Subido por Vladimiro Silvestre

Una nueva definición de Desarrollo

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Una nueva definición de Desarrollo
Durante esta serie de artículos se van a analizar distintos modelos de desarrollo que plantean
alternativas a la corriente predominante, por ello, además de presentar dichos sistemas
alternativos, vamos a proponer un nuevo marco teórico bajo el que llevar a cabo nuestro
análisis.
Para que cambie la práctica ha de cambiar la teoría, y si el modelo de desarrollo actual nace de
una concepción determinada del propio desarrollo, para valorar modelos de desarrollo
alternativos manejaremos una definición conceptual alternativa:
“El desarrollo es el proceso por el cual una sociedad o territorio avanza para alcanzar
mejoras en distintas dimensiones (desarrollo humano, desarrollo económico, desarrollo
ambiental, desarrollo cultural, desarrollo territorial, desarrollo social…)”
La definición que aquí se propone parte de una hipótesis: puede haber desarrollo, es decir,
puede haber mejoras sociales, económicas, políticas… sin necesidad de que haya crecimiento
o incremento en dichas dimensiones (social, económica, política…). En síntesis, la economía
no tiene porqué incrementar su volumen para que una sociedad esté más desarrollada.
Esta es una definición que recoge gran parte de la esencia de la teoría del decrecimiento, que
analizaremos durante el presente trabajo. Así como ‘crecer’ no es ‘mejorar’, podemos decir que
‘decrecer’ no significa ‘empeorar’. Bajo la óptica de nuestra definición, si desarrollarse es
“alcanzar mejoras”, desarrollarse puede ser decrecer, ya que crecer puede ser empeorar, y
decrecer puede ser mejorar.
Un ejemplo sencillo lo podemos imaginar con una fábrica. Según la concepción clásica y
predominante, una fábrica bien podría ser la representación física del desarrollo, ya que una
fábrica evoca todo lo relacionado con la producción, la industria, la economía, el trabajo… etc.
Según las tesis mainstream diríamos que la fábrica simboliza el desarrollo de una sociedad o
territorio, que antes de exisitir la fábrica esa sociedad o territorio estaban subdesarrollados. En
cambio, cambiando de óptica y adoptando la definición alternativa antes propuesta, esa misma
fábrica puede simbolizar un retroceso, un empeoramiento. Recordamos
que desarrollo es avanzar para alcanzar mejoras. Si la fábrica contamina un medio ambiente
que antes no estaba contaminado, no se ha dado ningún avance en ese territorio, sino todo lo
contrario: se ha dado un retroceso. El territorio está peor que antes. No está mejor, por lo tanto
no se ha desarrollado.
Con esta sencilla imagen podemos entender que el desarrollo no es nada material. No es nada
definido de manera concreta ni consensuada. Si lo definimos con una óptica economicista, la
fábrica que contamina pero produce coches es un símbolo del desarrollo de un territorio. Si lo
definimos con una óptica ecologista, esa fábrica simboliza un empeoramiento de las cualidades
de un territorio.
Críticas al modelo de desarrollo vigente
Alejándonos del complejo debate teórico que supone definir el concepto del desarrollo, nos
dedicamos ahora a plantear una hipótesis sobre la cual hay mucho más consenso: sea lo que
sea el desarrollo, el modelo actual de desarrollo es insostenible.
Según un análisis del Millennium Ecosystem Assessment, en el participaron 1.300 expertos de
95 países, el modelo económico vigente y el proceso de globalización han perjudicado el
planeta de tal manera que el 60% de los sistemas naturales que dan soporte a la vida están
degradados y no son sostenibles. Las causas de esta degradación están relacionadas con los
siguientes hechos:
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Mayor cantidad de tierra dedicada a la agricultura y rotaciones en los cultivos, lo que ha
llevado a que casi el 25% de la superficie terrestre esté cultivada.
Utilización masiva del agua dulce para el riego, viviendas o usos industriales.
Actualmente la agricultura es el mayor consumidor de agua dulce: alrededor del 70%
del uso total.
Sobreexplotación de los caladeros marinos, de forma que, en algunos lugares, la pesca
se ha reducido hasta un 90%.
Masiva utilización de fertilizantes, lo que ha llevado a doblar el volumen de hidrógeno
en el aire y en el agua, causa de muchas enfermedades respiratorias, cánceres y otras
enfermedades crónicas.
Cambio climático y aumento generalizado de la temperatura media global.
