CAPÍTULO V: DE LAS DISPENSAS 85 La dispensa, o relajación de una ley meramente eclesiástica en un caso particular, puede ser concedida dentro de los límites de su competencia, por quienes tienen potestad ejecutiva, así como por aquellos a los que compete explícita o implícitamente la potestad de dispensar, sea por propio derecho sea por legítima delegación. 86 No son dispensables las leyes que determinan los elementos constitutivos esenciales de las instituciones o de los actos jurídicos. 87 § 1. El Obispo diocesano, siempre que, a su juicio, ello redunde en bien espiritual de los fieles, puede dispensar a éstos de las leyes disciplinares tanto universales como particulares promulgadas para su territorio o para sus súbditos por la autoridad suprema de la Iglesia; pero no de las leyes procesales o penales, ni de aquellas cuya dispensa se reserva especialmente a la Sede Apostólica o a otra autoridad. § 2. Si es difícil recurrir a la Santa Sede y existe además peligro de grave daño en la demora, cualquier Ordinario puede dispensar de tales leyes, aunque la dispensa esté reservada a la Santa Sede, con tal de que se trate de una dispensa que ésta suela conceder en las mismas circunstancias, sin perjuicio de lo prescrito en el ⇒ c. 291. 88 El Ordinario del lugar puede dispensar de las leyes diocesanas, y, cuando considere que es en bien de los fieles, de las leyes promulgadas por el Concilio regional o provincial, o por la Conferencia Episcopal. 89 El párroco y los demás presbíteros o los diáconos no pueden dispensar de la ley universal y particular a no ser que esta potestad les haya sido concedida expresamente. 90 § 1. No se dispense de la ley eclesiástica sin causa justa y razonable, teniendo en cuenta las circunstancias del caso y la gravedad de la ley de la que se dispensa; de otro modo, la dispensa es ilícita y si no ha sido concedida por el mismo legislador o por su superior, es también inválida. § 2. Cuando hay duda sobre la suficiencia de la causa, la dispensa se concede válida y lícitamente. 91 Quien tiene potestad de dispensar puede ejercerla respecto a sus súbditos, incluso cuando él se encuentra fuera del territorio, y aunque ellos estén ausentes del mismo; y si no se establece expresamente lo contrario, también respecto a los transeúntes que se hallan de hecho en el territorio, y respecto a sí mismo. 92 Se ha de interpretar estrictamente, no sólo la dispensa, a tenor del ⇒ c. 36 § 1, sino también la misma potestad de dispensar concedida para un caso determinado. 93 La dispensa que tiene tracto sucesivo cesa de la misma forma que el privilegio, así como por la cesación cierta y total de la causa motiva. ESQUEMA GENERAL DEL CAPÍTULO V SOBRE LAS DISPENSAS ¿Qué es la dispensa, cuál es su objeto y a quién compete? (c. 85) ¿Cuáles son las leyes de las no que se puede dispensar? (c. 86) Determina las competencias de los ordinarios (cc. 87-88) Competencia de los párrocos (c. 89) Causa justa necesaria en la dispensa (c. 90) Norma sobre el ámbito del ejercicio de la facultad de dispensar, sobre la interpretación y sobre la cesación de la facultad de dispensar (cc. 91-93) Canon 85. La dispensa, o relajación de una ley meramente eclesiástica en un caso particular, puede ser concedida dentro de los límites de su competencia, por quienes tienen potestad ejecutiva, así como por aquellos a los que compete explícita o implícitamente la potestad de dispensar, sea por propio derecho sea por legítima delegación. ¿Qué es la dispensa, cuál es su objeto y a quién compete? (c. 85) 1. ¿QUÉ SON LAS DISPENSAS? 1.1 ¿CUÁLES SON LAS DEFINICIONES ANTERIORES EN LA HISTORIA? • En el Derecho canónico el concepto se fue perfeccionando lentamente: Hasta el siglo IX = cualquier excepción a la ley. Durante siglo IX a XI = se añade, un medio de conciliar disposiciones que parecen contradictorias. Decreto de Graciano s XII = definición muy amplia: “es la relajación de la ley y la causa determinada por la misericordia y por la utilidad de la Iglesia” A partir de los Decretistas después s XII = Inicia la configurarse el término moderno de Dispensa. Suponiendo siempre: Una excepción a la ley general. Con la dificultad de confundirla con otros institutos que buscan flexibilizar el rigor de la ley: la tolerancia y la interpretación benigna de la ley (epiqueya). En el corpus Iuris Canonici (año1503) = No hay ninguna novedad. En el Código Pío-Benedictino (Código/17) = Con pocas variaciones lo regula y lo recoge en los cánones 80-86. Código/83 = Regula expresamente la dispensa en los cánones 85-93 y comienza dando una definición. Atribuida a Ivo de Chartres y recogida en el Decreto de Graciano: “mitigación temporaria del rigor de la ley, según las necesidades de los tiempos o la utilidad de la Iglesia”. Rufino (siglo XII): “la derogación del rigor canónico en un caso concreto”. Actual: relajación de la ley en un caso particular. 