perturbación mórbida, en el instante de la materialidad homicida. El hecho punible por placer, como realidad problemática, aunque con muy poca frecuencia se viene desarrollando en la actualidad delincuencial, constituye una modalidad homicida extrema en la figura de asesinato, su análisis jurídico penal, se ampara conforme lo establece el Artículo 108°, Inciso 1), de la Ley, castigando con quince años de pena privativa de la libertad a los autores que concurran en la agravante de asesinato por placer, pudiendo incrementar la pena con una máxima de 35 años. Además, la norma punitiva, exige para su configuración típica, que la destrucción del bien jurídico vida humana inspire goce o deleite, en la actuación fáctica, debe también revelar una conducta brutalmente perversa o lenta, refinada e intencionada con premeditación. De forma que, se precise la ejecución material de la víctima, como el medio para alcanzar un sentimiento deliberado de agrado y satisfacción en el autor; quedando establecido que el placer siempre será la motivación de la muerte en este delito. Sin embargo, este proceder de deleite por asesinar, implicaría de todos modos una condición cercana a la necrofilia del autor, siendo lo más acertado que se le atribuya rasgos de personalidad psicopática, como un patrón de conducta al momento de ejecutar la acción homicida. Por lo genérico, en el asesinato por placer, estos homicidas disfrutan del sufrimiento de la víctima cuando 156 Las Figuras del Asesinato asesinan, hacen de los goces de complacencia y satisfacción su mejor proporción que ello le acarrea, pudiendo exteriorizar también, intenso placer cuando asesina con lujuria, apetito pletórico y desordenado por el deleite carnal. Procura distintos placeres contra su víctima, o, en otros casos, este psicópata busca deleitarse perpetrando un hecho sangriento, para satisfacer su necesidad desenfrenada, observando el intenso fluido de sangre de brota de las heridas mortales que le produjo a su víctima, así, como el goce cuando terminaba su vida. En virtud de lo precedido, es notorio que el comportamiento psicopatológico adoptado por el victimario, se ubica en una escala criminal sumamente execrable, donde asesina solo para sentir un placer agradable sobre otro ser humano, ello debe precisar, un experimento de mayor placer, fundado en la intensificación de la punibilidad, al igual que la ferocidad, por eso, este supuesto se comprende como agravación apremiante dentro del tipo penal de asesinato. En realidad, creemos que esta modalidad comisiva resulta un caso muy controvertido, en razón a que el autor del hecho homicida, actúa bajo conducta patológica y obsesivamente morbosa por la muerte de una vida que la Ley tutela, sin embargo, se debe considerar que el protagonista en este delito es un psicópata que asesina sin motivo alguno. Siendo ello, peligro imperioso de transfiguración social coetánea, por esas circunstancias, hoy se aprecia con amplitud, una doctrina ducha en las ciencias de la criminología, incluyendo la “ANTROPOLOGÍA CRIMINAL” y la “SOCIOLOGÍA CRIMINAL”, que con especial énfasis, vincula la investigación criminal y la tipología científica 157 Guillermo Haro Lázaro penal para examinar los casos de asesinatos. En este mismo orden, debe conocerse también, el INSTITUTO DE PSICOPATOLOGÍA FORENSE CRIMINAL DEL PERÚ, que se encarga del reconocimiento o peritaje psicológico, su fin, es el de someter y determinar el grado de psicopatía que manifiesta el autor del delito. Se le reconoce a esta institución, por el logro de sus objetivos, como la conducta criminal de los sujetos incriminados, el perfil victimológico en la investigación criminal, el estudio y análisis de los diferentes tipos de delincuencia, delitos y delincuentes, la aplicación y desarrollo de protocolos de investigación criminal avanzada, el desarrollo y defensa forense del informe pericial policial y otros; reconociéndose, como una entidad que va más allá de los motivos externos, involucrados en el mundo subjetivo del homicida. § 30. Las causas de inimputabilidad en el asesinato por placer Examinando este tratamiento monográfico, se sabe que todo autor del hecho, antes de su acción criminal, debe necesariamente encontrarse comprendido en la materialidad del asesinato, este sujeto activo, es el que actúa bajo conducta consiente y voluntaria sobre la víctima, para considerar la base sobre la cual descansa toda la estructura del delito. Pero, en antagonismo sustancial a ese comportamiento legal vertido, existe también, otro sujeto con problemas de conducta psíquica, que posibilita la acción para desatar el resultado homicida como lo exige la corriente del iter criminis. Sin embargo, esta acción con efecto material alcanzado, no se adecúa al tipo penal por placer, dado que, la inimputabilidad del sujeto perpetrador, 158 Las Figuras del Asesinato revela condición insuficiente y excepcional, pues solo los sujetos que mantienen tal calidad, reciben un trato especial como consecuencia de su proceder, basados en la esencia de la Ley, precisada en el Artículo 20°, que dice: Está exento de responsabilidad penal: Inciso 1) “El que por anomalía psíquica, grave alteración de la conciencia o por sufrir alteraciones en la percepción, que afectan gravemente su concepto de la realidad, no posea la facultad de comprender el carácter delictuoso de su acto o para determinarse según esta comprensión”; siendo necesario garantizar el desarrollo de su patología en un centro especializado. Sin embargo, este vicio mental puede excluir la capacidad de entender y de querer, especialmente en la carencia del uso de sus facultades mentales, la insuficiencia de la inteligencia y la grave perturbación de la conciencia, que por consiguiente, se presume hasta que se demuestre la existencia de alguna patología psíquica. Otra causa de inimputabilidad en el sujeto activo, corresponde al asesino menor de 18 años, quien actúa con premeditación, realiza la ejecución material de su víctima, para la concreción so circunstancia agravante de placer. Pues, sobre ello, estos asesinos juveniles por su condición de menores, también son expertos perpetradores al igual que los mayores de edad, visto que, pueden encaminar la modalidad criminal adecuadamente, para lograr el encuadre del hecho criminal por satisfacción con suma disposición. Pero, ello contradice la obra, al no encontrar punibilidad en su acción, debido a que, los menores de edad adolecen de capacidad para infringir leyes penales, por lo que no alcanzan imputabilidad en su proceder. Por este argumento de inimputabilidad, nuestro Código Penal 159 Guillermo Haro Lázaro establece en el Artículo 20º, Inciso 2), exonerar de responsabilidad penal al autor del delito menor de 18 años, paralizando el acto procesal de toda acción condenatoria, aunque sea éste, autor directo que llevó a cabo la acción criminal, con empleo de elementos subjetivos para la configuración del delito. Asimismo, el juez de la causa determinará la imposición de una medida socioeducativa de internación para el “ADOLESCENTE INFRACTOR DE LA LEY PENAL”, señalando que conforme al Artículo 195º, del Código de los Niños y Adolescentes, sobre “Infracción agravada”, se establece lo siguiente: “Si como consecuencia de las acciones (…) causara la muerte (…), la medida socioeducativa de internación será no menor de tres ni mayor de seis años para el autor, (…) o coautor del hecho”. De modo similar, el Artículo 183º, del mismo código de menores decreta el acto infractor, sustentando un criterio dogmático en forma general, para definir que: “Se considera adolescente infractor a aquél cuya responsabilidad ha sido determinada como autor o partícipe de un hecho punible tipificado como delito o falta en la ley penal”. En consecuencia, al autor inimputable del asesinato complacido, no solo le faculta los privilegios exentos de culpabilidad que le otorga la Ley penal por minoría de edad, sino que además, obtiene de otro código especial la aplicación de medida socioeducativa de internación. Pues la finalidad de todo, se basa en la exigua consideración que mantiene la Ley penal vigente para ejercer poder sobre el adolescente infractor de la Ley, delegando firme autoridad 160 Las Figuras del Asesinato solamente al Código de los Niños y Adolescentes, con el afán único de ejecutar el tratamiento de privación de la libertad no menor de tres, ni mayor de seis años, siempre que se compruebe la participación del adolescente, como autor material del asesinato complacido, regulado por la Ley penal. En este sólido aporte, se sostiene entonces, que los jóvenes adolescentes mayores de 14 y menores de 18 años, son los que se encuentran expuestos para sopesarlos como sujetos activos en la realización reprochable de un delito. Además, el sistema de justicia del adolescente infractor, se encarga de dirigir la rehabilitación y el encauzamiento de su bienestar. § 31. Los fundamentos de incriminación en el asesinato por placer Matar por placer o puro gusto, supone un modelo criminal que no se ajusta a ningún proyecto o elaboración creado en el autor por el cual tenga que matar, lo cierto es, que el autor no ha premeditado la muerte de una determinada persona a quien no ha identificado ni conoce, pero sí, puede premeditar la forma de ocasionar la muerte de cualquier persona, para que esta muerte le produzca un placer morboso sin que sea necesario el empleo de mayor violencia28. Pues, la Ley no precisa nada al respecto, solo se sabe, que este sujeto asesina sin razón, ya que, su interés imperioso de matar por placer, se sitúa fundamental para coincidir solo en la sensación y complacencia que revela en el momento exacto de la muerte. Su gozo experimental, al ejercer poder de cara a la muerte de otro, produce en su ser, excesivo regocijo y satisfacción, aún más cuando _____________ 28. Haro, op. cit., p. 162. 161 Guillermo Haro Lázaro observa el manar sangriento y el desfallecer del ultimado. Sobre este acertado análisis, se conoce que todo proceder consciente y voluntario, radica siempre de un trayecto motivacional con antelación al hecho criminal, lo que no sucede en este caso, pues, esta acción de sentir placer por la muerte, no es más que el móvil como base primordial del elemento subjetivo de su crimen, que incita el ánimo de querer la muerte sin calcular preparación alguna, solo, desear intensamente placer morboso en su sentir, además, sabe que matando encontraría sumo regocijo, por eso, asesina sin motivo especifico o determinante. El asesinato que se lleva a cabo por un estímulo diferente al del placer, contradice lo comprendido en la agravante, aunque el sujeto haya percibido momentáneamente una sensación al consumarla. El asesino que mata bajo el estímulo de placer, lo hace solo para asegurar que le produzca una emoción agradable y regocijante en el preciso instante de causar la acción fatal de su víctima, fijando así, su motivación en el acto homicida. En tal sentido, la presencia de otros elementos derivados del contenido de la agravante, se comete sin modificar la figura delictiva, pudiendo propiciar un grado mayor de intensidad en el autor, para incitarse con nuevas sensaciones de agrado, que le permitan relacionarlas con el placer al momento de asesinar. Estos nuevos elementos o sensaciones anormales de placer que desencadena el autor, se desarrollan al desahogar su instinto criminal sin ninguna razón, pudiendo determinarse por motivos insustanciales como el asesinar por gusto, usando una pistola que compro recién, con el pretexto de probarla en su víctima. Además, es un autor que manifiesta un deseo desequilibrado al exacerbar 162 Las Figuras del Asesinato el sufrimiento de la víctima, incrementa deliberadamente sus sensaciones sexuales, cuando ésta se encuentra en estado agónico próximo a su muerte. De cualquier manera, creemos que la calificante de tipicidad en el asesinato por placer, podría vincularse también con las ansias del deseo sexual, al incriminar las actitudes de anomalía sexual originados por este autor. Pues la razón dominante conllevaría el accionar del autor, a ese comportamiento patológico como patrón conductivo, antes del asesinato de su víctima, siendo pasible de ajustarse al voyeurismo, por considerar que este busca alcanzar satisfacción en el placer sexual, bajo el oteo perturbado a otras personas en situaciones eróticas. Aquello pretende afirmar, que el accionar del sujeto voyerista, se inicia con el disfrute o deleite en el placer de mirar ocultamente a otras personas encontrándose en pleno acto sexual, u observando las zonas pudendas de la víctima, toda vez que, puede provocarle lesiones graves a la víctima durante el acto sexual, hasta ocasionarle la muerte. En realidad, esta variedad patológica del autor, busca incitar de manera exorbitante su estado de ánimo, descubriendo posibles elementos de placer en su víctima, que abarque ampliamente esta conducta criminógena, en la forma de atisbar la postura, la anatomía de su cuerpo, el movimiento corporal, los gemidos de placer, o, goce que experimenta una pareja, llevando todo ello, a un solo resultado criminal. Dicho de otro modo, sobre la forma desequilibrada que mantiene el autor y de su comportamiento humano para adaptarse al medio, nos llevaría a colegir, que no solo se trata de sujetos especiales con alguna enfermedad mental o anomalía psíquica, sino, 163 Guillermo Haro Lázaro que para estos necrofílicos o psicópatas, es bastante fácil llevar a cabo su propósito criminal, sin ejercer violencia, haciendo de la alteración de su conducta personal, un medio fácil para perpetrar la totalidad de los actos ejecutivos, orientados ulteriormente al asesinato de su víctima. Sin embargo, desde nuestra perspectiva jurídica, el legislador debería contemplar a los autores con este tipo de antecedentes, que más parecen estar seguros de sí mismo, por tener claro que la Ley no alcanza a los psicópatas; aun, si se trata de sujetos desquiciados que realizan variedad de experimentos complejos, solamente para sentir placer desenfrenado en la plenitud de su obra homicida. Debiendo ejecutar castigo, no por el hecho de sentir agrado en la muerte que se perpetra, sino, porque innovan introduciendo nuevas guisas de sentir placer, que por su misma naturaleza anómala psíquica o insana, se logre importar adecuada regulación penal. Bajo esta síntesis, el jurista Carlos Fontán Balestra afirma que, no sólo se debe dar el homicidio por impulso, sino que quien mata por placer, lo puede hacer actuando lenta y premeditadamente. En otra posición, Balestra, considera que la calificante de agravación se refiere a la circunstancia en la que el sujeto que mata experimenta una sensación agradable o contenta de ánimo; encontrando con ello un grato placer.29 En otro extracto, el profesor Ricardo Núñez, nos refiere que: “El matar por gusto constituye un impulso de perversidad brutal. La agravante concurre tanto si el placer surge del ______________ 29. Fontán Balestra, Carlos, Tratado de Derecho Penal. Tomo IV, pág. 115, Editorial AbeledoPerrot, Buenos Aires-Argentina, 1969, 164 Las Figuras del Asesinato solo hecho de matar, como si, según sucede en el ejemplo clásico del homicidio consumado para probar la pólvora, otro objetivo placentero para el criminal involucra la muerte de una persona. Pero la experimentación de un placer por el homicida a raíz del acto, no determina el agravamiento de la muerte consumada por otra causa terminante. El placer inhumano debe constituir el hilo conductor de la obra nefaria”.30 El acertado aporte de Núñez, sugiere también que ese impulso de perversidad brutal, sería el género y el placer una especie, entendiendo que, alude una dicotomía de elementos relacionados a su categoría y características en común, toda vez, que el proceder criminal del autor debe exacerbar muerte con efecto extremo producido so sensación agradable. Además, Núñez, considera el placer inhumano como un fundamento de la condición agravante del homicidio por placer, refiriéndose a la poderosa esencia de peligro revelada por el necrofílico y de la grave circunstancia como significación básica, que se muestra ante la Ley penal. Pues la producción causal de sensación figurada externamente agradable, atañe no solo siempre al placer, sino, también, al brote homicida de la víctima, exteriorizando un comportamiento cruel y brutal, lo cual, como criterio jurídico entendemos que se trata del placer extremadamente anormal, demostrado por este necrofílico homicida cuando provoca la muerte de la víctima. El profesor Sebastián Soler, sostiene que: “el término homicidio por placer, proviene de la doctrina Carrariana, ______________ 30. Núñez, Ricardo C., Derecho Penal argentino, Tomo III, pág. 64. Ed. Lerner Ediciones, Córdova-Argentina, 2008. 165 Guillermo Haro Lázaro en donde los hechos derivados del impulso de perversidad brutal, Carrara, lo fundamentó en la expresión libídine de sangre, que significa deseo, apetito desordenado, sensualidad (la expresión libídine de sangre, proviene del latín libare, que significa libar, gustar). Del mismo modo, afirma que el homicidio por placer podría considerarse como el hecho que exterioriza el placer de la sangre (libídine de sangre) y el propósito de satisfacer impulsos sexuales.31 Este aserto sustancial, pone de manifiesto la fórmula más extensa de nuestra legislación, para expresar o resolver nuevas formas criminales de placer, principalmente en las previsiones sociales y peligro inminente que en ella pudiera producir. No obstante, el fondo de este asunto en algunas doctrinas, se manifiesta auténtica en sus estimaciones discernidas, siendo vital, admitir y demostrar como un diseño académico sustancial, que de seguro contribuiría en la construcción de un Derecho Penal contemporáneo más sólido en el uso de sus herramientas, ello, en respuesta del clamor humano y la civilidad durante estos últimos siglos. Por eso, es destacable conocer los sucesos accidentales diferentes de agravación, alcanzados de por vida en el Código Penal alemán, § 211, donde distingue el placer de la sangre y el propósito de satisfacer impulsos sexuales32. Todo aquello, dirigidos a un solo objetivo criminal, que determina sentir agrado con la muerte de otro. Sin perjuicio de ello, es indefectible que el móvil comisivo por placer, en esta clasificación homicida, predomine _____________ 31. Soler, Sebastián, Derecho Penal argentino, Tomo III, Cit. págs. 38-39, § 79, Edit. TEA S.A., Buenos Aires-Argentina, 1992. 32. Sección Decimosexta, “Hechos punibles contra la vida”, Código Penal alemán, § 211. Asesinato. 166 Las Figuras del Asesinato como causalidad suficiente en la calificación material. En efecto, las modalidades de asesinato por el móvil comisivo que se emplea en la materialidad homicida, especialmente las figuras agravadas de ferocidad y de placer, mantienen características típicas particulares, en razón al incremento exteriorizado en su comportamiento, a propósito, la existencia de una causa que motiva la acción criminal del autor, como principio básico subjetivo agregado para complementar al dolo. Por eso, es válido reconocer que la intensidad de su conducta entre ambas figuras homicidas tienen gran similitud, mientras que el ensañamiento, además de un hecho físico, es un hecho psíquico, sin cuya concurrencia, la agravante no existe33, alcanzando para ello gran crueldad, en el asesinato por placer, también se perpetra bajo un impulso psicopático, pero, a veces sin utilizar la fuerza, sólo mata para sentir satisfacción agradable con su víctima. En nuestra postura, es de suponer que la humanidad reconoce la forma nociva que utiliza el homicida sobre otros, pues el temor no está en el grado sumo de violencia que ejerce, sino en el sigilo criminal para orientar un asesinato inequívoco. En otra apreciación, el jurista César Haro considera que: “Podría presentarse la circunstancia en la que el homicida puede ocasionar la muerte y no gozar del placer morboso y sin embargo actuará con perversidad y no perpetrará el homicidio por placer”.34 La concepción que pretende instaurar el jurista, alude al hipotético caso, cuando el autor no haya _____________ 33. Soler, op. cit., pág. 30. 34. Haro, op. cit., p. 164. 167 Guillermo Haro Lázaro alcanzado los actos de deleite y regocijo que exige el homicidio por placer, pues, tendría entonces, una o más opciones para realizar el mismo propósito, pero, rebasado con diferentes actos de perversión. No obstante, si la adopción de una postura de malignidad muy grande e intencionada, es revelada por el autor para asesinar a su víctima, tendría necesariamente que ejecutarse por ese medio, sin regular a propósito, el supuesto por placer. Por último, el vínculo que anexa la causalidad, debe perpetrarse mediante la acción directa del autor, que manifiesta el ánimo de causar la muerte del sujeto pasivo, bajo propósito de revelar sentimientos de placer o satisfacción con el resultado material muerte de la víctima. En la esencia de acción y resultado, se debe considerar la existencia de una relación causal, para entrelazar la conducta típica del asesino y los efectos materiales como germinación de la misma. El fin, que persigue el autor del hecho, atribuye a demostrar y viabilizar la imputación material de su acto típico, su categoría acreditada de autor directo, específica la producción del delito. En suma, el análisis del nexo causal, debe contribuir a determinar la existencia de una evidente autenticidad en la conducta del autor, constituyendo como requerimiento esencial en la construcción del delito de asesinato por placer, pues, se reconoce que la fusión estricta de estos dos elementos básicos subjetivos, servirá para concretar su cumplimiento jurídico. 168 Tercera Parte Homicidio Calificado Por conexión con otro delito Las Figuras del Asesinato Capítulo III ASESINATO PARA FACILITAR U OCULTAR OTRO DELITO “Muerte conexa con otro delito” SUMARIO: §32. Marco introductorio §33. Concepto doctrinal §34. Los fundamentos de agravación en el asesinato para facilitar u ocultar otro delito §35. El asesinato para facilitar otro delito §36. El asesinato para ocultar otro delito § 32. Marco introductorio E n el presente capítulo, impone distinguir una forma criminal que orienta la acción punible del homicida, necesariamente ligada a otra muerte de la misma naturaleza penal, pues la finalidad básica es facilitar u ocultar ese delito que afloró el autor. Este polémico tratamiento, no es otro que las figuras especiales del delito de homicidio agravado conexo con otro delito, hoy considerado como problemática motivadora de nuestra investigación científica, se remonta a mediados del siglo XIX en la biografía del derecho, periodo de apogeo del primer Código Penal peruano que regulaba este accidente inevitable de comisión, para “ejecutarse como medio para cometer otro delito”35; razón preponderante, por la que actualmente conserva su vigencia, con una guisa adecuada en el designio legal: “Asesinato para facilitar u ocultar otro delito”. Pero, aquello pone de manifiesto, la influencia que ____________ 35. Código Penal peruano de 1863, Sección Segunda, Título III, Artículo 10º, Inciso 9), página 13. 