Antes de que la tecnología desarrollara sus avances en comunicación e informática, antes de que la comunicación se convirtiera en medio, la comunicación es y será un fenómeno antropológico, social, un fenómeno específicamente humano. Las personas tienden a comunicarse con sus colegas sobre sus experiencias, estados de ánimo, estados mentales de diferentes maneras y con diferentes medios. Con el lenguaje tenemos una herramienta para transmitir nuestros conocimientos, ideas y sentimientos. Que tenemos un sistema de símbolos y signos para explicar nuestras observaciones en un mundo que se supone que es objetivo. Con el lenguaje tenemos una herramienta para transmitir nuestros conocimientos, ideas y sentimientos. Que tenemos un sistema de símbolos y signos para explicar nuestras observaciones en un mundo que se supone que es objetivo. Nuestro lenguaje lleva significado, ideas, sentimientos, valores, ideales. Entonces, cuando hablamos, nunca es neutral, al hacerlo sin darnos cuenta, estamos fortaleciendo valores, modelos, estereotipos. A partir del intercambio comunicativo, se generan, transmiten y negocian significados, conocimientos y perspectivas. Cada fenómeno social es entonces, en una de sus dimensiones, un fenómeno de comunicación, un proceso de producción de significado. Sobre todo, la comunicación es una relación compleja que necesariamente requiere e implica la participación de al menos dos temas involucrados. La comunicación comunitaria tiene sus raíces en las estaciones de radio educativas, católicas y mineras de América Latina. Se fundaron para promover la alfabetización, las campañas sociales, la salud y el desarrollo. Los medios comunitarios dieron la oportunidad de difundir organizaciones sociales, colectivos, individuos, movimientos, etc. La articulación es, en definitiva, uno de los objetivos político culturales principales de los medios comunitarios.