Subido por diego suarez

museos para el progreso social

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Museos para el progreso social
12 mayo, 2013 | Categoria: Artículos,Opinión | Escrito por: Edición Impresa
Observar, comparar y clasificar; Memoria+Creatividad= Progreso social; Museos
como laboratorios para construir el futuro
El Museo Americano de Historia Natural de Nueva York, por Elliot Ewritt (1970). Foto cortesía
Juan Nepote.- En 1946, durante los días posteriores a término de la Segunda Guerra Mundial –
y en gran medida, como consecuencia de ello– la Organización de las Naciones Unidas para la
Educación, la Ciencia y la Cultura promovió la creación del Consejo Internacional de Museos
(ICOM), que desde entonces es el organismo responsable del análisis de los museos y del
establecimiento de pautas y programas generales para estas instituciones, además de ocuparse
de la difusión de las principales actividades que desarrollan los “guardianes de la memoria
mundial”. Una de las estrategias más sólidas del ICOM –a partir de 1977 y con una
participación que ronda los 30 mil museos y ofrece aproximadamente 120 actividades
alrededor en los cinco continentes– ha sido la celebración anual del Día Internacional de los
Museos cada 18 de mayo, para concientizar al público en general sobre el papel de los museos
en el desarrollo de la sociedad.”
Memoria y futuro
La palabra museo no resulta extraña para la mayoría de las personas, porque inmediatamente
se le identifica con un edificio imponente y ajeno, anticuado porque recuerda a la Grecia de la
época Clásica, aquel “santuario de las musas” donde se nos obliga a ingresar en silencio y con
reverencia, cuidándonos de no tocar nada de lo que ahí se exhibe. Es común reconocer en los
museos una institución invulnerable y solemne, repelente, incluso, a los cambios y las
transformaciones; un guardián del pasado, un lugar para atestiguar lo que ya ocurrió, como
pareció sugerir Mohammad Yunus –receptor del premio Nobel de la Paz en 2006– al inaugurar
en la ciudad española de Valladolid la Cumbre Mundial del Microcrédito: “es posible que
cambiemos el mundo para crear una sociedad donde la palabra desempleo no exista y donde
los niños tengan que ir a los museos para conocer lo que es la pobreza”.
http://www.lajornadajalisco.com.mx/2013/05/12/museos-­‐para-­‐el-­‐progreso-­‐social/ Y sin embargo, los museos son –y han sido– instituciones en estado de permanente cambio,
que han representado significativamente el espíritu más innovador. Actualmente se pretende
ver en ellos un espacio de conjunción entre el lugar físico donde se hallan las colecciones –el
edificio, los salones, patios, parques, etecétera–, los objetos, su disposición, las maneras en que
están organizados, las funciones que desarrolla la institución a cargo del museo, ya sean
didácticas, promocionales o de investigación, junto con su relevancia pública, su grado de
identificación con la sociedad en la que está inserto. “Un museo es realidad concentrada”,
defiende Jorge Wagensberg, uno de los más lúcidos expertos en museos de ciencia.
Observar, comparar y clasificar
El deseo y la voluntad de exhibir, mostrar, compartir, exponerse, son casi tan antiguos como la
humanidad. Por eso la historia de los museos puede confundirse con la historia de la sociedad.
Y esto es particularmente evidente para el caso de los museos de ciencia. La ciencia y los
museos han tenido un desarrollo paralelo, combinado, cuando menos en el mundo occidental.
