Subido por rodrigo20001983

RELACIÓN JURÍDICA PROCESAL

Anuncio
A.- RELACION JURIDICA PROCESAL
I.- ORIGEN Y EVOLUCIÓN
La teoría del proceso como Relación Jurídica aparece en la segunda mitad del siglo
XIX, en Alemania, y fue expuesta magistralmente por el Oscar Von Bulow, en su obra
"Teoría de las excepciones dilatorias y los presupuestos procesales" (1868). Esta teoría
concibe el proceso como una Relación Jurídica, producida entre el Estado (El Juez) y
las partes (demandante y demandado); señala Couture2 que estos sujetos procesales
(Juez y las partes) investidos de poderes determinados por la ley, actúan en vista de la
obtención de un fin. Esta relación es de carácter público y aparece desde que la persona,
ejercitando su derecho de acción, interpone una demanda solicitando se le atiendan las
pretensiones contenidas en ella (derechos subjetivos). Es también autónoma, en la
medida que tiene vida propia, y si bien debe tener correspondencia con la relación
material preexistente, sin embargo, es independiente de ella, pues para que la relación
jurídica procesal genere un proceso válido deben cumplirse determinados presupuestos
procesales (capacidad, competencia, etc.). Es compleja, como bien lo refiere Alsina,
porque comprende un conjunto indefinido de derechos y obligaciones para cada uno de
los que intervienen, pero tendiendo todos ellos al mismo fin común: la actuación de la
ley. Constituida la relación jurídica procesal con la demanda y su notificación, es deber
del juez proveer la demanda y, de ser el caso, resolver el conflicto de intereses
declarando el derecho de las partes, y el de las partes a prestar toda la colaboración
indispensable y a someterse a la actividad común. Esta teoría fue duramente criticada,
entre otros, por el procesalista alemán de nombre James Goldschmidt, quien a través de
Teoría a la que denominó de la Situación Jurídica, sostuvo que dicha teoría -de la
relación jurídica- era falsa. Dando sustento a su teoría, Goldschmidt, sostuvo que el
origen de las obligaciones y derechos respectivos del juez y las partes, no puede
encontrarse en la "relación jurídica procesal", pues allí donde se indica que nacen las
obligaciones de la referida relación jurídica, deberá hablarse con exactitud de cargas
procesales5 , y que la "obligación de fallar" que se atribuye al Tribunal (juez) es como
tal el deber de administrar justicia, y es una manifestación de la "relación política" del
ciudadano con el Estado. Precisa Goldschmidt6 que los presupuestos procesales no son
en realidad del proceso, son, simplemente, presupuestos, requisitos previos de la
sentencia de fondo, sobre los que se resuelve el proceso. Considera que el proceso es
dinámico y no estático; que los vínculos jurídicos que nacen en el proceso son
"situaciones jurídicas", esto es, situaciones de expectativas, esperanzas de la conducta
judicial que ha de producirse y, en último término, del fallo judicial futuro: en una
palabra: expectativas, posibilidades y cargas. El proceso tiene forma dinámica, varia
conforme va avanzando el proceso. Niceto Alcala-Zamora Castillo ha precisado,
comentando esta teoría, que el concepto de situación jurídica se diferencia del de la
relación procesal, en que éste no se haya en relación alguna con el derecho material, que
constituye el objeto del proceso, mientras que aquel designa la situación en que la parte
se encuentra respecto de su derecho material, cuando lo hace valer procesalmente;
concluye afirmando que resulta innecesario recurrir al concepto de relación procesal
para asegurar la unidad del proceso, ya que tal unidad viene predeterminada por el
derecho material, objeto de referencia de las "situaciones jurídicas" que surgen en el
proceso. Si bien la teoría de la situación jurídica de Goldschmidt no tuvo, como tal, es
decir como teoría procesal, el éxito histórico que se pensó, no obstante, tuvo grandes
aportes que terminaron enriqueciendo la ciencia del proceso y agregaron nuevos puntos
de vista a la teoría de Bulow, quien se ha subsistido hasta nuestros días. Efectivamente,
el aporte de Goldschmidt terminó siendo aceptado por quienes postularon y se
adhirieron a la teoría de la relación procesal, así lo expresa Calamandrei –citado por
Alsina7 -, cuando señala que “se puede permanecer fieles a la teoría tradicional de la
relación procesal, que se refiere a la constitución externa del proceso, sin desconocer la
validez fundamental de la teoría del Goldschmidt sobre la situación jurídica, la cual es
importante para aclarar las situaciones internas entre el proceso y el derecho sustancial y
para demostrar de qué modo el delicado mecanismo de la dialéctica procesal, que es el
trámite necesario a través del cual la ley abstracta se concreta en el fallo judicial, opera
de manera determinante sobre el contenido de la sentencia”. Refiere Alsina que, en
coincidencia con la posición asumida por el Prof. Calamadrei, él presentó al Congreso
de Juristas de Lima, en 1952, un trabajo titulado: “La teoría de la situación jurídica no
se opone, antes bien integra el concepto de la relación jurídica”. Similar apreciación
tiene Pietro De Castro, quien sostiene, de modo más amplio que “la teoría del contrato
(de la que la del cuasicontrato es una derivación), la de la relación procesal y la de la
situación jurídica, no se excluyen, sino antes bien se complementan. Son tres modos
distintos de contemplar el fenómeno, que responden a diversos grados del conocimiento
(…)”
La teoría de Goldschmidt agregó, en mi opinión, un enfoque relevante a la razón de la
unidad del proceso; por ello es fácil advertir que la unidad del proceso no se encuentra
determinada sólo en la relación procesal, es decir, al interior del proceso; sino que para
ello, además, debe dirigirse la mirada hacia fuera y conectar dicha relación procesal con
