Subido por Gustavo Gandini

CLASE I ELIZALDE 28-3-2020

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CLASE I 28-3-2020
Origen de la literatura germana
Los comienzos de la literatura alemán están ligados indiscutiblemente a unos pueblos
de mayor movilidad, con una raíz étnica y lingüística: los germanos.
Sus orígenes se remostan al siglo II Ac en Roma, con motivo de una invasión de
cimbrios y teutones que Mario pudo repeler. Y serán los romanos los que nos han transmitido
el nombre “germanos”.
Algunas referencias se completan con la Germania (Siglo I) de Tácito, obra que
contrapone el mundo joven y fuerte de los germanos al suyo propio. Además de tratar las
costumbres semibárbaras, religiosas y políticas de este pueblo, Tácito revela la existencia de
una poesía germana de carácter marcadamente belicista que mezcla la invocación de los
dioses y héroes. Existen dos menciones a la poesía germana: Unos versos sobre un dios
llamado Tuston y su hijo Manno (generadores del concepto de nación) y Cantos BARDITO.
Se entonaban antes de la batalla e iban dirigidos a Hércules (Thor para Tácito).
En el Siglo IV debemos posicionarnos sobre una de tantas tribus: Los godos y en
particular en el trabajo de un obispo Ulfilas o Wulfila (331-383 d.C). Nombrado obispo de
los Godos, además de hacer migrar al pueblo a las orillas del Danubio, realizó la traducción
del Nuevo Testamento. Lo impresionante de este trabajo es el manejo que Ulfilas realizó con
el Gótico (lengua de los Godos), un idioma sin tradición literaria. El propio Ulfilas combinó
caracteres de letras griegas y romanas con algunas germánicas: la “runas”. Si bien el gótico
sirvió para acercar al pueblo con la tradición cristiana, no tuvo un desarrollo importante.
Entre los siglos V y VIII se va a producir lo que se conoce como “La migración de
los pueblos”. Esta migración no solo modificó el mapa político de Europa, sino que puso de
manifiesto la tradición literaria de muchísimos pueblos, entre ellos los anglosajones (de los
que se conservan gran cantidad de registros).
Solo a partir de esta diferenciación de los germanos que podemos hablar de literaturas
noruegas o sajonas o en nuestro caso alemana.
Toda esta poesía en su conjunto se presenta solemne, apoyada en algún ritmo musical.
Sí se intuye un dejo de religiosidad en sus composiciones.
Desde el siglo V existe el Leich: expresión poética que reúne la danza, el canto, la
música y el sacrificio. Canciones para la fecundidad, para el encantamiento conforman los
temas de este tipo de poesía.
Para estas épocas comenzamos a ver la aliteración de los versos: la utilización de tres
o cuatro sonidos iguales en cada verso con los que comienzan las principales palabras
acentuadas. Este recurso confiere una especial energía por reiteración fónica.
El siglo VII señala una crisis política y espiritual en el mundo germano de la mano
de Carlomagno y sus sucesores.
La superstición pagana y la trágica lealtad heroica propias de las primeras
manifestaciones literarias germanas se sujetarán a cambios más que importantes.
En el Siglo IX, conocemos las versiones de otras dos obras: La canción de
Hildebrando y las “Fórmulas de encantamiento”, es evidente que por su temática e
inspiración corresponden a la época del paganismo.
Época Cristiana
Siglo IX
Con la llegada de Carlomagno y su antecesor Clodoveo, el cristianismo abarcaba
desde el oeste de Francia hasta el territorio alemán. La firme intención de este imperio era la
de emular la gloria del Romano. Así las cosas, desde lo cultural y bajo el cuidado del propio
Carlomagno, se impuso una ola cultural que aún no tenía ben asimiladas los elementos
provenientes de la cultura clásica con aquellos propios del cristianismo.
Es así que en el reinado de Carlomagno y sus sucesores inmediatos podemos ver
como la literatura se configura como un arma e instrumento para evangelizar a los pueblos
que aún no habían adoptado al cristianismo como religión. Otro rasgo de originalidad es el
idioma dominante en este reino, conocido como theodiscus; una forma latinizada del antiguo
alto alemán diutisc.
