LOS VIAJES DE GULLIVER, Jonathan Swift RESUMEN PRIMER Y SEGUNDO VIAJE

LOS VIAJES DE GULLIVER, Jonathan Swift
RESUMEN PRIMER Y SEGUNDO VIAJE
PRIMER VIAJE: Liliput
El autor instala a Gulliver en un escenario de aprendizajes, logrando con ello asimilarlos en
corto plazo.
El objetivo de realizar viajes por mar hacen de Gulliver un estudioso de la medicina,
matemáticas y pilotaje, a lo que agrega, además, idiomas permitiéndole conocer costumbres
de los países que visita.
Navega por distintos mares a bordo del navío Golondrina cumpliendo las labores de cirujano.
Al cabo de un tiempo regresa a Londres, logrando su independencia económica, permitiéndole
contraer matrimonio con la joven Mary Burton.
Durante el tiempo que estuvo navegando fueron atrapados por una violenta tempestad
haciendo zozobrar la embarcación salvando sólo con cinco tripulantes. Sin embargo, se anima
en una nueva aventura y en una chalupa se deja abandonar a la voluntad de las olas, pero
como nadie sabe el misterio que presentan los mares fue nuevamente azotado por un fuerte
oleaje salvando sólo él con vida. Toma fuerzas y bracea y bracea hasta llegar a una playa.
Observó y caminó por largo rato sin encontrar vestigios de habitantes ni fauna silvestre. Ante
el cansancio por los hechos acontecidos se tiró en la playa durmiéndose profundamente.
Mientras tanto, un hombrecito de no más de seis pulgadas que circundaba el lugar, corre
despavorido a la Corte de Palacio para informar de su hallazgo. El Rey no presta atención a
este súbdito de tal noticia, finalmente dado la insistencia logran comunicarse y la noticia se
espande como reguero de pólvora en la población de Liliput. Al constatar lo informado da
instrucciones de amarrarlo por considerarlo peligroso. Se instala una costosa infraestructura y
ordena que todos los empleados de la corte trabajen, día y noche organizados por turnos para
asegurar que no se escape.
Gulliver cree soñar. Se despierta cuando siente que no puede mover sus brazos tratando de
zafarse pero cual sería su asombro al ver un regimiento de enanos que estaban sobre su pecho
y caminaban sobre él, su pelo lo tenían amarrado que al más leve movimiento le causaba un
dolor extremo. Comienza a gritar a lo que los enanos arrancan despavoridos, incluso hubieron
algunos lesionados.
Cuando el Rey hubo comprobado que Gulliver no demostraba indicios de querer escapar,
instruye a los enanos para construir un entablado y trasladarlo al Palacio. El rey da el santo y
seña: Langro Dehul San, acudiendo de inmediato un escuadrón de trabajadores a cortar las
amarras que lo sujetaban. Fue bautizado como el Hombre-Montaña, recibiendo de parte del
rey todas las atenciones, alimentación y dieron de beber lagos de agua. Luego satisfacer sus
necesidades de sobrevivencia hubo fiesta y jolgorio en la Corte real. Comienza un nuevo día,
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Comentado por: Gladys Gutiérrez Fernández, 4 de septiembre de 2010. TemucoChile.
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Gulliver observa y participa con entusiasmo de las actividades cotidianas del pueblo de los
enanos.
Transcurrido un tiempo, Gulliver fue llamado a prestar juramento sobre el comportamiento
que debía tener como ciudadano de Liliput. Entre las que se destacan: No tener derecho a ser
libre; debía pedir autorización para presentarse ante la Corte; Se le prohibía aplastar a los
vasallo; en caso de emergencia, servir de transporte para los trabajadores y regresarlos sanos y
salvos; defender las fronteras, ayudar en las jornadas de trabajo realizando labores más
pesadas; se le cancelaría un salario, ración diaria de alimentos.
Fue tal la confianza que se ganó Gulliver en la Corte Imperial que le fueron comentados
algunos secretos de Estado. Liliput y Blefuscu, dos potencias en constante disputa por la forma
como cascar huevos. Hubo sublevaciones, contiendas y perturbaciones del orden público,
llegando a enemistarse a tal punto de hacer la guerra perdiendo importantes navíos,
marineros y soldados.