la relación sustantiva que es su fuente y subyace al origen del proceso; la identidad entre
la relación material y la relación procesal constituye un elemento importante que
asegura al integridad del proceso y los sujetos que deben intervenir en el mismo. Con tal
elemento se puede apreciar con más nitidez y vigor la figura del litisconsorcio, la de
sustitución procesal, la de sucesión procesal, etc. Por otro lado, toma fuerza la teoría de
las cargas procesales en general, que habían permanecido solo vinculados a la prueba;
así también, el enfoque de Goldschmidt ha permitido, en mi opinión, apreciar de un
modo más amplio y claro, no solo la intervención de terceros legitimados, sino además
las exigencias que corresponden ser impuestas al demandante para asegurar que la
relación material guarde identidad con la procesal a efecto de obtener un
pronunciamiento de fondo, como es el caso de la legitimación, el interés y la posibilidad
jurídica de la pretensión del demandante (voluntad de ley), que los seguidores de Bulow
denominaron los presupuestos materiales o condiciones de la acción. Chiovenda8
expuso, en la década del 30, el concepto de las llamadas condiciones de la acción –que
algunos autores denominan presupuestos materiales- señalando que se trata de
condiciones necesarias para que el juez tenga que declarar existente y actuar la voluntad
concreta de la ley invocada por el actor, es decir las condiciones necesarias para obtener
una resolución favorable. Agrega el citado autor –quien fuera Prof. de la U. de Romaque si lo que se pide es una sentencia de condena, las condiciones para obtenerla son:
1.- La existencia de una voluntad de ley que garantice a alguien un bien, obligando al
demandado a una prestación; 2.- La cualidad, es decir, la identidad de la persona del
actor con la persona favorecida por la ley y la persona del demandado con la persona
obligada; 3.- el interés en conseguir el bien por medio de los órganos públicos. Con
relación a los presupuestos procesales9 , el citado autor italiano señaló que para que
pueda nacer la obligación del juez de proceder sobre las demandas, se requieren algunas
condiciones que se llaman presupuestos procesales; ello significa no sólo que deben
existir tres sujetos, esto es, uno de ellos revestido de jurisdicción ordinaria y dos partes
reconocidos por el derecho o sujetos de derecho (capacidad para ser parte), sino que
éstos, además, deben tener ciertos requisitos de capacidad, expresados como
competencia de los órganos jurisdiccionales, capacidad procesal de las partes, capacidad
para representar a otro, o de quienes acuden haciendo uso de la figura de la sustitución
procesal. La presencia de los presupuestos procesales asegura un pronunciamiento sobre
el fondo, favorable o desfavorable sobre la demanda. Agrega Chiovenda que las
condiciones de la acción son condiciones para una resolución favorable al actor. Se
puede decir entonces que, para que exista un pronunciamiento de mérito –resolviendo el
conflicto y declarando el derecho a quien corresponda-, es preciso que concurran
ambos, esto es, tanto los presupuestos procesales como las condiciones de la acción o
presupuestos materiales, verificándose con ello la existencia de una relación jurídica
procesal válida.
II.- LA RELACIÓN JURÍDICA PROCESAL CONTEMPORÁNEA
Couture10 reconoce que cuando se habla de relación jurídica procesal, se hace en el
sentido de ordenación de la conducta de los sujetos del proceso en sus conexiones
reciprocas; es decir, al cúmulo de poderes y facultades que se hallan unos respecto de
otros; así mismo reconoce también que no existe acuerdo, en esta teoría, en cuanto a la
forma como están ordenados tales poderes y ligámenes entre los diversos sujetos del
proceso; en este punto la doctrina se encuentra dividida. Efectivamente, una primera
corriente concibe la relación como dos líneas paralelas que corren del actor al
demandado y del demandado al actor; una segunda que sostiene que tal relación debe
expresarse en forma de ángulo, es decir, incluyendo al Juez que es un sujeto necesario
de ella, hacia el cual se dirigen las partes y el cual se dirige a las partes. La tercera
corriente, que en mi opinión expresa mejor la idea de relación, es la que considera que
la Relación Jurídica Procesal se representa en forma triangular. Esta teoría se expresa
gráficamente del siguiente modo: Juez A B A es demandante y B es demandado. Esta
relación jurídica es un conjunto de poderes, ligámenes y conexiones recíprocas, que se
producen como consecuencia de la interposición de la demanda y el emplazamiento
respecto al demandado. Se inicia cuando la persona hace uso de su derecho de acción.
Los presupuestos procesales tienen que ver con la naturaleza que se le da al proceso,
entendida ésta como la relación jurídica procesal. En nuestros días la relación jurídica
procesal tiene que ver no solo con la presencia de las partes en el proceso, sino también
con la incorporación de quienes no habiendo sido emplazados como demandados, su
ausencia privaría de eficacia práctica la sentencia que se dicte, nos referimos a lo que en
la doctrina se conoce como los litisconsortes necesarios; tal figura solo es posible
apreciar de modo idóneo, observando en todo momento la identidad que debe existir
entre la relación material y la procesal, que constituye uno de los fundamentos de la
teoría expuesta magistralmente por Goldschmidt. La incorporación de otros
presupuestos –adicionales a los procesales- a efecto de asegurar la validez de la relación
jurídica procesal, que se conectan de modo directo con la relación material y que se
denominan los “presupuestos materiales”, constituye, en mi opinión, otro avance en la
evolución de la teoría del proceso como relación jurídica. Elementos de la Relación
Jurídica Procesal.
