Subido por Cesar Reyes

Bart Ehrman - El Jesús Histórico

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Tópico
Religión
y Teología
Subtópico
Cristianismo
El Jesús histórico
Guía del Curso
1
El Jesús histórico
Guía del curso
Bart D. Ehrman
Título original: THE HISTORICAL JESUS
Publicado originalmente en inglés, en el 2000, por:
The Great Courses
4840 Westfields Boulevard, Suite 500
Chantilly, Virginia 20151-2299
www.thegreatcourses.com
Copyright © The Teaching Company, 2000
Traducción: José Rivera (2020)
El Jesús histórico
Contenido
Acerca del profesor Ehrman……………………………………………………….. i
Perspectiva del curso……………………………………………………………….. 1
Lección 1
Los múltiples rostros de Jesús………………………………..…… 3
Lección 2
Una vida notable…………………………………………………… 8
Lección 3
Los expertos examinan los evangelios.……………………….… 13
Lección 4
Realidad y ficción en los evangelios.……………………..…....... 19
Lección 5
El origen de los evangelios……………………………………..… 26
Lección 6
Otros evangelios…………….……………………………….......…32
Lección 7
El evangelio copto de Tomás………………….……………….… 37
Lección 8
Otras fuentes………………………………..…………………..…. 42
Lección 9
Criterios históricos—Remontándonos a Jesús………….....…… 48
Lección 10 Más criterios históricos………………………………..………..… 55
Lección 11 Los primeros años de Jesús………………………………….…… 60
Lección 12 Jesús en su contexto………………………………..………………67
Lección 13 Jesús y la dominación romana…………………………………… 75
Lección 14 Jesús el profeta Judío apocalíptico…………………………..……81
Lección 15 Las enseñanzas apocalípticas de Jesús……………………...……87
Lección 16 Otras enseñanzas de Jesús en su contexto apocalíptico…..…… 92
Lección 17 Los hechos de Jesús en su contexto apocalíptico………….…… 97
Lección 18 Más palabras y hechos de Jesús……..……………………..……103
Lección 19 Las controversias de Jesús………………………………..…...… 109
Lección 20 Los últimos días de Jesús….………………………………..……116
Lección 21 Las últimas horas de Jesús...………………………………..……123
Lección 22 La muerte y resurrección de Jesús………………..………..……129
Lección 23 La vida de Jesús después de su muerte….………………..……135
Lección 24 El profeta del nuevo milenio…………………………...…..……140
Apéndice I Evangelio de la infancia de Tomás………………………..…….147
Apéndice II Evangelio de Pedro……………………………………….....……153
Apéndice III Evangelio de Tomás………………………………..……………. 157
Tabla cronológica……………………………………………………………..….. 165
Glosario……………………………………………………………………………. 166
Notas biográficas…………………………………………………………...…….. 172
Bibliografía…………………………………………………………………….….. 175
ii
Dr. Bart D. Ehrman
Profesor del Departamento de Estudios Religiosos
Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill
Bart Ehrman es profesor de Estudios Religiosos en la Universidad de
Carolina del Norte (UCN) en Chapel Hill. Se licenció en el Wheaton College, y
obtuvo su maestría y doctorado con magna cum laude en el Seminario Teológico
Princeton; impartió clases en la Universidad Rutgers durante cuatro años antes
de trasladarse a la UCN en 1988. Durante su estancia en la UCN ha sido acreedor
de numerosos premios y reconocimientos, incluyendo el Students’
Undergraduate Teaching Award (1993), el premio Ruth y Philip Hettleman por
logros académicos o artísticos (1994) y el premio Bowman y Gordon Gray a la
excelencia en la enseñanza (1998).
Experto en el cristianismo primitivo en su entorno grecorromano y con
una amplia experiencia en crítica textual del Nuevo Testamento, el profesor
Ehrman ha publicado docenas de reseñas bibliográficas y numerosos artículos
académicos en revistas especializadas. Ha escrito o editado una treintena de
libros, incluyendo Jesús: el profeta judío apocalíptico (1999), Jesús no dijo eso (2005),
¿Dónde está Dios? (2008), Cristianismos perdidos (2003), El Nuevo Testamento: Una
introducción histórica a los primeros escritos cristianos (1997), Después del Nuevo
Testamento: lecturas del cristianismo primitivo (1999); El Nuevo Testamento y otros
escritos cristianos tempranos (1998); La corrupción ortodoxa de la Escritura (1993) y El
texto del Nuevo Testamento en la investigación contemporánea (1996), así como una
nueva edición greco-inglesa de los Padres Apostólicos.
El profesor Ehrman es un reconocido conferencista y cada año imparte
numerosas pláticas para grupos como el Carolina Speaker Bureau, el Programa
para las Humanidades de la UCN, la Biblical Archaeology Society, varios grupos
locales y diversas universidades de todo el país. Se ha desempeñado como
presidente de la Society of Biblical Literature, Región SE; editor de reseñas
bibliográficas del Journal of Biblical Literature; editor de The New Testament in the
Greek Fathers del Scholar’s Press Monograph Series; y coeditor de las series New
Testament Tools and Studies de E.J. Brill. Entre otros cargos, el profesor Ehrman ha
participado en el comité ejecutivo del Southeast Council for the Study of Religion
y ha presidido el área de crítica textual del Nuevo Testamento de la Society of
Biblical Religion y también ha sido director de estudios de postgrado del
Departamento de Estudios Religiosos de la UCN.
i
El Jesús histórico
Perspectiva
Desde las postrimerías del Imperio romano, pasando por la Edad Media
hasta la Reforma y llegando hasta nuestros días, ninguna institución ha ejercido
un poder económico, político y cultural como lo ha hecho la iglesia cristiana. Y
detrás de todo ello destaca la figura de Jesús, un hombre que hoy en día es
venerado en todo el mundo por más de mil millones de personas. Jesús de
Nazaret es, sin duda, la figura más importante en la historia de la civilización
occidental.
Cualquiera que tenga un mínimo conocimiento sobre Jesús tendrá alguna
opinión acerca de él, y estas opiniones son muy variadas —no sólo entre legos en
la materia, sino incluso entre expertos historiadores que han dedicado sus vidas
a la tarea de reconstruir cómo era en realidad Jesús y lo que verdaderamente dijo
e hizo. Este curso está diseñado para explicar por qué ha resultado tan difícil el
conocer al hombre detrás del mito, y para conocer las conclusiones que los
académicos modernos han elaborado acerca de él. El curso tendrá un enfoque
estrictamente histórico; ninguna posición teológica particular será afirmada o
negada.
El curso comienza con una revisión de los cuatro evangelios del Nuevo
Testamento, que son unánimemente reconocidos como nuestra principal fuente
de conocimiento sobre Jesús. Pero estos libros no fueron escritos como historias
desapasionadas para observadores imparciales. Más aún, al parecer sus autores
no fueron testigos de los eventos que narran, sino que escribieron varias décadas
después de que éstos ocurrieron, relatando las historias que escucharon—
historias que habían estado circulando por años entre los seguidores de Jesús. El
primer paso, por tanto, será determinar qué clase de relatos son los evangelios y
qué tan confiable es la información que nos dan sobre Jesús. Independientemente
de su valor como documentos religiosos de fe, evaluaremos cómo los evangelios
son útiles para los historiadores interesados en saber lo que realmente sucedió.
Como veremos, los evangelios presentan retos para los estudiosos que
buscan conocer las auténticas palabras y hechos de Jesús. Después de explicar
algunas de estas dificultades, consideraremos algunas otras fuentes disponibles,
incluyendo otros evangelios que no fueron incluidos en el Nuevo Testamento,
pero que sin embargo pretenden narrar la vida y enseñanzas de Jesús.
Adicionalmente, examinaremos todas las referencias sobre Jesús que
encontramos en las otras fuentes antiguas judías y romanas.
Después de revisar las fuentes disponibles, examinaremos los criterios que
los estudiosos han ideado para indagar detrás de las historias transmitidas sobre
Jesús y determinar cómo realmente era él. Una vez que tengamos una idea de
1
cómo acercarnos a nuestras fuentes, consideraremos el contexto histórico de la
vida de Jesús; nuestra premisa es que, si fallamos en situar a Jesús en su contexto,
nuestro entendimiento sobre él será errado. Después de discutir la historia
política, social y cultural de la Palestina del siglo primero, pasaremos a la
segunda parte del curso: una reconstrucción histórica de los dichos y hechos
auténticos de Jesús.
Allí veremos que las fuentes más antiguas a nuestra disposición,
incluyendo el evangelio de Marcos y el evangelio perdido Q (que es una de las
fuentes usadas por Mateo y Lucas), son probablemente correctas al retratar a
Jesús como un judío apocalíptico, es decir, alguien que anunciaba que Dios
pronto intervendría en el curso de la historia para derrocar a las fuerzas del mal
y establecer su reino en la tierra. Específicamente, Jesús proclamó que un juez
cósmico venido del cielo, llamado el Hijo del hombre, pronto aparecería, y que
la gente necesitaba arrepentirse, volverse a Dios y seguir sus enseñanzas para
estar preparados. Los que así lo hicieran serían recompensados con el reino de
Dios, los que no, serían destruidos.
El resto de las lecciones mostrarán cómo este mensaje apocalíptico de Jesús
afectó sus enseñanzas éticas, sus acciones y sus últimos días. Veremos que esta
proclamación causó revuelo en Jerusalén cuando Jesús fue allí a celebrar la fiesta
de la Pascua al final de sus días. Temiendo que sus enseñanzas pudieran
alborotar a las multitudes, las autoridades en Jerusalén decidieron quitarlo de en
medio, arrestándolo y entregándolo al gobernador romano, Poncio Pilato, quien
lo hizo ejecutar como alborotador.
El curso termina mostrando cómo los seguidores de Jesús, después que
llegaron a creer que Dios lo había levantado de la muerte, comenzaron a
modificar el mensaje de su maestro, transformando la religión de Jesús (la que él
predicó) en la religión acerca de Jesús.
2
Lección 1
Los múltiples rostros de Jesús
Objetivo
Jesús de Nazaret es sin lugar a duda la figura más relevante en la historia de la
civilización occidental y su influencia llega mucho más allá de sólo las vidas de sus
seguidores, impactando muchos aspectos de la vida moderna. Pero a pesar de su
amplísimo impacto, Jesús es en realidad escasamente conocido. Las opiniones que
la gente común tiene sobre él se oponen a las de los especialistas, de tal forma que
no todos pueden estar en lo cierto.
En este curso examinaremos las razones de esta falta de conocimiento,
enfocándonos en tratar de determinar lo que Jesús dijo e hizo realmente. El curso
no presupondrá ni desacreditará ninguna creencia (o increencia) particular sobre
Jesús; el enfoque será desde una perspectiva estrictamente histórica, indagando la
evidencia que ha llegado hasta nosotros. Las preguntas que intentaremos
respondernos incluyen las siguientes: ¿con qué fuentes antiguas sobre Jesús
contamos (tanto literarias como arqueológicas)?, ¿qué tan confiables históricamente
son esas fuentes?, ¿podemos confiar en los evangelios del Nuevo Testamento para
hacernos de una imagen históricamente correcta de los dichos y hechos de Jesús?,
¿qué métodos han desarrollado los especialistas para examinar dichas fuentes
antiguas?, habiendo aplicado esos métodos, ¿qué podemos decir con relativa
certeza sobre los auténticos dichos y hechos de Jesús?
Bosquejo
I.
Jesús de Nazaret es casi con toda certeza la figura más importante en la
historia de Occidente, es un hombre cuyo impacto en el curso de la historia
no tiene paralelo.
A. Su impacto en la historia secular no fue inmediato. En un inicio fue
identificado como un maestro judío prácticamente desconocido que fue
crucificado por sedición.
1. Durante los primeros cien años desde su muerte, se establecieron
comunidades de seguidores suyos en la mayoría de las áreas urbanas
del Mediterráneo.
2. Dos siglos después de eso, él ya era conocido, e incluso venerado, por
algunos miembros de la élite aristocrática del Imperio romano; el
emperador mismo, Constantino, se hizo su seguidor a comienzos del
siglo IV d. C.
3. Un siglo después, todo el Imperio era oficialmente cristiano. El
cristianismo se convirtió así en la religión fundamental de todo lo que
sería posteriormente Europa y el Nuevo Mundo.
3
4.
II.
III.
Durante todo este periodo, desde la temprana Edad Media hasta hoy,
la iglesia cristiana ha ejercido un enorme poder político, económico,
social y cultural —como ninguna otra institución en la historia de
Occidente. En el origen de todo esto está el hombre Jesús de Nazaret.
B. El área más obvia de influencia de Jesús es, por supuesto, en las vidas
religiosas de sus seguidores.
1. Los datos demográficos más recientes indican que el número de
cristianos de todas las denominaciones supera los mil millones.
2. Millones de personas dedican sus vidas a Jesús, a seguir sus
enseñanzas y su ejemplo. Millones creen que su bienestar presente
así como su destino eterno están determinados por lo que él hizo.
C. Inclusive los no creyentes no pueden escapar de la influencia de Jesús; su
nombre, su vida y sus enseñanzas impregnan nuestra cultura, y es
considerado, aun por los no creyentes, como uno de los grandes maestros
morales de todos los tiempos.
Cualquiera pensaría que una persona así de importante debería ser bien
conocida. Sin embargo, eso está muy lejos de la realidad.
A. Casi todo el mundo tiene una opinión sobre Jesús, pero las opiniones
muchas veces se contraponen unas con otras, de tal modo que no todas
pueden ser correctas a la vez.
B. Es notable que la situación no mejora mucho cuando pasamos del ámbito
popular al mundo de la academia. Hay más de dos mil libros y artículos
recientes sobre Jesús que representan puntos de vista radicalmente
diferentes. No todos pueden tener la razón.
C. ¿Por qué hay opiniones tan contrapuestas acerca de la figura más
importante en la historia de nuestra civilización? ¿Qué punto de vista es
más plausible históricamente hablando? ¿Cómo podemos saberlo?
1. Estas son algunas de las preguntas básicas que abordaremos en este
curso sobre el Jesús histórico.
2. En lo que resta de esta lección introductoria quisiera señalar cuál será
nuestro enfoque, delinear los principales puntos de nuestro análisis
y proporcionar un poco de información básica importante.
En este curso seguiremos un enfoque estrictamente histórico sobre la
cuestión del Jesús histórico.
A. Podríamos esforzarnos en entender a Jesús desde la perspectiva de la fe.
1. Esa es la forma en que la mayoría de la gente entiende a Jesús, ya que
su deseo es saber qué creer acerca de él y entender la importancia que
él tiene para sus vidas y para su relación con Dios.
2. Sin embargo, emprender nuestro estudio desde esa perspectiva
religiosa puede presentar dificultades ocultas. Si decidiéramos
emprender el estudio de Jesús desde la perspectiva de la fe, ¿desde
cuál de todas las fes debería ser?
4
3.
IV.
Además, si emprendemos el estudio sobre el Jesús histórico
estrictamente desde la fe, casi con toda seguridad terminaremos justo
donde empezamos, ya que cuando la gente se deja guiar por sus
expectativas, generalmente acaba encontrando lo que quiere
encontrar.
B. Por estas razones, sería mejor tomar un enfoque distinto para nuestro
estudio, uno que requiere que hagamos a un lado nuestra creencia o
incredulidad sobre Jesús, a fin de poder ver cómo era él en realidad, ver
lo que él realmente dijo e hizo.
1. Esta aproximación histórica no afirma ser superior a la aproximación
religiosa.
2. Esta aproximación no requiere incredulidad de nuestra parte, sino
sólo que no permitamos que nuestras creencias determinen nuestras
conclusiones históricas.
3. Una aproximación histórica se interesa en examinar la evidencia
histórica. Esto no significa que los historiadores no puedan ser
creyentes.
El curso se dividirá en dos partes. La primera trata sobre cuáles son nuestras
fuentes de información histórica sobre Jesús; la segunda parte trata sobre lo
que estas fuentes nos pueden revelar cuando las examinamos siguiendo
criterios históricos sólidos.
A. En primer lugar, consideraremos todas las fuentes de la antigüedad que
han sobrevivido y que nos pueden ayudar a reconstruir lo que Jesús dijo
e hizo.
1. Las principales fuentes de información sobre Jesús son los evangelios
del Nuevo Testamento. Comenzaremos nuestra investigación
determinando qué tan confiables son estos relatos para reconstruir la
vida de Jesús, para lo cual buscaremos responder una serie de
preguntas.
2. En seguida consideraremos otras fuentes fuera del Nuevo
Testamento, por ejemplo, algunos otros evangelios que registran
palabras y hechos de Jesús. También veremos lo que otros autores de
la antigüedad —judíos o paganos— tienen que decirnos sobre Jesús,
para ver si pueden ayudarnos a completar la imagen.
3. Después discutiremos sobre el uso de estas fuentes con fines
históricos, considerando los tipos de métodos que los expertos han
desarrollado.
B. En segundo lugar, aplicaremos los métodos previamente discutidos a las
fuentes que nos han llegado para ver lo que ellas nos pueden revelar
acerca de Jesús.
5
1.
V.
Mi tesis no sonará en nada peculiar para aquellos que estén
familiarizados con la investigación del siglo XX sobre el Jesús
histórico.
2. Desde comienzos del siglo XX, cuando el gran humanista y médico
misionero Albert Schweitzer escribió la Historia de la investigación
sobre la vida de Jesús, muchos académicos han considerado a Jesús
como una especie de profeta judío apocalíptico. Él esperaba que Dios
pronto intervendría en el curso de la historia para derrocar a las
fuerzas del mal e instaurar su reino de bondad sobre la tierra.
3. Trataré de mostrar por qué este punto de vista ha sido tan popular
entre tantos académicos durante tanto tiempo. Después discutiremos
lo que Jesús realmente enseñó y haremos un recuento de los sucesos
más importantes de la vida de Jesús, que son aquellos alrededor de
su crucifixión.
4. Concluiré el curso discutiendo cómo las palabras y acciones
apocalípticas de Jesús han afectado a sus seguidores a lo largo de los
siglos hasta nuestros días.
A todo lo largo de nuestra investigación, podrán notar que para mí la
evidencia es un elemento muy importante al tratar de reconstruir a un
personaje del pasado.
A. Algunos otros especialistas en el Jesús histórico no comparten mi
valoración de la evidencia. En sus libros ellos desarrollan extensamente
sus puntos de vista, pero nunca nos dicen cómo es que llegaron a saber
lo que afirman saber.
B. Determinar qué es lo que sucedió en el pasado no es asunto de adivinar
—es asunto de evidencia. Si usted está leyendo los resultados de un
estudio riguroso de las evidencias, usted tiene el derecho de conocer
cuáles son esas evidencias.
C. En este curso no me limitaré a obsequiar mis puntos de vista sobre quién
fue Jesús, sino que haré todo lo posible por explicar las evidencias que
los apoyan. Si usted no está de acuerdo con mis conclusiones, podrá
examinar usted mismo las evidencias y decidir en donde me he
equivocado al interpretarlas.
Lecturas sugeridas:
Ehrman, The New Testament: A Historical Introduction, cap. 1.
Schweitzer, The Quest of the Historical Jesus.
Tatum, In Quest of Jesus, cap. 5.
6
Preguntas para considerar:
1. Algunas personas afirman que es imposible estudiar a Jesús sin creer en él.
¿Cree usted que esto es cierto? ¿Es eso cierto para otras áreas de estudio
académico? ¿Es posible, por ejemplo, estudiar el budismo sin ser budista?, ¿o
los diálogos socráticos sin ser platónico?, ¿o el comunismo sin ser marxista?
2. Sería útil al comienzo de este curso que usted tenga muy claro en su propia
mente qué es lo que actualmente piensa sobre la vida y enseñanzas de Jesús.
Es posible que quiera anotar aquí un par de líneas, y después compararlas
con su forma de pensar al terminar el curso.
7
Lección 2
Una vida notable
Objetivo
Es difícil saber por dónde comenzar el estudio del Jesús histórico —¿con el primer
evangelio del Nuevo Testamento?, ¿con el libro más antiguo del Nuevo
Testamento?, ¿con el evangelio más antiguo?, ¿en alguna otra parte? De alguna
manera tiene más sentido comenzar, no con el Nuevo Testamento, sino con el
entorno en el que nació el cristianismo, un entorno habitado principalmente por
“paganos”.
Una de las principales preguntas a tratar al comienzo de un estudio sobre Jesús es
si la visión cristiana de que él era tanto divino como humano pudiera deberse al
hecho de que las historias sobre Jesús fueron transmitidas en un ambiente pagano.
¿Es posible que los paganos que se convertían a la fe en Jesús lo retrataran en
términos de aquello con lo que estaban familiarizados, como alguien que era más
que un simple mortal? De ser así, ¿cómo podemos indagar detrás de la doctrina en
gestación de Jesús como una especie de “hombre divino” para ver cómo fue él en
la historia real? Ese será uno de los objetivos de nuestro estudio.
Bosquejo
I.
II.
Al investigar al Jesús histórico, primero debemos preguntarnos por dónde
comenzar.
A. Los evangelios son un punto de partida lógico.
1. Podríamos comenzar con el primer evangelio del Nuevo Testamento,
Mateo. Sin embargo, aunque Mateo es el primer libro que aparece en
el Nuevo Testamento, no fue el primero en ser escrito.
2. Los primeros libros en ser escritos fueron en realidad los del apóstol
Pablo, a quien se le atribuyen trece de los veintisiete libros del Nuevo
Testamento, y los escribió entre diez y quince años antes que los
evangelios.
3. Como veremos más adelante en el curso, Pablo no registra mucha
información sobre los dichos y hechos de Jesús.
B. Tal vez deberíamos comenzar con el primer evangelio en ser escrito, el
cual es, de acuerdo con la mayoría de los expertos, el evangelio de
Marcos. Pero Marcos fue escrito varias décadas después de que Jesús
vivió; la mayoría de los expertos lo sitúan entre los años 65-70 d. C. (Jesús
murió probablemente alrededor del año 30 d. C.)
He decidido que el mejor lugar para comenzar nuestro estudio es haciéndoles
un resumen de la vida de un hombre notable que vivió hace casi 2,000 años.
A. Los relatos sobre su vida pueden sonarles familiares.
8
1.
III.
Antes de nacer, su madre supo que él no sería un niño común. Un
mensajero angelical le dijo que su hijo sería divino.
2. Su nacimiento fue acompañado por señales milagrosas y prodigios,
y desde niño fue precoz en lo religioso.
3. Ya adulto, dejó su hogar para emprender un ministerio de
predicación itinerante, enseñando sus buenas nuevas de que la gente
debía vivir para lo espiritual y no para las cosas materiales de este
mundo.
4. Reunió discípulos y realizó milagros para confirmarlos en su fe.
5. Provocó la ira de muchos de los poderosos, los cuales lo presentaron
con acusaciones ante las autoridades romanas.
6. Sin embargo, incluso después de que dejó este mundo, sus
seguidores afirmaron que él había ascendido a los cielos y que lo
habían visto vivo después. Ellos escribieron libros sobre su vida, y
algunos de esos escritos han sobrevivido hasta nuestros días.
7. Dudo que alguno de ustedes los haya leído alguna vez, y dudo que
muchos de ustedes hayan siquiera oído el nombre del personaje que
acabo de describir: Apolonio de Tiana. Él fue un famoso filósofo
neopitagórico del siglo I d. C., adorador de los dioses paganos, cuya
vida y enseñanzas nos han sido transmitidas en los escritos de su
seguidor Filóstrato, La Vida de Apolonio de Tiana.
B. Apolonio vivió alrededor de la misma época que Jesús, aunque ambos
nunca se conocieron. Sus seguidores, no obstante, sí se conocieron y
tuvieron acalorados debates sobre cuál de los dos era superior.
C. Estos no fueron los dos únicos hombres considerados divinos. Jesús
puede que sea el único Hijo de Dios realizador de milagros del cual
tenemos conocimiento en nuestro mundo actual, pero de ninguna
manera fue el único del cual se hablaba en aquel tiempo.
Es importante comenzar nuestro estudio sobre Jesús con alguna noción del
contexto en el que los primeros cristianos transmitieron las historias sobre él.
A. Como veremos adelante, los escritores de los evangelios parecen haber
heredado sus historias sobre Jesús de una rica tradición oral previa.
1. Los evangelios son anónimos, aunque la tradición ha asignado
nombres a los supuestos autores.
2. Los expertos consideran casi unánimemente que fueron escritos
algunas décadas después de la muerte de Jesús: Marcos, 65-70 d. C.;
Mateo y Lucas, 80-85 d. C.; y Juan, 90-95 d. C.
3. Estos libros, al igual que todos los libros del Nuevo Testamento,
fueron escritos en griego, a pesar de que Jesús, como judío de
Palestina, debió haber hablado en arameo.
4. Debido a que la mayoría de los cristianos, incluso en el primer siglo,
eran probablemente no judíos—es decir, se habían convertido del
9
IV.
“paganismo”— valdría la pena aprender sobre las típicas creencias
paganas a fin de entender cómo las historias sobre Jesús pudieron
haber sido modificadas por los cristianos que las transmitieron. Note
que “pagano” no es un término peyorativo para los historiadores;
simplemente hace referencia a alguien que no es ni judío ni cristiano.
B. Incluso a pesar de que las religiones paganas eran muy diversas,
podemos decir lo siguiente acerca de todas ellas: eran politeístas y
utilizaban sacrificios para aplacar a los dioses; no tenían un credo
particular o un sistema ético que tuviera que ser aceptado como dogma
de fe; y no eran religiones de textos sagrados, ni enseñaban la adoración
exclusiva de algún o algunos dioses.
C. En su mayoría, los paganos no concebían a sus dioses como celosos o en
competencia unos con otros. Entendían el ámbito de los dioses como una
especie de pirámide de poder y autoridad, con alguna clase de deidad
suprema en la punta, seguida debajo por los grandes dioses, luego por
las deidades locales y luego por los dioses familiares y personales.
1. Debajo de ellos estaban otras clases de divinidades locales, que
también eran increíblemente poderosas desde la perspectiva
humana, seguidas por deidades familiares y personales, y luego por
seres menores (demonios).
2. Finalmente, estaban los semidioses, esto es, humanos que eran mitad
mortales y mitad divinos.
Debemos tener en cuenta que las creencias paganas sobre humanos
parcialmente divinos pudieron haber tenido cierta influencia sobre los
primeros paganos convertidos al cristianismo.
A. En la siguiente lección consideraremos más a fondo esta cuestión. Por lo
pronto, para estimular su mente, me gustaría resaltar un par de puntos
interesantes sobre los evangelios que nos han llegado
B. Como ya lo indiqué, Marcos fue el primer evangelio que se escribió.
Como veremos después, existen razones convincentes para creer que
Lucas utilizó a Marcos como una de sus fuentes para redactar su relato,
unos 10-15 años después.
1. Para fines de nuestra breve comparación, quisiera señalar cómo
comienzan y cómo terminan estos evangelios. Marcos (el más corto
de los evangelios) comienza con referencias a los profetas judíos,
incluye el relato del bautismo de Jesús por Juan el Bautista, y termina
con las mujeres que lo seguían yendo a su tumba para percatarse de
que ha resucitado.
2. El énfasis en Marcos es en el “Hijo de Dios”, un término usado en el
judaísmo para describir a un individuo o grupo de individuos que
impartían la voluntad de Dios en la tierra. El Hijo de Dios no es un
ser divino.
10
3.
Lucas, por el contrario, comienza con el relato milagroso del
nacimiento virginal de Jesús y termina con una descripción de Jesús
ascendiendo a los cielos.
4. ¿Será casualidad que el relato posterior—escrito después que las
historias sobre Jesús habían estado circulando por más tiempo entre
los otrora paganos—es la que retrata a Jesús más en consonancia con
lo que los paganos típicamente pensaban sobre los hombres divinos?
C. El evangelio de Juan fue escrito incluso más tarde y también resulta
interesante compararlo con Marcos.
1. Los académicos no consideran que Juan haya usado a Marcos (o a
Lucas) como una de sus fuentes. Como Marcos, Juan no narra un
nacimiento virginal ni una ascensión.
2. Sin embargo, la diferencia en la forma de retratar a Jesús entre Juan y
Marcos es impresionante.
3. En Marcos, Jesús es claramente el favorito de Dios, su hijo, quien
recibe el poder de Dios para hacer milagros y quien muere por los
pecados del mundo. Pero él es retratado totalmente humano en todos
aspectos. Él nunca se refiere a sí mismo como divino, y nadie lo
identifica con Dios—ni siquiera el mismo Marcos.
4. Compare lo anterior con el retrato de Jesús en Juan, que comienza
identificando a Jesús como el Verbo de Dios, quien fue responsable
de la creación del universo, quien es llamado Dios tanto por el autor
del evangelio como por otros en el relato (p. ej. 21:25), y quien dice
ser él mismo completamente igual a Dios (10:30).
5. Una vez más, ¿es casualidad que el más antiguo de nuestros
evangelios retrate a Jesús como humano en tanto que el más tardío lo
retrate como Dios?
D. Usualmente se ha hecho notar que a medida que el tiempo transcurrió,
los cristianos fueron retratando a Jesús en términos cada vez más
excelsos.
1. En Marcos, él es un hombre que es llamado hijo de Dios,
probablemente de la misma forma que otros hombres (p. ej., los
antiguos reyes de Israel, como Salomón (2 Sam. 7:14) eran llamados
hijos de Dios cuando eran usados por Dios para impartir su voluntad
en la tierra.
2. En Lucas, Jesús parece ser una especie de hombre divino, cuyo padre
no es un mortal sino Dios mismo (1:35). En Marcos, parece asumirse
que José es el padre de Jesús; no hay ningún relato de su nacimiento
virginal.
3. En Juan, como ya vimos, Jesús es igual a Dios. Pero eso no es lo
mismo que afirmar que es idéntico a Dios. Serán los cristianos de
tiempos posteriores quienes harán esta afirmación, llegando, en el
11
4.
siglo IV, a formulaciones como el Credo Niceno, en el cual se afirma
que Jesús es, al mismo tiempo, totalmente divino y totalmente
humano.
¿Es posible que esta sea una formulación posterior, una que tiene sus
raíces después de la vida de Jesús y cuyos primeros desarrollos ya
pueden verse en los evangelios?
Lecturas indispensables:
Cartlidge y Dungan, Documents for the Study of the Gospels, partes 2 y 3 (la tercera
parte contiene extractos de Filóstrato, La Vida de Apolonio de Tiana).
Ehrman, The New Testament: A Historical Introduction.
Lecturas sugeridas:
Ferguson, Religions of the Roman Empire.
Lane Fox, Pagans and Christians, Parte I (sobre los paganos).
Shelton, As the Romans Did.
Turcan, Cults of the Roman Empire.
Preguntas para considerar:
1. Con base en lo que hemos visto hasta ahora, ¿cómo considera que la fecha de
una fuente para la vida de Jesús puede afectar su valor en la reconstrucción
de cómo fue él en realidad?
2. ¿Por qué al parecer hoy en día nadie conoce las historias de los “hombres
divinos” como Apolonio de Tiana? ¿Estas historias son irrelevantes para
entender las historias sobre Jesús? Si no, ¿por qué no son comentadas en lo
absoluto?
12
Lección 3
Los expertos examinan los evangelios
Objetivo
Los expertos que estudian los evangelios del Nuevo Testamento los han interpretado
de diversas maneras a lo largo de los años. Antes de la Ilustración europea del siglo
XVIII, casi todos los estudiosos consideraban que los evangelios eran registros
históricamente precisos de acontecimientos sobrenaturales. Con la llegada de la
Ilustración y su énfasis en la ley natural y el poder de la razón, y su desconfianza
tanto en la autoridad tradicional como en la noción de intervención divina, los
evangelios pasaron a ser vistos como registros de acontecimientos naturales que
erróneamente fueron percibidos como milagrosos por los primeros seguidores de
Jesús.
Ambas formas de ver a los evangelios fueron rebatidas por el monumental trabajo
de David Friedrich Strauss. Strauss argumentó que los evangelios no son históricos
en el sentido sobrenatural ni natural, sino más bien contienen mitos—relatos
presentados como historias que buscan transmitir una verdad, pero que nunca
sucedieron. Aún a pesar de que pocos académicos actualmente respaldarían la
exacta noción de mito de Strauss, la mayoría considera que los relatos evangélicos
contienen historias sobre Jesús que son históricamente inexactas—en el sentido de
que no pueden haber sucedido como están descritas—pero que, no obstante,
fueron elaboradas para revelar la “verdad” acerca de él.
Bosquejo
I.
¿Acaso los cristianos de etapas posteriores, incluidos los autores de los
evangelios, comenzaron a ver a Jesús como divino en algún sentido, en tanto
que en etapas más tempranas—incluso durante la vida del mismo Jesús—él
no fue visto de esa forma?
A. Permítanme enfatizar nuevamente que no estoy hablando de la
importancia de los evangelios para asuntos de fe, sino sólo sobre su
importancia para conocer cómo fue Jesús en realidad.
B. Debemos comenzar con una comprensión más completa de nuestras
fuentes más antiguas para el conocimiento sobre Jesús: los evangelios del
Nuevo Testamento. Examinaremos estos libros en términos generales y
nos preguntaremos qué clase de documentos son ellos.
C. Primeramente daré una breve historia de la investigación académica
sobre dicha cuestión, discutiendo las tres diferentes formas de ver a los
evangelios. La discusión será cronológica, pero aclaro que las tres formas
de entender a los evangelios todavía están representadas por algunos hoy
en día.
13
II.
III.
Antes de la Ilustración europea del siglo XVIII, prácticamente todos
concebían a los evangelios como historias sobrenaturales, registros de sucesos
que en realidad sucedieron, y que en su mayoría eran milagrosos. Pongamos
tres ejemplos.
A. Todos los evangelios contienen el relato de la alimentación milagrosa de
las multitudes (Mt. 14:13-21; Mr. 6:30-44; Lc. 9:10-17; Jn. 6:1-13).
B. Un segundo ejemplo es el de Jesús “caminando sobre las aguas”, un
milagro que, de acuerdo con Mateo (14:24-33), también implicó el que
Simón Pedro caminara sobre las aguas.
C. Finalmente, consideremos el mayor de todos los milagros: Después de
morir y ser sepultado, Jesús es levantado de la muerte y se aparece a sus
discípulos como el Señor de la vida.
A partir de la Ilustración, algunos estudiosos empezaron a ver a los
evangelios no como historias sobrenaturales, sino como historias naturales.
A. La Ilustración que se extendió por Europa en el siglo XVIII significó una
nueva forma de pensar y mirar el mundo.
1. Los intelectuales de la Ilustración desconfiaron de las fuentes
tradicionales de autoridad y comenzaron a resaltar el poder de la
razón para entender el mundo y el lugar que la humanidad ocupa en
él.
2. Esta fue una era de desarrollo de la ciencia y la tecnología. Los
estudiosos comenzaron a afirmar la “lógica” y la importancia de las
relaciones causa-efecto. Desarrollaron la noción científica de “ley
natural”, es decir, formas predecibles en que actúa la naturaleza,
junto con la visión concomitante de que estas “leyes” no podían ser
violadas por ningún agente externo (por ejemplo, un ser divino).
3. Estos intelectuales cambiaron los fundamentos del conocimiento
humano—sustituyendo, por ejemplo, los dogmas y enseñanzas
tradicionales de la iglesia por procedimientos “objetivos” como la
observación racional, la verificación empírica y la inferencia lógica.
4. Con respecto a las creencias religiosas, los ilustrados reconocieron
que, en épocas anteriores, las personas ingenuamente habían
recurrido a agentes divinos para explicar fenómenos naturales que
les parecían misteriosos.
B. Un número considerable de eruditos bíblicos fueron fuertemente
influenciados por la Ilustración y asumieron una perspectiva racionalista
de los evangelios.
1. Para estos eruditos, los milagros de la Biblia obviamente no
ocurrieron.
2. Para ellos, los evangelios no contenían relatos históricos de hechos
sobrenaturales auténticos, sino más bien eventos históricos que eran
14
IV.
completamente naturales pero que fueron erróneamente percibidos
como milagrosos.
C. Un célebre intérprete racionalista de la Biblia fue un teólogo alemán
llamado Heinrich Paulus, autor de un famoso estudio llamado Das Leben
Jesu (Vida de Jesús, 1827).
1. Con relación a la llamada “alimentación de las multitudes”, Paulus
escribió que, cuando la gente vio que Jesús partía el pan, de
inmediato todos sacaron sus propias viandas y las compartieron. Fue
sólo después que alguien, al ver retrospectivamente el evento, lo
consideró un milagro.
2. Sobre el relato de Jesús andando sobre las aguas, Paulus hace notar
que el evento se dice que había tenido lugar en la noche durante una
tormenta, y afirma que los discípulos remando contra el viento no
habían conseguido alejar su barca de tierra. Cuando Jesús se acercó
hacia ellos caminando por la orilla del lago, sus discípulos se
maravillaron pensando que estaban en medio del lago.
3. En cuanto a la resurrección de Jesús, Paulus señala que el antiguo
historiador judío Josefo menciona que dos compañeros suyos
sobrevivieron a la crucifixión. Paulus cree que eso mismo pasó con
Jesús.
D. Las explicaciones de Paulus sobre los milagros de los evangelios pueden
parecernos hoy bastante extravagantes, pero para mucha gente de la
Ilustración hacían mucho sentido.
Un giro importante en la forma de ver a los evangelios se produjo en los años
1835-36 con la publicación de la obra en dos volúmenes del célebre teólogo
alemán David Friedrich Strauss titulada La Vida de Jesús críticamente elaborada.
A. Este libro erudito y convincente contiene cerca de 1,500 páginas de
argumentación detallada y meticulosa sobre cada relato de los
evangelios. En él, Strauss se muestra en desacuerdo con las dos maneras
de entender los evangelios que predominaban en su tiempo.
1. Por una parte, estaba de acuerdo con los racionalistas que afirmaban
que los milagros no sucedían y que, por tanto, los evangelios no
podían ser literalmente ciertos en sus descripciones.
2. Por otra parte, las “ilustradas” explicaciones naturales de los relatos
evangélicos le parecían ridículas y consideraba que los racionalistas
como Paulus carecían completamente de fundamento.
3. Para Strauss, los evangelios no contienen ni historias sobrenaturales
ni historias naturales. Lo que contienen más bien son mitos.
B. Strauss no se refería a “mito” en el mismo sentido en que la mayoría de
nosotros entendemos ese término hoy.
15
1.
V.
Actualmente, la mayoría de la gente entiende por “mito” algo que no
es verdad. Para Strauss era justo lo opuesto. Un mito era “verdad”,
aunque nunca haya sucedido.
2. Más precisamente, para Strauss, un mito es un relato en forma de
historia (aunque ficticio) que pretende transmitir una verdad
religiosa. Strauss afirma que los evangelios están repletos de este tipo
de relatos.
C. La mejor forma de entender cómo funciona la perspectiva de Strauss es
tomando un ejemplo: Jesús caminando sobre las aguas.
1. El enfoque sobrenaturalista no podría explicar cómo pudo haber
sucedido el evento sin negar el que Jesús tuviera un verdadero
cuerpo humano, ya que los cuerpos humanos tienen una “gravedad
específica” (así la llama Strauss) mayor que la del agua y, por tanto,
se hundiría. Pero si Jesús no tenía un cuerpo real, entonces no era un
ser humano real—y eso, señala Strauss, es una de las primeras
herejías del cristianismo, conocida como docetismo.
2. La perspectiva naturalista de Paulus es escasamente superior, ya que
ignora lo que el texto dice realmente. Por ejemplo, los evangelios
mencionan que la barca se encontraba en medio del lago, no que los
discípulos pensaban que era así. Paulus tiene que cambiar el texto
para explicarlo, y ese no parece ser un enfoque de interpretación muy
seguro.
3. La interpretación sobrenatural no puede explicar el texto, y la
explicación natural ignora el texto. Para Strauss ambos modos de
interpretación se equivocan al ver los relatos como eventos históricos.
De hecho, el caminar de Jesús sobre las aguas no es un acontecimiento
histórico real, sino un mito—un relato en forma de historia que busca
transmitir una verdad religiosa.
4. Los primeros cristianos, apunta Strauss, compararon las pruebas y
tribulaciones con un mar tormentoso que amenazaba sus vidas. Sólo
Jesús podía elevarse por encima de esas fuerzas. Así, para Strauss, el
relato de la caminata sobre las aguas era un mito que buscaba revelar
la verdad de que Jesús podía ayudar a sus seguidores a vencer las
adversidades de sus vidas.
Mucho ha sucedido en la investigación bíblica desde que Strauss publicó su
Vida de Jesús en 1836, pero algo ha permanecido inalterado. Muchos
expertos—de hecho, la mayoría de los expertos críticos— consideran que
Strauss tenía razón, si no en todo o siquiera la mayoría de las cosas específicas
que dijo, sí en la perspectiva general que propuso. Los evangelios contienen
relatos que no sucedieron históricamente, pero que buscan transmitir
verdades.
16
A. Pocos estudiosos hoy estarían de acuerdo con Strauss en llamar a estos
relatos “mitos”. El término está demasiado cargado aún, y para la
mayoría de los lectores conlleva connotaciones equivocadas.
B. La noción de que los relatos evangélicos no son del todo exactos, pero
que mantienen su importancia por las verdades religiosas que buscan
transmitir, es ampliamente compartida en el mundo académico, a pesar
de que no es igualmente conocida o creída fuera de él.
C. En la siguiente lección, comenzaré a presentar las evidencias que los
expertos han encontrado convincentes a favor de este punto de vista.
Pero, antes de hacerlo, quisiera responder a la cuestión básica de si una
historia puede ser “verdadera” si nunca sucedió.
1. La gente por lo general no habla en estos términos cuando, por
ejemplo, preguntamos si una película es una “historia verdadera”.
2. No obstante, contamos historias que nunca sucedieron a fin de
transmitir una “verdad”.
3. Consideren, por ejemplo, la historia de George Washington y el
cerezo1, que sabemos no es un relato histórico. Le contamos a
nuestros hijos esta historia para recalcar algo sobre nuestro país (p.
ej. que está—o al menos debería estar—fundamentado en la
honestidad) y sobre la moral personal (no debemos mentir, aun
cuando eso nos pueda meter en aprietos).
4. ¿Los evangelios contienen ese tipo de historias? Ese será el tema de
nuestra siguiente lección.
Lecturas indispensables:
Ehrman, Jesús, el profeta judío apocalíptico, cap. 2.
Tatum, In Quest of Jesus, cap. 5.
Lecturas sugeridas:
Schweitzer, Quest of the Historical Jesus.
Strauss, Life of Jesus.
Esta historia cuenta que cuando Washington tenía seis años, le regalaron una pequeña hacha con
la cual cortó el cerezo de su padre. Cuando su padre descubrió lo que había hecho se enfureció y lo
confrontó. El pequeño George valientemente le dijo, “no puedo mentir… yo lo corté con mi hacha”.
El padre de Washington lo abrazó, feliz porque la honestidad de su hijo valía más que mil cerezos.
(N. del T.)
1
17
Preguntas para considerar:
1. Discuta la relación entre “relato” y “verdad”. ¿En qué sentido un relato
tiene que ser históricamente exacto para ser verdadero? ¿Qué otras clases
de verdad puede haber además de la verdad histórica? ¿Cómo podría ser
afectada su forma de entender el Nuevo Testamento si usted llega a
convencerse de que algunos de sus relatos en realidad nunca sucedieron?
2. ¿Considera que el término “mito” es adecuado para referirse a los relatos
de los evangelios que buscan transmitir una verdad pero que no son
históricamente exactos? ¿Por qué sí o por qué no?
18
Lección 4
Realidad y ficción en los evangelios
Objetivo
Los estudiosos han llegado a la conclusión de que algunas de las historias sobre la
vida de Jesús que encontramos en los evangelios del Nuevo Testamento son
históricamente inexactas, y no se trata de un afán de cuestionar la validez de la
religión cristiana (muchos de esos estudiosos son cristianos comprometidos), sino
se debe al hecho de que existe evidencia convincente para ello. La evidencia es de
dos clases: (1) algunos de los relatos se encuentran en más de un evangelio y,
cuando los comparamos entre sí, aparecen claras discrepancias, y (2) algunos
relatos son inverosímiles cuando los miramos cuidadosamente a la luz de nuestro
conocimiento histórico.
En ninguno de los casos la evidencia puede considerarse en abstracto, sino sólo
examinando a detalle cada relato en particular. En esta lección consideraremos los
relatos divergentes sobre la muerte de Jesús en Marcos y en Juan, y los de su
nacimiento en Mateo y Lucas. En cada uno de los casos trataremos de identificar los
lugares en donde los autores concuerdan o discrepan, y veremos si algunas de esas
discrepancias son irreconciliables; más aún, nos preguntaremos si existen aspectos
del todo improbables en sus relatos. Al final, veremos que los evangelios contienen
historias que no pudieron haber sucedido como están narradas, pero que buscan
revelar alguna clase de “verdad” cristiana sobre Jesús.
Bosquejo
I.
En la última lección vimos que, por más de dos siglos, los eruditos han
sostenido que los evangelios contienen relatos que intentan transmitir
“verdades” sobre Jesús, que sin embargo no son históricamente veraces.
A. El que esto sea un consenso entre los expertos no implica necesariamente
que tenga que ser cierto; es necesario que examinemos la evidencia
disponible, en este caso, de los mismos evangelios. Como veremos,
existen razones convincentes para afirmar que los evangelios contienen
relatos que no pueden ser históricamente exactos—o al menos no pueden
ser exactos en la forma en que están narrados.
B. En esta lección, veremos dos de los principales tipos de evidencia.
1. Algunas historias son narradas por más de un evangelio y,
frecuentemente, estos relatos contienen discrepancias; estas
discrepancias muestran que las historias fueron alteradas en algún
momento, y que todas no pueden ser exactas a la vez.
2. Algunas historias son inverosímiles a la luz de lo que actualmente
conocemos sobre la antigüedad. Aquí no me refiero a los “milagros”,
19
II.
sino a otros acontecimientos que son relatados pero que no parecen
ser históricamente plausibles.
C. La única forma de evaluar esta clase de evidencia es realizando un
análisis detallado de los relatos específicos. Por ejemplo, tomemos dos
casos: las historias del nacimiento y muerte de Jesús.
Los relatos sobre la muerte de Jesús en el evangelio más temprano (Marcos)
y el más tardío (Juan) son difíciles de reconciliar.
A. Como podrán notar al leer los relatos (Marcos, capítulos 14-15; Juan,
capítulos 18-19), la trama básica de la historia es la misma en ambos
evangelios. Ambos tienen el mismo elenco de personajes y la misma
narrativa básica de los eventos, los cuales culminan con la crucifixión de
Jesús.
B. Los relatos también presentan notables diferencias, que pueden o no ser
discrepancias históricas. Examinemos más a fondo.
1. Por ejemplo, en el relato de Marcos (capítulo 15), Jesús, Pilato, los
líderes judíos y las multitudes, todos están en un sólo lugar. El juicio
es muy breve y Jesús sólo dice dos palabras (traducidas al español
como “tú lo dices”, cuando le preguntan si era el rey de los judíos).
2. En el relato de Juan (capítulo 18), los líderes judíos se niegan a entrar
en la residencia de Pilato para no quedar ritualmente contaminados,
lo que les impediría comer esa noche la cena de Pascua. En
consecuencia, Pilato va de acá para allá entre Jesús, que está dentro,
y sus acusadores, que están fuera. Jesús, en vez de permanecer
callado durante el proceso, pronuncia varios discursos ante su juez.
3. Teóricamente, uno pudiera argumentar que ambos relatos son
correctos en lo que cada uno abarca. Marcos simplemente no habría
mencionado que quien juzgaba a Jesús y sus acusadores estaban en
diferentes sitios, ni que Jesús dio algunas respuestas más extensas a
los cuestionamientos de Pilato.
C. No obstante, otras discrepancias resultan difíciles de reconciliar. En
particular, hay una discrepancia sobre el día que tuvo lugar el suceso. El
momento del suceso pudiera parecer un detalle insignificante, sin
embargo, debemos pensar en la evidencia histórica como si se tratase de
la evidencia en un accidente o en una escena del crimen, en donde
tratamos de averiguar lo que realmente sucedió.
1. En este caso, la pista tiene que ver con una cuestión muy sencilla:
¿cuándo murió Jesús?
2. Para responder a esta pregunta, antes necesito presentar algo de
contexto histórico para después mirar cuidadosamente cada relato.
D. Tanto Marcos como Juan señalan que Jesús murió durante la fiesta de la
Pascua, la festividad que los judíos celebraban anualmente en Jerusalén
20
para conmemorar la liberación del pueblo de Israel de la esclavitud en
Egipto, tal como lo relata el libro del Éxodo en la Biblia hebrea.
1. En tiempos de Jesús esa fiesta era un evento importante. Los judíos
venían de todas partes del mundo para celebrar la fiesta en Jerusalén.
2. Debían llegar con una semana de anticipación para someterse a un
ritual de purificación que les permitiría participar en la cena. La tarde
antes de la cena debían llevar al templo (o en su defecto comprarlo
ahí mismo) un cordero para ser sacrificado por los sacerdotes, el cual
sería comido como parte de la celebración.
3. El resto del día se empleaba en la preparación de la cena y era
llamado el “día de la preparación de la Pascua”. Recordemos que en
la cuenta judía, un nuevo día comienza, no a la media noche como lo
hacemos nosotros, sino al ponerse el sol. (Incluso hoy en día el sábado
judío comienza en el atardecer del viernes y continúa durante el
sábado hasta que oscurece de nuevo).
4. Después que los corderos eran sacrificados y desangrados, eran
entregados de vuelta a los devotos judíos, quienes los llevaban a casa
para cocinarlos. La cena se llevaba a cabo después de oscurecer, es
decir, en el preciso día de la Pascua. La cena consistía en varios
alimentos simbólicos que le recordaban a Israel su esclavitud en
Egipto y su liberación por Dios.
E. Ahora ya estamos listos para comparar a detalle nuestros dos relatos;
ambos nos dan una descripción precisa de cuándo fue crucificado Jesús,
en relación con la cena pascual. Comencemos con el relato más antiguo,
el de Marcos.
1. El día anterior a su arresto, los discípulos de Jesús le preguntaron en
dónde debían preparar la cena de Pascua (Marcos 14:12) y él les dio
las instrucciones. Éste era por tanto el día de la preparación.
2. Esa noche ellos llevaron a cabo la cena, en la cual Jesús tomó los
alimentos simbólicos y les imprimió un nuevo significado.
3. Después, Jesús sale a orar, es traicionado por Judas Iscariote, es
entregado a las autoridades judías y pasa la noche en prisión.
4. A la mañana siguiente—es decir, la mañana de Pascua, el día
siguiente a cuando los corderos habían sido sacrificados y la cena de
Pascua había sido celebrada—él es presentado ante el gobernador
romano Poncio Pilato, quien lo encuentra culpable de los cargos y
ordena su ejecución.
5. Jesús es llevado fuera y crucificado a las 9:00 a.m. (Marcos 15:25).
F. Esta ubicación temporal del evento está en claro contraste con lo que
encontramos en Juan (capítulos 13-19).
1. Aquí, de igual forma, Jesús tiene una última cena con sus discípulos,
pero no hay ninguna referencia a que se trate de la cena pascual. En
21
III.
este evangelio los discípulos nunca preguntan dónde debían
preparar la Pascua, y Jesús tampoco habla sobre los alimentos
simbólicos.
2. Después de la cena, Jesús sale a orar, es traicionado por Judas, es
arrestado, y pasa la noche en prisión. Al día siguiente es presentado
ante Pilato.
3. Como vimos antes, se nos dice que los líderes judíos que lo acusaban
se negaron a entrar en la residencia de Pilato ya que no querían ser
contaminados ritualmente y así ser privados de comer la cena
pascual esa noche (18:28). ¿Comer la cena pascual? ¿Qué no lo habían
hecho ya la noche anterior?
4. El problema es aclarado al final del juicio de Jesús, cuando se nos dice
exactamente cuándo fue condenado y llevado a su ejecución: Juan
19:14—“Era el día de la preparación para la Pascua, cerca del
mediodía”.
5. ¿Cómo podía ser el día de la preparación para la Pascua? Según
Marcos, Jesús vivió ese día, tuvo la cena pascual con sus discípulos
esa noche, y fue puesto en la cruz a la mañana siguiente, en el día de
la Pascua. Pero en el evangelio de Juan, Jesús fue ejecutado antes de
que la cena siquiera comenzara.
G. Quizá es imposible reconciliar esta discrepancia entre Juan y el relato
sinóptico. Sin embargo, sí podemos explicar el por qué surgió la
discrepancia.
1. El evangelio de Juan es el único evangelio del Nuevo Testamento que
explícitamente identifica a Jesús como “el Cordero de Dios que quita
el pecado del mundo” (Juan 1:29,36). Este también es el único
evangelio en el que se afirma que Jesús murió en la tarde del día
previo a la Pascua, precisamente cuando los corderos eran
sacrificados.
2. Para la mayoría de los estudiosos, al parecer Juan cambió un hecho
histórico para hacer una afirmación teológica: que Jesús en verdad
era el Cordero de Dios.
3. Esta es una de las clases de evidencia que sugiere que los evangelios
contienen algunos relatos que no pueden ser históricamente exactos,
al menos en todos sus detalles.
Las historias sobre el nacimiento de Jesús en los otros dos evangelios, Mateo
y Lucas, también son problemáticas históricamente hablando.
A. Aquí también ambos relatos tienen amplias similitudes. En ambos Jesús
nació de la virgen María en Belén.
B. Pero aquí también ambos relatos contienen numerosas diferencias. En
este caso las diferencias superan a las coincidencias; aunque también
aquí, algunas de ellas no son necesariamente discrepancias.
22
1.
Sólo Lucas menciona que José y María tuvieron que ir a Belén a
registrarse para el censo, ya que—en los días en que Cirenio
gobernaba en Siria—César Augusto había decretado que todo el
Imperio romano debía pagar impuestos. Todos, por tanto, debían ser
registrados en la tierra de sus antepasados (Belén, en el caso de José).
Sucedió que Jesús nació cuando ellos estaban ahí. Pero Mateo no nos
dice nada de todo esto.
2. Sólo Lucas menciona a los pastores que fueron a adorar al niño Jesús;
sólo Mateo menciona a los magos que siguieron la estrella que se
detuvo sobre la casa donde ellos moraban.
3. Sólo Mateo menciona la ira del rey Herodes, quien se entera acerca
del niño y se propone acabar con él matando a todos los niños
menores de dos años en Belén. Sólo Mateo señala que José y María
huyeron a tiempo yéndose a Egipto, en donde permanecieron hasta
la muerte de Herodes. Entonces regresaron—pero esta vez se
reubicaron en Nazaret para evadir la ira del hijo de Herodes, quien
ahora reinaba.
4. Estas diferencias pueden resultar desconcertantes—prácticamente
todos los relatos de Lucas sobre la natividad sólo se encuentran en
Lucas, y todos los relatos de Mateo sólo se encuentran en Mateo—
aunque no son necesariamente contradictorios.