De esta manera la literatura se dio de una doble forma: por un lado, latina para los
representantes de la cultura (clero, nobleza) y popular volcada en alto alemán antiguo que el
pueblo podía entender y disfrutar.
Hacia el 814, bajo el imperio de Luis el Piadoso, la influencia del clero fue tan fuerte
que la producción literaria estuvo signada por la propaganda religiosa. No obstante, las
primeras obras de esta época no logran despegarse totalmente de lo pagano.
Así, la Wessobrunner Gebet (La oración de Wessobrunn) combina elementos
cristianos (referencias a la creación del mundo) con elementos paganos (presencia de
Voluspa (pitonisa)).La “oración” consta de nueve versos a los que se le añadió una plegaria
en prosa.
Otra composición contemporánea a la “Oración”, es un poema más extenso llamado
“Muspilli”; este término se usa para señalar el fin del mundo. En sus 104 versos se manifiesta
una profunda reocupación por el destino de las almas en ese juicio final.
Sin embargo, las dos obras características de este siglo (IX) son de una extensión
mayor. Nos referimos a el Heliand y a el Libro de los evangelios de Otfried; dos obras que
se basan en comentarios de los Evangelios que había elaborado en latín el sacerdote sirio
Taciano.
Heliand: consta de 5893 versos aliterados. Su significado en alto alemán antiguo es
el de Redentor. Este poema se cupa de la vida, milagros y muerte de nuestro Señor. Cabe
aclarar que el autor (anónimo) realiza una adaptación de la figura de Cristo a la Cosmovisión
germana. Es así que podemos ver a un Cristo como un caudillo germano. En su lectura se
nota el extremo esfuerzo por adaptar cada uno de los aspectos germanos (relación de
vasallaje) y de borrar aquellas características cristianas que no convencen (poner la otra
mejilla).
En el año 868 aproximadamente aparece el Libro de los evangelios de Otfried. Es la primera
obra en la que se inscribe el nombre de su autor.
Otfried nació en el 800 por lo que su obra es fruto de una profundo reflexión. En
apariencia esta obra surge cuando en cierta ocasión Otfried con varios condiscípulos oyen
desde la ventana de la iglesia como el pueblo entonaba canciones obscenas. Así las cosas, le
solicitan que componga una obra que compita con esas vulgaridades. Nuestro autor acepta el
desafío y compone alrededor de 7500, escritos en alto alemán antiguo (ya no en latín),
dedicado a Luis el Piadoso. Otro rasgo novedoso es el abandono del verso germano
tradicional (aliterado) por el verso de rima consonantada de origen latino-cristiano.
La obra de Otfried se distancia muchísimo del Heliand ya que no intentá suavizar u
ocultar rasgos cristianos que “choquen” de alguna manera con la cosmovisión germana. Para
esto utiliza el símbolo y la alegoría para justificar lo que cuenta.
Siglo X
Existe en este siglo un desplazamiento de la poesía alemana por otra de carácter
latino. Muerto los carolingios y con los Otones en el poder, el clero pasa a ocupar una
posición dominante, de tal forma que el latín comienza como una lengua bilingüe (latín-alto
alemán) para, en poco tiempo ser la lengua hegemónica para la cultura. Esto dura todo el
siglo X y comienzos del siguiente.
La totalidad de esta literatura se resuelve con dos sucesos importantes: el surgimiento
del teatro medieval, aunque por el momento no tiene un desarrollo importante y la aparición
de los primeros antecedentes de la novela cortesano-caballeresca.
No nos detendremos particularmente en las obras de este período porque en definitiva
ninguna obra importante puede expresarse en una lengua distinta a su idiosincrasia. A pesar
de que el Latín no se extinguió como lengua en el territorio, en el siglo siguiente (XI) se
asistirá al retorno de la actividad literaria a su cause natural, el idioma alemán.
Siglos XI y XII
Sin duda estos siglos estarán marcados por una impronta profundamente religiosa. A
partir del año 1000 comienza a manifestarse una corriente religiosa que reacciona frente a los
excesos de costumbres de religiosos como legos. Se inaugura así una época de profundo
ascetismo, condenación del pecado y de preparación para la muerte.
