Subido por Jose Fco. Triunfel S.

EXPOSICION UNIDAD 1

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1) CÓMO DESARROLLAR UN INTERROGATORIO Y
CONTRAINTERROGATORIO
Contrainterrogatorio es el interrogatorio que realiza el abogado o el fiscal al
testigo que sostiene una versión de los hechos contraria a los intereses de
quien interroga. Esta modalidad es la típica que se emplea frente a un testigo
hostil, o, aquel que realiza la acusación al acusado o la defensa a la víctima.
A continuación, y partiendo de dicha conceptuación, vamos a exponer diez
claves para la preparación y ejecución de un contrainterrogatorio eficaz:
1.- Conocimiento del caso: Todo interrogatorio va precedido de un exquisito
conocimiento de los antecedentes del caso y del papel que juega el testigo y
su testimonio en la historia de aquel. De lo contrario, el interrogatorio estará
condenado al fracaso. En el supuesto del contrainterrogatorio, con más motivo,
puesto que el riesgo de encontrarnos ante un testimonio hostil es elevadísimo.
2.- Preparación: Al igual que en el contrainterrogatorio, es esencial la adecuada
planificación del contrainterrogatorio, excluyendo así la improvisación y ausencia
de un plan trazado, pues de lo contrario el interrogatorio quedará condenado al
fracaso. Por preparación se entiende la elaboración de una estrategia en la que se
establezca el objetivo, preguntas, secuenciación, ritmo, lenguaje verbal y no
verbal, etc., recursos que nos permitirán ejecutar el interrogatorio con solvencia y
seguridad.
3.- Objetivo: Los objetivos esenciales del contrainterrogatorio son la limitación
de daños o limitación de los efectos negativos derivados del interrogatorio
directo, el ataque a la credibilidad del testigo y desmontar relato para
invalidar la declaración.
4.- Uso de las preguntas: En el contrainterrogatorio se emplearán
mayoritariamente
preguntas cerradas
neutras,
entendiéndose
por
cerradas aquellas preguntas que esperan una respuesta que confirme o
niegue el contenido ínsito en las mismas caracterizándose porque el
interrogador suministra mucha información relevante al testigo a través de la
pregunta, requiriendo su admisión o rechazo; neutras porque carecen de signo
de de orientación, es decir, en las que "el emisor hace explícita su neutralidad
con respecto a la formulación interrogativa y al contenido que esta contiene" La
razón es obvia, si se realizaran preguntas abiertas, es decir, orientadas a recibir
respuestas amplias, destinadas a conocer circunstancias generales, estados de
ánimo, sensaciones y opiniones del testigo, se estaría facilitando al testigo reiterar
la historia expuesta durante el interrogatorio directo y, literalmente, irse por las
ramas.
5.- Secuenciación: El contrainterrogatorio debe conseguir resaltar las
manifestaciones realizadas durante el interrogatorio directo que favorezcan la
pretensión del contrainterrogador o evidencien inconsistencias o incoherencias en
la declaración del testigo. Por ello, alejado de una secuencia cronológica, el
contrainterrogatorio deberá ser esencialmente temático a fin de analizar
temas o materias anteriormente examinadas en el contrainterrogatorio o
incluso omitidas.
6.- Ritmo: Si bien existen muchas variables, ritmo lento equivale a sosiego y
tranquilidad para el testigo; ritmo rápido supone mayor tensión y exigencia. Por
ello, el contrainterrogatorio requiere un ritmo rápido y muy fluido que impida al
testigo pensar demasiado para buscar una salida mientras que un ritmo lento y
pausado permitirá que el testigo se explaye para ganar confianza. No obstante,
podrá llevarse a cabo una combinación de ritmos, si bien, cuando se trate de
atacar las contradicciones o falsedades, tendremos que emplear el ritmo rápido.