C. No obstante, algunas de las diferencias parecen ser verdaderas
contradicciones.
1. Por ejemplo, ¿dónde se encontraba originalmente la tierra de José y
María?, ¿era Nazaret, como en Lucas, o Belén, como en Mateo?
Observemos que en Mateo los magos encontraron a Jesús en una
casa—ninguna mención de un lugar improvisado afuera del mesón.
Cuando José y María regresan de Egipto, ¿a dónde pensaron ir
inicialmente? A Belén, por supuesto.
2. ¿La estancia en Belén de José y María fue sólo temporal (como en
Lucas), o allí tenían ellos su casa (Mateo)? Notemos que, según
Mateo, Herodes mandó asesinar a todos los niños varones menores
de dos años; esto hace suponer, por tanto, que los magos habían
andado su camino por largo tiempo, y que Jesús para ese momento
ya no era un bebé.
3. Si José y María en verdad huyeron a Egipto (como lo dice Mateo),
¿cómo puede ser que a los treinta días después que Jesús nació—los
días de la purificación—ya hubieran regresado a Nazaret, como lo
menciona Lucas?
D. Adicionalmente, algunos aspectos de estos relatos sorprenden a los
historiadores por ser completamente inverosímiles. Consideremos tan
sólo el relato de Lucas.
23
1.
IV.
Sobre el reinado de César Augusto contamos con relativamente
buena documentación, pero ninguna fuente menciona un censo
universal.
2. Más aún, ¿cómo podría realizarse tal clase de censo, en el cual todos
tuvieran que registrarse en la tierra de sus antepasados lejanos?
¿Cómo podrían saber a dónde ir? Imaginémonos las migraciones
masivas. ¿Cómo puede ser que ninguna fuente de la época siquiera
se molestó en mencionarlo?
3. Finalmente, sabemos por otras fuentes—el historiador judío Josefo,
el historiador romano Tácito, y algunas inscripciones—que a pesar
de lo que relata Lucas, Cirenio no gobernó en Sira en tiempos del rey
Herodes, sino diez años después.
E. Por tanto, pareciera que estos relatos no pudieron haber sucedido de la
manera que están narrados. En última instancia, estas historias
probablemente no deberían leerse como relatos históricos objetivos, sino
como intentos de transmitir una idea.
1. Ambos quieren enfatizar que a pesar de que Jesús provenía de
Nazaret, en realidad había nacido en Belén. ¿Por qué? Sin duda
porque la Biblia hebrea, el Antiguo Testamento, decía que el futuro
gobernante de Israel vendría de allí (Miqueas 5:2).
2. Ambos quieren enfatizar que Jesús era, desde un inicio, una persona
extraordinaria. ¿La evidencia? Para ambos autores, su madre era una
virgen.
3. En otras palabras, estas historias lo que buscan es transmitir ciertas
ideas sobre Jesús. Pero cuando se les mira como fuentes históricas de
lo que realmente sucedió, parecen ser inexactas en algunos puntos.
Los evangelios están llenos de esa clase de historias.
A. Pudiéramos estudiar muchos ejemplos de discrepancias en los
evangelios, pero tal ejercicio podría resultar de poco provecho o interés.
B. En lugar de ello, es mejor simplemente aceptar a los evangelios como lo
que son: documentos que buscan decir la “verdad” sobre Jesús, aunque
tal verdad no siempre se fundamente en hechos que realmente
sucedieron.
C. No obstante, quiero aclarar que no estoy afirmando que todos los relatos
de los evangelios son completamente inexactos.
1. Sin duda alguna, los evangelios contienen material históricamente
confiable que nos será de mucha utilidad en el proceso de tratar de
determinar lo que Jesús realmente dijo e hizo.
2. También contienen material históricamente inexacto; y parte de
nuestra labor será identificar a cuál de las dos clases pertenece cada
narración.
24
3.
Sin embargo, antes de continuar con esa tarea, debemos aprender
más acerca de los evangelios, ¿quiénes fueron sus autores?, ¿de
dónde obtuvieron sus historias?
Lecturas indispensables:
Ehrman, Jesús, el profeta judío apocalíptico, cap. 3.
Stanton, Jesus and the Gospels.
Marcos 14-16 y Juan 18-19
Mateo 1-2 y Lucas 1-2
Lecturas sugeridas:
Kysar, John the Maverick Gospel.
Nickle, The Synoptic Gospels.
Preguntas para considerar:
1. ¿Por qué cree que Mateo y Lucas tienen historias tan distintas sobre el
nacimiento de Jesús? Es decir, ¿por qué no alguno, o ambos, simplemente
relataron la historia completa, tal como la historia de la Navidad que se nos
cuenta cada año?
2. En anticipación de lo que haremos más adelante, ¿cómo piensa que
podemos indagar detrás de las contradicciones en nuestras fuentes para
darnos una idea de lo que realmente sucedió en la vida de Jesús? En otras
palabras, asumiendo que dos fuentes se contradicen, ¿cómo podemos
decidir cuál está en lo cierto—si es que alguno lo está?
25
Lección 5
El origen de los evangelios
Objetivo
Los evangelios del Nuevo Testamento, aunque fueron escritos en forma anónima, la
tradición los ha adjudicado a dos de los discípulos de Jesús, Mateo y Juan, y a dos
compañeros de los apóstoles, Marcos y Lucas. Estos libros probablemente no fueron
escritos por testigos oculares—de cierto no afirman serlo. Inclusive si estuvieran
basados en el testimonio de testigos oculares, no necesariamente serían
históricamente exactos.
Estos textos parecen haber sido escritos entre veinticinco y sesenta y cinco años
después de los eventos que narran, por cristianos altamente educados de habla
griega (a diferencia de los discípulos de Jesús, de clase baja y lengua aramea).
Como dos de los autores lo admiten, ellos heredaron las historias de la tradición oral.
Las palabras y los hechos de Jesús fueron transmitidos principalmente de boca en
boca por personas que no eran testigos oculares de los eventos y que nunca habían
visto a ninguno de los testigos. Las historias sobre Jesús fueron cambiadas para
ajustarse a las nuevas circunstancias en que fueron contadas. Los autores de los
evangelios también adaptaron estas historias. Una de las tareas del historiador es
indagar detrás de los relatos—que han sido alterados—para saber qué es lo que
ellos nos pueden revelar sobre lo que realmente Jesús mismo dijo e hizo.
Bosquejo
I.
II.
Hemos visto que los evangelios contienen historias que no sucedieron o, por
lo menos, no como están relatadas.
A. Algunas veces los relatos contienen claras discrepancias, como se
discutió en la lección 4, o son tan inverosímiles que los historiadores
concuerdan en que no pudieron haber sucedido como están narrados (p.
ej. el censo de Lucas).
B. Ahora necesitamos dar el siguiente paso y tratar de entender el por qué
los evangelios son de esa forma.
Los títulos de los evangelios señalan como sus autores a dos de los discípulos:
Mateo (el recaudador de impuestos) y Juan (el hijo de Zebedeo), y a dos
compañeros de los apóstoles: Marcos (el secretario de Pedro) y Lucas
(compañero de viajes de Pablo).
A. Los eruditos tienen razones para dudar de estas adjudicaciones
tradicionales.
1. Si Mateo en realidad hubiera escrito un libro sobre las palabras y los
hechos de Jesús, lo más probable es que lo hubiera titulado algo así
26
como “El evangelio de Jesucristo”, o “La vida y muerte de nuestro
Salvador”. Cualquiera que titule este texto como “el evangelio según
Mateo” está tratando de explicar a quién pertenece esta versión de la
historia de Jesús. Lo mismo podemos decir de los otros evangelios.
2. Más aún, sabemos que los manuscritos originales de los evangelios
no contenían en ellos los nombres de sus autores.
B. Más significativo aún, ninguno de los evangelios afirma ser escrito por
un testigo ocular.
1. Por ejemplo, aunque alguien llamado Mateo es mencionado en Mt.
9:9, nada en ese versículo indica que él sea la persona que escribe el
relato. Además, en ninguna parte del evangelio el autor menciona
que él personalmente hubiera estado involucrado en los eventos que
son descritos.
2. Inclusive el pasaje de Jn. 21:24 señala que el autor no es un testigo
ocular, sino que basó su relato en el testimonio de un testigo ocular.
3. En resumen, los evangelios del Nuevo Testamento fueron escritos en
forma anónima.
C. Para los primeros lectores de los evangelios, los nombres de sus autores
eran irrelevantes.
D. La primera vez que encontramos una atribución autoral de los evangelios
es alrededor del 120-130 d. C. en los escritos de un escritor poco conocido
llamado Papías.
1. Papías afirmó que el apóstol Pedro habría narrado las palabras y
hechos de Jesús como la ocasión lo ameritaba, y que Marcos, su
secretario, posteriormente las puso por escrito, aunque “no con
orden”. Papías dice haber recibido esta información de un anciano de
la iglesia.
2. Papías también afirmó que Mateo escribió en hebreo los dichos de
Jesús, y que “cada uno los interpretó conforme a su capacidad”. No
menciona nada sobre Lucas o Juan.
E. Esta tradición de Papías debe considerarse seriamente, aunque no hay
forma de estar seguros de que efectivamente se refiere al evangelio de
Marcos que conocemos, ya que Papías no hace ninguna cita de dicho
evangelio.
1. Aun así, Papías enfatiza que el autor del evangelio no era un testigo
ocular.
2. Por tanto, lo más temprano que podemos rastrear esta tradición sobre
Marcos es alrededor del 110-120 d. C. (por el anciano informante de
Papías)—es decir, casi medio siglo después que Marcos fue escrito.
Fuera de ésa, no hay otra evidencia que la apoye.
3. Papías nos dice que el libro de Mateo incluía sólo los “dichos” de
Jesús (pero nuestro Mateo contiene mucho más que sólo eso) y que
27
III.
IV.
había sido escrito en hebreo (no en griego, como nuestra versión ha
llegado a nosotros). Por lo tanto, parece que Papías no se refería a este
libro que conocemos.
F. Fuera de esta tradición en Papías, no encontramos nada sobre la
identidad de los autores de los evangelios hasta cerca de fines del siglo II
d. C.
Apenas hay disponible alguna otra información sólida sobre los autores de
los evangelios, pero podemos deducir varias piezas de información útil.
A. Como mencionamos antes, los libros parecen haber sido producidos en
algún momento entre los años 65-95 d. C. En esto concuerdan
prácticamente todos los historiadores.
B. Los cuatro evangelios fueron escritos en griego por autores que
obviamente eran alfabetizados y razonablemente bien educados.
1. Un estudio reciente de William Harris estima que la tasa de
alfabetización en el mundo romano era del 15% a lo más. En
contraste, estos cuatro autores parecen poseer una elevada
educación.
2. Sabemos por el Nuevo Testamento que los seguidores de Jesús eran
principalmente gente humilde de campo, que hablaban arameo, no
griego. De dos de los líderes entre los discípulos de Jesús, Pedro y
Juan, se nos dice que eran “sin letras” (Hechos 4:13).
3. Parece improbable que estos discípulos de Jesús jugaran papeles
importantes en las composiciones literarias que se les atribuyen.
4. Debido a que los libros fueron escritos en griego y no en arameo,
aparentemente fueron escritos fuera de Palestina, aunque algunos
estudiosos ubican a Marcos, e incluso a Mateo, en Galilea, en donde
también se hablaba griego. Los académicos continúan refiriéndose a
estos libros como Mateo, Marcos, Lucas y Juan por un asunto de mera
comodidad.
El siguiente paso en averiguar el por qué los evangelios son como son—con
una mezcla de materiales históricamente exactos e históricamente
inexactos—es preguntarnos de dónde obtuvieron su información estos
autores de lengua griega.
A. Tres de las fuentes que ya hemos considerado—Lucas, Juan y Papías—
mencionan que los evangelios se basaron en testimonios transmitidos, ya
sea oralmente o por escrito, desde los primeros cristianos, y que en última
instancia se remontan a los testigos oculares (vea Lc. 1:1-4).
B. Antes de considerar la transmisión oral de estas tradiciones, debemos
pensar en las implicaciones de la idea de que los relatos se remontan a
los testigos oculares.
1. Considere cualquier par de relatos de testigos oculares de algún
evento en particular: ¿son siempre exactamente iguales?
28
2.
V.
Suponga que los testigos no se toman la molestia de poner por escrito
sus relatos de inmediato, sino que esperan veinte o treinta años. Peor
aún, suponga que las historias no son escritas por los mismos
testigos, sino por personas a las que ellos les contaron las historias.
3. El punto es que incluso las historias basadas en relatos de testigos
oculares no son necesariamente confiables, y eso mismo es mucho
más cierto para relatos que se fueron transmitiendo oralmente mucho
después del suceso, aun si tuvieron su origen en reportes de testigos
oculares.
Ahora debemos considerar las implicaciones del hecho de que, tal como tres
de nuestras fuentes más antiguos atestiguan, los relatos de los evangelios
fueron transmitidos de boca en boca y no fueron puestos por escrito sino
hasta treinta a sesenta y cinco años después de la muerte de Jesús.
A. Para entender el Nuevo Testamento, debemos darnos cuenta de que los
acontecimientos más importantes en esos años involucraban la
propagación de la iglesia cristiana.
1. El cristianismo comenzó inmediatamente después de la muerte de
Jesús, con un puñado de sus seguidores, quizá veinte o treinta
personas ubicadas en Jerusalén, si atendemos a lo relatado en los
Hechos de los apóstoles.
2. En un lapso de entre cuarenta y cincuenta años, este pequeño grupo
de discípulos se había multiplicado muchas veces en las principales
áreas urbanas a lo largo del Mediterráneo. En ese momento, las
comunidades cristianas individuales eran por lo general pequeñas.
3. En esa era en que no existían los medios de comunicación masiva, los
cristianos propagaban su religión de boca en boca. Trataban de
convertir a los paganos hablándoles sobre la vida y enseñanzas de
Jesús.
4. Dado que las historias eran transmitidas en distintas lenguas en
distintos lugares sobre una inmensa área geográfica, podemos estar
completamente seguros de que las historias no fueron contadas
únicamente por los discípulos originales.
B. Pienso que podemos dar por hecho que las historias sufrieron cambios a
medida que eran contadas y recontadas de boca en boca, año tras año.
1. Algunas veces los cambios debieron ser accidentales conforme las
historias eran contadas durante cincuenta años en distintos países,
usando distintos idiomas, entre miles de personas.
2. Otras veces, las personas que contaban las historias debieron haber
querido cambiarlas para enfatizar algo que promoviera la fe en Jesús.
C. Suelen presentarse algunas objeciones típicas a la idea de que las historias
sobre Jesús fueron alteradas conforme circulaban de boca en boca a todo
lo largo del Imperio. Muchas personas—algo irreflexivas—suponen que
29
las historias no pudieron haber sido alteradas en un periodo de tiempo
tan relativamente corto, en especial cuando los testigos oculares aún
andaban por ahí y podrían verificar los relatos.
1. Las historias se pueden cambiar de la noche a la mañana, y de esto
puede dar testimonio cualquiera que haya estado el medio
periodístico.
2. Los testigos oculares a menudo están en desacuerdo entre ellos en
puntos cruciales (esto suele suceder en nuestros propios tribunales
de justicia).
3. Prácticamente ninguno de los que contaban estas historias pudo
haberlas verificado con los testigos oculares, incluso si hubieran
querido hacerlo, dadas las limitantes de comunicación en la
antigüedad.
4. La idea de que las historias fueron alteradas no es una ocurrencia de
especulación académica: contamos con evidencia sólida de ello.
D. La objeción más común contra la noción de que las historias sobre Jesús
fueron alteradas en el proceso de transmisión es que las personas que
viven en culturas de tradición oral tienen una memoria superior a la de
la mayoría de nosotros.
1. Estudios antropológicos de los últimos veinte años han mostrado
convincentemente que de ninguna manera esto es así. De hecho, la
preocupación por la precisión verbal se encuentra exclusivamente en
culturas de tradición escrita, en donde los relatos pueden ser
cotejados para ver si son consistentes.
2. En las culturas orales se asume en forma natural que las historias
deben ser adaptadas, dependiendo de la audiencia y de la situación.
Lecturas indispensables:
Ehrman, Jesús, el profeta judío apocalíptico, cap. 3.
----------, The New Testament: A Historical Introduction, cap. 3.
Lecturas sugeridas:
Davies y Sanders, Studying the Synoptic Gospels. cap. 1.
Dibelius, From Tradition to Gospel.
30
Preguntas para considerar:
1. Piense en algunos ejemplos de su propia experiencia en donde alguien que
haya sido testigo de un suceso importante se haya equivocado por
completo al tratar de relatarlo. ¿Cómo afecta su propia experiencia con
relatos de testigos su visión respecto a la posibilidad de reconstruir el
pasado con exactitud?
2. Si los evangelios fueron escritos en forma anónima, ¿por qué cree que
posteriormente los cristianos los atribuyeron a Mateo, Marcos, Lucas y
Juan?
31
Lección 6
Otros evangelios
Objetivo
Una vez que hemos considerado algunos de los problemas que implica el intentar
usar a los evangelios del Nuevo Testamento como guías completamente confiables
para establecer lo que Jesús dijo e hizo, ahora podemos considerar otras fuentes
que han llegado hasta nosotros desde la antigüedad. Existe un número considerable
de otros evangelios, fuera del Nuevo Testamento, que supuestamente relatan
hechos y dichos de Jesús. En esta lección y en la siguiente, consideraremos algunos
de estos otros evangelios.
Como conjunto, podemos decir que los evangelios no canónicos son tardíos (siglos
II al VIII d. C.) y de carácter legendario. La mayoría de ellos son falsificaciones
escritas bajo los nombres de compañeros de Jesús. Muchos de ellos usaron a los
evangelios canónicos como fuente para sus propios relatos. Algunos de los más
antiguos podrían, en teoría, proporcionarnos alguna información adicional sobre los
hechos de la vida de Jesús. En esta lección revisaremos el Evangelio de la infancia
de Tomás, que es quizá el relato más antiguo que tenemos sobre la infancia de
Jesús, y el Evangelio de Pedro, un relato fragmentario del juicio, muerte y
resurrección de Jesús. Estos documentos son fascinantes como piezas de literatura
cristiana primitiva, pero su carácter legendario es evidente incluso para el lector no
avezado. Por tanto, no nos serán de mucha utilidad cuando, más adelante, tratemos
de determinar lo que Jesús dijo e hizo.
Bosquejo
I.
En este punto, estudiaremos si existen algunas otras fuentes que nos
pudieran ayudar en nuestra búsqueda de los dichos y hechos auténticos de
Jesús.
A. Existen un par de docenas de otros evangelios que no están en el Nuevo
Testamento, son libros escritos por cristianos que tratan sobre la vida y
enseñanzas de Jesús.
B. Como conjunto, estos evangelios presentan las siguientes características:
1. En general, son bastante posteriores a los evangelios canónicos; la
mayoría de ellos datan de los siglos II al VIII d. C.
2. El único que pudiera reclamar ser contemporáneo a los evangelios
canónicos es el recientemente descubierto Evangelio de Tomás, que
veremos en la lección 7.
3. A diferencia de los evangelios anónimos del Nuevo Testamento,
muchos de estos evangelios son en realidad pseudónimos, afirmando
haber sido escritos por apóstoles, o por discípulos, o por Jacobo el
32
II.
hermano de Jesús, o por María Magdalena. Todos tienen la apariencia
de ser falsificaciones.
C. Estos evangelios no canónicos al parecer utilizaron a los evangelios
canónicos, así como tradiciones orales sobre Jesús.
1. No obstante, los autores de los más antiguos de estos relatos
pudieron no haber conocido los relatos de Mateo, Marcos, Lucas y
Juan.
2. Este hecho pudiera hacer que libros como el Evangelio de Tomás sean
de particular importancia para reconstruir las auténticas enseñanzas
de Jesús, aunque la mayoría de los otros relatos son marcadamente
legendarios.
D. Podemos clasificar a estos otros evangelios como evangelios de la
infancia, evangelios narrativos y evangelios de dichos.
1. Los evangelios de la infancia narran historias acerca del nacimiento
y la infancia de Jesús, muchos de ellos recurren a las narraciones de
Mateo y Lucas.
2. Los evangelios narrativos, al igual que los evangelios canónicos,
contienen relatos sobre la vida y, en ocasiones, sobre la muerte de
Jesús.
3. Los evangelios de dichos contienen principalmente colecciones de
enseñanzas de Jesús, a menudo sin ningún contexto narrativo.
El llamado “Evangelio de la infancia de Tomás” es uno de los evangelios no
canónicos más antiguos y, sin duda, el más antiguo de los evangelios de la
infancia.
A. Existe un debate entre los expertos sobre cuándo fue escrito este libro
(hay muy pocas pistas internas), pero algunos lo ubican tan temprano
como la primera mitad del siglo II.
1. El libro es atribuido a una persona llamada “Tomás”, cuyo nombre
significa “gemelo”.
2. Durante los inicios de cristianismo, en algunos lugares se creía que
Jesús había tenido un hermano gemelo, Judas Tomás (posiblemente,
hijo de José, no de Dios).
B. Si Jesús, siendo adulto era el Hijo de Dios que realizaba milagros, ¿cómo
habría sido de niño? Pues resulta que, según este relato no canónico, el
niño era un tanto travieso.
1. El relato comienza con Jesús a la edad de cinco años haciendo
pajarillos de barro junto a un arroyo en un día sábado. Cuando se
descubre que está violando el mandamiento de no trabajar en sábado,
Jesús milagrosamente desaparece toda prueba del delito. Aplaude
con sus manos y les ordena a los pajarillos que salgan volando; y al
instante los pajarillos se echaron a volar.
33
2.
III.
Jesús es retratado en sus primeros años como alguien bastante
temperamental. Cuando otro niño lo molesta en el juego, lo maldice
y lo marchita al instante, y a otro que le hace una broma en la calle,
lo hace caer fulminado.
3. Cuando su maestro en la escuela se exaspera con el niño y lo golpea
en la cabeza, Jesús lo maldice e inmediatamente el maestro cayó
desvanecido al suelo.
4. Conforme pasa el tiempo, Jesús comienza a usar su poder para el
bien.
5. El relato concluye con Jesús a los doce años en el templo, rodeado de
escribas y fariseos que lo escuchan enseñando y que bendicen a María
por el niño tan maravilloso que ha traído al mundo (una historia
tomada de Lucas 2).
C. Claramente, aún con lo entretenido que pueda resultar, este libro no le
resultará de mucha utilidad a cualquiera que quiera conocer los hechos
históricos sobre la vida de Jesús.
Un relato mucho más serio sobre Jesús lo encontramos en el Evangelio de
Pedro, un relato fragmentario sobre el juicio, muerte y resurrección de Jesús,
supuestamente escrito por su discípulo Simón Pedro, que constituye uno de
los ejemplos más antiguos de un evangelio narrativo no canónico.
A. El texto fue descubierto en 1886 en la tumba de un monje cristiano en
Egipto.
B. Se sabía de la existencia de este libro aún antes de su descubrimiento
gracias a los escritos de Eusebio, el escritor del siglo IV que es conocido
como el “padre de la Historia de la Iglesia”. Su obra en diez volúmenes,
Historia Eclesiástica, nos proporciona una buena parte de la información
que tenemos sobre el cristianismo de los primeros tres siglos.
1. De acuerdo con Eusebio, el Evangelio de Pedro era leído por una de
las iglesias gobernadas por Serapión, obispo de Antioquía en el siglo
II.
2. Cuando Serapión fue avisado de que el libro presentaba una visión
herética de Cristo, lo examinó y prohibió su uso en lo sucesivo.
3. Suponemos que el escrito que ahora tenemos en nuestras manos es
precisamente este evangelio que estuvo perdido por tantísimos años.
Desafortunadamente, no lo podemos asegurar a partir de nuestras
fuentes.
4. Más aún, lo que fue descubierto en 1886 es sólo un fragmento del
texto original (comienza y termina abruptamente en oraciones
cortadas).
C. La porción de este evangelio que sobrevive es en muchos aspectos similar
a los relatos de la pasión en el Nuevo Testamento.
34
D. También hay notables diferencias respecto a los relatos del Nuevo
Testamento.
1. Aquí se considera que “los judíos” son aún más responsables por la
muerte de Jesús que en los evangelios del Nuevo Testamento. Los
instigadores judíos del complot contra Jesús sabían muy bien que
habían pecado contra Dios al condenarlo.
2. Jesús parece no sufrir en este relato (v. 10: “Mas él callaba como si no
sintiera dolor alguno”). Esta descripción puede haber llevado a la
condena del libro por Serapión, por apoyar la antigua herejía del
docetismo que afirmaba que Jesús no poseía un cuerpo real, sino sólo
en apariencia.
3. A diferencia de los evangelios canónicos, este evangelio contiene una
descripción de la resurrección de Jesús. Dos ángeles entran a la tumba
y salen de nuevo, sus cabezas alcanzaban el cielo, y entre los dos
sostenían a Jesús, cuya cabeza sobrepasaba los cielos. Detrás de ellos
emerge una cruz. Una voz de los cielos pregunta si el evangelio ha
sido predicado a los muertos. La cruz responde: “Sí”.
E. Estas características distintivas apuntan a una fecha para la composición
del Evangelio de Pedro en el siglo II.
1. Para ese tiempo los cristianos habían empezado a cargar sobre los
judíos toda la culpa de la muerte de Jesús.
2. Los cristianos docetas de ese tiempo afirmaban que Jesús, siendo
completamente divino, no podría haber sufrido en realidad.
3. Los detalles legendarios en torno a la resurrección parecen ser
adiciones posteriores a las historias sobre Jesús.
F. La cuestión de si este relato tuvo acceso completo y utilizó los evangelios
del Nuevo Testamento es aún una pregunta abierta que los académicos
responden de distintas maneras.
1. Este relato tiene numerosas similitudes con los relatos que
encontramos en el Nuevo Testamento, especialmente con Mateo.
2. Por otra parte, existen muy pocas similitudes verbales entre el
Evangelio de Pedro y los relatos anteriores, lo cual sería difícil de
explicar si los hubiera utilizado como sus fuentes.
3. En cualquier caso, al parecer el relato es relativamente temprano, al
igual que el Evangelio de la infancia de Tomás, y habría sido escrito
quizás durante la primera mitad del siglo II.
G. A pesar de sus fechas tempranas, los relatos en Pedro (así como los del
Evangelio de la infancia de Tomás) presentan una apariencia fuertemente
legendaria y de poca utilidad para el conocimiento del Jesús histórico.
35
Lecturas indispensables:
Evangelio de la infancia de Tomás (Anexo I) y Evangelio de Pedro (Anexo II).
Ehrman, The New Testament: A Historical Introduction, cap. 12
Elliott, The Apocryphal Jesus
Lecturas sugeridas:
Hennecke-Schneemelcher, New Testament Apocrypha.
Koester, Ancient Christian Gospels, partes 1 y 2.
Preguntas para considerar:
1. Lea el Evangelio de la infancia de Tomás y el Evangelio de Pedro y evalúe
si alguna de las tradiciones que allí encontramos podría considerarse como
históricamente fidedigna. ¿Qué criterios utilizaría para emitir ese juicio?
2. ¿Le parece extraño que los cristianos hayan continuado fabricando
historias acerca de Jesús hasta bien entrados los siglos II, III y más,
elaborando relatos que obviamente nunca sucedieron? ¿Por qué sí, o por
qué no? ¿Resulta extraño que los cristianos falsificaran evangelios en el
nombre de los apóstoles—es decir, que escribieran documentos afirmando
ser el trabajo de alguno de los discípulos más cercanos de Jesús o de algún
miembro de su familia—a sabiendas de que no era así?
36
Lección 7
El evangelio copto de Tomás
Objetivo
Uno de los descubrimientos arqueológicos más significativos del siglo XX es el
evangelio copto de Tomás, descubierto en Egipto. Este documento es un
representante de un conjunto de textos que fueron considerados como “heréticos”
por los Padres de la Iglesia primitiva; específicamente ellos contienen una visión
gnóstica del mundo. Los gnósticos afirmaban que el mundo material era la malvada
creación de una deidad inferior; la finalidad de la religión era escapar de la trampa
de este mundo adquiriendo la necesaria sabiduría (gnosis en griego) para la
salvación. Este conocimiento era comunicado a través de un ser celestial que venía
del ámbito divino hacia este mundo material pasajero, a fin de salvar a las chispas
de la divinidad aprisionadas en él.
El Evangelio de Tomás, consistente en 114 dichos de Jesús arbitrariamente
ordenados, no contiene ninguna narración sobre la vida de Jesús, ni ninguna
mención sobre su muerte y resurrección. Estos dichos se pueden entender mejor a
la luz del mito gnóstico sobre el mundo, que veremos en esta lección. La fecha de
composición de este documento y su relación con el Nuevo Testamento son temas
debatidos entre los académicos.
Bosquejo
I.
Ahora nos enfocaremos en una fuente que fue producida en los comienzos
del cristianismo y, posiblemente, en forma independiente a los evangelios
del Nuevo Testamento.
A. Nos referimos al ahora famoso evangelio copto de Tomás, que es, sin
lugar a dudas, el texto del cristianismo primitivo más importante que se
haya descubierto en tiempos modernos.
B. El descubrimiento casual de este evangelio es una historia fascinante:
1. Un beduino egipcio llamado Mohammed Alí encontró, cerca del
poblado de Nag Hammadi, una vasija de barro que contenía trece
libros encuadernados en piel.
2. Debido a que él estaba bajo sospecha de asesinato, y temiendo que su
casa fuera cateada y los libros confiscados, Mohamed Alí decidió
entregárselos a un sacerdote para que los resguardara.
3. Se corrió la voz y los compradores de antigüedades compraron los
volúmenes y finalmente los eruditos lograron recolectarlos todos
37
para editarlos, traducirlos y publicarlos como “La Biblioteca de Nag
Hammadi”.
C. La “biblioteca” consta de 13 libros encuadernados en piel que contienen
52 textos independientes (es decir, son antologías) escritos en papiro.
1. Los libros han sido confiablemente fechados hacia mediados del siglo
IV d. C., pero la composición de algunos de los escritos es de fechas
mucho más tempranas, posiblemente tan tempranas como los siglos
I y II d. C.; incluso algunos de ellos son mencionados por los Padres
de la Iglesia quienes se opusieron a ellos.
2. Los libros están escritos en su totalidad en copto, un idioma egipcio
antiguo. Al parecer se trata de traducciones al copto de originales en
griego.
3. El más famoso de estos libros es el Evangelio de Tomás; algunos
especialistas datan este texto en el siglo primero, posiblemente
precediendo a la composición de los evangelios neotestamentarios.
La mayoría de los especialistas se inclinan por ubicarlo en la primera
mitad del siglo II.
D. Diferentes tipos de textos están representados en esta biblioteca.
1. Algunos son evangelios, con un entendimiento peculiar sobre Jesús
y sus enseñanzas—entendimiento enraizado en una forma antigua
de “gnosticismo”. Otros textos representan ideas mitológicas sobre la
creación del mundo material, algunas veces presentadas en forma de
“revelaciones”.
2. Otros parecen ser poemas místicos que celebran la verdadera
naturaleza del mundo espiritual.
E. La mayoría de los expertos piensa que un monje del siglo IV retiró estos
libros de la biblioteca del monasterio que se encontraba cerca del sitio
donde fueron hallados. Tal vez debió considerar que los libros eran
heréticos y quiso deshacerse de ellos (pero, ¿por qué no los quemó?), o
tal vez quiso ponerlos a salvo hasta que su lectura nuevamente fuera
“permitida” por las autoridades.
1. En el tiempo en que estos libros fueron elaborados, el poderoso
obispo de Alejandría, Atanasio, emitió un pronunciamiento oficial
sobre qué libros podían, o no, ser leídos en las iglesias (año 367 d. C.).
2. Posiblemente los libros fueron enterrados con la esperanza de que la
corriente de pensamiento teológico algún día cambiaría de rumbo. Al
no suceder eso, permanecieron enterrados hasta 1945.
3. Esto significa que quienquiera que haya enterrado los libros
probablemente los consideraba sagrados—tal vez incluso Sagradas
Escrituras. Esto es especialmente sorprendente, ya que los libros son
claramente gnósticos—una forma de cristianismo ampliamente
condenada como herética.
38
II.
Antes de describir la naturaleza de la religión gnóstica, debo dar una
descripción básica del propio Evangelio de Tomás.
A. A diferencia del fragmentario Evangelio de Pedro descubierto sesenta
años antes, este otro evangelio está preservado en su totalidad. No
contiene ninguna narración en lo absoluto, ninguna historia sobre algo
que Jesús haya hecho, ninguna referencia sobre su muerte y resurrección.
El Evangelio de Tomás es una colección de 114 dichos de Jesús.
B. Los dichos no están ordenados de alguna forma reconocible. Tampoco
están ubicados en algún contexto, excepto en algunos casos en que se dice
que Jesús responde a alguna pregunta directa de sus discípulos. La
mayoría de los dichos comienzan simplemente con las palabras “Dijo
Jesús”.
1. En términos del género literario, el libro se parece más al libro de
Proverbios de la Biblia Hebrea que a los evangelios del Nuevo
Testamento.
2. De hecho, la afirmación inicial del texto indica que la correcta
comprensión de estos dichos dará no sólo sabiduría, sino vida eterna:
“Éstas son las palabras secretas que pronunció Jesús el Viviente y que
Dídimo Judas Tomás consignó por escrito. Y dijo: ‘Quien encuentre
el sentido de estas palabras no gustará la muerte’” (Evan. Tom. 1).
C. El autor del libro afirma explícitamente ser Dídimo Judas Tomás.
1. Tanto “Dídimo” como “Tomás” son sobrenombres que significan
“gemelo” (el primero es en griego y el segundo semítico); Judas es su
nombre propio.
2. De acuerdo con el antiguo texto sirio conocido como Los Hechos de
Tomás, él era pariente de sangre de Jesús, también mencionado en el
nuevo testamento (Marcos 6:3). En otras palabras, Dídimo Judas
Tomás era el hermano gemelo de Jesús.
D. Una forma de aproximarnos a esta colección de dichos es comparándola
con los dichos que ya conocemos de los evangelios canónicos.
1. Muchos de los dichos en Tomás nos resultan completamente
familiares, p. ej. “Dijo Jesús: ‘Bienaventurados los pobres, pues
vuestro es el reino de los cielos’” (Evan. Tom. 54).
2. Otros dichos nos suenan vagamente familiares, aunque con ciertas
peculiaridades: “Dijo Jesús: ‘El que busca no debe dejar de buscar
hasta tanto que encuentre. Y cuando encuentre se estremecerá, y tras
su estremecimiento se llenará de admiración y reinará sobre el
universo’” (Evan. Tom. 2).
3. Otros dichos en el Evangelio de Tomás suenan completamente
extraños a todo lo que conocemos del Nuevo Testamento: “Dijo Jesús:
…’El día en que erais una misma cosa, os hicisteis dos; después de
haberos hecho dos, ¿qué vais a hacer?’” (Evan. Tom. 11).
39
4.
III.
IV.
El significado de estos dichos no es en modo alguno obvio, pero tal
vez puedan ser entendidos a la luz de las creencias “gnósticas”.
El “gnosticismo” es un término genérico que engloba una amplia variedad
de religiones que surgieron en el mundo mediterráneo por el mismo tiempo
en que nació el cristianismo.
A. Antes del descubrimiento de la biblioteca de Nag Hammadi, para
conocer sobre las creencias de los gnósticos dependíamos exclusivamente
de lo que sus detractores decían.
B. Una lectura cuidadosa de algunos textos de los propios gnósticos, junto
con algunos comentarios de sus enemigos, nos pueden dar una idea
básica de sus creencias.
1. Los gnósticos creían que la materia era intrínsecamente mala; el
espíritu era bueno.
2. Algunas personas en el mundo eran sólo materia y estaban
destinadas a morir. Otras personas (es decir, los gnósticos) tenían
dentro de ellas una chispa de la divinidad, pero estaban atrapadas en
la materia por el infame creador de este mundo, el cual no era el
verdadero Dios, sino un ser ignorante y mucho menos poderoso,
quien buscaba dañar el reino divino.
3. La meta de la religión gnóstica era liberar de este mundo a esas
chispas divinas, para permitirles regresar a su hogar espiritual
original.
4. La liberación sólo podía realizarse adquiriendo el conocimiento (del
griego “gnosis”) necesario para la salvación. Este conocimiento vino
únicamente mediante un emisario divino. Para los gnósticos, Cristo
era ese emisario divino.
Los especialistas debaten si el Evangelio de Tomás debe verse como un
evangelio gnóstico.
A. Por una parte, el libro no relata el mito gnóstico de la creación y la
redención. Sin embargo, tampoco lo hacen otros textos gnósticos.
B. Un buen número de los dichos enigmáticos que a primera vista
desconciertan al lector, cobran mucho sentido cuando se leen a la luz del
mito gnóstico básico que acabo de bosquejar.
C. Sorprendentemente este evangelio no contiene una sola palabra sobre la
crucifixión y resurrección de Jesús, sino solo sus enseñanzas “secretas”.
D. Aun a pesar de que Tomás contiene algunos dichos que suenan muy
semejantes a aquellos que encontramos en los evangelios del Nuevo
Testamento, al parecer no utilizó a éstos como fuente.
1. Prácticamente no encontramos ningún paralelismo entre la forma de
redacción de los dichos en Tomás contra la redacción de sus
contrapartes en los sinópticos.
40
2.
3.
4.
La mayoría de los especialistas han llegado a la conclusión de que
este autor pseudónimo conocía algunos de los dichos de Jesús y que
los entendía de una manera gnóstica particular.
Él habría escuchado estos dichos, al igual que los otros autores de los
evangelios canónicos, a través de las tradiciones orales que
circulaban sobre Jesús.
Debido a la fuerte tendencia gnóstica de algunos de estos dichos,
parece plausible que esta obra haya sido compuesta a principios del
siglo II. Debido a que al parecer fue escrita de forma independiente a
los evangelios canónicos, su relato sobre los dichos de Jesús—
especialmente aquellos que no muestran una fuerte influencia del
mito gnóstico posterior—puede resultarnos útil para determinar los
verdaderos dichos de Jesús.
Lecturas indispensables:
Evangelio de Tomás (Anexo III).
Ehrman, The New Testament: A Historical Introduction, cap. 11
Pagels, The Gnostic Gospels.
Lecturas sugeridas:
Koester, Ancient Christian Gospels, parte 2.
Robinson, The Nag Hammadi Library in English.
Rudolph, Gnosis.
Preguntas para considerar:
1. ¿En qué aspectos el gnosticismo, como lo he descrito en esta lección, se
asemeja o se diferencia del cristianismo tal como es tradicionalmente
enseñado?
2. Lea el Evangelio de Tomás y escoja algunos de los dichos que le parezcan
especialmente intrigantes. Ahora trate de interpretarlos a la luz de las
principales enseñanzas del gnosticismo que presentamos en esta lección.
41
Lección 8
Otras fuentes
Objetivo
Una vez que hemos considerado todos los evangelios del cristianismo primitivo que
pueden ser utilizados para reconstruir plausiblemente las palabras y hechos de
Jesús, ahora podemos dirigir nuestra atención a otras fuentes que pueden
proveernos de información útil. Desafortunadamente, ninguno de estos otros
documentos de la antigüedad que aún sobreviven nos da una relación extensa sobre
Jesús. De entre todas las fuentes paganas que conservamos de los cien años
posteriores a su muerte, Jesús sólo es mencionado dos veces—una por Plinio el
Joven, y la otra por Tácito—y sólo de pasada. El historiador judío del siglo I Flavio
Josefo nos da un poco más de información pero, una vez más, sólo la suficiente para
confirmar las afirmaciones del Nuevo Testamento; esto es, que Jesús fue conocido
como un maestro y realizador de prodigios, que tuvo seguidores fieles pero que fue
crucificado por Poncio Pilato bajo la instigación de los líderes judíos, en tiempos del
emperador Tiberio.
Tampoco hay mucha información adicional que pueda extraerse de los otros
veintitrés libros del Nuevo Testamento, incluyendo los escritos de Pablo. Podemos
considerar otra fuente canónica—o más bien, una fuente hipotética—el documento
perdido llamado “Q”, el cual probablemente fue utilizado tanto por Mateo y Lucas
como fuente para muchos de sus dichos de Jesús. La mayoría de los eruditos están
razonablemente convencidos de que Q alguna vez existió, aunque actualmente ya
no tenemos ninguna copia de él; usualmente se le asigna una fecha de composición
algo anterior a Marcos, posiblemente en los años 50 o 60 d. C. Aparte de estos
escasos restos, no existen otras fuentes que nos puedan ayudar significativamente
en la reconstrucción de los dichos y hechos de Jesús.
Bosquejo
I.
Hemos concluido nuestra revisión de las fuentes evangélicas sobrevivientes
para la reconstrucción de la vida del Jesús histórico.
A. Con la excepción, en parte, del evangelio copto de Tomás, los evangelios
no canónicos no nos dan mucha información adicional útil a la que ya
encontramos en Mateo, Marcos, Lucas y Juan.
B. Incluso estos evangelios canónicos son problemáticos como fuentes
históricas (independientemente de sus méritos como documentos
inspiradores de fe).
1. Fueron escritos décadas después de los eventos que narran por
autores que no eran testigos oculares.
42
2.
II.
Los autores heredaron sus historias de la tradición oral, en la cual los
relatos de los hechos y dichos de Jesús habían circulado por años,
sufriendo alteraciones en el proceso.
C. Ahora consideraremos las otras tres clases de fuentes de que
disponemos: fuentes paganas (es decir, no judías y no cristianas), fuentes
judías, y fuentes canónicas distintas a los evangelios. Restringiremos
nuestra búsqueda a las fuentes escritas durante los cien años posteriores
a la muerte de Jesús (es decir, hasta el año 130 d. C.).
Es de llamar la atención que casi ninguna de las fuentes paganas disponibles
nos puede ayudar a reconstruir la vida y enseñanzas de Jesús.
A. Tenemos cientos de documentos de diversa índole escritos por autores
paganos del siglo primero d. C., así como numerosas inscripciones
públicas y un buen número de cartas privadas.
B. En ningún texto de este extenso registro literario se hace siquiera
mención de Jesús. En contraste con el enorme impacto que Jesús ha
tenido en la cultura occidental en los últimos 2,000 años, en sus días su
impacto parece haber sido prácticamente nulo.
C. Las primeras referencias registradas sobre Jesús de fuente pagana vienen
de principios del siglo segundo, y sólo dos referencias provienen de
nuestro periodo de interés (30-130 d. C.). La primera es del gobernador
romano de la provincia de Bitinia (en la actual Turquía), Plinio el Joven.
1. La referencia se da en una carta escrita por Plinio al emperador
Trajano (112 d. C), en donde reporta problemas de orden público con
grupos que se reunían ilegalmente; en ese contexto menciona a un
grupo de cristianos que eran seguidores de “Cristo, a quien ellos
adoran como a un dios” (Carta 10 al emperador Trajano).
2. Su mayor preocupación era cómo acabar con ese grupo. Su mención
de Jesús es hecha sólo de paso, sin embargo, es indicativa de que él
había escuchado sobre Jesús.
D. La segunda, y más sustancial referencia se encuentra en los escritos de
un amigo de Plinio, el famoso historiador romano Tácito.
1. En su historia de Roma, Los Anales (115 d. C.), Tácito comenta un
incidente que tuvo lugar cincuenta años atrás, cuando el emperador
Nerón incendió la ciudad de Roma a fin de poder llevar a cabo sus
propios proyectos arquitectónicos para la ciudad (64 d. C.).
2. Tácito señala que cuando empezó a correr la sospecha de que Nerón
había provocado el incendio, él buscó (y fácilmente encontró) un
chivo expiatorio en el grupo de los cristianos de la ciudad, que
generalmente eran despreciados por la población. Nerón hizo que los
cristiano fueran detenidos, acusados de provocar el incendio y
ejecutados en varias maneras atroces.
43
3.
III.
En ese contexto, Tácito menciona que ellos eran seguidores de
“Cristo” el cual, señala, fue crucificado bajo el procurador de Judea,
Poncio Pilato, cuando Tiberio era emperador.
4. Una vez más, resulta útil conocer que Tácito sabe estas cosas acerca
de Jesús. Sin embargo, esta referencia no nos da mucha
información—nada que no supiéramos ya.
E. No existe ninguna otra referencia segura sobre Jesús en los autores
paganos dentro de los primeros cien años desde su muerte.
Las fuentes judías que se conservan también son de poca utilidad en la
reconstrucción de la vida de Jesús.
A. No se conservan muchas fuentes judías de dicho periodo.
B. La principal fuente para la historia de Palestina en ese tiempo es Flavio
Josefo, un aristócrata judío que sirvió como general en el norte de Israel
(Galilea) durante el levantamiento judío contra Roma en los años 66-70
d. C.
1. Cuando él y sus tropas fueron rodeados por las legiones romanas,
hicieron un pacto suicida. Se hizo un sorteo para determinar quién
mataría a quién, y los últimos dos que quedaran se matarían a sí
mismos. Josefo se las arregló para tener uno de los dos últimos
turnos, y entonces persuadió a su compañero para que se rindieran.
2. Cuando fue llevado ante el general romano Vespasiano, Josefo
empleó una buena dosis de inteligencia política, al predecir que
Vespasiano se convertiría en emperador romano, lo cual terminó
resultando cierto. Nerón se suicidó y, después de una rápida sucesión
de tres emperadores en el curso de un año, Vespasiano fue aclamado
emperador por sus tropas.
3. Vespasiano recompensó a Josefo por su profecía dándole una
pensión anual y una residencia en Roma. Josefo escribió un número
significativo de obras que nos proporcionan la mejor información
disponible sobre la vida e historia de Palestina: un extenso recuento
de las guerras de los judíos, y un trabajo en veinte volúmenes sobre
la historia de los judíos, desde Adán y Eva hasta sus días, llamado
Antigüedades de los Judíos.
C. Jesús nunca es mencionado en Las Guerras de los Judíos, pero hay dos
breves pero llamativas referencias en las Antiguedades.
1. La más breve de las dos menciones señala que él era llamado mesías
por algunos, y que tenía un hermano llamado Jacobo.
2. La referencia más larga da más detalles, indicando que Jesús era
conocido por ser un hombre sabio, quien hizo obras espectaculares y
que tuvo seguidores entre los judíos y gentiles. Que fue acusado por
los líderes judíos, compareció ante Poncio Pilato y fue crucificado.
Que sus seguidores formaron una comunidad que continuó
44
IV.
diseminándose, primero en Judea y después por todas partes,
incluida Roma.
3. Algunos expertos discuten la autenticidad de algunas de las cosas
que Josefo escribió sobre Jesús.
4. Es de utilidad el saber que el principal historiador del judaísmo del
siglo primero sabía todas estas cosas sobre Jesús, especialmente dado
que lo que menciona Josefo coincide con lo que ya sabemos de los
evangelios. Desafortunadamente, Josefo no nos da nada más, y su
obra apenas puede ser usada para ayudarnos a reconstruir la vida de
Jesús.
D. Ninguna otra referencia sobre Jesús existe en alguna otra fuente judía
escrita dentro de los cien años desde su muerte. Sin embargo, Jesús es
mencionado en el Talmud, que es un comentario del siglo V de la
colección de tradiciones orales del siglo II llamada la Mishná.
Los otros libros del Nuevo Testamento, aparte de los cuatro Evangelios, nos
dicen muy poco sobre el Jesús histórico.
A. El más prolífico de los otros autores es Pablo, al cual se le atribuyen trece
de los veintisiete libros del Nuevo Testamento. Pero Pablo nos da poca
información sobre Jesús. La siguiente lista es exhaustiva:
1. Nació de una mujer (Ga. 4:4).
2. Era judío (Ga. 4:4).
3. Tenía hermanos, uno de los cuales se llamaba Jacobo (1 Co. 9:5; Gal.
1:19).
4. Tuvo doce discípulos (1 Co. 15:5).
5. Sirvió a los judíos (Ro. 15:8).
6. Enseñó a sus discípulos que no debían divorciarse y que debían
remunerar a sus ministros (1 Co. 7:11; 9:14).
7. Tuvo una última cena con sus discípulos (1 Co. 11:23-26).
8. Fue traicionado (1 Co. 11:23).
9. Fue crucificado (1 Co. 2:2).
B. Debemos mencionar otra fuente del Nuevo Testamento. Técnicamente
hablando, esta fuente no es un evangelio, pero proveyó a los evangelios
de algo de su material. Se trata del muy discutido, e hipotético,
documento “Q”.
1. La designación “Q” proviene de la palabra alemana Quelle, “fuente”.
Los académicos alemanes desarrollaron la idea de que alguna vez
existió un evangelio que fue utilizado por Mateo y Lucas, y
simplemente llamaron a esa fuente, “fuente”.
2. Tres de los cuatro evangelios, Mateo, Marcos y Lucas, tienen tantas
historias en común que los expertos los llaman los evangelios
“sinópticos” (del griego “ver juntos”: los relatos pueden colocarse
45
3.
4.
5.
6.
7.
8.
9.
uno al lado del otro y compararse fácilmente); lo más probable es que
todos dependieran de las mismas fuentes para su información.
El consenso desde el siglo XIX es que Marcos fue el primer evangelio
que se escribió, y que Mateo y Lucas tomaron de Marcos algunas de
sus historias (que usualmente modificaban).
¿Cómo podríamos explicar las otras historias que encontramos tanto
en Mateo y en Lucas, algunas veces coincidentes palabra por palabra,
y que no se encuentran en Marcos? (Marcos prácticamente no
contiene nada que no se encuentre en los otros dos).
De acuerdo con la opinión generalizada, Mateo y Lucas tomaron
estas historias de otra fuente que tuvieron a su disposición, pero que
ya no está disponible para nosotros: Q.
Casi todas estas tradiciones que no pertenecen a Marcos, y que
encontramos tanto en Mateo y Lucas son dichos de Jesús—
incluyendo algunos de sus dichos más conocidos, como el
padrenuestro y las bienaventuranzas. Sólo hay dos narraciones en
este material: las historias de las tres tentaciones en el desierto y la
curación del siervo del centurión.
Tanto Mateo como Lucas debieron haber tenido también otras
fuentes—quizá escritas, pero ciertamente orales—para su material,
ya que cada uno contiene historias sobre Jesús que sólo se encuentran
en él. Los académicos suelen simplificar las cosas llamando a la
fuente especial de Mateo “M” y a la de Lucas “L”.
Así se deduce que Q fue un documento escrito que contenía
principalmente dichos de Jesús—a semejanza del Evangelio de
Tomás, escrito al menos cincuenta años después. Como vimos,
Tomás no contiene un relato sobre la muerte y resurrección de Jesús;
la mayoría de los expertos piensa que Q tampoco, aunque es
prácticamente imposible poder afirmarlo. (La única forma que
tenemos para saber el contenido de Q es tomando los pasajes que
Mateo y Lucas tienen en común y que no encontramos en Marcos.
Ahora bien, es posible que en algunos lugares sólo Mateo o sólo
Lucas o ninguno de ellos haya tomado una historia de Q—
incluyendo historias sobre la pasión de Jesús).
La mayoría de los expertos piensan que Q fue escrito por las mismas
fechas que Marcos o probablemente un poco antes (durante los años
50 o 60 d. C.). Si están en lo correcto, entonces Q representaría nuestra
fuente más antigua para la vida de Jesús—aún a pesar de que ya no
contamos con ella.
46
Lecturas indispensables:
Ehrman, Jesús: el profeta judío apocalíptico, cap. 5
---------, The New Testament: A Historical Introduction, cap. 13
Meier, A Marginal Jew, vol. 1
Lecturas sugeridas:
Furnish, Jesus According to Paul.
Preguntas para considerar:
1. ¿Por qué cree usted que Jesús es escasamente mencionado en las fuentes
judías y paganas de los siguientes cien años a su muerte? Piense en un par
de posibles explicaciones y comente sus pros y sus contras. Haga el mismo
ejercicio para el apóstol Pablo.
2. Si Q es una fuente hipotética, ¿qué tanto piensa usted que podemos
apoyarnos en ella para reconstruir la vida de Jesús?
47
Lección 9
Criterios históricos—Remontándonos a Jesús
Objetivo
Una vez que hemos considerado todas las fuentes disponibles para el Jesús
histórico, podemos ahora considerar cómo utilizarlas para reconstruir sus auténticos
dichos y hechos. En un mundo ideal, nuestras fuentes para cualquier figura del
pasado serían numerosas; cercanas al tiempo de los eventos que narran; y escritas
por testigos oculares que relatan de forma independiente unos de otros, y que no
son tendenciosos hacia su causa, y que coinciden entre sí en lo esencial. Las fuentes
disponibles para el Jesús histórico son inusualmente valiosas en ciertos aspectos;
por ejemplo, varias de ellas son independientes entre sí. Sin embargo, también
presentan ciertas dificultades. No fueron escritas por testigos oculares cerca del
tiempo de los eventos que describen, sino por autores que vivieron tiempo después
y en diferentes partes del mundo; que no eran imparciales sobre el tema; que no
son completamente congruentes entre sí; y que heredaron sus historias de
tradiciones orales que en el proceso habían sufrido serias alteraciones.
Con una visión clara de nuestras fuentes, podemos desarrollar criterios que nos
ayuden a utilizarlas para recuperar las palabras y hechos de Jesús. En términos
generales daremos mayor peso a las fuentes más antiguas y a aquellas que
presenten un retrato de Jesús no tan desarrollado teológicamente; adicionalmente,
los sesgos y énfasis particulares de cada fuente deben ser tomados en cuenta.
Los expertos han desarrollado tres criterios para determinar qué material es
históricamente confiable. El primero es el criterio de atestiguación independiente, el
cual establece que una tradición sobre Jesús que es atestiguada de forma
independiente en varias fuentes es más probable que sea auténtica históricamente
que aquella que sólo es encontrada en una sola fuente.
Bosquejo
I.
Hasta este punto del curso hemos empleado la mayor parte de nuestro
esfuerzo examinando las cuatro fuentes básicas disponibles para la
reconstrucción de la vida de Jesús: los evangelios canónicos; así como las
otras fuentes disponibles: otros escritos del Nuevo Testamento, evangelios
no canónicos, y fuentes judías y paganas de los primeros cien años desde la
muerte de Jesús.
A. Debo enfatizar que las fuentes que hemos examinado son las únicas
fuentes disponibles. Si alguien afirma algo sobre Jesús que no esté
fundamentado en alguna de estas fuentes, entonces es una invención.
B. Debemos pasar de la discusión acerca de las fuentes que conservamos a
la cuestión metodológica. Dada la naturaleza de nuestras fuentes, ¿cómo
48
II.
las podemos utilizar para determinar lo que realmente sucedió durante
la vida de Jesús?
Deberíamos empezar preguntándonos en términos generales qué es lo que
un historiador de la antigüedad desearía de un conjunto de fuentes, y luego
revisar cómo lo que tenemos disponible se compara con la lista de deseos de
ese historiador.
A. Por supuesto los historiadores pueden imaginar un conjunto ideal de
fuentes para reconstruir un evento del pasado.
