Subido por Octavio Rodríguez Ortiz

2 SOCIALIZACION ARTICULO AJUSTADO

Anuncio
BIENES COMUNES NATURALES: ALGUNAS REFLEXIONES A PARTIR DE LA ALTA MONTAÑA
ANDINA TROPICAL DE LOS DEPARTAMENTOS DE CUNDINAMARCA Y META
OCTAVIO ALBERTO RODRIGUEZ ORTIZ
Sociólogo de la Universidad Nacional de Colombia
Magister en Planeación Socioeconómica
Especialista en Ordenamiento y Manejo de Cuencas Hidrográficas
Especialista en Gestión Ambiental
Estudiante de Doctorado en Estudios Sociales-Universidad Distrital Francisco José de Caldas
“Quien pretende el dominio del mundo y mejorar éste, se encamina al
fracaso. El mundo es tan sagrado y vasto que no puede ser dominado”
Lao Tsé
(Tao Te King: Capitulo 29- La dialéctica del Mundo y su naturaleza acrática)
RESUMEN
Las palabras y las cosas pueden ser una herramienta de relacionamiento social de gran importancia para la
vida, pero también pueden ser un medio para confundir y generar miedos; esas circunstancias han sido
utilizadas, por un lado, para mostrar un planeta en el camino de la destrucción por culpa de la humanidad, y,
por otro lado, tratar los concepto de los bienes comunes naturales vitales como sinónimo de voces tales como
recursos naturales, bienes comunes, patrimonio natural o capital natural. De ahí la necesidad de hacer un
recorrido rápido, a partir de los ecosistemas de alta montaña andina tropical, sobre la historia de dichos términos
para comprender, de alguna manera, los efectos del uso ideológico y político que han permitido que algunos
agentes poderosos del capitalismo global de mercado hayan avanzado en la apropiación, expoliación y la
negación de los comunes naturales vitales, encubiertos en discursos sobre el desarrollo humano sostenible y
los beneficios de la “economía verde”. Pero también el artículo deja entrever, muy tangencialmente, el
surgimiento de una biopolítica de los bienes comunes que contienen fuerzas de resistencia o, por el contrario
de dominación hegemónica que, en un momento de la historia humana, le “robó” el rostro a la naturaleza,
derivando en rompimientos que ponen en peligro a los seres humanos.
PALABRAS CLAVES:
Bienes comunes, público, privado, comunitario, naturaleza, derecho natural, derecho positivo, naturaleza,
medio ambiente, biopolítica, biosaberes, bioresistencias, derecho natural, derecho positivo.
INTRODUCCIÓN
El presente artículo académico hace parte de las reflexiones que han surgido en torno al proyecto de
investigación titulado parcialmente “Los bienes comunes naturales en los ecosistemas de alta montaña andina
tropical de los departamentos de Cundinamarca y Meta 2003 - 2018”, el cual tiene como referente de
experimentación una serie de estudios científicos y técnicos tendientes, entre otro aspectos, a la conservación,
restauración ecosistémica y producción sostenible de un conjunto de bienes y servicios ecosistémicos - BSE
presentes en un polígono biogeofísico denominado “Iniciativa del Corredor de Conservación Chingaza,
Sumapaz, Guerrero, Guacheneque y Cerros Orientales de Bogotá”, en jurisdicción de los departamentos ya
mencionados.
El planteamiento que subyace al estudio doctoral surge de la necesidad de comprender los relacionamientos
entre la especie humana y el entorno natural, concretamente la alta montaña andina tropical, desde una serie
de premisas planteadas por la biopolítica, los biosaberes y las bioresistencias. Todo esto, en atención a una
necesidad de reflexionar la condición de país andino colombiano con una extensión agregada, de las tres
cordilleras, equivalente a una longitud de 3.423 kilómetros y una superficie aproximada de 360.228 km 2.
(https://encolombia.com/educacion-cultura/geografia/colombia/cordilleras-en-colombia/)
Sin embargo, el eje temático transversal del artículo que se presenta es, sin duda, la comprensión de los bienes
comunes, especialmente de los comunes naturales vitales, dentro de los procesos dinámicos de ocupación
territorial que han tenido lugar, por siglos, en la Alta Montaña Andina colombiana, concentrando los esfuerzos
en dilucidar la forma en que los discursos hegemónicos pregonados por las entidades multilaterales
internacionales y el Estado colombiano, especialmente en los últimos 30 años, han incidido en los modelos de
ocupación territorial transformando los paisajes originarios por efectos antropogénicos y, por otro lado, derivado
en agenciamientos de acontecimientos de resistencia que le apuestan a relacionamientos desde otras lógicas
y modos de acción que permitan equilibrios inestables vitales.
