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arbitraje

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Universidad Nacional de Córdoba
Facultad de Derecho
Teorías del conflicto y de la Decisión.
Métodos de resolución de Conflictos
Grupo Conflictivas:
Baritaud, Nicolle Aimé
Inaudi, Candelaria
Latapie, Giselle
Mattis, Luciana Valeria
Morales, Agustina Silvia Antonella
Profesor:
Álvarez, Raúl
17 de Junio de 2020
Universidad Nacional de Córdoba
Facultad de Derecho
Trabajo Práctico Nº12
1El arbitraje es un método alternativo de resolución de conflictos en el que existe un
tercero imparcial que emite un veredicto sobre dos pretensiones controvertidas. Pero a
diferencia de la Justicia, es un sistema en el que la decisión que pone fin al conflicto no emana
de los jueces del Estado, sino de particulares. A él se llega generalmente en forma voluntaria,
a través de cláusulas mediante las cuales las partes deciden someter determinadas cuestiones a
resolución de árbitros en lugar de acudir a los jueces. La adopción del arbitraje por la voluntad
de las partes -o por el legislador en ciertos casos en que lo impone como forzoso- implica
desplazar total o parcialmente la jurisdicción de los órganos del Poder Judicial. Es importante
destacar que este desplazamiento NO vulnera la garantía constitucional del juez natural, ya
que, si bien la Constitución Nacional organiza los tribunales estatales como el medio natural
de administrar soluciones a los litigios que se susciten entre particulares, o entre particulares y
el Estado, las garantías y principios que emanan de los arts. 17 y 19 permiten dejar de lado ese
medio, recurriendo a otros que operan como fórmulas alternativas. Es el propio Estado quien
admite la asunción de facultades jurisdiccionales por particulares a través del arbitraje.
Además, el Estado reconoce a las decisiones arbitrales el valor de la cosa juzgada, habilitando
para su ejecución los procedimientos de ejecución de sentencias judiciales. Y aunque los
árbitros carecen del imperium propio de los magistrados estatales, eso no significa un
menoscabo a su jurisdicción, ya que el ordenamiento establece la obligación de los jueces de
prestarles auxilio.
En lo referido a la ejecución de las decisiones, no se concede a los árbitros la potestad
de ejercer por sí la coerción necesaria para hacer cumplir sus decisiones, pero se pone a su
disposición el aparato jurisdiccional público a través del cual podrán obtenerla.
Podemos
entonces definir al arbitraje un instrumento del cual pueden valerse los particulares para
instaurar un sistema de administración de justicia que permita resolver el conflicto
prescindiendo del Poder Judicial. Esta prescindencia no es, sin embargo, absoluta, por cuanto
pueden existir diversas situaciones que exijan recurrir a un juez: la falta de cooperación de
alguna de las partes para designar los árbitros o acordar lo necesario para poner en marcha el
juicio arbitral, la necesidad de ejercer coerción para efectivizar una medida cautelar o producir
alguna prueba, o bien la ejecución del laudo.
2. La prórroga de la jurisdicción dentro del arbitraje implica la exclusión total o parcial
de los órganos del Poder Judicial, para la resolución de uno o más conflictos determinados.
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Esta exclusión, es consecuencia de un acuerdo de voluntades entre las partes, a través de un “pacto
arbitral”, pudiendo también ser dispuesta por el legislador que determina la remisión a arbitraje de
ciertos conflictos, en los que éste interpreta que la vía judicial es inconveniente. Es importante
destacar que es el propio Estado quien admite la asunción de facultades jurisdiccionales por los
particulares a través del arbitraje.
Esta prescindencia no es absoluta, por cuanto pueden existir situaciones que exijan concurrir a
un juez, como por ejemplo la falta de cooperación de alguna de las partes para designar árbitros, la
necesidad de ejercer coerción para hacer efectiva una medida cautelar, o bien la ejecución de un laudo,
entre otras cuestiones.
Por esta razón, es indudable que el arbitraje tiene naturaleza estrictamente jurisdiccional. La
jurisdicción de los árbitros, a diferencia de los jueces, no es permanente ni genérica, sino que se limita
a cuestiones comprometidas y a un tiempo determinado que las partes -o en su defecto de pacto
expreso, la ley- le otorga para la expedición del laudo.
3. El principio general es que puede someterse a juicio de árbitros toda cuestión entre partes, a
excepción de aquellas que no pueden ser objeto de transacción. Así lo establece el Código Procesal
Civil y Comercial de la Nación. Por su parte el artículo 1651 del Código Civil y Comercial de la
Nación tiene como objetivo definir el ámbito de las materias arbitrables, estableciendo límites a la
potestad de las partes para la delegación de jurisdicción a favor de jueces privados. El mismo
establece que quedan excluidas del contrato de arbitraje las siguientes materias:las que se refieren al
estado civil o la capacidad de las personas; las cuestiones de familia; las vinculadas a derechos de
usuarios y consumidores; los contratos por adhesión cualquiera sea su objeto; las derivadas de
relaciones laborales. Las disposiciones del Código relativas al contrato de arbitraje no son aplicables
a las controversias en que sean parte los Estados nacional o local.
4. cuando nos referimos a las clases de arbitraje tenemos que establecer que, en principio, las
partes pueden convenir todos los aspectos del sistema y adaptarlo a las necesidades del caso. las clases
de arbitraje más importantes son: El arbitraje institucional que prevé la participación de una entidad
que administra y organiza el trámite, y presta una serie de servicios para que la contienda sea resuelta
con mayor eficacia. La cuestión litigiosa específica es resuelta por árbitros escogidos por las partes.