171 Guillermo Haro Lázaro tuvo en la presentación de un modo homicida con una nueva expresión más pulida, a fin de determinar principio básico en aplicación de la Ley. Por eso, es propicio el empleo de una metodología oportuna, con el propósito de intervenir y buscar acercarnos a su realidad criminal, de forma que permita conocer las características típicas del homicida, inclusive, discernir el proceder de su perpetración para establecer conexión con otro delito, adscritos al hecho “criminis causae” (matar para ocultar el delito), que erige la acción comisiva de una conducta utilizada como medio para facilitar u ocultar la consumación de un segundo delito. Esto alude, a un solo hecho concreto, para glosar que esta modalidad calificada del asesinato, debe necesariamente estar encauzada a la producción criminal de la víctima, aunque, la existencia de otras personas que nada tuvieron que ver, sea materia de obstáculo en la consumación fáctica, tendrían que ser también pasibles de asesinato, en la conclusión material o bien para ocultar la comisión de otro delito, con fines al encuentro de un soporte fundamental dentro de la Ley penal. Este diseño antijurídico, se encuentra regulado en el Artículo 108º, Inciso 2), de nuestra legislación punitiva, establece proteger y define su ejecución jurídica, como circunstancia exigida, para fijar expresamente una sanción adecuada de 15 años de pena privativa de la libertad y máxima de 35 años, a los concurrentes bajo esta modalidad criminal. En síntesis, diremos que el objetivo primordial perseguido en este análisis jurídico, es el de precisar su transparencia, residida en el dominio calificante proveniente de esa conexión. Siendo relevante, desmenuzar concretamente que la conducta subjetiva del autor, hace que su actuación 172 Las Figuras del Asesinato se realice con pleno conocimiento de los hechos, bajo impulso deliberado que mueve su voluntad por asesinar a una persona, así deba perpetrar, otro delito como resultado de la misma causalidad fáctica criminal. En tal noción, es preciso señalar también, que en esta modalidad entrelazada con otro delito, no es aplicable el concurso real de delitos, debido a un motivo específico en el origen organizacional de ambas conductas, al encontrar complemento sustancial, subsumido en el delito base o figura principal del crimen. No obstante, en la actualidad existen algunos autores que todavía viven en la creencia de que el asesinato criminis causae, denominado por el antiguo Derecho como “latrocinio”, son atribuidos a la “muerte para robar y facilitar la acción criminal”; pues, aquello pretende adecuarlos bajo estas conclusiones insustanciales, que sólo servirían para crear un panorama de confusión en la interpretación de la Ley y, por ende, una disminución en la valoración jurídica penal. Además, la doctrina, es taxativa cuando precisa en su contenido, la expresión: “para facilitar otro delito”, pero, nunca se refiere, que el otro delito se tenga que materializar como respuesta final, ni menciona tampoco, que el otro delito tenga que perpetrarse por medio de un robo o hurto, más, sino especifica el otro supuesto. Por último, ambas figuras antijurídicas obradas por el asesino, deberá siempre propiciar el cauce criminal de un tipo penal ajeno, mientras que la primera acción posibilita un delito distinto, el segundo acto se comete para ocultar ese delito distinto, siendo ello, totalmente disímil en su conexión material, ya que, cada perpetración se ejecuta llegando a un solo punto, pero, todas orientadas a encontrar 173 Guillermo Haro Lázaro una relación causal con el otro delito. § 33. Concepto doctrinal Mediante principio dogmático, debe entenderse por asesinato conexo con otro delito, la muerte de un sujeto causada para asegurar la comisión de otro delito. Pues, la consecuencia del asesinato, que fue proyecto doloso ideado por el autor material, no es objetivo esencial, sino, el estímulo criminal para posibilitar la perpetración del delito final que deseaba conseguir. La figura de asesinato para facilitar u ocultar otro delito, instituye dos formas dolosas de perpetración en el proceder del autor, su actuación de cara a los hechos criminales que decidió consumar, aflora con la muerte de un sujeto, que vinculará posteriormente a los hechos de un delito distinto al ejecutado o para disfrazar ese delito. En efecto, las ideas vertidas, se dirigen con énfasis, a posibilitar la construcción de otro delito distinto, dado que, la Ley no precisa si la naturaleza penal del delito final, es igual al asesinato primario. Sin embargo, esa conexión apremiante no debe perder su dominio en lo que pretende hacer el autor y lo que desea alcanzar con facilidad u ocultamiento, pues, de ello depende el enlace tal, entre el acto ideal subjetivista (que permitirá la acción dolosa) y la muerte ya prevista como inicio de su obra criminal, para seguir el cauce en la búsqueda del otro delito. Esta calificante del tipo conexo, supone un vínculo formal en su obra fáctica, para instaurar la producción ideal de su plan concluyente, por causa de una muerte que constituiría parte del mismo plan. Lo real del hecho punible, que se 174 Las Figuras del Asesinato regula en el Artículo 108º, inc. 2) de la Ley penal, es para aludir el castigo del asesino que mate a otro, facilitando u ocultando otro delito. Aquello refiere, que el autor, lleve a cabo esa idea homicida, para encaminar la concreción mediante su producto, otro delito similar o de disimilitud, y, en ese orden del tipo, subsumiría también, el acto de disfrazar el delito final. Este delito que engendra doble función delictiva del autor, debe revestir tipicidad que condicione los elementos que la conforman, designando al “asesinato primigenio como medio utilizado” en la acción, en tanto, el segundo sería encauzado como el otro delito que se pretende perpetrar, denominado “objetivo de acción final”. Entendiendo, por supuesto, que en la mente del ejecutor se ajusta la intención premeditada de su meta criminal, para inferir con actitud inmediata, todo obstáculo que impida avanzar al destino que proyectó, pues, la fijación de su propósito se encuentra precisamente en revelar esa trabazón, con la finalidad de asesinar a su víctima y en conclusión a ello, generar el otro delito. En otra postura conceptual, se sostiene como el asesinato estructurado para constituir un nexo con otra causalidad igual o diferente al delito precedente. Siendo condición necesaria para su ejecución jurídica, que el accionar comisivo anterior del autor, deberá efectuarse como medio de consecución penal o esconder una segunda actuación criminal. Así, la consumación o tentativa, cual fuere su constitución penal en este delito de remate, se tornaría trivial en sus efectos. Solo importa que este autor haya tenido la intención de asesinar para lograr un camino fácil en el otro delito. Por otro lado, es esencial que exista un vínculo entre ambos comportamientos típicos, con el fin 175 Guillermo Haro Lázaro de poder materializar la configuración de la modalidad agravada que exige la norma punitiva. Si el otro delito no guarda relación con el asesinato primario, será considerado como insuficiente en su estructura y no se constituirá el delito. De modo similar, ampliamos nuestra posición doctrinal, frente a la agravante en tratamiento, pues, esta se encuadra como la muerte dolosa, orientada a procurar otra intención material, para encauzar por medio del enlace con efecto ejecutivo o no, la acción emocional o psicológica del autor, como elemento sustancial en la perpetración del segundo evento. Luego, esta precisión, ha conseguido colegir, que las acciones anexionadas revelarán independencia en cada acto, de manera tal, que pueda alcanzar el delito capital. Para la norma sustantiva, es básico y suficiente conocer, que el autor fáctico haya ideado únicamente la comisión de su acto intencionado, para encontrar su agravación en el asesinato de la víctima. Refiriendo, que en la actividad mental del autor, deberá permanecer la idea de una relevante necesidad material, esto es, ensimismado en su pasión por matar, para conseguir lo que se propone, toda vez que, en esa disposición del ánimo, se encuentra la esencia misma de su conducta humana, que al no manifestar sus características dolosas, se perdería la razón de su intención en la búsqueda o el ocultamiento del otro delito. Por tales ilustraciones, es imprescindible citar también las opiniones vertidas de algunos tratadistas reconocidos en materia penal, con la finalidad de conseguir una significación real de los acontecimientos doctrinales, que 176 Las Figuras del Asesinato de seguro servirán para sustentar el proyecto de nuestra investigación científica. Por ello, me honra referir los asertos del maestro Ricardo Núñez, porque su expresión fortalece nuestra postura, cuando dice que: “La esencia del agravamiento en el homicidio criminis causa, consiste en una conexión ideológica, aunque Núñez, sostiene que se comprende una unión final y también impulsiva36. Núñez, en un razonamiento más inmediato, reafirma que la calificante de tipicidad produce la mayor responsabilidad penal en la “conexión para encaminar otro delito”. Sin embargo, si esta ejecución para buscar el otro delito, no obtuviera ningún resultado material en su perpetración, solamente su sensación idónea, será pasible de agravación y no impedirá su desarrollo criminal. Por lo que, coincidimos y compartimos su posición en el vínculo que sirve como impulso para cometer otro delito, pese a la irrelevancia en la producción de su resultado final, las características criminales serán permanentes e invariables en su conducta. En otro planteamiento conceptual, el reconocido jurista Carlos Creus, sostiene al respecto que: “(…) El homicidio tiene como finalidad asegurar los resultados del otro delito, cuando mediante él se procura afirmar la pertenencia de los beneficios que se han obtenido del otro delito ya consumado o de lo que se piensa obtener del delito que se va a cometer”, luego, al deducir el análisis, la figura comisiva del delito fin en el asesinato, el mismo autor contrapone que: “Claro está que si el otro delito ha sido consumado o intentado por el mismo autor del homicidio, se da un concurso real entre ambos”37. _____________ 36. Núñez, ob. cit., t. III, p. 51; Fontán Balestra, ob. cit., t. IV, ps. 106 y ss. 37. Creus, ob. Cit., págs. 32 a 34. 177 Guillermo Haro Lázaro Remate juicioso, que se recibe con sumo aprecio, pero, no es pasible de compartir, dado que su comentario, desvirtúa los efectos resultantes del delito fin, pues, si se obtuvo o no, la pertenencia de beneficios como consecuencia de su consumación o circunstancia de frustración, ello, se tornaría insustancial para la Ley peruana, porque la norma no solo busca, la perpetración homicida, sino que mediante la obra inhumana, pueda alcanzar también el cauce para asegurar el otro delito. El fundamento contrario del maestro Creus, adecua positivamente la conexidad de la muerte con el delito final, ese objetivo se resume en la consecución de un provecho lucrativo de su materialidad homicida, suponiendo también, delito que decidió perpetrar o que ya se había consumado; que más parece mencionar, que el otro delito, se refiere a la comisión de un latrocinio (hurto, robo o cualquier otro interés). Sin embargo, al concluir la interpretación jurídica el profesor Creus, discurre contrariamente su postura, aludiendo que se trata de un concurso real de delitos, debido a la concomitancia de un espacio transcurrido “in eodem tractu temporis” (que significa: en el mismo periodo de tiempo), entre una y otra acción antijurídica, como si fueran dos Leyes independientes dentro de una misma figura, que se deberían sancionar individualmente. Ciertamente referimos que, este contenido jurídico polemizado, se basa a que su propia normativa legal, ha sido elaborada casi en su totalidad, tomando como modelo el precepto del Código Penal francés38, donde justifica con imperioso mandato el _____________ 38. Código francés, Art. 304º, cuya forma, antes de la variación introducida en 1832, era aún mucho más severa y objetiva que la actual, que limita la simultaneidad como agravante sólo al caso en que se trata de un crimen. Garraud, ibid., p. 288 y sgtes. Ver las censuras de Chauveau-Hélie, III, Nº 1302. 178 Las Figuras del Asesinato divorcio de ambas leyes especialmente en el punto que las relaciona. Sin tomar en cuenta, que su discrepancia, provocaría controversia legal entre legislaciones contrarias, disponiendo una calificación opuesta a la nuestra, al suponer la calificación por concurso real de delitos. En virtud del cual, lo sustentado por la Ley de Argentina, no constituye una respuesta suficiente para adecuarla como un argumento sustancial en nuestro sistema penal, sino más bien, reconocer que su irrelevancia con el delito finalista no guarda relación en el otro delito, lo que, se torna hoy deficiente y antijurídico, por ser este el principal elemento que omite la conexión criminal, para encontrar su calificación equivalente aprobada en nuestro Código sancionador vigente. Además, el Código Penal peruano, mantiene gran similitud con el precepto del Artículo 80°, inciso 7), del Código Penal de Argentina, donde prevé claramente que: “Se impondrá reclusión perpetua o prisión perpetua, (…), al que matare: Para preparar, facilitar, consumar u ocultar otro delito (…)”. Entendiendo, que uno de los requisitos esenciales en el mandato del sistema penal análogo, es que este asesinato se lleve a cabo con la concurrencia de otro delito, a efecto de lograr la consumación de la misma figura que se propuso cometer. Llegando a discernir, que la jurisdicción legal es apremiante en la conexión fáctica existente entre ambas conductas, para encontrar viabilidad en su accionar comisivo con la intención de facilitar u ocultar el otro delito. En la contribución del maestro Jorge López Bolado, considera esencial un enlace psicológico entre el asesinato 179 Guillermo Haro Lázaro y el delito fin, con el objeto de lograr un desarrollo eficaz en su consumación o en el intento de encontrar cualquier otro delito, señalando la siguiente postura: “Pero, bien pudiera suceder que el otro delito, también, se ejecute o, al menos, se cometa en grado de tentativa. En este caso deben aplicarse las reglas del concurso de delitos, pues hay dos hechos distintos: el homicidio calificado y el otro delito (…)”39. Evidenciando de igual modo, la aplicación de dos hechos totalmente disimiles, ocasionados por un mismo autor para encuadrar su comisión en un concurso real de delitos, lo que corresponde a la consumación del asesinato como la primera acción y la segunda sería el otro delito, pudiendo determinar la tentativa por cualquier hecho típico. Por otro lado, el jurista Ernesto García Maañón, también se suma al criterio del maestro Jorge López Bolado, mencionando que: “Existe, en esta figura, un propósito, para algunos un dolo específico, el matar a otro para lograr los fines que la ley señala o por no haberlos logrado al intentar otro delito”. Después, de haber examinado la tentativa o consumación como resultado del otro delito, el autor refiere que: “(…) si el otro delito se hubiese realizado (consumado o tentado), habrá concurso con el homicidio.”40 Teniendo claro que alude a hechos concretos de individual independencia en el tipo, para ser sancionados por un concurso real de delitos. Otra controvertida apreciación, refiere el penalista José Luis Castillo Alva, que: “Cuando se consuma tanto el homicidio _____________ 39. López Bolado, Jorge D. “Los Homicidios Calificados”, págs. 244, 245, Editorial Plus Ultra, Buenos Aires–Argentina, 1975. 40. García Maañón, Ernesto, “Homicidio simple y Homicidio agravado”, Segunda Edición actualizada y ampliada, pág. 31, Editorial Universidad, Buenos Aires-Argentina, 1989. 180 Las Figuras del Asesinato como el delito fin y existe espacio temporal, estamos frente a un concurso real de delitos y no ante un concurso ideal (…)”.41 Es evidente, que el delito conexo para el jurista, no tiene mayor relevancia, pero si, hace prevalecer “la existencia del tiempo transcurrido” entre asesinato y delito final, pues, lo cuestionable es porqué atribuye concurso de delitos, si se conoce que la especifica agravante requiere “un asesinato conexo con otro delito”, para su configuración penal, es decir, debe subsumir la voluntad homicida del autor como vínculo del acto criminal final, que se busca posibilitar o esconder. Lo real es, que si no se logra la presencia subjetiva de conexión causal entre el crimen y el hecho criminal que se pretende conseguir, entonces, no podría imputar el presupuesto agravante de la figura, al proceder del autor que ocasionó la muerte de otro. Así también, el supuesto tiempo que utilizó el autor, en la consumación o tentación del otro delito, es asunto baladí para el delito conexo, ello dice que, si afloró o no, carecería de peso. Aun, si tampoco precisa cual es el otro delito que predispuso. Después de todo, el penalistas Ramiro Salinas Siccha, se pronuncia indicando que: “Aquí no estamos ante un concurso real de delitos como sostiene Castillo Alva, sino frente a una sola conducta punible, el asesinato para facilitar la comisión de otro delito (…) no es posible jurídicamente hacer una doble valoración, es decir, no es posible atribuir al agente el delito de asesinato por el delito precedente y otro delito por el delito fin (…)”.42 _____________ 41. Castillo Alva, José Luis. “El Homicidio”: Comentarios de las figuras fundamentales. Gaceta Jurídica, pág. 189, Primera Edición, Mayo-Lima Perú, 2000. 42. Salinas Siccha, Ramiro, “Derecho Penal, Parte Especial”, Volumen I, 4ta. Edición, págs. 48, 49, Editorial Grijley, Lima-Perú, 2010. 181 Guillermo Haro Lázaro Resumiendo, debemos resaltar que nuestro sistema jurídico penal, no busca valorar la aplicación de una dicotomía jurídica de la figura en materia, sino, solamente el mérito determinado a una sola calificación jurídica, siendo necesario que este comportamiento típico se haya perpetrado por la conexión con otro delito, cual fuere su resultado para ser sancionado como tal. § 34. Los fundamentos de agravación en el asesinato para facilitar u ocultar otro delito Como es de advertir, esta figura de asesinato por conexión con otro delito, después de un análisis exhaustivo, merece una característica especificativa más detallada en nuestra dogmática penal, que se reconozca entre modalidades de otras elaboraciones legislativas, de modo tal, que puedan ser resueltas cuando hayan sido objeto de polémica frente a otras posiciones jurídicas. Sin embargo, es de resaltar, que ambas conductas típicas referidas en la Ley, no deben distar entre ellas, a razón del vínculo que mantienen en común, por encontrar enlace estrecho entre la mezcla de emociones, que se interrelacionan por un solo hecho criminal. Ello comprende, que el fin esencial del autor, no está dirigida a la muerte de la víctima, sino a la aplicación “motivadora” que servirá de soporte en el favorecimiento del asesinato, o bien para disfrazar otra conducta punible que se desea consumar, o, que se haya consumado con antelación. En realidad, existe un solo argumento jurídico en nuestra proposición legal, para comprender que en el asesinato por conexidad causal previsto en la Ley punitiva, se subsumen 182 Las Figuras del Asesinato dos figuras criminales, para facilitar otro delito y para ocultar otro delito. Luego, será necesario preguntarnos: ¿cuándo un sujeto puede alcanzar conexidad con otro delito, si su conducta está dirigida a una sola causa material? La respuesta es muy evidente, en el mismo evento notable, este autor tuvo que imponer la muerte de una primera persona, por considerar un óbice en su propósito criminal, sólo para conseguir el objetivo primordial que es el delito final, y en tanto, causalidad de otro proceder deliberado. Ello, podría discurrirse que, la inferencia del óbice criminal alcanzaría no solo uno, sino a dos o más víctimas. La Ley, mantiene transparencia cuando determina que la conducta homicida del autor se debe perpetrar bajo la modalidad de asesinato para facilitar u ocultar otro delito; pues, al examinar la esencia de agravación en el asesinato criminis causae, esta puede referir, una trabazón ideológica, que precisa de forma especial, el punto taxativo de conexión entre el asesinato y el otro delito. La idea del autor, por perpetrar un doble delito, es impulsada para vincular una sola causa o causalidad conexa, pues, su acto comisivo se ejecuta dentro de un escenario que favorece la tendencia a generar nuevos tipos criminógeno. Esto es, de las acciones que provienen de una misma causa, aunque estas hayan sido alcanzadas a diversas personas. Entonces, es de considerar que se trate de un diseño criminal comprendido por una dualidad en su conducta típica, revelando una mezcla de voluntades, donde el autor, presenta diferentes características fácticas que contribuyen a relacionar nuevas modalidades comisivas en el delito, refiriéndonos a la comisión de otro delito como el accionar antijurídico que la transforma en grave; 183 Guillermo Haro Lázaro Las Figuras del Asesinato pudiendo establecerse en uno de los fundamentales elementos y estrechamente vinculados al incremento de una consecuencia penal en las circunstancias de agravación. En efecto, para fundamentar nuestro análisis, se menciona lo regulado en el Artículo 21º, sobre la “existencia de conexión”, del Código de Procedimientos Penales, Inciso 4), “cuando unos delitos han sido cometidos para procurarse los medios de cometer los otros, o para facilitar o consumar su ejecución o para asegurar la impunidad”. final, refiriéndose a cualquier otro delito. Dicho de otro modo, en la materialidad del asesinato, el perpetrador revela su comisión con dolo directo o específico, para desencadenar su voluntad criminal en contra de su víctima, constituida como un óbice en la consumación de su objetivo principal, que es el de facilitar u ocultar otro delito. Aunque la muerte haya sido el medio empleado por el asesino, este hecho debe llevarse a cabo, con el propósito exclusivo de alcanzar conexión material en su doble motivo, pues, el fin es viabilizar la comisión de su proceder punible o esconder un delito ya consumado, o próximo a su perpetración. En síntesis, la determinación de su agravante, debe englobar apremio en la intensión homicida del asesino, ligados al delito primario, para buscar asequibilidad u ocultamiento; toda vez que, se pueda asegurar la acción típica. Por último, el cauce criminal que despliega el autor, se torna complejo e inconsciente, dado que, la displicencia por la vida humana es evidente, más, cuando transfigura la condición de su víctima, con actitud denigrante, como un “obstáculo o traba” para seguir el curso de su obra nefaria. Lo cierto es, que el presupuesto esencial del delito, se basa en la fija vinculación causal entre la perpetración de los supuestos criminales y el delito 184 § 35. El asesinato para facilitar otro delito En esta modalidad de asesinato, resulta repudiable aceptar que la muerte de un ser humano deberá ser la finalidad o el medio para encauzar otro delito. El diseño criminal de asesinato, constituye la actuación del autor con intención dolosa y premeditada, requiriendo que su propósito se lleve a cabo como objetivo que pretende alcanzar, para adecuar su conducta en la ejecución de un segundo delito, a efecto de determinar su voluntad homicida, revelando su displicencia por la vida de cualquier sujeto pasivo, tenga o no calidad especial, solo requiere su participación como víctima del delito. No obstante, podría tratarse de víctimas de la Policía Nacional del Perú o funcionarios públicos, pero, reconociendo que la inclinación primordial del autor, no se encuentra únicamente en asesinar a la víctima, sino en conseguir por medio de ella, la consumación de otro delito; aunque, este se llegue a considerar un óbice, que le impida continuar con su deseo criminal en la búsqueda del otro delito. Es de resaltar, que el autor del crimen, debe necesariamente rematar a la víctima, como afloramiento factual en la búsqueda del otro delito, sin embargo, es apremiante a la vez, que ello acaezca, para declarar cumplido la muerte dolosa exigida por la Ley, lo que permitiría, método eficaz en la conquista del delito final que se propuso cometer. Es de precisar, que la Ley penal, busca que el otro delito haya adquirido entidad por medio de actos decididos a la ejecución de un asesinato, aunque, no se conozca los 185 Guillermo Haro Lázaro Las Figuras del Asesinato resultados del otro delito, tampoco podría determinar a qué tipo penal pertenece. Pues, el conocimiento resultante del delito desconocido, no es formalidad esencial, en la estructuración de la efeméride conexa, sino, más bien, basta únicamente su tentativa para configurar el tipo, inclusive, la Ley tampoco urge cual debe ser el acto perpetrable después de la muerte primaria y en tanto, la categoría típica que concierne al delito fin, así sea, objetivo concreto del autor. Con respecto al dolo, como voluntad manifiesta empleada en la comisión del asesinato primario, este debe también, aplicarse al curso criminal en la búsqueda del delito final. pragmática, que demuestra la disparidad de condenas, mientras que el asesinato conexo, se sanciona con pena privativa de la libertad de 15 a 35 años, la pena máxima para el delito de robo con muerte subsecuente, será de cadena perpetua, que se aplica en los términos siguientes: Del examen analítico, se tiene al medio y el fin, como elementos esgrimidos por el autor, esto determina ponderable, la existencia de una doble intención criminal en la materialidad del delito para facilitar un hecho típico distinto, no solo porque este homicida mató con voluntad consciente, sino que además, para materializar el delito fin, fue necesario matar a uno o varios sujetos, que impedirían la realización de una actuación eficaz. Entonces, ello admite que su comportamiento intensamente inhumano, constituye el dolo específico, por considerar al asesinato, el medio utilizado y a la circunstancia “sui géneris” para cometer otro delito o facilitar su comisión, como el fin principal. — Artículo 189º, (último párrafo) del Código Penal: “La pena será de cadena perpetua (…), si, como consecuencia del hecho, se produce la muerte de la víctima…”. En realidad, la gran disimilitud de castigo que existe en la Ley penal, se marca entre “el asesinato para facilitar otro delito” y “el delito de robo agravado con muerte subsecuente”, regulado en el Artículo 189º in fine del Código Penal, esto se debe, al contexto legal de cada articulación 186 — Artículo 108º, del Código Penal: “Será reprimido con pena privativa de libertad no menor de quince años el que mate a otro concurriendo cualquiera de las siguientes circunstancias: (…) 2. Para facilitar u ocultar otro delito”. Creemos que esta equiparación de sanciones, detalladas por causas disimiles, con el afán de demostrar el desequilibrio originado por el legislador, no responde a un castigo realmente coherente. La razón de ello, radicaría en la imprecisión del estudio técnico jurídico y el juicio desacertado, que proclamó el legislador frente a la sanción penal del asesinato para facilitar otro delito. Sabiendo que, mediante tesis exhaustiva, se puede observar la esencia criminal manifestada por el autor, utilizando como medio de su propósito homicida una persona, que más pareciera un instrumento para conseguir o asegurar, otro delito que decidió perpetrar, exteriorizando una actitud de desprecio por la vida humana tutelada. Pues, el poder doloso que ejerce este autor sobre su víctima, supone un acto inhumano, y toda muerte cruel contra otro, debe penarse 187 Guillermo Haro Lázaro con cadena perpetua. Discerniendo, tenemos que la estructura normativa del delito en tratamiento ha generado antagonismo en algunas interpretaciones jurídicas, concluyendo muchas veces con fallos que se califican tergiversando erróneamente la figura de asesinato por conexión con otro delito, sin alcanzar una fijación precisa para determinar el momento vinculante entre la consumación homicida y los hechos del otro delito que se pretende buscar. Ahora bien, el otro delito que alude la Ley, puede atribuirse a un robo, patrimonio o un asesinato, requerido por el autor como su objetivo primordial. La figura por conexión con otro delito, sabemos que constituye la muerte ocasionada por el autor en contra de su víctima, con el único fin de obtener y favorecer su intención dolosa que sigue en el tiempo para cometer otro delito. Siendo esencial para este caso, el empleo de dos elementos aplicados en la misma modalidad del tipo, el primero sería el delito medio que correspondería al asesinato de la víctima y el segundo el delito final, como objetivo básico que se pretende alcanzar. Un ejemplo para facilitar otro delito sería asesinar al vigilante de la caja de ahorros para apoderarse del bien dinerario, otro ejemplo, el dar muerte al guardián de la fábrica para robar y por último, mata a su guardaespaldas para asesinar al jefe. Por otro lado, el crimen conexo acarrea un gran desenlace final con el delito precedente, porque en su perpetración el autor desencadena la muerte del sujeto pasivo, conociendo las consecuencias que pudieran generar en el preciso momento de los hechos finales, pues, ese medio homicida utilizado, fue cauce para facilitar o viabilizar el despojo 188 Las Figuras del Asesinato patrimonial proyectado. Es de aclarar, que el acto comisivo del autor se torna previsible, al ocasionar la muerte de la víctima como resultado de su vis acción directa, sirviéndose de ella para apropiarse del bien patrimonial. En suma, el crimen provocado para hacer posible la realización de otro delito, se inserta precisamente en el proceder del perpetrador, que encauza su intención dolosa en la comisión fáctica, donde el sujeto pasivo se manifiesta como óbice en cumplimiento del delito fin; comprendiendo que la condición agravante del autor, se encuentra en el acto espoleante que relaciona la muerte precedente que produjo a otro, con el objeto de facilitar la comisión de su obra finalmente deseada. Esto expresa, que la conducta humana del asesino, es un acto necesariamente motivador, por ello, se presenta antes de su primera acción, además, su proyecto ideológico son el estímulo y motivación para orientar la voluntad homicida y ex post, la búsqueda de su objetivo final. Ese acto doloso del autor, exterioriza desprecio por la vida de los demás, y es accesorio criminal, que servirá para aprovechar la muerte como medio en la búsqueda del delito dispar. Entonces, de cara a tratar de relacionar la muerte de la víctima y el móvil comisivo del autor, en vías de asegurar o posibilitar el otro acto, ya que, si la muerte es el camino motivador de la obra final del autor, que anhela con vehemencia alcanzar, el móvil del hecho, se identificaría como la causa que posibilitó la perpetración del otro delito. Con respecto a los presupuesto del tipo penal, es relevante 189 Guillermo Haro Lázaro para su realización intencional, que se asesine a la víctima para hacer propicio la perpetración de otro hecho análogo o dispar; debiendo ello considerar, elemento necesario en la existencia del delito. Pero, en contraposición a lo estructurado, debe afirmar que si el hecho homicida ocasionado por el autor, alcanza solo un resultado culposo, esta deviene en atípica, por la falta de imputación objetiva en el comportamiento del autor. Inclusive, si el autor desiste su impulso criminal, en la consecución configurativa del delito final, tampoco alcanzará imputación por la figura en estudio. Finalmente, el enlace causal en la modalidad comisiva, debe aflorarse entre la acción directa del asesino, intencionada a perpetrar la muerte de su víctima, con la finalidad de favorecer la producción criminal de otro delito, como efecto resultante deseado. § 36. El asesinato para ocultar otro delito Otra característica muy notable que distingue la disposición pragmática dentro de la modalidad de asesinato, es la muerte ocasionada de una persona, antes o después del hecho típico ya consumado, para procurar disfrazar el otro delito. Su acto homicida no es objetivo de su esencia criminal, sino más bien, del delito subrepticio, que se pretende ocultar, debe siempre, cometerse ex antes o ex post, al hecho proyectado, considerado como el fin central en la calificación material. 