Subido por Anaid Baena

ANALISIS DE VINCULACIÓN DE CASOS (1)

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ANALISIS DE VINCULACIÓN DE CASOS
Hazelwood y Warren destacan una serie de factores que pueden afectar a la
conducta de la escena del crimen y, por consiguiente, lo que el perfilador va a
ver cuándo realice su trabajo (cuadro 2). Ejemplo de análisis de vinculación
Gerard Labuschagne, perfilador de la policía de Sudáfrica y profesor de la
Universidad, nos presenta el siguiente ejemplo real de análisis de vinculación.
EL PRIMER INCIDENTE A las 6 de la tarde del sábado 14 de febrero de 2004, en
verano, una joven pareja negra caminaba por un parque que rodea la ciudad
de Newcastle. Bebieron y se dispusieron a hacer el amor. Estaban en ello,
cuando de pronto un sujeto se abalanzó sobre el chico, golpeándolo
fuertemente en la cabeza con una piedra y haciéndolo a un lado. Después de
abofetear a la chica, golpeó por segunda vez a su pareja con la roca y se llevó
a la mujer. Como ésta se puso a gritar, el agresor sacó un cuchillo y amenazó
con matarla si continuaba gritando. A continuación, la llevó a una zanja, a unos
diez metros de donde se produjo el ataque, y la violó una sola vez. Al acabar le
dijo que se vistiera y que se fuera. El hombre murió en la misma escena donde
fue golpeado. La piedra homicida estaba a un metro del cadáver. Estaba
vestido, pero tenía los pantalones bajados. El agresor no robó nada a ninguna
de las víctimas.
Influencias que pueden afectar el análisis en la escena del crimen
Un analista de la escena del crimen tenderá a identificar más conductas de
modus operandi que conductas expresivas (rituales / fantasías). Todos los
aspectos expresivos no tienen que aparecer necesariamente en todas y cada
una de las escenas del crimen. Algunos aspectos expresivos pueden pasar
inadvertidos al perfilador y por ello ser atribuidos erróneamente al modus
operandi. Sólo después, cuando se tiene la oportunidad de entrevistar al
delincuente, es posible corregir ese error. Algunas conductas pueden servir
tanto al modus operandi como a la conducta expresiva: así, un violador que
ata a su víctima puede controlarla más fácilmente y escapar mejor de la escena
del crimen, pero también el hecho de atarla será una expresión ritual si
satisface un deseo sexual (bondage). Algunas conductas de ritual o fantasías
pueden ser tan sutiles que sólo las conozca realmente el delincuente. Un
delincuente que sea muy impulsivo puede que no acabe de concretar un
modus operandi claro o definido, y quizás no presente elementos de rituales
o fantasías. FUENTE: De Hazelwood y Warren, 2003.
EL SEGUNDO INCIDENTE El 27 de octubre de 2004, sobre las 11 de la noche,
en verano, en el mismo parque del incidente anterior, una joven pareja negra
decidió hacer el amor. El chico, conductor de un taxi, lo dejó aparcado en un
espacio abierto, y ambos decidieron amarse sobre un mantel blanco, cerca del
taxi. En eso estaban cuando un hombre surgió de improviso y, dirigiéndose
contra el varón, le golpeó la cabeza con una piedra, matándolo. El agresor le
dijo a la mujer que no se vistiera y, armado con un cuchillo, la llevó a un lugar
cerca del río, a unos treinta metros de la escena del ataque, donde la violó una
vez. Cuando hubo terminado la llevó hasta donde estaba el taxi y, tras recoger
la llave de uno de los bolsillos del difunto, abrió el auto y cogió dos teléfonos
móviles. La chica le dijo que necesitaba algo de dinero, que no se llevara su
bolso sin dejarle nada, pero él se limitó a pegar fuego al vehículo y marcharse.
La policía halló el arma homicida (la piedra) a un metro del cuerpo del cadáver.
Sus pantalones estaban a la altura de los tobillos. No había otras heridas en el
cadáver.
EL TERCER INCIDENTE En la madrugada del 26 de noviembre de 2004, cerca de
la escena anterior, se halló el cuerpo de un varón negro en un sendero, ya
cadáver. Un paseante lo descubrió al hacer su caminata diaria. Sólo llevaba
ropa interior y una camiseta. Uno de sus zapatos estaba aproximadamente a
metro y medio del cuerpo. Los pantalones y el otro zapato no se hallaban en
la escena. Sí se encontró, en cambio, una piedra ensangrentada a un metro del
cadáver. No hubo posteriores denuncias de violación por parte de mujer
alguna.
EL CUARTO INCIDENTE El 7 de enero de 2005, a las 9 de la noche, un varón de
origen hindú abandonó la casa de sus parientes portando una bolsa de
deportes que contenía objetos personales. Se dirigía al mismo parque de los
incidentes anteriores. En la madrugada del día siguiente fue hallado
inconsciente, con un fuerte traumatismo en la cabeza producido por una
piedra que se encontraba a unos ocho metros. Estaba vestido, a excepción de
sus zapatos. Uno de los zapatos estaba cerca del cuerpo. La escena
correspondiente a este suceso estaba próxima a la del segundo incidente, y
aproximadamente situada entre los lugares correspondientes al primer y
segundo incidentes. Junto a la víctima se halló también un rollo de dinero. La
bolsa de deportes había desaparecido. Murió dos días después, sin recobrar la
conciencia. Ninguna mujer denunció posteriormente haber sido asaltada.
LA EVIDENCIA OBTENIDA POR EL ESTADO
Las pruebas de la policía eran muy sólidas en los dos primeros incidentes. Las
dos víctimas de violación identificaron sin dudar al asaltante, que no había
protegido su rostro con una máscara, pañuelo u objeto similar.
