Subido por Guillermo Jesús Haro Lázaro

LAS FIGURAS DEL ASESINATO--GUILLERMO HARO LÁZARO--EDITORIAL HALA EDITORES-LIMA-PERÚ

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DOCTRINA PENAL
Copyright © 2019
Editorial: Hala Editores de: Guillermo Jesús Haro Lázaro
RUC Nº 10083483755
Jr. Moyobamba Nº 423 San Martín de Porres-Lima-Perú
Cel. 949381250
E-mail: [email protected]
Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional
del Perú Nº 2018-17609
ISBN Nº 978-612-46268-6-9
Edición, Composición, Diagramación e Impresión:
Editorial: Hala Editores de: Guillermo Jesús Haro Lázaro
RUC Nº 10083483755
Jr. Moyobamba Nº 423 San Martín de Porres-Lima-Perú
Cel. 949381250
E-mail: [email protected]
Primera Edición abril 2019
Tiraje: 1000 ejemplares
Revisión de textos:
Guillermo Haro Lázaro
Dra. Rubí Rojas
Las Figuras del
ASESINATO
Muerte Cruenta de Vidas Humanas
guillermo haro
Colaboradores:
Dra. Sonia Sáenz
Dra. Carmen Ramírez
Dra. Ángela Lu Chirinos
Diseño de portada: Guillermo Haro Lázaro
"La maldición de Caín por el asesinato de su hermano Abel".
Libro de Génesis, cap. IV de la Santa Biblia.
Lima-Perú, abril 2019
Derechos de autor reservados conforme a Ley.
Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta obra sin
previa autorización escrita del autor (Artículos 216º-217º C.P.)
IMPRESO EN EL PERÚ-PRINTED IN PERÚ
2
Doctrina Penal
Las Figuras
del
Asesinato
Muerte cruenta
de
vidas humanas
HALA EDITORES
MMXVIII
Lima-Perú
Dedico esta monografía científica
a mis amados padres
Guillermo y Andrea
Las Figuras del Asesinato
PRESENTACIÓN
AGRADECIMIENTO
A Dios, por permitirme llegar hasta
esta parte de mi vida y bendecir
mi camino...
A mi querida familia, por su comprensión
al no haber empleado tiempo suficiente
para compartir con ellos.
Porque gracias a ese razonable afecto,
fue impulso de mi labor científica,
que posibilitó seguir adelante
con la obra...
Gracias Dios, gracias familia...
Es un honor para nuestra institución académica, presentar la
obra monográfica de Doctrina Penal, titulada: “Las figuras de
asesinato”, del autor Guillermo Haro Lázaro, que comprende
un valioso tratamiento científico actualizado de los principios
básicos de las Ciencias del Derecho Penal, con un contenido
analítico, descriptivo y pormenorizado del tipo penal de
asesinato, y, sus nuevas figuras o modalidades incorporadas
recientemente. De ello, se puede apreciar que, en el Libro
Segundo: Parte Especial-DELITOS, del Título I: Delitos Contra la
Vida el Cuerpo y la Salud, Capítulo I “Homicidio” se encuentra
constituido en el Artículo 108º, como “Homicidio calificado” del
Código Penal vigente. En la interpretación acuciosa, el autor
ha utilizado un dilucidado estudio académico y metodológico
del marco introductorio, el proceso histórico, los conceptos
doctrinales, el sistema jurídico, la tipicidad objetiva, el bien
jurídico tutelado, los elementos constitutivos, análisis de la
figura delictiva, sujetos del delito, los presupuestos del tipo, la
materialidad del delito, la tipicidad subjetiva, el dolo y culpa, la
tentativa y la consumación del asesinato. Seguido, de un estudio
de la configuración típica de las figuras agravadas del asesinato,
especialmente de las modalidades subsecuentes: Asesinato por
ferocidad, asesinato por codicia, asesinato por lucro, asesinato
por placer; asesinato para facilitar otro delito, asesinato para
ocultar otro delito; asesinato con gran crueldad, asesinato
con alevosía; asesinato por fuego, asesinato por explosión,
asesinato por cualquier otro medio capaz de poner en peligro
la vida o salud de otras personas. Del mismo modo, se adiciona
un tratamiento especial del Artículo 108º-A, de la Ley, sobre
el asesinato por la condición de la víctima. El libro consta de
6 capítulos y 63 secciones, que indica el contenido objetivo de
cada figura típica.
Es evidente que el brillo interpretativo en el contenido de la obra
9
Guillermo Haro Lázaro
literaria, cuya capacidad y experiencia del autor, han hecho
viable el entendimiento de las formas crueles de matar,
basadas en la Ley penal vigente, y, sobre todo, que ese esfuerzo
intelectual, consagró la esencia de sus preclaros ingenios en el
conocimiento de las Ciencias del Derecho. Pues, lo que se busca
es el más noble intento de conservación en toda pureza y al
perfeccionamiento intenso de la investigación, especialmente
en este acto, frente a los hechos del homicidio calificado.
A este esfuerzo alcanzado, el autor refleja la calidad de su
lenguaje fluido, permitiendo a los estudiosos de derecho,
abogados, congresistas de la República, miembros de la Policía
Nacional del Perú, operadores de justicia del Poder Judicial y
Ministerio Público; una rápida comprensión y precisión real
en el tratamiento del delito, lo que posibilitará contribuir
un elevado conocimiento en las figuras del asesinato, y,
el intercambio fundamentado de criterios con todas las
instituciones ensimismadas en materia penal.
En consecuencia, me llena de satisfacción, que el autor nos
haya honrado con la presentación de su obra: “Las figuras del
asesinato”, siendo desarrollada en base a una normativa de
acuerdo a las modificaciones, incorporaciones y adecuaciones
de nuevas leyes en nuestro Código Penal vigente, encuadradas a
reprimir y sancionar a todo infractor que incurra en cualquiera
de los tipos penales del asesinato. No obstante, reconocer que
será un texto de asesoramiento y necesaria consulta para los
estudiosos de las ciencias penales en el Perú y el extranjero.
Lima, julio de 2019
Editorial "Hala Editores"
10
Las Figuras del Asesinato
PRÓLOGO
Me llena de gratitud reconocer la consecución de mi propia
obra de investigación científica titulada: "Las figuras de
asesinato", sometida bajo la moderna reforma del Derecho
Penal y por consiguiente una nueva publicación revisada. El
estudio que se exterioriza al detalle, acerca del tratamiento de
este libro de doctrina penal hasta hoy, merece el aprecio de los
administradores de justicia de diversas instituciones del país.
Sobre todo, para restituir al juzgador un instrumento vigente
que, el legislador pudo adecuar oportunamente en razón a un
buen funcionamiento pleno de su propósito fundamental. Sin
embargo, este discernimiento innovador del delito de asesinato,
no solo ha tenido la pretensión de facultarse a la vez, una obra
concluida conforme a sus vastos lineamientos, sino más bien,
ello debe precisar la creación de presupuestos sustanciales para
que la gran reforma del Derecho Penal pueda elaborarse en un
estado de armonía y orientarse a una buena finalidad.
En este orden, la Ley del tipo penal de asesinato y sus figuras
criminales, reformada recientemente, han dado lugar de ese
modo, a una diligente redacción penal, para separar además,
las incertidumbres y vacíos legales, que quedaron inactivas por
mucho tiempo. Así, se espera que, esta herramienta esencial
vigente, se difunda por todo los recónditos lugares del orbe, y
explaye sus conocimientos en ella contenidas, inclusive para
los estudiantes de Derecho Penal. Obligándonos, a aumentar
nuestro material de consulta, a cantidades ilimitadas, con el
fin de justificar el agotamiento de ejemplares al público o se
mencione solo en ocasiones.
Lo cierto es que, en esta edición, nos hemos propuesto demostrar
la intensa coyuntura que atraviesan la legislación y la doctrina,
de cara al delito de homicidio calificado. No obstante, estamos
convencidos que, con esta obra oportuna, ofrecemos un aporte
11
Guillermo Haro Lázaro
sumo relevante a los penalistas de estos tiempos, con una
traducción fluida y harto nutrida, de las más importantes
modalidades del delito de asesinato, que corresponde a la Parte
Especial del Código Penal peruano, y en tanto, decisivas para el
desarrollo de nuestra disciplina.
De lo dicho resulta, también para el estudiante de derecho, una
nueva situación, implícitamente deberá tener en cuenta, que su
labor solo puede ser el comienzo de una gran tarea, que serviría
incluso para despertar fácilmente su capacidad. Entendiendo
que, las atribuciones del Derecho Penal, en este caso incumban
a la persecución eficiente del delito de asesinato, y en ese
concepto, el de preservar el clamor humano en un Estado de
derecho, como diseño de orden en el país. Ello explicaría a
propósito que, la disposición monográfica del argumento de
la obra, pretende procurar un camino de juicio coherente y
progresivo en el conocimiento de la acción y el resultado del
delito.
Para ir concluyendo, agradezco a todos por cuanto hicieron
posible durante mucho tiempo en la elaboración de la obra,
sin cuyo admirable trabajo con la maquetación del texto y los
diversos programas utilizados en el ordenador no hubiera sido
posible la rápida confección, listo para imprimir y publicar en
tirajes largos, que de seguro será considerado libro de consulta
en el país.
Lima, 16 de septiembre de 2019
Guillermo Haro Lázaro
12
Las Figuras del Asesinato
PREFACIO
Es muy grato poner de manifiesto mi tercera obra monográfica de
Derecho Penal titulada “LAS FIGURAS DE ASESINATO”, en ella
refleja un estudio profundizado y práctico de la gama criminal
de los tipos penales tradicionales y los eventos circunstanciales
coetáneos que modifican la estructura jurídico penal vigente,
para alcanzar agravación en la comisión del asesinato. El análisis
real e interpretativo, es el resultado del estricto conocimiento
del Código Penal, confrontado con la labor de la doctrina y de
la jurisprudencia. Pues, el examen empleado para cada figura
penal, se puede considerar como consecuencias profusas que
infieren en la víctima una muerte de mayor trascendencia
criminal, y en tal comprensión, la responsabilidad punible de
quince años de pena privativa de la libertad, condenable para
aquellos autores que la infrinjan.
En el estudio interpretativo del delito, fue necesario conocer
previamente la constitución de las figuras del asesinato
regulados en el Artículo 108º, del Código Penal, a fin de llegar al
entendimiento preciso de los modelos criminales que agravan
la conducta del autor y el incremento de su culpabilidad. El
contenido sustancial de la obra científica, está constituida por
seis capítulos y 63 secciones, con denominaciones especiales,
para diferenciarlos de cada modalidad comisiva que vincula al
delito de asesinato.
Mi trayectoria como distinguido investigador de las Ciencias del
Derecho Penal, ha dedicado especial interés por la enseñanza
práctica como complemento de la teoría, así, en esta obra se
expone sistemáticamente y en forma detallada, la primera parte
de las figuras delictivas que trata nuestro Código Penal, ello a
propósito, examinando el clamor social por el sumo grado de
mortandad que aqueja este fenómeno. Por eso, el proceso de
enseñanza práctica del Derecho Penal y especialmente de los
13
Guillermo Haro Lázaro
delitos de asesinato contenida en la Parte especial de la Ley,
despierta un interés particular en el estudiante de Derecho,
abogados, fiscales, jueces, policías, congresistas y otros, por
ser una obra orientada como material doctrinario y didáctico
de consulta. Sin embargo, la esencial finalidad que mantengo
como autor en justa correspondencia, lo realizo para afianzar el
conocimiento profundo de aquellos tipos penales y al logro de un
buen desenvolvimiento de la materia. En consecuencia, frente a
ello, me embarga gratas satisfacciones saber que, las primeras
obras publicadas, tuvieron gran acogida principalmente dentro
y fuera del país.
Por último, en esta nueva edición, nos hemos empeñado en
señalar la situación por la que atraviesan la legislación y
la doctrina respecto del asesinato, pues, de esta manera el
lector comprenderá con gran consistencia y tenacidad, la
estructuración del Derecho Penal peruano que hoy se erige,
despertando en algunos la capacidad de unirse a esta ardua
tarea. En el deseo de brindar un trabajo académico de cuidadosa
metodología, dejamos a vuestro alcance la presente obra.
Las Figuras del Asesinato
Índice
Pág.
I. Dedicatoria........................................................................................................
II. Agradecimiento..............................................................................................
III. Presentación...................................................................................................
IV. Prólogo................................................................................................................
V. Prefacio................................................................................................................
05
07
09
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PRIMERA PARTE
Lima, marzo de 2019
Guillermo Haro Lázaro
HOMICIDIO CALIFICADO - ASESINATO : El crímen más cruel
del delito
Capítulo I
EL ASESINATO
“La muerte con extrema violencia”
§ 1. Marco introductorio………………………………………………..................................
§ 2. Antecedentes históricos………………………………………...................................
§ 3. Concepto doctrinal……………………………………………….....................................
§ 4. Sistema jurídico………………………………………………………..................................
§ 5. Legislaciones comparadas………………………………….....................................
14
23
37
44
49
51
15
Las Figuras del Asesinato
Guillermo Haro Lázaro
§ 6. Tipicidad objetiva…………………………………………...........................................
§ 7. El bien jurídico tutelado………………………………….......................................
§ 8. El objeto del delito en el asesinato…………………….................................
§ 9. Los sujetos del asesinato…………….…………………………................................
§ 10. Características del asesinato………………………………................................
§ 11. Presupuestos del asesinato……………………………………..............................
§ 12. Las circunstancias atenuantes……………………………..............................
§ 13. Las circunstancias agravantes………………………….................................
§ 14. Clasificación del asesinato…………………………………….............................
§ 15. Modalidades comisivas del asesinato………………...............................
§ 16. Materialidad del asesinato…………………………………………........................
§ 17. El nexo de causalidad………………………………………………….........................
§ 18. Tipicidad subjetiva…………………………………………………………......................
§ 19. La tentativa en el asesinato………………….……………………........................
§ 20. La consumación en el asesinato…….…………………….............................
58
60
62
68
75
77
79
85
87
89
90
92
94
101
103
SEGUNDA PARTE
Por conexión con otro delito
Capítulo III
ASESINATO PARA FACILITAR U OCULTAR OTRO DELITO
“Muerte conexa con otro delito”
§ 32. Marco introductorio………………………………………………………………….......... 171
§ 33. Concepto doctrinal…………………………………………………………………............. 174
§ 34. Los fundamentos de agravación en el asesinato para facilitar
u ocultar otro delito…............................................................................... 182
§ 35. El asesinato para facilitar otro delito…………………………………............ 185
§ 36. El asesinato para ocultar otro delito…………………………………….......... 190
HOMICIDIO CALIFICADO :
Capítulo II
ASESINATO POR FEROCIDAD, CODICIA, LUCRO O POR PLACER
“Modalidades de asesinato estimulados por el móvil comisivo”
16
HOMICIDIO CALIFICADO :
CUARTA PARTE
LAS FIGURAS DE ASESINATO : Por el móvil comisivo
§ 21. Marco introductorio…………………………………………………………………..........
§ 22. El asesinato por ferocidad………………………………………………………..........
§ 23. El asesinato por codicia…………………………………………………………............
§ 24. El asesinato por lucro………………………………………………………………...........
§ 25. Agravación de la acción por lucro………………………………………...........
§ 26. Factores del beneficio económico en el asesinato por lucro...
§ 27. El asesinato por lucro en grado de tentativa……………………………...
§ 28. El desistimiento del ejecutor en el asesinato por lucro……….....
§ 29. El asesinato por placer……………………………………………………………………...
§ 30. Las causas de inimputabilidad en el asesinato por placer….....
§ 31. Los fundamentos de incriminación en el asesinato por placer
TERCERA PARTE
111
113
118
130
142
146
151
153
155
158
161
Por la forma de ejecución
Capítulo IV
ASESINATO CON GRAN CRUELDAD O ALEVOSÍA
“La estructura homicida sin límites”
§ 37. Marco introductorio…………………………………………………………..................
§ 38. Concepto doctrinal……………………………………………………………………..........
§ 39. El asesinato con gran crueldad……………………………………………………...
§ 40. Elementos constitutivos del asesinato con gran crueldad…....
§ 41. El asesinato con alevosía…………………………………………………………………..
§ 42. La agravante de alevosía sobre la víctima inerme…………………...
§ 43. Clases de alevosía…………………………………………………………………………….....
197
199
203
213
219
223
226
17
Guillermo Haro Lázaro
QUINTA PARTE
HOMICIDIO CALIFICADO :
Por el medio comisivo
Capítulo V
ASESINATO POR FUEGO, EXPLOSIÓN U OTRO MEDIO CAPAZ DE
PONER EN PELIGRO LA VIDA O SALUD DE OTRAS PERSONAS
“Mecanismos complejos para alcanzar la muerte y el riesgo masivo
de personas”
§ 44. Marco introductorio…………………………………………………………..................
§ 45. Concepto doctrinal………………………………………………………………….............
§ 46. El asesinato por fuego…………………………………………………………................
§ 47. El asesinato por explosión…………………………………………………................
§ 48. El asesinato por cualquier otro medio capaz de poner en
peligro la vida o salud de otras personas……...................................
231
238
240
248
Las Figuras del Asesinato
§ 56. Los fundamentos de agravación en el asesinato por la
condición de la víctima..........................................................................
§ 57. Análisis del asesinato por la condición de la víctima……...........
§ 58. Discrepancia sobre el Artículo 108º-A de la Ley…………….............
§ 59. Materialidad del asesinato por la condición de la víctima……
§ 60. El nexo de causalidad……………………………………………..............................
§ 61. Tipicidad subjetiva……………………………………………………...........................
§ 62. La tentativa en el asesinato por la condición de la víctima....
§ 63. La consumación en el asesinato por la condición de la
víctima...........................................................................................................
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281
283
284
284
285
• Glosario de términos utilizados en la obra..............……………….............. 287
• Bibliografía..............……………………………………………………….................................. 291
252
SEXTA PARTE
HOMICIDIO CALIFICADO :
Por la calidad especial de sujeto
pasivo
Capítulo VI
ASESINATO POR LA CONDICIÓN DE LA VÍCTIMA
“Muerte de la víctima con alto cargo público”
§ 49. Marco introductorio……………………………………………………………...............
§ 50. Concepto doctrinal………………………………………………………………................
§ 51. Sistema jurídico……………………………………………………………………................
§ 52. Tipicidad objetiva………………………………………………………………..................
§ 53. El bien jurídico tutelado…………………………………………………….................
§ 54. Los sujetos del asesinato por la condición de la víctima…….....
§ 55. Presupuestos del asesinato por la condición de la víctima......
18
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263
264
268
269
270
272
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Guillermo Haro Lázaro
Primera Parte
El homicidio
calificado
"Asesinato"
El crimen más cruel
del delito
20
Las Figuras del Asesinato
Capítulo I
EL ASESINATO
“La muerte con extrema violencia”
SUMARIO: §1. Marco introductorio §2. Antecedentes históricos
§3. Concepto doctrinal §4. Sistema jurídico §5. Legislaciones
comparadas §6. Tipicidad objetiva §7. El bien jurídico tutelado §8.
El objeto del delito en el asesinato §9. Los sujetos del asesinato §10.
Características del asesinato §11. Presupuestos del asesinato §12.
Las circunstancias atenuantes §13. Las circunstancias agravantes
§14. Clasificación del asesinato §15. Modalidades comisivas del
asesinato §16. Materialidad del asesinato §17. El nexo de causalidad
§18. Tipicidad subjetiva §19. La tentativa en el asesinato §20. La
consumación en el asesinato.
§1. Marco introductorio
E
l expolio injusto de la vida humana, acometida con
vehemencia y extrema violencia, supone ejecutar la
comisión factual inmanente a las condiciones sine
qua non, que, por su esencia homicida alcanza recrudecido
agravamiento, pues, la obra de poder y fuerza ejercida en
la integridad de otro, revela desproporción en la conducta
del autor, asociadas al deseo de asesinar. Su acto criminal
se torna consecuente, persistiendo vigente en la civilidad
coetánea absolutamente relativa, para lesionar la vida de
cualquier persona jurídicamente tuteladas, ya que, se trata
de asesinos compulsivos que, exteriorizan conductas con
exuberante crueldad en la forma alevosa y premeditada de
matar. Ello también, no sería ajeno de subsumir diferentes
patologías mentales transitorias del autor, considerando
23
Guillermo Haro Lázaro
tal vez, una clasificación más abarcadora con respecto a los
resultados de su perpetración, pudiendo producir además,
sensaciones de placer que determinen, ex antes, durante o
ex post, de la consumación fáctica del delito. En síntesis, se
sostiene que la perturbación del género humano dimana
como consecuencia del excesivo índice homicida dentro y
fuera del país a manos de duchos asesinos a sueldo o aquel
sujeto que conduce el crimen organizado. En tal sentido, es
vital conocer la amplia trayectoria ideal del asesino como
engendrante del asesinato, pues su forma hostil y latosa,
hace que su proceder homicida encuentre a su víctima
con facilidad. Lo que acentuaría que, todo asesino debe ser
un sujeto vil con capacidad en ejercicio de sus acciones
criminales, su participación sin más, implica acto directo
en contra de otro individuo. En el caso destacable del delito
de asesinato por lucro, es relevante señalar la participación
del autor, dado que, este sujeto se encomienda la muerte de
otro y conduce su propio beneficio económico. El motivo
de ello, sería la incorporación del nuevo delito de sicariato
en la Ley, donde alcanza a sicarios y mandantes dominados
por organizaciones del crimen, sancionados con un solo
castigo sobre ambas acciones dispares. Por eso, el asesinato,
es un hecho cruento, de específico resultado material, en la
acción desplegada del autor, ya que se orienta solo a lograr
la muerte de otro, bajo empleo del móvil o medio comisivo
eficaz. Así, de la amplia doctrina se desprende dos asertos
legales, para considerar que: “la acción de matar radicaría
en acortar la vida de otro” y “la acción de matar es privar de
la vida injustamente a otra persona”, sabiendo que cada una
de las acepciones jurídicas implican anticipar la muerte
de un sujeto en tiempo real; lo que permitiría comprender,
que la base del fundamento refiere expresamente el daño
24
Las Figuras del Asesinato
total o destrucción de la vida humana. Pues, el modo de
difundir tales locuciones, no afrenta conflicto alguno, ya
que induce solo a dos dicciones con un mismo fin material.
Lo dicho, no supone que los autores del tipo solo se sitúen
en organizaciones criminales o entre pobladores del
país, sino, que la psicopatía homicida también se orienta
a nuestros propios progenitores. De ahí que, la lesión de
la vida tendría afectación al interior de la prole y el pilar
maternal, dañando el cobijo familiar como un auténtico
pérfido del delito, pues ello, se debe a la subcultura primaria
de los estratos poblacionales perseguida por generaciones,
donde imperaba el poder lesivo del autor, con el fin de
desatar su máximo sadismo, sobre los descendientes,
la consorte del entorno y básicamente de toda su casta
humana. Siendo oportuno, comprender que el vínculo
parental o condición social para este asesino, adolece de
relevancia afectiva.
Así pues, hoy el comportamiento humano del autor, rebasa
los límites antijurídicos del asesinato, sobre todo, si este
alcanza a mujeres, niños y adolescentes de edades dispares
encontrándose en estado de indefensión, pudiendo situarse
del mismo modo, los ancianos, y discapacitados; sabiendo
que tal condición de sujeto pasivo podría facilitar su acción
comisiva, ello no dista además que, por su vulnerable
situación, el autor conozca la debilidad e inseguridad de su
víctima y en tanto sería motivación de su delito. Sin duda,
las diversas formas de criminalidad ejercidas sobre sujetos
indefensos y especiales, acarrearía la muerte más truculenta
e inhumana, por la gravedad de su condición y por ejecutar
sobreseguro la comisión de los hechos. El asunto es, que no
25
Guillermo Haro Lázaro
solamente es causado por asesinos comunes, sino también
las que se dan en el ámbito empresarial que no son ajenas
a la realidad peruana en particular, donde los grupos
criminales acreditados por terroristas, traficantes de
drogas y otras manifestaciones delictivas, ya no aparecen
como obra de verdaderos autores determinantes, sino
que son el resultado de una perfeccionada organización
del crimen, acaudilladas por autores ubicados detrás
de los autores materiales para ocultar sus identidades y
en consecuencia, desvirtuar las investigaciones de las
autoridades encargadas de la persecución penal.
No obstante, es de aclarar que el desasosiego no sólo atañe
a la persona humana, sino, que también el Estado y las
instituciones públicas reafirman su potestad jurisdiccional
para constreñir sustancialmente en unificar criterios
de responsabilidades emergentes previsibles y por tanto
refrenar el delito. Siendo propósito fundamental para ello,
emplear mecanismos legales suficientes que permitan
tutelar la vida como bien más preciado de toda persona
humana, desde su nacimiento hasta su desarrollo total
dentro de un Estado de Derecho, amparados por un diseño
sancionador previsto en el Artículo 108º, del Código Penal
peruano y protegido por la Constitución Política que de
forma genérica regula en sus Artículos 1° y 2º inciso 1)
sobre: “Los derechos fundamentales de las personas”,
comprendiendo que las Leyes son la base esencial para
desarrollar políticas sociales y culturales, sujetas al sistema
normativo legal vigente de nuestro continente.
Por otro lado, es apropiado conocer que la muerte causada
por el tipo penal de asesinato, alude necesariamente al
26
Las Figuras del Asesinato
examen riguroso más relevante del Derecho Penal, por
determinar la vida humana el bien jurídico de valor
supremo que protege la Ley. En nuestra posición doctrinal,
observamos la vida con inherente tutela desde su origen y
nadie debe arrogarse el supuesto Derecho de matar a otro
bajo cualquier pretexto, ni debe destruir la suya, porque el
curso evolutivo de la vida acaba en forma natural. Ello no
supone, que se deba desinteresar la normativa legal en la
regulación del asesinato frente a la lesión del bien jurídico
vida de la víctima, ni ignorar la autodestrucción de la vida
del hombre (suicida), sino más bien, se procura sostener que
la consideración por la vida debe ser una manifestación
común en la humanidad como obligación ciudadana legal
y del Estado. Lo que facultaría legitimar el respeto por
la vida humana, que obra en la tutela legal figurada hoy
como una falacia al interior de la construcción pragmática
del sistema jurídico penal. La apreciación de que la
destrucción de la vida ha de proceder de un acto injusto
o ilícito, obedece como lo señalamos anteriormente, para
quienes empleamos estas expresiones a la necesidad de
exceptuar de este principio a la muerte que se ocasiona
en cumplimiento de la Ley. Aquellos calificativos son
innecesarios jurídicamente, porque todo delito regulado
en la Ley penal, implicaría el quebrantamiento a esta y por
tanto una ilicitud.
En virtud del cual, la esencia criminal del asesinato
determina una brutal forma de muerte y es lo que
precisamente la diferencia del delito de homicidio, ello
implicaría, la destrucción íntegra de la vida tutelada que
posee la persona humana, comprendiendo a cualquier
elemento de agravación en el caso concreto. Pues en esta
27
Guillermo Haro Lázaro
comisión de facto, es imprescindible le que una persona
humana logre su propósito criminal sobre otro sujeto
con vida independiente, porque solo la persona viva
puede considerarse como sujeto pasivo del asesinato y
en consecuencia no podría atribuirse tal calidad a un
cadáver o persona jurídica. Entonces, sobre la base de ello,
la perpetración de un cadáver importaría atipicidad en su
naturaleza, ya que el cese de la vida por función biológica
carecería de relevancia jurídica antes de la acción criminal,
y los restos humanos solamente constituirían objeto de
derecho protegido por el Código Civil.
Con relación al victimario del delito, este podría entenderse
como un individuo imputable, pasible de tipicidad,
en calidad de sujeto activo del asesinato. Esto es, sin
distinción, pero, con disposición de alcanzar la muerte de
otro, ajustado como presupuesto determinante en la Ley
penal. Pues, tal condición hoy guardaría posible analogía
con asesinos retrospectivos, ya que el hogaño de nuestra
civilización sería el escenario esencial para su perpetración
criminal, donde las grandes mafias articuladas por
esbirros revelan sus más crueles actos homicidas. Lo
que conduciría al desarrollo de aspectos concomitantes
en su conducta delictiva, para innovar estrategias
inimputables, integrando jóvenes menores de 14, 15, 16
y 17 años de edad, con el propósito de formar bandas de
sicarios encomendadas al cumplimiento de su objetivo
material. Debiendo reconocer que la intención dolosa de
las organizaciones criminales, se da con el único interés de
valerse de ellos, en la creencia de un supuesto libramiento
de responsabilidad penal, quedando estos sicarios mayores
solo como autores intelectuales. Teniendo en cuenta, como
28
Las Figuras del Asesinato
lo hemos afirmado en nuestro discernimiento precedente,
que este fenómeno criminal deriva producto de hogares
disfuncionales, donde existieron patrones de conducta
delictuosas, o, que el mismo menor fue víctima de malos
tratos y por tanto, ha sido testigo de ello, toda vez que, nunca
tuvo afecto paternal, lo que propiciaría su integración en
pandillas perniciosas.
Realmente, la argumentación sustancial del tema se torna
controvertido, sabiendo que la implicancia de los asesinos
juveniles hoy se determina solo como adolescentes
infractores de la Ley penal, entendiendo que la causa
especifica de la inimputabilidad se dirige a menores de 18
años, establecida en el Artículo 20º, Inciso 2) del Código
Penal que dice: “Está exento de responsabilidad penal: “El
menor de 18 años, porque no posee la facultad de comprender
el carácter delictuoso de su acto o para determinarse”. Por
lo tanto, este criterio lógico es insuficiente ante nuestra
posición doctrinal, ya que el concepto que se tiene de los
asesinos menores de edad en la sociedad coetánea y en
consecuencia de la figura de asesinato, no corresponde a
un contexto juicioso actualizado de la Ley.
En tal sentido, es imprescindible que sobre la base de nuestro
juicio, exista la necesidad de demostrar y comprender
que el comportamiento delictuoso apadrinado por el
adolescente infractor, ya cuenta con una norma específica
que se impone como regla general, a fin de sancionar las
acciones de gravedad y los asesinatos ocasionados por
adolescentes infractores en calidad de autores, regulada
como actos antisociales benignos, en el Nuevo Código de los
Niños y Adolescentes precisamente en las articulaciones
29
Guillermo Haro Lázaro
siguientes:
El Artículo 183º.- En su definición menciona que: “Se
considera adolescente infractor a aquel cuya responsabilidad
ha sido determinada como autor o partícipe de un hecho
punible tipificado como delito o falta en la Ley penal”.
El Artículo 194º.- En cuanto a la infracción dice: “Al
adolescente que, integrando una pandilla perniciosa, lesione
la integridad física de las personas, (…), utilizando armas de
fuego, armas blancas, material inflamable, explosivos u objetos
contundentes, o bajo la influencia de bebidas alcohólicas o
drogas, se le aplicará la medida socio-educativa de internación
no mayor de 3 (tres) años”.
En el Artículo 195º.- Deviene en infracción agravada por
las siguientes acciones:
“Si como consecuencia de las acciones a que se refiere el Artículo
anterior se causara la muerte o se infringieran lesiones graves,
la medida socio-educativa de internación será no menor de
tres ni mayor de seis años para el autor, autor mediato o
coautor del hecho”.
Por consiguiente, es de evidenciar que las regulaciones
especiales descritas, no solo permite la protección de
los intereses en defensa de los derechos de los niños
y adolescentes, sino que también, los de carácter
reformador en aplicación de las medidas socio-educativas
de internación, para adolescentes infractores (asesinos)
de la Ley penal, alcanzados como curtidos delincuentes
juveniles habituados a la vida homicida. De manera tal, que
30
Las Figuras del Asesinato
ese patrón infractor basado en la disposición pragmática
del Código punitivo, pueda conseguir su cumplimiento
configurativo como una herramienta esencial para la
aplicación de la medida socio-educativa de internación
que exige la norma especial de los niños y adolescentes.
Pues, el paso primario que deberá seguir el adolescente,
para considerar la infracción, es que haya transgredido
la Ley penal con un supuesto de hecho legal o fáctico,
determinado como delito y que esta conducta se encuentre
regulado en los tipos penales del Código Penal; luego,
podríamos fijar su adecuación, con los presupuestos
que ordena el Código de los Niños y Adolescentes, a fin
de alcanzar culpabilidad y sancionarlo de acuerdo a las
medidas especiales establecidas. Por ello, nuestro aporte
objetivo la dirigimos de forma concluyente y absoluta,
para expresar la inadmisible flexibilidad de las medidas
coercitivas prescritas en los Artículos precedentes del
Código de los Niños y Adolescentes, dado que, la utilización
de instrumentos exclusivos que se aplica, son exiguos ante
la conducta criminal juvenil, y en consecuencia sus fines
en el castigo de un asesinato inhumano, no se ajustan a la
realidad social.
Sobre todo, si se trata de jóvenes infractores de la
Ley, orientados a procurar intensamente la comisión
material del tipo penal de asesinato, de modo símil a los
auténticos asesinos avezados, pues, ellos poseen dominio
en su comisión ejecutiva para alcanzar la muerte de
otro, a cambio de dinero, sin considerar un obstáculo
su precipitada edad. La acritud y rasgos psicopáticos de
esos menores se tornaría análoga únicamente en el acto
de perpetración, y no existiría disimilitud en su autoría
31
Guillermo Haro Lázaro
factual; porque la capacidad criminal que disponen,
alcanzaría la misma naturaleza homicida y desprecio por
la vida humana que un ducho asesino. Debiendo considerar
a nuestro juicio, que en el caso específico solo deberían
encontrarse subsumidos los jóvenes mayores de 14, pero,
menores de 17 años, razón por la que ellos pueden disimular
y ocultar con facilidad su preponderante conducta
nefaria ante los demás, y de ahí que, revisten todas las
condiciones y características subjetivas suficientes en los
actos ejecutivos previos a su materialidad comisiva, bajo el
empleo de los elementos taxativos para su configuración
típica. Aun así, estos adolescentes del crimen, quedarían
exentos de toda responsabilidad penal, ya que ante la Ley,
su conducta no reviste imputabilidad.
No obstante, ello nos conduce a la determinación de
su excepción jurídica concerniente solo al rango de los
menores de 14 años, entendiendo que podríamos estimarla
como una prerrogativa privilegiada especial, debido a
que esta condición sine qua non de carácter sustancial, se
encuentra entre la niñez y la adolescencia, pues, son dos
etapas las cuales se podría manejar con procedimientos
terapéuticos adecuados para su rehabilitación en estos
casos.
En realidad, el Código de los Niños y Adolescentes, debería
readecuarse para alcanzar también a transgresores menores
de edad “que manifiesten dolo en su actuación criminal”,
detallada en un Artículo independiente, solo para los casos
de asesinato, entendiendo sus efectos que determinaría la
modificación especial similar a los expertos asesinos. De
manera tal, que la transformación de sus regulaciones,
32
Las Figuras del Asesinato
alcancen concienzudamente un contenido fructífero a fin
de condenar la voluntad comisiva del asesino adolescente,
sabiendo que su obrar delictivo en contra de otra persona,
sólo se diferencia por la edad y no en sus acciones
criminales. Además, si de medidas correctivas se trata,
debería incrementarse tal disposición de internación, de 6
a 10 años, con más horas de trabajo y recargado esfuerzo
intelectual, y, a partir de ese punto, se denominaría:
“la innovadora medida socio educativa laboral de
internación”.
En otra perspectiva, el Código Penal peruano, como
potestad sancionadora del Estado, importa prevención
real y represiva, también en los actos criminales, dentro
del delito de asesinato, alcanzando al "Artículo 108º-A.Homicidio Calificado por la Condición de la víctima”,
“Artículo 108º-B.- Feminicidio”, “Artículo 108º-C.- Sicariato”
y el “Artículo 108º-D.- La conspiración y el ofrecimiento para
el delito de sicariato”. Pues, ello impone que la aplicación
rigurosa de las herramientas jurídicas, se atañen además a
este orden legal y por consiguiente, castigar al transgresor
de acuerdo a su perpetración bajo uso de modalidades
comisivas que condicione su agravación. Luego, su
desenlace criminal, adecuaría el encuadre del tipo penal
que persiga, sancionando su conducta específica, con
penalidad determinada por la Ley.
De todas formas, cuando nos referirnos a la figura de
asesinato, por considerar factual la muerte calificada,
donde las circunstancias, los móviles y medios comisivos
son determinados como calificante de agravación en la
conducta antijurídica del autor, logrando una consistente
33
Guillermo Haro Lázaro
responsabilidad penal en el sistema punitivo; apreciando
que éste fundamento dogmático ha querido demostrar
la relevancia que mantienen las circunstancias de
agravación, para vincular los presupuestos esenciales
del delito de asesinato, con el objeto de incrementar la
penalidad del autor en la acción criminal.
En el tipo penal de asesinato, se debe considerar bajo que
modalidades comisivas se basa el autor para materializar
el homicidio calificado, luego, precisando tenemos las
circunstancias siguientes: “por ferocidad, por codicia, por
lucro o por placer, para facilitar u ocultar otro delito, con gran
crueldad o alevosía, por fuego, explosión, o cualquier otro medio
capaz de poner en peligro la vida o salud de otras personas”1.
Por lo tanto, debemos asentir que en el asesinato el autor
del hecho actúa a título de dolo directo, exteriorizando un
grado máximo de peligrosidad para lograr su propósito
criminal en contra de otro, pero, lo execrable es la forma y
los medios de disposición que utiliza, para determinar su
intención, ensañamiento y alevosía, en la consumación del
delito. Su proceder homicida ejercida sobre su víctima, debe
manifestar un acto básicamente directo, en razón, a que
este aplica una medida de participación auto organizada,
que permite puntualizar su objetivo criminal, y, en ese
orden, también se condiciona los medios de disponibilidad
que por su eficacia logran el resultado material.
Para concluir con la parte introductoria, la calificante de
tipicidad se constituye como un comportamiento humano
______________
1. Código Penal Peruano, Artículo 108°- Homicidio calificado, texto modificado por Ley N°
30253 del 24 de octubre de 2014 (se incorpora el homicidio por codicia y elimina el homicidio
por veneno para incluirse solo en casos de ferocidad).
34
Las Figuras del Asesinato
que infringe el mandato o prohibición de la Ley, sabiendo
que sus efectos traerán como resultados una sanción
penal. Debemos considerar que el asesinato u homicidio
calificado, es un tema muy relevante que comprende el
Derecho penal, por reconocer a la vida humana como el
bien jurídico por excelencia de valor supremo protegido
por la ley desde su existencia. Entendiendo que la vida
independiente se inicia con el nacimiento del ser humano
y a partir de ese estado de actividad es considerado como
patrimonio tutelado jurídicamente bajo el amparo de
la Constitución Política del Perú y otras instituciones
internacionales que garantizan la vida de las personas y
su desarrollo para vivir dignamente en el ámbito social;
asimismo, indicar que nadie debe atribuirse el supuesto
derecho de victimar a otro bajo cualquier pretexto, ni debe
destruir su propia vida, porque la etapa progresiva de la
vida se determina sólo con la muerte en forma natural, ello
expone, por el deterioro de su salud como consecuencia de
la edad añeja. En síntesis, pese a los alcances normativos
regulados por la Ley, la Constitución Política y diversas
instituciones públicas del país, encargados de contener
la represión frente a la figura de asesinato, no logra una
disminución moderada en la destrucción de la vida
humana, sino, que por el contrario ésta se incrementa
gradualmente como efecto de innovadores fenómenos
criminales en el accionar comisivo del autor, pues, ese
patrón conductor del tipo, hace referencia a los asesinos
asalariados menores de edad y conspiradores que
reclutan jóvenes infractores para alcanzar la supuesta
inimputabilidad en su propósito criminal. Creemos que
en el fondo, esta conducta antijurídica de asesinato, debe
sufrir un severo freno en su desarrollo criminal, pues, solo
35
Guillermo Haro Lázaro
el ducho legislador podrá persistir en una transformación
erudita específica, en materia científico penal, lo suficiente
para orientar su proyecto analítico y pormenorizado en la
estructura del ordenamiento punitivo y sobre todo, en las
muertes calificadas de personas humanas. Entonces, si el
incremento material mantiene su perpetuidad criminógena
en los dominios poblacionales del continente nacional,
¿Por qué? No se crea también, perspectivas jurídicas que
permitan innovar y utilizarse como instrumentos eficaces
ante la destrucción de la vida humana, sin que se tenga
una valoración por ella.
Por último, en una postura admisible, hoy se puede
apreciar un entorno legislativo insuficiente que ni aun
los mejores legisladores experimentados permiten
alcanzar eficacia en su metodología científica. Pues, no
solo se trata de lograr un examen riguroso sobre autoría
y participación en la estructura de los tipos penales, sino
más bien, esta debe responder abarcando cuatro puntos
esenciales en su elaboración cualificada. Primero, deberá
compadecerse con las exigencias básicas, propias que
demanda la sociedad de nuestro continente. Segundo, ser
considerado del principio de legalidad de los tipos penales
y sus sanciones, a propósito de la potestad punitiva del
Estado. De tal forma que esa construcción propuesta sea
respetuosa de la Ley vigente. Tercero, ese modelo debe
respetar el fundamento de honorabilidad de la persona
humana, como máximo valor material al ejercicio del “ius
puniendi”, pues, ello no deberá aplicarse a personas por
supuestas vinculaciones infundadas con la comisión del
delito de asesinato. Cuarto, por último, se debe preservar
en este caso el principio de culpabilidad para que el castigo
36
Las Figuras del Asesinato
penal recaiga sobre los verdaderos perpetradores de la
Ley punitiva. En suma, este cambio jurídico, de seguro
alcanzará soluciones viables siempre que las instituciones
competentes ciñan en unidad el apoyo mutuo y decisivo
para su concreción.
§ 2. Antecedentes históricos
Con respecto a la procedencia etimológica de la palabra
asesinato, esta podría entenderse como el origen de
la acepción “haxixi”, vocablo agareno (árabe) que se
otorgó en reconocimiento a los fieles seguidores de una
doctrina religiosa o secta, encausados por un adalid para
encomendar los asesinatos, pues, antes de la comisión
estos se drogaban consumiendo “haxix” (en castellano:
hachis) mezclado con hojas de tabaco y otras sustancias
alucinógenas, que serviría de estímulo criminal, con el
propósito de cumplir el ajusticiamiento. De ahí, que sus
instintos psicopáticos, adecuarían habitualidad en su
conducta para atacar impetuosamente y asesinar a su
víctima. En otra perspectiva evolutiva, ésta procedía de un
culto ismaelita fundada por su líder Hassan bin-Sabbah2,
quien era el gran maestro, e incitador de sus seguidores
asesinos para dar muerte a personas designadas por éste.
Además, “hashshashín” se identificaba por ser una secta
donde integraban asesinos por encargo, con la finalidad
de cumplir los requerimientos del líder de la secta. Luego,
estos precedentes criminales tuvieron consecuencias
innovadoras en el transcurso del tiempo, contemplando un
historicismo real en la humanidad y en nuestra sociedad
contemporánea, lo que supone un pilar normativo en su
fundamentación jurídica tuitiva, interviniendo ello, como
37
Guillermo Haro Lázaro
un sistema legal al amparo de todas las formas de delitos
contra la vida el cuerpo y la salud, especialmente para las
muertes ocasionadas bajo circunstancias de agravación en
la figura de asesinato, regulada hoy en el Artículo 108° del
Código Penal Peruano.
En esta parte del tema, se hace necesario una rememoración
fáctica ocurrida a lo largo de nuestra historia, para los
efectos de clarificar los orígenes del asesinato. Donde se
recuerda la doctrina bíblica, especificando relativamente
la crónica de la muerte de Abel a manos de su hermano
Caín, acto que fue universalizado en la historia de la
humanidad como el primer asesinato que se perpetró con
brutal ensañamiento. Pues, ello se encuentra en el libro
de Génesis, capítulo 4, versículo 3 al 8, de la Biblia con el
siguiente texto: “Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda
a Jehová y Abel trajo también, de los primogénitos de sus ovejas
de las más gordas de ellas; y vio Jehová con agrado a Abel y a
su ofrenda, pero no miró con agrado a Caín y la ofrenda que
trajo. Por lo que se ensañó Caín en gran manera y decayó su
semblante, motivo por lo que Jehová llamó la atención a Caín
diciéndole ¿Por qué te has ensañado y porque ha decaído tu
semblante? Si bien hicieres serás enaltecido y si no, el pecado está
a la puerta y te enseñorearás de tu propio deseo. Y luego Caín
salió al campo con su hermano Abel y le dio muerte”. Bajo estas
enseñanzas sagradas, se tiene que el accionar comisivo de
Caín orientada a transgredir las normas establecidas por
Dios, fueron motivadas por la envidia de su hermano Abel,
que trajo como causa fatal su muerte. La ira incontrolable
y la envidia de Caín, en este caso son los elementos básicos
que impulsaron la perpetración del delito, y por tanto, el
38
Las Figuras del Asesinato
ensañamiento en su conducta determinaría la forma de
matar. Esto es, que Caín, al asumir una nueva guisa en su
conducta criminal, implantó también una modalidad de
asesinato en contra de otro ser humano unido por vínculo
de consanguinidad. Si bien, la razón de la muerte de Abel
a mano de su hermano fueron los celos, entonces, ello
evidenciaría la muerte intencional y premeditada y por
ende, quedaría establecida el asesinato al prójimo en el
mundo entero.
Efectivamente, esta forma extrema de asesinato determina
en la actualidad un aumento fáctico no solo en la manera
de obtener el resultando material, sino que también, se
encuentra en la progresión agravada de su configuración
homicida. No obstante, este caso refleja un saltante
modelo criminal, que a lo largo de nuestra historia avanza
desproporcionadamente, con la finalidad de encontrar
nuevas conductas accesorias para determinar su extrema
agravación frente al asesinato. Quisiéramos agregar
también, que este acto constituye un punto de inicio en el
crecimiento del comportamiento criminal, sabiendo que
su tipología sirvió para buscar innovaciones delictuosas y
características que permitieron perfeccionar la forma de
_____________
2. Hassan bin Sabbah (Qom, Irán, 1034 – Alamut, 12 de junio de 1124), también conocido
como “El Viejo de las Montañas“, fue reformador religioso, autor y precursor de la nueva
predicación o da’wa de los ismaelitas nizaríes, que pretendía reemplazar la “antigua” da’wa
de los ismaelitas fatimíes de El Cairo. Hassan bin Sabbah es la variante persa de su nombre.
Suele aparecer citado por la forma árabe, Hassan al-Sabbah o sus variantes Hassan bin alSabbah, Al-Hassan bin al-Sabbah o sobrenombre Alauddin. Es le conoce por ser el inspirador y
jefe de los llamados hashshashín, palabra que ha pasado a numerosas lenguas como “asesino”
o secta de los asesinos, ya que la comunidad que fundó y dirigió utilizaba con frecuencia el
homicidio político como estrategia. La mayor parte de los datos sobre Hassan y sus seguidores
proceden de sus enemigos, dado que la documentación generada por la secta fue destruida por
mongoles cuando arrasaron la fortaleza de Alamut, sede de la misma. Fuente:
http://oldcivilizations.wordpress.com/2011/12/28/la-enigmatica-secta-de-los-hashshashin/.
39
Guillermo Haro Lázaro
Las Figuras del Asesinato
asesinar a su víctima.
(Amazonas y San Martín).
Según el informe anual del Instituto Nacional de
Estadística e Informática (INEI) 2013, sobre Seguridad
Ciudadana, es relevante reconocer, que la población
peruana convive con un alto índice de inseguridad en
las ciudades, debido a la frecuencia de robos, y de tasas
intermedias de homicidios y asesinatos en la región. No
obstante, el Perú es uno de los países que tiene la percepción
de inseguridad más alta de la región por la incidencia de
ciertos delitos, que se enfrentan los residentes y turistas
de Trujillo y también de Arequipa. De acuerdo al estudio
de los métodos estadísticos que precisan los resultados
de esta problemática sociológica, en el semestre del mes
de abril hasta setiembre, se evidencia que, de cada 100
personas de 15 años de edad a más, 27 han sido víctimas
de hurto, robo con arma blanca y de fuego, generando un
gran daño físico y causando un importante impacto en las
víctimas de estos sectores. Haciendo una comparación con
otros sectores en ese mismo período, veremos la diferencia
que existe, como es el caso de Chachapoyas (Amazonas),
Huancavelica y Moyobamba (San Martín), donde, solo 15
de cada 100 personas fueron víctimas.
Por otro lado, una reconocida fuente de información
encuestada por la “Empresa Ipsos Apoyo”, menciona
también con mucha transparencia resultados sobre la
delincuencia en el Perú, llegando a determinarse como
el principal problema social que se ha incrementado
en nuestra esfera social, con un 61� de los peruanos en
el año 2012. De igual manera, la Empresa Ipsos Apoyo
refiere que las regiones peruanas con tasas de homicidio
más elevadas fueron las selváticas: Amazonas con 30,56
y Madre de Dios con 23,31 por cada 100.000 habitantes en
el año 2011, sin embargo, la región con menor violencia
homicida en el 2011 fue Pasco con 1,01 por cada 100.000
habitantes, considerando que en esta localidad solo se
registraron 3 homicidios durante todo el año. Por su parte,
la tasa promedio nacional de delitos por cada 100.000
habitantes fue de 617 en 2010, mientras que en 2011, el
número promedio de delitos ascendió a 692. Fuente: Ipsos
Apoyo.
Pese a ello, según el Plan de Seguridad Nacional en 2012,
el ránking de asesinatos fue encabezado por Tacna,
seguida de Tumbes, Ucayali y Arequipa. Posteriormente,
Huancavelica, Loreto y Moquegua, que registraron el
menor índice. Sin embargo, es de precisar que, a finales
de 2013, según la Policía Nacional del Perú, los casos de
homicidios alcanzaron víctimas de forma gradual en la
costa norte (La Libertad y Lambayeque) y el nororiente
40
En la normativa jurídica de los Estados Unidos de
Norteamérica, el delito de asesinato tiene una calificación
más acertada, considerándola como de primer grado
o agravante. Bajo este fundamento, podemos recordar
un suceso muy controvertido que tuvo lugar por el año
2004, “cuando el ciudadano estadounidense Ryan Holle fue
declarado culpable de asesinato en primer grado, por haber
prestado su auto a un amigo, que lo utilizó para perpetrar
un robo y durante la acción delictuosa trajo como resultado la
comisión de un asesinato. Posteriormente, Holle fue condenado
a cadena perpetua en aplicación de una doctrina jurídica
41
Guillermo Haro Lázaro
conocida como la regla de homicidio preterintencional. No
obstante, muchos Estados de este país derogaron esta regla
condenatoria y reemplazaron por nuevas promulgaciones y
modificaciones de los Códigos Penales a fin de lograr aplicar
una buena fundamentación jurídica de los delitos y alcanzar
una considerable defensa". Fuente: change.org.inc.
Otra fuente: “Uniform Crime Reports” (UCR), estima que
520,000 personas fueron asesinadas en el año 2000 en
todo el mundo. Dos quintas partes de ellos eran personas
jóvenes entre las edades de 10 y 29 que fueron asesinados
por otros jóvenes. Llegando a determinar que el asesinato
es el acto criminal menos probable que no se denuncian,
las estadísticas de asesinatos son vistos como un referente
de las tasas globales de criminalidad. Por lo general, las
tasas de homicidio varían mucho entre los países y las
sociedades de todo el mundo. En el mundo occidental,
las tasas de homicidio en la mayoría de los países han
disminuido significativamente durante el siglo XX y ahora
tienen entre 1 y 4 casos por cada 100.000 personas por año.
Las tasas de asesinatos en Japón, Irlanda e Islandia están
entre los más bajos del mundo, alrededor de 0,5 casos
por cada 100.000 personas al año, la tasa de los Estados
Unidos está entre los más altos de los países desarrollados,
en torno a 5,5 en 2008, con tasas en las grandes ciudades,
a veces más de 40 por 100.000. En los Estados Unidos de
Norteamérica, 666.160 personas murieron entre 1960 y
1996. Aproximadamente el 90� de los homicidios son
cometidos por hombres entre 1976 y 2005, el 23,5� de
todas las víctimas de asesinato y el 64,8� de las víctimas
asesinadas por sus parejas eran mujeres. Para las mujeres
en los EE.UU., el homicidio es la primera causa de muerte
42
Las Figuras del Asesinato
en el centro de trabajo. Pero, existe un aumento marcado
de la distribución por edades de los asesinos entre 18 y
30 años. Los victimarios se vuelven menos propensos a
perpetrar un asesinato en la medida que estos sujetos
envejecen con el transcurrir del tiempo.
En los EE.UU., el asesinato es la principal causa de muerte
entre los varones afroamericanos de 15 y 34 años de edad,
desde el año 1976 hasta el año 2010, los afroamericanos eran
víctimas de 329.825 homicidios. En el año 2007, la “Oficina
Federal de Informe Suplementario de Homicidios de la
investigación” indicaron que casi la mitad de las víctimas
de asesinato de raza negra fueron de 14.990. En los años
2008 los homicidios no negligentes, eran de 3.221 víctimas
negras y 3.587 víctimas blancas. Mientras que 2.905 de
las víctimas negras fueron asesinadas por un delincuente
negro, 2.918 de las víctimas blancas fueron asesinados por
delincuentes blancos. Hubo 566 víctimas blancas de los
delincuentes negros y 245 víctimas negras de delincuentes
blancos. La categoría de “raza blanca" en los “Uniform
Crime Reports” (fuente) incluye a hispanos de otras razas.
En Londres, en el año 2008, el 75� de las víctimas de
delitos a mano armada y el 79� de los sospechosos eran
"de la comunidad africana/el Caribe". La demografía del
asesinato, se ven afectadas por la mejora de la atención
de trauma, que se ha traducido en una reducción de la
letalidad de las agresiones violentas, por lo tanto la tasa de
homicidios no necesariamente indica el nivel general de
la violencia social. Según el estudioso Pieter Spierenburg,
las tasas de homicidios por cada 100.000 en Europa han
caído durante los siglos, desde 35 por 100.000 en la época
medieval, a 20 en 1500, 5 en 1700, a menos del dos por
43
Guillermo Haro Lázaro
100.000 en 1900.