- Acción. - Es el que le corresponde a toda persona, para acudir ante el órgano
Jurisdiccional a efecto de que se le atienda las pretensiones contenidas en la demanda.
Este derecho tiene que ver con el derecho a la tutela jurisdiccional efectiva, referida al
derecho de acceso a los órganos jurisdiccionales.
- Pretensión. - La pretensión contiene o expresa el derecho subjetivo invocado por el
demandante y dirigida contra el demandado (en realidad es el derecho reconocido en la
Ley, que según el demandante le corresponde; es decir que se encuentre descrito en el
derecho objetivo)
- Demanda. - Contiene la pretensión y en ella se expresa el derecho de acción. Es el
mecanismo o medio por el cual se pide al Juez se pronuncie sobre la pretensión
planteada. Todo proceso civil se inicia a pedido de parte con la interposición de la
demanda y se dirige contra otra parte. Para que la Relación Procesal sea válida (dice
Bulow) deben cumplirse ciertos requisitos, a los que denominó presupuestos procesales.
Ello habilitará al Juez para expedir pronunciamiento sobre el fondo de la controversia,
amparando o desestimando la demanda. Ahora deberá agregarse a ellos la exigencia de
que se cumpla también con otros requisitos que se conocen en la doctrina como los
presupuestos materiales, los que permitirán al demandante un pronunciamiento
favorable.
B.- POSTULACION DEL PROCESO
Es la etapa inicial del proceso; en esta etapa, los contendientes (demandante y
demandado) presentan al órgano jurisdiccional (Juez) sus proposiciones que van a ser
materia de argumentación, prueba y persuasión durante el proceso; ya sea porque se
busca el amparo de la pretensión (demandante) o el rechazo de ella mediante la defensa
o contestación (demandado).
Citando a COUTURE y a partir de su visión axiológica, se impone la pregunta ¿PARA
QUÉ SIRVE EL PROCESO?
La Teoría más aceptada para explicar su naturaleza jurídica sostiene que es una
"relación jurídica, pues esta constituida por un vínculo que la norma de Derecho
establece entre el Sujeto del Derecho y el sujeto del Deber....; varios sujetos, investidos
de poderes determinados por la ley, actúan en vista de la obtención de un fin. Los
sujetos son el demandante, el demandado, el Juez; los poderes son las facultades que la
ley confiere para el desarrollo del proceso; la esfera de actuación es la Jurisdicción y el
fin es la solución del conflicto de intereses".
El CONOCIMIENTO DE LOS HECHOS, la DECISION FINAL que resuelva el
conflicto y la EJECUCION de dicha decisión, son manifestaciones de la Jurisdicción,
que permiten que el proceso llegue a obtener el fin abstracto que el art. III del Titulo
Preliminar del C.P.C. declara, esto es, lograr la PAZ SOCIAL EN JUSTICIA.
Cómo llegar a dicho fin constituye el desarrollo de éste tema, pues la búsqueda de una
tutela jurisdiccional efectiva de nuestra pretensión solo es posible a partir de un pedido
hecho al Juez, quien para garantizar el debido proceso legal debe escuchar a la parte
emplazada (acción y contradicción), permitir a ambos alegar sus hechos, que postulen el
material destinado a probar lo alegado, que lo actúen, y ameritarlo al momento de
decidir, así como permitir la impugnación de las resoluciones cuando les cause agravio.
I.- OBJETIVOS






Proponer pretensiones y defensas, que las partes (demandante – demandado)
presenten sus proposiciones, las que serán discutidas en el proceso y
posteriormente reconocidas o rechazadas por el juzgador.
El Juez debe revisar el cumplimiento por parte del demandante de los requisitos
de admisibilidad y procedencia de la demanda.
Sanear la relación procesal.
Precisar los puntos controvertidos.
Juzgar anticipadamente el proceso.
Crear las condiciones de desarrollo normal del proceso.
II.- ACTOS PROCESALES COMPRENDIDOS EN ESTA ETAPA










Interposición de la demanda
Admisorio de la demanda.
El emplazamiento del demandado.
Contestación de la demanda.
La reconvención
Las excepciones y defensas previas
La rebeldía
El saneamiento del proceso y la audiencia de conciliación
La fijación de los puntos controvertidos
El saneamiento probatorio.
C.- DEMANDA Y EMPLAZAMIENTO
I.- DEMANDA
La demanda es el acto procesal que da inicio al proceso. Documenta el ejercicio
de nuestro derecho de acción y contiene la pretensión respecto de la cual pedimos tutela,
acción que se dirige contra el Estado para que a través del tercero imparcial (Juez) se
resuelva. El petitorio, por el contrario, se dirige contra el demandado, de quien exigimos
cumpla, se abstenga o reconozca un derecho respecto del cual creemos ser titulares; ello
va a originar el emplazamiento con la demanda, la que debidamente notificada permitirá
al ciudadano demandado exponer sus razones.
Por sus alcances la demanda se puede clasificar en:
- Simple o compleja, según se planteen una o más pretensiones, lo que se llama
acumulación objetiva, la que puede ser originaria o sucesiva. Según el art. 87 la
demanda acumulativa originaria puede ser a su vez, subordinada, alternativa o
accesoria. La acumulación sucesiva se presenta en los casos referidos en el art. 88,
como por ejemplo, cuando el demandado reconviene.
La demanda compleja puede estar referida también a varios demandados, en
cuyo caso la acumulación es subjetiva, la que también puede ser originaria o sucesiva
(art. 89).
-Autónoma o accesoria, según que su objeto dependa o no de la pretensión contenida en
otra demanda; por ejemplo, la tercería.