1. Las fuentes serían numerosas (mientras más, mejor), de modo que se
puedan comparar entre sí.
2. Deberían ser de un tiempo cercano al evento mismo, lo cual
significaría que sería menos probable que se basaran en rumores o
leyendas.
3. Deberían haber sido producidas independientemente unas de otras,
de modo que sus autores no estuvieran coludidos.
4. No se contradecirían entre sí, de tal forma que ninguna de ellas
tendría que ser errónea necesariamente.
5. Serían internamente consistentes, de tal forma que mostrarían una
preocupación básica por la veracidad.
6. No serían parciales sobre el tema, de forma que no sesgarían sus
relatos para servir a sus propios intereses.
B. Hasta cierto punto, somos bastante afortunados de tener la clase de
fuentes que tenemos para el Jesús histórico.
1. La vida de Jesús es presentada en varias fuentes antiguas (p. ej.
Marcos, Q, M, L, Pablo, Tomás, Josefo, etc).
2. Muchos de estos relatos sobre sus palabras y hechos son
independientes entre sí—esto es, el autor de Marcos no conocía Q;
Juan probablemente no había leído los sinópticos; Pablo, quien
escribió antes de que fuera escrito cualquiera de los evangelios,
obviamente no sabía lo que ellos dirían; los autores de los evangelios
no muestran evidencia de haber sido influidos por Pablo; etc.
C. Por otra parte, estas fuentes presentan problemas históricos obvios
cuando se contrastan contra nuestra lista de deseos del historiador.
1. Las fuentes no son relatos objetivos escritos por observadores
imparciales en un tiempo cercano a los eventos que narran.
2. Ninguno de estos autores fue testigo ocular. Ellos hablaban una
lengua distinta a los testigos oculares, vivieron en países diferentes
de los testigos, y se dirigieron a diferentes audiencias con
necesidades y preocupaciones diferentes. Sus propias creencias
habrían afectado sus relatos.
3. Cada uno de estos autores, y de hecho dos de ellos (Lucas y Juan) lo
dicen expresamente, heredaron sus historias de fuentes escritas
49
III.
anteriores. De igual forma, cada una de estas fuentes tiene su propia
perspectiva.
4. Antes de que alguien se tomara la molestia de poner por escrito las
historias de Jesús, éstas habían circulado de boca en boca durante
años, y fueron modificadas para ajustarse a los propósitos del
momento. También fueron modificadas nuevamente al ser puestas
por escrito en documentos perdidos como Q, y una vez más
modificadas cuando fueron reescritas por los autores de los
evangelios.
5. Esta opinión no se basa en meras especulaciones académicas.
Tenemos evidencia de ello en los evangelios, como se señaló en
lecciones anteriores.
D. Entonces, ¿cómo unos “documentos de fe” como los evangelios—textos
producidos por creyentes, para creyentes, para promover la fe—pueden
ser usados como fuentes históricas?
Primeramente, debemos considerar unos cuantos principios metodológicos
básicos que la mayoría de los historiadores estarían de acuerdo en que se
deben aplicar a nuestras fuentes.
A. Las fuentes históricas más cercanas en el tiempo al evento en cuestión
tienen una mayor probabilidad de ser precisas que aquellas más lejanas.
1. Por supuesto, ésta no es una norma estricta; algunas veces fuentes
más tardías pueden relatar los eventos en forma más precisa que
fuentes anteriores.
2. La regla de oro, particularmente en el mundo antiguo (en donde los
autores no contaban con nuestros actuales sistemas de información)
es que “mientras más antiguo, mejor”.
3. La lógica de este principio, especialmente cuando se trabaja con
fuentes antiguas, es que a medida que un evento es transmitido y
empiezan a circular informes acerca de él, las oportunidades de que
sufra alteraciones crecen con el paso del tiempo, hasta un punto en
que la historia original puede quedar muy distorsionada.
4. En términos de nuestro estudio, esto significa que las fuentes más
antiguas deben ser especialmente valoradas. Juan, que se escribió
entre sesenta o setenta años después de los eventos que narra es
probablemente menos preciso que Marcos, escrito unos treinta años
antes. Recordemos lo que hizo Juan en relación al día de la muerte de
Jesús.
5. Así también, es probable que los evangelios de Pedro y Tomás sean
menos precisos; pues, aunque se basan en materiales anteriores,
fueron producidos a principios del siglo segundo.
6. Siguiendo este principio, nuestra mejor fuente de todas debería ser
Pablo (que lamentablemente no nos dice gran cosa), seguido de Q
50
IV.
(esto es, la fuente que compartieron Mateo y Lucas con las historias
que no están en Marcos) y de Marcos, seguidos de M (la fuente propia
de Mateo) y L (la de Lucas), y así sucesivamente.
B. Debemos estar alertas de desarrollos posteriores en las tradiciones (p. ej.
ideas teológicas), que pudieron haber afectado nuestras fuentes.
1. Por ejemplo, el evangelio de Juan, el último de los evangelios
canónicos, tiene una visión de Jesús como Dios mucho más elevada
de lo que podemos encontrar en fuentes anteriores.
2. Nuestra pregunta como historiadores no es si las cosas que Jesús dice
de sí mismo en Juan son verdad, sino si son palabras que el Jesús
histórico dijo en realidad.
3. La lógica detrás de la necesidad de estar alertas de desarrollos
teológicos posteriores es muy clara: un mayor paso del tiempo da
lugar a un mayor desarrollo de la reflexión teológica.
C. Debemos estar alertas de los sesgos que encontramos en cada autor.
1. Ya hemos visto cómo en algunas de las fuentes el autor enfatiza cierto
punto, ya sea en forma sutil o abiertamente, (p. ej. el encono contra
los judíos en el Evangelio de Pedro).
2. Siempre que podamos identificar los sesgos de un autor, deberemos
tomarlos en cuenta al considerar su relato.
3. Un ejemplo es el informe en el Evangelio de Pedro de que fue el rey
judío Herodes y su corte quienes crucificaron a Jesús. En todas las
demás fuentes anteriores, el responsable es el gobernador romano
Pilato. El sesgo de Pedro en contra de los judíos debe ser tomado en
cuenta al considerar su versión del evento.
4. Considere también el cambio en el día de la muerte de Jesús en Juan,
en donde Jesús muere en el mismo día y a la misma hora en que los
corderos pascuales eran sacrificados en el templo. Para Juan, Jesús es
el cordero pascual; por tanto, debemos ser cautelosos con ese dato
dada su agenda teológica.
Podemos aplicar a las tradiciones sobre Jesús tres criterios específicos,
desarrollados por los especialistas en el último medio siglo, para conocer cuál
es la información históricamente confiable que contienen.
A. Otros especialistas enumeran estos criterios en forma distinta, o
proponen algunos criterios diferentes, pero casi siempre esos criterios
pueden englobarse dentro de alguno de estos tres, los cuales son
aplicables para cualquier tradición sobre Jesús en cualquiera de las
fuentes.
B. Mi propia reconstrucción de lo que Jesús dijo e hizo en realidad estará
fundamentada en estos criterios.
C. Si estos criterios no son de su agrado, usted tendría que elaborar otros
por sí mismo. Dada la amplia variedad de dificultades que nos presentan
51
V.
nuestras fuentes, no podemos simplemente tomarlas sin un sentido
crítico, como si fueran históricamente fiables.
D. En esta lección consideraremos uno de los criterios; en la siguiente
lección, los otros dos. Para cada uno, trataré de explicar la lógica que hay
detrás e ilustraré el uso del criterio presentando algunos ejemplos.
Uno de los criterios más ampliamente utilizados es el llamado “criterio de la
atestiguación independiente”.
A. Una forma útil de pensar el criterio de atestiguación independiente es
comparar el trabajo del historiador con el de un fiscal en un juicio que
trata de determinar lo que realmente sucedió en el pasado.
1. Es mejor tener varios testigos que presenten testimonios
concordantes que tener tan sólo uno, especialmente si se puede
probar que los testigos no se pusieron de acuerdo para armar sus
historias.
2. Así es también con la Historia. Un evento mencionado en varios
documentos independientes es más probable que sea históricamente
fiable que un evento que se menciona sólo en uno.
3. Esto no significa que documentos individuales no puedan
proveernos de información histórica confiable. Sin embargo, sin
evidencia que corrobore, es casi imposible saber si un autor
individual ha inventado un relato o, quizá, elaborado una versión
sesgada del mismo.
4. Como hemos visto, contamos con varias fuentes independientes para
la vida de Jesús: Marcos, Pablo, Q, M, L y Juan, todas escritas
independientemente unas de otras. Más aún, el Evangelio de Tomás,
posiblemente el Evangelio de Pedro, y sin duda Josefo, fueron todos
producidos independientemente de las citadas fuentes.
5. Si una tradición sobre Jesús está preservada en más de uno de estos
documentos, ninguno de ellos pudo haberla inventado, ya que los
otros la conocían también, y de forma independiente.
6. Si una tradición se encuentra en varias de estas fuentes, entonces
aumenta significativamente la probabilidad de que se remonte al
mismo comienzo de donde derivan todas las tradiciones, es decir, al
mismo Jesús histórico.
B. Este criterio no aplica para fuentes que no son independientes.
1. Por ejemplo, la historia de Jesús y el joven rico la encontramos en tres
de los evangelios (Mt. 19:16-22; Mc. 10:17-22; y Lc. 18:18-23). Sin
embargo, debido a que Mateo y Lucas tomaron la historia de Marcos,
no podemos considerarla como atestiguada en forma independiente.
2. Por esta razón, el criterio de atestiguación independiente no funciona
para las historias que encontramos en los tres evangelios sinópticos,
52
porque la fuente de dichas historias es Marcos; o para las que
encontramos en dos de ellos, ya que provienen o de Marcos o de Q.
C. Examinemos algunos ejemplos que nos ayuden a aclarar las
circunstancias en que el criterio puede ser aplicado.
1. Las historias en las que Juan el Bautista se encuentra con Jesús al
comienzo de su ministerio las encontramos en Marcos, en Q (en
donde se narra la predicación del Bautista), y en Juan. ¿Por qué estas
tres fuentes, en forma independiente entre sí, comienzan el ministerio
de Jesús con su vinculación con Juan el Bautista? Posiblemente
porque así fue como empezó.
2. El hecho que Jesús fue crucificado es mencionado en los cuatro
evangelios (y en Pedro), así como en Pablo, Josefo y Tácito; en todas
estas fuentes, excepto en Pablo, la ejecución es fechada durante el
gobierno de Poncio Pilato. Se sabe que Pilato fue gobernador del 26
al 36 d. C., y Jesús debió ser crucificado en algún momento de ese
periodo.
3. Se dice que Jesús tenía hermanos en Marcos (6:3), Juan (7:3), y en la
primera carta de Pablo a los corintios (9:5); más aún, Marcos, Pablo
(Ga. 1:19), y Josefo, todos ellos identifican a uno de sus hermanos
como Jacobo. Conclusión: Jesús probablemente tuvo hermanos y uno
de ellos probablemente se llamaba Jacobo.
4. Varias fuentes atestiguan que Jesús causó un disturbio en el templo
que enfureció a los líderes judíos, y que predijo que el templo sería
destruido (vea Mc. 11:15; Jn. 2:15; Mc. 13:2; Jn. 2:19, Ev. Tom. 71).
Conclusión: al parecer la purificación del templo y la predicción de
su destrucción se remontan al Jesús histórico.
5. Jesús contó parábolas en las que asemeja el reino de Dios con
semillas, en Marcos, Q y el Evangelio de Tomás.
D. Este criterio presenta algunas limitaciones obvias.
1. Primero, es importante enfatizar que el mero hecho que una tradición
se encuentre sólo en una fuente no descarta en automático su
fiabilidad histórica. Por ejemplo, las parábolas del hijo pródigo y del
buen samaritano aparecen sólo en Lucas—pero eso no implica
necesariamente que Jesús no las haya pronunciado.
2. El criterio muestra qué tradiciones tienen mayor probabilidad de ser
auténticas, pero no nos dice cuáles son necesariamente auténticas, lo
cual es muy distinto.
3. Al mismo tiempo, tradiciones atestiguadas en forma múltiple no son
necesariamente auténticas, sino sólo es más probable que sean
auténticas. Si una tradición es atestiguada en forma independiente
por dos o más fuentes, entonces debe ser más antigua que dichas
53
4.
fuentes que la registran. Pero no quiere decir que se remonta
necesariamente a Jesús.
Por esta razón, nuestro primer criterio debe ser complementado con
otros. Consideraremos los otros dos criterios en nuestra siguiente
lección.
Lecturas indispensables:
Ehrman, Jesús: el profeta judío apocalíptico, cap. 6
Meier, A Marginal Jew, vol. 1
Lecturas sugeridas:
Allison, Jesus of Nazareth.
Crossan, The Historical Jesus.
Perrin, Rediscovering the Teaching of Jesus.
Preguntas para considerar:
1. Escoja dos eventos que hayan ocurrido el último mes—uno que usted
piense que puede demostrar que sucedió sin lugar a dudas, y otro que crea
que tendría dificultades en demostrarlo. ¿Cuál es la diferencia en la
naturaleza de la evidencia de ambos?
2. Bajo qué circunstancias sería posible argumentar que una tradición
atestiguada de manera independiente no es histórica. Si la tradición no es
histórica, ¿cómo piensa que llegó a ser atestiguada en forma
independiente?
54
Lección 10
Más criterios históricos
Objetivo
Además del criterio de atestiguación independiente, los especialistas han elaborado
otros dos criterios para determinar la confiabilidad histórica de cualquiera de las
tradiciones sobre Jesús preservadas en las fuentes existentes. El primero es el
“criterio de desemejanza”, que afirma que cualquier tradición sobre Jesús que no
concuerde o que vaya en contra de los intereses de los cristianos que la preservaron
es muy probable que sea auténtica. La lógica es que, si los cristianos alteraban o
incluso inventaban las tradiciones sobre Jesús, entonces cualquier tradición
preservada que no ayudara a sus propósitos seguramente se remonta al mismo
Jesús. La mejor forma de entender este criterio es ver cómo se aplica; algunos de
los acontecimientos más significativos de la vida de Jesús pasan esta prueba,
incluyendo su bautismo por Juan y su crucifixión.
El tercer criterio es llamado “credibilidad contextual”. Afirma que cualquier tradición
sobre Jesús que no pueda ser plausiblemente situada en su contexto del judaísmo
palestino del siglo primero no puede ser aceptada como históricamente confiable. A
diferencia de los otros dos criterios, que son positivos (es decir, son usados para
determinar qué tradiciones son confiables), éste es principalmente negativo
(determina las tradiciones que no son confiables). Una vez más, el criterio se
comprenderá mejor considerando algunos ejemplos, incluyendo algunos tomados
de los evangelios tardíos de Juan y Tomás, que retratan a Jesús en términos que
hacen más sentido en sus propios contextos posteriores y no en el del propio Jesús.
Bosquejo
I.
El segundo (y más controvertido) criterio que utilizan los historiadores, y que
a menudo mal utilizan, para determinar las tradiciones auténticas de la vida
de Jesús es a veces llamado “criterio de desemejanza”.
A. El criterio puede ser explicado por analogía con un caso legal.
1. Cualquier testigo en una corte cuenta las cosas en la forma en que las
vio. La perspectiva del testigo debe tomarse en cuenta cuando se van
a evaluar los méritos de su testimonio. Algunas veces el testigo tiene
algún interés en el resultado del juicio.
2. Si el testigo declara en contra de sus propios intereses, es más
probable que su testimonio sea verdadero.
3. Esta analogía no se ajusta por completo a las fuentes literarias de la
antigüedad.
B. Esto es así particularmente cuando trabajamos con las fuentes que narran
los eventos de la vida de Jesús.
55
1.
Sabemos que los primeros cristianos modificaban e inventaban
historias sobre Jesús (por ejemplo, las historias en el evangelio de la
infancia de Tomás y el Evangelio de Pedro).
2. Debemos determinar qué es lo que los primeros cristianos querían
transmitir acerca de Jesús y determinar si las tradiciones sobre sus
dichos y hechos son claramente favorables a esos puntos de vista
cristianos.
3. ¿Qué tal si un dicho o hecho atribuido a Jesús no respalda claramente
alguna afirmación cristiana, o incluso va en contra de ella? Un
cristiano no inventaría una tradición de este tipo. ¿Por qué se
preservaría una tradición de este tipo? Quizá porque en realidad el
hecho o dicho sucedió de esa forma.
4. El criterio de desemejanza, por tanto, afirma que cualquier tradición
sobre Jesús que no apoye la agenda cristiana, o que al parecer vaya
en contra del interés de los cristianos que la transmiten, será muy
probablemente auténtica.
C. Este criterio tiene sus limitaciones.
1. El sólo hecho de que un dicho o hecho de Jesús sea conforme a lo que
los cristianos afirmaban sobre él no significa que no pueda ser
histórico.
2. Así, el criterio podrá a lo más cubrir con cierta sombra de duda
algunas tradiciones (p. ej. el evangelio de la infancia de Tomás y
algunos de los dichos de Jesús en el evangelio copto de Tomás).
3. Pero el criterio de desemejanza es más útil, no en el sentido negativo
de descartar lo que Jesús no dijo o hizo, sino en el sentido positivo de
mostrar lo que muy probablemente sí hizo.
D. La mejor forma de poner en claro el funcionamiento de este criterio es
viéndolo en acción con varios ejemplos:
1. El bautismo de Jesús por Juan el Bautista—era ampliamente asumido en
el cristianismo primitivo que una persona que era bautizada era
espiritualmente inferior a aquel que lo bautizaba (vea por ejemplo el
diálogo entre Jesús y Juan que aparece únicamente en Mt. 3:14-15).
2. La crucifixión de Jesús—la idea de que el mesías fuese crucificado
resultaba escandalosa para la mayoría de los judíos (p. ej. 1 Co. 1:23),
quienes pensaban que el mesías sería una figura de poder y grandeza
que derrotaría a las fuerzas del mal para traer el reino de Dios.
3. La traición de Judas—este episodio atestiguado en forma múltiple, en
donde Jesús es traicionado por uno de sus propios seguidores,
pudiera dar la apariencia de que Jesús carecía del suficiente poder o
autoridad, incluso sobre aquellos más cercanos a él.
4. Algunas veces el criterio puede ser aplicado a dichos específicos. Por
ejemplo, por la forma en que está enunciado Mc. 8:38 no queda del
56
II.
todo claro que el juez universal (el “Hijo del hombre”) que viene de
los cielos a causar devastación en la tierra sea el mismo Jesús—aún a
pesar de que los cristianos estaban absolutamente convencidos de
que sí lo era.
5. La parábola de las ovejas y los cabritos en Mt. 25:31-46 es similar. La
noción de la salvación con base en realizar buenas obras es contraria
a la creencia de los primeros cristianos de que la salvación era
resultado de creer en la muerte y resurrección de Jesús.
E. Por supuesto otros dichos y hechos de Jesús no pasan este criterio.
1. Por ejemplo, en el evangelio de Marcos, tres veces Jesús predice que
debe ir a Jerusalén para ser rechazado y ejecutado. Esto era
precisamente lo que los primeros predicadores cristianos afirmaban
sobre el destino de Jesús, que él no murió por un error accidental de
la justicia, sino por el plan de Dios.
2. En el evangelio de Juan Jesús afirma ser igual a Dios, una afirmación
que coincide con lo que algunos cristianos empezaron a afirmar sobre
él a fines del siglo primero, cuando el evangelio de Juan fue escrito.
3. Tales tradiciones pueden parecernos sospechosas en virtud del
criterio: no pueden ser consideradas con certeza como provenientes
del mismo Jesús, cuando las vemos bajo esta luz.
F. Los historiadores deben evaluar todas las tradiciones sobre Jesús para
determinar si ellas concuerdan con las creencias y prácticas de los
primeros cristianos a fin de emitir un juicio sobre su confiabilidad
histórica.
1. Un problema con el criterio, como podrá suponer, es que no
conocemos sobre los primeros cristianos tanto como quisiéramos, y
que lo que conocemos nos muestra una diversidad de creencias y
prácticas.
2. Es más fácil emitir un juicio respecto a una tradición específica
cuando ella pasa los dos criterios de los que hemos hablado
(atestiguación independiente y desemejanza).
Un último principio metodológico, llamado “criterio de credibilidad
contextual”, se fundamenta en la necesidad de comprender el entorno de
Jesús para determinar qué tradiciones se le pueden atribuir de manera
confiable.
A. La lógica del principio, una vez más, la podemos explicar en términos de
un proceso judicial.
1. En un tribunal, el testimonio de un testigo no será válido en un
interrogatorio si no concuerda con los hechos conocidos.
2. Lo mismo aplica para documentos históricos. Si fuera “descubierto”
un nuevo manuscrito que tuviera escrito el año de su elaboración
“250 a. C.”, evidentemente sabríamos que ahí hay un problema.
57
3.
III.
Para documentos antiguos, las tradiciones fidedignas deben
corresponder con el contexto histórico y social con que se relacionan.
Para las tradiciones de los evangelios, esto significa que los dichos,
hechos y experiencias de Jesús deben poder situarse de forma
plausible en el contexto histórico de Palestina del siglo primero a fin
de poder considerarlos verosímiles.
B. Debido a que este principio es bastante obvio, sólo lo ilustraré con un par
de ejemplos.
1. Algunos dichos del evangelio copto de Tomás los podemos situar
más fácilmente en un contexto del siglo segundo, cuando el mito
gnóstico que les da sentido se había extendido, que en los días de
Jesús (p. ej. el dicho 37).
2. La tradición que encontramos en el Evangelio de Pedro de que fue el
rey Herodes quien ejecutó a Jesús en vez del gobernador romano
Pilato no concuerda con lo que sabemos del gobierno de Judea en los
días de Jesús.
3. La conversación de Jesús con Nicodemo en Juan 3, en la que Jesús le
dice “tienes que nacer de nuevo” depende de un juego de palabras
en griego. El término griego para “de nuevo” también significa “de
lo alto”; Nicodemo piensa que Jesús se refiere a lo primero, pero en
realidad se refiere a lo segundo. Este juego de palabras no puede ser
replicado en arameo, la lengua que Jesús hablaba. Por tanto, esta
conversación no pudo haber ocurrido de esta manera.
C. A diferencia de los otros dos criterios, el criterio de credibilidad
contextual funciona exclusivamente en sentido negativo. Los primeros
dos son usados para argumentar a favor de una tradición, mientras que el
tercero es usado para argumentar en contra de una tradición.
Dada la naturaleza de nuestras fuentes, necesitamos aplicar un conjunto de
criterios rigurosos para determinar lo que realmente aconteció en la vida de
Jesús.
A. Las tradiciones en las que más nos podemos apoyar como históricamente
fiables son aquellas atestiguadas de manera independiente en diversas
fuentes, que no tienen la apariencia de haber sido elaboradas para
satisfacer las necesidades de la comunidad cristiana primitiva, y que
hacen sentido en un contexto de Palestina en el siglo primero.
B. Con respecto a Jesús, o incluso respecto a cualquier personaje histórico,
el historiador no puede hacer más que determinar probabilidades. En
ningún caso podemos reconstruir el pasado con absoluta certeza. Todo
lo que podemos hacer es tomar la evidencia que se ha conservado y
determinar de la mejor manera posible lo que probablemente sucedió.
58
Lecturas indispensables:
Ehrman, Jesús: el profeta judío apocalíptico, cap. 6
Meier, A Marginal Jew, vol. 1
Lecturas sugeridas:
Allison, Jesus of Nazareth.
Perrin, Rediscovering the Teaching of Jesus.
Sanders, The Historical Figure of Jesus, caps. 6-7.
Preguntas para considerar:
1. A primera vista, muchas personas piensan que el criterio de desemejanza
parece estar al revés: ¿no deberían ser las tradiciones que concuerdan con
las perspectivas cristianas las que con más probabilidad deberían ser
auténticas? Explique por qué este punto de vista tiene problemas de lógica
(p. ej. explique el razonamiento que hace que el criterio de desemejanza
sea necesario).
2. ¿Cómo podrían aplicarse criterios como los tres que hemos comentado a
cualquier otra figura histórica que conozca? (p. ej. un presidente, un santo
famoso, un líder militar de la antigüedad).
59
Lección 11
Los primeros años de Jesús
Objetivo
En esta lección ilustraremos el uso de los criterios para determinar la historicidad de
las tradiciones examinando lo que nuestras fuentes nos dicen sobre el nacimiento y
los primeros años de Jesús. Después de un breve repaso de las fuentes para este
periodo de la vida de Jesús–los evangelios de Mateo y Lucas, y alguna que otra
referencia salpicada aquí y allá–discutiremos cuáles de las tradiciones conservadas
pueden considerarse auténticas y cuáles no.
Un uso riguroso de nuestros criterios muestra que muchas de las tradiciones más
atesoradas carecen de sustento histórico. Sin embargo, veremos que hay algunas
otras tradiciones importantes en los evangelios que sí lo tienen.
Bosquejo
I.
II.
Las dos lecciones anteriores abarcaron los criterios que los historiadores
pueden aplicar a las fuentes conservadas para determinar lo que Jesús dijo,
hizo y vivió.
A. Vimos que, por regla general, las fuentes más antiguas deben ser
preferidas, al igual que las fuentes que no muestren una desarrollada
teología o un sesgo claro en su testimonio.
B. También vimos que las tradiciones más confiables pasan los tres criterios
estudiados: atestiguación independiente, desemejanza y credibilidad
contextual.
C. En esta lección quisiera aplicar estos criterios a los relatos que se
conservan sobre el nacimiento e infancia de Jesús a fin de ilustrar cómo
operan estos criterios en la práctica, y a la vez dejar preparado el
escenario para el resto del curso respecto a los dichos y hechos del Jesús
histórico.
Comencemos revisando las fuentes que narran este periodo de la vida de
Jesús.
A. Ni el evangelio más antiguo que conservamos, Marcos, ni el último de
los evangelios canónicos, Juan, contienen relatos sobre el nacimiento o la
infancia de Jesús. Sin embargo, ambos evangelios sí hacen alusiones a
cuestiones relevantes de este periodo de la vida de Jesús. Por ejemplo,
ambos señalan que Jesús provenía de Nazaret (Mc. 1:9; Jn. 1:45), que tenía
hermanos (Jn. 7:3; Mc. 3:32); pero sólo Mateo y Lucas contienen historias
sobre el nacimiento y primeros años de Jesús.
60
III.
B. Los relatos de Mateo y Lucas están en desacuerdo en varios puntos.
1. Ya hemos visto algunas de estas diferencias en una lección anterior.
¿Eran José y María originarios de Nazaret, como en Lucas, o de Belén,
como en Mateo? ¿Regresaron a Nazaret justo un mes después de que
Jesús nació, como en Lucas, o huyeron a Egipto, como en Mateo?
2. Estas diferencias muestran sin lugar a dudas que los relatos de Mateo
y Lucas no dependen uno del otro, y por tanto constituyen fuentes de
información independientes.
C. Parte de la información que encontramos en Mateo y Lucas puede ser
corroborada por relatos no evangélicos que son independientes a ellos.
Por ejemplo, el apóstol Pablo señala que Jesús tenía hermanos (1 Co. 9:5),
uno de los cuales se llamaba Jacobo (Ga. 1:19).
D. Los evangelios no canónicos de la infancia también cubren este terreno,
pero no se debe confiar en ellos como si preservaran información
histórica precisa.
1. El evangelio de la infancia de Tomás, como hemos visto, es
marcadamente legendario y se basa en Lucas. No es un testigo
independiente.
2. Otros evangelios de la infancia narran toda clase de historias
legendarias.
E. Veremos qué es lo que podemos afirmar sobre el nacimiento y los
primeros años de Jesús, empleando principalmente las fuentes
contenidas en el Nuevo Testamento, y aplicando sobre ellas los criterios
que ya hemos estudiado.
Algunas de las tradiciones más conocidas sobre el nacimiento de Jesús no
pueden ser aceptadas como históricas cuando son evaluadas por nuestros
criterios.
A. No tenemos forma de saber si la madre de Jesús era realmente virgen.
1. La tradición es atestiguada en forma independiente tanto en Mateo
como en Lucas.
2. Extrañamente, esta tradición no es atestiguada en ninguna otra de las
fuentes más antiguas, incluso entre escritores que habrían tenido un
verdadero interés en publicitar el hecho de que Dios era en realidad
el padre de Jesús. Tanto Marcos como Pablo (que escriben antes que
Mateo y Lucas), por ejemplo, consideran a Jesús como Hijo de Dios,
y mencionan a su madre (Mc. 3:31; Ga. 4:4) pero no dicen nada de que
ella fuera una virgen (de hecho, en Marcos, ella parece no entender
quién era Jesús en realidad: 3:21, 31-34). El evangelio de Juan
menciona a José y se refiere a él como el padre de Jesús (Jn. 1:45),
asumiendo al parecer que Jesús fue concebido en una forma natural.
3. Las dos fuentes que mencionan el nacimiento virginal tienen un
interés propio en esa doctrina. Para Mateo, el nacimiento virginal
61
cumple la profecía (Mt. 1:22-23) y para Lucas eso demuestra que en
verdad Jesús era el Hijo de Dios (Lc. 1:35). Es decir, esta historia no
pasa en lo absoluto el criterio de desemejanza.
4. Por estas razones los historiadores desde hace mucho tiempo dudan
que Jesús haya realmente nacido de una virgen. Después de todo, no
hay forma de saberlo.
B. No es posible saber si en realidad Jesús nació en Belén.
1. Los cuatro evangelios asumen que Jesús provenía de Nazaret. Pero
dos de ellos—de nuevo Mateo y Lucas—afirman de forma
independiente que Jesús nació en Belén.
2. Estos dos son contradictorios entre sí en puntos cruciales (si el relato
de Mateo es correcto, entonces es difícil que Lucas lo sea, y viceversa).
Ambos presentan también problemas históricos serios cuando son
examinados individualmente (por ejemplo, el censo mundial bajo
César Augusto que menciona Lucas).
3. Ambos, Mateo y Lucas, también tenían claras razones para querer
afirmar que Jesús era de Belén, debido a que un profeta hebreo había
predicho que un futuro gobernante provendría de allí (Mi. 5:2 citado
en Mt. 2:6).
4. Una vez más, parece extraño que, si era ampliamente sabido que
Jesús era de Belén, esta tradición no sea mencionada en nuestras otras
fuentes (p. ej. Marcos, Juan y Pablo).
5. Como resultado, la mayoría de los historiadores críticos consideran
que la tradición del nacimiento de Jesús en Belén es altamente
improbable.
C. Por supuesto, esto también se relaciona estrechamente con la historia de
que José y María tuvieron que viajar a Belén para registrarse en el censo.
1. Esta historia la encontramos únicamente en Lucas, y como vimos
antes, parece ser contradicha por Mateo.
2. Tampoco es contextualmente creíble en lo absoluto. Como
comentamos anteriormente, contamos con mucha información del
reinado de César Augusto, pero en ninguna otra fuente se menciona
un impuesto de alcance imperial que hubiese obligado a todos a
registrarse en sus tierras ancestrales.
D. La historia de los magos, encontrada sólo en Mateo, es históricamente
cuestionable.
1. Es históricamente poco probable, debido a que nadie más que vivió
en ese tiempo menciona un acontecimiento astronómico de esa clase,
el cual habría atraído bastante atención de haber sucedido. Además,
materialmente hablando, parece casi imposible (¿cómo puede una
estrella detenerse exactamente sobre una casa?).
62
2.
IV.
Más aún, la historia es utilizada para mostrar que el mismo cielo
proclamó el nacimiento de este niño a todo aquel que tuviera ojos
para ver (en cumplimiento, quizá, de Num. 24:17). En otras palabras,
no pasa el criterio de desemejanza.
3. La historia también muestra que los líderes judíos rechazaron a Jesús
(no se unieron a los magos para adorar al niño que sería rey, aun
cuando sabían en dónde habría de nacer) y que ellos—junto con
Herodes, su máximo líder—de hecho buscaron acabar con la vida del
niño. Estos temas anticipan el final del evangelio de Mateo, en el que
la hostilidad judía conduce a la ejecución de Jesús. En otras palabras,
todas estas son tradiciones producto de la reflexión teológica.
E. Lo mismo puede decirse de otros relatos aún más problemáticos que no
están atestiguados en forma múltiple; p. ej. en Lucas, la mención de que
Jesús nació cuando Cirenio era gobernador de Siria (lo cual no cuenta con
credibilidad contextual) o la adoración en el templo de Simeón y Ana
(que no pasan la desemejanza), por mencionar sólo dos ejemplos.
F. Es prácticamente imposible decir si la única historia en el Nuevo
Testamento sobre la infancia de Jesús (en Lucas) fue algo que realmente
sucedió, ya que no existe otro testimonio independiente, ni pasa el
criterio de desemejanza, ya que sirve a una agenda claramente teológica
de mostrar a Jesús como niño prodigio (Lc. 2:41-52), consagrado por
completo a Dios y superior a los líderes judíos a la edad de doce años.
Hay tradiciones que claramente pasan nuestros criterios, y éstas deben estar
en la base de lo que pensemos sobre el nacimiento y primeros años de Jesús.
Considero que las siguientes son tradiciones sólidas como una roca.
A. Jesús nació y fue criado como judío. Esto es afirmado explícitamente por
Pablo (Ga. 4:4) y es abrumadoramente atestiguado en todas nuestras
fuentes evangélicas a todo nivel, es decir, pasa el criterio de atestiguación
independiente de todas las formas imaginables. Nada puede ser más
seguro que esto.
B. Jesús provenía de la pequeña aldea de Nazaret en Galilea.
1. Esta tradición pasa con mucha facilidad el criterio de atestiguación
independiente. Es atestiguada en los cuatro evangelios (Mt. 4:13, Mc.
1:9, Lc. 4:16, Jn. 1:45), y Jesús es llamado en ocasiones “Jesús de
Nazaret” en otras fuentes antiguas (p. ej. Hch. 3:6).
2. Más aún, como ya vimos, Mateo y Lucas tuvieron que hacer
malabares para explicar cómo es qué Jesús nació en Belén, dado que
todos sabían que era de Nazaret. De esta forma la tradición pasa el
criterio de desemejanza (esto es, ni Mateo ni Lucas estaban cómodos
con ella).
3. Aún más importante, con relación a la desemejanza, es difícil
imaginar el por qué los cristianos hubieran querido inventar esa
63
tradición. Nazaret era en ese tiempo una aldea pequeña, desconocida
y completamente insignificante, de la provincia de Galilea (al norte
del actual Israel). Nada ganaban los seguidores de Jesús al inventar
una tradición en la que él no proviniera de Belén (la tierra de David)
o de Jerusalén (el centro del poder), sino de un pueblecito pequeño y
alejado (vea Jn. 1:45).
C. Podemos decir algunas cosas con seguridad sobre los padres de Jesús.
1. Se da por hecho que eran judíos que vivían en Nazaret, y en nuestras
fuentes son llamados consistentemente José y María (p. ej. de forma
independiente, Mt. 1:16; Mc. 6:3; Lc. 2:4-5, 16; 3:23; Jn. 1:45; incluso las
fuentes rabínicas posteriores llaman a su madre “Miriam”).
2. Ninguna de nuestras tradiciones contiene relatos sobre José después
de que Jesús comienza su ministerio público. Por lo general se asume
que ya había muerto para entonces.
3. Sin embargo, la idea de que José era ya un anciano cuando se
comprometió con María no aparece sino hasta el siglo segundo,
cuando fue utilizada para explicar por qué ellos nunca habrían tenido
sexo. Esta idea no tiene ninguna base en lo absoluto en los primeros
relatos de los evangelios.
4. La única cosa que se menciona de José en los evangelios, fuera de los
relatos del nacimiento, es que era un trabajador común (Mt. 13:55;
también en Ev. Inf. Tom. 13, posiblemente en forma independiente a
Mateo).
5. El término griego para describir su oficio es tekton, generalmente
traducido como “carpintero”. La palabra también puede referirse a
diversos oficios que implican trabajar con las manos—cantero o
herrero, por ejemplo. En cualquier caso, un tekton era un trabajador
de estrato bajo, comparable, en términos modernos, a un obrero de la
construcción. Es difícil imaginar el por qué los cristianos habrían
querido inventar esta tradición (por tanto, pasa el criterio de
desemejanza).
6. En varias de nuestras fuentes más antiguas se nos informa que María
sobrevivió a su hijo (p. ej. en el evangelio de Juan ella observa su
crucifixión).
7. No tenemos ninguna información confiable respecto a lo que María
en realidad pensaba sobre Jesús, debido a que las tradiciones de que
ella sabía que era el Hijo de Dios aún antes de que él naciera no son
atestiguadas en forma múltiple (sólo aparecen en Lucas) y
obviamente no pasan el criterio de desemejanza.
D. Jesús claramente tenía hermanos de ambos sexos.
1. Sus hermanos son mencionados en Marcos, Juan, Josefo y Pablo. Sus
hermanas aparecen en Marcos (3:32, 6:3).
64
2.
A veces se llega a afirmar que éstos no eran en realidad sus hermanos
y hermanas. Por ejemplo, el famoso traductor de la Vulgata latina,
Jerónimo, afirmaba que eran sus primos—a pesar de que existe otra
palabra griega para “primo” que no es aplicada a ellos en nuestras
fuentes. Otros han afirmado que eran sus medios hermanos, de un
matrimonio previo de José.
3. Estas afirmaciones se relacionan con la doctrina católico-romana de
la virginidad perpetua de María, es decir, que ella no sólo fue virgen
cuando Jesús nació, sino por el resto de su vida, después de la cual
ascendió a los cielos, debido a que no fue manchada por el pecado.
4. Sin embargo, los evangelios no mencionan nada de esto, así que lo
natural es suponer que José y María tuvieron relaciones sexuales y
procrearon una numerosa familia. Jesús sería, presumiblemente, el
mayor de los hijos.
E. Contamos con sólo algunos indicios dispersos sobre la educación de
Jesús.
1. Es claro que hablaba arameo (una lengua semítica muy cercana al
hebreo). La tradición es atestiguada de forma múltiple (Mc. 5:41; 7:34;
Jn. 1:42). La tradición también tiene sentido en su contexto, ya que el
arameo era la lengua común de los judíos en la Palestina del siglo
primero. Además, no habría razón para que alguien inventara esta
tradición. Así que pasa nuestros tres criterios.
2. Los evangelios también señalan que Jesús podía leer las Escrituras en
hebreo (p. ej. Lc. 4:16-20; vea también Mc. 12:10,26) y que él con el
tiempo llegó a ser conocido como intérprete de las Escrituras. Por
ejemplo, algunas veces se le llama “rabí”, esto es, “maestro” (vea Mc.
9:5; Jn. 3:2).
3. Al mismo tiempo, tenemos tradiciones independientes de que
aquellos que conocían el origen humilde de Jesús se sorprendían de
su sabiduría (Mc. 6:2; Jn. 7:15). Este hecho no sólo es atestiguado
múltiples veces, sino que al parecer pasa el criterio de desemejanza,
porque ninguno de los cristianos que transmitiera historias sobre
Jesús desearía que alguno pensara que Jesús era un iletrado.
4. Estos datos sugieren que de niño él aprendió a leer, pero que no era
considerado un hombre de letras.
5. Ninguna tradición indica específicamente que Jesús hablara griego,
aunque algunos historiadores han conjeturado que, al vivir en Galilea
en donde el griego era ampliamente conocido, debió haber aprendido
algo de esa lengua. Algunos también sospechan que él se comunicó
con Poncio Pilato en griego durante su juicio, aunque veremos más
adelante que es muy difícil saber con exactitud lo que pasó allí.
65
6.
En el mejor de los casos podemos decir que es posible que Jesús era
trilingüe; esto es, normalmente hablaba arameo, podía al menos leer
las Escrituras hebreas, y pudo haber sido capaz de comunicarse en
griego.
F. Además de esto, estamos casi en completa obscuridad respecto a los
primeros años de Jesús. Podemos asumir que él tuvo una infancia
normal, pero desafortunadamente tampoco estamos seguros de cómo
sería una infancia “normal” en la Galilea rural de aquel tiempo.
Probablemente él aprendió el oficio de su padre como carpintero,
fabricando yugos y puertas o cosas por el estilo. Él es llamado tekton en
Marcos 6:3, y es difícil imaginar una motivación cristiana por inventar
algo así.
Lecturas indispensables:
Lucas 1-2
Mateo 1-2
Meier, A Marginal Jew, vol. 1, caps. 8-10
Lecturas sugeridas:
Ehrman, Jesús: el profeta judío apocalíptico, cap. 7.
Preguntas para considerar:
1. Escoja una de las tradiciones del nacimiento o primeros años de Jesús que
parezca pasar uno de los criterios, pero no otro. Usando la lógica,
argumente cómo podría decidir si la tradición es históricamente confiable
o no.
2. ¿Por qué cree que los evangelios proveen tan poca información sobre el
periodo de la vida de Jesús anterior a su bautismo por Juan? ¿Por qué no
escuchamos casi nada de su vida como adolescente o como joven?
66
Lección 12
Jesús en su contexto
Objetivo
Es importante ubicar las palabras y los hechos de Jesús en su contexto histórico
particular. El no hacerlo necesariamente resultaría en una interpretación errónea de
ellos. La historia de Palestina de los ocho siglos previos a Jesús fue una historia de
guerras y dominación extranjera. Israel fue dominado primeramente por los
babilonios, luego por los persas, después los griegos, luego los egipcios, luego los
sirios y finalmente los romanos. Durante todo este periodo, únicamente por cerca
de un siglo Israel disfrutó de ser un estado soberano sobre su tierra, bajo el reinado
de la familia judía conocida como los Macabeos, quienes ascendieron al poder a
mediados del siglo II a. C., pero que fueron derrocados por los romanos en el año
63 a. C. Jesús nació bajo el dominio romano
Más de cien años antes de su nacimiento, en palestina surgieron diferentes formas
de judaísmo. La diversidad de creencias y prácticas judías la podemos ver en
algunas de las principales sectas de aquel tiempo: los fariseos, que enfatizaban una
observancia estricta de la ley de Dios en todos sus detalles; los saduceos, que se
enfocaban en adorar a Dios en el templo a través de realizar los sacrificios; los
esenios, que procuraron mantener su pureza ritual en comunidades separatistas
establecidas en anticipación del juicio de Dios venidero; y la llamada “cuarta
filosofía”, que abarcaba una variedad de grupos que enfatizaban la necesidad así
como su derecho dado por Dios de expulsar a los opresores extranjeros y recuperar
su tierra, de ser necesario, por la fuerza
Estas sectas no incluyen todas las opciones religiosas que tenían los judíos de
tiempos de Jesús; la gran mayoría de los judíos no pertenecía a ninguna de estas
cuatro. Sin embargo, ellas nos revelan algunas de las variantes que existían en el
judaísmo. Jesús no estaba alineado con ninguno de estos grupos y tenía diferencias
profundas con cada uno de ellos.
Bosquejo
I.
II.
Es una cuestión absolutamente crítica que situemos a Jesús en su propio
contexto histórico.
A. El criterio de credibilidad contextual afirma que para que una tradición
sobre Jesús sea plausible, debe ser congruente con el judaísmo palestino
del siglo primero.
B. Si tratáramos de mirar a las palabras y hechos de Jesús fuera de ese
contexto, con seguridad los malinterpretaríamos.
La historia de Palestina fue larga y compleja; aquí necesitaremos ocuparnos
sólo de la fracción de ella que tiene relación directa con el contexto de la vida
adulta de Jesús.
67
A. En pocas palabras, la historia política de la tierra comprendía unos 800
años de guerras periódicas y una dominación extranjera prácticamente
permanente.
1. La parte norte del territorio, el reino de “Israel”, fue conquistado por
los asirios en el 721 a. C.
2. Después, cerca de siglo y medio más tarde, en 587-586 a. C., el reino
de “Judá” en el sur, fue conquistado por los babilonios bajo
Nabucodonosor. Jerusalén fue arrasada, el templo destruido, y los
líderes del pueblo fueron llevados al exilio.
3. Unos cincuenta años más tarde, el Imperio babilónico fue invadido
por los persas liderados por Ciro, quién puso fin al exilio y permitió
a los líderes judíos regresar a su tierra.
4. El templo fue reconstruido y el sacerdote encargado del templo, el
“sumo sacerdote”, recibió jurisdicción como gobernante local. Éste
descendía de una antigua familia cuyo linaje se remontaba cientos de
años atrás hasta un sacerdote llamado “Sadoc”.
5. En última instancia, por supuesto, la máxima autoridad sobre la
tierra y sobre su gente era el rey de Persia.
B. Este estado de cosas continuó por cerca de dos siglos, hasta las conquistas
de Alejandro Magno, rey de Macedonia, quien derrotó al Imperio persa,
conquistando la mayoría de las tierras alrededor del Mediterráneo
oriental, llegando hasta lo que hoy es la India, en 336-323 a. C.
1. Alejandro llevó la cultura griega a las diversas regiones que
conquistó, construyó ciudades al estilo griego, escuelas y gimnasios
(centros de cultura), fomentando la adopción de la cultura y religión
griegas, así como su lengua.
2. Cuando Alejandro murió aún siendo joven (323 a. C.), sus generales
se repartieron su imperio, quedando Palestina bajo el domino de
Ptolomeo, el general a cargo de Egipto.
3. Durante ese tiempo, el sumo sacerdote judío continuó fungiendo
como gobernante local de la tierra de Judea; esto no cambió cuando
el gobernante de Siria le arrebató el control de Palestina a los
Ptolomeos en el 198 a. C.
C. Los monarcas sirios exacerbaron las tensiones en sus territorios
dominados, en especial bajo Antíoco IV, también conocido como Antíoco
Epífanes, el cual decidió darle mayor unidad cultural a su imperio
exigiendo que sus súbditos adoptaran ciertos aspectos de la civilización
griega.
1. Algunos de los judíos que vivían en Palestina aceptaron bien estas
innovaciones, sin embargo, a otros les pareció que este proceso de
“helenización” (es decir, la imposición de la cultura griega o
helenística) era completamente ofensivo para su religión.
68
2.
En respuesta a sus protestas, Antíoco declaró ilegal que los judíos
circuncidaran a sus niños y que mantuvieran su identidad judía, el
templo judío fue convertido en un santuario pagano, y se obligó a los
judíos a que hicieran sacrificios a los dioses paganos.
D. Esto condujo al estallido de una insurrección, iniciada por una familia de
sacerdotes judíos conocidos en la historia como los “Macabeos”, con base
en el sobrenombre dado a uno de sus principales líderes, Judas
“Macabeo” (esto es, Judas el “Martillador”), y también conocidos como
los “Hasmoneos” con base en el nombre de un antepasado distante.
1. La revuelta macabea comenzó en 167 a. C. como una pequeña
guerrilla y terminó con la mayor parte del país alzado en armas en
contra de los gobernantes sirios.
2. En menos de veinticinco años los Macabeos habían logrado expulsar
a la armada siria del país y asumieron el control total del gobierno,
creando así el primer estado judío soberano desde hacía más de
cuatro siglos.
3. Una de sus primeras acciones fue consagrar nuevamente el templo
en el 164 a. C. (evento que aún se conmemora en la fiesta de Janucá),
y designaron a un sumo sacerdote como gobernante supremo del
país.
4. Sin embargo, para disgusto de muchos judíos en Palestina, el sumo
sacerdote no provenía del linaje tradicional y ancestral de Sadoc, sino
de los sacerdotes de la familia Hasmonea.
5. Los Hasmoneos gobernaron la tierra como un estado autónomo
durante ochenta años, hasta el 63 a. C., cuando el general romano
Pompeyo la conquistó.
E. Los romanos permitieron que el sumo sacerdote permaneciera en su
cargo, utilizándolo como un enlace administrativo con el liderazgo judío
local. Pero no había duda de quién controlaba el país en realidad. Con el
tiempo, en 40 a. C. Roma designó un rey para gobernar sobre los judíos
de Palestina: Herodes el Grande.
1. Herodes fue ampliamente conocido, tanto por su despiadado
ejercicio del poder, como por sus magníficos proyectos de
construcción.
2. Muchos judíos, sin embargo, consideraban a Herodes como un
oportunista colaborador de los romanos, un traidor, que a lo mucho
era mitad judío. Esta acusación se basaba en su linaje. Sus padres eran
de la provincia vecina de Idumea y habían sido obligados a
convertirse al judaísmo antes que él naciera.
3. Durante los días de Jesús, después de la muerte de Herodes, Galilea,
la provincia al norte del territorio, era gobernada por el hijo de
Herodes, Antipas; y desde el tiempo en que Jesús era niño, Judea, la
69
III.
IV.
región sur, era gobernada por funcionarios romanos conocidos como
prefectos. Poncio Pilato fue el prefecto durante todo el ministerio de
Jesús y por algunos años después de su muerte. Su sede central estaba
en Cesarea, pero acudía a Jerusalén con sus tropas cuando era
necesario.
F. Los eventos históricos que precedieron a los tiempos de Jesús son
importantes para entender su vida, debido a sus consecuencias sociales e
intelectuales, las cuales afectaron la vida de todos los judíos de Palestina.
1. Las “sectas” judías de tiempos de Jesús (p. ej. fariseos, saduceos y
esenios) se formaron como respuesta a la crisis social, política y
religiosa del periodo de los Macabeos.
2. La ocupación romana provocó numerosos levantamientos, unos
pacíficos y otros violentos, durante los tiempos de Jesús;
levantamientos de judíos para los cuales cualquier dominación
extranjera sobre la “Tierra Prometida” era inaceptable, tanto política
como religiosamente.
Varias sectas judías surgieron durante el gobierno de los Hasmoneos, en
buena medida como reacción a ese gobierno. El historiador judío Josefo
menciona cuatro de estos grupos; el Nuevo Testamento se refiere
explícitamente a tres. Todos estos grupos juegan un papel significativo en
nuestra comprensión de la vida del Jesús histórico.
A. La mayoría de los judíos no pertenecían a ninguna de ellas. Josefo señala
que la secta más grande, los fariseos, contaban con 6,000 miembros, y los
esenios contaban con 4,000. Los saduceos probablemente tenían mucho
menos. La población judía en todo el mundo en ese tiempo era
probablemente de entre tres y cuatro millones.
1. Aun así, estos pequeños grupos eran poderosos a su manera—
especialmente en el escenario político y social de Palestina.
2. Todos los miembros de estos grupos compartían los puntos de vista
teológicos básicos característicos de los judíos en casi todas partes.
Todos creían, por ejemplo, en el único Dios verdadero, creador de
todas las cosas, revelado en las Escrituras, que había escogido a su
pueblo Israel, y que había prometido cuidarlos y protegerlos a
cambio de su devoción a él mediante la obediencia de sus leyes.
B. Sin embargo, los grupos diferían significativamente en lo referente a qué
prácticas debían ser observadas para cumplir la ley de Dios, y en qué
posición tomar, tanto frente a un gobierno extranjero, como a la presencia
de un sumo sacerdote de un linaje distinto al de Sadoc.
El grupo mejor conocido era el de los fariseos, quienes, contrariamente a la
errónea percepción moderna, no eran hipócritas profesionales.
A. Ellos eran un grupo de judíos muy comprometidos, quienes procuraban
cumplir la ley de Dios, revelada en la Torá (palabra hebrea que significa
70
V.
VI.
“ley”, en referencia a la ley de Moisés contenida en los cinco primeros
libros de la Biblia hebrea), de la forma más escrupulosa posible.
B. Sin embargo, en algunas partes, la ley de Moisés era ambigua.
1. Era claro, por ejemplo, que los judíos debían de “santificar” el
sábado. Esto se entendía en el sentido de que en sábado uno no debía
realizar la clase de trabajo que uno hace en los otros días. Pero la ley
no definía que era “trabajo”.
2. Los fariseos elaboraron reglas para indicar lo que uno podía y no
podía hacer en sábado, a fin de cumplir el mandamiento.
3. Este tipo de reglas estuvieron circulando y llegaron a ser vistas como
un conjunto de leyes “orales” (a diferencia de las leyes escritas de
Moisés), las cuales, si eran cumplidas, le asegurarían al judío piadoso
el cumplimiento de la ley “escrita” de Dios.
4. Estas leyes orales con el tiempo fueron puestas por escrito por rabís
o maestros judíos, unos 200 años después de Jesús, en el libro llamado
la Mishná, que es el corazón de la extensa colección de tradiciones y
enseñanzas judías conocida como el Talmud.
C. Es un error ver a los fariseos como hipócritas. Muy por el contrario, la
mayoría de ellos eran al parecer sinceros y muy devotos. Su énfasis
estaba en cumplir la ley de Dios en todos sus detalles. Jesús, sin embargo,
tenía una opinión diferente sobre lo que realmente le importaba a Dios.
No estamos tan bien documentados acerca de los saduceos, ya que ellos no
nos dejaron ningún escrito.
A. Al parecer los saduceos pertenecían a la alta aristocracia de los judíos.
Muchos de ellos eran sacerdotes del templo.
B. Se sabe que los saduceos estaban en controversia con los fariseos sobre el
valor de la ley oral. Para ellos lo que realmente importaba era lo que Dios
había escrito a través de Moisés en la Torá—especialmente en lo
relacionado a la adoración de Dios en el templo.
C. Contrariamente a la opinión popular, eran los saduceos (no los fariseos)
los verdaderos participantes en el juego del poder en el Israel del siglo
primero. Los sumos sacerdotes provenían de sus filas, y eran los que
representaban los intereses de los judíos ante el gobernador romano.
D. Las preocupaciones dominantes de los saduceos se centraban en el culto
sacrificial del templo. Al parecer los saduceos estaban dispuestos a
aceptar el gobierno romano, siempre que se les permitiera continuar
realizando los sacrificios prescritos por Dios en la Torá. Aquí también,
Jesús tenía una visión distinta de lo que realmente le importaba a Dios.
Los esenios eran un grupo de judíos muy religiosos que pensaban que el resto
de los israelitas se habían apartado de Dios y se habían vuelto impuros.
A. Resulta que probablemente conocemos más sobre los esenios que sobre
cualquiera de los otros grupos, aun a pesar de que nunca son
71
mencionados explícitamente en el Nuevo Testamento. Además de las
referencias en Josefo y algunos otros escritores de la antigüedad,
actualmente contamos con una colección de escritos que al parecer fueron
producidos por los esenios: los famosos rollos del Mar Muerto.
1. Al igual que con los documentos gnósticos descubiertos cerca de Nag
Hammadi, Egipto, el descubrimiento de los rollos del Mar Muerto
fue completamente accidental.
2. En 1947, un muchacho pastor que buscaba una cabra perdida en los
secos desiertos cerca del lugar llamado Qumrán, en la costa
noroccidental del Mar Muerto, al lanzar una piedra dentro de una
cueva, escuchó que ésta había golpeado con algo. Al entrar a la cueva
encontró una antigua vasija de barro que contenía algunos rollos
antiguos.
3. Varios libros fueron recuperados por pastores beduinos, las noticias
del descubrimiento llegaron a oídos de comerciantes de
antigüedades, expertos biblistas supieron del hallazgo y una
investigación fue realizada para encontrar más rollos en las cuevas y
para recuperar los que ya habían sido extraídos por los beduinos, los
cuales habían cortado algunos de ellos para venderlos por piezas.
