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Terraplenes y Piedraplenes en Geotecnia

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Resumen Capítulo 12. Estructuras de Suelos
1.
Introducción
Las obras de infraestructura lineales comprenden la
integración principalmente de tres tipos de suelos que
conforman “estructuras”, las cuales son:
•
Estructuras formadas por terraplenes, pedraplenes
o escolleras construidas a partir de materiales
sueltos sometidos a compactación.
•
Estructuras formadas por el propio terreno natural,
producto de la acción humana (construcción de
túneles, desmontes, canteras, etc.)
•
Estructura de fábrica, tipo puente o viaducto,
donde el uso de materiales aglomerantes permite
mantener la forma de la carretera.
Los terraplenes son estructuras realizadas con materiales
con tamaños máximos generalmente inferiores a 100-150
mm y bajo contenido en finos; los pedraplenes, por su parte
se construyen con fragmentos rocosos y las escolleras con
bloques de roca que pueden superar el metro cubico. Los
dos primeros tipos se construyen mediante tongadas, es
decir, capas de material que se van depositando y
compactando sucesivamente.
Para mantener estas estructuras de tierra ante las
condiciones adversas derivadas del servicio y
ambientales (sobre todo la del agua) se consideran
las propiedades de los materiales que conforman la
estructura, su conocimiento geotécnico, las
circunstancias climatológicas, hídricas, topográficas
del lugar, los procesos erosivos y los coeficientes de
ruptura, deformación y seguridad frente al
deslizamiento (en terrenos donde las condiciones
estacionales son cambiantes) en suelos muy
húmedos o secos.
2. Metodología de Diseño
El diseño de las estructuras de tierra sigue, en líneas
generales, la metodología expuesta en la Figura 1,
requiriéndose para ello:
•
Conocer los tipos de materiales disponibles en la
zona, su situación y volúmenes, etc. y realizar un
diseño ajustándose a este tipo de materiales y a las
exigencias de los pliegos de las prescripciones
técnicas.
•
Establecer los dispositivos de drenaje, tanto
internos (que evacúan el agua que entra en la
estructura) como externos (llega al entorno del apoyo
del terraplén), evitando su saturación y las presiones
intersticiales que puedan producirse y que puedan
hacer peligrar su estabilidad.
•
Establecer los criterios de compactación
adecuados para conseguir una estructura de la
máxima densidad (tipo de maquinaria y energía a
aplicar al material), debiéndose obtener un
producto con una deformabilidad mínima y
aceptable durabilidad.
•
Para el caso de apoyo a media ladera, sobre
suelos blandos y otros, es necesario estudiar y
preparar adecuadamente el terreno de apoyo del
terraplén, escalonando y drenando la ladera,
reforzando el suelo natural con “zanjas drenantes”,
columnas de grava, etc.
•
Será necesario instrumentar la obra para observar
su comportamiento a corto y largo plazo, en caso
de que Si las propiedades de los materiales sean
poco conocidas o el terreno de apoyo sea muy
blando.
Figura 1. Diseño de terraplenes
3. Materiales
En este apartado, se pretende establecer los criterios en
base a ensayos que proporcionan las propiedades
intrínsecas del material y no en relación al estado en que
se encuentran en cantera o como pudiera colocarse,
debido a que el suelo puede alterarse notoriamente
durante la extracción. Por ello, se consideran las
características intrínsecas del material (granulometría,
capacidad de absorción de agua, etc.) y las alteraciones
que producen la manipulación propiamente tal
(maquinaria disponible, condiciones ambientales, etc.).
La clasificación más conocida (de acuerdo a la
granulometría, elaborada por Casagrande) diferencia los
suelos del tipo Altamente Orgánicos (utilización no
conveniente), de Grano Grueso (que se subdivide en
gravas y arenas) y de Grano Fino (más del 50 % pasa por
el tamiz N° 200 a diferencia del grano grueso). El PG-3
establece una clasificación de suelos que incluye los
límites para su posible aceptación, distinguiendo cinco
tipos: tolerables, adecuados, seleccionados, marginales e
inadecuados.
Pedraplenes y rellenos tipo “todo uno”
Otras estructuras de materiales sueltos se pueden
construir con tamaño de grano mucho mayores (1,0 - 1,5
m y 2 a 3 toneladas de peso). En la Figura 3 se presentan
las curvas granulométricas de los tres grandes grupos de
estructuras de materiales sueltos que distingue el PG-3.