190 Las Figuras del Asesinato Este diseño criminal, al igual que la modalidad precedente, también se presenta con una doble intención fáctica conectadas entre sí, reconociendo que el objeto primordial que busca el autor, no es exclusivamente el asesinar a la víctima, pues, lo que este pretende, es la subrepción o disimulo aplicados a su delito anterior, con imperante afán solo de asegurar el resultado de su acción penal. En virtud del cual, debe entenderse que la voluntad del autor, fue direccionada al homicidio de una persona involucrada en el hecho, sea porque reaccionó al evidenciar el otro delito o por situación casual inevitable, encontrándose en la escena perpetrable. Todavía más, si la víctima desconocía el acto preparatorio del asesino para ser alcanzado por este, ya que, la inmediatez de la resistencia o el impulso eficaz del autor, fue detonante obligatorio para exteriorizar la muerte del sujeto presentado en forma súbita al descubrir el crimen. Ahora bien, cabe admitir que el asesinato del sujeto pasivo podría efectuarse justo antes, durante o después de la comisión del supuesto que se pretende ocultar, sin mediar tiempo entre ellas. Pudiendo el autor, encubrir el óbito y mantener impune por un período indeterminado, que se torna irrelevante para la Ley, más, si se considera agravar la responsabilidad tal del autor con un simple resultado atenuante. Por esta razonabilidad, la Ley de cara a la naturaleza de su producción respecto del delito que se pretende ocultar, podría fijarse como insustancial, sea grave o no; solamente requiere que la conducta del autor relacionada al subrepticio del otro delito, abarque necesariamente la intención dolosa de un pragma conflictivo, es decir, un supuesto de hecho legal, para ser considerado como delito, que se encuentre prescrito en los tipos penales de nuestra legislación. 191 Guillermo Haro Lázaro Pudiendo especificar, como el delito contra la vida el cuerpo y la salud, contra el patrimonio, entre otras figuras que puedan inferirse de acuerdo al proyecto criminal del autor. Lo cierto es, que debe establecer un vínculo causal, entre la muerte del sujeto pasivo y el fin premeditado que se desea esconder, para estructurar la obra específica ya consumada. La intención dolosa del autor, es imprescindible para causar la muerte y el logro de su delito, pues, ese acto homicida puede ser inmediato o posterior a la consumación del delito de subrepción. Siendo así, el tiempo transcurrido del delito oculto, carece de relevancia jurídica, por ser materia indiscutible en el sistema legal, pues, ese espacio empleado para esconder la acción perpetrada, puede conservarse en la impunidad, hasta que la víctima acaecida por la acción homicida lo descubra, o cuando asesine con la finalidad de que (el delito) no sea descubierto y continuar tapando la obra. Este aserto del subrepticio que efectúa el autor contra el acto consumado con antelación, tuvo que llevar su trayectoria de forma sigilosa, para emplear poder cauteloso en la determinación de su proyecto ideológico, que corresponde al furtivo plan criminal. Sin embargo, impedir que se note, sepa o vea el otro delito, hace referencia a la atribución material del autor, que asesina para afirmar su exención por el otro comportamiento típico. El fundamento de su objetivo, es el asegurar los resultados del otro delito, sabiendo que con el asesinato infame, el autor puede silenciar el hecho perpetrado con anterioridad, para refugiarse en la creencia de no ser descubierto; de modo que pueda vincular, la consumación del delito final, y el acto homicida, exigido en mérito al ocultamiento. Un ejemplo de ello, sería el 192 Las Figuras del Asesinato caso de un avezado delincuente que decide asesinar a un exitoso empresario, encontrándose en su tienda, siendo que al haber consumado el hecho, aparece en la escena su empleada, quien también fue victimada por ser un testigo presencial. Otro caso de muerte ocasionada para ocultar otro delito, es el sujeto que decide ingresar al domicilio de su vecina que vivía sola, cuando salió a comprar, con el fin de robar sus joyas, pero, después, de perpetrar el delito, sale de la casa y es abordado por la vecina, el delincuente saco un filudo cuchillo y la apuñaló varias veces dándole muerte, luego, huye del lugar con las alhajas. Para el maestro José Hurtado Pozo “Ello ocurre, por ejemplo, cuando el agente es sorprendido en el acto del robo y para evitar su captura, dispara contra su perseguidor o contra quien trata de impedir su fuga, que conduciría al descubrimiento o esclarecimiento de su delito”.43 En otra perspectiva de la especifica agravante, el tratadista Villavicencio Terreros, manifiesta el siguiente ejemplo: “el caso de quien raptó a un menor para cometer actos contra natura y para ocultar ese hecho, ante el llanto a gritos del menor, lo degolló con la chaveta que portaba”.44 En contraste, es insuficiente calificar el asesinato para ocultar otro delito, la actuación del delincuente que después de haber perpetrado un asalto, decide huir a bordo de un automóvil a gran velocidad y en el trayecto atropella a un anciano que cruzaba la calzada, muriendo de forma _____________ 43. Hurtado Pozo, José, Manual de Derecho Penal Parte Especial I Homicidio, 2da. Ediciones Juris, págs. 59, 69, Lima-Perú, 1995. 44. Villavicencio Terreros, Felipe; Lecciones de Derecho Penal, Parte Especial, Delitos de Homicidio, Tomo I, p. 45, Editorial GIOS EDITORES, Lima-Perú, 1991. 193 Guillermo Haro Lázaro instantánea. Otro ejemplo de calificación insuficiente, sería el caso del sujeto que mata a su víctima, luego, es sorprendido por otra persona que presenció el hecho y corrió despavorido sin que el asesino pudiera alcanzarlo. Sin perjuicio de ello, nuestro opúsculo monográfico dispone lograr un mejor entendimiento en la calificante de tipicidad, conociendo la validez que debe existir en la conexión subjetiva de cada delito, esta refiere a la causa de su resultado entre el asesinato y la otra acción que se pretende ocultar. La precisión del acto homicida, es indefinida en su consumación, ya que puede perpetrarse antes o después del delito que pretende ocultarse. La estructura de su agravante no solo se encuentra en la terminación fáctica, sino que para el derecho sustantivo es suficiente adecuar su tentativa, y, con respecto al tiempo transcurrido entre uno y otro supuesto es irrelevante. Finalmente, el vínculo causal en la figura de asesinato para ocultar otro delito, se aflora entre la conducta dolosa del asesino, que acabo con la vida del sujeto por haber observado el acto delictuoso, con el objetivo de ocultar y asegurar su delito antes consumado que desencadenó la muerte de la víctima. Por último, “la conexión es final porque el otro delito ha sido el motivo que ha inducido al autor a matar”.45 _____________ 45. Creus, ob. Cit., págs. 31, 32. 194 Cuarta Parte Homicidio Calificado Por la forma de ejecución Las Figuras del Asesinato Capítulo IV ASESINATO CON GRAN CRUELDAD O ALEVOSÍA “La estructura homicida sin límites” SUMARIO: §37. Marco introductorio §38. Concepto doctrinal §39. El asesinato con gran crueldad §40. Elementos constitutivos del asesinato con gran crueldad §41. El asesinato con alevosía §42. La agravante de alevosía sobre la víctima inerme §43. Clases de alevosía § 37. Marco introductorio E n la figura de asesinato, existe una extensiva clasificación de cara a la conducta criminal del autor, precisamente en el diseño de su estructura homicida y la forma de revelar la muerte del sujeto pasivo, sin embargo, en el mundo contemporáneo, ello, alude la especifica agravante, calificada por la Ley, donde funda el “asesinato con gran crueldad o alevosía”, como delito que exterioriza, sus características y consecuencias con diversas formas de criminalidad en el ámbito delictivo, que no son ajenos a nuestra realidad peruana. No obstante, es de considerar, que en la modalidad de asesinato con gran crueldad, no es suficiente aflorar la voluntad de matar a su víctima, sino que también, esta calificación típica de asesinato, debe rebasar extremo, los límites dolosos del autor, para comprender su acto cruel, como una de las más execrables circunstancias dentro del delito. Pues, actualmente la civilidad total y especialmente la peruana, no se encuentra exenta de ser 197 Guillermo Haro Lázaro objetivo fácil, por sujetos con esta condición criminal, que impera en grado sumo, truculencia psicopática. En tanto, ese proceder inhumano, logra alcanzar su impulso idóneo en los diversos modos de ejecutar el hecho atroz, sobre todo, si este asesino manifiesta además, el deseo de torturar y prolongar el dolor de la víctima. Llegando inclusive, a sentir satisfacción con los efectos de angustia, sufrimiento y agonía, que le infiere a la víctima, sabiendo que su actuación con excesivo ensañamiento, incrementaría innecesario las lesiones corporales, para poner fin a la vida del sujeto pasivo. Por otro lado, la muerte con alevosía, al igual que la conducta precedente, también se incluye dentro de la problemática criminal de nuestra sociedad actual, llevando a cabo una disímil manera de asesinar a su víctima, donde el autor emplea una guisa cautelosa y traicionera, considerados como elementos de quebrantamiento que encuadran la condición agravante del responsable criminal, para perpetrar y asegurar la ejecución del delito; pero, sin apeligrar la acción ni aprovechar la confianza del afectado. En realidad, esta figura pragmática conflictiva, hoy se torna más relevante para el Estado y sus órganos competentes, debido a la imperiosa desazón que existe en la búsqueda de un modelo académico, que trate de responder a las expectativas de la categoría humana, empero, con la construcción de un estereotipo de utilidad, capacidad y control social, que obedezca a un análisis jurídico sólido y no a temas de coyuntura política. De manera que, las expresiones vertidas anteriormente, encuentren un soporte tuitivo en el respeto de la dignidad 198 Las Figuras del Asesinato de la persona humana, como máximo confín material al ejercicio del “ius puniendi”, así como, del principio de legalidad de los delitos y sanciones penales, y, principalmente en la estructura del sistema jurídico penal, con el fin de aplicar una previsión sustancial y determinada, en la articulación de la norma sancionadora vigente, precisamente en el Artículo 108º, inciso 3), del Código Penal peruano. Todo ello, en respuesta al fenómeno criminal de asesinato con gran crueldad y alevosía, que de seguro será, aparato eficaz utilizado en la prevención del delito en examen. Por eso pues, para concluir nuestro exordio, importa recalcar que el empleo de esta herramienta, constituye afianzamiento en la aplicación sancionadora, teniendo en cuenta la preservación del principio de culpabilidad, toda vez, que la responsabilidad penal recaiga con veracidad sobre los verdaderos transgresores de la Ley. Para finalizar, nuestra contribución empírica y amplia, resulta indispensable en el conocimiento de la figura criminal cuestionada, ya que, a criterio personal, son “los asesinatos más abominables” que implican mayor peligrosidad y alarma en todo el orbe poblacional y en consecuencia, el discernimiento del delito, debe demostrar raciocinio jurídico específico, que permita reducir los índices de criminalidad en nuestro país, por ser la vida humana el bien jurídico más preciado por el hombre. § 38. Concepto doctrinal Nuestra disciplina científica, conduce a fundamentar la articulación punitiva de dos modalidades criminales dentro de un solo inciso en el Derecho Penal contemporáneo, refiriéndome real debe exteriorizar ferocidad bajo impulso 199 Guillermo Haro Lázaro a la acción típica de asesinato con gran crueldad o alevosía. La figura con gran crueldad, expresa una característica patológica criminal propia en el asesinato de su víctima, la carencia de sentimiento por la vida humana, es usual en el acto del autor, llegando inclusive a exteriorizar atrocidad en grado sumo, para intensificar la aflicción de su víctima, con daños certeros y causar la destrucción de su integridad hasta culminar con la muerte. Es de evidenciar también, que la conducta del autor, se encuentra revestida de perversidad brutal en el momento preciso del asesinato, las condiciones que reúne, son suficientes para considerar su sociopatía con rasgos compulsivos, que agregado a su acto, se trate de un psicópata o necrofílico, pero, lo peor de todo, es que este asesino, puede confundir su careta real entre la sociedad actual, siendo inviable su identificación a simple vista. De otro lado, el asesino del tipo por alevosía, arremete sobre su víctima, poder impetuoso, para que a través de ella, obtenga la consumación material, toda vez que, el modo de favorecer su vil proceder, se basa en el estado de indefensión total del sujeto pasivo, ello supone el grave acto circunstancial de su responsabilidad criminal, que incurre por medio de la traición y perfidia, siendo elemento apremiante para asegurar la acción, sin condicionar peligro alguno al autor, dado que su empleo consolidaría forma eficaz en su consumación. Luego, a título de un ejemplo oportuno de perpetración alevosa, sería el pernoctar en un profundo sueño, donde la víctima, no tiene opción a reaccionar frente a su atacante, sin poder hacer uso de mecanismos de defensa, ni siquiera a expresar gritos de dolor. Adecuando así el autor, su obrar alevoso, que califica agravación ante tal pérfido hecho en tiempo real. Pudiendo determinar, que este autor haya 200 Las Figuras del Asesinato adoptado posturas desproporcionadas en la configuración material, utilizando tal vez, un cuchillo para apuñalar a la víctima, hasta producirle la muerte. En otro proceder, el asesino espera a su víctima distraída o de dorso, para aprovechar un ataque preciso, con un objeto contundente, luego, rematarlo hasta conseguir, asegurar la muerte, como causalidad de su acto. En otra opinión, se sostiene que ambas figuras de asesinato con gran crueldad y alevosía, se disciernen a partir de la modalidad ejecutiva material, que refleja un ánimo subjetivo en el comportamiento humano, pero, subsumidos con un solo propósito homicida. No obstante, es notable asentir, que tales formas de asesinar encuentran carencia de conmiseración sentimental entre uno y otro hecho, refiriéndome a los escasos valores internos de amor y ternura que refleja el asesino; de manera tal, que el obrante pueda actuar con excesiva frigidez, propio de su identidad patológica, para alcanzar un asesinato eficaz en la comisión de su delito, a propósito, de no priorizarlos, ya que estos elementos de insensibilidad, no son los esenciales en el incremento de su agravación penal, sino más bien, los que si se encuentren revestidos con refinada intensidad homicida. Porque, ni aún, la misma exacerbación, irritación o exasperamiento, como expresiones insuficientes de afectividad, amor y dureza en el corazón, son requisito imprescindible en la consumación criminal. Pues, lo real es que su modelo homicida de perpetración típica, postula y se adecúa al tipo de conducta humana que posee cada delito, y, es precisamente el elemento sustancial que exige la Ley para su configuración penal. Por eso, 201 Guillermo Haro Lázaro debemos estimar que la estructura homicida de las dos proposiciones lógicas, mantienen disparidad común, solo en “el modus operandi”, que emplea el autor para consumar la muerte de la víctima. Sobre todo, si estas características o procedimientos de singularidad especial, es el que lo distingue de las demás modalidades dolosas dentro de la figura de asesinato. Estos estilos de matar, se refiere por un lado, a todo acto ejercido con intenso encarnizamiento que revela el asesino, para dilatar el deceso del sujeto pasivo, por el otro, se deleita con el padecer innecesario que le causa en la entereza corpórea y psicológica, lo que alcanzaría incremento peligroso en el daño producido, pues, finalmente para efecto de ello, acarrearía la muerte de la víctima, debiendo comprender, que se trata de un delito perpetrado con vasto ensañamiento. Si nos basamos, en la actuación pérfida y traicionera, tendría también un modo especial para victimar a otra persona, pero, aquello debe considerar como principio básico, que constituye la acción cautelosa del autor, para los efectos de asegurar la comisión de su delito, puesto que, la guisa adecuada en el empleo de los actos de deslealtad y traición de la confianza en ella depositada, son factores que contribuyen a la viabilidad de su acción homicida. En consecuencia, esta modalidad homicida brutal y alevosa, expresa la acritud de sus sentimientos por la vida humana, aun, si las cualidades intencionales de su naturaleza criminal, son la esencia misma de perpetración en el autor, pues, se sabe que serían utilizadas como instrumentos suficientes en esta categoría penal. 202 Las Figuras del Asesinato § 39. El asesinato con gran crueldad La muerte perpetrada por el hombre, con extrema crueldad, se manifiesta en el Derecho penal como el acto más inhumano a través de la historia, la forma y fondo de su afloramiento criminal, al momento de atacar a su víctima, remarca en su comisión tal vez el más encarnizante de los delitos. Pues, ello se trata, del crimen más trascendente que exterioriza la conducta humana del autor en la figura de asesinato, es el que engendra excesiva crueldad en la muerte de otro, su sanguinaria e inicua guisa deliberada, permite el padecer innecesario de la víctima durante su acción criminal. La Ley, reconoce la punibilidad de este acto brutal, precisamente en el Artículo 108º, inciso 3), conocida también como “ensañamiento” en las diversas normativas del mundo contemporáneo, encaminadas a la persecución penal. Pues, la causa de su propósito homicida y el crecimiento inútil de la tortura propiciado por el autor sobre la víctima, constituyen elementos básicos en la agravación de su delito. Por eso, resulta apropiado admitir, que el asesino del hecho comisivo haya empleado un modo específico de matar, llevado a cabo con tinte revestido de frivolidad, solo para buscar viabilidad en el objetivo que se desea alcanzar, sin crear confusión con el encarnizamiento del autor dirigidos a su víctima, que sí mantiene relevancia en el asesinato cuestionado. La cual, expresa con especial énfasis, una guisa o modalidad exclusiva de ejecución, que rebasa todos los límites de crueldad, tortura o sufrimiento físico moral, sumamente intensos y continuados en contra de otra persona, incluso además, podría adecuar actos de ferocidad, saña, barbarie, ya que su contenido revela salvajismo y truculencia. De manera que, este victimario 203 Guillermo Haro Lázaro pueda encontrar satisfacción o goce, mediante tal atrocidad, en virtud de sus sentimientos pueriles de conmiseración aplicados en la acción, para fundamento del diseño cruel de asesinato, pero, ello no debe pretender que su identidad determinada por el carácter, sea dominio de la voluntad, más, si la legislación peruana, no exige la frialdad o el estado de ánimo, como formal sine qua non, en la calificación penal, sino que este sujeto debe actuar con extrema crueldad contra su víctima, infiriéndole intensos dolores y lesiones superfluas en la integridad física y psíquica, hasta resultar de manera única el exterminio de la víctima. Otras características destacables que discierne la estructura pragmática dentro del diseño encarnizado en el delito de asesinato, es la muerte ocasionada por el autor contra cualquier persona condicionada como sujeto pasivo, procurando antes de su deceso, una prolongada aflicción de tormento en el soporte corporal y psicológico, relacionados a constituir un resultado material que satisfaga su necesidad homicida. No obstante, es de comprender jurídicamente, que este sufrimiento lesivo se torna innecesario al ser infligidos en la víctima, pero, sumamente necesarios en la regulación de la Ley penal, sobre todo, por ser un elemento suficiente en la estructura constitutiva del asesinato, lo que acarrea un mejor juicio para lograr discernir, que la dolencia del daño en la víctima no es esencial, sabiendo que el autor mantiene razonable luz acerca de su acción criminal, y por ende, la firmeza de alcanzar el asesinato como resultado final es seguro. Por ello, este principio homicida se considera como un desborde criminal en su acto, que sobrepasa tal vez, el 204 Las Figuras del Asesinato grado máximo de una muerte violenta, para encauzar su desenfrenado hecho, a los efectos extremos de la indolencia criminal deseada. La finalidad primordial que se persigue en el diseño criminal, es el de alcanzar una mejor comprensión, en la intención deliberada del autor, ya que, este induce un método especial de perpetración en la muerte de su víctima, a causa del suplicio o sufrimiento que le hace padecer, prolongando, en ese sentido, su estado agónico antes de morir. Pero, la respuesta frente a la obra truculenta, tiene su procedencia en la guisa de perpetración factual, conocido como el punto determinante de la premeditación decisiva, antes de ejercer la muerte, que permite la preparación de la víctima, en el recrecimiento de su martirio y de las lesiones en ella inferidas. En efecto, el previo acto supone el momento oportuno del autor, para poner a la víctima en un estado de indefensión total, a fin de facilitar su instinto criminoso y comenzar con la tortura vis in corpore (en el cuerpo de la víctima), durante un espacio de tiempo determinado, hasta lograr la muerte deseada. Después de todo, procurar un estado de indefensión en la víctima, supone dimanar la causalidad del “medio empleado”, donde el autor dispone de objetos contundentes o cualquier otro método que pueda ocasionar amedrentamiento y pavor de manera apremiante, para obtener mediante ese mecanismo, resultado eficaz en el padecimiento innecesario y extraordinario que se requiere. Así pues, que la víctima deberá en todo momento, encontrarse con vida antes de su muerte, consciente del padecimiento, los dolores infligidos y descargados en su anatomía corporal, siendo este, un requerimiento decisivo para la calificación penal. 