Subido por Hugo Elía Lorente

Elía Lorente TIPI Trabajo final

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Universidad de Málaga
Facultad de Ciencias de la Educación
Máster Universitario en Profesorado de Educación Secundaria
Obligatoria y Bachillerato, Formación Profesional y Enseñanza de
Idiomas, Especialidad TIPI
Trabajo final
Hugo Elía Lorente, 78759885L
2019-2020
Aprendizaje y desarrollo de la personalidad
Profesora: María José Gutiérrez Cobo
Contenido
1.
Introducción .............................................................................................................. 1
2.
Características cognitivas del alumnado................................................................... 1
3.
El pensamiento formal en la enseñanza-aprendizaje ................................................ 3
4.
El constructivismo en la enseñanza-aprendizaje ...................................................... 6
5.
El conductismo en la enseñanza-aprendizaje ........................................................... 7
6.
Motivación en la enseñanza-aprendizaje .................................................................. 9
7.
Programa de tutorías para prevención de consumo de drogas................................ 10
7.1.
Sesión 1: La construcción de la identidad personal ......................................... 11
7.2.
Sesión 2: La aceptación social y la presión de grupo ...................................... 11
7.3.
Sesión 3. Combatir la presión social ................................................................ 12
8.
Referencias ............................................................................................................. 13
9.
Anexo I. “La rana que quería ser una rana auténtica” ............................................ 14
10.
Anexo II. Roles en la hipotética fiesta ................................................................. 15
11.
Anexo III. Cronograma y materiales del programa de tutoría ............................. 16
i
Índice de figuras
Figura 1. Esquema del circuito y potenciómetros disponibles ......................................... 4
Figura 2. Esquema del circuito. Con la posición de alimentación mostrada la bombilla sí
se encenderá...................................................................................................................... 7
Figura 3. Imagen de una incubadora de bombilla .......................................................... 10
ii
1. Introducción
El presente documento se va a desarrollar en torno a un contexto hipotético en el que
el autor es profesor del colegio IES Politécnico Jesús Marín, y tutor de un grupo de 2º de
Educación Secundaria Obligatoria, al que le imparte la asignatura de Tecnología. Por
norma general, la edad del alumnado en ese ciclo es de 14 años. El apartado siguiente se
dedica a describir la teoría del desarrollo cognitivo de Jean Piaget, haciendo hincapié en
las características cognitivas propias de las personas con esa edad, es decir, el
pensamiento formal.
Uno de los estándares de aprendizaje definidos en el currículo básico (Ministerio de
Educación Cultura y Deporte, 2014) de la asignatura de Tecnología es el siguiente:
“Diseña y monta circuitos eléctricos básicos empleando bombillas, zumbadores, diodos
led, motores, baterías y conectores”. Los apartados 3, 4, 5 y 6 se desenvuelven en torno a
contenido relacionado con dicho estándar de aprendizaje. En el apartado 7 se propone un
programa de tutorías que versan sobre la prevención del consumo de drogas, centrándose
en el papel de la presión de grupo, y que pretenden impulsar el desarrollo de mecanismos
de defensa frente a ella.
2. Características cognitivas del alumnado
Jean Piaget fue un psicólogo suizo conocido por sus varias obras en el campo del
desarrollo cognitivo del ser humano desde su nacimiento hasta la etapa adolescente. Sus
obras reflejan la gran importancia que le atribuía a la educación de los niños, como
también lo hacían sus declaraciones: "solo la educación es capaz de salvar a nuestras
sociedades del posible colapso, ya sea violento o gradual" (Munari, 1994).
Su teoría sobre el desarrollo cognitivo se halla fragmentada a lo largo de varios de
sus escritos, en los que Piaget distingue una gran cantidad de etapas y subetapas de
desarrollo con sus estructuras de pensamiento y habilidades correspondientes. Los
estudiosos coinciden en el establecimiento de cuatro etapas principales: la etapa
sensoriomotora (de los 0 a los 2 años), la etapa preoperacional (de los 2 a los 7 años), la
etapa de las operaciones concretas (de los 7 a los 11 años) y finalmente la etapa de las
operaciones formales (de los 11 a los 16 años y en adelante).