Extinción de la biodiversidad terrestre a ritmos nunca antes conocidos
Más allá del peligro que suponen para la vida, estas alteraciones medioambientales tienen
también un coste económico, que podría llegar a suponer el 20% del PIB global.
Según James Hansen, reputado científico de la NASA, para intentar mejorar este desolador
escenario, habría que reducir inmediatamente en un 130% las emisiones de gases
contaminantes. Algo que no parece muy probable, viendo el ritmo (y el tipo) de desarrollo de
algunos países: China abre dos nuevas centrales termoeléctricas cada semana. Este tipo de
centrales, que basan su funcionamiento en la quema de carbón, son altamente contaminantes.
Tampoco cabe esperar una reducción drástica de las emisiones porque, en el momento
histórico actual, estamos viendo cómo millones de personas en los países emergentes
aumentan su nivel de vida. Si bien esto es algo positivo, las personas que ven aumentado su
nivel de vida están adoptando un modo de vida al estilo occidental, es decir, que sigue con el
modelo que ha llevado a los niveles de degradación ambiental actuales. Los estudios confirman
que, en un futuro mundo con 9.000 millones de habitantes, el volumen de emisiones de CO2 a
la atmósfera sería insostenible. Y el problema no es tanto la superpoblación, sino el modo de
vida que lleva a cabo esta población.
Con respecto a la expansión del modelo de vida occidental y de un sistema económico
determinado, Karl Marx ya adelantó que “debemos tratar al mundo entero como una sola
nación, y asumir que la producción capitalista está establecida en todos lados y se ha
apoderado de cada rama de la industria.” Sin embargo, para el politólogo francés Ali Laïdi,
“Occidente sabe que la generalización de su modelo es una quimera. En un momento en el que
nuestro planeta sufre y en el que los países occidentales no dejan de enarbolar sus exigencias
ecológicas en nombre del desarrollo sostenible, Occidente ha comprendido que la Tierra no
podría soportar que el conjunto de la Humanidad viviese con los estándares occidentales. Un
mundo totalmente occidentalizado es un mundo extenuado, perdido y muerto a corto plazo”.
Así pues no es del todo seguro que la expansión del modelo de desarrollo occidental vaya a
cubrir todo el planeta, si bien es cierto que cada año millones de personas no occidentales se
incorporan a este modelo de vida.
Al mismo tiempo que la globalización y el modelo occidental han permitido a numerosos países
desprenderse del subdesarrollo (entendido según la óptica economicista), estos procesos han
creado también nuevas exclusiones y desigualdades. Según los datos, la pobreza relativa ha
aumentado en las últimas décadas. Además, no se ha conseguido alcanzar uno de los
Objetivos del Milenio para el Desarrollo más importantes: reducir la pobreza a la mitad entre
1990 y 2015. Aun habría que haber reducido en 400 millones la cifra de pobres (personas que
sobreviven con menos de 1,5 dólares al día) en este periodo de 25 años.
En todo caso, si bien es cierto que el modelo de desarrollo vigente tiene efectos negativos en la
dimensión social, como dice el politólogo Juan Carlos Monedero: “Hoy en día es más sencillo
hacerse anticapitalista desde posiciones ecologistas que desde posiciones marxistas”.
Podemos reinterpretar este mensaje elaborando la siguiente idea: para defender la necesidad
de un modelo alternativo de desarrollo no es necesario adoptar posiciones radicales en el eje
izquierda-derecha, sino que basta con una pequeña dosis de ecologismo y una pizca de
humanismo. Incluso desde una postura egoísta sería también preciso valorar alternativas al
modelo vigente, que pone en peligro en muchas ocasiones la propia vida de los individuos.
El profesor Carlos Taibo resume la crítica a este modelo basado en el crecimiento con los
siguientes puntos clave:
1. El crecimiento económico no genera necesariamente cohesión social. China ha
crecido de forma espectacular durante los últimos 30 años, y en la actualidad no es un
país socialmente más cohesionado de lo que lo era décadas atrás.
2. La relación entre el crecimiento económico y la generación de empleo es mucho
más rigurosa de lo que pudiera parecer. Las economías capitalistas desarrolladas
han credido notablemente en las tres últimas décadas, sin embargo han procedido a
destruir, en términos objetivos, muchos puestos de trabajo.
3. El crecimiento económico se traduce muy a menudo en agresiones
medioambientales irreversibles, que generan graves problemas para las
generaciones venideras..
4. El crecimiento económico se traduce con frecuencia en procesos de verdadero
agotamiento de recursos escasos, lo cual constituye de nuevo un legado muy
delicado para las futuras generaciones.
