EDUCANDO A LA PERSONA Educar a homo sapiens va más allá que enseñar, porque para enseñar basta con mirar al estudiante como un repositorio de conocimientos e implementar estrategias didácticas para transmitirlas de acuerdo a las demandas del “currículo” donde el centro de atención es el docente. Educar exige el cambio del egocentrismo docente tradicional , para situar al alumno en el centro de gravedad de la actividad más humana, donde la sinergia de la familia y la escuela que exigen un punto de apoyo para convertirse en la palanca moral y ética para agregar valor en el desarrollo de actitudes y valores y convertirse en escultores de un ser que experimenta una metamorfosis en su desarrollo hasta convertirse en el ciudadano ideal en función al perfil de egreso que las sociedades han demandado en los diferentes tiempos de la historia. Todo niño humano llega al mundo privado de las facultades características de los seres humanos completamente desarrollados. Esto no incluye simplemente la capacidad de ver claramente, de moverse a su alrededor, de alimentare a sí mismo, etc.: sobre todo, significa que está privado del poder de razonar, el poder que distingue a los hombres de los animales. Pero la distinción esencial entre el bebé y otros animales es que estos poderes, en particular la capacidad de razonar, están potencialmente en él. El proceso de crecimiento es el proceso de desarrollo de las facultades del niño. De un estado de desvalimiento e incompetencia similar al que sufren los animales recién nacidos, el niño crece hasta la gloria de convertirse en un adulto completo. (Rothbard, M. 2019) En el presente ensayo buscamos hacer una reflexión de la acción educativa respecto a la formación integral del educando en la escuela pública para ello intentaremos responder a las siguientes preguntas: ¿qué nos hace humanos? ¿Cuáles son los principios constituyentes y dimensiones de la persona humana? La condición de “ser humano” como ser biológico, va más allá de un conjunto de sistemas que posibilitan el funcionamiento de la vida; “La especie humana, constituida biológicamente como tal, elabora instrumentos, artefactos, costumbres, normas, códigos de comunicación y convivencia como mecanismos imprescindibles para la supervivencia de los grupos y de la especie” situado en un contexto -que influye en su formación -que le genera una historia personal; se le otorga a homo sapiens por sus facultades superiores como la inteligencia, voluntad, libertad, y dignidad. Se definen tres principios constituyentes inherentes al ser humano: singularidad, apertura, originación (PierreF & García,H citado por Alcázar 2015), por tanto, es necesario, para orientar el alineamiento de nuestra visión y misión estratégica, para que la transversalidad de su concepción se impregne en los planes de acción de tutoría, y se plasmen en los enfoques transversales de derechos y de orientación al bien común “El ser humano es, ante todo, persona; el conocimiento de lo que eso significa es esencial para el quehacer educativo. Este conocimiento, no obstante, debe ser práctico; pues el estudio de un tratado de metafísica o de antropología trascendental no resuelve ni sustenta operativamente la relación educativa entre personas. (Naval y Altarejos, 2006, citado por Flores). Desde nuestra experiencia en la función directiva, los procesos operativos o misionales de desarrollo pedagógico y convivencia escolar, no enfatizamos en los procesos del planeamiento estratégico los principios constituyentes y las dimensiones física, afectiva, intelectiva y volitiva del estudiante como ser humano, en todas las áreas curriculares y la labor tutorial se reduce a la “hora de tutoría” donde muchos profesores aprovechan dicho espacio para continuar con las sesiones de aprendizaje habituales o les brindan a los estudiantes ese espacio de tiempo para cumplir con las tareas no asumidas con responsabilidad por los estudiantes; es decir no asumen su rol como tutores y los planes de tutorías se presentan por una exigencia administrativa que deben cumplir olvidándonos de hacer el seguimiento y acompañamiento a las actividades de tutoría donde si bien es cierto se brinda atención grupal, pero no se personaliza la atención, más nos preocupa los resultados cuantitativos como lo son los resultados de la evaluación censal de estudiantes (ECE) porque nuestras creencias y percepciones se vinculan a los compromisos de gestión progreso de los aprendizajes. “Los alumnos y las alumnas aprenden y asimilan teorías, disposiciones y conductas no sólo como consecuencia de la transmisión e intercambio de ideas y conocimientos explícitos en el currículo oficial, sino también y principalmente como consecuencia de las interacciones sociales de todo tipo que tienen lugar en el centro y en el aula” (Pérez, A, 2013). Siendo este indicador de evaluación el que nos preocupa más y promovemos actividades complementarias para adiestrar a los estudiantes en ciertos tipos de ítems con las que los estudiantes deberán resolver en una evaluación de lápiz papel, p y luego de recibir los resultados, realizamos las “jornadas de reflexión pedagógica” en donde a partir de la socialización de los niveles de logro creemos que al haber incrementado en los niveles de “satisfactorio”, estamos brindando un servicio eficiente y los padres asumen que sus hijos están aprendiendo y nos olvidamos de reflexionar sobre la singularidad, que significa cada estudiante, por lo que es insuficiente desarrollar la planificación curricular. Por lo que, para favorecer la singularidad del estudiante el docente deberá ayudar a cada uno de sus alumnos a la elaboración de un Proyecto Personal de Mejora de cada alumno; organización que permita el trabajo personal profesor alumno y el trato personal en entrevistas tutor-alumno y tutor-familia. Según