Asimismo, entre los terraplenes y pedraplenes se
consideran los materiales “todo uno”, en los que
predominan los gruesos, pero sin cumplir las
condiciones estrictas de pedraplenes.
Figura 2. Criterios de Compactación PG-3
En los pedraplenes y rellenos tipo “todo-uno” se
distinguen las zonas de: cimiento, núcleo o parte
central, espaldones (material que constituye los
taludes del relleno) y transición (zona entre el núcleo
y las capas de fuera de la carretera o ferrocarril,
coronación de una presa, etc.).
Para los pedraplenes se utilizan rocas adecuadas
(con resistencia a la compresión simple superior a 50
MPa, sin esquistosidad ni foliación), rocas
especiales del tipo foliadas, porosas y alterables (con
resistencia entre 25 y 50 MPa) y rocas inadecuadas
(evolutivas, disgregables, solubles y colapsables,
cuya resistencia a la comprensión simple es inferior
a 25 MPa.), además de los pedraplenes que
implementan materiales yesíferos.
Para este tipo de suelo, el espesor de la tongada que
suele emplearse es variable y depende del tipo de roca
a utilizar, del tamaño máximo que se obtiene en
cantera y de la maquinaria disponible.
En el caso de puertos y obras hidráulicas se exige que
la granulometría sea uniforme, pero los volúmenes
de cada elemento tienen que ser mucho mayores en
función de las acciones que tengan que soportar.
Escolleras
Un relleno se denomina escollera cuando el material
utilizado tiene una granulometría uniforme y sus
“granos” son de gran tamaño. En las escolleras para
carreteras, se exige que las rocas que las forman tengan
unos tamaños comprendidos entre el tamiz UNE 500 200, cuya curva granulométrica se revisa en la Figura 3.
Una de las aplicaciones de la escollera es la
construcción de rellenos para vías de comunicación
ante la presencia de terrenos inundables y suelos
blandos, en los que los bloques de escollera se
“clavan” en el terreno y desplazan parcialmente a
dichos suelos, reduciendo así los asientos.
4. Puesta en Obra y Control
Una vez diseñada la estructura de tierra, la puesta en
obra consiste en las siguientes etapas:
a) Extracción en cantera, zona de préstamo,
desmonte próximo y túneles y posterior
transporte del material hasta la obra, utilizando
las maquinarias adecuadas.
En cuanto al espesor de tongada se suele exigir que
sea de tal magnitud que permita que la energía
transmitida por el compactador llegue hasta su
parte baja. También el espesor está condicionado
por el tamaño máximo, D ^, del material.
b) Vertido y extensión de material en el sitio que se
incorpora a la estructura de tierra (con traíllas,
palas, etc.).
c) Compactación del material ya extendido,
consiguiendo la mayor concentración de sólidos
en un volumen específico, con las condiciones de
humedad y saturación estables.
Por estos motivos, se recomienda utilizar un criterio que
considere densidad seca y humedad simultáneamente, así
como el hecho de que las propiedades geotécnicas
(Angulo de rozamiento, módulo de deformación, etc.)
vienen a mantenerse constantes cuando se incluyan
movimientos paralelos a la línea de saturación. Si se
considera esta como una recta (casi lo es), entonces el
criterio de aceptación es el que aparece en la Figura 4,
adoptado por el PG-3.
Figura 4. Aplicación Criterios de Compactación
En los grandes movimientos de tierra se tiende a
realizar, inicialmente, terraplenes experimentales
en ton que se fija, mediante pruebas diversas y
controlando con los sistemas indicados, el
procedimiento de compactación (maquinaria,
pasadas y espesor de tongada para cada material),
Es más habitual recurrir al ensayo de la “huella”,
comprobando en la obra el procedimiento más que
exigiendo “huellas” menores de 3 mm en la zona de
los parámetros comentados (densidad, humedad),
“transición” y de menos de 5 mm para el resto del
para facilitar el desarrollo de la obra. De vez en
pedraplén.
cuando se vuelven a hacer algunos ensayos, pero la
idea es mantener el control del procedimiento y no
También se pueden medir densidades in situ realizando
del producto que se va consiguiendo. Se logran, así,
grandes huecos en los que se introduce una lámina
rendimientos elevados (300.000 a 500.000
impermeable, rellenando a continuación de agua para
m3/mes) de materiales de buena calidad.
conocer el volumen que ocupa el material extraído,
pesando este (también se trata de un ensayo especial).