7.- Preparación del testigo: Partiendo de la base de que toda preparación del
testigo excluye cualquier intento de predeterminación del contenido de la
declaración del testigo o el adoctrinamiento del mismo, será muy difícil que el
abogado pueda preparar al testigo dada la naturaleza hostil del mismo. Ello
no impide que se realice una profunda investigación de las circunstancias de
todo tipo del testigo a fin de disponer de información sobre la razón de su
conocimiento, circunstancias concurrentes, etc.
8.- Comportamiento con el testigo: No todos los testigos son iguales. Existen
testigos falsos (voluntarios e involuntarios), neutrales, expertos, investigadores,
colaboradores con la justicia, sujetos débiles (ancianos, niños, incapacitados), etc.
que requerirán una diferente aproximación a la hora de ser interrogados, es decir,
el tratamiento será diferente a cada uno de ellos, debiendo dominarse las técnicas
correspondientes según el caso. No obstante, como principio rector se requiere
una conducta ética al interrogar, es decir, cortés, educada y respetuosa,
evitándose cualquier confrontación con el mismo. No obstante, la una
excepción a esta regla se produce cuando interrogamos a un testigo
que sabemos que está mintiendo y disponemos de información para
evidenciar dicha falsedad. En tales casos, estaría autorizada la confrontación.
9.- Precisión: La precisión va asociada a la necesidad de que la persona
interrogada y el juez entienda la pregunta. Por ello, éstas deberán efectuarse
con una estructura semántica simple, es decir, preguntas claras, simples y
directas. De este modo el interrogatorio será ágil y fluido y así será más fácil
controlar adecuadamente al interrogado y trasladar nuestro mensaje
persuasivo al juez de forma más eficaz. Finalmente, hay que ser concretos y
excluir preguntas sobre cuestiones poco relevantes al caso.
10.- Riesgos: El mayor riesgo al que puede enfrentarse un contrainterrogatorio es
el de la falta de estudio, planificación y ejecución del interrogatorio, es decir,
el pasar por alto las reglas expuestas, pues en un contrainterrogatorio sería un
suicidio procesal.
En definitiva, es imprescindible no solo conocer la naturaleza y finalidad de esta
modalidad compleja de interrogatorio, sino igualmente conocer y poner en práctica
aquellas reglas que pueden ayudarnos a extraer el máximo provecho del mismo.
2) EL INTERROGATORIO Y CONTRAINTERROGATORIO EN COSTA RICA
El interrogatorio es una destreza del o de la litigante, que consiste en extraer
proposiciones fácticas o hechos, mediante la herramienta de formulación de
preguntas, materializadas en palabras de los o las
testigos, con el objetivo de obtener de estos, respuestas en forma de relato,
sobre lo que percibió por medio de sus sentidos, vista, oído, tacto, olfato o
gusto, con el fin de que abonen a su teoría del caso. Tenemos aquí una serie de
elementos, que nos van a permitir no solamente conocer mejor esta técnica,
sino poderla utilizar adecuadamente. Lo primero que el o la litigante debe
hacer es planear, diseñar estratégicamente de acuerdo con su teoría del
caso su intervención en el debate, en esa línea debe inicialmente decidir el
orden en que va a presentar los o las testigos, esto es muy importante, pues
estamos de manera figurada tratando de armar un rompecabezas, en donde les
vamos a transmitir a los jueces y las juezas, con la declaración de los o
las testigos, información del caso en segmentos, explicando con el relato cómo
sucedió, por ello es relevante decidir el orden: por ejemplo primero Pedro, luego
Juan y finalmente Inés que me ayudarán con su relato a “armar” una idea
general o panorámica del caso; con los testigos Elisa, Marco y Pedro se
detallará, por ejemplo, la dinámica del accidente de tránsito. Luego de eso se debe
definir, si se necesita ir de lo general a lo particular o viceversa.
Posteriormente vamos al detalle, al interrogatorio: qué le voy a preguntar al
testigo Pedro, qué le voy a preguntar a Elisa y así sucesivamente.