Piaget (1982) estudia la etapa sensoriomotora como un período de acción directa sin
representación, en la que los sujetos son extremadamente egocéntricos, y que comprende
1
desde los primeros reflejos de succión hasta el incremento de la movilidad física y los
orígenes del desarrollo del lenguaje. En el transcurso el sujeto adquiere la primera
constante cognitiva, la permanencia de objetos incluso cuando dejan de ser visibles, y la
estructura que el autor denomina grupo de los desplazamientos.
Durante la etapa preoperacional (que consta de dos subetapas), los sujetos progresan
en el uso de símbolos y maduran en su empleo del lenguaje. También desarrollan la
memoria y la imaginación, pero su pensamiento sigue teniendo carácter ilógico y
egocéntrico. Piaget (1986) expone que el pensamiento preoperatorio se diferencia del
operatorio concreto en tres aspectos: a) el sujeto explica los entornos estáticos
preferentemente con la situación actual, en vez de utilizar las transformaciones que
conducen a dichos entornos; b) no existe asimilación de le reversilidad; c) no se utilizan
las operaciones en la construcción de los sistemas de conjunto, sino regulaciones
perceptivas o representativas.
La etapa de las operaciones concretas se caracteriza por el uso apropiado de la lógica
y la desaparición paulatina del egocentrismo. Los sujetos adquieren las constantes de
conservación y son capaces de razonar inductivamente. Sin embargo muestran
dificultades para predecir el resultado de un evento a partir de un principio generalizado.
Esto se debe a que todavía carecen de una dimensión abstracta de pensamiento completa
que requiere el método hipotético deductivo.
Según Piaget el desarrollo cognitivo llega a su fin con la etapa de las operaciones
formales, que es la que concierne el presente documento, y en la que se pueden discernir
cuatro características principales que se enuncian a continuación. En palabras del propio
Piaget (1986), el pensamiento formal “opera una inversión de sentido entre lo real y lo
posible” y “es esencialmente hipotético deductivo”. El uso lógico de símbolos
relacionados con conceptos abstractos permite al sujeto discernir lo real como un
subconjunto en el mundo de las posibilidades, y formular hipótesis que contrastará con la
experimentación. Además el pensamiento formal “hace referencia a elementos verbales
y ya no directamente a objetos”. Este carácter proposicional supone un aumento
considerable en las posibilidades operatorias de agrupaciones de clases y relaciones
propias del pensamiento concreto, y contribuye en buena parte a la naturaleza hipotéticodeductiva comentada anteriormente.
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El pensamiento formal “constituye un sistema de operaciones a la segunda
potencia”. Es decir, se construyen relaciones de relaciones, como pueden ser
proporciones geométricas, y operaciones lógicas interproposicionales. Por último, la
propiedad más general del pensamiento formal es “la propiedad de constituir una
combinatoria propiamente dicha”. El sujeto es capaz de contemplar todas las
combinaciones posibles de las variables que participan en un problema, y al final de la
etapa formal maneja métodos de prueba sistemáticos en los que se incluyen todas las
posibilidades.
Resulta interesante que Piaget establece cierto orden jerárquico entre estas cuatro
características, argumentando que la lógica de las proposiciones supone necesariamente
una combinatoria y que las operaciones de combinación son operaciones a la segunda
potencia, y que a su vez las operaciones combinatorias se basan en la diferenciación entre
lo real y lo posible.
3. El pensamiento formal en la enseñanza-aprendizaje
Se ha llegado a esta propuesta utilizando como inspiración principal el experimento
de Inhelder (1986) consistente en un disco con una barra metálica que se detiene ante la
presencia de ciertas cajas y no otras, por contener las primeras imanes disimulados. En
este caso, el elemento principal de la actividad es el potenciómetro, un elemento de
control básico en circuitos eléctricos. Consta de una caja de protección, dentro de la cual
se halla una resistencia sujetada mediante dos terminales (los terminales inicial y final).