1.2 DEFINICIÓN EN EL CÓDIGO DE 1983. “Es la relajación de la ley meramente eclesiástica en un caso particular”. La palabra “dispensar”, del verbo latino “dispensare”, significa dar, conceder, dividir equitativamente. El prefijo “dis” indica distinción, por lo que dispensar es dar o conceder algo sopesando la decisión. (Bunge) Es el instrumento jurídico a través del cual el ordenamiento canónico mitiga el rigor de la norma emanada para la generalidad de los casos, adaptándola a las situaciones concretas, a las exigencias de los casos singulares, quitándole el valor vinculante. (De Paolis) o Su uso debe, por una parte, salir al encuentro de las exigencias concretas; por otra, no debe quitar vigor a la fuerza de la norma general. (D.P). Objetivamente: la dispensa es la situación de inoperancia de una ley en un caso particular. Subjetivamente: es la posición jurídica del dispensado de desvinculación de una ley, que le permite hacer u omitir algo prohibido o exigido por la ley en la mayoría de los casos. La dispensa permite que no opere la fuerza vinculante de la ley, o, lo que es lo mismo, que cesen los efectos de la ley o uno de sus mandatos para un caso particular. Por tanto, la ley queda suspendida exclusivamente respecto de la persona o personas concretas a quienes se otorga la misma dispensa y solo en aspectos concretos de la ley objeto de la misma. La ley continúa estando en vigor y solamente deja de obligar en un caso particular. Éste es el elemento distintivo de la dispensa con respecto a los demás actos administrativos. Por esto se decía que la dispensa era “Vulnus legis”. La relajación de la ley puede consistir en la exención del cumplimiento de cualquiera de los efectos propios de la norma legal, ya sean: o Simplemente obligatorios (como de la dispensa de la obligación de ayunar) o Irritantes (la dispensa de cualquier norma que obligue a seguir una determinada formalidad bajo pena de nulidad del acto) o Inhabilitantes (como sería la dispensa de un impedimento matrimonial. (Prof. Sal.) La dispensa sirve para mitigar, en casos determinados, la dureza de la ley que, dada para los casos generales, no alcanza a contemplar con justicia todos lo casos particulares posibles. En determinadas circunstancias resulta conveniente o necesario quitarle a la ley su fuerza obligante para que no resulte injusta, o impida alcanzar el fin que ella misma se propone, y esto se hace con la dispensa. La ley sirve entonces para la generalidad de los casos, mientras que la dispensa atiende a los casos particulares. NOTA: a veces el Código usa el término “dispensa” con un significado distinto al de este canon 85, ya que no aparece como relajación de la ley para un caso particular sino como: o la disolución de obligaciones (canon 291: la obligación del celibato de los clérigos), o o de votos (canon 692, la dispensa de los votos religiosos, y canon 1194 para otros votos), o o del vínculo matrimonial (canon 1697, para la disolución del matrimonio rato y no consumado). o Cfr. otros cc. 992; 1196; 1202, 4º; 1203. 1.3 ¿Qué no es la Dispensa? ¿Con qué no se debe confundir? ¿En qué se diferencia de otros actos singulares? No es derogación de la ley, ni la abrogación de la misma. La dispensa no deroga la ley, ya que ello corresponde exclusivamente al legislador, que continúa en todo su vigor para la generalidad de los casos. No es una “licencia”. La licencia es un requisito que impone la ley para actuar conforme a ella, mientras que la dispensa faculta para actuar en su contra. No es el privilegio, del cual se diferencia fundamentalmente: o En la estabilidad como característica propia del privilegio (que no se da en la dispensa), que suele concederse para un caso o casos muy concretos, puesto que una relajación generalizada de la ley no parece razonable. o En la autoridad concedente: mientras en el privilegio debe ser el legislador o a quien éste otorgue esa potestad, la dispensa es propia del ejecutivo. o En las causas de cesación: consecuencia de la diferente estabilidad propia de cada figura. No es la epiqueya: porque en ésta la ley no obliga al decaer su razón de ser en un caso singular, debido a circunstancias muy extraordinarias, y no hay intervención de la autoridad (es una interpretación del sujeto interesado). A través de la epiqueya se interpreta la intención del legislador y se llega a la conclusión de que, si hubiera conocido la circunstancia especial en la que uno se encuentra, la hubiera exceptuado de la obligación de la ley. En cambio, en la dispensa de la ley cede su fuerza obligante en un caso particular en virtud de la intervención de un Superior. No es una desvinculación total entre el dispensado y la ley, sino que sólo se ve eximido de su cumplimiento en el caso concreto y a los efectos señalados por el acto de concesión, debiendo cumplir todos los demás mandatos de la ley. De ahí que este canon 85 hable de “relajar”. No es exención de la ley, pues mediante la exención no se está obligado a la observancia de la ley, en cuanto se está en una situación por la cual no se es súbdito de la ley. Por ejemplo, están exceptuadas del ayuno eucarístico, previsto en el canon 919 §1, las personas de edad avanzada o enfermas, y quienes las cuidan (canon 919 §3). No es la excusa de la observancia de la ley, por la cual no se está obligado a ella por la situación particular en que uno se encuentra, en la que la observancia de la ley se volvería demasiado onerosa: en efecto, no se está obligado a obedecer a las leyes por una incomodidad bastante grave (así, por ejemplo, un enfermo hospitalizado no está obligado al precepto festivo, canon 1247); la excusa de la observancia de la ley quita la obligación de la ley sin la intervención del superior: la obligación de la ley cesa objetivamente. No es la facultad. No es el indulto. No es la absolución. 