Para el control de compactación de pedraplenes se
pueden utilizar ensayos de placa de carga, siempre
En el caso de estructuras “todo – uno”, el control de
que su diámetro sea superior a 4-5 veces el tamaño
compactación también se realiza, principalmente, con el
máximo del material del pedraplén, lo que lleva ensayo
a
de la “huella”, aunque es posible utilizar también
que este ensayo apenas sea utilizado en estas obras,
densidades in situ y ensayos de placa de carga.
sino como ensayo especial.
5. Terraplenes Sobre Suelos Blandos
Los suelos blandos se caracterizan por presentan
principalmente una baja resistencia al corte (corto
plazo), una alta deformabilidad (4 al 10% del espesor
del suelo blando), un prolongado tiempo de
estabilización de las deformaciones y peligro de
colapso (por inundación o por concentración de
partículas en rellenos inestables).
Los suelos arcillosos blandos se caracterizan por tener
una baja densidad y un elevado contenido de
humedad (llegando al 400% en suelos tipo turba) lo
que influye en su deformidad. Por ende, los métodos
utilizados para determinar sus asientos y movimientos
horizontales respectivos, suelen ser de tipo
endométricos (cuando el espesor de suelo es menor
que la anchura del terraplén), de elementos finitos (el
espesor es mayor que la anchura del terraplén) y basado
en modelos empíricos.
Si el coeficiente de seguridad frente al deslizamiento es
bajo y los asientos son muy elevados o muy lentos, se
procede a realizar diversas soluciones de refuerzo y
tratamiento del terreno, entre otras:
a) Precarga (dejar la propia carga del terraplén),
subiendo su altura y aplicada cierto tiempo antes de
construir el firme, cuando éste no soporta el asiento
previsto. Cuando el tiempo de espera para conseguir
la estabilización del asiento es muy grande, se puede
acelerar usando drenes de plástico hincados (Figura
5)
En cuanto al análisis de estabilidad, por lo general se
realizan análisis en presiones totales, con círculos de
rotura a través del cimiento blando (generalmente hasta
ser tangentes a una capa algo más resistente si ésta
existe), utilizándose con frecuencia los ábacos de
Piloto y Moreau (1973).
Figura 5. Precarga usando drenes de plástico
c)
b) Refuerzo del terreno con pilotes hincados de
madera, vibro flotación (en arenas flojas con pocos
finos) o usando columnas de grava, que refuerzan el
terreno y aceleran el asiento.
Densificación del terreno con compactación
dinámica, a base de reducir el volumen del terreno
por aplicación repetida de impactos de gran energía
sobre el suelo, conseguidos dejando caer un gran
peso, W, desde una altura H.
6. Terraplenes a Media Ladera
Donde más se suelen presentar problemas con obras de
infraestructura lineal es con los terraplenes construidos
a media ladera, donde su superficie puede estar
ocupada por coluviones (material alóctono, no
compacto, permeable y baja resistencia al corte) y
materiales aluviones (alteradas in situ, que pueden estar
oxidados, fisurados o muy transformados).
Estos depósitos son permeables y fáciles de saturar (a
través de fisuras y huecos) y en épocas secas se
producen fisuraciones en los materiales arcillosos,
penetrando el agua en épocas de lluvia y saturando la
parte superior alterada de la ladera, con lo que, al
quedar debilitada por la humedad y sometida a presión
hidrostática, suelen darse problemas de estabilidad.
Para estos casos, es necesario:
a) Realizar el drenaje de la zona de apoyo del
terraplén.
b) Efectuar una limpieza y escalonamiento del
terreno natural de la ladera.
c) Reforzar el pie del terraplén con un material
grueso que asegure la resistencia de la ladera en
esa zona.
Figura 6. Estabilización con jet-grouting
En épocas lluviosas se producen grandes problemas
de estabilidad en los terraplenes cuando éstos se
insertan en vaguadas. Para solucionar este problema,
se utilizan las técnicas de:
• Cambio del trazado de la carretera (disminuye la
altura del terraplén)
• Construcción de una barrera de pilotes de gran
diámetro (para desviar la autovía).
• Utilización de barreras de micropilotes o columnas
inclinadas tipo jet-grouting (Figura 6).
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