De ahí que el escrito apunte a dilucidar una serie de conceptos y palabras que se han utilizado, indistintamente,
para hablar de la naturaleza sin que la misma esté presente como esencia y potencia vitales, pero permitiendo
que diversas formas de la racionalidad económica hayan entrado, bajo sutiles estrategias hegemónicas, a
dominar la vida y los territorios de la Alta Montaña Andina tropical colombiana, subyugando y negando formas
de vida bajo argumentos tales como la prevalencia del desarrollo y crecimiento económico, los derechos de
propiedad, el bienestar social, la calidad de vida y otra serie de categorías binarias que, de manera general, se
mueven entre lo público- privado, primitivo- civilizado, antiguo – nuevo, por mencionar solo algunas polaridades.
En ese orden de ideas, se comienza con una breve exposición de la Iniciativa del Corredor de Conservación
como un proyecto desarrollado en la Alta Montaña Andina que, desde el sector público distri tal, regional,
nacional y hasta internacional, han tenido el propósito de “conservar, restaurar y promover sistemas productivos
sostenibles en áreas de importancia estratégica para el abastecimiento de agua de aproximadamente 10
millones de habitantes de la región – capital”. Todo esto bajo el pretexto de una gestión integral de los
ecosistemas de la alta montaña, acudiendo conceptos relacionados con los bienes comunes naturales que han
recibido un tratamiento reduccionista por parte de unos poderes hegemónicos que los apropian y explotan.
La reflexión continúa con la presentación de algunos argumentos teórico- conceptuales en torno a los bienes
comunes, especialmente los que tienen un carácter material y se asocian con la naturaleza: bosques, suelos y
agua. Develando, de esa manera, diversos elementos relacionados con las biopolíticas, biosaberes y
bioresistencia que se han gestado en torno a la ocupación, apropiación y usos de numerosos ecosistemas que
se han calificado de alta importancia geopolítica, especialmente por la provisión de una serie de bienes y
servicios ecosistémicos -BSE que atienden necesidades básicas y tienen una creciente demanda.
Se termina el escrito con la presentación de un esbozo de los aspectos metodológicos que, desde el enfoque
del pensamiento crítico, han servido para avanzar, de alguna manera, en la interpretación y comprensión de
las relaciones antrópicas que han transformado, por más de cinco siglos, buena parte de los ecosistemas de
alta montaña andina colombiana.
1. ESCENARIO DE ESTUDIO
1.1. Corredor de Conservación 2003 a 2018: Alta Montaña Andina Tropical y geopolítica de los recursos
naturales
Desde el año 2003 se viene consolidando una iniciativa socioambiental, política y económica en un área de
604.000 hectáreas que en 14 años de gestión ha buscado integrar a 22 municipios de los departamentos de
Cundinamarca y Meta, a cuatro autoridades ambientales regionales (CAR, CORPOGUAVIO,
CORPORINOQUIA, CORMACARENA), cinco subzonas hidrográficas (ríos Bogotá, Guavio, Guatiquía,
Guayuriba y Rionegro), donde existen importantes remanentes de bosques naturales andinos, páramos y
ecosistemas de humedales.
Casi desde el inicio de ese proceso ha estado el interés abierto y concreto de la Empresa de Acueducto y
Alcantarillado de Bogotá – EAAB e.s.p, con el respaldo de las diferentes administraciones distritales y en el
marco de las políticas de integración Bogotá- Región. Obviamente, subyacen a esa inversión unas necesidades
concretas relacionadas con el aseguramiento del agua para el abastecimiento del Distrito Capital y 11
municipios más que, de manera agregada, representan, hoy en día, el 20,12% de la población nacional (DANE;
2018); motivo suficiente para adelantar acciones estratégicas que se han concentrado en una serie de
ecosistemas de alta montaña andina presentes en la cordillera Oriental, especialmente una serie de páramos,
subpáramos y bosques de niebla que se encuentran en el flanco oriental de la mencionada cordillera.