1.4 ¿Cuál es el objeto de la dispensa? Es la ley meramente eclesiástica, expresión en la que deben incluirse la costumbre y los decretos generales. o Se excluyen, por tanto, las normas singulares y aquellas otras obligaciones que surjan no de la ley, sino por la realización de otros actos, como votos o juramentos. o Las demás leyes quedan excluidas de dicho objeto, como la ley divina, porque está fuera de la competencia del legislador eclesiástico. Aunque los cánones no lo han especificado, hay que convenir con Pablo VI, que objeto de la dispensa y, por consiguiente, del contenido de dichas expresiones, son las leyes preceptivas y prohibitivas. Esta potestad sobre la ley permite su adaptación a las necesidades y circunstancias de los lugares y de los tiempos. En caso particular. Ésta es una característica de todos los actos administrativos singulares. Es una nota esencial en la dispensa, es el elemento que define la dispensa que se contrapone a la generalidad o abstracción propia de la ley. Se debe dar en un acto potestativo singular, en un caso determinado, para unas personas determinadas en una causa específica y en una situación concreta. 1.5 ¿A QUIÉN COMPETE? ¿QUIÉN ES EL AUTOR DE LA DISPENSA? El canon 85 atribuye la potestad de dispensar a quien tiene potestad ejecutiva y da las normas de competencia al respecto en los cánones 87-89 y 91.También son competentes aquellos a quienes se les delega dicha facultad. Se trata de una novedad respecto al Código de 1917, que daba la facultad de dispensar a quien detentaba la potestad legislativa, o quien había recibido la delegación. La suspensión de la ley en un caso particular, el comportarse contra la ley solo puede otorgarse mediante un acto potestativo: quien tiene potestad ejecutiva dentro de los límites de su competencia (como lo disponen cánones 35-59). La dispensa, es un acto administrativo singular, habitualmente por escrito, podría darse de viva voz con la dificultad de la prueba c. 59 § 2 y 74. Para su validez debe ser realizado dentro de los límites de la propia competencia. Se trata de competencias vinculadas con el oficio: se trata por tanto de facultades unidas al oficio, y por lo tanto, ordinarias (cf. Canon 131 § 1). No obstante, además de las competencias propias del oficio, puede haber otras concedidas por el propio derecho, que no forman parte del oficio como tal. Ejemplos: o La facultad de dispensar por parte del párroco: se trata de facultades concedidas por el derecho al párroco (cf. canon 89), pero que propiamente no hacen parte del oficio del párroco. o Es posible que otros tengan la facultad de dispensar en virtud de una delegación recibida, según la norma de los cc. 137-138. Si en la distribución de funciones dentro de la potestad de régimen se ha atribuido la potestad de dispensar a la función ejecutiva y no al mismo autor de la ley, el legislador, es porque no es igual dictar normas generales y abstractas para toda una comunidad que resolver el problema concreto a que da lugar una situación personal, lo cual es misión de la función ejecutiva o administrativa, la más cercana a los problemas reales. 2. ¿CUÁLES SON LAS LEYES DE LAS NO QUE SE PUEDE DISPENSAR? Canon 86. “No son dispensables las leyes que determinan los elementos constitutivos esenciales de las instituciones o de los actos jurídicos”. R/: No son dispensables “Las leyes constitutivas”: las que definen los elementos constitutivos esenciales de: los actos o institutos jurídicos, de modo que si falta dicho elemento ya no sería tal instituto o acto jurídico sino otro distinto. Si se permitiese la dispensa de una ley constitutiva se estaría consintiendo el cambio de la propia institución o acto. Institución jurídica: son las formas básicas de la organización jurídica, que están tipificadas por un conjunto de reglas: La Diócesis La parroquia Los institutos de vida consagrada Un oficio eclesiástico La asociación La misma defensa El matrimonio Acto jurídico: cualquier acto externo con el fin de conseguir un resultado jurídico: El decreto administrativo El contrato El voto La sentencia, etc. Ejemplos: No se puede dispensar: o A una ley de la necesidad de su promulgación (canon 7) o o o o o Ni de encomendar una comunidad de fieles a un párroco (c. 515) Ni de un voto en un instituto religioso Ni al matrimonio de la necesidad de emitir el consentimiento Ni a un párroco de tener fieles, ni a esos fieles de tener párroco Ni de la necesidad del paso del tiempo para hablar de prescripción No debemos confundir las leyes constitutivas con las irritantes e inhabilitantes, que no siempre protegen elementos constitutivos, como por ejemplo, la ley que invalida el matrimonio contraído sin forma canónica, no siendo la forma un elemento esencial del matrimonio. NOTA: El legislador universal quiso proteger el ordenamiento canónico con esta norma que, aunque sea obvia resulta muy útil. 3. CUÁLES SON LAS COMPETENCIAS DE LOS ORDINARIOS SOBRE LA DISPENSA, DETERMINADAS POR LOS CC. 87-88? Canon 87 § 1. El Obispo diocesano, siempre que, a su juicio, ello redunde en bien espiritual de los fieles, puede dispensar a éstos de las leyes disciplinares tanto universales como particulares promulgadas para su territorio o para sus súbditos por la autoridad suprema de la Iglesia; pero no de las leyes procesales o penales, ni de aquellas cuya dispensa se reserva especialmente a la Sede Apostólica o a otra autoridad. § 2. Si es difícil recurrir a la Santa Sede y existe además peligro de grave daño en la demora, cualquier Ordinario puede dispensar de tales leyes, aunque la