5. El crecimiento económico de los países más ricos depende en mayor o menor
grado del expolio de la riqueza humana y material de los países pobres
6. En la dimensión individual, el crecimiento económico facilita el asentamiento de
un modo de vida esclavo que nos hace pensar que seremos más felices cuantas más
horas trabajemos, más dinero ganemos y más bienes consumamos.
Así pues, ante un sistema económico y social manifiestamente insostenible y dañino para el
medio natural y para el propio ser humano, plantear cambios en el modelo de desarrollo es una
tarea más que necesaria.
A continuación se plantean una serie de características que debería tener un buen modelo de
desarrollo:
La búsqueda de un modelo alternativo que realmente traiga un mejor desarrollo se debe a que,
en la actualidad, el modelo bajo el cual nos estamos desarrollando a nivel global presenta
graves carencias. Las características del modelo vigente se resumen a continuación, siguiendo
el esquema planteado en la Tabla 1.
DIMENSIÓN TERRITORIAL:
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Promover el equilibrio territorial: el modelo vigente se basa en la idea de que la
proximidad de las personas genera beneficio económico, por ello mantiene una
estrategia basada en polos de desarrollo y en las economías de aglomeración. Esto
deriva en grandes desequilibrios territoriales, apareciendo regiones con alto
crecimiento económico y otras nada competitivas y que quedan subdesarrolladas.
Fortalecer la gobernabilidad y autonomía de los territorios: la centralización
política y económica es una de las características del modelo actual, que entiende que
esta forma de gobernabilidad es más eficiente. Además, la autonomía de los territorios
queda supeditada a intereses que van más allá de los sociales y/o políticos, y que
atañen a actores económicos internacionales. En plena crisis del modelo, la pérdida de
autonomía y soberanía en la gobernabilidad son dos de las críticas más fuertes que se
están planteando.
Explotar de manera responsable los recursos: tras décadas de implantación del
modelo vigente, los estudios han determinado (y las instituciones internacionales han
reconocido) que el sistema de desarrollo no es sostenible y está sobreexplotando los
recursos naturales.
DIMENSIÓN SOCIAL:
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Favorecer la igualdad y la cohesión: los informes coinciden en señalar que el modelo
actual no está favoreciendo la igualdad a nivel global, y esta dinámica no parece
detenerse ni corregirse, ya que la desigualdad de la distribución de la riqueza alcanzará
su mayor grado de diferencia en el año 2016, según datos de Intermón Oxfam. En
cuanto a la cohesión, una de las pricipales críticas al sistema es la generación de
tensiones y confrontaciones sociales, fruto precisamente de la desigualdad.
Mejorar la calidad de vida: la implantación del modelo actual ha derivado en un
aumento del nivel de vida de cientos de millones de personas. Pero, además de tener
en cuenta los millones que no disfrutan de una vida digna, hay que valorar también la
diferencia entre nivel de vida y calidad de vida.
Respeto a los Derechos Humanos: si bien las principales organizaciones
internacionales defensoras del modelo vigente están comprometidas con la Carta de
los Derechos Humanos, en la práctica el sistema económico y de desarrollo actual viola
los derechos más básicos del ser humano en muchos sitios del planeta.
DIMENSIÓN ECONÓMICA:
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Generar actividad económica: el modelo vigente sí cumple esta característica, ya que
basa el propio desarrollo en la actividad económica. El sistema globalizado genera
actividad económica alrededor del mundo, basándose en la aglomeración y
concentración de personas y recursos, y en la investigación y la innovación
tecnológica.
Generar riqueza: el sistema actual tiene en la creación de riqueza uno de sus
principales argumentos a favor, ya que, efectivamente, es un modelo de desarrollo
basado en la creación constante de riqueza y en el crecimiento económico continuo.
Distribuir la riqueza: esta característica básica que ha de darse para conseguir un
buen desarrollo no está siendo cumplida al 100% por el modelo actual. Los datos
reflejan un aumento de la desigualdad social motivada por el mal reparto de la riqueza
económica a nivel global, si bien es cierto que a nivel regional ciertas zonas del mundo
como Europa, Oceanía o Norteamérica mantienen en general niveles aceptables de
distribución de la riqueza.
DIMENSIÓN CULTURAL:
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Respeto a la multiculturalidad: el sistema vigente no cumple este requisito, ya que la
globalización cultural homogeneíza las características culturales alrededor del mundo,
de forma que se pierden los valores y tradicionales locales.