La iglesia fortalecida por esta corriente comenzó una nueva pugna por el gobierno
cristiano. El enfrentamiento entre el papado y el Imperio hace que gran parte de la literatura
adquiera un político, novedad absoluta hasta ese entonces. Por último, la influencia en el
siglo XII de la cultura francesa y las Cruzadas culmina por cambiar la dirección de la
literatura.
Dos obras destacan en el siglo Xi. La primera, el Ezzolied (canción de Ezzio),
alrededor de 1060. De carácter optimista, el poema resalta el poder del amor divino y la figura
de Jesús; realiza también un llamado a rescatar el Santo Sepulcro (en consonancia con la
inminencia de las Cruzadas).
Por el año 1100, nos encontramos con el Annolied (canción de Anno). Asumiendo la
forma de crónica medieval, comienza con la creación del mundo, continuando con sucesos
históricos y de leyenda indistintamente.
Sin duda, la personalidad más interesante del siglo XII es Heinrich von Melk, autor
de dos interesantes poemas: Von des Todes Genhgede (Advertencia sobre la muerte) y el
Priesterleben (Vida de cura) que aparecieron en el año 1160. De carácter díscolo, se destaca
la profunda crítica hacia todos los integrantes de la sociedad de su época; desde el propio
clero hasta la nobleza. Plantea casi de forma violenta y descarnada una defensa a ultranza del
mundo celestial frente al terrenal, regido por Satanás.
Continuando con el espíritu de la época, encontramos también el surgimiento de la
figura de María y lo femenino. Mientras se acusaba a la masculinidad de sostener ciertas
actitudes medievales, nace un contrapeso femenino con el culto a la maternidad y la
virginidad. La pureza y el amor. Todo esto encuentra su apogeo en la literatura trovadoresca,
pero sin duda este es su antecedente. La devoción a la Virgen acaparó la producción literaria
de este momento.
Ya bien entrado el siglo XII comienza a formarse una nueva literatura relacionada
con relatos sobre Héroes y sus maravillosas aventuras. El surgimiento de esta literatura se
debe, principalmente, al agotamiento de una actitud monocorde y rigurosa de la realidad y
también a un cambio político importante: el advenimiento al trono de la casa de Saubia (los
Hohenstaufen) y sus representantes más importantes Federico I Barbarroja y Federico II
como excelentes políticos.
Es en este momento en donde el dialecto sauco influye al alto alemán antiguo, se
forma el alto alemán medio, es decir la lengua culta que se utilizará por varios siglos. En este
momento es en donde se manifiesta el gusto por lo exótico y se muestra el contacto con la
épica francesa, llena de elementos de cortesía y caballerosidad.
Interesante de ver es el hecho que a pesar de ser una literatura que se aparta de los
mandatos de una iglesia rigurosa, esta literatura es llevada adelante, en principio por
religiosos (aún detentaban el monopolio de la producción literaria).
Una primera obra mencionaremos que muestra esta influencia: “La Canción de
Alejandro “ (1130), contaba las aventuras del héroe macedónico. Esta obra se continúa años
más tarde en el Alejandro de Estrasburgo (1160), que cuenta las aventuras de Alejandro en
la India.
Más o menos alrededor de 1170, encontramos otro préstamo de Francia: una Canción
de Rolando, escrita por el Duque de Baviera, Enrique el orgulloso fue quien encargo la
traducción del texto francés a un fraile llamado Konrad. El traductor reemplazó el patriotismo
de Rolando por una conciencia cristiana absoluta y universal, simbolizando en Rolando la
lucha del espíritu cristiano frente a la irrupción del paganismo.
Pasada la segunda mitad del siglo XII aparece un elemento social nuevo: el juglar,
encargado de transmitir estos relatos heroicos por todo el territorio.
Esta literatura otorga visibilidad a una clase social que ya venía en ascenso: la de los
caballeros. Así esta nueva literatura combina héroes de tiempos pretéritos con rituales propios
de una clase social de la época (los caballeros) con un fuerte (inquebrantable) sentimiento
cristiano. De este conjunto enorme de obras sobresalen dos que se han constituido en obras
maestras: Gudrun y el Cantar de los Nibelungos, obra que nos ocupará próximamente.
Fuente: Modern, R., Historia de la Literatura Alemena, Fondo de Cultura Económica, 2014,
Cap.Ia IV.
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