§ 3. Concepto doctrinal
En una postura conceptual, debe entenderse por asesinato
la muerte de una persona humana producida injustamente
por otra, cuya conducta violenta constituye agravación
en la Ley penal y por tanto, una mayor responsabilidad
en su ejecución material. Pues, la comisión del asesinato
ejercida con premeditación, alevosía, por lucro, o para
facilitar u ocultar otro delito; por el sujeto activo, supone
un diseño sustancial exacerbado en su perpetración
criminal, para considerarla presupuesto determinante del
delito. La participación dolosa del sujeto activo del delito
sobre la víctima de asesinato, es condición esencial para
alcanzar la descripción típica regulada en la Ley y como
tal, merecedor de su aplicable punibilidad.
En otra perspectiva legal, el supuesto de asesinato sienta
su dominio en las figuras de comisión material, a efecto
de ejecutar las acciones lesivas en la vida de la víctima.
Siempre que la conducta humana empleada por su asesino
revele extrema insensibilidad al momento de consumar su
acción criminal, precisando que se trataría de un delito
contra la vida, amparada en nuestra norma punitiva,
con un específico precepto regulado en el Artículo 108º,
expresada básicamente como una sanción penal ejemplar
para los autores que la infrinjan, concurriendo cualquiera
de las circunstancias agravadas especificadas. A pesar de
existir diversas formas ejecutivas de asesinato, éste delito
considera algunas acciones que puedan dar origen o que
impulsen al sujeto activo a exteriorizar sus ansias de matar
44
Las Figuras del Asesinato
a otra persona, debiendo tenerse en cuenta, que entre
los motivos más comunes tenemos: la venganza,
compensación económica o de cualquier otro tipo, bajo
crueldad o agresividad, traición o perfidia, así como por
incendio, detonación expansiva, sustancias tóxicas y otras
alternativas. Por consiguiente, el crimen per se3 por su
misma naturaleza se encuentra revestido por situaciones
o circunstancias que definen la gravedad del hecho típico,
aumentando el peso del delito al momento de determinar
la culpabilidad del homicida.
Entonces, podemos definir que el asesinato es la muerte
violenta e injusta que se ocasiona en forma directa a
otra persona humana con vida independiente, ya sea
concurriendo cualquiera de sus modalidades comisivas
o circunstancias de agravación que estipula la normativa
penal. Asesinar a otra persona es un acto arbitrario,
abusivo e injustificado, sabiendo que ésta acción se llevó a
cabo bajo un comportamiento típico que empleó el asesino
para destruir la vida de su víctima. El asesinar a una
persona, significa consumar la vida o destruir totalmente
la existencia normal de vida propia que posee todo ser
humano, esto indicaría, la alteración de la actividad del
desarrollo físico independiente del bien jurídico vida
humana, como resultado de la acción criminal de otro
individuo con características psicopáticas, que subsume
su conducta desenfrenada utilizando los elementos
circunstanciales de agravación criminal para lograr la
muerte.
_____________
3. Diccionario de la Real Academia Española, per se. (Loc. lat.). loc. adv. Por sí o por sí mismo.
U. m. en lenguaje filosófico, 2014.
45
Guillermo Haro Lázaro
Este tipo penal, se constituye como la acción más cruel
e inhumanamente irrazonable, que vulnera nuestro
derecho a vivir con dignidad; acabar con la vida humana
es un atentado contra la humanidad y nadie debe
atribuirse la decisión de matar a otro, bajo el pretexto de
un ajusticiamiento personal. Este homicidio calificado,
genera una alarma social, por tratarse de la destrucción
de la vida humana, sobre todo, cuando el asesino utiliza
los elementos de comisión para actuar con premeditación
o móviles de venganza. La expresión asesinar tiene una
definición muy precisa para el Diccionario de la Real
Academia Española, que quiere decir: “Matar a alguien
con premeditación y alevosía”, y, a nuestra concepción
significa: “privar de la vida a una persona humana con
intención dolosa y deliberada sin mediar justificación
alguna”.
Por tanto, el asesinato es el homicidio ilegítimo, preparado
alevosamente con antelación para la realización del delito,
en contra de otro ser humano, pues, esta acción homicida
no se encuentra consentida por la Ley o la moral. Este
estado emocional premeditado en el asesinato, destaca
dentro de otras figuras del homicidio ilegal, es por eso
que, desencadena otro tipo de muertes. El asesinato, en
un criterio abarcador, como ya lo hemos mencionado
anteriormente, se ha considerado desde la época antigua
como el acto criminal más relevante de la historia, por
el que se le debería atribuir al autor la pena máxima de
“cadena perpetua” al igual que el delito de feminicidio.
Si hacemos una remembranza del momento en que se
llevó a cabo la comisión del execrable hecho, cuando el
autor asesina a su víctima, no podemos desconocer, que
46
Las Figuras del Asesinato
al mismo tiempo los deudos y toda la célula intrafamiliar,
también asumen el rol de víctimas de éste hecho, ya que al
encontrarse subsumidos por el dolor y el sufrimiento de la
pérdida humana, ellos padecen daños psíquicos en su salud.
Por lo general, los hechos punibles, concluyen siempre
lesionando la psicología familiar, pues, la afectación directa
o indirectamente, tendría su origen lesivo al presenciar
el devenir de la acción o por información de un tercero.
Siendo así, tendría injerencia la muerte impresionante,
que se ocasione por la misma noticia del hecho. Entonces,
cabe precisar que la lesión psíquica familiar, alcanzada
a miembros de edades diferentes, también tendría su
concreción existente, como consecuencia de la materia
homicida, pero, sin embargo, ello quedaría en un vacío legal
al margen del desamparo, ya que, no existe Ley que abarque
este caso consecuente. Creemos, que al evidenciarse la
culpabilidad del asesino, donde este recibiría una sanción
penal acorde a su agravación deliberada, ello conduciría
también, a examinar con suma perentoriedad, los efectos
criminales creados de forma reciente, que mantiene otros
desenlaces secundarios en perjuicio del vínculo familiar.
Dado que ello, contribuiría a intensificar la aflicción de los
deudos, y por ende, tal vez, hasta el desamparo de los hijos,
siempre que la víctima acaecida sea el padre, la madre, o,
en todo caso, el tutor de los menores.
Por eso, la legislación peruana debe ejercer dominio
radicalmente, respecto de infligir rígida sanción penal del
asesino, de modo similar, tener valoración eficaz sobre la
comisión factual, determinando en todo caso, el inicio de
la acción, el momento, el resultado y lo más destacable, a
nuestro criterio, sería la situación legal que corresponde
47
Guillermo Haro Lázaro
a los deudos directos y familias dañadas psicológicamente,
cabe enfocarlas desde una perspectiva humanamente
afectiva, sin perjuicio de lo establecido por la Ley.
Según el jurista argentino Manuel Ossorio, afirma que:
“el asesinato es la acción de matar a una persona cuando en
ese hecho delictivo concurren determinadas circunstancias
de agravación”.4 Efectivamente, son afirmaciones que
comparto con gran trascendencia, ya que se evidencia
claramente el hecho concreto del tipo penal y la creación
de eventualidades que en ella pudieran alcanzar, para
determinar su configuración material. Pues, me refiero
enfáticamente a los presupuestos básicos requeribles para
lograr el aumento de su agravación, teniendo en cuenta que
el asesinato calificado es manifiesto: por el móvil comisivo
(por ferocidad, codicia, lucro o placer), por conexión con
otro delito (para facilitar u ocultar otro delito), por la forma
de ejecución (con gran crueldad), por el medio comisivo
(por fuego, explosión o cualquier otro medio capaz de
poner en peligro la vida o salud de otras personas) o por
la calidad especial del sujeto pasivo (un miembro de la
Policía Nacional, de las Fuerzas Armadas, un magistrado
del Poder Judicial o del Ministerio Público, un miembro
del Tribunal Constitucional o cualquier autoridad elegida
por mandato popular, en el ejercicio de sus funciones o
como consecuencia de ellas). Lo prescindible en este caso,
es que el ejecutor factual del asesinato, deba orientar su
perpetración a la muerte de otro, alcanzando cualquier
modalidad agravante para comprenderlos en la Ley penal.
_____________
4. Ossorio y Florit, Manuel, DICCIONARIO DE CIENCIAS JURÍDICAS POLÍTICAS Y
SOCIALES, página 68, Editorial Heliasta S.R.L., Buenos Aires-Argentina-1981.
48
Las Figuras del Asesinato
§ 4. Sistema jurídico
En nuestro sistema penal, se contempla el asesinato como
un homicidio calificado revestido de agravación, ello
regula con mayor punibilidad las responsables acciones
criminales del autor, porque en el resultado material del
asesinato el autor ejecuta el evento circunstancial bajo
móviles y medios comisivos que constituyen la calificación
agravada en su conducta humana, que se trata a propósito
de la culpabilidad y la pena; manifestando una extrema
peligrosidad en su voluntad criminal por los medios que
utiliza, con premeditación, ensañamiento y alevosía,
pues, sus efectos alcanzan estructura como figura de
asesinato. Esta figura penal se encuentra prevista y penada
en el Artículo 108º, del Código Penal, como “Homicidio
calificado” (Artículo modificado por el Artículo 2º de la Ley
Nº 30253, publicada el 24 de octubre de 2014), cuyo nuevo
contexto sería: "Será reprimido con pena privativa de libertad
no menor de quince años, el que mate a otro concurriendo
cualquiera de las circunstancias siguientes:
A.
B.
C.
D.
Por ferocidad, codicia, lucro o por placer;
Para facilitar u ocultar otro delito;
Con gran crueldad o alevosía;
Por fuego, explosión, o cualquier otro medio capaz de poner
en peligro la vida o salud de otras personas."
En esta nueva y última modificación, como se puede
apreciar, el legislador a considerado no contemplar en
este Artículo la circunstancia agravada del “homicidio
calificado por la condición de la víctima”, motivo por el
que, se encuentra actualmente vigente como una figura
49
Guillermo Haro Lázaro
independiente en el Artículo 108º-A, de nuestro Código
Penal, asimismo, la sanción penal para los asesinos que
hayan concurrido en las circunstancias prescritas en
ésta ley, que precedentemente era de 25 años sustituida
hoy por el de 15 años de pena privativa de la libertad. Las
penas aplicables para esta figura punitiva son previstas
por una sola sanción penal, alcanzando la pena privativa
de la libertad de 15 años para los autores que la infrinjan,
siempre que hayan concurrido con las circunstancias de
agravación o de extrema agravación, es decir, que estas
se encuentren sujetos a otras formas o modalidades
comisivas para su configuración homicida. El legislador
reconoce como asesinato al homicidio que se perpetra bajo
una pluralidad de circunstancias agravadas o de extrema
agravación, siendo éstos los siguientes: “Por ferocidad,
codicia, lucro o por placer; para facilitar u ocultar otro delito;
con gran crueldad o alevosía; por fuego, explosión o cualquier
otro medio capaz de poner en peligro la vida o salud de
otras personas”, determinando éstas conductas como
modalidades o figuras del asesinato, establecidas con la
finalidad de formar parte de los elementos de agravación,
siendo exigible el camino perpetrador de cualquier modelo
comisivo para su concreción típica. Por ello, ante ésta
situación, mantenemos una posición disconforme frente a
la modificación del legislador respecto de la disminución de
la pena impuesta para los asesinos, teniendo en cuenta que
las circunstancias de agravación en la actualidad siempre
fueron las mismas. En realidad nunca debió alterarse o
cambiarse el curso de la sanción penal, cuando tuvo su
vigencia el Decreto Legislativo Nº 896, de fecha 24 de mayo
de 1998, donde la pena era de 25 años, y, por ende una
herramienta suficiente que supo refrenar eventualmente
50
Las Figuras del Asesinato
las muertes circunstanciales del tipo. Sin embargo, hoy
los asesinatos van en aumento, a razón del poco interés
sancionador que mantiene la Ley con el asesino, pues,
no les interesa ser procesados por estos delitos, sabiendo
que pueden acogerse a beneficios que les favorecerá en
el futuro al ser condenados, permitiéndoles que en poco
tiempo puedan alcanzar su libertad.
En consecuencia, analizando el proceso histórico de
la criminalidad, se puede notar que el legislador no ha
tomado en cuenta el curso evolutivo de la criminalidad,
por considerar un estancamiento en su criterio punitivo
limitado y benigno respecto del tipo penal de asesinato
y especialmente de sus figuras comisivas, debiendo
realizarse una escala punitiva en la mayoría de casos más
perpetrados.
§ 5. Legislaciones comparadas
En esta parte del tratamiento, es básico, recurrir a la
amplia legislación comparada existente en la doctrina
coetánea, con la finalidad de examinar y establecer sus
relaciones, diferencias o semejanzas en la tutela jurídica
de la vida humana relacionadas con el delito, donde el
sistema jurídico contempla y garantiza la universalidad
del derecho a la vida en los Códigos Penales de América
y Europa, demostrando el incremento en la sanción penal
con la concurrencia de la determinante de agravación
en su ejecución material. En tal sentido, resaltaremos los
códigos penales correspondientes a los principales países
de América y Europa que contemplan la tutela de la vida
humana, sujetos a su propia legislación:
51
Guillermo Haro Lázaro
a) Códigos Penales de América
•
Código Penal Argentino, Artículo 80º “Se impondrá
reclusión perpetua o prisión perpetua, (…), al que matare:
previstos en los incisos (…), 2), 3), 4), 5), 6), 7), 8), (…)”.
•
Código Penal de Bolivia, Artículo 252º ASESINATO,
“Será sancionado con la pena de muerte, el que matare:
incisos (…), 2), 3), 4), 5), 6), (…)”.
•
Código Penal de Brasil, Artículo 121º, incisos (…), 2) “Si
se comete el asesinato: en los numerales siguientes: (I, II, III,
IV) y 4), (…).
•
Código Penal de Colombia, Artículo 104º,
CIRCUNSTANCIAS DE AGRAVACIÓN, “la pena será de
cuatrocientos (400) a seiscientos (600) meses de prisión, si
la conducta descrita (…) se cometiere: según los incisos 2), 3),
4), (…) ,10), (…)”.
•
Código Penal de Costa Rica, Artículo 112º HOMICIDIO
CALIFICADO, “Se impondrá prisión de veinte a treinta y
cinco años, a quien mate: según los incisos (…), 2), 3), 4), 5),
6) y 7)”.
•
Código Penal de Chile, Artículo 391º, “El que mate a otro
(…), será penado: según el inciso 1) (…)”.
•
Código Penal de Cuba, Artículo 263º ASESINATO, “Se
sanciona con privación de libertad de quince a veinte años
o muerte, al que mate a otro concurriendo cualquiera de
las circunstancias siguientes: según los literales a), (…), ch),
52
Las Figuras del Asesinato
•
d), e), f), g), i), (…)”.
•
Código Penal de Ecuador, Artículo 450º “Es asesinato y
será reprimido con reclusión mayor extraordinaria, de doce
a dieciséis años, el homicidio que se cometa con alguna de
las circunstancias siguientes: según los incisos 1), 2), 3), 4),
(…), 6), (…) y 9)”.
•
Código Penal de El Salvador, Artículo 129º HOMICIDIO
AGRAVADO, “Se considera homicidio agravado el
cometido con alguna de las circunstancias siguientes:
según los incisos 2), 3), 4), 5), 6) y 10)”.
•
Código Penal de Guatemala, Artículo 132º ASESINATO,
“Comete asesinato quien matare a una persona: según
los incisos 1), 2), 3), 4) y 5), (…)”. Al reo de asesinato se
le impondrá prisión de 25 a 50 años, sin embargo se
le aplicará la pena de muerte en lugar del máximo
de prisión, si por las circunstancias del hecho y de
la ocasión, la manera de realizarlo y los móviles
determinantes, se revelare una mayor particular
peligrosidad del agente.
•
Código Penal de Honduras, Artículo 117º “Es reo de
asesinato, quien dé muerte a una persona ejecutándola
con la concurrencia de cualquiera de las circunstancias
siguientes: según los incisos 1), 2), 3) y 4)”.
•
Código Penal de Puerto Rico, Artículo 92º ASESINATO,
Artículo 93º GRADOS DE ASESINATO y Artículo 94º
PENA DE LOS ASESINATOS.
53
Guillermo Haro Lázaro
•
Código Penal de Uruguay, Artículo 311º “Circunstancias
agravantes especiales, incisos (…), 2), 3), (…)” y Artículo 312º
“Circunstancias agravantes muy especiales, según los
incisos 1), 2), 3), 4), (…)”.
•
Código Penal Venezolano, Artículo 408º “En los casos
que se enumeran a continuación se aplicarán las siguientes
penas: según los incisos 1), 2), (…)”.
b)
Códigos Penales de Europa
•
Código Penal de Alemania, Artículo 211º ASESINATO,
según los incisos 1) y 2)
•
Código Penal de España, Artículo 139º “Será castigado
con la pena de prisión de quince a veinte años, como reo
de asesinato, el que matare a otro concurriendo alguna
de las circunstancias siguientes: según los incisos 1)
Con alevosía, 2) Por precio, recompensa o promesa
y 3) Con ensañamiento, aumentando deliberada e
inhumanamente el dolor del ofendido”. Artículo 140º
“Cuando en un asesinato concurran más de una de
las circunstancias previstas en el Artículo anterior, se
impondrá la pena de prisión de veinte a veinticinco
años”.
•
Código Penal de Italia, Artículo 576º CIRCUNSTANCIA
AGRAVANTE. PENA DE MUERTE, “Se aplica la pena de
muerte (La pena de muerte fue abolida y sustituida por
la cadena perpetua) si el delito previsto en el Artículo
anterior se hace: según el inciso (…), 2) (…) cuando se utiliza
un medio venenoso u otro medio insidioso o cuando hay
54
Las Figuras del Asesinato
premeditación;
(…)”.
Artículo
577º
OTRAS
CIRCUNSTANCIAS AGRAVANTES. LA CADENA
PERPETUA, “Se aplica cadena perpetua si el delito previsto
en el Artículo 575º es comprometida: según los incisos (…),
2) por medio de sustancias venenosas, o con otro medio
insidioso; 3) con premeditación y alevosía; (…)”.
•
Código Penal de Portugal, Artículo 132º HOMICIDIO
CALIFICADO-ASESINATO, incisos 1) y 2)
Siguiendo con el análisis metodológico de las legislaciones,
nos daremos cuenta que la tutela jurídica de la vida
humana, tiene especial relevancia en el sistema legal
a nivel internacional, garantizando la universalidad
del derecho a la vida. Sin embargo, lo más saltante con
relación a las sanciones legales, es que su aplicación
radical se encuentra prevista desde una mayor penalidad
hasta alcanzar cadena perpetua, siempre que el delito se
haya revestido de agravación como se menciona en los
incisos ordenados por cada Ley. Por otro lado, dentro de
las legislaciones penales de realidad material, la conducta
del asesino es regulada de acuerdo a la forma de ejecución
material y el medio comisivo que utilizó para asesinar a su
víctima; es decir, necesariamente tuvo que haber rebasado
las agravantes establecidas, para encuadrar en el tipo
penal de asesinato, y comprenderla en las legislaciones
internacionales hasta maximizar su condena con la pena
de muerte.
La Declaración Universal de los Derechos Humanos,
aprobada el 10 de Diciembre de 1948 por la Asamblea
General de las Naciones Unidas, en su Artículo 3º garantiza
55
Guillermo Haro Lázaro
que “Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la
seguridad de su persona”.
El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos,
aprobado el 16 de Diciembre de 1966 por la Asamblea
General de las Naciones Unidas, en el Artículo 6º inciso
1) dispone: “El derecho a la vida es inherente a la persona
humana. Este derecho está protegido por la ley. Nadie podrá
ser privado de la vida arbitrariamente”.
La Convención Americana sobre Derechos Humanos o
Pacto de San José de Costa Rica, firmado el 22 de noviembre
de 1969 en su Artículo 4º inciso 1) dispone: “Toda persona
tiene derecho a que se respete su vida. Este derecho estará
protegido por la ley y en general, a partir del momento
de la concepción. Nadie puede ser privado de la vida
arbitrariamente”.
En los países democráticos especialmente en América,
se garantiza la defensa de la persona y se le tiene como
fin supremo, por ser la vida el bien jurídico más preciado
que tutela la Ley. La Constitución del Perú garantiza en su
Artículo 2 inc. 1) toda persona tiene derecho: “(...) A la vida,
a su identidad, a su integridad moral, psíquica y física y a su
libre desarrollo y bienestar. El concebido es sujeto de derecho
en todo cuanto le favorece”.
De cualquier manera, es evidente determinar nuestra
satisfacción por la consideración tutelar de la existencia
humana, observando que la protección y prevención
jurisdiccional efectiva que regula la Constitución Política
del Perú, la Declaración Universal de los Derechos
56
Las Figuras del Asesinato
Humanos, la Convención Americana sobre Derechos
Humanos y demás organizaciones de naturaleza análoga,
donde nuestro país siendo parte de ello, mantiene una
estrecha interrelación con la legislación comparada,
aportando características equivalentes para coadyuvar a
la tutela del bien jurídico vida humana; de la misma forma,
lo establecido en el Código Penal peruano y el Nuevo
Código Procesal Penal del Perú. Por consiguiente, estas son
algunas instituciones y normas encausadas con una sola
finalidad, que es la de afianzar y viabilizar la protección
de los ciudadanos dentro del continente y fuera de él, así
como, la sanción penal para los sujetos infractores de la
Ley, a fin de disminuir la escala de muertes.
No obstante, en una posición contraria a la preservación
de la vida tutelada por la Ley, encontramos a la pena
de muerte, como una práctica común en la legislación
comparada, inclusive en el Perú, donde la aplicación
de esta máxima pena ha formado parte de la realidad
social y jurídica, admitiendo la pena de muerte como
un hecho de justicia al amparo de la Ley, siendo el caso
de Estados Unidos y algunos países orientales. En el
Perú, el legislador contemplaba la pena de muerte en la
Constitución de 1979 (Art. 235º), “por traición a la patria
en caso de guerra exterior”, lo que se mantiene vigente en
la Constitución actual de 1993. En el ordenamiento penal
ya derogado, se regulaba la pena de muerte en los casos
de “homicidio agravado y violación sexual de menores
seguida de muerte”. Hoy la pena de muerte se materializa
como un hecho de cumplimiento legal, por disposición de
la autoridad judicial o militar, solo por delito de “traición
57
Guillermo Haro Lázaro
a la patria” y “en caso de guerra”5. Criterio que no
compartimos, en razón a que nadie puede ser verdugo de
otro ser humano, pues la traición no es más valioso que
la vida, en todo caso el traidor, podría afrontar su castigo
con cadena perpetua. Pues, creemos que el sistema legal
debe propiciar una reforma en la readaptación social del
criminal, a fin de restituir su agravio, propiamente para
que pague a la sociedad con la privación de su libertad.
Ya que, solo resultaría válido admitir que la Ley faculte
el exterminio de la vida humana en caso de guerra, en
salvaguarda de nuestra propia vida contra el enemigo.
§ 6. Tipicidad objetiva
La tipicidad objetiva, corresponde al análisis básico de
los elementos configurativos del delito, en este caso
nos referimos al asesinato que se encuentra integrado
jurídicamente por la descripción del comportamiento típico
del autor, ejecutado por acción directa para ocasionar la
muerte de la víctima. De modo tal, que los efectos en forma
"objetiva" tendría sus resultados configurativos en el tipo
penal, para enfatizar en el hecho penado y sus componentes
externos, siendo esencial aludir los siguientes elementos:
“El bien jurídico tutelado”, “los sujetos del delito”, “las
circunstancias agravantes (el iter criminis)”, “los móviles
comisivo” y “la acción típica”. Mientras que el “ánimus
necandi” o la culpa en la conducta del autor son los que
se subsumen en el homicidio calificado, para constituirse
como tipicidad subjetiva y determinar su consumación. En
_____________
5. Constitución Política del Perú, Art. 140º, que establece: “La pena de muerte solo puede
aplicarse por el delito de traición a la patria, en caso de guerra, conforme a las leyes y a los
tratados de los que el Perú es parte obligada”.
58
Las Figuras del Asesinato
realidad, estos elementos como principios fundamentales,
constituyen un proceso material que se encargan de la
persecución, y por ende, son los que se encuentran erigidos
como presupuestos para construir el delito, dando origen a
la comisión del asesinato. Lo que se intenta evidenciar con
este examen riguroso, es que en el tipo penal la objetividad
y subjetividad siempre mantendrán un vínculo causal para
la concreción factual de la calificante de tipicidad, desde el
origen de la acción hasta su consumación. Determinando,
que la disposición volitiva ejercida por el autor, siempre
revestirá los principios objetivos para revelar la finalidad de
su acción comisiva, teniendo en cuenta que ello, permitirá
viabilizar el curso de las circunstancias y características
sustanciales que requiere la consumación del asesinato.
El fundamento del tipo penal, se basa en primer lugar, a la
exigencia de la acción dolosa concurrente, que constituye
“el ratio essendi”, o razón fundamental de lo antijurídico,
realizado por el autor con ánimo de matar; en segundo
lugar, requiere que la acción sea adecuada, eficaz y
suficiente, para conseguir su perpetración sobre la víctima
y como resultado de ello, acaecer la muerte. Cumpliéndose
de este modo, un punto de equilibrio entre la obra nefaria
del autor y la muerte causal del sujeto pasivo. Pues, se trata
de dos elementos que guardan simetría para encontrar
necesariamente un vínculo causal en el delito de asesinato.
En la comisión fáctica del asesinato, existen formas y
modalidades típicas que por su naturaleza incrementan
gravedad en la acción, pues la actitud primigenia del autor
se basa en el dolo de matar, para adecuarla en el asesinato
de su víctima, sin importar relevancia jurídica en el móvil
comisivo empleado, pues ello, revestiría su conducta de
59
Guillermo Haro Lázaro
tipicidad en circunstancias de agravación, con el afán de
alcanzar su propósito criminal, dentro de lo cual están
comprendidas las acciones siguientes: “Por ferocidad,
codicia, lucro o por placer; para facilitar u ocultar otro delito;
con gran crueldad o alevosía; y por fuego, explosión o cualquier
otro medio capaz de poner en peligro la vida o salud de otras
personas”.
§ 7. El bien jurídico tutelado
En un criterio ampliamente dogmático, entiéndase por bien
jurídico tutelado en el tipo penal de asesinato, a la esencia
de vida propia de la persona humana como valor supremo
legalmente protegido. Reconociendo que, la afectación a la
vida humana tutelada, sería determinante en la estructura
y la exégesis del delito. Pues, la aplicación tutelar de la vida
humana se inicia con el nacimiento y finaliza con la muerte
natural de la persona, o, en todo caso por acción de otro. Por
ello, la vida como bien jurídicamente tutelada, encuadra
también en el peligro de la conducta cruel ejercida por
el autor fáctico, toda vez que, por un lado, los supuestos
revestidos con extrema agravación corresponderían a
la perpetrada contra bienes jurídicos individuales, y por
el otro, los de menor agravación que atañe solo a bienes
jurídicos institucionales, vale decir, que lesionar la vida no
es más grave que accionar contra un poder estatal.
Cuando nos referimos al bien jurídico como valor supremo
tutelado por la Ley, es porque ello, constituye las acciones
inmediatas agravado amparo de la Ley y el Estado,
principalmente en defensa de la vida independiente de todo
ser humano sin distinción alguna. Igualmente, debemos
60
Las Figuras del Asesinato
precisar, que los valores y características integrales propias
del accionar humano y su resultado real, deberán ser objeto
de protección en el funcionamiento del sistema social, y
sobre todo, si son estimados por la Ley, para alcanzar gran
relevancia como bien jurídico, que garantice el respeto de
una aplicación normativa eficaz en la protección de la vida
humana propia y autónoma que posee toda persona. Pues
lo que se busca con la tutela de la Ley, es el acatamiento
por la vida de las personas, sin que nadie se atribuya el
pretexto de aniquilarla, de modo que mantenga un estado
de tranquilidad y paz social.
No obstante, la norma punitiva asume responsablemente
la protección de la vida del hombre, toda vez que, la
búsqueda de los bienes jurídicos suponen la concreción
de cada conducta homicida, aludiendo especialmente a
las circunstancias comisivas, que son las determinantes
para exacerbar agravación en la estructura del delito y sus
figuras criminales.
Se entiende que en el asesinato se tutela la vida de cualquier
persona capaz de asumir el rol de víctima, así tenemos las
personas adultas o un menor de edad, inclusive un incapaz,
o, un discapacitado, es decir, la protección de cualquier
vida humana independiente, que haya sido víctima de
asesinato bajo el empleo de sus diversas modalidades
comisivas reguladas por la Ley penal.
Por otro lado, en la revisión de la dogmática penal es
exigible para la configuración del asesinato, que se haya
lesionado el bien jurídico vida de la víctima, bajo obra de
su ejecutor, actuando esencialmente con premeditación y
61
Guillermo Haro Lázaro
alevosía, y por tanto, considerado como objeto de tutela
legal. Siendo así, es inconcebible determinar un delito sin
haberse lesionado la vida de la víctima como bien jurídico
tutelado.
Por consiguiente, se debe tener en cuenta que existe la
posibilidad de confundir el objeto material con el bien
jurídico u objeto jurídico en el delito de asesinato. Ya que en
algunos casos los autores sólo acotaban sus proposiciones
al exponer su tesis, sin alcanzar un criterio sostenido en la
lógica jurídica, y por ende no clarificaban las expectativas
del lector. Frente a ello, hemos considerado mediante una
extensa ilustración doctrinal, poner de relieve dogmático
este cuestionado tópico jurídico basado en los objetos del
delito dentro del tipo penal de asesinato, para que sirvan
de fundamento al examen que pretendemos sustentar.
Que de seguro, este orden jurídico, validará demostrar
un desarrollo conceptual de cada disciplina, teniendo
en consideración el relevante interés monográfico que a
continuación se detalla:
§ 8. El objeto del delito en el asesinato
Por objeto del delito en la figura de asesinato, se entiende
toda persona, cosa o interés tutelado por la Ley penal, pues,
su base jurídica protegida, servirá en la estructuración
de los tipos penales. De ahí que, su composición legal
dispondría dos elementos fundamentales: “el objeto
material y el objeto jurídico”.
62
Las Figuras del Asesinato
a) Objeto material en el delito de asesinato.
Para el Derecho Penal, el objeto material del delito,
hace mención a la víctima del hecho, que ha sufrido
la acción criminal como consecuencia del asesinato.
La acción fáctica del autor que colocó a la persona sin
vida, es considerada por la Ley solamente como un
cadáver o difunto, que resumiendo, ello constituiría
restos óseos o cosa. Pues, la verdadera razón de ese
cambio al estado de inercia corporal del sujeto, es lo que
conoce como “objeto material del delito”, atribuidos a
un cuerpo físico sin vida. Debiendo comprender, que el
fin de la tutela al bien jurídico vida humana, acaba con
la muerte de la persona.
Discerniendo, tenemos que, cuando la lesión a la vida
tutelada de la víctima es afectada directamente, esta
se denominará objeto afectado o material. Entonces,
el individuo el cual ha sido víctima de acaecimiento
homicida, deberá conocerse también como sujeto
pasivo del delito de asesinato; esto es, que el obrar
comisivo del autor sobre el bien jurídico de otro, trae
sus efectos para materializar la vida. Sabiendo que el
asesinato, es un hecho especifico material de resultado
inmediato, porque su producción debe causar la muerte
de un sujeto y a partir de ello, considerarla como objeto
material del asesinato.
En suma, el análisis de los aspectos técnicos y jurídicos
del objeto material en la estructura del delito como parte
fundamental de la descripción típica del asesinato, exige
63
Guillermo Haro Lázaro
profundizar algunos requerimientos teórico - conceptual
de la materia en tratamiento. Teniendo que abordar a la
vez, el juicio racional de “objeto”, “lato sensu”6, a fin de
que dicho criterio logre un entendimiento eficaz en el
planteamiento técnico-jurídico de la expresión “objeto
material del delito”. Pues, creemos pertinente basar
nuestra vertida manifestación sustancial para entender
por objeto: “Todo aquello que se percibe por medio de
los sentidos, o acerca de lo cual se ejercen lo que sirve de
materia o asunto al ejercicio de las facultades mentales”.
De manera similar, se define también como objeto: “(...) lo
que está delante de nosotros, lo que consideramos, lo que
tenemos como mira (...) todo lo que puede ser materia de
conocimiento o sensibilidad por parte del sujeto incluso
este mismo. Lo que sirve de materia o asunto al ejercicio de
las facultades mentales”.7
De ahí, que la nutrida concepción transcrita respecto
del “objeto” se torna multívoco, a razón de los diversos
sentidos interpretativos suficientes que esta demuestra,
para lograr mediante las ideas principales un resumen
juicioso y razonable. Por eso, los elementos ontológicos
asociados a la estructuración del objeto, serían: “lo
material y el sujeto”, ya que ello implicaría la esencia del
ser y la realidad de sus manifestaciones, y sobre todo de sus
propiedades trascendentales; lo que permitiría encuadrar
este criterio adecuado en la disciplina técnico-científica,
toda vez que, las acepciones metodológicas empleada,
6. Expresión latina que significa “en sentido amplio”.
7. Diccionario Enciclopédico Hispano-Americano, Tomo XIV, págs. 19, 20; Editorial: Montaner
y Simón Editores, Barcelona-España, 1946.
8. Bolaños González, Mireya, Malagüera Rojas, José L. EL OBJETO MATERIAL DEL DELITO.
ASPECTOS JURÍDICOS Y FILOSÓFICOS. págs. 3, 4, 5, 6; Fuente: http://www.saber.ula.ve/
bitstream/123456789/31740/1/materialdelito.pdf
64
Las Figuras del Asesinato
evidenciarían la composición jurídica de la terminación
“objeto material”. De otro lado, es relevante manifestar que
la conceptualización del objeto, supone dos situaciones
esenciales en su estructura, mientras que la primera,
contiene un criterio preciso y determinado del objeto y
esta última, que fija su consideración en la significación
material8. Así, en la postura del maestro Antolisei,
tenemos que: “En su acepción formal el objeto está dado
por el derecho del Estado a la observancia de los preceptos
penales. El objeto sustancial a su vez se distingue en
genérico y específico. El objeto sustancial genérico es
el interés del Estado en la seguridad de las condiciones
de existencia de la vida en común, es decir, en la propia
conservación. El objeto sustancial específico, en cambio,
consiste en el bien (o interés) propio del sujeto pasivo del
delito, es decir, de la persona o ente directamente ofendido
por el delito: este varía de unos delitos a otros”9.
En resumen, es absolutamente inevitable, hacer evidente
la confusión que pudiera existir entre “el objeto material
del delito de asesinato” y “el instrumento del delito de
asesinato”, teniendo en consideración, que esta última se
refiere a los elementos materiales (objeto o cosa) de los que
se sirve el autor en la comisión del tipo penal y que por
su eficacia causan la muerte de su víctima. Pues, entre los
instrumentos del delito utilizados, podemos mencionar lo
siguiente: un arma blanca, pistola, fierro, palo, entre otros.
En realidad, el yerro se debe a la forma interpretativa
de los instrumentos, sabiendo que también son objetos
materiales, pero, “empleados” en la muerte de la víctima y
_____________
9. Antolisei, Francesco, Manual de Derecho Penal, Parte General, Octava Edición, p. 614,
Editorial Temis, Bogotá-Colombia, 1988.
65
Guillermo Haro Lázaro
no una víctima que ha sufrido la acción criminal.
b) Objeto jurídico en el delito de asesinato.
En un análisis lógicamente doctrinal, debe entenderse
por objeto jurídico en el asesinato, el interés que posee
un sujeto jurídicamente amparado por la Ley penal.
Ello conduce a la consideración por el cual, el Derecho
Penal decidió la tutela de este bien, que es la vida misma
de la persona humana, frente al delito de asesinato.
Pues, ante la preservación de la vida que el Derecho
Penal se atribuyó tutelar, el legislador fija para este caso
concreto, la creación del delito de asesinato como base
sólida de la criminalidad. Luego, a partir de este punto,
el fin supremo en defensa de la vida hace propicio
un clima de equilibrio en la generación humana
contemporánea, ya que el contenido conceptual
de objeto jurídico, revelaría una sola significación
esencial para la construcción racional en la tutela del
bien jurídico como propiedad individual de la persona
humana.
En otro orden de ideas, la denominación de objeto
jurídico, mantiene conexidad con el bien jurídicamente
protegible de la Ley penal, y por ende este bien o interés
que la norma protege es advertida mediante sanción
penal. Comprendiendo que el interés es la valoración
total del sujeto de la aptitud de la cosa (del bien) para
satisfacer una necesidad. Pues, ello se origina por
una situación de riesgo a intereses individuales cuya
existencia incólume, se torna indispensable para el
hombre y la comunidad, y aquellos intereses integrales
66
Las Figuras del Asesinato
que resguarda el Derecho Penal, constituyen los bienes
jurídicos.
Para concluir, todo tipo penal requiere para su
configuración la afectación de un bien jurídicamente
protegido, esto es, que la protegibilidad del bien tiene
existencia real como objeto jurídico; y, al atentarse
contra ello, acarrearía la responsabilidad penal del
delito. De manera que, ambas teorías “bien protegido
y objeto jurídico” definen criterios distintos, pero,
dirigidas a una sola significación que alude al “bien
jurídico”, pues, los símiles conceptos a la vista, sería
elemento sustancial determinante para la construcción
del delito y en consecuencia un instrumento para la
opinión juiciosa de los supuestos típicos.
En tal virtud, es evidente la confusión existente entre el
objeto material y bien jurídico u objeto jurídico, mientras
que la primera, trata del objeto corpóreo caído por acción
de otro, esta última, es la persona acogida a la protección
de la Ley penal que determina la vida humana y por ende
la constitución del delito. Por eso, podemos determinar al
“bien jurídico”, como expresión trascendental, que funda
discernimientos vinculantes, para asociar la esencia de
vida humana del desarrollo social y jurídico de los pueblos.
Para ir finalizando, en esta figura penal del Artículo 108º,
no es exigible, ni delimita que las personas que sufren la
acción homicida calificada, tengan alguna calidad especial
para tutelar su vida, sino, más bien, lo que busca la norma
es proteger la vida independiente de cualquier persona sin
distinción, esto es, que el cargo de funcionario de autoridad
67
Guillermo Haro Lázaro
de sujeto pasivo no cuenta. Pues, la condición especial de
la víctima en este caso, mantiene excepcional concreción
como una figura independiente del delito de asesinato,
que solo podrá fijarse en un hecho primordial (sólo en el
caso excepcional del Artículo 108°-A, que si contempla la
condición especial de la víctima). Ello, no significa que esos
funcionarios, alcanzados bajo esta modalidad calificada,
al no encontrarse en cumplimiento de la función o en
actos propios del servicio, no sean pasibles de la tutela
legal, sino que, la protección del bien jurídico vida se da en
cualquier persona inmersa al tipo penal, como mandato
imprescindible de la Ley.
Por último, nadie debe atribuirse el derecho de lesionar la
vida de otro, aunque este desfallezca en un nosocomio, por
una enfermedad incurable, mental o de cualquier índole.
El derecho a la vida es propia e irrenunciable para toda
persona, cualquiera sea su estado, condición o situación
legal y por tanto, no media razón o circunstancia que
justifique las acciones criminales contra ella. La vida
existente de la persona humana, es la esencia que delimita
el sentido en el delito de asesinato, porque en virtud del
cual podría considerarse como bien legalmente protegido.
Pues, la regulación de la vida humana al amparo de la Ley,
supone la protección eficaz del bien jurídico antes de su
destrucción.
§ 9. Los sujetos del asesinato
La dualidad de personas que involucra la materialidad
del asesinato, se insertan sustancialmente en el Derecho
penal, para demostrar mediante la acción y sus efectos,
68
Las Figuras del Asesinato
la dicotomía participativa especial, discerniente de
los individuos, cuya disimilitud del rango presuponen
principal accesoriedad en la tipicidad homicida. Mientras,
que el primero es el sujeto activo, considerado autor del
delito, el segundo, es el sujeto pasivo o leso, que sufre la obra
del autor. En realidad, el sujeto activo, con denominación
de autor material del delito de asesinato, es el transgresor
de la Ley, que incide con disposición imputable en contra
de otro con vida independiente, ya que su conducta
criminal, también puede fijar atribución penal a cualquier
persona que alcance tal calidad. En contraste a ello, se
encuentran los menores de edad y discapacitados, que no
tendrían implicancia como sujeto activo, toda vez, que
su conducta dañosa no encuadraría la tipicidad. Pero, su
comportamiento deliberado no dista de poder asesinar a
otro, sin embrago, este se tornaría impune. Por otro lado,
se encuentra el sujeto pasivo o víctima del asesinato, su
calidad como objetivo material que persigue el homicida,
determina muerte injustamente ilegal. En este caso, todo
ser humano vivo, lograría abarcar la condición de víctima,
sin distinción alguna, aunque el caído, sea menor de edad
u otro inimputable, estos asumirían el rol de afectados del
delito.
En este sentido, tales sujetos condicionantes del asesinato,
mantienen gran trascendencia dispar de su categoría, ello,
consiste en que su existencia fáctica agravada, obedecería
a la creación del tipo penal, donde necesariamente
contribuyen el perpetrador directo y la víctima afecta por
obra de su autor. Pues, dentro de la materialidad homicida,
alcanzaría entonces, su esencia para comprender, tanto
a sujeto activo y pasivo, como factores capitales de su
69
Guillermo Haro Lázaro
naturaleza penal.
Luego, este aserto incriminatorio de los sujetos conexos,
supone los elementos irremplazables para la existencia
de la acción penal, pues, la participación de uno y otro,
en el acto criminal, vincularía determinante destrucción
del bien jurídico sobre el perpetrado, y en consecuencia el
origen del delito. Siendo fundamental que la vulnerabilidad
de la víctima, sea impulso de la acción del autor material,
con conocimiento del resultado deseado. Debiendo
comprender que, el acto indispensable de los sujetos del
delito en el asesinato, no alcanzaría punibilidad, si ambas
calidades no fueran dependientes, para la formación del
hecho.
Para sintetizar el introito, son pasibles de estimar también
como integrantes del delito, a víctimas con calidad
especial, que, la Ley designa en su aplicación penal, solo
a altos funcionarios del estado, comprendidos según lo
regulado en el Artículo 39º de la Constitución Política
del Perú, encontrándose en ejercicio de sus funciones.
Del mismo modo, si estos sujetos son constituidos como
perpetradores del asesinato, alcanzarían agravación
penal por el rol asumido como verdaderos criminales en
la configuración del delito. Siendo irrelevante para esta
Ley, que los sujetos tanto activo como pasivo, se sitúen en
función laboral pública.
a) Sujeto activo
En toda acción homicida, es vital, la participación criminal
de cualquier persona en calidad de autor, su capacidad
70
Las Figuras del Asesinato
imputable debe exteriorizar necesariamente su conducta
cruel e inhumana en la comisión penal. Por lo general,
se estima que el autor, constituido un perpetrador del
asesinato, es uno de los elementos jurídicos esenciales en la
existencia del delito, pues, mata a otro con ensañamiento,
so empleo de causalidades agravantes, sabiendo que para
tales efectos, su acto reviste incremento penal en la Ley.
La exégesis de la obra, respecto del autor del hecho, se
encuentra facultado en la norma punitiva como fondo
principal de la cuestión en tratamiento, su comportamiento
doloso y lesivo deberá encuadrarla sobre su víctima, para
la calificación de la figura típica.
Por eso, es de reconocer que, la disposición del autor en la
muerte de otro produce notable relevancia en la calificante
de tipicidad, instituyendo su accionar como presupuesto
fundamental en la Ley, a fin de estructurar también en
su conducta criminal, la gama penal de modalidades del
asesinato y el resultado muerte agravada.
No obstante, la voluntad propia del autor, por su naturaleza
criminal debe alcanzar los requerimientos del homicidio
calificado en su máxima agravación penal. Siendo
irrelevante, atribuir imputabilidad penal a un incapaz,
menores de edad o discapacitados, entendiendo, que la
condición de autor en el caso concreto, pueden también ser
perpetradores, pero, instrumentalizados por un mandante
del delito, sin poder adecuar su actuación en la Ley penal.
El sujeto activo del delito, puede traslucir diferentes
denominaciones de orden jurídico con relación a su delito,
como: obrante, transgresor, infractor, contraventor, asesino,
71
Guillermo Haro Lázaro
delincuente, perpetrador, agente, victimario, entre otros.
No solo porque en la autoría y participación del hecho, la
condición o género de algunos autores se torna irrelevante,
sino más bien, lo que prima en la comisión penal sea
hombre o mujer o de cualquier índole, es la capacidad
delictuosa para materializar el asesinato. Por ello, nuestro
ordenamiento punitivo, identifica al sujeto activo en el
contenido de sus preceptos legales refiriéndose con las
expresiones: “(…) si el agente pudo prever (…)” Art. 121° CP., “El
autor del delito (…)” Art. 134° CP., “Un imputable relativo (…)”
Art. 77° CP.; aludiendo preferentemente a los hombres con
virtud para quebrantar la Ley.
Otro orden expresivo, sería bajo el empleo de artículos
gramaticales: "el", "los", "la", que van antepuesto a los
fundamentos jurídicos para indicar que el referente es
conocido y suponen que el sujeto o autor del hecho sea
cualquier persona, lo que nos lleva a clasificarlos como
delitos impropios, debido a que la perpetración fáctica es
cometida por un sujeto sin distinción. Por eso, es preciso
señalar que en las terminologías extraídas de la norma,
se siguen evidenciando diversos diseños determinantes
como: “(…) el que mate a otro (…)” Art. 108° CP., “La madre que
mata (…)” Art. 110° CP., “El médico, obstetra, farmacéutico (…)”
Art. 117°CP., “un toxicómano o alcohólico imputable (…)” Art.
77° CP., y otros; con el fin de reconocer específicamente
la designación del ejecutor del asesinato y considerarlos
como delitos propios, debido a que sólo los sujetos que se
menciona en las regulaciones, son pasibles de imputación
del delito.
Finalmente, es de apreciar que, todo sujeto activo del
72
Las Figuras del Asesinato
asesinato, debe necesariamente tener características
exclusivas para considerar su comportamiento humano
como incriminable, y sobre esa afirmación, que manifieste
intención abyecta, orientada a la ejecución de su objetivo
criminal.
b) Sujeto pasivo
Otro aspecto valioso en el delito de asesinato, es la
participación del sujeto pasivo en calidad de víctima, que
sufre la muerte por acción de otro, pues ello, debe entenderse
como la vulneración homicida sobre una persona viva
a manos de su asesino. La tipicidad alcanzada en la vida
de la persona humana, es tutelada por la Ley, y sobre esa
base legalmente erigida, acredita al sujeto pasivo dentro
del Derecho Penal. Por eso, hoy la figura de asesinato ciñe
con énfasis, al individuo titular de un interés que sufre el
asesinato bajo cualquier móvil, a propósito, de considerar
elemento constitutivo para la composición doctrinal de su
estructura criminal.
De igual modo, no podemos desconocer la situación real
del sujeto privado de su vida, encuadrada en el tipo como
objetivo básico del autor material, su denominación en el
sistema punitivo pone de manifiesto, la meta intencional o
el fin, necesarios en el logro criminal y por ende exigibles
en la figura determinante con potestad tuitiva vinculadas
a la víctima. Sin duda, este tratamiento doctrinal conserva
su naturaleza penal in extenso, entendiéndose, que la
realidad inherente del transgredido de la Ley, presupone
entidad adquirida por el acto homicida de agravación
ejercida sobre ella, de manera que la representación en el
73
Guillermo Haro Lázaro
tipo criminal se inserta como uno de los pilares esenciales
del sistema jurídico, pues, la inseparable forma simétrica
exigible por la Ley, radica en la sustancia de ambas para
hacer fluir el delito de asesinato, es que tanto víctima como
agente mantendrán estrecho vínculo de causalidad en la
acción. Siendo ilógico pensar que la acción y el resultado
del asesinato, haya sido perpetrado por un solo sujeto del
delito sin acaecimiento de la víctima.
La norma punitiva es clara cuando precisa que, la calidad
de víctima producida por acción de otro, puede referir
a cualquier sujeto con vida independiente, teniendo
en cuenta la necesidad lesiva a la vida de una persona
subsumida en el resultado material. Lo característico en
el ser humano carece de relevancia jurídica, pudiendo
determinar a todo individuo capaz de asumir tal calidad,
sea hombre o mujer, adulto, joven, en uso de sus facultades
físicas y mentales, inclusive menores de edad, un incapaz,
o, en todo caso la persona limitada de sus derechos, para
ubicarla como sujeto pasivo del homicidio calificado
tutelado por la Ley. Luego, a partir de este punto, conviene
reconocer el modo jurídico de la designación de las acciones
propias e impropias acaecidas en la víctima, para expresar
mediante terminología sustanciosa legal, reguladas en las
siguientes articulaciones: “(…) mate a otro (…)” Art. 108º CP.,
“(…) muerte de una persona (…) Art. 111º CP.; son consideradas
en la doctrina como sujetos pasivos impropios, señalando
a cualquier persona que ha sufrido la acción homicida. Por
otro lado, los sujetos pasivos propios son aquellas personas
que se identifican por su designación directa a quienes se
les vulneró la vida como bien jurídico tutelado, es decir,
de víctimas que han recibido la acción homicida en forma
74
Las Figuras del Asesinato
violenta y brutal; y, sólo así, serán titulares de alcanzar
amparo jurídico al margen de la Ley. Por tal motivo, el
sujeto pasivo en la Ley se puede determinar de la siguiente
manera: “(…) mata a un miembro de la Policía Nacional, de
las Fuerzas Armadas, a un magistrado del Poder Judicial o del
Ministerio Público o a un miembro del Tribunal Constitucional
o a cualquier autoridad elegida por mandato popular (…)”
Art. 108º-A CP., “(…) mata a una mujer (…)” Art. 108º-B CP.,
“(…) mata a su hijo (…)” Art. 110º CP., “(…) cuando la víctima
sea menor de catorce años, (…)” Art. 121º-A CP. (Derogado),
haciendo de estas expresiones dogmáticas, el conocimiento
denominativo del sujeto pasivo, para los efectos de
demostrar a quien va dirigido el interés protegido de una
persona específica.
Por consiguiente, cuando nos referimos sobre la persona
individual, estaremos involucrando a toda persona física o
natural, propia e impropia capaz de asumir el rol de sujeto
pasivo del delito, como el caso del concebido en el delito
de aborto, el niño o hijo en el infanticidio y la mujer por su
condición de tal en el feminicidio.
§ 10. Características del asesinato
El asesinato, como causa vulnerable contra la vida
humana, constituye en su estructura material, el acto
extremo más infame y abyecto, las características
fundamentales que pueda determinar en la imputabilidad,
se funda en la formación del tipo penal, ello, en disimilitud
de otros supuestos contra la vida el cuerpo y la salud. Estas
peculiaridades se presentan en el siguiente orden:
75
Guillermo Haro Lázaro
a) La figura del asesinato, representa la sustancia
conceptual que faculta tipificar los disímiles modelos
comisivos de agravación, dentro del cual, presupone
también, abarcar el homicidio calificado por la
condición de la víctima, feminicidio, sicariato y
la conspiración y el ofrecimiento para el delito de
sicariato.
b) Es una figura independiente, por considerar un
hecho que sobrepasa los límites de violencia, atenta
directamente contra la vida humana, no depende de
ningún otro delito para alcanzar consistencia jurídica.
La perpetración del asesinato, se consuma por un solo
acto eficaz, sus efectos homicidas, son necesariamente
ocasionados por el autor material, bajo acción dolosa.
c) Es un hecho de resultado material, debido a los efectos
precisos, dirigidos a producir la muerte del sujeto
pasivo. Pues, el sujeto asesinado por acción de su autor,
tendría suma injerencia en la consecuencia material
del delito.
d) Es un hecho de ejecución instantánea, en razón a que
destruye el bien jurídico vida humana protegida, de
forma específica. Su naturaleza criminal ejercida,
sucede bajo ajusticiamiento rápido, refiriéndose con
énfasis, al impulso momentáneo del autor, que lo
llevó a matar inmediatamente. En esta posición, el
comportamiento agravado del autor, revestiría la
forma, el medio y los móviles, para utilizarlos en la
muerte de la víctima, exteriorizando peligrosidad
mayor en su intención de asesinar (ánimus necandi),
76
Las Figuras del Asesinato
que le permita accionar contra otro, de modo cruel y
vertiginoso.
§ 11. Presupuestos del asesinato
Los presupuestos inherentes, propios del delito de
asesinato, hacen referencia de los elementos básicamente
típicos, que exige la Ley punitiva para determinar su
configuración penal, admitiendo que la conducta típica
mantiene gran relevancia en el hecho punible, siempre
que este comportamiento constituya acción directa
determinante en la concreción del delito. Pues, ello, se
traduce en la necesaria perpetración material del asesinato,
so empleo de acciones circunstanciales, que permiten
exacerbar su calificación criminal, siendo requeribles en
la Ley, el cumplimiento de los presupuestos básicos para la
estructuración del delito.
En realidad, los presupuestos fundamentales del asesinato
importan suma consideración en las Ciencias del Derecho
Penal, sobre todo, si trata de aquellos antecedentes
jurídicos vitales para la ejecución del comportamiento
fáctico reseñado al interior del tipo penal precisamente en
el Código Penal, y por tanto, una validación preponderante
del delito. Esto impone distinguir, que esos elementos o
situaciones no solo deben existir antes de la comisión del
asesinato, sino que ello, también atañe como complemento
de auténticos factores y tipos que integran la construcción
básica del tipo.