Defensa de la cultura propia del territorio o sociedad: por el mismo proceso de
globalización, en muchos territorios se están perdiendo culturas ancestrales. No se
puede entonces considerar que hay desarrollo en un territorio que pierde su propia
cultura.
Garantizar el acceso universal a la cultura: para que una sociedad esté bien
desarrollada es necesario que las personas tengan acceso a bienes culturales. En la
actualidad el sistema vigente pone al alcance de millones de personas infinitos bienes
culturales, si bien este acceso no es universal, ya que en muchas ocasiones depende
de las posibilidades económicas de cada persona.
DIMENSIÓN ECOLÓGICA:
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Desarrollo sostenible en el tiempo: de manera clara, el ritmo de desarrollo al que nos
tiene sometido el modelo actual no se puede mantener a largo plazo. Es pues un
desarrollo insostenible, y que amenaza con mermar las posibilidades de desarrollo de
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generaciones venideras. Una característica muy negativa y que merece atención y
revisión urgentemente.
Evitar la contaminación: un requisito importante para considerar adecuado el tipo de
desarrollo, que sin embargo no se ve cumplido por el modelo vigente, caracterizado por
generar altos niveles de contaminación. Aunque esta contaminación está muy
concentrada en espacios como las grandes ciudades industriales o en regiones como
las de los países en desarrollo, afecta globlamente a todo el mundo, por lo que se debe
corregir.
Respetar el medio natural: la contaminación y la sobreexplotación de recursos hacen
que el modelo de desarrollo no respete el medio natural que da soporte a la vida.
Así pues, ante un sistema económico y social manifiestamente insostenible y dañino para el
medio natural y para el propio ser humano, plantear cambios en el modelo de desarrollo es una
tarea más que necesaria. Además, la mayor parte de la población desea un cambio en el
modelo económico. Según una encuesta de la Fundación Bertelsmann, el 88% de los
alemanes y el 90% de los austriacos respondieron “sí” a la pregunta “¿Desea usted un nuevo
orden económico?”.
Iniciativas para mejorar el modelo vigente
Los propios actores del sistema internacional reconocen que la forma de funcionar del mundo
es insostenible en el tiempo. Tanto Estados como instituciones internacionales u
organizaciones no gubernamentales han apuntado en algún momento y con mayor o menor
énfasis que es necesario un cambio en el modelo.
A nivel institucional internacional encontramos el ejemplo más importante con el Protocolo de
Kioto firmado en 1997, una clara iniciativa que intenta paliar los efectos negativos del modelo
de desarrollo mediante una reducción de las emisiones de gases contaminantes
(principalmente dióxido de carbono) en un 5% a nivel global en el periodo 2008-2012. En 2009
ya habían ratificado este acuerdo internacional 187 países.
Estados Unidos, el primer país emisor de gases contaminantes del mundo, no se ha adherido
al acuerdo al entender que hacerlo ralentizaría su desarrollo económico. Esto supone un
importante fracaso para el Mundo en su conjunto, ya que como comunidad global no se está
sabiendo llegar a acuerdos reales para luchar contra la insostenibilidad del modelo de
desarrollo vigente. Se precisa del compromiso de todos los países, en especial de los más
contaminantes, para hacer progresos reales.
Otro ejemplo de iniciativa fallida para mejorar el modelo de desarrollo tuvo lugar en 2009, en la
Conferencia de Copenhague, una reunión que, si bien acordó ciertos presupuestos de mejora
ambiental, como la reducción de 2oºC la temperatura global, no tomó ninguna decisión
respecto del cómo se ha de lograr.
En 2012 se celebró la Conferencia de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas Rio+20, en el
marco de la serie ‘Cumbres de la Tierra’, bajo la cual han tenido lugar reuniones
internacionales en 1972, 1992 y 2002. De la Conferencia de Rio+20 salió un acuerdo de
mínimos cuyo borrador fue firmado por más de un centenar de Jefes de Estado, entre los que
no se encontraban Barack Obama, Angela Merkel o David Cameron. Las organizaciones
ecologistas calificaron el texto como “decepcionante” y sintieron que la Conferencia había sido
un “fracaso colosal”. Jim Leape, director general de la ONG ecologista WWF declaró tras la
Cumbre de Río que había sido “una madrugada de negociaciones para que los diplomáticos
acaben depecionando al mundo. Deberían sentir vergüenza de su incapacidad para alcanzar
un acuerdo en un asunto tan crucial”.