Es así como la EAAB, a través de diferentes mecanismos de cooperación científico - técnica y de financiación,
comienza a “consolidar una propuesta de planificación territorial que permita garantizar, de alguna manera, la
conectividad ecosistémica entre los Parques Nacionales Naturales- PNNs de Chingaza y Sumapaz, la Reserva
Forestal Protectora “Bosque Oriental de Bogotá” – RFPBOB, el páramo de Guacheneque (nacimiento del río
Bogotá) y el área conocida como páramo de Guerrero, buscando conservar, restaurar y promover sistemas
productivos sostenibles en áreas de importancia estratégica para el abastecimiento de agua de
aproximadamente 9 millones de habitantes de la región – capital” (EAAB; 2008)
Sin embargo, esta propuesta tiene sus antecedentes en tres hechos que marcaron el interés institucional de los
gobiernos distritales y, con el correr de los años de otras entidades del orden departamental, regional, nacional
e internacional:
- El interés efectivo de algunas entidades públicas del sector ambiental por dar cumplimiento a los
compromisos señalados en el documento Evaluación de los Ecosistemas del Milenio (ONU; 2005) como
uno de los pasos concretos para evaluar la crisis ecológica y ambiental, la pérdida de la biodiversidad y sus
efectos deletéreos en los países en desarrollo. Esto sirvió como argumentos para plantear una primera
propuesta, en el año 2003, de hacer unos estudios científicos, técnicos y sociopolíticos en la Alta Montaña
Andina Tropical colombiana.
- La disposición formal de la Unidad Administrativa Especial de Parques Naturales Nacionales - UAEPNN
(hoy Parque Naturales Nacionales -PNN), en cumplimiento de la Ley 99/93 y algunas resoluciones del
MAVDT, de avanzar, desde 2004, en la conceptualización y posterior desarrollo del denominado Corredor
de Conservación de Ecosistemas Estratégicos de la Región Central de la Cordillera Oriental – CEERCCO
(http://pricc-co.wdfiles.com/local--files/documentos-referencia/2011Abr27_CEERCCO.pdf), que cubriría
ecosistemas estratégicos presentes en los departamentos de Cundinamarca, Meta, Huila y Boyacá
(alrededor de 1´600.000 hectáreas) e integraría a las autoridades ambientales regionales con jurisdicción
en ese territorio (CORPOCHIVOR, CORPOGUAVIO, CORPORINOQUIA, CORMACARENA, CAM, CAR, y
PNN)
- El desarrollo el Proyecto Piloto Nacional de Adaptación al Cambio Climático – INAP (2006 a 2011), que tuvo
como uno de sus referentes de estudio e implementación una serie de municipios vecinos al Sistema
Chingaza de la EAAB.
De esa manera, en el año 2008 la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá – EAAB comienza a
establecer convenios con algunas ONGs y entidades públicas con jurisdicción en el polígono del Corredor de
Alta Montaña Andina, logrando, en esa segunda fase que va hasta el año 2010, identificar de manera
cartográfica diversas zonas que requieren una gestión ambiental estratégica que permitiera, en el mediano y
largo plazo, un flujo de Bienes y Servicios Ecosistémicos – BSE, especialmente agua, para atender “el negocio”.
Para el 2012 se logra resultados concretos que permiten plantear el establecimiento de diversos acuerdos de
voluntades y la firma de compromisos de entidades públicas, para que incorpores parte de los resultados
obtenidos ( http://bit.ly/2bbbf6l) sus programas y proyectos de inversión (Ministerio de Ambiente y Desarrollo
Sostenible, CAR, Alcaldía Mayor de Bogotá, D.C., Secretaria Distrital de Ambiente – SDA, entre otras)
Entre el 2013 y 2015 se establecen nuevos convenios entre la EAAB, entidades públicas y privadas para realizar
estudio a escalas de detalle (1:35.000 y 1:25.000) que permitieran determinar una serie de municipios
estratégicos a los que se deberían enfocar las inversiones de implementación y el desarrollo de otros procesos
de investigación científica que se ven reflejados en una segunda publicación: Corredor de Conservación
Chingaza - Sumapaz - Guerrero: Resultados del Diseño y Lineamientos de Acción ( http://bit.ly/2bbbf6l). A estos
productos se sumaron una serie de acciones técnicas (pilotos), destinadas a reconocer los costos de
implementaciones para restauración de ecosistemas degradados en microcuencas de la ciudad de Bogotá que
permitieron, con resultados efectivos, interesar a diversas entidades públicas distritales, regionales y nacionales
para que gestionaran, ante el Banco Interamericano de Desarrollo – BID, unos recursos de inversión
pertenecientes al Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF, por su siglas en inglés) para la Alta Montaña
Andina Tropical, concretamente municipios estratégicos del Corredor de Conservación donde, desde el 2016
se vienen invirtiendo.