En tal sentido, los presupuestos del tipo penal facultan los
elementos siguientes para la configuración del delito:
77
Las Figuras del Asesinato
Guillermo Haro Lázaro
a. Que la víctima se encuentre con vida antes de la acción
homicida.
b. Que la muerte del sujeto pasivo sea ocasionada por
circunstancias agravantes específicas o de extrema
agravación.
c. Que la muerte ocasionada al sujeto pasivo se haya
consumado por móviles de: ferocidad, codicia, lucro
o por placer; para facilitar u ocultar otro delito; o
con gran crueldad o alevosía; por fuego, explosión o
cualquier otro medio capaz de poner en peligro la vida
o salud de otras personas.
d. Dolo o ánimus necandi, que consiste en la voluntad del
agente para perpetrar el asesinato.
e. Nexo de causalidad entre la acción homicida agravada
o de extrema agravación y el resultado muerte de la
víctima.
Por tanto, la argumentación proporcionada, fijará
transcendental existencia del hecho típico decisivo,
para determinar punibilidad en la muerte que se desea
perpetrar, bajo empleo de sustanciales acontecimientos de
mayor intensidad del delito, que de seguro contribuirán
al abyecto resultado criminal y principalmente al logro
desproporcionado del incremento penal. Pues, ello no
dista que los presupuestos de tipicidad también incluya
el propósito criminal del autor sobre víctimas menores
de edad, ancianos, discapacitados, madres gestantes, o en
todo caso como consecuencia de la trata de persona, ya que
78
aquellos, se encuentran regulados en otras articulaciones,
debido a que el legislador no aplicó un proceso de
actualización en la Ley, para incorporar y adecuarlos
como asesinatos excepcionales.
§ 12. Las circunstancias atenuantes
Para el Derecho penal, el caso de los atenuantes
(disminución de la gravedad penal) debe entenderse como
el cambio producido por una persona en respuesta a un
estímulo criminal, concerniente en la acción de la víctima
que resiste o se opone a otra acción injusta de carácter
delictivo, y por ende, su actuación se torna en sentido
contrario a ella. Pues, la reacción violenta espontánea de la
víctima, evidenciaría la materialidad homicida atenuada
de responsabilidad en la Ley penal, porque la gravedad del
delito en el caso concreto determinaría una disminución
de su actitud opositora carente de dolo, para alcanzar
un desenlace incidental de legítima defensa10 o lo que se
conoce como un acto en defensa propia.
Por eso, resulta válido ilustrar la eximente casuística
jurídica, que pone de manifiesto tal eventualidad
circunstancial, para demostrar que la defensa intrínseca de
una persona es inevitable ante el ataque criminal de otro,
siendo el caso del sujeto atacado por un delincuente para
robarle, es amenazado con un arma blanca, sin saber que
su víctima era un efectivo policial de civil; el atacante al
darse cuenta que no traía dinero, se llena de ira y le infiere
_____________
10. La legítima defensa, es la acción justificada que se aplica a la realización de un hecho
de naturaleza penal, exonerándolo de toda responsabilidad al autor, reduciéndole la sanción
ante la ejecución de una conducta antijurídica. Artículo 20º del Código Penal peruano.
79
Guillermo Haro Lázaro
puñaladas en el cuerpo, la víctima reacciona disparándole
un tiro con su arma y lo mata. Pues, se entiende que en
todo hecho delictuoso prima la vida de la víctima, aunque
atribuya la calidad de sujeto activo por haber actuado
con inmediata reacción frente al ataque del delincuente,
sabiendo que el mismo sujeto inició hiriendo de gravedad
a su víctima y producto de la acción, recibe un disparo
mortal de su víctima, determinando que el acto fue en
defensa de su propio bien jurídico, para detener que siga
infiriéndole puñaladas.
Es de apreciar que en el acto comisivo, la modificación
sufrida por el atacado, fue el detonante para constituir
su defensa atinada, pues, al encontrarse en un estado
pasajero de nerviosismo y alteración por las circunstancias
ocurridas que sobrepasó el límite de su enfrentamiento,
ello, sin embargo transfiguró su calidad de víctima a
victimario, y en ese curso, también cambiaría el sujeto
activo de perpetrador a perpetrado. Debiendo reconocer,
que se trata de un típico caso de atenuantes cuestionado
por la Ley, donde evidenciaría el grado minimizado de
culpabilidad del sujeto pasivo para favorecerla en todo. Lo
real, es que no existe justificación en la muerte causada,
pero, la ponderable razón que tuvo la víctima en el crimen
consecuente, fue obligar la adopción de una conducta
humana diferente, solo para proteger su vida que hoy
ese eventual delito adolece de suficiencia legal, debido a
la falta de elementos necesarios para su configuración
penal. De ello se discierne que, el acto fortuito propiciado
por el atacante, originó su propio deceso y por tanto la
naturaleza fáctica en la reacción de la víctima no reviste
dolo homicida. La Ley es clara cuando precisa las causas
80
Las Figuras del Asesinato
que eximen o atenúan la responsabilidad penal, fijada en el
Artículo 20º, inciso 3), parágrafo a), sobre inimputabilidad,
expresando que: “Está exento de responsabilidad penal: El
que obra en defensa de bienes jurídicos propios (…), siempre
que concurran las circunstancias siguientes: a) Agresión
ilegítima; (…)”. Entonces, por lo regulado, este orden jurídico
relevante en el marco de estudio de la Legítima Defensa,
es el criterio racional que incluye solo aspectos objetivos
para estructurarlas en el principio de justificación, pero
además, distinguiendo el juicio de “agresión”, que revelan
a su vez, variantes y actuaciones que la Ley penal pretende
alcanzar so expresión sustancial.
De cualquier manera, el examen riguroso de agresión
ilegítima, dentro de la Legítima Defensa, supone un
razonable acto lesivo de la vida del sujeto que causó el
ataque, lo que se conoce como agresión ilegal, y en tanto,
será objeto de defensa del sujeto pasivo, que atinó a la
protección de su vida propia. Pues, el concepto atribuiría
a la influyente causa de justificación, para alcanzar solo al
autor de la agresión. En virtud de ello, los preclaros aportes
de reconocidos tratadistas, opinarían para fortalecer la Ley
y en especial la reacción oportuna, como efecto factual de
violento acto homicida originado por un agresor.
Para el jurista Laje Anaya, la agresión ilegítima se define
como “toda acción actual ejercida sin derecho que pone en
inminente peligro o lesiona un bien jurídico ajeno”11. Luego,
examinando este criterio, es el acto transgresor flagrante
de un bien, acaecido sobre otro que obra dañando, para
_____________
11. Laje Anaya, Justo, “Homicidios calificados”, p. 823, Ed. Depalma, Buenos Aires-Argentina,
1970.
81
Guillermo Haro Lázaro
defender su propia integridad sin anunciar sus efectos.
Pues, para mantener fijación real o próxima ante una
acción, es requisito vital la protección sin venganza, ya
que el empleo de esta última, no encuadraría en la legítima
defensa.
El maestro Raúl Zaffaroni, sostiene que la agresión
ilegítima, “debe reunir tres órdenes: debe ser siempre una
conducta humana, agresiva y antijurídica”12, de modo tal, que
la figura causada por el provocador, debe necesariamente
añadir gresca lesiva a su acto, que complemente efectos
contra derecho.
En la concepción de Hans Jescheck, agresión, es “toda
lesión o puesta en peligro, por parte de una persona, de un
interés del autor o de otro protegido por el ordenamiento
jurídico”.13 Analizando el texto tenemos que, la situación
dañosa del agresor sobre una persona humana, puso de
manifiesto su propia consecuencia criminal al amparo de
la Ley. De ello se infiere, la acción del agresor que quiso
determinar, sin pensar en la proximidad de su muerte, que
sería legalmente contraria frente a la protección de vida
propia.
En una perspectiva netamente personal, podemos precisar
que sobre los cuales versa el mismo criterio definido del
penalista Hans Jescheck, siendo la más acertada respecto
de la agresión ilegitima, especialmente, cuando describe
la producción no deseada del causante de la obra nefaria
_____________
12. Zaffaroni Eugenio Raúl, Tratado de Derecho Penal-Parte General, Tomo III, Editorial
“EDIAR”, Cit. p. 595, Buenos Aires-Argentina 1981.
13. Jescheck Hans-Heinrich, Tratado de derecho penal: Parte General, cit. p. 461, Editorial
“BOSCH”, Barcelona-España, 1981.
82
Las Figuras del Asesinato
orientada al daño, pero, probablemente imperioso y
previsible concluye admitiendo su resultado, lo que fijara
colegir como un fundamento referido al sujeto pasivo
agresor sin responsabilidad penal.
Según el profesor Claus Roxin, considera la agresión como
“la amenaza de un bien jurídico por una conducta humana”.14
Debemos tener en consideración, que el valor de los
elementos de justificación y el dolo eventual en los
hechos comisivos, desarrollan papel esencial en la
eximente de responsabilidad de la legítima defensa.
Así, es imprescindible que la conducta suministrada
no solo revista antijuridicidad, sino que también inflija
instantánea o inminentemente daño material a bienes
jurídicos carentes de legalidad.
Lo controvertido en la causa de inimputabilidad, es que
la legítima defensa subsume el proceso de conversión de
categorías, tanto la calidad antijurídica del autor fáctico
como el de la víctima afectada por la acción, siendo
relevante reconocer que este cambio de posición no
querida pero sí probable de sujeto del delito, concluiría
necesariamente con la aceptación típica del autor. Por eso,
la naturaleza de los hechos en el caso concreto, permitirán
la concurrencia de cuatro factores elementales para su
configuración, siendo, la culpabilidad, el dolo eventual, la
probabilidad y aceptación, presupuestos determinantes
en la estructura penal, pues, el paso exigido de la víctima
_____________
14. Roxin Claus, Derecho Penal Parte General, Tomo-I, pág. 611, Editorial “CIVITAS S.A.”,
Madrid-España, 1997.
83
Guillermo Haro Lázaro
revestida de autoría en situación de peligro inminente o
inmediato, tuvo efectos en tutelar su propio bien jurídico
vida humana. Este fugaz suceso de eventualidad de sujetos
del delito en la figura de asesinato, a nuestro criterio,
debería considerarse como “una consecuencia no querida,
posible aunque no previsible”, ya que, el sujeto pasivo
nunca tuvo intencionalidad criminal, sino que sólo, fluyó
la reacción defensiva frente a la acción de su atacante.
Por otro lado, es atendible la eximente de responsabilidad
del autor resistido, porque la norma punitiva exige como
elemento esencial para este tipo penal, que la muerte
se haya llevado a cabo como consecuencia de un hecho
fortuito, y es precisamente que a partir de ello, se pretende
demostrar con fundamentos de análisis teórico, basados
en los preceptos sustentatorios de la normativa legal
explicados precedentemente, para la comprobación de
los hechos concretos, a fin de regular con eficacia las
atenuantes en la determinación de la pena; así como la
valoración de una eximente que implique establecer la
pena ínfima y gradual a la regulada por la norma penal.
Bajo esta base, que el concepto de legítima defensa se
encuentra actualmente vigente, por haber sido materia
de estudio de muchos juristas; reconociendo que esta
circunstancia es una institución jurídica de carácter
universal, ya que es identificada por todas las legislaciones
a nivel mundial, y, distinguida por el Papa Juan Pablo II,
quien la definió también como “el derecho a la vida y a la
obligación de preservarla”15.
____________
15. Código Civil argentino, Artículo 2470º “LEGÍTIMA DEFENSA, Vigente.
84
Las Figuras del Asesinato
Para concluir lo dicho, es básicamente exigible que en las
circunstancias eximentes de culpabilidad dentro de la
legítima defensa, exista agresión ilegitima, que constituya
provocación o perentoriedad de daño mortal de un bien
tutelado por la Ley, omitiendo a propósito de la protección
de ese bien, siempre que tal provocación provenga de sujetos
con capacidad penal. Pues, en este acto de libramiento
penal, la causa de justificación debe orientarse a hechos
actuales o inminentes, no debe evidenciar terminación
factual, dado que el solo concluir del evento, dejaría sin
efecto la causal de justificación.
§ 13. Las circunstancias agravantes
En la figura de asesinato, podemos distinguir gran
pluralidad de elementos circunstanciales específicos, que
van unidos a la sustancia criminal, siendo motivo suficiente
para desencadenar gravedad en las acciones comisivas e
incremento recargado en la sanción penal del sujeto activo.
Ello, enfatiza, especialmente a la estructuración del delito,
para referirse a las modalidades o figuras del asesinato
que utilizará el autor del tipo penal, como patrón de su
conducta homicida encaminada al aumento punitivo de
la Ley.
En este diseño criminal, el autor manifiesta diversas
formas comisivas en su accionar típico, de manera que
su finalidad primaria es causar la muerte de otro, so
aprovechamiento de elementos antijurídicos que revelan
mayor culpabilidad y perversidad del autor. Pues el modo
típico de la actuación criminal empleada por el autor,
debemos entenderla como circunstancias de agravación,
85
Guillermo Haro Lázaro
detalle que concierne a la premeditación con que se comete
la acción, ya que este elemento de proyección del tipo decide
la ejecución material del delito y por ende, acondiciona
la preparación para consumar la muerte. En realidad el
acto, preestablecido y calculador es el que precisamente
contiene elevada intensión de dolo criminal y deliberada
facilidad para perpetrar el hecho. Sin embargo, ello no
dista que se pueda ejecutar el acto con apatía, desafecto y
serenidad, sabiendo que la clase de sentimientos aplicados
al tipo penal determinarían recargada peligrosidad.
Además, la alteración de características esenciales
homicidas, contribuye a transformar el comportamiento
del autor para actuar con gran crueldad y violencia
extrema, resultando apropiado también que el incremento
factible de responsabilidad, apoye de manera establecida
la imposición de la pena más grave.
La norma punitiva, no contempla la peligrosidad extrema
del asesino, sino más bien su comportamiento en la
ejecución del hecho criminal que ocasionó, produciendo
un encuadramiento básico con el móvil, los medios
comisivos y especialmente el momento en que se perpetró
el asesinato; entendiendo que antes de llevar a cabo
la muerte de la víctima, el autor empleó como medio
esencial la premeditación, lo que pone de manifiesto la
alevosía y ventaja para determinarlas como presupuestos
de extrema agravación, y, precisar el dolo específico en
el delito. Luego, tenemos que la calificación valorativa
de nuestro ordenamiento penal frente a cada conducta
antijurídica, dependerá siempre que se haya concurrido de
acuerdo a las circunstancias de agravación prescritas en
las modalidades, por ferocidad, codicia, lucro o por placer;
86
Las Figuras del Asesinato
para facilitar u ocultar otro delito; con gran crueldad
o alevosía; por fuego, explosión o cualquier otro medio
capaz de poner en peligro la vida o salud de otras personas.
§ 14. Clasificación del asesinato
La muerte bajo circunstancias agravadas o de extrema
agravación, se estriba del acto cruel de asesinato, la
relevancia de su clasificación radica de acuerdo a los
principios básicos y elementos descriptivos del tipo
penal. Sin embargo, el interés nuestro es el de organizar
los modelos calificados con una estructura específica y
lograr que cada una de ellas se constituya como un diseño
esencial en las circunstancias de la comisión, los móviles
y los medios de ejecución. En esta función clasificatoria,
nosotros innovaremos designando a cada una de las
circunstancias de agravación contenidas en el Artículo
108º anteponiendo la expresión “asesinato” seguida de la
agravante, sin contravenir o vulnerar el contenido regulado
por la Ley; refiriéndonos especialmente al designio de las
modalidades comisivas del delito de asesinato, por ser
éste un homicidio calificado que se contempla con mayor
responsabilidad penal. Estos elementos o modalidades
comisivas, son constituidos en el asesinato con la finalidad
de demostrar y detallar el diseño orgánico clasificatorio de
las circunstancias determinantes de agravación, atribuidos
para cualquier autor que las perpetre, siendo necesario
identificar también la forma y los medios comisivos que se
emplearon revelando un desprecio por la vida humana y
una mayor peligrosidad en su consumación. En realidad, el
objetivo nuestro es el de viabilizar este diseño metodológico
de clasificación en las figuras del asesinato, para brindar
87
Guillermo Haro Lázaro
un buen entendimiento en la comprensión y una mejor
ilustración del lector, llevando a cabo un desarrollo
impecable en el siguiente orden normativo:
14.1.
Homicidio calificado por el móvil comisivo (por su
motivación)
14.1.1. Asesinato por ferocidad, codicia, lucro o por placer
a.
b.
c.
d.
14.2.
Asesinato por ferocidad
Asesinato por codicia
Asesinato por lucro
Asesinato por placer
Homicidio calificado por conexión con otro delito
14.2.1. Asesinato para facilitar u ocultar otro delito
a. Asesinato para facilitar otro delito
b. Asesinato para ocultar otro delito.
14.3.
Homicidio calificado por la forma de ejecución
14.3.1. Asesinato con gran crueldad o alevosía
a. Asesinato con gran crueldad
b. Asesinato con alevosía.
14.4.
Homicidio calificado por el medio comisivo
1.4.4.1. Asesinato por fuego, explosión o cualquier otro
medio capaz de poner en peligro la vida o salud de
88
Las Figuras del Asesinato
otras personas.
a. Asesinato por fuego
b. Asesinato por explosión
c. Asesinato por otro medio capaz de poner en peligro la vida o salud de otras personas.
§ 15. Modalidades comisivas del asesinato
Por modalidades comisivas del tipo penal de asesinato,
deberá entenderse toda circunstancia de agravación
como medios de ejecución material, se evidencian como
figuras erigidas por la específica agravante, que concurre
esencialmente en el hecho delictivo, debiendo subsumirse
inseparablemente de los elementos constitutivos del delito,
para lograr exacerbante incremento de responsabilidad
penal. Su consecución en la conquista de la muerte de otro,
hace del delito la búsqueda de nuevas formas o figuras en
su ejecución penal, pues, esas guisas criminales son las
que se precisan en la Ley, como conducta voluntaria que
siempre se encuentra precedida por un proceso motivador,
antes de obrar.
Siguiendo, la concurrencia del hecho delictuoso, no
depende de la existencia del delito, sino sólo de su gravedad;
ya que, la norma punible detalla el modelo específico y la
forma como mediante las modalidades del asesinato, el
autor llevará a cabo la criminalidad del tipo, para los efectos
de alcanzar mayor incremento en la responsabilidad
punitiva. Lo que tratamos de demostrar, es que la norma
al legislar la figura en base a la peligrosidad del autor,
89
Guillermo Haro Lázaro
estaría revelando también el comportamiento revestido
de tipicidad, su especial relevancia por el móvil comisivo,
los medios y las acciones circunstanciales que utilizó
en el proceder homicida, y por tanto, es una actuación
antijurídica que establece mayor transcendencia.
Para finalizar, las circunstancias agravantes pueden ser de
carácter personal, que hacen referencia a la disposición
moral del delincuente, a sus relaciones particulares con el
ofendido o cualquier otra causa personal. También son de
carácter objetivo, porque consisten en la ejecución material
del hecho o en los medios empleados para realizarlo. En
suma, estas formas homicidas mantienen innovador
procedimiento en el autor del hecho, para ejercer poder
en su acción comisiva, pues sus características y medio
criminal, se puntualiza en temas concretos de manera
individual, más adelante a razón de un mejor alcance del
tratamiento científico.
§ 16. Materialidad del asesinato
La figura de asesinato como supuesto calificado, evidencia
la destrucción total del bien jurídico vida humana,
encontrándose bajo circunstancias que define su agravada
naturaleza o máximum, frente al accionar fáctico que
concluyó el autor, produciendo en respuesta de ello,
compromiso punitivo de mayor inclemencia respecto del
hecho homicida.
Por lo conceptualizado, el asesinato supone la construcción
de un homicidio básico agravado, su conducta típica
requiere de mayores circunstancias necesarias para fijar
90
Las Figuras del Asesinato
su esencial agravación, y alcanzar consecuentemente
calificación con gran culpabilidad penal, de acuerdo a
las imperiosas modalidades criminales, que determina
el delito de asesinato, siendo el homicidio por ferocidad,
codicia, lucro, placer, para facilitar u ocultar otro delito,
con gran crueldad, alevosía, por fuego, explosión, o
cualquier otro medio capaz de poner en peligro la vida o
salud de otras personas. Del mismo modo, en el Artículo
108°-A, del Código Penal, existen otros elementos de
agravación motivados a recargar la sanción penal del
autor, debido a la condición especial de funcionario
público que tiene la víctima y que principalmente sea un
miembro de la Policía Nacional, de las Fuerzas Armadas,
un magistrado del Poder Judicial o del Ministerio Público,
un miembro del Tribunal Constitucional o cualquier
autoridad elegida por mandato popular, en el ejercicio de
sus funciones o como consecuencia de ellas, es decir en
el acto propio del servicio. En los casos de víctimas con
calidad especial, el autor será reprimido con pena privativa
de libertad no menor de veinte años;* siempre que haya
acaecido la muerte de cualquier miembro como resultado
del desarrollo de la función profesional, y, sin posibilidad
de redimir la pena por trabajo y educación; tampoco se
permitirá el goce de los beneficios penitenciarios de semi
libertad y de liberación condicional.
No obstante, la calificante de agravación en la figura de
asesinato alcanza la conducta cruel del ajusticiador de
la víctima bajo circunstancias concretas de agravación,
pues, el mayor grado de violencia que revela su propósito
homicida, exterioriza constreñimiento en su proceder,
_____________
(*) Artículo incorporado por el Artículo 1 de la Ley Nº 30054, publicada el 30 junio 2013.
91
Guillermo Haro Lázaro
sabiendo que, la distinción entre el homicidio simple, se
diferencia por la forma comisiva, los móviles y los medios
de ejecución, que evidencia la extrema peligrosidad del
autor en la muerte que se persigue.
Finalmente, en la materialidad del delito de asesinato,
el sujeto activo es el autor directo del acto homicida, su
naturaleza criminal es imprescindible en la ejecución de
la víctima, por tales razones, será el sujeto materializador
que asumirá la concluyente culpabilidad por la imputación
criminal. Pues, no solo se trata que la causa de su acción
produjo el crimen, sino que incrementado a ello, fue el
empleo de los elementos de agravación que intensificaron
la muerte de su objetivo criminal. De allí que, la imperiosa
necesidad de aprovechar las figuras o modalidades del
asesinato, tendrían relevancia definitiva como requisito
vital en la materialidad del asesinato exigido conforme
a Ley. En este mismo orden, las personas en calidad de
cómplices que no participaron en los actos ejecutivos
directos del asesinato, corresponderá imputación por
homicidio simple.
§ 17. El nexo de causalidad
En un análisis dogmático, se infiere que la figura de
asesinato encuentra estructuración en dos elementos
fundamentales de tipicidad: el objetivo y el subjetivo, su
contenido cumple funciones y características esenciales,
en la construcción del delito. Mientras que la primera
consiste en la descripción de la conducta típica, los
integrantes del delito, los móviles y sus agravantes. Este
último, concierne la intención criminal, la culpabilidad y
92
Las Figuras del Asesinato
los actos ejecutivos del delito que atañen a la tipicidad
subjetiva. Bajo este modelo ideal, se torna relevante
la orientación del nexo causal, para comprender que
debe guardar relación con el origen del tipo y el efecto
alcanzado, de manera tal, que consiga su incorporación
como elemento suplementario y punto de equilibrio entre
la conducta antijurídica y la producción del resultado
material.
El principio de casualidad en el asesinato, es el vínculo
existente entre la acción típica que ocasionó el autor y la
producción alcanzada como resultado material del hecho.
Partiendo de ello, es la conexión que une el comportamiento
homicida del sujeto activo con el asesinato del sujeto
pasivo o víctima del hecho, sobre todo, si este resultado se
efectuó como consecuencia de la acción homicida. En este
sentido, la influencia que debe lograrse con la conexión
causal, es la estrecha vinculación con la génesis homicida
y la muerte como consecuencia del mismo hecho criminal.
Siendo requerible, para que los efectos causados puedan
aplicarse al comportamiento típico, se exige básicamente
la intervención del nexo causal, a fin de vincular el uno
del otro. Esto es, para que la figura de asesinato pueda
considerarse imputada, es imprescindible fusionar una
estricta conexión entre el proceder humano y la muerte
del sujeto pasivo que se consiguió como resultado querido.
Por último, la causalidad como diseño de una exigencia
trascendental contemporánea de la conducta humana,
viene aplicándose a través de la historia con el objeto de
demostrar que la figura de asesinato conserva la causalidad
como principio fundamental en el acto propio de asesinar
93
Guillermo Haro Lázaro
Las Figuras del Asesinato
y a la muerte como resultado consumativo. Esta unidad,
enlaza en forma directa el accionar comisivo del autor y
su completa consumación de la víctima como un efecto
o consecuencia del hecho, para que pueda considerarse
cumplido el delito.
emanar la función pragmática, encargada de definir
jurídicamente el aumento deliberado del comportamiento
antijurídico del autor, no sólo por el grado de culpabilidad
que alcance, sino, por la necesidad de obtener un resultado
aún más grave.
§ 18. Tipicidad subjetiva
En tal sentido, corresponde al autor como ejecutor del
asesinato, actuar a título de dolo directo o específico
(ánimus necandi); lo que se orienta especialmente a obtener
el asesinato de su víctima como resultado del hecho, bajo
el empleo de los medios codicia, lucro o cualquier otra
modalidad agravante que implican en el sujeto activo,
la voluntad de alcanzar su calificación en la imputación
típica.
La subjetividad típica, se establece como segunda regla
para alcanzar un rol importante en la construcción del
delito de asesinato; donde se designan, las condiciones
de imputación para el autor del hecho criminal, con
arreglo a las cuales, se determina si el destinatario de una
norma en atención a sus capacidades efectivas, puede ser
hecho responsable por un comportamiento antijurídico,
incluidas sus consecuencias.
Por otro lado, esta regla subjetiva, supone un suceso
jurídico-penal de mayor relevancia, donde comprende
los elementos del tipo de conducta que abarquen
necesariamente un pragma conflictivo, en este caso
dirigido al asesinato como un supuesto de hecho legal o
fáctico, para determinarla y regularla como un tipo penal
específico en la norma jurídica. Sin embargo, en esta
materia, los criterios que permiten reconocer la presencia
del dolo homicida o ánimus necandi, son el conocimiento y
la voluntad de actuar con intención agravada o los hechos
determinantes que revela el autor en la configuración del
delito, quedando establecido que la aplicación de éstas
herramientas deben ser discernidos como elementos
esenciales en la realización eficaz del asesinato. Luego,
tenemos que la imputación subjetiva precisa el dolo, para
94
En la calificante de tipicidad revestida de dolo, es imposible
que el autor del hecho actúe con negligencia, debido a que
la acción dirigida a ocasionar la muerte de la víctima, se
encuentra conformada de manera absoluta cumpliendo los
requisitos esenciales para su configuración típica; es decir,
con intención en el uso diverso de los medios comisivos
de agravación. Pues, la negligencia de su acción acarrea
insuficiencia en la estructura del delito de asesinato.
Por lo tanto, es aplicable la tipicidad subjetiva en el
homicidio calificado realizada con intención dolosa,
cuando el autor conoce que su víctima puede ser cualquier
persona, pues, se entiende que podría considerarse la
clase excepcional de sujeto pasivo, sabiendo que es un
miembro de la Policía Nacional, de las Fuerzas Armadas,
un magistrado del Poder Judicial o del Ministerio Público,
un miembro del Tribunal Constitucional o cualquier
95
Guillermo Haro Lázaro
autoridad elegida por mandato popular, encontrándose
en ejercicio funcional previsto en el Artículo 108º-A del
mismo cuerpo legal. Cuando nos referirnos a la muerte
de un individuo como resultado de las circunstancias
calificadas o condiciones de extrema agravación,
estaremos precisando, que el victimario es causante del
exacerbado riesgo en la ejecución del asesinato, ya sea
por el modo y los medios empleados en la materialidad
homicida, constituyendo culpable incremento en su
comportamiento criminal, sobre todo si se trata de víctima
menores de edad, discapacitados, mujeres embarazadas, o
personas con calidad especial de funcionario público.
Bajo estas consideraciones, creemos que las acciones
antijurídicas del autor, ha rebasado su actuación criminal,
alcanzado una grave alarma en todos los estratos sociales,
comprendiendo que este accionar expresa un sentimiento
de sensibilidad pública, que se interpreta a través de los
medios de comunicación, perturbando y cambiando
negativamente el estado normal del sistema social y
jurídico; es por ello, que los elementos de premeditación y
alevosía se incluye o consideran en los hechos comisivos
que ocasionó el autor para imponerse como voluntad
criminal en la sociedad y especialmente en los organismos
institucionales tutelares del Estado, vulnerando los deberes
y derechos fundamentales de las personas y por tanto, el
respeto a la autoridad pública.
No obstante, debemos tener en cuenta que los móviles,
medios de ejecución comisiva que se utilizan y las
condiciones calificadas de agravación, son elementos
fundamentales en la materialidad del asesinato, con el
96
Las Figuras del Asesinato
objeto de adecuar la actuación típica calificada en la
configuración homicida de gran responsabilidad punitiva.
La subjetividad en el delito de asesinato, se encuentra
constituida por características que exteriorizan el grado
de criminalidad en el sujeto activo, reconociendo que las
circunstancias agravantes son fundamento sustancial
para determinar la forma de comisión del hecho, que exige
el dolo directo. La figura de asesinato como homicidio
calificado, es un delito doloso, de acuerdo a la técnica
legislativa del Artículo 108º del Código Penal, considerada
incluso como formulación del derecho en aplicación de
la actividad del legislador para elaboración de normas
jurídicas específicas. La finalidad del dolo, nos lleva a
comprender la esencial aplicación de los elementos
del tipo penal objetivo y de los medios utilizados en la
configuración del delito. De cualquier manera, el autor
del delito debe conocer que su acción produce la muerte
de una persona como resultado querido, y por ende, todo
delito es sancionado penalmente.
En consecuencia, el estado de ánimo como respuesta a
la conducta del autor, implica un rechazo indiferente y
criminal por la vida de todo ser humano; sabiendo que no
existe justificación alguna para asesinar a una persona,
sino que éste asesina con intención dolosa, conociendo
el resultado de la producción material de su víctima. Sin
embargo, es importante preguntarnos: ¿Qué es lo que
influye en la conducta de una persona para perpetrar
un asesinato, inhumanamente sin afecto ni compasión?
Nuestra posición frente a este comportamiento humano
de resultado criminal, podríamos determinarla como
97
Guillermo Haro Lázaro
sentimientos de desprecio que exterioriza el homicida ante
la vida humana; existiendo la probabilidad que su actitud
sea resultado de alguna conducta severamente tachada del
pasado, iniciándose desde su niñez traídos al presente, pues,
su efecto calificante determinaría un patrón conductivo
de la personalidad, que reviste padecimiento o patología
anómala, asociados a manifestaciones psicopáticas al
momento de ejecutar la acción homicida. Por tanto, cabe
mencionar que esta circunstancia sin llegar a ser una
enfermedad mental, constituye anomalía, diagnóstico que
califica a un psicópata con trastornos antisociales de la
personalidad. Es de reconocer, que la clasificación de estos
sujetos por lo general carece de sentimientos afectivos
hacia los demás y asesinan sin compasión; pero, en
algunos casos sin mediar razón, lo hacen por placer, y, son
considerados como una amenaza de extrema peligrosidad
para la vida de otros seres humanos dentro de la esfera
poblacional.
En el delito de asesinato, la doctrina contempla las
circunstancias de gravedad del hecho material, al igual
que otros delitos que exteriorizan gravedad en la forma de
ejecución material, tales como robo agravado, violación
sexual, secuestro, que son inherentes en su peligrosidad.
En otra perspectiva jurisdiccional, podemos aludir a una
regulación comparada para conocer lo normado en el
Artículo 93° sobre “los grados de asesinato” establecidos
en el Código Penal de Puerto Rico, que dice: “Constituye
asesinato en primer grado:
a) Toda muerte perpetrada por medio de veneno, acecho o
98
Las Figuras del Asesinato
tortura, o con premeditación.
b) Toda muerte que ocurra al perpetrarse o intentarse
algún delito de incendio agravado, agresión sexual, robo,
escalamiento agravado, secuestro, secuestro de un menor,
estrago (modalidad intencional), envenenamiento de
aguas de uso público (modalidad intencional), agresión
grave, fuga, maltrato intencional, abandono de un
menor; maltrato, maltrato agravado, maltrato mediante
restricción de la libertad, o agresión sexual conyugal,
según contemplados en la Ley Núm. 54 de 15 de agosto de
1989, según enmendada, conocida como la “Ley para la
Protección e Intervención de la Violencia Doméstica”.
c) Toda muerte de un funcionario del orden público o guardia
de seguridad privado, fiscal, procurador de menores,
procurador de asuntos de familia, juez u oficial de custodia
que se encuentre en el cumplimiento de su deber, causada
al consumar, intentar o encubrir un delito grave.
d) Toda muerte causada al disparar un arma de fuego desde
un vehículo de motor, o en un lugar público o abierto al
público, ya sea a un punto determinado o indeterminado,
con claro menosprecio de la seguridad pública.
e) Toda muerte en la cual la víctima es una mujer y al
cometerse el delito concurre alguna de las siguientes
circunstancias:
1. Que haya intentado establecer o restablecer una relación de pareja o de intimidad con la víctima; o
2. Que mantenga o haya mantenido con la víctima
99
Guillermo Haro Lázaro
relaciones familiares, conyugales, de convivencia, de
intimidad o noviazgo; o
3. Que sea el resultado de la reiterada violencia en contra
de la víctima.
Toda otra muerte intencional de un ser humano constituye
asesinato en segundo grado”.
Este contenido jurídico, hace referencia a un hecho
concreto, que los asesinatos frecuentemente involucran
diversas formas de ocasionar la muerte de otra persona,
diferenciándolas en dos partes importantes para conocer
qué clases o modalidades comisivas de conducta material
que emplea el asesino pertenecen a los de primer y segundo
grado. Los asesinatos que se perpetren con extrema
violencia serán comprendidos en la escala de primer
grado, como lo menciona enfáticamente el Artículo 93° de
la norma portorriqueña, en sus incisos a), b), c), d) y e); por
considerar una excesiva agravante en el hecho comisivo,
esto es, que el asesino necesariamente deberá exteriorizar
deliberadamente toda su fuerza psicopática en la muerte
de su víctima, a fin de cumplir con los presupuestos
prescritos en esta norma y recibir una mayor sanción
penal; de igual modo, sólo los asesinatos con intención
dolosa que se distingan en la forma de ejecución y que no
alcancen circunstancias contempladas dentro del primer
grado, serán consideradas en la escala de segundo grado,
es decir, los asesinatos con una categoría inferior muy
por debajo del primer grado, que se sancionan con penas
menos duras.
De manera similar, en nuestro ordenamiento jurídico
100
Las Figuras del Asesinato
strictu sensu16, actualmente se contemplan estos hechos
análogos en toda su extensión, para ser regulados en la
Ley como circunstancias de agravación, importando una
responsabilidad penal imperante para los asesinos. Es de
aclarar, que los grados en el delito de asesinato no tienen
mayor relevancia en la normatividad peruana, por la
sencilla razón, que solo existe una designación específica
de las modalidades para calificarlas como agravación y
extrema agravación; toda vez, que la sanción del autor
dependerá de un diseño ejecutivo con extrema violencia
para asesinar a su víctima. En otras palabras, la figura de
asesinato en nuestro sistema legal no se regula por grados,
sino por haber adecuado su conducta en alguna de las
circunstancias comisivas revestidas de agravación, que
por su misma naturaleza homicida constituyen intención
especial de matar, con premeditación y deliberación.
§ 19. La tentativa en el asesinato
La dogmática penal, admite la tentativa para cada una de
las modalidades de agravación en la figura de asesinato,
cuando se hayan cumplido los actos configurativos, bajo
el empleo de los medios idóneos que alcancen efectividad
imperiosa en la materialidad homicida. En realidad,
no solo se trata de asegurar la existencia de un delito
frustrado sin resultado material en el asesinato, sino más
bien, saber que éste delito se llevó a cabo con intención
dolosa, para cumplir los requisitos y elementos esenciales
en su configuración; pero, sin lograr el efecto consumativo
deseado.
_____________
16. Strictu sensu, expresión en latín que quiere decir: “En sentido estricto”.
101
Guillermo Haro Lázaro
La tentativa en el asesinato o llamado también “el delito
de asesinato en grado de tentativa”, responde a un
comportamiento delictuoso siguiendo los elementos
comisivos, sin determinar la muerte de la víctima; esto es,
que el autor orienta sus instintos con un peligro inherente,
definido bajo los procedimientos ejecutivos de acuerdo a
Ley, pero, nunca tomó en cuenta la frustración del hecho
por motivos ajenos a su voluntad, sin lograr su perpetración
criminal contra su víctima. Este principio de ejecución
sin la realización del hecho consumativo, se encuentra
previsto en el CAPITULO II, TENTATIVA, Artículo 16°del
Código Penal peruano, mencionando que: “En la tentativa el
agente comienza la ejecución de un delito, que decidió cometer,
sin consumarlo. El Juez reprimirá la tentativa disminuyendo
prudencialmente la pena.”
Demostrando claramente en este contexto, la participación
del autor desde su reprochable comportamiento
antijurídico que siguió el curso de su desarrollo homicida,
cumpliendo ciertos requisitos esenciales que puedan ser
conducentes al tipo, para materializar su objetivo criminal,
sin determinar a propósito, la producción homicida que
decidió consumar. Pues, para que exista tentativa, no es
suficiente seguir el curso de la acción, que pueda llevar al
logro del delito, sino que, es imprescindible la “decisión
comisiva” del ejecutor, a fin de demostrar mediante
este elemento subjetivo el intento de la realización del
tipo. Conforme a ello, el dolo decisivo del autor deberá
manifestarse suficiente en su comisión criminal, ya que la
simple exploración de los presupuestos de perpetración se
tornaría insuficiente en la tentativa. En suma, la necesidad
de dolo en la tentativa, sería sustancial para la resolución
102
Las Figuras del Asesinato
punitiva del autor, que concluye frenando su mismo
desarrollo criminal.
Para resumir, al no existir un delito de resultado material
que pueda constituir una completa conducta típica, esta
será considerada solo tentativa de asesinato y la condición
del sujeto activo, caería en la impunidad, siendo merecedor
a una pena menor por disposición legal a través del juez
de la causa.
§ 20. La consumación en el asesinato
Hablar de consumación en el asesinato, significa determinar
el momento ejecutivo del hecho homicida, debiendo
llevarse a cabo desde el inicio de los actos preparatorios
con extrema violencia, hasta lograr su producción total,
con resultado muerte de la víctima, siempre que haya
concurrido cualquiera de las modalidades subsumidas
en el homicidio calificado. En otra apreciación jurídica,
la consumación se desarrolla siguiendo necesariamente
cualquiera de las fases o actuaciones doctrinales comisivas
reguladas y subsumidas en el tipo penal, para calificarlas
cumpliendo con elementos esenciales en la mecánica de
resultado. La acción consumativa en el asesinato, hace
referencia al agotamiento total de la vida del sujeto pasivo,
esto es, que el autor satisface y culmina su intención
homicida, conforme al resultado que decidió concurrir.
La interpretación prolija, de los incisos glosados del
Artículo 108º, nos conduce a determinar cómo se constituye
la acción consumativa frente a un hecho agravado o de
extrema agravación, sabiendo que estas corresponden a las
103
Guillermo Haro Lázaro
diferentes modalidades comisivas del asesinato, precisadas
con independencia dentro de la normativa del delito en
tratamiento. En tal sentido, indicaremos los patrones
conductivos que desenlazan la consumación típica del
asesinato, relacionadas a cada regulación penal:
El inciso 1) contiene al asesinato que se causa por ferocidad,
codicia, lucro o por placer, conductas que se encuadran en
el tipo penal y se definen en cuatro aspectos consumativos
que son los siguientes: a) El asesinato por ferocidad, es
la figura donde el momento consumativo se produce
por acción directa del autor, asesinando por un móvil o
motivo fútil, revelando un comportamiento con extrema
insensibilidad, salvajismo, furia, ensañamiento, en el que
satisface sus instintos de odio o venganza en contra de otro
ser humano; b) El asesinato por codicia, es una modalidad
penal que revela el accionar comisivo del autor, bajo
inclinación o deseo desordenado por las riquezas, capaz de
causar la muerte de su víctima para obtener un beneficio
económico o patrimonial en abundancia; o, cuando mata
por un fin abyecto para apoderase de una gran herencia, de
un acto testamentario, o en todo caso asesina al cónyuge
para casarse con la viuda y alcanzar los bienes del occiso;
c) El asesinato por lucro, se refiere a la conducta del autor
que consuma la muerte de su víctima, bajo el estímulo
económico o recompensa pactada con un tercer sujeto
que interviene como autor intelectual, es decir, que sólo se
contemplará la acción homicida del asesino cuando ésta
haya sido ordenada o encomendada por el mandante; d) En
el asesinato por placer, el momento consumativo se origina
por acción directa del asesino, para encontrar satisfacción
personal y una sensación agradable en el deseo de matar
104
Las Figuras del Asesinato
sin mediar razón alguna.
Siguiendo, podemos indicar el inciso 2) donde el
asesinato para facilitar u ocultar otro delito, presenta
dos circunstancias consumativas muy relevantes: a) El
primero se atribuye a la consumación o muerte de un
sujeto, para favorecer o facilitar otro delito, no por el
interés determinado de causarle la muerte, sino porque el
autor decide la eliminación de cualquier testigo que haya
presenciado el hecho criminal, o asesinar si es posible a un
grupo de personas para llegar y lograr el objetivo principal;
más aún, porque sabía que éste constituiría un obstáculo
en la comisión dirigida al asesinato de otra persona; esto
es, que la conducta del asesino contribuiría directamente
a destruir la vida de todo sujeto que él considere un óbice
para lograr la consumación homicida de su víctima; b) En
esta modalidad criminal, el autor asesina para ocultar otro
delito, refiriéndose al homicidio calificado por conexión
con otro delito o, en todo caso el asesinato criminis causa17,
que solo la dirige en la ejecución de su víctima para
asegurar el resultado que se propuso consumar; pues,
conviene decir, que esta circunstancia consumativa se
origina cuando el autor del hecho ha provocado la muerte
de otra persona, con el fin de evitar que se conozca o
descubra el delito ya cometido anteriormente o que se ha
perpetrado momentos antes, conociendo desde su inicio
que su consecuencia tendría que alcanzar este resultado.
Por otro lado, el inciso 3) hace mención del asesinato
con gran crueldad o alevosía, presentando también dos
_____________
17. Criminis causa: es el homicidio en conexión ideológica con otro delito. Se mata "para" o
"por" otro delito.
105
Guillermo Haro Lázaro
circunstancias consumativas, que son: a) En el primer caso,
el momento consumativo del asesinato con gran crueldad,
se produce con la muerte del sujeto pasivo en estado
agónico, habiéndose ocasionado como consecuencia de las
torturas que le infirió el asesino, demostrando que se llevó
a cabo revelando extremo encarnizamiento y carencia de
compasión por el sufrimiento de otro ser humano; b) En el
segundo caso, la consumación del asesinato con alevosía,
se obtiene con la muerte del sujeto pasivo por acción
directa del autor, que habiendo traicionando la confianza
de la víctima decide la ejecución, empleando los medios
idóneos necesarios para encuadrarlos en la producción
consumativa.
El inciso 4) constituye el asesinato por fuego, explosión o
cualquier otro medio capaz de poner en peligro la vida o
salud de otras personas, precisando cuatro condiciones
consumativas diferentes, que son los siguientes: a) el
momento consumativo en el asesinato por fuego, podemos
definirla cuando la víctima alcanza la pérdida de la vida
como consecuencia de la combustión de un elemento
inflamable (que arde al contacto con el fuego), esto es,
que el autor del hecho típico empleará necesariamente
el fuego para asesinar a su víctima, ya sea creando un
incendio en su casa sabiendo que en las habitaciones
viven otras personas o incendiando su propio auto cuando
éste se encuentra con su familia. La norma no especifica
la forma ni el modo de utilizar el fuego, sólo se entiende
como el medio de comisión para determinar su muerte
como consecuencia de ella, y, siempre que se haya puesto
en peligro la vida o salud de otras personas; b) El asesinato
por explosión como figura agravada, se consuma el delito
106
Las Figuras del Asesinato
cuando muere la víctima producto de la ruptura violenta
de un explosivo ocasionada por el agente, en la que no sólo
se ocasiona la muerte de la persona deseada sino que por
la presión que desató las ondas expansivas puso en peligro
la vida o salud de otras personas; los explosivos que utiliza
el autor podría ser una granada, dinamita y cualquier
otro artefacto que pueda detonarse manualmente, la
norma penal no sanciona la clase de explosivos que se
pueda utilizar en el acto criminal, sólo se contempla la
muerte que se ocasiona como consecuencia de ella y de
otras personas que sufren la misma acción homicida por
encontrarse en el lugar de los hechos; c) En el caso del
asesinato por otro medio capaz de poner en peligro la vida
o salud de otras personas, la consumación se determina
con la muerte del sujeto pasivo como resultado de la acción
directa del agente, pudiendo asesinarlas de la siguiente
manera: electrocutando a la víctima o inundando el lugar
donde se encuentra la víctima, siempre que se haya puesto
en peligro la vida o la salud de otras personas, esto es de
terceras personas.
La consumación agravada en el asesinato del sujeto
pasivo, también alcanza al sujeto con calidad especial de
funcionario de autoridad previsto y penado en el Artículo
108º-A, del Código Penal, evidenciando su origen con la
muerte de la víctima por su condición oficial, especificado
en el siguiente contexto:
“El que mata a un miembro de la Policía Nacional, de las
Fuerzas Armadas, a un magistrado del Poder Judicial
o del Ministerio Público o a un miembro del Tribunal
Constitucional o a cualquier autoridad elegida por
107
Guillermo Haro Lázaro
mandato popular, en el ejercicio de sus funciones o
como consecuencia de ellas, será reprimido con pena
privativa de libertad no menor de veinte años.”(*)
(*) Artículo incorporado por el Artículo 1 de la Ley Nº 30054,
publicada el 30 junio 2013.
Esta nueva guisa criminológica de las víctimas por su
condición especial, determina una normativa tuitiva al
amparo de la ley, y en defensa de los miembros y funcionarios
de los poderes públicos. En este caso, será necesario que
la acción de resultado material determine un asesinato
encontrándose en cumplimiento de sus funciones, o,
desarrollando el ejercicio funcional, para cumplir con la
materialidad homicida; debiendo precisar que la muerte
de la víctima se haya ejecutado dentro del horario laboral,
en la institución a la que pertenece, o, que la muerte se
haya consumado como consecuencia del cumplimiento de
sus obligaciones y actividades profesionales por mandato
superior. No obstante, la legislación peruana ha encontrado
formula eficaz, de refrenar los asesinatos en los últimos
tiempos, incorporando en su Artículo 108°-A, una sanción
imperante de 20 años para los autores, conociéndose que
la muerte de efectivos policiales, fiscales, jueces, directores
de penales y demás miembros de las instituciones del
Estado, eran blanco fácil para los delincuentes y sicarios
a sueldo.
108
Segunda Parte
Las Figuras
del
Asesinato
Por el móvil
comisivo
Las Figuras del Asesinato
Capítulo II
ASESINATO POR FEROCIDAD, CODICIA, LUCRO O POR
PLACER
“Modalidades de asesinato estimulados por el móvil
comisivo”
Sumario: §21. Marco introductorio §22. El asesinato por ferocidad
§23. El asesinato por codicia §24. El asesinato por lucro §25.
Agravación de la acción por lucro §26. Factores del beneficio
económico en el asesinato por lucro §27. El asesinato por lucro
en grado de tentativa §28. El desistimiento del ejecutor en el
asesinato por lucro §29. El asesinato por placer §30. Las causas de
inimputabilidad en el asesinato por placer §31. Los Fundamentos de
incriminación en el asesinato por placer.
§ 21. Marco introductorio
E
n las figuras del asesinato, se exteriorizan diversas
características fácticas que contribuyen a relacionar
nuevas modalidades comisivas en el delito, su
rebasamiento eventual alude imperiosamente el accionar
antijurídico que la transforma en grave; estableciéndose
como elemento fundamental y estrechamente vinculados
al incremento de una consecuencia penal en las
circunstancias agravantes. No obstante, toda acción y
efecto de asesinar, determina la muerte con intención de
perversidad, constituida especialmente por la intensidad
en el daño, que califica la conducta antijurídica del autor; en
este caso, me refiero a todas las formas homicidas motivadas
111
Guillermo Haro Lázaro
so empleo de modalidad comisivas: “por ferocidad, codicia,
lucro o por placer”; para ser ejercidas como principio
básicamente perpetrador del homicidio calificado y
por ende, producir mayor responsabilidad penal, según
lo previsto en la Ley. Ahora bien, ello, alude a un hecho
concreto, que por su estimulación el asesino debe emplear
como elemento de ejecución el móvil comisivo, con la
finalidad de mover o impulsar la realización del hecho
típico; lográndose que la razón del asesinato sea la causa o
acaecimiento que lo llevo a la consumación del asesinato.
En tal sentido, podemos precisar que el asesinato por
ferocidad, por codicia, por lucro o por placer, son
eventualidades ejecutadas por móviles y elementos básicos
esenciales, su empleo como instrumento agravante, se
subsumen para lograr la comisión del delito deseado,
y en consecuencia, podría definirse como el medio
sustancial de perpetración directa, a fin, de impulsar
y aplicar la fuerza necesaria para asegurar la acción
homicida. Por lo expresado, es de afirmar que cada figura
o modalidad agravada revela una modificación diversa en
la responsabilidad criminal del sujeto activo, alcanzando
mayor culpabilidad y grave sanción penal en la comisión
intencional del hecho. Esto determina, que los diseños
criminales antes referidos, no solo se distinguen por la
forma fáctica que utiliza el autor en la consumación de
tipo, sino, que los asesinos exteriorizan su propia conducta
dirigiéndose a un móvil en común, para diferenciarlos y
adecuarlos a la modalidad que decidieron perpetrar.
112
Las Figuras del Asesinato
§ 22. El asesinato por ferocidad
En esta modalidad comisiva, la calificante de tipicidad
considera que destruir la vida ferozmente atribuye motivos
lógicamente intrascendentes, su conducta cruel demuestra
ocasionar la muerte actuando con extrema insensibilidad
y peligrosidad, ello determinaría una figura accidental,
que asociadas a la acción agravarían la responsabilidad
penal del asesino.
El acto de perversidad que exterioriza el autor en el
preciso momento criminal, manifiesta un móvil comisivo
insustancial, ya que las razones carentes de relevancia
que revela este asesino, refleja evidente truculencia e
inhumana conducta en la forma de asesinar a otro. El odio,
la venganza y lo libidinoso, son elementos insuficientes en
la muerte que perpetra sin motivación, pues, su odio a la
persona humana es más imperante que cualquier causa.
De allí, que su actuación deliberada, tendría fortaleza en
el impulso ensañado de su obrar, lo que contribuiría a la
realización de un hecho brutal y perverso, que concluye en
la materialidad de su víctima.
Entonces, discerniendo el análisis, determinaremos que
el delito de asesinato por ferocidad, subsume una muerte
brutal e inhumana perpetrada por motivos deleznables,
revestidos de fútil irrelevancia respecto de la producción
material como resultado de su acción. Ello, indicaría el
impulso de perversidad más abarcador en el deseo tenaz del
autor, para determinar la muerte de la víctima, sin ningún
fundamento coherente, no solo por poseer disposición
voluntaria en el asesinato, sino más bien, su inclinación
113
Guillermo Haro Lázaro
de crueldad hacia la humanidad. Siendo el caso particular,
del cabecilla con su banda criminal, que realizó reglaje a
un poderoso empresario para secuestrarlo, conociendo su
rutina, lo espera en una calle a la hora y momento en que éste
pasaría, pero nunca contaron que aquel día el empresario
estaría hospitalizado repentinamente por un paro cardiaco,
el cabecilla se llena de ira al frustrarse la perpetración y
acribilla a balazos a uno de los secuestradores. El móvil
es fútil, pero en realidad la muerte obedece al interés del
secuestro, pues, el cabecilla de la organización criminal
reaccionó descargando toda su ira con tal ferocidad que
termino asesinando a su compañero, al haberse frustrado
el secuestro del empresario en el momento planificado.
Pues, ello, trae a colación que la ira del autor frente a
un acto insatisfecho del tipo, condicionaría tal vez, su
reacción criminal para adecuar su conducta humana a la
muerte de otro, que no sería precisamente su objetivo. Por
tanto, la furia manifestada por el autor en el caso concreto,
atraviesa los lineamientos más poderosos del delito,
ya que, la indignación imprevista fue detonante para
descargar injustamente el asesinato sin motivos contra
su cómplice. De cualquier modo, la muerte por ferocidad
supone un hecho extremo sin incitar la comisión del
autor, toda vez que, no determina otras circunstancias
que pudieran turbar el curso de su intenso deseo criminal
(ánimus occidendi), sin embargo, la aplicación de diversas
formas ejecutivas de tortura antes de la acción, tampoco
mantiene trascendencia jurídica en la estructura del
asesinato truculento.
114
Las Figuras del Asesinato
Por otro lado, la perversa intención del autor, produce
la muerte injustamente desproporcionada de la víctima,
aunque, no tuviera necesidad por ansiar una conducta
sanguinaria, ni la influencia de sentir conmiseración,
rechazo o antipatía hacia otro, podría determinarse como
presupuestos constitutivos en la consumación homicida,
pues, menos aún, la pasión o lucro, no tendría poder para
modificar su gran irritación por el género humano y la
predisposición que ejercerá con gran intensión proterva
en el asesinato sin razón.
De cualquier modo, para la lógica jurídica, es inaceptable
la existencia de un asesinato sin influencia causal, en
tanto, esta Ley punitiva no puede argumentar exculpación
probable mediante procedimientos legislativos en la
muerte sin un móvil real, solo debe tenerse presente como
circunstancia agravante del asesinato. Ello, supone que
esa motivación trivial, tendría predominio sustancial
exclusivamente en las acciones agravantes, subsumibles
en el tipo penal por ferocidad legislada como figura
deleznable de asesinato. Entonces, discerniendo vale decir
que, en el acto propio del delito, el autor ejecuta la muerte
de otro, bajo extremo dominio sañoso, y por tanto, será
este la condicionante para alcanzar incremento agravado
en el asesinato feroz sin ninguna causa.