205 Guillermo Haro Lázaro Ahora bien, ello no significa que el castigo provocado a la víctima, debe servir como medio de interrogatorio, para ser cuestionado o confesar algo, sino en lo absoluto, el autor busca satisfacción morbosa, de saña, sadismo y perversión plena en las lesiones que le infiere, su fuerza patológica impera en la forma de construir el sufrimiento del sujeto pasivo, razón por la cual, su naturaleza enfermiza y cruel, exterioriza un placer mórbido por este experimento dañino. En ese curso, la forma de ejecución que emplea el autor del delito por crueldad, debe suponer también, una actitud intensamente inhumana, pues, la lógica real de ese estado de ánimo, será precisamente la postura que se requiere para que propicie la obra de su acto vil, y por tanto, es causa de la conducta extrema revestida de peligrosidad que determina la figura de asesinato en la modalidad de gran crueldad, exigida por la Ley punitiva. La relevancia de su necesidad en el aumento innecesario del daño, es para la Ley el incremento de su agravación; porque además de procurar el resultado material emanado de su conducta humana, también ocasiona otros daños graves con brutal agresión en su víctima, que a nuestro criterio, entendemos que se debe a la naturaleza de su proceder patológico criminal, ya antes mencionado. Inclusive, se esclarece que los resultados vertidos por el asesino, solamente demuestra la provocación orientada al sufrimiento exacerbado que se añadió a la víctima. Por eso, aquello puede determinar que fue conclusión trivial de una conducta objetivamente inútil en la búsqueda de un efecto criminal aún mayor, sabiendo que su acto 206 Las Figuras del Asesinato deliberado, podría encauzar con facilidad el logro de una muerte segura, sin recurrir a prácticas que provoquen intensos dolores físicos y psíquicos, ello, en definitiva solo constituiría actos banales en el asesinato de la víctima. Es de afirmar también, que el autor conociendo su actuación previa al asesinato de la víctima, agrega esos execrables actos criminógenos, con el ánimo de construir adecuadamente una amplia manera objetiva y verosímil de alcanzar un daño considerable a la víctima. En esa orientación, podemos aludir que la persistencia de las lesiones inferidas en la zona corpórea de la víctima, con frecuencia, se debe al aseguramiento del resultado deseado, sin poder precisar en realidad si los efectos producidos innecesariamente, utilizados para matar a la víctima, fueron ocasionados por la segunda o tercera lesión, o, cuál de ellas fue la que produjo un gran sufrimiento. Respecto a los daños innecesarios, que fueron infligidos con grado máximo de psicopatía, tanto en el cuerpo como en la mente del agredido, estas carecen de relevancia jurídica, ya que, cualquiera de los cortes o heridas producidas, han podido coadyuvar a la reafirmación del asesinato. Pero, aquellos actos consolidables del crimen, no pueden pretender la configuración del supuesto por crueldad o ensañamiento mediante ese proceder del asesino, debido a que la imputación objetiva, requiere que la esencia aflictiva de dolor y sufrimiento, acreciente en su voluntad criminal, es decir, se realice infiriéndole repetitivas incisiones en el cuerpo de la víctima, como un acto inhumano pueril, que le provocó satisfacción personal al ocasionarle la muerte. Actualmente, las luces de los preclaros tratadistas importan 207 Guillermo Haro Lázaro un análisis más profundo de la sinopsis en estudio, pues, los medios lesivos de ataque que emplea el autor en la dolencia de la víctima, aportan apreciación y descripción detallada, hasta alcanzar un fundamento acertado en su conducta criminal, sobre todo, para evidenciar la utilidad de posibles armas punzocortantes que se utilizaron en la tortura, siendo las más eficaces en este tipo de ejecuciones. A más de esto, se busca determinar el grado de profundidad de las incisiones inferidas y las puñaladas reiterativas, con el fin de identificar cuál de ellas fue la más certera, que dio lugar a una larga agonía o sufrimiento, y por último, precisar también, las que aceleraron la muerte de la víctima. Por ello, se hace referencia al fundamento del maestro Gisbert Calabuig, quien conceptualiza que las armas blancas son “instrumentos lesivos manejados manualmente que atacan la superficie corporal por un filo, una punta o ambos a la vez”46. Fig. 1. Herida homicida en región precordial Fig. 2. Dispersión de heridas homicidas torácicas y cervicales. Fuente: LESIONES POR ARMA BLANCA, Jorge González Fernández, Médico Forense. Director del IML de “La Rioja”. _____________ 46. Gisbert Calabuig Juan Antonio, Lesiones por Arma Blanca, pp. 383-93, en: Villanueva Cañadas E. Medicina Legal y Toxicología, 6ta. Edición, Editorial MASSON, S.A., EspañaBarcelona, 2004. 208 Las Figuras del Asesinato Luego, cabe además, resaltar la existencia de sujetos con grados de perversión singulares, que para saciar plenamente su deseo sexual, es necesario asesinar a la mujer con quien se ha mantenido el acto carnal. La verdad de ello, es que por un instante el autor obnubila el juicio de la razón, para provocar de ese modo, sentimiento nocivo y pernicioso, que obedece solamente a sus “instintos criminales”. Esto se debe, al vicio de su proceder insano que utiliza en el crimen de su víctima, sus rasgos revestido de sadismo, encuentra una guisa más extraña de asociar, su lujuria libidinosa entre la sangre y el acto genésico, para fijar que el sangrado representa el centro generador de excitación, más notable que el contacto genital masculino o femenino. Según Claus Roxin, “mata cruelmente el que causa especiales dolores o tortura a la víctima por una actitud inmisericorde y sin sentimientos”. De igual forma, menciona que: “la causación de dolores o torturas es un requisito del tipo, ya que afecta al modo de provocar la muerte y lo convierte de alguna manera en un homicidio potenciado, en cambio la actitud inmisericorde y sin sentimiento, que no está necesariamente unida a ello, sino que debe añadirse como elemento autónomo, es un componente de la culpabilidad”47. Lo que mantiene vinculación análoga con la postura de Soler, en el ámbito del aspecto subjetivo, la condición agravante del tipo, configurados “en la prolongación deliberada del padecimiento de la víctima, satisfaciendo con ello el autor una tendencia sádica”48. _____________ 47. Roxin, op. cit., pág. 315. 48. Soler, op. cit., págs. 36, 37. 209 Guillermo Haro Lázaro Para el jurista Omar Breglia Arias, “el ensañamiento es una refinada crueldad que puede prolongarse durante horas, hasta que la muerte se adelante al poderoso deseo malvado del autor de continuar matando”.49 En la opinión de Fontán Balestra, así, “pues hay en quien se ensaña el deseo definido de causar sufrimientos innecesarios a la víctima antes que muera”.50 Ello supone, sobre todo la agonía del caído, que constituye concretamente para ella, padecimiento no ordinario e innecesario, sea por el dolor que se experimenta o prolongar su muerte. Juan Bustos Ramírez y Hernán Hormazábal Malarée, sostienen que, en esta figura se presenta lo que en doctrina clásica llamaba "lujo de males", que es el placer en aumentar la intensidad de la afección al ofendido, no contando los males posteriores al hecho, por ejemplo el descuartizamiento del cadáver para encubrir el homicidio. En realidad, los criterios difundidos con especial énfasis, de seguro servirán para fortalecer nuestro opúsculo científico, dado que la figura en estudio, gira entorno a similares características y propiedades sumamente complejas, con articulaciones legislativas comparativas, pues, el único afán es llevar a cabo una suficiente aplicación del Derecho Penal. La sustancia del objetivo, se inclina a buscar mejores herramientas, que por su capacidad para obrar puedan determinar el fin que se persigue, en aplicación de la Ley y el de responder a una buena administración de justicia. _____________ 49. Breglia Arias, Omar, Cita: “Homicidios agravados”, págs. 132,133. Editorial Astrea, Buenos Aires-Argentina, 2009. 50. Fontán Balestra, Carlos, Derecho Penal “Parte Especial”, 17ª Edición, pág. 37, Editorial Abeledo Perrot, Buenos Aires-Argentina, 2008. 210 Las Figuras del Asesinato Asimismo, en la materialidad del asesinato por crueldad, el autor utiliza una guisa auténtica y deliberada al producir la muerte de su víctima, su raciocinio pleno para la concreción del delito, debe considerar presupuesto sustancial en el despliegue objetivo de la acción típica, que atañe al sufrimiento y dolencia superflua que le infiere a la víctima, hasta alcanzar su asesinato. Entonces, ello alude, a la crueldad como móvil del delito, que se identifica con la causa del padecimiento y dolor, o el fin que busca el hecho, sin embargo, aquel motivo que mueve y orienta la intención, no debe confundir la voluntad de matar del autor directo. Siendo en realidad, una dualidad de conductas humanas que se relacionan entre sí, como elementos de tipicidad que anexa la necesidad del sufrimiento de la víctima y el resultado muerte o finalidad del autor. De allí, es preciso considerar para mayor entendimiento, que las heridas producidas a la víctima, no debe alcanzar la muerte, solamente sufrimiento y dolor intenso. Por otro lado, si las heridas inferidas en el cuerpo de la víctima son causa de rebasamiento y deviene la muerte, no se cumplen los presupuestos exigidos por el tipo subjetivo para configurar la crueldad, además, se situaría simplemente como un caso de homicidio simple. Ahora bien, la posición del obrante de cara a su propia naturaleza comisiva, radica en la perpetración con dolo directo o específico, su vil intención, subsume en la materialidad el “secuestro” de su víctima, para iniciar el acto de tortura previos a su muerte. Pues, ese poder de retención y rapto forzado del sujeto pasivo, acontecido antes de la obra, se debe a la privación de su libertad en forma violenta, que servirá al autor como medio idóneo privilegiado, para facilitar el cauce inicial de su acción criminal, permitiendo de modo cruel, el dolor 211 Guillermo Haro Lázaro y sufrimiento de la víctima y posteriormente la muerte. Esta opinión, guarda contraste con otro análisis de los hechos, ya que, resultaría incongruente comprender, que el autor desate su crueldad contra su víctima, bajo acto de tormento en zona profusa de pobladores, donde sería más factible el auxilio del sufrido. Pues, si bien el autor había premeditado los actos de tortura y la consumación de la muerte del sujeto pasivo, es de suponer también que, puede haber preparado de forma primigenia, su secuestro para trasladarlo a un lugar sin acceso a ser socorrido. Para concluir, en todos los tiempos y países, el ensañamiento como figura de asesinato con gran crueldad, siempre adecuará su acto en el proceder del autor para revelar una mixtura de actitudes en el proceso homicida, y el brote de la consumación material de su víctima. Siendo así, el propósito intencional que delibera la corriente de su comportar criminal, se recarga para originar el encierro del perjudicado, poniendo luego, en situación aislante, de nostalgia y debilidad, pues, ese estado carente de medios de defensa de la víctima, por encontrarse atada o amedrentada, es lo que exacerba en el autor, la búsqueda de su satisfacción enfermiza con la tortura y sufrimiento, antes de perpetrar su muerte. Es evidente que, ese acto de aislamiento propiciado para separar a la víctima de su entorno, podría causarle impotencia y desesperación, sabiendo que al quedar ella, incomunicada, revelaría sentimientos de pánico o pavor, situando en el autor, un vínculo entre su propio estímulo y los gritos afligidos de desesperación por el estado inerme en que esta se encuentra. Pero además, ese vínculo que existe como causa 212 Las Figuras del Asesinato del aislamiento de la víctima, sometida a crueles torturas, debe considerar necesariamente un acto de secuestro. El tratadista Giuseppe Maggiore, sostiene que: “Se ha creído encontrar una diferencia muy sutil, que la hay, pero sin importancia, en el hecho de que el ensañamiento es físico en tanto que la crueldad tiene carácter moral”51. Terminando, es imprescindible que los actos de tortura y sufrimiento, deban realizarse mientras el sujeto pasivo se encuentre con vida, debido a que este debe sentir la crueldad del sufrir físico o psicológico que desato el autor. Si la víctima muere momentos antes de la tortura, no se cumple el presupuesto de lesión al bien jurídico vida humana que tutela la norma penal y que se exige como elemento objetivo de tipicidad de esta figura, ya que podría suceder que la víctima muera de paro cardiaco por la impresión de saber que iba a ser torturada.52 La crueldad, es lo que mueve al autor para ocasionar el padecer físico o moral en la víctima, y no, en la intención de asesinar. § 40. Elementos constitutivos del asesinato con gran crueldad La figura de asesinato por crueldad en grado sumo, se funda en la composición de diversos elementos que conforman la estructura del delito, teniendo en cuenta que cada una _____________ 51. Maggiore, Giuseppe Derecho Penal Parte Especial, Vol. XV, p. 307, Ed. TEMIS, BogotáColombia, 1955, cit. de Hurtado Pozo José, Manual Derecho Penal, Parte General, p. 73, Edit. Sesator, Lima-Perú 1978, Citado por Peña Cabrera, Raúl, Tratado de Derecho Penal Parte Especial Tomo I; p. 109, Ed. Jurídicas, Lima-Perú, 1994. 52. Haro, Op. cit., p. 180. 213 Guillermo Haro Lázaro de ellas, cumple una función primordial en el proceder criminal del autor. Sin duda, esta formalidad del crimen, establece un modo de extinguir la vida humana bajo condiciones agravadas específicas, donde el autor con voluntad real, manifiesta objetivamente especial peligro en su accionar comisivo, lo que constituye el dolo de matar. La premeditación como elemento del tipo, cumple una función configurativa más relevante, por ser esta, la circunstancia de agravación en el asesinato con suma crueldad, donde la intencionalidad del autor influye en la deliberación, preparación y planificación del sadismo criminal en estudio, que condiciona su madurada reflexión durante un lapso de tiempo que determina la muerte de la víctima. Otro elemento, que se erige sustancial en este delito, sería que la muerte del sujeto pasivo, debe producirse como efecto de un episodio criminal por crueldad extrema e inhumanidad, agregado a su disposición emocional que le ocasiona un placer mórbido por el sufrir de otra persona. También, la utilización de cualquier medio comisivo, considerado en la obra como elemento determinante para consumar el asesinato cruel. El móvil comisivo, es definido como presupuesto de tipicidad, se encuentra comprendido en la gran crueldad, para estimular y motivar el acto del ejecutor en los hechos punibles, dando muerte a la víctima. No se puede atribuir delito de asesinato en la modalidad de gran crueldad al sujeto que después de matar a su víctima, sienta un placer anómalo al seccionar los miembros superiores e inferiores del cadáver. Debe entenderse que el sentimiento enfermizo del autor, se manifiesta solo antes de la muerte de la víctima. 214 Las Figuras del Asesinato Para la estructuración de la figura de asesinato por crueldad excesiva, es requerible cumplir tres presupuestos de mayor relevancia en la conducta criminal del asesino, su empleo en la muerte de otro, es imprescindible para diferenciar las formas de ejecución, que se detalla en el siguiente orden: a) Inferir lesiones físicas o psíquicas innecesarias a la víctima En la comisión de los hechos, el autor procura la acción típica contra su víctima, exterioriza en su conducta criminal una disposición especial de crueldad, de modo, que la guisa para torturar se torna extremada e inútil, pues, ello, puede causarse al propinar golpes de puño con una manopla, apalearlo con un bate de béisbol, infiriéndole cortes o picándole el cuerpo con un cuchillo, carbonizarlo, sumergirlo en un cilindro con agua, electrizarlo a pausas, mutilando partes de sus extremidades, entre otros. Sin duda alguna, cada homicida desata un tipo de tortura diferente, reconociendo que se trata del sufrimiento inicial previo a la muerte de la víctima. Con respecto a las lesiones psicológicas precedentes, que el autor puede utilizar contra su víctima, sería exponiéndolo a ver actos de truculencia brutal de su hijo o su familia, ya sea degollándolo, disparándole en la cabeza con un arma de juguete; causando desesperación y daño en la salud mental de la víctima. Siendo estas lesiones de poco interés o trascendentales, para la Ley, pero, que si atribuye considerarlos como presupuestos esenciales en la prolongación del asesinato cruel. 215 Guillermo Haro Lázaro b) El padecimiento extensivo previos al asesinato cruel de la víctima Otro de los presupuestos más relevantes en la calificación penal, sería el acto premeditado que revela el autor, para preparar con antelación la realización del delito cruel, haciendo posible el padecimiento de intensos dolores, a través del daño físico que le produce a la víctima en acto pleno, hasta alcanzar la muerte. Esta acción banal, evidencia formas especiales en el padecer intenso de la víctima, su manifestación como resultado mecánico lacerante, es lo que exacerba la satisfacción del autor. Sobre todo, que la complacencia y el gozo son elementos en cumplimiento de la necesidad de matar del autor, no se trata precisamente del asesinato cometido, sino, más bien, en la prolongación del dolor de las heridas inferidas en la víctima o por el daño lesivo de las torturas en su salud psíquica, lo que determina la vasta crueldad de su conducta en la ejecución criminal. c) El asesinato cruel de la víctima como resultado de las torturas Finalmente, el acto antijurídico del autor en el asesinato con mayor brutalidad, que se manifiesta como resultado de las torturas, son causa del poder ejercido sobre la víctima, con el objetivo de provocar intensos dolores innecesarios y prolongar su muerte, el castigo anormal creado por este autor, es aplicado para satisfacer su propia voluntad criminal. La actitud deforme que revela el autor, se debe a los rasgos de insensibilidad por la vida humana, pues, este sujeto en la comisión fáctica previa a la muerte del sujeto 216 Las Figuras del Asesinato pasivo, aplica medio especial de tortura sin sentimientos de piedad, deleitándose con la agonía o colapso que le produce insuficiencia a su víctima. Especialmente, si en esas condiciones inhumanas el asesino actúa con ánimus necandi desde el brote de los hechos comisivos, siendo así, sería más hacedero para este obrante, alcanzar nuevas formas homicidas asociadas a desórdenes patológicos, que acarrean a observar su propio accionar en el preciso momento del tormento y suplicio de la víctima, como si fuera una necesidad para encontrar únicamente un obsesivo placer enfermizo durante el tiempo que perdure la agonía. Vale decir, que solo el autor puede determinar el momento concluyente del padecimiento y ultimar a su víctima, ya que, el dominio del hecho que ejerce, mantiene ventaja para direccionar el espacio que dure la tortura. Este macabro hecho de suplicio y dolor ex antes del asesinato de la víctima, han puesto en escena verdaderos aparatos del terror, teniendo en cuenta que la intención premeditada del lacerante sádico, se ha convertido en un factor preponderante por la forma de matar que aflora, ello, constituido como un ente con actitud típica letal, que destruye fácilmente la vida de los demás. Por eso pues, hoy, nuestro reforzado Derecho Penal objetivo, ha encontrado artilugios jurídicos apropiados, que asocian al crimen como hecho, al sujeto perpetrador y a la sanción penal como legítima consecuencia, es decir, que pretende una sistematización coherente de las reglas legales y una interpretación racional, para alcanzar a esos asesinos que causan sufrimiento, dolor y por supuesto la muerte de la víctima como su fin primordial. Será necesario además, que en la materialidad homicida se cumplan los elementos 217 Guillermo Haro Lázaro del tipo, para la configuración criminal del delito, donde el deceso de la víctima deberá concluirse después de una larga agonía de sufrimientos físicos o psíquicos, por causa de la tortura. En contraposición a nuestro análisis, existen algunos factores insuficientes que no son materia constitutiva en la figura de crueldad, siendo el caso del sujeto que antes de asesinar a su víctima, quiso hacerla sufrir, cercenando partes de su cuerpo, pero, por motivos ajenos a su voluntad, este autor la degolló pronto con un machete, sin poder atribuir los presupuestos de tortura y sufrimiento, tanto físicos o psíquicos de la víctima, que se requiere en la perpetración del delito inmisericorde. Aunque ese asesinato consumado, haya desencadenado ex post, una expresión de crueldad en el obrante, esta forma de comisión no se cumple, en razón de la exigencia de la crueldad previa a través de la tortura que debió sufrir la víctima antes de morir. En esa postura, la conducta del autor se torna equívoca e insuficiente para alcanzar la calificante de crueldad en el asesinato, pues aquello, solo debe encuadrar el asesinato por ferocidad, dado que, no se cumple lo adoctrinado en la Ley. Otro ejemplo, carente de configuración penal, de la figura por crueldad, es el proceder inhumano de los pobladores que capturaron a un delincuente, para luego, atarlo a un poste de madera, con el objeto de torturarlo hasta causarle muchos cortes y heridas de gravedad en el cuerpo, circunstancias en que el delincuente forcejea las ataduras, el poste cae, impactándole en la cabeza y muriendo a los pocos instantes. 218 Las Figuras del Asesinato La conexión que existe entre la causa y el efecto, con respecto a la figura homicida por excesiva crueldad, se encuadra como efecto de una evidente conducta dolosa e inhumana en el asesino, teniendo en cuenta que, los actos exteriorizados revelan un intenso encarnizamiento carente de afecto por las personas, suponiendo una actuación fáctica de dolor, dirigida a buscar el resultado muerte de la víctima. Pues, la causalidad como presupuesto esencial del tipo, deberá encontrar relevancia en el hecho mismo de su perpetración revestida de una mayor bestialidad en la forma de matar, haciendo extensivo el sufrimiento de la víctima, a fin de lograr un asesinato atormentado, lleno de congoja y angustia, que solo se puede atribuir a un victimario despiadado, que descarga toda su ferocidad para disfrutar y sentir satisfacción por tales instintos de sadismo, en la muerte que ocasiona a su víctima. Llevando todo ello, a comprender una muerte, producida de forma sumamente lesiva, que rebasa todas las circunstancias criminales de asesinato en el mundo. § 41. El asesinato con alevosía La figura de alevosía como diseño criminal del asesinato, consiste en la preeminencia deliberada que se logra mediante la felonía, para ser utilizada por el autor fáctico como elemento esencial en la incidencia de la confianza contra el sujeto pasivo. Pues, la acción traidora y desleal del felón, facilita su propósito criminal con el fin de alcanzar un asesinato eficaz en su víctima. De allí, que su conducta alevosa y maquinadora, revestida de cautela, son la esencia misma de su naturaleza homicida, que de seguro servirá para reafirmar la perpetración de su delito, dirigidos a una 219 Guillermo Haro Lázaro víctima que no exterioriza riesgo ni peligro alguno para este felón, sino, en razón a que buscó anteriormente un embuste viable y una forma de poner a la víctima en un estado de indefensión. En suma, esta clase de asesinato alevoso, determina un modo único y particular de matar, considerando la necesidad de un comportamiento humano que se traduce en la traición y perfidia del obrante, como circunstancias básicas elementales, principalmente de su vulnerabilidad, al no poder hacer uso de sus mecanismos de defensa, ello, sería entonces, lo que fundamenta la agravante del tipo penal calificado. Por eso, la traición maliciosa de deslealtad y maldad extrema del felón, revela la condición de un sujeto avizorado, que aviva enardecidamente una pasión pérfida a la falta de buena fe depositada en su víctima. En este sentido, la sólida regulación legal afianza una penalidad radical en el Artículo 108º, inciso 3) de nuestra legislación punitiva, para sancionar a los transgresores de la modalidad alevosa, con castigo privativo de libertad no menor de 15 y máxima de 35 años. Para afirmar la existencia del delito alevoso, se requiere de los elementos del tipo objetivo y subjetivo como máxime presupuesto configurativo, pues, este principio constituye una obligatoriedad delimitada en la aplicación de la estructura normativa. No obstante, se trata de una figura que por su naturaleza criminal el autor exterioriza objetivamente un comportamiento de sigilo, cautela, astucia o maña, a efectos de engañar y preparar a su víctima, hasta lograr su desprotección para ser atacado a traición. Este acto inhumano, por lo general se emprende con la finalidad de que el autor pueda asentir su propósito 220 Las Figuras del Asesinato homicida contra su indefensa víctima, sin devenir por supuesto, algún riesgo inminente en su evento, debiendo encontrar primero, una forma adecuada de paralizar toda reacción o posibilidad de defensa en la víctima, que pudiera cambiar el seguimiento de su conducta premeditada, lo que nos lleva a comprender que se trata de una consecuencia inseparable en la existencia de riesgo para el asesino, que pudiera emanar de la conducta defensiva de la víctima. Por ello, esta modalidad de asesinato alevoso, mantiene firme su contenido jurídico, para ser evidenciada como requisito subjetivo agravante en la responsabilidad criminal del autor, que perpetra su delito doloso, con el fin de revelar los medios que fueron utilizados en el aseguramiento de su ejecución material, sin peligro para él. Además, se determina que el medio empleado por el autor, sería cualquier instrumento de ataque como: cuchillo, machete, (arma blanca), una pistola, escopeta, (arma de fuego), fierro, palo, martillo, entre otros que por su uso letal causen la muerte de la víctima. Efectivamente, estos medios comisivos o formas empleadas en la consumación material, son los que se exige y pone de manifiesto el tipo objetivo de la acción alevosa. Pero, en realidad es incongruente pensar, que el uso de esos fatídicos instrumentos sean la causa real del asesinato, en el momento adecuado que preparó el autor, sino más bien, entender que ese instrumento o medio idóneo empleado desde su brote, arremetidos a la víctima, sirvieron solo con intención de inmovilizar y completar la consumación con otros ataques, para asegurar el asesinato final. De allí, que el cauce criminal pueda proponer suficiente, un resultado enfático con arreglo a la concreción de la norma de 221 Guillermo Haro Lázaro mandato, a fin de determinar la existencia de la alevosía, en tal sentido sólo serían alevosas las muertes que se producen en virtud al empleo de las formas o medios elegidos por el autor53. Según el profesor Gómez López, se debe considerar como homicidio alevoso aquel en el cual la indefensión de la víctima es provocada o aprovechada por el agente; estamos frente a una felonía pues el homicidio se “ejecuta con traición”54. En la materialización traicionera del criminal, se fundan otros medios dirigidos al vínculo de confianza que conllevaba el autor con la víctima, de tal forma que este felón pueda determinar el método o medio empleado más apropiado, para conseguir un diseño arremetedor especial en su consumación material, bien podría ser de modo súbito o por sorpresa, es decir, como él quiera que sucedan los hechos, so pretexto de ser digno de su entera confiabilidad que la víctima le tenía, y, este, en respuesta a ello, pudo aprovecharse sigilosamente para llevar a cabo su artimaña de guisa rápida e inesperada en el ataque pérfido, sin permitir ninguna acción autodefensiva. Así pues, el bloqueo defensivo de la víctima se torna hoy lacerado por el accionar comisivo del felón, que desaparece la probabilidad de preservación de su integridad física _____________ 53. Córdoba Roda, Juan - Rodríguez Mourullo, Gonzalo, Comentarios al Código Penal, Tomo I, pág. 545, Ed. Aranzadi, Barcelona-España, 1997. Si bien el principio aludido tiene plena validez, su operatividad práctica no deja de ser excepcional, pues la regla general es que quien elige los medios o formas para cometer el homicidio con alevosía logre consumarlo con el empleo de dichos medios. 