Finalmente, la EAAB desarrolla una cuarta fase de implementaciones del proyecto del Corredor desde el 2016
hasta el 2018 (Proyecto Páramos de la EAAB) con recursos provenientes del Fondo de Regalías que deja
diversas implementaciones bajo los criterios que, desde el principio de la idea del Corredor, fueron planteados.
Sin embargo, por directivas del gobierno nacional y distrital se procede a cerrar el proyecto y traspasar esos
recursos (aproximadamente 86 mil millones de pesos) a la Región Administrativa y de Planeación Especial –
RAP-E, creada desde el año 2014, con el propósito de “fomentar la articulación de Boyacá, Cundinamarca,
Meta, Tolima y Bogotá D.C., para garantizar la sostenibilidad del territorio” (https://regioncentralrape.gov.co/quienes-somos/).
Pero tras de esa breve reseña de la iniciativa del Corredor hay también toda una urdimbre de discursos
públicos, privados y comunitarios que dan cuenta de las diversas perspectivas que se han construido en torno
estos territorios que hacen parte de la Alta Montaña Andina tropical y que, por efectos de los afanes
institucionales por mostrar gestiones y, por otro lado, de las comunidades por tener algunos beneficios
“gratuitos”, se han pasado por alto, especialmente el que refiere a la gestión misma de los bienes comunes
naturales.
1.2. Bienes comunes y los comunes naturales (conceptos y definiciones)
Tal vez la reseña de la iniciativa del Corredor de Conservación solo sea la “punta del páramo”, solo un hecho
fenoménico que, a primera vista, opaca todo lo que subyace a la intervención humana dentro de ecosistemas
que han sido, por centurias, intervenidos y transformados para atender las necesidades de un sistema antrópico
de alto consumo energético. Sin embargo, es importante señalar que la transformación de los ecosistemas
montañosos andinos, especialmente los de la cordillera oriental no son de fecha reciente, sino que se remontan
a épocas prehispánicas y se intensifican con la llegada tanto de los españoles al Altiplano Cundiboyacense
como a todos los procesos de apropiación e implementación de sistemas productivos a lo largo de la Colonia y
la República.
En ese sentido, vale la pena mirar más allá de esa visión romántica que subyace a muchos discursos de la
conservación y de la gestión socioambiental, para avanzar en la comprensión, desde el pensamiento crítico, de
lo que ha significado la alta montaña andina en Colombia, de su acelerada transformación por acción antrópica
y sus efectos sobre la vida en general. De ahí que el planteamiento de investigación para la tesis de Doctorado
el Estudios Sociales tenga como un referente teórico – conceptual de esa interpretación a los Bienes Comunes.
Obviamente, la definición misma de bienes comunes suele ser compleja debido a las diversas concepciones y
corrientes de pensamiento que la han nutrido; por eso, desde de una perspectiva práctica, se tomarán algunas
ideas generales de la obra de Elinor Ostrom y otros autores que han seguido desarrollando los postulados de
la premio nobel, dejando claro que solo se trata de una aproximación sobre los bienes comunes en el momento
actual.
El tema de los bienes comunes ha estado presente desde la Antigüedad, Aristóteles fue uno de sus grandes
pregoneros que llegó, de alguna manera, a influenciar en la tradición romana, donde los bienes de carácter
material quedaron sometidos a un régimen de la “propiedad-dominio”. El sistema de la propiedad es un ‘derecho
real’ y sólo se aplica sobre los “bienes materiales-cosas”. Con mayores o menores limitaciones, la propiedad
otorga al titular o dueño de un bien material plena potestad para usar, gozar o disponer del bien según su
voluntad. Por tanto, también lo faculta para excluir perfectamente a terceros de la relación con el bien... (Vercelli
& Hernán; 433).
Eso diluyó el tema de los bienes comunes en el correr de los tiempos, para resurgir en el medioevo europeo
con las grandes discusiones teológicas y filosóficas de Tomás de Aquino y Agustín de Hipona, por mencionar
a los más renombrados padres de la iglesia oficial y aportantes al derecho natural. Con el advenimiento de la
modernidad, especialmente con la llegada de los europeos a las “Indias Occidentales, volvió a recuperarse
dicha discusión, pero desde la perspectiva del derecho positivo, especialmente, lo que en siglos posteriores se
llamaría el derecho público internacional. (Vercelli y Thomas; 2008, 154)
Lo anterior permite rememorar, de alguna forma, que esos postulados del derecho natural y la teología dieron
lugar a una de las grandes discusiones que tuvo la historia mundial en el siglo XVI y que sentó las bases del
derecho internacional moderno: la propiedad de las tierras y los naturales que contenía el Nuevo Mundo. La
inmemorable discusión entablada entre el dominico Francisco de Vitoria y, el también canónico, Juan Ginés de
Sepúlveda, sobre los derechos de dominio y propiedad, sobre los justos títulos y las guerras justas, que
deberían dirimir los grandes imperios, el español y el portugués, que ya iniciaban la ocupación de las Indias
Occidentales.