La entidad presta tareas de apoyo a las partes y a los árbitros, pero no participa en la decisión del
caso. Habitualmente tienen listas de árbitros para que las partes elijan, un reglamento de
procedimientos y modelos de acuerdo arbitral, lo que facilita a las partes el sometimiento a arbitraje.
Asimismo, proveen el local y toda la infraestructura necesaria para poder llevar a cabo el juicio
arbitral, y prestan servicios de secretaría: recibir y notificar la demanda, fijar honorarios, elegir a los
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árbitros y resolver las recusaciones que puedan plantearse, reemplazar árbitros cuando sea
necesario por renuncia o vacancia, fijar la sede del arbitraje, el idioma en que tramitará.
ARTICULO 1657.- Arbitraje institucional. Las partes pueden encomendar la administración
del arbitraje y la designación de árbitros a asociaciones civiles u otras entidades nacionales o
extranjeras cuyos estatutos así lo prevean. Los reglamentos de arbitraje de las entidades
administradoras rigen todo el proceso arbitral e integran el contrato de arbitraje.
En el arbitraje libre o ad hoc no existe ninguna institución que administre el sistema, por
lo que las partes deberán ponerse de acuerdo en las reglas sobre las cuales se desarrollará el
arbitraje: tendrán que acordar las normas en base a las que actuarán los árbitros y proveer todo
lo necesario para que el arbitraje pueda comenzar
Por otro lado, los amigables componedores o árbitros juris. Los árbitros de derecho o
iuris actúan en base a formas legales y deciden las cuestiones litigiosas según el derecho
positivo, en forma similar a como lo haría un magistrado judicial. El laudo debe estar
sustentado en derecho. Por el contrario, los arbitradores o amigables componedores pueden
prescindir de las normas jurídicas positivas, tanto en la tramitación del proceso, como en la
fundamentación del laudo. Fallan según su leal saber y entender.
Por último, la última clase es el Arbitraje forzoso que, en determinados supuestos, no es
la voluntad de las partes la que sustrae la contienda del conocimiento de los jueces estatales,
sino una disposición legal que lo establece como forzoso, siendo el legislador quien decide la
sujeción del caso a arbitraje.
ARTÍCULO 1652.- Clases de arbitraje. Pueden someterse a la decisión de arbitradores
o amigables componedores, las cuestiones que pueden ser objeto del juicio de árbitros. Si nada
se estipula en el convenio arbitral acerca de si el arbitraje es de derecho o de amigables
componedores, o si no se autoriza expresamente a los árbitros a decidir la controversia según
equidad, se debe entender que es de derecho.
5. El Acuerdo arbitral es el convenio de voluntades que nace de la voluntad de las partes
que deciden excluir el conflicto de jurisdicción judicial; este puede hallarse representado en un
solo acto o en dos sucesivos. Uno de ellos es la “cláusula compromisoria”, que es el convenio
mediante el cual las partes deciden someter ciertos asuntos a arbitraje, sustrayéndolos del
conocimiento de los jueces ordinarios. A esta cláusula le son aplicables los requisitos
establecidos para los contratos en general, es decir, que los sujetos deben tener capacidad para
celebrarlo, un objeto lícito y de la forma establecida por la ley, además, entre las partes debe
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existir un vínculo jurídico amplio, del que puedan surgir controversias sobre las que recaerá el
arbitraje.
Teniendo en cuenta que al momento de la celebración del acuerdo aún no existen divergencias,
divergencias, generalmente se refiere a eventuales y futuros conflictos, que en caso de suceder, las
partes someterán su resolución a arbitraje; hasta ese momento, las partes no saben qué puntos serán
sometidos a arbitraje, lo que no implica que el pacto sea inválido, sino que el mismo es irrevocable y
definitivo. El problema es que en las legislaciones que aún exigen el compromiso arbitral, cuando
surge el conflicto, es necesario celebrar un nuevo acuerdo de voluntades que la complemente y haga
operativa.
El otro acto es el “compromiso arbitral”, que es un nuevo acuerdo celebrado por las partes
luego de verificado el conflicto, en donde se convienen los aspectos del funcionamiento del arbitraje.
Su función es complementar la cláusula compromisoria, definiendo los puntos litigiosos que los
árbitros tendrán que resolver.
Hay que tener presente que ambos pactos tienen una misma finalidad, y es permitir que ciertas
clases de disputas sean resueltas por árbitros.
6. El laudo arbitral es la decisión emanada de los árbitros que resuelve definitivamente el
diferendo de las partes. Tiene el carácter de una verdadera sentencia e impone a las partes una solución
a las diferencias que los separaban; considerándose una verdadera resolución como consecuencia de
la autoridad de los árbitros o poder que las partes le dieron. Tiene igual eficacia que una sentencia
judicial y es ejecutable por los mismos medios y procedimiento.
El estado pone a disposición del beneficiado el imperium y estructura a los fines de ejercer
coacción para satisfacer el derecho que el laudo le atribuye.
La ausencia de imperium en los árbitros no perjudica su obligatoriedad, hace cosa juzgada
sobre el fondo de la cuestión sometida a arbitraje y resueltas en sus decisiones son irrevocables no
pudiendo ser sometidas a otro tribunal arbitral ni judicial.
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