4. Algunas de las cuevas de la zona arrojaron rollos enteros; otras
contenían miles de pequeños fragmentos prácticamente imposibles
de reconstruir.
5. La mayoría de los rollos están escritos en hebreo; otros en arameo;
unos pocos en griego.
6. Diferentes clases de literatura están representadas en ellos,
incluyendo copias, al menos en parte, de todos los libros de la Biblia
hebrea, con excepción del libro de Esther; comentarios de algunos de
los libros de la Biblia; libros de salmos e himnos; profecías que
señalan el curso futuro de los acontecimientos que los autores creían
que sucederían en sus días; y reglas que debían seguir los miembros
de la comunidad en su vida cotidiana.
B. Examinando todos estos textos, los académicos han sido capaces de
reconstruir con mucho detalle la vida y creencias de los esenios.
1. Creyendo que los judíos de Jerusalén se habían descarriado, este
grupo de esenios decidió establecer su propia comunidad, en la que
podrían guardar rigurosamente la ley de Moisés y mantener su
pureza ritual en medio del desierto.
2. Hicieron esto pensando que el apocalipsis del fin de los tiempos
estaba a la puerta. Cuando viniera, tendría lugar la batalla final entre
las fuerzas del bien y del mal, entre los hijos de la luz y los hijos de
las tinieblas. La batalla terminaría con el triunfo de Dios y la entrada
de sus hijos en el reino bienaventurado.
72
3.
VII.
Algunos de los rollos señalan que este reino sería gobernado por dos
mesías: uno rey y el otro sacerdote. El mesías sacerdotal guiaría a los
fieles en su adoración a Dios en un templo purificado, en donde los
sacrificios se harían nuevamente de acuerdo a la voluntad de Dios.
4. Mientras tanto, el verdadero pueblo de Dios necesitaba ser apartado
de las impurezas de este mundo, incluyendo aquellas que
prevalecían en el templo judío y en el resto del pueblo.
5. Por tanto, los esenios establecieron su propia comunidad monástica,
con reglas estrictas para la admisión y la membresía.
6. Al parecer, cuando empezó la guerra judía en 66-73 d. C., los esenios
de Qumrán ocultaron en las cuevas algunos de sus libros sagrados
antes de unirse a la lucha. Es muy probable que hayan pensado que
esta era la batalla final, previa al fin de los tiempos cuando Dios
establecería su reino y enviaría sus mesías.
C. En resumen, los esenios enfatizaban su propia pureza ritual como el
aspecto más importante de su relación con Dios. De nuevo, Jesús tenía
otra visión.
El último grupo de judíos mencionados por Josefo es llamado simplemente
la cuarta filosofía.
A. Este término abarca varios grupos de judíos que creían que Dios les había
otorgado la tierra de Israel y que debían recuperarla por la fuerza de
manos de aquellos que la dominaban.
B. Este grupo (o mejor dicho grupos) creía en la resistencia violenta contra
cualquier potencia extranjera en su tierra, especialmente los romanos. A
la larga se salieron con la suya. En el año 66 d. C., justo una generación
después de la muerte de Jesús, estalló una rebelión en contra de los
romanos que condujo a una guerra de tres años y medio, la cual terminó
en la destrucción de Jerusalén y el incendio del templo.
C. La perspectiva religiosa de la cuarta filosofía se centraba en la patria judía
como el lugar dado por Dios a su pueblo, la cual no debía ser gobernada
por ningún poder extranjero. Nuevamente, Jesús tenía un punto de vista
diferente.
Lecturas indispensables:
Cohen, From the Maccabees to the Mishnah.
Ehrman, Jesús: el profeta judío apocalíptico, cap. 7.
Sanders, Judaism Practice and Belief
73
Lecturas sugeridas:
Crossan, The Historical Jesus.
Fitzmyer, 101 Questions.
Sandmel, Judaism and Christian Beginnings.
Vermes, The Dead Sea Scrolls.
Preguntas para considerar:
1. Trate de imaginar un conjunto de formas de pensar que pudieran surgir
en medio de un pueblo que por mucho tiempo ha estado sujeto al dominio
de una potencia extranjera. ¿Pudiera imaginar, por ejemplo, grupos de
personas que estuvieran a favor de esa situación?, ¿quiénes?, ¿por qué
razón?, ¿quiénes se opondrían?
2. ¿Cuáles parecen ser los aspectos en común entre los diversos grupos de
judíos (las “sectas”) que estudiamos en esta lección?
74
Lección 13
Jesús y la dominación romana
Objetivo
Roma gobernó Palestina del mismo modo que lo hizo en las otras provincias del
Imperio. Aristócratas romanos o locales eran designados para desempeñar las
funciones normales del gobierno; sus principales responsabilidades eran la
recaudación de impuestos para Roma y el mantenimiento de la paz. En algunos
aspectos Roma concedió cierto trato preferencial a los judíos de Palestina, sin
embargo, muchos sentían la dominación romana como una carga insoportable.
Los judíos respondieron a la dominación romana de diversas formas: en la Pascua
en Jerusalén, hubo una especie de protesta silenciosa contra la dominación
extranjera y una expresión no tan velada de la esperanza en que Dios intervendría
una vez más a favor de su pueblo; también hubo resistencia no violenta a las políticas
romanas; y en algunas ocasiones los judíos se involucraron en actos de rebelión
armada, como la guerra del 66-70 d. C. que dejó a Jerusalén en ruinas. Durante todo
este periodo se levantaron algunos profetas que predicaron en contra de los
romanos como enemigos de Dios y que frecuentemente eran ejecutados como
alborotadores.
Un tipo de ideología de resistencia adquirió importancia durante ese periodo. Esta
ideología, llamada “apocalipticismo” por los académicos modernos, afirmaba que
las fuerzas del mal que entonces dominaban el mundo y eran responsables de sus
sufrimientos serían derrocadas por Dios mediante un poderoso acto de juicio.
Pensaban que este acontecimiento inminente sería el preludio de la aparición del
reino de Dios en una era utópica preparada para el pueblo de Dios. Tenemos
razones convincentes para pensar que Jesús mismo proclamó algunos de esos
mensajes apocalípticos.
Bosquejo
I.
En la última lección vimos la importancia de ubicar a Jesús en su propio
contexto histórico.
A. Jesús era un judío de la Palestina del siglo primero. Para entenderlo
necesitamos saber algo del contexto histórico y social del judaísmo
palestino en el siglo I.
B. Una de las consecuencias de la dominación extranjera sobre Palestina fue
la aparición de sectas judías que ejercían cierto poder y ofrecían opciones
religiosas a los judíos de ese tiempo.
1. Los fariseos enfatizaban la observancia de la ley de Dios al mayor
grado posible y desarrollaron un conjunto de leyes orales para
asegurarse de ello.
75
2.
II.
Los saduceos enfatizaban la adoración de Dios en el templo en
estricto apego a la Torá, la ley de Moisés.
3. Los esenios enfatizaban la preservación de su pureza en vista del
inminente apocalipsis en el que Dios juzgaría al mundo y a su pueblo.
4. La cuarta filosofía enfatizaba la tierra de los judíos y su derecho y
obligación, dados por Dios, de reestablecer a Israel como un estado
soberano, de ser necesario incluso por la fuerza.
Las autoridades imperiales de Roma trataron a los judíos de Palestina en gran
medida de la misma forma en que trataron a los pueblos de otros territorios
conquistados, que eran gobernados como provincias. Roma organizó los
territorios conquistados en provincias gobernadas, ya sea por aristócratas
romanos, o por aristócratas locales designados como reyes vasallos.
A. Cuando Jesús nació, toda Palestina era gobernada por un rey vasallo,
Herodes; cuando Jesús murió, la región norte de Israel, Galilea, era
gobernada por uno de los hijos de Herodes, pero Judea, en el sur, era
gobernada por un prefecto romano, Poncio Pilato.
B. Los gobernadores romanos y los reyes vasallos tenían dos principales
obligaciones ante el imperio: recaudar impuestos y mantener la paz. A
los administradores locales se les dejaba hacer lo que fuera necesario en
función a las circunstancias de cada lugar.
1. Los romanos no tenían tropas a todo lo largo de los territorios
conquistados. La mayoría de los judíos en Palestina probablemente
nunca vieron a un soldado romano. Los soldados eran situados en las
fronteras para protegerlas de posibles invasiones.
2. En Palestina, el gobernador romano tenía un destacamento de
soldados en su residencia de Cesarea en la costa, para ser utilizadas
en caso de algún disturbio local. En la Pascua, el gobernador llevaba
sus tropas a Jerusalén para aplacar cualquier posible alboroto.
C. La principal carga que soportaban los judíos en Palestina era el tener que
pagar impuestos al imperio, tanto en efectivo como en especie.
1. En términos cuantitativos, la carga de impuestos sobre los judíos al
parecer estaba dentro del promedio, es decir, un doce o trece por
ciento del ingreso, usado para el mantenimiento de la presencia
romana en el territorio.
2. Estos impuestos se sumaron a los impuestos para el mantenimiento
del templo y de la administración judía local, que eran alrededor de
un veinte por ciento adicional.
3. Esto no parecería exorbitante para los estándares de las naciones
industrializadas de hoy en día; sin embargo, debemos recordar que
en las sociedades agrarias de la antigüedad los agricultores con
dificultad apenas lograban ganarse la vida.
76
III.
D. Desde los días de Julio César, a los judíos no se les requirió el proveer
soldados para Roma, ni tampoco el dar mantenimiento directo para las
legiones romanas destacadas en la zona o marchando a las fronteras.
E. Desde otro aspecto, la situación judía podía verse como bastante peor que
el promedio. Muchos judíos consideraban blasfemo el pagar impuestos
para mantener el gobierno romano sobre una tierra que Dios les había
dado a ellos.
A lo largo del siglo primero los judíos de Palestina se opusieron a la
dominación romana en varias ocasiones y de diferentes formas.
A. Muchos judíos participaron en simples protestas silenciosas contra la
dominación extranjera, por ejemplo, durante la festividad de la Pascua.
1. La fiesta era una conmemoración explícita de cómo Dios había
liberado a Israel de la opresión de una potencia extranjera en tiempos
pasados (de Egipto, bajo el liderazgo de Moisés).
2. Muchos judíos celebraban la fiesta porque esperaban que Dios lo
volviera a hacer (librarlos de Roma, bajo el liderazgo de… ¿el
mesías?).
3. Los romanos entendían muy bien las implicaciones políticas de la
fiesta, razón por la cual llevaban tropas para la ocasión.
4. A veces, la presencia romana tenía un efecto opuesto al deseado. Por
ejemplo, en los 50, durante el gobierno del procurador Cumano, un
soldado hizo un gesto indecente a la multitud. La gente tomó piedras,
los soldados entraron en acción, y—de acuerdo a Josefo (que pudo
haber exagerado el número)—20,000 judíos fueron muertos en el
disturbio.
B. En algunas ocasiones, algún funcionario romano llegaba a ofender a los
judíos de Palestina, y ellos respondían mediante protestas no violentas.
Durante la vida de Jesús, cuando Pilato asumió la prefectura de Judea (26
d. C.) mandó colocar en toda Jerusalén estandartes con la imagen del
César. Josefo dice que muchos judíos de la ciudad se indignaron y se
postraron alrededor de palacio en señal de protesta; después de cinco
días y varias amenazas infructuosas de matarlos a todos, Pilato terminó
cediendo.
C. También ocurrieron unas pocas insurrecciones violentas en la Palestina
del siglo primero.
1. La más significativa y desastrosa ocurrió de treinta y cinco a cuarenta
años después de la muerte de Jesús, cuando las atrocidades romanas
(p. ej. el saqueo del tesoro del templo) llevaron a una revuelta
generalizada.
2. Los romanos mandaron las legiones del norte y rápidamente
sometieron Galilea (recordemos que Josefo era el comandante de las
fuerzas judías allí). Un grupo de judíos de Galilea escaparon hacia
77
IV.
Jerusalén y provocaron una sangrienta guerra civil contra la
aristocracia sacerdotal que estaba a cargo del templo y del resto de la
ciudad. Una vez que tomaron el control, estos “zelotes” empujaron
la lucha contra los romanos hasta el final.
3. Esto condujo a un horrendo sitio sobre Jerusalén que duró tres años,
el cual causó una hambruna generalizada al interior de los muros. La
guerra terminó en un baño de sangre en el que decenas de miles de
judíos fueron masacrados o esclavizados, los líderes de la rebelión
fueron crucificados, gran parte de la ciudad fue arrasada y el templo
fue quemado hasta los cimientos. Era el año 70 d. C.
D. Una cuarta forma de protesta implicó un tipo de respuesta más
claramente “religiosa”. A lo largo de este periodo, sabemos de
autoproclamados profetas que anunciaban que Dios pronto intervendría
a favor de su pueblo para derrocar las fuerzas del mal que los oprimían.
1. Como lo menciona Josefo, y brevemente Hechos, menos de quince
años después de la crucifixión de Jesús, un profeta llamado Teudas
proclamó públicamente que él haría dividir las aguas del río Jordán,
permitiendo a la gente cruzar hacia Israel por tierra seca, en clara
alusión a la conquista de la Tierra Prometida bajo el liderazgo de
Josué. El gobernador romano envió sus tropas, masacraron a Teudas
y sus seguidores y exhibieron la cabeza del profeta en Jerusalén.
2. Cerca de diez años después se levantó otro profeta (también
mencionado en Hechos), llamado “el egipcio”. Condujo un numeroso
contingente de seguidores (30,000 personas según Josefo) fuera de
Jerusalén y anunció que haría “caer los muros”—una clara alusión a
Josué y la batalla de Jericó. Una vez más fueron enviadas las tropas
romanas y hubo una matanza.
3. Juan el Bautista debería ser visto, probablemente, como uno de estos
profetas, anunciando que Dios intervendría pronto a favor de su
pueblo trayendo juicio y destrucción masiva: “¿Quién les dijo que
podrán escapar del castigo que se acerca?... el hacha ya está puesta a
la raíz de los árboles, y todo árbol que no produzca buen fruto será
cortado y arrojado al fuego.” (Lc. 3:7,9). Como los otros, él también
fue ejecutado.
4. Otros profetas judíos surgieron y experimentaron destinos similares.
Los gobernantes romanos de Judea no tenían reparo en acabar con
cualquiera cuyas profecías sobre la intervención de Dios les atrajeran
muchos seguidores, potencialmente revoltosos, especialmente en
Jerusalén.
De mayor extensión fue otra respuesta a la dominación romana, que consistió
en una especie de ideología religiosa que se popularizó en ese periodo, que
los académicos modernos llaman “apocalipticismo”. Esta ideología se
78
originó, probablemente, en el tiempo de la revuelta de los Macabeos, pero se
volvió enormemente popular entre los judíos de Palestina durante la
dominación romana.
A. Esta ideología pudo haber motivado a algunos de los autoproclamados
profetas que mencioné anteriormente (y casi con seguridad a Juan el
Bautista), y fue abrazada por un gran número de judíos.
B. El nombre proviene de la palabra griega apocalypsis, que significa
“revelación” o “desvelamiento”. Los judíos que se adherían a esta visión
del mundo afirmaban que Dios les había revelado el curso de los eventos
por venir, en que Dios pronto derrocaría a las fuerzas del mal y
establecería su reino de bondad sobre la tierra.
C. Conocemos el pensamiento de la apocalíptica judía a partir de varias
fuentes antiguas: el libro de Daniel en la Biblia hebrea, los rollos del Mar
Muerto, y numerosos “apocalipsis” escritos en ese tiempo—es decir,
libros que describen el curso de los eventos futuros como “revelados” a
sus autores.
D. Los apocalipticistas judíos mantenían cuatro principios fundamentales:
1. Tenían una visión dualista del cosmos, en la cual había dos fuerzas
en el mundo—el bien y el mal—y todos y todo estaba en alguno de
los dos lados de esas fuerzas. La era presente estaba dominada por
las fuerzas del mal y la era venidera sería dominada por las fuerzas
del bien.
2. Eran totalmente pesimistas sobre las perspectivas de la vida en la
malvada era presente.
3. Sin embargo, los apocalipticistas creían que Dios intervendría en el
curso de la historia, derrocaría a las fuerzas del mal, y traería su reino
de bondad mediante un juicio sobre el mundo entero, tanto vivos
como muertos.
4. Más aún, los apocalipticistas afirmaban que este juicio futuro de Dios
contra las fuerzas del mal y la aparición de su reino de bondad sobre
la tierra era inminente. En palabras de un célebre apocalipticista
judío: “Les aseguro que algunos de los aquí presentes no sufrirán la
muerte sin antes haber visto el reino de Dios llegar con poder”. Estas
son palabras de Jesús (Mc. 9:1). “Les aseguro que no pasará esta
generación hasta que todas estas cosas sucedan”. (Mc. 13:30)
E. Jesús, en la forma en que es presentado en nuestras fuentes más antiguas
y más confiables históricamente, parece haber adoptado una perspectiva
apocalíptica, al creer que el juicio tendría lugar en su propia generación.
79
Lecturas indispensables:
Ehrman, The New Testament: A Historical Introduction. cap. 16.
Horsley, Jesus and the Spiral of Violence, caps. 1-4.
Sanders, Judaism Practice and Belief, caps. 1-4.
Lecturas sugeridas:
Collins, Apocalyptic Imagination.
Crossan, The Historical Jesus. caps. 1-4
Rowland, Open Heaven.
Preguntas para considerar:
1. Considerando la breve descripción de la dominación romana sobre las
provincias que se describió arriba, ¿cómo esa situación (p. ej. la de los
judíos en Palestina) se asemeja o se diferencia de la situación de los países
en vías de desarrollo que están bajo la influencia económica y política de
las principales potencias mundiales de la actualidad?
2. Comente cómo una visión del mundo apocalíptica puede dar consuelo a
alguien que padece opresión y sufrimiento personal.
80
Lección 14
Jesús el profeta judío apocalíptico
Objetivo
Una vez que hemos examinado nuestras fuentes para el Jesús histórico, revisado
los criterios históricos, y establecido el contexto de la vida de Jesús en la Palestina
del siglo primero, podemos determinar cómo fue Jesús en realidad y qué cosas dijo
e hizo. El primer paso será exponer el carácter general del mensaje de Jesús. Al
parecer Jesús proclamó un mensaje apocalíptico: que Dios pronto intervendría en
el curso de la historia para derrocar a las fuerzas del mal y establecer su reino sobre
la tierra.
Examinaremos este hecho revisando las fuentes más antiguas con las que contamos
(Marcos, Q, M y L), y veremos cómo fuentes posteriores lo trataron de silenciar
(Lucas), alterar (Juan), e incluso rechazar (Tomás), y determinaremos si la visión
apocalíptica de Jesús pasa los tres criterios de historicidad.
Finalmente, la idea de que Jesús era esencialmente un apocalipticista puede
explicar tanto el comienzo como el curso que tomó su ministerio, que claramente
comenzó con el vínculo de Jesús con un profeta apocalíptico, Juan el Bautista, y
derivó en el establecimiento de comunidades apocalípticas de cristianos a todo lo
largo del Mediterráneo. El ministerio de Jesús es el vínculo que une al apocalíptico
Juan el Bautista con la apocalíptica iglesia cristiana naciente.
Bosquejo
I.
II.
La única forma de saber lo que Jesús enseñó en realidad es mediante las
fuentes que se conservan de la antigüedad. Principalmente estas fuentes son
los evangelios.
A. Estos libros deben ser examinados críticamente utilizando los diversos
criterios históricos que ya hemos comentado. Para objetar cualquier
reconstrucción del Jesús histórico no es suficiente citar algún texto
contrario—por ejemplo, versículos que parezcan mostrar otra cosa. Cada
versículo en todas nuestras fuentes debe ser examinado cuidadosamente,
no sólo vara ver qué es lo que dice y determinar su significado, sino para
establecer si éste en realidad se remonta a la vida del mismo Jesús.
B. Un examen cuidadoso de toda la evidencia existente sugiere que Jesús
era un judío apocalipticista.
La opinión de que Jesús era un apocalipticista ha sido dominante entre los
especialistas en los últimos cien años.
81
III.
A. Esta opinión fue popularizada en primer lugar por el texto clásico Historia
de la investigación sobre la vida de Jesús escrito por Albert Schweitzer, el
altruista médico misionero que comenzó su carrera como filósofo,
teólogo y erudito en Nuevo Testamento.
1. El libro de Schweitzer examina a detalle todos los intentos por
escribir una vida de Jesús hasta sus días (1906), mostrando cómo los
expertos habían retratado a Jesús incorrectamente, porque habían
fallado en reconocer que Jesús era un apocalipticista.
2. La reconstrucción de Schweitzer de la vida y enseñanzas de Jesús ha
sido objeto de cuestionamiento, quizá con justificación, durante los
últimos cien años, pero sus puntos principales—que Jesús debe ser
situado en su propio contexto de Palestina del siglo primero y que su
mensaje era apocalíptico—han llegado a dominar en el ámbito
académico.
B. Incluso esta perspectiva más amplia ha llegado a ser cuestionada en
tiempos recientes.
Cuando los principios generales básicos son aplicadas a las fuentes para el
Jesús histórico, ellos indican que probablemente él tenía una visión
apocalíptica.
A. Sabemos que los historiadores prefieren las fuentes más cercanas al
tiempo de los eventos que narran, y que sean, en lo posible, no
tendenciosas.
B. En el caso de Jesús vemos una tendencia clara y consistente con relación
a los materiales apocalípticos. Las fuentes más antiguas de que
disponemos—Q, Marcos, M y L, por ejemplo—todas retratan a Jesús en
forma apocalíptica. No así las fuentes posteriores, por ejemplo, Juan y
Tomás. Esto no parece ser casualidad.
C. El punto básico es este: a lo largo de los relatos más antiguos de las
palabras de Jesús encontramos numerosas predicciones apocalípticas: el
reino de Dios está próximo a mostrarse en la tierra, en el cual Dios
gobernará; las fuerzas del mal serán derrocadas, y sólo aquellos que se
arrepientan y sigan las enseñanzas de Jesús podrán entrar al reino; sobre
todos los demás vendrá el juicio del Hijo del hombre, una figura cósmica
que podría llegar del cielo en cualquier momento.
D. Se nos dice que Jesús proclamó este mensaje en Q, Marcos, M y L—
nuestras fuentes más antiguas que se conservan. Considere los siguientes
ejemplos: Mc. 13:24-27, 30; Lc. 17:24; 26-27, 30 (este es material de Q; vea
Mt. 24:27, 37-39); Lc. 12:39-40 (también es Q; vea Mt. 24:44-45); Mt. 13:4043 (M); y Lc. 21:34-36 (L).
E. Algunas de las tradiciones más claramente apocalípticas son atenuadas a
medida que nos alejamos del tiempo de Jesús en los evangelios
posteriores.
82
1.
Marcos es el evangelio más antiguo y fue una de las fuentes para
Lucas (al igual que Q y L). Podemos ver fácilmente cómo las
tradiciones antiguas de Marcos fueron alteradas en manos de Lucas.
Resulta interesante ver cómo algunos de los primeros énfasis
apocalípticos comienzan a ser silenciados.
2. Compare Mc. 9:1 con Lc. 9:27, y luego considere Lc. 17:21 (que
encontramos sólo en Lucas). En este evangelio que es más tardío,
Jesús ya no les dice a sus discípulos que verán el reino viniendo con
poder, sino sólo que el reino vendría con el ministerio de Jesús
mismo.
3. En Lc. 17:21, Lucas pone a Jesús diciendo que el reino “está entre
ustedes”. Esto difiere de la afirmación más antigua de Marcos del
reino “viniendo con poder”.
4. Así también, al sumo sacerdote ya no le dice que verá al Hijo del
hombre “viniendo con las nubes del cielo” (Mc. 14:62), sino
simplemente que de ahí en adelante “estará sentado a la diestra del
poder de Dios”. (Lc. 22:69)
5. Al parecer Lucas no piensa que el advenimiento del reino de Dios en
la tierra ocurriría durante la vida de los compañeros de Jesús;
evidentemente debido a que él escribe después que ellos ya han
muerto, y sabe que el fin no ha venido aún. Para lidiar con el “retraso
del fin”, Lucas hizo cambios apropiados a las predicciones de Jesús.
F. En fuentes todavía más tardías los materiales apocalípticos son
eliminados.
1. Así, en el evangelio de Juan, el último de los evangelios canónicos
que fue escrito, no se describe el reino como próximo a venir, sino
como algo ya presente para todos aquellos que creen en Jesús (Jn. 3:3,
36).
2. De hecho, la visión más antigua—que el día del juicio se aproximaba
y que los muertos serían resucitados al fin de esta era—es
desacreditada en virtud de la nueva perspectiva, de que en Jesús una
persona puede desde ahora disfrutar de la vida eterna (Jn. 11:23-26).
G. Esta “desapocaliptización” del mensaje de Jesús continuó en el siglo
segundo. El Evangelio de Tomás, por ejemplo, escrito algún tiempo
después que Juan, contiene un claro ataque contra cualquiera que crea en
un reino futuro aquí en la tierra (dichos 3, 18, 113).
H. Si resumimos lo dicho hasta este punto, el siguiente resultado salta a la
vista. Las tradiciones más antiguas registran enseñanzas apocalípticas en
labios de Jesús. Tradiciones posteriores generalmente silencian este
énfasis; tradiciones aún más tardías argumentan explícitamente en su
contra.
83
1.
IV.
Parece que, al no llegar el fin, los cristianos sabiendo que Jesús había
dicho que sí llegaría, decidieron adecuar su mensaje de forma
apropiada.
2. Si los expertos han de preferir los relatos de nuestras fuentes más
antiguas, entonces es claro que el Jesús más antiguo es retratado
como un apocalipticista.
Los mismos resultados se obtienen si consideramos las tradiciones
apocalípticas asociadas con Jesús a la luz de los criterios específicos que
hemos estudiado: credibilidad contextual, desemejanza y atestiguación
independiente.
A. El ver a Jesús como un apocalipticista no genera ningún problema en lo
absoluto en términos de credibilidad contextual.
1. En la Palestina del siglo primero hubo algunos judíos apocalípticos
que dejaron testimonios escritos, p. ej. los rollos del Mar Muerto.
2. De otros judíos apocalípticos tenemos testimonios acerca ellos, p. ej.
Juan el Bautista (en los relatos del Nuevo Testamento) y otros varios
profetas (p. ej. Teudas y el egipcio) que son mencionados por Josefo.
B. Algunas de las tradiciones apocalípticas más notables también pasan el
criterio de desemejanza. Ya he comentado un par de ellas.
1. Marcos (8:38) habla de un juez universal, el Hijo del hombre, sin dar
ningún indicio de que se refiera a Jesús—aún a pesar de que eso era
lo que creían los primeros cristianos que transmitieron esos dichos.
Al parecer ellos no elaboraron esos dichos, sino que remontan al
mismo Jesús.
2. La parábola de las ovejas y las cabras en Mateo 25 señala que, en este
juicio apocalíptico, el Hijo del hombre juzgaría a las naciones con
base a sus obras. Debido a que esto no concuerda con la visión de los
seguidores posteriores de Jesús—de que la salvación es sólo con base
en la fe en Jesús, no con base en las buenas obras—la historia
probablemente no fue elaborada por los cristianos, sino por Jesús
mismo.
3. Por tanto, algunos de los principales dichos apocalípticos de Jesús
pasan tanto el criterio de credibilidad contextual como el de
desemejanza.
C. Algunos de estos dichos también pasan el criterio de atestiguación
independiente.
1. Jesús es retratado como apocalipticista en Marcos, Q, M y L.
2. El Evangelio de Tomás, más tardío, argumenta en contra de este
retrato. ¿Por qué argumentar contra algo a menos que alguien más lo
sostenga?
84
3.
V.
Todas estas fuentes son independientes entre sí, y todas ellas, en
mayor o menor medida, especialmente las más antiguas, retratan a
Jesús en forma apocalíptica.
Una mirada a la forma en que comenzó el ministerio de Jesús y a la forma en
que terminó, es la clave para entender todo lo que está en medio.
A. Hay muy pocas dudas de que Jesús comenzó su ministerio asociándose
con (e incluso siendo bautizado por) Juan el Bautista. Las tradiciones son
atestiguadas en forma independiente y son desemejantes a lo que los
cristianos habrían querido decir sobre Jesús.
B. Juan era un profeta apocalíptico del desierto. Jesús podía haber unido
fuerzas con los fariseos, los esenios o los de la cuarta filosofía, pero
intencionalmente fue con Juan, presumiblemente porque estaba de
acuerdo con el mensaje apocalíptico de Juan acerca el juicio que se
aproximaba.
C. También hay pocas dudas sobre las consecuencias del ministerio de
Jesús. Después de su muerte, se establecieron comunidades cristianas a
lo largo del Mediterráneo.
1. Sabemos acerca de estas comunidades por los escritos de sus
primeros líderes, como el apóstol Pablo, cuyos escritos claramente
indican que él creía que estaba viviendo el final de la era presente y
que Jesús pronto retornaría de los cielos para juzgar la tierra (1 Tes.
4:13-5:10).
2. En otras palabras, las primeras comunidades cristianas eran
completamente apocalípticas.
D. ¿Cómo explicar que tanto el comienzo como los resultados del ministerio
de Jesús sean marcadamente apocalípticos?
1. Si sólo el comienzo hubiera sido apocalíptico, podríamos argumentar
que Jesús se asoció con Juan pero que después cambió su forma de
pensar sobre sus ideas apocalípticas. Pero eso no explicaría por qué
los seguidores del mismo Jesús, después de su muerte, eran
apocalipticistas acérrimos.
2. Si los seguidores posteriores de Jesús fueran apocalipticistas pero
Jesús no hubiera comenzado como tal, uno podría decir que después
de la muerte de Jesús sus seguidores cambiaron sus enseñanzas para
hacerlas coincidir con sus creencias.
3. El hecho de que tanto los comienzos como el fin son tan claramente
apocalípticos es evidencia convincente que lo que está en medio—la
vida de Jesús, que da la continuidad entre Juan el Bautista y las
primeras comunidades cristianas—también era apocalíptico.
85
Lecturas indispensables:
Ehrman, Jesús, el profeta judío apocalíptico. cap. 8.
Schweitzer, Quest of the historical Jesus.
Lecturas sugeridas:
Allison, Jesus of Nazareth.
Sanders, Jesus and Judaism. caps. 1-4
Preguntas para considerar:
1. ¿Cuál es la evidencia que le parece más convincente de que Jesús era un
apocalipticista? ¿En dónde le parece que la evidencia es más débil?
2. ¿Cómo rebatiría el argumento de que Jesús no era un apocalipticista
debido a que así no es retratado en el evangelio de Juan?
86
Lección 15
Las enseñanzas apocalípticas de Jesús
Objetivo
Jesús proclamó que el reino de Dios estaba por venir a la tierra en forma inminente.
Este sería un reino real con gobernantes reales (los doce discípulos), un reino que
daría la bienvenida a algunas personas, pero que excluiría a otras. Antes de la
llegada del reino tendría lugar una escena de juicio en la cual el Hijo del hombre, un
ser cósmico proveniente del cielo, aparecería para destruir a los enemigos de Dios.
Este juicio venidero traería un giro radical de fortunas; aquellos que habían
prosperado en este mundo estando del lado del mal serían derribados, pero aquellos
que habían sufrido serían exaltados. El juicio vendría no sólo sobre individuos, sino
también sobre instituciones y gobiernos. En particular el templo judío de Jerusalén,
el corazón del culto judío, sería destruido.
Bosquejo
I.
II.
En la última lección vimos que, en términos generales, Jesús puede ser
identificado como un apocalipticista judío del siglo primero que enseñó que
el reino de Dios se acercaba a la tierra.
A. Considero que el resumen de su predicación que aparece en Marcos 1:15
(las primeras palabras dichas por él registradas en este evangelio) es
razonablemente veraz y marcadamente apocalíptico: la era presente se
termina; ¡arrepiéntanse ahora!
B. En todas sus enseñanzas auténticas, cuando Jesús se refiere al reino
venidero, parece hacer referencia a un reino real en la tierra, gobernado
por Dios. Considere las cosas que dice Jesús en las tradiciones tempranas
que encontramos en Q:
“Les aseguro —respondió Jesús— que en la renovación de todas las
cosas, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono glorioso, ustedes
que me han seguido se sentarán también en doce tronos para gobernar a
las doce tribus de Israel.” (Mt. 19:28; vea Lc. 22:30)
“Allí habrá llanto y rechinar de dientes cuando vean en el reino de Dios
a Abraham, Isaac, Jacob y a todos los profetas, mientras a ustedes los
echan fuera. Habrá quienes lleguen del oriente y del occidente, del norte
y del sur, para sentarse al banquete en el reino de Dios.” (Q: Lc. 13:23-29;
vea Mt. 8:11-12).
Así como la llegada del reino eran “buenas nuevas” para los seguidores de
Jesús, no para todos representaban buenas noticias. En un poderoso acto de
87
juicio, los gobernantes malvados serían derrocados y castigados, y los
oprimidos serían puestos en alto.
A. Este juicio sería de alcance universal. Vea estas palabras en el evangelio
más antiguo:
“Pero en aquellos días, después de esa tribulación, se oscurecerá el sol y
no brillará más la luna; las estrellas caerán del cielo y los cuerpos celestes
serán sacudidos. Verán entonces al Hijo del hombre venir en las nubes
con gran poder y gloria. Y él enviará a sus ángeles para reunir de los
cuatro vientos a los elegidos, desde los confines de la tierra hasta los
confines del cielo”. (Mc. 13:24-27)
B. Este juicio venidero es el objeto de varias de las parábolas de Jesús.
Considere ésta que es atestiguada en forma múltiple, en Mateo y Tomás:
“También se parece el reino de los cielos a una red echada al lago, que
recoge peces de toda clase. Cuando se llena, los pescadores la sacan a la
orilla, se sientan y recogen en canastas los peces buenos, y desechan los
malos. Así será al fin del mundo. Vendrán los ángeles y apartarán de los
justos a los malvados, y los arrojarán al horno encendido, donde habrá
llanto y rechinar de dientes”. (Mt. 13:47-50)
C. Como podemos ver en estas referencias, el ejecutor del juicio venidero,
que viene acompañado por los ángeles, es llamado por Jesús “el Hijo del
hombre”, un título derivado de un pasaje de la Biblia hebrea, en Daniel
7:13-14.
1. En algunos de los dichos sobre la venida futura del Hijo del hombre,
no parece que Jesús esté hablando de sí mismo. Estos dichos pasan el
criterio de desemejanza, porque difícilmente los cristianos
inventarían dichos en los que no fuese claro que Jesús mismo sería el
futuro juez.
2. Estos dichos también pasan el criterio de credibilidad contextual—
vea Henoc cap. 69, una profecía judía apocalíptica contemporánea a
Jesús, que se refiere al “Hijo del hombre” como el ejecutor del juicio
de Dios.
3. En otros dichos, sin embargo, Jesús claramente habla de sí mismo
usando el término “Hijo del hombre”. Esto obviamente no pasa el
criterio de desemejanza.
4. Como resultado, podemos estar razonablemente seguros de que
Jesús dijo que un futuro juez que juzgaría la tierra, al cual llama “el
Hijo del hombre”, sería pronto enviado desde los cielos como un
preámbulo al reino de Dios.
88
III.
D. Podemos encontrar enseñanzas similares en otros escritos apocalípticos
del mismo periodo (p. ej. 1 Henoc 69:26-292; IV Esdras 13:1-113).
Este juicio venidero traería un giro completo de las cosas: Aquellos que
estaban en el poder serían hechos a un lado; aquellos que estaban oprimidos
serían exaltados.
A. Este tipo de giro en las fortunas hace sentido en un contexto apocalíptico.
“Todo el que a sí mismo se enaltece será humillado, y el que se humilla
será enaltecido” (Lc. 14:11). “Pero muchos de los primeros serán últimos,
y los últimos, primeros” (Mc. 10:31).
B. Este es el tema de una de las enseñanzas de Jesús más conocidas, pero
más malinterpretadas: las bienaventuranzas (Mt. 5:1-12)
1. Observe los tiempos verbales en estas enseñanzas, tomando en
cuenta el énfasis apocalíptico de Jesús: “Dichosos los humildes,
porque recibirán la tierra como herencia. Dichosos los que tienen
hambre y sed de justicia, porque serán saciados, dichosos los de
corazón limpio, porque ellos verán a Dios”. ¿Cuándo? En el reino
venidero.
“Tuvieron gran alegría, bendijeron, alabaron y exaltaron (a Dios), pues les había sido revelado el
nombre de ese Hijo del hombre. Y se sentó sobre su trono de gloria y fue dada la primacía del juicio
al Hijo del hombre, que quitará y aniquilará a los pecadores de la faz de la tierra y a los que
corrompieron el mundo. Con cadenas serán atados, serán encerrados conjuntamente en un lugar de
perdición, y toda su obra desaparecerá de la faz de la tierra. Y ya no habrá nada que se corrompa,
pues ese Hijo del hombre ha aparecido y se ha sentado en el trono de su gloria. Todo mal se irá y
desaparecerá ante él, y las palabras de ese Hijo del hombre serán firmes ante el Señor de los espíritus.”
(Diez Macho, Alejandro. Apócrifos del Antiguo Testamento. Tomo IV, Ediciones Cristiandad.)
2
“Y sucedió que, tras siete días, tuve un sueño durante la noche. Y vi que se levantaba un viento del
mar de manera que agitaba todas sus olas. Y vi cómo volaba un Hombre sobre las nubes del cielo y
hacia donde dirigía su mirada, temblaban todas las cosas que estaban bajo su vista, y hacia donde
salía la voz de su boca, se encendían todos los que oían su voz, como se derrite la cera cuando siente
el fuego. Y tras esto vi cómo se congregaba una muchedumbre de hombres innumerable de los cuatro
vientos de la tierra, para luchar contra el Hombre que había salido del mar. Y vi cómo formó para sí
el Hombre una gran montaña y voló hasta colocarse sobre ella. Y yo quise ver la región o el lugar
donde se había formado la montaña y no pude. Y tras esto vi cómo todos los que se habían
congregado contra él, temían grandemente y con todo se atrevían a luchar. Y he aquí que cuando el
Hombre vio el ímpetu de la muchedumbre que venía hacia él, no levantó su mano, ni tomó la espada
ni cualquiera de los instrumentos de guerra, solamente vi cómo hizo salir de su boca como una ola
de fuego y un espíritu de llama de sus labios; y de su boca hacía salir centellas y tempestades,
mezclándose todas estas cosas: la corriente de fuego, el viento de llama y la fuerza de la tempestad.
Todo ello cayó sobre el ímpetu de la muchedumbre que estaba preparada para luchar, y los incendió
a todos de manera que nada se viese de la muchedumbre innumerable, sino solamente el polvo de la
ceniza y el olor del humo. Y viéndolo me quedé atónito.” (Diez Macho, Alejandro. Apócrifos del
Antiguo Testamento. Tomo VI, Ediciones Cristiandad.)
3
89
2.
IV.
V.
Y también “dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque
el reino de los cielos les pertenece”. El reino de Dios vendría a
aquellos que son oprimidos, pobres, hambrientos y perseguidos.
El juicio venidero de Dios incluiría no sólo a los individuos, sino a los
gobiernos y las instituciones.
A. En particular, fuentes independientes reportan que Jesús predijo que el
grande y glorioso templo de Jerusalén, el centro de toda la religión judía,
sería destruido con la aparición del Hijo del hombre (Mc. 13:1,2).
1. Como veremos con más detalle en una lección posterior, a pesar de
que Dios ordenó la construcción del templo y éste era manejado por
los líderes de su pueblo de acuerdo a sus mandatos en la Escritura,
Jesús enseñó que esa institución se había corrompido y que estaba
por ser derribada por Dios con la llegada del Hijo del hombre.
2. Que un judío dijera algo así acerca del templo es completamente
creíble. El profeta Jeremías, en la Biblia hebrea, había hecho una
predicción similar seis siglos antes (Jer. 7), así como otros
autoproclamados profetas de los días de Jesús, como lo relata Josefo.
B. Como veremos en una lección más adelante, esta enseñanza en particular
puso a Jesús en aprietos ante las autoridades gobernantes.
Jesús afirmó que la llegada del Hijo del hombre no era un evento lejano por
el cual preocuparse en algún momento remoto del futuro. Era inminente.
Sucedería en su propia generación (Mc. 8:38-9:1; 13:30).
A. En la siguiente lección consideraremos algunas de las implicaciones
éticas de la proclamación de Jesús sobre el reino venidero. Su enseñanza
moral se sitúa claramente en su contexto apocalíptico.
1. Jesús no dio sus enseñanzas éticas para mostrarle a la gente cómo
vivir en paz en el largo plazo. Él consideraba que ya no habría largo
plazo.
2. Sus enseñanzas éticas buscaban mostrarle a la gente qué es lo que
debían hacer ahora para escapar del juicio cuando llegara el Hijo del
hombre y para entrar al reino de Dios. Los creyentes debían ser
humildes (Mc. 9:35; 10:42-44); ser como “niños” (Mc. 10:14); renunciar
a todas sus posesiones y a todas sus ataduras a las cosas de este
mundo (Mc. 10:25).
B. De forma similar—y posiblemente aún más desconcertante—Jesús
enseñó que no serían las personas justas y religiosas las que entrarían en
el reino, sino los pecadores (Mt. 21:31-32; Lc. 18:9-14).
1. Probablemente ninguna de las enseñanzas de Jesús causó tanto
escándalo como ésta. Recaudadores de impuestos, prostitutas y
pecadores entrarían al reino antes que los religiosos líderes de los
judíos.
90
2.
Es difícil saber qué quiso decir con esto, pero dado el gran número
de ocasiones en las que Jesús insta a la gente a arrepentirse y a hacer
lo que Dios realmente quiere, parece ser que aquellos que eran los
líderes encumbrados de su pueblo no eran rectos delante de Dios, en
cambio sí lo eran aquellos que humildemente se arrepentían de sus
malos caminos.
C. Jesús enseñó que la gente necesitaba arrepentirse y vivir conforme a lo
que Dios quería, en virtud del reino que estaba próximo. En la siguiente
lección veremos más a detalle lo que eso implicaba.
Lecturas indispensables:
Ehrman, Jesús, el profeta judío apocalíptico. cap. 9.
Marcos 10, 13; Mateo 5-7, 24-25
Sanders, The Historical Figure of Jesus. caps. 11-13
Lecturas sugeridas:
Chilton y Evans, Authenticating the Words of Jesus.
Meier, A Marginal Jew.
Sanders, Jesus and Judaism.
Preguntas para considerar:
1. ¿Por qué los lectores cristianos son tan reacios a tomar literalmente las
enseñanzas de Jesús sobre la llegada del Hijo del hombre, la destrucción
cósmica que él traería, y la necesidad de renunciar a todas las posesiones
y vivir como siervos?
2. Lea nuevamente algunas de las enseñanzas más famosas de Jesús, como
las bienaventuranzas en Mateo 5, el padre nuestro en Mateo 6 y la parábola
de las ovejas y las cabras en Mateo 25, y reflexione sobre lo que ellas
podrían significar en un contexto apocalíptico.
91
Lección 16
Otras enseñanzas de Jesús en su contexto
apocalíptico
Objetivo
Jesús hizo más cosas, claro está, que sólo hablar del apocalipsis venidero. Él es
ampliamente reconocido como uno de los más grandes maestros de la moral de
todos los tiempos. Sin embargo, debemos darnos cuenta de que incluso sus
enseñanzas éticas se sitúan en un contexto apocalíptico que afectan radicalmente
su significado. Jesús no pronunció verdades perenes para guiar a las personas a
llevar vidas largas y fructíferas. Sus enseñanzas pretendían mostrarles a las
personas cómo vivir para entrar en el reino de Dios que pronto vendría.
Estas enseñanzas están basadas en la ley de Moisés, como la encontramos en la
Biblia hebrea. En particular, Jesús enfatizó tanto el mandamiento de amar a Dios
sobre todas las cosas (Dt. 6:4-5) y de amar al prójimo como a uno mismo (Lv. 19:18).
Bosquejo
I.
II.
Hoy en día mucha gente considera que Jesús fue uno de los más grandes
maestros de la moral de todos los tiempos, con su énfasis en el mandamiento
de “ama a tu prójimo como a ti mismo” y su fórmula de la “regla de oro” que
nos dice “traten a los demás tal y como quieren que ellos los traten a ustedes”.
A. Puede ser que las enseñanzas éticas de Jesús hayan tenido un significado
muy diferente en su contexto de lo que significan en el nuestro.
B. En otras palabras, las enseñanzas éticas de Jesús eran la ética del reino
que se acercaba. Ellas reflejaban cómo sería la vida en el reino y lo que
haría apta a una persona para entrar en él cuando éste llegara.
Sería un error pensar en las enseñanzas éticas de Jesús sin considerar su
relación con la ley judía. Como hemos visto, en todos los aspectos Jesús era
completamente judío; él siguió la ley judía y se veía a sí mismo como el
primer partidario e intérprete de esa ley.
A. Recordemos las tres principales ideas del judaísmo:
1. Era monoteísta, con un único Dios creador.
2. Dios había hecho un pacto con el pueblo de Israel (Abraham, Moisés).
3. La Ley les decía a los judíos cómo debían adorar a su Dios y cómo
vivir en la comunidad de creyentes.
B. Ser judío significaba, en parte, abrazar la Ley que creían que Dios le había
dado a Moisés, tal como estaba plasmada en los primeros cinco libros de
92
la Biblia hebrea, la Torá. En muchas tradiciones independientes vemos
con frecuencia a Jesús como el intérprete de la Ley; p. ej. Mc. 10:17-22; Lc.
16:17 (Q=Mt. 5:18); Mt. 5:17, 19-20 (M); Jn. 10:34-35.
C. A lo largo de los evangelios, Jesús constantemente cita la Ley y plantea
su interpretación en oposición a la interpretación de otros maestros de su
tiempo, p. ej. fariseos, saduceos y esenios.
1. En contraste con los fariseos (como veremos en otra lección), Jesús no
pensaba que Dios se preocupara por la observancia escrupulosa de
cada detalle de cada mandamiento.
2. En contraste con los saduceos, Jesús no pensaba que un cuidadoso
apego a las leyes sobre los sacrificios del templo haría que una
persona fuera recta delante de Dios.
3. En contraste con los esenios, Jesús no pensaba que el mantener la
propia pureza ritual apartándose del mundo pecaminoso fuera lo
que Dios quería en última instancia.
4. En todos estos desacuerdos, el asunto nunca fue si la ley de Dios,
como se encuentra en la Biblia hebrea, debía ser cumplida. La
cuestión era sobre cómo debía ser cumplida y qué significaba
cumplirla.
D. Para Jesús, al igual que para otros maestros judíos de sus días, lo que Dios
quería era que su pueblo cumpliera los mandamientos que conformaban
el corazón de su Ley, los mandamientos de amar a Dios por encima de
todo (Dt. 6:5) y de amar al prójimo como a uno mismo (Lv. 19:18; Mc.
12:28-34).
E. Aun a pesar de que el mandamiento del amor es simple, abarca a todo lo
demás. Entregarse a ese mandamiento es necesario para entrar al reino
de Dios, lo cual es la meta final de toda existencia.
1. Uno debe buscar el reino como si fuera su posesión más preciada (vea
la parábola de la perla de gran precio; Mt. 13:45-46).
2. Ninguna otra cosa en la vida humana debe importar más que el
reino—ni siquiera la comida y la ropa (Mt. 6:31-33).
3. El querer vivir para las cosas de este mundo y a la vez comprometerse
totalmente con Dios sería como un esclavo que quisiera servir a dos
amos—no es posible (Lc. 16:13).
4. Así, uno debe renunciar a todo—todas las posesiones y todo lo que
lo ata a este mundo—en vista del reino que se aproxima (Mc. 10:1721). Aquellos que renuncian a su vida en este mundo ganarán mucho
en el reino que pronto vendrá (Mc. 10:29-30).
F. Este énfasis en renunciar a todo por el reino significa que Jesús no era un
gran defensor de lo que actualmente llamamos “valores familiares”.
93
1.
III.
De hecho, él fue bastante claro al decir que los padres, hermanos,
cónyuges, e incluso hijos, no tendrían importancia en comparación
con el reino (Lc. 14:26).
2. Al parecer Jesús se percató de lo divisivas que podían llegar a ser sus
enseñanzas, afirmó que más que mantener juntas a las familias, él las
dividiría (Lc. 12:51-53).
3. Al igual que con otros dichos duros de Jesús, éstos no deben ser
interpretados para que digan algo distinto de lo que realmente dicen.
Por el contrario, deben ser puestos en su propio contexto
apocalíptico.
G. Consideradas en este contexto, las enseñanzas de Jesús sobre el
matrimonio son distintas a algunas de sus modernas interpretaciones.
1. En su sociedad, era inusual para un hombre no estar casado (como
era su caso). Algunos eran ascetas, como la evidencia apunta a que
Jesús lo era.
2. Jesús nunca enseñó en contra del matrimonio.
3. En Marcos 12, Jesús discute con los saduceos acerca de la resurrección
del cuerpo, mostrando su creencia en una resurrección corporal hacia
un nuevo estado en donde ya no habría vida matrimonial.
4. Así, Jesús pudo dar a entender “no se casen” (en vista del juicio que
se aproxima).
H. Jesús no defendió una estructura familiar fuerte para promover una
sociedad saludable, porque él pensaba que la sociedad estaba enferma y
próxima a ser destruida.
Jesús “maximizó” el mandamiento del amor y “minimizó”
comparativamente todo lo demás.
A. Esto puede verse en las llamadas “antítesis” conservadas en el sermón
del monte en el evangelio de Mateo (Mt. 5:21-48).
1. La Ley dice que no mates; pero si realmente amas a tu prójimo, ni
siquiera te enojarás con él.
2. La Ley dice que no tomes a la mujer de tu prójimo; pero si realmente
amas a tu prójimo, ni siquiera desearás tomarla.
3. La Ley dice que castigues a alguien que te ha causado un daño en la
misma media del daño (“ojo por ojo y diente por diente”); pero si
realmente amas a tu prójimo, no buscarás el desquite, ni siquiera te
ofenderás cuando te causan daño (“da la otra mejilla”).
B. Este amor por los demás debe ser extensivo a todos, incluso en las
situaciones más extremas.
1. En vez de buscar la restitución de algo que otro te quitó o te destruyó
(como lo indica la Ley), debes perdonar lo que otros te deben—para
que Dios te perdone lo que le debes a él (Mc. 11:25; Lc. 11:4).
94
2.
IV.
No debes condenar siquiera las faltas ajenas—para que Dios no
juzgue las faltas tuyas: “no juzguen y no se les juzgará” (Lc. 6:37).
3. Debes amar incluso a aquellos que son tus enemigos declarados, que
buscan lastimarte o matarte (Lc. 6:27; Mt. 5:43-44).
C. En particular, a Jesús le importaba que sus seguidores amaran a aquellos
menos afortunados y oprimidos—los pobres, los enfermos mentales, los
enfermos terminales, los rechazados, los presos. Esta gente heredaría el
reino cuando llegara.
D. Este mandamiento de amar al prójimo era el corolario del mandamiento
de amar a Dios sobre todas las cosas.
1. La razón por la que la gente podría poner el reino de Dios por encima
de todo—incluso la comida y la ropa—es porque Dios proveería
todas estas cosas (Mt. 6:25-33).
2. La gente puede confiar en Dios como un padre que da a sus hijos lo
que necesitan. Todo lo que uno debe hacer es pedir (Mt. 7:7-11; Lc.
11:9-11).
3. Para aquellos que confían en Dios (esto es, tienen “fe”) todas las cosas
les son posibles (Mc. 9:23, 11:23; Mt. 17:20), porque Dios cuida de sus
hijos y les dará cualquier cosa que le pidan—especialmente su reino,
que pronto llegaría.
En conclusión, las enseñanzas de Jesús más marcadamente morales—
algunas de las enseñanzas éticas más grandiosas jamás escuchadas en la
historia de nuestra civilización—no deben ser quitadas de su contexto
apocalíptico.
A. Jesús dio estas enseñanzas como interpretaciones de la ley judía,
especialmente Dt. 6:4-5; Lv. 19:18.
1. En otras palabras, Jesús no se veía a sí mismo como inventor de un
nuevo sistema de ética, sino como explicando la ley de Moisés desde
la perspectiva de su propio contexto apocalíptico.
2. Aquellos que se comprometieran por completo en amor para con
Dios y con su prójimo, sobrevivirían a la embestida que venía.
Lecturas indispensables:
Ehrman, Jesús, el profeta judío apocalíptico. cap. 10.
Meier, A Marginal Jew.
Sanders, The Historical Figure of Jesus. caps. 11-13
95
Lecturas sugeridas:
Allison, Jesus of Nazareth
Chilton y Evans, Authenticating the Words of Jesus.
Preguntas para considerar:
1. Si Jesús era tan judío en su orientación básica y en sus enseñanzas, ¿por
qué cree que la religión que posteriormente se desarrolló en su nombre se
volvió tan enfáticamente antijudía?
2. Comente cómo el carácter apocalíptico de la predicación de Jesús puede
cambiar nuestra forma de entender sus enseñanzas sobre amar a nuestro
prójimo como a nosotros mismos. ¿Le parece adecuado reinterpretar las
enseñanzas de Jesús de que una persona debe renunciar a todo por causa
del reino, de forma que ya no se requiera renunciar a nada en lo más
mínimo?
96
Lección 17
Los hechos de Jesús en su contexto apocalíptico
Objetivo
En las lecciones anteriores discutimos algunas de las evidencias que han llevado a
muchos académicos a pensar que Jesús fue un judío apocalipticista. Otros
académicos han comenzado a cuestionar este punto de vista. En esta lección
examinaré dos de las formas en que dichos académicos han intentado darle la vuelta
a la evidencia temprana de una interpretación apocalíptica de Jesús. Después
comentaré cómo las actividades de Jesús que pueden considerarse históricamente
probables también se ajustan bien a un marco apocalíptico.
Bosquejo
I.
La perspectiva apocalíptica de Jesús también nos permite entender mejor el
tipo de cosas que sabemos que él llevó a cabo. Sus hechos son establecidos
considerando los relatos de los evangelios a la luz de los criterios históricos
que hemos estudiado.
A. Antes de entrar en esta discusión sobre los hechos de Jesús, quiero
recalcar que el simple hecho de citar algunos versículos y sacar
conclusiones de ellos no es una forma válida de justificar una forma
distinta de entender a Jesús.
1. Hemos visto evidencia sustancial de que el ministerio de Jesús estaba
enraizado en su visión apocalíptica de la venida del reino de Dios a
la tierra.
2. Cualquiera que proponga una visión alternativa está también
obligado a construirla con base en la evidencia.
3. Algunos académicos han tratado de hacerlo, argumentando que
Jesús no era un apocalipticista, a pesar de que nuestras fuentes más
antiguas muestran de manera independiente que sí lo era.