Los avances científicos en psiquiatría forense y psicología
criminal, precisan que la acción resolutiva sin estructurar
un móvil comisivo acreditado o justificado, carecen de
suficiencia legal, pero, también se instruye que en el
comportamiento de la persona humana la causa no siempre
se manifiesta como elemento definitivo en la comisión
115
Guillermo Haro Lázaro
fáctica, entendiendo que las acciones en este sentido, son
orientadas especialmente a un desenlace por ferocidad.
En un criterio más concreto, todo tipo penal responde a
un motivo fundamental, sino que resulta controvertido
aceptar que un sujeto ocasione la muerte de otro, sin fijar
cual fue el estímulo que determinó su acción. Lo real es
que, el motivo fútil podría revelar secuelas frustrantes
precedentes o perturbaciones psíquicas afectas en la
niñez “sine qua non” todas vez, que subsumidas en el acto
agravante del autor, ella, revelaría impetuosa ferocidad,
sirviendo de origen en el asesinato de la víctima, y por
tanto irrelevante en los medios comisivos empleados para
esta Ley penal,
El profesor Fontán Balestra, sostiene que a partir de
Carrara, “gran parte de los autores exigen que el sujeto no haya
tenido el deseo de matar o el odio a una determinada persona,
sino un odio en general a la humanidad”.18 Se entiende,
que la acción sañosa del autor, manifiesta abominación
sobre sus semejantes. De allí, que la variedad de patrones
conducentes en su naturaleza agresiva, permitiría, no sólo
desatar el deseo de asesinar inhumanamente, sino que
estos sentimientos de rechazo y repugnancia que posee la
ferocidad, se encuentran comprendidas en el odio sumo
hacia los demás.
En otra posición, desde Carrara y Crivellari, “se considera
que el agente no posee el deseo de victimar a una determinada
persona y que el odio del agente
_____________
18. Fontán Balestra, Carlos; Tratado de Derecho Penal, Tomo I, p. 114; Editorial Abeledo-Perrot,
Buenos Aires-Argentina, 1995.
116
Las Figuras del Asesinato
está dirigido no a una sola persona en singular, sino, a toda la
humanidad”.19
Otras afirmaciones, de los juristas Alexander y Staub,
señalan que: “lo que sucede es que el motivo no siempre es
captado intelectualmente por el sujeto vinculado al hecho
como un factor determinante”.20
Como ya hemos afirmado, la conducta por ferocidad,
puede estimarse incluso como una falacia por ausencia de
causa en el tipo, ya que en el caso concreto el móvil no
es perentorio, debido a su clasificación abarcadora en la
condición agravante que condiciona la acción brutal del
autor del delito.
En consecuencia, una muerte sin motivo por su misma
naturaleza deleznable genera una gran alarma social. “Si
causa estupor saber que la muerte se causó por un “móvil”
de odio, venganza, o robo, es más incomprensible aceptar la
muerte sin motivo”.21
Finalmente, por vínculo causal se entiende la adherencia
de la acción y resultado en la figura de asesinato por
ferocidad, pues, ello se debe a la conexión existente entre la
obra nefaria ocasionada por el autor en forma directa (sin
motivo suficiente) y el deseo consiente de sus efectos que
provocaría el asesinato de la víctima del hecho criminal.
_____________
19. Carrara, Francesco, “Programma del corso di diritto criminale. Parte speciale”, Tomo I,
pág. 329, Ed. PRATO, Pisa-Italia, 1900; Crivellari, Giulio II Códice Pénale, Tomo VII, pág. 709,
Torino, Unione tipográfico, Turín –Italia, 1890.
20. Peña Cabrera, Raúl, Tratado de D.P. Parte Especial, Tomo I, pág. 101, Ed. Ediciones
jurídicas, Lima-Perú, 1994.
21. Haro Lázaro, César, “El Delito de Homicidio”, 13º Edición actualizada, pág. 156, Ed. Hala
Editores, Lima-Perú, 2012.
117
Guillermo Haro Lázaro
Siendo así, la relación de causalidad para este supuesto,
supone la intención lesiva sobre otra persona,
exteriorizando crueldad, ensañamiento, y en tanto, un
desprecio por la humanidad, sin razón justificable que
motive su acción y el resultado material muerte de la
víctima.
§ 23. El asesinato por codicia
La codicia como nueva figura incorporada al tipo penal
de asesinato, rompe su perpetración, cuando el autor
para lograr la consecución de dinero copioso, mata a
otro mediante acto premeditado, sin necesidad de querer
atesorarlas. Pues el afán pecuniario, no solo comprendería
patrimonios que se adquieren por herencia familiar,
sino que también, las propiedades, inmuebles o bienes
con valores económicos incalculables. De allí, que el
nuevo modelo criminal, supone un acto circunstancial
recrudecido, que se dimana so motivación psíquica
determinante de su conducta tendenciosa y desmedida
de riqueza, pero, ello, a su vez requiere necesariamente
buscar la muerte de la víctima, para concluir la voluntad
de su acción intencional de codicia.
Asesinar por codicia, hoy se constituye una agravante
más en el delito de asesinato, la finalidad crematística se
presenta en la causalidad del autor, siempre que su acto
revele un excesivo provecho con la muerte de otro, pues, la
sola concreción del tipo penal alcanzaría imputación sobre
la acción del autor, para privar de su libertad con una pena
no menor de 15 y máxima de 35 años; calificación que se
encuentra regulada en el Artículo 108º, inciso 1) del Código
118
Las Figuras del Asesinato
punitivo. El castigo de la Ley penal, se basa en el efecto
transgresor de la conducta consciente y voluntaria del
autor, ello, se encuentra precedido por la esencia del
móvil de orden material, que responde al estímulo de
causalidad delictiva y en consecuencia se manifiesta antes
de la acción. Así pues, la imputación del autor, se afianza
necesariamente en la producción del curso homicida y el
origen apasionado del bien lucrativo que este persiguió,
aunque, en otros casos, al no evidenciar riquezas en grado
sumo, el juzgador podría desvirtuar el lucro para sancionar
el hecho solo por homicidio simple.
Por otro lado, la acepción “Afán excesivo de riquezas”,
que atañe a la codicia, se desprende del Diccionario de la
Real Academia Española, ello, predispone su contenido
sustancial para ceñir el propósito criminal del autor
direccionado con gran vehemencia a la obtención de
opulentos bienes. El emprendimiento de este delito,
concierne a la acción del sujeto activo influenciado bajo
pasión desenfrenada para conquistar a través del asesinato
de otro, abundancia excesiva de dinero, profusión de
patrimonio o in extremis22 y condecoraciones, que en vida
pertenecieron al sujeto pasivo.
Luego, estaremos inmersos en el tipo penal de asesinato
por codicia, cuando el perpetrador codiciable mata a otro,
para orientar su conducta ansiosa al logro de un provecho
económico acaecido por un evento heredable o sucesión
intestada. Siendo el caso del beneficiario legal, que asesina
_____________
22. Locución latina que se aplica a ciertas personas y situaciones, indicando que están a punto
de morir. Ejm. Cuando algunas parejas contraen matrimonio “in extremis”, al estar uno de
ellos a punto de morir, por lo cual la legislación acelera los trámites necesarios.
119
Guillermo Haro Lázaro
Las Figuras del Asesinato
a su antecesor millonario antes del prorrateo, para
apropiarse de las riquezas que ambicionaba con gran afán,
cuya existencia duradera de su bienhechor era óbice en el
deleite de todos los bienes alcanzables.
actos preparatorios con los medios idóneos que produzcan
la eficacia absoluta de la consumación del asesinato por
codicia, siendo esta una condición de necesidad subjetiva
que exige el delito.
De igual forma, incurren en el delito por codicia, los
sujetos que asesinan para posibilitar mejoría laboral, ello
conduce a adjudicarse fructíferas ganancias económicas,
vulnerando la vida de la víctima quien poseía tal categoría
profesional. Otro típico caso, sería el codicioso que en
actitud calculadora, asesina al cónyuge de una fémina,
para lograr el propósito de contraer nupcias con la viuda
del occiso, pues, de esa guisa podría asignarse el supuesto
derecho de acceso a la fortuna de la víctima. Del mismo
modo, alcanzará a los autores que maten para adueñarse
de reconocimientos o títulos honrosos que pertenecieron
al asesinado. Esta forma de asesinato se configura cuando
el sujeto activo mata con el fin de obtener de la víctima
una distinción honorífica, emblemática, galardonada o
trofeo, que le correspondía antes del crimen, referidos
precisamente a la premiación por los merecimientos
atribuidos en vida.
Es fundamental, que la codicia no desoriente su esencia
con la conducta típica del lucro, toda vez que, ello podría
desvirtuar su origen, porque el fondo criminal de esta
última mantiene su finalidad en asesinar para obtener un
provecho crematístico pagados por un maquinador. Sin
embargo, otra sería la posición de la codicia, ya que esta se
determinaría bajo rasgos peculiares de espiritualidad en el
autor fáctico, es decir, su propensión extremada al lucro.
De allí que, el asesinato por codicia, preserva un contenido
tuitivo idóneo, totalmente contrario al tipo penal del
lucro, para seguir el curso causal del móvil comisivo
que facilitaría la concreción del asesinato de la víctima
deseada.
Los presupuestos del tipo en la modalidad homicida
por codicia, suponen los elementos de comisión que el
codiciador se servirá de ello, para configurar el delito,
su excesiva vehemencia por cosas valiosas y bienes
dinerarios, son impulso esencial en la actuación criminal.
El móvil comisivo o raíz estimulante en la conducta del
autor, es otro factor básico que sirve para determinar
la causa suficiente del asesinato codicioso, ello admite
también, llevar la perpetración del hecho, siguiendo los
120
Ahora bien, con respecto a la modalidad de comisión
criminal, el autor encauza las acciones preparatorias
para su ejecución homicida, disponiendo de elementos de
agravación, contenidos en la pasión desordenada de un
hecho crematístico (perteneciente al dinero o producción
de riquezas), sin tener una valoración por la vida humana,
solo su fin codicioso que por su misma naturaleza homicida
llevaría al autor a encuadrar su delito y sería precisamente
determinante en la Ley penal, toda vez que los elementos
de motivación estarían estructurados en el delito por
móviles de codicia.
Debemos señalar que, el autor del hecho homicida actúa
121
Guillermo Haro Lázaro
a título de dolo directo, orientado al ánimo de matar con
extrema peligrosidad y sentimiento de desprecio por la vida
humana, ello se trata, que la causa del acto premeditado
provocaría consecuentemente la muerte de la víctima, y
por ende, conseguiría predominante beneficio pecuniario.
En este orden, la exuberante agravación pone de manifiesto,
aún más, si este codiciador del tipo, se vale de la producción
dineraria, para fundar el asesinato deseado de su objetivo.
Por eso, el autor material alcanza desproporcionadamente
la consumación homicida de su víctima, para los efectos
de enajenar el bien patrimonial, y satisfacer su propio
interés económico sin concernir la muerte de algún
testigo, porque solo, el deseo desenfrenado de asesinar
que revela este autor, podría bastar la determinación de su
desmedido propósito enriquecedor. Conforme a ello, como
lo hemos manifestado precedentemente, se debe establecer
dos formas constitutivas que se enlazan entre sí: el móvil
comisivo, que revela el interés económico, dirigido a la
intención homicida y el medio que radica en asesinar por
codicia, motivando una estrecha relación causal entre el
deseo desenfrenado por matar, para obtener una riqueza y
el resultado querido muerte de la víctima.
En realidad, la agravante se fundamenta con la mayor
perversidad e instintos de manera voluntaria que
desencadena el asesino, motivado por su acción criminal,
con la finalidad de conseguir ganancias o apropiándose de
posiciones que puedan suministrar ventajas patrimoniales23.
También es de precisar que la codicia en el asesinato, tiene
al móvil comisivo como una ventaja económica y un real
_____________
23. Creus, Carlos, Derecho Penal-Parte Especial, Tomo I, pág. 28, § 66, 6ta. Edición actualizada,
Editorial ASTREA, Buenos Aires-Argentina, 1997.
122
Las Figuras del Asesinato
incremento patrimonial, constituida en el ánimo de lucrar
sin medir proporción con la muerte de las personas.
Siendo relevante mencionar la posición del tratadista
Carlos Creus, donde afirma que: “basta con que éste obre
con la esperanza de obtener la ventaja, aunque no la logre y
aunque sea imposible en el caso concreto (p.ej., si el causante
a quien se espera heredar ha dilapidado su fortuna y lo
ignora el autor), puesto que igualmente se ha actuado por
codicia”24. Frente a este criterio, nuestra posición se
tornaría suficiente, sabiendo que la predisposición del
codiciador en el asesinato, revelaría aspiración vehemente
en la apropiación abundante de riqueza, aunque ella se
determine inalcanzable solo en la obtención de los bienes.
Pues la acción material es lo esencialmente primario en el
delito por codicia, aún, si no pudo concluirse el desarrollo
del apoderamiento patrimonial en el supuesto hecho. Por
lo expresado, todo asesinato que se comete siguiendo los
presupuestos de la codicia, implicaría la configuración
típica de la específica agravante, sin desviar su intención
dolosa, pues la causa de ello, tendría consecuencia en la
muerte del sujeto pasivo. Pero, también es de apreciarse,
el autor que no alcanzó la obtención del beneficio
exagerado de lucro como circunstancia de agravación,
esta podría modificar el tipo base para ser imputado solo
por el homicidio del sujeto pasivo, debiendo el juzgador
tener presente el fondo y modo en que concurrieron los
hechos, al momento de discernir la causa. Esto presupone,
un tratamiento sustancial en la disminución gradual de
culpabilidad del autor.
En una concepción más acertada, el asesinato por codicia,
_____________
24. Creus, ob. cit., p. 29, § 69.
123
Guillermo Haro Lázaro
es la conducta humana propiamente revestida de
características patológicas más insensible de perversidad
e inhumanidad, que exterioriza el codiciador con intenso
deseo de asesinar, tendente de pasiones desenfrenadas por
el dinero y en tanto, causal suficiente de toda maldad en
el tipo.
Seguidamente, todo autor codicioso persiste en la
comisión de su conducta criminal, dado que el impulso
crematístico es poderosamente inevitable en las acciones
que pretende determinar, el empleo de modos y formas
en el tipo penal hace de su acto avieso, capital suficiente
en el aprovechamiento de las circunstancias agravantes
para asegurar una mejor ejecución del delito y por tanto,
conseguir de su víctima los derechos y estimaciones
excepcionales, tales como: beneficios señalados, servicios
destacados, trabajos valiosos en cualquiera de los
aspectos profesionales, político, social, científico, artístico,
deportivo, económico, cultural y religioso, aún, si éstos
tienen carácter moral y material, sin importar el orden de
las compensaciones citadas.
Sin perjuicio de ello, en un análisis más profundo, es
apropiado equiparar la codicia con la semejante conducta
de “avaricia”, ya que se trata de otra expresión, que mantiene
analogía solo en algunas funciones y características de su
sentido jurídico, pero, es conveniente evidenciar también,
que codiciar y avariciar son terminologías disimiles en su
extensión juiciosa. Luego, podemos colegir según la REAL
ACADEMIA ESPAÑOLA, (RAE) Diccionario de la Lengua
Española, 22ª edición, que: “la codicia es el afán excesivo de
riquezas” y “la avaricia es el afán desordenado de poseer y
124
Las Figuras del Asesinato
adquirir riquezas para atesorarlas”.
Es manifiesto, que ambas voluntades decisivas mantienen
gran similitud en sus actitudes de entrega con absoluto
interés en el enriquecimiento, pues ello, se debe a la
abarcadora vehemencia que anhela cada sujeto para
alcanzar su causa determinante. Mientras que el codicioso
mantiene un afán excesivo por las riquezas sin intención
de atesorarlas, este avaro implicaría afán desordenado
en la posesión y adquisición de riquezas bajo imperiosa
necesidad de acumular lo atesorado. En realidad, la dualidad
conceptual se sitúa en la forma de cristalizar tales impulsos,
para aludir que los sujetos con actitud avarienta, responden
a la acumulación compulsiva de cualquier tipo de bienes
materiales, dinero, fortunas, opulencia y patrimonio,
sabiendo que su utilidad determinaría satisfacción,
interés o apetencia desmesurada, como: la disponibilidad
de cantidades arbitrariamente desproporcionada, bienes
económicos, así también, técnicas financieras (mercado,
racionamiento, reparto y otros.), pero lo más controvertido,
es que no permiten gastarlas ni compartirlas.
En efecto, quedaría demostrado la inexistente igualdad
entre ambos criterios, teniendo en consideración que, el
atesoramiento con el objeto de esconderlas y enriquecerse,
es sumamente distinto a la obtención excesiva de riquezas
como obra que exige las circunstancias de agravación para
constituir el tipo penal por codicia.
De la misma guisa, existe otro supuesto hecho inconexo,
que se manifiesta entre los asesinatos por codicia y por
lucro, la RAE, en este caso define también contenido preciso,
125
Guillermo Haro Lázaro
para conocer que, el lucro es la ganancia o provecho que
se saca de algo, ello asociado al tipo penal de asesinato,
indicaría su exacerbada agravación en la Ley penal.
Siendo así, se apreciaría entonces que las dos locuciones,
mantendrían fundamentos con indicativos sobre un
mismo fin provechoso. Pero, el acto lucrativo en el
asesinato, no solo precisa la condición agravada del
autor, sino también, del interés pecuniario moderado de
sus efectos, que contrastando con la codicia, se estimaría
disímil, únicamente en la opulenta cantidad profusa que
resulta de su crimen. Por eso, ello apremia un detalle
acucioso, que se examinará en la siguiente investigación
de la figura de lucro, además, contiene circunstancias
en la cual, el agente advierte la oportunidad de obtener
un provecho como motivación unilateral25. Es decir, que
este asesino peticionado, logra su propósito lucrativo en
respuesta de una estimulación para animarse e interesarse
en la acción criminal de otro. Quedando claro que, el uno y
el otro poseen un resultado crematístico, sin embargo, no
es lo mismo matar por lucro que asesinar por codicia.
En otra postura, los principios sustanciales del tipo del
injusto, son los presupuestos esenciales que utiliza el autor
en la ejecución criminal del tipo penal por codicia, siendo
requisito primordial que, a causa del acto resulte la muerte
de la víctima y en tanto, la consecución profusa de riquezas.
Luego, sobre la base de ello, las ansias de riqueza sería el
móvil del autor que hace prevalecer la obra homicida, y
por ende, es el estímulo que impulsaría el acto de matar,
_____________
25. Salinas Siccha, Ramiro. Derecho Penal. Parte Especial, pp. 36-37, Editorial “Grijley”, LimaPerú, 2013, Villavicencio Terreros, Felipe, Código Penal comentado, p. 289, Ed. Grijley, LimaPerú, 2001; Gálvez Villegas, Tomás Aladino y Rojas León, Ricardo César, Derecho Penal, Parte
especial, Tomo I, pp. 408-409, Jurista Editores, Lima-Perú, 2012.
126
Las Figuras del Asesinato
sabiendo que su conducta criminal se traduciría en
la conexión del juicio normativo para considerar la
imputación penal. Este juicio normativo, es aquel que
regula el comportamiento de las personas, perteneciente
al ánimo de lo que debe o debió ser dentro de su accionar,
reconociendo como ejemplo: lo ético, moral, las leyes y las
costumbres.
La antijuridicidad material, supone el acto típico fundado
en el encuadramiento legal del homicidio calificado por
codicia, la certeza suficiente de su conducta vinculada a
los elementos de tipicidad, servirían para estructurar la
comisión del delito. Por eso, es imprescindible admitir,
que la realización del hecho punible deba ejecutarse
con premeditación, alevosía y ventaja, entendiéndose la
compleja actuación planificada del autor, conociendo los
posibles efectos del acto y el aprovechamiento indebido de
su posición ventajosa. Pues, ello nos lleva a comprender,
que la voluntad imperante exteriorizada por el autor
son requeribles en los actos preparatorios, para buscar
empoderamiento de los bienes materiales o dinerarios, y a la
vez, encontrar beneficio económico propio, bajo sacrificio
homicida de su objetivo, sin ningún remordimiento por la
vida de los demás, aun, pudiendo inclinar su conducta a
la desaparición del objeto material de la acción, como el
acto más vil de su delito; con el fin único, de enajenar la
propiedad por un monto suscrito mediante instrumento
privado fraudulento, de manera tal, que alcance consumar
su apetito desmedido de lucro.
Entonces, por premeditación, alevosía y ventaja, en el
asesinato codicioso, debemos entender los elementos
127
Guillermo Haro Lázaro
sustanciales de la cual se vale el autor para orientar su
trama lucrativa, ello se sustenta que el acto premeditado
y alevoso, siempre coinciden en el hecho por codicia, ya
que, la maquinación intencional se lleva a cabo antes de
la perpetración homicida; y en este orden, la ventaja del
autor es la cautela para asegurar el beneficio que se obtiene
por la muerte de la víctima. En suma, todo ello constituiría
las circunstancias de agravación del delito acaecido, que
determina incremento esencial en la Ley penal.
El modo de ver el objeto de la investigación frente a los
hechos, nos lleva a considerar que los elementos subjetivos
del tipo regulados en la doctrina, permiten la motivación
del autor para establecer la presencia de su “propósito
especial” requerida en la figura examinada. De allí que, la
calificación legal de su conducta en el evento criminal, son
encauzados con la finalidad no sólo de obtener la muerte
de la víctima, sino más bien, de impulsar su voluntad para
encontrar satisfacción en la obra codiciosa.
En consecuencia, el actuar por codicia significa un hecho
circunstancial relativo al dolo, donde se obra solo de forma
irreflexiva y apasionada, dejando fluir el impulso criminal,
para poseer especialmente riquezas o bienes. Su conducta
inhumana, importa preponderancia fáctica sobre la vida
de otro, y ello atañe, precisamente la sustancia que funda el
tipo penal por codicia, en tanto que, este proceder ilegítimo,
adecuaría en la Ley penal, alcanzable punibilidad racional,
pues, no solo debe imperar el impuesto castigo del infractor
de quince años, sino más bien, tener en cuenta que la pena
privativa de la libertad podría sobrepasar también, según
prescripción del Artículo 29º del mismo Código penal.
128
Las Figuras del Asesinato
En realidad, el supuesto por codicia, hace predominar el
dolo del autor, tanto medio, modo y la situación afecta
(circunstancias), son aprovechados en lo antijurídico
para alcanzar y fortalecer el asesinato, el fin de ello, se
basa precisamente en constreñir un efecto eficaz de
muerte y abundancia de bienes patrimoniales. Siendo
así, la privación de la vida y el lucro causal, serían en el
caso concreto, factores determinantes de la causalidad
del supuesto de hecho legal, para relacionar los aspectos
de tipicidad, objetivo y subjetivo que constituye el delito.
En virtud del cual, el profesor Ricardo Núñez, opina al
respecto, que: la "codicia" se refiere a una característica
espiritual del autor, vale decir, a su inclinación exagerada
al lucro26. Pues, este criterio reafirmaría nuestra posición
frente a ello, para definir que la plena confianza del autor en
ella depositada, revelaría un rebasamiento de su conducta
material, con resultado abarcador de riquezas suficientes.
Para concluir, queda estable que, la codicia alude
especialmente a la personalidad aviesa del sujeto activo,
debido a la influencia de su etapa motivante, que evidencia
un modo fundamental en la muerte de otro. Por eso, este
codicioso asesino, mata con dominio de los hechos, sabiendo
que su comportamiento revestido de crueldad, encauzaría
el trayecto de su propósito lucrativo, entendiendo, que por
la muerte obtendría un beneficio crematístico apreciable.
Luego, contrario a ello, sería quien asesine por motivos
pasionales, sin preservar ambición codiciosa, para quedarse
solamente con la enviudada, situación insuficiente que no
se ajustaría al hecho por codicia. Finalmente, es admisible
____________
26. Núñez, Ricardo C. Derecho Penal argentino, Tomo I, pág. 65, Lerner Ediciones, CórdovaArgentina, 1961.
129
Guillermo Haro Lázaro
la tentativa en el tipo, ya que, podría darse el caso de
asesinato intentado por codicia, cuando solo alcance la
muerte del objetivo, pero, sin efecto lucrativo, o, también
que, siga el curso total ejecutivo del crimen, en la creencia
de la muerte, cuando no lo estaba.
§ 24. El asesinato por lucro
El tipo penal de asesinato por lucro, supone hoy, la muerte
injusta de otro, para obtener ganancia crematística no
profusa, perpetrada so acto directo del autor material. El
hecho punible, concurre cuando este asesino revela en su
proceder inicuo, forma inhumana de alcanzar provecho
económico, todo, mediante la muerte de su víctima, que
determino para su fin. Su accionar a título de dolo directo,
orienta el deseo de matar, por un precio que él mismo
designó con antelación al hecho, la vehemencia con que
apetece el dinero, también se manifiesta en la muerte que
causa a la víctima. Pues, la agravante del lucro, es para la
Ley, presupuesto esencial del delito, como es incluso, en
ese orden jurídico, la muerte del sujeto pasivo, pero, ello
tornaría insuficiente el acto de lucrar, sin el efecto homicida
resultante, o viceversa, ya que, existe razón imperante
en el trayecto del iter criminis, para realizar el delito. Es
de asentir, que ello estriba el curso factual del asesinato,
que va, desde la ideación perpetrante del autor, hasta la
consumación. La naturaleza lucro criminal del autor, hace
de la acción homicida de otros, fuente inevitable de negocio
o medio de recursos aprovechables, para servirse de su
víctima y en tanto, conseguir su objetivo, o satisfacción
lucrativa.
130
Las Figuras del Asesinato
El provecho que se saca de la muerte de otro, es un acto
ruin y despreciable, sabiendo que la prognosis anticipada
de la acción material del autor, se estribaría solo en
espolear su prominente interés. La idea de beneficiarse
con el crimen, nace de las urgentes necesidades de
solvencia dineraria, que su ego criminal le incita al deseo
de asesinar, sin embargo, puede también estimar, otros
de índole patrimonial, dado que el autor, encuentre
complacencia no exuberante, por lo que hace, sino de
sopesar el valor lucrativo de la víctima que este asigna para
su decidido objeto, sabiendo que el contenido material
que reviste consigo la víctima, fijaría importe preciso en
su perpetración. Por tal saber, esa ambición pecuniaria
considerable que trata de alcanzar el autor, comprendería
al igual que la codicia, aprovechamiento económico
propio, no solo por patrimonios que se procuran mediante
herencia familiar, sino que también, las que resulten del
usufructo de propiedades, inmuebles o bienes apreciables.
La revisión que se propicia, basada en la cuestión, debe
puntualizar en la destrucción de la vida, causa injustificada
de un provecho personal, pues, este sujeto, que extingue
vidas humanas por su motivación, puede proponer
también, muertes de víctimas con otros fines disimiles,
que este mismo planificó. Lo dicho, entonces, resultaría de
asesinar, de modo tal, que permita: heredar para apresurar
el usufructo, recibir el beneficio del seguro de vida, pero,
ello no dista que entre otros casos, se incluya además,
víctimas con trabazón de índole familiar o pasional. A
nuestro criterio, ese repertorio criminal que insinúa el
autor para tales fines, puede denotarse in extenso sin más,
en la consecución ventajosa, ya que solo alude a un hecho
concreto vituperable, sin ningún remordimiento por la
131
Guillermo Haro Lázaro
inclusión de su propio entorno en los hechos de lucro.
De allí, que la forma calificante del autor, supone
exacerbar la circunstancias de su accionar, que procede
so motivación psíquica determinante, pues, su conducta
lacerante y tendenciosa de ganancia moderada, tendría su
comisión en la muerte de otro, sobre todo, si pone por obra
el ofrecimiento criminal de cualquier ser humano, esto,
acaecido, sin ninguna contrición por la vida de los demás.
Este beneficio lucrativo, ganado a partir de la muerte de
otro, se ejecuta bajo autoría directa, manteniendo su fin
capital en la búsqueda de un provecho crematístico,
que el sujeto activo atribuyó a su propio ente de forma
trascendente, ello, procedente de su deseo por victimizar
todo aquello que se proponga, pero, el hecho más poderoso,
sería el fruto cruel obtenido de la muerte de un anciano,
una mujer o un incapaz.
Esta modalidad homicida, reviste gravedad extrema en
su esencia, el acto injusto del autor sobre la víctima, se
incita mediante beneficio fructífero, encaminado por
su comportamiento consciente y voluntario. El deseo
de matar que gratuitamente se carga el autor, se debe,
al acto motivador del provecho precedido para alcanzar
intensamente la muerte de su objetivo, y en tanto, la
concreción del delito. Los actos previsibles al desarrollo
de la consumación, se aplica básicamente por móviles de
lucro, que condiciona de forma voluntaria, la vinculación
entre los efectos homicidas, y el interés consecuentemente
pecuniario u otros de carácter evaluable. Es por eso que,
sobre la base de este fundamento, el comportamiento
humano del sujeto incriminado del delito, constituye una
132
Las Figuras del Asesinato
tipificación penal fijada en el Artículo 108º, inciso 1) del
Código Penal peruano, la afectación de su castigo, será
de quince años de pena privativa de la libertad y máxima
de 35 años, como lo determina el Artículo 29º del mismo
cuerpo legal.
Si nos preguntamos, de cara a tratar de diferenciar la
conducta de lucro, con el nuevo tipo penal de sicariato
(Art. 108º-C, CP), diremos enfáticamente que mantienen
similitud en algunos elementos descriptivos del tipo,
pero, sin efectos equivalentes. Mientras que el supuesto
del lucro, es el asesinato realizado por autoría directa,
para obtener beneficio propio, este último, es la muerte
por orden, encargo o acuerdo, para beneficio del autor
material. En ese mismo sentido, la disparidad real entre la
figura del lucro y la codicia, es que ambos acentúan por
un lado, la forma de asesinar a su víctima, para conquistar
el beneficio fructífero simple, y por el otro, un trayecto
característico espiritual del autor, pero, con total plétora
en su consecución opulenta, pues, ambos delitos serían
perpetrados por autoría directa.
Aquella guisa prudente, que mantiene el dogma básico del
“Corpus Juris”, desprende de su agravante, al imponente
asesino lucrativo del delito, con designio de autor directo,
según sostiene las reglas de la autoría, toda vez que, incumbe
también, al fundamento so orden axiológico jurídico,
necesariamente incidido por un modo circunstancial,
constituido en su estructura material, para recargar la pena
fundada en el lucro. Siguiendo este examen, el legislador
sostuvo con sabiduría, que tal imposición sustancial del
Artículo 108º, sería principio aprovechable, para adecuar
133
Guillermo Haro Lázaro
la peligrosa gama, que constituye la vigente concurrencia
de modalidades comisivas del delito, y sobre todo, alcanzar
esa serie de figuras, con rígido castigo.
De otro lado, atañe también pensar, que el lucro criminal
requiere hacedero discernimiento, máxime cuando el
autor, comporta su viable comisión factual, obrando con
intención o propósito radical, tanto en la persecución
directa del fin homicida, como el de sus efectos
aprovechables que atinó precedentemente en el proyecto
calculador, sin más, del objetivo opulento que mostró en
mente, será pues, su ventaja productiva. Por eso, el análisis
que se aplica a este delito coetáneo, es determinante, sobre
todo, si las virtudes abyectas que aflora el autor en su
proceder, suponen asechanza accesoria en su conducta,
que se torna sine qua non, para el logro apremiante del
delito, por lo tanto, siendo así, la decisión ejecutiva y la
disposición para matar, sería entonces, elementos vitales
para la contravención que se persigue. Luego, mediante
ese artificio y otros de naturaleza perjudicable, importaría
arreglo tal, para encuadrar anexidad entre la muerte que
se propuso y su propio interés económico, como finalidad
concluyente.
En una contribución antagónico, es insostenible que
otras condiciones participativas, de índole cooperante se
promuevan, dado que toda actuación concertante entre dos
o más sujetos, solo se insertarían en el crimen organizado,
por lo que, no tendría vinculación suficiente con respecto
al crimen por lucro, pero, sin embargo, este alcanzaría en
grado sumo, a la figura de sicariato. Es de advertir, que el
rol criminal acreditado del autor, se ciñe a la búsqueda de
134
Las Figuras del Asesinato
su útil retribución, mediante el cauce homicida que
se propuso. Ello, indica el desempeño individual, que
exterioriza en su actuar comisivo, desde el rudimento de
los hechos, hasta su objetivo lucro criminal. La forma de
autoría del asesino, que aquí se prioriza sin intermediario,
es la modalidad directa, entonces también, el dolo de
matar (ánimus necandi), debe darse, con más empuje en el
delito, toda vez, que su intensión por conocer y querer la
muerte de otro, hacen de su actitud la consecución de sus
efectos, dirigidos al logro de lo que se quiere procurar o
ambicionar.
Los asesinos lucrativos del delito, hoy, aparecen como
armas letales en escena, las acciones que persiguen de
modo eficaz, debe coincidir, en matar a otro por beneficio
independiente, sabiendo que por esa vía que proyectó,
obtendría ganancia o provecho lucrativo en tiempo real.
El estipendio, que pretende ostentar el autor, por la muerte
deseada con vehemencia, sería dirigido sin más, por
voluntad propia, que de manera motivante existen ex ante
de la obra, del fenómeno lucrativo. Esto es, en primer lugar,
que el ventajoso homicida, orientado a la transducción
de su vivencia psíquica ya planeada, obedece al estímulo
y motivo crematístico agravado, que impulsaría gran
avance en la acción material, la cuestión es, que de su
psique se crea la implicancia de su acción sobre la víctima
y el resultado dinerario que ella dejaría. Ya que, por el
instruido saber, se determina al avivado autor, como el
servidor homicida de sus propios intereses, pero, a costa
de cualquier víctima adinerada. Pues, ese emolumento
aprovechable que precisa este autor, sería evidentemente,
el punto supremo del móvil comisivo, que induciría a la
135
Guillermo Haro Lázaro
consumación total del delito, dado que, para ultimar a la
víctima, es perentorio la facultad de su apropiada autoría, y
a partir de ello, actuar en correspondencia a su conciencia
criminal.
Este juicio sustancial, que deriva del aseguramiento
pecuniario personal bajo muerte, determinaría la razón
peligrosa del autor directo, pues, este medio empleado
para alcanzar el asesinato por lucro, es el que se deduce de
nuestra legislación penal, como única figura calificada de
agravación. El requisito fundamental que requiere el autor,
para constituir la agravante, no solo se basa en preparar o
disponer con habilidad el acercamiento con la víctima, y
en tanto alcanzar el provecho, sino más bien, ello, requiere
actuar con ánimo lucro criminal. Entendiendo que la
peligrosidad del autor, es solo complemento de su actuar,
que reviste siempre su acostumbrada conducta homicida.
En suma, el principio razonable de la agravante, reside
pues, en apoderarse del bien mediante la muerte de una
persona humana, pero, el propósito criminal planeado en
la psique del autor, no constituiría presupuesto de peligro
en la cuestión, dado que, solo establece deseo de ejecutar,
y por ende, determina únicamente acto preparatorio del
delito. Igual forma, se relaciona al imaginario propósito
de apoderamiento del emolumento, pues este momento
no precisa sumo interés para la Ley, puesto que, todo acto
fantástico en la psicología del autor ex ante del hecho
punitivo, sería acto baladí, pero, lo capital del su plan, no
es, como lo llevaría a cabo, sino más bien, que forma de
matar desataría el autor, obcecado por el lucro en su acción
136
Las Figuras del Asesinato
nefasta. Por cierto, la Ley, frente al usufructo que se obtuvo
del crimen, no precisa monto profuso, solo moderado, ya
que la cantidad pletórica de fortuna, alcanzaría sin duda, la
codicia. En ese curso, también se estimaría decisivo, que la
víctima preferida por el autor, ostente condición inevitable
de patrimonios, debiendo este estimularse por ello, para
alcanzar calificación idónea en su perpetración material,
además, la acción trascendental que solo busca la Ley, es
la ejecución mediante el móvil de lucro. Sin embargo, la
posición de su acto criminal, tendría su finalidad en el
estímulo remunerativo, sabiendo que al rematar su obra
deseada se apoderaría del lucro. Pues lo cierto es, que
ello, debe coincidir, en que el lucro, produciría el curso
homicida a seguir como causa de su plan reprochable,
y esto representaría, símbolo del acto motivacional,
necesarios para los efectos del fin buscado.
La adopción ejecutiva del lucro que predispone el homicida,
se exterioriza con vil sentir criminal y desprecio por la vida
humana, su satisfacción de causa material, se orienta al
cumplimiento del estímulo, que se resume en la conquista
ganancial. De ello, se tiene que el resultado lesivo del bien
jurídico de otro, planificado antes del fenómeno delictivo,
sería motivo determinante para ese provecho crematístico,
pues, si bien, todo incumbe a la actuación ideológica del
autor, como se alegó anteriormente, entonces, ello daría
lugar a la construcción factual de su estrategia criminal,
estructurada en precipitar el hecho punible, con excesiva
minuciosidad en la forma de realizar el delito, es decir,
llevado a cabo detenidamente, de modo tal, que logre una
muerte precisa, ya que su acto fijado en el interés de manera
individual, sería conducente en el asesinato de una vida
137
Guillermo Haro Lázaro
tutelada.
Por tal trascendencia primaria, ello no solo se trata de un
sencillo afán homicida para lucrar con la vida de otro,
sino, que lo indigno del autor es, el instinto dañoso, que
exterioriza con poder ejecutante sobre su víctima, tan
solo por dinero, pues, ese modo criminoso encaminado, es
exactamente el reafirmante que embarga indignación, por
el sacrificio de la vida. La estimativa pecuniaria final que se
impuso este autor, como retribución por el crimen obrado,
en congruencia lógica, no sería ajeno en sentido símil, al
comportamiento del autor codicioso. Porque más cruel,
es aquel que encierra maldad en el estado de ánimo, para
utilizarlo en lo discurrido, que el propio asesino, que mata
con displicencia, sin tirria, ni repugnancia, o desprecio.
Este autor directo o material, como impulsador del
crimen es el realizador del asesinato de esa vida humana,
no mantiene motivo alguno para ejercer el camino de
muerte contra la víctima, solo actúa a título de dolo
directo indeliberando su voluntad por móviles de lucro,
los sentimientos en el momento preciso de la ejecución
homicida, carecen de odio o rencor. Además, es el que
ejerce influencia sobre sus propias exigencias, para actuar
con premura en respuesta del móvil por lucro que este
mismo se adjudicó. También, esta configuración delictiva
se funda desde el acuerdo psíquico que mantuvo en su ser,
hasta la concreción del negocio que construyó y se obligó
a cumplir, por eso, este asesino del delito, imputado hoy
como el “homicida aprovechado” recibe su propio beneficio
a causa de la muerte, que premedito con antelación.
138
Las Figuras del Asesinato
Así, pues, aunque no se precise de manera expresa e
independiente, en la disposición legal de las circunstancias
de la acción típica, del Artículo 108º inciso 1), de nuestra
Ley punitiva, queda sobrentendido, la dicción “(…) el que
mate a otro por lucro (…)”, para denominar solo al autor
directo o asesino (el que mate), y la víctima (a otro), pero, al
referir la terminación “por lucro”, ello, debe comprender
toda causa provechosa que se origina de la psique personal
avivado por su voluntad criminal hacia el lucro. Por lo
tanto, la sinopsis pondría de manifiesto, que el móvil del
hecho punible se funda en la consecución o logro del
beneficio que se pretende, sirviendo ello, a propósito para
tales efectos de cumplir el fin criminal.
La implicancia del sujeto activo en el hecho lucrativo,
indica específicamente su condición de autor, acreditado
en su persona como el causante de la actuación directa,
dado que, su aporte criminal, es elemento suficiente
para orientar la consumación del delito. Bien se conoce,
que la Ley penal, contribuye en la información esencial,
respecto de la categoría basadas en la muerte lucrativa,
no obstante, la forma individualizada del concurrente
para este tipo penal, mantiene relevancia primordial en
la causa criminal, sobre las cuales vinculamos, al autor
material o directo del hecho. Su calidad de causante y
los diferentes modos de estructurar la perpetración en el
ilícito punible, se distingue objetiva y subjetivamente, con
arreglo al curso de su voluntad homicida, incitado por el
lucro. Luego, en ese orden jurídico instituido, podemos
distinguir el alcance siguiente:
a)
El autor material o directo del asesinato por lucro
139
Guillermo Haro Lázaro
Debemos entender por autor material del delito de
asesinato lucrativo, al sujeto que realiza la acción
directa del asesinato, mediante plan inicuo con
intención lucro criminal aprovechable, decidido
a encaminar de manera individual, la destrucción
injusta de la vida protegida de otro y la consecución
del bien crematístico. Su actuación bajo prognosis del
hecho punible, facilitaría la incurrencia para adecuar
su conducta en contra de la víctima y alcanzar el
apoderamiento del lucro. Por último, es el ejecutor
del asesinato, que a causa de su elaboración planeada,
puede obtener una compensación económica, que
este decidió fijarse por esa muerte, durante los hechos
preparatorios. Sin más, es el sujeto activo del delito, que
posibilita su finalidad al provecho dinerario, de cara a
concluir su propósito criminal.
Pues, de lo que se colige, este notable fundamento sustancial,
sería la validación afincable, que mantendría este autor de
la causa, en razón, a que su facultad intencional, tiene su
manifestación en el acercamiento de personas para crear
un acto independientemente compulsivo de su estímulo
por el dinero, para beneficio propio. Todo ello, dirigido al
propósito criminal, para fijar independencia sumamente
imperiosa, entre la acción homicida y los efectos resultantes
que se buscan con el lucro.
En virtud del cual, la Ley penal peruana que se imparte
hoy, ha incorporado sabiduría en su precepto eminente,
sobre todo, del principio de “autoría”, que se estima idóneo,
para reforzar nuestra postura. De esta manera, es básico
descollar la forma de intervención voluntaria sine qua non,
140
Las Figuras del Asesinato
que se encuentra en el contenido material de la acción
punible, de acuerdo al siguiente orden normativo:
a) LA AUTORÍA
“Artículo 23º del CP.- El que realiza por sí (…) el hecho
punible (…) será reprimido con la pena establecida para
esta infracción”. (…)
Quedando claro entonces, que la notoriedad de las
afirmaciones vertidas, se desprenden de disposiciones
jurídicas emanadas legítimamente, para validar el
examen planteado, toda vez que, los efectos establecidos
fundamentalmente determinan al autor como el
quebrantador del delito. En tanto, la denominada
actuación directa, constituiría ajuste juicioso de la Ley
en vigor, que abarcaría intrínsecamente una autoría
objetivamente reconocida, para predominar el criterio de
lo legislado, pues, en ella, revela enfáticamente al autor
que configura el hecho punible, conocido como aquél que
domina su propia acción típica. Esto profundiza aún más,
ya que la teoría coetánea del dominio del hecho, ratificaría
la posición criminal del autor que mantiene tal facultad
fáctica y en consecuencia, es el que estructura la acción
de forma adecuada, pues, este reconoce que tiene esa
disposición real en su poder. De allí, que el autor del delito
por lucro, ofrecerá una voluntad criminal directa en el
curso de su acción, pero, ello admite imperiosa imposición
de la Ley, para ser alcanzado por su condición de tal, en el
hecho punible.
141
Guillermo Haro Lázaro
§ 25. Agravación de la acción por lucro
El fundamento del castigo rigurosamente grave, se
encuentra en el mayor reproche que merece quien
mata por un puro interés27. Pues, frente a ello, se adujo
precedentemente, que no solo trata de censuras extremas
en la forma de conseguir ganancia bajo ánimo de matar a
otro, sino, que la trama seguida desde la acción hasta su
resultado por el autor directo, lograría también peligro
en grado sumo, que regula el tipo penal de asesinato por
lucro. La sustancia del elemento accidental, que anexa
el homicidio calificado por lucro, constituye gravedad
máxima en su perpetración criminal. El estímulo para
incurrir en esta modalidad circunstancial del delito,
tiene su origen en el beneficio económico del lucro, dado
que, el arreglo gratuito para alcanzar mediante sus ideas
criminales, que planificó el autor directo con antelación
al hecho punible, sirvió de base para encaminar su delito.
La maniobra del dominante lucro homicida, es aflorada
por el asesino que busca su propio beneficio, la aceptación
de vil actor del iter criminis, supone modo determinante
para asumir la muerte injusta de otro, y la consecución de
una cantidad crematística no copiosa. Como ya es sabido,
este ejecutor, revela apetencia por la muerte de su objetivo,
conduce también, el proceder criminal sobre la base de su
proyección antelada, eso dirige a que de manera consciente
y voluntaria admite el rol ejecutivo sobre el sujeto pasivo,
so monto pecuniario que se atribuyó. Respecto del valor
monetario o precio ya examinado, este puede fijar cantidad
exigua y no cuantiosa, dado que, se tornaría banal, sin
_____________
27. González Rus, Juan José, El homicidio y sus formas, en curso de Derecho Penal español,
Tomo I, pág. 69, Editorial Marcial Pons, Madrid-España, 1996.
142
Las Figuras del Asesinato
modificar la culpabilidad del ejecutor.
En realidad, es de acentuar que, en el acto consumativo,
el propio ejecutor mata sin sentir deploraciones. Pues, la
Ley, ante tal conjetura, considera que el estado motivador
por el lucro que le precede al autor directo, sería fuerza
esencial en la manifestación de su intensión criminal, bajo
conveniencia ideal propias del autor, pero, aquello, debe
siempre incluir para sus efectos, fruto compensatorio
dinerario, y por esa vía, también el brote de la agravante.
En esta percepción, puede el autor directo entonces,
actuar en la creencia que su asesinato será reconocido
y recompensado, solo cuando concluya el delito que
él se designó, visto que, pudo prever con anticipación,
posibles situaciones frustrantes, que haya generado cierta
inestabilidad en su conducta. Lo que colegiría, deducción
trivial en las pautas vertidas, que hacen inalcanzable la
calificante de agravación por lucro.
Por eso, la imperiosa gravedad del hecho, reside en la
exigencia propia del lucro, toda vez que, en ella asegure la
muerte recompensada, conociendo que el autor del acto
directo, conlleva ambiciones en su propósito criminal.
Esto asiente, que el rol representativo discernido del acto,
se encuentra subsumido en los actos preparatorios. Sin
duda, los preclaros fundamentos del usufructo ex post,
debe imperar en el ejecutor, accidente predominante
de su comisión material, ello, importaría intervención
independiente, en la orientación para el cumplimiento de
la muerte, y hacerse dueño de la ganancia que se prometió.
Otro aspecto esencial, es que el fondo de su intencionalidad,
ha de ser, un patrón criminal con fines de lucro, estimando
143
Guillermo Haro Lázaro
que, la base de su naturaleza pecuniaria, se estructura en
el interior del beneficio remuneratorio obtenido. Además,
la ventaja que alcanza el autor directo, no atribuye causa
originada por la muerte de la víctima, sino que ello, se
debe más bien, al insensible acto de asesinar, dado que,
su indolente forma y frialdad de producir la muerte, es lo
que se torna primordial. Pues, un caso insuficiente sería,
que la víctima muera de infarto, sin que su ejecutor lo
haya perpetrado, solo para lograr el beneficio pecuniario
ambicionado.
Si bien la Ley, requiere para la estructuración del asesinato
por lucro, un provecho económico que promete ganancia,
para el sujeto activo, y concluya en una causa material,
ello entonces, presupone las circunstancias peligrosas que
se encuentran en el lucro. Determinando según análisis
preciso, el lucro al que alude la Ley en su precepto, es sin
duda alguna, la figura que representa el “beneficio cruel”,
del propio autor directo. De ese modo, debe reconocerse
que, al proferirse del asesinato por lucro, estaremos ante un
hecho punible aprovechado por su ejecutor, que coincide
como autor beneficiado por su acción. Es el que se incita a la
promesa de su propia ganancia por la muerte de otro, y en
definitiva se precisa como el que, dolosamente determina
el crimen de forma individual, con lucidez para obrar y
consciente de sus efectos, desde la iniciación de sus ideas
criminales en la psique, hasta la consumación total de
los hechos, siendo así, entonces, este autor incrementaría
gravemente su castigo, como mandato de reprensión por
su acción abyecta, ante la Ley.
Las Figuras del Asesinato
inserta en el Derecho penal, la formalidad técnico jurídico,
que detalla la posición del asesino o autor directo de cara al
supuesto de muerte por lucro. Pues, este acto antijurídico
ilustrado, se transforma en una modalidad perpetrante
lucro criminal, de intereses propio del sujeto activo, que
sólo persigue con afán el asesinato de la víctima designada
por el mismo ejecutor, delito que, alcanzaría origen en
la agravante, sin desconocer a propósito de su calidad
de autor directo. Lo real es, que la agravante atiende
puntualmente a hechos crematísticos de índole homicida,
el objeto debe siempre dimanar por causalidad concreta,
un acto independiente, proyectado al hecho punitivo.
En otras palabras, entender que el solo plan con fines de
matar para lucrar, ideado por el sujeto activo, atribuye
un acto preliminar que ante la Ley penal carecería de
condena, en razón, a que todo acto preparatorio ex ante
del hecho, debe necesariamente seguir ex post, los efectos
de resultado material, para considerar su configuración
penal. Sin embargo, es imprescindible que, el asesinato por
interés, encuentre la realización de la acción consumativa
en la muerte, pero, no en la ganancia que obtendría por
esa muerte. La auténtica perpetración empieza, cuando el
autor pone de manifiesto los actos ejecutivos del asesinato,
y no en las acciones preparatorias.
Por último, el vínculo causal para este delito, reside en el
interés de matar por precio (móvil) y la muerte ejecutada
como efecto resultante (medio). La tentativa del asesinato
por lucro, se admite, toda vez que, el medio encaminado,
posibilite eficazmente el propósito consumativo del crimen
ideado por el autor.
Finalmente, el estudio prolijo del delito en tratamiento, se
144
145
Guillermo Haro Lázaro
Las Figuras del Asesinato
§ 26. Factores del beneficio económico en el asesinato
por lucro
se obtiene utilidad o provecho después del acto criminal, y,
la firmeza de su persecución atañe a la Ley penal.
En el asesinato por lucro, la concurrencia de factores
primarios del tipo, se determinan factibles, tanto la acción
como el resultado, la existencia del fruto o beneficio, como
componente sustancial del hecho, es apremiante en la
estructuración del delito. Su proposición personal y el
desenlace fatal, se desprenden de lo planificado por el autor,
ya que, el fin principal es obtener el beneficio económico
deseado, pero, este debe imponer que se consiga mediante
la muerte de otro. Pues, este beneficio que se alude, no solo
puede ser determinante para la configuración del asesinato,
sino que además, considere al autor directo, beneficiario
como causa de su acción criminal premeditada. Siendo así,
ello, puede detallarse en el siguiente orden:
En la figura de asesinato por lucro, impera siempre la
ganancia o provecho remunerativo obtenidos por el autor
como resultado pleno del asesinato de la víctima, pues, esa
consecución ventajosa de sus intereses, sería precisamente
el acto determinante en la consumación homicida. La Ley,
de cara al supuesto de lucro, germinaría su persecución
penal, para encontrar la transgresión homicida del autor
por móviles del lucro, acto motivante que constituye
gravedad en el hecho, pues, ese proyecto causante del
crimen, es el que pretende encaminar este asesino, pese a
lo regulado por la Ley, se obliga aun así, continuar hasta
su final ambición, con premura a perpetrarla, porque ello,
es debido al poder sumo del estímulo y la motivación, que
revela fuerza en el provecho económico del monto relativo,
este acto entonces, liberaría un deseo desenfrenado en el
autor, solo por el dinero, y no, por la propia muerte. En
tal deducción, se definiría como un sujeto carente de
sentimiento, frío y calculador, que mata únicamente por
el logro de su propósito beneficiador. Por eso, los efectos
resultantes del lucro, que se aluden por la muerte (el
beneficio), será precisamente la forma agravante descritas
en la Ley, y en tanto, concluyente para encuadrar la
conducta punible del lucro.
a. El beneficio o provecho determinante del asesinato
b. El autor como beneficiario de la muerte ocasionada
a) El beneficio o provecho determinante del asesinato
Es conveniente, para mejor discernimiento del tema,
comprender por beneficio propio en el delito por lucro,
todo bien relativo, que se produce o recibe como causa de
muerte, siendo este bien satisfactorio, de utilidad necesaria
para el asesino. Así, puede colegirse también, como el
provecho o remuneración material, por la obra criminal
realizada. Bajo este examen, el beneficio en un criterio
positivo, supone el principio fundamental y determinante
del delito, es el móvil que exacerba gravemente las
circunstancias cometidas por el autor. Del beneficio o lucro,
146
Sin más, el provecho lucrativo que procura el ejecutor, es
la razón juiciosa para fundamentar la acción grave, ex post
del asesinato. Sin embargo, a nuestro entender, esa muerte
producida por el autor, fue considerada como la traba
que impedía el camino hacia el resultado beneficioso ya
147
Guillermo Haro Lázaro
Las Figuras del Asesinato
planificado, el cual hace necesario su exterminio,
sabiendo que por ese curso, sería aprovechable alcanzar
el lucro que buscaba. Por último, el bien apoderable, debe
derivar también de elementos materiales, como se dijo
en inicios del tema, pudiendo ser estos, tanto muebles
como inmuebles. Los bienes muebles, serán el pecunio o la
herencia dineraria parentelar, es decir, los de fácil acceso
y traslado para el asesino, los bienes inmuebles, se atribuye
a casas y terrenos, donde la venta o transacción de estas,
dejaría fructíferos dividendos. Pues el aprovechamiento
de estos bienes, podría estimarse entonces, algo parecido
al delito de robo Artículo 188º CP, pero, no igual, dado que
su acción la dirige “al apoderamiento ilegítimo del bien (…)
ajeno para aprovecharse de él sustrayéndolo del lugar en que
se encuentra, empleando violencia contra la persona (…)”. De
modo similar, en la figura del lucro, el autor se apodera del
bien crematístico, para buscar aprovecharse, empleando
medios que por su eficacia hacen posible la muerte de otro,
siendo necesario este cauce de resultado criminal en el
logro de su configuración penal.
víctima. Su protagonismo en el hecho homicida, acarrea
no solo la conquista económica de su propio interés,
sino más bien se le reconoce como el autor favorecido o
adjudicatario en lo crematístico, que resultó de la muerte
planificada con antelación. Este beneficiario de la muerte,
opta siempre por víctimas con poder adquisitivo relativo,
pudiendo ser incluso su cónyuge, pareja, conviviente o
una amiga, abarcando ello, el plano sentimental, pues,
otras categorías también se presentan con gran similitud
en los sujetos perpetrados del tipo penal por codicia, pero,
sin profusión de riquezas. En conclusión, para llegar a esta
fase del delito, es evidente que el sujeto activo, debió seguir
definitivamente el curso del iter criminis, sin encontrar
dificultad alguna en su perpetración criminal, pues, como
se manifestó de forma precedente, esta actuación homicida
que se ha encaminado con eficacia, se subsumiría entonces,
en la culpabilidad suficiente, para alcanzar la agravante
en calidad acreditable de autor directo del homicidio
calificado en la modalidad de lucro, todo ello, en respuesta
de su actuación voluntaria en el hecho homicida.
b) El autor como beneficiario de la muerte ocasionada
La concurrencia de la circunstancia por lucro, comprendida
en la Ley, supone un hecho concreto, en el plan del propio
beneficio económico del autor a causa del asesinato de
otro, pues, aquí no existe pago por terceros, sino solo, el
beneficio que el autor directo obtendrá por aquella muerte,
a propósito de su plan ideado. Pues, la voluntad de su
proyecto ambicioso y el deseo de apoderarse del dinero de
la víctima, no son presupuestos de tipicidad, sino más bien,
estas se consideran deseos in concreto, ya que solamente
aportan inclinación vehemente del crimen. Propiamente,
la norma no legisla esta figura en base al sentir del autor,
Es requerible, para el tipo penal lucrativo, la intervención
homicida de un autor directo, su concurrencia en el delito
es vital, dado que, la esencia criminal de su conducta
manifestada en el hecho punible, obedece al ejecutor de
la muerte por lucro. La peligrosidad de su acto inhumano,
alcanza gravedad exacerbada, en el cumplimiento de su
plan homicida remunerado, la ganancia o el provecho
dinerario, son su mayor afán, pues la muerte que realiza,
es perpetrada sin sentir conmiseración por la vida de su
148
149
Guillermo Haro Lázaro
sino, ello debe basarse en su acción determinante, para
conseguir provecho lucrativo mediante la muerte de otro.