dispensa esté reservada a la Santa Sede, con tal de que se trate de una dispensa que ésta suela conceder en las mismas circunstancias, sin perjuicio de lo prescrito en el ⇒ c. 291. Correspondencia con el CIC/17: Canon 82. Los Obispos y los otros Ordinarios de lugar pueden dispensar de las leyes diocesanas, y de las leyes del Concilio provincial y plenario conforme al canon 291 § 2; pero no de las leyes que especialmente hubiera dado el Romano Pontífice para un territorio particular, sino es a tenor del canon 81. Canon 88 El Ordinario del lugar puede dispensar de las leyes diocesanas, y, cuando considere que es en bien de los fieles, de las leyes promulgadas por el Concilio regional o provincial, o por la Conferencia Episcopal. Fuentes: Código/83, C,.87,1: o Lumen Gentium 27: el Obispo posee toda la potestad Jurídica: propia, ordinaria e inmediata o Christus Dominus 8b: Todos los Obispos diocesanos tienen la facultad de dispensar, en caso particular, de una ley general de la Iglesia o Responder a los Principios 5 y 6 de la reforma del Código (subsidiaridad e igualdad de todos los fieles). Principio fundamental: o La potestad Episcopal ha de ejercitarse en comunión con el colegio episcopal y su cabeza es el Romano Pontífice. Se trata de leyes emanadas por la Santa Sede y que tienen un valor en el ámbito de competencia del Obispo diocesano: ya se trate de leyes universales o de leyes particulares, ya se trate de leyes personales o territoriales. La expresión “Obispo diocesano”, según el canon 87 §1, se refiere a todos aquellos que gobiernan una Iglesia particular durante la sede plena, sede impedida o sede vacante, incluido el Administrador Apostólico ad nutum Sancta Sedis. También tendrán esta potestad los equiparados al Obispo diocesano en Derecho según el canon 368. También son equiparados los Ordinarios militares en virtud de una ley peculiar. Quedan excluidos, en cambio, el resto de Ordinarios —vicarios generales y episcopales y otros como los Superiores mayores de los Institutos religiosos y de las Sociedades de Vida Apostólica clericales de derecho pontificio y el Ordinario de la prelatura personal (cf. Canon 134 y 295 §1)— , quienes no gozan ipso iure de la facultad de dispensar de estas leyes, sino que es necesario que tengan delegación para ello o sean habilitados por el propio Derecho, como sucede en los siguientes cánones: o Canon 1078 §1, que habilita al Ordinario del lugar para dispensar los impedimentos matrimoniales de derecho eclesiástico no reservados. o Canon 1047 § 4, que habilita al Ordinario para dispensar de irregularidades e impedimentos relativos al sacramento del Orden, no reservados. o Canon 14, que habilita a los Ordinarios para dispensar en los casos de duda de hecho en las leyes. Dispensas Reservadas a la Santa Sede: • El celibato sacerdotal (c. 291) • La obligación de asociar al menos 2 obispos consagrantes en la consagración episcopal (c.1014) • Edad requerida para el presbiterado y diaconado, tiempo superior a un año (c. 1031§1). • Irregularidades e impedimentos para recibir Sagradas Órdenes (c. 1047). • Del juramento promisorio, cuando la dispensa redunda en perjuicio de otros que rehúsan condonar la obligación (canon 1203). • Indulto de dejar el Instituto de Derecho Pontificio a un profeso religioso de votos perpetuos, con la consiguiente dispensa de los votos y de todas las obligaciones derivantes de la profesión (canon 691-692). • Los impedimentos matrimoniales de (c. 1078 §2): • Orden • Voto público perpetuo de castidad emitido en un Instituto religioso de derecho Pontificio • Crimen (canon 1090) • Las que el Papa se reserve a sí mismo: del celibato eclesiástico (canon 291) y del matrimonio súper rato (canon 1698 §2). Quedan excluidas de la potestad del Obispo para dispensar: o las leyes constitutivas o las leyes procesales o las leyes penales (tutelan los bienes más preciados de la Iglesia) o Aquellas cuyas dispensas la Santa Sede se haya reservado. ¿Quién es el sujeto pasivo? El sujeto pasivo de esta potestad es el del oficio episcopal: La circunscripción eclesiástica que comprende a todos aquellos que se encuentran en ella, sean vecinos, transeúntes o vagabundos, o sea, todos los que están obligados a observar las leyes en virtud del territorio. Sus súbditos dondequiera que se encuentren, porque se trata de leyes personales. Éstas no afectan a otras personas. Los Ordinarios y la dispensa en el caso urgente o en circunstancias extraordinarias de las leyes disciplinares dadas por la Sede Apostólica (canon 87 § 2). § 2. Si es difícil recurrir a la Santa Sede y existe además peligro de grave daño en la demora, cualquier Ordinario puede dispensar de tales leyes, aunque la dispensa esté reservada a la Santa Sede, con tal de que se trate de una dispensa que ésta suela conceder en las mismas circunstancias, sin perjuicio de lo prescrito en el ⇒ c. 291. En el término Ordinario se incluyen también los Obispos diocesanos y los Ordinarios del lugar. Además, también se incluyen los Superiores mayores de los institutos clericales de derecho pontificio y las sociedades de vida apostólica si son clericales de derecho pontificio (c. 134 §1). Requisitos para que se el supuesto § 2: son tres: 1. Dificultad de recurrir a la Santa Sede: o El canon no indica la causa de la dificultad, si sea la distancia o la falta de tiempo o de medios, o un impedimento de comunicación. o No se habla de un recurso imposible, sino difícil. o Se entiende que existe cuando no se puede utilizar el medio común, que es el correo postal público (por carta). o El teléfono o telégrafo se suponen medios extraordinarios a los que no se está obligado a recurrir por la dificultad de guardar las debidas reservas. o No se está obligado a recurrir al Nuncio, aunque se supiera que tiene la facultad de dispensar en nombre de la Santa Sede. 2. Peligro grave de daño en la demora: o El grave daño debe estar relacionado con la causa de la dispensa y el bien espiritual que ha de producir. o La naturaleza del daño puede ser de cualquier tipo material, espiritual, privado o pública. o No se requiere un daño segur, es suficiente un peligro probable de daño grave. 