B. Una manera de sortear el problema de nuestras fuentes antiguas es
argumentando que estas fuentes—por ejemplo, Marcos, Q, M y L—no
son las más antiguas. Por ejemplo, este es el punto de vista defendido por
John Dominic Crossan, un miembro del llamado “Jesus Seminar”, cuyos
libros sobre el Jesús histórico están entre los más populares del mercado.
1. Crossan piensa que Jesús no era un judío apocalipticista, pero
obviamente tiene que enfrentarse al problema de las fuentes, lo cual
hace con ingenio y vehemencia—y con cierta ingenuidad.
97
2.
Crossan afirma que otras fuentes menos conocidas que no están en el
Nuevo Testamento—incluyendo documentos tales como el
Evangelio de Pedro y el Evangelio de los Hebreos—conservan
tradiciones que son mucho más antiguas que aquellas que
encontramos en las fuentes canónicas. Debido a que ninguna de estas
otras fuentes retrata a Jesús como apocalipticista, para Crossan, en
consecuencia, Jesús no era uno de ellos.
3. El problema es que los documentos a los que Crossan se refiere datan
de tiempos muy posteriores. Por ejemplo, el Evangelio de los
Hebreos no es siquiera mencionado sino hasta fines del siglo
segundo. Decir que preserva tradiciones que son más antiguas que
las que encontramos en un evangelio producido cien años antes o
más (Marcos) es posible, pero requiere de nosotros mucha
credulidad.
4. Cuando en las fuentes que casi todos concuerdan que son las más
antiguas se preservan tradiciones que retratan a Jesús en forma
apocalíptica, y en cambio en las fuentes más tardías se preservan
tradiciones en las que él no es retratado en forma apocalíptica, la
tendencia salta a la vista.
C. Otra forma de esquivar el problema es afirmando que las fuentes
antiguas en realidad no retratan a Jesús como apocalipticista.
1. Esto también es un tanto problemático debido a que, por ejemplo,
encontramos materiales apocalípticos a todo lo largo de Marcos y Q.
2. Algunos expertos están convencidos de que Q no sólo es mucho más
antiguo que Marcos, sino que además su contenido es no
apocalíptico. Muchos miembros del “Jesus Seminar” toman esta
posición.
3. Eso también es difícil de sostener, debido a que Q sí contiene
tradiciones apocalípticas en labios de Jesús (p. ej. Lc. 12:39-40 = Mt.
24:43-44; Lc. 17:24, 26-27, 30 = Mt. 24:27, 37-39).
4. Los partidarios de un Jesús no apocalíptico afirman que, aunque
nuestra versión de Q es apocalíptica, una versión anterior del
documento no era apocalíptica—y que posteriormente un editor
insertó tradiciones apocalípticas en el texto. Esta versión corrompida
de Q es la que habrían usado Mateo y Lucas.
5. Recordemos que ni siquiera tenemos en nuestras manos el
documento Q. Si ya de por sí es suficientemente difícil afirmar que
un documento antiguo con el que contamos atravesó múltiples
ediciones y determinar cómo debió ser en cada una de esas etapas; el
pretender hacer lo mismo con un documento que no tenemos es
realmente mucho más de lo que es posible hacer con datos tan
limitados.
98
II.
D. En resumen, es muy difícil evadir el problema de que nuestras fuentes
más antiguas, de manera independiente, nos muestran a Jesús como un
apocalipticista. Mas aún, tanto sus palabras como sus acciones hacen
sentido viéndolas en un contexto apocalíptico.
Jesús fue bautizado por Juan el Bautista, lo cual demuestra que su ministerio
lo comenzó adoptando una perspectiva apocalíptica.
A. Ya hemos visto que esta es una de las tradiciones más sólidamente
arraigadas en las primeras fuentes: pasa los tres criterios con notable
éxito.
B. Juan proclamó un mensaje apocalíptico, como lo vemos, por ejemplo, en
Q (Lc. 3:9). Es difícil imaginar por qué Jesús habría escogido unirse al
Bautista si no estuviera de acuerdo con el mensaje de Juan, pues
fácilmente podría haberse asociado con alguien más (p. ej. con un fariseo
o con los esenios).
C. El bautismo de Jesús muestra que él estaba fundamentalmente de
acuerdo con Juan en su mensaje apocalíptico, aunque algunos expertos
afirman que posteriormente Jesús cambió de parecer. La evidencia con la
que contamos no apoya esta afirmación.
D. Podemos sacar una conclusión similar de la decisión de Jesús de llamar
a doce discípulos, una de las tradiciones mejor atestiguadas en nuestras
fuentes.
1. Todos los sinópticos concuerdan en que entre los seguidores de Jesús
había doce que eran más cercanos a él, aunque no coinciden
totalmente en cuáles eran los nombres de esos doce (vea Mc. 3:14-19
y Lc. 6:12-16). Esta evidencia muestra que era conocido que eran
doce.
2. Además, esta tradición es apoyada por Pablo, Juan y Hechos (1 Co.
15:5; Jn. 6:66; Hch. 6:2).
3. Adicionalmente, algunos de los dichos acerca de los doce parecen
pasar el criterio de desemejanza. Esto es especialmente cierto para el
dicho que aparece en Q en donde Jesús les dice a sus discípulos que
en el reino que se acercaba ellos se sentarían en doce tronos para
gobernar a las doce tribus de Israel (Mt. 19:28). Nadie habría
inventado este dicho, sabiendo bastante bien que uno de los doce
(Judas) traicionó a Jesús.
E. Este dicho de Jesús (Mt. 19:28; Lc. 22:30) puede darnos la clave sobre el
significado del número doce. Era un número simbólico a la luz de la
antigua tradición de que Israel originalmente había estado formado por
doce tribus.
1. Los doce discípulos, por tanto, representaban al verdadero Israel, y
eran ellos—los que seguían las enseñanzas de Jesús—los que
conformaban el verdadero pueblo de Dios.
99
2.
III.
IV.
Observemos que en el dicho de Q el énfasis está en su papel futuro
como gobernantes en el reino de Dios.
3. Este aspecto de la enseñanza de Jesús puede ser el responsable de
otra tradición bien documentada en las fuentes—que los discípulos
dejaron que su futura importancia se les subiera a la cabeza. Jesús les
tuvo que recordar constantemente que el primero debía ser el último
y que sólo aquellos que se humillan a sí mismos como niños y
esclavos podrían entrar en el reino (vea Mc. 9:33-37, 10:35-44).
Entre las otras actividades de Jesús, es de resaltar su cercanía con los
pecadores y los rechazados.
A. Su amistad con prostitutas, cobradores de impuestos (que eran
considerados como corruptos y colaboradores de los romanos), y
pecadores (es decir, aquellos que no se preocupaban por guardar la Ley)
es atestiguada a lo largo de las antiguas tradiciones de Marcos, Q, M y L
(p. ej. Mc. 2:15-16; Mt. 11:19, 21:31-32; Lc. 15:1).
B. Más aún, este no es el tipo de tradición que habrían querido inventar
posteriormente los seguidores de Jesús, para quienes era importante la
reputación de él.
C. La decisión de Jesús de asociarse con pecadores y rechazados tiene
sentido a la luz de su mensaje apocalíptico. El reino venía para esta gente,
no para los ricos, los eminentes, los poderosos ni los religiosos (vea Mt.
21:31). El reino traería un giro completo en la fortuna de las personas.
D. Es claro que Jesús también se asoció con las mujeres en público.
1. Esto es atestiguado de manera múltiple en nuestras tradiciones (p. ej.
Mc. 15:40-41; Evangelio de Tomás 114; Lc. 8:1-3; etc).
2. Esta cercanía con las mujeres es significativa debido a que las mujeres
eran consideradas inferiores a los hombres y, al menos en Palestina,
tenían restringida su participación en actividades públicas.
3. Esto también tiene sentido en un contexto apocalíptico. Recordemos
que en el reino habría completa igualdad, y aquellos que eran
oprimidos serían exaltados. Las mujeres, por tanto, se sintieron
atraídas por este mensaje.
Las actividades de Jesús durante su ministerio público principalmente
consistieron en viajar a través de Galilea, proclamando su evangelio y
ganando seguidores.
A. No sabemos cuánto duró este ministerio.
1. En el evangelio de Marcos da la impresión de que duró apenas unos
meses, desde comienzos del verano cuando el trigo había comenzado
a madurar (Mc. 2:23) hasta la fiesta de la Pascua en la primavera
siguiente (14:12).
100
2.
V.
Sin embargo, el relato posterior de Juan, habla de tres fiestas de la
Pascua (2:13, 6:4, 11:55), así que se debería suponer que el ministerio
habría durado al menos un poco más de dos años.
B. El ministerio de Jesús probablemente se restringió a zonas rurales.
1. Nunca se menciona que Jesús haya visitado la importante ciudad de
Séforis, aún a pesar de que estaba sólo a unos pocos kilómetros de
Nazaret, ni tampoco ninguna de las otras ciudades importantes de
Galilea.
2. Él siempre está en las aldeas pequeñas, en los pueblos y los campos
de alrededor (p. ej. Mc. 1:45, 3:7, 4:1, etc.).
3. Al parecer él utilizó a Capernaum, en el mar de Galilea, como su base
de operación. Esta tradición tiene testimonios múltiples (Mc. 1:21, 2:1;
Mt. 4:13; Jn. 2:12, 6:59), y es difícil pensar que los cristianos tuvieran
motivos para inventarla.
C. Su ministerio fue casi exclusivamente para los judíos, a quienes trató de
convencer a través de sus predicaciones e interpretaciones de la Escritura,
de que necesitaban arrepentirse y volverse a Dios en vista de la
destrucción que se acercaba.
A la luz de la discusión previa, podemos afirmar que los hechos de Jesús
mejor atestiguados apoyan en su totalidad la noción de que Jesús fue un
apocalipticista, preocupado por llevarle al pueblo de Israel su mensaje de la
inminente llegada del reino de Dios, antes de que fuera demasiado tarde.
Lecturas indispensables:
Ehrman, Jesús, el profeta judío apocalíptico. cap. 11.
Sanders, The Historical Figure of Jesus. caps. 11-13.
---------, Jesus and Judaism, cap. 3
Lecturas sugeridas:
Allison, Jesus of Nazareth
Chilton y Evans, Authenticating the Deeds of Jesus.
101
Preguntas para considerar:
1. En esta lección hemos estudiado, desde una perspectiva apocalíptica,
algunas de las actividades y relaciones de Jesús mejor documentadas, pero
no hemos abarcado todas. Tomemos sólo una más: el bien documentado
afecto de Jesús por los niños. ¿Cómo piensa que esto puede encajar en su
mensaje apocalíptico general?
2. Discuta la decisión de Jesús de asociarse con los rechazados y los
pecadores. ¿Es realmente verosímil que él enseñara que la gente mala
entraría en el reino de Dios antes que aquellos que trataban de ser rectos?
Si es así, ¿qué enseñanza podría eso darle a la gente de la actualidad—
incluyendo a los cristianos—que se empeñan en ser altamente morales y
apartados del pecado?
102
Lección 18
Más palabras y hechos de Jesús
Objetivo
Las actividades de Jesús más frecuentemente relatadas son sus milagros, en
especial su capacidad para echar fuera demonios y sanar a los enfermos. Los relatos
de los milagros de Jesús generan problemas particulares a los historiadores, no
porque ellos deban tomar la postura filosófica de la Ilustración de que los milagros
no pueden suceder, sino porque aún y cuando uno supusiera que los milagros
pudieran suceder, los historiadores no los podrían demostrar. Los historiadores se
limitan a presentar la evidencia contenida en los documentos públicos, disponibles
para todas las personas de cualquier convicción religiosa, con relación a lo que
probablemente sucedió en el pasado. Debido a que los historiadores trabajan con
base en probabilidades (y nunca con certezas absolutas) y debido a que los milagros
por su propia naturaleza son los eventos menos probables, los historiadores nunca
podrían presentar un milagro como la explicación más probable de un suceso. Sin
embargo, los historiadores sí pueden discutir los relatos de los milagros, y eso es lo
que haremos en esta lección. También abordaremos la relación del presente con el
futuro en la proclamación de Jesús sobre el reino. ¿Era el reino, como algunos
académicos afirman, algo ya presente y quizá en forma plena en el ministerio
terrenal de Jesús?, ¿o el reino sería algo que vendría después, traído mediante juicio
por el Hijo del hombre?
Bosquejo
I.
II.
Los numerosos reportes en los evangelios sobre los milagros de Jesús
generan problemas especiales para los historiadores, quienes tienen el
objetivo de determinar lo que probablemente sucedió en el pasado.
A. Estas tradiciones sobre milagros crean un problema especial para los
historiadores. Algunas personas a partir de la Ilustración han afirmado
que los milagros no pueden suceder. Para esas personas Jesús no realizó
milagros, debido a que los milagros no suceden. A este punto de vista lo
podemos llamar el problema “filosófico” de los milagros. Quiero declarar
enfáticamente que ese no es el problema que pretendo abordar en esta
lección.
B. Sólo como hipótesis, estoy dispuesto a suponer que los milagros pueden
suceder. No obstante, incluso si los milagros son posibles, el historiador
aun así no tiene forma de mostrar que alguna vez sucedieron. A esto lo
llamaré el problema “histórico” de los milagros.
Debemos empezar por comparar la forma en que los historiadores abordan
su oficio contra la forma en la que los científicos naturales lo hacen.
A. Las ciencias naturales operan a través de experimentación repetida,
tratando de buscar probabilidades predictivas con base en resultados
103
pasados. Podemos llamarlo “probabilidad presuntiva”. Un “milagro”
implicaría una violación de la forma conocida en que opera la naturaleza.
B. Las disciplinas históricas no son como las ciencias naturales, en parte
debido a que ellas se enfocan en establecer lo que sucedió en el pasado, y
no en predecir lo que sucederá en el futuro, y en parte porque ellas no
pueden realizar experimentación repetida.
1. Un suceso es una cuestión única; una vez que ha sucedido, queda
concluido y en el pasado.
2. Debido a que los historiadores no pueden repetir el pasado para
determinar lo que probablemente sucedió, siempre habrá menos
certidumbre sobre los eventos pasados. Mientras más atrás nos
remontemos en la historia, más difícil será presentar una
argumentación convincente para un milagro.
C. Esto es lo que hace tan problemáticos a los pretendidos milagros.
1. La mayoría de las cosas que acontecen normalmente no son tan
insólitas como para desafiar la imaginación, debido a que ellas
suceden más o menos todo el tiempo.
2. ¿Pero qué pasa con los eventos que no ocurren todo el tiempo? Como
sucesos que desafían todas las probabilidades, los milagros le
generan un dilema ineludible al historiador.
D. Para los historiadores, un milagro nunca puede ser la explicación más
probable. Eso significa que los historiadores nunca pueden mostrar—por
la misma naturaleza del caso, dadas las restricciones que les imponen los
métodos históricos—que los milagros probablemente ocurrieron.
1. Este es un problema para todos los historiadores de todas las
religiones, o incluso para los no religiosos.
2. Incluso si existen buenas fuentes para un evento milagroso, la
naturaleza misma de la disciplina histórica impide que el historiador
argumente sobre su probabilidad. Por su misma naturaleza, los
milagros son los sucesos menos probables en cualquier instancia.
E. Un asunto relacionado es que el único tipo de evidencia que los
historiadores pueden examinar es la que existe en los documentos
públicos.
1. El historiador no tiene acceso a “fuerzas sobrenaturales”, sólo a
eventos que pueden ser observados e interpretados por cualquier
persona con uso de razón, sin importar su persuasión religiosa.
2. Si un milagro requiere de la creencia en un mundo sobrenatural, pero
los historiadores—cuando actúan como historiadores—sólo tienen
acceso al mundo natural, entonces ellos nunca pueden siquiera
discutir las probabilidades de un milagro.
104
III.
F. Debo enfatizar que los historiadores no tienen que descartar la
posibilidad de la existencia los milagros o descartar que los milagros
hayan sucedido en el pasado.
1. Muchos historiadores, incluyendo cristianos, judíos y musulmanes,
creen que los milagros han ocurrido.
2. Sin embargo, cuando ellos piensan o dicen esto, lo hacen no como
historiadores, sino como creyentes.
3. En esta discusión yo no estoy asumiendo la posición del creyente;
estoy asumiendo la posición del historiador.
4. Al reconstruir las actividades de Jesús, yo no afirmaré ni negaré los
milagros que según los relatos él realizó. Estos eventos—incluso si
realmente sucedieron—están más allá del ámbito del historiador.
Como historiador, sin embargo, puedo comentar sobre los relatos de
los milagros, porque son asunto de dominio público.
Claramente Jesús tuvo la reputación de ser un exorcista.
A. Los relatos de sus exorcismos tienen múltiples testimonios; los
encontramos a todo lo largo de Marcos, M y L. Pero ¿qué pasa con los
otros criterios?
1. Los relatos no pueden pasar el criterio de desemejanza, porque los
seguidores que creían que Jesús podía derrotar a las fuerzas del mal,
bien podrían haber inventado historias en donde esto se mostrara.
2. Los relatos pasan la credibilidad contextual sólo en la medida en que
otros realizadores de milagros, como el pagano Apolonio de Tiana y
otros santos hombres judíos, eran considerados como poseedores de
esa clase de poderes.
3. El historiador no puede decir que los demonios—seres
sobrenaturales que invaden los cuerpos humanos—eran realmente
echados fuera de la gente. El hacerlo sería traspasar las fronteras del
método histórico.
4. Ciertamente podemos afirmar que Jesús fue ampliamente reconocido
por la gente de su tiempo—gente que creía en los demonios—por su
poder de echar fuera demonios.
B. Lo que es particularmente interesante para el historiador es cómo estos
pretendidos milagros fueron interpretados por los primeros seguidores
de Jesús.
1. Cuando Jesús es acusado de echar fuera a los demonios por el poder
de Satanás, él responde diciendo “si yo expulso a los demonios por
medio de Beelzebú, ¿los seguidores de ustedes por medio de quién
los expulsan?... En cambio, si expulso a los demonios por medio del
Espíritu de Dios, eso significa que el reino de Dios ha llegado a
ustedes” (Mt. 12:27-28, vea Lc. 11:19-20).
105
2.
IV.
V.
Observemos que todos—Jesús y sus oponentes—admitían que tanto
Jesús como otros exorcistas judíos podían expulsar demonios. Aún
más importante, los exorcismos de Jesús son interpretados de forma
apocalíptica. Ellos eran la muestra de que el reino de Dios estaba a
las puertas.
3. Es notorio que esta interpretación apocalíptica es la primera forma en
que se entendió la difundida tradición de que Jesús podía expulsar
demonios.
Conclusiones similares resultan de un entendimiento histórico de los
milagros de sanidad de Jesús.
A. Los reportes de su capacidad para sanar a los enfermos y resucitar a los
muertos tienen múltiples testimonios, pero no pasan el criterio de
desemejanza.
B. Más significativa es la interpretación que comúnmente se le dio a su
capacidad para sanar.
1. Los milagros de sanidad no fueron considerados como señales de que
Jesús era Dios. Esos eran el tipo de actos que llevaban a cabo los
profetas judíos. Jesús simplemente los hacía mejor que cualquier otro.
Las primeras tradiciones les asignaron un significado apocalíptico a
estos actos.
2. Recordemos que en el reino ya no habría más enfermedad ni muerte.
Jesús sanaba a los enfermos y levantaba a los muertos. Por tanto, de
una forma modesta, el reino ya estaba siendo manifestado.
3. De acuerdo a un relato de Q, cuando Juan el Bautista quiso saber si
Jesús era el último profeta antes del fin, o si debían esperar a otro,
Jesús le responde: “Vayan y cuéntenle a Juan lo que han visto y oído:
Los ciegos ven, los cojos andan, los que tienen lepra son sanados, los
sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncian las
buenas nuevas” (Q = Lc. 7:22).
4. Una vez más los milagros de Jesús son interpretados en forma
apocalíptica para mostrar que el fin había llegado y que el momento
culminante estaba cerca.
Esto nos lleva a un asunto final: ¿Hasta qué punto Jesús proclamó que el fin
ya había comenzado a manifestarse? Por mucho tiempo los académicos han
discutido en qué medida Jesús pensaba que el reino ya estaba presente.
A. Algunos han llegado al extremo de afirmar que, para Jesús, el reino ya
estaba completamente presente y nada adicional vendría en el futuro—
ninguna ruptura catastrófica de la historia traída por Dios, salvo la
aparición de Jesús mismo. Este punto de vista es llamado “escatología
realizada”.
1. Esta opinión se basa principalmente en versículos como Lc. 17:20-21:
“el reino de Dios está entre ustedes”.
106
2.
VI.
Desafortunadamente, este versículo no tiene testimonios múltiples,
y, por el contrario, hemos visto muchos ejemplos de claras
afirmaciones apocalípticas esparcidas a lo largo de las primeras
fuentes.
3. No obstante, parece que Jesús pensaba que, de algún modo, el fin ya
se estaba manifestando en el presente.
B. La mayoría de los académicos dirían que Jesús entendía que el reino ya
había empezado a manifestarse, pero que un final catastrófico estaba aún
por venir con la llegada del Hijo del hombre.
C. Ya hemos visto cómo tanto las enseñanzas éticas de Jesús, así como los
relatos de sus milagros constituyen una especie de anticipo de la llegada
del reino.
1. Los que seguían a Jesús debían aplicar los ideales del reino en el
presente. Debido a que en el reino no habría guerra, desde ahora la
gente no debía cometer ningún acto de violencia; debido a que el odio
no existiría, desde ahora la gente debía ocuparse sólo en el amor;
debido a que cesaría la opresión, desde ahora la gente debía trabajar
por la justicia.
2. Los reportes de los milagros de Jesús también manifiestan el
comienzo del reino en el presente. Debido a que las fuerzas del mal
serían derrotadas en el reino, desde ahora Jesús echa fuera a los
demonios; debido a que ya no habría más enfermedad; desde ahora
Jesús sana a los enfermos; debido a que ya no existiría la muerte;
desde ahora Jesús resucita a los muertos.
D. Muchas de las parábolas de Jesús presentan esta perspectiva: que el reino
había comenzado a manifestarse en el ministerio de Jesús y en las vidas
de sus discípulos, pero que lo que ellos estaban experimentando era tan
sólo una probada de las glorias que vendrían cuando el reino de Dios
llegara con poder.
E. La parábola de la semilla de mostaza (tanto en Marcos como en Tomás)
enfatiza que los pequeños y desfavorables comienzos en el presente, al
final estallarían en consecuencias enormes.
F. La parábola de la masa y la levadura (Q) enfatiza que lo que al presente
es modesto y oculto, a la postre afectaría al mundo entero.
Para Jesús y sus primeros seguidores, el mensaje apocalíptico de la
destrucción venidera tenía serias implicaciones para el presente.
A. Aquellos que aplicaran los ideales serían aptos para entrar en el reino
cuando éste llegara con la aparición poderosa del Hijo del hombre. Ellos
también habían comenzado a experimentar cómo sería la vida en ese
reino, gobernada por la paz, la armonía, la justicia y el amor.
B. Aquellos que veían en Jesús a un gran realizador de milagros, veían
todavía más manifestaciones del reino.
107
1.
2.
Los historiadores no pueden afirmar que Jesús hizo (o no hizo)
hazañas sobrenaturales que violaron lo que llamamos leyes
naturales—este tipo de afirmación cae fuera del ámbito de lo que
podemos saber históricamente.
Los historiadores pueden decir que comúnmente se creía que Jesús
había hecho tales cosas, y que esa creencia era típicamente entendida
en forma apocalíptica. Al echar a los demonios, sanar a los enfermos
y levantar a los muertos, Jesús estaba encarnando cómo sería la vida
cuando llegara el reino de Dios.
Lecturas indispensables:
Ehrman, Jesús, el profeta judío apocalíptico. cap. 11.
Meier, A Marginal Jew, vol. 2.
Sanders, The Historical Figure of Jesus. cap. 10.
Lecturas sugeridas:
Fuller, Interpreting the Miracles.
Kee, Miracle in the Early Christian World.
Preguntas para considerar:
1. Explique por qué un milagro que presuntamente haya sido realizado por
algún sanador contemporáneo—incluso que haya sido presenciado por
testigos oculares y reportado en los periódicos—no puede ser establecido
como históricamente probable. (Si a usted le parece que podría ser probable
si es relatado por testigos oculares, lea nuevamente esta lección y piense
en la lógica detrás de la afirmación de que los historiadores no pueden
establecer que un milagro, por la propia naturaleza de éste, probablemente
haya sucedido en el pasado).
2. Sólo como hipótesis, en esta lección yo supuse que los milagros pueden
suceder (aun a pesar de que no se puede establecer que sea lo que
probablemente haya sucedido). Ahora, asumiendo una hipótesis distinta,
suponga todo lo contrario—que Jesús en realidad no realizó ningún
milagro. Partiendo de esa premisa, ¿cómo explicaría la abundancia de
milagros que se le atribuyen a lo largo de las tradiciones?
108
Lección 19
Las controversias de Jesús
Objetivo
En esta lección exploraremos las tradiciones sobre el amplio rechazo de Jesús, y
algunas de sus controversias con los fariseos, especialmente sobre el significado del
mandamiento bíblico de guardar el sábado y las reglas farisaicas respecto al diezmo.
Después consideraremos si el radical énfasis de Jesús en el mandamiento del amor
lo llevó a violar las demandas de las Escrituras sobre la pureza ritual, en especial
sobre las normas dietéticas kosher.
Bosquejo
I.
II.
Las lecciones anteriores nos aclaran el por qué Jesús ganó seguidores.
A. Para la gente que estaba sufriendo, él les trajo un mensaje de esperanza,
que Dios pronto intervendría en el mundo para aliviar su sufrimiento y
recompensar su fidelidad.
1. Los romanos y otras fuerzas malvadas serían quitados del poder.
2. Los pobres, oprimidos y los rechazados serían traídos al reino de Dios
en donde dejaría de haber más sufrimiento, injusticia, pobreza,
enfermedad y muerte.
B. Sus seguidores ya habían comenzado a formar una comunidad muy
unida, organizada alrededor de los principios del amor, como lo
enseñaba Dios en las Escrituras judías.
C. Se pensaba que Jesús había hecho grandes milagros que mostraban que
el reino ya había comenzado a manifestarse.
D. Actualmente mucha gente, quizá la mayoría, asume que Jesús tenía miles
de ávidos seguidores, y sólo unos cuantos enemigos poderosos. Este no
era el caso.
Las tradiciones sobre el rechazo de Jesús se refieren a la mayoría de aquellos
con los que él estuvo en contacto: su propia familia, la gente de su aldea, la
gente de los pueblos y aldeas cercanas, los líderes religiosos judíos, la
aristocracia de Jerusalén, y por supuesto, las autoridades romanas.
A. La tradición de que la propia familia de Jesús lo rechazó tiene
fundamentos sólidos. Esto pudiera parecer difícil de aceptar para
aquellos que conocen la historia de la anunciación en el evangelio de
Lucas (en donde el ángel Gabriel le informa a María quién sería su hijo).
Esta historia, por supuesto, no puede pasar los criterios de atestiguación
independiente y desemejanza.
109
1.
El tema del rechazo de Jesús por su propia familia es atestiguado en
tradiciones múltiples e independientes, y no es el tipo de cosas que
los cristianos querrían inventar posteriormente. Por tanto, pasa
nuestros criterios.
2. De acuerdo con uno de los relatos más antiguos, al comienzo de su
ministerio, la familia de Jesús trató de atraparlo y apartarlo de la
gente porque pensaban que se había vuelto loco (Mc. 3:21); en
consecuencia, él los rechazó cuando ellos vinieron a buscarlo (Mc.
3:31-35).
3. En una fuente posterior se nos dice que sus hermanos no creían en él
(Jn. 7:5), y no tenía familiares entre sus seguidores más cercanos.
Pablo da a entender que Jacobo, el hermano de Jesús, se hizo creyente
posiblemente después de su resurrección (1 Co. 15:7).
4. Es difícil saber lo que realmente María pensaba de él. Sólo el
evangelio más tardío, Juan, nos dice que ella estuvo con él hasta el
final, en su crucifixión. No obstante, el libro de los Hechos indica que
ella era uno de los primeros creyentes inmediatamente después de la
resurrección (Jn. 19:25-27; Hch. 1:14).
5. En resumen, la tradición es clara en el sentido de que Jesús fue
rechazado por su propia familia durante su ministerio, aunque al
parecer después algunos de ellos llegaron a creer en él.
B. Jesús fue claramente rechazado en su propio pueblo natal de Nazaret.
1. Esto es mostrado en el episodio del rechazo registrado en el
testimonio más antiguo de Mc. 6:1-6 (vea Mt. 13:53-58), y amplificado
en tradiciones independientes en Lc. 4:16-30.
2. Este rechazo es apoyado aún más firmemente por el ampliamente
atestiguado dicho de Jesús de que “a ningún profeta se le honra en
su propia tierra” (Mc. 6:4; Jn. 4:44; “en su propia aldea” Ev. Tom. 31).
En la forma más antigua del dicho, Jesús señala que el profeta
también es deshonrado “entre sus familiares y en su propia casa”,
dando a entender que Jesús no fue bien recibido por su familia.
C. Al parecer también rechazaron a Jesús en otros pueblos y villas de
Galilea.
1. Esto se ve más claramente en los materiales de Q, que son antiguos y
parecen pasar el criterio de desemejanza:
“¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Si se hubieran hecho en Tiro
y en Sidón los milagros que se hicieron en medio de ustedes, ya hace
tiempo que se habrían arrepentido con grandes lamentos. Pero en el
juicio será más tolerable el castigo para Tiro y Sidón que para ustedes.
Y tú, Capernaúm, ¿acaso serás levantada hasta el cielo? No, sino que
descenderás hasta el abismo.” (Lc. 10:13-15; Mt. 11:20-24).
110
2.
III.
Note que la respuesta de Jesús hacia el rechazo a su persona es
formulada aquí en términos apocalípticos de juicio, condenación y
destrucción.
D. El amplio rechazo de Jesús y su mensaje le da sentido a otras varias
tradiciones antiguas asociadas con Jesús.
1. En Q, él lamenta que incluso las zorras y las aves tenían un lugar para
habitar, pero él no tenía ninguno (Mt. 8:20; Lc. 9:58).
2. En Marcos y Tomás, él insinúa que la razón por la que el reino tenía
un comienzo tan pequeño y desfavorable era porque la mayoría de
sus predicaciones caía en oídos sordos (por ejemplo, la parábola del
sembrador: Mc. 4:3-9; Ev. Tom. 9).
3. Él afirmó en una fuente completamente independiente que era
“aborrecido por el mundo” (Jn. 15:18).
E. Por encima de todo, Jesús fue rechazado por los líderes religiosos de su
pueblo.
1. Al final de su vida, como veremos después, su rechazo por la
aristocracia que administraba el Templo—los saduceos y los
sacerdotes—finalmente lo llevó a ser ejecutado por los romanos.
2. Sin embargo, durante su ministerio de predicación en Galilea no tuvo
enfrentamientos con los poderosos judíos del templo de Jerusalén,
sino sólo con los maestros locales que pertenecían a los fariseos.
Durante su predicación pública, Jesús fue duramente confrontado por los
fariseos y los expertos en la ley judía (conocidos como los escribas), quienes
pensaban que sus enseñanzas eran erróneas, que él malinterpretaba lo que
Dios quería, que él y sus seguidores profanaban la Ley, y que, como
resultado, sus hechos prodigiosos no podían provenir de Dios, sino del
diablo.
A. Las controversias que Jesús tuvo con estos otros maestros judíos no eran
acerca de si la ley de Dios debía ser seguida, sino más bien sobre la
correcta interpretación de la Ley. Estos eran debates internos entre judíos,
no más ásperos o virulentos que los que se daban entre otros grupos
judíos, por ejemplo, entre esenios y fariseos.
B. Algunos de los desacuerdos de Jesús con los fariseos involucraban
decisiones morales que se volvían difíciles por el hecho de que la ley de
Moisés era incompleta y ambigua.
1. Un ejemplo es la ley concerniente al divorcio. Moisés permitió que un
hombre se divorciara de su mujer (vea Dt. 24:1-4), pero ¿cuándo sería
permisible en términos legales?
2. Al igual que algunos fariseos, pero a diferencia de otros, Jesús tomó
una postura bastante radical: los casos en que la ley de Moisés lo
permitía eran sólo una solución provisional y que Dios prefería que
la gente nunca se divorciara (Mc. 10:2-9).
111
IV.
C. Otras disputas involucraban cuestiones éticas y religiosas que no eran
abordadas directamente en la Ley.
1. Un ejemplo: ¿Uno debe apoyar a un gobierno civil corrupto (es decir,
Roma) pagando los impuestos? La ley de Moisés no dice nada, y
diferentes maestros judíos tenían opiniones diversas.
2. Para Jesús, dado que el fin del orden presente era inminente, los
impuestos eran un asunto irrelevante: “Denle al césar lo que es del
césar” (esto es, las monedas acuñadas por el césar que llevaban su
inscripción; Mc. 12:13-17; Ev. Tom. 100).
Bastante más virulentas fueron las disputas que Jesús tuvo con los fariseos
sobre la correcta interpretación de las leyes que ambas partes reconocían que
habían sido dadas por Dios y que debían ser obedecidas. Un ejemplo
ilustrativo tiene que ver con la ley de santificar el sábado—uno de los diez
mandamientos.
A. Sería un error aceptar lo que los adversarios de Jesús decían y pensaban,
en el sentido de que él no sólo profanaba el sábado, sino que animaba a
otros a que también lo hicieran.
1. De hecho, es difícil encontrar algún lugar en las tradiciones de los
evangelios en donde Jesús realmente haga algo que viole las leyes
sobre el sábado que encontramos en las Escrituras hebreas.
2. En cambio, casi siempre violaba las interpretaciones de los fariseos
sobre las leyes del sábado—por ejemplo, sanando en sábado o
permitiendo a sus discípulos arrancar algunas espigas de trigo para
comerlas en sábado.
3. Sanar en sábado no está prohibido en ninguna parte de la ley de
Moisés, y no se dice que Jesús haya arrancado espigas en el sábado.
B. Para Jesús un principio general determina lo que es apropiado hacer en
sábado: “El sábado se hizo para el hombre, y no el hombre para el
sábado” (Mc. 2:27).
1. Esto nos muestra que Jesús afirmaba la bondad del sábado, pero
sostenía que parte de su bondad incluía el no imponerlo como una
excesiva carga para nadie. Dios había ordenado el sábado como una
forma de ayudar a las personas, no para perjudicarlas. En
consecuencia, en sábado siempre es correcto hacer lo que ayude a
otros, y no lo que los perjudique (Mc. 3:4).
2. Hasta cierto punto, los fariseos estaban de acuerdo con esta
apreciación. Por ejemplo, sabemos que los fariseos consideraban que,
si a un granjero en sábado se le caía un animal en un hoyo, era
permitido sacarlo de allí. (En contraste, los esenios afirmaban que
esta regla era demasiado laxa, como lo sabemos por los rollos del Mar
Muerto).
112
3.
V.
Jesús alude al punto de vista se los fariseos tanto en Q (Lc. 14:5; Mt.
12:11) y L (Lc. 13:15), pero va un paso más allá: las personas valen
más para Dios que los animales, así que es perfectamente aceptable
hacer en sábado algo que pueda beneficiar a otro.
4. Para Jesús, cualquier interpretación de la Ley que no tuviera como su
fin principal el amor a los demás por encima de todo, estaba
completamente equivocada.
5. Así, lo que puso a los fariseos en desacuerdo con Jesús era cómo la
Ley—en este caso el mandamiento de santificar el sábado—debía ser
interpretada, y no si debía ser observada.
C. En ocasiones para Jesús las leyes orales de los fariseos resultaban
demasiado restrictivas y contraproducentes. Un ejemplo es la ley farisea
del diezmo.
1. Moisés mandó que el diez por ciento de todas las cosechas debía ser
entregado a los sacerdotes en el templo (el llamado “diezmo”).
2. Sin embargo, los fariseos estaban preocupados sobre qué debían
hacer al comprar vegetales en el mercado, cuando no sabían si el
diezmo había sido pagado o no. Para garantizar que la Ley fuese
cumplida, los fariseos diezmaban sobre lo que compraban, al igual
que sobre lo que producían.
3. Jesús no consideraba que estas interpretaciones propias de los
fariseos tuvieran al final alguna importancia, en comparación con la
necesidad prioritaria de amar al prójimo.
4. Para Jesús, estaban completamente extraviados aquellos que insistían
en que lo que realmente le importaba a Dios era la cantidad de menta
y comino que recibían sus sacerdotes. Para él lo que Dios quería era
un pueblo comprometido en amarlo por sobre todas las cosas y en
amar a su prójimo como a sí mismo (Q: Mt. 23:23; Lc. 11:42).
En ocasiones, Jesús llevaba su énfasis en el amor a tal extremo que a algunos
les daba la impresión de que hacía a un lado la Ley, p. ej. con respecto a las
leyes de pureza que son tan centrales en la Biblia hebrea.
A. En una ocasión, por ejemplo, él rechazó la necesidad de la práctica farisea
de lavarse las manos antes de comer, lavamientos que no eran para
deshacerse de los gérmenes—esta gente no sabía de la existencia de los
gérmenes—sino para ser “ritualmente” limpios ante Dios.
B. En la tradición más antigua respecto a este asunto, Jesús dice: “Nada de
lo que viene de afuera puede contaminar a una persona. Más bien, lo que
sale de la persona es lo que la contamina” (Mc. 7:15). En contexto, Jesús
no está abrogando las leyes mosaicas sobre la alimentación, sino que está
rechazando las reglas farisaicas sobre la necesidad de lavarse antes de
comer.
113
VI.
C. Jesús enseñó que lo que le importaba a Dios no eran las leyes orales de
los fariseos sobre cómo guardar el sábado, qué diezmar y cómo comer.
1. Cualquiera que guardara el sábado, diezmara y lavara sus manos,
pero asesinara o cometiera adulterio, o engañara, o calumniara a otro,
o se exaltara a sí mismo, u oprimiera a los demás, el tal se había
extraviado por completo de lo que Dios quería.
2. En otras palabras, los fariseos enfatizaban lo que no debían. En
palabras de Jesús tomadas de Mateo, ellos “cuelan el mosquito pero
se tragan el camello” (Mt. 23:24).
Es claro que Jesús enfrentó un amplio rechazo entre el pueblo judío al cual le
predicó, y que tuvo numerosas controversias con otros maestros judíos de
sus días.
A. No fueron estas disputas legales con los fariseos la que finalmente
llevaron a la ejecución de Jesús. Lo fariseos no eran los que detentaban el
poder en los días de Jesús; no tenían peso político, ni autoridad civil o
jurisdicción legal. Eran un grupo de judíos religiosos muy respetados,
pero sin influencia política en aquel tiempo. Sus disputas con Jesús no
podían haber derivado en su crucifixión.
B. Las autoridades religiosas responsables del arresto y juicio de Jesús
fueron los saduceos y los sacerdotes del templo de Jerusalén.
1. Cuando Jesús salió del conocido entorno rural de su infancia para
llevar su mensaje apocalíptico del juicio venidero de Dios a la ciudad
capital de Jerusalén, provocó la oposición de los que tenían el poder
suficiente para silenciarlo.
2. Una vez que los ofendió al proclamar que ellos también enfrentarían
la ira venidera de Dios, sus días quedaron contados.
Lecturas indispensables:
Ehrman, Jesús, el profeta judío apocalíptico. cap. 11.
Meier, A Marginal Jew, vol. 2.
Sanders, The Historical Figure of Jesus. cap. 14.
Lecturas sugeridas:
Sanders, Jesus and Judaism. caps. 9-10.
Kee, Miracle in the Early Christian World.
114
Preguntas para considerar:
1. ¿Cómo piensa que podemos explicar los constantes reportes de que Jesús
fue ampliamente rechazado por aquellos que lo conocían, incluyendo a su
propia familia? ¿Cómo podrían no darse cuenta de quién era?
2. Piense en las discusiones más acaloradas que ha tenido. ¿Fueron con
personas cercanas a usted o con personas que apenas conocía? A la luz de
su experiencia ¿qué opina de los acalorados desacuerdos de Jesús con los
fariseos? ¿Es posible que tuvieran tal desacuerdo precisamente porque se
conocían bien y estaban de acuerdo en algunos de los temas más básicos?
115
Lección 20
Los últimos días de Jesús
Objetivo
Contamos con mejor documentación sobre la última semana de Jesús que sobre
cualquier otro periodo de su vida. Salió de Galilea hacia la capital de Judea,
Jerusalén, para celebrar la fiesta de la Pascua. Al parecer no fue a la celebración
como peregrino, sino como profeta apocalíptico, para llevar su mensaje de
destrucción inminente y salvación al corazón mismo de Israel, el templo de
Jerusalén, y llamar a las personas al arrepentimiento antes de que fuera demasiado
tarde. En esta lección comentaremos lo que sucedió cuando Jesús entró en el
Templo y causó un disturbio, una acción que probablemente tenía una finalidad
simbólica, mostrando a pequeña escala el tipo de destrucción que ocurriría cuando
llegara el Hijo del hombre—el propio templo sería destruido. Veremos a Jesús
predicando su mensaje y ganando un mayor número de oyentes, lo cual alarmó a
las autoridades locales que temían un amotinamiento de la multitud. Por tanto,
planearon quitar discretamente a Jesús de la mirada pública. Antes de ser arrestado,
Jesús se percató que su tiempo se había acabado y celebró una última cena con
sus discípulos en la cual pudo haberles informado que sus enemigos estaban a
punto de actuar en contra suya.
Bosquejo
I.
Debemos trazar la conexión entre el contenido apocalíptico del mensaje de
Jesús y la razón de su muerte.
A. Algunas hipótesis sobre lo que Jesús realmente defendía fracasan al hacer
esta conexión. Suenan totalmente plausibles cuando reconstruyen lo que
Jesús dijo e hizo, pero no hacen sentido con relación a su ejecución por
los romanos.
1. Si Jesús ha de ser entendido como un rabí judío que enseñó que todos
deben amar a Dios y ser buenos con los demás, entonces ¿por qué lo
crucificaron los romanos?
2. Si Jesús estaba interesado principalmente en oponerse al mundo
materialista en el que se encontraba, animando a sus seguidores a
renunciar a sus posesiones y a vivir vidas sencillas, naturales,
alejados de las trampas de la sociedad, ¿por qué habría sido
sentenciado a muerte?
B. Permítanme explicar cómo entiendo la conexión entre la vida de Jesús y
su muerte. En esta lección y en la siguiente, entraré en los detalles.
1. Al final de su vida, Jesús llevó a Jerusalén su mensaje apocalíptico del
juicio venidero. Este juicio sería ejecutado por el Hijo del hombre, el
116
II.
cual destruiría a todos que se oponían a Dios antes de establecer su
reino.
2. Aquellos que rehusaran aceptar este mensaje serían condenados—
incluso si, como los fariseos, cumplían exactamente la Torá de Dios,
o seguían las reglas de pureza de los esenios, o permanecían fieles al
culto sacrificial en el templo, como los saduceos.
3. Los líderes religiosos de todos estos grupos, y las instituciones que
ellos representaban, serían destruidos por el Hijo del hombre. Así,
también el templo sería destruido.
C. Jesús expresó este mensaje cuando llegó a Jerusalén. Entró en el templo
y llevó a cabo una destrucción simbólica como advertencia de lo que
vendría, volcando las mesas y causando un pequeño alboroto.
1. Esta demostración pública y el mensaje que la acompañaba enfureció
a algunos de los principales sacerdotes, quienes se dieron cuenta de
lo explosiva que podía volverse la situación durante la Pascua.
2. Temiendo un levantamiento, los sacerdotes armaron una
conspiración, arrestaron a Jesús y lo cuestionaron sobre sus palabras
en contra del templo.
3. Comprendiendo el peligro que representaba el dejar a Jesús actuar
libremente, los sacerdotes decidieron quitarlo de en medio. Sin
embargo, no podían encargarse de este asunto ellos mismos, porque
los romanos no les permitían a las autoridades judías aplicar la pena
capital a los criminales.
4. Entregaron a Jesús al gobernador, Poncio Pilato, quien no tuvo
ningún reparo en deshacerse de un alborotador más que podía causar
un disturbio importante. Así que Jesús fue ejecutado por los romanos
bajo cargos políticos.
Estamos mejor informados sobre los últimos días de Jesús que sobre
cualquier otro periodo de su vida. Para los escritores de los evangelios, su
vida fue principalmente una preparación para su muerte.
A. Así, el centro de atención de los relatos más antiguos que conservamos
está en los últimos días de Jesús. Marcos dedica cinco de sus dieciséis
capítulos a la última semana de la vida de Jesús, y Juan dedica diez de
veintiuno.
B. No es exagerado decir que los evangelios están principalmente
interesados por la pasión de Jesús, es decir, los relatos de su sufrimiento
y muerte. Algunos académicos han dicho que los evangelios son relatos
de la pasión con largas introducciones.
C. Históricamente no cabe duda de que en la última semana de su vida,
Jesús dejó el ámbito acostumbrado de su ministerio público, la Galilea
rural, y fue junto con sus discípulos a la ciudad capital de Judea,
Jerusalén. El por qué lo hizo no parece muy evidente.
117
1.
III.
Un teólogo, por supuesto, diría que Jesús viajó a Judea para morir
por los pecados del mundo. Esta opinión se basa en palabras de los
evangelios (como las predicciones de Jesús de su propia pasión en
Mc. 8:31, 9:31, 10:33-34) que no pueden pasar el criterio de
desemejanza, al retratar a Jesús conociendo los detalles de su propio
destino.
2. Desde una perspectiva estrictamente histórica, esto es, limitándonos
a lo que podemos mostrar en el terreno histórico, debemos recordar
que la Pascua era una festividad enormemente popular. Por tanto, tal
vez Jesús fue a Jerusalén simplemente a celebrar la Pascua.
3. Por otro lado, las acciones de Jesús en Jerusalén parecen haber sido
bien planeadas. Cuando él llegó, entró al templo y causó un alboroto.
Después pasó varios días predicando el en templo su mensaje del
reino que se acercaba.
D. Dada la convicción de Jesús de que el reino llegaría pronto, quizá sea
mejor concluir que se dirigió a Jerusalén como parte de su misión,
precisamente para proclamar su mensaje apocalíptico en el corazón
mismo de Israel—el templo, durante la Pascua.
El relato de la “entrada triunfal” de Jesús es difícil de aceptar históricamente.
A. A pesar de que el relato tiene múltiples testimonios (vea Mc. 11:1-10; Jn.
12:12-19), no puede pasar el criterio de desemejanza, debido a que
explícitamente afirma que fue cumplimiento de una profecía de las
Escrituras hebreas sobre la venida del mesías (vea Is. 62:11; Zac. 9:9
citados en Mt. 21:5).
B. Lo que sabemos de la situación política hace aún más difícil aceptar el
relato como histórico.
1. La semana previa a la Pascua era un momento tenso y
potencialmente peligroso en opinión de las autoridades romanas.
2. Este era el único momento del año en que el gobernador romano, que
generalmente residía en Cesarea, en la costa, se trasladaba a la capital
con sus tropas para sofocar cualquier posible levantamiento.
3. Si Jesús realmente hubiese entrado en la ciudad con tanto estruendo,
con multitudes vitoreándolo como su nuevo rey en quien se
cumplían las profecías (quien, por tanto, derrocaría al gobernador
actual y a sus ejércitos), sería casi imposible entender por qué no fue
arrestado y quitado de en medio en el acto.
4. Probablemente lo más que podemos afirmar es que Jesús
efectivamente entró en Jerusalén, que él era uno de los peregrinos que
venía a la fiesta, y que él (al igual que otros) bien podría haber llegado
en un burro.
5. También es posible que algunas personas en Jerusalén hubieran
estuchado hablar acerca de las enseñanzas y los hechos admirables
118
IV.
de Jesús, y que cuando él llegó a la ciudad se preguntaran si éste
podría ser el mesías.
6. Tal especulación no sería descabellada. Sabemos de otros judíos,
tanto anteriores a Jesús como posteriores, de los cuales ciertas
personas llegaron a creer que eran los futuros reyes de Israel. Tales
amenazas potenciales a las autoridades romanas generalmente
terminaban siendo ejecutadas.
Una de las tradiciones sobre Jesús más sólidamente sustentadas es la de que
cuando él llegó a Jerusalén, provocó un alboroto en el templo, echando fuera
a los que vendían animales y volcando las mesas de los cambistas.
A. El relato cuenta con testimonios independientes, en Marcos (capítulo 11)
y Juan (capítulo 2).
B. Para comprender este suceso, necesitamos cierta información del
trasfondo.
1. El complejo del templo era un lugar enorme. Las murallas alrededor
de él eran de diez pisos de altura y encerraban un espacio lo
suficientemente grande para albergar veinticinco campos de futbol
americano.
2. El templo era el único lugar en donde los judíos de todo el mundo
podían sacrificar animales a Dios, como lo mandaba la Torá.
3. Obviamente los judíos no podían llevar animales consigo desde
lugares lejanos; así que los animales debían ser comprados allí
mismo. No tendría sentido usar las monedas imperiales, con la
imagen del césar en ellas, para comprar animales en el templo del
único Dios quien había prohibido el uso de imágenes. Por tanto, se
estableció un cambio de monedas para permitir la compra de
animales con monedas del templo.
4. Es difícil imaginar cómo podría funcionar el templo sin un sistema
como éste. No obstante, nuestros relatos más antiguos señalan que
Jesús entró en el templo, expulsó a los que estaban vendiendo
animales para el sacrificio y volcó las mesas de los cambistas.
C. Históricamente es difícil saber lo que realmente hizo Jesús cuando entró
en el Templo y lo que quiso mostrar con eso. La mayoría de los expertos
reconocen que algunos aspectos de los relatos parecen haberse
exagerado. Esto es particularmente cierto respecto a la afirmación de
Marcos de que Jesús paralizó por completo la operación del templo.
1. Repito, el complejo del templo era inmenso, y guardias armados
habrían estado presentes para evitar cualquier disturbio mayor.
2. Además, si Jesús hubiera creado un problema en el templo, sería casi
imposible explicar por qué no fue arrestado en el acto y quitado de
en medio antes de que pudiera alborotar a las masas.
119
3.
Por estas razones parece ser que el relato de Marcos representa una
exageración de las acciones de Jesús. Pero haciendo a un lado las
exageraciones, estamos casi seguros de que Jesús hizo algo que
generó cierto disturbio en el templo. El hecho cuenta con testimonios
independientes en diversas fuentes, y concuerda con las predicciones
de Jesús de que el templo pronto sería destruido.
D. Por esta razón, un buen número de académicos—comenzando en los
años 1970 con E. P. Sanders—han comenzado a reconocer que las
acciones de Jesús en el templo fueron una expresión simbólica de su
proclamación.
1. En ocasiones Jesús realizaba actos simbólicos que ilustraban su
mensaje apocalíptico (por ejemplo, juntándose con cobradores de
impuestos y pecadores para ilustrar su mensaje de que el reino era
para los rechazados y humildes).
2. En vista del mensaje de Jesús de la destrucción que pronto traería el
Hijo del hombre, quizá es mejor ver su acción en el templo como una
especie de signo profético, una parábola actuada, en la que él
demostró en una escala pequeña lo que pronto sucedería a gran
escala en el día del juicio. El templo estaba a punto de ser destruido.
E. Es difícil saber, sin embargo, qué es exactamente lo que a Jesús le pareció
ofensivo en el templo, es decir, si consideraba que los sacerdotes que lo
administraban eran corruptos, o si veía algún otro problema en él.
1. Las palabras citadas en los relatos puede que no se remonten a Jesús
mismo, debido a que las acusaciones de corrupción en el templo
pueden representar una cristianización posterior de la tradición.
2. Por otro lado, tenemos relatos de otros judíos, tanto anteriores a Jesús
(p. ej. Jeremías 7) como en sus mismos días (p. ej. los esenios) que
creían que el sistema del templo se había corrompido.
3. Como hombre de campo de la Galilea rural, que predicaba contra la
riqueza y el poder, la sola opulencia del lugar pudo haber despertado
su cólera.
F. Hay dos formas en que podemos entender la importancia de la
predicción de Jesús de que el templo sería destruido, en el contexto más
amplio de su mensaje apocalíptico.
1. Jesús pudo haber creído que el reino venidero tendría un nuevo
templo, uno completamente santificado para la adoración a Dios.
Esta era la visión de los esenios de mentalidad apocalíptica de la
comunidad de los rollos del Mar Muerto, quienes eran sus
contemporáneos.
2. Alternativamente, Jesús pudo haber creído que el templo no sería
necesario en el reino venidero, debido a que el mal y el pecado ya no
existirían más; por tanto, tampoco sería necesario el sacrificio ritual
120
V.
de animales para traer expiación. Este punto de vista fue adoptado
posteriormente por algunos de los seguidores apocalípticos de Jesús,
como por ejemplo el autor del libro del Apocalipsis (vea Ap. 21:22).
3. En cualquiera de los dos casos, la implicación de las acciones de Jesús
era clara: para Jesús el culto en el templo y los funcionarios a su cargo
eran, en el mejor de los casos, una medida temporal, y en el peor, una
corrupción del plan de Dios. Ellos serían eliminados cuando llegara
el reino.
Las terribles predicciones de Jesús contra el templo no pasaron
desapercibidas para los que estaban a cargo, los sacerdotes, quienes también
tenían jurisdicción sobre los asuntos locales de la población de Jerusalén.
A. Estos sacerdotes eran en su mayoría saduceos, que actuaban como el
principal contacto con los funcionarios romanos, en particular con el
prefecto romano, Poncio Pilato.
B. En este punto, nuestro relato más antiguo, Marcos, relata que Jesús
comenzó a tener serias discusiones con las autoridades judías de
Jerusalén, a veces teniendo debates públicos con ellos y a veces hablando
en contra de ellos a todos los que se acercaban para escucharlo (vea por
ejemplo Mc. 11:27-33, 12:1-12, 18-27, 14:1).
C. Jesús pasó una semana en el templo enseñando y confrontando a sus
enemigos.
1. De hecho, allí fue donde pronunció su mensaje apocalíptico más
explícito, de acuerdo con los tres evangelios sinópticos (Mt. 24:25; Mc.
13; Lc. 21).
2. A medida que las multitudes iban aumentando, evidentemente Jesús
comenzó a atraer más la atención. Las autoridades judías del templo
se preocuparon de que se produjera un levantamiento. Eso ya había
sucedido en otras ocasiones, y siempre fue una amenaza constante en
aquellos años.
D. Por su parte, las autoridades romanas estaban armadas y listas para
actuar. Se decidió quitar a Jesús de la mirada pública, haciéndolo con
discreción para evitar cualquier problema.
E. Antes de su arresto Jesús tuvo una última cena (posiblemente la cena de
Pascua) con sus discípulos, durante la cual él les advirtió sobre el peligro
en el que se encontraba. Ahí les imprimió a los alimentos un nuevo
significado simbólico.
