Napoleón, un genio de propaganda

Napoleón, un genio de propaganda
La prensa y propaganda de guerra
En la España de la Guerra de la Independencia se produjo una revolución no solo política, sino
también periodística, seguida por una revolución propagandística. Entre 1808 y 1814 nació
más de 600 cabeceras diferentes, oficiales y de iniciativa privada, noticieras satíricas
patrióticas, liberales y absolutistas.
Las victorias de Bonaparte se vieron ampliadas gracias a una hábil propaganda a través de la
prensa y del arte, que crearon una imagen ideal de su ejército y el culto a su persona. Toda
guerra generó una amplia producción de propaganda cuyo motivo fue la difusión de consignas
y mensajes que cambian las actitudes de la población, dirigiendo hacia una visión única del
conflicto en la que se legaliza la violencia frente al enemigo..La prensa diaria, la literatura y el
teatro fueron los instrumentos más comunes y más utilizados con fines de propaganda y
persuación – hasta la aparición de los nuevos medios de comunicación de masas. Los medios
de comunicación son una fuente imprescrindible para la historia contemporánea. Existen
números de los trabajos de investigación que se basan en esta fuente. Igual que, el periodo
napoleónico, consciente de la importancia de los medios, se utilizó como instrumento político
y al mismo tiempo como arma de guerra.
La guerra es una actividad humana primaria y en ella la actuación psicológica ha sido esencial
incluso en sus formas más primitivas. De la propaganda de guerra a lo largo de la historia se
han conseguido algunos de los mejores métodos y técnicas que se pueden aplicar a otros casos.
La propaganda de guerra existe desde el nacimiento de la primera guerra. Siempre se ha
intentado acobardar al enemigo, emitir informaciones falsas, exagerar las propias fuerzas y
mantener la moralidad de las propias tropas. En la guerra psicológica coinciden numerosas y
diversas acciones que tienen en común la confusión del enemigo y debilitad de su resistencia:
la propaganda, el terror y el chantaje. Se pueden observar tres elementos fundamentales, que
son la organización de la propaganda junto con el apoyo de las operaciones militares, una
actividad politico-militar, para admitir el control no violento de la población, y un sistema
razonable de pensamiento. De hecho, la propaganda de guerra es un arma estratégica. No es un
único auxiliar. Es algo de lo que Napoleón y, antes que él, tantos polit́ icos y militares conocían
todo lo que hay que saber y entendían la importancia de este medio. En actualidad, el término
propaganda está muy relacionado con la actividad al bando enemigo y nunca al propio. Pero
en las guerras y conflictos pasados hemos visto que la propaganda ha sido y sigue siendo no
un elemento auxiliar táctico, sino estratégico.
La prensa llegó a ser uno de los informes diplomáticos e administrativos, anuncios y proclamas,
siempre usando como un método de propaganda. También recogió extractos de la prensa
extranjera, sobre todo la enemiga, que, no manipulados pero eficazmente elegidos, ganaban la
confianza del lector incrédulo a favor de sus argumentos. Bonaparte mismo escribió con
frecuencia en la prensa, sobre todo en el ofi-cial Le Moniteur. Además del oficial Le Moniteur,
Napoleón anunciaba de sus victorias en boletines redactados, de irregular aparición, conocidos
como Bulletins de la Grande Armée que se publicaban en Le Moniteur y otros periódicos, como
hojas sueltas o en carteles. La prensa afrancesada fue, en general, de buena calidad, aunque
sometida a gran censura.