Además cuenta con un tercer terminal (el colector) que desliza sobre la resistencia
acoplado a una pieza rotatoria que el usuario puede girar libremente. El potenciómetro
actúe básicamente en dos sentidos: a) como una resistencia de valor fijo entre los
terminales inicial y final, b) como una resistencia de valor variable entre los terminales
inicial y colector, que aumenta a medida que el usuario gira manualmente el rotor, desde
cero cuando está posicionado a inicial, hasta el valor total de la resistencia cuando está
posicionado a final. La funcionalidad que se va a utilizar es la segunda. Se va a suponer
que el alumnado no está familiarizado con la configuración y funcionamiento de un
potenciómetro, pero sí con los conceptos de resistencia, alimentación, circuito eléctrico y
ley de Ohm.
La actividad consiste en un circuito simple (ilustrado en la Figura 1) montado en una
placa de pruebas, con dos elementos fijos, una pila de alimentación y una bombilla de luz
3
roja; y un tercer elemento intercambiable, un potenciómetro que el alumno deberá elegir
de entre varios con distintas características ideadas para desarrollar el pensamiento
formal. Se disponen de cuatro potenciómetros: uno verde de mayor peso, uno amarillo de
peso menor, y por último uno rojo y otro azul, de peso intermedio (la distribución de
pesos se consigue jugando con el material de la caja y la presencia o ausencia de
resistencia). El azul y amarillo carecerán del corazón del potenciómetro. Es decir, no
tendrán resistencia dentro de la caja, convirtiéndolos en inservibles para encender la
bombilla, independientemente de si se posicionan a inicial o a final. La bombilla está
conectada a los terminales inicial y colector, de manera que solo se encenderá cuando el
potenciómetro esté posicionado a final (y contenga resistencia obviamente). En resumen,
únicamente los potenciómetros rojo y verde harán que la bombilla se encienda, y
solamente cuando estén posicionados a final, no a inicial.
Figura 1. Esquema del circuito y potenciómetros disponibles
Previamente a cualquier experimentación, se le preguntará al estudiante cuál de los
potenciómetros hará que la bombilla se encienda al posicionarlo en el circuito.
Atendiendo a su edad, que lo sitúa en mitad de la etapa operacional formal, cabría esperar
que conteste que no se puede conocer la respuesta de antemano o, ajeno a la naturaleza
“amañada” de la actividad, que suponga que todos lo harán. Una vez se hayan posicionado
y girado todos los potenciómetros (la bombilla se habrá encendido solo con los
potenciómetros rojo y verde posicionados a final), se le preguntará por qué la bombilla se
ha encendido en algunas ocasiones y en otras no, y se les permitirá experimentar si así lo
desean.
Atendiendo a la teoría de Piaget, el alumno debería formular proposiciones que
contemplen el abanico completo de posibilidades y correspondencias que abre la
actividad, utilizando el razonamiento hipotético deductivo para confeccionar pruebas de
4
verificación sistemáticas que validen o invaliden dichas proposiciones. Una de las
primeras posibles correspondencias que tendría que excluir es la del factor color. Que la
bombilla emita luz roja, el mismo color que uno de los potenciómetros que la enciende,
es intencionado. No obstante el alumno debe rechazar el papel del color formulando una
hipótesis como “si fuera el color, no se encendería con el verde”. Otra posible
correspondencia que se le puede plantear al sujeto es la del peso, pudiendo llegar a pensar
que al haber unos potenciómetros más ligeros, estos no están haciendo un contacto con
suficiente presión con la placa de pruebas. La proposición se descartaría al verificar el
enunciado: “si fuera el peso, el potenciómetro rojo y el azul tendrían el mismo
comportamiento.
También está la cuestión del posicionado a inicial a final. Una de las proposiciones
que podría plantearse al respecto es “la bombilla se enciende cuando el potenciómetro
está posicionado a final”. Pero en la comprobación, los potenciómetros azul y amarillo
fallarán. Sería a través de esta experiencia donde se podría esperar llegar a la noción
menos intuitiva de que algo está ocurriendo en el interior del potenciómetro. Así pues,
idealmente, el estudiante llegaría a la siguiente disyunción lógica: "es o el posicionado o
el contenido (o ambos)". Y revisando la anterior proposición, en la que se ha comprobado
que posicionar a final no es suficiente por si solo para encender la bombilla, concluiría en
que hay diferencias en el contenido que permiten encender la bombilla cuando se
posiciona a final. Apoyándose en conocimientos previos podría deducir que lo que está
ocurriendo es que los potenciómetros amarillo y azul son en realidad un circuito abierto.