Gulliver manifiesta al secretario de su Majestad todo su agradecimiento comprometiéndose a
prestar su ayuda en lo que fuere menester. Previo a esto, se dedica a observar, gracias a sus
lentes larga vista que no le fueron requisados por la Corte Imperial permitiéndole tomar nota
de importantes estrategias que tenían los adversarios. Mandó a confeccionar cables y garfios
para luego adentrarse en la mar. El adversario al ver que el hombre-montaña se acercaba cada
vez más, comienzan a tirarle flechas pero Gulliver comenzó a cortar los cables de las
embarcaciones y con los garfios los fue uniendo regresando a Liliput con un cargamento de
varios navíos que nadie podía imaginar.
Debido a sus excelentes oficios le crearon un Nardac, título honorífico con el cual le
simbolizaron su agradecimiento.
La ambición del Emperador quiso traer a sus costas todas las demás embarcaciones que
disponía Blefuscu y a su vez el pueblo hacerlo un estado de su nación colocando al mando un
Virrey. Ante tales ambiciones, comentadas a Gulliver, éste le hace ver las ventajas e
inconvenientes que estas decisiones podían traerle sea en política y justicia, negándose a
prestarle su apoyo. Esta decisión irritó soberanamente a su Majestad.
Transcurridos los días llega una comitiva de Blefuscu proponiendo la paz. Sus Majestades de
Liliput como de Blefuscu, concluyeron en ventajosas condiciones imperiales dado a los
argumentos proporcionados por Gulliver. Ambas naciones estaban tratando negociaciones
comerciales y aunque uno de ellos se consideraba de mayor rango, el otro debía admitir que la
educación era mejor y que podía mandar a sus hijos para civilizarlos y enseñarles buenos
modales.
Estaba Gulliver muy atareado con todas las responsabilidades que le había encomendado el
Supremo Rey que fue avisado de un grave accidente en Palacio.
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¡Burgum!, ¡burgum!, incendio, incendio, supuso, y levantándose con sumo cuidado caminó
hacia el Palacio. Al ver que tenían un sinnúmero de baldes con agua los tiró al lugar siniestrado
apagándolo al instante. Se dice que orinó sobre el Palacio lo que fue condenado por
considerarlo un crimen capital. El lugar siniestrado deja de ser habitado por la Reina por
considerarlo profanado.
Gulliver se le acusó por haber orinado el Palacio y considerado un traidor, que la osadía de
orinar y tomarse la libertad de inundar la ciudad de una forma tan extrema, agregando que la
“traición comienza en el corazón antes de evidenciarse en las acciones”, ante esto su Majestad
lo encoleriza mucho más porque él había depositado en Gulliver toda su confianza.
No tardaron en darle el indulto fundamentando su proceder ante la Corte Imperial. Da a
conocer el fundamento de las leyes de su país, destacando que éstas, están hechas para todos
los habitantes de una nación, se inculcan principios y valores, justicia, clemencia, religión y
amor a la patria. Entre tanto, otros asuntos de administración, legislación y justicia.
El Rey que era bastante juicioso, toma en consideración las palabras de Gulliver y comparten
opiniones al respecto y de común acuerdo, el rey instruye a su secretario de Estado para
salvarle la vida. Luego de dirimir lo que era conveniente, no podían asesinarlo por lo
infecciosos que podía resultar su cadáver y dejarlo con vida, estaba consumiendo todos los
alimentos que disponían para el pueblo. Todos esos impedimentos hacían al Emperador y su
Consejo tomar rápidas soluciones. Finalmente le mandaron a confeccionar ropa, una casa y
abundante alimentos, pero Gulliver, lo que más ansiaba era su libertad. Al tiempo, decide
solicitar a su Majestad autorización para presentarse ante el Rey de Bluefuscu, comentando su
intención de partir rumbo a su tierra natal.
Con gran proeza armó su embarcación y cuando estuvo lista se presentó ante su Majestad
para despedirse. Le proporcionaron animales, víveres y ropa. Además de heno y trigo para
alimentar el ganado con el objeto de procrearlos en su país. Salió en su navío el 24 de
septiembre de 1701 elevó velas, hecho anclas, vió nacer el sol y esconderse dentro del mar, se
sucedieron los días unos a otros con la misma rutina; a lo lejos descubrió un navío que iba en
dirección al Sud-Sueste. Sintió el disparo de un cañonazo, un saludo que es costumbre de las
embarcaciones mar adentro. Se trasladó a la embarcación Inglesa con todo, metiéndose las
vacas y carneros en los bolsillos de su casaca y todos los víveres. Al poco rato ya estaban
compartiendo con sus compatriotas. Durante el tiempo que duró la travesía en el carguero
inglés, fue objeto de grande atenciones tanto para él como para su ganado que llevaba a
cuesta. Llegó a Inglaterra, trabajó y vendió sus animalitos porque emprendería un nuevo viaje.