Como todo acto procesal, la demanda no puede ser una manifestación del "estilo
personal" de su autor, sino que debe cumplir con los requisitos que señala la ley. El art.
424 del C.P.C. regula ese acto procesal (el más importante en cuanto se refiere al
demandante) con precisión, evitando el caos imperante en la materia. Veamos:
(1) En los incs. 2 y 3 se exigen la indicación de la dirección domiciliaria del
demandante o de su representante o apoderado, con el objeto de que el Juez tenga la
información necesaria que le permita por ejemplo, en su momento, decretar embargos
por las costas y costos debitados, o por las multas impuestas, o cuando requiere
formularle una citación personal para la realización de un audiencia especial de
conciliación, etc. Así sabrá donde dirigirse, sin necesidad de estar requiriendo
información al Abogado.
(2) En el inc. 5 se exige que el PETITORIO sea expresado en forma clara y concreta. En
efecto, la pretensión (referida al pedido genérico, como por ejemplo, pretendo que se
cumpla la obligación, o pretendo que se declare mi divorcio) tiene un grado de
determinación muy detallada, precisa, en el que se indica lo que efectivamente
esperamos se nos reconozca o que se cumpla a nuestro favor (por ejemplo, que se me
pague la suma de equis nuevos soles más sus intereses, o que, el divorcio se declare por
la causal de adulterio). La exigencia de concreción y claridad es una respuesta contra
ciertas "costumbres" de los señores Abogados, quienes a lo largo del escrito que
contiene la demanda van dejando desperdigados sus pedidos, sea entrelineados o
subsumidos en conceptos latos, pedidos que el Juez debe tratar de interpretar o
descubrir. La dificultad que ello generaba para el Juez no era sin embargo, lo más grave,
sino la nulidad procesal que solía producir, pues las decisiones jurisdiccionales
incurrían, involuntariamente, en citra petita, por la omisión de pronunciamiento sobre
uno de los "extremos" demandados y no descubiertos por el Juez.
Ello tenía que terminar; por eso, el petitorio debe tener un lugar especial en el
escrito de demanda. Es CORRECTO decir por ejemplo: SEÑOR JUEZ, solicito que se
ordene el pago de la suma de equis, más sus intereses, más las costas y costos. Es
INCORRECTO en cambio decir: SEÑOR JUEZ, solicito que se ordene el pago de la
suma que aparece de los documentos más lo demás que la ley concede.
(3) En el inc. 6 se reclama que los hechos sean expuestos enumeradamente en forma
precisa, con orden y claridad.
Esta también era una necesidad, ya que somos testigos del estilo en que solían
presentarse las demandas. Desordenadas, oscuras, ambiguas, repetitivas, borroneadas,
entrelineadas, yuxtapuestas, sin espacios adecuados que permitan su lectura fluida, sin
márgenes que permitan su foliación sin afectar parte del texto, en papeles de tamaño
desigual, en algunos casos excesivamente largos que obligaban a doblarlos en su parte
inferior para que no excedan el tamaño de la carátula, etc. A partir de esas
constataciones, nos damos fácilmente cuenta de lo impostergable del cambio.
En consecuencia, los hechos deben ser expuestos al Juez para que los conozca y,
en su momento, diga el Derecho. DA MIHI FACTI DABO TIBI JUS. Tales hechos van
a permitir fijar los límites del contradictorio, la pertinencia de la prueba, la integración
de los terceros que pudieran ser afectados con la tutela reclamada, etc. y, por
consiguiente, es necesario que sean expuestos con mucha puntualidad, sin rodeos, sin
divagaciones, sin repeticiones. La inteligencia media del hombre común debe
desarrollarse con creatividad en el momento de su redacción. Siendo la demanda un acto
jurídico básico a las resultas del proceso, no es dable que su confección sea el resultado
de un acto informal, indubitado, no reflexionado, trabajado casi sin análisis,
directamente trasegado a partir de las expresiones del cliente que asesoramos a la
máquina de escribir. Para crear una demanda en forma seria, debemos elaborar un
"plano fáctico" y un "plano jurídico", que nos permita desbrozar, paso a paso, la madeja
de los hechos expuestos o documentados por el cliente y fijar los alcances de la
ASESORIA y PATROCINIO que le ofrecemos.
Toda pretensión, por muy específica que sea, aun cuando se refiera a cuestiones
de puro derecho, debe volcarse en una demanda que contenga una secuencia expositiva
lógica de los hechos. El orden está referido a un criterio lógico, que normalmente es
secuencial en el tiempo, pero que fundamentalmente, debe procurar arrojar como
resultado el que su sola lectura informe con precisión los antecedentes que originan el
conflicto y, a su vez, permitan proyectar la forma en que debe ser solucionado.
Se dice que hay demandas que no tienen más que un solo hecho y que, por tanto,
no hay necesidad de enumerar ese solitario aspecto fáctico. Si ello fuera cierto, aun así,
debe cumplirse con el requisito, ya que se trata de una exigencia que no hace referencia
al aspecto cuantitativo sino al aspecto formal. El proceso ejecutivo suele ser
mencionado como el ejemplo de demandas que contienen un solo hecho, pues la letra
protestada es su sola razón de ser dada la naturaleza abstracta de la acción cambiaria.
No participo de tal aserto, pues un análisis reflexivo nos llevaría a las siguientes
conclusiones:
(a) Un primer hecho es la EMISION DE LA LETRA.
(b) Un segundo hecho es la ACEPTACION de la letra.
(c) Un tercer hecho es el PROTESTO de la letra.
(d) Un cuarto hecho puede ser el aval de la letra.