Existe un aspecto adicional de este ejercicio en el que también está involucrado el
pensamiento formal. Se ha afirmado que, utilizando un potenciómetro que contenga
resistencia, la bombilla permanecerá apagada cuando esté posicionado a inicial y se
encenderá cuando se gire a final. No obstante esto supone una simplificación, ya que al
actuar el potenciómetro como una resistencia variable, lo que realmente ocurrirá si se
monta el circuito de la figura es que la intensidad de la luz aumentará a medida que se
gira el potenciómetro, siendo tenue al principio del recorrido e intensa al final. Durante
la actividad también se podría establecer pues la correlación (o proporcionalidad) entre
los grados que se gire el potenciómetro y la intensidad de la luz.
Como apunte final, se debe mencionar también que a lo largo del experimento el
docente analizaría los métodos de sus estudiantes, los empujaría a elaborar hipótesis
sistemáticamente con ejemplificaciones y propiciaría el debate entre ellos. Se presupone
5
que el alumnado tiene interés por la práctica, otra de las características fundamentales
para fomentar el pensamiento formal.
4. El constructivismo en la enseñanza-aprendizaje
El término “constructivismo” en el ámbito educativo hace referencia a una teoría
fundada por Jean Piaget, que describe el aprendizaje como un proceso activo, en el que
el alumno es un “constructor” de conocimiento. Piaget (1979) describe dos procesos clave
en la construcción de conocimiento de un individuo: la acomodación y la asimilación.
La asimilación hace referencia a cómo el individuo incorpora nuevas experiencias a su
conocimiento previo a través de sus esquemas cognitivos. La acomodación, por otro lado,
hace referencia a cómo esas nuevas experiencias redefinen los esquemas cognitivos del
sujeto, debido principalmente a un desacuerdo entre lo esperado y lo experimentado.
Esta corriente sostiene que la forma en que un sujeto procesa información y
experiencias nuevas está vinculada a su conocimiento previo y que los sujetos crean
activamente sus propias representaciones subjetivas de la realidad objetiva. En este
sentido, se descarta necesariamente una relación lineal entre el comportamiento del
profesor y el aprendizaje del alumno, y se concibe al docente como un guía en la
construcción de conocimiento del alumno. Otros autores han aportado varios matices a la
teoría. Lev Vygotski enfatiza la importancia de la interacción social y los procesos
colaborativos en la interiorización del alumno, desarrollando el concepto de “zona de
desarrollo próximo. David Ausubel define el “aprendizaje significativo”, estableciendo
que el significado se crea cuando los nuevos aprendizajes conectan con los anteriores.
Jerome Bruner destaca la importancia de un descubrimiento progresivo en el aprendizaje
contenidos, acentuando el valor de la experimentación.
La siguiente propuesta de actividad tiene como elemento principal el diodo, un
elemento de control básico en circuitos eléctricos que conduce la corriente en un único
sentido. De nuevo se supone que el alumnado no está familiarizado con el funcionamiento
de un diodo, pero sí con los conceptos de resistencia, alimentación, circuito eléctrico y
ley de Ohm. La idea de la actividad es que los alumnos construyan por sí mismos como
funciona el diodo. Se distribuye a los estudiantes por parejas, y se les facilita una placa
de pruebas con un circuito montado consistente en un diodo, una resistencia, una bombilla
y un hueco en el que deben colocar una alimentación. En una primera instancia, se espera
cabría esperar que coloquen los polos de la alimentación en el sentido lógico, haciendo
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que la bombilla se encienda. Con esta configuración no podrán deducir nada del
comportamiento del diodo, pero si de alguna forma se les ocurre invertir los polos de la
alimentación, podrán comprobar que la bombilla no se enciende. Se pretende que
entonces, gracias a su conocimiento básico previo de circuitos eléctricos, deduzcan que
el diodo provoca este comportamiento al conducir corriente en un solo sentido.