1. La “última cena” cuenta con múltiples testimonios (Mc. 14:22-25; 1
Co. 11:23-26; vea también Mt. 26:26-29; Lc. 22:15-20).
2. Algunas cosas que dice Jesús pasan el criterio de desemejanza; p. ej.
que no volvería a beber vino hasta que lo bebiera de nuevo en el
reino, lo cual da a entender que el reino vendría de inmediato—aún
121
3.
4.
a pesar de que los escritores de los evangelios sabían que décadas
después aún no había llegado.
El que Jesús se percatara de su inminente arresto no es inverosímil.
Es difícil saber con exactitud cuáles fueron las palabras de Jesús en la
última cena, debido a que las predicciones de la pasión en los
evangelios son muy semejantes a la predicación cristiana posterior
sobre Jesús, de tal forma que las palabras podían haber sido puestas
en sus labios.
Lecturas indispensables:
Ehrman, Jesús, el profeta judío apocalíptico. cap. 12.
Lucas 19-23; Marcos 11-15; Mateo 21-27.
Sanders, The Historical Figure of Jesus. cap. 11.
Lecturas sugeridas:
Sanders, Jesus and Judaism. cap. 16.
Preguntas para considerar:
1. ¿Es posible pensar que Jesús se opuso al templo de Dios en Jerusalén (el
cual Dios mismo había ordenado construir y mantener) sin pensar que él
se oponía el judaísmo en sí? Es decir, ¿cómo podía oponerse a la institución
central de la religión judía sin ser antijudío?
2. Explique la importancia del momento en que Jesús llegó a Jerusalén para
la comprensión de su arresto. En particular, ¿por qué es importante que
haya llegado en el tiempo de la fiesta de la Pascua?
122
Lección 21
Las últimas horas de Jesús
Objetivo
Es casi seguro que Jesús fue traicionado por uno de sus propios seguidores, Judas
Iscariote. Sin embargo, lo que no es claro es en qué consistió la traición de Judas o
por qué actuó como lo hizo. Parece poco probable que simplemente le hayan
pagado para informar a las autoridades sobre el paradero de Jesús, pues podían
haber obtenido esa información sin necesidad de pagar. Las tradiciones
conservadas contienen indicios de que Judas pudo haber dado a conocer
información privilegiada a la que él había tenido acceso como uno de los doce
discípulos, la cual fue utilizada contra Jesús en su juicio. Como veremos en esta
lección, no contamos con buenas fuentes de lo que pasó en el juicio de Jesús. Pero
es claro que el sumo sacerdote y su consejo, el sanedrín, consideraron que Jesús
era una amenaza y por tanto lo llevaron ante Pilato.
Bosquejo
I.
En esta lección retomaremos el estudio en el momento en que los líderes
judíos en Jerusalén decidieron que Jesús debía ser quitado de en medio.
A. Es casi seguro que Jesús fue traicionado por uno de sus discípulos, Judas
Iscariote.
1. Ese hecho tiene múltiples testimonios (Mc. 14:10-11, 43-45; Jn. 18:2-3;
Hch. 1:16; posiblemente 1 Co. 11:23) y no es el tipo de historia que un
cristiano probablemente inventaría después.
2. Existe cierta duda sobre el significado del término griego que en 1 Co.
11:23 es traducido como “entregado” o “traicionado”. Una
interpretación es que hace referencia al acto por el cual Dios lo
“entregó” para su sacrificio, y no a la traición de Judas.
B. Lo que no está claro es en qué consistió la traición de Judas.
1. La idea prevalente de que Judas simplemente les informó a las
autoridades en dónde podían encontrar a Jesús lejos de las
multitudes puede ser correcta, pero ¿por qué necesitarían a un
discípulo cercano para este tipo de información?
2. Tal vez Judas dio a conocer algo más, una información que las
autoridades podrían usar para llevar a Jesús a juicio.
3. Es de llamar la atención que en los relatos del juicio de Jesús, lo
acusan de llamarse a sí mismo el mesías, el Hijo de Dios, el rey de los
judíos (Mc. 14:61, 15:2; Jn. 18:33, 19:19).
123
4.
II.
En las enseñanzas públicas de Jesús que hemos determinado que son
históricamente confiables, él nunca se refiere a sí mismo con esos
títulos. En nuestra fuente más antigua, cuando uno de sus discípulos
lo llamó el mesías, él le ordena guardar el secreto (Mc. 8:30). ¿De
dónde sacaron las autoridades la idea de que él se aplicaba a sí mismo
esos títulos?
5. En eso pudo consistir la traición de Judas. Él sabía las cosas que Jesús
les enseñaba a sus discípulos en privado y que no decía en público.
6. ¿Reveló Judas información privilegiada? Si es así, podemos tener una
pista de lo que Jesús les enseñó a sus discípulos sobre sí mismo.
Tenemos varios indicios sobre lo que Jesús les enseñó a sus discípulos sobre
sí mismo y que Judas pudo haber informado a las autoridades.
A. Los indicios vienen a través de varios datos curiosos que parecen
históricamente confiables.
1. Es casi seguro que el cargo dirigido contra Jesús por el gobernador
romano Poncio Pilato fue que se considerara a sí mismo el rey de los
judíos (Mc. 15:2; Jn. 18:33, 19:19).
2. Jesús nunca se llama a sí mismo de esa manera en ninguno de los
evangelios. ¿Por qué habría de ser ejecutado por algo que nunca dijo?
3. Adicionalmente, durante su audiencia ante las autoridades judías, las
cuales llevaron a cabo una especie de investigación preliminar antes
de entregarlo para el enjuiciamiento, Jesús fue claramente acusado de
llamarse a sí mismo el mesías (Mc. 14:61-62)—un personaje grande y
poderoso, de quien se pensaba sería el futuro rey del pueblo de Israel.
B. En público Jesús rechazó el título de “mesías” en referencia a sí mismo,
pero, ¿es posible que en cierto modo él sí pensara que era el mesías?
1. Jesús enseñó que el reino llegaría después de que el Hijo del hombre
ejecutara su juicio sobre la tierra.
2. Los reinos, por definición, tienen reyes. ¿Quién sería el rey?
3. En última instancia, por supuesto, sería Dios—de ahí la constante
referencia de Jesús al “reino de Dios”. Pero probablemente él no
pensaba que Dios mismo se sentaría físicamente en el trono de
Jerusalén. ¿Entonces quién?
4. Las tradiciones más antiguas también indican que Jesús pensaba que
él mismo sería quien se sentaría en el trono. Por ello sólo los que
aceptaran su mensaje serían recibidos en el reino.
5. Jesús también les dijo a sus discípulos que ellos se sentarían en doce
tronos para gobernar sobre las doce tribus de Israel. ¿Quién estaría
por encima de ellos? Por supuesto que Jesús, pues él designó a los
doce. Más aún, dos de sus discípulos le pidieron que uno se sentara
a su derecha y el otro a su izquierda en el reino venidero (vea por
124
III.
ejemplo Mc. 10:37). Evidentemente ellos entendían que Jesús sería el
gobernante en el reino.
C. Así, podemos asegurar que durante la actividad pública de Jesús, al
menos algunas personas (sus discípulos cercanos) pensaban que él sería
el futuro rey de Israel. Si así no fuera, no podríamos explicar por qué
después de su muerte estos seguidores aseguraban que él era el mesías.
1. Los seguidores de Jesús no podían haber comenzado a creer esto con
base en su creencia posterior de que él había resucitado.
2. Antes del cristianismo, hasta donde sabemos, los judíos no esperaban
que el mesías fuera levantado de la muerte. En ningún texto judío
conservado—ya sea en la Biblia hebrea o posterior hasta antes del
cristianismo—se menciona que el mesías fuera a morir y resucitar.
3. Si los seguidores de Jesús lo llamaron mesías después de su muerte,
debieron haber pensado que él era el mesías antes, cuando aún vivía.
4. Sin embargo, en los relatos más antiguos Jesús no enseña
públicamente que él es el mesías y advierte a sus discípulos a no
divulgar eso.
D. La mejor forma de explicar todos estos datos es mostrando la íntima
relación entre las enseñanzas de Jesús sobre sí mismo y su predicación
apocalíptica.
1. Los que recibieran sus palabras entrarían al reino.
2. Este sería el reino de Dios, gobernado por aquellos que escogió—los
doce discípulos en doce tronos.
3. Jesús gobernaría sobre los discípulos. Él sería, en efecto, el rey en el
reino de Dios que se acercaba.
4. Desde esa perspectiva apocalíptica (y yo diría, sólo desde esa
perspectiva) es que Jesús pensaba en sí mismo como el mesías. Él no
era un juez cósmico, un sacerdote con autoridad, o un líder militar.
Él era el enviado por Dios para proclamar las buenas nuevas del reino
que se aproximaba, y quien sería el gobernante definitivo cuando
llegara el fin.
E. La traición de Judas, por tanto, consistió en delatar esta enseñanza
privada de Jesús ante las autoridades.
1. Esta es la razón por la que ellos pudieron levantar cargos contra Jesús
por haberse llamado a sí mismo el mesías, el rey de los judíos.
2. Por supuesto él lo entendía en un sentido apocalíptico. Ellos lo
entendían en un sentido terrenal. Pero él no pudo rechazar la
acusación cuando se le interrogó al respecto (“¿eres tú el rey de los
judíos?”), porque así es como él se entendía a sí mismo, y los doce
discípulos lo sabían.
También es difícil saber la razón por la cual Judas decidió revelar esta
información.
125
IV.
A. Algunos piensan que lo hizo por el dinero (vea Mt. 26:14-15; Jn. 12:4-6).
1. Esto es posible, pero las “treinta monedas de plata” es una referencia
al cumplimiento de una profecía de la Biblia hebrea (Zac. 11:12); es
decir, esta tradición no pasa el criterio de desemejanza.
2. Algunos argumentan que Judas se desilusionó cuando se percató que
Jesús no tenía intención de convertirse en un mesías político-militar.
3. Otros piensan que lo que quería era espolear a Jesús, bajo el
razonamiento de que si era arrestado, pediría apoyo y comenzaría un
alzamiento que derrocaría a los romanos.
B. Cada una de estas explicaciones tiene sus méritos, pero al final nunca
sabremos.
1. Judas les devolvió el dinero a los líderes judíos. Debido a que los
sacerdotes no tenían permitido usar “dinero de sangre”, compraron
con esa plata el lugar conocido como Campo del Alfarero.
2. Judas murió, ya sea por suicidio o por alguna otra causa.
Las fuentes más antiguas concuerdan en que después de la última cena con
sus discípulos, Jesús fue arrestado por las autoridades judías (atestiguado en
Mc. 14:43 y Jn. 18:3), quienes llevaron a cabo una investigación preliminar en
su contra.
A. Como aristócratas locales, los sacerdotes tenían la autorización de los
romanos de dirigir y controlar sus propios asuntos internos.
1. A la cabeza del grupo estaba el sumo sacerdote, que en ese tiempo
(años 26-36 d. C.) era un hombre llamado Caifás.
2. No hay nada inverosímil en que un transgresor local fuera llevado
ante las autoridades locales. En el caso de Jesús las autoridades eran
Caifás y su consejo gobernante conocido como el “sanedrín” (esto
explica también por qué fue la guardia judía la que arrestó a Jesús y
no la romana).
B. Desafortunadamente no tenemos una forma confiable de conocer lo que
sucedió cuando Jesús fue presentado ante Caifás.
1. En parte nuestras fuentes nos dificultan el trabajo. De acuerdo con los
relatos, las únicas personas presentes eran Jesús y las autoridades
judías. Aparentemente ninguno de los discípulos estaba presente.
2. Sin embargo, el verdadero problema está en que es difícil entender el
desarrollo del juicio, si en verdad sucedió como está narrado, debido
a que la acusación de “blasfemia” que se le imputó a Jesús no puede
sustentarse en nada de lo él había dicho (Mc. 14:61-62).
3. No era blasfemo el llamarse a uno mismo el mesías (como
presuntamente lo hizo Jesús)—eso simplemente significa que tú
pensabas que eras el libertador-gobernador de tu pueblo. Tampoco
era blasfemo decir que el Hijo del hombre pronto vendría—esto era
126
V.
simplemente reconocer que el libro de Daniel había predicho algo
que sucedería en tus tiempos.
4. Sin embargo, el sumo sacerdote acusó a Jesús de blasfemia. Debido a
que ninguna blasfemia fue cometida, parece poco probable que el
juicio se haya desarrollado en la forma en que es descrita en Marcos,
nuestra fuente más antigua. (Uno podría considerar su declaración
como blasfema sólo si se asume, como lo hace Marcos, que Jesús era
el Hijo del hombre, porque entonces Jesús estaría afirmando tener
una posición igual a Dios. Pero el sumo sacerdote no habría tenido
razones para pensar que Jesús se estaba refiriendo a sí mismo cuando
mencionó al Hijo del hombre).
En resumen, podemos decir mucho sobre las últimas horas de Jesús antes de
su comparecencia ante el gobernador romano Poncio Pilato.
A. Es casi seguro que fue traicionado por uno de sus seguidores, Judas
Iscariote, quien pudo haber revelado a las autoridades algunas de las
enseñanzas secretas que Jesús había transmitido a su círculo íntimo de
los doce.
B. Estas enseñanzas eran referentes a su propia identidad—algo que él
rehusaba hablar públicamente. Al parecer Jesús pensaba que él mismo
sería designado por Dios como el soberano del reino venidero.
C. Una vez que las autoridades judías conocieron esto, contaron con todos
los elementos que necesitaban para realizar un arresto apresurado para
quitar a Jesús de la mirada pública.
D. Actuando discretamente, las autoridades arrestaron a Jesús en la noche y
lo condujeron a un interrogatorio informal. No sabemos exactamente qué
sucedió ahí, pero fue suficiente para que las autoridades lo entregaran al
gobernador romano para ser enjuiciado.
Lecturas indispensables:
Ehrman, Jesús, el profeta judío apocalíptico. cap. 12.
Juan 18-19; Lucas 22-23; Marcos 14-16; Mateo 26-27
Sanders, The Historical Figure of Jesus. cap. 16.
Lecturas sugeridas:
Brown, Death of the Messiah.
Crossan, Who Killed Jesus?
127
Preguntas para considerar:
1. Considere las explicaciones mencionadas por las que Judas pudo haber
decidido traicionar a Jesús. ¿Cuáles considera que son los pros y los
contras de cada una de ellas?
2. ¿Por qué piensa que algunos académicos dudan de la historicidad de las
siguientes historias que encontramos en los relatos de los evangelios sobre
las últimas horas de Jesús? ¿Qué argumentos históricos se pueden alegar
a su favor? ¿Cuál es su posición al respecto? (a) La institución de la última
cena (Mc. 14:22-25; Mt. 26:26-29; Lc. 22:15-20; 1 Co. 11:23-26), (b) Jesús lava
los pies de los discípulos (Jn. 13:1-20), y (c) la oración de Jesús en el huerto
antes de su arresto (Mc. 14:32-42; Mt. 26:36-46; Lc. 22:39-46).
128
Lección 22
Las muerte y resurrección de Jesús
Objetivo
Uno de los hechos históricos más seguros es que Jesús fue crucificado por orden
del prefecto romano de Judea, Poncio Pilato. Como gobernador provincial, Pilato
tenía rienda suelta para ocuparse las situaciones difíciles; no requería un juicio
mediante un jurado o un debido proceso. No sabemos por qué las autoridades judías
entregaron a Jesús a Pilato; tal vez lo hicieron como una atención a Pilato, o porque
no querían la responsabilidad, o porque querían que Jesús fuera quitado de en
medio definitivamente, pero la ley romana no les permitía aplicar la pena capital. En
esta lección trataremos de determinar lo que podemos saber, a partir de los registros
históricos, acerca del juicio y la muerte de Jesús. También discutiremos los reportes
contradictorios sobre la resurrección de Jesús
Bosquejo
I.
No tenemos buena información sobre lo que pasó en el juicio de Jesús ante
Pilato.
A. En una lección anterior comenté la posición y el poder que tenía Pilato
como gobernador de la provincia romana de Judea.
B. No es del todo claro el por qué las autoridades judías no manejaron ellas
mismas el problema que representaba Jesús.
1. Tal vez quisieron mostrar consideración a Pilato, quien se encontraba
en la ciudad para ocuparse de esa clase de problemas durante la
Pascua.
2. Las autoridades tal vez estaban preocupadas por la gran cantidad de
seguidores que Jesús estaba ganando (aunque es difícil saber si
realmente estaba ganando gran cantidad de seguidores). De ser así,
es posible que no desearan generar animosidad entre las multitudes.
3. Quizá también querían quitar a Jesús de en medio—es decir, querían
que fuera ejecutado. La mayoría de los historiadores considera que,
aunque los romanos les permitían a las aristocracias locales
encargarse de sus propios asuntos, reservaban el derecho a aplicar la
pena capital para ellos mismos.
C. Es difícil saber qué ocurrió realmente cuando Jesús compareció ante
Pilato.
1. Sus seguidores, quienes luego relataron las historias sobre el hecho,
no estaban ahí presentes, y los principales protagonistas, Pilato y los
129
sacerdotes, probablemente no habrían revelado detalles a cristianos
inquisitivos más tarde.
2. Los relatos de los evangelios sobre las multitudes en el juicio no
pasan el criterio de credibilidad contextual. Sabemos por Josefo que
Pilato era un gobernante cruel, que o atendía los caprichos de la
población.
3. La idea de las multitudes pidiendo la sangre de Jesús no pasa el
criterio de desemejanza; los cristianos que transmitieron la historia
tiempo después pudieron querer enfatizar la culpabilidad del pueblo
judío.
4. Podemos trazar esta tendencia si ponemos los evangelios en orden
cronológico (Marcos, Lucas, Mateo, Juan y el no canónico de Pedro).
Esta tendencia continuó en las tradiciones de la iglesia durante el
siglo segundo, incluyendo relatos de la conversión de Pilato. En otras
palabras, conforme pasó el tiempo, Pilato y los romanos se fueron
volviendo más inocentes, en tanto que los judíos se fueron volviendo
más culpables. Esto pasa por alto el hecho importante de que fueron
los líderes judíos, y no el pueblo judío, quienes instigaron al arresto
de Jesús.
D. Lo que es prácticamente seguro es que el punto central en el juicio de
Jesús fue, una vez más, sus propias afirmaciones sobre sí mismo.
1. A Pilato no le habría interesado un ápice si Jesús guardaba el sábado,
o si le había dicho a la gente que se amaran unos a otros, o si instó a
sus discípulos a desprenderse de sus riquezas.
2. A él le habrían importado cosas relacionadas con su gobierno como
representante de Roma. Fuentes independientes atestiguan que el
motivo de la ejecución fue el que Jesús se llamara a sí mismo el rey
de los judíos (Mc. 15:26; Jn. 19:19).
3. Esta tradición también pasa el criterio de desemejanza. “Rey de los
judíos” no es un título que los cristianos usaran para Jesús, hasta
donde podemos decir por nuestras fuentes conservadas.
4. El relato de Marcos no es un reporte de un testigo ocular, pero puede
que no se aleje mucho en lo esencial de la realidad. Pilato, habiendo
escuchado de los sacerdotes judíos que se sabía que Jesús se refería a
sí mismo como el mesías (= “rey” en este contexto), lo interrogó
acerca de esto. Jesús, o admitió la acusación, o hizo muy poco o nada
para defenderse de ella.
5. Pilato no necesitó escuchar nada más. Jesús era un alborotador en
potencia que estaba agitando a las multitudes y que se consideraba a
sí mismo rey de los judíos, lo cual para Roma era una usurpación de
sus prerrogativas. Sin más dilación, Pilato ordenó su ejecución como
enemigo del estado.
130
II.
E. El juicio probablemente fue breve. Puede que no haya durado más de un
par de minutos y probablemente era uno de muchos asuntos en la
apretada agenda de esa mañana. Otros dos más fueron acusados de
sedición esa misma mañana. Los tres fueron llevados fuera de las puertas
de la ciudad para ser crucificados.
La muerte por crucifixión era horriblemente lenta y dolorosa, reservada por
los romanos para los criminales más bajos.
A. Los romanos no consideraban que las sentencias de muerte se tuvieran
que realizar de una forma humanitaria y privada.
1. Utilizaban la tortura pública como disuasor, una forma de mostrar
que el poder del imperio podría ejercerse brutalmente sobre el cuerpo
de cualquiera que se atreviera a desafiarlo.
2. Jesús no fue la única persona crucificada en la antigüedad. Este modo
de ejecución era común para los esclavos, delincuentes comunes,
revoltosos y personas acusadas de sedición. Cuando el general
romano Tito tomó Jerusalén después de un asedio de dos años, en 70
d. C., crucificó a tantas personas que se le acabó la madera.
B. De acuerdo con las tradiciones de los evangelios, antes de ser llevado a
su ejecución, Jesús fue azotado (Mc. 15:15; Jn. 19:1).
1. La flagelación también era un castigo horrendo; los romanos usaban
tiras de cuero con pequeñas piezas de vidrio o hueso atadas a los
extremos para arrancar la piel y los músculos.
2. El relato de la flagelación de Jesús puede ser un añadido cristiano
para mostrar lo mucho que sufrió, o puede ser históricamente cierto.
3. Dado que la tortura pública de los criminales de las clases bajas era
la regla en esos tiempos, los relatos son totalmente plausibles.
C. Jesús y los otros dos habrían sido llevados por soldados fuera de las
puertas de la ciudad, llevando sus maderos hasta donde estaban los
postes verticales colocados en el lugar de la ejecución, cuyo lugar preciso
desconocemos.
1. Los postes verticales eras reutilizados, quizá todos los días. Allí los
condenados habrían sido clavados a los travesaños, o a los mismos
postes verticales, atravesados por las muñecas y posiblemente por los
tobillos.
2. Una pequeña repisa pudo haber sido fijada al poste vertical en donde
el condenado se podría sentar o descansar.
D. Actualmente conocemos más sobre la crucifixión de lo que sabíamos
anteriormente, principalmente debido a un descubrimiento arqueológico
realizado en 1968.
1. El descubrimiento consistió en parte de los restos de un hombre
crucificado, llamado Jehohanan. Su hueso del tobillo todavía estaba
unido a un pedazo de madera de olivo a través del cual se había
131
III.
introducido un clavo. El clavo se había incrustado en un nudo de la
madera y no se pudo retirar.
2. Jehohanan aparentemente fue atado a la cruz por los brazos; pero era
más común que las personas fueran clavadas a través de las muñecas.
E. La muerte por crucifixión era lenta y dolorosa.
1. No era provocada por pérdida de sangre, sino por asfixia, ya que la
cavidad toráxica se distendía y la persona ya no podía respirar.
2. La muerte ocurría sólo cuando la víctima carecía de la fuerza
necesaria para tirar hacia arriba con sus brazos para aliviar la presión
en el pecho; algunas veces tomaba días.
3. En el caso de Jesús la muerte se produjo rápido, en cuestión de
horas—posiblemente por el maltrato que había recibido
previamente.
4. Los discípulos de Jesús no estaban ahí con él, aunque algunas de las
mujeres que lo habían acompañado desde Galilea, según los
informes, lo miraban desde lejos (Mc. 15:40). Sin embargo, nadie
estaba lo suficientemente cerca para escuchar sus últimas palabras—
si es que las hubo.
5. Para la media tarde del día anterior al sábado, ya había muerto.
En varios relatos independientes, se nos dice que el cuerpo de Jesús fue
sepultado por un hombre influyente que era seguidor de Jesús en secreto,
José de Arimatea (Mc. 15:42-43; Jn. 19:38; Ev. Pe. 23).
A. Algunos expertos han puesto en duda esta tradición con base en la
credibilidad contextual.
1. A los criminales crucificados, por lo general no se les concedía un
entierro decente, sino que eran dejados en sus cruces en donde se
descomponían y eran comidos por los carroñeros, o eran arrojados a
la fosa común como parte de su humillación.
2. Un experto contemporáneo, John Dominic Crossan, ha argumentado
que el cuerpo de Jesús fue comido por perros—lo cual admitimos que
es posible, pero en realidad, históricamente, no hay forma de saberlo.
3. Parece improbable que el cuerpo de Jesús haya sido dejado colgado
en la cruz. Si así hubiera sido, sus discípulos podrían haberlo visto
ahí después y habrían estado menos predispuestos a afirmar que
había sido levantado de la muerte tres días después.
B. Podemos decir, por tanto, que el cuerpo de Jesús probablemente fue
sepultado por alguien en algún lado, ya sea por los soldados en la fosa
común o, como dicen las tradiciones, por otra persona que no era ni su
familiar ni su discípulo cercano.
C. El asunto importante, por supuesto, es lo que sus seguidores afirmaron
que sucedió después.
132
IV.
El cristianismo está fundamentado en la creencia en que Dios levantó a Jesús
de la muerte.
A. Los historiadores no pueden afirmar que la resurrección de Jesús
“probablemente” haya sucedido.
1. Incluso si sucedió, los historiadores no tendrían forma de
demostrarla, debido a las restricciones de lo que puede ser utilizado
como evidencia histórica. Debido a que los historiadores sólo pueden
determinar lo que probablemente sucedió, y un milagro de esta
naturaleza es altísimamente improbable, el historiador no puede
afirmar que probablemente es lo que ocurrió.
2. Más aún, las fuentes son irremediablemente contradictorias, como
podemos ver al hacer una comparación detallada de los relatos en los
evangelios. ¿Quién fue a la tumba? ¿Cuántas personas fueron?
¿Cuáles eran sus nombres? ¿Qué es lo que vieron cuando llegaron
ahí? ¿A quién se encontraron? ¿Qué les dijeron? ¿Qué es lo que
hicieron después?
3. Las respuestas a cada una de estas preguntas no sólo son diferentes
en cada evangelio, sino también son completamente divergentes.
B. Como resultado de estas limitaciones, hay algunas cosas que realmente
no podemos afirmar como historiadores.
1. No podemos afirmar que realmente Jesús resucitó (aunque tampoco
estamos obligados a negarlo).
2. Ni siquiera podemos decir que él fue puesto en un sepulcro privado.
3. No podemos decir que tres días después la tumba estaba vacía.
4. Ni tampoco podemos decir que exactamente tres días después los
discípulos afirmaron que estaba vacía y que se les había aparecido
(sólo sabemos que posteriormente ellos afirmaron que estaba vacía y
que él se les había aparecido).
5. Ni sabemos si el resto de los doce en su totalidad (sin contar a Judas)
realmente llegaron a ser creyentes.
C. Lo que sí sabemos, sin embargo, es muy importante.
1. Sabemos que algunos (¿todos?, ¿la mayoría?, ¿unos pocos?) de sus
discípulos, afirmaron tiempo después (¿tres días?, ¿tres meses?, ¿tres
años?) que algunas de las mujeres que le seguían habían visitado su
tumba tres días después de su muerte, y que la habían encontrado
vacía.
2. Ellos también afirmaron haberlo visto vivo después.
3. Ellos llegaron a creer que él había resucitado.
4. Esta afirmación cambió por completo sus vidas y la historia de
nuestro mundo desde entonces.
133
Lecturas indispensables:
Ehrman, Jesús, el profeta judío apocalíptico. cap. 12-13.
Juan 19-20; Lucas 23-24; Marcos 15-16; Mateo 27-28
Sanders, The Historical Figure of Jesus. cap. 16.
Lecturas sugeridas:
Brown, Death of the Messiah.
Crossan, Jesus: A Revolutionary Biography.
______ , Who Killed Jesus?
Preguntas para considerar:
1. A lo largo de los Evangelios, se le atribuyen palabras a Jesús pronunciadas
desde la cruz. Explique por qué los historiadores tendrían dificultades
para demostrar que esas palabras son históricamente auténticas.
2. Trate de plantear cuál considera que fue la responsabilidad de las
autoridades judías, y cuál la de las autoridades romanas, en la muerte de
Jesús. A través de los siglos, los cristianos han cargado a los judíos con la
responsabilidad por la muerte de Jesús; en tiempos más recientes, esta
acusación es vista como una expresión de antisemitismo. ¿Usted cree que
lo es? ¿Por qué sí o por qué no?
134
Lección 23
La vida de Jesús después de su muerte
Objetivo
La religión cristiana probablemente se entiende mejor si situamos su comienzo, no
tanto con el ministerio de Jesús, su muerte o su resurrección, sino con la creencia
por parte de algunos de sus seguidores en su resurrección. Estos primeros
cristianos eran apocalipticistas judíos que creían que Dios resucitaría a los muertos
al fin de los tiempos. Una vez que ellos se convencieron de que Jesús había
resucitado, llegaron a una conclusión lógica: con la resurrección de Jesús el fin ya
había comenzado. Más aún, debido a que Jesús fue el primero en ser resucitado,
obviamente él era una figura significativa en el plan de Dios para destruir a las
fuerzas del mal. Los cristianos que mantenían estas opiniones tuvieron dificultad en
convencer a los judíos, quienes esperaban a un personaje poderoso, no a un débil
delincuente crucificado. Judíos y cristianos se enfrascaron en acalorados debates
sobre estas cuestiones. Incluso entonces, no todos los cristianos entendían a Jesús
de la misma forma. En la mayoría de los casos, las creencias que surgieron sobre
Jesús estaban muy alejadas de lo que fue el hombre real.
Bosquejo
I.
En realidad, no podemos afirmar que el cristianismo comenzó con la
predicación de Jesús, debido a que el cristianismo está fundamentado en la
creencia en la muerte de Jesús por los pecados del mundo y en su
resurrección de entre los muertos.
A. Mientras Jesús predicó acerca del Hijo del hombre, el cual pronto vendría
a juzgar la tierra, los primeros cristianos predicaron sobre Jesús, quien
había muerto y había resucitado. O, para usar una vieja expresión, al
parecer los primeros cristianos tomaron la religión de Jesús y la
transformaron en la religión acerca de Jesús.
B. Tampoco podemos decir que la nueva religión haya comenzado con la
muerte de Jesús, porque sin la resurrección, la muerte de Jesús no es sino
una más entre otras miles, o millones, de muertes trágicas que ha habido
a lo largo de la historia.
C. Ni tampoco podemos decir, al menos como historiadores, que la nueva
religión comenzó con la resurrección de Jesús, tanto porque los
historiadores son incapaces de afirmar en el ámbito de la historia que la
resurrección sucedió (es decir, es una cuestión de fe, no de demostración
histórica), y debido a que, si Jesús hubiera resucitado, pero nadie hubiera
creído en ello, el cristianismo no habría nacido.
135
II.
D. El cristianismo, por tanto, comenzó con la creencia en la resurrección de
Jesús. ¿Cómo esa creencia en la resurrección afectó la forma en que los
seguidores de Jesús entendieron quién era él y lo que él había enseñado?
Es importante recordar quiénes eran los seguidores de Jesús. Conocemos a
algunos de ellos por nombre: Simón Pedro, Jacobo, Juan y algunos otros,
junto con varias mujeres, como María Magdalena.
A. Podemos asumir que ellos eran seguidores de Jesús precisamente porque
estaban de acuerdo, o habían sido persuadidos por su mensaje. Por tanto,
esto significa que incluso antes de que Jesús muriera, sus seguidores más
cercanos—aquellos que posteriormente llegaron a creer que había
resucitado—eran judíos apocalipticistas.
B. Ahora viene la cuestión clave. ¿Qué es lo que un judío apocalipticista
pensaría de la resurrección de un gran hombre de Dios?
1. Recordemos: los apocalipticistas creían que los muertos serían
resucitados cuando Dios viniera a juzgar. Cualquiera que llegara a
pensar que Jesús había sido levantado de la muerte, llegaría a una
conclusión lógica: el fin de los tiempos había llegado (vea 1 Co. 15:20).
2. También es significativo el que Jesús fuera el primero en resucitar: él
es quien ha inaugurado el comienzo del fin.
3. Los primeros discípulos llegaron a la conclusión que el fin había
comenzado y que Dios había escogido a Jesús para derrotar a las
fuerzas cósmicas del mal alineadas en su contra. Jesús había sido
exaltado a los cielos, pero pronto regresaría para juzgar la tierra.
C. Así, la creencia en la resurrección de Jesús comenzó a afectar la forma en
que la gente entendía quién era él en relación con Dios, con el mundo, y
con la salvación del género humano.
1. Durante su vida, Jesús había hablado acerca de Dios como padre y lo
había comparado con un padre amoroso. Sus seguidores llegaron a
pensar que Jesús era el único Hijo de Dios.
2. Durante su vida, Jesús habló de la venida del Hijo del hombre, quien
llegaría con las nubes del cielo en un poderoso acto de juicio contra
los enemigos de Dios. Sus seguidores llegaron a pensar que él mismo
había sido elevado hasta los cielos, y comenzaron a hablar de él como
el juez que vendría a juzgar la tierra, el Hijo del hombre.
3. Durante su vida, Jesús habló acerca del reino de Dios que pronto
llegaría y evidentemente sostenía que él tendría un lugar prominente
en él. Sus seguidores llegaron a pensar que precisamente eso es lo
que sucedería; Jesús reinaría como el futuro gobernante, el rey de los
judíos, el mesías.
4. Durante su vida, Jesús habló de instaurar la ética del reino. Sus
seguidores llegaron a pensar que el reino ya había comenzado y que
136
III.
él ya era el rey. De hecho, él era rey sobre todas las cosas en los cielos
y en la tierra—el Señor de todo.
D. En relativamente poco tiempo, los discípulos quitaron su atención de la
inminente llegada del Hijo del hombre y del reino de Dios, y la centraron
en Jesús mismo, cuya resurrección revelaba que él era el Hijo de Dios, el
Hijo del hombre, el Mesías y el Señor.
Sin embargo, para los primeros seguidores de Jesús resultó
considerablemente difícil el tratar de convencer a los otros judíos de sus
afirmaciones. Ya hemos visto que los judíos de aquel tiempo tenían una serie
de expectativas sobre cómo sería el futuro mesías.
A. Algunos lo veían como un gran guerrero como el rey David, alguien que
tomaría las armas en contra del opresor extranjero, lo echaría de la tierra,
y reestablecería a Israel como un estado soberano.
B. Otros veían al mesías como una poderosa figura cósmica quien vendría
de los cielos para destruir a los enemigos de Dios; o que sería un
sacerdote poderoso que tendría la autoridad de Dios para dar
interpretaciones divinamente inspiradas de la ley de Dios. En cualquier
caso, el mesías era una figura de poder y grandeza.
C. Jesús, por supuesto, no era ninguna de estas cosas, sino un predicador
itinerante de la Galilea rural que fue crucificado como un delincuente
común. La muerte de Jesús significaba para la mayoría de los judíos que
él no era el mesías. La mayoría consideraba una blasfemia la idea de que
él fuera el mesías.
1. Los cristianos de hoy en día tienden a pensar que Jesús fue
crucificado porque eso es lo que se suponía que debía de suceder con
el mesías.
2. Sin embargo, antes del cristianismo, no tenemos ningún indicio de
que algún judío en algún lugar o algún tiempo pensara que el mesías
sufriría y moriría. No existe una sola referencia a tal idea en ningún
texto judío—incluyendo la Biblia hebrea—antes del cristianismo.
3. Entonces, ¿por qué los cristianos asumen que eso es lo que debía de
sucederle al mesías judío? La respuesta es porque esa fue la
conclusión a la que llegaron los primeros cristianos con base en lo que
ya sabían sobre Jesús.
D. Los primeros cristianos comenzaron a buscar en las Escrituras pasajes
que evidenciaran que lo que había sucedido con Jesús, en realidad ya
había sido predicho por los profetas.
1. La Biblia hebrea no habla sobre el sufrimiento del mesías. Algunos
pasajes hablan del sufrimiento de un hombre justo (vea Is. 53), quien
se siente abandonado por Dios, pero cuyo sufrimiento es aceptado
como un sacrificio por otros.
137
2.
IV.
Algunos pasajes, como los salmos de súplica (p. ej. Sal. 22, 35, 69) o
los cantos del siervo sufriente del Señor en el libro de Isaías (Is. 53)
fueron interpretados por los primeros cristianos, no como haciendo
referencia una persona cualquiera que sufre, ni con referencia al
pueblo de Israel en su conjunto (vea Is. 49:3), sino como referencias al
futuro mesías de Israel.
3. Judíos y cristianos comenzaron a debatir sobre el significado de estos
textos, y ese debate continúa hasta el día de hoy.
E. El punto es que los primeros cristianos comenzaron a interpretar a Jesús
en forma diferente una vez que creyeron que había resucitado, y pronto
comenzaron a afirmar cosas sublimes sobre él, lo cual buscaron sustentar
en las Escrituras.
Diferentes comunidades cristianas desarrollaron diferentes formas de
entender quién era Jesús. Para los primeros discípulos judíos de Jesús, tenía
mucho sentido el llamar a Jesús el Hijo del hombre.
A. Eso quería decir que él era el juez cósmico que vendría del cielo al cual se
hace referencia en Dan. 7:13-14.
B. Pero, ¿qué podría significar ese término para las comunidades cristianas
posteriores formadas por paganos conversos, los cuales no conocían
Daniel 7:13-14? Probablemente no significaría que Jesús era una especie
de figura divina, sino que era humano—un hijo de hombre.
C. Los primeros seguidores judíos de Jesús habrían tenido un
entendimiento claro de lo que significaba llamar a Jesús el Hijo de Dios.
1. En la Biblia hebrea, término Hijo de Dios se refería a cualquier ser
humano que había sido escogido en forma especial por Dios para
impartir su voluntad en la tierra—como el rey Salomón de la
antigüedad (2 Sam. 7:14).
2. Para los cristianos que provenían del paganismo, eso probablemente
no significaría que Jesús era un humano especialmente cercano a
Dios, sino más bien que era en realidad divino—¡el Hijo de Dios!
D. Con el tiempo, los cristianos proclamaron ambas cosas sobre Jesús—que
él era el Hijo del hombre y el Hijo de Dios, tanto humano como divino.
1. Para el final del siglo primero, con el evangelio de Juan, sabemos que
había cristianos que llamaban a Jesús “Dios”.
2. Obviamente esto estaba muy lejos de lo que Jesús mismo dijo. Jesús
fue un profeta apocalíptico que anunció la cercanía del reino; los
cristianos llegaron a verlo como el creador del universo. Ahí hay una
diferencia abismal.
E. Las diferentes formas de entender quién era Jesús influyeron en la forma
en que cada comunidad cristiana transmitió sus historias sobre él. Esto
parece ser un hecho seguro de la historia; de otra forma, nunca
138
podríamos explicar por qué las historias cambiaron con tanta frecuencia
y en formas tan distintas.
1. Los cristianos que continuaron creyendo que Jesús era un hombre
justo, pero nada más que un hombre, obviamente recordarían sus
dichos de una forma muy distinta de aquellos cristianos que creían
que Jesús era Dios mismo.
2. Los evangelios que conservamos reflejan estas diferencias. Todos
ellos no dicen las mismas cosas.
3. Como historiadores, no podemos tomar ninguno de estos relatos al
pie de la letra, como si preservaran un retrato fiel de cómo fue Jesús
en realidad. Más bien, necesitamos examinar cuidadosamente cada
uno de estos relatos, buscando determinar las palabras y los hechos
del hombre que está detrás de ellos.
Lecturas indispensables:
Ehrman, Jesús, el profeta judío apocalíptico. cap. 13.
Frederiksen, From Jesus to Christ.
Hurtado, One God, One Lord.
Lecturas sugeridas:
Brown, Death of the Messiah.
Dunn, Christology in the Making.
Preguntas para considerar:
1. Tome un pasaje como el salmo 22 o Isaías 52:13-53:12 y trate de explicar
como uno de los primeros cristianos pudo interpretarlo para apoyar la
idea de que el mesías tenía que sufrir y ser levantado de la muerte.
Después trate de explicar como un judío de aquel tiempo pudo haberlo
interpretado de una forma completamente distinta.
2. Imagine un debate en aquellos tiempos entre un cristiano no judío y un
judío no cristiano sobre si Jesús era el mesías. ¿Cuáles serían los
argumentos más fuertes de ambos lados?
139
Lección 24
El profeta del nuevo milenio
Objetivo
Desde los días de Jesús, algunos de sus seguidores han persistido en afirmar que
su mensaje del inminente fin de los tiempos es literalmente cierto, y algunos incluso
han fijado fechas de cuándo ocurriría. Uno de esos casos es Edgar Whisenant, cuyo
libro 88 Razones por las que el rapto ocurrirá en 1988, tuvo gran impacto en algunos
sectores del cristianismo estadounidense. Otro es uno de los autores con más
ventas de todos los tiempos, Hal Lindsey, cuyas descripciones del fin del mundo han
sido leídas por millones. Este no es un fenómeno reciente; casi cada generación,
desde los comienzos del cristianismo hasta hoy, ha tenido sus profetas del fin del
mundo, que han afirmado que su generación sería la última. Podemos decir dos
cosas sobre cada uno de estos agoreros de la destrucción: cada uno de ellos ha
estado indudablemente equivocado, y todos ellos basaron sus predicciones, en
parte, en las palabras de Jesús. En esta lección estudiaremos esas profecías y
mostraremos que el mensaje de Jesús debe ser entendido en su contexto para
comprenderlo a cabalidad. No podemos trasladarlo a nuestro contexto para predecir
el fin de los tiempos.
Bosquejo
I.
En este punto ya hemos concluido nuestro estudio del Jesús histórico. Hemos
abarcado todas las fuentes disponibles para reconstruir su vida y hemos
discutido los criterios históricos que podemos utilizar para estudiar los
retratos de su persona que encontramos en los evangelios, y así ver cómo fue
en realidad el hombre detrás de esos retratos.
A. Hemos usado estos criterios para tratar de pintar una imagen coherente
de lo que él dijo, lo que él hizo y por qué murió.
1. Mi tesis en la segunda mitad del curso ha sido que Jesús fue un
apocalipticista que esperaba el inminente fin de la era presente con el
advenimiento desde los cielos de una figura cósmica de juicio.
2. He tratado de mostrar que todos los dichos y hechos de Jesús que
pueden ser aceptados como históricamente confiables encajan bien
en este marco apocalíptico.
3. En la última lección comencé a mostrar como la religión propia de
Jesús fue transformada por sus seguidores tan pronto como ellos
comenzaron a creer que él había resucitado.
B. En esta lección quiero hablar de otro tipo de transformación de las
enseñanzas de Jesús, una cuyo impacto está aún con nosotros hoy.
140
1.
II.
Esta transformación implica adherirse literalmente a algunas de sus
enseñanzas, aun cuando la situación ha cambiado drásticamente.
2. Desde los días de Jesús, algunas personas siguen creyendo que el
mundo se acabará pronto. La mayoría de ellos han basado su creencia
en las enseñanzas de Jesús. Aun a pesar de que cada uno de estos
profetas de la destrucción, desde el siglo segundo hasta el siglo veinte
han estado indudablemente equivocados en sus predicciones, el
negocio de predecir el fin del mundo continúa vivo y pujante.
3. Me gustaría mencionar un par de ejemplos interesantes, comenzando
desde lo más cercano a nuestros tiempos.
El año 1988 se creyó que sería el año del fin del mundo. Las pruebas eran
presentadas en un folleto ampliamente difundido y notablemente influyente
titulado 88 Razones por la que el rapto ocurrirá en 1988, por Edgar
Whisenant, un exingeniero de la NASA.
A. Haciendo honor a su título, el libro enumeraba razones bíblicas y lógicas
de por qué 1988 sería el año en que comenzaría el fin de la historia.
1. En algún momento durante la fiesta judía del Rosh Hashaná, entre el
11 y el 13 de septiembre de 1988, Jesucristo regresaría de los cielos
para llevarse a sus seguidores (el “rapto”), antes de un periodo de
siete años de desastres catastróficos sobre la tierra (la “tribulación”).
2. La tribulación comenzaría “a la puesta del sol del 3 de octubre de
1988”, cuando la Unión Soviética invadiera Israel y diera comienzo a
la Tercera Guerra Mundial. Las crisis resultantes conducirían al
surgimiento de un representante de Satanás que alejaría de Dios a
millones de personas y se declararía a sí mismo divino.
3. Entonces él trataría de apoderarse de los gobiernos de todo el mundo,
conduciendo a una guerra termonuclear el 4 de octubre de 1995, que
devastaría a los Estados Unidos (“usted podrá caminar desde Little
Rock hasta Dallas sólo sobre cenizas”). El mundo sería arrojado a un
invierno nuclear (las temperaturas nunca rebasarían los -100 °C), y se
acabarían los suministros de agua y alimentos.
B. A pesar de que el libro pueda sonar un poco a ciencia ficción cristiana,
fue leído como verdad bíblica por un número sorprendente de cristianos
sinceros y devotos. En cuestión de meses se vendieron más de 2 millones
de copias.
1. Muchos cristianos señalaron que tanta precisión era antibíblica,
porque Jesús había dicho: “Pero en cuanto al día y la hora, nadie lo
sabe, ni siquiera los ángeles en el cielo, ni el Hijo, sino sólo el Padre”
(Mt. 24:36).
2. Whisenant no se inmutó. Después de todo, él no había predicho “el
día y la hora” del fin, sino sólo la semana.
141
III.
C. Para reforzar sus “88 Razones”, Whisenant utilizó citas bíblicas que sus
correligionarios literalistas tuvieron dificultades para refutar, p. ej.:
“Aprendan de la higuera esta lección: Tan pronto como se ponen tiernas
sus ramas y brotan sus hojas, ustedes saben que el verano está cerca.
Igualmente, cuando vean todas estas cosas, sepan que el tiempo está
cerca, a las puertas. Les aseguro que no pasará esta generación hasta que
todas estas cosas sucedan.” (Mt. 24:32-34)
1. Whisenant hizo notar que en la Biblia, la “higuera” a menudo es
utilizada para simbolizar a la nación de Israel. La higuera a la cual le
“brotan sus hojas” sería una referencia al renacimiento de Israel
después de un largo periodo de espera.
2. Debido a que el moderno estado de Israel fue establecido en 1948, y
debido a que una generación en la Biblia es de cuarenta años—
¡voilà!—1988 debía ser el año del fin.
D. Whisenant afirmaba que muchas otras profecías bíblicas, muchas de
ellas demasiado complejas, señalaban exactamente la misma fecha.
Uno de los ejemplos más sencillos era Levítico 26:28. Dios le dice al
pueblo de Israel que si eran desobedientes, él los castigaría “siete
veces” por sus pecados.
1. Whisenant consideró que esto significaba un castigo de siete “años”,
y notó que en el calendario lunar judío un año consta de 360 días. Más
aún, en varios pasajes bíblicos (p. ej. Nm. 14:34) Dios considera un
día como un año. Esto significaba que el castigo duraría 7 x 360 años,
o 2,520 años en total.
2. De acuerdo con el libro de Daniel, el castigo de Israel comenzó con
los 70 años de opresión de Israel por los babilonios, que comenzó, de
acuerdo con Whisenant, con el reinado de Nabucodonosor en 602 a.
C. y terminó en 532 a. C.
3. Si el tiempo del castigo de Israel debía durar 2,520 años adicionales,
eso no lleva a… ¡sorpresa!—1988.
E. Cuando 1988 llegó… y se fue, Whisenant no se retractó de sus
opiniones, sino simplemente argumentó que había tenido un pequeño
error de cálculo. En un segundo libro publicado poco después de que
sus predicciones fallaron, advertía que ¡1989 sería el año!
El fin nunca llegó, por supuesto. Pero el fracaso constante e inevitable en el
cumplimiento de esos augurios al parecer no ha tenido el más mínimo efecto
en la popularidad de los mismos. Un claro ejemplo de ello viene de uno de
los autores con más ventas de los tiempos modernos, un cristiano evangélico
de nombre Hal Lindsay.
A. Lindsay bien pudiera ser el autor más leído del siglo XX. Su libro más
famoso, The Late Great Planet Earth (publicado en español como La
142
Agonía del Gran Planeta Tierra), fue el libro más vendido de no ficción en
los años setenta, con más de 28 millones de copias impresas.
B. Lindsay era un observador inteligente de los tiempos, con una
habilidad especial para cautivar al lector promedio ligeramente
interesado—especialmente a los estudiantes universitarios.
1. Su libro se lee como una novela policiaca y está lleno de anécdotas,
escenarios históricos plausibles y predicciones de destrucción
masiva.
2. Escribiendo en 1970, Lindsay veía al mundo como el escenario de la
actuación de Dios en la historia y a la Biblia como el plan maestro.
3. Lindsay calculó que una guerra mundial estallaría en 1989 en el
Medio Oriente, lo que desencadenaría una invasión por parte de la
Unión Soviética sedienta de petróleo, un contraataque nuclear por
parte de una confederación de diez naciones europeas y una invasión
por parte de un ejército de 200 millones de chinos.
4. Al final de todo ello, sólo quedaría la confederación europea,
encabezada por un líder carismático que no sería otro sino el
Anticristo. La confederación europea haría estallar su arsenal
nuclear, destruyendo las principales ciudades del mundo.
5. Cuando pareciera que no habría esperanza, Dios intervendría de
forma definitiva. Cristo aparecería en los cielos para derrocar a las
fuerzas del mal y establecer su reino sobre la tierra.
C. Lindsay afirmaba que su descripción de los eventos futuros estaba
totalmente fundada en las Escrituras, las cuales describían con
precisión el futuro de nuestro planeta.
1. El problema, por supuesto, es que eso mismo es lo que han afirmado
desde el comienzo todos los profetas del fin del mundo. Y como
siempre sucede, cuando las predicciones no se cumplen, los profetas
deben volver a la mesa de trabajo para revisar los cálculos, y empezar
de nuevo.
2. Lo que es más intrigante es que el fervor apocalíptico nunca se
extingue con cada nueva edición.
3. Cuando a Lindsay le dio la impresión que las cosas no sucederían
según lo predicho, escribió otro libro, 1980s: Countdown to
Armageddon (publicado en español como La década del 80: Cuenta
Regresiva al Armagedón), argumentando que todo se desarrollaba
conforme al plan. El libro estuvo en la lista de The New York Times de
los más vendidos durante 21 semanas.
D. Evidentemente, la reputación de Lindsay no se vio empañada por sus
interpretaciones fallidas, ni por sus afirmaciones posteriores de que los
ovnis eran artimañas engañosas de los demonios, quienes pronto
realizarían un aterrizaje masivo con el fin de engañar a los terrícolas y
143
IV.
V.
hacerlos creer en la vida en otros planetas. Sus libros y videos
continuaron siendo muy populares.
Si tuviéramos más tiempo, podríamos detallar otras profecías fallidas que
han sido hechas a lo largo de la historia del cristianismo. Al menos vale la
pena hacer notar que parecen ser recurrentes en casi cada generación. Haré
mención de un par de ejemplos llamativos, que no tienen que ver con las
preocupaciones de algunos creyentes sobre la llegada del año 2000.
A. Posiblemente la profecía fallida mejor conocida en los Estados Unidos
fue la que experimentaron los seguidores de William Miller. Miller era
un granjero de Nueva York quien predijo, con base en un cuidadoso
estudio de su Biblia, que el mundo terminaría con un resplandor
cósmico de gloria en 1843. Algunos de sus miles de seguidores
regalaron todas sus posesiones esperando aquel día; pero después
algunos terminaron en los tribunales buscando recuperar todo aquello.
B. Aún más significativo históricamente hablando fueron las predicciones
del monje italiano, Joaquín de Fiore, que demostró que el Anticristo
pronto se manifestaría y que el fin del mundo llegaría en el año 1260.
Estas predicciones jugaron un papel muy importante en la reflexión
teológica a finales de la Edad Media.
C. Mil años antes, encontramos a un importante grupo de cristianos que
vivían en Asia Menor, seguidores de las enseñanzas de un profeta del
siglo segundo llamado Montano, el cual afirmaba que el fin del mundo
sería en su propia generación. Uno de los más grandes teólogos del
cristianismo antiguo, Tertuliano, perteneció a este grupo.
D. Poco más de un siglo antes de eso, tenemos los escritos del apóstol
Pablo, los cuales llegaron a formar parte del Nuevo Testamento—son
los escritos cristianos más antiguos de cualquier tipo con los que
contamos. Pablo les dice a sus seguidores que Cristo regresaría desde
los cielos en un poderoso acto de juicio y se llevaría de este mundo a
sus seguidores, tanto a aquellos que habían muerto previamente, como
a “los que aún estemos vivos”, en palabras de Pablo (1 Tes. 4:17).
E. Estos son sólo algunos de los muchos, muchos profetas de los que
tenemos noticia.
1. La mayoría de los que han predicho el fin inminente de los tiempos
permanecen entre los episodios perdidos de la historia.
2. Todos estos agoreros del fin tienen dos cosas en común: cada uno de
ellos estaba completamente equivocado, y cada uno de ellos pudo
citar palabras de Jesús en apoyo de sus opiniones.
Permítanme concluir explicando mis razones para haber hecho este breve
recuento de anuncios del fin.
A. Mi objetivo no es enfatizar el hecho de que Jesús se equivocó.
144
B. Por el contrario, pienso que más bien sus primeros seguidores hicieron
algo bien. Permítanme explicarlo.
1. Tengo que admitir haber estado un tanto dudoso de señalar este
punto, dado el hecho de que estas lecciones se han basado
completamente en un estudio histórico de Jesús y no en un conjunto
de creencias teológicas—las mías, las suyas o las de cualquiera.
2. Parafraseando al profeta hebreo Amós, no soy teólogo ni hijo de
teólogo. Mi interés en estas lecciones no es teológico. Sin embargo, si
alguno está interesado en la Teología, entonces sería bueno que
prestara atención a la forma en que los primeros cristianos manejaron
las tradiciones sobre Jesús.
C. Una de las frustraciones del historiador del cristianismo primitivo es
que los primeros cristianos no preservaron intactas sus tradiciones
sobre Jesús, sino que las modificaron para que se adecuaran a las
nuevas circunstancias en las que ellos se encontraban.
1. Como hemos visto, los cristianos no tuvieron ningún reparo en
adaptar las tradiciones sobre Jesús para que éstas fueran relevantes
para las nuevas condiciones que ellos enfrentaban.
2. Su disposición, e incluso avidez para hacer esto le han generado
problemas a los historiadores, quienes buscan conocer lo que Jesús
realmente dijo e hizo.
D. Pero eso que les genera tantos problemas a los historiadores, les puede
brindar grandes oportunidades a los teólogos—e incluso a los
creyentes—quienes están interesados en algo más que los simples
hechos de la historia.
1. Aquellos que se niegan a reconocer que cada nueva circunstancia es
un nuevo contexto, y que los contextos nuevos requieren repensar las
antiguas tradiciones, están cometiendo el mismo error de aquellos
que se niegan a reconocer que Jesús debe ser entendido en su propio
contexto.
2. No podemos suponer que Jesús vivió en nuestro contexto, e
interpretar sus palabras a la luz de lo que ellas pueden significar hoy.
3. Tampoco podemos suponer que nosotros vivimos en el mismo
contexto de Jesús y que sus palabras son automáticamente relevantes
para una situación actual diferente.