(e) Un quinto hecho puede ser el endose de la letra.
En efecto, el demandado puede formular contradicción contra cualquiera de esos
hechos. Por ejemplo, puede alegar que no aceptó la letra, pues su firma ha sido
falsificada, o que el protesto es ilegal pues ha sido hecho por quien no es Notario, o el
avalista alegar que se ha perdido la acción cambiaria, etc. Vemos pues, que toda
demanda, reflexivamente planteada, puede contener varios hechos.
(4) La demanda debe ir acompañada con los medios probatorios. El sistema de
postulación (que no es nuevo entre nosotros, pues el proceso laboral en general y el de
alimentos en especial, ya lo practicaban), tiene por objeto que la discusión sea leal, que
no se oculten pruebas para sacarlas sorpresivamente como "cartas de la manga",
generando indebidas, dilatorias y extemporáneas actuaciones probatorias. Por otro lado,
siendo que en el nuevo proceso un acto trascendental es la CONCILIACION, no sería
posible que el Juez haga la propuesta que su prudente arbitrio le aconseje, si no cuenta
con todos los medios probatorios que constituyen los elementos de juicio necesarios
para perfilar la formula conciliatoria adecuada. La exigencia coadyuva, además, a que la
relación entre el Abogado y su cliente sea más profesional, pues desde el primer
momento el Letrado debe exigirle la puesta a disposición de toda la prueba, estudiarla
en su conjunto y proponer la pretensión que tutele de la mejor manera el derecho de su
cliente. Todos estos aspectos evidencian los múltiples efectos positivos que genera la
nueva forma de postular el proceso.
(5) En el art. 425 se exige la presentación de los anexos siguientes:
(a) Copia del documento de identidad, en el afán de evitar que personas con
identidad falsa inicien procesos fraudulentos, como por ejemplo, que peticionen y
obtengan medidas de embargo y luego desaparezcan sin dejar huella de su verdadera
identidad.
(b) Copia del poder del apoderado o representante, para evitar que luego de
varios meses de litigio (o años en el sistema anterior) se produzca una nulidad por falta
de facultades suficientes. El poder presentado ab initio va a permitir al Juez establecer si
se tiene la representación suficiente para realizar los actos procesales peticionados, más
aún cuando estos actos conllevan la disposición de los derechos materiales o
sustantivos.
Este inciso debe ser concordado con los arts. 74, 75 y 80 del C.P.C. (éste último
reglamenta las facultades de representación técnica prevista en el art. 290 de la
L.O.P.J.), en los que se establecen cuáles son las facultades generales, cuales las
especiales, así como la regulación sobre la interpretación de sus alcances o límites, al
señalarse que las facultades concedidas se gobiernan por el principio de literalidad. No
hay pues, facultades implícitas a partir del consabido "contrario sensu" o el "a fortiori".
INADMISIBILIDAD E IMPROCEDENCIA DE LA DEMANDA
Ha constituido un dogma la posición que considera que siendo el derecho de
acción un derecho constitucional, la interposición de la demanda hace que ésta deba ser
necesariamente admitida, dándosele el trámite que por ley le corresponde. No puede
existir un rechazo liminar de la demanda sin que se viole tal derecho ciudadano.
El nuevo Código tiene una concepción distinta. Es claro que el derecho de
acción ya se ejerció al interponer la demanda y, por consiguiente, si ésta se declara
inmediatamente inadmisible o improcedente, no se ha violado derecho constitucional
alguno del pretensor. Una cita de Peyrano ("El Proceso Atípico") nos aclara
contundentemente las dudas: "La acción es un derecho abstracto y autónomo. Ahora
bien ¿la posibilidad de que el órgano jurisdiccional rechace in limine una pretensión,
conlleva algún menoscabo para dicha concepción? Estamos persuadidos de que ello no
ocurre. Se debe distinguir entre el rechazo in limine de la acción y el rechazo ab initio
de la pretensión. En puridad la primera jamás podrá ser rechazada, porque por necesidad
cumplirá igualmente con su función primordial que no es otra que la de dar pie al inicio
del accionar jurisdiccional y a la formación de un proceso. En cambio, la segunda puede
ser repelida inauguralmente por influencia de diversos motivos. El Derecho de acción es
un derecho de acudir a los tribunales, a ser oído en los estrados judiciales; no es un
derecho absoluto a la sustanciación íntegra, completa y acabada del juicio promovido
...... la demanda una vez presentada inaugura irrevocablemente el proceso. Lo dicho no
invalida que, por ejemplo, por un déficit en las condiciones de procedibilidad de la
demanda, el tribunal no le dé curso en el sentido de no reputarla idónea para servir de
pie para la prosecución del trámite. Los principios de autoridad y de economía procesal
justifican el que el Juez no deba permanecer impasible ante la proposición de demandas
cuya sustanciación solo se traduciría en un inútil dispendio de actividad jurisdiccional".
Vistas así las cosas, resulta no solo legal sino necesario establecer que es
obligación de los Jueces declarar:
(a) Inadmisible una demanda cuando no tenga los requisitos legales (por
ejemplo, no se enumeran los hechos o no se indica el domicilio personal del actor), o
cuando no se acompañan los anexos exigidos por la ley (por ejemplo, faltan la copia del
poder o las pruebas), o si el petitorio es incompleto o impreciso (por ejemplo, cuando se
demanda la entrega de un bien pero no se precisan sus características) o cuando la vía
procedimental propuesta no corresponde a la naturaleza del petitorio (por ejemplo, se
intenta la vía de conocimiento para el cobro de una suma menor a 20 U.R.P., cuando
por disposición del art. 546 inc. 7 la vía es la sumarísima).