54. Peña Cabrera, ob. cit., pág. 102. 222 Las Figuras del Asesinato y psíquica, para posteriormente incidir en su conducta proditoria, que acondicionó con la intención de facilitar una emboscada o acechanza vil y despreciable contra su víctima, ya que nunca imagino ser presa fácil de la prevalecida traición de otro sujeto de su entera confianza; más aún, que no pudo prevenir tal complot, porque tampoco apercibió el sigiloso disfraz de su conducta pérfida, para advertir la presencia de su atacante. Todo ello, se traduce en un diseño especial o medio intencional, que emplea el felón para encuadrar el camino criminal, con el único propósito de alcanzar la muerte del traicionado, sin apeligrar, ni reaccionar de alguna manera, en el preciso acto execrable. § 42. La agravante de alevosía sobre la víctima inerme Claro está, que la conducta intrigante y oportuna del autor, no exime límites en la manera de matar, solamente prepara o busca el estado de indefensión de su víctima, sin importar sus limitaciones, estado, situación, clase, categoría, cualidad o de distinta índole para defenderse, ya sea, por encontrarse durmiendo, de espalda, distraído, drogado, o, en cualquier circunstancia que posibilite un fácil ataque, hasta rematarlo cuando esta yace inerme en el lugar específico fijado por el autor. Inclusive, puede alcanzar también a las víctimas con un grado particular de indefensión, clasificados en el siguiente orden de debilidad como: un infante, el vetusto, el minusválido, el invidente, entre otros, por tratarse de personas indefensas y desprotegidas que por su propia condición especial, se ubican en una cadena de inseguridad expuestas a cualquier peligro. Por ende, es relevante aclarar que la Ley en estos 223 Guillermo Haro Lázaro casos de víctimas desvalidas, tiene sus efectos en el incremento de su agravación de manera más drástica respecto de los transgresores, debido a que en este punto los sujetos pasivos presentan una calidad especial con diversas formas de discapacidades, expuestas con facilidad a recibir la acción alevosa de su asesino. En la misma posición Quintano Ripollés afirma que “la víctima inerme, el ciego, el dormido o el completamente desvalido, automáticamente hacen caer sobre el agresor la agravante de alevosía”55. Entendida la figura de alevosía como la felonía o traición descargada sobre la víctima sin proximidad de peligro para el autor, en razón al conocimiento del estado de indefensión en que se encuentra o posición que se sitúa a la víctima, pero, es más abominable saber que la víctima del hecho es un indefenso niño o infante, o un desprotegido minusválido. La agravante de alevosía se presenta en el comportamiento del autor no solo con el propósito o voluntad de asesinar, sino que también este asesino se sirve de la situación oportuna de indefensión del niño u origina este estado para procurar la muerte. Siendo el caso del chofer encargado de la movilidad escolar del niño que por la confianza depositada en él, a la hora de la salida lo recoge del colegio y decide llevarlo por un lugar solitario para asesinarlo. Este estado de indefensión del menor, alude a un hecho concreto, donde el asesino encuentra mayor oportunidad y seguridad para consumar la muerte, apartándose de lugares concurridos. Además, la excesiva familiaridad en el trato, sería una conducta sin sospechas a su favor. _____________ 55. Laje Anaya, op. cit., p. 45. 224 Las Figuras del Asesinato Se ha visto que este singular asesino suele llevar al niño a morir a un “lugar seguro” para su macabro fin, alejando toda ayuda externa posible, libre de interferencias, en deyecta y aviesa actitud56. Sin lugar a dudas, los supuestos antes referidos están revestidos de gran peligro y mayor culpabilidad para el felón del delito insidioso, que exterioriza tal vez, el más perverso comportamiento criminal en su voluntad intencional, contra otros sujetos considerados sumamente graves y nocivos, por nuestra civilidad contemporánea. Pero, lo más controvertido es que se trata no solo de víctimas comunes, sino de personas especiales, fáciles de lograr una muerte segura y que después de la cobarde intervención homicida del felón concluye satisfecho sin ningún riesgo. En definitiva, esta falta de defensa del sujeto pasivo, más parece que se tratara de un acontecimiento de inferioridad del desvalido que de la propia consecuencia alevosa, pues, nuestra opinión juiciosa frente a ello, sería considerar un mal excesivo de preeminencia en la conducta del felón. Esta apreciación del autor que revela dominio sobre la víctima, se crea como una guisa de superioridad solo para vincular su proceder con el acto criminal. Implícitamente, se debe tener en cuenta la necesaria trascendencia que acarrea el dolo en este especial formato criminal, al conocer que su voluntad deliberada disfrazada de engaño, fraude o simulación, son llevados a cabo maliciosamente con la intención premeditada no solo para ocasionar la muerte de la víctima, sino que es _____________ 56. Laje Anaya – Laje Ros; “Código Penal”; págs. 92, 93; Ed. Lerner; Buenos Aires-Argentina, 1998; y jurisprudencia del T.S.J. de Córdoba en Semanario Jurídico Nº 590, p. 11, del 24/IV/1986. 225 Guillermo Haro Lázaro imprescindible la singular modalidad de exteriorizar el hecho alevoso, pues, estas afirmaciones nos llevan a comprender que el felón del delito, propone una dualidad capital en su accionar comisivo al mismo tiempo; mientras que la primera sería el deseo desenfrenado por alcanzar la muerte, el segundo sería, que esta víctima se encuentre en un profundo estado de indefensión; de manera tal, que ambas manifestaciones se muestren viables para lograr un resultado eficaz en su propósito criminal. § 43. Clases de alevosía En la figura premeditada del aseguramiento ejecutivo sin peligro para el traicionero, se pueden presentar tres clases de alevosía, donde el asesino los utiliza como instrumentos de agravación en la perpetración de su delito, de acuerdo a la función característica reveladas en cada una de ellas, siendo posible diferenciarlas por la forma de su actuación criminal y el modo anterior de buscar el estado de indefensión de su víctima. Por tanto, podemos admitir en este orden de ideas que, el primer diseño alevoso del autor sería el “proditorio o traicionero”, comprendida en su ataque fáctico y premeditado por artificio, ocultamiento, descuido, para arremeter contra su víctima, esto es, que ejerce de forma desprevenida “a traición y sobre seguro”57. El segundo diseño alevoso correspondería a la forma sorpresiva, repentina o inesperada, que aplica el autor en el acaecimiento de su víctima, sin permitir ningún modo de reacción, ni desviar el ataque, aunque esta se encuentre _____________ 57. Arias Eibe, Manuel José, “LA CIRCUNSTANCIA AGRAVANTE DE ALEVOSÍA: Estudio Legal Dogmático-Penal y Jurisprudencial”, Revista Electrónica de Ciencia Penal y Criminología, RECPC, 07-03, pág. 3, Madrid-España, 2005. Fuente: http://criminel.ugr.es/recpc/07/ recpc07-03.pdf 226 Las Figuras del Asesinato de frente o de dorso. El tercer tipo alevoso, discierne su acción bajo empleo de instrumentos de prevalimiento, abandono o indefensión, que se valida mediante elemento circunstancial de desamparo del traicionado, encontrando el traidor la postura adecuada para un ataque especialmente infame y pérfido, cuando se encuentre yacente, recostado, quieto, sentado, arrodillado, pernoctando, adormecido, de modo que ese estado de reposo debe consistir en la inacción de su movimiento voluntario. Además, este irracional sujeto, encuentra entusiasmo en esta etapa de dificultad intensa, o en cualquier otra situación de ventaja no provocada por este, sino que también, puede dirigir su acto homicida, a víctimas inimputables, como un inválido, paralítico, ciego58. Siguiendo el análisis, otras formas factibles de transgredir las conductas éticas de honestidad y respeto, también integran o más bien, complementan el acto comisivo del autor, traicionando la confiabilidad de su lealtad en él depositada, acreditando con especial énfasis la “alevosía moral”, que constituye esconder su intención criminal, para simular un sentimiento de amistad y seguridad digna de su personalidad; y por otro lado, la “alevosía material”, que dispone un modo particular en el resultado criminal con la intención de ocultar el asesinato perpetrado. Para terminar, en el afianzamiento de nuestra posición doctrinal el tratadista Ricardo Núñez, opina que: “al ocultamiento moral o material caracterizadores del homicidio _____________ 58. Arias Eibe, Manuel José, “La alevosía de segundo grado o abuso de superioridad como circunstancia agravante genérica de la responsabilidad criminal estudio jurídico penal y jurisprudencial”, La Ley penal: Revista de Derecho Penal, procesal y penitenciario Nº 32, págs. 25, 38, Ed. DYKINSON, Madrid-España, 2006. 227 Guillermo Haro Lázaro proditorio y del homicidio insidioso, la alevosía le agrega la cobarde finalidad del autor de obrar sin riesgos para su persona”. Si fuera posible adecuar una síntesis pedagógica sobre el concepto de alevosía, digo “mata sin riesgo y sobre seguro”, a lo que debe acrecentársele el lado subjetivo de la calificante. Por último, el vínculo causal resultante como consecuencia de la figura de alevosía, se determina entre la conducta criminal del felón orientada a traicionar y poner a la víctima en un estado de indefensión para facilitar el asesinato, sin ningún riesgo para el traidor. De modo tal, que la conexión entre la acción alevosa del sujeto activo y la causa fatal muerte de la víctima, se encuadre en el modo y la forma que este autor utilizó como instrumento para alcanzar un estado de indefensión y asegurar la muerte. Teniendo en cuenta, que la intención premeditada y el dolo del autor fueron elementos esenciales en su conducta criminal con la finalidad de obtener la muerte de la víctima, existiendo de esta manera una estrecha relación entre el punto de equilibrio del acto mismo y la causa material deseada. Para concluir, la causalidad como principio fundamental del delito, tiene su finalidad en la obra perpetradora ceñida por un modo de asesinar considerada como la más vil y traicionera en comparación con otros delitos dolosos, a fin de lograr una muerte segura. 228 Quinta Parte Homicidio Calificado Por el medio comisivo Las Figuras del Asesinato Capítulo V ASESINATO POR FUEGO, EXPLOSIÓN U OTRO MEDIO CAPAZ DE PONER EN PELIGRO LA VIDA O SALUD DE OTRAS PERSONAS “Mecanismos complejos para alcanzar la muerte y el riesgo masivo de personas” SUMARIO: §44. Marco introductorio §45. Concepto doctrinal §46. El asesinato por fuego §47. El asesinato por explosión §48. El asesinato por cualquier otro medio capaz de poner en peligro la vida o salud de otras personas. § 44. Marco introductorio L as modalidades de asesinato a través de la historia, pone de manifiesto su perdurable legado en las Ciencias del Derecho Penal, para proseguir con trascendencia el planteamiento teórico, de los medios idóneos de comisión, eficaces en la voluntad homicida del autor material, a fin de realizar con gran ímpetu la muerte de su víctima. Sin embargo, en las últimas décadas se ha mermado definitivamente las acciones criminales, por fuego, explosión o con el empleo de otros medios análogos que por su naturaleza sean capaces de implicar peligro en la vida o salud de otras personas, lo que colegiría decisivo, un posible decrecer existente de algún desenlace perpetrante, por estos delitos al interior de la civilidad y el orbe. Los medios tradicionales del crimen que se evidencian en la muerte de otro, se presentan exacerbando un peligro 231 Guillermo Haro Lázaro subjetivo de extrema agravación, este comprende el subtipo del delito en estudio, siendo tal vez los más notables en la estructura penal, pero también, los vetustos en la historia de la criminalidad. Pues, cada figura homicida debe considerar al dolo directo o especifico, como elemento vital (ánimus necandi), toda vez que, el proceder criminal del asesino se orienta a causar la muerte de una persona, lo que permite clarificar la forma de su intención dolosa directa o específica en el preciso momento de su acto, bajo empleo de medios eficaces de comisión, para su configuración penal. Las circunstancias subjetivas de la agravante, se encuadran en el hecho de que el fuego, explosión o el empleo de otro medio equivalente producido por el autor, ponga en peligro concreto la vida o salud de otras personas, pudiendo determinar con ello, la condición subjetiva del dolo eventual en la muerte de otras personas como consecuencia del fuego, explosión o bajo el empleo de aquellos medios análogos que el autor no tuvo la intención de dar muerte. En suma, es válido destacar que el asesinato causado por fuego o explosión, aflora absoluta gravedad, respecto de su configuración homicida, y, así también, de la sociedad como víctimas afectas por el medio empleado en su trascendente obra criminal. Se sabe que toda conducta criminal consciente y voluntaria, está antecedida además, por una causa motivacional, pero, hasta este tiempo, no se conoce cambio coetáneo, sobre qué medios se basa el autor para inducir el asesinato por fuego o explosión, pues debe entenderse, que estas figuras de agravante poder lesivo, tiene efectos de propagación material, que alcanza no solo a la víctima preferente, sino que mata o lesiona a todo un grupo humano que no pudo 232 Las Figuras del Asesinato prevenir los resultados difundidos por el autor. Siendo así, sería entonces, inconexo atribuir para la figura agravante, los móviles de venganza o sevicia, ya que el legislador nunca tomo en consideración tales adecuaciones de las complejas mecánicas del modelo de asesinato. Pues, al no existir modo alguno de estimulación en su acto, tampoco tendría lugar el motivo que debió darse en su acción, lo que daría lugar, solo a perpetrar su propia conducta humana con intención directa, para alcanzar a varias víctimas y poner en peligro la vida o salud de otras personas. Esta gran diversidad de asesinatos, nos exige ahondar en la materia, los tiempos precedentes con mayor trascendencia y peligro, respecto de la colectividad de víctimas expuestas, pues, hoy estas formas criminales han perdido vigencia en su accionar comisivo, como lo hemos manifestado. No obstante, frente a los resultados de algunos delitos que perdieron peso criminógeno y previsibilidad, el Derecho Penal en vigencia, no encuentran relevancia por estas consecuencias en la actualidad, debido a la viva reacción doctrinal de nuestro sistema jurídico penal, que de manera inmediata y apropiada decidió derogar la agravante por “veneno o envenenamiento”59, regulado anteriormente en el Artículo 108º inciso 4) de la Ley, debiendo comprender que su conducta criminal continuará perteneciendo a la figura de asesinato, como lo manifiesta la amplia doctrina, siempre que la forma y el modo del empleo letal haya servido para matar de manera subrepticia con el fin de lograr el aseguramiento del resultado material, y, la reacción de la víctima.60 Su acción típica, debe también _____________ 59. Ley Nº 30253, Ley que modifica el Artículo 108º del Código Penal peruano, del 24/10/2014. 60. Hurtado Pozo, op. cit., p. 50. 233 Guillermo Haro Lázaro ampliarse en los casos de alevosía para constituirla como medio capaz de poner en peligro la vida o salud de otras personas. Por ello, este formato académico criminal, acarrea la vía consecuente para alcanzar estos actos inhumanos por incendio o explosión, producidos por el autor, bajo el empleo de instrumentos esenciales que por su eficacia revelen dolosamente un diseño especial en su actuación homicida; llevados a cabo, mediante circunstancias sustanciales de peligrosidad y dominio del hecho, que requiere un constreñimiento exigido por el autor, con el objeto de reforzar la mecánica en la perpetración del asesinato. Además, el empleo del medio supone un requisito intencional sumamente relevante en el incremento de su agravación, esto es, cuando el autor haya creado un escollo frecuente para las personas del entorno. Así también, podemos erigir que la vida o la salud de ese grupo humano, debe alcanzar una comisión típica especial, que encuentre un estado próximo de daño y riesgo necesario para considerarse como presupuestos de tipicidad en el aumento de la agravante, y por tanto, haber producido una situación de peligro concreto.61 Un ejemplo de ello, sería el caso del asesino que decide incendiar el departamento de su ex novia con la intención de matarla, aún, sabiendo que vivía con sus padres y hermanos, este ejecuta su acción. Así también, el chofer que manejaba un ómnibus de pasajeros, es asesinado por el autor explotando la unidad móvil con dinamita. _____________ 61. Peña Cabrera, ob. Cit., p. 115. 234 Las Figuras del Asesinato Por consiguiente, el tipo penal dispone otro medio capaz de poner en peligro la vida o la salud de un gran número de personas, donde se hace necesario recoger lo regulado en los “DELITOS CONTRA LA SEGURIDAD PÚBLICA”, Artículo 273º, peligro por medio de incendio o explosión; del Código Penal, refiriéndose al: “que crea un peligro común para las personas o los bienes mediante incendio, explosión o liberando cualquier clase de energía, será reprimido con pena privativa de libertad no menor de tres ni mayor de diez años”. Siendo estas las figuras con desenlaces más devastadores y catastróficos utilizados como medios o métodos para alcanzar punibilidad de manera deliberada, pudiendo admitirse cualquier otro medio no descrito entre los delitos contra la seguridad pública62. De igual modo, la tipificación de otras formas agravadas se sigue en el Artículo 275º, del CP, para referir que: “La pena será privativa de libertad no menor de seis ni mayor de quince años cuando en la comisión del delito previsto en el Artículo 273º concurre cualquiera de las siguientes circunstancias: 1. Si hay peligro de muerte para las personas. 2. Si el incendio provoca explosión o destruye bienes de valor científico, histórico, artístico, cultural, religioso, asistencial, militar o de importancia económica. 3. Si resultan lesiones graves o muerte y el agente pudo prever estos resultados. Asimismo, los “estragos especiales” se regulan en el Artículo 276º, mencionando al “que causa estragos por medio de inundación, desmoronamiento, derrumbe o por cualquier otro _____________ 62. Villavicencio Terreros, op. cit., p. 43. 235 Guillermo Haro Lázaro medio análogo, serán reprimidos conforme a la pena señalada en los artículos 273 y 275, según el caso”. En definitiva, estas incorporaciones al sistema jurídico penal, mantienen su vigencia como una dualidad de delitos catastróficos que responden a la necesidad de proteger ciertos bienes jurídicos, el cual exceden de su conducta dolosa dirigida al objetivo que se busca. Pues, en el caso del Artículo 108º inciso 4), de la norma legal, se encuadra actualmente a los asesinos que utilicen fuego o explosión en su comisión homicida, siempre que se alcance sustancialmente un peligro en común como consecuencia de ello, apoyándose sobre la base de otro medio idóneo, orientados a situar un peligro inminente para la vida o salud de otras personas, de manera tal, que se presente como presupuestos exigidos por la Ley. Por otro lado, en el caso de los “delitos contra la seguridad pública”, en cualquiera de sus figuras, la Ley determina a los sujetos que hayan creado un peligro común para las personas o los bienes mediante incendio, explosión o liberando cualquier clase de energía (…). Siendo requisito esencial que estas actuaciones fácticas deseadas, también conlleven una variación en la intención dolosa del autor, lo que permitirá superar el límite de su producción, para desatar la muerte de otros sujetos, aun admitiendo su previsibilidad en el resultado. Sin duda alguna, parece tratarse de eventos preterintencionales, que desencadenan en cada una de las conductas primigenias otras consecuencias especiales con resultados similares o diferentes en el mismo hecho. Pero, en este acto la preterintención se pone de manifiesto para abarcar solamente a los delitos de seguridad pública, en razón a que este autor nunca tomo en cuenta que surgiría 236 Las Figuras del Asesinato un desbordamiento de su conducta, que devino posterior otras consecuencias como resultado. Ahora bien, contrariamente a los hechos, el delito ocasionado por medios catastróficos, no encuadra en los presupuestos preterintencionales, ya que el autor, como realizador del hecho, intencionado dolosamente buscó solo la consumación de su acto, para ocasionar nuevos daños que afecte a otras víctimas, sin pretender que, aquello no fuera precisamente objetivos. Dicho de otro modo, la configuración típica subsume la específica agravante que se inserta en la acción dolosa del autor, su fin primario es provocar el deceso de su víctima, disponiendo de medios idóneos o eficaces, a través del fuego, explosión o para sus efectos de aplicar nuevos medios análogos que por su esencia criminal puedan conseguir mayor peligrosidad en la vida o salud de otras personas. Concluyendo la introducción, podemos afirmar que el asesinato perpetrado por combustión de energía o estrepitoso detonante, revisten deliberado incremento lesivo en su determinación homicida, debido a la actuación comisiva del asesino que exterioriza una extrema peligrosidad, propias de su conducta criminal y principalmente en el modo de causar daño, bajo uso de elementos nocivos que por sus características de fuego o explosión, se considera como catastróficos fijados en su mecanismo o procedimiento viable, con fines de consumar el tipo homicida; aflorando con este hecho grave, una situación de zozobra, alarma e intranquilidad dentro de la sociedad y el Estado de derecho. 237 Guillermo Haro Lázaro § 45. Concepto doctrinal Desde el punto de vista jurídico, debe precisarse que el asesinato por fuego, explosión u otro medio capaz de poner en peligro la vida o salud de otras personas, son aquellos mecanismos compuestos por diversas formas o medios catastróficos específicos, que el autor se sirve de ellos apropiadamente para alcanzar de manera eficaz la muerte de otro, desencadenando al mismo tiempo un peligro ordinario, fijados al aseguramiento de un resultado sin ninguna acción de resistencia en su víctima. En otra acertada opinión, se entiende que este suceso funesto donde el autor del asesinato por fuego o explosión, es considerado un hecatombe homicida, no solo, porque el autor del hecho catastrófico utilizó los medios convenientes, de necesaria optimización para realizar su objetivo primario, sino porque lo relevante debe ser, que el mismo evento ocasione un peligro común, es decir, aplicando otros recursos o fórmulas que por su eficacia puedan alcanzar un riesgo inminente próximo en la vida o salud de una colectividad de individuos. En realidad, el medio en común que importa el autor, hace referencia a otros resultados tal vez más desastrosos con mayor cantidad de víctimas. Pero, ello no significa que en cualquier caso, nuestras articulaciones normativas puedan identificar solo la producción de un peligro común, por el contrario, esta debe acarrear también, las que resulten como consecuencia de cualquier otro medio con gran poder de asolación total. En suma, diremos que la dicotomía o dualidad de su sistema 238 Las Figuras del Asesinato jurídico, radicaría en que ambos tipos punitivos se fundan sobre un diseño que rebasa sus objetivos primordiales, debiendo precisar que cada uno persigue la consumación de un hecho específico y concreto, sin tener en cuenta que al conseguir la muerte de la víctima o la creación de un peligro común, estas puedan generar otros efectos y viceversa, aunque, no se haya previsto una cuantía humana de víctimas dañadas o perecidas. Queda entonces reconocer, que si por esta vía de rebasamiento o intención desproporcionada ajenas a la voluntad del autor, se logró desenlaces finales de peligro común y muerte; en ese caso, vale decir que la preterintención para los casos de asesinato por fuego o explosión se tornan insuficientes; la razón de ello sería, se debe al conocimiento de la intensidad con que acciona el autor y de los resultados que en ella pudiera desencadenar, sobre todo, porque no basta matar a una víctima, sino lograr por otro medio un peligro colectivo o un resultado de daño masivo hacia otras personas, aun, si este sustento jurídico estriba de nuestro sistema legal. En tal sentido, la conducta criminal examinada se diferencia por revelar guisas objetivas y subjetivas, que solamente se dirigen a matar a una persona, pues, para ello, la propagación del fuego, la detonación violenta y expansiva, la inundación, el desmoronamiento o el derrumbe no son más que, medios análogos que por su naturaleza lesiva el autor se sirve de ellas con el fin de aprovecharlas en su delito. Otro detalle configurativo del delito, se instituye con la puesta en peligro real o concreto de la vida o salud de otras personas, teniendo en cuenta la disparidad de su objetivo criminal. Sin duda, este criterio hace referencia a diversos 239 Guillermo Haro Lázaro sujetos pasivos, para ilustrarnos necesariamente que las consecuencias por medio de fuego o explosión, deban sobrepasar sus efectos, a fin de alcanzar no solo a una o dos personas, sino a un grupo humano, considerables en la fijación de la figura criminal. Por último, en nuestro medio coetáneo estos delitos catastróficos ya han perdido protagonismo y continuidad en su comisión homicida, argumentando que los casos de terrorismo y sus modalidades de asesinato perpetrados por fuego o explosión, se recuerdan únicamente, escenarios y criminales como verdaderas maquinas del terror, que fueron causa de desastres, muertes y desolación en la sociedad peruana del pasado siglo. Por eso, hoy, podemos evidenciar sin ninguna vacilación, que estos grupos guerrilleros han sucumbido después de un largo enfrentar, con la captura de sus cabecillas y especialmente del líder terrorista Abimael Guzmán Reynoso, ello pudo paralizar de manera considerable el peligro, los asesinatos de personas y lo mejor de todo, es palmario que perdieron su auge a causa de su erradicación en casi un 95 de su totalidad. Así, los coches bomba y los grupos terroristas de aniquilamiento arremetidos en distintas partes del país dedicados a sembrar pánico y terror en la humanidad, marcaron y dejaron huellas en nuestra trascendental historia nacional. § 46. El asesinato por fuego Esta modalidad de asesinato, enmarca una forma especial de matar, utilizando para su perpetración criminal el fuego o combustión, en un escenario conocido por el pirómano 240 Las Figuras del Asesinato homicida, donde se encuentre la víctima y su entorno de cualquier índole, con el propósito de lograr su muerte inclusive exponiendo a peligro la vida o integridad física de otras personas, que nada tenían que ver con el objetivo principal, ni la conducta dolosa del asesino. En tanto, estos diseños criminales de asesinatos en la hoguera, por su esencia misma, han sido considerados actos sumamente crueles e inhumanos, de un proceder refinado, que se diferencia como consecuencia del modo de asesinar revelados por el autor en su accionar comisivo, pues ese acto de carbonizar a su víctima, daña al mismo tiempo otro grupo humano que se encontraba con ella, de manera que su perpetración, alcance la estimativa determinante de legislación punitiva. Sin embargo, este delito se remonta desde los tiempos del emperador romano Julio César en la historia antigua, que utilizaban métodos de castigo implantados para quemar a ladrones y prisioneros de guerra, lanzándolos a la pira, como si fueran tueros puestos en el fondo de las hogueras. A pesar de ello, estas formas de ejecución, fueron alcanzando vigencia y habitual relevancia criminal en diversas partes del mundo, incluso entre los siglos XVIII y XIX, Inglaterra preponderaba hasta el año 1790, Alemania imperaba en 1823, y Estados Unidos, activada por destacar una de las agrupaciones xenofóbicas llamada Ku-Klux-Klan63, quienes se dedicaban a la captura de sus víctimas para quemarlos vivos; igualmente, los indios norteamericanos, reaparecían más “perfeccionadores”, adoptando nuevos prototipos en la manera de quemar _____________ 63. KU KLUX KLAN m. Organización política secreta y violenta de origen norteamericano, de ideología esclavista y racista, defensora de la supremacía de la raza blanca, creadas en el siglo XIX. El Ku Klux Klan aterrorizó con sus crímenes a la población negra del sur de Estados Unidos. 