4. Esa ha sido siempre la causa de la ruina de los agoreros del fin del
mundo: ellos han tomado las palabras de un apocalipticista judío del
siglo primero y han supuesto que estaban dirigidas para el contexto
en el que ellos mismos vivían. Estas palabras podían haber dado
esperanza de mejores tiempos para sus oyentes originales. Pero
cuando son sacadas de su contexto original y son aplicadas sin más a
contextos nuevos, simplemente se vuelven superficiales y falsas.
145
E. Cualquiera que esté interesado en entender lo que las palabras de Jesús
pueden significar para nuestro mundo, no puede aplicarlas
automáticamente a la realidad moderna sin apreciar primero cómo esta
realidad es distinta a la que él vivió.
1. Aplicar las enseñanzas de un rabí de la antigüedad a un contexto
moderno no es tarea de un historiador, sino de un teólogo.
2. Lo que el historiador sí puede hacer es advertir de los peligros de no
reconocer que el contexto de las palabras y hechos de una persona
tienen suma importancia para entender su significado y su relevancia
para nuestros días.
Lecturas indispensables:
Ehrman, Jesús, el profeta judío apocalíptico. caps. 1, 14.
Boyer, When Time Shall Be No More.
Cohn, The Pursuit of the Millennium.
Lecturas sugeridas:
Lindsey, Late Great Planet Earth.
Weber, Living in the Shadow of the Second Coming.
Wojcik, The End of the World.
Preguntas para considerar:
1. ¿Por qué cree que a tanta gente le interesa conocer los detalles sobre el fin
del mundo? ¿Las razones de este interés moderno son las mismas o son
distintas a las que encontramos en el contexto apocalipticista de la
antigüedad?
2. Para aquellos que no creen que el fin es inminente y que consideran que
Jesús estuvo equivocado al pensar que sí lo era, ¿hay alguna relevancia en
su proclamación de la venida del Hijo del hombre? (no quiero dar a
entender que esta pregunta tiene una respuesta obvia).
146
Apéndice I
Evangelio de la infancia de Tomás4
INFANCIA DE NUESTRO SEÑOR, DIOS Y SALVADOR JESUCRISTO
I
Yo, Tomás Israelita, el elegido, os he informado a todos vosotros, hermanos de la gentilidad,
para que conozcáis la infancia de nuestro Señor, todas las maravillas que nuestro Dios obró,
aquel que nació en nuestra tierra de Belén y en la ciudad de Nazaret. El principio es como
sigue:
II
1. Después de cumplir cinco años, se encontraba un día jugando junto a los charcos que
se habían formado después de llover. El agua estaba sucia y él hacía confluir los regatos en
una sola corriente, transformándolos en agua limpia sin hacer otra cosa que mandárselo.
2. Luego tomó un poco de barro blando del cieno y formó con él doce pajaritos. Era a la
sazón día de sábado cuando Jesús hizo esto jugando. Y había otros muchachos que jugaban
juntamente con él.
3. Cuando un judío vio lo que Jesús hacía, fue y se lo contó a su padre José, diciendo:
«Mira, tu hijo está en el arroyo y, tomando un poco de barro, ha hecho doce pájaros, con lo
que ha profanado el sábado».
4. Cuando José llegó al lugar y vio a Jesús, le increpó: «¿Por qué haces en sábado lo que
no está permitido hacer?» Mas Jesús batió sus palmas y dijo a los pajarillos: «Volad y pensad
en mí, vosotros los vivientes». Y los pajarillos se echaron a volar y se marcharon gorjeando.
5. Cuando los judíos vieron esto, se llenaron de pavor y se fueron juntos a contar a los
otros el milagro que habían visto hacer a Jesús.
III
1. Estaba allí junto a José el hijo de Anás, el escriba, y se le ocurrió estropear con un mimbre
el embalse, dando salida a las aguas que Jesús había reunido.
2. Al ver éste lo ocurrido, se indignó y le dijo: «Tú, sodomita, impío e insensato. ¿Es que
te estorbaban mi embalse y el agua? Pues ahora te vas a quedar tú seco como un árbol, sin
que puedas llevar hojas ni raíz ni fruto».
3. E inmediatamente se quedó el muchacho completamente seco. Jesús se alejó mientras
tanto camino de casa. Entonces vinieron los padres del lisiado, lloraron su juventud y
dijeron a José: «Mira qué hijo tienes».
IV
1. Iba otra vez Jesús paseando por medio de la ciudad. En esto vino corriendo un
muchacho por detrás y saltó sobre sus hombros. Irritado Jesús, le dijo: «No concluirás tu
camino». E inmediatamente cayó muerto el rapaz. Cuando los otros vieron lo sucedido,
dijeron: «¿De dónde habrá venido este muchacho, que todas sus palabras resultan hechos
consumados?»
4
Tomado de Los Evangelios Apócrifos, Aurelio de Santos Otero, Biblioteca de Autores Cristianos.
147
2. Y, acercándose a José los padres del difunto, le amenazaban diciendo: «Tú, teniendo un
hijo como éste, no puedes vivir en nuestra ciudad, de no ser que le enseñes a bendecir y a
no maldecir; pues deja secos a nuestros hijos».
V
1. José llamó aparte a Jesús y le amonestó de esta forma: «¿Por qué maldices así, siendo
con ello la causa de que éstos sufran, nos odien y pretendan echarnos fuera de la ciudad?»
Jesús replicó: «Yo sé que estas palabras que acabo de pronunciar no son mías, mas por amor
a ti, ¡oh padre!, callaré. Esos otros, en cambio, recibirán su castigo». Y en el mismo momento
quedaron ciegos los que habían hablado mal de él.
2. Los testigos de esta escena se llenaron de pavor y no se atrevieron a enojarle más, pues
toda palabra que salía de su boca, fuera buena o mala, se cumplía. Cuando José se dio cuenta
de que Jesús había hecho esto, se enfadó mucho y, cogiéndole de la oreja, le tiró fuerte.
3. Jesús entonces se indignó y dijo: «Tú ya tienes bastante con buscarme y no encontrar
(me), pues realmente no sabes si te pertenezco. Por lo demás, no me aflijas, pues tuyo soy y
a ti voy».
VI
1. Y cierto rabino por nombre Zaqueo, que se encontraba allí mismo, oyó a Jesús hablar
con su padre y se quedó maravillado de que el niño hablara así.
2. Se llegó, pues, pasados unos días, a José y le dijo: «Veo que tienes un hijo cuerdo e
inteligente. ¡Ea!, confíamelo a mí para que aprenda las letras. Yo me encargaré de enseñarle
todo lo que es menester: respetar a los mayores, padres o abuelos, tratar con mansedumbre
a sus iguales, mostrar respeto y veneración hacia sus padres para que él mismo pueda ser
amado por sus propios hijos y por los de los extraños».
3. José se enfadó con el niño y dijo al maestro: «Pero ¿quién es capaz de educarlo?
¿Piensas, hermano, que es una pequeña cruz?»
4. Cuando el niño Jesús oyó lo que estaba diciendo su padre, se echó a reír y dijo a Zaqueo:
«Es verdad todo lo que acaba de decir mi padre. Yo soy aquí el Señor, y vosotros, forasteros.
Sólo a mí me ha sido dado el poder, pues yo ya existía antes y sigo existiendo. He nacido
entre vosotros y con vosotros vivo. Vosotros no sabéis quién soy yo, pero yo sé muy bien de
dónde venís, quiénes sois, cuándo habéis nacido y cuántos años va a durar vuestra vida. En
verdad te digo, maestro, que cuando tú naciste, yo ya existía, y antes de que tú nacieras, ya
vivía yo. Si quieres ser un maestro perfecto, escúchame y yo te enseñaré una sabiduría que
nadie conoce fuera de Aquel que me envió a vosotros para adoctrinaros. En realidad yo soy
tu maestro, mientras tú lo eres mío (sólo) en apariencia, pues sé muy bien qué edad tienes y
cuánto va a prolongarse tu vida. Cuando veáis mi cruz, a la que ha aludido mi padre,
entonces te darás cuenta de que todo lo que te estoy diciendo es verdad. Yo soy aquí el
Señor, mientras que vosotros sois forasteros, pues yo sigo siendo siempre el mismo».
5. Y los judíos que estaban presentes, al escucharlo, se quedaron pasmados y gritaron
diciendo: «¡Oh rara e inaudita maravilla! Ni siquiera cinco años tiene este muchacho y
pronuncia tales discursos como no los hemos oído nunca de boca de los príncipes de los
sacerdotes, de los escribas o de los fariseos». Respondió Jesús y les dijo: «Vosotros os
maravilláis, es verdad, pero no creéis lo que acabo de deciros. Os voy a anunciar otra cosa
inaudita: Yo sé, lo mismo que el que me ha enviado, cuándo fue creado el mundo». Al oírle
hablar así, los judíos quedaron consternados y no pudieron contestarle. Entonces el niño se
puso a jugar y a saltar y se mofaba de ellos diciendo: «Yo sé qué poca capacidad tenéis de
admiraros y de intuir, pues es a mí a quien ha sido dada la gloria para consuelo del niño».
148
VIa
1. Entonces dijo el maestro a su padre José: «Ven, tráeme este muchacho a la escuela y yo
le enseñaré las letras». José le tomó de la mano y lo llevó a la escuela. El maestro comenzó
la lección con palabras amables y le escribió el alfabeto. Luego empezó a explicarlo, diciendo
en alta voz lo que había escrito. El niño, sin embargo, se quedó callado, sin escucharle
durante largo tiempo, con lo que el maestro se enfadó y le dio un golpe en la cabeza.
Entonces el niño replicó: «Te portas mal, ¿he de instruirte yo a ti, o eres tú quien me estás
instruyendo a mí? Yo ya me sé las letras que tú pretendes enseñarme. Muchos te
condenarán, pues éstas son para mí como un bronce que tañe o como un cascabel que hace
ruido, incapaces de reproducir ni una voz inteligible, ni la gloria de la sabiduría, ni la fuerza
del alma y de la inteligencia».
2. Luego hizo el niño una pausa y recitó a continuación todo el alfabeto, desde la A a la T.
Después clavó, airado, la vista en el maestro y le dijo: «¿Por qué enseñas tú la Beta a los
demás, sin conocer de antemano la naturaleza del Alfa? Hipócrita, si lo sabes, enséñame
primero lo que es el Alfa, y luego te creeré lo referente a la Beta». Entonces comenzó a
explicar al maestro la naturaleza de la primera letra.
3. Y dijo a Zaqueo en presencia de muchos oyentes: «Escucha, maestro, y entiende la
constitución de la primera letra: cómo tiene dos trazos rectilíneos y los rasgos que ves
agudizarse en la mitad unidos, elevados..., triangulares y biangulares, homogéneos...,
equilibrados; el Alfa tiene dimensiones iguales».
VII
1. Cuando el maestro Zaqueo escuchó la exposición que hizo el niño acerca de los
elementos de la primera letra, desconcertado por ver que él nada podía añadir a una
respuesta como ésta, ni a una lección como la que acababa de escuchar, dijo: «¡Ay, pobre de
mí, que he perdido el juicio! Instruyendo a este muchacho, yo mismo me he acarreado la
vergüenza».
2. «Tómalo, hermano José, y llévatelo, pues no puedo soportar su mirada ni la sutileza de
sus palabras. Es verdad que este niño es extraterrestre: es capaz de dominar el mismo fuego;
ya existía mucho antes de la creación del mundo. Ignoro qué seno materno le ha traído al
mundo y no sé qué madre le ha amamantado. ¡Ay de mí! amigo mío: todo esto se me oculta.
Me encuentro aturdido, pues me he engañado a mí mismo, pobre de mí. Deseaba tener un
discípulo y me he encontrado con un maestro».
3. «Ahora me doy perfecta cuenta de mi confusión, pues he sido vencido por este niño.
Por causa suya no me queda otro remedio que morir humillado. Soy incapaz de mirarle a
los ojos, mientras todos son testigos de que me he dejado vencer por un rapazuelo. ¿Qué es
lo que puedo añadir, o qué explicación voy a dar acerca de lo expuesto sobre los elementos
de la primera letra? No lo sé, amigos míos, pues no comprendo ni el principio ni el fin».
4. «Toma, hermano José, este niño y llévatelo a casa, pues es algo extraordinario: o un
Dios, o un ángel o no sé cómo llamarlo».
VIII
1. Y en presencia de los judíos que acompañaban a Zaqueo, el niño rompió a reír, diciendo:
«Den fruto ahora los estériles, vean los ciegos y oigan los sordos en el fondo de su corazón:
Yo he venido desde arriba para redimir a los que estaban abajo y elevarlos a las alturas, tal
como me mandó quien me envió a vosotros».
149
2. Cuando el niño terminó su discurso, se sintieron inmediatamente curados todos
aquellos que habían caído bajo su maldición. Y desde entonces nadie osaba enojarle, no
fuera que le maldijera y quedara lisiado.
IX
1. Días después se encontraba Jesús jugando en una terraza de un edificio. Y uno de los
muchachos que con él estaba cayó de lo alto y se mató. Los otros niños, al ver esto, se
marcharon todos y quedó solo Jesús.
2. Vinieron los padres del difunto y se encararon con Jesús, diciéndole: «Tú, revoltoso, tú
eres el que ha tirado abajo a nuestro hijo». Jesús respondió: «No he sido yo el que le ha
empujado; ha sido él solo que, después de dar un traspié, ha caído desde el tejado.
Por eso está muerto».
3. Entonces Jesús dio un grito y dijo: «¡Zenón! —éste era el nombre del difunto—,
levántate y di si he sido yo quien te ha tirado». El niño se levantó y dijo: «No, Señor». Los
circunstantes se llenaron de admiración y los padres del muchacho alabaron al Señor por el
milagro y adoraron a Jesús.
X
1. A los pocos días sucedió que un joven que estaba partiendo leña en las cercanías se hirió
con el hacha, cortándose la planta del pie, y estaba a punto de morir.
2. Sobrevino por esto un gran alboroto y se arremolinó mucha gente. Jesús acudió
también, después de abrirse paso a través de la multitud, y tomó en sus manos el pie
lastimado, con lo que éste quedó inmediatamente sano. Luego dijo al muchacho: «Levántate,
sigue cortando leña y piensa en mí». Cuando la multitud se dio cuenta del milagro que
acababa de verificarse, adoró a Jesús y dijo: «Es verdad, pues, que Dios habita en él».
XI
1. A la edad de seis años le envió una vez su madre María a que trajera agua a casa. Mas
con la aglomeración se le soltó el cántaro, que fue a dar en el suelo y se quebró.
2. Entonces extendió Jesús el manto con que iba cubierto, lo llenó de agua y se lo llevó a
su madre. Ésta, al ver la maravilla que Jesús había obrado, le besó y guardaba (en su interior)
todos los misterios que le veía realizar.
XII
Otra vez, siendo época de sementera, salió Jesús con su padre a sembrar trigo en su finca. Y
mientras su padre lo hacía, sembró también Jesús un celemín de trigo, recolectando —
después de segar y limpiar la cosecha— cien celemines. Luego llamó a los pobres y les
repartió el grano en la era. José también tuvo su parte en el trigo que Jesús había sembrado.
XIII
1. Por entonces tenía Jesús ocho años y su padre era carpintero. Cuando éste se disponía
una vez a hacer un mueble por encargo de un hombre rico, se dio cuenta de que una de las
tablas se había quedado corta, pues no tenía medida alguna. Estando por ello muy
apesadumbrado, le dijo Jesús: «No te preocupes, pon las dos tablas en el suelo e iguálalas
por tu parte».
2. José así lo hizo. Entonces cogió Jesús la tabla más corta, la estiró y la hizo igual a la otra.
Luego dijo a José: «No te preocupes, ahora puedes hacer lo que tú quieras». Éste abrazó al
niño, lo besó y dijo: «Dichoso de mí, a quien Dios ha dado un hijo como éste».
150
XIV
1. Teniendo en cuenta José la buena disposición del niño, así como su edad y su sabiduría,
pensó de nuevo que no debía quedarse sin aprender las letras, por lo que le llevó a otro
maestro. Éste dijo a José: «¿Qué clase de letras he de enseñarle?» José respondió: «Primero
las griegas, luego las hebreas». El maestro conocía el carácter del muchacho y le tenía miedo,
pero no obstante le escribió el alfabeto, se lo explicó y le dijo: «A». Jesús respondió A y luego
se calló. El maestro le enseñó entonces la B, pero Jesús no respondió.
2. Luego dijo: «Si de verdad eres maestro y conoces perfectamente las letras, dime primero
el valor de la A y luego te digo yo el de la B». Irritado entonces el maestro, le pegó en la
cabeza, por lo que el niño, airado, le maldijo. E inmediatamente se desvaneció el maestro y
cayó al suelo.
3. Jesús volvió a casa, pero José, lleno de pesar, dijo a su madre: «No le dejes en manera
alguna salir fuera, para que no tengan que sufrir tanto los que le enojan».
XV
1. Un año después, otro profesor, vecino de José, dijo a éste: «Tráeme tu chico a la escuela;
quizá consiga por las buenas hacer que aprenda las letras». José respondió: «Si te atreves,
hermano, llévatelo con mucho cuidado, respeto y circunspección».
2. El muchacho entró de muy buena gana en la escuela y encontró un volumen puesto
sobre el pupitre. Lo abrió y, sin pararse a leer lo que en él estaba escrito, abrió su boca y se
puso a hablar llevado por el Espíritu Santo, enseñando la Ley. Los circunstantes le
escuchaban y le pedían que siguiera hablando. Y se congregó gran muchedumbre que había
escuchado a Jesús y admiraba su hermosura, su doctrina y su facilidad de palabra, teniendo
en cuenta que era un niño el que decía tales cosas.
3. Cuando supo esto José, se llenó de miedo y corrió en seguida hacia la escuela, recelando
que quizá también aquel maestro cayera en la tentación. Pero éste le dijo: «Sábete, hermano,
que yo recibí a este niño como si fuera un alumno y resulta que está rebosando gracia y
sabiduría; tómalo, como es justo, y llévatelo a tu casa».
4. Al oír el niño lo que el maestro decía a su padre, se echó a reír y dijo: «Gracias a ti, que
has hablado con cordura, va a ser curado aquel hombre que anteriormente fue castigado».
Y en la misma hora quedó curado el otro maestro.
XVI
1. Otra vez mandó José a su hijo Santiago que fuera a atar haces de leña para traerlos a
casa. El niño Jesús le acompañó a éste cuando se puso en marcha para recoger la leña. Mas
he aquí que una víbora mordió a Santiago en la mano.
2. Cuando éste yacía en el suelo y estaba ya para morir, se le acercó Jesús y le sopló en la
mordedura, con lo que el veneno se retiró y el reptil quedó muerto.
XVII
1. Sucedió después que otro niño de la vecindad murió y su madre lloraba desconsolada.
Cuando Jesús oyó los gritos y sollozos de ésta, corrió allá y vio al niño que yacía muerto en
el regazo de su madre. Inmediatamente le tocó en el pecho y dijo: «Niño, a ti te hablo; no
mueras, sino vive más bien y quédate con tu madre». El niño sonrió y se inclinó hacia él.
Entonces dijo Jesús a la mujer: «Toma el niño, dale el pecho y piensa en mí».
151
2. Al ver esto la multitud, se llenó de admiración y exclamó: «Verdaderamente que este
muchacho es o un Dios o un ángel, pues toda palabra que sale de su boca se convierte en un
hecho». Y Jesús se fue a casa.
XVIII
1. Un año después aconteció que, estando construyéndose una casa, un hombre cayó de
lo alto y murió, sobreviniendo por ello un tumulto y un gran griterío. Al oírlo Jesús, se fue
allá y vio al hombre muerto. Entonces le tomó de la mano y le dijo: «A ti te digo, hombre,
levántate y reanuda tu trabajo». Él se levantó y le adoró.
2. La multitud que vio esto se llenó de admiración y dijo: «Este muchacho tiene que haber
venido del cielo, pues ha librado muchas almas de la muerte y continuará librándolas) hasta
el fin de su vida».
XIX
1. Al cumplir los doce años marcharon sus padres, como de costumbre, a Jerusalén para
asistir a las fiestas de la Pascua, enrolados en la caravana. Y terminadas las fiestas, se volvían
José y María ya de nuevo a casa. Mas el niño Jesús se quedó en Jerusalén y sus padres no se
dieron cuenta, pensando que se encontraría en la comitiva.
2. Después del primer día de camino se pusieron a buscarle entre sus parientes y
compañeros de viaje, pero no lo encontraron. Entonces se volvieron a Jerusalén en su busca,
llenos de aflicción. Al cabo de tres días le encontraron finalmente en el templo, sentado en
medio de los doctores, escuchándoles la lectura de la Ley y haciendo sus preguntas. Todos
estaban pendientes de él y se admiraban de ver que, niño como era, dejaba sin palabra a los
ancianos y maestros del pueblo, desentrañándoles los capítulos de la Ley y las parábolas de
los profetas.
3. Y acercándose María, su madre, le dijo: «Hijo mío, ¿por qué te has portado así con
nosotros? Mira con qué dolor y preocupación te hemos venido buscando». Mas Jesús
replicó: «¿Por qué me buscáis? ¿No sabéis que debo ocuparme de las cosas que atañen a mi
Padre?»
4. Los escribas y fariseos decían a su madre: «¿Eres tú por ventura la madre de este niño?»
Ella respondió: «Así es». Y ellos repusieron: «Pues dichosa de ti entre las mujeres y bendito
el fruto de tu vientre, porque gloria, virtud y sabiduría semejantes ni las hemos oído ni visto
jamás».
5. Jesús se levantó y siguió a su madre. Y era obediente a sus padres. Su madre, por su
parte, retenía todos estos hechos portentosos en su corazón. Mientras tanto iba Jesús
creciendo en edad, sabiduría y gracia y obraba curaciones, siendo glorificado por Dios, su
Padre. A Él sea tributada alabanza por los siglos de los siglos. Amén.
152
Apéndice II
Evangelio de Pedro5
I
1. Pero de entre los judíos nadie se lavó las manos: ni Herodes ni ninguno de sus jueces.
Y, al no quererse ellos lavar, Pilato se levantó.
2. Entonces el rey Herodes manda que se hagan cargo del Señor, diciéndoles: «Ejecutad
cuanto os acabo de mandar que hagáis con él».
II
3. Se encontraba allí a la sazón José, el amigo de Pilato y del Señor. Y, sabiendo que iban
a crucificarle, se llegó a Pilato en demanda del cuerpo del Señor para su sepultura.
4. Pilato a su vez mandó recado a Herodes y le pidió el cuerpo (de Jesús).
5. Y Herodes dijo: «Hermano Pilato: aun dado caso que nadie lo hubiera reclamado,
nosotros mismos le hubiéramos dado sepultura, pues está echándose el sábado encima y
está escrito en la ley que el sol no debe ponerse sobre un ajusticiado». Y con esto, se lo
entregó al pueblo (de los judíos) el día antes de los Ázimos, su fiesta.
III
6. Y ellos, tomando al Señor, le daban empellones corriendo, y decían: «Arrastremos al
Hijo de Dios, pues ha venido a caer en nuestras manos».
7. Después le revistieron de púrpura y le hicieron sentar sobre el tribunal, diciendo:
«Juzga con equidad, rey de Israel».
8. Y uno de ellos trajo una corona de espinas y la colocó sobre la cabeza del Señor.
9. Algunos de los circunstantes le escupían en el rostro, (mientras que) otros le daban
bofetadas en las mejillas y otros le herían con una caña. Y había quienes le golpeaban
diciendo: «Éste es el homenaje que rendimos al Hijo de Dios».
IV
10. Después llevaron dos ladrones y crucificaron al Señor en medio de ellos. Mas él callaba
como si no sintiera dolor alguno.
11. Y, cuando hubieron enderezado la cruz, escribieron encima: «Éste es el rey de Israel».
12. Y, depositadas las vestiduras ante él, las dividieron en lotes y echaron a suerte entre
ellos.
13. Mas uno de aquellos malhechores les increpó diciendo: «Nosotros sufrimos así por las
iniquidades que hemos hecho; pero éste, que ha venido a ser el Salvador de los hombres,
¿en qué os ha perjudicado?»
14. E indignados contra él, mandaron que no se le quebraran las piernas para que muriera
entre tormentos.
V
5
Tomado de Los Evangelios Apócrifos, Aurelio de Santos Otero, Biblioteca de Autores Cristianos.
153
15. Era a la sazón mediodía, y la oscuridad se posesionó de toda la Judea. Ellos fueron presa
de la agitación, temiendo no se les pusiera el sol —pues (Jesús) estaba aún vivo—, ya que
les está prescrito que «El sol no debe ponerse sobre un ajusticiado».
16. Uno de ellos dijo entonces: «Dadle a beber hiel con vinagre». Y, haciendo la mezcla, le
dieron el brebaje.
17. Y cumplieron todo, colmando la medida de las iniquidades acumuladas sobre su
cabeza.
18. Y muchos discurrían (por allí) sirviéndose de linternas, pues pensaban que era de
noche, y venían a dar en tierra.
19. Y el Señor elevó su voz, diciendo: «¡Fuerza mía, fuerza (mía), tú me has abandonado!»
Y, en diciendo esto, fue sublimado (al cielo).
20. En aquel mismo momento se rasgó el velo del templo de Jerusalén en dos partes.
VI
21. Entonces sacaron los clavos de las manos del Señor y le tendieron en el suelo. Y la tierra
entera se conmovió y sobrevino un pánico enorme.
22. Luego brilló el sol, y se comprobó que era la hora de nona.
23. Se alegraron, pues, los judíos y entregaron su cuerpo a José para que le diera sepultura,
puesto que (éste) había sido testigo de todo el bien que (Jesús) había hecho.
24. Y, tomando el cuerpo del Señor, lo lavó, lo envolvió en una sábana y lo introdujo en su
misma sepultura, llamada Jardín de José.
VII
25. Entonces los judíos, los ancianos y los sacerdotes se dieron cuenta del mal que se habían
acarreado a sí mismos y empezaron a golpear sus pechos, diciendo: «¡Malditas nuestras
iniquidades! He aquí que se echa encima el juicio y el fin de Jerusalén».
26. Yo, por mi parte, estaba sumido en la aflicción juntamente con mis amigos, y, heridos
en lo más profundo del alma, nos manteníamos ocultos. Pues éramos hechos objeto de sus
pesquisas como malhechores y como (sujetos) que pretendían incendiar el templo.
27. Por todas estas cosas, nosotros ayunábamos y estábamos sentados, lamentándonos y
llorando noche y día hasta el sábado.
VIII
28. Entretanto, reunidos entre sí los escribas, los fariseos y los ancianos, al oír que el pueblo
murmuraba y se golpeaba el pecho diciendo: «Cuando a su muerte han sobrevenido señales
tan portentosas, ved si debería ser justo»,
29. los ancianos, pues, cogieron miedo y vinieron a presencia de Pilato en plan de súplica,
diciendo:
30. «Danos soldados para que custodien su sepulcro durante tres días, no sea que vayan a
venir sus discípulos, le sustraigan y el pueblo nos haga a nosotros algún mal, creyendo que
ha resucitado de entre los muertos».
31. Pilato, pues, les entregó a Petronio y a un centurión con soldados para que custodiaran
el sepulcro. Y con ellos vinieron también a la tumba ancianos y escribas.
32. Y, rodando una gran piedra, todos los que allí se encontraban presentes, juntamente
con el centurión y los soldados, la pusieron a la puerta del sepulcro.
33. Grabaron además siete sellos y, después de plantar una tienda, se pusieron a hacer
guardia.
154
IX
34. Y muy de mañana, al amanecer el sábado, vino una gran multitud de Jerusalén y de sus
cercanías para ver el sepulcro sellado.
35. Mas durante la noche que precedía al domingo, mientras estaban los soldados de dos
en dos haciendo la guardia, se produjo una gran voz en el cielo.
36. Y vieron los cielos abiertos y dos varones que bajaban de allí teniendo un gran
resplandor y acercándose al sepulcro.
37. Y la piedra aquella que habían echado sobre la puerta, rodando por su propio impulso,
se retiró a un lado, con lo que el sepulcro quedó abierto y ambos jóvenes entraron.
X
38. Al verlo, pues, aquellos soldados, despertaron al centurión y a los ancianos, pues
también éstos se encontraban allí haciendo la guardia.
39. Y, estando ellos explicando lo que acababan de ver, advierten de nuevo tres hombres
saliendo del sepulcro, dos de los cuales servían de apoyo a un tercero, y una cruz que iba en
pos de ellos.
40. Y la cabeza de los dos (primeros) llegaba hasta el cielo, mientras que la del que era
conducido por ellos sobrepasaba los cielos.
41. Y oyeron una voz proveniente de los cielos que decía: «¿Has predicado a los que
duermen?»
42. Y se dejó oír desde la cruz una respuesta: «Sí».
XI
43. Ellos entonces andaban tratando entre sí de marchar y de manifestar esto a Pilato.
44. Y, mientras se encontraban aún cavilando sobre ello, aparecen de nuevo los cielos
abiertos y un hombre que baja y entra en el sepulcro.
45. Viendo esto los que estaban junto al centurión, se apresuraron a ir a Pilato de noche,
abandonando el sepulcro que custodiaban. Y, llenos de agitación, contaron cuanto habían
visto, diciendo: «Verdaderamente era Hijo de Dios».
46. Pilato respondió de esta manera: «Yo estoy limpio de la sangre del Hijo de Dios; fuisteis
vosotros los que lo quisisteis así».
47. Después se acercaron todos y le rogaron encarecidamente que ordenara al centurión y
a los soldados guardar secreto sobre lo que habían visto.
48. «Pues es preferible —decían— ser reos del mayor crimen en la presencia de Dios que
caer en manos del pueblo judío y ser apedreados».
49. Ordenó, pues, Pilato al centurión y a los soldados que no dijeran nada.
XII
50. A la mañana del domingo, María la de Magdala, discípula del Señor —atemorizada a
causa de los judíos, pues estaban rabiosos de ira, no había hecho en el sepulcro del Señor lo
que solían hacer las mujeres por sus muertos queridos—,
51. tomó a sus amigas consigo y vino al sepulcro en que había sido depositado.
52. Mas temían no fueran a ser vistas por los judíos y decían: «Ya que no nos fue posible
llorar y lamentarnos el día aquel en que fue crucificado, hagámoslo ahora por lo menos cabe
su sepulcro.
53. Pero ¿quién nos removerá la piedra echada a la puerta del sepulcro, de manera que,
pudiendo entrar, nos sentemos junto a él y hagamos lo que es debido?
155
54. Pues la piedra era muy grande y tenemos miedo no nos vaya a ver alguien. Y si (esto)
no nos es posible, echemos al menos en la puerta lo que llevamos en memoria suya; lloremos
y golpeémonos el pecho hasta que volvamos a nuestra casa».
XIII
55. Fueron, pues, y encontraron abierto el sepulcro. Y en esto ven allí un joven sentado en
medio de la tumba, hermoso y cubierto de una vestidura blanquísima, el cual les dijo:
56. «¿A qué habéis venido? ¿A quién buscáis? ¿Por ventura a aquel que fue crucificado?
Resucitó ya y se marchó. Y si no lo queréis creer, asomaos y ved el lugar donde yacía. No
está, pues ha resucitado y ha marchado al lugar aquel de donde fue enviado».
57. Entonces las mujeres, aterrorizadas, huyeron.
XIV
58. Era a la sazón el último día de los Ázimos y muchos partían de vuelta para sus casas
una vez terminada la fiesta.
59. Y nosotros, los doce discípulos del Señor, llorábamos y estábamos sumidos en la
aflicción. Y cada cual, apesadumbrado por lo sucedido, retornó a su casa.
60. Yo, Simón Pedro, por mi parte, y Andrés, mi hermano, tomamos nuestras redes y nos
dirigimos al mar, yendo en nuestra compañía Leví el de Alfeo, a quien el Señor...
156
Apéndice III
Evangelio de Tomás6
Éstas son las palabras secretas que pronunció Jesús el Viviente y que Dídimo Judas Tomás
consignó por escrito.
1. Y dijo: «Quien encuentre el sentido de estas palabras no gustará la muerte»
2. Dijo Jesús: «El que busca no debe dejar de buscar hasta tanto que encuentre. Y cuando
encuentre se estremecerá, y tras su estremecimiento se llenará de admiración y reinará sobre
el universo»
3. Dijo Jesús: «Si aquellos que os guían os dijeren: Ved, el Reino está en el cielo, entonces
las aves del cielo os tomarán la delantera. Y si os dicen: Está en la mar, entonces los peces os
tomarán la delantera. Mas el Reino está dentro de vosotros y fuera de vosotros. Cuando
lleguéis a conoceros a vosotros mismos, entonces seréis conocidos y caeréis en la cuenta de
que sois hijos del Padre Viviente. Pero si no os conocéis a vosotros mismos, estáis sumidos
en la pobreza y sois la pobreza misma».
4. Dijo Jesús: «No vacilará un anciano a su edad en preguntar a un niño de siete días por
el lugar de la vida, y vivirá; pues muchos primeros vendrán a ser últimos y terminarán
siendo uno solo».
5. Dijo Jesús: «Reconoce lo que tienes ante tu vista y se te manifestará lo que te está oculto,
pues nada hay escondido que no llegue a ser manifiesto»
6. Le preguntaron sus discípulos diciéndole: «¿Quieres que ayunemos? ¿Y de qué forma
hemos de orar y dar limosna, y qué hemos de observar respecto a la comida?» Jesús dijo:
«No mintáis ni hagáis lo que aborrecéis, pues ante el cielo todo está patente, ya que nada
hay oculto que no termine por quedar manifiesto y nada escondido que pueda mantenerse
sin ser revelado».
7. Jesús dijo: «Dichoso el león que al ser ingerido por un hombre se hace hombre;
abominable el hombre que se deja devorar por un león y éste se hace hombre».
8. Y dijo: «El hombre se parece a un pescador inteligente que echó su red al mar y la sacó
de él llena de peces pequeños. Al encontrar entre ellos un pez grande y bueno, aquel
pescador inteligente arrojó todos los peces pequeños al mar y escogió sin vacilar el pez
grande».
9. Dijo Jesús: «He aquí que el sembrador salió, llenó su mano y desparramó. Algunos
(granos de simiente) cayeron en el camino y vinieron los pájaros y se los llevaron. Otros
cayeron sobre piedra y no arraigaron en la tierra ni hicieron germinar espigas hacia el cielo.
Otros cayeron entre espinas —éstas ahogaron la simiente— y el gusano se los comió. Otros
cayeron en tierra buena y (ésta) dio una buena cosecha, produciendo 60 y 120 veces por
medida».
10. Dijo Jesús: «He arrojado fuego sobre el mundo y ved que lo mantengo hasta que arda».
11. Dijo Jesús: «Pasará este cielo y pasará asimismo el que está encima de él. Y los muertos
no viven ya, y los que están vivos no morirán. Cuando comíais lo que estaba muerto, lo
hacíais revivir; ¿qué vais a hacer cuando estéis en la luz? El día en que erais una misma cosa,
os hicisteis dos; después de haberos hecho dos, ¿qué vais a hacer?».
6
Tomado de Los Evangelios Apócrifos, Aurelio de Santos Otero, Biblioteca de Autores Cristianos.
157
12. Los discípulos dijeron a Jesús: «Sabemos que tú te irás de nuestro lado; ¿quién va a ser
el mayor entre nosotros?» Les dijo Jesús: «Dondequiera que os hayáis reunido, dirigíos a
Santiago el Justo, por quien el cielo y la tierra fueron creados».
13. Dijo Jesús a sus discípulos: «Haced una comparación y decidme a quién me parezco».
Le dijo Simón Pedro: «Te pareces a un ángel justo». Le dijo Mateo: «Te pareces a un filósofo,
a un hombre sabio». Le dijo Tomás: «Maestro, mi boca es absolutamente incapaz de decir a
quién te pareces». Respondió Jesús: «Yo ya no soy tu maestro, puesto que has bebido y te
has emborrachado del manantial que yo mismo he medido». Luego le tomó consigo, se
retiró y le dijo tres palabras. Cuando Tomás se volvió al lado de sus compañeros, le
preguntaron éstos: «¿Qué es lo que te ha dicho Jesús?» Tomás respondió: «Si yo os revelara
una sola palabra de las que me ha dicho, cogeríais piedras y las arrojaríais sobre mí: entonces
saldría fuego de ellas y os abrasaría».
14. Les dijo Jesús: «Si ayunáis, os engendraréis pecados; y si hacéis oración, se os
condenará; y si dais limosnas, haréis mal a vuestros espíritus. Cuando vayáis a un país
cualquiera y caminéis por las regiones, si se os recibe, comed lo que os presenten (y) curad
a los enfermos entre ellos. Pues lo que entra en vuestra boca no os manchará, mas lo que
sale de vuestra boca, eso sí que os manchará».
15. Dijo Jesús: «Cuando veáis al que no nació de mujer, postraos sobre vuestro rostro y
adoradle: Él es vuestro padre».
16. Dijo Jesús: «Quizá piensan los hombres que he venido a traer paz al mundo, y no saben
que he venido a traer disensiones sobre la tierra: fuego, espada, guerra. Pues cinco habrá en
casa: tres estarán contra dos y dos contra tres, el padre contra el hijo y el hijo contra el padre.
Y todos ellos se encontrarán en soledad».
17. Dijo Jesús: «Yo os daré lo que ningún ojo ha visto y ningún oído ha escuchado y ninguna
mano ha tocado y en ningún corazón humano ha penetrado».
18. Dijeron los discípulos a Jesús: «Dinos cómo va a ser nuestro fin». Respondió Jesús: «¿Es
que habéis descubierto ya el principio para que preguntéis por el fin? Sabed que donde está
el principio, allí estará también el fin. Dichoso aquel que se encuentra en el principio: él
conocerá el fin y no gustará la muerte».
19. Dijo Jesús: «Dichoso aquel que ya existía antes de llegar a ser. Si os hacéis mis discípulos
(y) escucháis mis palabras, estas piedras se pondrán a vuestro servicio. Cinco árboles tenéis
en el paraíso que ni en verano ni en invierno se mueven y cuyo follaje no cae: quien los
conoce no gustará la muerte».
20. Dijeron los discípulos a Jesús: «Dinos a qué se parece el reino de los cielos». Les dijo:
«Se parece a un grano de mostaza, que es (ciertamente) la más exigua de todas las semillas,
pero cuando cae en tierra de labor hace brotar un tallo (y) se convierte en cobijo para los
pájaros del cielo».
21. Dijo Mariham a Jesús: «¿A qué se parecen tus discípulos?» Él respondió: «Se parecen a
unos muchachos que se han acomodado en una parcela ajena. Cuando se presenten los
dueños del terreno les dirán: Devolvednos nuestra finca. Ellos se sienten desnudos en su
presencia al tener que dejarla y devolvérsela». Por eso os digo: «Si el dueño de la casa se
entera de que va a venir el ladrón, se pondrá a vigilar antes de que llegue y no permitirá que
éste penetre en la casa de su propiedad y se lleve su ajuar. Así pues, vosotros estad también
alerta ante el mundo, ceñid vuestros lomos con fortaleza para que los ladrones encuentren
cerrado el paso hasta vosotros; pues (si no), darán con la recompensa que vosotros esperáis.
¡Ojalá surja de entre vosotros un hombre sabio que —cuando la cosecha hubiere
madurado— venga rápidamente con la hoz en la mano y la siegue! El que tenga oídos para
oír, que oiga».
158
22. Jesús vio unas criaturas que estaban siendo amamantadas y dijo a sus discípulos: «Éstas
criaturas a las que están dando el pecho se parecen a quienes entran en el Reino». Ellos le
dijeron: «¿Podremos nosotros —haciéndonos pequeños— entrar en el Reino?» Jesús les dijo:
«Cuando seáis capaces de hacer de dos cosas una, y de configurar lo interior con lo exterior,
y lo exterior con lo interior, y lo de arriba con lo de abajo, y de reducir a la unidad lo
masculino y lo femenino, de manera que el macho deje de ser macho y la hembra hembra;
cuando hagáis ojos de un solo ojo y una mano en lugar de una mano y un pie en lugar de
un pie y una imagen en lugar de una imagen, entonces podréis entrar [en el Reino]».
23. Dijo Jesús: «Yo os escogeré uno entre mil y dos entre diez mil; y resultará que ellos
quedarán como uno solo».
24. Dijeron sus discípulos: «Instrúyenos acerca del lugar donde moras, pues sentimos la
necesidad de indagarlo». Les dijo: «El que tenga oídos, que escuche: en el interior de un
hombre de luz hay siempre luz y él ilumina todo el universo; sin su luz reinan las tinieblas».
25. Dijo Jesús: «Ama a tu hermano como a tu alma; cuídalo como la pupila de tu ojo».
26. Dijo Jesús: «La paja en el ojo de tu hermano, sí que la ves; pero la viga en el tuyo propio,
no la ves. Cuando hayas sacado la viga de tu ojo, entonces verás de quitar la paja del ojo de
tu hermano».
27. (Dijo Jesús): «Si no os abstenéis del mundo, no encontraréis el Reino; si no hacéis del
sábado sábado, no veréis al Padre».
28. Dijo Jesús: «Yo estuve en medio del mundo y me manifesté a ellos en carne. Los hallé a
todos ebrios (y) no encontré entre ellos uno siquiera con sed. Y mi alma sintió dolor por los
hijos de los hombres, porque son ciegos en su corazón y no se percatan de que han venido
vacíos al mundo y vacíos intentan otra vez salir de él. Ahora bien: por el momento están
ebrios, pero cuando hayan expulsado su vino, entonces se arrepentirán».
29. Dijo Jesús: «El que la carne haya llegado a ser gracias al espíritu, es un prodigio; pero el
que el espíritu (haya llegado a ser) gracias al cuerpo, es prodigio [de prodigios]. Y yo me
maravillo cómo esta gran riqueza ha venido a alojarse en esta pobreza».
30. Dijo Jesús: «Dondequiera que hubiese tres dioses, dioses son; dondequiera que haya
dos o uno, con él estoy yo».
31. Dijo Jesús: «Ningún profeta es aceptado en su aldea; ningún médico cura a aquellos que
le conocen».
32. Dijo Jesús: «Una ciudad que está construida (y) fortificada sobre una alta montaña no
puede caer ni pasar inadvertida».
33. Dijo Jesús: «Lo que escuchas con uno y otro oído, pregónalo desde la cima de vuestros
tejados; pues nadie enciende una lámpara y la coloca bajo el celemín o en otro lugar
escondido, sino que la pone sobre el candelero para que todos los que entran y salen vean
su resplandor».
34. Dijo Jesús: «Si un ciego guía a otro ciego, ambos caen en el hoyo».
35. Dijo Jesús: «No es posible que uno entre en la casa del fuerte y se apodere de ella (o de
él) de no ser que logre atarle las manos a éste: entonces sí que saqueará su casa».
36. Dijo Jesús: «No estéis preocupados desde la mañana hasta la noche y desde la noche
hasta la mañana (pensando) qué vais a poneros».
37. Sus discípulos dijeron: «¿Cuándo te nos vas a manifestar y cuándo te vamos a ver?»
Dijo Jesús: «Cuando perdáis (el sentido de) la vergüenza y —cogiendo vuestros vestidos—
los pongáis bajo los talones como niños pequeños y los pisoteéis, entonces [veréis] al Hijo
del Viviente y no tendréis miedo».
159
38. Dijo Jesús: «Muchas veces deseasteis escuchar estas palabras que os estoy diciendo sin
tener a vuestra disposición alguien a quien oírselas. Días llegarán en que me buscaréis (y)
no me encontraréis».
39. Dijo Jesús: «Los fariseos y los escribas recibieron las llaves del conocimiento y las han
escondido: ni ellos entraron, ni dejaron entrar a los que querían. Pero vosotros sed cautos
como las serpientes y sencillos como las palomas».
40. Dijo Jesús: «Una cepa ha sido plantada al margen del Padre y —como no está
firmemente arraigada— será arrancada de cuajo y se malogrará».
41. Jesús dijo: «A quien tiene en su mano se le dará; y a quien nada tiene —aun aquello
poco que tiene— se le quitará».
42. Dijo Jesús: «Haceos pasajeros».
43. Le dijeron sus discípulos: «¿Quién eres tú para decirnos estas cosas?» [Jesús respondió]:
«Basándoos en lo que os estoy diciendo, no sois capaces de entender quién soy yo; os habéis
vuelto como los judíos, ya que éstos aman el árbol y odian su fruto, aman el fruto y odian el
árbol».
44. Dijo Jesús: «A quien insulte al Padre, se le perdonará; y a quien insulte al Hijo, (también)
se le perdonará. Pero quien insulte al Espíritu Santo no encontrará perdón ni en la tierra ni
en el cielo».
45. Dijo Jesús: «No se cosechan uvas de los zarzales ni se cogen higos de los espinos, (pues)
éstos no dan fruto alguno. [Un] hombre bueno saca cosas buenas de su tesoro; un hombre
malo saca cosas malas del mal tesoro que tiene en su corazón y habla maldades, pues de la
abundancia del corazón saca él la maldad».
46. Dijo Jesús: «Desde Adán hasta Juan el Bautista, no hay entre los nacidos de mujer nadie
que esté más alto que Juan el Bautista, de manera que sus ojos no se quiebren. Pero yo he
dicho: Cualquiera de entre vosotros que se haga pequeño, vendrá en conocimiento del Reino
y llegará a ser encumbrado por encima de Juan».
47. Dijo Jesús: «No es posible que un hombre monte dos caballos y tense dos arcos; no es
posible que un esclavo sirva a dos señores, sino que más bien honrará a uno y despreciará
al otro. A ningún hombre le apetece —después de haber bebido vino añejo— tomar vino
nuevo; no se echa vino nuevo en odres viejos, no sea que éstos se rompan, y no se echa vino
añejo en odre nuevo para que éste no le eche a perder. No se pone un remiendo viejo en un
vestido nuevo, pues se produciría un rasgón».
48. Dijo Jesús: «Si dos personas hacen la paz entre sí en esta misma casa, dirán a la montaña:
¡Desaparece de aquí! Y ésta desaparecerá».
49. Dijo Jesús: «Bienaventurados los solitarios y los elegidos: vosotros encontraréis el
Reino, ya que de él procedéis (y) a él tornaréis».
50. Dijo Jesús: «Si os preguntan: ¿De dónde habéis venido?, decidles: Nosotros procedemos
de la luz, del lugar donde la luz tuvo su origen por sí misma; (allí) estaba afincada y se
manifestó en su imagen. Si os preguntan: ¿Quién sois vosotros?, decid: Somos sus hijos y
somos los elegidos del Padre Viviente. Si se os pregunta: ¿Cuál es la señal de vuestro Padre
que lleváis en vosotros mismos?, decidles: Es el movimiento y a la vez el reposo».
51. Le dijeron sus discípulos: «¿Cuándo sobrevendrá el reposo de los difuntos y cuándo
llegará el mundo nuevo?» Él les dijo: «Ya ha llegado (el reposo) que esperáis, pero vosotros
no caéis en la cuenta».
52. Sus discípulos le dijeron: «24 profetas alzaron su voz en Israel y todos hablaron de ti».
Él les dijo: «Habéis dejado a un lado al Viviente (que está) ante vosotros ¡y habláis de los
muertos!».
160
53. Sus discípulos le dijeron: «¿Es de alguna utilidad la circuncisión o no?» Y él les dijo: «Si
para algo valiera, ya les engendraría su padre circuncisos en el seno de sus madres; sin
embargo, la verdadera circuncisión en espíritu ha sido de gran utilidad».
54. Dijo Jesús: «Bienaventurados los pobres, pues vuestro es el reino de los cielos».
55. Dijo Jesús: «Quien no odie a su padre y a su madre, no podrá ser discípulo mío. Y (quien
no) odie a sus hermanos y hermanas (y no cargue) con su cruz como yo, no será digno de
mí».
56. Dijo Jesús: «Quien haya comprendido (lo que es) el mundo, ha dado con un cadáver. Y
quien haya encontrado un cadáver, de él no es digno el mundo».
57. Dijo Jesús: «El Reino del Padre se parece a un hombre que tenía una [buena] semilla.
Vino de noche su enemigo y sembró cizaña entre la buena semilla. Este hombre no consintió
que ellos (los jornaleros) arrancasen la cizaña, sino que les dijo: No sea que vayáis a escardar
la cizaña y con ella arranquéis el trigo; ya aparecerán las matas de cizaña el día de la siega,
(entonces) se las arrancará y se las quemará».
58. Dijo Jesús: «Bienaventurado el hombre que ha sufrido: ha encontrado la vida».
59. Dijo Jesús: «Fijad vuestra mirada en el Viviente mientras estáis vivos, no sea que luego
muráis e intentéis contemplarlo y no podáis».
60. (Vieron) a un samaritano que llevaba un cordero camino de Judea y dijo a sus
discípulos: «(¿Qué hace) éste con el cordero?» Ellos le dijeron: «(Irá) a sacrificarlo para
comérselo». Y les dijo: «Mientras esté vivo no se lo comerá, sino sólo después de haberlo
degollado, cuando (el cordero) se haya convertido en un cadáver». Ellos dijeron: «No podrá
obrar de otro modo». Él dijo: «Vosotros aseguraos un lugar de reposo para que no os
convirtáis en cadáveres y seáis devorados».
61. Dijo Jesús: «Dos reposarán en un mismo lecho: el uno morirá, el otro vivirá». Dijo
Salomé: «¿Quién eres tú, hombre, y de quién? Te has subido a mi lecho y has comido de mi
mesa». Le dijo Jesús: «Yo soy el que procede de quien (me) es idéntico; he sido hecho
partícipe de los atributos de mi Padre». (Salomé dijo): «Yo soy tu discípula». (Jesús le dijo):
«Por eso es por lo que digo que si uno ha llegado a ser idéntico, se llenará de luz; mas en
cuanto se desintegre, se inundará de tinieblas».
62. Dijo Jesús: «Yo comunico mis secretos a los que [son dignos] de ellos. Lo que hace tu
derecha, no debe averiguar tu izquierda lo que haga».
63. Dijo Jesús: «Había un hombre rico que poseía una gran fortuna, y dijo: Voy a emplear
mis riquezas en sembrar, cosechar, plantar y llenar mis graneros de frutos de manera que
no me falte de nada. Esto es lo que él pensaba en su corazón; y aquella noche se murió. El
que tenga oídos, que oiga».
64. Dijo Jesús: «Un hombre tenía invitados. Y, cuando hubo preparado la cena, envió a su
criado a avisar a los huéspedes. Fue (éste) al primero y le dijo: Mi amo te invita. Él respondió:
Tengo (asuntos de) dinero con unos mercaderes; éstos vendrán a mí por la tarde y yo habré
de ir y darles instrucciones; pido excusas por la cena. Fuese a otro y le dijo: Estás invitado
por mi amo. Él le dijo: He comprado una casa y me requieren por un día; no tengo tiempo.
Y fue a otro y le dijo: Mi amo te invita. Y él le dijo: Un amigo mío se va a casar y tendré que
organizar el festín. No voy a poder ir; me excuso por lo de la cena. Fuese a otro y le dijo: Mi
amo te invita. Éste replicó: Acabo de comprar una hacienda (y) me voy a cobrar la renta; no
podré ir, presento mis excusas. Fuese el criado (y) dijo a su amo: Los que invitaste a la cena
se han excusado. Dijo el amo a su criado: Sal a la calle (y) tráete a todos los que encuentres
para que participen en mi festín; los mercaderes y hombres de negocios [no entrarán] en los
lugares de mi Padre».
161
65. Él dijo: «Un hombre de bien poseía un majuelo y se lo arrendó a unos viñadores para
que lo trabajaran y así poder percibir de ellos el fruto. Envió, pues, a un criado para que
éstos le entregaran la cosecha del majuelo. Ellos prendieron al criado y le golpearon hasta
casi matarlo. Éste fue y se lo contó a su amo, quien dijo: Tal vez no les reconoció; y envió
otro criado. También éste fue maltratado por los viñadores. Entonces envió a su propio hijo,
diciendo: ¡A ver si respetan por lo menos a mi hijo! Los viñadores —a quienes no se les
ocultaba que éste era el heredero del majuelo— le prendieron (y) le mataron. El que tenga
oídos, que oiga».
66. Dijo Jesús: «Mostradme la piedra que los albañiles han rechazado: ésta es la piedra
angular».
67. Dijo Jesús: «Quien sea conocedor de todo, pero falle en (lo tocante a) sí mismo, falla en
todo».
68. Dijo Jesús: «Dichosos vosotros cuando se os odie y se os persiga, mientras que ellos no
encontrarán un lugar allí donde se os ha perseguido a vosotros».
69. Dijo Jesús: «Dichosos los que han sufrido persecución en su corazón: éstos son los que
han reconocido al Padre de verdad». (Dijo Jesús): «Dichosos los hambrientos, pues el
estómago de aquellos que hambrean se saciará».
70. Dijo Jesús: «Cuando realicéis esto en vosotros mismos, aquello que tenéis os salvará;
pero si no lo tenéis dentro, aquello que no tenéis en vosotros mismos os matará».
71. Dijo Jesús: «Voy a destruir esta casa y nadie podrá reedificarla».
72. [Un hombre] le [dijo]: «Di a mis hermanos que repartan conmigo los bienes de mi
padre». Él replicó: «¡Hombre! ¿Quién ha hecho de mí un repartidor?» Y se dirigió a sus
discípulos, diciéndoles: «¿Es que soy por ventura un repartidor?».
73. Dijo Jesús: «La cosecha es en verdad abundante, pero los obreros son pocos. Rogad,
pues, al Señor que envíe obreros para la recolección».
74. Él dijo: «Señor, hay muchos alrededor del aljibe, pero no hay nadie dentro del aljibe».
75. Dijo Jesús: «Muchos están ante la puerta, pero son los solitarios los que entrarán en la
cámara nupcial».
76. Dijo Jesús: «El reino del Padre se parece a un comerciante poseedor de mercancías, que
encontró una perla. Ese comerciante era sabio: vendió sus mercancías y compró aquella
perla única. Buscad vosotros también el tesoro imperecedero allí donde no entran ni polillas
para devorarlo) ni gusano para destruirlo)».
77. Dijo Jesús: «Yo soy la luz que está sobre todos ellos. Yo soy el universo: el universo ha
surgido de mí y ha llegado hasta mí. Partid un leño y allí estoy yo; levantad una piedra y
allí me encontraréis».
78. Dijo Jesús: «¿A qué salisteis al campo? ¿Fuisteis a ver una caña sacudida por el viento?
¿Fuisteis a ver a un hombre vestido de ropas finas? [Mirad a vuestros] reyes y a vuestros
magnates: ellos son los que llevan [ropas] finas, pero no podrán reconocer la verdad».
79. Le dijo una mujer de entre la turba: «Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te
criaron». Él [le] respondió: «Bienaventurados aquellos que han escuchado la palabra del
Padre (y) la han guardado de verdad, pues días vendrán en que diréis: Dichoso el vientre
que no concibió y los pechos que no amamantaron».
80. Dijo Jesús: «El que haya reconocido al mundo, ha encontrado el cuerpo. Pero de quien
haya encontrado el cuerpo, de éste no es digno el mundo».
81. Dijo Jesús: «Quien haya llegado a ser rico, que se haga rey; y quien detente el poder,
que renuncie».