Obviamente, todas esas discusiones entre Vitoria y Sepúlveda solo sirvieron para resolver en favor de los
diferentes imperios que se disputaban la soberanía, la propiedad y la tenencia de las Indias Occidentales, pero
también reiteraba una serie de privilegios y poderes especiales en favor de la iglesia católica (Patronato Regio)
que se ejercerían con disciplina de "hierro" en las colonias hispánicas y portuguesas.
Hoy en día, el tema de bienes comunes ya no se circunscribe a los beneficios y utilidad que subyacen a la
naturaleza, interpretada por siglos, como recursos naturales infinitos y donados por Dios para usufructuarlos, a
su “honra y gloria”, sino que incluye a nuevas creaciones técnicas capaces de producir elementos no materiales
o virtuales. Esto ha dado origen a una profunda reflexión sobre los derechos de cuarta generación que, por
supuesto, todavía no se resuelven.
Sin detenerse en las minucias históricas que anteceden a las construcciones del concepto y sus diversos
sentidos, se pueden enunciar algunos principios rectores, que desde la economía, los estudios sociales y el
derecho, le han dado una forma y un contenido más acabado a las definiciones más aceptadas de bienes
comunes: disponibilidad, accesibilidad, eficiencia, equidad, sostenibilidad, igualdad, libertad, responsabilidad,
comunicación, sociabilidad, inclusividad, reciprocidad, confianza, solidaridad, cooperación, colectividad o
comunidad, resiliencia, información, comunicación, deliberación, pluralidad, inclusión, fraternidad, dignidad y
otros atributos que, en últimas, garantizan unas condiciones de propiedad muy particular y dentro de las
condiciones necesarias para la vida y su reproducción. Todos ellos juegan el doble papel de ser, por un lado,
presupuestos de la realización de los bienes comunes y, por otro, las bases para su materialización. Otros
conceptos que los apoyan son el de transparencia, democracia interna y justicia social e intergeneracional, que
contribuyen a la cohesión social de este régimen colaborativo.
Principios todos éstos que tienen alta relevancia porque no son meros productos de especulaciones filosóficas,
sino que han sido valorados por los estudios sociales y las corrientes económicas críticas como factores
condicionantes del éxito de los bienes comunes, entre otras razones, porque son verdaderos generadores de
dinámicas permanentes de relacionamientos sociales que, a pesar de las diferencias y las contradicciones,
permiten establecer un tejido colaborativo sostenible.
De ahí que Elinor Ostrom, desde su enfoque neoinstitucionalista que reconocía una parte de los atributos ya
enunciados, adelantara una crítica sistemática a varios modelos racionalistas liberales que ya habían tratado el
tema de los bienes comunes sin aportes a soluciones reales y concretas: La tragedia de los comunes (Hardin);
el dilema del prisionero (Flood; Dresher; Nash), y la lógica de la acción colectiva (Olson). Todos esos discursos
basaban sus análisis en las leyes del mercado o en la intervención del Estado, marcando una diferencia notable
y radical pues, la Ostrom ya planteaba el desarrollo de una economía de los bienes comunes donde todos
tienen la misma influencia y pueden integrarse con iguales derechos, mientras que los otros autores insistían
en sociedades de capital donde el dinero decide el nivel de influencia.