Si la evolución de la palabra escrita tuvo una influencia determinante para la consolidación de
la ciencia –desde la Antigüedad hasta el periodo conocido como la Ilustración– con las obras de
Euclides, Copérnico, Veslio, Galileo Galilei, Newton, y tantísimos otros nombres de singular
eminencia, fue igual de importante el crecimiento de los museos donde se mostraban,
estudiaban y catalogaban inmensas colecciones de objetos de la naturaleza, exhibidos como
“curiosidades”: lo muy grande, lo muy pequeño, lo proveniente de muy lejos, lo peligroso, lo
enigmático, lo hermoso…
Pero la sistematización del trabajo al interior del museo, la técnica y la ciencia del museo,
surgen a partir de esfuerzos como el del alemán Caspar Friedrich Neickl, que hacia 1727
publicó un tratado que es toda una filosofía de trabajo: Museografía u orientación para el
adecuado concepto y conveniente colocación de los museos o cámaras de curiosidades,
inspirado en la efervescencia de naturalistas como Georges Louis Leclerc, conde de Buffon o
Pierre Chirac, y en trabajos previos tales como: Theatrum Sapientiae de Samuel Quicheberg
(1565), y otros manuales como el Museo Wormianum (1653) y aquellos que circularon bajo los
títulos de: Tradescantianum (1656), Septalanium (1664) o Cospiano (1677). Esos primeros
andares de la museografía, es decir, la “técnica” del museo, relacionaban el registro y la
clasificación de las ciencias naturales con las metodologías expositivas derivadas del
nacimiento de nueva noción de museo emergida en tiempos de la Revolución Francesa. Un
interés explícito por que los museos sean lugares públicos, accesibles para que cualquier
persona; el sitio de coincidencia entre técnica, tecnología y ciencia, que apuesta a exhibir los
elementos del patrimonio industrial colectivo. Desde entonces el objetivo de los museos de
ciencia ha estado esencialmente vinculado con las nociones de desarrollo y progreso,
disponiendo de un museo para conocer y entender los misterios de la naturaleza con el fin de
explotar los recursos naturales a favor del beneficio de las sociedades.
Memoria+Creatividad= Progreso social
En este 2013 el lema detrás de la celebración del Día Internacional de los Museos se presenta
como una ecuación: Memoria+Creatividad=Progreso social, que de muchas maneras está
ligada a la historia de los museos de ciencia. El actual director del ICOM, Julien Anfruns ha
declarado: “Los museos se esfuerzan en alcanzar la conciliación de su tradicional misión de
http://www.lajornadajalisco.com.mx/2013/05/12/museos-­‐para-­‐el-­‐progreso-­‐social/ conservación con el cultivo de la creatividad, necesaria para su renovación y para aumentar el
número de visitas, y tienen la firme convicción de que su presencia y sus acciones pueden
cambiar la sociedad de manera constructiva.” Creatividad, renovación, compromiso social. Y es
que una historia tan prolongada y continua como la de los museos no podría quedar exenta de
planteamientos teóricos y de propuestas técnicas: ¿Cuáles serían los mecanismos más
eficientes para organizar la diversidad de los museos? ¿Qué procesos son más precisos para
administrar y gestionar estas instituciones? ¿Cuáles son los significados que asignamos a los
museos, cuáles las representaciones que ahí se nos descubren? ¿En qué consisten los
aprendizajes al interior de estas instituciones culturales? La necesidad de afinar los procesos y
las metodologías de los museos, así como la elaboración de un lenguaje propio, aceleró el
surgimiento de la museología, de manera complementaria –y muchas veces en oposición– a la
museografía. Así ha ido madurando esta disciplina para el estudio sistemático de los museos,
que en los últimos años han ampliado su espectro de influencia, asumiendo su responsabilidad
educativa y dando origen al nacimiento formal de la ciencia del museo, que estudia su historia y
razón de ser, su función en la sociedad, sus peculiares sistemas de investigación, educación y
organización, las relaciones que guarda con el medio ambiente físico y la clasificación de los
diferentes tipos de museos.
Museos como laboratorios para construir el futuro
En la actualidad, se reconocen tres tareas fundamentales para los museos: preservación,
adquisición, conservación y la gestión de las colecciones, que son ampliadas por dos acciones
complementarias: investigación y comunicación, que comprende la educación y la exposición,
lo que representa las dos funciones más visibles de los museos, porque debido al contagio de
las transformaciones sociales y tecnológicas del siglo XX, los museos de ciencia pasaron de
mostrar a demostrar; de presentar colecciones de objetos a dar prioridad a las demostraciones
y los experimentos. Ahora las principales actividades de los museos están orientadas hacia la
educación y la investigación.
En el marco de la celebración del Día Internacional de los Museos vale la pena confirmar que
una estrategia sensata –oportuna e impostergable– es reconocer en los museos (no importa de
qué tipo) el potencial que tienen como herramientas para la formación de las personas, en el
sentido más amplio. Y que se establezcan las políticas públicas necesarias (recursos financieros,
etc.) para garantizar el surgimiento y la permanencia de los museos como lugares para
alimentar la capacidad de asombro; generadores de experiencias memorables donde se
fomente el diálogo entre los individuos y su ambiente cultural y social.
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