3. Que se suelan conceder en las mismas circunstancias. o Para determinar este requisito hay que acudir a la praxis de la Curia Romana (jurisprudencia). o Los Ordinarios no pueden ir más allá de la praxis de la Sede Apostólica. o Quedan excluidas las leyes de las que no dispensa, o no puede dispensar, como las de derecho divino natural o positivo. Ejemplo: La ley del celibato sacerdotal (canon 290 §1), que, a tenor del canon 291, queda de exclusiva competencia del Romano Pontífice y, tratándose de presbíteros, ningún Ordinario puede dispensar ni siquiera en peligro de muerte (canon 1079). Jamás se concede la dispensa de consanguinidad en línea recta y de segundo grado colateral (canon 1078 §3). Sujetos pasivos: el canon no dice nada. Pero valen los principios generales: o En el propio territorio, sobre todo los fieles, sean súbditos o no. o Fuera del propio territorio solo sobre los súbditos (cf. C. 136). o Si se trata de Ordinarios sin territorio, como los Superiores mayores religiosos, entonces solo sobre los propios súbditos, pero en todas partes. Dispensa de las leyes diocesanas, del Concilio regional o provincial y de la Conferencia Episcopal (canon 88). El Ordinario del lugar: Son todos los enumerados en el canon 134 § 2 Romano Pontífice Obispo diocesano Quienes rigen una Iglesia particular o una comunidad a ella equiparada c 368: Prelado y abad territorial, vicario, administrador y prefecto apostólico. Vicarios generales y episcopales Los ordinarios del lugar pueden dispensar tanto de las leyes diocesanas como de las leyes dadas por el concilio plenario o provincial, o por la conferencia episcopal. La competencia se extiende a todos los Ordinarios del lugar y, por tanto, también a los vicarios, los cuales, aún no teniendo la potestad legislativa, tienen sin embargo potestad ejecutiva, y la dispensa es un acto de la potestad ejecutiva. Quedan por fuera: Los superiores mayores de institutos clericales de derecho pontificio y de las Sociedades de vida apostólica. Cuando el Ordinario considere que es un bien de los fieles. LÍMITES DE COMPETENCIA: Provienen de la naturaleza de las leyes. Pueden ser: 1. Universales: Promulgadas por: Romano Pontífice Concilio ecuménico Dicasterios de la curia Romana Dispensadas por: Romano Pontífice Dicasterios y por quienes tienen potestad ejecutiva ipso iure: Obispo diocesano (solo El y sus equiparados c. 381 § 2) y por delegación 2. Particulares y especiales: Promulgadas por: Obispo Diocesano Otros legisladores particulares Dispensadas por: Obispo diocesano en la propia diócesis Personas que compete por derecho o delegación y por su superior Jerárquico, el Romano Pontífice 3. Pontificias o de otra autoridad Dispensadas por: El autor de la ley Al superior Jerárquico A los delegados a iure (titulares potestad ejecutiva) CANON 89: “El párroco y los demás presbíteros o los diáconos no pueden dispensar de la ley universal y particular a no ser que esta potestad les haya sido concedida expresamente”. En principio, el párroco, otros presbíteros y diáconos no pueden dispensar, porque no tienen potestad para hacerlo (El c. 83 del Código/17 solo nombra al párroco). La razón por la que el legislador hace esta alusión es por los posibles casos urgentes al momento de la administración de los sacramentos. Los presbíteros y los diáconos no son, por su sola ordenación, titulares de potestad ejecutiva; la tendrán en la medida en que esta potestad corresponde al oficio que se les asigna. Tampoco los párrocos ejercen propiamente, en virtud de su oficio, potestad ejecutiva; por esta razón no tienen facultad de dispensar de leyes, ya sean universales o particulares, dadas por la Santa Sede o por un legislador inferior dentro de la jerarquía legislativa, salvo que se les conceda expresamente tal facultad (canon 89). No se excluye la posibilidad de que se les conceda expresamente la potestad de dispensar concedida para un caso determinado (canon 89). La concesión puede ser hecha por el derecho o por la autoridad por delegación: o Por el derecho (ab iure) todos los presbíteros (no solamente el párroco) y los diáconos reciben la facultad y, por consiguiente, pueden dispensar de la forma canónica del matrimonio, de los impedimentos de derecho eclesiástico, públicos y ocultos, excepto el proveniente del orden sagrado, en peligro de muerte (canon 1079 § 2), siempre y cuando sea imposible acudir al Ordinario del lugar. o En caso de emergencia: canon 1080: “1080 § 1. Siempre que el impedimento se descubra cuando ya está todo preparado para las nupcias, y el matrimonio no pueda retrasarse sin peligro de daño grave hasta que se obtenga la dispensa de la autoridad competente, gozan de la potestad de dispensar