Figura 2. Esquema del circuito. Con la posición de alimentación mostrada la bombilla sí se encenderá
La actividad, simple en su diseño, contiene un alto componente de experimentación
de acuerdo con las ideas de Bruner. Al relacionar las nuevas experiencias con los
conocimientos previos sobre circuitos eléctricos, se podría esperar el aprendizaje
significativo de Ausubel, mientras que al permitir el debate por parejas se impulsa el
constructivismo social de Vygotsky. En el caso de que los alumnos no perciban la
posibilidad de invertir los polos de la alimentación, el docente deberá actuar como guía e
intentar sugerirla sin hacer alusión directa a ella.
5. El conductismo en la enseñanza-aprendizaje
El conductismo es una corriente de pensamiento en el área de la psicológica, cuyos
orígenes se atribuyen ampliamente a John Watson, y que defiende que el comportamiento,
tanto humano como animal, se puede reducir inequívocamente a una relación estímulorespuesta. En este sentido, establece que toda conducta se aprende por interacción con el
entorno, llegando a excluir en sus formas más extremas la influencia de elementos innatos
o heredados. Watson (1913) argumenta que la psicología se debe entender como una rama
experimental de las ciencias naturales cuyo objetivo es la predicción y control de la
conducta, y que como cualquier otra ciencia debe poner especial cuidado en la
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observación y lo empírico, restando relevancia a procesos internos como son las
emociones humanas. No obstante sí reconoce la existencia de dichos procesos.
B. F. Skinner (1979) introduce el concepto de condicionamiento operante,
sosteniendo que las consecuencias de una conducta intervienen directamente sobre la
probabilidad de que ésta se repita. Dichas consecuencias las divide en dos categorías
según pretendan aumentar o reducir la conducta: refuerzos o castigos. Así mismo las
califica como positivas o negativas según introduzcan o eliminen un estímulo. La teoría
conductista encuentra relevancia en los siguientes aspectos del ámbito educativo: El
aumento de conductas deseables, el empleo de instigadores y el moldeamiento de la
conducta, y finalmente la disminución de conductas no deseables.
Las actividades propuestas en los apartados 3 y 4 implican el manejo de ciertos
componentes eléctricos (placas de pruebas, alimentaciones, resistencias, etc.). Tanto si se
realizan en un taller como en un aula adaptada para la ocasión, se hacen necesarios un
orden y limpieza para preservar la seguridad de los participantes. Una conducta deseable
en el alumnado a este respecto es la de recoger todo el material en sus correspondientes
espacios una vez terminada la actividad. Por tanto lo que se propone es el aumento de
dicha conducta, que se puede conseguir a través de la identificación de refuerzos eficaces
para el alumnado en cuestión, y aplicándolos según necesidad a intervalos o razones fijos
o variables. Estas estrategias se pueden complementar con otras herramientas como la
redacción de contratos o un uso coherente del refuerzo negativo.
Dado que la conducta tendría lugar al final de la actividad, es posible que ese
momento fuera también el final de la sesión. Asumiendo que ha sobrado tiempo, se podría
proponer al alumnado que en caso de una correcta recogida de material pueden acudir al
área de recreo o volver a sus casas antes de la hora estándar. A priori, cabría esperar que
este sea un refuerzo eficaz para todo el alumnado. Sin embargo se debe confirmar en la
medida de lo posible, ya que existe la posibilidad de que el entorno familiar o las
relaciones con otros alumnos en el recreo no sean las óptimas. Cómo el objetivo lógico
es la persistencia en la conducta, se podría utilizar este refuerzo con un programa de
intervalos variables. Si no es suficiente, se podría complementar con algún refuerzo
negativo como la eliminación de algunas tareas escritas, que generalmente resultan menos
atractivas al alumnado. No obstante, se debe recordar evaluar de nuevo individualmente
la eficacia de tal refuerzo. Es posible que los alumnos inicialmente no recojan el material
en absoluto. Se deberá pues utilizar alguna estrategia de moldeamiento, como por ejemplo
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elogiarles cuando monten ordenadamente el circuito en la placa base, dejando espacio
suficiente entre elementos para operar libremente con las manos.