Desafortunadamente, no se disponía de muestras de ADN. También se
contaba con el testimonio de una persona a la que el acusado había hecho la
confidencia de que había matado a gente en el parque donde efectivamente
ocurrieron los hechos. Alertada, la policía arrestó al autor de esa confidencia.
Durante el interrogatorio policial el acusado confesó esas dos muertes, pero
se negó a confirmar su declaración ante el juez. Con respecto a los incidentes
tercero y cuarto, la evidencia física disponible para vincular a este sujeto con
ellos era nula, y tampoco había testigos. Sin embargo, el fiscal decidió acusarle
también de tales crímenes, apoyándose en el principio de «similar fact
evidence» (evidencia de hechos semejantes). Con anterioridad a tomar esa
decisión, la fiscalía había contactado con el perfilador Gerard N. Labuschagne,
del Centro de Psicología Legal, en la Free State University, solicitándole su
opinión y, posteriormente, un perfil que pudiera vincular los cuatro incidentes.
EL ANÁLISIS DE VINCULACIÓN
Labuschagne se entrevistó con el investigador policial del caso, miembro de la
Unidad del Crimen Grave y Violento de la policía sudafricana, y después de
realizar el perfil recomendó al fiscal que procediera a la acusación por los
cuatro incidentes. Su método de trabajo implicó tomar en consideración las
siguientes informaciones: Consultas con el policía investigador de los
incidentes. Visitas a las escenas de los crímenes. Trazado de las escenas en un
GPS manual. Transparencia superpuesta de las lecturas de las escenas del
crimen mediante GPS en una fotografía tomada desde una considerable
elevación sobre el área. Examen de los informes de la policía, que incluyeron:
Fotografías de las escenas del crimen. Fotografías de las autopsias.
Declaraciones juradas tomadas por la policía. Informe de las autopsias.
Entrevista de la víctima de violación del primer incidente. Revisión de la
investigación existente sobre asesinos en serie. Revisión sobre la investigación
acerca del análisis de vinculación y de la firma. El autor entrevistó al
sospechoso, pero no empleó sus resultados para el análisis de vinculación por
dos razones: a) el sospechoso negó las acusaciones, y b) el propósito de
Labuschagne no era determinar si el inculpado era el asesino, sino sólo si las
cuatro escenas del crimen estaban vinculadas, es decir, si eran obra del mismo
agresor.
EL INFORME
El informe que preparó el autor fue estructurado bajo los siguientes apartados:
Propósito del informe. Fuentes de información. Términos (palabras)
fundamentales. Análisis de la relación entre los crímenes. Conclusión. Dicho
informe se basó en los siguientes puntos:
Modo en que fueron cometidos los crímenes
Instrumentos empleados: Un arma llevada a la escena del crimen (el cuchillo
con el que amedrentó a las mujeres) y el uso de un arma de oportunidad (la
piedra). En los primeros dos incidentes, el delincuente muestra un arma (un
cuchillo) a las mujeres, aunque mata al hombre con un arma de oportunidad,
es decir, que estaba a su alcance en el lugar de los hechos (la piedra). En los
cuatro incidentes el agresor usó un arma de oportunidad (la piedra) para matar
a los hombres. En todos los casos la piedra se halló cerca de los cadáveres.
Causa de la muerte: Traumatismo letal en la cabeza en todos los casos. La
investigación sobre asesinos en serie señala que éstos tienen preferencia por
emplear un mismo método (aunque ya sabemos que sobre este punto en
ocasiones hay variaciones significativas). Método de obtención de las víctimas:
Ataque súbito o relámpago. Los asesinos en serie suelen ser fieles a un método
de acceder a sus víctimas. En este ejemplo en particular, el agresor sorprende
a sus víctimas y efectúa un ataque súbito. Los cuatro fallecidos no tienen
ninguna oportunidad: mueren de un golpe brutal e inesperado. Las autopsias
post mórtem señalan la ausencia de otras heridas en cualquiera de los
miembros de los cadáveres, lo que revela la ausencia de lucha por parte de los
hombres.
Aspecto sexual: En los primeros dos incidentes las dos primeras mujeres
fueron atacadas sexualmente. El hombre del tercer incidente no llevaba los
pantalones. Firma del delincuente: El autor emplea el concepto de firma
desarrollado por Roy Hazelwood, es decir, definida como la combinación única
de hechos y conductas exhibidas por el delincuente. Bajo esta definición,
Labuschagne señala los siguientes dos elementos como la firma del
delincuente: Un ataque súbito mortal con una piedra a hombres adultos, y La
ausencia de robo de dinero o de ítems de valor de las víctimas.
Circunstancias de los crímenes
Tiempo, lugar y victimología: Momento de los crímenes: El agresor ataca
siempre por la noche. Patrón geográfico: Los cuatro incidentes ocurren en
lugares muy próximos unos de otros. La distancia entre el lugar del primer
incidente y del tercero (las dos escenas del crimen más alejadas) es de mil
doscientos metros. La distancia entre el segundo incidente y el cuarto es de
cincuenta metros. Victimología: El agresor selecciona dos tipos de víctimas.
Sus víctimas de violación son mujeres negras adultas, mientras que sus
víctimas varones son tres hombres negros y uno de etnia hindú. Los asesinos
en serie —reflexiona Labuschagne— tienden a ser consistentes con su
victimología. El 40% de los asesinos en serie en Sudáfrica tienen víctimas de
etnia variada, y el 34% víctimas de ambos sexos (según archivos del propio
Labuschagne). El tribunal halló culpable al acusado. En la sentencia se hizo eco
del informe del autor, aclarando que, en opinión del tribunal, los cuatro
incidentes se habían realizado de un modo tan parecido que el acusado tenía
que ser el responsable de los mismos.
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