de todos los impedimentos, exceptuados los que se enumeran en el c. 1078 § 2, 1, el Ordinario del lugar y, siempre que el caso sea oculto, todos los que se mencionan en el c. 1079 § § 2 y 3, observando las condiciones que allí se prescriben”. Cfr. canon 1079: “1079 § 1. En peligro de muerte, el Ordinario del lugar puede dispensar a sus propios súbditos, cualquiera que sea el lugar donde residen, y a todos los que de hecho moran en su territorio, tanto de la forma que debe observarse en la celebración del matrimonio como de todos y cada uno de los impedimentos de derecho eclesiástico, ya sean públicos ya ocultos excepto el impedimento surgido del orden sagrado del presbiterado. § 2. En las mismas circunstancias de las que se trata en el § 1, pero sólo para los casos en que ni siquiera sea posible acudir al Ordinario del lugar, tienen la misma facultad de dispensar el párroco, el ministro sagrado debidamente delegado y el sacerdote o diácono que asisten al matrimonio de que trata el c. 1116 § 3. En peligro de muerte, el confesor goza de la potestad de dispensar en el fuero interno de los impedimentos ocultos, tanto en la confesión sacramental como fuera de ella. § 4. En el caso del que se trata en el § 2, se considera que no es posible acudir al Ordinario del lugar si sólo puede hacerse por telégrafo o teléfono”. o Convalidación del matrimonio: Canon 1080 § 2: “Esta potestad vale también para convalidar un matrimonio, si existe el mismo peligro en la demora y no hay tiempo para recurrir a la Sede Apostólica, o al Ordinario del lugar cuando se trate de impedimentos de los que puede dispensar”. o Sobre los tiempos sagrados: Los párrocos, los Superiores de los Institutos religiosos y de las Sociedades de Vida Apostólica clericales de derecho pontificio pueden dispensar de la obligación de observar el día festivo o de penitencia en conformidad con las disposiciones del Obispo diocesano (canon 1245: “Quedando a salvo el derecho de los Obispos diocesanos contenido en el c. 87, con causa justa y según las prescripciones del Obispo diocesano, el párroco puede conceder, en casos particulares, dispensa de la obligación de guardar un día de fiesta o de penitencia, o conmutarla por otras obras piadosas; y lo mismo puede hacer el Superior de un instituto religioso o de una sociedad de vida apostólica, si son clericales de derecho pontificio, respecto a sus propios súbditos y a otros que viven día y noche en la casa”). Por lo tanto, podrán dispensar en casos particulares del precepto de participar en la Misa los domingos y demás días de precepto así como la obligación de abstenerse de trabajos y actividades que impidan dar culto a Dios, gozar de la alegría propia del Señor o disfrutar del debido descanso de la mente y del cuerpo (canon 1247: “El domingo y las demás fiestas de precepto los fieles tienen obligación de participar en la Misa; y se abstendrán además de aquellos trabajos y actividades que impidan dar culto a Dios, gozar de la alegría propia del día del Señor, o disfrutar del debido descanso de la mente y del cuerpo”). Esta facultad fue negada a los laicos. o Tienen además la facultad de dispensar del voto privado, a tenor del canon 1196 § 1: Además del Romano Pontífice, pueden dispensar, con justa causa, de los votos privados, con tal de que la dispensa no lesione un derecho adquirido por otros: 1) el Ordinario del lugar y el párroco, respecto a todos sus súbditos y también a los transeúntes; 2 el Superior de un instituto religioso o de una sociedad de vida apostólica, siempre que sean clericales y de derecho pontificio, por lo que se refiere a los miembros, novicios y personas que viven día y noche en una casa del instituto o de la sociedad; 3) aquellos a quienes la Sede Apostólica o el Ordinario del lugar hubiesen delegado la potestad de dispensar. o Sobre los juramentos: 1203 “Quienes tienen potestad para suspender, dispensar o conmutar un voto, gozan de la misma potestad y por igual razón respecto al juramento promisorio; pero si la dispensa del juramento redunda en perjuicio de otros que rehúsan condonar la obligación, sólo la Sede Apostólica puede dispensar de ese juramento”. o Los párrocos también podrán dispensar del ayuno y de la abstinencia en casos particulares (cánones 1250-1251). o Por delegación: cuando la autoridad lo considera oportuno. En virtud de la equiparación al párroco, tienen esta facultad: o El cuasipárroco (canon 516) o El sacerdote encargado (canon 517 § 2) o El administrador parroquial (canon 540§ 1) o El capellán militar (Const Ap Spirituali Militum Curae: La asistencia espiritual de los militares VII) o Superior de Instituto Religioso o de una sociedad de vida apostólica clericales de derecho pontificio, respecto a sus propios súbditos (canon 1245.) Canon 90: NECESIDAD DE CAUSA JUSTA Y RAZONABLE: § 1 . “No se dispense de la ley eclesiástica sin causa justa y razonable, teniendo en cuenta las circunstancias del caso y la gravedad de la ley de la que se dispensa; de otro modo, la dispensa es ilícita y si no ha sido concedida por el mismo legislador o por su superior, es también inválida”. § 2. Cuando hay duda sobre la suficiencia de la causa, la dispensa se concede válida y lícitamente. Como todos los rescriptos, también las dispensas deben apoyarse en causas motivas (Cf. Canon 63). Para separarse de la ley es necesario que exista un motivo por el cual resulte razonable en el caso concreto la relajación