Si incansable deseo de visitar otros países, no soportaba llevar una vida sedentaria. Traslada a
su familia a una nueva residencia, invierte su fortuna en mercaderías y reserva el resto de su
fortuna para aumentar su fondo.
Se despide de sus hijos Juan, Isabel y su esposa Mary y se embarca en una nueva aventura a
las órdenes del capitán Juan Nicolás de Liverpool.
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SEGUNDO VIAJE: Brobdingag
Gracias a las travesías y accidentes sorteados con tesón y valentía, Gulliver emprende su
segundo viaje a bordo del buque Aventura. Agradecía las experiencias ganadas en su primer
viaje, alentándolo y ayudando al Comandante que sufría de fiebres intermitentes retrasando el
destino al estrecho de Madagascar.
Comenta Gulliver el comportamiento de los vientos en esas latitudes, destacando las
habilidades que deben tener los marineros para sortear tantos obstáculos. Es así como deben
arriar las velas constantemente debido a la presencia de un monzón que se avecina. El buque
invierte su curso de navegación y deciden viajar viento en popa. Un viaje tempestuoso en que
la embarcación oscilaba de este-Nordeste; O.SE, así transcurrió por largos días hasta que un
marinero avistó tierra. Sin saber en qué lugar se encontraban. Desde el papagallo (mirador en
una embarcación) un grumete anuncia el avistamiento de una gran isla o continente. El capitán
ordena anclar cerca de la Bahía y armados a una chalupa manda una tripulación a explorar el
lugar, Gulliver pide autorización para acompañarles. Al tocar tierra no se encontró ríos ni
fuentes de aguas menos habitantes, lo que obligó a la gente buscar la ribera para retornar al
barco.
Mientras tanto, Gulliver se paseaba sólo explorando tierra adentro, pero al no encontrar nada
que satisficiera su curiosidad regresa a la bahía. Mientras tanto, la gente que esta en la chalupa
trataba afanosamente de arrancar de un gigante que los perseguía. Gulliver al ver tal escena
corre despavorido hacia la cima de una montaña. Estuvo mucho tiempo escondido entre
matorrales y mieses y otros lugares. Tal sería su asombro que se encontró nuevamente con
otros gigantes y corrió a esconderse nuevamente, pero seguía siendo acorralado. Su
infortunio no tenía escapatoria, llegando incluso hasta peligrar su vida.
De pronto aparecen, siete hombres, también gigantes a cortar la maleza y mieses y por casi lo
matan. Pero uno de ellos que hacía de jefe los llama para segar en otro lugar. Gran susto se
llevó porque llegaron igualmente a su escondite y cual sería su temor que se desvaneció,
mientras su mente recorría el pueblo de Liliput, su familia que quedaría huérfana por su locura
de emprender este segundo viaje. Al rato, uno de los segadores se detiene y mirando a su
alrededor se queda observando con mucho cuidado. Luego lo agarra elevándolo a dos metros
de altura. Le suplicó, lloró, imploró al gigante haciéndole saber el daño que le estaba causando
con sus dedos. Sin lograr que el gigante lo entendiera.
El labrador llamó a sus sirvientes, y preguntándoles si habían visto algún animalito similar,
dejándolo en el suelo, Gulliver se levantó tan rápido como pudo y caminó hacia todos los
lados. En vista que todos se sentaron para verlo, sus movimientos, todo tipo de acrobacias,
cortesías y mostrando sus costumbres adquiridas en su vida de inglés y humano. A tal punto
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que les ofreció el saco de oro que llevaba, pero los gigantes examinaron las monedas de oro
pero no prestaron mayor interés, dejándolas a su resguardo nuevamente.