La censura, que desde 1807 se había oficializado (antes la prensa fue censurada, pero no
oficialmente),
jugó
una
importante función propagandiś tica. Ciertos temas estaban prohibidos incluso para hablar mal
de ellos. Por ejemplo, no se pudiera mencionar la dinastiá de los Borbones, los suicidos, ciertos
crímenes o cualquier asunto religioso después de que Napoleón entró en conflicto con Pío VII
y ocupó Roma. También estaba prohibido hablar de los movimientos de tropas, de las
operaciones náuticas y de las rutas militares. Así, Napoleón establecía una jerarquía de la
información. Ciertas noticias eran totalmente prohibidas y censuradas; algunas no se
publicaban en los grandes periódicos sino en algún pequeño periódico de provincial, para poder
medir u evaluar la reacción de la opinión pública. En el caso contrario, para destacar más alguna
noticia, además, de publicarla en los periódicos, se imprimiá en carteles murales y páginas
sueltas.
Bonaparte interpretaba la prensa como modeladora de la opinión pública. Esta creencia le llevó
a ejercer una gran presión sobre todas las publicaciones, hasta que terminaban sometidas
totalmente a su voluntad. La primera capacidad de Bonaparte consistió, en asumir el control
del flujo informativo procedente de la península. Desde 1801, tras los primeros enfrentamientos
con el primer enfrentamiento del ejercicio francés y la población española, las noticias del sur
fueron bastante controladas, vigilando el contenido de las cartas privadas y a aquellos viajeros
que resultaban sospechosos. Solo las informaciones que pasaban el filtro bonapartista y
recibían el permiso para aparecer en la prensa se publicaban. Napoléon veló estrechamente las
publicaciones para que los artículos sobre la guerra peninsular modelan la opinión pública. En
el caso que en algún artículo se encontraba cierta tendencia de desagradecimiento, el autor
terminaba suspendido del periódico y encerrado.
Bonaparte también entregaba escritos en los que trataba un aspecto específico de la guerra de
la Independencia. Los textos adoptaban formas variadas – de vez en cuando eran cartas escritas
por oficiales ingleses o franceses que explicaban los sucesos bélicos desde un punto de vista
favorable a las tropas invasoras - confirmando, por ejemplo, la retirada de los británicos o la
victoria de Paris en alguna batalla - o hablaban del buen entendimiento entre los españoles y
los ocupantes franceses. En otras ocasiones eran partes de textos de periódicos ingleses
favoreciendo la política francesa. A veces, los textos eran artículos con ideas que habían de ser
desarrolladas por sus colaboradores. Estos procedimientos fueron usados por Napoleón
regularmente, no solo en relación con la guerra de la Independencia, sino también con otros
temas.
La Guerra de la Independencia, igual que otras guerras, se convirtió en una guerra de opinión
y de propaganda. Pero, por otro lado, también existía la contrapropaganda. El Gobierno inglés
favoreció la publicación de caricaturas contra Napoleón, enseñando su crueldad, la corrupción
que le rodeaba, sus errores estratégicos y su mala dirección polit́ ica y económica, en contraste
con el liberalismo inglés. En 1808, los patriotas españoles difundieron en todas las provincias
la imagen de Napoleón como prototipo de antihéroe.
La contrapropaganda polit́ ica teniá como objeto luchar contra el invasor en el terreno
ideológico, al construir un medio que actuaba como catalizador del esfuerzo popular en la
lucha. Las proclamas, cartas, reflexiones, exposiciones, poesías, comedias, fábulas, y todo tipo
de publicaciones publicados en los primeros años, tuvieron un claro objetivo antifrancés y
antinapoleónico. Napoleón fue presentado como el “enviado a Europa que destruye la
humanidad” y se convierte en tirano de Europa, que quiso esclavizar a España y Portugal”.
Fuentes
Ciruelos, A., 2016. RESISTENCIA, PERIODISMO Y PROPAGANDA DURANTE LA
GUERRA DE LA INDEPENDENCIA: LA GAZETA DE LA PROVINCIA DE BURGOS (18111813). Universidad de Cádiz: Revista Digital del Grupo de Estudios del Siglo XVIII.
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Solano Rodriǵ uez Remedios. La Guerra de la Independencia española a través de Le Moniteur
Universel: 1808 - 1814. In: Mélanges de la Casa de Velázquez, tome 31-3, 1995. Epoque
contemporaine. pp. 55-75;