de la norma. Para que se pueda dar la dispensa se requiere siempre que la causa sea: Necesaria, porque debe haber una motivación que la justifique. Suficiente, esto se requiere tanto para su validez como para su licitud. Compete a la autoridad juzgar la suficiencia de la causa y no al solicitante. Causa justa: debe buscar siempre el bien de los fieles en cuyo beneficio se concede (no puede perjudicar nunca el bien de las almas, no puede ser contraria al interés común). La causa es justa si no lesiona bienes jurídicos de la comunidad eclesial o de los particulares. Razonable: debe haber armonía entre la razón de la dispensa y la racionalidad propia de la ley, una proporcionalidad entre las circunstancias del caso y la gravedad de la ley Objetiva y verdadera (canon 63 §3. Intrínseca Para que se justifique, por lo tanto, la dispensa de la ley, cuyo fin es la salus animarum, es coherente que se requiera comprobar que en un caso particular ese mismo fin requiere la relajación de la obligatoriedad de la ley a través de la dispensa. Esto se hace a través de la constatación de la causa justa y razonable. Criterios para valorar la suficiencia y la necesidad de la causa: o “Teniendo en cuenta las circunstancias del caso”: La autoridad tiene al obligación de conocer y valorar las circunstancias del caso concreto. Esta inclusión es como la causa extrínseca o circunstancial y demuestra que no puede ser igual para todos. o “Gravedad de la ley”: Hay que considerar la ley de la que se dispensa. “De otro modo, la dispensa es ilícita”: o La dispensa concedida por el autor de la ley, o por el superior jerárquico, sin una causa justa y razonable es siempre válida, pero ilícita. La actuación de la autoridad sería aquí ilícita, es decir, contraria a las normas. Dispensa ilícita e inválida: o Si la dispensa es concedida “sin causa justa y razonable” por una autoridad inferior al autor de la ley de la que se dispensa, esta es, además de ilícita, inválida. En este caso, la dispensa no existe. Esto puede lugar a una doble situación por parte del destinatario: Si tiene la certidumbre del hecho, o sea que es nula, entonces no la puede usar. Si no tienen conocimiento del hecho, en cambio, puede usarla siempre que no acarre daños a terceros. Pero en estos casos se sigue el principio de la presunción de la validez de los actos jurídicos puestos en sus elementos externos (canon 124 § 2). o El obispo diocesano es inferior al autor en relación con la norma pontificia; y el Vicario general es inferior respecto a su Obispo diocesano acerca de las leyes diocesanas. 2. En caso de duda sobre la causa: c. 90 § 2 “Cuando hay duda sobre la suficiencia de la causa, la dispensa se concede válida y lícitamente”. • • • Duda sobre la proporcionalidad o suficiencia de la causa, no sobre su existencia. En esta situación, la concesión de la dispensa, concedida tanto por el legislador como por otra autoridad inferior, es siempre válida y lícita. Es una norma que tiende a dar seguridad en el mundo jurídico. SUJETO ACTIVO Y PASIVO DE LA DISPENSA: ¿A QUIÉN SE PUEDE DISPENSAR? Canon 91. Quien tiene potestad de dispensar puede ejercerla respecto a sus súbditos, incluso cuando él se encuentra fuera del territorio, y aunque ellos estén ausentes del mismo; y si no se establece expresamente lo contrario, también respecto a los transeúntes que se hallan de hecho en el territorio, y respecto a sí mismo. La concesión de la dispensa es un acto de jurisdicción y está sometido a las reglas generales de competencia El sujeto de la dispensa viene determinado por el canon 136, que establece que la potestad ejecutiva puede ejercerse: Sobre Propios súbditos y ausentes del territorio Sobre los peregrinos o transeúntes (canon 100) Los destinatarios o sujetos pasivos de la dispensa son: Los propios súbditos de la autoridad. o La sumisión proviene del domicilio o cuasidomicilio. Según el canon 107 §1-2 son los que pertenecen a una jurisdicción personal (Si el Ordinario es personal) y los que tienen domicilio o cuasi domicilio, o son vagos (en el caso de un Ordinario local), ya se encuentren en el territorio o fuera de él. o La dispensa alcanza a los súbditos también cuando están fuera del territorio; situación que no interrumpe la relación de sumisión, pues permanece sometido a la autoridad. Determinadas disposiciones de carácter personal del Ordinario propio incumben a los súbditos dondequiera que se encuentren (Cfr. cc. 886 § 1 y 887). o Los Superiores mayores de los Institutos religiosos y de las Sociedades de vida apostólica de derecho pontificio ejercen su potestad de dispensar a los propios súbditos, incluios los novicios, y a quienes viven día y noche en una casa del Instituto (cánn. 1196, 2º; 1245). Los peregrinos o transeúntes (por encontrarse en el territorio): o Los transeúntes, los vagabundos, que se encuentran en el territorio cuando se concede la dispensa, son sujetos pasivos de la misma (canon 136). En este caso la dispensa tiene un carácter territorial, porque los alcanza en virtud del territorio, pero no en razón del principio de condición de súbdito. El criterio es práctico. Los vagos son súbditos a efecto de cumplimiento de la ley, de la autoridad del lugar donde se encuentren. Hay que tener en cuenta que, según el canon 13, al transeúnte no le obligan las leyes del lugar en el que se encuentran como tal transeúnte, por lo que no tiene sentido hablar de dispensa respecto de