Se estableció un diálogo entre gigantes y Gulliver, quién respondía en distintos idiomas con el
afán de darse a entender. Los trabajadores retornaron a sus trabajos y el patrón le llamó
subiera a su mano izquierda llevándolo a su casa. La familia asombrada comenzó a quererlo a
tal punto que lo alimentaban y debido a que sus alimentos eran gigantes, la esposa cortó la
carne en trocitos muy pequeños para darle de comer. Ya no podía demostrar temor ante esta
familia de gigantes que lo cuidaban con tanto cariño a excepción de uno de los hijos que era en
verdad muy travieso, dejándolo en un momento casi fracturado de un tirón que le dio. Ante tal
situación el padre aplicó de inmediato el correctivo que merecía por tal acción. La situación
estuvo tensa por un tiempo, tratando de darle a entender que perdonara a su hijo.
Durante su estancia en el mundo gigante, le hicieron construir una vivienda gigante. Cama,
mesas, sillas, ropa. En fin, sus necesidades corporales se hicieron sentir cuando
sorpresivamente se sube una rata sobre la cama, como pudo trató de matarla,
ensangrentando el lugar. La labradora que así le llamaban a la ‘nurse’ como se dice en inglés,
sonrió de alegría al verlo que nada le había sucedido. Tratando de darle a entender sus
urgencias, lo tomó en su mano y lo llevó al jardín. Tantos cuidados y ternura ocasionó su
presencia en ese pueblo de gigantes que incluso sirvió de juguete a la hija de su ama.
Glumdalclich, así se llamaba la pequeña hija, ella además de hacerle ropa de muñecas y jugar,
le enseñaba el idioma y costumbres de su pueblo. Estaban siempre juntos. Pero su amo que
era muy ambicioso, dispuso llevarlo en exhibición por todo el país incluso traspasar las
fronteras porque no había visto criatura tan especial y con tantas virtudes que era considerado
motivo de curiosidad para todos. Desde es momento se convirtió en el traga monedas de su
amo. Viajaron por muchos lugares, no tuvo descanso, incluso debilitándose a tal punto que
peligraba su vida.
Al verle, su amo, que estaba en tan deplorables condiciones decide venderlo a su Majestad,
quién acepta y haciéndole preguntas sobre su comportamiento y costumbres de su país llegan
a feliz acuerdo. Gulliver solicita le concedieran por gracia la compañía de su institutriz
Glumdalclitch por considerarla su directora y gran guía en su aprendizaje en el mundo de los
gigantes.
La reina estaba feliz con su adquisición y fue a mostrarlo ante el rey. El era sabio, estudioso de
la filosofía y las matemáticas. Comenzó a preguntarle y al escuchar su voz un tanto débil no
pudo ocultar su admiración. Sabiendo el asombro causado por su sabiduría y elocuencia, el
Rey manda llamar tres sabios para que le interroguen, comprobando que era una persona que
pertenecía a un país en donde imperaba el orden, disciplina, se regía por códigos filosóficos y
morales; en el cual existían jerarquías y que su gente amaba su patria, que se cultivaba las
artes y reinaba el poderío sobre sus costas y fronteras.
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Ante tan abundante descripción de su patria, había una princesa que gustaba mucho de su
compañía, entablaban conversaciones por largas horas quitándole incluso las horas en que
debía comer. Otra cosa, es que le gustaba llevarlo a compartir con sus amigas. Gulliver causó
tal revuelo en ese país que tuvo detractores y gente en su favor. Su majestad el rey le gustaba
conversar de religión, empleo, del amor, odio, engaño, y traición, temas no ajenos a Gulliver
puesto que en su país se vivían iguales cantidad de calamidades sociales. Otro tema de interés
era la geografía, dónde se encontraba América, la cadena de montañas que dividían un país de
otros y las costas y desiertos, la vegetación su flora y su fauna.
El país de los gigantes tenía todo esto y mucho más. Gente lisiada, sucios, mal vestidos.
Corruptos y mafiosos. Todo transcurría muy de prisa, logrando comunicarse fluidamente con la
reina quien ordenó construirle una barquita para que navegara y pudiera distraerse. Gulliver
aceptó con júbilo tanta disposición y cuando estuvo lista elevó velas y todos colaboraron para
echarle viento para moverla. Otra oportunidad en que casi le costó la vida fue cuando se metió
un mono en su habitación, éste lo tomó como si fuera su cría y lo llevó al monte. Cuando en la
corte se dieron cuenta de su desaparición, lo buscaron encontrándolo en los brazos del mono
gigante. Trajeron escalas para bajarlo de los brazos del mono pero éste sin más lo dejó caer,
rescatándolo un lacayo de su directora. El mono fue sentenciado a muerte, prohibiéndose en
el lugar todo tipo de mascotas.