El término lucro empleado por nuestro código es más lato,
que los términos "precio" o "promesa remuneratoria" que
emplean otras normativas. No obstante, el asesinato por
lucro se traduce en el medio para complacer el interés
económico del ejecutor, y por ende, se subsume en dos
elementos constitutivos vinculados entre sí, mientras que
el móvil, es el motivador del interés económico y estímulo
esencial en la muerte de la víctima, el medio fijará la
muerte por el beneficio lucrativo, de forma tal, que se
presente la relación de causalidad entre el interés de matar
por lucro y la ejecución de la muerte como resolución
deseada. Dicho esto, el asesinato bajo móvil de lucro,
nos lleva a comprender un proceder criminal ejercido
so “animus lucri faciendi gratia” que significa, considerar
como propósito de enriquecimiento, ganancia económica,
provecho o ventaja, para determinar la actuación especial
del autor material.
En consecuencia, a los principios jurídicos examinados, se
reconoce que existe gran controversia en el tratamiento
del delito respecto del acto ejecutivo y específico del autor
directo; pero, como podemos ver, nuestra labor como
juristas en la investigación de las ciencias del derecho
penal, no sólo consiste en la elaboración de un tratamiento
sólido y eficaz del delito, sino, que permita al juzgador
tener un alcance real de las herramientas adecuadas en
los supuestos de lucro, a fin de poder aplicar con mucha
coherencia una actuación procesal impecable.
150
Las Figuras del Asesinato
§ 27. El asesinato por lucro en grado de tentativa
El crimen por lucro también admite la tentativa, la Ley
exige para configurar su tipificación, que el autor directo,
siga el curso homicida absolutamente integro por voluntad
propia, dado que el medio empleado haría posible por su
eficacia, la consumación del asesinato. Siendo que, por
situaciones impropias a la voluntad del autor, se frustra
la consumación homicida y esta víctima no muere en el
suceso de la fase final. Bajo este aserto jurídico, la tentativa
abarcaría formas disímiles en su frustración homicida,
que comprende un delito malogrado en el intento, sin
encontrar efectos resultantes en la materialidad del delito
que se deseaba perseguir, pues en este acto sin corolario
criminal, el autor encontraría grado tal de culpabilidad,
alcanzando solo penalidad menor, determinada por el
juzgador de la causa, ya que, sus secuelas ejecutadas no
alcanzaron el deceso de la víctima o si logró la perpetración
homicida, el caído no murió.
Conforme a ello, vale decir que, con los actos ejecutivos
previos a la realización del asesinato, se funda la acción de
matar del autor, pero, sin lograr la muerte del sujeto pasivo,
lo que estribaría grado sumo, para atañer máxime en el tipo
base del delito. Siendo así, la acción homicida del ejecutor,
infligido por voluntad propia, constituye el curso criminal
que determinaría su perpetración, como auténtico autor
material del hecho. Pues, este autor directo, no tomo en
consideración las causas imprevisibles del intento doloso,
que a toda luz tendría solamente competencia en el delito
interrumpido.
151
Guillermo Haro Lázaro
Concluyendo, es requerible que el supuesto tentado de
asesinato por lucro, abarque las acciones sucesivas del
delito, que obedece a las fases seguidas en el iter criminis,
ello, añadido, complementaría el concepto capital, para fijar
la tentativa acabada, toda vez, que la obra encaminada por
el autor directo, sigue el curso criminal externo que la Ley
exige, sin efectos resultantes en su producción material. La
frustración específica, en respuesta del propósito criminal
seguido por el autor material, señala causa malograda o no
lograda, respecto de su resultado final. Entendiendo, que su
afán primario por el lucro, encaminaría su acto, sin prever
el surgimiento inidóneo en la muerte intentada. Además,
la voluntad y el deseo de asesinar, bajo empleo de medios
idóneos en el brote del evento, fueron revelados con un
solo objetivo homicida. Pues, de ello, existe convicción
plena, ya que, si los resultados que pretendió alcanzar
el ejecutor del hecho, no concretaron su intención lucro
criminal, entonces, es de evidenciar la manifestación de
otra figura penal imprevista, en respuesta solo hasta los
efectos intentados que logro, y al no revelar producción
homicida, tampoco puede haber apoderamiento de lucro.
Por tanto, este fundamento, nos hace comprender que
produjo una dicotomía opuesta entre la frustración y el
delito mismo, porque mientras el delito por lucro se llevó
a cabo hasta la parte subjetiva, la tentativa del delito,
siguió pero no culmino lo subjetivo. Es de manifiesto, que
la disimilitud estriba en la intencionalidad del ejecutor,
y, es exactamente la que pretende diferenciar el supuesto
de lucro, pues ello, a propósito, también alude a la parte
objetiva.
En este sentido, el grado calificador del juzgador de cara a
152
Las Figuras del Asesinato
la tentativa terminada, aplicaría disminución prudencial
de la sanción penal, dado el peligro inherente al intento y
el nivel de ejecución alcanzado.
§ 28. El desistimiento del ejecutor en el asesinato por
lucro
La dogmática penal peruana, en su Artículo 18º,
contempla el desistimiento voluntario del ejecutor, lo que
oportunamente correspondería a la renuncia de proseguir
con su voluntad criminal que había iniciado, pudiendo
determinar suspensión, en un punto de equilibrio ex post
a los actos preparatorios, sin efecto homicida. Ello, debido
tal vez en sentido figurado, a una rectificación voluntaria,
que fluyo en el comportamiento del autor, para inhibirse
del curso homicida de la víctima, por causa estimulante
del móvil lucrativo. Así, se tiene también, la imposibilidad
de ejecutar o conseguir los actos ejecutivos, previos a la
consumación de la víctima. Sin embargo, el proyecto
lucrativo que planificó el autor, con antelación mediante
muerte de otro, fue decisivo para encauzar el delito, toda
vez que, constituiría forma punible distinta, solo, si la
deliberación reflexiva de las consecuencias fácticas, no
pretenda alcanzar suficiencia material.
La acción y el resultado, de la abdicación potestativa
en la continuidad y producción material del autor,
debe comprenderse, como la interrupción por motivos
impropios a su voluntad. Pues, sobre el desistimiento
voluntario de proseguir con la acción ejecutiva del delito,
la Ley es precisa, ya que, esta aflora a partir de los actos
previos a la realización del asesinato, es decir después de la
153
Guillermo Haro Lázaro
previsión intencional de los actos preliminares, que
condujeron a la meditabunda reflexión del autor. Siendo de
esa guisa, el arrepentimiento persistente de su rol material,
impediría entonces, que se produzca el resultado homicida,
y por ende, se construya solo un cauce enmarañado de su
conducta. Infiriendo así, castigo inevitable de la Ley para
el sujeto activo, únicamente hasta las acciones ejercidas
por voluntad propia, aun aquellas que, revistan gravedad
o erija cualquier modo de índole penal.
En efecto, el arrepentimiento provocado por el asesino,
descubre sólido fundamento en la decisión que su criterio
frustrante le impone, ya que, en su condición de autor
directo del crimen, es inaceptable, atribuir la abstención
de su acto a la conciencia moral. Piénsese, que ello es
contradictorio, porque la amoralidad en los asesinos es
inmutable, y en definitiva, adolece de percepción real de
ética alguna, pues, por eso, no intuye en su ser la conciencia
moral.
Así, de las críticas controvertidas, también se aduce que,
esas formas inidóneas de ejecución, serían causa alcanzada
por el desistir espontáneo del autor. Ello, no dista que
la peligrosidad, originada ex ante, dicho justamente de
la misma voluntad propia del ejecutor, con facultad al
entendimiento de su delito, pudiera estimar suma gravedad
en el curso criminal. Empero, se puede asentir, que la
conducta sobre el cual alude este autor, tuvo su “esencia
penal” en la trama emprendida, hacia la muerte por lucro.
Lo que pretendería, hacer idóneo en sus inicios, para
diseminar su obra bajo cálculo causal, sería inadecuado,
entonces, al emplear otra técnica extraordinaria contrarias
154
Las Figuras del Asesinato
a la Ley en la corriente criminal, ya que, el recorrido que
sigue dicho acto, debe considerar impunemente ex ante
y ex post, respectivamente. Por último, aquellos actos
perpetrados por el autor fáctico que fueron fructíferas o
inidóneas, por razones de arrepentimiento, será materia
analítica, propiamente competitiva del juzgador.
§ 29. El asesinato por placer
El tipo penal por placer, debe entenderse la muerte
provocada mediante fruición agradable de complacencia,
que el autor revela en el momento de la ejecución contra
su víctima. El placer, es la causa fundamental de este
delito, pues su acto, abarca satisfacción o goce que
se manifiesta como algo agradable en el proceder del
autor, continuamente cuando produce la muerte de otra
persona. El móvil de placer, como acto esencialmente
motivador, que estimula el impulso de perversidad en el
autor, exterioriza circunstancia extrema de peligro en su
conducta, aun, cuando en la muerte que este engendra,
no por la inclinación de asesinar, sino por las ansias
de experimentar un placer morboso en la muerte que
causa, de manera tal, que este autor no mata por motivos
externos dirigidos a estimulaciones de tirria, venganza
o intereses personales, que nada debe depender de esta
forma motivacional, pues lo real, es que solo busca sentir
placer al ocasionar la muerte de su víctima.
A nuestro entender, esta Ley comprende al sujeto capaz
de producir la muerte de otra persona, mediante impulso
de perversidad excesivamente cruel, que constriñe una
ejecución criminal con fiereza. La forma de subsumir su
155
Guillermo Haro Lázaro
deseo y satisfacción, atañe un extremado placer enfermizo
de manera precisa en su aplicación, pues, lo básico es, el
empleo esencial de los principios conductivos, que se
sigue para mostrar un afecto intenso de la perturbación
mórbida, en el instante de la materialidad homicida.
El hecho punible por placer, como realidad problemática,
aunque con muy poca frecuencia se viene desarrollando
en la actualidad delincuencial, constituye una modalidad
homicida extrema en la figura de asesinato, su análisis
jurídico penal, se ampara conforme lo establece el Artículo
108°, Inciso 1), de la Ley, castigando con quince años de
pena privativa de la libertad a los autores que concurran
en la agravante de asesinato por placer, pudiendo
incrementar la pena con una máxima de 35 años. Además,
la norma punitiva, exige para su configuración típica, que
la destrucción del bien jurídico vida humana inspire goce
o deleite, en la actuación fáctica, debe también revelar
una conducta brutalmente perversa o lenta, refinada
e intencionada con premeditación. De forma que, se
precise la ejecución material de la víctima, como el medio
para alcanzar un sentimiento deliberado de agrado y
satisfacción en el autor; quedando establecido que el placer
siempre será la motivación de la muerte en este delito.
Sin embargo, este proceder de deleite por asesinar,
implicaría de todos modos una condición cercana a la
necrofilia del autor, siendo lo más acertado que se le
atribuya rasgos de personalidad psicopática, como un
patrón de conducta al momento de ejecutar la acción
homicida. Por lo genérico, en el asesinato por placer, estos
homicidas disfrutan del sufrimiento de la víctima cuando
156
Las Figuras del Asesinato
asesinan, hacen de los goces de complacencia y
satisfacción su mejor proporción que ello le acarrea,
pudiendo exteriorizar también, intenso placer cuando
asesina con lujuria, apetito pletórico y desordenado por
el deleite carnal. Procura distintos placeres contra su
víctima, o, en otros casos, este psicópata busca deleitarse
perpetrando un hecho sangriento, para satisfacer su
necesidad desenfrenada, observando el intenso fluido de
sangre de brota de las heridas mortales que le produjo a su
víctima, así, como el goce cuando terminaba su vida. En
virtud de lo precedido, es notorio que el comportamiento
psicopatológico adoptado por el victimario, se ubica
en una escala criminal sumamente execrable, donde
asesina solo para sentir un placer agradable sobre otro
ser humano, ello debe precisar, un experimento de mayor
placer, fundado en la intensificación de la punibilidad, al
igual que la ferocidad, por eso, este supuesto se comprende
como agravación apremiante dentro del tipo penal de
asesinato.
En realidad, creemos que esta modalidad comisiva resulta
un caso muy controvertido, en razón a que el autor
del hecho homicida, actúa bajo conducta patológica y
obsesivamente morbosa por la muerte de una vida que la Ley
tutela, sin embargo, se debe considerar que el protagonista
en este delito es un psicópata que asesina sin motivo
alguno. Siendo ello, peligro imperioso de transfiguración
social coetánea, por esas circunstancias, hoy se aprecia
con amplitud, una doctrina ducha en las ciencias de la
criminología, incluyendo la “ANTROPOLOGÍA CRIMINAL”
y la “SOCIOLOGÍA CRIMINAL”, que con especial énfasis,
vincula la investigación criminal y la tipología científica
157
Guillermo Haro Lázaro
penal para examinar los casos de asesinatos. En este
mismo orden, debe conocerse también, el INSTITUTO DE
PSICOPATOLOGÍA FORENSE CRIMINAL DEL PERÚ, que
se encarga del reconocimiento o peritaje psicológico, su
fin, es el de someter y determinar el grado de psicopatía
que manifiesta el autor del delito. Se le reconoce a esta
institución, por el logro de sus objetivos, como la conducta
criminal de los sujetos incriminados, el perfil victimológico
en la investigación criminal, el estudio y análisis de los
diferentes tipos de delincuencia, delitos y delincuentes,
la aplicación y desarrollo de protocolos de investigación
criminal avanzada, el desarrollo y defensa forense del
informe pericial policial y otros; reconociéndose, como
una entidad que va más allá de los motivos externos,
involucrados en el mundo subjetivo del homicida.
§ 30. Las causas de inimputabilidad en el asesinato por
placer
Examinando este tratamiento monográfico, se sabe
que todo autor del hecho, antes de su acción criminal,
debe necesariamente encontrarse comprendido en la
materialidad del asesinato, este sujeto activo, es el que
actúa bajo conducta consiente y voluntaria sobre la
víctima, para considerar la base sobre la cual descansa toda
la estructura del delito. Pero, en antagonismo sustancial
a ese comportamiento legal vertido, existe también, otro
sujeto con problemas de conducta psíquica, que posibilita
la acción para desatar el resultado homicida como lo exige
la corriente del iter criminis. Sin embargo, esta acción con
efecto material alcanzado, no se adecúa al tipo penal por
placer, dado que, la inimputabilidad del sujeto perpetrador,
158
Las Figuras del Asesinato
revela condición insuficiente y excepcional, pues solo
los sujetos que mantienen tal calidad, reciben un trato
especial como consecuencia de su proceder, basados en la
esencia de la Ley, precisada en el Artículo 20°, que dice:
Está exento de responsabilidad penal: Inciso 1) “El que por
anomalía psíquica, grave alteración de la conciencia o por
sufrir alteraciones en la percepción, que afectan gravemente su
concepto de la realidad, no posea la facultad de comprender el
carácter delictuoso de su acto o para determinarse según esta
comprensión”; siendo necesario garantizar el desarrollo
de su patología en un centro especializado. Sin embargo,
este vicio mental puede excluir la capacidad de entender
y de querer, especialmente en la carencia del uso de sus
facultades mentales, la insuficiencia de la inteligencia y la
grave perturbación de la conciencia, que por consiguiente,
se presume hasta que se demuestre la existencia de alguna
patología psíquica.
Otra causa de inimputabilidad en el sujeto activo,
corresponde al asesino menor de 18 años, quien actúa con
premeditación, realiza la ejecución material de su víctima,
para la concreción so circunstancia agravante de placer.
Pues, sobre ello, estos asesinos juveniles por su condición
de menores, también son expertos perpetradores al igual
que los mayores de edad, visto que, pueden encaminar
la modalidad criminal adecuadamente, para lograr el
encuadre del hecho criminal por satisfacción con suma
disposición. Pero, ello contradice la obra, al no encontrar
punibilidad en su acción, debido a que, los menores de
edad adolecen de capacidad para infringir leyes penales,
por lo que no alcanzan imputabilidad en su proceder. Por
este argumento de inimputabilidad, nuestro Código Penal
159
Guillermo Haro Lázaro
establece en el Artículo 20º, Inciso 2), exonerar de
responsabilidad penal al autor del delito menor de 18 años,
paralizando el acto procesal de toda acción condenatoria,
aunque sea éste, autor directo que llevó a cabo la acción
criminal, con empleo de elementos subjetivos para la
configuración del delito.
Asimismo, el juez de la causa determinará la imposición
de una medida socioeducativa de internación para
el “ADOLESCENTE INFRACTOR DE LA LEY PENAL”,
señalando que conforme al Artículo 195º, del Código de
los Niños y Adolescentes, sobre “Infracción agravada”, se
establece lo siguiente: “Si como consecuencia de las acciones
(…) causara la muerte (…), la medida socioeducativa de
internación será no menor de tres ni mayor de seis años para
el autor, (…) o coautor del hecho”.
De modo similar, el Artículo 183º, del mismo código de
menores decreta el acto infractor, sustentando un criterio
dogmático en forma general, para definir que: “Se considera
adolescente infractor a aquél cuya responsabilidad ha sido
determinada como autor o partícipe de un hecho punible
tipificado como delito o falta en la ley penal”.
En consecuencia, al autor inimputable del asesinato
complacido, no solo le faculta los privilegios exentos de
culpabilidad que le otorga la Ley penal por minoría de
edad, sino que además, obtiene de otro código especial la
aplicación de medida socioeducativa de internación. Pues
la finalidad de todo, se basa en la exigua consideración que
mantiene la Ley penal vigente para ejercer poder sobre el
adolescente infractor de la Ley, delegando firme autoridad
160
Las Figuras del Asesinato
solamente al Código de los Niños y Adolescentes, con el
afán único de ejecutar el tratamiento de privación de la
libertad no menor de tres, ni mayor de seis años, siempre
que se compruebe la participación del adolescente, como
autor material del asesinato complacido, regulado por la
Ley penal. En este sólido aporte, se sostiene entonces, que
los jóvenes adolescentes mayores de 14 y menores de 18
años, son los que se encuentran expuestos para sopesarlos
como sujetos activos en la realización reprochable de
un delito. Además, el sistema de justicia del adolescente
infractor, se encarga de dirigir la rehabilitación y el
encauzamiento de su bienestar.
§ 31. Los fundamentos de incriminación en el asesinato
por placer
Matar por placer o puro gusto, supone un modelo criminal
que no se ajusta a ningún proyecto o elaboración creado
en el autor por el cual tenga que matar, lo cierto es, que el
autor no ha premeditado la muerte de una determinada
persona a quien no ha identificado ni conoce, pero sí,
puede premeditar la forma de ocasionar la muerte de
cualquier persona, para que esta muerte le produzca un
placer morboso sin que sea necesario el empleo de mayor
violencia28. Pues, la Ley no precisa nada al respecto, solo se
sabe, que este sujeto asesina sin razón, ya que, su interés
imperioso de matar por placer, se sitúa fundamental para
coincidir solo en la sensación y complacencia que revela
en el momento exacto de la muerte. Su gozo experimental,
al ejercer poder de cara a la muerte de otro, produce en
su ser, excesivo regocijo y satisfacción, aún más cuando
_____________
28. Haro, op. cit., p. 162.
161
Guillermo Haro Lázaro
observa el manar sangriento y el desfallecer del ultimado.
Sobre este acertado análisis, se conoce que todo proceder
consciente y voluntario, radica siempre de un trayecto
motivacional con antelación al hecho criminal, lo que no
sucede en este caso, pues, esta acción de sentir placer por
la muerte, no es más que el móvil como base primordial
del elemento subjetivo de su crimen, que incita el ánimo
de querer la muerte sin calcular preparación alguna, solo,
desear intensamente placer morboso en su sentir, además,
sabe que matando encontraría sumo regocijo, por eso,
asesina sin motivo especifico o determinante.
El asesinato que se lleva a cabo por un estímulo diferente
al del placer, contradice lo comprendido en la agravante,
aunque el sujeto haya percibido momentáneamente
una sensación al consumarla. El asesino que mata bajo
el estímulo de placer, lo hace solo para asegurar que le
produzca una emoción agradable y regocijante en el preciso
instante de causar la acción fatal de su víctima, fijando
así, su motivación en el acto homicida. En tal sentido, la
presencia de otros elementos derivados del contenido de
la agravante, se comete sin modificar la figura delictiva,
pudiendo propiciar un grado mayor de intensidad en el
autor, para incitarse con nuevas sensaciones de agrado,
que le permitan relacionarlas con el placer al momento de
asesinar. Estos nuevos elementos o sensaciones anormales
de placer que desencadena el autor, se desarrollan
al desahogar su instinto criminal sin ninguna razón,
pudiendo determinarse por motivos insustanciales como el
asesinar por gusto, usando una pistola que compro recién,
con el pretexto de probarla en su víctima. Además, es un
autor que manifiesta un deseo desequilibrado al exacerbar
162
Las Figuras del Asesinato
el sufrimiento de la víctima, incrementa deliberadamente
sus sensaciones sexuales, cuando ésta se encuentra en
estado agónico próximo a su muerte.
De cualquier manera, creemos que la calificante de
tipicidad en el asesinato por placer, podría vincularse
también con las ansias del deseo sexual, al incriminar
las actitudes de anomalía sexual originados por este
autor. Pues la razón dominante conllevaría el accionar
del autor, a ese comportamiento patológico como patrón
conductivo, antes del asesinato de su víctima, siendo
pasible de ajustarse al voyeurismo, por considerar que
este busca alcanzar satisfacción en el placer sexual, bajo el
oteo perturbado a otras personas en situaciones eróticas.
Aquello pretende afirmar, que el accionar del sujeto
voyerista, se inicia con el disfrute o deleite en el placer
de mirar ocultamente a otras personas encontrándose en
pleno acto sexual, u observando las zonas pudendas de la
víctima, toda vez que, puede provocarle lesiones graves
a la víctima durante el acto sexual, hasta ocasionarle la
muerte. En realidad, esta variedad patológica del autor,
busca incitar de manera exorbitante su estado de ánimo,
descubriendo posibles elementos de placer en su víctima,
que abarque ampliamente esta conducta criminógena,
en la forma de atisbar la postura, la anatomía de su
cuerpo, el movimiento corporal, los gemidos de placer,
o, goce que experimenta una pareja, llevando todo ello,
a un solo resultado criminal. Dicho de otro modo, sobre
la forma desequilibrada que mantiene el autor y de su
comportamiento humano para adaptarse al medio, nos
llevaría a colegir, que no solo se trata de sujetos especiales
con alguna enfermedad mental o anomalía psíquica, sino,
163
Guillermo Haro Lázaro
que para estos necrofílicos o psicópatas, es bastante fácil
llevar a cabo su propósito criminal, sin ejercer violencia,
haciendo de la alteración de su conducta personal,
un medio fácil para perpetrar la totalidad de los actos
ejecutivos, orientados ulteriormente al asesinato de su
víctima. Sin embargo, desde nuestra perspectiva jurídica,
el legislador debería contemplar a los autores con este
tipo de antecedentes, que más parecen estar seguros
de sí mismo, por tener claro que la Ley no alcanza a los
psicópatas; aun, si se trata de sujetos desquiciados que
realizan variedad de experimentos complejos, solamente
para sentir placer desenfrenado en la plenitud de su obra
homicida. Debiendo ejecutar castigo, no por el hecho de
sentir agrado en la muerte que se perpetra, sino, porque
innovan introduciendo nuevas guisas de sentir placer, que
por su misma naturaleza anómala psíquica o insana, se
logre importar adecuada regulación penal.
Bajo esta síntesis, el jurista Carlos Fontán Balestra afirma
que, no sólo se debe dar el homicidio por impulso, sino que
quien mata por placer, lo puede hacer actuando lenta y
premeditadamente. En otra posición, Balestra, considera que
la calificante de agravación se refiere a la circunstancia en la
que el sujeto que mata experimenta una sensación agradable
o contenta de ánimo; encontrando con ello un grato placer.29
En otro extracto, el profesor Ricardo Núñez, nos refiere
que: “El matar por gusto constituye un impulso de perversidad
brutal. La agravante concurre tanto si el placer surge del
______________
29. Fontán Balestra, Carlos, Tratado de Derecho Penal. Tomo IV, pág. 115, Editorial AbeledoPerrot, Buenos Aires-Argentina, 1969,
164
Las Figuras del Asesinato
solo hecho de matar, como si, según sucede en el ejemplo clásico
del homicidio consumado para probar la pólvora, otro objetivo
placentero para el criminal involucra la muerte de una persona.
Pero la experimentación de un placer por el homicida a raíz del
acto, no determina el agravamiento de la muerte consumada
por otra causa terminante. El placer inhumano debe constituir
el hilo conductor de la obra nefaria”.30
El acertado aporte de Núñez, sugiere también que ese
impulso de perversidad brutal, sería el género y el placer
una especie, entendiendo que, alude una dicotomía de
elementos relacionados a su categoría y características
en común, toda vez, que el proceder criminal del autor
debe exacerbar muerte con efecto extremo producido
so sensación agradable. Además, Núñez, considera el
placer inhumano como un fundamento de la condición
agravante del homicidio por placer, refiriéndose a la
poderosa esencia de peligro revelada por el necrofílico y
de la grave circunstancia como significación básica, que
se muestra ante la Ley penal. Pues la producción causal
de sensación figurada externamente agradable, atañe no
solo siempre al placer, sino, también, al brote homicida
de la víctima, exteriorizando un comportamiento cruel y
brutal, lo cual, como criterio jurídico entendemos que se
trata del placer extremadamente anormal, demostrado
por este necrofílico homicida cuando provoca la muerte
de la víctima.
El profesor Sebastián Soler, sostiene que: “el término
homicidio por placer, proviene de la doctrina Carrariana,
______________
30. Núñez, Ricardo C., Derecho Penal argentino, Tomo III, pág. 64. Ed. Lerner Ediciones,
Córdova-Argentina, 2008.
165
Guillermo Haro Lázaro
en donde los hechos derivados del impulso de perversidad
brutal, Carrara, lo fundamentó en la expresión libídine
de sangre, que significa deseo, apetito desordenado,
sensualidad (la expresión libídine de sangre, proviene del
latín libare, que significa libar, gustar). Del mismo modo,
afirma que el homicidio por placer podría considerarse
como el hecho que exterioriza el placer de la sangre (libídine
de sangre) y el propósito de satisfacer impulsos sexuales.31
Este aserto sustancial, pone de manifiesto la fórmula más
extensa de nuestra legislación, para expresar o resolver
nuevas formas criminales de placer, principalmente en las
previsiones sociales y peligro inminente que en ella pudiera
producir. No obstante, el fondo de este asunto en algunas
doctrinas, se manifiesta auténtica en sus estimaciones
discernidas, siendo vital, admitir y demostrar como un
diseño académico sustancial, que de seguro contribuiría en
la construcción de un Derecho Penal contemporáneo más
sólido en el uso de sus herramientas, ello, en respuesta del
clamor humano y la civilidad durante estos últimos siglos.
Por eso, es destacable conocer los sucesos accidentales
diferentes de agravación, alcanzados de por vida en el
Código Penal alemán, § 211, donde distingue el placer de
la sangre y el propósito de satisfacer impulsos sexuales32.
Todo aquello, dirigidos a un solo objetivo criminal, que
determina sentir agrado con la muerte de otro.
Sin perjuicio de ello, es indefectible que el móvil comisivo
por placer, en esta clasificación homicida, predomine
_____________
31. Soler, Sebastián, Derecho Penal argentino, Tomo III, Cit. págs. 38-39, § 79, Edit. TEA S.A.,
Buenos Aires-Argentina, 1992.
32. Sección Decimosexta, “Hechos punibles contra la vida”, Código Penal alemán, § 211.
Asesinato.
166
Las Figuras del Asesinato
como causalidad suficiente en la calificación material. En
efecto, las modalidades de asesinato por el móvil comisivo
que se emplea en la materialidad homicida, especialmente
las figuras agravadas de ferocidad y de placer, mantienen
características típicas particulares, en razón al incremento
exteriorizado en su comportamiento, a propósito, la
existencia de una causa que motiva la acción criminal
del autor, como principio básico subjetivo agregado para
complementar al dolo. Por eso, es válido reconocer que la
intensidad de su conducta entre ambas figuras homicidas
tienen gran similitud, mientras que el ensañamiento,
además de un hecho físico, es un hecho psíquico, sin cuya
concurrencia, la agravante no existe33, alcanzando para
ello gran crueldad, en el asesinato por placer, también
se perpetra bajo un impulso psicopático, pero, a veces
sin utilizar la fuerza, sólo mata para sentir satisfacción
agradable con su víctima.
En nuestra postura, es de suponer que la humanidad
reconoce la forma nociva que utiliza el homicida sobre
otros, pues el temor no está en el grado sumo de violencia
que ejerce, sino en el sigilo criminal para orientar un
asesinato inequívoco.
En otra apreciación, el jurista César Haro considera que:
“Podría presentarse la circunstancia en la que el homicida
puede ocasionar la muerte y no gozar del placer morboso y sin
embargo actuará con perversidad y no perpetrará el homicidio
por placer”.34 La concepción que pretende instaurar el
jurista, alude al hipotético caso, cuando el autor no haya
_____________
33. Soler, op. cit., pág. 30.
34. Haro, op. cit., p. 164.
167
Guillermo Haro Lázaro
alcanzado los actos de deleite y regocijo que exige el
homicidio por placer, pues, tendría entonces, una o más
opciones para realizar el mismo propósito, pero, rebasado
con diferentes actos de perversión. No obstante, si la
adopción de una postura de malignidad muy grande e
intencionada, es revelada por el autor para asesinar a su
víctima, tendría necesariamente que ejecutarse por ese
medio, sin regular a propósito, el supuesto por placer.
Por último, el vínculo que anexa la causalidad, debe
perpetrarse mediante la acción directa del autor, que
manifiesta el ánimo de causar la muerte del sujeto
pasivo, bajo propósito de revelar sentimientos de placer o
satisfacción con el resultado material muerte de la víctima.
En la esencia de acción y resultado, se debe considerar
la existencia de una relación causal, para entrelazar la
conducta típica del asesino y los efectos materiales como
germinación de la misma. El fin, que persigue el autor del
hecho, atribuye a demostrar y viabilizar la imputación
material de su acto típico, su categoría acreditada de autor
directo, específica la producción del delito. En suma, el
análisis del nexo causal, debe contribuir a determinar la
existencia de una evidente autenticidad en la conducta
del autor, constituyendo como requerimiento esencial en
la construcción del delito de asesinato por placer, pues,
se reconoce que la fusión estricta de estos dos elementos
básicos subjetivos, servirá para concretar su cumplimiento
jurídico.
168
Tercera Parte
Homicidio
Calificado
Por conexión con
otro delito
Las Figuras del Asesinato
Capítulo III
ASESINATO PARA FACILITAR U OCULTAR OTRO
DELITO
“Muerte conexa con otro delito”
SUMARIO: §32. Marco introductorio §33. Concepto doctrinal §34.
Los fundamentos de agravación en el asesinato para facilitar u
ocultar otro delito §35. El asesinato para facilitar otro delito §36. El
asesinato para ocultar otro delito
§ 32. Marco introductorio
E
n el presente capítulo, impone distinguir una forma
criminal que orienta la acción punible del homicida,
necesariamente ligada a otra muerte de la misma
naturaleza penal, pues la finalidad básica es facilitar
u ocultar ese delito que afloró el autor. Este polémico
tratamiento, no es otro que las figuras especiales del
delito de homicidio agravado conexo con otro delito, hoy
considerado como problemática motivadora de nuestra
investigación científica, se remonta a mediados del siglo
XIX en la biografía del derecho, periodo de apogeo del
primer Código Penal peruano que regulaba este accidente
inevitable de comisión, para “ejecutarse como medio para
cometer otro delito”35; razón preponderante, por la que
actualmente conserva su vigencia, con una guisa adecuada
en el designio legal: “Asesinato para facilitar u ocultar otro
delito”. Pero, aquello pone de manifiesto, la influencia que
____________
35. Código Penal peruano de 1863, Sección Segunda, Título III, Artículo 10º, Inciso 9), página
13.
171
Guillermo Haro Lázaro
tuvo en la presentación de un modo homicida con una nueva
expresión más pulida, a fin de determinar principio básico
en aplicación de la Ley. Por eso, es propicio el empleo de
una metodología oportuna, con el propósito de intervenir
y buscar acercarnos a su realidad criminal, de forma que
permita conocer las características típicas del homicida,
inclusive, discernir el proceder de su perpetración para
establecer conexión con otro delito, adscritos al hecho
“criminis causae” (matar para ocultar el delito), que erige
la acción comisiva de una conducta utilizada como
medio para facilitar u ocultar la consumación de un
segundo delito. Esto alude, a un solo hecho concreto, para
glosar que esta modalidad calificada del asesinato, debe
necesariamente estar encauzada a la producción criminal
de la víctima, aunque, la existencia de otras personas que
nada tuvieron que ver, sea materia de obstáculo en la
consumación fáctica, tendrían que ser también pasibles
de asesinato, en la conclusión material o bien para ocultar
la comisión de otro delito, con fines al encuentro de un
soporte fundamental dentro de la Ley penal. Este diseño
antijurídico, se encuentra regulado en el Artículo 108º,
Inciso 2), de nuestra legislación punitiva, establece proteger
y define su ejecución jurídica, como circunstancia exigida,
para fijar expresamente una sanción adecuada de 15 años
de pena privativa de la libertad y máxima de 35 años, a los
concurrentes bajo esta modalidad criminal.
En síntesis, diremos que el objetivo primordial perseguido
en este análisis jurídico, es el de precisar su transparencia,
residida en el dominio calificante proveniente de esa
conexión. Siendo relevante, desmenuzar concretamente
que la conducta subjetiva del autor, hace que su actuación
172
Las Figuras del Asesinato
se realice con pleno conocimiento de los hechos, bajo
impulso deliberado que mueve su voluntad por asesinar
a una persona, así deba perpetrar, otro delito como
resultado de la misma causalidad fáctica criminal. En tal
noción, es preciso señalar también, que en esta modalidad
entrelazada con otro delito, no es aplicable el concurso
real de delitos, debido a un motivo específico en el
origen organizacional de ambas conductas, al encontrar
complemento sustancial, subsumido en el delito base o
figura principal del crimen. No obstante, en la actualidad
existen algunos autores que todavía viven en la creencia
de que el asesinato criminis causae, denominado por el
antiguo Derecho como “latrocinio”, son atribuidos a la
“muerte para robar y facilitar la acción criminal”; pues,
aquello pretende adecuarlos bajo estas conclusiones
insustanciales, que sólo servirían para crear un panorama
de confusión en la interpretación de la Ley y, por ende,
una disminución en la valoración jurídica penal. Además,
la doctrina, es taxativa cuando precisa en su contenido,
la expresión: “para facilitar otro delito”, pero, nunca se
refiere, que el otro delito se tenga que materializar como
respuesta final, ni menciona tampoco, que el otro delito
tenga que perpetrarse por medio de un robo o hurto, más,
sino especifica el otro supuesto.
Por último, ambas figuras antijurídicas obradas por el
asesino, deberá siempre propiciar el cauce criminal de un
tipo penal ajeno, mientras que la primera acción posibilita
un delito distinto, el segundo acto se comete para ocultar
ese delito distinto, siendo ello, totalmente disímil en su
conexión material, ya que, cada perpetración se ejecuta
llegando a un solo punto, pero, todas orientadas a encontrar
173
Guillermo Haro Lázaro
una relación causal con el otro delito.
§ 33. Concepto doctrinal
Mediante principio dogmático, debe entenderse por
asesinato conexo con otro delito, la muerte de un sujeto
causada para asegurar la comisión de otro delito. Pues,
la consecuencia del asesinato, que fue proyecto doloso
ideado por el autor material, no es objetivo esencial, sino, el
estímulo criminal para posibilitar la perpetración del delito
final que deseaba conseguir. La figura de asesinato para
facilitar u ocultar otro delito, instituye dos formas dolosas
de perpetración en el proceder del autor, su actuación de
cara a los hechos criminales que decidió consumar, aflora
con la muerte de un sujeto, que vinculará posteriormente
a los hechos de un delito distinto al ejecutado o para
disfrazar ese delito. En efecto, las ideas vertidas, se dirigen
con énfasis, a posibilitar la construcción de otro delito
distinto, dado que, la Ley no precisa si la naturaleza penal
del delito final, es igual al asesinato primario. Sin embargo,
esa conexión apremiante no debe perder su dominio en lo
que pretende hacer el autor y lo que desea alcanzar con
facilidad u ocultamiento, pues, de ello depende el enlace
tal, entre el acto ideal subjetivista (que permitirá la acción
dolosa) y la muerte ya prevista como inicio de su obra
criminal, para seguir el cauce en la búsqueda del otro
delito.
Esta calificante del tipo conexo, supone un vínculo formal
en su obra fáctica, para instaurar la producción ideal de su
plan concluyente, por causa de una muerte que constituiría
parte del mismo plan. Lo real del hecho punible, que se
174
Las Figuras del Asesinato
regula en el Artículo 108º, inc. 2) de la Ley penal, es para
aludir el castigo del asesino que mate a otro, facilitando
u ocultando otro delito. Aquello refiere, que el autor, lleve
a cabo esa idea homicida, para encaminar la concreción
mediante su producto, otro delito similar o de disimilitud,
y, en ese orden del tipo, subsumiría también, el acto de
disfrazar el delito final. Este delito que engendra doble
función delictiva del autor, debe revestir tipicidad que
condicione los elementos que la conforman, designando
al “asesinato primigenio como medio utilizado” en la
acción, en tanto, el segundo sería encauzado como el otro
delito que se pretende perpetrar, denominado “objetivo
de acción final”. Entendiendo, por supuesto, que en la
mente del ejecutor se ajusta la intención premeditada de
su meta criminal, para inferir con actitud inmediata, todo
obstáculo que impida avanzar al destino que proyectó,
pues, la fijación de su propósito se encuentra precisamente
en revelar esa trabazón, con la finalidad de asesinar a su
víctima y en conclusión a ello, generar el otro delito.
En otra postura conceptual, se sostiene como el asesinato
estructurado para constituir un nexo con otra causalidad
igual o diferente al delito precedente. Siendo condición
necesaria para su ejecución jurídica, que el accionar
comisivo anterior del autor, deberá efectuarse como medio
de consecución penal o esconder una segunda actuación
criminal. Así, la consumación o tentativa, cual fuere su
constitución penal en este delito de remate, se tornaría
trivial en sus efectos. Solo importa que este autor haya
tenido la intención de asesinar para lograr un camino fácil
en el otro delito. Por otro lado, es esencial que exista un
vínculo entre ambos comportamientos típicos, con el fin
175
Guillermo Haro Lázaro
de poder materializar la configuración de la modalidad
agravada que exige la norma punitiva. Si el otro delito no
guarda relación con el asesinato primario, será considerado
como insuficiente en su estructura y no se constituirá el
delito.
De modo similar, ampliamos nuestra posición doctrinal,
frente a la agravante en tratamiento, pues, esta se encuadra
como la muerte dolosa, orientada a procurar otra intención
material, para encauzar por medio del enlace con efecto
ejecutivo o no, la acción emocional o psicológica del autor,
como elemento sustancial en la perpetración del segundo
evento. Luego, esta precisión, ha conseguido colegir, que
las acciones anexionadas revelarán independencia en
cada acto, de manera tal, que pueda alcanzar el delito
capital. Para la norma sustantiva, es básico y suficiente
conocer, que el autor fáctico haya ideado únicamente
la comisión de su acto intencionado, para encontrar su
agravación en el asesinato de la víctima. Refiriendo, que en
la actividad mental del autor, deberá permanecer la idea
de una relevante necesidad material, esto es, ensimismado
en su pasión por matar, para conseguir lo que se propone,
toda vez que, en esa disposición del ánimo, se encuentra
la esencia misma de su conducta humana, que al no
manifestar sus características dolosas, se perdería la razón
de su intención en la búsqueda o el ocultamiento del otro
delito.
Por tales ilustraciones, es imprescindible citar también
las opiniones vertidas de algunos tratadistas reconocidos
en materia penal, con la finalidad de conseguir una
significación real de los acontecimientos doctrinales, que
176
Las Figuras del Asesinato
de seguro servirán para sustentar el proyecto de nuestra
investigación científica. Por ello, me honra referir los
asertos del maestro Ricardo Núñez, porque su expresión
fortalece nuestra postura, cuando dice que: “La esencia del
agravamiento en el homicidio criminis causa, consiste en una
conexión ideológica, aunque Núñez, sostiene que se comprende
una unión final y también impulsiva36. Núñez, en un
razonamiento más inmediato, reafirma que la calificante
de tipicidad produce la mayor responsabilidad penal en
la “conexión para encaminar otro delito”. Sin embargo,
si esta ejecución para buscar el otro delito, no obtuviera
ningún resultado material en su perpetración, solamente
su sensación idónea, será pasible de agravación y no
impedirá su desarrollo criminal. Por lo que, coincidimos
y compartimos su posición en el vínculo que sirve como
impulso para cometer otro delito, pese a la irrelevancia
en la producción de su resultado final, las características
criminales serán permanentes e invariables en su
conducta.
En otro planteamiento conceptual, el reconocido jurista
Carlos Creus, sostiene al respecto que: “(…) El homicidio tiene
como finalidad asegurar los resultados del otro delito, cuando
mediante él se procura afirmar la pertenencia de los beneficios
que se han obtenido del otro delito ya consumado o de lo que
se piensa obtener del delito que se va a cometer”, luego, al
deducir el análisis, la figura comisiva del delito fin en el
asesinato, el mismo autor contrapone que: “Claro está que
si el otro delito ha sido consumado o intentado por el mismo
autor del homicidio, se da un concurso real entre ambos”37.
_____________
36. Núñez, ob. cit., t. III, p. 51; Fontán Balestra, ob. cit., t. IV, ps. 106 y ss.
37. Creus, ob. Cit., págs. 32 a 34.
177
Guillermo Haro Lázaro
Remate juicioso, que se recibe con sumo aprecio, pero, no
es pasible de compartir, dado que su comentario, desvirtúa
los efectos resultantes del delito fin, pues, si se obtuvo o
no, la pertenencia de beneficios como consecuencia de
su consumación o circunstancia de frustración, ello,
se tornaría insustancial para la Ley peruana, porque la
norma no solo busca, la perpetración homicida, sino que
mediante la obra inhumana, pueda alcanzar también el
cauce para asegurar el otro delito. El fundamento contrario
del maestro Creus, adecua positivamente la conexidad de
la muerte con el delito final, ese objetivo se resume en la
consecución de un provecho lucrativo de su materialidad
homicida, suponiendo también, delito que decidió
perpetrar o que ya se había consumado; que más parece
mencionar, que el otro delito, se refiere a la comisión de
un latrocinio (hurto, robo o cualquier otro interés). Sin
embargo, al concluir la interpretación jurídica el profesor
Creus, discurre contrariamente su postura, aludiendo
que se trata de un concurso real de delitos, debido a la
concomitancia de un espacio transcurrido “in eodem tractu
temporis” (que significa: en el mismo periodo de tiempo),
entre una y otra acción antijurídica, como si fueran dos
Leyes independientes dentro de una misma figura, que
se deberían sancionar individualmente. Ciertamente
referimos que, este contenido jurídico polemizado, se basa
a que su propia normativa legal, ha sido elaborada casi en
su totalidad, tomando como modelo el precepto del Código
Penal francés38, donde justifica con imperioso mandato el
_____________
38. Código francés, Art. 304º, cuya forma, antes de la variación introducida en 1832, era aún
mucho más severa y objetiva que la actual, que limita la simultaneidad como agravante
sólo al caso en que se trata de un crimen. Garraud, ibid., p. 288 y sgtes. Ver las censuras de
Chauveau-Hélie, III, Nº 1302.
178
Las Figuras del Asesinato
divorcio de ambas leyes especialmente en el punto que
las relaciona. Sin tomar en cuenta, que su discrepancia,
provocaría controversia legal entre legislaciones
contrarias, disponiendo una calificación opuesta a la
nuestra, al suponer la calificación por concurso real de
delitos.
En virtud del cual, lo sustentado por la Ley de Argentina,
no constituye una respuesta suficiente para adecuarla
como un argumento sustancial en nuestro sistema
penal, sino más bien, reconocer que su irrelevancia con
el delito finalista no guarda relación en el otro delito, lo
que, se torna hoy deficiente y antijurídico, por ser este
el principal elemento que omite la conexión criminal,
para encontrar su calificación equivalente aprobada en
nuestro Código sancionador vigente. Además, el Código
Penal peruano, mantiene gran similitud con el precepto
del Artículo 80°, inciso 7), del Código Penal de Argentina,
donde prevé claramente que: “Se impondrá reclusión
perpetua o prisión perpetua, (…), al que matare: Para preparar,
facilitar, consumar u ocultar otro delito (…)”. Entendiendo,
que uno de los requisitos esenciales en el mandato del
sistema penal análogo, es que este asesinato se lleve a cabo
con la concurrencia de otro delito, a efecto de lograr la
consumación de la misma figura que se propuso cometer.
Llegando a discernir, que la jurisdicción legal es apremiante
en la conexión fáctica existente entre ambas conductas,
para encontrar viabilidad en su accionar comisivo con la
intención de facilitar u ocultar el otro delito.
En la contribución del maestro Jorge López Bolado,
considera esencial un enlace psicológico entre el asesinato
179
Guillermo Haro Lázaro
y el delito fin, con el objeto de lograr un desarrollo eficaz
en su consumación o en el intento de encontrar cualquier
otro delito, señalando la siguiente postura: “Pero, bien
pudiera suceder que el otro delito, también, se ejecute o, al
menos, se cometa en grado de tentativa. En este caso deben
aplicarse las reglas del concurso de delitos, pues hay dos
hechos distintos: el homicidio calificado y el otro delito (…)”39.
Evidenciando de igual modo, la aplicación de dos hechos
totalmente disimiles, ocasionados por un mismo autor
para encuadrar su comisión en un concurso real de delitos,
lo que corresponde a la consumación del asesinato como la
primera acción y la segunda sería el otro delito, pudiendo
determinar la tentativa por cualquier hecho típico.
Por otro lado, el jurista Ernesto García Maañón, también
se suma al criterio del maestro Jorge López Bolado,
mencionando que: “Existe, en esta figura, un propósito, para
algunos un dolo específico, el matar a otro para lograr los
fines que la ley señala o por no haberlos logrado al intentar
otro delito”. Después, de haber examinado la tentativa o
consumación como resultado del otro delito, el autor refiere
que: “(…) si el otro delito se hubiese realizado (consumado o
tentado), habrá concurso con el homicidio.”40 Teniendo claro
que alude a hechos concretos de individual independencia
en el tipo, para ser sancionados por un concurso real de
delitos.
Otra controvertida apreciación, refiere el penalista José
Luis Castillo Alva, que: “Cuando se consuma tanto el homicidio
_____________
39. López Bolado, Jorge D. “Los Homicidios Calificados”, págs. 244, 245, Editorial Plus Ultra,
Buenos Aires–Argentina, 1975.
40. García Maañón, Ernesto, “Homicidio simple y Homicidio agravado”, Segunda Edición
actualizada y ampliada, pág. 31, Editorial Universidad, Buenos Aires-Argentina, 1989.
180
Las Figuras del Asesinato
como el delito fin y existe espacio temporal, estamos frente a
un concurso real de delitos y no ante un concurso ideal (…)”.41
Es evidente, que el delito conexo para el jurista, no tiene
mayor relevancia, pero si, hace prevalecer “la existencia del
tiempo transcurrido” entre asesinato y delito final, pues, lo
cuestionable es porqué atribuye concurso de delitos, si se
conoce que la especifica agravante requiere “un asesinato
conexo con otro delito”, para su configuración penal, es
decir, debe subsumir la voluntad homicida del autor como
vínculo del acto criminal final, que se busca posibilitar o
esconder. Lo real es, que si no se logra la presencia subjetiva
de conexión causal entre el crimen y el hecho criminal
que se pretende conseguir, entonces, no podría imputar el
presupuesto agravante de la figura, al proceder del autor
que ocasionó la muerte de otro. Así también, el supuesto
tiempo que utilizó el autor, en la consumación o tentación
del otro delito, es asunto baladí para el delito conexo, ello
dice que, si afloró o no, carecería de peso. Aun, si tampoco
precisa cual es el otro delito que predispuso.
Después de todo, el penalistas Ramiro Salinas Siccha, se
pronuncia indicando que: “Aquí no estamos ante un concurso
real de delitos como sostiene Castillo Alva, sino frente a una
sola conducta punible, el asesinato para facilitar la comisión
de otro delito (…) no es posible jurídicamente hacer una doble
valoración, es decir, no es posible atribuir al agente el delito de
asesinato por el delito precedente y otro delito por el delito fin
(…)”.42
_____________
41. Castillo Alva, José Luis. “El Homicidio”: Comentarios de las figuras fundamentales. Gaceta
Jurídica, pág. 189, Primera Edición, Mayo-Lima Perú, 2000.
42. Salinas Siccha, Ramiro, “Derecho Penal, Parte Especial”, Volumen I, 4ta. Edición, págs. 48,
49, Editorial Grijley, Lima-Perú, 2010.
181
Guillermo Haro Lázaro
Resumiendo, debemos resaltar que nuestro sistema
jurídico penal, no busca valorar la aplicación de una
dicotomía jurídica de la figura en materia, sino, solamente
el mérito determinado a una sola calificación jurídica,
siendo necesario que este comportamiento típico se haya
perpetrado por la conexión con otro delito, cual fuere su
resultado para ser sancionado como tal.
§ 34. Los fundamentos de agravación en el asesinato
para facilitar u ocultar otro delito
Como es de advertir, esta figura de asesinato por conexión
con otro delito, después de un análisis exhaustivo, merece
una característica especificativa más detallada en nuestra
dogmática penal, que se reconozca entre modalidades de
otras elaboraciones legislativas, de modo tal, que puedan
ser resueltas cuando hayan sido objeto de polémica frente
a otras posiciones jurídicas. Sin embargo, es de resaltar,
que ambas conductas típicas referidas en la Ley, no deben
distar entre ellas, a razón del vínculo que mantienen en
común, por encontrar enlace estrecho entre la mezcla
de emociones, que se interrelacionan por un solo hecho
criminal. Ello comprende, que el fin esencial del autor, no
está dirigida a la muerte de la víctima, sino a la aplicación
“motivadora” que servirá de soporte en el favorecimiento
del asesinato, o bien para disfrazar otra conducta punible
que se desea consumar, o, que se haya consumado con
antelación.
En realidad, existe un solo argumento jurídico en nuestra
proposición legal, para comprender que en el asesinato por
conexidad causal previsto en la Ley punitiva, se subsumen
182
Las Figuras del Asesinato
dos figuras criminales, para facilitar otro delito y para
ocultar otro delito. Luego, será necesario preguntarnos:
¿cuándo un sujeto puede alcanzar conexidad con otro
delito, si su conducta está dirigida a una sola causa material?
La respuesta es muy evidente, en el mismo evento notable,
este autor tuvo que imponer la muerte de una primera
persona, por considerar un óbice en su propósito criminal,
sólo para conseguir el objetivo primordial que es el delito
final, y en tanto, causalidad de otro proceder deliberado.
Ello, podría discurrirse que, la inferencia del óbice
criminal alcanzaría no solo uno, sino a dos o más víctimas.