241 Guillermo Haro Lázaro personas vivas, asándolos a fuego lento o sometiéndolos a una combustión espontánea humana, hasta quedar convertidos a cenizas. Posteriormente, en esta edad intermedia, el Imperio Bizantino y la Iglesia Católica, oficializaron la muerte por fuego, siempre que el condenado haya incidido en la causal de “herejía”. Pero, tal aplicación de pena capital, tuvo resultados favorables porque fueron incluyendo otros delitos como el incesto, brujería, falsificación de monedas, sodomía y los crímenes contra los reyes. Por tales sucesos precedentes, en la actualidad estas modalidades históricas de asesinato por combustión de personas, castigadas con penas capitales, fueron decayendo en su comisión material durante el tiempo acontecido, prueba de ello, hoy las estadísticas criminales para este tipo penal de asesinato por fuego, han sufrido una decadencia radical, lo que significa, un resultado satisfactorio vigente en la sociedad. Así pues, esos antecedentes y modelos criminales, solo servirán como base fundamental en la prevención del delito, no con el afán de emular sus desatinadas guisas de asesinatos y sanciones al condenado, sino para enriquecer nuestra legislación, aplicando innovadoras metodologías y técnicas jurídicas suficientes propias de las Ciencias del Derecho Penal sin exacerbarlas. En realidad, lo que se busca con este discernimiento constructivo, es de no dar tregua oportuna a los asesinos piromaníacos de estos tiempos, para intensificar sus formas criminales, ni desarrollar otras clases de conductas, si se puede antes censurar. Este alcance, sería también competencia del legislador, ya que su ardua labor permitiría encontrar nuevas formas 242 Las Figuras del Asesinato reguladoras en la prevención del delito. En este sentido, sobre la base del tipo penal de asesinato la expresión "capaz de poner en peligro la vida o salud de otras personas" se constituye como un instrumento determinante en el modelo criminal de asesinato, precisando que no se trata solamente de quemar vivo al sujeto pasivo de manera específica en un lugar público, donde no pueda presumir la puesta en peligro de otras víctimas, sino que la muerte utilizando fuego, deberá alcanzar a la víctima y peligrar la vida o integridad de otras personas. Pues, podría resultar en este hecho que no se logre la quema o daños leves de personas distintas al sujeto pasivo, es suficiente que la actuación del asesino produzca un peligro concreto para terceros individuos. En una posición contraria, podemos resaltar el precedente vinculante de la jurisprudencia nacional en la Ejecutoria Suprema del 03 de abril de 1998, “(…) cuando descartando el asesinato por fuego califica el hecho concreto como asesinato con gran crueldad. En efecto, allí se sostiene que "el homicidio con gran crueldad, se encuentra debidamente acreditado con los respectivos medios probatorios; los mismos que permiten establecer que los sujetos activos produjeron la muerte de los agraviados acrecentándoles deliberadamente su sufrimiento personal, al causarles, con las lesiones producidas durante el interrogatorio preliminar a su muerte e incineración, un dolor físico innecesario; no evidenciándose la agravante prevista en el inciso 4 del Artículo 108 del Código Penal, puesto que si bien se dio muerte a las víctimas prendiéndoles fuego en forma directa en lugar descampado, este accionar no puso 243 Guillermo Haro Lázaro en peligro la vida y la salud de otras personas diferentes a las víctimas, requisito indispensable para que se produzca esta calificante del homicidio". Ello demuestra que, si en este hecho fueron dos o tres las víctimas alcanzadas directamente por el fuego en paraje libre de embarazos, esta no se inclina a lo requerible por la Ley, que manda: poner en peligro la vida y salud de otras personas. Pues, lo más imperante que denota es el cauce de la tortura, el padecer decrecido, ex antes, sabiendo que por esa vía el autor facilitaría la muerte de su víctima, para luego incinerar su cuerpo, el cual es realmente apropiado, atañer al delito de asesinato con gran crueldad, ya que el proyecto de su finalidad no era quemar a la víctima y generar un peligro propagador de nuevos daños humanos, sino, solo crear una muerte sumamente cruel. En este caso, si incendió a la víctima después de su muerte, es acto baladí para la Ley. El propósito de proclamar el cumplimiento de la figura del delito de asesinato por fuego, pone de manifiesto la relevante necesidad de sobrevenir un peligro concreto en el acto, aquello debe generar, daños lesivos a dos o más personas, emanadas especialmente de la forma y mecanismos que se valió el autor para servirse de ellas, con el afán de motivar la muerte de su víctima que constituye el principio de agravación de la conducta homicida. Aún más, reconociendo que se trata de la agudización o incremento punible asumidos por el autor, al encontrarse ligado respecto del medio utilizado en su acción, o, instrumentalizado a causa del primer supuesto, considerado como factor determinante en el desarrollo de 244 Las Figuras del Asesinato otro hecho. De todos modos, estas acciones por fuego son acaecibles, debido a la magnitud que revela su resultado homicida, capaces de propagar nuevos daños humanos de consideración. En consecuencia, la figura calificada del tipo, corresponde a la conducta del asesino que emplea el fuego para motivar su intención dolosa y quemar a la víctima como su objetivo primordial, siempre que, con el incendio peligre la existencia o la integridad corporal de otras personas. De ahí que, el legislador no ha tomado en cuenta para la adecuación de la conducta típica, los medios necesarios que indujeron al asesino a consumar el hecho por fuego, siendo irrelevante en esta figura que los móviles sean la venganza, sevicia y otros. De cualquier modo, el medio comisivo empleado por el autor es el fuego o incendio como presupuesto esencial de esta figura, siendo necesario que este autor haya provocado intencionalmente el fuego o incendio con el ánimo de ocasionar la muerte de una determinada persona, y a la vez, las lesiones de otras, todo ello, llevado a cabo por el mismo patrón homicida. Esto nos lleva a determinar, que existe en el autor una sola intención dolosa de matar a su objetivo como finalidad fundamental de su acción. Pues, para la Ley, ningún autor puede desear el hecho con doble intención dolosa al mismo tiempo, solamente aclarar que el daño de las otras víctimas fue causalidad de la propagación del fuego empleado en la actuación primaria. Entonces, diremos que el exceso de su intención o fin sustancial, fue lo que produjo el desenlace lesivo posterior de un grupo de víctimas, presentándose en esta condición “el dolo de resultado o dolo eventual”, dado que, lesiona los bienes jurídicos vida o salud de otros 245 Guillermo Haro Lázaro sujetos pasivos a quien no estaba destinada la acción homicida, sin constituir la condicionante de atenuación, sino más bien la de extrema agravación en su conducta criminal. Sin duda alguna, el proceder del autor exterioriza previa premeditación en el uso del fuego para ocasionar la muerte de la víctima, entendiéndose que la calidad de sujeto pasivo del acto primario, también abarca otras personas afectas por el mismo incendio provocado, quedando expuestas a peligro concreto contra su integridad corporal y deberá ser considerada como sujetos pasivos al igual que el hecho principal. A nuestro juicio, el asesinato por medio de fuego, germina cuando el victimario lleva a cabo los actos ejecutivos, ingresando con sigilo a la habitación del sujeto pasivo, que habita con otras personas, para situarla luego, en un estado total de indefensión, a fin de facilitar su acto, este ata las manos y pies de su víctima, además, de amordazarla, procede a esparcir combustible sobre su cuerpo y el espacio que habita, seguidamente, prende fuego hasta consumar la muerte, después de ello, se propaga el incendio por toda la casa, alcanzando también a otras víctimas ajenas a la que el asesino quiso matar, pues, estas podrían morir o ser lesionadas con quemaduras de consideración. La acción típica por fuego, carece de relevancia jurídica, cuando en los hechos comisivos, el asesino apuñala primero a su víctima, y, seguidamente incendia la casa hasta extenderse el fuego hacia otras viviendas vecinas, poniendo en peligro la vida o salud de otras personas. Otra 246 Las Figuras del Asesinato forma, sería el caso del autor que prende fuego a la casa de la víctima donde se encontraba sola, sin poner en peligro inminente la vida o integridad física de otras personas. La ineficacia de estos casos para alcanzar el asesinato por fuego, no se ajustan a lo requerible por la norma sustantiva, en razón a dos requisitos fundamentales, la muerte de la víctima por fuego y la puesta en peligro de otras personas. En los casos de asesinato por fuego, cuando el proceder del autor reviste insuficiencia en su intención, excluyendo definitivamente al dolo de matar, podemos considerar que se ha obrado bajo circunstancias culposas; aunque esta haya producido como consecuencia de su imprevisibilidad otro inminente peligro en la vida o salud física de diversas personas, donde resultaron muertos y heridos con quemaduras de menor a mayor grado. Pues, la ausencia del dolo imposibilita el progreso del delito, y, la punibilidad en esta situación, no se cumple debido a la falta de presupuestos de tipicidad requerida para configurar el homicidio por fuego. Por eso, la importancia del dolo es sumamente básica como elemento en la implementación subjetiva de la conducta típica. Para finalizar, el nexo que vincula la acción homicida del autor y el desvalor del resultado, son elementos intrínsecos, esenciales para integrar el tipo penal de asesinato, perpetrados bajo empleo de fuego o combustión, para ocasionar la muerte de una persona, poniendo en grave peligro la vida o salud de otras. Pues ese resultado producido, como objetivo querido sería la muerte calcinada por el fuego de la víctima, seguida de un peligro concreto en la vida, el cuerpo o salud de personas ajenas a la víctima. 247 Guillermo Haro Lázaro § 47. El asesinato por explosión Esta modalidad agravada, se presenta en la sociedad actual como la muerte por detonante, el medio de comisión que emplea el autor en el asesinato de su víctima es la explosión, pues ese efecto resultante debe necesariamente poner en peligro concreto la vida o salud de otras personas ajenas a su objetivo homicida. No obstante, debe considerarse que, la muerte de la víctima y el daño o riesgo de la vida de diversos individuos, son los estragos producidos como afectación de la fuerte liberación de gran cantidad de energía almacenada en un espacio reducido, manipulado por el asesino de forma violenta. A su vez, estos elementos sustanciales de resultado material, tiene su fundamento en la circunstancia agravante, que reside en el medio comisivo para su configuración penal del delito por explosión. La guisa criminal que emplea el autor de cara al supuesto por explosión, es de acción directa, con animus necandi, su conducta inhumana revestida de peligrosidad justifica la agravante. Sin perjuicio de ello, este diseño criminal se ciñe como el objetivo inicial de un asesinato premeditado, donde su rudimentaria conducta indiferente involucra en masa a un grupo de personas, que no imaginaron ser alcanzados por la reacción del estallido manipulado por el autor. Por eso, es de reconocer, que todo artefacto explosivo al ser operado o maniobrado por un victimario con intención dolosa para irrumpir en cualquier lugar que se encuentre la víctima deseada, causa necesaria destrucción y otros daños humanos. Con esta acción antijurídica del autor, se dirige un hecho homicida en concreto, que no solo delibera 248 Las Figuras del Asesinato la muerte de su víctima, sino que además, importa otras consecuencias perjudiciales específicas de muertes o daños a terceros. Seguidamente, cabe también admitir la evidente disimilitud que conserva la concurrencia de asesinato en la modalidad de explosión, con la muerte causada por actos terroristas, debido a la forma intencional que conlleva cada una de ellas. En tanto, la figura de terrorismo se descolla por sus proposiciones fácticas bajo empleo de explosivos, esta revela intimidación y gran alarma social, destrucción y muertes como resultado de su acción. Sin embargo, el asesinato calificado por explosión, reviste otro mecanismo de perpetración donde el autor con imperioso deseo de asesinar consuma la muerte de su víctima a título de dolo directo, sin atañer sentimientos de conmiseración por el daño cometido a la vida o salud de otras personas. Demostrando con este formato criminal, el propósito de una conducta inhumana con gran peligrosidad, que determina justificando el incremento de su agravación, ya que solo concluye su plan, sin concernir lo que suceda con otra civilidad. Los presupuestos fundamentales en la figura de asesinato por explosión, son los elementos jurídicos o antecedentes que dieron origen a la realización del hecho desgraciado, descrito en la construcción pragmática de la norma, su relevancia constituye la formación del delito que se subsume en el comportamiento típico del autor al provocar la explosión como medio de ejecución material en contra de una víctima designada por el mismo ejecutor, y, de igual modo, peligrar la integridad física de un profuso número 249 Guillermo Haro Lázaro de personas que el autor no tuvo interés de causarles daño, como efecto consecuente de esa detonación. Si la explosión que ocasiona la muerte de otras personas, es una consecuencia culposa en la conducta del autor, no se cumplen los presupuestos para tipificar esta figura. En realidad, es preciso rememorar aquellos atentados terroristas contra otras víctimas humanas arremetidas por fuego o explosión, que ponían en peligro la vida de muchas personas64. Esos casos que tuvieron brote criminal, ocurridos por los años 1980, producían matanza de patrullas militares, policías y civiles a pie, así también ejecuciones en sus mismos vehículos oficiales, pues la causa de ello, se debe al accionar comisivo de los terroristas. Las detonaciones con dinamita o ANFO, eran potentes explosivo de alto orden, que utilizaban para devastar en masa, la vida de otras personas del Alto Huallaga, donde el imperio del narcotráfico ejercía mucha influencia dentro de la sociedad de aquellos tiempos. Sus enfrentamientos constantes con el ejército, las fuerzas policiales y el país, tuvieron bajas de consideración, ya que la destrucción, el daño y la muerte, fortalecía su ideología criminal. Hoy, se resalta que las zonas afectas por guerrilleros del terror, ya no son consideradas de alto riesgo, sino que, en realidad, se combate solo los rezagos del delito. _____________ 64. El caso de los coches bomba, que causan la muerte de muchas personas, se configura como terrorismo, donde se subsumen los homicidios por fuego o explosión; que en los sistemas jurídicos son considerados como delitos muy graves. En el Perú, por D. Ley 25659 del 12/08/1992, se legisla el delito de traición a la patria, Art. 1º, en las siguientes modalidades: a) La “utilización de coches bomba o similares, artefactos explosivos, armas de guerra, o similares que causen la muerte de personas, o lesionen su integridad física o su salud mental, o dañen la propiedad pública o privada, o cuando de cualquier otra manera se pueda generar grave peligro para la población”. 250 Las Figuras del Asesinato En un aporte reformador, creemos que el legislador debe readecuar el motivo legal de la agravante del delito, que califica la figura “Por fuego, explosión o cualquier otro medio capaz de poner en peligro la vida o salud de otras personas”, toda vez que, su modificación permitiría una efectiva regulación penal, pues la adición que se pretende, constituye las expresiones: “análogo” y “una o más personas”, que incorporada a la circunstancia de agravación fundada denotaría la siguiente locución jurídica: “Por fuego, explosión u otro medio análogo capaz de poner en peligro la vida o la salud de una o más personas”. Siendo evidente que, el otro medio debe precisar analogía en su comisión y ponga en peligro la vida o salud, no de otras personas, sino, de una o más personas. A pesar de todo, hoy la legislación peruana regula el empleo de artefactos explosivos o incendiarios en los hechos comisivos por extorsión; considerando también como un diseño criminal en el incremento de su agravación. En tal virtud, para los casos del supuesto fáctico, esta se encuentra prescrita en el Artículo 200º, 5to párrafo, literal a) del Código sustantivo, aplicando sanción de 15 a 25 años de pena privativa de libertad. Este contenido jurídico, hace referencia a la gama legal de modalidades extorsivas, con el fin de evidenciar diversos actos de autores, en la comisión del delito proferido, alcanzando a perpetradores que obtienen dinero bajo fuerza intimidante de personas con poder adquisitivo, utilizando granadas o cualquier otro artefacto explosivo o incendiario. Por último, el estrecho vínculo de causalidad que existe entre el orden fáctico directo del asesino provocador de 251 Guillermo Haro Lázaro una explosión y el objetivo principal muerte del sujeto pasivo; es pues, la consecuencia o resultado del mismo hecho criminal, pero, deviniendo peligrosidad masiva, en la vida o salud de otras personas, y sus efectos producidos muerte o daños extremadamente graves de la víctima o víctimas. § 48. El asesinato por cualquier otro medio capaz de poner en peligro la vida o salud de otras personas En esta última modalidad agravante, el asesinato por cualquier otro medio capaz de poner en peligro la vida o salud de otras personas, supone un medio no especificado, pero, si alcanzado por un peligro inminente en la integridad corpórea de otras personas, que no son necesariamente el objetivo concreto del autor, sino, más bien, estas atribuyen a víctimas masivas de un hecho típico, que concierne en realidad a la jurisdicción del juzgador de la causa, para los efectos de precisar sobre que vías o mecanismos utilizó el autor en la exposición inevitable del riesgo a un clan o corro de personas. Ello impone, que el togado deberá actuar con amplio criterio discrecional, afianzando su posición para lograr un análisis de acuerdo a la analogía jurídica y fijar un encuadramiento con libertad y prudencia, que determine un modelo calificado de agravación, conforme lo establece la Ley. De allí, que este criterio discernido, encauzado por el magistrado, esencialmente se adecuará a la ejecución de otro medio o método, con el fin de constituir tipicidad en la conducta del autor que no se encuentra prevista como circunstancias de agravación en la norma jurídica. Debiendo mencionar también, que al referirse a los medios utilizados por el autor en forma genérica, se 252 Las Figuras del Asesinato estarían incorporando otras figuras análogas como por ejemplo: el asesinato provocado por una descarga eléctrica, muerte originada por mordidas de una jauría de perros asesinos, entre otros tipos criminales. Sin perjuicio de ello, la tesis pragmática del legislador, se encuentra versada en la terminología: “asesinato por cualquier otro medio capaz de poner en peligro la vida o salud de otras personas”, refiriendo ampliamente a cualquier medio típico que el autor pueda emplear, con el objeto de incrementar peligro en su actuación homicida, de manera tal, que por su eficacia revele gravedad al bien jurídico vida o salud, y, concluir con el daño intensivo a un gran número de personas, para cumplir lo exigido por la Ley; visto que, en ella se advierte la producción homicida seguida del peligro concreto para la vida o salud de otras personas. Por esta razón, el medio o medios comisivos deberán ser sumamente apropiados para emplear en el asesinato de su víctima, además, de poner en peligro la integridad corporal de otras personas a quienes el autor no tuvo intensiones de ocasionarles la muerte y menos de lesionarlos por no ser el objetivo de este. Por otro lado, al lograr que el otro medio utilizado se haya constituido como agravante de la pena que no estaba prevista en la Ley, esta a su vez, deviene en concurso de delitos, cuando menciona a “otras personas” entendiéndose que se cometió bajo la concurrencia de dos o más sujetos del delito. Sin duda, creemos necesaria, la orientación “analógica jurídica” para subsumir en este contexto, con la finalidad de adecuar la ejecución de otro medio para integrar la aplicación de una conducta típica, que no se encuentra en la específica agravante, de nuestro Código Penal. Pues, en ese sentido, se sabe que la analogía 253 Guillermo Haro Lázaro jurídica se presenta como vital herramienta dentro del sistema aplicativo del derecho penal, que de seguro servirá para encontrar un tratamiento especial, en este caso del medio utilizado o a utilizarse, como método, manera, modo, forma, fórmula, procedimiento, vía, mecanismo o recurso en el propósito criminal. En tanto, el intérprete en su análisis absoluto podrá valorar y calificar al “medio”, para que a través de ello, pueda superar la eventual insuficiencia o deficiencia estribada por el sistema jurídico penal. Por eso, cuando nos referimos a la analogía, no existe disposición alguna sino más bien se crea la misma, mediante técnicas de incorporación en la disciplina del derecho penal. Dicho de otro modo, el acto administrativo discrecional también delega su poder facultativo cuando la Ley otorga a la administración, amplia libertad de estima, para calificar con equidad la procedencia o improcedencia en la forma de obrar, es decir, que su contenido científico sustancial elaborado, revista argumentos discrecionales en su actuación. Luego, en el mismo fundamento de la Ley, podrá deducirse si se concede a los magistrados superiores una facultad discrecional, principalmente en los casos de carácter subjetivo donde impere lo permisivo, tales como las de beneficio, exigencia, equidad, suficiencia u otro interés de orden público. De igual manera, se aplicará en los casos singulares de la Ley, cuando se regulen dos o más posibles imputaciones en un mismo hecho, sin que ninguna de ellas encuentre amparo de carácter obligatorio. En tal virtud, estas acciones administrativas discrecionales a cargo de los operadores de justicia especialmente del 254 Las Figuras del Asesinato juzgador, son uno de los métodos hermenéuticos que dispone el árbitro judicial, para satisfacer aquello que no se encuentra regulado en la Ley, en otras palabras, se trata de vacíos jurídicos (lagunas jurídicas o del derecho), que significa ausencia de reglamentación legislativa en una materia concreta65. Aludiendo especialmente a un hecho específico, en la aplicación eficaz de su procedimiento sustancial frente a la carencia de regulación jurídica, con el propósito de encontrar resultados satisfactorios, no para acondicionarla en una construcción analógica, sino más bien, encauzar mediante herramientas propias del Derecho Penal coetáneo. El Código Penal, exige que el peligro que crea el autor deba necesariamente poner en riesgo la vida o salud de otras personas. Pero, si el riesgo sólo afecta la vida o salud de una persona, no se configura el delito, toda vez que, no se encuadra de acuerdo a Ley, esto dice, por la falta de presupuestos o elementos necesarios para alcanzar ésta modalidad típica, pues, en todo caso sólo se trataría de un homicidio simple. Para concluir, algunos juristas se pronuncian al respecto, para considerar que se trata de un diseño criminal revestido de “interpretaciones analógicas”, examinando que estriba en la insuficiencia de su aplicación no reconocida por la legislación, suponiendo las que implican afinidades o similitudes; y, de otro lado, la “interpretación extensiva”, que se manifiesta cuando los principios conceptuales ciñen diversos supuestos jurídicos, es decir, que su significación ____________ 65. Atria Lemaitre, Fernando y otros: “Lagunas en el derecho”. Una controversia sobre el derecho y la función judicial, págs. 15, 16, Editorial Marcial Pons, Madrid-España, 2005. 