ésta. Las únicas leyes locales que le obligan son las que afectan al orden público, a las formalidades de los actos o las referentes a los inmuebles, que sí podróan ser objeto de dispensa; pero, si tenemos en cuenta que son leyes que han de cumplirse por todo aquel que esté de hecho en el territorio porque su trangresión causaría daño en el mismo, sería difícil encontrar una casua justa y razonable para su dispensa. El propio superior que se dispensa a sí mismo. o Esta facultad no está limitada territorialmente; la puede ejercer también cuando está ausente del propio territorio. o La autoridad, sin embargo, no puede dispensar de las leyes procesales, porque ninguno puede ser juez y parte al mismo tiempo. INTERPRETACIÓN ESTRICTA DE LA DISPENSA: CANON 92: “Se ha de interpretar estrictamente, no sólo la dispensa, a tenor del ⇒ c. 36 § 1, sino también la misma potestad de dispensar concedida para un caso determinado”. La dispensa y la potestad de dispensar han de interpretarse estrictamente a tenor de los cánones: 1. 36 § 1: según el significado propio de las palabras y el modo común de hablar. 2. 138, solamente la potestad ejecutiva delegada para un caso concreto debe interpretarse estrictamente. Ésta se distingue de la potestad de dispensar ad universitatem casuum y quien la tiene es mero ejecutor de la voluntad de quien concede la facultad. Cuando hay duda sobre el alcance de la dispensa, la interpretación debe hacerse de modo estricto. No admite otra interpretación, ni restrictiva ni extensiva. Para que se pueda interpretar en sentido amplio, debería ser indicada expresamente por la norma. Las otras especies de potestad ejecutiva tanto la ordinaria, propia o vicaria, como la delegada ad universitatem casuum (para la generalidad de los casos) se han de interpretar en sentido amplio. Se trata de favorecer, en caso de duda, la observancia de la ley general sobre la excepción que es la dispensa. Las otras especies de potestades: Ordinaria Propia Vicaria La delegada para todos los casos CANON 93: CESACIÓN. 93 La dispensa que tiene tracto sucesivo cesa de la misma forma que el privilegio, así como por la cesación cierta y total de la causa motiva. Dispensa de tracto sucesivo: Es aquella que, en virtud de la desvinculación de una ley, permite realizar más de un acto contrario a la ley dispensada; es decir, que se compone de diversos actos sucesivos que se siguen en el tiempo. En este caso, la dispensa no se agota al realizar un solo acto, sino que autoriza a realizar varios similares, contrarios a la ley de la que se había dispensado. o Ejemplos: Dispensa en cuaresma de la abstinencia de la carne se extiende a todos los viernes de la misma. El caso de alguien que ha sido dispensado del precepto de oír Misa entera todos los domingos y fiestas de precepto para cinco veces a lo largo del año en curso, o por un mes. Dispensa simple o única: La que se otorga para la realización de un solo acto jurídico. o Ejemplo: Dispensa de impedimento de ordenación sacerdotal. Dispensa de un impedimento matrimonial. Una vez realizado el matrimonio se agota la dispensa, que fue otorgada solo para ese caso. o Para esta dispensa, el modo de cesación es el propio de los actos administrativos singulares, establecido por los cánones 46-47, y que haya sido concedida por escrito, también según las disposiciones del canon 73. Cesación: Cesa de la misma manera que el privilegio: 1. Caso de muerte del interesado o beneficiario (c. 78 § 2). 2. Por renuncia del beneficiario aceptada por la autoridad competente (c.80 § 1). 3. Por revocación de la autoridad competente por causa justa (c.79, 47 y 81). 4. Cesa con la desaparición cierta y total de la causa motiva, de la que debe haber certeza. Si falta la causa, no hay concesiñon de dispensa. 5. Cuando se cumple el tiempo para el que fue dada o se ha usado el número de caso previsto en la concesión (canon 83 §1). 6. Cuando de tal modo han cambiado las circunstancias que a juicio de la autoridad la dispensa provoca daños o su uso se hace ilícito (c. 83 §2). 7. Por cesación de la potestad de quien la concedió si lo hizo con la cláusula “ad beneplacitum nostrum” (a nuestro beneplácito) u otra equivalente (canon 81). 8. Por prescripción, si se trata de una dispensa que resulta onerosa para todos, ha caído en desuso, o se hace un uso contrario a ella (canon 82). 9. Por privación de la autoridad (canon 84). 10. Por cesación cierta y total de la causa motiva de la concesión (canon 93). La cesación parcial de la causa motiva no lleva consigo la cesación de la dispensa. La cesación no requiere de por sí una declaración explícita de la autoridad. BIBLIOGRAFÍA Angel Marzoa, Jorge Miras, Rafael Rodríguez, O Caña (dirs.), Comentario Exegético al Código de Derecho Canónico, EUNSA (Ed. Universidad de Navarra, s.a.), Pamplona 1996, Vol. 1. Carlos Corral Salvador, José María Urteaga Embi, Diccionario de Derecho Canónico, l, editorial Tecnos (Grupo Anaya S.A) Madrid 2000. Julio García Martín, Normas Generales del Código de Derecho Canónico, Edicep, Valencia España 2010. Ghirlanda, G, El Derecho En La Iglesia. Misterio De Comunión. Compendio De Derecho Eclesial, Ediciones Paulinas, Madrid, 1992. Código de Derecho Canónico, (1983). Edición bilingüe Preparada y anotada por el Instituto Martín de Azpilcueta, EUNSA, Pamplona 2001. Código de Derecho Canónico, (1917). legislación complementaria. Texto Latino y Versión Castellana. BAC, Madrid 1962