La Ley, mantiene transparencia cuando determina que
la conducta homicida del autor se debe perpetrar bajo
la modalidad de asesinato para facilitar u ocultar otro
delito; pues, al examinar la esencia de agravación en el
asesinato criminis causae, esta puede referir, una trabazón
ideológica, que precisa de forma especial, el punto taxativo
de conexión entre el asesinato y el otro delito. La idea del
autor, por perpetrar un doble delito, es impulsada para
vincular una sola causa o causalidad conexa, pues, su acto
comisivo se ejecuta dentro de un escenario que favorece la
tendencia a generar nuevos tipos criminógeno. Esto es, de
las acciones que provienen de una misma causa, aunque
estas hayan sido alcanzadas a diversas personas.
Entonces, es de considerar que se trate de un diseño
criminal comprendido por una dualidad en su conducta
típica, revelando una mezcla de voluntades, donde el
autor, presenta diferentes características fácticas que
contribuyen a relacionar nuevas modalidades comisivas
en el delito, refiriéndonos a la comisión de otro delito
como el accionar antijurídico que la transforma en grave;
183
Guillermo Haro Lázaro
Las Figuras del Asesinato
pudiendo establecerse en uno de los fundamentales
elementos y estrechamente vinculados al incremento
de una consecuencia penal en las circunstancias de
agravación. En efecto, para fundamentar nuestro análisis,
se menciona lo regulado en el Artículo 21º, sobre la
“existencia de conexión”, del Código de Procedimientos
Penales, Inciso 4), “cuando unos delitos han sido cometidos
para procurarse los medios de cometer los otros, o para facilitar
o consumar su ejecución o para asegurar la impunidad”.
final, refiriéndose a cualquier otro delito.
Dicho de otro modo, en la materialidad del asesinato,
el perpetrador revela su comisión con dolo directo o
específico, para desencadenar su voluntad criminal en
contra de su víctima, constituida como un óbice en la
consumación de su objetivo principal, que es el de facilitar
u ocultar otro delito. Aunque la muerte haya sido el medio
empleado por el asesino, este hecho debe llevarse a cabo,
con el propósito exclusivo de alcanzar conexión material
en su doble motivo, pues, el fin es viabilizar la comisión de
su proceder punible o esconder un delito ya consumado, o
próximo a su perpetración. En síntesis, la determinación
de su agravante, debe englobar apremio en la intensión
homicida del asesino, ligados al delito primario, para
buscar asequibilidad u ocultamiento; toda vez que, se pueda
asegurar la acción típica. Por último, el cauce criminal que
despliega el autor, se torna complejo e inconsciente, dado
que, la displicencia por la vida humana es evidente, más,
cuando transfigura la condición de su víctima, con actitud
denigrante, como un “obstáculo o traba” para seguir el
curso de su obra nefaria. Lo cierto es, que el presupuesto
esencial del delito, se basa en la fija vinculación causal
entre la perpetración de los supuestos criminales y el delito
184
§ 35. El asesinato para facilitar otro delito
En esta modalidad de asesinato, resulta repudiable aceptar
que la muerte de un ser humano deberá ser la finalidad o
el medio para encauzar otro delito. El diseño criminal de
asesinato, constituye la actuación del autor con intención
dolosa y premeditada, requiriendo que su propósito se
lleve a cabo como objetivo que pretende alcanzar, para
adecuar su conducta en la ejecución de un segundo delito,
a efecto de determinar su voluntad homicida, revelando su
displicencia por la vida de cualquier sujeto pasivo, tenga o
no calidad especial, solo requiere su participación como
víctima del delito. No obstante, podría tratarse de víctimas
de la Policía Nacional del Perú o funcionarios públicos,
pero, reconociendo que la inclinación primordial del
autor, no se encuentra únicamente en asesinar a la víctima,
sino en conseguir por medio de ella, la consumación de
otro delito; aunque, este se llegue a considerar un óbice,
que le impida continuar con su deseo criminal en la
búsqueda del otro delito. Es de resaltar, que el autor del
crimen, debe necesariamente rematar a la víctima, como
afloramiento factual en la búsqueda del otro delito, sin
embargo, es apremiante a la vez, que ello acaezca, para
declarar cumplido la muerte dolosa exigida por la Ley, lo
que permitiría, método eficaz en la conquista del delito
final que se propuso cometer.
Es de precisar, que la Ley penal, busca que el otro delito
haya adquirido entidad por medio de actos decididos a
la ejecución de un asesinato, aunque, no se conozca los
185
Guillermo Haro Lázaro
Las Figuras del Asesinato
resultados del otro delito, tampoco podría determinar a
qué tipo penal pertenece. Pues, el conocimiento resultante
del delito desconocido, no es formalidad esencial, en la
estructuración de la efeméride conexa, sino, más bien, basta
únicamente su tentativa para configurar el tipo, inclusive,
la Ley tampoco urge cual debe ser el acto perpetrable
después de la muerte primaria y en tanto, la categoría
típica que concierne al delito fin, así sea, objetivo concreto
del autor. Con respecto al dolo, como voluntad manifiesta
empleada en la comisión del asesinato primario, este debe
también, aplicarse al curso criminal en la búsqueda del
delito final.
pragmática, que demuestra la disparidad de condenas,
mientras que el asesinato conexo, se sanciona con pena
privativa de la libertad de 15 a 35 años, la pena máxima
para el delito de robo con muerte subsecuente, será de
cadena perpetua, que se aplica en los términos siguientes:
Del examen analítico, se tiene al medio y el fin, como
elementos esgrimidos por el autor, esto determina
ponderable, la existencia de una doble intención criminal
en la materialidad del delito para facilitar un hecho típico
distinto, no solo porque este homicida mató con voluntad
consciente, sino que además, para materializar el delito fin,
fue necesario matar a uno o varios sujetos, que impedirían
la realización de una actuación eficaz. Entonces, ello
admite que su comportamiento intensamente inhumano,
constituye el dolo específico, por considerar al asesinato,
el medio utilizado y a la circunstancia “sui géneris” para
cometer otro delito o facilitar su comisión, como el fin
principal.
— Artículo 189º, (último párrafo) del Código Penal: “La pena
será de cadena perpetua (…), si, como consecuencia del
hecho, se produce la muerte de la víctima…”.
En realidad, la gran disimilitud de castigo que existe en
la Ley penal, se marca entre “el asesinato para facilitar
otro delito” y “el delito de robo agravado con muerte
subsecuente”, regulado en el Artículo 189º in fine del Código
Penal, esto se debe, al contexto legal de cada articulación
186
— Artículo 108º, del Código Penal: “Será reprimido con pena
privativa de libertad no menor de quince años el que
mate a otro concurriendo cualquiera de las siguientes
circunstancias:
(…)
2. Para facilitar u ocultar otro delito”.
Creemos que esta equiparación de sanciones, detalladas
por causas disimiles, con el afán de demostrar el
desequilibrio originado por el legislador, no responde a un
castigo realmente coherente. La razón de ello, radicaría
en la imprecisión del estudio técnico jurídico y el juicio
desacertado, que proclamó el legislador frente a la sanción
penal del asesinato para facilitar otro delito. Sabiendo que,
mediante tesis exhaustiva, se puede observar la esencia
criminal manifestada por el autor, utilizando como medio
de su propósito homicida una persona, que más pareciera
un instrumento para conseguir o asegurar, otro delito que
decidió perpetrar, exteriorizando una actitud de desprecio
por la vida humana tutelada. Pues, el poder doloso
que ejerce este autor sobre su víctima, supone un acto
inhumano, y toda muerte cruel contra otro, debe penarse
187
Guillermo Haro Lázaro
con cadena perpetua.
Discerniendo, tenemos que la estructura normativa del
delito en tratamiento ha generado antagonismo en algunas
interpretaciones jurídicas, concluyendo muchas veces
con fallos que se califican tergiversando erróneamente
la figura de asesinato por conexión con otro delito, sin
alcanzar una fijación precisa para determinar el momento
vinculante entre la consumación homicida y los hechos
del otro delito que se pretende buscar. Ahora bien, el
otro delito que alude la Ley, puede atribuirse a un robo,
patrimonio o un asesinato, requerido por el autor como
su objetivo primordial. La figura por conexión con otro
delito, sabemos que constituye la muerte ocasionada por el
autor en contra de su víctima, con el único fin de obtener
y favorecer su intención dolosa que sigue en el tiempo
para cometer otro delito. Siendo esencial para este caso, el
empleo de dos elementos aplicados en la misma modalidad
del tipo, el primero sería el delito medio que correspondería
al asesinato de la víctima y el segundo el delito final, como
objetivo básico que se pretende alcanzar. Un ejemplo para
facilitar otro delito sería asesinar al vigilante de la caja de
ahorros para apoderarse del bien dinerario, otro ejemplo,
el dar muerte al guardián de la fábrica para robar y por
último, mata a su guardaespaldas para asesinar al jefe.
Por otro lado, el crimen conexo acarrea un gran desenlace
final con el delito precedente, porque en su perpetración el
autor desencadena la muerte del sujeto pasivo, conociendo
las consecuencias que pudieran generar en el preciso
momento de los hechos finales, pues, ese medio homicida
utilizado, fue cauce para facilitar o viabilizar el despojo
188
Las Figuras del Asesinato
patrimonial proyectado. Es de aclarar, que el acto comisivo
del autor se torna previsible, al ocasionar la muerte de la
víctima como resultado de su vis acción directa, sirviéndose
de ella para apropiarse del bien patrimonial.
En suma, el crimen provocado para hacer posible la
realización de otro delito, se inserta precisamente en el
proceder del perpetrador, que encauza su intención dolosa
en la comisión fáctica, donde el sujeto pasivo se manifiesta
como óbice en cumplimiento del delito fin; comprendiendo
que la condición agravante del autor, se encuentra en el
acto espoleante que relaciona la muerte precedente que
produjo a otro, con el objeto de facilitar la comisión de su
obra finalmente deseada. Esto expresa, que la conducta
humana del asesino, es un acto necesariamente motivador,
por ello, se presenta antes de su primera acción, además,
su proyecto ideológico son el estímulo y motivación para
orientar la voluntad homicida y ex post, la búsqueda de su
objetivo final.
Ese acto doloso del autor, exterioriza desprecio por la vida
de los demás, y es accesorio criminal, que servirá para
aprovechar la muerte como medio en la búsqueda del
delito dispar. Entonces, de cara a tratar de relacionar la
muerte de la víctima y el móvil comisivo del autor, en vías
de asegurar o posibilitar el otro acto, ya que, si la muerte
es el camino motivador de la obra final del autor, que
anhela con vehemencia alcanzar, el móvil del hecho, se
identificaría como la causa que posibilitó la perpetración
del otro delito.
Con respecto a los presupuesto del tipo penal, es relevante
189
Guillermo Haro Lázaro
para su realización intencional, que se asesine a la víctima
para hacer propicio la perpetración de otro hecho análogo
o dispar; debiendo ello considerar, elemento necesario
en la existencia del delito. Pero, en contraposición a lo
estructurado, debe afirmar que si el hecho homicida
ocasionado por el autor, alcanza solo un resultado culposo,
esta deviene en atípica, por la falta de imputación objetiva
en el comportamiento del autor. Inclusive, si el autor desiste
su impulso criminal, en la consecución configurativa del
delito final, tampoco alcanzará imputación por la figura
en estudio.
Finalmente, el enlace causal en la modalidad comisiva, debe
aflorarse entre la acción directa del asesino, intencionada
a perpetrar la muerte de su víctima, con la finalidad de
favorecer la producción criminal de otro delito, como
efecto resultante deseado.
§ 36. El asesinato para ocultar otro delito
Otra característica muy notable que distingue la
disposición pragmática dentro de la modalidad de
asesinato, es la muerte ocasionada de una persona, antes
o después del hecho típico ya consumado, para procurar
disfrazar el otro delito.
Su acto homicida no es objetivo de su esencia criminal,
sino más bien, del delito subrepticio, que se pretende
ocultar, debe siempre, cometerse ex antes o ex post, al
hecho proyectado, considerado como el fin central en la
calificación material.
190
Las Figuras del Asesinato
Este diseño criminal, al igual que la modalidad precedente,
también se presenta con una doble intención fáctica
conectadas entre sí, reconociendo que el objeto primordial
que busca el autor, no es exclusivamente el asesinar a
la víctima, pues, lo que este pretende, es la subrepción o
disimulo aplicados a su delito anterior, con imperante afán
solo de asegurar el resultado de su acción penal. En virtud
del cual, debe entenderse que la voluntad del autor, fue
direccionada al homicidio de una persona involucrada en
el hecho, sea porque reaccionó al evidenciar el otro delito
o por situación casual inevitable, encontrándose en la
escena perpetrable. Todavía más, si la víctima desconocía
el acto preparatorio del asesino para ser alcanzado por este,
ya que, la inmediatez de la resistencia o el impulso eficaz
del autor, fue detonante obligatorio para exteriorizar la
muerte del sujeto presentado en forma súbita al descubrir
el crimen. Ahora bien, cabe admitir que el asesinato del
sujeto pasivo podría efectuarse justo antes, durante o
después de la comisión del supuesto que se pretende
ocultar, sin mediar tiempo entre ellas. Pudiendo el autor,
encubrir el óbito y mantener impune por un período
indeterminado, que se torna irrelevante para la Ley, más,
si se considera agravar la responsabilidad tal del autor con
un simple resultado atenuante. Por esta razonabilidad,
la Ley de cara a la naturaleza de su producción respecto
del delito que se pretende ocultar, podría fijarse como
insustancial, sea grave o no; solamente requiere que la
conducta del autor relacionada al subrepticio del otro
delito, abarque necesariamente la intención dolosa de
un pragma conflictivo, es decir, un supuesto de hecho
legal, para ser considerado como delito, que se encuentre
prescrito en los tipos penales de nuestra legislación.
191
Guillermo Haro Lázaro
Pudiendo especificar, como el delito contra la vida el cuerpo
y la salud, contra el patrimonio, entre otras figuras que
puedan inferirse de acuerdo al proyecto criminal del autor.
Lo cierto es, que debe establecer un vínculo causal, entre la
muerte del sujeto pasivo y el fin premeditado que se desea
esconder, para estructurar la obra específica ya consumada.
La intención dolosa del autor, es imprescindible para causar
la muerte y el logro de su delito, pues, ese acto homicida
puede ser inmediato o posterior a la consumación del
delito de subrepción. Siendo así, el tiempo transcurrido del
delito oculto, carece de relevancia jurídica, por ser materia
indiscutible en el sistema legal, pues, ese espacio empleado
para esconder la acción perpetrada, puede conservarse
en la impunidad, hasta que la víctima acaecida por la
acción homicida lo descubra, o cuando asesine con la
finalidad de que (el delito) no sea descubierto y continuar
tapando la obra. Este aserto del subrepticio que efectúa
el autor contra el acto consumado con antelación, tuvo
que llevar su trayectoria de forma sigilosa, para emplear
poder cauteloso en la determinación de su proyecto
ideológico, que corresponde al furtivo plan criminal.
Sin embargo, impedir que se note, sepa o vea el otro
delito, hace referencia a la atribución material del
autor, que asesina para afirmar su exención por el otro
comportamiento típico. El fundamento de su objetivo, es
el asegurar los resultados del otro delito, sabiendo que
con el asesinato infame, el autor puede silenciar el hecho
perpetrado con anterioridad, para refugiarse en la creencia
de no ser descubierto; de modo que pueda vincular, la
consumación del delito final, y el acto homicida, exigido
en mérito al ocultamiento. Un ejemplo de ello, sería el
192
Las Figuras del Asesinato
caso de un avezado delincuente que decide asesinar a un
exitoso empresario, encontrándose en su tienda, siendo
que al haber consumado el hecho, aparece en la escena su
empleada, quien también fue victimada por ser un testigo
presencial. Otro caso de muerte ocasionada para ocultar
otro delito, es el sujeto que decide ingresar al domicilio
de su vecina que vivía sola, cuando salió a comprar,
con el fin de robar sus joyas, pero, después, de perpetrar
el delito, sale de la casa y es abordado por la vecina, el
delincuente saco un filudo cuchillo y la apuñaló varias
veces dándole muerte, luego, huye del lugar con las alhajas.
Para el maestro José Hurtado Pozo “Ello ocurre, por ejemplo,
cuando el agente es sorprendido en el acto del robo y para
evitar su captura, dispara contra su perseguidor o contra quien
trata de impedir su fuga, que conduciría al descubrimiento o
esclarecimiento de su delito”.43
En otra perspectiva de la especifica agravante, el tratadista
Villavicencio Terreros, manifiesta el siguiente ejemplo:
“el caso de quien raptó a un menor para cometer actos contra
natura y para ocultar ese hecho, ante el llanto a gritos del
menor, lo degolló con la chaveta que portaba”.44
En contraste, es insuficiente calificar el asesinato para
ocultar otro delito, la actuación del delincuente que
después de haber perpetrado un asalto, decide huir a bordo
de un automóvil a gran velocidad y en el trayecto atropella
a un anciano que cruzaba la calzada, muriendo de forma
_____________
43. Hurtado Pozo, José, Manual de Derecho Penal Parte Especial I Homicidio, 2da. Ediciones
Juris, págs. 59, 69, Lima-Perú, 1995.
44. Villavicencio Terreros, Felipe; Lecciones de Derecho Penal, Parte Especial, Delitos de
Homicidio, Tomo I, p. 45, Editorial GIOS EDITORES, Lima-Perú, 1991.
193
Guillermo Haro Lázaro
instantánea. Otro ejemplo de calificación insuficiente,
sería el caso del sujeto que mata a su víctima, luego, es
sorprendido por otra persona que presenció el hecho y
corrió despavorido sin que el asesino pudiera alcanzarlo.
Sin perjuicio de ello, nuestro opúsculo monográfico
dispone lograr un mejor entendimiento en la calificante
de tipicidad, conociendo la validez que debe existir en la
conexión subjetiva de cada delito, esta refiere a la causa
de su resultado entre el asesinato y la otra acción que
se pretende ocultar. La precisión del acto homicida, es
indefinida en su consumación, ya que puede perpetrarse
antes o después del delito que pretende ocultarse. La
estructura de su agravante no solo se encuentra en la
terminación fáctica, sino que para el derecho sustantivo es
suficiente adecuar su tentativa, y, con respecto al tiempo
transcurrido entre uno y otro supuesto es irrelevante.
Finalmente, el vínculo causal en la figura de asesinato
para ocultar otro delito, se aflora entre la conducta dolosa
del asesino, que acabo con la vida del sujeto por haber
observado el acto delictuoso, con el objetivo de ocultar
y asegurar su delito antes consumado que desencadenó
la muerte de la víctima. Por último, “la conexión es final
porque el otro delito ha sido el motivo que ha inducido al
autor a matar”.45
_____________
45. Creus, ob. Cit., págs. 31, 32.
194
Cuarta Parte
Homicidio
Calificado
Por la forma de
ejecución
Las Figuras del Asesinato
Capítulo IV
ASESINATO CON GRAN CRUELDAD O ALEVOSÍA
“La estructura homicida sin límites”
SUMARIO: §37. Marco introductorio §38. Concepto doctrinal §39.
El asesinato con gran crueldad §40. Elementos constitutivos del
asesinato con gran crueldad §41. El asesinato con alevosía §42. La
agravante de alevosía sobre la víctima inerme §43. Clases de alevosía
§ 37. Marco introductorio
E
n la figura de asesinato, existe una extensiva
clasificación de cara a la conducta criminal del
autor, precisamente en el diseño de su estructura
homicida y la forma de revelar la muerte del sujeto
pasivo, sin embargo, en el mundo contemporáneo, ello,
alude la especifica agravante, calificada por la Ley, donde
funda el “asesinato con gran crueldad o alevosía”, como
delito que exterioriza, sus características y consecuencias
con diversas formas de criminalidad en el ámbito
delictivo, que no son ajenos a nuestra realidad peruana.
No obstante, es de considerar, que en la modalidad de
asesinato con gran crueldad, no es suficiente aflorar la
voluntad de matar a su víctima, sino que también, esta
calificación típica de asesinato, debe rebasar extremo,
los límites dolosos del autor, para comprender su acto
cruel, como una de las más execrables circunstancias
dentro del delito. Pues, actualmente la civilidad total y
especialmente la peruana, no se encuentra exenta de ser
197
Guillermo Haro Lázaro
objetivo fácil, por sujetos con esta condición criminal, que
impera en grado sumo, truculencia psicopática. En tanto,
ese proceder inhumano, logra alcanzar su impulso idóneo
en los diversos modos de ejecutar el hecho atroz, sobre
todo, si este asesino manifiesta además, el deseo de torturar
y prolongar el dolor de la víctima. Llegando inclusive, a
sentir satisfacción con los efectos de angustia, sufrimiento
y agonía, que le infiere a la víctima, sabiendo que su
actuación con excesivo ensañamiento, incrementaría
innecesario las lesiones corporales, para poner fin a la vida
del sujeto pasivo.
Por otro lado, la muerte con alevosía, al igual que la
conducta precedente, también se incluye dentro de la
problemática criminal de nuestra sociedad actual, llevando
a cabo una disímil manera de asesinar a su víctima,
donde el autor emplea una guisa cautelosa y traicionera,
considerados como elementos de quebrantamiento
que encuadran la condición agravante del responsable
criminal, para perpetrar y asegurar la ejecución del delito;
pero, sin apeligrar la acción ni aprovechar la confianza del
afectado. En realidad, esta figura pragmática conflictiva,
hoy se torna más relevante para el Estado y sus órganos
competentes, debido a la imperiosa desazón que existe en la
búsqueda de un modelo académico, que trate de responder
a las expectativas de la categoría humana, empero, con la
construcción de un estereotipo de utilidad, capacidad y
control social, que obedezca a un análisis jurídico sólido y
no a temas de coyuntura política.
De manera que, las expresiones vertidas anteriormente,
encuentren un soporte tuitivo en el respeto de la dignidad
198
Las Figuras del Asesinato
de la persona humana, como máximo confín material al
ejercicio del “ius puniendi”, así como, del principio de legalidad
de los delitos y sanciones penales, y, principalmente en la
estructura del sistema jurídico penal, con el fin de aplicar
una previsión sustancial y determinada, en la articulación
de la norma sancionadora vigente, precisamente en el
Artículo 108º, inciso 3), del Código Penal peruano. Todo
ello, en respuesta al fenómeno criminal de asesinato con
gran crueldad y alevosía, que de seguro será, aparato eficaz
utilizado en la prevención del delito en examen. Por eso
pues, para concluir nuestro exordio, importa recalcar que
el empleo de esta herramienta, constituye afianzamiento
en la aplicación sancionadora, teniendo en cuenta la
preservación del principio de culpabilidad, toda vez, que
la responsabilidad penal recaiga con veracidad sobre los
verdaderos transgresores de la Ley. Para finalizar, nuestra
contribución empírica y amplia, resulta indispensable en
el conocimiento de la figura criminal cuestionada, ya que,
a criterio personal, son “los asesinatos más abominables”
que implican mayor peligrosidad y alarma en todo el orbe
poblacional y en consecuencia, el discernimiento del
delito, debe demostrar raciocinio jurídico específico, que
permita reducir los índices de criminalidad en nuestro
país, por ser la vida humana el bien jurídico más preciado
por el hombre.
§ 38. Concepto doctrinal
Nuestra disciplina científica, conduce a fundamentar la
articulación punitiva de dos modalidades criminales dentro
de un solo inciso en el Derecho Penal contemporáneo,
refiriéndome real debe exteriorizar ferocidad bajo impulso
199
Guillermo Haro Lázaro
a la acción típica de asesinato con gran crueldad o alevosía.
La figura con gran crueldad, expresa una característica
patológica criminal propia en el asesinato de su víctima, la
carencia de sentimiento por la vida humana, es usual en el
acto del autor, llegando inclusive a exteriorizar atrocidad
en grado sumo, para intensificar la aflicción de su víctima,
con daños certeros y causar la destrucción de su integridad
hasta culminar con la muerte. Es de evidenciar también,
que la conducta del autor, se encuentra revestida de
perversidad brutal en el momento preciso del asesinato,
las condiciones que reúne, son suficientes para considerar
su sociopatía con rasgos compulsivos, que agregado a su
acto, se trate de un psicópata o necrofílico, pero, lo peor de
todo, es que este asesino, puede confundir su careta real
entre la sociedad actual, siendo inviable su identificación
a simple vista. De otro lado, el asesino del tipo por alevosía,
arremete sobre su víctima, poder impetuoso, para que
a través de ella, obtenga la consumación material, toda
vez que, el modo de favorecer su vil proceder, se basa
en el estado de indefensión total del sujeto pasivo, ello
supone el grave acto circunstancial de su responsabilidad
criminal, que incurre por medio de la traición y perfidia,
siendo elemento apremiante para asegurar la acción, sin
condicionar peligro alguno al autor, dado que su empleo
consolidaría forma eficaz en su consumación. Luego, a
título de un ejemplo oportuno de perpetración alevosa,
sería el pernoctar en un profundo sueño, donde la víctima,
no tiene opción a reaccionar frente a su atacante, sin
poder hacer uso de mecanismos de defensa, ni siquiera a
expresar gritos de dolor. Adecuando así el autor, su obrar
alevoso, que califica agravación ante tal pérfido hecho en
tiempo real. Pudiendo determinar, que este autor haya
200
Las Figuras del Asesinato
adoptado posturas desproporcionadas en la configuración
material, utilizando tal vez, un cuchillo para apuñalar a
la víctima, hasta producirle la muerte. En otro proceder,
el asesino espera a su víctima distraída o de dorso, para
aprovechar un ataque preciso, con un objeto contundente,
luego, rematarlo hasta conseguir, asegurar la muerte,
como causalidad de su acto.
En otra opinión, se sostiene que ambas figuras de
asesinato con gran crueldad y alevosía, se disciernen a
partir de la modalidad ejecutiva material, que refleja un
ánimo subjetivo en el comportamiento humano, pero,
subsumidos con un solo propósito homicida. No obstante,
es notable asentir, que tales formas de asesinar encuentran
carencia de conmiseración sentimental entre uno y otro
hecho, refiriéndome a los escasos valores internos de
amor y ternura que refleja el asesino; de manera tal, que el
obrante pueda actuar con excesiva frigidez, propio de su
identidad patológica, para alcanzar un asesinato eficaz en
la comisión de su delito, a propósito, de no priorizarlos, ya
que estos elementos de insensibilidad, no son los esenciales
en el incremento de su agravación penal, sino más bien,
los que si se encuentren revestidos con refinada intensidad
homicida. Porque, ni aún, la misma exacerbación, irritación
o exasperamiento, como expresiones insuficientes de
afectividad, amor y dureza en el corazón, son requisito
imprescindible en la consumación criminal.
Pues, lo real es que su modelo homicida de perpetración
típica, postula y se adecúa al tipo de conducta humana que
posee cada delito, y, es precisamente el elemento sustancial
que exige la Ley para su configuración penal. Por eso,
201
Guillermo Haro Lázaro
debemos estimar que la estructura homicida de las dos
proposiciones lógicas, mantienen disparidad común, solo
en “el modus operandi”, que emplea el autor para consumar
la muerte de la víctima. Sobre todo, si estas características
o procedimientos de singularidad especial, es el que lo
distingue de las demás modalidades dolosas dentro de la
figura de asesinato. Estos estilos de matar, se refiere por
un lado, a todo acto ejercido con intenso encarnizamiento
que revela el asesino, para dilatar el deceso del sujeto
pasivo, por el otro, se deleita con el padecer innecesario
que le causa en la entereza corpórea y psicológica, lo que
alcanzaría incremento peligroso en el daño producido,
pues, finalmente para efecto de ello, acarrearía la muerte
de la víctima, debiendo comprender, que se trata de un
delito perpetrado con vasto ensañamiento. Si nos basamos,
en la actuación pérfida y traicionera, tendría también un
modo especial para victimar a otra persona, pero, aquello
debe considerar como principio básico, que constituye la
acción cautelosa del autor, para los efectos de asegurar la
comisión de su delito, puesto que, la guisa adecuada en el
empleo de los actos de deslealtad y traición de la confianza
en ella depositada, son factores que contribuyen a la
viabilidad de su acción homicida.
En consecuencia, esta modalidad homicida brutal y
alevosa, expresa la acritud de sus sentimientos por la
vida humana, aun, si las cualidades intencionales de su
naturaleza criminal, son la esencia misma de perpetración
en el autor, pues, se sabe que serían utilizadas como
instrumentos suficientes en esta categoría penal.
202
Las Figuras del Asesinato
§ 39. El asesinato con gran crueldad
La muerte perpetrada por el hombre, con extrema crueldad,
se manifiesta en el Derecho penal como el acto más
inhumano a través de la historia, la forma y fondo de su
afloramiento criminal, al momento de atacar a su víctima,
remarca en su comisión tal vez el más encarnizante de los
delitos. Pues, ello se trata, del crimen más trascendente
que exterioriza la conducta humana del autor en la figura
de asesinato, es el que engendra excesiva crueldad en la
muerte de otro, su sanguinaria e inicua guisa deliberada,
permite el padecer innecesario de la víctima durante su
acción criminal. La Ley, reconoce la punibilidad de este
acto brutal, precisamente en el Artículo 108º, inciso 3),
conocida también como “ensañamiento” en las diversas
normativas del mundo contemporáneo, encaminadas a la
persecución penal. Pues, la causa de su propósito homicida
y el crecimiento inútil de la tortura propiciado por el autor
sobre la víctima, constituyen elementos básicos en la
agravación de su delito. Por eso, resulta apropiado admitir,
que el asesino del hecho comisivo haya empleado un modo
específico de matar, llevado a cabo con tinte revestido de
frivolidad, solo para buscar viabilidad en el objetivo que se
desea alcanzar, sin crear confusión con el encarnizamiento
del autor dirigidos a su víctima, que sí mantiene relevancia
en el asesinato cuestionado. La cual, expresa con especial
énfasis, una guisa o modalidad exclusiva de ejecución, que
rebasa todos los límites de crueldad, tortura o sufrimiento
físico moral, sumamente intensos y continuados en contra
de otra persona, incluso además, podría adecuar actos
de ferocidad, saña, barbarie, ya que su contenido revela
salvajismo y truculencia. De manera que, este victimario
203
Guillermo Haro Lázaro
pueda encontrar satisfacción o goce, mediante tal
atrocidad, en virtud de sus sentimientos pueriles de
conmiseración aplicados en la acción, para fundamento
del diseño cruel de asesinato, pero, ello no debe pretender
que su identidad determinada por el carácter, sea dominio
de la voluntad, más, si la legislación peruana, no exige la
frialdad o el estado de ánimo, como formal sine qua non, en
la calificación penal, sino que este sujeto debe actuar con
extrema crueldad contra su víctima, infiriéndole intensos
dolores y lesiones superfluas en la integridad física y
psíquica, hasta resultar de manera única el exterminio de
la víctima.
Otras características destacables que discierne la
estructura pragmática dentro del diseño encarnizado
en el delito de asesinato, es la muerte ocasionada por el
autor contra cualquier persona condicionada como sujeto
pasivo, procurando antes de su deceso, una prolongada
aflicción de tormento en el soporte corporal y psicológico,
relacionados a constituir un resultado material que
satisfaga su necesidad homicida. No obstante, es de
comprender jurídicamente, que este sufrimiento lesivo
se torna innecesario al ser infligidos en la víctima, pero,
sumamente necesarios en la regulación de la Ley penal,
sobre todo, por ser un elemento suficiente en la estructura
constitutiva del asesinato, lo que acarrea un mejor juicio
para lograr discernir, que la dolencia del daño en la víctima
no es esencial, sabiendo que el autor mantiene razonable
luz acerca de su acción criminal, y por ende, la firmeza
de alcanzar el asesinato como resultado final es seguro.
Por ello, este principio homicida se considera como un
desborde criminal en su acto, que sobrepasa tal vez, el
204
Las Figuras del Asesinato
grado máximo de una muerte violenta, para encauzar su
desenfrenado hecho, a los efectos extremos de la indolencia
criminal deseada.
La finalidad primordial que se persigue en el diseño criminal,
es el de alcanzar una mejor comprensión, en la intención
deliberada del autor, ya que, este induce un método especial
de perpetración en la muerte de su víctima, a causa del
suplicio o sufrimiento que le hace padecer, prolongando,
en ese sentido, su estado agónico antes de morir. Pero, la
respuesta frente a la obra truculenta, tiene su procedencia
en la guisa de perpetración factual, conocido como el
punto determinante de la premeditación decisiva, antes de
ejercer la muerte, que permite la preparación de la víctima,
en el recrecimiento de su martirio y de las lesiones en ella
inferidas. En efecto, el previo acto supone el momento
oportuno del autor, para poner a la víctima en un estado
de indefensión total, a fin de facilitar su instinto criminoso
y comenzar con la tortura vis in corpore (en el cuerpo de
la víctima), durante un espacio de tiempo determinado,
hasta lograr la muerte deseada. Después de todo, procurar
un estado de indefensión en la víctima, supone dimanar la
causalidad del “medio empleado”, donde el autor dispone
de objetos contundentes o cualquier otro método que
pueda ocasionar amedrentamiento y pavor de manera
apremiante, para obtener mediante ese mecanismo,
resultado eficaz en el padecimiento innecesario y
extraordinario que se requiere. Así pues, que la víctima
deberá en todo momento, encontrarse con vida antes
de su muerte, consciente del padecimiento, los dolores
infligidos y descargados en su anatomía corporal, siendo
este, un requerimiento decisivo para la calificación penal.
205
Guillermo Haro Lázaro
Ahora bien, ello no significa que el castigo provocado a la
víctima, debe servir como medio de interrogatorio, para ser
cuestionado o confesar algo, sino en lo absoluto, el autor
busca satisfacción morbosa, de saña, sadismo y perversión
plena en las lesiones que le infiere, su fuerza patológica
impera en la forma de construir el sufrimiento del sujeto
pasivo, razón por la cual, su naturaleza enfermiza y cruel,
exterioriza un placer mórbido por este experimento
dañino.
En ese curso, la forma de ejecución que emplea el autor
del delito por crueldad, debe suponer también, una actitud
intensamente inhumana, pues, la lógica real de ese estado
de ánimo, será precisamente la postura que se requiere
para que propicie la obra de su acto vil, y por tanto, es
causa de la conducta extrema revestida de peligrosidad
que determina la figura de asesinato en la modalidad de
gran crueldad, exigida por la Ley punitiva. La relevancia de
su necesidad en el aumento innecesario del daño, es para
la Ley el incremento de su agravación; porque además de
procurar el resultado material emanado de su conducta
humana, también ocasiona otros daños graves con brutal
agresión en su víctima, que a nuestro criterio, entendemos
que se debe a la naturaleza de su proceder patológico
criminal, ya antes mencionado.
Inclusive, se esclarece que los resultados vertidos por el
asesino, solamente demuestra la provocación orientada
al sufrimiento exacerbado que se añadió a la víctima. Por
eso, aquello puede determinar que fue conclusión trivial
de una conducta objetivamente inútil en la búsqueda
de un efecto criminal aún mayor, sabiendo que su acto
206
Las Figuras del Asesinato
deliberado, podría encauzar con facilidad el logro de una
muerte segura, sin recurrir a prácticas que provoquen
intensos dolores físicos y psíquicos, ello, en definitiva
solo constituiría actos banales en el asesinato de la
víctima. Es de afirmar también, que el autor conociendo
su actuación previa al asesinato de la víctima, agrega esos
execrables actos criminógenos, con el ánimo de construir
adecuadamente una amplia manera objetiva y verosímil
de alcanzar un daño considerable a la víctima. En esa
orientación, podemos aludir que la persistencia de las
lesiones inferidas en la zona corpórea de la víctima, con
frecuencia, se debe al aseguramiento del resultado deseado,
sin poder precisar en realidad si los efectos producidos
innecesariamente, utilizados para matar a la víctima,
fueron ocasionados por la segunda o tercera lesión, o, cuál
de ellas fue la que produjo un gran sufrimiento.
Respecto a los daños innecesarios, que fueron infligidos con
grado máximo de psicopatía, tanto en el cuerpo como en la
mente del agredido, estas carecen de relevancia jurídica,
ya que, cualquiera de los cortes o heridas producidas,
han podido coadyuvar a la reafirmación del asesinato.
Pero, aquellos actos consolidables del crimen, no pueden
pretender la configuración del supuesto por crueldad o
ensañamiento mediante ese proceder del asesino, debido a
que la imputación objetiva, requiere que la esencia aflictiva
de dolor y sufrimiento, acreciente en su voluntad criminal,
es decir, se realice infiriéndole repetitivas incisiones en el
cuerpo de la víctima, como un acto inhumano pueril, que
le provocó satisfacción personal al ocasionarle la muerte.
Actualmente, las luces de los preclaros tratadistas importan
207
Guillermo Haro Lázaro
un análisis más profundo de la sinopsis en estudio, pues,
los medios lesivos de ataque que emplea el autor en la
dolencia de la víctima, aportan apreciación y descripción
detallada, hasta alcanzar un fundamento acertado en su
conducta criminal, sobre todo, para evidenciar la utilidad
de posibles armas punzocortantes que se utilizaron en la
tortura, siendo las más eficaces en este tipo de ejecuciones.
A más de esto, se busca determinar el grado de profundidad
de las incisiones inferidas y las puñaladas reiterativas,
con el fin de identificar cuál de ellas fue la más certera,
que dio lugar a una larga agonía o sufrimiento, y por
último, precisar también, las que aceleraron la muerte
de la víctima. Por ello, se hace referencia al fundamento
del maestro Gisbert Calabuig, quien conceptualiza que
las armas blancas son “instrumentos lesivos manejados
manualmente que atacan la superficie corporal por un
filo, una punta o ambos a la vez”46.
Fig. 1. Herida homicida en región precordial
Fig. 2. Dispersión de heridas homicidas torácicas y cervicales.
Fuente: LESIONES POR ARMA BLANCA, Jorge González Fernández, Médico Forense. Director
del IML de “La Rioja”.
_____________
46. Gisbert Calabuig Juan Antonio, Lesiones por Arma Blanca, pp. 383-93, en: Villanueva
Cañadas E. Medicina Legal y Toxicología, 6ta. Edición, Editorial MASSON, S.A., EspañaBarcelona, 2004.
208
Las Figuras del Asesinato
Luego, cabe además, resaltar la existencia de sujetos
con grados de perversión singulares, que para saciar
plenamente su deseo sexual, es necesario asesinar a la
mujer con quien se ha mantenido el acto carnal. La verdad
de ello, es que por un instante el autor obnubila el juicio de
la razón, para provocar de ese modo, sentimiento nocivo
y pernicioso, que obedece solamente a sus “instintos
criminales”. Esto se debe, al vicio de su proceder insano
que utiliza en el crimen de su víctima, sus rasgos revestido
de sadismo, encuentra una guisa más extraña de asociar,
su lujuria libidinosa entre la sangre y el acto genésico, para
fijar que el sangrado representa el centro generador de
excitación, más notable que el contacto genital masculino
o femenino.
Según Claus Roxin, “mata cruelmente el que causa especiales
dolores o tortura a la víctima por una actitud inmisericorde
y sin sentimientos”. De igual forma, menciona que: “la
causación de dolores o torturas es un requisito del tipo, ya que
afecta al modo de provocar la muerte y lo convierte de alguna
manera en un homicidio potenciado, en cambio la actitud
inmisericorde y sin sentimiento, que no está necesariamente
unida a ello, sino que debe añadirse como elemento autónomo,
es un componente de la culpabilidad”47. Lo que mantiene
vinculación análoga con la postura de Soler, en el ámbito
del aspecto subjetivo, la condición agravante del tipo,
configurados “en la prolongación deliberada del padecimiento
de la víctima, satisfaciendo con ello el autor una tendencia
sádica”48.
_____________
47. Roxin, op. cit., pág. 315.
48. Soler, op. cit., págs. 36, 37.
209
Guillermo Haro Lázaro
Para el jurista Omar Breglia Arias, “el ensañamiento es una
refinada crueldad que puede prolongarse durante horas, hasta
que la muerte se adelante al poderoso deseo malvado del autor
de continuar matando”.49 En la opinión de Fontán Balestra,
así, “pues hay en quien se ensaña el deseo definido de causar
sufrimientos innecesarios a la víctima antes que muera”.50
Ello supone, sobre todo la agonía del caído, que constituye
concretamente para ella, padecimiento no ordinario
e innecesario, sea por el dolor que se experimenta o
prolongar su muerte.
Juan Bustos Ramírez y Hernán Hormazábal Malarée,
sostienen que, en esta figura se presenta lo que en
doctrina clásica llamaba "lujo de males", que es el placer
en aumentar la intensidad de la afección al ofendido, no
contando los males posteriores al hecho, por ejemplo el
descuartizamiento del cadáver para encubrir el homicidio.
En realidad, los criterios difundidos con especial énfasis, de
seguro servirán para fortalecer nuestro opúsculo científico,
dado que la figura en estudio, gira entorno a similares
características y propiedades sumamente complejas, con
articulaciones legislativas comparativas, pues, el único
afán es llevar a cabo una suficiente aplicación del Derecho
Penal. La sustancia del objetivo, se inclina a buscar mejores
herramientas, que por su capacidad para obrar puedan
determinar el fin que se persigue, en aplicación de la Ley
y el de responder a una buena administración de justicia.
_____________
49. Breglia Arias, Omar, Cita: “Homicidios agravados”, págs. 132,133. Editorial Astrea, Buenos
Aires-Argentina, 2009.
50. Fontán Balestra, Carlos, Derecho Penal “Parte Especial”, 17ª Edición, pág. 37, Editorial
Abeledo Perrot, Buenos Aires-Argentina, 2008.
210
Las Figuras del Asesinato
Asimismo, en la materialidad del asesinato por crueldad,
el autor utiliza una guisa auténtica y deliberada al
producir la muerte de su víctima, su raciocinio pleno para
la concreción del delito, debe considerar presupuesto
sustancial en el despliegue objetivo de la acción típica, que
atañe al sufrimiento y dolencia superflua que le infiere a la
víctima, hasta alcanzar su asesinato. Entonces, ello alude,
a la crueldad como móvil del delito, que se identifica con la
causa del padecimiento y dolor, o el fin que busca el hecho,
sin embargo, aquel motivo que mueve y orienta la intención,
no debe confundir la voluntad de matar del autor directo.
Siendo en realidad, una dualidad de conductas humanas
que se relacionan entre sí, como elementos de tipicidad
que anexa la necesidad del sufrimiento de la víctima y el
resultado muerte o finalidad del autor. De allí, es preciso
considerar para mayor entendimiento, que las heridas
producidas a la víctima, no debe alcanzar la muerte,
solamente sufrimiento y dolor intenso. Por otro lado, si
las heridas inferidas en el cuerpo de la víctima son causa
de rebasamiento y deviene la muerte, no se cumplen los
presupuestos exigidos por el tipo subjetivo para configurar
la crueldad, además, se situaría simplemente como un
caso de homicidio simple. Ahora bien, la posición del
obrante de cara a su propia naturaleza comisiva, radica
en la perpetración con dolo directo o específico, su vil
intención, subsume en la materialidad el “secuestro” de su
víctima, para iniciar el acto de tortura previos a su muerte.
Pues, ese poder de retención y rapto forzado del sujeto
pasivo, acontecido antes de la obra, se debe a la privación
de su libertad en forma violenta, que servirá al autor como
medio idóneo privilegiado, para facilitar el cauce inicial
de su acción criminal, permitiendo de modo cruel, el dolor
211
Guillermo Haro Lázaro
y sufrimiento de la víctima y posteriormente la muerte.
Esta opinión, guarda contraste con otro análisis de los
hechos, ya que, resultaría incongruente comprender, que
el autor desate su crueldad contra su víctima, bajo acto
de tormento en zona profusa de pobladores, donde sería
más factible el auxilio del sufrido. Pues, si bien el autor
había premeditado los actos de tortura y la consumación
de la muerte del sujeto pasivo, es de suponer también que,
puede haber preparado de forma primigenia, su secuestro
para trasladarlo a un lugar sin acceso a ser socorrido.
Para concluir, en todos los tiempos y países, el ensañamiento
como figura de asesinato con gran crueldad, siempre
adecuará su acto en el proceder del autor para revelar una
mixtura de actitudes en el proceso homicida, y el brote
de la consumación material de su víctima. Siendo así,
el propósito intencional que delibera la corriente de su
comportar criminal, se recarga para originar el encierro
del perjudicado, poniendo luego, en situación aislante,
de nostalgia y debilidad, pues, ese estado carente de
medios de defensa de la víctima, por encontrarse atada o
amedrentada, es lo que exacerba en el autor, la búsqueda
de su satisfacción enfermiza con la tortura y sufrimiento,
antes de perpetrar su muerte. Es evidente que, ese acto
de aislamiento propiciado para separar a la víctima de
su entorno, podría causarle impotencia y desesperación,
sabiendo que al quedar ella, incomunicada, revelaría
sentimientos de pánico o pavor, situando en el autor, un
vínculo entre su propio estímulo y los gritos afligidos
de desesperación por el estado inerme en que esta se
encuentra. Pero además, ese vínculo que existe como causa
212
Las Figuras del Asesinato
del aislamiento de la víctima, sometida a crueles torturas,
debe considerar necesariamente un acto de secuestro.
El tratadista Giuseppe Maggiore, sostiene que: “Se ha
creído encontrar una diferencia muy sutil, que la hay, pero sin
importancia, en el hecho de que el ensañamiento es físico en
tanto que la crueldad tiene carácter moral”51.
Terminando, es imprescindible que los actos de tortura
y sufrimiento, deban realizarse mientras el sujeto pasivo
se encuentre con vida, debido a que este debe sentir la
crueldad del sufrir físico o psicológico que desato el autor.
Si la víctima muere momentos antes de la tortura, no se cumple
el presupuesto de lesión al bien jurídico vida humana que
tutela la norma penal y que se exige como elemento objetivo de
tipicidad de esta figura, ya que podría suceder que la víctima
muera de paro cardiaco por la impresión de saber que iba a
ser torturada.52 La crueldad, es lo que mueve al autor para
ocasionar el padecer físico o moral en la víctima, y no, en
la intención de asesinar.
§ 40. Elementos constitutivos del asesinato con gran
crueldad
La figura de asesinato por crueldad en grado sumo, se funda
en la composición de diversos elementos que conforman
la estructura del delito, teniendo en cuenta que cada una
_____________
51. Maggiore, Giuseppe Derecho Penal Parte Especial, Vol. XV, p. 307, Ed. TEMIS, BogotáColombia, 1955, cit. de Hurtado Pozo José, Manual Derecho Penal, Parte General, p. 73, Edit.
Sesator, Lima-Perú 1978, Citado por Peña Cabrera, Raúl, Tratado de Derecho Penal Parte
Especial Tomo I; p. 109, Ed. Jurídicas, Lima-Perú, 1994.
52. Haro, Op. cit., p. 180.
213
Guillermo Haro Lázaro
de ellas, cumple una función primordial en el proceder
criminal del autor. Sin duda, esta formalidad del crimen,
establece un modo de extinguir la vida humana bajo
condiciones agravadas específicas, donde el autor con
voluntad real, manifiesta objetivamente especial peligro
en su accionar comisivo, lo que constituye el dolo de matar.
La premeditación como elemento del tipo, cumple una
función configurativa más relevante, por ser esta, la
circunstancia de agravación en el asesinato con suma
crueldad, donde la intencionalidad del autor influye en
la deliberación, preparación y planificación del sadismo
criminal en estudio, que condiciona su madurada reflexión
durante un lapso de tiempo que determina la muerte de
la víctima. Otro elemento, que se erige sustancial en este
delito, sería que la muerte del sujeto pasivo, debe producirse
como efecto de un episodio criminal por crueldad extrema
e inhumanidad, agregado a su disposición emocional que
le ocasiona un placer mórbido por el sufrir de otra persona.
También, la utilización de cualquier medio comisivo,
considerado en la obra como elemento determinante para
consumar el asesinato cruel. El móvil comisivo, es definido
como presupuesto de tipicidad, se encuentra comprendido
en la gran crueldad, para estimular y motivar el acto del
ejecutor en los hechos punibles, dando muerte a la víctima.
No se puede atribuir delito de asesinato en la modalidad de
gran crueldad al sujeto que después de matar a su víctima,
sienta un placer anómalo al seccionar los miembros
superiores e inferiores del cadáver. Debe entenderse que el
sentimiento enfermizo del autor, se manifiesta solo antes
de la muerte de la víctima.
214
Las Figuras del Asesinato
Para la estructuración de la figura de asesinato por crueldad
excesiva, es requerible cumplir tres presupuestos de mayor
relevancia en la conducta criminal del asesino, su empleo
en la muerte de otro, es imprescindible para diferenciar las
formas de ejecución, que se detalla en el siguiente orden:
a) Inferir lesiones físicas o psíquicas innecesarias a la
víctima
En la comisión de los hechos, el autor procura la acción
típica contra su víctima, exterioriza en su conducta
criminal una disposición especial de crueldad, de modo,
que la guisa para torturar se torna extremada e inútil, pues,
ello, puede causarse al propinar golpes de puño con una
manopla, apalearlo con un bate de béisbol, infiriéndole
cortes o picándole el cuerpo con un cuchillo, carbonizarlo,
sumergirlo en un cilindro con agua, electrizarlo a pausas,
mutilando partes de sus extremidades, entre otros. Sin duda
alguna, cada homicida desata un tipo de tortura diferente,
reconociendo que se trata del sufrimiento inicial previo a la
muerte de la víctima. Con respecto a las lesiones psicológicas
precedentes, que el autor puede utilizar contra su víctima,
sería exponiéndolo a ver actos de truculencia brutal de su
hijo o su familia, ya sea degollándolo, disparándole en la
cabeza con un arma de juguete; causando desesperación y
daño en la salud mental de la víctima. Siendo estas lesiones
de poco interés o trascendentales, para la Ley, pero, que si
atribuye considerarlos como presupuestos esenciales en la
prolongación del asesinato cruel.
215
Guillermo Haro Lázaro
b) El padecimiento extensivo previos al asesinato cruel de la
víctima
Otro de los presupuestos más relevantes en la calificación
penal, sería el acto premeditado que revela el autor, para
preparar con antelación la realización del delito cruel,
haciendo posible el padecimiento de intensos dolores,
a través del daño físico que le produce a la víctima en
acto pleno, hasta alcanzar la muerte. Esta acción banal,
evidencia formas especiales en el padecer intenso de
la víctima, su manifestación como resultado mecánico
lacerante, es lo que exacerba la satisfacción del autor.
Sobre todo, que la complacencia y el gozo son elementos
en cumplimiento de la necesidad de matar del autor, no
se trata precisamente del asesinato cometido, sino, más
bien, en la prolongación del dolor de las heridas inferidas
en la víctima o por el daño lesivo de las torturas en su
salud psíquica, lo que determina la vasta crueldad de su
conducta en la ejecución criminal.
c) El asesinato cruel de la víctima como resultado de las
torturas
Finalmente, el acto antijurídico del autor en el asesinato
con mayor brutalidad, que se manifiesta como resultado de
las torturas, son causa del poder ejercido sobre la víctima,
con el objetivo de provocar intensos dolores innecesarios
y prolongar su muerte, el castigo anormal creado por
este autor, es aplicado para satisfacer su propia voluntad
criminal. La actitud deforme que revela el autor, se debe a
los rasgos de insensibilidad por la vida humana, pues, este
sujeto en la comisión fáctica previa a la muerte del sujeto
216
Las Figuras del Asesinato
pasivo, aplica medio especial de tortura sin sentimientos
de piedad, deleitándose con la agonía o colapso que le
produce insuficiencia a su víctima. Especialmente, si en
esas condiciones inhumanas el asesino actúa con ánimus
necandi desde el brote de los hechos comisivos, siendo así,
sería más hacedero para este obrante, alcanzar nuevas
formas homicidas asociadas a desórdenes patológicos,
que acarrean a observar su propio accionar en el preciso
momento del tormento y suplicio de la víctima, como
si fuera una necesidad para encontrar únicamente un
obsesivo placer enfermizo durante el tiempo que perdure
la agonía. Vale decir, que solo el autor puede determinar
el momento concluyente del padecimiento y ultimar a su
víctima, ya que, el dominio del hecho que ejerce, mantiene
ventaja para direccionar el espacio que dure la tortura.
Este macabro hecho de suplicio y dolor ex antes del
asesinato de la víctima, han puesto en escena verdaderos
aparatos del terror, teniendo en cuenta que la intención
premeditada del lacerante sádico, se ha convertido en un
factor preponderante por la forma de matar que aflora,
ello, constituido como un ente con actitud típica letal,
que destruye fácilmente la vida de los demás. Por eso
pues, hoy, nuestro reforzado Derecho Penal objetivo, ha
encontrado artilugios jurídicos apropiados, que asocian al
crimen como hecho, al sujeto perpetrador y a la sanción
penal como legítima consecuencia, es decir, que pretende
una sistematización coherente de las reglas legales y una
interpretación racional, para alcanzar a esos asesinos que
causan sufrimiento, dolor y por supuesto la muerte de la
víctima como su fin primordial. Será necesario además,
que en la materialidad homicida se cumplan los elementos
217
Guillermo Haro Lázaro
del tipo, para la configuración criminal del delito, donde
el deceso de la víctima deberá concluirse después de una
larga agonía de sufrimientos físicos o psíquicos, por causa
de la tortura.
En contraposición a nuestro análisis, existen algunos
factores insuficientes que no son materia constitutiva
en la figura de crueldad, siendo el caso del sujeto que
antes de asesinar a su víctima, quiso hacerla sufrir,
cercenando partes de su cuerpo, pero, por motivos
ajenos a su voluntad, este autor la degolló pronto con un
machete, sin poder atribuir los presupuestos de tortura y
sufrimiento, tanto físicos o psíquicos de la víctima, que
se requiere en la perpetración del delito inmisericorde.