EL CONTRAINTERROGATORIO Como
se
expresó
anteriormente, el
contrainterrogatorio no se encuentra regulado en nuestra legislación, lo cual no
quiere decir que no exista, sino todo lo contrario, existe como instituto y fácilmente
se puede colegir, no solamente del modelo que inspira nuestra reforma
procesal penal,(8)sino desde nuestra misma Constitución Política, la
Convención Americana de Derechos Humanos, la Ley Orgánica del Poder
Judicial y desde el mismo articulado de la Ley penal adjetiva, que estableció una
organización por roles de los actores, hay alguien que acusa (Fiscalía),
alguien quien defiende (Defensa) y un tercero imparcial que decide (Juez o
Jueza). Desde nuestra Carta Magna se nos indica en los artículos 39 y 42lo
siguiente: Artículo39.–A nadie se hará sufrir pena sino por delito, cuasidelito o
falta, sancionados por ley anterior y en virtud de sentencia firme dictada por
autoridad competente, previa oportunidad concedida al indiciado para ejercitar
su defensa y mediante la necesaria demostración de culpabilidad.
No constituyen violación a este artículo o a los dos anteriores, el apremio corporal
en materia civil o de trabajo o las detenciones que pudieren decretarse en
las insolvencias, quiebras o concursos de acreedores. Artículo42.-Un mismo
juez no puede serlo en diversas instancias para la decisión de un mismo punto.
Nadie podrá ser juzgado más de una vez por el mismo hecho punible. Se prohíbe
reabrir causas penales fenecidas y juicios fallados con autoridad de cosa
juzgada, salvo cuando proceda el recurso de revisión.(9)Con estos dos postulados
constitucionales podemos construir el argumento que le da entrada al
contrainterrogatorio, en primer lugar, la dinámica constitucional que exige para
la necesaria demostración de culpabilidad, el ejercicio real del derecho de
defensa, desde ese punto de vista, la constitución reconoce la necesidad de
organizar el interrogatorio desde los roles de los actores y estos, como ya
hemos explicado, tienen objetivos diferentes, en consecuencia está
constitucionalmente autorizado el contra examen; por otro lado, el artículo
42nos indica el rol de juez o juez, nos describe un juez o jueza imparcial que
como operador u operadora del sistema judicial, se mantiene al margen,
escucha a las partes, sus peticiones, argumentaciones y pruebas. Su rol es de
conducción, dirección y observación de todo lo que acaece en el juicio, su rol no
es litigar como sí lo hacen las partes.
3) Resolución No. 1735-2005 que establece el Reglamento sobre los
Tribunales Colegiados de 1ra. Instancia de la Jurisdicción Penal.
El Pleno de la Suprema Corte de Justicia aprobó la puesta en funcionamiento de
16 Tribunales Colegiados de Primera Instancia, que estarán integrados por jueces
de primera instancia y de paz, a fin de contribuir con el acceso a la justicia, aliviar
la elevada carga económica y logística del Poder Judicial y así disminuir los costos
operacionales de conformidad con el plan de austeridad puesto en marcha desde
principios de año. Al efecto se modificó la Resolución núm. 1735-2005 del 15 de
septiembre de 2005, que establece el Reglamento sobre los Tribunales
Colegiados del Juzgado de Primera Instancia en la Jurisdicción Penal. El Pleno del
máximo tribunal adoptó una nueva modalidad para conformar los tribunales
colegiados puestos en funcionamiento, y es que los mismos estarán integrados
por jueces de primera instancia y de paz que seguirán ejerciendo sus funciones
regulares en los juzgados de los cuales sean titulares, mientras no se encuentren
en los tribunales colegiados, esto con el fin de mantener el principio del Juez
Natural, el cual establece que todo imputado tiene derecho a ser juzgado por un
tribunal preexistente al acto punible, que sea permanente, dependiente del Poder
Judicial, creado mediante ley, con competencia exclusiva, indelegable y universal
para el hecho en cuestión. La modalidad adoptada significa un ahorro económico
importante porque limita además el desplazamiento de un juez de Primera
Instancia a otra demarcación territorial, lo que implicaba una elevada carga
económica, logística y tiempo. Los nuevos Tribunales Colegiados estarán
funcionando en el Distrito Nacional, así como en los distritos judiciales de Monte
Plata, Villa Altagracia, San José de Ocoa, Azua, Independencia, Bahoruco, Elías
Piña, El Seibo, Hato Mayor, La Romana, Espaillat, Sánchez Ramírez, Hermanas
Mirabal, Valverde y Santiago Rodríguez. A estos tribunales se agregan los 19
Tribunales Colegiados de Primera Instancia que ya se encuentran en
funcionamiento, elevándose por tanto a la cantidad de 35 los tribunales de esa
categoría en todo el territorio nacional. La puesta en funcionamiento de estos
tribunales de Primera Instancia será a partir del 11 de Mayo, para lo cual serán
juramentados en la Sala Augusta de la Suprema Corte de Justicia, en esa fecha,
los jueces asignados a los mismos.