Si la omisión en que se incurre es superable, el Juez ordenará la subsanación del
defecto u omisión en un plazo no mayor de 10 días, y si así no se hiciere, se rechaza la
demanda y se ordena el archivo del expediente. No hay un rechazo absoluto en tanto se
pueda subsanar la omisión, efecto que solo se producirá ante la falta de diligencia del
demandante que no cumple con subsanar las omisiones en el plazo fijado por el Juez.
Por consiguiente, será éste el culpable del archivo del expediente.
(b) Improcedente una demanda cuando el demandante no tenga evidentemente
legitimidad para obrar (por ejemplo demanda el divorcio por causal quien no es
cónyuge del demandado, o demanda el cobro de una letra quien no es el emitente ni
aparece como su tenedor legítimo vía endose), o cuando el demandante carezca
manifiestamente de interés para obrar (por ejemplo, cuando su petitorio ya ha sido
decidido jurisdiccionalmente y tiene la calidad de cosa juzgada, o cuando no se ha
agotado la vía administrativa previa); cuando advierta la caducidad del derecho (por
ejemplo, una demanda de divorcio por adulterio intentada después de 10 años de
producida la causal o un retracto iniciado luego de 30 días de conocida la transferencia
por el actor); carezca de competencia, entendida respecto a la absoluta por razón de
turno, especialidad y grado y no a la relativa o prorrogable referida a la territorial (por
ejemplo, una reposición laboral que se interpone ante el Juez especializado civil); o no
exista conexión lógica entre los hechos y el petitorio (por ejemplo, se argumenta la
condición de arrendatario del demandado para solicitarse el desalojo por precariedad);
el petitorio fuese física o jurídicamente imposible (por ejemplo, el cumplimiento
forzoso de una obligación de hacer, de naturaleza intuito persona, referida a la actuación
en vivo de un cantante que se niega a actuar, ya que el Juez no lo podría llevar a la
fuerza al escenario y obligarlo a actuar; o, una demanda que pretenda el internamiento
en un convento de la mujer cuya conducta es deshonrosa, o la demanda que pretenda se
tome preso al deudor que no paga); o cuando contenga una indebida acumulación de
pretensiones (por ejemplo, el actor demanda el retracto y a la vez solicita se declare la
nulidad del acto jurídico de compra venta del que se intenta ser parte vía la sustitución
del comprador, ya que la primera pretensión supone necesariamente un acto válido, pues
lo nulo o inexistente no tiene efectos).
Dada la naturaleza de las causas de improcedencia, todas ellas referidas a
requisitos de fondo según lo dispone el art. 128 del mismo Código, es evidente que no
son subsanables por lo que el rechazo es de plano, sin conceder plazo alguno.
Si no existen causas de inadmisibilidad o improcedencia, el Juez califica
positivamente la demanda, da por ofrecidos los medios probatorios (que no es sinónimo
de admitidos, lo cual solo se producirá después de fracasada la conciliación y al
momento de fijarse los puntos controvertidos, según lo dispone el art. 471 del Código) y
confiere traslado al demandado para que comparezca al proceso. Es decir, promueve el
debido proceso legal, dando la oportunidad al demandado de comparecer al proceso
para ser escuchado. En este acápite es bueno reseñar lo que la doctrina constitucionalista
entiende por el DUE PROCESS OF LAW:
(a) Que el demandado tenga noticias del proceso;
(b) Que sea emplazado ante Juez competente;
(c) Que haya razonable oportunidad de comparecer y
exponer su derecho;
(d) Que haya razonable oportunidad de probar y alegar, así como de recurrir;
(e) Que haya igualdad de las partes en el proceso;
(f) Que haya publicidad.
Lo dicho se puede resumir en: PEDIR, DAR EL MOTIVO DEL PEDIDO, y
CONVENCER DE LA VERDAD DEL MOTIVO. Por ello, los arts. 431 al 436
señalan con precisión la forma del emplazamiento, según sea que el demandado se
encuentre domiciliado dentro de la competencia territorial del Juzgado, o fuera de dicha
competencia, o fuera del país, o cuando tratándose de varios demandados estos tienen
diferentes domicilios, o cuando la identidad del demandado no es precisa o su domicilio
es ignorado o se hace a través de su apoderado. Si pese a todo, el emplazamiento es
defectuoso, es indudable que se habría violado el derecho de defensa constitutivo del
debido proceso legal, y por consiguiente, la nulidad procesal sería insalvable, tal como
así lo declara el art. 437, pero siempre que por dicha razón se haya impedido ejercer al
demandado su derecho de defensa; caso contrario, no hay nulidad, por la vigencia de los
principios de convalidación, subsanación e integración previstos en el art. 172.
II.- EMPLAZAMIENTO
CONCEPTO
El emplazamiento, siguiendo al Diccionario de la Lengua Española, es definido como
dar a alguien un tiempo determinado para la ejecución de algo.
Siguiendo lo dispuesto en la Ley de Enjuiciamiento Civil el emplazamiento es el acto de
comunicación del tribunal que sirve para personarse y para actuar dentro de un proceso.
El emplazamiento junto con la citación son dos actos de comunicación de vital
importancia, ya que son los actos de comunicación a través de los cuales el demandado
va a poder entrar en el proceso, o bien personarse ante otra instancia.
A diferencia de la citación en la que al demandado se le cita para que comparezca en un
día concreto al juicio así por ejemplo el apartado primero del artículo 440 de la Ley de
Enjuiciamiento Civil que dispone que el Secretario Judicial, examinada la demanda, la
admitirá o dará cuenta de ella al Tribunal para que resuelva lo que proceda conforme a
lo previsto en el artículo 404. Admitida la demanda, el Secretario Judicial citará a las
partes para la celebración de vista en el día y hora que a tal efecto señale, debiendo
mediar diez días, al menos, desde el siguiente a la citación y sin que puedan exceder de
veinte.