6. Motivación en la enseñanza-aprendizaje
En el ámbito académico las fuentes de motivación de un alumno en concreto se
derivarán de lo que dicho alumno entienda como meta. En el diseño de una actividad
motivadora, un docente debe fundamentar sus actuaciones en la identificación previa de
esas metas (conseguir aprendizajes útiles, conseguir calificaciones positivas, buscar la
autonomía, etc.), adaptándose a las características de los estudiantes. La presente
propuesta de motivación contempla algunas de las principales metas académicas.
Para promover el trabajo cooperativo y dotar a los estudiantes de cierta libertad que
les haga sentir autónomos, se distribuirá al alumnado en grupos de 4 integrantes,
permitiendo que decidan ellos mismos las configuraciones. Una vez configurados los
grupos, se les entregará una caja que contendrá un pequeño nido con un huevo de gallina.
Entonces se les indicará que deben diseñar en papel un circuito que en su opinión
conseguiría proporcionar el calor suficiente para incubar el huevo, haciéndoles saber que
los elementos de los que disponen son: la placa de pruebas, resistencias, alimentaciones
y bombillas. Esta parte pretende profundizar en el sentimiento de autonomía, dándoles a
los estudiantes libertad para diseñar el circuito. Una forma coherente de diseñar el circuito
sería elegir en primer lugar una bombilla con potencia suficiente para generar el calor
deseado, y en segundo lugar una batería y resistencia que sean capaces de sustentar la
actividad de dicha bombilla. En esta primera instancia no se intentará corregir los
procesos de diseño de los alumnos, aunque disten del expuesto anteriormente. La idea es
que aprendan, se sientan competentes y disfruten con ello.
Completados los diseños preliminares, se les permitirá el acceso a los componentes
eléctricos, pero se restringirá a un componente por persona. Así deberán organizarse y
asignar un componente del diseño a cada integrante, haciendo que todos se sientan
relevantes en el proyecto y promoviendo un sentimiento de aceptación entre iguales. La
actividad proseguirá con la construcción del circuito. Será en esta etapa cuando,
posiblemente, se revelarán algunos diseños deficientes (la batería no suministra la
potencia que la bombilla requiere, la bombilla no tiene potencia para generar calor
suficiente, el circuito no se ha conectado debidamente, etc.). Entonces se abrirá un periodo
de reflexión en el que los mismos estudiantes deberán identificar que ha fallado,
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limitándose la intervención del docente a lo estrictamente necesario. Si alguno de los
grupos ha realizado un diseño exitoso, se intentará propiciar un debate con aportaciones
espontáneas de los distintos grupos, facilitando así un aprendizaje entre iguales.
Finalmente y tras los rediseños, cuando se estime que todos los grupos han dado con
un circuito capaz de incubar el huevo, se colocarán las cajas en una esquina de la clase y
se revisitarán periódicamente hasta el momento de apertura. El objetivo que se tiene en
mente con esta dinámica es que el alumnado considere que el aprendizaje ha sido útil, en
cuanto que se ha conseguido que nazca un polluelo.
Figura 3. Imagen de una incubadora de bombilla
7. Programa de tutorías para prevención de consumo de drogas
La presión del entorno social más próximo es uno de los factores que más influyen
en las decisiones de los adolescentes respecto al consumo de drogas. Esta propuesta de
programa de tutorías incluye una explicación de la identidad personal en la que se expone
que la opinión pública afecta al individuo, con el corolario de la búsqueda de la aceptación
social y su consiguiente presión social. Una vez comprendidos los orígenes de la presión
social y su posible impacto en el consumo de drogas, con la última sesión se pretende
dotar al alumnado de mecanismos de defensa ante situaciones de riesgo. Las sesiones
ocupan 50 minutos de una clase de una hora, dejando 5 minutos para cuestiones
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organizativas y posibles imprevistos, y otros 5 minutos de descanso. En el anexo II se
incluye un cronograma del programa y los materiales necesarios.
7.1. Sesión 1: La construcción de la identidad personal
El objetivo de las siguientes actividades es trasladar a los alumnos que la percepción
que se tiene de uno mismo no coincide necesariamente con la que perciben los demás, y
que ambas son importantes en la definición de la identidad personal. Al mismo tiempo se
pretende que los estudiantes comprendan que su físico está en desarrollo, y que sus
atributos corporales, los que les gustan y los que no, pueden experimentar cambios en un
futuro.