La Suprema Corte de Justicia ha venido modificando el nuevo Código Procesal
Penal por vía de reglamentos ¿Tiene la SCJ esa facultad? ¿Ud. podría indicarme
todas las modificaciones realizadas por la SCJ en el CPP?. Damián Zorrilla
Lo primero es aclararle que ni la Suprema Corte de Justicia ni el Poder Ejecutivo ni
ninguna otro poder o ministro puede modificar una ley por vía reglamentaria. Solo
una ley puede modificar otra ley. Ahora bien, con frecuencia una ley dispone que
la misma debe ser complementada por vía de reglamento. La función del
reglamento, por tanto no es modificar la ley sino perfeccionarla. La ley de
organización judicial, y la ley orgánica de la SCJ, así como el propio CPP, facultan
a nuestro mas alto tribunal para, por vía reglamentaria, suplir los vacíos o los
procedimientos necesarios para hacer operativa la norma. En virtud de esta
disposición, la SCJ ha sido prolija en la elaboración de reglamentos.
Específicamente, en relación al CPP ha dispuesto los siguientes:
1) Resolución No. 1920-2003 del 13 de noviembre de 2003, que dispuso las
medidas anticipadas a la entrada en vigencia del CPP;
2) Resolución No. 782-2004 del 17 de junio de 2004 que dispuso la incorporación
de los abogados de oficio a la Oficina Nacional del de defensa publica;
3) Resolución No. 1170-2004 del 7 de septiembre de 2004 que reglamentó la
estructura liquidadora de los expedientes en trámite ante la jurisdicción penal al
momento de entrar en vigencia el CPP. 4) Resolución No. 1207-2004 del 23 de
septiembre de 2004 que establece el rol de cada uno de los jueces dentro de la
estructura de liquidación.
5) Resolución No. 295-2005 del 6 de abril de 2005 que habilitó a los jueces de paz
a actuar como jueces de la instrucción; 6) Resolución No. 296-2005 del 6 de abril
de 2005 que dispuso el reglamento que rige al Juez de la Ejecución de la Pena.
7) Resolución No. 1141-2005 que dispuso el uso de toga, birrete, camisa blanca y
corbata negra por jueces, fiscales y abogados postulantes durante la celebración
de la audiencia preliminar. 8) Resolución No.1142 -2005 del 28 de julio de 2005
sobre la competencia en materia penal laboral 9) Resolución No. 1731-05 del 15
de septiembre de 2005 que establece el Reglamento sobre Medidas de Coerción y
Celebración de Audiencias durante la Etapa Preparatoria; 10) Resolución No.
1732-05 del 15 de septiembre de 2005 que establece el Reglamento para la
tramitación de Notificaciones, Citaciones y Comunicaciones Judiciales; 11)
Resolución No. 1733-05 del 15 de septiembre de 2005 que establece el
Reglamento para el Funcionamiento de la Oficina Judicial de Servicios de
Atención Permanente; 12) Resolución No. 1734-05 del 15 de septiembre de 2005
que establece el Reglamento para la Gestión administrativa de los Secretarios/as
de los Tribunales al amparo del Código Procesal Penal.