Tras el fracaso de los intentos a nivel internacional para reconducir la situación, la mayoría de
países desarrollados han puesto en marcha programas de manera unilateral para actuar sobre
la degradación ambiental.
El Gobierno británico lanzó en 2010 un ambicioso programa de economía sostenible dirigido a
“preservar y mejorar el almacén de capital natural y humano. Un nuevo paradigma que deberá
estar fundado en diversas iniciativas para satisfacer nuestras aspiraciones de bienestar. Esto
es, desengacharnos de forma efectiva de los bienes de consumo intensivo de recursos.”
Según este programa, el modelo de desarrollo sostenible ideal conjuga tres elementos que se
interrelacionan de una manera consistente entre sí: la sostenibilidad medioambiental, la
sosteniblidad social y la sostenibilidad económica. Para sustentar este modelo se tienen en
cuenta cinco pilares: el capital natural, el capital humano, el capital social, el capital productivo
y el capital financiero. El desarrollo de estos pilares se desarrollará, según el programa
propuesto por el Gobierno británico, en una serie de iniciativas de enorme alcance, entre las
que se encuentran:
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Desarrollar una nueva economía verde, con inversiones de hasta 200.000 millones de
libras, y crear un fondo de inversiones verdes
Proteger las industrias de bajo nivel de emisiones contaminantes
Promover los edificios verdes, eliminando a su vez todos los combustibles de mayor
contaminación
Potenciar las infraestructuras eficientes energéticamente
Reformar la fiscalidad para apoyar las iniciativas verdes en el transporte
Revisar los impuestos sobre el carbón
Potenciar una industria competitiva y potente de gestión de residuos
Estados Unidos también pretende desarrollar una economía sostenible para resolver los
problemas ambientales que amenazan al mundo, y al mismo tiempo intentar buscar una
posición de ventaja económica en el contexto global. Para ello, ha puesto en marcha tres
proyectos distintos que intentan reducir las emisiones contaminantes de la industria y del sector
público: la Regional Greenhouse Gas Initiative (RGGI) puesta en marcha en el año 2003, la
Western Climate Initiative (WCI) en el 2007 y el Midwest Governor’s Gas Reduction Accord
(MGGRA) establecido también en 2007. Estos proyectos han tenido éxitos diferentes, ya que
mientras la RGGI sigue adelante aunque algunos Estados hayan dejado de participar, el
MGGRA está inactivo desde 2010.
Otros países como Israel y empresas como Google ya están dando cobertura a proyectos de
implantación de nuevos modelos de transporte, basados en vehículos eléctricos y baterías
recargables. Todo un sector tecnológico verde está naciendo en la actualidad para ofrecer
alternativas dentro del modelo industrial actual: vehículos eléctricos, viviendas verdes, sistemas
de energía basados en diesel producidos por algas… etc. Tal y como recuerda la periodista
Dominique Nora, en el futuro, los países que no adopten modelos de economía verde sufrirán
retrasos en su desarrollo económico.
A nivel regional, la Unión Europea ha puesto en marcha un paquete de medidas sobre energía
y cambio climático conocido como los objetivos 20-20-20. Con respecto a las cifras del año
1990, los compromisos de la UE son:
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reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 20% para 2020
reducir en un 20% el uso de energía aplicando medidas de eficiencia energética,
además, en cada país el 10% de las necesidades del transporte deberán cubrirse
mediante biocombustibles
promover que el 20% de la electricidad consumida se produzca mediante energías
renovables
Si bien estos ejemplos de proyectos para luchar contra la degradación ambiental y la
contaminación son loables, son iniciativas que simplemente intentan paliar los defectos de un
modelo establecido y aceptado. Los promotores de estos proyectos no plantean cambiar el
modelo económico o de desarrollo, sino ‘mejorarlo’ mediante simples procesos de financiación
o legislación. El objetivo real debe ser promover un nuevo modelo de desarrollo, creador de
riqueza y al mismo tiempo no agresivo con el medio ambiente y socialmente justo. Plantear
formas diferentes de concebir el desarrollo. Para ello, no basta con poner parches al modelo
vigente, sino encontrar modelos alternativos.
VUELVE A LEER LA SERIE ‘Modelos Alternativos de Desarrollo’ COMPLETA:
Artículo 1: Definición de Desarrollo y críticas al modelo de desarrollo vigente
Artículo 2: La Economía del Bien Común, el Decrecimiento y el Movimiento Slow
Artículo 3: Aplicación de los modelos alternativos
Artículo 4: Análisis de resultados de los modelos alternativos
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