Aunque ese asesinato consumado, haya desencadenado ex
post, una expresión de crueldad en el obrante, esta forma
de comisión no se cumple, en razón de la exigencia de la
crueldad previa a través de la tortura que debió sufrir la
víctima antes de morir. En esa postura, la conducta del
autor se torna equívoca e insuficiente para alcanzar la
calificante de crueldad en el asesinato, pues aquello, solo
debe encuadrar el asesinato por ferocidad, dado que, no se
cumple lo adoctrinado en la Ley.
Otro ejemplo, carente de configuración penal, de la figura
por crueldad, es el proceder inhumano de los pobladores
que capturaron a un delincuente, para luego, atarlo a un
poste de madera, con el objeto de torturarlo hasta causarle
muchos cortes y heridas de gravedad en el cuerpo,
circunstancias en que el delincuente forcejea las ataduras,
el poste cae, impactándole en la cabeza y muriendo a los
pocos instantes.
218
Las Figuras del Asesinato
La conexión que existe entre la causa y el efecto, con
respecto a la figura homicida por excesiva crueldad, se
encuadra como efecto de una evidente conducta dolosa e
inhumana en el asesino, teniendo en cuenta que, los actos
exteriorizados revelan un intenso encarnizamiento carente
de afecto por las personas, suponiendo una actuación
fáctica de dolor, dirigida a buscar el resultado muerte de
la víctima. Pues, la causalidad como presupuesto esencial
del tipo, deberá encontrar relevancia en el hecho mismo
de su perpetración revestida de una mayor bestialidad
en la forma de matar, haciendo extensivo el sufrimiento
de la víctima, a fin de lograr un asesinato atormentado,
lleno de congoja y angustia, que solo se puede atribuir a
un victimario despiadado, que descarga toda su ferocidad
para disfrutar y sentir satisfacción por tales instintos de
sadismo, en la muerte que ocasiona a su víctima. Llevando
todo ello, a comprender una muerte, producida de forma
sumamente lesiva, que rebasa todas las circunstancias
criminales de asesinato en el mundo.
§ 41. El asesinato con alevosía
La figura de alevosía como diseño criminal del asesinato,
consiste en la preeminencia deliberada que se logra
mediante la felonía, para ser utilizada por el autor fáctico
como elemento esencial en la incidencia de la confianza
contra el sujeto pasivo. Pues, la acción traidora y desleal del
felón, facilita su propósito criminal con el fin de alcanzar
un asesinato eficaz en su víctima. De allí, que su conducta
alevosa y maquinadora, revestida de cautela, son la esencia
misma de su naturaleza homicida, que de seguro servirá
para reafirmar la perpetración de su delito, dirigidos a una
219
Guillermo Haro Lázaro
víctima que no exterioriza riesgo ni peligro alguno para
este felón, sino, en razón a que buscó anteriormente un
embuste viable y una forma de poner a la víctima en un
estado de indefensión. En suma, esta clase de asesinato
alevoso, determina un modo único y particular de matar,
considerando la necesidad de un comportamiento
humano que se traduce en la traición y perfidia del
obrante, como circunstancias básicas elementales,
principalmente de su vulnerabilidad, al no poder hacer
uso de sus mecanismos de defensa, ello, sería entonces, lo
que fundamenta la agravante del tipo penal calificado. Por
eso, la traición maliciosa de deslealtad y maldad extrema
del felón, revela la condición de un sujeto avizorado,
que aviva enardecidamente una pasión pérfida a la falta
de buena fe depositada en su víctima. En este sentido, la
sólida regulación legal afianza una penalidad radical en
el Artículo 108º, inciso 3) de nuestra legislación punitiva,
para sancionar a los transgresores de la modalidad alevosa,
con castigo privativo de libertad no menor de 15 y máxima
de 35 años.
Para afirmar la existencia del delito alevoso, se requiere
de los elementos del tipo objetivo y subjetivo como
máxime presupuesto configurativo, pues, este principio
constituye una obligatoriedad delimitada en la aplicación
de la estructura normativa. No obstante, se trata de una
figura que por su naturaleza criminal el autor exterioriza
objetivamente un comportamiento de sigilo, cautela,
astucia o maña, a efectos de engañar y preparar a su
víctima, hasta lograr su desprotección para ser atacado a
traición. Este acto inhumano, por lo general se emprende
con la finalidad de que el autor pueda asentir su propósito
220
Las Figuras del Asesinato
homicida contra su indefensa víctima, sin devenir por
supuesto, algún riesgo inminente en su evento, debiendo
encontrar primero, una forma adecuada de paralizar toda
reacción o posibilidad de defensa en la víctima, que pudiera
cambiar el seguimiento de su conducta premeditada, lo que
nos lleva a comprender que se trata de una consecuencia
inseparable en la existencia de riesgo para el asesino, que
pudiera emanar de la conducta defensiva de la víctima. Por
ello, esta modalidad de asesinato alevoso, mantiene firme
su contenido jurídico, para ser evidenciada como requisito
subjetivo agravante en la responsabilidad criminal del
autor, que perpetra su delito doloso, con el fin de revelar
los medios que fueron utilizados en el aseguramiento
de su ejecución material, sin peligro para él. Además,
se determina que el medio empleado por el autor, sería
cualquier instrumento de ataque como: cuchillo, machete,
(arma blanca), una pistola, escopeta, (arma de fuego), fierro,
palo, martillo, entre otros que por su uso letal causen la
muerte de la víctima.
Efectivamente, estos medios comisivos o formas empleadas
en la consumación material, son los que se exige y pone
de manifiesto el tipo objetivo de la acción alevosa. Pero,
en realidad es incongruente pensar, que el uso de esos
fatídicos instrumentos sean la causa real del asesinato, en
el momento adecuado que preparó el autor, sino más bien,
entender que ese instrumento o medio idóneo empleado
desde su brote, arremetidos a la víctima, sirvieron solo con
intención de inmovilizar y completar la consumación con
otros ataques, para asegurar el asesinato final. De allí, que
el cauce criminal pueda proponer suficiente, un resultado
enfático con arreglo a la concreción de la norma de
221
Guillermo Haro Lázaro
mandato, a fin de determinar la existencia de la alevosía,
en tal sentido sólo serían alevosas las muertes que se
producen en virtud al empleo de las formas o medios
elegidos por el autor53.
Según el profesor Gómez López, se debe considerar
como homicidio alevoso aquel en el cual la indefensión
de la víctima es provocada o aprovechada por el agente;
estamos frente a una felonía pues el homicidio se “ejecuta
con traición”54.
En la materialización traicionera del criminal, se fundan
otros medios dirigidos al vínculo de confianza que
conllevaba el autor con la víctima, de tal forma que este
felón pueda determinar el método o medio empleado
más apropiado, para conseguir un diseño arremetedor
especial en su consumación material, bien podría ser de
modo súbito o por sorpresa, es decir, como él quiera que
sucedan los hechos, so pretexto de ser digno de su entera
confiabilidad que la víctima le tenía, y, este, en respuesta
a ello, pudo aprovecharse sigilosamente para llevar a cabo
su artimaña de guisa rápida e inesperada en el ataque
pérfido, sin permitir ninguna acción autodefensiva.
Así pues, el bloqueo defensivo de la víctima se torna hoy
lacerado por el accionar comisivo del felón, que desaparece
la probabilidad de preservación de su integridad física
_____________
53. Córdoba Roda, Juan - Rodríguez Mourullo, Gonzalo, Comentarios al Código Penal, Tomo
I, pág. 545, Ed. Aranzadi, Barcelona-España, 1997. Si bien el principio aludido tiene plena
validez, su operatividad práctica no deja de ser excepcional, pues la regla general es que quien
elige los medios o formas para cometer el homicidio con alevosía logre consumarlo con el
empleo de dichos medios.
54. Peña Cabrera, ob. cit., pág. 102.
222
Las Figuras del Asesinato
y psíquica, para posteriormente incidir en su conducta
proditoria, que acondicionó con la intención de facilitar
una emboscada o acechanza vil y despreciable contra
su víctima, ya que nunca imagino ser presa fácil de la
prevalecida traición de otro sujeto de su entera confianza;
más aún, que no pudo prevenir tal complot, porque
tampoco apercibió el sigiloso disfraz de su conducta
pérfida, para advertir la presencia de su atacante. Todo ello,
se traduce en un diseño especial o medio intencional, que
emplea el felón para encuadrar el camino criminal, con el
único propósito de alcanzar la muerte del traicionado, sin
apeligrar, ni reaccionar de alguna manera, en el preciso
acto execrable.
§ 42. La agravante de alevosía sobre la víctima inerme
Claro está, que la conducta intrigante y oportuna del
autor, no exime límites en la manera de matar, solamente
prepara o busca el estado de indefensión de su víctima,
sin importar sus limitaciones, estado, situación, clase,
categoría, cualidad o de distinta índole para defenderse,
ya sea, por encontrarse durmiendo, de espalda, distraído,
drogado, o, en cualquier circunstancia que posibilite un
fácil ataque, hasta rematarlo cuando esta yace inerme
en el lugar específico fijado por el autor. Inclusive, puede
alcanzar también a las víctimas con un grado particular
de indefensión, clasificados en el siguiente orden de
debilidad como: un infante, el vetusto, el minusválido, el
invidente, entre otros, por tratarse de personas indefensas
y desprotegidas que por su propia condición especial, se
ubican en una cadena de inseguridad expuestas a cualquier
peligro. Por ende, es relevante aclarar que la Ley en estos
223
Guillermo Haro Lázaro
casos de víctimas desvalidas, tiene sus efectos en el
incremento de su agravación de manera más drástica
respecto de los transgresores, debido a que en este
punto los sujetos pasivos presentan una calidad especial
con diversas formas de discapacidades, expuestas con
facilidad a recibir la acción alevosa de su asesino. En la
misma posición Quintano Ripollés afirma que “la víctima
inerme, el ciego, el dormido o el completamente desvalido,
automáticamente hacen caer sobre el agresor la agravante de
alevosía”55.
Entendida la figura de alevosía como la felonía o traición
descargada sobre la víctima sin proximidad de peligro
para el autor, en razón al conocimiento del estado de
indefensión en que se encuentra o posición que se sitúa a la
víctima, pero, es más abominable saber que la víctima del
hecho es un indefenso niño o infante, o un desprotegido
minusválido. La agravante de alevosía se presenta en
el comportamiento del autor no solo con el propósito o
voluntad de asesinar, sino que también este asesino se
sirve de la situación oportuna de indefensión del niño u
origina este estado para procurar la muerte. Siendo el caso
del chofer encargado de la movilidad escolar del niño que
por la confianza depositada en él, a la hora de la salida lo
recoge del colegio y decide llevarlo por un lugar solitario
para asesinarlo. Este estado de indefensión del menor,
alude a un hecho concreto, donde el asesino encuentra
mayor oportunidad y seguridad para consumar la muerte,
apartándose de lugares concurridos. Además, la excesiva
familiaridad en el trato, sería una conducta sin sospechas
a su favor.
_____________
55. Laje Anaya, op. cit., p. 45.
224
Las Figuras del Asesinato
Se ha visto que este singular asesino suele llevar al niño a
morir a un “lugar seguro” para su macabro fin, alejando
toda ayuda externa posible, libre de interferencias, en
deyecta y aviesa actitud56.
Sin lugar a dudas, los supuestos antes referidos están
revestidos de gran peligro y mayor culpabilidad para
el felón del delito insidioso, que exterioriza tal vez, el
más perverso comportamiento criminal en su voluntad
intencional, contra otros sujetos considerados sumamente
graves y nocivos, por nuestra civilidad contemporánea.
Pero, lo más controvertido es que se trata no solo de víctimas
comunes, sino de personas especiales, fáciles de lograr una
muerte segura y que después de la cobarde intervención
homicida del felón concluye satisfecho sin ningún riesgo.
En definitiva, esta falta de defensa del sujeto pasivo, más
parece que se tratara de un acontecimiento de inferioridad
del desvalido que de la propia consecuencia alevosa, pues,
nuestra opinión juiciosa frente a ello, sería considerar un
mal excesivo de preeminencia en la conducta del felón.
Esta apreciación del autor que revela dominio sobre la
víctima, se crea como una guisa de superioridad solo para
vincular su proceder con el acto criminal.
Implícitamente, se debe tener en cuenta la necesaria
trascendencia que acarrea el dolo en este especial
formato criminal, al conocer que su voluntad deliberada
disfrazada de engaño, fraude o simulación, son llevados
a cabo maliciosamente con la intención premeditada no
solo para ocasionar la muerte de la víctima, sino que es
_____________
56. Laje Anaya – Laje Ros; “Código Penal”; págs. 92, 93; Ed. Lerner; Buenos Aires-Argentina,
1998; y jurisprudencia del T.S.J. de Córdoba en Semanario Jurídico Nº 590, p. 11, del 24/IV/1986.
225
Guillermo Haro Lázaro
imprescindible la singular modalidad de exteriorizar
el hecho alevoso, pues, estas afirmaciones nos llevan a
comprender que el felón del delito, propone una dualidad
capital en su accionar comisivo al mismo tiempo; mientras
que la primera sería el deseo desenfrenado por alcanzar
la muerte, el segundo sería, que esta víctima se encuentre
en un profundo estado de indefensión; de manera tal, que
ambas manifestaciones se muestren viables para lograr un
resultado eficaz en su propósito criminal.
§ 43. Clases de alevosía
En la figura premeditada del aseguramiento ejecutivo sin
peligro para el traicionero, se pueden presentar tres clases
de alevosía, donde el asesino los utiliza como instrumentos
de agravación en la perpetración de su delito, de acuerdo
a la función característica reveladas en cada una de ellas,
siendo posible diferenciarlas por la forma de su actuación
criminal y el modo anterior de buscar el estado de
indefensión de su víctima. Por tanto, podemos admitir en
este orden de ideas que, el primer diseño alevoso del autor
sería el “proditorio o traicionero”, comprendida en su
ataque fáctico y premeditado por artificio, ocultamiento,
descuido, para arremeter contra su víctima, esto es, que
ejerce de forma desprevenida “a traición y sobre seguro”57.
El segundo diseño alevoso correspondería a la forma
sorpresiva, repentina o inesperada, que aplica el autor en
el acaecimiento de su víctima, sin permitir ningún modo
de reacción, ni desviar el ataque, aunque esta se encuentre
_____________
57. Arias Eibe, Manuel José, “LA CIRCUNSTANCIA AGRAVANTE DE ALEVOSÍA: Estudio Legal
Dogmático-Penal y Jurisprudencial”, Revista Electrónica de Ciencia Penal y Criminología,
RECPC, 07-03, pág. 3, Madrid-España, 2005. Fuente: http://criminel.ugr.es/recpc/07/
recpc07-03.pdf
226
Las Figuras del Asesinato
de frente o de dorso. El tercer tipo alevoso, discierne su
acción bajo empleo de instrumentos de prevalimiento,
abandono o indefensión, que se valida mediante elemento
circunstancial de desamparo del traicionado, encontrando
el traidor la postura adecuada para un ataque especialmente
infame y pérfido, cuando se encuentre yacente, recostado,
quieto, sentado, arrodillado, pernoctando, adormecido,
de modo que ese estado de reposo debe consistir en la
inacción de su movimiento voluntario. Además, este
irracional sujeto, encuentra entusiasmo en esta etapa de
dificultad intensa, o en cualquier otra situación de ventaja
no provocada por este, sino que también, puede dirigir su
acto homicida, a víctimas inimputables, como un inválido,
paralítico, ciego58.
Siguiendo el análisis, otras formas factibles de transgredir
las conductas éticas de honestidad y respeto, también
integran o más bien, complementan el acto comisivo del
autor, traicionando la confiabilidad de su lealtad en él
depositada, acreditando con especial énfasis la “alevosía
moral”, que constituye esconder su intención criminal,
para simular un sentimiento de amistad y seguridad digna
de su personalidad; y por otro lado, la “alevosía material”,
que dispone un modo particular en el resultado criminal
con la intención de ocultar el asesinato perpetrado.
Para terminar, en el afianzamiento de nuestra posición
doctrinal el tratadista Ricardo Núñez, opina que: “al
ocultamiento moral o material caracterizadores del homicidio
_____________
58. Arias Eibe, Manuel José, “La alevosía de segundo grado o abuso de superioridad como
circunstancia agravante genérica de la responsabilidad criminal estudio jurídico penal y
jurisprudencial”, La Ley penal: Revista de Derecho Penal, procesal y penitenciario Nº 32, págs.
25, 38, Ed. DYKINSON, Madrid-España, 2006.
227
Guillermo Haro Lázaro
proditorio y del homicidio insidioso, la alevosía le agrega
la cobarde finalidad del autor de obrar sin riesgos para su
persona”. Si fuera posible adecuar una síntesis pedagógica
sobre el concepto de alevosía, digo “mata sin riesgo y sobre
seguro”, a lo que debe acrecentársele el lado subjetivo de la
calificante.
Por último, el vínculo causal resultante como consecuencia
de la figura de alevosía, se determina entre la conducta
criminal del felón orientada a traicionar y poner a la víctima
en un estado de indefensión para facilitar el asesinato, sin
ningún riesgo para el traidor. De modo tal, que la conexión
entre la acción alevosa del sujeto activo y la causa fatal
muerte de la víctima, se encuadre en el modo y la forma
que este autor utilizó como instrumento para alcanzar un
estado de indefensión y asegurar la muerte. Teniendo en
cuenta, que la intención premeditada y el dolo del autor
fueron elementos esenciales en su conducta criminal con
la finalidad de obtener la muerte de la víctima, existiendo
de esta manera una estrecha relación entre el punto de
equilibrio del acto mismo y la causa material deseada.
Para concluir, la causalidad como principio fundamental
del delito, tiene su finalidad en la obra perpetradora ceñida
por un modo de asesinar considerada como la más vil y
traicionera en comparación con otros delitos dolosos, a fin
de lograr una muerte segura.
228
Quinta Parte
Homicidio
Calificado
Por el medio
comisivo
Las Figuras del Asesinato
Capítulo V
ASESINATO POR FUEGO, EXPLOSIÓN U OTRO MEDIO
CAPAZ DE PONER EN PELIGRO LA VIDA O SALUD DE
OTRAS PERSONAS
“Mecanismos complejos para alcanzar la muerte y el
riesgo masivo de personas”
SUMARIO: §44. Marco introductorio §45. Concepto doctrinal §46. El
asesinato por fuego §47. El asesinato por explosión §48. El asesinato
por cualquier otro medio capaz de poner en peligro la vida o salud
de otras personas.
§ 44. Marco introductorio
L
as modalidades de asesinato a través de la historia,
pone de manifiesto su perdurable legado en las
Ciencias del Derecho Penal, para proseguir con
trascendencia el planteamiento teórico, de los medios
idóneos de comisión, eficaces en la voluntad homicida del
autor material, a fin de realizar con gran ímpetu la muerte
de su víctima. Sin embargo, en las últimas décadas se ha
mermado definitivamente las acciones criminales, por
fuego, explosión o con el empleo de otros medios análogos
que por su naturaleza sean capaces de implicar peligro en la
vida o salud de otras personas, lo que colegiría decisivo, un
posible decrecer existente de algún desenlace perpetrante,
por estos delitos al interior de la civilidad y el orbe. Los
medios tradicionales del crimen que se evidencian en
la muerte de otro, se presentan exacerbando un peligro
231
Guillermo Haro Lázaro
subjetivo de extrema agravación, este comprende el subtipo
del delito en estudio, siendo tal vez los más notables en la
estructura penal, pero también, los vetustos en la historia
de la criminalidad. Pues, cada figura homicida debe
considerar al dolo directo o especifico, como elemento
vital (ánimus necandi), toda vez que, el proceder criminal
del asesino se orienta a causar la muerte de una persona,
lo que permite clarificar la forma de su intención dolosa
directa o específica en el preciso momento de su acto,
bajo empleo de medios eficaces de comisión, para su
configuración penal. Las circunstancias subjetivas de
la agravante, se encuadran en el hecho de que el fuego,
explosión o el empleo de otro medio equivalente producido
por el autor, ponga en peligro concreto la vida o salud de
otras personas, pudiendo determinar con ello, la condición
subjetiva del dolo eventual en la muerte de otras personas
como consecuencia del fuego, explosión o bajo el empleo de
aquellos medios análogos que el autor no tuvo la intención
de dar muerte. En suma, es válido destacar que el asesinato
causado por fuego o explosión, aflora absoluta gravedad,
respecto de su configuración homicida, y, así también,
de la sociedad como víctimas afectas por el medio
empleado en su trascendente obra criminal.
Se sabe que toda conducta criminal consciente y voluntaria,
está antecedida además, por una causa motivacional, pero,
hasta este tiempo, no se conoce cambio coetáneo, sobre
qué medios se basa el autor para inducir el asesinato por
fuego o explosión, pues debe entenderse, que estas figuras
de agravante poder lesivo, tiene efectos de propagación
material, que alcanza no solo a la víctima preferente, sino
que mata o lesiona a todo un grupo humano que no pudo
232
Las Figuras del Asesinato
prevenir los resultados difundidos por el autor. Siendo así,
sería entonces, inconexo atribuir para la figura agravante,
los móviles de venganza o sevicia, ya que el legislador
nunca tomo en consideración tales adecuaciones de las
complejas mecánicas del modelo de asesinato. Pues, al no
existir modo alguno de estimulación en su acto, tampoco
tendría lugar el motivo que debió darse en su acción, lo que
daría lugar, solo a perpetrar su propia conducta humana
con intención directa, para alcanzar a varias víctimas y
poner en peligro la vida o salud de otras personas.
Esta gran diversidad de asesinatos, nos exige ahondar en la
materia, los tiempos precedentes con mayor trascendencia
y peligro, respecto de la colectividad de víctimas expuestas,
pues, hoy estas formas criminales han perdido vigencia
en su accionar comisivo, como lo hemos manifestado. No
obstante, frente a los resultados de algunos delitos que
perdieron peso criminógeno y previsibilidad, el Derecho
Penal en vigencia, no encuentran relevancia por estas
consecuencias en la actualidad, debido a la viva reacción
doctrinal de nuestro sistema jurídico penal, que de manera
inmediata y apropiada decidió derogar la agravante por
“veneno o envenenamiento”59, regulado anteriormente en
el Artículo 108º inciso 4) de la Ley, debiendo comprender
que su conducta criminal continuará perteneciendo a la
figura de asesinato, como lo manifiesta la amplia doctrina,
siempre que la forma y el modo del empleo letal haya
servido para matar de manera subrepticia con el fin
de lograr el aseguramiento del resultado material, y, la
reacción de la víctima.60 Su acción típica, debe también
_____________
59. Ley Nº 30253, Ley que modifica el Artículo 108º del Código Penal peruano, del 24/10/2014.
60. Hurtado Pozo, op. cit., p. 50.
233
Guillermo Haro Lázaro
ampliarse en los casos de alevosía para constituirla como
medio capaz de poner en peligro la vida o salud de otras
personas.
Por ello, este formato académico criminal, acarrea la vía
consecuente para alcanzar estos actos inhumanos por
incendio o explosión, producidos por el autor, bajo el
empleo de instrumentos esenciales que por su eficacia
revelen dolosamente un diseño especial en su actuación
homicida; llevados a cabo, mediante circunstancias
sustanciales de peligrosidad y dominio del hecho, que
requiere un constreñimiento exigido por el autor, con
el objeto de reforzar la mecánica en la perpetración del
asesinato. Además, el empleo del medio supone un requisito
intencional sumamente relevante en el incremento
de su agravación, esto es, cuando el autor haya creado
un escollo frecuente para las personas del entorno. Así
también, podemos erigir que la vida o la salud de ese grupo
humano, debe alcanzar una comisión típica especial, que
encuentre un estado próximo de daño y riesgo necesario
para considerarse como presupuestos de tipicidad en el
aumento de la agravante, y por tanto, haber producido una
situación de peligro concreto.61 Un ejemplo de ello, sería el
caso del asesino que decide incendiar el departamento de
su ex novia con la intención de matarla, aún, sabiendo que
vivía con sus padres y hermanos, este ejecuta su acción. Así
también, el chofer que manejaba un ómnibus de pasajeros,
es asesinado por el autor explotando la unidad móvil con
dinamita.
_____________
61. Peña Cabrera, ob. Cit., p. 115.
234
Las Figuras del Asesinato
Por consiguiente, el tipo penal dispone otro medio capaz
de poner en peligro la vida o la salud de un gran número
de personas, donde se hace necesario recoger lo regulado
en los “DELITOS CONTRA LA SEGURIDAD PÚBLICA”,
Artículo 273º, peligro por medio de incendio o explosión;
del Código Penal, refiriéndose al: “que crea un peligro común
para las personas o los bienes mediante incendio, explosión o
liberando cualquier clase de energía, será reprimido con pena
privativa de libertad no menor de tres ni mayor de diez años”.
Siendo estas las figuras con desenlaces más devastadores
y catastróficos utilizados como medios o métodos para
alcanzar punibilidad de manera deliberada, pudiendo
admitirse cualquier otro medio no descrito entre los delitos
contra la seguridad pública62. De igual modo, la tipificación
de otras formas agravadas se sigue en el Artículo 275º, del
CP, para referir que: “La pena será privativa de libertad no
menor de seis ni mayor de quince años cuando en la comisión
del delito previsto en el Artículo 273º concurre cualquiera de las
siguientes circunstancias:
1. Si hay peligro de muerte para las personas.
2. Si el incendio provoca explosión o destruye bienes de valor
científico, histórico, artístico, cultural, religioso, asistencial,
militar o de importancia económica.
3. Si resultan lesiones graves o muerte y el agente pudo prever
estos resultados.
Asimismo, los “estragos especiales” se regulan en el Artículo
276º, mencionando al “que causa estragos por medio de
inundación, desmoronamiento, derrumbe o por cualquier otro
_____________
62. Villavicencio Terreros, op. cit., p. 43.
235
Guillermo Haro Lázaro
medio análogo, serán reprimidos conforme a la pena señalada
en los artículos 273 y 275, según el caso”.
En definitiva, estas incorporaciones al sistema jurídico
penal, mantienen su vigencia como una dualidad de
delitos catastróficos que responden a la necesidad de
proteger ciertos bienes jurídicos, el cual exceden de su
conducta dolosa dirigida al objetivo que se busca. Pues,
en el caso del Artículo 108º inciso 4), de la norma legal, se
encuadra actualmente a los asesinos que utilicen fuego o
explosión en su comisión homicida, siempre que se alcance
sustancialmente un peligro en común como consecuencia
de ello, apoyándose sobre la base de otro medio idóneo,
orientados a situar un peligro inminente para la vida o
salud de otras personas, de manera tal, que se presente
como presupuestos exigidos por la Ley. Por otro lado, en
el caso de los “delitos contra la seguridad pública”, en
cualquiera de sus figuras, la Ley determina a los sujetos
que hayan creado un peligro común para las personas o los
bienes mediante incendio, explosión o liberando cualquier
clase de energía (…). Siendo requisito esencial que estas
actuaciones fácticas deseadas, también conlleven una
variación en la intención dolosa del autor, lo que permitirá
superar el límite de su producción, para desatar la muerte
de otros sujetos, aun admitiendo su previsibilidad en el
resultado. Sin duda alguna, parece tratarse de eventos
preterintencionales, que desencadenan en cada una de las
conductas primigenias otras consecuencias especiales con
resultados similares o diferentes en el mismo hecho. Pero,
en este acto la preterintención se pone de manifiesto para
abarcar solamente a los delitos de seguridad pública, en
razón a que este autor nunca tomo en cuenta que surgiría
236
Las Figuras del Asesinato
un desbordamiento de su conducta, que devino posterior
otras consecuencias como resultado. Ahora bien,
contrariamente a los hechos, el delito ocasionado por
medios catastróficos, no encuadra en los presupuestos
preterintencionales, ya que el autor, como realizador
del hecho, intencionado dolosamente buscó solo la
consumación de su acto, para ocasionar nuevos daños que
afecte a otras víctimas, sin pretender que, aquello no fuera
precisamente objetivos.
Dicho de otro modo, la configuración típica subsume la
específica agravante que se inserta en la acción dolosa del
autor, su fin primario es provocar el deceso de su víctima,
disponiendo de medios idóneos o eficaces, a través del
fuego, explosión o para sus efectos de aplicar nuevos
medios análogos que por su esencia criminal puedan
conseguir mayor peligrosidad en la vida o salud de otras
personas.
Concluyendo la introducción, podemos afirmar que
el asesinato perpetrado por combustión de energía o
estrepitoso detonante, revisten deliberado incremento
lesivo en su determinación homicida, debido a la
actuación comisiva del asesino que exterioriza una
extrema peligrosidad, propias de su conducta criminal y
principalmente en el modo de causar daño, bajo uso de
elementos nocivos que por sus características de fuego o
explosión, se considera como catastróficos fijados en su
mecanismo o procedimiento viable, con fines de consumar
el tipo homicida; aflorando con este hecho grave, una
situación de zozobra, alarma e intranquilidad dentro de la
sociedad y el Estado de derecho.
237
Guillermo Haro Lázaro
§ 45. Concepto doctrinal
Desde el punto de vista jurídico, debe precisarse que el
asesinato por fuego, explosión u otro medio capaz de
poner en peligro la vida o salud de otras personas, son
aquellos mecanismos compuestos por diversas formas
o medios catastróficos específicos, que el autor se sirve
de ellos apropiadamente para alcanzar de manera eficaz
la muerte de otro, desencadenando al mismo tiempo un
peligro ordinario, fijados al aseguramiento de un resultado
sin ninguna acción de resistencia en su víctima.
En otra acertada opinión, se entiende que este suceso
funesto donde el autor del asesinato por fuego o
explosión, es considerado un hecatombe homicida, no
solo, porque el autor del hecho catastrófico utilizó los
medios convenientes, de necesaria optimización para
realizar su objetivo primario, sino porque lo relevante
debe ser, que el mismo evento ocasione un peligro común,
es decir, aplicando otros recursos o fórmulas que por su
eficacia puedan alcanzar un riesgo inminente próximo
en la vida o salud de una colectividad de individuos. En
realidad, el medio en común que importa el autor, hace
referencia a otros resultados tal vez más desastrosos con
mayor cantidad de víctimas. Pero, ello no significa que en
cualquier caso, nuestras articulaciones normativas puedan
identificar solo la producción de un peligro común, por
el contrario, esta debe acarrear también, las que resulten
como consecuencia de cualquier otro medio con gran
poder de asolación total.
En suma, diremos que la dicotomía o dualidad de su sistema
238
Las Figuras del Asesinato
jurídico, radicaría en que ambos tipos punitivos se fundan
sobre un diseño que rebasa sus objetivos primordiales,
debiendo precisar que cada uno persigue la consumación
de un hecho específico y concreto, sin tener en cuenta
que al conseguir la muerte de la víctima o la creación
de un peligro común, estas puedan generar otros efectos
y viceversa, aunque, no se haya previsto una cuantía
humana de víctimas dañadas o perecidas. Queda entonces
reconocer, que si por esta vía de rebasamiento o intención
desproporcionada ajenas a la voluntad del autor, se logró
desenlaces finales de peligro común y muerte; en ese caso,
vale decir que la preterintención para los casos de asesinato
por fuego o explosión se tornan insuficientes; la razón de
ello sería, se debe al conocimiento de la intensidad con
que acciona el autor y de los resultados que en ella pudiera
desencadenar, sobre todo, porque no basta matar a una
víctima, sino lograr por otro medio un peligro colectivo o
un resultado de daño masivo hacia otras personas, aun, si
este sustento jurídico estriba de nuestro sistema legal. En
tal sentido, la conducta criminal examinada se diferencia
por revelar guisas objetivas y subjetivas, que solamente
se dirigen a matar a una persona, pues, para ello, la
propagación del fuego, la detonación violenta y expansiva,
la inundación, el desmoronamiento o el derrumbe no son
más que, medios análogos que por su naturaleza lesiva el
autor se sirve de ellas con el fin de aprovecharlas en su
delito.
Otro detalle configurativo del delito, se instituye con la
puesta en peligro real o concreto de la vida o salud de otras
personas, teniendo en cuenta la disparidad de su objetivo
criminal. Sin duda, este criterio hace referencia a diversos
239
Guillermo Haro Lázaro
sujetos pasivos, para ilustrarnos necesariamente que las
consecuencias por medio de fuego o explosión, deban
sobrepasar sus efectos, a fin de alcanzar no solo a una o
dos personas, sino a un grupo humano, considerables en la
fijación de la figura criminal.
Por último, en nuestro medio coetáneo estos delitos
catastróficos ya han perdido protagonismo y continuidad
en su comisión homicida, argumentando que los casos de
terrorismo y sus modalidades de asesinato perpetrados por
fuego o explosión, se recuerdan únicamente, escenarios
y criminales como verdaderas maquinas del terror, que
fueron causa de desastres, muertes y desolación en la
sociedad peruana del pasado siglo. Por eso, hoy, podemos
evidenciar sin ninguna vacilación, que estos grupos
guerrilleros han sucumbido después de un largo enfrentar,
con la captura de sus cabecillas y especialmente del líder
terrorista Abimael Guzmán Reynoso, ello pudo paralizar
de manera considerable el peligro, los asesinatos de
personas y lo mejor de todo, es palmario que perdieron
su auge a causa de su erradicación en casi un 95 de su
totalidad. Así, los coches bomba y los grupos terroristas
de aniquilamiento arremetidos en distintas partes del país
dedicados a sembrar pánico y terror en la humanidad,
marcaron y dejaron huellas en nuestra trascendental
historia nacional.
§ 46. El asesinato por fuego
Esta modalidad de asesinato, enmarca una forma especial
de matar, utilizando para su perpetración criminal el fuego
o combustión, en un escenario conocido por el pirómano
240
Las Figuras del Asesinato
homicida, donde se encuentre la víctima y su entorno
de cualquier índole, con el propósito de lograr su muerte
inclusive exponiendo a peligro la vida o integridad física
de otras personas, que nada tenían que ver con el objetivo
principal, ni la conducta dolosa del asesino. En tanto, estos
diseños criminales de asesinatos en la hoguera, por su
esencia misma, han sido considerados actos sumamente
crueles e inhumanos, de un proceder refinado, que se
diferencia como consecuencia del modo de asesinar
revelados por el autor en su accionar comisivo, pues ese
acto de carbonizar a su víctima, daña al mismo tiempo otro
grupo humano que se encontraba con ella, de manera que
su perpetración, alcance la estimativa determinante de
legislación punitiva. Sin embargo, este delito se remonta
desde los tiempos del emperador romano Julio César en
la historia antigua, que utilizaban métodos de castigo
implantados para quemar a ladrones y prisioneros de
guerra, lanzándolos a la pira, como si fueran tueros puestos
en el fondo de las hogueras. A pesar de ello, estas formas
de ejecución, fueron alcanzando vigencia y habitual
relevancia criminal en diversas partes del mundo, incluso
entre los siglos XVIII y XIX, Inglaterra preponderaba hasta
el año 1790, Alemania imperaba en 1823, y Estados Unidos,
activada por destacar una de las agrupaciones xenofóbicas
llamada Ku-Klux-Klan63, quienes se dedicaban a la captura
de sus víctimas para quemarlos vivos; igualmente, los indios
norteamericanos, reaparecían más “perfeccionadores”,
adoptando nuevos prototipos en la manera de quemar
_____________
63. KU KLUX KLAN m. Organización política secreta y violenta de origen norteamericano,
de ideología esclavista y racista, defensora de la supremacía de la raza blanca, creadas en el
siglo XIX. El Ku Klux Klan aterrorizó con sus crímenes a la población negra del sur de Estados
Unidos.
241
Guillermo Haro Lázaro
personas vivas, asándolos a fuego lento o sometiéndolos
a una combustión espontánea humana, hasta quedar
convertidos a cenizas. Posteriormente, en esta edad
intermedia, el Imperio Bizantino y la Iglesia Católica,
oficializaron la muerte por fuego, siempre que el
condenado haya incidido en la causal de “herejía”. Pero,
tal aplicación de pena capital, tuvo resultados favorables
porque fueron incluyendo otros delitos como el incesto,
brujería, falsificación de monedas, sodomía y los crímenes
contra los reyes.
Por tales sucesos precedentes, en la actualidad estas
modalidades históricas de asesinato por combustión
de personas, castigadas con penas capitales, fueron
decayendo en su comisión material durante el tiempo
acontecido, prueba de ello, hoy las estadísticas criminales
para este tipo penal de asesinato por fuego, han sufrido
una decadencia radical, lo que significa, un resultado
satisfactorio vigente en la sociedad. Así pues, esos
antecedentes y modelos criminales, solo servirán como
base fundamental en la prevención del delito, no con el
afán de emular sus desatinadas guisas de asesinatos y
sanciones al condenado, sino para enriquecer nuestra
legislación, aplicando innovadoras metodologías y
técnicas jurídicas suficientes propias de las Ciencias del
Derecho Penal sin exacerbarlas. En realidad, lo que se busca
con este discernimiento constructivo, es de no dar tregua
oportuna a los asesinos piromaníacos de estos tiempos,
para intensificar sus formas criminales, ni desarrollar
otras clases de conductas, si se puede antes censurar. Este
alcance, sería también competencia del legislador, ya
que su ardua labor permitiría encontrar nuevas formas
242
Las Figuras del Asesinato
reguladoras en la prevención del delito.
En este sentido, sobre la base del tipo penal de asesinato la
expresión "capaz de poner en peligro la vida o salud de otras
personas" se constituye como un instrumento determinante
en el modelo criminal de asesinato, precisando que no se
trata solamente de quemar vivo al sujeto pasivo de manera
específica en un lugar público, donde no pueda presumir
la puesta en peligro de otras víctimas, sino que la muerte
utilizando fuego, deberá alcanzar a la víctima y peligrar la
vida o integridad de otras personas. Pues, podría resultar
en este hecho que no se logre la quema o daños leves de
personas distintas al sujeto pasivo, es suficiente que la
actuación del asesino produzca un peligro concreto para
terceros individuos.
En una posición contraria, podemos resaltar el precedente
vinculante de la jurisprudencia nacional en la Ejecutoria
Suprema del 03 de abril de 1998, “(…) cuando descartando
el asesinato por fuego califica el hecho concreto como
asesinato con gran crueldad. En efecto, allí se sostiene que
"el homicidio con gran crueldad, se encuentra debidamente
acreditado con los respectivos medios probatorios; los
mismos que permiten establecer que los sujetos activos
produjeron la muerte de los agraviados acrecentándoles
deliberadamente su sufrimiento personal, al causarles,
con las lesiones producidas durante el interrogatorio
preliminar a su muerte e incineración, un dolor físico
innecesario; no evidenciándose la agravante prevista en el
inciso 4 del Artículo 108 del Código Penal, puesto que si
bien se dio muerte a las víctimas prendiéndoles fuego en
forma directa en lugar descampado, este accionar no puso
243
Guillermo Haro Lázaro
en peligro la vida y la salud de otras personas diferentes a
las víctimas, requisito indispensable para que se produzca
esta calificante del homicidio".
Ello demuestra que, si en este hecho fueron dos o tres las
víctimas alcanzadas directamente por el fuego en paraje
libre de embarazos, esta no se inclina a lo requerible por la
Ley, que manda: poner en peligro la vida y salud de otras
personas. Pues, lo más imperante que denota es el cauce
de la tortura, el padecer decrecido, ex antes, sabiendo que
por esa vía el autor facilitaría la muerte de su víctima, para
luego incinerar su cuerpo, el cual es realmente apropiado,
atañer al delito de asesinato con gran crueldad, ya que
el proyecto de su finalidad no era quemar a la víctima y
generar un peligro propagador de nuevos daños humanos,
sino, solo crear una muerte sumamente cruel. En este
caso, si incendió a la víctima después de su muerte, es acto
baladí para la Ley.
El propósito de proclamar el cumplimiento de la figura
del delito de asesinato por fuego, pone de manifiesto la
relevante necesidad de sobrevenir un peligro concreto
en el acto, aquello debe generar, daños lesivos a dos o
más personas, emanadas especialmente de la forma y
mecanismos que se valió el autor para servirse de ellas,
con el afán de motivar la muerte de su víctima que
constituye el principio de agravación de la conducta
homicida. Aún más, reconociendo que se trata de la
agudización o incremento punible asumidos por el autor,
al encontrarse ligado respecto del medio utilizado en su
acción, o, instrumentalizado a causa del primer supuesto,
considerado como factor determinante en el desarrollo de
244
Las Figuras del Asesinato
otro hecho. De todos modos, estas acciones por fuego son
acaecibles, debido a la magnitud que revela su resultado
homicida, capaces de propagar nuevos daños humanos de
consideración.
En consecuencia, la figura calificada del tipo, corresponde
a la conducta del asesino que emplea el fuego para motivar
su intención dolosa y quemar a la víctima como su
objetivo primordial, siempre que, con el incendio peligre
la existencia o la integridad corporal de otras personas.
De ahí que, el legislador no ha tomado en cuenta para la
adecuación de la conducta típica, los medios necesarios
que indujeron al asesino a consumar el hecho por fuego,
siendo irrelevante en esta figura que los móviles sean la
venganza, sevicia y otros. De cualquier modo, el medio
comisivo empleado por el autor es el fuego o incendio
como presupuesto esencial de esta figura, siendo necesario
que este autor haya provocado intencionalmente el fuego
o incendio con el ánimo de ocasionar la muerte de una
determinada persona, y a la vez, las lesiones de otras, todo
ello, llevado a cabo por el mismo patrón homicida. Esto
nos lleva a determinar, que existe en el autor una sola
intención dolosa de matar a su objetivo como finalidad
fundamental de su acción. Pues, para la Ley, ningún autor
puede desear el hecho con doble intención dolosa al mismo
tiempo, solamente aclarar que el daño de las otras víctimas
fue causalidad de la propagación del fuego empleado en la
actuación primaria. Entonces, diremos que el exceso de su
intención o fin sustancial, fue lo que produjo el desenlace
lesivo posterior de un grupo de víctimas, presentándose
en esta condición “el dolo de resultado o dolo eventual”,
dado que, lesiona los bienes jurídicos vida o salud de otros
245
Guillermo Haro Lázaro
sujetos pasivos a quien no estaba destinada la acción
homicida, sin constituir la condicionante de atenuación,
sino más bien la de extrema agravación en su conducta
criminal.
Sin duda alguna, el proceder del autor exterioriza previa
premeditación en el uso del fuego para ocasionar la muerte
de la víctima, entendiéndose que la calidad de sujeto pasivo
del acto primario, también abarca otras personas afectas
por el mismo incendio provocado, quedando expuestas a
peligro concreto contra su integridad corporal y deberá
ser considerada como sujetos pasivos al igual que el hecho
principal.
A nuestro juicio, el asesinato por medio de fuego, germina
cuando el victimario lleva a cabo los actos ejecutivos,
ingresando con sigilo a la habitación del sujeto pasivo,
que habita con otras personas, para situarla luego, en un
estado total de indefensión, a fin de facilitar su acto, este
ata las manos y pies de su víctima, además, de amordazarla,
procede a esparcir combustible sobre su cuerpo y el espacio
que habita, seguidamente, prende fuego hasta consumar
la muerte, después de ello, se propaga el incendio por toda
la casa, alcanzando también a otras víctimas ajenas a la
que el asesino quiso matar, pues, estas podrían morir o ser
lesionadas con quemaduras de consideración.
La acción típica por fuego, carece de relevancia jurídica,
cuando en los hechos comisivos, el asesino apuñala
primero a su víctima, y, seguidamente incendia la casa
hasta extenderse el fuego hacia otras viviendas vecinas,
poniendo en peligro la vida o salud de otras personas. Otra
246
Las Figuras del Asesinato
forma, sería el caso del autor que prende fuego a la casa de
la víctima donde se encontraba sola, sin poner en peligro
inminente la vida o integridad física de otras personas.
La ineficacia de estos casos para alcanzar el asesinato por
fuego, no se ajustan a lo requerible por la norma sustantiva,
en razón a dos requisitos fundamentales, la muerte de la
víctima por fuego y la puesta en peligro de otras personas.
En los casos de asesinato por fuego, cuando el proceder
del autor reviste insuficiencia en su intención, excluyendo
definitivamente al dolo de matar, podemos considerar que
se ha obrado bajo circunstancias culposas; aunque esta
haya producido como consecuencia de su imprevisibilidad
otro inminente peligro en la vida o salud física de diversas
personas, donde resultaron muertos y heridos con
quemaduras de menor a mayor grado. Pues, la ausencia del
dolo imposibilita el progreso del delito, y, la punibilidad
en esta situación, no se cumple debido a la falta de
presupuestos de tipicidad requerida para configurar el
homicidio por fuego. Por eso, la importancia del dolo es
sumamente básica como elemento en la implementación
subjetiva de la conducta típica.
Para finalizar, el nexo que vincula la acción homicida
del autor y el desvalor del resultado, son elementos
intrínsecos, esenciales para integrar el tipo penal de
asesinato, perpetrados bajo empleo de fuego o combustión,
para ocasionar la muerte de una persona, poniendo en
grave peligro la vida o salud de otras. Pues ese resultado
producido, como objetivo querido sería la muerte calcinada
por el fuego de la víctima, seguida de un peligro concreto
en la vida, el cuerpo o salud de personas ajenas a la víctima.
247
Guillermo Haro Lázaro
§ 47. El asesinato por explosión
Esta modalidad agravada, se presenta en la sociedad actual
como la muerte por detonante, el medio de comisión que
emplea el autor en el asesinato de su víctima es la explosión,
pues ese efecto resultante debe necesariamente poner en
peligro concreto la vida o salud de otras personas ajenas
a su objetivo homicida. No obstante, debe considerarse
que, la muerte de la víctima y el daño o riesgo de la vida
de diversos individuos, son los estragos producidos como
afectación de la fuerte liberación de gran cantidad de
energía almacenada en un espacio reducido, manipulado
por el asesino de forma violenta. A su vez, estos elementos
sustanciales de resultado material, tiene su fundamento
en la circunstancia agravante, que reside en el medio
comisivo para su configuración penal del delito por
explosión. La guisa criminal que emplea el autor de cara al
supuesto por explosión, es de acción directa, con animus
necandi, su conducta inhumana revestida de peligrosidad
justifica la agravante.
Sin perjuicio de ello, este diseño criminal se ciñe como el
objetivo inicial de un asesinato premeditado, donde su
rudimentaria conducta indiferente involucra en masa a
un grupo de personas, que no imaginaron ser alcanzados
por la reacción del estallido manipulado por el autor. Por
eso, es de reconocer, que todo artefacto explosivo al ser
operado o maniobrado por un victimario con intención
dolosa para irrumpir en cualquier lugar que se encuentre
la víctima deseada, causa necesaria destrucción y otros
daños humanos. Con esta acción antijurídica del autor, se
dirige un hecho homicida en concreto, que no solo delibera
248
Las Figuras del Asesinato
la muerte de su víctima, sino que además, importa otras
consecuencias perjudiciales específicas de muertes o
daños a terceros.
Seguidamente, cabe también admitir la evidente
disimilitud que conserva la concurrencia de asesinato
en la modalidad de explosión, con la muerte causada
por actos terroristas, debido a la forma intencional que
conlleva cada una de ellas. En tanto, la figura de terrorismo
se descolla por sus proposiciones fácticas bajo empleo de
explosivos, esta revela intimidación y gran alarma social,
destrucción y muertes como resultado de su acción. Sin
embargo, el asesinato calificado por explosión, reviste otro
mecanismo de perpetración donde el autor con imperioso
deseo de asesinar consuma la muerte de su víctima a título
de dolo directo, sin atañer sentimientos de conmiseración
por el daño cometido a la vida o salud de otras personas.
Demostrando con este formato criminal, el propósito
de una conducta inhumana con gran peligrosidad, que
determina justificando el incremento de su agravación, ya
que solo concluye su plan, sin concernir lo que suceda con
otra civilidad.
Los presupuestos fundamentales en la figura de asesinato
por explosión, son los elementos jurídicos o antecedentes
que dieron origen a la realización del hecho desgraciado,
descrito en la construcción pragmática de la norma,
su relevancia constituye la formación del delito que se
subsume en el comportamiento típico del autor al provocar
la explosión como medio de ejecución material en contra
de una víctima designada por el mismo ejecutor, y, de igual
modo, peligrar la integridad física de un profuso número
249
Guillermo Haro Lázaro
de personas que el autor no tuvo interés de causarles
daño, como efecto consecuente de esa detonación. Si la
explosión que ocasiona la muerte de otras personas, es
una consecuencia culposa en la conducta del autor, no se
cumplen los presupuestos para tipificar esta figura.
En realidad, es preciso rememorar aquellos atentados
terroristas contra otras víctimas humanas arremetidas
por fuego o explosión, que ponían en peligro la vida
de muchas personas64. Esos casos que tuvieron brote
criminal, ocurridos por los años 1980, producían matanza
de patrullas militares, policías y civiles a pie, así también
ejecuciones en sus mismos vehículos oficiales, pues la
causa de ello, se debe al accionar comisivo de los terroristas.
Las detonaciones con dinamita o ANFO, eran potentes
explosivo de alto orden, que utilizaban para devastar en
masa, la vida de otras personas del Alto Huallaga, donde el
imperio del narcotráfico ejercía mucha influencia dentro
de la sociedad de aquellos tiempos. Sus enfrentamientos
constantes con el ejército, las fuerzas policiales y el país,
tuvieron bajas de consideración, ya que la destrucción, el
daño y la muerte, fortalecía su ideología criminal. Hoy, se
resalta que las zonas afectas por guerrilleros del terror, ya
no son consideradas de alto riesgo, sino que, en realidad, se
combate solo los rezagos del delito.
_____________
64. El caso de los coches bomba, que causan la muerte de muchas personas, se configura
como terrorismo, donde se subsumen los homicidios por fuego o explosión; que en los
sistemas jurídicos son considerados como delitos muy graves. En el Perú, por D. Ley 25659 del
12/08/1992, se legisla el delito de traición a la patria, Art. 1º, en las siguientes modalidades: a)
La “utilización de coches bomba o similares, artefactos explosivos, armas de guerra, o similares
que causen la muerte de personas, o lesionen su integridad física o su salud mental, o dañen
la propiedad pública o privada, o cuando de cualquier otra manera se pueda generar grave
peligro para la población”.
250
Las Figuras del Asesinato
En un aporte reformador, creemos que el legislador debe
readecuar el motivo legal de la agravante del delito, que
califica la figura “Por fuego, explosión o cualquier otro
medio capaz de poner en peligro la vida o salud de otras
personas”, toda vez que, su modificación permitiría
una efectiva regulación penal, pues la adición que se
pretende, constituye las expresiones: “análogo” y “una
o más personas”, que incorporada a la circunstancia
de agravación fundada denotaría la siguiente locución
jurídica: “Por fuego, explosión u otro medio análogo capaz de
poner en peligro la vida o la salud de una o más personas”.
Siendo evidente que, el otro medio debe precisar analogía
en su comisión y ponga en peligro la vida o salud, no de
otras personas, sino, de una o más personas.
A pesar de todo, hoy la legislación peruana regula el empleo
de artefactos explosivos o incendiarios en los hechos
comisivos por extorsión; considerando también como
un diseño criminal en el incremento de su agravación.
En tal virtud, para los casos del supuesto fáctico, esta se
encuentra prescrita en el Artículo 200º, 5to párrafo, literal
a) del Código sustantivo, aplicando sanción de 15 a 25 años
de pena privativa de libertad. Este contenido jurídico,
hace referencia a la gama legal de modalidades extorsivas,
con el fin de evidenciar diversos actos de autores, en la
comisión del delito proferido, alcanzando a perpetradores
que obtienen dinero bajo fuerza intimidante de personas
con poder adquisitivo, utilizando granadas o cualquier
otro artefacto explosivo o incendiario.
Por último, el estrecho vínculo de causalidad que existe
entre el orden fáctico directo del asesino provocador de
251
Guillermo Haro Lázaro
una explosión y el objetivo principal muerte del sujeto
pasivo; es pues, la consecuencia o resultado del mismo
hecho criminal, pero, deviniendo peligrosidad masiva, en
la vida o salud de otras personas, y sus efectos producidos
muerte o daños extremadamente graves de la víctima o
víctimas.
§ 48. El asesinato por cualquier otro medio capaz de
poner en peligro la vida o salud de otras personas
En esta última modalidad agravante, el asesinato por
cualquier otro medio capaz de poner en peligro la vida o
salud de otras personas, supone un medio no especificado,
pero, si alcanzado por un peligro inminente en la integridad
corpórea de otras personas, que no son necesariamente el
objetivo concreto del autor, sino, más bien, estas atribuyen
a víctimas masivas de un hecho típico, que concierne en
realidad a la jurisdicción del juzgador de la causa, para los
efectos de precisar sobre que vías o mecanismos utilizó
el autor en la exposición inevitable del riesgo a un clan o
corro de personas. Ello impone, que el togado deberá actuar
con amplio criterio discrecional, afianzando su posición
para lograr un análisis de acuerdo a la analogía jurídica
y fijar un encuadramiento con libertad y prudencia, que
determine un modelo calificado de agravación, conforme
lo establece la Ley. De allí, que este criterio discernido,
encauzado por el magistrado, esencialmente se adecuará a
la ejecución de otro medio o método, con el fin de constituir
tipicidad en la conducta del autor que no se encuentra
prevista como circunstancias de agravación en la norma
jurídica. Debiendo mencionar también, que al referirse a
los medios utilizados por el autor en forma genérica, se
252
Las Figuras del Asesinato
estarían incorporando otras figuras análogas como por
ejemplo: el asesinato provocado por una descarga eléctrica,
muerte originada por mordidas de una jauría de perros
asesinos, entre otros tipos criminales.
Sin perjuicio de ello, la tesis pragmática del legislador,
se encuentra versada en la terminología: “asesinato por
cualquier otro medio capaz de poner en peligro la vida o salud
de otras personas”, refiriendo ampliamente a cualquier
medio típico que el autor pueda emplear, con el objeto de
incrementar peligro en su actuación homicida, de manera
tal, que por su eficacia revele gravedad al bien jurídico vida
o salud, y, concluir con el daño intensivo a un gran número
de personas, para cumplir lo exigido por la Ley; visto que,
en ella se advierte la producción homicida seguida del
peligro concreto para la vida o salud de otras personas.