Mientras estuvo en palacio con la reina, conversaba de cosas importantes y ofrecía discursos
en nombre de su patria. Hablar de la música, los tribunales de justicia, ordenanzas,
administración, quienes dirigían el poder, dictaban normas y leyes. Cómo funcionaba el poder
político y las jurisprudencias que se dictaban. Se habló de las fechas límites para dictar
sentencias, de los gastos del gobierno y el pago de los salarios. Sobre el gasto que involucraban
las guerras en las que se disputaban tanto las islas como la religión, que eran una barbarie en
estos tiempos. Lo otro que no justificaban mantener un ejército en época de paz y que no
entendían el miedo que esto provocaba al estar desprotegidos de estas instituciones.
Otro aspecto era el horrible conocimiento que tenían de los juicios como la avaricia, la
hipocresía, la perfidia, la crueldad, la ira, el rencor y una cantidad de antivalores que podían
invadir a un pueblo. Su majestad celebró el admirable panegírico discurso hecho de su país
concluyendo que Gulliver se encontraba libre de toda conducta insana por el hecho de pasar la
vida viajando.
Pero no podía dejar de mencionarle la fabricación de pólvora. Ante tal descripción su majestad
colmó todas las palabras más duras de desaprobación respecto de tal invento dejando a
Gulliver desconcertado y de paso añadió que no podía ser aprobado por Dios tamaña obra
destructora y que rechazaba aunque sus súbditos opusieran resistencia ante algún dictamen
que provocara sublevación de su pueblo. Asombrado de tal reacción y raciocinio, Gulliver
interiormente defendía cierta postura por considerarla en algún momento de gran beneficio.
Cuando Gulliver deseaba leer, le proporcionaban los libros que él quería y se adentraba en la
medicina, la cirugía y famacopea que era la cultura que disponían. A todas luces la milicia
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estaba prohibida y el sistema de gobierno estaba dirigida por la nobleza. Pero lo curioso de
Gulliver le lleva a informarse quienes se disputaban el poder y la libertad.
Estando en su estancia del país de los gigantes, Gulliver añoraba compartir con gente de su
talla y formar una familia. Es allí cuando trata de escaparse de la muerte. Deseaba su libertad a
la mayor brevedad pero sin darse cuenta llega de la forma más inesperada. Se dispuso una
comitiva de reyes viajar a las costas meridionales del reino. Se le confecciona un cajón provisto
de una ventana para su ventilación. Ya cansado del encierro, se duerme y repentinamente se
siente que va volando, gritó tan fuerte que imaginó que podía haber sido preso del algún
águila que se lo llevó creyendo ser un exquisito banquete, no supo que ocurrió porque cayó al
mar estrepitosamente dejándose llevar por la corriente de las mares, gritando y llamando a su
amada Glumdallclith. Tal fue la desesperación que se apoderó de Gulliver que de la ventana
que estaba en el techo amarró un paño blanco para que fuera advertido por algún barco ya
que la altura del cajón no le permitía ver por ningún lado. De pronto sintió que tiraban de un
extremo, como que lo remolcaban y tratando de subir a la ventana agita su bandera blanca. En
su aturdimiento escucha exclamaciones y vítores logrando salir por el techo y se traslada al
buque que lo estaba rescatando de las aguas.
Estando en su nueva embarcación fue atendido y cuidado expresamente por el Capitán, pero
su conversación fue considerada demencial porque hablaba del mundo de los enanos y luego
de los gigantes. Nadie entendía lo que quería comunicar.
Se sentía tan extraño con sus iguales y en agradecimiento le regaló todas sus pertenencias que
traía. Cama, sillas, mesas y tantas cosas. El capitán no daba crédito a tal ofrecimiento y mandó
una escuadrilla a examinar la embarcación. Tanto suplicó al capitán le creyera tal historia que
una vez comprobado la exploración del cajón y luego que Gulliver hubiese dormido y
alimentado lo suficiente comenzó a relatarles nuedvamente la historia.
Finalmente el capitán le pidió que escribiera y diera a publicidad cuando llegaran a Inglaterra.
Rehusó a tal comentario por considerarlo innecesario dado la cantidad de publicaciones que
existían en las bibliotecas.
Ya en tierra llegó a su casa costándole equilibrar su actual condición de ciudadano inglés y
contrastando con las dos realidades vividas en estos pueblos de enanos y gigantes.
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