Resumen comparativo La fiesta del agua se ha mantenido desde épocas preincas hasta el día de hoy, es necesario recalcar que se ha modificado a lo largo del tiempo y no es homogénea en todo el Perú. Para Carrión (2005), estos pueblos eran esencialmente agrícolas y habitaban un territorio desértico o escaso de lluvias, por ello diseñaron construcciones hidráulicas para aprovechar y controlar el uso del agua, de esto surgieron concepciones simbólicas propias sobre esta. Se divinizan los fenómenos naturales y ciertos cuerpos celestes como la luna y el sol, puesto que ellos personifican fuerzas favorables de la producción de la tierra. A estas ceremonias llegaba una "pareja" de niños o adolescentes que personificaba al sol y la luna. La pareja va en romería a varias fuentes, él portando símbolos de poder y fuerza como la honda y la alabarda, y ella, el cántaro de chicha o de agua, símbolo de las lluvias y de la fertilidad. Allí cumplen una serie de ritos, después de los cuales la pareja se unía en matrimonio, simbolizando con este acto la fusión de fuerzas favorables a la producción de la tierra. Robles (2019) menciona que sus componentes más importantes son el trabajo colectivo, fiesta social, diversión, competencias deportivas y el culto a deidades. En el aspecto laboral, trabajan los comuneros y en algunos casos las familias regantes y en el aspecto festivo se realizan carreras de caballos, se bebe, se come. En esta fiesta también podemos ver manifestada la reciprocidad y el intercambio, por ejemplo, en el Aranakuy (brindarse mutuamente comida). Las carreras de caballo tienen una fuerte carga simbólica, el descenso de los jinetes representa la fuerza arrolladora del agua cuando baja por los canales. En el poblado la autoridad municipal y los funcionarios anotan el tiempo del jinete y al ganador de cada categoría. Robles (2019) culto al agua tiene sus orígenes en los tiempos de la gentilidad. Con el paso del tiempo cobran importancia no solo lluvias, manantiales y lagunas, sino también las acequias y reservorios principales. Las ceremonias tienen la finalidad de recibir agua otorgadas por el Wallallo. Robles (2019) rescata los aportes del cronista Cristóbal de Molina, quien relata sobre la ceremonias y sacrificios a los apus en Cusco, ‘’se realiza un ritual especial, con abundancia de comida y bebidas, con cantos y bailes colectivos, específicamente, con el canto de la huayllina, taqui que estaba dedicada a las deidades del agua” (pp. 65). Esta parte festiva se sigue conservando en el tiempo. Actualmente, estas fiestas siguen sirviendo para mantener la infraestructura hidráulica y para la limpieza de la champa de los territorios del agua. Tanto Robles como Carrión mencionan estos usos, y se pueden apreciar también en el vídeo sobre la Fiesta del Agua en San Pedro de Casta. Una de las mujeres en el vídeo menciona su importancia y cuenta en forma de anécdota que un año no se limpió y el agua no llegó a San Pedro. Robles cita a Carrión para mostrar que, en San Pedro de Casta, actualmente se realiza la limpieza de la Carhuayuma y la comunidad de Casta esta bipartida en Yanac (abajo) y Yacapar (arriba). Hay una organización de parcelas: Carhuayuma, Lumao Paccha, Yane Paccha y Hualhuaecocha. Al amanecer, el sonido de la chirisuya convoca a todos los comuneros a la Carhuapampa. Aquí se exige el mayor respeto por parte de los comuneros, pues se han ingresado a otros tiempos. No se beberá de más ni se cantarán otros tonos que no sean el de la champeria. El principal de la comunidad exige a los funcionarios presentar sus obligaciones, hojas de coca, cigarrillos, bombardas. (Extracto del vídeo etnográfico). Lo que se aprecia en el vídeo y se lee en el texto de Robles tiene mucha similitud, y también se aprecia la conservación de ciertos elementos ancestrales como las hualinas (y en las canciones tanto que narran los cronistas y en las que se presentan en el vídeo se puede ver que su temática no ha cambiado mucho: la búsqueda del agua, el deseo de encontrarla, las ansías por tenerla), el uso de la chicha, hojas de coca, maíz y el culto a deidades. Se echa un licor a las aguas, pero desde la misma botella o se sumerge esta entera, entonces, el derramamiento que menciona Carrión (2005) se sigue haciendo. Ahora también se fuma. En el vídeo podemos apreciar la elección del teniente alcalde (el ministril) y se mencionan a los 4 mayordomos que tienen durante las primeras horas del miércoles tienen que vigilar que las paradas cumplan sus obligaciones pues ese día se recibirá el agua. Robles (2019) menciona que son las asambleas de comuneros activos, las que eligen a estos funcionarios, ya sea por su antigüedad en el padrón, por elección democrática o por ingreso voluntario, según los casos de particularidad y jerarquía de cargos. Comentarios Se puede observar tanto en el video etnográfico como en las lecturas la subsistencia de las tradiciones culturales ancestrales como la fiesta del agua que se realiza en distintas comunidades de los andes peruanos. Es así que se realiza culto a las deidades del agua, y por tanto, sigue existiendo una expresión colectiva (comunal) mágico-religiosa en la actualidad. Bibliografía recomendada Abanto, D. T. C. (2004). La fiesta del Huanchaco, una" fiesta del agua" en Cajamarca, Perú. Boletín del Archivo Histórico del Agua, (24), 5-14. Bautista, C. (2017). San Pedro de Casta - Sueño de Carhuayuma (Hualina), Orlando Asencios, editor. Youtube. Recuperado de: https://www.youtube.com/watch?v=fitaM2uBibc Blondet, A. (1981). La champería en San Pedro de Casta. Boletín de Lima, (16-17), 18. Gavazzi, A. (2019). La fiesta del agua. Recuperado de: https://hdl.handle.net/20.500.12543/4553 Llanos, O., & Osterling, J. P. (1982). Ritual de la fiesta del agua en San Pedro de Casta, Perú. Journal of Latin American Lore, 8(1), 115-50. Integrantes: Florindez Chamana, Jorge Edgar 18150278 Jibaja Trujillo, Mayra Alejandra 18150054 Pérez Liñan, María Victoria 18150269 Tito Huarcaya, Priscila 18150278