13) Resolución No. 1735-05 del 15 de septiembre de 2005 que establece los
Tribunales Colegiados de Primera Instancia. 14) Resolución No. 2469 -2005, del
17 de noviembre del 2005, que instruye a todos a todos los jueces, para que tanto
en los casos de la estructura liquidadora como en los del nuevo proceso penal,
decreten formalmente el abandono por la incomparecencia injustificada del
abogado apoderado de un caso.
15) Resolución No. 2529-2006, del 31 de agosto de 2006 que Reglamenta el
tránsito de los procesos del Código de Procedimiento Criminal al Código Procesal
Penal.
16) Resolución No.3869-2006 del 21 de diciembre de 2006 que establece el
Reglamento para el manejo de los Medios de Prueba en el Proceso Penal.
4) HABILIDADES DEL ABOGADO EN EL SIGLO XXI
Es muy habitual que cuando se hable de las habilidades del abogado
caigamos en la tentación de limitarnos a identificar unas pocas, si bien
pronto reparamos en que éstas son verdaderamente insuficientes. Ello es
así, debido a que la amplitud y dificultad de las actividades que
desarrollamos los abogados, unida a la complejidad de los vínculos
humanos que se crean durante nuestra prestación, hacen que el abogado,
como hombre renacentista que es, venga obligado a disponer de
innumerables conocimientos y habilidades necesarios para “sobrevivir” en
su quehacer diario.
Por lo tanto, si me preguntaran cuales son las habilidades que deben constituir
prenda del buen abogado, yo diría un número quizás inabarcable, puesto que si
reflexionamos sobre esta cuestión, todas las habilidades necesarias para vivir
adecuadamente en sociedad, es decir, para disfrutar del ocio y del negocio, van
a ser absolutamente ineludibles para el abogado debido a la especial
naturaleza y características de su trabajo.
No obstante, teniendo en cuenta el propósito de este post, vamos a identificar y
sistematizar aquellas que consideramos más importantes desde nuestra
perspectiva, quedando por tanto abierta la inclusión de cualquier otra que pueda
encajar en la relación.
Pero, ¿Qué entendemos por habilidad?
Nuestros diccionarios suelen definirla como la capacidad de una persona para
hacer una cosa bien y fácilmente, o como aptitud, competencia capacidad de
hacer algo correctamente, con facilidad, destreza e inteligencia. Sin embargo, en
nuestro caso, cuando hablamos de habilidades, vamos a referirnos no solo a
dicho significado, sino que igualmente vamos a incluir algunas virtudes y
principios que social, culturalmente y profesionalmente vienen aceptadas
como esenciales para el desarrollo íntegro de la persona y que, por su
contenido, son plenamente aplicables a la actividad del abogado.
Expuesto lo anterior y entrando en materia, a continuación vamos a realizar un
ejercicio de clasificación de las habilidades del abogado teniendo en cuenta
tanto el carácter profesional de nuestro trabajo y, cómo no, las funciones
más representativas de la actividad del abogado. Una vez expuestas,
realizaremos una reflexión final a modo de conclusión.
Una última cuestión, clasificaremos las habilidades en los siguientes
grupos: Generales; Profesionales; Sociales; Empresariales; Comerciales y
Psicológicas.
HABILIDADES GENERALES: Entendemos por habilidades generales aquellas
destrezas que se consideran recomendables para toda persona y cuya
posesión se entiende socialmente como un componente positivo y favorable
para su personalidad, pues su disfrute facilitará el crecimiento tanto personal
como profesional de su titular.