Los temas de bienes comunes retoman un nuevo aire, fuera del contexto del derecho positivo, para incorporarse
en las esferas de las ciencias biológicas, la economía y los estudios sociales, revelándose como una forma
alternativa de organización económico-social más allá de los parámetros del mercado y del Estado, y con una
serie de principios que ya se han referenciado
Valga insistir que los bienes comunes es una categoría que está en permanente discusión. Cuando hablamos
de bienes comunes, no hablamos de bienes privados -propios de los individuos-, ni hablamos de los bienes
públicos -propios del Estado-Los bienes comunes son una tercera modalidad de bienes que presenta, entre
otras, algunas características:
- Son construcciones sociales derivadas de relacionamientos sociales entre diferentes;
- Se trata de productos tangibles o intangibles, con ciertos niveles de complejidad y cargados de
contradicciones, que se derivan, como ya se anotó, de relacionamientos donde se ponen en juego
elementos sociales, políticos, jurídicos, filosóficos y hasta tecnológicos;
- Se usan colectivamente, pudiendo llegar a ser utilizados por todos de acuerdo con unas reglas de juego
específicas;
- No poder ser gestionados con criterios de racionalidad individual
- No pueden establecer la ganancia como fin último
- No pueden ser propiedad privada;
- Tampoco pueden ser considerados como propiedad pública (Programa Internacional sobre Democracia,
Sociedad y Nueva Economía; 2017);
- Están sujetos a regulación y no pueden ser apropiados individualmente (Añaños; 2014; 1);
- Su carácter y cualidades son explicitas y, en ocasiones, tiende a ser formalizadas, permitiendo su
diferenciación como un bien privado, público o común;
- Pueden ser apropiables o no apropiables, abiertos y libres en su gestión;
- Tiene en cuenta las asimetrías de poder entre personas y comunidades, así como el posible abuso de poder.
En ese sentido, se convierten en instrumento para reclamar la propiedad dentro de las condiciones
necesarias para la vida y su reproducción;
- Refiere a una relación de propiedad compartida, que implica responsabilidad compartida y relaciones de
beneficio compartidas (Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales- MMBT; 2017; 3 y 4)
Por todo lo anterior, se podría decir que un bien común no es un bien privado ni un bien público. Esta
diferenciación es importante puesto que la propiedad privada se basa en la capacidad de unos individuos frente
a otros de excluir del uso, o del beneficio, a unos determinados recursos, mientras la propiedad pública sitúa
en el ámbito de los gobiernos la gestión y la decisión de quien tiene acceso a los bienes. Los ejemplos más
conocidos de bienes comunes se encuentran en la naturaleza: aire, agua, tierra, bosques y biodiversidad. Los
bienes comunes también pueden ser sociales, intelectuales y culturales: por ejemplo, sistemas de salud y
educación, conocimiento, tecnología, Internet, literatura y música. (MMBT; 2017; 4)
De este modo, lo que es escaso, lo que es frágil, lo que es fundamental para nuestra supervivencia, lo que está
en el centro de políticas de justicia social, lo que puede ser una herramienta de poder, lo que impli ca una
responsabilidad con el resto de seres vivos, lo que es clave para la evolución social... no puede ser privado,
sino que debe ser de titularidad colectiva. Ante esto surge la necesidad de (re)construir una economía basada
en los bienes comunes. (González Reyes; 2017;4)
Sin embargo, en el caso del Corredor de Conservación, al igual que otros ecosistemas estratégicos, se han
adentrado, sutil pero efectivamente, actores sociales relacionados con los mercados financieros insertándose
en las vidas y economías locales o regionales con el propósito de buscan capturar la naturaleza misma, como
con la Economía Verde. Se están creando nuevos activos financieros a partir de la tierra, el agua, el suelo, el
carbono, los océanos y la biodiversidad, mediante los cuales los recursos naturales pueden comercializarse
como mercancías.
En ese sentido, las poblaciones locales son privadas de su accionar político y de sus derechos para tomar
decisiones sobre cómo producir, consumir, vivir y trabajar. Esto también pone en evidencia que los bienes
comunes se convierten en espacios de lucha entre diferentes actores sociales, políticos y económicos; pero en
la coyuntura actual de crisis recurrentes, los bienes comunes son espacios donde se libran las resistencias más
feroces y duraderas al desarrollo capitalista, el neoliberalismo y el crecimiento económico basado en el
consumismo (MMBT; 2017; 6).
Claro que una reflexión crítica a la relación entre el ser humano y el medio ambiente natural y los medios para
aprovecharlo es muy importante y necesaria. La entropía y los desequilibrios energéticos a los que aludía
Georgescu-Roegen (Ley de la Entropía y el Proceso Económico; 1971) ya se vienen mostrando como un
problema de dimensiones glocales y que es necesario enfrentar, pero en el amplio entendimiento de los estudios
sociales críticos.