255 Guillermo Haro Lázaro puede extenderse o desplegarse con mayor amplitud para comprender la existencia de posibles lagunas del derecho. Sobre la base de este método, Karl Larenz, nos dice que: “Debe tenerse en cuenta para averiguar el sentido de la Ley normativamente decisivo y, sobretodo, la intención reguladora del legislador y las decisiones valorativas por él encontradas, así, para conseguir manifiestamente esa intención siguen siendo pauta vinculante para el juez, incluso cuando acomoda la Ley a nuevas circunstancias no previstas por el legislador, o cuando la complementa”66. De tal glosado discernir, ciertamente la reglamentación normativa a priori, es lo que los juristas designan como “ratio legis”67 y “ocassio legis”68, refiriéndose pues, a los elementos característicos que se emplean en el análisis de la Ley, para darle sentido racional de la fórmula, con la finalidad de conocer los alcances que el legislador persiguió al dictar la Ley y las condiciones que definieron el surgimiento del mandato normativo. Por ello, el objetivo primordial se encuentra acertadamente detrás del acto legislativo. Las Figuras del Asesinato delito, que no se encuentra establecida en la norma jurídica; además, de la forma de su perpetración, esta tendrá que peligrar necesariamente la vida o salud de otras personas y las consecuencias producidas, muerte primaria de la víctima y proximidad de riesgo vital a varias personas. Finalmente, para dar cumplimiento al curso criminal de la modalidad agravante examinada, es requisito fundamental, establecer un vínculo o conexión de causalidad entre la acción directa del autor, efectuada como razón suficiente en el logro de la consumación homicida, ya sea, por cualquier otro mecanismo ejecutivo empleado en la configuración del _____________ 66. Larenz, Karl, Metodología de las Ciencias del Derecho, pág. 325, Editorial ARIEL, BarcelonaEspaña, 1994. 67. Ratio legis, significa “razón de la ley" o "razón legal." Es el fundamento que debe inspirar el contenido y alcance de las normas jurídicas que componen el Derecho positivo. Fuente: Diccionario Latín Jurídico, Locuciones latinas de aplicación jurídica actual, p. 188, Ed. García Alonso, 1º Ed., Buenos Aires-Argentina, 2008. 68. Ocassio legis, significa: “Las circunstancias que determinaron la aparición del precepto”. 256 257 Guillermo Haro Lázaro Sexta parte Homicidio calificado Por la calidad especial del sujeto pasivo 258 Las Figuras del Asesinato Capítulo VI ASESINATO POR LA CONDICIÓN DE LA VÍCTIMA “Muerte de la víctima con alto cargo público” SUMARIO: §49. Marco introductorio §50. Concepto doctrinal §51. Sistema jurídico §52. Tipicidad objetiva §53. El bien jurídico tutelado §54. Los sujetos del asesinato por la condición de la víctima §55. Presupuestos del asesinato por la condición de la víctima §56. Los fundamentos de agravación en el asesinato por la condición de la víctima §57. Análisis del asesinato por la condición de la víctima §58. Discrepancia sobre el Artículo 108º-A de la Ley §59. Materialidad del asesinato por la condición de la víctima §60. El nexo de causalidad §61. Tipicidad subjetiva §62. La tentativa en el asesinato por la condición de la víctima §63. La consumación en el asesinato por la condición de la víctima. § 49. Marco introductorio L a muerte por la condición especial del sujeto pasivo, hoy se contempla como una modalidad representativa del asesinato, su forma comisiva a través de la historia, supone un hecho homicida extremo perpetrado por un autor que conoce las características propias de funcionario de autoridad de su víctima, antes de asesinar. Sin embargo, este acto inhumano perdurable que se ocupa la Doctrina Penal, es el que exacerba sus efectos cuando alcanza de modo directo a la víctima con rango especial, como: los altos funcionarios comprendidos en el Artículo 39º de la Constitución Política del Perú, un miembro de la Policía Nacional o Fuerzas Armadas, un magistrado del Poder Judicial o del Ministerio Público, miembro del 261 Guillermo Haro Lázaro Las Figuras del Asesinato Tribunal Constitucional o cualquier autoridad elegida por mandato popular, en ejercicio de sus funciones o por causa de ellas, regulada en el Artículo 108º-A, “asesinato por la condición de la víctima”, además, condiciona gravemente el proceder del autor, bajo incremento de su culpabilidad. Siendo así, en la actualidad este tipo penal, ha menguado considerablemente las acciones criminales del sujeto activo en la sociedad, logrando el retorno de una quietud momentánea. Si bien, el acto intencional del autor se encuentra revestido de dolo directo o específico, entonces, ello debe coincidir en la muerte de una víctima, con función jerárquica que representa al poder público o del Estado, sobre todo, cuando se encuentre en cumplimiento de los actos inherentes de su labor profesional. En suma, toda conducta humana pone de manifiesto una causalidad, ello expresa que ese proceder ideado por el autor sea consciente y voluntario, pues, su acto imprescindible debe responder al ánimo motivador, y por ende, existen antes del hecho. También, el motivo y el medio idóneo de comisión no tienen precisión concreta en este caso, puesto que solo prevalece la intención dolosa del autor en el hecho homicida. Bajo esta razón, la subjetividad de la agravante se basa en la perpetración que el autor realiza sobre su víctima, sabiendo que esta mantiene una calidad de funcionario público, encontrándose en situación activa del servicio profesional al momento de su muerte. Siendo este acto punible, presupuesto esencial de la figura por la condición de la víctima, exigidos por la Ley, para encuadrar el hecho en el tipo penal. funcionario público en ejercicio de sus funciones profesionales, su comisión homicida aflora absoluta gravedad con relación a su configuración penal, y especialmente de la sociedad como víctimas afectas por la trascendente obra criminal del autor. En resumen, vale distinguir que el asesinato de la víctima por su condición especial, denomina también la muerte del En nuestra posición, la muerte de la víctima con calidad especial, hoy estriba como consecuencia de la conducta 262 § 50. Concepto doctrinal El asesinato por la condición de la víctima, debe entenderse como la muerte de cualquier persona con cargo de funcionario público, que sufre el acto homicida encontrándose en servicio propio de su desenvolvimiento funcional. Ello atañe a toda víctima, sea hombre o mujer que ejerza labores profesionales para el Estado, pues, los cargos jerárquicos que se aluden en la Ley, son indispensables en la estructura del delito. Esta modalidad criminal, se ciñe en la agravante cuando el autor alcanza a la víctima condicionada por su calidad especial, ello formula, que deba ser policía, militar, juez, fiscal, y toda aquella víctima respecto de la función pública, con alto cargo superior del gobierno o trabajadores públicos al servicio de la Nación, establecida en el Artículo 39º de la Constitución del Estado. Sin duda alguna, el asesino del hecho, hoy, tendría que razonar mejor antes de decidir su acción contra la víctima, puesto que, la extensa categoría vinculada al sujeto pasivo, no daría opción para seleccionar su objetivo, en razón a que todos mantienen una clase imputable de mayor gravedad. 263 Guillermo Haro Lázaro abyecta del autor, su capacidad homicida para obrar contra otro sujeto, debe conocer la jerarquía pública que ejerce, y encontrarse en cumplimiento de su función en el preciso momento del deceso. Pues, aquel proceder criminal del autor, supone un acto trascendental en grado sumo, a propósito de los efectos resultantes que se emana de la víctima por su condición de tal. La valoración que se atribuye al sujeto pasivo con categoría especial, por tratarse de un funcionario público, puede definirse ante la Ley como presupuesto sustancial, considerando que al sufrir la destrucción de su vida, esta alcanzaría acreditación de víctima de asesinato, siempre que se sitúe cumpliendo el ejercicio profesional propios del servicio público. La firmeza de la Ley strictu sensu, no contempla los hechos, donde funcionarios de autoridad hayan muerto, sin encontrarse en ejercicio de su función, tampoco conseguiría abarcar la calidad especial de sujeto pasivo del asesinato, solo contemplarlos como cualquier sujeto pasivo acaecido por acción homicida. § 51. Sistema jurídico El delito de asesinato por la condición de la víctima, se encuentra previsto y penado en el Artículo 108º-A, del Código Penal peruano, su regulación alcanza al autor que mate perpetrando esta modalidad comisiva, con pena privativa de libertad no menor de 25 ni mayor de 35 años, pues, ese castigo será imponible cuando la acción criminal, se dirige a los altos funcionarios comprendidos en el Artículo 39º de la Constitución Política del Perú, ello debe comprender el deceso de un miembro de la Policía Nacional o Fuerzas Armadas, un magistrado del Poder 264 Las Figuras del Asesinato Judicial o Ministerio Público, un miembro del Tribunal Constitucional o cualquier autoridad elegida por mandato popular, en el ejercicio de sus funciones o como consecuencia de ellas. Entendiendo que, el acto criminal del asesino encuadra su agravante, en la condición de funcionario público de la víctima, y en tanto, debe encontrarse en ejercicio de su función profesional. Lo que resultaría juicioso para el sistema legal, que la tutela del bien jurídico vida humana sea un derecho preponderante en la vida de las personas, en razón a que esa vida se preserve como el bien más preciado e inalienable dentro de una sociedad sin vulneraciones. En un proceso histórico sobre la base legal de este delito, es necesario recordar un antecedente vinculante, que aconteció hace más de tres años, en el título independiente del Artículo 108º-A del Código Penal, que fue tema cuestionable por un error consignado en ese epígrafe o título, relacionada a la condición de sujeto del delito, que no permitía un raciocinio eficaz en la realización de nuestra investigación científica. La denominación que constituyó la errata, y estuvo precedida por muchos años, fue: “Homicidio calificado por la condición oficial del agente”. Lo cual no guardaba relación con su contexto jurídico atribuido, siendo así, este contenido aludía en suma a la condición del sujeto pasivo, como se muestra en la ilustración siguiente: “Artículo 108°-A.- Homicidio calificado por la condición oficial del agente El que mata a un miembro de la Policía Nacional, de las 265 Guillermo Haro Lázaro Fuerzas Armadas, a un magistrado del Poder Judicial o del Ministerio Público o a un miembro del Tribunal Constitucional o a cualquier autoridad elegida por mandato popular, en el ejercicio de sus funciones o como consecuencia de ellas, será reprimido con pena privativa de libertad no menor de veinte años.”(*) (*) Artículo incorporado por el Artículo 1 de la Ley Nº 30054, publicada el 30 junio 2013. Posteriormente, el título autónomo del Artículo 108º-A de la Ley, y su contenido jurídico, fueron modificados después de varios años por D.L. Nº 1237, del 26 de septiembre de 2015, mediante un orden axiológico consecuente: (*) Artículo modificado por el Artículo Único del Decreto Legislativo N° 1237, publicado el 26 septiembre de 2015, cuyo texto es el siguiente: "Artículo 108-A.- Homicidio Calificado por la Condición de la víctima El que mata a uno de los altos funcionarios comprendidos en el Artículo 39º de la Constitución Política del Perú, a un miembro de la Policía Nacional, de las Fuerzas Armadas, a un magistrado del Poder Judicial o del Ministerio Público o a un miembro del Tribunal Constitucional o a cualquier autoridad elegida por mandato popular, en el ejercicio de sus funciones o como consecuencia de ellas, será reprimido con pena privativa de libertad no menor de 25 años ni mayor de 35 años." En realidad, es evidente la iniciativa modificable que tuvo el legislador, con relación a las imprecisiones expresas en 266 Las Figuras del Asesinato ella vertidas, ya que, en aquel tiempo precedente resultaba controvertido aceptar que la condición oficial la tenga el asesino de la víctima, siendo cuestionado por muchos tratadistas del país. Sin embargo, nunca entendimos la razón del dilatamiento legislativo, que aplazó demasiado tiempo la revisión técnica jurídica de esta articulación, cuando lo apropiado debió ser, la adopción de un criterio perentorio e inaplazable en la subsanación del tema a los pocos días de su incorporación. Pero, lo cierto es que ello no pretende desestimar la iniciativa del legislador, sino más bien, la decisión del remplazo de la redacción referida, debe entenderse hoy como un asesinato por la condición de la víctima, que sería cambio imperante en la sustancia de la regulación penal, sobre todo si el lector del compendio jurídico, se sirve de estas herramientas, en bien de un superlativo análisis nutrido. El Código Penal de Venezuela, en su Artículo 407º, inciso 2), también comparte gran semejanza en su regulación, mencionando que: “La pena del delito (…) de este código, será de veinte años a veinticinco años de presidio: inciso 2) Para los que lo cometan en la persona del Vicepresidente Ejecutivo de la República, de alguno de los Magistrados o Magistradas del Tribunal Supremo de Justicia, de un Ministro del Despacho, de un Gobernador de estado, de un diputado o diputada de la Asamblea Nacional, del Alcalde Metropolitano, de los Alcaldes, o de algún rector o rectora del Consejo Nacional Electoral, o del Defensor del Pueblo, o del Procurador General, o del Fiscal General o del Contralor General de la República, o de algún miembro del Alto Mando Militar, de la Policía, o de algún otro funcionario público, siempre que respecto a estos últimos 267 Guillermo Haro Lázaro el delito se hubiere cometido a causa de sus funciones”. Lo cual, el autor perdería el derecho a gozar de beneficios procesales de Ley, ni a la aplicación de medidas alternativas del cumplimiento de la pena. § 52. Tipicidad objetiva El tipo objetivo del asesinato por la condición especial de la víctima, constituye la descripción del tipo penal, que se materializa siguiendo el trayecto externo, para buscar la consumación mediante acción criminal del autor directo, ello se debe entonces a la conducta indeterminada o no concreta, descrita como la subsunción dentro de la Ley penal. En realidad la tipicidad objetiva, solo se basa en la explicación detallada de los elementos específicos, concerniente a los sujetos del delito, que son: el autor del hecho, la víctima, refiriéndose al funcionario público, también, las circunstancias comisivas (el iter criminis), donde la agravante se causa con la muerte del sujeto pasivo en ejercicio de su función profesional y la acción. Con relación al medio y el móvil, el legislador no contempló que la acción homicida del autor se produzca por tales elementos, ya que su perpetración solo debe manifestarse con dolo de matar. Sin embargo, existe la posibilidad de asesinar bajo empleo del medio y el móvil, a la víctima con cargo público, pero, ello sería irrelevante para la Ley penal. Lo real es que, estos elementos sustanciales que imponen persecución, se alzan como presupuesto para constituir el brote de este delito, pues, aquí se intenta poner de manifiesto que la objetividad y subjetividad del tipo, deben sostener siempre una relación de causalidad, con fines solo 268 Las Figuras del Asesinato de alcanzar la meta del autor material y de la Ley penal, desde el afloramiento del hecho punible hasta su real consumación. Sobre todo que, la voluntad de los actos homicidas del autor ejercido sobre su víctima con cargo público, será circunstancia preponderante en los principios objetivos para los efectos de exteriorizar su acción comisiva y en tanto, la consumación de su propósito criminal. § 53. El bien jurídico tutelado La vida de todo funcionario público, hoy se tutela con imperante fundamento, ya que no solo abarca un sector del Estado, sino que también, alcanza defensa de los sujetos de inferior grado jerárquico al servicio del país. La tutela jurídica bajo amparo de la Ley y la Constitución, supone un acto sumamente protector de la vida humana, por ninguna razón se debe privar de la vida a otro, pues la muerte contra su prójimo no tiene justificación alguna. El bien jurídico tutelado, se ocupa de modo esencial en la estructura del delito y la interpretación del asesinato por la condición de la víctima, sobre todo, si la muerte del sujeto pasivo se encuentra condicionada o influenciada bajo cargo público, siendo relevante encontrarse en actividad laboral, durante su muerte. Además, la destrucción del bien jurídico, es el que fija decisivamente el grave proceder del autor material, entendiendo que, esta exacerba la agravante, cuando los efectos causados son alcanzados al funcionario público, es decir destinada contra bienes jurídicos individuales, porque sería más inhumano lesionar la vida, que atacar 269 Guillermo Haro Lázaro otro bien tutelado. § 54. Los sujetos del asesinato por la condición de la víctima En el delito doloso por la condición de la víctima, es necesario la participación de un asesino, desde su proyecto criminal, dirigido a ocasionar la muerte de otro, pues esa víctima del hecho punible, debe representar cargo de funcionario público, y lo esencial, que importe ejercicio activo de su jerarquía en el preciso acto homicida. La concurrencia de ambos implicados del tipo, son denominados como sujeto activo (el asesino) y sujeto pasivo (la víctima del hecho). a) Sujeto activo El sujeto activo del delito por la condición de la víctima, debe entenderse, todo autor o asesino, que lleva a cabo el hecho homicida con proceder premeditado, pues, su intención criminal revestida de dolo directo, pretende lesionar la vida de un funcionario de autoridad, que se encuentra en pleno ejercicio de la función profesional. Este homicida, puede ser hombre o mujer, con capacidad suficiente para perpetrar el delito, su fin para conseguir la muerte de ese empleado debe primar como resultado de su acto criminal. b) Sujeto pasivo La producción del asesinato por la condición de la víctima, que generó el autor, debe traer como resultado material la muerte del funcionario público, especialmente cuando 270 Las Figuras del Asesinato este se encuentre ejerciendo su labor profesional. El acto homicida acaecido sobre esta persona, es lo que agrava la conducta criminal del autor. Así pues, de forma profusa, el legislador en sus constantes reformas, decide convenir con suma premura, para tales efectos de considerar la calidad de sujeto pasivo en la figura de asesinato, amparando a los altos funcionarios comprendidos en el Capítulo IV del Artículo 39º de la Constitución Política del Perú. Vale decir, para determinar sustancialmente como víctimas a los sujetos que se detallan en el siguiente orden normativo: a) b) c) d) e) f) g) h) i) j) El Presidente de la República Los Congresistas de la República Los Ministros de Estado Los miembros del Tribunal Constitucional Los miembros del Consejo Nacional de la Magistratura Los Magistrados Supremos Los miembros de la Junta de Fiscales Supremos El Defensor del Pueblo Los miembros del Jurado Nacional de Elecciones Los Presidentes y Consejeros de los Gobiernos Regionales k) Los Alcaldes y Regidores Provinciales l) Los Alcaldes y Regidores Distritales. Pero, continuando el discernir del mismo Artículo de la Constitución, notaremos las diferentes categorías de autoridades del gobierno peruano, no superiores que también alcanzan a todo trabajador público con desempeño de cargos al servicio de la Nación, como: administradores, contadores, asesores, jefes de áreas, entre otras, de cualquier naturaleza concerniente a la administración 271 Guillermo Haro Lázaro pública del Estado, incluyéndose estas como víctimas por la condición especial del delito. Es decir, desde la clasificación más alta que designa al Presidente de la República, hasta los trabajadores o empleados públicos de menor rango. § 55. Presupuestos del asesinato por la condición de la víctima Los presupuestos vinculados al asesinato de la víctima condicionada por un alto cargo público, pone de manifiesto los elementos básicos del tipo homicida, que exige la norma punitiva para fijar su penalidad, debiendo ello admitir que, este supuesto típico sostiene real envergadura en la acción punible, siempre que pueda constituirse como acto directo de modo taxativo, en la construcción del delito. Pues, esta figura homicida por la condición de la víctima, supone una especial forma de perpetración, siendo requerible sustancialmente la muerte de un funcionario público en situación activa del servicio, para exacerbar la obra del autor bajo incremento de su calificación penal, sirviendo ello, como presupuestos primarios en la estructuración del delito y el cumplimiento de la Ley. Por eso, es válido distinguir que los presupuestos del asesinato por la categoría pública de la víctima, importan gran estimación en la Doctrina Penal, dado que, esos ingredientes jurídicos, deben estar precedidos ex antes de la ejecución del asesinato, pues, aquellos elementos idóneos son los que conciernen como apéndice dentro del sistema legal para constituir la figura homicida por la calidad especial de la víctima. 272 Las Figuras del Asesinato En tal opinión, es preciso que esos presupuestos del tipo penal mediante la teoría crítica de sus valores, sirvan para la composición jurídica de la figura penal por la condición de la víctima, de acuerdo a la forma que a continuación se detalla: a. Que la víctima sea un funcionario público, con vida antes de la acción homicida. b. Que la muerte del sujeto pasivo se ocasione por circunstancias agravantes específicas, en pleno ejercicio de su profesión pública. c. Que la acción dolosa del sujeto pasivo, se ejecute con ánimus necandi, que consiste en la voluntad para perpetrar el asesinato por la condición de la víctima. d. Nexo de causalidad entre la acción homicida agravada y el resultado muerte de la víctima. Para extractar, este orden axiológico que se alude con fines institutivos del tipo penal estudiado, tendrá carácter transcendente en la existencia del hecho punible determinante. Pues, en ello se encuentra el modelo sustancial a seguir, para encontrar punibilidad en el asesinato que se desea originar, sin desvirtuar la persecución acertada de la teoría idónea del delito. Además, este discernir creado precisamente para la existencia del propósito criminal del autor, debe tener presente la calidad especial de sujeto pasivo, que oriente necesariamente una muerte desproporcionada de su víctima con cargo público y finalmente el deceso encontrándose en situación de actividad, situándose de ese modo un incremento penal acorde a las exigencias de la Ley. En conclusión, ello no está distante que en los presupuestos de tipicidad, puedan 273 Guillermo Haro Lázaro insertarse proyectos homicidas dirigidos a víctimas con discapacidad, ancianos y madres gestantes, que laboren como funcionarios del Estado, debido a que el legislador no incluyó en su tesis, una adecuada actualización de la Ley, para incorporar y adecuarlos también en el asesinato por la condición de la víctima. § 56. Los fundamentos de agravación en el asesinato por la condición de la víctima La Ley penal, como ente lógico de mandato, evidencia la agravación específica del autor y el incremento de su castigo, cuando perpetra el asesinato en contra de altos funcionarios públicos del Estado peruano, siendo necesario encontrarse en actos propios del servicio o como efecto del desenvolvimiento funcional; refiriéndose a la calidad especial de sujeto pasivo. Esta actual modificación, incorporada en el delito de asesinato, hace comprender un nuevo supuesto calificado para condicionar de forma adecuada la jerarquía de la víctima, por tratarse de altos funcionarios y empleados públicos. El victimario obtiene por este acto inhumano, castigo recrudecido de 25 y máxima de 35 años de pena privativa de la libertad. El incremento de la pena que recibe este autor del crimen, no solo radica en el cauce homicida del iter criminis, que sigue desde la idea criminal hasta el logro de la consumación de la víctima, sino más bien, cuando se conoce que clase de víctima se ataca. Pues, esta acción consciente y voluntaria que causa el autor, involucra con apremio al burócrata con cargo público como víctima del hecho punible, la intención dolosa que ejerce sobre su objetivo, hace prevalecer su 274 Las Figuras del Asesinato deseo de matar con ánimus necandi, y por consiguiente, se precisa como acto sumamente grave que intensifica mayor grado de culpabilidad para este delito. § 57. Análisis del asesinato por la condición de la víctima Esta modalidad de asesinato por la condición de la víctima, supone el acto cruel del sujeto activo, para elegir como víctima a un funcionario público, su deseo de matar de modo directo, encontrará sigilosa oportunidad en el momento de su postura activa propia del ejercicio funcional de la víctima, siendo imperante que el crimen con categoría en el deceso de la víctima, sea lo que torne grave el hecho y a propósito, también el accionar del autor. Por cierto, en este orden exegético, el destino específico que orienta el autor en la muerte de otro, debe lesionar siempre la vida del burócrata del Estado de modo directo, para fijar el hecho en la estructura del delito que se busca, pues, ese impulso vehemente en su conducta, es lo que exacerba peligrosidad y grave incremento punible exigido por la Ley. La doctrina bajo esa premisa, decide adecuar una