En nuestra profesión, participada de factores como la necesidad de realizar un
trabajo y un esfuerzo continuo prolongado en el tiempo, sometido a
innumerables tensiones e imprevistos, y en el que la interacción con los
clientes y operadores jurídicos es esencial, serán de relevancia las habilidades
que nos permitan actuar con responsabilidad en el cumplimiento de nuestra
actividad y en la relación con los demás.
Para ello, el abogado deberá estar revestido de habilidades como la constancia,
la disciplina y laboriosidad (esenciales para el trabajo diario); la prudencia,
paciencia, serenidad y autocontrol (necesarias para la interacción con
terceros) y, finalmente, como un principio informador de los anteriores, la
honestidad y sinceridad.
HABILIDADES PROFESIONALES: Las habilidades profesionales serán
aquellas que empleamos activamente en nuestra profesión como una
herramienta directa para el desarrollo de nuestra actividad y que sin ellas no
podría concebirse la figura del abogado. Por lo tanto, son
habilidades indispensables tanto para el ejercicio de la profesión como para la
propia conceptualización del profesional como tal.
Estas habilidades podríamos dividirlas en dos clases, las derivadas de estatuto
privilegiado que informa el desempeño de nuestra función y las obligaciones
principales en su desempeño, reglas éstas que constituyen fiel reflejo de la
tradición y cultura profesional y que nutren nuestro Código Deontológico. Por otro
lado se encontrarían las habilidades que son necesarias para el desarrollo de
las tres actividades que realiza el abogado en su actividad profesional ya
citadas: el consejo jurídico, la mediación y negociación y, finalmente, la defensa
ante los tribunales.
Respecto a las primeras, debemos señalar que tras siglos de experiencia,
nuestros códigos profesionales han entendido que nuestra profesión se rija de
acuerdo con determinados postulados, lo que ha sido precisamente pensando en
garantizar que nuestra función se desarrolle a satisfacción de los intereses del
cliente y de la sociedad, por lo que el abogado deberá dar cumplimiento a los
mismos. Entre estas habilidades o principios rectores de nuestra actividad se
encuentra la independencia, diligencia, lealtad, responsabilidad y cualquier
otro principio que derive de nuestro estatuto profesional.
En cuanto a las segundas, es decir, las necesarias para realizar la mejor
ejecución de nuestras diversas funciones, podemos realizar la siguiente
clasificación:
Generales: Competencia técnica, comunicación oral y escrita, inteligencia,
imaginación, capacidad de estudio, comprensión lectora, habilidad
para utilizar las tecnologías de la información y las comunicaciones más
avanzadas, capacidad de análisis y síntesis, capacidad de abstracción,
flexibilidad y adaptación mental.
Asesoramiento: Saber escuchar, empatía, cortesía, concentración.
Negociación: Capacidad de
resistencia a la frustración.
negociación,
vocación
conciliadora,
alta
Intervención en el Foro: Oratoria en su más amplio sentido, y derivada de la
misma, dominio del lenguaje verbal y no verbal, argumentación,
memoria, imaginación, claridad de ideas, previsión, naturalidad.
HABILIDADES SOCIALES: El abogado desempeña su labor en un contexto en
el que tiene necesariamente que interactuar con otras personas desde
perspectivas bien diferentes. Con los clientes interviene primero para captarlos.
Una vez captados, para recorrer el largo camino de la resolución del asunto
encomendado y, cómo no, para fidelizarlo. Con los restantes operadores
jurídicos actuará bien para persuadirlos y convencerlos de la bondad de nuestra
argumentación (jueces) o para negociar o trabajar en equipo (otros abogados).
Consecuentemente, el buen abogado deberá ser una persona sociable que
domine las técnicas de comunicación, ser extrovertido y saber relacionarse
con los demás en cualquier contexto. Igualmente deberá saber transmitir
una imagen adecuada (presencia)
HABILIDADES EMPRESARIALES: Los despachos de abogados son empresas
de servicios, extremo éste que, a estas alturas, resulta incontrovertido. Por
ello, nuestros despachos deben gestionarse como verdaderas empresas,
adoptando los sistemas, procesos y herramientas propias del mundo
empresarial de modo que el abogado pueda liderar, organizar, planificar y
controlar su negocio. Para ello es inevitable el acceso y permanente aprendizaje
de habilidades de dirección, gestión y organización de empresas.