Sería mejor llamar a los bienes comunes como biopolíticos en el entendimiento de una subjetividad común y
colectiva del hombre como un ser que coopera con otros. Se trata de un entendimiento de la política como un
modelo de vida común. Es una política distinta a la que estamos acostumbrados en el mundo actual. La política
es más bien una forma de ser en conjunto de los seres humanos (y no humanos si extendemos la política a
otros seres como los animales, el ambiente natural y los productos de nuestra actividad). El ser humano no es
visto como un ser individual sino como una entidad corpórea específica profundamente social que, por su
condición de viviente planetario, requiere de un relacionamiento con los bienes comunes naturales y, por lo
tanto, su ontología y epistemología fundamentales debería ser, valga decir, totalmente un ser anti-individualista
(Swida; 2014; 2 y 3).
Por todo lo anterior, el abordaje y comprensión sistemática de los bienes comunes naturales y el bien común
requiera, desde la perspectiva sociocrítica, una lectura que incluya entradas biopolíticas que permitan reconocer
esos relacionamientos Bio/Zoe de los que depende el equilibrio inestable y la neguentropía. Pero también es
un reto para los biosaberes interesados en reconocer, de alguna forma, los enlaces que orientan el
comportamiento social e individual frente a las demás formas de vida no humana, excluidas por el
antropocentrismo de la modernidad hegemónica y que, podrían alojar, diversas bioresistencias en favor o en
contra de los bienes comunes naturales. En fin, los bienes comunes y el bien común, son unos conceptos que
“nutren las continuas luchas, negociaciones y redefiniciones que se establecen dentro de las sociedades
humanas” (Vercelli y Thomas; 2008, 427)
2. CONSIDERACIONES METODOLÓGICA
A partir de la breve reseña sociohistórica y política que subyace a la iniciativa del Corredor de Conservación de
páramos, además del reconocimiento de una serie de fenómenos globales como el cambio climático y el
debilitamiento de la capa de ozono, surgen diversas preguntas en torno a los efectos inmediatos y los posibles
cambios que afrontarán los Ecosistemas de Alta Montaña Andina Tropical.
Sin embargo, las lecciones aprendidas en 14 años de gestión del Corredor de Conservación, han mostrado que
las narraciones socioambientales, los relatos oficiales sobre el cuidad integral del patrimonio natural y ecológico,
y los discursos de diversos sectores de la sociedad civil se han quedado en el relato fatalista, los afanes de
adaptación por cualquier vía y la búsqueda de culpables del daño infringido al entorno natural.
Al final de todo el balance de las actuaciones o de las omisiones públicas o privadas alrededor de los
ecosistemas de alta montaña andina se revela la ausencia de una reflexión más profunda de los comunes
naturales que garantizan, de alguna manera, la vida: agua, suelo, bosque y tal vez otros más discretos.
El ejercicio interpretativo y compresivo, des una perspectiva crítica, requiere el diseño de unos procedimientos
particulares que permitan promover, entre otros asuntos, las reflexiones, percepciones empíricas, experiencias
y saberes, que tienen diversos individuos y colectivos que han estado vinculados, directa o indirectamente, en
la vida de la Alta Montaña Andina Tropical colombiana, especialmente en el polígono del Corredor de
Conservación.
En ese sentido, se ha planteado una ruta metodológica que tenga como punto de partida el espacio de
encuentro deliberativo y la construcción de confianzas que faciliten la expresión de percepciones, el relato
testimonial, la valoración subjetiva de las vivencias territoriales y, por supuesto, la expresión de conceptos
individuales y colectivos capaces de dar cuenta de procesos de territorialización, desterritorialización y
reterritorialización de los numerosos paisajes de la Alta Montaña Andina Tropical.
Talleres de vida (Espacios de encuentro experienciales- ¿De qué viven y cómo viven?)
El álbum de fotografía (Transformación del paisaje natural y expresión de percepciones)
Cartografía social (territorio, desterritorialización, reterritorialización)
Revisión archivística (Archivo General de la Nación; Hemeroteca)
3. REFLEXIONES FINALES
BIBLIOGRAFÍA
Ángel M, A, 1990. Hacia una sociedad ambiental. Editorial Labrador, Bogotá.
Ángel M, A, 1993. La trama de la vida. Bases ecológicas del pensamiento ambiental. Cuadernos Ambientales
# 1. Universidad Nacional- IDEA y Ministerio de Educación Nacional, Bogotá.
Ángel M, A, 1993. El retorno a la tierra. Elementos para un método ambiental de análisis. Cuadernos
Ambientales # 3. Bogotá: Universidad Nacional- IDEA y Ministerio de Educación Nacional.
Ángel M, A, 1994. La tierra herida. Las transformaciones tecnológicas del ecosistema. Cuadernos Ambientales
# 2. Universidad Nacional- IDEA y Ministerio de Educación Nacional. Bogotá.
Ángel M, A, 1995. La Fragilidad Ambiental de la Cultura. Editorial Universidad Nacional- Instituto de Estudios
Ambientales, Bogotá.