En el emplazamiento se le concede al demandado un plazo para que pueda personarse y
contestar a la demanda presentada contra él, así el artículo 404 de la Ley de
Enjuiciamiento Civil que el Secretario Judicial, examinada la demanda, dictará decreto
admitiendo la misma y dará traslado de ella al demandado para que la conteste en el
plazo de veinte días.
FORMA
La forma en que se ha de practicar el emplazamiento es mediante la entrega de la cédula
de emplazamiento cuyo contenido viene previsto en el apartado primero del artículo 152
de la Ley de Enjuiciamiento Civil y en el art. 58 de la Ley 36/2011 en materia procesal
laboral, debiendo de expresar la cédula de emplazamiento el tribunal que hubiese
dictado la resolución, y el asunto en que haya recaído, el nombre y apellidos de la
persona a quien se haga el emplazamiento, el objeto de éstos, el lugar y el plazo dentro
del cual deba realizarse la actuación a que se refiera el emplazamiento, con la
prevención de los efectos que, en cada caso, la ley establezca.
El emplazamiento como ya dijimos es de una importancia vital ya que se entiende con
una persona normalmente ajena al mundo del derecho y por tener la finalidad de
introducir a dicha persona dentro del proceso.
La importancia de un correcto emplazamiento prefiriendo siempre el personal ha sido
recogida desde el principio de sus resoluciones por el Tribunal Constitucional, así por
ejemplo el párrafo primero del fundamento jurídico tercero de la sentencia del Tribunal
Constitucional 153/1987 que dispone: "... es doctrina constante de este Tribunal que
el artículo 24.1 de la Constitución contiene un mandato implícito al legislador -y al
intérprete de la misma- encaminado a promover la defensa, en la medida de lo posible,
mediante la correspondiente contradicción, lo que obliga a los Jueces y Tribunales a
emplazar personalmente a quienes puedan comparecer como demandados, siempre que
ello sea factible porque resulten conocidos e identificables a partir de los datos que
consten en las actuaciones judiciales o en el expediente administrativo previo; y
asimismo viene reiterando que, en tales casos, el simple emplazamiento por edictos,
previsto en el artículo 64 de la Ley de la Jurisdicción Contencioso Administrativa,
resulta insuficiente para garantizar la defensa de quienes poseen legitimación pasiva
para comparecer en procesos que inciden directamente en sus derechos o intereses
legítimos, de tal suerte que la omisión del emplazamiento directo y personal constituye
entonces una vulneración del derecho a la tutela judicial efectiva reconocido en el
mencionado precepto constitucional."
El celo en la correcta practica de los emplazamientos recogida por el Tribunal
Constitucional, es exigida en todo tipo de jurisdicciones, bien se refiera a la jurisdicción
civil, penal, contenciosa-administrativa o laboral en que se produzca el emplazamiento,
así la sentencia del Tribunal Constitucional 140/88 para la jurisdicción laboral. En la
jurisdicción civil cabe resaltar la STC 275/1993 y en la penal la STC 108/87
La doctrina constitucional de la necesidad del emplazamiento personal y directo de la
parte demanda es atemperada por la jurisprudencia constitucional en el sentido de dar
por válido el emplazamiento defectuoso siempre que el demandado haya tenido
conocimiento de la existencia del proceso, y que ese conocimiento le hubiese permitido
defender sus derechos e intereses del mismo modo en que los hubiera defendido si
hubiera sido emplazado personal y directamente, así por ejemplo el párrafo segundo del
fundamento jurídico segundo de la Sentencia del Tribunal Constitucional 153/1987.
El acto de comunicación del emplazamiento puede ser llevado a cabo por el procurador
del actor si así lo interesa en su demanda por otros (art. 152 LEC, reformado por la Ley
42/2015)
EFECTOS Y CONSECUENCIAS
La consecuencia del incumplimiento de la actuación procesal a llevar a cabo en el plazo
del emplazamiento es la preclusión de los actos procesales. Y un ejemplo de esta
conclusión nos lo ofrece el Auto del Tribunal Supremo de 17 de mayo de 2005 con
motivo de la polémica doctrinal acerca de la no personación del procurador ante la
Audiencia Provincial en el plazo de 30 días concedido en el emplazamiento, por lo que
en el auto del tribunal supremo se resolvió declarar desierto el recurso de casación por
falta de personación del recurrente en tiempo y forma establecidos en el artículo 482.1
de la Ley de Enjuiciamiento Civil, cuyo contenido en cuanto al emplazamiento de las
partes es idéntico al del artículo 463.1 de la misma Ley .la deserción es un efecto
implícito de los nuevos preceptos (artículos 463.1, 472 y 482.1 de la Ley de
Enjuiciamiento Civil 1/2000), tal y como se deduce claramente de la literalidad de los
mismos cuando obliga a la personación, configurándose el emplazamiento en el artículo
149.2º como un acto de comunicación judicial, "para personarse y para actuar dentro de
un plazo". En caso contrario, no tendría sentido la modificación llevada a cabo en
dichos artículos por la Ley Concursal 22/2003, de 9 de julio, que fue la reforma que
dejó clara la respuesta de la consecuencia de la falta de personación de los recursos ante
la Audiencia tras el emplazamiento.