En este campo, el abogado deberá ser un buen estratega, tener liderazgo, ser
proactivo, saber gestionar, organizar y planificar el tiempo, dominar las
técnicas de trabajo en equipo, saber delegar, etc…
En este apartado incluimos igualmente el dominio de un segundo idioma, que a
nuestro juicio debe ser el inglés, actualmente vinculado estrechamente con el
mundo de los negocios, pues debido a la globalización ya más que consolidada, la
habilidad del dominio de este idioma será fundamental para nuestro crecimiento.
HABILIDADES COMERCIALES: Hay que destacar la necesidad que tiene el
abogado de disponer de las habilidades que lo conviertan en un verdadero
comercial, entendiéndose por comercialidad la capacidad de atraer y captar
clientes. Para ello, el abogado deberá concienciarse de la importancia que la
actividad comercial tiene para la creación y crecimiento de los despachos
profesionales, y el papel que dichas competencias y habilidades jugarán en su
propio crecimiento profesional, bien individualmente, bien en la jerarquía
profesional de la firma.
A tal efecto, el abogado deberá formarse en técnicas de marketing, y
especialmente las materias comerciales, deberán ser un referente continúo,
ya que las capacidades comerciales se adquieren a través de su
conocimiento y puesta en práctica.
Igualmente, el abogado deberá dominar las técnicas de atención al cliente,
indispensables para generar la satisfacción del cliente a través de un
servicio excelente y de calidad.
HABILIDADES PSICOLOGICAS: La profesión de abogado requiere de
conocimientos psicológicos, entendiendo por éstos, desde un concepto
amplio, todos aquellos que pueden guardar una relación con el
comportamiento humano de las personas con las que interactuamos ya
citadas.
Efectivamente, el componente humano, aunque a veces se olvide, es un
elemento esencial de nuestra actividad que tiene una repercusión constante,
consciente o inconsciente, en el devenir de todos y cada uno de nuestros
trabajos. Conocer estas habilidades psicológicas es de inestimable ayuda para la
interacción diaria con esas otras personas.
Los conocimientos psicológicos en nuestra actividad tienen innumerables
aplicaciones, tanto para regular nuestra actuación como para la interacción con
terceros. Respecto al empleo para el propio abogado podemos destacar la
capacidad del pensamiento positivo, la resistencia a la frustración, el
emplear las técnicas de la visualización y el empleo de todas las técnicas
que nos permitan estar con nosotros mismos, aprender a conocernos y
obtener la tan ansiada relajación mental y corporal. Respecto a los demás,
toda técnica que nos ayude a conocer la forma de ser de las personas será
bienvenida, destacándose igualmente la empatía, el saber escuchar de forma
activa, la atención, etc…
CONCLUSION:
Estoy seguro que a medida que hayas ido leyendo esta clasificación, te habrán
surgido numerosas ideas sobre otras herramientas, destrezas, virtudes o
principios que son igualmente aplicables. También te ha podido ocurrir que
consideres que algunas habilidades no son aplicables a nuestro sector. Todo es
posible. Lo importante de esta experiencia es llegar a sorprendernos con la
ingente cantidad de habilidades que debemos dominar, lo que nos debe hacer
reflexionar sobre cuestiones de suma importancia y que paso a epigrafiar:
1. Que nuestra actividad es de una riqueza impresionante en todos los
aspectos del conocimiento teórico y práctico.
2. Que para el necesario desarrollo de nuestra actividad hemos de estar
creciendo constantemente en el conocimiento de nuevas habilidades y
destrezas.
3. Que desarrollamos un trabajo muy importante en nuestra sociedad,
dotado de una gran complejidad y que requiere de una altísima
preparación técnica y humana de quienes lo realizamos.
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