82. Dijo Jesús: «Quien esté cerca de mí, está cerca del fuego; quien esté lejos de mí, está lejos
del Reino».
162
83. Dijo Jesús: «Las imágenes se manifiestan al hombre, y la luz que hay en ellas permanece
latente en la imagen de la luz del Padre. Él se manifestará, quedando eclipsada su imagen
por su luz».
84. Dijo Jesús: «Cuando contempláis lo que se os parece, os alegráis; pero cuando veáis
vuestras propias imágenes hechas antes que vosotros —imperecederas y a la vez
invisibles—, ¿cuánto podréis aguantar?».
85. Dijo Jesús: «El que Adán llegara a existir se debió a una gran fuerza y a una gran
riqueza; (sin embargo), no llegó a ser digno de vosotros, pues en el supuesto de que hubiera
conseguido ser digno, [no hubiera gustado] la muerte».
86. Dijo Jesús: «[Las zorras tienen su guarida] y los pájaros [su] nido, pero el Hijo del
hombre no tiene lugar donde reclinar su cabeza (y) descansar».
87. Dijo Jesús: «Miserable es el cuerpo que depende de un cuerpo, y miserable es el alma
que depende de entrambos».
88. Dijo Jesús: «Los ángeles y los profetas vendrán a vuestro encuentro y os darán lo que
os corresponde; vosotros dadles asimismo lo que está en vuestra mano, dádselo (y) decíos:
¿Cuándo vendrán ellos a recoger lo que les pertenece?».
89. Dijo Jesús: «¿Por qué laváis lo exterior del vaso? ¿Es que no comprendéis que aquel que
hizo el interior no es otro que quien hizo el exterior?».
90. Dijo Jesús: «Venid a mí, pues mi yugo es adecuado y mi dominio suave, y encontraréis
reposo para vosotros mismos».
91. Ellos le dijeron: «Dinos quién eres tú, para que creamos en ti». Él les dijo: «Vosotros
observáis el aspecto del cielo y de la tierra, y no habéis sido capaces de reconocer a aquel
que está ante vosotros ni de intuir el momento presente».
92. Dijo Jesús: «Buscad y encontraréis; mas aquello por lo que me preguntabais antaño —
sin que yo entonces os diera respuesta alguna— quisiera manifestároslo ahora, y vosotros
no me hacéis preguntas en este sentido».
93. [Dijo Jesús]: «No echéis las cosas santas a los perros, no sea que vengan a parar en el
muladar; no arrojéis las perlas a los puercos, para que ellos no las [...]».
94. [Dijo] Jesús: «El que busca encontrará, [y al que llama] se le abrirá».
95. [Dijo Jesús]: «Si tenéis algún dinero, no lo prestéis con interés, sino dádselo a aquel que
no va a devolvéroslo».
96. [Dijo] Jesús: «El reino del Padre se parece a [una] mujer que tomó un poco de levadura,
la [introdujo] en la masa (y) la convirtió en grandes hogazas de pan. Quien tenga oídos, que
oiga».
97. Dijo Jesús: «El reino del [Padre] se parece a una mujer que transporta(ba) un recipiente
lleno de harina. Mientras iba [por un] largo camino, se rompió el asa (y) la harina se fue
desparramando a sus espaldas por el camino. Ella no se dio cuenta (ni) se percató del
accidente. Al llegar a casa puso el recipiente en el suelo (y) lo encontró vacío».
98. Dijo Jesús: «El reino del Padre se parece a un hombre que tiene la intención de matar a
un gigante: desenvainó (primero) la espada en su casa (y) la hundió en la pared para
comprobar la fuerza de su mano. Entonces dio muerte al gigante».
99. Los discípulos le dijeron: «Tus hermanos y tu madre están afuera». Él les dijo: «Los aquí
(presentes) que hacen la voluntad de mi Padre, éstos son mis hermanos y mi madre; ellos
son los que entrarán en el reino de mi Padre».
100. Le mostraron a Jesús una moneda de oro, diciéndole: «Los agentes de César nos piden
los impuestos». Él les dijo: «Dad a César lo que es de César, dad a Dios lo que es de Dios y
dadme a mí lo que me pertenece».
163
101. (Dijo Jesús): «Él que no aborreció a su padre y a su madre como yo, no podrá ser
[discípulo] mío; y quien [no] amó [a su padre] y a su madre como yo, no podrá ser
[discípulo] mío; pues mi madre, la que [...], pero [mi madre] de verdad me ha dado la vida».
102. Dijo Jesús: «¡Ay de ellos, los fariseos, pues se parecen a un perro echado en un pesebre
de bueyes!: ni come, ni deja comer a los bueyes».
103. Dijo Jesús: «Dichoso el hombre que sabe [por qué] flanco van a entrar los ladrones, de
manera que (le dé tiempo a) levantarse, recoger sus [...] y ceñirse los lomos antes de que
entren».
104. [Le] dijeron: «Ven, vamos hoy a hacer oración y a ayunar». Respondió Jesús: «¿Qué
clase de pecado he cometido yo, o en qué he sido derrotado? Cuando el novio haya
abandonado la cámara nupcial, ¡que ayunen y oren entonces!».
105. Dijo Jesús: «Quien conociere al padre y a la madre, será llamado hijo de prostituta».
106. Dijo Jesús: «Cuando seáis capaces de hacer de dos cosas una sola, seréis hijos del
hombre; y si decís: ¡Montaña, trasládate de aquí!, se trasladará».
107. Dijo Jesús: «El Reino se parece a un pastor que poseía cien ovejas. Una de ellas —la más
grande— se extravió. Entonces dejó abandonadas (las) noventa y nueve (y) se dio a la
búsqueda de ésta hasta que la encontró. Luego —tras la fatiga— dijo a la oveja: Te quiero
más que a (las) noventa y nueve».
108. Dijo Jesús: «Quien bebe de mi boca, vendrá a ser como yo; y yo mismo me convertiré
en él, y lo que está oculto le será revelado».
109. Dijo Jesús: «El Reino se parece a un hombre que tiene [escondido] un tesoro en su campo
sin saberlo. Al morir dejó el terreno en herencia a su [hijo, que tampoco] sabía nada de ello:
éste tomó el campo y lo vendió. Vino, pues, el comprador y —al arar— [dio] con el tesoro;
y empezó a prestar dinero con interés a quienes le plugo».
110. Dijo Jesús: «Quien haya encontrado el mundo y se haya hecho rico, ¡que renuncie al
mundo!».
111. Dijo Jesús: «Arrollados serán los cielos y la tierra en vuestra presencia, mientras que
quien vive del Viviente no conocerá muerte ni [...]; pues Jesús dice: Quien se encuentra a sí
mismo, de él no es digno el mundo».
112. Dijo Jesús: «¡Ay de la carne que depende del alma! ¡Ay del alma que depende de la
carne!».
113. Le dijeron sus discípulos: «¿Cuándo va a llegar el Reino?» (Dijo Jesús): «No vendrá con
expectación. No dirán: ¡Helo aquí! o ¡Helo allá!, sino que el reino del Padre está extendido
sobre la tierra y los hombres no lo ven».
114. Simón Pedro les dijo: «¡Que se aleje Mariham de nosotros!, pues las mujeres no son
dignas de la vida». Dijo Jesús: «Mira, yo me encargaré de hacerla macho, de manera que
también ella se convierta en un espíritu viviente, idéntico a vosotros los hombres: pues toda
mujer que se haga varón, entrará en el reino del cielo».
EL EVANGELIO SEGÚN TOMÁS
164
Tabla cronológica
1800 a. C.? …………………..… Abraham
1400 a. C.? …………………..… Moisés
753 a. C. …………………..…... Fecha tradicional de la fundación de Roma
750-500 a. C.? …………….…… Profetas de la Biblia hebrea
750 a. C.? ……………………… Homero
587 a. C. ……………………….. Babilonia conquista Jerusalén
510 a. C. ……………………….. Comienzo de la República romana
c. 400 a. C. ………………….…. Platón
333-323 a. C. …………………...Conquistas de Alejandro Magno
300-198 a. C. ………………….. Palestina bajo dominio egipcio
198-142 a. C. ………………….. Palestina bajo dominio sirio
167-142 a. C. ………………….. Revuelta de los Macabeos
145 a. C. ……………………….. Libro de Daniel (último libro de la Biblia hebrea)
140 a. C. ……………………….. Surgimiento de las sectas judías
142-37 a. C. …………………… Dinastía macabea
63 a. C. ………………………… Los romanos conquistan Palestina
44 a. C. ………………………… Asesinato de Julio César
40-4 a. C. ……………………… Herodes rey de los judíos
4 a. C.-39 d. C. ………………... Herodes Antipas, gobernador de Galilea
27 a. C.-14 d. C. ………………. Octavio César Augusto emperador
4 a. C.? ………………………… Nacimiento de Jesús
14-37 d. C. …………………….. Tiberio emperador
18-36 d. C. …………………….. Caifás, sumo sacerdote en Jerusalén
26-36 d. C. …………………….. Pilato gobernador de Judea
30 d. C.? ………………………. Muerte de Jesús
33 d. C.? ………………………. Conversión de Pablo
37-100 d. C. …………………… Josefo (historiador judío)
37-41 d. C. …………………….. Calígula emperador
41-54 d. C. …………………….. Claudio emperador
54-68 d. C. …………………….. Nerón emperador
50-60 d. C.? …………………… Fuente “Q”
56-120 d. C. …………………… Tácito
50-70 d. C. …………………….. Fuentes “M” y “L”
61-113 d. C. …………………… Plinio el Joven
65 d. C.? ………………………..Evangelio de Marcos
69-79 d. C. …………………….. Vespasiano emperador
66-70 d. C. …………………….. Levantamiento judío y destrucción del templo
79-81 d. C. …………………….. Tito emperador
80-85 d. C. …………………….. Evangelios de Mateo y Lucas
81-96 d. C. …………………….. Domiciano emperador
90-95 d. C. …………………….. Evangelio de Juan
98-117 d. C. …………………… Trajano emperador
110-130 d. C. ………………….. Evangelios de Pedro, Tomás e Infancia de Tomás
165
Glosario
Alejandro Magno: El gran líder militar de Macedonia (356-323 a. C.) cuyos ejércitos
conquistaron muchos de los territorios alrededor del Mediterráneo, incluyendo Egipto,
Palestina y Persia, y quien fue responsable de la diseminación de la cultura griega
(helenismo) a lo largo de las tierras que conquistó.
Antíoco IV: También llamado Antíoco Epífanes. Monarca sirio que obligó a los judíos de
Palestina a adoptar la cultura griega, dando lugar a la revuelta macabea en 167 a. C.
antítesis: Literalmente, “enunciados contrarios”; usado para designar seis dichos de Jesús
en el sermón del monte (Mt. 5:21-48), en los cuales él enuncia un mandamiento de la ley
judía (“Ustedes han oído que se dijo…”), y después presenta su propia interpretación
contrastante (“Pero yo les digo…”).
apocalipticismo: Una visión del mundo adoptada por muchos judíos y cristianos de la
antigüedad, quienes mantenían que la era presente estaba controlada por las fuerzas del mal
que serían destruidas por Dios al final de los tiempos cuando él intervendría en la historia
para instaurar su reino, evento que se pensaba inminente.
apócrifos: Literalmente, “oculto”; usado para describir un grupo de libros fuera de los
límites de los cánones de las Escrituras judías o cristianas. Los apócrifos judíos contienen
libros como 1 y 2 de Macabeos y 4 de Esdras.
Apolonio: Filósofo pagano y hombre santo del siglo I d. C. quien presumiblemente podía
realizar milagros y transmitir enseñanzas divinamente inspiradas; un hombre del cual
algunos de sus seguidores creían que era un hijo de Dios.
apóstol: Literalmente, uno que es “enviado”; usado en alguien que es comisionado a
desarrollar una tarea. En el cristianismo primitivo, el término designó a misioneros que eran
designados especialmente por Cristo. Vea discípulo.
atestiguación independiente, criterio de la: Criterio utilizado por los académicos para
establecer los materiales históricamente confiables. Con relación al Jesús histórico, el criterio
sostiene que cualquier tradición que es atestiguada en forma independiente por más de una
fuente tiene mayor probabilidad de ser auténtica.
bienaventuranzas: Literalmente, “bendiciones”; usado como término técnico para referirse
a los dichos de Jesús que dan comienzo al sermón del monte (p. ej. “Dichosos lo pobres en
espíritu…” Mt. 5:3-12).
canon: De la palabra griega que significa “regla”. El término se usa para designar una
colección reconocida de textos; el canon del Nuevo Testamento es así la colección de libros
que los cristianos aceptan como autoritativos.
166
cínicos: Grupo de filósofos grecorromanos conocidos como predicadores callejeros que
arengaban a sus oyentes y los exhortaban a encontrar la libertad mediante el rechazo de
todos los convencionalismos sociales. Debido a que ellos habían elegido vivir “de acuerdo
a la naturaleza”, sin ninguna de las comodidades de la vida, sus oponentes los llamaban
“perros” (cynes en griego).
cosmos: Término griego para “mundo”.
credibilidad contextual, criterio de la: Un criterio utilizado por los académicos para
establecer los materiales históricamente confiables. Con relación al Jesús histórico, el criterio
mantiene que cualquier tradición sobre Jesús que no pueda encajar creíblemente en su
propio contexto de la Palestina del siglo primero, no puede ser considerada como auténtica.
Cristo: Vea mesías.
Cristología: Cualquier enseñanza o doctrina sobre la naturaleza de Cristo.
cuarta filosofía: Un grupo de judíos mencionados por Josefo que defendían la oposición
violenta a la dominación extranjera sobre la Tierra Prometida.
cuatro fuentes, hipótesis de las: Una solución al “problema sinóptico” que sostiene que hay
cuatro fuentes detrás de los evangelios de Mateo, Marcos y Lucas: (1) Marcos fue la fuente
de muchas de las historias que encontramos en Mateo y Lucas, (2) Q fue la fuente del
material (principalmente dichos) que se encuentra en Mateo y Lucas pero no en Marcos, (3)
M proveyó el material encontrado sólo en Mateo, y (4) L proveyó el material encontrado
sólo en Lucas.
demonio: una clase de ser divino en el paganismo grecorromano. Se creía que los demonios
eran menos poderosos que los dioses, pero mucho más poderosos que los humanos y que
eran capaces de influir en las vidas humanas.
desemejanza, criterio de: Criterio utilizado por los académicos para establecer los
materiales históricamente confiables; el criterio sostiene que cualquier tradición sobre Jesús
que no coincida con (o que vaya en contra de) los intereses de los primeros cristianos, es
probablemente auténtica.
discípulo: Un seguidor; literalmente uno que es “enseñado” (en contraste a un “apóstol” =
un emisario, alguien que es “enviado”).
docetismo: Del término griego dokeo, “parecer” o “aparentar”. Usado para describir el punto
de vista según el cual Jesús no era un ser humano, sino que solo “aparentaba” serlo.
egipcio, el: Un profeta judío apocalíptico del siglo I d. C., mencionado por Josefo, que
predijo la destrucción de las murallas de Jerusalén.
escribas: Expertos en la ley judía (y posiblemente copistas de la misma), altamente
educados, del periodo grecorromano.
167
esenios: Una secta de judíos que comenzó durante el periodo macabeo y que enfatizaba el
mantener su pureza ritual en vista del apocalipsis que se acercaba; por lo general se piensa
que sus miembros fueron quienes produjeron los rollos del Mar Muerto.
evangelios sinópticos: Los evangelios de Mateo, Marcos y Lucas, que tienen muchas
historias en común, de tal forma que se podrían colocar uno al lado del otro y ser “vistos
juntos” (ese es el significado literal del término “sinóptico”).
fariseos: Secta judía que pudo haber surgido durante el periodo macabeo. Enfatizaban una
estricta adhesión a las leyes de pureza de la Torá, para lo cual desarrollaron leyes orales de
apoyo. Vea Mishná.
gentil: un no judío
gnosticismo: Un grupo de religiones antiguas, algunas de ellas estrechamente relacionadas
con el cristianismo, que afirmaban que elementos de la divinidad habían quedado atrapados
en este mundo material corrompido. Estos elementos divinos sólo podían ser liberados
adquiriendo la gnosis secreta (término griego para “conocimiento”) acerca de quiénes eran
y cómo podían escapar. Generalmente se pensaba que esta gnosis había sido traída por un
emisario del ámbito divino.
grecorromano: Los territorios y la cultura alrededor del Mediterráneo desde los tiempos de
Alejandro Magno hasta el emperador Constantino, aprox. del 300 a. C. al 300 d. C.
Hasmoneos: Nombre alternativo de los Macabeos, la familia de sacerdotes judíos que
iniciaron la revuelta en contra de Siria en 167 a. C. y que gobernó Israel hasta antes de la
conquista por los romanos en 63 a. C.
helenización: La difusión de la lengua y la cultura griegas a lo largo del Mediterráneo que
comenzó con las conquistas de Alejandro Magno.
Hijo de Dios: En el ámbito grecorromano era un término usado para designar a una persona
que había nacido como resultado de la unión de un dios y un mortal, y que se pensaba que
era capaz de realizar hechos milagrosos o transmitir enseñanzas sobrehumanas. En el
ámbito judío, el término se usaba para designar a una persona elegida para ocupar una
posición especial ante el Dios de Israel, incluidos los reyes judíos de la antigüedad.
Hijo del hombre: Un término muy controvertido que es utilizado en algunos textos
apocalípticos antiguos para referirse a un juez cósmico enviado desde los cielos al final de
los tiempos, basado probablemente en Dn. 7:13-14.
Imperio romano: Todas las tierras conquistadas por Roma y gobernadas, en última
instancia, por el emperador romano, comenzando con César Augusto en 27 a. C.; antes de
Augusto, Roma fue una república gobernada por el senado.
Josefo: historiador judío del siglo primero, protegido por el emperador romano Vespasiano.
Sus obras Las Guerras de los Judíos y Las Antigüedades de los Judíos, son la principal fuente de
información sobre la vida en la Palestina del siglo primero.
168
Judas Macabeo: Patriota judío que lideró la revuelta judía de 167 a. C. en sus primeras
etapas. Vea Hasmoneos.
L: Un documento (o documentos, escritos u orales) que ya no se conservan pero que se cree
que proveyeron a Lucas con tradiciones que no se encuentran en Mateo ni en Marcos. Vea
cuatro fuentes, hipótesis de las.
lugar santísimo: La parte más interior del templo judío en la cual se creía que habitaba la
presencia de Dios en la tierra. Nadie podía entrar a este lugar, a excepción del sumo
sacerdote en el día de la expiación para hacer un sacrificio por los pecados del pueblo.
M: Un documento (o documentos, escritos u orales) que ya no se conservan pero que se cree
que proveyeron a Mateo con tradiciones que no se encuentran en Marcos ni en Lucas. Vea
cuatro fuentes, hipótesis de las.
manuscrito: Copia de un texto escrita a mano.
mesías: Término derivado del hebreo que literalmente significa “ungido”, traducido al
griego como “Christós”, de donde deriva el término castellano “Cristo”. En el siglo primero
había un amplio rango de expectativas sobre quién sería este futuro libertador: un gran rey
guerrero, un juez cósmico que juzgaría la tierra, o un poderoso sacerdote inspirado por Dios
para interpretar su Ley.
Mishná: Una colección de tradiciones orales transmitida por rabies judíos quienes se
consideraban descendientes de los fariseos, puesta por escrito alrededor del 200 d. C. Vea
Talmud.
Nag Hammadi: Poblado del Alto (sur) Egipto, cerca del lugar en donde un beduino llamado
Mohammed Alí descubrió una colección de escritos gnósticos, incluyendo el Evangelio de
Tomás, en 1945.
pacto: Un acuerdo o tratado entre dos entes sociales o políticos; usado por los antiguos
judíos para referirse al pacto que Dios había hecho para protegerlos y preservarlos a cambio
de su devoción y su adhesión a su Ley.
paganismo: Término genérico que engloba las antiguas religiones politeístas (es decir, las
que no son ni el judaísmo ni el cristianismo).
Pascua: La festividad judía más importante y más extensamente celebrada en tiempos de
los romanos, que conmemoraba el éxodo de Egipto.
pasión, la: Del término griego para “sufrimiento”; se refiere a las tradiciones de los últimos
días de Jesús hasta su crucifixión incluida (de ahí el término “relatos de la pasión”).
Pentateuco: Literalmente los “cinco rollos”; designa a los cinco primeros libros de la Biblia
hebrea (Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio), también conocido como la
Torá o la ley de Moisés.
169
Pentecostés: Del término griego para cincuenta (=pentakosia); designa al festival agrícola
judío que se celebraba cincuenta días después de la fiesta de la Pascua.
prioridad marcana: Hipótesis de que Marcos fue el primero de los evangelios sinópticos en
ser escrito, y que fue una de las fuentes utilizadas por Mateo y Lucas.
pseudoepígrafos: Literalmente “escritos falsos”; textos de antigua literatura judía y
cristiana no canónica, muchos de los cuales fueron escritos bajo seudónimos.
Q: La fuente utilizada tanto por Mateo y Lucas para las historias que tienen en común que
no se encuentran en Marcos (son principalmente dichos); de la palabra alemana Quelle,
“fuente”. No se conserva ninguna copia del documento, pero se han hecho reconstrucciones
a partir de Mateo y de Lucas.
Qumrán: Sitio cercano a la costa noroccidental del Mar Muerto, en donde fueron
descubiertos los rollos del Mar Muerto en 1945; en el siglo primero fue el hogar de un grupo
de esenios de cuya biblioteca provienen los rollos.
Revuelta de los Macabeos: Levantamiento judío en contra de los sirios que comenzó en 167
a. C. en protesta por la imposición de la religión y la cultura helenística y la prohibición de
prácticas judías como la circuncisión que llevó a cabo el monarca sirio Antíoco Epífanes. Vea
Hasmoneos.
rollos del Mar Muerto: Antiguos escritos judíos descubiertos en las cuevas al noroeste del
Mar Muerto; se piensa que fueron producidos por un grupo de esenios con mentalidad
apocalíptica que vivían en una comunidad monástica desde los tiempos de los Macabeos
hasta la guerra judía de los años 66-70 d. C. Vea esenios, Qumrán.
saduceos: Grupo judío asociado estrechamente con el culto del templo y con los sacerdotes
que lo manejaban; compuesto principalmente por la aristocracia judía de Judea, cuyo líder,
el sumo sacerdote, era el funcionario local de más alto rango y el principal enlace con el
gobierno romano.
samaritanos: Habitantes de Samaria, localizada entre Galilea y Judea, quienes eran
considerados por algunos judíos como apóstatas y de linaje impuro, ya que provenían de
matrimonios entre judíos y paganos varios siglos antes del período neotestamentario.
senadores: Los miembros de más alto rango en la aristocracia romana, eran los hombres
más ricos de Roma, responsables de gobernar sobre la extensa burocracia romana durante
la República y que continuaron activos y muy visibles durante el Imperio.
sermón del monte: El sermón que encontramos en Mateo 5-7 que contiene algunos de los
dichos más conocidos de Jesús (incluyendo las bienaventuranzas, las antítesis y el
padrenuestro).
sinagoga: lugar utilizado desde la antigüedad por los judíos para el culto, la oración y la
lectura de la Torá, que proviene del término griego que literalmente significa “congregar”.
170
sumo sacerdote: Hasta antes del año 70 d. C., el funcionario de mayor rango en el judaísmo
cuando no había rey judío, a cargo de la operación del templo de Jerusalén y de sus
sacerdotes. Vea saduceos y sanedrín.
Talmud: La gran colección de antiguas tradiciones judías que contiene tanto a la Mishná, y
los comentarios posteriores a la Mishná llamados la Guemará. Hay dos colecciones del
Talmud, una hecha en Palestina a principios del siglo V d. C., y la otra en Babilonia quizá
un siglo después. El Talmud babilónico se suele considerar como el más autoritativo.
Teudas: Profeta judío apocalíptico del siglo primero mencionado por Josefo, que predijo
que las aguas del Jordán se dividirían en dos, y, por supuesto, la reconquista de la Tierra
Prometida por el pueblo judío.
Torá: Palabra hebrea que significa “guía” o “dirección”; traducida por lo general como
“ley”. Como término técnico, puede designar a la Ley de Dios dada a Moisés, o a los cinco
primeros libros de la Biblia judía que se pensaba habían sido escritos por Moisés: Génesis,
Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio.
tradición: Cualquier doctrina, idea, práctica o costumbre que es transmitida de una persona
a otra.
zelotes: Grupo de judíos de Galilea que huyeron hacia Jerusalén durante las primeras etapas
de la guerra judía contra Roma de los años 66-70 d. C., derrocaron a la aristocracia
gobernante de la ciudad, e impulsaron la resistencia violenta hasta su amargo final. Vea
cuarta filosofía.
171
Notas biográficas
Alejandro Magno: Alejandro de Macedonia, también conocido como Alejandro Magno, fue
una de las personas más influyentes en la historia de la civilización occidental. Nacido en
356 a. C. hijo del rey Filipo de Macedonia, accedió al trono a la edad de veintidós años,
cuando su padre fue asesinado. Llevado por su deseo de conquista y haciendo uso de su
genio e implacable disciplina militar, Alejandro rápidamente conquistó Grecia antes de
desplazar sus ejércitos hacia el oriente para conquistar Asia Menor, Palestina y Egipto. Su
mayor victoria fue contra Darío, gobernante del Imperio persa, cuyos territorios se
extendían hasta lo que hoy es la India. La relevancia histórica de Alejandro deriva de su uso
de la conquista militar para diseminar en los territorios que rodean el Mediterráneo una
unidad cultural nunca antes conocida, el helenismo. Ello jugó un papel preponderante en la
historia de la civilización occidental, y por supuesto, para el Nuevo Testamento, enraizado
en la cultura helenística y escrito en lengua griega.
César Augusto (Octavio): Fue el primero de los emperadores romanos, quien transformó a
Roma de una república (gobernada por el senado) en un imperio (gobernado, en última
instancia, por el emperador). Nació en 63 a. C., y fue adoptado por su tío abuelo Julio César.
Cuando éste último fue asesinado en 44 a. C., Octavio abandonó Grecia (en donde estaba
siendo educado) para vengar la muerte de César. En Roma unió fuerzas con otros dos
prominentes aristócratas, Lépido y Marco Antonio, para formar un “triunvirato”
gobernante. Hubo algunas diferencias entre los tres, sin embargo, cuando Octavio depuso a
Lépido de su cargo y derrotó a Antonio (y Cleopatra) en batalla, se levantó como el único
gobernante de Roma. El senado romano continuó existiendo, por supuesto, y ejerciendo
autoridad real. A Octavio se le otorgaron títulos honoríficos—incluyendo “Augusto” (=el
más reverenciado)—y poderes como “primer ciudadano” de Roma, y tiempo después, el de
“padre de la patria”. El gobierno de Octavio duró más de 40 años (27 a. C. – 14 d. C.) y a ese
periodo se le suele llamar la Pax Romana, que fue un tiempo de relativa paz.
Josefo: Nació en Palestina en 37 d. C. de una familia judía aristocrática de linaje sacerdotal.
Recibió una elevada educación y llegó a ser una figura importante en la política de Judea.
Cuando estalló la guerra judía en 66 d. C. (una guerra que condujo a la catastrófica caída de
Jerusalén y la destrucción del templo en 70 d. C.), Josefo estuvo a cargo de las fuerzas judías
del norte, en Galilea. Sin embargo, sus tropas no lograron oponerse a las legiones romanas
que tomaron la región con facilidad. Posteriormente Josefo relataría que cuando estaba
rodeado en la tierra de Jotapata, sus tropas hicieron un pacto suicida para evitar que los
romanos tomaran algún prisionero. Cuando ya casi todos estaban muertos, Josefo y el otro
soldado que quedaba acordaron rendirse.
Cuando fue llevado ante el victorioso general romano, Vespasiano, Josefo le reveló
una profecía que había recibido de parte de Dios de que Vespasiano se convertiría en
emperador. Poco después, cuando Nerón se suicidó en 68 d. C., el gobierno imperial entró
en serias turbulencias, tres emperadores distintos asumieron el cargo en un lapso de menos
de un año (relevados a causa de asesinato o suicidio). Después de esto, las tropas de
Vespasiano lo proclamaron emperador. Marchó a Roma, reestableció el orden, y gobernó
durante diez años. Como recompensa por su intuición profética, Vespasiano le garantizó a
Josefo una pensión anual y lo designó historiador de la corte.
172
Los proyectos literarios de Josefo durante su estancia en Roma han sido importantes
para la posteridad. Primeramente, produjo un recuento detallado en siete volúmenes de las
guerras judías. Unos veinte años después, a principios de los años 90 publicó su historia del
pueblo judío en veinte volúmenes, desde los mismos orígenes (Adán y Eva) hasta sus días,
llamada Las Antigüedades de los Judíos. Josefo escribió algunos otros libros que aún se
conservan, incluyendo una defensa del judaísmo en contra de sus cultos detractores, y una
autobiografía. Estos libros, escritos por un judío letrado de Palestina, producidos con
abundantes recursos a su disposición, constituyen nuestra mejor y más competa (y en
ocasiones la única) fuente de información sobre la historia del pueblo judío (especialmente
en Palestina) durante el siglo primero.
Heinrich E. G. Paulus: Fue una de las principales figuras en los círculos teológicos alemanes
de la primera parte del siglo XIX. Nacido en 1761, desarrolló desde temprana edad un
apasionado interés por las lenguas semíticas. Cuando aún estaba en sus veintes, fue
designado profesor de lenguas “orientales” (es decir, semíticas) en la Universidad de Jena;
poco después fue profesor de interpretación bíblica y teología. La mayor parte de su carrera
la desarrolló en la Universidad de Heidelberg (1811-1844), en donde en donde impartía las
cátedras de Exégesis (=interpretación) e Historia de la iglesia.
Paulus es mejor conocido por sus dos principales trabajos sobre Jesús y los evangelios,
de los que no existen traducciones al inglés o al español: Leben Jesu als Grundlage einer reinen
Geschichte des Urchristenthums (= La vida de Jesús como fundamento de una historia pura del
cristianismo primitivo) en dos volúmenes, y Exegetisches Handbuch über die drei ersten
Evangelien (= Guía para la interpretación de los tres primeros evangelios) en tres volúmenes.
En la primera de estas obras, Paulus desarrolla una comprensión “ilustrada” de las
tradiciones evangélicas sobre Jesús. Él sostiene que las historias sobre los milagros pueden
ser mejor explicadas asumiendo que los discípulos de Jesús malinterpretaron sucesos
naturales del ministerio de Jesús, pensando que eran hechos sobrenaturales. Para Paulus,
en ningún caso ocurrieron realmente milagros; los discípulos erróneamente pensaron que
sí lo eran.
Albert Schweitzer: Ampliamente reconocido como el mayor filántropo del siglo XX,
galardonado con el Premio Nobel de la Paz en 1953, Albert Schweitzer es quizá mejor
recordado hoy en día como médico misionero en África Ecuatorial Francesa. Sin embargo,
aun antes de comenzar sus estudios médicos, Schweitzer ya era reconocido tanto como un
teólogo prominente, como concertista de órgano. Nacido en 1875 en Alsacia, estudió en
Estrasburgo, Berlín y París. Su área de especialidad teológica fue el Nuevo Testamento, y
escribió importantes libros sobre la predicación de Jesús sobre el reino (1901) y sobre el
apóstol Pablo (1911). Por mucho, su obra más importante fue De Reimarus a Wrede: una
historia de la investigación sobre la vida de Jesús (1906; reeditada y ampliado en 1913 con el
título, ligeramente cambiado, de Historia de la investigación sobre la vida de Jesús), en donde
discutía con inteligencia y entendimiento penetrante, todos los intentos anteriores para
escribir una vida de Jesús. El libro también hacía una crítica de los académicos desde
comienzos del periodo moderno (fines del siglo XVIII) hasta sus días por fallar en reconocer
la importancia de ciertas perspectivas cruciales (p. ej. que los sinópticos son mejores fuentes
que Juan) y por pasar por alto el cargado componente apocalíptico del mensaje y misión de
Jesús. Este fue el primer intento importante de impulsar la idea de que Jesús fue un
apocalipticista que debía ser situado en su propio contexto judaico del siglo primero. A
grandes rasgos, esta idea ha dominado la discusión académica desde entonces.
173
David Friedrich Strauss: Fue uno de los pioneros de los estudios modernos del Nuevo
Testamento. Nacido en 1808, estudió teología y filosofía, primero en Blaubeuren y después
en Tubinga y Berlín. Fue especialmente formado, y enamorado por las perspectivas
filosóficas de G. H. F. Hegel. A la joven edad de veintisiete años, Strauss escribió su
revolucionario e influyente estudio Das Leben Jesu, kritisch bearbeitet (= La vida de Jesús,
críticamente elaborada) en dos volúmenes. En esta obra detallada y erudita, Strauss
argumentaba que los anteriores intérpretes de los evangelios, ya fueran tradicionalistas que
aceptaban lo sobrenatural, o racionalistas que no, todos habían percibido erróneamente la
verdadera naturaleza de los primeros relatos de la vida de Jesús, pensando que ellos
constituían documentos históricos de lo que realmente sucedió. Para Strauss, los evangelios
no contenían narraciones históricas, sino “mitos”, es decir, relatos presentados en forma de
historia, que se desarrollaron en los comienzos del cristianismo para relatar la “verdad”
sobre quién era realmente Jesús. Estas historias en realidad nunca habrían sucedido, no
obstante, proclamaban el mensaje cristiano.
El libro generó una tormenta de protestas en las comunidades teológicas y
académicas. Como resultado de sus opiniones, Strauss fue relevado de sus funciones como
profesor en Tubinga, y a partir de entonces tuvo dificultades para ocupar una cátedra
estable. En ediciones posteriores de su libro, Strauss se retractó de algunas de sus opiniones
más radicales sobre Jesús, pero después las retomó. Amargado por las controversias sobre
su trabajo, continuó escribiendo sobre filosofía, teología y cristianismo primitivo (así como
política y biografía) hasta su muerte en 1874.
174
Bibliografía
ALLISON, DALE. Jesus of Nazareth: Millenarian Prophet. Minneapolis: Fortress, 1998. Es el más
exhaustivo intento hecho recientemente para mostrar que Jesús fue un profeta apocalíptico;
el libro está escrito a nivel de especialistas y aborda el asunto de los criterios que los
académicos han utilizado para determinar las tradiciones históricamente confiables.
BOYER, PAUL. When Time Shall Be No More: Prophecy Belief in Modern American Culture.
Cambridge, MA: Harvard University, 1992. Un estudio fascinante sobre varios líderes
religiosos, escritores y sectas en EE. UU. que han afirmado que el mundo llegaría a su fin en
un futuro cercano.
BROWN, RAYMOND. The Birth of the Messiah: A Commentary on the Infancy Narratives in
Matthew and Luke, 2nd ed. Garden City, NY: Doubleday, 1993. Una extensa y exhaustiva
discusión (pero en lenguaje muy accesible) sobre los relatos del nacimiento de Jesús en
Mateo y Lucas; adecuada para quienes desean saber todo sobre cada detalle de dichos
relatos.
⎯⎯⎯. The Death of the Messiah: From Gethsemane to the Grave, 2 vols. London: Doubleday, 1994.
Una discusión detallada y exhaustiva de los relatos sobre las últimas horas de Jesús que
encontramos en los cuatro evangelios.
CARTER, WARREN. What Are They Saying about Matthew’s Sermon on the Mount? New York:
Paulist, 1994. El mejor bosquejo introductorio de lo que los académicos han dicho sobre el
sermón del monte de Mateo 5-7, que son las enseñanzas de Jesús mejor conocidas.
CARTLIDGE, DAVID R., Y DAVID L. DUNGAN, eds. Documents for the Study of the Gospels, 2nd
ed. Philadelphia: Fortress, 1994. Una valiosa selección de textos literarios de la antigüedad
que retratan a los “hombres divinos” en maneras que suenan notoriamente semejantes a los
retratos de Jesús en el Nuevo Testamento. Incluye porciones de la Vida de Apolonio de
Filóstrato.
CHARLESWORTH, JAMES H., ed. The Old Testament Pseudepigrapha, 2 vols. Garden City, NY:
Doubleday, 1983, 1985. La colección más completa de escritos judíos no canónicos de los
tiempos del Nuevo Testamento, y algo anteriores, con introducciones completas muy
informativas. Se incluyen varios “apocalipsis” de los tiempos cercanos a Jesús.
CHILTON, BRUCE, Y CRAIG EVANS, eds. Authenticating the Activities of Jesus. Leiden: Brill, 1999.
Ensayos de académicos prominentes, que discuten cómo se puede establecer la probabilidad
histórica de los relatos sobre las actividades de Jesús. Más apropiado para lectores
avanzados.
⎯⎯⎯, eds. Authenticating the Words of Jesus. Leiden: Brill, 1999. Ensayos de académicos
prominentes, que discuten cómo se puede establecer la probabilidad histórica de los relatos
sobre las enseñanzas de Jesús. Más apropiado para lectores avanzados.
175
⎯⎯⎯, eds., Studying the Historical Jesus: Evaluations of the Current Stage of Research. Leiden: Brill,
1994. Conjunto de ensayos sobre aspectos importantes del Jesús histórico. En algunos de
ellos se objeta la idea de Jesús como un apocalipticista, inclinándose más bien a una idea de
él como una especie de filósofo cínico judío del siglo primero. Más adecuado para lectores
avanzados.
COHEN, SHAYE. From the Maccabbees to the Mishnah. Philadelphia: Westminster Press, 1987.
Quizá la mejor obra a donde dirigirse para tener un panorama claro de las instituciones,
prácticas y creencias judías desde mediados del siglo II a. C. hasta el año 200 d. C.
COHN, NORMAN. The Pursuit of the Millennium: Revolutionary Millenarians and Mystical
Anarchists of the Middle Ages, 2nd ed. New York: Oxford University, 1970. Un estudio
facinante y bien acogido de los principales movimientos religiosos de la Edad Media que
anticipaban el inminente fin del mundo.
COLLINS, JOHN. The Apocalyptic Imagination: An Introduction to the Matrix of Christianity. New
York: Crossroad, 1984. Un excelente panorama del apocalipticismo judío como contexto de
la predicación de Jesús y sus seguidores, basada en los textos literarios sobrevivientes del
judaísmo antiguo.
CROSSAN, JOHN DOMINIC. The Historical Jesus: The Life of a Mediterranean Jewish Peasant. San
Francisco: HarperSanFrancisco, 1991. Un extenso, erudito e intrigante estudio sobre el Jesús
histórico que hace todo lo posible para situarlo en su propio contexto histórico (en el Imperio
romano del siglo primero), discute la metodología crítica (apoyando el uso del criterio de
atestiguación independiente), y afirma que Jesús no fue un apocalipticista, sino una especie
de filósofo cínico judío.
⎯⎯⎯. Jesus: A Revolutionary Biography. San Francisco: HarperSanFrancisco, 1994. Una version
mucho más sencilla del libro anterior; ideal para aquellos que no cuentan con experiencia
en el área.
⎯⎯⎯. Who Killed Jesus? Exploring the Roots of Anti-Semitism in the Gospel Story of the Death of
Jesus. San Francisco: HarperSanFrancisco, 1995. Un estudio para no expertos sobre la
historicidad de los relatos de la crucifixión de Jesús, elaborado a la luz de los matices
antisemíticos que los relatos han asumido a lo largo de los siglos.
DAVIES, MARGARET, Y E. P. SANDERS. Studying the Synoptic Gospels. Philadelphia: Trinity
Press International, 1989. Una discusión detallada y exhaustiva sobre las relaciones literarias
entre los tres primeros evangelios (es decir, el “problema sinóptico”) y de las principales
posturas académicas que se pueden tomar al respecto. Para estudiantes avanzados.
DIBELIUS, MARTIN. From Tradition to Gospel, trans. by B. L. Woolf. New York: Scribner, 1934.
Este fue un estudio revolucionario que trata acerca de las tradiciones orales sobre Jesús que
circularon antes de ser puestas por escrito en nuestros evangelios.
176
DUNN, JAMES. Christology in the Making: A New Testament Inquiry into the Origins of the
Doctrine of the Incarnation. London: SCM Press, 1989. Una revisión competa de los primeros
desarrollos en la comprensión cristiana de la persona de Jesús, con especial interés en la
cuestión de cuándo y cómo los cristianos comenzaron a pensar de Jesús como divino.
EHRMAN, BART D. Jesus: Apocalyptic Prophet of the New Millennium. New York, Oxford
University Press, 1999. Escrito por el autor del curso, este estudio considera toda la
evidencia para el Jesús histórico—incluyendo descubrimientos arqueológicos recientes y
fuentes no canónicas—y afirma la mejor forma de entenderlo es como un profeta
apocalíptico que esperaba que Dios intervendría en la historia para derrocar a las fuerzas
del mal y traer su reino de bondad. (Hay traducción al español, publicada por editorial
Paidós bajo el título Jesús, el profeta judío apocalíptico).
⎯⎯⎯. The New Testament: A Historical Introduction to the Early Christian Writings, 2nd ed. New
York: Oxford University Press, 1999. Una introducción desde una perspectiva histórica de
todo lo relativo al estudio del Nuevo Testamento (no sólo Jesús y los evangelios). Diseñado
como libro de texto universitario y como libro de referencia para cualquier interesado en el
Nuevo Testamento.
⎯⎯⎯. The New Testament and Other Early Christian Writings: A Reader. New York: Oxford, 1998.
Una colección de todos los escritos de los primeros cristianos durante los primeros cien años
posteriores a la muerte de Jesús (es decir, hasta el año 130 d. C.), tanto canónicos como no
canónicos. Incluye el Evangelio de la infancia de Tomás, el Evangelio de Pedro y el
Evangelio copto de Tomás, discutidos en este curso.
ELLIOTT, J. K. The Apocryphal Jesus: Legends of the Early Church. New York: Oxford, 1998. Una
versión popular y accessible del libro siguiente, que se enfoca en los relatos sobre Jesús de
los evangelios no canónicos. Un excelente libro para los no familiarizados con el tema.
⎯⎯⎯. The Apocryphal New Testament: A Collection of Apocryphal Christian Literature in an English
Translation. Oxford: Clarendon, 1993. Una excelente colección en un volumen que incluye
todos los evangelios no canónicos más importantes, así como también otros textos no
canónicos como hechos, epístolas y apocalipsis, todos traducidos a un inglés comprensible
con breves introducciones.
EVANS, CRAIG A. Life of Jesus Research: An Annotated Bibliography, rev. ed. New Testament Tools
and Studies; 24; Leiden/New York/Köln: E. J. Brill, 1996. Una bibliografía exhaustiva de los
libros y artículos más importantes escritos por académicos para académicos relativos al
Jesús histórico. Incluye 2,045 entradas.
FERGUSON, JOHN. Religions in the Roman Empire. Ithaca, NY: Cornell University, 1970. Un
panorama de la amplia variedad de religiones en el Imperio romano, con algún énfasis en
fuentes arqueológicas y otras fuentes no literarias. Los supuestos del libro ahora están algo
obsoletos, pero aún brinda cierta información general valiosa.
177
FITZMYER, JOSEPH A. Responses to 101 Questions on the Dead Sea Scrolls. New York: Paulist,
1992. Un magnífico libro que responde casi cualquier pregunta que se haría alguien que se
inicia en el estudio de los rollos del Mar Muerto. Quizá es la forma más sencilla de empezar
para un principiante en la materia; escrito por un lúcido y renombrado experto.
FREDERIKSEN, PAULA. From Jesus to Christ: The Origins of the New Testament Images of Jesus.
New Haven: Yale University Press, 1988. Un importante estudio de las primeras
concepciones cristianas de Jesús y el desarrollo de estas concepciones a medida que el
cristianismo se alejaba de sus raíces judías para convertirse en religión independiente.
FULLER, REGINALD. Interpreting the Miracles. London: SCM, 1963. Un estudio algo más
antiguo que examina cómo los primeros cristianos entendían los milagros y cómo
transmitían sus relatos sobre los hechos de Jesús en los evangelios del Nuevo Testamento.
FURNISH, VICTOR PAUL. Jesus According to Paul. Cambridge: University Press, 1993. Una
discusión concisa y esclarecedora sobre la concepción de Pablo sobre Jesús, incluyendo
algunas reflexiones sobre la cuestión de qué tanto realmente sabía Pablo sobre la vida de
Jesús. Un libro ideal para los que aún no están adentrados en la materia.
GREEN, JOEL, et al., eds. Dictionary of Jesus and the Gospels. Downers Grove, IL: Intervarsity
Press, 1994. Un “diccionario bíblico” que proporciona artículos a profundidad de una gran
variedad de asuntos referentes al Jesús histórico y a los evangelios. Cada artículo fue escrito
por algún cristiano evangélico prominente con una visión elevada de la Escritura y de su
confiabilidad histórica.
HENNECKE, EDGAR, Y WILHELM SCHNEEMELCHER, eds. New Testament Apocrypha, 2 vols.,
trans. by A. J. B. Higgins, et al., ed. by R. McL. Wilson. Philadelphia: Westminster Press,
1991. Un estudio serio de todos los escritos no canónicos tempranos que se conservan del
cristianismo naciente. Incluye traducciones al inglés de los principales textos, así como
introducciones eruditas detalladas. Un recurso indispensable para estudiantes avanzados.
HURTADO, LARRY. One God, One Lord. Early Christian Devotion and Ancient Jewish Monotheism.
Philadelphia: Fortress, 1988. Este valioso estudio trata sobre las concepciones emergentes
sobre Jesús en el cristianismo naciente, especialmente las concepciones de su cualidad
divina. Argumenta que la fuente del conflicto entre los primeros cristianos y los judíos no
cristianos no fue si Jesús podía entenderse como divino, sino si debía ser adorado.
KEE, HOWARD CLARK. Miracle in the Early Christian World: A Study in Socio-historical Method.
New Haven: Yale University Press, 1983. Este estudio de los “milagros” en los comienzos
del cristianismo aborda el asunto desde una perspectiva sociológica, situando los antiguos
relatos de los milagros de Jesús en el contexto más amplio del entendimiento de los milagros
y los realizadores de ellos en el mundo grecorromano. Apropiado para estudiantes más
avanzados.
178
KOESTER, HELMUT. Ancient Christian Gospels: Their History and Development. Philadelphia:
Trinity Press International, 1990. Una discusión completa y erudita de todos los evangelios
del cristianismo naciente, canónicos y no canónicos, que trata de identificar sus fuentes,
fechas y relaciones entre ellos. Algunas de sus conclusiones hay sido muy controvertidas,
debido a que el autor encuentra que muchos de los evangelios tardíos preservan tradiciones
que son anteriores a aquellas encontradas entre los cuatro evangelios canónicos. Apropiado
para estudiantes avanzados.
KYSAR, ROBERT. John the Maverick Gospel. Atlanta: John Knox, 1976. Una de las mejores
introducciones a las características únicas del evangelio de Juan; pone especial atención en
cómo el retrato de Jesús elaborado por Juan difiere del que presentan los evangelios
sinópticos.
LAYTON, BENTLEY. The Gnostic Scriptures: A New Translation with Annotations. Garden City:
Doubleday, 1987. Una traducción accesible de importantes documentos gnósticos,
incluyendo los descubiertos en Nag Hammadi y los citados por los Padres de la Iglesia.
Incluye una útil introducción del gnosticismo.
LINDSEY, HAL, with C. C. Carlson. The Late Great Planet Earth. Grand Rapids: Zondervan,
1970. Un auténtico bestseller, con 28 millones de copias impresas. Lindsey, un cristiano
evangélico, interpreta las profecías bíblicas para mostrar que el mundo estaba por entrar en
un periodo de grandes catástrofes, que llevarían a la segunda venida de Cristo en algún
momento antes del fin de la década de los 80.
⎯⎯⎯. The 1980’s: Countdown to Armageddon. New York: Bantam, 1980. Un bosquejo
actualizado de las opiniones de Lindsey, en el que afirmaba que el escenario estaba ya
completamente dispuesto para los desastres de dimensiones cósmicas del fin de los tiempos.
MEIER, JOHN. A Marginal Jew: Rethinking the Historical Jesus, vol 1. New York: Doubleday,
1991. Un estudio serio del Jesús histórico escrito por un notable experto en la materia. El
primer volumen provee de una de las discusiones más claras disponibles sobre todas las
fuentes para la vida de Jesús, incluyendo las no canónicas, y sobre los métodos que utilizan
los expertos para determinar cuáles de las tradiciones conservadas sobre Jesús son
históricamente precisas.
⎯⎯⎯. A Marginal Jew: Rethinking the Historical Jesus, vol 2. New York: Doubleday, 1994. Este
segundo volumen incluye una discusión sistemática y cuidadosa del problema que el
“milagro” le plantea al historiador, y un examen detallado de las tradiciones sobre los
milagros de Jesús como se encuentran en el Nuevo Testamento.
NICKLE, KEITH. The Synoptic Gospels: Conflict and Consensus. Atlanta: John Knox, 1980.
Actualmente algo anticuado en su enfoque, este volumen continúa siendo una de las
mejores revisiones introductorias sobre el trasfondo y mensaje de los tres evangelios
sinópticos.
PAGELS, ELAINE. The Gnostic Gospels. New York: Random, 1976. Un trabajo provocador y con
muy buenas ventas, sobre las ideas de algunos de los evangelios gnósticos, en oposición a
las ideas que encontramos en la “ortodoxa” naciente iglesia cristiana.
179
PERRIN, NORMAN. Rediscovering the Teachings of Jesus. London: SCM Press/New York:
Harper & Row, 1967. Una discusión algo anticuada, pero clásica sobre los criterios usados
por los expertos para determinar las enseñanzas auténticas del Jesús histórico.
ROBINSON, JAMES, ed. The Nag Hammadi Library in English, 3rd ed. New York: Harper & Row,
1988. Una traducción seria al inglés de los documentos descubiertos en Nag Hammadi, con
introducciones detalladas a cada uno de los textos.
ROWLAND, CHRISTOPHER. The Open Heaven: A Study of Apocalypticism in Judaism and Early
Christianity. New York: Crossroads, 1982. Un profundo estudio del pensamiento
apocalíptico de antes, durante y después de la vida de Jesús.
RUDOLPH, KURT. Gnosis: The Nature and History of Gnosticism, trans. R. McL. Wilson. San
Francisco: Harper & Row, 1987. El mejor libro introductorio sobre el gnosticismo antiguo
disponible; incluye una discusión de los descubrimientos de Nag Hammadi y sobre las
principales doctrinas del pensamiento gnóstico.
SANDERS, E. P. The Historical Figure of Jesus. London: Penguin, 1993. Una de las
introducciones más claras e ilustrativas sobre la vida y las enseñanzas del Jesús histórico.
Adecuado para principiantes.
⎯⎯⎯. Judaism Practice and Belief, 63 B.C.E–66 CE. London and Philadelphia: SCM
Press/Trinity Press International, 1992. Un serio y detallado recuento de lo que significaba
practicar el judaísmo justo antes, así como durante el tiempo del Nuevo Testamento, por
uno de los mayores expertos en Nuevo Testamento de nuestra generación.
SANDMEL, SAMUEL. Judaism and Christian Beginnings. New York: Oxford University Press,
1978. Un bien escrito e luminador bosquejo sobre la religión judía en los comienzos del
cristianismo. Adecuado para aquellos que son relativamente nuevos en la materia.
SCHWEITZER, ALBERT. The Quest of the Historical Jesus. New York: Macmillan, 1968. Este
clásico estudia los intentos de los académicos por escribir una biografía de Jesús desde
finales del siglo XVIII hasta comienzos del XX (el original en alemán apareció en 1906). Es
también uno de los primeros—y quizá el más importante—intentos por mostrar que a Jesús
se le comprende mejor como un apocalipticista judío.
SHELTON, JO-ANN. As the Romans Did: A Sourcebook in Roman Social History, 2nd ed. New
York: Oxford, 1998. Una estupenda introducción a todos los aspectos de la vida romana;
incluye traducciones claras de los textos seleccionados organizados de acuerdo con la
historia social, así como una útil sección sobre la religión romana.
STANTON, GRAHAM. The Gospels and Jesus. New York: Oxford, 1989. Una introducción sólida
pero comprensible sobre los principales problemas involucrados en el estudio de los
evangelios y el Jesús histórico.
180
STEIN, ROBERT. The Synoptic Problem: An Introduction. Grand Rapids: Baker Book House,
1987. Una revisión de la variedad de asuntos involucrados en el problema de determinar las
relaciones literarias entre Mateo, Marcos y Lucas, incluyendo una discusión de la hipotética
fuente Q. Una buena herramienta para estudiantes que inician.
STRAUSS, DAVID FRIEDRICH. The Life of Jesus Critically Examined. Ramsey, NJ: Sigler Press,
1994. Publicado originalmente en 1835-36 y traducido al inglés de la cuarta edición por el
novelista George Elliot, este libro revolucionario argumentaba que los evangelios debían ser
entendidos como mitos sobre Jesús, y no como relatos históricos.
TATUM, W. BARNES. In Quest of Jesus: A Guidebook, 2nd ed. Nashville: Abingdon, 1999. Una
introducción clara y comprensible sobre las fuentes y los métodos disponibles para
determinar las tradiciones históricamente confiables en los evangelios.
TURCAN, ROBERT. The Cults of the Roman Empire. Oxford: Blackwell, 1996. Una estupenda
introducción a algunos de los principales cultos religiosos en el Imperio romano en los
tiempos del nacimiento del cristianismo (y antes).
VERMES, GEZA ed. The Dead Sea Scrolls in English, 3rd ed. Baltimore: Penguin Books, 1987.
Una colección accesible de los rollos del Mar Muerto traducidos al inglés, con una clara y
útil introducción.
⎯⎯⎯. Jesus the Jew: A Historian’s Reading of the Gospels. New York: Macmillan, 1973. Un estudio
muy erudito pero comprensible sobre Jesús a la luz de las tradiciones sobre otros “santos
hombres” judíos de su tiempo; escrito por un prominente experto en Nuevo Testamento de
Oxford.
WEBER, TIMOTHY P. Living in the Shadow of the Second Coming: American Premillennialism 1875–
1982, enlarged ed. Grand Rapids: Zondervan, 1983. Un recuento serio e interesante sobre el
desarrollo histórico de las ideas sobre el fin del mundo en el protestantismo estadounidense.
WHISENANT, EDGAR. 88 Reasons Why the Rapture Will Be in 1988. Nashville: World Bible
Society, 1988. Escrito por un cristiano evangélico quien a partir de las profecías bíblicas
afirmaba que Jesús regresaría corporalmente a la tierra en 1988, lo cual acarrearía una serie
de catástrofes mundiales y el fin del mundo como lo conocemos.
WOJCIK, DANIEL. The End of the World as We Know It: Faith, Fatalism and Apocalypse in America.
New York: New York University Press, 1997. Un recuento fascinante sobre cómo las
creencias apocalípticas han impactado en muchos aspectos la cultura estadounidense, como
el fundamentalismo religioso, las visiones católicas de María, las abducciones extraterrestres
y el rock punk.
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