Durante los primeros 10 minutos de la sesión, se le entrega a cada alumno dos postits y se les distribuye por parejas. Cada uno de ellos debe describirse a sí mismo, anotando
tres características físicas y otros tres rasgos de personalidad propios en uno de los postit, y repetir el ejercicio con su pareja como sujeto de la descripción. Seguidamente
deberán intercambiar los post-it y comparar la descripción propia con la que ha hecho el
compañero de él. Durante los siguientes 15 minutos, varios alumnos leerán
voluntariamente su autodescripción o partes de ella, explicarán como se han sentido al
leer la de sus compañeros y se debatirá abiertamente las opiniones del resto.
Seguidamente, se les entregará otro post-it, e individualmente los estudiantes
anotarán el rasgo de su cuerpo que más les guste y el que menos, disponiendo de 5 minutos
para ello. Se utilizarán de nuevo voluntarios para que lean lo que han apuntado, y una vez
hecho se les preguntará si las características nombradas han sido siempre así o han sufrido
algún cambio en su vida. Se permitirá a los alumnos debatir sobre los cambios físicos que
están experimentando durante otros 15 minutos. Los 5 últimos minutos se emplearán para
recalcar las ideas expuestas en el primer párrafo.
7.2. Sesión 2: La aceptación social y la presión de grupo
En la primera sesión se ha introducido la idea de que la opinión que los demás tienen
de una persona afecta emocionalmente a dicha persona. En este sentido, el segundo grupo
de actividades elabora sobre la aceptación social como algo deseable para un individuo,
pero en cuya consecución no se debe sacrificar la identidad personal. Se pretende que el
alumno sea consciente de las motivaciones detrás de sus actos, identificando en cuáles de
estos la presión de grupo juega un papel principal.
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La sesión se iniciará con la lectura en voz alta por parte de un alumno de la fábula
“La rana que quería ser una rana auténtica” (incluida en el Anexo I), de Augusto
Monterroso. Se dedicarán 5 minutos a leer el texto. Seguidamente se utilizarán 10 minutos
para lanzar y discutir las siguientes preguntas: “¿qué quería ser la rana?, ¿qué terminó
siendo?, ¿por qué?”.
Se invitará a los estudiantes a que compartan con el resto del aula experiencias en las
que han actuado contra su propia voluntad, o por lo menos sin la certeza de si era una
actuación correcta, por complacer a otras personas. Se anotarán las más relevantes en la
pizarra. Seguidamente se escribirán también las siguientes frases: “si digo que no, se van
a reír de mi”; “si lo hago me dejarán ser su amigo”; “si ellos lo hacen, yo también puedo
hacerlo”; “lo haré solo esta vez”; “a mis padres no les importará, y además no se van a
enterar”. Se pedirá a los alumnos que intenten asociar las experiencias que han relatado
con lo que estaban pensando en ese momento, utilizando las frases expuestas. Se
utilizarán 30 minutos para esta actividad.
Al igual que en la primera sesión, se utilizarán los últimos 5 minutos para repasar los
objetivos iniciales y reflexionar como la presión de grupo, en tanto que puede influenciar
los actos de una persona, es uno de los factores de riesgo en el consumo de drogas.
7.3. Sesión 3. Combatir la presión social
La última sesión del programa se desenvuelve en el contexto hipotético de una fiesta
con amigos y la oferta de probar una droga. La elección de la droga en cuestión se deja a
elección del docente. El propósito de la actividad es que el alumnado aprenda cómo
reaccionar y defenderse en situaciones de riesgo de consumo por presión social.
Se dividirá a los alumnos en cuatro grupos y se les repartirá una serie de tarjetas con
los roles que deben adoptar (incluidos en el Anexo II). Estos roles están diseñados para
intensificar la presión de grupo experimentada en la actividad. Uno de los grupos (al que
le ofrecen la droga) deberá buscar recursos para negarse de forma dialogada al prospecto
de probar una droga. Se dedicarán a esta actividad 40 minutos, intercambiando los roles
en la medida que el tiempo lo permita. Los 10 minutos finales se dedicarán a reflexionar
sobre la presión social en el consumo de drogas, y para que los alumnos destaquen los
argumentos que estiman más eficientes para defender la postura de la negación, de entre
los que hayan salido en el transcurso de la clase. Dichos argumentos se escribirán en la
pizarra.