Por esta razón, el medio o medios comisivos deberán ser
sumamente apropiados para emplear en el asesinato de su
víctima, además, de poner en peligro la integridad corporal
de otras personas a quienes el autor no tuvo intensiones de
ocasionarles la muerte y menos de lesionarlos por no ser el
objetivo de este. Por otro lado, al lograr que el otro medio
utilizado se haya constituido como agravante de la pena
que no estaba prevista en la Ley, esta a su vez, deviene en
concurso de delitos, cuando menciona a “otras personas”
entendiéndose que se cometió bajo la concurrencia de dos
o más sujetos del delito. Sin duda, creemos necesaria, la
orientación “analógica jurídica” para subsumir en este
contexto, con la finalidad de adecuar la ejecución de otro
medio para integrar la aplicación de una conducta típica,
que no se encuentra en la específica agravante, de nuestro
Código Penal. Pues, en ese sentido, se sabe que la analogía
253
Guillermo Haro Lázaro
jurídica se presenta como vital herramienta dentro del
sistema aplicativo del derecho penal, que de seguro servirá
para encontrar un tratamiento especial, en este caso del
medio utilizado o a utilizarse, como método, manera,
modo, forma, fórmula, procedimiento, vía, mecanismo o
recurso en el propósito criminal. En tanto, el intérprete en
su análisis absoluto podrá valorar y calificar al “medio”,
para que a través de ello, pueda superar la eventual
insuficiencia o deficiencia estribada por el sistema jurídico
penal. Por eso, cuando nos referimos a la analogía, no
existe disposición alguna sino más bien se crea la misma,
mediante técnicas de incorporación en la disciplina del
derecho penal.
Dicho de otro modo, el acto administrativo discrecional
también delega su poder facultativo cuando la Ley otorga
a la administración, amplia libertad de estima, para
calificar con equidad la procedencia o improcedencia en
la forma de obrar, es decir, que su contenido científico
sustancial elaborado, revista argumentos discrecionales
en su actuación. Luego, en el mismo fundamento de la Ley,
podrá deducirse si se concede a los magistrados superiores
una facultad discrecional, principalmente en los casos de
carácter subjetivo donde impere lo permisivo, tales como
las de beneficio, exigencia, equidad, suficiencia u otro
interés de orden público. De igual manera, se aplicará
en los casos singulares de la Ley, cuando se regulen dos
o más posibles imputaciones en un mismo hecho, sin que
ninguna de ellas encuentre amparo de carácter obligatorio.
En tal virtud, estas acciones administrativas discrecionales
a cargo de los operadores de justicia especialmente del
254
Las Figuras del Asesinato
juzgador, son uno de los métodos hermenéuticos que
dispone el árbitro judicial, para satisfacer aquello que no
se encuentra regulado en la Ley, en otras palabras, se trata
de vacíos jurídicos (lagunas jurídicas o del derecho), que
significa ausencia de reglamentación legislativa en una
materia concreta65. Aludiendo especialmente a un hecho
específico, en la aplicación eficaz de su procedimiento
sustancial frente a la carencia de regulación jurídica, con
el propósito de encontrar resultados satisfactorios, no
para acondicionarla en una construcción analógica, sino
más bien, encauzar mediante herramientas propias del
Derecho Penal coetáneo.
El Código Penal, exige que el peligro que crea el autor deba
necesariamente poner en riesgo la vida o salud de otras
personas. Pero, si el riesgo sólo afecta la vida o salud de
una persona, no se configura el delito, toda vez que, no
se encuadra de acuerdo a Ley, esto dice, por la falta de
presupuestos o elementos necesarios para alcanzar ésta
modalidad típica, pues, en todo caso sólo se trataría de un
homicidio simple.
Para concluir, algunos juristas se pronuncian al respecto,
para considerar que se trata de un diseño criminal revestido
de “interpretaciones analógicas”, examinando que estriba
en la insuficiencia de su aplicación no reconocida por la
legislación, suponiendo las que implican afinidades o
similitudes; y, de otro lado, la “interpretación extensiva”,
que se manifiesta cuando los principios conceptuales ciñen
diversos supuestos jurídicos, es decir, que su significación
____________
65. Atria Lemaitre, Fernando y otros: “Lagunas en el derecho”. Una controversia sobre el
derecho y la función judicial, págs. 15, 16, Editorial Marcial Pons, Madrid-España, 2005.
255
Guillermo Haro Lázaro
puede extenderse o desplegarse con mayor amplitud para
comprender la existencia de posibles lagunas del derecho.
Sobre la base de este método, Karl Larenz, nos dice que:
“Debe tenerse en cuenta para averiguar el sentido de la Ley
normativamente decisivo y, sobretodo, la intención reguladora
del legislador y las decisiones valorativas por él encontradas,
así, para conseguir manifiestamente esa intención siguen
siendo pauta vinculante para el juez, incluso cuando acomoda
la Ley a nuevas circunstancias no previstas por el legislador,
o cuando la complementa”66. De tal glosado discernir,
ciertamente la reglamentación normativa a priori, es
lo que los juristas designan como “ratio legis”67 y “ocassio
legis”68, refiriéndose pues, a los elementos característicos
que se emplean en el análisis de la Ley, para darle sentido
racional de la fórmula, con la finalidad de conocer los
alcances que el legislador persiguió al dictar la Ley y las
condiciones que definieron el surgimiento del mandato
normativo. Por ello, el objetivo primordial se encuentra
acertadamente detrás del acto legislativo.
Las Figuras del Asesinato
delito, que no se encuentra establecida en la norma jurídica;
además, de la forma de su perpetración, esta tendrá que
peligrar necesariamente la vida o salud de otras personas
y las consecuencias producidas, muerte primaria de la
víctima y proximidad de riesgo vital a varias personas.
Finalmente, para dar cumplimiento al curso criminal de la
modalidad agravante examinada, es requisito fundamental,
establecer un vínculo o conexión de causalidad entre la
acción directa del autor, efectuada como razón suficiente en
el logro de la consumación homicida, ya sea, por cualquier
otro mecanismo ejecutivo empleado en la configuración del
_____________
66. Larenz, Karl, Metodología de las Ciencias del Derecho, pág. 325, Editorial ARIEL, BarcelonaEspaña, 1994.
67. Ratio legis, significa “razón de la ley" o "razón legal." Es el fundamento que debe inspirar
el contenido y alcance de las normas jurídicas que componen el Derecho positivo. Fuente:
Diccionario Latín Jurídico, Locuciones latinas de aplicación jurídica actual, p. 188, Ed. García
Alonso, 1º Ed., Buenos Aires-Argentina, 2008.
68. Ocassio legis, significa: “Las circunstancias que determinaron la aparición del precepto”.
256
257
Guillermo Haro Lázaro
Sexta parte
Homicidio
calificado
Por la calidad
especial
del sujeto pasivo
258
Las Figuras del Asesinato
Capítulo VI
ASESINATO POR LA CONDICIÓN DE LA VÍCTIMA
“Muerte de la víctima con alto cargo público”
SUMARIO: §49. Marco introductorio §50. Concepto doctrinal
§51. Sistema jurídico §52. Tipicidad objetiva §53. El bien jurídico
tutelado §54. Los sujetos del asesinato por la condición de la víctima
§55. Presupuestos del asesinato por la condición de la víctima §56.
Los fundamentos de agravación en el asesinato por la condición
de la víctima §57. Análisis del asesinato por la condición de la
víctima §58. Discrepancia sobre el Artículo 108º-A de la Ley §59.
Materialidad del asesinato por la condición de la víctima §60. El
nexo de causalidad §61. Tipicidad subjetiva §62. La tentativa en el
asesinato por la condición de la víctima §63. La consumación en el
asesinato por la condición de la víctima.
§ 49. Marco introductorio
L
a muerte por la condición especial del sujeto
pasivo, hoy se contempla como una modalidad
representativa del asesinato, su forma comisiva a
través de la historia, supone un hecho homicida extremo
perpetrado por un autor que conoce las características
propias de funcionario de autoridad de su víctima, antes
de asesinar. Sin embargo, este acto inhumano perdurable
que se ocupa la Doctrina Penal, es el que exacerba sus
efectos cuando alcanza de modo directo a la víctima con
rango especial, como: los altos funcionarios comprendidos en
el Artículo 39º de la Constitución Política del Perú, un miembro
de la Policía Nacional o Fuerzas Armadas, un magistrado
del Poder Judicial o del Ministerio Público, miembro del
261
Guillermo Haro Lázaro
Las Figuras del Asesinato
Tribunal Constitucional o cualquier autoridad elegida por
mandato popular, en ejercicio de sus funciones o por causa
de ellas, regulada en el Artículo 108º-A, “asesinato por la
condición de la víctima”, además, condiciona gravemente
el proceder del autor, bajo incremento de su culpabilidad.
Siendo así, en la actualidad este tipo penal, ha menguado
considerablemente las acciones criminales del sujeto
activo en la sociedad, logrando el retorno de una quietud
momentánea. Si bien, el acto intencional del autor se
encuentra revestido de dolo directo o específico, entonces,
ello debe coincidir en la muerte de una víctima, con
función jerárquica que representa al poder público o del
Estado, sobre todo, cuando se encuentre en cumplimiento
de los actos inherentes de su labor profesional. En suma,
toda conducta humana pone de manifiesto una causalidad,
ello expresa que ese proceder ideado por el autor sea
consciente y voluntario, pues, su acto imprescindible
debe responder al ánimo motivador, y por ende, existen
antes del hecho. También, el motivo y el medio idóneo
de comisión no tienen precisión concreta en este caso,
puesto que solo prevalece la intención dolosa del autor en
el hecho homicida. Bajo esta razón, la subjetividad de la
agravante se basa en la perpetración que el autor realiza
sobre su víctima, sabiendo que esta mantiene una calidad
de funcionario público, encontrándose en situación activa
del servicio profesional al momento de su muerte. Siendo
este acto punible, presupuesto esencial de la figura por la
condición de la víctima, exigidos por la Ley, para encuadrar
el hecho en el tipo penal.
funcionario público en ejercicio de sus funciones
profesionales, su comisión homicida aflora absoluta
gravedad con relación a su configuración penal, y
especialmente de la sociedad como víctimas afectas por la
trascendente obra criminal del autor.
En resumen, vale distinguir que el asesinato de la víctima
por su condición especial, denomina también la muerte del
En nuestra posición, la muerte de la víctima con calidad
especial, hoy estriba como consecuencia de la conducta
262
§ 50. Concepto doctrinal
El asesinato por la condición de la víctima, debe
entenderse como la muerte de cualquier persona con
cargo de funcionario público, que sufre el acto homicida
encontrándose en servicio propio de su desenvolvimiento
funcional. Ello atañe a toda víctima, sea hombre o mujer que
ejerza labores profesionales para el Estado, pues, los cargos
jerárquicos que se aluden en la Ley, son indispensables en
la estructura del delito.
Esta modalidad criminal, se ciñe en la agravante cuando
el autor alcanza a la víctima condicionada por su calidad
especial, ello formula, que deba ser policía, militar, juez,
fiscal, y toda aquella víctima respecto de la función
pública, con alto cargo superior del gobierno o trabajadores
públicos al servicio de la Nación, establecida en el Artículo
39º de la Constitución del Estado. Sin duda alguna, el
asesino del hecho, hoy, tendría que razonar mejor antes de
decidir su acción contra la víctima, puesto que, la extensa
categoría vinculada al sujeto pasivo, no daría opción para
seleccionar su objetivo, en razón a que todos mantienen
una clase imputable de mayor gravedad.
263
Guillermo Haro Lázaro
abyecta del autor, su capacidad homicida para obrar
contra otro sujeto, debe conocer la jerarquía pública que
ejerce, y encontrarse en cumplimiento de su función en
el preciso momento del deceso. Pues, aquel proceder
criminal del autor, supone un acto trascendental en
grado sumo, a propósito de los efectos resultantes que se
emana de la víctima por su condición de tal. La valoración
que se atribuye al sujeto pasivo con categoría especial,
por tratarse de un funcionario público, puede definirse
ante la Ley como presupuesto sustancial, considerando
que al sufrir la destrucción de su vida, esta alcanzaría
acreditación de víctima de asesinato, siempre que se
sitúe cumpliendo el ejercicio profesional propios del
servicio público. La firmeza de la Ley strictu sensu, no
contempla los hechos, donde funcionarios de autoridad
hayan muerto, sin encontrarse en ejercicio de su función,
tampoco conseguiría abarcar la calidad especial de sujeto
pasivo del asesinato, solo contemplarlos como cualquier
sujeto pasivo acaecido por acción homicida.
§ 51. Sistema jurídico
El delito de asesinato por la condición de la víctima, se
encuentra previsto y penado en el Artículo 108º-A, del
Código Penal peruano, su regulación alcanza al autor
que mate perpetrando esta modalidad comisiva, con
pena privativa de libertad no menor de 25 ni mayor de 35
años, pues, ese castigo será imponible cuando la acción
criminal, se dirige a los altos funcionarios comprendidos
en el Artículo 39º de la Constitución Política del Perú, ello
debe comprender el deceso de un miembro de la Policía
Nacional o Fuerzas Armadas, un magistrado del Poder
264
Las Figuras del Asesinato
Judicial o Ministerio Público, un miembro del Tribunal
Constitucional o cualquier autoridad elegida por
mandato popular, en el ejercicio de sus funciones o como
consecuencia de ellas. Entendiendo que, el acto criminal
del asesino encuadra su agravante, en la condición
de funcionario público de la víctima, y en tanto, debe
encontrarse en ejercicio de su función profesional. Lo que
resultaría juicioso para el sistema legal, que la tutela del
bien jurídico vida humana sea un derecho preponderante
en la vida de las personas, en razón a que esa vida se
preserve como el bien más preciado e inalienable dentro
de una sociedad sin vulneraciones.
En un proceso histórico sobre la base legal de este delito,
es necesario recordar un antecedente vinculante, que
aconteció hace más de tres años, en el título independiente
del Artículo 108º-A del Código Penal, que fue tema
cuestionable por un error consignado en ese epígrafe
o título, relacionada a la condición de sujeto del delito,
que no permitía un raciocinio eficaz en la realización
de nuestra investigación científica. La denominación
que constituyó la errata, y estuvo precedida por muchos
años, fue: “Homicidio calificado por la condición oficial del
agente”. Lo cual no guardaba relación con su contexto
jurídico atribuido, siendo así, este contenido aludía en
suma a la condición del sujeto pasivo, como se muestra en
la ilustración siguiente:
“Artículo 108°-A.- Homicidio calificado por la condición oficial
del agente
El que mata a un miembro de la Policía Nacional, de las
265
Guillermo Haro Lázaro
Fuerzas Armadas, a un magistrado del Poder Judicial o del
Ministerio Público o a un miembro del Tribunal Constitucional
o a cualquier autoridad elegida por mandato popular, en el
ejercicio de sus funciones o como consecuencia de ellas, será
reprimido con pena privativa de libertad no menor de veinte
años.”(*)
(*) Artículo incorporado por el Artículo 1 de la Ley Nº 30054,
publicada el 30 junio 2013.
Posteriormente, el título autónomo del Artículo 108º-A de
la Ley, y su contenido jurídico, fueron modificados después
de varios años por D.L. Nº 1237, del 26 de septiembre de
2015, mediante un orden axiológico consecuente:
(*) Artículo modificado por el Artículo Único del Decreto
Legislativo N° 1237, publicado el 26 septiembre de 2015, cuyo
texto es el siguiente:
"Artículo 108-A.- Homicidio Calificado por la Condición
de la víctima
El que mata a uno de los altos funcionarios comprendidos
en el Artículo 39º de la Constitución Política del Perú, a un
miembro de la Policía Nacional, de las Fuerzas Armadas, a un
magistrado del Poder Judicial o del Ministerio Público o a un
miembro del Tribunal Constitucional o a cualquier autoridad
elegida por mandato popular, en el ejercicio de sus funciones o
como consecuencia de ellas, será reprimido con pena privativa
de libertad no menor de 25 años ni mayor de 35 años."
En realidad, es evidente la iniciativa modificable que tuvo
el legislador, con relación a las imprecisiones expresas en
266
Las Figuras del Asesinato
ella vertidas, ya que, en aquel tiempo precedente resultaba
controvertido aceptar que la condición oficial la tenga
el asesino de la víctima, siendo cuestionado por muchos
tratadistas del país. Sin embargo, nunca entendimos la
razón del dilatamiento legislativo, que aplazó demasiado
tiempo la revisión técnica jurídica de esta articulación,
cuando lo apropiado debió ser, la adopción de un criterio
perentorio e inaplazable en la subsanación del tema a
los pocos días de su incorporación. Pero, lo cierto es que
ello no pretende desestimar la iniciativa del legislador,
sino más bien, la decisión del remplazo de la redacción
referida, debe entenderse hoy como un asesinato por la
condición de la víctima, que sería cambio imperante en
la sustancia de la regulación penal, sobre todo si el lector
del compendio jurídico, se sirve de estas herramientas, en
bien de un superlativo análisis nutrido.
El Código Penal de Venezuela, en su Artículo 407º, inciso
2), también comparte gran semejanza en su regulación,
mencionando que: “La pena del delito (…) de este código,
será de veinte años a veinticinco años de presidio: inciso 2)
Para los que lo cometan en la persona del Vicepresidente
Ejecutivo de la República, de alguno de los Magistrados
o Magistradas del Tribunal Supremo de Justicia, de un
Ministro del Despacho, de un Gobernador de estado, de
un diputado o diputada de la Asamblea Nacional, del
Alcalde Metropolitano, de los Alcaldes, o de algún rector
o rectora del Consejo Nacional Electoral, o del Defensor
del Pueblo, o del Procurador General, o del Fiscal General o
del Contralor General de la República, o de algún miembro
del Alto Mando Militar, de la Policía, o de algún otro
funcionario público, siempre que respecto a estos últimos
267
Guillermo Haro Lázaro
el delito se hubiere cometido a causa de sus funciones”.
Lo cual, el autor perdería el derecho a gozar de beneficios
procesales de Ley, ni a la aplicación de medidas alternativas
del cumplimiento de la pena.
§ 52. Tipicidad objetiva
El tipo objetivo del asesinato por la condición especial de
la víctima, constituye la descripción del tipo penal, que se
materializa siguiendo el trayecto externo, para buscar la
consumación mediante acción criminal del autor directo,
ello se debe entonces a la conducta indeterminada o no
concreta, descrita como la subsunción dentro de la Ley
penal. En realidad la tipicidad objetiva, solo se basa en
la explicación detallada de los elementos específicos,
concerniente a los sujetos del delito, que son: el autor del
hecho, la víctima, refiriéndose al funcionario público,
también, las circunstancias comisivas (el iter criminis),
donde la agravante se causa con la muerte del sujeto pasivo
en ejercicio de su función profesional y la acción. Con
relación al medio y el móvil, el legislador no contempló
que la acción homicida del autor se produzca por tales
elementos, ya que su perpetración solo debe manifestarse
con dolo de matar. Sin embargo, existe la posibilidad de
asesinar bajo empleo del medio y el móvil, a la víctima con
cargo público, pero, ello sería irrelevante para la Ley penal.
Lo real es que, estos elementos sustanciales que imponen
persecución, se alzan como presupuesto para constituir
el brote de este delito, pues, aquí se intenta poner de
manifiesto que la objetividad y subjetividad del tipo, deben
sostener siempre una relación de causalidad, con fines solo
268
Las Figuras del Asesinato
de alcanzar la meta del autor material y de la Ley penal,
desde el afloramiento del hecho punible hasta su real
consumación. Sobre todo que, la voluntad de los actos
homicidas del autor ejercido sobre su víctima con cargo
público, será circunstancia preponderante en los principios
objetivos para los efectos de exteriorizar su acción comisiva
y en tanto, la consumación de su propósito criminal.
§ 53. El bien jurídico tutelado
La vida de todo funcionario público, hoy se tutela con
imperante fundamento, ya que no solo abarca un sector
del Estado, sino que también, alcanza defensa de los
sujetos de inferior grado jerárquico al servicio del país.
La tutela jurídica bajo amparo de la Ley y la Constitución,
supone un acto sumamente protector de la vida humana,
por ninguna razón se debe privar de la vida a otro, pues la
muerte contra su prójimo no tiene justificación alguna.
El bien jurídico tutelado, se ocupa de modo esencial en la
estructura del delito y la interpretación del asesinato por la
condición de la víctima, sobre todo, si la muerte del sujeto
pasivo se encuentra condicionada o influenciada bajo
cargo público, siendo relevante encontrarse en actividad
laboral, durante su muerte.
Además, la destrucción del bien jurídico, es el que fija
decisivamente el grave proceder del autor material,
entendiendo que, esta exacerba la agravante, cuando los
efectos causados son alcanzados al funcionario público,
es decir destinada contra bienes jurídicos individuales,
porque sería más inhumano lesionar la vida, que atacar
269
Guillermo Haro Lázaro
otro bien tutelado.
§ 54. Los sujetos del asesinato por la condición de la
víctima
En el delito doloso por la condición de la víctima, es necesario
la participación de un asesino, desde su proyecto criminal,
dirigido a ocasionar la muerte de otro, pues esa víctima
del hecho punible, debe representar cargo de funcionario
público, y lo esencial, que importe ejercicio activo de su
jerarquía en el preciso acto homicida. La concurrencia de
ambos implicados del tipo, son denominados como sujeto
activo (el asesino) y sujeto pasivo (la víctima del hecho).
a) Sujeto activo
El sujeto activo del delito por la condición de la víctima,
debe entenderse, todo autor o asesino, que lleva a cabo
el hecho homicida con proceder premeditado, pues, su
intención criminal revestida de dolo directo, pretende
lesionar la vida de un funcionario de autoridad, que se
encuentra en pleno ejercicio de la función profesional.
Este homicida, puede ser hombre o mujer, con capacidad
suficiente para perpetrar el delito, su fin para conseguir la
muerte de ese empleado debe primar como resultado de su
acto criminal.
b) Sujeto pasivo
La producción del asesinato por la condición de la víctima,
que generó el autor, debe traer como resultado material
la muerte del funcionario público, especialmente cuando
270
Las Figuras del Asesinato
este se encuentre ejerciendo su labor profesional. El acto
homicida acaecido sobre esta persona, es lo que agrava la
conducta criminal del autor. Así pues, de forma profusa, el
legislador en sus constantes reformas, decide convenir con
suma premura, para tales efectos de considerar la calidad
de sujeto pasivo en la figura de asesinato, amparando a
los altos funcionarios comprendidos en el Capítulo IV
del Artículo 39º de la Constitución Política del Perú. Vale
decir, para determinar sustancialmente como víctimas a
los sujetos que se detallan en el siguiente orden normativo:
a)
b)
c)
d)
e)
f)
g)
h)
i)
j)
El Presidente de la República
Los Congresistas de la República
Los Ministros de Estado
Los miembros del Tribunal Constitucional
Los miembros del Consejo Nacional de la Magistratura
Los Magistrados Supremos
Los miembros de la Junta de Fiscales Supremos
El Defensor del Pueblo
Los miembros del Jurado Nacional de Elecciones
Los Presidentes y Consejeros de los Gobiernos
Regionales
k) Los Alcaldes y Regidores Provinciales
l) Los Alcaldes y Regidores Distritales.
Pero, continuando el discernir del mismo Artículo de
la Constitución, notaremos las diferentes categorías de
autoridades del gobierno peruano, no superiores que
también alcanzan a todo trabajador público con desempeño
de cargos al servicio de la Nación, como: administradores,
contadores, asesores, jefes de áreas, entre otras, de
cualquier naturaleza concerniente a la administración
271
Guillermo Haro Lázaro
pública del Estado, incluyéndose estas como víctimas por la
condición especial del delito. Es decir, desde la clasificación
más alta que designa al Presidente de la República, hasta
los trabajadores o empleados públicos de menor rango.
§ 55. Presupuestos del asesinato por la condición de la
víctima
Los presupuestos vinculados al asesinato de la víctima
condicionada por un alto cargo público, pone de manifiesto
los elementos básicos del tipo homicida, que exige la norma
punitiva para fijar su penalidad, debiendo ello admitir que,
este supuesto típico sostiene real envergadura en la acción
punible, siempre que pueda constituirse como acto directo
de modo taxativo, en la construcción del delito. Pues, esta
figura homicida por la condición de la víctima, supone
una especial forma de perpetración, siendo requerible
sustancialmente la muerte de un funcionario público en
situación activa del servicio, para exacerbar la obra del
autor bajo incremento de su calificación penal, sirviendo
ello, como presupuestos primarios en la estructuración del
delito y el cumplimiento de la Ley.
Por eso, es válido distinguir que los presupuestos del
asesinato por la categoría pública de la víctima, importan
gran estimación en la Doctrina Penal, dado que, esos
ingredientes jurídicos, deben estar precedidos ex antes
de la ejecución del asesinato, pues, aquellos elementos
idóneos son los que conciernen como apéndice dentro
del sistema legal para constituir la figura homicida por la
calidad especial de la víctima.
272
Las Figuras del Asesinato
En tal opinión, es preciso que esos presupuestos del tipo
penal mediante la teoría crítica de sus valores, sirvan para
la composición jurídica de la figura penal por la condición
de la víctima, de acuerdo a la forma que a continuación se
detalla:
a. Que la víctima sea un funcionario público, con vida
antes de la acción homicida.
b. Que la muerte del sujeto pasivo se ocasione por
circunstancias agravantes específicas, en pleno
ejercicio de su profesión pública.
c. Que la acción dolosa del sujeto pasivo, se ejecute con
ánimus necandi, que consiste en la voluntad para
perpetrar el asesinato por la condición de la víctima.
d. Nexo de causalidad entre la acción homicida agravada
y el resultado muerte de la víctima.
Para extractar, este orden axiológico que se alude
con fines institutivos del tipo penal estudiado, tendrá
carácter transcendente en la existencia del hecho
punible determinante. Pues, en ello se encuentra el
modelo sustancial a seguir, para encontrar punibilidad
en el asesinato que se desea originar, sin desvirtuar la
persecución acertada de la teoría idónea del delito. Además,
este discernir creado precisamente para la existencia del
propósito criminal del autor, debe tener presente la calidad
especial de sujeto pasivo, que oriente necesariamente una
muerte desproporcionada de su víctima con cargo público
y finalmente el deceso encontrándose en situación de
actividad, situándose de ese modo un incremento penal
acorde a las exigencias de la Ley. En conclusión, ello no
está distante que en los presupuestos de tipicidad, puedan
273
Guillermo Haro Lázaro
insertarse proyectos homicidas dirigidos a víctimas con
discapacidad, ancianos y madres gestantes, que laboren
como funcionarios del Estado, debido a que el legislador
no incluyó en su tesis, una adecuada actualización de la
Ley, para incorporar y adecuarlos también en el asesinato
por la condición de la víctima.
§ 56. Los fundamentos de agravación en el asesinato por
la condición de la víctima
La Ley penal, como ente lógico de mandato, evidencia
la agravación específica del autor y el incremento de
su castigo, cuando perpetra el asesinato en contra de
altos funcionarios públicos del Estado peruano, siendo
necesario encontrarse en actos propios del servicio o como
efecto del desenvolvimiento funcional; refiriéndose a la
calidad especial de sujeto pasivo. Esta actual modificación,
incorporada en el delito de asesinato, hace comprender
un nuevo supuesto calificado para condicionar de forma
adecuada la jerarquía de la víctima, por tratarse de altos
funcionarios y empleados públicos. El victimario obtiene
por este acto inhumano, castigo recrudecido de 25 y
máxima de 35 años de pena privativa de la libertad.
El incremento de la pena que recibe este autor del crimen, no
solo radica en el cauce homicida del iter criminis, que sigue
desde la idea criminal hasta el logro de la consumación de
la víctima, sino más bien, cuando se conoce que clase de
víctima se ataca. Pues, esta acción consciente y voluntaria
que causa el autor, involucra con apremio al burócrata con
cargo público como víctima del hecho punible, la intención
dolosa que ejerce sobre su objetivo, hace prevalecer su
274
Las Figuras del Asesinato
deseo de matar con ánimus necandi, y por consiguiente, se
precisa como acto sumamente grave que intensifica mayor
grado de culpabilidad para este delito.
§ 57. Análisis del asesinato por la condición de la víctima
Esta modalidad de asesinato por la condición de la víctima,
supone el acto cruel del sujeto activo, para elegir como
víctima a un funcionario público, su deseo de matar de modo
directo, encontrará sigilosa oportunidad en el momento
de su postura activa propia del ejercicio funcional de la
víctima, siendo imperante que el crimen con categoría en
el deceso de la víctima, sea lo que torne grave el hecho y a
propósito, también el accionar del autor. Por cierto, en este
orden exegético, el destino específico que orienta el autor
en la muerte de otro, debe lesionar siempre la vida del
burócrata del Estado de modo directo, para fijar el hecho
en la estructura del delito que se busca, pues, ese impulso
vehemente en su conducta, es lo que exacerba peligrosidad
y grave incremento punible exigido por la Ley. La doctrina
bajo esa premisa, decide adecuar una dicotomía jurídica
entre el asesinato y la circunstancia, con la finalidad de
fusionar el delito, para agravar el resultado y en tanto, su
responsabilidad penal. Ese elemento accidental que alude
la norma, detalla en su contexto a los altos funcionarios
comprendidos en el Artículo 39º de la Constitución del
Estado, miembros de la Policía Nacional, Fuerza Armada,
Magistrados del Poder Judicial o Ministerio Público, del
Tribunal Constitucional o cualquier autoridad elegida por
mandato popular, atribuyéndose a las personas con otros
cargos públicos asumidos por elecciones democráticas o
del pueblo, siendo así, ello deberá situarse en ejercicio de
275
Guillermo Haro Lázaro
su función profesional o como efecto resultante de la
misma actividad funcional, para alcanzar esta modalidad
homicida.
Es de precisar también que, uno de los requisitos esenciales
para alcanzar la configuración del tipo penal, es matar a
cualquier asalariado público en situación activa, pero, no
es requerimiento necesario, que en estas circunstancias
especiales, la víctima sea asesinada por medio de fuego,
explosión u otros métodos que por su esencia criminal
puedan acometer, no solo a un funcionario público activo,
sino que además, se dañe a otras personas ajenas del
objetivo. Pues, la norma proclama insuficiente para estos
casos, aunque el autor haya seguido el cauce homicida, ya
que no específica la forma ni el medio comisivo empleado
por el autor y menos que peligre la vida o salud de otros
miembros, solamente, exige su muerte en situación de
actividad funcional o como causa de un enfrentamiento
delictivo.
Bajo estas ilustraciones doctrinales, es de mencionar que
el autor factual atribuible a la perpetración homicida,
reviste características especiales en su accionar comisivo,
sea hombre o mujer, sin existir diferencia en la esencia
de género; de ahí que, deberá reconocerse al victimario
como un sujeto con capacidad penal para transgredir la
conducta típica, porque solo la persona humana individual
y concreta, puede alcanzar tales delitos enfocados en la
Ley penal. En cuanto a la nueva responsabilidad penal
coetánea, que recae sobre este criminal, es de 25 a 35 años
de pena privativa de la libertad, diferenciada por una
penalidad no menor de 20 años, antes de su reforma. La
276
Las Figuras del Asesinato
Ley, no detalla mecanismos especiales de perpetración
para ser utilizados por el autor, en el asesinato de los
empleados del Estado. Aunque si se advierte “strictu sensu”,
que la víctima de asesinato deberá ser un funcionario
público o burócrata del Estado, en situación de actividad,
propias del ejercicio funcional público, desde la óptica de
control gubernamental; para considerarla como un hecho
punitivo subsumida en el incremento de agravación del
delito de asesinato. Además, porque la intención dolosa
del autor, serviría como principio básico en el asesinato
de su víctima, sabiendo que este tiene pleno conocimiento
de la calidad especial de funcionario de autoridad, siendo
exigible como presupuesto esencial en la configuración
del delito, que la misma víctima del evento criminal debe
encontrarse en cumplimiento de sus funciones o como
producto del desarrollo de su cargo laboral.
Lo precitado en la designación "trabajador público" de la
Constitución Política vigente, es la observación que en el
año 1985, realizaron los juristas Marcial Rubio Correa y
Enrique Bernales Ballesteros, ellos, al analizar y comentar
la Constitución de 1979, aluden a que dicha denominación
debió ser la correcta.69 En otra posición salomónica, el
profesor Víctor García Toma70 nos dice: “resulta obvio que
todos los miembros de la administración estatal ostentan
la condición genérica de "trabajadores". Sin embargo,
apreciamos que las menciones posteriores en el Texto
Constitucional manejan el concepto de "servidor" por el de
____________
69. Rubio Correa, Marcial y Bernales Ballesteros, Enrique, “Constitución y sociedad política”,
pág. 260, Redonda Editores, Lima-Perú, 1985.
70. García Toma, Víctor, “Análisis sistemático de la Constitución peruana de 1993”, Tomo 11,
pág. 52, Fondo de desarrollo Editorial de la Universidad de Lima, Lima-Perú, 1998.
277
Guillermo Haro Lázaro
"trabajador", lo que nos permite sostener la imprecisión
legislativa del uso de tales conceptos, sobre todo, por un
desconocimiento semántico.71
§ 58. Discrepancia sobre el Artículo 108º-A de la Ley
En otro análisis exhaustivo del tema, observamos y
discrepamos con mucho respeto las evidentes erratas que
existen en el contenido del precepto como base jurídica
impartida, ignorando que al referirse sobre la condición
exclusiva del sujeto pasivo, esta revelaría vacíos o lagunas
jurídicas en su interpretación, pudiendo, desnaturalizarse
la condición agravante en el comportamiento del asesino
para adecuar su actuación al tipo básico del homicidio.
A pesar de ello, este razonamiento jurídico sobre las lagunas
del derecho, nos demuestra que no existen alternativas
para determinar otras formas comisivas derivadas del
delito en estudio, sin desmerecer por supuesto, el gran
trabajo científico e innovador del legislador, que tuvo
como finalidad sustancial, lograr la punibilidad para los
autores que asesinen a sujetos pasivos con una condición
especial. Pues, se sabe por conocimiento de acuerdo a
la amplia corriente doctrinal del Derecho Penal, que el
delito de homicidio y la figura de asesinato, conllevan
suma diferencia, mientras que uno se comete con ánimus
necandi, este último se perpetra con dolo de matar, extrema
violencia y principalmente bajo circunstancias específicas
de agravación, que solamente revelarían el incremento
de su culpabilidad. Luego, a nuestro criterio podríamos
____________
71. Aróstegui Hirano, José Antonio, en “La Constitución Comentada”, Tomo I, pág. 656, Ed.
Gaceta Jurídica, Lima-Perú, 2005.
278
Las Figuras del Asesinato
determinar que, la anexión del asesinato con la muerte de
otro por tener solamente limitó su actuación con ánimus
necandi contra el sujeto pasivo condicionado por su alta
función especial; presentándose un enfrentamiento
jurídico en la calificación punitiva, por cuanto las
reglamentaciones jurídicas que establece la Ley las dirige
exclusivamente al tipo básico del homicidio y no a la figura
de asesinato. De allí, que lo más apropiado y oportuno en la
resolución de este desacertado juicio, sería la readecuación
normativa, para modificar la situación de la víctima por su
condición especial en la configuración típica del asesinato,
esto es, que aquella conducta del autor debería llevarse a
cabo con extrema violencia, para poder considerar a los
miembros de la Policía Nacional y otros altos funcionarios
de autoridad, como sujetos pasivos por su condición
especial, fenecidos en ejercicio de sus funciones o en
defensa de terceros.
De forma similar, podría presentarse otra laguna sobre
el elemento objetivo que caracteriza a este tipo penal
calificado, respecto de la especial condición inherente
del sujeto pasivo, pudiendo entenderse como un “error
de tipo” que excluye el dolo de la figura agravada, por
desconocimiento de la concurrencia de algún elemento
objetivo del tipo. Un ejemplo de ello, sería el caso del policía
que fue abatido a tiros en su día de franco, cuando quiso
frustrar un asalto en el supermercado donde se encontraba
de compras. Sin duda alguna, esta acción atribuye a un
error de tipo sobre el elemento “mata a otro” del delito
de homicidio simple, porque, revela la existencia de dos
actitudes del autor entre lo que pensó hacer y en lo que
termino haciendo. Por ello, la respuesta ante este hecho
279
Guillermo Haro Lázaro
inconcreto, es que el delincuente mató por desconocimiento
de la calidad especial que revestía la víctima, excluyendo
categóricamente la voluntad perpetradora del autor.
Siguiendo con el propósito de nuestra tesis, puede
suscitarse en estos casos un “error de representación” en la
muerte que persigue el autor, cuando este desea victimar a
un sujeto pasivo con calidad especial y por circunstancias
equívocas en el acto, mata a otro sujeto que no reviste tal
condición. Así también, por la “falta de representación”,
podemos mencionar al autor que asesina sin conocer la
calidad especial del sujeto pasivo, de lo que se colige tal
ausencia del conocimiento de un presupuesto del tipo
calificado, se imposibilita que la imputación objetiva
recaiga sobre la conducta homicida del autor, de manera
que no puede imputarse la condición agravante, sino que
se debe encuadrar a la figura del tipo básico, en este caso
del delito de homicidio simple.
Para ir concluyendo, el compendio relevante de nuestra
perspicacia doctrinal, cita los elemento objetivos o externos
que fundan la materialidad homicida, perpetrado por el
sujeto activo a título de dolo directo o específico, con pleno
conocimiento de la condición especial del sujeto pasivo,
generando una problemática y alarma en la civilidad
actual, porque no solo se trata de un ordinario sujeto
pasivo, sino que esta víctima reviste y ostenta un alto
cargo por ser funcionario de autoridad, un trabajador o
empleado público de menor grado al servicio de la Nación,
que muere a manos del autor en circunstancias propias de
la función pública.
280
Las Figuras del Asesinato
En el criterio del maestro Laje Anaya: debe tenerse en cuenta
también el dolo eventual, porque respecto al resultado
mortal no sólo se admite el dolo directo sino también el
eventual, pues el autor no sólo mata a una persona en
razón de la particular función, cargo o condición que
ésta ostenta, y que por ello tiene la calidad especial de
sujeto pasivo, sino que también teniendo la intención de
matar a la víctima, desconociendo su calidad especial
de sujeto pasivo;72 en este caso podríamos considerar
el dolo eventual en la conducta homicida que si bien no
se encuadra en la condición agravante del tipo, el autor
incurre en homicidio.
§ 59. Materialidad del asesinato por la condición de la
víctima
Por materialidad del asesinato de la víctima con cargo
público, debe entenderse toda acción encaminada por el
autor, orientada específicamente a perpetrar la muerte de
un funcionario público en ejercicio de su función. De ello, se
deduce que el asesinato es un hecho de resultado material,
el vínculo que une ambos elementos, debe alcanzar como
causa consecuente la consumación homicida.
La figura de asesinato por la condición de la víctima, como
conducta agravada, revela el exterminio total del bien
jurídico vida humana, pues ese efecto de resultado material
que desató el autor con intención dolosa sobre su víctima
_____________
72. Laje Anaya Justo “Comentarios al Código Penal, Parte especial”, Vol. I, págs. 29, 32, Ed.
Depalma, Buenos Aires-Argentina, 1978, quien incluye como sujeto pasivo a las fuerzas
policiales de prevención y represión, policía judicial, bomberos, pero no los que regulan el
tránsito vehicular o peatonal.
281
Guillermo Haro Lázaro
con cargo público, debe erigir elementos accidentales de
naturaleza extrema y peligrosa, que sirven para recargar
el compromiso punitivo de suma inclemencia respecto del
castigo implantado al autor del asesinato.
En ese orden conceptual, el tipo penal de asesinato supone
la construcción de un homicidio básico agravado, donde
su conducta típica requiere de mayores sucesos necesarios
para adecuar su esencia agravante, sobre todo, si esa
sustancia de las acciones ejecutadas (materialidad), se
derivan a una pluralidad de la condición especial, según la
Constitución y la Ley penal, entonces, alcanzaría la muerte
de cualquier miembro como resultado del desarrollo de
la función profesional, sin posibilidad de redimir la pena
por trabajo y educación; tampoco se permitirá el goce de
los beneficios penitenciarios de semi libertad y libertad
condicional.
Finalmente, en la materialidad del delito de asesinato, por
la condición de la víctima, el victimario actúa a título de
dolo directo en la acción homicida, su naturaleza criminal
es imprescindible en la ejecución de la víctima, por tal
razón, será el sujeto materializador del delito, que asume
la determinante culpabilidad por la imputación homicida.
Pues, no solo se trata que la causa de su acción produjo
el crimen, sino que el incremento de la agravante, fue la
muerte del empleado público en ejercicio funcional. En este
mismo orden, las personas en calidad de cómplices que no
participaron en los actos ejecutivos directos del asesinato,
corresponderá imputación por homicidio simple.
282
Las Figuras del Asesinato
§ 60. El nexo de causalidad
El nexo de causalidad, se vincula entre la actuación directa
del autor, orientada a provocar la muerte del sujeto pasivo
con características especiales, siempre que esta víctima,
ostente desde el más alto cargo jerárquico del Estado, hasta
el funcionario, empleado o trabajador público de bajo nivel
al servicio del gobierno, en situación de actividad funcional.
Inclusive, todo ello, se desprende de acuerdo a lo regulado
en la Constitución y la Ley, a efecto de conocer su clase
funcional, empezando por el Presidente de la República,
como máxima jerarquía al servicio de la Nación, luego se
encuentran, los Congresistas de la República, Ministros de
Estado, miembros del Tribunal Constitucional, del Consejo
Nacional de la Magistratura, magistrados supremos,
miembros de la Junta de Fiscales Supremos, el Defensor
del Pueblo, miembros del Jurado Nacional de Elecciones,
Presidentes y Consejeros de los Gobiernos Regionales,
Alcaldes y Regidores Provinciales, Alcaldes y Regidores
Distritales. Además, un policía o militar, un magistrado del
Poder Judicial o Ministerio Público o cualquier autoridad
elegida por mandato popular. Siendo requerible, que las
víctimas se encuentren en el ejercicio de sus actividades
funcionales o como consecuencia del desempeño o
desarrollo laboral, al momento de concluir la muerte
del funcionario, para considerar estructurado el delito
por mandato de la Ley. Pues, esa conexidad de acción y
resultado que aflora el autor en el hecho homicida, sería
sumamente vital en el encuadramiento del delito, el
contenido del acto criminal debe seguir su cauce homicida
hasta alcanzar el objetivo deseado y es precisamente la
existencia de ese punto entrelazado que exige la doctrina
283
Guillermo Haro Lázaro
para la estructura del delito.
§ 61. Tipicidad subjetiva
En esta fase subjetiva, el asesino del hecho homicida
exterioriza su voluntad criminal o animus necandi, es
decir, actúa a título de dolo directo o especifico, para causar
la muerte contra su víctima con calidad especial, teniendo
pleno conocimiento que se trata de un alto funcionario
público, regulado en el Art. 39º de la Constitución del
Estado, miembro policial, militar, juez, fiscal, entre otros
que se encuentren cumpliendo su función.
Por tales aportes, debe entenderse entonces, al asesinato
como la muerte más devastadora perpetrada por su
ejecutor, bajo empleo del elemento accidental, que sirve
para incrementar gravedad en la forma de asesinar
a la víctima, sobre todo, escrupulosa severidad en el
aumento de la pena por su criminal proceder. Lo cierto
es que, cuando la víctima ostenta un alto cargo funcional
previsto por la Constitución y la Ley, ello se traduce en una
problemática de consideración social, que atañe no solo,
un grupo de funcionarios victimizados, sino más bien,
todo un sector público tutelado. No obstante, porque la
voluntad premeditada del autor, la asocia para procurar
con ímpetu su conducta criminal, sobre la vida humana,
especialmente de los empleados públicos.
§ 62. La tentativa en el asesinato por la condición de la
víctima
En esta figura agravada por la calidad especial del sujeto
284
Las Figuras del Asesinato
pasivo, es admisible la tentativa, siempre que los
medios empleados por el autor sean idóneos o eficaces
para producir la muerte del funcionario de autoridad,
encontrándose en ejercicio de su función profesional.
Pero, por circunstancias impropias a su intención,
esta muerte se frustra, quedando sin efecto el intento
homicida. Sin embargo, es preciso que el camino seguido
por el autor, deba necesariamente lograr la aplicación de
las reglas del iter criminis, a fin de procurar la ejecución
material de la víctima. El intento del autor por la muerte
del funcionario público, no puede evidenciar duda alguna
de sus intenciones antes del curso criminal, ya que esa
actitud desvirtuaría el hecho homicida que busca el autor.
Pues, la intención dolosa del autor, debe demostrar en
todo momento la necesidad del homicidio del burócrata
del Estado, desde el inicio de su proyecto criminal hasta su
consumación, para configurar la tentativa.
§ 63. La consumación en el asesinato por la condición de
la víctima.
Consumar el hecho homicida por la condición de la víctima,
determina el total acabamiento de la vida del funcionario
público en servicio activo, la forma que revela el autor para
producir la muerte de la víctima, es por acción directa, sin
ningún medio o móvil comisivo en común. Pues en otras
modalidades homicidas, se sitúa un precedente de estos
elementos motivadores del crimen, para ser empleados
por el autor en el asesinato de su víctima. Siendo ello así,
esta Ley no contempla el medio o móvil de comisión eficaz
en la muerte de otro, sino que el momento consumativo
para este tipo penal de asesinato con calidad especial del
285
Guillermo Haro Lázaro
sujeto pasivo, se ocasiona mediante la muerte de la víctima
en ejercicio de sus funciones, por acción directa del autor
material. Entonces, debe entenderse por consumación,
todo acto seguido desde la idea homicida hasta concluir
con la muerte de su objetivo criminal, pues, se trata a
propósito de la destrucción de la vida de un funcionario
público como logro final del trayecto encaminado, solo
para buscar los efectos deseados como resultado material
de su obrar calificado.
En otra concepción legal, la consumación del delito que
condiciona a la víctima, constituye la finalización de la
acción homicida desde su germinación, que se erige con
el estadio de su desarrollo criminal, hasta el logro material
del sujeto pasivo.
Las Figuras del Asesinato
GLOSARIO DE TÉRMINOS UTILIZADOS EN LA OBRA
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Abdicación :
Renuncia voluntaria a un cargo o
dignidad, en favor de otro
Abyecto
:
Despreciable, vil.
Accesorio
:
Accidental, circunstancial, secundario, prescindible.
Acritud
:
Dureza, aspereza en el carácter.
Alzar :
Construir, erigir, fundar, surgir, emerger.
Ánimus necandi
:
Ánimo o intención de matar.
Antagonismo
:
Disconformidad, discrepancia, disparidad, enemistad, etc.
Antagónico
:
Rival, incompatible, competidor, opuesto.
Atisbar :
Escrutar, observar, mirar, contemplar, examinar.
Avieso
:
Perverso, siniestro, atravesado, malintencionado, etc.
Axiomático
:
Evidente, indiscutible, incuestionable, irrebatible, claro.
Baladí :
Insustancial, insignificante, nimio,
pueril, trivial, superficial.
Capital
:
Fundamental, principal, primordial,
primario, vital, básico, etc.
Compendiar
:
Abreviar, extractar, resumir, recapitular, reducir, seleccionar.
Conchabarse
:
Conspirar, confabular, maquinar,
intrigar, etc.
Consecución
:
Obtención o logro de lo que se pretende o desea.
Contrición
:
Remordimiento, arrepentimiento,
compunción.
Corpus Juris
:
Cuerpo de la Ley.
Corro
:
Grupo de gente que se dispone en
forma circular.
Contraponer
:
Comparar o cotejar una cosa con
otra contraria o diversa.
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Desbrozar
:
Limpiar, despejar, descombrar, desembarazar.
Desvalor :
Falta de valor o estimación.
Deyecto
:
Despreciable, vil.
Dicotomía
:
Dualidad, partición, división
Dimanar
:
Originar, proceder, provenir, emanar, etc.
Disentir
:
Discrepar
Disímil
:
Diferente, desemejante, que no se
parece.
Displicencia
:
Desprecio, apatía, indolencia, incomprensión.
Ducho :
Experto, diestro, avezado, hábil, perito, etc.
Emolumento
:
Salario, sueldo, jornal, haberes, pago, remuneración, etc.
Encauzar :
Guiar, encaminar, orientar, enfocar,
canalizar.
Escollo :
Riesgo, situación de peligro.
Espolear :
Avivar, estimular, incitar, acuciar,
excitar, azuzar.
Estribar
:
Radicar, basarse, fundamentarse,
consistir, etc.
Estrictu sensu
:
En sentido estricto.
Ex ante
:
Antes del suceso.
Exégesis
:
Aplicación interpretación de un texto.
Exegético :
Explicación, comentario, glosa, interpretación.
Exiguo
:
Que es escaso o insuficiente.
Exordio :
Introducción, preámbulo, prefacio,
proemios, prólogo.
Expoliar
:
Quitar a alguien lo que le pertenece
violenta o injustamente.
Ex post
:
Después del hecho, cuando el fenómeno ya ha sucedido.
Extrínseco
:
Externo no esencial.
Factual
:
De los hechos o relativo a ellos.
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Las Figuras del Asesinato
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Gratuito :
Arbitrario, sin fundamento, injusto,
fútil, pueril.
Guisa
:
Modo, forma, manera, suerte, estilo,
etc.
Gerifalte
:
Mandamás, jefazo, jefe, líder, dirigente, cabecilla
Hogaño
:
Actualmente, ahora, hoy.
Inicuo :
Malvado, cruel
Ínfimo
:
Debajo, muy pequeño, escaso.
In fine
:
Al final, en la parte final.
Intrínseco
:
Esencial, propio, constitutivo, interno.
Introito
:
Introducción
Iter criminis
:
Camino del delito, desde su desarrollo hasta su consumación.
Ius puniendi
:
Facultad sancionadora del Estado.
Derecho a penar o sancionar.
Menda :
Hombre, sujeto, individuo, colega,
tío, etc.
Multívoco :
Que tiene varias interpretaciones.
Necrofílico :
Psicópata
Óbice :
Obstáculo
Opulento
:
Que tiene abundancia o riqueza excesiva de bienes
Opúsculo
:
Tratado científico o literario de poca
extensión.
Perentorio :
Apremiante, improrrogable, urgente,
imperioso.
Permisible :
Tolerable, admisible, aceptable, permisivo, válido.
Pletórico
:
Exuberante, exultante, rebosante,
lleno, colmado
Plétora
:
Abundancia excesiva de alguna cosa.
Polisémico
:
Palabra que tiene varios significados.
Pragmática
:
Disposición legal emanada de una
autoridad.
Proditorio :
Perteneciente o relativo a la traición.
Que incluye traición.
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Proferir :
Pronunciar, articular palabras
Profuso
:
Muy abundante o excesivo.
Prognosis :
Conocimiento anticipado del acaecimiento de un hecho.
Proterva :
Perverso, obstinado en la maldad.
Pueril :
Carente de importancia o fundamentos. Trivial, fútil, vano.
Rémora
:
Obstáculo que detiene o entorpece.
Rudimento :
Principio, inicio, germen, esbozo,
apunte, compendio.
Sañoso :
Que actúa con saña: violencia, crueldad provocada
Sine qua non
:
Esencial, indispensable e imprescindible.
Subcultura
:
Cultura sin juicio crítico, inferior o
de menor importancia.
Subrepticia
:
Que se hace ocultamente o a escondidas.
Subsunción
:
Es la adecuación de los hechos a la
Ley penal.
Tinte :
Cualidad superficial o falsa apariencia. Aspecto.
Tirria :
Odio o manía que se tiene a alguien
o algo.
Togado :
Juez, magistrado superior.
Tópico :
Opinión, idea, expresión que se usa
y repite con frecuencia.
Trabazón
:
Enlace de dos o más elementos.
Trascendental
:
De mucha importancia o gravedad
por sus posibles causas.
Transducción
:
Transformación de una vivencia
psíquica en otra psicosomática.
Truculenta
:
Excesivamente cruel o atroz.
Trivial
:
Insustancial, banal, pueril, nimio,
fútil, baladí.
Vis in corpore
:
Violencia directa, ocasionada en el
cuerpo de la víctima.
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Las Figuras del Asesinato
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11. CÓDIGO CIVIL ARGENTINO
:
Artículo 2470º “LEGÍTIMA DEFENSA, pág. 486, Vigente.
12. CÓDIGO FRANCÉS
:
Art. 304º, cuya forma, antes de la variación introducida en
1832, era aún mucho más severa y objetiva que la actual, que
limita la simultaneidad como agravante sólo al caso en que
se trata de un crimen.
13. CÓDIGO PENAL PERUANO
:
Artículo 108º.- Homicidio calificado, texto modificado por
Ley N° 30253 del 24 de octubre de 2014 (donde se incorpora
el homicidio por codicia y se elimina el homicidio por
envenenamiento, para incluirse solo en casos de ferocidad).
Vigente.
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Las Figuras del Asesinato
14. CÓDIGO PENAL PERUANO DE 1863
:
Sección Segunda, Título III, Artículo 10º, Inciso 9), pág. 13.
15. CONSTITUCIÓN POLÍTICA DEL PERÚ:
Art. 140º, que establece: “La pena de muerte solo puede
aplicarse por el delito de traición a la patria, en caso de
guerra, conforme a las leyes y a los tratados de los que el
Perú es parte obligada”.
16. CÓRDOBA RODA, Juan - RODRÍGUEZ MORULLO,
Gonzalo:
Comentarios al Código Penal, Tomo I, pág. 545, Ed. Aranzadi,
Barcelona-España, 1997. Si bien el principio aludido tiene
plena validez, su operatividad práctica no deja de ser
excepcional, pues la regla general es que quien elige los
medios o formas para cometer el homicidio con alevosía
logre consumarlo con el empleo de dichos medios.
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actualizada, Editorial ASTREA, págs. 32, 34, Buenos Aires–
Argentina, 1999.
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Coronel Portillo – Ucayali “BENEFICIOS PENITENCIARIOS
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EDUCACIÓN”, Lima-Perú, 2009, Fuente: https://es.slideshare.
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