Alcázar & Javaloyes 2015: “La persona humana, una y entera, presenta dos caras, en equilibrio: una individual y otra social: por una parte, crecer en interioridad, en intimidad personal. Por otra, crecer en diálogo y convivencia con aquellos con los que coexistimos y hemos de convivir”. La apertura, es decir la capacidad de relacionarse con los demás -el hombre como ser social permite encontrarse al mundo, a la realidad creada para conocerla y transformarla mediante el trabajo. Para ello se requiere fomentar que las tareas escolares estén bien hechas no solo por cumplimiento, para ello la retroalimentación por descubrimiento es imprescindible para ayudar al estudiante alcanzar los propósitos de aprendizaje; potenciar el pensamiento crítico a través de la formulación de preguntas que lo inviten a reflexionar con fundamentos. Y es cuando el ser humano en su apertura con su entorno donde se hace necesario que se le brinde amor. “El amor permite relacionar a las personas, y para que esa relación se desarrolle con éxito se debe tener una idea de quien es cada uno, es decir, el ser humano debe conocerse a uno mismo para poder “dar” algo a los demás. Son las relaciones interpersonales el verdadero escenario de la existencia humana y por eso constituye quizá uno de los núcleos centrales del estudio antropológico (YEPES, citado por citado por Córdova ,E ). Esta apertura hacia el trabajo y la comunicación permite “una red de relaciones humanas que difieren en sus formas y grados de intensidad” (Fundación Europea Sociedad y Educación. 2007) El tercer principio constituyente es la originación. Nuestra condición de hijos es natural e irrenunciable, esencialmente, hace presente que la existencia de cada persona no se debe a sí misma. Es necesario plantearse quién soy yo desde mi origen, de donde provengo, de quien soy hijo, en definitiva…Los padres transmiten la vida, pero no la originan, pertenecemos a una filiación divina. Por ello el área de Educación religiosa fortalece en el estudiante su encuentro con Dios de tal modo que exprese la dimensión espiritual y religiosa de manera testimonial en su vida cotidiana para consolidar su proyecto de vida significativo. Por lo que la escuela, que tiene como propósito final el desarrollo integral debe diseñar su Proyecto Curricular de Centro a partir de la implementación de modelos pedagógicos que se fundamenten en una educación integral desde el involucramiento propositivo de las familias, y alienadas a los principios constituyentes y las dimensiones del ser humano, es síntesis en el Desarrollo Armónico de la identidad Persona (DAIP). Las actividades académicas deben convertirse en el medio para lograr la integración de las dimensiones y principios constituyentes en todas las áreas del currículo (Diagrama1) La integración armónica de los principios constituyentes (quien soy) con las dimensiones en las que la persona se expresa y vive (cómo soy) da lugar a la identidad personal. La persona expresa sus constituyentes en las dimensiones que le dan forma. Cuatro son las que podemos distinguir y enumerar: la dimensión física, somática, biológica; la dimensión afectiva, con sus emociones, pasiones y sentimientos, a través de la cual nos impresionamos con lo que nos rodea y con quienes nos rodean; la dimensión intelectiva, la de la inteligencia con la que descubrimos la verdad que encierra la realidad, y y la dimensión volitiva, la de la libertad, la que decide el rumbo personal de cada vida. En las primeras dos dimensiones está comprendida el tema de las necesidades y en las dos últimas, especialmente en la voluntad, el de las motivaciones humanas. (Alcázar & Javaloyes, 2015) DIAGRAMA1: PRINCIPIOS CONSTITUYENTES Y DIMENSIONES DEL SER HUMANO (Elaboración propia) A modo de conclusiones. Siendo la persona humana una potencialidad para desarrollar sus principios constituyentes y dimensiones que lo hacen ser un ser superior y como fin de la educación es determinante una formación integral del estudiante como persona, en donde la familia y la escuela asumen su responsabilidad “in loco parentis” para la formación de valores y virtudes, donde se eduque en y para la libertad y para lo cual las instituciones educativas deberán desarrollar los enfoques transversales donde las dimensiones y principios constituyentes, es decir, que la Institución educativa debe promover desde el sistema de tutoría y las áreas curriculares la transversalidad del modelo Desarrollo Armónico, de la Identidad personal (DAIP). Una revalorización de la noción de dignidad humana como elemento clave para la convivencia sólo sería completa si se consiguiera articular los principios constituyentes con las dimensiones del ser humano. El rol catalizador de la participación familiar es determinante para que la escuela logre a partir de la implementación su propio Proyecto Curricular Institucional, consolidar una educación basada en valores y actitudes con el norte hacia la ética, que hace crecer al ser humano hacía la felicidad. La tutoría deberá relevarse a una práctica efectiva de manera personalizada para atender a las necesidades de acuerdo a su desarrollo del alumno y viva en y para su libertad. REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS Alcázar, J (2015) Apuntes para una Educación Centrada en la Persona. Editorial Identitas Educación. Flores, L. Notas Esenciales en Educación (Material UDEP) Fundación Europea Sociedad y Educación. (2007) Nuevos retos para convivir en las aulas: construyendo la escuela cívica. Pérez, A (2013) Las funciones sociales de la escuela. De la reproducción a la Construcción Crítica del Conocimiento y la Experiencia. Córdova, E. https://dipermun.wordpress.com/2017/04/10/el-ser-humano-en-el-mitogriego/ (Blog de Filosofía UDEP) Rothbard, M. (2019) Educación: Libre y Obligatoria.