D.- CONTESTACION Y RECONVENCION
Así como el ejercicio del derecho de acción es un acto voluntario, el derecho de
contradicción es, por esencia, un acto impuesto, una carga procesal, pues, al no
contestar la demanda, nuestro silencio puede ser interpretado en contra de nuestros
intereses. Esta carga se impone porque con la contestación se integra la relación jurídica
procesal, y permite enrumbar el proceso a sus fines.
Su principal efecto es que delimita el tema decisorio, y por ello es que el art. 442
establece sus requisitos, los que en esencia son los mismos que los de la demanda, con
una diferencia muy señalada: que el demandado debe pronunciarse respecto de cada uno
de los hechos expuestos en la demanda, siguiendo su orden numérico.
No es posible entonces, mantenerse en el estilo tradicional de respuesta ("niego y
contradigo la demanda en todos sus extremos"), pues a la par de infructífera y falaz
(muchas veces se negaban genéricamente hechos que implícitamente resultaban siendo
admitidos por fuerza de las cosas, como por ejemplo, se negaba la condición de casado
y a continuación se contestaba la causal de divorcio invocada por la demandante, ya que
al no admitirse el divorcio se admite que se es casado), no permite al Juez delimitar con
claridad los puntos controvertidos ni, a su vez, admitir y actuar la prueba pertinente.
Por eso debe tenerse muy presente que el silencio (por ejemplo, solo contesto los hechos
contenidos en los puntos 1, 2, 3, paso al 6 y termino), la respuesta evasiva (soy preciso
en todos los puntos, pero en los numerales 4 y 5 digo que no es pero que puede ser) o la
negativa genérica (contesto todos los puntos del 1 al 6 con un solo "niego y contradigo
la demanda"), pueden ser apreciados por el Juez como reconocimiento de verdad de los
hechos alegados (para el caso graficado en los ejemplos anteriores, los hechos expuestos
en los puntos 4 y 5 serían ciertos) y, por lo tanto, pasan a la categoría de "hechos no
controvertidos", con la secuela que ello tiene en la admisibilidad y pertinencia de la
prueba y en la formación de la convicción del Juez al momento de resolver.
Además, debe expresarse lo conveniente respecto a la prueba ofrecida en la demanda,
pues el silencio igualmente puede ser apreciado por el Juez, por ejemplo, como
reconocimiento de los documentos presentados. Asimismo, deberán presentarse los
medios probatorios que convengan a su defensa.
Al contestarse una demanda pueden presentarse las siguientes posibilidades procesales:
(a) Que se produzca el allanamiento o el reconocimiento de la pretensión (art. 330);
(b) Que se proponga una defensa relativa, es decir, limitada a discutir los hechos o el
derecho expuestos por el actor;
(c) que se proponga una defensa absoluta, es decir, que aparte de discutir los hechos y el
derecho que fundamentan el petitorio del actor, se opongan hechos y derechos que
desvirtúan dicha pretensión;
(d) Que se proponga una defensa puramente procesal, atacando la validez de la relación
procesal vía excepciones o pedidos de nulidad;
(e) Que ni se acepte ni se nieguen los hechos o el derecho, limitándose a "someterse a lo
que el actor pruebe", que es la tesis argumental adecuada para el caso del Curador
Procesal a que se refiere el art. 61, pues al desconocer los hechos carece de elementos
de juicio o probatorios para aceptar ni para negar la pretensión contenida en la demanda.
(f) Que se formule Reconvención, la que deberá proponerse al momento de ser
contestada la demanda, en forma simultánea con ésta, por así exigirlo el art. 443.
Es de resaltar que la reconvención regulada en el Código es lo que en doctrina se conoce
como CONTRADEMANDA, que es la especie dentro del genero reconvención, pero se
ha mantenido el nombre de la institución por considerar innecesario introducir un
cambio terminológico.
La diferencia estriba en que para proponer una reconvención no se exige su conexidad
con la relación jurídica invocada en la demanda, lo que permitiría por ejemplo, que si la
demanda es de reivindicación de un bien inmueble en la vía de conocimiento, yo pueda
reconvenir el pago de una deuda por prestación de servicios derivado de un contrato
celebrado con el propietario de dicho bien, siempre que se tramite en la misma vía
procedimental.
En cambio, la contrademanda exige la presencia de la llamada conexidad, requisito que
según el art. 84 se presenta cuando hay elementos comunes entre distintas pretensiones
o, por lo menos, elementos afines a ellas. En consecuencia, no podría plantearse la
reconvención a que se refiere el ejemplo anterior, pues no hay elemento común alguno
entre la pretensión reivindicatoria real y la acción de pago creditoria, personal. Por el
contrario, sí habría tal conexión si ante una demanda de otorgamiento de escritura se
reconviene la resolución del contrato, pues ambas pretensiones tienen un elemento
común: discuten el cumplimiento del contrato de compra venta que los vincula.
La modificación es explicable a partir de dos supuestos: en dos pretensiones inconexas
no existe el peligro de que se produzcan sentencias contradictorias (base lógica que
justifica la institución de la acumulación) y por tanto, no tiene sentido ni utilidad que
por la reconvención se produzca una acumulación objetiva sucesiva; y, en segundo
lugar, porque tramitar en un mismo proceso dos pretensiones autónomas no hace sino
complicar la actividad de las partes, pues se produce una mezcla de la prueba aportable
y genera un gasto inútil, todo lo cual agravia el principio de economía procesal que
proclama el art. V del Título Preliminar, entendida como economia de gastos, economia
de esfuerzos y economía de tiempo.
(g) Que se incurra en Rebeldía. Esta última hipótesis merece un tratamiento
independiente, lo que se hará al analizar esta institución comentando los arts. 458 al 464
del Código.
Descargar