Ángel M, A, 1996. El reto de la vida. Ecofondo, Bogotá.
Ángel M, A, 1996. Desarrollo sostenible o cambio cultural. Corporación Universitaria Autónoma de Occidente
y Fondo mixto para el desarrollo de la cultura, Cali
Ángel M, A, 1997. Alcances y límites de la educación ambiental. Ponencia presentada en el II Congreso
Iberoamericano de Educación Ambiental. Universidad de Guadalajara, México
Ángel M, A, 1998. La razón de la vida. La filosofía Moderna: Spinoza, Kant, Hegel, Marx y Nietzsche. En:
Cuadernos de Epistemología Ambiental # 4. Instituto de Estudios Ambientales- IDEA, Centro Editorial de la
Universidad Nacional de Colombia, Sede Manizales.
Ángel M, A, 2000. La aventura de los símbolos. Una visión ambiental de la historia del pensamiento. Ecofondo,
Bogotá.
Ángel M, A, 2000. Ética, sociedad y medio ambiente. En: Revista Gestión y Ambiente. Universidad Nacional de
Colombia, Medellín. N° 5, diciembre 2000, páginas 9-16.
Ángel M, A, 2001. El retorno de Icaro. Corporación Universitaria Autónoma de Occidente CUAO, Cali. 2ª Edición:
2002. PNUD, PNUMA, IDEA, ASOCARS, Bogotá.
Federici, S., 2010. Calibán y la bruja. Mujeres, cuerpo y acumulación originaria, Traficantes de Sueños, Madrid.
Hardin, Garret, 1968. The tragedy of the commons. En: Science (1968, Vol. 162, pp. 1243-1248.)
Harvey, D., 2008. El “nuevo” imperialismo: acumulación por desposesión - CLACSO - Buenos Aires. Disponible
en http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/social/harvey.pdf
Heinrich, S., 2008. “Bienes comunes y ciudadanía: Una invitación a Compartir”. En Genes, bytes y emisiones:
bienes
comunes
y
ciudadanía.
México; Fundación
Heinrich Böll. Disponible en
http://www.boelllatinoamerica.org/download_es/Bienes_Comunes_total_EdiBoell.pdf
Hinkelammert, F. y Mora Jiménez, H., 2005. Hacia una economía para la vida. Departamento Ecuménico de
Investigaciones – DEI; San José de Costa Rica.
Leff, E., 2000. Pensar la complejidad ambiental. En: La complejidad ambiental. Editorial siglo XXI, México.
Leff, E., coord. 2000. La complejidad ambiental. Editorial siglo XXI, México.
Leff, E., 1996. La insoportable levedad de la sustentabilidad: la capitalización de la naturaleza y las estrategias
fatales de la sustentabilidad. En: Revista de la Universidad de Guadalajara, No. 6. México.
Leff, E., coord. 1994, Ciencias sociales y formación ambiental. Gedisa, Barcelona.
Leff, E., 1994. Sociología y Ambiente: formación socioeconómica, racionalidad ambiental y transformaciones
del conocimiento. En: Ciencias sociales y formación ambiental. Gedisa, Barcelona.
Madriloni, A., 2012. Carta de los Comunes, Traficantes de Sueños, Madrid.
Meadows, D.H. y otros, 1972. Los Limites del Crecimiento: Informe del Club de Roma sobre el predicamento
de la Humanidad. Roma (Italia). 201 páginas.
Michelini, D., 200. “Bien común y ética pública. Alcances y límites del concepto tradicional de bien común.”
Tópicos 1, Santa Fe. Disponible en: http://www.scielo.org.ar/a2
Ostrom, Elinor, 1990. El Gobierno de los Comunes: Evolución de las instituciones para la acción colectiva.
Fondo de Cultura Económica – FCE; México, D.F. 403 páginas
Ostrom, Elinor, 2009. A General Framework for Analyzing Sustainability of Social -Ecological Systems. En:
Science 24 July 2009: Vol. 325. no. 5939, pp. 419-422)
Sabín, F., 2012. “Los comunes como hipótesis política y práctica comunitaria”, Éxodo, No.114.
Vercelli, A., 2004. La conquista silenciosa del ciberespacio: creative commons y el diseño de entornos digitales
como nuevo arte regulativo en Internet. Buenos Aires. Disponible en: http://www.arielvercelli.org/ lcsdc.pdf .
Descargar