dicotomía jurídica entre el asesinato y la circunstancia, con la finalidad de fusionar el delito, para agravar el resultado y en tanto, su responsabilidad penal. Ese elemento accidental que alude la norma, detalla en su contexto a los altos funcionarios comprendidos en el Artículo 39º de la Constitución del Estado, miembros de la Policía Nacional, Fuerza Armada, Magistrados del Poder Judicial o Ministerio Público, del Tribunal Constitucional o cualquier autoridad elegida por mandato popular, atribuyéndose a las personas con otros cargos públicos asumidos por elecciones democráticas o del pueblo, siendo así, ello deberá situarse en ejercicio de 275 Guillermo Haro Lázaro su función profesional o como efecto resultante de la misma actividad funcional, para alcanzar esta modalidad homicida. Es de precisar también que, uno de los requisitos esenciales para alcanzar la configuración del tipo penal, es matar a cualquier asalariado público en situación activa, pero, no es requerimiento necesario, que en estas circunstancias especiales, la víctima sea asesinada por medio de fuego, explosión u otros métodos que por su esencia criminal puedan acometer, no solo a un funcionario público activo, sino que además, se dañe a otras personas ajenas del objetivo. Pues, la norma proclama insuficiente para estos casos, aunque el autor haya seguido el cauce homicida, ya que no específica la forma ni el medio comisivo empleado por el autor y menos que peligre la vida o salud de otros miembros, solamente, exige su muerte en situación de actividad funcional o como causa de un enfrentamiento delictivo. Bajo estas ilustraciones doctrinales, es de mencionar que el autor factual atribuible a la perpetración homicida, reviste características especiales en su accionar comisivo, sea hombre o mujer, sin existir diferencia en la esencia de género; de ahí que, deberá reconocerse al victimario como un sujeto con capacidad penal para transgredir la conducta típica, porque solo la persona humana individual y concreta, puede alcanzar tales delitos enfocados en la Ley penal. En cuanto a la nueva responsabilidad penal coetánea, que recae sobre este criminal, es de 25 a 35 años de pena privativa de la libertad, diferenciada por una penalidad no menor de 20 años, antes de su reforma. La 276 Las Figuras del Asesinato Ley, no detalla mecanismos especiales de perpetración para ser utilizados por el autor, en el asesinato de los empleados del Estado. Aunque si se advierte “strictu sensu”, que la víctima de asesinato deberá ser un funcionario público o burócrata del Estado, en situación de actividad, propias del ejercicio funcional público, desde la óptica de control gubernamental; para considerarla como un hecho punitivo subsumida en el incremento de agravación del delito de asesinato. Además, porque la intención dolosa del autor, serviría como principio básico en el asesinato de su víctima, sabiendo que este tiene pleno conocimiento de la calidad especial de funcionario de autoridad, siendo exigible como presupuesto esencial en la configuración del delito, que la misma víctima del evento criminal debe encontrarse en cumplimiento de sus funciones o como producto del desarrollo de su cargo laboral. Lo precitado en la designación "trabajador público" de la Constitución Política vigente, es la observación que en el año 1985, realizaron los juristas Marcial Rubio Correa y Enrique Bernales Ballesteros, ellos, al analizar y comentar la Constitución de 1979, aluden a que dicha denominación debió ser la correcta.69 En otra posición salomónica, el profesor Víctor García Toma70 nos dice: “resulta obvio que todos los miembros de la administración estatal ostentan la condición genérica de "trabajadores". Sin embargo, apreciamos que las menciones posteriores en el Texto Constitucional manejan el concepto de "servidor" por el de ____________ 69. Rubio Correa, Marcial y Bernales Ballesteros, Enrique, “Constitución y sociedad política”, pág. 260, Redonda Editores, Lima-Perú, 1985. 70. García Toma, Víctor, “Análisis sistemático de la Constitución peruana de 1993”, Tomo 11, pág. 52, Fondo de desarrollo Editorial de la Universidad de Lima, Lima-Perú, 1998. 277 Guillermo Haro Lázaro "trabajador", lo que nos permite sostener la imprecisión legislativa del uso de tales conceptos, sobre todo, por un desconocimiento semántico.71 § 58. Discrepancia sobre el Artículo 108º-A de la Ley En otro análisis exhaustivo del tema, observamos y discrepamos con mucho respeto las evidentes erratas que existen en el contenido del precepto como base jurídica impartida, ignorando que al referirse sobre la condición exclusiva del sujeto pasivo, esta revelaría vacíos o lagunas jurídicas en su interpretación, pudiendo, desnaturalizarse la condición agravante en el comportamiento del asesino para adecuar su actuación al tipo básico del homicidio. A pesar de ello, este razonamiento jurídico sobre las lagunas del derecho, nos demuestra que no existen alternativas para determinar otras formas comisivas derivadas del delito en estudio, sin desmerecer por supuesto, el gran trabajo científico e innovador del legislador, que tuvo como finalidad sustancial, lograr la punibilidad para los autores que asesinen a sujetos pasivos con una condición especial. Pues, se sabe por conocimiento de acuerdo a la amplia corriente doctrinal del Derecho Penal, que el delito de homicidio y la figura de asesinato, conllevan suma diferencia, mientras que uno se comete con ánimus necandi, este último se perpetra con dolo de matar, extrema violencia y principalmente bajo circunstancias específicas de agravación, que solamente revelarían el incremento de su culpabilidad. Luego, a nuestro criterio podríamos ____________ 71. Aróstegui Hirano, José Antonio, en “La Constitución Comentada”, Tomo I, pág. 656, Ed. Gaceta Jurídica, Lima-Perú, 2005. 278 Las Figuras del Asesinato determinar que, la anexión del asesinato con la muerte de otro por tener solamente limitó su actuación con ánimus necandi contra el sujeto pasivo condicionado por su alta función especial; presentándose un enfrentamiento jurídico en la calificación punitiva, por cuanto las reglamentaciones jurídicas que establece la Ley las dirige exclusivamente al tipo básico del homicidio y no a la figura de asesinato. De allí, que lo más apropiado y oportuno en la resolución de este desacertado juicio, sería la readecuación normativa, para modificar la situación de la víctima por su condición especial en la configuración típica del asesinato, esto es, que aquella conducta del autor debería llevarse a cabo con extrema violencia, para poder considerar a los miembros de la Policía Nacional y otros altos funcionarios de autoridad, como sujetos pasivos por su condición especial, fenecidos en ejercicio de sus funciones o en defensa de terceros. De forma similar, podría presentarse otra laguna sobre el elemento objetivo que caracteriza a este tipo penal calificado, respecto de la especial condición inherente del sujeto pasivo, pudiendo entenderse como un “error de tipo” que excluye el dolo de la figura agravada, por desconocimiento de la concurrencia de algún elemento objetivo del tipo. Un ejemplo de ello, sería el caso del policía que fue abatido a tiros en su día de franco, cuando quiso frustrar un asalto en el supermercado donde se encontraba de compras. Sin duda alguna, esta acción atribuye a un error de tipo sobre el elemento “mata a otro” del delito de homicidio simple, porque, revela la existencia de dos actitudes del autor entre lo que pensó hacer y en lo que termino haciendo. Por ello, la respuesta ante este hecho 279 Guillermo Haro Lázaro inconcreto, es que el delincuente mató por desconocimiento de la calidad especial que revestía la víctima, excluyendo categóricamente la voluntad perpetradora del autor. Siguiendo con el propósito de nuestra tesis, puede suscitarse en estos casos un “error de representación” en la muerte que persigue el autor, cuando este desea victimar a un sujeto pasivo con calidad especial y por circunstancias equívocas en el acto, mata a otro sujeto que no reviste tal condición. Así también, por la “falta de representación”, podemos mencionar al autor que asesina sin conocer la calidad especial del sujeto pasivo, de lo que se colige tal ausencia del conocimiento de un presupuesto del tipo calificado, se imposibilita que la imputación objetiva recaiga sobre la conducta homicida del autor, de manera que no puede imputarse la condición agravante, sino que se debe encuadrar a la figura del tipo básico, en este caso del delito de homicidio simple. Para ir concluyendo, el compendio relevante de nuestra perspicacia doctrinal, cita los elemento objetivos o externos que fundan la materialidad homicida, perpetrado por el sujeto activo a título de dolo directo o específico, con pleno conocimiento de la condición especial del sujeto pasivo, generando una problemática y alarma en la civilidad actual, porque no solo se trata de un ordinario sujeto pasivo, sino que esta víctima reviste y ostenta un alto cargo por ser funcionario de autoridad, un trabajador o empleado público de menor grado al servicio de la Nación, que muere a manos del autor en circunstancias propias de la función pública. 280 Las Figuras del Asesinato En el criterio del maestro Laje Anaya: debe tenerse en cuenta también el dolo eventual, porque respecto al resultado mortal no sólo se admite el dolo directo sino también el eventual, pues el autor no sólo mata a una persona en razón de la particular función, cargo o condición que ésta ostenta, y que por ello tiene la calidad especial de sujeto pasivo, sino que también teniendo la intención de matar a la víctima, desconociendo su calidad especial de sujeto pasivo;72 en este caso podríamos considerar el dolo eventual en la conducta homicida que si bien no se encuadra en la condición agravante del tipo, el autor incurre en homicidio. § 59. Materialidad del asesinato por la condición de la víctima Por materialidad del asesinato de la víctima con cargo público, debe entenderse toda acción encaminada por el autor, orientada específicamente a perpetrar la muerte de un funcionario público en ejercicio de su función. De ello, se deduce que el asesinato es un hecho de resultado material, el vínculo que une ambos elementos, debe alcanzar como causa consecuente la consumación homicida. La figura de asesinato por la condición de la víctima, como conducta agravada, revela el exterminio total del bien jurídico vida humana, pues ese efecto de resultado material que desató el autor con intención dolosa sobre su víctima _____________ 72. Laje Anaya Justo “Comentarios al Código Penal, Parte especial”, Vol. I, págs. 29, 32, Ed. Depalma, Buenos Aires-Argentina, 1978, quien incluye como sujeto pasivo a las fuerzas policiales de prevención y represión, policía judicial, bomberos, pero no los que regulan el tránsito vehicular o peatonal. 281 Guillermo Haro Lázaro con cargo público, debe erigir elementos accidentales de naturaleza extrema y peligrosa, que sirven para recargar el compromiso punitivo de suma inclemencia respecto del castigo implantado al autor del asesinato. En ese orden conceptual, el tipo penal de asesinato supone la construcción de un homicidio básico agravado, donde su conducta típica requiere de mayores sucesos necesarios para adecuar su esencia agravante, sobre todo, si esa sustancia de las acciones ejecutadas (materialidad), se derivan a una pluralidad de la condición especial, según la Constitución y la Ley penal, entonces, alcanzaría la muerte de cualquier miembro como resultado del desarrollo de la función profesional, sin posibilidad de redimir la pena por trabajo y educación; tampoco se permitirá el goce de los beneficios penitenciarios de semi libertad y libertad condicional. Finalmente, en la materialidad del delito de asesinato, por la condición de la víctima, el victimario actúa a título de dolo directo en la acción homicida, su naturaleza criminal es imprescindible en la ejecución de la víctima, por tal razón, será el sujeto materializador del delito, que asume la determinante culpabilidad por la imputación homicida. Pues, no solo se trata que la causa de su acción produjo el crimen, sino que el incremento de la agravante, fue la muerte del empleado público en ejercicio funcional. En este mismo orden, las personas en calidad de cómplices que no participaron en los actos ejecutivos directos del asesinato, corresponderá imputación por homicidio simple. 282 Las Figuras del Asesinato § 60. El nexo de causalidad El nexo de causalidad, se vincula entre la actuación directa del autor, orientada a provocar la muerte del sujeto pasivo con características especiales, siempre que esta víctima, ostente desde el más alto cargo jerárquico del Estado, hasta el funcionario, empleado o trabajador público de bajo nivel al servicio del gobierno, en situación de actividad funcional. Inclusive, todo ello, se desprende de acuerdo a lo regulado en la Constitución y la Ley, a efecto de conocer su clase funcional, empezando por el Presidente de la República, como máxima jerarquía al servicio de la Nación, luego se encuentran, los Congresistas de la República, Ministros de Estado, miembros del Tribunal Constitucional, del Consejo Nacional de la Magistratura, magistrados supremos, miembros de la Junta de Fiscales Supremos, el Defensor del Pueblo, miembros del Jurado Nacional de Elecciones, Presidentes y Consejeros de los Gobiernos Regionales, Alcaldes y Regidores Provinciales, Alcaldes y Regidores Distritales. Además, un policía o militar, un magistrado del Poder Judicial o Ministerio Público o cualquier autoridad elegida por mandato popular. Siendo requerible, que las víctimas se encuentren en el ejercicio de sus actividades funcionales o como consecuencia del desempeño o desarrollo laboral, al momento de concluir la muerte del funcionario, para considerar estructurado el delito por mandato de la Ley. Pues, esa conexidad de acción y resultado que aflora el autor en el hecho homicida, sería sumamente vital en el encuadramiento del delito, el contenido del acto criminal debe seguir su cauce homicida hasta alcanzar el objetivo deseado y es precisamente la existencia de ese punto entrelazado que exige la doctrina 283 Guillermo Haro Lázaro para la estructura del delito. § 61. Tipicidad subjetiva En esta fase subjetiva, el asesino del hecho homicida exterioriza su voluntad criminal o animus necandi, es decir, actúa a título de dolo directo o especifico, para causar la muerte contra su víctima con calidad especial, teniendo pleno conocimiento que se trata de un alto funcionario público, regulado en el Art. 39º de la Constitución del Estado, miembro policial, militar, juez, fiscal, entre otros que se encuentren cumpliendo su función. Por tales aportes, debe entenderse entonces, al asesinato como la muerte más devastadora perpetrada por su ejecutor, bajo empleo del elemento accidental, que sirve para incrementar gravedad en la forma de asesinar a la víctima, sobre todo, escrupulosa severidad en el aumento de la pena por su criminal proceder. Lo cierto es que, cuando la víctima ostenta un alto cargo funcional previsto por la Constitución y la Ley, ello se traduce en una problemática de consideración social, que atañe no solo, un grupo de funcionarios victimizados, sino más bien, todo un sector público tutelado. No obstante, porque la voluntad premeditada del autor, la asocia para procurar con ímpetu su conducta criminal, sobre la vida humana, especialmente de los empleados públicos. § 62. La tentativa en el asesinato por la condición de la víctima En esta figura agravada por la calidad especial del sujeto 284 Las Figuras del Asesinato pasivo, es admisible la tentativa, siempre que los medios empleados por el autor sean idóneos o eficaces para producir la muerte del funcionario de autoridad, encontrándose en ejercicio de su función profesional. Pero, por circunstancias impropias a su intención, esta muerte se frustra, quedando sin efecto el intento homicida. Sin embargo, es preciso que el camino seguido por el autor, deba necesariamente lograr la aplicación de las reglas del iter criminis, a fin de procurar la ejecución material de la víctima. El intento del autor por la muerte del funcionario público, no puede evidenciar duda alguna de sus intenciones antes del curso criminal, ya que esa actitud desvirtuaría el hecho homicida que busca el autor. Pues, la intención dolosa del autor, debe demostrar en todo momento la necesidad del homicidio del burócrata del Estado, desde el inicio de su proyecto criminal hasta su consumación, para configurar la tentativa. § 63. La consumación en el asesinato por la condición de la víctima. Consumar el hecho homicida por la condición de la víctima, determina el total acabamiento de la vida del funcionario público en servicio activo, la forma que revela el autor para producir la muerte de la víctima, es por acción directa, sin ningún medio o móvil comisivo en común. Pues en otras modalidades homicidas, se sitúa un precedente de estos elementos motivadores del crimen, para ser empleados por el autor en el asesinato de su víctima. Siendo ello así, esta Ley no contempla el medio o móvil de comisión eficaz en la muerte de otro, sino que el momento consumativo para este tipo penal de asesinato con calidad especial del 285 Guillermo Haro Lázaro sujeto pasivo, se ocasiona mediante la muerte de la víctima en ejercicio de sus funciones, por acción directa del autor material. Entonces, debe entenderse por consumación, todo acto seguido desde la idea homicida hasta concluir con la muerte de su objetivo criminal, pues, se trata a propósito de la destrucción de la vida de un funcionario público como logro final del trayecto encaminado, solo para buscar los efectos deseados como resultado material de su obrar calificado. En otra concepción legal, la consumación del delito que condiciona a la víctima, constituye la finalización de la acción homicida desde su germinación, que se erige con el estadio de su desarrollo criminal, hasta el logro material del sujeto pasivo. Las Figuras del Asesinato GLOSARIO DE TÉRMINOS UTILIZADOS EN LA OBRA • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • 286 Abdicación : Renuncia voluntaria a un cargo o dignidad, en favor de otro Abyecto : Despreciable, vil. Accesorio : Accidental, circunstancial, secundario, prescindible. Acritud : Dureza, aspereza en el carácter. Alzar : Construir, erigir, fundar, surgir, emerger. Ánimus necandi : Ánimo o intención de matar. Antagonismo : Disconformidad, discrepancia, disparidad, enemistad, etc. Antagónico : Rival, incompatible, competidor, opuesto. Atisbar : Escrutar, observar, mirar, contemplar, examinar. Avieso : Perverso, siniestro, atravesado, malintencionado, etc. Axiomático : Evidente, indiscutible, incuestionable, irrebatible, claro. Baladí : Insustancial, insignificante, nimio, pueril, trivial, superficial. Capital : Fundamental, principal, primordial, primario, vital, básico, etc. Compendiar : Abreviar, extractar, resumir, recapitular, reducir, seleccionar. Conchabarse : Conspirar, confabular, maquinar, intrigar, etc. Consecución : Obtención o logro de lo que se pretende o desea. Contrición : Remordimiento, arrepentimiento, compunción. Corpus Juris : Cuerpo de la Ley. Corro : Grupo de gente que se dispone en forma circular. Contraponer : Comparar o cotejar una cosa con otra contraria o diversa. 287 Guillermo Haro Lázaro • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • Desbrozar : Limpiar, despejar, descombrar, desembarazar. Desvalor : Falta de valor o estimación. Deyecto : Despreciable, vil. Dicotomía : Dualidad, partición, división Dimanar : Originar, proceder, provenir, emanar, etc. Disentir : Discrepar Disímil : Diferente, desemejante, que no se parece. Displicencia : Desprecio, apatía, indolencia, incomprensión. Ducho : Experto, diestro, avezado, hábil, perito, etc. Emolumento : Salario, sueldo, jornal, haberes, pago, remuneración, etc. Encauzar : Guiar, encaminar, orientar, enfocar, canalizar. Escollo : Riesgo, situación de peligro. Espolear : Avivar, estimular, incitar, acuciar, excitar, azuzar. Estribar : Radicar, basarse, fundamentarse, consistir, etc. Estrictu sensu : En sentido estricto. Ex ante : Antes del suceso. Exégesis : Aplicación interpretación de un texto. Exegético : Explicación, comentario, glosa, interpretación. Exiguo : Que es escaso o insuficiente. Exordio : Introducción, preámbulo, prefacio, proemios, prólogo. Expoliar : Quitar a alguien lo que le pertenece violenta o injustamente. Ex post : Después del hecho, cuando el fenómeno ya ha sucedido. Extrínseco : Externo no esencial. Factual : De los hechos o relativo a ellos. 288 Las Figuras del Asesinato • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • Gratuito : Arbitrario, sin fundamento, injusto, fútil, pueril. Guisa : Modo, forma, manera, suerte, estilo, etc. Gerifalte : Mandamás, jefazo, jefe, líder, dirigente, cabecilla Hogaño : Actualmente, ahora, hoy. Inicuo : Malvado, cruel Ínfimo : Debajo, muy pequeño, escaso. In fine : Al final, en la parte final. Intrínseco : Esencial, propio, constitutivo, interno. Introito : Introducción Iter criminis : Camino del delito, desde su desarrollo hasta su consumación. Ius puniendi : Facultad sancionadora del Estado. Derecho a penar o sancionar. Menda : Hombre, sujeto, individuo, colega, tío, etc. Multívoco : Que tiene varias interpretaciones. Necrofílico : Psicópata Óbice : Obstáculo Opulento : Que tiene abundancia o riqueza excesiva de bienes Opúsculo : Tratado científico o literario de poca extensión. Perentorio : Apremiante, improrrogable, urgente, imperioso. Permisible : Tolerable, admisible, aceptable, permisivo, válido. Pletórico : Exuberante, exultante, rebosante, lleno, colmado Plétora : Abundancia excesiva de alguna cosa. Polisémico : Palabra que tiene varios significados. Pragmática : Disposición legal emanada de una autoridad. Proditorio : Perteneciente o relativo a la traición. Que incluye traición. 289 Guillermo Haro Lázaro • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • Proferir : Pronunciar, articular palabras Profuso : Muy abundante o excesivo. Prognosis : Conocimiento anticipado del acaecimiento de un hecho. Proterva : Perverso, obstinado en la maldad. Pueril : Carente de importancia o fundamentos. Trivial, fútil, vano. Rémora : Obstáculo que detiene o entorpece. Rudimento : Principio, inicio, germen, esbozo, apunte, compendio. Sañoso : Que actúa con saña: violencia, crueldad provocada Sine qua non : Esencial, indispensable e imprescindible. Subcultura : Cultura sin juicio crítico, inferior o de menor importancia. Subrepticia : Que se hace ocultamente o a escondidas. Subsunción : Es la adecuación de los hechos a la Ley penal. Tinte : Cualidad superficial o falsa apariencia. Aspecto. Tirria : Odio o manía que se tiene a alguien o algo. Togado : Juez, magistrado superior. Tópico : Opinión, idea, expresión que se usa y repite con frecuencia. Trabazón : Enlace de dos o más elementos. Trascendental : De mucha importancia o gravedad por sus posibles causas. Transducción : Transformación de una vivencia psíquica en otra psicosomática. Truculenta : Excesivamente cruel o atroz. Trivial : Insustancial, banal, pueril, nimio, fútil, baladí. Vis in corpore : Violencia directa, ocasionada en el cuerpo de la víctima. 290 Las Figuras del Asesinato Bibliografía 1. ANTOLISEI, Francesco : Manual de Derecho Penal. Parte General, Octava Edición, p. 614, Editorial Temis, Bogotá-Colombia, 1988. 2. ARIAS EIBE, Manuel José : “LA CIRCUNSTANCIA AGRAVANTE DE ALEVOSÍA: Estudio Legal Dogmático-Penal y Jurisprudencial”, Revista Electrónica de Ciencia Penal y Criminología, RECPC, 07-03, pág. 3, Madrid-España, 2005. Fuente: http://criminel.ugr.es/ recpc/07/recpc07-03.pdf 3. ARIAS EIBE, Manuel José : “La alevosía de segundo grado o abuso de superioridad como circunstancia agravante genérica de la responsabilidad criminal estudio jurídico penal y jurisprudencial”, La Ley penal: Revista de Derecho Penal, procesal y penitenciario Nº 32, págs. 25, 38, Ed. DYKINSON, Madrid-España, 2006. 4. ARÓSTEGUI HIRANO, José Antonio : “La Constitución Comentada”, Tomo I, pág. 656, Gaceta Jurídica, Lima-Perú, 2005. 5. ATRIA LEMAITRE, Fernando y otros: “Lagunas en el derecho”. Una controversia sobre el derecho y la función judicial, págs. 15, 16, Editorial Marcial Pons, Madrid-España, 2005. 6. 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CÓDIGO FRANCÉS : Art. 304º, cuya forma, antes de la variación introducida en 1832, era aún mucho más severa y objetiva que la actual, que limita la simultaneidad como agravante sólo al caso en que se trata de un crimen. 13. CÓDIGO PENAL PERUANO : Artículo 108º.- Homicidio calificado, texto modificado por Ley N° 30253 del 24 de octubre de 2014 (donde se incorpora el homicidio por codicia y se elimina el homicidio por envenenamiento, para incluirse solo en casos de ferocidad). Vigente. 292 Las Figuras del Asesinato 14. CÓDIGO PENAL PERUANO DE 1863 : Sección Segunda, Título III, Artículo 10º, Inciso 9), pág. 13. 15. CONSTITUCIÓN POLÍTICA DEL PERÚ: Art. 140º, que establece: “La pena de muerte solo puede aplicarse por el delito de traición a la patria, en caso de guerra, conforme a las leyes y a los tratados de los que el Perú es parte obligada”. 16. CÓRDOBA RODA, Juan - RODRÍGUEZ MORULLO, Gonzalo: Comentarios al Código Penal, Tomo I, pág. 545, Ed. Aranzadi, Barcelona-España, 1997. Si bien el principio aludido tiene plena validez, su operatividad práctica no deja de ser excepcional, pues la regla general es que quien elige los medios o formas para cometer el homicidio con alevosía logre consumarlo con el empleo de dichos medios. 17. CREUS, Carlos: “Derecho Penal Parte Especial”, Tomo I, VI Edición actualizada, Editorial ASTREA, págs. 32, 34, Buenos Aires– Argentina, 1999. 18. CREUS, Carlos: Derecho Penal Parte Especial-Tomo I, “Conexión final y conexión impulsiva”, Editorial “ASTREA”, págs. 31-32, Buenos Aires-Argentina, 1998. LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD, CONSUMACIÓN Y TENTATIVA, 6ta. Edición actualizada y ampliada, pág. 9, §14, 28, 29, Editorial ASTREA, Buenos Aires-Argentina, 1998. 19. DONNA Edgardo Alberto : Derecho Penal Parte Especial Tomo I, pág. 49, Ed. RUBINZALCULZONI EDITORES, Buenos Aires-Argentina-1999. 293 Guillermo Haro Lázaro 20. 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