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8. Referencias
Inhelher, B., & Piaget, J. (1986). De la lógica del niño a la lógica del infante. (M. T.
Cevasco, Trad.) Barcelona: Ediciones Paidos. Obtenido de
http://ensfep.edu.mx/enlinea/pluginfile.php/1531/mod_folder/content/0/Piaget/2
12739026-De-La-Logica-Del-Nino-a-La-Logi-Inhelder-B-y-PiagetJ.pdf?forcedownload=1
Ministerio de Educación Cultura y Deporte. (26 de Diciembre de 2014). Real Decreto
1105/2014, de 26 de diciembre, por el que se establece el currículo básico de la
Educación Secundaria Obligatoria y del Bachillerato. Obtenido de Boletines
Oficiales del Estado: https://www.boe.es/boe/dias/2015/01/03/pdfs/BOE-A2015-37.pdf
Munari, A. (1994). JEAN PIAGET (1896–1980). Prospects: The Quarterly Review of
Comparative Education, XXIV, 311–327.
Piaget, J. (1979). La construcción de lo real en el niño. Buenos Aires: Nueva Visión.
Piaget, J. (1982). El nacimiento de la inteligencia en el niño. Madrid: Aguilar ediciones.
Skinner, B. F. (1979). La conducta de los organismos: Un análisis experimental.
Barcelona: Fontanella.
Watson, J. B. (1913). Psychology as the Behaviorist Views it. Psychological
Review(20), 158-177. Obtenido de
https://psychclassics.yorku.ca/Watson/views.htm
13
9. Anexo I. “La rana que quería ser una rana auténtica”
Había una vez una Rana que quería ser una Rana auténtica, y todos los días se
esforzaba en ello. Al principio se compró un espejo en el que se miraba largamente
buscando su ansiada autenticidad. Unas veces parecía encontrarla y otras no, según el
humor de ese día o de la hora, hasta que se cansó de esto y guardó el espejo en un baúl.
Por fin pensó que la única forma de conocer su propio valor estaba en la opinión de la
gente, y comenzó a peinarse y a vestirse y a desvestirse (cuando no le quedaba otro
recurso) para saber si los demás la aprobaban y reconocían que era una Rana auténtica.
Un día observó que lo que más admiraban de ella era su cuerpo, especialmente sus
piernas, de manera que se dedicó a hacer sentadillas y a saltar para tener unas ancas cada
vez mejores, y sentía que todos la aplaudían. Y así seguía haciendo esfuerzos hasta que,
dispuesta a cualquier cosa para lograr que la consideraran una Rana auténtica, se dejaba
arrancar las ancas, y los otros se las comían, y ella todavía alcanzaba a oír con amargura
cuando decían que qué buena Rana, que parecía Pollo.
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10. Anexo II. Roles en la hipotética fiesta
•
Tarjeta 1: Eres Juan. Estas en una fiesta con amigos y uno de ellos te ofrece
una droga para que la pruebes, pero tú no quieres hacerlo.
•
Tarjeta 2: Eres Pablo. Te gusta consumir. No conoces de mucho a Juan
pero te divierte ver a alguien tomando una droga por primera vez. Le ofreces
droga a Juan.
•
Tarjeta 3: Eres Marta. Eres amiga de Juan y quieres que consuma para que
el resto de los amigos le acepten en el grupo.
•
Tarjeta 4: Eres Daniel. Quieres probar la droga para ver que se siente y
quieres que Juan haga lo mismo.
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11. Anexo III. Cronograma y materiales del programa de tutoría
Los materiales necesarios son: para la sesión 1 post-its y lapiceros; para la sesión 2 el texto de “La rana que quería ser una rana auténtica”,
pizarra y tiza; para la sesión 3 las tarjetas de los roles, pizarra y tiza.
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